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LARRAMENDY, Alicia.

“Discurso social y Construcción de Identidades: Mujer y


Género 2004”, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba, 2004.
(Transcripción)

El Lenguaje es una cirugía plástica


Alicia Larramendy
Fundación Jorge Bonino

Este escrito surge de interrogantes en torno al cuerpo y a lo que hace a la


particularidad de la carne del ser hablante, precisamente por el hecho de estar habitada
por la palabra.
Y de preguntas estrechamente relacionadas con ello, que el psicoanálisis no deja
de formularse una y otra vez, sobre la palabra y el lenguaje. A tal punto que una de las
ultimas propuestas de Jacques Lacan a los analistas habrá sido referir la practica
analítica a la poesía, pues "con la ayuda de la escritura poética, se puede tener la
dimensión de lo que podrá ser la interpretación analítica".l

La materialidad de las palabras

Para Monique Wittig, que luego de ser premiada en Francia, en 1964, con el
Médicis por su primera novela L'opoponax, continuo hasta su muerte, ocurrida en enero
del 2003, como una Quijote/Caballera errante en un viaje sin fin 2, escribiendo obras de
ficción, ensayos de crítica y teoría, obras de teatro y guiones cinematográficos, su
escritura era un caballo de Troya3, un ejercicio de lenguaje abocado a cambiar lo real.
En sus ensayos sobre otros escritores, así como en las observaciones sobre su
propia obra es muy clara respecto de su concepción del lenguaje y de la tarea del
escritor: "Cuando de trata del lenguaje tenemos que vérnosla, dice, con una serie de
fenómenos cuya característica principal es la de ser completamente heterogéneos" 4.
Heterogeneidad en su relación con la realidad y heterogeneidad en el mismo lenguaje
entre su materialidad y la producción de sentido.
Escritora, el lenguaje se le presenta como un material bruto, como lo es la arcilla o el
mármol para el escultor, el color para el pintor o los sonidos para el músico. La
diferencia reside en que al lenguaje lo usamos todo el tiempo, con el hablamos y
creemos comunicarnos, produce sentido y éste nos oculta el hecho de que las palabras
son un cuerpo sólido y que "en literatura las mismas son dadas a leer en su
materialidad"5. Para poder "golpear con las palabras" el escritor debe tomar palabra por
palabra y trabajar sobre ellas hasta despojarlas de su sentido cotidiano.
Esa posición respecto del lenguaje la hace muy crítica con las disciplinas
sociales, la historia, la política, etc., que no interrogan al útil del que se sirven. Como si
este perteneciera al dominio de las ideas que a su vez continúan considerando como
surgidas del espíritu y aparte del lenguaje, lo que implica descansar en la división
clásica entre cuerpo y alma. "La forma y el contenido corresponden a la división
cuerpo/alma (...) La literatura nos enseña entonces algo que puede servir en cualquier
otro campo: cuando las palabras trabajan, la forma y el contenido no pueden ser
disociados porque dan cuenta de la misma forma, la forma de la palabra, una forma
material"6.
No se nace mujer, Las lesbianas no son mujeres y Yo no tengo vagina

