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POETIKA1 número 1

enero 2017

Ezra Pound, Jorge E. Eielson, Allen Ginsberg, Enrique Verástegui,


Domingo de Ramos, José Pancorvo, Isaac Goldemberg, Romina Freschi,
Victoria Guerrero, Juan de la Fuente, Julio Fabián, Martha Wirtenberger,
Freddy Ayala Plazarte, José Molina, Alex Morillo, Paulo César Peña,
Reinhard Huamán Mori, Edmundo de la Sota Díaz, Armando Alzamora,
Paul Guillén, Consuelo Hernández, Valeria Melchiorre, Carolina O. Fernández,
Christian Doig, Carlos Enrique Saldívar. Ilustra: Ale Wendorff.
POETIKA1 Lima-Pittsburgh
número 1 enero 2017

SUMARIO

EL FUTURO DEL PASADO EN LA ESCRITURA


Palimpsesto y escritura poética para los sentidos
Freddy Ayala Plazarte 13

ACTUALIDAD DEL MAUBERLEY DE EZRA POUND


José Molina 25

NUEVOS ESTUDIOS SOBRE JORGE E. EIELSON


Alex Morillo y Paulo César Peña 53

KADDISH O EL PODER DE LA ORACIÓN


Reinhard Huamán Mori 67

ENRIQUE VERÁSTEGUI Y ANGELUS NOVUS


Edmundo de la Sota Díaz 77

RÉGIMEN ESTÉTICO EN PASTOR DE PERROS:


Sobre el reparto de lo sensible en Domingo de Ramos
Armando Alzamora 91

JOSÉ PANCORVO:
Cantar de la Eternidad
Paul Guillén 99
EL RETORNO DEL TROVADOR:
Décimas y canciones de fino amor de Isaac Goldemberg
Consuelo Hernández 111

RECOMPONER LOS FRAGMENTOS


DE UN UNIVERSO DESVENCIJADO
Romina Freschi por Valeria Melchiorre 125

BERLÍN Y LA CRUZADA DE VICTORIALAND


Victoria Guerrero por Carolina O. Fernández 130

LA NOCHE DE JUAN
Juan de la Fuente Umetsu por Paul Guillén 136

EL ESPEJO DEL LENGUAJE


Julio Fabián por Christian Doig 139

PINTANDO EL CIELO CON POESÍA


Martha Wirtenberger por Carlos Enrique Saldívar 143

DATOS DE LOS COLABORADORES 151


motivos
Pienso que el Celan poeta debe ser más
meditado y compadecido que imitado. Si el
suyo es realmente un mensaje, se pierde en el
“ruido de fondo”: no es una comunicación, no
es un lenguaje, o todo lo más es un lenguaje
oscuro y mutilado, como lo es el del que está
a punto de morir, y está solo, como todos lo
estaremos en el trance de la muerte.
Primo Levi citado por Giorgio Agamben
Lo que queda de Auschwitz

Esto mismo puede expresarse diciendo que


en la medida en que la poesía demanda ser
leída, debe permanecer ilegible. Estrictamente
hablando, no hay un lector de poesía (...) La
poesía es aquello que regresa la escritura hacia
el lugar de ilegibilidad de donde proviene, a
donde ella sigue dirigiéndose.
Giorgio Agamben
“¿A quién se dirige la poesía”

POETIKA 1 es una revista de crítica editada por Perro de Ambiente,


editor. Director/editor: Paul Guillén. Dirección gráfica: Ale Wendorff.
Portada: “La Emperatriz” de Ale Wendorff. Todos los dibujos son de A.W.
Recibimos colaboraciones (ensayos, entrevistas y reseñas). Los ensayos y entrevistas
deberán tener una extensión de máximo 7000 palabras incluyendo la bibliografía
y las reseñas entre 1000 a 2500 palabras. También se debe incluir una bio-data.
Enviar colaboraciones a: poetika_1@yahoo.com
Ale Wendorff
La Alquimista
EL FUTURO DEL PASADO EN LA ESCRITURA
palimpsesto y escritura poética para los sentidos

Freddy Ayala Plazarte


Universidad Autónoma de Madrid

La ponencia que expondré a continuación realiza breves acotaciones


y reflexiones sobre la escritura como un palimpsesto del mundo, y su
exploración con el pasado, para lo cual toma en cuenta el pensamiento arcaico
(o, si se quiere el término, primordial), y lo confronta con las temporalidades
que rige el pensamiento occidental. Hace también referencias en torno a
la literatura y al arte, particularmente hace énfasis en la poesía, como una
escritura para los sentidos.
En este trabajo, se hace énfasis en la escritura como huella del
pasado, reconociendo en ella representaciones sociales, culturales, históricas,
cósmicas. El pasado, aquí, plantea la posibilidad de reconfigurar el presente
cívico de los miembros de un grupo social, y saber si la literatura y el arte
contienen un carácter metareflexivo.
Esta propuesta también enfoca las temporalidades circundantes
de la escritura: el pasado, el presente, y el futuro, como escenarios que se
entrecruzan al momento de producir una memoria poética. Por esta razón,
se recurre a la poesía para reflexionar que es un vínculo de resignificación
del presente, un constante campo de exploración, donde se reconstruyen
imágenes o pensamientos.

Paleolíticas dimensiones: la escritura un palimpsesto en el mundo

¿Cuántos pensamientos o memorias hemos escrito? ¿De cuántas memorias


estamos hechos y cuántas se han quedado en pensamientos? ¿Hacia dónde
apunta la escritura, en un mundo carente de originalidad? ¿Cuál era el sentido
de la escritura en el mundo arcaico respecto del mundo contemporáneo?
Partiendo del hecho innegable de que toda escritura forma parte
de una construcción cultural y del universo propio de los miembros de
un grupo social, y que, de alguna manera, toda escritura tiene sus propias
huellas, y sus posibilidades de permanencia y de vencimiento en la memoria

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colectiva. La escritura, como tal, es una potencialidad que ha desarrollado


la creación humana a través del dominio de la técnica, dado en las letras,
dibujos, grafías, ilustraciones.
En los registros del mundo, los códices mayas, los kiphus andinos, los
jeroglíficos egipcios, las runas islandesas, la escritura china en la piedra o en
el papel, por tomar casos, son escrituras que, desde el pensamiento humano,
representan una conexión con el mundo arcaico (sagrado y primordial). En
un punto de vista mítico, las escrituras apócrifas, crípticas, herméticas, tenían
un fin primordial: simbolizar la muerte, el amor, la guerra, lo ideológico, el
origen, el caos, el orden, el eros, lo heroico, lo sagrado, lo profano, lo divino
y lo terrenal, lo femenino, lo masculino.
Estas puntualizaciones han sido los temas recurrentes al momento
de representar lo heterogéneo, que constituye el modo de pensar y sentir
en los miembros de un grupo social, y que parten de la condición humana.
La escritura, ciertamente, ha jugado un papel decisivo en el modo de
pensar y ver a una época, pues en ella podemos reconocer períodos o
temporalidades del pensamiento social o religioso. Así, por las referencias
culturales e históricas, el arte y la literatura han tenido una notable cohesión,
en sus expresiones, con escrituras de tipo: gráficas, figurativas, ilustrativas,
simbólicas, narrativas, poéticas, en las cuales se han abordado hechos visibles
y no-visibles de una época. Se ha podido reconocer en las producciones
artísticas la conciencia humana, ya sea transfigurada, metafórica, epistética.
La escritura ha transformado la realidad desde las representaciones, en su
intento por representar el pasado y el contexto histórico.
Pero, no obstante, tanto el arte como la literatura, han servido para
manifestar, por una parte, malestares, denuncias, parodias, y por otra, según
nos cuenta la historia, han estado ligadas al poder: el caso del Renacimiento
en el siglo XV, nos da pistas para adentrarnos en la relación arte, ciencia y
poder, en servicio de la iglesia. Asimismo, en Latinoamérica, la escritora y
religiosa, Sor Juana Inés de la Cruz, del período de inserción del barroco, en
su obra, relata lo religioso y lo profano de su tiempo, a expensas de las normas
y perjurios impuestos por el orden clerical. Su obra representa una denuncia
y una revelación al régimen colonialista. La escritura históricamente, en el
mundo artístico, no solo ha estado representando las conveniencias del poder,
sino que también es un arma de resistencia, en este espacio ha tomado fuerza
para cuestionarlo, y sobre todo para hablar sobre los tabúes de una sociedad.

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Por otra parte, en el caso de los mitos, sabemos que la memoria


se reproducía por herencia, oralmente de un grupo social a otro, en su
intento de resistir, en unos casos a los dialectos colonialistas, y en otros, por
hibridarse a la nueva cultura impuesta. Levi Strauss, por ejemplo, convivió
con aborígenes de la geografía amazónica del Brasil, con el propósito de
desarrollar propuestas sobre la antropología estructural, pues vio en el mito
el horizonte posible de comprensión a una cultura. El antropólogo y escritor
peruano, José María Arguedas, en su novela Los ríos profundos, revaloriza la
situación del indígena en su hábitar, con su dialecto (autóctono) kechwa.
El mito, entonces, en la contemporaneidad, se convierte en escritura para
su persistencia ante una sociedad globalizada y tecnologizada. Esto nos da
señales para decir que la experiencia humana, sin duda, necesita relatarse
a sí misma, hablar de su transitoriedad, y de ahí que surja la preocupación
de etnógrafos o antropólogos por documentar la oralidad y trasladarla a la
escritura, en favor de reconocer la diversidad de conocimientos y saberes de
las culturas primigenias1.
Stephen Hawking ha dicho que “La realidad es asombrosamente
compleja y escurridiza, a veces ajena, no siempre fácil de percibir y a menudo
imposible de predecir”. Desde esta perspectiva, ¿cómo interviene la escritura
en un mundo mercantil, industrializado, donde la originalidad de a poco ha
ido perdiendo sus matices? Debatir la originalidad de la escritura conllevaría
un tratado elocuente, pero, aquí, conviene precisar que, como actores sociales,
estamos inmersos en un proceso histórico de escrituras que se han forjado
partiendo de otras escrituras, y que resulta ambiguo hallar una definición
precisa sobre la originalidad en la escritura. Es, ante todo, la heterogeneidad
de producciones sobre la escritura lo que permite reconocer la autonomía, la
dependencia, y la correspondencia de la escritura con la realidad.
Véase en las últimas décadas, los debates científicos de la arqueología,
en torno a los hallazgos de evangelios, y cómo la ciencia en su afán de penetrar

1 Al respecto, el filósofo español Manuel Benavides argumenta que “El primitivo


conoce el instante pleno y compacto, sin ayer ni hoy, sin antes ni después. […]
El tiempo del primitivo sería el tiempo original, tiempo que no es profano, ni re-
ligioso, ni cíclico. […] La obra del primitivo niega la fecha o, más bien, es anterior
a toda fecha. Es el tiempo anterior al antes y al después. La sociedad industrial ha
perdido ese centro y se ha desfondado; sin fundamento, anda desaforada”. Manuel
Benavides “Claves filosóficas de Octavio Paz”, en Octavio Paz Valoración Múlti-
ple, coord., Enrique Saínz, La Habana, Casa de las Américas, 2013, pp. 36-37.
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en los enigmas del pasado, pretende dar cuenta de la autenticidad de estos


escritos. Las escrituras, en este tipo de debates históricos, pueden poner en
tensión la veracidad de la historia y transformar el modo en que una sociedad
cree en un referente. Pero, ni siquiera, las escrituras que la ciencia pone en
evidencia, desvirtúa el sentido de la creencia, en varios pueblos, esto más
bien fortalece la creencia en la medida que practican la tradición.
Acaso vivimos la historia de la escritura, según como lo propone el
filósofo Benavides2, puesto que “<La historia que vivimos es una escritura: en
la escritura de la historia visible debemos leer las metamorfosis y los cambios
de la historia invisible. Esa lectura es un desciframiento, la traducción de
una traducción: jamás leeremos el original…>” (Benavides, 2013: 35). Es un
palimpsesto el mundo de la escritura, una interminable historia de páginas
y manuscritos, que relatan el pensamiento humano, en sus dimensiones,
que hace protagonista lo visible y lo no-visible; al escriba que imagina el
sonido de cada palabra, hasta convertir en una imagen, en una historia, en
un universo de infinitas exploraciones.
Dentro de macro-relatos filosóficos o religiosos, la escritura ha
tenido, asimismo, escritores secundarios. Así, en el mundo griego, de Sócrates
no hay registro que haya escribió un libro, fueron sus alumnos quienes
recogieron su pensamiento. Lo mismo sucede en el mundo judeo-cristiano,
con la figura de Cristo, los profetas escribieron los relatos que se recogen en
la Biblia. En tanto que Confucio recogió gran parte de las conversaciones,
con sus discípulos, en el libro Analectas3. Frente a esto, se puede decir,
tomando lo planteado por Benavides, que la historia de la escritura es, en
definitiva, el esfuerzo del pensamiento humano depositado o representado
en las innumerables páginas que contienen libros, pinturas, manuscritos,
pergaminos, códices, etc.
La escritura, de esta manera, cobra sentido en la medida que cuenta
historias, mitos, leyendas, puesto que desde sus dimensiones más arcaicas,

2 Benavides, por su parte, piensa que “Distintos signos desmienten la concepción


lineal de la historia y su consecuencia: la noción y el culto al progreso indefinido,
en sus versiones capitalista y socialista. Al mismo tiempo desmienten la idea de
personaje único –clases, civilizaciones– […] La historia se vuelve improvisación.
Fin del discurso y de la legibilidad racional. Improvisación e imprevisión. La his-
toria, por lo demás, es una traducción; al interpretarla, la vivimos: cada uno de
nuestros actos es un signo” (Benavides, Ibíd.).
3 De los diálogos que Confucio mantuvo con sus alumnos [N del A].
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ha permitido entrar en una experiencia sentida, sensitiva, estética, simbólica,


social, con el mundo; adquiere sentido el mundo, cuando no solo se perciben
imágenes, sino al interpretar textos, discursos, relatos y, a la vez, escribir
más pensamientos a partir de lo escrito. La escritura en plena manifestación
permite intensificar relatos, mitificar lo ausente, recoger los escombros del
pasado, transmitir la experiencia humana de un tiempo a otro.
¿Cuánta sensibilidad depositada en la escritura? En un tiempo
el hombre, para comunicarse, realizaba señas en el aire, luego en la
experimentación del color, con un lápiz, con una esfero, con una tiza, con
una máquina de escribir, con un computador. Demostrando, así, que ha
sabido adaptarse a la materia para poder escribir sobre los paradigmas del
origen, de la muerte, del erotismo, de la religiosidad, de la inmortalidad, y
ahí el arte y la literatura, han sido defensores de los principios de su creador
respecto de una época.
La escritura representa ese instante que fue el pensamiento en el
mundo, ese momento que ya no retorna, a menos que pueda ser grabado
en un papel o en un dibujo. Por ello, la escritura necesita desnudarse de sí
misma para recordarse y reescribirse. “Escribir no es escribir el mundo, sino
escribirse […] Decir es despojarse de lo dicho”. (Yurkievich, 2013: 99).
Por esta razón, la escritura, es un palimpsesto basado en realidades y
cotidianidades de la colectividad, y está en servicio de la memoria individual
y social: lo que alguien recuerda parece ser un síntoma de lo inquietante que
fue el pasado, tanto como construir una imagen sobre otra imagen, estar en
varias habitaciones en el mismo instante, mirar desde muchos ángulos una
escena, o tomar ocho espejos y mirarse la espalda en varias dimensiones. Es
decir, la escritura permite hacer un emplazamiento, que no solo dialoga con
la historia lineal (oficial), sino que puede estar en servicio de la imaginación.

El futuro del pasado: poesía y escritura para los sentidos

El tiempo puede ser asumido y vivido desde muchas ópticas, implica, ante
todo, el hecho de tener conciencia de algo. En el pasado, el presente, el futuro,
a menudo, tratamos de comprender las acciones puestas en manifiesto, y las
que se han quedado sin realizarse: acaso futuros imposibles. Lo que pudo
haber sido, se conjuga con lo que ha sucedido, y lo que probablemente vaya a
suceder. Este juego de paradojas, que abren las temporalidades mencionadas,

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a las que recurrimos para medir actos, a la larga permiten hacer uso de
nuestro propio archivo de memorias, aquel álbum al que se recurre para
relatar: ¿quiénes fuimos? o ¿quiénes somos?
La tesis de la obra de Marcel Proust, En búsqueda del tiempo perdido,
es una de las contestaciones a la incertidumbre, sobre salir en búsqueda
del tiempo perdido; ir a vivir lo que no hemos vivido o lo que nos faltó
vivir. Para el taoísmo oriental no existe división entre el pasado, presente y
futuro, se vive el momento, se realiza el pensamiento ahí, en el wu-wei (no
acción), el no hacer nada, en el mejor sentido de la palabra. Otros, como
Nietzsche, abordaron las temporalidades desde una visión occidentalista, el
filósofo clasificaba la historia en anticuaria, monumental y crítica, es decir,
refiriéndose al pasado, presente y futuro.
Al igual que las culturas orientales, las culturas precolombinas se
plantearon la noción de tiempo cíclico, determinadas por lo circular, en
mutua convivencia con los símbolos de la naturaleza. El tiempo del mundo
occidental, como lo sabemos, es el tiempo del orden y el progreso, en el
porvenir que se acumula con la materia mediante el dominio de la técnica. El
futuro, en la sociedad occidental, es objetual, está reconocido por el capital
económico, político, ideológico y cultural. Es, si se quiere, el tiempo del
futuro incierto, donde los sujetos, de alguna manera, cumplen las ilusiones
impuestas por la modernidad4.
A diferencia de esto, una cosmovisión indígena amazónica reza que
para ellos “el futuro está en el pasado”. Esta perspectiva se muestra contraria
a la visión occidental, que hace patente el futuro en el devenir. Antes bien,
para ellos el futuro está en la posibilidad de retornar al origen, pues el pasado
representa la memoria, y a la vez el conocimiento, en un sentido genealógico.
Algún momento, me hace pensar esta cosmovisión en la constante búsqueda
de la infancia en cada instante vivido, acaso al nacimiento de los actos y

4 El proyecto civilizatorio de la modernidad occidental atravesó varios órdenes


sociales, políticos, económicos y repercutió en el modo de hacer arte, por ello
Benavides piensa que “El ocaso del futuro se manifiesta especialmente en la so-
ciedad occidental que creó su religión: progreso, ahorro, trabajo. […] La forma
extrema de la modernidad en el arte es la destrucción del objeto artístico; esta
tendencia, que se inició como crítica de la <noción de obra de arte>, culmina
ahora en la negación misma del arte. <El círculo se cierra: el arte deja de ser
<moderno>: es un presente instantáneo…>” (Benavides, Ibíd.).
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los pensamientos, a nuestras memorias genéticas, y desde ahí entender este


presente. Sin embargo, ¿qué relación tiene la poesía con el pasado? ¿Por qué
la poesía a más de articularse con la imaginación es memoria oral y escrita?
Es de mencionar lo que el crítico Saúl Yurkievich apunta: “Poetizar
es recordar. La poesía no remeda, rememora; es la memoria de la humanidad;
hija de Mnemosine […] El nacimiento de las palabras reitera el modelo por
excelencia de toda creación, la cosmogonía”. (Yurkievich, 2013: 99). Tanto la
cosmovisión de los indígenas amazónicos, como lo señalado por Yurkievich,
conduce a reflexionar el carácter memorioso, cósmico de la poesía, sea esta
escuchada, dicha, cantada, escrita, en servicio del pasado y la memoria del
mundo.
Si algo de inquietante tiene la poesía, es el poder de penetrar en el
origen, en el nacimiento de las palabras, lejos de la clasificación genérica en
el que sea ubicada, la poesía puede transmitir un lenguaje que está más allá
de lo que el silogismo racional elabora. Porque una cosa es racionalizar la
poesía y otra alcanzar la dimensión sensitiva, a esta última la llamo: escritura
para los sentidos. La poesía, en realidad, está hecha para los sentidos5, pues la
misma memoria se torna evocativa, ya sea con un olor, un color, un sonido,
un recuerdo, en lo ausente, ya que son imágenes que tienen palabras y
pensamientos.
El poeta chileno, Vicente Huidobro, en Altazor escribe: “El sol se saca
del bolsillo el día/ Abre los ojos el nuevo paisaje solemne/ Y pasa desde la tierra a
las constelaciones/ El entierro de la poesía […] Todas las lenguas están muertas”.
Mientras que, el peruano Oquendo de Amat, en 5 metros de poemas anota:
“Entre ti y el horizonte/ mi palabra está primitiva como la lluvia/ o como los
himnos” (Amat, 2014: 51). El ecuatoriano Hugo Mayo en el poema Raudal
para recortar, dice: “Y alguien escribió el abecedario de los puntos suspensivos
en la herido del viento infinito” (H. Mayo, 1984: 51). Estos poetas que he
mencionado, fueron referentes de la vanguardia latinoamericana –claro hay
más autores, pero únicamente tomo por referencias –, ellos escribieron estos
poemas en un tiempo que América Latina vivía cambios trascendentales,
tanto en los marcos sociales, como en la superestructura, me refiero a
períodos que radican los años 30s y 60s.

5 Benavides habla sobre “El no sentido del mundo, por las posibilidades de ser
llenado, abre todos los sentidos. La significación no es sino la búsqueda del sen-
tido” (Benavides, Op cit: 19).
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Sin embargo, los versos citados resuenan en mi memoria desde que


los leí. Están, si cabe la afirmación, más allá de la coyuntura política y social;
dicen algo más que aquel entonces, y permiten enunciar la poesía cósmica,
hecha para los sentidos. Encierran en las palabras profundas imágenes, que
arrebatan el sentido del lector, y que tornan infinita la interpretación, este
es uno de los valores de la escritura poética, pues no estamos frente a un
cuadro, que capta inmediatamente la atención, por el imperio de la imagen,
al contrario, la imagen no es la misma, como la que un cuadro muestra.
Estamos, más bien, ante palabras e imágenes particulares, que cada uno
dibuja, y reinventa de acuerdo a la sonoridad que recibe6.
El acto de escuchar o leer un poema inevitablemente conduce a un
ritual de sonidos, en la voz presente o en la voz ausente, que acontece en
nuestro interior. Por tanto, según como ha sugerido el crítico Walter J. Ong,
en su libro Oralidad y escritura Tecnologías de la palabra, para el caso de la
oralidad considera que el habla, el contar, el despojarse del lenguaje, es el
momento de la presencia sonora, mientas que la escritura es la tecnología que
empleamos para transmitir pensamientos, sensaciones.
A partir de lo dicho, pienso que uno podría volver a cada instante
y en varias épocas sobre un texto, mejor dicho un poema, y reinventar
esa memoria (que ya fue parte de otro tiempo) en su tiempo, y a la vez
reinventar e imaginar el tiempo del autor, el tiempo del poema, y también su
mismo tiempo. Así, un poema representa la escritura que se conecta con los
sentidos en un juego de temporalidades, que pone en escena las percepciones
de un lector: las memorias personales en las memorias que recogemos del
mundo. Como, acertadamente, W. J. Ong, apunta: “La escritura da vigor a
la conciencia […] Para vivir y comprender totalmente, no necesitamos sólo
la proximidad, sino también la distancia. Y esto es lo que la escritura aporta
a la conciencia como nada más puede hacerlo” (Ong, 2011: 85).
La escritura, asimismo, es un método para interconectar con
dimensiones que resignifican el tiempo del pasado, y que ponen a trabajar a
la memoria en las palabras. Ives Bonnefoy en sus meditaciones Sobre el origen
y el sentido con aire bastante poético decía: “Y la voz de ausencia que sube

6 Ferdinand de Saussure, el semiólogo y lingüista francés, decía, por ejemplo, que


el signo vincula un concepto con una imagen acústica. Con esto, dejaba sentado
la importancia que articulan las palabras y los sonidos al momento de producir
signos, significados, en las cosas, como parte de los códigos sociales [N del A].
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POETIKA1

del pasado con una amplitud de caverna vacía no hace más que conferirles
a la infancia y a la ciudad natal y a nuestros más antiguos recuerdos una
cualidad de memoria en un segundo y más potente sentido: memoria esta
vez de nuestra condición como tal, memoria del trabajo que ésta, percibida
entonces, nos pide que llevemos a cabo en nosotros” (Bonnefoy, 2011: 43).
“…desde la luz del sentido que va, a la noche del sentido que cae […]
preparándonos para el único acto que nos resulta propio en la naturaleza, el
único que valdría intentar: hacer un habla con lo que no fue siquiera, más
atrás o más temprano aún, sino letras, sonidos, ruido” (Bonnefoy, 2011: 44).
Entonces, la resonancia del lenguaje es a la vez una resonancia de la memoria:
rememorar el sonido, el aroma, el ruido, puede conducirnos a reflexionar
sobre la escritura humana, a encontrar el origen de los pensamientos, de las
ideas, a introyectarnos en las cosas y el mundo, empleando más sentidos. La
escritura como tal es un vehículo para construir nuevas sensibilidades, para
subvertir las normas convencionales, desde las cuales también se nos presenta
al mundo.
Pero, frente a lo expuesto, si se toma nuevamente el enunciado de
los indígenas amazónicos: “El futuro está en el pasado” y, como se ha visto, se
lo asocia a la escritura poética como escritura para los sentidos, entonces, es
interesante plantear el hecho de que no solo la poesía, sino en el pensamiento
humano, como tal, está la clave para repensar la realidad. Una obra de danza,
de teatro, una película, un concierto musical, son representaciones que parten
de textos o escritos, pues una vez digeridos por los espectadores se convierten
en motivos de reflexión, tomando en cuenta el mensaje que proyecten.
La escritura, por supuesto, no conoce límites, la experiencia humana
lo ha demostrado, no conoce de lejanía, ni de cercanía; la una se necesita a la
otra, tanto como la relación ausencia-presencia en la memoria. Mircea Eliade
al respecto propone salir del presente cívico: “…el hombre conoce varios
ritmos temporales, y no solamente el tiempo histórico, es decir, el tiempo
suyo, la contemporaneidad histórica. Le basta con escuchar buena música,
enamorarse, rezar, para salir del presente histórico y reintegrarse al presente
eterno del amor y de la religión” (Eliade, 1999: 36).
El historiador también reflexiona que “…la muerte no es más que el resultado
de nuestra indiferencia ante la inmortalidad” (Eliade, 1999: 59). Acaso la
escritura, por ser una de las técnicas adquiridas más antiguas en el transcurso
de la evolución del pensamiento humano, se enfrenta con sus propios

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POETIKA1

fantasmas y dilemas: a no ser recordada: la muerte del pensamiento, el miedo


a morir, a que mueran los pensamientos. La muerte del pensamiento puede
ser uno de los tantos motivos para que haya escritura, pero arquetípicamente
es inseparable, es la figura impulsora de la escritura. La escritura, en definitiva,
es una manera de evadir la muerte del pensamiento, y de que seamos eternos
en las palabras, imborrables en la memoria, eternamente imaginables.

Bibliografía

De Amat, Oquendo, (2014), 5 metros de poemas, Buenos Aires, A pasitos del


fin de este mundo.
Benavides, Manuel, (2013), “Claves filosóficas de Octavio Paz”, en Octavio
Paz Valoración Múltiple, coord., Enrique Saínz, La Habana, Casa de las
Américas.
Bonnefoy, Yves, (2011), Sobre el origen y el sentido, Córdoba-Argentina,
Alción Editora.
Eliade, Mircea, (1999), Imágenes y símbolos, Madrid, Taurus.
Fergusson, Kitty, (2012), Stephen Hawking su vida y obra, España, Crítica.
Huidobro, Vicente, Altazar, en: http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/
altazor.htm.
Mayo, Hugo, (1984), Chamarasca, Guayaquil, Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Núcleo del Guayas.
Ong, Walter J., (2011), Oralidad y escritura Tecnologías de la palabra, Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica.
Yurkievich, Saúl, (2013), “Octavio Paz, indagador de la palabra”, en Octavio
Paz Valoración Múltiple, coord., Enrique Saínz, La Habana, Casa de las
Américas.

22
Ale Wendorff
Espectador Invisible 3
ACTUALIDAD DEL MAUBERLEY DE EZRA POUND

José Molina

Es bien conocida la influencia que el poeta norteamericano Ezra Pound


tuvo sobre varias generaciones de poetas en los Estados Unidos. Sobre todo,
es notable cómo el peso de un proyecto monumental como The Cantos, al
menos, su objetivo, así lo apuntaba el mismo Pound: la épica de la humanidad,
influenció los proyectos más notables en lengua inglesa como Maximus
Poems de Charles Olson, A de Louis Zukofsky, Paterson de William Carlos
Williams, Groundwork de Robert Duncan, Gunslinger de Edward Dorn.
Incluso, su influencia llegó a cruzar fronteras y es fehaciente en un libro como
Cántico cósmico del poeta de Nicaragua Ernesto Cardenal. “No le copien a
Pound” era la reserva que expresaba el famoso poema de Gonzalo Rojas, sin
embargo, más de uno/a le ha copiado a Pound, su espíritu impregnó o sigue
impregnando a las generaciones posteriores, así lo confirman los libros The
Dance of the Intellect: Studies in the Poetry of the Pound Tradition y The Pound
Era de críticos como Marjorie Perloff y Hugh Kenner, respectivamente. La
implementación del método ideogramático, que devino en la yuxtaposición
de lenguas dentro de Los Cantares, según la traducción de José Vásquez
Amaral, influyó también en las obras de Finnegans Wake de James Joyce y en
casos como los de los brasileños Haroldo de Campos y su poema Gálaxias y
Paulo Leminski con Catatau.
Los Cantares ocupan el centro de atención sobre la obra de este poeta
opacando los poemas que fueron escritos anteriormente. La mayor parte de
los críticos ven en los poemas reunidos en Personae sólo máscaras o ensayos
de lo que conformaría el proyecto central de Pound. Pero esta opinión y
la acartonada solemnidad crítica oscurecen los hallazgos y grandes poemas
que el poeta de Idaho escribió hasta los treinta y cinco años. El caso más
simbólico es el poema de dos líneas “In a Station of the Metro” (quizás el más
citado del poeta y que no pertenece al libro Los Cantares):

The apparition of these faces in the crowd


Petals, on a wet, black bough

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POETIKA1

Otro caso es el de la imitación de Propercio y cuya traducción merece


toda la atención de un traductor diestro en inglés y en latín. Pound ocupa
cadencias del latín dentro de su poema, el cual es un homenaje “Homage to
Sextus Propertius.” Una traducción al español merece ser comentada para
exponer la extrañeza que produce el texto en su lengua original.
Un ejemplo más es el del poema “Hugh Selwyn Mauberley”, el
cual resulta extraordinariamente presente para la realidad de todo poeta.
El poema cuenta las vicisitudes del personaje Hugh Selwyn Mauberley, el
cual podría ser una viñeta del escritor, amigo de Pound, Ford Madox Ford.
Sin embargo, el poema resulta una toma de conciencia de una realidad
ejemplarizada en la figura del poeta, en la cual, giran en torno el editor, el
crítico, el corrector de estilo, el lector e, incluso, el mismo Pound. El nombre
del poema fue varias veces referido y escrito por T. S. Eliot como “Moberley”
el cual, según lo comenta Jo Brantley Barryman, era un dicho popular en la
época “Always too late like Mobberly clock”. John Espey sugiere que sea una
posible ficcionalización del poeta Selwyn Image, el cual aparece en la sección
“Siena Mi Fe: Disfecemi Maremma”.
El poema de mediana extensión cuenta con 18 secciones.
Originalmente, el poema comenzaba con una cita de Nemesio, “Vocat
aestus in umbra.” Nemesianus. Ec. IV., esta cita fue considerada dentro de
algunas ediciones pero no siempre se respetó. La primera sección comienza
con una oda con un título en francés y donde destacan las siglas E. P. las
cuales nos remiten sin duda al nombre del poeta “E. P. Oda por la elección
de su sepulcro.” Esta sección comienza con una amonestación escrita por el
crítico Mauberley sobre E. P. o, tal vez, sobre Pound mismo escribiendo a
sus contemporáneos. Es importante observar la distancia que toma Pound
sobre su propia persona, un efecto que también fue utilizado por el poeta
portugués Fernando Pessoa para describir(se) la figura de su pseudónimo
Alvaro de Campos. Estas son las primeras líneas del poema:

“E. P. Oda por la elección de su sepulcro”

Por tres años, desfasado con su tiempo


Contendió para resucitar el fenecido arte
De la poesía; para mantener “lo sublime”
En el sentido antiguo. Equivocado desde el comienzo –

26
POETIKA1

La elección de su sepulcro se refiere al equívoco de entregarse a


resucitar el fenecido arte, resulta importante señalar la manera en que Pound
reflexionó a través de sus poemas sobre el lugar presente de la poesía. Tal vez,
la manera irónica como señala ese “sublime” inalcanzable, se refiera también
a un nuevo espíritu que inyectará una vitalidad diferente a su obra y cuyo
recipiente encontrará años más tarde en su traducción del ideograma chino
“Make it new” (Hazlo nuevo).
Esta sección del poema presenta una manera directa de diálogo con
la tradición, una línea nos dice “su verdadera Penélope fue Flaubert.” El rol
esencial que cobra el trabajo de Gustave Flaubert en la obra de Pound ha sido
poco estudiado, posiblemente, por tratarse de una influencia que viene de la
prosa a la poesía y que varios críticos desecharían por la sumisión genérica
que se vive en la academia. Sin embargo, hay una cercanía casi generacional,
que para la época, situaría la influencia de Flaubert sobre Pound como la de
un contemporáneo, especialmente la obra Bouvard et Pécuchet. Esta obra está
compuesta por una gran cantidad y variedad de citas textuales con las cuales
Flaubert intentará burlarse de toda su generación, a la cual supuestamente
desdeña, ya que dicha burla consiste en la banalización del conocimiento
científico. El mismo Pound escribió varias notas sobre la influencia de este
libro en la obra de su amigo James Joyce pero también es posible observar
esta estrategia de copy/paste en Los Cantares, la cual, generalmente, se ha
identificado con el método de yuxtaposición del ideograma. Si la razón
de Ulises para volver a Ítaca era Penélope, Flaubert aparece homologado a
Penélope para regresar a la escritura.
Líneas abajo, habla de su edad, los treinta años y su corto impacto
en el mundo de las letras. Y justo la segunda sección del poema comienza con
el tema de la edad del tiempo, esto es, la era. Esta sección es de las más cortas
del poema:

La era demandaba una imagen


De su acelerada y contorcida mueca,
Algo para el nuevo escenario,
No, bajo ningún motivo, una gracia de ático;

No, no ciertamente, alucinaciones oscuras


De su mirada interna;

27
POETIKA1

¡Mejores falsedades
Que parafrasear a los clásicos!

