Está en la página 1de 100

LOS SOLDADOS O SE

POE DE RODILLAS

V. Liubovtsev

Edición: Progreso, Moscú 1970.


Lengua: Castellano.
Digitalización: Koba.
Distribución: http://bolchetvo.blogspot.com/
LOS SOLDADOS O SE POE DE RODILLAS

¡No! ¡Mientes, verdugo! No me arrodillaré. Una voz a su espalda llama:


Aunque me vendas de esclavo, me sepultes en - ¡Ereméiev!
prisión, - ¡Ordene, camarada teniente! -Grigori vuelve la
me rebanes la cabeza con el hacha en el tocón, cabeza, sin dejar de observar con el rabillo del ojo la
no te pediré perdón. ¡Yo moriré de pie! puerta aquella.
Lamento que a monstruos como tú - ¡Cuántas veces debo prevenirle a usted que
sólo cien, y no mil, he matado; cambie constantemente de posición! -Kizhevátov se
por eso a mi pueblo amado acerca renqueando, se sienta al lado del ametrallador
el perdón le pediría, y compunge el rostro, no se sabe si porque le duele la
aunque fuera arrodillado. pierna herida o porque está enojado-. ¡Qué señores!
Musa Dzhalil. ¡Como si estuvieran en una playa! ¡Les da pereza
moverse!
- Camarada teniente, desde aquí se descubre el
A las madres que nos han enseñado a ser fieles y mejor sector de tiro -replica Grigori, tratando de
amar. justificarse.
El autor "El jefe del puesto fronterizo no le deja continuar:
- ¡El mejor, el mejor! ¡Todos con la misma
Capítulo I. "Aprende a luchar aquí también..." cantilena! Busque otros sectores adecuados. Porque
I si los alemanes le localizan, lanzarán para acá un par
¡Oh, qué humo más corrosivo! Vela los ojos, los de proyectiles... Y nosotros somos pocos. No
anega en lágrimas, no deja apuntar el arma. Irrita la debemos perder ni un solo hombre.
garganta, penetra en los pulmones, corta la A Grigori le pasa por la mente que, antes de la
respiración. Las acres emanaciones azulencas de la guerra, al teniente no se le notaba tanto el acento
pólvora y el tufo de los incendios que ya se apagan típico de los morduinos. Y ahora sí, señal de que está
han ocultado el ardiente sol de junio. Humo, humo, agitado. Y eso, no se sabe por qué, le gusta a Grigori.
humo... Antes de la guerra, Kizhevátov le parecía un ser
Grigori se enjuga el sudor de la frente, pasa la impenetrable, que lo sabía todo, menos ponerse
manga por los lagrimeantes ojos y vuelve a pegar el nervioso y caer en el desconcierto. Más que persona,
cuerpo a la ametralladora. Lleva ya dos días era una máquina. Pero resulta que es un hombre, ¡un
combatiendo, dos días sin descanso. La última noche hombre de verdad!... Mueve a hacer algo que sea de
de paz no tuvo tiempo de dormir porque había estado su agrado. Ereméiev le dice en morduino:
de guardia, y acababa de regresar al puesto - No se preocupe, camarada jefe. Cambiaré de
fronterizo, cuando estalló la guerra. ¡Quién iba a posición después de cada ataque. -Y poniéndose en
reposar en tales momentos! Los fascistas arremetían pie, añade en ruso-: ¡A cambiar de posición!...
de continuo. Un ataque tras otro. Hacia el amanecer Vamos, Katiucha.
se sosegaron un poco para reanudar la ofensiva con Katiucha es la sobrina del capitán Ivanov, el de la
redoblado ímpetu. comandancia. Había venido a pasar las vacaciones a
- ¡Ereméiev! casa de su tío, y la ha sorprendido la guerra. Todas
Grigori se estremece. Tiene centrada la atención las mujeres de la fortaleza de Brest combaten, unas
en la Puerta de Terespol, donde yace un montón de con el fusil en las manos, otras en los sótanos
cadáveres con uniformes de color verde grisáceo. Es atendiendo a los heridos. Katiucha fue destinada
él quien con su Maxim ha abatido a tantos como segundo sirviente, al resultar herido el
hitlerianos. No obstante, los alemanes, empeñados en compañero de Grigori. ¡Qué guapa! No deja de serlo
meterse por esa puerta, avanzan reptando por encima ni siquiera en estos momentos, cuando el humo de la
de los cuerpos inánimes. pólvora ha ennegrecido su rostro y partículas de cal
2 V. Liubovtsev

recubren sus despeinados cabellos… Y aunque en Grigori se seca las lágrimas, como si el hitleriano
estos arduos momentos Ereméiev no está como para que habla en el micrófono al otro lado del río pudiese
deleitarse en la contemplación de la belleza, lanza de verlas. "¡Que te has creído, Judas! -exclama el
cuando en cuando una mirada de admiración a su ametrallador en su fuero interno, prosiguiendo su
ayudante. imaginaria disputa con la voz radiada-. No lloro
Otra vez los aullidos de los proyectiles que hielan porque me duela perder la vida. Claro que duele,
el alma, el silbido penetrante de las balas, los porque es muy mía. No tengo más que una. Nadie me
estallidos de las granadas que despedazan el cráneo. dará otra a cambio de ella. Pero yo no lloro por eso.
Y el acre humo de la pólvora, que provoca una tos Deploro la muerte de mis compañeros, de Katiucha.
desgarradora y hace saltar las lágrimas. Quizá no sea Y además, el humo me irrita los ojos, provoca
el humo sino el dolor de la pérdida el que exprime lágrimas..."
esas lágrimas insólitas de los ojos de los soldados. Humo, humo, humo... Los ojos se cierran por sí
Los compañeros sucumben y los defensores de la solos. Nada puede contenerlos. Cinco días sin
fortaleza son cada vez menos. Al grito de dormir, casi en continuo combate. ¿Cuándo llegarán
"¡Adelante!" cayó el teniente Poliakov, ayudante de los nuestros y echarán a los fascistas hasta más allá
Kizhevátov, joven de hermosos dientes blancos. Le del Bug?
traspasó un casco de proyectil en el momento en que - ¡Ereméiev!
alzaba a los soldados para contraatacar. Ha sido la ¡Cuánto cuesta despegar del suelo ese cuerpo que
cuarta herida en los tres días de la guerra. La cuarta y ha cobrado la pesadez del plomo! ¡Cuánto cuesta
última... De pronto, Katiucha, el sueño que Grigori volver la cabeza! Pero Kizhevátov, que está todo
no ha besado ni una sola vez, se desploma exhalando herido, anda...
un ay. La bala fascista ha segado despiadadamente - Oye, Grigori Teréntievich -la voz del jefe del
una belleza a punto de florecer... El soldado artillero puesto fronterizo se ha vuelto asombrosamente
es el único que queda vivo al lado de su cañón. cariñosa y ese tratamiento es muy inhabitual-. Tendré
Apenas se mantiene en pie. Le quieren llevar al que encomendarte una misión...
sótano para vendar sus heridas; pero él deniega Por algo empleará ese tono. Grigori le mira
obstinadamente con la cabeza: "¡Dejadme en paz! sombrío y mueve negativamente la cabeza. ¡No
¡No derrochéis en vano el tiempo ni las vendas! ¡De puede irse de la fortaleza ni separarse de sus
todos modos, dentro de una hora estaré muerto!" De compañeros! ¿Por qué no mandan a otro? ¿No ha
pronto aparece enfrente un parlamentario hitleriano dicho acaso el propio teniente que Erernéiev es el
con guantes blancos y blanca bandera. Al encuentro mejor ametrallador del puesto fronterizo? Por lo
del oficial sale Kizhevátov con las manos plegadas a tanto, él debe quedar allí.
la espalda. "La resistencia es inútil. Nuestras Los ojos de Kizhevátov despiden chispas. El
gloriosas tropas han ocupado ya la ciudad de Brest y hombre alza la voz:
avanzan hacia Minsk. No esperen ayuda de nadie. - ¡Guardafronteras Ereméiev! Yo podría
Les concedemos un plazo de dos horas para rendir limitarme a ordenárselo. Pero en este caso le hablo
las armas". Y otra vez, al cabo de esta breve tregua, como un comunista a un candidato a miembro del
un fuego infernal, paredes que se derrumban, gritos partido, porque se trata de una misión muy arriesgada
de heridos. y muy importante. Debemos ponernos en contacto
Humo, humo, humo En los raros momentos de con nuestras tropas.
calma, desde la orilla opuesta del Bug llega una voz El jefe del puesto fronterizo señala con la cabeza
centuplicada por el altoparlante. Al no llegar a un hacia el Este, desde donde llega un cañoneo cada vez
acuerdo con los jefes, los fascistas hacen el intento de más próximo, y, poniendo la mano en el hombro de
influir sobre los soldados rasos: "Se perdonará la Ereméiev, añade:
vida sólo a aquellos que dejen de resistir y depongan - Es preciso, Grigori Teréntievich, es preciso. Irás
las armas. Toda la fortaleza será arrasada. No de noche en compañía de Danílov, Te concedo tres
quedará piedra sobre piedra. Si ustedes no quieren horas de reposo...
vivir, compadézcanse al menos de las mujeres y los ¡Qué gusto tumbarse en un colchón del sótano y
niños". saber que puedes dormir tres horas seguidas! ¡Ciento
"¿Que no queremos vivir? ¡Sí que queremos! ochenta minutos! Pero a Grigori no se le cierran los
¡Mucho! En realidad, no hemos vivido aún, pues la ojos, y eso que hace tan sólo unos momentos
mayoría de nosotros no ha cumplido siquiera los anhelaba echar un sueñecito aunque fuera sentado.
veinte. ¡Y tú, fascista, dices que no queremos!
Tendríamos que vivir todavía muchos años, pero no En el Mujaviets se reflejan las estrellas. El agua
de rodillas, ni con el yugo al cuello, ni tampoco con está tibia, muy tibia. ¡Qué gusto daría zambullirse en
el estigma de traidor en el alma. ¿Cómo podremos el riachuelo y quitarse el lodo y el hollín que se han
caminar por nuestra tierra con la cabeza erguida si acumulado en estos cinco días! Daría gusto, desde
tiramos las armas? Tú no comprenderás eso". luego; pero es imposible. Hay que llegar a la orilla
Los soldados no se ponen de rodillas 3

opuesta, al fuerte, sin producir una sola salpicadura, ametralladoras. Pero en el recinto cercado no había
más silenciosos que los peces. Y desde allí, hacia el más edificios que el de la cocina. Mientras no hacía
Este, donde retumban los cañones. Ahí está el fuerte, frío, la cosa era pasable. Se podía dormir en el suelo
mudo, abandonado... hasta sin taparse con el capote. Pero cuando empezó
Al parecer, no hay nadie. Pueden seguir a llover y a helar por las noches, surgió forzosamente
adelante... la necesidad de buscar algún refugio. ¿Dónde
De pronto, un golpe en la cabeza. Grigori cae a albergarse en el campo? Optaron, pues, por cavar
tierra y rechaza maquinalmente con los pies al madrigueras y esconderse bajo tierra. De a uno, de a
hitleriano que se ha inclinado sobre él. Danílov, dos y hasta de a tres. Cavaban con lo que tenían a
tumbado entre los arbustos, pelea con otro. Ereméiev mano: con la tapa de la marmita, con la cuchara y a
se levanta de un tirón, pero dos que se abalanzan veces, simplemente, con las manos.
sobre él por atrás, le derriban de nuevo. Un golpe, En la oscuridad no se veía la alambrada; se la
otro golpe... Los brazos se debilitan, los ojos no ven, adivinaba. Los dos amigos no tenían ningún deseo de
falta aire, el corazón se agita locamente, como si hablar. Al parecer, en el transcurso de las semanas
quisiera horadar la caja torácica, oprimida por el que pasaran juntos habían hablado va de todo.
enemigo... Ambos habían servido en Brest sin llegar a conocerse
II hasta caer en el cautiverio. No habían tenido la
El grito que Ereméiev había proferido le despertó. ocasión de encontrarse antes de la guerra, pues
No podía respirar. Un peso inexplicable le oprimía el Ereméiev servía en la propia fortaleza que se alzaba
pecho sin dejarle mover siquiera el brazo. El sueño se en la frontera, y Shájov, en la escuela de suboficiales.
prolongaba en la realidad. Sólo que no era un Por lo demás, podía ser que se hubiesen visto alguna
fascista, sino la tierra desmoronada la que le vez sin fijarse el uno en el otro. En cambio aquí se
agobiaba tanto. A su lado, entre sollozo y sollozo, encontraron como hermanos. En el campo de
respiraba anhelosamente Shájov. prisioneros nadie vivía solo. Era duro. Se mantenían
Grigori probó a moverse y cambiar de postura, por grupos pequeños de contadas personas. Los unos
libró los brazos, cavó con las manos la tierra y, se formaban según el lugar de procedencia:
empujando a su compañero, gritó: rostovianos, moscovitas, odesitas. Los otros según
- ¡Ea, Vasil, despierta! las armas: guardafronteras, tanquistas, zapadores. Y
- ¡Qué pasa? -inquirió éste, alelado. también había grupos surgidos sobre la base de la
- Tú, que estás más cerca de la salida, lo pasas simpatía recíproca.
bien aún. Pero yo por poco me ahogo. De buenas a primeras hubiera sido difícil
Tendidos, con la cabeza fuera de la semiderruida encontrar a dos personas que contrastaran tanto entre
madriguera, fija la mirada en la oscuridad que sí como Ereméiev y Shájov. Grigori era alto, de
precede al amanecer, los amigos hablaban en voz hombros estrechos, cuerpo flexible, rostro expresivo
baja. y brazos inquietos. Vasili, en cambio, era rechoncho,
- Por suerte, no todo el techo se nos ha caído fornido, de facciones prominentes y lerdo. Más aún
encima. Si no, quedaríamos tirados para siempre en se diferenciaban por el carácter. Ereméiev era
esta tumba. expansivo, irascible e impaciente; no entendía ni
- ¿Por qué habrá sucedido eso? Anoche lo aceptaba las bromas dirigidas a él; su estado de
miramos bien, como siempre, y no se desprendía ánimo variaba diez veces al día. Pronto a tomar
nada de ninguna parte. decisiones, podía hacer algo bajo la impresión del
- ¿Por qué se derrumbarán las madrigueras? momento y luego ya pensar en si había procedido
En efecto, los escondrijos aquellos se bien o mal. Shájov, por el contrario, reflexionaba
desmoronaban a menudo, sobre todo por las noches, mucho antes de emprender algo; era
cosa que no tenía explicación. ¡Cuántos muchachos sorprendentemente cachazudo, parco en palabras y
habían muerto ya de asfixia en ellos durante el ademanes, paciente y algo guasón. El mundo, a los
sueño! A los extenuados prisioneros no les ojos de Grigori, no tenía medias tintas; en su
alcanzaban las fuerzas para salir de allí. Venía a percepción de la vida dominaban tan sólo dos colores
resultar como en la canción: "Hemos cavado nuestra -el blanco y el negro-, y la humanidad estaba dividida
propia tumba. Abierta está ya una fosa profunda". en dos clases: en "hombres" y "canallas". En cambio
¿Qué podían hacer? No era por propia voluntad que Vasili no se apresuraba a clasificarlo todo por
se habían convertido en "moradores de las cavernas". categorías, comprendiendo que las cosas de la vida
Era preciso vivir en alguna parte. Eso les tenían sin eran mucho más complejas de lo que parecían a
cuidado a los fascistas. Habían traído a los primera vista. Lo único que habían tenido de común
prisioneros a ese campo llano cercado por en el pasado, antes de servir en el ejército, era el
alambradas de púas. Se había construido de haber trabajado en la escuela, con los niños: Grigori,
antemano todo lo necesario para la guardia: las de maestro, y Vasili, de guía de pioneros.
barracas, el comedor, los depósitos y las torres de las Simpatizaron al principio por proceder ambos de
4 V. Liubovtsev

Brest, y, lo mismo el uno que el otro, por haber sido - Sabes, Vasil, yo he sido siempre afortunado -
guardafronteras. Luego surgió la noble amistad que dijo Grigori, rompiendo el silencio, al tiempo que
une fuertemente a los hombres. Juntos habían cavado empujaba ligeramente con el hombro a su
aquella madriguera y, por falta de marmita, comían compañero-. Todo me caía en las manos por sí solo.
de un mismo casco. Se conocían tan bien como si No sé por qué. Tuve suerte con las chicas. Acabé los
llevaran manteniendo esa alianza durante más de un estudios de la Normal con sobresalientes y sin mayor
año, pues en el campo de prisioneros todo estaba a la esfuerzo. Cuando empecé a dar clases en la escuela,
vista. No obstante, había algo que Shájov ignoraba. los chicos se encariñaron conmigo. Me obedecían.
Ni siquiera le había podido pasar por la mente que Hasta en la frontera, adonde fui a servir, me
Grigori le envidiara terriblemente. ¿Qué se podía acompañó la fortuna. En el transcurso de dos años
envidiar en tales circunstancias? logré pescar a unos cuantos infractores. Y además,
Días antes de comenzar la guerra, la escuela de resulté el mejor del destacamento en el tiro con toda
guardafronteras donde servía Shájov había sido clase de armas. Fui el primero que recibió en nuestro
trasladada a los bosques de Augustow con objeto de puesto fronterizo la insignia de "Combatiente
liquidar a una banda numerosa que había violado la destacado del Ejército Rojo". El día veintiuno de
frontera. Acababan de aprehender a los saboteadores junio tenía yo decenas de agradecimientos del
cuando estalló la guerra. Mas, ¿era acaso una guerra mando. Kizhevátov me concedió en recompensa
como la que habían visto en las películas de cine? cinco días de permiso, y el jefe del destacamento
Aquella otra había sido una guerra hermosa, fácil, añadió de su parte diez más. En total, quince sin
victoriosa. En cambio ésta era muy distinta. En el contar el camino. Hubiera debido salir el veintisiete
cielo rugían los aviones alemanes. Las orugas de los de junio. Tenía ya comprados los regalos para mis
tanques fascistas hollaban la tierra soviética. Los padres. Quedaba por recibir sólo el billete...
combatientes rusos, apretando los dientes hasta el - ¿Por qué te jactas tanto? -le interrumpió Shájov.
dolor, se replegaban hacia el Este, aferrándose a cada - Espera. Déjame que acabe. Y cuando menos lo
montículo y regándolo profusamente con su propia esperábamos estalló la guerra. ¡La de muertos y
sangre. Y allí donde, al parecer, debía estar la heridos que vi a mi alrededor! Yo, en cambio, ¡sin un
retaguardia, veíase el vivo resplandor de incendios y solo rasguño! Eso es también tener suerte. -Ereméiev
repiqueteaban las armas automáticas de las tropas de había recalcado esta palabra con amarga ironía-. Y
desembarco aéreo lanzadas por los hitlerianos. Los caí ileso en el cautiverio.
últimos días de junio, todo julio y la mitad de agosto - ¿A qué viene todo eso?
se habían fundido en la memoria de Shajov como un - A que, si quedamos vivos y volvemos a casa, me
día único, infinitamente largo, colmado de batallas, preguntarán: "ciudadano Ereméiev, ¿por qué caíste tú
retiradas, contraataques, aullidos de cascotes de en el cautiverio?" Si te lo preguntan a ti, te subirás la
metralla y silbidos de balas. Una de ellas le había pernera del pantalón y enseñarás la cicatriz: "¿Veis,
herido. Y luego, el cautiverio. ¿Qué había, pues, de camaradas, lo que me pasó entonces?" Pero yo, ¿qué
envidiar? podré contestarles? Danílov se ha ido ya al otro
Pero Ereméiev, en su fuero interno, le envidiaba a mundo, y es posible que tampoco Kizhevátov esté
su amigo, porque éste había estado casi dos meses entre los vivos. Por no caer en manos de los
combatiendo -¡sesenta días en el campo de batalla!-, alemanes, podía haberse pegado el último tiro. Por
mientras que él no había participado en la lucha más consiguiente, no hay quien me justifique a mí. A
que cinco días. La herida de Vasili también le decir verdad, no es ese futuro interrogatorio o juicio
producía envidia. Pues él -Grigori- había caído en las el que me mortifica. Para eso hay que quedar vivo, lo
garras de los fascistas sin estar herido ni contuso. Si que difícilmente pueda ocurrir. Yo mismo me
una bala o cascote de metralla le hubiese rozado pregunto: "¿Por qué tú, maldito, has caído
siquiera y él hubiese vertido algo de su propia sangre, prisionero?" ¿Sabes qué sensación me embargó
habría sido otra cosa, hubiera tenido una cuando nos llevaron por el puente que atraviesa el
justificación, no ante la gente, sino ante sí mismo. Bug? "Ahí está la fortaleza, como en la palma de la
Eso era lo que, hacía más de un mes, mortificaba a mano. En ella todo retumba y ruge. ¡La fortaleza
Grigori. Al reproducir mentalmente cada instante de resiste! ¿Por qué los muchachos no disparan contra el
aquella agarrada nocturna, se le ocurría pensar que, a puente? Me hubieran matado a mí, que me he
pesar de todo, Danílov y él hubieran podido portado como un villano; pero también habrían
escabullirse, evitar la ignominia del cautiverio. matado a la escolta. Kizhevátov confiaba en Danílov
Debían haberse defendido con las uñas y los dientes, y en mí. Creía que llegaríamos a reunirnos con los
aunque los hubiesen acribillado a balazos. Luchar nuestros. Pero nosotros marchábamos en dirección
hasta el último aliento como aquel artillero que se contraria, vigilados por los alemanes. ¡Habíamos
negó a ser vendado e hizo fuego hasta que un acabado de guerrear!"
proyectil fascista le liquidó juntamente con su Shájov permanecía mudo. Comprendía a su
cañón... amigo. Sufría lo mismo que él. Las palabras no
Los soldados no se ponen de rodillas 5

ayudarían. Era preciso hacer algo. Sí, ¿pero qué? La pasado. Por eso hablaba de sí en pretérito como de un
única salida era la evasión. Mas él no servía para eso, muerto: fui, comí, anduve, amé... Todos sus
pues a duras penas movía los pies. Grigori no se iría pensamientos se remontaban a los días, meses y años
sin él. Y si hicieran el intento de fugarse, ¿hasta en que había andado libremente por su tierra natal y
dónde podrían llegar en tal estado de agotamiento y trabajado con tal ardor que hasta el cielo sudaba.
extenuación? Entonces había reído con despreocupación, había
El cielo, al Este, cobró una tonalidad grisácea. bebido con sus amigos, había besado a su amada,
Cada vez más concisas fueron destacándose las había lanzado al aire a su pequeñín para atraparlo al
siluetas de las torres de ametralladoras y de los instante con sus vigorosos brazos. Entonces había
postes envueltos en la maraña de las alambradas. Los vivido...
compañeros, tumbados en el suelo, muy juntos, III
tapada la cabeza con el capote, meditaban en silencio Habiendo entrado en calor, los dos amigos, sin
sobre el pasado. No querían pensar en el porvenir. Lo darse cuenta, quedaron dormidos. Les despertó la
de ayer les daba vida hoy. Al cuerpo y al alma. El hiriente luz del sol. Shájov, sin despegar aún los
medio litro de mala sopa hecha de patatas podridas párpados, pensó que debía de hacer un buen día. Por
no sustentaba mucho, que digamos, la vida. Y si a consiguiente, podrían dedicarse al aseo y luchar con
pesar del hambre crónica vivían aún, era debido al los piojos. En día lluvioso o frío costaba mucho
rancho y a la salud de otros tiempos. Las células del desnudarse.
cuerpo se secaban y morían, entregando su energía al El campo de prisioneros se despertaba. De las
corazón y al cerebro. Los prisioneros estaban vivos cuevas salían los hombres cubiertos de barro.
porque el organismo se devoraba y consumía a sí Estiraban las entumecidas piernas. Un humillo iba
mismo, manteniendo la chispa de la existencia a rizándose sobre la cocina: estaban encendiendo la
costa de los antiguos recursos. Su vida espiritual se lumbre en el horno. Los prisioneros lanzaban hacia
debía también y únicamente a las antiguas allá miradas tristes, ya que era preciso esperar aún
acumulaciones. Los hitlerianos se afanaban por tanto hasta el mediodía, hora de recibir la sopa. Y
imponer en su ambiente una ley, según la cual después de ingerir ese maloliente potaje y de tragar
sobreviviría el más insolente, el que menos dos o tres pedacitos de patata sin mondar, cuando no
escrúpulos tuviera en la elección de los medios. Los se había hecho sino abrir el apetito... otra vez a
sufrimientos serían más llevaderos si llegaran buenas esperar hasta el día siguiente. ¡Veinticuatro horas!
noticias del frente. Pero esas noticias no llegaban. Al Los hombres formaban pequeños grupos. Los más
campo de prisioneros iban arribando más cautivos. despiertos se apresuraban a situarse cerca del lugar
Con preguntarles dónde se les había capturado, de la alambrada ante el cual se extendía un camino
bastaba: no hada falta ningún parte de guerra. En vecinal. Las aldeanas polacas que pasaban por allí les
seguida se veía hasta dónde -¡hasta dónde!- habían tiraban a veces algo de comer: una mazorca de maíz,
llegado los fascistas. Las tropas soviéticas se un pedazo de pan o unas patatas cocidas. Eso era lo
replegaban. Aunque, la verdad, les pegaban duro a que esperaban los prisioneros sentados cerca de la
los invasores, iban replegándose. Habían retrocedido alambrada.
hasta Leningrado, hasta Moscú. Los hitlerianos se Al principio, Ereméiev iba también "a cazar",
habían apoderado de media Bielorrusia y media como se llamaba a eso en el campo. ¡Qué le
Ucrania. Esas noticias no infundían ánimo ni brío. importaba que alguien le diese unos tortazos o le
¿Confiar en la evasión? Muy pocos lograban sacudiera la badana si después de todo podía
evadirse; la mayoría era capturada de nuevo. Grigori conseguir un pedazo más! No vendría mal ni a Vasili
se había escapado un par de veces en las primeras ni a él, pues debían conservar las fuerzas para la
semanas de su cautiverio. Cuando tenía aún algunas evasión. Pero un día, al lanzarse Grigori a recoger
fuerzas. Pero no logró ir lejos. Lo atraparon y le una patata, un jovenzuelo le llevó la delantera.
propinaron tan soberana paliza que, después de ella, Ereméiev no estaba dispuesto a ceder así porque sí lo
no pudo estar tendido más que boca abajo durante que consideraba muy suyo. Asió fuertemente del
unos cuantos días. Luego quiso el destino que Shájov brazo al muchacho y se lo oprimió. La patata medio
y él se conocieran. La idea de evadirse no le había aplastada, cayó de la mano. Al levantarla, Grigori
abandonado; pero era preciso esperar a que la herida miró a su rival. Sus ojos le asombraron. Si hubiesen
de Vasili restañase. Y es notorio que no hay nada sido unos ojos iracundos, él habría metido el botín en
peor que tener que esperar... Esperar inútilmente el bolsillo y hubiera vuelto a su lugar a prepararse
hasta que le arrojaran a uno como carroña a la fosa para la próxima agarrada. Pero éste,
común y le espolvoreasen por encima con cloruro de inesperadamente, tenía ojos de resignación, con
cal. Así se quedaría mirando con ojos vidriosos al lágrimas a punto de saltar. Grigori, abochornado de
frío sol... pronto, se apresuró a desviar la mirada.
De tales razonamientos deducía Ereméiev que el Murmurando: "Toma, quédate con ella", puso la
prisionero no tenía ni presente ni porvenir. Sólo patata en la mano del muchacho y se alejó de la
6 V. Liubovtsev

alambrada sin volver la cabeza. No apareció más por más blando, más pacienzudo y más locuaz.
allí. En su memoria habían quedado grabados los Los amigos, sentados en el suelo, oyeron como
ojos de aquel muchacho... alguien decía:
Los amigos se acercaron a un grupito que había - Cocía, pues, mi madre el borsch y ponía la
escogido un lugar al otro lado de la cocina. Aunque cazuela en la mesa… ¡Qué bien olía esa sopa!
el sol calentaba un poco, hacía fresco aún. Y la Los presentes le escuchaban con vivo interés,
cocina les protegía del viento. Habiéndose quitado conteniendo la respiración, como si el narrador
las rotosas guerreras y la ropa interior -ennegrecida tejiera ante sus ojos la fina trama de un cuento
por el uso-, los prisioneros mataban a los parásitos, hermoso e inverosímil, como si hablase de cosas
mientras conversaban. Todos se conocían allí. Tenían irrealizables. El hambre había entorpecido a los
por superior de aquella comunidad a un tal Mijaíl prisioneros. A cada paso les acechaba la muerte por
Nikoláievich, un anciano de baja estatura. Aunque inanición. No se quería hablar de ella, porque estaba
era parco en palabras y no contaba casi nada de su cerca. En cambio, lo que llenaba su vida se
propia vida, todos se daban cuenta de que él no había encontraba lejos de allí, tras la alambrada, más allá
sido un simple soldado de filas. Al contrario: un gran de la línea del frente, al otro lado del maldito
jefe o comisario. Una cicatriz encarnada le cruzaba la veintidós de junio...
frente. "Hace ya doce años que estropea mi - Muchachos, ¡basta ya de hablar de la comida! -
hermosura", había dicho Mijaíl Nikoláievich en exclamó Ereméiev-. No puedo más. Hablemos de
respuesta a la pregunta de Ereméiev. Y nada más. otra cosa.
Los compañeros calcularon, por consiguiente, que la Mijaíl Nikoláievich, que había estado examinando
tenía desde el año 1929. ¿Qué había acaecido por con aire criticón sus destrozadas botas,
aquel entonces? Los sucesos en el Ferrocarril del friccionándose al mismo tiempo el entumecido pie,
Este de China y los choques con los basmaches. Esto alzó la cabeza, miró fijamente a Grigori, sonrió nada
reforzó aún más la seguridad de que Mijaíl más que con las comisuras de los labios y se puso de
Nikoláievich había sido un jefe de guardafronteras. nuevo a examinar su calzado.
Además de él, estaban allí sentados Leonid Beltiukov Beltiukov interrumpió su relato para replicar
-que había servido cerca de Rava-Rússkaia y caído ásperamente:
prisionero, estando herido, a las pocas horas de - ¿Y de qué más quieres que hablemos? ¿De la
estallar la guerra- y Antón Shulgá, el muchacho al guerra? Será peor aún. Ya no somos guerreros...
que Grigori había devuelto la patata. Desde que - ¡Sí, ya hemos acabado de guerrear! -dijo
sucediera eso junto a la alambrada, Antón buscaba la suspirando Grigori. Tan amarga verdad contenía ese
compañía de Ereméiev, así como de los amigos y suspiro, que todos quedaron con los ojos clavados en
camaradas de éste. Era tímido, callado, creía en Dios el suelo.
y tenía siempre una expresión de pavor en el - Ahora podemos combatir sólo con los piojos.
semblante. Hablaba mal en ruso, pues había pasado - Y aún queda por saber quién vencerá a quién -
la vida en una aldehuela de la Ucrania Occidental. intervino Shulgá.
Poco después de que las tropas soviéticas hubieron Ereméiev sacudió su camisa:
liberado las regiones occidentales de Ucrania y - Mira cuantos son. ¡Imposible contarlos! ¡Prueba
Bielorrusia, Antón fue enviado a Drogobich a un a combatir con esos ayudantitos de Hitler! El führer
cursillo de tractoristas. Pero no le dio tiempo de habrá sellado una alianza con ellos como con toda
trabajar con el tractor. Al terminar los estudios fue otra porquería, y les habrá incluido en la lista de
llamado a filas. Luego... la guerra, el cerco, el dotación...
cautiverio. En los grandes ojos pardos de Antón, en Mijaíl Nikoláievich esbozó una sonrisa:
su rostro, delicado como el de una mozuela, habían - Tienes razón, Grigori. Los fascistas son como
quedado grabados el desconcierto y la resignación. los piojos. No hay ninguna diferencia. Pero nosotros
Cierta vez le preguntó a Ereméiev: los aplastaremos a todos, con las uñas. Así, así, así...
- Dígame, buen hombre, ¿por qué me tienen - ¡Ay, Mijaíl Nikoláievich! -exclamó, contrariado,
encerrado aquí? Si yo no he combatido. No tuve Beltiukov, y las cejas, hirsutas, como dos espigas de
tiempo de recibir un arma... trigo muy maduras, se juntaron-. A los piojos se los
Shulgá le infundía a Grigori una vaga antipatía combate con facilidad cuando hay sol. Pero a los
mezclada de compasión. ¡Fíjense qué habían hecho alemanes no se los aplastará tan simplemente. Son
de ese hombre los malditos panis! ¿Por qué era tan fuertes. Avanzan sin cesar y nadie les para.
sumiso? ¿Por qué bisbiseaba esas largas letanías, - No obstante, los aplastaremos.
invocando a la madre de Cristo? En realidad, había - Por ahora son ellos los que nos aplastan a
vivido tan sólo un año y medio bajo el Poder nosotros, sin preguntarnos siquiera cómo nos
soviético. Casi nada. En tanto que las costumbres de llamamos... ¡Nosotros hemos acabado ya de
esclavo le habían sido inculcadas a lo largo de veinte combatir!
años. Shulgá trataba de arrimarse a Shájov, que era - ¡Los aplastaremos!
Los soldados no se ponen de rodillas 7

- Mijaíl Nikoláievich, no quiero ofenderle a usted, - ¿Por qué dice usted: "ha sido"? Yo soy miembro
pero acuérdese del refrán: "Nosotros también hemos del partido.
arado..." - ¿Cómo es eso? Si no tiene el carnet de afiliado.
- Sí, nosotros también. Y, si quieres saber, yo no - No lo tengo, es verdad. Lo he destrozado para
me considero fuera de filas aunque me encuentre en que no cayera en manos del enemigo. Pero no he
el cautiverio. ¡De todos modos, soy soldado! dejado de ser comunista. No es el carnet, sino el
Se produjo un silencio embarazoso, agobiante. De corazón el que liga los hombres a su partido...
no haber sido por la edad de Mijaíl Nikoláievich y el - Conque, ¿Vasili y yo también podemos
respeto que le infundía, Beltiukov, como cualquier considerarnos candidatos? Pues nuestras tarjetas se
otro, le habría contestado en seguida: "Tú no te han perdido.
consideras fuera de filas, pero otros te han excluido Mijaíl Nikoláievich asintió con la cabeza y miró
de ellas sin preguntártelo. Has sido un soldado, y con interés a Ereméiev.
ahora eres un prisionero". Mas, Leonid no se atrevió - ¿Por qué me lo pregunta?
a decir eso a un hombre de edad. Carraspeó y volvió Shájov respondió por su amigo:
a sondear con las uñas las costuras de su camisa. - Es que hemos discutido. El se acusa a sí mismo,
Mijaíl Nikoláievich estuvo observándole un rato y a mí también, de haber sido cobardes. Pues cuando
largo. Luego dijo en un tono de reproche que no los alemanes dijeron que los comunistas, los jefes y
hería: los judíos diesen un paso adelante, nosotros no
- ¡Qué tonto eres, Leonid! Para luchar con los salimos de la fila. No confesamos que lo éramos. Por
piojos, hay que darse maña. Y con los fascistas, más conservar la vida, fingimos que no teníamos nada
aún. A nosotros nos preparaban para una guerra fácil, que ver con el partido. Sabíamos que a los
espectacular. Nos decían: "Sabremos defendernos sin comunistas los matarían los primeros, que no habría
derramar mucha sangre. Asestaremos un golpe clemencia para ellos. Algunos salieron, pero nosotros
demoledor". Pero, en realidad, corren ríos de nos hicimos los desentendidos. Y ahora Grigori
sangre... sufre, como si hubiese renegado del partido. Yo le
Y de nuevo, por centésima vez, surgió una digo que hemos hecho bien, pues, a lo mejor,
discusión sobre los sucesos que se habían serviremos todavía...
desarrollado en los últimos meses. ¿A qué se debía el Grigori miraba fijamente a Mijaíl Nikoláievich. A
repliegue? Ese era, sin duda, el tema más delicado. ver, ¿qué diría? Este -la mirada puesta en lontananza,
Lo de los primeros días tenía explicación, pues Hitler más allá de la alambrada- siguió friccionándose los
había perpetrado la agresión de manera súbita. ¡Pero entumecidos dedos de los pies sin decir nada. Al
había pasado ya tanto tiempo! En ese ínterin se cabo de una pausa prolongada empezó a hablar
hubiera podido acumular fuerzas y lanzarlas contra el lentamente, como razonando en voz alta:
enemigo para expulsarle del país. Al parecer, - Salir de la fila y sacar el pecho afuera para que
teníamos suficientes carros de combate, y aviones, y lo traspase una bala fascista; decir: "Aquí estoy.
piezas de artillería, sin hablar ya de los soldados. ¡Mátenme! Los comunistas no le tienen miedo a la
¿Qué ocurría pues? La discusión parecía no tener fin. muerte" es, claro está, una acción noble, sublime,
La apatía desaparecía como por encanto. Los heroica y... estúpida. Veréis por qué. Dime, Grigori,
hombres empezaban a acalorarse y a demostrar cada ¿a quién le hace falta tu nobleza? ¿Al partido?, ¿al
cual su razón, interrumpiéndose el uno al otro. Y pueblo?, ¿al país? ¡Bah! ¿Obra en favor de nuestra
Mijaíl Nikoláievich, con las réplicas que lanzaba de victoria? ¡De ninguna manera! Yo no he conservado
tanto en tanto, no hacía sino avivar la disputa. Al ver mi carnet del partido y eso que no me separé de él
que el tema agitaba a los prisioneros, lo abordaba a durante veintitrés años. Cuando los fascistas
veces con toda intención, evitando así que pensaran llamaron a los comunistas, yo no me di por aludido y
en la comida y la muerte. no salí de la fila. ¿Dirás que me porté como un
Mucho antes de la hora del rancho se formaba una cobarde?
cola junto a la cocina. Beltiukov y Shulgá fueron a Mijaíl Nikoláievich tenía clavados en Grigori
ocupar lugar. Los demás continuaron la plática con unos ojos horadantes, que no pestañeaban. Ereméiev
Mijaíl Nikoláievich. Fue entonces cuando Ereméiev no resistió la mirada: desvió los ojos. Por su mente
se atrevió a formular la pregunta que llevaba hace pasó el fugaz pensamiento de que un cobarde y
tiempo en la punta de la lengua. No sin cierta aprovechador no podría tener ojos tan veraces ni
cortedad dijo: tanta seguridad en su razón.
- Mijaíl Nikoláievich, comprendo que es necio - No, querido camarada, yo no me acobardé. Pero
preguntárselo. Pero, si puede, dígame, ¿es usted creo que no debemos descubrir al enemigo nuestra
comunista? Mejor dicho, ¿ha sido miembro del pertenencia al partido. Los fascistas no elogiarán
partido? nuestra valentía. Ellos fusilaron simplemente a los
El interpelado alzó hacia Grigori sus ojos que dieron tres pasos adelante y dijeron ser
fatigados, envueltos en una fina red de arruguitas. comunistas. ¿A quién le favoreció eso? ¿A los miles
8 V. Liubovtsev

de hombres no afiliados al partido que estaban en la Grigori había dejado de ir a "pescar algo", no tanto
formación? ¡No! La audacia de quienes salieron al por su agarrada con Shulgá, sino por el gesto
encuentro de una muerte segura y absurda no enseñó desaprobatorio con que, sin decirle nada, le recibía
casi nada a los demás. Mijaíl Nikoláievich. Pero esta vez Ereméiev se
- ¡Cómo es eso! -protestó Ereméiev-. Ellos dieron enfureció. Librando con brusquedad el brazo,
el ejemplo. No renegaron del partido. Dieron prueba barbotó:
de fidelidad al enfrentarse con la muerte. - ¡Suelta la manga, no soy un crío! Vamos, pues,
- Tienes razón. Eso ha dejado, sin duda, una ¿qué ha hecho usted?
huella en el alma de los hombres. Pero ha dado - Casi nada. No hace ni dos meses que estoy
mucha menos utilidad que si en vez de proceder así prisionero. Creo que haré algo. Y tú también, si lo
ellos hubieran quedado vivos y, con su propio deseas. ¡Lo harás! -repitió, levantándose-. A ver, ¿no
ejemplo, hubiesen enseñado, día tras día y hora tras ha llegado nuestro turno todavía?
hora, cómo hay que portarse en el cautiverio fascista: IV
no dejarse abatir, sino luchar con el enemigo aquí Cada vez menos asomaba el sol por detrás de las
también y cultivar en los compañeros la firmeza y la nubes bajas y grises que cubrían el cielo. Desde la
fidelidad a la Patria. Si eres comunista de verdad, mañana hasta la noche y desde la noche hasta la
seguirás siéndolo en cualquier circunstancia. Guía a mañana lloviznaba abrumadoramente. Y no había
la gente y, con tu lucha, afirma las ideas leninistas. Y dónde guarecerse de la lluvia. El agua penetraba en
si no hay otra salida, cuando el momento lo exija, da las cuevas, y por más que la achicaban con cascos y
la vida y educa con tu ejemplo, ¡conduce, llama! Así marmitas, ella volvía a formar charcos. El capote
lo entiendo yo. empapado aplastaba los descarnados hombros como
Ereméiev, firme en sus trece, no se mostraba de una carga insoportable.
acuerdo. En uno de esos días grises y agobiantes, Mijaíl
- ¡Pero, Mijaíl Nikoláievich! ¡Qué lucha puede Nikoláievich asombró a sus compañeros al
haber aquí! Todo lo que usted ha dicho no son más proponerles que fuesen "a pescar algo". Todos sabían
que palabras bonitas. Cada quisque lucha aquí por que él miraba con malos ojos las peleas surgidas
conservar su propia existencia, y eso es todo. ¿Cree junto a la alambrada por esas limosnas, y de pronto...
usted que entre aquellos que van a pescar algo junto a La guardia no ponía impedimentos a las dádivas
la alambrada no hay miembros del partido? De de las aldeanas. Diríase más: aquello era para los
seguro que sí. ¿Y qué? ¿Educan, conducen, llaman? soldados un singular esparcimiento. Hasta apostarían,
¡Que se cree usted eso! Se meten también en las tal vez, quién de los prisioneros que se había lanzado
refriegas y se dan en la jeta el uno al otro por una a coger el pedazo de pan saldría vencedor. A veces
mísera patata... "¡Luchar!" Usted dice: ¡luchar!, les arrebataban a las campesinas las panochas de
cuando estamos consumiéndonos poco a poco, y de maíz, las patatas y los mendrugos para lanzarlos ellos
un día a otro nos tirarán a la fosa. Todos estaremos mismos al otro lado de la alambrada y observar con
allí -dijo, señalando hacia la zanja-. Es preferible sonoras carcajadas cómo esos hombres famélicos,
morir de golpe, como un comunista, abatido por una mortificados por el frío y la impaciente espera, se
bala fascista. ¡Sería más honesto! echaban unos sobre otros para atrapar la limosna. No
- ¡Sin ataques de nervios, por favor! -Mijaíl era rara la vez en que también los oficiales tomaban
Nikoláievich volvió a mirarle con ojos que pinchaban parte en esas diversiones.
y cortaban-. Tus palabras, Grigori, tienen algo de Mijaíl Nikoláievich llevó a sus compañeros hasta
verdad, pero no todo. Tú te mortificas, acusas a los la alambrada, sin darles ninguna explicación. Se
demás, y ¿qué has hecho como candidato a miembro sentaron en el húmedo suelo. Cerca de ellos, a
del partido? ¿Cuánto tiempo llevas ya en el derecha e izquierda, estaban sentados los otros,
cautiverio? formando grupitos a lo largo de la cerca. Ante el
- Más de cuatro meses. ¿Que qué he hecho yo? - campo de los prisioneros pasaban aldeanas y carros.
Ereméiev se encogió de hombros-. ¿Qué podía hacer, De cuando en cuando volaban por encima de la
pues? Intenté evadirme en dos ocasiones. alambrada pedazos de pan, remolachas, maíz. Los
- Eso lo hiciste para ti. ¿Y para los demás, para cautivos se arrojaban sobre el botín, los soldados se
tus compañeros? ¿Callas? divertían. Todo marchaba como siempre.
Grigori le espetó con rabia: Un sargento larguirucho y flaco, conocido entre
- Y usted, ¿qué ha hecho? los prisioneros por el mote de el "Timón", le arrebató
Shájov le dio un tirón de la manga. Ereméiev caía a una mujeruca la cesta y se puso a tirar él mismo las
ya en la cuenta de que había sido injusto, pues Mijaíl remolachas, tratando de hacer blanco en los
Nikoláievich con su ejemplo, sin gastar palabras, les prisioneros.
enseñaba a diario a ser firmes, conservar la dignidad Los soldados que no estaban de guardia, reunidos
humana, tener conciencia y saber incluso bromear a sus espaldas, relinchaban como una yeguada; tanto
cuando la congoja arañaba el alma. En realidad, les divertía el espectáculo. El "Timón" cuidaba
Los soldados no se ponen de rodillas 9

rigurosamente del orden y la justicia: la remolacha presintiendo acongojado la proximidad de una


debía ser de aquel a quién había golpeado. Y si algún tragedia, imploró con voz enronquecida:
otro prisionero se lanzaba a recogerla, el sargento - Lleve eso, Mijaíl Nikoláievich.
acometía a gritos al violador de la "justicia" y no se Sus ojos, en contra de su voluntad, miraban el pan
sosegaba mientras la hortaliza aquella no hubiera ido con avidez. ¡Llevaba ya tantos meses sin probarlo!
a parar a manos de su legítimo dueño. Le parecía haber olvidado su sabor. No sólo él
Una remolacha golpeó con tal fuerza en el pecho miraba con ansia aquella media hogaza que yacía en
de Shulgá que el mozo se tambaleó. el suelo enlodado. Todos los prisioneros tenían
- ¡No la cojas! -dijo Mijaíl Nikoláievich en tono clavados los ojos en ella. Alguien gritó con
autoritario. impaciencia:
- ¿Cómo es eso? -balbuceó Antón, desconcertado. - ¡Llévatela, imbécil, antes que se humedezca del
- ¡No la cojas! todo!
Shulgá, sin comprenderle, estiró el brazo hacia la - Mira, no saques de quicio a el "Timón". ¡Lo
remolacha; pero Mijaíl Nikoláievich se le adelantó y lamentarás!
tiró la hortaliza hacia la alambrada. El "Timón", El intérprete no se contuvo tampoco:
asombrado de que nadie recogiera la dádiva, gritó - ¡Ea, tú! ¿Por qué no llevas el pan? ¡Agáchate,
algo en alemán. Shulgá, presa de desconcierto, cógelo y dale las gracias al señor sargento por su
miraba tan pronto a la remolacha como al sargento y bondad!
a los suyos. No sabía qué hacer. Nada comprendían Fue entonces cuando Mijaíl Nikoláievich despegó
tampoco los demás. Uno de los más próximos quiso los labios:
coger la remolacha, pero la voz imperativa de el - ¡No lo cojo, porque no soy un cerdo, ni un perro,
"Timón" le hizo volver a su lugar. El sargento llamó ni un villano lamebotas como tú! ¡Soy persona! Y no
de la garita de la guardia al intérprete y le dijo algo. he aprendido a hacer reverencias ante los fascistas.
Este, después de escucharle y de hacer una servil - ¡Tú eres un bolchevique, un comisario! -ahogóse
reverencia, gritó con una pronunciación polaca muy en su grito el intérprete y empezó a contarle algo de
remarcada e hiriente falsete: prisa al sargento.
- El señor sargento te ordena a ti -su índice - ¡Sí, soy bolchevique, soy comisario, soy
señalaba a Mijaíl Nikoláievich-, que levantes la comunista! -Mijaíl Nikoláievich dijo eso
remolacha que has arrojado con la punta de la bota y dirigiéndose, más que al intérprete, a los que le
se la lleves de rodillas al mozo que ella golpeó. rodeaban-. Ustedes pueden matarme de hambre o
Mijaíl Nikoláievich movió negativamente la como sea, pero no podrán estrangular nuestra
cabeza. Antón, encogido de miedo, bisbiseaba algo dignidad humana. No vamos a agarrarnos del cogote
en silencio. Ante tan inaudita osadía, el "Timón" el uno al otro por una mísera patata.
quedó como petrificado. ¡No le habían obedecido! Los soldados corrían ya hacia el portón. Mijaíl
Desenfundó la pistola. Alguien del grupito vecino Nikoláievich dijo con voz apagada, dirigiéndose a los
gritó: suyos:
- ¡Levántala, viejo! ¿Qué te cuesta? - Vienen por mí... Es mi fin... Me apellido
A Shájov se le oprimió el corazón. "Ahora mismo Sazónov. Soy comisario de batallón. Comunicádselo
detonará el disparo. ¿Por qué habrá hecho eso Mijaíl a mi esposa si sobrevivís y si, naturalmente, la
Nikoláievich? ¿Qué querrá demostrar? ¡El mismo ha encontráis viva a ella. Se quedó en Drogobich. Eso es
dicho que no quiere una muerte inútil! Y ésta, ¿qué todo, muchachos. Tengo ganas de vivir, pero...
es? ¿Una muerte provechosa?" Adiós...
El "Timón" alzó lentamente la pistola y apuntó. Y él mismo, con las manos plegadas a la espalda,
Mijaíl Nikoláievich, parado a unos pasos de allí, le fue al encuentro de los alemanes.
miraba fijamente a los ojos. Sabía que al alemán no - ¡Qué hombre! -suspiró admirado Ereméiev.
le fallaría el tiro. - ¡Un hombre de verdad! -añadió Beltiukov,
Pero el disparo no se produjo. El sargento, acompañándole con los ojos, mientras unos gruesos
sonriendo de repente, guardó la pistola en la funda y lagrimones rodaban por sus mejillas.
gritó algo a un soldado que se encontraba detrás de Dos soldados condujeron a Sazónov hasta la
él. Este corrió a la caseta de la guardia y trajo de allí terracilla de la caseta de la guardia, donde le esperaba
media hogaza. El "Timón" dijo algo al intérprete, y el "Timón". Y allí se desarrolló un suceso
éste gritó de nuevo: inesperado. El sargento había alzado la mano para
- El señor sargento dice que los alemanes saben asestar una bofetada al comisario. Pero en ese
valorar la bravura. Recibe un premio. momento Mijaíl Nikoláievich se agachó un poco y,
El pan cayó casi a los pies de Mijaíl Nikoláievich: como un muelle que se endereza, golpeó
el sargento tenía buena vista y mano segura. Mijaíl violentamente con la cabeza en el vientre del alemán.
Nikoláievich, sin dejar de mirar fijamente al alemán, El sargento abrió los brazos ridículamente y cayó de
no se movió siquiera ni cambió de postura. Ereméiev, la terracilla. Sazónov se abalanzó a él y le asestó con
10 V. Liubovtsev

saña unos cuantos puntapiés. Los soldados quedaron después que la evasión no era una finalidad en sí y
perplejos. Los prisioneros se agolparon ante la que no tenía ningún sentido exponerse en balde.
alambrada. La ametralladora de la torre tableteó de Huir, por ciertos motivos, es imposible. No te
prisa y Sazónov se desplomó al lado del castigado mortifiques, pues, ni te hagas ilusiones. Trabaja con
sargento. De nuevo traqueteó la ametralladora, la gente como un comunista. Agrupa a los hombres,
atragantándose en su trabilla. Las balas silbaron por infúndeles ánimo; no permitas que se desalienten ni
encima de los prisioneros. Los hombres se tiraron al se bestialicen. El dijo que hasta en el cautiverio se
suelo y se apartaron a rastras de la alambrada para ir puede y se debe luchar con el enemigo. Tras la
a refugiarse en sus cuevas. alambrada, uno puede seguir siendo un combatiente.
Con su vida y su muerte, Sazónov había dado una Sí, el comisario había dicho eso. Grigori había
lección casi a todos los prisioneros. La acción del discutido con él entonces, afirmando que no eran
comisario les dejó pasmados. Durante unos cuantos sino palabras bonitas. Y Sazónov había demostrado
días no cesaron en el campo las disputas ni los que no eran simples palabras. ¿Acaso el desafío
comentarios. Ereméiev, Shájov, Beltiukov y Shulgá, lanzado al sargento y todo lo que ocurriera a
por haber conocido de cerca a Sazónov, se trocaron continuación no habían dejado una huella imborrable
de pronto en el centro de la atención. Les formulaban en el alma de los prisioneros? ¡Y qué huella! Desde
mil preguntas. Pero, ¿qué podían decir ellos acerca hacía unos días, los fascistas se veían privados de su
de ese hombre?, ¿qué sabían de él? Si no les había habitual distracción. Las aldeanas tiraban comida por
dicho siquiera su nombre ni su grado militar hasta encima de la alambrada; pero los prisioneros no
poco antes de morir. Hasta aquel entonces había sido armaban más aquellas riñas que tanto divertían a los
para ellos, simplemente, Mijaíl Nikoláievich, un soldados. Por cierto, alguien intentó resucitar lo
prisionero como otros, con la única diferencia de que viejo; pero le recordaron las palabras del comisario.
guardaba consigo mismo y con los demás una actitud Ahora iban por turno a recoger las dádivas de las
algo más severa que ellos. Eso era todo. campesinas, y en vez de pensar sólo en sí mismos, lo
A Ereméiev le requemaba el recuerdo de lo que repartían entre los compañeros. El comisario les
había echado en cara a Sazónov: "¿Y usted, qué ha había devuelto la conciencia, la humanidad, el
hecho?" ¡Caramba! Podía ser que el reproche aquel orgullo. ¿Era poco eso?
hubiera empujado al comisario a hacer eso. Grigori Y sin embargo, Grigori opinaba que la tarea
se sintió culpable de la muerte de Sazónov. En vano principal del prisionero era evadirse del campo de
trataba Shájov de convencerle de que el comisario concentración. Llegar adonde estuvieran los propios,
había procedido así, y sólo así, aunque aquellas coger las armas en las manos y batir a los fascistas.
palabras no habían sido pronunciadas. Pero Ereméiev Esa era la lucha verdadera...
seguía afirmando con obstinación que era Ereméiev constataba, no sin celos, que en los
precisamente él, Grigori, quien se había referido últimos tiempos Shájov solía platicar largo y tendido
entonces a la "pesca", equiparando a ella la vida de con Shulgá, y más que nada sobre la religión. Vasili
los prisioneros, cuando cada uno pensaba sólo en su se guaseaba de lo devoto que era el muchacho.
propio bien. Y en general, él estaba cansado de Grigori, irritado por la paciencia de Shájov, le dijo
arrastrar tan mísera existencia y morir allí una vez en presencia de Shulgá:
lentamente. La herida de Vasili había cicatrizado casi - ¿Por qué gastas tanta saliva? ¡Vamos! ¡Sostener
por completo y era preciso evadirse cuanto antes. toda una controversia con ese gorrón! Machacas en
- Pero, Grigori, yo no sirvo todavía para correr - hierro frío, cuando la cosa está más que clara.
Shájov sonrió tristemente-. Si me cuesta un esfuerzo - ¡Tú sí que eres un herrero audaz! -exclamó
terrible llegar hasta la cocina... burlonamente Shájov, cuando Shulgá se hubo
- ¡Te llevaré a cuestas! retirado y ellos quedaron solos-. Quieres sacarle de
- ¿Con esas piernas que apenas te sostienen a ti? un tirón lo que otros le metían en la cabeza a lo largo
Huye con Leonid; él es más fuerte que yo. de tantos años.
- ¡Vete al cuerno! Grigori explotó:
- No te acalores. ¿Recuerdas cómo Mijaíl - ¡Que se vaya al diablo! ¿Crees tú que estoy aquí
Nikoláievich te dijo: "¡Sin ataques de nervios, por para reeducarle? ¿Me pagan por eso? Que viva como
favor!"? Bueno, pues... Y también te habló de la le dé la gana. ¿Y tú?, ¿por qué te ocupas de él?
evasión. ¿Lo has olvidado? Vasili tardó en responder.
- No -Ereméiev, sombrío, inclinada la cabeza con - ¿Te acuerdas de esa vez, cuando Lionka dijo:
tozudez, tenía los ojos clavados en el suelo-. Fue él "No somos ya guerreros"? Y tú añadiste entonces que
justamente quien dijo que había que aprovechar toda habíamos acabado de guerrear... Mijaíl Nikoláievich
posibilidad para librarse del cautiverio y llegar hasta no se mostró de acuerdo. Nos enseñó que aunque
los nuestros o unirse a los guerrilleros. estamos en el cautiverio, no dejamos por eso de ser
- ¿Y qué más dijo? ¿Callas? ¿Has aprendido soldados. Debemos combatir. No sólo contra los
únicamente lo que te conviene a ti? El subrayó hitlerianos, sino por salvar a nuestra gente, a nuestros
Los soldados no se ponen de rodillas 11

muchachos. Por eso hago el intento... de concentración, oyeron el retintín de la


- Que Dios te ayude como hubiera dicho Shulgá-. alambrada...
Ereméiev estremeció airadamente los hombros y Jamás olvidarían cómo gritó asustado el centinela
ensombreció de súbito-. ¡Ay, Vasia, Vasia! ¿Será al alumbrar con la linterna al yacente Niekliúdov, ni
posible que nuestros caminos se separen? ¡Tu alma cómo repiqueteó el arma automática... Ellos echaron
anhela también escapar de aquí y estar en libertad! a correr. Pero ¿acaso podrían ir lejos? Al cabo de dos
Huyamos los tres. Acepto incluso que Antón venga días cayeron en manos de sus perseguidores y fueron
con nosotros. Que sea el cuarto. a parar al mismo lugar. Los fascistas se ensañaron de
Shájov sacudió la cabeza y le enseñó la pierna lo lindo: les propinaron una paliza soberana. De
herida. haberles apresado en el acto, ellos, en su
acaloramiento, les hubieran liquidado posiblemente.
Capítulo II. Las raíces se descubren en la Pero el momento no era oportuno, pues estaban
tormenta. trasladando a los prisioneros a otro lugar. Los
I incrustaron en la formación general, como
¿Cuántos días llevaban ya viajando? Nadie podría diciéndoles: aún saldaremos las cuentas. ¡Que
decirlo. Habían perdido la noción del tiempo. A probasen a encontrar a los tres fugitivos entre los
Grigori se le antojaba que, desde el momento en que miles de esqueletos tan parecidos los unos a los
tras ellos se cerrara la pesada puerta del vagón de otros! ¿Y a santo de qué iban los fascistas a moverse
mercancías y las ruedas comenzaran su golpeteo en ahora y gastar balas? Si sabían que hoy o mañana,
las junturas de los raíles, llevándose no se sabía a todos la diñarían.
dónde a los prisioneros, había pasado una eternidad. No obstante, ellos habían quedado con vida,
Después de lo sobrevivido los últimos meses en los aunque la de Deblin era la fortaleza de la muerte.
campos de concentración, a Ereméiev y a sus Una bandera negra ondeaba sobre ella, advirtiendo a
compañeros no les asombraba ya nada. Hasta la toda la comarca o a cuantos pasaran por allí que no
libertad les parecía algo inventado, inexistente en la se acercasen, pues una epidemia de tifus asolaba el
realidad. campo de concentración. En todo el invierno no
La libertad… Grigori no podía aún tocarse la había aparecido por allí ni un solo alemán. Que los
espalda sin percibir dolor. Aquella vez, por haber prisioneros viviesen, padecieran y muriesen como les
intentado fugarse, les habían vapuleado diera la gana. Los hitlerianos estaban allí sólo para
tremendamente. Lo extraño era que les habían vigilar que nadie saliera de aquella tumba. Tiraban
perdonado la vida. Los hitlerianos habían tenido las patatas y los nabos helados desde lo alto de la
razones de sobra para mandarles derechitos al otro muralla. Lo mismo hacían con el pan: una hogaza
mundo. Sí, pues, la evasión había fracasado... En un para veinticinco hombres. Policías escogidos entre
comienzo, todo, al parecer, marchaba bien. Sasha los propios cautivos cuidaban del orden dentro del
Niekliúdov, oriundo de Buguruslán como Grigori, campo. Médicos, también prisioneros, trataban de
había hecho, con uno de los prisioneros, trueque de curar de alguna manera a los enfermos, pero, ¿qué
botas por unas tijeras de sastre. Eran cuatro los que podían hacer ellos sin los medicamentos necesarios
se disponían a evadirse. Shulgá, por más que Vasili ni condiciones algo humanas? Morían a centenares.
tratara de convencerle, se negó rotundamente a unirse Hacia la primavera quedaron vivas unas
a ellos. Dijo que tenía miedo y que eso sería una cuatrocientas o quinientas personas. Mas que ello,
violación de la voluntad de Dios. Que si el amito eran sombras, esqueletos recubiertos de piel seca y
Dios lo tenía allí, era porque así debía ser. Pero la gris.
cosa, por lo visto, tenía una explicación más sencilla: Ereméiev y Beltiukov habían tenido suerte, pues
Antón había logrado, por mediación de un paisano el mal les atacó en forma leve. Lo resistieron en pie.
suyo al que encontrara allí, colocarse de obrero en la No estuvieron tumbados más que tres o cuatro días.
cocina. A partir de entonces esquivaba el trato con Luego Leonid logró colocarse en el equipo de
sus compañeros, aunque de vez en cuando les traía enterramiento, donde daban una escudilla
una caldereta de mala sopa o unas patatas. En fin, les complementaria de mala sopa y una hogaza para
alimentaba un poco. Y gracias por eso... Si no quería diez. El compartía con sus amigos aquella mísera
ir con ellos, que no fuese... Nadie le obligaba... De ración; pero eso aplazaba por poco tiempo la muerte
noche llegaron a hurtadillas hasta la cerca y se que les acechaba. Luego la fortuna le sonrió a
pusieron a cortar el alambre. Hicieron una gatera. Grigori: fue aceptado en la cocina en lugar de
Beltiukov iba el primero; Shájov, el segundo; en pos Shulgá, que había enfermado de tifus. Eso era ya
de él, Grigori; y Niekliúdov, el último. Tal era la algo. Los amigos podían contar también con la ración
suerte que le había tocado a cada uno. Mas Sasha de Ereméiev, puesto que él comía en la cocina y, por
tuvo el infortunio de engancharse con el capote a una añadidura, lograba traerles algo de allí. Shájov estuvo
púa. ¡Ni para acá, ni para allá! Hasta ellos, que se gravemente enfermo; pero los compañeros le
encontraban ya a unos cincuenta metros del campo arrancaron de las potentes garras de la muerte. En ese
12 V. Liubovtsev