En los ensayos sobre política de genero reunidos bajo el nombre de uno de ellos,
Lapensee straight, este punto de vista sobre la materialidad de las palabras revela toda
su fuerza epistemológica.
Su lucha política la llevo a pertenecer al Movimiento de Liberación de las
Mujeres, pero cuando, en 1978, terminó su conferencia titulada La pensee Staight con la
frase: "Las lesbianas no son mujeres" 7, aquella misma que había sido una de sus
instigadoras en Francia, acababa de dar vuelta una página del movimiento feminista.
Porque había desplazado el punto de vista. Esta frase junto a otra que se le atribuye: "Yo
no tengo vagina" y al título de uno de sus ensayos: "No se nace mujer" 8 -donde opera, al
cortarla, una resignificación de la frase de Simon de Beauvoir: "No se nace mujer, se
deviene"-, constituyen una declaración de guerra a la "Naturaleza" y el inicio de la
deconstrucción del cuerpo straight, a la vez que hablan de su aprendizaje, a partir de la
literatura, del trabajo de y con la palabra en otros campos.
La experiencia de su obra y de su vida, que no pueden separarse, le enseño que las
palabras golpean como martillos y cortan como escalpelos, que el lenguaje es una
cirugía plástica en lo real y que la violencia material (de las palabras moldea los
cuerpos. "El lenguaje proyecta sus haces de realidad sobre el cuerpo social. Lo moldea y
le da forma violentamente. Los C cuerpos de los actores sociales son formados por el
lenguaje abstracto tanto como por el no-abstracto. Pues hay una cirugía plástica del
lenguaje sobre lo real"9.
"Emplear una palabra, escribirla o hablarla tiene sobre la realidad material un
impacto, un efecto comparables al de un útil sobre un material. Una palabra actúa por su
materialidad: la palabra escrita toca al lector, la palabra golpea al auditor (...) Tan
mínima como sea su acción, por la reacción que provoca opera una transformación (que
puede ser una enorme transformación). Cada uno de nosotros es la "suma" de las
transformaciones efectuadas por las palabras. Somos seres sociales cuyo físico es
transformado (o mas bien formado) (...) - por la suma de las palabras que se acumulan
en nosotros (...) El lenguaje, lejos de ser un reflejo de las cosas y de la realidad social es
lo que la trata y la crea."10
Es lo que permite decir con total pertinencia a Susan Straiker, transexual queer
de hombre a mujer, al público, en una performans en la que pone en juego su sensación
de sentirse la criatura de Frankenstein al salir de la sala de operaciones: "Si prestan
atención a mis palabras se darán cuenta de que vuestro cuerpo también esta lleno de
cicatrices"11. No solo ella tiene su cuerpo, construido en el quirófano por la cirugía
plástica, cubierto de marcas cicatriciales, sino que para todos, puesto que las palabras
tienen la misma materialidad que el escalpelo del cirujano, el cuerpo es construido,
aunque sus cicatrices presentan distintos grados de evidencia.
"Hombre" y "mujer" no nombran esencias ni seres naturales de existencia
anterior al nombre. Son categorías políticas históricas y por consiguiente no eternas, que
fundan la sociedad en tanto que heterosexual. Las categorías de "sexo-genero-identidad-
orientación sexual" no son un asunto de "ser" sino de relaciones, "hombre" y "mujer"
son resultado de relaciones. Y el único modo de operar una transformación efectiva en
esas relaciones es para Wittig a través del lenguaje. "Una transformación económica y
política no desdramatizará estas categorías del lenguaje (...) ¿Vamos a continuar
escribiendo blanco/negro, amo/esclavo, hombre/mujer? La transformaci6n de las
relaciones económicas no bastan. Hay que operar una transformación política de los
conceptos claves (...) pues hay otro orden de materialidad que es el del lenguaje"12
Porque rechazar el contrato heterosexual, sobre el que considera que esta asentada
nuestra sociedad actual, no solo en sus prácticas de vida sino igualmente en las prácticas
de saber, implica una total reevaluación y reorganización conceptual del mundo social, a
partir de la producción de nuevos conceptos. Y el movimiento de va y viene entre los
diferentes niveles de la realidad (la realidad conceptual y la realidad material), se hace
por el lenguaje.

Motérialisme

Una posición similar respecto a la materialidad de la palabra y su efecto sobre el