La “era demandaba” principalmente un molde en yeso,


Hecho sin pérdida de tiempo
Una prosa cinema, no, no seguramente, alabastro
O la “escultura” de la rima.

“Los poetas son las antenas de la humanidad” afirmó el mismo


Pound, aquí los oídos del poeta están atentos a reproducir las demandas de la
era, su representación exige una mudanza, no más la falsedad de parafrasear
a los clásicos, de acuerdo a la enseñanza de Flaubert. También es importante
notar la influencia del poeta Théophile Gautier, acertadamente señalada por
John Espey en su estudio sobre Pound. Hay resonancias y traducciones de
Gautier que van permeando y conformando “Mauberley”, el polémico tema
de la traducción como plagio, que Pound utilizaría como herramienta de
construcción y rescate de la tradición, se manifiesta en este poema. El ajuste
de versos y figuras de Gautier dentro del poema responde a una actualización
que hace evidente las resonancias epocales dentro de la poesía. Una de estas
resonancias es el “Té rosa” que Gautier expresa dentro del poema “À une
Robe Rose” y el cual sirve para comenzar la tercera sección del poema de
Pound haciendo referencia a Inglaterra:

El té-rosa té-toga, etc.


Suplanta a la muselina de Cos,
La pianola “reemplaza”
A la lira de Safo.

El reemplazo de la antigüedad por los objetos de la era moderna será


visto por Pound como una manera de empobrecimiento o de abaratamiento.
Estas ideas estarán potencializadas en su famoso canto sobre la “Usura”, la
cual también es mencionada en Mauberley. Los reemplazos que continúan a
lo largo de esta sección también fueron tomados de Gautier:

Cristo sigue a Dionisio,


Fálico y ambrosino

28
POETIKA1

Dio paso a maceraciones;


Calibán dislocó a Ariel.

Todas las cosas pasan,


Dijo el sabio Heráclito;
Pero una insulsa baratija
Prevalece en nuestros días.

Incluso la belleza Cristiana


Abandona – después de Samotracia;
Vemos to kalón
Decrecer en el mercado

Y más adelante:

La carne del Fauno no es para nosotros


Ni la visión del santo.
Tenemos la prensa en lugar de hostia
Y la franquicia por circuncisión.

Todos los hombres, ante la ley, son iguales.


Libres de Pisistrato,
Elegimos a un esclavo o un eunuco
Para gobernarnos.

El empalme de los sujetos, símbolos y períodos históricos se


incrustan en la obra de Pound como una marca de agua, un efecto que quizás
impresionó a Joyce para la elaboración de su Ulysses. La frecuente combinación
de lenguas también forman parte del estilo poundiano de composición, es
como si buscara marcar ciertas cesuras dentro del poema y obligar al lector
a analizar ese material “extraño” o seguir adelante para no interrumpir la
cabalgata del poema. En la sección siguiente emerge fulgurante la terrible
usura, la cual se elabora como un descenso a los infiernos:

Estas luchas en todo caso


y algunas creencias,

29
POETIKA1

pro domo, en todo caso…

Algunos prestos a las armas,


algunos por aventura,
algunos por miedo o debilidad
algunos por miedo a la censura,
algunos por amor a la masacre, en la imaginación,
se aprende después,

algunos con miedo, aprendiendo el amor por la masacre,


murieron algunos pro patria, “non dulce” “non et decor”…

caminé con ojo-fijo en el infierno


creyendo en las mentiras de los viejos, luego descreyendo
vine a casa, hogar de la mentira,
hogar para muchas decepciones,
hogar para viejas mentiras y nuevas infamias;

usura época dorada y condensada


y mentirosos en puestos públicos

desafiantes como nunca antes, desgastados como nunca antes


sangre joven y alta sangre,
buen semblante y cuerpos fuertes

coraje como nunca antes

franqueza como nunca antes,


desilusiones como nunca antes contadas,
histerias, confesiones de trinchera,
carcajadas de ombligos muertos.

La cadencia de esta sección Espen la considera un homenaje al poeta


griego Bion. La ausencia de alusiones directas posibilita a hacerla presente
en cualquier época, a Pound le interesaba esta cualidad de adaptación que
permite vislumbrar una serie de tradiciones, como Bion, Propercio, Flaubert,

30
POETIKA1

Gautier, Ford, Ronsard, Villon y proyectarlas hacia el futuro, baste comparar


la temática del poema con la situación social presente en México. Hay un
encabalgamiento temático entre las secciones cuatro y cinco, está última
funciona como corolario de la gesta:

Murieron por miríadas


Y de los mejores, entre ellos,
Por una vieja bruja desdentada
Por una civilización despostillada

Encantada, sonriendo a las buenas bocas,


Ojos apurados barridos bajo la tapa de la tierra,

Por dos lotes de estatuas rotas


Por unos pocos miles de libros fustigados

La desilusión política marcada en este pasaje no es, exclusiva, de una


acusación directa al imperialismo inglés. Por lo menos en este punto, resulta
importante recordar que Pound está dialogando/imitando a Flaubert, en este
sentido se pueden analogar los estilos de escarnio con Bouvard et Pécuchet
hacia la masa cultural inglesa.
La siguiente sección del poema inicia con un título extraído también
de Gautier, del libro Émaux et Camées, el poema “Coerulei Oculi”. De
este poema Pound extrajo dos elementos de una comparación: “Ses yeux,”
“Mélent a leur azur amer,” “Les teintes glauques de la mer”. El cruce de la
mitología en forma adjetival, le brinda a Pound el entusiasmo para proponer
su propia lectura “Yeux Glauques”; Glauco es un monstruo marino de la
mitología griega, para Gautier el mar refleja tintes glaucos pero Pound lo
pone directamente en relación con los ojos:

Yeux Glauques

Gladstone aun era respetado,


Cuando John Ruskin produjo
“King’s Treasuries”; Swinburne
Y Rossetti seguían siendo abusados.

31
POETIKA1

El fétido Buchanan levantó su voz


Cuando su cabeza de fauno
Vino a ser un pasatiempo para
Pintores y adúlteros.

(…)

Robert Williams Buchanan era un crítico inglés de la época que osó


atacar a uno de los poetas favoritos-protegidos de Pound, el controvertido
poeta y pintor Dante Gabriel Rossetti. En esta sección se describen episodios
de la vida de Rossetti, motivos de sus obras y el caso del suicidio de su esposa
Elizabeth Siddal. Lo que resulta problemático para entender en esta parte es
que Pound arremete en sus versos como un pintor cubista frente al lienzo,
dejando quizá como el tema más claro su aversión por Buchanan.

Delgado como agua de arrollo


Con mirada vacante.
El inglés Rubaiyat apenas nacía
En aquellos días.
(…)

Pound arremete contra el uso y desuso de los autores en boga en esa


época y resalta la incipiente aparición del Rubaiyat (el cuarteto persa), que
tenía poco tiempo de haber sido traducido/introducido en lengua inglesa.
Estas formas de rescate de diferentes tradiciones mediante la traducción será
fundamental entender como motor de la poética entera de Pound.
El siguiente apartado comienza con un título tomado de Dante
“Siena mi fe’, disfecemi Maremma”. En La Divina Comedia estas palabras
son pronunciadas por Pia de Tolomei de Siena cuyo marido la manda matar
para poder desposar a otra mujer en el castillo toscano de Maremma. El
motivo textual gira en torno de las memorias del poeta inglés, pero nacido en
Estrasburgo, Victor Gustave Plarr. En este texto Pound encuentra anécdotas
de esa generación de autores y en el poema cuenta las vicisitudes de dos figuras
semejantes que comparten el alcoholismo, el catolicismo y la veneración por
Propercio: Lionel Johnson y Ernest Dowd:

32
POETIKA1

“SIENA MI FE’, DISFECEMI MAREMMA”

Entre los preservados fetos y huesos embotellados,


Comprometido en perfeccionar el catálogo
Encontré al último descendiente de las
Familias Senatoriales de Estrasburgo, Monsieur Verog.

Por dos horas habló de Gallifet,


De Dowson; del Club de Rimadores;
Me dijo cómo murió Johnson (Lionel)
Al caerse de un banco en un bar irlandés…

Pero no mostraba rastros de alcohol


En la autopsia, privadamente ejecutada –
Preservado el tejido – la mente pura
Se extendió hacia Newman como el calor del whiskey.

Dowson encontraba a las prostitutas más baratas que a los hoteles;


Headlam para levantar la moral; Imagen imparcialidad imbuida
Con sacudidas de Baco, Terpsícore y la Iglesia.
Así hablaba el autor de “The Dorian Mood”,

M. Verog, fuera del alcance de la época,


Desconectado por sus contemporáneos,
Rechazado por los jóvenes,
A causa de sus ensoñaciones.

Toda la generación de poetas de 1890 viene citada en las memorias


de Plarr, a la cual también pertenecía Oscar Wilde. Pound llegó a conocer a
los poetas de esta generación, él mismo fue encargado de la primera edición
de las obras de Lionel Johnson, en la cual se incluía un ensayo introductorio
de Pound, el cual fue retirado en las ediciones posteriores. El Reverendo
Stewart Headlam era un irlandés que se caracterizó por organizar fiestas para
los intelectuales de esa época.
Este tipo de pasajes son importantes porque revelan las afinidades
de Pound con esa generación de autores en Inglaterra. Mauberley, no sólo es

33
POETIKA1

un poema de despedida por despecho, ante todo es un documento que nos


permite apreciar la fecundidad temática y artística de Pound, además de los
vectores que estaban estimulando una nueva visión del poema con alcances
insospechados. En una palabra, aquí ya podemos apreciar el genio poético
del autor de Los Cantares en plena madurez.
La siguiente sección lleva como título BRENNBAUM, de origen
judío. En esta sección se observa un enmascaramiento del personaje judío
para esconder su propia tradición. La estigmatización de la cultura judía
como manipuladora de la economía comienza en Europa en estas primeras
décadas del siglo XX.

BRENNBAUM

Los cerúleos ojos despejados


Infantil y circular la cara,
Rigidez de las polainas hasta el cuello
Jamás una grácil relajación;

Los pesados recuerdos de Horeb, Sinai


Y los cuarenta años,
Mostrados sólo al caer el día
Cruzando el nivel de la cara
De Brennbaum “El Impecable.”

La siguiente sección muestra una caricatura de un empresario. El


nombre del acaudalado personaje es Mr. Nixon pero no tiene nada que ver
con el posterior presidente de Estados Unidos.

MR. NIXON

En la suntuosa y dorada cabina de su yate de vapor


El Sr. Nixon me sugiere cortésmente, avanzar con pocos
Peligros de retraso. “Considere
“Cuidadosamente el reseñista.

“Yo era tan pobre como usted;

34
POETIKA1

“Cuando comencé tuve, por supuesto,


“Adelantos de regalías, cincuenta de entrada,” dijo el Sr. Nixon
“Sígame y tome una columna,
“Aún si tiene que trabajar de a gratis.

“Blandos reseñistas. De cincuenta a trecientos


“Levanté en dieciocho meses;
“El problema mayor que tuve que enfrentar
“Fue el Dr. Dundas.

“Nunca menciono a alguien sin la idea


“De venderle mis trabajos.
“El consejo es bueno, y en cuanto a la literatura
“No ofrece nada fijo.

“Y nadie reconoce, a primera vista, una buena obra


“Olvídese del verso, mi amigo,
“Ahí no hay nada.”

El señor Nixon encarna la figura del empresario editorial, su


afabilidad contrasta con su riqueza. Al final el adinerado personaje
compadecido sugiere al joven abandonar los versos. La tajante visión del
mercado es incapaz de valorar el trabajo poético, Pound no arremete con ira
ante esta situación, sólo la describe con un dejo de humor y hace cuestionar
al lector sobre qué impulsos mueven al mundo editorial.
En la siguiente sección, Pound describe al corrector de estilo, el
trabajo que ha mantenido a miles y miles de poetas por generaciones. El
poeta degradado a corrector de estilo profesional enfrenta la miseria pero en
la comprensión del poeta Pound sólo lo enfrenta con la naturaleza. Según el
crítico Hugh Kenner se trata del escritor Ford Madox Ford, quien realizaba
ese trabajo en aquella altura. Como se puede observar el poema viene
moldeado por varias figuras que giraban en torno a la vida de Pound.

X
Bajo el pandeado techo
El estilista ha tomado refugio,

35
POETIKA1

Sin pago, desconocido,


Al final del enmarañado mundo

La naturaleza lo recibe;
Con una plácida e ignorante concubina
Él ejercita sus talentos
Y el suelo encuentra sus infortunios.

El puerto de sofisticaciones y
Contenciones
Se cuela por sus goteras;
Él ofrece suculentos platillos;
La puerta tiene una bisagra chirriante.

La única salvación para el desafortunado poeta es seguir entregado


con pasión a su arte, prepara “suculentos platillos” aunque la pobreza de su
casa se anuncie desde la puerta.
En las siguientes secciones el tema de lo femenino, que hasta ahora
ha venido apareciendo sugerida y espaciadamente, será el punto de inflexión
para hablar de la poesía misma. Un punto importante dentro de la poética
poundiana ha sido relacionar el tema femenino con lo poético, sólo por
mencionar un ejemplo baste recordar el poema “Portrait d’une Femme”
incluido también en Personae. La sección once inicia con una figura que
viene de la Grecia clásica pero, irónicamente, no es una diosa ni una ninfa
sino una invención extraída de las fábulas milesias, que relataban trasfondos
eróticos y mágicos.

XI

“Conservatriz de Milesia”
Hábitos de mente y sentimiento,
Posible. ¿Pero en el municipio de Ealing
Con la mayoría de oficinistas ingleses?

No, “Milesiana” es una exageración.


Ningún instinto ha sobrevivido en ella

36
POETIKA1

Más viejo que los que su abuela


Le dijo le servirían a su posición.

Los tintes clásicos de la realidad se diluyen ante los ojos del poeta en
lo vacuo, incluso la figura de Milesia resulta exuberante para los oficinistas
del municipio de Ealing. Pero el poema persiste en destacar la poesía a
toda costa, la sección doce embiste con un aliento renovado dentro de la
percepción de lo femenino gracias al motor traductório que Pound incorpora
a través de Gautier.

XII

“Dafne, con sus muslos anuncia


“Estirando hacia mí sus alargadas manos,” –
Subjetiva. En el satinado
cuarto de dibujo
Aguardo la orden de la Señora Valentín

Sabiendo que mi abrigo nunca ha sido


Justo de la medida
Para estimular, en ella,
Una pasión duradera;

Dubitativo, …, del valor


De la distinguida aprobación
Del esfuerzo literario,
Pero nunca de la Señora Valentín, su vocación:

Poesía, su borde de ideas,


El límite, incierto, y su manera de alcanzar
Otros estratos
Donde alto y bajo se penetran;

Esta estrofa refleja aún la traducción-adaptación de Gautier sobre


una estrofa que debía impresionar mucho a Pound:

37
POETIKA1

Oui, l’ouvre sort plus Belle


D’une forme au travail
Rebelle,
Vers, marbre, onyx, émail.

En el poema de Gautier la materia, mármol y ónix, se mezclan,


para Pound son los estratos alto y bajo. Pensemos cómo dentro de “Los
Cantares”, Pound jugaba con representar el hablar de los marineros borrachos
mezclándolos con otras voces y discursos de personajes históricos o de la
historia literaria.
La sección continúa:

El gancho para atrapar la atención de la Señora Jane,


Una modulación hacia el teatro,
También, en caso de revolución,
Un posible amigo y acompañante.

Conduce, por otra parte, el alma


“La cual ha sido nutrida por las
altas culturas”
Hacia la calle Fleed donde
El Dr. Johnson alcanzó su éxito;

Además de este corredor


La venta de media-manguera ha
Desde hace mucho superado el cultivo
De las rosas de Pieriana.

La primera sección de Mauberley fue terminada en 1919. Es


curioso notar cómo el personaje Mauberley no aparece en estas primeras
once secciones, es posible que en un principio Pound haya escrito el poema
como una carta de despedida a Inglaterra. El poema hasta aquí cierra con la
sección trece llamada “Envoi” (Envío), lo cual nos remite al tono epistolar de
su construcción hasta este momento.

38
POETIKA1

ENVÍO (1919)

Ve, tonto-de-nacimiento libro,


Dile que me cante alguna vez la canción de las Leyes:
Tuvieras la canción
Así como has conocido materias,
Pues había causa en ti que se debía condonar
Incluso mis propias fallas que tanto me agobian,
Y que sus glorias mantengan su longevidad.

Dile que divide


Tal tesoro en el aire,
Importando nada más que su gracia
Impartir vida al momento,
Las invitaría vivas,
Así como son las rosas, restar en mágico ámbar,
Rojo excitado con naranja y todo hecho
Una sustancia y un color
Desafiando al tiempo.

Dile que vaya


Con canción sobre sus labios
Pero que no canta la canción, ni conoce
Al compositor, alguna otra boca,
Quizá tan bella como la suya,
Tal vez, en nuevos tiempos, ganen su admiración,
Cuando nuestros dos polvos con Waller deban descansar,
Esparcidos sobre esparcidos en el olvido,
Hasta que el cambio haya terminado
Todas las cosas excepto la Belleza sola.

Aquí termina la primera parte de Mauberley escrita en 1919, el


envío de la carta marca el final simbólico del poema. Sin embargo, al año
siguiente Pound decide continuar el poema. Varios críticos señalan que es en
esta segunda sección donde se encuentra el verdadero personaje, no obstante,
veremos motivos que se repiten en las construcciones poéticas que Pound

39
POETIKA1

utiliza para enmarcar su personaje, esto es, no hay descripciones directas,


el poeta sigue hilvanando una serie de motivos que le otorgan el rostro a su
personaje.

1920
(Mauberley)
“Vacuos exercet aera morsus.”
Vuelto del “eau-forte
Par Jacquemart”
A la angosta cabeza
De Mesalina:

“Su verdadera Penélope


fue Flaubert,”
Y su herramienta
La del sepulturero.
Firmeza,
No en toda la sonrisa,
Su arte, pero un arte
En perfil;

Sin color
Pier Francesca,
Pisanello carente de la técnica
Para forjar Achaia

Mauberley resurge en 1920 con esa mezcla inconfundible que será


la marca de agua de Pound, el uso de las citas textuales en varias lenguas, en
este caso latín, francés e inglés, empleo de alegorías del Renacimiento y la
marca geográfica del Mediterráneo. Mesalina es la figura de algunas medallas
de la antigua Roma, Pisanello fue un medallista de Verona el cual será un
personaje clave dentro de Los Cantares y la mención de Piero della Francesca
cuyo estilo se presentaba como “frío e impersonal”, nos delimitan un nuevo
Mauberley, quizá más artístico pero sin la fuerza para crear su propia tradición,
“para forjar Achaia.” Un impotente, según la mirada crítica de Jo Brantley
Berryman, cuyo libro Circe’s Craft de 1984, fue su tesis doctoral en 1974

40
POETIKA1

pero la edición apareció casi diez años después. La referencia al agua fuerte
es de Bracquemond Jacquemart, quien fue encargado de hacer el frontispicio
de Théophile Gautier para la edición del libro Emaux et Camées en 1884. El
énfasis sobre las obras visuales en esta sección transmite el ambiente de las
tertulias inglesas en la primera década del siglo XX.
La siguiente sección inicia con un epígrafe del poeta “Caid Ali”, él
cual, Pound admitió en su correspondencia con Kimon Friar, de tratarse de
un seudónimo. La distinción oriental de dicho personaje le permite a Pound
jugar con los motivos de la poesía persa siguiendo como modelo el Rubaiyat,
además de dejar el testimonio de su gran conocimiento del francés:

“Qu’est ce qu’ils savent de l’amour, et qu’est ce qu’ils peuvent comprendre?


S’ils ne comprennent pas la poésie, s’ils ne sentent pas la musique, qu’est ce qu’ils
peuvent comprendre de cette passion en comparaison avec laquelle la rose est
grossière et le parfum des violentes un tonnerre?” CAID ALI

Por tres años, diabolus en la escala,


Él bebía ambrosía
Todo pasa, ANANGKE prevalece,
Llegó a termino, al final, a esa Arcadia.

Se movió entre su fantasmagoría,


Y en medio de sus galaxias,
NUKTOS AGALMA

***
Las secciones en esta continuación del poema vienen segmentadas, esto es, no
siguieron la numeración de la primera parte escrita en 1919. Pound recomienza
la enumeración pero sólo enumera la primera, segunda y cuarta parte; la
tercera y la quinta reciben los títulos: “The Age demanded” y “Medallion”,
respectivamente. El estudio de Berryman Circe’s Craft dedicado al poema
Mauberley, ofrece una copia del poema original mimeografiado, donde se
puede consultar la disposición gráfica con la que Pound originalmente lo
estructuró.
Resulta sumamente interesante observar los guiños gráficos que
Pound empleaba al escribir. Un ejemplo de ello es el título de Mauberley

41
POETIKA1

entre paréntesis, derridianamente hablando, es como si Pound estuviera


sugiriendo ser cautelosos porque, en cierto modo, es el mismo personaje
pero transformado.

Arrastrado… arrastrado se precipita,


Pidiendo al tiempo que lo libere…
De su confusión; para designar
Su nueva orquídea encontrada

A decir verdad… verdad…


(Entre flores aéreas) … tiempo para
arreglos-
Arrastrado
Hasta el último extrañamiento;

Incapaz de sobrevenir al vacío


Observar TO AGATHON desde el grano
Hasta que encuentra su colador…
Ultimadamente, su sismógrafo:

- Dado que su “pasión fundamental,”


Esta urgencia para convergir la relación
Del párpado y la mejilla
Por manifestaciones verbales;

Para presentar las series


De curiosas cabezas en medallas-

La insistencia de Pound sobre el tema de las medallas se debe, en


principio, a la gran admiración que le producía el trabajo de Pisanello,
específicamente en el año 1460, un momento histórico que Pound aseveraba
se había alcanzado el nivel más alto en la acuñación de medallas, el cual, al
lado de la pintura, entendía como programa civilizatorio. Dicha admiración
quedó enmarcada por la inclusión de la imagen del sello de Salustio Malatesta,
también acuñado por Pisanello, en el libro Guide to Kulchur.
Él ha pasado, inconciente, mirada entera,

42
POETIKA1

Bien cubiertos los iris


Y un spray boticceliano implícito
En sus diastasis;

Cuyos anesthesis, notados un año después,


Y pesados, revelaron su gran afecto,
(Orquídea) mandato
De Eros, una retrospectiva.

***

Bocas mordiendo el aire vacío,


Los firmes perros de roca
Atrapados en metamorfosis, le
Fueron dejados como epílogos.

En la edición del libro de Berryman se pueden constatar los cortes


originales que Pound establecía del poema aunque permanece la incógnita
en la división de la segunda y tercera parte. El título de la siguiente sección,
“The Age Demanded”, parece indicar que se trata de la tercera sección, el
mismo sirvió como elemento rítmico en la primera sección de la primera
parte escrita en 1919.

“LA ERA DEMANDABA”

Porque esta ágil oportunidad


Lo encontró, entre todos, incapaz
Como los caballos belfi-rojos de
La Kythrea con bridas de cadena.

El brillo de porcelana
Trajo un sentido irreformable
A su percepción
De la inconsecuencia social.

Así, si el color venía

43
POETIKA1

Contra su mirada,
Templada como si fuera
A través de un perfecto barniz.

No hizo una inmediata aplicación


De esto con relación al estado
A lo individual, el mes estaba
Más templado
Porque su belleza había sido.

La isla de coral, la arena color león


Intervino al sueño de porcelana:
Impetuosos tropiezos
De sus imágenes.

Gentileza, entre el clamor neo-Nitszcheano,


Su sentido de graduaciones,
Casi fuera de lugar entre
La resistencia a las presentes confrontaciones,

Invitación, mera invitación a la percepción


Gradualmente conducido al aislamiento
La cual estos regalos coloca
Bajo una más tolerante, quizá, examinación.

Por eliminación constante


El universo manifiesto
Cedió una armadura
Contra la total consternación,

Una ondulación de Minoa,


Vista, lo admitimos, entre circunstancias ambrosiales
Lo fortaleció contra
Las pesimistas doctrinas del azar,

Y su deseo por sobrevivir,

44
POETIKA1

Disuelto entre vigorosos ánimos,


Se convirtió en un olímpico apathein
En presencia de selectas percepciones.

Un oro pálido, en el mencionado esquema,


Las palmas inesperadas
Destruyen, ciertamente, el ansia del artista,
Dejándolo deslumbrado con el imaginario
Audición del fantasmal bramido del mar
Incapaz de la mínima urgencia de com-
posición,
Enmendar, conservación de la “mejor
tradición,”
Refinamiento del medio, eliminación de
superfluidades,
Augusta atracción o concentración.

El personaje Mauberley aparece en estas líneas convertido en un
crítico impresionista que bebe ambrosía. El personaje histórico resulta ser el
crítico inglés Huntley Carter, quien sostuvo una serie de ataques en revistas
contra el grupo de Pound, los Imagistas. Pound disfruta la mofa de Carter
pero no se muestra completamente contrario a las ideas del crítico, quien
aseveraba que el poeta tenía que obliterar su propia persona para poder
alcanzar a escribir poesía.

Nada, en breve, sino una burda confesión,


Ajena a la agresión humana,
En medio de la precipitación, se hunde
De maná insustancial
Levantando el leve susurro
De su subjetivo Hosana

Últimas afrentas a
Las redundancias humanas;

Sin estima del estilo propio “sus mejores”

45
POETIKA1

Guiando, como él bien lo sabía,


Hacia su final
Exclusión del mundo de las letras.

La sección cuatro aparece numerada y comienza con una recreación


simbólica de una novela de Flaubert, Salammbô. Curiosamente, Pound
mismo desacreditaba esa novela en especial del escritor francés, es como si de
algún modo, Pound estuviera adjudicando el mal gusto a su personaje Mauberley.

IV

Dispersando Molucas
Sin saber, día a día,
El final del primer día, en el siguiente mediodía;
El agua plácida
Inquebrantada por el Simún;

Denso follaje
Plácido bajo cálidos soles,
La línea de la costa
Lavada en el cobalto de los olvidos;

O entre la bruma
El gris y rosa
De los jurídicos
Flamingos;

Una conciencia separada,


Por ser esta sobretachada
Serie
De intermitencias;

Botecito de viajes en el Pacífico,


La playa indeterminada;
Y en un remo

46
POETIKA1

Se lee esto:
“Yo era
“Y yo no existo más;
“Aquí naufragó
“Un hedonista.”

El poema Mauberley cierra con la sección número cinco de la


segunda parte. El título expresa claramente el simbolismo que representa
para Pound la acuñación de medallas y que, al mismo tiempo, permea todas
las secciones de esta segunda parte. Los críticos no han podido establecer
si la voz que canta en esta sección se trata de Mauberley o de Pound. Es
importante señalar que, al igual que la sección “Envío” de la primera parte,
estos cierres resultan ser, intencionalmente, los más líricos.

MEDALLÓN

¡Luini en porcelana!
El gran piano
Ejecuta una profana
Protesta con su honesta soprano.

La cuidada cabeza emerge


De la dorada toga
Como Anadiómena en las primeras
Páginas de Reinach.

Miel roja, cerrando la cara oval,


Un trabajo de palma tejida que parece
Como si hubiera sido
Salido del taller orfebre del
Rey Mino, o de intrabajable ámbar;

La cara oval bajo el cobalto


Brilla en su frágil división, como,
Bajo un rayo de medio vatio,
Los ojos se tornan topases.

47
POETIKA1

En esta última sección Pound acuña su propia medalla. Para


apreciarla será necesario recordar los elementos que integraron el manifiesto
Vorticista, en donde se desacreditaba la representación humana en las artes
visuales en orden de dar paso a una expresión más provocante. Además el tono
impersonal, que contrasta con la emoción del “Envío,” ofrece, justamente,
la incorporación plena al legado Vorticista o, como el mismo Pound aseveró
“al menos por mi parte, prefiero lo austero, directo y libre de emociones que
resbale.” Pound se muestra fiel a sus preceptos y elabora su “Medallón,” con
la voz de la cantante Raymonde Collignon, con quien él colaboró como
traductor de canciones de trovadores y provenzales, que ella ejecutaría en el
escenario.
El “Medallón” también sirve como homenaje a Théophile Gautier,
quien describe su poemario Emaux et Camées, en un artículo publicado en
1884(¿) bajo el título “El progreso de la poesía francesa después de 1830:”
“Chaque piece devait être un médallion à enchâsser sur le couvercle d’un
coffret, un cachet à portera u doigt, serti dans un bague, quelque chose qui
rappelât les empreintes de médailles antiques qu’on voit chez les peintres et
les sculptures.” Gracias a esta forma de observar la poesía como una especie
de escultura donde, de hecho, se podrían forjar medallones (el mismo libro
de Gautier contiene un medallón en la portada con su perfil en tres cuartos).
Pound llegó a hablar de Gautier como un poeta “duro”, oponiéndolo a un
poeta “suave” como Samain.
La forma críptica de las alusiones que Pound usa, desconciertan
muchas veces al lector. Hugh Whitemeyer nos hace notar que estas son
apenas piezas del rompecabezas que Pound está instalando para dejarlas
pasar o seguir en el juego de co-construcción y desarrollo del poema. En este
pasaje se refiere al artista italiano Bernardino Luini (1475-1532), de cuyos
frescos se destaca “Jesús entre los doctos” y “Entrega de la cabeza de Juab
Bautista.” El otro personaje mencionado es Salomoon Reinach, “las páginas
de Reinach” se refiere al libro Apollo un estudio sobre la historia del arte, el
cual Pound parece tener en mucha estima.
En el estudio de E.M. Glenn sobre el segundo Canto de Pound,
él destaca la relevancia que tenían las medallas y los escudos en la literatura
clásica porque demostraban la relación íntima entre lo divino, lo humano y
lo natural. En el instante de percepción poética la medalla se metamorfoseaba
en la hija de Lir, la diosa visionaria, y representaba un límite azaroso entre dos

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POETIKA1

realidades de experiencia: el fluido fenoménico y lo concreto eterno. Pound


recuerda este mismo pasaje en el Canto LXXIX: “Sleek head that saved me
out of one chaos,” un momento de lucidez, la emergencia de la belleza y del
orden desde el caos, también, la materialización de la forma desde el fluido y
el reconocimiento de la presencia eterna en el mundo temporal. Justo como
él lo menciona en la segunda estanza de esta sección:

La cuidada cabeza emerge


De la dorada toga
Como Anadiómena en las primeras
Páginas de Reinach.