ínterin, Ereméiev se había conciliado bien que mal "¡Basta!" Los que habían quedado en pie -unos
con Shulgá, aunque no dejaban de irritarle, como cuarenta hombre- fueron apartados a un lado. El
antes, la resignación del mozo y las plegarias que oficial dijo algo con recia voz; por lo visto, que eran
dirigía al cielo hasta en estado delirante. Grigori le pocos, que hacían falta más. Volvió a darse la voz de
decía mentalmente: "Cuando te recobres y te pongas mando, y al grupo de los más vigorosos se
en pie, yo te preguntaré quién te ha salvado: ¿el incorporaron aquellos que habían dejado de correr a
amito Dios o nosotros, los ateos que te hemos la segunda vuelta. El oficial, satisfecho, se frotó las
atendido?"... manos. Los prisioneros escogidos formaron filas.
A mediados del invierno, la comida mejoró algo. Bajo escolta, los condujeron a la estación, los
Los alemanes empezaron a dar, para sazonar la metieron en los vagones y se los llevaron de allí.
bazofia, un poco de grasa rancia, afrecho y grano. La En la fortaleza, expuestos al gélido viento de
hogaza se repartía ya entre quince personas. ¿Creen marzo, quedaron los más débiles. Y entre ellos,
ustedes que los hitlerianos se habían vuelto más Vasili Shájov y Shulgá. ¿Qué sería de esos hombres?
humanos? Nada de eso. Ellos seguían cometiendo ¿A dónde los llevarían? "¡Ay, Vasili, Vasili! -pensó
atrocidades. Pero sus esperanzas de hacer una guerra- Ereméiev con tristeza y dolor-. Después de haber
relámpago y lograr victorias fáciles se desvanecieron compartido tantas penas, estamos separados.
como una pompa de jabón. No pocos soldados ¿Volveremos a vernos alguna vez?"
fascistas cayeron en Rusia, no pocas tumbas ...Tenía muchas ansias de beber. ¡Ansias! No era
alemanas aparecieron en la tierra rusa. A Hitler le ésa la palabra más adecuada. Cada célula de su
hacían falta más y más regimientos y divisiones; cuerpo le pedía a gritos: ¡agua, agua, agua!...
necesitaba trabajadores que reemplazaran, en los El efecto de la sed, al igual que el del hambre, se
campos y en las fábricas, a los que habían tomado las manifiesta de diversas maneras en los seres humanos.
armas en las manos. Y traquetearon las ruedas de los Los unos la soportan con resignación, y al no ver otra
trenes, llevando hacia el Este a los soldados recién salida, se vuelven pasivos, flemáticos. Los otros se
uniformados. A su encuentro, procedentes de todas enfurecen y rabian contra todos y contra todo. Hay
las regiones ocupadas de Rusia, Ucrania y también personas a quienes la sed mueve a la acción.
Bielorrusia, así como de los campos de prisioneros Así eran Beltiukov y Ereméiev. Les exasperaba no
en trenes de mercancías con rejas de alambre de púas sólo la sed, sino la idea de que el tren iba
ante las ventanillas, viajaban los esclavos llevados a llevándoselos cada vez más lejos de la Patria.
trabajar a Alemania: mozos y mozas de las ciudades Polonia, donde habían pasado aquellos meses de su
y aldeas. Alemania necesitaba mano de obra... cautiverio, era, a pesar de todo, un país eslavo. Quien
En la primavera, los prisioneros supervivientes de se evadiera podría entenderse de algún modo con la
la fortaleza de Deblin fueron formados en la plaza. El población. Y además, tendría que andar menos para
oficial que pasó ante ellos con una fusta en las manos llegar hasta los suyos, lo que también era importante.
expresó con una mueca el asco que le producía la Pero allí -en Alemania- no hallaría albergue en
fetidez emanante de las filas. No estaba seguro de ninguna casa; todo aquel con quien topara sería un
que valía la pena llevar a alguna parte a esos enemigo. Por consiguiente, era preciso escaparse
cadáveres vivientes. Más sencillo hubiera sido mientras no fuera tarde, mientras el tren marchase
fusilarlos allí mismo. Pero las órdenes eran órdenes. por tierra polaca.
Y no se tomaría el trabajo de examinar o escoger a ¿Abrir un boquete en el suelo o en una pared del
los más fuertes. ¡Ni que pensarlo! El no deseaba vagón? ¡Imposible! Eso no podía hacerse con las
siquiera acercarse a ellos. Existía un método más manos vacías ni con sus escasas fuerzas. Quedaba
sencillo de seleccionar. sólo la ventanilla obstruida por una maraña de
Se ordenó a los prisioneros que corriesen. Una alambre y tapada por fuera hasta la mitad con una
vuelta por la plaza, otra... A quienes no lo resistían, plancha. Era la única salida. Mas no lograron
aminoraban la carrera o caían, les pegaban con palos, aprovecharse de ella, porque los prisioneros, agitados
les golpeaban con las culatas de los fusiles y les por la sed y el miedo, protestaron:
apartaban del círculo. De pronto Shájov dio un paso - ¡Os preocupáis sólo de vosotros!
en falso y cayó. Sus amigos quisieron ayudarle a - ¿Por qué de nosotros? Nos iremos todos juntos...
levantarse, pero los espantaron al grito de: "¡Sigan, - ¿Juntos? ¿Y qué sacamos con ello? De todos
adelante!" Tampoco Shulgá resistió la prueba. Se modos, no lograremos evadirnos, corriendo además
desplomó a tierra y se tapó la cabeza con las manos: el riesgo de ir a parar bajo las ruedas. Y si los
con tal que no le matasen. Ereméiev corría como se alemanes se dan cuenta de que faltan el alambre y la
lo permitían las últimas fuerzas, tragando ávidamente plancha, eliminarán a tiros a los restantes. Vosotros
el aire con la boca muy abierta. Sentía que las fuerzas queréis vivir, ¿y nosotros qué? ¿Que sucumbamos?
le abandonaban. Leonid no lo pasaba mejor. Pero ¿Que recibamos las balas por culpa vuestra? ¡Buscad
ellos corrían... a otros idiotas!
Después de la tercera vuelta, el alemán gritó: Eso, al parecer, encerraba una verdad, pues
Los soldados no se ponen de rodillas 13

quienes no pudiesen huir, lo pagarían con sus propias nada. Un cansancio terrible se apoderó de él.
vidas. El vagón no era un campo de concentración Unos cuantos oficiales se acercaron a los
donde costaría hallar a quienes sabían que iba a prisioneros parados junto a la muralla. Uno de ellos
emprenderse la evasión. Allí, todo estaba a la vista. se tapó la nariz con un pañuelo de nívea blancura y
¿Por qué, pues, los que quedaban debían sufrir por dijo entre dientes:
culpa de los fugitivos? Todo parecía lógico. - ¿Qué hacemos con esta carroña? ¿Emplearla
Sin embargo, Ereméiev, a diferencia de Leonid, para abonar los campos?
no podía conciliarse con esa lógica. La ira le revolvía - Mira -replicó otro-, mañana pasará el tren que va
e inflamaba el alma. Y no era para menos. ¡Pensar de Ostrow Mazowiecki. He estado allí. Ellos mandan
que la libertad estaba allí, al alcance de la mano, y a cadáveres como éstos. Metamos a los de aquí
era imposible conseguirla, no porque le cerrara el también. Los rusos son resistentes. Hasta éstos
paso un fascista, sino los propios, el miedo de los trabajarán un par de meses.
compañeros al castigo! Su propia conciencia no le - ¿Estos esqueletos? ¡Si no merece la pena mandar
permitiría escaparse, cuando otros tuvieran que pagar con esa carga un vagón a Alemania!
con la vida por la libertad de él. - No importa. ¡Que trabajen en pro de la gran
Se perdía un tiempo valiosísimo. Polonia iba Alemania, de nuestra victoria! ¡Qué gracia! ¡Los
quedando atrás. Menos y menos factible iba rusos trabajan en aras del triunfo de nuestras armas.
haciéndose el anhelo de evadirse. La locomotora, ¡Ja, ja, ja!....
gritando de tanto en tanto con aguda voz de falsete, Al anochecer del día siguiente el grupo de
iba llevándoselos cada vez más lejos... prisioneros donde estaban Shájov y Shulgá fue
Un aire pesado e inmóvil envolvía el vagón. En él metido en unos vagones acoplados al tren que
se habían mezclado los olores de la letrina, de los acababa de llegar. Las ruedas emprendieron su
cuerpos sucios y de los cadáveres en habitual traqueteo, llevándose a los cautivos hacia
descomposición. Nadie sabía cuántos compañeros Occidente. La fortaleza de Deblin, en cuyas fosas
quedarían allí, cuántos habían muerto ni cuántos habían quedado más de un millar de hombres
habrían de morir aún por el camino. El vagón estaba soviéticos, esperaba con fría tranquilidad la llegada
de bote en bote. No había modo de tenderse. Los de nuevas víctimas.
hombres permanecían sentados con el mentón entre
las encogidas rodillas. A veces, ya en este rincón, ya A unos cincuenta kilómetros al noroeste de
en el otro, alguien se levantaba para desentumecer las Munich, donde el perezoso Amper mezcla sus aguas
piernas. Los que no se habían levantado ni una sola con las del raudo Isar, afluente del Danubio, se alza
vez eran ya cadáveres; habían muerto sentados, en la la pequeña e insignificante ciudad de Moosburgo. No
misma pose. Durante las paradas largas, al oír al otro figura en todos los mapas ni tampoco cada tren de
lado de la pared las voces de los soldados de la pasajeros para allí. No obstante, esa pequeña y
escolta, algunos prisioneros no podían contenerse de silenciosa ciudad de provincias adquirió vasta
pegar puñetazos y patadas a la puerta, implorando a celebridad en los años de la guerra, porque en un
gritos, hasta la ronquera, unas gotas de agua. En extremo de la misma se encontraba uno de los más
respuesta oían amenazas o carcajadas. Y nada más. grandes campos de concentración de Baviera. Allá, al
¡Qué cruel fuiste, Alemania, en la primavera del "Stalag UP-A", como se denominaba en los
año 1942! documentos oficiales, venían de toda Europa trenes
II repletos de prisioneros franceses y polacos, checos y
Shájov casi no sintió el golpe que le asestara el yugoslavos, ingleses y holandeses, hindúes y negros.
hitleriano cuando cayó, jadeante, al suelo de la En el invierno del año 1942 también comenzaron a
fortaleza, apisonado por miles de pies. El corazón llegar rusos.
quería escapársele del pecho. Unos círculos oscuros El cautiverio era cautiverio, sobre todo el fascista.
danzaban ante sus ojos. Le faltaba aire y le dolía Encontrarse tras la alambrada no tenía nada de grato,
mucho la dislocada pierna. A duras penas se puso a aunque le dieran a uno, una vez al mes, uno de esos
gatas, hizo un esfuerzo sobrehumano para arrancar paquetes de la Cruz Roja que contenía, entre otros
del suelo las manos e ir renqueando, sin enderezarse, comestibles, una pastilla de chocolate, unos cuantos
adonde le indicaba el soldado. Todo le era ya terrones de azúcar y un bote de leche condensada.
indiferente... ¿Acaso podía eso suplir la libertad? Pero los rusos no
Vio vagamente, como en sueños, que al grupo en recibían esos paquetes. En comparación con los
que se encontraban sus compañeros se había demás prisioneros, su situación era especial. Hasta en
ordenado formar filas y que, después del recuento, se el campo de concentración general, una alambrada de
lo había llevado al otro lado del portón. Pero eso púas les separaba de los prisioneros procedentes de
tampoco agitó a Vasili. Tenía embotados todos los otros ejércitos. Al parecer, los fascistas tenían sus
sentidos. Su único deseo era tumbarse, estirar la razones para temer que los soviéticos ejercieran una
lastimada pierna y permanecer tendido sin pensar en determinada influencia política sobre los demás
14 V. Liubovtsev

cautivos. del Poder soviético y su lucha por el bien del hombre


A ese campo, que distribuía a los prisioneros por trabajador, ¡nada! ¡Todo se había venido abajo, como
todas las fábricas y obras del sur de Alemania, llegó un castillo de naipes, en el término de unos días!
precisamente el tren donde se encontraba Shájov. Por Dominado por el afán de poseer un terrenito, el
vez primera en muchos meses se ofreció a los muchacho había tomado el camino de la traición. Si
prisioneros la posibilidad de bañarse debidamente; hubiera sido algo más leído y más desarrollado, si
sus ropas fueron desinfectadas y ellos rapados al hubiese vivido tan siquiera tres o cuatro años bajo el
cero. Alemania no deseaba que en su territorio se Poder soviético, no habría mordido tal vez el
propagaran y proliferaran los piojos. anzuelo... ¿Qué hacer? ¿Darle la espalda y dejarle
Días después de su llegada a Moosburgo, Vasili plantado? No. El le diría todo lo que pensaba.
notó algo extraño en Shulgá. Andaba más seguro, - ¡Tú eres un canalla, Shulgá! Si lo hubiesen
con la cabeza erguida, y en sus ojos no se reflejaba sabido Grigori y Leonid, no habrían querido por nada
ya tan torpe resignación como antes. Al hablar con del mundo cuidarte y salvarte de la muerte. ¡Tonto de
Shájov, lo hacía con aplomo. Se ausentaba de la mí! Creí que tú eras un compañero. ¡Piensa en lo que
barraca por mucho tiempo y, al regresar, le daba a haces! ¡No ves que ahora tendrás que blandir el palo,
Vasili un pedacito de pan; cuando se le preguntaba pegar a prisioneros como tú y llevar denuncias a los
dónde lo había conseguido, él decía que era un fascistas!
obsequio de un paisano suyo al que había encontrado - Eso no. ¡No pegaré a nadie! Cuidaré del orden,
allí. pero no haré uso del palo para nada, ¡no, no!
El enigma dejó de serlo al cabo de una semana. - ¡Mientes, Antón! ¡Lo emplearás! Puesto que te
Shulgá, radiante de alegría, entró en la barraca, le has metido allí, estás perdido. No te contendrás.
hizo señas a Shájov para que saliera al patio, y una Harás lo que te manden...
vez afuera, sacó del bolsillo y desplegó con cuidado Difícil era precisar si Shulgá no comprendía de
un brazalete blanco con la inscripción de Polizei. veras a Shájov, considerando que no tenía nada de
- ¡Estás loco! -exclamó Shájov. bochornoso el ser policía en el campo de los
Pero Antón no pensó siquiera justificarse. Su prisioneros; quizá fingiera eso y no quisiera atender a
rostro expresaba seguridad en la razón que le asistía. razones. Lo cierto era que a cada rato contemplaba
- No, Vasili -dijo-. Yo soy inteligente. ¡No ves, muy ufano su brazalete. Sería posible que ese mozo
acaso, que los alemanes derrotarán a Rusia en este paleto y zafio se sintiera halagado de que -¡por vez
año? No nos retendrán aquí mucho tiempo. primera en la vida!- le obedecían otros, mucho
Volveremos pronto a casa. Tenemos que quedar mayores que él. A Shájov le tenía franca simpatía de
vivos, ¿comprendes? amigo y hasta cariño. Era, para él, el ser más
Trató de demostrar con ardor que lo principal era próximo. Por eso incluso después de aquella
quedar vivos y regresar a casa. Los alemanes eran conversación Shulgá se afanaba por traerle a Vasili
fuertes y vencerían de todos modos. Ya habían hoy un pedazo de pan, mañana una escudilla de
derrotado a más de un ejército. ¡Cuántos soldados de bazofia y se disgustaba mucho cuando Shájov se
las diversas naciones estaban allí prisioneros! Antes negaba a aceptarlo.
Shulgá no había sabido ni comprendido eso, porque Al cabo de un mes, los hitlerianos formaron un
la política no le había interesado. Pero ahora lo veía equipo de obreros y los destinaron a la fábrica de
con sus propios ojos. Su paisano, que vivía en las locomotoras "Krauss-Maffeil", emplazada en un
barracas de los polacos, le había explicado algo, suburbio de Munich. Shulgá fue a parar allá
aunque a Antón no le había faltado inteligencia para juntamente con otros policías del campo de los
comprenderlo todo él mismo. Y si los alemanes no prisioneros. Gracias a él, Shájov fue alistado al
llegaran a apoderarse de toda Rusia (que era equipo, aunque estaba aún débil y no servía para
demasiado grande), serían, no obstante, los dueños de trabajar.
Ucrania: eso era tan cierto como dos y dos son En Munich-Allach, donde se encontraban la
cuatro. Por consiguiente, tendrían que vivir bajo el fábrica y el campo de los prisioneros, Shulgá
dominio de los alemanes como en otros tiempos bajo consiguió también para Vasili el puesto de superior
el de los panis. Si él les prestaba sus servicios allí, de los Stubendienst, los encargados de la limpieza en
posiblemente cuando volviera le tomarían de las barracas. Al enterarse de ello por boca del propio
guardián en alguna hacienda y le darían un terrenito. Antón -el cual no había resistido a la tentación de
Era preciso mirar adelante y preocuparse del futuro. jactarse de lo influyente que era en regir los destinos
Aconsejó a Vasili que lo pensase, pues él podría de los prisioneros-, Shájov montó en cólera. Sin
interceder para que le pusieran también de policía. ocultar su irritación, le echó en cara a Shulgá:
¿No eran, acaso, buenos amigos? - ¡Quién te ha pedido que hagas eso, pedazo de
A Shájov hasta se le cortó la respiración. Después animal!
de haber hablado tanto con Shulgá, de habérselo Shulgá se desconcertó:
explicado todo, de haberle descrito las realizaciones - Yo creí que así sería mejor. No ves que apenas
Los soldados no se ponen de rodillas 15

te queda vida y que no podrás trabajar en la fábrica... alojaba la llamada "élite" del campo: los intérpretes,
De nada le valieron a Shájov las blasfemias ni el los policías, los cocineros, los pinches, los médicos y
exigir que Shulgá fuese a gestionar la incorporación enfermeros. No había allí literas superpuestas de a
de aquél al equipo fabril. Shulgá seguía insistiendo tres, sino de a dos, y la barraca tenía más luz, más
en que Vasili se repusiese primero y recobrara las espacio. Sus moradores se alimentaban mejor, no
fuerzas; luego pues, al cabo de uno o dos meses, iría sólo porque los alemanes les daban una ración más
a la fábrica, si tanto lo deseaba. Pero ahora él, Antón, grande, sino también porque allí vivían los cocineros,
no iría a hablar con el jefe... y a éstos, como era de suponer, cuando se iban de la
Así, pues, Shájov llegó a ser el superior de los cocina a dormir, siempre se les pegaba a las manos
Stubendienst. Era un trabajo fácil. Por la mañana, algo de lo que no había ido a parar a la olla.
cuando los prisioneros iban a la fábrica, los Shájov esquivaba a sus compañeros de barraca,
encargados de la limpieza debían barrer y fregar el trataba de no tomar parte en sus ágapes nocturnos. Le
suelo de las barracas y hacerlo antes de que volviesen parecía que todos esos canallas glotones, que se
los del turno de la noche. Y a la tarde, cuando éstos llenaban la panza de lo que robaban a los prisioneros,
se iban al trabajo, hacer de nuevo la limpieza antes vivían muy contentos, sin ningún deseo de liberarse
de que regresaran los del turno de la mañana. En ni de luchar. El hombre se sentía muy solo. Más de
cada barraca había dos Stubendienst permanentes. una vez había hecho el intento de ponerse en
Vasili tenía la obligación de controlar el trabajo de contacto con los prisioneros que trabajaban en la
los mismos, así como recibir del depósito escobas y fábrica. Pero no lo lograba. Ellos le miraban con
trapos que él guardaba en un pequeño cuchitril de su desprecio y desconfianza, como si fuese un ajeno. No
barraca. les tenía rencor, puesto que, en realidad, él residía en
Al principio, el hombre sufría inmensamente y aquella barraca y el policía superior del campo,
andaba con un humor de mil demonios. Le parecía Shulgá, le trataba de la manera más amistosa. No
que, por voluntad de Shulgá, él había dado, si no un obstante, él buscaba afanosamente, entre los
paso, un pasito por el camino de la alevosía; que ochocientos prisioneros, uno que fuese para él tan
había traicionado, si no a la Patria, a sí mismo. Cierto cercano como Ereméiev o Beltiukov.
era que allí todos ellos habían traicionado a su deber III
cívico, aunque no fuera sino por haber caído La maciza puerta chirrió al ser descorrida y los
prisioneros. Y además, todos trabajaban para los hirientes rayos de luz de unas linternas de bolsillo
fascistas. No importaba cómo trabajaran; el hecho era irrumpieron en el vagón.
que trabajaban. Los muchachos, en la fábrica, - ¡Afuera! ¡Rápido!
armaban locomotoras y coches blindados. El y su Se oyeron gritos estentóreos como ladridos de
equipo de la limpieza procuraban que las barracas perros. Pasando por encima de aquellos que no
estuviesen aseadas; que no se criaran piojos ni habían llegado a la meta, Grigori y Leonid saltaron
mugre; los médicos de la enfermería del campo pesadamente y rodaron por el suelo. Sobre ellos se
curaban a los prisioneros para que saliesen al trabajo; tiraron otros, cayeron también y se apartaron a
los cocineros y pinches preparaban la comida con el rastras. Las piernas debilitadas no les sostenían ya.
propósito de que los demás pudiesen vivir y trabajar Las "luciérnagas" de los soldados de la escolta se
para Hitler. Venía a resultar, pues, que entre él, encendían y apagaban de continuo a lo largo del
Vasili, y Shulgá no había gran diferencia. En convoy, y a la luz de las mismas brillaban
resumidas cuentas, los dos trabajaban para bien de tenuemente las franjas de los raíles. Seguía cayendo
los alemanes. ¿Qué importancia tenía que Antón lo gente de los vagones. Era una noche tenebrosa, de
hiciese por propia voluntad y Vasili en contra de cielo encapotado, sin estrellas. Los soldados de la
ella? Lo principal era el resultado, el hecho de que se escolta subían a los vagones para sacar a puntapiés a
hacía, y no la causa por la que se hacía. Shájov les los que quedaban dentro, y, luego de percatarse que
tenía envidia a los que iban a la fábrica, pues allí se ya no se levantarían jamás, corrían las puertas.
presentaba la ocasión de estropear algo. En cambio Después de registrar el tren, obligaron a los
donde él estaba, ¿qué podía estropear? ¿Decirles a prisioneros a formar filas. Tardaron mucho en hacer
los Stubendienst que limpiasen mal y dejasen basura el recuento hasta que, por fin, se pusieron en marcha.
tirada por todas partes? Los fascistas, con ello, no Mas, no habían caminado un centenar de metros
saldrían perjudicados... cuando el aullido desgarrador de una sirena rompió el
Una circunstancia más abrumaba a Shájov. Como silencio nocturno, los azules tentáculos de los
superior, él, por ley tácita de la administración, reflectores empezaron a palpar nerviosamente el
pertenecía a la parte privilegiada de los prisioneros, cielo, los cañones antiaéreos ladraron y las
la cual tenía para sí una barraca aparte. Y aunque esa deslumbrantes arañas de los cohetes de iluminación
barraca no estaba separada de las demás por vallas ni se encendieron sobre el ferrocarril. Los prisioneros,
alambradas de púas, y aunque se hallaba en la guiados por el ciego instinto de conservación,
cercanía de las demás, tan iguales como ésta, allí se huyeron a la desbandada. Unos se tiraron al suelo,
16 V. Liubovtsev

otros se escondieron bajo los vagones. Los gritos de vecindario! Aguardemos a que amanezca.
furia y pavor de la escolta, el seco repiqueteo de las A la vaga luz matutina, que penetraba por la
armas automáticas; todo se fundió con el estrépito de misma grieta que les había servido de entrada,
los antiaéreos y las explosiones de las bombas. examinaron su albergue. El sótano estaba dividido en
Ereméiev y Beltiukov, que habían echado a correr unos cuantos compartimentos. Había de todo -palas,
también, fueron a refugiarse bajo un vagón parado en briquetas de carbón, cajas con botellas vacías, un
la vía contigua. Al principio no les había pasado por montón de sacos, algunas patatas ya viejas con
la mente la idea de fugarse. Simplemente, por falta brotes- menos agua, lo que más necesitaban.
de costumbre, aquel súbito ataque les había Sentados en el suelo, hablaban en voz baja.
atolondrado. Pero al darse cuenta de que se Discutían el plan de acción. A Grigori le parecía que
presentaba la ocasión de evadirse, ellos, sin no sería difícil abrirse paso hacia el Este. En la zona
convenirlo, se arrastraron por las vías, debajo de los del frente tendrían que obrar con tiento, pues los
vagones, hasta meterse de prisa bajo una estacada. hitlerianos se mostraban allí más vigilantes. Pero
- Para -murmuró jadeante Beltiukov-. aquí, en Alemania, sería más sencillo. ¿Acaso los
Descansemos un poquito. No puedo más... alemanes revisarían cada tren de mercancías?
A Grigori también le temblaban las piernas. ¡Imposible! ¡Con tal de no ir a parar a un tren de
¡Valientes corredores!, hubiera dicho Vasili Shájov. tropas! Porque allí -qué cabe- les pescarían en
El invierno pasado en la fortaleza y aquellos cinco seguida. En cualquier otro tren podrían viajar sin
días de viaje se hacían sentir. No obstante, era temor: todos los hechos estaban a su disposición. Y a
preciso alejarse de la estación... aquellas alturas del año no hacía frío, lo que era
Reconcentrada toda la voluntad, el hombre se importante también. Y como toda Alemania debía de
incorporó y tirando de la manga a su compañero, tener las luces camufladas, puesto que los aviones de
dijo: los aliados les alteraban los nervios por las noches,
- Vamos. las estaciones ferroviarias estarían sumidas en la
- Espera un minutito más... -suplicó éste. penumbra y los conductores y mozos encargados del
Avanzando a hurtadillas, pegándose al suelo servicio de los vagones no subirían a los techos.
cuando en el cielo se encendía, suspenso de un ¿Para qué? Así que los fugitivos podrían viajar
minúsculo paracaídas, un vacilante haz de luz, y tranquilos toda la noche a condición de bajar y
lanzándose a correr cuando éste se apagaba, salieron esconderse antes de la amanecida...
a la ciudad. La calle estaba desierta, sin vida. Entre Tales eran las consideraciones que Grigori expuso
las casas intactas se alzaban, aquí y allí, los a su compañero. Beltiukov, más sereno y comedido,
escombros de los edificios destruidos. Las viviendas opinó que aún quedaba por saber adónde iría el tren.
asoladas por los incendios miraban con sus vacías Porque podría llevarles en dirección contraria.
oquedades a los fugitivos. Y aunque no eran de temer ¿Cómo averiguarlo pues? Ereméiev no creyó que eso
sino las casas enteras, de donde a cada momento fuera un gran problema, pues bastaría con fijarse
podía salir o asomarse algún alemán, los prófugos hacia dónde miraba la locomotora. Leonid se dio por
apretaban el paso involuntariamente a deslizarse ante vencido y, lleno de ilusión, empezó también a fraguar
aquellas ruinas, pues hasta entonces no habían visto planes.
nada semejante. El día parecía no tener fin. Y ellos, impacientes,
Cuando los ladridos de los antiaéreos y el ansiosos de acción debían permanecer en aquel
estrépito de las explosiones empezaron a apagarse, lo sótano con las gargantas resecas.
que pronosticaba el fin del ataque, ellos se Al oscurecer, salieron de su escondrijo y, tendidos
escondieron entre las ruinas. Grigori dijo que debían sobre los cascotes de los ladrillos, prestaron oído a
meterse en algún sótano. Beltiukov replicó que si los ruidos de la ciudad nocturna. En alguna parte
alguien aparecía por allí, ellos no podrían escapar. tintineaba un tranvía y bufaban unos automóviles.
Pero después se rindió. Al cabo de prolongadas Desde la estación llegaban los pitidos de las
búsquedas toparon con una brecha por la cual locomotoras, los chasquidos de los topes, el traqueteo
descendieron a un sótano completamente oscuro, mal de las ruedas. Era aún pronto para ponerse en
aireado, oliente a carbón y a patatas viejas; su única camino. Había que esperar a que la ciudad se
ventaja era que estaba seco. Los hombres se durmiese, para no tropezar con nadie en la calle.
tumbaron al suelo y, por vez primera en tantos días, Convinieron en no ir hacia la estación sino en
desentumecieron con placer las piernas. dirección contraria, pues, por regla general, las
Aplacada la primera emoción, oyeron de nuevo la estaciones se hallan situadas cerca del centro de la
imperiosa voz de la sed. Empezaron a tantear a su ciudad. Era preciso tomar el tren en alguna estación
alrededor con la inexplicable esperanza de hallar un suburbana. No cabía duda de que debía existir una
grifo. Leonid topó con un caldero, que cayó armando estación de mercancías o para la formación de trenes.
un ruido infernal. Cerca de todas las grandes ciudades hay estaciones
- ¡Basta, Lionia! ¡Que vamos a despertar al de ese tipo. Los fugitivos no dudaban de que aquélla
Los soldados no se ponen de rodillas 17

era una gran ciudad. Puesto que por allí circulaban ¡Hamburgo! La ciudad que, en su conciencia, se
tranvías, no podía ser pequeña. hallaba indisolublemente ligada al nombre de Ernesto
Dejaron atrás, sin novedad, una encrucijada, Thaelmann, la ciudad que ellos habían llamado
otra... En torno, ni un alma viva. Siguieron por una siempre el Hamburgo Rojo... Ereméiev pensó con
callejuela, que les infundió más confianza. grima que habían hecho mal en abandonar tan pronto
Desembocaba en un río. ¡Por fin podrían saciar la su refugio, que hubieran debido hacer el intento de
sed! Tumbados a la orilla, bebían, bebían, bebían... ponerse en contacto con algún obrero. Le parecía que
El agua estaba fresca y limpia. ¡Qué placer! cualquier trabajador al que se hubiesen dirigido les
Miraron a su alrededor. El río era demasiado habría ayudado al instante con ropa y comida y les
ancho para cruzarlo a nado. Echaron a andar a lo hubiera enlazado con la organización clandestina del
largo de la orilla; en alguna parte debía de haber un Partido Comunista. Grigori estaba seguro de que ella
puente. Efectivamente, lo hallaron. Escondidos a la existía, ¡pues era la ciudad de Thaelmann!
sombra de los edificios, se pusieron a observar. El
lugar estaba desierto y silencioso. Nadie pasaba por Capítulo III. La chispa no es aun la llama.
allí. I
Habían dejado atrás ya más de la mitad del Alza el pico y golpea, alza el pico y golpea...
puente, cuando una motocicleta con sidecar salió Dóblate y desdóblate, dóblate y desdóblate... Y así,
veloz a su encuentro. Pasó de largo, deslumbrándoles de sol a sol, con un breve intervalo solamente para la
por un segundo con su titilante faro. Los fugitivos, comida... Al cabo de una hora empieza a parecer que
encogida la cabeza, se pegaron a la balaustrada. el pico pesa cien kilos y al mediodía no siente uno ya
Luego apretaron el paso. Pero no habían tenido la cintura, como si fuese de otro. Cada golpe del pico
tiempo de dar un suspiro de alivio, cuando a sus a la piedra se refleja dolorosamente en todo el
espaldas zumbó de nuevo un motor. Se acercaba a cuerpo... Pero uno pica que te pica con idiotizado
toda velocidad. Al instante oyeron el conocido Halt! empeño el enorme pedrusco, haciendo mil
No había escapatoria. De debajo del puente reverencias ante él, porque el centinela que está
llegaba el gélido aliento del río. Delante quedaban detrás grita de continuo: "¡Venga, muévete, rápido!"
aún sus buenos treinta metros de puente ancho y ¿Qué le cuesta al alemán decir eso? Si no tiene más
recto, y, más allá, una calle alumbrada por la trabajo que andar de acá para allá con el fusil y gritar.
mortecina luz azul de las farolas. Por ella iban ya con El se alimenta bien. ¡Que pruebe él a manejar el pico
las manos en alto. Y detrás, cual fiero sabueso, venía un día o dos con lo que dan de comer en el campo de
gruñendo a marcha lenta la motocicleta. concentración!
El policía que les había detenido -hombre joven, Alza el pico y golpea, alza el pico y golpea...
de mejillas arreboladas y nariz respingona- apenas si Suele decirse: duro como la piedra… ¡Qué tontería!
podía ocultar su júbilo. La felicidad irradiaba de todo Miren cómo el pedrusco no aguanta los golpes, cómo
él. Por lo visto, era la primera vez que había detenido serpean por él, ensanchándose cada vez más, las finas
a alguien. Al informar al oficial de guardia, le sugirió grietas… Ya se ha partido como una sandía
que aquéllos no debían de ser prisioneros evadidos, madura… Es él, Grigori, quien lo ha partido. El, al
sino saboteadores soviéticos. Pero el jefe, más que se le va el alma del cuerpo... La piedra no resiste;
inteligente y experto, comprendió perfectamente que pero los prisioneros continúan en pie y viven por más
con la pesca de aquellos dos fugitivos, rotosos y que les peguen… ¿Quién es, pues, más duro y más
extenuados, no habría de hacer carrera, puesto que se firme?...
parecían tanto a los saboteadores como, digamos, él Ereméiev y Beltiukov llevaban ya más de un mes
al sultán de Turquía. en un campo de concentración al extremo de Larvik,
Los prófugos pasaron la noche en la celda. A la pequeña ciudad de Noruega. Picaban piedras en la
mañana siguiente fueron sometidos a interrogatorio. orilla de un fiord. Cerca de allí rumoreaba el mar del
El intérprete del campo de concentración más Norte, tratando de pasar, impetuoso, por la estrecha
próximo les preguntó dónde habían estado y cuándo garganta de un desfiladero. El mar que había cortado
se habían evadido. Los compañeros, de común los caminos de retorno a Rusia.
acuerdo, aseguraban que al empezar el bombardeo, ¿Habría acabado ya todo? No, aún había quien se
ellos habían echado a correr despavoridos, como disponía a fugarse. Leonid lo había dicho la noche
todos, a la desbandada y, extraviados, de miedo se anterior después de la retreta. Ya había tenido tiempo
habían metido en un sótano. No habían tenido la más de enterarse de ello y ponerse en contacto con los
remota intención de fugarse. ¡Cómo iban a hacer eso muchachos. Les proponían hacer lo propio.
cuando apenas movían las piernas! Fíjense... - Yo accedí por ti también -concluyó Leonid.
En la jefatura de la policía les trataron con El mutismo de Grigori no pudo menos de alarmar
bastante consideración, limitándose a asestarles unos a su compañero.
cuantos guantazos. Por boca del intérprete supieron - Conque, ¿vamos?
que se encontraban en Hamburgo. - No. Has hecho mal en ponerte de acuerdo con
18 V. Liubovtsev

ellos. súbito, viniendo de atrás, llegó a sus oídos una voz


Beltiukov se apartó asombrado hasta el extremo que decía:
del camastro. - Hermanos, hoy es el Primero de Mayo... ¿Quién
- ¡¿Qué te pasa?! iba a pensar, hace un año, que lo festejaríamos de tal
No había dudado en absoluto de que Grigori se manera?...
aferraría con manos y pies a aquella propuesta. ¡El Primero de Mayo!... Ereméiev adivinó de
Puesto que cuando se trataba de evadirse, siempre pronto la intención de los hitlerianos. Llevaban a los
había sido el primero en prestarse a ello. Y de prisioneros por las calles de la capital noruega en ese
repente... día festivo para decir con ello: "Mirad, Rusia es
- Te han quitado las ganas -dijo, aludiendo a los mucho más grande que Noruega y su población
malos tratos de que habían sido objeto en Hamburgo, mucho más numerosa. Pese a ello, cientos de
cuando les llevaron de la jefatura de la policía al soldados rusos marchan escoltados por una veintena
campo de concentración-. ¿Tienes miedo? de arios. Harapientos, vencidos, arrastran a duras
Ereméiev ya no era el mismo. Otro, al oír eso, se penas los pies. Mirad, y que os sirva de lección y de
hubiera sulfurado y ofendido, le habría mandado al aviso: someteos, si no queréis correr la misma
cuerno o agredido. Pero éste se limitó a sonreír con suerte..."
tristeza y a mover los hombros. Leonid lo comprendió a media palabra. Ya volaba
- ¡Idiota! No comprendes nada. Trabajando en el por las filas este mandato, transmitido de boca a boca
equipo de los aguadores, te has convertido en caballo en un susurro: "¡Alzad la cabeza, muchachos!
y has dejado de reflexionar. ¡Marchemos con valor para que los noruegos vean
- Por eso tú reflexionas mucho -bufó, ofendido, que no somos esclavos, sino soldados de
Beltiukov y le dio la espalda. inquebrantable espíritu! ¡Hoy es el Primero de
Sí, Grigori llevaba todos esos meses pensando Mayo!"
mucho y siempre en lo mismo. Empezó a pensar el La ira y el odio provocados con renovada fuerza
propio día en que los sacaran de la bodega del barco por el asesinato del niño expulsaron el miedo y la
al arribar a Oslo. Uno de los soldados de la escolta, resignación hasta de los corazones más blandengues.
corpulento, entrado en años, gritaba en un ruso Las espaldas se enderezaron, las cabezas se irguieron
macarrónico a los prisioneros con sonrisa bonachona, y un fulgor persistente relumbró en los ojos. Esos
de satisfacción, cuando pasaban ante él: hombres desfallecidos que minutos antes no habían
- ¡Daos prisa, rusos! ¡Habéis llegado a Oslo! podido mover las piernas, tensaban las últimas
¡Aquí no hay guerra ni bombardeos! ¡Magnífico! ¡A fuerzas para marcar el paso como en un desfile.
ver, moveos, rápido! La escolta, al notar un cambio en la conducta de
Por lo visto, habría estado ya en el Frente Oriental los prisioneros, se intranquilizó y empezó a
y se alegraba de que el destino le llevara a la pacífica apremiarles: Schneller, schneller!, tratando de
Noruega. interrumpir el ritmo conciso de la marcha. Y
La columna de los prisioneros, abúlica y entonces del centro de la columna brotó una canción.
andrajosa, rompió la marcha por las calles de la Primero sonó tímida e insegura, pero en el acto,
ciudad que parecían lamidas, ¡tan limpias estaban! acogida por cientos de voces, cobró alas y se
Una multitud de curiosos se congregó en las aceras. expandió por la ciudad como un toque terrible de
Las ventanas y los balcones estaban atestados de alarma revolucionaria:
gente. Quizás vieran a los rusos por primera vez.
Hacia la columna volaron paquetitos con pan, Vientos malignos envuelven y hostigan.
pescado y cigarrillos. Y aunque la escolta trataba de Fuerzas tenebrosas nos oprimen sin piedad.
dispersar a los noruegos, ellos no dejaron de expresar ¡Firmes en la lucha contra el enemigo!
su simpatía y condolencia a los prisioneros. Un Nuevos destinos hemos de forjar...
muchachito, casi un niño, tiró un hatillo desde una
ventana del primer piso con tan mala fortuna que El jefe de la escolta, furibundo, blandía la pistola,
golpeó a un oficial de la escolta. El militar pero no se atrevía a apretar el gatillo, porque intuía
desenfundó la pistola y, sin apuntar casi, hizo fuego que, en aquel momento, los prisioneros estaban
contra la ventana. El muchachito se estremeció dispuestos a todo y que era peligroso complicar la
extrañamente y se desplomó como un saco sobre la situación. Y aunque les ordenó que corriesen y los de
acera. La gente huyó despavorida. la escolta los apremiaron clavándoles en las espaldas
Los prisioneros habían visto ya muchas muertes las puntas de los fusiles, el ritmo de la canción
en los campos de batalla y en los de concentración. requería un paso firme y seguro, y la vieja
Pero aquélla les indignó y consternó hondamente. Un Varsoviana entonada por nuestros padres en su
rumor siniestro recorrió las filas. Grigori estuvo a juventud, el himno de la lucha y de la ira, tronaba
punto de echarse sobre el malhechor y estrangularle sobre la columna al compás de la marcha.
con sus propias manos. La rabia le sofocaba. De Los prisioneros sabían que allí, en las calles de
Los soldados no se ponen de rodillas 19

Oslo, eran ellos, los rusos, quienes representaban metidos en las barracas, Beltiukov volvió a acercarse
ante otro pueblo a su lejana Patria Soviética, una a Grigori para decirle en voz baja:
patria que sufría y luchaba y que vencería sin falta. Y - Oye, picapedrero, ¿no has cambiado de
aunque los prisioneros tuviesen luego que expiarlas propósito?
en el campo de concentración por aquellos momentos - No, Leonid. Es inútil tratar de evadirse. Lo he
de triunfo sobre el fascismo, ellos no retrocederían ni cavilado mucho...
se someterían jamás. Aquel improvisado desfile del - ¡Lo has cavilado! -le remedó Leonid con
Primero de Mayo fue para ellos una lección, una disgusto y, pegando la boca al oído de Ereméiev, se
prueba de que el hombre indefenso es a veces más puso a explicarle con fervor su plan de fuga.
fuerte de espíritu que aquel que le ha privado de la El equipo de los aguadores desarmaría a los
libertad… Cada desfilante sabía a ciencia cierta que, soldados de la escolta (eso debería ocurrir al
si se encontrase quien diera la voz de mando, los anochecer, en el último viaje al río) y se iría a las
prisioneros se arrojarían sobre la escolta, la montañas. Pero antes habría que proveerse de pan
pisotearían, aunque luego se viniese abajo el mundo. seco, fósforos y sal. Permanecerían en las montañas
Al tener ya metidos a los prisioneros tras la unos cuantos días, mientras les alcanzaran las
alambrada de púas, los de la escolta se vengaron con provisiones. Se contaba con que la pesca les
toda saña. Repartieron a diestro y siniestro bofetones, proporcionaría un alimento complementario, pues en
remoquetes y culatazos. Todos los cautivos fueron aquellos lugares abundaban los peces. Poco a poco
privados por dos días de agua y alimento. Pero el irían estableciendo contacto con los pescadores y
ánimo no decaía. No reaccionaban ya como antes a campesinos lugareños. Para más allá existían dos
los golpes. Por algo se dice que las heridas de los variantes. Primera: ir hacia la frontera sueca. Suecia
vencedores se curan con más rapidez. En aquellos era un país neutral, donde no había alemanes y a
días los prisioneros se sentían vencedores. Por mucho través del cual podrían de alguna manera llegar a
que rabiasen los fascistas, no podrían borrar de la reunirse con los propios. No se sabía aún cómo; allí
memoria de los noruegos ni del corazón de los se vería mejor. Lo Principal era llegar a Suecia. La
cautivos aquel suceso inolvidable. ¿Qué había dicho segunda variante consistía en ir a Oslo y, con la
el soldado de la escolta? Que en Oslo se estaba bien, ayuda de los obreros del puerto, meterse en la bodega
pues no había bombardeos ni guerra. Quizá fuera de un barco que fuera hacia el Este: a Tallin, a Riga,
cierto lo de los bombardeos; pero de que había guerra a Klaipeda, a Gdynia...
entre noruegos y los hitlerianos era cosa evidente. - ¡Ay, Leonid! -suspiró Grigori-. Son muy pocas
Una guerra silenciosa, pero real. Los alemanes las probabilidades de éxito, sino ninguna. Primero,
habrían querido que los prisioneros pasaran por las porque no entendemos ni jota de noruego. ¿Cómo
calles como esclavos; pero los rusos ofrecieron a los vamos a establecer contactos? ¿Con los dedos?
noruegos otro ejemplo... Segundo...
Ese caso precisamente dio mucho que pensar a - ¡Tercero, cuarto! -le interrumpió reciamente
Ereméiev, le volvió más severo y exigente consigo Beltiukov-. Di que te has acobardado, que temes
mismo y con los demás. Constató, apesadumbrado, por…
que la marcha con la canción por las calles de Oslo Le daba pena separarse de su compañero, pero
quedaba siendo, en realidad, el único desafío que más aún, de la ilusión de evadirse que, para él, era ya
ellos, los prisioneros, habían lanzado a los fascistas. una cosa realizable.
Claro está que nadie había olvidado aquel día ni - ¿Por mi pelleja, querrás decir tú? ¡Habla!
aquel triunfo. Lo tenían guardado en el fondo del - Vete al cuerno...
alma como el recuerdo más valioso de todo el tiempo El hombre se echó cansinamente hacia atraso
de su cautiverio, pero no como llamamiento a la Ahora fue Grigori quien se acercó a él:
lucha, a la acción. Les habían traído a Larvik y - ¡Qué cambiado estás!
metido tras la alambrada de púas, y otra vez estaban - ¡Y tú también!
ellos cumpliendo sumisamente cuanto querían y - Es cierto. Como si hubiéramos cedido el carácter
mandaban los alemanes. Unos, como Leonid, el uno al otro...
llevaban a cuestas barricas llenas de agua desde el río - Se ve que estás 'habituado al cautiverio. Te has
hasta el campo. Otros, como él, picaban las piedras o vuelto más tranquilo...
pavimentaban con ellas los caminos y cubrían de - ¡Qué estúpido! -replicó Ereméiev sin ninguna
casquijo las pistas de despegue de los aeródromos. maldad-. Simplemente, pienso más. No quiero
Los hitlerianos les daban de comer para que no se evadirme sin tener la seguridad de que no me
muriesen de hambre y pudieran trabajar en beneficio pesquen. ¿Cuántas veces has caído prisionero?
de la gran Alemania. Y ellos trabajaban. Por un - Una, y con ello me basta.
pedazo de pan y una escudilla de mala sopa. En - Cuenta mejor. Dos veces nos escapamos juntos;
beneficio de los fascistas... y otras dos tentativas hice yo antes de conocerte.
Al anochecer, cuando los prisioneros fueron Pero cada vez fui a parar de nuevo tras la alambrada.
20 V. Liubovtsev

Viene a resultar que caí prisionero cinco veces y palabras del sencillo cuento acerca de Malchish-
otras tantas alcé las manos. Con sufrir una vez tal Kibalchish que Natka había narrado a los chiquillos
bochorno hubiera bastado para toda la vida. ¡Pero reunidos a su alrededor en la playa del mar Negro.
fueron cinco! ¡No, no quiero que eso se repita! De Los prisioneros, sentados en las literas, escuchaban
evadirse, habría que hacerlo hasta el fin. O recibir un con no menos atención que aquellos pequeños
balazo, o recobrar la libertad. Eso es, muchacho, lo personajes del relato de Gaidar El secreto militar.
que pienso yo... Posiblemente hasta entonces ninguno de los
- ¡Menuda cuenta llevas tú! -bufó Beltiukov, reunidos, a excepción de Shájov y Pokotilo, había
aunque se notaba que los razonamientos de su conocido las obras de ese escritor. Antes de la guerra
compañero, si no le habían convencido, le habían habían sido ya demasiado mayores para leer libros
llegado al menos a lo vivo. destinados a la infancia. Y después, los combates, el
- ¿Cuenta, dices? -Ereméiev, agitado, empezó a cerco, el cautiverio, los campos de concentración.
respirar anhelosamente-. Una cuenta bochornosa que Días antes, Iván Tólstikov había traído, escondida
me ha hecho reflexionar acerca de muchas cosas. Y bajo la guerrera, la novela de Kaverin Dos capitanes.
recordar a nuestro Mijaíl Nikoláievich, el comisario. Resolvieron leerla en voz alta, para no esperar hasta
Dime: ¿por qué un prisionero es a veces mucho más que cada uno lo hiciese por separado. La leían por las
fuerte, valeroso y audaz que cien? ¿Por qué dejamos noches, a la mortecina luz de un candil, encaramados
que nos lleven como una manada de borregos y a las literas de arriba después de pasar revista.
hacemos lo que nos mandan? Mira, nuestro equipo Contentos de Sañka Grigóriev, enamorados de Katia
de más de doscientas personas va a picar piedras Tatárinova y odiando y detestando a Romashka, se
escoltado por quince alemanes solamente. ¿Acaso no tragaron la novela en unos cuantos días. El lema de
podríamos quitarlos de en medio? Si nos echáramos Sañka "¡Luchar y buscar, hallar y no darse jamás por
sobre ellos, aunque las balas segaran a un medio vencido!" tuvo especial resonancia en el corazón de
centenar de los nuestros, los estrangularíamos. Pero los cautivos. La víspera, Iván había traído El secreto
nosotros marchamos sumisos, picamos las piedras, militar. Al principio no gustó, pues se veía a todas
ayudamos a construir carreteras y aeródromos. luces que estaba escrito para los niños. Iván
- Nadie quiere morir. ¡Quién va a echarse sobre Doroñkin llegó a guasearse de Tólstikov:
un fusil automático! Y además falta la fe. ¿Y si tú - Oye, tocayo, ¿andas rondando algún jardín de la
vas, y nadie te sigue ni te apoya? infancia?
- ¡Ahí está el mal! Y eso que el comisario fue al - Yo no -replicó aquél-. Son los alemanes que han
encuentro de la muerte y la recibió como un soldado traído niños a su país. De ahí los libros para niños.
para que nosotros tuviéramos fe los unos a los otros. Efectivamente, no pocos muchachos y muchachas
¿Te acuerdas de cómo marchamos aquel día por las de quince a dieciséis años trabajaban a la sazón en la
calles de Oslo? Plenos de fe en que íbamos unidos fábrica "Krauss-Maffeil". A la par que los mayores
por un mismo espíritu, un mismo corazón. ¿Y qué habían sido llevados de las ciudades y los pueblos
pasó después? Hicimos rabiar a los fascistas, y nada ocupados por los fascistas. El campo de
más. Tras lanzarles el desafío, fuimos a escondernos, concentración de los Ostarbeiter u "obreros
asustados, al matorral. Y otra vez hemos bajado la orientales", como los llamaban oficialmente los
cerviz para que nos cuelguen el yugo. Mira, Leonid, hitlerianos, se encontraba en la cercanía, al otro lado
el desafío no es aún la lucha; la chispa no es aún la de la carretera. Estaba también cercado por una
llama. Hay que encenderla en el corazón de los alambrada de púas, pero no tan vigilado como el de
hombres... los prisioneros de guerra. Los "obreros orientales" no
- ¿Qué propones, pues? -En la voz de Beltiukov iban al trabajo bajo escolta de soldados, sino de
sonaba aún una nota de agravio. policías. Los días de asueto les era permitido
- Por el momento, nada. Eso no puede resolverlo ausentarse del campo por unas cuantas horas. Podían
una sola persona. Hay que formar un grupo de dar un paseo por el bosque o por la ciudad; pero no
buenos muchachos y ver qué hacer, cómo avivar la tenían el derecho de viajar en tranvía ni de entrar en
chispa... un cine. No debían tampoco transitar por las aceras,
II sino por el arroyo, llevando cosido a la vestimenta un
Shájov tomó aliento y ofreció a Pokotilo un libro trozo de tela con la inscripción OST en grandes
muy manoseado. caracteres.
- Toma, Efrem. Continúa tú la lectura, que a mí se Era natural que aquellos chicuelos arrancados de
me ha resecado ya la garganta. su terruño, y en muchos casos de sus padres,
Pokotilo era un hombre de estatura baja y algo hubieran llevado consigo, juntamente con sus
endeble, parecido a un adolescente. Había ejercido el modestos bártulos, lo que más preciaran: su libro
magisterio en las cercanías de Kíev antes de la predilecto, fotos de los seres queridos. Tólstikov
guerra. Tomó con cuidado el libro, como lo había había llegado a relacionarse e intimar con algunos de
hecho otrora en la clase, y de nuevo se oyeron las los "orientales" que trabajaban en el mismo taller que
Los soldados no se ponen de rodillas 21

él. A través de ellos conseguía los libros. ellos, para que se mantuviesen firmes como
"...Los burguesotes se fueron, pero no tardaron en Malchish-Kibalchish, porque el Secreto Militar no
regresar" -continuó leyendo Pokotilo. residía en los tanques ni en los aviones, sino en ellos
"No, Gran Burguesote, Malchish-Kibalchish no mismos, los hombres, en su fuerza de espíritu...
nos ha descubierto el Secreto Militar. Se ha mofado III
de nosotros. La lectura en voz alta fue el primer paso dado por
"El poderoso Ejército Rojo tiene un gran secreto, - Shájov para acercarse a los prisioneros que
dice él-, y ustedes no le vencerán jamás. trabajaban en la fábrica. Poco a poco fue intimando
"Dice que goza también de una ayuda con los amigos de Pokotilo hasta llegar a pasar las
incalculable, y por más gente que arrojen a la cárcel, largas horas de la noche en compañía de ellos. ¡De
ustedes no podrán encerrar a todos y no tendrán qué no habían hablado ya! De su pasada vida, de los
tranquilidad ni en día claro, ni en noche oscura…" sucesos que se desarrollaban en el frente, de los
Alguien empezó a toser. Le sisearon, y el hombre, libros leídos, de lo que ocurría en el campo de
tapándose la boca con la manga del capote, concentración y en la fábrica. Al principio fueron
enmudeció. seis: Efrem Pokotilo, Nikolái Shevchenko, Serguéi
"El Gran Burguesote frunció el ceño y dijo: Glújov, Shájov y los dos Ivanes, Doroñkin y
"Burguesotes, aplicadle a ese cerrado Malchish- Tólstikov. Este último, muchacho alegre, bien
Kibalchish el Tormento más terrible del mundo y parecido, era el alma de la sociedad. Shájov, después
arrancadle el Secreto Militar, porque sin ese de observarle, cayó en la cuenta de que Iván no era
importante Secreto no tendremos paz ni sosiego. tan simple ni tan cabeza loca como aparentaba. Había
"Los burguesotes se fueron, pero esta vez tardaron cursado electrotecnia y poseía, además de buena
mucho en volver. memoria, aptitudes extraordinarias para el dominio
"Venían moviendo la cabeza. de otras lenguas. En el año y pico de su cautiverio
"¡Oh, Gran Burguesote, jefe nuestro, no hemos había logrado asimilar con bastante fluidez el
logrado nada! -exclamaron ellos-. Malchish estaba alemán; hablaba en francés con soltura, y como a su
pálido, pero no doblegó su orgullo: no ha descubierto lado trabajaba un español, él aprendía con facilidad
el Secreto Militar porque así es de firme su palabra. este idioma también. Cabe añadir que su físico y su
Y cuando nos íbamos, él se tiró al suelo, pegó el oído carácter atraían a la gente y que él se granjeaba con
a las pesadas y frías piedras del pavimento y - extraordinaria rapidez la simpatía de todos. A través
¿quieres creerlo, ¡oh! Gran Burguesote?- sonrió de de los extranjeros ocupados en la fábrica se enteraba
tal manera que a nosotros nos dieron escalofríos. de la situación en los frentes.
Temimos que él oyera cómo por sendas ocultas De la misma naturaleza que Tólstikov era Nikolái
marchaba nuestra inevitable perdición... Kúritsin, que no tardó en trabar amistad con ellos.
"No era eso… ¡Era el Ejército Rojo que venía a Aunque, la verdad, no poseía la capacidad de aquél
todo galope! -exclamó el pequeño Karásikov con para el dominio de las lenguas extranjeras, de todo él
incontenible emoción..." -figura alta y esbelta de deportista, facciones
Tan súbito fue el paso del cuento al texto del autor acusadas, prominentes- emanaba una fuerza tan
que los oyentes no pudieron menos de estremecerse. espiritual y una convicción tan firme que subyugaban
A Doroñkin hasta le dio rabia: a cuantos le conocieran. No se sabe cómo, la voz de
- ¡Qué diablo! ¡Ha estropeado el cuento! Nikolái llegó a ser, en su grupo, la decisiva. Shájov
- Pero si es un crío todavía -replicó con su voz pensó más de una vez que tan comedido y parco en
profunda Nikolái Shevchenko-. Eres tú quien no sabe palabras como Kúritsin debía de haber sido en su
dominarse. juventud el comisario Mijaíl Nikoláievich.
Roto el encanto de aquella ingenua narración, Los amigos habían formado una comuna: comían
todos empezaron a moverse y a hablar. Algunos de la misma marmita y repartían por igual entre todos
echaron mano a la petaca. Vasili, sentado junto a cuanto lograban conseguir, fuera eso un pedazo de
Efrem, quedó pensando en que el cuento aquel pan o un cigarrillo. Vasili quiso trasladarse a la
encerraba algo especial. Al leerlo cuatro años antes, barraca donde residían los demás, pero Kúritsin le
cuando trabajaba con los pioneros de una escuela, la disuadió, alegando que era preciso tener también por
novela le había gustado, pero el cuento que ella si acaso, a una persona de confianza entre los
contenía, no tanto. Siendo ya miembro del Komsomol "encumbrados". Y Shájov se quedó donde estaba,
con cierta preparación política, le parecía cómico que aunque la idea de tener que separarse cada noche de
a los capitalistas se los denominara burguesotes. No sus amigos y regresar a su barraca le producía el
había podido captar hasta entonces el hondo sentido efecto de una puñalada. Al notar que Vasili
que la obra encerraba; sólo ahora lo comprendía de desaparecía siempre al anochecer, Shulgá se había
veras. ¡Qué importaba cómo se llamaran los mostrado al principio muy celoso: le hacía mil
capitalistas! Todo resultaba mucho más complejo. preguntas, torcía los labios, pero luego, apasionado
Era un cuentito sabio, un verdadero llamamiento a por el juego a los naipes, dejó de curiosear: cada cual
22 V. Liubovtsev

mataba el tiempo a su manera... Hubo quien se resistió y botó la bazofia al suelo; pero
Una de esas noches en que, sentados en una litera la mayoría se resignó y renunció al propósito de no
de arriba, habían acabado de leer un libro, Kúritsin comer.
frunció el ceño y dijo: La noche siguiente fue triste. La conversación no
- Hoy he hablado con una chica. Se llama Lida. cuajaba. Los compañeros andaban sombríos y
De haberlo dicho Iván, hubiera sido objeto de callados, tratando de no comentar los sucesos de la
guaseas, puesto que no había en la fábrica muchacha víspera. Cada uno sufría en el fondo del alma aquel
a que él no conociera. Pero en este caso, todos le fracaso. Por fin Shájov rompió el silencio para decir
escucharon con atención. sin dirigirse concretamente a nadie:
- Me habló de su vida. Dice que la comida es - ¿Con qué es más fácil asestar un golpe: con el
mala, que les dan cosas podridas, imposibles de puño o con la mano abierta? Con el puño,
tragar. naturalmente, pues así se pega más duro y se tiene la
- ¿Ya nosotros nos alimentan mejor?- replicó seguridad de no fracturarse los dedos. En cambio
Shevchenko.- A los alemanes no se les pierde nada. nosotros hemos hecho el intento de cascar a los
Lo que debe ser tirado a la basura lo echan en nuestra alemanes con la mano abierta, y no con la propia,
olla. sino con la ajena. De ahí que el resultado haya sido
- Nosotros, los prisioneros de guerra, somos nulo. Debemos tener nuestro propio puño...
harina de otro costal. No se trata de eso. El problema - ¿Por qué? ¿Piensas que ésos son ajenos? -
está en cómo ayudar a las muchachas. inquirió Kúritsin, señalando con la cabeza en
Tólstikov quiso bromear: dirección al campo de los "orientales"-. Son tan
- Hay que crear una comisión plenipotenciaria soviéticos como nosotros. Si pudiésemos doblar
para la inspección de la cocina... nuestros propios dedos y los de ellos en un solo
Pero Kúritsin le interrumpió: puño...
- ¡Lo digo en serio! - Eso podría hacerse si no tuviéramos por medio
- ¡Y yo también! -Tólstikov no cejaba-. ¿A qué la alambrada -Pokotilo esbozó una irónica sonrisa-.
viene eso, eh? ¿Qué podemos hacer nosotros? Sólo Las púas no lo permiten.
hablar por hablar... - En la fábrica no hay ninguna alambrada. Es allí
- Un momento, muchachos -intervino Shájov-. ¿Y donde debemos empezar -insistió Nikolái.
si ellas hicieran... lo que en El acorazado Potemkin? - A propósito. Hoy he conversado con un
¿Os acordáis de cómo los marineros se negaron a jovencito de Simferópol -dijo Tólstikov-. Se llama
aceptar una comida plagada de lombrices? Savva. Un muchacho simpático, serio. Me ha
- ¡Que te crees tú eso! -replicó, incrédulo, Serguéi hablado de las atrocidades que cometieron ayer los
Glújov, estirando las sílabas-. ¡Cómo van a negarse a policías en su campo. Y me ha dicho una cosa que
comer, si andan más hambrientas que los lobos! Por merece ser tomada en consideración: si en vez de
malo que sea lo que reciben, es comida. obrar con tal precipitación, se hubiese preparado a la
No obstante, Kúritsin dijo: gente, ésta se habría mantenido más firme y no se
- Creo que es una buena idea. Vamos a hablar con hubiera arredrado al ver los palos...
las muchachas y los muchachos y sugerirles eso. - ¡Que te crees tú eso! -replicó Doroñkin,
Conque tú, Iván, mañana... acompañándolo de un ademán y una mueca-. Si allí
Dos días después, a la caída de la tarde, cuando no hay más que niños y gente que no ha olido jamás
los del turno de la mañana hubieron vuelto del la pólvora.
trabajo, se armó de pronto un escándalo en el campo - Y tú, que la has olido, ¿no tragas acaso esa
de concentración. Los policías empezaron a correr de bazofia, metiendo en ella la cuchara con resignación
acá para allá. El campo estaba como un hormiguero y dando además las gracias porque al menos te
revuelto. Casi todos los "obreros orientales" se alimentan con eso? -Efrem, por lo común ecuánime y
negaron a cenar. Las ollas, llenas de bazofia, iban calmoso, le miró esta vez con ojos chispeantes de ira-
enfriando. Ante la cocina no se formó esta vez la . La desgracia no está en que sean niños -su niñez se
larga "cola" de siempre con marmitas y escudillas. acabó al estallar la guerra-, sino en que cada uno vive
Los jefes del campo, no alarmados por el propio sólo para sí. Vasili tiene razón al decir: como un
hecho de la negativa de los rusos a aceptar la comida dedo. Les falta el dirigente, no hay colectividad. Esa
(si no querían comer, ¡que se muriesen de hambre!), es la causa...
sino porque la noticia podía llegar a conocimiento de - ¿Y nosotros qué? ¿La tenemos? -bufó,
los superiores y éstos interpretarlo como tolerancia y mosqueado, Doroñkin-. ¡No, no la tenemos!
liberalismo, resolvieron tomar las medidas más - Es verdad. No la tenemos -terció Kúritsin-.
rigurosas. Lanzaron contra los rebeldes a la policía y Vivimos desperdigados en pequeños grupos sin más
la guardia del campo. Muchachas y muchachos lazos de unión que el lugar de procedencia. No está
fueron llevados a palos a la cocina, donde se les mal, que digamos, pero ya va siendo hora de que los
obligó a recibir la ración y a comérsela en el acto. grupos se unan.
Los soldados no se ponen de rodillas 23

- ¿Cómo hacer eso? -se le escapó a Glújov. evadieron. Al cabo de dos días trajeron siete
Realmente, ¿cómo? Pues los grupos se formaban de cadáveres y los tiraron junto al portón. Los alemanes
diversas maneras, y no siempre -ni mucho menos- se andaban furibundos, pues, al parecer, los muchachos
basaban en la comunidad de ideas. Los unos se habían ofrecido resistencia, disparando con bastante
agrupaban en torno a algún bromista y jaranero, buena puntería un arma automática arrebatada a un
como había sucedido al principio en el grupo de centinela. Fuera como fuese, faltaban cinco o seis de
Shájov, cuyo centro organizador fue Tólstikov. A los soldados de la guardia. Estarían heridos o
otros les unía el lugar de procedencia, así como el muertos. Los cadáveres de los fugitivos yacían
simple hecho de dormir en las literas contiguas o acribillados por las bayonetas, con los rostros
trabajar en un mismo taller y un mismo turno. sangrientos, deformes. Los de la escolta se ensañaban
No obstante, después de lo sucedido en el campo en los vivos por el susto que se habían llevado.
de enfrente, Shájov, Kúritsin y sus amigos llegaron a ¡Pensar que en un país tan tranquilo como Noruega
la conclusión de que era preciso vincularse habían perdido a unos cuantos compañeros y tenido
estrechamente, no sólo con los "obreros orientales", que permanecer pegados a tierra bajo el fuego de
sino también, y sobre todo, con aquellos de los esos malditos rusos! Dos de los fugitivos habían
grupos existentes dentro del campo de prisioneros desaparecido sin dejar rastro.
que les eran más afines. Resolvieron que en las Cada vez que, marchando en la columna hacia la
semanas más próximas cada uno de ellos trataría de cantera, Ereméiev pasaba ante aquellos cadáveres,
establecer contacto con algún grupo y esclarecer qué pensaba involuntariamente: "¡Por suerte, entre ellos
ambiente reinaba en él, qué les interesaba, de qué se no estamos Leonid ni yo!" Al cundir por el campo la
hablaba. A Vasili le propusieron que aprovechase su noticia de la fuga, Grigori lamentó no haberse
situación, porque como responsable de los evadido también. Y Beltiukov, que dos o tres días
encargados de la limpieza tenía el derecho de entrar antes del suceso había ido a parar a la enfermería con
en todas las barracas a cualquier hora del día, y una pierna lastimada, andaba como alma en pena.
también por estar alojado en la residencia de los Pues, de no haber tropezado en una piedra y caído de
"jefes". bruces, habría podido escapar también. Ereméiev
- ¿Sabes, Vasia? -le dijo Kúritsin-. No creo que trataba de consolarle y convencerle de que aquélla no
todos los de tu barraca sean canallas. Tú, por había sido la última ocasión de evadirse; pero el
ejemplo, aunque vives allí, no te has vendido por una hombre no quería oír nada. Y sólo cuando al cabo de
escudilla más de bazofia... Tal vez haya otros como dos días trajeron los cadáveres, Leonid se horrorizó.
tú. Fíjate bien, sondea el terreno... Los policías y los Sabía, como todos los demás prisioneros, que al
intérpretes son unos mierdas, qué duda cabe; no aprehender a los prófugos, los hitlerianos, por lo
andes con ellos. Pero a los médicos y a los cocineros común, los molían a palos, pero no los mataban.
sondéalos... Aquél era el primer caso. Por lo visto, los guardias se
Shájov asintió con la cabeza. habían enfurecido terriblemente.
IV Cada mañana, entre los prisioneros que
La ladrante voz del jefe desgarró, como siempre, marchaban en columna, iban los dos amigos hacia el
el silencio de la mañana: fiordo y cada noche regresaban al campo, arrastrando
- ¡Firmes! ¡De frente, mar! a duras penas los pies. Quien los mirase -lo mismo a
Con un pesado balanceo, la columna se puso en Ereméiev que a Beltiukov o a cualquier otro- diría
marcha. Al otro lado del portón, el superior de la que todos tenían la misma cara. Amenazados por las
escolta -un bravo suboficial con elegante bigotito armas automáticas, marchaban cabizbajos, grises,
rojizo- gritó de nuevo con la boca muy abierta. demacrados. Desmenuzaban con picos y martillos los
- ¡Mirar a la izquierda y acordarse bien! ¡Tenerlo grandes pedruscos; cubrían de casquijo y apisonaban
bien presente! la pista del aeródromo. Diríase que no tenían ningún
Y, desaparecida por un instante la fiereza de su otro deseo que el de recibir la ración de pan y de
cara, rió satisfecho, atusándose el bigotito. bazofia, ningún otro anhelo que el de descansar tan
Los prisioneros, sombríos, volvieron sumisamente siquiera unos días. Más que hombres, eran sombras.
la cabeza hacia la izquierda. Llevaban ya el cuarto Pero aquello no era sino la primera impresión.
día haciendo eso. Cada mañana y cada noche, al Una impresión falsa. ¿Por qué marchaban con los
regresar al campo. Sólo que al anochecer la voz de ojos clavados en el suelo? Porque la mirada podía
mando era distinta: "¡Mirar a la derecha!" ¡Para qué revelar el odio, la resolución, el desprecio a la
mirar si todo estaba ya visto! muerte. Y los de la escolta, sintiendo eso con una
Iba ya el cuarto día que junto al portón, sobre la vaga intranquilidad, no quitaban el dedo del gatillo
tierra enlodada, yacían siete cadáveres desfigurados. de sus armas automáticas ni se acercaban a los
Siete prisioneros del equipo de aguadores que habían prisioneros a una distancia menor de diez metros. De
hecho la tentativa de fugarse. El equipo constaba de los rusos podía esperarse todo.
diez hombres. A uno lo mataron en el acto. Nueve se Así pensaban los de la escolta. Así pensaban
24 V. Liubovtsev

también los jefes del campo. Por eso llovían golpes y coincidieron en que la tarea principal era evitar una
amenazas sobre los prisioneros. Por eso -para explosión espontánea entre los prisioneros. Cierto es
escarmiento y atemorización- habían tirado junto al que, al principio, el impetuoso e impaciente Orlov
portón los cadáveres de los fugitivos. ¡El máximo replicó:
amedrentamiento, la máxima crueldad! - Pero, hermanos, ¡qué es eso! ¿Vamos a agarrar
Los hitlerianos no sospechaban siquiera que no del capote a quien no se contenga y se eche sobre un
era ya el miedo el que mantenía sumiso a los fritz? ¿No os parece que así prestaremos un servicio
prisioneros. Uno puede acostumbrarse a todo, hasta a a los alemanes?
la idea de tener que morir pronto, y entonces la - No, Volodia -farfulló Kalinin con su desdentada
muerte deja de asustar. Lo que contenía a los boca, mientras se abrochaba y desabrochaba
prisioneros, después de todo lo sufrido, era la idea de maquinalmente el chaquetón de marinero-. Hay que
que, al separarse de la vida, había que ocasionar el hablar con la gente, para que ella misma se aguante y
máximo perjuicio al odioso enemigo. ¡Oh, si acopie en el alma la ira para cuando sea preciso.
hubiesen oído los alemanes de qué se había hablado, Beltiukov, arqueando sus pobladas cejas, metió
qué encendidas palabras se habían pronunciado por baza:
las noches en las barracas! - ¿Y por qué se dice que "la locura de los
Grigori estaba ya seguro -y Beltiukov no podía valientes es la sabiduría de la vida"?
menos de darle la razón- de que si los dos se - No toda manifestación de valentía es provechosa
arrojaran con los picos sobre la escolta, la mitad de -le atajó Kalinin-, y menos aún la que surge de la
los que trabajaban en la cantera seguirían su ejemplo. desesperación.
Y no porque los dos amigos fuesen personalidades Nada fácil era la tarea que ellos se habían
destacadas entre los prisioneros. No; como ellos marcado. Pues no todo prisionero llevado a la
había muchos. Simplemente, porque en el fondo del desesperación podría comprenderles debidamente. Si
alma de cada prisionero bullía una fuerza a un hombre hambriento, agotado por el trabajo y
incontenible, la sed de lucha y de acción, dispuesta, a enfurecido por los malos tratos tú le dijeras:
la más leve sacudida, a brotar pujante como la lava "¡Aguanta, hermano, acopia en el alma la ira!", él, en
de un volcán. Los amigos temían esa sacudida, pues, el mejor de los casos, te diría que eres un cobarde y
según ellos, no merecía la pena gastar las fuerzas por un traidor. El problema era complejo. Pero había que
algo sin importancia. Si en vez de contenerse, se resolverlo para conservar a los hombres, las fuerzas y
lanzaran a la lucha y mataran a los de la escolta, ¿qué llegar a ver el momento ansiado.
harían después? ¿Dónde se meterían los doscientos Eso no era todo. Había tres categorías de
hombres? Si hubiesen actuado por allí los prisioneros. Formaban parte de la primera quienes no
guerrilleros, habría sido otra cosa: los prisioneros se se habían resignado a las humillaciones y, ansiosos
hubieran incorporado a ellos. Pero no se oía hablar de de lucha y acción, estaban dispuestos a todo. Cada
guerrilleros. Quitar de en medio a la escolta y uno de ellos había hecho ya dos o tres intentos de
liberarse por uno o dos días, no sería tan complicado. evadirse, más de una vez había ido a parar al
Pero luego, ¿qué hacer?, ¿a dónde ir? calabozo y llevaba en sus espaldas las huellas de las
Con el tiempo, Ereméiev y Beltiukov llegaron a palizas. Era preciso unir a esos hombres y
cobrar prestigio entre los prisioneros ocupados en la contenerlos hasta cierto momento. La segunda
cantera; y sus palabras eran escuchadas, si no como categoría, la más numerosa, estaba integrada por
un mandato, al menos como una opinión y un aquellos que, aguantando con resignación todas las
consejo dignos de ser tomados en consideración. De penurias del cautiverio, no reaccionaba a los palos ni
suyo se entiende que ellos no eran los únicos en su a las vejaciones. Eran pasivos e inertes. No cometían
especie. Varias personas gozaban del mayor aprecio vilezas, pero tampoco se rebelaban en el alma contra
entre los de su equipo; por ejemplo: el teniente de el orden de cosas reinante en el campo. Al caer entre
artillería Serguéi Laptánov, el sargento de ingenieros los de la primera categoría, empezaban poco a poco,
Volodia Orlov, el viejo marino Alexéi Kalinin, al que después de ciertas vacilaciones, a despertar de su
los fascistas habían arrancado a puñetazos casi todos letargo. Era preciso apasionarles. Los más
los dientes. Allí no se ganaba el prestigio con grados pusilánimes constituían la tercera categoría. Su único
ni méritos militares de otros tiempos, ni tampoco con anhelo era quedar vivos a toda costa. Los unos se
la edad, sino con las cualidades personales. Para ello prestaban a servir de policías en el campo; los otros,
era preciso ser justo y sincero, ducho y resuelto, al no conseguir puestecitos lucrativos, se convertían
sensato y audaz. Y aunque los prisioneros se en limosneros que por unas cucharadas de mala sopa
mantenían por grupos, planteaban sus problemas o una colilla ofrecían servicios a los representantes
litigiosos ante personas cuyo consejo merecía, a de la autoridad, así como a los intérpretes y
juicio de ellos, la más alta consideración. cocineros. Había que esquivarles, puesto que el
Al conocerse más de cerca y trabar amistad, contacto con ellos no dejaba de ser arriesgado, y
Laptánov, Ereméiev, Beltiukov y los demás además, era dudoso que se corrigieran.
Los soldados no se ponen de rodillas 25

