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QUIM BONASTRA y GERARD JORI (eds.

IMAGINAR, ORGANIZAR Y
CONTROLAR EL TERRITORIO
UNA VISIÓN GEOGRÁFICA
DE LA CONSTRUCCIÓN DEL
ESTADO-NACIÓN
NUEVAS PERSPECTIVAS SURGIDAS DEL
XII COLOQUIO INTERNACIONAL DE GEOCRÍTICA
ÍNDICE

Introducción
Poder, territorialización y socialización en los orígenes
del Estado nación, Quim Bonastra y Gerard Jori 7
I. La fuerza de los ideales. Creación de estados liberales,
constituciones políticas y transformación democrática,
Horacio Capel 17
II. La integración territorial y la formación del Estado
nacional en México, Pere Sunyer Martín 45
III. La regla y el modelo: la racionalidad en
la ordenación urbana y territorial (siglos XVIII-XIX),
Pedro Fraile 77
IV. Del programa general a la solución de compromiso.
Cuarentenas y territorio en la modificación de la ley
de sanidad de 1866, Quim Bonastra 123
V. Definiendo una geografía para la nación:
la resignificación territorial de Chile, siglos XVIII-XIX,
Andrés Núñez 167
VI. La araucanía y la construcción del sur de Chile, a fines
del siglo XIX y principios del XX,
Jaime Flores Chávez 197
VII. El (de)sertão de Brasil: una cartografía en formación,
siglos XIX y XX, Angela Lúcia Ferreira, George Alexandre
Ferreira Dantas y Yuri Simonini 227
VIII. Ideas, poder y organización del espacio en las ciudades
del México independiente,
Eulalia Ribera Carbó 253
IX. Iglesia, poder y neogótico en ciudades del occidente
de México: una aproximación desde la geografía de la
religión, Martín M. Checa-Artasu 269
X. Segregación racial y control del espacio en la colonia
española de Filipinas: el caso de la comunidad china de
Manila durante los siglos XVI y XVII,
Daniel Gomà 293
XI. La provincia y la ciudad en la construcción del Estado
nacional latino-americano en el siglo XIX: la invención
de Río de Janeiro como ciudad capital,
Jorge Luiz Barbosa 317
XII. Asistencia social y política sanitaria en el pensamiento
ilustrado francés, Gerard Jori 331
XIII. El nexo transfronterizo: identidad atlántica en las letras
canarias, Ramón Díaz Hernández y Josefina Domínguez
Mujica 363
XIV. Las exposiciones universales como ámbito de
encuentro y negociación del panamericanismo:
las representaciones argentinas en la exhibiciones
estadounidenses de Búfalo (1901) y San Francisco
(1915), Perla Zusman 393
XV. La geografía escolar en el México del siglo XIX y su rol
en la construcción de la nación, José Omar Moncada
Maya e Irma Escamilla Herrera 417
XVI. Construyendo el territorio estatal: modernización
del Estado e ingeniería geográfica en la Universidad
Nacional de Córdoba, Argentina (1892-1922), Gabriela
Cecchetto 437
XVII. Fiebre amarilla, medicina de laboratorio y hegemonía
española en Cuba (1878-95) a propósito del médico
militar Casimiro Roure y Bofill,
F.J. Martínez-Antonio 457
INTRODUCCIÓN:
PODER, TERRITORIALIZACIÓN
Y SOCIALIZACIÓN EN LOS ORÍGENES
DEL ESTADO NACIÓN
Quim Bonastra (Universitat de Lleida) y
Gerard Jori (Universitat de Barcelona)

El XII Coloquio Internacional de Geocrítica, celebrado en Bogotá a


principios de mayo de 2012, estuvo dedicado a la reflexión, desde una
perspectiva histórica amplia, sobre las relaciones entre independencia
política, definición de las naciones y construcción de los Estados. En
este encuentro académico se abordaron una serie de cuestiones de
gran trascendencia para comprender cómo se viene realizando el ejer-
cicio del poder desde los inicios de la Edad Moderna, especialmente
en lo que se refiere a los procesos de socialización y organización
territorial del Estado. Conviene destacar el carácter decididamente
interdisciplinar que tuvo el encuentro y el interés de los debates que
se desarrollaron después de la presentación de los trabajos.
La realización del Coloquio suscitó una respuesta muy satisfac-
toria, como evidencia la nutrida asistencia de público a las distintas
sesiones, olas más de 260 comunicaciones que se leyeron, recogidas
en el libro electrónico de Actas disponible en el portal de Geocrítica.
Posteriormente, se llevó a cabo una nueva evaluación de las comu-
nicaciones para difundir una selección de las mismas en un número
extraordinario de la revista Scripta Nova.
En el Coloquio hubo una destacada participación de geógrafos
que reflexionaron sobre las estrategias de control del territorio que se
fueron perfilando durante el proceso de constitución de los Estados
nacionales, y que acabarían convirtiéndose en uno de los elementos
clave del ejercicio del poder y, por ende, en un aspecto sumamente
relevante para la configuración del mundo actual. Este libro recoge
algunas de las aportaciones de esos autores. En algunos casos se trata

