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9 789707 530348

ISBN 970753034-0 TZELTALES

El señor Marcelino Guzmán Jiménez porta la ofrenda con la flor e’ech (una variedad de bromelia), circunstancia que
exije estar en lo sagrado. Se da el cargo a quien conoce su hábitat y se puede observar que cuerpo y postura refuerzan
la intención sagrada de ofrenda. El traje del tenejapaneco consiste en un calzón blanco, tejido en telar por la esposa. Se
cubre con un chamarrón que es el chu’j elaborado por mujeres chamulas, con los adornos de sombrero y collar de santos
que cargan los hombres principales.Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001.
Acervo personal.
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COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa

CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández

SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA


Verónica Gámez Montes
José Alberto Salas Serrato
Laura Virginia García Vidales

SERVICIOS DE INFORMACIÓN Y CÓMPUTO


Eduardo Bello Jiménez
Patricia Moreno Hernández
María de Lourdes Ayala
Blanca Ramírez Martínez

NOTA SOBRE EL AUTOR


Maritza Gómez Muñoz es licenciada en comunicación por la Universidad de Concepción de Chile; tiene maestría en
antropología social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y es profesora investigadora en el área de Diversidad
Cultural de la Universidad Pedagógica Nacional. Desde 1999 realiza trabajo de campo en Tenejapa, Altos de Chiapas para
su tesis doctoral.

Fotografía 1a de forros y portada: El primer alcalde es asistido por su esposa mientras se viste con el traje
ceremonial con tejidos de rombos que representan el universo recorrido por animales sagrados como
sapos, alacranes y serpientes, los colores negro y rojo son signos de principios de origen. A la izquierda se
ve un tejido ritual con frutos k’an xich. Fiesta de San Ildefonso, santo patrón de Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. Acervo personal.

Fotografía página 5: Detalle de la fotografía en pág. 18.

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MARITZA GÓMEZ MUÑOZ

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CDI
972.004
C65
TZELT.
Gómez Muñoz, Maritza
Tzeltales / Maritza Gómez Muñoz. – México : CDI : PNUD, 2004.
48 p. : maps., retrs., tabs. – (Pueblos indígenas del México contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-034-0

1. INDIOS DE CHIAPAS – TZELTALES 2. TZELTALES – HISTORIA 3.


TZELTALES – RELIGIÓN Y MITOLOGÍA 4. COSMOVISIÓN TZELTAL 5. IDENTIDAD
ÉTNICA – TZELTALES 6. SISTEMA DE CARGOS – TZELTALES 7. TEMASCAL 8.
ARTESANÍAS – CHIAPAS 9. TEXTILES TZELTALES 10. CARNAVALES – CHIAPAS
11. TZELTALES – RITOS Y CEREMONIAS 12. BAILE DEL TORO 13. TRADICIÓN
ORAL – TZELTALES 14. EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL (EZLN)
15. TZELTAL – LENGUA 16. DESARROLLO DE LA COMUNIDAD – CHIAPAS I. t. II.
Ser.

D.R. © 2004 Maritza Gómez Muñoz

Primera edición, 2004

D.R. © 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas


Av. Revolución 1279, Colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón,
C.P. 01010, México, D.F.

D.R. © 2004 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo


Av. Presidente Mazarik 29, Colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo,
C.P. 11570, México, D.F.

ISBN 970-753-034-0 / Tzeltales

ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La
persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.

Impreso y hecho en México

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Lumalbajtik: “nosotros, pueblo de ‘la palabra originaria’”, batzil k’op 5

LOS PUEBLOS TZELTALES Y TZOTZILES PERTENECEN A LA GRAN FAMILIA MAYA


de cuyo tronco se desprende una rama que emigra de los Altos Cuchuma-
tanes, Guatemala, a los Altos de Chiapas. Su origen en Chiapas es remoto.
Comienzan a asentarse en los Altos de Chiapas entre 500 y 750 a.C. Y a
partir del año 1200 d.C. se da la diferenciación de lengua y región como
parte del patrón de asentamiento variado en tzotziles y tzeltales.
En la actualidad conforman la mayoría étnica de Chiapas y el 34 por
ciento del total de la población indígena en la entidad. La mayoría habi-
ta en la zona central de los Altos, que cuenta con una población indígena
de entre 70 y 100 por ciento de la composición étnica municipal. La po-
blación mestiza de la región se concentra sobre todo en la ciudad de San
Cristóbal de las Casas y en algunas cabeceras municipales de poblaciones
menores como Ocosingo, Teopisca y Altamirano.

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Los tzeltales se definen a sí mismos tituye al hombre fiel sobre el motivo de su


como “los de la palabra originaria”, ba- origen, cuya imagen surge de la palabra
tzil k’op. El concepto evoca una memoria creadora: verdadera, y se manifiesta en un
de origen del hombre maya cuya heren- ser “de reconocimiento”, de ofrenda, que
cia (oral) se recrea en la costumbre y las comparte sus frutos con las divinidades y
prácticas de saber. Como metáfora se re- la madre tierra.
laciona además con la palabra primigenia En pueblos de cultura oral el mito forma
de sus primeros madres-padres creadores. parte del tejido de la memoria comunitaria
El tiempo de creación del hombre maya, y se conserva en imágenes clave que ga-
de acuerdo con el Popol Vuh referente al rantizan su permanencia. Una de éstas apa-
mito maya-quiché, se reconoce en la voz rece en la idea de hombres originarios que
de los dioses: “La hora para la siembra y hace referencia al origen de tzeltales, tzo-
el amanecer se está acercando... tenemos tziles, choles y tojolabales: los mayas. Se-
que hacer al que nos sustentará y nutrirá. gún se ve, en el mito y sus imágenes se in-
¿De qué otra forma podremos ser invoca- corporan signos de un modelo o paradigma
dos y recordados sobre la faz de la tierra?” orientador. El mito forma parte de la trama
6 (Tedlock, 1993, p. 72).1 En la memoria mí- de sentido y aparece como recurso ético de
tica permanece el sentido ético que cons- identidad, no sólo del relato, como se verá,
sino en un horizonte imaginario, visual de
inteligibilidad y carácter legitimador. Los
1
Cito el libro de los maya-quichés luego de ha- relatos del mito de origen del mundo, de
ber descubierto importantes semejanzas con la
los primeros madres-padres y del maíz, son
memoria de origen de los Altos, en particular en
el municipio de Tenejapa. Por ejemplo, alrededor fundadores y, según las imágenes, su mani-
del mito de creación del hombre existe una extensa festación imaginaria se urde en un sistema
memoria oral, de igual manera que sobre el origen
del maíz, o los tiempos del diluvio, o de “cuando los en clave (de la memoria oral), de símbolos
hombres fueron convertidos en monos”, etc. Todos que son soporte de la identidad.
son relatos orales que reflejan un origen mítico
Según el mito tzeltal de Tenejapa, los
común para los pueblos mayas de Guatemala y
de Los Altos de Chiapas. primeros hombres eran swa winik y fueron
Según Graulich (Segundo Congreso Interna- creados con un cuerpo sin manos y un so-
cional Mayista, 1995), el problema de las similitu-
des entre los mitos quichés contenidos en el Popol lo pie. Ellos poblaron el mundo, los dioses
Vuh y los mitos mexicanos [y mayas, en Chiapas] vieron que no les servían porque no les re-
es de importancia […] porque nos informan de
zaban, ni podían reproducir familia. Tam-
posibles relaciones históricas y de la antigüedad
de esos mitos […]” poco sabían hacer la milpa.

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Los relatos del mito de origen del mundo, de los primeros madres-
padres y del maíz, son fundadores, soporte de la identidad

Los dioses dialogaron y se lamentaron: gigantes y malos, agresivos con sus vecinos,
nuestras criaturas no nos rezan ni nos ado- e ignoraban a los dioses, no los respetaban,
ran. Estos primeros hombres fueron enton- por eso los dioses se disgustaron. Y fue así
ces castigados y desaparecieron a raíz de que Sme pulel, dios del diluvio inundó el
movimientos de la tierra, wujtik latalum. pueblo. La mayoría murió y muchos logra-
Cuentan los ancianos que una segun- ron sobrevivir encaramándose a los árboles
da creación fue de hombres que cuando se y las partes altas de los cerros o protegién-
iban a la milpa se encontraban en el camino dose en las cuevas. Los sobrevivientes em-
y pasaban dialogando en el nombre de Rios pezaron a hacer fogatas y los dioses vieron
(Dios). Siempre se tardaban en el saludo y que salía humo y enviaron otras divinida-
sus pláticas, y nunca llegaban a sus milpas, des llamadas Abatetik. El dios padre envío
eso tampoco les gustó a los dioses de arri- a transformarlos para que la historia no de- 7
ba. Esos antiguos habitantes de Tenejapa se jara testimonios de los tiempos del diluvio.
les conoce como Antuva winiketi’k y se dice Los dioses los transformaron en monos, les
que desaparecieron por las grandes inunda- jalaron la cola, las orejas (versión de María
ciones. Aquellos antepasados eran hombres Intzin Meza, de Chacomá, Tenejapa).

Mientras la mayor parte del


monte fue deforestado en
los tiempos de las fincas
ganaderas, la montaña es
siempre un punto de referencia
de la memoria cotidiana y de
la memoria mítica. Tenejapa,
Altos de Chiapas
Fotógrafa Maritza Gómez.
2001. Acervo personal.

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LUMKINAL ES EL MUNDO los cerros sagrados de Madzab, mi paraje,


QUE ME RODEA que me anuncian cuando ya llegué” (Juan
Como en todos los pueblos indios, la ma- López Luna).
nera de ser de los tzeltales ha sido deter- Los conocimientos tradicionales sobre
minada por el lugar histórico y que en este herbolaria que poseen los pueblos indios,
caso configuró sus formas de resistencia les ha permitido desarrollar una medici-
y sobrevivencia. El clima y el paisaje in- na naturista muy diversa que actualmente
fluyen además en el carácter de la gente cuenta con apoyos de diferentes organiza-
de la montaña, de modales desconfiados, ciones no gubernamentales para procesar-
mientras que los de la selva son bastante la. La dieta se ve también favorecida por
más comunicativos. ese conocimiento tradicional ya que, ade-
La vegetación varía según el clima y la más del maíz y el frijol, existen diversas
altitud. En la parte fría predominan bosques verduras silvestres que crecen como male-
de coníferas, robles y una muy rica vege- za alrededor de la milpa. Entre las plantas
tación y flora con diversos poderes curati- silvestres que se consumen a diario está
vos. La gente de las comunidades tiene un el majtaz, o mostaza, y otra diversidad de
8 dominio amplio de su entorno, de su há- plantas de montaña como sakilvok y kulicj
bitat, que enriquece durante el desplaza- pimil, entre otras.
miento entre veredas: “Cuando me voy a Desde los años setenta se modifica el
mi pueblo a pie desde la cabecera, sé que paisaje y la actividad económica con la in-
debo pasar frente a ch’en me el, ’la cue- troducción del café en los Altos, a través
va del apache’, luego llego por donde es- de la institución oficial Inmecafé, que en
tuvo el antiguo roble o muk’ul jite’. Cami- un principio supervisa y capacita con la
no siempre guiándome por la cercanía de intención de formar cooperativas de ven-
ta directa, pero que luego son desviadas a
compradores privados que imponen pre-
cios con la intervención de “coyotes.”
Un dominio amplio de su entorno,
La memoria mítica tzeltal reconoce en
de su hábitat les ha permitido su entorno un mundo paralelo habitado por
desarrollar una medicina naturista diversos seres no siempre visibles. El paisa-
muy diversa. La dieta se ve también je de quebradas y montañas se comparte
favorecida por este conocimiento. con diversas entidades. Se sabe, por ejem-
plo, que en el monte o en los senderos que

