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Poesia Completa Konstantino Kavafis PDF
Poesia Completa Konstantino Kavafis PDF
Esta versión del poeta griego de Alejandría Konstantino Kavafis (1863-1933), realizada por José
María Álvarez es la preferida de los lectores y ha sido reeditada en numerosas ocasiones.
poesía Hiperión I
KAVAFIS
POESIAS COMPLETAS
El traductor: José María Alvarez nació en 1942. Su vida ha estado siempre dedicada a la literatura, viajando por Europa y
América y dando cursos y recitales. Su obra es un solo libro de poesía MUSEO DE CERA (MANUAL DE
EXPLORADORES), comenzado en 1960 y terminado en 1975, que a lo largo de todos estos años ha ido siendo recogido en
diversas selecciones incompletas (LIBRO DE LAS NUEVAS HERRAMIENTAS, El Bardo, 1964; su participación en
NUEVE NOVÍSIMOS, Barral Editores, 1970; 87 POEMAS, Helios, 1971; hasta la última colección, que ya incorporaba las
dos terceras partes del original: MUSEO DE CERA, La Gaya Ciencia, 1974) tanto en España como en Francia, Nicaragua,
Argentina, Alemania y Hungría, donde actualmente se está procediendo a la traducción del libro completo.
Ha publicado también, en prosa, DESOLADA GRANDEZA, Sedmay, 1976.
Konstantino Kavafis
Poesías completas
© Konstantino Kavafis
© Traducción José Maria. Alvarez.
© Ediciones Hiperión 1981
I.S.B.N.: 84-7517-021-8
Depósito legal: M. 754-1981
Maquetación: S.A.C.
Konstantino Kavafis, noveno hijo de una familia de ricos comerciantes griegos (originarios de
Istanbul), nació en Alejandría, donde se habían instalado, el 29 de abril de 1863. En 1870, la muerte de
su padre, Juan Kavafis, conduce a la familia a una situación económica mucho menos acomodada,
obligando a su madre, Chariclea Photiady, a fijar residencia dos años más tarde en Londres, en un último
intento de controlar el patrimonio. Londres y Liverpool otorgarán a Kavafis una educación inglesa y un
conocimiento del idioma que llegaría a considerar como su segunda lengua (se sabe que hablaba y leía
con la misma perfección francés, italiano y árabe).
Siete años más tarde regresarán a Alejandría, pero la intervención inglesa de 1882 a 1885 los obliga
a volver a Istanbul. En esta ciudad única y radiante tendrá Kavafis sus primeras experiencias sexuales y
nacerá el poeta. Muchos admiradores suyos y alguna novela valiosa le han adjudicado una ciudadanía
alejandrina a mi parecer excesiva. Kavafis es mucho más un hombre de Istanbul.
De regreso en Alejandría, la ruina familiar se precipita, y la muerte de un hermano, que durante años
fuera su consejero y mecenas, condiciona el ingreso de Kavafis en el Ministerio de Riegos egipcio.
Durante cierto tiempo repartirá sus días entre ese empleo, algunas horas como corredor de comercio y la
noche de bares y burdeles de Alejandría. En 1897 viaja a París y Londres y en 1901, por primera vez,
pisa el sagrado suelo de Grecia, donde le son publicados algunos poemas, doce, en la revista
Phanatheneum. En Grecia permanecerá dos años, y en 1904 es editado su primer libro con catorce
poemas.
Instalado de nuevo en Alejandría, a partir de 1907 asiste a las reuniones del grupo Nea Zoe,
combatiente por la expresión en demótico. En 1908 toma un piso en el número 10 de la calle Lepsius,
donde vivirá hasta su muerte. Publica poemas en Nea Zoe y en 1.910 entrega a la imprenta una segunda
colección de doce poemas. A partir de 1911 colabora en Ta Grammata , revista de ideología muy
cercana a Nea Zoe.
Su difusión en otros idiomas comienza a partir de su amistad con E. M. Foster, en 1914, quien
incluye uno de los poemas de Kavafis en su Alexandria: A History and a Guide. Y todavía sigue siendo
el mundo inglés aquel en donde la obra del poeta tiene mayor número de seguidores y la mejor serie de
traductores.
En 1920 se retira Kavafis del Ministerio de Riegos y poco a poco va convirtiéndose cada vez más
en esa sombra de la ciudad que tan admirablemente supo ver y reflejar Lawrence Durrell. En 1932 los
médicos le diagnosticaron cáncer en la laringe. Viajará inútilmente a Atenas, donde le es practicada una
traqueotomía, perdiendo la voz, y en 1933, en enero, ha de ser internado en el Hospital Griego de
Alejandría, donde muere el 29 de abril.
La primera edición de sus poemas, 154 en total, en la forma que él dejó ordenados
(cronológicamente), tuvo lugar el año 1935.
Para esta edición, directamente traducida del texto griego en colaboración con Mercedes Belchí, y
confrontada con las traducciones inglesa, francesa e italiana, incorporamos poemas encontrados en
revistas (Ta Nea Grammata ) y colecciones privadas, de Peridis y Tsirkas, y, sobre todo, los poemas
localizados por Sawidis en el Archivo Kavafis y en el Cuaderno Sengópulos (Alekos Sengópulos fue
amigo del poeta), transcritos por el propio Kavafis en 1927 y 1933.
No fueron ajenos al fervor que enmarca el mucho tiempo dedicado a este libro, cierta lectura de
Tácito una ardiente madrugada de 1972, el momento en que Falstaff asegura My lord, the man I know, la
inapreciable ayuda de Mercedes Belchí, un cuerpo suavísimo gozado bajo los cielos de La Habana, la
pasión que siempre me embargara ante las páginas de Stevenson, los estimables juicios del ingeniero y
narrador Juan Benet Goitia y, sobre todo, la contemplación serenísima de Istanbul.
Son ellos quienes merecen la primera página de esta traducción, pero recordando —tal como me
acompañan a la muerte— los esplendorosos lechos y los irrecobrables días compartidos con Isabel
Martín, es al calor de su cuerpo, sobre el que tantas cosas entendí, y a su piel en la que todo estaba
escrito, a quienes aquí convoco.
JOSE MARIA ALVAREZ.
El Cairo-Alejandría, septiembre de 1976.
POESIAS COMPLETAS
I
DESEOS
(ant. 1911)
Como bellos cuerpos que la muerte tomara en juventud
y hoy yacen, bajo lágrimas, en mausoleos espléndidos,
coronados de rosas y a sus pies jazmines —
así aquellos deseos de una hora
que no fue satisfecha; los que nunca gozaron
(En THE MARBLE THRESHING FLOOR, Sherrad pretende encontrar en este poema cierto eco de un fragmento de
Gray, aquel
Full many a gem, of purest ray serene,
The dark unfathomed caves of ecean bear,
Full many a flower is born to bluth unseen,
And waste its sweetness on the desert air.
No pensamos lo mismo)
II
VOCES
(ant. 1911)
Amadas voces ideales
de aquellos que han muerto, o de aquellos
perdidos como si hubiesen muerto.
(Es posible encontrar en Verlaine, igualmente nictálope, un ... elle a L’inflexion des voix chères qui se sont tues)
III
SUPLICA
(ant. 1911)
El mar en sus abismos ha tomado un marino.
Ignorante, su madre, enciende mientras tanto
(Se dice que Kavafis fue inspirado para estos versos por un cuadro del pintor Rallis. Desconocemos lienzo y artista)
IV
EL PRIMER PELDAÑO
(ant. 1911)
Así a Teócrito se lamentaba
un día el joven poeta Eumenes:
«Dos años hace que escribo
y sólo un idilio he compuesto.