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de artículos originales; en otros, de revisiones o ampliaciones de lo
que se presentó en el Coloquio. El propósito del libro es profundizar
en el conocimiento de los mecanismos de afirmación territorial del
poder que se pusieron en práctica en España y los países iberoame-
ricanos, identificando los efectos y retroacciones que pudieron darse
entre uno y otro lado del Atlántico.

El control del espacio desde una perspectiva histórica


El concepto de espacio ha sido una noción cambiante a lo largo del
tiempo y su estudio ha tenido una multitud de aproximaciones. Se
puede concebir de diferentes maneras que no tienen, necesariamente,
que ser excluyentes: como un producto socialmente construido,
como parte de la subjetividad individual o grupal, como un agente
activo en el moldeamiento de las acciones de sus ocupantes o, in-
cluso, como un discurso esbozado por las élites dominantes.
Desde la época en que se avanzaba hacia la creación de los Esta-
dos modernos, el control de la población ha constituido uno de los
pilares básicos de la gobernabilidad, poniendo en práctica estrategias
que se han presentado bajo aspectos y a escalas muy diferentes, ya
fuesen las líneas maestras de la alta política o la ordenación de los
más mínimos detalles del quehacer diario de los individuos, pasan-
do por la organización del territorio o de la ciudad. Esta práctica,
que interconecta niveles muy variados de la actividad humana, ha
dejado sus huellas territoriales, ya sea en las fronteras, en los usos
del suelo, en las infraestructuras, en la morfología de las ciudades
o de los edificios, etc.
Desde diversas disciplinas, sobre todo la historia, la sociología
y la antropología y, en menor medida, la geografía, se han llevado
a cabo estudios sobre estos mecanismos de control de la población,
que han dado lugar a una gran cantidad de publicaciones de las
que somos deudores, pero que en pocas ocasiones muestran esa
sensibilidad espacial que es propia de los geógrafos. Es por ello que,
desde estas páginas, se pretende ahondar en los mecanismos que han
contribuido a configurar, a partir de la Edad Moderna, el espacio que
habitamos y con el que mantenemos una constante interrelación,
así como de las consecuencias de este proceso de conformación.
Como podemos imaginar, nos estamos enfrentando a una proble-

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mática que, en algunos casos, se nos presenta de manera bastante
evidente, pero que, en muchos otros, adquiere formas muy sutiles,
desarrollándose de un modo casi imperceptible.
Entendemos que una de las épocas más interesantes para este
tipo de análisis es el lapso temporal que va desde finales del siglo XVI
hasta el inicio del siglo XX, puesto que se trata de una época en la
que se empiezan, por un extremo, a gestar algunas de las condiciones
necesarias para el advenimiento del los Estados nacionales y, al final
del mismo, estos ya se encuentran en gran medida establecidos y
han tenido tiempo de evolucionar. El seiscientos fue un período
de grandes cambios a muchos niveles: se consolidaron los Estados
modernos y sus capitales, se produjo una profunda revolución del
conocimiento científico, se empezó a perfilar una jerarquía urbana,
Europa aumentó su población y experimentó una intensa actividad
constructiva, se produjo un desplazamiento importante del campo
a la ciudad, la pobreza urbana comenzó a ser un problema serio, se
intensificaron las epidemias como fruto del incremento del tráfico
comercial, etc. En la línea que nos interesa, en el tránsito del siglo
XVI al XVII, y en las centurias posteriores, se acentuó y se consolidó
la voluntad de buscar soluciones a ciertos problemas que empeza-
ban a aquejar a la sociedad y que ya habían comenzado a despuntar
durante el Renacimiento. A partir del ochocientos, las transforma-
ciones derivadas de la industrialización crearon nuevas casuísticas,
nuevas relaciones de producción y una revolución en el campo de
la técnica –y en particular en el de los medios de transporte– que
repercutieron en todos los niveles, incluido el espacial.
En este marco conceptual, y coincidiendo con el bicentenario de
las independencias de algunos países que hoy conforman la América
Latina y el Caribe, creemos del máximo interés profundizar, desde
una perspectiva geográfica, en el proceso de construcción de los
Estados liberales, en la creación de las estructuras sobre las que estos
se sustentaron y, sobre todo, en el ejercicio del poder, atendiendo
a sus diferentes variantes y escalas y a los procesos de organización
territorial y de socialización a que dio lugar.
El objetivo central del libro consiste en examinar, desde una
perspectiva interdisciplinar que pone énfasis en la dimensión te-
rritorial, los procesos de construcción de Estados nacionales en los
últimos trescientos años y sus efectos y retroacciones en Europa y

