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EL MUSEO

El pudor en la escuela: historia


de un espacio de intervención

Inés Dussel con trazar fronteras entre lo público vieron que enfrentar tanto acoso ni
y lo privado, doméstico o íntimo; y violencia como las mujeres, de quie-
“¿No te da vergüenza hacer eso? con entender que esas fronteras no nes se desconfiaba más y a quienes se
¿Dónde te crées que estás?”. Muchos tienen nada de natural, sino que han atacaba más.
hemos escuchado, o incluso proferido, sido construidas social e histórica- Varias fueron las maneras en que se
palabras similares, para marcar una mente, es decir, por muchos discur- estableció esa separación entre lo pu-
conducta que se juzga inadecuada en sos públicos. doroso y lo obsceno, lo apropiado y lo
el contexto escolar. Pero, ¿cómo se tra- ¿Qué lugar ocupó, y ocupa, la escue- excesivo, en el ámbito escolar. Una,
za esa frontera? ¿Es la misma para to- la, en la definición de esas fronteras muy importante, fueron las enseñan-
dos, y para todas las épocas? Nos gus- entre lo público y lo privado? En la or- zas morales a través de los libros de
taría proponer una revisión de la ganización del sistema educativo ar- lectura. Lecciones sobre el ahorro, el
historia de esa construcción para pen- gentino, la formación moral y de “las alcoholismo, la familia, la patria, las
sar cómo está cambiando hoy, cuando buenas costumbres”, como se llama- vacaciones, la escuela, o incluso los
las nuevas tecnologías y modalidades ba entonces a las conductas públicas héroes del panteón nacional, estaban
de interacción ponen a la intimidad codificadas y jerarquizadas según un tamizadas con consejos sobre la con-
en el centro y la convierten en un es- patrón moral y religioso, fue un as- ducta esperable de una “persona de-
pectáculo para ser visto y consumido pecto importante de la tarea escolar. cente”, en su vestimenta, sus modales
por todos (Sibilia, 2008). Veamos, por ejemplo, el caso de las y sus valores. El historiador uruguayo
Un primer elemento a destacar es maestras norteamericanas “importa- José Pedro Barrán habla de la “sensibi-
que la idea de “pudor” es un senti- das” por Sarmiento durante su presi- lidad civilizada” para referirse a esta
miento identificado con la vergüenza dencia. Muchas de ellas sufrieron ac- construcción de una manera de com-
y la incomodidad, y por eso parece na- tos de discriminación y hostigamiento portarse burguesa, aun para aquellos
tural, íntimo y privado. Sin embargo, por parte de los habitantes de las ciu- que no tenían los medios de acceso a
ese sentimiento es definidamente dades de provincias donde asumieron sus bienes o cultura (el “pobre, pero
una emoción pública: sólo aparece sus nuevos cargos, entre otros moti- decente”).
cuando un comportamiento o pasión vos por su religión protestante y por Los reglamentos disciplinarios tam-
privada es llevada en forma “inapro- su modo de vestir: faldas cortas, arri- bién fueron medios importantes para
piada” al ámbito público (Bologne, ba de los tobillos, y no por el suelo, co- lograr el encauzamiento de las con-
1986). Es decir, la definición del pu- mo era el uso en la época. Mujeres ductas públicas de las nuevas genera-
dor y la vergüenza tienen que ver profesionales, independientes, que se ciones. Un estatuto de escuelas pri-
trasladaron de país para asumir un marias de la provincia de La Rioja del
compromiso de trabajo pero también año 1911 establecía que los alumnos
de vida, fueron consideradas indecen- podían ser separados de la escuela
tes y peligrosas. No faltaron los obis- por las siguientes causas:
pos que llamaron a los “buenos católi-
“Mentira contumaz, inmoralidad gra-
cos” a sacar a sus hijos de las escuelas
ve, faltas graves de respeto al superior,
normalistas donde estas maestras tra-
así como una notoria mala conducta
bajaban (Howard, 1951). Algo que en-
observada por el alumno fuera del es-
seña este caso es que las fronteras del
tablecimiento” (art.64).
pudor y la decencia tienen claros ses-
gos de género: los pocos varones que Que el reglamento no creyera necesa-
vinieron de los Estados Unidos no tu- rio especificar qué debía considerarse

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una inmoralidad grave, o una notoria y a la higiene. Una poesía publicada gurar hoy un sentido del pudor, entre
mala conducta, habla del grado de con- en 1902 en El Monitor de la Educación otras cosas por este nuevo espectáculo
senso en torno a esas fronteras de lo per- Común dice: de la intimidad que proponen y pro-
mitido/lo prohibido por aquella época. “Nunca vistas con descuido, Que en la mueven las nuevas tecnologías. No es
Este encauzamiento de las conductas sociedad deshonra, Como una mancha una discusión sencilla, y no alcanza con
debía ser realizado por el cuerpo docen- en la honra, Una mancha en el vestido”. decir que es un proceso histórico y que
te, que también era objeto de vigilancia. (Groff, p. 161). va cambiando. Pero lo que no parece
En ese mismo reglamento, se pide a los sensato ni recomendable es ampararse
aspirantes a maestros que acrediten La vinculación entre honor, pudor e en un pasado en el que se demarcaron
moralidad con certificado expedido higiene en la definición del ideal del límites que sospechó y excluyó por in-
por el Juez de Paz (art. 125 c), además “sujeto educado” iba a tener muchas decente a buena parte de la población.
de presentar certificados de buena sa- consecuencias. Una risa excesiva, ges-
Bibliografía citada:
lud y de buena conducta de sus escue- tos groseros, una pollera corta, una cara
Bologne, J. C. Histoire de la pudeur, Paris,
las primarias. En un reglamento para maquillada, fueron por largo tiempo Hachette, 1986.
Escuelas Normales de 1935, se especi- considerados signos de una personali- Barrán, J. P. Historia de la sensibilidad en el
fica que será obligación de maestros Uruguay, tomos 1 y 2, Montevideo, Ediciones
dad problemática, muy distante del
de la Banda Oriental, 1990.
y celadores “vigilar las conductas y las modelo de “buen alumno” caracteriza- Groff, G. “La salud del niño. El cuidado de la ro-
tendencias de los alumnos” (art. 89, do por su modestia, austeridad y “pro- pa”, Monitor de la Educación Común, junio 1902.
inc.1). El grado de sospecha y de vigi- piedad” en el vestir y el hablar. Howard, J. En otros años y climas distantes.
Buenos Aires, Ed. Raigal, 1951.
lancia era cada vez mayor. Quedan, por supuesto, muchas discu- Sibilia, P. La intimidad como espectáculo. Buenos
El pudor quedó asociado a la virtud siones pendientes sobre cómo reconfi- Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008.

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