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Cyborg Love
Cyborg Love
Lo había leído en las noticias hace ya algún tiempo y no había prestado atención hasta
ahora que se encontraba frente al altar apunto de dar el sí.
Años atrás Astordio Malacara había tomado el periódico de una mesita mientras esperaba
su turno para cortarse el cabello: En un futuro no muy lejano habría Cyborgs caminando
entre nosotros.
Aquella nota informaba como mediante instrumentos mecánicos y eléctricos, seria posible
sustituir alguna parte del cuerpo que hiciera falta a las personas que así lo necesitasen, los
avances irían tan lejos que algunos implantes funcionarían igual o mejor que las partes
naturales del cuerpo.
Sueños guajiros! pensó Astordio en aquella ocasión, olvidándose del asunto y sueños
guajiros pensaba ahora volviendo al presente, tratando de prestar atención a la larga letanía
del sacerdote mientras veía a su prometida de reojo.
La veía tan quieta y atenta que apenas si parpadeaba y sus manos suaves parecían un poco
frías, tal vez de nervios pensó, ella volteo hacia el y le regreso una mirada de aquellas en la
que sus ojos parecían brillar con luz propia, tal vez demasiado brillantes pensó, serán de
felicidad?.. Volvió a reflexionar.
Y tu Astordio? se acerco una compañera a preguntarle con voz un tanto gangosa. Como
sería tu mujer ideal? Recordaba.
Yo?- este, emm, lo que caiga es bueno, respondió, mientras su compañera sonreía
ampliamente, mostrando una dentadura llena de brackets,- Aunque.. continuo después de
una pausa. no estaría mal una chica, simpática, bonito rostro, ojos grandes expresivos, así
como luminosos, voz dulce, tierna, detallista, inteligente, alegre, piel suave y sobre todo
con bonita sonrisa.
In nomine Patris et Filii et Spir... la voz del Clérigo aunque cercana sonaba distante,
mientras. intentaba recordar que había sido de aquella compañera que tenia años sin ver, La
gangosa le decían, buena onda, y de buen corazón, aunque un tanto empalagosa. Según
Recordaba.
Su mente brincaba de aquí para allá mientras unos monagillos alrededor sonaban campanas
y dispersaban inciensos, haciendo todo tan largo y mareador que por momentos olvidaba de
qué se trataba todo aquello y por qué estaba él ahí.
Sintió un escalofrío mientras todo le empezaba a dar vueltas, de pronto aquello cuadraba
extrañamente. Su mirada grande luminosa, su rostro simétrico perfecto, su memoria
fotográfica, su rostro siempre alegre y apacible, su voz melódica aflautada, sus manos tan
suaves y tersas y la sonrisa eléctrica y mecánica. Aquella relación era tan perfecta que en
ese momento se sintió asqueado.
Se preguntaba desde cuanto tiempo llevaba su antigua compañera maquinando todo aquel
plan enfermizo, quizás todo comenzó con los brackets, luego le seguirían los pechos, la
nariz, las nalgas y aquello marcaría el comienzo hasta el no retorno, el cambio de cuerpo
por uno mecánico… Congregatus in matrimonium est. Continuaba el Sacerdote.
La corbata de moño le apretaba de tal manera que empezaba a sentirse asfixiado y por
momentos sentía que los ojos comenzarían a salirse de sus órbitas, desde el principio
aquello no había sido mas que una farsa, un montaje maquiavélico, y ahora se encontraba
interpretando el papel principal. Vestido de Frac como un pingüino, tomado de la mano de
aquella muñeca mecánica, como si estuviera actuando en una comedia teatral, lo único que
pensaba ya en ese momento era salir corriendo de aquel recinto, pero sus pies no
respondían y aquella mano suave lo tenia bien sujeto.
Hermosa pareja la que hoy conjugan Astordio y Galatea fieles hijos de Dios, se reúnen para
celebrar las sagradas nupcias-Aquello parecía no tener fin. Las frases iban y venían
Astordio se encontraba en un estado de tal embotamiento que contestaba y reaccionaba a
las preguntas como un autómata. Todo lo había ensayado una y otra vez el día anterior. Si
acepto, yo acepto, si quiero, yo Astordio entrego este anillo en símbolo de…Que ahora le
resultaba casi imposible opinar lo contrario. El títere y la muñeca pensó irónicamente.
Los anillos, los lazos , aquellas monedas y cojines iban desfilando ante sus ojos uno por
uno como si fuesen juguetes, objetos de burla de su desgracia. En tanto volteaba a ver a su
prometida, “La maquina perfecta”, que lo veía ya con los ojos fijos con expresión un tanto
preocupada. Lo sabe. Sabe que lo sé. Lo sé, perra mecánica. Pensaba Astordio ya
regresándole una mirada llena de furia desorbitada.
La gente, sus amigos e invitados entre ellos La gangosa, que acababa de llegar se
preguntaban confusos que es lo que pasaba, mientras se escuchaban las carcajadas de
Astordio que reía como un poseso.