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América Latina. Muchos procesos de organización y de cambio
actuaron de manera similar a un lado y otro del Atlántico, por lo
que el libro centrará la atención en el estudio de las formas en que
se ha ejercido el poder, los procesos de organización territorial del
Estado y de socialización, con la creación de sistemas de enseñanza
y de difusión de nuevos símbolos culturales y políticos.

La estructura del libro


El libro se inicia con un texto de carácter introductorio escrito por
el profesor Horacio Capel, en el que se reflexiona sobre muchas
de las cuestiones que son abordadas con detalle en los siguientes
capítulos. Aunque el autor presenta un gran número de temas, hace
especial hincapié en las relaciones entre independencia política y
construcción del Estado-nación, los procesos de territorialización y
socialización que se dieron bajo el régimen liberal y los ideales que
recogieron las constituciones políticas elaboradas durante dicho
régimen.
A continuación, se recogen una serie de textos divididos en tres
bloques, que se corresponden con diferentes escalas de estudio de
los aspectos territoriales de la construcción del Estado-nación, la
apropiación —tanto real como simbólica— del espacio, los procesos
de socialización y, en definitiva, la creación de la ciudadanía y las
ideas subyacentes en todos estos procesos.
El primero, titulado La organización del territorio, compren-
de los textos relacionados con la pequeña escala e incide en el
papel que desempeñaron los estados y ciertas instituciones en la
configuración del territorio. Un territorio que, como sabemos,
experimentaba constantes transformaciones y se iba cargando de
significados.
El texto de Pere Sunyer analiza este proceso desde los inicios del
México independiente hasta la consolidación del proyecto estatal a
mediados del siglo XX. Su propuesta indaga, sobre todo, en el modo
en que se insertaron la población y el territorio en las distintas «ideas
de Estado» que se plantearon durante el período indicado, poniendo
el acento en la integración territorial, económica y étnico-cultural,
y recurriendo al ejemplo de las políticas de colonización del agro
mexicano.

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Esta apropiación del espacio se torna, si cabe, más obvia en las
diferentes divisiones territoriales que, con un afán uniformador, se
dieron en los nuevos estados-nación para reducir las desigualdades,
los privilegios y la discrecionalidad del Antiguo Régimen. Con todo,
como pone de manifiesto el texto de Pedro Fraile dicho afán no era
nuevo, ni en el campo de la ordenación territorial, ni en el del dise-
ño urbanístico. El capítulo analiza varios ejemplos de la literatura
española previa al ochocientos relativa a la organización del territorio
y a su vinculación con las estructuras del Estado y los problemas
sociales y económicos. Se trata de textos que pueden encuadrarse en
la tradición racionalista y funcionalista más radical por lo extremo
de sus postulados relativos tanto a la organización social, como a
las distintas escalas de la ordenación del espacio.
Otro foco de interés son las redes que se instauraron sobre el
territorio y que, tomando a este como base, supusieron, a su vez,
un elemento de articulación, cohesión y cambio del mismo. Revis-
ten especial interés las redes de lazaretos creadas para el resguardo
contra las epidemias, que tanta influencia tuvieron en aspectos
como la institucionalización de la salud pública, los intercambios
económicos o las relaciones diplomáticas entre diferentes Estados.
El texto de Quim Bonastra se ocupa de la influencia que tuvo la
red cuarentenaria en la organización territorial del Estado español
en la época previa a la revolución de 1868 y, en sentido inverso, del
peso que las ideas sobre el territorio que corrían en los círculos de
poder en esa época tuvieron en la configuración de esta. Para ello,
el autor relaciona la red de lazaretos con otras redes territoriales con
las que estaba estrechamente vinculadas.
Los territorios nacionales de los nuevos países independientes
necesitaban dotarse de significados que estuvieran en concordan-
cia con el proyecto de país que se estaba forjando. Los dos textos
siguientes analizan esta cuestión en relación al caso chileno. El pri-
mero, debido a Andrés Núñez, se ocupa de la naturalización de las
geografías nacionales, las significaciones y re-significaciones de los
territorios, su carácter móvil y fragmentario y el vínculo que todo
ello tiene con el ejercicio del poder. El texto ahonda en cómo el
proceso de producción de los paisajes del poder del Estado-nación
chileno se realizó a partir del diseño de una estrategia política de
encuadramiento de la unidad territorial del país, que pasaba por la

