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FUENTES
Seminario "Lógicas de la vida amorosa": Jornadas del Campo LOGICAS DE LA VIDA AMOROSA
Freudiano en la Argentina, Buenos Aires, 1989 Primera conferencia
Seminario "Patología de la ética": II Encontro Brasileiro do
Campo Freudiano, San Pablo, 1989
Contrapunto clínico: presentación realizada en el Simposio del
Campo Freudiano, Buenos Aires, 1989
La ética en psicoanálisis: conferencia dictada a docentes de la
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 1989
Conferencia a los estudiantes de psicología: realizada en la
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 1989

Texto establecido por Graciela Brodsky


Versión no corregida por el autor

Quiero agradecer la invitación que me ha hecho la Comisión


Miller, Jacques-Alain cU Campo Freudiano en la Argentina para dictar el seminario
Lógicas de la vida amorosa. - la ed. 4a reimp. - Buenos Aires : IJil'nal en ocasión ele las Segundas Jornadas Nacionales del
Manantial, 2009. ('ampo Freudiano. Este seminario es continuación del dictado
144 p. ; 20xl4 cm. por mi colega y amigo Eric Laurent en Córdoba, en ocasión ele
l.is Primeras Jornadas Nacionales del Campo Freudiano y, por
Traducido por: Graciela Brodsky
ISBN 978-950-9515-56-7
bllpuesto, precede a las Terceras Jornadas, que tendrán lugar
dt·nlro ele dos años en una ciudad del interior e incluirán un ter-
l. Psicoanálisis. l. Brodsky, Graciela, trad. II. Título t <'1 seminario. Este es el aspecto regular, serial, automático, ele

CDD 150.195 1111eslras actividades. Tocia nuestra actividad como analistas tie-
1w un aspecto regular, serial, automático, casi burocrático, como
<i<'l'ia Lacan. Pero hay otro aspecto: Ja tyché, el encuentro. Por
Impreso en la Argentina 1·ho quiero agradecer especialmente vuestra presencia de hoy;
Hecho el depósito que marca la ley 11. 723 p.ulicipantes, público cuyo interés por la investigación psicoana-
1il í('a ha permitido mantener estas jornadas a pesar ele las cir-
© 1991 , Ediciones Manantial SRL t 1111slancias excepcionales que atraviesa este país. Quien, como
Avda. de Mayo 1365, 6° piso yn. recuerda Ja atmósfera porteña en aquellos días en que el
(1085) Buenos Aires, Argentina p11t'blo argentino reencontraba el funcionamiento democrático ele
Te!: (5411) 4383-7350 / 4383-6059 l.1 •, instituciones políticas, no puede dejar ele tener el corazón
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po Freudiano o la ele ninguno de los dos-, Ja comunidad psicoa-

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6 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 7

nalítica, como tal, necesita el aporte argentino al psicoanálisis y, Tenemos acá una serie; no se puede decir que haya un ele-
diré más, la pasión argentina por el psicoanálisis. Pasemos aho- 11w11 lo distinto a los otros, pero, a la vez, esos tres puntos impi-
ra al seminario. dt·n cerrar este todo, que de este modo permanece abierto. Esto
Hay dos momentos de la cura que son estándares, típicos, al lit' debe leer del siguiente modo: No importa cuál sea el número

menos formalizables: la entrada y la salida. Desde mi punto de dt· elementos, en psicoanálisis, el etcétera es irreductible.
vista, lo mismo sucede en un seminario: sé por qué puerta en- lle dicho "conjetura". ¿De qué conjetura se trata? Por ejemplo,
trar, sé por cuál salir, pero entre ambas hay más de un camino. l.1 causa es una conjetura, en tanto la causa se inscribe en el lu-
Se entra por la puerta del amor; se sale por la del pase. Pero ¡~.1r mismo del "etcétera"; en el lugar de lo que falta en ese es-
quiero anticipar el camino de este seminario. Su principio y su q11ema. De tal manera que puedo escribir, en el lugar del "etcéte-
final, hasta donde puedo adelantar hoy, deben superponerse con 1,1", el significante del objeto a.
el principio y el final de un análisis. Cada análisis es diferente. A
tal punto que enunciaré una tesis aceptada (que me limitaré a a
radicalizar un poco): haber dirigido una cura no sirve de nada, etcétera
en cierto nivel, para dirigir otra. Y no sólo no sirve de nada sino
que, en cierto sentido, hay que olvidar una para conducir otra. Este es el sentido mismo del descubrimiento de Hume. (Hace
Esta es la tesis de Freud: del lado del analista cada cura debe poco, hablamos de Hobbes; ahora, de Hume.) Es el sentido del
ser conducida como si fuera la primera. Esto lo sabemos desde descubrimiento de Hume sobre la causalidad. Y fue el punto de
la práctica. En esto la experiencia analítica es verdaderamente partida de Kant en su primera Crítica, la Crítica de la razón pu-
una experiencia. ¿Qué quiere decir "una experiencia" sino que m. Podemos traducir el sentido de ese descubrimiento a nuestro
uno no sabe cómo se desarrollará después? Una experiencia es knguaje: es el descubrimiento de que la causa como tal no es re-
como entrar por primera vez en una habitación oscura. ducible al significante. Mi proposición es: a, ese significante de
La experiencia en nuestro campo responde a la lógica del no- Lacan, traduce en términos de objeto el "etcétera" que se descu-
todo. Significa que sólo hay este analizante, y aquél, y aquel IJre en el nivel del significante. Es decir, que ese a escribe lo no
otro, es decir, una serie que no hace una suma. A pesar de que a reducible al significante como ta:!. Esto es en realidad muy sim-
la noche o el fin de semana o a fin de mes se cuenta y se suma ple; la dificultad viene quizás de no haberlo pensado así antes.
el dinero. A partir de lo que pasó no se puede saber, de allí en l'cro es básico, a pesar de que, para simplificarlo de este modo
más, qué pasará. No sólo cuál es la diferencia de lo que sucederá sea necesario un trabajo. Ahora no haré más que deducir e ilus-
entre dos curas, sino incluso en una misma cura. Esto constitu- l rar algunas consecuencias de este esquema.
ye la apertura de la experiencia ana:Iítica. En este nivel, una es-
tructura clínica no es más que una conjetura, una anticipación. Primer punto: en la trayectoria de una cura, la causa puede
Podemos representarlo de manera muy simple: estoy dibujando Identificarse con lo que queda por decir. En este esquema, estos
tres elementos semejantes con sólo una recta, un segmento de elementos son significantes, queda algo por decir y, en ese nivel,
recta y. después, tres puntos, que significan: etcétera. Este es- se puede definir el objeto a, en cada momento, como aquello que
quema tan simple puede ya representar que no existe x que no queda por decir. Esto es tomar el objeto a directamente en su es-
sea así. No existe ningún x: 3x que no cumpla la función <Px, pe- laluto de "etcétera"; tomar el objeto a como lo no ya dicho.
ro, debajo de los tres puntos, eso no constituye un todo. Segundo punto: fundamentalmente, encontramos acá un no-
todo. Porque no está completo; el "etcétera" queda. Encontramos
11 11
1111 no-todo que sólo puede parecer un todo si se suplementa con
d objeto a. No puede decirse que se complemente con él. Podría-
3x <Dx Vx mos decirlo de este modo si se tratase de un significante más

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8 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 9

que sería el último; como no se trata de esto, no hablamos de


complementación sino de suplementación, y podemos escribir
que el gran Otro, A, sólo parece un todo por la suplementación
del no-todo por parte del objeto a. Por la suplementación del no- La paradoja de Zenón surge del esfuerzo por demostrar que
todo, que voy a escribir como .!f., el a bajo la barra, como suple- lodo es significante. Una versión de la paradoja es: dado un
mento, permite al gran Otro aparecer como un todo. p1111to de partida y un punto final, debo hacer la mitad del cami-
1f,. 110, pero antes debo recorrer la mitad de la mitad, de tal manera
A q11c siempre me quedan tres puntos, una parte que no se puede
a 1<'cubrir. La paradoja de Zenón, así presentada como definición
Tercer punto: si se piensa el campo analítico a partir de algo de una línea, es un esfuerzo por totalizar el significante, esfuerzo
tan simple, es posible decir que cada vez que se interrumpe una que se descubre infinito. Nadie puede llegar a ese punto final.
sesión esto se produce. Lo que llamamos experiencia analítica se 11aclie puede terminar, sino bajo la condición de separarse de la
presenta de hecho bajo la forma de sesiones; puede decirse que 11ltima meta, de cortar la última meta del resto de la línea. En
se presenta bajo la forma de unidades de sesión, de elementos ('Ste sentido, el objeto a hace al análisis finito: el a se puede se-
temporales. Y, siempre, se interrumpe en un momento en que parar de la cadena significante. El objeto a es lo que finalmente
quedaría algo por decir. La cuestión es si eso que queda por de- suplementa la cadena significante y su valor cambia según la
cir toma o no la forma llamada objeto a. Desde mi punto de vis- trayectoria de la cura analítica. Sesión tras sesión, el valor pro-
ta, es a partir de ese esquema como puede pensarse la contro- pio del objeto a cambia según lo dicho antes. En esto, la posi-
versia, la polémica en la comunidad analítica sobre la duración ción del analista puede descifrarse según dos modos: primero, a
de la sesión. Polémica que quizás sólo empieza: el progreso de la partir del no-todo, escrito .!f,.; segundo, como objeto a. Como, has-
enseñanza de Lacan en el mundo, en estos últimos años, provo- ta ahora, no he utilizado más que medios puramente significan-
ca cierta reacción en aquella comunidad; reacción, a veces, de tes para introducir el objeto a, puedo definir el 1f,. como una in-
difamación hacia la práctica inspirada por Lacan. La polémica, sistencia lógica; es decir, el 1f,. no es más que la repetición de esa
entonces, se prolongará. La duración de la sesión no es una pu- división, la repetición del significante. Esto permite entender por
ra cuestión técnica: una duración fija, dirigida a partir del reloj, qué Lacan, al final de los años '60, llegó a decir que el objeto a
supone que hay un todo del significante; supone que se puede liene estatuto de consistencia lógica. Esto crea una dificultad si
contabilizar todo; supone un esfuerzo por impedir que emerja el' no se hace surgir el término correspondiente, insistencia lógica,
objeto a. El tiempo fijo supone que la experiencia analítica toda y si no se reconstruye esta articulación. Esto se ilustra tanto a
se desarrolla en el nivel de ese término que no es aceptado por la nivel de una sesión como a nivel de la cura entera -si se puede
Internacional, el significante. En cambio, la duración variable de hablar de "cura entera"-; y. también, a nivel de la categoría clí-
las sesiones responde a la estructura del no-todo, responde al nica. En psicoanálisis, una estructura clínica es un no-todo, en
Otro barrado: en cada final de sesión está en juego el objeto a, tanto incluye el objeto a; una estructura clínica es un no-todo
bajo la forma del "etcétera". suplementado por el objeto a.
Cuarto punto: tomemos la perspectiva de la estructura en psi- Quinto punto (y dejaré de numerarlos): el Otro. ¿Por qué deci-
coanálisis. En lingüística, en la lingüística que inspiró a Lacan, mos el Otro, con mayúscula? Porque se trata de un término uni-
la estructura era significante; toda significante. Al contrario, la versal. Queremos decir, precisamente, que vale para tocios y que
estructura, en psicoanálisis, no es sólo significante: en psicoa- no hay otro sino él. Decimos "el Otro" como decimos "el lengua-
nálisis, la estructura incluye el "etcétera" bajo la forma del obje- je" o "la estructura del lenguaje". Se discute, es cierto, sobre el
to a. De no ser por el objeto a, el psicoanálisis sucumbiría a la estatuto universal de la estructura del lenguaje. Lacan eligió re-
paradoja de Zenón. ducirla a lo más simple, a la diferencia entre significante y signi-

"
10 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida arrwrosa 11

ficado; no nos importa aquí esta discusión. El lenguaje tiene es- l'I 1·11cliano, escuché una ponencia de Jorge Forbes, que propone
tatuto universal en comparación con las lenguas. "Las lenguas", 1111.1 versión del pase como el abandono del nombre propio. Por
en plural: no todo el mundo habla castellano, no todo el mundo ·~:. l rn ctura, el nombre de a falta siempre, en tanto que a no es
habla inglés, sólo un ser humano de cada cuatro -mi hija, por .1¡~ 111flcante. Es bien sabido que el a no es significante. Se trata
ejemplo- habla chino. Decimos "el Otro", como decimos "el len- 1 !1· deducir la consecuencia de esto: siempre hay que inventar el

guaje" en comparación con las diversas lenguas. Pero, ¿por qué 11ombre del a y las lenguas se pluralizan en tanto constituyen
hay lenguas, así en plural? Esta siempre ha sido una pregunta. lt-11tativas diversas de decir a. Si bien no entraré ahora en este
Fue necesario inventar un mito, el de Babel, para dar cuenta de kma, esto exige explicar la consistencia de un pueblo, en tanto
por qué no toda la especie humana habla la misma lengua; sien- 1111 pueblo es la gente que habla la misma lengua. Esto plantea
do que animales de diversas especies se comunican entre ellos 11111chos problemas porque no se superponen exactamente los lí-
sin problemas de traducción; un perro francés, creo, no tiene 111ites del pueblo y de la lengua, pero se trata, desde el punto de
que aprender el castellano para hablar con un perro argentino. vista analítico, de la consistencia de un pueblo. Dejaré de lado
Se ha soñado con una lengua universal. No retomaré la desdi- <·ste problema dificil que, por ejemplo, llevó a Heidegger a ciertas
chada historia del esperanto y de todos los proyectos de lenguas pésimas consecuencias. Tomaré las cosas en el nivel de la expe-
universales que hubo en los siglos XVII y XVIII, precisamente en riencia analítica.
oportunidad de la emergencia de la física matemática. Efectiva- Puede decirse que cada sesión desbasta el a; que, en cada se-
mente, el discurso de la ciencia es lo más próximo que tenemos sión el a adquiere consistencia; como si adquiriera más densi-
a una lengua universal, con la dificultad de ser una lengua que dad . En esto, puede decirse que el a es el resultado del desbaste
no se habla; es un lenguaje, una articulación. En nuestros días, de la Cosa; de la Cosa que es la base primaria, la materia prima-
hay una cierta propensión a hablar en inglés, pero no puede ria que no conocemos sino por medio del objeto _a; desbaste de la
equivaler a una lengua universal. ¿Por qué hay lenguas? Mi res- Cosa por la operación del significante. La paradoja de Zenón nos
puesta es: porque la estructura del lenguaje, esa estructura su- da una imagen de esto: cómo se reduce cada vez más este espa-
puestamente universal, es incompleta como tal. En la estructura cio, cómo adquiere más y más densidad el objeto a. Es en este
del lenguaje, como estructura significante, hay un elemento des- sentido que el objeto a .aparece al final, que adquiere su consis-
completan te, destotalizante. Este elemento destotalizante se tencia al final, ya sea de cada sesión, ya sea de la cura. Con una
puede escribir como$. se puede escribir como (-<p) y se puede es- palabra tomada de Freud -no diré esta vez de qué lugar en
cribir, positivamente, como a. Son tres versiones de ese elemento Freud-, podemos hablar de la meta interna de la palabra. La ex-
destotalizante de la estructura del lenguaje. "Destotalizante" no presión de Freud es "meta interna". Ese desbaste del objeto a, o
suena demasiado lindo, quizás podríamos llamarlo "elemento ze- sea de la Cosa que por la operación del significante se densifica,
noniano", con nombre propio. En el camino por el que avanza- es lo que se llama la construcción del fantasma. Es decir que se
mos, podemos decir que a es la causa de la pluralidad de las traduce como fantasma la relación del no-todo significante con
lenguas, es el secreto del mito de Babel. El lenguaje, por su es- su suplemento. La famosa fórmula del fantasma, $ O a, es la tra-
tructura, deja siempre algo por decir; el lenguaje mismo deja al- ducción subjetiva de la relación del no-todo con su suplemento.
go por decir; en la estructura misma del lenguaje hay algo que He tratado de buscar un nivel en el que la fórmula del fantasma
no tiene nombre. De este modo Lacan, en "La subversión del su- se pueda deducir; es decir, tomar el !f.. como un término más pri-
jeto ... ", hace surgir el lugar del goce, cuando dice que hay algo mario. Tal es hoy mi camino.
que aparece como faltando en el mar de los nombres propios. Y
es por eso que inventó el signo a, que no es el nombre propio de Ahora bien, el gran Otro, el A, es igual para todos. Para él uno
lo que se trata. (Escritos~ T. 2, pág. 799.) es uno cualquiera. En la segunda de las Contribuciones de
En Brasil, en las Segundas Jornadas Nacionales del Campo Freud a la psicología de la vida amorosa, este es el nivel del
12 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 13

Allgemein, del universal. Por eso es el a lo que merece ser dicho. ldt·11llficación del sujeto con la barra del Otro; es decir, su histeri-
El gran Otro es anónimo, es igual para todos. Lo peculiar de ca- ¡u;l«in. Tercero, necesita la suplementación de !f... -es decir, acá,
da uno, lo que responde a la invención de cada uno, está en el t_•I Inconsciente- por a, en tanto que representado por el ana-
nivel del a. A ello se debe que en el título de uno de sus semina.- l l ~;t.1. Estos tres puntos seguramente hacen del analista un
rios Lacan dijese: "De un Otro -Autre, con A mayúscula- al 1 1<111ento que en cierto modo tapa la hendidura del Otro y, en

otro -autre, con la a minúscula del objeto a-". El "el" de la pe- l 111 wlón de estos puntos, la transferencia puede ser considerada
culiaridad conviene mucho más al a que al gran Otro de todos. 1·111110 resistencia. A partir de este punto se puede alimentar la
El objeto a es lo que particulariza a cada uno, porque se ubica 1 111lasía de una interpretación sin analista. Hay todo un desarro-
en el lugar de la suplernentación. Donde hay !f... se necesita la in- llo ele la filosofia contemporánea que precisamente comenta esta
vención, porque no hay nada que descubrir, sino el vacío del !f.... L 111 t asía de una interpretación infinita, sin analista, es decir,
Por esta razón, en lugar de descubrir, se debe inventar. La pala- 1!,11me la paradoja zenoniana como interpretación significante
bra "invención" no tiene sentido sino corno término binario res- l11l111ila. Es verdad que al presentar las cosas de la experiencia
pecto a "descubrir". o111.1htica se debe decir que, desde cierta perspectiva, el analista
Esto permite decir que las estructuras clínicas son modos tí- ptll'cle aparecer como objeto fetiche y que el amor de transferencia
picos de suplementar el JI... Es lo que Lacan ha hecho de varias p11·scnta a veces cierto aspecto de fetichismo de transferencia.
maneras. Si se interpreta el !f... corno el deseo del Otro o de un Lacan, en los primeros tiempos de su enseñanza, dio cuenta
Otro, es posible, y Lacan lo hizo, presentar fobia, obsesión e his- di· c5lo reduciendo la transferencia a su dimensión imaginaria.
teria como las invenciones clínicas del sujeto. La fobia como un
modo de instituir una muralla contra ese abismo del gran Otro S a'
barrado. La obsesión corno un modo de negar el deseo del Otro,
es decir, inventar un gran Otro no barrado; esto implica rechazar
el sujeto como barrado y quererse sin fading, querer ser de pie-
a XA
dra -para continuar con la metáfora del desbaste-. La histeria En este esquema simplificado, el Lacan de "Intervención sobre
corno un modo de identificarse como sujeto con la falla del Otro; 111 transferencia" ubica claramente la transferencia corno una in-
esto implica asumirse corno sujeto barrado. En tanto !f... se inter- "-'' 111pción imaginaria del proceso simbólico de la cura. (En ese
preta corno voluntad de goce del Otro y no sólo corno deseo del 1110111cnto no dispone de este esquema, pero así se lo traduce
Otro, permite presentar el fetichismo corno un modo de erigir un 1111 ry bien.) Plantea la transferencia corno un obstáculo irnagina-
objeto encubridor; más generalmente, la perversión corno 1'1o, un momento de inercia que interrumpe el proceso simbólico
un modo de identificarse con ese objeto. En la psicosis, en la pa- di• t'laboración de saber en la cura. La transferencia como resis-
ranoia, el sujeto está sin defensa, sin otra defensa más que sti l1 11cla es una interpretación muy negativa de la transferencia,
delirio, a merced de la voluntad de goce del Otro. d1111dc el analista no hace más que tapar el proceso simbólico.
Quizás hay otra invención clínica. Otra invención clínica que
se llama "el pase". Creo que puede decirse que, en él, Lacan trató a- a'
de ubicar un nuevo modo de responder al !f.... Esto define la tra- .r¡...
yectoria de este seminario. El acceso a esta modalidad, el pase,
está condicionado por el amor. Es decir, condicionado por la 1h'scle este ángulo la interpretación imaginaria de la transfe-
entrada en análisis; decir "el amor" es más amplio y podemos 11•111 la se puede definir por el hecho de que, en el análisis, el !f...
conservar este término. Entonces, este acceso supone, primero, rtdú tapado por la relación imaginaria, lo cual, por cierto, es in-
la condición de interpretar el !f... corno saber supuesto del Otro; es 111111pleto, porque no introduce el valor significante del Ideal del
decir, interpretar el !f... corno inconsciente. Segundo, supone la '\'11: nos limitamos a esa interpretación imaginaria de la transfe-
14 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 15

rencia. Pero esta interpretación imaginaria es sólo una de las in- 110 l lcne. Esto está ilustrado por el mito de Eros, cuyos padres
terpretaciones posibles. 11 wrnn Poros y Penia: el que tiene, el rico, el que tiene recurso~.
Freud mismo, en Introducción del narcisismo, distingue el y C"lla, la que no tiene.
amor narcisista del amor anaclítico, es decir, el amor a la perso- "Amor" puede calificar a ambas vertientes o sólo a una, la de
110 tener, en función de la distinción entre deseo y goce. "Amor"
na de la cual uno depende. Se puede ubicar esto en este esque-
ma: ubicamos el amor narcisista en el eje imaginario (a- a') co- l li-11c ambos empleos. Para escribir sólo una de sus dos vertien-
l•'h, podemos hacerlo mediante la comparación entre necesidad,
mo amor a lo mismo; el amor anaclítico (AS). que no supone un
e lc·sco y goce. Esto se traduce en Lacan, del lado del sujeto, como
otro semejante sino un otro del cual se depende, se debe ubicar
en el otro eje. Ya a partir de esa distinción freudiana podemos l.1 oposición entre dos tipos de demanda: la demanda como tal
encontrar la necesidad de no satisfacernos con la definición ima- dirigida al Otro que tiene y la demanda de amor propiamente di-
ginaria, narcisística, del amor. En realidad, en Introducción del d1.1, que se dirige al Otro que no tiene. Entre ambas, Lacan ubi-
narcisismo, Freud opone el amor a lo mismo, narcisista, y el
c'ól d deseo y su condición absoluta, es decir, a como plus de go-
amor anaclítico, amor al Otro como tal, con mayúscula. Esta .11. Por lo tanto, el Otro del amor debe escribirse: !/.. Cada vez
e11 w hay propiamente amor, podemos buscar la presencia, la ins-
distinción freudiana está construida sobre la oposición entre lo
mismo y el Otro, es decir, de manera velada, sobre la oposición t.111cia del Otro barrado (~). es decir, privado de lo que da.
entre el a imaginario del estadio del espejo y el Otro con mayús- La perversión de la mujer se constituye del lado del amor. Es-
lt- es el sentido del ejemplo de Freud de la joven homosexual de-
cula. Es más, Freud, en otro lugar, define dos estatutos del ape-
go al gran Otro. Se trata, por una parte, del Hiljlosigkeit: desam- l'<'¡>cionada por la falta de amor del padre, de tal manera que
paro. Por otra, de Abhcmgigkeit: dependencia. Y, después -esto 1·111pieza a demostrarle qué es amar; a demostrarle que para
es muy importante-, lo que produce en el sujeto Angst von der .11llar no necesita tener. Es completamente diferente de la perver-
Liebesverlust, angustia de la pérdida del amor. En la oposición
-.lc'm en el hombre, que se constituye del lado del goce y en detri-
entre la llamada por causa del desamparo y la llamada por de- 111cnto del amor. En la homosexualidad masculina el Otro debe
pendencia del amor, está ya en Freud la oposición lacaniana en- 1t-11cr y en el fetichismo y otras perversiones se trata de hacer co-
tre la necesidad y el amor al Otro. La angustia de la pérdida del 1110 si el Otro tuviera.
amor es, a la vez, "si el Otro me quiere", y angustia por la pérdi- J lago una digresión. Este es el problema de Spinoza en la ma-
da misma del sujeto, la pregunta "pudiera perderme". Eso es la yrn parte de la Elica, no puede imaginar que Dios nos ame por-
traducción lacaniana del Liebesverlust de Freud. q t H' no puede imaginar un Dios como~. El Dios de Spinoza es
¿Qué es el Otro del amor? Primero, está el otro del amor como 1111 gran Otro completo, puramente simbólico. Se podría intentar
a imaginario. Por otro lado, está el Otro con mayúscula. Pero ese 1111a clínica de la posición de Spinoza; buscar esa posición subje-
Otro del amor tiene dos caras. Una de sus caras está del lado 1lva que permite sustraer de Dios, como todo, deseo, goce y
Hiljlosigkeit: desamparo. De este lado, el de la necesidad, se tra-
.1111or. Si definimos la realidad como lo mismo que la perfección,
ta del Otro en tanto que tiene, es decir, en tanto que puede sa- clo11de no hay falta, decidimos entonces a favor del puro simbóli-
tisfacer la necesidad. Se trata de un Otro supuestamente com- rn y estamos liberados de todos ellos. Es claro que Lacan soñó
pleto: el que tiene los bienes para darlos, el que da lo que tiene. rn11 la Etica de Spinoza. Sabemos, por informaciones biográficas
r l'clcntes, que ya a los trece o catorce años trazaba el plan de la
Del lado de la Abhiingiglceit, es decir de la dependencia del amor,
/·:tlca sobre las paredes de su habitación. En su tesis, el epígrafe
se trata, como lo muestra Lacan, del Otro en tanto que no tiene.
e"; una frase ele Spinoza. En el último capítulo del Seminario l.
Esto es propiamente el amor, lo que concierne al Otro en tanto
que privado de lo que da. El amor, propiamente, no es una cues- dice: "Admirable Spinoza, pero Kant es más verdadero". Ese fue
tión de tener sino de ser. Y el amor tiene estas dos caras: la cara .. 1 camino de Lacan: de Spinoza a Kant. Es verdad que Spinoza,
del Otro que tiene y la cara, más fundamental, del Otro en tanto :11 linal de la Etica, reintroduce el amor, bajo la forma amor inte-

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16 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 17

llectualis Dei: es decir, un amor que a la vez sería goce total, bea- ¡~ 111 : 11 lo. Su teoría del sujeto supuesto saber traduce el desplaza-
titud. Lo admirable de esta posición es que hace como si la 111l1 ·11to del concepto de transferencia sobre el eje simbólico; la
captura de lo simbólico se pudiera hacer sin pérdida, sin sacrifi- it'1 111;1 que hace del sujeto supuesto saber el pivote de la transfe-
cio alguno. Kant es más verdadero cuando muestra, en la ética, 11•11<1,1 tra duce su esfuerzo por dar cuenta de la transferencia en
el sacrificio de lo "patológico" que implica; la pérdida fundamen- r l 11lvd s imbólico. ¿Cómo articular la transferencia en el eje ima-
tal que implica; lo que asume en él la forma del imperativo cate- ¡:111.irlo (a- a') con la transferencia en el eje simbólico (A°S)? La
górico. 1t"<t 11 s f<.: rencia, como relación simbólica con el Otro con mayúscu-
Entendido el .!f... como la referencia del amor, se puede deducir 111. 1·s lá desplazada al nivel imaginario como relación imaginaria
que es natural amar a una mujer, en tanto en su castración ima- 1'11 11 lo mismo. Se establece fundamentalmente en el nivel simbó-
ginaria, ella encarna el Otro con mayúscula barrado. Pero, para llt o, pero es desplazada y cubierta, en el nivel imaginario, como
amar a un hombre, hay que castrarlo imaginariamente. Por eso, 11 l.1C'lón con lo mismo. Así, el sujeto supuesto saber es el signifi-
en "La significación del falo", Lacan hace ver que, del lado de la 1 1110 ele la relación subjetiva con lo simbólico; y el amor es su
mujer, "[ ... ) el Otro de su amor se percibe mal en el retroceso en 11 .p11 es ta imaginaria. Esta es la interpretación habitual. Pero
que se sustituye al ser del mismo hombre cuyos atributos ama". 111·0 que hay una articulación mucho más profunda: el Otro ba-
La traducción castellana dice "ama"; el texto en francés dice 11 ido da lugar a la invención. De este modo, el amor lacaniano
"quiere" (chéril). En el amor de la mujer al hombre, que parece " I a sí podemos llamarlo-, en su originalidad con respecto al
dirigido a un Otro que tiene, secretamente hay un desdobla- 1111or freudiano, es invención. En Freud, al contrario, toda la
miento que hace, de ese mismo hombre que tiene, un hombre l<-111 i,1 del amor se dirige a mostrar que el amor es repetición.
castrado. Siempre que hay amor, por detrás está esa castración. } .i 11'1 e citarse la frase ele Lacan: "Un nuevo amor", que Lacan to-
En la homosexualidad masculina sucede lo mismo: para gozar 111 o1 cl cl poema de Rimbaud. La novedad de Lacan, en psicoanáli-
de un hombre, es necesario que él tenga y esto puede hacerse 1· ,, l,l buena nueva lacaniana es que hay nuevos amores posi-
sin ninguna referencia al amor; puede hacerse de manera anóni- l111·s. El Edipo freudiano significa que amor es repetición. Y eso
ma, desde el momento en que el Otro tiene. Pero cuando en la p 111 ·c·en mostrar las contribuciones de Freud a la "psicología ele
homosexualidad masculina se establece una relación propia- lit vicia a morosa": cuando amamos, no hacemos más que repetir;
mente amorosa, no ya una relación de goce anónimo, se puede 1.•111'011 lr ar el objeto es siempre reencontrarlo y todo objeto ele
siempre buscar en la clínica la castración imaginaria del Otro. 1111or es s ustitutivo de algún objeto fundamental, previo a la ba-
Esto es así si el otro hombre es utilizado como mujer, pero, tam- 111 1.1 del incesto. Tocio eso está hecho para demostrar el amor
bién, en el momento mismo en que un sujeto masculino acepta 1·11 1110 re petición. La vertiente más original del amor lacaniano es,
ser utilizado como mujer, encontramos la castración imaginaria d rn nlrario, que el amor es invención, es decir, elaboración de
que él hace sufrir al Otro, encarnado por aquel que cumple la d Jn; que el amor es un modo de dirigirse al a a partir del Otro
penetración. A pesar de ser utilizado como mujer, el sujeto, en cl1·I s ignificante. Este es, en la teoría del amor, el papel de las pa-
su fantasma, realiza la castración imaginaria del Otro. Esto, en l, d J1 ,1s ele amor, de las cartas de amor. Amor es esfuerzo por dar
caso de que haya amor. Y hay que decir que la Judith de Freud, 1111 nombre propio al a; encontrar el a en la mirada de una mujer
no sólo hace un acto de venganza, sino que cumple en producir j poder dar a eso, como hizo Dante, un nombre propio y cons-
la condición fundamental del amor: la castración imaginaria. l 111 Ir a lrededor una obra de lenguaje. Nosotros hacemos un Pri-
En la experiencia analítica, la regla de abstinencia se impone 1111•ro, un Segundo, un Tercer Encuentro Internacional; para
como fundamental, no sólo como condición del trabajo, como 1>:111t c, era suficiente un primer encuentro y también un segun-
condición de la asociación libre, sino que se impone como condi- !111, porque está la retroacción. Nosotros repetimos los encuen-
ción de la transferencia. Volviendo ahora al esquema L, es claro l 111s porque, para nosotros, el objeto está perdido; para Dante,
que Lacan no se quedó en definir la transferencia en el eje ima- 1111:. enc uentros eran suficientes. Encontrar, como Dante, la

...
18 Jacques-Alain Miller

amante única: ¿qué es? No se trata del a imaginario: se trata de LOGICAS DE LA VIDA AMOROSA
su mirada; más exactamente, se trata de un parpadeo; "parpa-
Segunda conferencia
diós", podríamos decir, porque, inmediatamente al parpadeo de
ella, surge Dios, surge en Dante la idea del Otro completo; él no
puede imaginar a Beatriz más que casada con Dios. Y Dios vuel~
ve siempre, en la historia del amor. Se puede decir que Freud ha
quitado la poesía del amor. Pero nos la reintroduce con Eros.
Freud dijo que su Eros coincide con el del divino Platón; así lo
dice en el prólogo a la cuarta edición de los Tres ensayos ... El
ejemplo de Dante, retomado por Lacan, nos puede introducir a
la clínica del "flechazo", tan importante para delinear las condi-
ciones del amor. En francés, el equivalente de "flechazo" es "gol-
pe de rayo"; quizás esta expresión permite ver mejor su carácter
divino; el rayo es el de Júpiter. Mañana, aquí, presentaré la clí-
nica del flechazo, bajo el título "Mi chica y yo". Este título me ha
sido inspirado por el lugar donde yo vengo hablando en París. El
primer "flechazo" de la historia fue el de Adán y Eva. Aquí, bajo
J<'sluviéramos
loy, de julio,
1
14
en
hubiera sido el momento de estar en París ...
Pero en
1789. no reviste el mismo inte-
1989,
el título "Mi chica y yo", hablaré mañana de Adán y Eva. 11 s. Al contrario, me encantó la idea de estar hoy acá. Pero no
v.11nos a olvidar que hoy es 14 de julio. Y, como nuestro tema es
M 1 chica y yo", hablaremos también de "Mi chica y yo en la Re-
volt 1ción Francesa". En enero de este año, presenté en mi semi-
11.11!0 pequeño una lectura de la vida amorosa del filósofo que
l 1w uno de los principales inspiradores de los más radicales re-
vnh 1cionarios, Jean-.Jacques Rousseau; quizás hoy, hacia el fi-
11 . tl, hable del punto de vista de Rousseau en lo concerniente a
"M í chica y yo". Su chica se llamaba Madame d'Houdetot. Antes,
p:1r,\ divertirnos en este día de fiesta francesa, pasaremos por
l 11·s ejemplos; tres parejas. La pareja de Manon Lescaut con el
1·: 11>allero de Grieux; se trata de una novela francesa del siglo
xv 111, escrita por el abale Prévost. Pero empezaremos con Eva y
Ad.111; después de los elementos lógicos o pseudológicos de la vez
¡1o1~.1da, será un pequeño teatro. En realidad, hay una pareja fa-
111osa en la historia argentina, que también hubiera podido ser
··s i udiada, pero no tengo la competencia necesaria para ello;
1•11·0 que ustedes me entienden.
La charla que di el año pasado en el Simposio tuvo conse-
1:1ll'ncias para mí. Fue una charla bastante improvisada. Sólo
11110 o dos días antes habíamos decidido el lema de esta jornada;
11w divirtió tratar de ubicar algunos lineamientos de la lógica de
l.1 vida amorosa a partir de los textos de Freud. Este año, en Pa-
20 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 21

rís, en algunas reuniones de mi curso, continué desarrollando 1l(" .,¡>11és de esta introducción seria, vamos a tomar la primera
este tema, que hoy voy a resumir e ilustrar. 1q1wllas tres parejas: Eva y Adán. Es decir, el primer "flecha-
Ayer propuse: amor como repetición, y amor como invención. , ,. ,¡, l;1 historia humana. Ellos no sabían lo que era un flechazo.
El tema podría extenderse e incluir la compulsión a repetir; no- 1 11 11 , tllclad, tenemos datos para decir que hubo flechazo del lado
ción freudiana, cabalmente en su lugar, por ejemplo, en la neuro- 111 i\• l.111; no sabemos si lo hubo del lado de Eva; quizás ella tuvo
sis obsesiva. Para ver qué pasa, podríamos inventar la noción de 11 111 "< ltazo más bien con la serpiente. Esto ya introduce cierta
la compulsión a inventar. Hay ejemplos de la historia de la ciencia !i•1 11111 llÍa. Doy mi versión de la historia de Adán y Eva, aceptan-
donde se nota, en algunos sujetos, esa compulsión a inventar. Es '" •.I• •;ele ya otras posibles propuestas de interpretación. No tengo
cierto que Freud tenía esa compulsión a inventar, si la podemos 11l11j'l11l dogmatismo sobre la estructura de Adán y Eva. Todos co-
admitir. Lacan también la tenía. Quizás en el futuro podamos 11!•1.·c 11 la historia de la costilla, a partir de la cual Dios hizo una
alargar la lista de los conceptos fundamentales, y tal vez inscribir l1llW1, así, al menos, dice en las traducciones francesas, no he
como el quinto, después del inconsciente, la repetición, la transfe- 1r 1llcln tiempo de verificarlo en el texto en hebreo. Pero a menudo
rencia y la pulsión, la invención. Y oponer repetición a invención, clicT que Dios hizo a la mujer. Quizás Dios había leído a La-
en el campo freudiano. Esto nos podría dar a nosotros mismos la 1'11 11 , i\clemás, la traducción francesa dice que Dios lleva una mu-
ocasión de hacernos algunos reproches: no es cierto que la pro- 1' r rtl ltombre; el hombre. Es el momento de la mirada. Dios lleva
porción entre repetición e invención sea la mejor posible en el 1 1; \•;1 a Adán, y Adán habla. Es notable. Adán se une con Eva,
campo freudiano y más generalmente en el campo analítico. En el ¡ir 1•> l1<1hla. Y hay que ver en qué términos se expresa. He tradu-
psicoanálisis, inventar como Lacan no significa borrar lo anterior. í'Í• k> ;d castellano el texto francés, en la versión ele Rachi, gran
Por el contrario, al leer, al estudiar las "Tres contribuciones a la !'1_1111<:11 laclor de textos sagrados: "Aquélla, esta vez, es el hueso de
psicología de la vida amorosa" de Freud, el texto "Significación del 11i1•1 l111esos, Ja carne de mi carne. Aquélla, llamada mujer, por-
falo" merece imprimirse como la cuarta de esas contribuciones. ¡111· l1H' extraída del hombre". Si Dios había leído a Lacan, segu-
Freud escribió tres y puede decirse que siguiendo los mismos li- 1,11111' 11(e Adán no había leído a Freud. Lo cual no le impide
neamientos, la misma lógica, Lacan completó el ternario con "La 11";1•1i!Jir muy bien Ja elección ele objeto llamada narcisista. Su
significación del falo". Este texto repite, en cierto modo, la p1 l11w1.l expresión es reconocerse, en Eva, a sí mismo; lo que hay
"Psicología de la vida amorosa", y al mismo tiempo completa ti• ' 1·n111ítn, ele parecido entre él y ella. Se puede notar la ventaja
el funcionamiento conceptual presentado por Freud. No hay en IJll•' i\cl:111 tiene sobre nosotros, el resto de los hombres: su venta-
Lacan, fundamentalmente, un rebajamiento del amor. Hay con- ¡,1 1•:. que él no podía confundir a Eva con su madre. Pero esta
cepciones del final del análisis que presentan ese final como si se ve 1il :lja Liene quizás un inconveniente, considerar a Eva como
tratara de curarse del an10r. Eso implica la identificación con el 1110·;, ('i padre. Es decir, que aceptó ser di1igido por ella.
padre muerto. Del padre de Tótem y tabú nadie ha dicho que ama- /d1ora bien, Rachi nota que si se emplea la palabra "aquélla",
ra; se dice que gozaba. Identificarse con el padre muerto es una í •,¡: dice "esta vez", es porque Eva no es la primera; ella, la pri-
versión de "curarse del amor". Seguramente, los analistas que tie- 1111 •1;i mujer, tenía rivales. Para Rachi, eso implica que Adán,
nen esa orientación no pretenden curarse del odio, y tampoco de 11111 ·,I ro común padre humano, había tenido relaciones sexuales
la ignorancia. Hay otro final del análisis, que Lacan nos hace ver, ' (111 lodos los animales domésticos y salvajes, pero no quedó sa-
donde no se trata de curarse del amor; se trata, en términos psi- 11 11 11 <'ho con esas relaciones que él no sabía que eran contra na-
coanalíticos, de una transformación de la transferencia, no de su 1111 ¡1. No hay razón para pensar que la copulación de Adán con
desaparición. Es un final del análisis donde el descubrimiento del 111•1 :1nimales era contra natura antes de la aparición de Eva. No
lf,., el descubrimiento de que no hay Otro del Otro, no hay Otro, da 'lll•~ cl<> satisfecho con eso, dice Rachi, hasta que conoció a Eva;
lugar, por el contrario, a una invención. Quizás, sí, curarse del 11 <'se momento se supone que Adán está satisfecho. Eso, puede
amor, pero del amor en tanto repetición. tl cllrse, hace de Eva otra cosa que una hembra. Con su apari-

