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RESPONSABILIDAD ESTATAL POR LA PRIVACION INJUSTA


DE LA LIBERTAD UNA ANALOGIA ENTRE ARGENTINA Y
COLOMBIA

Estefanía Díaz Hurtado


Noviembre 2018.

Universidad Santo Tomas sede Bogotá.


Facultad de Derecho.
Investigación II (Escuelas de interpretación jurídica)
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3

Tabla de Contenidos

Capítulo I: INTRODUCCIÓN E INFORMACIÓN GENERAL


Título I: Objetivo General
Título II: Objetivos Específicos

Capítulo II: HIPOTESIS


Título I. Justificación
Título II. Planteamiento del Problema
Título III. Pregunta de Investigación

Capítulo III: MARCO


Título I. Marco técnico y conceptual
Título II. Marco Jurídico

Capítulo IV: ESTADO DEL ARTE


Titulo I. Carlos Marcelo Lamoglia
Titulo II. Juan Santiago Ylarri
Título III. Jaime Vidal Perdomo
Título IV. Enrique Gil Botero
Título V. Eric Leiva Ramirez
Título VI. Gustavo Cuello Iriarte
Título VII. Hector Dario Arevalo Reyes
Título VIII. Jaime Orlando Santofimio Gamboa

Capítulo V: DESARROLLO ARGUMENTACIÓN


4

Capítulo I.
INTRODUCCIÓN E INFORMACIÓN GENERAL

El presente artículo y/o documento es un trabajo netamente investigativo usado


para fines estudiantiles con el objetivo de analizar la responsabilidad del Estado
contractual y/o extracontractual, y determinar cómo esté puede incurrir en
responsabilidad por errores en la administración de justicia particularmente frente a la
privación injusta de la libertad de un individuo el cual fue imputado profiriendo así
medida de aseguramiento dentro de un proceso penal y que posteriormente fue exonerado
o exento de toda responsabilidad.

El tipo de error en la administración de justicia la vamos a evaluar desde una


perspectiva objetiva de la responsabilidad del Estado, en cuanto que el sujeto haya sido
exonerado bajo los criterios y requisitos que consagre la ley (a. que el hecho no haya
existido, b. que el hecho exista, pero el acusado no lo haya cometido o c. que el hecho
exista y el acusado lo haya cometido, pero que sin embargo, la conducta no se encuadra
en un tipo penal), circunstancias que conllevaran según el Artículo 414 del DECRETO
2700 DE 1991 en el derecho a una indemnización de perjuicios por la detención o
privación injusta.

Se busca realizar una analogía objetiva entre el régimen jurídico de Argentina como país
seleccionado en la segunda parte de este trabajo y Colombia que fue el primer país del
cual se realiza la exhaustiva investigación.

Título 1: Objetivo General


El objetivo de este proyecto investigativo, es describir y analizar la

responsabilidad objetiva del Estado, por error en la administración de justicia y las

consecuencias pecuniarias que pueden traer estos errores judiciales, concreta y

exclusivamente en el caso de la privación injusta de la libertad a la luz de los desarrollos

jurisprudenciales que ha tenido esta problemática dentro del Consejo de Estado y por

sobre todo a las Sentencias de Unificación con relación a la Corte Constitucional en

Colombia.
5

Por otro lado, se buscará de manera paralela analizar estas mismas especificaciones en

Argentina, buscando una comparación entre ambos países y así determinar un modelo de

manejo en Latinoamérica acerca de una problemática presentada a nivel mundial.

Título 2: Objetivos específicos


 Realizar un análisis del alcance de la reparación por responsabilidad Estatal en

Argentina.

 Realizar un breve comentario que describa el régimen legal que se le da a esta

problemática en Argentina.

 Analizar la responsabilidad objetiva del Estado por privación injusta de la

libertad desde el punto de vista del daño especial.

 Describir de manera general los requisitos o criterios estipulados en el artículo

414 del DECRETO 2700 de 1991 que exoneran de responsabilidad a un

imputado y compromete directamente al Estado.

 Exponer las consecuencias pecuniarias a las que fue expuesto el Estado por la

responsabilidad que emana del error judicial en los últimos ocho años.
6

Capítulo II.
HIPOTESIS
En Argentina al igual que acá en Colombia y en diferentes partes del
mundo, por el año 1933, con el caso “Devoto1”, admite la doctrina se logra fortalecer el
reconocimiento del instituto en ámbito del derecho público argentino, si bien en aquella
oportunidad utilizando normas y principios del derecho privado para justificar la
obligación de responder por parte del Estado. El mismo tribunal de justicia, siguiendo
esta senda, dicta sentencia en la causa “Ferrocarril Oeste de Buenos Aires c/ Provincia de
Buenos Aires s/ indemnización de daños y perjuicios” revistiendo el mismo suma
importancia, toda vez que el fundamento que brindó para responsabilizar al Estado fue la
figura de la “falta de servicio”.
En Colombia la Responsabilidad Estatal directa también vino a surgir por el siglo XX, se
comienza a considerar como persona jurídica al Estado, sus agentes y funcionarios, como
una misma unidad, con la Ley 167 de 1941 la competencia para conocer de las acciones
de reparación interpuestas contra el Estado, pasa de la Corte Suprema de Justicia siendo
el primer ente encargado de estos temas, al Consejo de Estado el cual hasta la actualidad
se mantiene con dichas funciones.

Título 1: JUSTIFICACION
En materia de la Responsabilidad del Estado por hechos de errores en la
administración de justicia es importante abordar la teoría de las cargas publicas bajo la
idea de la no disposición o sufrimiento por parte de un individuo al quedar incorporado o
inmerso en un proceso penal por el cual se le está imputando una medida de
aseguramiento que atenta contra su libertad por concepto de conductas punibles que se
encuentren bajo los criterios del Articulo 414 de la Ley 2700 de 1991 y que además tiene
un conexidad con el principio del interés general en cuanto a que se requiere salvaguardar
la seguridad e intereses sociales. La responsabilidad objetiva del Estado en la privación
injusta de la libertad quedara evidenciada bajo el fallo en firme que absuelva al individuo
de cualquier conducta penal, para que la persona tenga derecho a la reparación de
perjuicios por daños sufridos en cabeza del Estado.

Título 2: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


La importancia de plantear este problema en el trabajo de investigación radica
principalmente que en Colombia se han venido presentado numerosos casos en donde el
Estado debe responder por los errores judiciales cuando al acusado se le imputa una
medida de aseguramiento que lo priva de su libertad y que al final de todo el proceso
penal realizado por parte de la administración se determina que el individuo queda
absuelto de la conducta por la cual se declaró culpable y este debe ser reparado por el
Estado, creando además un problema pecuniario por el pago de la indemnización por los
daños materiales y morales causados.

1
CSJN del 22/09/1933, Fallos 169:111 y J.A., Tomo 43, con nota del doctor Rafael Bielsa titulada
“Responsabilidad del Estado como poder administrador”.
7

Título 3: Pregunta de Investigación

¿ARGENTINA AL TENER UN MODELO SIMILAR AL DE COLOMBIA POR SER


ESTADOS LATINOAMERICANOS, QUE COMPARTEN CRITERIOS EN SU
REGIMEN JURIDICO; TIENE EL IMPUTADO QUE ESTAR DISPUESTO A
SOPORTAR POR ERROR EN LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA UNA
PRIVACIÒN DE LA LIBERTAD CUANDO ESTE HA SIDO ABSUELTO,
SIGUIENDO LA CONCEPCION DE LAS CARGAS PUBLICAS CONTEMPLADA
EN NUESTRO PAIS ?

Capítulo III.

MARCO

Título 1: Marco Conceptual

Responsabilidad del Estado: Para entablar el concepto mencionado nos vamos a dirigir
en primera instancia a la Constitución Política de Colombia como norma suprema la cual
establece la responsabilidad estatal de la siguiente manera:

Artículo 90: “El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le
sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas. En el
evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños,
que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente
suyo, aquél deberá repetir contra éste”.

En segunda instancia y en complemento con los conceptos a ilustrar en esta


investigación, será tratada la del autor Libardo Rodríguez R. quien trata la
responsabilidad administrativa desde diferentes ópticas constituidas de la siguiente
manera:

Cuando se habla de responsabilidad administrativa se hace referencia a la responsabilidad


civil, es decir, patrimonial, de las personas jurídicas públicas y, excepcionalmente, de las
personas privadas cuando ejercen funciones públicas. Además de esto para que se
constituya dicha responsabilidad se deberán tener en cuenta tres elementos: la actuación
de la administración (actos, hechos, operaciones, vías de hecho y omisiones); daño o
perjuicio y nexo causal. 2

Responsabilidad objetiva del Estado: En consecuencia, de los anteriores conceptos


referidos pasamos a una división que realiza el autor Libardo Rodriguez R. en cuanto a

2
Véase a LIBARDO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ. (2015). Derecho Administrativo General y
Colombiano. Bogotá - Colombia: Temis S. A., págs. 645.
8

las clases de casos en los cuales se denota la responsabilidad por parte de la


administración.

Este la divide en dos tipos de clases: la responsabilidad subjetiva en la cual se exige la


intervención de un elemento de orden psicológico (dolo o culpa) y la segunda clase que
es la que nos importa para esta investigación, la cual se origina en los daños que son
causados sin culpa, y que originan una obligación de reparación, dan lugar a la
responsabilidad objetiva o responsabilidad de pleno derecho (llamada también
responsabilidad por riesgo o responsabilidad por hechos no culposos). 3

Actuación de la Administración: Continuando con la doctrina del autor Libardo


Rodríguez R. en su libro Derecho Administrativo General y Colombiano determina que
uno de los elementos para constituir una responsabilidad es la actuación de la
administración entendiendo esta como la conducta de la persona publica por la que sea
imputable es decir que haya sido autora. Conociendo así que la administración actúa por
medio de actos, hechos, operaciones, vías de hecho y omisiones. Pero, lógicamente
entendiendo que no todos los daños producidos por esos mecanismos de actuación dan
lugar a la responsabilidad.

