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LAS AVENTURAS
DE TOM SAWYER
Mark Twain
Ilustraciones de Enrique Flores
www.anayainfantilyjuvenil.com
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LAS AVENTURAS DE TOM SAWYER
1A RGUMENTO
de tan buena gana es mejor para un
hombre que tener dinero en el bolsillo,
porque ahorra más cuentas del médico
que cualquier otro remedio». (Págs. 232
Vamos a leer un libro en el que lo auto- y 233).
biográfico se respira en cada uno de los
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pensamientos y acciones de Tom Sawyer,
un niño que vive con su tía Polly y que
busca la diversión donde cualquier cria- OMENTARIO
tura sensata lo haría: saltándose clases,
jugando a Robin Hood, enamorándose El seudónimo de nuestro escritor, que en
de una chica cada semana y saliendo a realidad se llamaba Samuel Clemens, es
remar con Huck Finn, su amigo vaga- una voz fluvial que alude a las dos bra-
bundo. No siempre obra con las mejores zas de profundidad necesarias para que
intenciones, y no lo pretende, ¿cómo po- los barcos que navegaban por el Misisipi
dría resistir las tentaciones que a cada pudieran hacerlo sin peligro. Recuerda
paso se le ofrecen? Pero tiene buen cora- por tanto los inicios de su azarosa vida,
zón, es valiente y ante las situaciones cuando trabajó como piloto en uno de
realmente serias no vacila en decir la ver- esos vapores que tan relevante presencia
dad o en ocultarla si es preciso proteger van a tener en sus libros.
a alguien más débil. Otros escritores estadounidenses con-
Todas sus cualidades se ponen a prue- temporáneos suyos engrandecieron las
ba cuando, junto con Huck, contempla letras: Poe, Hawthorne, Longfellow,
el asesinato del médico local a manos de Melville. Pero ninguno supo acercarse al
Joe el Indio. A pesar de exponerse a su mundo de la infancia como él. No por
venganza, acaba delatándole, aunque va- ello sus libros dejan de estar destinados a
cila, eso sí. Joe logra escapar y Tom vol- los adultos, de hecho solo cuando se ha
verá a cruzarse con él. El encuentro final vivido y dejado atrás la propia niñez se
será en una cueva donde el Indio ha es- llega a captar la añoranza que tras la risa
condido su tesoro. El asesino y ladrón destilan las hazañas de Tom Sawyer y
terminará allí sus días y Tom y Huck ve- Huckelberry.
rán cómo el dinero que pensaban gastar Esas aventuras se iniciaron en las pági-
en espadas y tambores se vuelve invisible nas que vamos a leer, en ellas se suceden
tras la ventanilla de un banco. los episodios, entre cómicos y heroicos.
Vamos a conocer a tan inolvidables Quizá porque entre la risa y la grandeza
personajes con la garantía de que, como no haya tanta distancia. Tom lo sabe y
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por eso ni se deja llevar por la pena, ni periodista y en 1876 publica Las aventu-
por la gloria, cada día trae su afán y su ras de Tom Sawyer; en 1883, Vida en el
esperanza. En el mundo de Tom Sawyer, Misisipi, y en 1884, Las aventuras de
el mismo en el que vivió Mark Twain sus Huckleberry Finn. Con estas tres obras
primeros años, no existe el papel mone- alcanzaría gran fama en su época. En
da. ¿Se puede explicar mejor de qué nos 1881 escribió El príncipe y el mendigo,
habla Samuel Clemens? que es su primera novela histórica.