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tros de memoria e identidad: su espíritu o


alma (ch’ulel) y su corazón (yotan).
Si el recién nacido “viene” dotado, po-
seerá además del ch’ulel, la manifestación
de poder, sabiduría o dones, de los espíri-
tus o lab. Éstos pueden ser desde los más
poderosos (tigre, serpiente), hasta diferen-
tes animales pequeños, incluso insectos.
Se dice que una persona sabia tiene el
don de curar, visualizar y sentir (pulsar),
así como de rezar y dar consejos. O de
transmitir enseñanzas orales, de interpre-
tar sueños, de sanar o dañar finalmente
Los cultivos se diversifican cuando se trata de
alimentar a toda la familia. Mujeres del paraje cuerpo y alma.
Los Mangos, Tenejapa, Chiapas. Según cuenta un conocido curande-
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001.
ro de Tenejapa, el don que posee lo he-
Acervo personal.
redó de su padre moribundo: “Porque tú 9
ellos recorren para trasladarse de un pue- eres mi hijo te voy a entregar en tus manos
blo a otro viven los espíritus (lab), dualida- al pueblo, los ancianos, a toda la gente,
des que corresponden al nahual o espíritu a los niños.” Entonces él entendió que su
animal de los tzeltales. misión sería curar, el padre le estaba trans-
mitiendo su poder. Y en cuanto comenzó
MEMORIA E IDENTIDAD A TRAVÉS a hacerlo, entendió el significado de “ayu-
DEL ESPÍRITU O CH’ULEL dar a la gente”.
Según los tzeltales, se adquieren los prime-
ros signos de identidad, y se trae memoria
arcaica, desde antes de nacer, desde el ins-
Se adquieren los primeros signos
tante en que su espíritu o ch’ulel ingresa al
cuerpo del feto, en el vientre de la madre.
de identidad desde antes de nacer,
Y su entidad anímica perfilará la manera desde el instante en que su espíritu
de ser del sujeto, su carácter, y determina- o ch’ulel ingresa al cuerpo del feto,
rá su futura historia personal. La acción de en el vientre de la madre.
incorporar recorre sus dos principales cen-

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En tales casos la persona se da por ente- ellos en múltiples estrategias adaptativas y


rada en la edad adulta, cuando puede ejer- de resistencia, las cuales han sostenido su
cer esos poderes. Y nunca sabrá qué animal existencia y pervivencia cultural.
o ser es su espíritu poderoso, sino hasta que
se muere, que es cuando su lab se mani- COSMOVISIÓN Y SENTIDO
fiesta de una u otra forma. La gente común La cosmovisión según López-Austin:
sabe que necesita cuidar su espíritu. Y esto
significa que debe evitar accidentes; de otra […] puede equipararse en muchos sen-
forma, si se cae, debe evitar provocar envi- tidos a la gramática, obra de todos y de
dia, ya que este sentimiento es uno de los nadie, producto de la razón pero no de la
principales causantes de brujería, o de mal conciencia, coherente y con un núcleo
de ojo o daño. Si la persona se debilita o unitario que aumenta su radio a medida
enferma, el pulsador o curandero “leerá la que se restringe […] La base de la cosmo-
memoria de la sangre” en el pulso y le di- visión es producto de las relaciones prácti-
rá si hubo daño o brujería, o si el malestar cas y cotidianas; se va construyendo a par-
se debe a que el individuo se cayó, tropezó tir de determinada percepción del mundo,
10 o pasó un susto y eso provocó la pérdida condicionada por una tradición que guía el
de su ch’ulel. También un pulsador puede actuar humano en la sociedad y en la natu-
reconocer cuando el cuerpo está descom- raleza (López-Austin, 1995, p. 15).
pensado por algún desorden de energía y
enfermedad. En tales casos los familiares de- El mundo tzeltal se presenta bastante simi-
berán reunir los materiales necesarios para lar al de sus demás hermanos mayas. Está
su curación: velas, pox (aguardiente), una constituido por un cosmos (chul chan), la
gallina o gallo, según el caso. madre tierra (lum balumilal o ch’ul balumi-
El ch’ulel también busca el mundo na- lal) y el inframundo (k’atimbak). El equilibrio
tural, el monte o la selva, y en la noche, y la armonía entre esos tres espacios es re-
mientras el cuerpo descansa, su espíritu compensado por las divinidades protectoras
sale a vagar en busca de experiencias. Las del universo: el Sol, la Luna y las Montañas.
vivencias nocturnas del espíritu dejan hue- En lum balumilal, los guardianes de la ma-
llas, sensaciones o heridas en la persona. dre tierra y las fuerzas naturales se encar-
A pesar de esa adversidad, la gente gan de preservar ese orden manteniendo
conserva un sentido evidente de digni- en equilibrio la vida humana con la natura-
dad y certezas palpables conviviendo con leza. Del “Dueño” (Ajau witz, Tatik Anh’el)

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El mundo tzeltal está constituido por un cosmos ( chul chan ), la


madre tierra ( lum balumilal o chul balumilal ) y el inframundo
( k’atimbak).

se cuentan muchas historias de enseñaza La enseñanza ordena el comportamiento y


que la memoria colectiva transmite de fa- el sentido del hombre tzeltal, dejando ras-
milia en familia: tros de saber que orientan su conducta.
Según la memoria mítica en las cuevas
Hace mucho tiempo la virgen (Jalametik) que existen en prácticamente todos los pa-
dio el maíz a un muchacho y le dijo: “Es- rajes de los Altos, se guarda memoria. A és-
tas semillas se harán milpa”. El muchacho ta se le atribuyen metáforas de creación,
plantó las semillas, crecieron cuatro ma- de origen; supone la matriz del patrimo-
tas grandes y dieron mazorcas, entonces nio de su pueblo, y mientras guarda, ocul-
el muchacho fue a tapiscar la milpa y lle- ta los objetos de creación:
vó las mazorcas a su casa; pero al otro 11
día fue a ver la milpa, que seguía igual El dios del cerro, el Trueno, fue a pedir
como si no hubiera cosechado, y volvió instrumentos para hacer un trueno. El ga-
a hacerlo. Al día siguiente volvió otra vez to se fue a una cueva, todo lo que vio fue
y lo mismo del día anterior, y así tapiscó un sapo (xpokoc), y se regresó diciendo:
durante ocho días seguidos, pero se abu- “Sólo vi una rana”. Pero ella era la hija del
rrió de tanto trabajo y cortó las cañas de Trueno. Y éste lo mandó de regreso: “Fí-
la milpa con su machete. jate bien”. El gato volvió y le pidió los ins-
Entonces apareció el Dueño y le dijo: trumentos y al hablarle ésta recuperó el
“Ya perdiste la semilla porque cortaste la habla y al momento se abrió la cueva. Y
caña de la milpa, si sólo la hubieras do- surgió la joven transformada en una mujer
blado y la hubieras dejado que se seca- bella. En la cueva estaban los instrumen-
ra... ahora ya te quedaste sin matas y ten- tos [de Creación], y quien los encontró
drás que esperar hasta el próximo año”. fue el gato de monte. Con esos instrumen-
Desde entonces se tapisca sólo una vez tos se crean las nubes, el rayo (cuento de
al año (relato de Navil, Tenejapa). Sebastián Ramírez, Tenejapa).

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Algunos piensan que el Dueño puede pro- la cruz católica. Siempre señala lo sagrado,
porcionar riquezas y fortuna a un indivi- el espacio y el tiempo de origen, la entrada
duo, y al respecto en casi todos los pueblos al inframundo en las cuevas. El momento
existen cuentos de personajes que llevados de detener la marcha y entrar en contacto
por la avaricia intentaron arrasar con toda con las divinidades. Cuando cruza frente a
la riqueza y no dejar nada a otros que lle- ella, el hombre tzeltal se detiene y entra en
garan al lugar; son severamente castigados contacto con lo divino, generalmente en si-
por el Dueño. Entre las enseñanzas que cir- lencio. De igual forma si está ante un árbol
culan en la zona montañosa de Cruzchen, que le remite a una idea de origen, ante un
Tenejapa, se dice que hubo un sacerdo- mensaje o un lugar consagrado por la me-
te, Petul, que se quedó atrapado entre las moria mítica. Los he visto incluso “bolos”
enormes rocas por envidioso. Por la Caña- (embriagados) en el pueblo, detenerse y, ya
da Grande de ese municipio, se escucha sin pudor, gritarle su sentir, darle cuenta de
que rebuzna el burro del padre Petul en el la vida.
cerro del mismo nombre. Para los tzeltales de Aguacatenan-
El Dueño puede ser muy cruel si la gen- go, los primeros hombres provienen de
12 te abusa de la tierra y de la vida natural, y Bawitz, “Cerro de arriba”. Y lo interesante
en ocasiones, “cuando necesita trabajado- que aporta esa memoria mítica es la refe-
res a su servicio, se apodera del espíritu, rencia a la emigración como origen: “Se
ch’ulel, de algún individuo que puede ser dice que partieron de un ‘cerro de arriba’
vendido” (según se cuenta). hacia el lugar elegido, que hoy es Amate-
La gente de los parajes aledaños a las nango del Valle, antiguamente denomina-
montañas conserva un profundo sentido de do Tzontelal (palabra que alude a la acción
respeto que manifiesta con recogimiento y de recolectar ramas y troncos de pino pa-
silencio, o pidiendo permiso con humildad ra usarlos como leña, para el quemado de
cada vez que cruza o pasa frente a estos íco- los trabajos de alfarería). Allí se estableció
nos de la memoria. Hasta el día de hoy las una parte de la gente; los otros migrantes
cuevas (te ch’en) o las cruces (sok te kurus) venían retrasados y se asentaron en Ama-
ocupan un lugar de significación de lo sa- tenango”… (Esponda, 1994).
grado. La kurus (cruz) maya, en donde sea Y los ancianos de Cancuc dicen que los
que su pueblo la instale, rememora a la cei- primeros pobladores provienen de la región
ba, árbol sagrado, primigenio, arquetipo de de Petalcingo; otros, que de Guaquitepec, y
origen, de creación. Nada tiene que ver con hay quienes creen que su origen está en los

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Los tatik-metik (madres-padres) son antepasados divinizados


que viven en los lugares sagrados, otorgan el sustento y
recompensan o castigan.

bosques remotos, por Chacté, zona de mu- Las formas de representación de la au-
chas cuevas. Según determinadas narrativas toridad en la costumbre tradicional se reco-
de la tradición oral, sus antepasados salie- nocen en el sistema de cargos: un sistema
ron de esas cuevas y se establecieron en el político y otro religioso. El ayuntamiento
territorio actual de Cancuc (Idem). regional consta de puestos políticos distri-
Los tatik-metik (“madres-padres”) son buidos en cinco niveles: alcaldes, síndicos,
antepasados divinizados que viven en los regidores, encabezados por un presiden-
lugares sagrados, otorgan el sustento y re- te municipal. El municipio administra las
compensan o castigan. contribuciones, los impuestos, las presta-
Según López-Austin (1995), los tatik- ciones y el trabajo colectivo de la comuni-
metik son “el pareado de las fuerzas del dad. Quien acepta un cargo deja su paraje 13
cosmos, seres que vivieron en la tierra en y su milpa durante un año para residir tem-
las vísperas de la creación, como lo hicie- poralmente en la cabecera municipal. Esto
ron el Sol y la Luna”, divinidades que están significará el endeudamiento para subsistir
en la cosmovisión de todos los pueblos de durante ese tiempo y para sufragar los gas-
los Altos, en tzotziles y tzeltales. De acuer- tos que le representa el cargo.
do con el mito, éstos se quedaron en el Los cargos religiosos los ocupan ma-
mundo para proteger a la humanidad enco- yordomos y alféreces y su número de-
mendada. Para los actuales pueblos de los pende del número de santos patronos de
Altos sus divinidades mayores habitan en la comunidad. Los “paseros” son los que
las montañas sagradas y las cuevas. ya cumplieron un año de cargo. Y forman
“Nuestro protector ancestral es un el cuerpo de principales, que hicieron ser-
anh’el waxamen. En la antigüedad ellos vicio a la comunidad en cargos de la je-
fueron arquitectos, carpinteros, canteros, rarquía político-religiosa. Su entrega (tra-
peones; viven en la fachada de la iglesia dicionalmente sin remuneración) les hizo
de San Juan”, dice un principal (anciano de ganar el reconocimiento de la gente. Y se
Cancuc). consagran como autoridad suprema.

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En la fiesta de San Ildefonso los músicos se preparan para interpretar una pieza tradicional de la
memoria oral de su pueblo, junto están principales con sus trajes ceremoniales. Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. Acervo personal.