Es mi única obra terminada.
Qué alta es, puedo verlo,
la escala de la Poesía;
no ascenderé después de éste
más peldaños, oh desdichado de mí».
(Teócrito, famoso poeta siracusano del siglo III a. C. Ciudad las ideas, obviamente referencia platónica, toque de color)
V
ANCIANO
(1894)
En el interior de un ruidoso café
un anciano se apoya sobre un velador;
un periódico ante él, iluminado por la soledad.
(Habla Malanos adjudicando la fuente de este poema a unos versos de J. Lahor: Et les yeux du vieillard se ferment
pleins d’ennui. No nos parece argumento suficiente)
VI
VELAS
(1893)
Los días del futuro se alzan ante nosotros
como una hilera de velas encendidas —
doradas, vivaces, cálidas velas.
(La historia es conocida. En cuanto a Kavafis, parte de Herodoto, Libro VII, y omitimos la fatigosa lista de posibles
fuentes adjudicadas —desde Anninos a Pichat pasando por la memoria de la Comunidad Griega de Alejandría)
VIII
CHE FECE... IL GRAN RIFIUTO
(ant. 1911)
A cada uno le llega el día de
pronunciar el gran Sí o el gran
No. Quien dispuesto lo lleva
Sí manifiesta, y diciéndolo
(El título proviene de Dante, INFERNO III, 60, en su referencia a Celestino V y su renuncia al papado. Pueden admitirse
más cercanas y personales connotaciones: la actitud del patriarca Ioachim III frente al posible trono episcopal de
Alejandría en 1899 y el lamentable asunto de la ciudadanía inglesa del propio Kavafis)
IX
LAS ALMAS DE LOS VIEJOS
(1898)
En sus viejos cuerpos ya gastados
moran las almas de los viejos.
Cuánta lástima inspiran
y qué monótona la vida miserable que arrastran.
Mas cómo tiemblan ante la idea de perderla y cómo idolatran
a esas contradictorias y confusas
almas, que se sostienen —tragicómicas—
bajo su vieja y gastada piel.
X
INTERRUPCION
(ant. 1911)
Criaturas perecederas e ignorantes,
interrumpimos el trabajo de los dioses.
En los palacios de Eleusis y Ftias
Démeter y Tetis se entregan a obras gigantescas
en medio de grandes llamas y humo. Mas
siempre ha de llamar Metaneira desde las estancias
reales, corriendo atemorizada,
y siempre Peleo realiza su insensata intervención.
(Vieja y notable historia. Ya se recoge en un Himno del Pseudo-Homero. Y también lo harán Apolodoro y G. D’Annunzio.
Todos coinciden en que hay un determinado momento en que apace Metaneira estropeando los bellos trabajos)
XI
VENTANAS
(1897)
En esas habitaciones oscuras donde vivo
pesados días, con qué anhelo contemplo a veces
las ventanas. —Cuándo se abrirá
una de ellas y qué ha de traerme—.
Pero esa ventana no se encuentra, o yo no sé
hallarla. Y quizás mejor sea así.
Quizá esa luz fuese para mí otra tortura.
Quién sabe cuántas cosas nuevas mostraría.
(No como fuente, pero es interesante constatar el paralelismo con cierta página de PALUDES, de Gide: J'ai connu le
geste d’ouvrir des fenêtres, et je me suis arrêté, sans espoir... Y ya puestos en ventanas, las de Mallarmé, ¿Y por qué
no las de Rilke?)
XII
TROYANOS
(ant. 1911)
Desventurados son nuestros esfuerzos;
inútiles como aquellos de los troyanos.
Conseguimos un pequeño éxito; ganamos
un poco de confianza; y la esperanza
y el valor renacen.
Mas siempre algo sucede que nos frustra.
Aquiles surge de la tumba ante nosotros
y acobardan sus gritos nuestros ánimos.
(Sobre lo expresado en la ILÍADA por Homero, Kavafis parece prestar particular interés a Héctor y su desesperación.
Notabilísimo artificio)
XIII
LOS PASOS
(ant. 1911)
Sobre una cama de ébano, adornada
con águilas de coral, duerme profundamente
Nerón —inconsciente, tranquilo y feliz;
floreciendo en la salud de su carne
y en el hermoso ardor de su juventud.
Pero en la estancia de alabastro que cierra
el antiguo templo de los Enobarbos
cuán inquietos están sus Lares.
Tiemblan todos aquellos pequeños dioses
y se esfuerzan por ocultar sus insignificantes cuerpos.
Porque han escuchado un sonido terrible,
un sonido de muerte subiendo la escalera;
pasos de hierro que hacen temblar los peldaños.
Y asustados los miserables Lares
se esconden en los rincones del templo,
uno sobre otro cayendo y tropezando,
un diosecillo sobre otro,
porque saben ya qué imagen es la de ese ruido,
han reconocido el paso de las Erinias.
(La primera versión de este poema se tituló EL paso de las EUMÉNIDES —según Malanos—. Parece segura la fuente
del temor y precipitación de los Lares, en Suetonio, cuando en «Nerón» afirma: exornati Lares in ipso sacrificii
apparatu concicLerunt. \También hay referencias similares en un poema sobre el mismo tema de Paparrigopulos)
XIV
MONOTONIA
(1898)
Sigue un día monótono a otro día igualmente
monótono, idéntico. Las mismas
cosas sucederán de nuevo, una y otra vez—
las mismas circunstancias nos toman y nos dejan.
(De las muchas investigaciones que fatigaron este texto no debe dejar de considerarse la de Rangavís, quien lo defiende
como reflejo de una muy precisa situación: el anhelo egipcio por una invasión sudanesa ante la ocupación británica, sobre
1900. No cabe descartar a Plutarco)
XVII
DESLEALTAD
(ant. 1911)
En las bodas de Tetis y Peleo,
Apolo se levantó en la espléndida mesa
del banquete, y llamó bienaventurados a los esposos
por el fruto que daría aquella unión.
Dijo: No habrá de ser tocado por la enfermedad
y gozará de una larga vida. —Cuando oyó esto
hondamente alegróse Tetis, porque las palabras
de Apolo, experto en profecías,
le daban seguridad para su hijo.
Y cuando Aquiles creciera, siendo
gloria de Tesalia su belleza,
Tetis recordaba las palabras del dios.
Pero un día llegaron unos ancianos con noticias
que narraban la muerte de Aquiles en Troya.
Y Tetis desgarró sus purpúreas vestiduras,
se quitó y arrojó lejos
contra el suelo sus brazaletes y sus anillos.
Y en su dolor recordó el pasado;
y preguntó qué había hecho el sabio Apolo,
dónde estaba el poeta que en el banquete
tan elocuentemente profetizase,
mientras arrebataban a su hijo en la flor de la edad
Entonces los ancianos le respondieron que fue el mismo
Apolo quien descendiera a Troya,
y junto a los troyanos había matado a Aquiles.
XVIII
LOS FUNERALES DE SARPEDON
(ant. 1911)
Honda pena embarga a Zeus. Sarpedón
ha caído ante Patroclo; y ahora toman
Menoitiades y los aqueos su cuerpo
para mancillarlo.
(Aquí sí es segura la influencia homérica —la ILIADA, XVI, y siguientes—, y seguramente algo más que la influencia)
XIX
EL CORTEJO DE DIONISOS
(ant. 1911)
El escultor Damon (de los artesanos
el mejor del Peloponeso) en pariano
mármol modela el cortejo
de Dionisos, dios de gloria
soberana, de poderoso andar.