I
22 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 23

ción, hay ya algo así como una transfiguración de la sexualidad. 1111 1111 hombre con un pecho solo. La escritura ·literaria permite
Pero, debo decirlo, el hecho, no muy conocido, de que Adán tu- 1•n to: hablar de un pecho como una persona y mostrar la rela-
viera aquellas relaciones con animales, da un nuevo relieve a la 111<'111 amorosa del personaje con ese pecho personalizado. Vemos
seducción de la serpiente. Es interesante notar que, así, la se- er. to también, por ejemplo, en Gogol, en su cuento "La nariz",
xualidad de Adán empieza por la perversión. Y, ¿hacia dónde se q 1w narra el encuentro de un personaje con una nariz que anda
vuelve Adán, sino hacia el Padre? La mujer que tendrá le llega pllr las calles.
desde el Padre, en el primer flechazo. Lo interesante también es Personalizar el objeto o dar más importancia al objeto que a la
que, claramente, ella fue desprendida del cuerpo del hombre. Es p<'rsona: podemos decir que en esto encontramos el fetichismo.
interesante que Adán en el momento de verla no haya dicho: Vale la pena pensar el ejemplo que nos presenta Freud en su
"Prefiero la cabra". Es decir que ya, con la primera y hasta ese 11 liculo de 1927. Este ejemplo nos presenta la elección de lo que

momento la única, se trata de una elección de objeto. Porque ya 1 reu d llama allí fetiche. Nos presenta las circunstancias acci-
había otras, no humanas. No voy a continuar con todo lo que se •li-ntales, contingentes, que condujeron al sujeto a esa elección,
puede deducir de ese primer flechazo. Notamos que lo primero q11c es precisamente de la nariz. Es decir, lo que Freud llama
que interesa a Adán es que ella tiene como un pequeño aire de "/\usw ahl des Fetisch", la elección del fetiche. Es muy curioso el
familia. Ese pequeño aire de familia seguramente condiciona la 1..tiche que Freud toma como paradigma. No toma el zapato, no
elección del objeto narcisista, pero también condiciona la elec- loma una cosa material: toma una cosa casi insustancial; como
ción de objeto anaclítica; es decir, cuando la elección de objeto ll'>tedes saben, un brillo sobre la nariz; el "Glanz auf der Nase".
se dirige hacia la madre. En esto, encontramos la temática desa- l·: sto depende de muchas cosas, es algo infinitamente fugitivo;
rrollada por Freud en su "Psicología de la vida amorosa". Y debe- d1·pende de la luz o del tiempo que tenga la mujer para ponerse
mos decir que el carácter de amor como repetición se encuentra 1111 poco de polvo. Y ése es el ejemplo paradigmático que toma

ya en los Tres ensayos ... , en 1905. Y el rebajamiento del amor 1:1cud. Ese fetiche, nuestro objeto a como causa del deseo, se
por parte de Freud parece indudable cuando uno lee lo que para Ilustra de manera abierta en ese ejemplo donde no sólo se trata
él es el prototipo, Vorbild, de toda relación amorosa, de todo Lie- de una cosa casi insustancial, o una sustancia casi inmaterial,
be. El prototipo de toda relación amorosa o erótica - _esta pala- •;lno que sólo depende de un juego significante. Como ustedes
bra es mejor traducción- es un niño que toma el pecho de su :;,\ben, el fetichista presentado por Freud fue educado en Ingla-
madre. Si fuese ésta la definición del amor, podríamos decir que terra, y la frase inicial era "Glance on the nose", es decir, "una
es un rebajamiento del amor. Por excelencia se define el amor 111irada sobre la nariz"; y es por homofonía y por el malentendido
como la repetición de esa satisfacción primaria. Podemos consi- de la traducción como se produce lo que Freud llama un fetiche.
derar lo que hay de insatisfactorio en esta definición si la toma- Esto demuestra la tesis lacaniana de que el significante estruc-
mos como una definición desarrollada del amor. Amar no es sólo 1ura el deseo. Ese fetiche se produce a través de una homofonía
gozar a partir de un objeto. Es un cortocircuito en la definición 1·11tre dos lenguas. En el ejemplo, el fetiche es la nariz pero, co-
del amor definirlo inmediatamente por la relación entre un suje- mo dice Freud, en tanto desplazamiento de la nariz debajo ele las
to como falto de goce y un objeto que constituye esa satisfacción. faldas. En esto el fetiche freudiano es un recuerdo encubridor y
El amor, desarrollado, necesita que ese objeto sea encontrado en cons tituye lo que Freud llama un sustituto del pene, no de cual-
una persona. Esto lo escribimos: i(a); una persona, con su carác- quiera, sino que esa nariz debajo de las faldas es precisamente
ter imaginario y no puramente objeta!. Esta es la ambigüedad 1111 desplazamiento, un sustituto de un pene que no existe. Esta
del Liebe freudiano: por un lado, es amor; por otro, incluye el go- t•s la paradoja, podríamos decir que esa nariz debajo de las fal-
ce. El pecho, hay que decirlo, no es una persona. Por eso es tan das es un murciélago que a la luz del día no existe sino despla-
divertida una novela de Philip Roth, el escritor norteamericano, zado; a la luz del día la nariz debajo de las faldas no existe como
llamada El pecho, que imagina la relación propiamente amorosa tal. Es decir que se trata de algo que fundamentalmente se es-
24 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 25

conde en el Otro, algo que no puede soportar la luz del día, algo l·:sto es, rápidamente, lo que presenté en mi charla del año
que no existe sino en tanto escondido. Y, en el momento en que 11. 1•1.1clo y ahora puedo, no repetir sino, al contrario, ir más allá.
se trata de verlo, no es nada más que un brillo. 1 1l111ero, la temática de las condiciones de amor se ubica en el
Esto no es un síntoma, un fetiche no es un síntoma, no hace 111¡1,.1 1 donde se plantea la pregunta: cómo reconocer a la mujer;
para nada mal. Un brillo sobre la nariz no es demasiado dificil de 11:rn 11ocerla, en tanto que mujer. Estas condiciones se introdu-
encontrar en una mujer. Los fetichistas freudianos pueden estar 1_' 11 por el hecho clínico, presentado por Freud, de que no todas
muy contentos porque esto les facilita el deseo. Por ejemplo, sólo 1.1. muj eres convienen al hombre, lo cual equivale a decir que el
es necesario obtener de una mujer que no se ponga polvo en la 1¡;11 if1 cante de la mujer no existe. Así, las condiciones de amor,
nariz. No sé si Adán hubiera querido a Eva con la nariz brillante. 1111 .1 los dos sexos, se inscriben en el lugar exacto donde no hay
Además, el fetiche freudiano se produce entre dos significantes, 1 l 1dón sexual; surgen en el lugar de lo que sería la relación se-
es la estructura de ese malentendido la que lo produce. Todo lo 11 ti formalizada; surgen en lugar de la relación sexual que no
que Freud, en la "Psicología de la vida amorosa", presenta como 1.te. Lo interesante, en las dos primeras Contribuciones de
condiciones de amor se presenta también entre dos significantes, ! 11 11cl , es que en esta "Psicología de la vida amorosa" no hay re-
como algo que emerge entre dos. No repetiré ahora mi charla en 1, 11·11 cia a la castración, sino en forma negativa; es decir, bajo la
el Simposio, pueden leerla pues está publicada. Presenté y sim- 1,·11 11 1a, no de lo imposible, sino bajo la forma del tema de la im-
plifiqué allí las dos primeras contribuciones de Freud. 1" 1k11cia generalizada. Recién en la tercera Contribución, "El ta-
l 111 de la virginidad", se introduce la temática de la castración. El
M p M p 11l 1<·1110 "La significación del falo", de Lacan, considerado como
r l l' ll a rto en la serie de la "Psicología de la vida amorosa", consti-
l 11\t' una retroacción de la temática de la castración, reintrodu-
1ld. 1 en la psicología de la vida amorosa.
1·:1 perjuicio al tercero es la primera condición destacada por
1 11 11cl en el tipo peculiar que nos presenta en su primera Contri-
l 1111 i(m. Se trata de un sujeto para el cual la Liebesbedingung, la
• 11 11dición amorosa, es que la mujer en cuestión sea de otro
Conjunción Disyunción l11111 1bre. Esto se articula con la segunda condición que, dice
! '1111cl , es secundaria y no se encuentra sin la primera; que no se
En la primera nos ofrece la conjunción entre la significación !1 1il<' de una mujer muy fiel; es decir, que sea una mujer de mala
de la madre y, para decirlo rápidamente, la significación de la i 1' ¡11 1lación; mala reputación. La palabra que Freud utiliza, "Dir-
puta. En su segunda Contribución, nos presenta, al contrario, """· se traduce como "mujer de mala reputación", "mujer ligera".
la disyunción entre la significación de la madre y la de la puta. 1 11 hl ópera Carmen, por ejemplo, esto es representado en el per-
El grisado en el esquema significa que esa zona está ocupada. Lo 1111.1je de la cigarrera mediante el humo. Mujeres ligeras, fuman
que ahora me parece más importante es que se trata de un juego y• 1 h umo representa el carácter mismo de su vida sexual. Estas
entre dos significantes; ésta es una estructura común, donde lo 1111 las dos condiciones. Freud da una interpretación edípica
que toma el lugar de causa, como objeto, siempre se produce en- p w construye a partir de la conducta del sujeto en cuestión. La
tre dos significantes. .-11>restimación que hace del objeto y la voluntad del sujeto de
La temática de la condición de amor ya se presenta en el pri- 11 lvar a esa mujer de la pérdicja. Freud, de manera extraordina-
mer texto de Freud a partir de dos condiciones articuladas: la del 1t 1, demuestra en el tema de la salvación el equivalente de tener
tercero perjudicado, y las que Freud llama "Dirnenhaflbarkeit, lo 11 11 niño. No retomaré esto, que ya está muy comentado. Creo
cual puede traducirse como la "condición de puta". q11 1· hay otra interpretación que la puramente edípica, una ínter-
26 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 27

pretación más general a partir de la cual la edípica parece parti- " desde el ángulo del tener o del engaño, y el objeto, presente
cularizada. Esta interpretación se vincula con el hecho de que, ; 11 la persona que debe tener una relación con ese Otro. Para ser
ya en Adán, es Dios el que le lleva a Eva; allí también la temática 1111<-resante, debe ser el objeto del Otro, debe ser tomado del
es la de la mujer que pertenece al Otro. Y ese otro hombre del 1 11 ro: esto es lo que le da valor. Y. a propósito de la vida erótica,

cual Freud habla, ese tercero, no es un doble del sujeto en cues- 11n hay un término que se encuentre más en Freud que "Wert",
tión, al contrario, no se trata de que el sujeto tenga celos de ese "\', ilor". Siempre hay que saber el valor del objeto, es decir, lo
hombre. Porque, y esto es fundamental, ese hombre es necesario q11t· el Otro está dispuesto a pagar por él. En otros tiempos era
en tanto es el que tiene derecho a la mujer en cuestión. Ese ma- 1ll.'1s fácil saberlo, por ejemplo, por una estimación en cierta can-
rido, digamos, tiene el derecho de su lado y es fundamental para llcl,td de camellos, etcétera, lo cual permitía orientarse en el
el sujeto estar en una relación ilegítima. El otro hombre, del cual 1111111do erótico de manera clara. Tratándose de camellos, era
Freud no habla, no es un doble del sujeto sino el propietario le- 111.ts dificil la hiperinflación. ¡No lo propongo como solución eco-
gítimo de la mujer. De tal manera que la mujer aparece como un 1111111 ica!
bien, un tener de ese otro que merece ser llamado Otro, porque t·:s claro que en Freud no se trata sólo del papel, famoso, de la
no es un doble del sujeto sino alguien que tiene el derecho de su il111egación, la Vemeinung, del juicio de existencia, y del juicio
lado, estando la mujer en la posición de un bien, del tener, del •li atribución, sino que en la vida erótica se trata de la cuestión
haber de ese hombre, su posesión. il1 1 juicio de valor. Lacan ha desarrollado la cuestión del juicio
Aquí, creo, puede leerse inmediatamente una disyunción en- cl1 valor a propósito del goce mediante la oposición de valor de
tre el derecho y el goce. En esta configuración, la condición del 11 'ºy valor de cambio. Cuando Lacan desarrolla estas dos cate-
acceso al goce es no tener derecho a; tener derecho a una mujer ¡•111 ias, puede apoyarse en el Wert freudiano. Freud mismo habla
mata al goce. El Libro 3 de Gargantúa y Pantagruel está ocupado ,¡, Sexualwert, del valor sexual. Y siempre encontramos en
enteramente por la cuestión que se plantea Panurgo: "Quiero ca- 111·11d el término "rebajamiento", que es un término de valor o
sarme pero, si me caso, voy a ser cornudo". Las trescientas pági- ' .nbrestimación". La libido freudiana es el valor psíquico, a par-
nas están dedicadas a esa cuestión, central, que es que tener 111 ele lo cual puede pensarse lo que da valor. En París hice una
derecho legal a una mujer asegura que el goce, el goce de ella, 111cp1eña investigación sobre la palabra Dime (prostituta), que
estará en otro lugar. Se ve que sólo se puede tener acceso al goce 1111 liza Freud; la hizo en realidad alguien que trabaja conmigo,
a través de la infracción a la ley. Esto tiene una vertiente positi- 1 1.111z Kaltenbeck. Yo supuse que esta palabra se encontraría en
va: el sujeto necesita la interdicción del Otro, el sujeto necesita l'I Fausto, de Goethe; efectivamente, se la encuentra, y en un
al Otro para que el Otro pueda indicarle el camino del goce. 111111nento muy destacado. También hubiéramos podido incluir en
1111t·stra lista de ejemplos a Margarita y Fausto. En este caso, se
l 1;tla del momento en que Fausto habla por primera vez a Mar-
i (a) ¡í,.11 l!a, y dice: "Meine schone FTO.ulein" ("Hermosa señorita"). a lo
a 11111· Margarita responde: "Yo no soy señorita ni hermosa". Más
111111<', cuando Mefistófeles la visita en casa de Marta, también la

6
$ A
ll1111 a FTO.ulein, y Marta dice: "El señor te toma por una señori-
111". Y ella responde: "Soy sólo una pobre jovencita ... " Esos son
¡,,., !l:rminos: FTO.ulein (señorita), Blutjung Uovencila). Pero, cuan-
,¡,, Margarita no está, Fausto dice en el tono más imperativo a
l\11 listófeles: "Escucha, debes procurarme esa Dime". Este es el
Ya en la condición llamada del tercero perjudicado tenemos • 111pleo de Dime: a la chica, le dice "FTO.ulein", etcétera, y al Otro
un ternario: el sujeto, el Otro, barrado o no, según se lo conside- 11 dire: "Tú debes procurarme esa Dirne". Hay varios otros ejem-

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28 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 29

plos. Lo interesante del término, que conocemos gracias a la in - P;11 1te. Beatriz aparece del lado del Otro en tanto Uno , el Uno. La
vestigación de Kaltenbeck, es que se trata de una palabra utili- l o 111.Uica de la Virgen está de ese lado. Del lado del goce, la con-
zada desde el siglo XVI, que antiguamente significaba "mujer pú - lli lún del Otro se ve en la segunda condición de Freud. Se trata
blica", "puta", "prostituta". En Hochdeutsch, el viejo alemán, pa- ¡, que la mujer, potencialmente -y éste es el fundamento de los
rece provenir de la palabra Thioma. que significaba virgen, o sea los que rodean a esa elección de objeto- es la mujer de todos.
que es una de esas palabras antitéticas como Heimlich, etcétera. 111 condición del Otro se puede interpretar, por un lado, como la
Freud toma el tema de Dime como una repetición desplazada 1111 ¡jl'r del Uno, y, por otro, como la mujer de todos, ele cualquier
de la madre, en tanto hay una infidelidad de la madre hacia el l1 !1111bre . Así, los celos pueden surgir desde cualquier lado. Se
niño con el padre, con el partenaire sexual. Pero esto se puede 11 • .i es te argumento contra las mujeres, es lo que se traduce por
leer de otra manera. Esa supuesta Dime está sufriendo una difa- !_1 palabra Dime cuando esta lógica que he tratado ele construir
mación, tomo a Lacan, la difamación de la mujer. Cuando se d i- n·cmplaza por censura moral.
ce Dime se trata de la siguiente condición de amor: que la mujer l·:xisten en nuestra cultura esas mujeres tales que para todos
en cuestión no sea toda para el sujeto, es una versión de la exi- 1 '. hombres, si uno es un hombre, uno desea a esa mujer. Todos
gencia de que la mujer no sea toda para poder reconocerla como 11p wllos que sean hombres desean a esa mujer. Este fue el papel
mujer. 'p 11 en cierta época desempeñaron las famosas prostitutas y que
Esta separación entre propiedad y goce es una separación en- di ma, de manera más distante, se reconoce en la elección perió-
tre el orden del significante, necesario para constituir el derecho, 11< .1 ele la mujer más bella del mundo, se designa una a partir de
y aquello que escapa, como goce, a la captura por lo simbólico. l. 1 11ial queda permitido definir. Este es el fundamento de la so-
Es una manera de decir que, en el nivel del goce, la mujer se es - ' " 1.,¡ im a ción de la que habla Freud. Puede decirse, entonces,
capa, la mujer huye. De este modo, las mujeres son infieles, aun lfl 11· se define a la mujer que le falta a los hombres. Esa mujer
cuando sean fieles. Son esencialmente infieles. •11 w le falta a los hombres, la que en el caso Schreber se consti-
Quizás sea una estupidez, una burla, una ingenuidad necesa- l 11yl' como la mujer que le falta a Dios, puede asumir la figura de
ria decirle a una mujer: "Tú eres mi mujer". Lo único serio que !_ 1 Virgen o de la Gran Prostituta. Esta temática es más profunda
se le puede decir, y esto es una generalización de lo que Freud 1¡ 111 la d el tercero perjudicado. Significa que la mujer, como tal,
presenta con la condición del tercero perjudicado y la condición ' 11 0 toda para el Uno, que en la soledad ella es partenaire de
de la Dimenhajtbarkeit es: "Tú eres la mujer del Otro, siempre, y 111 goce. Los celos, por ende, son un hecho de estructura. Se
yo te deseo en tanto eres la mujer del Otro". Todo lo dicho por ¡)11,.dc presentar a los celos como consecuencia de la castración.
Freucl sobre la vida amorosa confluye en la temática de que la 1 ;11 1·slo, el Penisneid es una forma primaria de los celos. Pero la
mujer, para ser reconocida, debe serlo del Otro. 11111j1·r s iempre engaña al hombre a partir de la estructura de su
Esto es también lo que comenta el mito de Tótem y tabú. To- ¡~1w1" Y lo engaña de un segundo modo en tanto Otro del amor,
das las mujeres, en tanto tales, pertenecen al Otro. El padre •·1 decir, desdobla la persona del hombre por la exigencia del
muerto es el primer tercero perjudicado, perjudicado hasta el 1111111. Por encontrarla no-toda el hombre tiene tendencia a bus -
asesinato, perjuicio definitivo. Este mito freudiano es una ilus- ' ,11 11 na segunda, la cual no completará más su noción de la po-
tra ción , un poco brutal, de que una mujer es siempre la mujer ir:lon de la mujer. Creo, por lo tanto, que la condición del no-to-
d el Otro. Podemos simplificar pues y hacer una lógica de lo que fl,, l'ons tituye algo más profundo que la del tercero perjudicado.
allí dice Freud: se trata siempre ele la condición del Otro en la vi- No h ablaré de Manon Lescaut porque no tendremos tiempo.
da erótica. ~ 1 1 · lim ita ré a dar una perspectiva sobre la vida amorosa ele
Es to se puede decir de dos maneras. En la vertiente del amor ko111 Jacques Rousseau; la condición de amor en Jean-Jacques
puro, es decir, en disyunción con el goce, se trata de la mujer del 1(1111...,scau . No es tan dificil establecer cuál era su condición ele
Otro en tanto Uno. Ayer tomé el ej emplo de la pareja de Beatriz y 111 101. El tuvo un solo gran amor, lo dice: "El único gran amor

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30 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 31

de mi vida". La historia de ese único amor está condensada en el !1 1 .111a masoquista ligado a una mujer se articula claramente con
Libro IX de Las confesiones. Rousseau mismo dejó establecido lo i 1 discurso revolucionario que rechaza toda dominación de un
que fue su fantasma desde sus primeros años. Educado por una l111111bre. No tengo tiempo de leer algunos pasajes que muestran
mujer, una gobernanta, en el momento de ser castigado por ella, 1' Identidad de vocabulario que emplea cuando se trata del goce
encontró un goce, su goce. Se puede decir que J.- J. Rousseau, ¡, i.cr pegado por una mujer y del horror de ser dominado por
que terminó claramente paranoico, empezó por un modo de go- 1111 hombre. Al respecto, he tratado de hacerlo en París; podría-
zar claramente perverso, masoquista. La frase era "recibir una ¡¡¡,,., utilizar las frases que Freud propone como transformacio-
azotaina de la mano de una mujer". una paliza. Esto es en Rous- 1111 , ¡~ramaticales a propósito de la paranoia, tomando como pun-
seau un fantasma, porque no parece haber encontrado el goce 1n e I<' partida: "Yo lo quiero (a un hombre)". Es claro que en su
real que ese fantasma describe. No parece que lo haya encontra- ~Id 1 amorosa encontraremos, por inversión del objeto - como es-
do muchas veces, y no creo que en ese tiempo hubiera sido más 1:1 e ~presado en Freud-: "Yo la quiero (a una mujer)". Y, en el
dificil que en el nuestro, para aquellos que realmente quieren ser ¡pi1111<'nlo de una inversión, eso dará: "Todos me odian". Pode-
pegados por una mujer, lograrlo. En la literatura erótica del siglo lill)'> ya pensar, a partir de lo dicho, cuál es la condición de amor
XVIII tenemos múltiples ejemplos de esas prácticas. Al contrario, \ti Pousseau, qué rasgos presentará la mujer que será el único
como Rousseau mismo dice, parece que en eso fue siempre tími- ¡111111 de su vida; distinta de su esposa, Teresa, de la cual habla
do. Es decir, fue más un fantasma que una práctica. En cuanto 111n ele una amiga. ¿Cuál será el rasgo previsible de la mujer
al famoso "exhibicionismo" de Rousseau, como ustedes saben, él !I· 1 ll<'rhazo, del único flechazo de Rousseau? Desde ya se debe
cuenta en sus Confesiones la impulsión que tuvo en algún mo- ¡: 11 1;11 que se tratará de una mujer dominante. Es cierto que el
mento, el gusto de mostrar sus nalgas a señoritas o señoras, a l!tl d de su vida lo pasa en soledad, con su esposa, y no ve a su
manera de exhibicionismo. Fue un exhibicionismo transitorio, li • ill'dor sino un pueblo de enemigos.
que desapareció luego y que, más que simple exhibicionismo, m e ( 11.\llclo habla de aquel único amor de su vida, se refiere a él
parece una oferta tímida a las damas, de pegarle si ellas que- ¡ 11111.-1 1111 episodio que produjo el conjunto de sus infelicidades;
rían, es decir, más un esfuerzo para realizar el fantasma a partir ift' , 11·almente, un viraje en su vida. Aquel episodio fue su amor
de una demanda silenciosa que un exhibicionismo. Parece que 1 :1 l\l 111c d'Houdetot. uno de los más grandes episodios de la li-
siempre en su vida consideró a ese fantasma con anteojos, como 11 ¡ 111111 ,\de amor en francés. El Libro IX de Las confesiones pue-
dice Lacan, es decir, sin realizarlo en la práctica. Efectivamente, li-· kc:1se de la primera a la última página cual si fuese una tra-
parece que siempre hubo para él una barrera que le impidió ha- 11,1, 1lay una unidad absoluta de lugar pues toda esa historia
cer todo lo que quería. li 111111or transcurre en la pequeña casa que una gran dama, una
Es interesante que el fantasma de ser pegado por una mujer 11111111 •,,1, Mme d'Epinay, había hecho construir especialmente
haya sido el de un pensador revolucionario; un pensador que de- 1•111 ,, l{ousseau. Esa duquesa estaba junto a Rousseau en el
dicó su vida a explicar que un hombre nunca debe aceptar el do- t 11i11¡111 y éste dijo: "¡Oh, qué encantador es todo esto!" En el esti-
minio de otro hombre. Fue un discurso que tuvo las máximas 111 d1• 1 ' epoca dijo: "¡Qué refugio delicioso sería para mí!" Mme
consecuencias, se puede decir que encarna realmente la fuerza 11 pl11 :1y no respondió, y algunos meses después vuelven a en-
revolucionaria del pueblo francés. Fue después de su muerte , 1ti ¡-,11 ~.e. El dice: "¡Oh, tocio está cambiado, ahora hay aquí una
pero la muerte de un pensador no le impide impulsar después lltidn cw;a!" La duquesa le dice: "Amigo mío, esto es para usted.
una fuerza. Impulsó la fuerza revolucionaria y fue la referencia ti. lrd f.t•ra feliz en esta casa ... " En fin, hablan en el estilo de la
máxima de Robespierre, Saint-Just, etcétera. Tuvo acentos inol- 1"'1 1'1 1,
vidables para condenar como tiranía toda dominación de u n 1. 1 l,ll>ro IX de Las confesiones empieza por la frase: "La impa-
hombre. Y es claro que, para él, hay una diferencia entre ser do- 1• 111 ·1, 1 que tengo por ir a L'Ermitage [... )"; se trata del nombre
minado por un hombre y ser dominado por una mujer. Ese fan- I· ~ 1' e .1:.,1. Ila perdido a todos sus amigos; está por ingresar en
32 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 33

el camino que lo conducirá a la soledad y la locura. Lo intere- ll11.11ia ; al contrario, dice, era poco fina, etcétera. En realidad,
sante de su amor por Mme d'Houdetot es que nunca fue consu - ll r e que, antes de conocerla, había estado borracho de amor sin
mado. Parece que él experimentó un goce infinito a partir de los ¡J•le to y ese objeto se fijó en ella. Describe la existencia de la
besos de Mme d'Houdetot y, si uno lee entre líneas, entiende que 1111d lción de amor vacía y Ja tyché que, en determinado momen-
en la excitación de ir a verla, Rousseau, en el camino, se mas- 111 e·ncuadra a una mujer exactamente en ese lugar. Del mismo
turbaba. Este es el lado del goce en esta historia. Besos, pala- 1111 1cl o como puede compararla al personaje de Julie en Ja novela
bras de amor, y, en el momento de ir a encontrarla, ese goce a u- ¡i 1e ha escrito. En esa novela también hay una mujer entre dos
toerótico. Como dice, "deliciosamente los besos de Mme d'Houde- l111 111l>res y el héroe de la novela de Rousseau debe renunciar a
tot me reanimaban [... ]" después de la masturbación. Al final de 1111 fl mujer, que quiere más que a todo, la cual se casa con un
esa historia de amor, se separan, él Je devuelve a ella las cartas i11111il Jre más viejo, y después los tres viven en buena amistad,
Je pide las que él le envió y ella le dice que ha quemado Ja ¡1111l os . Encontramos muy precisamente, en la condición de
correspondencia. Esto es interesante por ser exactamente homó- li11 11 r ele Rousseau, la necesidad de la presencia de otro hombre.
logo a Jo que pasó con André Gide, ejemplo que comenta Lacan. l 'r 1o, a diferencia de la condición erótica, lo que esconde el
Conocemos los gritos de André Gide cuando su mujer, al descu- 111•11, muy preciso, por la mujer es el vínculo erótico con el hom-
brir su vínculo homosexual, quema la correspondencia que él Je 1li1• qt te es propietario de esa mujer. Este es el giro que toma la
había dirigido durante a1i.os. Hay así un precedente en Rous - 11cl ición de amor en el caso de Rousseau. La configuración que
seau, cuando Mme d'Houdetot le dice que ha quemado esas car- 111 111os en la vida de Rousseau, como en su novela, es: "una
tas y él responde que no puede creerlo, que es imposible pone 1111¡11 ºq ue pertenece a otro hombre, y que yo quiero"; con la am-
en el fuego cartas tan lindas como las suyas. Dice que son más lti¡:ikclad, el equívoco presente en el " ... y que yo quiero". Es la
lindas que las cartas ficticias de La nueva Eloísa. Dice que, a l lli lj•' I , pero con un desdoblamiento en el hombre que está por
comenzar esa correspondencia, tenía miedo de que por medio de 1h1l1'{1s . Se puede decir, en términos freudianos. que el "Yo lo
esas cartas alguien pudiera burlarse de él. Aquí ya se hace escu-1 ¡idr• 10 a él (a un hombre)", activado por la presencia de St. Lam-
char la persecución. Pero vamos al flechazo entre Mme d'Houde- 1"1 1·1, permite el nacimiento de la elección de objeto, que se fija
tot y Rousseau. En ese flechazo se esconde una condición de 11 1111 ,t mujer vestida de hombre, quizás con una fusta enlama-
amor muy precisa que, podemos anticipar, se tratará de un ras- 1111 , f\ tal punto que Rousseau dice claramente que, cuando él
go de dominación, un rasgo masculino, en Mme d 'Houdetot. 11 q1l1 za a amar a Mme d'Houdetot. es por contagio del amor de
Efectivamente, en una frase de Rousseau encontramos que, en 11.1 l1 .1r ia St. Lambert. Empieza a amar a la mujer por contagio
el momento de verla por primera vez, ella estaba con botas. Hay k l 11111c>r de la mujer por su amante. Rousseau dice: "( ... ]ella me
un rasgo de dominación en el momento de verla, él la ubica en la l1i'q1l 10 por ella misma todo lo que ella expresaba para su aman-
escena con botas. Ella es la amante de M. de St. Lambert, que es Ir ', l'. 11 es ta frase, de una manera que podemos llamar matemá-
amigo de Rousseau. Dice, en una frase admirable: "Sus relacio- llr ei, lfo u sseau nos explica que él está identificado con la posi-
nes con M. de St. Lambert, con el cual yo mismo comenzaba a 1 lr\ 11 cl t' la mujer enamorada. Es decir, cuando ve ante sí a la
tenerlas, me la hicieron aun más interesante". Todo se esconde 0111 ••1 ena morada del otro hombre, él puede amar a su vez a
en la palabra "relaciones", su vínculo tiene el mismo nombre que l 1 1111i¡e•r a partir del hecho de que se identifica con la posición
el vínculo de Mme d'Houdetot con St. Lambert. 1
li l,1 11111jer hacia el hombre. Dice todo el tiempo que es el objeto
La segunda vez viene a caballo. Rousseau dice que estaba a fll ri 111.1s quiere en el mundo, pero que la virtud de Mme d'Hou-
caballo y "vestida de hombre". "A pesar de que no me gustan pa- lc !!ll 1a•rá siempre respetada. Por cierto, lo que presenta como
ra nada estas mascaradas, me capturó el aire novelesco de esa le ·1 11111011io de su virtud se explica en realidad porque el verdade-
clama y, por esa única vez, fue el amor." Cuando describe a Mme J • •hll'! o de su interés está por detrás. Cuando garantiza que

d'Houcletot, no puede destacar ningún rasgo de belleza extraor- l1iei'• 1 se acostaría con Mme d 'Houdetot. podemos creerle. Y di-
34 Jacques-Alain Miller

ce: "Nunca consideré al amante de Mme d'Houdetot como un ri- LOGICAS DE LA VIDA AMOROSA
val sino como un amigo". Esta es la estructura de la vida erótica Tercera conferencia
del inspirador de la Revolución Francesa.
Hay una cuestión que será la verificación de lo que hemos di-
cho. Empecé la historia por la casa donde todo eso se desarrolla,
L'Ermitage. Hablé de la duquesa d'Epinay, la mecenas, la que le
da su casa, etcétera. Uno podría preguntarse por qué no se ena-
mora de ella. Porque, claramente, ella tiene mucho más una po-
sición de amo que la pequeña Mme d'Houdetot. Pero, al contra-
rio, vemos a Rousseau quejarse siempre de ser tratado como u n
doméstico por Mme d'Epinay. Esto no andaba para él, estar bajo
el dominio de una mujer debería ser una cosa agradable, gozosa.
¿Cómo explicarlo? Si uno es lógico, si uno no se detiene en el
sentido común y la apariencia, si uno acepta que la estructura

f~ 1
engaña, sólo podemos anticipar una conclusión: ¿qué pruebas
tenemos de que la duquesa d'Epinay fuese una mujer? Lógica- ay algo "carrolliano" -si hacemos derivar este adjetivo del
mente, en esta estructura, no tratándose ya de la percepción evi- 1111111br e de Lewis Carroll- en la construcción freudiana del para-
dente de la duquesa d'Epinay, podemos pensar que, en el in- ll¡t111a fetichista. Como en Alicia... , se trata de: ¿Glanz o glance?
consciente -y quizás más abiertamente- , ella tenía valor de rr n malentendido. Ese malentendido, como principio de la
hombre para Rousseau. Esta cuestión es crucial, porque a parti rn 11·11itución del fetiche, obedece a la ley de la comunicación in-
del conflicto con Mme d'Epinay, por la curiosidad de Mme d'Epi 11 Ida: es un ejemplo donde el mensaje vuelve al locutor bajo
nay por la relación de Rousseau y Mme d'Houdetot, por los ru- 1111' lorma invertida. En este caso, la inversión está dada por el
mores de que él se enamoró de la amante de su amigo, finalmen- ' ti<' de una a otra lengua, del inglés al alemán. Glance vuelve
te Rousseau cae completamente en su paranoia. '' 110 Glanz.
Entonces, releí Las confesiones para ver si en el texto hay algo
que permita sostener esta deducción lógica. Lo encontré en ene-
ro. Hay un pasaje que no he podido reencontrar en la edició Glanz

~
ca3tellana, no voy a poder leerlo traducido. Hacia el final, die
que ella quería siempre que él fuese a verla, para discutí

~
eso que a él no le interesaba tanto, que eran los hierros de Mm
d'Epinay; describe todo eso con el vocabulario del rebelde. Des-
cribe claramente la presencia de Mme d'Epinay como una ti Glance
ranía. Y dice: "Estuve muy cómodo al darle a ella pequeño
cuidados, darle pequeños besos fraternos que no me parecían•
1
sensua les. Ella era muy flaca, muy blanca, y tenía pechos pla 1 ,, Glanz, brillo sobre la nariz, ilustra muy bien la fórmula
nos como mi mano". Y dice: "Ese solo defecto hubiera sido s u - 11l . 111 a~ . porque el original de esa nariz no existe.
ficiente para helarme". Esta es la frase decisiva. "Jamás mi cora -<p
1
zón y tampoco mis sentidos han podido ver una mujer e 1:1 tljdo de Freud, en el artículo "El fetichismo", ha sido edu-
alguien que tuviera pechos planos." 111 • 11 Inglaterra; era alemán o austríaco. Supongamos, ha-