La jerarquía de cargos cuenta cada vez en las comunidades), las ceremonias y ri-
con menos candidatos para asumir una fun- tuales, el carnaval y las fiestas del calen-
ción, ya sea porque los hombres comien- dario ceremonial de cada pueblo. Las arte-
zan a emigrar a las ciudades para buscar sanías (aunque muchas son obras de arte),
trabajo o por la conversión a religiones la medicina tradicional. El saber vivir en
evangélicas2 que no aceptan las leyes de armonía, y un marco de referencia basado
la costumbre. en nociones propias como las de respeto,
“Nuestra costumbre es la cultura del trabajo, asamblea, y un particular sentido
pueblo. Representa las creencias y sabe- de llevar el alma al cuerpo y saber mani-
res, prácticas y tecnologías indígenas. For- festarse, todo lo cual identifica a una per-
ma parte de ‘el costumbre’ (como se dice sona de bien.” Los tzeltales de Oxchuc son
prácticamente los únicos que conservan las
2
Cada vez más predominantes en la zona. costumbres del baño de vapor.

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PUSH, TEMASCAL MAYA cree que al entrar se penetra al seno de la


El baño de temascal es una muy antigua tierra-madre, de donde se sale purificado
técnica hidroterapéutica maya que aún por la conjunción de fuego y agua.
conservan los pueblos tzeltales, espe-
cialmente las familias del municipio de SE APRENDE A BORDAR MEMORIA
Oxchuc. Para la medicina maya, además Dentro del mercado regional, cada comu-
de un excelente baño de vapor para el nidad tiene una especialidad en la manu-
aseo del cuerpo, cura males como la “en- factura de artesanías. Las tzeltales de Ama-
trada del frío”. tenango fabrican artefactos de barro y las
El temascal se construye con barro y mujeres de Aguacatenango son famosas
piedra en un espacio reducido para con- por su bordado en blanco de blusas, vesti-
servar el calor; su altura exige que las per- dos, camisones, manteles y pantalones en
sonas entren agachadas. El temascal forma telas hechas en telar, dando una textura de
parte de la costumbre de convivencia so- algodón casi transparente.
cial y familiar, donde los cuerpos en grupo Entre las artesanías, la elaboración de
pierden el pudor. Uno de los miembros se tejidos en telar de cintura tiene un enorme
encarga de “ramear” para purificar el cuer- valor etnocultural por sus diseños tradicio- 15
po de los demás, dándoles golpes en la es- nales, basados en símbolos mayas como el
palda, muslos y brazos con ramas que pue- rombo (que representa el cosmos), íconos
den ser de estafiate o marrubio, aguacate, de animales cósmicos como la serpiente, el
capulín, mozote o hierba mora, según los sapo, el alacrán, etc. En este arte destacan
arbustos o árboles del medio. Esta técnica las mujeres de Tenejapa por la calidad de
ayuda a estimular una mejor circulación su trama. Además de elaborados huipiles,
de la sangre. tejen tapetes “caminos de mesa”, cojines,
De acuerdo con la cosmovisión el te- servilletas para uso propio o para su venta.
mascal representa al vientre materno y Son de especial belleza y prolijidad, ade-
forma parte de los rituales de nacimien- más de los textiles de Tenejapa y Pantel-
to y purificación de la mujer en parto. En hó, las exuberantes y coloridas rosas de
él se limpia el cuerpo y el alma a la vez, colores fucsia y rojo en tonos brillantes
su poder alcanza a purificar y revitalizar que bordan con ramas y hojas en diferen-
el aliento, representación frágil del alma tes tonos verdes, muy llamativos, las muje-
humana. Su construcción es una pequeña res tzeltales de las comunidades de clima
representación simbólica del mundo, y se cálido de Palenque, Ocosingo y Bacha-

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celebración de un calendario de fiesta y ri-


De acuerdo con la tradición y las tual, con que se inicia y concluye el año de
estrategias de preservación de la cultivo y ofrendas. Aunque la mayor parte
memoria e identidad, los tzeltales de la vida ceremonial comunitaria se orga-
niza en torno a los santos-patrones, para
siguen rigurosamente la celebración
lo cual se cuenta con un complejo sistema
de un calendario de fiesta y ritual. de elección y representación de cargos de
principales, rezadores o tatik nail (en Te-
nejapa), así como alcaldes, mayordomos y
jón. Allí las blusas dejan ver los hombros alféreces que se ocupan rigurosamente de
femeninos desnudos, dando al ambiente determinadas tareas y rituales. Todos los
una apariencia estética, sensual. municipios celebran fiestas patronales a lo
Desde los años ochenta y con el empu- largo del año, según se trate de San Juan,
je que adquieren las Cooperativas de Te- en Cancuc, o San Ildefonso, en Tenejapa,
jedoras (Mujeres en Lucha y otras) las ar- entre las fiestas más simbólicas destaca el
tesanas organizadas lograron un gran auge carnaval de Tenejapa y Oxchuc.
16 con la venta de sus productos, cuyo destino
principal fue el mercado nacional y norte- EL CARNAVAL, AKOT WACAX
americano, aunque las mayores ganancias (“BAILE DEL TORO”)
se las llevan los intermediarios. El trabajo Tenejapa y Oxchuc comparten con otros
es tan laborioso (un huipil artístico lleva pueblos de los Altos la recreación de la
por lo menos seis meses de trabajo diario imagen del toro como personaje central de
en telar de cintura) que este arte se ha ido la fiesta de carnaval que se celebra a fines
abandonando poco a poco ante la falta de de febrero. Se festeja el fin del año viejo y
recursos para el material y la incertidumbre el inicio de la nueva cosecha. Los persona-
de un mercado directo entre las artesanas jes de carnaval se dedican toda una sema-
de las comunidades y los usuarios. na a burlar lo establecido, comenzando por
la identidad de los hombres que se trans-
EN LOS RITOS Y FIESTAS SE RE - CREA forman en “Maruchas” (Marías), vestidos
MEMORIA con ropa de mujer. Mientras tanto, ellas se
De acuerdo con la tradición y las estrate- ocupan de quitarles la sed con pox, todas
gias de preservación de la memoria e iden- sentadas en hileras circulares, en la plaza.
tidad, los tzeltales siguen rigurosamente la Los participantes del carnaval rompen con

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El torito, vakax, es protagonista de la fiesta en el carnaval de Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafo José Vicente Regino, 1987. Fototeca Nacho López, CDI.

la norma, gritan, corretean y bromean con verdadero). Un hombre joven representa al


palabras obscenas; transgreden. El tiempo toro y calza su cuerpo dentro de una arma-
de trabajo se detiene y el mundo pierde zón tejida de fibra vegetal que da forma al
compostura, seriedad. “toro.” En tanto el carnaval es la fiesta del
El día último de la fiesta el toro es so-
metido a un juicio farsesco, se le acusa de
todos los pecados, y lo condenan a la pena Comparten con otros pueblos de los
de muerte. El toro representa la lucha por
Altos la recreación de la imagen
la vida entre los hombres, y es perseguido,
del toro como personaje central
ironizado; se escabulle y mantiene el dra-
ma con sus correrías hasta que finalmen- de la fiesta de carnaval. El tiempo
te, el último día de carnaval, es atrapado y de trabajo se detiene y el mundo
devorado por los participantes e invitados pierde compostura.
del pueblo (que comen carne de un toro

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humor ritual (Reifler, 1986), todo es puesto lo establecido. A través del carnaval se in-
en entredicho, la vida política del país con tenta ironizar todo lo normado e instituido.
las imágenes que llegan a la comunidad, Con el cuerpo se juega y transgreden las
de manera que la gente va incorporando funciones de género, a través de las Maru-
nuevos rostros, nuevos personajes de la po- chas mujeres-hombres, irónicas. En la fiesta
lítica nacional. Hubo un año de máscaras el cuerpo pasa a ser un elemento activo de
grotescas de Salinas de Gortari y otro don- participación, de celebración de la ironía
de el pasamontañas de Marcos acompañó e irreverencia a través de actos burlones o
a la comparsa. grotescos. En la fiesta se trata de bailar, ju-
La ironía mantiene el equilibrio entre lo gar, perder el respeto; es decir, el control
solemne de lo sagrado y lo profano, mien- de sus actos y de sus palabras. Las Maru-
tras se refuerza la transgresión del orden y chas se burlan todo el tiempo, en ocasio-

18

Grupo de niños vestidos de “Marucha” (María), hacen tema de risa a su identidad masculina. En
prácticamente todas las actividades sociales de la comunidad participan y aprenden los niños.
Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. Acervo personal.

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nes usan palabras obscenas o vulgares, y la Iglesia católica y creen un parentesco ri-
nadie se atrevería a repetir el “relajo” fuera tual a través del compadrazgo.
de este contexto. Los problemas político-religiosos en
La fiesta representa una intención ritual las comunidades aledañas (particular-
de preservación a través del juego, median- mente en el municipio tzotzil de Chamu-
te el ritmo, la liviandad y la ironía. Las sig- la) han provocado la inmigración de indí-
nificaciones se entrelazan según una lógica genas que se han asentado en la periferia
de sentido comunitario. El cuerpo se tor- de la ciudad de San Cristóbal. La mayoría
na grotesco a través de una identidad dual son de San Juan Chamula, pero también
hombre-mujer. La falta es tolerada mientras de Oxchuc, Zinacantán, Tenejapa, Chal-
dura la farsa. chihuitán y Mitontic.

CONVIVENCIA CON LOS DEMÁS NUESTRA MANERA DE SER Y


PUEBLOS PENSAR (IDENTIDAD ÉTNICA)
Ya sabemos que los habitantes de los Altos El proceso de formación de la identidad de
de Chiapas son además de tzeltales, pobla- los pueblos indígenas de Chiapas se arti-
ción “ladina”, kaxlanes o kashlanes, como cula en torno a la imagen de “nosotros los 19
suelen llamarlos los indígenas. La relación tzeltales” cercanos a “nuestros hermanos”
entre estos dos grupos es desigual e histó- (tzotziles y otros), y a la de “nosotros y los
ricamente se ha basado en la inequidad y otros”, o ajenos: ladinos, mestizos (kaxla-
el racismo. nes) y coletos.
Los mestizos, pero de manera más im- Pero esa oposición es más histórica y
portante los coletos, se concentran en la diferenciadora en relación a “ustedes los
ciudad de San Cristóbal de las Casas y en kaxlanes”, que la oposición entre noso-
otras menores de la región, y ejercen el tros y los otros, que “se objetiva en encla-
control del poder económico y político sin ves concretos y define colectivos diversos,
ningún tipo de rivalidad ni competencia. La como la nación, los partidos políticos […]
gente de la ciudad emplea a los indígenas: se manifiestan como identidades cultura-
a las mujeres como trabajadoras domésti- les creadas, construidas en el curso de la
cas y a los hombres como peones. Esta for- historia” (Beriain, 1996: 17). Una de las
ma de proximidad da pie a que indígenas y peculiaridades históricas y culturales de
ladinos compartan la estructura formal de la identidad étnica es que sin los “otros”

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La metik Lucía Luna está sentada en el patio de su casa, en postura de jotol yax atej, desgranando
frijoles de su milpa, esta actividad se considera un descanso durante la tarde.
Tzajalch’en, Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. Acervo personal.

no hay necesidad de definirnos a nosotros manifiesta y reconoce tanto por el uso de


mismos como colectivo. la lengua materna como en la atribución a
Se observa que el sentido de identidad un territorio de origen y se expresa de ma-
étnica en los tzeltales, así como en todos nera visible, especialmente en las mujeres,
los demás pueblos mayas de Chiapas, se por la vestimenta que ellas mismas tejen
en telar de cintura y bordan de acuerdo
con una memoria antigua. Esto significa
El sentido de identidad se que en cada municipio existe una versión
manifiesta y reconoce por el uso de de memoria tejida en tramas y simboliza-
la lengua materna, la atribución a da en signos cosmogónicos. La identidad
un territorio de origen y, de manera étnica se reconoce en las formas tradicio-
visible, por la vestimenta. nales de organización y de autorrecono-
cimiento en torno al lugar de su linaje y