La imagen de Venus Anadiómena cobra todo el efecto cuando


recordamos que para los griegos su belleza provenía o emergía de la espuma
del mar, esto es, se materializaba. Una materia que Pound constataba en los
cuadros de Ingres “Venus Anadiómena” y de Botticelli, “El nacimiento de
Venus.” Donald Davie observa que es la cabeza de la Venus la que emerge del
océano en esta sección del medallón, no asoman ni los pechos ni la cintura.
Esto resulta así porque Pound estaba pensando, justamente, en el libro de
Reinach donde aparece una foto de la cabeza de una estatua griega de la
Afrodita hecha por Praxiteles, ideal para una medalla.
En el libro en memoria de su amigo Henri Gaudier Brzeska,
Pound aclara su entusiasmo por la escultura: “Me parece que si uno pudiera
persuadir a unas cuantas personas más, las personas adecuadas, para pensar
más en la escultura, uno estaría fomentando un gozo parecido al de escribir
un buen poema, aun suponiendo que estas dos acciones se excluyeran, lo
cual no ocurre.”
Metalizar o marmolizar la poesía es la ambición de Pound en esta
sección y, efectivamente, consigue crear su Medalla donde confluye la música
través de la cabeza de Raymonde Collignon, la belleza del mar en la cabeza
de la venus y el empalme con la sensualidad de Afrodita. Todo esto dentro
del maremoto que es la poesía de Pound. “La imagen no es una idea. Es un
nudo radiante o bisagra …desde el cual, mediante el cual y hacia el cual, las
ideas se están, constantemente, apurando.”
El personaje Mauberley se realiza como un panel de fondo ante esta
arquitectura verbal que arremete en múltiples direcciones. Mauberley habla

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POETIKA1

de los poetas, de la poesía, del arte, de las eras de la humanidad mediante una
serie de viñetas. Pound compone un gran fresco que sirve como base para
comprender la arquitectura de un poema tan extenso como Los Cantares. La
reflexión sobre el presente no elude el humor, el erotismo y esa aproximación,
tan generosa, a la vida del poeta.
La era demandaba un Flaubert como Penélope, hoy quizá nuestra
era demande un Pound.

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Ale Wendorff
Nadie se ilumina imaginando figuras de luz
NUEVOS ESTUDIOS SOBRE JORGE E. EIELSON

Diálogo con Alex Morillo y Paulo César Peña

La poética nodal: el nudo y su fundamentación estética en la poesía escrita


de Jorge Eduardo Eielson (Lima: 2014) y 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida
y canción en Lima (Lima: 2015) son dos de los últimos libros dedicados
íntegramente a analizar la figura del poeta de Habitación en Roma. Esta es
una conversación con sus autores.

ENTREVISTADOR: El primer tema que quisiera que aborden es la


influencia Zen en la poesía de Eielson.

ALEX MORILLO: Lo que me parece interesante en Eielson es cómo se las


ingenia para repensar la funcionalidad del poeta, es decir, la condición de ser
poeta en una era de la comunicación y de la tecnología tan compleja como
la nuestra. Y una de las características de esta condición de poetizar que
Eielson revalora tiene que ver con la posibilidad de poner en el centro de las
discusiones la noción misma de “hombre de cultura”. Este artista proyecta
sobre la poesía la idea de un acontecimiento privilegiado de lenguaje en el
que se da rienda suelta al entrecruzamiento fértil de múltiples influencias
culturales. Su acercamiento al Zen contribuyó mucho para la adopción de
esa perspectiva.
Por otro lado, el pensamiento oriental es crucial en la obra de Eielson
cuando se concreta como la problematización de una visión tradicional sobre
la creación poética. Lo confirma, por ejemplo, su desapego de la idea de
una individualidad hermética, egocéntrica y exhibicionista, desprendiéndose
incluso de factores tan arraigados en la conciencia de los artistas como el de
la autoría. Dicho desprendimiento llega a su punto máximo cuando Eielson
asocia la trascendencia de la creación con el anonimato. De modo que la
relativización de la idea del yo con el fin de plantear una poesía que no se
aferra al nombre propio, y por extensión, que apuesta por una experiencia
colectiva capaz de revolucionar los paradigmas de sociedad y de cultura

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POETIKA1

con los que nos identificamos, se constituye en uno de sus aportes más
significativos.
Otro aspecto que destaco es cómo la influencia Zen se ve reflejada
en la problematización del lenguaje mismo, de la palabra a fin de cuentas.
La palabra y su potencial expresivo es una cuestión que debe ser examinada
por todos los frentes que brinda la ficcionalización poética, parece decirnos
Eielson. Se apropió muy bien de la intuición Zen que sugiere que las
enseñanzas más profundas no logran contenerse en las palabras, vale decir,
no pueden materializarse ni transmitirse plenamente mediante estas. Este
es un rasgo conocido de la obra eielsoniana y que incluso se ha estudiado a
partir de la denominación de una estética del silencio, donde el silencio antes
que una imposibilidad expresiva se convierte en una fuente de significación
muy rica.

PAULO CÉSAR PEÑA: Bueno, en mi caso, lo que yo rescataría —concibiendo


al Zen, o al pensamiento Zen, como la búsqueda de reconciliación con el
universo, con el mundo, con los demás— es este rasgo en la poesía, en la
obra y en la vida de Eielson. Él se va muy peleado con Lima. Cuando está
en Italia, empieza a buscar una vía que le permita “volver” a Lima. Recuerdo
que tiene un ensayo titulado “Carta de Capri”, que se encuentra en la
recopilación realizada por Luis Rebaza, en la que comenta que todo le resulta
muy placentero en dicha isla. Es una visión muy hedonista de la vida. Sin
embargo, a la larga, se termina dando cuenta de que eso es vacío, que no solo
se trata del disfrute material. Creo que este encuentro con el Zen ocurre a
fines de los cincuenta o inicios de los sesenta. Este ensayo es de 1955, más
o menos. Al parecer, él ya estaba buscando una vía para poder reconciliarse
con el resto, incluida su ciudad de origen. Posteriormente, lo intentará por
medio de otra búsqueda, una de índole existencial, en la que pretenderá
reconciliarse con la materia, con el espacio correspondiente al Perú, sobre
todo una vez que ya se ha ido del Perú. Luego, en su arte plástico, esto se
percibe cuando recurre a elementos como la arena en alguno de sus cuadros,
por ejemplo. Es como si, en su interior, se hubiese quebrado algo en un
primer momento y necesitase, luego, como que repararlo o reestablecerlo. Y
lo recuperará a través del Zen, con esta idea de que hay que estar en conexión
con todo lo demás, con todo el entorno. Eso se ve ahí, tanto en su poesía
como en su arte plástico.

54
POETIKA1

Hay que tener en cuenta que, según lo que él mismo señala,


cuando estuvo en Lima, tuvo una educación muy cristiana, religión a la cual
terminará abandonando en la adolescencia. En su lugar encontrará —dice—
a Rimbaud, a Rilke, a San Juan de la Cruz. Entonces, es más que claro
que estamos ante un sujeto que está buscando algo a qué asirse, algo que
lo trascienda. Lo encontrará, en un primer momento, en la poesía. De allí
caerá en cuenta que la poesía puede ser un medio para justamente liberarse
de ciertos ataques, ciertas afrentas. Sin embargo, será en Europa donde se
percate de que debe ir más allá de lo meramente material y que es algo más
interno.

ALEX MORILLO: Recuerdo, ahora que lo mencionas, un principio


representativo del pensamiento Zen y que consiste en la impermanencia.
Dentro de este pensamiento se valora la idea de una dinámica existencial
continua donde todos los elementos de la realidad están conectados de
alguna u otra manera. La realidad se asume, entonces, como un gran tejido
que provoca una infinidad de correspondencias entre todos los seres. Esto
se nota claramente a partir de la segunda y tercera etapa de la producción
poética y artística de Eielson, digamos que desde Tema y variaciones.

PAULO CÉSAR PEÑA: O como el poema “Gardalis”, en el que se podrá


leer: “abrazo / El viejo roble como si fuera mi hermano” o “Yo soy tan sólo
un árbol / Que camina un animal que florece / Una piedra que sonríe”.
Es decir, empieza a concebirse como parte de un entorno natural. A eso
me refiero cuando hablo de su búsqueda, de su pretensión de vincularse
con todo lo que le rodea. Este poema me parece muy representativo porque
en sus últimos versos dice: “Puesto que yo soy el ciervo / Pero también el
arroyo”. Todo está conectado. Así pues, parece que una forma de alcanzar
la plenitud es saberse parte de todo. Algo que también se puede emparentar
con la búsqueda de los poetas simbolistas por la correspondencia.

ALEX MORILLO: Sí, varias lecturas señalan resonancias simbolistas en


su producción, aunque, como adviertes, habría que reconocer ese afán de
correspondencias como la puesta en acto de una perspectiva vital que proyecta
toda la realidad entretejida y conectada, con el fin de visibilizar una postura
crítica sobre la racionalidad contemporánea. Una racionalidad que tiende a

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POETIKA1

dividir, a establecer antagonismos, a desencadenar ejercicios de violencia entre


unos y otros, a construir barreras culturales. Me parece que cuando Eielson
se impregnó espiritualmente del pensamiento Zen supo que encontró por
fin una manera de trasgredir creativamente los condicionamientos culturales
que nos someten actualmente.

ENTREVISTADOR: En el libro de Rebaza hay una entrevista a Eielson por


Eduardo Moll de 1955. Ahí le pregunta cosas como: “¿Cuál es tu opinión
sobre el estado artístico de Europa?”. Y Eielson le responde: “no respondo
esta pregunta”. “¿Qué me dice de los últimos acontecimientos en la pintura
actual?”. “Tampoco te contesto esta”, y toda la entrevista va en ese tenor.

PAULO CÉSAR PEÑA: Creo que Eielson también le hace preguntas a Moll.

ENTREVISTADOR: Pero lo que me llamó más la atención es la actitud


diferente que asume Eielson respecto a otras entrevistas, donde se muestra
muy humilde, muy espiritual. También digo esto pensando en que Eduardo
Moll se identifica con la pintura abstracta y, al parecer, Eielson no concuerda
con la idea que posee este pintor. Incluso ahí se ve una posición que no tiene
nada de Zen, ni una pizca de recogimiento.

PAULO CÉSAR PEÑA: Probablemente le molestó. Según la lectura que


hago, esta incomodidad con Eduardo Moll surge porque este le trata de
parametrar todo con definiciones precisas. De allí que lo trate de desestabilizar
saliéndose del molde. Normalmente esperarías que tu entrevistado te dé una
respuesta. Pero Eielson nunca está de acuerdo con lo que Moll le plantea. No
solo lo evidencia con las ideas, sino también con el gesto de no responder.
Es como una actitud, digamos, lúdica, traviesa. Y, sí, es verdad: de los años
setenta en adelante sus respuestas serán más pensadas. De hecho, cuando se
va de Lima, se va con la imagen de ser un tipo al que se le han subido los
humos. Esto lo comenta Arguedas en una carta a Westphalen. Le cuenta
en ella que, en la Lima de los cincuenta, hay un grupo de artistas que se
comportan como unos niños y que le hacían acordar al grupo de Eielson al
ser creídos, vanidosos. Además, Eielson, en más de una ocasión, se refiere a
esta etapa de vida como si él siempre hubiera sido un chiquillo. Quizás era
una manera de hacer ver que fue alguien muy descontrolado e impulsivo.

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POETIKA1

ALEX MORILLO: A propósito de la negativa para responder por parte


de Eielson, me parece pertinente citar otro principio Zen, el principio de
la negatividad. Los orientales creen en el poder cognitivo de la negación.
Al negar las cosas, una y otra vez, la sucesión resultante esconde una gran
afirmación. El acto de negar las referencias superficiales de la vida, las alusiones
inmediatistas y ordinarias, lleva al hombre a grandes afirmaciones, que son
en realidad profundas revelaciones. El hecho de negar, dudar o sospechar no
tiene en el fondo una carga negativa, todo lo contrario, es un gesto con el que
se construye una correspondencia mucho más desafiante y exigente con la
realidad. El hecho de que Eielson no responda no significa que no exista una
respuesta entre líneas ahí. Algo similar ocurre en sus poemas: cuestiona a las
palabras sin pretender alguna respuesta o salida. Sin embargo, esa disyuntiva
o entrampamiento que traza en sus textos abre nuevas formas de enfrentar a
las palabras y a sus tentativas de sentido. Ubica al lector en situaciones donde
las negaciones son puntos de acceso que inauguran nuevas experiencias con
el lenguaje. Cuando pienso en el poder de la negación para Eielson siempre
recuerdo su poema “Rosa”: “La rosa oscura que aparece/ En esta hoja de
papel/ No es la misma que florece/ Diariamente en el jardín/ No es tampoco/
La oscura cosa que ahora escribo/ Sin saber por qué/ Sin saber cuál es mi
pluma/ Cuál el papel/ Y cuál la rosa.”

ENTREVISTADOR: En el libro de Paulo hay una cita que dice: “El poeta
nace, sí, el tronco vivo, sangrante y en bruto. Pero la belleza de sus ramas,
su frondosidad o raquitismo, depende del ámbito en que vive, del aire, del
agua y el suelo cultural en que se afirma. Por ello siempre será poco todo el
esfuerzo que se haga por contrarrestar —con el propio enriquecimiento—
la mediocridad y pobreza espiritual de nuestro medio”. En este contexto
Eielson parte a Europa y asume que en Europa va a encontrar algo diferente,
y, en la otra orilla, un poeta como Efraín Miranda toma el camino contrario:
no va a Europa, sino que se instala en una escuelita rural en el Altiplano.

PAULO CÉSAR PEÑA: Eielson vive su etapa limeña dominado por la


imagen que tiene de Europa en la literatura, de la Europa que lee en los
libros de caballería y en las obras clásicas. Aparte, consideremos que en esta
época está aún vigente la idea de que todo lo que es europeo es superior. Él
también reconoce que fue, en esa época, un coleccionista de huacos. Tenía

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POETIKA1

cierto interés en el arte precolombino. También comenta que Arguedas lo


invitaba a asistir a los coliseos a ver las actividades artísticas de los primeros
migrantes en Lima. En la sección de mi libro que contiene su testimonio,
puede leerse que él mismo se sabe, para aquellos años, formado en los moldes
de Occidente, por lo que lo andino no consigue sensibilizarlo o influir con
fuerza sobre él. Parte a Europa con la idea de encontrar la “cultura”, pero
se terminará desengañando. Sin embargo, descubre otras cosas. Así pues,
cuando, en una de las entrevistas que le hagan, hable de la persona en la que
se inspirará para el personaje de Giulia en la novela El cuerpo de Giulia-no,
señalará que en la interacción con esta muchacha notará que él se hallaba en
Europa como un sujeto sin pasado, sin tradición, sin territorio, sin historia.
Y sabía que en Europa no encontraría ni ese territorio ni esas historias. Eso,
sospecho, es lo que le hace volver a mirar al Perú desde Europa. Y más que
al Perú en su conjunto, lo hace a la costa, la costa limeña específicamente.

ALEX MORILLO: También se trata de la búsqueda artística e intelectual


de una idea renovada de patria. Una idea que no se reduce a una experiencia
vital, sino más bien se potencializa gracias a una toma de perspectiva respecto
al espacio original en el que uno nace. Viajar y radicar en Europa, conocer
una diversidad de ciudades y culturas, llevó a Eielson a creer en una “patria
espiritual”. Es una referencia del mismo Eielson que le permitió valorar la
necesidad de repensar la idea en cuestión como una construcción incesante.
En otras palabras, la patria antes que una procedencia pasiva es una
concientización constante, una gran reafirmación identitaria en la que todas
las culturas contribuyen, más allá de los espacios y de los tiempos que las
dividen. Esto es evidente cuando, por ejemplo, Eielson rescata a las culturas
precolombinas a través de las expresiones artísticas contemporáneas que
crea. Es muy interesante, además, cómo este autor aprovecha de las culturas
precolombinas algunas visiones sobre el hombre y sobre la civilización, hasta
que las trabaja en sus obras para que se constituyan en visiones aleccionadoras.

PAULO CÉSAR PEÑA: Me has hecho acordar que él también reconoce


que sus antepasados son los Nazca y con ellos empieza la enumeración de
una serie de culturas que no estuvieron circunscritas al territorio que ahora
llamamos Perú. Se siente, antes que todo, parte de la raza humana. Eso,
por un lado. Por el otro, justo en uno de los ensayos que escribe en sus

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POETIKA1

primeros años en Italia, entre 1954 y 1956, en las llamadas “Cartas desde
Europa”, narra que está frente al Tíber y que está acompañado de un patricio.
Cuando quiere meterse al río, a bañarse, a disfrutar de la naturaleza, el joven
aristócrata le dice que no lo haga porque ese es un río sucio, de los pobres,
de los mendigos. Eielson, por su parte, no lo ve así. Tiene una perspectiva
distinta. Más bien, lo ve como el río que fue sagrado para los romanos hace
siglos. Se siente en comunión y más cómodo con esta gente pobre, con estos
mendigos, porque ellos no tienen estas barreras que le impiden disfrutar
del entorno geográfico. Ahí hay —y esta es una línea de investigación que
actualmente estoy desarrollando— otra mirada sobre cómo relacionarse
con el espacio. No piensa solo en el tiempo presente, sino que toma todos
los tiempos que habitan en un solo espacio. Esto explicaría, además, por
qué vincula Lima con lo precolombino. Porque los habitantes del valle de
Lima, antes de que llegaran los españoles, estaban más en contacto con lo
geográfico, con la naturaleza. En la ciudad creada por los españoles hay, en
cambio, una visión completamente distinta, más de explotar, de acabar con
los recursos, de separar, de crear clases, de dividir por razas. Entonces la Lima
de la ciudad, la Lima de la superficie es la que excluye y explota, mientras
que la Lima subterránea es la que busca cohesión con su entorno. Esto se
puede relacionar con la búsqueda Zen de Eielson que trata, precisamente,
de una comunión con el entorno. De modo que existe el gesto de tratar
de reconciliarse con el espacio, con los demás, con el entorno, antes que
buscar barreras o límites que separen a uno de los demás. Un gesto que estará
presente a lo largo de su carrera.

ENTREVISTADOR: Alex, en tu libro tienes una serie de alcances sobre la


influencia precolombina en lo que respecta a algunos poemas y en el arte
visual —los famosos nudos—, pero ¿de qué otra manera está presente esta
influencia en la poesía escrita?

ALEX MORILLO: Precisamente, esa pregunta fue para mí una de las grandes
motivaciones que me llevaron a escribir sobre la poesía de Eielson. Partimos
del hecho de que tenemos un símbolo o un gesto, como el nudo, que es
identificado inmediatamente con su quehacer plástico. Esto es palpable, por
ejemplo, en la serie de cuadros que él mismo denominó “quipus”, una clara
alusión a las civilizaciones precolombinas. No obstante, la cuestión para

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POETIKA1

mí era justificar si esa elaboración compleja del anudamiento presente en


su trabajo plástico y en sus intervenciones podría ser un fundamento para
su escritura. Y aposté por la respuesta afirmativa. Estoy convencido de que
el acercamiento de Eielson al nudo, en tanto un gesto cultural, un gesto
de profunda expresión, no solo explica la riqueza y la versatilidad de su
producción plástica, también le permitió adoptar una mirada más amplia y
más crítica sobre el acto de la escritura. Recuerdo, a propósito, que Eielson
decía que buscaba en el nudo las máximas posibilidades de la escritura.
De modo que, desde su postura, el anudamiento era una forma de escribir
siempre en tensión, siempre al límite. Eielson vio en el nudo la posibilidad
de replantear el acto de la escritura y no circunscribirlo al condicionamiento
cultural occidental-alfabético.
Considero que si hay algo que impresionó a Eielson fue el
funcionamiento del quipu, o para ser más preciso, del anudamiento
propiamente dicho. Advirtió que en esos anudamientos se gesta un tipo de
escritura, en la medida de que se trata de un registro que responde a un
sistema y que se basa en una experiencia comunicativa. Cuando Eielson se
apropia creativamente de dicho sistema para darle vida en su obra plástica
se da cuenta de que ha generado en sus cuadros una rica tensión entre la
superficie del lienzo y los nudos. Y se da cuenta de que es un ejercicio que lo
lleva a forjar una conciencia sobre la materialidad de la creación que lleva a
cabo. Adquiere, entonces, una conciencia sobre los elementos y los procesos
que emplea para construir sus cuadros. Aquí es donde me pregunté si Eielson
hace lo mismo con las palabras, ¿acaso no las tensa, no las revuelve, no se
fija en sus capacidades expresivas, en qué tanto esas materialidades verbales
pueden contener una significación? La exploración de estas inquietudes llevó
al autor a proponer una escritura poética que se expone como un ejercicio
material muy dinámico donde se pueden hallar una gran variedad de
situaciones límite de la palabra.

ENTREVISTADOR: En un artículo, Pedro Granados escribe sobre Eielson


que: “Los ultra-perfeccionismos de sus primeros poemarios no pasan de ser
finalmente sino ejercicios académicos; el relajamiento de los años 60 no pasa
de ser precisamente eso: relajamiento técnico de la versificación tradicional
en aras de adaptarse al verso libre o a la composición por campos que casi
todo el mundo practicaba en aquella época. Más aún, incluso su Noche oscura

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POETIKA1

del cuerpo es mero boceto o escorzo, por ejemplo, frente a ese lienzo —con
los claroscuros de Rembrandt— de la condición humana contemporánea
que es la poesía de Eugenio Montale, autor en que abreva Eielson”.

PAULO CÉSAR PEÑA: Creo que es uno de los pocos artículos que sí trata
de bajar del pedestal a Eielson. De hecho, si se revisa Palabras, de Jacques
Prévert, se encontrará con lo que va a tratar de hacer Eielson en Habitación
en Roma: poemas largos, verso blanco, jugar mucho con los sonidos. Pero,
volviendo a Granados, es solo su lectura. Yo no diría que Eielson es solo
preciosista. En su primera etapa sabe crear el ritmo y las imágenes. Y eso
implica todo un trabajo. No creo que solo haya sido un reproductor de
imágenes. Sin duda, hay un trabajo más complejo si se lo compara con sus
compañeros generacionales. Nadie lograba esa misma intensidad. Es mi
punto de vista.

ALEX MORILLO: Yo no creo que sea pertinente cuestionar el artificio


verbal de los primeros cuatro o cinco poemarios de Eielson, porque fue
en realidad una etapa necesaria, y diría muy estratégica, para lo que vino
después. Si él no se hubiese sumergido en ese camino que lo llevó a ser
bastante prolífico en cultismos, a ser deudor del paradigma occidental clásico
y tradicional, como ocurre en Reinos por ejemplo, ¿cómo reconoceríamos
el arte de la reinvención que llegó con sus libros posteriores? El lector que
ha seguido de cerca el recorrido poético de Eielson ha aprendido de esa
reinvención: aprendió a reconocer a un artista que creyó siempre en que la
única manera de lidiar con el lenguaje es a partir de la búsqueda de nuevas
formas de concientizarlo. Las preguntas que quedan sueltas son otras, más
bien: ¿hemos sabido contrastar las estaciones de ese recorrido?, ¿realmente
estamos ejercitando diversas formas de pensar la poesía a partir de un registro
tan variado como el eielsoniano?, ¿por qué es necesario repensar la misma
noción de lo poético a partir de los otros registros expresivos que Eielson
utiliza?

ENTREVISTADOR: Y respecto a las estaciones del recorrido hay un riesgo


asumido cuando Eielson publica la serie Papel en su Poesía escrita de 1976.
Recuerdo que hay dos enfoques contrarios, uno de Marcos Martos y otro de
David Sobrevilla.

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POETIKA1

PAULO CÉSAR PEÑA: Rebaza señala en un artículo suyo que la lectura


de Martos está muy fijada a lo tradicional, es decir, al verso impreso sobre
una hoja. Él, en cambio, lo ve de otro modo. La hoja del papel también
es parte del poema. De alguna manera, era un cambio de paradigma. La
crítica no estaba preparada para ello. Y es normal porque siempre la obra va
ir más adelante que la crítica. Por eso digo que la crítica también tiene que
arriesgarse. No esperar que todo cuadre dentro de sus moldes, dentro de sus
esquemas. Miguel Gutiérrez, en su libro La generación del cincuenta también
decía algo como: “sí, creo que Eielson es un buen poeta, pero no un gran
poeta”. No obstante, tiempo después, esta vez en un artículo escrito tras la
muerte de Eielson, se terminará desdiciendo: “sí, es un gran poeta”.

ENTREVISTADOR: Pero la de Gutiérrez es una afirmación ideológica. Yo


sí reconozco el gesto de Papel como ese recorrido que parece decir “aquí
se acaban las palabras”, incluso otras series, como Canto visible, tienen ese
componente visual, pero lo que yo estaba pensado es por qué esas series no
han sido incluidas en posteriores recopilaciones de la poesía de Eielson.

PAULO CÉSAR PEÑA: Conversé con Rebaza al respecto y me comentó


que era difícil reproducir Papel. Lo que se tiene en la edición de Poesía escrita
de 1976 son fotografías hechas a partir de las instrucciones dadas por Eielson
de cómo había que tratar al papel cuando se lo interviniera. Es decir, se tomó
un papel y luego se tomó la foto. Si en la edición original de Papel se decía
que había una hoja quemada, los libros debían tener esas hojas quemadas.
Pero hay que considerar que las ediciones del INC eran muy limitadas.
Por lo tanto, no se podía hacer mucho. Eielson planteaba Papel con hojas
quemadas, pisoteadas y con hueco. No con fotos. Sin duda es difícil hacerlo.
De allí que sus editores no hayan podido cumplirlo tal cual aún.

ALEX MORILLO: Yo creo que Papel demuestra, al fin y al cabo, algo


muy claro: la imposibilidad literaria de reproducir y comprender Papel es,
en realidad, la apertura de lo poético que trazaba en ese instante Eielson.
La poesía, para él, ya había desbordado la parcela estrictamente literaria.
O para decirlo de otra manera, la poesía se estaba repotenciando desde
el entrampamiento de todas las formas de entender literariamente una
producción como Papel. Entonces, solo quedaba entender que la palabra

62
POETIKA1

necesitaba fusionarse con otros signos, con otras maneras de trazar sentidos,
como el doblado, el quemado o el agujereado, acaso porque estas marcas
también estaban defendiendo su derecho a ser reconocidas como escritura.

PAULO CÉSAR PEÑA: Me acabo de acordar que Marco Martos escribió


en una revista que se llamaba Vaca sagrada. El ánimo de Vaca sagrada era,
justamente, atacar a las figuras ya establecidas en el canon. Y puesto que, en
esa época, Martos era parte de la generación más joven, se la agarra con uno de
los referentes de la generación anterior. También está este gesto —no sé qué
tan disimulado— de hacerse un lugar sacando al otro. Como que esto viene a
ser válido e inválido a la vez. Válido, porque es un gesto que todos los poetas
jóvenes o todos los dedicados a lo artístico en algún momento llevan a cabo.
Pero también inválido, porque, de alguna manera, termina restringiendo su
propia lectura. Supongo que después Martos habrá cambiado de idea. No
creo que siga pensando que Papel es solo un juego de poeta.

ALEX MORILLO: Lo que importa, más allá de las interpretaciones


encontradas, es que la obra de Eielson es importante porque es integral, pues
no deja de hacer poesía –literatura– sin apelar a un sustrato político, filosófico,
histórico, plástico, escultórico, etc. Lo vemos en sus primeros poemarios,
en los poemarios más experimentales, en sus Esculturas subterráneas, en una
novela como El cuerpo de Giulia-no donde aparece un esquema nodal en
medio de la obra, que es a su vez un fragmento poético. La hibridización de
los lenguajes, de los conocimientos y de los horizontes culturales parece ser
lo único constante y, de hecho, lo más vigente cuando se habla de este artista.

63
Ale Wendorff
Sin Título
KADDISH O EL PODER DE LA ORACIÓN

Reinhard Huamán Mori

De todos los vínculos sentimentales por los que somos irremediablemente


arrastrados el materno es tal vez el único que en su condición vitalicia tiene
el ambivalente efecto de hundirnos o de evitarnos el naufragio personal.
Habría que tener en cuenta —para bien o para mal— que nuestra sociedad
ha favorecido desde siempre la figura del patriarca, relegando a la mujer a un
rol doméstico y de crianza de los hijos. De ahí que la relación con la madre
sea indestructible e innegable: el instinto y la cultura nos impiden romperla,
ella es esa balsámica cruz que cargaremos hasta el final de los días, nuestra
primera gran cicatriz que nos recuerda de dónde venimos y quiénes somos.
Y así lo fue también Naomi Livergant para su segundo hijo, Allen
Ginsberg.

Versos compungidos

Tras muchos e infructuosos años de lucha contra sus crisis mentales


y padecimientos económicos, Naomi falleció en 1956. La noticia fue
devastadora para el joven Allen, quien en ese momento se encontraba en San
Francisco corrigiendo aquel gran libro que pondría en el mapa a la Generación
Beat: Howl and other poems. Vía telegrama su hermano le comunicaba que
tan solo siete personas habían asistido al entierro, por lo que fue imposible
recitar el Kaddish, una oración judía reservada para estas tristes ocasiones.
Castigado por la culpa y el remordimiento, Ginsberg decidió escribir aquella
plegaria que el destino le negara a su madre por falta de quórum. Fueron,
entonces, el profundo dolor y las ansias por homenajearla el origen de este
intenso y sentido poema, el que además lo encumbró como una de las voces
más arrolladoras de la poesía anglosajona moderna.
La composición de “Kaddish” planteó diversos retos, no solo en el
plano formal sino también a nivel personal e íntimo. Empezó a escribir los
primeros versos hacia 1957, mientras Howl continuaba cosechando elogios,
pero no fue sino hasta 1958 cuando pudo por fin concretar ciertos aspectos

67
POETIKA1

En una carta a Charles Olson comenta7: “¿Qué tal si uno observa el habla
anormalmente entusiasta, gimiente, sollozante, como ocurre ante el lecho
de muerte de la madre o en momentos de extremo estrés emocional?”. Y eso
es lo que capta el poema, la desgarradora confesión de un hijo que no pudo
despedirse de su madre, a quien vio consumirse año tras año por la demencia
y la soledad: “Señor Señor Señor Naomi bajo esta hierba la mitad de mi vida
y la mía como la suya”.
Tanto Howl como Kaddish poseen en común el aliento narrativo
basado en una versificación larga que marca un ritmo continuo y sostenido.
Empero, en Kaddish decide ir más allá y busca no solo la concatenación de
ideas basadas en el significado y en la sonoridad de las palabras, sino que
se centra en los sentimientos y en las emociones que estas pueden evocar.
Ideó el poema como si fuera una fuga de Bach, pero respetando la cadencia
rítmica típica y peculiar de esta oración hebrea. El canto IV es genial por
sus planificadas disposiciones piramidales. Al respecto, su autor confiesa:
“Considerado como respiración, significa que el lector vocal debe construir
el sentimiento vocal tres veces para llegar al clímax, y luego, como una coda,
disminuir la vocalización a un llanto más y más corto”. Esta es la razón
por la cual los golpes que este poema asesta al lector cortan su respiración
por la contundencia exhibida, pues está hecho con aquellos sentimientos
que solemos reprimir y ocultar; los mismos que nos exponen y revelan lo
indefensos que estamos. Y precisamente es este el gran triunfo de Allen
Ginsberg: volcar en el papel su propia desnudez.
Uno de los pasajes más duros recreados en el poema es la asistencia
a su madre mientras esta, doblegada físicamente por la enfermedad, era
incapaz de controlar sus esfínteres. La imagen, cruda por sí misma, devela la
angustia y la impotencia de un individuo que se ve desbordado y roto por
dentro: “Una noche, un ataque repentino — sus ruidos en el baño — como
si estuviera graznando su alma — convulsiones y vómito rojo saliendo de
su boca — agua de diarrea explotando desde su trasero — en cuatro patas
frente al inodoro — la orina corriendo entre sus piernas — abandonada a
las arcadas sobre baldosas manchadas con sus negras heces — infatigable”.
Esta escena fue discutida por el padre de Allen, quien argumentaba que el
retrato público que hacía de Naomi no era el más conveniente. Empero,

7 Tomado del iluminador epílogo de Bill Morgan, incluido en la versión del 50


aniversario de Kaddish, publicada por Anagrama en 2014.
68
POETIKA1

primó la sinceridad emotiva ante el decoro —¿cómo representar esta negra


pena apoyándose en la censura?, cavilaba Ginsberg—. A lo largo de los versos
encontraremos pasajes que resultan chocantes y reveladores. He ahí la oscura
ternura que exhala el libro.
De igual modo, se aprecian los intervalos de lucidez y de la pérdida
de la noción de realidad: “No me tengas miedo porque estoy de vuelta en casa
desde el hospital psiquiátrico — soy tu madre —”. Aunque con el tiempo las
alucinaciones y los delirios fueron más frecuentes, como ocurre también en
el poema. Estos paralelismos están muy bien conjugados, ya que los ataques
de paranoia alcanzan niveles impactantes, como este que pertenece a la
segunda parte: “Dentro de su cabeza — Roosvelt debe conocer su caso, me
dijo — Tienen miedo de matarla, ahora que el gobierno sabe sus nombres —
que llegan hasta Hitler — quería abandonar la casa de Louis para siempre”.
Es muy conocido que mientras Ginsberg escribía “Kaddish” las lágrimas no
cesaban de rodar por su demacrado rostro. Es cierto, en ocasiones recordar y
escribir puede generar cierto alivio, aunque lo más común es acabar aún más
desgarrado y abatido:

“‘¿Eres un espía?’ Me senté en la amarga mesa mientras mis ojos


se llenaban de lágrimas — ‘¿Quién eres? ¿Te mandó Louis? — Los
alambres —’ en su pelo, mientras se pega en la cabeza — ‘¡No soy
una niña mala! — ¡no me maten! — yo escucho el cielorraso — crié
dos niños —’
Dos años desde mi última visita — Comencé a llorar — Ella me
miró fijamente — la enfermera interrumpió la reunión un momento
— fui a esconderme en el baño, apoyado en los blancos muros del
inodoro
‘El Horror’ yo sollozaba —por volver a verla — ‘El Horror’ — a
través de la podredumbre funeraria como si estuviera muerta — ‘¡El
Horror!’”

