de los muertos). Es un monstruo de tres cabezas y cola de serpiente. Su función es asegurarse de que los muertos no salieran del inframundo, no que los vivos pudieran entrar. También se conoce como el perro infernal.
LAS HARPIAS
Eran hermosas mujeres con alas, que se dedicaban a
robar la comida de Fineo (dios de la razón y de la inteligencia), antes de que este pudiera comerla, cumpliendo con ello el castigo impuesto por Zeus por revelar misterios divinos. LA ESFINGE
Era un demonio que simbolizaba la destrucción y la
mala suerte. Se representa con cuerpo de león, alas de ave y rostro de mujer.
La Esfinge se instaló en uno de los montes del oeste de
la ciudad de Tebas y desde ahí se dedicó a asolar la campiña tebana destruyendo las siembras y matando a todos los que no fueran capaces de resolver sus enigmas.
MINOTAURO
Era un monstruo con cuerpo de hombre y
cabeza de toro. Era hijo de Pasífae y el toro de Creta. Su nombre significa "Toro de Minos". Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artesano Dédalo, hecho expresamente para retenerlo. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó a manos del héroe Teseo. LAS SIRENAS
Al inicio de la mitologia, las sirenas eran pájaros con
cabeza de mujer. Las sirenas son doncellas marinas que engañan a los navegantes con su gran belleza y la dulzura de su canto; de la cabeza al ombligo tienen cuerpo de virgen y forma semejante al género humano, pero poseen una escamosa cola de pez, que siempre ocultan en el mar.
PEGASO
Su nombre sigifica Manantial. Era el caballo
alado de Zeus. Pegaso fue el primer caballo que llegó a estar entre los dioses, era inteligente, bondadoso y salvaje. Pegaso nació del chorro de sangre que brotó cuando Perseo cortó la cabeza a Medusa. Suele representarse en blanco o negro y tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire. Por último, Zeus lo convirtió en Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, una pluma de sus alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.