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La historia de la Revolución Mexicana

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Clío López Portilla, doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), fue nombrada directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana en agosto de 2005 y desde ese momento el gobierno federal le dio la
encomienda de “renovar” los estudios históricos de ese periodo de la historia del siglo XX.
La instrucción fue que era necesario elaborar una nueva interpretación para incluirla en los
libros de texto gratuito que se distribuirían a partir del año 2007. Clío reunió a los
investigadores del instituto para informarles sobre la tarea que les había sido asignada. Los
historiadores debatieron sobre aquello que debían entender por renovar o reinterpretar la
historia de la Revolución Mexicana y algunos señalaron que la nueva versión debía tomar
en cuenta al partido que ganara las elecciones de 2006, pues en ese momento tanto el
Partido Acción Nacional (PAN) como el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
parecían tener oportunidad de alcanzar la Presidencia de México. La Dra. Clío pensó que
antes de pretender reescribir la historia de la Revolución sería necesario definir cuál era la
versión oficial, pero ¿cuánto y cómo podría cambiar esta historia?

La historia, ese recuento del pasado


La directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Clío
López Portilla, opinaba que, aunque no debiera ser así:

…la historia no siempre era fiel a los acontecimientos que pretendía rememorar o
explicar. La Historia no era una sola, sólida y coherente; los procesos históricos
estaban sujetos a diversas y variadas interpretaciones. El estudio del pasado había
servido a diversos fines: entender, predecir, denunciar, crear identidad, justificar o
legitimar, y el propósito definitivamente influía en el resultado.

Los cambios políticos podían modificar la forma en que se presentaba el ayer, la llamada
historia oficial. En México, después de 70 años de gobierno de un solo partido, otra fuerza
política llegó al poder a principio del siglo XXI, y, en ese tenor de ideas, la interpretación
del pasado, sobre todo el reciente, se modificaría.

Este caso fue escrito por el Profesor Edgardo López Mañon con el propósito de servir como material de
discusión en clases, no pretende ilustrar buenas o malas prácticas administrativas.

Derechos Reservados © Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; Av. General Ramón
Corona No. 2514 Col. Nuevo México, Zapopan, Jalisco 45140, México. El ITESM prohíbe cualquier forma
de reproducción, almacenaje o transmisión de la totalidad o parte de esta obra, sin autorización por escrito.

Centro Internacional de Casos Fecha de revisión: 18 de Febrero, 2008


Tecnológico de Monterrey Última revisión: 04 de Julio, 2008
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En reunión con los investigadores del Instituto, la directora agregó que antes de pretender
reescribir la historia de la Revolución, era necesario definir cuál había sido la versión
oficial en sus formas más elementales. Un investigador recordó una vieja caricatura de
Calderón1 que tenía enmarcada en su oficina y la llevó a la reunión (ver Ilustración 1).

Ilustración 1. La Revolución Mexicana

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Cartonista político que en ese momento publicaba su trabajo en los periódicos del Grupo Reforma.
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Fuente. Calderón, Reforma, 24 de noviembre de 1996.

La mítica Revolución
Como se ve al final de la caricatura de Calderón, esta es la historia de la Revolución
Mexicana como fue contada por casi tres cuartos de siglo al pueblo de México por el
partido en el poder.

El Partido Nacional Revolucionario (PNR) fue fundado por Plutarco Elías Calles en 1929,
tras el asesinato de Álvaro Obregón. En 1938, durante la Presidencia de Lázaro Cárdenas,
se renombró como Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Unos años más tarde, en
1946, cuando era presidente de México Manuel Ávila Camacho, nuevamente cambió de
nombre y así se le conoce actualmente: Partido Revolucionario Institucional (PRI). A pesar
de las modificaciones, los conceptos “revolución” y “revolucionario”, permanecieron.

Durante 70 años de hegemonía, el PRI recordó, explicó y enseñó la Revolución como la


máxima gesta histórica, realizada por ilustres y heroicos personajes que arrancaron al país
de un tiránico gobierno, para llevarlo a un régimen de legalidad, justicia, igualdad y
democracia. Cada 20 de Noviembre, fecha en que inició el movimiento revolucionario, el
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gobierno del Partido Revolucionario Institucional conmemoraba ese episodio de la historia


nacional que duró 30 años, con el propósito, más que de recordar a los héroes y mártires,
con el de no olvidar el origen del régimen y, ante todo, su legitimación (Schettino, 2007).