A partir del tercer canto la extensión se reduce considerablemente y


el ritmo y la música en el poema varían de uno a otro. Bajo estas premisas,
decide mantener los estribillos en la tercera parte y en “Himmnno”, tal y
como ocurre en las estrofas iniciales de “Kaddish” y también en “Howl”.
En la cuarta figuran las ya mencionadas estructuras piramidales basadas en

69
POETIKA1

versos enumerativos (al mejor modo surrealista); en tanto que en la quinta


y última las estrofas inician con sonidos onomatopéyicos intercalados con
invocaciones a la divinidad. De este modo se intensifica la cadencia de la
letanía: “Señor Señor gran Ojo que mira atento a Todos y se mueve en una
nube oscura // Crar crar extraños gritos de Seres arrojados hacia el cielo sobre
oleadas de árboles […] Señor Señor Señor crar crar crar Señor Señor Señor
crar crar crar”. Ello obedece a la asociación de sonidos emotivos e imágenes
que alternan con los salvajes recuerdos familiares y la fantasía fúnebre que
carcome la mente de la voz poética.
Parte de la fuerza del poema radica en que está construido a partir
de arquetipos y ya sabemos cómo estos se adhieren en el inconsciente al verse
reconocidos. El de la madre es, por supuesto, el arquetipo base sobre el que
está edificado “Kaddish”. Sin embargo, la muerte, el nacimiento, la divinidad,
así como los sueños y los recuerdos coloreados por el tiempo configuran
una potente amalgama urdida con versos narrativos que deslumbra por su
crudeza y lucidez. A día de hoy este poema nos resulta tan contemporáneo
porque si hay algo que es inherente y universal en todos nosotros es el miedo
a perder al ser amado. Pocas cosas nos aterran tanto. En la mitología griega
fue Orfeo quien descendió al Hades para rescatar de la muerte a Eurídice;
en nuestra época, en cambio, Ginsberg se sumergió en su infierno interior
para evitar que el olvido se llevara a Naomi para siempre. El resultado es este
caudaloso llanto que ha sobrevivido incólume a sus primeros cincuenta años.

Los “otros poemas”

Las temáticas recurrentes de la poesía de Allen Ginsberg están presentes en


los restantes poemas que conforman el libro. El sexo y la homosexualidad
—o su represión— aparece en determinados momentos y de modo disperso.
No hay ningún poema eminentemente sexual, pero este tema tampoco pasa
desapercibido. A “Kaddish” le sigue “Poema cohete” cuyo título es más bien
un caligrama8 en forma de pene, acompañado de un oportuno epígrafe
de Gregory Corso: “¡Sé un follador de estrellas!”, y en sus versos finales
encontramos: “les envío mi cohete de químico asombroso / más que mi pelo
mi esperma o las células de mi cuerpo”. Pese a lo dicho, el núcleo sobre el

8 Su deuda con el francés no solo se deja ver en este poema, sino también en otro
que le dedica al visitarlo en Père Lachaise titulado “En la tumba de Apollinaire”.
70
POETIKA1

que gira el poema (inspirado en el lanzamiento del Sputnik 1 por Rusia) es


el temor de que el hombre corrompa el espacio como lo hizo con la Tierra.
Asimismo, leemos en “Mensaje”, uno de los más breves del poemario
y que versa sobre la soledad física y emocional: “Desde que cambiamos /
follamos giramos trabajamos / lloramos y meamos juntos / me despierto por
la mañana / con un sueño en los ojos / pero tú estás lejos en NY”. Habría
que resaltar que el amor para los beatniks es un medio para liberarse de toda
atadura cultural, ideológica y social. La unión libre es uno de los buques
insignia del credo romántico de Ginsberg; de ahí que la sexualidad no
repare en géneros y sea más bien una puerta que conduce al desvelamiento
divino y místico9. En pocas palabras, es un medio para alcanzar la sabiduría
y lo trascendental. Esto es corroborable en “Ignu”, cuyo título remite a un
apelativo asignado por el autor a un sujeto que ha vivido una sola vez aunque
eternamente; posee, además, la sabiduría del ángel y ha dormido en la cama
de todos:

“El ignu puede ser marica aunque el buen ignu puede chupársela a
los arcángeles solo por esta extraña emoción
un amor gnóstico las mujeres los aman Cristo desbordando
tembloroso semen por muchas tías muertas
Es un gran fornicador las muchachas más hermosas son adoradas
por el ignu”

Por otro lado, las drogas sí que tienen mayor relevancia y espacio en
el poemario; de hecho, Allen Ginsberg concibió “Kaddish” bajo los efectos
de la morfina y la metanfetamina. Son varios los poemas que lo tratan: “El
león realmente”, “Gas de la risa”, “Mescalina” y “Ácido lisérgico”. El uso
de narcóticos era otro eficaz método para romper con las imposiciones y
consensos morales, tan alergénicos para cualquier beatnik. Gracias a estos
su percepción sensorial y su alta sensibilidad les permitía ver el mundo con
diferentes ojos. Entonces, lo cotidiano estaba más cerca de la epifanía que de
las leyes de la gravedad. En “El león realmente”, un extenso poema con alto

9 En “Kaddish” la madre es vista también como vía hacia la experiencia mística:


“Oh gloriosa musa que me parió de su vientre, que me dio a mamar la primera
vida mística & me enseñó el habla y la música, de cuya cabeza doliente tomé
Visión por primer vez”.
71
POETIKA1

contenido de ironía y de humor negro, la voz encuentra en su propia casa a


aquel descomunal felino sentado en el living. Esto le lleva a recorrer muchos
lugares y a la posterior frustración al observar las incrédulas reacciones por
parte de las personas que escuchan su historia: “Llamé a mi viejo analista
reichiano / que me había echado de la terapia por fumar marihuana / “Ya
me ocurrió” jadeé “Hay un león en mi salón” / “Me temo que discutir
esto no tendría ningún propósito” y colgó”. Asimismo, su consumo sirve
para formular visiones que les permitan el acceso a la plenitud espiritual,
al conocimiento celestial o a los secretos cósmicos: “yo Allen Ginsberg una
conciencia separada / yo que quiero ser Dios / yo que quiero escuchar la
infinita e insignificante vibración de la armonía eterna / yo que temblando
espero ser destruido por esa música etérea en el fuego / yo que odio a Dios y
le doy un nombre”10. Veamos, también, “Gas de la risa”:

“El universo es un vacío


en el cual hay un sueño-agujero
El sueño desaparece
El agujero se cierra

Ese es el momento de
entrar o salir de la
existencia eso es
importante —para captar
el secreto de la caja
mágica

Este “entrar o salir de la / existencia” marca muy bien el carácter


errático y nómada de los beatniks, para quienes la vida era, además, una
búsqueda constante. Jack Kerouac es su emblema mayor gracias a On
The Road, aquella magnífica novela que capta al detalle el espíritu salvaje,
despreocupado y desenfrenado de una generación volcada a vivir sus propias
experiencias y aventuras en un intento de romper con una tradición estática,
normalizada y represiva como era la América de mediados de siglo XX11.

10 Los versos pertenecen al poema “Ácido lisérgico”.


11 En Personajes secundarios Joyce Johnson relata los constantes viajes empren-
didos por su amado Jack Kerouac.
72
POETIKA1

Transgresión, renovación y cambio, no solo social, sino individual, tres


vocablos que aporreaban como martillos en esos impetuosos corazones que
apenas llegaban a la treintena de años. A Ginsberg, Burroughs, Orlovsky
y demás, les quedó pequeño el deambular por la ciudad con sus fulgores
de neón en el que apenas se divisaban esas oscuras grietas plagadas de jazz,
prostitutas o cafeterías de ángeles noctámbulos vestidos de mendigos. Esto
les llevó a traspasar las fronteras nacionales para desembarcar en otros
continentes, más viejos o con mayor entereza espiritual. Mientras componía
su plegaria materna, Ginsberg saltó a Ámsterdam o París, ciudades en las que
escribió algunos de los poemas incluidos en Kaddish, como “Poema cohete”
en Holanda, en tanto que “¡Europa! ¡Europa!”, “Muerte a la oreja de Van
Gogh” y “A la tía Rose” fueron terminados en la capital francesa.
Como suele suceder con los grandes libros, este tuvo una lenta
recepción, pues los reconocimientos llegaron tarde, pese a que se trataba
de la obra maestra de Allen Ginsberg. En parte porque la explosión que
supuso Howl todavía resonaba en los oídos de los lectores, pero también
porque lo que su autor envió a imprenta fue un ensordecedor lamento que
fue expectorado con toda la violencia y el drama que le supuso la pérdida
de su querida Naomi. Ciertamente, el efecto que provoca un poema tan
personal y devastador como “Kaddish” es estremecimiento, porque nuestra
primera reacción ante cualquier amenaza será cerrar los ojos y cubrirnos.
Con los años ha ido ganando notoriedad hasta encontrar el sitial que por
mérito propio le corresponde. De hecho, su repercusión fue tan potente que
ha sido puesta en escena en numerosas ocasiones y adaptada al cine y a la
televisión. Lo que no debemos olvidar es que la poesía, así como las plegarias,
son concebidas no solo para ser leídas, sino principalmente para ser recitadas
y celebradas, y para quien lea Kaddish esto será siempre un imperativo.

Bibliografía

Aguado, Jesús. “Los ‘beat’ y la esperanza salvaje”. En: El País. 16 de septiembre


de 2015.
Ginsberg, Allen. Aullido y otros poemas. Visor. Madrid. 2002.
—— Kaddish. Anagrama. Barcelona. 2014.
Johnson, Joyce. Personajes secundarios. Libros del Asteroide. Barcelona. 2008.

73
Ale Wendorff
Sin Título
ENRIQUE VERÁSTEGUI Y ANGELUS NOVUS

Edmundo de la Sota Díaz


Universidad César Vallejo

EL DESCUBRIMIENTO DEL ALQUIMISTA

El descubrimiento de Enrique Verástegui (Cañete, 1950) se debe a la


casualidad de un hecho y al fervor de mi lectura. Era un verano en Cañete
donde yo pasaba unos días de vacaciones. Entonces, un domingo como a
las ocho de la mañana salí a comprar un diario dominical. Me acerqué a un
puesto de periódicos donde solicité un ejemplar de mi predilección y una
vez adquirido me puse a ojearlo a un costado del puesto. En eso, un afable
anciano que leía los titulares de los diarios que se exhibían colgados, se me
acercó con cierta familiaridad y comenzó a leer conmigo algunos titulares
que yo repasaba raudamente; cuando al percatarse del retrato de un hombre
de cabellos ensortijados y revueltos lo señaló. Me dijo que este señor que
aparecía en el periódico era un POETA CAÑETANO y que vivía a unas
cuadras de la plaza principal de San Vicente de Cañete. El anciano agregó
que Enrique Verástegui ya había publicado varios libros y que ya era famoso.
En ese momento surgió en mí una doble curiosidad: por un lado, decidí que
en las librerías de Lima buscaría sus libros y, por otro, intentaría verificar
si era cierto que vivía a unas cuadras de la plaza de San Vicente. En ese
entonces, era un adolescente aficionado a la lectura; sin embargo, apenas
conocía a algunos escritores peruanos. En todo caso, había leído algunas
obras de escritores decimonónicos en el colegio.
Una vez en Lima, conseguí un ejemplar de Angelus novus I en
la librería La Familia, en la avenida La Colmena, frente a la Universidad
Nacional Federico Villareal. Unas semanas después viajé a San Vicente de
Cañete (esta bucólica ciudad se halla a unos 180 km. al sur de Lima) a
verificar si era cierto que Enrique Verástegui, el poeta, el alquimista, moraba
en este pequeño pueblo costeño. Realmente no había duda que sí vivía en
San Vicente, pues en el diario donde lo entrevistaron señalaban la dirección
de su casa. Así que fui a corroborarlo. Por casi tres horas hice guardia en la
esquina cercana a su casa (el domicilio del poeta se ubicaba en la avenida

77
POETIKA1

O´Higgiens, a unas dos cuadras de la plaza del distrito). No tuve el valor de


tocar su puerta y preguntar si vivía o no en dicho inmueble. Al final, para
que no fuera inútil mi viaje averigüé en una tienda cercana a la vivienda del
alquimista si en esa casa de arquitectura antigua, pintada de un amarillo
campestre, vivía el poeta. La señora de la tienda (a quien mostré el retrato a
toda página del poeta que salió en el diario) me dijo que sí, que allí vivía él y
toda su familia.
Unos años después, cuando ya era estudiante de literatura de la
mítica Universidad Nacional Mayor de San Marcos, conocí personalmente
al poeta. Un grupo de jóvenes sanmarquinos que lideraban un movimiento
cultural había organizado un recital poético en la Ciudad Universitaria de San
Marcos. En el cartel de invitados sobresalía el nombre de Enrique Verástegui.
Entonces, asistí al mágico recital. El auditorio refulgía de asistentes, pero
más, la figura del poeta de cabellos ensortijados y revueltos, quien se hallaba
sentado frente a todos nosotros. Después de que leyeran unos cinco poetas, le
llegó el turno al autor de Angelus novus, quien era, por supuesto, el encargado
de cerrar el festival poético. El alquimista comenzó con su declamación: el
auditorio silencioso seguía cada ritmo de sus luminosas palabras. Recuerdo
claramente, cuando leyó “Giordano Bruno”, un hermoso y monumental
poema: “… y entró sereno en la brasa/ lúcido entre las ávidas llamas. / Toda
época está/ en retroceso y todo presente es pasado devorado/ en el futuro
y aquel 9 febrero 1600/ Giordano Bruno, poeta, / loco y filósofo que en
la duda encontró la verdad/ nació para todos/ y yo nací con él, / yo soy
Giordano Bruno”. Un tiempo después, con unos amigos de mi promoción
viajamos a San Vicente de Cañete y lo visitamos en su casa. Nos amanecimos
conversando sobre la poesía y la vida. Obviamente, la entrevista la grabamos
en unos cuatro o cinco casetes para una posible publicación que hasta el día
no ha salido. Como sospecharán, al final escribí una tesis sobre el primer
poemario del poeta, del alquimista, del filósofo. Y con esta investigación
me gradué de Literato. Así, pues, se inició mi interés por la obra de Enrique
Verástegui, il miglior fabbro.

LAS FLORES DEL ALQUIMISTA

El poeta-alquimista Enrique Verástegui ha publicado los siguientes


poemarios-flores: En los extramuros del mundo. Lima: Carlos Milla Batres

78
POETIKA1

Editores, 1971. (Nota de CMB). 2 edición: Lima: Lluvia editores, 1994.


(Nota de Jorge Luis Roncal). 3 edición popular 65000 ejemplares: Lima:
Fondo editorial cultura peruana, 2004. (Prólogo de Edmundo de la Sota).
4 edición, Lima: Editorial Caja Negra (prólogo de Alba Delia Fede); Praxis,
asalto y destrucción del Infierno. Lima: ediciones Campo de Concentración,
1980; Leonardo. Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1988; Angelus novus
(Tomo I). Lima: Ediciones Antares, 1989. (Prólogo de Ricardo González
Vigil); Angelus novus (Tomo II). Lima: Ediciones Antares y Lluvia Editores,
1990; Monte de goce. Lima: Jaime Campodónico editor, 1991. (Prefacio,
postdata y postfacio de Enrique Verástegui); Taki onqoy. Lima: Lluvia
Editores, 1993. (Comentario de contra-carátula de Jorge Rodríguez Padrón);
Splendor IV. Albus. Lima: Editorial Gabriela, 1995. (Epílogo de José Miguel
Oviedo); Cañete (Antología mínima). Lima: Palabras del oráculo, 1998.
(Selección y presentación de César Toro Montalvo); Ensayo sobre ingeniería.
Lima: Gonzalo Pastor editor, 1999; El Teorema de Yu. Lima: Arte/Reda, 2004.
(Nota de Ricardo González Vigil); Yachay Hanay, seguido de tractatus lógico
matemáticus. Lima: Ventana de Medusa, 2006; Teoría de los cambios. Lima-
Arequipa: Sol Negro y Cascahuesos Editores, 2009; Poesía para señoritas.
Ediciones la Manzana Mordida, Nro. 74, Lima, 2009; Ángel con laud sideral.
Lima: Lamcom, 2013; Equinoccio del cuerpo y el alma. Madrid: Ediciones
Liliputienses, 2013; Splendor. México D.F.: Editorial Proyecto Literal.
Kodama Cartonera. Grafógrafo Ediciones 2.0.1.3. Editorial La Ratona
Cartonera, (Prólogos de Yaxkin Melchy, Elena Cáceres, Alba Delia Fede y
también Post-facio de Enrique Verástegui) y Partitura Peruana. México D.F.:
Cohuiná Cartonera y Ediciones Bryozoa. 2014.

LA ARQUEOLOGÍA DE ANGELUS NOVUS

Génesis de Angelus novus

El fabuloso y monumental poemario Angelus novus se publicó, por primera


vez, en la ciudad de Lima. Salió en dos partes: el primer libro el año 1989 y
el segundo, en 1990. Este libro se convertiría en la segunda gran propuesta
poética de Enrique Verástegui; pues el primero, En los extramuros del mundo
(1971), fue recibido por la crítica y los lectores con regocijo y admiración.
Después de 18 años de la publicación de su ópera prima, el poeta cañetano

79
POETIKA1

nos presentaba un nuevo fresco poético de más de 400 páginas. Escrito en


un lapso de trece años. Ahora, sabemos que antes de los Angelus novus el
autor había escrito un segundo libro: Monte de goce; pero, los originales
de este se hallaban perdido en alguna imprenta limeña. Felizmente, años
después se halló este manuscrito y posteriormente se publicó. Entonces, en
la perspectiva temporal estricto sensu de sus publicaciones, los Angelus novus
se erigían como la segunda gran propuesta poética de Enrique Verástegui.
En el prólogo del primer Angelus novus, Ricardo González Vigil
(Perú, 1949) sostiene que “Verástegui ha asimilado las experiencias cotidianas
y las fuentes culturales (antiguas y contemporáneas, de Occidente y Oriente)
más disímiles. Todo ello con un sello patente de ´modernidad´, de aliento
neovanguardista alerta a los cambios económicos, tecnológicos, políticos,
eróticos, científicos, filosóficos, musicales, plásticos, cinematográficos,
literarios, etc. Encarna, en consecuencia, el espíritu experimentador de la
poesía […], su escritura desmesurada, tan virtuosa como desatada, tan
intelectualista como ‘embarrada’ de vida, lo coloca del lado de los creadores de
energía dionisiaca” (1989, p. 10). Entonces, el crítico González Vigil resalta
que el poeta se ha nutrido de todos los conocimientos de la Humanidad para
volcarlo con total libertad y desquiciante capacidad en cada uno de estos
textos que anuncian una escritura poética insurrecta y desbordada.
Ahora, si González Vigil celebra la capacidad creadora de Verástegui,
la lectura del poeta Jorge Frisancho (España, 1966) es más bien crítica. En
primer lugar, Frisancho reconoce la brillante y desbordada imaginación
de Verástegui. Al referirse a Angelus novus señala: “Verástegui coloca un
entramado conceptual hecho de complejas proposiciones y referencias
eruditas, sobre la base de una sintaxis de carácter acumulativo, descentrado
[…], es por eso que repetidamente a lo largo de Angelus imágenes e ideas
aparecen como instancias descoordinadas, si no enfrentadas, de un discurso
que intenta operar por su sumatoria. Quizá de allí también la permanente
tentación del exceso que rodea estos poemas y entorpece notoriamente su
trabajo significativo” (1990, pp. 117-118). En efecto, Frisancho subraya
algunos vacíos que presentaría el poemario. Así, el acumulamiento de
proposiciones subordinadas de algunos versos, en lugar de aclarar la idea;
más bien, los nubla, los oscurece y al final se percibe como una divagación
innecesaria. Asimismo, Frisancho denuncia que en Angelus se extrema la
individualización del discurso, esto es, el sujeto poético se presenta como

80
POETIKA1

un vidente, profeta, iluminado. Esta postura, entonces, se percibe desfasada


puesto que ya fue practicada hasta el exceso por los poetas románticos del
siglo XIX y los vanguardistas históricos.
Por su parte, el James Higgins (Escocia, 1939) al referirse a algunos
poemas de Angelus (“Libro del maestro en mecánica de tornos” y “Leonardo”)
sostiene: “Verástegui ostenta la misma rebeldía que antes, pero la agresividad
y el ingenuo idealismo de la juventud han cedido lugar a una postura más
equilibrada y reflexiva, producto de la experiencia y la maduración. Los textos
son más largos y meditativos y demuestran una mayor preocupación formal,
nacida de una nueva conciencia de que la poesía no solo es inspiración sino
un oficio que ha de ser dominada” (p. 342). Ahora, el peruanista inglés
resalta que en Angelus se percibe la madurez creativa del poeta. El paso de la
pura inspiración que se hallaría en En los extramuros del mundo (1971) hasta
el trabajo sosegado y meditativo que sobresale en Angelus novus. Higgins
celebra la propuesta ambiciosa de Verástegui, por ejemplo, en el poema
“Leonardo”, donde el sujeto lírico evoca al genial Leonardo da Vince como
un modelo de artista y hombre completo. En este caso, el sujeto lírico no
aspira en convertirse en un nuevo Leonardo; más bien, en la línea de Bauhaus
(a quien cita) pretende guiarnos a los humanos a que controlemos la fabulosa
tecnología que alcanzaría su apogeo en el siglo XX y la pongamos al servicio
de la Humanidad.
Este breve recuento de tres opiniones críticas en torno a los Angelus
novus me permite sostener que este libro fue recibido con expectativa por la
crítica. Además, tanto González Vigil, como Frisancho e Higgins reconocen
que este libro supera a la opera prima del autor. Es más, Angelus novus
habría desbordado la apuesta poética de Verástegui. Pues si hallamos alguna
falencia es por el exceso del discurso y no por una limitación en el manejo
del lenguaje. Asimismo, se subraya la capacidad de aprendizaje del poeta,
quien se ha nutrido de todo el conocimiento de la Alta Cultura (Literatura,
Filosofía, Sociología, Historia, entre otras ciencias), sin dejar de lado la
vitalidad de la experiencia cotidiana.

Estructura de Angelus novus

El título se tomó de una cita de Walter Benjamin, quien comenta un cuadro


del pintor Klee denominado Angelus novus. Benjamin busca enumerar la

81
POETIKA1

presencia simbólica de un ángel en el cuadro. Más o menos dice que este ángel
desarrolla una mirada desde una óptica no humana, que ve las catástrofes
que envuelven a la Humanidad y que el mismo hombre no se percata. Ahora,
Verástegui al tomar este título estaría sugiriendo la idea siguiente: El poeta
relee la verdad oculta de la vida cotidiana de la Humanidad, esto es, nuestro
poeta es el ángel que Klee representa en el cuadro.
Angelus novus I está constituido por cuatro cuadernos. El primer
cuaderno: “Naturaleza de una composición de verano” contiene once poemas.
El segundo: “Argumento de ángel con casaca de cuero”, nueve poemas. El
tercero: “Teoría de la síntesis”, diez poemas. Y el cuarto: “Tríptico: homenaje
a Hieronimus Bosch”, tres poemas. En total, treinta y tres poemas extensos y
exuberantes que le hacen un guiño a la simbología de la edad de Cristo.
Angelus novus II está formado por tres cuadernos. El primer
cuaderno: “El equinoccio del cuerpo y el alma” está dividido en veinticinco
partes. El segundo: “Concierto de flores para una muchacha angustiada”,
tres poemas. Y el tercero “III” se subdivide en tres subcuadernos: así, el
primer subcuaderno se denomina “La educación formal” constituida por
diez poemas; el segundo: “Leonardo” dividido en diez partes; el tercero “Bel
Esprit”, en diez partes; y el último: “Epílogo: Testamento para una suite de
huesos”. En total, suman diecisiete poemas largos, desquiciantes y luminosos.
En total, cincuenta poemas que florecen a lo largo de más de
cuatrocientas páginas. Donde el poeta los escribió a lo largo de su periplo
vital que lo llevó a residir, entre breves y largas temporadas, en las ciudades de
Bogotá, México DF., Montreal, Madrid, Barcelona. Mahon, París y Londres,
entre los años 1972 y 1985. Obviamente, toda esta mágica y desbordada
alquimia verbal empezó en Lima para concluir en la misma ciudad.

Aproximación a Angelus novus

A estas alturas del siglo XXI, no hay duda que Enrique Verástegui ha
creado uno de los corpus poéticos más singulares y reconocidos del canon
poético latinoamericano. Asimismo, esta obra verasteguiana sobresale por la
dedicación casi religiosa del poeta a la escritura y su entrega, en cuerpo y alma,
a vivir en el evangelio de la Literatura. Esto es, el poeta Enrique Verástegui
ha elegido llevar una vida lejos del ideal capitalista: el hombre dedicado a
producir dinero y bienes materiales. Más bien, la de Verástegui cual monje

82
POETIKA1

tibetano es la dedicación al arte de la lectura y la escritura. Su habitus es la


patria universal que crearon desde los aedos griegos hasta nuestros padres
vanguardistas.
En este primer acercamiento a Angelus novus, lo definiré como
una poética de la antítesis, pues, en sus páginas florecen de la mano la alta
cultura y la baja cultura. Como ramas mágicas se entrecruzan en sus páginas
la sabiduría europea milenaria y el conocimiento vital del hombre del siglo
XX. Así, estos hilos significativos que forman unas mallas del saber donde el
poeta alquimista va tejiendo una nueva sabiduría: la cosmogénesis del ángel
de la anunciación que subyace en cada poema de Angelus novus. Esta poética
de la antítesis que denomino el matrimonio morganático por la convivencia
del saber cultural universal y el saber vivencial individual. Ahora, esta mezcla
luminosa de la erudición humana y la experiencia cotidiana fue la que
practicaron en su obra genios como Dante Alighieri, William Shakespeare,
Ezra Pound o Thomas Stearns Eliot, entre otros.
En seguida, señalaré tres características del libro, con el afán de
ampliar el concepto de “una poética de la antítesis”. En primer lugar, resalta
la convivencia en cada uno de las páginas verasteguianas de personajes, de
la alta cultura como Epicuro, Demócrito, Píndaro, Ovidio, Marcial, Dante
Alighieri, Bocaccio, Maquiavelo, Cervantes, Shakespeare, Leonardo da
Vinci, Blas Pascal, Giordano Bruno, Roussseau, Hegel, Marx, Pushkin,
Chejov, Baudalaire, Rimbaud, Vivaldi, Tchaikovski, Chopin, Schubert,
Barthes, entre otras luminarias del saber; junto a personajes de la vida
cotidiana como Carmen, Vanessa, un viejo punk, la compañera querida,
la amante de los parques, J.L. Cuevas, el ángel con casaca de cuero, entre
otros. Esta integración de unos y otros personajes dispares se constituiría en
una convivencia fraternal entre los diferentes miembros de una comunidad
humana. Así, para el poeta no hay diferencias ni marginaciones ni exclusiones;
más bien, es el triunfo del reino de la hermandad del hombre del nuevo
conocimiento.
En segundo lugar, en un mismo espacio poético hallamos a un
sujeto poético hablándonos de Marcuse (“Precisiones sobre un tema (poco
tocado) de Marcuse”): “Antes del 68/ y en el 68/ Marcuse/ interpretó a la
industria como flor carnívora. / ¿Podemos tocar entonces el tema de una
mente/ liberándose de su pasado sin no utilizar la metáfora inservible del
otoño?” y de su hija Vanessa (“Yendo al colegio para recoger a mi hija”):

83
POETIKA1

“Mi hija aún no se aparece pero allí está, esperándome, en el/ colegio. / Un
chillido de pequeños jilgueros traviesos/ atruenan los jardines de la entrada.
/ Un tormentoso río de cemento grisáceo nos separa.”. Este entramado
significativo en un mismo libro, nos permite sostener que el sujeto poético
se mueve con facilidad y total solvencia entre cada una de los espacios del
conocimiento. Ora, el espacio de la erudición cultural, ora el espacio de la
vivencia cotidiana.
En tercer lugar, destaca la suficiencia del poeta en el manejo de un
lenguaje que corre desde el polo norte de la exquisitez hasta el polo sur del
prosaísmo puro y duro. Así, leemos en el poema “3. Glax/Deleuze/Síntesis”:
“Mi arte tiene una forma que el pasado desconoce. / Montándome en ti sobre
tu duro/ y hermoso cuerpo dormido encabritándose / como leona bajo mi
cuerpo…”. Y en el poema “Giordano Bruno”: “Follajes de Noli/ y aire suave
de Labor, / Nápoles –fábricas de Nápoles tan llenas de Gramsci y en Gramsci/
relampaguea/ el aura de Bruno: Giordano Bruno nacido en 1548, poeta,
filósofo que en el/ temblor/ de la duda encontró la/ verdad…”. En el primer
fragmento, los verbos ´montándome’ y ‘encabritándose’ son vocablos propios
del habla coloquial que se emplean en la poesía de cuño conversacional. En
cambio, en el segundo fragmento, los dos primeros versos ‘Follajes de Noli’
y ‘aire suave de labor’ recrean un marco bucólico del conocimiento. Además,
los mismo nombres propios: Noli, Labor, Nápoles, Gramsci, Bruno recrean
una sinfonía musical propios del habla culta; característica de una poética de
clara prosapia de la alta cultura.
En resumen, Enrique Verástegui ha constituido una poderosa poética
de la antítesis a nivel de todos los planes del texto lírico. Ya en el nivel de los
tópicos, ya en el nivel de la dicción. Ahora, esta propuesta poética de Verástegui
ya se podía ubicar en su primer libro, En los extramuros del mundo. En todo
caso, con Angelus novus la propuesta verasteguiana se monumentaliza y se
impregna de luminosidad. Así, el poeta es filósofo y científico y matemático
y humanista y filólogo, esto es, el poeta se autorrepresenta como un alter
ego de Leonardo da Vinci. Donde todo lo que toca con la varita mágica
de las palabras brota el poema cosmos impregnado de todos los elementos
terrenales y alquímicos. El saber de la erudición se mezcla con la experiencia
vital cotidiana. O sea, el sujeto que se configura en Angelus novus está forjado
por las viscititudes de la vida diaria, como también de las delicias del saber
universal.