La señora d'Epinay era el equivalente de un hombre. i1d11 1111a ficción, un francés educado en la Argentina, que re-

,- ·~-~,.
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... ',
__
J.
36 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 37

cibe la marca de la palabra "amor"; y. así como la homofonía Esta es una versión de lo que sería la fórmula de la relación
permitió en aquel caso pasar del inglés al alemán, este "amor" 1 mal en tanto formulara la condición necesaria y suficiente de
vuelve a él como "a mort", que significa "ha muerto". El francés f,1 c·lección de objeto. La condición de amor sería puramente la
que no sabe castellano, cuando escucha "amor" entiende "ha ;-,111dición del otro sexo; bastaría reconocer en un individuo el
muerto". Bien: podemos imaginar las consecuencias de un tal iilJO sexo para elegirlo. Si decirnos que no hay relación sexual es
malentendido. Quizás, a su regreso a Francia, pensará, en lugar 11 tanto no hay una condición necesaria y suficiente para ambos
de "hacer el amor", "hacer la muerte". Tal vez se transforme en xos que los haga complementarios. No hay una condición uni-
un asesino, o tenga gustos necrofilicos; tal vez descubra el único ' 1·,,11 de la elección de objeto. Por eso, siempre surge una pecu-
amor de su vida entre las tumbas, o sólo en una viuda; o hará el 1111 ldad contingente cuando uno toca la dimensión de aquellas
amor ·a muerte", "a mort", hasta la muerte. Esta ficción orienta- , <111dlciones, y el gran Otro se burla de esos pobres sujetos, uno
rá nuestro camino de esta mañana: del amor a la muerte; del 11110, con sus particulares condiciones de amor. El gran Otro,
amor, a la pulsión de muerte. O bien: desde la libido, en tanto 1111 bien puede ser encarnado por una audiencia, no tiene razón
esta palabra se refiere a las pulsiones de vida, hacia la pulsión 11 l>11rlarse tanto, porque sabemos que el gran Otro no existe. El

de muerte. O bien, en los términos mitológicos que emplea 111 Otro parece existir, pero en realidad está compuesto de uno
Freud: de Eros a Tánatos. No sé si hoy lograremos andar todo el 11 11110. En masa, podemos burlarnos de Jean-Jacques Rous-
camino, pero ésta es nuestra orientación. 111, etcétera, pero, uno por uno, es menos divertido.
Ayer se hizo evidente que hacer aparecer, manifestar las Lie- C11ando Freud, en el camino que va de la primera a la segun-
besbedingungen, las condiciones eróticas o de amor, tiene siem- ¡,, de· las "Contribuciones a la psicología de la vida amorosa",
pre un efecto cómico. Hay algo divertido para los demás, para el !';_1 de lo particular -en la primera Contribución- a lo general
gran Otro, en la exigencia a la que obedece un sujeto, exigencia 11 l.1 segunda, que trata de algo cuya validez es para todos-, no
de rasgos muy especificados en su objeto. Rasgos (es la traduc- p 11 ,\ conducirnos a la relación sexual universal. Al contrario,
ción del alemán Zug ) que pueden ir hasta el más pequeño deta- 1•.11a introducir en el nivel más universal el clivaje del objeto.
lle. Paradigma: "un brillo ... • Por esta razón, di a mi curso de este ¡i 11 a introducir la relación con el otro sexo como tal, sino, al
año el título: "Los divinos detalles". 11f1.1r!o, y en resumen, para decirnos que no hay otro sexo co-
Partir de las condiciones de amor permite definir por lo con- 1q 11 1 il Nos dice que hay por lo menos dos valores del otro sexo.
trario lo que significa la relación sexual en el sentido de Lacan: 1 11 el <'aso del hombre, hay, por lo menos, la madre y la Dime; es
habría relación sexual, habría fórmula de la relación sexual si la h 11', 110 está confrontado al otro sexo como tal sino a dos valo-
condición de la elección de objeto para un individuo de tal sexo 1.11 1 otro sexo. Y, como dije ayer, en la cuestión de la sexuali-
fuese que el objeto resultara ser un individuo del otro sexo; si la 1 clc~scle la perspectiva freudiana, siempre está presente la
condición de elección de objeto en la especie humana hubiera s i- 111 llrn1 del valor; del valor que viene al lugar donde no hay re-
do ésa, entonces la relación sexual existiría. Utilizando un voca- l 11 1 •11 sexual. Allí, hay estimación ele valor. En aquel tiempo de
bulario pseudológico muy simple: V designa "para todos"; Hx l1i1¡ • _1111l'llos, que ayer mencioné, quizás había una estimación
quiere decir: es un hombre; Mx, es una mujer, y utilizaremos H' 11 1,1, l'ero, en Freucl, el valor se estima entre rebajamiento y
y M' para "amar o desear" a un hombre o una mujer. Así, la rela- 1i1 • ,¡ imación; entre "demasiado poco" y "demasiado". ¿Qué es
ción sexual sería esta fórmula: todos aquellos que son hombres 1 ,• 1'\ 11alwert de Freud? No tengo tiempo de demostrar con los
desean o aman mujeres. Lo mismo, para el otro sexo. lo q11e se centra en la noción de Bedeutung, de una cierta
11111< 1dón que un ser tiene para el sujeto. El valor sexual es
Hx ~ M'x lli 1 . 1'1w.-.1 ión de significación. Y Lacan ha continuado esa con-
Vx Mx ~ H'x 1 l 1111111..wión de Freud cuando dijo que, precisamente, se trata
li 111 1;l¡ 1 11ificación del falo, que esas cuestiones de valor pueden
38 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 39

escribirse a partir de la lógica del falo; en esos términos se res- !1d1·1pretación mítica de una lógica más esencial. Con la logifica-
ponde a la cuestión de bajo qué condición el otro sexo puede to- ' 11111 de la función fálica podíamos tocar de manera más esencial
mar Bedeutung del falo, significación del falo para el sujeto. 1 llmcionamiento de la estructura misma. De este modo, el Edi-
Puede decirse que Lacan sigue en esto indicaciones de Freud. ¡111 aparece ya como una superestructura mítica, una anécdota
Pero debemos distinguir entre el desciframiento de las condicio- ¡111 ·sentada por Freud para hacer entender, para dar cuenta de
nes de amor, que Freud nos propone en sus "Contribuciones ... ", 11 pérdida de goce y del símbolo de la pérdida de goce. Es decir,
y el desciframiento que Lacan nos propone en "La significación ·lt 1 falo como símbolo a la vez, del goce y de la pérdida de goce.
del falo". El desciframiento que Freud hace es edípico. Para des- ;, trata entonces de separar Edipo y falo. Cuando, en 1972, De-
cifrar el hecho de que la mujer es del Otro, Freud introduce la l1 •11 ze y Guattari escribieron el Antiedipo, en realidad explotaban
noción de la madre. La madre pertenece al padre, y como Freud 1111 camino ya trazado por Lacan. Lo explotaban en el estilo de
destaca, el niño considera siempre como una infidelidad el he- ··llos, que no vamos a reivindicar; pero de todos modos ellos ha-
cho de que el padre goce del favor de la madre. La de la madre l 11.111 sentido que el Edipo era una superestructura, una inter-
no es una figura tan simple, porque la metáfora paterna misma p1 dación subsidiaria de una estructura más fundamental.
significa que la madre no es toda para el sujeto. La fórmula, bien Voy a ilustrar esto en el tema de las condiciones de amor. Ya
conocida, del Nombre-del-Padre en barra con el deseo de lama- lw utilizado los círculos de Euler para ordenar las "Contribucio-
dre, se puede leer como: "Tu madre no será toda para ti". Se ve 1ws a la psicología de la vida amorosa"; así lo hice ayer y en la
en eso cómo Freud, con el mito de Edipo, encarna la función 1li.\rla en el Simposio. La primera Contribución puede simplifi-
más general, la fórmula más general del no-todo de la mujer, ' .irse así:
que está ya presente en la metáfora paterna. La tesis freudiana,
en tanto privilegia la interpretación edípica, es que la madre diri- M D
ge, condiciona las elecciones de objeto del hombre. Ya vimos
ayer que hay otra lectura posible para "la mujer del Otro". Simé-
tricamente, Freud dice que el padre está detrás de las elecciones
de objeto de la mujer. La tercera de las "Contribuciones ... ", "El
tabú de la virginidad", es en cierto sentido un texto hecho para
mostrar siempre al padre tras las elecciones de objeto de la mu- Concierne, en la perspectiva del hombre, a la posición de su
jer. Pero en "El tabú de la virginidad" hay otra cosa que el Edipo; nbjeto de amor, que tiene. al mismo tiempo. algo de la Dime y al-
otra cosa que el puro desciframiento edípico. Lo que se introduce 1:0 de la madre.
es la función fálica, la posibilidad de formalizar el valor sexual a La segunda Contribución concierne a la diferencia entre esos
partir de la función fálica. Y uno de los ejes directivos del esfuer- dos términos. Si la primera Contribución está hecha desde la
zo teórico de Lacan en los primeros diez años de su enseñanza, perspectiva del hombre, la segunda, que empieza desde la pers-
fue separar y distinguir el desciframiento edípico de la experien- pectiva del hombre, se complementa desde la perspectiva de la
cia analítica del desciframiento fálico de esta experiencia. Esto mujer. Freud habla de un rasgo de lo más universal, el rebaja-
frecuentemente se desconoce, porque la famosa metáfora pater- miento, y además dice por qué eso vale también para la mujer.
na está hecha precisamente para vincular los desciframientos fá-
lico y edípico. Pero no hay que desconocer todo el esfuerzo de M D
Lacan después de la metáfora paterna y en contra de su propia
articulación, o por lo menos junto a su articulación. Ese esfuer-
zo ha sido el de separar la interpretación edípica de la interpre-
tación fálica, y considerar que, si el Edipo era un mito, era una
40 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 41

La tercera Contribución completa el ciclo, porque se hace fun- ¡w 11 ndo de latencia continúa la corriente de ternura y queda
damentalmente desde la perspectiva de la mujer. No se juega en- 111 w paréntesis la corriente sensual. Y después, en la adultez,
tre el objeto rebajado y el sobrestimado, sino, directamente , !' 111ns , como regla, una divergencia, en proporciones variables,
entre el hombre y la mujer. Esto se hace evidente al escribirlo así: 11l1 1· las dos corrientes. Desde luego, me limito aquí a resumir
111 l<'xto que supongo ya trabajado. Freud presenta esto de ma-
Gesto de Judith 11 r 1:i cronológica, pero en todo caso toda la lógica que él presen-
111 1'h en términos de divergencia y convergencia. Traduciendo
i•1f 11cl a Lacan: divergencia y convergencia entre amor y deseo
• 11 ,11. Así, aquel esquema puede considerarse como un esque-
111 1 de la s relaciones de convergencia y divergencia del amor y el
Hombre
ti• 11·0. Freud nos da noticia de que se trata de dos valores con-
11 11 fos, que se hallan en estado de divergencia.
1•11 este punto, tenemos lo que me parece más próximo, en
Pérdida que ll! ¡t ll' ll a época, a la formulación del pase. El pase freudiano, él lo
traduce la castración ili l't'. consistiría en superar la divergencia entre ternura y sen-
1111flclad . Freud mismo formula el ideal de una superposición
Siendo aquél el círculo que encierra el espacio semántico del 1ti n· ternura y sensualidad, que, puede decirse, sería el ideal de
hombre, la significación del hombre, ¿qué condición requiere la l 1 n1 ra analítica. Como él dice: para ser en la vida auténtica-
mujer? La tesis de Freud es muy simple: ilustra el famoso gesto 11 11• 11( c libre y feliz, es preciso haber superado el respeto por la
de Judith. Se ve, en el nivel imaginario, que su gesto traduce 11 111j1-r y haberse familiarizado con la representación del incesto
que esa unión de los sexos no puede hacerse sin una pérdida, 11111 la madre o la hermana. Esta es la fórmula del pase freudia-
pérdida que, en el tema de Judith y Holofernes, muestra un des- 11 11 Con un ideal, que podemos llamar mítico, de borrar el desti-
plazamiento fálico bastante claro. Se ve cómo Freud mismo, en 11 11 ~ u s titutivo de la vida amorosa, y poder tener acceso directo,

su tercera Contribución, terminó por articular hombre y mujer ' 11 1110 si lo fuera, a los objetos primarios; como haber superado
directamente para tratar de ilustrar la relación de los sexos. l 1 l>.lrrera del incesto. Esto también otorga valor a eso que Lacan
Pero todavía hay más en la segunda de las Contribuciones de il 111· del supuesto transgresor ele transgresores, Sade. Lacan dice
Freud. En un primer nivel, se articulan el objeto sobrestimado y q1ll' Sade no superó el miedo al incesto; dice que, en realidad, la
el objeto rebajado, pero en otro nivel del mismo texto, Freud da f, c·<·ión de la Philosophie dans le boudoir es un noli tangere, no
cuenta de esa divergencia de tal manera que no podemos dejar l•ll',tr a la madre. Y que no se puede considerar la homosexuali-
de ver que lo que él llama Liebe, estalla. Freud hace una cons- ,¡ 11 ! masculina -el camino preferido de Sade- como haber supe-
trucción de lo que denomina Stromung, las corrientes, y distin- ' ido el respeto a la madre; al contrario, es testimonio de una
gue entre la corriente tierna y la corriente sensual. Es decir que di vergencia grande, la más grande, entre ternura y sensualidad.
no es sólo el clivaje del objeto. En un nivel más profundo, es el 1 ~ .. 10 no impide que en la relación homosexual masculina pueda
Liebe el que se diva entre dos valores, dos corrientes: de un lado 11Introducirse la ternura, pero ésta es otra cuestión. Así, puede
ternura y del otro sensualidad. Es cierto que Freud presenta es- il •'l'irse que el pase freudiano sería el franqueamiento, la travesía
to en el lenguaje del desarrollo; _e tapas en un desarrollo, pero lo •¡,. la condición de la interdicción en las cosas amorosas. El mito
esencial es que Freud mismo muestra, en términos de divergen- l11·11cliano consistiría en un acceso directo a la Cosa. Esto lo re-
cia y convergencia, la problemática de la ternura y la sensuali- l11111aremos mañana.
dad. Freud presenta tres tiempos. Primero, la corriente de ternu- Volvamos a esa lógica de amor y deseo. A partir de esos ele-
ra, con la cual debe converger la corriente sensual. Durante el 11 11· n tos , casi podemos deducir aquello que Lacan presenta como

1,
42 Jacques·Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 43

contribución a la psicología de la vida amorosa en MLa significa- quisiéramos seguir a Platón, podríamos plantearlo en términos
ción del falo". El utiliza la misma lógica que Freud: una lógica de de esencias. La mujer es otra que el hombre, y el hombre es otro
convergencia y divergencia. Utiliza la distinción, reformulada en que la mujer. Así, se presta a una simetrización. Pero en Freud,
sus términos, entre amor y deseo, para esquematizar las posicio- en esta tercera Contribución, se ve que no hay simetría. En el
nes femenina y masculina. Su versión es la siguiente. Para la nivel platónico, podríamos hacer una alteridad mutua. Pero su-
mujer, la vía predominante es la convergencia de amor y deseo cede que no hay un tabú general del hombre. Si se puede oponer
en el mismo objeto. Para el hombre, la divergencia de amor y de- el hombre a la mujer, es como se opone lo mismo a lo otro. La-
seo hacia dos objetos. Utiliza la misma lógica pero desplazándo- can, en determinado sentido, formula: la mujer es el Otro; es
la. Es por eso que "La significación del falo" se inscribe como fundamentalmente Otra como tal. Y eso lo conduce a su famosa
una cuarta Contribución. tesis: la mujer no existe. En eso, Lacan sólo sigue la lección de
Freud; la lección de lo que se lee en "El tabú de la virginidad": Ja

~ mujer es Otra como tal, héleros, no semejante. Y esto quiere de-


cir que no es semejante a ella misma: Otra como tal. Esto hace

~
entender por qué las mujeres emplean tanto tiempo frente al es-
pejo: en un esfuerzo por reconocerse en él, o para asegurarse de
ser otra de lo que es. O bien, es posible que una mujer no pueda
Al desplazarse, del lado del amor vamos a escribir, por ejemplo, reconocerse sino bajo la condición de asegurarse de ser otra. La
el .¡.., de acuerdo con lo que presenté en el primer seminario. La- vida misma y Ja experiencia analítica nos muestran que las mu-
can, para esa época, todavía no había completado la articulación jeres engañan a los hombres con otros hombres. Ser la mujer le-
entre deseo y goce; hacia el lado del deseo, sostenía dos valores gal de un hombre puede significar para una mujer la desapari-
semánticos: podemos escribir, como falta, el -<p; pero, en tanto ción de su alteridad. En el matrimonio, Freud lo ha desarrollado,
toma valor, sostiene la erección del Falo, lo escribimos con ma- se constituye una relación de rivalidad narcisista entre los cón-
yúscula <I>. Así, Lacan puede escribir que en el hombre hay una yuges: puede ocurrir que una mujer, dentro del matrimonio, no
divergencia, es decir que esos dos valores se separan en dos obje- pueda reconocer su propia alteridad, la vea reducida, de tal ma-
tos. En la mujer, pueden converger, pero sólo se trata de que el nera que le resulte necesario ser a la vez la mujer ilegítima de
desdoblamiento del objeto está velado: porque el mismo objeto otro, para recuperar su alteridad. Los esquemas de Lacan no
masculino debe sostener esos dos valores contrarios. Es decir que significan que todos los hombres sean infieles y todas las muje-
la mujer engaña al hombre con el mismo hombre. Engaña al hom- res fieles; hay que ver caso por caso.
bre, en tanto ubicado en el lado derecho en el esquema, con el Aquella permanencia ante el espejo nos introduce a la función
mismo hombre en tanto tiene el valor del lado izquierdo. ele la máscara tras la cual no hay nada. Sobre este asunto tene-
Así, de manera rápida -esto permitiría un desarrollo mucho mos una especie de confidencia de Lacan. No tenemos mucho
más amplio, es posible establecer diversas relaciones-, voy a ha- desde este punto de vista, sabemos mucho más sobre Freud que
cer una nota sobre el punto que, en Freud mismo, desimetriza sobre Lacan. Pero en un lugar de los Escritos hay una confesión
los dos sexos; el que no permite mantener la simetría formal ele Lacan; es, casi, Lacan escribiendo "Mi chica y yo". Allí, Lacan
de Jos dos sexos. Es lo que Freud nos presenta en MEl tabú de la habla del valor erótico respecto de los que misteriosamente lla-
virginidad". ¿Por qué hay un tabú de la virginidad? Porque la ma: Mhombres sin ambages". Es el único consejo de la Erótica de
mujer es Otra; así lo dice Freud, dice que la mujer es tabú. De Lacan. Lacan no se preocupó por escribir una Erótica, salvo en
este modo, formula algo así como un tabú general de la mujer. un párrafo de la página 825 de los Ecrils. Allí lo dice a manera
Seguramente, el fundamento es: la mujer es Otra que el hombre. de consejo, como propuesta de experimentación: Mhágalo usted,
Parece, dice, llena de misterios, extranjera, enemiga, etcétera. Si y verá cómo le va". Es sólo una frase. Habla de la ausencia del
44 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 45

pene imaginario que constituye la base del falo simbólico. Dice olvidar la castración del objeto sino, por el contrario, para hacer
así: "Tal es la mujer tras su velo. La ausencia de pene la hace fa- aparecer la castración del objeto. En esto es lo contrario del feti-
lo, objeto del deseo". Ahora, el consejo: "Evocad esa ausencia de chismo. La condición de amor del "hombre sin ambages" Lacan
una manera más precisa, haciéndole llevar un lindo postizo bajo la define como la exigencia de un objeto en el cual la falta está
un disfraz de baile, y me diréis qué tal. o más bien me lo dirá subrayada. Es una frontera que hay que distinguir bien; puede
ella: el efecto está garantizado ciento por ciento, queremos decir parecer lo mismo, cuando el postizo lacaniano es lo contrario del
ante hombres sin ambages". Se trata de un postizo ubicado de fetiche. Este postizo es como un artificio para ubicar a la mujer
manera de evocar la ausencia de pene. Eso precipita a la mujer en referencia al falo.
en la dimensión de la máscara y la mascarada. Es un dar para Se ve que hay todo un orden de las cosas, el orden simbólico,
ver, tanto más generoso en cuanto vela lo que no se puede ver. que parece hecho para someter a las mujeres a condiciones de
Es curiosa la expresión "hombre sin ambages". "Ambages", en identidad, es decir, para atemperar su alteridad; para regularizar
francés, significa: "vueltas"; como en castellano. Hice en París su alteridad, tratando de no hacerla desaparecer. Ayer hemos
un pequeño recorrido de los usos de esa palabra. "Sin ambages", hablado de la condición de que se trate de la mujer de otro, ex-
se refiere a alguien que va directo al grano. Es muy curiosa esa presada crudamente en los casos presentados por Freud en la
fórmula, porque ambages son las circunlocuciones; el circuito de primera de las "Contribuciones .. . ": el sujeto que necesita siem-
la palabra misma está hecho de ambages. Todo el grafo del de- pre enamorarse de una mujer casada. etcétera. Esta exigencia
seo de Lacan consiste en grandes ambages, grandes vueltas. Así, de "la mujer del otro" es en realidad una manera, limitada o ton-
es un poco sorprendente llamar "hombre sin ambages" a un ta, de intentar acercarse a la mujer como Otra; tomarla como la
hombre que necesitaría aquella complicada presentación para mujer de otro para recuperar la alteridad de la mujer. Si se tra-
desear a una mujer. No parece alquien que vaya directo al grano tase de su propia mujer, la alteridad no estaría constituida. Re-
sino alguien que necesita una preparación bastante amplia; pa- cuperar la alteridad por medio de la ilegitimidad.
rece, hay que decirlo, al borde del fetichismo. Es decir que el Este es el problema analítico del matrimonio: que constituye,
"sin ambages" no excluye el rasgo de perversión. Hay que ser o siempre puede constituir, un aplastamiento de la alteridad de
cuidadoso con ese ejemplo. ¿De qué se trata. si queremos formu- Ja mujer, ya sea por el hombre, ya sea por la mujer misma. Alií,
larlo como la condición de amor del hombre "sin ambages"? Po- el orden simbólico juega un juego peligroso: forzar la semejanza,
demos decir: es preciso que su objeto se pavonee como castrado. dar a los dos el mismo apellido, etcétera; todos esos mecanismos
Si, pese a Ja complicada presentación de la mujer en ese caso, de identidad, de identificación narcisista entre los esposos. De
Lacan puede decir "sin ambages", es porque, para ese verdadero esta manera, la mujer ligera encarna la alteridad bajo la forma
hombre, la condición amorosa es que su objeto se pavonee como de la infidelidad; en tanto ella es la que uno no tiene, la que no
castrado; es decir, mostrando los signos de la alteridad; se acu- es posible detentar; es por esa razón que tienta.
san las marcas que testimonian la alteridad de su objeto; no las Este hubiera sido el momento de llegar a Manon Lescaut; es
marcas de la conformidad, de la propiedad, de la respetabilidad; u n ejemplo paradigmático de mujer ligera. No tendremos hoy
no las marcas de lo mismo sino las de la alteridad. Ese "hombre tiempo para examinarlo; nos hubiera permitido hablar de la co-
sin ambages", esa categoría clínica que sería quizás la de la nor- nexión entre amor y superyó.
malidad, es el hombre que ha franqueado el tabú de la feminei- Por lo que hemos visto, comprendemos que la cuestión no se
dad. Y esto indica el lugar de la castración. En esto hay una detiene en la teoría narcisista del amor. Vemos por todas partes
frontera entre aquello que Lacan evoca y el fetichismo. En cierto la necesidad de la alteridad en el amor. Hay que entender bien la
modo, Lacan evoca lo contrario del fetichismo. Porque eso que descripción del amor en Freud. Seguramente, a partir de Freud
puede parecer un rasgo de perversión en realidad subraya el no uno puede decir que el amor es siempre narcisista; que yo mis-
tener; el postizo no es un fetiche en tanto no se ubica para hacer mo me quiero en el otro. Esto establece una semejanza con el
46 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 4

otro del amor, que en francés se escucha bien: "m'aimer" (amar- miento hay dependencia, de que hay un lugar a determinar que
me) se puede escribir memer, a partir de la palabra "meme" (mis- Freud llama el Ideal del Yo, a partir de esto Freud nos da, entre
mo). Es decir, reconocer al otro como yo mismo. Freud da cuenta otras cosas, una teoría política: la teoría de la psicología de las
de esto en su "Introducción del narcisismo": allí hace entender, y masas, que hace ver el poder ordenador y apaciguador del signi-
esto es un paso en su teoría, que la misma libido circula del yo ficante amo. Freud nos presenta el grupo humano organizado en
al objeto y viceversa. Toda la "Introducción del narcisismo" está t érminos de enamoramiento. La psicología de las masas,
fundada sobre esa asimilación del objeto con el ego mismo. Pero en Freud, es el enamoramiento, extendido a muchos, reiterado
el amor freudiano no es eso. Freud da una descripción recurren- para cada uno. Es una multiplicación de vínculos amorosos que
te, que se repite, del estado amoroso, que no se puede entender convergen hacia el mismo término. Pero ¿de qué masas se trata?
sin la función del Otro. Y, por lo que sabemos gracias a su co- Freud toma dos ejemplos: las Fuerzas Armadas, que posible-
rrespondencia, debe ser así como él mismo vivió el estado amo- mente eran muy compactas en aquella época en Austria, y la
roso hacia Marta. También hay un aire de confesión en Freud. Iglesia. Se trata de grupos humanos estables, en los cuales pue-
No sólo aquellas de Rousseau, aquella de Lacan. Freud siempre de ponerse el acento sobre la incidencia apaciguadora del signifi-
describe el estado amoroso como un estado de dependencia ha- cante, del significante amo, o -haciendo un juego de palabras en
cia el objeto. No sólo como una reciprocación narcisista (si se me castellano- del significante amor. En esos grupos, el significante
permite el neologismo; en francés, se puede decir "réciprocité", a mor, en el lugar del Ideal del Yo, crea un ambiente homogéneo,
que es "reciprocidad", y "réciprocation", que tiene un matiz más unificador, para los sujetos. Pero, felizmente, no toda la humani-
activo). En Freud mismo, la investidura del objeto se hace en de- dad forma parte de las Fuerzas Armadas o de la Iglesia. En
trimento del ego, que se empobrece cuando el otro se enriquece verdad, normalmente no hay mejor ejemplo en cuanto a la paz
de esa libido. Esto puede concebirse en el nivel recíproco, pero que las Fuerzas Armadas. Están hechas para hacer la guerra
hay más. Freud hace ver que el otro, en el estado amoroso, está hacia afuera, pero para ello es necesaria la paz dentro de ellas
constituido como lugar de la verdad. Es decir, como un lugar crí- mismas: "Guerra en el mundo, pero paz para los militares de
tico, del cual depende la autoestima del sujeto. Freud mismo ha b u ena voluntad". Y, dado el caso de que empiecen a amenazarse
introducido al gran Otro en el amor, bajo la forma del Ideal del los unos a los otros, la situación se torna bastante dificil. No ha-
Yo. Esto no permite detenerse en la teoría narcisista del amor. ré más comentarios al respecto.
Lacan simplifica a Freud, en tanto nos hace ver la diferencia Dije antes que Lacan se corrigió a sí mismo. Pero también
entre el objeto imaginario, recíproco al sujeto, y el gran Otro co- Freud se corrigió a sí mismo. Si uno piensa, no sólo en las Fuer-
mo función simbólica que garantiza la identidad misma del yo. zas Armadas y la Iglesia sino en la sociedad humana como tal,
Hasta aquí, todo va bien; esto es bastante conocido. La cuestión es imposible admitir que el significante amo solucione y haga
es si distinguimos en el Otro, en el amor mismo, ese lugar del paz: y esto es lo que Freud desarrolla en El malestar en la cultu-
Ideal del Yo como desimetrizado del ego. ¿Qué término va a ocu- ra. Este text.o es la corrección freudiana a Psicología de las ma-
par ese lugar? Lo que Freud mismo ha dicho, cuando elabora la s as ... Sin duda, toma en cuenta el poder apaciguador del signifi-
cuestión del Ideal del Yo, retomado en términos lacanianos, es cante amo, de la cohesión amorosa de la humanidad. Pero
que ese lugar es ocupado por un significante amo. En la teoría observa que, a pesar de ese poder, resta lo que él llama un ma-
de la identificación, Lacan distingue lo imaginario de lo simbóli- lestar. Es decir, el significante amo no soluciona la paradoja del
co, de modo de poner en evidencia que la relación imaginaria es- goce. El malestar en la cultura es el texto a partir del cual Lacan
tá ordenada y pacificada a partir de un significante; el Ideal del escribió La ética del psicoanálisis. El malestar en la cultura es el
Yo es el lugar donde se inscribe un significante amo que apaci- testimonio del fracaso ele la identificación significante, de la
gua la siempre inestable y siempre agresiva relación imaginaria. identificación simbólica, y del fracaso del amor fundado en
Como sabemos, a partir de la concepción de que en el enamora- la identificación simbólica, para resolver el problema del goce. Y
48 Jacques-Alain Miller

en este punto encontramos una figura distinta que aquella apa- LOGICAS DE LA VIDA AMOROSA
ciguadora del Ideal del Yo. En este lugar, encontramos la figura Cuarta conferencia
del superyó. No se puede detener la teoría de las masas en el ni-
vel del significante, del Ideal del Yo; es preciso hacer intervenir la
problemática del goce, es decir, del plus de gozar al lado del Ide-
al. Se trata de saber adónde va el goce, y sin duda, adónde va el
goce en el orden social, en el vínculo social que, en nombre del
amor, en nombre del interés de la humanidad o de la nación o de
la secta, manda el sacrtficio del goce pulsional, dónde va el plus
de valor, lo cual es también una cuestión política. El goce siem-
pre es sustraído. Esto hace pensar, desde el significante amo,
que aquello que preside el orden humano es un padre muerto, el
Libertador, ese que presidiría el orden simbólico que manda
el sacrificio del goce. Esto es cómodo, porque el padre muerto ya
no desea nada; en el momento en que manda el sacrificio del go-
ce, él no goza. Pero lo que hace rebeldía, siempre legítima, es el Anora ya sé lo que no tendré tiempo de desarrollar en esta úl-
hecho de que no es el padre muerto quien preside el orden hu- tima charla. Creo que la pobre Manon Lescaut quedará entre
mano. Al contrario, en el lugar mismo donde se articula el deber bambalinas, no tendré tiempo de ir a buscarla para traerla a es-
moral, es allí donde se acumula el goce. Eso puntuó Lacan cena. Trataré de indicar, sin haber ordenado demasiado las co-
cuando leyó a Kant con Sade e hizo ver que lo que se formula a sas, los puntos salientes: no quiero proponer una ordenación
partir de Kant como la necesidad del sacrificio del goce, sostiene que parezca definitiva. Hacia el final, retomaré una cierta visión
en realidad el imperativo de Sade, que es: "¡Goza!" El rostro ver- del pase que he comunicado hace poco a mis colegas de París.
dadero de aquello que se presenta como sacrificio, es goce. Tra- El camino que seguimos es el que va del amor a la muerte.
taré de explicar esto con más detalle en el cuarto seminario. Esto es homólogo, es paralelo al propio camino de Freud. Pien-
sen en el paralelo que establecí entre Psicología de las masas ... y
E l malestar en la cultura, siendo la segunda la corrección, la
complementación de la primera. Psicología de las masas ... nos
cuenta la pacificación y la unificación simbólica de grupos hu-
manos estables y homogéneos; es un canto al poder del signifi-
cante amo; Freud nos muestra esto por medio de su concepto
del Ideal del Yo. El concepto de Ideal del Yo está siempre presen-
te para Freud cuando se trata de la teoría del amor: el amor no
es sólo narcisista, ya que está condicionado por una dependen-
cia. Así, los Estados no sólo son políticos: son amorosos. Un Es-
tado, un Estado que abarca un país, es un Estado amoroso. Psi-
cología de las masas ... es un canto al poder del significante amo
en nombre del Ideal del Yo. El malestar en la cultura, al contra-
rio, nos descubre que aquello que quizás puede funcionar en el
ámbito pequeño que Freud estudió en ese otro texto, no vale pa-
ra la sociedad humana como tal: en este nivel, encontramos el
50 Jacques-Alain Miller
Lógicas de la vida amorosa 51
malestar, que se traduce exactamente como la permanencia,
irreductible al significante amo, de lo que Lacan llama el objeto des; este año, al releer una vez más el texto de Freud, casi de in
a. En esto se ubica el encuadre de mi reflexión de hoy. El cami- mediato advertí que ése es uno de los principios que Lacan puso
no de Freud, de Psicología de las masas ... a El malestar en la en evidencia en su grafo del deseo. Es, claramente, el punto de
cultura, es un camino del amor a la muerte; desde la organiza- partida que condujo a Lacan a distinguir dos tipos de demanda:
ción de la libido hacia la pulsión de muerte. una demanda en el nivel de la necesidad, y otra en el nivel del
En esos dos textos, se va del Ideal del Yo al superyó. En El amor. Hay una dependencia a nivel de un Otro que tiene lo nece-
malestar en la cultura es fundamental el desarrollo del concepto sario para satisfacer la necesidad, y está el Otro de cuyo amor
de superyó. Hay, entonces, un paralelo entre ambos textos. Pero depende el sujeto. Advertir esto me hizo patente la estrecha co-
es más que un paralelo. El concepto de superyó, en El malestar nexión que hay entre nuestros conceptos de amor y pulsión.
en la cultura, depende del amor. El superyó freudiano se estable- Para explicarlo, debemos ante todo olvidar la rutina de esos
ce por la vía del amor. Freud, a diferencia de Kant, no piensa la conceptos para nosotros. Esos conceptos son también ficciones:
conciencia moral como innata. En esto está más cerca de Nietzs la pulsión, el concepto de amor, la necesidad, la demanda, el de-
che. En El malestar en la cultura, Freud presenta una genealogía seo, etcétera, son todos artificios para tratar de captar algo de la
experiencia.
de la conciencia moral; la conciencia moral no es algo primario,
sino algo que nace a partir de un operador que está afuera. No En la experiencia analítica, tenemos la noción, digámoslo de
se trata, como en Kant, de una voz desde adentro, sino de una la manera más general, de algo que impulsa, y podemos tratar
voz desde afuera. Freud trata de construir el concepto de super- de ordenar diversos estadios de esa impulsión en el sujeto.
yó, que, desde luego, no está en la naturaleza; no es suficiente
Pulsión
dibujar la articulación, sino que es preciso entender a qué co-
rresponde. Cuando Freud construye el concepto de superyó, to-
ma su punto de partida en la dependencia del sujeto, una de- Demanda al Otro que no tiene (de amor)
pendencia primaria hacia otras personas. Para deducir el super-
Deseo
yó como principio de la conciencia moral, el punto de partida de
Freud es la dependencia primaria del sujeto hacia otras perso-
nas, en tanto el sujeto experimenta Higfiosiglceit, desamparo, y. Demanda al Otro que tiene (en relación
con la necesidad)
además, como dije en la primera conferencia, lo que Freud llama
Abhcmgiglceit, que es la palabra traducida como "dependencia":
Necesidad
una dependencia exactamente designada como la ansiedad de la
pérdida de amor. Lo que él presenta como operativo es el Liebes-
verlust, la pérdida de amor.
Podemos distinguir con precisión los dos términos que Freud Podemos poner como base -una base de la cual no sabemos
emplea: desamparo y dependencia; y el tercero, que es como el mucho- la necesidad; la necesidad natural. Pero se constata
resultado de aquellos dos, la angustia de la pérdida de amor. Es- que, en psicoanálisis, la necesidad no se conoce más que a tra-
to define la posición subjetiva primaria hacia el Otro: desampa- vés de una demanda dirigida al Otro para satisfacer esa necesi-
ro, dependencia, angustia de la pérdida de amor, y nos permite dad originaria. Así, como segundo concepto, escribimos: deman-
escribir el Otro con A mayúscula, porque el sujeto depende de da. Demanda, en relación con la necesidad; demanda a un Otro
eso. Hasta aquí, estamos en la condición del nacimiento del que tiene lo necesario para satisfacer esa necesidad: un Otro que
superyó para Freud; no tenemos todavía el superyó, sino una tiene. Más allá de esta demanda al Otro que tiene, y como Freud
dependencia externa. No sé si esto les hace recordar algo a uste- mismo lo indica, más allá de ese don de algo que el Otro tiene
está el don de lo que el Otro no tiene, que es como define el
52 Jacques·Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 53

