Está en la página 1de 15

Nota a la publicación de Otra de Leche

La historia de Otra de leche es una historia accidentada. El trabajo exploratorio se realizó de manera colectiva
por el grupo Cualquiera Producciones, bajo mi dirección. La fractura de una de las rótulas de John Álex
apareció como primer accidente. Cuando este percance inicial parecía superado, la fractura de una de mis
caderas terminó de posponer su aparición. Gracias a la insistencia del grupo este trabajo no quedó
definitivamente en el cajón de los proyectos inconclusos. Dos años y medio después de iniciada la
exploración, la obra vio la luz (de tarros, pares y demás) en el Teatro La Máscara bajo la dirección de Ariel
Martínez. El texto que se recoge en estas memorias difiere ligeramente del utilizado en la puesta en escena.
Carlos Enrique Lozano G.

Otra de leche

(Material para armar en escena)

De Carlos Enrique Lozano Guerrero

-Para Ariel, Eliza y John, tan dueños de este texto como yo.

El filo
J
No se puede estar siempre así en el filo de las cosas.
E
¿Por qué?
J
Porque no se puede, porque el filo es muy angosto, porque eventualmente uno cae hacia algún lado.
A
Qué tontería. ¿Otra partida?
J
Yo paso.
A
Este mariquita está sacando la mano.
J
Sacar la mano para dónde. No hay para dónde sacar la mano.
E
No entiendo lo que decís del filo. ¿Cuál filo?
A
¿Vamos a jugar o no?
J
El filo es dónde nos movemos. Siempre con la legalidad a un lado y la ilegalidad al otro. Es una frontera muy
angosta.
A
Qué tontería. A ver pues, pendejos, jugamos o no.
E
¿Cuál legalidad y cuál ilegalidad? ¿Vos entendés de qué habla este man?
A

1
Si no vamos a jugar los mando a voltear.
E
Este man se está mareando, hay que avisar.
J
Avisar qué. A quién le vas avisar nada si estamos solos. Lo que yo digo es que preferiría hacer las cosas de
frente. No entiendo por qué tenemos que esconder lo que hacemos.
A
Porque es lo que hay que hacer y punto. No se pregunta más.
J
Sí pero es que yo estoy aquí haciendo lo que hago porque creo en este país, porque creo que esta sarta de
hijueputas que tenemos aquí encerrados son…
A
Callate, idiota.
E
Callate que alguien puede oír.
J
¿Si ven? Siempre al filo. Siempre haciendo algo pero callándolo. No se puede seguir así. En algún
momento llega la caída porque llega.
Silencio.
A
Par de jotas, ¿quién tiene más?