84
POETIKA1

Lectura de un poema simbólico de Angelus novus

Angelus novus es un hermoso poemario que nos desquicia bellamente como


diría su autor. En ese sentido, esta monumental obra merecerá en el futuro la
ardua lectura de un sinnúmero de exégetas. Por nuestra parte, en este breve
trabajo introductorio deseamos ocuparnos del poema: “Giordano Bruno”.
Particularmente lo he elegido por su inconmensurable belleza, tanto en su
elaboración formal como en el plano temático.

Lectura de “Giordano Bruno” y el discurso de la inmolación por el saber

Este texto es un poema perfecto donde se reivindica el saber humano.


Así, la figura del filósofo Giordano Bruno (Italia, 1548-1600) ha pasado
a la inmortalidad por su inmolación en la hoguera de la ignorancia de sus
asesinos. En esta perspectiva, el pensador renacentista se hermana con el
pensador clásico Sócrates, quien prefirió la cicuta del saber en lugar de la
afirmación del oscurantismo.

La inventio o el nivel de la cosmovisión culturalista

Hay marcas evidentes de una cosmovisión culturalista en el poema. Donde el


título como marca paratextual indica la propuesta temática. Así, “Giordano
Bruno” nos remite a un filósofo italiano que se inmoló por defender el saber.
Sin embargo, el texto en sí tiene sus propias aristas semánticas que por su
puesto se intertextualizan con la biografía del mártir.
En ese sentido, el tópico eje del poema es la enumeración de los
sucesos de la vida e ideas más importantes del filósofo. Estas enumeraciones
se pueden dividir en dos instancias. Una primera enfatiza los datos biográficos
del personaje (su nacimiento y su muerte, por ejemplo), así como sus rasgos
físicos más saltantes: “Giordano Bruno nacido en 1548, poeta, filósofo que
en el/ temblor/ de la duda encontró la/ verdad […] y 30 años tenías/ vestidos
trashumantes cabellera oscura/ y larga: hombrecillo/ de rostro moreno/ y
oscura y rala barba […] y entró sereno en la brasa/ lúcido entre las ávidas
llamas. / Toda época está/ en retroceso y todo presente es pasado devorado/
en el futuro y aquel 9 febrero 1600”. Una segunda instancia desarrolla lo
motivos que llevaron al filósofo a su muerte. En esta arista temática el sujeto

85
POETIKA1

lírico dialoga con el mártir precisando algunas ideas fuerza de su pensamiento:


“Tu Opera de ligar desligar/ los misterios/ y problemas de la física las leyes
de la naturaleza/ que tu mnemotecnia/ dominaba (tu práctica analógica)/ te
valió el lodo de tu nombre”.

La dispositio o la macroestructura del versolibrismo

El poema se sostiene en 154 versos libres distribuidos en la página en


forma de peldaños de una escalera textual. Donde la voz poética aborda
al personaje desde dos tejidos significativos. Por un lado, la descripción de
las particularidades del personaje. Por otro, se enciende un diálogo entre el
locutor y el mártir.
Sobre la base macrotextual, el poema se puede dividir en tres
segmentos: 1) Primer segmento constituido por los primeros 15 versos.
Título: El nacimiento de Giordano Bruno y la génesis de su pensamiento.
Donde este doble nacimiento vislumbra el destino del hombre.
2) Segundo segmento conformado desde el verso 16 hasta el verso
132. Título: La presentación del pensamiento del filósofo en el contexto de
su tiempo y el señalamiento de algunas de sus características físicas. En este
caso, el mecanismo de la dicción funciona en base al diálogo.
3) Tercer segmento constituido por los últimos 22 versos. Título: Los
motivos de su condena por el tribunal y la posterior ejecución de Giordano
Bruno. Donde, magistralmente, se diluye la identidad del italiano con la del
locutor poético.

La elocutio o el nivel de las filigranas del lenguaje

Las filigranas retóricas del texto evidencian el trabajo de orfebrería del


poeta. Además, contribuyen en la actualización del significado del poema.
Asimismo, exigen la participación activa del lector, tanto en el hallazgo de
los estilemas figurativos como en el goce de la dicción poética en sí misma.
En este poema sobresale el epíteto que se convierte en el eje de buena parte de
los hilos microtextuales del poema. Así, tenemos al inicio: “Follajes de Noli”
y “Aire suave de Labor” para describirnos la belleza bucólica de la ciudad del
filósofo y su aprendizaje del saber con cierta facilidad. “El aura de Bruno”
que denota su apuesta por el conocimiento. “El saber alejandrino”, significa

86
POETIKA1

la búsqueda de la sabiduría. “Vestidos trashumantes”, “cabellera oscura y


larga”, “hombrecillo de rostro moreno”, “oscura y rala barba” constituyen
un conjunto de adjetivaciones donde se configuran los rasgos corporales del
personaje.
También, resalta un grupo de singulares metáforas como “fábricas de
Nápoles tan llenas de Gramsci y en Gramsci/ relampaguea/ el aura de Bruno”
que podemos interpretar como que Nápoles (por extensión Italia) siempre
estuvo habitado por gente pensante, además, que se compara a Bruno con
Gramsci, quienes están hermanados por su amor al saber y a la rebeldía.
Asimismo, es pertinente el empleo de enumeraciones que se mezclan con los
polisíndeton: “Y en Venecia te llevaron al miserable tribunal/ del santo Oficio/
y te juzgaron / te desnudaron te maniataron te humillaron / y el proceso
penoso y largo/ duró años: Giordano Bruno/ ni transa ni se retracta”. Esta
convivencia de la enumeración y del polisíndeton como redes microtextuales
del poema constituyen un marco asfixiante del momento del juicio donde el
filósofo altivo se mantiene incólume en sus ideas. Otro estilema retórico que
brilla en el texto es una serie de antítesis, verbigracia, “que sea castigado/ con
la mayor dulzura posible y sin efusión/ de sangre”, esta expresión se puede
inferir como un decir eufemístico por parte de los religiosos asesinos. Puesto
que es imposible un castigo con benevolencia; más todavía quitar la vida a
un hombre con las brasas de las llamas del oscurantismo no puede erigirse en
alivio.
En fin, el poema está redactado con una orfebrería precisa y una
plena musicalidad a pesar de su propuesta versolibrista. No sobra ningún
adjetivo ni está demás algún vocablo. El poeta orfebre ha logrado en este
texto la perfección del tejido de las filigranas. Algunos críticos le han
reprochado a Enrique Verástegui el exceso de palabras, la exuberancia infértil
de su sintaxis y el alargamiento innecesario de algunos poemas. Sin embargo,
en “Giordano Bruno” nada falta ni nada sobra. Es para mi gusto el poema
que se constituye en la obra maestra del autor.

La intellectio o la identificación del poeta con el filósofo

La tesis que se desarrolla en el poema es “el poeta es el filósofo”. Significa,


entonces, que el poeta se propuso como hipótesis la idea de hermanar al
mártir italiano con un sujeto lírico peruano. En esta perspectiva, a lo largo

87
POETIKA1

del texto lírico se va construyendo la hermandad entre el poeta y el filósofo:


“Giordano Bruno nacido en 1548, poeta, filósofo que en el/ temblor/ de la
duda encontró la / verdad…”; “-cuando/ insultado y desterrado vagó vagaste
vagón/ perdido/ como chispa rápida de un detonante que/ ya/ en la mecha
de tu propia expresión revienta/ los sentimientos de tu/mi éxodo poético al
sueño-“ y “Giordano:/ contigo en tus escritos. / No la verdad –No/ sino el
conocimiento de la causa/ en el efecto/ y me crucé contigo/ en la penumbra/
de la antecámara materialista/ almácigos tiernos/ dialéctica aún suave/ como
un crepúsculo”.
En efecto, en el tejido semántico de la inventio se va precisando el
tópico de la hermandad: poeta/filósofo, tu/mi, Giordano/y me crucé contigo
(resaltado en negritas por nosotros en los versos). Así, se intertextualiza
al personaje mártir con el locutor poético con el fin de diseñar un perfil
luminoso de un mismo sujeto que en los últimos versos del poema se
unimisman: “… y aquel 9 febrero 1600/ Giordano Bruno, poeta, / loco y
filósofo que en la duda encontró la verdad/ nació para todos/ y yo nací con
él, / yo soy Giordano Bruno”.

BIBLIOGRAFÍA

Albaladejo, T. (1989). Retórica. Madrid: Editorial Síntesis.


Arduini, S. (2000). Prolegómenos a una teoría general de las figuras. Murcia:
Universidad de Murcia.
De la Sota, E. (2015). Divergencias en la poesía de Enrique Verástegui. Lima:
Universidad César Vallejo.
Frisancho, J. (febrero de 1990). “Verástegui, el Moderno”. En: Hueso
Húmero, (26); pp. 116-120.
González Vigil, R. (1989). “Prólogo”. En: Verástegui, E. (1989). Angelus
novus I. Lima: Ediciones Antares; pp. 7-10.
Higgins, J. (2006). Historia de la literatura peruana. Lima: Universidad
Ricardo Palma.
Verástegui, E. (1989). Angelus novus I. Lima: Ediciones Antares.
_____ (1990). Angaelus novus II. Lima: Ediciones Antares y Lluvia Editores.
Verástegui, E. (2013). Splendor. México D.F.: Editorial La Ratona Cartonera.

88
Ale Wendorff
Tótem
RÉGIMEN ESTÉTICO EN PASTOR DE PERROS:
sobre el reparto de lo sensible en Domingo de Ramos

Armando Alzamora
Pontificia Universidad Católica del Perú

De entre todos los usos narcóticos que estuvieron en boga en la década de


los ´80, el uso de la pasta básica de cocaína fue quizás el más extendido
entre nuestras clases marginales. Fue la década del boom del narcotráfico en
diversos países, como Colombia, Perú y Bolivia, cuyas ventas ilícitas trajeron
abajo una serie de paradigmas económicos. Se trataba de una forma de
economía informal que movía grandes cantidades de dinero no declarado.
En un ensayo muy conocido, George Yúdice apunta de manera acertada que
el narcotráfico, así como el comercio informal, son consecuencia y parodia
de la aplicación de un modelo económico neoliberal exclusivo y centralista:
‘‘El narcotráfico, el sector más importante de la economía informal, por su
forma actual de cártel transnacional […] es una parodia grotesca, y adecuada,
de la cultura corporativa capitalista. Y sin embargo, se hallan en una relación
inversa (sino perversa) que deconstruye la confabulación de la modernidad
con el capitalismo’’ (1991: 65). Las implicancias socio-económicas de este
fenómeno tendrán su repercusión en la vida subjetiva. La ciudad de Lima,
como un espacio en el que se constituía una curiosa hibridación de identidades
intersubjetivas merced a los procesos migratorios, no será la excepción. Esa
subjetividad, por supuesto, creó sus propios relatos, narrativas desgarradas
en las que se evidencia el reverso obsceno de una economía liberal fallida y
atravesada por las profundas contradicciones del ámbito social.
Lo que me interesa destacar en este trabajo es la manera en que
los sujetos de la periferia transmitieron su propia experiencia marginal
mediante un tipo de discurso cuya potencia poética radica en la reciprocidad
entre el objeto artístico y la vida cotidiana. Si bien este aspecto ya había
sido explotado por la vanguardia (o incluso si nos remontamos hasta
Lautrémont), en los ‘80 es frecuente observar una especie de apropiación
de estos procesos vanguardistas. He elegido para este propósito el poemario
Pastor de perros (1993) de Domingo de Ramos por una razón fundamental:
considero que en este corpus de poemas son apreciables las relaciones entre

91
POETIKA1

política y estética que, según las propuestas del filósofo Jacques Rancière,
se visibilizan en la repartición de elementos sensibles. Mi hipótesis apunta
a demostrar que esta poesía está inscrita en lo que Rancière define como
régimen estético del arte. Es preciso que atendamos primero a la definición
que se propone sobre el concepto de repartición de lo sensible para entender
el carácter inevitablemente político de este análisis. Rancière lo define así:

Llamo reparto de lo sensible a ese sistema de evidencias sensibles que


al mismo tiempo hace visible la existencia de un común y los recortes
que allí definen los lugares y las partes respectivas. Un reparto de lo
sensible fija entonces, al mismo tiempo, un común repartido y partes
exclusivas. Esta repartición […] se funda en un reparto de espacios,
de tiempos y de formas de actividad que determina la manera misma
en que un común se ofrece a la participación y donde los unos y los
otros tienen parte en este reparto. (2009: 9)

Sin embargo, el filósofo francés también reconoce otro sistema


de formas que precede a ese reparto y determina quiénes son aquellos que
participan en dicha repartición: «Es un recorte de tiempos y de espacios,
de lo visible y de lo invisible, de la palabra y del ruido que define a la vez el
lugar y la problemática de la política como forma de experiencia» (Rancière,
2009: 10). Dicho de otra manera, es un punto de encuentro entre la política
y la estética como experiencias previas del reparto. Esta base «estética» es la
que permite una diferenciación con lo que se reconoce como «estetización
de la política», es decir, la distancia entre lo que se concibe apriorísticamente
como modo de ser político (y, por analogía, modo de ser también estético)
y la politización posreparto de ciertas intervenciones artísticas «antisistema».
Era preciso explicar estas definiciones, dado que ellas nos van a
permitir fundamentar la razón por la que Pastor de perros es una obra que
se inscribe en el régimen estético. Escritura en clave testimonial, los poemas
de este libro presentan una serie de experiencias urbanas relacionadas con el
submundo de la pasta básica cocaína, experiencias narradas principalmente
por una voz colectiva. Dicha voz, además, está bastante familiarizada con
el lenguaje callejero y lumpenezco. De Ramos se apodera de un común
colectivo: la lengua popular. Pero no lo muestra bajo la impronta tradicional
del yo lírico. Este primer detalle nos permite observar la singularidad de

92
POETIKA1

la poesía de Domingo, pues formula una humanidad específica cuando se


distancia de la mera representación subjetiva de la experiencia. Es decir,
su fórmula se funda en el dialogismo y en la polifonía para constituir una
situación totalizante de verdad. Esta carácter singular me permite postular
su evidente inscripción en el régimen estético, pues reafirma «la absoluta
singularidad del arte y destruye al mismo tiempo todo criterio pragmático de
esta singularidad» (2009: 26). La contraparte de una obra de esta naturaleza
sería, por ejemplo, el típico poemario de denuncia social, pues este se nos
muestra como un artefacto posreparto al que se le ha sido asignada una
voz monológica, y cuya «singularidad» no le permite la destrucción de sus
propios límites pragmáticos.
Es sintomático que el primer poema, «Pastor de perros», esté escrito
en primera persona. A mi entender, y dado un carácter tutelar que luego
describiremos en el personaje Pastor de perros, es una manera de presentar
una voz hegemónica que después será cuestionada. Además, se trata de una
evocación a los años de juventud, al amor, al sentido de colectividad, es decir,
a los modos de sentir distribuidos. Dicha añoranza, por supuesto, se sumerge
en la memoria de los estragos de la pasta:

[…] de este calor que me falta a los pies/ a esta tiesura desmesurada
que aborda solitaria/ en mi cama pesadumbre de humo tiznando/ el
papel que no grita ni chilla que se abre/ y se cierra ciclos de hierro
festoneando/ mi puerta al pie de las aguas más oscuras/ Tú me vienes
a desvelar el camino/ una historia que busca y busca/ una boca un
vicio una mano. (Ramos 1993: 9)

Dos características pondrán en evidencia esa intención retrospectiva


y testimonial de esta primera voz que aparece en el libro: el relato en primera
persona y el tiempo pasado. De una forma melancólica, se expresa esa
fascinación por la mercancía que funcionaba como una especie de motor en
la repartición de lo sensible. La perversión de ese modelo cambió el supuesto
bienestar de la modernidad por la degradación (el «calor que falta a los pies»,
la «tiesura desmesurada»). La «boca» y el «vicio» se asocian para mostrarnos
la parte degenerada del reparto; son a su vez metáforas del consumo, sujeto y
objeto de la depravación económica y moral del capitalismo. Más adelante,
esta característica será más ostensible.

93
POETIKA1

En «El viaje… primer encuentro», la voz colectiva será la constante


para narrar la primera experiencia con la droga: «Al borde del cansancio casi
jadeantes como mulos de entierro/ llegamos el mal frío que pasamos para
este viaje sin viaje» (1993: 17). Con este verso, se instala la distribución de
la temporalidad y el espacio de la práctica ilícita gracias al tropo del viaje.
Pero solo es posible entender la idea de viaje atendiendo al concepto de
movilidad. Y en este caso, el «viaje sin viaje» es movimiento imaginario: el
claustro o fumadero se convierten en una especie de máquina fabulosa en la
que el tiempo y el espacio se diluyen bajo el violento influjo narcótico del pay
en la intersubjetividad de la comunidad. Estos detalles, aunque brevemente
señalados, nos permiten afirmar que la poesía de Domingo propone una
desacralización del poema como objeto individual y un distanciamiento de la
experiencia narrada en tanto que lo testimonial no viene a ser el fruto de una
voz delimitadora sino la suma de subjetividades múltiples en diálogo. Por
tanto, ese estadio sensible que ha sido extrañado, extranjerizado, coincide
perfectamente con lo que Rancière acuña al régimen estético, «sitio de un
pensamiento que a la vez se ha vuelto extranjero de sí mismo, […] núcleo
invariable de las identificaciones del arte que configuran originalmente el
pensamiento estético» (2009: 25).
Otros de los elementos sensibles que podemos apreciar en la poesía
de Domingo de Ramos como tropo de la decadencia socioeconómica es el
detalle del espacio físico de la práctica narcótica, el fumadero:

«[…] hubiéramos preferido la fábrica que este hueco lanoso y


asfixiante/ pero es aquí donde se vende lo mejor donde se hornea y
se seca/ el queso se fragua pájaros blancos que el Pastor de perros/ los
moldea a la altura de la cabeza / El [sic] es flecha y bandera blanca/
en medio de la hondonada» (1993: 17).

Aquí estamos inmersos en el hoyo de la pasta; se cocina la droga y


se comercializa. Más resaltante, sin embargo, es el hecho de que se nos da
a sentir la metaforización de un espacio y sus modos de producción; es en
su degradación donde se nos muestra el carácter de este reparto, reverso y
distorsión de los «beneficios» del sistema capitalista. También es importante
la aparición del personaje Pastor de perros, ahora como una figura protectora
y modeladora, parodia de aquel quien cumple el rol de distribuir lo común

94
POETIKA1

en el reparto. En el poema «A la hora del pay», aparecerán estos versos


que aclaran mucho más la participación del personaje: «[…] y el Pastor
de perros nos guía en medio del apagón por extraños/ linderos como un
reloj de cuerda migrábamos de un lugar a otro/ entre los altos pastizales y la
llana vereda donde no hay colores» (1993: 26). Guía y referente, protector
y orientador, el Pastor de perros se convierte en una especie de benefactor
para los seguidores ansiosos de consumo. Como en Yúdice, al referirse a la
parodia del narcotráfico y el capitalismo, el personaje central funciona como
parodia del poder regulador del consumo12 y sus seguidores (los perros) como
imitación ─menos burda─ de los consumidores. Curiosamente, la pasta se
convierte en la mercancía alegórica respecto a los objetos que se inscribirán en
la renuncia del que consume (Avelar, 2000: 4). Dicho de otra manera, queda
en evidencia la relación perversa entre el narcotráfico y el sistema económico:
aunque los perros renuncien a los objetos relegados por el impulso alegórico,
no renuncian nunca a consumir. Es una lógica que se respeta incluso en
circunstancias tan disímiles y denigrantes como en el submundo de la pasta.
Y es esa la manera en que opera un reparto no solo desigual, sino infame:
lo que se da a sentir no es la simple experiencia, sino también su excedente
y su extrañamiento, vale decir, ese conjunto de objetos sensibles que nos
permiten afirmar quién toma parte de qué en nuestra estructura social.
Finalmente, la voz poética profundizará de nuevo en los efectos de la
droga. Una idea fundamental que se desarrolla en el poemario es el concepto
de letargo; es decir, la inhibición de responder ante distintos estímulos: ‘‘A
la hora del pay cuando todo se despeña en volutas de Humo/ se tronchan
los dedos la noche que no imaginan que no graba no recuerda’’ (1993: 25).
Se trata de un elemento que se distribuye con cierto libertinaje y cuyo fin
es despertar en el consumidor una nueva sensibilidad. Y es justamente el
espacio del letargo, de la enajenación, donde transcurre el viaje sin viaje,
la subjetividad nerviosa y fragmentada, el origen del registro esquizoide, la
trasplantación de los espacios reales a los imaginarios: ‘‘La ciudad se sube a
nuestra mente/ escoltados de cocodrilos reflectores y púas cercado por su
pestilencia/ Templos y palacios asediados por aves de presa’’ (1993: 29).
Hay un reparto caótico y grotesco en esa ciudad que es Lima, espacio de la
alienación y la parodia de la cosmópolis moderna. O dicho en términos de

12 Entendamos este concepto como “consumismo”, “consumo irresponsable”, no


como el consumo crítico.
95
POETIKA1

Rancière, es el espacio a priori que permite un reparto constituido siempre


sobre el desacuerdo.
Se puede concluir que la distribución general es, a partir de la
inmersión en una esfera marginal, el reparto de un remanente económico
(el narcotráfico, el submundo de la pasta), de un grotesco exceso paradójico
(es decir, la pasta como mercancía degradante y monstruosa), que permite
una manera de ser y una manera de sentir en el sujeto marginal representado
en esta poesía. Todo ello constituye la distinción o especificidad del régimen
estético en el que se inscribe este libro. Domingo de Ramos, a través de
este corpus, nos propone una crítica al modelo económico occidental, no
con el ataque panfletario y frontal, sino con una muestra descarnada de
la hibridación deforme que sufre la urbe latinoamericana inmersa en las
contradicciones de los procesos de modernización.

BIBLIOGRAFÍA

AVELAR, Idelber. 2000 Alegorías de la derrota: la ficción postdictatorial y el


trabajo del duelo. Editorial Cuarto Propio: Santiago de Chile.

RANCIÈRE, Jacques 2009 El reparto de lo sensible: estética y política. Lom


Ediciones: Santiago de Chile.

RAMOS, Domingo de 1993 Pastor de perros. Asalto al Cielo Editores &


Colmillo Blanco: Lima.

YÚDICE, George 1991 ‘‘Posmodernidad y capitalismo transnacional en


América Latina’’, en Cultura y pospolítica: el debate de la modernidad en
América Latina, de Néstor García Canclini (compilador). Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes: México; pp. 63-94.

96
Ale Wendorff
Cómplice
JOSÉ PANCORVO:
Cantar de la Eternidad

Paul Guillén
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

“Estoy en dos procesos que se podrían llamar —no en el


sentido estricto y técnico— poética consciente y poética
subconsciente —o supraconsciente—. La primera se
relaciona con el estudio de todas las poéticas habidas
que estén al alcance, incluyendo las de Dan Din y Lu
Ki, pasando por las de Aristóteles, Longino, Boileau,
y el explosivo siglo XX. La segunda es andar con el
espíritu girando en plan de radar, lo malo es que no se
puede explicitar bien como arte o técnica, lo bueno es
que puede lograr buena cacería”.
José Pancorvo: “Poética”

José Antonio Pancorvo Beingolea (Lima, 1952-2016) publicó ocho libros de


poemas y una novela. Estudió Teología, fue políglota, pintor, inclinándose
especialmente por el llamado Estilo Internacional gótico, la escuela flamenca
del siglo XV y el simbolismo, también fue cultor de paracaidismo y esgrima
japonesa. Descendiente del narrador modernista Manuel Beingolea y de
Nicolás de Ribera el Viejo, uno de los trece de la isla del Gallo y primer
alcalde de Lima. Respecto a su opción por el Carlismo, en el año 2008
cuando Don Sixto Enrique de Borbón visitó Lima fue homenajeado por
Pancorvo en el Club Nacional, dicho sea de paso, el libro Boinas Rojas a
Jerusalén, Pancorvo se lo dedica a este Príncipe heredero del trono de España,
en unos de los poemas de Boinas rojas, Pancorvo dice: “Y florece el futuro,
con los lises de ayer / en su frente consagrada, Sixto Enrique de Borbón, /
el Infante, Duque y Príncipe, el hijo del Rey Javier. / Y en el alba la melena
se estremece del león”. Claramente es la descripción del escudo de armas del
Rey de España.

99
POETIKA1

En Tratados omnipresentes (2000) la dedicatoria reza “al Príncipe


don Luis de Orleans y Braganza en recuerdo de nuestras conversaciones
sobre la metafísica viva”. Este personaje es el pretendiente al trono de Brasil,
lo que quiero decir es que todo este aspecto monárquico no debe ser visto
desde lo elitista o refinado, sino desde un proyecto político, religioso y de
mundos o de metafísica viva, entendiendo por esto a los mundos conscientes
y supraconscientes.
En un artículo que José Pancorvo escribió acerca de la figura de
Bartolomé Herrera expresa acerca de los temas supremos que la Teología es
una “montaña inmensa para avizorar los horizontes divinos” y que la Política
es un “arte de las artes y ciencia de las ciencias, como la definía San Basilio
Magno”, esto quiere decir, y en relación con Pachak paqari (2003), que su
postura es conservadora y tradicionalista y quiere “la alianza de la nación
peruana con la Divina Providencia”.
Al inicio de Los comentarios reales del Inca Garcilaso se cita el Salmo
103 que dice: “desplegando el cielo como una piel”, esto dicho en función de
un análisis sobre el Mundo Viejo y el Mundo Nuevo, dice Garcilaso:

“no hay más que un mundo, y aunque llamamos Mundo Viejo y


Mundo Nuevo, es por haberse descubierto aquel para nosotros, y
no porque sean dos, sino todo uno. Y a los que todavía imaginaren
que hay muchos mundos, no hay para qué responderles, sino que
se estén en sus heréticas imaginaciones hasta que en el infierno se
desengañen dellas” (9).

El salmo 103 habla de escribir en el cielo como si fuera un pergamino,


como una piel, y la poesía de Pancorvo es un intento por escribir el cielo. Si
bien dice Garcilaso que no hay muchos mundos solo se refería a los mundos
físicos, y no a los mundos supraconscientes de los que nos habla Pancorvo.
La poesía de Pancorvo es el canto de la eternidad y entiende que
lo supremo habita en todos los tiempos y espacios o esferas. Se trata de una
poesía del éxtasis, que es diversa en sus registros, ora es barroca y épica, a
veces vanguardista y dialogante con la poesía visual y concreta, ora asume el
mesianismo andino y el Carlismo —sobre este último aspecto el del Carlismo
podemos decir que en el libro Boinas rojas a Jerusalén. Poesía Carlista del
Siglo XXI. Publicado en una edición privada en el 2008 y luego en 2011 en

100
POETIKA1

España, se detecta la apuesta hacia una comunión tradicionalista que erige


como máxima al lema “Dios, Patria, Rey”. Algunos de los versos de Pancorvo
dicen: “el Carlismo viene con la tormenta eterna / del gran legitimismo que
une el cielo a la tierra (…) el Carlista bebe del cáliz más sereno / asumiendo
en su alma lo más áureo del tiempo / por ello es un castillo de ascendiente
esperanza / y un león elanzado, y un fruto generoso, / y tres orantes lirios, y
un corazón celeste”—. La poesía de Pancorvo es multilingüe —en “Batalla
Invasión Destrucción” se dice: “No quedará aparición de origen humano. /
En unos siglos tampoco se hablará esta lengua”. Lo cual se entiende acorde
con el tema alienígena y con el poema “Urbano XXII. Poemas del Resucitado”
donde se dice: “como despegó el último misil Arkhang hace dos mil años”—,
es también de carácter militar-patriótico, cuando no es decididamente una
alabanza a Dios y a la Virgen, pero siempre es una poesía consciente de sus
dominios, irradiando sapiencia desde lo más mínimo y desde lo inabarcable.
Pancorvo es uno y varios a la vez, por ello, resulta un poeta que revoluciona
los decires desde la calma, pero también desde lo torrentoso. Por ejemplo,
el sosiego y brillantez con que en los tratados-poemas de su libro Tratados
omnipresentes / Perfect Windows nos hace palpable que vivimos en medio de
una realidad celeste y apocalíptica, que podemos levantar el Palacio de todos
los tiempos y dar el salto continuo hacia el Silencio. Todo esto que para
un filósofo le llevaría grandes párrafos el poeta nos lo entrega en dieciséis
poemas breves. En la contratapa del libro se afirma que:

“da nueva vida al antiguo género de la poesía didascálica de tema


sapiencial (Pitágoras, Parménides, Odón de Cluny, Angelus Silesius).
Desarrolla materias inalcanzables para las tecnologías “modernas” y
“posmodernas”, pero de más fácil acceso, para la naturaleza humana
de siempre, ávida del maravillamiento de la trascendencia en tiempo real”.

Por ejemplo, citaré uno de estos tratados:

TRATADO DEL POEMA MÁS ANTIGUO DEL MUNDO

hace milenios era menos viejo este mundo


hace trescientos años menos edad tenía
y hace dos horas este mundo estaba un

101
POETIKA1

poco más joven

aquí y ahora este poema está en el momento


más antiguo y majestuoso del mundo

cuando, para acabar, todo está pronunciándose

Respecto a la filiación de esta poesía con la mística puedo decir que


las etapas del proceso místico han sido definidas as{i:

“Se debe al Pseudo Dionisio, aunque es de raíz platónica y ya fue


sugerida por Orígenes, esa clasificación de la vida espiritual que
ha hecho fortuna a lo largo de los siglos: la vía purgativa, la vía
iluminativa y la vía unitiva (…) Los grados de que habla santa Teresa
de Jesús son cuatro: 1.- Quietud; 2.- Estado unitivo; 3.- Éxtasis; 4.-
Mística esponsal” (Santiago, 1998: XV-XVI).

A este propósito de la mística citaré unas palabras de González


Vigil sobre Profeta el Cielo (1997) que resumen bien los propósitos de este
cuaderno iniciático:

“integrado por siete partes, Profeta el Cielo despliega en primer


lugar, una expedición de carácter místico (en aras de una “nueva
anatomía”), “una anatomía mística”, la cual ocupa las tres primeras
partes del poemario. Después, en segundo lugar, estalla el tono
profético, teñido de milenarismo, Apocalipsis y vuelta del Mesías,
en las cuatro partes restantes del libro (González Vigil, 1998)

Respecto al título del poemario Profeta el Cielo hay que acotar es el


Cielo el profeta y no el poeta, pues además el poeta es un mediador: “el Cielo
es el profeta, cuyas señales hay que saber acoger, dejar que nos usen como
instrumentos de expresión de su mensaje” (González Vigil, 1999: 545). En
Profeta el Cielo se incluye un conjunto de sonetos que fueron finalistas del
Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo en 1991. En esos poemas
asistimos a una experiencia mística y mesiánica, ya desde los epígrafes donde
son recurrentes los salmos, los padres y doctores de la Iglesia, pero también

102
POETIKA1

poemas escritos en latín, quechua, aymará, inglés, versos en portugués,


francés o provenzal, podemos advertir la actuación de símbolos de origen
medieval o caballeresco. Por ejemplo, en el poema XIX los elementos sobre
los que se construye el poema son un corcel, el hierro, el río, una cierva, sol,
acero, rayo, cielo, sombra, caballo, espada, cuerpo, tiempo, estrellas. Si nos
fijamos esto es la suma del hombre —su cuerpo, su espada y su armadura
frente a su entorno (animales, naturaleza, etc.)—:

“todo el libro de José Pancorvo no es otra cosa que un formidable


alegato por la regeneración de la Iglesia, cuyo declive empezó cuando
el Papa Clemente V resolvió disolver a los templarios y empezar una
persecución contra el maestre Jean de Mollay. Por eso, el poeta habla
no sólo el lenguaje de la virtud sino, sobre todo, el de los caballeros
armados de la alta edad media” (Verástegui, 1998).