A su derecha, la Licencia. Y a su lado
la Embriaguez vertiendo vino a los Sátiros
de una gran jarra con enlazadas enredaderas.
Cerca de ellos la lánguida dulzura del Vino,
con ojos semicerrados, trae el sueño.
Y más abajo están los comediantes
Melodía y Armonía, y la Fiesta que
nunca deja apagarse la lámpara
de la abundancia; y, devotísimo, el Misterio.
—Esa es la obra de Damon. Y mientras trabaja,
una y otra vez piensa
en la recompensa que habrá de darle el rey
de Siracusa, tres talentos, una buena cantidad.
Añadiendo eso a lo que ya tiene
puede vivir, ser hombre rico y respetado,
y hasta introducirse en política —¡qué felicidad!—
y hablar en la asamblea, y en el ágora.
XX
LOS CABALLOS DE AQUILES
(ant. 1911)
Cuando a Patroclo vieron muerto,
tan joven, fuerte y audaz,
los caballos de Aquiles se entregaron al llanto;
y su inmortal naturaleza alzóse
contra la obra oscura de la muerte.
Las hermosas cabezas sacudieron sus largas crines,
y piafaron la tierra, y lloraron
por Patroclo ya exánime —sin vida—
cuerpo caído —huida el alma—
sin aliento —indefenso—
vuelto de la vida al gran seno de la Nada.
Vio Zeus las lágrimas de los inmortales
caballos y afligióse. «El día de la boda de Peleo»,
dijo, «fui irreflexivo;
¡mejor no haberos dado nunca
a lo aciago! Por qué entregaros
a míseros humanos sujetos al destino.
Vosotros, a quienes la muerte y la vejez no aguardan,
lo efímero os aflige. Y el hombre os ha
mezclado en su desgracia». Sin embargo ante la dura
imagen de la muerte perpetua
los nobles animales se entregaron al llanto.
(La última estrofa deriva directamente de un «Sueño» de Luciano. Lo más interesante es que por vez primera aparece la
ciudad de Antioquía en un poema de Kavafis)
XXII
EL REY DEMETRIO
(ant. 1911)
Cuando fue abandonado por los macedonios
demostrándole así que preferían a Pirro,
el rey Demetrio (de noble
espíritu) no se comportó —así es sabido—
con talante de rey. Se quitó
sus vestiduras de oro,
despojose de sus sandalias
de púrpura. Ropas vulgares
apresuradamente púsose, y se fue.
Comportándose como un actor
que cuando el telón cae
cambia sus vestiduras y hace mutis.
(Demetrio, rey de Macedonia, fue destronado por Pirro el año 287 a. C. Así lo cuenta Plutarco, a quien indudablemente
leyó Kavafis)
XXIII
LA CIUDAD
(ant. 1911)
Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques —no la hay—,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.
(Malanos cree descubrir en el movimiento inicial cierta analogía con un epigrama de Calímaco. Sherrard no teme llegar a
La chair est triste, Hélas! et j'ai lu..., etc., de Mallarmé)
XXIV
SATRAPIA
(1911)
Qué desgracia, cuando estabas hecho
para hermosas y grandes obras,
ese destino tuyo injusto siempre
negándote el estímulo y el éxito;
que los hábitos despreciables te lo impidan,
y la indiferencia, y la desidia.
Y qué terrible el día cuando cedas
(el día en que claudiques y te rindas)
y vayas a Susa a presentarte,
a unirte al gran rey Artajerjes,
y éste graciosamente te depare un lugar en su corte,
y te ofrezca satrapías y seguridad.
Y tú aceptes sin esperanzas
todo eso que no deseabas.
Busca tu alma otras cosas, por ellas llora;
los elogios del pueblo y de los sofistas,
difícil e inestimable aplauso;
el Agora, el Teatro, la Corona.
Cómo puede Artajerjes darte todo eso,
dónde lo encontrarás en una satrapía;
y sin eso qué vida puedes llevar.
(Parece bastante innegable una doble referencia, Plutarco y Tucídides, en lo que respecta al personaje, que sería
Temístocles; aunque el propio Kavafis asegurase a Lechonitis que se trataba de un «símbolo» y que debía considerarse
antes el de un artista que como el de un político. Pero realmente no se tienen noticias de que otro griego, entre el primero y
el último Artajerjes, tratara de conseguir una satrapía en la corte persa. Seguramente lo más racional sea considerar el
poema como una meditación de Kavafis sobre su propia vida)
XXV
LOS IDUS DE MARZO
(1911)
Teme la grandeza, oh alma mía.
Y si no puedes vencer tu ambición,
con dudas y con cautela siempre
secúndala. Cuanto más avances
sé más escrutador y precavido.
Y cuando la cima por fin, oh César, alcances;
cuando figura adquieras de persona famosa,
sobre todo entonces, al pasar por la calle,
con la autoridad de tu séquito,
si por casualidad de entre la masa
se te acercara Artemidoro con un escrito,
diciéndote con impaciencia «Lee esto en seguida,
contiene graves nuevas que te atañen»,
detente; relega
toda conversación o tarea; aléjate
de la gente que ante ti se arrodilla y saluda
(podrás verlos más tarde); que aguarde hasta
el Senado, y sin demora conoce
los graves escritos que te trae Artemidoro.
(Aquí no hay duda: Plutarco & Suetonio + Shakespeare: recuérdese JULIUS CAESAR, act. III, esc. I)
XXVI
EL DIOS ABANDONA A ANTONIO
(1911)
Cuando de pronto a media noche oigas
pasar una invisible compañía
con admirables músicas y voces —
no lamentes tu suerte, tus obras
fracasadas, las ilusiones
de una vida que llorarías en vano.
Como dispuesto desde hace mucho, como un valiente,
saluda, saluda a Alejandría que se aleja.
Y sobre todo no te engañes, nunca digas
que es un sueño, que tus oídos te confunden;
a tan vana esperanza no desciendas.
Como dispuesto desde hace mucho, como un valiente,
como quien digno ha sido de tal ciudad,
acércate a la ventana con firmeza,
escucha con emoción, mas nunca
con lamentos y quejas de cobarde,
goza por vez final los sones,
la música exquisita de esa tropa divina,
y despide, despide a Alejandría que así pierdes.
(El tema está en Plutarco, e igualmente existe la referencia shakespeareana en ANTONY AND CLEOPATRA, act. IV,
esc. III:
Soldado 2.°— Hark!
Soldado 1.°— Music i’ the air.
Soldado 1.°— List, list!
Soldado 3.°— Under the earth.
Soldado 4.°— It sings well, does it not?
Soldado 3.°— No.
Soldado 1.°— Peace, I say:
What should this mean?
Soldado 2°—Tís the god Hercules, whom Antony lov'd,
Now leaves him)
XXVII
FIN
(1911)
En medio del terror y de la sospecha,
con la mente agitada y los ojos asustados,
buscamos soluciones y planeamos qué hacer
para escapar de la segura
amenaza que tan espantosamente nos acecha.
Y sin embargo nos equivocamos, ése no es nuestro camino;
las noticias eran falsas
(o no escuchamos, no comprendimos bien).
Otro desastre, otro que nunca habíamos pensado,
súbita, tempestuosamente cae sobre nosotros,
y sin darnos tiempo —sin prepararnos— nos arrebata.
