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XVI-XVII
a) El término
La expresión «Siglo de Oro», con la que Lope de Vega aludía al suyo propio y
que suscitaba la admiración de don Quijote en su famoso discurso sobre la Edad de
Oro, ya se había popularizado a finales del siglo XVIII. En el siglo XIX la terminó de
consagrar el hispanista norteamericano George Ticknor en su Historia de la literatura
española, aludiendo al famoso mito de la Teogonía de Hesíodo en que hubo una serie
de edades de hombres de distintos metales cada vez más degradados.
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b) El Renacimiento: La formación de España como Estado
Moderno. Hegemonía política y bonanza económica.
Con su unión dinástica, los Reyes Católicos mediante la unificación de los
reinos de Castilla y Aragón, la conquista de Granada y disolución del Al-Andalus
musulmán y la sujeción de los poderes de los nobles terratenientes a la corona,
esbozaron un estado políticamente fuerte con el poder político cada vez más
centralizado bajo la corona. Ideológicamente, este estado, estaba dominado por la
Inquisición eclesiástica y la lucha del catolicismo contra judíos y musulmanes.
Las ciudades más importantes de este periodo son: Sevilla, por recibir las
riquezas coloniales y a los comerciantes y banqueros europeos más importantes -
junto con la delincuencia internacional-; Madrid, como capital y sede de la Corte,
Toledo, Valencia y Zaragoza.
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c) El barroco: La decadencia del Imperio español. Crisis
económica y social y apogeo artístico.
El siglo XVII es un siglo de crisis económica y política a nivel internacional con
una Europa dividida por querellas religiosas y dinásticas. En el caso español, el
reinado de Felipe III -heredero de la bonanza económica y la plenitud política afirmada
por su padre Felipe II-, supone el principio de la larga crisis económica, política, social
y moral que se constituirá como infraestructura (en el sentido marxista del término) del
Barroco español.
“El declive del Imperio Español posee causas específicas, que pueden sintetizarse en la
incapacidad de nuestro país para incorporarse al mundo moderno, al sistema capitalista. El
descubrimiento de América había resultado esencial para el naciente capitalismo. Pero la
mentalidad feudal de los conquistadores y de la nobleza dirigente no fue capaz de traducir en
términos económicos capitalistas (inversiones en la industria y en la agricultura) las fabulosas
riquezas del continente descubierto. El oro y la plata, que llegaban a Sevilla en cantidades
increíbles, sólo servían para la compra de productos manufacturados en el extranjero y para el
pago de las deudas que la Corona había contraído con los grandes banqueros europeos. Se dio
de este modo la paradoja de un país hegemónico políticamente, pero dependiente en el plano
económico.”
FUENTE:
GARCÍA-POSADA, Miguel: Introducción en LOPE DE VEGA: Poesía.
Antología, Colección Austral, Espasa Calpe, Madrid, 1992.
En dos siglos experimente España pues, su mayor apogeo tanto a nivel político
como económico y social, y una de sus más dramáticas crisis, también a todos los
niveles. Paradójicamente, las dificultades económicas, el desengaño con respecto a la
política, la corrupción de la burocracia, la rigidez de la Contrarreforma, se constituyen
como telón de fondo de una de las épocas más florecientes en las artes españolas. El
teatro con Lope, Tirso y Calderón, la pintura con Velázquez o Ribera, la arquitectura,
la música experimentan se desarrollan de forma inversamente proporcional a la caída
de España como Imperio: malos tiempos para la vida, buenos tiempos para las artes.
Op. Cit.
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2.- PERÍODOS del SIGLO DE ORO
El siglo XVII está marcado por la decadencia y la crisis económica. Reinaron
en este siglo Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Los
reyes gobiernan por medio de “validos” o primeros ministros y una inmensa
burocracia, en muchos casos corrupta y, en casi todos, muy lenta, se encarga de la
gestión del estado (En este sentido, pensad en los muchos personajes de las
obras que se desarrollan en Madrid que están en la Corte –Madrid- para resolver
“papeleo” y como casi siempre hablan de ello como procesos largos y tediosos
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brazaletes y pendientes de oro. Un morisco audaz, el Tuzaní, que pretendía la
mano de la joven, se infiltra como soldado cristiano, descubre la identidad del
asesino y venga la muerte de la Maleha. Sin duda, la relativamente reciente
expulsión de los moriscos por parte de Felipe III y sus consecuencias seguían
vivas en la mente de Calderón cuando, 50 años después, situara su historia en
el pasado para, quizá, hablar del presente –pensad en Las Brujas de Salem de
Arthur Miller, quien, escribiendo sobre un hecho histórico pasado –la
persecución de las brujas en la Norteamérica de los peregrinos- pretendía
hablar sobre su presente –la caza de brujas llevada a cabo por la administración
de Nixon con el senador McCarthy a la cabeza-).
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¿Amores en la corte y sin dinero?
Y más agora que tan caro es todo
“Parece ser que los sucesivos matrimonios consanguíneos de la familia real produjeron
tal degeneración que Carlos creció raquítico, enfermizo (con frecuencia era atacado por
violentas fiebres que le postraban en cama; apenas subía en su carruaje, los vómitos le
obligaban a desistir del viaje, y cuando estaba al aire libre, le supuraban los ojos) y de
corta inteligencia, además de estéril, lo que acarreó un grave conflicto sucesorio, al
morir sin descendencia y extinguirse así la rama española de los Austrias.