Agua
E
Soy del agua. Siempre he sido del agua. Soy un ser del agua. Mi cuerpo es agua y yo disfruto. Nado.
Manos salvajes, manos desgraciadas me sumergen y yo hago burbujas. Me gustan las burbujas. Pequeñas
bolas de aire que quieren regresar a su elemento. Suben a la superficie. Yo no. Yo no quiero regresar. No
lo necesito. Soy como un alga. Como una mata subacuática. Disfruto la humedad. En mi piel. Que se
pasea. Por mi cuerpo. Que me recorre. Me baña. Me baño. Soy un pez. Una manta raya, una anguila.
Soy una culebra marina. Hundo barcos. Con mi cuerpo. Canto. Enloquezco marineros. Soy una sirena y la
corriente juega con mis cabellos. Me dejo llevar a las profundidades. Visito las cavernas. Oscuras. Las
cuevas sin luz. Penetro en esa oscuridad absoluta. Nunca nadie verá nada en esos abismos. Yo intuyo los
relieves. Las formas. Los despeñaderos, las rocas punzantes, los peligros. Nada me pasa. No temo, sé que
soy de agua. Mi cuerpo es agua. No me alarma naufragar. Las burbujas suben. Por mí. Las envío al mundo
exterior. Para que se nutran. Para que regresen. Lo necesitan, quieren hacerlo. A mí no me importa. Las
dejo que escapen. De a una. En pares. En tríos. Salen jugueteando. Parecen niños pequeños. Retozando
en un medio que no les pertenece. Buscando el camino a casa. Yo no lo necesito. Mi casa es donde estoy.
Sin más. No necesito más. No hay necesidad de otra cosa. Soy feliz bajo el agua. Soy feliz ahora que glu,
glu, glu. Porque no es de alarmarse. Es sólo un sonido. Glu, glu, glu. Puedo seguir. Puedo pensar en otra
cosa. En la luz del sol que es otra cosa acá adentro. Que es de otro color. Glu, glu, glu. Que parece
iluminación artificial. De neón. De neón azul. Azul marino, azul rey, azul celeste, azul cian, azul glu. Azul
glu, glu, glu. Es un sonido. Como cualquier otro. Como decir una palabra misteriosa. Un nombre
impronunciable, un número infinito. Es un ritmo. El ritmo del tango. Del vals. Del fox. Glu, glu, glu. Del
vallenato viejo. Es un ritmo marino. Es el embate de las olas contra la playa. Contra las rocas. En un
acantilado. Nublado. Gris. Un acantilado vencido. Por ese mar que se lo come poco a poco. Que le roba
terreno. Con paciencia. Palmo a palmo. Sin prisa. Se demora y trabaja. No hace más. Trabaja.
Constantemente. Como un letargo sin fin. Golpea y pierde. Golpea y pierde. Golpea y pierde y cada vez
gana un poco. No desespera. Mantiene su ritmo terco. Contra la roca. Contra el enemigo y no cede. Se da
2
contra el mundo una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra glu, glu, glu. Es una oración. Es un mantra, es
un canto. Es una plegaria de tres letras. Glu. Amén. Glu. Amén. Glu. Amén.

Misión
J
Puede ser que mañana sea otro día pero todo va a ser igual.