XXVIII
JONICO
(1911)
Aunque hayan derribado sus estatuas,
y estén proscritos de sus templos,
los dioses viven siempre,
oh tierra de Jonia, y es a ti a quien aman,
a ti a quien añoran todavía.
Cuando sobre ti surgen las mañanas de agosto
el temblor de sus pies atraviesa la atmósfera;
y a veces la imagen de un efebo,
inasible como una sombra alada,
sobre las colinas te toma.
XXIX
ESCULTOR DE TYANA
(1911)
No soy ningún principiante, como habréis sabido por varias personas.
Mis manos han tallado mucha piedra.
Y en mi patria, Tyana, muy bien
se me conoce; tantos encargos me dirigen
hasta del Senado.
Ahora os mostraré
algunas obras. Observad esta Rea,
venerable, llena de fuerza antigua.
Observad este Pompeyo. Este Mario,
este Pablo Emilio, este Scipión Africano.
Cada uno tan parecido como pude lograrlo.
Este Patroclo (debo darle otro retoque).
Y éste, cerca
de esos pedazos de mármol, es Cesarión.
(Parece que se trata de un monólogo en boca de Ptolomeo II Filadelfo, siendo por tanto el Seleúcida, Antíoco II)
XXXII
ITACA
(1911)
Si vas a emprender el viaje hacia Itaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
(Con bastante fundamento se ha hecho derivar este poema de la VIDA DE LOS SOFISTAS, de Filostrato, en su
referencia al mismo asunto)
XXXIV
FILELENO
(1912)
Cuida que la inscripción resulte artística.
La expresión seria y digna.
Es mejor que la corona sea estrecha;
no me gustan esas anchas de los Partos.
La inscripción, como siempre, en griego;
nada exagerado, nada pomposo —
el procónsul podría interpretarlo mal
y siempre andan husmeando y notificando a Roma—,
pero por supuesto que honre mucho.
Y en el otro lado algo sumamente exquisito:
un hermoso efebo lanzando el disco.
Pero sobre todo recomiendo que te fijes
(y por los dioses, Sitaspe, no te olvides)
que junto a las palabras Rey y Salvador,
escribas con letras elegantes, Fileleno.
Y ahora no empieces con tu charla sabihonda,
tu «¿Dónde están los griegos?» y «Lo que distingue la lengua
griega de la de Zagros o la de Efrata».
Tantos más bárbaros que nosotros
la escriben, que haremos lo mismo.
Y no olvides que de vez en cuando
aquí vienen sofistas de Siria,
y poetas, y otros entrometidos.
Así que no estamos sin cultura griega, ¿no?
(¿Estatua o moneda? Zagros: cadena montañosa en los confines de la Media Atropatina; Efrata: ciudad de la Media
noroccidental, donde invernaba el rey de los Partos)
XXXV
REYES ALEJANDRINOS
(1912)
Los alejandrinos han acudido
para ver a los hijos de Cleopatra,
Cesarión y sus hermanos pequeños,
Alejandro y Ptolomeo, a quienes
por primera vez llevan al Gimnasio
para ser proclamados reyes
ante un soberbio alarde de soldados.
(Hay un poema de C. Georgina Rosseti extraordinariamente parecido, sobre todo en el movimiento inicial: «Vuelve a mí en
el silencio de la noche...»)
XXXVIII
CUANTO PUEDAS
(1913)
Si imposible es hacer tu vida como quieres,
por lo menos esfuérzate
cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca
en contacto excesivo con el mundo,
con una excesiva frivolidad.
No la envilezcas
en el tráfago inútil
o en el necio vacío
de la estupidez cotidiana,
y al cabo te resulte un huésped inoportuno.
XXXIX
RAREZA
(1913)
Es un viejo. Vencido y fatigado,
roto por la edad y los excesos,
que arrastrando sus pasos atraviesa la calle.
A su casa regresa para esconder allí
su vejez y su miseria, y piensa
en todo lo que aún comparte con él la juventud.
Los jóvenes dicen ahora sus versos.
Sus visiones encienden esos ojos.
Sus cuerpos armoniosos y prietos,
su espíritu, su voluptuosa carne,
aún se conmueven con la expresión que él diera a la belleza.
(Cuenta Paputsakis que Kavafis le dijo en cierta ocasión: «A veces pasa por mi cabeza la idea de escribir sobre mi vida
amorosa. Aún no lo he hecho. ¡Los prejuicios son tan fuertes!»)
XLI
NEGOCIO
(1913)
Cuidadosamente dispone cada cosa
con bellísimas envolturas de seda verde.
(Malanos supone que una nota de La Harpe a la traducción francesa de La VIDA DE LOS DOCE CÉSARES, de
Suetonio, habría estimulado a Kavafis para este poema. Es sabido que Teódoto fue un liberto de los Ptolomeos que ordenó
la muerte de Pompeyo)
XLVII
LOS SABIOS CONOCEN EL FUTURO
(1915)
Los hombres conocen las cosas del presente.
Las cosas del futuro son secreto de los dioses,
únicos poseedores de todas las luces.
Mas de lo que el futuro traiga, los sabios
pueden conocer. Su oído
(Parece ser verdad que la fuente de este poema se encuentra en Filostrato: VIDA DE APOLONIO DE TIANA. NO
cabe duda de que Kavafis poseía y leía la obra de Filostrato, cuyos volúmenes incluso anotó, y de cuya figura se ocupó en
un artículo para un diario de Alejandría)
XLVIII
MAR EN LA MAÑANA
(1915)
Que me detenga aquí. Que también yo contemple por un momento la naturaleza.
Del mar en la mañana y del cielo sin límites
el luminoso azul, la amarilla ribera: estancia
hermosa y glande de la luz.
Que me detenga aquí. Dejadme creer que esto veo
(ciertamente esto vi por un instante cuando aquí me detuve);
y no ahora mis sueños,
mi memoria, la rediviva imagen del placer.
(Se dice —Tsircas, Vrisimitzakis— que este poema nació de la contemplación de un cuadro de Viani)
XLIX
EN LA ENTRADA DEL CAFE
(1915)
Mi atención fue atraída por algo dicho
en la entrada del café.
Y vi aquel hermoso cuerpo como hecho
por Eros con su larga experiencia —
modelada con alegría la simetría de sus miembros;
alzando su presencia como una escultura;
modelada la cara con emoción
a la que impartiera con el toque de sus dedos,
la pasión en su frente, y en los ojos, y en los labios.
(Malanos sitúa este poema en relación con un epigrama de Meleagro; en otra ocasión, con uno de Crinagoras. Peridis, más
razonablemente, cita el soneto CXLV de Shakespeare, su primer verso: «Those lips that Love’s own hand did make .»
¿Y bien?)
L
OROFERNES
(1915)
Este que sobre la tetradracma
con agraciado y fino rostro
sonríe, refinadamente,
es Orofernes hijo de Ariarates.
(Orofernes fue hijo dudoso de Ariarates IV. Reinó en Capadocia, por poco tiempo, sobre el 157 a. C. Su madre era hija de
Antioco III de Siria, y su abuela, Estratonice, hija de Antioco II. Seguramente Kavafis estudió la obra de Diodoro Siculo,
así como la de Polibio, donde también se menciona a este desgraciado. En la obra de E. Bevan, HOUSE OF SELEUCUS,
en la tabla III se muestra una moneda con la cabeza de Orofernes)
LI
JURA
(1915)
Jura una y otra vez que rehará su vida.
Mas al llegar la noche y sus consejos,
con sus promesas, y sus ofrecimientos;
al llegar la noche con el poder
del cuerpo que desea y exige, al mismo
fatal placer, perdido, se dirige de nuevo.