Daño o Perjuicio: Se considera el daño o perjuicio como el quebrantamiento económico


recibido, en patrimonio de la víctima a la vez con el padecimiento moral que le acongoja.
De acuerdo con lo anterior para que una persona pública sea responsable se requiere que
su actuación haya producido un daño, pero, además que dicho daño reúna ciertas
características:

1° Que sea cierto o real, es decir que efectivamente se haya lesionado un derecho del
perjudicado, como son los daños presentes y los futuros reales, de tal manera que se
excluyen, en consecuencia, de los daños futuros eventuales.
2° Que sea especial, es decir, que sea particular a la persona o personas que solicitan la
reparación y no a la generalidad de los miembros de una colectividad.
3° Que sea anormal, es decir, que debe exceder los inconvenientes inherentes al
funcionamiento del servicio.
4° Que se refiera a una situación jurídicamente protegida, pues es lógico que quien se
encuentra en situación ilegal debe correr los riesgos que ella produce.

Nexo Causal: Entre la actuación imputable a la administración y el daño causado, debe


existir una relación de causalidad, lo cual quiere decir que el daño debe ser efecto o
resultado de aquella actuación. Para que exista esa relación de causalidad, el hecho o
actuación debe ser actual o próximo, debe ser determinante al daño y debe ser apto o
idóneo para causar dicho daño.

3
Sobre el tema de los elementos de la responsabilidad véase Libardo Rodríguez R., Derecho
Administrativo General y Colombiano, Bogotá - Colombia, Edit Temis, 2015, págs. 646.
9

Daño Antijurídico: La Constitución de 1991, en su artículo 90, consagro de manera


expresa la responsabilidad del Estado sobre la base del concepto de daño antijurídico4.
a) El daño antijurídico es la lesión de un interés legítimo, patrimonial o
extrapatrimonial, que la víctima no está en la obligación jurídica de soportar.
b) A pesar de que al inicio se configuro esta como una responsabilidad de carácter
objetivo, se ha consolidado la idea de que el daño antijuridico puede ser el efecto
tanto de una causa ilícita, como también de una causa lícita, por lo cual
comprende, en principio, los regímenes ya reconocidos de responsabilidad
subjetiva y objetiva.
c) Para que se configure la responsabilidad por daño antijurídico se requiere que
existan dos condiciones: un daño de esa naturaleza y que dicho daño sea
imputable fáctica y jurídicamente a una persona de derecho público.
d) Que el daño sea antijurídico implica que no todo perjuicio debe ser reparado, pues
solo será aquel que sea antijurídico.
e) La imputabilidad del daño al Estado implica que debe existir un título jurídico que
permita su atribución a una actuación u omisión de una autoridad pública.

Daño Especial: La administración debe responder por los daños causados por una
actividad completamente legitima, tanto desde el punto de vista sustancial como del
procedimiento, cuando esos daños pueden ser calificados de especiales. Esta concepción
del daño especial se fundamenta en el principio del derecho público de la igualdad de los
ciudadanos ante las cargas públicas, según el cual, cuando un administrado soporta las
cargas que pesan sobre los demás, nada puede reclamar al Estado; pero si en un momento
dado debe soportar individualmente una carga anormal y excepcional, esa carga
constituye un daño especial que la administración debe indemnizar. 5

Título II: Marco Jurídico

Proceso Penal (Actuación Penal): Según Sentencia de la Corte Constitucional de


Colombia se entiende por proceso penal al instrumento creado por el Derecho para juzgar
y no necesariamente para condenar. También cumple su finalidad constitucional cuando
absuelve al sindicado. Es decir, a éste le asiste en todo momento la presunción de
inocencia y el derecho de defensa, consecuencia de lo cual se impone el in dubio pro reo,
que lleva a que mientras exista una duda razonable sobre la autoría del delito y la
responsabilidad del sindicado, éste acorazado con la presunción de inocencia debe ser
absuelto.6

4
Véase Libardo Rodríguez R., Derecho Administrativo General y Colombiano, Bogotá – Colombia, Edit
Temis, 2015, págs. 664 y ss..
5
Véase Libardo Rodríguez R., Derecho Administrativo General y Colombiano, Bogotá – Colombia, Edit
Temis, 2015, págs. 669.
6
Véase Sentencia Corte Constitucional 782 del 2005.
10

Conducta Punible: En el artículo 9 de la Ley 599 del año 2000 más conocido como el
Código Penal Colombiano se establece el concepto de conducta punible de la siguiente
manera:

Artículo 9: “Para que la conducta sea punible se requiere que sea típica, antijurídica y
culpable. La causalidad por sí sola no basta para la imputación jurídica del resultado.

Para que la conducta del inimputable sea punible se requiere que sea típica, antijurídica
y se constate la inexistencia de causales de ausencia de responsabilidad”.

Medida de Seguridad: En cuanto a la medida de seguridad (también conocida como


medida de aseguramiento) existirán una dupla de artículos que explican y proporcionen
los conceptos y características necesarias como lo son: el artículo tercero y el artículo
quinto del Código Penal Colombiano el cual afirma lo siguiente:

Artículo 3: PRINCIPIOS DE LAS SANCIONES PENALES. “La imposición de la pena o


de la medida de seguridad responderá a los principios de necesidad, proporcionalidad y
razonabilidad. El principio de necesidad se entenderá en el marco de la prevención y
conforme a las instituciones que la desarrollan”.

Artículo 5º: FUNCIONES DE LA MEDIDA DE SEGURIDAD. “En el momento de la


ejecución de la medida de seguridad operan las funciones de protección, curación, tutela
y rehabilitación”.

Responsabilidad del Estado por Privación injusta de la libertad: En materia judicial,


el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991 consagra la responsabilidad del Estado por la
privación injusta de la libertad de las personas, sin importar que esta última haya sido
culposa o dolosa. La norma destaca que quien haya sido exonerado por sentencia
absolutoria definitiva o su equivalente bien sea “porque el hecho no existió, el sindicado
no lo cometió, o la conducta no constituía hecho punible”, tiene derecho a ser
indemnizado por la detención preventiva que le hubiere sido impuesta, “siempre que el
particular no haya causado la misma por dolo o culpa grave”.7

Al Estado como titular de las funciones de acusación y juzgamiento, le corresponde el


deber jurídico de asegurar la comparecencia de los autores o partícipes del hecho a la
actuación penal. En el ejercicio del ius puniendi debe actuar de manera acuciosa y
prudente, teniendo siempre presente que la alternativa de adelantar el proceso penal en
ausencia del sindicado solo es factible si se previamente se han empleado todos los
medios idóneos para ubicarlo y vincularlo a la actuación. El cumplimiento de estos
deberes por parte de las autoridades los ha considerado la Corte como requisitos previos y
verificables a partir del examen del expediente penal, para que el proceso resulte válido

7
Desde el punto de vista jurisprudencial véase Corte Const., Sentencia SU-222 de 2016.
11

sin la comparecencia del involucrado. Esas diligencias también determinarán si la


conducta de las autoridades penales se adecua a los deberes que le imponen la
Constitución y la ley, en el respeto de los derechos fundamentales de las personas
involucradas en una actuación penal.

Administración de Justicia: Encontrada en la Ley 270 de 1996 conocida como la


Estatutaria de la Administración de Justicia la define así:

Artículo 1: La administración de justicia es la parte de la función pública que cumple el


Estado encargada por la Constitución Política y la ley de hacer efectivos los derechos,
obligaciones, garantías y libertades consagrados en ellas, con el fin de realizar la
convivencia social y lograr y mantener la concordia nacional.

El derecho a la administración de justicia ha sido definido por la jurisprudencia


constitucional como la posibilidad reconocida a todas las personas residentes en
Colombia de poder acudir en condiciones de igualdad ante los jueces y tribunales de
justicia, para propugnar por la integridad del orden jurídico y por la debida protección o
el restablecimiento de sus derechos e intereses legítimos, con estricta sujeción a los
procedimientos previamente establecidos y con plena observancia de las garantías
sustanciales y procedimentales previstas en las leyes. Aquella prerrogativa de la que
gozan las personas, naturales o jurídicas, de exigir justicia, impone a las autoridades
públicas, como titulares del poder coercitivo del Estado y garantes de todos los derechos
ciudadanos, distintas obligaciones para que dicho servicio público y derecho sea real y
efectivo. En general, las obligaciones que los estados tienen respecto de sus habitantes
pueden dividirse en tres categorías, a saber: las obligaciones de respetar, de proteger y de
realizar los derechos humanos. Con base en esta clasificación, a continuación, se
determinará el contenido del derecho fundamental a la administración de justicia. En
primer lugar, la obligación de respetar el derecho a la administración de justicia implica
el compromiso del Estado de abstenerse de adoptar medidas que tengan por resultado
impedir o dificultar el acceso a la justicia o su realización. Asimismo, conlleva el deber
de inhibirse de tomar medidas discriminatorias, basadas en criterios tales como el género,
la nacionalidad y la casta. En segundo lugar, la obligación de proteger requiere que el
Estado adopte medidas para impedir que terceros interfieran u obstaculicen el acceso a la
administración de justicia del titular del derecho. En tercer lugar, la obligación de realizar
implica el deber del Estado de (i) facilitar las condiciones para el disfrute del derecho y,
(ii) hacer efectivo el goce del derecho. Facilitar el derecho a la administración de justicia
conlleva la adopción de normas y medidas que garanticen que todas las personas, sin
distinción, tengan la posibilidad de ser parte en un proceso y de utilizar los instrumentos
que la normativa proporciona para formular sus pretensiones. 8