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racionalización de diversos dispositivos simbólicos y por la construc-
ción de imaginarios sociales basados en una organización concreta
del espacio. Estos imaginarios derivaron en una naturalización de
la memoria, a partir de la historia, y también en una naturalización
del espacio, a partir de la geografía.
Por su parte, Jaime Flores estudia la ocupación, el control y la
desarticulación del territorio mapuche de la Araucanía que el Estado
chileno llevó a cabo a partir de 1850 siguiendo una nueva lógica
territorial acorde con las nuevas necesidades, tanto materiales como
simbólicas, del país. Desde la perspectiva del autor, la Araucanía
pasaría paulatinamente a ser el «Sur», un paraíso natural que se
convertiría, gracias a la construcción del ferrocarril, en un centro
de producción agrícola con una embrionaria industria turística
internacional.
Finalmente, Angela Lúcia Ferreira, George Dantas y Yuri Si-
monini examinan la utilización de la cartografía como herramienta
de dominación territorial. A través de una serie de mapas, elabora-
dos desde finales del período colonial hasta el advenimiento de la
República brasileña, los autores estudian el papel que desempeñó
la cartografía en la delimitación de la región noroeste de Brasil.
Además, muestran cómo la mejora del conocimiento geográfico
de la región nordestina estuvo relacionada con las políticas de su
integración en el proceso de constitución de Brasil como nación,
así como con la necesidad de un mayor control del territorio y un
mejor aprovechamiento de los recursos que esta ofrecía.
El segundo bloque lleva por título Los espacios urbanos. En él
se recogen cuatro textos que focalizan la atención en los mecanis-
mos de control desarrollados en el espacio interno de las ciudades,
mostrando las estrategias que pusieron en práctica los principales
agentes urbanos e identificando las posibles contradicciones que
pudieron darse entre ellos.
Sin duda, uno de los temas clave en este sentido es la apro-
piación de la ciudad por parte de distintas élites y grupos sociales
de presión, los cuales proyectan en el espacio urbano su visión del
orden económico, social y cultural. Este fenómeno es estudiado
por Eulalia Ribera y Martín Checa-Artasu en sus respectivos textos
dedicados a la constitución del Estado mexicano. Ribera muestra el
declive de las ciudades que se produjo a mediados del ochocientos

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como consecuencia de la reforma liberal. Las ciudades del México
republicano, plenamente insertadas ya en el mercado mundial, se
convertirían, durante el Porfiriato, en el escenario de la grandeza de
las nuevas clases dirigentes y la nueva civilidad republicana, eviden-
ciando la dialéctica entre el antiguo régimen y los anhelos de justicia
social del nuevo orden. Esta dinámica se acabaría truncando a raíz
de la Revolución de 1910 con la intensificación del liberalismo en
el campo económico.
Por su parte, Checa-Artasu analiza las relaciones entre la Iglesia
católica y la ciudad a través de la construcción de catedrales neogóticas
en el occidente mexicano a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
La erección de dichas catedrales, que encontraron en el neogótico
y la monumentalidad una forma de expresión ideal para frenar los
efectos de la laicización promovida por el Estado, no solo respondió
a motivaciones puramente devocionales, sino también urbanísticas,
en la medida en que propició un juego multiescalar de apropiación
simbólica del espacio ciudadano que en algunos casos aún perdura.
La segregación urbana, que suele darse en las ciudades desde su
misma fundación, es un tema de máxima actualidad. El texto de
Daniel Gomà muestra cómo el gobierno colonial español en Filipinas
diseñó una estrategia de segregación espacial en Manila que tenía
como finalidad el sometimiento político, religioso y económico de
la comunidad china, presente en la archipiélago desde antes de su
colonización. El recinto amurallado de la ciudad se convertiría así
en un reducto en el que se acomodarían las escasas élites coloniales
blancas, mientras que en el exterior convivirían los distintos grupos
étnicos que conformaban la población de Manila, un extramuros
en el que se diseñaron barrios específicos para asegurar el control
de la población china.
Jorge Luiz Barbosa analiza las relaciones entre las escalas estatal
y urbana características de la etapa de formación del Estado nacional
brasileño. De acuerdo con su perspectiva, durante dicho proceso las
ciudades brasileñas lograron un cierto grado de autonomía respecto
del poder territorial, encarnado en las autoridades provinciales, en
el contexto de una modernización urbana que se vivió de manera
simultánea en otros países latinoamericanos.
El tercer bloque está dedicado a las Imágenes, ideas y percepciones
que han contribuido a la conformación del territorio, ya sea ofre-