amor. Aquí distinguimos una segunda demanda, demanda de mítica- llamó pulsión es una impulsión que no se destruye, no se
amor, dirigida al Otro en tanto no tiene; en tanto ningún regalo rechaza en sí misma sino que sigue. En estas Jornadas, y tam-
puede testimoniar completamente del amor. Entre estas dos de- bién en el Ateneo en Córdoba, se ha reflexionado sobre el texto de
mandas, Lacan inscribe el deseo. Y, si observamos el grafo de Lacan "Kant con Sade"; se retomó lo que Lacan llama voluntad
Lacan, vemos que en él se inscribe la pulsión en el nivel supe- de goce. Pero, agrego, lo que Lacan llama voluntad de goce es, di-
rior. Es fundamental esto de que la pulsión se escriba no en el cho en términos kantianos, la pulsión. La pulsión es como una
nivel básico de lo natural, sino en el nivel más sofisticado de la voluntad de goce. Mientras que el deseo es, a la vez, voluntad y
conceptualización. Esto es en realidad sorprendente. La pulsión rechazo del goce. Por eso se puede plantear la cuestión de si el
se escribe como algo que supone todos estos estadios. Me parece deseo puede o no hacerse equivalente a la pulsión, y por eso se
que hasta hoy, el interés se ha centrado en los términos necesi- puede plantear la cuestión de lo que es la voluntad de goce des-
dad, demanda, deseo, los cuales son presentados por Lacan en pués del final del análisis; es decir, en un momento donde el de-
una articulación dialéctica que creo ya bastante conocida. Pero seo, decidido, del final, podría equivaler a la voluntad de goce.
ha sido olvidada la importancia crucial de la articulación entre Así, si ordenamos las cosas en aquellos cinco estadios, podemos
demanda de amor y pulsión. En cierto modo, la columna verte- ver modalizarse, en el psicoanálisis, algo que impulsa. Se trata de
bral de la construcción de Lacan está fundada sobre la articula- diferentes estadios, si así puede decirse, diferentes modalidades
ción de diferentes modalidades de la demanda. ¿Qué justifica de la impulsión.
hacer la distinción entre pulsión y deseo? ¿Por qué la experiencia El jueves se hizo referencia a la frase de Lacan que dice: "Só-
analítica no se puede ordenar sin esta distinción? La pulsión es lo el amor permite al goce condescender al deseo". Esa frase
una demanda; es una forma de la demanda. La distinguimos en describe la articulación en sentido inverso: el goce pulsional no
tanto encontramos en la experiencia analítica una demanda que se articula al deseo, como deseo del Otro, sino a través del
no podemos interpretar; donde no hay qué interpretar. Hablamos amor. La frase de Lacan es la traducción inversa de este cami-
de deseo cuando encontramos, al contrario, una demanda que no. Una vez que tenemos el concepto de pulsión, se trata de sa-
podemos interpretar. "Demanda" no es otra cosa que dirigirse al ber por qué el sujeto ha de entrar en las dificultades de la rela-
Otro. Son conceptos básicos. La demanda, en este sentido, abar- ción con el Otro, en la demanda de amor, que puede o no ser
ca todo lo dicho por el paciente en análisis. El solo hecho de que satisfecha. El concepto mismo de pulsión, en Freud se ubica al
la demanda hable da lugar a la interpretación. Pero encontramos contrario del ele deseo, que implica siempre insatisfacción. Em-
también, en la experiencia analítica, una demanda paradójica; pleamos el concepto de deseo para nombrar un estado ele insa-
una demanda que no habla; una demanda que Freud mismo lla- tisfacción fundamental en el sujeto. En eso, el deseo histérico es
maba silenciosa, a propósito de las pulsiones. La pulsión es la el deseo como tal, y la obsesión y la fobia son modalidades ele la
paradoja de una demanda que no habla pero que supone el len- insatisfacción. Por el contrario, en Freud, la pulsión significa
guaje. Las vicisitudes de las pulsiones obedecen a reglas que de- una impulsión siempre satisfecha. Esto no va de suyo pero
muestran que, a pesar de no expresarse, obedecen a las reglas Freud, en el lugar mismo donde habla de la defensa contra la
del lenguaje. Esto hace del deseo y de la pulsión dos momentos pulsión, del rechazo del goce pulsional, de la renuncia al goce
de la demanda. En el vector de la demanda, está la parte que se pulsional que, por ejemplo, exige la ética, en ese mismo momen-
puede interpretar: el deseo, y la parte que no se puede interpre- to, Freud hace la reserva de que, en realidad, la pulsión siempre
tar: la pulsión. Es más, hablamos de deseo cuando encontramos logra satisfacerse, aun cuando sea por satisfacciones sustituti-
en la impulsión misma la defensa contra ella; hablamos de deseo va s. Así como podemos definir el deseo como algo siempre insa-
cuando existe ese rechazo de la impulsión en la impulsión mis- tisfecho, su concepto de pulsión es el de algo que siempre es sa-
ma; el deseo es también una defensa contra el deseo. La pulsión, tisfecho. Ese corazón de la pulsión es el de una impulsión siem-
en cambio, tiene certeza. Lo que Freud -como él dice, de manera pre satisfecha. Esto no está en primer plano en "Las pulsiones y
54 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa

sus vicisitudes", pero sí lo está en la redefinición de la pulsión cia; es el nivel de la repetición. Si un sujeto repite lo que le prn
en las "Nuevas conferencias introductorias ... ", precisamente en duce displacer, podemos suponer, y lo hacemos, que busca y cu
la número 32. cuentra en eso una satisfacción. Pese a tratarse de conceptos
Esto es lo que de manera sorprendente Lacan retoma en abstractos, esto está muy cerca de la experiencia. ¿Cómo enten
Televisión, cuando dice, y parece una provocación: "El sujeto es derlo? En la experiencia analítica, no tenemos otra materia que
siempre feliz". Parece una provocación, si uno piensa en todas la comunicación. Para reducir esa comunicación a sus elemen-
las infelicidades del deseo. Pero, cuando Lacan dice que el sujeto tos primarios: no tenemos más que la cadena significante; es de-
siempre es feliz, no piensa en el nivel del deseo sino en el de la cir, producción de una materia significante. Y admitimos, con los
pulsión en tanto siempre satisfecha. Y exactamente en esos tér- lingüistas, que una cadena significante, compuesta por elemen-
minos lo plantea Freud en aquella Conferencia. A diferencia· del tos discretos, separados, produce un efecto de sentido.
texto de la Metapsicología, no se ocupa en distinguir la meta y el Son desde luego necesarias algunas condiciones: si yo estu-
objeto. Dice: "[ ... ] por regla general se interpone un objeto exte- viera hablando en francés, lo cual me resultaría más fácil, el
rior en el que la pulsión logra su meta externa [... ]"; es necesario efecto de sentido no se produciría, creo, para la mayoría del pú-
para la pulsión tener un objeto exterior para realizarse. Tome- blico, pero estoy hablando en castellano más o menos correcto,
mos el caso del perverso, como aquel a quien el deseo no le impi- así que se produce un efecto de sentido a partir de la cadena sig-
de tener la voluntad de goce. El perverso, para realizar la pulsión nificante. En esto, la tesis de Lacan es muy simple. ¿Cómo pode-
escópica, necesita alguien a quien mirar, o alguien que lo pueda mos concebir, de acuerdo con la definición que aceptamos, la
mirar; necesita un objeto en el mundo externo. Pero Freud dice pulsión como demanda siempre satisfecha? La consideraremos
más, y esta frase es esencial: "[ ... ] su meta interna sigue siendo como una cadena significante inconsciente que produce, no un
en todos los casos la alteración del cuerpo sentida como satis- efecto de sentido sino goce.
facción". Es decir que, a pesar ele todo lo que tiene lugar en el
mundo, Freud tiene el concepto de una meta interna en la pul-
sión. Podemos decir que ese cambio corporal que es sentido co-
mo satisfacción es una primera versión del objeto a. Esta es una
presentación del objeto a según otra vertiente que la que tomé Significante
en el primer seminario, donde lo presenté en términos de consis- y
tencia lógica; esta otra presentación es ese pequeño cambio cor-
poral. En sus seminarios, Lacan hace el esfuerzo de conectar es-
tas dos definiciones: el objeto a como satisfacción sentida, como En este paralelismo se funda el grafo del deseo de Lacan; se
plus de goce, y el objeto a como consistencia lógica. funda en la hipótesis de considerar la pulsión como una cadena
La noción de una meta interna de la pulsión nos permite en- significante inconsciente que responde a aquella de la comunica-
tender que sea en la infelicidad, en el fracaso, en la frustración, ción. Y por eso acá, de manera simétrica al significante, escribe:
donde la pulsión se satisface en un nivel fundamental. La pul- goce. Nos hace ver así la satisfacción interna de la pulsión según
sión es satisfacción misma. Lacan hizo el esfuerzo teórico para el modelo de la cadena significante de la producción de sentido.
entender eso que es el soporte del sujeto en la vida, eso que Y por eso, en Televisión, dice que el goce (en francés, jouissance)
Spinoza llama la perseverancia en el ser, lo que en un nivel fun- se puede entender como sensjouis, es decir que hace equivaler
damental, puede llamarse autoconservación. Autoconservación el goce y el sentido. Es además por eso que puede completar la
fundamental que, es cierto, a veces cae, en el pasaje al acto sui- fórmula del discurso del amo, o del inconsciente, escribiendo, en
cida, y cuando en este caso desaparece, lo hace bajo la forma reducción, la cadena significante como Si-S 2 , con el efecto de
misma de la impulsión. Reconocemos este nivel en la experien- sentido, que es el primer lugar del sujeto de un lado, y, secunda-
56 Jacques-Alain Mitler Lógicas de la vida amorosa 57

riamente, el producto de goce que en esa fórmula une aquellos por amor, y de tal manera que, quizás, la que de pequeña no ha
dos niveles del grafo. podido comer mermelada después va a querer comer siempre ca-
viar. Vemos el camino que parte del goce pulsional, pasa por la
S¡ S2 renuncia al goce pulsional por amor, y da como resultado la in-
satisfacción fundamental del deseo. Seguimos así el recorrido del
s a
goce, que, a través del amor, condesciende a ir hasta el deseo.
Lo fundamental es que se trata de la tentativa, por parte de Es el camino inverso al vector del grafo de Lacan. Y describe
Lacan, de desmitologizar la pulsión freudiana: tratar de ubicar lo exactamente aquello de lo que se trata en El malestar en la cul-
que Freud denominó pulsión con respecto a aquello que tenemos tura. El tema: Trieb versus Liebe, pulsión versus amor.
como materia en la experiencia analítica. Eventualmente, el efec- Podemos entender así la invención por Lacan del concepto de
to de sentido esconde en la cadena significante la producción de goce, en relación con Freud. Primero, seguiré el camino de la
goce. Por ejemplo, si yo hablo una lengua que ustedes, más o construcción del superyó. En un principio, no tenemos superyó,
menos, entienden, ustedes están suspendidos de ese sentido; sino sólo una dependencia externa del sujeto hacia el Otro: para
pero, si yo -como mi hija- hablase el chino, quizás sólo una o no perder el amor de ese Otro, acepta renunciar a satisfacer las
dos personas podrían entenderlo; los demás sólo me verían ha- pulsiones. Este es el punto de partida de Freud; la ansiedad de
blar animadamente y se dirían: "¡Cómo goza hablando!" Esto, en perder el amor del Otro inhibe la agresividad. En esto tenemos
cierto modo independientemente de si ustedes gozaran o no de lo sólo una moralidad exterior: se considera malo todo aquello que
que yo pudiera decir. Efectivamente, cuando uno se dirige a una amenaza con hacer perder el amor del Otro. Pero, si es posible
audiencia, cuando no habla sólo para sí mismo, empieza a en- comer la mermelada sin que el Otro lo sepa, todo va bien. Hay
trar en el sentido inverso; es decir, empieza a haber allí el nivel gente que permanece toda la vida en este nivel: robar, etc., y ...
de saber si uno satisface al Otro; empiezan las dificultades del pas vu, pas pris: no visto, no capturado. Es una moralidad exter-
amor y del deseo. Pero en el nivel de la pulsón, a pesar de que na, cuyo soporte es la policía, el tribunal, el orden público. Se ha
necesita todos aquellos estadios, la satisfacción es interna. discutido en las Jornadas el tema del superyó femenino. Cuando
Primera consecuencia de esto: lo que Lacan llamó el goce es Freud manifiesta sus dudas acerca del superyó femenino, es
fundamentalmente esa satisfacción interna de la pulsión; que porque considera que las mujeres se detienen en ese nivel de la
por eso, en cierto modo, es siempre positiva. En este nivel, no moralidad; que las mujeres, cuya vida erótica está constituida
encontramos la negatividad fundamental del deseo. del lado del amor, se detienen en el nivel de una moralidad ex-
Ahora hay que articular esto con el tema fundamental de El terna. Freud dice que las mujeres no tienen superyó porque
malestar en la cultura, que está planteado en la disyunción entre piensa que para ellas lo más importante es conservar el amor; de
deseo y pulsión. ¿Qué sentido dar, por ejemplo, a lo que Freud m anera que siempre es en relación con un Otro externo como se
llama Triebverzicht, la renuncia a las pulsiones? ¿En qué sentido establece para ellas la moralidad; Otro externo cuyo amor se tra-
se pueden imaginar renuncias a las pulsiones? Aquí viene a in- ta de conservar. Se detienen en ese primer nivel de la moralidad
troducirse el superyó freudiano. Como dice Freud, la renuncia a sin acceder a la policía interior que parece constituir el superyó.
las pulsiones, al goce pulsional primario -habiendo mermelada Se detienen en el nivel de "no vista, no capturada". Y, efectiva-
en la cocina, no ir a comerla toda-, se hace debido al amor, por- mente, esto puede dar cuenta de la profunda inocencia ele la
que si no, la madre o el padre se van a enojar. Es en nombre del mentira femenina: como se juega con respecto al valor del amor,
amor como se puede hacer la renuncia a las pulsiones. Renun- para conservar el amor la mentira es un instrumento perfecta-
cia, en un cierto nivel; el problema, como dice Freud, es que des- mente operativo. Creo que éste es el lugar exacto donde hay que
pués el sujeto va a gozar de renunciar; no sólo no va a comer ubicar la frase de Freud sobre la ausencia del superyó femenino.
mermelada sino que no va a comer nada. Entonces, renuncia Pero continuamos ahora con los hombres, y hacia el superyó.
Lógicas de la vida amorosa 59
58 Jacques-Alain Miller
hace tranquilamente en el nivel del significante; es una génesis
En un segundo nivel, Freud se sirve de la noción de introyec- del superyó a partir del significante. La segunda vuelta que da
ción: es la operación que permite pensar que ese Otro externo va Freud consiste en retomar esto, pero del lado del goce. Y enton-
a ser puesto adentro. En esto, seguramente tenemos lo que La- ces puede confrontar directamente la noción de Trtebverzicht y la
can llama un proceso simbólico, de inscripción de un significan- noción de introyección; de un lado las pulsiones, del otro el su-
te. Para Freud, el superyó es una introyección del Otro. Pero peryó.
este Otro de adentro, siempre sabe. El Otro externo no siempre
sabe quién se ha comido la mermelada; el superyó es el Otro que
siempre sabe. El superyó es un sujeto supuesto saber. Como di-
----- -
e}dgencias del Superyó

Trieb Superyó
ce Freud, nada puede serle escondido al superyó; ni los pensa-
mientos. El resultado de esto es la culpa universal. Porque los
.re.111.1 ~na\
deseos, los pensamientos de deseos inconscientes y conscientes, llcia a la exigencia pu\sio
son siempre culpables; van siempre, según la concepción freu-
diana, en la dirección de lo interdicto; siempre hacia los objetos
del incesto, los primarios. Así, a partir del momento en que tene- El superyó ordena la renuncia a las pulsiones, y el resultado
mos un Otro interno que lo sabe todo, el sujeto siempre es cul- es que el superyó ordena renunciar más y más.
pable. Además, se explica que si un sujeto tal se encuentra infe- ¿Por qué este reforzamiento? Una respuesta es la que ya di-
liz en su vida, si padece catástrofes, etc., más culpable se senti- mos: el destino es un sustituto de los padres. Pero esta solución
rá, porque eso vendrá a ser como la demostración de que el Otro no satisface a Freud. Lo decíamos antes: ¿cómo se explica que
no lo quiere. Esto es lo que Freud llama la paradoja del campo uno renuncie más y más a las pulsiones, no tome ni la mermela-
de la ética. La palabra "ética" se utiliza por lo menos dos veces da ni nada y. al mismo tiempo, el superyó esté más y más
en El malestar en la cultura: Lacan no introduce este término si- gordo? ¡Porque se come la mermelada! El descubrimiento de
no que lo retoma. La paradoja que distingue Freud es que, si los Freud es que el superyó engorda con la satisfacción pulsional re-
tiempos son felices para una persona, puede sentirse inocente, nunciada; por eso, cuanto más se renuncia, el goce pulsional, le-
y. al contrario, puede sentirse culpable si es infeliz, en tanto el j os de desvanecerse, nutre al superyó, y se goza en ese lugar. En
destino es sustituto de la instancia parental. lugar de gozar de comer la buena mermelada, se goza en renun-
Así es de extraña esa explicación freudiana. He pensado mu- ciar a la mermelada. Así se produce un ciclo de reforzamiento:
cho sobre ese capítulo 7 de El malestar en la cultura. Lo leí mu- más y más el sujeto va a renunciar a las pulsiones, más y más el
chas veces pero sólo este año, creo, entendí de lo que se trata. s uperyó va a crecer, más y más el sujeto será culpable. La frase
Freud hace ese recorrido que hoy retomé, del Otro externo a la misteriosa de Lacan en "La ética del psicoanálisis": "lo único de
introyección del Otro como superyó, parece resolver todos los lo cual un sujeto en el psicoanálisis puede ser culpable es de ha-
problemas, pero después dice que no está satisfecho, que va a ber cedido sobre su deseo", es un comentario a la letra de ese
rehacer una vez más ese recorrido. Y sólo en esta segunda vuelta funcionamiento. Dice "deseo" en tanto el Triebverzicht es a nivel
reconoce haber encontrado algo nuevo que sólo el psicoanálisis del deseo, porque al goce no se puede renunciar: sólo es posible,
podía formular. ¿Por qué esa reiteración del recorrido? Parece un o bien experimentarlo de modo directo, comiendo la mermelada,
suspenso de novela policial: ¿por qué el doctor Freud ha hecho o de manera inversa, renunciando más y más a la mermelada y
dos veces el camino? Inmediatamente surge que la génesis del a todo el resto.
superyó, tal como la presenta Freud, es por identificación. Se En "El problema económico del masoquismo", Freud mismo
trata de una introyección simbólica del Otro, que constituye al hace alusión al imperativo categórico kantiano. Kant, en nombre
sujeto con respecto a un lugar fundamentalmente simbólico; lu- ele la moralidad universal, manda renunciar a las pulsiones: es
gar desde el cual será juzgado, criticado, etcétera. Todo esto se
60 Jacques-Alain Miller Lógicas de la vida amorosa 61

sólo la otra cara de Sade, perverso polimorfo; "Kant con Sade" En el horizonte del psicoanálisis, hay una ética que no es la
comenta este esquema. Se puede pensar lo que Freud llama el del superyó; una ética que no consiste en transformar el goce
programa de la cultura como Eros, lo que congrega a la gente, lo primario para que tome la cara cruel y feroz del superyó.
que hace conjuntos de amor. Esto es en nombre de un signifi- Creo que he cubierto una parte de mi programa. Voy a termi-
cante amo, no hay otra manera; sea "El campo freudiano", sea nar dando una pequeña percepción de la manera como el pase
otro significante amo. El programa de la cultura parece ser Eros. puede presentarse con respecto a esto. El pase puede presentar-
Y, contra Eros, está Tánatos, que favorece la guerra de todos se a partir de una alegoría, la del cuadro que se encuentra en la
contra todos. Pero lo que descubre El malestar en la cultura es edición francesa del Seminario XI. La anamorfosis, famosa, de
que, precisamente en el lugar donde creíamos encontrar a Eros, Holbein. He presentado el pase a partir de eso; a partir de lo que
encontramos a Tánatos. En el momento en que pensábamos ver se descubre en ese cuadro cuando uno, después de haber estado
la cara misma del amor, no encontramos otra cosa que el funcio- en la habitación donde se halla el cuadro, sale por el otro lado.
namiento mismo de Tánatos. En la cultura que parecía una pro- Antes de salir, se vuelve, y es en el momento de volverse, en el
mesa de felicidad, Freud anticipó que en el horizonte de la cultu- momento de salir y de no salir, sino de volverse, cuando se pue-
ra estaba la autodestrucción de la humanidad. Debemos decir de percibir la calavera. Así lo dice Lacan. Uno empieza a salir de
que en nuestro siglo, más y más, vivimos las consecuencias de la habitación donde ese cuadro seguramente lo ha cautivado, y
ese malestar, hasta el punto que, desde hace algunos años, sa- en ese momento, en el momento de darse vuelta, pueden ustedes
bemos que hemos entrado en la época donde la cultura humana captar la calavera. Esa calavera es algo que no se puede ver si
puede autodestruirse. En este sentido, El malestar en la cultura no es en un momento bien destacado; sólo en el momento de sa-
es un libro de la época de Einstein. Freud nos incita a situar en lir, cuando uno da la vuelta. Seguramente hay en esto un uso de
nuestro horizonte el hecho de que, en realidad, lo que soporta la la geometría para desengañar. Ese momento es un desengaño, y
conciencia moral es el goce de la pulsión. El goce de la pulsión, todo el cuadro está construido como una invitación al desenga-
en tanto desplazado, soporta la conciencia moral. Y Freud des- ño. Para mí, esta es una alegoría válida del final de análisis. Es
cubre, también, lo que llama la crueldad sádica del superyó; pa ra esto que Lacan definió el pase: para permitir al paciente de-
descubre que las exigencias de la moral tienen la misma fuerza cir aquello que, en el momento de salir del análisis, si acepta
que las pulsiones; que son sólo una traducción, un desplaza- darse vuelta, podrá ver; ni antes, ni después. El pase, en este
miento de las exigencias de las pulsiones. No sólo se trata de un sentido, es el geometral del análisis: un punto para cuyo acceso
mandato, de una demanda del superyó -en Kant, la demanda de es necesario haber ido de la entrada a la salida, pero sólo si uno
sacrificar todo goce-; la pulsión es también otro tipo de deman- acepta darse vuelta en el momento de salir. Esta es mi definición
da. El goce toma dos caras diferentes, circula entre esos dos ti- del pasante: el que se da vuelta en el momento de salir. ¿Qué se
pos de demanda. ve desde la salida? Se ve cómo palidecen, cómo son casi invisi-
bles los objetos rutilantes que han movilizado la atención del su-
jeto en un análisis. Su interés, su pasión. Esos objetos que mo-
vilizaron su amor, su pasión, se anulan; sus figuras se disuelven
dolor moral en nubes, y en ese momento adquiere relieve, se muestra con lí-
neas claras un objeto duro, del cual uno podía tener la anticipa-
Eros Superyó ción pero que parecía informe, insituable y que en el momento
Tánatos del pase se revela por lo que es, un hueso. Es sólo al final de su
a n á lisis, sólo en el momento de darse vuelta, cuando el sujeto
renuncia pulslona\ podrá saber que todo lo que ha hablado en el transcurso de su
análisis, la referencia de sus palabras, es aquello representado
62 Jacques-Alain Miller

en el cuadro de Holbein como la calavera; es decir, la verdad de PATOLOGIA DE LA ETICA


la que se trata en el circuito del goce. Así, el pasante dejará tras
de sí, en la imagen donde se fija la relación analista-analizante,
Primera conferencia
la diversidad de los objetos rutilantes acumulados entre ellos
durante el análisis. Detrás, está la muerte, que se escondía en la
confusión de las líneas: Tánatos, que estaba bajo el Eros analíti-
co. Esto es lo que el que ha hecho el pase puede dejar tras de sí.

A;,radezco, por mi parte, vuestra presencia, a esta hora de la


mañana. Quizás esta presencia demuestra la insistencia, la fuer-
za, el poder del superyó; no creo que sólo el principio de placer
alcance para llevar a todos a trabajar, a escuchar un seminario a
tan temprana hora.
Voy a empezar por la fórmula misma de mi título: "Patología
de la ética". No es evidente que se trate de un buen título, ya que
parece que las dos palabras no van bien juntas. La palabra "pa-
tología" choca con la palabra "ética". En esa fórmula hay una
disparidad, una discordancia entre las dos palabras que la com-
ponen. Quizás es un disparate. Vamos a tratar de delimitar el
porqué del malestar que esa fórmula nos suscita, y en esto me
siento del mismo lado que vosotros: ese título me ha surgido, y.
ahora, debo hacer con él. Creo que el malestar que nos suscita
ese título tiene que ver con el hecho de que la palabra "patolo-
gía" pertenece a un campo semántico que no es el de la ética,
pese a que Kant, en su Crítica de la razón práctica, utiliza la pa-
labra "patológico" en un sentido que le es propio. Pero común-
mente la palabra "patología" no pertenece al campo semántico de
la ética, sino, para decirlo de manera simple, al campo semánti-
co de la medicina. Lo patológico se refiere electivamente a un es-
tado del cuerpo, donde se observa un sufrimiento, o más bien un
desorden, una pérdida de armonía, donde hay una disfunción
somática, cuando un órgano no funciona bien. Eso justifica el
empleo usual del sustantivo "patología" y el adjetivo "patológico".
64 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 65
Objeción: la palabra "patología" no se emplea sólo a propósito de animal, en su estado natural, realiza normalmente ese ideal. Las
lo físico, sino también a propósito de lo psíquico. Uno puede pre- ratas, como las palomas, tienen un órgano que sirve a su vida en
sentar los trastornos mentales bajo la forma de una "psicopato- tanto esos animales forman parte de un todo con el ambiente
logía". Pero para presentarlos así hay una condición necesaria: que les corresponde; hay una adecuación entre lo mental y lo fi-
los trastornos mentales pueden presentarse en forma de psico- sico del animal con el ambiente, a tal punto que el concepto de
patología en tanto lo psíquico, lo mental, sea considerado en sí organismo puede extenderse más allá de los límites del cuerpo
mismo como un órgano. Lo mental puede ser considerado como individual. En cierto modo el organismo, en su sentido desarro-
un órgano esencial en la adaptación a la realidad del ser huma- llado, incluye el ambiente necesario para la vida misma del cuer-
no en tanto ser viviente, en tanto es una cierta especie animal. po individual. Es un uso lacaniano llamar organismo a una zona
Si uno toma esta perspectiva sobre lo mental, si uno considera que va más allá de los límites del cuerpo individual.
lo mental como un órgano específico, se desarrolla, y así sucede No es simple emplear esas categorías a propósito del hombre,
en efecto en la ciencia contemporánea, la perspectiva de reducir porque parece que el hombre tiene una cierta tendencia a des-
toda psicopatología a la ciencia del cerebro; reducir toda psico- truir su propio ambiente; una tendencia a destruir su organis-
patología a la bioquímica del cerebro. Y eso no es una estupidez, mo, en sentido amplio. Y esta autodestrucción del organismo
no es un disparate. Puedo decir más, ya desde nuestro punto de humano tiene que ver con la patología de la ética.
vista, es decir, desde el punto de vista que consideramos freu- Antes de continuar con el hilo que estoy siguiendo (no es un
diano, en tanto reformulado por Lacan y en tanto repetido, am- hilo simple; es interesante que trace una especie de laberinto
pliado y -voy a decirlo- adelantado a través de nosotros, a donde ustedes puedan perderse y quizás, después, alegrarse de
través del Campo Freudiano. Desde este punto de vista, sí, lo ubicarse en él), voy a hacer un pequeño cortocircuito. Sería di-
mental es un órgano; lo mental propiamente dicho es un órgano, vertido imaginar un ser viviente sin aparato sensorial, sin nada
que, además, no está reservado a la humanidad. Hay también mental. Un ser viviente sin sentidos, sin nada mental, sería un
una dimensión mental en los animales. Se puede decir que, a organismo que podría dirigirse al puro real, sin ninguna repre-
partir del momento en que en un ser viviente hay un aparato sentación, ningún símbolo. Es lo que Lacan presenta en su mito
sensorial, a partir de que hay captación visual, de que se escu- de la libido, con la lamelle: como una ameba que sería un ser vi-
chan los ruidos, de que se siente el ambiente -lo cual no parece viente de puro real. Lacan inventa un mito para presentar el go-
ser el caso de todos los seres vivientes-, entonces hay lo mental. ce como un organismo que no quiere, que no puede saber nada.
Y puede decirse que eso, mental, es lo que completa lo fisico del Y eso da forma a la intuición freudiana de la pulsión. Dije que
ser viviente. Ese aparato sensorial, y lo mental que va junto con es to es un cortocircuito; creo que en el curso de las reuniones
él, es lo que permite a un ser viviente sobrevivir en su ambiente. que tendremos habrá ocasión de volver sobre el concepto de
Es lo que permite a la mosca buscar lo que la mosca quiere; no pulsión; sobre lo que significa en Freud y en la experiencia ana-
sabemos mucho de lo que quiere, porque no podemos preguntár- lítica.
selo; es cierto que el que es capaz de responder tampoco puede Es evidente que la ética no tiene nada que ver con la bioquí-
decirnos lo que quiere, y esto se ve en el análisis. El hecho es m ica. No he encontrado a nadie, ni siquiera mi amigo Jean
que, sin aparato sensorial, la mosca no podría buscar en su am- Pierre Changeux -cuyo libro El hombre neuronal no sé si está
biente lo que necesita para sobrevivir. El animal, cuando anda traducido al castellano-, que se proponga buscar el neurotrans-
bien, es decir, cuando no ha sido domesticado -en cuanto es do- misor del imperativo categórico de Kant. A pesar de la extraordi-
mesticado, como nosotros, ya no anda muy bien-, el animal li- naria ambición de los bioquímicos modernos, por el momento no
bre, en su ambiente natural, testimonia una adecuación entre lo hay ninguno que busque el neurotransmisor del imperativo cate-
mental y lo fisico. Y esto puede ser un ideal. Puede ser el ideal, górico; se detienen y admiten que en ese nivel, ético, no pueden
formulado en la antigüedad, de mens sana in corpore sano. Un <·ntrar. Es decir que la ética es otro orden, otro nivel de realidad
66 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 67

que aquel donde surge una patología. La ética concierne al hom- eso, en todos los países se intenta imponer límites a la ciencia,
bre, no en tanto ser viviente sino en tanto ser racional, ser espi- sentida como patológica; se intenta imponer límites éticos para
ritual, como prefieran, ser que tiene una chispa divina. la ciencia. Es posible que el científico, el científico dispuesto a
¿Por qué, pese a esto, he dicho "patología de la ética"? Tengo sacrificar todo a su investigación, el científico que de su investi-
que tratar de demostrar que, a pesar de todo, eso tiene un senti- gación hace su bien supremo, sea el gran perverso moderno.
do. Hoy podemos constatar que hay ocasiones en que la ética "Perversión" es una palabra admirable: designa una categoría
cruza la biología, cruza la medicina. En Francia, por ejemplo, clínica, una categoría de la psicopatología, retomada de la clínica
existe un Comité Estatal de Etica, precisamente para impedir a psiquiátrica, pero, al mismo tiempo, tiene una indudable conno-
mi amigo Jean Pierre Changeux adelantar demasiado en su in- tación ética; a tal punto que, previo a su uso psiquiátrico, hay
vestigación bioquímica. Se llama Comité de Etica y está para im- un uso ético de la palabra "perversión". Es el punto donde, cla-
pedir que el desarrollo de la medicina científica ponga en peligro ramente, la psicopatología incide en la ética, de tal forma que
a la humanidad. Esta tentativa es contemporánea, es de los últi- "perversión" tiene la connotación de una patología de la ética, de
mos cinco años. Se ve el esfuerzo de la cultura moderna para una perversión del sentido ético mismo. Por esta razón, ahora
restringir el desarrollo de la ciencia en nombre de la ética. Pare- los clínicos, los psicoterapeutas, los psicoanalistas, más bien
ce que el malestar en la cultura, como decía Freud, lleva ahora tratan de borrar esa categoría. En los Estados Unidos, por ejem-
el miedo a los poderes estatales mismos. Es un hecho, en este plo, hay un importante lobby, el de los gays, y los analistas
fin de siglo, que ya no tenemos esa confianza positivista en la tienen un poco de miedo de utilizar la palabra "perversión": les
ciencia de la cual da testimonio la bandera brasileña. Ahora, parece que, dada la desagradable connotación ética de esta pala-
más bien nos parece que, sí, "progreso", pero con desorden; con- bra, es mejor inventar otras palabras; o bien utilizan la categoría
trariamente al fin de siglo pasado, cuando la opinión iluminada de la perversión pero puntualizando que lo hacen sin ninguna
o inteligente podía pensar que el progreso del conocimiento tra- connotación ética. No tengo tiempo para dar citas de autores
bajaba, de por sí, por el bien de la humanidad, nosotros tenemos norteamericanos, divertidas, en cuanto al malestar en el uso de
nuestras dudas al respecto. En la doxa, en la opinión común, ya "perversión". Bueno, es una manera de tratar la cuestión; una
no existe esa confianza; ya no estamos seguros de que lo verda- manera de retroceder ante ei problema que plantea. Se retrocede
dero en la ciencia confluya con lo bueno. En la opinión común, ante la conjunción entre psicopatología y ética: "Nosotros somos
se sospecha más bien que el progreso, el interés por la verdad científicos, y la ciencia de los trastornos mentales no tiene nada
(todo ello tan valioso: amar la verdad, buscar los secretos de la que ver con una condena ética".
naturaleza, son valores importantes de nuestra cultura) quizás Pero hay, sobre esto, otro punto de vista: el que plantea que
trabaja para la destrucción, quizás trabaja para lo malo. Esto ha no sólo eso que se llama la perversión, sino también la neurosis,
sido anticipado, a partir de su experiencia, por Freud. y también la psicosis, tienen que ver con la ética. Lo ético es una
Quizás en el problema de la ética en la experiencia analítica dimensión clínica mucho más segura que lo llamado psíquico o
está la raíz de lo que hoy se descubre en las masas. A través de mental. Lacan dijo una vez que, en lugar de la palabra "psicoso-
la ciencia, esa destrucción de la humanidad, antes impensable, mático", sería mejor hablar de "epistemosomático": es decir, que
es hoy posible. Hay que recordar que El malestar en la cultura, en lo psicosomático no se trata de la incidencia de lo supuesta-
de Freud, es de la época de Einstein. Quizás, la ciencia da testi- mente psíquico en lo somático, sino de la incidencia, en lo somá-
monio de un desarrollo patológico de las facultades mentales de tico, del saber inconsciente. De la misma manera, se podría
la humanidad, de tal manera que amenaza destruir el ambiente decir, en lugar de "psicopatológico", "eticopatológico"; o sea, con-
mismo. Ahora vemos, también como efecto de eso, la protesta siderar la clínica desde el punto de vista ético. Y quizás no tene-
ecológica; de este proceso forma parte la protesta contra los mos tantas posibilidades: o hacemos una clínica desde el punto
efectos destructivos de la búsqueda científica de la verdad. Por de vista mecanicista, determinista, o debemos hacerla desde el
Jacques-Alain Miller Patología de la ética 69
68
punto de vista ético. Puede decirse que toda clínica que lo sea nerse en buena salud; y eso retorna, ahora, en los programas de
verdaderamente del sujeto, toda clínica psicoanalítica auténtica, gimnasia. "Tú debes conservar tu cuerpo en buena salud." Es
es una clínica desde el punto de vista ético. Es más: la ética es como el imperativo categórico. No está dicho con la sutileza de la
la dimensión constituyente de la experiencia analítica. ética antigua, que, desde ya, estaba destinada a las clases socia-
Tal vez me he adelantado demasiado. El uso que estoy hacien- les superiores. En el modo contemporáneo universal, a través de
do de la palabra "ética" no tiene, quizás, que ver inmediatamente la televisión, se reformula bajo forma kantiana lo que era un
con el uso común. Vamos a tratar de entrar paso a paso en esta consejo de la sabiduría antigua. Esta sabiduría fascinaba a Fou-
cault precisamente por tratarse de una ética prekantiana. Como
cuestión.
Se puede decir que la perversión, con la discordancia de su él conocía, porque había leído a Lacan, la conexión entre la ética
campo semántico entre diagnóstico científico y condena moral, de Kant y el descubrimiento freudiano, su manera de sobrepasar
revela, hace ver la conexión secreta entre la clínica y la ética, el psicoanálisis era hacer el elogio de la ética antigua, que él
aunque seguramente no lo hace de la mejor manera. Tanto la creía reconocer en la California moderna. El secreto de la anti-
medicina como la ética, que primero presenté como dos campos güedad foucaultiana es la figura de la California moderna, don-
semánticos completamente opuestos, hacen referencia a una de, efectivamente, hay como una renovación de la conjunción
norma. Cuando Canguilhem, que fue mi profesor de filosofia y entre ética y buena salud, pero del modo forzado, fascinado, de
de historia de la ciencia, escribió su famosa tesis sobre lo patoló- la gimnasia, que en realidad no tiene mucho que ver con lama-
gico, utilizó, como concepto opuesto al de patológico, el concepto nera antigua.
de normalidad, que contiene la norma. También se puede definir Entonces, la salud como valor ético. He buscado una defini-
la ética a partir de la norma; es posible definir la ética como el ción de la salud mental. Es muy dificil definirla a partir del psi-
discurso en el cual se proponen normas de conducta, normas de coanálisis. Es precisamente el tema que esta tarde deberé co-
buen comportamiento. Hay una conexión entre la medicina y la mentar, frente a un representante de la Salud Mental... Tal vez
ética, dada por la norma. A tal punto que diré, al contrario de lo sea mejor comentarlo antes. La salud mental. en mi opinión, no
que dije al empezar (es así la dialéctica de preguntarse cosas y tiene otra definición que el orden público. Seguramente, en esta
dar primero una respuesta y después otra, quizás contraria, sala hay "trabajadores de la salud mental"; si hay objeciones,
y buscar un punto de equilibrio para saber dónde uno está), hay más tarde podrán plantearlas; pero creo que no hay criterio más
todo un campo, toda una historia que, para ir al límite, hace evidente de la pérdida de la salud mental que una perturbación
equivaler la ética y la salud. La ética antigua, la de los griegos, la del orden público. En la cultura moderna, lo más importante es
de los romanos, era la que fascinaba a otro profesor mío, el falle- andar bien en la calle; cruzar bien la calle sin hacerse aplastar.
cido Michel Foucault: esa ética tenía la mayor complicidad con En el campo, donde no hay calles -no me refiero, por supuesto,
la medicina; la medicina era casi un capítulo de la ética. Tan- al Campo Freudiano-, y especialmente cuando en el campo no
to la medicina como la ética debían decir cómo comportarse había autos, los estándares de la salud mental eran mucho más
bien, cómo conducirse bien para permanecer en armonía con el laxos. En las ciudades los estándares de la salud mental son
mundo, conservar el cuerpo en buena forma, tener buena salud. mucho más exigentes. Hay quienes conocen tan bien ese peligro
En la televisión norteamericana, por ejemplo, puede hallarse que ya no salen de la casa. Pero esto también molesta al orden
una forma moderna de la ética de la antigüedad: al levantarse público, a nivel de la familia, o molesta a la portera, que al me-
por la mañana, no pensar ya en Dios, sino pensar en el propio nos en Francia es muy importante. La portera es quien realmen-
cuerpo y desarrollarlo. En los últimos libros de Foucault se ve te conoce los criterios de la salud mental, y, si uno no sale de su
cómo la ética antigua proponía normas de moderación: se trata- casa, va a buscar a la policía o llama al hospital psiquiátrico.
ba de ir contra los excesos, entendidos como destructivos del Siempre, cuando se trata de la salud mental, se trata del
ambiente, del organismo, del cuerpo. Era un deber ético mante- buen uso de la fuerza. La salud mental es una cuestión de en-
70 Jacques-Alain Miller Patología de la ética
71
trar y salir, y también de volver; si no, estamos ante fugitivos. En El irresponsable es el que no puede dar cuenta de sus actos,
el psicoanálisis también es muy importante entrar, salir, y vol- es decir, el que no puede responder. Lo que define la responsabi-
ver. Volver es esencial al orden público. Además, no volver a dor- lidad es la respuesta. Responsabilidad es la posibilidad de res-
mir a casa legitima el divorcio. La cuestión central de los traba- ponder. La cuestión de las llamadas enfermedades mentales es
jadores de la salud mental es, siempre, si podemos dejar salir a si la enfermedad mental llega hasta el punto en que se debe sus-
Fulano o debemos conservarlo adentro. Hoy la cuestión es más pender el sujeto de derecho, es decir, el sujeto ético-jurídico. Se-
laxa, porque podemos dejarlo salir y, si vuelve, que tome su me- guramente, hay trastornos mentales muy graves que son perfec-
dicación. En esto los trabajadores de la salud mental están pró- tamente compatibles con el orden público. Tomemos por caso la
ximos a los trabajadores de la policía y de la justicia. Todos nos neurosis obsesiva: si un juez piensa todo el día en el acto sexual,
ofuscamos por esta proximidad; todos preferimos mirar a otro puede funcionar, a condición de no decirlo en público; el neuró-
lado, pero ese movimiento mismo es una confesión. Sin embar- tico obsesivo puede funcionar muy bien, y los neuróticos obsesi-
go, debemos reconocer que no podemos satisfacernos con la sola vos son en cierto modo los soportes de nuestra cultura, de nues-
equivalencia entre la salud mental y el orden público. Hay per- tra organización social. La neurosis obsesiva siempre ha sido
turbadores del orden público que incumben a los trabajadores reconocida como una enfermedad ética. La neurosis obsesiva fue
de la salud mental, y otros que incumben a la policía y a la justi- construida por Freud como categoría clínica, precisamente en
cia. ¿Cuál es el criterio que diferencia entre problemas de salud términos de una entidad que lleva la ética hasta lo patológico.
mental y puros problemas de orden público tratados por la poli- Tener escrúpulos por su conducta es el principio mismo de la
cía y la justicia? Lo que esto pone en juego es el concepto de res- ética; preocuparse por lo que uno hace o no hace, y en qué con-
ponsabilidad. ¿Qué es la responsabilidad? ¿A partir de qué se dición. Y lo que se llama la neurosis obsesiva es el soporte mis-
define este concepto? A partir del castigo: según haya o no justi- mo del escrúpulo ético llevado al punto de impedir el funciona-
ficación para un castigo. La noción de castigo tiene que ver con miento mismo del individuo. Es un hecho que el concepto psico-
el derecho y con la ética. El castigo, dice Lacan, es una caracte- analítico de neurosis obsesiva ha sido construido a partir de un
rística esencial de la idea del hombre que prevalece en una punto de vista ético. En cuanto al paranoico, él es quien real-
sociedad dada. Por eso es posible encontrar en los Escritos de mente puede decir que está en perfecta salud mental; hace poco
Lacan un texto específico sobre la criminología. Es que la expe- lo escuché así, y tiene razón. Eso es la perfecta salud mental.
riencia crucial para el concepto de salud mental es la decisión El psicoanalista, por su parte, no es un trabajador de la salud
sobre la responsabilidad del individuo: si el individuo puede ser mental. En cierto modo, el secreto del psicoanálisis es que en él
castigado o es irresponsable. Así, un hombre con buena salud no se trata de salud mental. No se trata de salud mental por
mental es aquel que puede ser castigado por sus actos. En esto oposición a lo patológico médico. No se trata de la armonía del
encontramos una vinculación, no antigua sino actual, entre la sujeto con su ambiente, con su organismo. Porque el concepto
ética, el derecho y la salud mental. Por ejemplo, el dictador de mismo de sujeto impide pensar la armonía del sujeto con cual-
Rumania, Ceaucescu, que los periodistas irresponsables llaman quier cosa en el mundo. El concepto de sujeto es, en sí, disarmó-
paranoico, está en perfecta salud mental. Si usted, en Rumania, nico con la realidad. Y el analista no puede dar la salud mental.
dice que Ceaucescu es un paranoico, es usted el que será encar- Sólo puede dar la salud, es decir, puede saludar al paciente que
celado. Irresponsabilidad no es sino la condición por la cual los llega a su consultorio. En cierto modo, el analista está encarce-
demás deciden en su lugar; es decir, que uno no es ya un sujeto lado en su consultorio. Digamos que, en lugar de la salud men-
de derecho, no es ya un sujeto ético-jurídico. Y ésta es la defini- tal, está el saludo analítico.
ción del totalitarismo. Esto es la política clínica. La definición del ¿Por qué esta puesta entre paréntesis, básica, del punto de
totalitarismo es que siempre es otro el que decide. En Rumania, vista de la salud mental? Es que el psicoanalista, como tal, se
son todos locos; la prueba es que no pueden salir del país. dirige al sujeto de derecho; siempre, al sujeto ético, jurídico.
72 Jacques-Alain Miller Patología de la ética :l