8
Desde el punto de vista jurisprudencial véase Corte Const., Sentencia T-283 de 2013
12

Error Judicial: El artículo 66 de la Ley 270 de 1996 define el error jurisdiccional


como aquel "cometido por una autoridad investida de facultad jurisdiccional, en su
carácter de tal, en el curso de un proceso, materializado a través de una providencia
contraria a la ley". Y esta Corporación lo ha definido como el error que se predica frente
a las providencias judiciales por medio de las cuales se declara o se hace efectivo el
derecho subjetivo, es decir, aquellas resoluciones judiciales mediante las cuales se
interpreta y aplica el Derecho.
Asimismo, la Sala ha establecido que el error jurisdiccional como título de imputación
de responsabilidad del Estado se presenta siempre que “una providencia judicial en firme,
y con independencia de si fue proferida con culpa o sin ella, pero que es equivocada
porque no se ajusta a la realidad procesal o a la ley, se causa un daño antijurídico que
debe ser reparado.9

Capítulo IV.
ESTADO DEL ARTE
Los autores que se abordarán en este documento investigativo serán enumerados para
lograr mayor bagaje conceptual en consecuencia del tema seleccionado para este trabajo
y la analogía en relevancia a la información general más importante acerca de
responsabilidad Estatal encontrada y estudiada en sus textos:

1. CARLOS MARCELO LAMOGLIA


2. JUAN SANTIAGO YLARRI
3. JAIME VIDAL PERDOMO
4. ENRIQUE GIL BOTERO
5. ERIC LEIVA RAMÍREZ
6. GUSTAVO CUELLO IRIARTE
7. HECTOR DARÍO ARÉVALO REYES
8. JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA

CARLOS MARCELO LAMOGLIA10:

La teoría de la responsabilidad en el campo del derecho público puntualiza Manuel María


Diez: “tiene una gran importancia, desde que representa la posibilidad para el
administrado de obtener reparación de los daños imputables al Estado”. La doctrina
argentina ha puntualizado que la razón o justificativo que brinda andarivel a la obligación
de resarcir nace del propio texto de la Constitución Nacional, de los principios que nutren
el Preámbulo y de aquellos que sostienen el mismo ordenamiento jurídico.

9
Desde el punto de vista jurisprudencial véase Sentencia 2004-00410- 16 de mayo de 2016., Consejo Edo.
10
Carlos Marcelo Lamoglia. (25 de octubre del 2015). La responsabilidad del Estado en Argentina: breve
comentario a su régimen legal. JUSTITIA, I, 36. 15 de noviembre 2018, De Universidad Santo Tomas Base
de datos.
13

El autor nombra de manera clara que la responsabilidad del Estado no es algo que logre
ser reconocido solo en Argentina sino además en diferentes partes de Latinoamérica,
como lo son México, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, entre otras constituciones que
contienen regulaciones precisas sobre la obligación que tiene el Estado de reparar a sus
administrados por ocasionarles un daño, esto además justificado bajo la Unión Europea.

En Argentina, al dejar de lado la vieja doctrina de la irresponsabilidad del Estado en la


que han estado sumergidos varios países, se reconoció como un principio básico del
Estado de derecho la reparación los perjuicios ocasionados por el Estado, pues los sujetos
afectados no tienen la obligación de soportar los mismos aun cuando los genere una
entidad pública de esta manera encontramos el primer punto similar a Colombia acerca
de las cargas públicas, cuando se mencionó anteriormente que nadie tenía que estar
dispuesto a soportar las cargas que le impusiera el Estado por un error en su
administración, sin excepción a las maneras de actuación por parte de este.

Una laboriosa actividad de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, juntamente con la


doctrina especializada, fue consolidando la responsabilidad estatal, delineando los
requisitos sustanciales de la institución, como los distintos supuestos que ella abarca
(ilícita, licita, omisión, entre otras), algo así como los requisitos en Colombia cuando se
habla de operaciones, hechos, omisiones, etc., contemplados en la Constitución Política.
La doctrina especializada, al delimitar cuáles son las administraciones públicas que
quedan incorporadas al régimen federal de responsabilidad estatal, ha postulado que son
aquellas que ejercen función administrativa stricto sensu, descartándose la aplicación del
régimen jurídico a las personas públicas no estatales o a las sociedades del Estado.

existe una contradicción entre las reglas insertas en el Código y aquellas que establece la
Ley 26.944, pues esta última establece que Las disposiciones del Código Civil no son
aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria. Una
hermenéutica más integral del ordenamiento jurídico, nos lleva a postular que aquello que
el legislador limitó es la aplicación de las disposiciones del “título” –como dice el
Código– vinculado a la “responsabilidad” y, no “todas” las disposiciones del Código, ello
porque de tal forma se imposibilitaría, en caso de ausencia de regulación en la Ley de
Responsabilidad del Estado, recurrir a determinados institutos que, consagrados en la
norma civil, resultan de aplicación a distintas ramas del derecho por formar parte de una
teoría general de la ciencia jurídica (v. gr. enriquecimiento sin causa, buena fe, entre
otras). El Alto Tribunal de la Nación, al evaluar la aplicación de los principios de la
legislación de fondo en cuestiones de índole administrativa, ha manifestado que aquellos
resultan aplicables, “siempre que la solución no esté prevista en el ordenamiento jurídico
específico y en tanto aquellos principios y reglas resulten compatibles con el régimen
jurídico estructurado por las normas especiales”

También la legislación federal en comentario ha previsto, de manera general, aquellas


circunstancias o hechos que “eximen” de responsabilidad al Estado. Se receptan aquí los
14

supuestos de “casos fortuitos o fuerza mayor” –salvo que sean asumidos por el Estado
expresamente por ley especial– y también limita su responsabilidad cuando “el daño se
produjo por el hecho de la víctima” o “de un tercero” por quien el Estado no debe
responder (art. 2° de la ley). Tales eximentes ya eran pregonados en distintos precedentes
jurisprudenciales con anterioridad destacando que verificados los supuestos de caso
fortuito o la actitud asumida por la víctima con relación al daño la obligación de
responder por parte del Estado desaparecía o se relativizaba, debiendo en cada caso
cotejar la incidencia de estos en la ruptura del nexo causal. Al detenerse en su aplicación
la doctrina afirmaba que “no se excluye la responsabilidad estatal en los casos en que el
daño haya sido ocasionado no solo por la actividad de la administración, sino también por
el hecho de un tercero, o la acción de la propia víctima o un supuesto de caso fortuito. En
tales casos, corresponde exonerar parcialmente a la administración de su responsabilidad
y hacerla responder proporcionalmente a su participación en el evento dañoso”. En este
punto, como en la mayoría de los casos, será el juez quien resolverá lo más justo de
acuerdo con las circunstancias fácticas que se verifiquen, entendiendo que aquellas reglas
de interpretación que cuentan con suficiente aprobación jurisprudencial pueden servir de
base para arribar a una solución equilibrada.

JUAN SANTIAGO YLARRI:

La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que el reconocimiento de la


responsabilidad estatal por su actividad lícita exige para su procedencia el cumplimiento
de ciertos requisitos, que son la existencia de un daño cierto, la relación de causalidad
entre el accionar del Estado y el perjuicio, y la posibilidad de imputar jurídicamente esos
daños a la demandada.
Se realizará un repaso por los diferentes fallos realizados por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación con el fin de desarrollar la responsabilidad estatal en Argentina,
siguiendo la línea establecida por el autor.

"Corporación Inversora Los Pinos" (1975)

En este caso, la mayoría de la Corte Suprema hizo lugar a la demanda deducida para que
se condene a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires a indemnizar al actor por la
revocación de la autorización que le fuera concedida para habilitar un inmueble como
hotel alojamiento por horas, y estimó que no era procedente la indemnización del lucro
cesante.

De esta forma, el máximo tribunal consideró que el sacrificio impuesto en forma


particular a la actora en beneficio de la comunidad no es propio que sea soportado
únicamente por aquella, ya que de lo contrario iría en desmedro del principio de igualdad
ante la ley y las cargas públicas que consagra el artículo 16 CN.

Sin embargo, sostuvo que, si bien en el caso el sacrificio de los intereses particulares se
hacía en el interés público, sin que paralelamente el patrimonio de la administración se
15

viera acrecentado, solo resultaba atendible el interés negativo, que limita el resarcimiento
de los daños que sean consecuencia directa e inmediata de la confianza del actor en que el
acto revocado sería mantenido (daño emergente), pero que excluía todo otro valor o
ganancia frustrada.

“Motor Once S.A." (1989)

El máximo tribunal, mediante el voto de los jueces Belluscio, Fayt y Bacqué, se remitió a
lo dictaminado por la procuradora fiscal Reiriz y revocó la sentencia de la instancia
anterior en cuanto había hecho lugar al reconocimiento de lucro cesante. La actora había
iniciado demanda contra la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, por nulidad del
acto que había dispuesto el cese de expendio de combustible en el negocio que explotaba,
impugnando la legitimidad de la norma que le daba sustento. En efecto, la Ordenanza
27.455 había modificado el cuadro de prevenciones contra incendio del Código de
Edificación, prohibiendo destinar un inmueble a vivienda en los casos en que en el piso
bajo se encontrara una estación de servicio.