despacho. La mirada escrutadora del ingeniero le


Rayaba el alba del nuevo año 1943. Lejos de causaba pavor y malestar. Conocía bastante bien a
Larvik, de donde salía el opaco sol invernal, desde el Kleinsorge por haber servido en su casa durante
mar Báltico hasta el mar Negro, ante los muros de cerca de dos meses. Un día la esposa le exigió que
Leningrado, en los bosques de Bielorrusia, en las retirara de la casa a aquella chicuela "con mirada de
estepas de Ucrania y a orillas mismas del padrecito loba" y trajese del campo a alguna viejecita callada,
Volga se libraba una batalla interminable entre el día que no infundiera ningún temor. El ingeniero le hizo
y la noche, entre el pueblo soviético y el fascismo. caso y pasó a Lida a la sección de moldeo de su
Los cañones retumbaban; en el cielo se arqueaban las taller. La muchacha conoció allí a Valia Usik, que le
trayectorias de los cohetes; las balas silbaban; llevaba cinco años y era, como ella, oriunda de
tanques chocaban furiosamente con tanques; los Rostov. Al trabajar juntas en el mismo turno, se
muertos quedaban tirados, los vivos se levantaban hicieron amigas.
para lanzarse al contraataque. Sobre todo el País de La labor de moldeo era durísima. El aire fétido y
los Soviets, de mar a mar, se extendía el acre humo sofocante de la tierra ardiente, respirado desde la
de la pólvora y de los incendios. mañana hasta la noche, las cajas que pasaban en
Entretanto aquí, en el pacífico y aseado Larvik, hilera interminable para que se las llenara, el calor y
así como en muchos otros campos de concentración, las corrientes, la pesada pala con la que hacían tantas
hombres indomables sostenían una lucha invisible, reverencias durante la jornada que al fin no podían
pero dura y tenaz, por que en cada prisionero desdoblar la espalda... Al principio, las chicas,
triunfase el Hombre. temiendo la reprimenda del contramaestre, se
esforzaban por llenar como era debido las cajas de
Capítulo IV. Fascista y alemán son conceptos moldeo. Pero no lo lograban. Se descubrían muchas
diferentes. fallas. Los contramaestres iban a quejarse al jefe de
I la torpeza de las obreras. Kleinsorge replicaba que
Una mano de dedos cortos, cubierta de vello era necesario enseñarles. Y los contramaestres les
rojizo, oprimió el brazo de Lida hasta producirle enseñaban. A fuerzas de amenazas y cogotazos, la
dolor. labor fue mejorando poco a poco. Ya no se
- ¡Vamos! -le dijo el contramaestre. descubrían tantas fallas. Pero un día todo se vino
La metió de un empujón en la oficina del jefe del abajo: cada segundo molde estaba estropeado. ¿A
taller y gritó desde el umbral: qué se debía eso?, pensaba el ingeniero.
- ¡Señor Kleinsorge, no sé ya qué hacer con esas Y se lo preguntó a la muchacha, hablando
burras! ¡Lo estropean todo! ¡La de veces que le he lentamente y buscando palabras que pudieran ser
dicho a la mozuela que llene bien las cajas de entendidas por ella.
moldeo! ¡Yo mismo se lo he enseñado! - El trabajo es muy duro. No alcanzan las fuerzas
- Tranquilícese, señor Schnautze. No merece la -repuso Lida con una mueca de dolor, al tiempo que
pena destrozar los nervios por culpa de esas burras, se frotaba el brazo-. Y la comida es mala...
como usted las llama. Explique lo que ha pasado. Kleinsorge lo sabía. Naturalmente, no era una
El contramaestre, sofocado por la indignación y faena para chicuelas endebles que, por añadidura,
sin soltar a Lida, como si temiera que se escapase, andaban siempre medio hambrientas. Pero ¿no
contó que ella, al igual que las otras obreras rusas, habían trabajado acaso durante algunas semanas con
cometía muchas fallas en el moldeo de las piezas un porcentaje mucho menor de fallas?
metálicas. - Bueno. Irás al depósito de herramientas a
Lida tenía el desconcierto dibujado en el ayudarle a Albert. Pero si allí no puedes, ¡cúlpate a ti
semblante. Comprendía perfectamente de qué se misma!
trataba, aunque de todo lo dicho atropelladamente Lida había llegado ya al umbral, cuando de pronto
por el contramaestre sólo distinguió una palabra, se volvió y dijo:
repetida una y otra vez: sabotaje. - Señor ingeniero, coloque también a Valia en
Kleinsorge se plantó de un salto ante ella, empezó alguna parte, porque le es duro...
a gritar y a agitar su largo índice ante las propias - ¡Vete, vete! ¡Eso no te atañe!
narices de la muchacha. Luego le dijo al Lida le había dicho al jefe del taller sólo parte de
contramaestre: la verdad. La labor en la sección de moldeo era, en
- Váyase, señor Schnautze. Yo mismo esclareceré efecto, excesivamente dura y, con tan mala
el asunto... alimentación no podía haber gran rendimiento. Pero
Cuando el contramaestre hubo salido, el ingeniero nadie le hubiera arrancado a ella, ni siquiera con
se dejó caer fatigado en el sillón y quedó mirando tenazas, lo principal: que las muchachas hacían fallas
largamente, con aire meditativo, a esa muchacha con toda intención. Haría dos semanas desde aquel
delgaducha y torpona. día de enero en que Iván Tólstikov se les acercó por
Lida permanecía cabizbaja ante la mesa del primera vez. Tras cruzarse unas palabras y bromas
26 V. Liubovtsev

que provocaron hilaridad, el hombre se volvió muy Krauss-Maffeil había cuatro o cinco de la misma
serio de repente y dijo: edad que la mayoría de los prisioneros. Uno de ellos
- Chicas, no os matéis trabajando. Ahorrad las era Savva Batovski, rechoncho, de cabello rubio,
fuerzas. No llenéis mucho las cajas. Dejad porosos frente ancha y nariz respingona, y otro, Daniel Levin,
algunos lugares. ¿Está claro? mozo gallardo y apuesto con bigotito negro, parecido
- Más claro no puede estar - Valia esbozó una a un montañés circasiano. Las chicas sospechaban,
irónica sonrisa; una chispa de niña traviesa brilló en no sin razón, que ellos habían combatido en las filas
sus ojazos negros-. Y si se dan cuenta, ¿qué va a del ejército y que, posiblemente, se habían evadido
pasar? del cautiverio. Su opinión era muy tenida en cuenta.
E hizo un expresivo ademán, pasándose la diestra Los demás, a excepción de los viejos, eran, según
embadurnada de tierra por la garganta, como si se Lida, coetáneos y a juicio de sus amigas mayores,
ciñese el dogal... mocosuelos.
- Las pagarás todas juntas, guapina -una sonrisa Albert resultó ser un anciano encorvado, de
descubrió los blancos dientes de Tólstikov-. Pero a rugoso semblante, que trajinaba de continuo en su
mí me parece que no lo advertirán. Decid que, con depósito. Ora clasificaba las herramientas en los
tan mala comida, estáis débiles, que las fuerzas no anaqueles, ora limpiaba el polvo, sin cesar de
dan para más... Bueno, damas de tréboles, me vuelvo rezongar para sus barbas. Recibió a Lida con aire
a mi baraja. Ya es hora. gruñón; la midió, descontento, con una mirada
- ¿Por qué hemos de ser damas de tréboles si no penetrante de sus ojos seniles descoloridos, le metió
estamos aún casadas? Somos de oros. un trapo en la mano y le dio la espalda para retornar a
- No habéis salido de ese palo. Las de oro son las sus ocupaciones. La muchacha le cobró antipatía
rubias, mi ideal. Y vosotras sois morenas, de lo más desde el primer momento, comprendiendo que allí
común y corriente. tendría que derramar muchas lágrimas. Para colmo,
- ¡Vete a freír buñuelos! -profirió Valia con la habían separado de Valia. Si estuviesen juntas, el
afectada ira, amenazándole con la pala. trabajo sería más llevadero...
- ¡Oh, no le envidio a tu futuro marido! - II
Tólstikov hizo chocar las palmas de las manos y Una voz proveniente del otro extremo de la
luego de hacer un guiño a las chicas, se fue a su barraca salmodiaba tristona:
sección del taller de fundición.
Las muchachas rompieron a reír. Los prisioneros Año #uevo. La vida ha cambiado.
de guerra ocupados en la fábrica les gustaban más El campo está envuelto en punzante alambrada
que los muchachos residentes en el mismo campo Ojos severos vigilan a cada trecho.
que ellas. Eso se explicaba porque los prisioneros La muerte con la guadaña del hambre nos
eran, en su mayoría, jóvenes, mientras que entre los acecha...
obreros traídos de las zonas ocupadas predominaban
mocosuelos no salidos aún de la adolescencia y Lo cantaba con la música de un tango que en otros
hombres relativamente viejos que por uno u otro tiempos se había bailado tan alegremente con la
motivo no habían sido llamados a filas. Esto, por un compañerita en el club de la fábrica...
lado. Y por otro, los prisioneros se portaban en la - ¡Oye, amigo! ¡Acaba de una vez tu misa de
fábrica, lo mismo que en todas partes, con más difuntos! -gritó Iván Tólstikov, sin poder contenerse
dignidad y resolución que los demás. A ello cabe más.
añadir que, a los ojos de las muchachas, les ceñía la Pero el cantor, invisible a la mortecina luz de la
romántica aureola de héroes que habían vertido su única bombilla, continuó su salmodia:
sangre defendiendo la Patria Soviética. Sus palabras - Y el Año Nuevo volverá a nosotros...
eran escuchadas con atención y su opinión apreciada - ¡Por amor de Dios! -imploró Iván-. ¡No me
en sumo grado. Durante las cortas pausas de la desgarres el alma!
comida o las largas horas nocturnas de los - Déjale -intervino Shájov en tono conciliador,
bombardeos aéreos, cuando los obreros eran metidos dándole una palmadita al hombro-. No le escuches, si
en los refugios, a Pokotilo, Tólstikov, Doroñkin, no te agrada... ¿Qué hay de nuevo?
Kúritsin y otros prisioneros se les presentaba la - El español ha dicho que los nuestros están
ocasión de conversar con los "obreros orientales". De presionando terriblemente a los alemanes en
la amistad brotaba a veces el claro y puro sentimiento Stalingrado. Parece que han cercado a unos cuantos.
del primer amor, un amor penoso, oculto. Y tanto Dice que a los fascistas les están pegando duro en
más ansiado era, por eso, cada breve encuentro en el África también.
taller, cada mirada fugaz que se dirigían los - ¿Y el segundo frente?
enamorados cuando iban, escoltados, en diferentes - Por el momento, están de preparativos.
columnas. A continuación, pasaron a hablar de asuntos
Entre los "obreros orientales" de la fábrica concernientes al campo y a la fábrica. En los últimos
Los soldados no se ponen de rodillas 27

meses se había logrado hacer bastante, y sobre todo, desprecio y la animadversión que le merecía Shulgá.
unir a la gente y crear, si cabe la expresión, una Entre ellos, por supuesto, no faltaban canallas; pero
opinión pública en el campo de los prisioneros. El también había buenos compañeros, tales como los
esmero en el trabajo independientemente de la causa médicos Popov y Tremba o el practicante
por la que se hiciera, era ya vituperable. Los unos se Kamoberdá. Entre los cocineros y pinches se
habían esmerado antes por miedo al castigo; los otros encontraron igualmente muchachos bastante
por su honestidad, por la costumbre del especialista decentes, aun no estropeados del todo.
de hacerlo todo bien. No hubieran querido trabajar Vasili no se apresuró a entregar la carta ni a exigir
así para los alemanes, pero su naturaleza se ayuda y cooperación a sus compañeros de barraca.
sobreponía. Fue preciso presionar sobre éstos y Estuvo sondeando largamente a cada uno y
aquéllos. acercándoseles poco a poco, con mucho tiento.
Y eso dio efecto: aumentaron las fallas, Tremba, hombre callado y sombrío, fue quien más
disminuyó el ritmo de la labor. Los prisioneros, trabajo le dio. Siempre había observado a Shájov con
haciendo caso omiso de los gritos, las amenazas y los una mirada torva de sus ojuelos pequeños,
cogotazos, trabajaban mal, sin darse ninguna prisa. profundamente asentados en las órbitas, como los de
El sabotaje había adoptado también otras formas. los osos, mientras fruncía sus pobladas cejas, sin
Los prisioneros se llevaban del taller todo cuanto pronunciar palabra. Pero un día abrió el pico:
estaba al alcance de la mano y que podía servir para - Oye, Vasili, ¿por qué me andas rondando como
mejorar sus condiciones de vida: pedazos de cobre y una zorra a un puerco espín? Veo que tratas de
de bronce, limas rotas, viejas correas de transmisión. calarme, pero no puedes. Dime sin rodeos, ¿qué
Empleaban el metal para hacer petacas, polveras y quieres?
caprichosos estuches, y las correas, para confeccionar Y Shájov se decidió a hablar:
sandalias. Todo eso era luego objeto de trueque en el - ¿Qué piensas de esta vida, Alexandr?
taller. Los alemanes daban a cambio pan, cigarrillos - ¿Quieres que me confiese? Tú mismo ves que
y patatas. Los soldados de la escolta quisieron tomar me esfuerzo por curar a los que están ya con un pie
parte en aquella ventajosa transacción. ¡Y no era para en la tumba.
menos! Los prisioneros ofrecían por media hogaza de - ¿Y para qué los curas? ¿Para que con su trabajo
pan seco magníficas pitilleras de bronce, de beneficien a los fascistas? -replicó Vasili en el mismo
diferentes formas y ornamentos, que podían ser luego tono que su interlocutor.
revendidas a la población civil. Por eso los guardias Al ver con cuánta inquina le miraba éste, Shájov
hacían la vista gorda cuando los prisioneros que pensó: ahora mismo se me echa encima y me
volvían de la fábrica llevaban muy abultados los estrangula. Pero Tremba le dio la espalda:
bolsillos del capote o el vientre. En la fabricación de - Yo creía que tú tenías sesos en la cabeza, pero
pitilleras, polveras y mecheros fue invirtiéndose veo que tienes ahí sólo paja.
paulatinamente una gran cantidad de metales no Y quiso irse. Vasili le puso la mano en el hombro:
ferrosos. - Perdona. Ha sido una estupidez por mi parte
Shájov y sus compañeros se esforzaron por hablarte así. No te enojes. Te lo pregunto con toda
incorporar el mayor número posible de prisioneros a franqueza: ¿quieres luchar contra los fascistas?
esta producción, comprendiendo que con ello se Tremba le miró con ojos escrutadores y carraspeó.
obtenía doble resultado, pues se mejoraba la -Lo estoy haciendo ya. Conservar en lo posible la
alimentación de éstos y se ocasionaba, en cierta vida y la salud de nuestra gente soviética, ¿no es
medida, perjuicio al enemigo. Tal vez fuesen luchar acaso?
pequeñeces... pero ¿acaso la bala, que es también - Te hablo de otra lucha, de la verdadera...
pequeña, no arrebata la vida? Al poco tiempo - ¿Y ésta qué es? ¿De juguete? -Tremba resolló
funcionaban en el campo talleres clandestinos que, indignado-. ¿Sabes tú que yo, con estas manos, he
por encargo de alemanes emprendedores, puesto en pie a gente que se moría ya? ¡La arrancaba
transformaban las materias primas sustraídas a la de la tumba! ¡Lucha primero como yo, y luego dirás!
fábrica en calzado y objetos de arte. ¿A qué otra lucha te refieres? Yo no estoy habituado
La enfermería empezó a contribuir en gran a manejar el fusil. ¡Mis armas son el bisturí y mis
medida a la unificación de las fuerzas. Siendo el conocimientos!
campo adscrito a la fábrica Krauss-Maffeil uno de los - Y el amor a la Patria -añadió bajito Vasili.
más grandes de Munich, el puesto de sanidad del Al oír estas palabras de su compañero, Tremba se
mismo atendía a los prisioneros de los equipos acercó hasta casi rozarle, le miró a los ojos y con su
obreros de los alrededores. Kúritsin tenía razón: no manaza de oso le dio una palmada al hombro.
todos los moradores de la barraca de Shájov, ni - Veo que tienes sesos. ¡Sí! Has dicho bien: el
mucho menos, eran gente perdida. Luego de mirarlos amor a la Patria, a los compatriotas, es también un
más de cerca, Vasili comprendió que se había arma. Sin eso, yo no hubiera podido manejar el
equivocado al hacer extensivos a todos los demás el bisturí, de nada me habrían servido mis
28 V. Liubovtsev

conocimientos... ¿A qué te refieres, pues, al hablar de empalizadas-, andaban más firmes y seguros, con la
la lucha? Amigo mío, ¿qué pueden hacer sin armas cabeza erguida, y en sus ojos no se leía el miedo ni la
los prisioneros? sumisión, sino un pensamiento vivo. ¡Ahí estaba la
- Tú mismo acabas de reconocer que el amor es defensa de la dignidad humana, acerca de la cual
también un arma. ¿No es así? Un arma invisible, pero había hablado y en aras de la cual había aceptado la
la más potente. Porque viviendo en el alma, no puede muerte el comisario Mijaíl Sazónov! y en ello había
ser arrebatada, a menos que no sea juntamente con el puesto su granito de arena Shájov.
corazón. Todos la llevamos en el pecho... III
- No digas eso. Hay quienes la han arrojado de Con ruido se estrellan las olas invernales del mar
allí. ¿Por qué debo decírtelo yo, si tú mismo, estando del Norte en el férreo revestimiento de la nave,
aquí, lo ves? inclinándola hacia acá y hacia allá. El hierro exhala
- No me refiero a aquéllos. No entran en la frío. Los compartimentos de la bodega están repletos
cuenta... de prisioneros. Hace ya dos días que el mar los
- Basta de propaganda. Te he comprendido. ¿Qué sacude.
debo hacer? Kalinin y sus compañeros han logrado
Al enterarse de lo que hacía falta, Tremba silbó acomodarse cerca de la escala que va a cubierta.
decepcionado: Aunque aquí hace mucha corriente y el aire húmedo
- ¿Y eso es todo?... ¡Vaya! Yo creía que se me de arriba penetra y cala, no hay tanta oscuridad ni la
pediría lo imposible. Han sido más las palabras... atmósfera es tan sofocante como en el fondo de la
- Eso es para comenzar, Luego Veremos -le bodega. Los prisioneros, tumbados sobre el
aseguró Shájov. trepidante suelo, hablan en voz baja, preguntándose a
Parecía poco lo que, a primera vista, se pedía a los dónde les llevarán ahora los alemanes.
médicos. Debían eximir del trabajo a gente necesaria, Días atrás les obligaron a formar filas, los
retener a los enfermos en el hospital por más tiempo llevaron a la estación, los metieron en los vagones y
de lo que el tratamiento requería; en fin, procurar que los enviaron a Oslo. Nadie sabía a qué se debía tal
la enfermería estuviese siempre repleta y se redujese precipitación ni por qué se los había retirado de
en lo posible el número de prisioneros aptos para la Larvik. Tampoco los retuvieron por mucho tiempo en
actividad laboral. Se les había encomendado también Oslo: los metieron en la bodega del barco, y empezó
una tarea algo más compleja: aprovechar la estancia la marejada.
en la enfermería de los prisioneros llegados de otros ¡Cuántos comentarios!, ¡cuántas conjeturas! Este
campos para, a través de ellos, ponerse en contacto asegura que los ingleses han realizado un
con sus grupos y obtener una información sistemática desembarco de tropas en Noruega; aquel dice que, al
de lo que allí sucedía. No se podía confiar de todos parecer, los nuestros han emprendido el avance desde
los pacientes sin excepción; era preciso proceder la península de Kola y que los hitlerianos se llevan a
según el proverbio que reza: "mide siete veces antes los prisioneros para que no se subleven cuando las
de cortar". tropas inglesas o soviéticas se aproximen. Hay
Gracias a la ayuda ofrecida por los cocineros y también quienes creen que los guerrilleros noruegos
pinches, así como con las provisiones que se han empezado a actuar, y también quienes... en fin,
obtenían del trueque de los objetos fabricados en el cada cual piensa a su manera.
campo, se logró mejorar en cierto modo la - Lo más curioso es que no hemos acabado en el
alimentación de los enfermos y débiles para que aeródromo -dice pensativo Orlov, abordando ya el
pudiesen reponerse. tema por enésima vez.
La policía del campo -integrada por prisioneros-, Grigori no tiene ganas de discutir.
que hasta entonces había repartido a diestro y - No te rompas la cabeza, Volodia. Así como
siniestro puñetazos y puntapiés, se volvió más mansa hemos trabajado en los últimos meses,
al ver lo unida que se mostraba la gente. Cierto es necesitaríamos dos años más para acabarlo.
que las blasfemias y amenazas continuaban - Es verdad, pero...
cerniéndose sobre las cabezas como nubarrones de Cada cual tiene su ocupación. Kalinin, envuelto
tormenta, pero la cosa no iba más allá. La policía no en el capote marinero, duerme inhalando
se atrevía ya a hacer uso de los puños. sonoramente el aire con la boca desdentada muy
Al mirar a sus compañeros, Shájov se acordaba abierta. Pegado a su hombro, yace Beltiukov: éste no
involuntariamente de cómo habían sido meses antes. desperdicia la ocasión de echar un sueñecito.
Hombros caídos, ojos apagados, cabezas gachas: Seriozha Laptánov jadea mientras trata de asegurar
todo llevaba impreso la resignación, el abatimiento, con un alambre la suela desprendida. El esfuerzo le
la humillación. Pero ya no eran así. En absoluto. obliga a sacar afuera la puntita de la lengua, igualito
Aunque su físico no había mejorado -la misma tez que a los niños. Orlov, que no tolera lo vago e
grisácea sobre las mandíbulas, las mismas espaldas impreciso, se devana la sesera preguntándose por qué
encorvadas y las costillas salientes como les habrá sacado tan aprisa de Noruega y a dónde los
Los soldados no se ponen de rodillas 29

llevarán. Grigori, medio adormecido y atento al ruido dicho, sus palabras surtieron un efecto serenante al
de las olas, evoca las últimas semanas... prisionero. El hombre salió de debajo del coche y ya
En general, no había ocurrido nada extraordinario. se venía hacia la escotilla cuando de pronto viró
Una sucesión continúa de días grises invernales, tan hacia las cajas y se inclinó sobre una de ellas, sobre
iguales como las piedras del fiordo. El toque de otra…
diana, la lista, el jarro de aguachirle templada que, no - Date prisa… -Ereméiev no se contuvo de soltar
se sabe por qué, se denominaba "café". La ida al un taco.
trabajo, la vuelta. Otra vez la lista. La escudilla de El prisionero se metió de un salto por la escotilla.
sopa aguada y el pedazo de pan. El toque de silencio. Traía muy abultados los bolsillos del capote.
Los parloteos en voz baja y a plena voz en las - ¿Estás loco? -le espetó Grigori, arrastrándole de
barracas. Y así, día tras día... la manga para apartarlo de la entrada.
Sin embargo, aquellas semanas habían tenido algo - ¡Como para no estarlo! ¿Quién quisiera diñarla
impreciso a primera vista, pero que decía bien a las en este sótano? Como nos caiga una bomba encima,
claras que los prisioneros no eran ya los mismos. Los correremos la suerte de los gatitos ciegos. Así al
picos se alzaban con mucha más lentitud que antes y menos he visto un poco el cielo antes de morir.
las piedras tardaban mucho más en desmoronarse. - ¿Y si el centinela hubiese estado en su puesto?
Los prisioneros trabajaban con desgana, animándose - El susto me impidió pensarlo... Mira lo que les
muy poquito sólo al oír la voz del centinela. Cabe he birlado a los alemanes. ¡Esto sí que es gloria!
decir que los guardas también se habían vuelto más Y sacó de entre sus ropas unas cuantas latas de
moderados en cuanto a reprimendas y castigos. Por conserva y dos botellas de vino.
algo no dejaban de pronunciar con horror y - Tienen las cajas llenas de estas delicias.
desconcierto la palabra "Stalingrado"... ¿Echamos un trago?
Anochecía cuando retumbaron en la cubierta Ereméiev vaciló. No era tanto el vino como las
pasos de botas herradas y voces de mando como conservas las que le tentaban. Pero se sobrepuso y le
ladridos de perros. Los prisioneros se levantaron dio la espalda.
precipitadamente, pensando que había llegado el fin, - Yo solo no tomo.
que ahora mismo iban a ser pasados por las armas. - Tomaremos los dos. ¿No soy persona acaso?
Pero no, los hitlerianos no estaban como para eso, - Tú no entras en la cuenta, porque no te conozco.
pues por Occidente habían aparecido aviones. Se Me refiero a mis amigos. ¿Cómo te llamas?
apercibieron de ello demasiado tarde, cuando los - Andréi Pivovárov... ¿Tienes muchos amigos?
tenían encima. Un surtidor de agua, y tras él otro, - Bastantes.
brotaron a poca distancia de la nave. Mientras los - Esto no alcanza para todos, -Andréi volvió a
aviones viraban para atacarla de nuevo, los alemanes guardar las botellas y las conservas en los bolsillos y
se recobraron de la sorpresa, y entonces comenzaron entre sus ropas-. Conque ¿no quieres?
a tabletear las ametralladoras y a ladrar los - Vamos. Te los presentaré...
antiaéreos. Laptánov declaró categóricamente que no debían
Una sombra humana se deslizó ante Ereméiev y, beber, pues la situación no lo permitía, y además, por
con agilidad felina, salvó la escala. Grigori quedó falta de costumbre, un trago bastaría para armar la de
pasmado; pero en el acto se lanzó en pos del Cristo es Dios y caer en manos de los alemanes.
muchacho. Era preciso atajarle, puesto que, en estado Kalinin permanecía a la expectativa: no decía ni sí ni
de sobresalto, el centinela que vigilaba junto a la no. A Ereméiev le parecía que no sucedería nada si
escotilla podía matarle... se bebían dos botellas entre seis personas. Beltiukov
Grigori dio un traspié, rodó escaleras abajo, y le dio la razón, pero Orlov no. Andréi estaba que
cuando llegó por fin a la salida, el prisionero había ardía: pugnaba por levantarse e irse a su lugar con las
desaparecido de la vista. La escotilla estaba abierta, botellas, rezongando que, de haberlo sabido, no se
como siempre. Ereméiev asomó con cuidado la habría liado con gente que sólo le hacía perder el
cabeza y echó una mirada en torno. La cubierta tiempo.
estaba atestada de camiones cubiertos, dispuestos en Kalinin, clavados los ojos en el vino, suspiró:
dos filas, y entre ellos se alzaban pilas de cajas. Al - ¡Ay, hermanos! ¡Qué ganas tengo de echar un
divisar a un hombre agazapado de bajo de un coche, trago! ¡A qué mentir! Hace tiempo que no me ha
Grigori, conteniendo la voz le llamó: pasado ni una gota por el garguero. ¿Qué ocurrirá si
- ¡Eh, tú, ven acá! tomamos un poquito cada uno? ¿Eh? Por nuestro
Pero el hombre se alejó más aún. triunfo, por la muerte del fascismo...
- Mira que el bombardeo va a acabar ahora Grigori le coreó:
mismo, y si el centinela vuelve, te liquidará de un - Por que quedemos vivos y regresemos a nuestros
tiro. -Grigori paseó una mirada llena de alarma por la hogares.
cubierta-. ¡Ven, rápido! - ¡Yo no tomo! -Laptánov entornó los ojos y
Sea por el sentido o por el tono con que lo había hendió el aire con el canto de la mano-. Para brindar
30 V. Liubovtsev

por eso, hay que repartir el vino entre todos los la tarde a la mañana; y la marcha no cesa. Una sola
presentes, aunque no le toque más que una gota a vez al día se abren las puertas de los vagones en
cada uno. Tomar nosotros solos, es una falta de alguna estación para dar de comer a los prisioneros.
camaradería. Ya no les dejan morir de hambre ni de sed, porque
- ¡No tomes si eres tan riguroso! -Andréi Alemania necesita sus brazos. El Frente Este requiere
descorchó la botella y se la llevó a la boca-. ¡A más y más divisiones. Alguien debe ocupar el lugar
nuestra salud! de los que se han ido al ejército. Alguien debe cavar
Beltiukov le asió de la mano. la tierra, picar la piedra y atender las máquinas...
- Espera. Así no sirve. El problema no está
resuelto aún. Capítulo V. ace la fraternidad.
Andréi se enfureció. I
- ¡Iros todos al cuerno! A lo mejor dentro de cinco La animadversión que el contramaestre la había
minutos nos cae encima una bomba y vamos a pique. infundido a Lida se disipó bien pronto. Al cabo de
¡Suelta la botella! ¡No es tuya! ¡Yo la he traído! unos días ella comprendía ya que el vejete no era
- Tienes razón -Kalinin tomó la botella de manos malo ni gruñón. Su aspecto exterior y conducta
de Beltiukov y la miró al trasluz-. Es tuya, sin duda. habían sido bastante engañosos Albert no tragaba a
Y repartirla entre todos es imposible. Pues entonces, los nazis. Cuando algún contramaestre entraba en el
¡que no le toque nada a nadie! depósito gritando con el brazo estirado hacia
Y estrelló la botella contra el suelo de hierro. adelante: Heil Hitler! el viejo farfullaba algo en
Andréi quiso salvar al menos la segunda botella, pero respuesta, fingiendo estar ocupadísimo. Un día bajó
ya era tarde. El vino se derramaba como un charco la voz y, clavándose el índice en el pecho, le dijo a
oscuro, proyectando reflejos sanguíneos opacos a la Lida que él había sido comunista.
luz de la bamboleante lámpara. - ¿Usted ha sido... comunista? -se asombró ella,
- Llévate las conservas, cómetelas tú solo y arqueando las cejas.
consuélate -dijo Grigori, tragándose la saliva. El entendió a su manera la perplejidad de la
Andréi, sin responderle, tenía los ojos clavados en muchacha.
el charquito; luego, poniéndose a gatas, quiso arrimar - Sí, lo he sido. El partido no existe ya. Todos
la boca a él. Pero Beltiukov le apartó de allí, están recluidos en las cárceles y en los campos de
asiéndole por el cuello del capote. concentración. Y quienes han logrado salvarse, se
- ¡No seas cochino! ¡Cómo no te da vergüenza ocultan. Cada cual vive para sí -concluyó Albert con
ponerte de rodillas ante ese aguapié alemán.... voz tristona.
Andréi prorrumpió en sollozos. Nadie había No era eso lo que sorprendía a la comprensiva
esperado eso. Con la respiración entrecortada y los Lida. En su mente no se asociaba el alto concepto de
labios trémulos, murmuraba: "comunista" con ese hombre ajetreado, de cara
- Arriesgué la vida... Podían haberme matado de rugosa. Según ella, los comunistas alemanes -todos
un tiro... ¡Y vosotros tiráis esa delicia por el suelo! sin excepción- debían ser como Thaelmann:
¿Por qué?... Da miedo pensar... que iremos a pique... robustos, de hombros anchos y frente abombada.
Quería echar un trago antes de morir... Pero éste... La muchacha se encogió de hombros con
Todos percibieron un malestar, como si hubieran desconfianza.
ocasionado daño a un niño. - ¡Pero qué niño ni qué Al ver eso, Albert se ofendió.
ocho cuartos! ¡Tan grande y con esa pelambrera! ¡¿A - ¡Tú eres una tonta, una chica tonta! No
qué soltar los mocos?! comprendes nada. Yo no tengo ahora contacto con el
Laptánov posó la mano sobre el hombro de partido; pero detesto a Hitler y a los nazis. Y no soy
Andréi: el único. Muchos alemanes los odian. Tenernos una
- Oye, deja de chorrear. Mira que nos inundarás y canción secreta. Está prohibido cantarla. Se llama
nos iremos a pique antes de que nos caiga encima Los doce rezongones. Escucha.
una bomba... ¿Oyes? ¿Cómo te llamas? Mira, pues, Y con voz temblorosa, senil, se puso a cantar:
Andréi, quedo debiéndote dos botellas de vodka.
Toma mi dirección de Nóvgorod. Si vienes a verme Eran doce rezongones,
después de la guerra, te pagaré por lo de hoy. Pero no raros por entonces.
olvides la dirección... ¡Hermanos! ¡El bombardeo ha Uno dijo: 'Goebbels miente",
terminado!... y quedaron once.
Y otra vez Hamburgo, el mismo campo de donde, Eran once rezongones,
nueve meses antes, les enviaran a Noruega. Y al cabo mudos esta vez.
de unos cuantos días, otra vez en camino, otra vez los Uno razonó en silencio,
ventanucos enrejados de los vagones de mercancías y quedaron diez.
repletos de prisioneros. Las ruedas traquetean sin
cesar. La noche sucede al día, la mañana a la noche, De las pocas palabras que la chica pudo
Los soldados no se ponen de rodillas 31

comprender dedujo que la cancioncilla tenía un Kúritsin! Estos le dirían lo que era preciso hacer...
sentido mordaz y burlón. Los fascistas se llevaban a A la primera ocasión, ella habló con Tólstikov. El
los rezongones, uno tras otro, y éstos iban siendo se aconsejó de sus amigos y al día siguiente le dijo a
cada vez menos. Lida que, por el momento, no había ninguna
necesidad de que él ni cualquier otro prisionero
Cuatro son los rezongones, trabasen amistad con el viejo, pues podía espantarle.
les fallan los pies. Y, en general, era menester sondear al alemán. No
Uno suspiró ante su hijo, obstante debía utilizársele como fuente de
y quedaron tres... información para saber qué sucedía en la ciudad y en
los frentes, cuál era el estado de ánimo de los obreros
Albert enmudeció de pronto, compungió el rostro y a quién de ellos se podía confiar.
con dolor y dijo apesadumbrado: Un día de febrero de 1943, Albert, agitado a más
- Los nazis han pervertido a los jóvenes. A no poder, echó el cerrojo a la puerta del depósito y le
nuestros hijos. Los han convertido en fisgones. Pero hizo a Lida una seña, invitándola a acercarse al
el mío quedó siendo mío hasta el fin... Pereció hace escritorio. Extrajo del bolsillo un papelucho
cinco años en España. Posiblemente, segado por una arrugado, lo alisó cuidadosamente con la mano y
bala alemana. Era también comunista, soldado de una sonrió feliz:
brigada internacional... - ¡Mira! Resulta que no nos limitamos a rezongar.
Y siguió cantando: ¡Es una octavilla! ¡Y, según acabo de enterarme, no
es la primera! ¿Sabes dónde las difunden? ¡En la
Eran tres los rezongones Universidad! Veo que los nazis no han estropeado a
sin salud ni voz. los jóvenes. ¡Los estudiantes también detestan a
Uno se rascó el cogote, Hitler!
y quedaron dos... Albert anduvo el día entero radiante de alegría.
Al rezongón que esto cantó Antes del fin del turno Lida se decidió a pedirle que
por poco lo ahorcaron. le diera la octavilla por una sola noche. El viejo la
En Dachau, adonde se le envió, miró fijamente como si la viese por primera vez, y
los doce se encontraron. aunque sus labios delgados se dilataron en una
irónica sonrisa, él le entregó la octavilla.
- ¿Sabes lo que es Dachau? ¡Oh, el infierno! El - ¡Ten cuidado! -le advirtió-. Si te la encuentran,
primero de todos los campos de concentración todo habrá acabado. Para ti y para mí…
creados en Alemania. El campo de la muerte. ¿Será La muchacha asintió con la cabeza y corrió en
posible que no hayas oído hablar de él? Si se busca de Tólstikov. Le metió en la mano el arrugado
encuentra a escasos cuarenta kilómetros de Munich. papelucho y le explicó precipitadamente, en voz baja,
¡Oh!, allí hay muchos rezongones, muchos enemigos lo que aquello era y de dónde procedía.
de los nazis. ¿Sabes cómo termina la canción? Al anochecer, Iván, sentado en una litera de
Escucha: arriba, leyó la octavilla a sus compañeros:
"¡Hermanos! En el pueblo alemán se nota
Adolfo ha dicho: "¡Se acabó! efervescencia… Ha llegado la hora de que nuestra
¡#o hay más rezongones!" juventud ajuste las cuentas a la más vil de las tiranías
Pero han quedado por doquier… soportadas por el pueblo alemán... Estudiantes: el
¡decenas de millones! pueblo alemán tiene puesta la mirada en nosotros.
Espera que acabemos en el año 1943 con el terror
El viejo, fija la mirada en un rincón del depósito, nacional-socialista, del mismo modo que en 1813 se
permaneció un rato en silencio. Luego dijo, dando un puso fin a la tiranía napoleónica. En ambos casos, la
puñetazo a la mesa: luz llegó de Oriente: en otros tiempos, del Bereziná,
- ¡Sí, decenas de millones! ¡Nosotros rezongamos, y ahora de Stalingrado. Los caídos en la batalla de
gruñimos, odiamos a los nazis y nos acordamos de la Stalingrado nos llaman a la acción".
República Soviética de Baviera! Pero... -la tristeza se Al pie de la octavilla rezaba: "La Rosa Blanca".
dibujó en su semblante, las arrugas se destacaron aún Se produjo un silencio prolongado. El hecho de
más-. Hacemos sólo eso: rezongar. Cada cual para que en Alemania no todo, ni mucho menos, marchara
sus adentros. Nadie se atreve a franquearse con los debidamente, puesto que hasta los estudiantes se
amigos. Somos como los dedos en un guante: cada manifestaban en contra del fascismo, fue para los
cual en su lugar... amigos una nueva muy grata, sorprendente y en
Lida constató con dolor cuán pequeña e impotente cierto inverosímil. Si lo hubiesen hecho los obreros,
era ella; pues en vez de sugerirle algo práctico, no habría sido muy natural; pero se trataba de
podía sino escuchar y asentir con la cabeza. ¡Ay, si estudiantes, de intelectuales...
pudiera Albert conocer a Iván Tólstikov o a Nikolái Glújov sonrió con escepticismo:
32 V. Liubovtsev

- Protestan contra Hitler, cuando los nuestros les guapos, los que han perecido por esta causa sagrada,
han sacudido la badana. A que antes no abrían el pico ¿por qué debo yo, tan viejo, aferrarme a la vida?
o gritaban Heil Hitler!, cuando los alemanes Y, embargado por la emoción, empezó a contar.
triunfaban... De su relato, largo y confuso, plagado de toda clase
Shájov quiso objetar, pero no hallaba palabras. La de digresiones que se remontaban al pasado
última frase de la octavilla le ponía, realmente, en revolucionario de Albert, Tólstikov esclareció lo
guardia. ¿Y si no hubiera habido caídos? ¿Si los siguiente:
fascistas hubiesen avanzado con todo éxito? ¿Cómo Munich, a juicio del anciano, era a la sazón la
hubieran reaccionado entonces? ¿No habrían dicho ciudad maldecida por millones de habitantes del
nada? ¿Se habrían conciliado con los nazis? Orbe. De sus cervecerías había salido la negra víbora
- No se trata de eso, muchachos -dijo Kúritsin, del nacional-socialismo que, transformado con el
mientras examinaba la octavilla-. Esas son, por así tiempo en una boa gigantesca, había aprisionado a
decirlo, las causas, y a nosotros nos interesan las toda Alemania y emponzoñado a miles y miles de
consecuencias, y los resultados. Lo más significativo alemanes honestos. En Munich había iniciado su
es que entre los alemanes hay efervescencia, que a sanguinaria campaña -primero por el país y luego por
Hitler deberá preocuparle ahora su propia toda Europa el detestable soldado Schicklgruber,
retaguardia. ¡Ay, si pudiéramos ponernos en contacto conocido en el presente por el nombre de Hitler. Y
con esa Rosa Blanca! eso que Munich era la ciudad donde por vez primera
- ¡Qué nombre más raro para una organización en Alemania había nacido el Poder soviético: la
clandestina! -comentó Glújov en tono burlón-. República Soviética de Baviera. Y a pesar de su corta
¡Exclusivo para las damas! ¡Hubieran podido existencia, pues había sido estrangulada por los
llamarla también "Guisante de Olor!" ¿Por qué rosa verdugos, la primavera del año 1919 no se borraría
blanca y no roja? La roja vendría más al caso... jamás de la memoria. Y no se había borrado. Por
- No busques la quinta pata al gato -le atajó algo, en los días más tétricos, cuando las hordas
Pokotilo con su voz profunda-. Son simples hitlerianas avanzaban en el Frente Este, un grupo de
estudiantes, y no comunistas. La rosa blanca es, a mi estudiantes de la Universidad de Munich había
entender, algo así como símbolo de pureza, de no fundado "La Rosa Blanca". Los periódicos de ese día
participación en los crímenes de los fascistas... anunciaban que los miembros de esa organización
A la mañana siguiente Lida devolvió la octavilla a habían sido sentenciados a la pena capital y
Albert. Y el viejo, después de estudiar lo escrito, ajusticiados.
como si hubiera querido aprendérselo de memoria, Albert les contó lo que había leído en los diarios y
escondió el papel bajo una tabla del suelo. oído de boca de sus compañeros. En toda la ciudad
Al cabo de unos días, llegó más negro que un no se hacía sino hablar de ello. Resulta que "La Rosa
nubarrón de tormenta. Se desplomó en la silla como Blanca" no estaba integrada por estudiantes
si le flaquearan las piernas y dejó caer la cabeza solamente. A ella se había incorporado hasta el
sobre los brazos. Lida, empavorecida, le puso la profesor Kurt Hubert. Los hermanos Hans y Sophie
mano en el hombro. Scholl encabezaban la organización. Su padre había
- ¿Qué pasa, señor Albert? pasado unos cuantos años en una cárcel fascista. Y
- ¡Se acabó! ¡"La Rosa Blanca" no existe más! - Hans había sido soldado raso en el Frente Este. A su
Unos gruesos lagrimones rodaron por las rugosas regreso a Munich después de ser herido, contó
mejillas del anciano-. Los nazis la han aplastado con detalladamente lo que había visto en Rusia, habló de
sus botazas... Y no me llames señor”… la crueldad de los hitlerianos y de la valentía de los
Lida se fue corriendo al sector de fundición y rusos, demostrando así que cuanto decía el servicio
llamó aparte a Tólstikov, el cual, después de escuchar de propaganda de Goebbels acerca de la Rusia
el incoherente relato de la muchacha, le encomendó Soviética y de la vida en ese país era pura mentira.
algo al español que trabajaba en pareja con él. Hans y Sophie hallaron entre los estudiantes a gente
- Vamos allá, Lidita -dijo, abarcando con el brazo que compartía sus ideas. Ya a fines de 1942
los hombros de ella-. Quiero hablar con tu viejo. empezaron a difundir octavillas manuscritas, en las
Creo que ya chapurreas en alemán... -Y al entrar en que decían la verdad acerca de la guerra y la Unión
el depósito, se presentó-: Soy la persona a quien Lida Soviética y estigmatizaban al fascismo. Las
ha dado la octavilla. Señor… perdone, camarada octavillas pasaban de mano en mano y eran halladas
Albert... explíqueme, por favor, lo que ha sucedido. no sólo en Munich, sino hasta en Augsburgo,
El viejo le miró con desconfianza. La muchacha Stuttgart, Linz, Viena y Hamburgo. Hada tiempo que
se acercó al alemán. la Gestapo seguía las huellas de los miembros de esa
- Es mi amigo. Le conoce a usted. No tenga organización clandestina hasta que un día descubrió a
miedo. Confíe en él. Wim Graf, a Alexander Schimfell y al profesor Kurt
- Yo no tengo miedo -contestó Albert en tono Hubert. Al detenerles hallaron en su poder las
gruñón y les dio la espalda-. Si han sido jóvenes, octavillas. Después de la derrota de los hitlerianos en
Los soldados no se ponen de rodillas 33

Stalingrado, Sophie, Hans y su amigo Christoph y exhortaba a los prisioneros a admirar los
Probst cometieron la imprudencia de dispersar en espléndidos paisajes; lo hacía con tanto afán como si
pleno día por la escalera de la Universidad de se propusiera venderlos a toda costa y no hallara
Munich cientos de octavillas exhortando a luchar comprador.
contra el fascismo. Los detuvieron en el acto, y al Su permanencia en el Frente Este debía de haber
cabo de cuatro días todos los miembros del grupo sido muy prolongada, pues se jactaba con orgullo de
fueron ajusticiados... sus conocimientos de la geografía de Rusia y la
Cuando el alemán hubo acabado su relato, lengua rusa.
Tólstikov dijo muy seguro: - Contemplen por última vez el mar. Quedará a la
- Camarada Albert, créame: se alzarán nuevos derecha, nosotros torceremos hacia la izquierda -
luchadores, ¡Sí, se alzarán! Es sólo el comienzo. continuó con amplios ademanes-. Y allí, a la orilla
El viejo avanzó, impulsivo, hacia él y le tendió la opuesta del río Tagliamento, está la ciudad de
mano, una mano descarnada, de dedos largos y finos. Latisana, famosa por su buen vino... ¡Ah, y ahí está
- Sí, camarada. Le creo. ¡Ellos se alzarán! -y Cerviniano del Friuli! -Miró con aire de vendedor a
elevando el puño crispado a la altura de la sien, sus oyentes, como si les dijera: ven qué palabras me
exclamó-: Rot Front! sé-. A los italianos les gusta ponerles a los pueblos
II unos nombres largos y hermosos, difíciles de
Contrastando con el lluvioso y cenagoso invierno pronunciar. Este, por ejemplo, con uno tan
de Oslo y Hamburgo, Italia maravilló a los altisonante, es una simple aldea. Ahora torceremos
prisioneros con su tibio febrero, su cielo azul, su hacia el Norte. ¿Ven cómo las montañas se
lujuriante vegetación y su sol esplendoroso. Diríase aproximan?... ¡Oh, en esas montañas pululan los
que habían traído a los rusos a ese paraíso terrenal guerrilleros! ¿Qué les pasará que no se están quietos
con el expreso fin de darles calor y reblandecer sus en sus casas? Yo, que ellos, no hubiera salido por
endurecidos corazones. nada del mundo. Preferiría abrazar a mi esposa en
Después del baño, en el vasto campo de vez del fusil. ¿Verdad que es mejor?... Ya se ve
deportación, tuvieron que cambiar de vestimenta. Les Udine. Estamos llegando...
daba pena separarse de sus guerreras y capotes. De todo lo dicho por aquel soldado parlanchín,
Convertidos ya en harapos, con remiendo sobre una sola noticia regocijó a los amigos: ¡en las
remiendo, era, pese a todo, el uniforme soviético, con montañas había guerrilleros! Sí, y éstas se hallaban a
el cual habían ido al combate y experimentado tantas escasos tres o cuatro kilómetros de la ciudad, casi
penurias y sufrimientos. Por él habían podido lindando con la misma.
reconocer en el acto, hasta desde lejos, a los propios. El camión paró a un kilómetro de Udine, tocando
En cambio ahora debían ponerse lo que les daban, lo con el radiador el portón de un terreno cercado por
que los hitlerianos habían cogido en los depósitos de una alambrada de púas. Desde lo alto de la carrocería
los ejércitos derrotados: pantalones polacos y podían verse unas cuantas barracas y más allá, unos
franceses, guerreras serbias y belgas, capotes cañones enfilados contra el cielo.
checoslovacos. Solamente el calzado era alemán, de Los prisioneros fueron alojados en una pequeña
un tipo único: zuecos enormes que se caían a cada barraca pegada a un depósito. Podían transitar
paso de los pies y producían callos sangrantes. Con libremente, sin escolta, por el recinto donde estaba
ellos no podrían andar mucho. En apariencia, a los emplazada la batería antiaérea que protegía por el
prisioneros no les había quedado ya nada ruso. Noroeste la importante estación ferroviaria de Udine.
Al cabo de unos días, los recién llegados fueron Pero se sentían más molestos que en un campo de
distribuidos entre los equipos de trabajo. Los amigos concentración. Pues siendo pocos -en total,
trataban de mantenerse unidos a fin de ir a parar a un dieciocho- cada paso que daban era visto por los
mismo equipo. Y lo lograron. Allá había sido alemanes. No había manera de pasar desapercibidos.
enviado también Andréi Pivovárov, el cual, después Tampoco podían salir al otro lado de la alambrada,
de lo sucedido en el barco, miraba con cierta pues se les destinaba únicamente a faenas interiores.
animadversión a ese amistoso grupo y al propio Reinstalaban los blocaos y las trincheras de las
tiempo trataba de arrimarse a él. escuadras de las piezas, hormigonaban el lugar de
Helo ya al camión llevando velozmente a emplazamiento de los cañones antiaéreos; cavaban
dieciocho prisioneros y cuatro soldados por una un foso para construir un depósito subterráneo de
estrecha y hermosa carretera. A la derecha municiones, llevaban productos alimenticios del
centelleaba el mar, de un azul densamente oscuro. almacén a la cocina, mondaban patatas, aseaban el
Un soldado de la escolta, hombre de baja estatura, cuartel y las casitas de los oficiales. En fin, podían
ya entrado en años, se prestó a ser el guía. Apretando transitar por todas partes. Lo único que les estaba
el fusil entre las rodillas, empezó a describir como terminantemente prohibido era aproximarse a los
auténtico cicerone los pueblos que se alzaban en su cañones y al depósito provisional de municiones.
camino. A cada momento intercalaba palabras rusas Otra vez Ereméiev parecía cambiado.
34 V. Liubovtsev

- Oye, Grigori, ¿qué te pasa? ¿Te has depósito de municiones, los alemanes no necesitarían
descongelado? -le preguntaba riendo Beltiukov-. En tanta gente; cuatro o cinco hombres bastarían para el
Larvik eras tan razonador; pero aquí, en el Sur, aseo de los edificios y las faenas auxiliares. Por
parece que has entrado en calor y de nuevo te pican consiguiente, los demás serían enviados a un campo
las plantas de los pies... común y de allí, Dios sabía adónde. Sin decirle nada
- No es para menos. Mira qué cerca están las a nadie, Andréi tomó la secreta decisión de quedar a
montañas -respondía Grigori con impaciencia-. Allí toda costa en la batería. El hombre comenzó a
se alberguen los guerrilleros. Y nosotros nos mostrarse obsequioso con los alemanes, esmerándose
encontramos aquí, tras un hilo de alambre, sin ser máximamente en el trabajo para que se fijaran en él.
vigilados, pues lo que hay aquí no es guardia. Al principio, sus compañeros no hacían sino reírse
Imagínate lo que le cuesta a uno aguantarse. de él, comentando que la buena alimentación le había
De que era preciso aguantar y esperar, lo infundido nuevos bríos. Pero luego notaron que con
comprendían tanto Ereméiev como sus compañeros. la hartura y las crecientes energías iba
Lanzarse a esas grandes montañas sin saber a ciencia desarrollándose la insensibilidad en el alma de los
cierta dónde estaban los guerrilleros era lo mismo prisioneros, y unos pensamientos viles asomaban sus
que buscar una aguja en un almiar. No podrían culebrinas cabezuelas: "nos ha tocado el gordo de la
evadirse al azar, como lo habían hecho los otros en lotería..." Lo notaban por sí mismos. Orlov, que era
Larvik, pues serían aprehendidos bien pronto y tan franco, confesó un día con pesar:
pasados por las armas. Era menester, ante todo, - Muchachos, a veces me digo: ojalá no nos
establecer contacto con los italianos. manden a ninguna otra parte y podamos vivir así dos
Ahí estaba el quid de la cuestión. Los prisioneros o tres meses más para acopiar energías... Pero no, lo
no podían salir, y en el territorio de la batería no que debemos hacer cuanto antes es evadirnos...
había ningún civil: únicamente soldados alemanes. - Mientras no nos hayamos vuelto demasiado
A los muchachos les pareció que, en todo el gordos y habituado a esto -le apoyó Grigori.
período de su cautiverio, no habían caído jamás en Laptánov compungió el rostro como si hubiese
una situación tan falsa ni tan compleja como aquélla. tragado un limón.
A decir verdad, no vivían mal allí. Recibían - No dejéis que en vosotros se apague el odio. No
suficiente comida; todo cuanto quedaba en la mesa recuerdo ya dónde leí un cuento sobre un águila que
de los soldados iba a parar a la de los prisioneros y había pasado la vida encerrada en una jaula y se
éstos se llevaban aun algo a hurtadillas de la cocina a había muerto de adiposidad del corazón. ¿Por qué?
la barraca. Con semejante rancho, no tardaron en Al principio había forcejeado las barras de hierro
reponerse. Los soldados les trataban bien. Es más: para escapar; pero luego se resignó y empezó a
algunos les metían en la mano, disimuladamente, un engullir la carne que le traían los guardas. La cosa
pedazo de pan o unos cigarrillos. Cierto es que había llegó a gustarle ya que podía comer cuanto quisiera
que trabajar duro; era imposible remolonear, sin hacer nada. El águila se olvidó del cielo y de las
encontrándose a la vista de todos. Ellos estaban montañas que le habían visto nacer. No hacía sino
acostumbrados al trabajo. Cavar la tierra, mondar mirar al comedero donde estaba la carne. Un día, el
patatas, amasar cemento y limpiar el cuartel era más guarda -no sé si por olvido o por qué otra causa- dejó
fácil que picar piedras. Y más aún con tan abundante abierta la jaula. El águila salió de su encierro. En eso
comida. Eso por un lado. se le acercó un gorrión. El águila fue a darle un
Pero, por otro, no les abandonaba la sensación de picotazo, pero el pajarito se escapó a tiempo.
que ayudaban a las claras y servían al enemigo. Queriendo alcanzar al muy osado, el águila agitó las
Cuando, en Noruega, les habían conducido por las alas, mas éstas no le sostenían. No las necesitaba ya
calles con el arma automática apuntada contra ellos y para nada. ¿Por qué? Pues porque se había olvidado
les habían alimentado con cosas podridas, dejándoles de las montañas, del cielo, de que había volado
medio hambrientos, los prisioneros se habían sentido alguna vez. Y el pajarito -pió, pió- se fue volando.
mejor, aunque el cautiverio había sido más Aun sin poder ir lejos, ¡volaba!
deprimente. Serguéi no había leído ese cuento en ningún libro.
Una circunstancia más alarmaba a los amigos, y Acababa de inventarlo. Tras una pausa, continuó:
era la placidez que se había apoderado de algunos de - Yo no dejo de mortificarme. Me atormentan los
sus nuevos camaradas. Andréi Pivovárov, por recuerdos. Sobre todo, el de un caso que se me grabó
ejemplo, no dejaba de regocijarse: en la memoria para toda la vida. Fue el 17 de
- ¡Qué suerte, hermanos! Ya no nos matarán el septiembre. Abandonábamos la ciudad de Kíev. Tal
hambre ni las balas. ¡Así se puede vivir un año más o había sido la orden del mando. Las calles estaban
dos! taponadas. Pasaban tanques, coches, soldados de la
Lo único que perturbaba su calma era el pensar infantería... Yo esperaba que se formara un espacio
que trabajaban con demasiada rapidez. Pues en libre en la columna para meterme en ella con mi
cuanto terminasen de hormigonar los cimientos y el batería. La gente, aglomerada en las aceras, lloraba,
Los soldados no se ponen de rodillas 35

extendiendo los brazos hacia los soldados. De III


repente noté que alguien me tiraba de la manga. Al Marzo no traía calor. Era tan lluvioso y fangoso
volverme vi a una niña de once o doce años, que con como febrero. A Vasili no le abandonaba la
la carita anegada en llanto y la trencita suelta, me sensación de que todo -el aire la ropa, el colchón, los
preguntaba: "¿Usted también se va con sus cañones y pulmones- todo estaba saturado de humedad. Los
nos deja?" Le acaricié los cabellos. No podía hablar. Stubendienst estaban extenuados de tanto barrer y
¿Qué iba a decirle? ¿Que nosotros, los militares, fregar el suelo de las barracas. Ya no lo hacían dos
debíamos acatar las órdenes? No lo comprendería. En veces por día, sino casi a cada hora.
eso se formó un espacio libre en la columna. Subí al Una noche, Kúritsin llamó aparte a Shájov y,
caballo y, montado ya, me incliné hacia la chicuela. metiéndole en la mano Unos papeles, le dijo:
Al fijarme en sus ojazos tuve la sensación de que yo - Oye, Vasia, esconde bien esto.
era un infame. "No llores -le dije-. Volveremos - ¿Qué es?
pronto. Ya lo verás"... Y fuimos hacia el río para - Ya lo sabrás.
cruzarlo. Iba yo con los ojos clavados en las crines de Shájov se encogió de hombros. ¡Qué raro! ¿Por
mi caballo, sin fuerzas para mirar a los ojos de la qué no decía qué clase de papeles eran? Cuando
gente, que había salido a despedirnos, a nosotros, sus Tólstikov había traído la octavilla a la barraca, la
defensores... leyeron en seguida.
Laptánov tomó aliento, tragó saliva para deshacer Al notar el desconcierto de su compañero, Nikolái
el nudo que se le había formado en la garganta y dio explicó:
unas ávidas chupadas al cigarrillo que acababa de - Mira, no podemos leerlo en presencia de todos.
arrebatar a su vecino. Primero debemos discutirlo entre nosotros. Yo
- Cumplí la palabra dada. Regresé a Kíev más mismo no sé de qué se trata. Savva Batovski me lo ha
pronto de lo que hubiera podido imaginar. No había dado hoy, diciendo que nos han encomendado, a ti y
pasado un mes... Y otra vez nos miraban, parados en a mí, la fundación de una organización en el campo.
las aceras, mujeres y niños, viejos y adolescentes. - ¿Quién lo ha encomendado? Oye, Kolia, no te
Buscaban entre los prisioneros a sus maridos, padres metas con los civiles. Acuérdate de cómo fracasó la
e hijos. ¡Con qué compasión nos miraban! Y huelga del hambre. Y además, yo no conozco a ese
nosotros, al igual que entonces cuando Savva ni él me ha visto nunca a mí…
abandonábamos la ciudad, marchábamos cabizbajos. - Yo le he hablado de ti. A los demás los ha visto
¡Qué vergüenza nos daba! ¡Qué bochorno! En en la fábrica. Es un muchacho que vale. Se nota que
septiembre, la gente nos había mirado de otra en lo concerniente a la organización, no obra por
manera. Con esperanza, diría yo. A pesar de todo, propia cuenta, sino que está relacionado con alguien.
éramos combatientes. ¡Pero esta vez nos miraban con Los civiles tienen más facilidades para hacer tales
compasión! Creedme, al aproximarnos a la esquina cosas... En fin, esconde esto lo mejor que puedas...
donde yo había hablado con la chicuela, traté de Los papeles le quemaban el bolsillo a Vasili.
ocultarme en el centro de la formación para que ella Ardía en deseos de leerlos. Pero se contuvo. Los
no me viese. Temí que me reconociera y me escondió bien en el rincón donde los mozos de la
compadeciera. ¡Ella había tenido fe en mí, había limpieza guardaban sus trapos, escobas y demás
confiado en que yo volvería pronto con los cañones y enseres de su sencilla labor.
la libraría de los fascistas! Volví, pero sin los El sábado, después del mediodía, comenzó a
cañones, conducido, rotoso, hambriento, sin el cambiar el tiempo. El viento dispersó las nubes y, por
correaje... Me clavaban el fusil en la espalda, vez primera en tantos días, brilló el sol en el ocaso.
diciéndome: ¡eh, ruso, muévete! El domingo fue un día claro y templado. Los
Laptánov apretó los dientes hasta hacerlos crujir. prisioneros se alegraron de poder calentarse al sol,
Habían pasado desde entonces casi dos años. En ese con tanta más razón que los domingos no los
tiempo había logrado cicatrizarse en el hombro el llevaban a trabajar.
desgarrón ocasionado por un cascote de metralla y Por el campo se difundió la orden de poner a secar
también desaparecer las huellas de las palizas. Pero en el patio los colchones y objetos de uso personal.
esta herida continuaba produciéndole un dolor Los prisioneros, diseminados por pequeños
insoportable. grupos, jugaban a las cartas y al dominó con barajas
- Cálmate, Serguéi -dijo Kalinin, dándole unas y fichas fabricadas por ellos mismos.
palmaditas a la rodilla-, no te mortifiques... Vistos a distancia, los amigos estaban también
Pero Laptánov exhaló un grito: plenamente enfrascados en el juego; pero a diferencia
- ¡No quiero calmarme! ¡No! Esa chicuela es para de los demás lo hacían en silencio, reconcentrados,
mí la voz de mi conciencia. No dejo de oírla. La lanzando de cuando en cuando miradas a su
tengo ante mí. Me mira, y con sus ojazos me alrededor.
pregunta: ¿Cuándo volverás?, ¿no me has prometido, Shájov leía en voz baja:
acaso, que será pronto?... "El cautiverio es terrible, pero no deja de ser
36 V. Liubovtsev

también una guerra, y mientras se desarrolle la guerra las tareas más importantes de la CFP el "ayudar a los
en nuestra Patria, nosotros deberemos luchar aquí..." trabajadores de Alemania a organizar una
- Es verdad -suspiró Pokotilo. insurrección armada para liquidar el régimen
- ¿No luchamos acaso? -Glújov, indignado, tiró hitleriano".
sus cartas al suelo-. Mientras ellos estaban Al escuchar el llamamiento, Glújov, Shevchenko
componiendo esto, nosotros desplegábamos ya y algunos más se encogieron de hombros y en sus
nuestras actividades. rostros se dibujó al principio una sonrisa irónica. El
- ¡Calla! -le atajó Kúritsin, frunciendo el ceño-. propio Shájov, que leía el documento, no pudo
No estás en tu casa. Sigue leyendo, Vasili. menos de sentir que todo cuanto se pedía de ellos era
"Todos odiamos a los fascistas y al sanguinario ya realizado en el campo. Bueno, si no todo, mucho
Hitler. Ese reptil bárbaro y criminal no se contenta de ello. Se efectuaba sabotaje, se ayudaba a los
con los horrores que hemos sufrido en el cautiverio enfermos y débiles. Y también se hacía un poco de
hitleriano. Ha dado a sus soldados la orden secreta de propaganda antifascista.
exterminar a todos los prisioneros de guerra en caso Pero cuanto más profundizaba él en el programa,
de retirada de su ejército, pues son demasiado más graves iban poniéndose los semblantes de sus
peligrosos en las regiones ocupadas y representarán compañeros: las sonrisas se borraron y en los ojos se
una potente fuerza militar en caso de que la guerra se reflejó un creciente interés. El programa pasmaba por
desplace al territorio de Alemania..." su claridad, su magnitud y por los grandes objetivos
- ¿Y cómo quieren que se llame esa organización? que planteaba ante los prisioneros. Se veía que no
- CFP. eran nada tontos quienes habían redactado ese
- ¿Qué significa eso? -inquirió Shevchenko, documento. Pese a ello, el párrafo donde se hablaba
echando el cuerpo hacia adelante. de ayudar a los trabajadores alemanes a organizar
- Colaboración Fraterna de los Prisioneros de una insurrección antifascista volvió a provocar
Guerra. risillas.
- No me gusta. - ¡No quieren poco ellos! -comentó Shevchenko-.
- A mí tampoco -Tólstikov se apoyó en un codo-. Los alemanes no se sublevan por nada del mundo.
Yo lo descifraría así: Comunidad Firme de los - ¿Y "La Rosa Blanca"? -apuntó Kúritsin.
Prisioneros de Guerra. Porque eso de colaboración no - ¿A qué hablar de la rosa? Si se marchitó antes de
me suena... florecer.
- ¡Basta de discusiones! -Kúritsin cortó el aire con - No llegaron a hacer nada más que las octavillas -
el canto de la mano-. Puedes descifrarlo como te corroboró Glújov.
plazca. No es el nombre lo que más importa. Se entabló una discusión acalorada: ¿podrían los
- ¿Y si me gustara llamarla Combatividad Fiera de alemanes organizar una sublevación o no tendrían el
los Prisioneros de Guerra? suficiente valor para llevar a cabo ese cometido? La
- ¡Cállate! -Nikolái empezaba ya a enojarse-. mayoría estaba dispuesta a pensar que los alemanes
¡Continúa, Vasili! no se rebelarían, pues eran un pueblo excesivamente
Además del llamamiento a la unión y a la disciplinado y, para colmo, desconfiaban el uno del
fundación de la confraternidad, había una octavilla en otro, tenían miedo. Y la Gestapo sabía trabajar...
la que se exponía el programa de la CFP. Según él, - ¡Ea, muchachos, a jugar a las cartas! -dijo con
en vez de trabajar productivamente en las fábricas de premura Pokotilo-. Por ahí anda Antón.
guerra y otras partes, los cautivos del fascismo Del lado de las barracas venía Shulgá con las
debían realizar una labor de sabotaje que minase el manos a las espaldas. Se detenía ante cada grupo
poderío económico-militar de la Alemania hitleriana. hasta acercarse a éste. Luego de observar cómo
Más adelante se subrayaba que en contra de la jugaban exclamó con sorna:
política nazi, que atizaba el odio racial, era preciso - ¡Eso no es un juego! ¿Al "burro" juegan sólo los
establecer vínculos estrechos entre los prisioneros de tontos y los viejos. ¿Echamos una partida a los
las diversas nacionalidades, consolidar la "puntos"?
camaradería y la confianza mutua, prestar toda la Aunque en el cautiverio había aprendido ya
ayuda posible a los heridos y enfermos, a los que bastante bien el ruso, se empeñaba últimamente en
tramaban la evasión de las cárceles y los campos de hablar sólo en su lengua materna, afirmando que
concentración, así como a los que se negaban a Ucrania era un país "independiente" y que los
trabajar y perpetraban actos de sabotaje. Había en el ucranianos no seguirían el mismo camino que los
programa un párrafo donde se exhortaba a castigar rusos. Shájov le tenía ya por caso perdido: no podría
despiadadamente a los traidores: "Hay que luchar hacerle cambiar de opinión.
contra ellos por todos los medios, sin exceptuar la - ¿Jugamos? -repitió Antón, poniéndose en
eliminación por sentencia del tribunal. La vista de la cuclillas.
causa debe correr a cargo de los propios prisioneros". "¡Qué demonio te habrá traído!", bufó Pokotilo
Los autores del programa conceptuaban como una de para su coleto y, empleando con toda intención un
Los soldados no se ponen de rodillas 37

ruso perfecto, dijo: podido decir quiénes eran los autores de esos
- ¿Cómo vamos a jugar contigo si tenemos vacíos documentos, quién había sido el primero en proponer
los bolsillos? Tú no jugarás por el solo afán de la fundación de una organización clandestina. No lo
entretenerte. sabían. Sólo al cabo de unos meses Shájov y algunos
- Oye, ¿a qué nombre respondes? de sus compañeros tuvieron la ocasión de conocer a
- Eso se dice de los perros, y no de las personas. los organizadores de la CFP.
- ¡Así se dice en ucraniano! -replicó Shulgá con ...En la zona urbana que llevaba el nombre de
un gesto de obstinación-. ¿Por qué no hablas en tu Munich-Perlach se encontraba el campo de los
lengua materna? ¿No eres ucraniano acaso? ¿La has oficiales soviéticos prisioneros. Aquella noche
olvidado? empezó a acudir gente a la barraca número diez. No
- No, no la he olvidado. Ni ellos tampoco -Efrem eran muchos. En total, siete o diez personas. Pasaban
señaló con la cabeza hacia Shevchenko, Zaporozhets al fondo de la barraca e iban a sentarse a una mesa
y Sávchenko, que estaban sentados junto a él-. Pero donde humeaba el té en una gran marmita y había
no queremos hablar en el mismo idioma que tú, unas cuantas finísimas rebanadas de aquel sucedáneo
porque tú lo has emporcado. que se llamaba "pan".
Shulgá pegó un salto, como si una víbora le Román Petrushel era el "anfitrión". Ese día -9 de
hubiese mordido. Quiso pegar a Pokotilo, pero al marzo de 1943- festejaba su "cumpleaños". Tal era la
encontrarse con las duras miradas de sus explicación convenida para el caso de que algún
compañeros, giró bruscamente sobre los talones y alemán o policía apareciera de repente en la barraca.
siguió adelante, blasfemando entre dientes. Cuando los convidados estuvieron reunidos, el
- ¡Eh, tú! -gritó Tólstikov en pos de él bajo las comandante Karl Kárlovich Ozolin se puso en pie.
risas de sus amigos-. ¡No digas palabrotas, porque Era letón. En el año 1918, siendo todavía un
Dios te va a castigar! adolescente, había ingresado en la Unión de la
Kúritsin les interrumpió: Juventud Obrera; luego había empuñado las armas
- La sesión continúa. Debemos organizar en el para defender el Poder soviético, llegando a ser, con
campo un comité de la CFP, designar a los jefes de el tiempo, comunista y piloto militar. Había
las barracas, crear grupos de cinco o diez muchachos combatido desde los primeros momentos de la
de confianza y distribuir entre nosotros las tareas. guerra. Al atacar a las tropas alemanas en las
¿Qué proponéis vosotros? inmediaciones de Perekop, su avión había sido
- ¿No pareceremos unos impostores? -Tólstikov derribado, y él, lesionado en la cabeza y en un brazo,
entornó los ojos-. Como nadie nos ha elegido para había caído en el cautiverio. Aunque había pasado
dirigir el comité, viene a resultar que nosotros casi toda la vida entre rusos, Ozolin conservaba el
mismos nos hemos nombrado. acento letón.
Shájov se incorporó, y poniendo la mano sobre el - Aquí tenemos en borrador el programa y el
hombro de su amigo, dijo: llamamiento. Examinémoslos, camaradas...
- ¿Qué quieres, Iván? ¿Que convoquemos una No eran jovencitos ni cabezas locas, sino hombres
asamblea general, elijamos una presidencia y avezados y fogueados en los combates los que,
discutamos la cuestión? ¿Quieres que se propongan reunidos en torno a la mesa, se pusieron a estudiar
candidatos y se proceda a una votación secreta? serenamente y a sopesar cada palabra. Pues sabían
- Déjate de bromas. Lo he dicho sin pensar... por propia experiencia que una palabra podría mover
Distribuyeron los cargos con bastante rapidez y a un hombre a realizar una hazaña y otra dejarle
sin discusiones. A Shájov le tocó la dirección de la indiferente.
labor política entre los prisioneros; a Tólstikov, la Cada uno de los presentes se había enfrentado
labor entre los extranjeros; a Shevchenko, la más de una vez con la muerte ya antes de esa guerra.
organización de las fugas; a Sávchenko y El teniente coronel Mijaíl Shijert había actuado en la
Zaporozhets, la del sabotaje; a Kúritsin, la dirección guerra civil y el comandante Mijaíl Kondenko,
general del comité y el contacto con el centro de la combatido en España. Pero también en esa guerra les
CFP. Pokotilo, Glújov y Doroñkin fueron nombrados había tocado participar en más de una lid contra los
jefes de las barracas. Dos de ellos debían trasladarse fascistas.
a vivir a otras barracas para formar allí un grupo Hasta las tantas de aquella noche de marzo
activo. estuvieron discutiendo los documentos de la
Doroñkin, levantándose del suelo, expresó la organización combativa de los prisioneros.
opinión general: Y al cabo de algunos días, esos papeles fueron
- No está mal ideado. Se ve que es obra de enviados a otros campos de concentración.
muchachos inteligentes. Quisiera conocerlos. Nacía la fraternidad.
Por aquel entonces, ni Shájov, ni Kúritsin, ni
tampoco Batovski -el que había entregado a Nikolái Capítulo VI. Las alas se fortalecen al volar.
el llamamiento y el programa de la CFP- hubieran I
38 V. Liubovtsev