real es referencia ineludible para el psicoanálisis, al menos si se siguen de cerca los
últimos seminarios y conferencias de Jacques Lacan.
Moterialisme13 le llamara Lacan, jugando con las palabras de la lengua francesa mot
(palabra) y materialisme (materialismo), y atacando al lenguaje que siempre dirige las
cosas, a través de la proliferación de neologismos. Eso será para él el psicoanálisis, no
sin el recurso a la poesía.
Hay una asombrosa proximidad entre algunas de sus respectivas afirmaciones.
Lacan en Ginebra 14, en 1975, decía: "El hombre piensa con ayuda de las palabras. Y es
en el encuentro entre esas palabras y su cuerpo que algo se esboza (...) Intente como
pude hacer revivir algo que ya había sido percibido por los viejos estoicos" (...) "El
significante es algo que esta encarnado en el lenguaje (...) ese chancro que define como
siendo el lenguaje" (...) "hay algo en él (en un niño), una criba que se atraviesa, a
través de la cual el agua del lenguaje llega a dejar algo tras su paso, algunos detritos con
los que jugará, con los que le será muy necesario arreglárselas"15.
Y dos años más tarde: "El inconsciente no es una instancia, es un deposito de
palabras"16
El recurso a la lingüística permitió a Lacan en su momento combatir el abordaje
hermenéutico del signo: poniendo el acento sobre la barra de corte entre el significante y
el significado entendía expulsar del psicoanálisis toda referencia al signo como
comunicación e interpretación, en un movimiento que perseguía las mismas intensiones
que Monique Wittig cuando esta nos alertaba sobre el hecho de que el sentido nos
oculta que las palabras son cosas materiales. "Si el signo es objeto de comunicación, eso
basta para que "alguien" se apropie del lenguaje como un útil, para que el lenguaje sea
el soporte de la abstracción, el medio de la discusión y que entonces el recurso a la
comunicación, el dialogo, el contrato, sean el nec plus ultra del psicoanálisis"17.
Lo que Lacan rechazaba, pues haría caer al psicoanálisis bajo la misma crítica
que M. Wittig hace a las disciplinas sociales, la historia, etc. que, utilizando el lenguaje
para comunicar, escribir, leer, comprender, aprender (...) no cuestionan el medio que
utilizan. Para Lacan "el efecto que se propaga no es de comunicación de la palabra sino
de desplazamiento de discurso".18
El problema es que siguiendo esta vertiente que permitió al psicoanálisis ese
primer paso fundamental, se pierde el cuerpo y con él el síntoma que no es sin cuerpo.
"¿Pero que es el síntoma sino un signo que encubre al significante? Sin embargo, a
partir de que se llama signo al síntoma, la materialidad del signo se descuida, incluso se
desconoce. Ahora bien, Radiofonía, se abre en estos términos: "El cuerpo del simbólico
que de ningún modo hay que entender como metáfora", lo que indica suficientemente
que Lacan no deja de lado la materialidad del signo, sino que más bien hace de ella el
eje de sus palabras"19.
Lacan recuerda entonces que el signo ha sido siempre su asunto. Pero ¿el signo
según qué abordaje? La relación entre el signo y el significante demandan del cuerpo.
¿Qué cuerpo? ¿Como echar luz sobre lo que hace a la particularidad de la carne humana
por el hecho de estar habitada por el significante?
A partir de estas cuestiones comienzan a surgir las referencias de Lacan a los
estoicos, a la teoría del signo y la lógica de los antiguos estoicos, los griegos, Zenón y
Crísipo fundamentalmente.
El signo, para ellos, esta compuesto de tres elementos: semainon,
semainomenon, tuchanon. Los estoicos latinos tradujeron semainon por signans, y
semainomenon por signatum, términos que a su vez se traducirían por "significante" y
“significado”, que como se ve son muy anteriores a Ferdinand de Saussure, pero que
enlazados con la tuchanon, forman parte de una concepción tríadica y no diádica del
signo como es la de este último.
Por esta lógica es imposible dejar indistintos el significado y la cosa, pues el
significado por definición es un incorporal, es la cosa expresada por el lenguaje y que
subsiste en nuestro pensamiento. Pero la cosa, tuchanon, es real, está en la red de los
cuerpos, de las causas mezcladas, y ella nos ocurre. La tuchanon es una cosa distinta de
la res latina, es lo que se encuentra, lo que sucede, lo que ocurre (...). Por la tuchanon la
red de cuerpos esta en juego en el discurso20.
Para los estoicos "toda realidad, sin excepción, es cuerpo, capaz de actuar y de
padecer, tanto Dios como la piedra, tanto el alma como la carne, asimismo las
propiedades como los colores, la forma o el olor, también las virtudes y los vicios, la
verdad, las emociones, las pasiones, el juicio, la palabra, y también el invierno, el mes o