A
Mañana será otro día y punto
J
Podés hacerte el guevón cuánto tiempo querás pero llega un momento en el cuál despertás.
A
Estoy despierto. Y bien despierto.
J
Nada nunca va a cambiar.
A
Ni falta que hace.
J
¿De verdad creés eso?
A
Me parece que tu convicción está debilitándose.
J
Mi convicción dejó de existir hace rato. Ya sólo queda la inercia.
A
Puedo quebrarte aquí mismo por eso que acabás de decir.
J
Lo sé.
A
En serio. Podría hacerlo, la comandancia no sólo lo aceptaría, lo aplaudiría también.
J
Sí, lo sé.
A
Sos un vendido.
J
No. Sólo estoy cansado. No más.
A
Sos un vendido como no he visto otro.
J
¿Vendido por qué? ¿Acaso me ves de vuelta a la vida con los de abajo? Sigo aquí.
A
Porque no tenés dónde ir. Sos un vendido.
J
Cállate.
A
Puedo quebrarte aquí mismo.
J
Que sí, que sí, que ya lo sé.
A
3
Pues entonces deja de decir idioteces y concéntrate en los cables.
J
¿Vos sabes qué pasa si amarro los cables equivocados?
A
Cállate.
J
Volaríamos en pedazos.
A
Callate.
J
Pero en pedacitos. Realmente pequeños. La carne es lo primero que se destroza. Lo increíble es que al
mismo tiempo que se rompe, se chamusca. No sé cómo sucede. No sé por qué no pasa primero lo uno y
luego lo otro. Se da al mismo tiempo la chamuscada y la ruptura. Es horrible.
A
¿Querés asustarme? Hace falta mucho más que eso para asustarme. Concentrate en los cables.
J
Yo sé que vos no te asustás por eso, no soy tan ingenuo. Por lo menos no por eso, por lo menos no con la
idea de la muerte. A vos te asustan otras cosas.
A
Creo que voy a quebrarte aquí mismo.
J
No malgastés palabras. Vos también sabés que una bala en mi cabeza tampoco es algo que me preocupe
particularmente. Ese miedo nos lo sacaron del cuerpo hace mucho.
A
Andate para la mierda.
J
Allí estamos hace rato.
A
¿Y entonces qué querés? ¿Querés vivir de otra manera?
J
Pues claro, idiota, claro que quiero vivir de otra manera.
A
El idiota sos vos que no se da cuenta que por eso estamos luchando, para poder vivir de otra manera.
J
No seás ingenuo.
A
No seás vendido.
J
Ya no creo en nada.
A
Callate. Concentrate en los cables que no tenemos toda la noche.
J
Yo sé qué tengo que hacer, callate vos.
A
Bueno, me callo.
J
También podríamos irnos, ¿sabés? Volarnos. Sólo estamos los dos.
Silencio.
4
¿No creés que abajo se puede vivir de otra manera?
Silencio.
En serio, podríamos bajar. Sólo para ver. Uno nunca sabe, a lo mejor hay algo para nosotros.
A
Pues claro que lo hay, pendejo, más mierda. Es lo único que hay allá: montones y montones de mierda
asquerosa y putrefacta. Callate y terminá lo que estás haciendo.
J
Ya acabé.
A
¿Verdad?
J
Sí, verdad.
A
¿Y va a funcionar?
J
Como siempre lo ha hecho.
A
Muy bien.
J
¿Vamos?
A
Sí.