Grigori y sus amigos llevaban ya más de un mes Grigori quedó estupefacto. Todo se venía abajo.
estudiando por las noches el italiano. Serguéi No había logrado establecer contacto con el italiano,
Laptánov trajo una guía de la conversación para pues éste se había asustado, evidentemente, nada más
alemanes que él había robado al asear el cuartel. Dijo oír la palabra "guerrilleros". "¡Que animal! -profirió
que la había hallado tirada debajo de una mesilla de Ereméiev en su fuero interno-. Lo menos que podría
noche. El teniente fue precisamente quien insistía en hacer es recoger el hatillo. Ahí está a la vista de
que sus compañeros estudiaran el idioma. todos, ¡Y no hay manera de recuperarlo!"
Y cada noche, arrojados sobre las literas, Lo más desagradable de aquel suceso era que el
balanceándose como péndulos al compás de las hatillo quedaba tirado junto a la alambrada. Bastaría
palabras, repetían sin cesar unas frases hermosas. La que algún soldado pasase por allí para que se
guía, destinada a los militares que se encontraban en descubriera de inmediato el hurto perpetrado en el
un país de aliados y amigos, no contenía, por cierto, depósito y el hecho de que los prisioneros creaban
la palabra "guerrilleros". Su vocabulario podía servir con determinados fines reservas de pan seco y
más bien para tratar con los mozos de restorán y tabaco. Y por el hilo se sacaría el ovillo...
comerciantes o piropear a las muchachas que para Al anochecer, Grigori refirió a los compañeros su
sostener una conversación importante. Pese a ello, fracasado intento de entablar relaciones con el
ofrecía algunos conocimientos útiles. italiano. Sus amigos se alarmaron, pues la cosa olía a
Por el lado de las montañas, los campos y huertos un escándalo fenomenal, que redundaría, sin duda, en
se extendían hasta casi tocar la alambrada de púas su traslado a otro campo. La noche pasó en una
que circundaba la batería. A últimos de marzo continua zozobra.
aparecieron por allí hombres con palas y azadones. En cuanto el soldado quitó el candado de la puerta
Se pusieron a recoger el follaje de las hortalizas del de la barraca (porque los encerraban de noche),
año anterior y a cavar la tierra. Uno de ellos, alto y Grigori corrió hacia la alambrada. Con gran alivio
moreno, amontonando las hojas con el rastrillo, se constató que donde la víspera había quedado el
acercó a la alambrada. Grigori, en cuclillas junto a su hatillo se alzaba ahora un montón de hojarasca.
barraca, estaba fumando un cigarrillo. Acababa de ¡Gracias a Dios! ¡El hombre lo había tapado!...
asear el cuartel. El italiano aparecía en el campo cada tarde, con
El italiano gritó algo y, haciendo un guiño al toda puntualidad, primero para rastrillar y luego para
prisionero, le dio a entender con ademanes que azadonar. No miraba hacia la batería y al ver a los
también deseaba echar un pitillo. Ereméiev sacó del prisioneros no les sonreía ni les saludaba siquiera. Al
bolsillo un puñado de tabaco, lo envolvió en un cabo de una semana no quedó del montón de
papelucho y lo arrojó por encima de la alambrada. El hojarasca más que un puñado de ceniza, y entonces -
italiano se lo agradeció con una reverencia y una por vez primera- el italiano saludó a los prisioneros y
sonrisa que descubrió sus blancos dientes. les gritó: Chao! Los muchachos no acabaron de
Una idea descabellada pasó por la mente de comprender si el hombre estaba relacionado con los
Grigori: "¿Y si arriesgo?" Como a propósito, las guerrilleros o si había recogido el hatillo para
palabras necesarias en italiano se le habían ido de la apropiárselo. Grigori continuó saludándole, pero no
memoria. Ereméiev le indicó repetidas veces que volvió a hablarle de lo que más le interesaba. ¡Quién
esperara y se metió de prisa en la barraca. El hombre sabía si era él precisamente quien les enlazaría con
al otro lado de la alambrada se encogió de hombros, los guerrilleros! A juicio de los prisioneros, el
sin poder explicarse qué había emocionado tanto al italiano tenía todas las trazas de hombre laborioso:
ruso ni qué había querido decir. "¡Mirad cómo se afana! Seguramente viene acá
Grigori sacó de su escondrijo unos cuantos después del trabajo. Debe de vivir apretado, cuando
paquetes de tabaco y un atadijo de calcetines de lana, no puede desdoblar el espinazo en toda la tarde y
sustraídos del depósito. Salió corriendo de la barraca, tiene que cavar su huertecito hasta hacerse callos en
enseñó lo que traía al italiano, y luego de mirar a un las manos. Es dudoso que simpatice con los
lado y a otro, arrojó el hatillo por encima de la fascistas..." Pero tampoco podía echarse una ojeada
alambrada. al fondo de su alma. ¡Gracias, al menos, que no los
- Entrégaselo a los guerrilleros. ¿Comprendes? A había denunciado! Por cierto, él tenía un motivo
los gue-rri-lle-ros -repitió silabeando y, para ser más egoísta para callar, puesto que le había caído del
gráfico, hizo como que llevaba un saco a cuestas-. cielo tanto tabaco y medio centenar de calcetines...
Allá, a las montañas... En fin, los prisioneros dieron por caso perdido al
Extraña fue, sin embargo, la reacción del italiano. vecino y resolvieron buscar otras vías.
Su sonrisa se borró al instante. El hombre movió la II
cabeza, le dio la espalda a Grigori y, rastrillando, El Comité llevaba actuando ya más de dos
echó a andar hacia el extremo opuesto de huerto sin semanas. Con renovada fuerza se alzó una nueva
volver la cabeza ni una sola vez. No tocó siquiera el oleada de sabotaje. Los dos Dmitris ponían en ello
hatillo. todo su empeño; hasta era preciso contenerles de
Los soldados no se ponen de rodillas 39

cuando en cuando para que los actos organizados por Era un lector mediocre el que tenía en sus manos
ellos no tuviesen un carácter tan manifiesto. Eso el periódico, pues lo hacía a modo de trabalenguas,
podía poner en guardia a la Gestapo. El Comité sin observar el ritmo de la poesía.
decidió por eso aplazar el incendio de la sección de - ¡Ni que estuvieras leyendo el Salterio! -comentó,
moldeo y del depósito de productos acabados hasta el frunciendo el ceño, el hombre picado de viruelas-. A
próximo bombardeo. Si durante el ataque aéreo caía ver, déjame a mí.
tan siquiera una bomba incendiaria al recinto de la La poesía encerraba la idea de que el pueblo ruso,
fábrica, se podría prender fuego a los lugares magno, inteligente y poderoso, merecía una vida
mencionados. Por el momento los cautivos debían mejor. Todos los reveses y las dificultades del
proseguir sus pequeñas actividades subversivas: período de anteguerra habían sido aprovechados para
cortar las correas de transmisión, inutilizar las presentar las cosas de manera asaz convincente.
máquinas-herramienta, echar arena en los - ¿Acaso no es verdad lo que dice aquí? -El
lubrificantes y, en el turno de la noche, confeccionar hombre picado de viruelas agitó en alto el periódico-.
anillos, boquillas, pulseras y pitilleras para ¡Todo es muy cierto!
cambiarlos por productos alimenticios. Shájov experimentó el incoercible deseo de darle
Fecunda era también la labor de Tólstikov, que un sopapo e insultarle. Le quemaba el disgusto de no
había logrado establecer un contacto aún más poder hacerlo. Sería inútil. Faltó poco para que, al
estrecho con los españoles, franceses y alemanes, y la comprender su impotencia, prorrumpiera en alaridos.
de Shevchenko que preparaba la evasión de dos ¿Por qué le habían encomendado esa labor? No se
grupos. sentía capaz de realizarla. Si estuviese allí Sazónov...
En cambio a Shájov le costaba mucho llevar a - ¿Tienes hijos? -le preguntó al hombre picado de
cabo su tarea. Era bastante compleja y difícil. ¡Quién viruelas.
se atrevería a realizar labor política, cuando hasta las - ¿Qué te importa?
paredes de las barracas tenían oídos y por decir hasta - ¿Estudian?, ¿no es así? ¿Y quién paga a los
en voz baja una sola palabra de la verdad se podía ir maestros? ¿Te curaban los médicos? ¿Y quién les
a parar a la Gestapo! Era sobre todo trabajoso luchar pagaba? El Estado soviético te aliviaba la existencia,
contra Klich y #óvoie Vremia, que los alemanes te ayudaba en todo... ¿Qué eran los aldeanos de ayer?
traían en abundancia a los campos. De haber sido Unos seres míseros e ignorantes, que andaban con
unos periodicuchos primitivos, que se manifestaran laptis1 y se morían de hambre porque el cereal no les
plenamente en favor de los fascistas, no habría alcanzaba hasta la cosecha siguiente. Y ahora no te
costado mucho demostrar qué fines perseguían. Mas, pondrías los laptis aunque te obligasen; ahora quieres
por lo que se veía, no eran tontos quienes, bajo la calzar botas. Y no tragarías en casa pan sin
dirección de la Gestapo, editaban aquellas hojas en mantequilla. Dime, pues, ¿no había mejorado tu
Berlín. Los diarios decían a veces verdades, pero situación?, ¿no daba más gusto vivir? De seguro que
aderezadas con gotitas de veneno; también decían ibas al club, cuando había baile. Si hubieras vivido
semiverdades y mentiras bien camufladas, con plena mal, no te habrías divertido.
apariencia de hechos reales. Y todo eso, servido unas - Anda, continúa la lección -silabeó burlonamente
veces con sutileza, otras de manera algo burda, tenía el hombre picado de viruelas-, no ves que soy tan
siempre algún objetivo lejano. ignorante, tan inconsciente...
Los prisioneros leían de buen grado aquellos Vasili estalló:
diarios, no sólo porque les interesaran las novedades - Si fueras consciente, no soltarías tanto a la sin
de la prensa, sino también porque no existía ningún hueso. ¿Por qué denigras al Poder soviético? ¡¿Por
otro material de lectura. Día tras día, qué elogias los versitos fascistas?!
imperceptiblemente, Klich y #óvoie Vremia iban - No te desgañites, no soy sordo. Ni elogio los
vertiendo en su alma gotas de escepticismo e versitos ni denigro el poder. Lo he defendido en
incredulidad. Smolensk, en Orsha y en Viazma.
Shájov y sus compañeros se rompían la cabeza - Aunque usas bigote, eres un bobo.
pensando en cómo neutralizar la influencia de esos - ¡No más bobo que tú! -replicó el hombre picado
periodicuchos y qué hacer para que nadie los tocara. de viruelas-. Tú también representas el poder: vives
Un día él se acercó a un grupo de prisioneros que, en una barraca especial, adonde no nos dejan entrar.
sentados en corro, leían en voz alta el Klich. Se Cuando nosotros vamos a la fábrica, tú te arrimas a la
acomodó junto a ellos y, sin prestar atención a la cocina a robar el mejor pedazo. Por lo que se ve, allí
lectura, quedó abismado en sus propios tú no vivías mal, y aquí vives mejor que nosotros.
pensamientos. Pero nosotros no nos vendemos, no somos amigos de
- ¡Eso está muy bien dicho! -exclamó un hombre los policías. Así que... ¡largo de aquí, propagandista!
picado de viruelas que se encontraba junto a Vasili-. ¡No te necesitamos!
A ver, léelo otra vez.
Shájov se estremeció: ¿a qué se refería él?
1
Especie de abarcas. (N. del trad.)
40 V. Liubovtsev

Shájov pensó con grima una vez más que hubiera precisamente se encomendó dar a conocer los partes
sido mejor trasladarse a otra barraca e ir con todos a a los extranjeros. La copia de las octavillas
la fábrica. Porque entonces nadie le habría echado en destinadas a los prisioneros de guerra corría a cargo
cara tales cosas y él hubiera podido franquearse más de las muchachas del campo de los "civiles". A
con los prisioneros. Ellos no le habrían temido ni Shájov le encargaron la edición de la revista. El
mirado con tales ojos. Shájov no podía dirigir una debía, en los días próximos, ingeniárselas para ir a la
réplica a nadie, ni siquiera al hombre picado de fábrica con los obreros de la cocina que llevaban la
viruelas, puesto que, en efecto, la administración del comida en termos. Tólstikov o Kúritsin le pondrían
campo le había colocado en una situación en contacto con las muchachas que deberían ayudarle
privilegiada, alojándole en la barraca especial. en lo sucesivo.
Pese a ello, el Comité resolvió que Shájov - Camaradas -Kúritsin se puso en pie-, id
continuara donde estaba. No le quedó, pues, más pensando en el nombre de la revista y el contenido de
remedio que someterse. Antes hubiera podido insistir su primer número. Todas las propuestas... a Vasili.
en que le destinasen a trabajar a la fábrica. Pero ya no Tólstikov, fiel a su genio, no despreció la ocasión
era dueño de sí mismo. para gastar una broma:
Tampoco dieron resultado patente los otros - ¿Y el honorario?
intentos de impedir la lectura y la discusión de los - Lo obtendrás -dijo Shájov riendo-. Como caiga
periódicos mencionados. Vasili y sus amigos nuestra revista en manos de los alemanes, cada uno
probaron valerse de las burlas. Se acercaban, por de nosotros tendrá asegurados sus cincuenta
ejemplo, al que leía en voz alta y, luego de escuchar calientes.
un rato, le interrumpían de súbito: - ¡Cómo mínimo! Si no el dogal -corroboró, muy
- ¡Oye, amigo, arranca un pedazo de ese papel, serio, Pokotilo.
que quiero liar un pitillo! - Las condiciones no son de las mejores, que
El que le acompañaba -pues, por lo común, venían digamos -Iván se frotó la nuca-. Prefiero colaborar
en pareja- empezaba a disuadirle: gratuitamente y ceder mi honorario a Shulgá...
- ¿Para qué lo quieres, Vasili? Si no sirve. El III
contenido es mierda pura y el papel está satinado, se El techo, bajo y abovedado, casi tocaba la cabeza.
inflama y no tiene ningún sabor. A esa hora había poca gente en la cervecería y el
- Es verdad -aceptaba Shájov con fingida dueño no encendía la luz eléctrica. La escasa claridad
desazón-. ¿Y para qué sirve entonces? Ni siquiera que penetraba por las semiciegas ventanillas no podía
para el retrete, porque raspa... disipar la penumbra reinante en el sótano. Pero a Karl
- Para allá puede que sirva, si se lo arruga como es Zimmet no le hacía falta mucha luz. Sentado ante su
debido. mesita en un rincón apartado de la taberna, sorbía
- Sí, puede que sólo para eso sirva... despaciosamente su cerveza, mientras, entornando
Esos diálogos provocaban a veces hilaridad y el los ojos, daba curso libre a sus pensamientos.
periódico quedaba relegado a un segundo plano. Pero Ese día -14 abril de 1943- cumplía cuarenta y
no todos se mostraban dispuestos a ajarlo de ocho años. No siempre alegra esa fecha. Sólo en la
inmediato; primero, decían, había que leerlo y luego infancia ardemos en deseos de ver cumplidos los
emplearlo para otros fines. siete, los diez, los doce... y de mucho antes nos
Estaba claro que la palabra impresa debía ser preguntamos, soñadores, qué nos regalarán nuestros
combatida con la palabra impresa; había que padres. En la adolescencia apremiamos también al
proporcionar a los prisioneros otro material de tiempo, añorando llegar a ser, cuanto antes, personas
lectura. Todos querían leer, porque eran personas mayores. Mas cuando rebasamos los cuarenta, ya no
instruidas, habituadas a la lectura, yeso precisamente nos alegran los cumpleaños. Cada día de esos va
les faltaba. Si hubieran tenido otra cosa, habrían acercándonos más y más a la vejez. ¿De qué
dejado de leer esos periodicuchos. alegrarnos, pues? En esa fecha, haciendo un balance
Shájov lo comprendía perfectamente. Mas, ¡qué de la vida, nos remontamos involuntariamente al
se podía hacer en un campo de prisioneros, donde -no pretérito, a los días de nuestra lejana juventud.
hablemos ya de imprimir o escribir a máquina- hasta Karl se sentía triste. ¡Cuarenta y ocho años!
copiar a mano algo era sumamente expuesto! ¿Pedir ¡Quién lo diría! Las sienes ya pródigamente
ayuda a los "obreros orientales"? Ellos tenían más plateadas, el rostro surcado de arrugas, las piernas sin
libertad y más posibilidades. la flexibilidad de antes. Pensar que ayer aún...
Shájov habló al respecto con sus compañeros. El Zimmet se dejó llevar por los recuerdos.
Comité aprobó la idea de editar octavillas y una No había sido comunista, pero había tenido
revista manuscrita. Resolvieron difundir entre los siempre en el alma devoción a la Revolución de
prisioneros los partes de la Oficina Soviética de Octubre y al pueblo soviético, la admiración nacida
Información. Tólstikov se prestó a averiguar a través en las lejanas jornadas del dieciocho. A través de las
de los alemanes el contenido de los mismos y a él escuetas noticias de la prensa había observado con
Los soldados no se ponen de rodillas 41

satisfacción cómo la joven República de los Soviets que no era nada fácil servir de ejemplo. Millones de
iba creciendo y cobrando fuerzas. Cuando Hitler compatriotas vivían idiotizados por la propaganda
lanzó contra ella sus divisiones, Karl comprendió que nazi; en ese país, envuelto en las redes de la Gestapo,
había llegado la hora de luchar resueltamente contra los adversarios del régimen hitleriano no osaban, ni
el nacional-socialismo. Mas, ¿cómo hacerlo"? siquiera en voz baja, expresar su opinión; miles y
¿Quién se asociaría a él"? Sus antiguos compañeros, miles de auténticos enemigos del fascismo habían
militantes del Partido Comunista, estaban recluidos sido ajusticiados o arrojados a las cárceles y a los
en las cárceles y en los campos de concentración. campos de concentración; sólo quedaban en libertad
Muchos de ellos no existían ya, y los que habían aisladas personas que no tenían ningún contacto entre
quedado vivos se encontraban en la clandestinidad. sí ni con organización alguna. Estaba claro que
Zimmet comenzó a actuar solo, por su cuenta y hacían cuanto les permitían sus fuerzas y
riesgo, sin atreverse a confiar a nadie sus planes. Ya posibilidades y que buscaban a tientas compañeros
en junio de 1941 había redactado una octavilla, en la de lucha. Pero era muy difícil lograrlo.
que se decía que Hess había huido a Inglaterra por Karl, ansioso de tener partidarios, restablecía sus
encargo de Hitler para llegar a un entendimiento con viejas relaciones y entablaba nuevas. Con el oído
los ingleses y asegurarle a Alemania una retaguardia pegado al receptor captaba con avidez los partes del
tranquila en la guerra contra la Unión Soviética. Más teatro de operaciones militares transmitidos por la
adelante subrayaba que el fascismo no podría triunfar emisora londinense.
en esa guerra. Así transcurrió casi todo el año 1942, a finales del
Redactar el texto fue más sencillo que publicarlo. cual cayó en manos de Karl una octavilla escrita a
Empeñado en hallar a una persona de confianza a máquina y firmada por "La Rosa Blanca". Zimmet se
quien pudiera encomendar esa tarea, Zimmet estuvo alegró mucho, pues -por vez primera en tantos años-
dándole muchas vueltas a la memoria, hasta sentía que no estaba solo. Se lanzó a la búsqueda de
acordarse, por fin, de Rupert Huber al que había esa gente para ponerse en contacto con ella; pero la
llegado a conocer en el partido radical-cristiano de Gestapo le llevó la delantera. El día de la ejecución
los obreros y campesinos. Huber, dueño de una de los estudiantes fue otro día aciago en la vida de
pequeña imprenta, odiaba como él a los nazis. Al Karl, que añadió unas cuantas hebras plateadas a sus
enterarse del asunto, vaciló primero; pero luego se cabellos.
dejó convencer. Al cabo de una semana tenían ya Cierto es que sus largas búsquedas dieron algunos
impresas ciento cincuenta octavillas. El propio resultados. Ya en enero halló a Hans y Emma
Zimmet comenzó a difundirlas, fijándolas a los Gutzelmann, con quienes había colaborado en el
muros de las casas, dejándolas en los tranvías, partido radical-cristiano. Aunque Emma había
tirándolas por las calles. Pero constató con dolor que rebasado los cuarenta y le llevaba unos seis años a su
aquello daba poco resultado: sus compatriotas, marido, entre ellos reinaba la amistad. Su único hijo,
embriagados por las victorias de las tropas hitlerianas soldado raso, estaba sirviendo en Italia. Hans era
en el Este, se mostraban ciegos y sordos frente a toda electricista de una fábrica de maquinaria, y Emma,
manifestación de la verdad. Y luchar él solo era tenedor de libros de la de grasas nutritivas de
absurdo. Saumweber.
No obstante, Zimmet continuó redactando De buenas a primeras -al cabo de tan prolongada
octavillas y Huber imprimiéndolas. A Karl le parecía separación- no supieron de qué hablar. ¿De política?
un crimen permanecer ocioso en momentos de tal Era peligroso, pues en esos años muchos habían
tensión. cambiado. Pero, por más vueltas que daban en torno
A comienzos del año 1942 oyó por radio el a los sucesos de la guerra y por más que se
Llamamiento de los líderes políticos y sociales de empeñaban en limitarse a recordar sólo eventos del
Alemania al pueblo alemán. Wilhelm Pieck, Walter pasado, el presente salía a relucir a cada instante
Ulbricht, Johannes Becher, Willi Bredel y otros como la lezna escondida en un saco. Y, cuando se
luchadores exhortaban a su pueblo a unirse a ellos en esclareció que los tres continuaban manteniendo la
la lid contra el fascismo y el régimen hitleriano. A misma actitud negativa de antes frente al fascismo,
Karl le impresionaron en especial estas apasionadas de sus labios se escapó un suspiro de alivio. Ya
palabras: "La derrota de Hitler es inevitable, pero ¡ay podían hablar con entera franqueza.
de Alemania si él va a ser derrotado sin la - ¿Qué os parece si fortaleciéramos el espíritu
participación de nuestro pueblo! Todo alemán que no revolucionario traído a Munich por los obreros
sea cobarde, ni lansquenete hitleriano, ni pancista extranjeros, y en particular por los prisioneros
indiferente, deberá hallar las fuerzas y el valor soviéticos? ¿Verdad que no estaría mal? -preguntó
necesarios para servir de ejemplo en la lucha contra Zimmet.
Hitler por la salvación de Alemania". Emma, entretenida en la preparación del café, no
Zimmet, que no era cobarde ni pancista, odiaba dijo nada. Pero Hans replicó:
todo lo vinculado al nombre de Hitler. Comprendía - ¿Cómo te representas eso? No es nada fácil.
42 V. Liubovtsev

Karl le ofreció las octavillas. Y Hans, el estatuto. Por el momento eran sólo cuatro, pero se
repasándolas, leyó los encabezamientos: llamaron "frente": Frente Popular Antifascista
"¡Alemanes!", ¡"Hasta los más bonzos dudan ya Alemán.
abiertamente de la victoria", "En el día del Y ahora, en la semioscura taberna, festejando su
cumpleaños de Adolfo Hitler". cumpleaños en la soledad, Zimmet constataba que,
Hans devolvió las octavillas a Zimmet: de hecho, el frente no existía aún; había una
- Vaya, vaya, es interesante... ¿De dónde lo has presidencia integrada por cuatro personas. Eso,
sacado? expresado en el lenguaje militar, significaba que
Guiado por el vehemente deseo de que su había generales, pero no soldados. No eran un frente
compañero admitiera la existencia de toda una ni una organización, sino tan sólo gérmenes de la
organización antifascista, Karl no confesó que él misma. ¡Oh, qué falta hacían hombres de verdad!
mismo había escrito las octavillas: Jahres tenía razón: las octavillas, por sí solas, no
- No puedo decírtelo por el momento. Más tarde, bastaban para hacer muchas cosas. No eran todavía la
quizá. Quédate con las octavillas, utilízalas... lucha. Había que organizar y levantar a las masas,
- No hace falta -replicó Emma-. Señor Zimmet, enlazarse con los obreros extranjeros, sobre todo con
usted sabe perfectamente en qué tiempos vivimos. los rusos, y entonces podrían asestar un golpe
No quiera Dios que ocurra algo. De todos modos contundente al nazismo allí, en Munich, y en otras
estamos dispuestos a ayudarle. ciudades del Sur de Alemania.
- Está bien -aceptó Karl-. ¿Tienen ustedes alguna Zimmet pagó de prisa y salió de la taberna. Estaba
posibilidad de ponerse en contacto con los rusos? ansioso de acción.
- Conocemos a uno de los "obreros orientales" - IV
repuso Emma-. Se llama Vasili. Trabaja en nuestra - ¿Qué es el trudodién?2 ¿Cuanto pagan por él?
fábrica. Vino aquí dos veces a ayudarle a Hans a Grigori maldijo en su fuero interno a ese
techar el cobertizo. Le ofrecí café y él escuchó la suboficial tan curioso y locuaz. Siempre que él iba a
radio... de Moscú -añadió ella tras un momento de asear su cuarto, le encontraba allí como si hubiese
vacilación-. Pero hace ya lo menos tres semanas que venido ex profeso del Estado Mayor. Y en vez de
no lo veo en la fábrica. ¿Estará enfermo? acabar la limpieza en quince minutos, tenía que estar
- Avíseme cuando aparezca por allí. Nos allí dos horas, porque el otro no le soltaba. Quería
citaremos. ¿Cree usted que es persona de confianza? saberlo todo: cómo había vivido Grigori en Rusia, a
La mujer se encogió de hombros. ¿Cómo podía qué se había dedicado, cuáles habían sido las normas
saberlo? Mas el lanzarse hacia el receptor y buscar vigentes en ese país, sus costumbres y tradiciones.
con tal afán la onda de Moscú, ¿no significaba ya Tenía que contárselo todo con profusión de detalles,
algo?... como si aquél se propusiera publicar un manual.
Paulatinamente la casa de los Gutzelmann fue El suboficial -escribiente u oficinista de la plana
transformándose en el centro de una naciente mayor de la batería- era joven, elegante y muy
organización. En realidad, ésta no existía aún. El curioso. Al saber que Grigori era mordvino y
primero en hablar de ella fue Georg Jahres, un koljosiano (éste no había querido revelar su
ajustador de la fábrica Krauss-Maffeil al que Zimmet verdadera profesión, puesto que un maestro
había conocido en casa de los Gutzelmann. Al despertaría más interés y tendría que responder más
principio comentaron la situación política y militar que un campesino), el suboficial ordenó que viniese a
de Alemania, coincidiendo en que el avance de las asear el cuarto diariamente, después de la comida.
tropas soviéticas por el Este y el de las anglo- Una vez, Grigori se sintió indispuesto y en lugar de
americanas en África, así como los incesantes él se presentó otro. El suboficial no le dejó entrar,
ataques de la aviación a las ciudades alemanas habían exigiendo que viniese Ereméiev. Los compañeros se
despejado bastante las mentes de sus compatriotas. asombraron y dijeron en tono de broma: "El
La derrota sufrida a orillas del Volga había obligado oficialillo se ha enamorado de ti". Pero Grigori les
a los alemanes a pensar en muchas cosas. Era el rechazaba de mal talante. Ir al cuarto del alemán era
momento más propicio para manifestarse e influir para él cosa en sumo grado desagradable, aunque el
sobre el curso de los sucesos. Uno de los medios más suboficial le daba cigarrillos y pan, y un día le obligó
eficientes era, a juicio de Zimmet, la publicación de a tomar un vasito de ron. En ese cuarto, Grigori tenía
octavillas. Jahres objetó que las octavillas eran sólo la constante sensación de andar sobre un alambre,
una parte de lo que debía hacerse. Había llegado la como un equilibrista, pues debía estar siempre alerta,
hora de agrupar las fuerzas obreras. Y para eso hacía hacerse el simplote que no se interesaba en absoluto
falta una organización. por los asuntos militares, sonreír y dar las gracias por
- ¡Justo! -exclamó Zimmet-. Hace tiempo que
vengo pensando en eso.
2
Al cabo de algunos días volvieron a reunirse, Unidad de medida del trabajo de los koljosianos,
trayendo ya elaborados los proyectos del programa y teniendo en cuenta la norma diaria del trabajo y la
calidad del mismo.
Los soldados no se ponen de rodillas 43

las limosnas. Notaba que el alemán jugaba con Guiado por tales pensamientos, Ereméiev
astucia, persiguiendo algún fin. ¿Qué querría de él? descendió a la taberna. El local estaba envuelto en el
Eso quedaba siendo un enigma, que le obligaba a humo azulado del tabaco. En las mesas había botellas
poner en tensión los nervios cuando se encontraba en altas cubiertas de mimbre. Barullo, algarabía, golpes
presencia del suboficial. de dados, voces, carcajadas; todo ensordeció de
Poco después de haber fracasado Grigori en su repente a Grigori. Tras permanecer un momento en el
intento de ponerse en contacto con los guerrilleros a umbral, recorriendo con la mirada el recinto, echó a
través del hortelano, el suboficial le dijo: andar vacilante en busca de sitio. Halló una mesa
- Igori -así le llamaba-, ¿quieres ir a la ciudad? desocupada cerca del mostrador. Al instante le
El corazón le dio un brinco. ¡Ah, ahí estaba el sirvieron una botella de vino y un vaso, aunque no
quid!... Sin dejar de pasar el trapo por el suelo, había pedido nada. "Puesto que la botella está
Grigori articuló con desgana: descorchada, hay que beber", dijo para su coleto.
- ¿Y qué voy a hacer yo allí? El vino, ácido y áspero, le produjo de inmediato
- ¡Cómo! ¿No te gustaría ver cómo viven los un efecto embriagador. Había perdido la costumbre
italianos? de beber. Durante un rato quedó inmóvil, observando
- ¿Para qué? -siguió Grigori en el mismo tono-. al público. Luego sorbió unos tragos más y apartó de
Viven como todos. No se diferencian en nada de los sí resueltamente el vaso. Debía conservar despejada
demás. ¡Vaya una cosa! la cabeza.
- Eres un mujik perezoso. Cuando regreses a tu El tiempo pasaba. Grigori no sabía qué hacer. ¿Ir
hogar y te pregunten dónde has estado y qué has a sentarse a otra mesa al lado de alguien? ¿Y después
visto, no sabrás qué responder... A ver, déjalo todo. qué? ¿Entablar conversación, poniendo en juego
Irás conmigo. todas las palabras aprendidas? Mas, ¿cómo abordar
Al pasar ante el centinela que custodiaba el lo principal, lo que tanto le interesaba? ¿Decir:
portón, el suboficial le susurró algo al oído. El "Póngame en contacto con los guerrilleros"? ¿Y si
soldado sonrió comprensivo. Al llegar a un extremo resultaba lo que con el hortelano o algo peor? Pues
de la ciudad, el alemán le metió a Grigori un billete allí podía estar sentado un agente de la Gestapo. O,
en la mano, diciéndole: simplemente, un fascista.
- Aquí tienes cinco marcos. Vete a esa taberna. Grigori maldecía su torpeza e impotencia. Ahí
¿Ves el rótulo? Pide una botella de vino y aguarda estaban los italianos. Podría apostar la cabeza a que
allí hasta que yo venga. Volveré dentro de un par de dos o tres de los presentes estaban relacionados con
horas y te esperaré en esta esquina. Tengo una cita, los guerrilleros. Pero, ¿cómo distinguirlos de los
¿comprendes? demás? El tiempo pasaba volando...
Y se alejó de allí con sonoros pasos. Grigori se disponía ya a irse cuando a su mesa se
Grigori se estremeció. ¡Estaba libre! Podía acercó tambaleándose un mocetón alto y fornido con
meterse en cualquier portal, permanecer agazapado el mono embadurnado de cal. Ofreciéndole su vaso,
en algún desván hasta que anocheciese, y... ¡a las dijo algo en italiano. Grigori abrió los brazos con
montañas que se alzaban a dos pasos de allí! ¡Allí gesto de impotencia, y, hallando con dificultad las
estaban los guerrilleros! Pero en el acto se sintió palabras necesarias, dijo en una mezcla de italiano y
abochornado por haber tenido tal alegría y tales alemán:
pensamientos. ¡Cómo iba él a marcharse solo y dejar - Hable, por favor, más lentamente. No
abandonados en la batería a sus amigos!... No comprendo...
obstante, era preciso hacer algo sin pérdida de El mozo preguntó en alemán:
tiempo. ¡Por fin se presentaba la ocasión de ponerse - ¿Qué te pasa, Kamerad? ¿Por qué estás tan solo
en contacto con los italianos! Naturalmente, era y tan triste? ¿Dónde tienes a la gachí? ¿En Servia, en
preciso obrar con prudencia. El hecho de que el Checoslovaquia o en Polonia?
suboficial se hubiera mostrado tan generoso no se Grigori esbozó una irónica sonrisa. ¡Vaya! No
debía a una mera casualidad. Por lo visto, quería parecía ruso, le tomaban por serbio o checo:
aprovecharle como cebo. A lo mejor, algún enlace de - Se quedó en Rusia.
los guerrilleros, al ver al ruso, mordería el anzuelo, El desconocido miró fijamente a Grigori y le
y... por el hilo se sacaría el ovillo. ¿Habría preguntó en ruso:
emprendido el alemán esa aventura por propia - ¿Y tú te has escapado?
iniciativa o en cumplimiento de una orden de la Ereméiev quedó atónito. ¡Lo que menos esperaba
Gestapo? Por algo no había dejado de interrogarle y era encontrarse allí con un ruso! ¿Y si no lo era?
sondearle. Había creído que tenía ante sí a un Pues hablaba con acento extranjero, pero no alemán,
campesino mordvino zafio que no entendería nada. más bien como los ucranianos occidentales, como
Era preciso observar mucho cuidado, tanto en el trato Shulgá. ¿Sería de aquellos que habían emigrado en
con el suboficial como con la gente de la taberna. otros tiempos? No parecía serlo por la edad.
Allí, seguramente, no faltarían "pescadores"... Seguramente sus padres habían huido de Rusia,
44 V. Liubovtsev

llevándoselo a él cuando era todavía muy pequeño. - ¡Oye, tú! -dijo, poniéndose en pie-. Ya estoy
Por lo demás, ¿a quién no contrataban los alemanes curado de espanto. ¿Comprendes? Bueno, tengo que
de entre la gente de la más baja estofa? La cosa iba irme. El suboficial debe de estar esperándome ya.
de mal en peor. Primero, el suboficial, y ahora éste... - No lo tomes a mal. La cosa es seria. Puede
Bueno, jugarían al gato y al ratón... costarte la vida. Y tú te pones a hablar de la evasión
- Soy del campo de concentración. Un suboficial y de los guerrilleros con el primero que se te cruza en
me ordenó que le acompañase para llevarle algunas el camino. A ese paso puedes caer en la trampa y
cosas a su señorita. Le daba reparo ir cargado. Se arrastrar allá a tus amigos... No le cuentes nada al
quedó con la señorita. Y en esos casos, como suboficial ni vuelvas a aparecer por aquí. En cuanto a
comprenderá, el tercero está de más. Me dio cinco la evasión, lo pensaremos y te avisaremos. Quédate
marcos y me mandó que le esperara para regresar aquí unos minutos más. ¡Hasta pronto, Grigori!
juntos al campo. Y tú, ¿quién eres? Luego de saludar con la cabeza al tabernero, el
- ¿A qué se debe la generosidad de tu suboficial? - mozo salió de prisa. Grigori sonrió comprensivo: era
Los ojos del mozo taladraban, escrutadores, a la conspiración.
Grigori. Apenas Ereméiev hubo llegado a la esquina,
- ¿Cómo quieres que lo sepa? -Ereméiev, ya más apareció el suboficial cargado de bultos y paquetes.
tranquilo, iba entrando en su papel-. No me da - ¿Hace mucho que me esperas, Igori? -preguntó,
explicaciones. Me ordena, y yo cumplo la orden. escudriñándole desconfiado.
- ¡Qué obediente! -comentó con sarcasmo el - Sí, lo menos una media hora -mintió Ereméiev-.
desconocido-. Se ve que estás bien amaestrado. Pero no en la esquina, sino en ese portal. Me daba
- ¡Vete... sabes adónde! ¿Quién eres tú para miedo de que me detuvieran.
hablarme así? Le abrumaba la sensación de que el alemán había
El mozo optó por dejar sin respuesta la pregunta: estado acechándole y vigilándole desde algún
- Bueno -dijo en tono conciliador-, no te engalles. escondrijo.
¿Piensas evadirte o qué? El suboficial le entregó los paquetes y echaron a
Comprendiendo que no tenía nada que perder, andar en dirección a la batería. Otra vez comenzó a
Grigori se dijo: "¡Sea lo que sea!" En fin de cuentas, acosarle a preguntas: si le había gustado la taberna,
si sucedía algo, nadie más que él sufriría las qué había visto allí. ..
consecuencias. ¿Y si el mozo aquel era justamente la Ereméiev se hizo el tonto:
persona a quien él buscaba? Sin embargo, Grigori no - ¡Bah! No merecía la pena haber ido allá. El vino
se apresuró a descubrir sus intenciones. Por si acaso, era una porquería, posca pura. En mi tierra, hasta la
se hizo el tonto: cerveza es más espirituosa. Aunque me bebí toda una
- Quisiera fugarme, pero, ¿a dónde ir? botella no sentí el menor efecto en la testa. Y los
- A las montañas, con los guerrilleros. italianos… ¡qué alborotadores son! Diez personas
Grigori, con un ademán de impotencia y franca hacían más ruido que una aldea entera. En mi tierra,
desazón, objetó: cuando los mordvinos beben, se están muy serios,
- ¡Cualquiera los encuentra allí! Es lo mismo que conversando plácidamente, sin alzar la voz. En
buscar el viento en el campo. cambio éstos gritan y gesticulan como los monos.
- ¿Y si te enseño el camino? - ¡Tienes razón, mujik! -el suboficial rompió a
El Ereméiev de ayer se hubiera abalanzado a él reír-. Los italianos son verdaderos monos. En cambio
con un jubiloso "¡Vamos!" Pero el de hoy sabía ya las chicas, hay que reconocerlo, son una delicia, muy
contenerse. Movió la cabeza con fingida entendidas en el arte del amor. ¡Saben unas cosas!
desconfianza: Pero eso mientras son jóvenes. Luego se convierten
- Hablas por hablar. .. Dime primero quién eres. en brujas gordinflonas. -Y cesando de reír, bajó de
- Si vas a saber mucho, envejecerás antes de pronto la voz-: Dentro de unos días irás de nuevo
tiempo... Llámame Kiril o Kirchó... ¿En qué conmigo a la ciudad. Debes conocer sin falta a los
quedamos? ¿Quieres que te enseñe el camino? guerrilleros...
- Tengo que pensarlo y consultarlo con mis - ¡Pero qué dice usted, señor suboficial! ¿Es una
amigos. broma? -Ereméiev retrocedió asustado-. ¿Para qué
- Bueno, consúltalo. ¿Tienes muchos amigos? los necesito yo? ¿Acaso hay guerrilleros en esta
- Bastantes -repuso Grigori por no concretar. ciudad?
Kiril, sonriendo anchamente, le dio unas palmadas - Sí -repuso disgustado el suboficial-, los hay en
al hombro: todas partes. Creo que aquí todos son guerrilleros.
- Eres cauto... ¿Cómo te llamas?... ¿No temes, Sólo fingen ser neutrales... Debes ponerte en contacto
Grigori, que yo te denuncie? ¿Y si yo trabajo para con ellos, y tú y yo nos iremos a las montañas.
ellos y me dedico especialmente a la caza de sujetos - ¡Cómo! -Grigori se mostró horrorizado-, ¿a qué
como tú? vamos a ir allá?
Eso sacó de quicio a Ereméiev. - ¿Qué te pasa? ¿.No quieres la libertad?
Los soldados no se ponen de rodillas 45

- ¡La libertad! Si caigo en manos de los barco averiado, aunque éste se mantenga aún a flote.
guerrilleros me obligarán a combatir. Y en el Las palabras de Kiril fueron como un tenue rayito de
combate pueden matarme. Ya lo sé; casi me morí de luz en la oscuridad. Mas, ¿cuándo idearían algo para
miedo en la guerra. sacarles de allí?
- ¿Prefieres quedarte en el campo, tras la Al día siguiente, mientras aseaba el cuartel,
alambrada? Grigori advirtió que un soldado jovenzuelo, casi un
- Por supuesto. Allí, gracias a Dios, me dan de niño, se volvía a cada rato para mirarle fijamente. ¿A
comer y estoy bajo techo. ¿Qué más quiero? qué se debería eso? Parecía ser el mismo que la
- ¿Y no sabes tú, pedazo de alcornoque, que en víspera había custodiado el portón.
cuanto las tropas anglo-americanas desembarquen en Ereméiev salió a la terracilla con el balde para
Italia, nosotros tendremos que fusilaros a todos echar el agua sucia. En pos de él se asomó
vosotros? -dijo el militar en tono de amenaza-. A eso sigilosamente el jovenzuelo y, arrojando furtivas
va la cosa. ¿Te rascas la nuca? ¡Ah! Decide, pues, miradas a los lados, dijo con premura:
qué te conviene más: ir con los guerrilleros o recibir - ¡Ten cuidado, ruso! El suboficial es malo. ¡Muy
aquí, en el campo, un balazo en la frente. Puede que zorro!
en las montañas quedes con vida; pero aquí... Para ser más gráfico, se puso a husmear como un
despídete de ella. perro que sigue el rastro de alguien, y se llevó la
Y aflojando el paso, procedió a inculcar su plan a mano a la oreja como para oír mejor. Luego pegó el
ese "pedazo de alcornoque". Los asuntos de los índice a los labios, hizo un guiño y retornó al cuartel.
alemanes iban de mal en peor. Les presionaban en El sábado por la tarde, el suboficial volvió a llevar
Rusia y en África; de un momento a otro tendría a Ereméiev a la ciudad. En la misma esquina le dio
lugar un desembarco de tropas en Italia. El, Otto dinero y se fue.
Gotzke, no era comunista ni capitalista. La política le Grigori, sentado en la taberna frente a su botella
importaba un bledo. El quería vivir. Y si Ereméiev se de vino, miraba a la gente con la esperanza de ver a
relacionara con los guerrilleros y los dos llegaran a Kiril. Pero no le vio.
las montañas, el ruso debería confirmar allí ante los Al pasar ante él en dirección al mostrador, un
jefes de los sediciosos que Gotzke se había portado mozo alto y guapo enganchó con el pie una silla y la
bien con los prisioneros y que, siendo enemigo de la hizo caer ruidosamente. El muchacho se inclinó,
guerra y de Hitler, le había sugerido a Grigori la idea sonriendo confuso y mientras levantaba la silla,
de evadirse. Otto podría ser útil a los guerrilleros, preguntó en un alemán chapurreado:
pues trabajaba en la plana mayor: él les - ¿Te llamas Grigori?
proporcionaría algunos documentos y les contaría Ereméiev asintió con la cabeza.
muchas cosas. No quería luchar contra los alemanes, El mozo le echó en cara en un rápido susurro:
no; pero tampoco estar en ningún combate. Que le - ¿A qué has venido? Kirchó te ha dicho que no
ayudaran solamente a trasladarse a Suiza. Allí aparezcas por aquí. Vete y espera a la persona
esperaría el fin de la guerra... encargada de avisarte.
Grigori le escuchaba con una sonrisa aflorada a Grigori no le entendió. Quiso preguntar, pero el
las comisuras de los labios. Por suerte, anochecía ya. mozo le había dado ya la espalda y chanceaba con el
¡Qué astuto el alemán! ¡Cualquiera adivinaría de tabernero. Tras permanecer unos minutos más y
buenas a primeras cuánta verdad y cuánta mentira cerciorarse de que nadie le miraba, Ereméiev se
contenían sus palabras! Aunque él pensaba de veras levantó dejando el dinero debajo del vaso. Pero no
evadirse de allí, no correría ningún peligro al confiar había llegado a la puerta, cuando el dueño de la
sus planes al prisionero. Ya podía el ruso irse de la cantina le dio alcance y, ofreciéndole la vuelta, gritó
lengua, nadie se lo creería. Siempre confiarían más en italiano, atronando el recinto:
en el suboficial. Y éste escurriría el bulto so pretexto - El señor debe de ser el conde de Monte Cristo
de que había querido descubrir los vínculos de los disfrazado, porque es tan generoso: paga por una
guerrilleros... botella de vino el triple de lo que cuesta.
- Mira, Igori, no le digas nada a nadie -advirtió a Y mientras la gente reía, él añadió bajito, esta vez
unos pasos del portón-. Si te preguntan, diles que en alemán:
hemos ido de compras. - Espera, camarada. Ya te dirán cuándo...
Está claro que, al llegar a la barraca, Ereméiev Esperar en aquella silenciosa calleja era, en el
refirió lo sucedido a sus amigos. Las opiniones mejor de los casos, una insensatez. Grigori se metió
divergieron. A quicio de Laptánov y Orlov, el en el primer portal, desde donde podía observar la
suboficial era a todas luces un provocador. Pero entrada de la taberna y la esquina donde habría de
Kalinin, Beltiukov y Pável Podobri, un fornido encontrarse con el suboficial. Los minutos se
marino que se había incorporado al grupo, estaban arrastraban con una lentitud abrumadora. Grigori
dispuestos a creer que él planeaba realmente una lanzaba impacientes miradas a la puerta de la
evasión. Las ratas son las primeras en abandonar el taberna, por donde, según le parecía a él, debía de
46 V. Liubovtsev

aparecer la persona que le diría cuándo y cómo con candado. Una reja de alambre de púas recubría
podrían verse, qué sería preciso hacer. las ventanas, pero los prisioneros se aseguraron la
El tiempo pasaba. La puerta de la taberna se abría salida, dejándola sujeta, sólo para aparentar, con unos
y cerraba con ruido. La gente entraba y salía, pero cuantos clavos.
nadie se acercaba a Grigori. Entonces él tomó la La medianoche se aproximaba, y los guerrilleros
determinación de salir de su escondrijo y permanecer no aparecían. En vano los observadores asomados a
a la vista de todos. Eso tampoco dio resultado. El las ventanas aguzaban el oído y escudriñaban en la
hombre se puso nervioso, porque el suboficial debía oscuridad. Todo estaba sumido en el silencio.
regresar de un momento a otro y el enlace no De pronto aullaron las sirenas de la estación. En el
aparecía... cielo, a gran altura, zumbaron motores. Los
Gotzke notó en seguida la inquietud y el antiaéreos repiquetearon. Ya antes Udine había sido
abatimiento del prisionero. objeto de bombardeos, durante los cuales,
- ¿Qué te pasa? -preguntó. aprovechando la confusión reinante, los cautivos
- Nada -repuso Ereméiev, sombrío-. Tengo hubieran podido evadirse. Pero esa incursión aérea
miedo... resultaba del todo inoportuna. Los guerrilleros
- ¿Has hablado con alguien? podrían aplazar la operación. Y los prisioneros,
- ¿Cómo podía yo hablar, si allí no había más que preparados ya para la evasión, no querían
italianos de toda ralea? Paliqueaban en esa jerga que postergarla. Tras deliberar el asunto, resolvieron
yo no entiendo. Me ofrecieron vino. Pero a mí no me tomar la iniciativa y salir al encuentro de los
gusta, porque me produce flato... guerrilleros.
El suboficial no ocultó su desazón: Habiendo escapado por las ventanas, los
- ¿Por qué no les hablaste en alemán y no les prisioneros, avanzando a rastras, pegados a la tierra y
dijiste que eres un prisionero ruso? Muchos de ellos salvando la distancia a cortas carreritas, llegaron
han aprendido a hablar en nuestro idioma y lo hasta la alambrada. No disponían de tijeras, pues no
dominan tan bien como tú. habían tenido dónde cogerlas; y además habían
- Yo intenté hacerlo; pero me recibieron con confiado en la ayuda de los guerrilleros. Pero no
risotadas, y al chocar los vasos sólo gritaban: Chavo, podían esperar más. Se quitaron las guerreras y los
chavo! capotes, envolvieron las manos en pedazos de paño y
- Chao! -bufó Gotzke, corrigiéndole-. Es como procedieron a abrir un paso en la alambrada. Al cabo
decir: ¡Salud! de unos minutos estaba hecho. Los fugitivos salieron
- Temí pronunciar la palabra "guerrilleros". ¿Y si por él y se arrastraron por el patatal, seguros de que
me agarraban y me llevaban a la policía? toparían, de un momento a otro, con los guerrilleros.
- No te hubieran agarrado. Todos los de aquí se Pero éstos no aparecían. ¿Qué hacer? ¿Permanecer
las entienden con los guerrilleros… Bueno, lo tendidos allí hasta que acabase el bombardeo? Era
intentaremos la semana que viene... peligroso e insensato. Ya que estaban al otro lado de
Aquella noche, en la barraca, los compañeros se la alambrada, debían irse. Pero los guerrilleros
pasaron un rato largo descifrando las palabras: podrían pasar de largo sin verles...
"espera, te avisaremos". ¿Significaban que Ereméiev Estos pensamientos abrumaban a Grigori. Por sí
tenía que haber esperado al enlace junto a la taberna? solo venía a resultar que él era el cabecilla, el
En tal caso, ¿cómo entender la advertencia de que él organizador de la fuga. Pues había transmitido a la
no debía aparecer por allí? ¿Dónde, pues, esperar? gente las palabras de Kiril y del vecino italiano.
¿O esas palabras iban dirigidas a todos sus Todos le miraban ahora ansiosos de saber qué diría y
compañeros: "Esperad y preparaos; nosotros os adónde les llevaría. Pero él, tendido en el blando y
tenemos presentes y os ayudaremos"?... mullido suelo, no sabía qué hacer: no se le ocurría
A los dos o tres días, el italiano que había nada. ¡Si al menos supieran por dónde debían
sembrado patatas en el huerto hizo señas a Grigori aparecer los guerrilleros! Si no, ¡cómo buscarlos en
para que se acercase a la alambrada. la oscuridad! Pero el tiempo apremiaba. ¡Hala, a las
-Esta noche vendrán. Aquí -dijo indicando a la montañas!...
cerca-. Estad preparados... Poniéndose en pie, ordenó bajito:
Ereméiev no cabía en sí de júbilo. ¡Por fin! - ¡Dispersaos! Id en cadena y no perdáis de vista
Hubiera querido darle un abrazo al italiano, pero el el uno al otro.
hombre estaba al otro lado de la alambrada y, como La templada noche meridional se los tragó.
si no hubiese ocurrido nada, mullía afanosamente la
tierra con el azadón. Capitulo VII. Las cuentas comunes.
Aquella noche se acostaron vestidos. En la I
barraca reinaba un silencio embarazoso. Permanecían Shulgá estaba preocupado. Hacía ya unos días que
atentos a cada ruido. Los alemanes no apostaban andaba de mal humor. Ni siquiera jugaba a las cartas,
centinela a la puerta, sino que la cerraban por fuera de las que antes no había podido prescindir ni una
Los soldados no se ponen de rodillas 47

sola tarde. Lúgubres pensamientos embargaban todo favor de los hitlerianos.


su ser. El jefe político del campo le había llamado Shulgá y sus policías andaban husmeando por las
días antes para darle a entender sin ambages que la barracas. Y aunque el tiempo pasaba, ellos se
administración estaba muy descontenta de él y de los hallaban tan distantes de la meta como el día en que
demás policías. No cabía duda de que entre los el jefe político del campo le encomendara a Antón la
prisioneros había agitadores y bullangueros tarea de descubrir a los alborotadores. El miedo
bolcheviques. ¿Cómo explicar, si no, hechos como el mezclado con la irritación contra los prisioneros, por
fracaso de la campaña de alistamiento de los culpa de los cuales se veían privados de la paz y el
prisioneros al ejército del general Vlásov, la evasión sosiego, les impulsaba más y más a echarse
de dos cautivos a los que, dicho sea de paso, no furiosamente con palos sobre aquéllos. Antes no
habían podido encontrar, el número creciente de hubieran osado pegar a nadie, se habían limitado a
fallas en la fábrica, la disminución del rendimiento los gritos. Pero ahora hacían uso de los puños y de
del trabajo y el empeoramiento de la calidad de la las porras de goma. Tomaban el ejemplo del nuevo
producción, el incendio del depósito y la destrucción jefe de la policía del campo, un sargento
completa por el fuego de la sección de moldeo? Aun achaparrado, al que los prisioneros habían puesto el
suponiendo que el siniestro hubiera sido provocado mote de "Waschen", porque desde el primer
por una bomba incendiaria, y la evasión perpetrada momento, siendo un ferviente defensor de la
sin la ayuda de otros prisioneros, los actos de limpieza, propinaba bofetadas y puntapiés a quienes,
sabotaje y la propaganda antivlasovista no podían ser según él, no se habían lavado bien la cara y las
fenómenos casuales. Si el señor Shulgá le tenía algún manos al regresar del trabajo. Y puesto que al
apego a la vida y no deseaba ir a reunirse con sus mandarlos al lavabo no hacía sino rugir una palabra:
antepasados, que cumpliese su obligación y "Waschen!", ésta le quedó de apodo. "Waschen" se
descubriera a los alborotadores. Se le garantizaba, ensañaba tanto con los cautivos como un año y
por supuesto, la ayuda necesaria... medio antes los alemanes en los campos de
¡Descubrir a los alborotadores! ¡Qué pronto se concentración de Ostrow Mazowiecki y en la
dice eso! Nadie llevaba escrito en la frente lo que fortaleza de Deblin. Viéndole a él, los demás policías
pensaba. Todos miraban como lobos. se animaron.
Antón comenzó a rabiar contra los prisioneros. En El Comité decidió poner fin a ello. No podían
el fondo, no era un hombre vil, ni ruin, ni vengativo. tocar por el momento a "Waschen": pero a los
Se distinguía más bien por su carácter suave y policías había que darles una buena lección. En la
benigno. Su único deseo era que no le tocaran a él, casa de baños vapulearon de lo lindo a Shulgá y a
que le dejasen en paz; su única ambición, volver a otro, advirtiéndoles que si osaban alzar la mano
casa y recibir un terreno... no importaba de manos de contra alguien lo pagarían con la vida.
quién: de los alemanes o del Poder soviético. Pero Shulgá, que después de aquel baño tuvo que
después de la conversación sostenida con el guardar cama un par de días, se quejó a Shájov,
representante de la Gestapo, Shulgá comprendió que diciéndole que se encontraba entre la espada y la
la vida apacible había acabado. Si él no hacía nada, el pared. Si desobedecía a "Waschen", las pasaría mal,
alemán cumpliría la amenaza. Y Antón empezó a y si le obedecía, también, pues sería liquidado por los
mirar con creciente odio a los prisioneros, por culpa propios.
de los cuales ponía en juego su propia vida. ¡Otros Vasili se alegró del mal ajeno:
enturbiaban el agua, y él debía pagar el pato! - ¿Y qué te dije yo en Moosburgo? ¿No
Una tarde, Shulgá le dijo en tono irritado a asegurabas tú que jamás blandirías la porra ni
Shájov: tocarías a nadie?
- Los alemanes son tontos. Primero nos abofetean, - Sí, pero entonces todos eran mansos -gimió
nos matan de hambre, se burlan de nosotros, y luego Antón-. ¿Cómo podía yo saber que las cosas
quieren que los prisioneros les aprecien y no se tomarían tal cariz?
rebelen. Ellos mismos han cometido el yerro, y ahora - Yo te lo dije, pero tú no me creíste. Te lo
se arrancan los pelos... advertí, no me hiciste caso. Bien merecido lo tienes.
- Después de todo, Antón, tú no has comprendido Dime, ¿quién es más fuerte: los alemanes o nosotros?
nada -dijo Vasili rompiendo a reír-. ¿Crees que si Incluso aquí tras la alambrada. Tú, Antón, les temes
ellos alimentaran a los prisioneros con embutidos ahora más a los prisioneros que a los alemanes. ¿No
hasta la hartura y que si el comandante le estrechara es así? Pues ten presente que todo camino, largo o
la mano a cada uno por las mañanas, preguntándole corto, comienza por el primer paso. Tú has tomado
cómo ha descansado, la gente les tendría afecto a los un mal camino, has dado un paso falso. La felonía en
fascistas? lo grande se inicia por lo pequeño. ¿Recuerdas cómo
- ¡Claro! en Ostrow Mazowiecki te lanzabas a atrapar la patata
El hombre no dudaba de que el buen trato y la y apartabas a los demás a empujones para comértela
buena comida hubieran dispuesto a los prisioneros en tú solo? Por allí comenzó la cosa… ¡Ay, Antón,
48 V. Liubovtsev