LII
PINTURA
(1915)
A mi trabajo entrego corazón y alma.
Pero hoy la languidez de la composición me desanima.
El día influye en mí. Su forma se oscurece
cada vez más. Arrecia el viento y llueve.
Prefiero contemplar antes que escribir.
Ahora, en esta pintura miro
a un hermoso muchacho tendido junto a un arroyo,
fatigado, supongo que de correr.
Qué hermosa criatura; qué divino mediodía
lo ha sorprendido sosegándolo en el sueño.—
Me siento y largo rato lo contemplo.
Y en el arte descanso de su esfuerzo.
LIII
UNA NOCHE
(1915)
La habitación era pobre y vulgar,
escondida en los altos de la taberna equívoca.
Desde la ventana se veía la calleja,
estrecha y sucia. Desde abajo
subían las voces de unos cuantos obreros
que distraían su tiempo jugando a las cartas.
(Filippo Maria Pontanì se transporta con estos versos a D'Annunzio —INTERMEZZO: ... ancora io mi sento su i vani /
versi, al ricordo antico, impallidir la faccia—. Quizá sea excesivo)
LIV
LA BATALLA DE MAGNESIA
(1915)
Ha perdido su antiguo ánimo, su coraje.
Su cuerpo cansado y enfermo
(El culto de Endimión, el amado de Selene, estaba en el monte Latmo, cerca de Mileto)
LX
GRIS
(1917)
Mirando un ópalo casi gris
recordé dos hermosos ojos grises
que había visto. Hace quizás veinte años...
.....................
(El mes de Atir egipcio corresponde al octubre-noviembre del calendario ateniense. La diosa Ator es la Afrodita griega.
No pudo haber otro mes mejor consagrado para la muerte de un joven tan amado como Leukios)
LXVIII
TUMBA DE IGNACIO
(1917)
Aquí no soy ya Kleon de quien tanto se hablaba
en Alejandría (donde es raro el asombro)
por mis espléndidos jardines, la riqueza de mi casa,
y mis caballos, carruajes,
mis diamantes y las sedas que eran mi costumbre.
Lejos todo aquello: aquí ya no soy Kleon;
desaparezcan sus veintiocho años.
Soy Ignacio, un lector de la Iglesia, y aunque tarde
volví a mi ser. Feliz viví diez meses
en la serenidad y la paz de Cristo.
(Según Malanos, este poema derivaría de una primera versión en cinco versos)
LXXIII
CESARION
(1918)
En parte para verificar las descripciones de un período,
en parte para distraerme un rato,
anoche cogí y comencé a leer
un volumen de epígrafes de Ptolomeo.
Las exageradas loas y alabanzas
son siempre iguales. La gloria sucede a la gloria,
todos famosos, fuertes, llenos de nobles hazañas;
cada uno de sus actos la cumbre de la sabiduría.
E igual con respecto a las mujeres,
cada una posee la fama de Berenice o de Cleopatra.
Cuando hube rememorado mis recuerdos del período,
habría dejado caer el libro
si una breve e insignificante referencia de Cesarión
no me hubiese inmediatamente detenido.
(No cabe duda: Suetonio, NERÓN, 40: «Ut vero consulto Delphis Apolline, septuagesimum ac tertium annum
cavendum sibi audivit, quasi eo demum. obiturus, ac nihil coniectans de aetate Galbae, tanta fiducia non modo
senectam sed etiam perpetuam singularemque concepit felicitatem, ut...)
LXXIV
EN UN PUERTO
(1918)
A Emes, joven de veintiocho años, un navío tenio
trajo a este puerto sirio
para que aprendiese el comercio del incienso.
Enfermó durante el viaje. Y desembarcado
aquí, murió al pisar tierra. Fue pobremente
enterrado. Pocas horas antes había
susurrado dulcemente «casa» y «viejos padres».
Mas nadie supo nunca quiénes eran,
ni cuál su ciudad en el gran mundo griego.
Es el mal menor. Porque mientras aquí
en este pequeño puerto yace en paz,
sus padres guardan la esperanza de que aún vive.
LXXV
RECUERDA, CUERPO. . .
(1918)
Recuerda, cuerpo, no sólo cuánto fuiste amado,
no solamente en qué lechos estuviste,
sino también aquellos deseos de ti
que en los ojos brillaron
y temblaron en las voces —y que hicieron
vanos los obstáculos del destino.
Ahora que todos ellos son cosa del pasado
casi parece como si hubieras satisfecho
aquellos deseos —cómo ardían,
recuerda, en los ojos que te contemplaban;
cómo temblaron por ti, en las voces, recuerda, cuerpo.
LXXVI
LA TUMBA DE LANIS
(1918)
El Lanis que amabas ya no está aquí, Marco,
en la tumba donde lo lloras largamente.
El Lanis que amabas está contigo
cuando en tu casa contemplas su retrato,
esa imagen donde permanece algo de aquello que fue precioso,
esa imagen que has conservado con tanto amor.
No me ciega el deseo.
Apenas he llegado a este local;
no he tenido ni tiempo de beber suficiente.
He gozado este cuerpo.
(Es acertada la observación de Moravia, que recoge Pontani, sobre este poema: l’originalità di K. sta soprattutto nella
consolazione della poesia... Che è una maniera forse cinica di guardare alle proprie follie; ma forse soltanto un coraggioso
e umile riconoscimento, molto greco questo, della debolezza irrimediabile della natura umana)
LXXX
EMBAJADORES EN ALEJANDRIA
(1918)
No se habían visto, desde siglos, regalos tan bellos en Delfos
como éstos enviados por los dos hermanos,
los rivales reyes Ptolomeos. Desde que los recibieron,
sin embargo, los sacerdotes sintiéronse muy inquietos por el oráculo. De toda su experiencia
se necesitaría para redactarlo hábilmente,
para decidir cuál de los dos grandes podía ser ofendido.
Y en secreto durante toda la noche continuaron sus consultas
y discutieron sobre los derechos de los descendientes de los Lágidas.
(Evidentemente los dos Ptolomeos son Ptolomeo VI Filometor y su hermano menor Ptolomeo VII. Polibio, que se refiere a
ellos, nunca menciona esta embajada)
LXXXI
DESDE LAS NUEVE. . .
(1918)
Doce y media. Rápidamente el tiempo ha pasado
desde las nueve cuando encendí mi lámpara y
me senté aquí. Estoy sentado sin leer
ni hablar. A quién podría hablar
en la casa vacía.
Y ayer
mientras andaba por la vieja calle,
de repente se embellecieron por la magia del amor
las tiendas, las aceras, las piedras,
y muros, balcones y ventanas,
nada quedó allí como antes era.
(Debe referirse a Miguel III el Borracho. Bajo el imperio de este iconoclasta, Bizancio perdió Siracusa -878- y toda Sicilia,
a excepción de Taormina)
LXXXVIII
EN EL BARCO
(1919)
Ciertamente se le parece
este pequeño apunte hecho a lápiz.
¿Y ahora?
Ahora la desesperación y la tristeza.
Los jóvenes en Roma llevaban razón.
No es posible que perduren las dinastías
que nacieron de la ocupación macedónica.
(La historia está en Polibio y Diodoro Sículo. Malanos considera como fuente del poema —y no admite discusión, según él
— LES SELEUCIDES, de Bouché—Leclercq)
XC
EL SOL DE LA TARDE
(1919)
Esta habitación, qué bien la conozco.