la noche"21. La división entre la física, como orden del mundo, la lógica como orden del
pensamiento y la ética como orden de la acción no es valida para los estoicos.
Todo cuerpo esta dotado de una elasticidad total y de una penetrabilidad
perfecta, y sus diversos componentes se compenetran totalmente, guardando cada uno
sus propiedades. Cuando un cuerpo actúa sobre otro, el acto no crea un nuevo cuerpo,
hay una mezcla de cuerpos, una manera diferente de ser los cuerpos, que tiene un efecto,
que es un incorporal, al que Gilles Deleuze considera un acontecimiento 22. Mayette
Viltard da un ejemplo: "si se toman cuerpos, la madera y el fuego, el cuchillo y la carne,
la acción del cuchillo y del fuego no crean nada nuevo, hay verbos, quemar, cortar, que
indican actos. El acontecimiento es un incorporal que no altera en nada la naturaleza de
los cuerpos, hay un estado, una manera diferente de ser de esos cuerpos, madera
quemada, carne cortada"23.
Los estoicos operan una escisión entre el mundo de las causas, que son los
cuerpos y el mundo de los efectos, que son los incorporales24.
Proponen cuatro tipos de incorporales.: el lugar, el tiempo, el vacío y el último
que es un efecto del acto de decir, que no es un enunciado sino un "expresable", lekton
"Es este incorporal, como efecto del acto de hablar, el lekton, el que va a interesar a
Lacan. Por este acto de hablar, un cuerpo, va a actuar sobre otro y el efecto, un
incorporal, será un acontecimiento en la medida que en el discurso, en la puesta en
juego de la implicación en la consecución significante no será sin relación con la cosa
de la que se habla por el hecho de que hablando de lo que ocurre, entonces al mismo
tiempo nos ocurre”25. Crísipo nos enseña: “Si dices algo, eso pasa por la boca; y si
"dices Un carro, pues un carro pasa por tu boca"26
El efecto de la palabra en el cuerpo, la performatividad del lenguaje, no puede
llegar a captarse si "se mantiene la división clásica del mundo en dos: el concreto y el
abstracto, dice Monique Wittig, y si la realidad física, o social, y el lenguaje, son
desconectados. Como si de un lado estuvieran lo real y el referente y del otro el
lenguaje. Como si la relación con el lenguaje solo fuera de función y no de
transformación"27. En este caso tanto para Lacan como para Monique Wittig, se cae en
la tramoya del idealismo.
Judith Butler en El Genero en disputa se pregunta si, puesto que no se puede
hablar en el ser humano, como lo planteaba Simone de Beauvoir, de un sexo fáctico
inmutable y un genero adquirido, y si el "sexo" no pertenece a un orden natural sino que
denota un régimen epistémico históricamente contingente, entonces, ¿"hay un cuerpo
físico anterior al cuerpo perceptualmente percibido según ese régimen?" 28. Y responde:
“cuestión imposible de decidir". Efectivamente hay un imposible en juego en el real de
los cuerpos, pero el modo de plantear la pregunta mantiene una dicotomía insalvable.29
Quizás las enseñanzas de los estoicos aporten a esa cuestión. J. Butler llama al
cuerpo humano un "constructo", ¿ese constructo pertenece meramente al mundo de las
ideas? Es un incorporal, efecto del choque, de la mezcla, de la acción entre cuerpos: el
cuerpo-carne y el cuerpo-palabra, o cuerpo del simbólico. Y el incorporal, para los
estoicos, no pertenece al mundo de las ideas considerado como separado de la
materialidad de los cuerpos, sino que es un efecto de la acción entre los cuerpos.
Incorporal refiere al cuerpo.
La distinción que se ve llevado a hacer Lacan entre simbólico y cuerpo del
simbólico, es de gran importancia. A partir de la nominación será puesta en relación con
lo real de la cosa, la letra no será solo un trazo, tendrá un cuerpo. Y la nominación
introducirá en el real eso que nombra.
Del encuentro entre el cuerpo del simbólico y el cuerpo de la carne surgirá el
"cuerpo en el sentido ingenuo", mezcla de cuerpos, y como efecto un incorporal, el
cuerpo en el discurso. La cita es la siguiente: "Vuelvo en primer lugar al cuerpo del
simbólico que de ningún modo hay que entender como metáfora. La prueba es que nada
sino él aísla el cuerpo tomado en el sentido ingenuo, es decir aquel cuyo ser que en él se
sostiene no sabe que es el lenguaje que se lo discierne, hasta el punto de que no se
constituiría si no pudiera hablar.
El primer cuerpo hace al segundo al incorporase allí.
De ahí el incorporal que permanece marcando al primero, en el tiempo posterior
a su incorporación. Hagamos justicia a los estoicos por haber sabido con ese termino:
incorporal, rubricar (signer, la utilización de este término y no otro es particularmente
elegida por Lacan por su pluralidad de sentidos y por su referencia al signo) en que el
simbólico aspira al cuerpo"30.