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nacimiento, por referencia a un territorio dumentaria propia, un santo patrón local


al uso de la lengua tipificada en formas principal y una especialidad económica
dialectales, según el municipio (el tzeltal dentro del conjunto, siendo la milpa y la
de Tenejapa es diferente al de Oxchuc o plantación de café las actividades agríco-
el de Amatenango, etc.), la costumbre y las más comunes. Las comunidades se di-
la memoria (oral). De esa manera la fuer- viden en barrios o secciones reconocidas
za de los hechos “acuñados” forja la idea por su linaje.
de sí, de ser y estar “indisolublemente li- Cada persona posee tres nombres: el
gado a esas ataduras primordiales” (Shils, primero es el nombre de pila ladino, el se-
1957, en Geertz, 1991) son mantenidas a gundo es un apellido de origen hispano y
través de procesos de comunicación e in- el tercero es un apellido de origen indíge-
tercambio; producen un sentimiento soli- na, generalmente tomado de una planta,
dario, una conciencia de unidad que liga animal o un fenómeno natural.
a quienes la experimentan de tal manera En la sociedad tzeltal las generaciones
que este vínculo supera cualquier otra di- mayores a uno, son tratadas con respeto
ferencia” (Beriain, 1996) y dejan fuera a y se nombran b’ankiIaI o hermano mayor,
quienes no forman parte. en tanto que las posteriores son llamadas 21
El estudio sobre lo étnico adquiere ri- its’inal o hermano menor y el más chico
gor, sin lugar a dudas, a partir del impacto del mayor es el kox. Generalmente, el gru-
que tiene en la sociedad nacional el levan- po doméstico corresponde a una familia
tamiento zapatista. Antes de 1994 la zona extensa compuesta por una pareja y sus
era prácticamente desconocida, si no es hijos solteros o casados, con sus respec-
que por la “atracción turística” de su di- tivas esposas e hijos. Por lo regular, el
versidad cultural, arqueológica, paisajís- hombre de más edad controla al grupo,
tica y de monumentos coloniales. Desde detenta las tierras y organiza las activida-
1994, “Chiapas es de todas las naciones des agrícolas.
indias del país, no cabe duda que, tras el Tradicionalmente, la autoridad se ad-
levantamiento, se ha convertido en un re- quiere con la vejez; sin embargo, en los
ferente de la etnicidad nacional” (Viqueira últimos años se ha modificado profunda-
y Ruz, 1998, p. 7). mente el papel de los ancianos y su au-
Entre los referentes étnicos de identi- toridad. A nivel comunitario, la autoridad
dad, desde la Colonia hasta la fecha, cada político-religiosa se compone del ayun-
comunidad agrega a su distinción una in- tamiento constitucional, el ayuntamiento

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regional y los principales. El ayuntamien- recíproca, el indio es esencialmente al-


to constitucional es la única organización truista. La moral india respeta la verdad,
administrativa reconocida por el Estado y la humildad, el respeto a lo ajeno, y se
para ella son nombradas personas que ha- guía por un sentido de justicia. Usa con
blen, lean y escriben en español. parsimonia los productos naturales, des-
conoce la usura, cancela sus deudas. Su
ALGUNAS NOCIONES SAGRADAS vocabulario carece de injuria, es cumpli-
QUE DEFINEN EL ETHOS 3 Y LA do en sus tratos y fiel a la palabra empe-
IDENTIDAD TZELTAL ñada. Robar a otro es robarse a sí mis-
mo, el individuo es parte inseparable de
Mi abuelo me decía: “no hay que rayar el la comunidad.
rostro de la tierra, jme’ jkaxailtik: a la tie- No se amarga la vida con preocu-
rra se le respeta como madre y como lu- paciones mentales ni desgasta energías
gar de retorno, es a donde vuelves” (Juan buscando el lucro. Es parco en sus ges-
López Intzin, Chuno). tos y cuando conversa no abusa de ges-
tos ni demostraciones, jamás acerca su
22 Uno de los rasgos más significativos de es- cuerpo a la otra persona, parecen dos
ta memoria y su tradición es que expresa el seres impasibles, uno frente al otro. La
sentido de lo sagrado que para ellos repre- moral natural en los pueblos mayas, se
senta la madre tierra y la naturaleza. Y en rige por los códigos consuetudinarios
esa memoria se constituye un sentido de (Girard, 1949, p. 296).
vida consecuente, cuyos principios fueron
asombrosamente definidos por un etnógrafo AL CULTIVAR, ME CULTIVO
suizo en los años de los treinta y los cuaren- Después de años de convivir con ellos y de
ta, en los chortís (un grupo étnico maya): observar su forma de vida, descubrí que el
trabajo de la milpa ejerce un impacto cul-
Debido a la naturaleza especial de las tural “dialéctico” en la elaboración de la
relaciones entre familias, regida por un persona, la tarea les constituye y en el ac-
profundo sentido colectivo y de ayuda to hombre y mujer adquieren una conno-
tación ética, social y económica, ya que
en tanto cultivan, se cultivan, de acuerdo
con valores humanos de solidaridad, hu-
3
El ethos se refiere a la manera de ser de un
pueblo. mildad, paciencia.

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La milpa es metáfora de siembra y co-


secha de la memoria de saberes, asombro-
samente semejante a la del Popol Vuh (siglo
XVII).4 La actividad conlleva un saber: cul-
tivar. Éstas son nociones que además sos-
tienen el concepto tzeltal de a´tel, “trabajo”
que implica un saber hacer (cultivar, sem-
brar, cosechar), actividad que da una con-
notación de sentido étnico a la tarea.

“YO SIN TIERRA NO SOY” Doña Sebastiana junto con otras esposas de
La metáfora de la tierra como lugar de ori- mayordomos tejen las redes para colgar los
gen y permanencia está en la memoria en frutos rituales k’an xich. Están vestidas de
ceremonia con sus huipiles tejidos que “constan
un sentido tan profundo e histórico como de tres lienzos, el centro sme, representa su
la identidad misma; la tierra es el lugar de madre, y los costados skob, sus brazos. Y
reunidos en el cuerpo dan señas del universo
arraigo, de principio y fin, en ella se constru- en el cual ella, la mujer, se encuentra al centro
ye, se puede crear. Es el espacio per se de la (Turok, 1991)”. Tenejapa, Chiapas. 23
memoria. Cuando María Luna me lanzó esa Fotógrafa Maritza Gómez, 2001.
Acervo personal.
declaración de principios, de memoria, me
dejó maravillada por su acierto histórico. Y míticas (Campbell, 2000) entrecruzadas en
sucedió en el marco de lo más humilde, de la ruta de las huellas históricas que orientan
lo más ajeno a lo sofisticado: una plática y dan pie a todas sus certezas.
mientras cortábamos elotes de la milpa. A
veces en el espacio de saberes se recono- MEMORIA TEJIDA
cen señales en una constelación de huellas Un acervo importante de la simbología vie-
ne de la memoria de la tejedora que hace
4
Según Graulich (Segundo Congreso Internacio-
nal Mayista, 1995), “el problema de las similitudes presente su identidad en el vestuario (dis-
entre los mitos quichés contenidos en el Popol Vuh tinto en cada municipio). Los tzeltales de la
y los mitos mexicanos [y mayas, en Chiapas] es
montaña o de la selva se reconocen según
de importancia porque: 1) si las similitudes son
reales, nos proporcionan variaciones interesantes, hermandades de saber y usos, por ejem-
que pueden contribuir a un mejor entendimiento plo, de la lengua y sus variantes, o en de-
de los mitos […] para aclarar puntos oscuros. 2)
Nos informan sobre posibles relaciones históricas talles tan particulares como el significado
y sobre la antigüedad de esos mitos […]” de los colores de su ropa. O en la mane-

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como a sus vecinos. Y a’tel (“trabajo”) de-


Para los tzeltales existen dos fine la tarea constitutiva de la persona que
conceptos fundamentales que cultiva. Se trabaja para vivir en un sentido
definen su sentido de vida y estricto, el concepto carga una memoria
mítica, sagrada de la actividad para ali-
convivencia: el respeto y el
mentar a los suyos y a las divinidades que
trabajo. Un saber vivir sin dañar, esperan ver manifestado el agradecimien-
manteniendo el equilibrio de la vida. to en ofrendas. La tarea modela su manera
de ser (ética) que a su vez registra sus prin-
cipales entidades de memoria, el corazón
ra de ser y adaptarse al paisaje y al clima. y el espíritu. La experiencia constituye un
De esa forma, los tzeltales de la selva son sentido ético profundo de vida en armonía,
distintos en su temperamento y sus formas que se comparte con la naturaleza, con el
comunicativas, y sobre todo por influencia cosmos, la tierra y su energía. Esta humani-
de la memoria histórica a la par que por el dad se considera parte de ese mundo que
clima cálido. Las mujeres de clima cálido acontece en avenencia con todos los ele-
24 desnudan sus hombros, su gestualidad es mentos naturales, y en medio de lo sagrado
mucho más libre y sensual, lo que las ha- se autoperciben como gente verdadera. El
ce más comunicativas en la convivencia. sentido filosófico de “verdadero” no es en
Por su parte, sus hermanas de la montaña oposición a quienes no serían verdaderos,
revelan un carácter más hermético y en sino que la experiencia que los define es
muchos casos desconfiado, debido además resultado de un particular estado de con-
al temor a los desconocidos como registro ciencia en comunión que los hace percep-
del abuso y la violencia provocada por las tivos a signos y mensajes de diverso origen,
incursiones a sus pueblos desde la Colonia humano y sagrado.
hasta hace muy poco. Los actos de cada individuo repercu-
Para los tzeltales existen dos conceptos ten en sus relaciones con el entorno, la
fundamentales que definen su sentido de madre tierra, el cultivo, y se registran en
vida y convivencia: el respeto y el trabajo. su ch’ulel. Cuando un tzeltal rompe con
Respeto es ich’el ta muk’, cuya noción defi- el orden establecido, los tatik-metik lo
ne un saber vivir sin dañar, manteniendo el castigan con daño a su ch’uleI. Y en tal
equilibrio de la vida. Se respeta a la madre caso requiere de la ayuda del curande-
tierra, a la naturaleza en su conjunto tanto ro o rezador para sanar. El ch’ulel de ca-

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da individuo está bajo el cuidado de los saben herederos de una civilización gran-
tatilme’iltatil. A estas deidades se asocian diosa, pero de cuyo origen sólo conser-
una serie de símbolos sagrados. La cruz, van partes de la trama que en ocasiones
por ejemplo, representa la puerta que co- surgen en la narrativa, en sueños o en sig-
munica con las divinidades, generalmente nos y objetos primitivos. Según la memo-
resguardan las entradas, como las cuevas ria colectiva, en las cuevas se ocultan los
o los ojos de agua. ancestros, los primeros hombres, los ma-
dres-padres. La metáfora es que hace fal-
VESTIGIOS DE HOMBRES GIGANTES ta volver a lo profundo, a lo arcaico, para
(RELATO DE ANTÚN) encontrar el origen, y sobre todo, que éste
Las cuevas atesoran la memoria de origen debe permanecer oculto, inviolable, pro-
de los primeros madres-padres que, para tegido de extraños.
algunos, fueron gigantes. Y sus huellas y De los mitos tzeltales (o de otras cultu-
huesos aún descansan en las cavernas sa- ras mayas) surgen conceptos, enseñanzas
gradas de cada pueblo, de cada paraje. Un que dan sentido a la memoria de su pue-
joven pintor de Tenejapa, Antún, me contó blo en tanto forman parte de su cosmovi-
que en cierta ocasión su hermana menor, sión y filosofía actuales. Quien los visite 25
mientras jugaba cerca de la cueva del pa- podrá observar que a pesar de la pobreza
raje, encontró dos fémures muy largos, de y las injustas condiciones de vida en las
hombres gigantes, y los tomó. De regreso comunidades de Chiapas, estos pueblos
a su casa le dijo a su papá que había en- conservan la dignidad que les permite sa-
contrado esos huesos en la cueva. El pa- berse herederos de una sabiduría milena-
dre la regañó explicándole que eran huesos ria, cuyo patrimonio se preserva mediante
sagrados, de sus primeros madres-padres, prácticas de la costumbre, en ritos de la
y que no debió tomarlos. El padre le pre- tradición o “dones” que reciben algunos
guntó que dónde los había dejado para ir a privilegiados de sus antepasados o de las
regresarlos a su lugar. La niña, arrepentida, divinidades. Al acercarnos a sus pueblos
le indicó el camino donde habían estado podremos descubrir que la práctica de
jugando, pero los huesos ya no estaban. los saberes de la memoria les constitu-
Los buscaron por toda la zona y nunca los ye en “comunidad” mediante una amplia
encontraron. gama de estilos o manera de ser que les
En este relato el mito se confunde con revela “gente de costumbre” (Bartolomé,
el misterio de lo arcaico. Los tzeltales se 1997).