Han alquilado ahora este cuarto y el de al lado
para oficinas. Toda la casa ha sido
devorada por oficinas, y comercios, y Compañías.
(Malanos opina que Kavafis tuvo en cuenta para este poema FIGURES BYZANTINES —2ª serie, cap. II—, de C. Diehl.
Ignoramos por qué Diehl, existiendo el texto magnífico de Ana Komneno)
XCIII
SOMBRAS
(1920)
Una vela es suficiente. Porque su tenue luz
se adapta mejor, hace más fascinantes
las Sombras voluptuosas que vienen del Amor.
Una vela es suficiente. La habitación esta noche
no debe estar iluminada. Para que sólo al sueño
y a la imaginación, con poca luz —
para que sólo al sueño me abandone
en las sombras voluptuosas que me trae el Amor.
(Debe recordarse que Kavafis, cuando escribió estos versos, vivía en una casa de la calle Lepsius, donde carecía de
iluminación eléctrica)
XCIV
JOVENES DE SIDON
(1920)
El actor que hicieron venir para que los divirtiese
recitó algunos epigramas de exquisita elección.
(La ALEXÍADA, de Ana Komneno es la fuente imprescindible de ese momento. Al tildar a Irene Dukaina —emperadora,
mujer de Alexis Komneno— de perversa, el sujeto puede ser —como dice el poema— uno de tantos nobles exiliados tras
la deposición de Miguel VII Dukas —apodado Parapináceo, «cuartillo de grano»— o de su usurpador Nicéforo Botaniates.
Miguel no es más que el modelo del raro hombre que en el monasterio, en las humanidades y en la poesía encontró más
placer que en el ejercicio del poder)
XCVII
FAVOR DE ALEJANDRO BALAS
(1921)
Oh qué importa que una rueda partida
en mi carro me haga renunciar a la victoria.
Con excelentes vinos y bajo amadas rosaledas
humedeceré las horas de la noche. Antioquía me pertenece.
Soy el más admirado de sus jóvenes.
Soy la debilidad de Balas, su idolatría.
Mañana dirán que fue injusto el resultado de la carrera.
(Pero, incluso si tuviera el mal gusto de exigirlo,
mis cantores dirían que, aun con una rueda rota, mi carro llegó el primero).
(Este favorito del aventurero Alejandro Balas puede ser un tal Ammonio, de notable inteligencia y belleza. Peridis afirma
que Kavafis partió para este poema de una mención en Suetonio: excussus curru ac rursus repositus, cum perdurare
non posset, destitit ante decursum; neque eo setius coronatus est)
XCVIII
HE DADO AL ARTE
(1921)
Me siento y medito. He dado al Arte
deseos y sensaciones — entrevistos
rostros y líneas; y de deseos no cumplidos
la borrosa memoria. Dejad que a él me entregue.
Es él quien da Forma a la Belleza;
completando la vida con toque imperceptible,
combinando percepciones, combinando los días,
XCIX
EL ORIGEN
(1921)
Han satisfecho su placer
prohibido. Y del lecho se levantan,
vistiéndose apresuradamente sin hablarse.
Abandonan por separado, furtivamente la casa; y mientras
caminan algo inquietos por las calles, parece
como si sospecharan que algo en ellos traiciona
en qué clase de lecho cayeron hace poco.
(Ammonio Sacca, filósofo neoplatónico, maestro de Plotino y de Orígenes, enseñaba en Alejandría durante la primera
mitad del siglo III)
CIV
PARA ANTIOCO EPIFANES
(1922)
Un joven de Antioquía dijo al rey,
«En el fondo de mi corazón late una esperanza muy querida;
los Macedonios una vez más, oh Antíoco Epifanes,
los Macedonios se aprestan a la lucha.
Si vencieran — daría a cualquiera
mi león y mis caballos, mi Pan de coral,
y mi palacio, y cuanto en Tiro poseo,
cuanto tú me has dado, oh Antíoco Epifanes».
(Antíoco IV Epifanes, rey de Siria, cuyo corazón albergaba odio hacia Roma —su padre, Antíoco III, había sido derrotado
por sus legiones—, no cabe duda debió sentir una inmensa alegría ante la insurrección macedonia. Mas, prudente, o lúcido,
bien sabía el fin de aquella empresa. La batalla de Pidna —168 a. C.— daríale razón. Polibio hablará de la proverbial
generosidad de tal monarca)
CV
COMBATIENTES POR LA LIGA AQUEA
(1922)
Valientes que luchasteis hasta caer con gloria;
sin temor a los que habían vencido en tantas partes.
No se os culpa, si Diaio y Kritolao fracasaron.
Cuando los griegos quieran jactarse,
«Nuestra estirpe da hombres como éstos» han de decir
recordándoos. Así de espléndida será vuestra alabanza.
(Diaic y Kritolao: dos mentecatos. Ptolomeo VIII Latiro reinó sobre Egipto y Chipre con su hija Berenice)
CVI
EN UN VIEJO LIBRO
(1922)
En un viejo libro —al menos con cien años—,
entre las páginas olvidadas,
una acuarela sin firma encontré.
Obra sin duda de un estimable artista.
Llevaba como título, «Imagen del Amor».
(Aunque Malanos asegura que se trata de Antíoco I, no termina de convencernos su argumentación; y la historia no
registra hermana alguna de los diversos Antíocos que pudiera orientarnos)
CVIII
JULIANO, AL CONSTATAR LA INDIFERENCIA
(1923)
«Viendo la mucha indiferencia que hay
entre vosotros con respecto a los dioses» —dice con aire grave.
Indiferencia. ¿Pero qué espera aún?
Reformó a su gusto el orden religioso,
cuanto quiso escribió al sumo sacerdote de los Gálatas
y a otros así, distribuyendo normas y consejos.
Sus amigos no son cristianos;
por supuesto. Y no pueden sin duda
jugar como él (que en el cristianismo nació y creciera)
con reformas religiosas,
ridículas en la teoría y en la práctica.
Después de todo son griegos. No exageres, Augusto.
a la iglesia de Nicomedia,
donde en alta voz y con profunda unción
(Máximus fue maestro de Juliano; Crisanto, un buen amigo; Galo y Mardonio, hermano y preceptor, respectivamente.
Kavafis alude a la restauración del paganismo, en el año 352. En el EPITAFIO DE JULIANO, de Libanio, se profundiza
sobre este tema, y quizá fuera estudiado por Kavafis)
CXII
ANTES DE QUE EL TIEMPO LO CAMBIE
(1924)
Grande fue su dolor cuando tuvieron que separarse.
No querían; pero así fueron las circunstancias.
La necesidad obligó a uno de ellos
a irse lejos — New York o Canadá.
Su amor no era ya ciertamente lo que antes había sido;
porque el deseo lentamente fue a menos,
porque el deseo lentamente moría.
Pero separarse, ninguno lo quería.
Las circunstancias obligaban. —Quizás convertido en artista
el destino ahora los separaba
con emoción, antes de que el tiempo los hubiera cambiado;
el uno para el otro serían así como habían sido,
los bellos muchachos de veinticuatro años.
CXIII
EN ALEJANDRIA EL 31 A. C.
