Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Neumonias (184 P) PDF
Neumonias (184 P) PDF
Monografías NEUMOMADRID
VOLUMEN IX / 2005
NEUMONÍAS
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden reproducirse
o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias,
grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación,
sin el previo permiso escrito del editor.
ISBN: 84-8473-444-7
Depósito Legal: M-7065-2006
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 3
VOLUMEN IX / 2005
NEUMONÍAS
Índice de capítulos
Prólogo
José Luis García Satué, Javier Aspa Marco ................................7
Neumonía en el inmunodeprimido
Bárbara Steen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
PRÓLOGO
Las neumonías constituyen una de las causas más frecuentes que requieren atención médica.
Se estima que la incidencia actual de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC), en la pobla-
ción adulta, es entre 2-10 casos /1.000 habitantes año, y, sabemos que la incidencia es mayor
entre los menores de 5 años y los mayores de 65. Del 20 al 65% de los pacientes con NAC ingre-
san en nuestros hospitales, siendo muy diversas las razones de esta amplia variabilidad: edad y
procedencia de los enfermos, atención en servicios de urgencias hospitalarios y, comorbilidad
asociada, entre otros. A su vez, se calcula que un 9% de los pacientes ingresados lo hace en una
cama de cuidados intensivos. La mortalidad global de la NAC se estima que es del 5-15% entre
los ingresados y mayor del 25% si el ingreso es en la UCI.
Por otro lado entre 5-15 pacientes por cada 1.000 ingresados desarrollan una neumonía que no
estaba presente en el momento del ingreso. La probabilidad de presentar esta complicación es
de 6 a 20 veces mayor si el ingreso es en UCI y la mortalidad en estas neumonías adquiridas en
el hospital supera de forma importante a la de la NAC.
Y, cuando miramos al futuro hay que considerar otros dos factores que hacen presuponer un
aumento tanto en el número como en la gravedad de las neumonías. Por un lado el desarrollo
de tratamientos, en cada vez más enfermedades, que producen inmunodepresión. Por otro la
mejoría en la supervivencia media de la población . Todos estos datos en conjunto inciden en la
importancia del mejor conocimiento de todos los factores que influyen en el manejo de las neu-
monías.
7
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 8
tro país cuenta con un buen y gran número de investigadores que desarrollan su actividad en
este campo. Hemos podido contar con la colaboración de algunos de ellos para la elaboración
de esta obra: desde aquí agradecemos a todos ellos su enorme colaboración. Somos conscien-
tes de la limitación de este trabajo, pero esperamos que sirva de estímulo y ayuda para todos
aquellos que, en su labor médica habitual atienden enfermos con este tipo de infección respi-
ratoria. Agradecemos, por último, la ayuda prestada por Astra Zéneca para poder realizar esta
monografía.
8
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 9
9
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 10
10
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 11
11
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 12
Infiltrado radiológico
Neumonía adquirida en
la comunidad.
Valoración de ingreso
Comorbilidad descompensada Sí
o necesidad de tratamiento Tratamiento ingresado
hospitalario
Tratamiento en UCI
Alto riesgo
Valoración pronóstica Sí
(Fine o CURB65)
Bajo riesgo
12
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 13
13
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 14
Neumonía tardía o con factores de riesgo Gérmenes asociados a ciertas situaciones de riesgo
BGN entéricos (E. coli, K. pneumoniae, Entero- Streptococcus pneumoniae resistentes
bacter, Proteus, Serratia) Haemophilus influenzae
P. aeruginosa Moraxella catarrhalis
Acinetobacter spp Staphylococcus aureus
S. aureus meticilin-resistente Legionella pneumophila
Citrobacter spp Bacilos Gram negativos entéricos o enterobac-
Stenotrophomona maltophila terias
L. pneumophila (según zonas) Anaerobios
Pseudomonas
paciente con ventilación mecánica y vía aérea de orientar el diagnóstico en gente joven y sin
artificial durante más de 48 horas(6). comorbilidad, esta clasificación carece de uti-
lidad en la actualidad(1-3). Sí se mantiene el
Clasificación de la neumonía adquirida en término de gérmenes atípicos para nominar
la comunidad los gérmenes intracelulares, en contraposi-
Clásicamente se ha diferenciado la NAC ción a las bacterias causantes de neumonía
en neumonía típica y neumonía atípica, y se piógena(1,29).
ha propuesto para orientar el tratamiento(28). La neumonía necrotizante y el absceso pul-
La neumonía típica, ejemplificada por la neu- monar(22), que se tratan en el capítulo 8 de esta
monía neumocócica, se caracteriza por un monografía, merecen una clasificación apar-
cuadro brusco de fiebre alta, dolor pleurítico, te. Se reconoce por la presencia de factores de
tos y expectoración purulenta o herrumbro- riesgo, como enfermedad periodontal, pérdi-
sa, leucocitosis con neutrofilia y datos en la da de conciencia, patología esofágica, trastor-
exploración y radiológicos de consolidación nos de deglución o aspiración previa, o por
pulmonar. La neumonía atípica tiene un ini- la cavitación radiológica, muy sugerente de la
cio más larvado, fiebre de bajo grado, tos esca- participación de gérmenes anaerobios, aun-
samente productiva e infiltrados no segmen- que la mayor parte son polimicrobianas(30).
tarios parcheados o intersticiales, como la Actualmente la clasificación se basa en la
neumonía por M. pneumoniae. Aunque pue- identificación de factores que han demostra-
14
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 15
SEPAR: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica; ATS: America Thoracic Society; BTS: Brithish Thora-
cic Society.
do tener importancia para predecir etiologías ción de 20 parámetros. Con esa puntuación se
menos habituales, mala evolución y mortali- clasifica en uno de cinco estratos, diferencia-
dad(1,3,20). Con ellos se orienta el tratamiento dos por su mortalidad (Tabla 4). Es una buena
antibiótico inicial y se establece el nivel de cui- clasificación pronóstica pues trabajos poste-
dados necesarios, indicando el ingreso hos- riores han confirmado la fiabilidad de las pre-
pitalario o el tratamiento ambulante(1,3,30,31). En dicciones(20,30,33). Un paciente menor de 50
la tabla 3 se señalan algunos factores de ries- años, sin ninguna de las enfermedades de la
go propuestos por ciertas sociedades científi- tabla 4, con estado de conciencia normal y sin
cas, que se tratarán exhaustivamente en el alteración importante de signos vitales, puede
capítulo 4 de esta monografía. asignarse al grupo I, de bajo riesgo, sin nece-
sidad de determinaciones analíticas. En el res-
Clasificaciones pronósticas de Fine to de casos, se valoran ciertas determinacio-
y CURB65 nes analíticas para clasificar al paciente en los
La clasificación pronóstica de Fine(32) o PSI grupos II a V(21). Esta clasificación pronóstica
(pneumonia severity index), elaborada sobre ayuda en la valoración de la necesidad de ingre-
una cohorte grande de pacientes y validada en so(20,21). Pacientes de bajo riesgo podrían tra-
otra cohorte, asigna una puntuación en fun- tarse en domicilio, el grupo III podría tratarse
15
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 16
en domicilio o requerir ingreso corto, y los gru- renal y parámetros de gravedad clínica como
pos IV y V se tratarían ingresados. La etiología los factores pronósticos más importantes(35).
de la neumonía también difiere en función del
grupo de riesgo de Fine. En un estudio espa- Clasificación en función de la necesidad de
ñol(31) de 247 pacientes con NAC de bajo ries- ingreso hospitalario
go (Clases I a III) se identificó la causa en 162 La clasificación prioritaria de la NAC en la
(66%). En la clase I, el 69% de los episodios actualidad está en función de la necesidad de
fueron debidos a gérmenes atípicos y el pató- ingreso: NAC que puede tratarse ambulato-
geno más frecuente fue M. pneumoniae. En las riamente, NAC que requiere ingreso hospita-
clases II y III fue más frecuente el S. pneumo- lario y NAC que requiere ingreso en una uni-
niae (45% de los episodios). dad de cuidados intensivos (UCI)(21,30). Esto va
Otra clasificación pronóstica propuesta es a depender de la gravedad y del pronóstico,
la CURB65(34), que se basa en 4 variables y la en lo que ayudan escalas como la de Fine o la
edad (Tabla 5). Estratifica a los pacientes según CURB-65, de circunstancias sociales y perso-
la puntuación, con probabilidades de muerte nales del paciente y del juicio del médico res-
entre el 0,7%, si tiene cero puntos, al 40% si ponsable(12,20,21,30). En la mayoría de estudios,
tienen 4 puntos o más. También puede ser útil un 30-40% de pacientes con clases de ries-
para valorar la necesidad de ingreso(1). go bajas son ingresados justificadamente(12,33).
Otros estudios en muestras amplias han Por tanto, la clasificación para elegir el lugar
propuesto otros sistemas de clasificación, que de cuidados se debe hacer en tres pasos (Fig.
también identifican edad, comorbilidad, fallo 1)(21). En primer lugar, hay que considerar si
16
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 17
17
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 18
18
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 19
cedentes del paciente, factores de riesgo, carac- den por los conductos alveolares y alvéolos res-
terísticas del cuadro clínico y posibles mani- petando la arquitectura(42,43). Su diferenciación
festaciones extrapulmonares(41). Hay que valo- con la NAC puede ser imposible inicialmen-
rar la posible exposición a sustancias y gases te(40,41). El diagnóstico se basa en el cuadro clí-
tóxicos, a antígenos orgánicos o inorgánicos, nico-radiológico, biopsia pulmonar transbron-
profesional o no, y a fármacos o drogas(41). Enti- quial con una histología compatible y que
dades muy frecuentes en la práctica clínica, descarte otros procesos, y con la respuesta a
como el embolismo pulmonar, el edema pul- esteroides(39,41,42). La recurrencia es frecuente,
monar o el síndrome de distrés respiratorio en un tercio o más de pacientes(42-44).
del adulto, pueden plantear, en función de su
presentación, problemas de diagnóstico dife- Alveolitis alérgica extrínseca
rencial con la neumonía(40). A continuación se También llamada neumonitis por hipersen-
describen las peculiaridades de algunas enti- sibilidad, se desencadena por antígenos orgá-
dades enunciadas en la tabla 6. No corres- nicos, proteínas de microbios, hongos, plantas
ponde a esta monografía una descripción deta- o animales, o por compuestos químicos inor-
llada ni exhaustiva de las mismas. Por último, gánicos u orgánicos que provocan una inflama-
se harán algunas consideraciones sobre la neu- ción linfocitaria de la vía aérea periférica y el teji-
monía que no responde al tratamiento, pues do intersticial circundante(41,42,45). Suele darse en
con frecuencia se debe a otras patologías infec- un ambiente de ocupación agrícola, textil, esca-
ciosas o no infecciosas yolistas, cuidadores de aves o contacto con loros
o periquitos, aunque cada vez es más frecuen-
Neumonía organizada criptogenética te la exposición domiciliaria(40,41,45). La forma agu-
La neumonía organizada criptogenética o da es la que más se confunde con una neumo-
bronquiolitis obliterante con neumonía orga- nía. Se presenta a las pocas horas de la
nizada(42) puede darse de forma aislada, idio- exposición con disnea, tos, fiebre, mialgias, leu-
pática, o asociada a otros procesos como conec- cocitosis y otros reactantes de fase aguda. Tras
tivopatías, fármacos, inhalación de gases tóxicos la retirada de la exposición la clínica cesa en
o antígenos, radiación, trasplantes de médula poco tiempo(41,45,46). Da un infiltrado radiológico
ósea y de órganos sólidos, enfermedades hema- micronodular bilateral, inespecífico, que pue-
tológicas y neoplasias sólidas, enfermedades de no apreciarse en la radiografía simple. La TC
tiroideas o postinfecciosa(39,40,42,43). Se caracte- con cortes finos y alta resolución es mucho más
riza por un cuadro subagudo de tos escasa- sensible y muestra un patrón parcheado de vidrio
mente productiva, disnea, fiebre o febrícula y deslustrado y un infiltrado micronodular y reti-
adelgazamiento; puede haber un cuadro pseu- cular, con frecuencia de distribución peribron-
dogripal previo(41-43). En la exploración lo más quiolar(42,45,46). En cortes en espiración puede
característico son los estertores crepitantes y, demostrarse un patrón parcheado de atrapa-
en la analítica sanguínea, elevación de reac- miento aéreo por la bronquiolitis asociada(42,45).
tantes de fase aguda como la VSG, y leucoci- La exposición repetida da formas subagudas y
tosis moderada(41,42). Es frecuente la hipoxe- crónicas que pueden desembocar en fibrosis
mia(42). Lo más característico en la radiografía pulmonar irreversible(46). El diagnóstico se basa
torácica son los infiltrados alveolares bilatera- en el antecedente de la exposición, que requie-
les de carácter parcheado y no segmentario(41- re un interrogatorio dirigido, la clínica, las alte-
43) aunque pueden ser localizados. A veces tie- raciones funcionales y radiológicas, y es apoya-
nen un carácter migratorio(43). La histología do al demostrar sensibilización a los antígenos
característica son yemas de tejido de granula- causales (pruebas cutáneas, precipitinas e IgE
ción que rellenan y ocupan la luz de los bron- específicas). La presencia de precipitinas sólo
quíolos terminales y respiratorios y se extien- indica exposición. La fibrobroncoscopia (FB)
19
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 20
20
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 21
21
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 22
que afectó a más de 20.000 personas en Espa- monar por leucemia o linfoma, el linfoma pul-
ña(53) y el síndrome de mialgia-eosinofilia aso- monar primario, la granulomatosis linfoma-
ciado a un preparado de L-triptófano(54). toide y los infiltrados linfoides benignos, como
el pseudolinfoma o la neumonitis intersticial
Patología pulmonar por radiación linfoide, pueden cursar con infiltrados alveo-
Hay una forma precoz de neumonitis por lares y malinterpretarse como neumonía(39,41).
radiación, generalmente dentro de los tres pri-
meros meses, con tos, disnea, fiebre de bajo Patología pulmonar por aspiración,
grado e infiltrado alveolar, con frecuencia limi- inhalación y neumonía lipoidea
tado a la zona de radiación(39). Otra presenta- La aspiración importante de material gás-
ción es como bronquiolitis obliterante con neu- trico produce un cuadro de distrés. Si no hay
monía organizada, que puede aparecer en sobreinfección, los infiltrados se resuelven rápi-
cualquier localización, incluso de forma migra- damente(39). La inhalación de gases o tóxicos,
toria. La forma tardía es una forma de fibrosis si alcanzan la pequeña vía aérea, también pro-
pulmonar secundaria(39). ducen edema e infiltrado pulmonar. General-
mente es evidente esta exposición pero pue-
Afectación pulmonar neoplásica de pasar inadvertida si hay un tiempo de
El carcinoma bronquioloalveolar se mani- latencia entre la exposición y la clínica, y si los
fiesta como infiltrados alveolares y es la enti- gases no son irritantes de vía aérea superior,
dad que más puede confundirse con una neu- como el fosgeno(40). La neumonía lipoidea se
monía(39,41). Ocasionalmente también puede debe a la aspiración recurrente de material ole-
haber confusión con la linfangitis carcinoma- oso, como el que hay en ciertos laxantes orales
tosa o con un carcinoma broncogénico central y en gotas nasales(39). Suele aparecer en per-
asociado a atelectasia o a condensación dis- sonas de edad avanzada o con problemas de
tal. Hay que tenerlo en cuenta en las neumo- deglución. Da pocos síntomas pero a veces se
nías de lenta resolución. La infiltración pul- presenta de forma aguda, con leucocitosis. Cur-
22
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 23
sa con infiltrado alveolar en zonas declives del monía pueden plantear el diagnóstico dife-
pulmón; la TC puede demostrar densidad gra- rencial con la neumonía. Es el caso de la tuber-
sa en el infiltrado y pueden demostrarse macró- culosis o de la aspergilosis entre un gran núme-
fagos cargados de grasa en el LBA, útil para su ro de patologías pulmonares por hongos,
diagnóstico en el contexto apropiado(39). parásitos, virus o bacterias(40).
23
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 24
24
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 25
Ventilator-associated, and Healthcare-asso- 18. Bartlett JG, Dowell SF, Mandell LA, File-Jr TM,
ciated Pneumonia. American Journal of Res- Musher DM, Fine MJ. Practice guidelines for
piratory & Critical Care Medicine 2005; 171: the management of community-acquired
388-416. pneumonia in adults. Infectious Diseases
7. Jorda MR, Torres MA, Ariza Cardenal FJ, Álva- Society of America. Clin Infect Dis 2000; 31:
rez LF, Barcenilla GF, et al. Recoendaciones 347-82.
para el tratamiento de la neumonía nosoco- 19. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bar-
mial grave. Archivos de Bronconeumología tlett JG. Timing of antibiotic administration
2004; 40: 518-33. and outcomes for Medicare patients hospi-
8. Mortensen EM, Coley CM, Singer DE, Marrie TJ, talized with community-acquired pneumo-
Obrosky DS, Kapoor WN, et al. Causes of death nia. Archives of Internal Medicine 2004;
for patients with community-acquired pneu- 164:637-44.
monia: results from the Pneumonia Patient Out- 20. American College of Emergency Physicians.
comes Research Team cohort study. Archives of Clinical policy for the management and risk
Internal Medicine 2002; 162: 1059-64. stratification of community-acquired pneu-
9. Koivula I, Sten M, Makela PH. Prognosis after monia in adults in the emergency depart-
community-acquired pneumonia in the elderly: ment. Annals of Emergency Medicine 2001;
a population-based 12-year follow-up study. Archi- 38: 107-13.
ves of Internal Medicine 1999; 159: 1550-5. 21. Mandell L, Bartlett JG, Dowell SF, File-Jr TM,
10. McIntosh K. Community-acquired pneumonia Musher DM, Whitney C. Update of practice
in children. New England Journal of Medicine guidelines for the management of Commu-
2002; 346: 429-37. nity-Acquired Pneumonia in immunocom-
petente adults. Clin Infect Dis 2003; 37:
11. Albaum MN, Hill LC, Murphy M, et al. Inte- 1405-33.
robserver reliability of the chest radiograph in
22. Johnson JL, Hirsch CS. Aspiration pneumonia.
community-Acquired Pneumonia. Chest 1996;
Recognizing and managing a potentially gro-
110: 343-50.
wing disorder. Postgraduate Medicine 105; 113:
12. Metlay JP, Fine MJ. Testing strategies in the 99-102.
initial management of patients with commu-
23. Shorr AF, Susla GM, O’Grady NP. Pulmonary
nity-acquired pneumonia. Annals of Internal
infiltrates in the non-HIV-infected immuno-
Medicine 2003; 138: 109-18.
compromised patient: etiologies, diagnostic
13. Fine MJ, Stone RA, Singer DE, Coley CM, strategies, and outcomes. Chest 2004; 125:
Marrie TJ, Lave JR, et al. Processes and out- 260-71.
comes of care for patients with community-
24. Aguado García JM. Infecciones en inmuno-
acquired pneumonia: results from the Pneu- deprimidos. En: López Encuentra A, Martín
monia Patient Outcomes Research Team Escribano P, eds. Neumología en Atención Pri-
(PORT) cohort study. Archives of Internal Medi- maria. Madrid: Grupo Aula Médica, 1999. p.
cine 1999; 159: 970-80. 367-80.
14. File TM. Community-acquired pneumonia. 25. Peckham D, Elliott MW. Pulmonary infiltra-
Lancet 2003; 362: 1991-2001. tes in the immunocompromised: diagnosis
15. Wipf JE, Lipsky BA, Hirschmann JV, Boyko EJ, and management. Thorax 2002; 57 (Suppl
Takasugi J, Peugeot RL, et al. Diagnosing pneu- 2): II3-II7.
monia by physical examination: relevant or 26. Park DR, Sherbin VL, Goodman MS, Pacífico
relic? Archives of Internal Medicine 1999; 159: AD, Rubenfeld GD, Polissar NL, et al. The etio-
1082-7. logy of community-acquired pneumonia at an
16. Basi SK, Marrie TJ, Huang JQ, Majumdar SR. urban public hospital: influence of human
Patients admitted to hospital with suspected immunodeficiency virus infection and initial
pneumonia and normal chest radiographs: epi- severity of illness. Journal of Infectious Disea-
demiology, microbiology, and outcomes. Ame- ses 2001; 184: 268-77.
rican Journal of Medicine 2004; 117: 305-11. 27. Cebular S, Lee S, Tolaney P, Lutwick L. Com-
17. Syrjälä H, Broas M, Suramo I, Ojala A, Läbde munity-acquired pneumonia in immunocom-
S. High-resolution computed tomography for promised patients. Opportunistic infections to
the diagnosis of community-acquired-pneu- consider in differential diagnosis. Postgraduate
monia. Clin Infect Dis 1998; 27: 358-63. Medicine 2003; 113: 65-6.
25
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 26
28. Dorca J, Bello S, Blanquer J, de Celis R, Moli- Surgical Quality Improvement Program. Deve-
nos L, Torres A, et al. Diagnóstico y trata- lopment and validation of a multifactorial risk
miento de la neumonía adquirida en la comu- index for predicting postoperative pneumonia
nidad. SEPAR. Arch Bronconeumol 1997; 33: after major noncardiac surgery. Annals of Inter-
240-6. nal Medicine 2001; 135: 847-57.
29. File TM, Jr, Garau J, Blasi F, Chidiac C, Klugman 39. Rome L, Murali G, Lippmann M. Nonresolving
K, Lode H, et al. Guidelines for empiric anti- pneumonia and mimics of pneumonia. Medi-
microbial prescribing in community-acquired cal Clinics of North America 2001; 85: 1511-30.
pneumonia. Chest 2004; 125: 1888-901. 40. Roig Cutillas J, Mertínez Benazet J, Domingo
30. Grupo estudio neumonía adquirida en la comu- Ribas CH. Concepto y diagnóstico diferencial
nidad. Área TIR. SEPAR. Recomendaciones de la neumonía. Arch Bronconeumol 1998; 34
para el diagnóstico y tratamiento de la neu- (Suppl 2): 3-10.
monía adquirida en la comunidad. Archivos 41. Lynch JP, Sitrin RG. Noninfectious mimics of
de Bronconeumología 2005; 41: 272-89. community-acquired pneumonia. Semin Res-
31. Falguera M, Sacristán O, Nogués A, Ruiz-Gon- pir Infect 1993; 8: 14-45.
zález A, García M, Manonelles A, et al. Non- 42. Ryu JH, Myers JL, Swensen SJ. Bronchiolar
severe community-acquired pneumonia: corre- disorders. American Journal of Respiratory &
lation between cause and severity or Critical Care Medicine 2003; 168: 1277-92.
comorbidity. Archives of Internal Medicine
43. Epler GR. Bronchiolitis obliterans organizing
2001; 161: 1866-72.
pneumonia. Archives of Internal Medicine
32. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanusa BH, 2001; 161: 158-64.
Weissfeld LA, Singer DE, et al. A prediction
rule to identify low-risk patients with com- 44. Lazor R, Vandevenne A, Pelletier A, Leclerc
munity acquired pneumonia. N Engl J Med P, Court-Fortune, Cordier JF. Cryptogenic orga-
1997; 336: 243-50. nizing pneumonia. Characteristics of relapses
in a series of 48 patients. American Journal of
33. Marras TK, Gutiérrez C, Chan CK. Applying a Respiratory & Critical Care Medicine 2000;
prediction rule to identify low-risk patients 162: 571-7.
with community-acquired pneumonia. Chest
2000; 118: 1339-43. 45. Patel AM, Ryu JH, Reed CE. Hypersensitivity
pneumonitis: current concepts and future ques-
34. Lim WS, Van der Eerden MM, Laing R, Boers- tions. Journal of Allergy & Clinical Immuno-
ma WG, Karalus N, Town GI, et al. Defining logy 2001; 108: 661-70.
community acquired pneumonia severity on
presentation to hospital: an international deri- 46. Lacasse Y, Selman M, Costabel U, Dalphin JC,
vation and validation study. Thorax 2003; 58: Ando M, Morell F, et al. Clinical diagnosis of
377-82. hypersensitivity pneumonitis. American Jour-
nal of Respiratory & Critical Care Medicine
35. Conte HA, Chen YT, Mehal W, Scinto JD, Qua- 2003; 168: 952-8.
gliarello VJ. A prognostic rule for elderly
patients admitted with community-acquired 47. Allen JN, Davis W. Eosinophilic lung diseases.
pneumonia. American Journal of Medicine Am J Respir Crit Care Med 1994; 150: 1423-38.
1999; 106: 20-8. 48. Rossi SE, Erasmus JJ, McAdams HP, Sporn TA,
36. Marras TK, Nopmaneejumruslers C, Chan CK. Goodman PC. Pulmonary drug toxicity: radio-
Efficacy of exclusively oral antibiotic therapy logical and pathologic manifestations. Radio-
in patients hospitalized with nonsevere com- graphics 2000; 20: 1245-59.
munity-acquired pneumonia: a retrospective 49. Philit F, Etienne-Mastroianni B, Parrot A, Gue-
study and meta-analysis. American Journal of rin C, Robert D, Cordier JF. Idiopathic acute
Medicine 2004; 116: 385-93. eosinophilic pneumonia: a study of 22 patients.
37. Rhew DC, Tu GS, Ofman J, Henning JM, Richards American Journal of Respiratory & Critical Care
MS, Weingarten SR. Early switch and early dis- Medicine 2002; 166: 1235-9.
charge strategies in patients with community- 50. Seo P, Stone JH. The antineutrophil cytoplas-
acquired pneumonia: a meta-analysis. Archives mic antibody-associated vasculitides. Ameri-
of Internal Medicine 2001; 161: 722-7. can Journal of Medicine 2004; 117: 39-50.
38. Arozullah AM, Khuri SF, Henderson WG, Daley 51. Noth I, Strek ME, Leff AR. Churg-Strauss
J. Participants in the National Veterans Affairs syndrome. Lancet 2003; 361: 587-94.
26
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 27
52. Schwarz MI, Brown KK. Small vessel vasculi- 56. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, Ruiz M, Bauer
tis of the lung. Thorax 2000; 55: 502-10. T, Marcos MA, et al. Antimicrobial treatment
53. Sánchez-Porro VP, Posada dlP, de Andrés CP, failures in patients with community-acqui-
red pneumonia: causes and prognostic impli-
Giménez RO, Abaitua BI. Toxic oil syndrome:
cations. American Journal of Respiratory & Cri-
survival in the whole cohort between 1981 and
tical Care Medicine 2000; 162:154-60.
1995. Journal of Clinical Epidemiology 2003;
56: 701-8. 57. Roson B, Carratala J, Fernández-Sabe N,
Tubau F, Manresa F, Gudiol F. Causes and fac-
54. Silver RM. Pathophysiology of the eosinophi- tors associated with early failure in hospita-
lia-myalgia syndrome. Journal of Rheumato- lized patients with community-acquired pneu-
logy 1996; 46 (Suppl): 26-36. monia. Archives of Internal Medicine 2004;
55. Torres A, Menéndez R. Neumonía que no res- 164: 502-8.
ponde y neumonía progresiva. Arch Bronco- 58. Kirtland SH. Chronic pneumonias. Semin Res-
neumol 2004; 40 (Suppl 3): 36-42. pir Infect 1998; 13: 54-67.
27
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 28
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 29
29
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 30
30
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 31
31
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 32
respiratorios, fiebre menos elevada y tos inten- su pronóstico, establecer la etiología de la neu-
sa pero escasamente productiva. Las mani- monía tiene indudables ventajas. Por un lado,
festaciones extrapulmonares –cutáneas, neu- permite el conocimiento de la epidemiología
rológicas, hepáticas, cardíacas y renales– son local y la posibilidad de detectar bacterias mul-
más frecuentes y la auscultación pulmonar sue- tirresistentes, raras o de importancia epide-
le ser poco expresiva, lo que contrasta con unas miológica; por otro, posibilita el tratamiento
alteraciones radiológicas evidentes. Éstas sue- antimicrobiano dirigido, restringiendo su espec-
len consistir en infiltrados intersticiales, mal tro de actividad y limitando su toxicidad, su
definidos, de predominios basal e hiliar y con coste y el desarrollo de resistencias por pre-
aspecto de vidrio deslustrado (Fig. 3). En estos sión selectiva. Además, conocer la etiología de
casos, el número de leucocitos es normal o la neumonía ayuda a determinar la duración
está ligeramente aumentado. del tratamiento y la evaluación de fracasos tera-
El problema fundamental que presenta esta péuticos(25).
clasificación es que no tiene en cuenta que la Actualmente se dispone de un considera-
expresión clínica de una neumonía es el resul- ble número de técnicas diagnósticas que pue-
tado de una compleja interacción entre el hués- den ser útiles para establecer la etiología de la
ped y el patógeno causal, y que esta interacción neumonía. Su utilización dependerá funda-
puede ser muy variable de unos individuos a mentalmente de la gravedad del cuadro(26,27)
otros. Por consiguiente, si bien es cierto que, en –se utilizarán más técnicas diagnósticas cuan-
ocasiones, algunos datos clínicos y radiológicos to más graves sean las neumonías y pocas o
pueden ayudar a identificar pacientes con una ninguna en las NAC leves, en las que el pro-
mayor probabilidad de infección por ciertos nóstico es bueno y el número de patógenos
microorganismos (Tabla 1), ningún patrón clí- potenciales, limitado–(6-8), de su evolución y de
nico o radiológico es suficientemente específi- la respuesta al tratamiento(28), del grado de
co como para permitir un diagnóstico etiológi- inmunocompetencia y de otras circunstancias
co, particularmente en pacientes ancianos o con ambientales o específicas de cada paciente
alguna enfermedad de base(22-24). (Tabla 2). No hay una única prueba diagnós-
tica que permita identificar todos los patóge-
DIAGNÓSTICO MICROBIOLÓGICO nos potencialmente implicados en una neu-
Aunque es posible que la identificación del monía y todas tienen sus ventajas y sus
agente microbiológico responsable no mejore limitaciones. Además, aun utilizando una
32
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 33
33
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 34
amplia batería de pruebas de diagnóstico de Gram del esputo se requiere prestar una cui-
microbiológico, el agente responsable de la dadosa atención a la recogida de la muestra,
infección no se puede determinar en una pro- rapidez en su procesamiento, esmero en su
porción importante de los casos y, cuando se preparación y pericia en su interpretación, para
identifica, la estrategia antibiótica empírica ini- todo lo cual es necesario un personal experi-
cial se modifica sólo en un número pequeño mentado(32). Además, ciertos morfotipos, como
de los pacientes. H. influenzae, son difíciles de identificar en la
tinción de Gram que tampoco es capaz de
Técnicas no invasivas detectar algunos patógenos frecuentes en la
NAC, como M. pneumoniae, Chlamydophila
Tinción de Gram del esputo pneumoniae, Legionella spp., Coxiella burnetii
Es la única técnica fácilmente accesible a o virus respiratorios. Por todas estas circuns-
todos los laboratorios que puede proporcionar tancias, la sensibilidad y la especificidad de
una identificación tentativa rápida del patóge- esta técnica presentan una gran variabilidad
no responsable de la NAC y ser de ayuda en la en las series publicadas(33).
elección del tratamiento empírico inicial(29, 30).
Sin embargo, no está exenta de problemas, Cultivo de esputo
el principal de los cuales es el de establecer Plantea problemas semejantes a los men-
con qué exactitud el esputo es un fiel repre- cionados para la tinción de Gram. En un tercio
sentante de las secreciones del tracto respira- de los casos, los pacientes son incapaces de
torio inferior, es decir, que no está contami- expectorar y frecuentemente el espécimen reco-
nado por patógenos que colonizan la orofaringe gido no es representativo del tracto respirato-
y que también son potenciales agentes etioló- rio inferior. Por otra parte, cerca de la mitad de
gicos de la neumonía, como Streptococcus los pacientes con neumonía ha recibido trata-
pneumoniae o Haemophilus influenzae. En gene- miento antimicrobiano antes de obtener un
ral, sólo alrededor de un tercio de las muestras espécimen de esputo, lo que puede alterar con-
de esputo pueden considerarse aceptables (no siderablemente el resultado. Es posible aislar
contaminadas), sin que esta proporción varíe patógenos atípicos y virus en secreciones res-
en relación con la gravedad de la neumonía(31). piratorias pero se precisan técnicas especia-
Para obtener una información útil de la tinción les no disponibles de forma generalizada. La
34
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 35
35
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 36
a neumococos. No obstante, incluso en la neu- nella) tienen una sensibilidad muy baja pero
monía de esta etiología, sólo la cuarta parte de es altamente específico. Además, se pueden
los casos, a lo sumo, se asocia a bacteriemia(38). emplear distintas técnicas inmunológicas para
Los hemocultivos positivos, además de iden- la detección de antígenos bacterianos, espe-
tificar el agente causal con muy alta especifi- cialmente del neumococo, en el líquido pleu-
cidad, tienen un valor pronóstico. ral, lo que puede proporcionar algunos diag-
La práctica de hemocultivos en la NAC tri- nósticos adicionales a los obtenidos por
butaria de tratamiento ambulatorio no está jus- métodos rutinarios. También se deben realizar
tificada por su escasa rentabilidad(35), y su rela- otras determinaciones como glucosa, LDH,
ción coste-eficacia en las neumonías que proteínas totales y pH que, previa compara-
ingresan en el hospital es cuestionable(39,40). ción con los niveles séricos obtenidos simul-
Actualmente se recomienda la extracción de táneamente, permitirán detectar la presencia
dos hemocultivos seriados en los casos gra- de complicaciones.
ves(6-8,36). Recientemente, y con objeto de racio-
nalizar su empleo en la NAC, se ha propues- Detección de antígenos microbianos
to la obtención de hemocultivos en función del Se pueden emplear diversas técnicas micro-
riesgo de bacteriemia del paciente. Éste será biológicas para detectar la presencia de cier-
bajo y, por tanto, no será preciso la extracción tos patógenos mediante la identificación de
de hemocultivos, en pacientes que hayan reci- alguno de sus componentes en distintas mues-
bido tratamiento antibiótico durante la sema- tras biológicas, fundamentalmente esputo, sue-
na previa, y no tengan hepatopatía asociada, ro, orina y, como ya se ha mencionado, en
presión arterial sistólica <90 mm Hg, tem- líquido pleural. Los tests más frecuentemente
peratura < 35º C o ≥ 40º C, frecuencia car- utilizados permiten la detección de S. pneu-
diaca ≥ 125 lpm, BUN ≥ 30 mg/dl, sodio <130 moniae, L. pneumophila y virus respiratorios.
mmol/L, ni recuento leucocitario inferior a
5.000/mm3 o superior a 20.000/mm3. Si el Detección de antígenos en muestras
paciente no ha recibido antimicrobianos o pre- respiratorias
senta alguno de los signos o datos de labora- La inmunofluorescencia directa (IFD) fren-
torio señalados, el riesgo de bacteriemia es te a Legionella en esputo o en otras muestras
moderado y bastaría con la obtención de una respiratorias permite, en manos expertas y con
muestra de hemocultivo. En el caso de que equipos adecuados, la visualización directa del
el paciente no haya recibido tratamiento anti- patógeno en pocas horas y con una especifi-
biótico y, además, presente uno o más de los cidad del 100%(25). Sin embargo, su sensibili-
datos señalados, su riesgo de bacteriemia es dad oscila entre un 30 y un 70% ya que para
alto y será precisa la extracción de dos hemo- ser positiva, necesita un inóculo elevado y, por
cultivos(41). tanto, sólo suele ser útil en neumonías gra-
ves(43). Emplea anticuerpos serotipo-específi-
Estudio del líquido pleural cos, por lo que su rentabilidad también depen-
La toracocentesis está indicada en todos derá de la especie de Legionella de la que se
los pacientes con neumonía y derrame pleu- trate y de los serotipos que se empleen.
ral significativo, independientemente de la gra- Recientemente se han desarrollado técni-
vedad del cuadro clínico. La presencia de cas de IFD para detectar células infectadas por
empiema inadvertido es uno de los factores C. pneumoniae en muestras respiratorias (espu-
asociados a fallo terapéutico en las primeras to, aspirado o lavado nasal, o exudado naso-
48-72 horas del ingreso hospitalario(42). La tin- faríngeo), utilizando anticuerpos monoclona-
ción de Gram y el cultivo del líquido pleural les específicos de género y especie(44). Estas
(para bacterias aerobias, anaerobias y Legio- técnicas han mostrado una alta sensibilidad
36
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 37
pero baja especificidad (54-77%), por lo que nóstica son la posibilidad de detectar antíge-
se valora su potencial aplicación como méto- nos durante varias semanas después del epi-
do de cribado(45). El antígeno puede persistir sodio (73% a la semana)(52,55), el retraso de
durante meses tras la infección aguda, lo que hasta una semana en la aparición de los antí-
dificulta notablemente la interpretación de los genos en algunos casos y la descripción de
resultados. falsos positivos en niños menores de cinco
Para la detección de antígenos virales años, –portadores frecuentes de neumococos
(influenza, parainfluenza, adenovirus y virus en la nasofaringe(57)–; en broncópatas cróni-
respiratorio sincitial) se han desarrollado téc- cos colonizados(58), en sujetos infectados por
nicas de IFD, enzimoinmunoanálisis (EIA) o otros estreptococos, e incluso tras la vacuna-
inmunocromatografía (ICT), con las que se ción antineumocócica(59). La recomendación
observa una gran sensibilidad en el aspirado actual es que se realice la determinación de
nasofaríngeo. Estas dos últimas técnicas son antígeno neumocócico en orinas no concen-
las más utilizadas, su ejecución es fácil y rápi- tradas, al menos, en los pacientes con neu-
da y su sensibilidad oscila entre un 70 y un monía que ingresa en el hospital y, preferi-
90%(46,47). Dada la cada vez más reconocida blemente, junto con la tinción de Gram de
importancia de los virus como agentes etioló- esputo(60).