La procuradora fiscal entendió que, ante la ausencia de una solución normativa


singularizada para este tipo de responsabilidad estatal, debía recurrirse a los principios de
leyes análogas (art. 16 CC). En este sentido, señaló que la norma que guardaba mayor
analogía con la situación discutida en autos era la Ley Nacional de Expropiaciones
21.499, resaltando que la responsabilidad extracontractual del Estado por actividad lícita
no podía disciplinarse por normas de derecho privado, porque ante el Estado actuando
conforme a derecho fallan todos los preceptos sobre actos ilícitos.

Así, indicó que se había producido una legítima afectación de los derechos de un
particular, sacrificados por razones de interés público.

“El Jacaranda S.A." (2005)

Por Decreto 2686/83 se había adjudicado a la actora la licencia para la explotación de una
estación de radiofusión sonora. Posteriormente, por Decreto 899/94 se dejó sin efecto la
adjudicación a la actora de la explotación de la frecuencia. La Corte Suprema confirmó la
sentencia de la instancia anterior que rechazó la demanda de nulidad de acto
administrativo y del resarcimiento de daños y perjuicios.

En el voto mayoritario, integrado por los doctores Petracchi, Belluscio, Maqueda,


Zaffaroni, Lorenzetti y Argibay, se indicó que la actividad lícita de la autoridad
administrativa, aunque inspirada en propósitos de interés colectivo, se constituía en causa
eficiente de un perjuicio para particulares, cuyo derecho se sacrificaba por aquel interés
general, y que esos daños debían ser atendidos en el campo de la responsabilidad del
Estado por su obrar lícito.
16

También se recordó que los jueces deben actuar con suma prudencia cuando se trata de
resarcir daños causados por actos administrativos dispuestos por razones de interés
general, verificando si tales daños efectivamente se han producido y si son consecuencia
directa e inmediata del obrar del Estado. Asimismo, se señaló que la extensión del
resarcimiento debía atender a las características particulares de cada situación,
entendiendo que no hay, como principio, fundamento para limitarlo al daño emergente
con exclusión del lucro cesante; y, analizando la concreta prueba producida en la causa,
entendió que no se había probado en el juicio la concreta privación a la actora de ventajas
esperadas de acuerdo con probabilidades objetivas estrictamente comprobadas.

Asimismo, el Poder Ejecutivo Nacional presentó ante el Congreso de la Nación un


proyecto de ley tendiente a regular la responsabilidad del Estado, que fue aprobado por
Ley 26.944.

En su artículo 4.º regula específicamente lo atinente a los requisitos de la responsabilidad


estatal por actividad legítima. A saber:

a. Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable


en dinero;
b. Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal;
c. Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y
el daño;
d. Ausencia de deber jurídico de soportar el daño;
e. Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la
comunidad, configurado por la afectación de un derecho adquirido.

Asimismo, en su artículo 5.º se determina:

“La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter excepcional. En


ningún caso procede la reparación del lucro cesante”.

“La indemnización de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el


valor objetivo del bien y los daños que sean consecuencia directa e inmediata de la
actividad desplegada por la autoridad pública, sin que se tomen en cuenta circunstancias
de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas”.

Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a
indemnización.

JAIME VIDAL PERDOMO11:

11
JAIME VIDAL PERDOMO Y CARLOS MOLINA BETANCUR. (2016). Derecho Administrativo.
Bogotá - Colombia: Legis.
17

Durante el siglo XIX, la influencia de la teoría de la soberanía del Estado hacía que este
se considerara irresponsable por los daños que causara en ejercicio de sus funciones. Esta
concepción doctrinal fue desgastándose poco a poco, hoy día tanto por la evolución
doctrinal como por la evolución jurisprudencial se ha comenzado a admitir que el Estado
es responsable por los daños que cause incluyendo cuando este es pasivo de ese régimen
en términos más severos que los particulares mismos.

La primera postura construida por el autor se fundamenta en que, así como el hombre
responde por los daños que causan sus órganos, así también las personas jurídicas deben
indemnizar los perjuicios causados por sus órganos, ahora bien, como todos los
individuos que sirven a una persona jurídica no pueden ser sus órganos, el problema se
desplaza hacia el conocimiento de aquellos cuerpos o personas que pueden considerarse
órganos del Estado. Cuando el evento dañoso provenga de ellos, se hablará de
responsabilidad directa, cuando de otras personas vinculadas al Estado se trate será
responsabilidad indirecta.

En cuanto a la teoría de la FALLA DEL SERVICIO, esta consiste en afirmar que la


ausencia o la deficiencia de la prestación de un servicio estatal que genere daño dan lugar
a la responsabilidad directa del Estado.

El código Contencioso Administrativo en su Decreto 1° de 1984 articulo 86 bajo el título


de Acción de Reparación directa y Cumplimiento abre claramente el camino a formas de
responsabilidad extracontractual del Estado. Dicho presupuesto es reiterado hoy por el
artículo 140 de la Ley 1437 del año 2011, como medio de control de la acción
administrativa el cual hace referencia directa al artículo 90 de la Constitución Política de
1991 donde se expresa que todo daño antijurídico debe ser reparado o al menos
indemnizado.

El fundamento de esta responsabilidad de indemnización se puede motivar por dos vías,


una es la responsabilidad por culpa entiendo esta como la subjetiva puesto que implica un
juicio sobre la conducta de un individuo y el riesgo siendo esta la segunda, por el
contrario, es una noción objetiva ya que no se necesita investigar el comportamiento de
una persona y menos implica un juicio de valor sobre los actos de alguien.

Además de la responsabilidad sin culpa fundada en el riesgo, en el derecho público ha


tomado fuerza el principio de la igualdad ante las cargas públicas, para indicar que el
daño que puede recaer sobre un administrado por la acción administrativa debe repartirse
entre todos por intermedio del tesoro público.

Siguiendo los pasos que devengan lo conceptos e ideas anterior mente referidos en cuanto
a el establecimiento de la responsabilidad de un Estado y sus órganos, en conjunto con la
teoría de la falla del servicio y las cargas públicas, veremos a continuación otro de los
autores referidos en este documento ilustrando lo que más nos importa para este
desarrollo investigativo.
18

ENRIQUE GIL BOTERO12:

Teniendo en cuenta lo fundado con el autor Jaime Vidal Perdomo, con la mención más
importante de su libro para este trabajo la FALLA DEL SERVICIO, seguimos con la
idea planteada de Enrique Gil Botero acerca del nuevo paso a una concepción del
derecho, fundada en lo que se ha llamado la era del daño bajo la premisa de la no
causación dañina, teniéndosele como un principio general en materia de responsabilidad
patrimonial.

Bajo esta concepción se define que la prioridad en un caso de Responsabilidad no es


buscar un culpable sino entender, comprender y reparar a la víctima del mal injustamente
sufrido.

La culpa como factor de imputación compite con otros fundamentos de atribución o de


responsabilidad de tipo objetivo, tales como la equidad, la garantía, el riesgo creado, la
solidaridad, la distribución de las cargas públicas, etc.

El DAÑO es el presupuesto más importante del deber de reparar en el Derecho


contemporáneo. El daño se puede generar de una causa licita o ilícita, el juez debe
ocuparse inicialmente por establecer la existencia del daño indemnizable más no el hecho
que lo produzca; tal como lo ha dicho la Sala de Consejo del Estado Sección Tercera, en
su jurisprudencia acerca del estudio en los procesos de reparación directa.

“Porque a términos del Artículo 90 de la Constitución Política vigente, es más adecuado


que el juez aborde, en primer lugar, el examen del daño antijuridico, para que en un
momento posterior se pueda explorar la imputación de este al Estado o a una persona
jurídica de derecho público.
Con anterioridad, el examen judicial de estas controversias, por lo general, enfocaba
inicialmente la comisión de una falla del servicio, conducta consecuente con el concepto
del daño que tradicionalmente se había venido manejando, según el cual la antijuridicidad
del daño se deducía de la ilicitud de la causa13”.

Es cierto que el daño puede generarse de un acto o hecho ilícito, pero esto no implica que
sea un requisito necesario para que se diga consumado el daño, sino más bien el deber de
saber si quien lo sufre debe soportarlo o no.

La doctrina y jurisprudencia han indicado las características o elementos que configuran


el daño en cuanto a que este debe ser directo, personal y cierto.
El carácter directo:

12
ENRIQUE GIL BOTERO. (2006). Temas de Responsabilidad Extracontractual del Estado. Bogotá-
Colombia: Comilibros.
13
Sección Tercera, sentencia del 10 de septiembre de 1993, expediente N°6144
19

El nexo de conexión o causalidad debe existir entre la acción, omisión, o conducta


generante de un efecto, esto es, de una modificación patrimonial, que es a lo que
verdaderamente apunta la imputación objetiva o imputatio facti, operando no solo con
criterios materiales o mecánicos, sino también con fundamentos normativos que permiten
atribuir o no, una modificación constitutiva del daño como primer elemento estructurador
de la responsabilidad.
Esa doble acepción de la imputabilidad ya sea objetiva o subjetiva, no es nuevo en el
pensamiento jurídico la imputatio plena se manifiesta en la imputatio facti anteriormente
señalada y en la imputatio iuris especifica el autor, pues de aquí se deduce la utilidad para
calificar un suceso como una conducta y en ultima para juzgar dicha conducta ya sea
conforme o contraria al derecho.