Antón! No hablo ya de mí... ¡Cuánto empeño han muy apropiado para llevar a cabo esta acción, creo
puesto en ti Mijaíl, Grigori, Lionia! Pero tú... que hay motivos de sobra para darles un pequeño
- ¿Qué debo hacer, Vasili? ¡Enséñame! -La voz de susto a los fritzes. Vosotros, Savva, apoyad a los
Shulgá denotaba pavor y súplica. compañeros... ¡No, tú no me has comprendido!
- ¡Hazte persona! Tú no puedes ya renunciar a tu Vosotros no debéis emprender ninguna acción, pues
empleo. Pero al llevar puesto el brazalete de policía podría despertar sospechas. Y además, vuestro
trata al menos de no ser una fiera, sino un ayudante y campo no está preparado para ello. Me refiero a otra
compañero nuestro... cosa. Cuando los prisioneros de guerra se nieguen a
La lección fue provechosa: los policías se salir al trabajo, vosotros allí, en la fábrica,
amansaron. Al tratar de dispersar a una multitud de explicadles a los alemanes honestos, a los franceses y
prisioneros, gritaban y gesticulaban con redoblada españoles, a qué se debe ello. Cread la opinión
energía, pero no tocaban a nadie. En cambio pública... Y vosotros, Nikolái, actuad. Os lo autorizo
"Waschen" le tomó gusto a la cosa. Repartía a diestra en nombre del Consejo... ¡Pero no exageréis la nota!
y siniestra bofetadas, torniscones, cogotazos y Dominaos. No os dejéis provocar. Evitad las peleas...
puntapiés, afanándose de tal manera, que la víctima Aquella noche Kúritsin conversó largamente con
debía ser trasladada en estado de desmayo a la él. Iván Korbukov le hizo muchas preguntas sobre la
enfermería. El sargento alemán era un especialista en situación reinante en el campo, el estado de ánimo de
asestar golpes al vientre, al estómago, y al cuello, los prisioneros y la labor efectuada. Aunque era una
entre el mentón y la clavícula. Los médicos se persona comunicativa, no habló casi nada de sí
indignaban. Tremba decía que estaba dispuesto a mismo; sólo dijo que había sido primer teniente del
estrangular con sus propias manos a ese sádico. En la servicio técnico, y que después de caer prisionero y
enfermería había ya no menos de veinte víctimas de evadirse, se encontraba en una situación de
"Waschen". clandestinidad. Y nada más. Kúritsin supo por boca
El Comité de la CFP decidió tomar la medida más de Batovski este pequeño detalle de la biografía de
extrema: exigir el despido del sargento y organizar Iván: que era uno de los primeros constructores de la
una huelga de hambre, así como la renuncia al ciudad de Komsomolsk del Amur, adonde había ido
trabajo. Sería una manifestación arriesgada, pues los siendo muy joven aún y respondiendo a la llamada
alemanes podrían interpretarla como una franca del Komsomol...
rebelión. Y aún era pronto para rebelarse, además de Dos días después, el campo de los prisioneros se
que la acción debía ser aprobada por el Consejo transformó en una colmena revuelta. Aunque hacía
Central de la CFP. tiempo que el gong había sonado llamando a recibir
Al anochecer, antes del fin de la jornada, Kúritsin el café y el pan, nadie salía de las barracas. La gente
trocó su vestimenta por la de un "oriental" y se permanecía tumbada en las literas como si no hubiese
incorporó a las filas de los obreros civiles. No era la oído nada. El jefe de la cocina corrió alarmado a dar
primera vez que lo hacía. Arriesgaba poco, pues sería cuenta de ello al comandante. Este ordenó a los
dudoso que los soldados de la escolta advirtieran su soldados y a los policías que echasen de las barracas
presencia en una columna formada por trescientas o a los prisioneros, les obligaran a formar filas y los
cuatrocientas personas. Y menos aún porque tanto los llevasen al trabajo en ayunas. Pero por más que se
"orientales" como los civiles iban igualmente afanaban los alemanes, no lograban desalojar a los
embadurnados de tierra y hollín. Sólo se prisioneros. Cuando después de vaciar un edificio,
diferenciaban por el atuendo. En el campo, Nikolái los soldados se dirigían al siguiente, los prisioneros
buscó a Savva y le contó lo que pasaba. Este quedó quitaban de en medio a los policías y volvían a
pensativo. meterse en su barraca y tumbarse en las literas. El
- Ven -dijo por fin-. Te presentaré a una persona. comandante, enfurecido, pidió refuerzos y mandó
Allí hablaremos... traer a los perros. Los fieros mastines y los soldados
En una de las barracas, un mozo apuesto, garrido, de los "SS" enviados a ese fin no anduvieron con
de mirada franca y alegre, se levantó de la litera para miramientos y, al fin y a la postre, lograron reunir a
ir a su encuentro. Aunque llevaba puestos una los prisioneros en la plaza.
chaqueta sencilla, raída, que le quedaba estrecha en Ante la formación, custodiada con armas
los hombros y un pantalón fulero que se abombaba automáticas y perros, se presentó el comandante
en las rodillas, Kúritsin advirtió en seguida su porte acompañado de oficiales y un intérprete. Llevaba en
militar. El apretón de manos fue enérgico y seguro. las manos un papel.
- ¿Conque tú eres Kúritsin? He oído hablar de ti y - Oigan, señores camaradas -empezó con relativa
de tus compañeros. Obráis con audacia… Me llamo tranquilidad y hasta con un dejo de ironía-, ustedes
Iván. Iván Korbukov. Mucho gusto... han osado expresar su descontento respecto a la
Después de escuchar a Nikolái, dijo cortando el personalidad y actividades del sargento Strumf.
aire con el canto de la mano: Lamento mucho tener que ocasionarles un disgusto a
- ¡Bien, muchachos! Aunque el momento no es ustedes, pero a mí, personalmente, él me agrada y
Los soldados no se ponen de rodillas 49

estimo que cumple excelentemente con sus - Señor comandante, a mí no me interesan sus
obligaciones... asuntos -replicó Kleinsorge con sequedad-. He
La tranquilidad iba abandonándole. Gritaba ya, venido por encargo del director de la fábrica para
quebrándosele la voz en chillidos. Blandía el puño expresarle una protesta. -Y mirando el reloj añadió-:
que oprimía el papel. El intérprete reproducía no sólo Hace ya tres horas y diecisiete minutos que por culpa
sus palabras. Hablaba con el mismo enardecimiento de usted los talleres están parados.
que su amo. Al principio había adoptado, como éste, - ¿.Tres horas? ¿Cómo? Si el turno de la noche
un tono algo burlón, pero luego su rostro se inflamó, debía trabajar hasta las siete y treinta y ahora son
los ojos se le inyectaron en sangre, y él se puso sólo las nueve y media.
también a gritar. - Sepa usted que los prisioneros interrumpieron el
- En este papelucho fijado a la pared de la cocina, trabajo a las seis y cuarto.
vosotros, perros sarnosos, habéis osado presentar - ¿Y por que sus contramaestres no les han
algunas demandas. ¡Da risa pensar que os vengáis obligado a que continuaran la labor?
con demandas! ¡Cochinos! ¡No sabéis, acaso, que por - Señor comandante, nuestros contramaestres no
solo decir "¡exigimos!" yo puedo fusilaros a todos, son policías ni tienen la obligación de resolver los
hasta el último. ¡Vosotros no podéis más que pedir asuntos interiores del campo. A usted le pagan por
sumisamente! El sargento Strumf quedará en su eso. Los prisioneros han declarado que no trabajarán
puesto y yo gestionaré ante el mando para que se le mientras usted no despida a un sargento que les
condecore por su esmero y lealtad. Vosotros iréis maltrata. Repito: eso no nos interesa en absoluto,
ahora mismo al trabajo. Y en castigo por lo sucedido pero la empresa sufre pérdidas. El director me ha
os quedaréis sin comida durante dos días. ¡Todos! autorizado para que le notifique a usted que nosotros
¡Pero ya averiguaré quiénes son los promotores! reclamaremos a través del juzgado una
¡Con mis propias manos los ahorcaré aquí, en el indemnización. A propósito, el señor director
travesaño del portón! Y ahora, -¡izquierda, mar! telefoneará a Berlín y pedirá que los prisioneros
A Shájov se le oprimió el corazón. ¿Será posible ocupados en nuestra fábrica sean puestos bajo la
que todo hubiera fracasado, que las filas delanteras se vigilancia de un oficial, para que no vuelvan a
pusiesen en marcha? No, no debían, pues allí se interrumpir el trabajo.
encontraban Kúritsin, Tólstikov, Pokotilo, Dicho esto, se despidió y se fue. El comandante
Shevchenko, Zaporozhets y otros muchachos de acompañó con una mirada de aturdimiento al coche
confianza... que se alejaba. Lo de la indemnización le tenía sin
La columna no se movió, como si hubiese echado cuidado, pues no le afectaría el bolsillo. Pero lo de la
raíces en la tierra. Los alemanes separaron unas conversación telefónica con Berlín era peor. ¡No
cuantas filas delanteras y las empujaron con las fuera a ser que le destituyeran de su cargo y le
armas automáticas hacia el portón. De repente, los mandasen al frente! A los que estaban allí, en el
prisioneros -Shájov advirtió entre ellos los capotes de patio, sabría ajustarles las cuentas. Fusilaría a cinco
Tólstikov y Pokotilo-, como obedeciendo a una voz de ellos ante la formación. Y lograría, al fin y a la
de mando, se sentaron en el suelo. Y aunque los postre, llevarlos a la fábrica. Pero ellos no trabajarían
trataron a culatazos y puntapiés, ellos quedaron allí. Y sería imposible poner a un soldado junto a
sentados. Siguiendo su ejemplo, toda la columna se cada uno. No quedaba más remedio que despedir a
dejó caer al suelo. Strumf. Por culpa de ese majadero había surgido
Un oficial de los "SS" le dijo algo al comandante. todos los contratiempos. Que fuese con esos bríos a
Le habría exhortado a que tomase medidas más otro lugar. Y mientras no fuese tarde, había que
rigurosas; pero éste movió negativamente la cabeza. arreglar el asunto con el director de la fábrica. ¡Al
Su rostro palideció. Estaba muy alarmado. Hacía ya diablo el amor propio! ¡La tranquilidad valía más!
dos horas que los prisioneros debían haberse puesto a ¡Ay, esos rusos! Si supiese quiénes eran los
trabajar. Los del turno de la noche no habían vuelto cabecillas...
aún de la fábrica. ¡Quién iba a conducirles si todos Se paró de nuevo ante los prisioneros y volvió a
los soldados, a excepción de los que custodiaban el hablarles, esta vez con fingida benevolencia:
recinto de la fábrica, se encontraban en la plaza! Y - Señores-camaradas, ya está bien. Basta de
bien que los de aquel turno no habían regresado, que alborotar. Es hora de ir a la fábrica. Sus compañeros
allí se encontraba sólo la mitad de los cautivos. no han dormido en toda la noche. Están fatigados y
Un coche ligero paró ante el portón. De él se apeó hambrientos. Esperan el relevo. Y ustedes no quieren
un alemán enjuto, vestido de paisano. El comandante ir allá. Les prometo que el sargento Strumf será
se apartó desdeñosamente del oficial de los "SS" para trasladado a otro lugar. Vayan al trabajo.
ir al encuentro del recién llegado. El oficial de los "SS" midió al comandante con
- Un pequeño contratiempo, señor Kleinsorge - una mirada despectiva y, luego de saludar con un
explicó tras responder al tradicional Heil Hitler!-. brusco ademán, dio la voz de mando a sus soldados y
Ahora mismo lo arreglaremos. salió por el portón sin volver la cabeza ni una sola
50 V. Liubovtsev

vez. Gutzelmann habían realizado en el año 1931 un viaje


La columna de los prisioneros fue extendiéndose a la Unión Soviética para visitar a Leningrado,
lentamente por el camino que conducía a la fábrica. Moscú y Crimea.
Al mirar en pos de sus compañeros, Shájov - Se cartearon de vez en cuando hasta el año
experimentó una alegría inmensa. No, no eran cuarenta. Luego la correspondencia se interrumpió.
esclavos mudos los que marchaban custodiados por Según cuentan ellos, Elsa dejó de contestar. Ah, por
la escolta; eran luchadores que habían logrado un poco se me olvida. Emma estuvo recluida en la cárcel
triunfo más. Su silencio era una terrible advertencia durante un año y diez meses.
para el enemigo. - ¿Cuándo? ¿Por qué?
Y eso que más de un prisionero se había opuesto a - Me parece que la encarcelaron a comienzos del
esa acción, opinando que sería inútil armar gresca, treinta y cuatro. Trabajaba en la oficina del banquero
porque los peces grandes se comen a los pequeños. Klopfer. Y ya sabe usted qué política aplicaban los
Resultó, sin embargo, que ni las armas automáticas, nazis respecto a los judíos. Emma, que es una
ni los perros-policía, ni las porras habían sido persona franca, dijo, si mal no recuerdo, que algunos
capaces de quebrantar la valentía, que hasta el más hebreos eran mejores que los arios. La acusaron de
flojo se vuelve fuerte al sentirse respaldado por una malversación...
vigorosa colectividad. - Comprendo. ¿Y Jahres?
II - Conozco pocos detalles de su vida. Sólo sé que
Karl Zimmet buscaba la posibilidad de ponerse en es un verdadero comunista... Huber es el dueño de la
contacto con los prisioneros rusos y los "obreros imprenta. Al trabajar juntos en el partido a
orientales"; éstos, a su vez, trataban de encontrar comienzos de la década del treinta, nos hicimos muy
entre los alemanes a antifascistas que fuesen sus amigos. El editaba a la sazón el diario Das
aliados en la lucha contra el Reich hitleriano. Yendo Schaffende Volk. No es comunista ni muy audaz,
los unos al encuentro de los otros, alemanes y rusos pero odia sinceramente al nazismo. Las octavillas son
vagaban en la densa oscuridad de la noche que obra suya. Y si en estos tiempos uno se juega la vida,
envolvía a Alemania, como abriendo un túnel de eso significa algo. Hay más gente. No he nombrado a
montañas de desconfianza, frialdad e incomprensión. todos. ¿Y ustedes? ¿Son muchos?
Durante su primera entrevista, Korbukov y - Cientos de hombres fuertes, valerosos y
Zimmet tardaron mucho en ir al grano. Se tanteaban. organizados. Les faltan sólo las armas. Pero también
Karl recordó un episodio de su juventud, Iván refirió las tendrán. Sobre todo si aunamos nuestros
cómo la gente joven había construido una ciudad en esfuerzos y comenzamos a actuar mancomunados.
la taiga, a orillas del Amur. El primero en Creo que podremos ayudarles a atraer más alemanes
franquearse fue el alemán. Sacó del bolsillo unas a la organización.
octavillas y se las ofreció a su interlocutor. Korbukov - ¡¿Ustedes?!
les echó una ojeada y, al devolverlas, dio una - Sí, nosotros. Tenemos ya muchos amigos
palmada a la mesa: alemanes en las fábricas, en empresas tan
- ¡Magnífico! Ha comenzado el deshielo... importantes de Munich corno la Krauss-Maffeil, la
Nosotros también podemos jactarnos de que no BMW, la Dornier, la Pettler, la Kalibr, la Lunz e
permanecemos de brazos cruzados... ¿Cómo marchan hijos y otras. Por el momento no tienen organización.
los asuntos de su organización? Simplemente, ayudan con lo que pueden. Si ingresan
Zimmet sonrió. Con que el ruso iba directamente en la FAA, la lucha será más eficaz, a condición,
al grano, dejando a un lado la diplomacia. Bien claro está, de que no tire cada cual por su lado. ¿Me
hecho. comprende, Karl?
- En cuanto a la organización, estamos dando los - ¡Naturalmente!
primeros pasos... III
Y describió la situación. Korbukov frunció el - Muchacos, ¿dónde está Andréi?
ceño. Tras de explorar con la mirada en torno suyo, los
- Eso es poco, camarada Karl, muy poco. Se lo compañeros quedaron desconcertados. ¿Qué podían
digo con entera franqueza. Hay que atraer a la gente. responder a la pregunta de Ereméiev? No estaban
Por tratarse del comienzo, eso también es algo. como para llevar a nadie de la mano. Habían vagado
Hábleme de las personas con quienes usted está en la oscuridad durante más de dos horas hasta topar
relacionado. Comencemos por los dueños de la casa. de manera muy casual con los guerrilleros. El jefe del
¿Quiénes son? grupo resultó ser el mismo joven italiano que había
Zimmet dijo cuanto sabía acerca de aquel dejado caer la silla aquella vez en la taberna. El
matrimonio. Un hecho de su pasado interesó en muchacho explicó, turbado, que el retraso se debía a
especial a Korbukov: una hermana de Emma, casada la alarma aérea. Habían querido esperar hasta que
con un médico soviético, había dado clases de terminase, pues durante el estado de alarma, nadie
alemán en un instituto leningradense. Los dormía en la batería, por todas partes andaban
Los soldados no se ponen de rodillas 51

soldados y los reflectores ardían. ¿Para qué cinturón. No se cómo ha sucedido eso...
exponerse inútilmente? Se habían propuesto liberar a - ¡Dónde tienes los ojos! -le acometió Grigori,
los prisioneros con todo sigilo, sin tiroteos ni pero quedó cortado, porque no hallaba palabras para
muertos. Y estaba más que bien que los muchachos expresar debidamente su indignación.
se habían escapado por sí solos... - No me digas nada -le interrumpió Leonid-. Todo
Al escuchar al italiano, Grigori se irritó contra él. está claro. Me quedaré aquí hasta el amanecer. Y no
¿Por qué no había enviado a un enlace para que se seguiré adelante mientras no la encuentre. No quiero
acercara a la alambrada y les previniese acerca de la que el bochorno caiga sobre todos. ¿Qué pensarán de
demora? En esas dos horas que ellos habían estado nosotros los italianos? He perdido un arma que ellos,
esperando cómodamente, en campo abierto, él había a lo mejor, acaban de adquirir luchando a brazo
agotado sus nervios y los muchachos también. Si no partido.
hubiesen topado con ellos por casualidad, ¿cuánto Mario, que no entendía el ruso, preguntó a Grigori
tiempo habrían vagado aún? Y quién sabe si hubieran a qué se debía el nerviosismo de su compañero.
escapado a la persecución. Ereméiev quiso primero eludir la respuesta, pero
El no dudaba de que eso tendría lugar. Por la luego comprendió que, tarde o temprano, la pérdida
mañana los alemanes descubrirían la evasión. Si se sería descubierta. Para asombro de los rusos, el
tratase de dos o tres hombres, no darían importancia italiano, en vez de consternarse, rompió a reír como
al suceso; pero eran dieciocho... un niño.
¿Dónde estaría Andréi? ¿Se habría extraviado en - ¡Bah! En el destacamento hay más. Cuando
la oscuridad, cuando erraban por aquellas malditas salgamos para cumplir una tarea, les quitaremos a los
colinas? ¿Por qué los otros estaban allí y nadie más alemanes otras diez pistolas... Bueno, ¡sigamos
se había extraviado? ¿Y sí...? ¡No, imposible! ¡Cómo adelante!
iba él a regresar a la barraca! Si hasta un niño de - No, Grigori -replicó Beltiukov, inclinando la
pecho se hubiera dado cuenta de que regresar era la cabeza con obstinación-. Yo me quedo aquí a buscar
muerte segura. ¿Y si no había salido del todo? el arma.
- Muchachos, ¿quién ha visto a Andréi ya al otro Ereméiev, que conocía bien a su amigo y sabía
lado de la alambrada? que él no daría su brazo a torcer, hizo, no obstante,
- Estuvo junto a mí -recordó Orlov-. Y aun renegó un nuevo intento de disuadirle. No podía ordenar,
de que los guerrilleros nos habían engañado al no pues nadie le había nombrado jefe. Y como no logró
venir, ¡y prueba a ver cómo encontrarlos ahora! convencerle, pensó que tal vez Mario pudiese influir
- Conque... sobre él. ¿No respondía acaso el italiano por que
Grigori no terminó la frase. Las palabras todos ellos fuesen llevados al destacamento?
sobraban. De suyo se comprendía que habiendo Pero Mario era, al parecer, un hombre de espíritu
pensado que los fugitivos obraban con precipitación, variable. El, que acababa de reírse del motivo de la
que no encontrarían de noche a los guerrilleros, y a la agitación, se puso muy serio al enterarse de la
mañana, los alemanes, pisando las huellas frescas, se obstinación del ruso en quedarse allí mientras no
lanzarían en su persecución, Andréi se separó de sus encontrara el arma perdida y dijo con gran
compañeros. Los perros seguirían el rastro de solemnidad:
diecisiete hombres sin descubrir el de uno. - ¡Muy justo! ¡No debemos dejar el arma al
¡Villano!... enemigo! Gianni, quédate aquí con el ruso y buscad
El grupo echó a andar por las pedregosas sendas, la pistola. Os esperaremos en el hayal frente a
internándose más y más en las montañas. Grigori Gemone. ¡Hasta luego!...
oprimía en el bolsillo el mango de la pistola. Los El grupo se puso en marcha.
guerrilleros, al encontrarse con ellos, les habían IV
provisto de un fusil automático, una carabina y dos El viejo Albert parecía vivir su segunda juventud.
pistolas. Mario, el jefe del grupo, había dicho Después de hablar con Tólstikov, se animó; sus ojos
turbado: descoloridos cobraron un brillo juvenil. Tenía el
- Aquí no tenemos más armas, Grigori. En el deseo de hacer algo provechoso. Lida le oía
destacamento habrá para todos. murmurar a veces:
Y aunque tan sólo cuatro de los diecisiete iban - ¡Cuántos años perdidos en vano! ¡Cuántos años!
armados, los restantes ya no se sentían prisioneros, No dejaba de exigir que Lida hablase con sus
sino soldados, combatientes. amigos, para que le encomendaran a él alguna tarea.
Habían dejado ya atrás algunos kilómetros, La muchacha se lo dijo a Tólstikov, y éste,
cuando hicieron un alto en el camino para descansar. frotándose las manos de satisfacción, exclamó
Los rusos compartieron su tabaco con los sonriente:
guerrilleros. Beltiukov se acercó a Ereméiev y, - ¡Le ha tocado en lo vivo al viejo! Dile que te
bajando la cabeza con aire de culpabilidad, dijo: comunique a diario las novedades del frente. Esa es
- He perdido la pistola. La tenía metida detrás del la primera tarea. Y la segunda: procura que en el
52 V. Liubovtsev

depósito no siempre se encuentren las herramientas el amor. No pierda la cabeza... Convengamos en que
necesarias. yo no sé ni le he dicho nada...
Albert cumplía de buena gana y con senil Rompió la octavilla, guardó los pedazos en el
pedantería la primera tarea. Cada mañana sacaba del bolsillo y, sin decir palabra, le indicó con la cabeza
bolsillo una hoja de papel donde -por razones que se fuera. Al llegar al umbral, Shájov se volvió. El
conspirativas o para que los rusos lo entendieran ingeniero permanecía meditabundo, cabizbajo. En la
mejor- llevaba claramente trazados con letras de solapa izquierda de su chaqueta brillaba la insignia
imprenta los nombres de las ciudades liberadas por de miembro del partido nacional-socialista. En el
las tropas soviéticas. En cuanto a la segunda tarea, gran retrato que colgaba a sus espaldas se erizaba,
Lida se vio precisada a convencerle. Según él, el rapaz, el bigotito de Hitler.
trabajo era trabajo y sus antipatías políticas no tenían "¡Qué raro! -pensó Vasili, mientras iba por el
nada que ver con el cumplimiento abnegado de sus taller-. ¡Un fascista que se anda con ceremonias! Ha
obligaciones. Pese a ello, la muchacha logró roto la octavilla, una prueba material, por así decirlo,
persuadirle. Los contramaestres empezaron a y en vez de llamar a la Gestapo, me ha dejado ir con
comentar que Albert, por lo visto, chocheaba ya y no Dios... Aquí hay gato encerrado. Debo prevenir a
servía, puesto que se pasaba a veces hora u hora y Lida y a Albert".
media buscando en el depósito las herramientas El viejo no se inmutó al recibir la noticia. Según
solicitadas y, entretanto, el trabajo en el taller no él, Kleinsorge era un hombre probo, aunque estaba
marchaba. afiliado al partido nazi. Albert le conocía desde
Shájov había aparecido ya varias veces en la mucho antes. Pues había sido el ingeniero quien
fábrica aprovechando cada ocasión para penetrar en aquella vez, al saber por qué los prisioneros no salían
los talleres juntamente con los obreros de la cocina. al trabajo, fue al despacho del director a quejarse de
Era ya amigo de Lida y Valia Usik, que trabajaba a la que se infringía el horario. En fin, había irritado a sus
sazón de listera. Por encargo de él, las dos copiaban jefes, enfrentándolos con el comandante del campo.
los materiales destinados a la revista La lucha ¿Y si no lo había hecho por razones de humanidad,
continúa, así como las octavillas y proclamas. Vasili sino por puro practicismo? Todo podía ser. Pese a
conoció también a otros "obreros orientales". Y una ello, Kleinsorge no guardaba ninguna semejanza con
chica, llamada Tania, le esperaba siempre con los demás nazis...
impaciencia, no sólo para recibir una nueva tarea. V
Poca alegría da, naturalmente, ver al ser querido en Kúritsin salió por el portón en compañía de
un taller lleno de ruidos y hollín, sin poder, no Batovski, Levin y otros "obreros orientales". No
digamos ya abrazarse, sino ni siquiera decirse algo o volvía la cabeza hacia la izquierda, donde se
permanecer juntos en silencio unos pocos minutos. encontraba, a pocos metros de allí, el campo de los
No obstante, hasta aquellos encuentros pasajeros en prisioneros. Bastaría que algún soldado o policía le
la fábrica eran momentos de dicha para Tania y reconociese para que se armase el escándalo y todo
Vasili. Los domingos, cuando los "orientales" podían se viniera abajo.
salir del campo, Tania se acercaba a la alambrada tras La tarde anterior, un sábado, había vuelto a trocar
la cual se encontraban los prisioneros y hablaba con su vestimenta por la de un muchacho del campo de
Shájov en el idioma de los enamorados, idioma de los civiles y se había metido en la columna de los
miradas y ademanes, comprensible únicamente para "orientales". En caso de ser descubierto el engaño, lo
ellos. mismo el uno que el otro deberían explicar que
Un día, al aparecer Vasili en el taller de fundición, Nikolái quería pasar el domingo con su amada, y el
Kleinsorge le llamó a su despacho. Ya allí, le ofreció "obrero oriental" se había prestado a ayudarle por dos
asiento, y sacando de la gaveta una octavilla, la puso raciones de pan.
ante él. Aquel día los cuatro salieron con el aparente
- ¿Esto es obra suya? propósito de dar un paseo por el bosque. Al lado de
Shájov se mostró extrañado e indignado. Kúritsin marchaba Danil Levin, mozo apuesto, de
- ¡Suya! -dijo con aplomo el alemán-. La encontré largas piernas, Savva tenía un andar firme, en
por casualidad en el depósito de Albert. El no cambio, Iván Savutin se balanceaba como un marino
advirtió siquiera que yo me la había llevado. Y usted, por la vacilante cubierta de un barco. De los cuatro,
cada vez que aparece en mi taller, no deja de entrar sólo Batovski estaba enterado de lo que iba a
en el depósito. discutirse. Pues era miembro del Consejo de la CFP
- ¡Pero, señor ingeniero, qué dice usted! En el de Munich. Los demás sabían únicamente que en el
depósito trabaja una muchacha que a mí me gusta. bosque iba a celebrarse una reunión.
Por eso voy allá... En los bosques próximos a las grandes ciudades,
- ¿De veras? -Kleinsorge le echó una mirada sobre todo en Alemania, no era nada fácil escoger un
inquisidora-. Bueno, eso no me interesa: es un asunto lugar apropiado para ocultarse a los ojos ajenos. Y
privado. Pero le aconsejo que tenga más cuidado en... menos aún en domingo. Pero los organizadores de la
Los soldados no se ponen de rodillas 53

reunión hallaron, pese a todo, un barranquito Plajotniuk proseguía:


apartado, escondido entre espesos matorrales. Luego - La recaudación de las cuotas va mal. Hay pocos
de apostar a observadores, los invitados formaron un ingresos. De los campos de prisioneros no llega
corro estrecho para hablar en voz baja. absolutamente nada. Los "obreros orientales" las
- Todos sabemos que Hitler, ese reptil sanguinario recogen con suma irregularidad. Y eso que
y verdugo de los pueblos, comenzó su ignominiosa necesitamos recursos para desplegar la lucha...
carrera en Munich, ciudad que ha sido y continúa Kúritsin no pudo contenerse:
siendo un centro político importante de Alemania - - ¿De dónde vamos a sacar el dinero? Podemos
dijo Korbukov-. La tarea consistirá en apoderarnos llenar un saco con los marcos del campo, pero esos
de Munich, tomar en nuestras manos Berlín, papeluchos no sirven para comprar nada. No nos dan
Hamburgo y otras ciudades y paralizar al enemigo marcos verdaderos.
cuando el Ejército Rojo se acerque a las fronteras de - Un momento, camarada. No sé de dónde eres...
Alemania, o -en caso de que eso suceda antes- ¿Acaso no podéis conseguir marcos a través de los
cuando los aliados realicen un desembarco en alemanes? ¿No fabricáis, acaso, algunos objetos y los
Europa... cambiáis por pan y tabaco? Vended, pues, parte de
Korbukov trazó en rasgos generales un programa ellos por marcos. A alemanes de confianza, claro
concreto de acción. Según él, era preciso proceder de está... A propósito, ¿habéis recibido ya los carnets?
inmediato a la formación de grupos de combate de la - No -dijo tajantemente Nikolái-, no los hemos
CFP en los campos de prisioneros, escogiendo a ese recibido ni nos disponemos a recibirlos. ¿Para qué?
fin a los más fuertes y firmes. A la señal establecida, - ¿Cómo es eso? -preguntó perplejo el barbudo-.
ellos deberían echarse sobre la guardia del campo, ¿De qué equipo sois? ¿Del veintinueve veinte? ¿De
desarmarla, apoderarse de las baterías antiaéreas que la Krauss? Vuestros vecinos, los civiles, los han
protegían la ciudad y transformarlas en puntos de recibido ya. ¿Por qué os negáis a recibirlos?
apoyo de la insurrección de Munich. Las tropas - Porque no queremos sufrir un fiasco. Preferimos
angloamericanas habían desembarcado ya en Sicilia, tenerlo todo guardado en la cabeza. A ella no hay
y no estaba excluida la posibilidad de que en breve quien la registre. Ni hacemos tampoco ningunas
comenzasen las operaciones en Italia o Francia. Por listas...
eso no podía aplazarse por más tiempo la creación de Plajotniuk dirigió una mirada interrogante a
los grupos de combate. En cuanto a armamentos, era Korbukov. Este, sumido en sus pensamientos, se
menester tomar ahora todas las medidas necesarias pasó la mano por la frente; luego dijo en tono
para procurárselos. Los equipos de prisioneros que categórico:
trabajaban en el ferrocarril podrían hacer algo en este - Nikolái tiene razón. Las condiciones en que se
sentido, pues por allí pasaban no pocos trenes encuentran los prisioneros de guerra no les permiten
cargados de materiales de guerra. Los antifascistas guardar carnets. Y, en general, lo de los carnets me
alemanes con los que se había establecido contacto parece absurdo. Nos hemos dejado llevar por los
les ayudarían posiblemente. No eran de despreciar alemanes, que, con su puntualidad, se han provisto
tampoco las armas de fabricación casera. Se podía y hasta de los sellos. Te cobran la cuota y pegan el
debía confeccionar en las fábricas, sobre todo en el sello al carnet como si no existiese ninguna Gestapo.
turno de la noche, navajas y rompecabezas necesarios Y han hecho los carnets para nosotros también...
para los combates cuerpo a cuerpo que habrían de - ¿Qué hacer ahora? ¡No vamos a recoger los que
tener lugar indudablemente. hemos entregado ya!
- Está claro, camaradas, que si nos alzarnos - Claro que no. Pero advertid a todos que los
nosotros solos, no tardaremos en sufrir la derrota - guarden en lugar seguro. Y que no se entreguen
dijo, en conclusión, Korbukov-. Pero no estamos carnets a nadie más. Bueno, camaradas, si no quedan
solos. Eso es muy cierto. No puedo deciros todo -y más cuestiones por examinar, despidámonos. Pero os
creo que no os enojaréis por eso, puesto que así es ruego que no dejéis de cobrar las cuotas. Eso te atañe
preciso-, pero quiero que sepáis que el enlace con los a ti también, Nikolái...
campos de prisioneros de Karlsruhe, Augsburgo y VI
Stuttgart está ya establecido. Tenemos amigos en El alba les sorprendió en la vertiente de una
Dachau y en Austria. Como veis, nuestras fuerzas montaña densamente poblada de hayas. Abajo, a
aumentan -el hombre guiñó picaronamente un ojo. cuatro kilómetros de allí, se veían los tejados de una
- Yo quisiera añadir unas palabras a lo que ha pequeña ciudad. Mario destacó la patrulla de
dicho Iván -manifestó un hombre barbudo, vigilancia y mandó a los restantes a descansar.
incorporándose un poco para apoyarse en un codo. Después de una marcha nocturna tan penosa por las
- ¿Quién es? -preguntó Kúritsin a Savva, tumbado sendas de las montañas, llevando, por añadidura, los
junto a éste. pies metidos en zuecos, los rusos estaban extenuados
- El doctor Plajotniuk, profesor de Botánica - hasta sentir temblores en las rodillas. Se tumbaron al
contestó bajito el interpelado. suelo y quedaron dormidos instantáneamente.
54 V. Liubovtsev

Grigori se despertó después del mediodía. El sol En aquellos lugares, los guerrilleros eran ya los amos
se infiltraba por el espeso follaje, vertiendo una luz y señores. Por allí se podía andar de día. Al principio,
tranquila sobre los guerrilleros, que dormían en el los italianos, ágiles, acostumbrados a las montañas,
suelo alfombrado de hojarasca del año anterior. apremiaban a los rusos; pero luego Mario aligeró el
Ereméiev se incorporó un poco para hacer el paso a fin de que sus nuevos compañeros no agotaran
recuento: eran veintitrés. Dos vigilaban. Por las fuerzas.
consiguiente, Leonid y Gianni no les habían Al anochecer del segundo día llegaron a la base
alcanzado aún. de los guerrilleros. El jefe, hombre de edad -el
La suerte de su amigo, que tanto le había cansancio dibujado en el rostro, donde se destacaban
preocupado toda la noche, volvió a inquietarle con unas cejas negras muy pobladas-, dijo al estrecharles
renovada fuerza. Quería y apreciaba a Beltiukov más las manos a los rusos:
que a ningún otro; juntos habían pasado casi los dos - Gracias; camaradas, por el tabaco y los
años de su cautiverio. Grigori denostaba calcetines. Los hemos recibido. Ha sido nuestra
terriblemente contra Leonid, aunque comprendía que, primera aportación.
en su lugar, él hubiera procedido, sin duda, de la Los italianos reunidos en torno a ellos rieron
misma manera. bonachonamente.
Debía de ser más fácil hacerlo y exponerse uno Pero Laptánov objetó con cierta brusquedad:
mismo que permanecer en la incertidumbre, esperar - No ha sido ninguna aportación, sino lo robado a
al amigo y sufrir por lo que pudiera sucederle a él. En escondidas. Estamos en deuda ante vosotros.
tales circunstancias, es propio de los mortales - ¡Perfectamente! -el jefe volvió, a recorrer con la
exagerar las dificultades y los obstáculos que se alzan mirada a los recién llegados-. Y ahora, descansad...
en el camino de los seres queridos. Los diecisiete estaban seguros de que, si no
Mario sacó de su mochila un pedazo de carne mañana, pasado mañana el mando les encomendaría
cocida y luego de cortarlo en finas lonjas, lo repartió una misión. Ansiaban empuñar las armas. El
entre los presentes. Sonrió conturbado y abrió los destacamento constaba en total de unos trescientos
brazos como queriendo decir: no hay nada más. La hombres, de los cuales, a lo sumo cincuenta se
carne era dura, fibrosa y algo salada. encontraban constantemente en el campo. Los demás
Anochecía ya cuando, por fin, aparecieron se ausentaban por tres o cuatro días y a veces hasta
Beltiukov y el italiano. Leonid venía radiante de por una semana y media. Mientras los grupos, en
alegría. Bajo su cinturón relucía el acero pavonado cumplimiento de sus tareas, iban y venían, los rusos
de la pistola. permanecían ociosos en el campo como los enfermos
Siguieron su ruta hacia el Norte en la oscuridad. y heridos.
Yendo en pos de Ereméiev, Leonid le refería en voz Entre los muchachos aumentaba el descontento,
baja cómo, al despuntar el alba, Gianni y él habían pues no se habían evadido del cautiverio para estarse
tenido que remover todas las piedras para hallar el de brazos cruzados. Por encargo de los compañeros,
arma. Se habían apartado ya a unos dos kilómetros Laptánov, Beltiukov, Ereméiev y Kalinin fueron a
del lugar cuando oyeron de pronto ladridos de perros hablar con el jefe del destacamento. Lozzi -así se
y voces en alemán. Gianni se encaramó con agilidad llamaba él- les escuchó y, moviendo la cabeza,
felina a la cumbre de una roca y le ayudó a Leonid a repuso:
hacer lo propio. Veían nítidamente a los alemanes. - Vosotros no os habéis repuesto aún ni estáis
Eran, sobre poco más o menos, unos treinta hombres. habituados a nuestras montañas. Esto no es una
Corrieron allí abajo de un lado a otro, hicieron unos llanura. No tenemos motocicletas ni autos. Sólo
cuantos disparos al aire con sus armas automáticas y podemos confiar en las piernas... ¡Y hay que ver los
se retiraron. Les daba miedo trepar a las montañas. saltos que nos toca dar! Vosotros habéis tardado dos
Gianni y Leonid, tendidos sobre el peñón, estaban días en venir desde Udine, mientras nosotros
más muertos que vivos. ¡No era para menos! ¡Cómo cubrimos ese trayecto en menos de una jornada.
podrían rechazar con un fusil automático y una - Camarada Lozzi -objetó Kalinin-, si seguimos
pistola el embate de una banda tan numerosa! Si los así, no nos acostumbraremos a las montañas. Aquella
alemanes hubiesen emprendido el ascenso, ellos no vez llevábamos puestos los zuecos. Con ellos no se
habrían entregado la vida así porque sí. Leonid no puede andar mucho...
tenía ningún deseo de morir. ¡Perder la vida cuando - ¡El ocio nos mata!
acababa de escapar del campo y no había podido aún - ¡Llevamos ya dos años sin hacer nada!
gozar de la libertad! También le daba lástima de Beltiukov añadió en ruso:
Gianni. ¿Por qué debía éste perecer? ¿Porque Leonid - ¡Líbranos de nuestras vacaciones, jefe!
había sido un papamoscas? Felizmente, todo acabó ¡Lánzanos al combate!
bien. Gianni era un buen muchacho... Lo dijo en tono tan categórico que Lozzi, aún sin
A la medianoche hicieron un alto en el camino comprender ni una palabra, prorrumpió en carcajadas
para descansar, y al amanecer reanudaron la marcha. y dijo:
Los soldados no se ponen de rodillas 55

- Bueno, camaradas, ¡hágase vuestra voluntad! con la administración de la fábrica. Pero el recuerdo
Los rusos fueron distribuidos entre los grupos de del día en que ni él ni sus soldados habían estado en
italianos, yendo a corresponder dos o tres a cada uno condiciones de quebrantar la resistencia de los
de ellos. Eso, naturalmente, no había sido su anhelo, prisioneros rusos le sustraía la paz al comandante. Y
pues querían estar juntos en la lucha. Pero no sólo a él.
comprendían que la decisión del jefe era más Su ayudante llamó de nuevo a Shulgá. La
acertada, pues los italianos tenían ya experiencia en advertencia fue breve y concisa: una de dos... Antón
la guerra de guerrillas, conocían el lugar y estaban comprendió que, para salvar la pelleja, era preciso
relacionados con la población. Y además, el contacto renunciar a la política de neutralidad. No podía más
permanente con los compañeros del grupo les permanecer al margen de la invisible lucha entre los
permitiría a los rusos aprender más pronto el idioma. hitlerianos y los prisioneros.
Grigori, Leonid y Pável Podobri fueron a parar al Al cabo de algunos días apareció en el campo un
grupo de Mario. A este muchacho le confiaban, alemán delgaducho, de naricilla puntiaguda. Dijo a
según la expresión de Lozzi, las operaciones más Shulgá que era estudiante y que deseaba practicar el
"delicadas" en la propia ciudad de Udine y en los ruso. Ladino y ubicuo, andaba por el campo desde la
pueblos de sus alrededores. Se llamaban "delicadas" mañana hasta la noche, entrometiéndose en las
porque debían hacerse sin ruido y requerían no poca conversaciones y fijándose detenidamente en cada
astucia, audacia y destreza. El grupo mantenía persona. A quien más lata daba era a los que estaban
relaciones con el centro clandestino que operaba en ocupados dentro del campo: a los cocineros,
la ciudad, recogía datos de información y traía de encargados de la limpieza, médicos y enfermeros.
Udine explosivos y municiones, así como víveres de Podría parecer que quería saberlo todo: de dónde
las aldeas. eran, en qué barraca se alojaban, con quién y cómo
Ereméiev y sus compañeros rabiaban porque en pasaban los ratos de ocio. Las hazañas realizadas en
los dos meses de estancia entre los guerrilleros no el campo de batalla y las peripecias sufridas en el
habían tenido la ocasión de efectuar ni un solo cautiverio no le interesaban en absoluto.
disparo ni tampoco ver a un alemán. Mario no se los A las dos semanas, los prisioneros estaban ya
llevaba consigo a la ciudad ni a las aldeas, habituados a ver a ese ser endeble con cara de ratón y
motivándolo con que cualquier transeúnte, al ojos miopes muy arrimados el uno al otro y observar
divisarles, podría determinar en el acto su el cómico regocijo con que acogía cada palabra
nacionalidad. Y los transeúntes no eran todos nueva, cada dicho o refrán. No abordaba los temas de
iguales... la guerra, remarcando que era ajeno a la política:
Nuestros amigos se veían obligados a pasar las como filólogo, se interesaba única y exclusivamente
horas muertas tendidos en los matorrales o en las por el folklore ruso. Decía llamarse Johann, o sea,
rocas cercanas a los pueblos a fin de proteger, en Vania en ruso. Por este nombre le conocían los
caso de necesidad, la retirada de Mario y sus prisioneros. Se reían de su extravagancia y del afán
compañeros. Pero como el mozo era diestro y con que coleccionaba los refranes. Los soldados de la
prudente, ellos no habían tenido que echar mano a las guardia le trataban sin miramientos: a la mañana le
armas ni una sola vez. recibían con befas y a la noche le echaban del campo,
Grigori dijo, irritado, que se les utilizaba gritándole: "¡Eh, tú, estudiante, vete a dormir!"
únicamente como fuerza de tracción, para llevar a Al aparecer Vania, el Comité de la CFP se puso
cuestas los pesados sacos de víveres o municiones, y en guardia y ordenó que los jefes de los grupos
que no se les dejaba participar en la lucha verdadera. hablaran con los cinco miembros de los mismos
Otros, siendo rusos como ellos, habían combatido ya acerca de la necesidad de avivar en los prisioneros el
más de una vez. espíritu de vigilancia. Pero los días pasaban, y el
Pável, tartamudeando (a causa de una contusión), estudiante continuaba dedicado a sus investigaciones
le hizo eco: científicas, sin interesarse más que por lo folklórico.
- ¡Y e-e-eso se lla-a-a-rna co-o-ombatir! Al parecer, había decidido matar el tiempo de sus
Leonid, el más sereno, aunque en el fondo del vacaciones en la colección de refranes.
alma sufría también, trató de hacer entrar en razón a El ayudante del jefe del campo volvió a llamar a
sus compañeros, diciéndoles que hasta en el frente no Shulgá. Esta vez se quedó mirándole fijamente en
todos manejaban las armas. Alguien debía cocinar, silencio. Y Antón, firme ante él y anegado en frío
alguien debía herrar a los caballos, alguien debía sudor, presentía la proximidad de una desgracia. El
formalizar los documentos en la plana mayor... prolongado mutismo del oficial le auguraba un
VII peligro mortal.
El jefe del campo no se olvidaba de la amarga - ¿Por qué te pegaron aquella vez? -dijo por fin
píldora que le hicieran tragar los rusos. Se había visto entre dientes el alemán, al tiempo que aplastaba el
obligado a enviar al sargento "Waschen" a otro cigarrillo en el cenicero.
campo. También había logrado liquidar su conflicto - No sé -balbuceó Antón, preguntándose
56 V. Liubovtsev

febrilmente quién podía haberle informado acerca del en Moosburgo. Pero yo no le hice caso…
caso. Pues los apaleados habían convenido entre sí Discutíamos mucho. El no cree en Dios. Y como se
que callarían como los peces. Ni siquiera sus reía de que yo rezaba, nos peleábamos. También
compañeros de barraca se habían enterado de ello. chocamos en la cuestión de los koljosianos... Por eso
- ¿Por qué no me informaste al respecto? rompimos las relaciones... Pero le aseguro, señor
- Consideré que fue una cosa sin importancia, una oficial, que él es un hombre pacífico y
simple pelea. complaciente...
- Tú no eres nadie para considerar. Tu obligación - Veremos. Puedes retirarte... ¡Un momento!
es informar acerca de todo. Y nosotros veremos si es Debo castigarte, porque tú no me has informado
una simple pelea o un acto político. ¿Quién te pegó? acerca de la paliza. Serás, por el momento... un
Shulgá quedó turbado. En su alma luchaban el simple policía. Dame el brazalete. Dile a tu ayudante
miedo a los alemanes con el miedo a los prisioneros. que se presente. ¡Media vuelta, mar!
En todo caso, al alemán, que se encontraba al otro El soldado Hans (al que Shájov conocía ya, lo
lado de la alambrada y tenía arma, no le pasaría nada; mismo que al resto de la guardia) le hizo señas para
pero a él, que vivía en la barraca, cerca de los que se acercara a la alambrada.
prisioneros... - Oye, Basil, mañana irás conmigo a Moosburgo.
- ¿Has oído lo que te pregunto? ¡¿O te has tragado Lleva contigo cigarrillos que allí se está mal de
la lengua?! tabaco.
- En la sala de baño no había luz y no pude - ¿A Moosburgo? -preguntó Shájov-. ¿Por qué?
fijarme... - No sé. Lo ha ordenado el jefe del campo...
- Veo que quieres encubrir a los delincuentes -el ¿.Tienes un par de pitilleras? Puedo darte por ellas
oficial se levantó lentamente-. Tendré que refrescarte una hogaza de pan y un paquete de margarina.
la memoria... - Sí tengo. Ahora mismo te las traigo... ¿Iremos
Y llevó la mano hacia la funda de la pistola. sólo nosotros dos?
Shulgá se apresuró a decir: - No, irán dos rusos más de los vuestros. A ver,
- Sí, recuerdo. Pero no a todos… debido al vapor trae las pitilleras. ¿Y no tienes pendientes, boquillas
y a la oscuridad. o pulseras?
El miedo al alemán había vencido: el oficial con - Voy a ver -Vasili quería saber con más exactitud
la pistola estaba a tres pasos de él, mientras los quién iría con ellos y por qué se los enviaba a
prisioneros se encontraban allá lejos, al otro lado de Moosburgo-. ¿Qué me darás por ello?... A propósito,
la alambrada. ¿quién de los nuestros irá?
- Conque Pokotilo y Shevchenko -apuntaba el - No tengo cigarrillos. Si quieres, podré darte
alemán-. Ucranianos, como tú... ¿Por qué se echaron algunos marcos... ¿Que quién irá? He leído la orden,
sobre ti tus paisanos? pero no recuerdo los apellidos... ¡A ver, date prisa!
- ¡Qué paisanos ni qué ocho cuartos! Ellos son de Shájov escondió en lugar seguro el pan, la
la Ucrania Soviética, y yo de la Occidental. Me margarina y los ocho marcos que a cambio de una
tienen inquina porque yo quiero una Ucrania pitillera, dos anillos y una boquilla le había dado el
independiente y ellos una bolchevique para estar guardia. La incertidumbre le torturaba. Debía ir sin
pegados a los rusos... tardanza a la fábrica a ver a los compañeros. Hizo el
- ¡Aah!... ¿Y quiénes son sus amigos? ¿Con quién intento de colarse en las filas de los obreros de la
se franquean más? cocina, como solía hacerlo siempre, pero el
- Medio campo está con ellos. A quienquiera que suboficial le echó de la formación. Antes había sido
usted nombre, es su amigo... más tolerante. Semejante cambio no auguraba nada
- Comprendo... Y tú, ¿tienes amigos? bueno.
- ¡Qué va! Con el único que tuve me peleé. Vasili se apresuró a pedirle en voz baja a uno de
- ¿Quién es? los prisioneros:
- Vasili Shájov, el superior de los Stubendienst. - Busca a Tania y dile que se acerque esta noche a
- ¿Por qué os peleasteis? la alambrada. Quiero despedirme de ella. Díselo sin
- Cuando me hice policía... -empezó Shulgá, y se falta.
paró en seco. Vasili no debía ir a parar a la lista. Pese Estaba seguro de que Tania lo entendería
a todo, había sido su amigo, le había ayudado tanto. debidamente. Puesto que si Vasili la llamaba para
Era preciso buscar una escapatoria. despedirse, era porque algo había sucedido. Hasta
- ¡A ver, cuéntamelo detalladamente! entonces no la había llamado nunca, ya que no había
Antón inició su relato, tratando de justificar a tenido que ir a ninguna parte.
Shájov. La noticia alarmó, en efecto, a Tania. Al
- El no quería que yo me alistara de policía, enterarse, por conducto de ella, de que Shájov la
porque, según él, era expuesto, los propios podrían llamaba para despedirse, Kúritsin y Tólstikov no
matarme, si yo les pegaba. Me lo había prevenido ya supieron cómo interpretarlo. Pero tenían la certeza de
Los soldados no se ponen de rodillas 57

que Vasili no habría dado ninguna señal así porque Shájov, otra vez a solas con Tania, escuchaba sus
sí. Al cabo de media hora ya lo sabía Batovski. atropelladas palabras y le contestaba de idéntica
¿Sería el fracaso?, se preguntaban todos con zozobra. manera, pensando ya al mismo tiempo en cómo
A la noche, Tania llegó corriendo a la alambrada. cumplir mejor la tarea de llevar a Moosburgo los
- Vasili, ¿qué pasa? -preguntó, sofocada. documentos de la CFP.
- Me envían a Moosburgo. No se por qué ni para VIII
qué. ¿Se lo has dicho a los muchachos? Mediaba el verano cuando a oídos de los
- Sí. guerrilleros llegó la noticia de que las tropas anglo-
La muchacha miraba ansiosamente a su amado. norteamericanas habían efectuado un desembarco en
Por sus mejillas rodaban lágrimas. Sicilia. Y luego otra, más sorprendente aún: a raíz de
- No está mal la damita -comentó a espaldas de un golpe de Estado, Mussolini estaba detenido y el
Shájov un policía que pasaba por allí-. Yo también poder había pasado a manos del conde y mariscal
hablaría con ella de mis sentimientos. Pero no a Pietro Badoglio. Pero no había cesado aún la
través de la alambrada, sino más cerca... discusión acerca de lo que eso significaba para Italia,
A Vasili le acometió el deseo de propinarle un cuando se recibió una nueva noticia: que se había
bofetón, pero se contuvo, diciéndose: "El perro ladra firmado un armisticio con los países de la coalición
y la caravana pasa". Sólo faltaba eso: armar camorra antihitleriana. Y una más: que Hitler había trasladado
sin acabar de decirle lo que era preciso a Tania. a Italia unas cuantas divisiones, dándoles la orden de
Nunca le había parecido ella tan suya, tan querida, ocupar el país, y que Mussolini, liberado de la cárcel
tan cercana y lejana a la vez. La muchacha estaba por los alemanes, había fundado, con ayuda de las
casi pegada al alambre. El ligero airecillo zarandeaba bayonetas de los "SS", una república al Norte de
sus cabellos de color castaño oscuro y agitaba la Italia.
falda de su viejo vestidito de percal, que le quedaba . La atmósfera en el país se caldeaba. El pueblo
ya corto. Sus ojazos, también castaños, miraban iba alzándose con creciente resolución a la lucha
acongojados, aunque ella se esforzaba por sonreír contra el odioso régimen fascista. Los alemanes, que
con labios trémulos, abultados como los de los niños. de aliados de Italia se habían convertido en sus
Quería parecer valiente, pese al terror que le infundía ocupantes, campaban por sus respetos como en
el pensar en la posible suerte de Vasili y en la suya territorio arrebatado a un enemigo. A fin de luchar
propia... Shájov sentía el vehemente deseo de tomar contra las fuerzas de la Resistencia, promulgaron una
en brazos a esa chicuela delgaducha y algo torpe, serie de leyes prohibitorias que restringían la libertad
apretarla contra su pecho y decirle algo que ella no de tránsito. Las ciudades y aldeas se vieron invadidas
había oído hasta entonces. Pero eso podía sólo por los "SS". Las redadas y ejecuciones se sucedían
susurrarse al oído, y no gritar a voz en cuello. Por unas a otras. Miles de italianos fueron arrojados a los
desgracia, la alambrada y el centinela que amenazaba campos de concentración y cárceles de Alemania.
con el índice desde su torre no permitían dar un paso Muchos campesinos, obreros, estudiantes y
hacia Tania... soldados que habían desertado del ejército italiano se
Entretanto ella, saltando de un tema a otro, alistaban al destacamento de Lozzi, completando sin
hablaba con premura: cesar sus filas. La situación requería una mayor
- ¡Lo que me ha costado escapar de allí! Savva me intensificación de las actividades guerrilleras. Los
ayudó. Le dio algo al policía... ¿Y cómo voy a vivir combatientes de Lozzi, que habían operado en los
yo ahora, sin ti?... Escríbeme, por lo menos... ¡Oh, alrededores de Udine, ensancharon su zona de
qué idiota soy! Ya sé que no os lo permiten... acción. Algunos grupos se trasladaron a los Alpes
¿Recuerdas mi dirección de Rostov?... Mira, el Cárnicos y hasta a los Dolomíticos. Donde más
soldado está gritando otra vez... inquietaron a los hitlerianos fue en el ferrocarril que
Hacia la alambrada venían Batovski, Valia, Lida y iba de Munich e Innsbruck a Bolzano y Piave di
Korbukov con el cual Shájov había conversado ya Cadore. Eran arterias muy importantes, unas de las
unas cuantas veces. Simulaban darse un paseo por principales vías de comunicación entre Alemania,
allí. Abarcando con el brazo los hombros de las Austria e Italia. Por ellas pasaban en torrente
muchachas, se acercaron a Tania. Korbukov saludó: continuo trenes con toda clase de cargas, municiones
- ¡Hola, Vasili!... ¿No sabes por qué te envían? y tropas. Los alemanes las custodiaban celosamente.
Shájov movió negativamente la cabeza. No obstante, ya aquí, ya allá, los guerrilleros
- Lleva allá sin falta el llamamiento y el desmontaban los raíles y provocaban voladuras de
programa. Todavía no hemos logrado establecer puentes y descarrilamientos de trenes. En una de esas
contacto con Moosburgo. Y eso es muy importante. operaciones Mario pereció y Pável Podobri resultó
¿Comprendes? Hay que crear allí también una herido. Ereméiev fue elegido jefe del grupo.
organización. ¡Salud! Sus quejas de que los rusos no luchaban sino que
Las dos parejas siguieron adelante, como si no sólo figuraban formalmente en las listas de los
hubieran sostenido ningún intercambio verbal. Y guerrilleros, le parecían ya risibles, puesto que en la
58 V. Liubovtsev

segunda mitad del verano no dejaron de combatir. cosechar; que el esloveno Lucezar no se peleara con
Casi día por medio había tiroteos con los alemanes y Gianni, declarando que los italianos habían
asaltos audaces a los puestos de vigilancia de los perseguido y oprimido siempre a los yugoslavos, y
hitlerianos. Era ya una guerra verdadera. que sólo ahora, cuando los rusos batían a los
Su grupo, al igual que el resto del destacamento, alemanes en el Este, ellos se habían levantado contra
se había encontrado en más de un trance difícil. Más su duce. En fin, muchas preocupaciones, grandes y
de una vez habían caído bajo el fuego de las armas pequeñas, ignoradas hasta entonces, llenaron la vida
automáticas y de los morteros. ¡Bastaba recordar los de Ereméiev.
cuatro días de combate en el desfiladero junto al La gente del destacamento era muy heterogénea.
Muro de las Cabras! Los hitlerianos, enfurecidos, El uno se había alistado porque la conciencia le
lanzaron contra los guerrilleros la artillería, los obligaba a luchar contra el fascismo; el otro se había
tanques, la aviación. No escatimaron bombas ni hecho guerrillero porque su vecino, un camisa negra,
proyectiles. Podría decirse que removieron las le había arrebatado parte de su terreno; el de más allá
montañas. Los tanques, por cierto, no lograron hacer se había ido a las montañas por haberse peleado con
casi nada, pues no habían sido creados para andar por la policía o por la única razón de no haber querido
esas alturas. En cambio la aviación se ensañó separarse de su amigo. Había allí escolares y
terriblemente. estudiantes de ayer, que buscaban lo romántico de la
Pese a ello, en cuanto los alemanes se lanzaban al vida; había también campesinos y antiguos
ataque, las pendientes de las montañas cobraban prisioneros de guerra, soldados desertores, obreros e
vida: las ametralladoras tableteaban hasta intelectuales. Lozzi era un maestro comunista, y
atragantarse, detonaban disparos de fusiles, Romano, su sustituto, un pequeño comerciante que
explotaban sordamente bombas de mano y sobre las había militado antes en el partido de Mussolini. Pero
cabezas de los hitlerianos caían piedras. Los el odio a los hitlerianos unía a todos. Ninguno de
guerrilleros, replegándose en combate, lograron ellos podía hablar tranquilamente de los alemanes.
romper el cerco y escapar. Las pérdidas fueron Para los italianos, serbios, eslovenos y rusos, todo
considerables: entre muertos y heridos, casi la mitad alemán era un enemigo que no merecía ser tratado
del destacamento. Cierto es que también muchos con piedad ni condescendencia.
hitlerianos cayeron segados por las balas de los No obstante, muchos motivos suscitaban
guerrilleros. Estos se llevaron incluso algunos continuas querellas entre los combatientes. Como los
trofeos: municiones, armas y víveres. Lo que más les italianos eran tan apasionados y no sabían hablar
alegró fue la sal. Por falta de ella, habían tenido que tranquilamente, las conversaciones más comunes le
alimentarse durante semanas enteras con una sopa parecían a Grigori altercados rayanos en peleas. Al
sosa, y a muchos de ellos se les movían ya los dientes comentar las noticias y opinar sobre este o aquel
y les sangraban las encías. problema, los guerrilleros gesticulaban mucho,
La comida era mala, tan mala posiblemente como interrumpiéndose el uno al otro y alzando la voz
en Larvik. Los prisioneros, en los campos, habían hasta gritar. Gianni, obrero ferroviario, era
recibido al menos, una vez al día, además de la comunista. Alberto era un monárquico que tenía fe
ración de pan, media marmita de sopa de nabos, ciega en las buenas intenciones del rey Víctor
caliente y debidamente sazonada. En cambio los Manuel al que Mussolini había engañado sin
guerrilleros no siempre lograban cocer una sopa escrúpulos. El tercero era un católico fervoroso; el
aguada y a veces se pasaban el día sin probar una cuarto, socialista moderado; el quinto y el sexto no
miga de pan. Se alimentaban con cualquier cosa, con reconocían ninguna política, calificándola de
lo que les daban los campesinos. Sólo ahora ocupación de gentes ociosas que no regaban con el
comprendió Grigori por qué había alegrado tanto a sudor de la frente su pedregoso terreno ni sabían lo
los italianos el tabaco que él les enviara, pues, que era hacerse callos en las manos con el azadón.
frecuentemente, tenían que fumar musgo y hojas. Algunos combatientes del grupo de Ereméiev eran
El hambre no le inquietaba mucho a Grigori: analfabetos, no habían tomado jamás en sus manos
estaba habituado a tener que apretarse el cinturón. Lo un lápiz y tenían una idea muy vaga de lo que
principal era que combatía y pegaba duro a los sucedía en el mundo y ocupaba el cerebro y el alma
fascistas. Pero una circunstancia le privaba del de la humanidad; sus intereses no pasaban los límites
sosiego. Al encabezar el grupo, notó bien pronto que de su patria chica. Ellos podían declarar de repente
el cargo de jefe no era sólo honorable, sino también que tenían que ausentarse por unas semanas para
fatigoso, pues imponía muchas obligaciones. Era atender los quehaceres domésticos; y no se debía
precisamente él, Ereméiev, quien a partir de entonces retenerles, porque, como decía Lozzi, no se podía
debía procurar que los veintitrés hombres recibieran obligar a nadie a luchar en contra de su voluntad;
una alimentación adecuada; que al cumplirse la tarea cada cual tenía el derecho de proceder a su libre
se evitaran, en lo posible, las pérdidas; que el aldeano albedrío, ya que no era soldado, sino guerrillero.
Carlo no se fuera a su casa so pretexto de tener que Los rusos, deseosos de fortalecer un poco la
Los soldados no se ponen de rodillas 59

disciplina en el destacamento, hicieron el intento de tenían acceso a las correccionales.


influir sobre Lozzi. Pero él frunciendo el ceño, La barraca estaba dividida en dos locales. El más
replicó categóricamente: grande estaba destinado a los castigados por haber
- ¡Ay, camaradas, si se pudiera! En nuestro país emprendido los preparativos de una fuga o por
todo es muy complicado. ¿Aceptaríais en vuestro haberse negado a trabajar y obedecer a los policías.
destacamento a antiguos fascistas? No. Pues nosotros En el local más pequeño, llamado calabozo, se
los aceptamos. Romano no es el único. ¿Por qué?, encontraban los sospechosos de sabotaje y
preguntaréis. Porque no podemos desechar a un propaganda antifascista, así como los prófugos
hombre que ha roto con el partido de Mussolini y capturados. Pero los alemanes no se atenían siempre
quiere ir con nosotros. Está claro que le sometemos a a esa clasificación.
prueba, pero no le desechamos. Porque Mussolini ha Shájov, Pokotilo y Shevchenko fueron a aparar al
engañado a miles de personas honestas, que ahora local común, donde había ya algunos rusos. Cerca de
comienzan a ver claro; y es nuestro deber revelarles ellos dormían prisioneros franceses y polacos.
la verdad. La gente acude a nosotros por su propia Tanto los viejos moradores de la barraca como los
voluntad, y no por movilización. Es la conciencia la recién llegados comenzaron a sondearse mutuamente.
que les mueve a luchar. Por eso no podemos obligar Shájov y sus compañeros tenían decidido no hablar,
a nadie a que se quede en el destacamento por más por el momento, de la CFP. ¡Quién sabía a quién
tiempo de lo que él desee... habían metido allí los alemanes! Se decía que en el
- No se debe retener a nadie por la fuerza -dijo calabozo había hasta antiguos policías...
Laptánov con un enérgico ademán- ni tampoco hacer Los amigos se fijaron especialmente en dos rusos.
la vista gorda. Uno de ellos era joven, robusto, de mirada
Ereméiev le apoyó: inteligente. Todos le llamaban "Contramaestre". Al
- Hay que convencer y educar. .. preguntarle Efrem si era cierto que había servido en
Lozzi arqueó las cejas y se echó a reír: la marina, el muchacho rompió a reír.
- ¡Qué graciosos! ¿Y aun me diréis que ponga de - ¡Qué va! Soy de la infantería... Me han
educadores a los comunistas y designe a comisarios, bautizado así porque llevo puesta esta camiseta de
como en el Ejército Rojo? ¿No sabéis acaso que eso marino. Me llamo Rostislav, o simplemente Slavka.
puede producir divergencias en el destacamento? Era el más joven de todos. No tenía aún veintiún
Romano y otros empezarían a gritar que ellos han años. Pero su mirada, su modo de andar y de hablar
venido aquí a luchar contra los alemanes, por una denotaban firmeza y madurez.
Italia libre, y no por los comunistas. ¿Qué une en el El otro aparentaba más de los cuarenta. Era un
presente a los comunistas, católicos, monárquicos, hombre delgado que se mostraba siempre sereno y
socialistas, etc.? El odio a Hitler que ha ocupado comedido, andaba des apresuradamente y hablaba
nuestra patria. Sólo eso nos une a todos. Mientras con dignidad. A Shájov le gustó que él no ocultase su
batamos al enemigo, serán comunes las cuentas, la grado militar. Al estrechar por primera vez la mano a
ira, los anhelos. Pero cuando termine la guerra, cada los recién llegados les dijo:
cual tirará por su lado. Así es, muchachos... - Soy el comandante Mijaíl Petrov.
- Pese a ello, haremos el intento de educar a la Y miró fijamente a cada uno con sus ojos
gente -dijo Grigori con obstinación-. Puede que escrutadores, hondamente asentados en las órbitas.
entonces, después de la guerra, os sea más fácil a Bajo esa mirada le acometía a uno el involuntario
vosotros, los comunistas, ¿eh? deseo de plantarse "firme".
Lozzi movió dubitativamente su cabeza poblada Al principio, los viejos moradores de la barraca
de rizosos cabellos. hicieron mil preguntas a los recién llegados: dónde
habían combatido, cómo habían caído prisioneros, en
Capítulo VIII. ¡Que estalle más fuerte la qué campos de concentración habían estado, por qué
tormenta! habían ido a parar a la "correccional". A Pokotilo y
I Shevchenko les fue más fácil responder a esta última
Hacía ya algunos días que Shájov, Pokotilo y pregunta: según ellos, se los tenía por sospechosos de
Shevchenko vivían en la barraca núm. 39 del campo haber realizado sabotaje. En cambio Shájov no podía
de concentración VII-A de Moosburgo. No era una sino encoger los hombros, pues él mismo ignoraba la
barraca corriente. Los alemanes la llamaban causa. En efecto, no sabía explicar por qué habían
Sonderblock, o sea, bloque especial, pero los sido trasladados allá sólo tres de los miembros del
prisioneros alojados en ella la denominaban Comité.
"correccional". Al lado había otra igual que ésta, y Petrov cambió una mirada con Slavka Vechtómov
las dos estaban cercadas por una alambrada de púas y y dijo en tono calmoso y burlón:
aisladas del resto del campo. Un policía, apostado a - Pobrecito, no sabe por qué le han metido aquí.
la cancela, cuidaba de que nadie saliera de aquella ¿Qué has sido en el campo? ¿El superior de los
zona. Únicamente los cocineros que traían la comida Stubendienst? ¡Ah! ¿Puede que no hayas complacido
60 V. Liubovtsev

a algún alemán o que a alguno de los "chacales" le padre había sido en Manchuria maestro de una
haya gustado tu puestecito? ¡Ay, hermano, has escuela para niños soviéticos y después, empleado
cometido un yerro! Hubieras debido servir mejor, del consulado soviético. La familia regresó a la
esmerarte, lamerles las botas a los fritzes. Entonces URSS en el año 1934. Slavka cursó la escuela
habrías conservado ese puesto lucrativo... secundaria, y en 1940, a la edad de diecisiete años,
El comandante le dio la espalda a Shájov con abandonó los estudios en el Instituto Politécnico de
visible desprecio y animadversión. Vasili sintió el Leningrado para alistarse voluntario al ejército.
irresistible deseo de decir a voz en cuello que él no Sirvió primero en el Extremo Oriente y luego en la
había tratado de ganarse los favores de nadie, sino Ucrania Occidental. En julio de 1941, siendo
que había luchado: sus compañeros podían sargento de infantería y jefe de una sección de
confirmarlo. Pero optó por callar; se tragó la píldora, exploradores, fue herido en las inmediaciones de
porque no conocía aún a esa gente ni tenía el derecho Brody e internado en un hospital. Y allí, postrado en
de revelar quién era. Sus amigos tampoco podían el lecho, fue capturado por los alemanes.
ayudarle. Cierto es que Pokotilo dijo con una voz que - Lo que vino luego, no ofrece ningún interés -
se quebraba: Vechtómov sonrió confuso-. Me arrastraron, como a
- No hay que apresurarse nunca a hacer todos, por diversos campos de concentración. Padecí
deducciones. La prisa hace falta sólo para cazar las de hambre y frío, faltó poco para que la diñara en
pulgas. A las personas se las juzga por sus acciones, Lodz. En agosto del año pasado me trajeron acá;
y no por lo que digan de sí mismas... después me llevaron a Munich, donde trabajé en un
Petrov miró algo extrañado a Pokotilo y se aeródromo de la aviación civil. En marzo mi amigo
encogió de hombros. Se le habían ido, en apariencia, Vasia Doroféiev y yo nos escapamos. Tras andar dos
las ganas de continuar la plática. Pero el sondeo no semanas hacia el Este llegamos casi hasta Yesenice,
cesó. Después de las pullas de Petrov, Shájov no que está en Yugoslavia, y allí nos prendieron. Íbamos
metía baza en las conversaciones; se mantenía a cruzar un puente cuando los italianos nos cogieron
apartado, comprendiendo que los rusos ya no se por el gañote y nos metieron en la cárcel. Daba pena
franquearían con él. Nunca, desde que se hallaba en haber sido atrapados a dos pasos de la base de los
el cautiverio, había experimentado tanto dolor. guerrilleros... Y, claro, nos dieron una buena tunda,
El comandante no era locuaz, ¿o se contenía? para que nos sirviera de escarmiento. Pasé de una
Resultó ser colega de Pokotilo, pues, al igual que él, cárcel a otra, hasta que me metieron aquí, en el
había ejercido el magisterio durante cinco años. calabozo. En mayo logré colocarme en un equipo de
Luego actuó en las operaciones militares contra los obreros de la fábrica de grúas de Moosburgo.
guardias blancos finlandeses. La guerra le sorprendió Después de estudiar la situación, quise huir, pero me
en Besarabia, al frente de un batallón. Se replegaba pescaron de nuevo. Después de acosarme con perros,
en combate por Ucrania, cuando fue herido. Después me trajeron a esta barraca. Y aquí me tenéis. Pero
del hospital mandó un regimiento en las batallas de adondequiera que me manden, yo me escaparé de
Járkov y Vorochilovgrado. Y helo ya un año en el todos modos. ¡No me tendrán metido tras la
cautiverio. Había pasado por más de un campo de alambrada!
concentración, por la cárcel de Járkov, por los A los dos o tres días los novicios fueron
"cuarteles de Pilsudski" en Vladímir-Volinski; sometidos a interrogatorio. Regresaron a la barraca
también había estado en la penitenciaria de apaleados, con cardenales en el rostro, arrastrando a
Nuremberg y en el campo de Munich-Perlach. En la duras penas los pies. Se tumbaron en las literas, sin
"correccional" se encontraba ya por segunda vez: la pronunciar palabra.
primera había ido a parar al calabozo por sospecharse - Conozco la labor -dijo Slavka, sentándose al
que él había realizado labor de agitación entre los lado de Shevchenko-. Aquí hay especialistas en hacer
obreros de una fábrica de grafito; la segunda, por picadillo. ¿De qué se os acusa?
sabotaje en los talleres de reparación de automóviles Nikolái le describió a grandes rasgos la huelga
Oppel-Blitz. Hacía tan sólo unos días que le habían organizada por los prisioneros en señal de protesta
traído a Moosburgo. Petrov manifestaba claramente contra "Waschen". Los alemanes consideraban que
que no estaba dispuesto a trabajar para los alemanes esos tres habían sido los jefes y provocadores del
ni se lo aconsejaba a nadie. motín.
Slavka el "Contramaestre" era más comunicativo, - ¿Y Vasili... también?
tal vez porque llevara ya mucho tiempo encerrado en - Sí.
la "correccional': Conocía a Mijaíl Ivánovich Petrov - ¿Pero es cierto que vosotros estabais metidos en
desde tiempos de su primera reclusión en el el lío, o, como suele decirse, "me han casado en mi
calabozo, y, por falta de experiencia, consideraba que ausencia"?
al Sonderblock no iban a arrojar a una mala persona. Shevchenko hizo un indefinido ademán y dijo
Se prestaba de buen grado a referir a los novicios sus evasivamente:
tribulaciones. Había sufrido muchas penurias. Su - No hay humo sin fuego.
Los soldados no se ponen de rodillas 61

Vechtómov, movió la cabeza comprensivamente y ¿Quieres fumar?" Y eso que se jugaba la vida al
lanzó un silbido. No preguntó nada más, pero estuvo ofrecerme tabaco...
un rato largo hablando en voz baja con Petrov. Al - ¡Basta ya de sentimentalismos, "Contramaestre"!
anochecer, éste pidió a Pokotilo que le contara -le interrumpió Petrov-. Luego, si logras salir vivo de
detalladamente lo de la huelga. aquí, te dedicarás a escribir memorias. Hablemos de
- ¡Bravo, muchachos! -exclamó conteniendo la la organización. No podemos prescindir de ella. De
voz, después de escuchar el relato de Efrem-. ¿Cómo ninguna manera. La gente está que arde de
habéis logrado poner en pie de lucha a ochocientos indignación. La ira se desborda a veces, pero todo
hombres? ¡Que no son diez ni cincuenta ni cien, sino resulta de una manera espontánea, desorganizada.
ochocientos! Aquí, en Moosburgo, sucedió lo siguiente...
- Camarada comandante, será mejor que no Y habló del motín de los servidores de las piezas
hablemos de eso aquí. Mañana saldremos a tomar el antiaéreas. A finales del año 1942, los hitlerianos
sol y entonces... decidieron capacitar a un grupo de prisioneros para
Al día siguiente, cuando todos los moradores de la atender dichas piezas. Tras escoger por la fuerza a
barraca, a excepción de los del calabozo, salieron al más de doscientos hombres, los alojaron en una
patio, los cinco rusos se sentaron en un banco de barraca especial. Al enterarse del propósito con que
tierra fuera del campo visual del policía que vigilaba se los había reunido allí, los rusos se negaron
junto a la cancela. Shájov explicó sucintamente a rotundamente a ser servidores de los cañones
Petrov y a Vechtómov lo que representaba la CFP y antiaéreos. Los alemanes trataron primero de
cuáles eran sus actividades. Les dijo también que el convencerles de que no tirarían más que contra los
Consejo de la CFP de Munich les había aviones de los ingleses, en cambio, serían
encomendado la tarea de ayudar a crear en abastecidos como soldados. De nada valieron las
Moosburgo una organización. exhortaciones. Entonces los hitlerianos tomaron
Petrov fue el primero en romper el silencio: represalias. Para echar de la barraca a los prisioneros,
- Perdona, amigo, por haberte ofendido. Pensé metieron en ella a mastines. Los rusos arrojaron por
mal de ti. Tú debes comprender por qué... Lo de la las ventanas los cadáveres de los perros, destrozaron
organización es magnífico. A mis oídos habían las literas y formaron una barricada ante la puerta.
llegado ciertos rumores, pero yo no lograba ponerme Los hitlerianos abrieron fuego, mataron a una
en contacto con nadie y obraba por propia iniciativa. veintena de hombres y distribuyeron a los restantes
- Nosotros también hicimos el intento de formar entre los diversos grupos correccionales. El motín
un grupo -suspiró Slavka-. Pero cada cual procedía quedó liquidado.
por propia cuenta y riesgo. A veces obtenía algún Habíanse dado también otros casos de rebeldía
resultado... En enero, cuando trabajábamos en el espontánea. Los prisioneros de guerra arrancaban los
aeródromo del Lufthansa, Doroféiev y yo decidimos retratos de Hitler, escribían en las paredes de las
honrar la memoria de Lenin, el día de su muerte, barracas consignas e injurias contra los fascistas, se
interrumpiendo la labor durante cinco minutos. Lo negaban a trabajar. Pero eran sólo raras explosiones
convenimos con los muchachos, y a las siete menos de protesta...
diez paramos las máquinas y dejamos tiradas las Shájov, sin dejar de escuchar, estaba revisando
cargas. Al vernos inmóviles, de pie, los franceses y una de sus botas. Tenía guardados bajo el forro de la
los holandeses hicieron lo mismo... Nuestro capataz, caña los documentos de la CFP. Los extrajo con
un viejo gritón -¡había que oírle cuando chillaba!- se cautela y se los ofreció a Petrov.
quitó también la gorra de cuero y quedó inmóvil. En - Lea esto, camarada comandante. Lo que allí
el taller se produjo el más completo silencio... Y el falte, se lo diré yo. -Y se dirigió a Shevchenko-:
día en que Vasta y yo fraguamos el plan de la fuga le Vigila mientras tanto.
pedimos un mapa a nuestro capataz, a ese mismo que - ¡Formidable! -Mijaíl Ivánovich dobló con
tanto se desgañitaba. Era expuesto, naturalmente, cuidado los papeles y se los guardó en un bolsillo. -
pero si el hombre había honrado la memoria de ¿Me permites?... ¡Qué alcance! Es preciso decir que
Lenin, ¿por qué no podíamos hacer el intento?... ¿Y el programa está elaborado con inteligencia. ¿Qué
qué creéis? ¡Lo trajo! Nos dio, además, una linterna querías añadir?
eléctrica, dos gorras y pan. De modo que no todos los Vasili le habló de la directiva del Consejo de
alemanes son iguales... Hasta entre los soldados hay Munich respecto a la formación de grupos de
quienes se compadecen de nosotros. Recuerdo que, combate de la CFP para el caso de una insurrección
cuando me trajeron acá -abofeteado, mordido por los armada; también le dijo que a Moosburgo, centro de
perros- y me encerraron en la garita, el soldado que deportación donde se hallaban recluidos miles y
me custodiaba anduvo, anduvo y, de pronto, dijo en miles de prisioneros, se le atribuía un papel muy
nuestro idioma: "Yo estuve prisionero en Rusia, ya importante y que era preciso instituir ante todo un
en la otra guerra. Los rusos son gente buena. No nos comité y proceder a la creación de una organización.
trataron así. Pero no todos los alemanes son bestias. Luego de cavilar un rato, Petrov dijo:
62 V. Liubovtsev