gicos de la neumonía(48) y el desarrollo de nue- Aproximadamente el 80% de los pacien-
vos fármacos antivirales, se ha recomendado tes con infección por L. pneumophila excreta
la realización de estas técnicas diagnósticas en antígeno por la orina en algún momento evo-
casos de neumonías graves(6,8). lutivo de la enfermedad. La primera prueba
de detección de antígeno urinario fue des-
Detección de antígenos en orina crita en 1979(61). Desde entonces, numerosos
Desde 1917 en que fue realizada por pri- autores han confirmado su utilidad para el
mera vez(49), se han desarrollado diferentes diagnóstico de la neumonía por este patóge-
técnicas de aglutinación de látex, contrain- no(62). Los antígenos detectados son el lipo-
munoelectroforesis (CIF) y EIA para la detec- polisacárido y un epítopo común del lipopo-
ción de antígeno neumocócico, con resulta- lisacárido de L. pneumophila serogrupo 1. Las
dos variables(50). Recientemente se ha especies no pneumophila tienen un patrón
comercializado un nuevo método de ICT de característico de lipopolisacárido que no es
membrana que, en sólo 15 minutos y de for- revelado por las técnicas diagnósticas habi-
ma sencilla, permite la detección en orina del tuales que detectan, fundamentalmente, el
polisacárido C de la pared del neumococo serogrupo 1 de L. pneumophila. Aunque éste
(específico de especie)(51). Esta prueba tiene es el más frecuente, existen otros serogrupos
una gran especificidad (97-100%)(52-55), pero y especies capaces de ocasionar neumonía(63),
su sensibilidad no está plenamente estable- lo que afecta a la rentabilidad de estas prue-
cida, oscilando entre un 57 y un 87%, aun- bas diagnósticas. Hasta ahora, las nuevas prue-
que es algo mayor en enfermedad invasi- bas para detectar otras especies y serogrupos
va (52,54). La determinación del antígeno en no han obtenido el éxito esperado. Inicial-
orinas concentradas aumenta su sensibilidad, mente se emplearon técnicas de radioinmu-
si bien este punto es controvertido(54) y pare- noanálisis (RIA) y EIA que no estaban al alcan-
ce que la moderada pérdida de sensibilidad ce de la mayoría de los laboratorios de
al usar orina directa (66%) se puede com- microbiología. Sin embargo, en la actualidad,
pensar por la mayor simplicidad y rapidez de se han comercializado diversos métodos, inclu-
la técnica, que mantiene una especificidad yendo una ICT, similar a la del neumococo,
prácticamente del 100%(56). Los inconve- que requiere menos equipamiento que los EIA
nientes fundamentales de esta prueba diag- y que se realiza de una forma sencilla y rápi-
37
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 38
da (15 minutos)(64). Todos estos métodos diag- pneumophila. Sin embargo, en la práctica clí-
nósticos tienen una gran especificidad (98- nica, los tests serológicos tienen un valor limi-
100%), aunque con sensibilidad variable (50- tado porque para poder incriminar a un micro-
90%)(62), que depende fundamentalmente de organismo como el agente etiológico de la
las características clínicas del paciente; del neumonía, se requiere un incremento de al
momento en que se realiza la determinación; menos cuatro veces de los títulos de anticuer-
de la utilización o no de orina concentrada, pos específicos entre la fase aguda y la con-
en el caso de la técnica de ICT; y de la preva- valeciente (a las 4-9 semanas) de la enferme-
lencia de L. pneumophila serogrupo 1. El antí- dad(7,67). A pesar de todo, el comienzo insidioso
geno urinario aparece muy temprano en el y la lenta progresión de los síntomas en
curso de la enfermedad, pero puede persistir muchas neumonías con estas etiologías, per-
varias semanas –sobre todo en pacientes mite la detección de un título elevado de anti-
inmunodeprimidos–, e incluso ser detectable cuerpos en el momento del ingreso o a los
hasta un año después de la infección(65). Tam- pocos días del mismo(8). En ocasiones, un títu-
bién se ha publicado reactividad cruzada con lo elevado de anticuerpos IgM específicos en
otras bacterias que provocan infección bron- presencia de enfermedad neumónica aguda
quial en pacientes con bronquitis crónica(66). puede tener utilidad diagnóstica, como suce-
Actualmente, la detección de antígeno de de en el caso de M. pneumoniae. Lamentable-
Legionella en orina mediante ICT se ha con- mente, esta respuesta IgM se produce funda-
vertido en el método de referencia para el mentalmente en la primoinfección, por lo que
diagnóstico precoz de la legionelosis, siendo es de escasa utilidad en las reinfecciones de
fundamental, en este caso, la concentración la población adulta. Además, es necesario inter-
y el tratamiento térmico de la orina para obte- pretar con cierta cautela este test por la per-
ner una sensibilidad adecuada, a pesar de las sistencia de la IgM en el suero hasta seis meses
2-3 horas que puede requerir este proceso. Se tras la primoinfección(67). La técnica clásica-
recomienda su utilización en los episodios de mente utilizada para el diagnóstico de infec-
neumonía grave; cuando ha fracasado el tra- ción por M. pneumoniae es la fijación de com-
tamiento con betalactámicos; en pacientes plemento. El título de anticuerpos IgG empieza
hospitalizados sin orientación diagnóstica ini- a incrementarse en la primera semana de la
cial tras la tinción de Gram de esputo y/o anti- infección, su pico se alcanza en 3-4 semanas
genuria de neumococo; y en todos los casos y, posteriormente, permanece estable duran-
de NAC que coincidan con la sospecha de un te varios meses antes de comenzar gradual-
brote comunitario epidémico de legionelosis. mente a declinar hasta ser indetectable a los
En cualquier caso, el cultivo sigue siendo nece- 2-3 años. Las crioaglutininas pueden estar ele-
sario para el diagnóstico de otros serogrupos vadas en diversas infecciones, pero títulos igua-
de L. pneumophila y de otras especies de Legio- les o superiores a 1:64 también son altamen-
nella, así como para su tipificación molecular, te sugestivos de infección por M. pneumoniae,
imprescindible en la investigación de brotes lo que se puede observar en un 50-60% de los
epidémicos(8). pacientes con neumonía por este microorga-
nismo(67). Recientemente se han desarrollado
Estudios serológicos técnicas de EIA para la determinación rápida
La medición serológica de una respuesta de IgA, que permiten detectar niveles bajos de
de anticuerpos específica tiene interés porque anticuerpos en la primera semana(68).
puede identificar patógenos que a menudo son La microinmunofluorescencia (MIF) es la
difíciles de aislar en cultivos rutinarios, como prueba serológica de elección para el diagnós-
los virus, M. pneumoniae, C. pneumoniae, tico de la infección por C. pneumoniae. La mayo-
Chlamydophila psittaci, Coxiella burnetii, y L. ría de las infecciones en el adulto son reinfec-
38
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 39
39
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 40
40
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 41
do permite establecer el diagnóstico etiológi- aquellos casos con infiltrados radiológicos loca-
co en un 33-80% de los casos, según el pacien- lizados o en situaciones de grave deterioro del
te haya recibido o no tratamiento antibióti- intercambio gaseoso. El muestreo que se rea-
co. La sensibilidad aumenta si la muestra se liza con esta técnica es muy limitado y sería
procesa para la detección de antígenos y áci- razonable pensar que, si utilizamos procedi-
dos nucleicos microbianos. La especificidad mientos que recojan secreciones respiratorias
de esta muestra es muy elevada dado que, en de un territorio pulmonar más amplio, podría
ella, los patógenos facultativos no pueden mejorarse la eficacia diagnóstica.
actuar como colonizadores. Sus complicacio-
nes más frecuentes son el neumotórax (10%) Lavado brocoalveolar
y la hemorragia (1-5%), y no se recomienda El LBA explora una porción de parénqui-
su uso en pacientes ventilados, con enfisema ma pulmonar mayor que el CT, es más bara-
bulloso o con poca reserva ventilatoria, con to y permite, además, la determinación rápi-
trastornos de la coagulación o que no cola- da de la presencia de organismos intracelulares,
boren. Actualmente, esta técnica puede estar lo que puede ser de gran ayuda para seleccio-
indicada en la neumonía abcesificada o que nar la antibioterapia empírica inicial antes de
no responde al tratamiento. disponer de los resultados del cultivo(76). El pro-
cedimiento no está estandarizado y tampoco
Técnicas broncoscópicas está establecida la cantidad de líquido que se
debe instilar aunque, probablemente, ésta no
Broncoaspirado debe ser inferior a 140 mL si se quieren reco-
El broncoaspirado obtenido mediante el ger secreciones pulmonares periféricas. El volu-
broncoscopio flexible puede cultivarse cuanti- men de secreciones respiratorias recuperadas
tativamente, mostrando, con un umbral ≥ 106 se estima en algo más de 1 mL diluido en el
ufc/mL, una sensibilidad media de 76 ± 9%, líquido que se aspira, lo que viene a suponer
y con una especificidad de 75 ± 28%(72). un factor de dilución de 1/10-1/100, estable-
ciéndose un umbral diagnóstico de 104 ufc/mL
Catéter telescopado de al menos uno de los microorganismos ais-
Una de las técnicas diagnósticas más popu- lados en el cultivo. Sin embargo, la carga bac-
lares y que más literatura ha generado en las teriana debe interpretarse en el contexto clí-
últimas décadas es el cepillo telescopado pro- nico específico de cada paciente(74). La
tegido o catéter telescopado (CT). Un creci- sensibilidad del LBA varía según los estudios
miento en el cultivo cuantitativo, igual o supe- entre un 22 y un 100% y su especificidad osci-
rior a 103 ufc/mL de la dilución de secreciones la entre un 45 y un 100%(77). En nuestra expe-
respiratorias obtenidas mediante el CT, es el riencia, con un umbral diagnóstico de 105
umbral clásicamente aceptado para establecer ufc/mL, la sensibilidad del LBA es del 76% y
el diagnóstico de neumonía cuando se emplea su especificidad, del 100%(78). Como en el caso
esta técnica. Al igual que el lavado broncoal- del CT, hay algunos factores que influyen en
veolar (LBA), esta técnica se ha empleado fun- los resultados obtenidos con este procedi-
damentalmente en el diagnóstico de la neu- miento. Así, existen poblaciones especiales de
monía asociada a la ventilación mecánica pacientes en los que coexisten recuentos bac-
(NVM), con una sensibilidad que oscila entre terianos relativamente altos en las vías respi-
un 33% y un 100% y una especificidad de un ratorias sin una reacción inflamatoria progre-
50-100%(73, 74). En nuestra experiencia, la sen- siva asociada, como es el caso de los pacientes
sibilidad del CT es, como mínimo, del 69% y con bronquitis crónica. Por otra parte, también
su especificidad, de al menos el 82%(75). Es un ha de considerarse el momento evolutivo del
método seguro y su principal indicación es en cuadro clínico; la reproducibilidad de las téc-
41
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 42
nicas, el efecto dilucional en la recogida, los 3. Zalacaín R, Torres A, Celis R, Blanquer J, Aspa
J, Esteban L, et al. Community-acquired pneu-
retrasos en el procesamiento de las muestras monia in the elderly: Spanish multicentre
y, sobre todo, la antibioterapia de comienzo study. Eur Respir J 2003; 21: 294-302.
o modificación reciente(74). En general es un 4. Janssens JP, Krause KH. Pneumonia in the very
procedimiento bien tolerado y su principal old. Lancet Infect Dis 2004; 4: 112-24.
indicación es en pacientes con infiltrados difu- 5. Metaly JP, Kapoor WN, Fine MJ. Does this patient
sos, de evolución tórpida o cuando se sospe- have community-acquired pneumonia? Diag-
cha la presencia de microorganismos oportu- nosing pneumonia by history and physical exa-
nistas. mination. JAMA 1997; 278: 1440-5.
6. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A, Bass
JB, Broughton WA, Campbell G, et al. Ameri-
Otras técnicas no broncoscópicas
can Thoracic Society Guidelines for the mana-
Tanto el aspirado bronquial como el CT y el gement of adults with community-acquired
LBA, se pueden realizar sin necesidad de bron- pneumonia. Am J Respir Crit Care Med 2001;
coscopio y con resultados concordantes con 163: 1730-54.
los obtenidos con procedimientos endoscópi- 7. Mandell LA, Bartlett JG, Dowell SF, File TM, Jr.,
cos(79). Las técnicas no broncoscópicas o ciegas Musher DM, Whitney C. Update of Practice
se usan sobre todo en pacientes ventilados por- Guidelines for the Management of Commu-
nity-Acquired Pneumonia in Immunocompe-
que el tubo endotraqueal permite un fácil acce- tent Adults. Clin Infect Dis 2003; 37: 1405-33.
so a las vías aéreas inferiores. Son procedi- 8. MacFarlane J, Bosswell T, Douglas G, Finch R,
mientos menos invasivos que no precisan de Holmes W, Honeybourne D, et al. BTS Guide-
personal específicamente entrenado para su lines for the Management of Community
realización, lo que las convierte automática- Acquired Pneumonia in Adults. Thorax 2001;
mente en métodos diagnósticos más baratos. 56 (Suppl 4): 1iv-64iv.
Además, tienen menos riesgo y se pueden 9. Syrjälä H, Broas M, Suramo I, Ojala A, Lähde
emplear en pacientes intubados con tubos de S. High-resolution computed tomography for
the diagnosis of community-acquiured pneu-
calibre reducido. No obstante, las técnicas bron- monia. Clin Infect Dis 1998; 27: 358-63.
coscópicas permiten la visualización del árbol 10. Albaum MN, Hill LC, Murphy M, LiYH, Fuhr-
traqueobronquial, lo que puede resultar útil des- man CR, Britton CA, et al. Interobserver relia-
de el punto de vista diagnóstico (80). bility of the chest radiograph in community-
acquired pneumonia. Chest 1996; 110:
Biopsia pulmonar 343-50.
La biopsia pulmonar abierta o por video- 11. Ziskind MM, Schwarz MI, George RB, Weill H,
Shames JM, Herbert SJ, et al. Incomplete con-
toracoscopia puede ser necesaria en casos muy
solidation in pneumococcal lobar pneumonia
seleccionados. En general, se reserva para complicating pulmonary emphysema. Ann
pacientes muy graves en los que la obtención Intern Med 1970; 72: 835-9.
de un diagnóstico etiológico rápido puede tener 12. Heussel CP, Kauczor HU, Heussel G, Fischer B,
importancia crítica. Mildenberger P, Thelen M. Eearly detection of
pneumonia in febrile neutropenic patients: use
of thin-section CT. ARJ Am J Roentgenol 1997;
BIBLIOGRAFÍA 169: 1347-53.
1. Spiteri MA, Cook DG, Clarke SW. Reliability of 13. Hash RB, Stephens JL, Laurens MB, Vogel RL.
eliciting physical signs in examination of the The relationship between volume status, hydra-
chest. Lancet 1988; I: 873-5. tation, and radiographic findings in the diag-
2. Metlay JP, Schulz R, Li YH, Singer DE, Marrie nosis of community-acquired pneumonia. J
TJ, Coley CM, et al. Influence of age on Fam Pract 2000; 49: 833-7.
symptoms at presentation in patients with 14. MacFarlane JT, Miller AC, Roderick Smith WH,
community-acquired pneumonia. Arch Intern Morris AH, Rose DH. Comparative radiogra-
Med 1997; 157: 1453-9. phic features of community-acquired Legion-
42
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 43
43
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 44
munity acquired pneumonia discharged from with virus isolation in tissue culture. J Clin
the emergency department. Emerg Med J Microbiol 1999; 37: 2007-9.
2003; 20: 521-3. 47. Pérez-Ruiz M, Fernández-Roldán C, Navarro-
36. Waterer GW, Wunderink RG. The influence of Martí JM, Rosa-Fraile M. Evaluación prelimi-
the severity of community-acquired pneumo- nar de nuevos métodos de detección de antí-
nia on the uselfuness of blood cultures. Res- geno para el diagnóstico rápido de virus
pir Med 2001; 95: 78-82. respiratorio sincitial. Enferm Infec Microbiol
37. Glerant JCh, Hellmuth D, Schmit JL, Ducroix Clin 2003; 21: 602-3.
JP, Jounieaux. Utility of blood cultures in 48. Falsey AR, Hennessey PA, Formica MA, Cox
community-acquired pneumonia requiring C, Walsh EE. Respiratory syncytial virus infec-
hospitalization: influence of antibiotic tre- tion in elderly and high-risk adults. N Engl J
atment before admission. Respir Med 1999; Med 2005; 352: 1749-59.
93: 208-12. 49. Docchez AR, Avery OT. The elaboration of spe-
38. Woodhead M, Mcfarlane JT. Local antibiotic cific soluble substance by pneumococci during
guidelines for adult community-acquired growth. J Exp Med 1917; 26: 477-93.
pneumonia: a survey of UK hospital practice 50. Boersma WG, Holloway Y. Clinical relevance
in 1999. J Antimicrob Chemother 2000; 46: of pneumococcal antigen detection in urine.
141-3. Infection 1992; 20: 270-1.
39. Craven DE. Blood cultures for community- 51. Henney JE. Quick tests for pneumonia. JAMA
acquired pneumonia. Piecing together a 1999; 282: 1218.
mosaic for doing less. Am J Respir Crit Care
Med 2004; 169: 327-35. 52. Smith MD, Derrington P, Evans R, Creek M,
Morris R, Dance DA, et al. Rapid diagnosis of
40. Waterer GW, Jennings SG, Wunderink RG. The bacteremic pneumococcal infections in adults
impact of blood cultures on antibiotic therapy by using the Binax NOW Streptococcus pneu-
in pneumococcal pneumonia. Chest 1999; 116: moniae urinary antigen test: a prospective,
1278-81. controlled clinical evaluation. J Clin Microbiol
41. Metersky ML, Ma A, Bratzler DW, Houck PM. 2003; 41: 2810-3.
Predicting bacteremia in patients with com- 53. Domínguez J, Galí N, Blanco S, Pedroso P, Prat
munity-acquuired pneumonia. Am J Respir C, Matas L, et al. Detection of Streptococcus
Crit Care Med 2004; 169: 342-7. pneumoniae antigen by a rapid immunoch-
42. Rosón B, Carratalá J, Fernández-Sabé N, Tubau romatographic assay in urine samples. Chest
F, Manresa F, Gudiol F. Causes and factors asso- 2001; 119: 243-9.
ciated with early failure in hospitalized patients 54. Murdoch DR, Laing RT, Mills GD, Karalus NC,
with community acquired pneumonia. Arch Town GI, Mirrett S, et al. Evaluation of a rapid
Intern Med 2004; 164: 502-8. immunochromatographic test for detection of
43. Monro R, Neville S, Daley D, Mercer J. Micro- Streptococcus pneumoniae antigen in urine
biological aspects of an outbreak of Legion- samples from adults with community-acqui-
naires’ disese in south western Sydney. Patho- red pneumonia. J Clin Microbiol 2001; 39:
logy 1994; 26: 48-51. 3495-8.
44. Garnett P, Brogan O, Lafong C, Fox C. Com- 55. Marcos MA, Jiménez de Anta MT, Puig de la
parison of throat swabs with sputum speci- Bellacasa J, González J, Martínez E, García E,
mens for the detection of Chlamydia pneu- et al. Rapid urinary antigen test for diagno-
moniae antigen by direct immunofluorescence. sis of pneumococcal community-acquired
J Clin Pathol 1998; 51: 309-11. pneumonia in adults. Eur Respir J 2003; 21:
45. Tapia O, Slepenkin A, Sevrioukov E, Hamor K, 209-14.
De la Maza LM, Peterson EM. Inclusion fluo- 56. Rosón B, Fernández-Sabé N, Carratalá J, Ver-
rescent-antibody test as a screening assay for daguer R, Dorca J, Manresa F, et al. Contri-
detection of antibodies to Chlamydia pneumo- bution of a urinary antigen assay (Binax Now)
niae. Clin Diagn Lab Immunol 2002; 9: 562-7. to the early diagnosis of pneumococcal pneu-
46. Tsutsumi H, Ouchi K, Ohsaki M, Yamanaka T, monia. Clin Infect Dis 2004; 38: 222-6.
Kuniya Y, Takeuchi Y, et al. Immunochroma- 57. Domínguez J, Blanco S, Rodrigo C, Azuara M,
tography test for rapid diagnosis of adenovi- Galí N, Mainou A, et al. Usefulness of urinary
rus respiratory tract infections: comparison antigen detection by an immunochromato-
44
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 45
graphic test for diagnosis of pneumococcal mercial assays for serodiagnosis of Mycoplas-
pneumonia in children. J Clin Microbiol 2003; ma pneumoniae pneumonia. Diagn Microbiol
41: 2161-3. Infect Dis 2001; 40: 21-5.
58. Murdoch DR, Laing RT, Cook JM. The NOW S 69. Gutiérrez Zufiaurre MN, García Rodríguez JA.
pneumoniae urinary antigen test positivity rate Nuevas técnicas de diagnóstico rápido en la
6 weeks after pneumonia onset among neumonía adquirida en la comunidad. Pulmón
patients with COPD. Clin Infect Dis 2003; 37: 2005; 5: 3-14.
153-4. 70. Murdoch DR. Nuclei acid amplification test for
59. Kelley R, Keyserling H. Antigen excretion in the diagnosis of pneumonia. Clin Infect Dis
the urine after pneumococcal vaccination. 2003; 36: 1162-70.
Pediatr Infect Dis J 1997; 16: 720. 71. Skerrett SJ. Diagnostic testing for community-
60. Oosterheert JJ, Bonten MJ, Buskens E, Schnei- acquired pneumonia. Clin Chest Med 1999;
der MM, Hoepelman IM. Algorythm to deter- 20: 531-48.
mine cost savings of targeting antimicrobial 72. Cook D, Mandell L. Endotracheal aspiration in
therapy based on results of rapid diagnostic the diagnosis of ventilator-associated pneu-
testing. J Clin Microb 2003; 41: 4708-13. monia. Chest 2000; 117 (Suppl 2): 195S-197S.
61. Berdal BP, Farshy CE, Feely JC. Detection of 73. Baughman RP. Protected-specimen brush tech-
Legionella pneumophila in urine by enzyme- nique in the diagnosis of ventilator-associated
linked immunospecific assay. J Clin Microbiol pneumonia. Chest 2000; 117 (Suppl 2): 203S-
1979; 9: 575-8. 206S.
62. Domínguez J, Galí N, Matas L, Pedroso P, Her- 74. Rodríguez de Castro F, Solé J, López A. Inva-
nández A, Padilla E, et al. Evaluation of a rapid sive versus non-invasive techniques for diag-
immunochromatographic assay for the detec- nosing ventilator-associated pneumonia. Clin
tion of Legionella antigen in urine samples. Eur Pulm Med 2002; 9: 198-205.
J Clin Microbiol Infect Dis 1999; 18: 896-8. 75. Rodríguez de Castro F, Solé-Violán J, Lafarga B,
63. Waterer GW, Baselski VS, Wunderink RG. Legio- Caminero J, Manzano JL. Reliability of the bron-
nella and community-acquired pneumonia: a choscopic protected catheter brush in the diag-
review of current diagnostic tests from a clini- nosis of pneumonia in mechanically ventilated
cian’s viewpoint. Am J Med 2001; 110: 41-8. patients. Crit Care Med 1991; 19: 171-5.
64. Weber PC, Yzerman EP, Kuyper EJ, Speelman 76. Solé-Violán J, Rodríguez de Castro F, Rey A,
P, Dankert J. Rapid diagnosis of Legionnaires’ Martín JC, Cabrera P. Usefulness of micros-
disease using an immunochromatographic copic examination of intracellular organisms
assay for Legionella pneumophila seogroup 1 in lavage fluid in ventilator-associated pneu-
antigen urine during an outbreak in the Nether- monia. Chest 1994; 106: 889-94.
lands. J Clin Microbiol 2000; 38: 2738-9. 77. Torres A, El-Ebiary M. Bronchoscopic BAL in
65. Sopena N, Sabriá M, Pedro-Botet ML, Reyna- the diagnosis of ventilator-associated pneu-
ga E, García Núñez M, Domínguez J, et al. Fac- monia. Chest 2000; 117 (Suppl 2): 198S-202S.
tors related to persistence of Legionella uri- 78. Solé-Violán J, Rodríguez de Castro F, Cami-
nary antigen excretion in patients with nero J, Bordes A, Manzano JL. Comparative
legionnaires' disease. Eur J Clin Microbiol Infect efficacy of bronchoalveolar lavage and teles-
Dis 2002; 21: 845-8. coping plugged catheter in the diagnosis of
66. Roig J, Soler X, Domingo C, de Celis G. Sero- pneumonia in mechanically ventilated patients.
logical evidence of Legionella species infec- Chest 1993; 103: 386-90.
tion in acute exacerbation of COPD. Eur Res- 79. Campbell GD. Blinded invasive diagnostic pro-
pir J 2002; 20: 504-5. decures in ventilator-associated pneumonia.
67. Bello S, Chacón E, Hernández A. Técnicas no Chest 2000; 117 (Suppl 2): 207S-211S.
invasivas en el diagnóstico de las neumonías. 80. Timsit JF, Misset B, Azoulay E, Renaud B,
Arch Bronconeumol 1998; 34 (Suppl 2): 31- Garrouste-Oregas M, Carlet J. Usefulness of air-
40. way visualization in the diagnosis of nosoco-
68. Watkins-Riedel T, Stanek G, Daxboeck F. Com- mial pneumonia in ventilated patients. Chest
parison of SeroMP IgA with four other com- 1996; 110: 172-9.
45
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 46
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 47
STREPTOCCOCUS PNEUMONIAE.
SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS
RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
Olga Rajas Naranjo
RESUMEN INTRODUCCIÓN
Desde hace años, la resistencia de S. pneu- La neumonía adquirida en la comunidad
moniae a los antibióticos habitualmente emple- (NAC) sigue siendo, aun en pleno siglo XXI, la
ados en el tratamiento de la neumonía adqui- causa más frecuente de muerte de etiología
rida en la comunidad (NAC), es un hecho infecciosa en los países desarrollados. Es una
común de distribución mundial, y nuestro país enfermedad de gran relevancia, no sólo por
figura entre los de mayor incidencia. Los fac- suponer un problema diagnóstico, sino tam-
tores relacionados con la resistencia antibióti- bién en lo que concierne a su manejo tera-
ca, la mortalidad y la elección del antibiótico péutico; asimismo, la importante morbimor-
adecuado en las neumonías neumocócicas con- talidad que genera hace que esta entidad clínica
tinúan siendo, aún hoy en día, objeto de con- constituya un problema sanitario grave.
troversia y debate. Al no ser una enfermedad de declaración
En los últimos años hay una mayor inquie- obligatoria, los datos respecto a su inciden-
tud por conocer hasta qué punto la resistencia cia se basan en estimaciones aproximadas.
antimicrobiana puede llegar a influir en la mor- Los estudios más relevantes en nuestro país
bi-mortalidad de estos cuadros. Hasta el aportan datos de incidencia acumulada en tor-
momento, datos de diferentes estudios abo- no a 1,6-2,3/1.000 habitantes(1-3) lo que supo-
can a pensar que pueden existir evidencias de ne un total de 53.000 hospitalizaciones al año,
que la probabilidad de fracaso terapéutico no con un coste de 115 millones de euros. En otros
aumenta en aquellas neumonías producidas países europeos, como Finlandia(4), las cifras
por cepas de neumococo con CMI de hasta 1 se sitúan en 14/1.000 habitantes entre los suje-
µg/ml para penicilina; en el caso de aislados tos mayores de 65 años. En Estados Unidos se
con CMI de 2-4 µg/ml, algunos resultados sugie- diagnostican un total de 4 millones de episo-
ren que no existe un aumento en la tasa de dios anuales, que determinan de 485.000 a
fracaso terapéutico, mientras que otros orien- 1.000.000 de hospitalizaciones y un coste total
tan hacia un aumento en la mortalidad o en la de 5.000 millones de dólares(5).
incidencia de complicaciones. Streptococcus pneumoniae es el responsa-
No obstante, la discusión permanece abier- ble de aproximadamente el 30-40% de las neu-
ta, pues en pocos estudios se han tenido en monías con documentación microbiológica(6).
cuenta importantes condiciones a la hora de Algunos trabajos indican que el neumococo
valorar la evolución y la mortalidad final, como está infradiagnosticado y que también es res-
son, por una parte, la gravedad de presenta- ponsable de cerca de un tercio de las NAC que
ción de la neumonía y, por otra, la concor- quedan sin un diagnóstico etiológico(7). La mor-
dancia entre el antibiótico empírico elegido talidad de la infección neumocócica oscila entre
y la susceptibilidad de la cepa neumocócica el 1-50% y, en el caso de la neumonía neu-
causante de la infección. mocócica bacteriémica (10-30%), sigue pro-
47
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 48
O. RAJAS NARANJO
48
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 49
49
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 50
O. RAJAS NARANJO
péuticos cuando el cuadro está producido por no se puede asociar automáticamente a fra-
cepas no sensibles(17). caso clínico y, además, los puntos de corte
En las diferentes recomendaciones que (CMI) para cada antibiótico deben usarse den-
la NCCLS ha realizado en los últimos años(16) tro de un amplio concepto.
y, en virtud a lo previamente expuesto, se han
modificado los puntos de corte de las CMI para RESISTENCIAS BACTERIANAS.
cefalosporinas de 3ª generación, según la infec- GENERALIDADES
ción sea o no meníngea (manteniendo los anti- A lo largo de las últimas décadas, las bac-
guos baremos para las meningitis), y en la mis- terias han mostrado su casi ilimitada capaci-
ma línea también se modificaron los de la dad para adaptarse a diferentes circunstancias,
amoxicilina (asumiendo que no debe utilizar- concretamente a la presión ecológica provo-
se en la infección meníngea). La NCCLS no ha cada por los diferentes antimicrobianos. Fle-
cambiado los rangos para la penicilina aunque ming ya observó que determinadas bacterias,
ésta ha sido una propuesta de los expertos(17) como Haemophilus influenzae, eran resistentes
(Tabla 1). de forma natural a la penicilina. Tras la intro-
Se ha comprobado, en el caso de la neu- ducción de las sulfamidas en 1935 y con su
monía neumocócica, que no existe una bue- posterior difusión durante la Segunda Guerra
na correlación entre el fracaso terapéutico y Mundial, se comprobó que había bacterias que
ésta categorización de susceptibilidad anti- eran resistentes a su acción desde el inicio y
biótica a la penicilina(17). Así, las infecciones que otras que mostraban sensibilidad inicial-
neumocócicas (excepto las meníngeas) y en mente, después del contacto con el fármaco,
los niveles actuales de resistencia a penicili- se volvían resistentes(21,22). En esos momen-
na/cefalosporinas, van a responder al trata- tos ya se comprobó la estrecha relación entre
miento con dichos antibióticos. El concepto la utilización de los antibióticos a dosis bajas y
de disminución de la sensibilidad antibiótica la aparición posterior de resistencias. Por enton-
50
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 51
ces describieron tales hechos Fleming, en rela- dichos antibióticos(26), las PBP’s (Penicillin Bin-
ción con la resistencia de S. pneumoniae a las ding Proteins), que poseen una importancia
sulfamidas y, posteriormente, Chain, con la apa- fisiológica esencial como enzimas implicadas
rición de resistencias a la penicilina(23,24). en la biosíntesis de la pared celular bacteria-
Si nos centramos en el neumococo, este na. Las alteraciones en la estructura de una o
microorganismo ha desarrollado distintos varias PBP’s determinan una pérdida de afi-
mecanismos de resistencia frente a diversas nidad por la penicilina en grado variable, que
familias de antibióticos; la más destacable por podríamos denominar “resistencia relativa”,
su relevancia en la práctica clínica es la resis- pues aumentos de la dosis de antibiótico pue-
tencia frente a β-lactámicos (penicilina y deri- den incrementar la capacidad de fijación de la
vados, y cefalosporinas) y a macrólidos, que penicilina a dichas enzimas capsulares e inhi-
han sido habitualmente los antibióticos más bir parcial o totalmente el crecimiento bacte-
empleados en el tratamiento de la neumonía riano. Esas alteraciones se deben a mutacio-
adquirida en la comunidad. nes genéticas aparentemente estables y están
En la aparición, evolución y diseminación mediadas cromosómicamente, pero no resul-
de las cepas de neumococo resistentes a β-lac- tan en pérdida o ganancia de virulencia del
támicos están involucrados diferentes proce- neumococo, sino que simplemente condicio-
sos, entre los que destacan: diseminación hori- nan una menor afinidad entre las PBP’s y los
zontal de los mosaicos de genes que codifican β-lactámicos(27).
la resistencia, diseminación geográfica de los El mecanismo habitual de adquisición de
clones de neumococo y presión selectiva que resistencia a la penicilina por el neumococo
ejerce el uso indiscriminado de antibióticos(25). es la capacidad de incorporar a su genoma,
Todo empleo de antibióticos, ya sea apro- por episodios de recombinación, material
piado o inapropiado, desencadena una res- genético exógeno (fragmentos de ADN que
puesta bacteriana defensiva y, en consecuen- codifican PBP’s resistentes) y reemplazar algu-
cia, la aparición de patógenos resistentes. Por nos de sus genes originales por genes homó-
ello, frente a los mecanismos de acción de los logos de especies próximas o afines. De ese
diferentes antibióticos, nos encontramos los modo, las PBP’s de las bacterias resistentes
mecanismos de resistencia que las bacterias son un verdadero mosaico formado por frag-
desarrollan para protegerse de los mismos. mentos de genes autóctonos procedentes de
Dicha resistencia puede ser de dos tipos: sus propias PBP’s naturales y otros adquiri-
1. Natural: condicionada por una serie de dos por la cepa, procedentes de otros Strep-
determinantes genéticos constantes en algu- tococos viridans resistentes a través de tras-
nas especies. posones(12,15,27,28).
2. Adquirida: bien por mutaciones (resis- Por lo tanto, en el caso del neumococo,
tencia cromosómica), o bien por adquisición el antibiótico no es modificado ni destruido
de plásmidos (resistencia plasmídica). por hidrólisis, sino mal reconocido, de tal for-
ma que no puede actuar correctamente. No
MECANISMOS DE RESISTENCIA está documentada hasta el momento la pro-
ANTIBIÓTICA ducción de β-lactamasas, por lo que la altera-
ción estructural de las PBP’s es un mecanismo
Mecanismos de resistencia a penicilina y de resistencia que no resuelven los inhibido-
cefalosporinas res de las mismas(12,15,29).