Uno de los ejemplos empleados por el autor para explicar esta teoría previamente
expuesta la divide en la perspectiva tradicional de lo que implica el nexo causal
refiriéndose así a la causalidad de la conducta omisiva frente al daño antijuridico, y por la
cual se ha desarrollado la jurisprudencia acentuando que desde el punto de vista
normativo, el derecho puede asignar consecuencias jurídicas por la abstención en virtud
de que “la omisión es un concepto normativo porque solo tiene sentido cando la
inactividad del individuo se mira con referencia a una norma que demandaba una
actividad.

Por lo anterior y en referencia con la relación, conexión o causalidad que debe existir, se
puede afirmar que el Articulo 90 de la Constitución Política es lógicamente proposicional
en cuanto a que en su primera parte se recoge lo expuesto cuando señala: “El Estado
responderá patrimonialmente por los daños antijuridicos que le sean imputables…”, hasta
allí la norma contempla los tres elementos de la responsabilidad patrimonial que
configuran una responsabilidad objetiva, el daño antijuridico, imputación y el deber de
reparar. La segunda parte de la norma refiere que: “causados por la acción y omisión de
las autoridades públicas”, esto constituye ni más ni menos que la imputación como ya se
vio.

Esto conlleva a que la jurisprudencia y la doctrina hayan dicho que:


No puede determinarse, como única causa de un daño, aquella que corresponde al último
suceso ocurrido en el tiempo. Este criterio simple, que opone la causa inmediata de la
causa remota, implicaría, en ultimas, confundir la causalidad jurídica con la causalidad
física y no tomar en cuenta hechos y omisiones que, si bien no son la última causa del
daño si contribuyeron a determinar su producción. 14

Las ideas de este autor se tomaron en cuanto puesto que va en contrario a la concepción
clásica causalista natural de quienes siguen aferrándose a buscar la causa del daño para
mitigar de responsabilidad a la institución que lo produzca, concepción a la que se ha

14
Consejo de Estado Sección Tercera, sentencia de septiembre 11 de 1997, expediente N°11764
20

ligado el Consejo de Estado sobre el punto en el que la prueba de dicha relación de


causalidad es elemental y puede deducirse sin que sea menester acreditar la causa
específica del daño. 15
El carácter personal:
Se hace referencia a la legitimación, respecto de quien tiene el derecho a reclamar la
reparación, y la tendrá quien ostente la condición o calidad de perjudicado con hecho
dañoso, independientemente de la consanguinidad, afinidad u otros factores.

El carácter cierto del daño:


Este permitirá comprobar que el daño sea pasado, presente o futuro y abra certidumbre
del mismo cuando aparezca en evidencia que va a existir un deterioro patrimonial o
lesión material o inmaterial de la persona quien sufre el daño.

De esta manera nacen dos fenómenos que a la luz de este estudio serán importantes para
la investigación, concebidos bajo el daño material (a. daño emergente o afectación del
interés negativo, cuando un bien de contenido económico salió o saldrá del patrimonio de
la víctima; b. lucro cesante o afectación al interés positivo que se traduce en un bien de
contenido económico que debía ingresar y no ingreso ni ingresara al patrimonio de la
víctima) o daño inmaterial (afectación de bienes carentes de contenido económico, pero
que son igualmente protegidos por el ordenamiento jurídico).

ERIC LEIVA RAMIREZ16:

La transición que realiza este autor en su libro comienza por dar una ubicación al lector
de manera jurídico-política no solamente en Colombia sino en otros países como lo son,
Francia, España, Alemania, Estados Unidos, entre otros pero que para nuestra realización
solamente nos servirá como meras menciones y analogías ya que principalmente nos
importa como el hecho de un legislador puede constituir la responsabilidad del Estado en
un país como Colombia.

La Constitución de Colombia en el año de 1886 señalaba tres eventos en los cuales el


legislador debía indemnizar a las víctimas por una decisión que tomara en vista de sus
funciones legislativas. El primer caso contenido en el artículo 30, el segundo contenido
en el artículo 76 numeral 9 y finalmente el artículo 4 del acto legislativo 3 de 1910.

El articulo 30 señalaba lo siguiente:

“Se garantiza la propiedad privada y los demás derechos adquiridos con justo título, con
arreglo a las leyes civiles, por personas naturales o jurídicas los cuales no pueden ser

15
Consejo de Estado Sección Tercera, sentencia de noviembre 10 de 1997, expediente N°12.125
16
ERIC LEIVA RAMIREZ. (2010). Responsabilidad del Estado por el hecho del legislador. Bogotá-
Colombia: Ibañez.
21

desconocidos ni vulnerados por leyes posteriores. Cuando de la aplicación de una ley


expedida por motivos de utilidad pública o interés social, resultaren en conflicto los
derechos particulares con la necesidad reconocida por la misma ley, el interés privado
deberá ceder al interés social”.

Este numeral implicaba que solo por medio de sentencias judiciales se podría realizar la
expropiación de una propiedad privada siempre y cuando este estuviera conforme a la ley
acerca de la protección y primacía del interés social sobre el interés particular. Además,
esta sentencia debía contener una indemnización previa. Con todo esto, el legislador es
quien tendrá la facultad de terminar en qué lugar se deberá conceder la indemnización
mediante el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de una y otra cámara.

Por otro lado, el artículo 76 numeral 19 de la Constitución también estableció de manera


expresa la responsabilidad del Estado por la expedición de una ley que creara amnistías e
indultos por delitos políticos que, además, incluyeran una inmunidad frente a las acciones
civiles de reparación de perjuicios.

La otra norma constitucional que consagró la responsabilidad del legislador es el artículo


4 del Acto Legislativo 3° de 1910, el cual fue convertido en el artículo 30 de la
Constitución Política, en los siguientes términos:

“Ninguna ley que establezca un monopolio podrá aplicarse antes de que hayan sido
plenamente indemnizados los individuos que en virtud de ella deban quedar privados del
ejercicio de una industria licita. Ningún monopolio podrá establecerse como arbitrio
rentístico y en virtud de la ley.”

Estos acápites de artículos que condensan la indemnización por un daño sufrido por la
culpa del legislador cuando este creara una expropiación también daría paso a el
desarrollo de indemnización cuando el legislador creara una ley que fuera en contra de la
constitución pero que al no tener quien la impugnara generara daño el cumplimiento de
esta para sus ciudadanos. Bajo esta idea se dice que, aunque las sentencias de
inexequibilidad tuvieran un efecto hacia el futuro luego de presentar su demanda, ello no
impide que se declare responsable al Estado.

El autor además para ser más preciso cita en un ejemplo al autor Fernando Garavito quien
en su estudio de inexequibilidad de la ley, sostiene que las sentencias verdaderamente si
tienen efectos retroactivos, salvo en el caso que se estén vulnerando derechos adquiridos
bajo el imperio de la ley declarada inconstitucional, o afecten situaciones ya consumadas
plenamente, o contradigan decisiones judiciales que han pasado bajo la autoridad de la
cosa juzgada.

A consideración de lo anterior se decreta que siempre que exista un daño antijuridico y


este sea imputable al Estado, habrá responsabilidad patrimonial y el término “Estado”
22

usado por la cláusula general del artículo 90, comprende todas las ramas del poder
público, incluida por supuesto, la legislativa.

Ahora bien, esta justificación constitucional planteada acerca de la responsabilidad del


Estado por hecho de la ley no surge únicamente de las disposiciones comentadas hasta
ahora ya que se pueden encontrar argumentos adicionales en favor de tal idea.
En primer lugar, el preámbulo de la Constitución Política de 1991 la cual tiene el
reconocimiento de tener fuerza normativa identifica la base axiológica del ejercicio de
soberanía, puesto que este tiene como fin “asegurar a los integrantes de su territorio, la
vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la
paz” todo dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantiza el orden
político, económico y social justo. De tal prescripción se deducen dos grandes
conclusiones: la primera, recordar que la soberanía radica en el pueblo y no en su órgano
de representación tal y como lo consagra el artículo 3° de la Constitución.

En segundo lugar, el Estado Colombiano tiene una función tutelar respecto de los
administrados bajo un marco jurídico que funciona a la idea de generar un resultado
justo. La combinación de estas premisas se orienta a que todo interprete de la
constitución juzgue la labor del Congreso y la responsabilidad que puede ser exigida en el
ejercicio de sus funciones, para permitir su responsabilidad y no para excluirla.

Finalmente podemos concluir que con base a todo lo expuesto, la Constitución se encargó
de consagrar la responsabilidad patrimonial del Estado, para garantizar a los particulares
las herramientas procesales para hacerla efectiva. Así el artículo 89 de la Constitución
Política de Colombia le ordeno al legislador los recursos, acciones, mecanismos o medios
y demás procedimientos necesarios para que puedan impugnar por la integridad del orden
jurídico, y por la protección de sus derechos individuales, de grupo o colectivos, frente a
la acción u omisión de las autoridades públicas.

Capítulo V.