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se refiere a las actividades vinculadas al


cultivo del maíz; el hombre que sabe tra-
bajar es aquel que cosecha mucho maíz.
Para acceder a algún cargo dentro de la
jerarquía tradicional, la persona debe de-
mostrar su valía por la cosecha que le per-
mitirá alimentar a las autoridades, a sus
ayudantes y a su familia durante el año
que ocupe cargo.

MITOS DE ORIGEN, MEMORIA


Y NARRATIVA ORAL
Los tzeltales, como todos los pueblos de cul-
tura oral, poseen un enorme acervo de re-
latos, cuentos y mitos que dan cuerpo a la
memoria colectiva que los pueblos re-crean
26 en forma dinámica. Halbwachs, estudioso
La pequeña aprende a “tortear” mirando a su
madre hacerlo. Tenejapa, Chiapas. de la memoria colectiva, le atribuye a ésta
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. un carácter normativo que es relevante en
Acervo personal.
los tzeltales y otros pueblos de cultura oral
IXIM, EL MAÍZ ES NUESTRA MADRE porque “no sólo construye el presente [dan-
Los tzeltales, como todos los pueblos ma- do sentido y trama a la identidad], sino por-
yas, no sólo poseen un bello mito de ori- que esta construcción transforma la realidad
gen de la planta, sino que además existe un y provee de nuevos modelos y pautas a tra-
variado acervo de historias de enseñanza, vés de los cuales se la interpreta y constru-
que van formando a niños y niñas en el ye” (Halbwachs, 1994; Vázquez, 2001). La
respeto y cuidado del maíz. memoria oral reconoce en el mito su fun-
En la vida cotidiana son muchas las ción configuradora de valores en signos re-
concepciones y valores del hombre tzeltal currentes de la identidad que se transmiten
que giran en torno al maíz. La vida huma- en imágenes o signos de relato. Al evocar
na se concibe gracias a él, y la tarea en la se fija sentido en actos que: “son recorda-
milpa es fuente de prestigio social: a’tel, dos desde fuera [de mi mente, y de esa ma-
la noción de trabajo, viene de la milpa y nera] los grupos de los cuales formo parte

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me ofrecen a cada momento los medios pa- ra predominantemente oral, reconociéndo-


ra reconstruirlos…” (Halbwachs, 1994). La se parte del orden tradicional de ese mun-
memoria colectiva surge en tramas de saber do organizado. En ese sentido el mito es el
y sentido, y en los procesos sociales e his- modelo configurador de valores y arraiga, al
tóricos se reconocen como textos de refe- transmitir un modelo. Las enseñanzas per-
rencia. En el afán de arraigar en el mundo manecen en códigos, en metáforas, símbo-
organizado por el mito (Kolakowski, 2000), los que el colectivo re-significa al ser tras-
el hombre logra mantenerse en una cultu- pasado verbalmente.

EL NIÑO QUE CONTABA LAS ESTRELLAS

Hace mucho tiempo se supo de un niño aquellas otras que son muchas se llaman
de seis años que era muy curioso y le gus- sbetoyim, que significa “camino de hielo”
taba mirar la desconocida distancia del (Vía láctea). Y esos son todos los nombres
cielo. Un día le preguntó a su padre: que sabemos —concluyó el padre.
—¿Qué es aquello que alumbra por sí El hijo respondió:
solo, que titila en el cielo como si echa- —Gracias por darme el nombre de las
ra chispas? estrellas. Nunca lo olvidaré, guardaré en
27
El padre le respondió: mi corazón todo esos nombres para que
—Eso que ves en el cielo son estre- así nunca se pierdan y los que están por
llas. Alumbran de noche a la tierra y a to- nacer también los sepan y los cuenten.
do el universo. Así quedarán a través de generaciones.
—¿Y cómo se llaman?
El padre le enseñó: Esto dijo el niño sin imaginarse que se le
—Esas son ‘ox kojt, que significa “tres ocurriría contar las estrellas de Dios. Por-
animales”; aquella es jxana’b o “el caite”;5 que hasta la fecha no se sabe de nadie
la tercera es kurus’ek o “cruz de estrellas”, que se haya atrevido a contar las estrellas
que se conoce también como “cruz del del firmamento.
norte”. La cuarta se llama tsek, que en es- Su curiosidad lo estaba llevando más
pañol significa “enagua de estrellas” (Es- allá de los poderes humanos, al pretender
corpión), la quinta se llama nujkupat o contar e interpretar las estrellas, ya que so-
“piel de la espalda”, la sexta, sahubee’ek, lamente Dios sabe cuántas hay. El pobre
que significa “estrella matutina”, aquella, niño no pensaba hacer daño y no imagi-
Yek’ uljch’ ultatik o “estrella vespertina”; nó que hiciera mal al pretender contarlas
y tampoco consultó a sus mayores.
5
Caite: en México o Centroamérica es una Sucedió que ya habiendo sabido sus
sandalia artesanal, de cuero tosco y alto que nombres, un atardecer su puso a contar-
sostiene la pantorrilla. las: “Así —pensó—, podré decirles a los

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demás cómo se llaman y cuántas hay”. Y son infinitas. El niño puso tanto afán en
pasó que, a medida que las iba contan- saber cuántas eran que al ver que era im-
do, se iba oscureciendo y aparecían cada posible se desesperó tanto, enloqueció y
vez más estrellas, y entonces dicen que se murió. Esta historia quedó como enseñan-
desorientó y ya no pudo terminar de con- za para los niños de Tenejapa pues se dice
tarlas porque en el firmamento las estrellas que “lo infinito no puede contarse.”

28

Enseñarse es una experiencia paciente y prolongada, humilde y silenciosa, observando niños y adultos
se “enseñan” en determinados oficios. La niña recibió el privilegio de su cargo, prender y cuidar las
velas en la fiesta del santo patrón. Tenejapa, Chiapas.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2001. Acervo personal.

DE CÓMO SE FUE ARMANDO dios de Chiapas (que para 1528 deben de


LA HISTORIA EN EL TERRITORIO haber sido no menos de 200 mil), la Con-
A la llegada de los españoles a los Altos de quista trajo consigo no sólo la doble aflic-
Chiapas, se encontraron con las tribus ma- ción de la encomienda y el repartimiento,
yenses tzeltales, tzotziles y choles al norte sino que también significó el fin de su auto-
y este de la Depresión Central. “Para los in- ridad tradicional” (Wasserstrom, 1992).

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La expedición española llegó en 1527 a que, por cierto, se sentían exasperados tras
los Altos; después de vencer a los chiapa, 20 años de explotación inhumana de parte
lograron someter a los cacicazgos tzotzil- de los conquistadores. Fray Bartolomé inicia
tzeltales. Y fue la invasión de Diego de Ma- al mismo tiempo una difícil y ardua misión
zariegos en 1528 la que estableció la colo- antiesclavista que le acarrea el odio de los
nización definitiva de territorios que habían colonos españoles, según De Vos.
formado el patrimonio de extensos caci- Los dominicos se instalan y al poco tiem-
cazgos precolombinos (De Vos, 1993). po construyen el convento y templo de San
La conquista española en los Altos de Cristóbal, gracias a una gran hacienda muy
Chiapas se dio con mayor violencia entre bien explotada, con mano de obra india que
los años 1524 y 1525; concluye con la toma poco a poco llega de las montañas a servir-
del pueblo chamula por el capitán Luis Ma- les. Al frente del actual convento se instalan,
rín en 1524. Cuatro años después, en 1528 en el barrio de El Cerrillo, familias enteras
se crea Ciudad Real, hoy San Cristóbal de destinadas a su servicio.
las Casas, destinada a ser el principal cen- A partir de entonces se levantan dos mo-
tro político-religioso de la zona. delos de economía colonial de haciendas.
La imposición de la fe católica se da a Uno, según la concepción de los dominicos, 29
partir de la consolidación del dominio es- y el otro, de grandes y pequeños propietarios
pañol. “Para llevar a cabo la reducción de (fincas). San Cristóbal de las Casas conser-
los indios a pueblos coloniales al estilo es- va aún el estilo y la distribución colonial de
pañol, obligaron a los nativos a abandonar barrios y centro alrededor de una plaza. La
sus antiguos refugios fortificados situados en iglesia de Santo Domingo y su convento, jun-
peñones y cerros y asentarse en lugares más to con la catedral, son ejemplo de arquitec-
accesibles para controlarlos mejor” (idem). tura dominica, barroca, en su versión ame-
A principios de 1545 llegó fray Bartolo- ricana, con símbolos icónicos mayas junto
mé de las Casas acompañado de 22 domi- a los primeros ángeles indios, diseñados por
nicos dispuestos a reevangelizar a los indios, los artistas locales de entonces.

La conquista trajo consigo no sólo la doble aflicción de la


encomienda y el repartimiento, sino que también significó el fin
de su autoridad tradicional.

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En 1545 llegó fray Bartolomé de las Casas acompañado de 22


dominicos dispuestos a reevangelizar a los indios, tras 20 años
de explotación inhumana de parte de los conquistadores.

Al imponerse el modelo de economía tarea se inició a mediados del siglo XVI, en-
y sociedad colonial, los tzeltales de las tie- cabezada por los dominicos fray Juan de la
rras altas se establecen en caseríos dispersos Torre y fray Juan de Cárdenas. La reducción
dentro de un municipio cuya cabecera mu- se hizo contra la voluntad de los naturales:
nicipal, además de centro ceremonial, es el “No hay quien quiera dejar la casilla que su
centro administrativo; se instala el cabildo y padre le dejó, ni salirse de una pestilencial
la iglesia, conformándose un nuevo concep- barranca, o de entre riscos inaccesibles, por-
to de “centro” en torno a la plaza ceremo- que, o ahí tienen los huesos de sus abuelos
nial y cívica. El espacio representa el mismo o lo que es peor, tienen en los cementerios
modelo de villa española de la Colonia. de sus casillas sus penates6 que llaman co-
30
El sistema colonial se estableció me- razón de las casas” (carta de fray Juan de
diante la encomienda y la reducción. Los la Torre y fray Juan de Cárdenas al empera-
principales pueblos fueron dados en enco- dor, 6 de diciembre 1555, Archivo General
mienda a los conquistadores. A mediados de Indias, Audiencia de Guatemala, en Za-
del siglo XVI, se extendió en los Altos la po- mora, 1985).
lítica de Francisco Marroquín, primer obis- Son numerosos los textos coloniales que
po de la Diócesis de Guatemala, que im- relatan el proceso: “Y viviendo en los mon-
pulsó la Congregación; ésta respondía a la tes se estará idolatrando en sus milpas, lle-
disposición de la Corona de controlar efec- vando a sus mujeres e hijos y no viniendo
tivamente a los indios obligándoles a habi- en toda la vida a las cabeceras con ocasión
tar en lugares construidos según el mode- de que están guardando sus milpas”.7
lo español de pueblos asentados alrededor Poco a poco la Corona empezó a limi-
de una iglesia. Para lograrlo, fue necesario tar las encomiendas. Las reducciones fue-
convencer a los señores de linajes de los
beneficios que les traería, ofreciéndoles re- 6
Penates: estatuas de divinidades protectoras
levarlos de sus obligaciones tributarias por del hogar.
7
Tecpanatitlán, 1600, Archivo General de Indias,
el tiempo que durara la reorganización. La en Zamora, 1985).