El principal, aunque no exclusivo, meca- Nuevas presiones antibióticas o nuevos
nismo de resistencia del S. pneumoniae a los ciclos de transformación con otros Streptoco-
antibióticos β-lactámicos se debe a la altera- cos resistentes, conducirán a la adquisición
ción genética de las dianas moleculares de secuencial de nuevas alteraciones en las PBP’s
51
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 52
O. RAJAS NARANJO
52
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 53
53
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 54
O. RAJAS NARANJO
lidos más nuevos de la familia, como la clari- actividad ante la topoisomerasa IV y la DNA-
tromicina o la azitromicina. gyrasa, incluso ante microorganismos con una
única mutación en la subunidad parC, van a
Mecanismos de resistencia a quinolonas permanecer sensibles, pero puede no ocurrir
Generalmente, las quinolonas inhiben la lo mismo en el caso de levofloxacino. Con esta
DNA-gyrasa bacteriana y la topoisomerasa IV, última quinolona se han descrito casos de des-
lo que dificulta los super-enrollamientos y la arrollo de resistencia durante el tratamiento
relajación del DNA, causando así la muerte en monoterapia(49,50).
bacteriana. Los mecanismos por los que el neu-
mococo desarrolla resistencia a este grupo de Bomba de eflujo
antibióticos incluyen(45), por un lado, modifi- Este mecanismo probablemente desem-
caciones a nivel de la diana de acción o bien, peña un papel menos importante en la sus-
la mediación de una bomba de eflujo activo. ceptibilidad reducida a algunas de las nuevas
fluorquinolonas(35) y por ello resulta en un nivel
Alteraciones en la diana de acción del de resistencia bajo (incrementos en la CMI de
antibiótico 2-4 veces). En el neumococo, está mediado
Es consecuencia de una mutación cromo- por una proteína de eflujo, la PmrA(51).
sómica en dos etapas, que afecta a los genes En el caso de las fluorquinolonas, además
que codifican las subunidades ParC y ParE de de ser posible la adquisición de una cepa de
la topoisomerasa IV (parC y parE) o las subu- neumococo resistente de otra persona (resis-
nidades GyrA y GyrB de la DNA-gyrasa (tam- tencia primaria), ésta puede desarrollarse
bién conocida como Topoisomerasa II; gyrA y durante el tratamiento o bien como resulta-
gyrB), ambas enzimas involucradas, respecti- do de una exposición previa a estos fármacos
vamente, en la síntesis y duplicación del geno- mediante mutaciones puntuales (resistencia
ma bacteriano(14,46,47). La DNA-gyrasa es nece- adquirida o secundaria). Así, se ha demostra-
saria para la replicación del DNA y la do que los neumococos con disminución de
topoisomerasa IV es esencial en la partición del la sensibilidad a fluorquinolonas pertenecen a
DNA cromosómico replicado que permite el múltiples clones y serotipos, lo que sugiere que
empaquetamiento dentro de la célula. La topoi- la nueva resistencia se está desarrollando de
somerasa IV es la diana para las quinolonas con forma simultánea en múltiples cepas autócto-
actividad frente a microorganismos Gram-posi- nas sometidas a presión antibiótica(35,36).
tivos, incluyendo S. aureus y S. pneumoniae, aun-
que algunas quinolonas pueden tener como dia- FACTORES DE RIESGO DE RESISTENCIA
na preferencial a la DNA gyrasa(48). ANTIBIÓTICA
La mutación puede afectar inicialmente a Conocer los factores de riesgo de NAC por
parC o a gyrA y determinar una disminución neumococo resistente puede ayudar a con-
de la sensibilidad a quinolonas (CMI a cipro- trolar la extensión de estas cepas y es, ade-
floxacino de 4-8 µg/ml). Una segunda muta- más, muy importante a la hora de elegir un
ción que afecte al gen que codifica la subu- tratamiento antibiótico empírico adecuado.
nidad no implicada inicialmente (parC o gyrA),
va a condicionar el desarrollo de una resis- Factores de riesgo de resistencia a
tencia de alto nivel (CMI de 16-64 µg/ml a penicilina
ciprofloxacino), especialmente cuando hay Los factores que con más frecuencia se aso-
una combinación de ambas mutacio- cian con la resistencia a la penicilina(52) se han
nes(29,32,49). agrupado en: consumo previo de antibióticos,
Las nuevas quinolonas (gatifloxacino, gemi- hospitalización durante los 3-6 meses previos,
floxacino, moxifloxacino...), debido a su mayor adquisición nosocomial de la infección, epi-
54
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 55
55
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 56
O. RAJAS NARANJO
56
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 57
original Pneumonia Severity Index (PSI)(69) y ana- pectivamente, para valores de 4 µg/ml y nin-
lizan, asimismo, el grado de concordancia del gún caso de 8 µg/ml en ambos estudios) es aún
antibiótico administrado de forma empírica pequeño.
durante las primeras 48 horas con la sensibi- Más recientemente, Yu et al.(72) no pudie-
lidad de la cepa de neumococo aislada. Los ron demostrar que la resistencia a la penicili-
pacientes infectados con cepas no suscepti- na afectara al pronóstico de 844 pacientes con
bles a la penicilina mostraron un mayor índi- neumonía neumocócica bacteriémica. La mor-
ce de severidad de la infección en el momen- talidad, el tiempo hasta la defervescencia y la
to del ingreso, con mayor riesgo de infecciones frecuencia de complicaciones supuradas, no
supurativas y mortalidad intrahospitalaria; sin fueron estadísticamente diferentes entre los
embargo, la mortalidad no fue significativa tras infectados por cepas sensibles a la penicilina
su ajuste con la gravedad de presentación. Sólo o los infectados por neumococos resistentes.
un pequeño grupo de pacientes recibió trata- En el estudio de Aspa et al.(10) sobre 638
miento antibiótico no concordante con la sen- NAC por neumococo ocurridas en España entre
sibilidad de la cepa aislada; sin embargo, los 1999 y 2000, los factores de riesgo indepen-
parámetros de seguimiento analizados no mos- dientes de NAC por neumococo resistente a la
traban diferencias con respecto a los pacien- penicilina (incluyendo cepas intermedias y
tes con tratamiento concordante, por lo que resistentes) fueron la enfermedad pulmonar
este factor no fue significativo en el segui- crónica (OR 1,44), la infección por VIH (OR
miento. 1,98), la hospitalización previa en los tres
Hasta aquí comprobamos cómo el pro- meses anteriores (OR 1,69) y la sospecha de
nóstico de la neumonía neumocócica con β- aspiración (OR 2,12), mientras que los de NAC
lactámicos no parece diferir ya sea causada neumocócica resistente a eritromicina (y, pre-
por una cepa sensible o resistente(17,59,70,71). sumiblemente a todos los macrólidos) fueron
Sin embargo, posteriormente Feikin et al.(60) la hospitalización en los tres meses previos
estudiaron los factores epidemiológicos que (OR 1,89) y la resistencia del aislado a la peni-
afectaban a la mortalidad de la neumonía por cilina (OR 15,85). Las cifras de resistencia
neumococo en casi 600 pacientes hospitali- encontradas en este estudio multicéntrico, con
zados y encontraron que la mortalidad se aso- los criterios de la NCCLS de enero de 2002(16)
ciaba con la edad, enfermedades subyacentes, figuran recogidas en la tabla 4.
raza asiática y residencia en una comunidad Si bien en este estudio(10), en el análisis mul-
local diferente. No encontraron una asociación tivariante, el nivel de sensibilidad a la penici-
significativa con la resistencia a la penicilina lina tampoco mostró asociación con la mor-
o a la cefotaxima en el análisis multivariado; talidad, sí se pudo demostrar, a diferencia de
sin embargo, cuando excluían las muertes estudios previos(68), que la coagulación intra-
durante los cuatro primeros días de ingreso, vascular diseminada, el empiema o la bacte-
la mortalidad sí estaba significativamente aso- riemia eran significativamente más frecuentes
ciada con CMI a penicilina superiores a 4 µg/ml en pacientes con neumonía neumocócica pro-
(OR 7,1) y CMI a cefotaxima superiores a 2 ducida por una cepa sensible a la penicilina.
µg/ml (OR 5,9). Dichos datos sugieren que la Según estos datos, se podría avanzar la hipó-
resistencia de alto nivel podría estar asocia- tesis de que, a mayor nivel de resistencia, el
da a una evolución adversa. Precisamente la neumococo presenta menor poder infectivo,
no selección de pacientes con neumococo lo que puede reflejar el coste biológico que las
resistente a penicilina y CMI ≥ 4 µg/ml es una mutaciones que condicionan la resistencia gene-
limitación de los otros estudios, aunque tal ran en el comportamiento de la bacteria(10).
como se ha observado en nuestro país(10,67) el A la vista de lo expuesto, hasta el momen-
porcentaje de estos casos (6,5 y 0,5%, res- to, no se ha podido demostrar de una forma
57
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 58
O. RAJAS NARANJO
fehaciente una peor evolución en los pacien- final es que no se ha demostrado de forma
tes con infecciones no meníngeas por cepas convincente que las resistencias estén rela-
de neumococo resistentes a penicilina, al cionadas con un aumento en la mortalidad,
menos cuando la CMI a penicilina es menor una vez que se eliminan los factores relacio-
de 1 µg/ml. En pocos estudios se han tenido nados con la gravedad inicial de presentación
en cuenta importantes variables de confusión o con las comorbilidades asociadas. Por tan-
a la hora de valorar la evolución y la mortali- to, con niveles de resistencia inferiores a 4
dad final, como son la gravedad de presenta- µg/ml, los β-lactámicos a dosis elevadas son
ción de la neumonía y la concordancia entre una adecuada opción terapéutica(17). No exis-
el antibiótico elegido y la susceptibilidad de la ten datos suficientes por el momento que apo-
cepa causante de la infección. La conclusión yen el uso de esta familia de antibióticos fren-
58
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 59
59
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 60
O. RAJAS NARANJO
Además, se han referido fracasos clínicos a alguna de las siguientes alternativas: imi-
al emplear un tratamiento con macrólidos en penem, combinación de cefalosporinas de 3ª
pacientes con neumonía neumocócica(75,76) y generación y glicopéptido o levofloxacino; line-
aparición de bacteriemia por neumococos zolid. Vancomicina y linezolid son, hasta el
resistentes a eritromicina durante el trata- momento, terapéuticas uniformemente acti-
miento con este antibiótico(43). Por tanto, la vas frente a este microorganismo, aunque la
NAC por S. pneumoniae tratada en monotera- experiencia clínica existente es aún escasa(29,32).
pia con esta familia de antibióticos ha de ser De todas formas, la mayor dificultad se
seguida de forma especial e, incluso, se debe- plantea a la hora de elegir el tratamiento de la
ría evitar su uso en los episodios graves. NAC por S. pneumoniae con niveles de resis-
En los pacientes con NAC leve, que per- tencia superiores a 4 µg/ml, debido a la falta
mitan realizar un tratamiento ambulatorio, dis- de datos concluyentes.
ponemos en la actualidad de un ketólido, la
telitromicina, con buena actividad frente a neu- Tratamientos combinados
mococo resistente a β-lactámicos y macróli- Existen algunos trabajos que señalan posi-
dos(29). No obstante y al igual que en el resto bles ventajas de la terapia de combinación en
de antimicrobianos, también se han descrito la neumonía neumocócica grave(80-83). Uno de
ya casos de resistencia en cepas resistentes al los más relevantes inicialmente fue el publi-
resto de macrólidos(44). cado por Waterer et al.(81), un trabajo retros-
pectivo sobre 225 pacientes con neumonía
Fluorquinolonas neumocócica bacteriémica; 99 de los pacien-
En relación con las fluorquinolonas, a pesar tes reciben tratamiento con un solo antibióti-
de haber aumentado en los últimos años, el co efectivo, 102 reciben dos antibióticos efec-
nivel de resistencia del neumococo frente a tivos y 24 reciben tres antibióticos efectivos
ellas se mantiene todavía en niveles relativa- para la cepa aislada. La mortalidad en el gru-
mente bajos(10,35,77) y se observa fundamental- po de los pacientes con monoterapia fue sig-
mente en cepas con alto nivel de resistencia a nificativamente más alta que en los pacientes
la penicilina. Además, las nuevas fluorquino- tratados con dos antibióticos. Tras el análisis
lonas son más eficaces frente a neumococo multivariado, el tratamiento con un solo anti-
con sensibilidad disminuida frente a β-lactá- biótico continuó siendo un factor indepen-
micos, aunque se han descrito casos de des- diente de mortalidad. Todos las muertes tuvie-
arrollo de resistencia durante el tratamiento ron lugar en pacientes que pertenecían a las
con levofloxacino(37,49,50). clases de mayor riesgo, según la escala PSI(69).
De entre las nuevas fluorquinolonas, su En este sentido, en los estudios posterio-
actividad in vitro frente a neumococo por orden res de Brown et al.(82) y de Martínez et al.(80),
decreciente es la siguiente: gemifloxacino, se observó que la morbimortalidad de los
moxifloxacino, gatifloxacino, esparfloxacino y pacientes con NAC por neumococo fue menor
levofloxacino, aunque solamente esta última cuando se empleó en su tratamiento la aso-
permite el uso intravenoso. ciación de un β-lactámico y un macrólido, que
No obstante, conviene tener muy presente cuando se hizo monoterapia. Incluso Sánchez
el riesgo de que el uso masivo de fluorquinolo- et al.(83), encuentran que, en comparación con
nas se acompañe de un incremento de resis- otros macrólidos, la combinación con azitro-
tencias frente a esta familia de antibióticos(78,79). micina podría tener mejores resultados. Sin
embargo, existen importantes limitaciones en
Otras alternativas estos trabajos (retrospectivos, exclusión de los
Si la evolución de la neumonía no es bue- pacientes más graves, prospectivos sin control
na con las opciones anteriores, recurriremos doble ciego...) que hacen que sus resultados
60
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 61
61
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 62
O. RAJAS NARANJO
leading cause of pneumonia of unknown etio- 17. Heffelfinger JD, Dowell SF, Jorgensen JH, Klug-
logy? A microbiologic study of lung aspirates in man KP, Mabry LR, Musher DM, et al. Mana-
consecutive patients with community-acquired gement of community-acquired pneumonia
pneumonia. Am J Med 1999; 106: 385-90. in the era of pneumococcal resistance: a report
8. Whitney C, Farley MM, Hadler J, Harrison LH, from the Drug Resistant Streptococcus pneu-
Lexau C, Reingold A. Increasing prevalence of moniae Therapeutic Working Group. Arch
Intern Med 2000; 160: 1399-408.
multidrug-resistant Streptococcus pneumoniae
in the United States. N Engl J Med 2000; 343: 18. Musher DM. A fresh look at the definition of
1917-24. susceptibility of Streptococcus pneumoniae to
β-lactam antibiotics. Arch Intern Med 2001;
9. Sociedad Española de Neumología y Cirugía
161: 2538-44.
Torácica (SEPAR), Sociedad Española de Qui-
mioterapia (SEQ), Sociedad Española de Medi- 19. Craig WA. Pharmacokinetic/pharmacodyna-
cina Interna (SEMI) y Sociedad Española de mic parameters: rationale for antibacterial
Medicina de Urgencias y Emergencias dosing of mice and men. Clin Infect Dis 1998;
(SEMES). Tratamiento antibiótico empírico ini- 26: 1-10.
cial de la neumonía adquirida en la comuni- 20. Kaplan SL, Mason EO Jr. Management of infec-
dad en el paciente adulto inmunocompeten- tions due to antibiotic-resistant Streptococcus
te. Rev Esp Quimioter 2003; 16: 457-66. pneumoniae. Clin Microbiol Rev 1998; 11: 628-
44.
10. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F, Blan-
quer J, Zalacaín J, Fenoll A, et al. Drug-resis- 21. Woods D. The biochemical mode of sulphona-
tant pneumococcal pneumonia: clinical rele- mide drug. J Gen Microbiol 1962; 29: 687-702.
vance and related factors. Clin Infect Dis 2004; 22. Coburn AF YD. The epidemiology of hae-
38(15): 787-98. molytic Streptococcus during World War in the
11. Baquero F, García-Rodriguez J, García de Lomas United States Navy. Baltimore, Williams & Wil-
J, Aguilar L. Antimicrobial resistance of 1,113 kins. Baltimore, 1949.
S. pneumoniae isolates from patients with res- 23. Maclean IH, Fleming A. M & B 639 and pneu-
piratory tract infections in Spain: results a mul- mococci. Lancet 1939; 1: 562-8.
ticenter surveillance study. Antimicrob Agents 24. Florey ME FH. General and local administra-
Chemother 1999; 43: 357-9. tion of penicillin. Lancet 1943; 1: 387-97.
12. Musher DM. Streptococcus pneumoniae. En: 25. Doern GV, Brueggemann AB, Blocker M, Dun-
Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds. Princi- ne M, Holley HP, Kehl KS, et al. Clonal rela-
ples and Practice of Infectious Diseases. Phi- tionships among high-level penicillin-resistant
ladelphia, Churchill Livingstone, 5ª edition. Streptococcus pneumoniae in the United Sta-
2000. p. 2128-47. tes. Clin Infect Dis 1998; 27: 757-61.
13. Fenoll A, Martín Bourgon C, Muñoz R, Vicio- 26. Klugman KP. Pneumococcal resistance to anti-
so D, Casal J. Serotipe distribution and anti- biotics. Clin Microbiol Rev 1990; 3: 171-96.
microbial resistance of Streptococcus pneu- 27. Markiewicz Z, Tomasz A. Variation in penici-
moniae isolates causing systemic infections llin-binding protein patterns of penicillin-resis-
in Spain, 1979-1989. Rev Infect Dis 1991; 13: tant isolates of pneumococci. J Clin Micro-
56-60. biol 1989; 27: 405-10.
14. Appelbaum PC. Antimicrobial resistance in 28. Baquero F, Blázquez J, Loza E, Cantón R. Mole-
Streptococcus pneumoniae: an overview. Clin cular basis of resistance to b-lactams in infec-
Infect Dis 1992; 15: 77-83. tions by Streptococcus pneumoniae. Med Clin
15. Chenoweth CE, Saint S, Martínez F, Lynch JP (Barc) 1998; 110 (Suppl 1): 8-11.
III, Fendrick AM. Antimicrobial resistance in 29. Garau J. Treatment of drug-resistant pneumo-
Streptococcus pneumoniae: implications for coccal pneumonia. Lancet Infect Dis 2002; 2:
patients with community-acquired pneumo- 404-15.
nia. Mayo Clin Proc 2000; 75: 1161-8. 30. Baquero F. Pneumococcal resistance to b-lac-
16. National Committee for Clinical Laboratory tam antibiotics: a global geographic overview.
Standards. Methods for Dilution Antimicrobial Microb Drug Resist 1995; 1: 115-20.
Susceptibility Test for Bacteria that grow aero- 31. Burgess DS. Pharmacodynamic principles of
bically; approved standard. NCCLS 2002; sup- antimicrobial therapy in the prevention of resis-
plemental tables. M100-S12(M7-A5): 1-20. tance. Chest 1999; 115: 19S-23S.
62
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 63
32. Appelbaum PC. Resistance among Strepto- nía adquirida en la comunidad. Arch Bron-
coccus pneumoniae: implications for drug coneumol 2001; 37 (Suppl 4): 94-9.
selection. Clin Infect Dis 2002; 34: 1613-20. 43. Lonks JR, Garau J, Gómez L, Xercavins M,
33. Nava JM, Bella F, Garau J, Lite J, Morera MA, Ochoa DE, Gareen IF, et al. Failure of macro-
Marti C, et al. Predictive factors for invasive lide antibiotic treatment in patients with bac-
disease due to penicillin-resistant Streptococ- teremia due to erythromicin-resistant Strep-
cus pneumoniae: a population-based study. tococcus pneumoniae. Clin Infect Dis 2002;
Clin Infect Dis 1994; 19: 884-90. 35: 556-64.
34. Liñares J, Pallarés R, Alonso T, Pérez JL, Ayats 44. Boswell F, Andrews JM, Ashby JP, Fogarty C,
J, Gudiol F, et al. Trends in antimicrobial resis- Brenwald NP, Wise R. The in vitro activity of
tance of clinical isolates of Streptococcus pneu- HMR 3647, a new ketolide antimicrobial agent.
moniae in Bellvitge hospital, Barcelona, Spain. J Antimicrob Chemother 1998; 42: 703-9.
Clin Infect Dis 1992; 15: 99-105. 45. Hooper DC, Wolfson JS, eds. Quinolone Anti-
35. Chen DK, Mc Geer A, de Azavedo JC, Low DE. microbial Agents. American Society for Micro-
Decreased susceptibility of Streptococcus pneu- biology. Washington DC 1993.
moniae to fluorquinolones in Canada. Cana- 46. Muñoz R, de la Campa AG. ParC subunit of
dian Bacterial Surveillance Network. N Engl J DNA topoisomerase IV of Streptococcus pneu-
Med 1999; 341: 233-39. moniae is a primary target of fluoroquinolo-
36. Liñares J, de la Campa AG, Pallarés R. Fluo- nes and cooperates with DNA gyrase. A subu-
roquinolone resistance in Streptococcus pneu- nit in forming resistance phenotype.
moniae. N Engl J Med 1999; 341: 1546-7; autor Antimicrob Agents Chemother 1996; 40:
reply 1547-8. 2252-7.
37. Ho PL, Tse WS, Tsang KW, Kwok TK, Ng TK, 47. Tankovic J, Perichon B, Duval J, Courvalin P.
Cheng VC, et al. Risk factors for adquisition of Contribution of mutations in gyrA and parC
levofloxacin-resistant Streptococcus pneumo- to fluoroquinolone resistance of mutants of
niae: a case-control study. Clin Infect Dis 2001; Streptococcus pneumoniae obtained in vivo
32: 701-7. and in vitro. Antimicrob Agents Chemother
1996; 40: 2505-10.
38. García-Rey C, Aguilar L, Baquero F, on behalf
of the Spain Surveillance Group for Respira- 48. Morrissey I, George JT. Purification of pneu-
tory Pathogens. Influence of different factors mococcal type II topoisomerase and inhibition
on the ciprofloxacin resistance prevalence of by gemifloxacin and other quinolones. J Anti-
Streptococcus pneumoniae in Spain. Results microb Chemother 2000; 45 (Suppl A): 101-6.
of one-year (1996-7) multicenter surveillance 49. Davidson R, Cavalcanti R, Brunton JL, Bast DJ,
study. Antimicrob Agents Chemother 2000; de Azavedo JC, et al. Resistance to levofloxa-
44: 3481-2. cin and failure of treatment of pneumococcal
39. Butler JC, Hofmann J, Cetron MS, Elliot JA, Fac- pneumonia. N Engl J Med 2002; 346: 747-50.
klam RR, Breiman RF. The continued emer- 50. Zhanel GG, Hoban DJ, Chan CK. Resistance to
gence of drig-resistant Streptococcus pneu- levofloxacin and failure of treatment of pneu-
moniae in the United States: an update from mococcal pneumonia. N Engl J Med 2002; 347:
the Centers for Disease Control and Preven- 65-7; author reply 65-7.
tion’s Pneumococcal Sentinel Surveillance 51. Gill M, Brenwald NP, Wise R. Identification
System. J Infect Dis 1996; 174: 986-93. of an efflux pump gene, pmrA, associated with
40. Friedland IR, McCracken GH, Jr. Management fluorquinolone resistance in Streptococcus
of infections caused by antibiotic-resistant pneumoniae. Antimicrob Agents Chemother
Streptococcus pneumoniae. N Engl J Med 1999; 43: 187-9.
1994; 331: 377-82. 52. Niederman MS. Impact of antibiotic resistan-
41. Lynch III JP, Martínez FJ. Clinical relevance ce on clinical outcomes and the cost of care.
of macrolide-resistant S. pneumoniae for com- Crit Care Med 2001; 29: 114-20.
munity-acquired pneumonia. Clin Infect Dis 53. Clavo-Sánchez AJ, Girón-González JA, López-
2002; 34 (Suppl 1): S27-S46. Prieto D, Canueto-Quintero J, Sánchez-Porto
42. Torres A. Impacto de las resistencias de S. A, Vergara-Campos A, et al. Multivariate analy-
pneumoniae a la penicilina y otros antibióti- sis of risk factors for infection due to penici-
cos en el manejo y tratamiento de la neumo- llin-resistant and multidrug-resistant Strepto-
63
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 64
O. RAJAS NARANJO
64
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 65
75. Kelley MA, Weber DJ, Gilligan P, Cohen MS. regimen is associated with lower in-hospital
Breakthrough pneumococcal bacteriemia in mortality for patients with bacteremic pneu-
patients being treated with azithromycin mococcal pneumonia. Clin Infect Dis 2003;
and clarithromycin. Clin Infect Dis 2003; 31: 36: 389-95.
1008-11. 81. Waterer GW, Somes GW, Wunderink RG.
76. Waterer GW, Wunderink RG, Jones CB. Fatal Monotherapy may be suboptimal for severe
pneumococcal pneumonia atribuited to macro- bacteremic pneumococcal pneumonia. Arch
lide resistance and azithromycin monotherapy. Intern Med 2001; 161: 1837-42.
Chest 2000; 118: 1839-40. 82. Brown RB, Iannini P, Gross P, Kunkel M. Impact
77. Jones RN, Mutnick AH, Varnam DJ. Impact of initial antibiotic choice on clinical outcomes
of modified nonmeningeal Streptococcus pneu- in community-acquired pneumonia: analysis
moniae interpretive criteria (NCCLS M100-S12) of a hospital claims-made database. Chest
on the susceptibility patterns of five parente- 2003; 123: 1503-11.
ral cephalosporins: report from the SENTRY 83. Sánchez F, Mensa J, Martínez JA, García E, Mar-
antimicrobial surveillance program (1997 to co F, González J, et al. Is azithromycin the first-
2001). J Clin Microbiol 2002; 40: 4332-33. choice macrolide for treatment of community-
78. Goldstein EJ, Garabedian-Ruffalo SM. Wides- acquired pneumonia? Clin Infect Dis 2003; 36:
pread use of fluorquinolones versus emerging 1239-45.
resistance in pneumococci. Clin Infect Dis 84. Camacho M, Vicioso D, Berrón S, Jado I, Casal
2002; 35: 1505-11. J, Fenoll A. Serotipos y resistencia a antibió-
79. Williams JH, Jr. Fluorquinolones for respiratory ticos de Streptococcus pneumoniae (Enero
infections: too valuable to overuse. Chest 2001; 1997-2001). Enferm Infecc Microbiol 2002;
120: 1771-75. 20 (Suppl 1): 101.
80. Martínez JA, Horcajada JP, Almela M, Marco F, 85. Felmingham D. The need for antimicrobial
Soriano A, García E, et al. Addition of a macro- resistance surveillance. J Antimicrob Chemo-
lide to a b-lactam-based empirical antibiotic ther 2002; 50: (Suppl S1), 1-7.
65
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 66
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 67
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA,
FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
Raquel Martínez Tomás, José Manuel Vallés Tarazona, Soledad Reyes Calzada,
Rosario Menéndez Villanueva
67
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 68
La NAC representa el 5-12% de las infec- el total de los costes directos del tratamiento de
ciones respiratorias y es la primera causa infec- la neumonía son, sobre todo, a expensas de los
ciosa que justifica el ingreso hospitalario. Mon- costes de la hospitalización(10).
ge et al.(5) en un estudio realizado sobre Monge et al.(5) han analizado el coste de la
neumonías ingresadas, muestra una variabili- atención de la NAC hospitalizada en España,
dad significativa en la incidencia de hospita- que alcanza los 115 millones de euros y que
lizaciones por neumonía en las distintas comu- corresponden a los más de 51.000 pacientes
nidades autónomas que varía desde 2,38 casos ingresados por año. Más recientemente, Bar-
por 1.000 habitantes y año en Cataluña a 0,8 tolomé et al.(11) calcularon los costes directos
casos por 1.000 habitantes y año en las Islas de la NAC ingresada, que fueron de 1.553 euros
Canarias. Esta diferencia puede explicarse por (el 85% debido a la estancia hospitalaria),
la distinta tasa de incidencia de la NAC, por la mientras que el coste medio de la neumonía
diferente distribución etaria de la población, que no ingresa se situó en 196 euros.
por distintos criterios de hospitalización o,
incluso, al tratarse de un estudio basado en las Mortalidad
neumonías hospitalizadas, la facilidad de acce- La neumonía es una de las causas más
so a los hospitales o la disponibilidad de camas. importantes de mortalidad dentro de la pato-
Este autor obtiene una incidencia anual media logía infecciosa y el principal motivo de falle-
de hospitalización entre las distintas comuni- cimiento en pacientes hospitalizados.
dades autónomas de 1,6 casos por 1.000 habi- En 1999 fallecieron en España 4.254 hom-
tantes y año, incidencia que se triplica en bres y 3.998 mujeres por neumonía, lo que
mayores de 65 años, situándose en 5,23 casos supone una tasa de mortalidad de 14,1 falleci-
por 1.000 habitantes y año. mientos por 100.000 habitantes y en el año
La tasa de ingreso sobre el total de las neu- 2002, según datos obtenidos del Instituto Nacio-
monías varía de unas series a otras. Así, Agui- nal de Estadística y publicados en diciembre de
rre et al.(4) obtienen una tasa del 12,4% mien- 2004, fue del 19,5 por 100.000 habitantes,
tras que Almirall et al.(3) observan una frecuencia situándose en la novena causa de muerte en
de ingreso del 26%. España, con una variabilidad entre comunida-
La tasa de ingreso entre las neumonías que des autonómicas entre el 11,05 de Cataluña y
acuden al servicio de urgencias es superior el 34,22 por 100.000 habitantes en Aragón.
al 50%, como se observa en las series de Almi- La relevancia de la neumonía como causa
rall(2,3) y de España et al(6). de muerte a nivel mundial la podemos obser-
La proporción de pacientes que requieren var en la tabla 1; en ella se incluyen países con
ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos diferente grado de desarrollo industrial y de
(UCI) varía desde el 5% en un estudio multi- diferente distribución por edad, lo que influye
céntrico de la British Thoracic Society(7) al 10% de forma importante a la hora de comparar
de la serie de Torres et al. en España(8). las cifras entre distintos países(12).
La NAC constituye una entidad de gran rele- La mortalidad viene determinada en fun-
vancia debido al consumo de recursos sanita- ción de la forma de presentación, la etiología
rios y al coste económico que genera, tanto y las características del paciente, oscilando
directo (gasto farmacéutico, consultas médicas entre menos del 1% en la NAC que no requie-
e ingresos hospitalarios), como indirecto (bajas re ingreso, 5-15% en los pacientes que pre-
escolares y laborales). En Estados Unidos se esti- cisan hospitalización y es superior al 25%
ma un coste anual de 34.4 billones de dólares(9). cuando se requiere ingreso en la unidad de
En este sentido, los costes de la NAC que se tra- cuidados intensivos (UCI) (13), sobre todo si
ta en el hospital son 15 veces superiores a los requiere ventilación mecánica, superando
de la NAC tratada en el domicilio, por lo que entonces el 50%.
68
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 69
69
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 70
70
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 71
Area geográfica País Vasco, Cornisa Cantábrica, Nor- Coxiella bumetii, (Fiebre Q)
te de Castilla-León, Norte de Aragón
ponsable de más del 75% de las NAC), Myco- Diversos estudios publicados muestran que
plasma pneumoniae, Chlamydia pneumoniae, el S. pneumoniae es el responsable del 30 al
Legionella pneumophila, y Haemophilus influen- 40% de los episodios de neumonía que se tra-
zae; y, en menor grado, los gérmenes Gram tan en el hospital, situándose también en el
negativos y la Coxiella burnetii, esta última principal germen productor de las mismas.
sobre todo en el País Vasco. Cuando la neu- Entre las neumonías que requieren ingreso
monía es grave y requiere ingreso en la unidad en la UCI, también es el neumococo el princi-
de cuidados intensivos (UCI), el Streptococcus pal responsable con el 10-36% de ellas, desta-
pneumoniae y la Legionella pneumophila son cando también las producidas por Legionella,
los gérmenes más frecuentemente implica- Staphylococcus aureus, bacterias entéricas Gram
dos(14). negativas y Haemophilus influenzae.
Woodhead(15), estudiando 41 trabajos rea-
Influencia de la gravedad de la lizados sobre la etiología de la NAC en Euro-
presentación en la etiología pa, 13 de ellos realizados en España, nos mues-
Existen pocos estudios sobre la etiología tra la frecuencia de los distintos patógenos
de la NAC tratada de forma ambulatoria por la causantes de neumonía según el lugar de tra-
dificultad que supone la realización de estu- tamiento de la misma (Tabla 3).
dios microbiológicos fuera del hospital. Algu-
nos estudios, además, establecen el diagnós- Influencia de la edad en la etiología
tico apoyándose únicamente en criterios En relación al huésped, en los ancianos, el
clínicos, sin confirmación radiológica. No obs- espectro etiológico no difiere del de otros gru-
tante, y a pesar de que un alto porcentaje de pos aunque, en los ancianos institucionalizados
las neumonías tratadas de forma ambulatoria y muy dependientes, las bacterias entéricas
no se obtiene el germen responsable, se pue- Gram negativas pueden ser más frecuentes.
de afirmar que el neumococo es el principal En un estudio multicéntrico reciente, la etio-
responsable de las neumonías que se tratan logía de la NAC hospitalizada en mayores de
de forma ambulatoria. 65 años fue Streptococcus pneumoniae (49%),
71
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 72
Haemophilus influenzae (14%), Legionella pneu- ciones graves por virus influenza y virus res-
mophila (10%), Pseudomonas aeruginosa (6%) piratorio sincitial(19).
y enterobacterias (6%)(16). La frecuencia de
microorganismos intracelulares varía entre 15- Etiología y comorbilidad
32%, aunque Mycoplasma pneumoniae es 5,4 En relación a la NAC en pacientes con
veces más frecuente en menores de 60 años(17). EPOC, un estudio multicéntrico español reali-
La etiología en los ancianos difiere según zado en pacientes con EPOC hospitalizados
resida en domicilio o institución cerrada. Así, por NAC, demostró que la mayoría de los
El-Sohl et al.(18), en una población de edad supe- microorganismos aislados no diferían de los
rior a 75 años con neumonía grave encuen- del resto de NAC. Los microorganismos cau-
tran que los microorganismos más frecuentes sales más frecuentes fueron: S. pneumoniae
en los que viven en domicilio fueron S. pneu- (43%), Chlamydia pneumoniae (12%), H.
moniae (14%), bacilos Gramnegativos (BGN) influenzae (9%), estreptococos del grupo viri-
(14%), Legionella (9%), H. influenzae (7%) y dans (4%) y Legionella (9%)(20); Ruiz et al.(17)
Staphylococcus aureus (7%) y en los pacientes encuentran además de los anteriores, ente-
procedentes de residencias, los más frecuen- robacterias, Pseudomonas e infecciones mix-
tes fueron S. aureus (29%), BGN (14%), S. tas. La etiología por C. pneumoniae fue más fre-
pneumoniae (9%) y P. aeruginosa (4%). cuente en EPOC de grado severo.
La incidencia de virus es menos conocida, En pacientes con bronquiectasias o fibro-
aunque se han descrito epidemias de infec- sis quística, y en EPOC de grado severo(21-23),
72
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 73
otros microorganismos menos frecuentes, como dia pneumoniae y Hantavirus, estos últimos pro-
P. aeruginosa y las enterobacterias, pueden ser ducen esporádicas zoonosis procedentes de
causa de NAC. En un trabajo realizado en nues- los roedores en Norte y Sudamérica, pero no
tro país sobre la incidencia y factores de ries- son causas frecuentes de NAC.
go de Pseudomonas y BGN, se concluye que los La frecuencia de microorganismos anae-
factores asociados más relevantes para pade- robios como causantes de NAC es desconoci-
cer una neumonía comunitaria debida a BGN da, estimándose en un 10%, siendo los facto-
son: aspiración, hospitalización previa o trata- res predisponentes la aspiración de secreciones
miento previo antimicrobiano, y presencia de orofaríngeas en el contexto de una disminu-
bronquiectasias y EPOC grave(22). ción del nivel de conciencia, la disfagia en las
Los pacientes alcohólicos tienen una inci- enfermedades neurológicas, las enfermedades
dencia mayor de neumonías por aspiración dentales o periodontales y la obstrucción intes-
y abscesos pulmonares cuyos microorganis- tinal.
mos causales más frecuentes son S. pneu- En cuanto a los virus, un estudio español,
moniae y BGN (especialmente Klebsiella pneu- de De Roux et al.(29), sobre las neumonías de
moniae) (24,25), debiendo tener en cuenta origen vírico, se observó que el 18% de las NAC
también el M. tuberculosis(26) y los anaerobios a las que se les realizó un estudio serológico de
por los episodios de disminución del nivel de virus respiratorios completo, presentaba algún
conciencia que presentan. tipo de virus como causa de la neumonía, y de
En enfermos diabéticos, el riesgo de neu- ellos, el 50% el único patógeno responsable era
monías no parece mayor que en la población un virus y el otro 50% presentaban una causa
general(27). No obstante, tienen mayor riesgo mixta: vírica y bacteriana; éstas cifras son muy
para presentar infecciones por Gramnegativos similares a las encontradas por Nauffal et al.(30)
además de que la colonización por S. aureus en un estudio multicéntrico realizado en Valen-
es mayor que en individuos sanos(28). Así, Ruiz cia. En la serie de De Roux et al.(29) los virus más
et al.(17) han encontrado con mayor frecuencia frecuentemente encontrados fueron los virus
NAC por S. aureus y Legionella (odds ratio 1,89) de la gripe A y B, seguidos del parainfluenza,
en los diabéticos. y menos frecuentemente del virus respirato-
rio sincitial y los adenovirus.
