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Antecedentes históricos del Derecho a la información

El Derecho a la información ha jugado un papel fundamental en la


configuración tanto del Estado como de la propias Constituciones que a lo
largo de su Historia ha tenido España.

En el pasado cualquier persona no podía poseer una imprenta y


publicar en ella libremente lo que deseara, existía un mecanismo de
varias censuras previas y un sistema de licencias que estaba controlado
por el Estado.

Ya la Constitución de Bayona en su artículo 145 crea una Junta


Nacional de Imprenta, compuesta por parlamentarios y supervisada por
el ejecutivo que controlaba el ejercicio de la libertad de imprenta.
Establecía la posibilidad de censura previa, aunque se podía recurrir
ante la Junta de libertad de imprenta.

La Constitución de 1812 (liberal), en su artículo 371 disponía que


“todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus
ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna
anterior a la publicación” por lo que quedaba abolida la censura previa.

Sin embargo, al poco tiempo se produce una vuelta al absolutismo,


y en 1815, sólo estaban permitidos la Gaceta Oficial y el Diario de
Madrid.

Con el pronunciamiento de Riego, se inaugura el trienio liberal. Este


periodo tiene dos características básicas:

a) Incorporación al periodismo activo de personas de indudable


categoría intelectual que tratan de defender sus ideas a través
de los periódicos
b) Se polariza la sociedad en dos bandos, los liberales y los
conservadores.

Desde 1823 a 1833 tiene lugar la llamada década ominosa y con


ella un regreso a formas absolutistas en el reinado de Fernando VII, con
lo que sólo vuelven a estar en circulación la Gaceta Oficial y el Diario de
Madrid

En la Constitución de 1837 (progresista), se toma conciencia de la


importancia que tiene la libertad de imprenta para el libre juego político
de la Nación (se regula en el artículo 2).

 Se abole la censura previa


 Los llamados delitos de imprenta pasan a ser juzgados por
un Jurado, pues dada la importante función social que
cumple este derecho, se quiere que sean los propios
ciudadanos los que decidan si existe o no abuso.

Durante la vigencia de esta Constitución se promulga una Ley de Prensa


cuyas principales características son las siguientes:

1. Se establece el llamado depósito para las publicaciones,


antes de ser publicadas debían ser depositadas ante las
autoridades competentes para que éstas la examinaran.
2. Otorga a los gobernadores civiles la facultad de suspender
las publicaciones que atenten contra el Ordenamiento
Jurídico
3. Se establece una fianza para editar periódicos. Se pretende
evitar así que quede al alcance de cualquier ciudadano y que
se pueda utilizar como instrumento de agitación social
(reservada a unas élites sociales la posibilidad de editar
periódicos)

La Constitución de 1845 (conservadora), tiene un texto similar a la


de su antecesora de 1837, aunque suprime la previsión del Jurado
popular para los delitos de imprenta, terminando así con esta garantía.

Aunque se reconoce formalmente la libertad de imprenta no existe


ningún mecanismo que la haga eficaz y la garantice frente a los límites
que quiera introducir el Poder. En definitiva, el derecho se reconoce pero
no se asegura que pueda ejercerse efectivamente.

También influye en la libertad de imprenta la firma con la Santa


Sede del Concordato de 1851, que establecía un efectivo sistema de
censura para los escritos que traten sobre el dogma.

Tras la Revolución social y constitucional de 1868 en la que se


expulsa a la dinastía reinante de los Borbones se promulga la
Constitución de 1869 (progresista). Bajo esta Constitución se reconoce la
libertad de imprenta, pero ya pierde su significado político para adquirir
otro más personal. Se entiende que la persona tiene unos derechos
innatos y la Constitución sólo los asegura para que no resulten
vulnerados, pero no los crea (concepción de corte iusnaturalista).

Entiende que la libertad de información no puede ser objeto de


ningún tipo de limitación preventiva, tan solo tras su publicación, por lo
que quedan abolidos tanto la censura previa como el depósito previo.
Con la restauración borbónica se promulga la Constitución de 1876
(conservadora), la cual aunque suspende la anterior de 1869, va a ser
muy similar en muchos aspectos a su predecesora. Sin embargo sí que
presenta una diferencia fundamental respecto a la de 1869, pues ya no
va a entender que los derechos son innatos, sino que es la propia
Constitución la que los otorga y la ley puede alterarlos o limitarlos
(concepción más positivista).

Si bien no hay censura previa, lo que sí existe es la obligación del


depósito previo ante Alcaldías y Gobiernos civiles. También se establecen
duros requisitos para fundar periódicos con el objetivo de garantizar que
éstos quedaran en manos de unas élites sociales.

Se instaura la responsabilidad en cascada o el sistema de


responsabilidad múltiple (autores, directores, editores e impresores serán
responsables en caso de que no se les pueda exigir al anterior en la
cadena de responsabilidades).

La Constitución de 1931 (II República, liberal). Es un texto


constitucional original pues no se inspira en ninguno de sus
predecesores.

 Excluye cualquier tipo de discriminación, especialmente por


razón de sexo.
 Crea un Tribunal de Garantías Constitucionales
(antecedente del actual Tribunal Constitucional), que está
habilitado para anular cualquier norma que se oponga a la
Constitución de 1931.

Sin embargo, es una época tumultuosa, lo que tiene consecuencias


en la libertad de información. Los límites siempre se justifican en la
protección de otros derechos constitucionales.

En octubre de 1931 se promulga la Ley de Defensa de la


República, que establece la prohibición de difundir noticias que
quebranten el orden público y las que expresen menosprecio por las
instituciones del Estado. El Ministro de la Gobernación puede suspender
los medios de comunicación que no respeten dichas prohibiciones.

Dictadura franquista. En esta etapa de nuestra Historia reciente


no hubo Constitución. Sólo las denominadas Normas Fundamentales y el
Fuero de los Españoles.

La primera Ley que va a afectar a las libertades de expresión y de


información se promulga en plena Guerra Civil, en abril de 1938. Se pone
la información al servicio del Régimen franquista. Los medios de
información los controla y organiza el Estado. Designación estatal de los
directores de medios de comunicación, hay censura institucionalizada y
una regulación estatal del número y extensión de los medios de
comunicación.

El Fuero de los Españoles de 1945 reconoce supuestamente la


libertad de expresión, pero sólo es retórica.

En 1966 se promulga una nueva Ley de Prensa en la que se admite


medios de comunicación privados, pero sometidos a un rígido control
estatal, sobre todo de los contenidos. No hay censura previa pero sí
secuestro administrativo.

En 1977 el Régimen franquista empieza a caer con la Transición


española. La Constitución de 1978 reconoce y garantiza la libertad de
expresión y de información, las cuales sólo se podrán limitar para
garantizar otros derechos fundamentales o bienes jurídicos reconocidos
constitucionalmente (por ejemplo los derechos al honor, intimidad y
propia imagen, el orden público…)

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