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ciendo un marco teórico para la aplicación de las políticas públicas,
ya sea creando geografías subjetivas que justifiquen la intervención
del poder, ya sea proporcionando herramientas de ordenación y
control territoriales.
Gerard Jori defiende que la actitud favorable del pensamiento
de la Ilustración hacia las políticas poblacionistas contribuyó de-
cisivamente a que durante el siglo XVIII la salud y la enfermedad
comenzaran a ser conceptualizadas como problemas sociales y
económicos que demandaban una gestión pública. Numerosos
intelectuales europeos plantearon distintas propuestas para elevar
el nivel de salud y bienestar de las poblaciones, defendiendo, al
mismo tiempo, que la ejecución de tales medidas correspondía al
poder político. Este, a su vez, fue arrogándose una misión de policía
sanitaria cuyo objetivo básico sería garantizar la salud de los ciuda-
danos como un medio para preservar la fuerza física nacional. El
texto de Jori presenta los rasgos esenciales del debate que se suscitó
en la Francia ilustrada acerca de las reformas sanitarias y asistenciales
que convenía llevar a cabo.
Ramón Díaz Hernández y Josefina Domínguez Mujica estudian
las geografías subjetivas del territorio latinoamericano que se gesta-
ron en las Islas Canarias durante los siglos XVI a XX. Para caracteri-
zar dichas percepciones espaciales, los autores se sirven de un gran
número de obras literarias, a través de las cuales consiguen recrear
el imaginario de la sociedad insular relativo al paisaje americano y
las gentes que lo habitan, reafirmando, una vez más, el valor de la
literatura como fuente de investigación para la geografía.
Un Estado también se conforma a partir de las relaciones que
tiene con otros Estados y de la imagen que sobre él mismo proyecta
para influir en dichos vínculos. El texto de Perla Zusman explora
las conexiones entre el imperialismo informal y el panamericanismo
a principios del siglo XX a partir de dos Exposiciones Universales
celebradas en Estados Unidos: la de Búfalo de 1901 y la de San
Francisco de 1915. Además, partiendo del análisis de los conteni-
dos de la muestra argentina en ambas exposiciones, indaga en las
estrategias de afirmación identitaria de este país y su relación con
diversas cuestiones territoriales.
Otra aspecto de gran relevancia lo constituye la educación, con-
siderada como vía de progreso tanto de las clases populares como

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del Estado mismo. A través del examen de los manuales escolares
de geografía, el texto de José Omar Moncada e Irma Escamilla
analiza la enseñanza de esta disciplina en el México decimonónico
y el papel que tuvo en la construcción de la imagen de la nación. El
estudio muestra que la enseñanza de la geografía nacional produjo
una identificación regional con la «patria chica», y no tanto un sen-
timiento de pertenencia a la nación mexicana, el cual se desarrolló
por otras vías.
La formación de ciertas corporaciones profesionales también
coadyuvó a consolidar y moldear el Estado-nación. En este sen-
tido, Gabriela Cecchetto analiza cómo se insertaron los saberes
geográficos en el proyecto político y académico implementado en
la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) en el tránsito del
siglo XIX al XX a partir del estudio del desarrollo de la carrera de los
ingenieros geógrafos, diseñada desde el campo de las especialidades
productivas, consideradas esenciales para lograr las mejoras mate-
riales sobre las que se asentaba el ideal de progreso de los grupos
gobernantes de la época.
Por su parte, Francisco Javier Martínez-Antonio muestra, a
través de la obra sobre la fiebre amarilla de un médico militar espa-
ñol, cómo en el último período de dominación colonial en Cuba
existieron visiones contrapuestas de diversos grupos de facultativos
criollos y españoles sobre dicha enfermedad. Visiones que, en últi-
mo término, pueden leerse como expresión de distintos proyectos
nacionales que competían por imponerse en la isla, los cuales, en el
campo de la medicina y la salud pública, tomaron la forma de una
tensión entre el doble centralismo español y estadounidense y las
ansias locales de autonomía y/o independencia en la organización
de la investigación científica y la lucha contra la enfermedad.
Este conjunto de textos pretende dar una visión holística de la
aproximación que hemos presentado en las páginas precedentes,
aunque somos conscientes de que no agotan el tema, que merece
más investigación.

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