Otros gérmenes menos frecuentes
La identificación de más de un patógeno FACTORES DE RIESGO
es inusual, ocurriendo en menos del 10% de Los factores de riesgo para adquirir o pade-
los casos, siendo la EPOC la enfermedad con cer una NAC son múltiples y se han identifi-
más riesgo de etiología mixta (odds ratio 1,8) cado en varios estudios, pudiéndose agrupar
como señalan Ruiz et al.(17). en: edad, hábitos tóxicos, comorbilidad (Dia-
En pacientes con alteración del nivel de betes mellitus, EPOC, insuficiencia cardíaca
conciencia puede producirse una aspiración y congestiva, cardiopatía isquémica, neoplasias,
en esta circunstancia la etiología suele ser poli- enfermedades hepáticas crónicas, insuficien-
microbiana, con predominio de microorga- cia renal crónica y enfermedades neurológi-
nismos anaerobios(17). Los factores de riesgo cas), y otros: epidemia por virus influenza A,
para la aspiración son múltiples: accidente características medioambientales, malnutri-
cerebrovascular, intoxicación farmacológica, ción, inmunodeficiencia y terapias inmuno-
enfermedades neurológicas degenerativas, neo- supresoras, esplenectomía, uso de drogas por
plasias orofaríngeas o esofágicas y proceden- vía parenteral, antibioterapia inadecuada y
cia de asilos. residencia en instituciones cerradas.
Otros patógenos implicados más recien- Koivula’s (31) en un estudio realizado en
temente en la patogenia de la NAC son Chlamy- Finlandia encuentra como factores de ries-
73
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 74
74
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 75
75
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 76
persistencia de la infección o también por clases de riesgo alto identifica a pacientes con
motivos no infecciosos. En un estudio nacio- una probabilidad de muerte de al menos el tri-
nal multicéntrico, realizado por el área TIR ple que el resto de la misma categoría. En las
de la SEPAR, publicado recientemente(46), se clases de riesgo bajo también tiene utilidad
han investigado tanto los factores de riesgo para encontrar a pacientes que puedan pre-
(Tabla 4) como los protectores que, de forma sentar mala evolución aunque su mortalidad
independiente, se asocian a la respuesta tera- no sea tan alta.
péutica antibiótica. Entre los factores de ries-
go de fracaso se encuentran: la gravedad ini- Estabilidad clínica
cial medida por el PSI (odds ratio = 1,3), Conocer, como médico, cuándo un pacien-
neumonía multilobar (OR = 2,1), derrame te con neumonía alcanza la estabilidad clínica
pleural (OR = 2,7), enfermedad hepática (OR es importante para un buen control de la evo-
= 2), leucopenia (OR = 3,7) y signos radio- lución y de la duración del tratamiento anti-
lógicos de cavitación (OR:4,1). Por el contra- biótico. Además, esta información tiene inte-
rio, los factores asociados con un menor fra- rés para estimar la duración de la estancia
caso son: la EPOC (OR = 0,6), la vacunación hospitalaria lo que repercute en los costes sani-
antigripal (OR = 0,3) y el tratamiento inicial tarios directos. La primera descripción amplia-
con quinolonas (OR = 0,5). La probabilidad mente aceptada de estabilidad clínica en la
de muerte fue significativamente mayor, 11 NAC es la descrita por Halm et al.(45) en un estu-
veces superior, cuando aparece fracaso tera- dio multicéntrico y prospectivo. Estos autores
péutico, tras ajustar por clase de riesgo ini- utilizan 5 variables clínicas utilizadas habi-
cial. tualmente por los médicos, que son: frecuen-
La importancia de predecir el fracaso tera- cia cardiaca, tensión arterial sistólica, fre-
péutico como información adicional a las esca- cuencia respiratoria, saturación de oxígeno y
las pronósticas es verdaderamente útil. En las temperatura, más la capacidad para comer y
76
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 77
77
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 78
78
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 79
babilidad de muerte en los pacientes tras una reanimable, deficiente estado nutricional, derra-
NAC respecto a los controles pareados por edad. me pleural, uso de glucocorticoides, residencia
Entre los factores asociados significativamen- de ancianos, nivel de estudios alto o bajo, sexo
te con mayor mortalidad tardía encontraron: masculino, existencia de comorbilidad asocia-
la edad (estratificada por décadas), estado no da y ausencia de fiebre. Otra publicación recien-
79
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 80
80
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 81
realización de drenaje torácico en el empie- 10. Fine MJ. Pneumonia in the elderly: the hospi-
tal admission and discharge decisions. Semin
ma, abandonar el hábito tabáquico y medidas Respir Infect 1990; 5(4): 303-13.
preventivas como la indicación de vacunación
11. Bartolomé M, Almirall J, Morera J, Pera G,
antigripal y antineumocócica. Cuando se apli- Ortun V, Bassa J, et al. A population-based
caron estos indicadores de calidad de forma study of the costs of care for community-acqui-
prospectiva se encontró una reducción de mor- red pneumonia. Eur Resp J 2004; (23): 610-6.
talidad en las neumonías que requirieron ingre- 12. Valdivia Cabrera G. Neumonías adquiridas en
so hospitalario. la Comunidad: Epidemiología y conceptos
generales. Boletín de la Escuela de Medicina
1999; 28: 3.
BIBLIOGRAFÍA
13. Fine MJ, Smith MA, Carson CA, Mutha SS, San-
1. Almirall J. Neumonía extrahospitalaria. Epi- key SS, Weissfeld LA, et al. Prognosis and out-
demiología. En: Morera Prat J, ed. Neumonía comes of patients with community-acquired
extrahospitalaria. Barcelona: Temis Pharma S. pneumonia. A meta-analysis. JAMA 1996 Jan
L; 2000. Cap. 2, p. 13-24. 10; 275(2): 134-41.
2. Almirall J, Bolíbar I, Vidal J, Sauca G, Coll P, 14. Dorca J, Bello S, Blanquer JM, De Celis MR,
Niklasson B,et al. Epidemiology of community- Molinos L, Torres A, et al. Diagnóstico y tra-
acquired pneumonia in adults: a population- tamiento de la neumonía adquirida en la
based study. Eur Respir J 2000; 15: 757-63. comunidad. Arch Bronconeumol 1997; 33:
3. Almirall J, Morato I, Riera F, Verdaguer A, Priu 240-6.
R, Coll P, et al. Incidence of community-acqui- 15. Woodhead M. Community-acquired pneumo-
red pneuminia and Chlamydia pneumoniae nia in Europe: causative pathogens and resis-
infection: a prospective multicentre study. Eur tance patterns. Eur Respir J 2002; 20 (Suppl
Respir J 1993; 6: 14-8. 36): 20s-27s.
4. Aguirre I, Bilbao JJ, Olarreaga M, Narzábal M, 16. Zalacain R, Torres A, Celis R, Blanquer J, Aspa
Aguinaga JR, Ventura I, et al. Neumonías adqui- J, Esteban L, et al. Community-acquired pneu-
ridas en la comunidad Andoaín. Aten Prima- monia in the elderly. Spanish multicenter study.
ria 1993; 12: 359-62. Eur Respir J 2003; 21: 294-302.
5. Monge V, San-Martín VM, González A. The bur- 17. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, Martínez JA, Aran-
den of community-acquired pneumonia in cibia F, Mensa J, et al. Etiology of community-
Spain. Eur J Public Healt 2001; 11(4): 362-4. acquired pneumonia: impact of age, comor-
6. España P, Capelastegui A, Quintana JM, Soto bidity and severity. Am J Respir Crit Care Med
A, Gorordo I, García-Urbaneja M, et al. A pre- 1999; 160: 397-405.
diction rule to identify allocation of impatient 18. El-Sohl AA, Sikka P, Ramadan F, Davies J. Etio-
cara in community-acquired pneumonia. Eur logy of severe pneumonia in the very elderly.
Respir J 2003; 21: 695-701. Am J Respir Crit Care Med 2001; 163: 645-51.
7. British Thoracic Society Research Commit- 19. Feldman C. Pneumonia in the elderly. Clin
tee and Public Health Laboratory Service. Chest Med 1999; 20: 563-73.
The aetiology, management and outcome of 20. Torres A, Dorca J, Zalacaín R, Bello S, El-Ebiary
severe community-acquired pneumonia on M, Molinos L, et al. Community-acquired pneu-
the intensive care unit. Respir Med 1992; 86: monia in chronic obstructive pulmonary dise-
7-13. ase. A Spanish multicenter study. Am J Respir
8. Torres A, Serra-Batllés J, Ferrer A, Jiménez P, Crit Care Med 1996; 154: 1456-61.
Celi R, Cobo E, et al. Severe community- 21. Soler N, Torres A, Ewig S, González J, Celis
acquired pneumonia. Epidemiology and prog- R, El-Ebiary M, et al. Bronchial microbial pat-
nostic factors. Am Rev Respir Dis 1991; 144: terns in severe exacerbations of chronic obs-
312-8. tructive pulmonary disease (COPD) requiring
9. Stahl JE, Barza M, DesJardin J, Martín R, Eck- mechanical ventilation. Am J Respir Crit Care
man MH. Effect of macrolides as part of initial Med 1998; 157: 1498-505.
empiric therapy on Length of stay in patients 22. Arancibia F, Bauer TT, Ewig S, Mensa J, Gon-
hospitalized with community-acquired pneu- zález J, Niederman MS, et al. Community-
monia. Arch Intern Med 1999; 159: 2576-80. acquired pneumonia due to gram-negative bac-
81
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 82
teria and Pseudomonas aeruginosa: Inciden- tors to bacterial colonization in chronic obs-
ce, risk factors and prognosis. Arch Inter Med tructive pulmonary disease. Eur Respir J 1999;
2002; 162: 1848-58. 13: 343-8.
23. LaForce FM, Mullane JF, Boheme RF, Kelly WJ, 36. Nair MP, Kronfol ZA, Swartz SA. Effects of alco-
Huber GC. The effect of pulmonary edema on hol and nicotine on cytotoxic functions of
antibacterial defense of the lung. J Lab Clin human lymphocytes. Clin Immunol Immuno-
Med 1973; 82: 634-47. pathol 1990; 54: 395–409.
24. Lorente JL, Zalacain R, Gaztelurrutia L, Tala- 37. Smith K, Samet J, Romieu I, Bruce N. Indoor
yero N, Antonana JM, Sobradillo V. Pneumo- air pollution in developing countries anda cute
nia in alcoholic patients: the clinical and etio- lower respiratory infections in children. Tho-
logical characteristics. Arch Bronconeumol rax 2000; 55: 518-32.
1994; 30: 136-40. 38. Lim WS, Lewis S, Macfarlane JT. Severity pre-
25. Ruiz M, Ewig S, Torres A, Arancibia F, Marco diction rules in community acquires pneu-
F, Mensa J, et al. Severe Community-Acquired monia: a validation study. Torax 2000; 55(3):
Pneumonia. Risk Factors and Follow-up Epi- 219-23.
demiology. Am J Respir Crit Care Med 1999;
39. Ewing S, de Roux A, Bauer T, García E, Men-
160: 923-9.
sa J, Niederman M, et al. Validation of predic-
26. Caly WR, Strauss E. A prospective study of bac- tive rules and indices of severity for commu-
terial infection in patients with cirrhosis. J nity acquired pneumonia. Thorax 2004; 59(5):
Hepatology 1993; 18: 353-8. 421-7.
27. Akbar DH. Bacterial pneumonia: comparison 40. Kuru T, Lynch JP, 3rd. Nonresolving or slowly
between diabetics and non-diabetics. Acta Dia- resolving pneumonia. Clin Chest Med 1999;
betol 2001; 38:77-82)(Shah BR, Hux JE. Quan- 20(3): 623-51.
tifying the risk of infectious diseases for peo-
ple with diabetes. Diabetes Care 2003; 26(2): 41. Kirtland SH, Winterbauer RH. Slowly resol-
510-3. ving, chronic, and recurrent pneumonia. Clin
Chest Med 1991; 12(2): 303-18.
28. Lowy FD. Staphylococcus aureus infections.
New Engl J Med 1998; 339: 520-32. 42. Feinsilver SH, Fein AM, Niederman MS, Schultz
DE, Faegenburg DH. Utility of fiberoptic bron-
29. De Roux A, Marcos MA, García E, Mensa J,
choscopy in nonresolving pneumonia. Chest
Ewing S, Lode H, et al. Viral Community-Acqui-
red Pneumonia in Nonimmunocompromised 1990; 98(6): 1322-6.
Adults*. Chest 2004; 125: 1343-51. 43. Fein AM, Feinsilver SH, Niederman MS. Non-
30. Nauffal D, Menéndez R, Morales P. Neumonía resolving and slowly resolving pneumonia.
comunitaria por virus en la población adulta: Diagnosis and management in the elderly
estudio prospectivo multicéntrico de 62 casos. patient. Clin Chest Med 1993; 14(3): 555-69.
Rev Clin Esp 1990; 187: 229-32. 44. Montravers P, Fagon JY, Chastre J, Lecso M,
31. Koivula I, Sten M, Makela PH. Risk factors for Dombret MC, Trouillet JL, et al. Follow-up pro-
pneumonia in the elderly. Am J Med 1994; 96: tected specimen brushes to assess treatment
313–20. in nosocomial pneumonia. Am Rev Respir Dis
1993; 147(1): 38-44.
32. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanusa BH,
Weissfeld LA, Singer DE, et al. A prediction 45. Halm EA, Fine MJ, Marrier TJ, Coley CM, Kapo-
rule to edentify low-risk patients with com- or WN, Obrosky DS, et al. Time to clinical sta-
munity acquires pneumonia. N Engl J Med bility in patients hospitalized with community-
1997; 336: 243-50. acquired pneumonia: implications for practice
33. Almirall J, González CA, Balanzó X, Bolibar I. guidelines. JAMA 1998; 279(18): 1452-7.
Proportion of community-acquired pneumo- 46. Menéndez R, Torres A, Zalacain R, Aspa J, Mar-
nia cases attributable to tobacco smoking. tín Villasclaras JJ, Borderias L, et al. Risk fac-
Chest 1999; 116: 375-9. tors of treatment failure in community acqui-
34. Ashley J, Smith T, Dunnell K. Deaths in Great red pneumonia: implications for disease
Britain associated with the influenza epidenic outcome. Thorax 2004; 59(11): 960-5.
of 1989–90. Population Trends 1991; 65: 47. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, Ruiz M, Bauer
16–20. T, Marcos MA, et al. Antimicrobial treatment
35. Zalacaín R, Sobradillo V, Amilibia J, Barrou J, failures in patients with community-acqui-
Achotegui V, Pijoan JI, et al. Predisposing fac- red pneumonia: causes and prognostic impli-
82
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 83
cations. Am J Respir Crit Care Med 2000; MJ. Assessment of mortality after long-term
162(1): 154-60. follow-up of patients with community-acquired
48. Roson B, Carratalá J, Fernández-Sabe N, Tubau pneumonia. Clin Inf Dis 2003; 37: 1617-24.
F, Manresa F, Gudiol F. Causes and factors asso- 54. Waterer GW, Kessler LA, Wunderink RG.
ciated with early failure in hospitalized patients Medium-Term survival after hospitalization
with community-acquired pneumonia. Arch with community-acquired pneumonia. Am J
Intern Med 2004; 164(5): 502-8. Respir Crit Care Med 2004; 169: 910-4.
49. Menéndez R, Torres A, Rodríguez de Castro F, 55. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bartlett
Zalacaín R, Aspa J, Martín Villasclaras JJ, et al. JG. Timing of antibiotic administration and
Reaching stability in community-acquired pneu- outcomes for medicare patients hospitalized
monia: the effects of the severity of disease, tre- with community-acquired pneumonia. Arch
atment, and the characteristics of patients.Clin Intern Med 2004; 164(6): 637-44.
Infect Dis. 2004; 39(12):1783-90. 56. Halm EA, Fine MJ, Kapoor WN, Singer DE,
50. Guidelines for the Inicial Management of Adults Marrie TJ, Siu AL. Instability on hospital dis-
with Community-axquires Pneumoni: Diag- charge and the risk of adverse outcomes in
nosis of Severity, and Initial Antimicrobial The- patients with pneumonia. Arch Intern Med
rapy. Am Rev Respir Dis 1993; 148: 1418-26. 2002; 162(11): 1278-84.
51. Macfarlane J, Boswell T, Douglas G, Finch R, 57. Menéndez R, Ferrando D, Vallés JM, Vallterra
Holmes W, Honeybourne D, et al. BTS guide- J. Influence of deviation from guidelines on
lines for the management of community-acqui- the outcome of community-acquired pneu-
red pneumonia in adults. Thorax 2001; 156 monia. Chest 2002; 122(2): 612-7.
(Suppl 4): 1-64. 58. Gleason PP, Meehan TP, Fine JM, Galusha DH,
52. Lim WS, van der Eerden MM, Laing R, Boers- Fine MJ. Associations between initial antimi-
ma WG, Karalus N, Town GI, et al. Defining crobial therapy and medical outcomes for hos-
community acquired pneumonia severity on pitalized elderly patients with pneumonia. Arch
presentation to hospital: an international deri- Intern Med 1999; 159(21): 2562-72.
vation and validation study. Thorax 2003; 59. Rhew DC. Quality indicators for the manage-
58(5): 377-82. ment of pneumonia in vulnerable elders. Ann
53. Mortensen EM, Kapoor WN, Chang Ch, Fine Intern Med 2001; 135(8 Pt 2): 736-43.
83
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 84
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 85
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD. TRATAMIENTO.
PREVENCIÓN
Rafael Zalacain Jorge
85
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 86
R. ZALACAIN JORGE
86
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 87
87
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 88
R. ZALACAIN JORGE
en nuestro país. Este antibiótico presenta unos ganismos como S. pneumoniae resistente a beta-
cambios bioquímicos importantes con relación lactámicos y/o macrólidos o bacterias Gram-
a los macrólidos, que hacen que presente una negativas, como en los que presentan dichos
mayor eficacia antimicrobiana. Telitromicina factores de riesgo. En las NAC más graves, que
tiene una excelente actividad frente a los Gram- precisan ingreso hospitalario, también se pue-
positivos, preferentemente S. pneumoniae, no den emplear en monoterapia (cualquiera de las
teniendo ningún problema de resistencia en dos si se emplea la vía oral y sólo levofloxaci-
estos momentos, siendo además activo frente no si se emplea la vía parenteral, ya que moxi-
a las cepas de S. pneumoniae resistente a beta- floxacino todavía no tiene comercializada esta
lactámicos y a macrólidos(18). Dado que es tam- presentación en nuestro país).
bién activo frente a los microorganismos atí-
picos y L. pneumophila, este antibiótico se Tratamiento antibiótico de la NAC
puede considerar como de primera elección en Los pacientes adultos con NAC son dividi-
las NAC leves, que son tratadas fundamental- dos en diferentes grupos en función del mayor
mente a nivel ambulatorio. Presenta además o menor riesgo de tener una evolución com-
una aceptable actividad frente a H. influenzae, plicada, es decir, de los factores pronósticos de
pero no es activo frente a las enterobacterias, gravedad. Clásicamente esta división se ha
por lo que no se debe emplear en el caso de hecho en función de unos datos de grave-
las NAC, en que se pueda sospechar esta etio- dad(2,20) y de unos factores de riesgo para tener
logía, que fundamentalmente corresponden un microorganismo no habitual (S. pneumoniae
a pacientes, que suelen requerir ingreso hos- resistente a penicilina y/o macrólidos y bac-
pitalario. terias Gramnegativas fundamentalmente)(2). En
Otra familia de antibióticos, que ha adqui- los últimos años han aparecido dos modelos
rido gran relevancia, en los últimos tiempos en de excelente predicción de riesgo, el PSI (pneu-
el tratamiento de la NAC, es la de las fluoro- monia severity index) descrito por Fine et al.(21),
quinolonas. Dentro de esta familia, clásicamente que valora 20 variables y divide a los pacien-
teníamos a ciprofloxacino y ofloxacino, que tes en 5 grupos, y más recientemente se ha
aunque eran muy activas frente a bacterias descrito el CURB 65(22), que valora únicamen-
Gram negativas, microorganismos atípicos e te 5 variables (confusión, urea, frecuencia res-
incluso L. pneumophila, tenían muy poca acti- piratoria, tensión arterial y edad superior a 65
vidad frente a S. pneumoniae. Las nuevas qui- años) y que divide a los pacientes en 3 grupos.
nolonas (actualmente comercializadas en nues- Cada grupo de pacientes con NAC tendrá una
tro país, moxifloxacino y levofloxacino) etiología más o menos diferenciada y por tan-
presentan una muy buena actividad frente a S. to un tratamiento diferente.
pneumoniae, incluídas las cepas resistentes a Desde un punto de vista práctico, vamos
betalactámicos y macrólidos, siendo esta acti- a dividir a los pacientes adultos en 3 grupos.
vidad mayor en el caso de moxifloxacino(19).
Estas nuevas sustancias mantienen todo el Grupo 1. NAC tratada de forma
espectro antibacteriano de las quinolonas clá- ambulatoria
sicas, por lo que prácticamente cubrirían la tota- La etiología más frecuente sería S. pneu-
lidad de las bacterias causantes de NAC. Ade- moniae y microorganismos atípicos(23-25). Los
más, en el caso de moxifloxacino, presenta antibióticos de elección serían una nueva fluo-
también actividad frente a microorganismos roquinolona (moxifloxacino o levofloxacino)
anaerobios. Por todo ello, estas nuevas quino- en monoterapia por vía oral, o telitromicina,
lonas se pueden emplear como de primera elec- también por vía oral. Dados los problemas, ya
ción en el caso de las NAC leves, tanto en los comentados, de resistencia frente a S. pneu-
pacientes sin factores de riesgo para microor- moniae, que presentan en estos momentos los
88
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 89
89
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 90
R. ZALACAIN JORGE
es cuando hay sospecha de infección por anae- para pasar a tratamiento oral, deberían ser:
robios (necrosis o cavitación en la radiografía capacidad para la ingesta oral, ausencia de
de tórax, o sospecha de aspiración), en que el fiebre (<37,8º), mejoría o resolución de los
tratamiento sería con amoxicilina-clavulánico, síntomas y signos de neumonía, estabilidad
con altas dosis de amoxicilina, en monoterapia hemodinámica, ausencia de confusión men-
y como alternativas, el nuevo carbapenémico, tal, no presencia de comorbilidades inesta-
ertapenem o moxifloxacino, ambos en mono- bles y ausencia de metástasis sépticas u otras
terapia, o clindamicina asociada a una cefa- infecciones activas(45-50).
losporina de tercera generación. Debido al curso natural de la respuesta
La otra situación en que hay que modifi- terapéutica, el tratamiento antibiótico no
car la pauta es cuando hay sospecha de pade- debería cambiarse dentro de las primeras 72
cer una NAC por P. aeruginosa. Este microor- horas a menos que haya un deterioro clínico
ganismo puede originar neumonía en importante o que los hallazgos bacteriológi-
pacientes con EPOC muy evolucionada o que cos nos hagan modificar dicha terapia(50). En
presentan bronquiectasias, o que toman cor- la NAC severa, el deterioro radiológico acom-
ticoides sistémicos (≥ 20 mg/día de predni- pañado de deterioro clínico, puede significar
sona durante un mes o más tiempo), o pacien- una infección tratada inadecuadamente y, por
tes con alguna comorbilidad, o que han ello, es necesario cambiar el tratamiento anti-
tomado recientemente en el último mes, anti- biótico incluso antes de las 72 horas de evo-
bióticos durante 7 o más días(44). El tratamiento lución.
antibiótico empírico debe incluir un betalac- En general, en pacientes con mayor edad,
támico activo frente a ese agente como pipe- múltiples comorbilidades y mayor severidad
racilina-tazobactam, un carbapenem (imipe- de la enfermedad, la resolución de los sínto-
nem o meropenem) o cefepima, junto con una mas y los signos puede prolongarse(51,52). Otros
fluoroquinolona intravenosa (ciprofloxacino a factores que pueden retrasar la evolución de
dosis de 400 mg/8 horas, y como alternativa, la NAC son el alcoholismo, la afectación mul-
levofloxacino a dosis de 500 mg/12 horas). tilobar y la bacteriemia(51,53). El deterioro clí-
Otra alternativa podría ser la combinación de nico generalmente ocurre de forma tempra-
un betalactámico más un aminoglucósido na, dentro de los 3 primeros días y un patrón
(tobramicina o amikacina), aunque es bien de mejoría y luego deterioro es inusual y a
conocida la escasa penetración pulmonar de menudo es el resultado de complicaciones, o
los aminoglucósidos. En las tablas 1 y 2 se un proceso intercurrente. En individuos sanos,
muestran las pautas de tratamiento y las dosis la fiebre puede durar de 2-4 días, con una
recomendadas respectivamente. defervescencia que ocurre más rápidamente
en la infección neumocócica y de forma más
Terapia secuencial lenta con otras etiologías(47,52).
En el tratamiento de un paciente con NAC, El alta hospitalaria se podría dar a las 24
es muy importante el poder acelerar el paso horas de conseguir la estabilidad clínica.
del tratamiento inicial parenteral a la vía oral
(terapia secuencial). Con este paso se inten- Duración del tratamiento antibiótico
ta reducir la estancia media hospitalaria y el En cuanto al tiempo del tratamiento anti-
coste económico, sin comprometer la segu- biótico, se dispone de pocos datos para fijar
ridad de los pacientes. La duración del tra- la duración óptima. Con la aparición de nue-
tamiento antibiótico empírico debe ser como vos antibióticos, con vida media más larga,
mínimo de 2-3 días, que es cuando se pro- la duración del tratamiento podría acortarse
duce en la mayoría de los casos la estabili- y en lugar de los 10 a 14 días, habituales has-
zación de la NAC(45,46). Los criterios a cumplir ta ahora, se pasaría a periodos más cortos, 5
90
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 91
a 7 días, con lo que se conseguiría una mejor biótico en las NAC que no precisen hospita-
cumplimentación del tratamiento, con unos lización será de 7 a 10 días y las que requie-
resultados clínico-bacteriológicos simila- ran ingreso, de 10 a 14 días(56). De cualquier
res (54,55). De momento hay pocos estudios, modo, hay que tener en cuenta que la gra-
para confirmar esta reducción del tratamiento vedad inicial, la comorbilidad, la presencia
y, por tanto, la duración del tratamiento anti- de bacteriemia, la evolución clínica y el agen-
91
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 92
R. ZALACAIN JORGE
92
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 93
Pero, aparte del tratamiento antibiótico, terísticas de ese líquido pleural y, en el caso
hay también unas serie de medidas generales de que sea un derrame pleural complicado,
a aplicar en estos pacientes, que también tie- habrá que hacer un seguimiento de los diver-
nen su importancia(57). Entre estas medidas, sos parámetros analíticos y, en función de ellos,
tendríamos el indicar a los pacientes que no en algunos casos, colocar un tubo para drenaje
fumen, así como que hagan reposo y que pleural.
beban abundantes líquidos para mantener una
correcta hidratación. En caso de dolor pleurí- NAC de mala evolución
tico, se deben administrar analgésicos y tam- Se estima que entre un 10 y 25% de los
bién antitérmicos para disminuir la tempera- pacientes con NAC que ingresa en un hospital
tura. Se debe realizar también un buen soporte presenta una evolución no satisfactoria(60,61).
nutricional. En el grupo de neumonías de mala evolución
En cuanto a las complicaciones, la más fre- se incluyen tanto aquellas en que la mejoría
cuente suele ser la insuficiencia respiratoria, de la sintomatología general no se produce o
para lo que se administrará oxígeno, con el está retardada (neumonía de lenta resolución),
objetivo de conseguir siempre una saturación como aquellas en que el deterioro prosigue a
arterial de oxígeno por encima del 90% (o una pesar del tratamiento antibiótico (neumonías
PaO2 arterial por encima de 60 mmHg). En los progresivas). A partir de las 24-72 horas de
casos en que con oxígeno a altas concentra- iniciarse el tratamiento antibiótico empírico
ciones no se consigue ese objetivo, habría que adecuado debería producirse una mejoría clí-
intubar al paciente y ventilarle artificialmen- nica y analítica, así como una negativización
te, junto con una reposición de líquidos y/o de los cultivos microbiológicos (en caso de posi-
aminas presoras para mantener una tensión tividad). La resolución radiológica es más len-
arterial adecuada. En los pacientes EPOC con ta, pudiendo incluso progresar mientras se pro-
una NAC grave se ha visto que el empleo de la duce la mejoría clínica y requerir más de cuatro
ventilación mecánica no invasiva produce una semanas hasta su normalización. Si el pacien-
mejoría de la insuficiencia respiratoria, así te tiene una neumonía leve o moderada o si
como un descenso de la tasa de intubación y muestra una buena respuesta clínica, esta pro-
una menor estancia en la UCI(58). Por ello, en gresión radiológica puede no tener significa-
este tipo de pacientes que presentan una NAC do. Sin embargo, el deterioro radiológico en
grave, se debe intentar inicialmente el trata- la evolución de una neumonía severa adquiri-
miento con ventilación mecánica no invasiva da en la comunidad supone un hallazgo de mal
y, si fracasa esta ventilación, para lo que habrá pronóstico y es factor predictivo de una mor-
que valorar la respuesta clínica y gasométrica talidad más elevada(40).
en las 2 primeras horas, habrá entonces que En base a la respuesta clínica al trata-
intubar al paciente(58,59). miento, los pacientes pueden dividirse en 3
Otra complicación que suele ocurrir en grupos:
pacientes con diferentes comorbilidades que 1. Pacientes con respuesta clínica precoz
tienen una neumonía es la descompensación e inician terapia secuencial.
de alguna enfermedad basal y, en esos casos, 2. Ausencia de respuesta clínica, definida
se deberán tratar las posibles descompensa- al tercer día de hospitalización.
ciones de dichas enfermedades basales, con 3. Pacientes con deterioro clínico, que pue-
un ajuste del tratamiento que reciben dichos de ocurrir entre las 24-48 horas de tratamiento.
pacientes. Por último, en los casos en que hay Las causas de falta de respuesta pueden
un derrame pleural evidente, lo cual suele ocu- deberse a:
rrir en el 10% de las NAC, se deberá realizar 1. Infección primaria (microorganismo no
una punción pleural, para estudiar las carac- presente en los estudios iniciales).
93
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 94
R. ZALACAIN JORGE
94
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 95
95
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 96
R. ZALACAIN JORGE
Personas que realizan servicios especiales a la comunidad o están en contacto directo con la población
– Dependientes y cajeros en establecimientos públicos
– Guías turísticos
– Estudiantes
96
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 97
dencia es buena la vacunación puede prevenir Debido a sus posibles efectos secundarios,
la enfermedad entre un 70-90% en personas se ha limitado su utilización en algunos pacien-
sanas menores de 65 años(71). En personas tes pero la vacuna inactivada no contiene virus
mayores con enfermedades crónicas debili- vivos y, por tanto, no puede provocar influen-
tantes la eficacia es menor pero puede atenuar za. Las reacciones locales se reducen a un enro-
la enfermedad producida por el virus de la jecimiento en el punto de inyección, que gene-
influenza, provocando menos infecciones res- ralmente es moderado y poco molesto y suele
piratorias acompañantes y conseguir disminuir durar unas 24 horas. Los síntomas sistémicos
la morbi-mortalidad asociada a la infección gri- como fiebre, malestar y mialgias, pueden apa-
pal(74). En un meta-análisis de estudios sobre la recer a las 6-12 horas después de la vacuna-
eficacia de la vacunación antigripal, se ha vis- ción y no son mayores que con el placebo(76).
to que esta vacuna consiguió disminuir la inci- Han ocurrido raras reacciones alérgicas inme-
dencia de neumonía en un 53%, la necesidad diatas en pacientes con hipersensibilidad a los
de hospitalización en un 50% y la mortalidad huevos.
en un 68%(71). En la tabla 4, se muestran los
tipos de pacientes a los que se debería admi- BIBLIOGRAFÍA
nistrar esta vacuna antigripal(75). 1. Sociedad Española de Neumología y Cirugía
Existen dos tipos de vacunas, la vacuna Torácica (SEPAR), Sociedad Española de Qui-
inactivada y la vacuna con virus vivo atenua- mioterapia (SEQ), Sociedad Española de Medi-
cina Interna (SEMI) y Sociedad Española de
do. Las dos contienen cepas de los virus de Medicina de Urgencias y Emergencias
la gripe con similar capacidad antigénica, se (SEMES). Tratamiento antibiótico empírico ini-
administran anualmente y confieren una pro- cial de la neumonía adquirida en la comuni-
tección óptima frente a la infección gripal. Sin dad en el paciente adulto inmunocompeten-
te. Rev Esp Quimioter 2003; 16: 457-66.
embargo, también existen algunas diferen-
2. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A, et al.
cias entre ellas. La vacuna inactivada contie-
Guidelines for the management of adults with
ne virus muertos, se administra por inyección community-acquired pneumonia. Diagnosis,
intramuscular y puede usarse en toda la pobla- assessment of severity, antimicrobial therapy
ción mayor de 6 meses de edad incluida la and prevention. Am J Respir Crit Care Med
población sana y la portadora de enferme- 2001; 163: 1730-57.
dades crónicas. La vacuna atenuada contiene 3. Mandell LA, Bartlett JG, Dowell SF, File TM,
Musher DM, Whitney C. Update of practice
virus vivos capaces de replicarse, se admi- guidelines for the management of community-
nistra por vía intranasal, es más cara y sólo acquired pneumonia in immunocompetent
ha sido aprobada para administrarse en la adults. Clin Infect Dis 2003; 37: 1405-33.
población sana de edades comprendidas entre 4. Battleman DS, Callahan M, Thaler HR. Rapid
5 y 49 años, incluyendo aquellas en contacto antibiotic delivery and appropiate antibiotic
directo con personas de alto riesgo. Sin embar- selection reduce length of hospital stay of
patients with community-acquired pneumonia:
go, no deberá indicarse en personas que cum- link between quality of care and resource uti-
plan alguna de las siguientes características: lization. Arch Intern Med 2002; 162: 682-8.
menores de 5 y mayores de 49 años de edad; 5. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bartlett
asmáticos; portadores de enfermedad car- JG. Timing of antibiotic administration and
diovascular, pulmonar o metabólica crónica; outcomes for medicare patients hospitalized
situaciones que comporten un estado de with community-acquired pneumonia. Arch
Intern Med 2004; 164: 637-44.
inmunodeficiencia; antecedentes de síndro-
6. Appelbaum PC. Antimicrobial resistance in
me de Guillain-Barré; niños o adolescentes Streptococcus pneumoniae: an overview. Clin
que reciban tratamiento crónico con ácido Infect Dis 1992; 15: 77-83.
acetilsalicílico; embarazadas o con alergia a 7. Liñares J, Alonso T, Pérez JL, et al. Decreased
la proteína del huevo. susceptibility of penicillin-resistant pneumo-
97
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 98
R. ZALACAIN JORGE
98
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 99
30. Menéndez R, Córdoba J, de la Cuadra P, et al. 40. Torres A, Serra-Batllés J, Ferrer A, et al. Seve-
Value of the polymerase chain reaction assay re community-acquired pneumonia. Epide-
in noninvasive respiratory samples for diag- miology and prognostic factors. Am Rev Res-
nosis of community acquired pneumonia. Am pir Dis 1991; 144: 312-8.
J Respir Crit Care Med 1999; 159: 1868-73. 41. Pachón J, Prado MD, Capote F, Cuello JA, Gar-
31. Zalacain R, Torres A, Celis R, et al. Commu- nacho J, Verano A. Severe community-acquired
nity-acquired pneumonia in the elderly. Spa- pneumonia. Etiology, prognosis and treatment.
nish multicenter study. Eur Respir J 2003; 21: Am Rev Respir Dis 1990; 142: 369-73.
294-302. 42. Rello J, Quintana A, Ausina V, Net A, Prats G.
32. Torres A, Dorca J, Zalacain R, et al. Commu- A three-year study of severe community acqui-
nity acquired pneumonia in chronic obstruc- red pneumonia with emphasis in outcome.
tive pulmonary disease: a Spanish multicen- Chest 1993; 103: 232-5.
ter study. Am J Respir Crit Care Med 1996; 43. Ruiz M, Ewig S, Torres A, et al. Severe com-
154: 1456-61. munity-acquired pneumonia. Risk factors and
33. Fogarty C, Siami G, Kohler R, et al. Multicen- follow up epidemiology. Am J Respir Crit Care
ter, open-label, randomized study to compa- Med 1999; 160: 923-9.
re the safety and efficacy of levofloxacin ver- 44. Arancibia F, Bauer TT, Ewig S, et al. Commu-
sus ceftriaxone sodium and erythromycin nity-acquired pneumonia due to gram-negati-
followed by clarithromycin and amoxicillin- ve bacteria and Pseudomonas aeruginosa: inci-
clavulanate in the treatment of serious com- dence, risk and prognosis. Arch Intern Med
munity-acquired pneumonia in adults. Clin 2002; 162: 1849-58.
Infect Dis 2004; 38 (Suppl 1): 16-23. 45. Siegel RE, Halpern NA, Almenoff PL, Lee A,
34. Alvárez-Lerma F, Palomar M, Olaechea P, et al. Cadhin R, Greene JG. A prospective rando-
Estudio observacional sobre el uso de levo- mized study of inpatient i.v. antibiotics for
floxacino en pacientes ingresados en UCI. community-acquired pneumonia. The optimal
Enferm Infecc Microbiol Clin 2004; 22: 220- duration of therapy. Chest 1996; 110: 965-71.