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ron legalmente dotadas de tierras y se les colonial, motivada por el estado de miseria
permitió promover acciones de justicia y e insoportable sujeción a que se veían redu-
elegir a sus autoridades. A cambio, estas cidos los naturales, y seguida de hambre y
nuevas comunidades pagaban tributo al epidemias (Saint-Lu, 1986, p. 23). La región
funcionario real y daban servicio al terra- sublevada se extendía al norte y noreste de
teniente dos veces por año, prestaciones Ciudad Real, comenzando en las cercanías
en dinero, especie y trabajo en minas, mo- de la urbe y extendiéndose a la región alta,
linos, propiedades, haciendas y casas pa- montañosa y selvática. Cancuc, Chilón y Ya-
tronales. También se les restringía como jalón figuran entre las comunidades más ac-
unidades de producción y consumo, pues tivas, además de Ocosingo y Tila. El levanta-
les eran impuestas algunas actividades pro- miento se originó en Cancunc (pueblo que
ductivas y se les obligaba a comprar ciertos fue borrado del mapa de municipios hasta
bienes de consumo. Los españoles tenían bien entrado el siglo XX). En aquel entonces
el monopolio del trapiche, el ingenio, el el consejo de ancianos de Cancuc llamó a
obraje y el molino, de esa forma el indí- tzotziles, tzeltales y choles a rebelarse con-
gena queda “atrapado” en un sistema eco- tra el poder colonial. Y en 1713 las tropas
nómico, colonial, que transforma no sólo federales lograron sofocar el levantamiento. 31
la vida humana, sino que invade e impo- Ese movimiento fue el más violento y el úni-
ne una modalidad productiva basada en co que tuvo las características de una ver-
la “indianización” de las nuevas relaciones dadera sublevación de indios en el periodo
ideológicas y productivas, según categorías colonial centroamericano.
económicas de explotación humana y de El paisaje agreste, de montañas inacce-
las riquezas naturales. sibles y cañadas, favoreció las perversida-
El paisaje “se moderniza” bajo la fla- des de la economía colonial y aunque la
mante economía de haciendas y plantacio- historia de la época no se ocupa mayor-
nes; ganadería y actividades extractivas, con mente de dar cuenta de la explotación in-
el paso del tiempo, modificarán el paisaje dígena, el levantamiento de 1712 deja ver
montañoso y de selva, lo que en el imagi- de qué manera la sociedad colonial enca-
nario de los pueblos trastoca lo sagrado que bezada por la iglesia no da tregua a los
poco a poco, a través del tiempo, va hacién- pueblos indios. Mientras se pudo (y esto
dose recóndito, hermético. fue hasta muy cerca de 1994), los mestizos
En 1712 los “zendales” encabezaron la abastecieron sus haciendas con mano de
primera rebelión indígena contra el orden obra “acarreada”. Según la memoria oral,

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das para promover las tierras baldías. Entre


En 1712 los “zendales” encabezaron 1856 y 1875 se nacionalizaron y se reintro-
la primera rebelión indígena contra dujeron al circuito comercial los bienes de
el orden colonial, motivada por el la Iglesia, que en Chiapas representaban 30
por ciento de la tierra acaparada.
estado de miseria e insoportable
Desde el siglo XVIII hasta el XX, el mo-
sujeción a que se veían reducidos. nopolio del aguardiente y el tristemen-
te célebre sistema de enganche aseguran
a comienzos de la Colonia eran capataces una mano de obra constante a las fincas
negros los que incursionaban en los Altos, cafetaleras del Soconusco y del norte de
con chicote en mano, para “arrearlos”. El Chiapas (Viqueira y Ruz, 1998). Los cole-
imaginario colectivo de la gente de las co- tos se caracterizaron desde la Colonia por
munidades ha transformado en “cuentos” la una forma de vida perezosa, basada en la
presencia del pukuj (traducido como “dia- vil explotación de los indios.
blo”), personaje que aterró a sus familias. Y Hacia finales de la década de 1860 sur-
ese fantasma hoy es miedo, desconfianza gió una nueva insurrección armada, enca-
32 a los que vienen de afuera. bezada esta vez por los tzotziles del muni-
En vísperas de la Independencia la so- cipio de Chamula que también involucró a
ciedad colonial de los Altos estaba en cri- tzeltales de la vecina Tenejapa. Entre 1867
sis debido a un desplome de los mercados y 1870 el culto a un ídolo nativo desató
y escasez monetaria. En 1824, a pesar de la llamada guerra de Castas o rebelión de
la oposición de los grupos dirigentes de la Cuzcat, que fue reprimida en 1870. Los
antigua Ciudad Real, Chiapas se anexa a vencidos cayeron en la servidumbre como
México. Este suceso provocó una nueva ca- “baldíos”. Desde entonces los tzeltales y
pitalización de la tierra, que era vista como tzotziles se veían obligados a trabajar en
el único bien seguro. Después de la Inde- el campo para el terrateniente, además de
pendencia se decretó el pago de impues- servir en su casa como semaneros a cam-
to “por cabeza” y se comenzó el despojo bio de sembrar una parcela y de hacer
de las mejores tierras para obligarlos a ir a uso de pastos y bosques de la hacienda.
trabajar a las extensiones de la Depresión Los indígenas que se sustrajeron al baldiaje
Central (Wasserstrom, 1992). se alquilaban temporalmente como mozos
El latifundio en Chiapas se expandió ba- en las haciendas. Al desarrollarse las ex-
jo el amparo de las leyes agrarias promulga- plotaciones capitalistas en el Soconusco y

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Después de la Independencia comenzó el despojo de las mejores


tierras para obligarlos a ir a trabajar a las extensiones de la
Depresión Central.

la Lacandonia surgió la necesidad de mano la presión del grupo blanco sobre las comu-
de obra permanente y temporal. Los cafe- nidades indígenas y se reforzó la influencia
taleros y madereros se aliaron a familias y del centro del país sobre la sociedad regio-
funcionarios influyentes de San Cristóbal, nal chiapaneca. En 1892, San Cristóbal de
que contaban con sistemas de enlistamien- las Casas pierde los poderes constituciona-
to de indios y les enviaban contingentes de les, que son trasladados a Tuxtla Gutiérrez,
trabajadores, surgiendo así el enganche. y la sociedad coleta ve desaparecer su po-
En la década de los ochenta del siglo XIX, der político.
bajo presión de los cafeticultores alemanes En 1910, el régimen porfirista entró en
de Guatemala, el gobierno vendió las tie- crisis y los hacendados alteños se declararon
rras nacionales de la Sierra Madre del Sur en favor de Madero; veían en él la posibili- 33
y las plantaciones cafetaleras se extendie- dad de resguardar sus intereses particulares.
ron en el Soconusco. Fue la época en que En 1914 Carranza envía un gobernador que
el gobierno otorgó a madereros norteame- controle la región por lo que los alteños se
ricanos, ingleses y españoles concesiones sublevan y forman un pequeño ejército insu-
para explotar la cuenca del Usumacinta. El rrecto al mando de Alberto Pineda, finquero
despojo de las tierras comunales indígenas de Ocosingo. Con el triunfo de la Revolu-
se multiplicó hacia finales del siglo XIX; en ción, Obregón pactó con los insurrectos de
1878 el gobierno federal decretó la supre- San Cristóbal. Pineda es nombrado general
sión de las tierras colectivas, las cuales se del Ejército y Tiburcio Fernández, otro jefe
vendieron al mejor postor. rebelde, asume la gubernatura de Chiapas.
Emilio Rabasa, amigo cercano de Por- Tras este pacto, las reformas económicas y
firio Díaz, gobernó la entidad de 1891 a sociales emprendidas por el gobierno fede-
1910. A la economía liberal de entonces le ral llegan de forma atenuada a Chiapas.
interesaba crear caminos, ferrocarriles y te- Durante todo el siglo XIX la sociedad
légrafos, que integraron a Chiapas al resto regional se constituyó separada: aparte la
de la nación. Durante el porfiriato aumentó sociedad de ladinos de las comunidades de

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Durante el siglo XIX la sociedad regional se constituyó


separada: aparte la sociedad de ladinos de las comunidades
de indios.

indios. A las comunidades sólo iban kaxla- plo en Cancuc y Oxchuc. En la cabecera
nes en busca de “mozos” y criadas, o para municipal de Tenejapa sólo quedan tres
arriar cerdos a los pueblos. Con engaños manzanas de caseríos de familias ladinas
legales extendían las cercas de sus hacien- que no son originarias de ahí, sino que
das. Los ancianos cuentan cómo en su in- llegaron expulsados de Huixtán. El acuer-
fancia los ladinos vivían del engaño, siendo do con los tzeltales fue mantenerse aleja-
frecuente el agiotaje8 como forma de apro- dos de los cargos, con la promesa de sus
piación ilícita de los terrenos indios. abuelos de respetar la vida ritual de los
El temor y la ira fue el modo de rela- tenejapanecos y no participar en las de-
34 ción social imperante y los indios lograron cisiones de representación. Poco a poco,
mantenerse distantes respondiendo con la a medida que los hijos ladinos han ido in-
expulsión de los ladinos de sus pueblos y teresándose en los estudios, emigran a las
como resultado se tiene un mapa de pue- ciudades donde encuentran empleo. Y los
blos con muy pocos mestizos, por ejem- tzeltales han recuperado espacios de su
centro ceremonial. La decisión de estos
pueblos de conservar su sistema de car-
8
Esta modalidad la siguen practicando pequeños
gos tradicional (religioso y político), forma
o medianos comerciantes de pueblos y ciudades
de Chiapas, como San Cristóbal de las Casas o parte de las estrategias de preservación de
Teopisca. Familias sin recursos, y endeudadas de su patrimonio de memoria, costumbre e
manera imprevista (enfermedad o muerte de un
pariente), son engañadas aceptando préstamos a identidad étnica.
cambio de documentos de propiedad de algún bien En los inicios del gobierno de Cárde-
inmueble como garantía. Al cumplirse la fecha de
nas, en 1934 se creó el Departamento de
saldo, el agiotista le reclama la propiedad en pago
de esa deuda. En barrios de la “ciudad colonial” Acción Social y Cultural y de Protección
como San Ramón, San Diego y otros, los vecinos al Indígena para promover la organización
conocen a los comerciantes agiotistas que han
ido multiplicando sus ganancias mediante estas de las poblaciones indígenas. En 1935 es-
triquiñuelas. te departamento dio fin al enganche y re-

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glamentó la contratación de indígenas por


parte de finqueros y madereros. En la literatura criollista de los
En la literatura criollista de los años cin- años cincuenta surgen importantes
cuenta surgen importantes testimonios de testimonios de abuso, como lo
abuso. Rosario Castellanos en su narrativa
describe la narrativa de Rosario
describe escenas muy reales de la costum-
bre y las formas de abuso de los ladinos
Castellanos.
contra los indios. Personajes francamente
patéticos son las “atajadoras”, mujeres ladi-
nas que comenzaron su posterior actividad plejidad, la más extraña y aparentemen-
de comerciantes arrebatándole a los indios te absurda mezcla de situaciones apare-
sus canastas. Las atajadoras carecían de es- ce ante nuestros ojos: peones acasillados,
crúpulos y madrugaban para encaminarse pagados todavía con fichas de cartón y
“cerro arriba” a perseguir a los indios que litros de aguardiente, apareceros de las
descendían de sus parajes a vender sus pro- haciendas que cubre su arriendo en tra-
ductos en el mercado de la ciudad. Nunca bajo manejando modernos tractores […]
alcanzaban a llegar, ya que las atajadoras Vemos así a los herederos de la gran cul- 35
se les abalanzaban sobre los canastos y los tura maya vestidos con ropa de segunda
jaloneaban para arrebatarles las frutas, po- distribuida por los misioneros norteame-
llos, huevos, tejidos o verduras. Y todavía ricanos […] Bandas de guardias blancas
las familias coletas “no pierden la costum- y grupos de peones fieles al patrón que,
bre” de usufructuar el trabajo indio, lo que con apoyo del ejército, persiguen a eter-
hace, nada sorprendente, “que los indíge- nos solicitantes de tierras torturados, éxo-
nas teman y odien a los ladinos de San Cris- dos masivos de comunidades enteras ex-
tóbal, sus enemigos ancestrales” (Viquiera pulsadas de sus tierras por los ganaderos,
y Ruz 1998, p. 222). buscando refugio en los bosques de la La-
Antonio García de León da cuenta en candonia […] Viendo este territorio nos
los años setenta del ambiente colonial-mo- podríamos imaginar una larguísima his-
derno que caracteriza a la región: toria, en donde el tiempo único coexiste
con el pasado inmediato y remoto; y que
Cuando la atmósfera envolvente de esta iría desde el amanecer incierto del Clá-
provincia del sur de México nos cubre lo sico Maya hasta el capitalismo petrolero
suficiente como para reparar en su com- más descarnado. Recorriendo el mercado

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dominical de San Cristóbal, o de Yobchib A partir del gobierno de Velasco Suá-