“Canto cadencial de Melquisedec” —un poema escrito en latín—,


nos da varias claves para entender estos poemas: “Todo lo que no es absoluto
es símbolo. Aunque el tiempo circule, no hay intersticio entre las cosas y
sus arquetipos. La naturaleza es algo así como una revelación: la eternidad
imprime la naturaleza”. Por otro lado, Enrique Verástegui expresa respecto al
verso “será tu cierva el sol que me despierte” que: “Ese sol femenino de que
habla el poeta es el mismo que, según Borges, rige los ritos de shintonismo
japonés; una visión que permite antropomorfizar la naturaleza” (Verástegui,
1998), pero he aquí el elemento al cual me quiero referir y es el tiempo,
Pancorvo canta: “ya el tiempo en las estrellas no me nombra” y justo de eso
trata este Cantar de la eternidad, de la permanencia en los diferentes mundos
y de sí es posible la muerte. Veamos estos puntos citando el poema “Máscara
gloriosa” que visualmente forma el perfil de una persona: “Ayer en sueños
un personaje sencillo / me dijo: “Mi enseñanza es la siguiente: / Acércate
bien a la muerte en cada instante. / Que cada instante sea el frío fin de la
ilusión. / Enfréntate al instante como a muerte. Para ello, / debes detenerte
en cada instante: detalladamente: / yo te lo enseñaré. Este instante es lo
único / que tienes. Lo único. Pule cada instante con / la luz de la muerte.
Todos los demás trabajos / la ilusión misma, persiguen sólo instantes. / Yo
te enseñaré el trabajo primordial, la gran ciencia / del instante, la sabiduría
más concreta. Practica. / Serás la misma muerte / disfrazada de ti”. Pero el

103
POETIKA1

tema de la muerte es que no existe o hay que abolirla —aquí hago el paralelo
sanjuanino de Westphalen y Pancorvo en función de la presencia del símbolo
de la cierva, el ciervo o el cervatillo. Incluso, Pancorvo dijo sobre Westphalen
que era tal vez el más extático de los poetas peruanos, sus grandes poemas
son largos éxtasis con la belleza—, además, como se dice en el frontispicio
de Tratados omnipresentes de lo que se trata es de “Cómo convertirse aquí y
ahora en rey de la realidad”.
El soneto XXII lleva por epígrafe “Forma sin materia eterna es”
de Clarembaldo de Arras, en el segundo verso del segundo cuarteto y en
el segundo verso del segundo terceto se escribe una oración en apariencia
imperativa, pero que leída en contexto tiene la tesitura del ruego, las cito:
“fuga, de augusta forma, en largos tramos” y “ fuga, oh forma feliz, a tu
enramada”, las dos oraciones se construyen de manera similar se quiere que
el ser se una a la naturaleza o se haga movimiento, para acabar el soneto
en que “el día es corto, el paraíso largo”, en toda la poesía de Pancorvo la
preocupación no es por el día, por la realidad, sino la poesía de Pancorvo
es un ir al paraíso. Pero la eternidad nos dice el soneto XXIII debe ser
buscada “en el claro de mi muerte”. Después del soneto XXV donde se dice
que “Muero porque no muero en el sentido” empieza a romperse las leyes
gramaticales, esto parece indicar que el poeta ha entrado en éxtasis y que de
aquí en adelante solo nos quedara en la oreja el balbuceo de las letras, sus
símbolos, sus actores y sus luminosidades —en unos versos de “Cantar de
la Eternidad” dice: “Aquí no hay nada más que luz, y en ti / y en mí, cierva
de luz, eternidad—, la paradoja es que tal vez se torne oscuro lo que quiere
decir en esta instancia este discurso profético, pero es más bien que el éxtasis
se asocia con el mayor momento de luminosidad. Tal vez si aprendemos a ver
esa luminosidad no con los ojos de las cadenas lógicas, sino con las cadencias
significantes que nos dejan los sonidos: “¡Es sorprendió va a misma poesía
/ relampaguear poder por su vacío / con bañarme mil años hacia el río / lo
inmóvil o subir lo monarquía:” (XXVIII).
José Cabrera Alva dice respecto al verso “Muero porque no muero
en el sentido” que no es solo:

“una cita, una apropiación del “muero por que no muero” de Santa
Teresa a través de San Juan, sino una asimilación de la intención
escritural del Santo; al colocar luego de la cita, una palabra rica

104
POETIKA1

en contenido para éste: sentido. Dicho elemento sería para el


místico: “sentido espiritual”, “capacidad del alma para lo divino”,
“receptáculo de las grandezas de Dios”, etc.” (Cabrera Alva, 2000).

En “El tratado de la omnipresencia de la trascendencia” se afirma


que “sólo la mente no La ve”, pero esto escrito con una L mayúscula lo cual
genera una forma extraña de leer la frase, uno va leyendo y se produce una
especie de vacío, pausa, giba. La transcendencia no se puede comprender
con la mente, pero esa “L” en mayúscula lo que nos informa es que con esa
distinción nos hace una grieta en el pensamiento.
A su vez, poemas como “Secretos colorados del gran poeta mundial”
o “Santa oda egipciaca” merecen un acápite aparte. Cuando el poeta escribe
el adjetivo “colorados” lo que quiere significar es de color rojo y no de carácter
indecente o erótico, igual ocurre con “mundial” si entendemos esta palabra
como globo terráqueo o realidad física estamos lejos de los alcances del poeta,
“mundial” se refiere a los miles de mundos conscientes y supraconscientes,
o si se quiere a una categoría totalizante cósmica. El poeta mundial es
aquel que descubre y trata de vivir, transitar y morir esos miles de mundos.
Entonces, ahora vale la pena preguntarnos ¿cuáles son los secretos de este
poeta? Y ¿por qué esos secretos son de color rojo o colorados? La respuesta
se cae naturalmente, Pancorvo de lo que está hablando es de los Caballeros
Templarios, si nos fijamos nada más en que el color rojo iba en la vestimenta
templaria y en que reivindican la figura de Isis mediante la figura de María.
En muchos poemas de Pancorvo encontramos imaginería bélica tanto de
caballeros medievales como de aviación y marina contemporánea (misiles,
paracaidismo, etc.). Igual en el caso de “Santa oda egipciaca” el verso final
siempre me causaba una disonancia: “redorando la faz de la perra”, y bajo
este tenor es que actúa en ese poema Santa María Egipciaca la prostituta que
se convierte en asceta. También así se entiende poemas como “Ultra Sión”
donde leemos: “Jerusalén ósculo Jerusalén abierta / Jerusalén en duración
Jerusalén águila secreta / Casi sobre los ojos devorando las tinieblas / No
pudiste contener tus ejércitos en las torres / Tus olores destruyen las máscaras
/ Tus portales alzan las olas / Jerusalén templaria”.
Un poema que me llama la atención también es “UFO-
DECONSTRUCTOR”, de entrada, es el único poema que Pancorvo
escribe en inglés. En segunda mirada es un poema sobre alienígenas. Cito y

105
POETIKA1

traduzco: “daimones verdes muy conscientes de formas sagradas / sonriendo


contra toda santidad” o “los pastores están mirando a los alienígenas / los
pastores estimulan su mejor lado”. O en la sección Sao Paulo mientras se
estremece la tierra, se dice: “Convierte todos los platillos voladores / En un
plato de lentejas / Para los puercos gigantes de Esaú”.
En la otra orilla un poemario experimental como Estados Unidos
Celestes (2006) puede asumir un tono barroquizante y vanguardista, donde
se trabaja el hipérbaton y la rima como recursos principales, y a nivel
expresivo se remilga en visiones, en formas de balbucir, en el silencio sonoro
de los vuelos angélicos o en la destructuración del lenguaje para asumir una
conjunción de idiomas que semejan la caída de un paracaidista en un éxtasis
místico: “propone algo así como una lectura aerodinámica, supraconsciente,
como astronáuticamente concreta”, escribe Pancorvo en la solapa del libro.
Otro estadio importante de la poesía de Pancorvo es Pachak paqari.
Épicas del trono del sol (2003) se trata de un conjunto de cien cantares —
Pachax Paqariy en quechua significa ‘Cien Amaneceres’— divididos en tres
secciones, claramente diferenciadas por el estro:

“las tres edades del mundo, donde la del Padre corresponde al tiempo
de los gentiles (...) el tiempo del Hijo, acompañado de sufrimientos
similares a los que Cristo-Incarrey soportó en el calvario al dominio
de los españoles (...) y en la edad del Espíritu Santo, los hombres
andinos, en el caso del poemario entiéndase los peruanos, volverán
a recuperar la tierra que les pertenece” (Abanto Aragón, 2004).

Si bien es cierto que el vocablo cantares nos puede remitir a Pound


—por quien Pancorvo expresó relativa admiración—, en realidad tiene que
ver más con los cantares de gesta, nada más el subtítulo del libro (Épicas) y la
dedicatoria del conjunto nos lo confirma: “Hacia las Generaciones Heroicas”.
En el Cantar Primero se desarrollan los ritmos barrocos y uno de los símbolos
principales es la ciudad de Lima —Pancorvo originalmente llamó a este
libro Lima la Inmensidad—, pero no vista desde lo urbanístico ni desde la
marginación social, sino vista con miras a cambiar las funcionalidades del
gobierno, la juventud y la espiritualidad. En el poema “Hatun Chaqwa Azul
Post-Robótica” a través de la figura de la perdiz andina (chaqwa) —también
es una constelación— se despliega el andinismo y la ciencia. Aunque la perdiz

106
POETIKA1

tecnológica se puede entender también como una metáfora de un avión de


guerra. La propuesta que se da en este apartado es que existió una Nobleza
Incaica y se critica que con la Independencia se asume una República en vez
de una Monarquía Imperial que hubiera evitado el desgobierno caudillista
que se vivió en el siglo XIX y de hecho se colige que hasta nuestros días. Si en
el Primer Cantar la opción está expresada en un gobierno Andino Católico e
Imperial, en el Segundo Cantar se darán los decretos-poemas en los aspectos
políticos, sociales y militares, e incluso en el Tercer Cantar se incidirá en el
heroísmo y el patriotismo de las Juventudes Voluntarias.
Amanecidas violentas de mundos (2009) debe entenderse como
surgimiento de mundos distantes o de otras dimensiones o supraconscientes
que habitan en distintas esferas. También cimienta la idea de que el Inca Rey
del que nos viene hablando es una fusión del mundo andino y del mundo
católico militares: “un viaje de carácter místico en aras de una “vita nouva”
(cual nuevo Dante), pero inmerso en “el mundanal ruido” del Inferno que
nos ofrece la nueva centuria” (Abanto Aragón, 2010). Pero Amanecidas
violentas tiene, en versos como “el domingo es el día más peligrosísimo”,
al igual que en Pachak paqari y en Profeta el Cielo, una reflexión sobre el
migrante y el mundo andino. En el poema “Desolación de la sabiduría”
leemos versos como: “Maravilla imaginación guinda caricia ecos”, “Vienes
a tu Carpa Grau / Vienes a tu aguardiente de esteras” o “Aquí en La Vicky
hierven las presas / en la chicha de tu tienda marginal”. Pero también otro
poema como “Madrugada Lucanina” se explaya con el arpa y los danzantes
de tijeras.

BIBLIOGRAFÍA

Abanto Aragón, David. “Pachak Paqari. Épicas del trono del Sol: Cantos
polimorfos y polifónicos de multiafirmación y esperanza extremis”. Casa
del Poeta Peruano, 2004. (http://www.casadelpoeta.com/JosePancorvo/
comentarios4.htm#david).
--- “Amanecidas violentas de mundos de José Pancorvo y el prestigio de
lo místico en la poesía peruana”. Letras.s5, 2010. (http://letras.s5.com/
jp310310.html).

107
POETIKA1

Cabrera Alva, José. “José Pancorvo. Profeta el cielo”. Ajos y zafiros, número
2. Lima, 2000.
González Vigil, Ricardo. “José Pancorvo: Mística y Profecía”. El Comercio.
Lima, 05 de abril de 1998.
--- Poesía peruana del Siglo XX. Tomo II. Lima: COPÉ, 1999.
Pancorvo, José. “La esencial catolicidad del Perú: de una gloriosa tradición
al espíritu de cruzada”. Tradición y Acción, número 5, julio-agosto de 1973
(http://www.tradicionyaccion.org.pe/spip.php?article378).
--- Profeta el Cielo (Comentarios de Victor Coral, Ramon Mujica Pinilla y
Miguel Idelfonso). Lima: Alba Editores, 1997.
--- Tratados omnipresentes/Perfect windows. Lima: Gonzalo Pastor Editor,
2000.
--- El culto a la Santísima Virgen. Lima: Editorial Asociación Santo Tomás de
Aquino, 2002.
--- Pachak paqari: épicas del trono del Sol. Lima: Fondo Editorial Cultura
Peruana, 2003.
--- Estados Unidos Celestes. Lima: Hipocampo Editores, 2006.
--- “Grandeza y entusiasmo: conversación con el poeta José Pancorvo”
(Entrevista de Miguel Ildefonso). Letras.s5, 2006. (http://www.letras.s5.com/
jp280806.htm).
--- “Poética”. Urbanotopia, 2007. (http://urbanotopia.blogspot.pe/2007/05/
jos-pancorvo.html).
--- “Bartolomé Herrera, hombre providencial para el Perú del siglo XIX”.
Domingo 24 de agosto de 2008 (http://www.tradicionyaccion.org.pe/spip.
php?article31).
--- Boinas rojas a Jerusalén. Lima: Edición del autor, 2008. Segunda edición:
Madrid: Fundación Elías de Tejada imp., 2011.
--- Amanecidas violentas de mundos. Lima: Sol Negro, 2009.
--- Los éxtasis del Incarrey: antología poética 1989-2009. Arequipa: Cascahuesos
Editores, 2009.
Santiago, Miguel de. Antología de poesía mística española. Barcelona: Verón
editores, 1998.
Verástegui, Enrique. “Pancorvo: un discurso sagrado”. Diario La República.
Lima, 10 de enero de 1998. p. 19.

108
Ale Wendorff
Mario Bellatin
EL RETORNO DEL TROVADOR:
Décimas y canciones de fino amor de Isaac Goldemberg

Consuelo Hernández
American University, Washington DC

Lo primero que llama la atención en el más reciente poemario de Isaac


Goldemberg es su título: Décimas y canciones de fino amor. A pesar de ser
una obra contemporánea, tiene resonancias con el Siglo del Oro español
o alguno de los cancioneros de la época caballeresca. El otro aspecto que
llama la atención es el estilo y el tema por el contraste que establece con
sus poemarios anteriores; pues con excepción de El amor y los sueños (2004)
y Cuerpo del amor (2000), en los cuales había abordado el tema amoroso,
ninguno otro exhibe, como este último, un decir poético de tan concentrada
intensidad en torno a dicho sentimiento. Asimismo, las formas poéticas
elegidas, décimas y canciones, contrastan con la poesía actual mayormente
caracterizada por el verso libre. El título lo dice todo y plantea una posible
matriz de interpretación de todo el poemario. A primera vista y por el tema
anunciado en su título pareciera una composición simple, pero al ahondar en
el análisis se descubre una complejidad bien pensada que conjuga una serie
de resonancias numerológicas, temporales, estilísticas, tropológicas y musicales.
Diecinueve décimas y cinco canciones estructuran el poemario,
lo cual hace pensar en un plan racionalizado o en una armonía numérica.
Diecinueve es el número total de décimas, si sumamos 9 más 1 nos da 10
que viene a ser el retorno a la unidad, la meta alcanzada tras la dolorosa
espera, precisamente esta última décima, según el autor, fue escrita después
del reencuentro con la amada. Las canciones que componen la segunda
parte son cinco, número que nos hace pensar en el sentido celebratorio. La
última canción sugiere el placer de los cuerpos y la creatividad del amor,
alude a la fusión recíproca de los amantes y a la formación de nuevos deseos
y emociones. Es la semilla que iniciará un nuevo ciclo porque el amor llega
pero no evita el compromiso, sino que viene a curar momentáneamente la
herida entreabierta («Somos uno y somos todo /somos otro y no lo somos»),
y quizás a abrir otra nueva según la alusión que metaforiza a la amada un
«corrido mexicano»). La forma décima que rige toda la primera parte del

111
POETIKA1

poemario y que podría parecer anacrónica, no debe confundirnos, pues la


décima fue una de las formas poéticas que más arraigó en Latinoamérica
durante el siglo XVIII, cuando el incipiente patriotismo en busca de una
nacionalidad la utilizó para desfogar su cólera. Ya en el siglo XIX, la décima
llega a la república folklorizada; no es extraño encontrar su presencia en
ritmos musicales de la gente del campo como la «goajira» y el «punto» en
Cuba o en la «danza» de puerto Rico y en algunos «vallenatos» colombianos
(Arteaga).
Este libro, entonces, se enmarca dentro de esa tradición, pero con
otro antecedente mucho más cercano al autor: en su natal Perú, la décima
fue cultivada por mestizos y afroperuanos tales como el reconocido poeta
Nicomedes Santa Cruz, cuya obra Décimas (1960), fue publicada después de
20 años de escribir y difundir por radio este género poético y aunque en su
momento fue visto como un libro de folclor, de costumbrismo y tradición,
ha llegado a ser un libro imprescindible en la poesía afro-peruana. Por otra
parte, esta forma poética con influencia negra y mozárabe ya estaba en boga
en España desde fines del siglo XV y principios del XVI, siglo de la conquista,
cuando Vicente Martínez Espinel fijó su forma definitiva, de allí viene el
nombre de décima espinela (Carreter 128).
Las 19 décimas de Isaac Goldemberg son estrictas espinelas basadas
precisamente en la fórmula rítmica ABBAACCDDC y en diez versos
octosílabos. En España, Cervantes recurrió a la décima como se puede ver en
algunos pasajes de El Quijote, Lope de Vega la incluyó en sus obras teatrales y,
más acá en siglo XX también se encuentra en poetas ultraístas como Gerardo
Diego y algunos de la generación del 27 como Jorge Guillén. Si se toma en
cuenta la época tan contemporánea en que el Goldemberg escribe Décimas
y canciones, se percibe que está tendiendo un puente desde el presente hasta
la más rancia tradición hispano-árabe y las primeras formas poéticas que se
transculturaron en América. El autor tiene mucha razón cuando se califica
a sí mismo como un escritor «anfibio,» por su movilidad entre géneros
diversos (novela teatro, poesía), por fusionar formas tradicionales con las
más contemporáneas y claro, por ser un judío peruano viviendo ya más de
la mitad de su vida en una ciudad tan atípicamente universal como Nueva York
(Zapata).
Se percibe en la intención del poemario una necesidad de historiar,
pues desde el punto de vista del autor, estas décimas son el testimonio del

112
POETIKA1

amor a distancia con su actual compañera a quien conoció cuando tenía


ocho años, pero su reencuentro y enamoramiento no ocurren hasta muchos
años después. No obstante, la distancia se interpone, el vive en Nueva York y
ella en Perú. En las palabras preliminares Goldemberg expresa lo siguiente: «
las décimas y canciones que componen este libro -excepto la última, de una
y otra parte- fueron escritas durante nuestra separación y cuentan, de alguna
manera, la historia de nuestro amor» (1). En la breve introducción también
deja indicios por los cuales los lectores pueden conocer más sobre la persona
del autor: se trata de un judío que viaja del Perú a Israel y luego a Nueva York
donde se establece y finalmente se reúne con su amada. Esta nota aclaratoria
identifica al autor con el hablante poético y hasta cierto punto sugiere otra
posible lectura del poemario: la autobiográfica.
Los efectos poéticos de la obra están relacionados con el tratamiento
sentimental de la inclinación amorosa y la tensión que constituye la
incertidumbre de si los amantes alcanzarán o no la mutua posesión, pero
es importante observar que la segunda parte del título «Fino amor» juega
un papel de adjetivo que nos coloca en la dimensión del amor cortés, del
amor correcto y distinguido. Un amor diferente a otros tipos de amor. Cabe
preguntarse ¿Qué aspectos de la poesía amorosa se enfocan en este poemario?
Veamos un esbozo de los temas: la declaración amorosa, el recuerdo, el deseo
de poseer a la amada y de ser correspondido, la ausencia, la confianza en una
futura unión, la promesa de amor eterno, el amor como motor volitivo de
la vida, la aspiración a ser compadecido por su amada y compensado con
su presencia, la divinización de la amada como un recurso para superar la
soledad, la solicitud de su presencia sustentada en las demostraciones de amor,
la queja, la solicitud de la confesión de amor a su amada, la metaforización
de la amada ausente en la imagen de una luna sombría, la aceptación de la
amada para reunirse con él, y la democracia que regirá la convivencia.
Finalmente cierra el ciclo la décima #19, escrita luego de alcanzar
la unión, en la cual habla de la plenitud de la unidad, pero contrario a lo
que se podría esperar, no es una décima celebratoria sino un darse cuenta
de que el deseo se ha transformado en mito y en un sueño que sólo pervive
en el recuerdo. Al lograr el objeto del amor y pasar del presentimiento de la
unión a la experiencia, el deseo se transforma en un mito y se impone un
nuevo recomenzar, la fuerza expansiva lo fijará otra vez en su interior. El
abrazo nupcial esperado por tanto tiempo paradójicamente se cambia en la

113
POETIKA1

amenaza del fin: «Tiende la muerte su puente / convierte al amor en mito,


/ en sueño del pensamiento.» Pues como dice Paz, el erotismo, como el
lenguaje, es un «reino sin fronteras o con fronteras indecisas cambiantes, en
perpetua comunicación y mutua interpenetración sin jamás poderse fundir
enteramente» (Paz, Los signos 181).
Antes, en la décima # 18, el poeta se da cuenta que ha hecho una
transposición de la experiencia amorosa al discurso, y se autocuestiona por
asumir el lenguaje como su «objeto favorito,» como diría Kristeva (245).
Veamos estos versos: «Esta pasión que nos quema /no nació para contarse,
/ni nosotros para amarse /tornando al amor en tema.» Durante todo el
poemario, el poeta sigue una suerte de economía narcisista poniendo énfasis
en lo que él vive con la amada. Por ello seduce y hace que, en medio de la
experiencia amorosa individual, la persona se convierta en su lector. De esta
manera deja al descubierto lo que no se puede intercambiar con la pareja, y
que sin embargo lo lleva dentro, lo que se creía una totalidad, una unidad, es
ilusión (Hernández).
Las «canciones» que componen la segunda parte del poemario,
también colocan al autor a caballo en varias tradiciones literarias. Pues, según
Lázaro Carreter, la canción, que es de origen italiano, llegó a España en el
Renacimiento y de España pasó a América. La canción está formada por la
combinación de versos heptasílabos y endecasílabos en estrofas a gusto del
poeta, la distribución de la rima es libre, pero una vez fijada en la primera
estrofa se debe respetar en las siguientes (79,80). Aunque en la poesía española
escrita no aparece hasta los siglos XVI y XVII, las canciones populares de
los siglos XI y XII tuvieron un gran apogeo y estaban ligadas a las figuras
del clérigo, el caballero andante y el juglar, y la pluma, la espada y el laúd
fueron las bases de la posterior trova provenzal y luego la canción universal.
Las canciones de Goldemberg tienen las características de la canción clásica
porque en ellas los lectores pueden presentir un ideal caballeresco que se
prodiga con ternura o picardía. Es como un trovador que retorna con
un mensaje amoroso y no místico, lo cual puede ser visto también como
contrapartida contemporánea a otros tipos de poesía conversacional, realista
o más prosaica. La canción siempre estuvo identificada con la composición
lírica amorosa y además era hecha para que se pudiera trasladar a la música.
Por ello la motivación afectiva de Goldemberg está ligada a un aparato para-
textual que rompe fronteras disciplinarias para fusionar la poesía con la música.

114
POETIKA1

El poeta nos propone la conexión entre formas contemporáneas de


la tradición musical peruana y la antigua tradición hispano-italiana. Basta
observar el título de las cinco canciones para trasladarnos a los típicos ritmos
peruanos, claro, transculturados con la herencia hispana y africana. Veamos
los títulos: «Marinera,» «Vals criollo,» «Huayno,» «Tondero,» y «Fandango
criollo.» De ellos, sólo el vals y el fandango son los únicos ritmos musicales
que conservan su nombre de origen europeo, pero el poeta agrega el adjetivo
«criollo,» para dejar sentado que no se trata de cualquier vals ni de cualquier
fandango, sino del criollo, del peruano. «Canción» alude también a la poesía
amorosa de la época caballeresca, cuando los poetas interpretaron la fidelidad
del vasallo como amor y viceversa. Pero en esta transposición que se extendió
hasta la mujer amada la sensualidad más intensa se une a la forma más alta
de espiritualidad. En Goldemberg, a diferencia de los juglares y trovadores
en donde había un elemento de insinceridad porque en muchas ocasiones
se dirigía a la mujer en abstracto, el poeta habla de sentimientos personales,
más reales y más sinceros, pues sabemos que hay una destinataria concreta
que se convierte en su compañera y habla a/de esa/la mujer con entusiasmo,
con dolor, con celos, esperanza y con amor. Y trata el amor sensual con
delicadeza, con mesura y con paciencia y espera.
¿Qué dicen estas canciones, cuyos títulos y referencias están
directamente relacionados con la historia personal del autor y su trasfondo
cultural peruano? Veamos: La primera canción, «Marinera», es un poema
con vocación universal por el amor pero lo dirige a una destinataria específica
a la cual le solicita que le confirme si en verdad probó el amor en él y, luego,
clama su condición de «macho», palabra que emplea para justificar su
infidelidad cometida bajo el impulso del amor («La ley del amor fiel no se
transgrede / cuando el alma que posee a otra se ilumina / y al no querer ser
una sola, cede.»). Los celos lo hacen oscilar entre la inseguridad y la confianza
en que una ley divina, por el hecho de ser hombre, le concede su amada. No
deja de ser interesante que para iniciar esta segunda parte el poeta eligiera
la marinera, ritmo y baile folclórico peruano, que es sin duda producto del
mestizaje, una combinación de ritmo afroperuano y español. Este baile,
resultado de la fusión de culturas, sirve de vehículo a un poema que apunta
a que el problema amoroso que se plantea, como el baile, es un juego de dos
y además el poeta es también un mestizo. La marinera evoca el movimiento
de popa, el cual se corresponde al vaivén de sentimientos que vive el poeta en

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la lejanía de su amada. En cambio en el «Vals criollo,» segunda canción, con


un ritmo más pausado poetiza sobre la duración de su amor y la búsqueda
de eternidad como un deseo de demorarse, de permanecer en ese estado. El
poema conjetura qué habría pasado si el amor hubiera sido breve, si hubiera
muerto, en vez de ser el amor ancestral que los reunió en un cruzarse las
miradas cuando eran niños. Ahora en libertad están encarcelados en un amor
a distancia, sin embargo, por virtud del amor, la condición de eternidad
está asegurada: «almas que en libertad encarceladas / en un simple quererme
y yo quererte, / tienen la eternidad aseguradas.» El vals criollo es otro
ritmo transculturado derivado de Europa, especialmente del Waltz vienés y
adoptado en el Perú y otros países latinoamericanos con sus modificaciones y
aportes propios. Tal vez por eso el poema se refiere al amor de estos dos seres
inmigrantes que, igual que el ritmo de Vals, vienen de otras regiones, de otras culturas.
El siguiente poema, «Huayno,» es de clara influencia quechua
en su sintaxis particular y en el uso de los diminutivos («hombrecito río,»
«mujercita capullo»), que ponen en evidencia la ternura y la identificación
que ha logrado con el objeto amoroso. Es un poema circular con unidades
de expresión que pueden leerse en cualquier orden sin alterar su sentido
esencial, una característica frecuente en la poesía prehispánica. Es un poema
que presenta el ser de uno habitando el otro: «amo nuestro amor en mí, tu
amor mío / nuestro amor amas en ti, mi amor tuyo.» El Huayno, único ritmo
prehispánico que sobrevivió en el Perú, es el que utiliza el poeta para titular
esta canción. Arguedas fue el primero en darlo a conocer internacionalmente
a través de su excepcional novela Los ríos profundos; es canto, música y baile y
según la modalidad representa el sentido de pertenencia al terruño. Presenciar
el baile es maravilloso, el hombre ofrece el brazo derecho para invitar a bailar,
o pone su pañuelo sobre el hombro de la mujer; luego se efectúa el paseo de
las parejas por la sala de baile para iniciar el zapateo ágil y vigoroso durante el
cual el hombre asedia y coquetea con la mujer ya sea mirándola de frente, o
tocándola suavemente en sus hombros y ocasionalmente al girar enlaza con
su brazo derecho el izquierdo de la mujer.
La cuarta canción tiene por título «Tondero,» palabra que denomina
otro ritmo peruano, producto del mestizaje cultural que tuvo lugar en el
siglo XIX. El poema es una súplica, casi un conjuro para vencer el tiempo
otorgándole al amor la calidad de eterno. El poeta juega de manera ingeniosa
con la palabra tiempo y su doble condición de duración y de portador de

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la muerte. Mediante negaciones y afirmaciones compara lo que se vive sin el


ser amado con lo que imagina que será después en la unión. «Que el tiempo
me dé tiempo de quererte / el tiempo entero que sin ti te quise»; «Que de
su tiempo el tiempo nos libere,» pero también que «nos dé tiempo de sobra
para amarnos / y al tiempo eterno del amor, atarnos.» El tiempo se ve con
poderes ilimitados de destrucción y, simultáneamente, como el único recurso
con el que los amantes cuentan para realizar su amor. Ya en la décima # 15
había dicho: «El tiempo siega las mieses / de nuestro amor con guadaña»
donde se nota una clara referencia a Saturno, Cronos que devora a sus hijos.
También nos hace pensar en una de las mayores preocupaciones de los poetas
barrocos, el paso del tiempo, el acercarse de la muerte y por ello la necesidad
de gozar en el presente.
En la última canción, «Fandango criollo,» se percibe una situación
de síntesis, de unidad, un estado donde no hay distinción entre lo que define
un yo y un tú porque, finalmente por amor, han llegado a ser «un nosotros.»
Los amantes se portan en sí mismos recíprocamente como una metáfora de la
criollización tal como lo sugieren sus versos que no excluyen la contradicción:
«Tú eres sagrada y profana,» «Somos uno y somos todo / somos otro y no lo
somos.» «Tú eres mi mambo cubano / eres mi valse peruano / mi guaracha y
mi bolero / mi merengue bandolero / mi corrido mexicano.» Este poema da la
idea de fusión, revoltura, unidad que quiere reflejarse en el lenguaje también:
«Llevo en tus sangres mi sangre / y tú en mis huesos tu hueso.» El Fandango
criollo es otro ritmo mestizo influido por el fandango andaluz, muchos países
americanos lo asimilaron con matices particulares, Perú no fue la excepción.
Es, asimismo, una baile para parejas que empieza muy suave y tierno y luego
toma velocidad hasta llegar al final cuando repentinamente la música para
y la pareja queda congelada en la posición en que se encuentra. Si existe
una correspondencia entre el ritmo musical y el poema, podríamos decir
que la congelación se da en el último verso: ([eres] «mi corrido mexicano»),
una manera de aludir a la realidad agridulce de la convivencia, una realidad
lujuriosa y a la vez violenta y lamentosa como la intención que encierra
el corrido. Es interesante y oportuno citar las palabras del músico andaluz
Antonio González sobre el fandango: «es un grito, profundo como un pozo
sin fondo, vigoroso como un cinqueño de lidia, tan hermoso como el amor,
sin jipíos llorones y sin esa nostalgia de chilaba que arrastra la melopea de los
cantos del desierto.» (Arezana).