226. 46. Omidvari K, de Boisblanc BP, Karam G, Nel-
35. Gleason PP, Meehan TP, Fine JM, Galusha DH, son S, Haponik E, Summer W. Early transition
Fine MJ. Associations between initial antimi- to oral antibiotic therapy for community-acqui-
crobial therapy and medical outcomes for hos- red pneumonia: duration of therapy, clinical
pitalized elderly patients with pneumonia. Arch outcomes and cost analysis. Respir Med 1998;
Intern Med 1999; 159: 2562-72. 92: 1029-32.
36. Brown RB, Ianini P, Gross P, Kunkel M. Impact 47. Halm EA, Fine MJ, Marrie TJ, et al. Time to cli-
of initial antibiotic choice on clinical outcomes nical stability in patients hospitalized with com-
in community-acquired pneumonia: analysis munity-acquired pneumonia. Implications for
of a hospital claims-made database. Chest practice guidelines. JAMA 1998; 279: 1452-57.
2003; 123: 1503-11. 48. Menéndez R, Torres A, Rodríguez de Castro
37. Martínez JA, Horcajada P, Almela M, et al. Addi- F, et al. Reaching stability in community-
tion of a macrolide to a beta-lactam- based acquired pneumonia: the effects of the seve-
empirical antibiotic regimen is associated with rity of disease, treatment and the characte-
lower in-hospital mortality for patients with ristics of patients. Clin Infect Dis 2004; 39:
bacteremic pneumococcal pneumonia. Clin 1783-90.
Infect Dis 2003; 36: 389-95. 49. Rhew DC, Tu GS, Ofman J, Henning JM,
38. Finch R, Schurmann D, Collins O, et al. Ran- Richards MS, Weingarten SR. Early switch and
domized controlled trial of sequential intra- early discharge strategies in patients with com-
venous i.v. and oral moxifloxacin compared munity-acquired pneumonia: a meta-analysis.
with sequential i.v. and oral co-amoxiclav with Arch Intern Med 2001; 161: 722-7.
or without clarithromycin in patients with com- 50. Ramírez JA, Vargas S, Ritter GW, et al. Early
munity-acquired pneumonia requiring initial switch from intravenous to oral antibiotics and
parenteral treatment. Antimicrob Agents Che- early hospital discharge: a prospective obser-
mother 2002; 46: 1746-54. vational study of 200 consecutive patients with
39. Cunha BA. Empiric therapy of community-acqui- community-acquired pneumonia. Arch Intern
red pneumonia. Chest 2004; 125: 1913-9. Med 1999; 159: 2449-54.
99
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 100
R. ZALACAIN JORGE
51. Finkelstein MS, Petkun WN, Freedman ML, et 63. Benito JR, Montejo JM, Cancelo L, et al. Neu-
al. Pneumococcal bacteremia in adults: age- monía comunitaria por Legionella pneumophila
dependent differences in presentation and in serogrupo 1. Estudio de 97 casos. Enferm
outcome. J Am Geriatr Soc 1983; 31: 19-27. Infecc Microbiol Clin 2003; 21: 394-400.
52. Ramírez JA, Bordon J. Early switch from intra- 64. Nuorti JP, Butler JC, Farley MM, et al. Cigaret-
venous to oral antibiotics in hospitalized te smoking and invasive pneumococcal dise-
patients with bacteremic Streptococcus pneu- ase. Active Bacterial Core Surveillance Team.
moniae community-acquired pneumonia. Arch N Engl J Med 2000; 342: 681-9.
Intern Med 2001; 161: 848-50. 65. Butler JC, Breiman RF, Campbell JF, Lipman
53. Mittl R, Scwab RJ, Duchin JS, et al. Radiogra- HB, Broome CV, Facklam RR. Pneumococcal
phic resolution of community-acquired pneu- polysaccharide vaccine efficacy: an evaluation
monia. Am J Respir Crit Care Med 1994; 149: of current recommendations. JAMA 1993; 270:
630-5. 1826-31.
54. Dumbar LM, Wunderink RG, Habib MP, et al. 66. Simberkoff MS, Cross AP, Al-Ibrahim M, et al.
High-dose, short-course levofloxacin for com- Efficacy of pneumococcal vaccine in high risk
munity-acquired pneumonia: a new treatment patients: results of a Veterans Administration
paradigm. Clin Infect Dis 2003; 37: 752-60. cooperative study. N Engl J Med 1986; 315:
55. Plouffe J, Schwartz DB, Kolokathis A, et al. Cli- 1318-27.
nical efficacy of intravenous followed by oral 67. Jackson LA, Neuzil KM, Yu O, et al. Effective-
azithomycin monotherapy in hospitalized ness of pneumococcal polysaccharide vacci-
patients with community-acquired pneumo- ne in older adults. N Engl J Med 2003; 348:
nia. Antimicrob Agents Chemother 2000; 44: 1747-55.
1796-1802. 68. Centers for Disease Control and Prevention.
56. Mandell LA, File TM. Short-course treatment Immunization of adolescents: recommen-
of community-acquired pneumonia. Clin Infect dations of the Advisory Committee on
Dis 2003; 37: 761-3. Immunization Practices (ACIP), the Ameri-
57. BTS guidelines for the management of com- can Academy of Pediatrics, the American
munity-acquired pneumonia in adults. Thorax Academy of Family Physicians, and the Ame-
2001; 56(Suppl IV): iv1-iv64. rican Medical Association. MMWR 1996; 45:
58. Confalonieri M, Potena A, Carbone G, Porta (RR-13).
RD, Tolley EA, Meduri G. Acute respiratory fai- 69. Hedlund JU, Kalin ME, Ortqvist AB, Henrich-
lure in patients with severe community-acqui- sen J. Antibody response to pneumococcal vac-
red pneumonia. A prospective randomized cine in middle-aged and elderly patients
evaluation of noninvasive ventilation. Am J recently treated for pneumonia. Arch Intern
Respir Crit Care Med 1999; 160: 1585-91. Med 1994; 154: 1961-5.
59. Ferrer M, Esquinas A, León M, González G, 70. Fine MF, Smith MA, Carson CA, et al. Efficacy
Alarcón A, Torres A. Noninvasive ventilation of pneumococcal vaccination in adults. A meta-
in severe hipoxemic respiratory failure: a ran- analysis of randomized controlled trials. Arch
domized clinical trial. Am J Respir Crit Care Intern Med 1994; 154: 2666-77.
Med 2003; 168: 1438-44. 71. Gross PA, Hermogenes AW, Sacks HS, Lau J,
60. Menéndez R, Torres A, Zalacain R, et al. Risk Levandowski RA. The efficacy of influenza vac-
factors of treatment failure in community- cine in elderly persons: a meta-analysis and
acquired pneumonia: implications for disea- review of the literature. Ann Intern Med 1995;
se outcome. Thorax 2004; 59: 960-5. 123: 518-27.
61. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, et al. Anti- 72. Fedson DS, Wajda A, Nicol P, Hammond GW,
microbial treatment failure in patients with Kaiser DL, Roos LL. Clinical effectiveness of
community-acquired pneumonia: Causes and influenza vaccination in Manitoba. JAMA 1993;
prognostic implications. Am J Respir Crit Care 270: 1956-61.
Med 2000; 162: 154-60. 73. Nichol KL, Margolis KL, Wuorenma J, Von
62. Almirall J, González CA, Balanzo X, Bolivar I. Sternberg T. The efficacy and cost effective-
Proportion of community-acquired pneumo- ness of vaccination against influenza among
nia cases attributable to tobacco smoking. elderly persons living in the community. N
Chest 1999; 116: 375-9. Engl J Med 1994; 331: 778-84.
100
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 101
101
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 102
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 103
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA:
INTRODUCCIÓN, CONCEPTO,
EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA
José Javier Jareño Esteban, Francisco Villegas Fernández, Luis Callol Sánchez
103
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 104
– Nivel II (evidencia moderada). Evidencia A lo largo de estos dos capítulos nos refe-
obtenida de estudios bien diseñados, contro- riremos a estas neumonías que afectan a suje-
lados sin randomización, Se incluyen los resul- tos inmunocompetentes; por consiguiente son
tados de grandes series con análisis sistema- excluidos los pacientes immunocomprometi-
tizado de enfermedades y con etiología dos, infectados por VIH-SIDA, o con immuno-
microbiológica. Se incluyen los resultados de supresión en el contexto de enfermedades
estudios de nuevas terapias obtenidas de ensa- hematológicas o por otras neoplasias.
yos no randomizados. La neumonía nosocomial (NN) es definida
– Nivel III (evidencia baja). Evidencia obte- como una neumonía que ocurre a las 48 horas
nida de estudios de casos y de opiniones de o más después de la admisión hospitalaria y
expertos. Recomendaciones de tratamientos que no ha estado incubándose en el tiempo de
con antibióticos sin observación clínica. admisión(1,2). La NN puede ser manejada depen-
diendo del grado de severidad en una planta de
CONCEPTOS (Tabla 1) hospitalización convencional o en una unidad
La neumonía nosocomial (NN), la neumo- de cuidados intensivos (UCI). La neumonía aso-
nía asociada a ventilador (NAV) y la neumonía ciada a ventilador (NAV), se define como aque-
en pacientes de los sistemas de salud y que viven lla que aparece después de las 48-72 horas de
en instituciones o residencias (NAR) son causa la intubación endotraqueal (2,3).
importante de morbilidad y mortalidad, a pesar La neumonía en pacientes de los sistemas
de los avances en la terapia antimicrobiana, las de salud y que viven en instituciones o resi-
medidas preventivas y las diferentes terapias de dencias (NAR) incluye a pacientes que fue-
soporte aplicadas a los pacientes(1). ron ingresados en un hospital de agudos duran-
104
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 105
105
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 106
pacientes que son sometidos a ventilación no menes que con mayor frecuencia se aíslan son:
invasiva(13-16). bacilos aerobios Gramnegativos (Escherichia
coli, P aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, Aci-
Tiempo de instauración netobacter, etc.). Entre los agentes infeccio-
El tiempo de comienzo o de inicio de la sos Grampositivos se encuentran: Stafilococcus
neumonía constituye un importante factor de aureus (frecuente en pacientes con diabetes
riesgo para patógenos específicos en pacien- mellitus, politraumatismos, etc.), siendo las
tes con NN, NAV y NAR. El inicio precoz, defi- cepas meticilin resistentes, las que de forma
nido como el proceso que se inicia en los pri- más emergente han aparecido en los últimos
meros cuatro días de la hospitalización, años. Los agentes que habitualmente coloni-
generalmente tiene buen pronóstico y son zan la vía aérea superior (Streptococcus, Neis-
infecciones producidas por bacterias sensibles seria, etc.) puede en ocasiones afectar a las vías
a los antibióticos. Sin embargo las que se pro- aéreas dístales, originando neumonías en
ducen con más de cinco días de hospitaliza- pacientes immunocompetentes(9,20-22).
ción son producidas por gérmenes resistentes Las neumonías por agentes polimicrobia-
a los antibióticos y su aparición se asocia a un nos son muy frecuentes en pacientes con sín-
incremento de la morbilidad y mortalidad. No drome de distrés respiratorio del adulto (SDRA).
obstante, aquellos pacientes que presentan NN Las neumonías por aspiración son raras en
de comienzo precoz pero con hospitalización pacientes intubados, pero son frecuentes en
previa en los últimos días y que requirieron pacientes con alteraciones neurológicas y del
tratamiento antibiótico podrían ser contem- nivel de conciencia.
plados como pacientes con sospecha de pre- En el anciano y en pacientes con NAR
sentar infección por gérmenes resistentes(17). constituyen una población con características
especiales. En estos pacientes se ha compro-
Mortalidad bado, como las bacterias: Stafilococcus aureus,
La mortalidad cruda por NN es alta entre los bacilos Gramnegativos y Streptococcus pneu-
pacientes que la contraen y se sitúa entre un moniae por este orden son los agentes pató-
30-70%, sin embargo este elevado porcentaje genos más frecuentes en originarlas(23)
de mortalidad puede estar influenciada por otros Diversos estudios epidemiológicos que se
factores como son comorbilidad y las enfer- han realizado en los últimos años (2000-2003)
medades subyacentes de los pacientes. Real- (EE.UU.) nos han revelado cómo existen esca-
mente la mortalidad por esta entidad podría sas diferencias entre los patógenos causantes
estar situada entre un 30-50% de los pacientes. de la NN que no precisa ventilación y la NAV.
La mortalidad por NN, NAV y NAR se ha visto Incluso han sido observadas mayores resis-
incrementada por gérmenes como Acinetobac- tencias a antibióticos en pacientes con NN que
ter, Pseudomona aeruginosa, etc.(18,19). no han precisado intubación(1).
Finalmente, en la tabla 2 exponemos los También existen otros factores a contem-
aspectos epidemiológicos de mayor interés en plar en el origen microbiológico de la NN, nos
las neumonías nosocomiales. estamos refiriendo a las particularidades de
cada hospital, y a la posible existencia de cepas
Etiología (Tabla 3) específicas y con resistencia específicas a los
Los agentes responsables de la NN, NAV y antimicrobianos.
NAR son muy variados; habitualmente son de
origen polimicrobiano, siendo excepcional los Infecciones emergentes por bacterias
patógenos como: hongos, virus u otros agen- multirresistentes
tes responsables de neumonías en pacientes La NN producida por agentes microbianos
con compromiso de la immunidad. Los gér- resistentes a los antibióticos se ha incremen-
106
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 107
tado de forma notable en pacientes que pre- Enterobacter, Serratias, Acinetobacter, Stenotro-
cisan hospitalización, ingreso en UCI, trasplante fomonas maltofilia, Burkholderia cepacea, Stafi-
de órganos, etc. Los factores de riesgo aso- lococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Legio-
ciados a la aparición de NN son múltiples e nella pneumofilla, hongos y virus patógenos.
incluyen: uso de antibioterapia previa, tiempo La Pseudomonas aeruginosa es la bacteria
de hospitalización, presencia de gérmenes gram negativa más común entre los patóge-
resistentes en la comunidad y en el hospital, nos responsables de la NN, NAV. Asimismo son
lugar de residencia, immunosupresión y tra- frecuentes las resistencias frente a diversos
tamientos aplicados (diálisis, quimioterapia, antimicrobianos a través de diferentes meca-
etc.)(1) (Tabla 4). nismos: mutaciones, alteraciones de los cana-
Entre los agentes responsables se sitúan: les de membrana, plásmidos con actividad
Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, metalo -B - lactamasa, alteraciones enzimáti-
107
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 108
cas, etc. Todo ello puede condicionar la apari- Agentes como la Serratia, Klebsiella y Ente-
ción de resistencias frente a piperacilinas, cefa- robacter poseen resistencia intrínseca a la ampi-
losporinas, carbapenem, aminoglucósidos, cilina y a otras aminopenicilinas e incluso pue-
etc.(24) (Fig. 2). den adquirir resistencia a las cefalosporinas y
108
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 109
109
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 110
110
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 111
de los senos paranasales es un potencial reser- 5. Mylotte JM. Nurse home adquired pneumonia.
Clin Infect Dis 2002; 35: 1205-11.
vorio para la colonización de la orofaringe y
entrada de gérmenes en la tráquea(29). Algu- 6. Chastre J, Fagon JY. Ventilator-associated pneu-
monia. Am J Respir Crit Care Med 2002; 165:
nos investigadores han sugerido que la colo- 867-903.
nización del biofilm del tubo endotraqueal por
7. Fagon JY, Chastre J, Hance AJ, Montravers P,
bacterias encajadas en el mismo puede cons- Novara A, Gibert C. Nosocomial pneumonia
tituir un mecanismo de llegada de gérmenes in ventilated patients: a cohort study evalua-
a los alvéolos a través de embolizaciones en ting attributable mortality and hospital stay.
el momento de aspiración con broncosco- Am J Med 1993; 93: 281-8.
pia(30,31). 8. Rello J, Ollendorf DA, Oster G, Monserrat V,
Otros mecanismos incluyen la inhalación Bellm L, Redman R, et al. Epidemiological and
de patógenos a través de aerosoles y otros sis- outcomes of ventilator - associated pneumo-
nia in a large US database. Chest 2002; 122:
temas de inhalación y, finalmente, se incluye 2121.
la vía hematógena a través de la infección de
9. Celis R, Torres A, Gatell JM, Almela M, Rodrí-
catéteres endovasculares y a través de meca- guez Roisin R, Agustí Vidal A. Nosocomial
nismos de traslocación bacteriana a través de pneumoniae: a multivariate analysis of risk
la luz intestinal(29,32-34,36). and prognosis. Chest 1988; 93: 318-24.
Seguidamente exponemos en esta tabla 6 10. Torres A, Aznar R, Gatell JM, Jiménez P, Gon-
los puntos más importantes y destacados en zález J, Ferrer G, et al. Incidence, risk, and prog-
la patogenia de la NN y NAV con los grados de nosis factors of nosocomial pneumonia in
evidencia. mechanically ventilated patients. Am Rev Res-
pir Dis 1990; 142: 523-8.
BIBLIOGRAFÍA 11. Richards MJ, Edwards JM, Culver DH, Gaynes
RP. Nosocomial infections in medical ICUs in
1. Guidelines for the management of adults with USA:National Nosocomial Infections Survei-
hospital – acquired, ventilador-associated, and llance System. Crit Care Med 1999; 27: 887-
healthcare-associated pneumonia. The Offi- 92.
cial Statement of the American Thoracic
Society and the Infectious Diseases Society of 12. Cook DJ, Walter SD, Cook RJ, Griffith LE, Guyatt
America approved by the ATS board directors GH, Leasa D, et al. Incidence of and risk fac-
(Dec 2004) and the IDSA Guideline Commitee tors for ventilator -pneumonia in critically ill
(October 2004). Am J Respir Crit Care Med patients. Ann Intern Med 1998; 129: 440.
2005; 171: 388-416. 13. Bonten MJ, Bergmans DC, Stobberingh EE, Van
2. Tablan OC, Anderson LJ, Besser R, Brigges C, der Geest S, De Leeuw PW, Van Tiel FH, et al.
Hajjeh R. Helthcare Infection Control Practi- Implementation of bronchoscopic techniques
ces Advisory Committee, Centers for Disease in the diagnosis of ventilator-associated pneu-
Control and Prevention. Guidelines for pre- monia to reduce antibiotic use. Am J Respir
venting health-care associated pneumonia, Crit Care Med 1997; 156: 1820-4.
2003: recommendations of the CDC and the 14. Brochard L, Mancebo J, Wysocki M, Lofaso F,
Health - Care Infection Control Practices Advi- Conti G, Rauss A, et al. Noninvasive ventila-
sory Committee. MMWR Recommn Rep 2004; tion for acute exacerbations of chronic obs-
53(RR-3): 1-36. tructive pulmonary disease. N Engl J Med 1995;
3. Craven DE, Kunches LM, Kilinsky V, Lichtem- 333: 817-22.
berg DA, Make BJ, McKabe WR. Risk factors 15. Antonelli M, Conti G, Rocco M, Buffi M, De Bla-
for pneumonia and fatality in patients recei- si RA, Vivino G, et al. A comparison of nonin-
ving continous mechanical ventilation. Am vasive positive pressure ventilation and con-
Rev Respir Dis 1986; 133: 792-6. ventional mechanical ventilation in patients
4. Hutt E, Kramer AM, Evidence - based gui- with acute respiratory failure. N Engl J Med
delines for management of nursing home 1998; 339: 429-35.
adquired pneumonia. J Fam Pract 2002; 51: 16. Hilbert G, Gruson D, Vargas F, Valentino R,
709-16. Gbikpi-Benissan G, Dupon M, et al. Non inva-
111
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 112
sive ventilation in immunosuppresed patients 26. Bouchillon SK, Johnson BM, Hoban DJ, Jhon-
with pulmonary infiltrates fever, and acute res- son DL, Dowzicky Mj, Wu DH, et al. Determi-
piratory failure. N Engl J Med 2001; 344: 817- ning incidence of extended spectrum B-lac-
22. tamase producing Enterobacteriaceae. van
17. Trouillet JL, Chastre J, Vuagnat A, Joly-Guillou comycin resistant Enterococus faecium and
ML, Combaux D, Dombret MC, et al. Ventila- methicilin-resistant Sthaphilicocus aureus in
tor-associated pneumonia caused by poten- 38 centres from 17 countries: The PEALRS
tially drug resistant bacteria. Am J Respir Crit Study 2001-2002. In Antimicrobiab Agents
Care Med 1998; 157: 531-9. 2004; 24: 119-24.
18. Rello J, Ausina V, Ricart M, Castella J, Prats 27. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F, Blan-
G. Impact of previous antimicrobial therapy quer J, Zalacain R, Fenoll A, et al. and behalf
on the etiology and outcome of ventilator- of the Pneumococcal Pneumonia in Spain
associated pneumonia. Chest 1993; 104: Group. Drug Resistant Pneumococcal Pneu-
1230-5. monia: Clinical relevance and related factors.
Clinical Infectious Diseases 2004; 38(6): 787-
19. Heyland DK, Cook DJ, Griffith L, Keenan SP, 98.
Brun-Buisson C. Canadian Critical Trials Group.
The attributable morbility and mortality of ven- 28. Roig J, Carreres A, Domingo C. Tratment of
tilator - associated pneumonia in the critically Legionaires disease: current recommendations.
ill patient. 1999; 159: 1249-56. Drugs 1993; 46: 63-79.
20. Torres A, Puig de la Bellacasa J, Xaubet A, Gon- 29. Torres A, Celis MR, Blanquer J, Dorca J, Moli-
zalez J, Rodríguez Roisin J, Jiménez de Anta nos L, Verano A, et al. Diagnóstico y trata-
MT, et al. Diagnosis value of cuantitative cul- miento de la neumonía nosocomial. Arch de
tures of bronchoalveolar lavage and telesco- Bronconeumol 1997; 33: 346-50.
ping plugged catheters in mechanically venti- 30. Inglis TJ, Millar MR, Jones JG, Robinson DA.
lated patients with bacterial pneumonia. Am Tracheal tube biofilm as a source of bacterial
Rev Respir Dis 1989; 140: 306-10. colonization of the lung. J Clin Microbiol 1989;
21. Luna CM, Vujacich P, Niederman MS, Vay C, 27: 2014-8.
Gherardy C, Matera J, et al. Impact of BAL 31. Adair CG, Gorman SP, Feron BM, Byers LM,
data on the therapy and outcome of venti- Jones DS, Goldsnith CE, Moore JE, et al. Impli-
lator-associated pneumonia. Chest 1997; 111: cations of endotraqueal tube biofilm for ven-
676-85. tilator-associated pneumonia. Intensive Care
22. Markowicz P, Wolff M, Djedaini K, Cohen Y, Med 1999; 25: 1072-6.
Chastre J, Delclaux C, et al. ARDS study Group. 32. Michaud S, Suzuki S, Harbarth S. Effect of
Multicenter prospective study of ventilator- design-related bias in studies of diagnostic tests
asociated pneumonia during acute respiratory for ventilator -asociated pneumonia. Am J Crit
distress syndrome: incidence, prognosis, and Care Med 2002; 166: 1320-5.
risk factors. Am J Respir Crit Care Med 2000; 33. Álvarez-Lerma F, Torres A, Rodríguez de Cas-
161: 1942-8. tro F. Recomendaciones para el diagnóstico
23. El Solh AA, Aquilina AT, Dhillon RS, Ramadan de la neumonía asociada a ventilación mecá-
F, Nowak P, Davies J. Impact of invasive stra- nica. Enferm Infecc Microbiol Clin 2001; 19:
tegy on management of antimicrobial treat- 479-87.
ment failure in institutionalized older people 34. Jorda R, Torres A. Ariza FJ, Álvarez F, Barce-
with severe pneumonia. Am J Respir Crit Care nilla F, et al. Recomendaciones para el trata-
Med 2002; 166: 1038-43. miento de la neumonía intrahospitalaria gra-
24. Van Eldere J. Multicentre surveillance of Pseu- ve. XXXIX Congreso Nacional de la Sociedad
domonas aeruginosas susceptibility patters in Española de Medicina Intensiva, Crítica y Uni-
nosocomial infections. J Antimicrob Chemo- dades Coronarias SEMICYUC. (7-9 Junio) (Tarra-
ther 2003; 51: 347-52. gona) 2004.
25. Bradford PA. Extended - spectrum B lactama- 35. Kostadina E, Kaditis AG, Alexopoulos EJ, Zakyn-
ses in the 21st century: characterization, epi- thinos E, Sfyras D. Early gastrotomy reduces
demiology, and detection of this important the rate of ventilator – associated pneumonia
resistance threat. Clin Microbiol Rev 2001; 14: in stroke on head injury patients. Eur Respir
933-51. J 2005; 26: 106-11.
112
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 113
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA:
TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
Nieves Carbonell Monleón, José Ferreres Franco, José Blanquer Olivas
RESUMEN EPIDEMIOLOGÍA
La neumonía intrahospitalaria es la que
adquiere el paciente tras haber estado un Definiciones
mínimo de 48 horas ingresado en el hospi- Se denomina neumonía hospitalaria o
tal, aunque recientemente se ha ampliado nosocomial (NN) a la que afecta a un pacien-
este concepto, incluyendo también las te ingresado un mínimo de 48 horas en el
“neumonías propias de los sistemas de salud”. hospital, mientras que se habla de neumonía
Se distinguen dos tipos de neumonías intra- asociada a la ventilación mecánica (NAVM)
hospitalarias: las de instauración precoz, pro- cuando el diagnóstico se realiza transcurri-
vocadas por la aspiración de flora endógena das 48 horas de la intubación endotraqueal
comunitaria, y las de instauración tardía, rela- (IET)(1). Algunos pacientes requieren IET tras
cionada con microorganismos nosocomiales. desarrollar una NN y, aunque no se conside-
La elección del método a utilizar para alcan- ra NAVM, el manejo de la misma sería simi-
zar el diagnóstico etiológico, sea aspirado tra- lar. Recientemente se distingue una tercera
queal, técnicas broncoscópicas con telesco- entidad, conocida como “neumonía propia
paje u otras invasivas ciegas, dependerá de de los sistemas de salud” (NSS), que inclu-
la situación del paciente, experiencia del equi- ye a los individuos procedentes de centros
po médico e instrumental de que se dispon- de diálisis, hospital de día o residencias, ingre-
ga, pero el cultivo debe ser siempre cuanti- sados al menos 48 horas durante los 90 días
tativo. La terapéutica antimicrobiana en la previos a la infección, o bien a aquellos
NAVM se basa, previa extracción de una pacientes que han recibido antibioterapia
muestra microbiológica, en un tratamiento intravenosa, quimioterapia o cura de heridas
empírico de amplio espectro, adecuado y pre- en su domicilio en los 30 días previos a la
coz, que debe tener en cuenta la epidemio- infección(1,2). Esta entidad engloba a un gru-
logía del lugar donde está ingresado el pacien- po de enfermos que, a diferencia de la pobla-
te y la posible presencia de factores de riesgo ción “sana de la comunidad”, son portado-
para microorganismos multirresistentes. En res de flora endógena patógena similar a la
caso de buena respuesta clínica se debe rea- de los pacientes con factores de riesgo para
lizar un desescalamiento antibiótico según infecciones por patógenos multirresistentes
los resultados de los cultivos. En los casos de (PMR).
mala evolución se recomienda realizar nue- En la literatura previa, la mayoría de datos
vas técnicas de imagen, como la tomografía microbiológicos proceden de enfermos con
axial computarizada, tomar nuevas muestras NAVM, siendo mucho menos exactos y dispo-
microbiológicas mediante técnicas broncos- nibles los obtenidos de pacientes con NN por
cópicas, sobre todo lavado broncoalveolar, lo que, en las guías publicadas más reciente-
descartar focos de infección extrapulmona- mente(3), y en concordancia con el presente
res, y modificar el tratamiento antibiótico capítulo, se tienden a unificar las recomenda-
empírico inicial. ciones sobre ambas entidades.
113
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 114
Etiología
Siguiendo un criterio temporal de adquisi-
ción de la neumonía, se distinguen dos tipos spp., Citrobacter spp. y S. aureus resistente a
de NAVM(12) que, desde un punto de vista tera- meticilina (SARM)(4,13-15).
péutico, van a tener diferentes implicaciones: En general, los microorganismos causales
a) la neumonía de instauración precoz, [≤ 4 de la neumonía hospitalaria varían según uni-
días de ventilación mecánica (VM)], producida dades o servicios, hospitales, países y dife-
por la aspiración de flora endógena primaria rentes estaciones del año(4). Por otra parte, e
adquirida en la comunidad, como S. pneumo- incidiendo también en la terapéutica empíri-
niae, H. influenzae, S. aureus sensible a metici- ca inicial, se conocen una serie de factores de
lina, y bacilos Gramnegativos entéricos (BGNE) riesgo específicos para determinados micro-
tipo E. coli, K. pneumoniae, Enterobacter spp., organismos relacionados, sobre todo, con la
Proteus spp. o Serratia marcescens; y b) la neu- comorbilidad del paciente, que quedan defi-
monía de instauración tardía (>4 días de VM), nidos en la tabla 1(15).
relacionada con patógenos nosocomiales poten-
cialmente multirresistentes a antibióticos, que Patogenia
per se está ligada a una mayor morbi-mortali- Aunque es motivo de desarrollo en otro
dad: P. aeruginosa, S. Maltophilia, Acinetobacter capítulo, cabe recordar los principales meca-
114
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 115
115
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 116
venir el “deslizamiento” de patógenos de vía ción a los casos en que se visualiza contami-
aérea superior, bordeando el balón, hacia el nado el líquido que se produce por la con-
tracto respiratorio inferior(27). densación de los gases en el circuito (secre-
7. Usar TET con doble luz para la aspiración ciones purulentas y sangre o vómito del
subglótica continua de secreciones situadas enfermo, que pueden pasar a la línea inspi-
sobre la superficie del balón del TET. Se ha vis- ratoria y retornar al paciente con los cambios
to que esta estrategia reduce la incidencia de posturales del mismo)(1,27).
NAVM de instauración precoz (Nivel I), no así 9. El uso de humidificadores pasivos y filtros
la estancia en UCI o la mortalidad de estos ha permitido reducir la colonización de los circui-
enfermos(28,29). tos del ventilador, no así la incidencia de NAVM,
8. Evitar los cambios frecuentes de los cir- por lo que no se pueden recomendar como estra-
cuitos del ventilador, limitando esta manipula- tegia de prevención de la misma(30) (Nivel I).
116
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 117
10. Los pacientes sometidos a VM, sobre todo terapéuticos (Nivel I). Por una parte, los anti-H2
cuando reciben nutrición enteral, deben man- y los antiácidos son factores de riesgo de
tenerse en posición semiincorporada (30-45º) NN/NAVM, ya que alcalinizan el pH gástrico
en lugar de en decúbito supino, para prevenir la favoreciendo la colonización por bacilos Gram-
aspiración de secreciones (Nivel I). Con esta negativos (BGN) procedentes normalmente de
medida de bajo coste se ha demostrado una duodeno, y además, con su administración
reducción de hasta tres veces la incidencia de puede aumentar el volumen intragástrico con-
la NAVM(31). dicionando su aspiración. Con el sucralfato,
11. El uso de camas oscilantes en pacientes que actúa por otro mecanismo formando una
críticos para prevenir la NAVM secundaria a película protectora de la mucosa gástrica, se
sobreinfección de atelectasias o dificultad en el ha demostrado una menor incidencia signifi-
manejo de secreciones ha demostrado ser una cativa de la NAVM de instauración tardía que
medida eficaz en pacientes quirúrgicos o con con los anteriores, sugiriendo incluso una acti-
problemas neurológicos, pero no en patología vidad intrínseca antibacteriana del mismo(35).
médica(32) (Nivel I). Sin embargo, también se ha visto un mayor
12. Utilizar preferentemente la nutrición riesgo de sangrado digestivo con el sucralfa-
enteral frente a la parenteral para prevenir la to comparativamente con la ranitidina, en un
atrofia de las vellosidades intestinales y el ries- estudio realizado con 1.200 pacientes venti-
go subsiguiente de translocación bacteriana lados(36). Una aproximación razonable con-
como causa de la NN (Nivel I)(1,33,34). Algunas sistiría en utilizar el sucralfato en los enfermos
estrategias, dirigidas a reducir el volumen de con bajo o moderado riesgo de hemorragia
llenado gástrico y, por tanto, el riesgo de NAVM digestiva, es decir, sin coagulopatía o reque-
por broncoaspiración, son: reducir el uso de rimientos de VM prolongada(37). En tercer lugar,
opiáceos y agentes anticolinérgicos, monito- los inhibidores de la bomba de protones por
rizar el residuo gástrico, utilizar procinéticos vía oral parecen ser una buena alternativa cos-
junto a la nutrición enteral, así como sondas te-beneficio, pendiente de futuras líneas de
de alimentación postpilóricas en lugar de gás- investigación.
tricas y, si es posible, sondas con pequeños ori- 2. La colonización orofaríngea, presente en
ficios distales(34). el momento del ingreso hospitalario o adqui-
13. El uso de TET con revestimientos espe- rida durante la estancia en UCI, representa un
ciales (sulfadiacina, plata), antibióticos nebuli- factor de riesgo de NAVM por BGN y P. aerugi-
zados, y otras medidas para evitar la formación nosa(18). Su modulación con antisépticos por
de “biofilm” o revestimiento bacteriano de la vía oral para prevenir la NAVM no se reco-
superficie del TET, es motivo de investigación mienda de forma rutinaria, si bien sí se ha
en el ámbito de la prevención de la NAVM por demostrado el beneficio de la clorhexidina
aspiración de secreciones contaminadas, sin por vía oral en pacientes que van a someter-
que existan claras recomendaciones. se a cirugía de revascularización coronaria(38)
(Nivel I).
Modulación de la colonización: estrategias La descontaminación selectiva del tracto
de prevención farmacológicas digestivo, esto es, el uso tópico de antibióticos
1. Actualmente se recomienda, sobre todo en por vía oral para la prevención de la neumonía
pacientes críticos, utilizar anti-H2 o sucralfato hospitalaria, con o sin antibióticos por vía sis-
en la profilaxis del sangrado por úlcera de estrés, témica, se ha demostrado beneficiosa en la
ya que su presencia produce una mortalidad cin- reducción de la incidencia de la NAVM como
co veces superior en estos enfermos. Sin embar- coadyuvante en el control de brotes por PMR,
go, del mismo modo, debe valorarse el riesgo- disminuyendo la mortalidad en UCI en caso
beneficio de cada uno de estos regímenes de asociar la vía sistémica (Nivel I). Sin embar-
117
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 118
go, no se recomienda su uso habitual, ya que cos y recientes, que pueden optimizar el mane-
podría aumentar el índice de resistencias a los jo de la NN/NAVM.
antibióticos, sobre todo en unidades de hos-
pitalización donde existe una alta prevalencia ESTRATEGIAS DIAGNÓSTICAS
de flora multirresistente(39,40). El abordaje diagnóstico de la NN/NAVM se
3. No se recomienda el uso rutinario de anti- plantea desde una doble perspectiva: a) sin-
bioterapia profiláctica por vía parenteral para drómica, que intenta corroborar la existencia
evitar NN/NAVM tras traumatismo (incluido de una neumonía como complicación evolu-
craneoencefálico), coma o cirugía de alto ries- tiva del proceso que motiva el ingreso del
go. Tan sólo se ha demostrado que el uso de paciente en una sala o en UCI, y b) etiológica,
dos dosis de cefuroxima iv en el momento de que pretende determinar el agente responsa-
la IET de pacientes con coma estructural ayu- ble del proceso. Ambas perspectivas suscitan
da a prevenir la NAVM de instauración precoz(41) gran controversia por la heterogeneidad de las
(Nivel I). técnicas empleadas para obtener muestras res-
4. Vacunación de niños o adultos de riesgo, piratorias que se consideren válidas, la gran
frente a patógenos específicos como H. influen- variabilidad metodológica empleada en cada
zae, S. pneumoniae y virus Influenza, que pue- técnica, y por carecer de un “patrón oro” con
de reducir el riesgo de NSS(5). el que comparar los resultados obtenidos(15).
