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ANÁLISIS DEL EDIFICIO “PALACIO ARZOBISPAL DE QUITO”

El Palacio Arzobispal es un edificio de carácter palaciego erigido en el Centro Histórico


de la ciudad de Quito DM. Ubicado en la esquina oriental de las calles Chile y
Venezuela, es uno de los cuatro edificios que flanquean la Plaza de la Independencia
por su lado norte. Es la sede de la Arquidiócesis Metropolitana de Quito y residencia
oficial del Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador.

La construcción original se modificó en 1775 con la llegada del arquitecto español


Antonio García, que colaboró también en la construcción del Palacio de Carondelet, y
fue quien introdujo las características formas neoclásicas europeas con resaltos laterales
de remates triangulares, con sobre-relieves de las armas del Vaticano en la izquierda y
el Arzobispado de Quito en la derecha.

Las modificaciones de García subsistieron hasta el siglo XX, donde se ejecutó una
restauración que alteró los elementos originales, en especial al interior del Palacio. Esta
segunda modificación se realizó en 1978, pues el Arzobispo consideraba que el edificio
se había vuelto peligroso debido a la antigüedad de los materiales con los que había sido
construido, pero solo se trató de un reforzamiento de la estructura y adecuaciones
eléctricas y sanitarias.
En la parte baja destaca un portal de arquería cubierto que sirve de espacio de
comunicación entre el palacio y la plaza, además de como un corredor exterior y
cubierto con las otras edificaciones vecinas por el occidente. Se accede por un zaguán
hasta un gran patio de piedra, con una fuente de piedra tallada en el centro. Cuatro
crujías de dos pisos rodean el patio, ubicándose la grada y la Capilla Arzobispal (de
acceso restringido) en el lado occidental.

El palacio está emplazado en un terreno esquinero cuyo frente principal se encuentra al


sur, con vista hacia la Plaza Grande, mientras que el resto de la edificación se desarrolla
en torno a dos patios ubicados hacia el norte, salvando el declive de la calle Venezuela.

En el exterior presenta formas neoclásicas, expresadas particularmente en la columnata


del balcón de la planta alta, sobre el portal que remata en entablamento.
En los extremos existen dos cuerpos macizos con ventanas ortogonales en la planta alta
y arco hacia el portal en la planta baja, que se rematan con dos coronamientos
triangulares que exhiben alegorías de Jesucristo como el cordero de Dios. Entre estos
resaltos se dispuso una galería exterior a modo de balcón cubierto o logia, con
columnata doble de fustes cilíndricos estriados y capiteles jónicos.

En la parte baja de la fachada destaca un portal con arquería, que sirve de espacio de
comunicación entre el palacio y la plaza, además de como un corredor exterior y
cubierto con las otras edificaciones vecinas por el occidente. Se accede por un zaguán
hasta un gran patio de piedra, con una fuente y una cruz talladas también de piedra, la
primera en el centro y la segunda en una esquina. Árboles de naranjo en las otras tres
esquinas completan el panorama del patio principal.
Las dependencias de la Curia y los salones de gala se desenvuelven en torno a éste patio
principal, rodeado por cuatro crujías de dos pisos con la Escalera de Honor en el lado
occidental. El Despacho del Arzobispo también se encuentra en la crujía occidental,
pero ubicado al centro de la misma y en el segundo piso, seguido por la Antecapilla y la
Capilla.

El segundo patio, al norte del conjunto y que corresponde a la casa pequeña que en 1606
obtuvo de su madre Rodrigo Núñez de Bonilla y Riaño, constituye hoy un espacio
cultural del Centro Comercial Pasaje Arzobispal, que está unido al Palacio de la Curia
por un corredor, pero separado del Arzobispal por pesadas puertas y gruesas paredes.
Sin embargo, el segundo piso sí forma parte del Palacio Arzobispal, al que está unido
por la crujía norte del patio principal.

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