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En cuanto a la tropología dominante encontramos: el oximorón que


con simetría hace intervenir los contrarios, la vida y la muerte, la vacuidad
y la plenitud («No es hueco nuestro vacío: / lleno está de nuestra ausencia.»
Décima #5). De igual modo, vemos el empleo de la analogía para mostrar
el amor y el individuo como una imagen de la vida, del mundo y sus
cohesiones y disyunciones («Tampoco hay sombra que pueda / matar la luz
que nos queda / para seguir en camino, / haciendo de dos destinos / eje de la
misma rueda»). En la décima # 10 el poeta se desplaza en el río, adquiere la
naturaleza de río para dar una idea de la persistencia y la fuerza de su amor
«Yo me mantendré en tu vía / igual que un río sin freno.» Y en la décima # 14
le solicita a la amante que le confirme la intensidad de su amor, pero ahora
utiliza el dispositivo «así» en vez del «como»: «¿Te arrojas tú así en mi pecho /
sin cauce para regresar?» También usa el símil o comparación donde la amada
se reterritorializa en Dios según se puede ver en la décima #11 «De mi amor
eres la dueña / Como del universo Dios.» No se trata, pues de un amor que
se enciende y se disipa sin dejar huellas como el amor del infiel; al contrario,
es un amor como roca, fijo, pero variando con la aguas de las emociones. Por
ello mientras el poeta proclama su amor se le escapan sus quejas («Amor, qué
loco nos atas, / con qué fuerza nos desatas /para amarrarnos de lejos.»).
En Décimas y canciones... se advierte la presencia frecuente de los
gerundios para dar la idea de duración, de proceso y de tiempo presente, así
le confiere dinamismo al poemario («De lejos te vengo amando’’ / ‘’porque
ya nos llegó la hora / de estarnos viviendo amando.»). En algunos versos
encontramos tránsitos de lo positivo a lo negativo o viceversa, lo cual lo
logra por la introducción de verbos totalizadores («almas en libertad, que
encarceladas / en un simple quererme y yo quererte, / tienen la eternidad
asegurada»), mientras otros versos terminan en una suerte de apoteosis del
poderío de hombre o la mujer ausente y por ello casi inexistente a nivel
histórico, pues no oímos nunca su voz, sabemos poco o casi nada concreto
de ella, y tal vez por eso nos fascina. Ella permanece fuera del texto y sólo la
presentimos a través de las palabras del poeta.
Algunos poemas, como la décima #1, que habla de la declaración
de un amor ancestral nacido en la niñez, presentan ingeniosas innovaciones
sintácticas. En los siguientes versos: «vivo a la espera de cuando / el tiempo
con que nos ando / se detenga ante tu puerta,» el poeta le otorga al tiempo
la categoría de compañía y además vemos la inesperada construcción del

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pronombre «nos» a lado del verbo en primera persona «ando» para poder
dar así la noción de completa unidad que se anuncia para abrir el poema.
En otros poemas hay una mezcla de despecho y deseo, de desánimo y de
esperanza. El amor no es puro, en él aparece el mal, el amor seduce y repele,
es tantalizante y agota, impacienta y vence tal como se puede ver en la décima
#3. En este poemario están muy claros la libertad de elección, el amor que
desafía el tiempo y también los celos como otro elemento esencial en la
poesía amorosa. Según Octavio Paz la libertad de los amantes, la trasgresión
y los celos son elementos del amor moderno. (Paz, La llama 57). El amor en
algunos poemas es deseo de posesión, mientras en otros es desprendimiento
y casi renuncia.
Estos poemas de Goldemberg son evocativos del tono de san Juan
de la Cruz, de Teresa de Ávila e incluso de Sor Juana. Pues se sigue la vía
erótico-amorosa para la búsqueda de identificación, en este caso, no con
Dios, sino con la amada. Un ejemplo de ello se puede ver en la décima #
6, número que alude a la conjunción, a la copulación de dos amantes que
se fusionarán en uno, así sea transitoriamente para romper con el dolor de
ser dos y, así, lograr ser una voz en lugar de ser el eco del otro que contesta
en la lejanía. En el mismo sentido encontramos la décima #8, en la cual el
erotismo es aludido más claramente pero de un modo delicado y sutil: «Todo
lo que llevo dentro, /.../lo riega la clara miel / que nace desde tu centro. /
Así se da nuestro encuentro /de tierra fértil y huesos...». Con este poemario
el poeta quizás quiere decirnos, implícitamente, que no hay nada nuevo
bajo la luz de la creación porque todo está ya creado. Décimas y canciones
de fino amor, recuerda a Pessoa, el poeta de la «estructuración» (Jakobson
236), porque es una obra estructurada concientemente con base en dos
tradiciones, la hispana y la peruana mestiza. Por otro lado, revisita el tema
amoroso que jamás ha estado ausente de la poesía, y lo hace a la manera
de los trovadores y los juglares, pues no es común este tipo de poesía en
nuestros días y menos de estos amores tan fieles y estables que empiezan
a los 8 años y continúan aún cuando el autor del libro ya tiene más de 70
años. Lo excepcional es que lo hace desde una perspectiva contemporánea
y desde una intención de fusionar ritmos auténticamente peruanos con la
poesía. Décimas y canciones de fino amor es un poemario que desde el título
orienta la lectura y fija el núcleo a partir del cual se expande el significado
de los poemas que contiene, sin embargo no es una apología del amor y un

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homenaje a la mujer amada idealizada, la experiencia amorosa reposa sobre


el narcisismo y el halo de imposibilidad y apariencia que subyacen en toda
idealización. El poemario es una radiografía del complicado proceso de un
amor a distancia y de los sentimientos negativos que derivan entre el amor
y el obstáculo que se levanta entre los amantes (celos, desesperanza, soledad,
ausencia, vacío). Al vencer el obstáculo y lograr la unión, el deseo vehemente
que acompañaba la imposibilidad de estar juntos se transforma en mito, en
recuerdo y un nuevo recomenzar se impone. Todo el poemario se resuelve
en una «metáfora continuada» (Rifaterre) del amor. De nuevo, vemos al
autor adoptar la posición de poeta anfibio al fusionar varias tradiciones.
Para lograr su propósito de poetizar el amor a la manera caballeresca, usa la
décima espinela con una maestría tal que a pesar de ser una forma poética tan
antigua, aplicada a circunstancias contemporáneas, resulta paradójicamente
innovador.
Raúl Zurita, refiriéndose a la poesía de Goldemberg, observa que
es el tema de la resurrección lo que deslumbra de algunos de sus poemas
anteriores. En Décimas y canciones de fino amor la resurrección se aplica al
rescate de formas poéticas de la más antigua tradición hispánica (décimas,
canciones), y prehispánica (huaynos) y a la utilización de formas musicales
transculturadas resultantes de las fusiones que se dan en Latinoamérica.
El uso de las tropología (oximorón, antítesis, símil, analogía) así como los
juegos sintácticos también son importantes para la intención del poemario
que a diferencia de las décimas caballerescas se dirige a una destinataria real,
situada en el mismo contexto del poeta y no hipotética o idealizada. Pero
por remitirnos, indirectamente, a la abundante poesía amorosa compuesta en
España en el siglo XV y por rescatar también el valor ennoblecedor del amor,
nos lleva a pensar en un trovador o un juglar que retorna para dar rienda
suelta a la amplia gama de instintos humanos relacionados con el amor y
la poesía lírica tradicional. Si hacemos abstracción de la introducción, el
poemario se universaliza y puede ser destinado a todas las mujeres o a una
ficticia inexistente porque contiene todas las cualidades de la poesía amorosa.

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BIBLIOGRAFÍA

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de 2005, pp. 181-200.

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Ale Wendorff
La masturbación es un caballo blanco
Recomponer los fragmentos de un universo desvencijado

Romina Freschi. Libro Có(s)mico, 1ª. ed., La Plata, Club Hem Editores,
2015, 84 p.

La aparente dispersión con que se gesta una obra, o con que se interviene
escritural, gestual, activamente en un campo cultural, viene a veces a (re)
cobrar una unidad, o a ensayar un conglomerado que, como las piezas de un
rompecabezas ya encastrado, da un armado a todo el asunto. Es lo que sucede
en Libro Có(s)mico, el último de la poeta/performer/docente/ex-directora de
la Revista Plebella y colaboradora de las editoriales La Flauta Mágica y Juana
Ramírez, Romina Freschi, quien encauza su ímpetu abarcador articulando
aquí lo fragmentario; porque el cosmos desvencijado, precariamente
orientado que se recompone es también el de las etapas fortuitas, el de los
adelantos o avances de lo que antes fuera su versión virtual –el blog, revistas,
sitios- o artesanal –tres sucesivas plaquetas, de esas coquetas y de colección-,
data que la poeta se encarga de proveernos hacia el final de la publicación.
Es cierto: a ninguna forma de la difusión le rehúye Freschi, en una afrenta
elocuente a los elitismos, a los anacronismos y a las solemnidades. De hecho,
el título alude a la dimensión macro del universo como eje con que se traman
las distintas partes, y se ríe de tamaña desmesurada empresa en un guiño a
una complicidad fundamental: la que combina una confianza ciega en el
decir poético, en este preciso género como catalizador de los malestares y
síntomas personales –y, por qué no, de los de su generación-; y una arista más
atada a lo pop, a la chica postmo que se fue –tal vez, en los primeros libros-;
esto sin ningún dejo de ironía de su parte, porque no es ésta, para nada, la
inflexión que al descorrerse los velos de la lengua se atisba.
Lejos de dicha distancia o de cualquier sarcasmo se ubica el yo, quien
como un “Astronauta” arrojado a sus “Variaciones de órbita” –el comienzo
del libro- se sabe al amparo de su nave y separado así de las amenazas
exteriores: “Miro por una pequeña mirilla un paisaje imponente y debo
tomar medidas extremas para la conservación de la vida, el solo movimiento,
la respiración. El grueso de los mecanismos, dispositivos y rutinas que
ejecuto componen la capa protectora que me separa del vacío […]”. La
“mirilla” y todas las operatorias con que se consigue estar a salvo son modos

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POETIKA1

del resguardo, que en esta misma sección se declinarán en un abanico de


posibilidades: “Eco de lo que funciona pero no se habita […]”; “Práctica que
está vacía”; “cascarilla hueca”; “Reflejo”; o “el doblez de la sombra”. Suerte de
membranas superpuestas, estas refracciones lo son de esa superficie pulida de
la representación que tanto se ha heredado del neobarroco; recordemos, si no,
el “simulacro”, el “gasto recreado artificialmente”, la “fotocopia del mundo”,
y las múltiples copias o dobles que ad infinitum se reiteran en la larguísima
oración que es el libro Marea de aceite de ballenas (Freschi, Romina, 1ª. ed.,
Buenos Aires, Ruinas Circulares, 2012, 108 p.). Igual de patinoso es aquí el
untado –las sibilantes en “Solaris”, por ejemplo, lo reverberan en el orden del
significante: “la impresión, la señal ésa del artificio fundamental/ el incienso
bello del horizonte de crisálidas al sol”- pero lo que es evidente es su viraje:
el centro que allí bulle y se cobija, emergente bajo la persona de un yo que
se reconoce frágil. El “Astronauta” confiesa hacia el final: “Yo y mi nave
navegamos a solas reparando nuestras heridas, el cascarón cada vez más roto,
el óxido cada vez más cerca de la razón”.
Hay entonces, aunque lo anecdótico esté reducido a mojones, una
interioridad que se cuece entre los resquemores del lenguaje, un latido que
ya en Juntas (Alto Pogo, s/d) –el librillo que Freschi consagra a la yunta
madre/hija, al amor irrefutable que dicho vínculo entraña y a su simpleza-
avisa de esta salida a lo tangible, o de la entrada a un mundillo repleto de
corazonadas, cuando ya se “ha roto la piel, la superficie, por todos lados”. Este
núcleo, el desvío a esa apuesta por el goce atiborrado de brillo de la sustancia
lingüística –a la vera de Sor Juana, de Perlongher o de Echavarren-, tiene
diversas aristas. Por lo pronto, la pregunta por la localización, que hasta -¡oh
sorpresa!- puede asumir un giro levemente pizarnikiano: “¿Quién adentro y
quién afuera? ¿Acaso no soy yo quien me fui?”. Porque si existe una identidad
y un espacio exterior que asusta por sus carencias, en esa serie indefinida
de masas o de receptáculos -“¿Quién mueve este cuerpo, este cuarto, esta
casa, este planeta?”-, hay también una reversibilidad de los términos o un
“Rebote”, avalando el intercambio y la indistinción. Y entonces “El hueco
que aparece”, que es “un buraco usual”, podría estar adentro o afuera,
horadando lo privado o agazapado en la intemperie que el entorno ofrece.
Por otro lado, lo que la subjetividad manifiesta en todo su peso y esplendor es
la más familiar y palpable de las zonas, el propio cuerpo, como leemos en “La
Roca”: “física de las cosas/ fuerza gravitacional/ este cuerpo al que siempre

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vuelvo/ cuerpo de afecto/ emite calor, es peso/ su sonido, de planeta/ lleno/


acople pleno/ desierto propio, edén/ sos un lugar”. Imperan, al nombrarse
esta materia a la que inexorablemente se retorna, las alusiones al “descanso”,
que “nunca aparece sin descanso”; al “desmayo” -en el poema “Llego a la
plaza”-; y a todas las variantes del cansancio, del sopor y del dolor de cabeza,
especialmente en “Baja presión”, de la sección “Gravedad”, donde la iteración
recrudece el estado general: “parece que ya hice todo todo todo/ y que no
habrá diferencia alguna /[…]/ las cervicales me amenazan/ la temperatura de
mi cuerpo”. Pero además, la sensación de desasosiego encuentra un trasfondo
otro, puesto que quien se expresa “prendada del dolor y de su lumbre/
como una mosca asada” revela un sufrimiento más visceral, más ligado a la
fibra sentimental -“estoy cansada del desamor”- o a una desazón profunda,
rayana en la melancolía y en el hastío: “el cerebro se quema/ el humor de lo
oscuro/ arrellana el alma”; o “hay esqueletos de deseos por todo el lugar”,
leemos. En “Caldo”, quizá el poema más emblemático al respecto, se hace
evidente que las penurias propias -“y en mi interior siempre estoy llorando/
o peleando o extrañando a alguien”- son asimismo las de la especie: “por
esta dura placenta/ en la que cada cual da su pelea/ su mejor cara de niño/ al
juguete del mundo,/ y su civilizada/ alienación”. Y Freschi es fiel aquí a cierta
vertiente de su obra –por ejemplo, en el libro colectivo Invocaciones (Cuatro
poetas en la voz del mito/ Enrique Solinas …[et al.], edición literaria a cargo
de Patricia Bence Castilla, 1ª. ed., Buenos Aires, Ruinas Circulares, 2011)
al fragmento dedicado a Romina Tejerina, la mujer violada que asesina a su
hija y espeja así “el mal del mundo”, cuando se la ve como a una verdadera
víctima- que pone el foco en la crueldad, en la injusticia, en la capacidad de
destrucción del ser humano: “¿será posible el recuerdo?/ el mundo es por
momentos/ un jardín de niños que rompen sus juguetes/ y que tratan a todos
los seres/ -hasta al propio-/ como a un juguete”. El tono es siempre el de una
sentida y tierna conmiseración, aunque se intuya que el hilo se corta por lo
más débil, ya que en definitiva somos todos los damnificados. En el poema
“Parque Centenario” se atribuye el desamparo a la pérdida de la infancia:
“todos somos huérfanos/ hemos perdido esa parte del pasado/ cuando el
mundo era finito”.
No cabe duda de que este libro es una oportunidad para remover
esos sitios antiguos, para retomar los pedazos como “la mesa fabricada con los
restos de la casa”. Ayer nomás, en el libro El-pe-yO (Freschi, Romina, 1 ed.,

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Buenos Aires, Paradiso, 2003, 60 p.), la casa del origen se iba remozando y
adquiría una importancia capital. Arrecia todavía hoy ese territorio intacto; y
la figura paterna inalterada, vista desde la óptica del niño, como si nada de lo
ido hubiera desaparecido del todo: “ésa es la línea, la música invisible, papá//
[…]// Papi, pá: algo que nace compone el mundo/ hay demasiado mundo:/
mi infancia es llana, inmune/ hay cientos de metros en la baldosa del jardín”.
De allí viene, también, la militancia perruna –en El-pe-yO dicha pasión es
una herencia de familia-, que aquí da origen al texto inicial: “Dedicado a
Laika”, inusitado e hilarante homenaje al primer ser vivo en orbitar la tierra.
A su vez, el resurgimiento de ese núcleo vital que es la infancia arrastra varias
de las mañas lingüísticas de esa etapa, tanto en el orden del registro como en
el de las sonoridades -“una siesta celeste infantil”-; y hay un escenario acorde:
“las palomas son pintitas/ y los patos giran en un disco de agua”. Se trata de
una fisonomía de lo percibido -y de su puesta en poema- que constituye una
clave primordial en la lectura del derrotero de Freschi. No se desdeñan ni la
seriedad, ni la hondura, ni la belleza: simplemente se las rebaja.
Lindante con ese universo infantil que se dispara, habrá un efecto
miniatura en, por ejemplo, “La casita de los insectos”; es chiquito allí a
veces el verso, diminuto como los de “Marea de aceite de ballenas”, en el
libro de ese nombre; y en el poema “¿La vida es completamente aburrida?”,
leemos: “salen los bichitos de luz/ y se apagan/ pequeños insectos, su visión/
es un mundo, tratando de llegar/ a advertir, estoy saliendo/ dejo mis ojos
abiertos/ y después los cierro/ huelo tu olor bajo las sábanas/ es otro mundo,
una nuez/ representa una carabela/ navega un océano”. Tales opciones van
diseñando lo que para esta obra es casi una marca de fábrica: lo cursi. Su
expresión será ya una parodia del romanticismo -en “El esperpento”, “ah, el
amor en mi ventana/ huye desmedido”-; ya radicará en las elecciones léxicas
y un imaginario que recuerda el ya añejo de las revistas del corazón. Así, en
“Mimoide”, al par que ingresa lo vulgar “como una pija pesada y curva”,
leemos: “pura palabrería ésa del amor/ cereza boba” o “sueño del broderie”.
Idéntica pretensión de relajar las ambiciones de la poesía más encumbrada
tendrán los anglicismos y las referencias a una cultura de masas de tradición
anglo -¡cuánto de David Bowie y de su Space Oddity hay en este libro!-; los
recursos del sonsonete -“La horadación implica sensación”-; y lo lúdico en
general, incluido el uso de tipografías diversas -“una trampa es un trampolín/
un trampolín es una trampa/ IRREVERSIBLE/ el verso se revierte”. Se

128
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podrá agregar al respecto que, a diferencia de lo que el consenso impone en


la poesía Argentina de hoy, Freschi conserva los ojos girondos; y no renuncia
jamás a ciertos usos de la tradición vanguardista: a su afición por apartarse de
los códigos, a cierta –mesurada- irreverencia.
El significante es una materia lábil, capaz de reconducir humores de
todo tipo, se nos enrostra aquí. Las vetas afectuosa, desconsolada e irrisoria
raspan en las grietas. No se abandona sin embargo “el plancton luminoso”;
y las imágenes climáticas, fantasmales, o metafísicas, su pericia sonora, se
concretarán “radiantes”: “Las paredes y formas a mi alrededor son suntuosas”,
leemos. Intacta el aura de la hermosura, habrá resto de poesía para rato.

Valeria Melchiorre
Universidad de París 8

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Berlín y la cruzada de Victorialand

Victoria Guerrero. Berlín. Lima: Intermezzo Tropical, 2011.

Berlín ciudad, Berlín muro, Berlín Victorialand, cruzada, fronteras


exteriores e interiores. Berlín mujer, Berlín de Victoria Guerrero Peirano,
poeta, feminista, profesora universitaria, directora de la entrañable revista
Intermezzo tropical.
Berlín, su quinto poemario, constituye un territorio textual con
ondulaciones vanguardistas que configura un lenguaje propio entre los poetas
de los 90. En Berlín coexisten el pesimismo y el optimismo, la autoironía, el
dolor y la celebración, la incertidumbre y la certeza, el amor y el desamor, las
calles y los muros que acorralan el cuerpo y el territorio y al mismo tiempo
la fe y la esperanza.
El yo poético mujer, territorio, cadáver peruano, migrante, esposa,
ciclista, madre de un hijo no nacido da cuenta de su ser quebrantado, de su
crispamiento y rotura, se interroga a sí misma e interpela al lector o lectora
desde su testimonio de parte. El yo poético, sujeto migrante aprende a
supervivir en las ínsulas urbanas.
La soledad, el desamor, el kapitalismo, el hijo no nacido, el amor
paterno, la muerte, el cuerpo, la sinfonía popular, la tortura, la maternidad
frustrada, la condición migrante, el feminismo y otra vez el amor, el cuerpo,
una nueva maternidad, el canto digno con ese aire rotundo de solidaria
libertad, es el homeland del yo poético. La dedicatoria a su padre “tan ala
tan amor” revela las huellas vallejianas en la búsqueda de otros horizontes
de sentido. El epígrafe que nos recuerda a Rodrigo Lira complementa esa
búsqueda al señalar que la vida es una eterna supervivencia.
La crisis de sentido de la civilización occidental se expresa desde
del primer poema a la manera de un “Testimonio de parte”. El yo poético
se desdobla en un tú que intenta escuchar las voces quebradas de las
metrópolis, de las voces que subsisten alimentándose de lo mas despreciado
que encuentran en el camino, según las pautas de ser “gorda/ pequeña/
imberbe/ velluda/ transparente raquítica/ potona/ ojerosa…”, versos que
constituyen un reconocimiento y homenaje a Noches de adrenalina, de la
querida poeta Carmen Ollé, a 30 años de su primera edición en 1981.

130
POETIKA1

Entre las voces quebradas se siente la de una joven mujer que


se gana la vida cosiendo el tiempo, cosiendo las ranuras que agrietan el
corazón, cosiendo las heridas coloniales, un sujeto actuante migrante que
aprende a coser las vestiduras de Occidente. Occidente se alimenta de ella,
de la “barbarie” que se acoraza para no ser devorada por el tú que seduce y
atosiga, ese otro generalizado que actúa en nombre del padre omnipotente,
en nombre del mercado, en nombre de Occidente. El yo supervive bordando
“imágenes futuristas en viejas casacas de yin” porque la sujeto actante
migrante configurada en Berlín lleva su nombre: “Mi nombre es ahora un
documento de barbarie / atrincherado en su yo / Ronroneando insolente en
su tú”.
“¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?” Yo es un otro, precisaba
Arthur Rimbaud, ese otro generalizado que da las pautas de la existencia, el
yo existe en esa relación con el no-yo:

Me pregunto en qué momento mi nombre fue un puñal atravesado


por ocho letras
8 letras redondas con sus vocales y sus consonantes agitadas
mordiéndose en el yo
crispándose en el tú

Berlín y la división de los aliados, una doble fundación

La fundación de la pareja, la unión/des unión de un yo/tú, un nosotros,


se asemeja a la fundación de una ciudad que aspira a la convivencia de un
nosotros alienado por las fronteras exteriores e interiores.
La ciudad fundada y el desequilibrio que conlleva tiene fecha, fue
fundada el 18 de enero de 1535, desde entonces el nosotros excluyente en esta
ciudad o en otras metrópolis de grandes emporios comerciales a mercados
centrales hurta la posibilidad de ser y existir. Las enormes distancias en
todo orden producen grandes brechas que conducen a la agonía del ser y el
convivir. En ese tránsito entre la vida y la muerte, entre el dejarse devorar
o hacerse consciente de ese proceso, el yo poético asocia la fundación de la
ciudad con otra fundación, la del anillo que une en danzas subterráneas la
vida y la muerte (la petite morte).

131
POETIKA1

Sobre esos aros de una blancura invisible


Se escribió un poema
Se celebró un matrimonio
Se fundó una ciudad

La fundación de la pareja también tiene fecha, se inició un 15 de


junio de 2001. La convivencia en la ciudad o la convivencia de la pareja
implica aprender a bailar cotidianamente en atmósferas de unión/des unión:
“Mira esposo/ este anillo entregado al azar / 15 de junio de 2001 / tal vez sea
muestra de algo más terrible”.
Para el yo poético, el nosotros que constituye la comunión de la
pareja se reafirma con el nacimiento de los hijos, el no nacimiento, la ausencia
de ellos, mata la unión, mutila el ser y la existencia, más el cuerpo se rehúsa:

No es que yo le tema a la muerte


Es apenas el desliz de la esterilidad lo que me atormenta
La condición de echarse y parecer muerta
por tres años consecutivos
¿Será la nostalgia de ese sufrimiento la que me hace escribir?
Dime si no es inútil esta Fundación
Sin hijos que criar Sin hijos mutilados con cuya sangre regar la Patria

El baile y la fundación de ese nosotros incongruente por su


incompletud en la poética testimonial comenzó en Sáenz Peña. Imagen
análoga a la incongruencia del nosotros en Perú. El nacimiento del cadáver
peruano es semejante al nacimiento del muchacho que se arroja como su
madre desde lo más alto de la ciudad, el hijo del Perú se convierte en un
cadáver acribillado por la ciudad y su propio padre, el Perú.
Hijo no nacido, Perú en agonía, la partida del padre constituyen
las secuencias textuales junto a la presencia de la abuela, el no nacimiento,
la fundación del nosotros anunciado por el anillo recibido. Con todo, el
nacimiento del cadáver peruano y el hijo suyo no nacido contienen una
energía invencibles:

Pero cuidado
también es fuerte mi hijo

132
POETIKA1

mucho más fuerte que la ola arenosa de un mar embravecido


Y cuando se enoja
No quisiera verlo
No te gustaría (Ni yo misma lo puedo mirar a los ojos sin segarme ante su belleza)
Se eleva como un Sol rojísimo

El yo poético siente que el hijo nacido, el hijo que se arroja al vacío


siguiendo a la madre, el Perú en agonía es parte de un problema mayor
originado por las grandes brechas socioeconómicas, expuesto con claridad
por el poeta Juan Ramírez Ruiz, a quien rinde homenaje. Precisa además otro
componente, las relaciones de dominación de género que se expresa, entre
otros factores, en la presión social de ser madre y no poder serlo porque el
cuerpo no responde, el cuerpo se niega rotundamente a la aparatosa tortura.
Las huellas de la opresión sobre las mujeres también las sintieron su madre y
la abuelita loca:

Aquí el poeta Ramírez Ruiz explica más claramente:


Tú clase pujante/ Yo burguesa de medio pelo
Tú miembro de la cofradía del Niñito / Yo poemas cursis
Tú Tarkovsky Jodorowsky y todos los que le siguen / Yo operación anual y
aparatos de tortura
Tú mitología libro de historia tu madre exigiendo
dinero llantos de tu amante en Boston/ Yo mi madre mi abuela loca la terapia
un amante en prisión etcétera
Yo pateando puertas rompiendo ventanas/ Tú haciendo maletas entrando
solo a un viejo cine.

Hoy estás en Lima/ hoy no estás más.

La condición migrante. Segunda fundación

Otra de las secuencias textuales que atraviesa todo el texto es la migración.


I like your accent. It’ is funny, frase en rojo, a modo de cartel, reafirma la
condición migrante del yo poético.
En los aeropuertos nadie espera a la joven. Ser sin el padre y sin
el esposo, he ahí el desasosiego, implica aprender y desaprender porque

133
POETIKA1

partir es fundarse a sí misma. Los lugares utópicos no existen. En todos, las


fronteras visibles e invisibles alardean. A pesar de todo, la refundación del
yo en su autonomía es un camino que se abre. Las fronteras interiores se
resquebrajan, navegan a contracorriente de los habitus de los padres de clase
media, amantes de los grandes almacenes.
A contragolpes, quebranta los muros exteriores e interiores, los
suyos y los nuestros. Comprende que vivir es aprender a bailar, como lo
hace la mayoría en esta parte del mundo, por eso vuelve al terruño, aspira
embriagarse de sinfonía popular, aunque confiesa que por momentos la
aterra.

La vida es ese espacio de recuerdos torpes


En los que cae una lluvia oblicua (como dijo nuestro hermano Pessoa)
En medio de ella estamos navegando tú y yo
Y mis pies se apoyan suavemente sobre los tuyos
Nuestros padres no nos han dejado más que esta simple demencia
de estar mirándonos en el espejo de los grandes almacenes

Arte poética

Su arte poética emerge del yo interior confesional y testimonial. Aspira que


emerja del yo plural popular que se encuentra sumergido en sus alas y se
vuelve torpe cuando exige ser escuchado. El yo singular se desdobla en un
tú para aprender a mirar su interior, para aprehender el nosotros popular
que se escabulle. Aspira escuchar el concierto popular de las calles, la poesía
ruidosa de las combis, de las Limas, pues siente que de ese concierto emerge
la poesía: “La única poesía capaz de hacerte temblar/ de miedo cada mañana/
Y recordar a tu amor/ A tu único Amor”.
Esto requiere desandar la ciudad, desandar los horizontes del
mercado que distorsionan las llamaradas del amor, mas, la incertidumbre
es un incordio que fatiga, entonces busca guarecerse en el amor del padre,
piensa en él, anhela descansar sobre sus hombros: “Cuando al lanzar los
dados el azar sea abolido / Y en el hombro de mi Padre / Por fin recueste mi
cabeza”.
El amor filial no tiene parangón, no es mercancía que se vende y se
compra, no es el amor de pareja que de tanto alumbrar desfallece. Siente fe

134
POETIKA1

en el amor filial, en el hijo no nacido, hijo que se hace presente con su canto
digno que derribará los muros:

Hijo mío
El amor ya no es una cosa de esta era
Viene una bomba y lo destruye
Y los chispazos que antes sirvieron para encenderlo
Ahora lo calcinan

Tú has de cantar más alto


Aunque en ello se te vaya la vida
Tú no has de agachar la cabeza
Tú más Vallejo que Vallejo en el congreso “antifa”
aplacarás el viento de la Muerte contra las ventanas
Habrás de fundar un tiempo nuevo
En el que el amor de los Amores prevalezca sobre cualquier noche oscuramente

Para la enunciante, es el tiempo de la razón ardiente, el tiempo de


la fe en la ternura y el desorden, el tiempo de las culturas populares en su
heterogeneidad y complejidad.

Carolina O. Fernández
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

135
La noche de Juan

Juan de la Fuente Umetsu. Puentes para atravesar la noche, Lima: Paracaídas,


2016.

Puentes para atravesar la noche es la cuarta entrega de Juan de la Fuente.