5. Seguir una política más restrictiva en la Todos estos problemas favorecen dicha con-
transfusión de hemoderivados, para intentar troversia y dificultan el posible consenso res-
reducir el riesgo de infecciones nosocomiales, pecto al abordaje diagnóstico ideal.
incluida la neumonía (Nivel I). Se ha sugeri- Los objetivos del diagnóstico en pacientes
do transfundir sólo con cifras de hemoglobi- con sospecha de NN/NAVM son: a) reconocer
na ≤ 7 g/dl, siempre que no exista sangrado los pacientes con infección pulmonar; b) ase-
activo ni cardiopatía de base(42). Se piensa que gurar la recogida de muestras apropiadas para
el mayor riesgo de infección podría relacio- cultivo; c) efectuar una antibioterapia precoz
narse con un efecto inmunosupresor de los y efectiva; y d) identificar los enfermos con
concentrados de hematíes no deplecionados infección extrapulmonar(3).
de leucocitos. Para alcanzar dichos objetivos se deben
6. Se recomienda ser estricto en el control plantear dos estrategias diferentes, la clínica
de la hiperglucemia en los pacientes críticos, ya y la microbiológica, que se desarrollan a con-
que se ha visto, al mantener con insulinote- tinuación.
rapia intensiva cifras de glucemia entre 80-
110 mg/dl en enfermos quirúrgicos, una reduc- Aproximación clínica
ción de la tasa de infección nosocomial, El diagnóstico sindrómico de sospecha se
duración de la VM, estancia en UCI y morta- basa en hallazgos clínicos de reciente apari-
lidad (Nivel I)(42). ción (fiebre mayor de 38º, esputo purulento y
leucocitosis o leucopenia): la presencia de dos
Otras medidas higiénico-dietéticas de estos tres signos clínicos acompañados de
1. Reducir el riesgo de contaminación cru- la aparición de un nuevo infiltrado radiológi-
zada con PMR, sobre todo en las unidades de crí- co o la progresión de otro previo, alcanza una
ticos, mediante el lavado-desinfección de sensibilidad de 20-25% y una especificidad de
manos, educación del personal sanitario, y ais- 80-95%, que no confirma el diagnóstico de
lamiento de enfermos infectados por estos NAVM. Por el contrario, la ausencia de puru-
microorganismos (Nivel I)(1,29,34). lencia en las secreciones de vías bajas per-
2. Realizar estudios de vigilancia que per- mite excluir de manera razonable la presen-
mitan identificar y cuantificar PMR endémi- cia de NAVM(15). Normalmente, el diagnóstico
118
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 119
119
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 120
48 horas, se han valorado positivamente las el FB: a) cepillado bronquial mediante catéter
técnicas que dan una información rápida, telescopado (CBCT) y b) lavado broncoalveo-
como la investigación de organismos intra- lar (LBA).
celulares (OIC) mediante la tinción de Giem-
sa: en diversos trabajos se acepta que la detec- Cepillado bronquial mediante catéter
ción de un mínimo de 2-5% de OIC es telescopado (CBCT)
diagnóstica de NAVM, con una sensibilidad Es un procedimiento sencillo, seguro y rápi-
media de 69 ± 20% y una especificidad de do, aunque es imprescindible su correcta eje-
75 ± 28%, siendo la razón de probabilidad cución para que el test sea reproducible; se
de un resultado positivo de 35(54). En un estu- han descrito hemorragias bronquiales com-
dio prospectivo reciente utilizando una téc- plicativas, sobre todo en pacientes con altera-
nica rápida de inmunoensayo en LBA, se ciones de la coagulación. Utilizando un pun-
encontró que los niveles elevados del recep- to de corte de CBCT de 103 ufc/ml en 929
tor soluble expresado en células mieloides enfermos con sospecha de NAVM descritos en
(sTREM-1) eran el factor predictivo indepen- 18 artículos, se han comunicado cifras de sen-
diente más importante de neumonía, con una sibilidad entre 33 y 100% con media de 67 ±
razón de probabilidad de 41,5(55) 20%, y una especificidad de 14-100% con
media de 90 ± 14%, cifrándose en 6,7 la
Cultivo cuantitativo de aspirado traqueal razón de probabilidad media de un resultado
Es la técnica más sencilla para recoger positivo. Parece una técnica sobre todo espe-
muestras diagnósticas en la NAVM: sólo requie- cífica, cuya positividad aumenta mucho la pro-
re un colector de esputo para la recolección de babilidad del diagnóstico de neumonía(54).
las secreciones, no precisa personal especiali-
zado y presenta como posible complicación la Lavado broncoalveolar (LBA)
desaturación arterial de oxígeno, que aparece La instilación y aspiración secuencial de
ocasionalmente durante la aspiración de secre- varias alícuotas de suero salino estéril a través
ciones. Aunque los cultivos cualitativos tienen del FB enclavado en un segmento pulmonar
una sensibilidad alta, su valor predictivo posi- afecto permite recuperar material alveolar; el
tivo es moderado, por lo que no se consideran procedimiento no está completamente estan-
aceptables para el diagnóstico de NAVM. Al uti- darizado, aunque se piensa que la cantidad de
lizar el cultivo cuantitativo de AT con un pun- líquido debe ser superior a 60 ml para poder
to de corte de 106 ufc/ml, la sensibilidad osci- analizar las secreciones pulmonares periféri-
la entre 38 y 82%, con una media de 76 ± cas. Habitualmente se desecha el análisis bac-
9%, y la especificidad entre 72 y 85%, con teriológico del escaso volumen aspirado tras
media de 75 ± 28%(56). la instilación de la primera alícuota, que sue-
le contener abundantes células escamosas y
Métodos invasores con técnicas ciliadas. Se utilizó el LBA con un punto de cor-
broncoscópicas te de 104 ufc/ml en 23 estudios prospectivos
Se basan en la utilización de catéteres que, analizando 957 pacientes con sospecha
telescopados, para evitar la contaminación de de NAVM, mostraban una sensibilidad entre
las muestras por microorganismos saprófitos 42 y 93% con una media de 73 ± 18%, y una
o colonizadores al pasar por las vías aéreas especificidad de 45-100% con media de 82 ±
superiores, que se expresa por más de 1% de 19%, valorándose en 4 la razón de probabili-
células escamosas epiteliales recuperadas en dad media de un resultado positivo(54). A pesar
dicha muestra, y poder aspirar a través del de que puede provocar hipoxemias de varias
canal hueco del fibrobroncoscopio (FB). Dis- horas de duración, suele ser una técnica bien
tinguimos dos métodos diferentes utilizando tolerada.
120
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 121
Métodos invasores con técnicas ciegas una media de 86,6 ± 10,5%, encontrando una
Son menos invasores que las técnicas razón de probabilidad media cuando el resul-
broncoscópicas, siendo útiles cuando no se tado era positivo de 5,4(59).
dispone de FB durante las 24 horas de todos En resumen, las técnicas ciegas han mos-
los días de la semana. Son técnicas sencillas trado resultados bastante concordantes con
que no requieren personal entrenado, por lo las técnicas broncoscópicas, sobre todo en pro-
que son más baratas y pueden emplearse cesos neumónicos bilaterales difusos, y si se
incluso en pacientes intubados con tubos de afectan primordialmente los lóbulos inferio-
pequeño calibre. Su principal inconveniente res. La elección del método diagnóstico a uti-
deriva de la imposibilidad de seleccionar el lizar, partiendo de la base de que ha de ser
segmento pulmonar afecto, importante en siempre cuantitativo, sea AT, broncoscópico o
caso de afectación en lóbulos superiores o en ciego, dependerá de la situación del paciente,
pulmón izquierdo. Se han descrito tres téc- preferencias y experiencia del equipo médico,
nicas diferentes. así como de las posibilidades de que se dis-
ponga. Asimismo, se debe tener en cuenta que
Aspirado bronquial ciego (ABC) en caso de infiltrados localizados se aconseja
Se enclava el catéter en un bronquio dis- utilizar catéter telescopado, mientras que ante
tal, y se aspiran directamente 1-2 ml. de secre- infiltrados difusos y/o sospecha de patógenos
ciones bronquiales. Al analizar 251 episodios oportunistas se suele realizar LBA.
descritos en cinco estudios utilizando un pun- En la figura 1 se muestra un algoritmo del
to de corte de 104 ufc/ml para ABC, la sensi- manejo diagnóstico-terapéutico empírico de
bilidad oscila entre 74 y 97% con una media la NAVM.
de 84,6 ± 8,8%, y la especificidad entre 74 y
100% con una media de 90,8 ± 12,7%. La TRATAMIENTO
razón de probabilidad de un resultado positi-
vo es de 9(57). Generalidades
Al evaluar la gravedad de las NN se han
Minilavado broncoalveolar (mini-LBA) descrito una serie de signos o situaciones que
Tras enclavar el catéter telescopado pro- condicionan el ingreso de estos enfermos en
tegido, se instilan 3-4 alícuotas de 20 ml, des- UCI(20): frecuencia respiratoria ≥ 30, saturación
echando el volumen aspirado tras la primera arterial de oxígeno ≤ 90% con fracción inspi-
de ellas. Utilizando un punto de corte de 103 ratoria de oxígeno > 35%, extensión radio-
ufc/ml, se han descrito en siete estudios con lógica en 48 horas o afectación multilobar,
un total de 280 episodios cifras de sensibili- necesidad de ventilación mecánica (invasiva
dad entre 63 y 100% con una media de 79,7 o no) y presencia de sepsis grave, shock sépti-
± 12,4% , así como una especificidad de 66- co o disfunción orgánica distinta de la pulmo-
96% con una media de 82 ± 12,7%. Se ha nar (Nivel I de evidencia).
valorado la razón de probabilidad de un resul- Las recomendaciones sobre la terapéutica
tado positivo en 4,4(58). antimicrobiana de la NAVM tienden a preco-
nizar:
Cepillado bronquial no broncoscópico (CBNB) 1. Un tratamiento empírico de amplio espec-
Al analizar CBNB empleando un punto de tro, adecuado y precoz, previa extracción de
corte de 104 ufc/ml en 147 pacientes con sos- muestra microbiológica, que tenga en cuenta
pecha de NAVM descritos en cinco estudios, los factores de riesgo de PMR y la epidemio-
se ha obtenido una sensibilidad que oscila logía del lugar en el que se realiza.
entre 58 y 86% con una media de 72,8 ± 2. Un desescalamiento del mismo, en caso
10%, y una especificidad entre 71 y 100% con de buena respuesta clínica y en base a los resul-
121
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 122
Secreciones purulentas
EAP
SDRA
NAVM? TEP
Atelectasia
Hemorragia alveolar
Cultivos cuantitativos
ATB dirigida
FIGURA 1. Algoritmo de manejo diagnóstico terapéutico empírico de la NAVM. NAVM: neumonía asocia-
da a ventilación mecánica; EAP: edema agudo de pulmón; SDRA: síndrome de distrés respiratorio agudo;
TEP: tromboembolismo pulmonar; AT: aspirado traqueal; ABC: aspirado bronquial ciego; Mini-LBA: mini-
lavado broncoalveolar; CBNB: cepillado bronquial no broncoscópico; LBA: lavado broncoalveolar; CBCT:
cepillado bronquial mediante catéter telescopado; ATB: antibioterapia; OIC: organismos intracelulares.
122
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 123
123
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 124
124
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 125
125
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 126
126
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 127
multirresistencia según los resultados in vitro sentaron esta eficacia por separado, y en los
del antibiograma. que al parecer, no se alcanzaron en todos los
enfermos las dosis óptimas de vancomicina,
Staphilococcus aureus resistente a por lo que se requerirían nuevos análisis pros-
meticilina pectivos que confirmen estos resultados. La
Los glicopéptidos (teicoplanina y, sobre dificultad de optimizar los niveles plasmáticos
todo, vancomicina), son el tratamiento habi- de vancomicina en casos de fracaso renal agu-
tual de la NAVM por SARM dado su patrón de do, así como la frecuente asociación con otros
resistencia a todos los betalactámicos. Sin fármacos nefrotóxicos en pacientes ingresa-
embargo, con cierta frecuencia se producen dos en UCI, convierte al linezolid en una alter-
fracasos terapéuticos con las dosis utilizadas nativa válida para el tratamiento de enfermos
de vancomicina, 1 gramo (15 mg/kg) cada 12 con insuficiencia renal que precisen de esta
horas. Los glicopéptidos son, desde un punto cobertura antibiótica.
de vista farmacocinético, fármacos con un
mecanismo de acción tiempo-dependiente, NAVM con mala evolución
reducida penetración pulmonar y toxicidad En ocasiones, a pesar de un tratamiento
renal manifiesta; intentando evitar estos incon- empírico “adecuado”, la NAVM no evolucio-
venientes se ha estudiado su administración na favorablemente según parámetros clínicos
en perfusión continua, sin que se hayan encon- o radiológicos una vez alcanzadas las 72 horas
trado ventajas claras con respecto a la ya de antibioterapia inicial(66), lo que se conoce
comentada, a pesar de resultar más fácil la como pacientes “no-respondedores”. Entre
monitorización de los niveles plasmáticos del ellos se diferencian tres tipos de mala respuesta
fármaco(71). al tratamiento: la NAVM progresiva, con dete-
La situación descrita, junto a la gravedad rioro rápido en las primeras 72 horas; la NAVM
de la NAVM por SARM y la sensibilidad cam- persistente, sin mejoría clínica a pesar de más
biante de las sus cepas, ha motivado el empleo de 72 horas de tratamiento; y la NAVM de len-
de otros fármacos como la rifampicina [a la ta resolución, con mejoría clínica pero con
que son sensibles los SARM en 80% de los resolución radiológica menor del 50% en una
casos en nuestro país(15), y el desarrollo de nue- semana.
vos antibióticos activos frente al mismo. Entre Se ha citado diversas causas de NAVM pro-
las nuevas moléculas actualmente disponibles gresiva: desde la presencia de microorganis-
se encuentran, a) la quinupristina-dalfopristi- mos con resistencia primaria al tratamiento
na que, en un estudio prospectivo no ofrece empírico inicial o con gran virulencia y reper-
grandes ventajas respecto a la vancomicina(72), cusión sistémica, hasta la existencia de un
y del que la Food and Drug Administration úni- foco infeccioso extrapulmonar, o incluso que
camente ha aprobado su utilización para la se trate de una patología pulmonar no infec-
bacteriemia por Enterococcus faecalis resistente ciosa con clínica similar a la de la NN. En
a la vancomicina; y b) el linezolid, de la fami- cuanto a las causas de la NAVM persistente y
lia de las oxazolidinonas, que sí parece mos- NAVM de lenta evolución, es más probable
trar una serie de ventajas en determinadas que se trate de un microorganismo inicial
situaciones: se ha comunicado recientemen- resistente, no cubierto por el tratamiento
te una reducción de mortalidad en el trata- empírico, o que ha condicionado una com-
miento de la neumonía por SARM al compa- plicación local como un empiema, que requie-
rarla con la vancomicina, atribuida re un tratamiento más invasor para su reso-
parcialmente a la mayor penetración pulmo- lución, o bien que se haya producido una
nar del linezolid(73). Este análisis es el resulta- sobreinfección por otro microorganismo dis-
do de la fusión de dos estudios que no pre- tinto al inicial(74).
127
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 128
128
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 129
19. Kaye J, Ashline V, Erickson D, Zeiler K, Gavi- 29. Kollef M, Skubas N, Sundt T. A randomised cli-
gan D, Gannon L, et al. Critical care bug team: nical trial of continuous aspiration of subglot-
a multidisciplinary team approach to reducing tic secretions in cardiac surgery patients. Chest
ventilator-associated pneumonia. Am J Infect 1999; 116: 1339-46.
Control 2000; 28: 197-201. 30. Hess D. Prolonged use of heat and moisture
20. Brochard L, Mancebo J, Wysocki M, Lofaso F, exchangers: why do we keep changing things?.
Conti G, Rauss A, et al. Noninvasive ventila- Crit Care Med 2000; 28: 1667-8.
tion for acute exacerbations of chronic obs- 31. Drakulovic M, Torres A, Bauer T, Nicolas J,
tructive pulmonary disease. N Engl J Med 1995; Nogué S, Ferrer M, et al. Supine body position
333: 817-22. as a risk factor for nosocomial pneumonia in
21. Antonelli M, Conti G. Noninvasive positive pres- mechanically ventilated patients: a randomi-
sure ventilation as treatment for acute respi- sed trial. Lancet 1999; 354: 1851-8.
ratory failure in critically ill patients. Crit Care
32. Collard H, Saint S, Matthay M. Prevention of
2000; 4: 15-22.
ventilator-associated pneumonia: an eviden-
22. Girou E, Brun-Buisson C, Taille S, Lemaire F, ce-based systematic review. Ann Intern Med
Brochard L. Secular trends in nosocomial infec- 2003; 138: 494-501.
tions and mortality associated with noninva-
33. Ibrahim E, Mehringer L, Prentice D, Sherman
sive ventilation in patients with exacerbations
G, Schaiff R, Fraser V, et al. Early versus late
of COPD and pulmonary edema. JAMA 2003;
Enteral feeding of mechanically ventilated
290: 2985-91.
patients: results of a clinical trial. J Parenter
23. Esteban A, Frutos-Vivar F, Fergusson N, Arabi Enteral Nutr 2002; 26: 174-81.
Y, Apezteguia C, González M, et al. Noninva-
sive positive-pressure ventilation for respira- 34. Kollef MH. The prevention of ventilator-asso-
tory failure after extubation. N Engl J Med ciated pneumonia. N Engl J Med 1999; 340:
2004; 350: 2452-60. 627-34.
24. Ely E, Meade M, Haponik E. Mechanical ven- 35. Prod´hom G, Leuenberger P, Koerfer J, Blum
tilator weaning protocols driven by nonphysi- A, Chiolero R, Schaller MD, et al. Nosocomial
cian health-care professionals: Evidence-based pneumonia in mechanically ventilated
clinical practice guidelines. Chest 2001; 120: patients receiving antacid, ranitidine or sucral-
454S-63S. fate as prophylaxis for stress ulcer: a rando-
mised controlled trial. Ann Intern Med 1994;
25. Torres A, Gatell J, Aznar E, El-Ebiary M, Puig 120: 653-62.
de la Bellacasa J, González J, et al. Re-intuba-
tion increases the risk of nosocomial pneu- 36. Cook D, Guyatt G, Marshall J, Leasa D, Fuller
monia in patients needing mechanical venti- H, Hall R, et al. Canadian Critical Care Trials
lation. Am J Respir Crit Care Med 1995; 152: Group. A comparison of sucralfate and rani-
137-41. tidine for the prevention of upper gastroin-
testinal bleeding in patients requiring mecha-
26. Holzapfel L, Chastang C, Demingeon G, Bohe
nical ventilation. N Engl J Med 1998; 338:
J, Piralla B, Coupry A. A randomised study
791-7.
assessing the systematic search for maxillary
sinusitis in nasotracheally mechanically ven- 37. Saint S, Matthay MA. Risk reduction in the inten-
tilated patients. Influence of nosocomial maxi- sive care unit. Am J Med 1998; 105: 515-23.
llary sinusitis on the occurrence of ventilator 38. De Riso A, Ladowski J, Dillon T, Justice J, Peter-
–associated pneumonia. Am J Respir Crit Care son A. Clorhexidine gluconate 0.12% oral rin-
Med 1999; 159: 695-701. se reduces the incidence of total nosocomial
27. Cook D, De Longhe B, Brochard L, Brun-Buis- respiratory infection and nonprophylactic
son C. Influence of airway management on systemic antibiotic use in patients undergoing
ventilator-associated pneumonia: evidence Heart surgery. Chest 1996; 109: 1556-61.
from randomised trials. JAMA 1998; 279: 781- 39. Krueger W, Lenhart F, Neeser G, Ruckdeschel
7. G, Schreckhase H, Eissner H, et al. Influence
28. Vallés J, Artigas A, Rello J, Bonsoms N, Fon- of combined intravenous and topical antibio-
tanals D, Blanch L, et al. Continuous aspira- tic prophylaxis on the incidence of infections,
tion of subglottic secretions in preventing ven- organ dysfunctions, and mortality in critically
tilator-associated pneumonia. Ann Intern Med ill surgical patients: a prospective, stratified,
1995; 122: 179-86. randomised, double-blind, placebo-controlled
129
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 130
clinical trial. Am J Respir Crit Care Med 2002; revisited: comparative evaluation using imme-
166: 1029-37. diate postmortem biopsies. Thorax 1999; 54:
40. de Jonge E, Schultz M, Spanjaard L, Bossuyt P, 867-73.
Vroom M, Dankert J, et al. Effects of selecti- 50. Fagon J, Chastre J, Wolff M, Gervais C, Parer-
ve decontamination of digestive tract on mor- Aubas S, Stephan F, et al. Invasive and non-inva-
tality and acquisition of resistant bacteria in sive strategies for management of suspected
intensive care: a randomised controlled trial. ventilator-associated pneumonia: a randomi-
Lancet 2003; 362: 1011-6. zed trial. Ann Intern Med 2000; 132: 621-30.
41. Sirvent J, Torres A, El-EbiaryM, Castro P, de 51. Fartoukh M, Maitre B, Honore S, Cerf C, Zahar
Batlle J, Bonet A. Protective effect of intrave- J, Brun-Buisson C. Diagnosing pneumonia
nously administered cefuroxime against noso- during mechanical ventilation : the clinical pul-
comial pneumonia in patients with structu- monary infection revisited. Am J Respir Crit
ral coma. Am J Respir Crit Care Med 1997; Care Med 2003; 168: 173-9.
155: 1729-34. 52. Singh N, Rogers P, Atwood C, Wagener M, Yu
42. Hebert P, Wells G, Blajchman M, Marshall J, V. Short-course empiric antibiotic therapy for
Martin C, Pagliarelo G, et al. Transfusion Requi- patients with pulmonary infiltrates in the inten-
rements in Critical Care Investigators, Cana- sive care unit: a proposed solution for indis-
dian Critical Care Trials Group. A multicen- criminate antibiotic prescription. Am J Respir
ter, randomised, controlled clinical trial of Crit Care Med 2000; 162: 505-11.
transfusion requirements in critical care. N 53. Baker A, Bowton D, Haponik E. Decision
Engl J Med 1999; 340: 409-17. making in nosocomial pneumonia: an analy-
43. Van den Berghe G, Woters P, Weekers F, Ver- tic approach to the interpretation of quanti-
waest C, Bruyninckx F, Schetz M, et al. Inten- tative bronchoscopic cultures. Chest 1995;
sive insulin therapy in the critically ill patients. 107: 85-95.
N Engl J Med 2001; 345: 1359-67. 54. Torres A, El-Ebiary M. Bronchoscopic BAL in
44. Schleupner C, Cobb D. A study of the etiology the diagnosis of ventilator-associated pneu-
and treatment of nosocomial pneumonia in a monia. Chest 2000; 117: 198S-200S.
community-based teaching hospital. Infect 55. Gibot S, Cravoisy A, Levy B, Bene M, Faure G,
Control Hosp Epidemiol 1992; 13: 515-25. Bollaert P. Soluble triggering receptor expres-
45. Delclaux C, Roupie E, Blot F, Brochard L, sed on myeloid cells and the diagnosis of pneu-
Lemaire F, Brun-Buisson C. Lower respiratory monia. N Engl J Med 2004; 350: 451-8.
tract colonization and infection during severe 56. Cook D, Mandell L. Endotracheal aspiration in
acute respiratory distress syndrome: inciden- the diagnosis of ventilator-associated pneu-
ce and diagnosis. Am J Respir Crit Care Med monia. Chest 2000; 117: 195S-197S.
1997; 156: 1092-8. 57. Papazian L, Thomas P, Garbe L, Guignon I, Thi-
46. Rouby J, de Lassale E, Poete P, Nicolas M, Bodin rion X, Charrel J, et al. Bronchoscopic or blind
L, Jarlier V, et al. Nosocomial bronchopneu- sampling techniques for the diagnosis of ven-
monia in the critically ill: Histologic and bac- tilator associated pneumonia. Am J Respir Crit
teriologic aspects. Am Rev Respir Dis 1992; Care Med 1995; 152: 1982-91.
146: 1059-66. 58. Kollef M, Bock K, Richards R, Hearns M. The
47. Beydon L, Saada M, Liu N, Becquemin J, Harf safety and diagnostic accuracy of minibron-
A, Bonnet F, et al. Can portable chest x-ray chioalveolar lavage in patients with suspected
examination accurately diagnose lung conso- ventilator-associated pneumonia. Ann Intern
lidation after major abdominal surgery?: a Med 1995; 122: 743-8.
comparison with computed tomography scan. 59. Jordá R, Parras F, Ibáñez J, Reina J, Bregada
Chest 1992; 102: 1698-703. J, Raurich J. Diagnosis of nosocomial pneu-
48. Wunderink R, Woldenberg L, Zeiss J, Day C, monia in mechanically ventilated patients by
Ciemins J, Lacher D. The radiologic diagno- the blind protected telescoping cateter. Inten-
sis of autopsy-proven ventilator-associated sive Care Med 1993; 19: 377-82.
pneumonia. Chest 1992; 101: 458-63. 60. Kollef MH. Inadequate antimicrobial treatment:
49. Fábregas N, Ewig S, Torres A, El-Ebiary M, an important determinant of outcome for hos-
Ramírez J, Puig de la Bellacasa J, et al. Clinical pitalised patients. Clin Infect Dis 2000; 31:
diagnosis of ventilator-associated pneumonia S131-8.
130
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 131
61. Garnacho J, García JL, Barrero A, Jiménez F, 68. Gruson D, Hilbert G, Vargas F, Valentino R,
Pérez-Paredes C, Ortiz-Leiba C. Impact of the Bebear C, Allery A, et al. Rotation and res-
outcome of adequate empirical antibiotherapy tricted use of antibiotics in a medical inten-
in patients admitted to the ICU for sepsis. Crit sive care unit: impact on the incidence of
Care Med 2003; 31: 2742-51. ventilator-associated pneumonia caused by
62. Andes D, Anon J, Jacobs MR, Craig WA. Appli- antibiotic-resistant gram-negative bacteria.
cation of pharmacokinetics and pharma- Am J Respir Crit Care Med 2000; 162: 837-
codynamics to antimycrobial therapy of res- 43.
piratory tract infections. Clin Lab Med 2004; 69. Radberg G, Nilsson LE, Svensson S. Develop-
24: 477-502. ment of quinolone-imipenem cross resistan-
63. Brown R, Kruse J, Counts G, Russell J, Chris- ce in Pseudomonas aeruginosa during expo-
tou N, Sands M. Endotracheal Tobramycin sure to ciprofloxacin. Antimicrob Agents
Study Group. Double-blind study of endotra- Chemother 1990; 34: 2142-7.
cheal tobramycin in the treatment of gram- 70. Garnacho J, Ortiz-Leyba C, Jiménez F, Barrero
negative bacterial pneumonia. Antimicrob A, García-Garmendía J, Bernabeu M, et al. Tre-
Agents Chemother 1990; 34: 269-72. atment of multidrug-resistant Acinetobacter
64. Paul M, Benuri I, Soares K, Liebovici L. β-Lac- baumanii ventilator-associated pneumonia
tam monotherapy versus β-lactam-aminogly- (VAP) with intravenous colistin: a comparison
coside combination therapy for sepsis in with imipenem-susceptible VAP. Clin Infect Dis
immunocompetent patients: systematic review 2003; 36: 1111-8.
and metaanalysis of randomized trials. BMJ, 71. Wysocki M, Thomas F, Wolff MA, Pean Y,
doi:10.1136/bmj.520995.63 (published March Ravaud Y, Herman B. Comparison of conti-
2, 2004). Available at URL http://bmj. bmjjour- nuous with discontinuous intravenous infu-
nals.com/cgi/reprint/bmj.38028.520995.63v1.p sion of vancomycin in severe MRSA infections.
df?ck=nck (accessed December 2004). J Antimicrob Chemother 1995; 35: 352-4.
65. Hilf M, Yu V, Sharp J, Zuravleff J, Korvick J, 72. Fagon J, Patrick H, Haas D, Torres A, Gibert C,
Muder R. Antibiotic therapy for Pseudomonas Cheadle W, et al. Nosocomial Pneumonia
aeruginosa bacteremia: outcome correlations Group. Treatment of gram-positive nosocomial
in a propective study of 200 patients. Am J pneumonia: prospective randomized com-
Med 1989; 87: 540-6. parison of quinupristin/dalfopristin versus van-
66. Luna C, Blanzaco D, Niederman M, Mataruc- comycin. Am J Respir Crit Care Med 2000; 161:
co W, Baredes N, Desmery P, et al. Resolution 753-62.
of ventilator-associated pneumonia: prospec- 73. Wunderink R, Rello J, Cammarata S, Croos-
tive evaluation of the clinical pulmonary infec- Dabrera R, Kollef M. Linezolid vs vancomycin:
tion score as an early clinical predictor of out- analysis of two double-blind studies of patients
come. Crit Care Med 2003; 31: 676-82. with methicilin-resistant Staphylococcus aureus
67. Chastre J, Wolff M, Fagon J, Chevret S, Tho- nosocomial pneumonia. Chest 2003; 124:
mas F, Wermert D, et al. Comparison of 8 vs 1789-97.
15 days of antibiotic therapy for ventilator- 74. Kuru T, Lunch J 3rd. Nonresolving or slowly
associated pneumonia in adults: a randomi- resolving pneumonia. Clin Chest Med 1999;
sed trial. JAMA 2003; 290: 2588-98. 20: 623-51.
131
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 132
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 133
133
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 134
el pulmón (en el parénquima distal a una este- nar es la aspiración de contenido orofaríngeo
nosis bronquial, carcinoma broncogénico, infar- contaminado. Esto exige dos condiciones:
to pulmonar, conglomerados silicóticos, etc.), – Un deterioro de los mecanismos de pro-
o en pacientes con una enfermedad inmuno- tección de la vía respiratoria inferior: cierre
lógica que cursa con un déficit inmunitario glótico, reflejo tusígeno y aclaramiento muco-
(SIDA, trasplantes de órganos, etc.). Esta últi- ciliar;
ma de mayor importancia en la actualidad por – Un inóculo de microorganismos de la
el desarrollo de los trasplantes y el uso exten- flora de la mucosa bucal de cuantía suficien-
dido de la medicación inmunosupresora para te, con efecto tóxico directo e inicio de un pro-
distintas enfermedades. ceso inflamatorio.
3. El microorganismo responsable: por Las circunstancias que predisponen a la
anaerobios, hongos, Aspergillus, Pseudomo- aspiración se enumeran en la tabla 1(6).
nas, etc. 1. En los casos de aspiración de jugo gás-
De estas clasificaciones la más generali- trico ácido y estéril, se produce una neumoni-
zada es la que diferencia el absceso pulmonar tis química que da lugar a una intensa reacción
en primario y secundario ya que aporta, ade- inflamatoria del árbol bronquial y del parén-
más de la información patogénica, una sos- quima pulmonar. El grado de acidez del jugo
pecha microbiológica determinada y un pro- gástrico, la presencia de restos alimenticios y
nóstico asociado(4,5). un mayor volumen aspirado producen un mayor
daño. La infección no juega un papel impor-
FISIOPATOLOGÍA tante en las fases iniciales de la enfermedad,
El mecanismo que con mayor frecuencia por lo que no se recomienda el uso de antibió-
da lugar a la aparición de un absceso pulmo- ticos de forma profiláctica. En modelos anima-
134
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 135
135
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 136
136
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 137
brusca y puede acompañarse de fiebre de bajo las mismas que las de la neumonía aguda bac-
grado. En la exploración física encontramos teriana.
crepitantes de predominio en los campos pos-
teriores de ambas bases pulmonares. Un 12% DIAGNÓSTICO
tienen un curso fatal con aparición de distrés El absceso pulmonar y la neumonía necro-
respiratorio del adulto (SDRA), un 62% se tizante plantean un diagnóstico diferencial con
resuelven completamente y el resto pueden el resto de las patologías que se manifiestan
evolucionar hacia una fibrosis pulmonar(29). como lesiones cavitarias parenquimatosas
2. Sin embargo, el curso de la infección bac- (Tabla 5).
teriana procedente de la aspiración de material
orofaríngeo es indolente, subagudo. Aparece Radiológico
con frecuencia el antecedente de una enfer- La presentación más frecuente es en for-
medad periodontal o boca séptica, así como ma de masas únicas o múltiples cavitadas,
alguna de las circunstancias citadas que favo- aisladas o en el seno de una consolidación pa-
recen la aspiración. Los pacientes presentan tos renquimatosa (Figs. 1 y 2). Los hallazgos indi-
productiva con expectoración purulenta y mal- cativos son(31):
oliente, fiebre de bajo grado y disnea. La feti- – Bordes internos: lisos en el 88%, irre-
dez del esputo se considera el signo que con gulares en el 12%.
mayor frecuencia se asocia con la presencia de – Presencia de nivel hidroaéreo en el 72%.
anaerobios. Algunos pacientes tienen síntomas – Consolidación del parénquima adya-
constitucionales: anorexia, astenia y pérdida cente en el 48%.
ponderal. En la analítica sanguínea se puede – Espesor máximo de la pared de 5 a 15
encontrar anemia de trastornos crónicos por la mm en el 82%.
lenta evolución del proceso(30). Las lesiones aparecen en el pulmón dere-
3. En los casos con etiología microbiana cho con mayor frecuencia, debido a la anato-
no anaeróbica las manifestaciones clínicas son mía bronquial. Las áreas más afectadas, en los
137
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 138
casos de aspiración, son las zonas declives: los quima y ángulo agudo con la pared torácica
lóbulos inferiores si la aspiración se produce son más sugestivas de absceso pulmonar, fren-
de pie, y los segmentos apicales y posteriores te a las lesiones lenticulares, de márgenes níti-
de los lóbulos superiores si se da en decúbito dos y con ángulos obtusos características del
supino. El pulmón no viable “gangrenado” se pioneumotórax(35,36).
separa en la evolución del pulmón normal cre-
ando una línea radiolucente: el signo del “aire Microbiológico
creciente”, que deja una masa o fragmentos El estudio microbiológico puede ser nece-
necróticos dentro de la cavidad que se movi- sario para ajustar el tratamiento antibiótico de
lizan en la exploración(32). la forma más precisa posible. Es difícil, sin
Como la radiografía simple no permite embargo, obtener muestras adecuadas y en el
siempre diferenciar las lesiones intraparen- caso de los gérmenes anaerobios el cultivo es
quimatosas de las colecciones pleurales, en difícil.
ocasiones será necesario recurrir para el diag- – El esputo y el broncoaspirado (BAS) son
nóstico a la tomografía axial computarizada muestras contaminadas por la flora orofarín-
de alta resolución (TACAR) y/ o a la ecografía gea. El aislamiento de anaerobios en estas
torácica(33,34) (Figs. 3 y 4). Los signos que per- muestras no asegura su procedencia pulmo-
miten diferenciar un pioneumotórax de un abs- nar. Sin embargo, sí permiten identificar otros
ceso pulmonar mediante ecografía son: la pre- posible patógenos. Se deben recoger siem-
sencia de un nivel hidroaéreo, la nitidez del pre que se plantee el diagnóstico diferencial
margen de la lesión y su forma, el grosor de con la tuberculosis.
la pared, el movimiento del nivel, sincroniza- – Los hemocultivos tienen muy bajo ren-
do con los movimientos respiratorios y el sig- dimiento.
no de la microburbuja suspendida (por aire – La punción con aguja fina transtorácica/
atrapado en el pus). Las lesiones con grosor percutánea (Fig. 5) se ha utilizado con poca fre-
de la pared irregular, forma redonda, con már- cuencia. Sin embargo, en las series que revi-
genes poco diferenciados del resto del parén- san esta técnica se ha encontrado una adecuada
138
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 139
seguridad diagnóstica con escasas complica- rativas y las infecciones pulmonares por gér-
ciones (14% de neumotórax )(25,37). En los casos menes anaerobios. En el momento de decidir
secundarios a neoplasia se recomienda enviar el tratamiento antibiótico empírico hay que
muestras para citología ya que, a pesar de la tener en cuenta que en gran número de casos
amplia necrosis, el rendimiento es alto(38). la infección es polimicrobiana. No se ha esta-
– El lavado broncoalveolar (BAL)(39) y el blecido la pauta antibiótica idónea por la baja
cepillado telescopado(40) se han usado con bue- incidencia de esta patología y la dificultad para
nos resultados para el estudio etiológico de las establecer un diagnóstico etiológico exacto en
neumonías en pacientes inmunodeprimidos. muchos casos (Tabla 6).
También han demostrado su eficacia en el estu- La pauta antibiótica estándar clásica, por
dio de los abscesos pulmonares aunque en la mayor frecuencia de la infección por anae-
series con escaso número de casos. robios, es clindamicina. Se basa en dos estu-
En todos los pacientes con una imagen dios en los que este antibiótico demostró supe-
radiológica sugerente de absceso pulmonar en rioridad sobre las penicilinas en términos de
los que no se produzca la resolución en un pla- tiempo de defervescencia y tasas de respues-
zo razonable, debe realizarse una broncosco- ta, debido a la producción de beta- lactamasas
pia, aunque no se persiga el diagnóstico micro- por los gérmenes que inactivan a las penicili-
biológico, para descartar la existencia de nas(41-43).
lesiones subyacentes, como un carcinoma – Estudios posteriores han demostrado la
broncogénico, un cuerpo extraño, etc. seguridad del uso de amoxicilina clavulánico
a dosis elevadas(23,44,45).