- Aquí, en el correccional, hay muchachos a Moosburgo algunos miembros del Comité opinaron
valientes: Konoválov, Yurpolski, Uvárov, que habría que interrumpir por algún tiempo las
Artamóntsev y otros. Podríamos atraerlos a esa labor. actividades para que los alemanes no pudiesen caer
- ¿Y Platónov? -le interrumpió Vechtómóv-. ¡Es sobre el rastro y descubrir toda la organización.
un águila! Kúritsin, no obstante, insistió con calor en que se
- Sí, un águila. Pero yo no se lo confiaría. Grisha continuara e intensificase la lucha. Había que hacerlo
es demasiado expansivo, no sabe contenerse. Por para que los alemanes no viesen justificada su
cualquier cosa se mete a pelear. ¿No habéis visto aún sospecha de que los tres deportados tenían algo que
su exposición de cuadros? -preguntó dirigiéndose a ver con la huelga y el sabotaje. Si la lucha
los compañeros-. ¡Ya la veréis! No sale del calabozo, continuaba, los hitlerianos comprenderían que no
le pegan despiadadamente, y él se vuelve aún más habían apresado a quienes hubieran debido.
fiero. Es, sin duda, un muchacho audaz. Cayó Cierto es que se decidió reforzar la vigilancia y
prisionero en las inmediaciones de Sebastopol, observar más cautela. Por alguna razón, después de la
siendo teniente de navío. El brazo izquierdo, desde deportación de Shájov y sus compañeros. "Vania"
que se lo hirieron, le ha quedado casi inmóvil. Hace había dejado de aparecer por allí. Aquello, sin duda,
poco tuvo esta ocurrencia: se tatuó en el pecho el había sido obra suya. No se habían llevado a tres
retrato de Lenin y empezó a andar por el campo con hombres cualesquiera, sino a activistas de la CFP.
la guerrera desabrochada. Y, naturalmente, fue a Mas, cosa extraña: ¿por qué no se habían llevado a
parar de nuevo acá, al calabozo... Es muy intrépido. los demás? Puesto que juntamente con Shájov no
Se prestará a realizar cualquier misión. Pero no sabe habrían debido deportar a Pokotilo y Shevchenko,
dominarse. Creo que por el momento debemos sino a Kúritsin y Tólstikov, hombres más influyentes
abstenernos de incorporarlo a la organización. Hay que aquéllos. Eso no tenía explicación. Los
que ir encauzando su ira hacia lo que sea necesario. compañeros ignoraban que la administración del
¿A quién más podríamos llamar ahora? campo había atrapado a esos tres de manera casual,
Shájov intercaló: sin sospechar nada acerca de la existencia de una
- No tiene ningún sentido crear una organización organización. Simplemente, al conversar con el
sólo aquí. Es preciso que abarque todo el campo. "estudiante Vania”, a algún prisionero se le habría
¿Cómo hacerlo? ido de la lengua lo de la paliza propinada a Shulgá en
- Eso es posible. En las barracas corrientes hay la casa de baños. De ahí había salido el hilo...
también hombres de confianza. Por ejemplo: Como no habían habido más detenciones, los
Boichenko, Shaliko, Serov, Víjoriev y otros... Pero a miembros del Comité se tranquilizaron y la lucha de
mí me parece que no debemos limitarnos a los rusos. la CFP continuó. La fabricación de toda clase de
Es preciso que con nosotros colaboren los franceses, chucherías destinadas al cambio por productos
los polacos, los serbios, los checos... En fin, todos. alimenticios fue reducida considerablemente. En el
- ¿Y los ingleses también? -preguntó Vechtómov turno de la noche se hacían cuchillos, rompecabezas,
en tono desafiante-. Mira qué jetas tienen. Reciben porras y tijeras para cortar alambre de púas. Estas
paquetes por correo. Se pasan el día entero jugando armas eran traídas al campo con precaución, entre las
al fútbol. Esto es para ellos una casa de reposo. ¿A prendas, y guardadas en escondrijos, hasta el
santo de qué van a luchar? momento oportuno.
- Y los ingleses, y los americanos "también" - III
replicó calmoso el comandante, remarcando esta Zimmet podía ya no turbarse en presencia de
última palabra-. Ellos también ven en los fascistas a Korbukov. Después de las primeras entrevistas con el
sus enemigos. ruso, le había quedado por mucho tiempo una
II sensación de malestar. ¡No era para menos! ¡Haberse
Al enviar a Moosburgo a esos tres prisioneros jactado como un chiquillo de que existía el Frente
sospechosos, el jefe del campo anejo a la fábrica Popular Antifascista Alemán, cuando toda la
Krauss-Maffeil creía haberse desembarazado de los organización estaba integrada por contadas personas!
cabecillas que enturbiaban las aguas. Lo mismo El podía ya mirar sin reparo a los ojos de Iván. En
opinaba su ayudante. esos meses se habían obtenido algunos resultados. La
Pero tanto el uno como el otro notaban que la organización contaba ya con muchos afiliados. ¿Qué
resistencia de los rusos no estaba quebrantada y que, importaba que algunos de ellos actuaran por
posiblemente, los que habían sido deportados no separado, sin sospechar que este o aquel obrero
fueran los principales perturbadores del orden. Los ocupado en la máquina contigua era también
prisioneros continuaban manteniéndose unidos. Ya se miembro de la misma asociación? Lo requerían las
habían dado algunos casos de evasión, sin poderse leyes de la conspiración. La gente, unida por grupos
tampoco esta vez capturar a los fugitivos. En la de a tres o de a cinco, conocía únicamente a su
fábrica no cesaba el sabotaje. dirigente... El incremento de las filas de la
Después del traslado de Shájov y sus compañeros organización y su consolidación no se debía a
Los soldados no se ponen de rodillas 63

Zimmet solamente. Mucho habían hecho también los suiza, regresó a Munich. Y helo ya varios días
Gutzelmann y Jahres. Los rusos habían aportado viviendo como las avecicas de Dios: sin trabajo y sin
igualmente su óbolo. Eran ellos los que habían hogar. Por suerte, tenía amigos que le daban comida
puesto a Jahres en contacto con antifascistas firmes y albergue...
de entre los alemanes que, como él, trabajaban en la Para Korbukov, aquello no fue suficiente. A
"Krauss-Maffeil". Allí existía ya un grupo vigoroso. través de personas de confianza que trabajaban en la
Hasta Kleinsorge, el jefe de un taller, resultó ser fábrica obtuvo informes sobre Mervart. Lo que Karel
enemigo de los nazis, aunque estaba afiliado al había dicho de sí se vio confirmado. Y sólo después
partido hitleriano. de eso Iván se decidió a atraerle a la organización y
En fin, las cosas iban viento en popa. Ya tenían presentarle a los Gutzelmann y a Zimmet.
armas. Los rusos se las habían ingeniado para montar Al enterarse de la existencia del grupo
dos emisoras. ¡Qué valientes eran! Si hubiesen tenido clandestino, Mervart dijo que él hubiera preferido,
a muchachos como ésos en aquellos memorables días naturalmente, batir a los nazis en el campo de batalla
de abril del año diecinueve, ¡nadie hubiera podido como soldado de la Legión Checoslovaca o
estrangular la República! guerrillero; pero ya que eso era imposible por el
Sonó el timbre. Zimmet abrió la puerta. En el momento, estaba dispuesto a luchar allí.
umbral apareció Hans. Al pasar al cuarto exclamó Después de trabar conocimiento con Mervart,
nervioso: Zimmet dijo, entre otras cosas, que a partir de
- ¡Karl, no se puede así! Debes decirle a Iván que entonces sería mucho más fácil establecer el contacto
la conspiración es la base de todas las bases... entre los rusos y los alemanes. Korbukov y sus
- ¿Qué pasa? ¿Ha ocurrido algo? compañeros dominaban bastante bien el alemán, pero
Se esclareció que, ese día, Korbukov había no tanto como para hablar sobre pormenores de la
llevado a un checo a la casa de los Gutzelmann y se política. En cambio, Karl, conocía perfectamente los
los había presentado diciéndole que ellos también dos idiomas.
eran antifascistas. Hans y Emma quedaron perplejos. La segunda vez que se encontraron, Zimmet no
¡Contarle eso a un hombre al que veían por primera despreció la ocasión para utilizar a Mervart como
vez!... Iván había dicho, además, que Hans avisara a intérprete. Jahres, los Gutzelmann y él acosaron a
Zimmet de que al día siguiente, a las cinco de la preguntas a Korbukov y a Plajotniuk. Querían saber
tarde, él vendría a verle en compañía del forastero. detalles de la vida de los koljoses, y también cuál
- Pierde cuidado, Hans. Iván es un hombre muy había sido la actitud de los soviéticos frente a los
prudente. Por lo visto, ha averiguado todo cuanto sucesos acaecidos en los últimos años.
respecta a ese checo... IV
En efecto, Korbukov había sondeado a fondo a su El verano transcurrió en constantes colisiones con
nuevo conocido. Se encontraron en una piscina. los hitlerianos, en combates, asaltos a las vías
Entablaron conversación. Karel Svatopluk Mervart ferroviarias y rupturas de las redes tendidas por las
hablaba en ruso con soltura. Según le explicó a Iván, fuerzas punitivas. Quedaban atrás cientos de
había nacido en Petrogrado en el año dieciocho. Su kilómetros andados por las montañas. ¡Dónde no
padre era a la sazón un teniente del 1er regimiento habrían estado los guerrilleros en aquellos meses! En
checoslovaco del ejército ruso. Karel contaba dos los Alpes del Tirol del Sur, en los Dolomíticos, en los
años de edad cuando sus familiares regresaron a de Trento y en los Julianos. Los vientos de las
Praga. Su padre, como antiguo legionario, recibió nevadas cumbres y el acariciante sol de los valles, los
una pensión y un estanco de tabaco. A instancias de altísimos puertos y los hondos desfiladeros, los
él, que simpatizaba con Rusia, Karel fue a estudiar a sombríos abetales y las orcas agrestes, todo había
un liceo ruso y luego, a la Facultad de Química de la alternado como en un caleidoscopio. De cuando en
Universidad de Praga. No logró terminar sus cuando llegaban noticias de que los norteamericanos
estudios, porque el país fue ocupado por los habían realizado un desembarco de tropas en Nápoles
alemanes. Después de los disturbios estudiantiles en y libraban combates en el Sur de Italia. También se
los que Karel había participado activamente, él se vio comentaba que los hitlerianos estaban pasando las de
obligado a abandonar la Universidad al cuarto año de Caín en el Frente Oriental.
estudios y colocarse de telegrafista en el ferrocarril. Los guerrilleros habían sufrido muchas pérdidas
A comienzos del año cuarenta y tres le destinaron en durante aquel verano. En los combates habían
calidad de auxiliar de laboratorio a la fábrica perecido Kalinin y Orlov. Laptánov estaba herido.
metalúrgica Leischner, en Munich. Allí tuvo poco De los diecisiete rusos alistados al destacamento en
cuidado al hablar de política con los checos y los abril, sólo dos -Ereméiev y Beltiukov- habían
alemanes y, para no caer en las garras de la Gestapo, quedado ilesos. Pável Podobri, herido en una de esas
tuvo que ocultarse. Hacía tiempo que deseaba agarradas, se había reincorporado ya a las filas.
ingresar en la Legión Checoslovaca formada en El destacamento se trasladó desde la espesura de
Inglaterra. Al fallar en su intento de cruzar la frontera los Alpes a la zona de Udine, donde había estado
64 V. Liubovtsev

antes. Ello se debía a dos causas. Primera: muchos de los gemelos de campaña, estaba a la vista como
guerrilleros no deseaban alejarse del pueblo natal, sobre la palma de la mano. Al parecer, en aquellos
para visitar de vez en cuando a sus familiares. meses no se había operado ningún cambio. La misma
Segunda: el clima de allí era más suave, lo que tenía alambrada, las mismas barracas... Pero no se veía a
mucha importancia para los guerrilleros ligeramente ningún prisionero, y en lugar del foso abierto para la
vestidos y no habituados a los vientos y al frío de las construcción del depósito subterráneo de municiones,
regiones alpinas. Habrían de pasar el otoño y el se extendía, a poca altura del suelo, una plataforma
invierno en los alrededores de Udine. lisa de grisáceo hormigón. Conque, a pesar de todo,
Pero la gente perecía no sólo en los campos de habían construido el depósito... Los puestos de
batalla. También sucumbían algunos de los que vigilancia se encontraban donde antes: uno junto al
trabajaban en la clandestinidad. Al ingresar en el depósito y el otro junto a la entrada. Y uno más,
destacamento, Ereméiev esperaba ver entre otros el junto a los cañones, pero ése no era de contar, pues
semblante conocido de Kiril, o Kirchó como había estaba lejos...
dicho aquella vez en la taberna. Pero los días pasaban La noche avanzaba con rapidez. Desde Udine
sin que Kirchó apareciese. Un día, Grigori le llegó, amortiguado, el repique de las campanas de la
preguntó a Lozzi dónde estaba aquel muchacho. El torre del Ayuntamiento, anunciando la hora. Diez
jefe del destacamento pegó el índice a los labios: campanadas... Era pronto aún... Once... Había que
- ¡Chitón! El no suele ir a las montañas; está allí esperar otro poco... Doce... ¡Manos a la obra!...
abajo. El sabía que cada dos horas había relevo de
- Comprendo -Grigori lo remarcó con un centinelas. Por consiguiente, éstos acababan de
movimiento afirmativo de la cabeza. montar la guardia. Los guerrilleros tenían que hacerlo
Y al regresar en otoño al viejo lugar, Lozzi le dijo todo en menos de ciento veinte minutos sin efectuar
con dolor que Kirchó y unos cuantos compañeros ni un solo disparo.
más del comité clandestino de Udine habían caído en Grigori le dio mentalmente las gracias a Mario
manos de la Gestapo. por haberles enseñado, a él y a los demás rusos, a
- Kirchó era un buen búlgaro, un verdadero dominarse y obrar con suma cautela, sin hacer ruido.
comunista, un valiente... Habiendo dejado a unos cuantos guerrilleros en la
A fines de octubre, Ereméiev y sus compañeros linde del conocido huerto, a fin de que pudieran, en
fueron a ver al jefe para hacerle la propuesta caso de necesidad, proteger con las armas la retirada
siguiente: ellos se prestaban a efectuar un raid en la del grupo, Ereméiev y los demás avanzaron a rastras
ciudad, arrebatarles a los alemanes víveres y hacia la batería. Ante todo, abrieron un paso ancho
municiones e izar una bandera roja en la roca que en la alambrada, valiéndose para ello de pinzas
descollaba sobre Udine, para, así, rendir homenaje a cortantes. Una abertura estrecha no servía, porque en
la Revolución de Octubre en su vigésimo sexto caso de alarma y bajo el fuego del enemigo, no todos
aniversario. lograrían escurrirse.
La idea le gustó a Lozzi. Pero, guiado una vez - Con tal que no haya bombardeo como aquella
más por el deseo de conservar la unidad en el vez -dijo bajito Leonid.
destacamento, dijo que, en honor a la justicia, habría Grigori le apretó la mano: ¡chitón! A él mismo le
que izar también la bandera italiana. Los rusos se inquietaba ese pensamiento.
mostraron de acuerdo. Fue el primero en meterse por la brecha, pues, a
Dos grupos se pusieron en camino: el de su entender, el jefe debía enfrentarse con lo más
Ereméiev y el de Roberto, un italiano ya entrado en difícil y peligroso. Precisamente él y su ayudante,
años. Beltiukov, debían quitar de en medio, sin dilación, a
Puntualizando sobre la marcha los detalles de la los centinelas que custodiaban el depósito y la
acción, llegaron a la conclusión de que la batería entrada. Eso sería ya la mitad de la tarea y la garantía
antiaérea sería el lugar más apropiado para proveerse del éxito.
de víveres y municiones, pues estaba algo apartado ¡Ah!, ahí estaba el centinela... Un salto, un golpe
de la ciudad y Grigori conocía allí cada piedra. A ello con la culata de la pistola a la cabeza, mientras la otra
se sumaba la circunstancia de que los depósitos no mano le tapaba fuertemente los labios al alemán...
eran vigilados con extrema rigurosidad. Y, por Leonid le metió de prisa un trapo en la boca, lo
último, podía ser que allí estuvieran sufriendo como maniató y, para estar más seguro, le asestó otro golpe
ellos en otros tiempos, prisioneros a los que podrían en la sien.
arrancar del cautiverio. Roberto le dio la razón, Quitar al soldado que vigilaba a la entrada fue una
ofreciéndole parte de sus combatientes para apoyarle; tarea más difícil, pues encima del portón se
los restantes irían con él a izar las banderas en la roca columpiaba una bombilla azul... Los guerrilleros,
y minar los accesos a la misma. pegados a la tierra y tratando de fundirse con ella, se
Escondido con su grupo en un refugio, Ereméiev arrastraron a lo largo de la cerca hacia el portón... Ya
se pasó el día entero observando la batería. A través estaban a dos pasos de él... ¡Maldita bombilla!...
Los soldados no se ponen de rodillas 65

¡Cómo estorbaba! El centinela encendió un cigarrillo. alcohol. Allí había un tonel lleno. ¡Ojalá pudiéramos
Y ese instante fue fatal para él. Deslumbrado por la llevárnoslo! Te aseguro que Lanka nos colmaría de
luz del mechero, no vio cómo dos sombras se le besos...
echaron encima. El cigarrillo cayó de sus labios. No - ¡Cállate! Vete con los nuestros y esperadme, A
alcanzó a proferir ni un ay. Se desplomó al suelo, todos los que lleven cargas, mándales que se vayan.
abatido por Beltiukov. Y tú quédate con los que tengan las manos libres.
Ereméiev se inclinó sobre él. Estaba exánime. No Quizás debáis proteger mi retirada. Pero no abráis
obstante, por si acaso (como no había tiempo para fuego sin necesidad. Será mejor que nos vayamos en
comprobar si respiraba aún o no), le amordazaron, silencio.
ataron y apartaron de la entrada. Ya tenían las manos Beltiukov asintió con la cabeza, le estrechó la
libres. diestra a Grigori y se esfumó en la oscuridad.
El asalto del depósito de víveres fue fácil. Se Ereméiev se pegó a la pared de la barraca. Tenía que
encontraba en una barraca grande de madera. esperar hasta que los guerrilleros que portaban las
Grigori, Leonid y Pável conocían cada rincón y cargas se hubieran alejado a un kilómetro o kilómetro
sabían dónde se encontraba cada cosa. Más de una y medio de allí. ¿Por dónde empezar?, se preguntaba
vez había llevado de allí a la cocina patatas, harina, él. Lógicamente, por el depósito de municiones. Era
grano y azúcar. No costaba nada penetrar por las muy expuesto. La explosión podía producirse antes
ventanas tapadas con hojas de madera contrachapada. de que él se apartara de allí. Y entonces... ¡adiós
Pero el depósito de municiones era distinto. Ellos vida! No tenía sentido comenzar por la barraca.
mismos habían cavado el foso y en su presencia Porque como era de madera seca, se inflamaría
habían comenzado las labores de hormigonado. Era instantáneamente. Y entonces él no podría acercarse
imposible abrir los candados ni quitar las puertas. Sí, a la mole de hormigón ni escapar de allí...
podrían quitarlas empleando un par de bombas de En lontananza resonaron dos campanadas. ¿Qué?,
mano. Pero, ¿para qué hacer ruido? Debían retirarse ¿eran ya las dos? ¡Diantre, él no tenía reloj!... Pero si
sin hacer ni un solo disparo. eran las dos debería darse prisa, pues ahora mismo
Examinaron por fuera el depósito de municiones. tendría lugar el relevo de la guardia...
No había manera de penetrar en él. Las puertas eran Tras meter un trapo ardiendo por el respiradero,
de acero y por los diminutos respiraderos sólo podría corrió hacia la barraca y penetró en ella por la
pasar un gato. ventana. Sería mejor incendiarla por dentro. Le daría
Mientras Grigori se preguntaba qué hacer con las tiempo para retirarse. ¿Dónde estaban los trapos y el
municiones, los guerrilleros comandados por tonel del alcohol?... ¡Ah, allí estaban!
Beltiukov y Pável sacaban del depósito de La azulada lengüecita de la llama lamió los
provisiones sacos llenos de sal, tabaco, harina, trapos, subió a la pared y empezó a danzar por las
azúcar, jabón y los llevaban al otro lado de la tablas. Grigori, lastimándose las manos en la áspera
alambrada, donde les aguardaba el grupo de madera, saltó pesadamente a tierra y se lanzó hacia la
protección. alambrada. El instinto de conservación le apremiaba:
Ereméiev llamó aparte a Beltiukov: "¡Vete de aquí, rápido!"
- Oye, Leonid, ¿cómo vamos a dejarles tantas De pronto dio traspiés y cayó. Al levantarse oyó
reservas a los fritzes? Da rabia... un gemido. Había tropezado con un hombre. ¿Quién
- Podemos prenderle fuego a la barraca. Pero ¿qué era? No había tiempo para pensar ni perderse en
hacer con eso? -Leonid señaló con la cabeza hacia el conjeturas. La imaginación pintaba el cuadro
techo redondo y aplanado de hormigón del depósito siguiente: la estopa ardiendo había caído sobre una
de municiones, que como una galleta gris afloraba a caja de municiones. Ya ardían las tablas. Ya se había
tierra en la cercanía-. No se me ocurre nada. calentado al rojo la ojiva de un proyectil. De un
- Los proyectiles tienen más importancia que la momento a otro... Era mejor no pensar en lo que
comida. ¿Arrojamos un par de bombas de mano por podría ocurrir de un momento a otro.
el respiradero? Grigori cargó con el hombre y, jadeando, siguió
- No te dará tiempo para apartarte de ahí. Será adelante a toda prisa para escapar a lo que su
mejor que eches estopa ardiendo. Deja que lo haga imaginación pintaba. En algún rincón de la
yo. Vete. Tú respondes del grupo... subconsciencia surgió de golpe, para desaparecer al
- ¡Cállate! Y date prisa. Me acuerdo de que en el instante, la idea de que había que haber
depósito viejo había trapos para limpiar los cañones. encomendado esa tarea a otro. Entonces no hubieran
Ve allá y búscalos. ¡Rápido! dejado a un compañero a merced del enemigo.
Leonid regresó al cabo de unos minutos con un Se olvidó por completo de que no había sonado
montón de trapos. Al cogerlos Grigori notó que ningún disparo y que, por consiguiente, no podía
estaban húmedos. haber heridos. Cierto era que aun acordándose de
- ¿Y no había secos? -preguntó irritado. ello, no habría dejado de llevar su carga, pues más de
- Pero si los he empapado intencionadamente en una vez se había dado ya el caso de que los
66 V. Liubovtsev

guerrilleros perdían el conocimiento a causa de la mejor ser fiscal, pues así podría no contener la ira.
debilidad, del hambre o de alguna vieja herida que se Con envidiable tesón buscaba entre los recluidos en
había hecho sentir repentinamente. el calabozo y las barracas correccionales a ex
Perseguido por el miedo, Grigori se desvió del policías, stárostas, jefes de equipo y otros, lo que no
camino y se alejó del grupo de protección que era nada fácil hacer, ya que estaba privado de la
continuaba esperándole. Se desplomó exhausto. Le posibilidad de llevar las investigaciones en amplia
faltaba aire. Al mirar atrás vio un rojo resplandor escala, solicitar la colaboración de prisioneros de los
sobre el emplazamiento de la batería y las diminutas campos de tipo corriente y organizar careos para
figuras de los alemanes que corrían ajetreados desenmascarar a los traidores.
alrededor de la barraca ardiendo. Pero el depósito de Cabe decir, que después de las derrotas sufridas
municiones no explotaba. ¿Habría fracasado la por los fascistas en la región del Volga y el arco de
tentativa de volarlo? Kursk, muchos perjuros que se habían ganado los
Grigori arrojó una furtiva mirada al herido. favores de los alemanes y ensañado con sus
¿Quién había perdido el conocimiento? Quedó compatriotas, comprendieron que no era de esperar
atónito al percatarse de que no era ningún guerrillero, ya nada de Hitler y que la situación cambiaba
sino el centinela alemán al que habían derribado radicalmente. Los más perspicaces empezaron a
junto al depósito. Tenía los ojos cerrados y la cara renunciar, bajo toda clase de pretextos, a sus cargos y
anegada en sangre. No obstante, a los tenues reflejos trataban de evadirse para luego, al ir a parar a otro
del incendio Grigori reconoció en él al soldado campo de concentración bajo otro nombre y apellido,
jovencito que, en cierta ocasión, le había advertido de fundirse con la masa de los prisioneros o de los
que el suboficial Gotzke era un zorro astuto. civiles caídos en el cautiverio.
Sin comprender por qué lo hacía, Ereméiev volvió El Comité de la CFP creado en Moosburgo
a cargar con el hombre y siguió adelante hacia el comprendía que esos renegados eran capaces de
lugar convenido. traicionar de nuevo a sus compañeros. Era sobre todo
Mientras se arrastraba, no dejaba de preguntarse: muy grande el peligro de su infiltración en la
"¿Se producirá la explosión o no?" Era lo único que organización clandestina.
le inquietaba en aquel momento. Ya había perdido la Un único síntoma les diferenciaba del resto de los
esperanza cuando notó de pronto que la tierra se prisioneros: eran más gordos que los demás. Pero
estremecía debajo de él. Al instante, una columna de este indicio podía ser engañoso, pues en las barracas
fuego se elevó al cielo y un estruendo ensordecedor correccionales se encontraban asimismo evadidos de
se expandió por la comarca, desgarrando el silencio las granjas rurales, fábricas de azúcar molinos, donde
de la noche. habían trabajado. Ellos también tenían buen aspecto.
V ¿Cómo saber, pues, quién de ellos había sido policía
Quien observara a Vechtómov sin conocerle, se y quién trabajador? ¡No lo llevaban escrito en la
resistiría a creer que el corazón de aquel mozuelo frente!
calmoso y bonachón podría dar cabida a tanta ira y Pero Vechtómov tenía un olfato especial. Tras de
tanto odio. El, que hablaba con cierta cordialidad de hablar una u otra vez con el sujeto que le parecía
algunos alemanes probos que se le habían cruzado en sospechoso, pedir referencias acerca de él a sus
su camino, se enfurecía de tal manera al ver a los vecinos y observarle, Slavka le identificaba sin
prisioneros lacayos de los hitlerianos que daba miedo equivocarse. Shájov y Pokotilo se preguntaban,
mirarle en aquellos momentos. extrañados, cómo lograba él descubrir a los traidores.
- ¡Hay que estrangular a esos reptiles! -repetía, - Todos ellos guardan entre sí un parecido
sofocado por la furia. asombroso -explicaba él-. Los tengo ante mis ojos.
Por eso se aferró con las dos manos al punto del Cuando recuerdo cómo esos reptiles se ensañaban en
programa de la CFP donde se indicaba que los mis compañeros, me parece que calo hasta el fondo a
prisioneros debían organizar tribunales para luchar cada uno de esos que andan entre nosotros...
contra los traidores. Y aunque los demás no lo Vechtómov no se daba descanso en la búsqueda
consideraban como una tarea de primer orden, él de los felones. Por intermedio de Iván Yurpolski,
logró que el tribunal fuese instituido. Al principio le limpiador del calabozo, uno de los pocos que tenían
nombraron presidente del mismo; pero luego, al ver libre acceso a las barracas correccionales, él
que en algunos casos él no había obrado con transmitía al campo común las señas personales de
objetividad, que el odio le cegaba, resolvieron los sospechosos. Al que conociera a algún policía o
designarle al cargo de fiscal. Pues la misión del intérprete, le pedían que se acercara de día a la
tribunal, según lo entendían Petrov y otros alambrada y le enseñaban disimuladamente al
compañeros, no consistía únicamente en darle su sospechoso. Si el testigo reconocía al traidor,
merecido al traidor, sino también en enseñar a todos comunicaba a través de Yurpolski cuanto sabía
las causas de la alevosía. Vechtómov se mosqueó al acerca de él. Y entonces se reunía el tribunal. Luego
principio; pero luego se apaciguó. Hasta resultaba de acorralar en el semioscuro cuarto de aseo al
Los soldados no se ponen de rodillas 67

policía en cuestión, le sometían a interrogatorio. instituida una sección especial de la policía secreta.
Aunque había presidente -en los últimos tiempos lo Los campos de los "obreros orientales" y de los
era Petrov-, casi todos participaban en la vista de la prisioneros de guerra se vieron invadidos por
causa. Cuando el acusado negaba su culpabilidad y provocadores y agentes de la misma. Los metían en
quería escurrir el bulto, Vechtómov, utilizando los los equipos de trabajo, exigiéndoles que se infiltrasen
datos que había logrado recoger, le ponía entre la en la organización. Pero los prisioneros estaban sobre
espada y la pared. Los policías y otros traidores, por aviso y no se franqueaban con cualquiera.
regla general cobardes, desembuchaban, aunque El castigo de los ex policías, que después de las
trataban de demostrar que eran personas de buen barracas correccionales, había comenzado a
corazón y que no habían maltratado a los prisioneros. practicarse también en las demás barracas del Stalag,
Eso lo habían hecho otros. Después del no pudo menos de poner en guardia a la Gestapo.
interrogatorio, se pronunciaba la sentencia, adoptada Con tanta más razón que en cosa de dos o tres meses
por todos. El castigo dependía de la gravedad del se había descubierto en los Sonderblock a unos
delito. Los más miserables eran condenados a treinta traidores y provocadores.
muerte. A los alemanes se les explicaba que el Una noche, dos oficiales de la Gestapo y el
prisionero había sido castigado por haberle robado el sargento Moroz, vlasovista del destacamento de la
pan a un compañero. guardia, irrumpieron en la barraca núm. 39 y
Dos grupos de la CFP actuaban ya en el Stalag: mandaron formar filas. Los oficiales pasaron en
uno en el campo correccional, adonde llegaba gente silencio ante la formación, fijándose detenidamente
de continuo para completar luego los equipos de en cada rostro. Moroz, con el fusil automático
obreros, y el otro en el campo común. Cada grupo terciado, vigilaba a la entrada.
difundía entre los prisioneros las ideas de la CFP. El oficial más viejo dijo con voz chillona y
Pronto tuvieron adeptos en la cocina y en la oficina áspera:
de trabajo encargada de distribuir a los cautivos entre - Aquí se descubren ya ladrones en demasía. Y
las empresas. A través de Evgueni Serov, empleado todos -no se sabe por qué- han sido intérpretes y
de la misma, que a la par del comandante policías.
Máslennikov dirigía el grupo del campo común, se Pasó una vez más ante la formación y se paró ante
logró que decenas de prisioneros; afiliados a la CFP los franceses.
fuesen destinados a los diversos equipos de trabajo - Señores, ustedes que son gente civilizada,
del Sur de Alemania. ¿cómo pueden tolerar tan bárbaros ensañamientos?...
Los emisarios de la CFP agrupaban en torno a Les advierto que si el linchamiento vuelve a
ellos a activistas enérgicos que efectuaban labor de repetirse, aunque sea una sola vez, todos serán
sabotaje, organizaban evasiones, hacían propaganda fusilados. En primer lugar, los rusos y luego, los
antihitleriana y antivlasovista, juzgaban a los serbios, los polacos y los franceses, o tal vez todos
traidores y establecían contactos con los obreros y juntos.
prisioneros de otros países. Sólo en los campos de - ¡Mientes, canalla! -rugió alguien-. ¡No nos
concentración de Baviera se registraron en 1943 más fusilarás a todos! ¡Y si nos matas, otros se
de veinte mil evasiones. A los vlasovistas les daba levantarán!
miedo entrar en los campos de los rusos, pues éstos Los de la Gestapo corrieron hacia allá.
les apedreaban y no les dejaban hablar. Después de - ¿Quién lo ha dicho? ¡¿Quién?!
los golpes fulminantes asestados por el Ejército Los prisioneros callaban sombríos. En la fila de
Soviético en el Este, los alemanes que custodiaban atrás, Shájov y Vechtómov asían de los brazos a
los campos de concentración de Alemania también se Platónov, que temblaba de furia. La luz de la linterna
volvieron más mansos. Algunos de ellos trataron de se deslizó por los semblantes.
aprender ciertas palabras en ruso, preguntando con Una sonrisa burlona torció la boca del oficial.
zozobra si era cierto que los bolcheviques no - ¡Te ocultas a espaldas de otros! ¡Puerco!
admitían prisioneros, sino que fusilaban en el acto a ¡Quieres que otros paguen el pato! ¡Tú sabes hacerlo
los capturados. Los rusos les explicaban que eso lo sólo a la chita callando!
había inventado Goebbels y que los soviéticos eran Platónov pugnaba por decir algo y salir de la
muy humanos. formación. Los compañeros le contenían a duras
La situación de Alemania fue haciéndose cada vez penas.
más alarmante. La atmósfera se caldeaba. Entre los - ¡Ya os atraparé, a ti y a tus compinches! -dijo el
obreros e intelectuales alemanes crecía el oficial en tono amenazador y giró sobre los talones-.
descontento. La Gestapo andaba husmeando por el ¡Todos a dormir!
país para caer sobre el rastro de las organizaciones Shájov discurrió para sus adentros que el
clandestinas de la Resistencia. A fin de luchar contra comandante Petrov había tenido razón al opinar que,
la CFP, acerca de cuya existencia -pese a todas las por el momento, no se debía incorporar a Platónov a
precauciones- los alemanes se habían enterado, fue la organización. Más que hombre, ¡era pólvora!
68 V. Liubovtsev

VI en la guerra era preciso guerrear y no dedicarse a la


-¡Grigori! -Beltiukov, de puro gozo, le dio una reeducación del enemigo y que el único idioma
dolorosa palmada al hombro-. ¡Qué diablejo! Yo convincente para los alemanes era el de las armas.
creía ya que tú... Nos cansamos de esperarte. Como - ¿Eso es todo lo que querías decir? -Leonid
no aparecías después de que ardió la barraca, pensé escupió la hierbecita-. Creo que Grigori tiene razón,
que algo te había sucedido. No podíamos volver ya a aunque sé que la cosa nos acarreará muchos
la batería. Te dimos por muerto... ¿Cómo hemos contratiempos.
podido perdernos de vista? ¿Quién es éste? ¿Para qué - Eso es a lo que yo iba. Por mí, que viva. Pero no
lo has traído? vaya a resultar como suele decirse: éramos pocos y
- No sé -Grigori abrió anchamente los brazos-. De parió la abuela. Oye, Grigori, si no quieres que esta
buenas a primeras creí que era nuestro. No me dio muerte pese sobre tu conciencia, suéltale. Deja que
tiempo para pensar. .. Y luego vi que era un alemán. regrese a la batería. Eso servirá también de
Pero le reconocí. Es el mismo que aquella vez me propaganda en favor nuestro. Dirán que somos
puso sobre aviso. ¿Recuerdas? humanos, porque lo hemos soltado cuando
- Bueno. ¿Y qué hacemos con él? hubiéramos podido liquidarle...
Ereméiev se encogió de hombros. Sabía que entre Los amigos se acercaron al cautivo. Leonid le
los guerrilleros era ley irrevocable no hacer iluminó con la lámpara de bolsillo. El soldado había
prisioneros. En las montañas no había campos de vuelto en sí. Estaba sentado en una pose incómoda -
concentración ni hombres para custodiar a los encorvado, con la cabeza encogida-, porque tenía las
cautivos ni tampoco víveres para alimentarlos. Los manos atadas a las espaldas. Un chorrito de sangre le
enemigos capturados debían ser pasados por las corría desde la frente hacia la barbilla. El miedo se
armas; tal era la cruel necesidad de la guerra de había petrificado en su semblante.
guerrillas. Pero Ereméiev sabía también que a él no Ereméiev le desató las manos y ordenó a Pável
se le movería la lengua para ordenar que fusilasen al que le pusiera un ligero vendaje en la cabeza. En
muchacho. El no permitiría que le mataran. Era cuclillas ante el alemán, le preguntó:
soldado, y no verdugo. En el campo de batalla - ¿Cómo te llamas?
hubiera podido liquidar sin vacilación a éste o a otro. El soldado apenas pudo despegar los labios:
Pero en aquel momento... El chico, por añadidura, no - Woldemar Gutzelmann.
era ningún enemigo, sino hasta en cierto modo un - ¿Es un nombre alemán?
simpatizante de los rusos. Pues su advertencia acerca - No. Creo que es francés. No sé.
del suboficial le hubiera podido costar caro… Y sin - No tiene importancia... ¿Puedes andar? A ver,
embargo, ¿por qué Grigori le había llevado a cuestas haz la prueba.
hasta allí? Al ver que no era de los propios, hubiera El alemán se levantó, dio unos pasos inseguros y
podido dejarle tirado. Y ahora, ¡a devanarse los se tambaleó. Beltiukov le apoyó y le ayudó a
sesos! sentarse.
Llamó aparte a Leonid y a Pável y les expuso sus - Hum, estás flojillo para andar -comentó Grigori-
dudas. Podobri se enfureció y sacando la pistola de . Bueno, descansa hasta mañana. Y luego irás
debajo del cinturón, gritó: despacito a la batería. No está lejos. En total, a unos
- ¡V-v-vaya u-un p-p-problema! ¡L-liquidarle... y tres kilómetros de aquí. Lo principal es bajar a la
a-asunto co-concluido! carretera. Allí te recogerán.
Ereméiev le asió de la mano. El soldado meneó la cabeza. En sus ojos brillaron
- Espera, Pável, yo no he terminado... Matar a una lágrimas.
o dos docenas de fascistas es una acción loable. - Imposible. Si no me fusilan ustedes, me
Cuando ellos van armados. Pero éste no lleva armas. fusilarán allí. No creerán que los guerrilleros me han
Y además, no es un fascista. Ni es nuestro, claro está, soltado. Dirán que yo les he ayudado. Si yo hubiese
ni es fascista. Siempre tendremos tiempo para estado, maniatado, en el recinto de la batería, quizá
liquidarle. Lo más difícil -¡y más importante!- es me hubieran creído. Pero, de todos modos, me
hacer de él una persona. Pues según van las cosas, el habrían enviado a una compañía de castigo. Hubieran
pueblo de Alemania llegará al poder. ¿Comprendes? dicho que yo había dormido en mi puesto...
¡¿Quién creará la nueva Alemania si liquidamos a - Si hubieses quedado allí, hace tiempo que
todos los que, como éste simpatizan con nosotros?! habrías estado en el cielo... Porque el depósito...
Acababa de concebir esa idea. Y se aferró a ella, kabut! -Y Ereméiev, para ser más gráfico, echó las
convencido de que tal era precisamente la razón que manos hacia arriba e imitó el estrépito de una
le impedía fusilar al prisionero. Beltiukov, a su lado, explosión.
mordisqueaba en silencio una hierbecita. No decía ni Leonid le dio la razón al alemán:
sí ni no. Podobri objetaba acusando a Grigori de - Claro que él no puede volver allá. Viene a
blandura y mentecatez intelectual; dijo que en él se resultar como en la canción: aquí plomo y allí
había despertado a destiempo el antiguo maestro, que plomo... En resumidas cuentas, no hay salvación.
Los soldados no se ponen de rodillas 69

Kaput! alcance. Quería aunar los esfuerzos de todos los


- Kaput! -murmuró el prisionero con los labios prisioneros de guerra y ponerlos en pie de lucha
solamente y quedó cabizbajo. contra el fascismo.
Grizori, acordándose del suboficial, le preguntó a Donde las condiciones lo permitían, se crearon
Woldemar si deseaba pasar a Suiza para esperar allí grupos de la CFP integrados por extranjeros. Los
el fin de la guerra. soviéticos mantenían estrechas relaciones con los
- ¡Pura fantasía! -el alemán sonrió tristemente-. prisioneros progresistas, procurando a través de ellos
¡Andar trescientos kilómetros por montañas ejercer influencia sobre los demás compatriotas.
desconocidas, solo, sin mapa ni brújula ni Esa labor se realizaba también en Moosburgo.
provisiones! Si no me pescan los gendarmes y no me Petrov y Shájov establecieron enlace con el
fusilan como desertor, me liquidarán vuestros comunista Branko y el doctor Kičič, los cuales
guerrilleros... gozaban de prestigio entre los prisioneros serbios.
- Hay que tomar alguna decisión -dijo Grigori, Vladímir Bondariets se puso en contacto con los
levantándose. polacos Crzybowski y Wrólewski. Por encargo del
- Ya que las cosas están así, que se venga con Comité de la CFP, Ilyá Fedkó penetró en la zona de
nosotros -Leonid se sacudió el polvo del pantalón-. los hindúes y organizó allí una colecta de víveres
Debemos preparar a nuestros muchachos para que para los prisioneros debilitados.
nos apoyen. Porque ellos no tragan a los alemanes. Los vínculos internacionales fueron
Hay que hablar con cada uno y decirle que este fortaleciéndose cada vez más en ese campo de
soldado es un antifascista, que nos ha ayudado concentración, uno de los más grandes de Baviera, lo
cuando nos encontrábamos aún en el campo. que permitió llevar a cabo con éxito, en el transcurso
¡Vamos! de algunos meses, un vasto programa de acción:
Roberto y sus combatientes llegaron dos horas incorporar a los equipos de obreros, a través de la
después. Venían emocionados porque habían logrado oficina de trabajo, a miembros de la CFP con tareas
izar las banderas y minar los accesos. ¡Qué explosión concretas: abastecer de víveres por algún tiempo a
más potente se había producido en la batería! ¡Un los prisioneros que se preparaban para la evasión;
espectáculo grandioso! averiguar las últimas noticias de los frentes; obtener
Luego de distribuir las cargas entre los dos ayuda para los enfermos y débiles, así como esconder
grupos, rompieron la marcha hacia la base del en la zona de los prisioneros extranjeros a los rusos
destacamento. Todos estaban de buen humor. ¡Y no que corrían el peligro de ser duramente castigados.
era para menos! ¡Cuántos sinsabores habían ...Un día, el comandante Petrov reunió a sus
ocasionado a los alemanes sin perder ellos ni un solo compañeros en el cuarto de aseo.
hombre! Y además, percibían a sus espaldas el - Me ha venido la idea de celebrar el vigésimo
agradable peso de las mochilas llenas. Ya tenían sexto aniversario de la revolución. ¿Qué os parece? -
víveres y tabaco para todo un mes. dijo, frotándose por costumbre la frente.
Y sólo Grigori y sus compañeros se sentían - Aquí es posible -repuso Shájov-. Pero en el
abrumados. La perspectiva de tener que hablar con el campo común, no sé. No podemos confiar en todos.
mando del destacamento acerca del prisionero - Lo pensaremos. Los muchachos de allí verán la
empañaba la alegría de haber cumplido con éxito la forma de hacerlo. Naturalmente, aún hay miserables
misión. Grizori volvía a cada momento la mirada capaces de denunciar a los oradores...
hacia el soldado, al que por turno apoyaban sus - ¿Qué le parece Mijaíl Ivánovich, si quitamos las
combatientes. Había logrado convencer a los suyos. bombillas? Para quedar en la oscuridad... -propuso
Ellos accedían a perdonarle la vida al alemán a Vechtómov.
condición de que el jefe y sus compañeros - ¡Estupendo!
respondiesen de él. Pero, ¿qué sucedería en el A avanzadas horas del 6 de noviembre, en la
destacamento? sección común del Sonderblock núm. 39 nadie
VII pensaba ir a dormir. No había habido necesidad de
El valor manifestado por los soviéticos en el quitar las bombillas, pues allí todos eran gente de
cautiverio fascista les granjeó las simpatías de los confianza. Ciento cincuenta hombres -franceses,
demás prisioneros. Los serbios, los checos, los serbios, polacos y rusos-, sentados en las literas,
franceses, los polacos y representantes de otras escuchaban el informe de Petrov. El hablaba
nacionalidades que recibían en los campos de pausadamente, porque su discurso era traducido.
concentración paquetes de la Cruz Roja trataban de Cierto es que los serbios y los polacos lo entendían
aliviar en lo posible la dura situación de los rusos, casi todo sin ayuda del intérprete; sólo de cuando en
compartiendo con ellos los víveres y el tabaco y cuando alguno de los que dominaban el ruso
comunicándoles las noticias llegadas del teatro de la puntualizaban éste o el otro pasaje del informe. Un
guerra. polaco lo vertía al francés.
La CFP fue planteándose tareas de más vasto Las palabras de Petrov caían pesadamente en el
70 V. Liubovtsev

silencio de la barraca: Internacional, cantada en cuatro idiomas. No todos


- Cada uno de nosotros tiene patria. Llámela cada sabían la letra del himno, pero la melodía si.
cual a su manera, en su idioma... Pero esa patria gime A la puerta asomó la cabeza de uno de los rusos
hoy bajo la férula de Hitler, padece bajo el yugo de que vigilaba a la entrada:
los invasores; nuestras madres, mujeres e hijos se - ¡Silencio! Que el policía junto a la cancela mira
ahogan en un mar de lágrimas; la tierra gime bajo las ya inquieto hacia acá.
botas fascistas. En Rusia y en Francia, en Polonia y Petrov hizo un ademán, como diciéndole:
en Servia, nuestros hermanos libran una lucha "¡Déjanos en paz! No estropees la canción. ¡Al
encarnizada contra los alemanes. Nosotros sufrimos diablo el policía!"
en el cautiverio. ¿Significa eso que ya no somos A continuación cantaron La Marsellesa, Katiucha
combatientes y que debemos esperar, resignados, el y otras canciones.
desenlace de la lid? ¡No y no! Cada cual debe hallar Los franceses hicieron un pequeño obsequio a los
el lugar que le corresponde en esta patriótica lucha. rusos: tres galletas y unos cuantos cigarrillos a cada
¿Cómo puede llamarse hijo el que ha abandonado a uno. El carirredondo Jean, aquel que había entonado
su madre en un momento crítico? ¡Sólo un infame La Internacional, dijo:
puede hacer eso! - Camaradas, a falta de champaña, que es lo que
Petrov espero que los intérpretes terminasen de corresponde tomar ahora, aceptad nuestro modesto
traducir lo que había dicho. Alguien le ofreció un agasajo. ¡Pero quedamos debiéndoos la champaña! -
cigarrillo encendido. Ello rechazó ceñudo. concluyó, guiñando un ojo alegremente.
- Hace veintiséis años que, en esta misma fecha, VIII
respondiendo al llamamiento de Lenin, los soldados, Las pobladas cejas de Lozzi comenzaron a
marinos y guardias rojos se lanzaron al asalto del temblar y se arquearon en un gesto de perplejidad al
Palacio de Invierno, el último baluarte de la oír él lo que Grigori pedía. No le dejó acabar. Con un
burguesía. La revolución triunfó. Pero su bandera rotundo "¡No!" le dio la espalda, dando a entender así
está teñida no sólo por la sangre de los rusos, que no deseaba tratar sobre este tema. Pero Grigori
ucranianos, bielorrusos y otros pueblos de Rusia. no cejó en su intento. Se plantó de nuevo ante él,
También hay en ella gotas de la hirviente sangre de recalcando que eso lo deseaba todo su grupo. Lozzi
los ingleses y franceses, alemanes y polacos. Por esa rugió otra vez: "¡No! ¡Al prisionero hay que
revolución, por el primer país de los trabajadores fusilarlo!" Grigori puso en juego la última carta:
combatieron la francesa Jeanne Laboure y el serbio - Entonces, camarada Lozzi, Leonid, yo y los
Oleko Dundic, el checo Jaroslav Hašek y le húngaro demás compañeros rusos nos veremos obligados a
Máté Zalka. Combatieron no sólo en las filas del irnos del destacamento.
Ejército Rojo, sino también en su patria, negándose a - ¿A dónde?
cargar las armas que los capitalistas enviaban a los - A la brigada de guerrilleros rusos que opera en
guardias blancos e invasores. Luchemos pues Yugoslavia. No está lejos. En total, a unos
también nosotros, aquí, tras la alambrada, hombro cuatrocientos kilómetros de aquí.
con hombro contra el fascismo. Ese será nuestro - ¡Váyanse allá con su alemán! -gritó exasperado
aporte a la guerra contra el enemigo común. Al Lozzi-. ¡Veremos cómo le recibirán!
luchar en los campos contra los hitlerianos, Grigori se volvió bruscamente. No había querido
lucharemos así cada uno por su patria y todos juntos exacerbar las pasiones. En realidad, hacía poco que
por la liberación de la humanidad, por la justicia y la se habían enterado acerca de la existencia de dicha
paz en la tierra. ¡Que nuestra unión y nuestra brigada y no habían tenido aún tiempo para tomar
solidaridad sean una arma terrible en esta lucha! alguna decisión. Pero ya que se trataba de defender
Se oyeron aplausos. Petrov alzó la mano: los principios...
- Cuidado, compañeros. No conviene llamar la - Oye, Grigori -le retuvo Lozzi-, hablemos con
atención... calma. Si no, tú gritas, yo grito, y cada cual se oye
Después del comandante intervinieron con breves sólo a sí mismo. Siéntate. Mira, además de infringir
discursos representantes de los franceses, serbios y la regla y asumir una gran responsabilidad, vosotros
polacos. Tenían los rostros inflamados y los ojos que os echáis sobre los hombros una carga bien pesada.
ardían. Al observarles, Shájov se admiraba de la Pues no podréis dejar de vigilar al alemán ni de día ni
belleza especial que parecía irradiar de ellos. Tenía la de noche. Cuando vayáis a cumplir una misión
sensación de que le crecían alas. De que bastaría tendréis que llevarlo con vosotros. Pues nadie
agitarlas para remontarse a alturas cada vez quedará aquí a vigilarle. También habrá que darle de
mayores... comer. ¿Se lo merece?
Uno de los franceses saltó de su asiento y, - Naturalmente. Todo ser algo humano se lo
arrancándose la boina, entonó una canción. Todos a merece.
un mismo tiempo le hicieron eco. Por la semioscura - ¡Qué gente más rara sois vosotros, los rusos!...
barraca se expandió con creciente sonoridad La Aunque tú eres comunista y yo lo soy también, no
Los soldados no se ponen de rodillas 71

podemos entendernos. Y si yo no puedo entenderte, Conque Andréi, en la Gestapo, había delatado al


menos aún podrá Romano. Los hitlerianos nos han italiano. ¡Miserable! Capturado por su cobardía,
causado mucho menos daño que a vosotros. No han había causado la perdición a un buen hombre... Ellos
incendiado nuestras aldeas ni arrasado nuestras tenían la culpa. Mas ¿quién podía saber que Andréi
ciudades. Y sin embargo, nosotros, los italianos, les habría de portarse así? De haberlo sabido, no
odiamos por todo lo que han perpetrado en Italia... hubieran hablado tanto en su presencia...
En cambio tú y tus compañeros, que por culpa de los - ¿Y el suboficial Gotzke? -inquirió Ereméiev.
fascistas habéis padecido tanto en los campos de - Se lo llevaron también a la Gestapo. Dicen que
concentración, ¡os mostráis tan generosos con ellos! quería huir a Suiza. Pero después lo soltaron. Y ahora
- Máximo Gorki dijo: "Si el enemigo no depone está en la comandancia de Udine.
las armas, hay que matarlo". No sé si me he - Va ascendiendo, pues. ¿Como escurrió el bulto?
expresado bien en italiano. Y éste, aun teniendo un El alemán se encogió de hombros:
arma en las manos, no ha sido un enemigo. ¿Por qué, - No sé... Me parece que ya antes había mantenido
pues, debemos matarlo? relaciones con la Gestapo. Siempre rondaba a los
- Temo, Grigori, que tu humanismo redunde en soldados y platicaba con ellos sobre política... Pero,
una desgracia. -Al cabo de una pausa Lozzi se dio ¿para qué necesitan los soldados la política? Pensar
una palmada en las rodillas y dijo-: ¡Tened cuidado! en ella aún pueden; pero hablar. ¡Dios libre y guarde!
Su rostro sombrío se dilató de pronto en una Woldemar era oriundo de Munich. Sus padres
ancha sonrisa. residían aún allí. En 1931, a la edad de siete años,
El ex soldado de la batería antiaérea Woldemar había ido con ellos a Leningrado a visitar a una tía, la
Gutzelmann era ya el vigésimo cuarto combatiente hermana mayor de su madre. La ciudad a orillas del
del grupo de Ereméiev. ¿Combatiente? No tanto. Neva no le había gustado, porque allí hacía frío y
Sería difícil precisar qué era en realidad. ¿Prisionero? llovía. Pero conservaba un recuerdo indeleble de los
En parte, sí. Eso se notaba sobre todo en los primeros días pasados en Crimea. Sobre todo de la semana
tiempos, cuando muchos guerrilleros le miraban con vivida en Artek. ¡Oh, aquello había sido un sueño!...
desconfianza y no le quitaban el ojo de encima. - ¿Cómo fue a parar tu tía a Leningrado? -
¿Compañero? Sí, los rusos le trataban como a un preguntó Beltiukov-. ¿Como emigrada?
compañero. El comía de la misma marmita que ellos, - No. Ella estaba casada con un médico ruso que
dormía a su lado bajo un mismo capote, iba por las había caído prisionero en la primera guerra mundial.
mismas sendas que ellos, empapado por la lluvia y Al estallar la revolución en Alemania, ellos se
azotado por vientos gélidos que calaban hasta los trasladaron a Rusia…
huesos, e igual que ellos, sufría accesos de una tos - ¿Qué opinión tienen tus padres acerca de los
desgarradora al fumar tabaco mezclado con comunistas?
hojarasca. Pero los italianos y los yugoslavos - No sé... Pero odian a los nazis. Recuerdo que
tardaron mucho en admitirle en su ambiente y mamá estuvo en la cárcel cerca de dos años. Yo
reconocerle como compañero. Las miradas y el contaba diez cuando se la llevaron.
tratamiento de que era objeto le hacía sentir de - ¿Por qué?
continuo que él era tolerado únicamente por - Los chiquillos de nuestra calle me llamaban "el
satisfacer a los rusos y que, si no le tenían como hijo de la ladrona", "el defensor de los judíos" y me
rehén, en el mejor de los casos le consideraban como hacían objeto de befas. Yo lloraba... Al preguntarle a
soldado internado del enemigo. mi padre si eso era cierto, él repuso: "Ellos son hijos
Los rusos preguntaron en seguida a Woldemar de fascistas. Repiten lo que dicen sus padres. Pero tú,
qué había sucedido en la batería después de su Wol (así me llamaba él), debes enorgullecerte de tu
evasión. El les contó que la fuga se descubrió a la mamá. Ella no temió echarles en cara a los nazis la
mañana del día siguiente. E inmediatamente se verdad". Estas palabras han quedado grabadas en mi
procedió a la persecución de los evadidos con ayuda memoria...
de los perros. El también había tomado parte en la - ¿Y acaso los fascistas han fusilado a pocos
misma. Pero no se habían alejado más que a unos comunistas y a otras personas honradas de
pocos kilómetros del lugar, cuando volvieron sobre Alemania? -dijo Grigori, poniendo la mano sobre una
lo andado: no osaron ir más allá. Capturaron a un rodilla del alemán-. ¿Lo sabes?
solo hombre que, inexplicablemente, en vez de - Algo de eso sé. Pero no me atañe, porque es
marchar hacia el Norte, iba hacia el Este. Le pegaron cosa de la política y se debe a la diferencia de ideas.
duro y lo llevaron a la Gestapo. Woldemar oyó decir Yo no sustento ninguna idea. No represento nada.
luego que el hombre aquel, al igual que los demás Soy joven. No he alcanzado aún gozar de la vida.
prisioneros, había mantenido contacto con un italiano Simplemente, no quiero la guerra, no quiero matar a
cuyo huerto se encontraba al lado mismo de la nadie ni que nadie me mate a mí. ¿Será posible que la
batería. Al hortelano lo habían detenido también. humanidad no esté en condiciones de vivir
Grigori cambió una mirada con sus compañeros. pacíficamente en esta tierra inabarcable y que a toda
72 V. Liubovtsev

costa deba hacer uso de las armas? operaba la mano experta de alguien. En campos
- ¡Qué gracioso eres, Woldemar! Esa es distanciados entre sí por muchas decenas de
precisamente la idea que nos empuja a luchar. Tú kilómetros, así como en los equipos de obreros que
dices que la tierra es inabarcable. Sí, y en ella hay trabajaban en distintas empresas se observaba el
lugar para todos. ¿Por qué, pues, Hitler se ha mismo cuadro: sabotaje, policías castigados, negativa
apoderado de tantos países y quiere convertir en a escuchar a los propagandistas vlasovistas y
esclavos a tantos seres humanos? ¿Necesitas tú la evasiones, a lo que cabe añadir que los fugitivos, por
tierra de Francia o de Rusia? ¿Necesitas esclavos? regla general, mantenían contacto con la población
- ¿Para qué? civil y se disolvían sin dejar huella entre los "obreros
- La avidez no deja en paz a Hitler ni a sus orientales". Difícilmente podría admitirse que todas
secuaces. Más que seres humanos, son fieras y hasta esas coincidencias fuesen casuales. Aún más
peores que ellas. ¡Caníbales! Para que no haya alarmaban a la Gestapo los casos de secuestro de
guerra, ni injusticia, ni esclavización, ni matanzas, armas en el ferrocarril. Si hubiesen desaparecido una
nosotros disparamos contra los fascistas. o dos pistolas, la cosa no hubiera tenido importancia.
¿Comprendes? ¡Como se dispara contra los perros ¡Pero a los soldados que iban al frente les robaban
rabiosos! fusiles y armas automáticas! Y en el trayecto de
- Tienes razón, Grigori -suspiró el alemán-. Pero, Munich-Rosenheim, por un boquete abierto en el
¿cómo podrías tú distinguir desde lejos a un fascista techo de un vagón se habían sacado unas cuantas
de un simple soldado como yo? Muchos de los que ametralladoras ligeras nuevecitas, sin montar.
llevan puesto el uniforme no desean la guerra ni han Los sabuesos de la Gestapo husmeaban
querido abandonar sus hogares para meterse en las febrilmente por todo el Sur de Alemania. A la más
trincheras. Ellos tampoco representan nada. Han leve sospecha y aún sin motivo alguno se procedía a
recibido la notificación, y ya están en los cuarteles. las detenciones. Los hitlerianos aplicaban las torturas
Se les ordena que abran fuego, y ellos aprietan el y se valían de la astucia para hallar el camino al
gatillo. ¿Qué pueden hacer? Si no disparan, le matará centro de la organización. Tenían ya noticia sobre la
el enemigo o le fusilarán los propios, como a un existencia de una red muy ramificada de la
traidor. Nadie quiere morir. Esa es la cuestión, clandestina Comunidad Fraternal de los Prisioneros
Grigori... de Guerra; en sus manos habían caído algunos
- ¡Ay, Volodka, Volodka! -Ereméiev le había documentos de la CFP, y entre ellos su programa. A
"bautizado" ya al estilo ruso-. Tienes los sesos instancias de la Gestapo, en otoño de 1943 los
torcidos. Habrá que enderezártelos. campos de prisioneros rusos que menos confianza
Y sin embargo, tanto él como sus compañeros inspiraban fueron reorganizados. Empezó, como
percibían en las palabras de Woldemar cierta verdad, decían en tono de broma los cautivos, la gran
que ellos no podían dejar de tomar en consideración, migración de los pueblos. Muchos de los prisioneros
a pesar de la resistencia. Las pláticas con él les rusos que habían trabajado en la "Krauss-Maffeil"
colocaban a menudo en situación embarazosa, pues fueron trasladados a otra empresa; su lugar fue
no siempre hallaban argumentos convincentes. De ocupado por italianos internados que, en realidad,
nada les valían las consignas ni las verdades que, a eran tan prisioneros de guerra como ellos. A los
juicio de ellos, eran asequibles hasta a un niño de cautivos se los barajaba como las cartas. La Gestapo
pecho. Querían que Woldemar se transformase de quería así romper los vínculos establecidos y apagar
testigo de la lucha contra el fascismo en participante las llamas de la lucha que ardían ya en el interior de
de la misma. Alemania.
IX Las medidas adoptadas por la Gestapo creaban
Por algo preocupaba a la Gestapo la situación realmente diversos obstáculos para las actividades
reinante en los campos de los prisioneros y de los prácticas de la CFP. Fue preciso restablecer cuanto
"obreros orientales". Múltiples indicios -la expresión antes todos los lazos rotos por el desplazamiento de
del semblante, el porte, la manera de andar, de los prisioneros. Urgía porque hacia mediados del
conducirse, de mirar, etc.- denotaban que los cautivos otoño la organización había estado ya preparada para
no eran ya como antes, en el otoño del cuarenta y una insurrección armada.
dos. Eran y no eran los mismos. En los actuales había El Consejo de la CFP de Munich no sólo había
mucho menos desconcierto, menos resignación. Eso establecido hacia entonces todos los vínculos
podía ser atribuido, claro está, a los fracasos sufridos necesarios y creado grupos de combate en la propia
por las armas alemanas en el Este; pero los ciudad y sus alrededores. También había contribuido
hitlerianos comprendían que había algo más. Al al nacimiento y consolidación de organizaciones
estudiar los informes semanales de sus agentes similares en otras ciudades del Sur de Alemania y de
secretos y representantes oficiales acerca de la Austria. Por encargo de Korbukov, Mervart había ido
conducta de los prisioneros, los jefes de la Gestapo en ese ínterin tres veces a Viena, donde, a través de
de Munich veían que en los campos de concentración un conocido suyo, de nacionalidad checa, se había
Los soldados no se ponen de rodillas 73

puesto en contacto con los prisioneros soviéticos, les dejó de contar. La longitud del paso sería de setenta
había entregado una serie de documentos de la CFP y centímetros. Por consiguiente, en el transcurso de un
relacionado con austríacos progresistas. día había recorrido cerca de quince kilómetros. Si no
Aprovechando los falsos certificados de hubiera llevado ya pronto dos meses andando de acá
licenciamiento que les suministraban Emma y otros para allá por ese saco de piedra como una fiera
antifascistas, los representantes del Consejo enjaulada, él habría dejado atrás casi novecientos
enlazaban también con otras ciudades. kilómetros y estaría ya lejos del requetemaldito
Korbukov, sus compañeros, toda la organización Moosburgo. Mas, por mucho que él anduviera por
de la CFP se preguntaban con impaciencia cuándo, aquella celda parecida a un armario puesto de
por fin, las tropas anglo-norteamericanas iniciarían costado, no podría salir de allí.
las operaciones militares en Europa. En tal caso el Vasili se sentaba a veces a descansar unos
sudoeste de Alemania habría de ser la retaguardia minutos en el estrecho camastro para luego reanudar
más próxima al Frente Occidental hitleriano. Y la caminata de la pared a la puerta y viceversa. Se
hubiera llegado el momento más oportuno para la cansaba terriblemente durante el día, pero ¿qué otra
insurrección. salida le quedaba, si a la media hora de permanecer
Pero las semanas pasaban, transformándose en inmóvil comenzaba a tiritar? De noche también se
meses, y los aliados no se apresuraban a abrir el veía precisado a saltar a menudo de su lecho y hacer
segundo frente, no lograban salvar el canal de La gimnasia para entrar en calor.
Mancha. En el Sur de Italia permanecían también Cuatro pasos de la pared a la puerta. Media vuelta
inactivos, sin hacer los esfuerzos que de ellos se hacia la izquierda. Cuatro pasos de la puerta a la
esperaban. El Ejército Soviético se encontraba aún pared. Media vuelta...
lejos de las fronteras de Alemania. En tales Vasili andaba lenta y pesadamente. No tenía por
circunstancias hubiera sido prematuro y muy qué apresurarse. Hablaba consigo mismo en voz alta.
expuesto emprender una insurrección armada, pues Recitaba poesías. De lo contrario, hubiera perdido el
podría llevar a la derrota a esa organización creada don de la palabra. Su propia voz le parecía ajena,
con tanto esfuerzo. desconocida. ¡Cuántas semanas llevaba ya sin
Se decidió continuar la labor y la lucha contra los contemplar un rostro humano agradable! Sólo a los
hitlerianos, pero duplicar y triplicar a la vez la soldados que le traían de comer una vez al día. La
vigilancia y la cautela, así como renunciar a los actos terrible soledad le agobiaba tanto, que a veces
de manifiesto sabotaje. Lo importante era conservar hubiera querido aullar como un lobo.
la potencia combativa de la organización para el En esos dos meses había sido sometido a
momento decisivo en que se pudiera asestar un golpe interrogatorio una sola vez. Un coronel barrigudo,
a la espalda del odioso régimen hitleriano. sentado ante la mesa del escritorio, le había
La Gestapo notó en seguida que la resistencia de escudriñado con una mirada tenaz de sus abotargados
los prisioneros había disminuido. Muchos altos jefes ojos y preguntado a quemarropa:
de la policía secreta se frotaban las manos con - ¿Qué cargo desempeñabas en la CFP?
satisfacción, creyendo que las medidas adoptadas A Vasili se le oprimió el corazón: eso significaba
habían destruido los medios de enlace y que la el fracaso. Con el asombro dibujado en el semblante,
organización se había disgregado. Pero también replicó:
habían en la Gestapo hombres inteligentes que - Señor oficial, yo no he sido más que el superior
comprendían que aquello no era el fin de la lucha, de los Stubendienst en la Krauss-Maffeill.
sino la calma temporal que precede a la tormenta. Y Al coronel se le inflamó el rostro:
esa tormenta, que iba aproximándose con fuerza cada - ¡No te hagas el tonto! ¡Te pregunto acerca de la
vez mayor, se percibía en todo. Faltaba saber quién CFP!
se adelantaría a quién. - ¿Es una fábrica?
La sección especial de la Gestapo, instituida a - ¡Ay, él no lo sabe!... ¡A ver, refrescadle la
comienzos del otoño de 1943 para luchar contra la memoria!...
CFP, trataba de ganar tiempo... Cuando le hicieron recobrar el conocimiento
echándole un jarro de agua fría, el juez de instrucción
Capítulo IX. Cuando los verdugos son sonrió siniestramente con sus labios abultados.
impotentes. - ¿Qué? ¿Te has acordado?
I - Señor oficial... - Vasili se pasó la lengua por los
Cuatro pasos de la pared a la puerta. Media aflojados dientes y se limpió la sangre con la manga-,
vuelta. Cuatro pasos de la puerta a la pared. Otra explíqueme a qué se refiere usted, para que yo sepa
media vuelta. Y de nuevo hacia la puerta. Ocho pasos al menos por qué se me maltrata. Le juro que jamás
redoblados hacían dieciséis, luego treinta y dos, he oído hablar de esa CFP. No ve que yo trabajaba en
sesenta y cuatro... ¿Cuánto habría andado durante el el campo y no iba a la fábrica. ¿Puede que ese taller o
día? Shájov contó una vez hasta veintitrés mil y... esa empresa tenga también otro nombre?
74 V. Liubovtsev