Plomo
J
Y yo ahí quieto, ahí, sin moverme. Stop. Sin moverme. Stop. Y todo al lado, al lado, el rumor, el frío, el
claro, la luna, el prado, la tierra, el olor. El olor. A húmedo, a hoja seca, a lago muerto y... Stop. No sé. No
sé. El frío. Tal vez. El agua que cae y corro y corro. Y pum, pum, pum. Y sin saber por qué y yo quieto ahí y
corro y corro y corro y pum, pum, pum. Pero así disparo y mato uno, mato dos, mato tres, mato cien, mato lo
que se mueva, tumbo avispas con mis disparos, bajo chuchas, arranco lo que veo y de repente pum, pum,
pum. Sin saber por qué y yo corriendo y yo quieto y yo ahí, stop. Y yo ahí, stop. El paisaje abajo,
desaparece, mis pies son alas y el viento en la cara, queriendo meterse debajo. Queriendo entrar en mi piel.
Queriendo inflar cada poro, cada poro, cada poro, stop. No sé, no sé, la brisa, las chuchas, el llanto, el llanto.
El olor a carne chamuscada, a churrasco y las tripas que suenan. Del hambre. Suenan y yo ahí: mato dos,
mato cuatro, mato ocho, mato mil seiscientos, stop. A qué jugamos. No sé. A nada. A correr. Y vuelo.
Desaparezco. De aquí. Y voy porque voy porque no puedo hacer otra cosa porque voy como tren sin frenos,
como bus sin pito, como culo enfermo y pum, pum, pum. Otra vez. Otra vez y la cosa no para, no para, no se
da por vencido y otra vez a luchar, mis valientes, a ser verracos, a guerrear, a dar plomo a bolear chumbimba,
a estar ahí, stop. Quieto. Stop. Sin moverme. Stop. Cansado. No sé. No más. No quiero más. Estoy
exhausto. Estoy aquí tirado. Con más años de los que puedo cargar. Aunque sea un niño. Aunque sea un
joven. Aunque sea un abuelo. No se puede seguir. Así. No se puede. No se puede seguir así. Hay que
hacer algo y entonces corro. Corro. No hay por dónde, hay que abrirse paso hay que voltear, lo que venga,
hay que quebrarlo. A lo que aparezca y viene un niño. Ahí está. Es un niño y de repente ya no está. O sí
está pero está incompleto. Le volé la cabeza. Está el niño pero ya no está su cabeza. Me tranquilizo. Es un
niño. Sí. Pero ya no tiene cabeza. Está mejor así. Sin cabeza. Sin pensar. Sin tanta angustia y yo también
me tranquilizo un poco. No tiene cabeza, no tiene problemas y entonces río. Río de felicidad. Estoy
contento. Agradezco todo. Agradezco la vida. Creo en Dios, creo en algo, creo en que es posible amanecer
5
tranquilo, dormir con ganas, comer con hambre, cagar con ansias, disparar silbando, no oír las balas, stop.
Stop. Y no sé, no sé. Pum, pum, pum. Porque no sé qué sigue. No sé que viene. Pero el aire no para y el
agua no deja de sonar y el río fluye porque está embrujado y mi cara de palo. Que suda. Que gotea. Que se
derrite en este calor tan malparido. Y el fuego. Volviendo insoportable la temperatura. Con ese olor a
churrasco. A carne asada. A carne de cañón. De bola. De costilla. De jeta humana que balbucea y gime y
pide auxilio y se lamenta y grita y lloriquea y yo ahí. Disparo y mato uno, mato tres, mato nueve, mato dos mil
setecientos, mato cuatro. Que se callen, que no griten, que no giman, que no musiten, que no me puedo
concentrar con tanta bulla y con tanto hambre y tanto cuerpo quemándose al aire libre y el viento dispersa ese
olor y yo con hambre. Stop. Yo con hambre. Stop. Y pum, pum, pum, la carga ahí. Explota. Por fin.
Explota, yo. Entonces. Yo. Sin más. No sé. Stop. Final. Stop.