DESARROLLO ARGUMENTACIÓN

Según un documento especializado de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del


Estado publicado en el año 2013, la agencia establece que para la Corte Constitucional de
Colombia la política criminal está compuesta de un conjunto de normas de distintas
índoles: 1). Las que definen los bienes jurídicos que se busca proteger por medio de las
normas penales, a través de la tipificación de conductas delictivas, 2). Las que establecen
los regímenes sancionatorios y los procedimientos necesarios para proteger tales bienes
jurídicos, 3). Las que señalan los criterios para aumentar la eficiencia de la
administración de justicia, 4). Las que consagran mecanismo para la protección de las
personas que intervienen en los procesos penales, 5). Las que regulan la detención
preventiva, o 6) las que señalan los términos de prescripción de la acción penal.
23

El problema esencial de la política criminal planteada e implementada desde hace varios


años por la agencia, es que han tenido un uso extenso y no controlado de la privación de
la libertad y han permitido el incremento alarmante del uso de esta medida, al punto que
para el año 2013 la sobrepoblación carcelaria superaba el 50 por ciento y esta ha ido
creciendo a medida que pasa el tiempo. Es preciso analizar estas cifras presentadas por la
agencia de la siguiente manera:

El sistema penitenciario y carcelario para el mes de abril del 2013 tenía una capacidad de
75.726 cupos y una población penitenciaria y carcelaria de 116.274 personas. De estas
solo el 69.5 % es decir 80.828 eran personas condenadas y el resto eran personas que se
encontraban en una detención preventiva.
Con el fin de dar solución a estos problemas, el Ministerio de justicia y de Derecho ha
elaborado un documento titulado “Doce pasos para hacer frente a la crisis del sistema
penitenciario” en el cual señala los diferentes tipos de soluciones y pasos que debe
adoptar el Estado colombiano para realizar una privación de la libertad y hacerles frente a
los problemas del sistema.

Sin embargo, en un estudio más reciente de la Corte Constitucional de Colombia, en dos


tutelas presentadas en contra de fallos expedidos por el Consejo de Estado en procesos de
reparación directa por privación injusta de la libertad, saca a la luz otro de los problemas
que contiene la aplicación de este sistema y es lo valores que paga el Estado en condenas
donde se le declara patrimonialmente responsable por falla en el servicio (anteriormente
explicada) y error en la imputación de delitos que como consecuencia terminan en una
privación injusta.

De esta manera podemos traer a colación un cuadro, el cual tiene como principal
funcionamiento en este trabajo ilustrar el auge que este inconveniente ha traído para el
Estado determinando que entre los años 2000 al 2018, el monto total de las condenas ha
ascendido a $1.021.921.723,001; cifras que han sido distribuidas de la siguiente manera:

CONDENAS POR DETENCIÓN INJUSTA

2011 251 $ 25.687.297.269

2012 496 $ 59.113.432.726

2013 1074 $ 138.237.786.172

2014 1028 $ 170.369.452.178


24

2015 994 $ 207.944.750.547

2016 969 $ 222.597.619.245

2017 511 $ 143.399.416.286

2018 166 $ 54.571.968.578

TOTAL 5489 $ 1.021.921.723.001

Lo anterior refleja los altos costos que debe asumir el Estado por errores del ente
acusador, y deja una importante inquietud sobre la vulnerabilidad de los ciudadanos
frente al poder punitivo del Estado.

Luego de realizar la pequeña introducción que va a tener la parte argumentativa de este


proyecto y por sobre todo la temática que tendrá la investigación, continuaremos el relato
indicando los aspectos generales de la privación injusta de la libertad.

La noción de privación injusta no es un instituto nuevo en Colombia relativo al marco del


Derecho administrativo, no obstante, comparando el derecho esta figura nace más como
una modalidad compensatoria del Estado al ciudadano por realizar una afectación o
conducta indebida. Con la Constitución Política de 1991, la consagración positiva de la
responsabilidad estatal por el daño antijurídico como consecuencia de la acción u omisión
de las autoridades públicas y las normas de índole procesal penal que contemplan
expresamente la noción de privación injusta, resultaba necesario una nueva apreciación
de la jurisprudencia; en este sentido la falla injustificada o el error judicial aparecían en
este contexto como los principales factores para declarar la responsabilidad de un Estado
por dicha institución.

En consecuencia, a esto la jurisprudencia del Consejo de Estado fundamento está bajo las
nociones de la falla del servicio judicial y el daño especial causado por una privación
preventiva e injusta. Vale decir que, en los eventos en los que a una persona sometida a
detención preventiva en un proceso penal se le declara inocente debido a que no fue
posible probar su autoría o participación en la comisión delictiva, bien sea porque se
demostró plenamente su inocencia o bien sea en virtud del in dubio pro reo, la privación
de la libertad se reputara injusta. Con base a esto lo que determinara si esta privación es
justa o injusta será la sentencia en firme que defina la responsabilidad penal sin
considerar las actuaciones legales que hayan tomado las autoridades de persecución penal
en el curso del procedimiento.

Esto conlleva al nacimiento de otra duda para la investigación y es determinar si esa


privación fue realizada bajo legalidad o no, determinando que dicha acción se considera
legal solo cuando cumple los requisitos establecidos en la ley de procedimiento penal.
25

Desde ese punto de vista nos estamos rigiendo solamente en una discusión netamente
procedimental y de desarrollo de la actuación y cabe resaltar que hasta este punto nuestra
coyuntura se involucra solamente con el Derecho Penal y no se tiene presente el
contencioso administrativo.

La ley 600 del año 2000 conocida como Código de Procedimiento Penal, indica que la
procedencia de la detención preventiva se evalúa como fundamento de al menos dos
indicios graves de responsabilidad que se encuentran basados en las pruebas producidas
durante todo el proceso.
De esta manera se consideraría improcedente dicha detención cuando la prueba indicara
que el imputado se podía considerar o se consideraba inmerso en alguna de las causales
de ausencia de responsabilidad penal.

La jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia declara exequibles estas


disposiciones y normas, fundamentándose en una ponderación esencial entre la
presunción de inocencia y el ejercicio eficiente de la administración de justicia,
recalcando que la afectación realizada a la libertad de una persona como Derecho
Fundamental a esta libertad estaba sujeta a presupuestos de orden constitucional y legal.17

En el Código de Procedimiento Penal, la medida de aseguramiento con privación de


libertad se reputa legal, cuando de los elementos materiales probatorios, como lo son la
evidencia física o la información obtenida de manera legal, se puede deducir o determinar
razonablemente que el imputado puede ser el autor o príncipe de la conducta delictiva
que se investiga en el proceso. A estas exigencias legitimadas en la Constitución Política
hay que añadirle que, la legalidad de la privación de la libertad en el ordenamiento
colombiano pasa por la exigencia de reserva judicial, es decir la orden que previamente
da un juez de garantías para proceder a la captura o el control de un juez posterior en
casos de captura excepcional y el control posterior judicial para los casos de flagrancia.
En estos tres casos mencionados lo que más interesa es la legalidad del procedimiento y
por esto es por lo que desde el punto de vista penal se entiende la legalidad de la captura,
como el cumplimiento estricto del debido proceso que hace que se legalice y legitimase la
privación.

Ahora bien, fundando estas ideas en el Derecho Penal podemos encontrar varias clases de
privación injusta de la libertad por las cuales se podría generar la responsabilidad del
Estado. Esta razón explica que tanto las autoridades judiciales como las autoridades de
orden administrativo, especialmente la Policía Nacional y, en algunos casos, las Fuerzas
Militares, son titulares de la responsabilidad estatal.

17
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C - 744 del año 2001.
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C - 177 del año 2001.
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C - 282 del año 2002.
26

Para claridad de este ensayo clasificamos las privaciones de la libertad conforme a la


legislación procesal penal, de la siguiente forma: 18
1. Captura: casos en los que una autoridad judicial libra una orden de privación de la
libertad para que una persona comparezca al proceso.
2. Captura en flagrancia: para nuestro caso, la aprehensión del infractor por las
autoridades en el momento de la comisión delictiva.

Si la captura no llega a realizarse conforme a las exigencias respecto de los Derechos


Fundamentales y el Debido Proceso se constituirá la responsabilidad estatal. El proceso
penal combina la situación de captura y la privación de la libertad bajo el título de
detención preventiva.
Desde este punto de vista, las situaciones de privación con incidencia en el derecho
Administrativo son:

1. Legal y justa: Como sería el caso de una captura declarada legal que tiene como
consecuencia la imposición de la medida de aseguramiento privativa de la libertad y la
posterior condena del infractor. Este es el modelo que no genera responsabilidad estatal.
2. Ilegal: La que se presenta cuando la captura no se llevó a cabo con observancia de los
requisitos legales y da origen a responsabilidad por funcionamiento defectuoso de los
órganos estatales, como la Policía o el CTI. Esta situación genera responsabilidad
estatal por falla del servicio.
3. Injusta: La que da origen a responsabilidad cuando la Fiscalía no es capaz de demostrar
plenamente la responsabilidad penal del privado de la libertad. Esta actuación genera un
daño antijurídico para quien la padece debido a que se configura uno de los títulos de
imputación de responsabilidad estatal a título de falla del servicio o daño especial.
4. Legal e injusta: La que se presenta cuando los fiscales y jueces imponen la medida
de aseguramiento con el cumplimiento estricto de los requisitos legales, pero, en el
curso del proceso el imputado, acusado o condenado, resulta absuelto.

Los títulos de imputación de responsabilidad del Estado para pretender una


indemnización por causa de privación injusta de la libertad, se fundamenta en el
funcionamiento defectuoso de dicho Estado.

Anterior mente en este trabajo se hablo acerca de los regímenes de falla del servicio
(Presunta y Probada) y el daño especial.
En la presente parte de este ensayo nos fundamentamos en la falla del servicio probado y
el daño especial que son los principales títulos de imputación en la responsabilidad del
Estado por privación injusta de la libertad.
En el caso de la falla del servicio entenderemos esta como la ya referida acción y omisión
del Estado que consiste en el incumplimiento de las obligaciones a cargo de la
administración. El régimen de falla del servicio probada es un régimen subjetivo que

18
Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado. (2013). Privación Injusta de la Libertad: Entre el
derecho Penal y el derecho Administrativo. Documentos Especializados, I, 64. 26 de Sep/18.
27

examina el funcionamiento del Sujeto Estado como prestador de servicios a los


ciudadanos y obliga al demandante a probar todos los supuestos que dan origen a la
responsabilidad.