—con su trueque y curso de monedas rez,9 las autoridades estatales y federales
de cacao— podríamos casi reconstruir la alentaron a tzeltales, choles y tojolabales
época colonial (García de León, tomo I, a iniciar la colonización de la Selva Lacan-
1996, pp. 13-14). dona con el fin de evitar que se dirigieran a
la Depresión Central, en manos de la clase
Esta situación se ha modificado en parte
por la crisis de la economía de las hacien-
das y por la presencia del Inmecafé en los
9
“[…] en la segunda mitad de la centuria el
gobierno promovió el saqueo a través de la Com-
años setenta en los Altos, lo que retiene pañía Forestal de la Lacandona, S.A. y de Triplay
a los hombres en su milpa. Rosario Cas- Palenque, S.A., empresas con participación estatal
dependientes de Nacional Financiera. Para cubrir
tellanos escribe en el cuento Ciudad Real
la operación, en 1972 el presidente Luis Echeverría
(1996, p. 239): dotó de 614 mil 321 hectáreas a la Comunidad
Lacandona, formada por apenas 80 familias, con
lo que dejaba en la ilegalidad a los asentamien-
[…] el gendarme encargado de vigilar tos dispersos de migrantes espontáneos, quienes
aquella zona, se paseaba distraídamente de grado o por fuerza fueron canalizados a dos
nuevos centros de población: Velasco Suárez,
36 entre los puestos (del mercado) […] Pe-
conocido como Palestina, y Frontera Echeverría,
ro cuando advirtió la presencia de esos llamado Corozal.
vagabundos andrajosos (estaba acos- “También a mediados del siglo pasado, el
gobierno promovió la ganaderización del sureste
tumbrado a verlos, pero aislados, no en mediante subsidios y libre acceso a la tierra. La
grupo y sin capataz ladino como ahora), implantación de un modelo extensivo y de pastoreo
libre derivó en una ganadería rentista y de bajísimos
adoptó automáticamente una actitud de
índices de agostadero; pero sobre todo ocasionó
celo. Empuñó con más fuerza el garrote, la destrucción de vertiginosas extensiones de selva
dispuesto a utilizarlo a la primera tenta- tropical, particularmente en Campeche, Quintana
Roo, Tabasco y Chiapas. En esta última entidad
tiva de robo… ganaderos poderosos, como los de Ocosingo,
monopolizaron los potreros y el rentable negocio
de la engorda, mientras que los campesinos se
El relato se refiere a un grupo de los bolo-
encargaban de la más laboriosa labor de cría.
metic, familias de un mismo linaje (cuyo lab “La explotación forestal puramente extracto-
o espíritu animal es el tigre, bolom) que se ra y la ganadería extensiva, son dos negocios de
bajísima inversión y esencialmente rentistas, cuyas
ven amenazados por los policías mientras cuantiosas utilidades provienen de la apropiación
caminan por la “Ciudad Real”, como se lla- y saqueo de los recursos naturales. Son también,
prácticas depredadoras que se extienden a costa
mó a San Cristóbal de las Casas en tiem-
de la destrucción de los ecosistemas” (Bartra, en
pos coloniales. “Masiosare”, Suplemento de La Jornada, 2002).

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política chiapaneca, o que exigieran el re-


parto de las fincas de Ocosingo y de los lla- Este modelo económico regional,
nos de Comitán (De Vos, 1998). En un me- en el que los Altos funciona como
dio inhóspito la diversidad de pueblos fue reserva de mano de obra barata y la
reagrupándose en pequeños asentamien-
Selva como frontera, entró en crisis.
to, en los que a pesar de la diversidad de
origen y lenguas “recrearon con base en
un fondo cultural mesoamericano común,
y en su experiencia de vida en las fincas nas de Chiapas que inicialmente no partici-
como peones acasillados, una nueva vida paron en el levantamiento del 1 de enero
comunal”. Y fue hasta 1978 que, presiona- de 1994.
do por los movimientos ecologistas, el go- En la actualidad la región no pierde su
bierno se vio obligado a dar un giro a es- apariencia de modernidad incipiente, pere-
ta política responsable de la deforestación zosa, en un sistema económico oprobioso
acelerada de la selva, por lo que creó la en lo social, donde los derechos humanos
Reserva Integral de la Biosfera de Montes indígenas han sido letra muerta. Esas re-
Azules para proteger la última zona que se laciones sociales deleznables crearon las 37
conservaba relativamente intacta. condiciones para un levantamiento que
“Este modelo económico regional, en clama por derechos elementales, respeto
el que los Altos funciona como reserva de a su cultura y formas de representación pa-
mano de obra barata y la Selva Lacandona ra ejercer su autonomía de acuerdo con los
como frontera de colonización, ha entrado principios básicos de su cultura y las leyes
en crisis en las últimas décadas” (Viquiera y consuetudinarias.
Ruz, 1998). Una de las principales razones
según los autores es la explosión demográ- LOS TZELTALES Y EL EZLN
fica de los años setenta a los noventa. A partir del 1 de enero de 1994 “Chiapas de-
La antigua oposición entre indios y la- jó de ser concebido como la frontera mexi-
dinos (1712) no ha concluido sino por el cana con el pasado, para convertirse en un
contrario parece haber cobrado renovadas referente del futuro nacional. Entonces pasó
fuerzas en las últimas décadas (Viqueira y de “última trinchera, a vanguardia” (Viquei-
Ruz), de ahí el impacto que ha tenido el ra y Ruz, 1998, p. 7). El levantamiento de
zapatismo, que fue incorporando nuevos 1994 arrancó de la Selva y las Cañadas con
pueblos, comunidades y municipios de zo- tzeltales, tojolabales y otros. Que los indios

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A partir del 1 de enero Chiapas dejó de ser concebido como


la frontera mexicana con el pasado, para convertirse en un
referente del futuro nacional.

se rebelaran provocó un tal impacto en la lectual de la sociedad nacional y a ciertos


sociedad nacional, que se polarizó confor- representantes oficiales a dialogar. El men-
mándose una sociedad civil solidaria y otra saje inicialmente llega a través de dos len-
apegada a la postura oficial dura y descon- guajes, el de la imagen y la denuncia escrita
fiada. Los que fraternizaron con el proceso por Marcos y los comunicados del Conse-
adoptaron una actitud solidaria, lectora y re- jo Clandestino Revolucionario Indígena. El
flexiva del proceso, que ha ido conforman- zapatismo remece la memoria y crea una
do un pensamiento de hermandad en una nueva conciencia nacional que por primera
gran mayoría de jóvenes, estudiantes, inte- vez admite en los hechos, la injusta relación
lectuales artistas y organizaciones de pue- social prevaleciente.
38 blos que se involucran con la exigencia de
derechos indígenas haciéndola propia. L A ZONA TZELTAL DE LOS ALTOS
En la región la historia reciente registra La región cuenta con tres tipos de ecosiste-
en esa fecha un hito que marca antes y des- mas, incluyendo montañas y valles en la zo-
pués del zapatismo. Hasta 1993 las comuni- na de los Altos, a más de 1 200 metros de
dades permanecían olvidadas por el Estado altura, y en la zona donde emigraron en bus-
y la sociedad nacional: hasta entonces nadie ca de tierras, a 600 metros de altura. En las
tomó en cuenta sus necesidades. En reali- laderas septentrionales del macizo central se
dad para muchos los indios eran “inditos”, ubican los poblados de la zona norte (Hui-
menores a los demás mexicanos, de mane- tiupán, Simojovel y Chilón), éstos se organi-
ra que su condición de extrema pobreza se zan en municipios tzeltales y tzotziles, guar-
veía “normal”. Con el levantamiento suce- dan poco contacto entre sí y cultivan café,
de, entre otros grandes cambios en la histo- por el tipo de clima templado de altura.
ria de la sociedad mexicana, un fenómeno El tradicional territorio tzeltal (en los Al-
inusitado: la toma de la palabra. Los indios tos) limita al este con municipios tzotziles,
demandan, denuncian, exigen, y lo más al noroeste con los choles y al sureste con
impactante: sientan juntos a un sector inte- los tojolabales. Los pueblos están ubica-

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39
Los principales y el primer alcalde de la fiesta del Santo Patrón escenifican el recorrido con el bulto
de los santos y su ropaje, el bulto es metáfora de lo hermético de la memoria colectiva, símbolo de lo
profundo de la cultura que no se muestra con lo profano, guarda el misterio de lo que está ahí.
Fotógrafa Maritza Gómez, 2002. Acervo personal.

dos en tres grandes puntos regionales de ciones provocadas por los españoles con
Chiapas. Una parte se concentra en la zo- la intención de concentrar a la población
na norte (Yajalón, Sitalá, Bachajón y Oco- dispersa en las montañas.
singo) y otra comprende la zona de los Al- Según Esponda, los archivos históricos
tos, región montañosa que comparten con de estos pueblos desaparecieron por el mis-
los tzotziles. Los demás pueblos tzeltales mo descuido de los frailes a cargo de las
se ubican en la zona selva, donde una im- iglesias coloniales. En algunos casos, luego
portante mayoría son zapatistas. de sofocado el levantamiento zeltal de 1712
San Jerónimo de Bachajón fue fundado muchos pueblos se extinguieron o abando-
en 1564 (Calnek, 1970, Breton, 1984). Se- naron la zona, y los que permanecieron per-
gún Ximénez (1999), Bachajón y otros pue- dieron sus archivos en la revuelta. De Tene-
blos tzeltales y choles resultaron de reduc- japa, por ejemplo, no se tiene más que datos

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aislados del siglo XVIII en el Archivo Dioce- pa, Teopisca y Yajalón cuentan con una
sano, o registros de bautismo y defunción densidad de población superior a los 50
en la iglesia de San Ildefonso, donde exis- habitantes por kilómetro cuadrado.
ten documentos en muy mal estado, que los De los 32 municipios autónomos zapa-
sacerdotes conservan en cajas pero que se tistas, los de mayor población tzeltal son
han deteriorado por la humedad. El pueblo Francisco Gómez, en la zona de Ocosin-
aparece registrado en el priorato de Ciudad go; La Realidad, que abarca territorio en
Real de 1611, según el Archivo Diocesano: parte de Las Margaritas y Comitán; More-
“Por su proximidad con San Cristóbal de las lia, en la región de Altamirano, y Chanal
Casas y porque fue lugar de paso (recorrido y Roberto Barrios, hoy reunidos según la
por el camino real que iba de Ocosingo a memoria de los “Caracoles”.
Ciudad Real), y de descanso obligatorio de
la antigua ruta que comunicaba con el norte DEL COLONIAJE A UNA SOCIEDAD DE
de Chiapas” (Esponda, 1994). La ruta entre LADINOS VERSUS INDIOS
ambos puntos registra múltiples relatos so- Al seguir un mapa imaginario con huellas
bre personajes noctámbulos que asustaban de relaciones históricas y económicas en
40 a los viajeros. Uno de los más conocidos es la región, se tendrá la respuesta a muchas
el de “la mujer que comía huesos.” Según el preguntas sobre esa realidad aún colonial y
imaginario masculino es una aparecida de- acerca de las relaciones entre ladinos, co-
voradora: “luego de invitar a los hombres a letos e indígenas.10 En la zona no existen
pasar la noche en su casa, los seduce y de-
vora” (dicen los viejos).
Los principales y más antiguos munici-
pios tzeltales se ubican en: 1) zona norte:
10
Ladino define en Guatemala y Chiapas, princi-
palmente, a quienes hablan “castilla” o castellano.
Sitalá, Yajalón, Chilón, Bachajón, Ocosin- Otra forma de identificarlos es kaxlanes, desviación
go; 2) zona central: Altos, Chanal, Oxchuc, de la palabra “castellanos”. “En toda la región el
término se aplica a personas que se identifican con
Tenejapa, Cancuc, Altamirano, Abasolo, y la cultura hispana” (Siverts, 1969).
3) zona sur: Teopisca, Amatenango, Agua- Coleto: el término lo registra el jesuita inglés
catenango, Pinola, Sitalá, Socoltenango, Thomas Gage en la Colonia. Se refiere a cierta ves-
tidura masculina de ante o cuero, con o sin mangas,
Yajalón, Chilón, Ocosingo, Amatenango propia de los descendientes de españoles. Se usó
del Valle y Aguacatenango (municipio de durante los siglos XVI y XVII en Europa. En la actua-
lidad los habitantes de la ciudad de San Cristóbal
Villa de las Rosas). Los municipios de Chi- se autodenominan “coletos” como una manera de
lán, Huixtán, Las Rosas, Oxchuc, Teneja- reconocerse descendientes de españoles.