- ¡Imbécil! -El coronel asestó un puñetazo a la guerra y se cansaba ya de esperarla, los asuntos de
mesa-. ¡Al calabozo! ¡Y que no se comunique con los hitlerianos no debían de marchar bien. Cerca del
nadie!... lugar donde trabajaban los prisioneros había un
Cuatro pasos de la pared a la puerta. Media cementerio. Un día, Shájov quedó extrañado al ver
vuelta. Cuatro pasos de la puerta a la pared... un entierro original. Un grupo de mujeres pasó
Dos meses en el calabozo. Sesenta días. Por lo llorando en dirección al camposanto. Llevaban un
tanto, debían de estar, aproximadamente, a fines de gran retrato. Lo metieron en una fosa, lo cubrieron de
marzo de 1944. Sí, pues le habían traído allá en los tierra y clavaron en el promontorio una cruz. Vasili le
primeros días de febrero. preguntó al capataz por qué hacían eso.
Poco después de que celebraran el aniversario de - Es un entierro simbólico -masculló el alemán-.
Octubre, el grupo de prisioneros de la barraca núm. El hijo cayó en el Frente Este y, durante la retirada,
39 fue destinado al equipo correccional que se no tuvieron tiempo de sepultarle...
encontraba en la pequeña ciudad de Pfarrkirchen. En el acto, los prisioneros hicieron la siguiente
Una barraca solitaria circundada por una múltiple deducción: cuando en una ciudad tan pequeña como
alambrada de púas. Una penosísima jornada de doce Pfarrkirchen tenían lugar frecuentes "entierros
horas, metidos hasta las rodillas y hasta el pecho en simbólicos", ¡qué habría de suceder en las grandes
las frías aguas del Rott. Vagonetas de tonelada y ciudades! Si los hitlerianos no tenían tiempo para dar
media cargadas de grava. Pesados picos y palas. sepultura a sus muertos y los dejaban tirados en el
Apremiantes "¡Rápido, más rápido!" Apaleamientos, campo de batalla, debía de ser porque los soviéticos
befas. Y el mísero rancho de los recluidos, reducido a les presionaban fuertemente.
la mitad de lo que se recibía en los campos comunes. Por mediación de los compañeros del equipo de
Todo ello, en tales circunstancias, era una lenta los "obreros orientales", traídos a Pfarrkirchen a
agonía. finales del año, se logró establecer contacto con el
Los cautivos resolvieron evadirse. Dieciocho centro de Munich.
lograron romper la alambrada y huir. Divididos en Y a comienzos de febrero, tres prisioneros, entre
grupos de a tres se dispersaron en varias direcciones. ellos Shájov, fueron enviados inesperadamente a
Los unos tomaron el camino hacia el Oeste, para Moosburgo. A partir de entonces él se sentía como
ponerse en contacto con el Consejo de la CFP de expulsado de la vida: ni una sola noticia penetraba a
Munich e incorporarse a las filas de los luchadores. través de las húmedas paredes de aquel saco de
Los otros fueron hacia Linz y Viena con la esperanza piedra.
de hallar asilo en Austria. Cuatro pasos de la pared a la puerta. Media
Shájov, Pokotilo y Shevchenko, atormentados por vuelta. Cuatro pasos...
el frío y el hambre, anduvieron una semana entera II
por los bosques en dirección a Munich. Tuvieron que La Gestapo se apresuraba a contrarrestar la
dar muchas vueltas y rodeos, pues todas las vías inminente tempestad. Mientras la CFP aguardaba la
estaban cerradas y la policía y la población local aproximación del teatro de la guerra, la activación de
tenían la misión de capturar a los "bandidos las tropas anglo-norteamericanas en Italia y la
fugitivos". Los amigos fueron aprehendidos a mitad apertura del segundo frente, la policía secreta no
del camino. Les apalearon más de una vez hasta permanecía con los brazos cruzados. Parecía que
privarles del conocimiento. Tras permanecer dos peinaba con una lendrera los campos de
semanas en el calabozo fueron devueltos al equipo concentración para sacar de allí a todos los
correccional de donde habían huido. Se hizo eso con sospechosos y a cuantos de una u otra manera se
el evidente propósito de que la enfurecida guardia habían destacado de los demás prisioneros de guerra
acabara con ellos. Y, efectivamente, allí se les y "obreros orientales". Los sabuesos hitlerianos no
castigaba casi a diario. ahondaban en las sutilezas sicológicas; ellos prendían
Pero los malos tratos no quebrantaron su voluntad a todo aquel que se portaba con dignidad, que no
de luchar. Hasta allí, entre los recluidos de la bajaba los ojos con temor ni doblaba sumisamente la
correccional, trataron de desplegar las actividades de espalda.
la CFP. Por las tardes reunían a los compañeros para A fines de noviembre de 1943, la Gestapo
estudiar algunos problemas y opinar acerca de los descubrió en el campo núm. 25 de los "obreros
libros leídos. Organizaron un pequeño coro. Aunque orientales", situado en la Hoffmannstrasse, un lugar
el equipo de la correccional estaba aislado del resto de reuniones clandestinas de la CFP. Por allí
del mundo, los prisioneros podían darse cuenta de la comenzó una serie de detenciones masivas. La caza
situación en el frente. No recibían los partes de de los conspiradores se prolongó hasta mayo del
guerra, pero de sus conversaciones con el capataz, cuarenta y cuatro. Cientos de prisioneros rusos y
miembro del partido nacional-socialista, deducían civiles llenaron las cárceles de Munich.
que, si él no manifestaba especial entusiasmo al Interrogatorios, torturas, interrogatorios...
hablar de la posible victoria de los alemanes en esa Casi todos los miembros del Consejo de la CFP
Los soldados no se ponen de rodillas 75

de Munich, encabezado por Korbukov, fueron órdenes. Por fin se reblandeció:


detenidos. La Gestapo dio también con la huella de la - Bueno, por ser la primera vez, basta. Y ahora, ¡a
organización antifascista clandestina de los alemanes. bañarse!
Zimmet, Hans y Emma Gutzelmann, Rupert Huber, De aquel primer encuentro con el "SS" Shájov y
Karel Mervart, Kleinsorge y otros fueron arrojados a sus compañeros dedujeron lo que les esperaba allí. El
la cárcel. Al enterarse del fracaso, Georg Jahres se baño confirmó que aquello no había sido nada frente
suicidó en el momento en que los representantes de a lo que habría de venir. El "SS" encargado del aseo
la Gestapo venían a detenerle. era también, al parecer, un "amante de las bromas".
Todo eso acaeció en enero de 1944. Cuando los prisioneros se hubieron desnudado, unos
III hombres con vestimenta a rayas les raparon,
- ¡Ea, ruso, sal de allí con tus bártulos! dejándoles sendas franjas de pelo corto de la anchura
La recia voz del suboficial y el estrépito de la de la máquina desde la frente hasta la nuca.
puerta al abrirse despertaron a Shájov. El hombre - Es el camino de Moscú a Berlín -dijo riendo el
saltó del camastro. "SS" y les mandó que se colocaran bajo la ducha.
- ¡Recoge tus bártulos y sal de allí! Abrió el grifo del agua fría. Los hombres se
¡Qué bártulos ni qué ocho cuartos! No había nada apartaron de un salto. Pero él les obligó a puntapiés a
que recoger... Vasili salió al pasillo. El centinela le colocarse de nuevo bajo la ducha helada. Luego cerró
dio un empujón a la espalda con el cañón de su arma de prisa el grifo del agua fría y abrió el de la caliente,
automática. que estaba casi hirviendo. Los prisioneros volvieron
En la barraca de control, donde por regla general a echarse hacia las paredes y el "SS" a meterlos bajo
solían reunir a los prisioneros destinados a los la ducha.
equipos, Shájov vio a un grupo de hombres alineados Cuando él se cansó de hacer eso, los prisioneros
a lo largo de la pared. Entre ellos se encontraban recibieron vestimenta a rayas: pantalones, chaquetas
Shevchenko y Pokotilo. Vasili se alegró, pues pese a y boinas. Las chaquetas llevaban pintada en la
todo estarían otra vez juntos. Se dieron un apretón de espalda una "R" mayúscula.
manos. Los condujeron a una de las barracas que se
- ¡A formar de a dos! alzaban a lo largo de la calle principal del campo.
Los contaron, confrontaron sus números con los - Este es el bloque núm. 27 -dijo el tercer "SS"
de la lista y les esposaron. que les acompañaba-. Vosotros debéis recordar bien
Al ver tanta escolta -un soldado para cada dos el número, porque está prohibido dormir en otro
prisioneros-, los lugareños debían de tomarles por bloque. ¡Vamos a disparar!
criminales rematados. Mientras esperaban el tren Se dio media vuelta y se fue. E inmediatamente a
suburbano, trataban de mantenerse lejos de los los novatos se acercaron los viejos moradores de la
prisioneros y, al mirarles con recelo, agradecerían barraca. Entre ellos habían rusos, franceses e
posiblemente a Dios porque esos rusos terribles iban italianos. El bloque núm. 27 era como un sector
a viajar en un vagón aparte bajo la vigilancia de donde se ponía a la gente en cuarentena.
veinte aguerridos soldados y oficiales. Uno de los rusos preguntó si entre los recién
En Munich hicieron trasbordo. Y una hora más llegados había paisanos suyos y dijo acongojado:
tarde, los prisioneros se apeaban en una pequeña - A comienzos de febrero trajeron aquí a treinta
estación. En el frontón de la misma estaba escrito con pilotos de los nuestros. Y hace poco los fusilaron a
caracteres góticos: Dachau. Conque se les llevaba a todos. Os han dado las ropas de ellos. ¿Veis? ¿Aquí
un campo de concentración. están los agujeritos zurcidos.
Por las calles pasaba a cada rato gente con Vasili se estremeció. Con esa chaqueta había
vestimenta de color gris-azulado a rayas y escoltada andado ayer un aviador desconocido. Y ya no estaba
por soldados de los "SS". Ahí estaba la torre con el entre los vivos. Mañana o pasado mañana -¡quién
portón de hierro sobre el cual desplegaba sus alas un sabe!- tomarían la de Vasili, cuando estuviera
águila con una svástica en las garras. El "SS" muerto, y luego de quitar las manchas de sangre,
larguirucho que había abierto el portón les gritó algo. lavarla y zurcirla, se la pondrían a otro que también
Los prisioneros quedaron inmóviles sin habría de usarla poco...
comprenderle. El alemán se plantó de un salto ante - No moriremos antes de la hora señalada -
ellos y, de un manotazo, le abatió el gorro al primero; comentó con una triste sonrisa el comandante
luego, al segundo, al tercero... Krasitski, palpando el agujero burdamente zurcido
- ¡Ante el águila y los "SS" hay que andar con la sobre el bolsillo del pecho-. Si vamos a pensar en la
cabeza descubierta! ¡Ya os enseñaremos a respetar a muerte, el alma fenecerá antes de que nos fusilen... A
los arios! A ver, repetidlo bajo mi mando. ver, muchachos, explicad lo que es Dachau. Como se
Estuvo adiestrando a los prisioneros lo menos dice en mi terruño: ¿con qué se come eso?...
quince minutos sin dejar de repartir golpes entre Shájov había trabado conocimiento con él, así
quienes, a su parecer, no cumplían debidamente sus como con el teniente coronel Shijert y otros oficiales
76 V. Liubovtsev

del campo de Munich-Perlach al ser trasladados hitlerianos. Asombraba también su voz potente y
hacia allá. briosa, su desenvoltura y su sonrisa, como si al otro
- Con el tiempo vosotros mismos llegaréis a lado de la pared no humease la chimenea del
saberlo -repuso aquel que buscaba a paisanos entre crematorio.
los recién llegados. - ¿Por qué os han traído aquí?- siguió indagando
- Sácanos de la ignorancia -insistió Krasitski-. No Jrizanto.
vaya a ser que dentro de un par de días nos manden Krasitski repuso cáustico:
al otro mundo, como a los aviadores, sin que - Si tanto te interesa, pregúntaselo a los alemanes.
lleguemos a conocer el punto de partida... Ellos no nos han informado al respecto.
- Bueno. Pero el cuento será tétrico. - ¡Ah, comprendo! -la sonrisa se borró del
Shájov sabía ya desde mucho antes que el campo semblante de Nikolái-. Me tomáis por un pendejo.
de concentración de Dachau no era ningún rincón del ¿Acaso tengo cara de miserable?
paraíso. A sus oídos habían llegado algunas noticias Todos callaban. Jrizanto torció el gesto, hizo un
sobre ese lugar horrendo situado a cincuenta ademán de desesperanza y, andando pesadamente,
kilómetros de Munich. Y ahora él mismo se salió de la barraca.
encontraba allí. - ¿Quién es ese tipo? -preguntó Krasitski,
El campo de concentración había sido organizado volviéndose hacia los viejos moradores de la barraca.
por los hitlerianos en el año 1934. Era el primero de - ¡Jrizanto!
los diez campos de exterminio en masa que luego se - Ya sabemos que se llama así. Pero ¿por qué le
multiplicaron para envolver en una densa red no sólo dejan usar ese tupé y ese traje de lechuguino? ¿Hace
a Alemania, sino también a Austria, Polonia, de policía o qué?
Bielorrusia y Ucrania. En Dachau precisamente nació - ¡No! ¡Es Jrizanto! ¡El que resucitó entre los
la canción Los soldados del pantano, pues el campo muertos!
fue construido realmente, en un pantano, donde Y los recién llegados oyeron la historia siguiente:
sucumbieron los primeros recluidos. Los médicos nazis realizaban en Dachau diversos
- Aquí están representadas, creo yo, todas las experimentos con los recluidos. Un grupo de
nacionalidades del mundo -siguió contando el viejo monstruos enfundados en batas blancas efectuaba
morador de la barraca-. ¡Hay hasta negros! ¿Veis esa "investigaciones científicas" en diversas ramas de la
chimenea? Es el crematorio. Humea día y noche, sin medicina militar. A hombres sanos se les inoculaba
cesar. Incineran a los muertos. -El hombre echó una el tifus abdominal y exantemático, el paludismo, la
recelosa mirada a su alrededor y añadió, bajando la peste bubónica y el cólera, para luego someterles a
voz-: Dicen que arrojan al horno hasta a gente medio nuevos métodos curativos y estudiar el efecto de
viva... El ser humano no tiene aquí ningún valor. nuevas drogas. Médicos y estudiantes de las escuelas
Cuántos miles se han esfumado ya por esa chimenea. especiales de "SS" hacían prácticas de cirugía,
Nadie los ha contado... operando a gente sana. "Hombres de ciencia"
En el umbral apareció un hombre alto y fornido llevaban a cabo toda clase de experimentos.
con cara de valiente, ligeramente picada de viruelas. Escogían, por ejemplo, a veinte o veinticinco presos
No aparentaba más de los treinta, aunque tenía el de los más robustos y los colocaban en una cámara
cabello completamente cano. Un mechón de nívea especial donde se podía subir o bajar repentinamente
blancura caía sobre sus ojos. Una camiseta de la presión atmosférica. Lo hacían para establecer
marinero ceñía su robusto pecho. No llevaba puesto, cómo se reflejaban en el organismo humano las
como los otros, un traje a rayas, sino pantalón negro grandes alturas y los descensos rápidos en
muy acampanado y chaqueta de marino. Al verlo paracaídas. Había también un laboratorio donde, por
aparecer, los viejos moradores de la barraca se encargo de las fuerzas aéreas, el médico "SS"
levantaron respetuosamente. El les saludó con la Rascher y su esposa procedían al enfriamiento de sus
cabeza y se acercó a los recién llegados. víctimas en el agua. Al mariscal Hermann Goering,
- ¡Salud, muchachos! Soy Nikolái Jrizanto, un jefe de la aviación hitleriana, le interesaban los
marino de la flota del mar Negro que se encuentra métodos de reanimación de los pilotos cuyos aviones,
temporalmente en tierra debido a la borrasca. He al ser derribados, caían en el mar. Los Rascher
querido desamarrar, pero no me dejan salir del metían a los recluidos en un baño muy frío y los
puerto. Y vosotros, ¿de dónde venís? tenían allí hasta que éstos perdían el conocimiento.
- De Moosburgo -contestó Shijert, paseando una Los más vigorosos resistían de veintiocho a treinta y
mirada reprobatoria por la vestimenta y el tupé de seis horas. Los criminales galenos les sustraían
Jrizanto. sangre y les medían la temperatura periódicamente.
Los otros recibieron también a Nokilái con ojos Cuando ésta bajaba hasta veinticinco o veintiséis
sombríos. Un hombre que andaba por el campo de grados, las víctimas eran sacadas del agua y se
concentración con ese atuendo, sin que le raparan procedía a su reanimación con ayuda de lámparas de
como a los demás, sería sin duda un lacayo de los cuarzo, agua caliente y electroterapia. A ese bárbaro
Los soldados no se ponen de rodillas 77

experimento habían sido sometidos cientos de presos. cosquillearles los nervios.


La mayoría de ellos había perecido. Sobrevivían - ¡No pidáis eso, muchachos! -decía Lozzi
contadas personas, las cuales después de "resucitar" tajantemente-. Vosotros no tenéis idea de lo que
quedaban inválidas o perdían el juicio. Nikolái significa recorrer en invierno ciento cincuenta o
Jrizanto había resistido dos veces aquella prueba doscientos kilómetros por los Alpes. ¡Y otros tantos
únicamente porque tenía una salud férrea. Los "SS" para volver! Si llegarais incluso al ferrocarril e
le valoraban como una prueba palmaria de la eficacia hicierais algo, el camino de regreso sería insuperable.
del "método" elaborado por los esposos Rascher, ¡No os dejaré ir!
pues a pesar de haberle bajado la temperatura hasta - ¡Pero Lozzi, acuérdate de Suvórov! -dijo
19 grados, el ruso estaba vivito y coleando. Como Grigori-. ¡El pasó con todo un ejército por el San
Nikolái, había también otros dos: un yugoslavo y un Gotardo! Si nuestros abuelos pudieron, ¡por qué no
polaco. Por eso Jrizanto gozaba de pequeños hemos de poder nosotros!
privilegios como el de vestirse y peinarse a su antojo Lozzi arqueó las cejas, señal segura de que estaba
y ocupar el puesto de ayudante del capo en la cocina. a punto de soltar la carcajada o de montar en cólera.
Al tener prestigio y ciertas posibilidades, trataba de - ¡Para eso fue Suvórov! Vosotros no sois
ayudar a los rusos y enviar a sus barracas uno o dos mariscales de campo...
calderos más de sopa. Al fin y a la postre, se dio por vencido y accedió
- ¡Qué feo ha resultado eso! -dijo Shijert después que emprendiesen la marcha, nombrando jefe del
de oír la historia de Jrizanto-. El hombre venía con la grupo a Laptánov y a Ereméiev, su ayudante. El
mejor intención, y nosotros le echamos encima un grupo se formó exclusivamente de voluntarios. Lo
jarro de agua fría... integraron, además de los rusos, Lucezar, Gianni, dos
Krasitski no le dejó acabar: compañeros de éste y Woldernar.
- El, como todos los titanes, no debe de ser En esos meses, el alemán había cobrado gran
rencoroso. Comprenderá... apego a Grigori y a sus amigos. Los demás
IV guerrilleros parecían haberse acostumbrado a él, o
La vida apacible abrumaba a Grigori. "Esto no es habían comprendido tal vez que no todos los
una guerra. ¡Es una casa de descanso! -discurría con alemanes eran fascistas: no se notaba ya ningún
desazón en su fuero interno-. Sólo hay escasez de aislamiento. Woldemar, o Volodka, como a iniciativa
víveres. Si no... El aire de montaña es purísimo; el de Ereméiev empezaron a llamarle, resultó ser un
agua, cristalina. No tenemos casi nada que hacer. De muchacho simpático y valiente. Más de una vez
cuando en cuando, quizá un par de veces al mes, había acompañado a los guerrilleros en las
abandonamos la base por dos o tres días, les operaciones, sin querer, no obstante, empuñar las
cosquilleamos los nervios a los fascistas y... de vuelta armas. Se prestaba a llevar a cuestas sacos pesados
a las montañas, a tumbarnos a la bartola. ¡En verano con trofeos o a distraer la atención de los centinelas
y otoño era otra cosa!" para que los guerrilleros pudiesen acercarse
En invierno se redujeron algo las actividades de desapercibidamente y atacarles por la espalda. Pero
los guerrilleros. Muchos de ellos se fueron a sus disparar y hacer que se vertiese sangre alemana, ¡eso
respectivas casas a descansar. Y con razón, puesto no!
que el destacamento contaba ya con más de Los rusos se pasaron muchas horas departiendo
ochocientos hombres y era un problema alimentar a con Volodka. Le hablaron de la vida en la Unión
todos en las montañas. En invierno quedaron en la Soviética, de las atrocidades cometidas por los
base menos de la mitad: aquellos que, como los fascistas con los prisioneros de guerra y la población
rusos, no tenían adónde ir y los que corrían peligro al de las zonas ocupadas. Por sí solo vino a resultar que
presentarse en sus casas. A fin de abastecerse de aquellas conversaciones se salieron del marco de las
víveres y municiones, los guerrilleros asaltaban de conversaciones corrientes para transformarse en
vez en cuando las pequeñas guarniciones alemanas clases de educación política, no sólo del alemán, sino
dislocadas en los pueblos. A eso se limitaban, en de todo el grupo. En los meses invernales había
realidad, sus actividades invernales. Todos esperaban tiempo libre de sobra, y las charlas alrededor de la
con impaciencia los primeros aires templados, hoguera, comenzadas por los recuerdos personales de
cuando en los puertos de las montañas se derretiría la los guerrilleros, desembocaban en una discusión de
nieve y se podría actuar con más energía. los problemas de actualidad y en anhelos del futuro
Ereméiev y sus compañeros, cansados de esperar, en un mundo de paz.
asediaban de continuo a Lozzi, pidiéndole que les - ¡Qué bien vamos a vivir! -exclamó Beltiukov
dejara ir al ferrocarril transalpino. abriendo anchamente los brazos como si quisiera
- Los alemanes andan ahora muy tranquilos y abarcar el Universo-. Figúrate, Volodka, tú,
despreocupados porque hace tiempo que no sienten ciudadano de la República Socialista Alemana,
nuestra presencia -argüía Laptánov-. Comprende, vienes a visitarme a Sarátov. ¡Tenemos unos lugares
Lozzi, que es el momento más apropiado para maravillosos! Tomamos un yate y nos vamos con las
78 V. Liubovtsev

cañas de pescar a una isla. Encendemos una hoguera pudiéramos hacer que el tren descarrilado cayese
como ésta y cocemos una sopa de pescado. No falta sobre la carretera y la obstruyera...
la botellita de vino. Y allí, al amor de la lumbre, - Eso puede hacerse sólo en una curva muy
recordamos los Alpes. Entretanto, las olas del Volga pronunciada. Sigamos adelante...
lamen la playa con un dulce murmullo. El ruiseñor La oscuridad impedía hallar el lugar más
desgrana sus trinos en los matorrales. Huele a heno apropiado para la ejecución de sus planes.
de los prados. ¡Y nada de guerras! Tu serás entonces Resolvieron aplazarlo hasta la noche siguiente. El
ingeniero o médico... grupo se dividió en dos partes: la primera debía
- ¡Qué dices! -el alemán sonrió tímidamente-. ¿De seguir por el lado occidental del desfiladero, y la
dónde voy a sacar yo el dinero para estudiar? segunda por el opuesto, para reunirse al anochecer
- Alemania será una república socialista, y tú, del otro día.
además de estudiar gratuitamente, cobrarás un Grigori y los hombres puestos bajo su mando
estipendio. tomaron la ladera occidental. Tras andar unos cuatro
El alemán meneó la cabeza con desconfianza. kilómetros se echaron a descansar. El cierzo, que
Tampoco Lucezar y los italianos daban mucho traía de las cumbres punzantes copos de nieve, calaba
crédito a las palabras de los rusos. Eso de que no hasta los huesos. No podía encender lumbre.
había paro forzoso y de que se curaba e instruía Acurrucados en un montón, pegados de espaldas el
gratuitamente parecía un cuento hermoso. uno al otro, se pasaron la noche tiritando. Al
Aquellas conversaciones se llevaban en una amanecer reanudaron la marcha. De cuando en
mezcla de lenguas, aunque el alemán -idioma del cuando, reptando como culebras entre las piedras, se
enemigo común- solía ser a menudo el medio aproximaban al desfiladero para observar muy abajo
fundamental de comunicación. el camino. En aquel momento estaba casi vacío.
Raras veces se oía el traqueteo de ruedas, repetido e
El grupo de voluntarios emprendió la marcha intensificado por el eco.
hacia el ferrocarril alpino de Brenner. Si el camino se Sólo después del mediodía Grigori divisó por fin
hubiese extendido en línea recta, no habría sido muy lo que ellos andaban buscando. El desfiladero, por el
largo: de ochenta a cien kilómetros. Pero nadie había fondo del cual corría un río, tomaba allí la dirección
preparado ese camino para los guerrilleros. Ni noroeste, mientras la carretera y la vía férrea torcían
tampoco podrían salvar por vía aérea esa distancia. bruscamente hacia el noreste para internarse en un
Había que darle un rodeo a cada peña, escalar cada túnel. En ninguna otra parte hubieran encontrado los
montaña y descender de ella, cruzar a vado muchos guerrilleros un lugar más apropiado que aquél para la
riachuelos que no se helaban, dormir sobre un suelo consecución de sus fines. Cerca del túnel se alzaba
húmedo y también sobre la nieve y comer carne de una barraca, y ante el negro boquete, adonde se
caballo y nabos sin sal. A veces tenían que avanzar metían las dos vías, saltaba a la vista la caseta rayada
metidos en la nieve hasta las rodillas, si no hasta la del centinela. Entre el túnel y la curva del camino
cintura, y pasar por estrechos escalones. Al sexto día mediaba una distancia aproximada de setecientos
de la marcha los guerrilleros divisaron la helada metros.
cumbre del Marmolata; pero sabían que se El grupo llegó a reunirse a la anochecida. Grigori
encontraba aún muy lejos. Al fin del octavo día ardía en deseos de asaltar la barraca de la guardia,
cruzaron el Piave. Ya estaban cerca de la meta. pero Laptánov le atajó:
Debían sólo seguir por un desfiladero y escoger el - ¡Sería el suicidio! Allí habrá, por lo menos,
lugar para el sabotaje. Por aquella región, un poco cuarenta hombres, y nosotros somos once. ¡Mucho
más al noroeste, ellos habían andado ya el verano ruido y pocas nueces! Si pudiésemos volar el túnel,
anterior. ¡eso sí que sería espléndido! ¡Qué lástima! No nos
Tras mandar a cuatro combatientes a explorar los alcanzan los explosivos...
accesos a la vía férrea, Laptánov y Grigori fueron a Durante el día no pasaron más que un tren de
escoger el lugar más vulnerable. pasajeros y unos cuantos de mercancías. Los
Iban por la vertiente de una montaña. Abajo, a alemanes se sentían allí, al parecer, bastante
doscientos metros de allí, pasaban de cuando en tranquilos, pues el automotorraíl de patrullaje con
cuando, traqueteando pesadamente, trenes con las tres soldados y un guardavía había sido visto sólo dos
luces apagadas. Más abajo aún se deslizaban por la veces.
carretera automóviles con los faros camuflados. - Oye, -le dijo Beltiukov- ¡qué te parece si nos
- Oye -Serguéi se inclinó hacia Grigori-, ¿qué te quedamos aquí una nochecita y un día más, por duros
parece si matamos dos pájaros de un tiro: que sean, y hacemos las cosas de modo que a los
estropeamos la vía férrea y cortamos el tránsito por la hitlerianos les quede un buen recuerdo?
carretera? - ¿Qué propones?
- Será difícil hacerlo. ¿Ves cómo pasan los coches - ¡Al diablo la curva del camino! Volemos un tren
uno tras otro? ¡Cómo vas a sembrar minas!... Si en el túnel. Le meteremos un taponcito tan compacto
Los soldados no se ponen de rodillas 79

que los alemanes tardarán lo menos dos semanas en llamadas telefónicas. Para que no se fuera de la
sacarlo. Porque una obstrucción del camino es poca lengua, Woldemar le controlaría. Dos de los
cosa: puede ser liquidada en un par de días. guerrilleros irían al túnel a colocar el explosivo. Los
- Lo de la voladura no está mal -dijo Laptánov demás deberían permanecer en un refugio y apuntar
tras una larga pausa-. Pero a quien encienda la mecha contra la barraca a fin de asegurar, en caso de alarma,
no le dará tiempo de salir del túnel... la retirada de los ocupados en la preparación del
Eso apaciguó un poco los bríos de Leonid. En sabotaje. El relevo de centinelas tenía lugar cada
efecto, uno de ellos debería ir al encuentro de la cuatro horas, y en ese tiempo podría hacerse todo sin
muerte. No tenía ningún sentido volar el tren a la prisa. Lo único que faltaba por saber y de lo que
entrada misma del túnel, puesto que los hitlerianos debía tenerse noción a toda costa, era si el centinela
quitarían rápidamente el tapón. Era preciso que la se comunicaba con la estación más próxima.
explosión se produjese a unos cien metros del
comienzo, y además que tuviese la potencia necesaria Al ver apuntados a la cara los cañones de los
para obstruir debidamente el túnel. Pero como la fusiles automáticos, el centinela -un soldado de baja
mecha era corta, quien la encendiese no escaparía de estatura y entrado en años- lanzó un ay y,
allí. No obstante esa idea quitaba el sosiego a los empavorecido, levantó las manos. Después de atarle,
guerrilleros. Les martilleaba de continuo el cerebro. Grigori dijo en voz baja a Beltiukov:
No podían deshacerse de ella. "En realidad, pensaba - ¡Adelante!
Grigori, siendo la primera operación de este año, Leonid se metió con Lucezar en el túnel. En la
habría que comenzarla con una explosión tan osada y garita quedaron tres: Grigori, Woldemar y el
significante. Es preciso asestarles a los fascistas un centinela atado.
golpe sensible en el plexo solar. Están más tranquilos - Volodka -dijo Grigori en alemán-, habla con él.
porque los guerrilleros no les han tocado en todo el Ya sabes lo que debes averiguar...
invierno. No debe dejarse de aprovechar la ocasión". Gutzelmann, ceñudo, asintió con la cabeza.
Mas, ¿quién se atrevería a encender la mecha? El, - No tema usted -dijo al centinela-. Si se queda
Grigori, ¿se prestaría a cumplir esa misión? De sólo neutral y cumple nuestras órdenes, usted quedará
imaginar el negro boquete del túnel, el traqueteo - vivo.
cada vez más patente- de las ruedas y a sí mismo - ¿Y qué debo hacer?
llevando el fósforo encendido a la mecha, el hombre - Conducirse como si nada hubiera sucedido. ¿Le
sintió malestar. ¡Brr! Eso era peor que entonces en el telefonean a usted con frecuencia desde el cuartel?
emplazamiento de la batería, cuando había prendido - No. Sólo para avisarme cuando debe pasar algún
fuego al depósito... Allí había tenido tiempo de tren...
escapar, pero aquí... Encender la mecha no era nada - ¿Y viene alguien aquí por la noche a controlar
complicado; lo importante era hacerlo a tiempo, para cómo cumple usted sus obligaciones?
que la explosión se produjese bajo las ruedas de la - No.
locomotora, ni un minuto antes ni después. Para eso - ¿Dice usted la verdad? Le advierto que si hay
había que tener los nervios bien apretados en un alarma, usted recibirá el primer balazo de los
puño... guerrilleros. Y yo no tengo ningún deseo de que eso
- Bueno -dijo Laptánov-, dejémoslo para mañana. suceda...
Puede que se nos ocurra algo mejor... - Lo que le digo es muy cierto. Yo tampoco tengo
Tras apostar a los centinelas, los guerrilleros se ganas de morir.
tumbaron a descansar. Pasó una noche más, larga, - Cuando suene el timbre del teléfono, yo le
interminable. La gente estaba transida de frío. pondré al habla. Pero usted debe contestar como
Hablaban con voces enronquecidas, acatarradas, siempre, para no despertar ninguna sospecha. ¿Me
tosían. entiende?
De día vigilaron la barraca y la carretera. - Trataré de hacerlo.
Por la mañana habían hallado ya la solución. - ¿Pasan por aquí de noche trenes de pasajeros?
Podrían prescindir de la mecha, empleando en lugar - No.
de ellas los cebos de las granadas. Únicamente - Cuando debe pasar un tren, ¿le comunican a
debían calcularlo todo con suma precisión, para no usted si va con soldados o con mercancías?
fallar. - No. Sólo me dicen el número.
Durante el día elaboraron el plan de la operación. - Y el automotorraíl de patrullaje, ¿circula de
Decidieron no tocar el cable telefónico que iba de la noche?
garita del centinela a la barraca; no fuera a ser que el - En otoño circulaba. Pero ahora muy de cuando
teléfono estuviese mudo cuando alguien quisiera en cuando. Y siempre se me avisa.
ponerse en comunicación con el centinela. Era - ¿De dónde suele salir?
preciso, pues, capturar vivo al soldado, atarle y que, - Por lo común, de Carbonina, una estación
amenazado por una pistola, respondiese a las situada al otro lado del túnel y a seis kilómetros de
80 V. Liubovtsev

aquí. A veces viene de Piave di Cadore. tensión le había costado mucho también al centinela.
- ¿De dónde vienen con más frecuencia los trenes Después de hablar por teléfono había quedado
nocturnos? fláccido. Grigori consultó el reloj: eran las dos menos
- Del Norte. cuarto. Doce minutos antes de la salida del tren.
Se produjo el silencio, puesto que habían Cinco o siete minutos más para recorrer un trayecto
averiguado cuanto les interesaba. Los minutos se de seis kilómetros... ¿Dónde estarían los muchachos?
arrastraban lentos. Tras cierto titubeo, el centinela ¡Por qué tardaban tanto en regresar.
alzó los ojos hacia Woldemar. Luego de dar la carabina a Woldemar y decirle:
- Perdone. Usted habla como un verdadero "Quédate aquí, que yo vuelvo en seguida", salió de la
alemán. No se le nota ningún acento extranjero. garita.
- Soy alemán -repuso Woldemar con toda Los alemanes quedaron solos. Woldemar,
sencillez. desconcertado, tenía en la mano la carabina
- ¿Soviético? arrebatada al centinela. Comprendía que Grigori
- No. El otoño pasado yo usaba aún el mismo había obrado con imprudencia, pues por vez primera
uniforme que usted. había puesto su suerte y la de sus compañeros en
- ¿Ha desertado?... Perdone, quería preguntarle si manos de un alemán. Bastaría descolgar el
usted se ha pasado al campo de los guerrilleros. Y microteléfono y gritar una sola palabra -
éstos, ¿no le han fusilado a usted? "¡Guerrilleros!"- para que cundiese la alarma y
- Como ve - Woldemar sonrió. fracasara la operación. El oficial de guardia
- ¿Y usted combate contra los propios... es decir, alcanzaría a telefonear desde el cuartel a la estación,
contar sus compatriotas? y el tren no saldría. En ese tren viajarían soldados
- ¿Combato? Eso es mucho decir. Mire, no llevo alemanes, y entre ellos posiblemente, su padre. Todo
siquiera un arma. Les ayudo un poco a los podía ser... Al cabo de algunos minutos, el convoy
guerrilleros en su justa causa. pasaría a toda velocidad por el túnel, detonaría la
- ¿Es usted comunista? ¿Por qué no le confían a explosión, la locomotora pegaría un salto, caería de
usted un arma? costado, y los vagones, aplastados como cajitas de
Gutzelmann movió la cabeza. fósforos, se encaramarían el uno al otro... No era
- Soy tan comunista como usted. Y en cuanto al tarde aun. Sólo de él dependía en aquel momento que
arma... esa catástrofe se produjera, llevando a la tumba a
En eso empezó a zumbar como un abejorro el cientos de alemanes jóvenes y viejos o que no
teléfono de campaña. Grigori sacó una navaja y resultara nada de lo planeado por los guerrilleros...
arrimó el filo al cuello del centinela. Woldemar "¡Levanta el auricular! ¡Levanta el auricular! -le
colocó el auricular junto al oído del alemán y se pegó exigía el corazón-. Si Grigori está al otro lado de la
también con la mejilla al aparato. puerta, tú alcanzarás a murmurar esta sola palabra
- ¡Heinz! -comenzó a tronar en el microteléfono antes de que él te liquide. ¿Mira que en el tren vienen
una voz joven, algo gruesa-. ¿Qué hay, viejo? tus compatriotas, gente de la misma sangre que la
¿Durmiendo como siempre en tu puesto? tuya!"
- No grites de esa manera, Ludwig -exprimió de sí "¡No lo levantes! ¡No lo levantes! -replicaba la
Heinz y lanzó una mirada de soslayo a la mano que razón-. ¿A qué vienen tus compatriotas a este país?
empuñaba la navaja-. ¿Qué quieres? ¡A matar! ¿Quieres ser cómplice de ellos? Acuérdate
- Te noto por la voz que estabas roncando. Bueno, del frío que pasasteis Grigori, Lucezar, Gianni y tú
cuando pase el tren, terminarás de mirar tus sueños. en estas diez largas noches de invierno, de los
¿Has visto algo por lo menos? doscientos kilómetros recorridos en compañía de
El soldado, al parecer, estaba aburrido y tenía ellos por las sendas de las montañas, de que ellos han
ganas de charlar. Pero era peligroso alargar la compartido contigo cuanto tenían. Ellos luchan
conversación. Woldemar le hizo una señal al porque en el mundo no haya guerras, ni hambre, ni
soldado; éste asintió con la cabeza. paro forzoso, ni injusticia. ¿Puedes traicionarles
- Dime el número del tren y la hora de salida. después de eso?"
- ¿Qué te pasa? ¿Estás enojado? ¿Te da rabia de "¡Pero en el tren viajan alemanes, seres vivos!
que te haya despertado? Bueno, sigue roncando. ¡Ellos no tienen la culpa de que les hayan metido en
Apunta: número noventa y uno cero tres; sale de los vagones y llevado a Italia a matar a otros!"
Carbonina a la una cincuenta y ocho... ¡Salud, viejo! "¿Y si no hay gente en el tren? ¿O tan sólo unas
Y Ludwig colgó el auricular. cuantas personas? Puede que el tren lleve cargas,
Woldemar se enjugó el sudor de la cara. A pesar municiones, tanques..."
del frío, sentía calor. En los contados minutos de su Las contradicciones le desgarraban el alma. Al ver
conversación, había sufrido una emoción terrible. llegar a Grigori, Woldemar suspiró aliviado.
Más que nada había temido que Heinz se fuese de la Permanecía en el mismo sitio y en la misma postura
lengua y que Grigori se viera precisado a matarle. La en que minutos antes le había dejado Grigori. Y éste
Los soldados no se ponen de rodillas 81

no sospechaba siquiera qué batalla acababa de librar hasta las rodillas en agua helada o bajo la luz
consigo mismo el alemán; le había dejado en la garita deslumbrante de unas lámparas de gran potencia, la
a vigilar al centinela sin ningún temor, como se lo sed y el hambre; todo eso debía, a juicio de los
hubiera confiado a su mejor amigo. verdugos, quebrar la firmeza de los conspiradores y
- ¡Todo irá bien, Volodka! Vamos. obligarles a declarar. Los jueces de instrucción tenían
- ¡Oiga usted! -le imploró el centinela-. Póngame la certeza de no haber capturado a todos los
una mordaza, tíreme al suelo y asésteme un golpe al miembros de la organización clandestina, puesto que
hombro con la culata. ¡Pero no a la cabeza, por favor! no habían detenido más que a nueve personas. Los
Porque, si no, me fusilan. ¡Más fuerte! ¡Ay! restantes debían de haber quedado en libertad.
Grigori satisfizo su ruego con todo esmero, o con - ¡Habla! ¡Habla! ¡Habla! -era lo que se oía de
demasiado ahínco quizás, pues el dolor desfiguró el continuo en cada interrogatorio y en cada tormento.
semblante del centinela. Pero ellos callaban. Los de la secreta, fuera de sí,
Woldemar y Grigori corrieron a donde estaban los inventaban torturas aún más refinadas, pero no
suyos, cortando de paso el cable telefónico en unos lograron arrancarles ningún nombre, ni siquiera a la
cuantos lugares. Todos estaban ya reunidos. delicada Emma. Ella sólo temía irse de la lengua al
Laptánov les ordenó que subiesen unos cien metros perder el conocimiento a causa del dolor. Era preciso
por la vertiente. Confiaba en una retirada sin olvidar cuanto había quedado fuera de los muros de
combate. la cárcel, borrar de la memoria el pasado. Ella no
De pronto tembló la tierra y se oyó una sorda sabía nada ni nada había habido. Su corazón no podía
explosión. Al toque de alarma, los soldados salieron deshacerse únicamente del recuerdo del hijo. Era un
corriendo del cuartel. Pero los guerrilleros, dolor que continuaba mortificándola todavía, al cabo
amparados por la oscuridad, iban alejándose más y de tantos meses, haciéndole sufrir más que los golpes
más sin haber efectuado ni un solo disparo. Después y las torturas. En todo el mes de noviembre no había
de tan exitosa operación se sentían, como siempre en llegado ni una carta de Woldemar, y en diciembre
tales casos, muy animados y alegres, con los recibió de vuelta las que ella le había enviado.
corazones rebosantes de júbilo. Penas, inquietudes y Alguien había puesto en los sobres: "El destinatario
dificultades quedaban relegadas al olvido. Y sólo un está ausente". Desesperada, se dirigió por escrito al
hombre de los once -Woldemar no compartía su jefe de la unidad, preguntándole en términos
regocijo. Seguía preguntándose si había procedido implorantes qué le había pasado a su hijo. Y mientras
justamente. Tenía ante sus ojos la mueca de dolor de esperaba la respuesta, se perdía en conjeturas. ¿Le
Heinz. Su imaginación pintaba un montón de carne habrían enviado al Sur de Italia donde se combatía
ensangrentada y huesos, de lo que media hora antes contra los norteamericanos? Pero él era servidor de
habían sido hombres vivos, alemanes, compatriotas. arma antiaérea. ¿Habría caído una bomba en la
¡El había hecho correr esa sangre! ¡El los había batería y él estaría herido? En tal caso él le hubiera
matado! El no había querido eso, pero tampoco había escrito. ¿Y si había perecido? No, no; ella no quería
podido evitarlo. No tenía derecho. "¡Oh, Dios, cuán admitir eso... A mediados de diciembre llegó por fin
difícil y complicada es la vida!"... un paquete postal: el jefe de la unidad le comunicaba
V que su hijo había desaparecido durante una incursión
Woldemar no se hubiera mortificado tanto, sin de los guerrilleros. El cadáver no había sido
duda, y se habría decidido incluso a empuñar un descubierto... Emma, abatida por esa noticia, cayó
arma y disparar, si hubiese podido echar una ojeada a enferma. A ello siguió la detención.
las cámaras de tortura de la Gestapo de Munich, Sin haberlo acordado de antemano, Hans y Emma
donde los maestros en su oficio llevaban Gutzelmann, así como Karl Zimmet, a fin de salvar a
interrogando ya por centésima vez a los padres del los restantes, cargaron con toda la responsabilidad. El
muchacho. ¡Qué no habrían experimentado en esos más informado era este último; por añadidura, tenía
meses Hans, Emma y sus compañeros! una gran experiencia de la lucha en la clandestinidad.
Emma, a los cuarenta y tres años, estaba hecha Como los hombres estaban recluidos en la cárcel de
una vieja. Nada quedaba ya de su garbo ni de su Neudeck, y las mujeres en la de Stadelheime, Karl
jovialidad. Los cabellos, encanecidos, le colgaban en logró avisar a todos los detenidos, salvo a Emma.
desorden. Tenía la espalda encorvada y las mejillas Ellos debían decir que no habían estado relacionados
hundidas. Los dedos fracturados durante las torturas - con nadie más que con Zimmet, el cual les había
tumefactos, nudosos, como retorcidos por el reuma-, inducido a emprender actividades prohibidas; y
no se le desdoblaban. Su cuerpo entero era un haciendo como que cumplían sus indicaciones, no
cardenal. Sólo podía permanecer tendida boca abajo. habían cometido, en realidad, nada en contra del
Su marido estaba tan desfigurado como ella. Y a régimen establecido. Los hitlerianos procedían a
Mervart y Zimmet daba miedo mirarles. veces al careo de los interrogados con Emma, la
La Gestapo tenía prisa. Los interrogatorios, los única que no había sido prevenida. Pero en esos
tormentos, las noches en vela con las piernas metidas momentos no se le podía decir nada a ella.
82 V. Liubovtsev

El juez de instrucción agitaba ante los ojos de bocanadas de humo negro por la chimenea del
Zimmet las octavillas firmadas por el Frente Popular crematorio. Pero la naturaleza humana es así:
Antifascista Alemán, exigiéndole que dijera quién, mientras uno vive, no puede pensar de continuo en la
además de los detenidos, militaba en esa muerte. La vida tomaba lo suyo. El estómago pedía
organización. Karl explicaba que hasta el año 1943 alimento, los brazos trabajo y la mente buscaba una
había actuado solo, tratando, no obstante, de crear la salida a la situación.
impresión de que existía toda una asociación. Sí, él En la plaza del campo, donde dos veces al día se
había recurrido al engaño y al chantaje para pasaba lista, los amigos se encontraron con algunos
conseguir que Huber imprimiese las octavillas. conocidos de Munich: Korbukov, Batovski, Yákov
¿Hans y Emma Gutzelmann? Les había embaucado y Varlámov y otros. Habían sido traídos a Dachau unos
amedrentado también, sabiendo que Emma, en cierta días antes. "Las cosas van mal -dedujo Shájov-. Todo
ocasión, había obrado con imprudencia al permitirle el Consejo de la CFP ha sido capturado..."
a un ruso escuchar la emisora de Moscú. ¿Qué había - Sí -confirmó Savva con voz trémula-, ha sido el
querido lograr con la octavilla titulada "Noviembre fracaso, el fracaso más completo. Se los han llevado
de 1918 se repetirá"? Esa guerra, al igual que la a todos...
primera mundial, no podría acabar felizmente para - No debíamos habernos fiado de los aliados. Les
Alemania. Estallaría una revolución. Y él, aunque no hemos esperado en vano -comentó Korbukov con un
era comunista, creía que era necesario ayudarle al dejo de amargura-. De haberlo sabido, hubiéramos
pueblo alemán a abrir los ojos, derribar el régimen alzado a la gente y armado una buena... Antes que
nazista e instaurar la paz, llegar a un común acuerdo morir aquí, tras la alambrada, preferiríamos caer en la
con todos los trabajadores del mundo. ¿Huber? Era lucha...
un pobre diablo. Después de embaucarle, Zimmet le - Después de la pelea no hay por qué blandir los
daba a veces dos o tres libras de grasa de cerdo por la puños... -sentenció Batovski, pero Iván le
edición de las octavillas. ¿Dónde conseguía la grasa? interrumpió:
El había tenido la posibilidad de proporcionárselo. - Lo lamentable es justamente que la cosa no llegó
¿En qué invertía el dinero obtenido de la recaudación a la pelea. Pero, ya veremos. Quizá tengamos la
de las cuotas? N o merecía la pena de hablar de los suerte de no morir como los borregos...
míseros trescientos marcos que él lograba recoger. Cada día llegaban grupos de presos. Los novatos
¡Cómo no habría de tener la futura organización sus eran alojados en el bloque de la cuarentena. Una vez
propios recursos!... ¿Que el servicio de investigación apareció Tólstikov por allí.
había hallado unos cuantos centenares de carnets en - ¿A ti también te han pescado? -exclamó
blanco? Naturalmente, creyendo que con el tiempo la Shevchenko, corriendo emocionado a su encuentro.
organización crecería, él le encargó a Huber que - ¿De qué te alegras? -replicó Iván con irónica
imprimiese un gran número de carnets. ¿Por qué los sonrisa-. Podría creerse que no nos hemos encontrado
había de color rojo y de tonalidad gris clara? Los en un campo de concentración, sino en un balneario.
carnets rojos eran para los miembros activos, para los - Pese a todo, estamos juntos de nuevo. ¡Cuánto
probados, y los grises para los candidatos. tiempo sin vernos!
Los de la Gestapo no eran tan simplotes como - Yo preferiría no ver aquí a ninguno de vosotros.
para no darse cuenta de que el acusado trataba de Hubiera sido mejor que estuvierais en libertad o en
desorientarles y llevarles por una vía falsa. Y aunque un campo corriente. Bueno, ¿cómo estáis?
los demás conspiradores confirmaban las - Habla tú primero. ¿Cómo están los nuestras?
declaraciones de Zimmet, los jueces de instrucción Hace ya nueve meses que nos llevaron de la
tenían la certeza de que aquélla era una versión "Krauss".
preparada de antemano. - Ya no queda allí ninguno de ellos. Sólo quedan
Como en los cuatro meses que se prolongaban ya los "orientales". Nos desparramaron por los diversos
los interrogatorios no se había logrado recoger sino campos. Yo he estado hasta hace poco muy cerca de
escasos datos acerca del Frente Popular Antifascista, aquí; luego me arrojaron al Sonderblock de
la Gestapo resolvió llevar las investigaciones por otro Moosburgo y de allí a Dachau. Kúritsin se evadió. A
conducto. De los materiales de las pesquisas y de los Doroñkin se lo llevaron a otro campo con una parte
documentos capturados se sabía que el FPA estaba de los nuestros. En fin, nos han dispersado en todas
relacionado con la CFP. ¿Podrían descubrirse direcciones como a los botes en una tempestad.
algunos grupos del mismo a través de los prisioneros ¡Pero, hermanos, no os podéis imaginar con quienes
de guerra? me encontré en Moosburgo! Puros comandantes y
VI tenientes coroneles. Yo era el único sargentito entre
Shájov llevaba ya una semana y pico recluido en ellos. Y me tuteaba con todos. ¡Qué gente más
Dachau. Los primeros días le perseguía el admirable! En su mayoría eran de Sebastopol,
pensamiento de que todos ellos estaban condenados a veteranos que ya en la guerra civil habían sacudido
salir, si no hoy mañana, en forma de espesas de lo lindo a las tropas de Wrángel y Denikin y que
Los soldados no se ponen de rodillas 83

en esta contienda han realizado también proezas. mismo. Le mantuvieron durante algunos días
¡Verdaderos águilas! completamente desnudo e incomunicado. Y otra vez
- ¿Y todos pertenecían a la CFP? le apalearon. Lo llevaron a Moosburgo y lo arrojaron
- Sí... La que hubiéramos podido armar con ayuda al calabozo. En enero lo enviaron en un equipo
de ellos si... correccional a las canteras de Eichstätt. Para no
A ese "si" desembocaban muchas conversaciones. trabajar, se fracturó los dedos de la mano izquierda.
¡De qué valían los razonamientos acerca de lo que se Lo devolvieron a Moosburgo e internaron en la
hubiera hecho o podido hacer, si...! Cada cual ponía enfermería. De allí huyó al campo común y estuvo
en esa palabra toda su desazón por haber dejado escondido entre los polacos durante dos meses. En
escapar la posibilidad de mostrarles a los hitlerianos abril fue descubierto por un suboficial cojo y volvió a
cómo los rusos luchaban y morían con las armas en parar al calabozo. Y de allí a Dachau. Eso era todo.
las manos allí, en Alemania. Ese "si" era como una Los amigos quedaron pensativos. ¿Qué hacer?
barrera invisible en la que se estrellaba toda Slavka estaba muy extenuado. Había que buscarle
conversación acerca del pasado. algún trabajo dentro del campo, pues fuera de él no
A comienzos de mayo, todos los rusos que habían resistiría ni una semana. Lo consultaron con Jrizanto,
llegado juntamente con Shájov fueron trasladados al el cual no viendo la posibilidad de colocarle en la
bloque núm. 16, y días después, gracias a Nikolái cocina ni en el "equipo de los toneleros", prometió
Jrizanto -el cual resultó ser uno de los dirigentes del hablar al respecto con sus compañeros. Quizás
Comité clandestino de ayuda mutua de los presos de hallaran alguna solución. Y, en efecto, al cabo de
Dachau-, Vasili y sus compañeros fueron alistados al unos días Vechtómov obtuvo trabajo en la casa de
"equipo de los toneleros". Su obligación era llevar los baños.
toneles de sopa a las barracas. Diez o doce personas En mayo, durante un bombardeo aéreo quedó
se uncían a dos grandes carros conocidos entre ellos destruido el edificio de la Gestapo de Munich. La
por los nombres de "Katiucha" y "Andriucha": sección especial de la policía secreta, dedicada a
cargados con los toneles de la bazofia, iban de la investigar el asunto de la CFP, se trasladó a Dachau.
cocina a los bloques y de los bloques a la cocina. Y diariamente, desde la mañana hasta la noche, los
Shájov, Tólstikov, Pokotilo y Shevchenko fueron a "SS" sacaban del campo a prisioneros rusos para
parar a un mismo "atelaje". A su lado, con las correas llevarlos a una barraca de madera. El primer
sobre el pecho, marchaban el teniente coronel Shijert, interrogado fue el coronel Tarásov.
los comandantes Krasitski, Petrov, Grómov y otros. Shájov, que hasta entonces sólo le había conocido
Jrizanto, el encargado del reparto de la sopa, de oídas, llegó a comprender en esos días por qué
despachaba sistemáticamente más toneles de lo precisamente Mijaíl Ivánovich era uno de los
establecido, indicando a qué bloques llevarlos. No dirigentes de la CFP y por qué precisamente él había
escapaba a su atención ningún preso debilitado. encabezado el levantamiento en Moosburgo, uno de
La Gestapo continuaba "limpiando" de elementos los campos de concentración más grandes del Sur de
indeseables los campos de los prisioneros de guerra y Alemania. De ese hombre recio y robusto con la cara
de los "obreros orientales". A Dachau arribaban más poblada de espesa barba negra emanaba una fuerza
y más grupos. Y nuestros amigos iban diariamente al espiritual extraordinaria. Se portaba con excepcional
bloque de la cuarentena a ver si entre los recién dignidad y sangre fría. El valor y la serenidad no le
llegados había algún conocido. Un día Shájov divisó abandonaban nunca. Veterano de la guerra civil,
entre la muchedumbre a Vechtómov. había estado al frente de una escuela de artillería, y
- ¡Contramaestre! en tiempos de la guerra de Finlandia había sido uno
Slavka se le acercó. En el medio año de su de los primeros en entrar en Víborg. La unidad a su
separación había adelgazado visiblemente. La mando había protegido la evacuación de las tropas
camiseta a rayas le colgaba como en una percha. Pero soviéticas de Sebastopol. Y allí, herido, le habían
su mirada conservaba la firmeza y el ardor de antes. capturado los fascistas...
Luego de informarse sobre la suerte corrida por sus Tarásov regresó del interrogatorio al cabo de
compañeros, Vechtómov les contó su historia. Se algunas horas. A consecuencia de los golpes
había fugado con otros del equipo correccional de recibidos apenas podía mantenerse en pie.
Pfarrkirchen. Después de dividirse en grupos, Slavka, Escupiendo sangre, dijo a sus compañeros qué
Víctor Egorski e Iván Popov tomaron el camino trataban de averiguar los de la Gestapo. Según él,
hacia Austria. Al tercer día fueron capturados en una éstos andaban aún a ciegas, sin disponer de datos ni
redada policíaca. Como era de suponer, los apalearon de pruebas suficientes que confirmaran la pertenencia
brutalmente. Una noche, el jefe de la guardia llevó a a la CFP de muchos de los prisioneros allí reunidos.
Vechtómov a un campo y le ordenó que echara a Querían saber a toda costa quiénes eran los dirigentes
correr; tenía el visible propósito de liquidarle a de la misma y cómo estaban relacionados con los
balazos. Pero Slavka se tiró al suelo y dijo que no campos y los antifascistas alemanes. Por
daría un paso; si el jefe deseaba, que lo matara ahí consiguiente, era preciso desorientar al servicio de
84 V. Liubovtsev

investigaciones. Quien tuviera la posibilidad, que todo...


rechazase toda acusación y declarara no haber oído Esos ojos inmóviles y opacos como dos botones
nunca nada acerca de la CFP. A juicio de Tarásov, de plomo adquirieron inesperadamente una mirada
los hitlerianos tratarían de romper ante todo la punzante que se clavó en la cara de Vasili sin querer
resistencia de los oficiales superiores, viendo en ellos soltarle.
a los jefes de la organización. Shajóv se encogió de hombros:
Dos días después, el coronel fue llevado - Pero si yo no he trabajado en la fábrica. No sé
nuevamente al otro lado del portón. Cuando él nada...
regresó a la barraca, Shájov advirtió que tenía la - ¡Deja de hacer el tonto! -chilló "Vania" y,
barba chamuscada, un ojo totalmente hinchado y abalanzándose al preso, le embistió con el huesudo
hablaba con dificultad porque le faltaban algunos puño en el ojo-. ¡Habla!
dientes. La paliza no fue muy dura. Podía decirse que el
- No importa -dijo trabajosamente Mijaíl interrogatorio en la Gestapo no había sido tan brutal
Ivánovich-, no importa... Las hemos pasado más como el castigo que sufrieran al ser capturados
negras también... y aún será peor. Debemos estar después de su huida del equipo correccional. Por lo
preparados para eso... visto, aquí se le pegaba más para atemorizarle que
Tarásov tenía razón. Los de la Gestapo empezaron para desatarle la lengua, pues las declaraciones de
por los oficiales de más elevado rango. Luego Shájov parecían convincentes.
sometieron a interrogatorio a los comandantes Igual de leve fue, relativamente, la suerte corrida
Ozolin, Krasitski y Kondenko, a los tenientes por sus amigos, los cuales no cesaban de asegurar
coroneles Shijert y Shelest, al intendente Korbukov y con obstinación que no sabían nada. Shájov,
a otros. Los oficiales dieron prueba de excepcional Pokotilo, Tólstikov y Shevchenko fueron sometidos a
valentía y firmeza. Al capitán Grigori Platónov reiterados cacheos con los oficiales. Puesta la mirada
también lo llevaron allá, aunque antes de ir a parar al en los rostros ensangrentados de Korbukov y de
campo de concentración él no había sabido nada Batovski, los compañeros meneaban la cabeza: no,
acerca de la existencia de la organización no los hemos visto, no los conocemos. ¿Qué
clandestina. importaba que Batovski hubiera trabajado en la
- Conque me teníais apartado, lo hacíais todo a misma fábrica que ellos? No había sido el único;
mis espaldas, ¿eh? ¿Temíais que yo os denunciara? - ellos habían visto allí a cientos de rusos. Era
reconvino con amargura a Shájov y a otros conocidos imposible conocer a todos, y además, estaba
de tiempos del Sonderblock. rigurosamente prohibido apartarse del lugar de
Pero ellos, tratando de justificarse, replicaban: trabajo. ¿Y Korbukov? Lo veían por primera vez.
- No te lo decíamos, Grigori, porque no sabes ¿Que si era posible que no le hubiesen visto en
dominarte. Acuérdate de lo del tatuaje o de como les Dachau? Como allí había miles de rusos, ¿quién
gritaste a los gestapistas: "¡No nos fusilaréis a podía acordarse de cado uno? Posiblemente lo
todos!". En un momento de arrebato, tú, sin querer, hubieran visto, pero no le conocían...
hubieras podido estropearlo todo. En uno de esos días en que Vasili, de pie ante la
Platónov comenzó a exasperarse: pared y con las manos enlazadas en la nuca (eso era
- ¿En un momento de arrebato? ¡Si yo estoy que lo establecido) esperaba ser llamado al gabinete del
ardo todo el tiempo! ¡El odio me anuda la garganta! juez de instrucción, por la ventana entreabierta
En fin, vosotros sabéis mejor por qué habéis llegaron a sus oídos estos gritos:
procedido así. Posiblemente hayáis hecho bien en no - ¡Os aborrezco! ¡Por más que os ensañéis en
decírmelo. Pero me duele... nosotros, no evitaréis vuestro pronto fin! La tierra
La Gestapo se ocupó después de los restantes. arde bajo vuestros pies...
Shájov fue llevado allá más de una vez. Ateniéndose El chasquido de un golpe y el ruido de un cuerpo
a las instrucciones de Tarásov, continuó asegurando, al caer dejaron truncada la frase. En el momento en
como en Moosburgo, que no sabía nada acerca de la que Vasili era conducido al interior del gabinete, se
CFP y que en el campo anejo a la "Krauss-Maffeill" cruzó con un "SS" fornido que arrastraba por las
no había existido tal organización. Al menos él no piernas a un hombre. La cabeza de la víctima se
había oído hablar de la misma. Y además, él había bamboleaba sin vida. Shájov le reconoció: era Alexéi
trabajado permanentemente en el campo, sin ir a la Kirilenko, uno de aquellos que no había conocido
fábrica. antes de ir a parar a Dachau. Aparentaba ser una
Durante el segundo interrogatorio, Shájov divisó persona muy blanda e inteligente irreprochablemente
una cara conocida junto a la del juez de instrucción. amable y correcta hasta en el ambiente del campo de
¿Quién era aquel tipo enjuto, de nariz puntiaguda y concentración. Trataba de "usted" a cuantos le
ojos muy juntos, de pájaro? ¡Ah! ¡Era Vania! rodeaban, lo que pareció al principio una gravedad
- ¿Me reconoces? -el gestapista entornó los ojos-. afectada y antinatural. Se decía que antes de la guerra
Conozcámonos más de cerca. A ver, amigo, cuéntalo Kirilenko había tocado la trompeta en una orquesta,
Los soldados no se ponen de rodillas 85

mas no se sabía exactamente en cuál: si en la del casualidad les había arrebatado a tres compañeros. ¡Y
Gran Teatro o en la de Jazz de Knushevitski. En qué compañeros! Hasta Luigi, que en nada se había
Dachau también había tomado parte en los conciertos destacado de los demás, le parecía ahora a Ereméiev
dominicales ofrecidos por un grupo de aficionados. Y un excelente luchador. Y Lucezar, ese lerdo que
ahora, ese hombre delicado había hallado en sí siempre se había guaseado de Gianni, también... Pero
mismo las fuerzas necesarias para echarles en cara a lo más doloroso era la muerte de Serguéi. ¡Cuántos
los verdugos toda la verdad, su desbordante odio... momentos de la vida ligados a su recuerdo! ¡Cuánto
Vasili sabía que Kirilenka había sido miembro de la le había apreciado Grigori! El, que había soñado con
CFP en uno de los campos de los "obreros regresar a Kíev, buscar a aquella niña y decirle:
orientales"; sabía también que los que no eran "¿Ves? ¡He venido, como te lo prometí!", él no
oficiales superiores habían recibido la indicación de volvería ni diría nada más. Yacía en la tierra fría y
negar su pertenencia a la misma, pues la endurecida por las heladas, en algún lugar de los
organización no había sido derrotada hasta el fin, era Alpes Cánicos, a miles de kilómetros de su región de
preciso conservar a la gente, no perder en lo posible Nóvgorod y del lago Ilmen, y ni siquiera ellos, sus
el dominio de sí mismo ni descubrir ante los amigos, podrían hallar su tumba en aquel caótico
alemanes sus sentimientos verdaderos. Pero Alexéi amontonamiento de las rocas. No se alzaba sobre ella
no lo había resistido... un obelisco coronado de una estrella, sino un canto
Faltó poco para que Shájov siguiese su ejemplo. rodado con una inscripción burdamente hecha con
Ya que de todos modos les esperaba la muerte, era cuchillo.
preferible morir como un combatiente y no -según la Lozzi les recibió con aire sombrío. Todo él
expresión de Iván Korbukov- como un borrego. No parecía decir: "Yo estaba en contra. Yo me oponía.
hacer el títere ni el tonto ni tampoco renegar de la Pero vosotros os salisteis con la vuestra. Y aquí
CFP. Morir como el comisario Sazónov. Pero el tenéis el resultado. Aun queda por saber si el sabotaje
propio Sazónov había dicho: se puede morir cuando ha sido eficaz. Vosotros mismos habéis quedado
eso obra en bien de la causa... En bien de la causa... fuera de combate. Tendréis que dedicar un par de
¿Y qué se ganaría con que él echase en cara al semanas a restablecer las fuerzas y la salud"...
gestapista lo mismo que Kirilenko? Pero no dijo eso en voz alta. Después de escuchar
Shájov bajó la mirada para que el juez de el informe de Ereméiev y de hacer algunas preguntas,
instrucción no viera lo mucho que él le aborrecía y se les ordenó que descansaran. Grigori hubiera
preparó para hacer el mismo papel que en los preferido que Lozzi descargara sobre él toda su ira y
interrogatorios anteriores... le tratase con aspereza.
VII A la vuelta de unos días, Lozzi se personó en el
La marcha al ferrocarril les costó caro a los refugio de Grigori. Sentado en el camastro, estuvo un
guerrilleros. En el camino de regreso, Serguéi rato largo dándole chupadas a su corta pipa y
Laptánov, que iba delante, cayó a un precipicio desde tosiendo. Grigori adivinó que algo serio le traía.
un estrecho escalón recubierto de hielo y se mató. No Lozzi despegó por fin los labios:
habían alcanzado sus compañeros a reponerse de - ¡Bravo, muchachos! Acabo de recibir un
aquella desgracia, cuando un nuevo suceso vino a informe. ¿Sabes cuántos días estuvieron los alemanes
sumarse a aquél: un alud dejó enterrados bajo la arreglando el túnel? ¡Trece! Lo taponasteis bien. Fue
nieve a Lucezar y a un italiano llamado Luigi que un tren de tropa... No te aflijas, Grigori, así es la
había ido a explorar el terreno. Al cabo de dos días vida. Los hitlerianos las han pagado bien caras por la
de incesantes búsquedas, los compañeros lograron pérdida de nuestros tres compañeros… ¡Descansa,
desenterrar a este último, pero ya estaba muerto: se amigo! Te agradezco por la lección que me has dado.
había asfixiado. A Lucezar no lo hallaron: el hombre Conque también en invierno se puede guerrear en los
quedó tirado bajo el compacto manto de la nieve. Alpes. Lo tendremos en cuenta...
Sólo al décimo sexto día de haber realizado el acto de - ¿Has oído, Volodka? -dijo animado Grigori,
sabotaje regresaron ellos a la base del destacamento. volviéndose hacia Gutzelmann, el cual yacía a su
En el último trayecto -de unos cuantos kilómetros-, lado-. Nuestros esfuerzos no han sido inútiles.
más que andar, avanzaban a rastras, sin fuerzas. Hemos aniquilado un tren de tropa...
Estaban helados, flacos y ennegrecidos por los Y quedó cortado. Un rictus de dolor compungió el
vientos, el hambre y el sol. El éxito de la operación rostro del alemán.
realizada no les alegraba ya. Grigori comprendía, por - ¿Qué te pasa?
supuesto, que ninguna victoria se obtiene sin Al principio, Woldemar no quiso hablar, pero
sacrificio. Antes habían sufrido igualmente la pérdida luego le contó cuánto había sufrido en ese tiempo.
de compañeros; los perderían también en lo sucesivo. - ¿Comprendes? -dijo en voz baja, sofocado por la
Y podía ser que una bala le segara a él. Pero lo más emoción-. Cuando regresábamos y al llegar ya a la
doloroso era que el propio acto de sabotaje había base yo trataba de hacerme a la idea de que en aquel
transcurrido sin un solo disparo y que una absurda tren no había viajado gente. No digo ya nadie, sino
86 V. Liubovtsev

casi nadie. De que en él sólo iban cargas. Y me lo revolución, y el tercer hijo, que había pasado al
tenía ya creído, porque me había obligado a creerlo... campo de los enemigos, no se apiadó de su padre ni
Pero ahora veo que en aquellos vagones viajaban de sus hermanos al encontrarse cara a cara con
alemanes tan jóvenes y sanos como yo. Dormían, ellos...
soñaban con las chicas que habían quedado en el Al contar eso, Grigori quería que Woldemar
terruño… Ellos no iban a la guerra por su propia comprendiese lo trágico y natural de esa escisión, su
voluntad; los llevaban... Y ahora, no están... De eso convicción de que era necesario determinar al lado de
tengo la culpa yo, porque hubiera podido evitarlo… quién se estaba en la lucha. Le costaba mucho hacer
Pero no pude. ¡Qué pena! ¡Qué dolor!... No sé qué eso, pues no dominaba suficientemente el idioma
hacer... Me pesa... ¡La de días que llevo alemán.
torturándome! No obstante, Woldemar, al oír su emocionada
Ereméiev movió la cabeza comprensivamente y voz, le comprendía.
pasó la mano por el hombro de su compañero. ¿Qué - Sé que muy recientemente aún alemanes
podía decirle en aquellos momentos en que todo se antifascistas lucharon al lado de los republicanos en
trastrocaba en su alma? Lo que por costumbre había España -continuó Ereméiev-. ¡Y cómo luchaban!
sido inconmovible, se venía abajo. Y era preciso Contra Franco, que gozaba de la ayuda de Hitler y de
decidir dónde estar: a éste o al otro lado de las Mussolini. ¡Alemanes luchaban contra alemanes!
barricadas. No se podía permanecer al margen de la Nadie les había llamado a España, nadie les había
lucha. enviado la notificación de reclutamiento ni obligado
- ¿Has oído hablar alguna vez sobre la guerra civil a empuñar las armas para ir al combate y perecer.
librada en Rusia? Pero ellos fueron allá voluntarios, combatieron y
Woldemar se encogió de hombros: ¿qué tenía que perecieron en aras del triunfo de la justicia y la
ver eso con él? libertad de los españoles. Podría uno preguntarse:
- En aquella guerra sucedía a veces que el padre ¿qué tenían que ver ellos con los españoles? Sabían
luchaba contra el hijo y el hermano contra el que era preciso ofrecer resistencia al fascismo, que la
hermano. Era un parentesco mucho más cercano que libertad no se consigue a fuerza de pedirla, sino que
el de simples compatriotas. Escucha lo que te voy a se la conquista con las armas en las manos. Esos
contar... alemanes eran muchachos honrados, luchadores,
No recordaba ya los nombres de los protagonistas antifascistas. Y no estaban solos. Estoy seguro de que
ni todos los giros argumentales de los relatos de también ahora hay en Alemania no pocos muchachos
Shólojov leídos en otros tiempos; pero lo principal le como ellos, que emprenden algunas actividades a
había quedado grabado para siempre en la memoria y pesar del terror de la Gestapo. Algunos de los
el corazón. Al estallar la guerra civil él era un niño de nuestros que cayeron prisioneros después me mí me
corta edad. En la adolescencia había envidiado han contado que a veces los proyectiles fascistas no
terriblemente a los intrépidos defensores de Poder explotaban porque venían ya estropeados de la
soviético y leído con avidez los libros que relataban fábrica. Volodka, tú debes resolver al lado de quién
sus hazañas. Un día cayó en sus manos La Estepa te pones. No puedes permanecer al margen de la
Azul en modesta encuadernación. Admirado de los lucha.
personajes de esta obra de Shólojov, la releyó unas - Ya lo he resuelto -dijo Woldemar con una triste
cuantas veces. sonrisa-. Cierto es que al principio eso no dependía
Y ahora transmitía a su manera el asunto de la de mí. Tú debes comprender...
misma, añadiendo o inventando algunos detalles - Comprendo -le interrumpió Grigori-. Por eso no
escapados a la memoria y reuniendo en un todo te apremio. Piénsalo bien y resuelve tú mismo. Tú
diversas historias. Refirió cómo el cosaco rojo Fiodór puedes, claro está, quedar limpito y, formalmente, no
fusiló a su mujer que acababa de dar a luz a un hijo. mancharte las manos con la sangre de tus
La fusiló, porque ella había traicionado a la compatriotas ni disparar contra ellos. Pero ¿cómo te
revolución. Y no le dejó amamantar al niño ni sentirás cuando te pregunten luego cómo has
siquiera una sola vez, porque no quería que el contribuido a la derrota del fascismo y al nacimiento
pequeño ingiriese leche envenenada por la alevosía. de una nueva Alemania y tú no tengas casi nada
Refirió cómo un chaval que cuidaba los melonares concreto que responder'? Te lo preguntarás a ti
escondió en su choza a su hermano -un combatiente mismo y tus hijos te lo preguntarán.... Perdona mi
rojo herido-; cómo les sorprendió en la cabaña su brusquedad, Volodka. Por algo se dice: "No se puede
padre, que servía a los guardias blancos, y cómo ese rezar simultáneamente a dos dioses". Una de dos: a
muchachito dócil, queriendo salvar a su hermano éste o a aquél. Y démoslo por acabado.
para que triunfara la nueva vida y la gran causa por la VIII
que éste luchaba, mató a su propio padre; los - ¡Vasia! -exclamó Vechtómov al divisar a
hermanos se incorporaron a los rojos. Refirió cómo Shájov-. ¡Salud!
un padre y dos hijos se alzaron en defensa de la - ¡Salud!
Los soldados no se ponen de rodillas 87

