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1960, p. 166), o como “un acto administrativo por medio del cual se otorga en forma
exclusiva y excluyente un cierto uso de poca importancia jurídico-económico-social,
sobre un bien de dominio público” (Montt Oyarzún, Santiago; “El dominio público”;
Editorial Conosur, Santiago, 2002, p. 308). Dicho permiso es caracterizado como
discrecional, unilateral y precario (Reyes R., Jorge; ob. cit., págs. 176 y siguientes;
Montt O., Santiago; ob. cit., págs. 317-318).
Lo que sucede es que, en este caso particular, la Ley General de Servicios
Eléctricos (D.F.L. N° 4, de 2006, Economía) establece que las concesiones de servicio
público de distribución otorgan el derecho de usar bienes nacionales de uso público
para tender líneas aéreas y subterráneas destinadas a la distribución en la zona de
concesión (artículo 16). Esta norma, entonces, establece un derecho legal a usar
ciertos bienes, pero condicionado a que se dicte un acto administrativo favorable por
parte de la Dirección de Vialidad, que es la encargada de administrar la faja de los
caminos públicos. En este sentido, la Dirección de Vialidad remueve el obstáculo para
ejercer el derecho. Ello lo hace muy cercano a una autorización. De ahí la
denominación que la ley le otorga a este acto.
La exigencia de dicho permiso no merece un reproche de inconstitucionalidad,
pues, como lo ha dicho esta Magistratura, las autoridades que entregan las
concesiones de servicio público de distribución eléctrica, no son quienes tienen a su
cargo la administración de determinados bienes nacionales de uso público (STC
1669/2012). Por lo mismo, para respetar esta distribución competencial, es necesario
que se invoque la concesión, otorgada por una autoridad, para obtener el permiso,
concedido por quien tiene a su cargo la tutela del bien respectivo, siempre que se
cumplan los requisitos propios de tal permiso”.
un bien nacional de uso público, no es el que comparten. Para los
concurrentes, que sea la ley la que otorga directamente este derecho de
uso al concesionario, “si bien le confiere mayor estabilidad y firmeza
que un simple permiso o un contrato de concesión, no significa que se
trate de un derecho puro y simple que pueda ejercitarse libremente”.