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cambios importantes que hayan beneficia- progresivamente “de la noche a la maña-


do la calidad de vida de estos pueblos (en na”. Esto puso en jaque al sistema de he-
salud, educación y defensa de sus derechos rencia patrilineal, de los hijos varones ca-
humanos, principalmente). Y esa condición sados. Desde los años sesenta y setenta los
de inequidad sobre la cual se ha construido enfrentamientos por problemas de tierra se
la “modernidad” regional da motivos claros agudizan y muchos emigran a la selva en
para entender el levantamiento indígena za- busca de terrenos. Esta huída de sus luga-
patista. Los tzeltales y sus demás pueblos res de origen sucede desde 1965 hasta los
hermanos viven gracias a la economía de años ochenta.
milpa que practican desde tiempos prehis- De las frías montañas y los valles tem-
pánicos.11 Al respecto es significativo obser- plados, al cálido paisaje selvático, los tzel-
var las milpas de los Altos, sin mayores mo- tales se enfrentarán a todo tipo de dificulta-
dificaciones a la descrita por el Popol Vuh des para iniciar una nueva vida. La mayoría
en el siglo XVI. El maíz es alimento “sagra- se inspira en la metáfora del éxodo bíblico.
do” desde tiempos inmemoriales. Y sigue Lo discuten en asambleas, lo platican con la
siendo el único medio de sobrevivencia familia y planean un viaje incierto a lo des-
para la mayor parte de estos pueblos una conocido. Las primeras familias que salen 41
práctica sabia y humilde porque ha dado tras la tierra prometida van inspiradas en la
sentido a la memoria, a la cultura. Desde lectura de los pasajes bíblicos.
hace unos 30 se suma a la milpa la crítica
economía cafetalera. Se lleva a cabo de manera espiritual y en
forma práctica, no se hizo de la noche a la
FINQUEROS EN LOS ALTOS Y TZELTALES EN mañana, era un riesgo y había que estar de
LA SELVA acuerdo con la familia. En aquella época
Mientras los ladinos, sin más recursos que no se acostumbraba salir, no era fácil, ha-
el pillaje de tierras, hacen costumbre ex- bía que pensar. Para entonces los pueblos
tendiendo las cercas de sus fincas, las fa- estaban rodeados de fincas y ya no había
milias tzeltales ven disminuidas sus tierras tierra para todos. También hubo conflicto.
Tengo el documento del Congreso indíge-
na de 1974, donde se dice que los finque-
ros invadían las milpas, corrían cercas. Y
11
El maíz nutre no sólo el cuerpo sino el espíritu y
su palabra era muy respetada por el De-
la memoria, según los ancianos. partamento Agrario, era muy tomado en

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cuenta. Los campesinos no sabían hablar sistente, durante el sexenio de Luis Echeve-
español y en el asunto de tierras hacían rría, que lanza junto al gobernador Velasco
viajes a Tuxtla, pero no les hacían caso, y Suárez una estrategia de colonización de la
a los finqueros sí. Entonces iban a hacer selva para abrir caminos a la industria de
sus deslindes y con sus “mordidas”, como maderas preciosas, usando a familias sin tie-
le dicen, luego luego se arreglaban los del rra de los Altos. Cada cual recibe una cabe-
gobierno y los finqueros. Después viene za de ganado con las que se va extendiendo
la represión contra el campesino, ya con la ganadería con la consiguiente destrucción
militar, aisladamente. Entonces no hay in- del hábitat. La intención fue usar a los emi-
formación ni radio, ni tevé, nadie se entera grantes para abrir brecha en la selva.
de lo que está pasando, nada de eso se in-
forma, ya que lo invadieron, lo invadieron L A LENGUA MATERNA
(Juan Hernández Meza). Según De Vos (2001), desde hace 50 años,
más o menos, los indígenas de Chiapas
Los pueblos se bautizan Jerusalém y los hijos comenzaron a identificarse por la lengua
David y Abraham. Y en ese nuevo mundo materna: tzeltales, tzotziles, choles, etc.
42 tzotziles, choles y los tzeltales se esforzarán Las lenguas tzotzil y tzeltal, estrechamente
por construir el pueblo nuevo sin perder la emparentadas, pertenecen a la familia lin-
memoria de origen ni el discurso bíblico. güística maya y forman un subgrupo. Hasta
Nuestra costumbre se unificará. Se busca la fecha constituyen una sola área lingüísti-
un mundo amplio, donde quepan todas ca, ya que sus hablantes ocupan la misma
las experiencias. Todos por “parejo” traba- región geográfica, aunque cada municipio
jan duro, para “colonizar la selva”, y su es- o pueblo habla una variante diferente. Estos
fuerzo busca ser bendecido por las aguas pueblos representan la mayoría lingüística y
de un nuevo río Jordán. El mapa cultural se conservan un estrecho vínculo con las len-
enriquece al incorporar nuevas técnicas de guas del grupo cholano (chol, chontal de Ta-
cultivo y reconocer la vegetación en una basco y chortí), y con las del grupo chujano
naturaleza exuberante. El encuentro con to- (tojolabal y chuj), de acuerdo con Kaufman
jolabales y lacandones amplía su visión del (1989). Cada municipio habla un dialecto
mundo y comparten nuevas comunidades diferente del tzeltal y tal vez ésta sea una
o marcan frontera, siempre con el sentido de las razones por las que se ha detenido el
de respeto maya. Los asentamientos surgen proceso de estandarización de la ortografía
desde los años treinta y, de manera más per- y la gramática de la lengua escrita.

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Durante todo el siglo XX se vivió la ma- tro horas la comunicación de Chiapas a la


yor expansión y modernización de la educa- ciudad de México.
ción indígena, pero estas políticas curricula- La mayoría de las cabeceras munici-
res han ignorado algo importante: la cultura, pales están comunicadas a San Cristóbal
la historia y la pedagogía comunitaria indí- de las Casas por carretera asfaltada y se
gena, de manera que lo que se conoce co- mantienen en buenas condiciones; mu-
mo educación bilingüe intercultural es una chos de los poblados indígenas cuentan
paradoja. Al respecto, un maestro de edu- con camino de terracería. Toda la infra-
cación bilingüe considera que la dificultad estructura de caminos en Chiapas ha sido
de enseñar la lengua materna se debe no aceleradamente modernizada a partir de
sólo a la ausencia de un método pedagó- los sucesos de 1994 y la mayor parte de
gico sino también a la inexistencia de estu- los parajes cuentan con una buena ruta
dios etnolingüísticos que lo sustenten. Esto pavimentada. Este cambio afectó de ma-
le lleva a considerar: “Somos analfabetas en nera diversa la vida cultural, los valores y,
nuestra propia lengua”, en tanto que la ense- sobre todo, la noción de tiempo, la idea
ñanza se imparte sin un texto de gramática de lejos/cerca, dando una nueva perspec-
ni diccionarios. Esto impide una enseñanza tiva al tiempo y a las expectativas de los 43
con equidad que fomente la conservación jóvenes que cada vez más se acercan a la
y enriquecimiento de la cultura a través de vida de la ciudad.
la lengua y su escritura. En la actualidad todas las cabeceras
municipales cuentan con servicios de luz,
CAMINOS E INFRAESTRUCTURA agua potable y un servicio de drenaje que
La principal vía de comunicación en la zo- falta modernizar, mientras la población
na es la carretera Panamericana que pro- indígena asentada en parajes y caseríos
viene del Istmo de Tehuantepec, pasa por carece de drenaje y no todas las familias
Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Ca- cuentan con fosa séptica debido a la falta
sas, se dirige a Teopisca y continúa hacia de compromiso de los programas de salud
Comitán. Un ramal de esta carretera se comunitaria de las Unidades Médico Ru-
desprende hacia Pichucalco. En el 2003 rales (UMR). Casi todos los parajes cuen-
se inauguró la nueva carretera que va de tan con tuberías de agua potable y una
Ocosocuautla a Choapas, Veracruz, la cual matriz abastecedora instalada en el lugar
acorta a menos de la mitad el trayecto a del antiguo “ojo de agua” o manantial del
Veracruz, y reduce en por lo menos cua- lugar. Los comités de obras públicas y de

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En el mercado de San Cristóbal de las Casas cada puesto es un


tema étnico debido a la forma de presentar los productos.

salud12 han sido capacitados por las UMR importantes en materia de salud, educa-
para mantener en buenas condiciones la ción y comunicaciones.
infraestructura, poner cloro en la instala- El antiguo mercado de San Cristóbal es
ción y controlar que no haya fugas o rotu- un ejemplo pintoresco de esa realidad debi-
ras de mangueras. do a la diversidad de productos que llegan
La ciudad de San Cristóbal, antigua se- de cultivos de clima frío y templado. Cada
de del poder colonial, cuenta con el mer- puesto es un tema étnico debido a la forma
cado indígena más importante de la región de presentar los productos en canastas en
y controlado por ladinos. A éste confluyen montoncitos coloridos o por el sistema de
los productos agrícolas y artesanales de las medida tradicional, en tiestos de “porcela-
diferentes comunidades indígenas para su na” o puños en platos de greda. Los indí-
44 venta, al mismo tiempo que es el lugar en genas mantienen la costumbre de vender
donde los indígenas se proveen de produc- a precios muy bajos (cinco pesos de caca-
tos industrializados básicos. En esta ciudad huates, un ramo de alcatraces de tres pe-
también se encuentran los servicios más sos; elotes a peso, cinco de mandarina, etc.),
mientras ellos deben pagar sumas fuera de
su presupuesto por otros productos manu-
12
Los comités surgen aproximadamente en los facturados o eléctricos. El truque en la socie-
años cuarenta, durante el gobierno de Cárdenas. dad moderna carece de valor, de plusvalía.
Son las autoridades de los parajes en los rubros de
educación, salud y obras públicas. A raíz del con- Y esa forma de intercambio desigual hace
trol político ejercido por el Partido Revolucionario de la ciudad colonial un lugar “barato” pa-
Institucional, pasaron a ser gente de confianza del
presidente municipal (“ojos y oidores del rey”) y
ra los que tienen ingresos. La diversidad de
puestos en su tarea ya no por méritos sino por frutos y hortalizas impacta la mirada que
incondicionales, lo que ha hecho del cargo un des- busca lo exótico en su variedad de colores
empeño no siempre a favor de la buena convivencia
comunitaria. Tal es el caso del paraje de Tzajalch’en, y como lugar de encuentro de culturas; es
Tenejapa, donde los comités persiguieron a los re- punto de enorme atracción. Atrae a turistas
presentantes de la zona Mangos y las 100 familias
que allí habitan debido a que “no votaron por el
que lo recorren observando y fotografiando
PRI” y mantuvieron una postura democrática. escenas de un tiempo detenido.

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CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN HOGARES TZELTALES, 20001


Total % Hombres Mujeres

Población en hogares tzeltales 384 074 191 293 192 781


2
Hablantes de lengua indígena 284 441 74.1 141 991 142 450
No hablantes de lengua indígena 39 064 10.2 18 688 20 376
No especificado 1 531 0.4 788 743
Población de 0 a 4 años 59 038 15.4 29 826 29 212
Población de 5 a 14 años 116 579 30.4 58 675 57 904
Población de 15 a 24 años 82 120 21.4 39 665 42 455
Población de 25 a 44 años 82 338 21.4 40 157 42 181
Población de 45 a 64 años 32 018 8.3 16 508 15 510
Población de 65 y más años 10 699 2.8 5 781 4 918
Población de edad no especificada 1 282 0.3 681 601
Población de 15 años y más 207 175 102 111 105 064
Sin instrucción escolarizada 73 974 35.7 26 357 47 617
Con algún grado de primaria 92 715 44.8 50 825 41 890
Con posprimaria 37 851 18.3 23 723 14 128 47
No especificado 2 635 1.3 1 206 1 429
Población ocupada 124 321 88 901 35 420
Ocupados en actividades 93 290 75.0 70 269 23 021
3
agropecuarias
4
Ocupados sin ingresos 50 639 40.7 34 267 16 372
Viviendas 68 869
Con agua entubada 49 082 71.3
Con drenaje 17 628 25.6
Con electricidad 51 623 75.0

Notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua
tzeltal.
2
Incluye hablantes de tzeltal y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades
económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General
de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.

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Tzeltales, de Maritza Gómez Muñoz, se terminó de imprimir en diciembre de 2004 en los
talleres de Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo Tezonco 244,
Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de 6 000
ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.

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