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Fragmentos de “La brevedad de la vida” de Séneca

1. La mayor parte de los mortales, Paulino, se queja a una voz de la malicia de la


naturaleza porque se nos ha engendrado para un período escaso, porque el espacio
de tiempo que se nos da transcurre tan veloz, tan rápidamente que, con excepción
de unos pocos, casi todos los demás quedan inhabilitados ya en la propia
preparación de la vida. Y ante este mal, que según creen es general, no solloza
solamente la masa y el vulgo necio, también este mismo sentimiento ha sacado
quejas de personajes esclarecidos.

2. Viene de ahí aquella proclama del más grande de los médicos de que la vida es
breve, la ciencia larga. Viene de ahí aquel pleito tan poco propio de un hombre sabio
que Aristóteles planteó a la naturaleza, pues sería que ella le ha regalado a los
animales una edad tan larga que alcanzan cinco o diez generaciones, mientras que
en el hombre, engendrado para tantas y tan grandes empresas, el límite se ha fijado
mucho más acá.

3. No tenemos un tiempo escaso, sino que perdemos mucho. La vida es lo bastante


larga y para realizar las cosas más importantes se nos ha otorgado con generosidad,
si se emplea bien toda ella. Pero si se desparrama en la ostentación y la dejadez,
donde no se gasta en nada bueno, cuando al fi n nos acosa el inevitable trance final,
nos damos cuenta de que ha pasado una vida que no supimos que estaba pasando.

4. Es así: no recibimos una vida corta sino que la hacemos corta; no somos
menesterosos de ella sino derrochadores. Tal como unas riquezas cuantiosas y
principescas, cuando caen en manos de un mal amo, en un instante se disipan, y al
revés, cuando, pese a ser escasas, se entregan a un buen custodio, crecen al
emplearlas, igualmente la existencia se le expande mucho a quien bien la organiza.

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