- Demos una vuelta... pasar por su cedazo a los prisioneros de guerra! Y se


Quien deseaba hablar con un compañero sin llevaba a aquellos que, si bien no habían pertenecido
despertar sospechas, no debía aislarse, sino, por el a la CFP, se distinguían de los demás, al entender de
contrario, estar a la vista de todos. Tal era lo los hitlerianos, por su carácter rebelde y gozaban de
reglamentado en Dachau. Por las tardes, cientos de autoridad entre los recluidos. Así habían sido
presos se paseaban de a dos o tres, tomados del llevados de uno de los campos Nikolái Kúritsin y de
brazo, por las calles del campo de concentración o otro el comandante Petrov.
formando círculos en la plaza donde solían pasar Tólstikov, abrazando a su amigo, dijo:
revista y conversar en voz baja. - Conque ya ves, Nikolái, nuestro comité de la
Vasili barruntaba que Slavka el "Contramaestre" Krauss está reunido. Falta sólo Doroñkin,
ardía en deseos de comunicarle alguna novedad. Así Zaporozhets y Glújov.
fue. - No los necesitamos aquí.
- ¡Los aliados han efectuado un desembarco de Shájov y Pokotilo estrecharon largamente la
tropas en Francia! diestra de Mijaíl Ivánovich Petrov. El primero le
- ¡Qué me dices! preguntó si los fascistas, al llevárselo, sabían que él
- Es verdad. Yo mismo lo he oído por radio... era comandante y activista de la CFP.
- ¿Un receptor de radio aquí? ¿Cómo es eso? - Creo que no. Yo figuro ahora bajo otro nombre
- Sí, tenemos uno en la sección de desinfección. y corno soldado raso. En invierno, cuando me
Los alemanes mismos lo han construido a espaldas enviaron del campo común de Moosburgo al equipo
de los "SS". Yo he escuchado hoy la emisión de obreros, los muchachos de la oficina de trabajo me
londinense. ¡Ya tenemos el segundo frente! pusieron otro número, el de uno que había muerto.
-¡Magnífico! Ahora sí que Hitler se irá pronto al De modo que el comandante Mijaíl Petrov ha dejado
diablo... ¡Ay, qué les costaba haber abierto el de existir y ante vosotros está Nikita Jliábintsev.
segundo frente unos meses antes! Habíamos trabajado con suma precaución,
- Yo trataré de comunicarte diariamente los partes procurando no dejar ningún rastro, cuando en mayo
de guerra, y tú difúndelos. No estaría mal hacerlo a me arrestaron, no sé por qué, y me enviaron de nuevo
través de octavillas, pero aquí es peligroso jugar con a Moosburgo. Después de permanecer un mes y pico
tales cosas. en nuestro Sonderblock he sido trasladado acá.
Vechtómov le contó a Vasili que entre los que Los amigos le contaron a Petrov cuanto sabían. La
trabajaban en la casa de baños había muchos Gestapo continuaba dando vueltas como un perro que
verdaderos antifascistas. En el transcurso de unas quiere atrapar su propia cola. A juzgar por todo, la
cuantas semanas él había logrado intimar investigación no daba un paso adelante. Los oficiales
especialmente con dos alemanes -Karl Saltan y sometidos como antes a interrogatorio no decían esta
Ludwig Renz-, ex combatientes de la brigada boca es mía. Petrov no debía confesar que pertenecía
internacional. Después de luchar contra el ejército de a la CFP. Y si estaba allí como soldado raso, mejor
Franco y de retirarse en combate hasta más allá de para él. El no sabía nada acerca de la CFP. Lo mismo
los Pirineos, fueron internados en Francia y luego debía tener en cuenta Kúritsin.
entregados, juntamente con otros republicanos, por el - Tampoco yo llevo el mismo apellido de antes -
renegado Petain a los hitlerianos. Entre los recluidos dijo riendo Nikolái-. No soy ya Kúritsin, sino
que trabajaban en la casa de baños y en la cámara de Tsiplionkin… Después de que yo me escapé y ellos
desinfección había también españoles, con los que me atraparon, fui trasladado al Stalag. Cuando me
Slavka había trabado amistad. El, al igual que preguntaron cómo me llamaba, se me ocurrió decir:
Tólstikov, había hallado rápidamente un idioma Tsiplionkin. Así lo anotaron. Una advertencia,
común con decenas de personas del más diverso muchachos: vosotros no me conocéis ni yo os
origen: alemanes, españoles, italianos, belgas... conozco. ¿Está claro?
Vechtómov logró en contadas semanas granjearse Los compañeros asintieron con la cabeza.
también la confianza de un grupo de periodistas IX
serbios y del círculo de los sacerdotes polacos. El y Por más que los hitlerianos trataban de sembrar el
Tólstikov poseían al parecer el don innato de antagonismo nacional, no lo lograban. El sentimiento
reconocer a las personas inteligentes y conquistar sus de solidaridad era más fuerte. Todos los antifascistas
simpatías. A Vasili le costaba mucho más conseguir comprendían que la Gestapo se proponía debilitar,
eso; se sentía en su elemento sólo entre los rusos. Es mediante la escisión, el espíritu de compañerismo de
posible que aquello se debiera a la diferencia de los recluidos. Pero el comité clandestino de ayuda
caracteres: Shájov era mucho más reservado y menos mutua hacía todo lo posible para fortalecer la unión.
locuaz que Slavka o Iván; tenía que habituarse a la Alemanes, franceses, belgas, rusos, serbios,
persona antes de intimar con ella. españoles y representantes de otras nacionalidades
Al campo de concentración iba llegando más y actuaban de mancomún.
más gente. ¡La de veces que la Gestapo había hecho Excepción de ello fue el pequeño puñado de los
88 V. Liubovtsev

"verdes", o sea, de los delincuentes, algunos de los perpetrado el sabotaje. Se llamaba Nikolái. Estaba
cuales desempeñaban altos cargos en la encerrado en un sótano de donde era imposible
administración interior del campo. Por su ferocidad escapar. Le amenazaba la muerte. Era preciso
se distinguía especialmente el "tío Volodia". Corrían averiguar por lo menos su apellido y sus señas. Se
rumores de que él descendía de una familia organizaría un encuentro de Shájov con ese
aristocrática georgiana y que, habiendo huido al muchacho. El llevaría al sótano el caldero de la
extranjero después de la revolución, llegó a ser comida. Jrizanto, entretanto, distraería al "SS", y Karl
ladrón de fama mundial. Siendo superior del campo, acompañaría a Vasili. De suyo se comprende que era
podía permitirse muchas cosas. Y como odiaba todo peligroso entablar conversación con los presos en el
lo soviético, al sólo oír mencionar la palabra "ruso" sótano, pues uno mismo podría ir a parar allí. Pero
montaba en cólera. Cierto es que descargaba también era necesario.
su furia sobre los ucranianos, los gitanos, los - ¿Por qué me lo dices? -replicó Vasili con
bashkires y los georgianos, pues todos ellos eran enérgico ademán-. ¿Acaso no comprendo que el
soviéticos, a su entender, rusos. El torturar a los hombre se lo merece? Sacrifica su vida para salvar a
niños y adolescentes -cuyo número, en Dachau, era los compañeros.
más que elevado- constituía la ocupación predilecta Con el termo de la bazofia echó a andar en pos de
del "tío Volodia". Experimentaba un placer especial Jrizanto y Karl. El calabozo estaba cerca: más allá de
al maltratarles. Los chicos le temían más que a los la cocina y apartado de las barracas.
"SS", y al verle andar por el campo, se apresuraban a La maciza puerta de hierro rechinó para dejar
esconderse. pasar a Shájov y a Reder. A la mortecina luz de las
Los compañeros del Comité Internacional de los bombillas eléctricas ese sepulcro de los vivos con su
Presos Políticos, acerca de cuya existencia el "tío aire viciado y olor a moho y humedad parecía más
Volodia" no sabía nada, se las ingeniaron para tenebroso aún. Hubiera sido mejor la oscuridad
advertirle que dejara de portarse así y de maltratar a completa.
los presos, si no deseaba un buen día marcharse al - Quién es Nikolái?- preguntó bajito Vasili.
otro mundo. El superior del campo se amansó un Se oyó un gemido. Alguien repuso con voz
poco, aunque de vez en cuando hacía de las suyas... enronquecida:
A través de Tólstikov y de Vechtómov, Shájov - Yo...
conoció e intimó con los alemanes Walter Leitner, - ¿Cómo te apellidas, amigo? ¿De dónde eres?
Karl Reder, y Adolf Probst, el checo Frantisek Blaga, - Chubukov... Soy de Sérpujov...
el holandés Nico Rost y otros antifascistas. El Shájov se lanzó hacia el rincón de donde provenía
profesor Blaga era uno de los dirigentes del Comité la voz, e inclinándose, abrazó a Nikolái. El hombre
Internacional de los Presos Políticos del campo de gimió de nuevo:
concentración; Karl era el más antiguo de los - Cuidado... No me queda ni un hueso sano...
cautivos de Dachau (quedaban ya pocos de ésos): - Yo también soy de Sérpujov. Vivía a dos pasos
llevaba ya diez años allí; Adolf y Walter habían de la fábrica de tejidos. ¿Y tú?
luchado en España. El periodista Nico Rost, según - En la calle Sitsenabivnaia. ¿Sabes dónde está?
llegó a enterarse Vasili, era una especie de cronista - ¡Cómo no lo vaya saber! ¡Está muy cerca de la
del campo de concentración. Ayudado por sus nuestra!
compañeros, los cuales le habían conseguido trabajo - Ahí tengo a mi madre, a mi mujer y a dos
en la enfermería, llevaba un diario. pequeñuelos. Si logras salir de aquí, visítalos y
Clandestinamente, por supuesto. Porque si los "SS" cuéntales cómo fui al encuentro de la muerte...
se enteraban de ello, a Nico y sus amigos les El hombre enmudeció. Shájov le abrazó de nuevo.
esperaría la muerte. Karl tosió para avisarle que ya era hora de retirarse.
Una vez, a mediados del verano, Nikolái Jrizanto Vasili le estrechó la mano a Nikolái y se encaminó
y Karl Reder buscaron a Shájov y le refirieron un hacia la salida.
suceso acaecido poco antes en el Kabel-Kommando. - ¡Adiós, amigo! -murmuró en la penumbra del
Este equipo, integrado por alemanes, franceses y sótano. Tenía anudada la garganta.
algunos rusos, se dedicaba a montar instrumentos de - Es paisano mío -dijo con dificultad, cuando los
radio y electricidad para aviones. Después del tres volvían hacia la cocina-. De Sérpujov... una
control, dichos instrumentos eran empaquetados y pequeña ciudad de los alrededores de Moscú...
enviados a la fábrica. Durante el proceso de embalaje El alemán posó las manos en los hombros de
los presos los estropeaban, haciéndolos inservibles. Shájov, le atrajo hacia sí y dijo con una voz quebrada
Llegó un momento en que se descubrió el sabotaje y por la emoción:
la Gestapo arrestó a todo el equipo. Comenzaron los - Una pequeña ciudad... ¡Pero qué hombre más
interrogatorios y las torturas. Uno de los rusos, para grande salió de ella!
salvar a los restantes, cargó con la culpa, declarando Nikolái Chubukov fue ahorcado al día siguiente
que sólo él, a espaldas de sus compañeros, había entre las barracas y la enfermería. Allí estuvo
Los soldados no se ponen de rodillas 89

colgado durante dos días. Los recluidos se quitaban con desdén y dijo clara y tajantemente: "¿A Holanda?
los gorros al pasar. ¡No! ¡A la Unión Soviética!" Lo dijo como si
X Holanda fuese un lugar agreste, un rincón perdido;
Aprovechándose de que los "SS" no entraban por está firmemente convencido de que su patria es lo
las noches en la enfermería, Nico Rost ponía orden mejor del mundo.
en su diario. Sacó del colchón las hojas sueltas para ¡Tienes razón, amigo Vasili! Regresa únicamente
reunirlas cronológicamente y leer una vez más, a Vorochilovgrado. Puedes enorgullecerte de tus
detenidamente aquellos renglones escritos de prisa compatriotas y de la Unión Soviética, que es capaz
con lápiz. de darte mucho más que cualquier otro país del
6 de julio. Nikolái, el ruso que trae la comida a los mundo. Y cuando sea posible, yo iré a verte.
enfermos, ha aprendido ya bastante bien el alemán. 7 de agosto. Hoy, a primeras horas de la mañana,
Cuando le pregunté hoy si sabía algo acerca de los de la sección política se llevaron de nuevo a un
Pushkin, él se puso a hablar en seguida con enfermo. Esta vez ha sido un joven ruso del cuartel
admiración acerca de la literatura rusa. Luego estuvo IV, bloque 3. Como siempre: "¡A interrogatorio!" De
lo menos una hora describiéndonos la vida en una esos "interrogatorios" nadie ha regresado aún con
colonia correccional rusa. Habiendo perpetrado un vida.
hurto, llevaba ya tres meses recluido allí, cuando los El "SS" estaba plantado ante el cuarto de registro
alemanes le tomaron prisionero y le trasladaron a con objeto de recibir al preso. Al volverse él hacia
Dachau. otro lado, yo me metí en la barraca y reconocí
En el momento en que él estaba contando eso, K. inmediatamente al ruso. El muchacho -de veintidós
se acercó a hacernos compañía y dijo que Nikolái años sobre poco más a menos- llevaba ya cuatro
debía de sentirse contento de encontrarse aquí, pues meses internado aquí. Tenía escayolada la pierna
allí, en la colonia rusa, las habría pasado seguramente derecha y un tumor en el sobaco. Me acordé de una
mucho peor... conversación sostenida con él unas semanas antes.
Nikolái saltó como mordido por una serpiente: Nolrenius acababa de dar un concierto de
"¿Peor que aquí? ¡Mentira! Allí no hay alambradas. violonchelo para los enfermos y se disponía a
Ni custodia. Ni pegan ni fusilan. Nadie se evade de guardar el instrumento, cuando el muchacho le pidió
allí. Todos estudian. De allí dejan salir. En cambio que tocase algo de Chaikovski. El músico accedió.
los alemanes son unos bandidos. ¡Hitler es un El joven ruso se lo agradeció mucho y nosotros
bandido!" quedamos aún hablando largamente con él. Así
K. quedó estupefacto, y yo me reí de buena gana... llegamos a saber que él conoce bien no sólo la
Pues Nikolái y sus amigos hacen justamente lo música rusa, sino, en la misma medida, la francesa
contrario de lo que de ellos esperaban los hitlerianos contemporánea...
al meter a cientos de muchachos rusos de las colonias Tendido en la camilla, llamó al sanitario para
correccionales en nuestros campos de concentración. pedirle que repartiese entre sus paisanos lo poco que
Ellos hacen propaganda de su patria y hasta de sus él tenía: una navaja confeccionada por él mismo en la
colonias correccionales. fábrica Messerschmitt, un cinturón y un pedacito de
26 de julio. He conversado largamente con los dos pan. Sus paisanos yacían a cierta distancia de él, y él
chiquitos rusos que habitan entre nosotros. La sabía con toda certeza lo que le esperaba.
conversación ha sido dificultosa, porque ellos no Cuando le sacaron de la barraca, él hizo un gesto
dominan aún el alemán. significativo, pasándose la mano alrededor del
El jefe de los sanitarios los trasladó, por suerte, al cuello... Yo, que me encontraba junto a la puerta, le
puesto de sanidad, aunque ellos no estaban enfermos: estreché fuertemente la mano. Una sonrisa de
aquí están fuera de peligro, porque el georgiano satisfacción se deslizó por su semblante. Sus ojos
responsable del campo no puede ya tratarles con brillaron...
tanta fiereza como antes. Vasili tiene once años, Piotr Inclinado sobre la última página del diario, el
trece. Hace ya dos años que se encuentran aquí. Son periodista meditaba. Sólo allí, en el campo de
de Vorochilovgrado. Sus padres han sido fusilados concentración, había llegado a conocer hasta el fin la
por los hitlerianos. Los dos chicos duermen ahora bajeza e inhumanidad del fascismo, así como la
juntos en una cama, ayudan un poco a servir la grandeza de espíritu de aquellos que, encontrándose
comida, a lavar las fajas o a cortar las gasas de lejos de Dachau, en la clandestinidad y en los
vendar. Por las mañanas juegan a menudo al marro o destacamentos de los guerrilleros, había luchado
al escondite entre los ataúdes y los cadáveres sacados contra los hitlerianos y continuaban la lucha en ese
de las barracas y colocados en la calle ante la campo, de aquellos que, al morir, quedaban siendo
enfermería para que el equipo del crematorio venga a fieles a sus ideales y a su Patria.
recoger su horripilante carga diaria. XI
Al preguntarle a Vasili si deseaba ir conmigo a A fines de agosto se dio por acabado el
Holanda después de la guerra, él movió los hombros expediente de la causa incoada contra la CFP. Los
90 V. Liubovtsev

funcionarios de la Gestapo comprendieron que de terminar el concierto porque se acercaba la hora de la


nada les valdrían las torturas: no lograrían arrancarles revista nocturna. Y entonces Kirilenko arrimó la
la verdad a los acusados. Tras separar del resto de los trompeta a los labios y por la plaza se expandió la
presos a los oficiales comprometidos en el asunto de severa, agitada y exhortante melodía de La guerra
la CFP, los encerraron en una barraca rodeada por sagrada:
una alambrada y apostaron a ella una guardia.
Todos comprendían que sus compañeros estaban ¡En pie, país inmenso,
condenados a morir; pero no podían hacer nada para En pie a la lid mortal
salvarles. El acceso a la barraca estaba rigurosamente Contra el fascismo fiero,
prohibido. El "equipo de los toneleros" debía dejar La horda criminal!
junto al portón los toneles de la sopa y el pan. Los
miembros de la CFP que habían quedado en el Al principio sonó quedamente; pero luego fue
campo común no podían siquiera averiguar los tronando cada vez más potente y amenazadora. Nadie
nombres de los oficiales a los que no conocían. A más que los rusos conocían la letra. Pero todos les
ello hay que añadir que muchos vivían en el campo hicieron coro.
de concentración bajo otro apellido o únicamente El "SS" se abría paso hacia la orquesta a
conocidos por el nombre. empujones y puñetazos. Desde el portón acudían ya
El domingo 2 de diciembre la orquesta de los otros en su ayuda. Mas, hasta que el "SS" se le
presos debía ofrecer dos conciertos: uno para los acercó, Alexéi alcanzó a tonar toda la canción. Luego
"SS" y otro para los compañeros. Pero la víspera el de dar un beso a la trompeta, se la entregó con
director de la misma, un italiano, notificó al cuidado al director italiano. El soldado le derribó al
comandante del campo a través de su jefe que la suelo y se puso a pisotearle. Los "SS" dispersaron a
orquesta no podría tocar, porque faltaba el virtuoso los presos, obligándoles a meterse en sus respectivas
trompeta ruso; sin él, no resultaría nada. El barracas. Alexéi, molido a golpes, fue arrastrado al
comandante dispuso que Kirilenko fuese puesto en bloque donde se hallaban reunidos los oficiales...
libertad por el día de domingo a fin de que pudiese Dos días después -el 4 de septiembre- cuando los
tomar parte en el concierto. recluidos habían sido llevados ya al trabajo, por el
Alexéi sabía que sería posiblemente la última vez campo de concentración corrió el rumor de que los
que iba a tocar. Sus compañeros de la orquesta lo "SS" llevaban al crematorio a todos los comunistas
comprendían también. Por eso procuraron que el con el propósito de fusilarlos; de que el primer grupo
concierto para los "SS" fuese corto y que no se se encontraba ya en camino; de que todo el campo
interpretaran piezas con solos de trompeta. En estaba rodeado por una doble guardia, y el
cambio después de la comida tocaron para los exterminio se prolongaría durante unos cuantos días.
recluidos hasta la noche. La inmensa plaza estaba La noticia de la liquidación planificada de los
abarrotada de hombres con chaquetas a rayas. comunistas provocó inmediatamente el pánico entre
Permanecieron en pie, inmóviles, durante varias los demás presos. Estaba claro que los hitlerianos no
horas bajo los rayos abrasadores del sol. Kirilenko se contentarían con ello: después de los comunistas
tocaba casi todo el tiempo; la orquesta no hacía sino exterminarían a los restantes. Puesto que los fascistas
acompañarle. La canción del mercader indio, de sufrían reveses en todos los frentes, era dudoso que
Sadkó; el solo de trompeta de El lago de los cisnes, dejaran con vida a los cautivos, que sabían
de Iván Susanin, de El príncipe Igor, Vasto es mi demasiado acerca de sus fechorías. Aún estaba fresca
país querido... Alexéi ponía en esas melodías todo su en la memoria la acongojante noticia de la muerte de
amor a la música, a la vida, a la Patria Soviética. Se Ernesto Thaelmann, el cual, según la versión oficial,
había olvidado de las ametralladoras de romos había sucumbido durante un bombardeo en
hocicos que atalayaban la plaza desde las torres y de Buchenwald. Esta noticia, como una herida
los sombríos "SS" que le observaban ceñudos. sangrante, no dejaba en paz a nadie. ¡Oh, cómo
Tampoco pensaba en que al día siguiente él no ansiaban vengarse en aquellos verdugos!
estaría ya entre los vivos. En aquel momento se Karl Reder trabajaba en un taller del campo de
sentía enteramente transportado al mundo de la concentración junto al cual pasaba el camino que
música, al mundo de los sonidos deleitantes, donde conducía al crematorio. El hombre se asomó: el
no había lugar para los verdugos vestidos con camino estaba desierto. Los compañeros en torno
uniformes negros ni para la muerte. De su trompeta discutían acerca de lo que debían hacer. Todos
salían para remontarse al cielo melodías jubilosas y llegaron a la conclusión de que era imposible dejarse
tristes, solemnes y melancólicas; pero su voz matar como el ganado: había que ofrecer resistencia.
argéntea cantaba un himno a la vida que triunfaba a Decidieron armarse de martillos, hachas y barras,
pesar de todo y frente a la cual los hitlerianos nada alzar una barricada y luchar hasta lo último.
podían hacer. Pero antes debían averiguar si era verdad que los
Un "SS" venía ya desde el portón. Había que "SS" habían emprendido preparativos para el
Los soldados no se ponen de rodillas 91

exterminio de los presos. ¿Quién osaría, pues, nombres...


realizar la exploración? Los "SS" vociferaban, golpeaban a los prisioneros
- Yo -declaró Karl, dando un paso adelante-. con las culatas de los fusiles, les apremiaban y
Como hojalatero me veo precisado a ir al campo con andaban ajetreados en torno a ellos. Pero los rusos
más frecuencia que otros. Y si no regreso dentro de siguieron caminando sin prisa, tranquilos, con
media hora, será porque me han atrapado. Y entonces dignidad.
deberéis ofrecer resistencia... - ¿Sabes? -dijo Karl-, los "SS" parecen una jauría
Karl salió del taller con la caja de instrumentos al de perros que ladran alrededor de un oso. Gritan y se
hombro. En apariencia, iba despreocupadamente, mueven tanto porque les tienen miedo...
aunque estaba todo tenso, dispuesto en todo Alguien de la columna que marchaba hacia el
momento a golpear con la caja al "SS" que quisiera crematorio entonó La Internacional. Los demás
detenerle. Al pasar por el portón observó de soslayo condenados a muerte hicieron lo propio. Y por
que allí no había ninguna guardia reforzada. Junto al mucho que se enfureció la escolta, no pudo impedir
local de registro, ante la plaza, Reder vio a un grupo que la columna entrase en el recinto del crematorio
numeroso de presos y en torno a ellos, a los "SS" cantando ese himno.
armados. ¡Rusos! Entre la multitud se destacó una Karl se despidió de Shájov:
cara conocida: Kirilenko... - Debo irme. Mis compañeros me están
Karl pasó tan cerca de allí, que uno de los "SS" esperando...
tuvo que gritarle y amenazarle con el arma Vasili no repuso nada.
automática. Reder se deslizó de prisa hacia la parte Aquellos sordos disparos taladraban sus oídos.
trasera de la barraca y tropezó con Shájov. Pálido, Reclinado en la esquina de la barraca, rompió a llorar
mordiéndose el labio inferior, observaba de cuando amargamente, estremeciéndose...
en cuando por detrás de la esquina. Sus puños se Aquel día no trabajó nadie. Fue corno una muda
crispaban y se aflojaban como si estrujase algo. manifestación de duelo por el trágico fin de aquellos
El alemán no le dijo ni una palabra. Simplemente, valerosos hombres soviéticos. Los "SS" que
se paró a su lado. Shájov le agarró del brazo, más vigilaban a los recluidos en los equipos de trabajo lo
arriba del codo, y se lo oprimió. Por las mejillas de notaron también. Pero ninguno de ellos tomó alguna
Reder rodaron lágrimas... medida contra los presos: ni gritó ni golpeó, como
Vasili le susurró sordamente al oído: solían hacerlo de ordinario. Se daban cuenta, al
- No llores, Karl, no llores. Mira cómo mueren los parecer, de que sólo faltaba la chispa para que se
soviéticos. produjese la explosión...
Tras formar de a cuatro a los oficiales soviéticos, XII
los "SS" los rodearon y se los llevaron en dirección al Algunos meses después -en enero de 1945- en el
crematorio. Los hombres marchaban pesadamente, y patio del crematorio del campo de concentración de
aquellos que no podían andar solos, iban apoyados en Dachau fueron ejecutados los activistas del Frente
sus compañeros. Vasili vio por última vez la barba Popular Antifascista Alemán: Hans Gutzelmann,
encanecida de Tarásov, la cabeza orgullosamente Rupert Huber y el checo Karel Svatopluk Mervart.
erguida de Iván Korbukov, la chaqueta desabrochada En todo el período de su reclusión en las mazmorras
de Grigori Platónov, el cual hasta en aquellos de la Gestapo, ninguna tortura había podido
terribles momentos había descubierto con aire obligarles a traicionar a sus compañeros de lucha.
desafiante ante los fascistas el retrato de Lenin Prefirieron la muerte.
tatuado en su pecho. Allí estaba también Savva Karl Zimmet, mutilado durante los
Batovski; sostenía con la mano izquierda el brazo interrogatorios, se encontraba internado en el hospital
derecho fracturado por los gestapistas. Shijert, de la cárcel. Los gestapistas abrigaban aún la
Shelest, Kondenko... Vasili iba contándolos para sus esperanza de desatarle la lengua a ese obstinado jefe
adentros. Tres, cinco, ocho, doce, dieciocho, de la organización clandestina que debía conocer, sin
veintitrés. Veintitrés multiplicados por cuatro. duda, a los conspiradores todavía no capturados.
¿Cuántos eran? Noventa y dos personas, noventa y Emma Gutzelmann, que había logrado escapar de
dos camaradas... Y los que por el momento habían la cárcel destruida en un bombardeo, se pasó dos
quedado con vida no conocían las señas ni los meses escondida en casa de unos amigos y pereció
apellidos de más de la mitad de los oficiales que bajo los escombros de la misma durante un ataque de
marchaban hacia el lugar de su ejecución... ¿Sería la aviación a Munich.
posible que esos héroes quedaran desconocidos?... El ingeniero Kleinsorge falleció en la Gestapo a
No. El mismo día de su liberación -ese día consecuencia de las torturas. Murió sin denunciar a
amanecería para alguno de ellos- sería preciso ninguno de sus compañeros.
apoderarse de los archivos de la Gestapo... Allí Los demás complicados en el asunto del FPA
debían de estar registrados todos... Contando, por fueron condenados a largos plazos de prisión.
supuesto, con que ellos habían dicho sus verdaderos
92 V. Liubovtsev

Capítulo X. Los vivos luchan. solo gemido. Cada vez que hacían un alto en el
I camino, Grigori, lleno de zozobra, pegaba el oído a
La primavera, el verano y el otoño de 1944 su pecho para cerciorarse de que respiraba aún.
transcurrieron en incesantes combates, marchas y Rayaba el alba cuando Woldemar abrió los ojos, y al
choques con las fuerzas punitivas, así como en ver a Grigori a su lado, esbozó una leve sonrisa. Con
osados asaltos a las guarniciones alemanas. Las filas los labios resecos, dijo trabajosamente:
de los guerrilleros menguaban. No pocas tumbas - Estaba pensando...
cavadas a la ligera quedaron perdidas en las Grigori se inclinó hacia él:
vertientes de los Alpes. Otros luchadores venían a - Calla, calla, Volodka. Piensa, pero no hables.
completar las filas, pero el recuerdo de los El alemán cerró dócilmente los ojos y enmudeció.
compañeros caídos pervivía en el corazón de los Pero al cabo de unos minutos sus labios se movieron
veteranos. Fue sobre todo muy honda la pena de de nuevo. Ereméiev se inclinó otra vez sobre el
Grigori cuando una bala fascista hirió mortalmente a herido, tratando de captar lo que él bisbiseaba.
Woldemar. Eso acaeció cerca de Villa Santina, en el Arrimó a sus labios la cantimplora. El alemán tomó
momento en que dos grupos de guerrilleros que un trago y miró a sus compañeros con ojos
regresaban de una acción toparon con una emboscada empañados por el dolor:
de los hitlerianos. Los guerrilleros eran pocos. - Dime, ¿he expiado con mi sangre tan siquiera
Extenuados por la larga marcha y rendidos por el una partícula de la culpa?
cansancio, fueron cogidos de sorpresa. Era preciso - ¡Calla, Volodka! ¡Tú no has tenido ninguna
evitar el choque. Grigori y unos cuantos culpa! ¡Y no debes hablar!
combatientes armados de una ametralladora ligera se El alemán hizo un esfuerzo para incorporarse y,
agazaparon en la falda de una montaña a fin de mordiéndose el labio, replicó:
proteger la retirada de sus compañeros. Se - Dímelo, sin falta. Puede que dentro de un
mantuvieron durante una hora y media sin darles a minuto ya esté muerto. ¿He expiado tan siquiera una
los "SS" la posibilidad de alzar la cabeza. Woldemar gota de la culpa de mi pueblo frente a vosotros, los
estaba tendido tras una peña a cierta distancia de rusos? Dímelo sinceramente...
Ereméiev. Empuñaba la misma carabina que habían A Grigori se le anudó la garganta y se le oprimió
arrebatado en invierno al centinela junto al túnel. el corazón.
Disparaba metódicamente, como en un centro de - Tú sabes perfectamente que nosotros no hemos
instrucción. acusado a vuestro pueblo. No luchamos contra él,
Al abrigo de las sombras vespertinas lograron sino contra los fascistas.
deshacerse de los hitlerianos, los cuales, temiendo - El pueblo tiene también la culpa, porque se ha
caer en una trampa, no se atrevieron a perseguirles. sometido a Hitler y le ha seguido. O no ha protestado
Sólo entonces advirtió Grigori que Woldemar andaba ni luchado contra los nazis. Como yo, como mi padre
medio encorvado y se tambaleaba. y muchos, muchísimos más... Dime, ¿he expiado una
- ¿Qué te pasa? -le preguntó, acercándose a él. gota de la culpa de mi pueblo?
- Nada -murmuró el alemán, aunque su rostro Ereméiev comprendía que el alemán no se
blanqueaba en la oscuridad como una mascarilla de tranquilizaría mientras no recibiese la respuesta: eso
yeso-. Nada. Una herida sin importancia. le inquietaba en aquel momento no menos que el
Ereméiev abarcó con el brazo sus hombros para dolor de la herida.
apoyarle. Woldemar empezó a caer sobre él con una - Sí, camarada Gutzelmann -dijo con más
flaccidez repentina. Se detuvieron para poner el solemnidad de la que lo requerían las circunstancias-,
vendaje. La herida era grave: todo el costado tú has luchado contra los hitlerianos como un héroe,
derecho, algo más abajo de la tetilla, estaba como un auténtico antifascista. ¡Y lucharás todavía!
ensangrentado. Era imposible explicarse cómo ¡Más de una vez iremos aún juntos a cumplir tareas!
Woldemar, con esa herida, había podido andar aún ¡Ya verás como Lanka te cura!
cerca de una hora. Sobre una camilla improvisada El alemán sonrió tristemente y cerró los ojos. El
con dos fusiles y capotes llevaron por turno al herido también quería creer eso. ¡Quería vivir!
por aquellas empinadas sendas. Con semejante carga Pero su agonía fue larga y penosa. Por desgracia,
no se podía andar de prisa y menos aún en la Lanka no pudo hacer nada: el muchacho había
oscuridad. Pero los guerrilleros se apresuraban. perdido demasiada sangre, y el hospital de los
Tenían fe en que Lanka, su simpática Lanka, esa guerrilleros no reunía las condiciones necesarias para
bosníaca de ojos negros que hacía suspirar a muchos operar a heridos de tal gravedad. Por vez primera en
de ellos, sabría curar y salvar a Woldemar. tantos años. Grigori lloró a lágrima viva, como un
Alcanzaron a los suyos. Aunque todos estaban chiquillo. Nunca había penado tanto, ni siquiera al
terriblemente extenuados de marchar tantos días, perecer Serzuéi Laptánov. Woldemar no había sido
decidieron no descansar, sino tratar de llegar cuanto para él un simple alemán, sino un ser querido, casi un
antes a la base. El alemán yacía mudo, sin emitir un hijo a pesar de la poca diferencia de edad -le llevaba
Los soldados no se ponen de rodillas 93

tan sólo seis años-; en él había colocado una partícula reinaba asombró de inmediato a los recién llegados.
de su propio corazón. Le había querido hasta más que En todo se percibía un régimen militar especial,
a un hijo, más que a un amigo. Pues Ereméiev y sus propio de las unidades del ejército regular. Aunque
compañeros habían hecho que Woldemar se los jefes de las secciones eran elegidos por los
transformase de espectador de la lucha en verdadero propios combatientes en las asambleas y por votación
luchador. Y el muchacho moría ante los ojos de abierta, la gente se subordinaba a ellos
Grigori sin que éste pudiera ofrecerle alguna ayuda... incondicionalmente. Los jefes de las compañías y de
Un día de otoño, Lozzi mandó llamar a Grigori, los batallones eran nombrados por el mando de la
BeItiukov y PáveI. Estaba taciturno. brigada, pero, al hacerlo, no siempre se tomaba en
- Hemos recibido la orden de trasladar la base consideración el grado militar. Por eso podía verse a
hacia Occidente, en dirección a Milán. Vosotros, los veces a un teniente o a un capitán al frente de una
rusos, ¿iréis con nosotros? Os lo pregunto, porque me sección, mientras un sargento o incluso un soldado
habéis pedido en más de una ocasión que os deje ir a de filas mandaba una compañía.
la brigada rusa que opera en Yugoslavia. Yo no El jefe de la brigada, Anatoli Diáchenko, un
puedo reteneros por la fuerza. Ahora, cuando nos marino robusto de baja estatura, miró a los recién
marchamos hacia el Oeste, se os ofrece la posibilidad llegados con sus ojos vivos como el azogue, y
de elegir. Resolvedlo vosotros mismos... aunque quedó contento, al parecer, de constatar que
Hablaba con sequedad, sin mirarles. Y eso tenía se trataba de gente avezada y experta, que tanto
explicación. Pues separarse de los rusos era para él necesitaba, les hizo la advertencia siguiente:
tan doloroso como una puñalada. Llevaban ya un año - ¡Nada de anarquismos! ¿Está claro? Allí, en
y medio luchando juntos, y en ese tiempo les había Italia, os habéis acostumbrado a obrar cada cual a su
tomado gran afecto a esos muchachos. Pero él no libre albedrío. Pero aquí, olvidaos de ello. Somos una
tenía ningún derecho de llevárselos en aquel unidad regular del Ejército Soviético que combate en
momento, a cientos de kilómetros más hacia la retaguardia del enemigo. Tenedlo bien presente.
Occidente. Notaba que ellos dirigían sus miradas ¿Habéis prestado juramento?... ¿Cómo que cuándo?
hacia Yugoslavia, hacia el Este. Querían acercarse a Cuando os llamaron a filas. El cautiverio no exime
la Patria y encontrarse cuanto antes entre los propios. del juramento... ni a mí, ni a vosotros, ni a los demás.
Hasta les era más grato ir al combate en compañía de ¿Está claro?
los rusos, en aquella brigada especial de guerrilleros. Los recién llegados fueron incorporados en
Y sin embargo, no quería dejarles ir... calidad de sección a la tercera compañía. Ese mismo
Los muchachos salieron de allí muy agitados. día se celebró una reunión en la que Grigori fue
Aunque el destacamento contaba a la sazón con elegido jefe y Leonid su ayudante. A Pável Podobri
cuarenta rusos, sólo tres eran veteranos del mismo, le tocó encabezar un pelotón.
pues se habían incorporado a él dieciocho meses Y continuó la vida guerrillera, plena de
antes. Del primer grupo sólo quedaban tres: los dificultades. Combates, retiradas, rupturas, asaltos,
restantes yacían en las tumbas. Y esos tres gozaban tiroteos. Lo mismo que en Italia. Sólo que aquí las
de prestigio, su opinión era muy tenida en cuenta. montañas eran menos elevadas y el enemigo más
¿Qué decidirían ellos? diverso. El destacamento de Lozzi había tenido que
Reunieron a sus compañeros y les contaron lo que batir casi siempre a los "SS" y rara vez a los camisas
había dicho Lozzi. La opción era voluntaria. El que negras de Mussolini. En cambio, en Yugoslavia, los
quisiera, podría quedarse en el destacamento. Pero guerrilleros tenían que vérselas tanto con los
los tres habían resuelto ir a Yugoslavia a incorporarse alemanes como con los chetnikis, los ustaches y los
a la brigada rusa. ¿Quién deseaba ir con ellos? vlasovistas. En cuanto a víveres, experimentaban las
Todos. mismas penurias que en Italia.
Gianni se mostró muy afligido. Se había Pero en la brigada, los combatientes debían no
encariñado mucho con los rusos. sólo luchar, sino también perfeccionarse. En el
- ¡Venid con nosotros, camaradas! -insistió él-. destacamento de Lozzi cada cual había podido
Atraparemos al gordo Mussolini y armaremos un disponer a su antojo de los ratos de ocio. La
jaleo tremendo... asistencia a las clases políticas organizadas por
- Déjales que se vayan, Gianni -le interrumpió Ereméiev no había sido obligatoria. Si no te
Lozzi-. Temo que lleguemos tarde. Por algo se dan interesan, quédate tumbado a la bartola
tanta prisa los norteamericanos... Bueno, muchachos, contemplando el cielo o durmiendo a pierna suelta.
démonos un abrazo... ¡Batid a los fascistas allí como Lo de limpiar el arma había dependido de la
lo habéis hecho aquí! conciencia de cada uno... En cambio, en la brigada
- Gracias, ¡y que vosotros también tengáis muchos todo era distinto. En los intervalos entre los combates
éxitos! Llevaremos una cuenta común... había instrucción y clases políticas; la asistencia a las
Diez días después, el pequeño grupo de rusos se mismas era obligatoria. Las armas debían brillar
incorporó a la brigada. La disciplina que en ella como el cristal.
94 V. Liubovtsev

Todo eso no fue del grado de los novatos. en el campo de concentración de Mauthausen. Pável
Tampoco a Grigori y a sus amigos más íntimos les reconoció a Vasili cuando lo trajeron medio muerto
gustó tal severidad y observancia puntual de los de Gusen, una sucursal del campo, a la enfermería.
reglamentos en tiempos de guerra. ¡Cuánto habían tenido que sufrir en aquellos
Un día, el jefe de la compañía amonestó a meses! Gran parte de los recluidos cuya pertenencia a
Ereméiev porque trataba con demasiada familiaridad la CFP se sospechaba fueron sacados de Dachau en
a los combatientes. Eso sacó de quicio a Grigori: noviembre y distribuidos entre diversos campos de
- ¿Que yo trate de "usted" y diga, por ejemplo, concentración: Mauthausen, Buchenwald,
"camarada Beltiukov" a un compañero que ha Oswiecim...
compartido conmigo una vida llena de penurias y Shájov, Shevchenko, Tólstikov y Pokotilo fueron
peligros? a parar a Mauthausen. A Vasili no se le borraba de la
- Sí, en presencia de los subalternos es memoria el día de su llegada a ese campo de
obligatorio. Para vosotros sólo existen los concentración.
diminutivos. ¿O es que en los años del cautiverio os En la estación les esperaba una escolta numerosa
habéis olvidado de la palabra "camarada"? al mando del subjefe del campo, Anton Streitwieser,
- ¡Vete a... ya sabes adónde! Yo, si quieres la más fiera de las fieras. En cuanto la columna salió
saberlo, sólo en el cautiverio calé a fondo el sentido de la ciudad, los "SS" ordenaron a los recluidos que
de esa palabra. Mire, camarada jefe -recalcó echaran a correr cuesta arriba. Los hombres,
Ereméiev con causticidad-, aunque usted me extenuados por las torturas, enfermos y debilitados
destituya, yo no dejaré de tratar a mis amigos como por el hambre, no podían mantenerse en pie. A los
lo he hecho hasta el día de hoy. Que mande otro. Yo que caían les golpeaban con palos y culatas de
he sido y seré un soldado raso, y no aprenderé jamás fusiles, y a los que no podían levantarse los
a tratar de "usted" a mis compañeros... remataban a tiros. Eso era peor que lo sufrido en la
El jefe de la compañía, disgustado, se alejó de allí. fortaleza de Deblin.
Grigori le siguió con una mirada llena de Llovía a cántaros. Soplaba un viento frío,
animadversión: "¡¿.Qué formalista, de dónde salen huracanado. Los recién llegados recibieron la orden
esos desalmados?!" de quitarse la ropa y esperar desnudos ante la casa de
Aunque nada había cambiado y el diálogo aquel baños. Sólo al cabo de una hora y media les dejaron
no había tenido consecuencias, Ereméiev notó al entrar. Se repitió lo mismo que en Dachau: tan pronto
cabo de cierto tiempo que, involuntariamente, en les caía encima agua helada como agua a punto de
lugar de "chicos" y "muchachos" empleaba con ebullición. Por lo visto, el "SS" de Dachau no había
creciente frecuencia la palabra "camaradas". Y eso, al sido el inventor de aquel escarnio.
parecer, hasta le disciplinaba en cierto modo, lo Después del baño los echaron desnudos a la calle
mismo que a los demás. No obstante, él no dejó de y, tras mantenerles a la intemperie cerca de una
tutear ni de llamar por el diminutivo a sus media hora, les dieron ropa interior y los llevaron a la
subordinados. barraca de la cuarentena.
La brigada rusa especial, aneja al 9° cuerpo de Al cabo de dos semanas Vasili y otros fueron
guerrilleros yugoslavos, avanzaba combatiendo hacia enviados en paños menores al equipo de Gusen-2, el
Trieste. Ya quedaban atrás las ciudades y los pueblos cual, integrado aproximadamente por diez mil
de Eslovenia liberados de los hitlerianos y sus hombres, estaba construyendo una fábrica de
secuaces y, desde los puertos de montaña se aviación subterránea en los Alpes, cerca de la ciudad
vislumbraban ya las azules aguas del mar Adriático. de Linz. En lugar de los presos fallecidos se traían a
El aire estaba saturado de aromas primaverales. Las Mauthausen nuevas partidas de dos mil hombres al
elevadas cumbres habían cedido su lugar a las pétreas mes.
colinas y grises lomas de la península de Istria, Todo lo visto por Shájov en los años de su
animadas aquí y allá por el vivo color del joven cautiverio palidecía frente a los horrores que la gente
follaje de los olivares y viñedos. experimentaba allí a diario. Hasta el campo de
Avanzaba la primavera del año 1945. Ostrow Mazowiecki, en comparación con éste, era el
II paraíso. En Gusen-2 no trataban tanto de construir la
- ¡Vasili! ¡Escóndete, rápido! fábrica como de ver quién aniquilaba a más presos.
Shájov alzó los ojos hacia el médico, movió la Los "SS" mataban a la gente de paso, entre otras
cabeza, señal de que había comprendido, y echó a cosas, por darse un gusto o entrenarse en el tiro al
andar renqueando trabajosamente hacia el retrete. blanco, utilizando para ello a seres vivos. Inventaban
Otra vez tendría que permanecer una hora, si no dos mil procedimientos para matar, como si cada uno
o tres, en aquella caseta traspasada por los vientos. tratara de adelantarse a los demás en materia de
Conocía a Pável Sekretta desde tiempos de atrocidades. Igual que los "SS" eran los capos,
Moosburgo; era miembro de la CFP y trabajaba en la tomados de entre la gente del hampa que cumplía
enfermería del campo. Se encontraron de nuevo allí, condenas.
Los soldados no se ponen de rodillas 95

A comienzos de enero de 1945, casi en presencia restablecerles la salud se jugaban su propia vida; pero
de Vasili sucumbió su viejo amigo Nikolái no podían proceder de otra manera.
Shevchenko. Se había metido con un ruso en un Pese al régimen terrorífico reinante, en el campo
rincón oscuro de la galería para fumar un cigarrillo de concentración actuaba una organización
adquirido a fuerza de mucho buscar. Shájov, que no clandestina de la Resistencia. Secretamente se
fumaba, se había sentado a descansar en un lugar creaban grupos combativos de a cinco, que en el
apartado, aprovechando la ausencia de aquel que les momento decisivo debían impedir el exterminio de
arreaba de continuo. Y estaba dormitando cuando un los recluidos por los "SS". Se había elaborado un
grito le despertó. plan de insurrección armada, según el cual los grupos
El capo y un "SS" salidos inesperadamente de una de combate deberían ocupar las torres donde estaban
galería cogieron de sorpresa a los fumadores. El emplazadas las ametralladoras, desarmar la guardia y
primero arremetió a puñetazos al compañero de liberar el campo cuando las tropas soviéticas o de los
Shevchenko. El "SS", parado a cierta distancia, le aliados se aproximasen. Los presos comprendían que
observaba, azuzándole con voz chillona. Vasili vio los hitlerianos tratarían de aniquilarlos a todos ellos,
cómo Nikolái tajó el aire con el pico. El capo se por eso debían estar preparados para ofrecer
desplomó tras lanzar un corto grito. Shevchenko resistencia y librar la última batalla.
avanzó hacia el "SS". Este retrocedió y desenfundó la A comienzos de febrero los moradores del bloque
pistola. Detonó un disparo, otro, y dos más. El núm. 20 se rebelaron. Dicho bloque, que colindaba
alemán, terriblemente asustado, continuó con el calabozo, era un lugar macabro. Cada día se
descerrajando tiros a los presos ya muertos hasta traían allá a decenas de personas, pero nadie había
vaciar el peine de la pistola. visto jamás salir de allí a nadie. Se sacaba a la gente
Así, queriendo defender a un compañero, Nikolái en camillas. Y de allí se iba únicamente al
sucumbió. Pero antes de morir descrismó a una fiera. crematorio. La comida era repartida según se les
La pérdida acongojó por largo tiempo a Shájov. antojara a los "SS". Podían privar de ella a los
Siempre le faltaba Shevchenko, ese hombre tan recluidos durante uno, dos o más días. Su diversión
bueno, tan optimista y dicharachero, Pero no en vano predilecta era observar cómo los hombres andaban a
había ido él al encuentro de la muerte, porque gatas para lamer del suelo la sopa vertida por los de
después de ese suceso los capos dejaron de tratar con la guardia. De allí llevaban al crematorio diariamente
tanta fiereza a los recluidos. de cien a ciento cincuenta cadáveres. El bloque núm.
Los piojos pululaban en las barracas en cantidades 20, por sus dimensiones, no se diferenciaba de los
astronómicas. En pleno invierno, llegó un jefe de demás: debía dar cabida a doscientas personas. Pero
Mauthausen y dispuso que se procediera a la en él alojaban hasta quinientos presos. Los que iban a
desinfección de la ropa y de los locales como medida parar allá quedaban privados de los auxilios médicos
preventiva contra el tifo. Un día de enero se ordenó a más elementales, y muchos perecían a manos de
los presos que se desnudaran, dejasen la ropa y criminales escogidos con ese fin. Los moradores del
salieran al patio. Las barracas fueron cerradas y mismo eran, en lo fundamental, soviéticos:
llenadas de gas. Los hombres, desnudos, estuvieron intelectuales, militares, aviadores, paracaidistas y
"desinfectándose" durante más de dos horas a la aquellos de los que se sospechaba la complicidad en
intemperie: unos caían, otros se helaban. Después de actividades clandestinas contra el fascismo.
eso, la pulmonía llevó a muchos a la tumba. Sabiendo lo que les esperaba, los moradores del
Por aquel entonces Shájov y otros enfermos bloque núm. 20 no quisieron morir pasivamente. Se
fueron enviados a "curarse" a Mauthausen e prepararon para la insurrección y la evasión. Era casi
internados en el lazareto. Los médicos rusos, imposible llevar a cabo ese cometido, pues la barraca
franceses, polacos y checos de entre los recluidos se estaba circundada por un muro de mampostería sobre
esforzaban por conservar, si no la salud, al menos la el cual había una alambrada de púas traspasada por
vida de sus pacientes. Las posibilidades eran, corriente eléctrica de alta tensión. En las esquinas se
naturalmente, mínimas, y el mando del campo alzaban torres con nidos de ametralladoras. Aun
vigilaba con severidad de que los presos no venciendo ese obstáculo, habría luego que salir del
permaneciesen mucho tiempo en la enfermería. Un campo y abrirse paso a través de una múltiple
médico de los "SS" recorría sistemáticamente la sala. alambrada por la que también pasaba corriente.
Y a los enfermos que, según él, estaban demasiado Pese a ello, los cautivos resolvieron hacer el
débiles se los llevaban inmediatamente al crematorio. intento de evadirse. Al frente de los insurrectos se
Hombres aún vivos eran metidos en los rumorosos colocaron los coroneles Isúpov y Chubchenkov, el
hornos e incinerados. Los médicos trataban de teniente coronel Nikolái Vlásov, el comandante
ocultar a los ojos de aquel "SS" con bata blanca a los Leónov y otros oficiales. La insurrección debía
que por lo menos estaban en condiciones de moverse llevarse a efecto a fines de enero. Pero un día antes
un poco. Les daban de comer lo que había de la fecha señalada casi todos los dirigentes de la
correspondido a los muertos. Al tratar de operación fueron fusilados por los hitlerianos. Hubo
96 V. Liubovtsev

que postergar la evasión. grupo de choque, tenía ya escondida una pistola y


La noche del 2 al 3 de febrero trajo no pocas podía andar por el campo. En cambio Vasili debía
inquietudes a los presos de Mauthausen. De súbito se permanecer en la enfermería, al margen de la
apagó la luz en las barracas. Ráfagas de próxima lid, porque apenas movía las piernas... Pero
ametralladora cortaron el silencio. Los "SS" si él no estaba en condiciones de empuñar una pistola
empezaron a correr de acá para allá por el campo. Se e ir al combate como los soldados, ¡su arma sería la
prohibió a los presos salir de las barracas. Ora palabra!
cesaban los disparos, ora detonaban con renovada III
fuerza. La gente comentaba en voz baja que, al Abril, el mes de las flores, tocaba a su fin. Pero en
parecer, había comenzado el exterminio en masa. el fragor de los incesantes combates, los guerrilleros
Todo el mundo pasó la noche en vela. Los cautivos no percibían aquel desborde primaveral. Sólo en los
del fascismo estaban plenamente decididos a pocos intervalos entre los ataques algún combatiente,
defender su vida y rechazar a los hitlerianos. paseando la mirada por las grises y pétreas colinas de
A la mañana siguiente se supo lo del Istria, suspiraba:
levantamiento del bloque núm. 20. Tras aniquilar a - En nuestro Kubán deben de haber acabado la
los celadores y a los soldados de la guardia, los siembra. De seguro que los trigales verdean ya en
moradores del mismo emprendieron la fuga. Se toda su anchura. ¡Qué diferencia! Aquí hay sólo
escaparon unos cuantos centenares. tristeza. Lo único que consuela es la cercanía del
Aquel día nadie salió a trabajar. Los "SS" se mar. Nosotros también lo teníamos cerca, y no era
llevaron de las barracas los instrumentos peor que aquí. ¡Aquello era hermoso!
contraincendios: hachas, bicheros y hasta extintores, - Sí -corroboraba otro-, a estas alturas del año era
los cuales, según había llegado a verse, podían servir mucho más hermoso que esto. Dígase lo que se diga,
como armas en manos de hombres valientes, pues los no hay otro país como Rusia.
fugitivos habían cegado al centinela de la torre con El tercero, no se sabe por qué, olfateaba una
un chorro de espuma. Junto al portón se alzó un viscosa hojita de parra y la frotaba entre los dedos.
montón de cadáveres helados. En los días Ahora, cuando se veía que la guerra estaba a punto
subsiguientes fueron trayendo al campo a decenas de de terminar, una súbita nostalgia se apoderó de todos.
fugitivos capturados. No se les podía reconocer: tan ¡Tres años de espera, de sufrimiento! Había que
desfigurados estaban por las palizas y torturas. Vivos asestar cuanto antes el golpe de gracia al enemigo y
y muertos eran arrojados a los hornos del crematorio. regresar a casa.
De los setecientos fugitivos sólo sesenta y dos Pero el enemigo ofrecía resistencia. Cuanto más
lograron escapar a la persecución. se aproximaba su fin, cuanto más se acercaban los
Después del levantamiento, el bloque núm. 20 fue guerrilleros a Trieste, apretando a los hitlerianos a la
liquidado y el resto de sus moradores pasado por las costa, tanto más desesperada era la resistencia. A
armas. veces los combates por la posesión de una cota
Aquella aventurada evasión produjo una desconocida se prolongaban hasta dos días seguidos.
conmoción general. Conque, pese a todo, se podía La absurda resistencia de los fascistas, que retardaba
escapar del campo de la muerte. Sólo era preciso el fin de la guerra y el retorno a la Patria, enardecía
actuar conjuntamente, muy unidos y en forma bien aún más a los combatientes. Apretando los dientes,
estudiada. caían para levantarse de nuevo bajo el fuego de las
Pero los "SS", con el presentimiento de que no armas y lanzarse al combate cuerpo a cuerpo.
quedaban sino contadas semanas de su poder, Ya flameaba al viento de mayo la bandera roja
continuaban cometiendo atrocidades. Querían sobre el Reichstag; los generales hitlerianos, muertos
liquidar cuanto antes a todos los rebeldes y testigos de miedo, habían firmado ya el acto de la
de sus crímenes. Fusilaban y ahorcaban a los capitulación completa; los fuegos artificiales
recluidos, los metían vivos en los hornos del dibujaban ya en el cielo de las capitales europeas sus
crematorio y los mataban de hambre. En uno de esos trayectorias como cuellos de cisnes, acompañados de
días cundió por el campo la horripilante noticia de las triunfales salvas de los cañones; ya al cabo de
que la noche anterior los "SS" y sus secuaces de los muchos años la gente arrancaba de sus ventanas las
llamados "bomberos", maleantes que cumplían negras cortinas de camuflaje, mientras aquí, en la
condenas, habían ajusticiado a un grupo numeroso de costa del Adriático, los combatientes, segados por las
oficiales soviéticos. balas o por los cascos de metralla, se ahogaban en su
La ira y el odio colmaron los corazones. Shájov propia sangre, y los guerrilleros, bajo las explosiones
estaba furibundo. Le parecía que si las miradas de las bombas y las ráfagas de las ametralladoras, se
pudiesen matar, hacía tiempo que todos aquellos levantaban una y otra vez al ataque a la bayoneta.
monstruos estarían muertos. Y una envidia terrible le En el último combate, Ereméiev perdió de golpe a
quemaba el pecho al pensar en Tólstikov, que le dos íntimos amigos: a Leonid Beltiukov y a Pável
había hallado en la enfermería. Iván, miembro de un Podobri. Más de sesenta hombres de su compañía
Los soldados no se ponen de rodillas 97

perecieron entonces. ¡Con qué furia se lanzaban al Aunque en el pueblo de Vérjneie Shájlovo el maestro
combate cuerpo a cuerpo aquellos que se habían Vasili Mijáilovich no es el único intelectual -también
salvado de las bayonetas! Aunque caían, volvían a hay médicos y técnicos-, nadie recibe tantas misivas
ponerse en pie para arremeter de nuevo contra los como él.
hitlerianos. Los rostros de los "SS", desencajados por El cartero llama a la puerta, le entrega
un miedo cerval, sus manos alzadas implorando respetuosamente un montón de cartas, se sienta con
clemencia, el ronco "¡aaa!" salido de las resecas gravedad en la silla que le han ofrecido y después de
gargantas de los guerrilleros en vez del "¡hurra!", conversar sin prisa, se despide y se va.
todo, en la percepción de Ereméiev, se fundió en un ¡Ay, cartero, cartero! Si supieras que cada
minuto largo, muy largo... llamada tuya no es un simple golpe a la puerta, sino
Grigori tiró el arma automática, demasiado ligera al corazón...
para tan encarnizada lid, y, empuñando la bayoneta, Vasili no se apresura a rasgar el sobre. Fija la
pinchaba, disparaba y repartía culatazos a diestro y mirada en el matasellos, trata de adivinar quién le ha
siniestro. En sus oídos sonaban las últimas palabras escrito.
de Leonid: "¡Lucha, Grigori! ¡Yo ya estoy muerto!" Esta carta llegada de Praga es de Frantisek Blaga.
A poca altura de su cabeza pasó silbando una Stuttgart... De Walter Leitner.
granada de mortero. O un proyectil. Ereméiev se París... Un grueso paquete de Valley, el secretario
lanzó hacia donde se habían atrincherado los general de la Organización Nacional de los Presos de
hitlerianos. Mauthausen.
- ¡Adelante, muchachos! Heidenheim, RFA... Adolf Probst.
A poca distancia de allí se produjo una explosión Viena... Karl Reder.
ensordecedora. La ola expansiva levantó a Grigori y Amsterdam... Nico Rost.
lo tiró con violencia al suelo. Munich... Karl Zimmet.
Ante el caído pasaron corriendo sus camaradas. Volgogrado... Slava Vechtómov.
Los guerrilleros emprendían el ataque para desalojar Istra, región de Moscú... Mijaíl Petrov.
al enemigo de Trieste y arrojar al mar a los restos de Moscú… Pável Sekretta.
la chusma fascista. Por el caluroso cielo azul, sobre Moscú… Daniel Levin.
la ciudad, se expandía, ya sonoro, ya apagado, a Rostov del Don... Lida Bokariova.
través del estruendo del combate, el potente Kizil Kia... Grigori Ereméiev.
"¡Hurraaa!" ruso. Mientras Vasili va mirando los sobres, en su
memoria surgen, como arrancados a la oscuridad por
Epilogo el foco de un reflector, cuadros del pasado.
En las ciudades, los carteros pasan completamente El levantamiento en Mauthausen... El transporte
desapercibidos. Rara vez molestan a alguien con sus blindado norteamericano... El tiroteo con los "SS"...
llamadas. Meten las cartas en el buzón para fundirse La dicha inverosímil e indescriptible de la
de inmediato con el torrente de los peatones. liberación... Seres grises, esqueléticos, izando la
Ladeado el cuerpo bajo el peso de la barriguda bandera roja sobre el campo de concentración... El
cartera, van presurosos de casa en casa, subiendo hospital de Linz, el hospital de Viena y muchos otros
hasta el último piso. Siempre andan atareados. hospitales...
Al cartero de la aldea le gusta conversar. El no La búsqueda de los amigos. Las primeras cartas y
meterá de prisa los diarios y cartas en el buzón para las primeras respuestas... Los amigos trabajaban
llegar cuanto antes a la casa siguiente. El llamará a la abnegadamente en diversos puntos del país. La mitad
puerta para entregar personalmente la de la patria transformada en ruinas... Ojos tristes de
correspondencia y cambiar una que otra palabra con viudas y madres que alentaban aún la esperanza de
los dueños de la casa. De vez en cuando se sentará a volver a ver a sus seres queridos... Niños sin hogar...
la mesa para tomar un vaso de té y comentar las Huérfanos que habían perdido a sus padres en la
últimas noticias. Tras despedirse de ellos con el guerra... El Comité de Distrito del Partido, y esa
afecto propio de un familiar, echará a andar hacia la pregunta planteada a rajatabla: "¿Quiere usted
casa siguiente por el lodo otoñal o el caminito trabajar en una casa de niños? Es una de las tareas
apisonado en la espesa capa de nieve. más importantes del momento..." El cargo de director
Independientemente de su edad, el cartero de la aldea de orfelinato privaba del sueño, porque en esos
es una persona seria que conoce a toda la vecindad lo tiempos duros se experimentaba la escasez de todo, y
mismo que todos le conocen a él. a los chicos había que darles de comer, vestirlos e
El cartero estima a Vasili Shájov. Y con razón. instruirles...
¡La de cartas que el hombre recibe! Lo menos diez Vasili ha hallado a Grigori Ereméiev. Ejerce el
por día. La mayoría de ellas provienen del extranjero. magisterio, lo mismo que Efrem, como Mijaíl
¡Y qué variedad de sellos! Habrá que visitarle sin Ivánovich, o él. Su campo de acción es también un
falta para conversar con él sobre diversas cosas. campo de batalla donde se forja el porvenir de la
98 V. Liubovtsev

humanidad. con botas herradas la dignidad humana


Nikolái Kúritsin ha respondido también. Está reconoceremos la "letra" de los gestapistas de ayer,
enfermo. Habrá que ayudarle en alguna forma. que se han puesto al servicio de nuevos amos. Ellos
Slavka el "Contramaestre" es geólogo. Se dedica a hablan en el idioma común de los verdugos y
la búsqueda de petróleo. estranguladores de la libertad. Son fieras, fascistas...
Casi todos ellos tienen hijos mayores, algunos de Nuestros hijos -piensa Vasili- conocen la guerra
los cuales están terminando ya sus estudios. ¡Cómo sólo a través de los libros, las películas
vuela el tiempo! ¡Cuán desapercibidamente pasan un cinematográficas y los relatos de las personas
año, dos, tres, diez...! mayores. Ellos no han oído nunca los aullidos de los
A Shájov le parece que está viejo, muy viejo, y bombarderos que hielan la sangre en las venas, no
que ha vivido más de una vida. En realidad, es así. han visto las deslumbrantes explosiones de las
Una fue la de antes de la guerra; otra, la de los cuatro bombas, los edificios reducidos a escombros y
años de la contienda en la que se acumuló tanto que a cenizas, las mujeres, los niños y los ancianos
algunos les hubiera bastado hasta el fin de sus días; la asesinados; a ellos no les ha perseguido día y noche
tercera es la que vive en la actualidad. el olor a carne quemada proveniente del crematorio
Pero esas tres vidas están fuertemente ligadas ni los rostros demacrados de sus compañeros,
entre sí. Separar la una de la otra es tan sólo posible esqueletos vivos que, al morir, no han inclinado la
en un cuestionario, donde se hallan concisamente cabeza ante los verdugos, dejándoles pasmados por
delimitados el pretérito y el presente. su fuerza de espíritu y valentía. Nuestros hijos son
El tiempo implacable borra de la tierra y cubre de mucho más felices que nosotros, pues por las noches
hierba las huellas de las explosiones y de las no les atormentan las horribles pesadillas del pasado,
trincheras. Los años atenúan el dolor de la pérdida de en su alma no han quedado dolorosos recuerdos, la
los seres queridos. Cada vez molestan menos las ira no sacude tan vigorosamente su corazón cuando
viejas heridas que nos hacen recordar el pasado. Pero leen en los diarios que el que ayer fue ayudante del
no se olvidarán jamás los tormentos sufridos en el jefe de Mauthausen o médico "SS" de Dachau, no
cautiverio hitleriano ni los compañeros caídos en la habiendo cumplido ni la mitad de su corta condena,
lucha por la liberación de la Patria Soviética y el ha sido puesto en libertad y destinado a un alto cargo
triunfo de la paz y la justicia. en Bonn.
Fríos están los hornos de los crematorios de Ojalá que nuestros hijos no lleguen a percibir
Dachau y de Mauthausen. Un silencio de museo jamás ese dolor ni ese odio. Que nunca quemen su
envuelve esos campos de la muerte. Hace tiempo que corazón las cenizas de amigos arrojados al horno del
no quedan ya ni las cenizas del führer, suicidado con crematorio. Que las salvas y los fuegos artificiales,
veneno para ratones, ni de sus cómplices más en los días solemnes, les traigan sólo alegría y no el
próximos, ahorcados en Nuremberg. No obstante, por recuerdo de las terribles jornadas de lucha ni el
la tierra de Bonn andan miles de hitlerianos reflejo de aquella gran guerra que atronó toda la
escapados al castigo que vociferan acerca del tierra.
desquite y que, soñando con arrasar todo el planeta, Vasili evoca un diálogo sostenido con su hijita,
hacen lo posible e imposible por obtener la bomba nacida algunos años después de su regreso a la patria.
atómica. Y ellos no están solos. Los criminales de Al mirar en el televisor una película sobre la guerra,
guerra de ayer van del brazo con sus contrarios de la niña, aferrándose a su brazo, le preguntó con voz
ayer: los generales ingleses, franceses y trémula:
norteamericanos. Monstruos que jamás podrán lavar - Papá, ¿por qué esos hombres corren, caen,
de sus manos la sangre de miles y miles de mujeres y disparan? ¿Están jugando? ¿No mueren de veras?
niños asesinados por ellos, brindan hoy, en los - No, hijita. Están jugando a la guerra y hacen
banquetes, por el triunfo de las humanas tradiciones como que mueren.
del "mundo libre". La chiquilla se tranquilizó. Ya que era un simple
¿Qué escribe al respecto Karl Zimmet, escapado juego, no había nada que temer. Y él pensó: nuestros
por milagro a la muerte? "Nunca más deberá existir niños, los niños de todo el orbe, no deben llegar a
una Alemania fascista. Debemos hacer todo lo saber lo que es una guerra verdadera cuando sobre
posible para evitarlo. Yo no dejo de preguntarme: en las ciudades y las aldeas caen bombas, en el campo
el año treinta y tres, ¿hiciste cuanto pudiste para de batalla sucumben los soldados, y las madres y
conjurar el peligro de la peste parda y haces ahora esposas aguardan con tímida esperanza y
cuanto de ti depende para impedir la inminente acongojantes presentimientos la llamada del cartero a
fascistización de la Alemania Occidental y, por la puerta. ¡No, ellos no deben saber eso! Las cenizas
consiguiente, la nueva guerra?" de los que perecieron entonces queman el corazón,
El hombre queda siendo hombre. Es verdad. Pero exigiendo que estemos alerta y plenos de resolución
también la fiera queda siendo fiera. Dondequiera que para impedir el estallido de una nueva guerra.
hoy corra sangre, se sofoque la libertad y se pisotee

También podría gustarte