En un informe forense realizado por la Universidad Complutense de Madrid a partir de
los restos mortales del monarca, se ha averiguado que padeció Síndrome de Klinefelter,
una anomalía cromosómica que le causó esterilidad, debilidad muscular y un deficiente
desarrollo mental. Este defecto genético se debió probablemente a la política
matrimonial de los Austrias.”
FUENTE:
www.es.wikipedia.org
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3.- EL MARCO SOCIAL
Las guerras, la peste y las crisis económicas diezmaron la población española,
que baja hasta los ocho millones de habitantes (tal vez, seis millones). La agricultura
se empobrece. La industria y el comercio declinan.
La nobleza y el clero aumentan su poder, en connivencia con reyes y validos
(reacción monárquico-señorial frente a las clases medias). Se incrementa el número
de eclesiásticos con gentes movidas por la ambición o que huyen de la pobreza. Las
crisis afectan especialmente a los artesanos y campesinos. Crece la miseria y
aumenta la delincuencia: malestar, sentimientos de inestabilidad, descontento,
angustia.
4.- LA CULTURA
La creciente influencia de la Iglesia y el papel que España había tenido en la
Contrarreforma -nombre dado a la reacción de la Iglesia católica contra la Reforma
protestante (Reforma protestante: movimiento político-religioso surgido en Europa a
principios del s.XVI a causa de la crisis en que se hallaba la sociedad en el Medioevo
debido a la política desarrollada por los burgueses y los dirigentes de los grandes
imperios, la lucha de las clases inferiores contra el espíritu feudal, la idea de la
salvación de todos los hombres por todos los medios y la presión del universalismo
romano. Fue una verdadera revolución religiosa, cultural, social y política que tuvo sus
precedentes en las ideas de Wiclef y de Huss con sus pretensiones de reorganizar la
Iglesia, en las doctrinas del Renacimiento y en la aparición de los elementos
constitutivos de los estados modernos, pero que no se concretó hasta la rebelión de
Lutero contra la autoridad pontifica. En España la Inquisición evitó su propagación y
sus principales seguidores tuvieron que emigrar). Tuvo como punto de partida el
concilio de Trento (1545-63) e impulsó un vasto movimiento de renovación religiosa de
gran repercusión cultural y política. La Contrarreforma triunfó en España e Italia, pero
no consiguió recuperar los territorios del norte de Europa- marcaron la cultura de
nuestro s.XVII. En muchos aspectos se produce un retorno a “actitudes medievales:
se vuelve a una concepción teocéntrica, frente al Humanismo renacentista. La
Inquisición vigila toda “explicación de la Naturaleza o del hombre” que no se base en
la “directa acción divina”. Por ello cesan prácticamente la investigación científica y la
filosofía racional que apuntaban con el Renacimiento, y se impide el “pernicioso”
contacto con Europa. Así, España se retrasa respecto de la filosofía europea
(Descartes) o la ciencia (Kepler, Galileo, Newton) con que estaba empezando la
modernidad.
Cobran nuevo impulso el pensamiento “ascético” tradicional (: mediante la
mortificación pretende llegar a la superación de las tendencias sensibles, del placer y
del dolor, y cultivar únicamente los caminos del espíritu) con su actitud desengañada
ante la vida terrena y las cosas mundanas.
Paradójicamente, esta época de “crisis y decadencia” es también de “esplendor
artístico”. El genio español, imposibilitado de crear en otros terrenos, “se manifiesta en
el quehacer artístico”. Estamos en nuestro Segundo Siglo de Oro, que transcurre
entre la “muerte de Cervantes (1616) y la de Calderon (1681).
Es la época del BARROCO, que aparte de la literatura, cuenta con pintores
excelsos (Ribera, Zurbarán, Murillo, Velázquez), arquitectos (Gómez de Mora),
escultores (Montañes, Gregorio Fdez., Cano, Pedro de Mena).
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5.- EL BARROCO Y EL SENTIMIENTO DEL DESENGAÑO
El término “barroco” se formó por cruce de dos palabras: la portuguesa
“barroco” (perla irregular) y la italiana “barocco” (razonamiento retorcido). Tuvo, pues,
origen peyorativo; hoy designa, la cultura característica del siglo XVII. Y la cultura
barroca es consecuencia de las circunstancias que acabamos de repasar:
decadencia, crisis, malestar, tensiones religiosas.
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6.1.- CULTERANISMO Y CONCEPTISMO
Se manifiestan tanto en prosa como en verso; Góngora es el más eminente
escritor culterano, y Quevedo el maestro de los conceptistas. Fueron enemigos
acérrimos.
Ambos movimientos rompen el equilibrio clásico entre forma y contenido, pero
lo hacen de modo diferente:
- El culteranismo se preocupa sobre todo por desarrollar la forma; busca la
belleza, la riqueza sensorial, la ornamentación exuberante, la brillante
dificultad. Lo caracterizan esencialmente el léxico culto, el retorcimiento
sintáctico y las metáforas audaces. El resultado puede ser de una gran
belleza formal.
- El conceptismo se preocupa esencialmente por el contenido, por el fondo.
Busca la sutileza, la profundidad o la densidad (por lo que la forma resulta
condensada). Sus recursos más característicos serán los juegos de
palabras, los dobles sentidos. El resultado suele admirar por su ingenio.
Son dos estilos difíciles. El culterano, por las complicaciones de la forma y por
sus alardes cultos. El conceptista, por los conceptos o asociaciones sintéticas que
hace entre ideas, a veces muy alejadas.