Notas
1
Lacan, 1976. Todas las traducciones de citas de la obra de Jacques Lacan son
mías.
2
Wittig, 1985, "Le voyage sans fin" es el título de un espectáculo concebido y
escrito a partir del Quijote de Cervantes, con imágenes de Sandie Zeig, que fuera
presentado por primera vez en Paris entre el 21 de mayo y el 21 de junio, y sobre el que
actualmente se ha hecho una película.
3
Wittig, 2001, p. 119. Todas las traducciones de citas de la obra de Monique
Wittig son mías.
4
Wittig, 2001, p. 121.
5
Wittig. 2001, p. 123.
6
Wittig, 2001, p. 124/25.
7
Wittig,2001, p.76.
8
Wittig, 2001, p. 51.
9
Wittig, 2001, p. 129.
10
Wittig, 2001, p.133/34.
11
Straiker.
12
Wittig, 2001, p. 73.
13
Lacan, 1988, "es en la forma en que lalengua ha sido hablada y también
escuchada por tal o cual en su particularidad.... Es, si me permiten emplear por primera
vez este termino, en ese moterialisme, donde reside la toma del inconsciente", p. 126.
14
Lacan, 1988, p. 125-129.
15
Duras, 1964. Marguerite Duras le llamara el lenguaje opoponax (la
proliferación de neologismos también era el asunto de ambas en su tarea de
hostigamiento a la lengua). Y escribirá que en la escritura de L'opoponax, Monique
Wittig se rigió por una regla de hierro, la de utilizar solo un material descriptivo puro y
un útil, el lenguaje objetivo puro, que es el mismo del que la infancia se sirve para
arreglárselas despejando el terreno y para nombrar-crear su universo.
16
Lacan, 1977.
17
Viltard, 1996, p. 9.
18
Lacan, 1977, p. 16.
19
Viltard, 1996, p. 10. La traducción es mía.
20
Viltard, 1995, p. 66.
21
Viltard, 1996, p. 27, cita de E. Weil, "Remarques sur le materialisme des
stoiciens", en Mélanges Koyré, t.II, L'aventure de l'esprit, Paris, 1964.
22
Deleuze, 1970.
23
Viltard, 1996, p. 28.
24
Deleuze, 1970, p. 13/14: "Los estoicos, a su vez, distinguían dos clases de
cosas: l°. Los cuerpos, con sus tensiones, sus cualidades físicas, sus relaciones, sus
acciones y sus pasiones y los correspondientes "estados e cosas". Estos estados de
cosas, acciones y pasiones, vienen determinados por la mezcla entre cuerpos. (...) No
hay causas y efectos entre los cuerpos, todos los cuerpos son causas.(...) 2°. Pero ¿de
qué? Son causas de ciertas cosas, de una naturaleza totalmente otra. Estos efectos no son
cuerpos, sino hablando con propiedad, "incorporates". No son cualidades ni propiedades
físicas, sino atributos lógicos o dialécticos. No son cosas ni estados de cosas, sino
acontecimientos (...) No son sustantivos ni adjetivos, sino verbos”.
25
Viltard, 1995, p. 66.
26
Deleuze, 1970, p. 19. "Wittig, 2001, p. 129.
28
Butler, 2001, p. 145.
29
No abordare en este escrito los desarrollos de la autora en su obra posterior
"Cuerpos que importan". Tomo solo una pregunta y su respuesta de este libro temprano
de la autora pues considero que es una pregunta paradigmática.
30
Lacan, 1977. P. 18. Por no coincidir con la traducción de párrafos importantes, la
traducción de la cita es mía.

Referencias bibliográficas
BUTLER, Judith (2001) El genero en disputa, Paidos, México.
DELEUZE, Gilles (1970) Lógica del sentido, Barral Editores, Barcelona, la Edición.
DURAS, Marguerite (1964) "En guise de postface. Une oeuvre eclatante", en
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LACAN, Jacques (1977) Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión, Anagrama, Barcelona.
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STRAIKER, Susan, (1993), "Rage across the Disciplines". Conferencia sobre arte,
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VILTARD, Mayette (octubre 1996) "Volverse del color de los muertos.
Declaración acerca del cuerpo del simbólico" en Litoral N° 22, El color de la
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WITTIG, Monique (1983) L'opoponax, Minuit, Paris.
WITTIG, Monique (2001) La pensee straight, Ballard, Paris.
WITTIG, Monique (1985) "Le voyage sans fin", en Vlasta N° 4, Paris.

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