Al lado de la falla del servicio encontramos la noción de daño especial entendido como el
que causa el Estado por una acción u omisión que debe ser lícita (la acción u omisión
debe ser lícita, pues si es ilícita encajaría en el régimen de falla del servicio), buscando el
interés general. Algunos tratadistas también analizan este régimen con fundamento en el
equilibrio de cargas públicas, lo cual significa que bajo el principio de igualdad existirán
casos en los que la primacía del interés general impone a una persona una determinada
carga más pesada que la que soporta el resto de los administrados, quienes se benefician o
se beneficiarán de esa actuación lícita del Estado.19

La diferencia de este régimen objetivo con la falla del servicio estriba en que en el daño
especial no se examina la conducta del agente estatal y solo se debe probar que hubo una
actuación u omisión del Estado en pro del interés general y que esa conducta ha causado
un daño antijurídico. Para que se estructure la noción de daño especial resulta propicio
demostrar que:

1. la afectación tiene un carácter anormal y grave


2. la acción u omisión lícita del Estado deben basarse en el interés general y
3. debe existir un nexo de causalidad entre la acción u omisión lícita del Estado que busca
el interés general y el daño anormal causado a la víctima

GUSTAVO CUELLO IRIARTE20

Nuestra próxima cita la vamos a realizar sobre el autor Gustavo Cuello Iriarte que en
compañía de Adriana Cuello Hermida y Jenaro Andrés Puerto Valencia realizan un libro
titulado el Daño especial que para nuestra investigación y relato será prudente resaltar
con el fin de traer a colación la contextualización histórica de cómo se desarrolla dicho
concepto en Colombia y a la luz de que aspectos jurídicos.

Los autores de este libro comienzan mencionando que surge un postulado moderno de
Derecho público en cuanto a la responsabilidad estatal acerca de la obligación de
indemnizar a los particulares por los perjuicios que este le cause que se acentúan de la
siguiente manera:

19
Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado. (2013). Privación Injusta de la Libertad: Entre el
derecho Penal y el derecho Administrativo. Documentos Especializados, I, 64. 26 de Sep/18.
20
Gustavo Cuello Iriarte; Adriana Cuello Hermida y Jenaro Andrés Puerto Valencia. (2009). EL DAÑO
ESPECIAL. Bogotá-Colombia: Instituto de Estudios del Ministerio Publico - PGN.
28

Para dar fundamento a este principio con consagración legislativa, inicialmente se acude
a la equidad y a reglas éticas. Así se soportan en Alemania los denominados “daños
procesales” y “daños de guerra”. Los primeros provenientes de “las detenciones
preventivas de acusados inocentes” (leyes de 20 de mayo de 1898 y de 14 de julio de
1904). Los segundos para atender a los ciudadanos que “dentro y fuera del territorio
alemán sufrieran daños físicos durante la conflagración europea, aunque no pertenezcan a
la clase de personas con derecho a protección por haber prestado el servicio militar”.

Estas regulaciones particulares se tomaron insuficientes, por lo que la doctrina y la


jurisprudencia se dieron a la tarea de realizar una búsqueda de un postulado que estuviera
por encima de la ley y que no necesitara de una confirmación especial del legislador para
cada caso en concreto, si no que permitiera hacer efectiva la responsabilidad de una
manera general atreves de decisiones judiciales.
Fue así como basados en el Derecho Natural, se comienzan a aplicar las reglas de
“inviolabilidad de los derechos adquiridos” como lo dijo el tribunal alemán en sentencia
del 13 de enero de 1883.

Otra corriente que cita el autor pero esta con una concepción menos amplia, se inclina por
“la garantía constitucional de la propiedad”; que la toma como “salvaguardia de la
situación económica del ciudadano frente al poder público”; frente a esto la deducción
principalmente es la indemnización del Estado no solo en los casos en que arrebata
derechos privados por el procedimiento de expropiación forzosa, sino, en general, por
todo perjuicio que ocasión un acto de autoridad en el patrimonio del ciudadano.
Una tercera posición y la más relevante para nuestra investigación consiste en el
“principio de igualdad jurídica” según el cual no se permite una carga desigual para los
ciudadanos explicada así:

“Toda restricción impuesta que exceda de la medida general representa un “sacrificio


especial”, y ya desde los tiempos del Estado-policía se ha transformado en derecho
consuetudinario, por su largo y continuado ejercicio, una máxima según la cual el Estado
tiene que compensar en metálico al ciudadano por toda la carga especial que le imponga.
Fundando este derecho consuetudinario alemán habría lugar a indemnizar aun cuando la
ley no lo dispusiera para un caso determinado”.

Una cuarta corriente estimo que el deber de indemnizar debía restringirse a los casos en
que “la ley o un derecho consuetudinario lo ordenen expresamente” el autor enmarca esta
cuarta categoría bajo la obra de derecho Administrativo, publicada en Francia por Tesirer,
que formula la concepción del Daño Especial como la fuente de la responsabilidad del
Estado, de tipo objetiva y basada en la desigualdad ante las cargas públicas.

Concluyendo esto podemos decir que La Gran Colombia fue el primer Estado en el cual
el legislador consagro su responsabilidad bajo el título de imputación del daño especial.
Y esto se volvió una constante en nuestro derecho positivo.
29

La Corte Suprema de Justicia, al aplicar las disposiciones legales que consagraron en el


Siglo XIX la responsabilidad del Estado bajo el concepto de daño especial con ocasión de
las guerras fratricidas, ocupación de inmuebles y obra pública, y en general por “daños
causados por actuaciones estatales”, abrió el camino por el cual transitara el Consejo de
Estado para que mucho tiempo después por influencia de la jurisprudencia francesa se
hiciera un verdadero desarrollo de la teoría del daño especial, que por supuesto ha sido la
base fundamental de numerosos fallos, de distintas situaciones.

HÉCTOR DARÍO ARÉVALO REYES21

El autor Héctor Reyes otorga para esta investigación otro punto de vista referente a las
malas elecciones de los servidores públicos y al permisivo hecho de dejarlos actuar de
manera incorrecta, tipificando esto como una falla del servicio, pues no se concibe un
servicio público eficiente, acorde con el interés general, manejado por personas corruptas.
Por esto la jurisprudencia del Consejo de Estado determina que: “El Estado falla cuando
con sus actuaciones, hechos positivos o negativas o vías de hecho, desconoce los
derechos de los particulares o deja de proteger los mismos o permite que algún miembro
de la comunidad o cualquier persona vulnere dichos derechos”.
Además, añade que quien haya sido indemnizado mediante proceso penal o de
responsabilidad civil no podrá solicitar ante lo contencioso administrativo la reparación
del daño.

No obstante haberse aceptado por vía jurisprudencial en materia de responsabilidad del


Estado, donde ya se admitía la obligación resarcitoria en caso de que hubiese obrado
conforme al Derecho, la jurisprudencia colombiana no admitió la responsabilidad estatal
derivada del error judicial señalando los siguientes obstáculos:

1. El que tenía que responder era el propio juez por establecerlo así el Artículo 40
del Código de Procedimiento Civil.
2. Atentaba contra el principio de cosa juzgada.
3. El error judicial solo genera responsabilidad personal del funcionario judicial por
sus “errores inexcusables”, inician una falla personal y no estaban cumpliendo las
funciones legales del servicio existiendo una responsabilidad personal y no
estatal.

El Articulo 71 de la ley 270 de 1996: “En el evento de ser condenado el Estado a la


reparación patrimonial por un daño antijuridico que haya sido consecuencia de la
conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquel deberá repetir contra

21
Héctor Darío Arévalo Reyes. (2011). Responsabilidad del Estado y de sus funcionarios. Bogotá-
Colombia: Ediciones Doctrina y Ley Ltda.
30

este”: para los efectos señalados en este artículo, se presume que constituye culpa grave o
dolo cualesquiera de las siguientes conductas:

1. La violación de normas de derecho sustancial y procesal, determinada por erros


inexcusable.
2. El pronunciamiento de una decisión cualquiera, restrictiva de la libertad física de
las personas, por fuera de los casos expresamente previstos en la ley o sin la
debida motivación. Y
3. La negativa arbitraria o el incumplimiento injustificado de los términos previstos
en la ley procesal para el ejercicio de la función de administrar justicia o la
realización de actos propios de su oficio, salvo que hubiere podido evitarse el
perjuicio con el empleo de recurso que la parte dejo de interponer.

A todo esto, lo ha denominado el autor como una responsabilidad constitucional y se


refiere a aquellos actos de cualquier autoridad que vulneren la Constitución en detrimento
de alguna persona al cercenarle un Derecho Fundamental, lo que hace al Estado
responsable tanto penal, civil, administrativamente como disciplinariamente, sin que
pueda alegar en su favor que recibió mandato superior e incluso legal.

Abarcando más el tema de escogencia para este proyecto y basándose en el autor


expuesto en este transcurso, el Articulo 68 de la ley 270 de 1996 de administración de
justicia además mencionado también por el anterior autor, y articulo que trata de la
privación de la libertad. Se define que establece al Estado por medio de sus autoridades,
la protección de la vida, honra y bienes de los ciudadanos, según mandado constitucional
y tal protección debe cumplirse con apego a las normas legales, dentro de las limitaciones
que tal facultad le otorga, pero sobre todo con indeclinable respeto a los derechos
humanos de los administrados.