Puede tratar todas las enfermedades mentales, a condición de sino que está siempre presente y es constituyente de la expe-
que exista el sujeto como sujeto ético y de derecho, es decir, a riencia analítica.
condición de que pueda responder. Esta es la condición de la ex- Por eso Lacan daba el consejo de rechazar, de la experiencia
periencia analítica: que el sujeto pueda responder de lo que hace analítica, al canalla. ¿Qué es un canalla? Es alguien que se in-
y dice. "Sujeto" es un término de derecho. Hace dos años, en Cu- venta siempre disculpas por lo que hace. Es, precisamente, al-
ritiba, para las Primeras Jornadas del Campo Freudiano, pre- guien que se disculpa de todo. Otro ejemplo es la rectificación
senté un trabajo, que creo se encuentra en el N2 2 de Falo, don- subjetiva. Esta es una expresión empleada por Lacan en "La di-
de situé al sujeto de la experiencia analítica como el sujeto de la rección de la cura ... "; años atrás, en París, yo por mi parte le di
enunciación, es decir, el que no se confunde con el sujeto del cierta importancia, y, para mi sorpresa, en Curitiba encontré
enunciado. El sujeto en análisis es el que puede decir "He dicho gente que realmente había desarrollado el concepto. Lacan pre-
eso" y adjuntar una modalidad propia; es decir, que puede tomar sentó en aquel momento la rectificación subjetiva como algo que
distancia frente a lo que ha dicho. "He dicho eso ... pero no lo acompaña o condiciona la verdadera entrada en análisis, algo
creo"; "He dicho eso ... pero es una burla"; "He dicho eso ... y que es el primer momento de esa entrada. El ejemplo es del caso
pienso lo contrario". En esa oportunidad, presenté el sujeto a Dora: ella se acerca al análisis quejándose de los demás; "la cul-
partir de esta toma de distancia. El sujeto de la enunciación es pa es de mi padre ... ", "la culpa es .de ese hombre que me persi-
el sujeto capaz de juzgar él mismo lo hecho y lo dicho; en esto, gue ... ", "la culpa es de esa mujer que no se preocupa de mí...";
es un sujeto ético. "Sujeto de la enunciación" parece un término Dora, antes de entrar verdaderamente en análisis, debe percibir
lingüístico, técnico, de Lacan, pero el sujeto de la enunciación es que todo eso tiene algo que ver con su responsabilidad. Hay un
siempre un sujeto ético, que juzga sobre lo que ha dicho. Si esto primer tiempo donde el sujeto que entra en análisis para quejar-
falta, la experiencia analítica no se desarrolla. Y el hecho de que se de los demás debe percibir su responsabilidad subjetiva per-
el sujeto de la experiencia analítica, como sujeto de la enuncia- sonal. Es decir, percibir que "de lo que tú te quejas, eso es tu
ción, es al mismo tiempo un sujeto ético, puede quizás percibir- propia culpa". Esto resulta sorprendente si se piensa que el psi-
se, en cortocircuito, si se piensa en la importancia, en Freud, del coanálisis es el aprendizaje de la exculpación: "¡Es mi incons-
sentimiento de culpa. ¿Por qué Freud encuentra, por todos la- ciente! Yo no soy responsable de nada .. ." Al contrario: lo que uno
dos, la función del sentimiento de culpa? El sentimiento de cul- a prende en análisis, si aprende algo, es que es responsable de
pa es el pathos de la responsabilidad. El sentimiento de culpa es todo lo que le ocurre. Así, para decirlo de manera un poco dra-
la patología de la responsabilidad ética. matizada, el sujeto del· inconsciente es siempre un acusado. Y
El sentimiento de culpa significa que me siento responsable por eso es tan importante en la teoría analítica el concepto de
de ... no sé qué. En esto, el sentimiento de culpa es un afecto s uperyó, que significa precisamente eso: que, en el nivel más
del sujeto como tal, como sujeto ético. Y es el fundamento mis- profundo, el sujeto es un acusado.
mo del lazo social. Porque el sentimiento de culpa significa que Lo que define la paranoia, lo que hace la buena salud m ental
ahí tenemos un sujeto capaz de responder. Y en eso se puede de la paranoia, es -para empezar una clínica de la paranoia des -
ver la equivalencia posible entre el sujeto y la respuesta, pue- de el punto de vista ético- que el paranoico es el que no acepta
de verse que el sujeto es una respuesta. Cuando Freud trata de ser un acusado en el nivel inconsciente; es el que toma la posi-
presentar la perspectiva psicoanalítica sobre la sociedad huma- ción s ubj etiva del acusador y se considera, él, perseguido por
na, inventa un mito; un mito para explicar la sociedad. Pero no culpa de los otros. El es el inocente; aunque mate a treinta per -
cualquier mito: inventa el crimen primordial; y considera ese son as , él es fundamentalmente el inocente. Y cuando un perver-
crimen primordial, el asesinato del padre, como el origen mis- so, un pe rverso clínico -no se trata sólo del comportamiento
mo de la ley. Es decir, todos culpables. El tema de la criminolo- perverso-, viene al análisis , es cuando él ta mbién tiene un s en -
gía, el tema ético, no es cosa secundaria, no es sofisticación, timiento de culpa. La palabra "perversión" tiene una connotación
74 Jacques-Alain Miller

peyorativa, maléfica, que no puede borrarse con sólo la buena PATOLOGIA DE LA ETICA
voluntad, porque está en el lenguaje mismo. A pesar de esto, el Segunda conferencia
perverso viene al análisis cuando se siente necesitado de respon-
der, de dar testimonio de su comportamiento. Es decir, cuando
no se disculpa de lo que no puede abstenerse de hacer. Por eso,
puedo decirlo, no he encontrado en mi práctica sujetos más éti-
cos, sujetos más responsables que aquellos perversos que real-
mente están en análisis. Porque no se disculpan de lo que no
pueden abstenerse de hacer, y vienen para responder por eso,
para testimoniar sobre eso.
En la teoría analítica, hay algo que responde a esa dimensión
de "no puede abstenerse": es lo que Freud inventó como la pul-
sión. La pulsión parece designar un nivel, digamos, acéfalo; la
pulsión, como un vector sin cabeza; un nivel donde para todos
hay suspensión del sujeto de derecho. Freud emplea la palabra
"pulsión" precisamente cuando parece que el sujeto no puede La primera está para producir algunos malentendidos, y la
responder en ese nivel. El deseo, sí, es una pregunta, una inte- segunda para corregir los malentendidos de la primera, y así
rrogación; el deseo, sí, confluye con el discurso. Pero parece que continuar. Una vez que he hablado, me puedo plantear la pre-
la pulsión designa un nivel donde el sujeto, como respuesta, es- gunta de qué estoy diciendo. Dije ayer que esto es lo que se pue-
tá anulado. La pulsión designa un nivel donde el sujeto parece de destacar como la posición del sujeto que juzga su propio di-
sujeto a una demanda de la cual no puede defenderse. Esto es lo cho. Recordé ayer que eso es lo que desarrollé en mi seminario
que, espero, podré continuar en la próxima conferencia. de Curitiba. Y bien, dar un seminario es el mismo proceso. Tam-
bién, preguntarse, después de una escansión, de un corte, pre-
guntarse a sí mismo: de hecho, ¿qué estoy diciendo? Para decirlo
de nuevo, de alguna otra manera; para tratar de captar lo que
uno ha dicho. En realidad, esto hice ya a partir del título mismo.
La primera cuestión fue preguntarme y tratar de justificar ese
curioso título, "Patología de la ética". Me parece -pero no soy
amo de lo que dije- que lo fundamental es que la clínica analíti-
ca no es una clínica mecanicista, y que la estructura no es puro
mecanismo; y que no tenemos una tan amplia posibilidad de
elección. Si la analítica no es una clínica mecanicista, se trata de
una clínica desde el punto de vista ético.
Esto ya queda implicado por la manera como ubicamos el tér-
mino deseo en la experiencia analítica. Podemos concebir la
estructura como mecanismo, en el nivel de los significantes: ele-
mentos diferenciales que se articulan los unos con los otros; ni-
vel que, de manera reducida, escribimos como: s 1-s 2 . En este
nivel, sí, hay una articulación entre elementos que podemos con-
siderar como una articulación mecánica. Pero lo que llamamos el
76 Jacques-Alain Miller Patología de la ética

deseo no se ubica en el mismo nivel que los significantes. Ubica- condiciones de amor del paciente. Hay siempre que descubrir, en
mos el deseo debajo de esa articulación y. es una manera de un análisis, cuáles fueron los rasgos del analista que vinieron a
decirlo, entre los significantes; como algo que circula entre los coincidir con las condiciones de amor del paciente. El tema freu -
elementos de la articulación mecánica y que, precisamente, no diano de la elección de objeto funciona también en el nivel de la
responde al mecanismo. Y esta distinción es homóloga a la que relación analítica. En la elección de este o aquel analista ya están
hacemos entre el enunciado y la enunciación. Hay ciencias de lo en juego esos rasgos. Esto es sólo para no decir demasiado rápi-
enunciado: una ciencia lingüística, una ciencia lógica. Pero reser- damente que es el lugar del analista lo que está en juego. Se trata
vamos otro lugar, el de la enunciación. Otra distinción homóloga también de rasgos de su persona o eventualmente subjetivos.
es la que La.can establece entre la demanda y el deseo. Y la ma- El acento sobre una clínica que incluye al analista puede ir
triz de todas estas distinciones es la distinción primaria entre hasta hacer ver en qué sentido la transferencia analítica es un
significante y significado. artefacto de la experiencia. Se le hacen muchas críticas al psico-
Cada una de esas distinciones tiene su valor propio. En todas, análisis a propósito de que la experiencia analítica sirve para
preservamos una dimensión no mecanicista. Y en lo que, desde producir una transferencia y después la gente se queda en el
Lacan, llamamos la estructura, si bien hay un nivel mecánico, o, análisis por años debido a la transferencia como artefacto así
mejor, pseudomecánico, hay, además, un nivel no mecánico. Es producido. Esto, por ejemplo, a la ética médica puede parecerle
el nivel que nos impide toda predictibilidad en la experiencia. Lo una estafa. En fin. no es que nos inquietemos demasiado por la
primero que puede aprenderse en una supervisión es que, sea ética médica. Ayer, por ejemplo, en la sección de Discusión, he-
cual fuere el saber del supervisor, sea cual fuere su saber en el mos escuchado al Secretario de Salud del Estado de San Pablo
diagnóstico, en la dirección de la cura, etc., hay en la experien- explicar que la ética médica sirve más a la profesión de los médi-
cia un factor de imprevisibilidad que ningún "saber" mecánico cos que a los pacientes. Me parece realmente notable que una
podría reducir. Y la tentativa de La.can, con el concepto mismo persona con sus responsabilidades, profesor de medicina, lo ha-
de estructura, es dar un lugar, inscribir, reservar y ubicar, en ya percibido así. Dijo también que parte de la ética médica con-
relación con lo mecánico, ese elemento. siste en no criticar a un colega. Bueno, como sabemos, en psico-
Hubo tentativas. Los saussurianos, por ejemplo, habían dis- análisis es muy diferente. Al contrario, es una pasión analítica
tinguido significante de significado. Lacan distinguió una estruc- criticar al colega. También entre colegas hay fenómenos transfe-
tura significante. Se intentó, paralelamente, inventar una renciales, que toman forma de amor, odio, etcétera.
estructura del significado; pero esto no funcionó. Tal fue, por Los fenómenos transferenciales tienen claramente un aspecto
ejemplo, la tentativa de Michel Foucault en la introducción de de artefacto. Todo un capítulo de La interpretación de los sueños
El nacimiento de la clínica; libro, por lo demás, extraordinario, y trata de los sueños hechos para el analista, eventualmente para
referencia de Lacan en los Escritos. engañarlo. Dejo sólo planteada la cuestión, sin responderla aho-
Dije alguna vez que la clínica analítica es una clínica bajo ra, de si el mismo inconsciente freudiano no sería también un
transferencia. Creo que eso ha sido publicado en el libro Clínica artefacto de la experiencia analítica. Es seguro que durante la
lacaniana, volumen que incluye varios textos clínicos. experiencia analítica, el inconsciente se manifiesta con un cierto
Al decir "clínica bajo transferencia", quise poner el acento en gusto: cuanto más interpreta uno el inconsciente, más consis-
que la clínica analítica incluye al analista; si no su persona, su tencia toma. Cabe entonces allí una retracción ética, que con-
lugar. En esto, no es una clínica objetiva; una clínica objetiva im- siste en decir: "No quiero ir en esa dirección". No afirmo que el
plicaría la sustracción del lugar del Otro. La clínica analítica, des- inconsciente freudiano sea un artefacto de la experiencia analíti-
de ya, no es mecánica. Y, hay que decirlo, esta clínica bajo trans- ca; lo planteo en términos de interrogación.
ferencia incluye también rasgos de la persona del analista; es así, La perspectiva de la clínica que incluye al analista es correla-
siempre, en tanto, en el mejor de los casos, forman parte de las tiva a la perspectiva que la acentúa como una clínica del sujeto.
78 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 79

La novedad de Freud en la medicina de su tiempo, su novedad las tonterías, las vulgaridades, las injurias que he dicho durante
tan simple y tan fundamental, fue no descalificar lo dicho por el la sesión". En el seno de esta irresponsabilidad, paso a paso se
paciente; incluir en la clínica el testimonio del paciente. Para la constituye o aparece a menudo el sentimiento de culpa. Hay una
medicina moderna, para la medicina que quiere ser científica, el vinculación, no señalada pero que me parece esencial, entre la
testimonio del paciente se limita a su respuesta a la pregunta de asociación libre, como irresponsabilidad, y el sentimiento de cul-
dónde le duele; la verdad debe provenir, después, de la investiga- pa. No digo que la expresión freudiana "sentimiento de culpa"
ción objetiva; no se interroga en esto el testimonio del paciente me parezca totalmente feliz. A Freud mismo le trae dificultades:
sino el testimonio del aparato. La novedad de Freud fue situar se trata de un sentimiento inconsciente, pero él mismo dice que
un nivel donde lo dicho por el paciente es lo fundamental, es la todo sentimiento debe ser consciente, de manera que el término
materia misma de la clínica. Entonces, a la pregunta de quién no le parece del lodo adecuado. Como para "patología de la éti-
sabe en la experiencia analítica no hay respuesta simple. En un ca", hay algo que en eso no anda por completo.
sentido, el que sabe es el paciente, en tanto él es quien habla. Porque hay una vinculación esencial entre asociación libre y
Por eso Lacan lo llama analizante: pone el acento sobre su activi- sentimiento de culpa, Freud encuentra siempre ese sentimiento
dad; la del paciente no es posición pasiva sino activa. En otro de culpa, que le parece fundamental en la experiencia. Así como
sentido, el analista es el que sabe: por esta razón el paciente vie- hablamos de amor de transferencia, se podría considerar una
ne a verlo. Pero, al mismo tiempo, el analista no sabe nada de lo culpa de transferencia. Pero no desarrollaré hoy esta cuestión.
que le pasa al paciente y por eso debe escuchar, para aprender. La clínica del sujeto es aquella que tiene como base al sujeto
El paciente, por su parte, habla sin saber dónde se esconde la como falla en ser: un sujeto que, a partir del momento en que en-
verdad; no sabe el valor de sus palabras. El analista tiene el pa- tra en análisis, está en déficit. Y la falta en ser toma también la
pel de saber que el paciente sabe sin saber; es decir, que el forma de la culpa. Por eso, la neurosis se expone, se explica en
paciente sabe sin poder decir "yo sé", y esto define el inconscien- la experiencia como una tentativa, por parle del sujeto, de justifi-
te. Sin duda, el analizante se autoriza del analista. Y así define car su existencia. Esto define la neurosis como entidad ética: jus-
Lacan el acto analítico. El acto analítico es la autorización que el tificar su existencia, tener razones de vivir. Un ser viviente sin
analista da al analizante. Es también en este nivel donde se lenguaje no tiene por qué buscar razones de vivir: vive. Buscar
plantea la cuestión de quién autoriza al analista; Lacan respon- razones de vivir es ya la neurosis: justificar la existencia; consi-
de que el analista se autoriza de sí mismo. Afirmación, ésta, derar si uno tiene derecho o no; qué derecho tiene uno; derecho a
amenazadora para todas las jerarquías del psicoanálisis. Afirma- qué. Tener derecho a algo, no tener derecho, eso hace parle del
ción correlativa a aquella según la cual el analizante se autoriza debate neurótico mismo; debate jurídico y ético. No hay teoría
del analista. del análisis que pueda evitar plantearse la cuestión de qué sos-
Este autorizarse por el analista permite siempre que el tiene el esfuerzo subjetivo en la experiencia. Podemos decir: es el
paciente diga: ''Tú me has dicho que hable". Esta autorización es sufrimiento del sujeto, el sujeto quiere que este sufrimiento sea
condición de la asociación libre: "Yo, paciente, estoy diciendo curado. Pero siempre, en la experiencia, cuando se puede obser-
tonterías, vulgaridades, hablo mal de usted, de su mujer, de sus var un efecto terapéutico, se plantea para el sujeto la cuestión de
hijos, de su suegro ... pero usted me dijo que hablara". La autori- si vale la pena ir más allá en la experiencia. Esta es una secuen-
zación al paciente por parte del analista introduce la condición cia fija en la experiencia analítica: sufrimiento-beneficio terapéu-
de la asociación libre, e introduce al paciente en una cierta irres- tico-cuestión sobre el deseo de ir más allá. Y esto se plantea mu-
ponsabilidad. La asociación libre significa que uno puede decir chas veces, cada vez que se obtiene un beneficio terapéutico. A
algo sin ser responsable de lo que dice. En este sentido, el tal punto que, como descubrió Freud, a veces, cuando el benefi-
inconsciente significa una cierta irresponsabilidad: "Lo he di- cio terapéutico es muy importante, y parece curación, para justi-
cho ... , pero tú me dijiste que hablara, y yo no soy responsable de ficar el deseo de continuar el sujeto debe reinventar el síntoma;
80 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 81

lo que Freud llama reacción terapéutica negativa. No hay teoría jeto entra con esa culpabilidad inconsciente que Freud mencio-
del análisis que no se plantee la cuestión de qué sostiene el es- naba, y en la sesión, por la razón de la irresponsabilidad de la
fuerzo del sujeto en análisis. Freud habló de Wissentríeb, es asociación libre, es como si esa culpabilidad se aliviara; como si
decir, pulsión de saber; pulsión hacia el saber, pulsión epistemo- cada sesión fuese una manera de exoneración, una repetición
fílica; pulsión que va hacia el saber, fundada en la curiosidad se- del Juicio Final, y una manera de haber escapado una vez más
xual infantil. Este sería el sostén de la experiencia analítica. al Juicio Final... hasta la próxima; y se puede vivir así, soste-
Es muy interesante esta unión del saber con la pulsión; cam- niéndose en esa continua, repetitiva exoneración. Bueno, esto es
bia la idea que uno podría hacerse de la pulsión freudiana como sólo una formulación de este momento.
un instinto. Lacan tiene otro punto de vista. El no siempre dice En todo caso, donde Freud y Lacan están de acuerdo sobre lo
lo mismo que Freud. Terminó por decir que nunca encontró el que sostiene el esfuerzo del paciente en la cura, es en la fórmula
Wissentríeb; que no le parece que el Wissentríeb sea el sostén freudiana de Wo Es war. soll Ich werden. Allí. efectivamente, el
fundamental de la experiencia analítica porque, dice, la pasión soll del deber está presente. Hay varias traducciones de esta fór-
más profunda del ser humano no es el saber sino la ignorancia; mula, una de ellas es: "donde Ello era, yo debo advenir". La pa-
y esto se ve en la experiencia analítica, donde la pasión de la ig- labra soll, el deber, define el esfuerzo del sujeto como ético, y
norancia toma la forma del amor de transferencia; es decir, en como una exigencia de subjetivación. Ello es algo impersonal, y,
lugar de saber, en lugar de trabajar en la experiencia, amar. Y es en ese lugar de impersonalidad, el sujeto tiene el deber de venir
así como Freud encontró la transferencia. Para él. la experiencia lch. Ese lugar de impersonalidad, el Ello freudiano, se puede tra-
analítica era un trabajo de interpretación que se debía hacer con ducir inmediatamente, en cortocircuito, como el lugar del goce;
una persona seria, que tenía sufrimiento: vamos a trabajar para como el lugar del goce pulsional. Donde Ello goza, la ou 9ajouit,
descifrar lo que usted dice. ¡Sorpresa! La primera entrada de la Ich. es decir, el yo Uel que habla, debe advenir. Así, el esfuerzo
transferencia en la experiencia analítica es a través de la sorpre- del sujeto se define como un deber decir; un deber decir que per-
sa: en lugar de trabajar seriamente, científicamente, el paciente, mite entender en qué sentido Lacan dice que la finalidad de la
la paciente, quiere abrazar al médico. ¿Qué lugar tiene esto en experiencia analítica es un bien decir.
nuestro ambiente científico? Y, aquí, hay que elegir. Hay a me- Se trata ahora de considerar la clínica desde el punto de vista
nudo dos teorías posibles de lo que sostiene la experiencia analí- ético. Esto es importante para nosotros en la medida en que la
tica: si es el Wisseniríeb o si es el amor de transferencia; suele clínica de Lacan sistematiza la clínica de Freud, y radicaliza
haber en esto una oposición. la clínica de Freud. En Freud, no hay, inmediatamente visible,
Para terminar esta introducción, hay que decir que la transfe- un mapa de las categorías clínicas. Lacan, al contrario, pone or-
rencia como amor, el amor de transferencia explícito viene de un den en la clínica de Freud; el mapa se ordena, como un pequeri.o
capítulo conocido, aunque siempre sorpresivo, de la experiencia país. Lacan es un poco el Haussmann -que reordenó París en el
analítica; un capítulo poco trabajado, pero que merecería ser siglo XJX- de la clínica de Freud; simplifica enormemente la clí-
trabajado. Se trata, voy a proponer esta expresión, del amor del nica de Freud. El sistema de la clínica de Lacan es simple,
inconsciente mismo; el amor para el inconsciente, tal como se lo mucho más simple que la clínica que nos proponen los anglosa-
puede observar. Y es un factor de la continuación del análisis. jones, etcétera. Lacan dice que hay tres categorías clínicas: neu-
Algunos sujetos, o quizá s todos en algún momento, tienen un rosis, psicosis y perversión. Y, además, dice que esas categorías
amor por el propio inconsciente. Para ellos interpretar el incons- s on opuestas en tanto estructuras; es decir, que no hay ningún
ciente, dar lugar al inconsciente interpretándolo, produce una continuum entre ellas. No se puede pasar de una a otra: "He
s a tisfacción que merece, creo, ser llamada amor. Y quizás la cla- terminado con mi neurosis, voy a ver un poco qué pasa en la
ve de este amor al inconsciente es es e juego entre la irresponsa- psicosis y después vuelvo ... " Así se presentan a veces los casos
bilidad y la culpabilida d. Quizá s , en cada sesión analítica, el su- a n glosajones; ocasionalmente ellos creen haber curado psicosis,
82 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 83

porque no hacen diferencia entre histeria y psicosis; corno si hu- permita reconstituir una continuidad de causalidad. Esa causa
biera una puerta por donde se pudiera circular fácilmente en la se justifica sólo porque hay algo que no va, y que no se puede
clínica. Con Lacan, se trata de estructura: así corno, en París, restituir de manera mecánica.
hay una y otra ribera del Sena; y hay también una isla, en Pa- Es importante reseIVar el lugar del a, porque, si no, desde el
rís, entre las dos riberas, allí podernos ubicar la isla de la peIVer- punto de vista ético, el peligro en la clínica sería pensar que
sión. No se circula entre esas categorías concebidas corno el sujeto fuese él mismo causa. En una clínica entendida desde
estructuras separadas. A veces, quizás es imposible saber la el punto de vista ético, tiene lugar el término 'responsabilidad'. Y
ubicación del sujeto; pero, en rigor, siempre se debe saber su hay una frase de Lacan, terrible: "De nuestra posición de suje-
ubicación en alguna de esas categorías estructurales. Se trata de tos, somos siempre responsables". Esto impide toda imaginación
estructuras: es decir, que no es suficiente obseIVar fenómenos, de que el psicoanálisis permita Ja irresponsabilidad. Y conviene
que pueden ser comunes a uno y otro lugar. Hay alucinaciones hacerlo recordar a los analistas, que a veces son bastante irres-
en la neurosis y también en la psicosis; y el hecho de que las ha- ponsables. A veces, por ejemplo, por la pasión de herir al otro,
ya no indica una mezcla de ambas. Decir que se trata de estruc- amenazan la subsistencia del psicoanálisis mismo. "De nuestra
turas clínicas equivale a decir que cada elemento obseIVable en condición de sujetos, somos siempre responsables", dice Lacan.
una estructura sólo tiene valor por su articulación con otros ele- Se puede preguntar si esto implica que uno es responsable de su
mentos. Fenómenos superficiales no siIVen corno diagnóstico es- psicosis, su peIVersión o su neurosis. Esto podría conducir a
tructural. Un delirio, por ejemplo, es un fenómeno superficial, y pensar el sujeto como causa de la estructura clínica; como si
se trata de adentrarse en la constitución del delirio, su temática, hubiera una elección libre de su clínica por parte del sujeto. En
su funcionamiento, para saber si se trata de un delirio neuróti- realidad, si se puede decir, el goce elige al sujeto. Cuando se to-
co, corno los hay, o de un delirio psicótico. ma en cuenta el sentido en que el individuo vive sus cosas, a
Además, Ja clínica de Lacan incorpora elementos de la clínica partir del momento en que uno toma en cuenta el sentido, no se
psiquiátrica clásica. Para toda una parte de Ja teoría de la psico- puede evitar el concepto de sujeto. Pero, en esto, el sujeto no es
sis, es necesario incluir Kraepelin, de Clérarnbault, etcétera. Y más que efecto de significación; no es causa de significación. En
Lacan simplifica a Freud al asignar a cada estructura clínica un la neurosis, la cuestión de: la responsabilidad es más clara,
mecanismo propio. En Freud, hay páginas que parecen no del cuando el sujeto plantea la cuestión de su ser: ¿Por qué yo, por
todo acabadas. Lacan simplifica al decir que el mecanismo esen- qué yo así? No es la pregunta metafísica de por qué hay algo y
cial en la neurosis es la represión, Verdrangung; en Ja psicosis, no nada. Es: •¿Por qué hay yo y no nada en mi lugar?"; lo cual
especialmente la paranoia, la forclusión, Verweifung; y hay un es Ja pregunta de la neurosis obsesiva. O bien: •¿Por qué soy así,
mecanismo para la peIVersión, la Verleugnung, la desmentida o mujer y no hombre, hombre o quizás mujer?", como pregunta
renegación. Se podría hacer un manual de clínica lacaniana a histérica. La clínica de las preguntas es una clínica fundamen-
partir de esto: la distinción estructural de tres categorías y la talmente ética. Y puede decirse que la cuestión neurótica nutre
asignación a cada una de ellas de un mecanismo central. No to- la filosofía misma; que la filosofía, en la búsqueda del ser, es un
do Freud va con esto; en Freud, el empleo del vocabulario es comentario al objeto perdido, con Ja utopía de anular la pérdida.
más confuso, y Lacan viene a simplificarlo. Es claro que el peli- ¿Por qué Ja Elica de Spinoza es fascinante para el analista? Por-
gro de esto es tornar la clínica de Lacan corno una clínica mecá- que es un sistema donde la falta no tiene lugar; donde se anula
nica. En esto, hay que rectificar. El sujeto mismo, que escribi- toda pérdida de objeto. Es una ética donde perfección y realidad
rnos con el famoso $. inscribe una discontinuidad; en sí mismo, son sinónimos; nada falta de nada. La noción misma de falta es
es una ruptura de causalidad. No hay en la clínica ninguna cau- considerada por Spinoza como imaginaria. Y es un sistema don-
salidad mecánica. Tenernos, sí, una causa que llamarnos a. Pero de no hay lugar para lo imaginario, un sistema que reduce Jo
es precisamente una causa suplementaria; no es una causa que imaginario. Y es un sistema donde no hay lo real, porque no hay
84 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 85

ningún impasse en el mecanismo de la razón geométrica axioma- manera tal que la máxima de tu acción pueda ser en principio la
tizada. Lo único que queda es simbólico. Es el himno a lo todo de una legislación universal"; cada uno debe actuar de manera
simbólico. Y se llama Etica, precisamente porque responde a un tal que todos pudieran hacer lo mismo; digamos, sin contradic-
Wo Es war. soll !ch werden. Donde Es es Dios, o la naturaleza, ción; se hace de la ética el criterio de que sea válido para todos.
donde Dios, o la naturaleza, en su impersonalidad simbólica, es- Vamos a escribirlo con el signo lógico del todo: \7'x. Así, la ética
tá, el esfuerzo de la Etica es permitir al sujeto advenir a ese lu- de Kant destruye toda particularidad. En el mundo, en la histo-
gar todo simbólico. ria, hay una ruptura: antes y después de ese valor del para todo.
En mi seminario en París, he recordado lo que supimos últi- El emblema de la ética kantiana, la época de las luces, la emer-
mamente: Lacan, cuando tenía trece o quince años, trazaba el gencia en el mundo práctico del discurso de la ciencia, todo eso
mapa de la ética de Spinoza sobre las paredes de su habitación; cambió el derecho, cambió el arte, cambió también la medicina,
y se encuentra una cita de Spinoza en la primera página de su la salud. A partir de ese momento, estamos en un mundo que
tesis de psiquiatra. El punto de partida de esta tesis es una es- continuamente destruye las particularidades; un mundo someti-
pecie de clínica spinozista; no desarrollaré esto aquí. Es sólo en do a una universalización. Y a medida que progresa esta univer-
un segundo tiempo cuando Lacan percibió que, pese a la fasci- salización, Ja universalización del significante científico, se cons-
nación que puede inspirarnos una ética donde se trata de ir ha- tituye un resto que no puede ser atrapado por la red del signifi-
cia el todo simbólico, es decir, hacia una estructura donde todo cante universal. El resto toma consistencia. Es la época en que
sería significante, pese a la veneración que puede inspirarnos el Lacan puede oponer el significante y el objeto a como resto. Es
hombre que concibió eso, Kant es más verdadero. Kant. que ha- la época donde queremos tener leyes iguales para todos, que los
bla del sacrificio de lo patológico y de la exigencia universal de la jueces apliquen de manera mecánica. Antes la ley daba más lu-
ley moral, de la necesidad de sacrificar todos los intereses pato- gar para interpretación. Queremos libertad para todos: bien,
lógicos por el respeto a la ley. Un indicio de este movimiento de ¿quién puede estar en contra? Pero sabemos cómo se traduce la
Lacan, de Spinoza a Kant, se encuentra en las últimas páginas libertad para todos: se traduce en servidumbre para todos. La
de su Seminario "Los cuatro conceptos ... ", donde compara Spi- igualdad tiene como traducción práctica una disparidad tan re-
noza y Kant, y, para introducir a la noción del sacrificio, dice su forzada como nunca se vio en la historia del mundo: disparidad,
admiración por el amor intellectualis Dei de Spinoza, y. al mismo por ejemplo entre países o entre regiones de países, más fuerte
tiempo, dice que como analistas debemos reconocer que no en- que nunca. Y la fraternidad, no sé si vale la pena hablar de esto.
contramos en la experiencia esa concepción de la ética. ¿Cuál es Es lamentable celebrar el aniversario de la Revolución Francesa,
la finalidad de la ética en Spinoza? ¿Cuál es el sentido del ... soll libertad, igualdad, fraternidad, con servidumbre, disparidad y ri-
Ich werden de Spinoza, de su advenir a Dios? Spinoza lo dice, validades mortales, pero creo que debemos este homenaje a los
por ejemplo en la Proposición 23 del Libro V de la Etica, la cual creadores de la Declaración de los Derechos Humanos.
intenta demostrar que necesariamente hay en Dios una idea que Esto era para pensar de qué manera puedo entender la clínica
expresa la esencia de tal o cual cuerpo humano con una suerte desde el punto de vista ético. Me pareció útil aclarar, aclararme
de eternidad. El piensa que en Dios está la esencia de Spinoza, a mí mismo, algo que me ha sorprendido a mí mismo: el hecho
en el nivel eterno del todo simbólico; que allí hay un significante de que al hablar de eso, esté haciendo un elogio del sentimiento
que representa a Spinoza. Piensa que en Dios hay un S, el signi- de culpa. Un elogio para demostrar que es necesario el senti-
ficante de Spinoza. Nosotros utilizamos el $ para decir que no miento de culpa en Ja experiencia analítica. Hay que corregir al-
hay en lo simbólico el significante de Spinoza en especial. go aquí, ya que conocemos los excesos del sentimiento de culpa.
Para Spinoza, en cierto modo, desde el punto de vista de la Conocemos que en el duelo, en el duelo patológico, en el duelo
eternidad somos todos inocentes. Con Kant, de hecho, somos to- que un sujeto no puede resolver, cuando el sujeto está aplastado
dos culpables. El axioma de su ley moral es: "Actúa siempre de por la culpa, hay una patología propia del sentimiento de culpa.
86 Jacques-Alain Miller Patología de la ética 87
Hay un punto clínico interesante sobre la melancolía. Porque la Se trata de curarlos del sentimiento de culpa en tanto que di-
melancolía impone la presencia masiva, y cuando es melancolía rigen la cura, no hay cura con culpa, es decir, si no estamos
verdadera, la presencia no dialectizable del sentimiento de cul- curados del sentimiento de culpa. Si uno no está curado del sen-
pa. Tenemos un sujeto que presenta su indignidad -que nada timiento de culpa, cómo hacer pagar el "no hacer nada" del ana-
vale la pena, que no vale nada- de manera completamente fija, lista. Es necesario haberse curado del sentimiento de culpa para
no dialect.izable. No se puede tratar de curar con el psicoanálisis ser pagado por no hacer nada , para recibir y que sea el otro
a un verdadero melancólico. quien produce, quien trabaja, y apropiarse el plus de valor pro-
Pero es interesante la reticencia que hay de hecho en los clíni- ducido por eso. Se trata de curar al analista del sentimiento de
cos a inscribir completamente la melancolía en la psicosis. Por- culpa en tanto que actúa en la cura, no en tanto que sujeto. Y es
que precisamente cuando hay un sentimiento de culpa, uno por eso que trabajamos mucho, para hacernos perdonar la ma-
siente la presencia del sujeto, y del sujeto responsable, que es el nera en que nos ganamos la vida. Y es por eso que Lacan trabajó
culmen de la responsabilidad. Y bien, los clínicos no hacen en- de la manera en que lo hizo, por tantos años. Es cierto que debía
trar completamente la melancolía en la psicosis, hay todo un de- pagar una deuda enorme para hacerse perdonar, y el resultado
bate sobre ese punto. Al contrario, con la paranoia, tomemos el de hacerse perdonar es para nosotros que trabajemos como lo
ejemplo de Schreber, es claro, el culpable es Dios, es decir, en la hacemos.
paranoia la presencia de la culpabilidad está ubicada en el Otro.
En la paranoia hay una confusión entre el lugar del Otro y la
culpabilidad. Es el Otro quien no es ético. Schreber protesta, ha-
ce de ese diario protesta contra el Dios culpable que no leyó la
Elica de Spinoza. Si el Dios de Schreber la hubiera leído, no ha-
bría querido transformarlo en una mujer.
Lo interesante de que se le dé tal valor al sentimiento de culpa
radica en que sólo es pensable en un sujeto de derecho, y es pre-
cisamente en eso que se introduce la cuestión de: "Yo tengo de-
recho a". Lo que se llama el "Estado de derecho" es indispensa-
ble para el psicoanálisis. Cuando no hay un estado de derecho,
un estado político de derecho, el psicoanálisis no se puede en-
tender. Recién ahora en la U.R.S.S., cuando se la quiere trans-
formar en un estado de derecho, es posible el psicoanálisis, que
necesita sujetos de derecho. En Hungría, por ejemplo, siempre
hubo psicoanálisis, pero en secreto.
Se puede descifrar la ubicación de la posición subjetiva del
paciente en la experiencia analítica, en función de lo que hace
para producir un sentimiento de culpa en el analista. Y hay toda
una parte de la queja del paciente que tiene como finalidad pro-
ducir un sentimiento de culpa en el analista y para verificar si el
analista ha sido curado del sentimiento de culpa. En fin, como
chiste se puede decir que el núcleo de la formación de los analis-
tas consiste en curarlos del sentimiento de culpa. Eso es necesa-
rio en la cura, con el riesgo evidente de producir canallas.
CONTRAPUNTO CLINICO*