La historia de la Revolución fue interpretada como un proceso histórico en el cual tomaron


parte diversos líderes quienes aportaron sus visiones y opiniones sobre lo que debería ser el
nuevo país. Lo mismo dejaron huella en ella caudillos populares como Emiliano Zapata y
Francisco “Pancho” Villa, que personas de otras clases sociales como Francisco I. Madero,
Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, entre
otros. La Revolución se explicaba como única, sólida, sin contradicciones ni mayores
injerencias externas; la homogénea voluntad del pueblo de México (ver Anexo 1).

La nueva historia
El Partido Revolucionario Institucional ya no gobernaba por completo al país y había
perdido la titularidad del Ejecutivo federal luego de las elecciones de julio del año 2000. El
discurso histórico cambiaría en los siguientes años y la Revolución se reinterpretaría por
voluntad del nuevo gobierno. Era claro para Clío que la nueva o nuevas versiones buscarían
servir a otros propósitos políticos, se harían a la luz de información histórica inédita o ante
los efectos a largo plazo de los cambios generados. Era un hecho que muchos de los
considerados como grandes logros de la Revolución, plasmados en la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, se habían ido desgastando con el tiempo y algunos como
la educación laica y gratuita, el salario mínimo, el límite a la propiedad agrícola o el reparto
agrario, difícilmente podían seguir siendo enaltecidos en el discurso político; algunos de
ellos incluso habían sido modificados o suprimidos en los sexenios neoliberales del mismo
PRI.

Clío López tenía que empezar a definir explicaciones alternativas de la Revolución


Mexicana. La primera parte de la labor sería la de analizar de forma individual el papel de
los principales actores del proceso. Debía identificar a los personajes, héroes o villanos.
Enseguida elaborar una lista de aquellos personajes que podrían pasar de héroes a villanos o
viceversa; pero lo más importante sería puntualizar las razones en las que se apoyaría la
nueva explicación de cada protagonista y cuáles de sus acciones podían ser reinterpretadas
para darles un carácter diferente.

En la segunda parte del trabajo ya se tendría que proponer una nueva versión de la gesta
revolucionaria, siempre sustentada en hechos históricos, pero, en cualquier caso, debería
responder a los intereses de alguno de los dos partidos opositores del PRI, el PAN o el
PRD.

El PAN surgió en el año 1939 como una respuesta de la derecha al régimen de Lázaro
Cárdenas; su fundador fue Manuel Gómez Morín. Acción Nacional fue el principal partido
de oposición durante seis décadas. El instituto político se autodefine como conservador,
defensor del libre mercado, representante de las clases medias, los empresarios y ligado a la
Iglesia católica (www.pan.org.mx).

En cuanto al PRD, fue creado en 1989 como una coalición de varios partidos de izquierda y
algunos políticos que pertenecían al PRI; de ideología liberal, privilegiaba la política social,
defendía la participación del Estado en sectores estratégicos y los derechos de grupos
discriminados (www.prd.org.mx).
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Le tomó unas horas a Clío darse cuenta de la importante labor en la que participaba;
modificaría para todo un país la información que por años aprendió en la escuela y que
creyó ciertas, únicas e incuestionables. Tenía cerca de seis meses para entregar su propuesta
y que ésta pudiera aparecer en los libros de texto gratuito que se entregarían a partir del año
2007. ¿Cuánto y cómo podría cambiar esta historia?

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Bibliografía

Abascal, S. . La Constitución de 1917, destructora de la Nación, (2ª ed.). Ed. Tradición,


México, 1984.

Aguilar Camín, H. y Meyer, L. A la sombra de la Revolución Mexicana, (31ª ed.). Ed. Cal
y Arena, México, 2002.

Historia y Civismo, Cuarto de primaria. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.


México, 1961.

Mora de, J.M. Gatuperio, omisiones, mitos y mentiras de la historia oficial. ,Ed. Siglo
XXI, México, 1993.

Pereyra, C. et al. Historia, ¿para qué? Ed. Siglo XXI, México, 1980.

Schettino, M. Cien años de confusión, México en el siglo XX, Ed. Taurus, México, 2007.

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Anexo 1. Selección de Mi libro de cuarto año, Historia y Civismo.

La Revolución Mexicana

Después de soportar la prolongada dictadura ejercida por el régimen de Porfirio Díaz, el pueblo
sintió ansias de un orden social más justo (…)

Un hombre valiente y de noble espíritu, Francisco I. Madero escribió una obra que en (el) acto se
hizo célebre: “La sucesión presidencial”, y se formaron diversos partidos políticos, entre ellos uno
muy importante, el Anti reeleccionista.