Posiblemente nuestro autor, que siem-
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pre vestía de blanco y se lavaba el pelo
todos los días ante el asombro de sus ve-
cinos, nunca dejó atrás verdaderamente ALORES
sus correrías infantiles, aunque llegará a
ser tan aseado. A través de las trastadas que realizan
Naturalmente en Las aventuras de Tom y sus amigos, con ese modo de juz-
Tom Sawyer se busca un tesoro y, lo que gar los actos que parece que ha dado la
es mejor, se encuentra. Por ende lo en- vuelta a toda la moral, o moralina, del
contramos todos los lectores, no hay me- mundo adulto, el escritor pone en evi-
jor tesoro que la felicidad que produce dencia la hipocresía, la falta de compa-
leer, releer y revivir estas historias en las sión, la insolidaridad, la cicatería... que
que todo parece estar del revés cuando se daban en su país natal y que siguen
en realidad todo está, por una vez, del siendo moneda corriente en cualquier lu-
derecho. gar del mundo. Cada capítulo es casi una
«parábola», muy peculiar, ciertamente,
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pero con un profundo sentido ético.
Ya advierte en el prefacio: «[...] una de
UTOR mis intenciones ha sido recordar a los
adultos con agrado lo que ellos fueron
Samuel Langhorne Clemens escribió en otro tiempo, y cómo sentían y pensa-
bajo el seudónimo de Mark Twain. ban y hablaban, y en qué raras empresas
Cuando tenía cuatro años de edad se se metían a veces». (Pág. 9). No se ideali-
trasladó con su familia a las orillas del za la infancia, pero sí se muestra su sin-
Misisipi, a Missouri. A los doce años ceridad. Lo dice el viejo refrán «en la
empieza a trabajar en el periódico local boca del niño está la verdad».
como aprendiz. En 1861, Twain se ve en ¿Qué verdades nos cuenta Tom? Que
la milicia al comenzar la guerra civil, la vida es un acontecimiento y que hay
pero sale pronto por recomendación de que alegrarse por cada día que nos es
su hermano Orion. Trabajó luego como dado: «Amaneció el sábado por la maña-
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¿De qué costumbres se desharían los llegan a estar presentes en sus funerales.
lectores? Antes de dar una opinión defi- ¿Qué epitafios podrían haber llevado sus
nitiva, será conveniente reflexionar entre tumbas? Que no duden en imitar el do-
todos: ¿Cuál es el origen de la costum- noso estilo del letrado Tom.
bre? ¿Qué función tendría en el pasado?
¿Qué dificultades causa en la actualidad? SUPERSTICIONES
¿Qué tradiciones convendría mantener? Tanto Tom como el resto de sus amigos
¿Por qué otras se sustituirían las costum- son terriblemente supersticiosos. Recopi-
bres «derogadas»? laremos, entre todos, en un folleto todas
las supersticiones y encantamientos que
REVISTA MÉDICA aparecen en la novela y añadiremos otras
«Estaba suscrita a todas las publicacio- que conozcamos. ¿Creen en ellas los lec-
nes sobre “salud” y fraudes frenológicos, tores?
y la solemne ignorancia que exhalaban
todas ellas le era tan necesaria como el LADRONES DE CADÁVERES
aire que respiraba». (Págs. 105 y 106). En el capítulo noveno, Tom y Huck asis-
La tía Polly martiriza a Tom con cuan- ten a un macabro robo en el cementerio.
to remedio nuevo conoce. No hay conse- Es uno de los momentos más importan-
jo de revista que desperdicie. ¿Podríamos tes de la narración y en él a la sonrisa se
reconocer esa actitud en la actualidad? une un cierto estremecimiento, no exento
¿Qué hay de todos esos tratamientos in- de placer; en ello radica la aventura,
falibles anunciados en la televisión y en como saben los dos pillastres. Propon-
las revistas? Para adelgazar, para las dremos a los jóvenes que partiendo del
arrugas, para el pelo, para los dolores... tema del robo de cuerpos escriban un
Pediremos a los alumnos que recorten cuento verdaderamente terrorífico.
publicidad de ese tipo o que graben
anuncios de televisión. Después, los ana-
lizaremos entre todos y como conclusión
elaboraremos unos consejos, en lo posi-
ble rigurosos, para mejorar nuestra salud
y estar atentos ante los fraudes.
EPITAFIOS
¿Qué niño no imaginó su muerte para
ver a sus padres arrepentidos ante su
cuerpecillo inerte? Casi todos. Mark
Twain se atreve a contarlo y Tom y Huck