INTRODUCCION

Jacques-Alain Miller: Me pregunto si discutir casos clínicos,


discutir la dirección de la cura de mi colega no debería ocurrir
en una cierta intimidad. No es el caso de esta noche, pero mi in-
tención es trabajar con Jorge Chamorro. Se hace en público, pe-
ro la presencia de un público no nos obliga, necesariamente, a
dirigirnos al público. Podemos dirigirnos el uno al otro y enten-
der además que si hay observaciones y preguntas, la audiencia
puede entrar en juego.
Hay una palabra que me llamó la atención en el trabajo que
he leído esta tarde, es la palabra que usted emplea, un "contra-
punto". Creo que efectivamente vamos a trabajar en contrapun-
to. Hay dos contrapuntos: el contrapunto del caso Abe! y del
caso José que usted presenta y hay también un segundo contra-
punto que es el de Jorge Chamorro y Jacques-Alain Miller. Los
dos son homólogos, el primero y el segundo. Creo que este méto-
do del contrapunto clínico que usted introduce esta noche es
muy adecuado porque responde a la articulación significante mí-
nima, es decir, a la pareja significante S1 -S2, que se encarna en

• Jacques-Alain Miller comenta dos casos clínicos, presentados por


Jorge Chamorro en el Arca clínica del Simposio del Campo Freudiano, el
18 de julio de 1989, en Buenos Aires.
90 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 91
Abel y José. Si la relación sexual no existe, la pareja significante PRESENTACION CLINICA
sí existe. En cierta manera, es porque la pareja significante exis-
te que la relación sexual no existe. Así, obedecer a esa ley de la Jorge Chamorro: Es de mi interés aprovechar esta oportunidad
articulación significante que se traduce esta noche en el contra- para interrogar puntos limítrofes entre la perversión y la neurosis.
punto clínico que usted propone, asegura ya un cierto tipo de Las dificultades que el goce perverso plantea para su pasaje al
éxito, asegura que haya efectos de sentido, por el hecho de que campo del Otro, nos han llevado a formular la exclusión entre el
hay una contraposición. perverso y el psicoanálisis. Sin embargo la homosexualidad, en
Esta noche tenemos los casos de dos hombres: un neurótico y particular identificada a la perversión, ha planteado a los analis-
un perverso, o, al menos, un neurótico y un homosexual -no tas, por su entrada en el dispositivo analítico, su relación con la
impidiendo la homosexualidad eventualmente la neurosis-. Am- estructura perversa.
bos tienen un rasgo en común, además de ser hombres, y es que Interrogamos, entonces, la relación homosexualidad-estructu-
los dos están en análisis, seriamente en análisis, a pesar de al- ra perversa, y el dispositivo analítico. Nos dará oportunidad para
gunos vaivenes. esta reflexión el contrapunto entre dos hombres que han concu-
Segundo punto: creo que usted ha unificado la perspectiva rrido reiteradamente al análisis y piensan seguir haciéndolo,
clínica, la cual puedo resumir de la siguiente forma: usted consi- uno de ellos, inclusive, está dispuesto, según su decir, a morir
dera los dos casos a partir de la temática siguiente: el pasaje del en un diván.
goce al campo del Otro. Usted nos comunica la especificidad Abe!, heterosexual, casado, dos hijos. Sus problemas son de
del goce perverso y su paso al campo del Otro en el caso José, y orden matrimonial.
el problema de Abe!, lo que usted llama el goce matrimonial y el José, homosexual, sus problemas son con la promiscuidad y
pasaje de este goce al campo del Otro. el trabajo. Su homosexualidad no es una preocupación para él,
Tenemos así una temática unificada y la variación que usted prefiere no hablar de ello.
me permite introducir, según se trate del goce perverso o de lo Dos recorridos se pueden concluir hoy después de varios años
que usted llama el goce matrimonial, pasando al campo del Otro. de análisis.
Antes de escuchar el trabajo quiero dirigirme un poco al pú-
blico. El trabajo de Jorge Chamorro no contiene una narración Caso Abel: En Abel las circunstancias de la transferencia no
completa en los dos casos. No se trata de dos novelas clínicas. ofrecen demasiados matices, salvo en un punto, cuando decide
Jorge Chamorro ha elegido puntualizaciones esenciales de estos interrumpir el análisis después de una seria tentativa de ahorcar
dos casos que realmente dan lugar a preguntarse por más preci- a su mujer, culminación de una serie de graves agresiones mu-
siones, por más datos -si uno quiere obtenerlos- pero nos da tuas. La acusación, aclara, es al psicoanálisis, no al psicoanalis-
ya no un trabajo en bruto sino un trabajo refinado. Es decir, un ta, por no haber detenido esto a tiempo. Retornará algunos me-
trabajo en un estado de formalización preparada, y después de ses después abatido y deprimido a retornar el trabajo analítico
la comunicación creo que podremos pasar del estado de formali- en una nueva tentativa de hacer entrar ese goce matrimonial en
zación preparada a un estado de formalización explícita, pero, el campo del Otro.
debo decir, siguiendo las indicaciones que él ya da en su presen- 1. De la violencia a la sexualidad.
tación. Hasta la interrupción de su análisis los sucesos son los si-
Vamos a trabajar un poco, esta noche, sobre estos dos casos. guientes:
No he encontrado, en el esfuerzo de explicitar la formalización, - Un colectivo será el escenario de la separación de dos cam-
puntos de diferencia con él. Yo conozco ya el texto pero el públi- pos. Allí una mujer se convertirá en su esposa, madre de sus hi-
co no. jos, hasta encontrar el límite. Otras mujeres serán el objeto de
una experiencia con una finalidad precisa: introducirles su dedo
92 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 93

en la vagina. Práctica que queda nombrada por el significante Esta sonrisa la buscará aún hoy, en el rostro de su mujer, es-
uhurgar". condido en un desván observando una conversación entre ella y
Se sumarán otras prácticas a este campo. Mencionaré dos: el amante. A esta escena responderá con un fantasma: orinados
a) Tentativa de besar a su cuñada de trece años. para terminar con el romanticismo.
b) Acariciar las piernas de su suegra mientras duerme. Esta sonrisa terminará produciendo ojos vidriosos, instinto
Una reacción de asco por los pechos de su mujer, consecutivo criminal.
al descubrimiento de la infidelidad de ella, romperá el equilibrio Retoma su análisis, como ya dijimos, abatido por problemas
inaugurado en el colectivo entre estos dos campos. de trabajo de los que se recupera rápidamente, para provocar, a
El pensamiento ligado al asco, es la consecuencia de suponer renglón seguido, una escena sexual conducida por él como un
que de esos pechos saldrá semen, pensamiento que se extiende cirujano -según su decir- en la que introduce a otro hombre.
al amamantamiento de los bebés. En esta escena participa haciéndole tomar su semen a su mujer
La aparición de los signos del pene en el cuerpo de la mujer y para luego retirarse. Al cerrar la puerta se pregunta: ¿Tengo de-
la clásica equivalencia pene-pecho, nos plantea, en el campo fáli- recho o no de interrumpir lo que pasa adentro? Su conclusión es
co, la significación o no de la castración materna para este sujeto. que no lo tiene.
El asco, signo de contacto con el goce del Otro, pero también El goce y el derecho están separados, en él, por una puerta.
de su rechazo, será el campo donde habremos de dirimir uno de
los límites entre neurosis y perversión. Caso José: José, también con el asco, nos abrirá el camino para
Su mujer entrará decididamente, a partir de aquí, en el cam- esta reflexión.
po del goce. La violencia hasta el extremo antedicho llegará El no sentirá asco como Abe!. Su problema será el asco del
hasta un punto preciso: unos ojos vidriosos donde él admite la Otro, en particular en lo que se refiere a la transferencia.
posibilidad de que puedan ser transgredidos los límites, bajo la El miedo de que aparezca el asco en mí, indicará un límite
forma de un instinto criminal en su mujer. preciso, nítido, de la relación de su goce con el campo del Otro.
Hasta este punto de los ojos vidriosos estará absolutamente Decíamos al principio que José se considera homosexual y no
convencido de que todo llegará hasta el grado de tentativa. No es su intención introducir esto en el análisis.
considera que ninguno de estos sucesos tenga importancia. Nin- Sus pruebas de la raigambre en él de su homosexualidad, son
guno pasa a mayores, según su convicción. de larga data y contundentes.
Nos hemos interrogado sobre esos ojos vidriosos en la posibi- Desde chiquito excluyó de su gusto a las mujeres. uSiempre
lidad de pensar allí la restitución al campo del Otro de esos ojos me gustaron los chicos, los varones. Recuerdo con claridad mi
que no están para ver sino para mostrar lo que él llama un sentimiento de amor por ellos. n
instinto asesino. La pubertad iniciará en él una franca entrada en lo que pode-
2. Su historia infantil: mos denominar el campo del goce.
La podemos sintetizar en su posición de ser el menor de tres Dirá: "Caí en la mierda, estaba muy mandado".
hermanos; en una relación con su madre que su discurso define Su placer máximo era subir a coches, juegos de miradas y
así: UMi madre estaba con mi papá por obligación y conmigo por manoseos, hasta un cierto punto.
gusto. Yo recuerdo una clara complicidad entre ella y yo de la El psicoanálisis hará "irrupción" en su vida tempranamente.
que no participaba mi padre". A los trece all.os, su analista citará a su padre para comuni-
Una sonrisa de su madre habrá de ser lo que lo conmovió de carle que su hijo tenía actividades homosexuales. Esto motivará
esta posición. una significativa respuesta de su pa dre . En el viaje de vuelta le
Ella, la puritana número uno, sonrió de placer al escuchar dirá dos cosas:
chistes verdes. Esto produjo una escena de llanto en él. a) "Ya se te va a pasar".
94 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 95

b) Le relata una anécdota donde él (el padre) subió en una ¿Se pregunta si se habrá desarrollado? Podemos contestar
oportunidad al coche de un hombre que lo invitó a su departa- que no, que el semen-agua ha quedado atado al goce materno,
mento con una excusa. Sube, el hombre se le insinúa y él lo re- vía el bidet-embarazo. Es decir, si bien el asco aparece como re-
chaza. chazo a la madre, es sospechable de ser el signo subjetivo de un
Esto le permitirá a José tener la convicción de que su padre contacto acuoso.
fue un homosexual restituido. Podemos acotar que cuando aparece el ideal gargajo, toma
El padre culminará proponiéndole una mujer, con el objetivo primero una clara forma oral: le gusta tragar hasta el estómago
de iniciarlo heterosexualmente. Acepta y lo logra. y también le gusta escupir, desprenderse. Su posición aparece
Sin embargo, lo que pretendió ser una iniciación pasó a ser así como ambigua en relación a su identificación materna.
un hito más de un encuentro nunca fallido; la mujer le dice: En esta perspectiva, digamos oral, aparece un comentario res-
"Llorá, tu papá cuando termina también llora". pecto de una amiga que no tiene corpiño. Se lo dice y agrega: "¿A
Otras escenas habrán de sumarse a este mismo punto, que lo ver?" Tiene, dice, hermosísimos pechos, son chiquitos, no son
harán portador a él, como a Abel, del asco. tetas, "son lindos pechos para tener". Aparece nuevamente el
Su madre, reiterando este encuentro nunca fallido, le hará equívoco y queda un interrogante: ¿para qué son las tetas?, es
una notable pregunta: "¿Vos te masturbás en el bidet?, porque posible que se signifique nuevamente el goce materno.
tengo un atraso y temo estar embarazada". "¿A usted le parece Su padre habrá de afirmar, como ya vimos, una salida hetero-
que ésta es una pregunta de una madre a un hijo?" sexual, que en verdad conduce por un atajo al goce incestuoso
"Mi madre es asquerosa, sucia, no es una madre. Ella y mi -como salida le ofrece su mujer- vía llorar, en un clima, diga-
padre decían que era una mujer caliente, es una concha de mos, reiteradamente "acuoso".
mierda, nunca deseó tener hijos, ella quiere hombres." El padre también jugaba como juega él en la transferencia,
"Esa ansiedad por los hombres no es de puto, es femenina; no pero digamos que jugaba con fuego. en un extraño contacto con
sé por dónde me la transmitió. Tengo un freezer en la cabeza y el goce. Después de la información de la primera analista, no de-
esto, vivo, de ella, lo tengo en mí." jó de jugar con él a correrlo para agarrarle el pene y decirle en
En la transferencia, a dife¡·encia de Abel, la actividad es in- broma: "puto". Una frase de su padre habrá de culminar este re-
tensa. corrido: "Te quiero tanto que te comería vivo".
Distinguiremos en la dirección de la cura dos momentos: 2) El miedo a la aparición del asco en el campo del Otro, mar-
1) El acceso al lugar del Otro a través de probarle mi no inten- cará su mejor disposición a introducir su goce homosexual bajo
ción de convertirlo en un heterosexual. Lo que dará lugar en él a la forma de empezar a tematizar en las sesiones los recorridos de
las fantasías de que entones lo quiero travesti o transexual. su sexualidad. En este punto, una intervención que subrayó un
En esta etapa jugará, sistemáticamente, a adivinar el momen- pedido de él: "Deme una manito", "¿Una manito?", le hará reti-
to de corte de la sesión, a adivinar que tengo un hijo homosexual. rarse de la sesión y volver a la siguiente diciendo que sintió el
El "como si" sistemático y permanente de todas sus formula- pudor de quien se confiesa homosexual. Agregará dos fantasías
ciones encubrirá el campo de su goce pero también dejará espa- en las que distinguiremos, nuevamente dos campos:
cio para un sueño. Sueña con "salpicón de ave". Comentarios: se a) "Parezco esas pacientas que se enamoran de su analista."
comería el pollo, se lo devoraría, no degusta las cosas, las man- b) "Me siento como un corruptor de menores, como si usted
da directo para el estómago. Asocia: pollo-gargajo, recuerda a los fuera un nene y yo un grande perverso; para qué me meto en es-
chicos que jugaban a quién escupía más lejos. to, me quedo rodeado de toda mi basura. Me quedo con mis hi-
Gargajo-eyaculación, esta asociación le hace presente dos co- jos mogólicos. Vivo para dar de comer a esos monstruitos."
sas: a) que le gusta el gargajo porque se desprende del pecho; b) En conclusión, hemos ido en este movimiento transferencia!
le recuerda que su semen es débil, es como agua. desde un juego amoroso, pasando por el asco, al fantasma de
96 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 97

corrupción de un niño. Esto lo aleja a José de todo aquello en lo en tocia supervisión. Es por eso que sería como si los casos, las
que su historia insiste, que es la irrupción del encuentro no falli- historias clínicas tuvieran una tendencia, una vocación a trans-
do bajo las formas de su madre, de su padre y de los análisis. formarse en chiste.
Como él mismo formula, su madre ensucia todo. Cuando él na- Eso es parte de la estructura en la cual estamos, por eso, a
ció, relata su madre, el padre la abrazó y le lloró encima. ¿Qué veces, hay que tomar en serio las cosas, pero es estructural que
es esto de "llorarle encima" a una mujer? la clínica comunicada, transmitida, provoque la risa de la au-
Como podemos ver todos estos movimientos contrastan con diencia y la mía también. Esas risas forman parte de la constitu-
su ofrecimiento al campo del Otro, con el fantasma de hacer go- ción del tercero.
zar a un niño. Siguiendo con los preliminares, diré que es muy común en
Ciertas reflexiones sobre lo que es un hombre, una mujer, ti- Francia, no sé si en la Argentina también, que entre los analistas
pifican el movimiento actual que marca un giro importante y su que practican el análisis, hay muchos que piensan que el lengua-
diferencia con Abel, que sigue quejándose de sus problemas ma- je no es tan importante en la experiencia analítica. Que lo más
trimoniales sin avizorarse, por ahora, ningún punto destacable importante es la experiencia emocional, que lo que importa es lo
de su inclusión en el campo del Otro, salvo algunos "trabajos" vivido. Pero precisamente la supervisión, que se hace también en
que realiza para lo que él piensa como el goce de su mujer, espe- otras orientaciones, no tendría sentido si lo esencial no fuera del
cialmente centrado en controlar los gastos excesivos. orden del lenguaje. El solo hecho de que en el psicoanálisis, des-
José, decíamos, ha entrado plenamente a interrogarse sobre de siempre, se practique la supervisión significa que lo esencial
su sexualidad, lo que ha movilizado a su vez su relación de pare- de la experiencia analítica se puede transmitir a través de la pa-
ja. No soporta que su partenaire exteriorice la relación entre am- labra, sin la experiencia de la presencia viviente del paciente.
bos como si fueran heterosexuales. Una supervisión no sería Jorge Chamorro tomando de la ma-
Considera actualmente que su homosexualidad es una enfer- no a Abel para venir a verme, eso no sería una supervisión, eso
medad. Se pregunta por lo que es un hombre y se contesta: "Uno quizás podría ser terapia familiar. La terapia familiar es un cier-
es macho cuando se deja llevar por el monstruo, cuando está in- to error sobre la diferencia específica, en el sentido propio de lo
corporado a la pija. Otros, como yo, putos, son como una madre simbólico, cuando en lugar del significante del padre y del signi-
sorprendida con el pito del hijo". ficante de la madre, parece más simple hacer venir al padre y a
En José se despliegan preguntas, fantasmas, interrogaciones; la madre. En medicina se hace. El médico que quiere un concep-
en Abel, trabajo, con el objetivo de dominar un campo que ha to sobre el paciente de otro colega, trae al paciente mismo. En
mostrado, hasta ahora, su impermeabilidad a la regulación del psicoanálisis esto es impensable, desde siempre se trae solamen-
derecho. te un resumen, en palabras, de la cura. Para mí es siempre sor-
prendente que eso funcione, es decir, que lo esencial se pueda
transmitir así. Eso demuestra la hipótesis lacaniana del incons-
COMENTARIOS
ciente estructurado como un lenguaje, que en cierto modo todos
Jacques-Alain Miller: Hay siempre algo sorprendente en el he- los analizantes saben. Se puede agregar que es notable que el
cho de poder trabajar sobre la clínica a partir de un relato de ca- caso fundamental para Freud de la teoría de las psicosis, el caso
da caso de quince minutos. Abel va a ver a Jorge Chamorro, los Schreber, sólo lo conoció por el escrito de Schreber y nunca se
dos hablan y después Jorge, indiscreto, va a contar la historia encontró con Schreber.
de Abel. Esta estructura está presente en cada supervisión, y se No quiero decir que todo se puede transmitir en la palabra,
ve inmediatamente que esto tiene la estructura freudiana del pero que lo que no se puede decir está definido, cernido, por lo
chiste. Es decir, es una historia que una vez contada, uno va a dicho. Es por eso que no es preciso conocer en carne y hueso a
repetir al otro. El chiste, la estructura del chiste, está presente Abel y a José para trabajar sobre los casos.
98 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 99
Voy a retomar el caso Abel y el caso José tal como fueron pre- ideas, fantasías que él tiene a propósito de eso, a propósito de
sentados por Jorge Chamorro. los pechos, de los cuales podría saltar semen, o los bebés llenos
Me parece que en el caso Abel usted introduce una clara se- de semen en lugar de sangre. Así estamos con esta notación en
paración entre su relación con su esposa, donde él tiene exigen- una metonimia: pechos-bebé-semen, que son las equivalencias
cias específicas, problemas peculiares, y sus relaciones con imaginarias seguramente soportadas por el falo imaginario. Creo
otras mujeres. Esto no es para sorprendernos porque hemos es- que esto, esta cadena imaginaria, se puede ubicar como conse-
tudiado las "Contribuciones a la vida amorosa", de Freud. De un cuencia de lo que pasó a otro nivel, al nivel donde el concepto
lado está la esposa y del otro lado están las otras, las que en- mismo de fidelidad-infidelidad tiene sentido, es decir, en un nivel
cuentra en el colectivo y sus maniobras para introducirse en la simbólico. Fidelidad o infidelidad son conceptos de un nivel sim-
intimidad de la mujer. bólico, cuando todas estas fantasías son de un nivel imaginario.
También quedan mencionados otros dos hechos: la tentativa Voy a concentrarme sobre este nivel simbólico. Se podría decir
de besar a su cuñada de trece años y la de acariciar a su suegra. que él se consideraba casi propietario de su mujer, no temía na-
Aquí hay una distinción. Parece que el asco está vinculado a un da de ella, pensaba que ella se quedaría en su lugar, como su
dato muy preciso, muy elemental. Que es el descubrimiento de propiedad. Al punto que Je puede contar sobre su actividad en
la infidelidad de su mujer. Es decir que parece que el elemento Jos colectivos, que él se mueve en los colectivos buscando a otra.
desencadenante de la dificultad de la relación es la infidelidad. Es muy notable que él haya pensado que podía contarle con toda
¿Es correcto? seguridad esto a su mujer.
La catástrofe se produce en el momento en que descubre que
Jorge Chamorro: Sí y no. Ese es el dato que hace pasar a la la suya escapa, que la de él huye; cuando descubre que ella no
mujer a este otro campo, de introducirla con otro hombre y de es toda para él. Así, si ordenamos las cosas de esta manera, es
la violencia ... Antes de eso la mujer lo acusaba a él de perverso: decir pensando que la causa o el elemento desencadenante está
por lo de la madre, por lo de la hermana, porque él le contó Jo en la emergencia del no-todo en su mujer, si podemos ubicar es-
que hacía en Jos colectivos y porque Ja mujer lo sorprende en su ta metonimia imaginaria y no darle demasiada importancia, po-
casa con una sobrina de diecisiete años, semi a oscuras y escu- demos ubicar muy bien el elemento que usted ha puntualizado:
chando música romántica. Cuando Ja mujer entra se arma ahí los ojos vidriosos que siente aparecer en el rostro de su mujer y
un escándalo y él dice: "No hacía nada, sólo me hacía el bocho". que para él son signo de la transgresión posible de todo. Son pa-
O sea que este problema matrimonial estaba, pero a la mujer ra él como la aparición de un imposible o de un "sin límites". An-
no Ja incluía, ésta es Ja separación: a partir del momento de Ja tes de eso él está seguro, pero en esos ojos vidriosos en el rostro
infidelidad, él siente que Ja mujer cambió, que ya no la puede de la mujer, él reconoce que el Otro puede matar, o sea, que no
mirar de Ja misma forma. Esto fue hace un año, Jo vuelve a decir hay más reglas del juego, no estamos más en el semblante. Po-
hace algunas sesiones: que se ha roto algo con Ja mujer a partir demos decir que en eso reco!locemos·-¡a instancia de Jo Real.
del descubrimiento de Ja infidelidad. Me parece que sin forzar Jos datos que usted mismo nos ha
comunicado -estoy retomando los mismos datos en el mismo or-
Jacques-Alain Miller: Hace ver así que, al contrario, Ja exigen- den- podemos ordenar el oaso así.
cia de fidelidad era para él casi constituyente de Ja condición de Muy linda la idea de los ojos vidriosos como objeto a. Estos
Ja esposa, al mismo tiempo que él se procuraba distintas manio- ojos que tendrían que ser las ventanas del alma y que en un mo-
bras que Ja mujer llama perversas, y no creo que debamos seguir mento pierden toda transparencia, tanto, que en ese momento él
el diagnóstico matrimonial. no sabe más quién es ella, en ese momento ve en ella la Otra,
Es a partir del descubrimiento de Ja infidelidad de su mujer otra que Ja que él creía conocer, es realmente como el signo puro
cuando surge el asco, el asco hacia ella, y usted ha notado las de Ja alteridad. Y es en lo vidrioso donde se ve la conexión entre
100 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 101

lo que se dice y lo que no se puede decir. Porque seguramente Es decir, que no es exactamente la respuesta esperada. O se
"vidriosos" no es la palabra exacta de lo que él quiere comunicar. puede decir, para ser más exactos que en el momento en que el
Así la fórmula me parece excelente a propósito de la mirada co- sujeto trata a través del manejo del significante amo de dominar
mo objeto a. Voy a repetir la fórmula del texto: "Que esos ojos no la posición de La mujer, de fijar la posición de La mujer, lo que
están para ver sino para mostrar". Eso define muy bien la dife- surge a la inversa es el objeto a. es decir: lo que no se deja redu-
rencia entre la mirada como objeto a y la visión. Es realmente la cir. La mujer, como el Otro sexo, no se deja reducir al significan-
mirada como objeto a en tanto antinómica a los ojos como senti- te amo, no se deja reducir a la fidelidad.
do para ver, separada de la función orgánica. Está dicho aquí de Se puede decir que el matrimonio, al menos para él, es la ten-
una manera muy linda y muy económica: "ojos no para ver sino tativa de captar La mujer en el significante, tentativa de captarla
para mostrar". ¿Para mostrar qué? Para mostrar lo que él llama en la fidelidad o, como usted muy bien dice, en el derecho. Es
un instinto asesino. catastrófico para él experimentar que falta el objeto a, es decir
He pensado este caso esta tarde y me ha llamado la atención que hay en La mujer un elemento que no se deja captar por S 1 , o
el uso que usted hace del adjetivo matrimonial, de la expresión: para d!!cirlo de otra manera, que no ha logrado vaciar el campo
"el goce matrimonial". del Otro de todo goce. Eso se queda como un goce causa del de-
Es verdad que hay un Eros matrimonial. Aunque sea una pa- seo de otro hombre.
reja que lucha, hay un Eros matrimonial, en tanto que una pare- Es por eso que he puntualizado tan fuertemente la infidelidad
ja ya es un vínculo social, hay atracción, los dos siguen juntos a y el valor que eso tiene para él. Es como si a partir de ese mo-
pesar de todos los trastornos. mento hubiera algo "podrido" en el reino matrimonial. A partir
Hay una dimensión del Eros matrimonial, principio de la pa- de esto surge el asco, el asco al Otro y también vemos un cierto
reja, y en ese momento, en los ojos vidriosos podemos ver surgir desorden en el orden imaginario; surgen ideas a propósito del
el Tánatos matrimonial. Es decir, se invierte el Eros matrimonial cuerpo de la mujer que desordenan las cosas.
-si puedo utilizar la expresión- en Tánatos matrimonial. Ilustra Se puede decir que esto es ir a buscar muy lejos, pero yo no lo
muy bien la conexión entre el amor y la muerte. creo, pienso que está muy cerca del caso. Además creo que la es-
La gran palabra que constituye a la pareja: "Tú eres mi mujer", tructura esencial de la posición infantil confirma completamente
es realmente la palabra simbólica que trata de constituir una esta idea. Usted decía que tenía pocos datos sobre la historia in-
mujer como "la mujer de uno". Esto es la debilidad de esa frase: fantil, pero los pocos datos que usted tiene están muy bien se-
constituir una mujer como la mujer de uno. Pero no conocemos leccionados, por el paciente o por usted. Por pocos que sean
la respuesta de la mujer. Se puede pensar muy bien que va a res- confirman esto. En la posición subjetiva infantil de Abel todo el
ponder: 'Tú eres mi hombre" o "Tú eres mi marido" o "¡Querido!", acento aparece puesto sobre la madre, y la madre en tanto que
y en este caso, en ese momento: "Tú eres mi mujer", la palabra desexualizada. Hay una expresión ahí, no sé si del paciente o
constituyente, el esfuerzo para constituir una mujer como la mu- suya: "la puritana número uno", "la puritana número uno, su
jer de uno, en ese caso vuelve la respuesta: "Te quiero matar". madre". Está muy bien definida la madre como un campo desier-
to de goce. El ubica directamente a la madre afuera del goce. Lo
"Te quiero matar" que no puede soportar en la madre es un detalle divino. No pue-
de soportar la sonrisa de la madre cuando ella escucha chistes
x~a~x A
verdes. Es decir, no puede soportar cuando en el campo del
Otro, como desierto de goce, aparece el signo de la complicidad
~ con el goce.
Así, cuando en el Otro aparece el objeto a para él es una ca-
"Tú eres mi mujer" tástrofe. Y lo mismo, estrictamente homólogo es lo que ocurre
102 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 103

con su mujer. Ella era claramente puesta en una posición donde siendo él mismo el director del teatro: "Sin entrar él realmente
podía escuchar sin moverse todos los chistes verdes de su pro- en el juego". Dirige la escena, dirige a los actores y deja el goce a
pia historia, todas sus confesiones de maniobras símil perversas ellos, después se va y cierra la puerta. Del otro lado de la puerta
y no debía moverse. Cuando surge en ella la infidelidad, cuando empieza a pensar, como usted bien dice, separa el goce y el dere-
él debe reconocer el goce de la Otra, empieza a cambiar toda su cho por una puerta. Realmente deja el goce a los otros una vez
estructura, empieza su "problema" y después de varias tentati- que ha demostrado ser él el "director de goce".
vas de salida podemos decir que esto va más allá. Se podría de- Esta primera es una escena claramente dividida; es una ma-
cir realmente que hay una homología: -voy a escribirlo- entre nera de asir La mujer a través de otro hombre, un doble; el doble
mujer y madre a tal punto que efectivamente podemos decir que va a gozar de la mujer, el doble puede entrar en la dimensión del
hay una homología entre la posición de su padre y el otro hom- goce y él se queda frío, calculador y director del otro lado. Es re-
bre que va a introducir el goce en la historia. almente el modo propio de la división subjetiva obsesiva que se
demuestra aquí. No todos los obsesivos se sienten obligados a
Mujer Otro hombre Orina buscar a otro hombre para que este hombre entre en la dimen-
Madre Padre Llanto sión del goce, pero de manera más secreta, esto define la posi-
ción obsesiva: mandar el doble a gozar y hay siempre un lugar
Esto puede parecer un poco demasiado pero, ¿qué se produce reservado para el que mira, el que organiza el juego, en el cual él
cuando él ve aparecer en su madre la sonrisa de la complicidad no participa.
con el goce? Llora, él llora. Cuando ve la complicidad de su mu- Esto está bien destacado por Lacan a propósito de la posición
jer y los hombres, quiere orinarlos. Es decir que esto toma real- obsesiva, cuando habla de los juegos del circo y que el sujeto a
mente los detalles del caso. Orinarlos es una fantasía y hay más pesar de que uno puede pensar que está en la arena, está en el
en esa fantasía: rebajar el falo. Es decir, cuando hay esta cone- palco mirándolo todo.
xión de goce entre su mujer y el otro hombre la idea que le viene El no pretende esto pero, como tiene este rasgo de perversión,
a él es equivalente a un rebajamiento del falo, rebajamiento del reencarna el doble en otro hombre. Usted lo dice con una frase
goce del Otro, también rebajamiento de la significación del falo. que me parece admirable: "Como un cirujano". Esto es admira-
Su posición infantil es atacar al significante del goce. Se po- ble porque cuando el cirujano opera debe ser impasible, quizás
dría decir que lo que él llama el instinto criminal de su mujer es el paciente puede gozar, pero no él, debe ser completamente amo
una proyección: él quiere matar a su mujer y por esa razón sien- de sí mismo. Esto se ve en un dato que usted ha dicho oralmen-
te que ella lo quiere matar. Me parece más profundo decir que es te: que cuando él estaba en los colectivos esperando empezar
el goce del Otro el que lo amenaza, que toda su posición está he- con sus "maniobras" era una posición de "cálculo frío", esto es lo
cha por la tentativa de reducir el goce del Otro. Así quizás, pode- mismo que en el cirujano: la frialdad. El exigía la fidelidad y pa-
mos dar un cierto valor a la maniobra que él hace con el otro ra él era la frialdad.
hombre luego de haber retomado el análisis. Debe tratar de bus- Esto además hace conexión con el hurgar que hace en los co-
car una salida a propósito de ese goce que ha surgido donde no lectivos, que es prácticamente poner el dedo en la vagina de la
debía. ¿Qué hace él? Se pone él mismo en la posición de director mujer. Se puede decir por un lado que es hurgar el fuego, excitar
de teatro. Usted lo dice muy bien: "Retoma su análisis para pro- el goce en una mujer anónima. Al mismo tiempo que La mujer
vocar a renglón seguido una escena sexual, conducida por él, como tal se queda afuera del goce. El goza de excitar el goce de
según su decir, como un cirujano, en la que introduce a otro una mujer anónima, cualquiera, una entre todas.
hombre". Es decir, ofrece su mujer a otro hombre, retomando la Pero hay otro valor de "hurgar", es hurgar en la herida. Se
historia que era para él una sorpresa, pero esta vez la retoma co- puede decir que haciendo eso ya es el cirujano, que en esa posi-
mo el organizador de la cosa misma. Va a aplastar la sorpresa, ción el Otro está herido, la mujer está herida. El goce es hurgar
104 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 105

