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CORRECCIÓN DEL ESCRITO DE “EL FANTASMA DE CANTERVILLE”.

PROPUESTA 1:
El cuento “El fantasma de Canterville” es una parodia a los cuentos de terror. ¿Por qué?
Porque el mismo es una imitación burlesca de un cuento de terror tradicional, donde una familia
se va a vivir a una casa asombrada por un fantasma. Dicha imitación es burlesca porque el
fantasma no consigue asustar a la familia Otis, a tal punto que la misma llega a asustarlo a
través de la creación de otro fantasma “el fantasma Otis”, llegándose a ridiculizar el rol del
mismo.
Oscar Wilde fue un escritor irlandés (1854- 1900) que vivió en el período de la
Revolución Industrial, que abarca los mediados del siglo XVIII y los comienzos del siglo XIX.
En 1871 estudió en el Trinity Collage de Dublín, donde descubrió su fascinación por la
literatura clásica.
En 1874 estudia en Oxford y allí es donde elabora su teoría estética, debido a la
influencia de dos profesores: Jhon Ruskin y Walter Pater. Ambos profesores estaban en contra
de la realidad imperante, del capitalismo y el comercialismo del mundo industrializado.
Jhon Ruskin, atacaba el utilitarismo, la fealdad de la Inglaterra industrializada y los
valores del comercialismo.
Walter Pater, exaltaba el individualismo y consideraba que la belleza y el arte debían
resaltarse al margen de cualquier consideración moral.
Bajo estas influencias, Wilde elabora su propia teoría estética basada en el rechazo a la
limitación de la libertad de expresión, ya sea en el terreno artístico o ideológico y en la defensa
del individualismo con el objetivo de lograr el desarrollo pleno de la persona.
El cuento “El fantasma de Canterville” de Oscar Wilde, posee siete capítulos: el capítulo
I funciona como introducción del cuento. Los capítulos II, III y IV funcionan como nudo del
mismo donde tenemos los intentos fallidos del fantasma y los capítulos V, VI y VII son los que
plantean la resolución del conflicto (muerte del fantasma de Canterville) dándonos el desenlace
Este cuento posee varias temáticas: el materialismo norteamericaricano y el amor como fuerza
salvadora de la humanidad.
El materialismo norteamericano está presente en la mayor parte del relato, desde el
comienzo del mismo y el mayor representante del mismo es el señor Otis.
En el capítulo I el señor Otis se muestra como una persona escéptica ante la creencia
de los fantasmas y se mofa de la aristocracia británica por creer en los fantasmas estando en
pleno siglo XX, siendo las mismas creencias del siglo XVI: “- Milord- contestó el diplomático-,
por el mismo precio me quedo con el mobiliario y con el fantasma. Vengo de un país moderno,
donde hay todo lo que el dinero puede comprar. Con una juventud bulliciosa como la nuestra,
que se gasta el dinero a manos llenas en el Viejo Continente y se lleva sus mejores actores y
cantantes de ópera, estoy seguro de que, si en Europa existiera algo parecido a un fantasma,
pronto lo exhibiríamos en alguno de nuestros museos o en algún espectáculo ambulante”.
Esta cita expresa mucho sobre el carácter del señor Otis, nos manifiesta que el señor
Otis es un ser capitalista, que piensa que el dinero todo lo puede comprar, y que el fantasma es
una mercancía más, que podría lucrar mucho, ya que el mismo podría “trabajar” como actor.
Dicha arrogancia, Wilde la complementa con la siguiente expresión: “Los fantasmas no existen,
milord, e imagino que la aristocracia británica no es una excepción a las leyes de la naturaleza”.
La afirmación “El fantasma no existe” descarta toda posibilidad de creencia en los mismos por
parte del señor Otis.
En el mismo capítulo, la familia Otis llega al castillo de Canterville y allí son recibidos
por el ama de llaves. La misma los recibe cortésmente (“según la cortesía de otra época”) y en
un momento se desmaya ante la caída de un horrendo trueno. La señora Otis, perturbada le
pregunta a su marido que debe hacer con aquella mujer. El mismo le responde: “-
Descuéntaselo del sueldo – replicó el diplomático- verás como no se desmaya más”. Dicha
expresión fría y poco comprensiva de los sentimientos y creencias de la ama de llaves, no deja
de expresar que lo que verdaderamente vale es lo que se tiene, porque para el señor Otis, el
descuento del sueldo le afectará mucho más a la ama de llaves, que la presencia aterradora de
un fantasma, que hasta ese momento no se ha presentado.
No debemos olvidar, la propaganda que realiza Wilde irónicamente a los productos
norteamericanos. En el mencionado capítulo encontramos el quitamanchas Campeón, de
Pinkerton que cumplirá la función de remover la mancha de “sangre” de Lady Eleanore de
Canterville: “- ¡Tonterías!- exclamó Washington Otis-. El quitamanchas Campeón, de Pinkerton
acabarán con ella en un siantamén”.
Es interesante mencionar, como Wilde satiriza a los hábitos comerciales
norteamericanos que anuncian compuestos y productos de toda índole, y como se inspira a tal
punto que le pone al quitamanchas el nombre de un detective: “Pinkerton”.
En el capítulo II, el fantasma de Canterville realiza su primera aparición ante el señor
Otis, el mismo se presenta a la una de la madrugada, con un aspecto terrible: “Justo delante de
él, a la luz mortecina de la luna, vio un anciano de aspecto terrible: los ojos eran como ascuas
rojas, la melena gris le caía enmarañada por los hombros, sus ropas, de hechura anticuada,
estaban mugrientas y hechas jirones, y de las muñecas y los tobillos colgaban pesados grilletes
oxidados”.
El señor Otis ante la presencia del fantasma, le ofrece un lubricante para que este
