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 Fisuras de retracción plástica.

Afogarado
Son características del hormigón fresco y son producidos por la tensión capilar en los
poros llenos de agua apareciendo como consecuencia de un retraso en el curado o
protección del hormigón (exudación). Se produce fundamentalmente entre la primera hora
y las seis horas a partir de su vertido, aunque a veces pueden incluso aparecer al día
siguiente. Tienen una gran importancia en aquellos elementos estructurales en los cuales
prevalece la superficie sobre el volumen (losas) y en especial cuando hay una pérdida
rápida de agua causada por tiempo seco, viento o altas temperaturas. En este caso por el
tipo de concreto con alto contenido de cemento. La fisuración se facilita si existen cerca de
la superficie armaduras o áridos gruesos que impidan la deformación del hormigón.
La aparición de estas fisuras es más frecuente en tiempo seco, soleado y sobretodo con
viento, aunque las temperaturas no sean altas, por lo que pueden aparecer también en
tiempo frío e incluso húmedo si existe viento.
Las fisuras de retracción plástica suelen ser superficiales con aberturas que oscilan entre 2
y 3 mm y van decreciendo conforme van profundizando en la pieza. También es habitual
que lleguen a atravesar el espesor de las losas, a diferencia de las fisuras de asentamiento
plástico. Este tipo de fisuras son muy frecuentes en las losas de hormigón y pueden
mostrarse, por lo general, de las siguientes maneras: pueden seguir líneas paralelas
diagonales, aproximadamente a 45º con las esquinas, con distancias entre ellas
comprendida entre los 20 centímetros y los 2 metros; presentarse a modo de crestas
onduladas, o siguiendo un patrón indeterminado formando generalmente una especie de
malla. También es común que sigan el recorrido de las armaduras o de alguna cualidad
física de la pieza, como por ejemplo un cambio de sección o una interrupción en el
hormigonado.
Las fisuras de afogarado (o fisuras en mapa) son un tipo de retracción plástica
superficial intensa. Son siempre superficiales y generalmente de menos de 1 cm. de
profundidad y de 0,05 a 0,5 mm de anchura aproximadamente. Suelen aparecer en la
primera semana (a veces mucho después) después del hormigonado, durante la fase de
endurecimiento. En los elementos de espesor variable, las fisuras aparecerán con más
profusión en las partes más delgadas. Por lo general, las fisuras de afogarado se
manifiestan como un dibujo en forma de red o malla no regular de entre 5 y 10 cm. de lado.
No siguen líneas determinadas sino que se ramifican y presentan sinuosidades debido a
que aparecen cuando el hormigón no tiene prácticamente resistencia y han de adaptarse
al contorno de los áridos a los cuales no pueden romper. Tienen una finura tal que, a
veces, solo se las percibe después de cierto tiempo cuando se han llenado de suciedad o
polvo. Los nidos de fisuras son concentraciones fuertes de fisuras en una determinada
zona.

 Fisuras de asentamiento plástico


Aparecen siguiendo las líneas de las barras de armado en aquellos elementos de
hormigón que han sufrido un asentamiento plástico, es decir, un desplazamiento de las
partes sólidas hacia el fondo del encofrado debido a la acción de la gravedad y del agua
hacia la superficie del hormigón.
En general, se trata de fisuras amplias y poco profundas, de escasa trascendencia
estructural, aunque pueden tener incidencia en los efectos de corrosión de las
armaduras al quedar desprotegidas. Suelen aparecer generalmente durante las tres
primeras horas después del vertido del hormigón y, en algunas ocasiones, hasta las seis e
incluso ocho horas posteriores. Aparecen en los lugares donde el movimiento de
asentamiento derivado del descenso de la masa de hormigón se haya limitado. En función
de la forma concreta de dicha restricción, se pueden distinguir los siguientes tipos:
 Fisuras marcadas inmediatamente encima de las armaduras horizontales, ya
sean éstas las armaduras principales o los estribos.
 Fisuras horizontales en elementos verticales (como pilares, muros, etc.)
cuando los estribos limitan el movimiento del hormigón al descender.
 Fisuras coincidiendo con cambios bruscos de sección. Son muy frecuentes en
forjados reticulares. Se forma a causa de la diferencia de asentamiento del
hormigón según los diferentes grosores.
 Fisuras coincidiendo con secciones delgadas de hormigón. Cuando el plano
de las armaduras no permite el descenso del recubrimiento y lo desolidariza
del resto de la pieza.