El Código de procedimiento Penal, consagra la acción indemnizatoria en favor de quien


haya sido privado injustamente de su libertad cuando se ha exonerado por sentencia
absolutoria definitiva o su equivalente, porque el hecho punible no existió, el sindicado
no lo cometió o la conducta no constituía un delito.
Se sostiene en la jurisprudencia del Consejo de Estado, que un quebranto patrimonial
sufrido por un particular revista el carácter de perjuicio indemnizable.22 La ley permite en
ciertos casos la retención de personas, el allanamiento, la requisa, la retención preventiva
de ciudadanos. En estos casos mencionados se causará un perjuicio, pero dadas las
circunstancias la persona tendrá el deber de sopórtalas. 23

En cuanto a la responsabilidad que se constituye, se pueden establecer diferentes casos


por ejemplo perjuicios sufridos por negligencia, al ser capturado ilegalmente por agentes
de la Policía Nacional. Esa responsabilidad se deriva del hecho que a través de esta

22
Consejo de Estado Sección Tercera, Sentencia de febrero 3 de 1994.
23
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia c-037 de 1996.
31

institución se hizo una detención ilegal, porque los destinados no se encontraban en


situación de flagrancia cuando fueron capturados, ni existía una orden de autoridad
competente. Y esto no solo vulnera el Derecho Fundamental de la libertad sino además el
debido proceso de todas las personas, y con garantía del derecho de defensa de los
afectados.

Lo que ha conllevado todos estos casos es que la doctrina además afirme que la
responsabilidad es una obligación patrimonial a cargo del Estado que consiste en el
DEBER de reparar las lesiones ocasionadas por la falla en la administración.

JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA 24

La fundamentación de esta sentencia es la responsabilidad extracontractual del Estado,


por daños derivados de la Administración de justicia. Responsabilidad del Estado por
privación injusta de la libertad.

La demanda fue presentada el 27 de agosto del 2000 por José Crisanto Tique, María
Floremia Ducuara de Tique, quienes actúan en nombre propio y de sus hijas menores Flor
María Tique Ducuara y Reina Marince Tique Ducuara, en ejercicio de reparación directa
prevista en el artículo 86 del C.C.A.

Las pretensiones de esta sentencia es declarar a la Nación – Rama judicial, civil y


administrativamente responsable de los perjuicios morales y de los perjuicios de la vida
de relación ocasionados a los demandantes, con motivo de la privación de la libertad
sufrid por el Jefe de familia el señor José Crisanto Tique, como consecuencia de un error
judicial en que incurrieron las autoridades del resguardo indígena Santa Marta Palmar u
la comunidad indígena Palmar Bocas de Babi del municipio de Coyaima Tolima, al
expedir resolución N°. 001 del 16 de agosto de 2006, violando la constitución y la ley, al
no tener en cuenta las garantías procesales consagradas en los artículos 29 y 246
superiores.
Como consecuencia de lo anterior, el ente demandado pagara a los actores por intermedio
de su apoderado, la totalidad de los perjuicios morales y perjuicios de la vida en relación
que se le hayan ocasionado por la privación.

Así para lo que nos va a servir la citación de esta sentencia es para explicar que no solo
aquellos perjuicios patrimoniales o pecuniarios son los únicos que debe pagar el Estado,
sino que además que este responderá por los perjuicios que no se pueden calcular en
dinero como lo son los morales, la vida en relación, daños psicológicos entre otros.

24
Consejo de Estado Sección Tercera, 27 de noviembre de 2017; 73001-23-31-000-2008-00518-01
(37815).
32

De esta forma, los daños MORALES, son aquellos que exclusivamente lesionan aspectos
sentimentales, que originan angustias, dolores internos y psíquicos, que lógicamente no
son fáciles de describir o definir.

El Consejo de Estado en su actual y reiterada jurisprudencia ha precisado sobre el


perjuicio a la vida de relación: “Este perjuicio extrapatrimonial puede ser sufrido por la
víctima directa del daño o por otras personas cercanas a ellas, por razones de parentesco o
amistad, entre otras, Así, en muchos casos, parecerá indudable la afectación que –
además del perjuicio patrimonial y moral – pueden sufrir la esposa y los hijos de una
persona, en su vida de relación”

Capítulo VI.

CONCLUSIONES

Finalmente, no puede olvidarse que en ARGENTINA –como afirmaba el artículo 1766


del anteproyecto del Código Civil y Comercial– que el Estado debe responder por los
daños derivados de sus actos tal como en Colombia ya sean lícitos al sacrificar el interés
de los particulares con desigual reparto de las cargas públicas. Por lo tanto, consideramos
que, si en un caso particular se encuentra debidamente acreditado el daño en concepto de
lucro cesante, el juez podría declarar la inconstitucionalidad del artículo 5 de la ley sobre
responsabilidad del Estado a fin de resguardar la supremacía constitucional, ya que, de lo
contrario, esto es, de no repararse adecuadamente los daños ocasionados por el obrar
lícito del Estado, podrían afectarse los principios de igualdad y propiedad reconocidos
constitucionalmente.

En cuanto al marco legal que se instaura de la responsabilidad extracontractual que tiene


el Estado por la Privacion Injusta de la libertad, los Decretos 1400 y 2019 del año 1970
permitieron a la jurisprudencia del Consejo de Estado, distinguir entre la falla del servicio
y el error judicial.
El articulo 90 de la Constitución Política del 1991, permite una fundamentacion mas
acertada en cuanto a la noción del Daño que contempla tanto la falla como la actuacion
defectuosa de la autoridad publica.

Asi el Consejo de Estado determino que: el Articulo 90 de la Carta de 1991 es un eficaz


catalizador de los principios y valores que orientan la politica del Estado Sosial de
Derecho al cual esta sujeto Colombia, y que estos principios deben irradiar todo el
sistema juridico, los cuales vinculan todas las manifestaciones del poder público, que la
Carta Politica reconozca, sin discriminación alguna, la primacia de los derechos
inalienables de la persona.
33

En tal condicion, frente a cualquier daño antijuridico que sea imputable a una autoridad
pública, con ocasión al llamado derecho de libertad consagrado en el Artículo 13 de la
Constitución Política asi:

“Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma
protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o
familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las
condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de
grupos discriminados o marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas
personas que, por su condición económica, física o mental, se encuentren en
circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra
ellas se cometan”.

El Estado deberá responder patrimonialmente no solo por estar contemplado en el


Articulo 90 sino porque, se desprende de la lectura de Carta Política de Colombia. De
esta manera se desprende la creación del Artículo 414 del Código de Procedimiento Penal
(Decreto 2700 de 1991) que establece la cláusula de la responsabilidad estatal por la
privación, junto además de la ley estatutaria de administración de justicia que consagro
esta misma responsabilidad por acción u omisión de sus funcionarios y empleados
judiciales en tanto responderán por tres causas:
1. El defectuoso funcionamiento de la administración de justicia.
2. El error jurisdiccional.
3. La privación injusta de la libertad.
Disposiciones que estarán establecidas en los artículos 65, 66, 67, 68, 69 y 70 de dicha
ley.

Artículo 65. De la responsabilidad del Estado: El Estado responderá patrimonialmente


por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la omisión
de sus agentes judiciales.
Artículo 66. Error jurisdiccional: Es aquel cometido por una autoridad investida de
facultad jurisdiccional, en su carácter de tal, en el curso de un proceso, materializado a
través de una providencia contraria a la ley.
Artículo 67. Presupuestos del error jurisdiccional: El error jurisdiccional se sujetará a
los siguientes presupuestos: 1. El afectado deberá haber interpuesto los recursos de ley
en los eventos previstos en el artículo 70, excepto en los casos de privación de la libertad
del imputado cuando ésta se produzca en virtud de una providencia judicial. 2. La
providencia contentiva de error deberá estar en firme.
Artículo 68. Privación injusta de la libertad: Quien haya sido privado injustamente de
la libertad podrá demandar al Estado reparación de perjuicios.
Artículo 69. Defectuoso funcionamiento de la administración de justicia: Fuera de los
casos previstos en los artículos 66 y 68 de esta ley, quien haya sufrido un daño
antijurídico a consecuencia de la función jurisdiccional tendrá derecho a obtener la
consiguiente reparación.
34

Artículo 70. Culpa exclusiva de la víctima: El daño se entenderá como debido a culpa
exclusiva de la víctima cuando ésta haya actuado con culpa grave o dolo, o no haya
interpuesto los recursos de ley. En estos eventos se exonerará de responsabilidad al
Estado.
35

Lista de referencias:

Corte Constitucional de Colombia - Sentencia SU 072, jul. 5/18. (2018). Unificación


jurisprudencia sobre responsabilidad del Estado por privación injusta de la
libertad. 2018, de Ámbito Jurídico Sitio web:
https://www.ambitojuridico.com/noticias/general/administracionpublica/unifican-
jurisprudencia-sobre-responsabilidad-del-estado

Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado. (2013). Privación injusta de la libertad:
entre el derecho penal y el derecho administrativo. 2018, de Agencia Nacional de
Defensa jurídica del Estado Sitio web:
https://www.defensajuridica.gov.co/gestion/publicaciones-
andje/Documents/privacion_injusta_libertad.pdf

Consejo de Estado - Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. (27 Nov


2017). Consejero Ponente: Jaime Orlando Santofimio. 26 Nov 2018, de Consejo de
Estado; Subsección C Sitio web:
http://consejodeestado.gov.co/documentos/sentencias/18-12-
2017_73001233100020080051801.pdf

file:///C:/Users/steff/Downloads/1537-3621-1-PB.pdf
https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/derest/article/view/4582/5377

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