(1924)
A los suburbios, desde su aldea, llega,
cubierto de polvo del viaje,
(J. Kantacuzeno. —Siendo el principal colaborador de Andrónico III rehusó ser asociado a la corona. A la muerte de
Andrónico, prematura, dejando un hijo de nueve años, Kantacuzeno ejerció la regencia. En una ausencia suya de
Constantinopla, Ana de Saboya —viuda de Andrónico—, en unión del patriarca Calecas, le destituyeron de sus cargos, y
en respuesta Kantacuzeno se proclamó emperador en Didimotilea el 26 de octubre de 1341, con el nombre de Juan VI, ya
que el V correspondía al hijo de Andrónico. Desde Didimotilea inició una guerra civil que duró siete años y entró en
Constantinopla el 3 de febrero de 1347)
CXV
EL VINO PARA LEER
(1924)
Vino para leer. Abiertos están
dos o tres libros; historiadores y poetas.
Pero apenas ha leído diez minutos,
cuando los deja a un lado. Sobre un diván
duerme ahora. Ama mucho los libros
—pero tiene veintitrés años, y es hermoso;
y esta tarde el amor atravesó
su carne maravillosa, su boca.
A través de la total belleza
de su cuerpo pasó la fiebre de la voluptuosidad;
sin remordimientos ridículos por la forma de ese placer...
CXVI
EN LA COSTA ITALIANA
(1915)
Kemos hijo de Menedoro, joven itálico,
su vida transcurre en elegantes diversiones;
como suelen hacerlo en la Magna Grecia
los jóvenes educados en la riqueza.
(La coronación data de 1347. Parece fuente segura la HISTORIA BIZANTINA, de Nicéforo)
CXVIII
TEMEZO DE ANTIOQUIA, 400 d. C.
(1925)
Versos del joven Temezo, poeta amoroso.
Los ha titulado «Emonides» —quien de Antíoco Epifanes
fue el más querido; verdaderamente era bellísimo
aquel joven de Samosata. Los versos son
ardientes, palpitantes, porque Emonides
(que vivió en la época antigua;
¡en el año 137 de aquella monarquía griega!;
o quizás un poco antes) no es en el poema
sino un nombre; sin duda adecuado.
Y es un amor de Temezo el que se canta en esos versos,
un amor bello y digno de él. Nosotros los iniciados,
sus amigos íntimos; nosotros los iniciados
sabemos para quién fueron escritos esos versos.
La gente de Antioquía ignorante leía tan sólo, Emonides.
(Se trata de Antíoco IV —ver Macabeos I, II—,1o que plantea un problema a L. Roussel, ya que dicho rey viviría más de
doscientos años antes de la fecha indicada por Kavafis)
CXIX
APOLONIO DE TYANA EN RODAS
(1925)
Sobre la educación perfecta y la cultura
conversaba Apolonio con cierto
joven que construía una lujosa
mansión en Rodas. «Cuando entro a un templo»
dijo el de Tyana «prefiero
que sea pequeño, mas que tenga
una estatua de marfil y oro,
que encontrar uno grande con imágenes baratas y de arcilla».
(Kavafis tomó casi todos los detalles de la VIDA DE APOLONIO DE TYANA, de Filostrato)
CXX
PUEBLO DEPRIMENTE
(1925)
Pueblo deprimente éste donde trabaja —
empleado en un comercio,
él que es joven— y donde debe esperar
aún dos o tres meses,
dos o tres meses hasta terminar el negocio
y poder regresar a la ciudad y entregarse
a su movimiento y a sus diversiones;
pueblo deprimente éste donde espera.
Yace sobre su cama devorado por el amor,
toda su juventud despierta por el deseo de la carne,
con la tensión maravillosa de la bella juventud.
Y en el sueño le llega la delicia; en su sueño
ve y abraza la carne, el cuerpo que desea...
CXXI
EL AÑO VIGESIMO QUINTO DE SU VIDA
(1925)
Siempre vuelve a la taberna donde
el mes anterior se habían conocido.
Pregunta; pero nada concreto le responden.
De cuanto oye desprende que su amigo
no es nadie conocido;
sino uno de tantos jóvenes equívocos
que pasan ignorados por allí.
Pero él sigue volviendo cada noche a la taberna,
y se sienta mirando hacia la puerta;
mira hasta cansar sus ojos.
Tiene que entrar. Quizás entre esta noche.
(Malanos afirma que Kavafis le comunicó en cierta ocasión su deseo de representar en este poema la indiferencia de una
Ciudad maravillosa por la locura del Poder)
CXXVI
JULIANO Y LOS CIUDADANOS DE ANTIOQUIA
(1926)
¡Era imposible que renunciaran
a su maravillosa existencia; a la variedad
de sus diversiones; al esplendor
de su teatro donde se unía el Arte
con las eróticas voluptuosidades de la carne!
(Fuente: Juliano, MISOPOGON. Chi —inicial de Christo. Kappa— de Constancio, emperador cristiano predecesor de
Juliano)
CXXVII
GRAN PROCESION DE ECLESIASTICOS Y DE LAICOS
(1926)
Una gran procesión de sacerdotes y de laicos,
donde todas las categorías están representadas,
desfila a través de las calles, plazas y puertas
de la famosa ciudad de Antioquía.
(Las manifestaciones de júbilo que acompañaron la muerte de Juliano se recogen en las ORACIONES, de Gregorio
Nazianzeno)
CXXVIII
SACERDOTE DE SERAPIS
(1926)
Lloro por mi padre, aquel buen viejo
que siempre me amó;
por mi padre, aquel buen viejo
que ha muerto antes del alba.
(Se trata de Antíoco IV —ver Macabeos I, II—,1o que plantea un problema a L. Roussel, ya que dicho rey viviría más de
doscientos años antes de la fecha indicada por Kavafis)
CXXIX
ANA DALASSENA
(1927)
Una «bulla aurea» publicó Alexis Komneno
para honrar debidamente a su madre,
la inteligentísima soberana Ana Dalassena
—su obra dice quién fuera ella—,
repleta de elogios:
pero de tantos elijo aquí tan sólo
por sus nobles sentimientos, la frase
«Ni tuyas ni mías, nunca entre nosotros frías palabras fueron dichas».
(La fuente de tan mítica fundación se encuentra en la CRONOGRAFÍA, de Malalas, II, 31. Donde murió la hija de Inaco
levantóse una ciudad que la honraría: el esplendor de Antioquía)
CXXXI
DIAS DE 1901
(1927)
Lo verdaderamente excepcional en él,
es que a pesar de su vida disoluta
y de su larga experiencia en el amor,
sin que su aspecto dejase de estar
perfectamente acorde con su edad,
había momentos —aunque ciertamente
raros— en que daba
la impresión de una carne casi intacta.
(Nos parece excesivo considerar este poema como un homenaje a la memoria de Paolo, hermano de Kavafis, alejandrino
famoso por su vida disipada. Aunque, por otra parte, la idea de un autorretrato cada vez resulta más fascinante: un glorioso
autorretrato)
CXXXIV
JOVEN ARTISTA DE PALABRAS — EN SU VIGESIMO CUARTO
AÑO
(1928)
¿Cómo poder crear en esas condiciones?
El sufre por un placer mutilado.
Vive en una enervante situación.
Besa la cara amada cada día,
y sus manos recorren los exquisitos miembros.
Nunca en su vida ha amado con tanta
pasión. Mas el encantador descubrimiento
del amor es exigente; quiere la plenitud
del ansia mutua y del mutuo ardor.
(Fuente segurísima: Sozomenos, HISTORIA ECLESIÁSTICA, V, 18. Cabe pensar que hay relación entre estos versos y
una posible respuesta de Kavafis a Malanos, ante la incomprensión de éste por su obra. Cabe pensarlo, sobre todo, porque
así lo atestigua el propio Malanos)
CXXXVIII
KIMON, HIJO DE LEARCO, DE VEINTIDOS AÑOS,
ESTUDIANTE DE LITERATURA GRIEGA (EN CIRENE)
(1928)
«Mi final sobrevino cuando era feliz.