Madero, que era el candidato visto con mayores simpatías recorrió el país, y con sus discursos,
arrastró tras de sí al pueblo animándolo a ejercer los derechos cívicos en las elecciones que se
aproximaban. Su entusiasmo y sinceridad con que hablaba le atrajeron muchos partidarios, pero
cuando se acercaba la fecha de las elecciones fue encarcelado (…)

Madero se levantó en armas contra el gobierno de Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910, por la
ilegalidad de las elecciones (…)

Como Madero era un hombre de ideales nobles y de muy buenos propósitos, el pueblo le tenía fe y
esperaba ver cumplidas las promesas revolucionarias (…)

La traición de (Victoriano) Huerta y la muerte de Madero y Pino Suárez causaron profunda


indignación en todo el país. La memoria de Madero empezó a ser objeto de culto cívico (…)

Asesinados Madero y Pino Suárez, Victoriano Huerta se adueñó de la presidencia. Esto, en lugar de
apagar el impulso revolucionario, lo avivó más. Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, e
Ignacio L. Pesqueira, gobernador interino de Sonora, no reconocieron al gobierno usurpador y se
levantaron en armas. Carranza lanzó el Plan de Guadalupe (…)

La lucha volvió a extenderse; la dirigían varios caudillos: Álvaro Obregón, Francisco Villa,
Emiliano Zapata, Pablo González, Eulalio Gutiérrez y otros muchos que luchaban por separado, en
diversas regiones de México.

En junio de 1914 sobrevino una desavenencia entre Carranza y Villa. Para resolverla se efectuaron
las Conferencias de Torreón entre representantes de Villa y de Pablo González. El resultado de las
pláticas fue un convenio que ponía fin al conflicto y que, además, fijaba las bases de la reforma que
la Revolución habría de hacer a favor de los campesinos y los obreros, y se proponía que se reuniera
una convención para elegir al Presidente provisional tan pronto como la Revolución triunfase (…)

Carranza entró en la ciudad de México el 20 de agosto de 1914. Cumpliendo a medias lo convenido


en las Conferencias de Torreón, reunió una junta de generales y gobernadores para el nombramiento
del Presidente provisional. Pero todos los generales adictos a Villa rehusaron asistir y exigieron que
la Convención se celebrara en Aguascalientes (…)

Siguió la disputa entre las facciones villista y zapatista por un lado, y la carrancista por el otro (…)

Tan pronto Carranza dominó la mayor parte del país, convocó un Congreso Constituyente que se
reunió en Querétaro desde fines de 1916 y convirtió en ley las aspiraciones revolucionarias.

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La nueva Constitución, promulgada en Querétaro el 5 de febrero de 1917, dio cabida,


definitivamente, a las aspiraciones populares.

Es la Constitución que rige actualmente nuestro país. Se deriva, en modo directo, de la Constitución
de 1857, cuyos lineamientos generales reproduce y en ella están incorporadas la Leyes de Reforma.
Representa, pues, el conjunto de las libertades y derechos que el pueblo de México ha conquistado
desde la Revolución de Ayutla hasta nuestros días. Sus principales artículos, en lo que se refiere a
los propósitos de la Revolución Mexicana, son el 3º, el 27 y el 123, según lo verás en seguida (…)

Los gobiernos revolucionarios, a partir del que encabezó Venustiano Carranza, se han preocupado
por hacer efectivos los derechos cívicos del pueblo; por atender las necesidades y los problemas de
los trabajadores de las ciudades y del campo y por mejorar las condiciones generales del país (…)

Por todo lo anterior te habrás dado cuenta que los gobiernos emanados de la Revolución se han
preocupado por recoger y analizar los anhelos de libertad y justicia alimentados por la Revolución,
y por lograr la paz, el bienestar y la prosperidad del pueblo mexicano, cuya unidad interna hemos
conquistado gracias a enormes sacrificios.

La obra de la Revolución Mexicana.

Este libro de Historia te ha dado una idea general del desarrollo de tu país. Pero como debes tener
conciencia clara de la época que te ha tocado vivir, añadiremos un capítulo especial para que
conozcas la obra de la Revolución Mexicana. Así comprenderás mejor el esfuerzo que México
realiza y lo que espera de ti, (…)

La Tierra…
La Irrigación…
La Electrificación…
La Seguridad Pública…
La Educación Pública…
La Seguridad Social…
Las Carreteras…
Los Ferrocarriles…
El Petróleo…
La Plataforma Continental…

NOTAS: Se podría llamar “La historia de la historia de la Revolución Mexicana” (sugerencia).

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