en la herida de La mujer, en la realidad considerada como una puntualiza: él quiere adivinar el momento de corte de la sesión, es
herida. Eso es homólogo al tema del cirujano. De un lado nece- decir que quiere saber eso. Esto podría ser obsesivo, pero me pa-
sita a su mujer como lugar del Otro completo y de manera cone- rece que en la manera en que usted lo introduce está la noción de
xa busca a cualquier mujer para decir: "goza en el lugar de tu que él tiene o él debe tener el saber, de la misma manera que
herida". piensa que él sabe que la verdad del goce es la homosexualidad.
Una vez que él ha organizado todo como para ser el director Podemos notar primero, y esto es bastante común en los ca-
de lo que fue su sorpresa -hay una frase de Jean Delay: "Esos sos de homosexualidad, cuando es interrogado, cuando él mis-
misterios que nos superan, hacemos como si fuésemos los orga- mo se pregunta sobre la raigambre de la homosexualidad, dice:
nizadores", y eso es exactamente lo que él hace, ante la sorpresa "Desde siempre". En cuanto a la elección de objeto, parece que él
debe devenir el organizador de su propio engaño-, cierra la mismo experimenta en qué sentido es una elección forzada
puerta y empieza la duda obsesiva: "¿Tengo derecho o no?", es cuando dice: "Estaba mandado". Es una palabra que describe
decir, que en eso él se ha puesto a él mismo en el lugar de lo que muy bien la elección forzada. En este caso se ve, lo que es clási-
no se debe. El ha reconstruido la posición del hijo que puede sa- co, el lugar de la madre en la determinación de esa elección for-
ber que del otro lado de la puerta hay el coito de los padres. zada de objeto.
La madre de Abel: "la puritana número uno"; la madre de Jo-
Para el caso José voy a seguir casi el mismo orden, por eso di- sé, del homosexual, "caliente, sucia". De tal manera que si en la
go que ya está la formalización preparada. primera madre surge el goce, es una sorpresa que hace llorar.
El caso José se puede decir que es el inverso. Es decir que en En Ja madre de José hay como una evidencia de goce.
Abel, nuestro neurótico obsesivo -la mujer puede decir que es Esto no quiere decir que todas las madres sucias tendrán hi-
perverso, pero no, es un obsesivo con rasgos perversos, con ras- jos homosexuales y que las puritanas tendrán hijos obsesivos.
gos perversos para sostener su deseo-, se puede decir que la En psicoanálisis no podemos establecer causalidades así.
aparición del objeto a en el campo del Otro lo desubica de tal Hay un contraejemplo que aparece inmediatamente. La madre
manera que debe buscar salidas. de André Gide, conocido por todos, escritor francés famoso, Pre-
En José, el homosexual, se puede decir que todo el esfuerzo mio Nobel, que murió en el '50 o '51, y que ha dado muchos da-
es, al contrario, hacer surgir el objeto a en el campo del Otro. Es tos sobre su vida en sus escritos y en su correspondencia confia-
decir que para él hay que ensuciar el campo del Otro, que un da al psiquiatra Jean Delay, quien ha escrito un libro sobre la
Otro que no está sucio no es un Otro digno de ese lugar. Que juventud de André Gide. Como Jean Delay era quien recibía a
nadie entra en el lugar del Otro que no sea sucio. Efectivamente Lacan en Stte. Anne, es seguramente la razón por la cual Lacan
es paré). mí lo que esconde su manera de decirle a usted que él ha escrito una reseña del libro de Jean Delay. A la madre de An-
tiene miedo de producirle asco. "Tengo miedo de ensuciarlo", dré Gide la conocemos mejor ahora, extraordinariamente porque
cuando es exactamente lo que está haciendo. Ese miedo de pro- en enero Gallimard ha publicado todas las cartas de Andre Gide,
ducir asco en el Otro es el problema fundamental. Para él el la correspondencia entre André Gide y su madre. Antes conocía-
Otro, empezando por su madre, es sucio; el Otro digno de ese mos solamente las citas de Jean Delay y ahora tenemos toda la
nombre, es sucio. historia, que es admirable. Cuando él trata de convencer a su
Por ejemplo, ensucia él a la familia Chamorro diciendo de ma- m a dre para traer de Marruecos a un pequeño aldeano que le va
nera completamente gratuita a través de una interpretación exa- a ayudar maravillosamente en todas las cosas de la vida, enton-
gerada de una estatua de su consultorio, que su hijo es homose- ces la madre sospecha algo. Se puede decir que la madre de
xual. Es decir, cuando él dice: "Tengo miedo de ensuciarlo", André Gide era una puritana número uno, aunque parece que
ensucia a la familia. había -Lacan sospecha- una inclinación homosexual de la ma-
También creo que se ve esa posición perversa en lo que usted dre . Pero fue una madre en la cual, como dice Lacan, amor y de-
106 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 10

ber estaban confundidos. Con eso ella no ha tenido un hijo obse- ra él impensable en el Otro, amenazante; él no puede acercarse a
sivo sino un hijo homosexual. Para no hacer en esto cadenas de eso sino con un instrumento de muerte, es decir, con un escalpe-
causalidad. lo. Lo estoy recordando para compararlo con José. De él se puede
La madre de José -no de André Gide-, él mismo la describe decir, seguramente, que la Metáfora Paterna no está bien consti-
con asco: "siempre sucia", y eso puede hacer entender que esa tuida. El padre aparece en todo eso en una actitud claramente
posición ha producido un rechazo a las mujeres en tanto que débil, enfrente de una mujer caliente por los hombres. De talma-
identificadas a la madre. Pero hay algo mucho más profundo nera que él ha asumido el Deseo de la Madre bajo la forma de
que este rechazo a las mujeres. Me parece que claramente usted identificación. La madre formula claramente un permiso del goce
lo señala cuando habla en una frase de su identificación mater- autoerótjco cuando dice: ·¿te masturbaste?". No hay en este
na; él parece claramente identificado a La mujer en tanto que ejemplo ninguna interdicción del goce autoerótico, que es un
goza, eso define su posición perversa. El lo dice de modo muy efecto de la Metáfora Paterna, sino como una autorización del go-
fuerte y detallado cuando dice: "esa ansiedad por los hombres no ce autoerótico fuera de la ley del padre. Claramente es él mismo
sé por dónde me la transmitió", "Tengo un freezer en la cabeza y un transgresor que conduce a su hijo a las putas. El padre ofrece
eso vivo de ella lo tengo en mí". Es decir que realmente él nos da un atajo al goce incestuoso, es un padre que no ocupa ese lugar.
esta cuestión: que el gusto, la elección de objeto masculino de él, Es un padre del permiso y se puede decir además que es un pa-
reproduce, le viene en línea directa de la madre. Es decir, en la dre identificado, él mismo, al deseo femenino. El padre de José
vida amorosa se identifica a la madre, en tanto goza de otro cuando usted lo describe corriendo para agarrar el pene de su hi-
hombre. Debo decir que es eso que Lacan señala a propósito del jo y decirle: "puto", él mismo demuestra algún tipo de ansiedad
caso André Gide, no a propósito de la madre, que claramente no por los hombres y hay en el padre esa identificación cuando dice:
tenía ningún gusto por los hombres, pero Lacan reconstruye a "Te comería vivo", también entra en la misma posición.
partir de los datos de Delay, la seducción de André Gide por par- Es muy linda la pregunta que se hace el hijo, José: "¿Qué sig-
te de su tía. Formula precisamente que André Gide en su vida nifica llorar encima de una mujer?" Es realmente llorar encima
amorosa ha reproducido la seducción de él por la tía. de una mujer en lugar de poner el "no" necesario. Esa pregunta
De tal manera que en cierto modo se podría decir esto, reto- es como "Padre, ¿por qué me has abandonado?", de Cristo.
mando con una variación la Metáfora Paterna de Lacan: Podría comentar el sueño "Salpicón de ave". Como usted de-
muestra a través de la conexión: pollo-gargajo-eyaculación, un
ABEL JOSE sueño a propósito del falo y dentro de las asociaciones clásicas
del falo. Hay en eso quizás aspectos de una símil histeria. Es de-
N.P. D.M. (N.P.) D.M. cir: "Deme una manito". Pero esa símil histeria, traduce una
---- identificación con la Mujer en tanto que goza. Eso no es histeria,
D.M.=0 q> D.M. q>
es claramente homosexualidad decidida, y en este caso perver-
sión. Cuando él dice "parezco esas pacientes enamoradas", creo
$ --. s $ --. $(q>)
que todas las frases que usted ha elegido van en esa dirección,
es decir, identificación a La mujer que goza, o cuando dice: "Me
parece que usted es un nene y yo un grande perverso", realmen-
En Abel la Metáfora Paterna aparece tan bien constituida que te es como si él en el análisis mismo quisiera reproducir la se-
se puede decir que el Nombre del Padre es como si hubiese redu- ducción materna y paterna. Es decir, acá él, el hijo, el nene, es
cido a la nada, a cero, el Deseo de la Madre. Es decir, es lo que él el analista.
llama "la obligación", la madre se queda con el padre por obliga- Si queremos hablar de fantasma fundamental claramente lo
ción. De tal manera que es como si la posición del goce fuera pa- tenemos y usted ha dicho también claramente cuando habla de
108 Jacques-Alain Miller Contrapunto clínico 109

fantasma de corrupción de un niño y lo dice además en una Debo decir que he pensado en esto como una tentativa para
frase admirable por su precisión: "Soy como un.a madre sorpren- ordenar estos ·dos casos, para hacer un contrapunto, quizás se
dida con el pito del hijo". En eso, se puede decir, capta la expe- puede ir más allá pensando que son dos hombres que nos dan
riencia fundamental. También es coherente con el hecho de que dos lecturas distintas de la sexuación masculina, si tomamos las
él hace esa distinción entre el macho, que tiene al falo de su la- fórmulas de la sexuación masculina a partir de Lacan:
do, que ha incorporado el falo: "Uno es macho cuando está in-
corporado a la pija". Y él, que se define al contrario, del lado de
la madre; para él el falo está del otro lado y surge como una sor-
3x <I>x • Vx <I>x
presa. PADRE cp
Creo realmente que esto es el centro de su exposición. Usted
nos habla de la pareja, de su partenaire, pero no dice nada de la
estructura de la pareja, es decir hay varias posibilidades en una En la versión homosexual que nos presenta José tenemos que
pareja. Con los datos que tenemos, quizás la pareja podría ser por un lado necesita, en posición excepcional, a la Madre; en la
narcisista, pero debe tratarse de una pareja: madre-hijo. El en la posición de la no castración, porque <D puede significar la no
posición de la madre y el partenaire en la de hijo. castración de la madre. Y al contrario necesita en los hombres,
Es una manera de pensar las estructuras clínicas, o lo que en todos sus aspectos eróticos, necesita la presencia del falo
llamamos estructuras clínicas. Son quizás maneras de respon- imaginario, es decir la posibilidad de la castración. Si entramos
der a la cuestión de saber cómo emparejar la sorpresa del goce y en más detalles sobre sus objetos quizás podríamos ver esa exi-
que en estos dos casos tenemos dos maneras de emparejar la gencia de castración.
sorpresa del goce. José, el homosexual, adopta la posición de la En la versión obsesiva de esos dos términos que nos presenta
mujer gozante; podemos utilizar quizás para él la fórmula que Abe! creo que vemos que instala en este lugar a su mujer, en
una vez Lacan en los Escritos propuso como fórmula del deseo tanto que ella no debe moverse, no debe gozar como heredera de
femenino . Son dos maneras de ubicarse para el sujeto frente al la madre. Del otro lado él debe verificar la castración de todas
goce, de emparejar la sorpresa del goce. las mujeres. Por eso él va en los colectivos, allí encuentra la po-
Una manera -él define su posición así- voy a escribirla como sibilidad de verificar al azar, tomando una mujer entre todas las
Lacan escribió una vez la fórmula del deseo femenino, tradu- del "colectivo", la castración de las mujeres. Eso realmente se
ciendo eso como lo que él llama: la ansiedad por los hombres y corresponde y en términos fálicos podríamos decir que de un la-
por la posición eminente del falo imaginario como condición de do está la exigencia del rebajamiento del falo, es decir, de la
amor en el objeto. transformación del falo simbólico en -cp y del lado homosexual, al
contrario, la función fálica es una condición fuera de cuestión,
$0a $ ~-' (cp) de la cual no se puede dudar.
Abe!, retomando la cuestión de los ojos, se siente realmente
A amenazado cuando surge lo que él llama: "ojos vidriosos", se
Por Abel: $ ~ S' O concentra todo en este extraño signo que goza. Una cosa en bru-
a
to es una cosa que supone la eliminación de varios otros signos
Parece que su fórmula sin salida trata de suprimir la sorpresa por ése. Si él necesitara, por ejemplo, ojos vidriosos en una mu-
del goce, de tal manera que se puede describir así: él mismo jer para desearla, quizás sería perverso. Es decir, si en el mo-
completa al sujeto, es amo, cirujano impasible en relación con mento que se sintiera amenazado en su vida, si a partir de eso
un Otro completo en tanto que separado del goce; eso, podría- se abriera para él la dimensión del sin límite, si por esa dimen-
mos decir, define su posición. sión buscara el acceso al goce, podríamos hablar de perversión;
110 Jacques-Alain Miller

pero él es un calculador frío que torna los colectivos para verifi- LA ETICA EN PSICOANALISIS
car una después de la otra que todas tienen "la herida". Es dis-
tinto; seguramente es un rasgo de perversión, pero lo hace de
manera obsesiva.

Agradezco la invitación de la señora decana que me da la oca-


sión de hablar por última vez en la Argentina, antes de volver
mañana a París, y de hablar con los colegas universitarios.
Mi intención es precisar algunos puntos vinculados al tema
que he presentado en mi seminario de las Jornadas del Campo
Freudiano; a partir del tema de la ética, esclarecer los funda-
mentos freudianos del concepto de goce en Lacan.
Es un error, creo, acentuar la originalidad de Lacan en detri-
mento de su fidelidad a Freud, y creo que si a veces argumentos,
conceptos, de Lacan han parecido tan novedosos, se debe, a me-
nudo, a que la gente había leído mal a Freucl. Ahora, voy a co-
menzar con el tema ele la ética.
En ocasiones se imagina que es Lacan con su supuesto inte-
lectualismo quien introdujo en el psicoanálisis el tema de la éti-
ca, quizás porque en su juventud fue un lector apasionado ele
Spinoza; pero es un error pensar que el tema de la ética fue in-
troducido al psicoanálisis por Lacan. Pueden remitirse al capítu-
lo vrn de El malestar en la cultura, donde Freucl se refiere explíci-
tamente a la ética en relación a la terapéutica.
No parece inmediato que un analista tenga derecho a hablar
de la ética. Parece salir de su competencia, aunque es verdad
que hoy la ética se cruza a veces con la ciencia, por ejemplo, el
miedo colectivo que tenemos, desde hace cinco o diez años, de
las investigaciones bioquímicas. Esas investigaciones que tocan
a la reproducción misma de la vida humana.
112 Jacques-Alain Miller La ética en psicoanálisis 113

El miedo colectivo que tenemos del progreso de la ciencia ha sar, que no tenemos nada que ver con la ética, y la noción mis-
producido en los gobiernos el deseo de someter a un control esas ma de cura - en el sentido de lo que resulta- no en el sentido
investigaciones científicas_ En Francia se hace a través de lo que del proceso sino del resultado, que sería la curación. Si el psico-
se llama Comité Estatal de Etica, que trata de someter el desa- análisis es una cura, se crea un problema en psicoanálisis con
rrollo de la ciencia a una supuesta ética que sería: no tocar la la noción de curación, que es problemática en psicoanálisis, y
humanidad, no tocar la reproducción de la humanidad. Así, eso se puede entender de manera muy sencilla: es que la noción
existe la idea de que hay un bien que vale más que la investiga- misma de curación es solidaria de la noción de síntoma.
ción o la búsqueda de la verdad científica. Estamos, en este fin El síntoma analítico no tiene objetividad a diferencia del sín-
de siglo, en una coyuntura muy distinta de la del siglo anterior, toma psiquiátrico; el síntoma analítico está fundado sobre una
donde se podía pensar que, como a través de un milagro, el pro- autoevaluación del sujeto mismo, de tal manera que a veces, re-
greso del conocimiento científico debía confluir naturalmente gularmente, el síntoma analítico es imperceptible a los demás.
con el bien de la humanidad. Nosotros ahora estamos en el pe- Con el síntoma obsesivo a veces se traduce claramente en la
ríodo del m a lestar en la cultura y quizá s un poco más adelante: conducta, pero puede ser también únicamente reservado a la in-
en la época de horror en la cultura. timidad del sujeto, de manera que sea imperceptible a diferencia
Ahora, es la supervivencia de la humanidad misma la que es- de los pacientes mandados al psiquiatra. A veces hay gente man-
tá puesta en cuestión a través del desarrollo de la ciencia, es en dada al análisis por los padres, por los compaüeros, etc., y sabe-
ese sentido que, en relación a la época de Freud, ahora cuando mos que eso crea una cuestión propia en el análisis, que cuando
hablamos de la ética del psicoanálisis el problema es distinto. la llegada de un sujeto a análisis se hace por razón de un man-
Por el momento nadie piensa que el desarrollo del psicoanálisis dato exterior, una subjetivación de ese mandato es necesaria.
amenaza la supervivencia de la especie humana. El desarrollo Freud mismo en su comentario del caso de la joven homosexual
del psicoanálisis puede amenazar a tal o cual persona por un nota la dificultad propia del caso debida a ese pedido exterior, y
error terapéutico, pero por el momento nadie piensa que el psi- quizás el fracaso de ese análisis tiene que ver con la modalidad
coanálisis amenaza a la humanidad. misma de la entrada en la experiencia.
Un análisis no es una aventura intelectual, la praxis de un Se entiende que si el síntoma analítico depende de la autoeva-
análisis es un sufrimiento, es una queja. es la declaración de luación del sujeto, correlativamente la curación misma está fun-
un ser que quiere cambiar, y cuando esos elementos faltan un dada sobre una autoevaluación del sujeto. Seguramente conta-
análisis es muy dificil. Alguien que se siente bien, alguien que se mos también con una evaluación por parte del analista sobre la
siente en el colmo de sus posibilidades y que quisiera hacer un curación del paciente, pero sucede que a pesar de que el analista
análisis para poder ser analista, por ejemplo, no daría una pra- puede pensar que el paciente ha sido curado, el paciente no lo
xis a la experiencia; hay siempre que esperar cuando alguien di- cree; es lo que Freud llamó la reacción terapéutica negativa, y
ce "todo va bien para mí", hay que esperar hasta el segundo, ter- que describe, en cierto modo, que Freud pensaba que el paciente
cer encuentro. Pero, fundamentalmente, la praxis del análisis es estaba curado y que el paciente no creía estar curado, . no quería
un sufrimiento y no una búsqueda intelectual. Así, es claro que ser curado.
nada podría autorizar al analista a acoger esa queja si él no pen- Así, creo que esa consideración bastante elemental puede ex-
sara tener los medios de remediar ese sufrimiento. De tal mane- plicar muy bien los impasses de la estadística. Cada vez que voy
ra que, evidentemente, el analista está en una posición de tera- a los Estados Unidos hay preguntas sobre las cifras de curación,
peuta, de aquel que cura, que piensa poder curar_ De tal manera los norteamericanos han hecho muchos esfuerzos costosos para
que para los discípulos de Lacan como para Lacan mismo, y pa- evaluar el resultado de la cura psicoanalítica, y las cifras nunca
ra Freud seguramente, el psicoanálisis cura, el psicoanálisis es caen bien, no sirven, porque los criterios de la curación en análi-
una terapia. Pero, no es por esa razón que podemos excluir, pen- sis son subjetivos, dependen de la palabra del sujeto, y el hecho
114 Jacques-Alain Miller La ética en psicoanálisis 115

mismo de la transferencia hace esa evaluación difícil a tal punto el Lustprinzip podría aparecer en Freud como un hecho del in-
que si uno se pregunta: pero ¿de qué puede curar el psicoanáli- consciente. Freud, también Nietzsche, nos presentan una genea-
sis?, ¿qué es la curación que realmente un análisis puede pro- logía de la conciencia moral. Michel Foucault mismo podría estar
bar?, puede ser la curación la transferencia analítica misma, y a en esta línea en tanto que también considera la forma universal
menudo, dejar de ver al analista es ya curarse del analista como de la ley moral, sólo que correlativa de un momento histórico y
enfermedad. no como un dato innato del ser. Con respecto a Kant, el freudis-
De tal manera que eso conduce quizás a pensar que no hay mo podría aparecer como vinculado más a la moralidad antigua
otra finalidad en un análisis, ni otro fundamento de la curación que a Kant.
analítica, sino una satisfacción; que el análisis se termina cuan- En la antigüedad, el "para todos" no tiene sentido, no está
do ha producido en el sujeto una satisfacdón, que se satisface constituido. Primero, porque existen los amos y los esclavos y,
de lo que ha ocurrido. Una satisfacción evidentemente que de- como se sabe, la moralidad es una moralidad para los amos, di-
pende de la confesión, del consentimiento del sujeto; es dificil rigida a los amos y no a los esclavos. Una moralidad universal
pensar un bienestar, una felicidad que no incluyera el cuerpo del borra esa distinción. Pero, además, no se puede encontrar en la
sujeto mismo; dificilmente se puede pensar que un otro puede moralidad antigua que el sujeto universalice la regla de su ac-
decir "Tú eres feliz" cuando el sujeto dice lo contrario; ahí es difi- ción.
cil pensar una objetividad de la felicidad. Así, eso hace ya de la A partir de Kant, el sujeto universaliza la regla de su acción,
ética del psicoanálisis quizás un hedonismo y eso se traduciría piensa en el lugar de todos, en referencia a todos, eventualmente
-y ha sido traducido- como un amoralismo psicoanalítico; y se siente responsable de la humanidad. En la medida que ese
efectivamente, en el momento de la emergencia del psicoanálisis para todos está ya constituido a partir de la ciencia moderna, el
eso parecía parte integrante del psicoanálisis. sujeto que piensa en el lugar de todos se nos impone. La ciencia
Ahora, para dar un poco de fuerza, de formalización, podría- moderna, con el poder que detenta, que da a la humanidad el
mos decir que quizás el psicoanálisis no tiene otro programa que poder maldito de destruirse en su conjunto -un pequeño aguje-
el programa del principio del placer, ese principio del placer que ro en el ozono, que nadie conoce ni puede ver-, nos obliga a
atraviesa toda la obra de Freud desde el comienzo -La interpre- pensar a nivel del todo. Obliga a tomar medidas para tratar de
tación de los sueños, Cap. VII-, y que está presente también en tapar ese agujero supuesto. Digo supuesto porque nunca lo han
El malestar en la cultura como una referencia necesaria y cons- encontrado, pero ya el significante del JI... de Lacan nos hace creer
tante. En El malestar en la cultura, precisamente, habla de la que existe ese agujero.
presencia inevitable en el ser humano de sensaciones de placer y En la antigüedad, por ejemplo, la guerra era mucho más per-
dolor -displacer-' y del hecho de que evitar o suprimir esa sen- sonalizada. El enemjgo se podía mirar a los ojos. Es lo que des-
sación de displacer es ordenado por el principio del placer. El cribe la flíada, uno conocía el nombre del enemigo; a veces, la fa-
principio del placer es, según Freud, lo que en el ser humano milia también. Es algo con lo que se convive. No tiene nada que
exige que el dolor sea evitado, y constantemente, desde el ini- ver con la distancia, con el famoso botón, que se puede presio-
cio de su obra, eso es para Freud el principio soberano de la nar una vez y destruir todo sin conocer nada.
tyché, de lo que es para él la tyché; de modo tal que en la con- También la moralidad de la antigüedad es una moralidad de
cepción de Freud se puede decir que placer y dolor son innatos, la particularidad, que se puede presentar, como lo hace Fou-
pero que el bien y el mal no lo son. Placer y dolor pertenecen a lo cault, como las diversas escuelas en la antigüedad. Son diversos
esencial del ser humano. Es decir que Freud hace del Lustprin- estilos de moderación o de rigor en la vida. Pero diversas versio-
zip una ley, una ley a la cual ningún fenómeno escapa. Voy a to- nes (se puede decir) del principio del placer, porque no se trata
mar una comparación del campo de la ética; de la misma mane- de pensar la acción con relación al todo, a la humanidad, sino
ra que Kant hace del imperativo categórico un hecho de la razón, de andar bien consigo mismo.
116 Jacques-Alain Miller La ética en psicoanálisis 117

Se puede decir que en la moralidad antigua la ética confluye creían los antiguos, sino a Ja alucinación. Es por esa deficiencia
con la dietética, es un régimen de vida. Y, por ejemplo, es un del principio del placer que Freud se vio obligado a inventar el
principio ético el no comer demasiado para andar bien, para res- principio de realidad. Los antiguos no necesitaban el principio
petar el principio del placer. Es también una ética de la medida, de realidad porque el principio de placer en sí mismo incluía la
de discriminación entre los objetos, un poquito de eso pero no realidad. Una regla que no fuera de la acción era impensable.
demasiado. Ese ambiente de moderación produce una atmósfera Freud parece contradictorio cuando dice que el principio de
ética completamente distinta del sin límite de la moralidad kan- los principios, el soberano, es el principio del placer, y en otros
tiana. lugares dice que el principio del placer cede el paso al principio
La moralidad kantiana no conoce limites. Dice, simplificando, de realidad.
"tú debes actuar de manera que eso pueda tener valor para to- Existe como una inconsistencia en ese punto en Freud, y he
dos. Y si debes sacrificar todos tus intereses, tu bienestar, etcé- dicho rápidamente ayer que eso nos da dos corrientes en el psi-
tera: ¡Adelante!". Es decir, la moralidad kantiana es una morali- coanálisis: PR ; PP .
dad de sacrificio del principio del placer. PP PR
La moralidad antigua, por el contraiio, implica vanas versiones Están Jos que piensan que en el psicoanálisis se trata de Ja
del principio del placer, y Foucault, por ejemplo, muestra también dominación del principio del placer por parte del principio de
que la dimensión de la sexualidad no está constituida como tal en realidad, que el analista representa el principio de realidad, y es
la antigüedad. En las cuestiones de Ja sexualidad, el principio del entonces el modelo a seguir, con el cual identificarse. Se trata de
placer no es el principio soberano. Así, en la moralidad antigua la psicología del yo. La otra tendencia diría, por el contrario, que
se trata del placer, pero de un placer bien entendido, calculado, el principio de realidad debe obedecer al principio del placer. Se-
reflexionado, moderado, refinado y estilizado, distinto del cálculo ría una manera rápida, para ubicar Ja llamada escuela inglesa,
de placer de Bentham que reflexiona sobre el placer y el bienestar, que Freud mismo critica en una nota de El malestar en la cultu-
pero ya a nivel del número máximo, de la mayoría, que ya tiene ra. Allí Freud se dirige claramente a Abraham, Klein y sus discí-
que ver con lo universal kantiano, a pesar de ser puramente em- pulos, Jones, etcétera. Es decir, los que piensan que la orienta-
pírico. Es una versión empírica del universal. ción del psicoanálisis se encuentra en la permisividad, mientras
Así, tanto en Bentham como en Ja moralidad antigua, se trata que El malestar en la cultura está hecho para mostrar que Jo per-
de un placer aliado al logos, como si el placer pudiera ser aliado misivo no es una salida y que la permisividad es la ocasión de
al Jogos, a la razón. En esto ya se ve que el principio del placer constituir un superyó más feroz aún.
en Freud no tiene nada que ver con el principio del placer anti- Creo que hay una sola manera de acordar los dichos de Freud
guo, que precisamente en Freud el placer escapa a la modera- y de ubicar el problema de Ja ética.
ción y al cálculo y no tiene una alianza con la razón. En El ma- He dicho una sola manera, con el riesgo de aparecer dogmá-
lestar en la cultura dice Freud que no hay nada que le permita al tico. No lo piensen, sólo que no he encontrado otra manera
programa del principio del placer del ser humano ser realizado de pensarlo. Si hay alguien que piensa desde otra perspectiva,
en el mundo. Ese fue, por el contrario, todo el esfuerzo de lamo- estaría desde ya encantado de cambiar de posición sobre ese
ralidad antigua. punto.
Freud piensa, a la vez, el principio del placer como principio Tomamos como punto de partida lo que necesita la puesta en
soberano y su fracaso necesario, y es por eso que Freud encuen- marcha del principio del placer freudiano, ese prtncipio del placer
tra el reino propio del principio del placer no en el mundo, no en que debe permitir anular, evitar, las sensaciones de displacer.
la realidad, Jo encuentra en los sueños, y es allí que ve que la Tomamos como punto de partida la existencia de una cierta
aplicación del principio del placer es, fundamentalmente, cantidad de tensión igual a x. Esa cantidad de tensión entra en
una aplicación alucinatoria. No se aplica a la acción, como un circuito que es el aparato del principio del placer que debe, a
118 Jacques-Alain Miller La ética en psicoanálisis 119

la salida, permitir la reducción a cero de esa cantidad de ten- ción de Freud. Así, como Clausewitz decía que la guerra es la
sión. Eso sería el éxito del principio del placer. continuación de la política a través de otros medios, se puede

CT=X-} o -}CT=O
decir que el principio de realidad es la continuación del principio
del placer a través de otros medios, y eso es, en mi opinión, lo
que ha conducido a Lacan a formular que toda realidad es fan-
Y precisamente, todo lo que Freud descubre en la experiencia tasmática.
parece indicar, al contrario, que no se logra esa reducción a ce- Es decir, toda realidad obedece también al principio del pla-
ro, y que además puede parecer que esa reducción a cero sería cer. ¿Con qué diferencia? Con la única diferencia de los órganos
identificable en el límite, a la muerte misma. De tal manera que sensoriales. Para dar un ejemplo: uno duerme, como al dormir
queda siempre una cierta cantidad, x' más grande que cero. uno encuentra algunas dificultades, por ejemplo una pesadilla,
abre los ojos, y produce los datos del mundo, pero para conti-
CT =X: >O nuar satisfaciendo el principio del placer, de tal manera que La-
can formula, efectivamente, que uno abre los ojos para conti-
Podemos decir que el objeto a de Lacan es siempre esa canti- nuar durmiendo, y que es, en ese sentido, un falso despertar.
dad irreductible que el funcionamiento del principio del placer Quizás podríamos continuar así y decir que lo que Freud lla-
no logra hacer desaparecer. ma el programa de la cultura. que modifica la realidad, es tam-
bién la continuidad del principio del placer.
CT=X: >0

~
La_J

Pero estamos en Freud. ¿Qué pasa cuando ese aparato no lo- i


gra realizar su fin? Es lo mismo que cuando quieren tener luz.
Encienden, no es suficiente, y tratan, por ejemplo, de cambiar la
@
lámpara por una más potente o encender una segunda luz. i
En Freud. el funcionamiento, la puesta en marcha del princi- CT=x-}@ -}CT=x>O
pio de realidad, está enlazada al fracaso del principio del placer
para lograr su finalidad de reducción a cero de las tensiones. Se podría continuar un poco más y decir que, según Freud, la
Como no se reduce, se introduce un nuevo circuito que Freud ética es el nivel más alto, más complejo del programa de la cul-
llama principio de realidad. De tal manera que visto desde cierta tura, y es en ese sentido que Freud dice en la cita que yo tenía
perspectiva, se puede decir que el principio del placer está reem- para empezar, que la ética es como una tentativa terapéutica pa-
plazado por el principio de realidad. Pero según otra perspectiva, ra realizar, a través del mando del superyó, algo que no ha sido
el principio de realidad no es más que la continuación del princi- posible realizar a través de alguna otra actividad cultural. Es de-
pio del placer, es decir, se trata siempre de la misma finalidad. cir que es un cierto fracaso del programa de la cultura el que po-
ne en marcha el programa ético que intenta realizar la renuncia
@ de las tensiones y lograr ese cero.
i Así, he presentado acá una puesta en marcha de sucesivos
principios, debido al fracaso de obtener ese cero. Lo que queda es
CT=X-} @ -}CT=x'>O ese algo de lo que Lacan deduce que hay, y lee eso de El males-
tar en la cultura, una cantidad inanulable por la puesta en mar-
Para mí, es la única manera de hacer compatible la concep- cha de esos varios sistemas.
La ética en psicoanálisis 121
120 Jacques-Alain Miller
Eso repite el mismo movimiento que hemos visto acá. A tal
Hay en Foucault la idea, que para nosotros sería una salida, punto que, la metáfora como la traduce Lacan, la metáfora pater-
de volver a los griegos. Es decir - es mi posición-, que lo que él na, a través de la cual Lacan traduce el Edipo en su escritura fa-
ha escrito como historia de la sexualidad, es en realidad una ar- mosa: NP indica, necesariamente, el sometimiento del goce pri-
queología del psicoanálisis, y que como el psicoanálisis no es DM
una formación ideológica como las otras, Michel Foucault no pu- mario, por parte de un N del P que es casi un principio de reali-
do quedarse en el ambiente de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX, que dad, el Edipo cuenta la misma historia que la metapsicología.
fueron siempre su campo de investigación, y se vio obligado a
volver hasta el comienzo de la civilización. G --t j Edipo j --t e
Lacan también hizo una arqueología del psicoanálisis, es de- (Goce)
cir, un estudio de las condiciones históricas de posibilidad del
psicoanálisis, y ha mostrado entre esas condiciones el corte ético Pero más allá de eso, Lacan abandonó progresivamente la po-
kantiano, es decir, el descubrimiento de una zona más allá del sición del Edipo en ese lugar y generalizó esa estructura freu-
bienestar, que descubre Kant. Esa zona más allá es identificable diana, simplemente al poner acá adentro - en ese lugar- el
a lo que no se puede reducir a través del principio del placer. lenguaje mismo, es decir, considerando que es el lenguaje mis-
Se trata así de una cantidad que se debe tener en cuenta en mo el que borra el goce, quedando como resultado la castración
todos los cálculos de la supuesta curación. Quizás la curación más una cantidad llamada "a" que no es reductible, que no es
no sea sino aislar esa cantidad que es la causa secreta de la negativizable.
puesta en marcha de todos esos aparatos, esa cantidad, irreduc-
tible, que es la causa fundamental de la puesta en marcha del G --t [Lenguaje 1 --t C
principio del placer, el secreto de la realidad, el misterio de la
cultura y el enigma de la ética. Así, en ese lugar se puede poner todo el grafo de Lacan - el
Creo que se puede ver inmediatamente el carácter homólogo grafo del deseo- y es de ese grafo que he tomado esas dos le-
que hay entre la presentación que he hecho hoy acá, y la manera, tras .
tan sencilla, con la que Lacan presenta el piso superior de su gra-
fo, es decir -voy a conservar las letras francesas y voy a simplifi-
car-, como un vector que va del goce a la castración. Es decir, se
puede ver que la estructura fundamental de la metapsicología, es G -ti # 1--tC+a
homóloga a la estructura misma de la que da cuenta el Edipo, y
acá, en lugar del principio del placer, podemos escribir la estruc- El lenguaje, en Lacan, está en el mismo lugar del principio del
tura del Edipo, en tanto que el Edipo funciona en Freud como lo placer de Freud, y es en el último Lacan, el que da cuenta de la
que hace pasar, de un goce invasor, a la castración. obliteración del goce, y presenta al "a" como el resto de esa ope-
ración de borramiento. Es decir, que el "lingüistismo" de Lacan,
está hecho para dar cuenta de la metapsicología freudiana.
Eso implica también algo fundamental que no ha sido tan
bien visto, creo. Implica que no es la ley lo que prohíbe el goce.
Goce Cuando uno pone acá el Edipo se puede decir que es la ley pa-
terna, que es el Nombre-del-Padre lo que prohíbe el goce, de tal
manera que se puede pensar que salir del régimen del Nombre-
clel-Paclre, sería la liberación.
122 Jacques-A lain Miller La ética en psicoanálisis 123

