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Juanito El Bailarín de Cueca
Juanito El Bailarín de Cueca
Desde aquel día Juanito junto a su novia, enseñaron a todos los niños que
con esfuerzo dedicación y el apoyo de su familia quisieron aprender y demostrar a
todo el país nuestro hermoso baile nacional “La cueca “cada 18 de septiembre.
1° LUGAR LICEO
El abuelo y su sabiduría.
Había una vez un viejito llamado Pedro, que cuando pequeño le gustaba mucho
bailar cueca.
Un día cuando el abuelo salía del supermercado vio un cartel que decía
“CONCURSO DE CUECA PARA EL 18 DE SEPTIEMBRE “Al leer esto, el abuelo
pensó en su nieto Sebastián
Cuando llego a casa le conto a todos y pregunto a Sebastián si quería
participar.
Pasaron las horas, y tuvieron que bailar junto a todos los demás
participantes.
Como bailaron tan bien, obtuvieron el primer lugar del concurso. Estaban
muy felices y agradecidos del abuelo por sus enseñanzas.
2° LUGAR PIDIMA.
Por una mujer.
La gente lo abuchea por la mala paya. Él huaso al ver esto, sabe que
es su oportunidad, va hacia la china y la invita a bailar cueca, ella acepta. La
música comienza a sonar, la gente empieza a bailar, pero el pobre Pepe estaba
tan borracho que termina pisando los pies de Helena, está detiene el baile y se va
junto a Juan a la pradera, dónde estaban los juegos, él huaso la sigue.
LUISA CURINAO
3° lugar LICEO
LAS RICAS EMPANADAS.
Había una señora muy humilde llamada JUANITA ella vivía en un ranchito a
las afuera de Ercilla con sus 7 hijos ya que su marido había muerto.
Ella no tenia teléfono así que camino algunas cuadras para ir donde un
viejo amigo, llamado José, también muy humilde. Al llegar le pidió le prestara su
teléfono para llamar al caballero de la ramada, lo llamo y el caballero de la ramada
le dijo que un unos 10 minutos más la iba a volver a llamar para darle una
respuesta. Pasaron los diez minutos y la llamaron para decirle que la aceptaron en
el trabajo y que mañana empezaban, le dio las gracias a su amigo y se fue
pensando adónde iba a dejar a sus hijos.
Se acostó muy rápido y contenta, al otro día mando a sus hijos al gimnasio
de la vuelta y ella se fue al trabajo pensando en que le iban a decir a su jefe por lo
del día anterior, cuando estaba en la puerta a punto de entrar a la ramada no se le
ocurrió mejor idea que decirle a su jefe, que ya no quedaban cebollas en la feria.
MENCION HONRROSA.
SALVADOR ALLENDE