Luego de terminar de leer sus textos me quedó la impresión, aunque no he
hecho un recuento exhaustivo, que en muchas de sus páginas se menciona
a la palabra noche. La noche qué duda cabe es un símbolo empleado en
la poesía de todos los tiempos. No haré un listado profuso de los poetas
que han utilizado a la noche como simbología, pero sí me interesa resaltar
dos miradas. Me refiero a Himnos a la noche de Novalis y Noche oscura del
alma de San Juan de la Cruz. Para el poeta alemán de lo que se trata es de
asediar el absoluto, la Eternidad. Novalis escribe versos como “Buscamos
por doquiera el absoluto y solo encontramos cosas” o “Fuera del tiempo y el
espacio está el imperio de la Noche”, su proyecto es de carácter filosófico, por
un lado, encontramos un espacio distante, parcial, infeliz que es el mundo de
la realidad sensorial, y en contraparte está Dios y la Amada. En tanto, para
San Juan de la Cruz es un camino de ascensión a Dios que comporta una vía
purgativa, una vía iluminativa y una vía unitiva. En Puentes para atravesar
la noche, el poeta es consciente de su tradición, pero la asume de manera
distinta. Me explico, en “Oración” dice: “Estoy aquí en vano / Bebiéndome
la noche, mi Dios, / Bebiéndote” o en “Manifiesto en soledad” escribe: “Para
seguir hablando de la muerte, conjugar al tiempo con su origen y confundir
los días y las noches con Dios” o en “Oda efímera” leemos: “Encontré a
Dios hablando con su eternidad”, y justamente al final de este poema nos da
una clave: “Dios huyó sigiloso hacia los abismos siderales, donde nadie, / Ni
siquiera él, pudiera encontrarse. / Desde entonces, aburrida, su eternidad lo
busca. / Ha perdido eternamente toda esperanza de hallarlo”. Entonces, no
se trata del mismo camino que emprendieron Novalis o San Juan, sino que
el poeta solo hace un juego de espejos con la Eternidad.
Dicho esto, voy a tratar de rastrear la presencia de algunos símbolos
y remarcar bajo qué experiencia se emplean. En muchos de estos poemas
la voz se dirige a alguien, un alguien que puede ser la Noche, Dios / la
Amada o la misma Poesía. En la primera instancia se emplea la noche como

136
POETIKA1

una realidad ajena a la cotidiana: “pretenden despertar / Alguna vez fuera


del mundo”, incluso esta noche se encuentra ligada a la sombra: “La luz
se enciende de sombra, la sombra refleja lo más humano de nosotros”, y
también a la muerte: “después de la muerte / Solo sobreviven los muertos” o
“Alguien ha tenido que morir para que naciera la palabra muerte, / Alguien
ha tenido que morir para que esa palabra no muriera nunca”. Respecto a
Dios ya he apuntado su presencia en líneas anteriores. La figura de la Amada
la expresa como la mujer que “enciende las velas de los muertos” o “Sobre
tu piel se abrió una ventana. / Una montaña emergió de tu mirada (…) sus
palabras llegaron a la noche”. Cuando le habla a la Noche, a Dios o la Amada
también se puede conjeturar que en igual medida le habla a la Poesía.
Todos estos elementos van a organizar la enunciación poética de este
modo: 1) una poesía de la nocturnidad y de la sombra, 2) una poesía que se
remilga en los instantes previos a la experiencia mística o la iluminación y 3)
una metapoesía, es decir, una poesía que reflexiona sobre su propio quehacer.
Además habría que reparar en algo, aquí sigo el método de análisis de Camilo
Fernández Cozman, él propone cuatro niveles para abordar el texto literario:
la lengua, la estructuración literaria, las estructuras figurativo-simbólicas y
la cosmovisión. Al primer nivel de la lengua en este libro se puede decir que
se trabaja el sistema de la literatura ilustrada en castellano, es decir, es un
lenguaje culto, lleno de simbolismos. En el nivel de la estructuración veo
que se utiliza el poema de entre 20 a 30 versos y otros poemas cortos que se
podría conjeturar como influencias del haiku y ,en otras instancias, como
especies de aforismos o sentencias. Al nivel retórico en Puentes para atravesar
la noche se emplea mucho la paradoja y la antítesis y en menor medida el
polisíndeton. Aquí vale la pena apuntar un par de ejemplos. Dentro de las
paradojas y antítesis encontramos: “Ha terminado la noche. / El día no ha
nacido”, “Dejar que nos asesinen con silencio las palabras”, “El silencio se
refugia en el grito”, “Oír los disparos del silencio”, “una palabra que murió
callada” o “el viejo ríe, esperando la muerte ríe”. El empleo del polisíndeton
se nota en “Y comenzar nuevamente porque nada está escrito en la piel / Y
la mentira ha borrado todo vestigio de existencia / Y las vidas que tuviste
han de nacer con las olas / Y las olas han de morir mucho antes de que nazca
el mar. / Y el mar es la distancia que te trae hacia nosotros”. Por último al
nivel de cosmovisión se trabaja desde una poesía cosmopolita y culturalista,
donde son constantes las alusiones a ciudades como Atenas, Shangai, Roma,

137
POETIKA1

Londres, París, y a íconos de la cultura letrada como escultores, poetas y


políticos y, por otra parte, una suerte de influencia de la cultura oriental.
Sobre este tema se dice: “Ya no soñamos estas cosas, ahora estas cosas nos
sueñan”.
Respecto al componente de la mística y aludo a San Juan, y en nuestra
tradición al primer Emilio Adolfo Westphalen de Las ínsulas extrañas, puedo
citar estos versos de Juan de la Fuente: “Tenía que hablarte y por eso me callé
durante siglos, hasta que los siglos crecieron dentro de mí”. Hablar de la
mística, aquí hago la salvedad que Westphalen trabaja desde lo solar y De la
Fuente desde lo nocturno y las sombras, comporta un movimiento de etapas
que se tienen que vencer, en varios textos se trabaja la idea del poeta como
Odiseo, Ícaro o incluso también puede ser un pez o un vagabundo, es decir,
su navegación y tránsito los realiza por los aires, la tierra, el mar y el mundo
subacuático. Por ejemplo dice: “en ti nació el viaje, / Y solo en ti termina”, o
“En este mar que nos habita” y también “El silencio donde peces y palabras
se confunden”. En “Oda efímera” canta: “Nosotros habitábamos una parte
inconclusa del cielo (…) Solo navegábamos, humanos o peces, / En sustancias
semejantes a la muerte”. Dicho esto el poeta trabaja imágenes de ceguera,
sordera y mudez: “soy ciego en virtud de mis manos mutiladas” o “Vi su
piel difuminada en los ojos de un ciego”. Puesto que concluye que “No hay
recuerdo que no sea mentira. / Lo vivido ya no existe, existimos nosotros”.
Respecto al uso del plural se conjetura que se refiere a la humanidad: “El
gran muro visible que nos protegerá de todos. / El gran muro invisible que
nos protegerá de nosotros”. Otros símbolos que trabaja son el río y el puente:
“Imagen de río creciendo / en la azotea” y casi al final del libro dice: “Por
estas calles fluyen ahora todos los ríos”, es decir, que el elemento natural lo
viene a instalar en la urbe. Sobre el puente se trabaja de tres maneras: 1)
como unión de territorios, de estadios, de personas, de emociones, 2) como
límite: “La ciudad termina donde el puente comienza”, y 3) como un camino
en medio del camino: “Y a la vuelta de su historia alguien como un puente
/ Los atrapa en su camino”. El camino que el poeta recorre con sus palabras
para atravesar el puente en plena noche luminosa.

Paul Guillén
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

138
El espejo del lenguaje

Julio Fabián. Pared del sol. Lima, edición del autor, 2015.

El artículo que presentamos a continuación examina el último poemario de


Julio Fabián, Pared del sol. Para ello se ha seguido la división estructural del
libro y los contactos entre las partes que lo conforman, con el fin de abordar
la complejidad de sus temas principales, como son la ausencia de la amada
y su evocación por medio del lenguaje. Pero además se ha considerado la
importancia que las imágenes del cine poseen en la factura del volumen.
Para entender lo que nos ofrece este poemario no es precisamente
necesario recurrir a conocimientos de la tradición lírica o de la cinematografía
y sus oropeles. En ese sentido, su obscuridad relativa es una virtud, pues como
lectores todos poseemos la habilidad de identificarnos con los dos grandes
temas que el libro propone: en primer lugar, la ausencia de la (persona)
amada, y en segundo, su evocación a través de las manifestaciones distintas
que caracterizan al lenguaje.
Es así, pues, que, al menos para empezar a introducirnos en el
microcosmos de Pared del sol, nos servirá la división estructural del libro en
dos partes bien diferenciadas --aunque no excluyentes--: la inaugural, con
sus imágenes de pérdida y añoranza, arrepentimiento y resignación fraguada
en la sensatez del tiempo; para terminar, en buena medida, con una serie de
retratos originados en la cultura popular, desde la indirecta remembranza de
María Félix hasta sendos homenajes a Eva Green y Kate Beckinsale, entre
otras representaciones de lo femenino en el arte más representativo del siglo
XX: el cine.
A continuación, observaremos cómo tal división se condice con los
temas mencionados, los cuales a su vez encuentran un desarrollo apropiado
a lo largo de los diversos fragmentos que conforman el caleidoscopio del
texto. La comunicación con la amada distante es, luego, en el acto poético,
un proceso a través del cual cada sílaba, sustantivo, vocablo, aliento que se
eleva, testimonia una especial consciencia del lenguaje. Es lo que sucede
inmediatamente en el poema del título, que, después de un oportuno epígrafe
de Leopardi, trata a un tiempo el dolor de la ausencia y la felicidad de la
evocación facilitada por las palabras y la imaginación a la cual sirven. Sol y

139
POETIKA1

soledad conjugados. El cuerpo amado como la acogida instantánea e inefable


--aunque la vox lírica es capaz de expresarla-- de la ambivalente naturaleza,
salvaje e inmensa y generosa cual leño a la deriva en pleno naufragio. Esas
“palabras que anochecen con la luna”, las que dirige el amante desahuciado
al objeto de su pasión, una mujer inmortalizada en imágenes sonoras que la
preservan en “piedra de miel”, serán la consigna de este mundo tan vasto como íntimo.
En los poemas que siguen, luego, continúa tal búsqueda y tal
constatación: la de la amada a través de las palabras, y la de que estas en
su encuentro --una comunicación y una evocación al unísono-- quedan
liberadas del ripio de la lógica opuesta al sentido lírico, respectivamente.
“Poema de vibración” es una especie de aclaración retórica, estéticamente
necesaria, que inicia la procesión de letanías como ecos que se reflejan entre
sí en esta primera parte del libro.
La vox poética consagra su desesperación vital a la eternidad
inmarcesible del lenguaje, que es el espacio de la reunión y de la entrega sin
fin. No hay quizá texto más contundente al respecto: “Llego a ti cada día
con mi mente, con la intensión / más potente que la radiación solar” es la
consigna de una fe, pero también es la declaración de un fracaso enmascarado
en aires de triunfo. Cada poeta que nace muere un poco en esos errores o
sufrimientos que marcan su imperfecta existencia como ser humano. Por eso
se envuelve “en un sueño dentro de un sueño”, y se aferra a cada célula del
cuerpo de su amada. “Poema de vibración” es en sí mismo la summa de un
libro que cumple sus promesas desde el principio.
El texto siguiente, “Invocación”, se refiere precisamente a esa cualidad
ambigua de comunicación más allá de las capacidades humanas. El poeta
lamenta una vida no vivida, vencida por el tiempo. A la vez, no obstante,
tal es la experiencia del arte que redime, renueva las fuerzas e impulsa al
hombre a seguir adelante, insuflándole esperanza. No por casualidad el tono
del poema inmediatamente posterior, “Apenas he pensado en ti”, encierra
una mirada más sosegada y una reflexión con apariencia racional. Ahora
la vox advierte la absurda calidad de la vida como algo para lo cual nadie
está preparado nunca, algo que el amor solamente puede recuperar en un
plano elevado por encima de naturaleza tan mezquina. La reconciliación del
hombre con lo vano de la existencia --y la consecuente, complementaria
trascendencia de la poesía-- se percibe con certeza en versos como estos: “El
deber del hombre es vivir, aunque a veces / el amor se haga humo, / porque

140
POETIKA1

en sensación de fuego te imagino y / en la humareda no veo más allá que las


letras de tu nombre.”
De ahí en adelante, el trajinado poeta muestra la insólita seguridad
de quien tiene los pies firmes sobre la tierra. Las desgracias del amor son
asumidas (en “Espera endecasílaba” leemos: “Mas hoy, mirándote me
desconozco, / (…) y siento que es absurdo el escribir”), en una convivencia
cuasi masoquista pero necesaria con el fantasma de aquella amada que ahora
es --empieza a serlo-- otra, nueva, sublimada (“Siempre en mi pensamiento”:
“Rápidamente en un instante siento / En ti la cercanía, lo imposible, / (…)
Observo soledad en un instante, / Nada te aleja de mi mente ahora”). La
poesía como tiempo fuera del tiempo, el único instante que es siempre
presente, brinda paz en medio de lo que, de otro modo, no podría ser sino el
caos de la individualidad.
“Poema de enero”, la lógica parada próxima en este natural devenir
interior, es, cómo no, una especie de borrón y cuenta nueva. No se trata,
por supuesto, de una vuelta de hoja, sino de una actitud renovada en la
coexistencia con los mismos sentimientos que prolongan su obsesiva
presencia: “te contemplo perdidamente / mientras imagino abrazarte sobre
el cosmos”. Así como en enero “se sumergen los verbos en el mar”, en “El
cielo que se disuelve” las palabras de la mujer añorada son rememoradas en
su poder inaudito aunque, a su vez, pretérito: “En tus palabras se disolvía
el cielo / y el mundo se desmoronaba en risos telepáticos / y las promesas
sempiternas tiznaban sus mechones.” Y, al igual que Leopardi en el epígrafe,
Fabián recoge el discurso de un nirvana inédito, ese dulce ahogarse en la
inmensidad: “Vi el mar en tus manos y me quedé inmóvil, / como un niño iluminado.”
El nombre de la amada se vuelve casi más fuerte (término al cual
recurre el poeta en “Hacienda en el paraíso”) que su propia presencia lírica,
mientras el tono del libro en esta primera parte aún se desliza hacia los linderos
de una infancia no por perdida para siempre menos acogedora. Los versos
de “Sol desierto” y “Vientos del sol” juegan con el doble sentido --sentir-- de
la soledad desde el título: “Deshaces el tiempo en abedules, todo alcanzas /
En un sueño y detienes el giro de la tierra”. Las acuciantes contradicciones
de una llama que no se extingue fácilmente (“Te extraño, pero es difícil no
extrañarte sin amor”, en “Nunca me dejes ir”) se mezclan con la sensación
expresa de la ausencia femenina en términos de complementariedad (“Me
falta la fricción de tu raciocinio y desfallezco”, en “Efluvio”), no sin antes

141
POETIKA1

apercibirnos del chiasmo que opone a la vibración la resonancia: “y tú estás allí


para sostenerme donde las olas coinciden, / antes que el futuro me envuelva.”
La segunda parte de Pared del sol es una metaforización de la poética
de la primera, a la vez, claro, que de la experiencia humana en la cual se
basa. Las imágenes del cinematógrafo, provistas de sus musas oportunas, han
concedido singular inspiración a un poeta que, de esta manera, reflexiona
ya no sobre la sinrazón de la belleza, sino acerca de la lógica del amor que
sugieren ciertas diosas de la pantalla. Se trata de un comentario que es un
compendio, unas apostillas que explican, condensando más a través de esas
actrices evocadas y volviendo todo más críptico aun, lo impenetrable del
misterio de la feminidad. No todos los textos pertenecen a esta preocupación
-de hecho, uno habla de Superman-. Empezando por el que abre la sección,
“Agustín Lara habla sobre la belleza” y su genial evocación de la Doña (“Si
el afecto es verdadero seguro renacerá como / el ave félix que crece en los
entornos”), lo cual demuestra la habilidad notable en Fabián para apuntalar
de matices el bagaje ya rico en connotaciones de un libro en sus páginas
finales. Una exquisita trilogía versada en algunas de las más exóticas nuevas
divas de Hollywood es la conformada por “Poema para Eva Green”, “Rose
Byrne cree delirar” y “Kate Beckinsale escribe un poema”, fragmentos
poseedores de una clarividencia tal que el poeta logra salir de sí mismo y entrar
ocasionalmente en la arcana psicología de estos símbolos del inalcanzable
Eterno Femenino. Hasta un texto como “Ragazze nella Fontana di Trevi”,
con sus muchachas inocentes que involuntariamente hacen recordar tiempos
remotos de decadencia y esplendor, no puede evitar la añoranza de Anita
Eckberg disolviendo en el agua la distancia entre la realidad y el deseo. Así
como hace, exactamente, en cierto verdadero plano de la existencia de sus
lectores, este libro de Julio Fabián.

BIBLIOGRAFÍA

BÉGUIN, Albert (1994) El alma romántica y el sueño. Bogotá: Fondo de


Cultura Económica.
PAZ, Octavio (2001) La llama doble / Amor y erotismo. Barcelona: Editorial Seix Barral.

Christian Doig
Pontificia Universidad Católica del Perú

142
Pintando el cielo con poesía

Martha Wirtenberger. Pintando el cielo desde el otro país / Den Himmel malend
bis zum anderen Land. Lima: Pájaros en los cables Editores, 2011. 78 pp.

¿Qué es la poesía? Un género literario, sí. Una modalidad textual, sí. Pero
¿qué es realmente? ¿Por qué un ser humano hace gala de su conocimiento
efectivo del lenguaje, de su gran capacidad de sensación, de su avasallante
sensibilidad? ¿Por qué? La poesía es parte integral de cada uno de estos
autores, es una extremidad más, una necesidad. La poesía es realmente una
manifestación artística del mundo interior humano. Aquello que vivimos,
aquello que percibimos, aquello que tenemos que expresar desemboca
en la lírica. La poesía en nuestro mundo se mantiene viva, goza de mejor
salud que nunca. En mi caso particular, desde niño, me he despertado con
poesía, he comido poesía, he dormido con poesía. He analizado la poesía,
en mis estudios de literatura pude entrever dos cosas muy importantes con
respecto a este género artístico: la poesía ha de ser sencilla y sincera, las
rimbombancias no van, ni los orgullos, ni los prejuicios. La poesía ha de
escribirse con el corazón; por supuesto, la técnica, la pericia estilística son
cosas que se aprenden con el tiempo, pero la esencia vital de la poesía, aquella
que nace con la inspiración, con el impulso, es el asunto poético: lo que ha
pervivido a través de los años; como sabemos, todo puede ser asunto para la
lírica. Volteemos la mirada a César Vallejo, a Juana de Ibarbourou, o a Rafael
Alberti. Solo por dar tres ejemplos de excelente poesía mundial. Esta breve,
aunque apasionada meditación, es lo primero que se me vino a la mente al
leer a Martha Wirtenberger (Austria, 1976), quien es autora del sensitivo y
bello libro de poemas «El amor es mi camino / Die Liebe ist mein weng»
(Pájaros en los cables Editores, 2010), un apreciable texto de lírica, donde
el tema central es el amor, su búsqueda, el análisis emocional del mismo y
su goce (una vez encontrado). En esta oportunidad la poeta nos brinda un
nuevo conjunto de versos que poseen las mismas asombrosas cualidades de
su anterior trabajo: la delicadeza y la gracia estilística, habilidades que todo
gran poeta posee. Aquí hago un paréntesis para señalar algo primordial, otro
rasgo que enlaza su anterior poemario con éste último es su carácter bilingüe,
al menos en su primera parte. Los poemas están traducidos al español, y

143
POETIKA1

además preservan su versión original en alemán. La funcionalidad del anterior


libro se mantiene de algún modo, de esta manera abarca dos dimensiones
idiomáticas, tan alejadas, y tan cercanas, porque, aunque hablamos un
idioma distinto, compartimos el gusto, la sensibilidad, el correcto disfrute
de la buena poesía. En su primera parte, ya podemos entrever la variedad
de temas que componen el libro, ya no es solo el amor, la autora trasciende
los límites de lo humano para ahondar en el espacio, el mundo epistémico,
el ambiente, la naturaleza, la dualidad de los dos países, vistos y atisbados
por una misma mirada. El primer poema tiene un carácter introductorio,
pero es realmente es el segundo texto la síntesis de lo que podremos disfrutar
en adelante. Analicemos brevemente algunos versos de esta primera parte,
iniciemos con el poema «Mariposa linda», notemos enseguida los elementos
que componen esta certera pieza lírica:

Una mariposa llegó


a la flor afuera de mi pequeña ventana
colores surreales
bonitos y lindos
se fue hace poco
a otra flor
habrá alegría
en otra ventana (pp.14)

Existe un logrado tratamiento de la atmósfera. Una consecución bien


realizada de imágenes que deviene en dos escenas que simbolizan el mundo
natural, cercano a la poeta; luego está el símbolo natural (la mariposa), que
modela la perfección, la belleza y la alegría, una alegría que será compartida
por otra persona, en otro ambiente, otro jardín; no se puede separar el
elemento natural del mundo ideado por la poeta, este elemento es necesario
para alcanzar la dicha, no obstante, ésta es momentánea, pero es increíble
como un hecho tan sencillo, el vuelo de una mariposa hacia una ventana,
dota de grandes energías al personaje.

Los temas varían en todo el poemario; es muy necesario indicar ese


tratamiento particular del mundo que tiene la poeta, en el resto del poemario
existe un cúmulo de sensaciones y expresiones que harán hincapié en un tema

144
POETIKA1

central: la solidaridad. No solo una solidaridad física, sino también mental,


la relación de la poeta con otros seres humanos, una empatía emocional,
psíquica, plena; sufre, goza con ellos. Veamos los versos del poema «Corazón»:

Este corazón
que tengo
lleno de alegría, luz, felicidad
este corazón lleno de amor
para la vida y la gente
este corazón que está tocando a los demás

No deja de lado el tema del amor, en los poemas sucesivos mantiene


esa preferencia por el optimismo romántico, lo cual es parte del mundo
interior de la poeta, el amor por el amor, como una ruta, un modo de vida,
personal. Muestra de ello es el poema «Amor creciendo»:

El gran amor dentro


está creciendo cada día
aceptando todo lo que hay
contenta en el camino
que está más bonito cada día
viajando con amor por todo

Terminando esta parte, hay un tono más reflexivo, es acerca de la


condición humana en general y la propia condición de la poeta, como persona
y como parte del mundo, nótese un cierto inconformismo con la realidad; se
habla del trabajo, planes a futuro, la libertad con relación al modo de vida,
hay un análisis de la propia existencia, una gran tranquilidad, una sosegada
armonía, la poeta es dueña de sus emociones y acciones, además se deduce
que hay una oportuna individualidad, una mirada positiva hacia uno mismo,
llena de confianza.

En la segunda parte disfrutamos de una direccionalidad distinta, hay


poemas en inglés sin traducciones, que podremos disfrutar los venturosos
que dominan varios idiomas, aunque, sinceramente, pueden entenderse con
gran facilidad; el resto de poemas están redactados en español. El primer

145
POETIKA1

poema en castellano de esta sección indica el camino que seguirán los demás
textos, este es un punto muy importante porque la poeta reconoce la valía
del mundo que le rodea, y de la gente, pues sí, hay una gran independencia
respecto de las sensaciones y gozos de la autora, empero, no desdeña a los
demás; al contrario, hay una visión amistosa del otro, de compenetración; y
puede apreciarse, por ejemplo, en el poema es «Los demás»:

Oye sin ver


mirar sin escuchar
camina sin correr
amar con alegría
besar sin mañana
verte en el espejo de los demás

El amor, el diálogo, el compartir experiencias de un viaje, pueden


verse en el poema «Contigo viajaré». Existe una valiosa necesidad de tiempo
y espacio en un poema anterior al que acabo de mencionar; aquí se reflexiona
sobre los otros, a partir de uno mismo y de lo que se conoce acerca de los
demás; el discurso es expuesto en el poema: «La tierra blanca».

Oscuridad en la curiosidad
días fatales en las noches
corazones buscan razones
que nunca existen
aire libre sobre todo
nubes rosadas
en la tierra blanca

Tal sensación de temporalidad puede verse con mayor nitidez en


el poema «Mañana». A su vez, el tiempo se enlaza con los recuerdos, ver el
poema «Arco iris». En tanto, el espacio se enlaza con otros elementos (en
especial, un conjunto de personas, los demás) véase el poema «Libertad».
Hay visiones del universo interior de la poeta en «El mundo real». El viaje
queda expuesto en «Regresar». La adquisición del amor, el ser amado, el
tiempo que se pasa con él, el espacio que se ocupa, se expresan en «El amor de
mi vida», aquí se roza la perfección; aunque no es la meta de la autora, la paz

146
POETIKA1

no es solo estar con alguien amado, sino estar en paz consigo misma. Existe
una reflexión profunda y muy interesante en el último poema del libro, «El
camino bonito», donde se menciona el roce con la perfección, esta vez desde
el punto de vista creativo, escuchar a los demás, ver el mundo; la vida le
habla a la poeta, le dice lo que tiene que hacer, ella presta atención, obtiene
el placer, el aprendizaje, a través de sus viajes y textos, los cuales también
son su modo de vivir, de expresión, de gozo, ella misma. Como puede verse,
he aquí un sinnúmero de temas que se entrelazan, que dialogan entre ellos
que constituyen un poemario vital, revitalizador, que valora la figura de uno
mismo, del otro: lo humano; ellos y yo somos partes ineludibles y apreciables
del mundo. Un libro construido (como el anterior) a partir de las vivencias
de Martha Wirtenberger, y que va más allá, hacia los centros del corazón y la
mente del lector.

Carlos Enrique Saldívar


Universidad Nacional Federico Villarreal

147
Ale Wendorff
Pescadito
DATOS DE LOS COLABORADORES

Freddy Ayala Plazarte (Aláquez-Cotopaxi, 1983). Profesor de la


Universidad Central del Ecuador. Es Doctorante por la Universidad
Autónoma de Madrid (UAM). Magister en Estudios de la Cultura Mención
Artes y Estudios Visuales, Universidad Andina Simón Bolívar. Licenciado
en Comunicación Social (UCE). Ha publicado 6 libros de poesía y los
estudios y ensayos:  La metálica luminosa  y  Una correspondencia a la
memoria (Dadaif Cartonera, 2012), acerca de la vanguardia del poeta Hugo
Mayo; Premonición a las puertas. Reciente poesía ecuatoriana (Universidad
Central del Ecuador, 2012) y Vientos paralelos: acotaciones sobre cultura
y literatura  (CCE, 2015). Forma parte de la Sociedad Imaginaria de la
Universidad Cienciasófica de América Latina, fundada por el escritor,
matemático y filósofo peruano Enrique Verástegui.

José Molina (Salamanca, 1975). Poeta y traductor. Entre sus libros de


poesía se encuentran: Theatrum Rerum: La lengua de Marcgravf (Pharus,
2010), Juno Desierta (Mangos de Hacha, 2011), símbolos patrios (Libros
del perro negro, 2012) y Putamérica (de próxima aparición). Ha traducido
poetas como Valerio Magrelli, Nanni Balestrini, Hilde Domin, Herberto
Helder, Paulo Leminski, Haroldo de Campos, Ted Joans, Adrian Kasnitz,
Italo Testa, Elisa Biagi, entre otros. Junto con Cristián Gómez Olivares
publicó una antología del poeta Tomás Harris, Los sentidos del viaje (Filo
de caballos, 2014).

151
POETIKA1

Alex Morillo Sotomayor (Lima, 1984). Licenciado en Literatura por la


Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se desempeña como docente
en el Departamento de Literatura de la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas de la UNMSM y en la Escuela de Artes Escénicas de la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Científica del Sur. Ha publicado
el estudio La poética nodal. El nudo y su fundamentación estética en la
poesía escrita de Jorge Eduardo Eielson (2014) y el poemario Fragilidad de
lo visible (2008).

Paulo César Peña (Lima, 1986) Ensayista e investigador literario. Fue


fundador y director de la revista de ensayos Estereograma. En 2013,
publicó el libro de prosas breves Cada ventana tiene su propio cielo y, en
2015, el ensayo 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima, ambos
con Paracaídas Editores. Asimismo, en los últimos años, ha estado a cargo
de talleres de escritura creativa y ha escrito artículos y reseñas sobre
poesía peruana en revistas especializadas. Acaba de publicar el ensayo
Peregrinación a Santa Beatriz con su propio sello editorial, Río Hablador.

Reinhard Huamán Mori (Lima, 1979). Ha publicado los poemarios


el Árbol [tRpode, 2007] y fragmentos de Fuego [Paralelo Sur, 2010], así
como la plaquette de poesía Ella (12 secuencias) Isabel Archer [2015]. Fue
director de la revista Ginebra Magnolia. Actualmente, reside en Ibiza.

Edmundo de la Sota Díaz. Ha estudiado Literatura en la UNMSM,


donde obtuvo su título con la tesis: Una retórica de la antítesis: En los
extramuros del mundo de Enrique Verástegui. Con estudios de maestría
en Literatura Peruana y Latinoamericana en la misma universidad. Ha
publicado Extramuros: antagonismos en la poesía de Enrique Verástegui
(2015), Rapsodias bucólicas (2012), Para escribirnos mejor: ortografía
básica (2011). Asimismo, ha publicado ensayos sobre las obras de Ciro
Alegría, José María Arguedas, Alejandro Peralta, Efraín Miranda,
Enrique Verástegui e Hildebrando Pérez Huarancca en diversas revistas
especializadas. Actualmente, prepara su tesis de maestría: La poética de
Hora Zero. Y ejerce la docencia en la Universidad César Vallejo

152
POETIKA1

Armando Alzamora (Lima, 1982). Estudió Literatura en la Universidad


Nacional Federico Villarreal. Actualmente cursa la Maestría en Literatura
Hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se
interesa por el estudio de las vanguardias europeas y latinoamericanas. Es
codirector de EGO/ísmo. Revista acéfala.

Paul Guillén (Ica, 1976). Es poeta, ensayista y editor. Estudió Literatura en


la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ejerció la docencia.
Tiene una Maestría en Escritura Creativa por la Universidad de Texas en
El Paso y actualmente realiza un Doctorado en Hispanic Studies en la
Universidad de Pittsburgh.

Consuelo Hernández. Poeta, ensayista. Ha publicado los poemarios:


Voces de la soledad (1982), Solo de violín (1997), Manual de peregrina
(2003), Poemas de escombros y cenizas (2006), Polifonía sobre rieles (2011),
y Mi reino sin orillas (2016). Autora de dos libros sobre poesía: Álvaro
Mutis: una estética del deterioro (1996), Voces y perspectivas en la poesía
latinoamericana del siglo XX (2009) y más de cincuenta artículos de crítica
literaria. Reconocimientos: Premio Antonio Machado de Poesía (Madrid,
2011), Finalista del concurso Letras de Oro de la Universidad de Miami
y del Concurso Internacional de Poesía “Ciudad de Melilla” en España,
entre otros. Ha sido traducida al árabe, inglés e italiano. Participó en el
movimiento “Poetas de Washington DC contra la guerra” con motivo
de la exposición de Fernando Botero sobre las torturas de Abu Ghraib
en el museo de American University. Nació en Colombia de donde
salió en 1977. Es profesora de literatura y estudios latinoamericanos en
Washington DC, donde reside desde 1995.

Valeria Melchiorre. Nació en Buenos Aires, en 1970. Es doctora en Letras


por la Universidad de París 8. Ha sido docente de literatura argentina e
investigadora. Tuvo a su cargo la edición y el prólogo de la Poesía completa
de Amelia Biagioni (Adriana Hidalgo, 2009); y es autora del libro Amelia
Biagioni: la “ex–centricidad” como trayecto (Corregidor, 2014). Colaboró
con la revista Plebella; y lo sigue haciendo con Hablar de poesía. En estas,
y otras publicaciones, se ocupó fundamentalmente de poesía argentina.

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POETIKA1

Es autora, junto con Ricardo Herrera, de Pierre-Jean Jouve. De Las Bodas


a Tiniebla. Antología Poética 1925-1966 (2015).Como poeta escribió Los
dictados de la moda (2012), “La cita”, en Cuatro poetas en la voz del mito
(junto a Enrique Solinas, Romina Freschi y Marimé Arancet, 2012), y El
hombre que soy yo en un cuadro de Francis Bacon (2013).

Carolina O. Fernández (Lima). Es autora de Una vela encendida en el


desierto, Un gato negro me hace un guiño, A tientas. Sobre imaginarios,
cultura, género y poder: Poéticas afroindoamericanas. Episteme, cuerpo y
territorio (2014), El sueño europeo. Cicatrices en el cuerpo. La narrativa
africana escrita por mujeres, publicado en España (2011), Procesos de
descolonización del imaginario y del conocimiento en América Latina.
Poéticas de la violencia y de la crisis (2004), La letra y los cuerpos
subyugados. Heterogeneidad, colonialidad y subalternidad en cuatro novelas
latinoamericanas, publicado en Quito, Ecuador (1999). Es profesora
e investigadora en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, es Magister en Género, Identidad y
Ciudadanía por la Universidad de Huelva, España, Magister en Letras por
la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito y Doctora en Ciencias
Sociales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Christian Doig. Es un experto en la obra del legendario director teatral


y cinematográfico Elia Kazan, y, asimismo, en la de su ocasional pero
esencial colaborador, el actor Marlon Brando. Fue redactor de artículos
culturales, sobre todo cinéfilos, en el Diario La Industria de Chiclayo y
de Trujillo, y en el periódico cultural Lundero de Trujillo, desde 1992
hasta 2005. Además, ha colaborado con revistas especializadas del medio.
Estudia Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú, de cuya
Beca de Excelencia Académica se hizo acreedor en el semestre 2013-II.
Su ensayo sobre Luis Buñuel está a punto de ser publicado en la revista
de investigación de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. También es poeta, habiendo
ganado los Juegos Florales de la Universidad de San Martín de Porres en
2009.

154
POETIKA1

Carlos Enrique Saldívar (Lima, 1982). Estudió Literatura en la


Universidad Nacional Federico Villarreal. Es director de la revista impresa
Argonautas y del fanzine físico El Horla. Es parte del comité editorial del
fanzine virtual Agujero Negro, publicaciones dedicadas a la Literatura
Fantástica. Es director del fanzine impreso Minúsculo al Cubo, dedicado a
la ficción brevísima. Ha sido finalista de los Premios Andrómeda de Ficción
Especulativa 2011, en la categoría: relato. Ha sido finalista del I Concurso
de Microficciones organizado por el grupo Abducidores de Textos. Ha sido
finalista del Primer concurso de cuento de terror de la Sociedad Histórica
Peruana Lovecraft. Ha publicado los libros de cuentos Historias de ciencia
ficción (2008), Horizontes de fantasía (2010) y el relato El otro engendro
(2012). Compiló las selecciones Nido de cuervos: cuentos peruanos de
terror y suspenso (2011) y Ciencia Ficción Peruana 2 (2016). Blog: www.
minusculoalcubo.blogspot.pe

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Poesía quechua en Bolivia propone un concepto y una función
diferentes de las antologías al uso. En este sentido, las obras que
corresponden a dos siglos de creación poética boliviana en quechua,
reunidas en este extenso volumen y no enclaustradas en los muros
de una biblioteca convencional, podrán desplazarse en busca de
lectores, salir del anonimato y tal vez superar así la indiferencia a la
cual se ven relegadas dentro del circuito literario en castellano.

Pakarina Ediciones
Teléfono: (51) (1)5220554 / (51) (1) 999427705
E-mail: pakarinaediciones@gmail.com
www.pakarinaediciones.org
PERRO DE AMBIENTE EDITOR
ÚLTIMOS LANZAMIENTOS:

José María Eguren Paul Guillén (ed.)


La canción de las figuras Aguas móviles. Antología de poesía
Edición por el centenario peruana 1978-2006
68 pp. 200 pp.

https://www.facebook.com/perrodeambiente
contacto: perrodeambienteeditor@gmail.com

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