Por el contrario, si se pone en ese lugar el lenguaje como tal Es a partir de eso que distinguió, efectivamente, la pulsión
se debe concluir que no es la ley lo que prohíbe el goce. Lacan que concierne al objeto y la pulsión que concierne al yo, distin-
dice: "no es la ley que prohíbe el acceso del sujeto al goce -y guió dos tipos de pulsiones y es esto lo que expone antes de su
añade-, es el placer", pero significa también: es el lenguaje mis- "Introducción del narcisismo".
mo, siendo la ley paterna un redoblamiento de esa interdicción
que funciona en el nivel primario del lenguaje. Desde esta pers- Yo Objeto
pectiva se puede decir que el superyó redobla esa interdicción
que funciona primariamente en el lenguaje. Es decir, que hace
del Triebverzicht de la renuncia al goce pulsional, un deber, ¿Es la novedad clínica, en 1914, de la "Introducción del narci-
cuando, en ese nivel se trata de un efecto necesario. sismo"? La novedad es la unificación de la libido. Es decir, de-
Así. se puede ver la homología entre la metapsicología freu- muestra que cada vez que se vacía el yo, es para investir el obje-
diana, la teoría del Edipo y la introducción de la función del len- to, y a la inversa. A partir de un principio tan simple, ordena
guaje en Lacan, de manera tal que el Edipo pierde esa función muchos trastornos mentales. Es a partir de esto que puede dar
constitutiva que tiene para Freud, y Lacan puede formular que cuenta de la hipocondría, de la paranoia, de la melancolía, de los
el goce es prohibido al que habla como tal, es decir, al que está desplazamientos de la misma libido entre el yo y el objeto. Con
situado en el lenguaje. Esa frase significa que el Edipo es como un esquema que no es más dificil que éste y que es la justifica-
la superestructura sobre esa anulación estructural primaria. Así ción freudiana del estadio del espejo.
el primer antiedipo lo ha escrito Lacan, separando el Edipo y la
castración, valorizando la lógica de la castración y dejando el • •
Edipo a nivel imaginario.
Lo que en realidad permite toda esta simplificación, es que es- ~aa'
toy utilizando un solo concepto de goce, cuando en Freud necesi-
tamos un aparato mucho más complicado. La objeción que se po- Lo que Lacan traduce en el estadio del espejo, con la recipro-
dría hacer nadie la ha hecho y es por eso que la hago yo mismo cidad del a y el a', es la "Introducción del narcisismo" de Freud y
porque ¿quién sabe mejor las fallas de un argumento que quien el carácter correlativo de la libido del yo y de la libido de objeto.
lo ha propuesto? Lo que implica este esquema es que la libido es El tercer momento, y los analistas se han detenido en esto,
arrastrada en el mismo camino que la pulsión de muerte. Este es reintroduce un binarismo. Como ustedes saben pone la libido, a
un esquema libidinal, donde encontramos en la continuidad, la la vez yoica y objeta!, de un lado, para distinguir la pulsión de
muerte. Para Freud, al contrario, el binarismo es esencial. En El muerte como distinta. Freud mismo señala que los analistas no
malestar en la cultura, él le da la más grande importancia al bi- lo han seguido en ese punto, que estuvo solo para admitir como
narismo de las pulsiones. Y es en ese lugar precisamente de falla, tal la pulsión de muerte.
en ese lugar donde uno puede presentar todo esto como antifreu-
diano, como no freudiano, es precisamente en ese lugar donde, Pulsión de Libido
creo, se puede triunfar argumentativamente, pensando bien el muerte • •
camino del propio Freud a propósito de las pulsiones. \J
Freud mismo hace el recorrido de su teoría de las pulsiones Esto produjo una división de los caminos en la historia del
en tres tiempos cronológicos. psicoanálisis. Es el problema que se han planteado, por ejemplo,
El no encontró el concepto de pulsión en la biología, lo encon- Hartmann, Kris y Loewenstein en un artículo sobre la teoría de
tró en la poesía, lo encontró en Schiller, en la distinción del la agresividad: ¿cómo dar cuenta de esa pulsión de muerte, o al
hambre y del amor. menos de la agresión con respecto a la libido? Todo el esfuerzo
124 Jacques-Alain Miller La ética en p s icoanálisis 125

de ellos - no lo voy a desarrollar- fue construir la agresión se- goce traduce fundamentalmente lo que resiste a la moderación
gún el modelo de la libido. Es decir, tomar todos los textos de del principio del placer.
Freud sobre la libido y ver si funciona la misma cosa para la Y también, en la experiencia, traduce lo que Freud ha percibi-
agresión. do por ejemplo en Ja neurosis obsesiva: que el síntoma traduce
Es en ese punto donde podemos situar la intervención de La- una interdicción de satisfacción pulsional, de Befriedigung, pero
can. Hay un vínculo esencial de la obra de Lacan con Freud. está obligado a ver que la misma interdicción de la satisfacción
Lacan representa -y es el sentido de toda la ética del psicoanáli- puede constituir una satisfacción sustitutiva. Voy a leer un pa-
sis- el cuarto tiempo de la construcción de Freud. Es decir, que rágrafo que me parece indicativo de esto en Inhibición, síntoma y
lo que Lacan ha creado es - como cuarto tiempo- la comunica- angustia, cuando Freud dice exactamente: "Hay satisfacciones
ción entre esa pulsión de muerte y la libido. Es decir, el cuarto que se burlan de toda especie de defensa", y que "la formación
tiempo de unificación. Y ¿cómo la ha llamado Lacan a esa cone- del síntoma triunfa cuando la interdicción logra ser amalgamada
xión esencial entre libido y pulsión de muerte? La ha llamado: el a la satisfacción. De tal manera que la interdicción o el mandato
goce. originariamente rechazantes toman también el sentido (Bedeu-
tung) de una satisfacción. De tal manera que además de la signi-
Pulsión de Libido ficación original, los síntomas tienen el sentido, la significación
muerte del opuesto directo". ("[ ... ] prevalecen las satisfacciones, que
• • burlan toda defensa. Constituye un triunfo de la formación de
~ síntoma que se logre enlazar la prohibición con la satisfacción,
Goce de suerte que el mandato o la prohibición originariamente recha-
zantes cobren también el significado (Bedeutung) de una satis-
Si podemos entender el concepto de goce en Lacan como un facción (Befriedigung). [ ... ] En casos extremos el enfermo con-
concepto único es porque en el concepto de goce tratamos, a la sigue que la mayoría de sus síntomas añadan a su significado
vez, la libido y la pulsión de muerte, la libido y la agresión, no originario el de su opuesto directo [... ]") (Inhibición, síntoma y
como dos fuerzas antagónicas y exteriores una a la otra, sino co- angustia, A.E., T. XX, cap. V, pág. 107.)
mo el nudo que constituye un clivaje interno. El mismo clivaje Finalmente, se puede decir que lo que Freud trata de atrapar
interno que Freud descubrió en la economía del masoquismo, es en esto es exactamente lo que Lacan atrapa y simplifica con el
decir. una patología del placer en el displacer. concepto de goce.
Freud lo descubrió lateralmente, mientras que Lacan lo insta-
la en el centro de la teoría de las pulsiones. Se puede decir que
el concepto lacaniano de goce constituye el cuarto tiempo del iti-
nerario freudiano. Y, en eso, ordena muchos de los fenómenos
de la experiencia. Seguramente hace del masoquismo un estatu-
to fundamental del sujeto.
El goce como nudo de la pulsión de muerte y de la libido hace
del sadismo un fenómeno subsidiario. No es la agresión al otro
lo esencial en Lacan, esto tiene su lugar en el narcisismo espe-
cular, lo fundamental es que cuando goza. el sujeto se destruye
a sí mismo, que el goce en sí mismo es una destrucción, y que es
en eso que no tiene nada que ver con el principio del placer con-
siderado como una moderación y un bien-hacer. El nombre de
CONFERENCIA A LOS
ESTUDIANTES DE PSICOLOGIA

Hay aquí un efecto propio del número de gente, que es lo que


Freud llamaba las masas, la masa de la cual Freud hace la psi-
cología, como dice, en relación con el análisis del yo. No necesi-
tan ser millones de personas. Con una tal masa hay que tener
cuidado y conviene, a alguien convocado en este lugar en tanto
que psicoanalista, tratar de evitar de reforzar los efectos de ma-
sa, de manera de poder dirigirme más a cada uno que a todos.
No sé si es posible. Esto me hace recordar bastante Ja atmósfera
de Mayo <le! '68 y quizás pueda decir unas palabras sobre eso.
Tengo acá las preguntas que me fueron adelantadas por parte
de los responsables del Cent.ro de Estudiantes. Voy a leer rápida-
mente esas preguntas y tomar algunas.
1) Recorrido de Miller. .. ; 2) Coincidencias y diferencias entre
el inconsciente para Freud y el inconsciente para Lacan; 3) Con-
cepción de Ja terapia psicoanalítica y de Ja cura en psicoanálisis
a partir de Jo anterior; 4) Qué significa que el psicoanálisis no
cura; 5) Qué caracteriza a un análisis lacaniano; 6) Relación en-
tre sujeto y estructura y estatuto de la historia para Lacan; 7)
Estructuralismo, posestructuralismo y posmodernismo. ¿Cómo
se ubica en relación a esos movimientos el psicoanálisis lacania-
no?; 8) Importancia y consecuencias del Mayo Francés para las
ciencias sociales; 9) Posiciones políticas de Lacan y posición de
Lacan frente a la política; 10) Balance del lacanismo a más de 35
años del "Discurso de Roma" y a casi 10 años de la muerte de
Lacan; 11) ¿Cuál es la función social, si la tiene, del psicoanáli-
128 Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 129

sis?; 12) Ubicación del psicoanálisis a la luz del Malestar en la más críptica, indirecta, como si se refirieran a cosas del pasado a
cultura, hoy. repensar. Cuando Lacan, por ejemplo, hablaba de Sócrates, daba
Como la atmósfera me hace recordar a Mayo del '68 y esta fe- el sentimiento de confrontarse en el presente con la posición de
cha tiene una importancia en mi recorrido, voy a empezar por Sócrates. El no alejaba a Sócrates en la erudición histórica, que
esas dos preguntas, brevemente. por otro lado poseía, sino que nos conducía a pensar que se
Creo que puedo empezar con una confesión de mi edad men- trataba de alguien que había vivido y que había adoptado una
tal. Cada uno tiene seguramente una edad mental, que no es lo cierta posición subjetiva que también ahora podía tener sentido.
mismo que su edad cronológica. Tiene que ver, seguramente, con Fue así que del interés por el marxismo, por la historia de la
una identificación imaginaria de cada uno. Mi edad mental, en filosofia, quizás por las ciencias sociales, fui captado por el inte-
ese sentido, debe ser algo así como de 17 o 18 años. Hay una rés intelectual por el psicoanálisis, sin abandonar el resto. Pero
pieza de teatro francés donde hay un loco que viene a ver al co- en Mayo del '68, cuando se produjo la insurrección de los estu-
misario de policía, y el comisario de policía le pregunta su edad diantes, en un momento en que yo cumplía mi primer año de do-
y él dice: 20 años, cuando claramente él tiene 50 o 60 años. El cente -yo no me sentía docente, era un estudiante que había ter-
comisario de policía le dice: ¿cómo, usted tiene 20 años? Y él le minado sus estudios- fue natural, casi espontáneo, estar en ese
contesta: sí, he tenido 20 años, me parecía una linda edad y así movimiento. Estar con las masas estudiantiles; había también
la he conservado. en ese tiempo un movimiento obrero potente; eso me alejó de la
Así, no tengo dificultad en recordarme en esos días de estu- filosofia, de los estudios y también de la proximidad con la ense-
diante. En realidad el Mayo del '68 fue un corte para mí. Había ñanza de Lacan, a pesar de que fueron por tres o cuatro años los
empezado (ése es mi recorrido) estudios de Filosofia -he termi- únicos textos teóricos que continué leyendo.
nado esos estudios también-; era una época donde el estructu- Después volví al psicoanálisis. Experimenté desde el interior
ralismo, que está recordado en esas preguntas, pasaba por su los límites, los impasses, de lo que se puede obtener de un movi-
momento de más intensa moda en París. Fue una linda época, miento de masa, y con ese conocimiento volví al psicoanálisis.
yo tenía como profesor de Filosofia en la Escuela Normal a Louis Después de una experiencia, uno sabe siempre un poco más.
Althusser, su adjunto en esa época era Jacques Derrida; bien, Existe, a veces, el deseo de transmitir a los más jóvenes, cod los
creo que cuando se habla de postestructuralismo se hace refe- cuales yo no tengo dificultad -he dicho- de identificarme, la ex-
rencia a él. periencia de uno. Realmente no sirve porque para que una expe-
Fui al primer Seminario de Roland Barthes en el año '62, creo riencia pueda dar una enseñanza, hay que pagar el precio de la
que fue la primera vez que oía hablar de Derrida y también tuve experiencia y nadie puede hacerla en lugar de otra persona. Si la
la ocasión de escuchar al joven Michel Foucault. A veces, gentil- lucidez debe conducir a no hacer nada y a no esperar nada, no
mente, Roland Barthes me invitaba después del Seminario a ce- estoy a favor de esa lucidez, prefiero el engaño.
nar con Foucault. A los 18 o 20 años era bastante interesante Y pienso que ésa fue también la política de Lacan en cierto
conocerlos. modo cuando él dice: "los desengañados yerran o se pierden". El
Y es en ese ambiente donde conocí, exactamente en el año '64, no formuló el fin del análisis, el ideal del análisis como un des-
a Lacan, que vino a hablar a la Escuela Normal Superior por in- engaño total. Al contrario, formuló el fin del análisis como acep -
vitación de Althusser; eso se puede leer como Seminario XI, Los tar, asumir un cierto tipo de engaño, casi de engaño metodológi-
cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Vi por primera co. Por ejemplo, hay gente en el ambiente de las ideas que es
vez a Lacan en ocasión de la primera Conferencia de ese Semina- ecléctica y que me considera dogmático. Son eclécticas porque
rio. Y fue ... , ¿cómo decirlo?, un flechazo intelectual. Lacan no dicen: hay varias maneras de pensar el psicoanálisis, hay varias
hablaba como los otros, hablaba en contacto directo con las maneras de pensar la sociedad y por qué no tomar lo mejor de
cuestiones, con los temas que los otros abordaban de manera cada uno, un poquito de ese plato, un poquito de ese otro y así
130 Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 131

eso hace una comida más rica. Creo que eso no funciona, al me- analista es también, a veces, autorizar. Escuchar y dejar al pa-
nos, en el psicoanálisis. ciente decir todo es, de parte del analista, autorizar y hay mo-
Mi perspectiva, siguiendo la de Lacan, es una perspectiva lógi- mentos donde se debe cortar, para reconducir al paciente hacia
ca del psicoanálisis. En el psicoanálisis no encontramos objetos el trabajo analítico. Si, por ejemplo, el discurso del paciente em-
ya hechos, no encontramos sustancias, no encontramos mate- pieza a tomar la vertiente de un amor infinito de transferencia,
rias. Para ordenar el campo de los fenómenos analíticos, ¿qué la libre asociación debe restringirse un poco porque podría tener
podemos hacer, sino tomar como los lógicos una hipótesis, qui- el sentido de la complacencia del analista. Eso ya es responsabi-
zás un axioma, un vocabulario dado, y después tratar de deducir lidad del analista y necesita el manejo del tiempo. La responsa-
hasta el punto en que no se puede deducir más? Es decir, ¿en el bilidad del analista no es compatible con un tiempo fijo. La aso-
reino lógico, en la dimensión lógica, cómo se producen objetos? ciación libre es también como un permiso de irresponsabilidad
Se producen con la condición no de tomar varios axiomas que para el paciente. "Puede decir las cosas sin pensarlas", "puede
están en contradicción los unos con los otros sino de definir un decir cosas feas, hostiles, etcétera". Esto implica del otro lado,
conjunto de axiomas. A partir de eso deducir, de manera casi por parte del analista, la responsabilidad.
ciega, hasta el punto que eventualmente uno encuentra una Se permite "decir todo": libertad, ¿y qué se produce en la ex-
contradicción que de esa manera descalifica la deducción o que periencia? Menos y menos libertad del decir. Es decir que pro-
uno puede decir: eso es lo que debía ser demostrado. gresivamente lo que se ha acumulado de la cadena significante,
Para mí seguir la orientación de Lacan es la misma cosa. Es del discurso, de lo dicho anteriormente, más y más limita las po-
tomar, por cierta razón, la hipótesis de que el inconsciente está sibilidades nuevas del dicho, se cierra más y más lo que se pue-
estructurado como un lenguaje, hipótesis que tiene algunos fun- de decir, a tal punto que es como si se encarcelara más lo que
damentos en la experiencia, y a partir de eso continuar dedu- hay que decir. Se pone menos y menos extenso, como si se redu-
ciendo y ver si se puede, a partir de esa línea, dar cuenta de los jera y se condensara; es eso que Lacan ha construido cuando
fenómenos de la experiencia analítica. No es dogmatismo, es ri- habla del objeto a, que es, efectivamente, lo que da la medida de
gor en la deducción, de manera de encontrar realmente dificulta- cada sesión, lo que queda por decir, lo que fue imposible decir, lo
des, y hay dificultades al dar cuenta del psicoanálisis según esa que, al mismo tiempo, está exactamente definido por todas las
sola hipótesis. Pero, tomar un poco de todo en ese ámbito lleva exigencias anteriores del dicho. Y lo que Lacan llama la cons-
solamente, a una confusión, hace que uno no pueda orientarse. trucción del "fantasma fundamental" obedece a esa ley. En cierto
Acuerdo más con lo que el lógico Carnap llamaba el principio de modo, un análisis ¿qué es?: solamente palabras. Un materialista
"tolerancia", el principio lógico de tolerancia, es decir, que está mecanicista del siglo XVIII diría: todo eso son fantasmas, son sólo
permitido tomar cualquier tipo de hipótesis, formular cualquier palabras. ¡Sal a la calle! ¡"Paciente, levántate y ancla"!
axioma, pero después, cada vez que se deduce un poco más, se Pero es con la condición de aceptar el engaño metódico de la
es un poco menos libre. La libertad puede ser total para empe- experiencia analítica que el sujeto puede, él mismo, encontrar lo
zar, pero hay un segundo paso, un tercero, y si se sigue, al final, que es imposible para él, puede encontrar algo que resiste a sus
uno se siente atrapado por la estructura misma que ha empeza- propios dichos, y que por esa razón se puede decir que es lo real.
do a poner en acto. ¿Qué es una experiencia científica? Es, fundamentalmente,
Es lo mismo en un análisis. La "asociación libre" es como el un aparato significante, es la articulación metódica de una
principio de tolerancia al nivel de la experiencia analítica: "diga cierta pregunta planteada, digamos, a la naturaleza, con la su-
todo lo que usted quiera", como si eso diera libertad. Y, ¿qué se posición de que hay como un saber ya inscripto en la naturale-
constata? Que poco a poco a partir de ese discurso que tiene la za. Como decía Galileo: la naturaleza está escrita en lenguaje
libertad como principio, la tolerancia del analista que debe "tole- matemático. Es la suposición de que hay ya en la naturaleza
rar casi todo" ... Digo casi todo, porque escuchar por parte de un un saber inscripto.
132 Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 133

La experiencia científica plantea una pregunta esperando una por eso es cierto que hay que ubicar al psicoanálisis a la luz del
respuesta que no se puede anticipar, si no no sería una expe- malestar en la cultura hoy.
riencia. Hay una "x". Una experiencia es algo que no se imagina Hay una pregunta que plantea: ¿cuál es la función social, si
antes, éste es el corazón de la experiencia. Y no sirve de nada la tiene, del psicoanálisis? Son preguntas menos evidentes de lo
cuando los más viejos tratan de proteger a los jóvenes diciendo: que pueden parecer. ¿Qué es una función social? Podría pregun-
"cuidado". tarse no cuál es la función del psicoanálisis sino qué es la fun-
Tomemos la Revolución Francesa -celebramos ahora el ani- ción psicoanalítica de la sociedad. Y la sociedad tiene una función
versario-. muchos de los que fueron líderes de esa Revolución, psicoanalítica.
diez aflos después eran condes, marqueses, duques, príncipes, La sociedad tiene la función psicoanalítica de presentar signi-
nombrados por Napoleón. Algunos murieron, quizás los mejores. ficantes amos a los sujetos, de ofrecer un código de la relación
Algunos fueron exiliados a las Américas. Pero los otros se trans- sexual y. fundamentalmente, de permitir al sujeto, a cada uno,
formaron, exactaa1ente, en las personas contra las cuales ha- evitar las preguntas más agudas sobre su ser con el imperativo
bían luchado. Una nueva aristocracia, solamente más brutal que de trabajar, de producir, hoy cuando la producción mercantil, la
la anterior. Una vieja aristocracia cansada como la del siglo xvm producción económica es un imperativo que se impone a todos.
era mucho más tolerante que los nuevos amos que tenían toda No se puede decir: Argentina está lejos de EE.UU. y Europa. Es
la energía revolucionaria. un país tan rico que podemos escapar al mercado universal. No
Una cosa que ensefla la experiencia analítica es hasta qué se escapa. Ustedes, como Francia, como los otros países, están
punto un sujeto está perdido en el mundo, hasta qué punto el encarcelados en ese orden, hoy mundial, cosa que no ocurría
sujeto está ubicado en un no saber esencial. Lacan tradujo eso antes. Es como si hoy existiera un superyó mundial que tiene
diciendo: "No hay relación sexual formalizable entre los sexos". como imperativo: trabaja, produce y el goce será para maflana,
Es decir que no se sabe qué es el Otro sexo, cómo definirlo. No como siempre.
hay en la especie humana la relación sexual que existe entre los Así, ¿qué hay de diferente hoy? Hay algo diferente. Freud ha
animales, donde es suficiente para uno encontrar el individuo dicho que el inconsciente no conoce el tiempo, pero es seguro
del otro sexo para que sea adecuado. Solamente porque es del que el psicoanálisis es un fenómeno moderno. No era necesario
otro sexo y se reconoce como tal. el psicoanálisis antes, un psicoanalista antes no se podía pen-
En la especie humana hay condiciones de amor: un hombre sar. Como dice Lacan, necesitaba antes la ciencia, el discurso
no reconoce a todas las mujeres, necesita algunos detalles, o que científico para pensar que una producción de palabras que pare-
lo conducen o que lo detienen. Y lo mismo ocurre con una mujer. ce al azar tiene una ley interna.
Así, lo que se ve en la experiencia analítica es una pérdida de El psicoanálisis necesita una fe, un engaflo de todos en el de-
orientación fundamental, que hace al sujeto dependiente de lo terminismo: "Voy a decir cualquier cosa, eso obedece a una ley",
que se le presenta como un eslogan, como una palabra clave, co- y vosotros, todos, lo creen.
mo lo que Lacan llama un significante amo. Precisamente por- Antes de que el espíritu científico fuera operativo en el mun-
que el sujeto padece de una falta de identidad -lo que Lacan es- do, el psicoanálisis no tenía lugar. Había seguramente gente que
cribe como un $- tiene que identificarse a un significante amo. sabía curar a través de la palabra y la medicina ha existido mu-
Eso se ve en la historia humana. Hay a veces momentos de cho antes que el discurso científico. Ahora pensamos la medici-
anarquía, otros de democracia total. Hay esfuerzos por salir del na como una disciplina científica, pero la medicina es muy ante-
camino anteriormente trazado, y luego un retorno al orden, rior a la ciencia. La medicina es un arte de la antigüedad, es una
eventualmente con un amo más terrible que antes, para hacer posición subjetiva fundamental de la humanidad. ¿Cómo cura-
que todo siga en la línea anterior. Ese mantenimiento del orden ban los médicos? En buena medida por medio de la palabra y de
social se puede entender a través de la experiencia analítica, y la confianza en el saber supuesto a ellos, que era completamente
134 Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 135

falso. También la posición del psicoanalista está determinada cía posible después de hacer una entrevista de tres cuartos de
por el saber que le es supuesto. hora, hacer la apuesta de que se trataba de una histeria.
Así lo nuevo: se ha destruido la familia anterior, la familia Eso es un aporte social. No soluciona los problemas de las
grande, la familia con los abuelos, los tíos, que era la forma de masas pero sí el de una persona; saber si se la debe ubicar en
vivir donde se compartía un saber en esos conjuntos. Se com- las psicosis o en la histeria puede cambiar mucho para esa per-
partía un saber sobre cómo manejarse en la vida, cómo orientar- sona. Ser escuchada con el cuidado de una neurótica o pensar
se frente a la estructura social, al código social. Todo eso ha sido que se trata ya de un proceso imposible de detener si no es a
poco a poco debilitado, disuelto en el mundo moderno. Y, a ve- través de medicamentos, por lo demás costosos.
ces, la gente viene al psicoanalista porque le falta esa orienta- La función social se puede indicar en esto: pensar en la res-
ción en el orden simbólico de la sociedad. Pero, más que eso, se ponsabilidad clínica que tiene el psicoanalista. La responsabili-
puede decir que a partir del momento en que el discurso de la dad no es solamente por las grandes causas, a veces uno mira
ciencia ha atrapado, ha capturado al mundo, ha disuelto las fa- muy lejos y concibe su responsabilidad muy lejos y muy universal
milias amplias, ha disuelto las colectividades, desplaza a la gen- y muy total y muy social, para evitar pensar en la gente que tiene
te, homogeiniza poco a poco al mundo, de tal manera que una a su lado, para evitar pensar en las responsabilidades que uno
noticia del otro lado del mundo llega acá en pocos minutos. Hay tiene hacia los prójimos. Y creo que el psicoanálisis permite ver
así un efecto de homogeneización que desubica al sujeto_ El psi- eso, permite ver que no es solamente a nivel del universo que no-
coanálisis se ubica acá. sotros tenemos responsabilidades, o a nivel de la colectividad,
El psicoanálisis no es una ciencia pero es una consecuencia también hacia una determinada persona. Es insuficiente decirlo
del discurso de la ciencia. Creo que, por ejemplo, una función así, porque parece un poco el mensaje cristiano. El psicoanálisis
social del psicoanálisis podría ser la de no identificarse, de ma- no es hacer caridad y por esa razón, para que no haya confusión,
nera inmediata, con las diversas causas que dividen la sociedad_ el analista se hace pagar; se hace pagar de manera de no ser con-
Pero, también, conocer, descifrar la sociedad moderna como un fundido, dado el bien que él hace, que no sea confundido comple-
efecto de ese discurso de la ciencia. La sola existencia del psico- tamente con un santo.
análisis ha hecho desaparecer las formas más extremas de la No sé por qué hay una pregunta que dice: ¿"qué significa que
histeria. Un efecto del psicoanálisis en la sociedad, es que alivia el psicoanálisis no cura"? No sé quién ha dicho que el psicoaná-
mucho, por ejemplo, los gastos de la salud pública. A través de lisis no cura, seguramente no Lacan. Lo que él ha dicho es dis-
una mejor clínica psicoanalítica hay casos que pueden salir de tinto: si el analista toma como finalidad de la experiencia analíti-
los hospitales, a condición, por ejemplo, de no confundir la es- ca "curar" no va a lograrlo. También Freud decía que el "furor
quizofrenia y la histeria. En los EE.UU. propuse a las feministas sanandis", el furor de curar, era un peligro en el análisis y que
que una cosa que valdría la pena sería hacer salir de los hospi- no definía la posición del analista, el famoso deseo del analista.
tales psiquiátricos americanos a las mujeres histéricas que por Para pensar en curar es necesario pensar en conocer el bien
culpa de la psicología del yo están consideradas como esquizo- del otro: "Te voy a curar, te voy a curar de lo que no va en vos".
frénicas. Pero, ¿cómo saber lo que no va en el otro? ¿Cómo saber si en el
Hemos discutido eso hoy, en un hospital de Buenos Aires, lugar mismo donde el otro se queja, no es en ese lugar precisa-
donde fuí con poca gente del servicio psiquiátrico a entrevistar a mente donde obtiene su goce? Hay mucha ingenuidad en el de-
una persona que había ingresado hace muy poco. Supuestamen- seo de curar. Es por eso que en psicoanálisis se recibe segura-
te ustedes me hacen una entrevista pública a mí, yo fui esta ma- mente la queja. La queja que dice lo que no va y por ejemplo lo
ñana a entrevistar a una señora donde efectivamente había in- que no va es que "mi padre desea proponerme a otro hombre, de
gresado como psicótica hace una semana. Sin estar seguro, pues manera que él pueda tener una relación con la mujer de ese otro
había un detalle inquietante en el cuadro clínico, a mí me pare- hombre". Es la historia de Dora. Si Freud hubiera estado en la
136 Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 137
posición de la asistencia social. habría tornado algunas informa- ra Lacan fuera lo mismo que el inconsciente para Freud pero for-
ciones sobre la familia de Dora. Precisamente el psicoanálisis malizado. Creo que no se ha podido separar la enseñanza de La-
empieza por el hecho de que Freud no sale a la calle para ir a la can de la obra de Freud.
casa de la familia de Dora. Se queda en el consultorio y dice: Como segundo, en el balance del lacanismo, hay que poner en
"Corno es interesante su queja, venga mañana que la recibo otra la columna positiva el haber renovado la pasión por el psicoaná-
vez". Un psicoanálisis es eso. Una reformulación de la queja sin lisis. Pues, realmente, poco a poco la psicología del yo había
que el analista haga otra cosa para actuar sobre la queja. Es co- aplastado al psicoanálisis concibiendo al psicoanálisis como una
rno si la queja se debiera curar ella misma a través de su propia adaptación a lo social.
reformulación. En la psicología del yo la función social del psicoanálisis es
La reacción del psicoanalista frente a la queja no es curar. El muy clara: adaptar el yo a la realidad y. evidentemente, a la rea-
médico sí. El dentista igual: "Tengo un diente que anda mal"; lidad social. Creo que en los lugares donde predomina la psicolo-
"Bien, abra la boca, no hable" y el dentista va a sacar lo que no gía del yo --y esto es un diagnóstico objetivo- el psicoanálisis es-
va. En el psicoanálisis, al contrario, no se trata de extraer algo tá en decadencia. En Nueva York, en los tres Institutos de la IPA
sino de algo que fue extraído y que supuestamente se llama la se presentan en un año tres o cuatro candidatos para ser miem-
castración. ¿Cómo curar la castración? Eso es difícil. A veces, bros titulares .
hay personas que tienen la idea de que se puede curar la castra- Poco a poco se establece como cierto desierto, desaparece el
ción, son personas que a pesar de haber nacido mujeres, por deseo de analizarse y el presidente mismo de la IPA decía hace
ejemplo, piensan que son hombres. Son los transexuales. Hay, pocos años: Hay que ver que es en los países donde la influencia
gracias a la ciencia, cirujanos que pueden operar eso. Hace años de la enseñanza de Lacan es más grande que existe el más gran-
habíamos entrevistado en París a un especialista y él claramente de número de analizantes. Así, en el balance del lacanismo hay
se sentía un poco Dios, pero tenía una ética propia, él aceptaba eso: conservar, mantener la pasión por el psicoanálisis, y la difu-
muy bien transformar mujeres en hombres pero no hombres en sión ha sido bastante grande, esto es evidente en la Argentina
mujeres, eso le parecía un crimen. pero también en otros países. Hay un país en el mundo más
Así, los transexuales piensan poder, en la realidad, curar la lacaniano que la Argentina, es un pequeño país que se llama Es-
castración. Si uno no tiene esa idea es más a partir de lo incu- lovenia, que es una parte de Yugoslavia. Es un pueblo de dos
rable que se define el fin del análisis. Es decir, destacar lo in- millones de habitantes y han traducido todo Lacan. Francia y
curable y una vez que uno ha destacado lo incurable -su incura- Argentina son en eso inferiores a Eslovenia y hay que saberlo
ble- anda muy bien. Es decir, también es una cura el haber ais- para perder cierto orgullo.
lado lo incurable. Así, no es que el psicoanálisis no cura, es que El lado menos positivo del lacanisrno, voy a decir que hay un
el deseo del analista no puede ser definido a través del deseo de lado menos positivo, es que Lacan no ha sido excluido de la IPA.
curar. Es claramente otra cosa. Y es también no responder al pe- El mismo en el '53 había dado su dimisión de la IPA francesa pe-
dido, no responder a la demanda, ya que implica que a pesar de ro iba a formar un grupo que integraría la IPA, y la renuncia a la
ser eventualmente tomado, ubicado en una posición terapéutica, IPA francesa fue interpretada, en ese momento, corno una re-
él no responde como analista a esa demanda. nuncia a la IPA en general.
Ahora puedo responder, quizás, a la cuestión del balance del Lacan con sus discípulos quería volver y en el '63, definitiva-
lacanisrno a casi diez años de la muerte de Lacan. mente, la IPA no quería. Conocí a Lacan en 1964, es decir, del
El balance del lacanisrno: primero es que, por suerte, no hay otro lado de la historia. Lacan tenía algo para responder. No voy
lacanismo. Es decir, creo que hemos logrado impedir la concep- a decir que fue "la venganza de Lacan". La venganza de Lacan
ción de que el lacanisrno sería una secta, como el jungismo. Los fue decir abiertamente lo que era una verdad de hecho. La ven-
lacanianos se consideran freudianos , como si el inconsciente pa- ganza de Lacan fue decir: el analista se autoriza por sí mismo.
Jacques-Alain Miller Conferencia a los estudiantes de psicología 139
138

Eso es subversión, cuando todo el esfuerzo durante años de la después voy a tratar de analizarme, ya que antes voy a ganar el
IPA fue hacer creer que el analista era autorizado por ellos. Pero dinero para eso. Eso produce, hay que decirlo, una autodisolu-
¿cómo se podía impedir a alguien analizar? Es muy dificil impe- ción de la práctica. Y estarnos en un momento donde la apertura
dir a cualquier persona analizar. Hay dos personas en una del "lacanisrno", el trabajo de destrucción del dogmatismo de la
habitación, ¿qué hacen? Pueden hacer muchas cosas, sostienen psicología del yo, quizás encuentra sus propios límites. Enton-
una conversación, por ejemplo. Así, para impedir la práctica del ces, creo que se debe tornar en cuenta que el principio "el analis-
psicoanálisis sería necesaria una función social increíblemente ta se autoriza por sí mismo", vale. Pero vale para el analista, no
desarrollada, por ejemplo, de la policía, que impediría toda reu- vale para cualquier persona. Es necesario estar asegurado de
nión de más de una persona. esa calidad de analista, de manera que ese principio tenga su
En la Unión Soviética, en el tiempo mismo de Stalin, supe re- valor. Cuando Lacan formula ese principio es en el marco de su
cientemente que continuó una cierta práctica freudiana. Segura- Escuela, diciendo: Ese principio está escrito en el frontón de "mi
mente no tener libros, no poder reunirse, no tener conferencias, Escuela". Es decir que era necesario ser miembro de la Escuela,
todo eso, poco a poco aplasta ... de manera que ese principio tuviera su valor.
Pero hay luces en la URSS. Por ejemplo escuché decir: "Sí, mi Bien, creo que los "lacanianos" en una lucha valiosa para re-
abuelo conocía a un psicoanalista que le había dicho algo y. a novar el sentido del freudismo ~ en eso no se trata de Campo
veces, hemos tratado de hacer corno decían que pasa cuando Freudiano o no Campo Freudiano, son todos los que han hecho
uno habla libremente a otro". Es decir, eso continúa. Es muy esa lucha valiosa-, creo que en esa lucha encuentran ahora los
emocionante ver cómo esto se continúa en Hungría. Al momento límites de la desregulación de la práctica analítica. Y creo que,
de la glasnost de Gorbachov y de la liberalización en Hungría en los años que vienen en todos los países donde hay discípulos
surgen cincuenta analistas que forman una sociedad, que ha- de Lacan, van a tener que elaborar una nueva responsabiliza-
bían continuado desde el tiempo de Ferenczi y de Balint traba- ción de la práctica analítica. No pueden satisfacerse solamente
jando corno analistas. con reunir muchedumbres. Eso es agradable, sí. Reunir muche-
Así, sería necesario un terrorismo, un totalitarismo social in- dumbres en grupos analíticos, en la Universidad, hacer cosas
creíble para, realmente, impedir el psicoanálisis. De hecho en la para la televisión, para la radio, en los diarios, en revistas, etcé-
sociedad de la IPA también ocurre. Se dice "uno se compromete tera. Excelente. Pero la responsabilidad del analista es hacia lo
a no analizar antes de haber hecho todos sus Seminarios y ha- que es el corazón de la práctica: la cura misma. Por ejemplo, su-
ber tenido dos casos en supervisión aprobados por las autorida- pe que en la Argentina la práctica de las supervisiones era una
des". Todo el mundo sabe muy bien que la gente empieza a ana- práctica muy escasa en el marco lacaniano, que se hacía una
lizar mucho antes de tener la autorización oficial. Pero era mejor vez, de vez en cuando.
no decirlo. Y Lacan les dijo: "El analista se autoriza por sí mis- Creo que, sin renunciar a ninguna libertad, para practicar el
mo". No era tanto un consejo, un eslogan, un significante amo, análisis hay que tener una práctica de supervisión regular. En
sino una constatación. Pero, también, él sabía muy bien lo que Francia, en la Escuela de la Causa Freudiana, es una práctica
hacía. Es decir, que ese principio iría caminando por las calles, semanal. Usualmente cada semana una supervisión por años.
destruyendo en cada lugar, minando, la autoridad de la cúpula Son cosas necesarias para respetar los fundamentos mismos de
de la IPA. Y ahora éste es el veneno lacaniano del que la IPA está la cura analítica. Esto no asegura nada, y no hay un criterio que
enferma. haya que formular: por ejemplo, "durante tres años hay que to-
Pero, al mismo tiempo, ese principio solo, es un principio de rnar dos controles a razón de uno cada quince días", corno si se
disolución de la práctica analítica misma. Puede significar que, tratara de un medicamento y, después, uno es analista. Segura-
bien, voy a terminar mi Licenciatura en Psicología en la Facul- mente no. Pero, cuantos menos estándares tengamos, menos es-
tad, después voy a empezar a analizar y quizás, cinco o seis años tándares fijos tengamos, más responsabilidad debernos tener,
140 Jacques-Alain Miller

caso por caso. INDICE


Así, en este balance del "lacanismo", a diez años de la muerte
de Lacan, en el momento en que la difusión del "lacanismo" está
en el máximo, creo que en los próximos años debe realizarse en
los distintos países un esfuerzo para responsabilizarse de la
práctica analítica. He podido verlo, por ejemplo, en el hecho de
que nuestros colegas de España, de toda España, piensan en la
construcción de una Escuela Nacional. Lo he visto en Brasil,
donde ocurrió lo mismo. En la Argentina, como ocurre muchas
veces, la situación es más complicada en razón de la multiplica-
ción de grupos analíticos, pero creo que ellos también comparten
esa preocupación.
Ustedes también me preguntan sobre la concepción de la his-
toria en Lacan. Lo mínimo es señalar que nunca en la historia se
puede lograr un éxito definitivo. Todo éxito implica una pérdida.
No hay nada que sea todo éxito. El todo no existe, solamente el Seminario "Lógicas de la vida amorosa"
"no-todo", como decía Lacan. Y, ahora, vamos a ver los proble- Primera conferencia....................................................... 5
mas del éxito de la moda lacaniana y debemos prepararnos a
Segunda conferencia...................................................... 19
asumir esas consecuencias en un movimiento, podemos decir,
dialéctico. No implica no hablar a las muchedumbres que se in- Tercera conferencia ........ ....... ........... ............. ................ 35
teresan por Lacan, pero no hay que pensar que la apertura es Cuarta conferencia........................................................ 49
suficiente para asegurar la radicalidad subversiva de la práctica
analítica.
Seminario "Patología de la ética"
Primera conferencia....................................................... 63
Segunda conferencia...................................................... 75

Contrapunto clínico. 89
La ética en psicoanálisis .. . .. .. .. .. . . . .. . . . . . . .. ... .. . . .. . . ... .. . . .. .. . . ... . 111
Conferencia a los estudiantes de psicología ........................ 127
Impresos mil ejemplares en febrero de 2009
en Talleres Gráficos Leograf SRL,
Rucci 408, Valentín Alsina, Argentina
impresionesleograf@speedy.com. ar
Seminario "Lógicas de la vida amorosa"
Seminario "Patología de la ética"
Contrapunto clínico
La ética en psicoanálisis
Conferencia a los estudiantes de psicología

ISBN 978-987-500-014-8

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