TRATAMIENTO – El metronidazol es una droga muy acti-
va frente a los anaerobios in vitro, sin embar-
Tratamiento farmacológico go tiene una alta tasa de fracasos terapéuticos
Se han realizado múltiples ensayos clíni- en estos pacientes, de hasta un 50%. Esto pro-
cos evaluando la eficacia de distintos antibió- bablemente se deba a la concurrencia de gér-
ticos en el tratamiento de las neumonías aspi- menes aeróbicos y estreptococos microaero-
139
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 140
140
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 141
141
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 142
tes como Pseudomonas aeruginosa, Staphylo- Respiratory Infections: Diagnosis and mana-
gement. 3ª edition. New York: Raven Press
coccus aureus y Klebsiella pneumoniae también Ltd., 1994. p. 311-22.
empeora el pronóstico(62). Otros factores que 11. Bartlett JG. Anaerobic bacterial pneumonitis.
intervienen son: Am Rev Respir Dis 1979; 119: 19-23.
– La persistencia de los factores predis- 12. Gowan RT, Mehran RJ, Cardinal P, Jones G. Tho-
ponentes (alcoholismo, disminución del nivel racic complications of Lemierre syndrome.
de conciencia...). Canadian Respiratory Journal 2000; 7: 481-5.
– Absceso asociado con lesión obstructi- 13. Sinave CP, Hardy GJ, Fardy PW. The Lemie-
va endobronquial. rre syndrome: suppurative thrombophlebi-
– Anemia en el momento del ingreso. tis of the internal yugular vein secondary to
oropharyngeal infection. Medicine 1989; 68:
– Tamaño de la lesión (el diámetro se 85-94.
correlaciona con el tiempo de hospitalización). 14. Golpe R, Marín B, Alonso M. Lemierre’s syndro-
La mortalidad general es de un 2,4% en me (necrobacillosis). Postgrad Med J 1999; 75:
pacientes con infección adquirida en la comu- 141-4.
nidad y de un 66,7% en las nosocomiales(63). 15. Chirinos JA, Lichtstein DM, García J, Tanariz
LJ. The evolution of Lemierre syndrome: report
BIBLIOGRAFÍA of 2 cases and review of the literature. Medi-
cine 2002; 81: 458-65.
1. Goetz MB, Finegold SM. Pyogenic bacterial
pneumonia, lung abscess and empyema. En: 16. Porta G, Rodríguez- Carballeira M, Gómez L,
Murray, Nadal, Mason, Boushey, eds. Textbo- Salavert M, Freixas N, Xercavius M, et al. Tho-
ok of respiratory medicine. 3ª edition. Phila- racic infection caused by Streptococcus mille-
delphia: WB Saunders, 1994. p. 1030-2. ri. Eur Respir J 1998; 12: 357-62.
2. Baharloo F, Veyckemans F, Francis C, Biettlot 17. Peetermans WE, Van Wijngaerden E, Van Elde-
MP, Rodenstein DO. Tracheobronchial foreign re J, Verhaegen J. Melioidosis brain and lung
bodies : presentation and management in chil- abscess after travel to Sri- Lanka. Clin Infect
dren and adults. Chest 1999; 115: 1357-62. Diseases 1999; 28: 921-2.
3. Marik PE. Aspiration pneumonitis and aspi- 18. Miyara T, Tokashiki K, Shimoji T, Tamaki K,
ration pneumonia. N Engl J Med 2001; 344: Koide M, Saito A. Rapidly expanding lung
665-71. abscess caused by Legionella pneumophila
4. De Paso WJ. Aspiration Pneumonia. Clin Chest in inmunocompromised patients: a report
Med 1991; 12: 269-81. of two cases. Internal Medicine 2002; 41:
133-7.
5. Levison ME. Anaerobic pleuropulmonary infec-
tion. Current Opinion in Infectious Diseases 19. Lascola B, Michel G, Raoult D. Isolation of
2001; 14: 187-91. Legionella pneumophila by centrifugation of
6. Bacterias distintas de las micobacterias. En: shell vial cell cultures from multiple liver and
Diagnóstico de las enfermedades del tórax. lung abscesses. Journal of Clinical Microbio-
Fraser- Paré, Eds. 4ª edición. Philadelphia: WB logy 1999; 37: 705-7.
Saunders, 1999; 769-75. 20. Engelmann MG, Nikol S, Vogelmeier C. Pul-
7. Bartlett JG, Gorbach SL. The triple threat monary abscess with bacteriemia in a young
of aspiration pneumonia. Chest 1975; 68: man. CMAJ 2004; 171: 233.
560-6. 21. Bartlett JG. Anaerobial bacterial infections of
8. Cameron JL, Caldini P, Toung JK, Zuidema GD. the lung. Chest 1987; 91: 901-9.
Aspiration pneumonia: physiologic data follo- 22. Lorber B, Swenson RM. Bacteriology of aspi-
wing experimental aspiration. Surgery 1973; ration pneumonia. A prospective study of com-
72: 238-45. munity and hospital acquired cases. Ann Intern
9. Folkesson HG, Matthay MA, Hebert CA, Broad- Med 1974; 81: 329-31.
dus VC. Acid aspiration- induced lung injury in 23. Hammond JM, Potgieter PD, Hanslo D, Scott
rabbits is mediated by interleukin 8- dependent H, Roditi D. The etiology and antimicrobial
mechanisms. J Clin Invest 1995; 96: 107-16. susceptibility patterns of microorganisms in
10. Finegold SM. Aspiration pneumonia, lung abs- acute community- acquired lung abscess. Chest
cess, and empyema. En: Pennington E, eds. 1995; 108: 937-41.
142
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 143
24. El- Solh AA, Pietrantoni C, Bhat A, Aquilina AT, guez S, Flores Alía MC. Yield of percutane-
Okada M, Grover V, et al. Microbiology of seve- ous needle lung aspiration in lung abscess.
re aspiration pneumonia in institutionalized Chest 1990; 97: 69-74.
elderly. Am J Respir Crit Care Med 2003; 167: 38. Muñoz Lucena F, Peña Griñán N, Vargas Puer-
1650-4. to A, Ayarra Jarné J. Neumonía necrotizante y
25. Vargas Puerto A, Peña Griñán N, Muñoz Luce- absceso pulmonar. En: Manual de Neumolo-
na T, Hernández Borge J, Campos Rodríguez gía y Cirugía Torácica. Caminero Luna, Fer-
F, Vargas Romero J. Utilidad e indicaciones de nández Fau, eds. Madrid: Editors Médicos SA,
la punción aspirativa transtorácica en el abs- 1998. p. 1379-87.
ceso pulmonar. Neumosur 1995; 7: 169-75. 39. Henríquez AH, Mendoza J, González PC. Quan-
26. Williams DM, Krick JA, Remington JS. Pulmo- titative culture of bronchoalveolar lavage from
nary infections in the compromised host. Am patients with anaerobic lung abscess. J Infect
Rev Respir Dis 1976; 14: 359-94. Dis 1991; 164: 414-7.
27. Mansharamani N, Balachandran D, Delaney 40. Wimberley NW, Bass JB, Boyd BW, Kirkpatrick
D, Zibrak JD, Silvestri RC, Koziel P. Lung abs- MB, Serio RA, Pollock HM. Use of a bron-
cess in adults: clinical comparison of inmu- choscopic protected catheter brush for the
nocompromised and non- inmunocompro- diagnosis of pulmonary infections. Chest 1982;
mised patients. Respir Med 2002; 96: 178-85. 81: 556-62.
28. Furman AC, Jacobs J, Sepkowitz KA. Lung abs- 41. Levison ME, Mangura CT, Lorber B, Abrutyn
E, Pesanti EL, Levy RS, et al. Clindamycin com-
cess in patients with AIDS. Clin Infect Dis
pared with penicillin for the treatment of anae-
1996; 22: 81-5.
robic lung abscess. Ann Intern Med 1983; 98:
29. Sladen A, Zanca P, Hadnott WH. Aspiration 466-71.
pneumonitis: the sequelae. Chest 1971; 59: 42. Finegold SM, Bartlett JG, Chow AW, Flora DJ,
448-50. Gorback SL, Harder EJ, Tally FP. Management
30. Bartlett JG. Anaerobic bacterial infections of of anaerobic infections. Ann Intern Med 1975;
the lung and pleural space. Clin Infect Dis 83: 375-89.
1993; 16 (Suppl 4): S248- S255. 43. Gudiol F, Manresa F, Pallares R, Dorca J, Rufi
31. Groskin SA, Panicek DM, Ewing DK, Rivera G, Boada J, et al. Clindamycin vs penicillin for
F, Math K, Teixeira J, et al. Bacterial lung abs- anaerobic lung infections. High rates of peni-
cess: a review of the radiographic and clinical cillin failures associated with penicillin- resis-
features of 50 cases. J Thorac Imaging 1991; tant Bacteroides melaninogenicus. Arch Intern
6: 62-7. Med 1990; 150: 2525-9.
32. Yella LK, Krishnan P, Gillego V. The air crescent 44. Fernández-Sabe N, Carratala J, Dorca J, Roson
sign: a clue to the etiology of chronic necroti- B, Tubau F, Manresa F, et al. Efficacy and safety
zing pneumonia. Chest 2005; 127: 395-7. of sequential amoxicilin- clavulanate in the tre-
atment of anaerobic lung infections. Eur J Clin
33. Baber CE, Hedlund LW, Oddson TA, Putman
Microbiol Infect Dis 2003; 22: 185-7.
CE. Differentiating empyemas and peripheral
pulmonary abscesses: the value of computed 45. Germaud P, Poirier J, Jacqueme P, Guerin JC,
tomography. Radiology 1980; 135: 755-8. Bernard Y, Boutin C, et al. Monotherapy using
amoxicillin/ clavulanic acid as treatment of
34. Wihiford ME, Godwin JD. Computed tomo- first choice on community- adquired lung abs-
graphy of lung abscess and empyema. Radiol cess. A propos of 57 cases. Rev Pneumol Clin
Clin North Am 1983; 21: 575-83. 1993; 49: 137-41.
35. Lin FC, Chou CW, Chang SC. Differentiating 46. Eykyn SJ. The therapeutic use of metronidazo-
pyoneumothorax and peripheral lung abscess: le in anaerobic infection: six years experience
chest ultrasonography. American Journal of in a London hospital. Surgery 1983; 93: 209-14.
the Medical Sciences 2004; 327: 330-5.
47. Perlino CA. Metronidazole vs clindamycin tre-
36. Targhetta R, Bougeois JM, Chavagneux R, atment of anaerobic pulmonary infection. Fai-
Marty-Double C, Balmes P. Ultrasonographic lure of metronidazole therapy. Arch Intern Med
approach to diagnosing hydropneumothrax. 1981; 141: 1424-7.
Chest 1992; 101: 931-4. 48. Sanders CV, Hanna BJ, Lewis AC. Metronida-
37. Peña Griñán N, Muñoz Lucena F, Vargas Rome- zole in the treatment of anaerobic infections.
ro J, Alfageme Michavilla I, Umbría Domín- Am Rev Respir Dis 1979; 120: 337-43.
143
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 144
49. Allewelt M, Schuler P, Bolcskei PL, Mauch H, and anaerobic pathogens isolated from soft tis-
Lode H, Study Group on Aspiration Pneumo- sues bite infections in humans. Antimicrob
nia. Ampicilin+ sulbactam vs clindamycin +/ Agents Chemother 1999; 43: 1469- 74.
- cephalosporin for the treatment of aspiration 56. Bartlett JG. Anaerobic bacterial pleuropulmo-
pneumonia and primary lung abscess. Clin nary infections. Semin Respir Med 1992; 13:
Microbiol Infect 2004; 10: 163-70. 159-67.
50. Appelbaum PC, Spangler SK, Jacobs MR. Beta- 57. Wali SO, Shugaeri A, Samman YS, Abdelaziz
lactamase production and susceptibilities to M. Percutaneous drainage of pyogenic lung
amoxicillin, amoxicillin- clavulanate, ticarci- abscess. Scand J Infect Dis 2002; 34: 673-9.
llin, ticarcillin- clavulanate, cefoxitin, imipe- 58. Van Sonnenberg E, D’Agostino HB, Casola G,
nem, and metronidazole of 320 non- Bacte- Wittich GR, Varney RR, Harker C. Lung abs-
roides fragilis bacteroides isolates and 129 cess: CT- guided drainage. Radiology 1991;
fusobacteria from 28 U.S. centers. Antimicrob 178: 347-51.
Agents Chemother 1990; 34: 1546-50.
59. Ha HK, Kang MW, Park JM, Yang WJ, Shinn KS,
51. Kasten MJ. Clindamycin, metronidazole and Bahk YW. Lung abscess. Percutaneous catheter
chloramphenicol. Mayo Clin Proc 1999; 74: therapy. Acta Radiol 1993; 34: 362-5.
825-33.
60. Lambiase RE, Deyoe L, Cronan JJ, Dorfman
52. Ackermann G, Schaumann R, Pless B, Claros GS. Percutaneous drainage of 335 consecu-
MC, Goldstein EJ, Rodloff AC. Comparative acti- tive abscesses: results of primary drainage
vity of moxifloxacin in vitro against obligately with 1- year- follow- up. Radiology 1992; 184:
anaerobic bacteria. Eur J Clin Microbiol Infect 167-79.
Dis 2000; 19: 228-32.
61. Simbirtsev A, Variouchina E, Konusova V, Kotov
53. Bartlett JG, Dowell SF, Mandell LA, File Jr TM, A, Ketlinsky S, Salamatov A, et al. Local admi-
Musher DM, Fine MJ. Practice guidelines for nistration of interleukin-1 beta for the treat-
the management of community- acquired ment on lung abscesses induces neutrophil
pneumonia in adults. Clin Infect Dis 2000; 31: activation and changes proinflammation cyto-
347-82. kine production. European Cytokine Network
54. Goldstein EJ, Citron DM, Merriam CV, Warren Y, 2001;12: 420-9.
Tyrrell K. Activities of telithromycin compared 62. Hirshberg B, Sklair- Levi M, Nir-Paz R, Ben-Sira
to those of erythromicin, azithromycin, clarith- L, Krivoruk V, Kramer MR. Factors predicting
romycin, roxithromycin and other antimicrobial mortality of patients with lung abscess. Chest
agents against unusual anaerobes. Antimicrob 1999; 115: 746-50.
Agents Chemother 1999; 43: 2801-5. 63. Mori T, Ebe T, Takahashi M, Isonuma H, Ike-
55. Goldstein EJ, Citron DM, Meriam CV. Linezolid moto H, Oguri T. Lung abscess: analysis of 66
activity compared to those of other selected cases from 1979 to 1991. Intern Med 1993;
macrolides and other agents against aerobic 32: 278-84.
144
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 145
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD EN EL ANCIANO
José Gallardo Carrasco, Jorge Castelao Naval, Rosa Malo de Molina
145
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 146
enfermedades debilitantes crónicas (EPOC, talario la mayor parte de las veces, debe ser
Insuf. cardiaca, diabetes mellitus, Insuficien- estrechamente vigilado.
cia renal crónica, enfermedad cerebrovascu- Es importante señalar que la neumonía en
lar o neoplásica, etc.) que, asociadas a la neu- el anciano puede presentarse con pocos sín-
monía, agrava su pronóstico y, muchas veces, tomas respiratorios y, en cambio, manifesta-
dificulta su tratamiento. Ya decía un autor clá- ciones como el delirio, el empeoramiento de
sico, Sir William Osler, a finales del siglo XIX la confusión crónica o las caídas pueden ser
que la neumonía era “un especial enemigo de los síntomas iniciales de una neumonía(2,3).
los ancianos” y, años más tarde, la llamó, sin Las complicaciones de la NAC en los ancia-
embargo, “amiga de los ancianos”. Estas dos nos son frecuentes y especialmente graves,
afirmaciones, inicialmente contradictorias, debido a la tardanza en establecer un diag-
reflejaban, a juicio del autor, su elevada mor- nóstico correcto junto con la comorbilidad habi-
talidad y su alta frecuencia. tualmente existente. Además, la neumonía en
Por tanto, la NAC en el anciano es una pato- el anciano suele recaer sobre situaciones de
logía prevalente en nuestro medio, tanto por depauperación previa y debilidad general
las razones expuestas anteriormente como por importante.
la, cada vez más agotada capacidad inmuni- En el presente capítulo solamente haremos
taria de este grupo etario, que predispone a la mención de los aspectos diferenciales que con-
infección y, sobre todo, por la comorbilidad curren en este tipo de infección, en el pacien-
asociada que aumenta su mortalidad. De esta te geriátrico, obviando aquellos aspectos comu-
forma se explica que la edad media de las NAC nes con los pacientes adultos.
tratadas en el hospital sea significativamente
superior a las tratadas en el medio extrahos- INCIDENCIA
pitalario(1). Además, conocemos que esta infec- La NAC se ha convertido en un importan-
ción presenta en las personas mayores, com- te problema de salud en todo el mundo con-
parándola frente a los adultos jóvenes, virtiéndose en una de las afecciones respira-
complicaciones y hospitalizaciones más fre- torias más frecuentes en nuestro medio(4-8),
cuentes y estancias más prolongadas en el hos- siendo difícil conocer su incidencia exacta ya
pital. que no es una enfermedad de declaración obli-
gatoria y, en muchos casos, son diagnostica-
CONCEPTO dos y tratados de forma ambulatoria. En el
Como en el resto de pacientes adultos, el anciano representa la cuarta causa de muerte
término neumonía se refiere a la inflamación y la primera causa de mortalidad de origen
del parénquima pulmonar, junto con bron- infeccioso. Además, genera una morbilidad
quíolos terminales y los espacios alveolares, importante, con periodos de convalecencia
causada por un agente infeccioso. prolongados e ingresos hospitalarios con lar-
En el anciano puede ser un suceso devas- gas estancias.
tador que clínicamente produce síntomas inca- Se estima que su incidencia puede alcan-
pacitantes, con características diferenciales de zar entre los 25-40 casos por 1.000 habitan-
lo que es habitual en el adulto, siempre requie- tes y año(8) cifra seis veces superior a la de
re hospitalización y con frecuencia finaliza con la población general(9), siendo más frecuentes
la muerte del paciente. Estas características en las personas residentes en instituciones
diferenciales y especiales hacen que el diag- geriátricas de larga estancia (50-150 por cada
nóstico sea habitualmente mucho más difícil 1.000 residentes/año), y más en varones que
y las complicaciones aparecen con mayor fre- en mujeres.
cuencia, produciendo por tanto mayor letali- Las tasas de hospitalización anual por neu-
dad. Por todo ello el tratamiento, intrahospi- monía varían del 12 por 1.000 en los adultos
146
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 147
de 75 años de edad al 32 por 1.000 en los que sada por enfermedades crónicas, la escasa
viven en residencias geriátricas. La NAC repre- deambulación de estos pacientes y la fre-
senta el tercer diagnóstico de ingreso hospita- cuencia de tratamientos antibióticos de estos
lario entre los individuos de más de 65 años. pacientes. La aspiración silente de las secre-
Asimismo, la mortalidad por esta patolo- ciones orofaríngeas guarda relación frecuente
gía infecciosa se dobla a medida que avanza con el alcoholismo, la administración de sedan-
la edad(10). Este dato ha dado lugar a que algu- tes y narcóticos, la enfermedad cerebrovas-
nos autores utilicen la edad como un pará- cular, los trastornos esofágicos y la intubación
metro a tener en cuenta como predictor de nasogástrica.
mortalidad en los pacientes con NAC(11). En Los gérmenes llegan al árbol traqueo-
España las cifras de mortalidad varían desde bronquial por cuatro rutas: inhalación, aspira-
el 11 al 42%(12-14). Además, se ha observado ción, inoculación directa desde lugares pró-
que un 16% fallecía durante la hospitalización ximos y por diseminación hematógena. Las
y un 32% más durante el año siguiente a su dos primeras son las más habituales.
alta(15). No obstante, la edad por sí sola no es Los patógenos más frecuentes que se inha-
un factor determinante en relación con el pro- lan, en forma de aerosol, comprenden M.
nóstico(16,17), siendo el factor predictor inde- tuberculosis, Legionella, y los virus influenza,
pendiente más fuerte en la neumonía en ancia- que se aerosolizan a través de secreciones pro-
nos la presencia de comorbilidad asociada con ducidas por la tos. En raras ocasiones (sobre
un riesgo relativo de 4,1(18,19). Al final del capí- todo durante las epidemias), el neumococo es
tulo se comenta brevemente la identificación inhalado.
de factores predictores de mal pronóstico y de En la NAC por aspiración, los patógenos
mortalidad. habituales son bacterias anaerobias que sue-
len residir en las grietas gingivales de los ancia-
PATOGENIA nos (peptostreptococos, fusobacterias, etc.). La
En el paciente anciano, la mayor predis- mayoría de casos de neumonía por neumo-
posición para adquirir una infección se debe cocos y BGN se deben a microaspiración de
a factores propios del envejecimiento. Del mis- inóculos muy pequeños desde la faringe has-
mo modo, el sistema inmune sufre modifica- ta los pulmones. La aspiración de inóculos con
ciones con la edad (es conocida la falta de res- mayor volumen de bacterias orofaríngeas es
puesta a los tests cutáneos que exploran la más frecuente en pacientes con trastornos de
inmunidad celular a partir de los 70 años). Ade- la conciencia o con patologías que causen dis-
más, con el envejecimiento aparecen una serie fagia(20-22).
de alteraciones y modificaciones en la estruc- Por último, en el paciente anciano cada vez
tura y anatomía de la caja torácica y de las vías son más frecuentes las actuaciones yatrogé-
aéreas que, junto a las alteraciones inmunita- nicas, como sondajes nasogástricos, intuba-
rias, influyen y son responsables de la mayor ciones, traqueostomías u otras técnicas inva-
susceptibilidad de los ancianos a las infeccio- sivas, empleadas tanto como métodos de
nes respiratorias. diagnóstico o como terapéutica habitual; dichas
Dos factores importantes para el desarro- actuaciones rompen las barreras defensivas
llo de neumonía en el anciano son la coloni- naturales del individuo, posibilitando de esta
zación orofaríngea y la aspiración silente. La forma la aparición de neumonías.
colonización de la orofaringe por bacilos Gram- Como conclusión, en la patogenia de la
negativos es especialmente frecuente entre los NAC en el anciano se destacan dos mecanis-
ancianos con enfermedades debilitantes, sien- mos fundamentales:
do factores predisponentes la mala higiene 1. Resaltar el papel preponderante de la
bucal, la deglución anormal, la debilidad cau- aspiración de la flora orofaríngea como el prin-
147
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 148
148
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 149
mayor frecuencia en pacientes en los que coe- gástrica. La presencia de Pseudomona aerugi-
xisten enfermedad pulmonar crónica, enfer- nosa es sugestiva de bronquiectasias.
medad hepática o alcoholismo. Los gérmenes atípicos son más raramen-
Hay que destacar la infección causada por te identificados en la NAC del anciano. La neu-
virus (Influenza A o B, parainfluenza y virus monía por Legionella pneumophila puede ocu-
syncitial), que causan entre el 2-32% de estas rrir de forma esporádica o en brote epidémico.
neumonías, sobre todo en pacientes muy En cualquier caso, suele aislarse en los pacien-
ancianos(3,12); las neumonías por estos virus tes de edad más avanzada y en un escaso por-
reflejan la alteración de la inmunidad presen- centaje(50). En la tabla 4 se enumeran los gér-
te en los ancianos. Suelen ocurrir en el trans- menes más frecuentemente aislados en
curso de epidemias y tienden a sufrir varia- distintas series de NAC en el anciano.
ciones antigénicas. Estudios comparativos recientes entre los
Entre el 8 y el 20% de NAC bacterianas pacientes procedentes de residencias de ancia-
son debidas a H. influenzae que se suele ais- nos y aquellos que adquirieron la neumonía en
lar en la NAC severa y en exacerbaciones de la comunidad han encontrado que los pató-
la EPOC(25). Moraxella catarrhalis, un pató- genos implicados en esta infección eran simi-
geno prevalente en esta patología, junto con lares, siendo el S. pneumoniae el más común y
bacilos Gramnegativos (en pacientes de edad los gérmenes atípicos, bacilos Gramnegativos
muy avanzada) y S. aureus (7%) son otros de y S. aureus, poco frecuentes(26,27). Sin embargo,
los patógenos aislados en la NAC del ancia- la comparación entre la neumonía del anciano
no(2). adquirida en la comunidad y la adquirida en
Los anaerobios son especialmente fre- las residencias depende en gran medida del
cuentes (> 15%) en la NAC en el anciano de tipo de paciente (según patología asociada) que
edad muy avanzada, dado que en ellos son la padece. Nos remitimos a los capítulos que
habituales las aspiraciones y microaspiracio- tratan de la neumonía intrahospitalaria.
nes, bien por enfermedades debilitantes y con
dificultad neurológica para la deglución como MANIFESTACIONES CLÍNICAS
con reflujo gástrico o hipotonía del esfínter eso- El curso clínico de la neumonía en el ancia-
fágico superior o ser portadores de sonda naso- no es indolente y con una clínica más larvada
149
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 150
y escasa, con ausencia de los síntomas habi- caciones que la de los pacientes con menos
tuales de neumonía como fiebre, disnea y tos, de 65 años, lo que conlleva una mayor estan-
lo que a veces lleva a un diagnóstico más tar- cia hospitalaria.
dío, al reconocerse con más dificultad. Este
hecho puede ser un factor añadido que empe- PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS
ore el pronóstico. El típico escalofrío inicial no El cuadro clínico y la exploración física son
suele presentarse y la fiebre es o muy mode- orientativos. Los métodos empleados, tanto
rada o inexistente. Las alteraciones del estado para el diagnóstico clínico como para el etio-
mental, sin embargo, ocurren en 50-70% de lógico, son los siguientes:
estos pacientes, en los que en muchas oca-
siones la forma de presentación es un cua- Radiología
dro confusional, malestar inespecífico o dete- La radiografía de tórax es preceptiva para
rioro del estado general. Los signos clínicos la confirmación de la sospecha clínica de neu-
son cambiantes y poco definidos; el pulso es monía, aunque a menudo es difícil de realizar
rápido y el cuadro confusional puede ser el pri- en condiciones óptimas por las propias con-
mer y a veces el único síntoma o el predomi- diciones basales del paciente anciano. La pla-
nante(28). La fiebre está ausente en el 35% de ca de tórax informa de la localización del infil-
los casos. Debido a esta ausencia de síntomas trado, de su extensión y detecta potenciales
específicos con frecuencia la neumonía es infra- complicaciones como una cavitación o la pre-
diagnosticada, pudiendo asociarse una mayor sencia de derrame pleural. Del mismo modo
morbimortalidad(29). Cuando existe comorbili- nos puede dar información sobre desordenes
dad asociada, la NAC puede presentarse bajo pulmonares preexistentes como EPOC, secue-
la forma de una descompensación de ella(30,31). las de tuberculosis, enfermedad pulmonar
Sin embargo, estudios recientes sobre esta intersticial, bronquiectasias o posible carcino-
patología, han observado que entre el 77 y el ma pulmonar.
86% de los pacientes de mayor edad tuvieron No obstante, al realizar la placa de tórax
una presentación clínica “habitual”(3,32,33). hay que tener en cuenta que, en el anciano,
En pacientes con enfermedades del siste- una importante depleción de volumen o des-
ma nervioso central acompañadas de deterio- hidratación (estado nada infrecuente en estos
ro cognitivo o ancianos con cierto grado de dete- pacientes), puede hacer que, inicialmente la
rioro funcional, la neumonía puede presentarse placa de tórax sea normal y aparecer los infil-
como un cambio en la situación funcional del trados después de una correcta rehidratación.
paciente con un mayor deterioro e incapacidad La desaparición de los infiltrados después de
para las actividades básicas de la vida diaria. un tratamiento adecuado puede tardar varias
En otras ocasiones aparecen caídas de repeti- semanas o incluso meses.
ción. Algunos estudios señalan que la taquicar-
dia, la taquipnea y la alteración del estado men- Datos de laboratorio
tal fueron más frecuentes entre los pacientes La aparición de leucocitosis con desvia-
que posteriormente fallecieron. ción izquierda se observa con menos fre-
La actitud recomendada es tener un alto cuencia en el paciente anciano que en el adul-
índice de sospecha ante la presencia de sig- to joven, siendo así menos sensible a la
nos o síntomas inespecíficos y vigilar la ima- detección de la infección neumónica(12,18). Los
gen radiológica en pacientes con fiebre sin incrementos en el recuento de leucocitos con
focalidad aparente en el momento de la pre- altos porcentajes de cayados y linfopenia, han
sentación. sido descritos como factores pronósticos
La evolución clínica de los pacientes ancia- adversos. Otras alteraciones analíticas no son
nos con NAC es más lenta y con más compli- significativas.
150
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 151
151
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 152
152
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 153
153
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 154
154
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 155
155
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 156
community-acquired pneumonia. Drugs 1998; age, comorbility and severity. Am J Respir Crit
55(1): 31-45. Care Med 1999; 160: 397-405.
6. Fine MJ, Chowdhry T, Ketema A. Outpatient 20. Álvarez-Sala JL. Neumonías agudas bacteria-
management of community-acquired pneumo- nas en el anciano. En: Patología Respiratoria
nia. Hosp Pract (Off Ed) 1998; 33(6): 123-33. en Geriatría. Ed. Aran-JM Ribera Casado.
7. Woodhead M. Community-acquired pneumo- Madrid, 1986. p. 55-62.
nia guidelines--an international comparison: 21. Woods DE. Bacterial colonization of the res-
a view from Europe. Chest 1998; 113(3 Suppl): piratory tract: clinical significance. En: Respi-
183-7S. ratory infections: diagnosis and management.
8. Marrie TJ. Community-acquired pneumonia: 3d ed. Ed. JE Pennington. Nueva York: Raven
epidemiology, etiology, treatment. Infect Dis Press, 1994. p. 35-41.
Clin North Am 1998; 12(3): 723-40. 22. Reynolds HY. Normal and defective respira-
9. Bartlett JG, Breiman RF, Mandell LA, et al. Com- tory host defenses. En: Respiratory infections:
munity-acquired pneumonia in adults: guide- diagnosis and management. 3d ed. Ed. JE
lines for management. Clin Infect Dis 1998; Pennington. Nueva York: Raven Press, 1994;
26(4): 811-38. 1-34.
10. Kaplan V, Clermont G, Griffin MF, et al. Pneu- 23. Lipsky BA, Boyko EJ, Inui TS, et al. Risk fac-
monia still old man’s friend. Arch Intern Med tors for acquiring pneumococcal infections.
2003; 163: 317-23. Arch Intern Med 1986; 146: 2179-85.
11. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, et al. A predic- 24. Riquelme R, Torres A, el-Ebiary M, et al. Com-
tion rule to identify low-risk patient with com- munity-acquired pneumonia in the elderly: a
munity-acquired pneumonia. N Eng J Med multivariate analysis of risk and prognostic
1999; 336: 243-50. factors. Am J Respir Crit Care Med 1996; 154:
12. Zalacain R, Torres A, Celis R, et al. Commu- 1450-5.
nity-Acquired pneumonia in the elderly: Spa- 25. Muder RR. Pneumonia in residents of long-
nish multicentre study. Eur Respir J 2003; 21: term care facilities: epidemiology, aetiology,
294-302. management and prevention. Am J Med 1998;
13. Torres A, El-Ebiary M, Riquelme R, et al. Com- 105: 319-30.
munity-acquired pneumonia in the elderly.
26. Lim WS, MacFarlane JT. A prospective com-
Semin Respir Infec 1999; 14: 173-83.
parison of nursing home acquired pneumonia
14. Rello J, Rodríguez R, Jubert P, et al. Severe with community acquired pneumonia. Eur
community-acquired pneumonia in the elderly. Respir J 2001; 18: 362-8.
Epidemiology and prognosis. Clin Infec Dis
1996; 23: 723-8. 27. Woodhead M. Pneumonia in the elderly. J
Antimicrob Chemother 1994; 34 (Suppl 34):
15. Granton JT, Crossman RF. Community-acqui- 85-92.
red pneumonia in the elderly patient. Clin
Chest Med 1993; 14: 537-53. 28. Schafer H, Ewig S. Pneumonia in the elderly
what makes the diference? Wien Klin Woch
16. Farr BM, Sloman AJ, Fisch MJ. Predicting death 2000; 112: 566-75.
in patients hospitalized for community-acqui-
red pneumonia. Ann Intern Med 1991; 115: 29. Whitson B, Campbell GD. Community-acqui-
428-36. red pneumonia: new out patient guidelines on
age, severity of illness. Geriatrics 1994; 49: 24-
17. Clemente MG, Budiño TG, Seco GA, et al. Neu-
36.
monía adquirida en la comunidad en el ancia-
no. Factores pronósticos. Arch Bronconeumol 30. Raju L, Khan F. Pneumonia in the elderly: a
2002; 38: 67-71. review. Geriatrics 1988; 43: 51-62.
18. Lim Ws, MacFarlane JT. Defining prognostic 31. Niederman MS, Fein AM. Pneumonia in the
factors in the elderly with community-acqui- elderly. Clin Geriatr Med 1986; 2: 241-68.
red pneumonia: a case controlled study of 32. Llorente JL, Zalacain R, Gaztelurrutia M, et al.
patients aged> 75 years. Eur Respir J 2001; Características clínicas y etiológicas de la neu-
17: 200-5. monía adquirida en la comunidad en ancia-
19. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, et al. Etiology of nos. Enferm Infecc Microbiol Clin 1994; 12:
community-acquired pneumonia: Impact of 21-5.
156
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 157
33. Mtelay JP, Schulz R, Li YH, et al. Influence of 45. Menéndez R. NAC. ¿Cuáles son los factores
age on symptoms at presentation in patients pronósticos que más importan? Rev Patol Res-
with community-acquired pneumonia. Arch pir 2004; 7 (Suppl 1): 36.
Intern Med 1997; 157: 1453-9. 46. Menéndez R, Torres A, Neumofail Group. Risk
34. Hedlund J, Hansson L. Procalcitonin and C factors for early and late treatment failure in
reactive protein levels in community-acquired community-acquired pneumonia. Am J Res-
pneumonia: correlation with aetiology and pir Crit Care Med 2003; 167: A560.
prognosis. Infection 2000; 28: 68-73. 47. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F, et al.
35. Seppa Y, Bloigu A, Honkanen PO, et al. Seve- Drug-resistant pneumococcal pneumonia: cli-
rity assessment of lower respiratory tract infec- nical relevance and related factors. Clin Infect
tion in elderly patients in primary care. Arch Dis 2004; 38: 787-798.
Intern Med 2001; 161: 2709-13. 48. Ewig S, Ruiz M, Torres A, et al. Pneumonia
36. Smith TH, Lipworth B, Care I, et al. C-reactive acquired in the community trough drug-resis-
protein. A clinical marker in community-acqui- tant Streptococcus pneumoniae. Am J Respir
red pneumonia. Chest 1995; 108: 1288-91. Crit Care Med 1999; 159: 1835-1842.
37. Frias J, Gomis M, Prieto J, et al. Tratamiento 49. Aspa J, Zalacain R, de Celis R, et al. S. pneu-
antibiótico empírico de la Neumonía Adquiri- moniae community-acquired pneumonia (SP-
da en la Comunidad. Rev Esp Quimioter 1998; CAP). Antibiotic susceptibility in Spain. Eur
11: 255-61. Respir J 2000; 16 (suppl 31): 513S.
38. Mandell LA, Bartlett JG, Dowell SF, File TM, Jr., 50. Grupo de estudio de la Neumonía Adquirida
Musher DM, Whitney C. Update of Practice en la Comunidad. Área de Tuberculosis e Infec-
Guidelines for the Management of Commu- ciones Respiratorias (TIR)-SEPAR. Normativas
nity-Acquired Pneumonia in Immunocompe- para el diagnóstico y tratamiento de la neu-
tent Adults. Clin Infect Dis 2003; 37: 1405-33. monía adquirida en la comunidad. Sociedad
39. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bartlett Española de Neumología y Cirugía Torácica
JG. Timing of antibiotic administration and (SEPAR). Arch Bronconeumol. 2005; 41 (5):
outcomes for medicare patients hospitalized 272-89.
with community-acquired pneumonia. Arch 51. Fogarty C, Siami G, Kohler R. Multicenter,
Intern Med 2004; 164: 637-44. open-label, randomized study to compare the
40. Battleman DS, Callahan M, Thaler HR. Rapid safety and efficacy of levofloxacin versus cef-
antibiotic delivery and appropiate antibiotic triaxone sodium and erythromycin followed
selection reduce length of hospital stay of by clarithromycin and amoxicillin-clavulana-
patients with community-acquired pneumonia: te in the treatment of serious community-
link between quality of care and resource uti- acquired pneumonia in adults. Clin Infect Dis
lization. Arch Intern Med 2002; 162: 682-8. 2004;38(Suppl 1):16-23.
41. Fine MJ, Smith MA, Carson CA, Mutha SS, San- 52. Álvarez-Lerma F, Palomar M, Olaechea P, et al.
key SS, Weissfeld LA, et al. Prognosis and out- Estudio observacional sobre el uso de levo-
comes of patients with community-acquired floxacino en pacientes ingresados en UCI.
pneumonia. A meta-analysis. JAMA 1996; 275: Enferm Infecc Microbiol Clin 2004;22:220-
134-41. 226.
42. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanusa BH, 53. Finch R, Schurmann D, Collins O, et al. Ran-
Weissfeld LA, Singer DE, et al. A prediction domized controlled trial of sequential intra-
rule to identify low-risk patients with com- venous (i.v.) and oral moxifloxacin compared
munity-acquired pneumonia. N Engl J Med with sequential i.v. and oral co-amoxiclav with
1997; 336(4): 243-50. or without clarithromycin in patients with com-
43. British Thoracic Society: guidelines for the munity-acquired pneumonia requiring initial
management of community-acquired pneu- parenteral treatment. Antimicrob Agents Che-
monia in adults. Thorax 2001; 56 (Suppl 4): mother 2002;46:1746-54.
1-64. 54. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA et al. Anti-
44. Lim WS, et al. Defining community acquired microbial treatment failures in patients with
pneumonia severity on presentation to hos- community-acquired pneumonia: causes and
pital: an international derivation and valida- prognostic implications. Am J Respir Crit Care
tion study. Thorax 2003; 58: 377-82. Med 2000; 162: 154-160.
157
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 158
55. Nichol KL, Margolis KL, Wuorenma J, et al. The 57. Christenson B, Hedlund J, Lundbergh P, et al.
efficacy and cost effectiveness of vaccination Additive preventive effect of influenza and
against influenza among elderly person living pneumococcal vaccines in elderly persons. Eur
in the community. N Engl J Med 1994; 331: Respir J 2004, 23: 363-368.
778-84. 58. Janssens JP. Pneumonia in the elderly (geria-
56. Recommendations of the Advisory Commit- tric) population. Curr Opin Pulm Med 2005;
tee on Immunization Practices (ACIP). MMWR 11: 226-230.
1997;46(RR-8):1-24
158
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 159
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
Bárbara Steen
159
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 160
B. STEEN
160
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 161
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
161
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 162
B. STEEN
mm3(8,9). En los pacientes VIH negativos las bac- trados pulmonares en ámbito hospitalario. En
terias ocasionan infiltrados pulmonares en las aquellos pacientes con neumonía adquirida en
primeras fases del compromiso inmunitario, la comunidad, las bacterias más frecuentes son
siendo los factores predisponentes en el grupo el Streptococcus pneumoniae, el Haemophilus
de los pacientes trasplantados (tanto de órga- influnzae tipo B y el Staphilococcus aureus. Por
no sólido como de médula ósea) la bacterie- otra parte, algunos gérmenes clásicamente con-
mia, las alteraciones de la actividad mucociliar siderados como “atípicos” como la Legionella
del árbol traqueobronquial, la aspiración y la pneumophila o la Legionella micdadei, también
intubación orotraqueal. Los bacilos Gramne- son causa de neumonía en estos pacientes,
gativos como los del género Klebsiella sp, Pseu- siendo de especial relevancia y gravedad las
domona sp y Serratia sp son los más habitua- microepidemias de ámbito hospitalario. Bac-
les en estos pacientes, al igual que en aquellos terias menos comunes son el Corynebacterium
inmunodeprimidos de otra etiología (especial- equi, raro en inmunocompetentes, que puede
mente neutropénicos) que desarrollan los infil- ocasionar neumonía de curso subagudo en
162
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 163
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
– Etiología no infecciosa
Común Edema pulmonar NIP Neoplasias
NIP
Drogas
Linfangitis carcinomatosa
Raro Hemorragia
Leucemia
PCJ: Pneumocytis Jiroveci; CMV. Citomegalovirus; M. Tuberculosis: Mycobacterium tuberculosis; NIP: Neumonitis inters-
ticial inespecífica.
163
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 164
B. STEEN
común. El género Aspergillus (sobre todo las En los pacientes VIH positivos el Criptococ-
especies A. fumigatus y A. flavum) afecta fun- cus neoformans es el hongo que con más fre-
damentalmente a pacientes VIH negativos, sien- cuencia ocasiona infiltrados pulmonares; suele
do muy raro en VIH positivos(12,13); es la causa producir una infección diseminada con afec-
más común de neumonía fúngica en pacien- tación del sistema nervioso central originando
tes neutropénicos y en pacientes sometidos a una meningitis que es la manifestación más
trasplante de médula ósea (donde puede afec- común: esto puede enmascarar la clínica res-
tar hasta el 20% de los receptores de dicho tras- piratoria pero, hasta en un 40% de los casos,
plante), siendo menor la incidencia en recep- puede haber también afectación pulmonar, que
tores de trasplante de órgano sólido (entre el 1 cursa con opacidades reticulonodulares inters-
y el 8% según Paterson y Sing(14)). Se adquiere ticiales o nódulos bien delimitados.
por vía inhalatoria y el cuadro clínico consiste
en fiebre elevada, tos, disnea y hemoptisis, sien- Pneumocystis jiroveci
do frecuente su debut tras infección bacteria- Dada la importancia del Pneumocystis jiro-
na previa. Las manifestaciones radiológicas son veci (hasta ahora denominado Pneumocystis
variadas, desde normal al inicio a infiltrados carinii) como agente etiológico en las neumo-
múltiples alveolares o nodulares bilaterales que nías de los pacientes inmunodeprimidos vamos
pueden cavitarse (ocasionando el “signo del a analizarlo en un apartado propio. Durante
halo” que con frecuencia se objetiva en la asper- años se creyó que pertenecía al grupo de los
gilosis pulmonar invasiva). El diagnóstico, como parásitos protozoos pero recientes estudios lo
en todas las infecciones por hongos, es la biop- colocan en el grupo de los hongos(16). Aunque
sia, aunque en los pacientes con alta sospecha de forma clásica se ha asociado al Pneumocystis
de padecer una infección por Aspergillus, el jiroveci (PCJ) con los pacientes VIH positivos,
hallazgo del hongo en el LBA o en 3 muestras también se asila en pacientes VIH negativos.
repetidas de esputo en cantidad significativa A diferencia de otros microorganismos que
puede ser suficiente para establecer el diag- causan infección respiratoria, el PCJ única-
nóstico. mente se ve en pacientes inmunodeprimidos,
Otro género de hongos que puede causar siendo los factores predisponentes la inmu-
neumonía en pacientes inmnunodeprimidos, nodeficiencia celular, la presencia de infección
sobre todo VIH negativos, es el género Candi- por VIH y/o CMV y el tratamiento con corti-
da, siendo la Candida albicans la especie más coides y/o ciclofosfamida. Aunque la inciden-
frecuente; son factores predisponentes la neu- cia de la neumonía por PCJ ha disminuido de
tropenia, la alteración de la inmunidad celu- forma espectacular desde principios de la déca-
lar, el uso de inmunosupresores, la diabetes da de los 90 coincidiendo con el mayor uso de
mellitus y el uso de antibióticos de amplio la profilaxis primaria y secundaria y el trata-
espectro. La infección pulmonar aislada es miento antirretroviral eficaz(17,18), se sigue diag-
poco frecuente, siendo habitualmente la neu- nosticando en pacientes que no se sabe infec-
monía una manifestación más de la infección tados por el VIH (clínica de debut) o que no
diseminada, cursando con infiltrados alveola- hacen quimioprofilaxis(19), y sigue siendo la
res focales o difusos(6,15). causa más frecuente de enfermedad respira-
El género Mucor es menos común, siendo toria y es causante del 25% de muertes en
la diabetes mellitus, la insuficiencia renal cró- pacientes con síndrome de inmunodeficien-
nica y el tratamiento esteroide los factores pre- cia adquirida humana (SIDA)(20). Por otra par-
disponentes. El cuadro clínico es agudo y en te, se ha incrementado el número de casos en
la radiografía se evidencia un infiltrado alveo- pacientes HIV negativos, probablemente debi-
lar focal que entre el 15 y el 25% de los casos do al empleo de medicamentos que alteran la
puede cavitarse. inmunidad celular y a que aún no está proto-
164
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 165
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
165
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 166
B. STEEN
166
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 167
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
tes con neoplasias hematológicos y pacientes establecer un pronóstico. Para conseguir todo
sometidos a trasplante de órgano sólido, sobre esto recurrimos a los datos de la historia clíni-
todo de corazón; en todos ellos la mortalidad ca, la exploración física y a diferentes explo-
es muy elevada, hasta de un 80%. raciones complementarias.
167
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 168
B. STEEN
FIGURA 1. Rx tórax con patrón difuso intersticial FIGURA 2. Rx tórax con patrón focal en lóbulo
bilateral (paciente VIH positivo con neumonitis por superior izquierdo (paciente en tratamiento cró-
pneumocystis jiroveci). nico con esteroides por artritis reumatoide con
tuberculosis pulmonar).
tivo hace profilaxis para el Pneumocistis jiro- dantes líquidos endovenosos. Además, y como
veci con cotrimoxazol y no la ha abandonado, ya hemos comentado antes, es necesario rea-
es difícil que presente infección por dicho agen- lizar un abordaje sistémico también en la explo-
te; si se realiza profilaxis oral con quinolonas ración; así, la presencia de nódulos cutáneos
se pueden seleccionar cepas resistentes de similares a las metástasis tumorales se encuen-
Streptococcus viridans(35), el uso de fluconazol tran en las diseminaciones sistémicas de Nocar-
profiláctico en los pacientes sometidos a tras- dia y criptococo, la aparición de lesiones necró-
plante de médula ósea o de órgano sólido pare- ticas nasales sugiere mucormicosis, aspergilosis
ce estar relacionado con el aumento de casos o bacilos Gram-negativos, y el eritema gangre-
de aspergilosis invasiva, etc.) y los fármacos nosum sugiere sepsis por Gram-negativos. La
administrados, la dosis, la secuencia, así como afectación neurológica no es infrecuente, obje-
si ha habido radiación especificar el campo, la tivándose signos de meningitis en casos de crip-
dosis y el tiempo. tococosis, tuberculosis o neoplasia, mientras
La exploración física de un paciente inmu- que hay signos de encefalitis en la toxoplas-
nodeprimido con neumonía puede ser irrele- mosis o en la diseminación del virus herpes
vante, en ocasiones sólo encontramos crepi- simple. Las lesiones oculares orientan a CMV
tantes finos como signo de infiltrado incluso (manchas blanco-amarillentas parcheadas con
aunque no haya manifestación en la radiogra- o sin hemorragia en la retina), a candidiasis o
fía simple. El examen del enfermo nos va a a aspergilosis diseminadas (lesiones coroida-
permitir detectar signos de insuficiencia car- les)(10,11,15).
diaca congestiva, complicación frecuente en
estos pacientes en los que son frecuentes los Técnicas de imagen
problemas renales, se usan drogas cardiotóxi- Como se ha comentado anteriormente, exis-
cas, están en estado de shock y precisan abun- te tres patrones radiológicos básicos en estos
168
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 169
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
pacientes: difuso (Fig. 1), focal (Fig. 2) y nodu- quísticas similares a los pneumatoceles en las
lar o cavitario. La realización de una radiogra- zonas de “vidrio deslustrado”. Por su parte, es
fía simple de tórax es obligada, aconsejándose característico de la neumonitis por radiación
completar el estudio con tomografía axial com- la presencia de afectación parenquimatosa de
putarizada de alta resolución (TACAR) en aque- bordes lineales que no se corresponden a lími-
llos casos con sospecha clínica de afectación tes anatómicos sino a los márgenes del cam-
pulmonar con radiografía de tórax normal, pues- po de radiación.
to que diferentes estudios han puesto de mani-
fiesto que un porcentaje importante de estos Hallazgos de laboratorio y técnicas
pacientes puede tener lesiones pulmonares no serológicas
detectadas en la radiografía simple con las con- Aunque los hallazgos analíticos sean total-
siguientes implicaciones diagnósticas y tera- mente inespecíficos, es obligado realizar a
péuticas que esto conlleva(36,37); así Heusel et todos los pacientes un estudio analítico bási-
al.(36) describieron que el 50% de los casos de co que incluya hemograma, coagulación, bio-
una serie de 87 pacientes consecutivos con neu- química con función hepática, renal y dehi-
tropenia febril presentaban lesiones pulmona- drogenasa láctica (LDH), y gasometría arterial.
res en la tomografía computarizada (TC) no Con ello obtendremos datos del grado de inmu-
detectadas en la radiología simple. Pero la TACAR nosupresión (por ejemplo en el caso de neu-
no solo permite una mayor definición radioló- tropenia febril) y la afectación funcional (así la
gica del tórax, también permite elegir la mejor mayoría de los pacientes con neumonía por
zona sobre la que realizar un procedimiento PCJ presentan hipoxemia incluso sin afecta-
diagnóstico invasivo y ayuda en el diagnóstico ción evidente en la radiografía simple); aun-
diferencial entre distintas enfermedades. que no patognomónico, la presencia de nive-
Aunque no existe ningún hallazgo radioló- les elevados en suero de la LDH en pacientes
gico patognomónico de ninguna entidad, si con sospecha de infección por PCJ apoya el
existen una serie de signos que si se objetivan diagnóstico(39).
son altamente sugestivos de ciertas patologí- Los hemocultivos, aunque deben realizar-
as; así, en el caso de la aspergilosis invasiva se de forma rutinaria, tiene un valor limitado
según avanza la invasión de los vasos sanguí- a la hora de establecer el diagnóstico etiológi-
neos por los hongos se produce la necrosis del co de la neumonía en estos pacientes salvo
tejido pulmonar y la creación de una zona de que el germen causal tenga alta propensión
secuestro o zona de tejido desvitelizado; la ima- por la sangre, como es el caso del Sreptococ-
gen más típica en estos casos es la de un nódu- cus pneumoniae, o el paciente sea neutropé-
lo y el “signo del halo”, una atenuación en nico. En caso de sospechar determinados gér-
vidrio deslustrado que rodea a dicho nódulo, menes como la Nocardia o las micobacterias
además del “signo de la corona de aire”, mani- se deben usar medios de cultivo específicos.
festación más tardía que representa la apari- Las técnicas serológicas convencionales
ción de aire en la zona infartada pulmonar que con las que se detectan los anticuerpos origi-
se va retrayendo. El “signo del halo” también nados en respuesta a antígenos microbianos
se puede ver en las infecciones por Candida, específicos son de escasa utilidad en el diag-
CMV y herpes simple (38). En la infección por nóstico del paciente inmunodeprimido por dos
PCJ se evidencia en la TACAR la presencia de motivos: en primer lugar la respuesta inmu-
áreas de atenuación en “vidrio deslustrado” nológica de estos pacientes es muy escasa o
con distribución perihiliar o geográfica que nula; en segundo lugar muchos de los orga-
pueden progresar a zonas de consolidación nismos oportunistas que causan infección en
según avanza la enfermedad; en paciente con los inmunocomprometidos son colonizadores
SIDA y PCJ es frecuente encontrar imágenes saprófitos que pueden generar respuesta inmu-
169
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 170
B. STEEN
nológica pero no clínica en la población gene- ganismos que son claramente patógenos como
ral, por lo que el número de falsos positivos es es el caso del Micobacterium tuberculosis, la
elevado; además, la demora en el tiempo en Legionella sp o algunos hongos.
3 o 4 semanas con estas técnicas no es acep- Mención aparte merece la identificación
table sobre todo en este grupo de pacientes en del Pneumocistis jiroveci. En el caso de los
los que la rapidez en establecer un correcto pacientes VIH positivos con sospecha de neu-
diagnóstico es crucial. Si a esto añadimos que monitis por PCJ el esputo inducido mediante
con las técnicas serológicas “sólo encontramos la inhalación de suero salino hipertónico per-
lo que buscamos” es evidente que su uso es mite realizar el diagnóstico con una sensibili-
muy limitado(1-4,11). dad que varía según las series entre un 60 y
Mucho más prometedora es la detección un 90%(41,42); para ello es necesaria la visuali-
de antígenos, DNA o metabolitos microbianos zación de los quistes o trofozoitos del PCJ
en tejidos o fluidos corporales; así, por ejem- mediante técnicas de tinción convencionales
plo se pueden detectar antígenos de Legione- o con la ayuda de anticuerpos monoclonales.
lla en esputo, líquido pleural o tejido pulmo- Finalmente, hay que tener en cuenta el
nar por inmunofluorescencia, antígenos análisis del esputo no tiene ninguna utilidad
capsulares del Cryptococcis neoformans en sue- cuando la etilología de los infiltrados pulmo-
ro, o antígenos de Legionella o Streptococcus nares del inmunodeprimido no es infeccio-
pneumoniae en orina. Estas técnicas, que en la sa. Por este motivo y las limitaciones ante-
actualidad son escasas y limitadas, permiten riormente expuesta, se recurre habitualmente
alcanzar un diagnóstico etiológico en los casos a otras técnicas diagnósticas para establecer
de neumonitis febril sin necesidad de recurrir el diagnóstico etiológico del síndrome de neu-
a exploraciones invasivas. monitis febril en el paciente inmunocom-
prometido.
Examen convencional del esputo
El análisis de esputo mediante la tinción Técnicas invasivas
de Gram y el cultivo es fundamental en el diag- Si a pesar de la valoración inicial y las
nóstico de la infección pulmonar. Sin embar- exploraciones previas el diagnóstico sigue sien-
go, en los pacientes inmunodeprimidos y, do incierto se recurre a exploraciones más inva-
sobre todo en los neutropénicos, es difícil obte- sivas. Estas técnicas se pueden realizar sobre
ner un esputo de calidad ateniéndose a la habi- lesiones extrapulmonares (por ejemplo biop-
tual proporción de leucocitos y células epite- sia de nódulos cutáneos) o sobre el pulmón.
liales (se consideran esputos válidos para En el caso que queramos obtener muestras
cultivo aquellos que presentan más de 25 leu- directas de las lesiones pulmonares tenemos
cocitos y entre 10 y 25 células epiteliales por que tener en cuenta una serie de factores: la
campo microscópico con 100 aumentos(40)). gravedad de la infección, el estado del pacien-
Por otra parte, la vía respiratoria superior de te, la rapidez con la que progresa, el tipo de
estos pacientes está habitualmente coloniza- infiltrado radiológico y la disponibilidad de la
da por gérmenes, potenciales patógenos, entre técnica en el centro correspondiente así como
los que se encuentran virus como el CMV o el la experiencia de sus profesionales en reali-
virus herpes simple, bacilos Gramnegativos zarla. En líneas generales, cuanto más agre-
como el Staphilococcus aerus, y hongos, sien- siva una exploración, mayor riesgo de com-
do difícil determinar si son simples organis- plicaciones y mayor rendimiento diagnóstico.
mos colonizadores o si son causantes de enfer- Las técnicas que vamos a revisar son la aspi-
medad cuando se aíslan en el esputo. El ración transtraqueal, la punción aspiración
esputo, no obstante, tiene un valor diagnósti- transtorácica, la broncoscopia y la biopsia pul-
co innegable cuándo se identifican microor- monar abierta. Cualquiera que sea el procedi-
170
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 171
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
miento empleado, la muestra recogida debe un patógeno en el cultivo, de los otros 48 con
ser procesada de forma correcta y rápida, tan- criterios de neumonía pero sin rendimiento
to para estudios microbiológicos como cito- diagnóstico, 44 recibían tratamiento antibió-
histológicos, teniendo siempre en cuenta que tico previo) y 105 no (de ellos 34 tuvieron cre-
su obtención se ha realizado con riesgo para cimiento bacteriano, interpretándose en 16 de
el paciente y que una nueva exploración pue- ellos como exacerbación de su bronquitis cró-
de no ser posible. nica).
En la PATT se realiza una aspiración pul-
Aspiración transtraqueal (ATT) y punción monar percutánea con agujas de 18-20 G, y
aspiración transtorácica (PATT) está particularmente indicada en pacientes
La ATT es una técnica que permite obtener inmunodeprimidos estables, con buena fun-
secreciones del tracto respiratorio inferior, sin ción pulmonar y con lesiones nodulares o
que exista contaminación por las bacterias de cavitadas periféricas; la principal limitación
la orofaringe; es una exploración relativamente de la técnica es el escaso tamaño de la mues-
sencilla en manos entrenadas y para su reali- tra y su alto grado de complicaciones: según
zación no se precisan grandes equipos. Está el estudio de Kamp y Glassroth(45) se produjo
indicada cuando sospechamos patología bac- neumotórax en un 25% de los pacientes ana-
teriana, los estudios no invasivos previos no lizados (rango 13-52%) y hemorragia signifi-
han sido diagnósticos (esputos, hemocultivos, cativa (entendida como sangrado superior a
etc.) y disponemos de un técnico experto. Está 25-50 ml) en un 10% (rango 3-13%). Por ello,
contraindicada cuando: a) existe hipoxemia las contraindicaciones de la técnica serían: a)
(PaO2 menos de 70 mmHg con o sin oxígeno presencia de enfermedad pulmonar bullo-
suplementario); b) existe coagulopatía (pla- sa; b) presencia de ventilación mecánica; c)
quetas menores a 100.000/mm3, actividad de diátesis hemorrágica; d) hipertensión pul-
protrombina menor del 65%, tiempo de hemo- monar severa; e) función pulmonar dismi-
rragia prolongado); c) el paciente no colabo- nuida y; f) falta de colaboración y/o negativa
ra o se niega; d) existe dificultad para la defi- del paciente. El rendimiento de la PATT, mos-
nición anatómica del cuello o f) no disponemos trando infección o neoplasia, fue de un 65%
de un técnico experto(43). Las complicaciones (rango 35-88%).
más frecuentes son enfisema subcutáneo
(19%), neumomediastino (3%), hemoptisis Broncoscopia (FBC)
(12%)(44,45). La sensibilidad diagnóstica de este La fibrobroncoscopia es un procedimien-
procedimiento es cercana al 90% en manos to básico en la valoración de los pacientes
expertas con 1% de falsos negativos en aque- inmunodeprimnidos con infiltrados pulmo-
llos que pacientes que no han recibido trata- nares; con ella se pueden diagnosticar enfer-
miento antibiótico previo y un 13% si lo han medades infecciosas y no infecciosas y, aun-
recibido; existe entre un 20 y un 50% de fal- que en muchas de estas últimas el diagnóstico
sos positivos sobre todo en pacientes con bron- es por exclusión, su tratamiento habitualmente
quitis crónica, alteración del estado mental o incluye corticoides, por lo que, antes de ins-
carcinoma broncogénico. El estudio más taurar el mismo debemos descartar patolo-
amplio realizado analizando esta técnica es el gía infecciosa no conocida (por lo que hay que
de Barlett de 1977(46) en el que analiza 544 realizar broncoscopia) ya que ésta se podría
muestras obtenidas de 488 pacientes durante exacerbar con la corticoterapia. Además,
un periodo de 5 años; 56 muestras fueron des- muchas patologías sólo pueden diagnosticar-
echadas por presentar células epiteliales; de se por esta técnica, como es el caso de la
las 488 muestras restantes, 383 pacientes cum- hemorragia alveolar difusa. Permite, no sólo
plieron criterios de neumonía (335 mostraron la visualización del árbol traqueobronquial,
171
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 172
B. STEEN
sino también la toma de diversas muestras otros describen una eficacia similar para ambos
como el broncoaspirado (BAS), el cepillado patrones, difuso y focal(48,51).
bronquial, el lavado broncoalveolar (LBA), la La broncoscopia es un procedimiento razo-
biopsia bronquial o la biopsia transbronquial nablemente seguro: en una revisión retros-
(BTB); todas estas técnicas son complementa- pectiva publicada por Creedle et al.(52) en 1974
rias aunque una puede estar más indicada que de 24.251 pacientes, la mortalidad atribuible
otra según el tipo de infección que sospeche- al procedimiento fue del 0,01%, si se realiza-
mos o busquemos (por ejemplo, el PCJ se ba una BTB era del 0,24%; en el trabajo ya
encuentra en los alvéolos por lo que para su mencionado de Kamp y Glassroth(45) que revi-
diagnóstico el LBA tiene un mayor rendimiento saba 14 estudios con un total de 511 pacien-
que el cepillado bronquial). En un estudio ya tes inmunodeprimidos a los que se realizó
clásico publicado por Baugman en 1994(47) se broncoscopia con BTB y cepillado se produjo
realiza una revisión de la literatura comparando neumotórax en un 4% (rango 0-26%), mien-
la eficacia de los distintos métodos para iden- tras que en la revisión en este mismo trabajo
tificar diversos tipo de organismos (escala de de 10 estudios con 326 pacientes a los que se
puntuación de 0 a 3): así el LBA se mostró muy les realizaba LBA no se produjo ningún neu-
eficaz para la identificación del PCJ y el CMV, motórax.
la BTB lo fue para la tuberculosis y el PCJ, el Las contraindicaciones de esta técnica son
BAS para la Nocardia sp y el cepillo para las fundamentalmente: hipoxemia severa (PaO2
bacterias; los hongos resultaron ser más difí- < 60 mmHg con oxígeno suplementario), diá-
ciles de identificar, siendo la biopsia, como ya tesis hemorrágica no corregible, trombocito-
se comentó anteriormente, el método más efi- penia (menos de 50.000 plaquetas /mm3), ure-
caz para su identificación (puntuación de 2 en mia y status asmático; en pacientes con
este trabajo). En un estudio realizado en pacien- trombopenia y/o coagulopatía está contrain-
tes inmunodeprimidos VIH negativos publi- dicada la BTB pero no el LBA; en los pacientes
cado por Jain et al.(48), la rentabilidad de la FBC sometidos a ventilación mecánica la BTB tie-
es del 56%; en este trabajo se describe una ne mayor riesgo por lo que se debe realizar
eficacia diagnóstica similar del LBA y la BTB, con las máximas precauciones.
siendo aún mayor si se combinan ambas téc- Tras lo expuesto anteriormente se conclu-
nicas. Pero la rentabilidad diagnóstica de la ye que si se sospecha etiología infecciosa de
broncoscopia en pacientes inmunocompro- los infiltrados pulmonares y no se obtiene el
metidos con infiltrados pulmonares varía según diagnóstico con exploraciones no invasivas,
las distintas series entre el 15 y el 93% sien- está indicado realizar una FBC al menos para
do mayor cuando la etiología del proceso es toma de LBA y, a ser posible, con BTB, dada la
infecciosa; esta dispersión es debida funda- gran eficacia diagnóstica de esta exploración
mentalmente a la heterogeneidad de los y el bajo número de complicaciones.
pacientes incluidos en las diferentes series.
Existe más homogeneidad en establecer que, Biopsia pulmonar abierta (BPA)
dentro de las causas no infecciosas, la FBC La BPA sigue siendo el gold standard para
es diagnóstica en el 89% de las hemorragias el diagnóstico de los infiltrados pulmonares
alveolares difusas(49). También existe discor- en el inmunodeprimido; en el trabajo de
dancia entre las distintas series sobre la ren- Kamp y Glassroth(45) en el que se revisan 18
tabilidad de la broncoscopia según como sean artículos con un total de 846 pacientes inmu-
los infiltrados pulmonares; así, mientras algu- nodeprimidos sin SIDA, se consiguió un diag-
nos trabajos describen una mayor rentabilidad nóstico específico en un 64% de los casos
diagnóstica de la FBC en los patrones pulmo- (rango 37-95%); en un tercio de los pacien-
nares difusos frente a los patrones focales(50), tes el diagnóstico obtenido fue inespecífico
172
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 173
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
173
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 174
B. STEEN
Realización de Rx tórax
Diagnóstico No diagnóstico
Completar tratamiento 14-21 días
FIGURA 3. Algoritmo diagnóstico para pacientes inmunodeprimidos con síndrome de neumonitis febril
(Infiltrado focal). (BAAR: bacilos ácico-alcohol resistentes; IFD: inmunofluorescencia directa; LBA: lavado
broncoalveolar; BTB: biopsia transbronquial; PATT: punción aspiración transtorácica).
linezolid en aquellos casos resistentes), tuber- entrada cotrimoxazol para cubrir el PCJ; según
culostáticos para micobacterias, anfotericina se sospechen otros agentes etiológicos se aso-
B para Aspergillus, cotrimoxazol para PCJ y ciarán otros fármacos. En ambos casos, si
ganciclovir para CMV) (56). En caso de infil- el paciente evoluciona mal a las 48-72 horas
trado radiológico difuso se iniciaría trata- de iniciado el tratamiento y si los métodos
miento con antibioterapia para cubrir bac- diagnósticos realizados no proporcionan un
terias similar a lo descrito anteriormente y, diagnóstico etiológico, se asociará al trata-
si el paciente es VIH positivo, se asociaría de miento anfotericina B y vancomicina si no se
174
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 175
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
Antibioterapia empírica
– Piperacilina-tazobactam ó cefalosporina de tercera ó cuarta
generación + aminoglucósido
– Cotrimoxazol (sobre todo en VIH positivos)
– Azitromicina
Tratamiento específico
FIGURA 4. Algoritmo diagnóstico para pacientes inmunodeprimidos con síndrome de neumonitis febril
(Infiltrado difuso).(LBA: lavado broncoalveolar; BTB: biopsia transbronquial).
habían administrado desde el inicio. La dura- ciosa Pulmonar. Barcelona: Cuscó Arts Gràfi-
ques SA 1996. p. 47-62.
ción del tratamiento varía en función del agen-
te hallado, siendo la evolución desfavorable 4. Organización Nacional de Trasplantes. http://
www.ont.es.
entre el 15 y el 50% de los pacientes.
5. Jemal A, Murray T, Ward E, Samuels A, Tiwa-
ri RC, Ghafoor A, et al. Cancer statistics, 2005.
BIBLIOGRAFÍA Ca: a Cancer Journal for Clinicians 2005; 55(1):
1. Zalacaín R, Gómez A, Bárcena I. Infecciones 10-30.
pulmonares en enfermos inmunodeprimidos. 6. Shorr AF, Susla GM, O’Grady NP. Pulmonary infil-
En: Villasante C. Enfermedades Respirato- trates in the Non-HIV-Infected Immunocom-
rias. Madrid: Ediciones Aula Médica 2002; 1: promised Patient. Chest 2004; 125: 260-71.
367-76.
7. Rano A, Agustí C, Jiménez P, Angrill J, Beni-
2. Aspa FJ, Nieto MB, Espinosa MJ. Patología to N, Danes C, et al. Pulmonary infiltrates in
infecciosa pulmonar en el enfermo inmuno- non-HIV immunocopromised patients: a
suprimido y en el SIDA. En: Caminero JA, Fer- diagnostic approach using noninvasive and
nández L. Manual de Neumología y Cirugía bronchoscopic procedures. Thorax 2001; 56:
Torácica. Madrid: Editores Médicos, SA 1998; 379-87.
2: 1451-77. 8. Hirschtick RE, Glassroth J, Jordan MC, Wilcosky
3. Aspa FJ. Infección en el paciente inmunosu- TC, Wallace JM, Kvale PA, et al. Bacterial pneu-
primido. En: VI Curso SEPAR. Patología Infec- monia in persons infected with the human
175
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 176
B. STEEN
immunodeficiency virus. N Engl J Med 1995; 21. Yale SH, Limper AH. Pneumocystis carinii
333: 845-51. pneumonia in patients without acquiered
9. Pizzo PP. Fever in immunocompromised immunodeficiency syndrome: associated ill-
patients. N Engl J Med 1999; 341: 893-900. ness and prior corticosteroid therapy. Mayo
Clin Proc 1996; 71: 5-13.
10. Manifestaciones pulmonares de la infección
por el virus de la inmunodeficiencia humana. 22. Byrd JC, Hargis JB, Kester KE, Hospenthal DR,
En: Fraser RS, Müller NL, Colman N, Paré PD. Knutson SW, Diehl LF. Opportunistic pulmo-
Diagnóstico de las enfermedades del tórax. nary infections with fludarabine in previously
Cuarta Edición. Editorial Médica Panamerica- treated patients with low-grade lymphoid
na 1999; 3: 1617-73. malignancies: a role for Pneuomocystis cari-
11. Rubin RH. Pneumonia in the immunocom- nii pneumonia prophylaxis. Am J Hematol
promised host. En: Pulmonary diseases and 1995; 49: 135-42.
disorders 2d ed 1988. New York: Ed Alfred Fis- 23. Israel HL, Gottlieb JE, Schulman ES. Hypoxe-
hman. Mc Graw Hill, 1745-60. mia with normal chest roentgenogram due to
12. Bodey G, Bueltmann B, Duguid W, Gibbs D, Pneumocystis carinii pneumonia. Diagnostic
Hanak H, Hotchi M, et al. Fungan infections errors due to low suspicion of AIDS. Chest
in cancer patients: an international autopsy 1987; 92: 857-9.
survey. Eur J Clin Microbiol Dis 1992; 11: 99- 24. Shanley JD, Jordon MC. Viral pneumonia in
109. the immunocompromised patient. Semin Res-
13. Wald A, Leisenring W, Burik J, Bouden RA. pir Infect 1986; 1: 193-201.
Epidemiology of aspergillus infections in a 25. Tamm M. The lung in the immunocompromi-
large cohort of patients undergoing bone sed patient. Respiration 1999; 66: 199-207.
marrow transplantation.J Infect Dis 1997; 26. Goodrich J. A comparasion of cytomegalovi-
175: 1459-66. rus and community respiratory ciruses in
14. Paterson DL, Singh N. Invasive aspergillosis in immunocompromised patients. Am J Med
transplant recipients. Medicine 1999; 78: 123- 1997; 102: 37-41.
38. 27. Sternberg RI, Baughman RP, Dohn MN, First MR.
15. Características generales de la infección pul- Utility of bronchoalveolar lavage in assesing pneu-
monar. En: Fraser RS, Müller NL, Colman N, monia in immunosuppressed renal transplant
Paré PD. Diagnóstico de las enfermedades del recipients. Am J Med 1993; 95: 358-64.
tórax. Cuarta Edición. Editorial Médica Pana- 28. Torres A, Ewig S, Insausti J, Guergue JM, Xau-
mericana 1999; 2: 689-723.
bet A, Mas A, et al. Etiology and microbial pat-
16. Miller RF, Mitchell DM. Pneumocystis carinii terns of pulmonary infiltrates in patients with
pneumonia. AIDS and lung. Thorax 1995; 50: orthotopic liver trasnplantation. Chest 2000;
191-200. 117: 494-502.
17. Hoover DR, Saah AJ, Bacellar H, Phair J, Detels 29. Chin DP, Hopewell PC. Mycobacterial compli-
R, Anderson R, et al. Clinical manifestations cations of HIV infection. Clin Chest Med 1996;
of AIDS in the era of Pneumocystis carinii 17: 697-711.
prophylaxis. Multicenter AIDS Cohort Study.
N Engl J Med 1993; 329: 1922-6. 30. American Thoracic Society. Diagnosis and tre-
atment of disease caused by nontuberculo-
18. Delmas MC, SchwoebeL V, Heisterkamp SH, sis mycobacteria. Am J Respir Crit Care Med
Downs AM, Ancelle-Park RA, Brunet JB. Recent 1997; 156: S1-S25.
trends in pneumocystis carinii pneumonia as
AIDS-defining disease in nine european coun- 31. Singh N, Paterson DL. Mycobacterial tubercu-
tries: coordinators for AIDS surveillance. J losis infection in solid-organ transplant reci-
Acquir Immune Defic Syndr Hum Retrovirol pients: impact and implications for manage-
1995; 9: 74-80. ment. Clin Infect Dis 1998; 27: 1266-77.
19. Beck JM, Rosen MJ, Peavy HH. Pulmonary 32. Campagna AC. Pulmonary toxoplasmosis.
complications of HIV infection. Am J Respir Semin Respir Infect 1997; 12: 98-105.
Crit Care Med 2001; 164: 2120-6. 33. Wallace JM. Viruses and other miscellaneous
20. Tietjen PA, Stover DE. Pneumocystis carinii organisms. Clin Chest Med 1996; 17: 745-54.
pneumonia. Seminars in Respiratory and cri- 34. Lessnau KD, Can S, Talavera W. Disseminated
tical Care Med 1995; 16: 173-83. strongyloides stercolaris in human immuno-
176
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 177
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
177
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 178
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 179
Índice de autores
Abad Fernández, Araceli Malo de Molina, Rosa
Servicio de Neumología. Hospital Universitario Residente de tercer año de Neumología. Sección de
de Getafe. Madrid Neumología. Hospital Universitario. Guadalajara
179
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 180
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 181
Índice de materias
Absceso pulmonar, 133 no farmacológicas, 115
Anaerobios, 134, 135 Estudios serológicos, 38
Antibioterapia empírica inicial, 122
Antigenuria, 35, 38
Aspiración, 134
Factores de riesgo, 73
silentes, 148
transtraqueal, 40
Hemocultivos, 35
Hidratación, 153
Hongos, 163
Bacteriemia, 36 Aspergillus, 163
BCYE-alfa, 35 citomegalovirus, 165
Biopsia pulmonar, 42 micobacterias, 166
Broncoaspirado, 41 Pneumocystis jiroveci, 164
181
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 182
182
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 183
Neumonias (184 p) 9/3/06 10:25 Página 184