 Fisuras de retracción de secado


Se producen a consecuencia de las tensiones de tracción creadas en la masa de hormigón
al quedar impedida la deformación provocada por los cambios volumétricos en la
retracción de secado.
Las fisuras de retracción de secado, a diferencia de las de retracción plástica, suelen tener
una anchura constante y un trazado limpio sin entrecruzarse ni ramificaciones. Si la
distribución de las fisuras es buena, estas fisuras de retracción son muy estrechas, del
orden de 0,05 a 0,1 mm de anchura y es frecuente que no tengan más de 0,02 mm.
Tampoco son profundas y no suelen penetrar en el hormigón de 4 a 10 mm. Pueden
aparecer a partir de las dos o tres semanas desde el vertido del hormigón, pero el riesgo
de su aparición persiste en condiciones normales hasta un año, retardándose a veces
hasta los dos y tres años, en función de las condiciones de sequedad atmosférica.
En este tipo de fisuración juegan un papel importante la rigidez del elemento estructural y
sobretodo, la del conjunto estructural que le afecta. Se puede dar el caso de que en vez de
producirse la fisuración en el elemento que se acorta, se produzca en los elementos que
están unidos a él. Este efecto es frecuente en vigas de sección grande y muy armadas
unidas a pilares esbeltos y poco rígidos; en este caso las fisuras aparecen en la cabeza y
pie de los pilares en vez de en la viga. En el caso contrario, en vigas con luz más o menos
grande, pueden aparecer fisuras perpendiculares a su eje, de espesor cons-tante, que
seccionan las vigas si éstas se encuentran coaccionadas por pilares de gran rigidez.
Un caso típico de fisuras de retracción hidráulica lo tenemos en el caso de un pórtico de
una crujía con dos vigas a distinto nivel. Si la viga superior tiene más rigidez y está más
armada que la inferior retraerá menos que ésta, dando lugar a que ésta última sea la que
se fisure.
En los forjados pueden aparecer fisuras de retracción si estos están coaccionados por
vigas o nervios unidos a ellos.
La retracción en elementos verticales puede originar fisuras en elementos horizontales que
funcionen hiperestáticamente con ellos. En el caso de retracción diferencial en los
diferentes elementos verticales, da lugar a un estado tensional en las vigas y forjados que
puede ser comparable al producido por un asiento diferencial del terreno.
La retracción en láminas y cáscaras, al tener más libertad de deformación que los otros
elementos estructurales, se traduce en una reducción de las flechas si las vigas de borde
impiden los movimientos en estas líneas. Sin embargo, al deformarse la lámina por
retracción pueden aparecer fisuras en su intradós. Las fisuras de retracción en láminas
deformables, pero coaccionadas en sus bordes, son muy parecidas a las de flexión
presentando una abertura variable que va disminuyendo desde el intradós hasta la línea
neutra de la sección.
Los muros de contención de tierras son elementos de gran masa con tendencia a sufrir
los efectos de la retracción. Por lo general, las fisuras en estos muros, suelen presentarse
en su coronación y van decreciendo hacia el terreno a la vez que van cerrándose hasta
llegar a desaparecer en la proximidad de éste debido a que la humedad y el abrigo que
proporciona el terreno son unas condiciones muy favorables para el curado.
La fisuración por retracción hidráulica puede afectar solamente a los recubrimientos. Esto
ocurre en los elementos muy armados en los que las propias armaduras son las que
coaccionan los movimientos del núcleo de la pieza y no los de ellos que al ser más
superficiales son más propensos a retraer, dando lugar a la aparición de fisuras
superficiales y en ocasiones a pequeños desprendimientos localizados en zonas del
recubrimiento.

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