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Análisis de documental; El imperio de los sinsexo

El instituto nacional de sexología japonés, define el termino Sexless (sinsexo) a las parejas
que mantienen relaciones sexuales con una frecuencia inferior a una vez al mes. Lo que
sorprendentemente, es la mayoría de la población japonesa. Si bien, algunos mantienen
relaciones amorosas, más no sexuales con su pareja ( y en su mayoría, con ninguna otra
persona ). Los hombres parecen percibirse débiles, insuficientes, con carencias y agotados
como para complacer a su pareja sexual. No es el sexual lo que desaparece, si no la
relación.

Para los japoneses, resulta difícil establecer vínculos emocionales de pareja, se muestran
miedosos ante las posibles heridas sentimentales, lo que por supuesto afecta la
comunicación con los otros.

La sociedad japonesa ha reinventado su tecnología para el placer sexual, especialmente el


masculino, y las mujeres parecen saberse insatisfechas, aceptando nuevos estilos,
adaptándose a nuevos roles de pareja; cuanto mas se parezca a una muñeca, mas deseada
será, haciendo una comparación a sus antecesoras femeninas, donde eran convertidas en
geishas, quienes encarnan la fantasía de lo inaccesible. La similitud mas clara, reside en que
las geishas eran vistas como damas de compañía, figuras femeninas amables y
comprensivas a las que se les pagaba para no estar solo, y ahora en la actualidad, las
mujeres japonesas parecen querer transformarse en muñecas, sumisas y disponibles.

En un intento por alcanzar a la mujer perfecta, la tecnología a inventado a las muñecas


amantes infatigables, sumisas y disponibles, mujeres que no dicen “me haces daño” “¡para!”
No son pesadas, ni complicadas, ni hay que darles afecto, especialmente cuando lo que se
busca en ocasiones es ser tratado de forma maternal, la culminación en una relación termina
siendo eso. Por supuesto, también los hay quienes realmente desean establecer relaciones
de pareja con una mujer, casarse, tener hijos, comunicarse. En este punto, uno se
preguntaría ¿Dónde esta el problema?, y justamente al ser una situación a nivel social, es en
donde quedaría la investigación.

Las nuevas generaciones de japoneses valoran el respeto por los demás, así como a si
mismos, rechazan formar una familia; sin apetito carnal, solo les importa ellos mismos. Dan
cuenta de estar enamorados de si, se permiten gozar en solitario. Estamos hablando
entonces, de una sociedad donde cada individuo retrae el afecto a si mismo, cambiando por
absoluto la meta y el fin sexual normal como lo conocemos.

S. Freud en tres ensayos de teoría sexual (1905) nos habla acerca de perversiones y
excepciones a la regla; para él los perversos ejemplifican un estadio de una inhibición del
desarrollo psicosexual, cuya vuelta hacia metas más elevadas, asexuales (sublimación)
están destinadas a proporcionar la fuerza motriz de un buen número de nuestros logros
culturales. El detalle aquí, es que estaríamos hablando no solo de un individuo, si no de una
sociedad por entera, fuerte en su cultura, admirable y económicamente poderosa, un pueblo
que nos aventaja. ¿Será esta situación el precio a pagar por el avance cultural?

Sin embargo, y a ciencia cierta podemos ver una sociedad en avance cultural y tecnológico,
pero con individuos en retroceso. Una sociedad donde el placer inmediato y sin esfuerzo ha
creado nuevas tecnologías y ha deformado su propia sexualidad., teniendo como única meta
la satisfacción de si mismos, sin esfuerzo por el otro. Freud describe a estos individuos como
cobardes e impotentes, que procuran semejante objeto cuando una pulsión urgente que no
admite dilatación alguna, no pueden apropiarse de algún otro objeto mas apto.

Los hay también los casos en donde ante la imposibilidad de obtener al objeto sexual normal,
la meta sexual se ve cambiada, se recurre a otras soluciones de descarga, y en el camino,
podrían ocurrir regresiones en el desarrollo del objeto sexual, (animales como objeto sexual)
y en este aspecto, la meta sexual también es cambiada de forma provisional, por lo que no
puede denominarse como perverso.

Cuando la meta sexual aparece como un trato maternal por parte de una figura femenina,
tenemos clara una necesidad insatisfecha o un anhelo por estados pasados. Como si el
entorno pareciera demasiado exigente, pesado y la capacidad de dar y recibir estuviese
dañada, bloqueada, y se pretenda entonces solo recibir o bien, se espere dar algo tan
sublimado, tan asexual a cambio.

Las mujeres de esta sociedad, en su insatisfacción han aceptado ser relegadas a la sumisión
y espera por la obtención del placer sexual.

“Cada cual flota en su burbuja, […] la pareja desaparece en beneficio del individuo”.

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