Ermotele me tenía por su inseparable amigo.
En mis últimos días, aunque él pretendía
mostrarse tranquilo, yo noté muy a menudo
que estaba a punto de llorar, Y cuando él creía que por un momento
yo me había dormido, caía como un loco
sobre los pies de mi cama. Los dos éramos
jóvenes de la misma edad, veintitrés años.
La Suerte es Fatal. Quizá alguna otra pasión
se hubiera llevado a Ermotele de mí.
He muerto en la paz de nuestro indisoluble amor».
Envió a su oficial,
y hacia Sinope continuó su camino.
(Piensa Paputsakis que se trata de Mitridates V. En Plutarco —Demetrio— hay una historia muy parecida, mas acerca de
Mitridates I)
CXLIII
MIRIS, DE ALEJANDRIA 340 d. C.
(1929)
Al saber la desgracia de la muerte de Miris,
fui a su casa, aunque detesto
visitar las casas de cristianos,
sobre todo en duelo o fiesta.
(Alejandro Janneo reinó como rey de los judíos en Jerusalén desde 103 al 76 a. C. De la Casa de los Macabeos)
CXLVI
SE VALIENTE, OH REY DE LOS LACEDEMONIOS
(1929)
No condescendió Kratesílea
a que el mundo la viese llorar y lamentarse;
majestuosa fue y taciturna.
Nada turbó la serenidad de su aspecto que no traicionó
su pena y su tormento.
Pero a pesar de ello por un instante se abandonó;
y antes de subir al triste navio que había de conducirla a Alejandría,
tomó a su hijo, en el templo de Poseidón,
y a solas lo abrazó
y lo besó, «con el corazón destrozado», dice
Plutarco, y «embargada por la tristeza».
Sin embargo la fortaleza de su carácter se impuso;
y volviendo a ser la gran señora de siempre
dijo a Kleomenes: «Sé valiente, oh rey
de los Lacedemonios, cuando salgamos
del templo que nadie te vea llorar
o en un gesto que a Esparta
desmerezca. Es lo único que está en nuestro poder;
pues nuestro destino está en manos de los dioses».
Preguntaba balbuceando
sobre la calidad de los pañuelos con una voz presa del deseo,
sobre la calidad y sobre el precio.
Las respuestas del dependiente eran distraídas,
en voz baja,
con un consentimiento sobreentendido.
(«Dictador» —aunque no exactamente en su más moderno y doloroso sentido— era el sobrenombre de Ptolomeo Vil. Por
Zabinas se conocía a un Alejandro, hijo de Balas, pretendiente al trono de Siria. Ircano era gran sacerdote de la familia de
los Macabeos, fundadores de la monarquía de Judea. Gripos es Antíoco VIII. KI.F.OMFAF.S, XXII)
CL
EL ESPEJO DEL RECIBIDOR
(1930)
En el recibidor de aquella opulenta casa
había un enorme espejo muy antiguo;
adquirido cuando menos cien años atrás.
Vestía miserablemente.
Llevaba siempre el mismo traje, uno marrón
muy raído y ya sin color.
(Perteneciente al mismo ciclo épico de Los CABALLOS DE AQUILES, ITACA, etc., todas anteriores a 1911)
ii
LA INTERVENCION DE LOS DIOSES
(¿1899?)
Heartily know
.........................
The gods arrive.
EMERSON
Rémonin.—...Il disparaîtra au moment nécessaire;
les dieux interviendront.
Mme de Rumières.—Comme dans les tragédies antiques?
(Acte II, se. I)
Mme de Rumières.—Qu'y a-t-il?
Rémonin.-Les Dieux sont arrivés.
(Acte V, se. X)
(Fuente: El comienzo de AGAMENÓN, de Esquilo. El fuego esperado sería la señal de la caída de Troya)
v
«LO QUE HAY EN LO MAS PROFUNDO YO LO DIRE»
(1913 — ¿sobre un texto de 1893?)
«En verdad», dice el procónsul, cerrando el libro, «de buen
gusto es este verso y además muy justo:
cuando Sófocles lo escribió filosofó sobre ignoto reino.
Qué no se escucha en esa oscura sima, qué no se escucha,
y cuán diferentes en ella aparecemos.
Lo que cada uno como insomne lleva,
secretos y lamentos de dolor envueltos,
sometido a la angustia de cada día,
allí se expresa libre y en toda su verdad».
(Posible primer tratamiento de El dios abandona a Antonio. Con base, a su vez, en Shakespeare, ANTONY AND
CLEOPATRA, acto IV, escena XV. —Compárese el último verso)
ix
JULIANO EN LOS MISTERIOS
(1896)
Cuando se vio inmerso en los tenebrosos
abismos tremendos de la tierra,
escoltado por sus griegos,
y vio salir entre grandes luminarias
la inmaterial aparición ante él,
tuvo miedo por un instante el joven,
y resucitando algo en él de sus años de creyente
hízose la señal de la cruz.
La Aparición se desvaneció;
sus signos se perdieron —las luces se apagaron.
A los griegos miró receloso
el joven y les dijo: «¿Habéis visto qué prodigio?
Queridísimos amigos, tengo miedo.
Terror, amigos míos, quiero irme.
¿Veis cómo han desaparecido inmediatamente
esos demonios, cuando hice el signo
sagrado al santiguarme?»
Rieron entonces a carcajadas los griegos:
«Avergüénzate de decir tal cosa
a nosotros, sofistas y filósofos.
Cuéntaselo al obispo de Nicomedia
y a cuantos sacerdotes quieras.
Los grandes dioses de la ilustre Hélade han comparecido
levantándose ante ti.
Y si ahora se han ido, no pienses
que tal gesto los atemorizó.
Apenas te han visto hacer
ese signo tosco, burdo,
su índole gentil se ha disgustado
y se han ido en señal de desprecio».
Así dijeron, y del miedo
sagrado y la sagrada unción
libróse Juliano, convencido
por las ateas palabras de los griegos.
(La figura de Simeón el estilita apasionaba a Kavafis. Llegó incluso a escribir un artículo en inglés, recogido por Peridis en
PROSA INÉDITA)
xi
TEOFILO PALEOLOGO
(marzo 1903)
Su último año. Y el último emperador griego
es él. A pesar mío
cuántas voces penosas en torno suyo.
Desesperado, en el dolor,
Teófilo Paleologo
dice «Quiero morir antes que vivir».
Ah Teófilo Paleologo,
qué fin de estirpe y cuánto desencanto
(desaliento por injusticias y persecuciones)
encierran esas trágicas cinco palabras.
(Único ejemplo en la obra de Kavafis de referencia a un acontecimiento de actualidad: en junio de 1906, un escuadrón de
Dragones ingleses que mataban las palomas del fellah de Densuai —aldea del delta del Nilo— fueron atacados y
aniquilados por la población. En el proceso que siguió a tales hechos, cuatro implicados fueron condenados a la horca,
varios a cadena perpetua y otros a penas de quince años de trabajos forzados. Entre los ejecutados estaba un joven de
veinticinco años: Iuseff Hussein Selim. Kavafis le adjudica diecisiete. Así como la ejecución, que tuvo lugar el 28 de junio
de 1906, y no el 27)
xiii
SEPTIEMBRE DE 1903
(1903)
Aunque sea con engaños, que me ilusione ahora
pero que no sienta el vacío de mi vida.
No la pondré en un cuadro.
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2012/10/16