engrasara sus cadenas que hacían un ruido molesto, no dejando dormir al señor y a la señora
Otis. Le habla cortésmente, pero con su cortesía no logra el efecto que el fantasma quería
provocar en él: horror, repulsión, miedo, apareciendo nuevamente la idea de que un buen
producto puede solucionar todos los problemas de tu vida cotidiana. Creencia banal, del mundo
capitalista que impera en la actualidad y que nos bombardea en todo momento, volviéndonos la
sociedad del consumismo.
El hombre nunca está satisfecho con su vida en este mundo porque siempre desea
tener más, sin los bienes materiales el hombre actual no es feliz porque no se siente aceptado
por la sociedad que lo rodea.
Expresión que no deja de presentar un humor sarcástico y que ridiculiza la figura del
fantasma: “ – Estimado señor- dijo el señor Otis- es mi deber recomendarle que engrase esas
cadenas, por lo que le he traído un frasco de lubricante Tammany Sol Naciente. Dicen que es
más que suficiente con aplicarlo una sola vez, y así lo aseguran en el prospecto algunos de
nuestros teólogos más eminentes. Se lo dejo junto al candelabro del dormitorio. Si necesita
más, será un placer proporcionárselo.”
En el capítulo III, el fantasma de Canterville resuelve hacer su segunda aparición y este
es atacado por los gemelos. El mismo huye y lanza una carcajada demoníaca, a la cual la
señora Otis le recomienda un jarabe para el tratamiento de la misma: “- Me temo que no se
encuentra usted muy bien- dijo-, así que he traído un frasco de tintura Dr.Dobell. Si es
indigestión, verá que es un remedio excelente”.
La misma Virginia en el capítulo V, tiene su faceta materialista, cuando le dice al
fantasma que puede irse a Estados Unidos y ser muy rico allí hasta el punto de que una familia
lo comprará para sí. Oferta a la que el fantasma rechaza, porque al mismo no le interesa el
dinero, su razón de ser es el asustar a los demás y vagar por el castillo de Canterville
eternamente. A diferencia del hombre actual, que su única razón de existir es poseer más
bienes materiales, sin darse cuenta que está gobernado por una ideología política y económica
que domina al mundo hace varios siglos y que lo sumerge al hombre a una vida rutinaria,
alienada.
Pero al final del cuento podemos percibir que detrás de ese materialismo, surge un
nuevo sentimiento: el amor, el amor como fuerza salvadora del hombre.
En el capítulo V, el fantasma y Virginia mantienen una conversación, en la cual este le
plantea que su vida en el mundo terrenal no tiene más sentido, ya que no pudo asustar a la
familia de la misma y que desea anhelosamente la muerte: “ – Llevo trescientos años sin
dormir- dijo con tristeza, y los hermosos ojos azules de Virginia se llenaron de asombro-;
trescientos años sin dormir, y estoy tan cansado…”, “- Lejos, al otro lado del pinar- contestó en
voz baja y soñadora-, hay un pequeño jardín. La hierba crece allí alta y abundante, están las
grandes flores blancas de la cicuta, está el canto del ruiseñor toda la noche… Canta toda la
noche, y la fría luna de cristal otea desde lo alto, y el tejo cobija bajo sus ramas gigantescas a
los que allí duermen”.
El fantasma desea la muerte y para ello pide la ayuda de Virginia. ¿Por qué? Porque el
fantasma no tiene fe y no tiene lágrimas, por lo tanto no tiene la forma, ni la manera de
arrepentirse por los pecados cometidos en vida.
Virginia, la joven amazona de quince años, es una adolescente inocente, dulce y con el
alma pura. En esa alma pura es donde pueden renacer los más puros sentimientos: bondad,
amor, caridad, generosidad, sentimientos que Wilde considera esenciales para la vida del
hombre.
Para ayudarlo Virginia debería realizar lo que dice la profecía 1 que se encuentra en el
ventanal de la biblioteca: “Cuando de labios del pecado/ una niña rubia arranque plegarias,/ y el
almendro estéril de fruto/ y seque la niña sus lágrimas,/ la paz retornará a Canterville/ y la casa
quedará en calma”.
Virginia deberá rezar por los pecados del fantasma y deberá llorarlos, con esta actitud
Virginia remata el comportamiento de toda su familia, tornándose el ser más bello y puro del
cuento: “- Significan- dijo él con tristeza-, que debes llorar conmigo por mis pecados, porque yo
no tengo lágrimas, y rezar conmigo por mi alma, porque yo no tengo fe; y entonces, si siempre
has sido buena, dulce y gentil, el Ángel de la Muerte se apiadará de mí. Verás siluetas
espantosas en la oscuridad y voces malignas te hablarán al oído, pero no podrán hacerte daño,
porque contra la pureza de un niño los poderes del Infierno nada valen”.
Con este gesto de amor, finaliza la obra, el fantasma finalmente descansa en el mundo
de los muertos y la familia Otis continua viviendo en el castillo de Canterville.
Ahora bien, ¿Por qué Wilde pone la siguiente frase en el parlamento del fantasma: “…el
Amor siempre va contigo, Él es más fuerte que la muerte”? Porque el amor es el sentimiento
que da sentido a la vida del hombre. El amor al otro es el que permite la convivencia amena
entre los hombre. El amor es la fuerza que es capaz de enfrentar las adversidades de la vida,
como lo es una enfermedad por ejemplo. El Amor no va a .librarnos de la muerte, pero es el
sentimiento que nos permite ser mejores personas, el sentimiento que nos permite sentirnos
vivos.

Prof: Carina Loyarte


Cuarto año. Literatura.

1
Profecía: Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras según el Diccionario de
la Real Academia Española (http://www.rae.es/rae.html)

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