Inevitable
A
¿Me va a matar?
E
Modérese.
A
¿Me va a matar? Dígame, por favor: ¿me va a matar?
E
Que se calme, le digo. Cállese.
A
Me va a matar. No lo quiere decir para no asustarme. Lo sé. Me va a matar. Aquí en el monte. Como a
cualquier animal. No lo haga, por favor. Déme tiempo, déme...
E
Cállese. Cálmese. No me canse que no quiero hacer algo que no debo.
A
¿Qué no debe? ¿Es que no debe matarme? ¿Es cierto? ¿Es eso lo que me está diciendo? Si no lo debe
hacer entonces no lo haga. Por favor.
E
Dése la vuelta.
A
¿Por qué?
E
Que se dé la vuelta. No pregunte tantas maricadas.
A
Está bien, está bien pero no dispare. Ya. ¿Así está bien?
E
Estoy perdiendo la paciencia.
A
Apiádese de mí. Por favor. ¿No ve cómo sudo? ¿No ve que no puedo con el miedo? Yo no soy así. Se lo
juro. Normalmente yo no hablo. Soy mudo. O casi mudo. Todos me dicen lo mismo. Creen que no puedo
hablar. Pero es que en esta situación… Perdóneme, por favor.
E
Está bien. Tranquilo. Tranquilo. Cálmese que no le va a pasar nada.
A
6
¿De verdad? ¿Me lo jura? ¿Me da su palabra?
E
Sí. Sí pero cálmese. Le irá mejor si camina tranquilo. Mire por dónde pisa. Concéntrese en el piso. No
piense en nada más.
A
En nada más. Se lo juro que no voy a pensar en nada más pero usted no piense en matarme ¿bueno? Por
favor. Camine adelante mío. No tengo cómo volarme. Sólo quiero ver que su fusil no me apunta. Por favor.
E
Camine. Cállese y apure el paso que nos estamos quedando atrás. Hable menos y ande más.
A
Bueno pero camine adelante.
E
Hágale. Hágale o no respondo.
A
Está bien. Está bien. Camino. No hablo. No respiro. No pienso. No siento. No soy. Usted es una
hijueputa.
E
Óigame bien...
A
No se justifique.
E
Sólo le pido que me oiga un momento. ¿Puede hacerlo?
A
Sí.
E
¿Está seguro?
A
Sí.
E
Bueno. Entonces se la pongo así: si sale un solo sonido más de su boca lo quiebro inmediatamente. Un solo
sonido más, se lo advierto.
Silencio largo.
A
Y si...
Usted
A:
La situación es la siguiente: Imagínese usted en una cancha de fútbol. El piso es de barro, por supuesto.
Estamos en algún paraje rural. Imagínese que ha llegado un grupo de hombres armados a su localidad y lo
han sacado a empellones de su casa. Por unos altavoces los hombres citan a una reunión en la cancha de
fútbol de la escuela. Por supuesto usted sabe que un grupo de hombres armados, sean quienes sean,
representa peligro. Usted teme por su vida pero en quien no puede dejar de pensar es en su hija adolescente.
Tiene 17 años y en cuanto se gradúe de la escuela, usted intentará llevársela para la ciudad a que estudie.
Intenta esconderla. Ella se resiste. Le dice que será peor si los descubren. Usted sabe que tiene razón pero
no puede impedir que su voz se levante en un grito, que más parece un bramido, ordenándole que se
esconda en la alacena. Sin embargo usted no se había percatado que uno de aquellos hombres se
encontraba detrás suyo. Lo primero que siente es un golpe seco en la nuca. El tiempo no se para,
desaparece. Durante algunos instantes el universo deja de existir para usted. Su hija ve cómo usted pierde el
conocimiento. Para decirle la verdad, no hay tal cosa como un agujero negro: es más bien como si a la cinta
7
la hubieran cortado y vuelto a pegar omitiendo ciertos fotogramas. No hay vacío. Corte, pegue y el tiempo de
en medio: perdido irremediablemente. Cuando despierta sabe que una mano hala su brazo arrastrándolo en
la calle. Su cabeza está más cerca del concreto de lo que quisiera estarlo. De hecho rebota un par de veces
contra él. Sangra un poco. No en exceso, sólo lo suficiente para recordarle cuál es la savia que fluye por su
tronco. Usted llega a un lugar donde hay 6 hombres tirados en el piso, usted los conoce a todos pues son del
pueblo. Usted es el séptimo. Todavía está escuchando y lamentándose por las súplicas de su hija cuando
una bala le entra por el parietal derecho atravesándole el cráneo entero y destrozando gran parte de su
cerebro. Su hija ve cómo su cuerpo queda extendido, inerte, en el suelo. Lo observa bien. Conoce las
tensiones musculares que han mantenido a su padre en acción durante toda su vida. Ahora le espanta verlo
allí: con los músculos distendidos, sueltos en su envoltura, pesando más de lo que nunca había pesado.
Llora. Llora y cierra los ojos. Cae al piso y tiene suerte: no ve cómo cinco de los siete hombres son
descuartizados a hachazos.

Trueque (ESTE CUADRO NO VA)

J
¿Ud. Cree en Dios?
E
A veces.
J
¿Está asustada?
E
Qué le importa.
Silencio.
¿Qué quiere saber?
J
Quiero saber si está asustada.
E
No voy a darle ese gusto.
J
No es por gusto que le pregunto.
E
Creo en Dios.
J
Yo también.
E
¿Entonces por qué hace esto?
J
No veo qué tiene que ver lo uno con lo otro.
E
Tengo miedo.
J
Es natural.
E
8
Diga algo para calmarme.
J
Tranquila.
E
Diga otra cosa. Algo que me tranquilice.
J
Tranquila.
E
Otra cosa. ¿Es que no entiende que tengo miedo? ¿Es que no entiende que estoy cagada del susto?
J
Entre más miedo tenga, más fuerte tendré que amarrarla. A mayor miedo, mayor tensión muscular.
Tranquilícese.
E
Padre nuestro que estás...
J
...que estás en el cielo y no acá. No lo invoque. Es inútil. Relájese. Lo que va a suceder sucederá. Si se
tranquiliza hará las cosas más fáciles para los dos.
E
Hagamos un trato.
J
Un trato se puede realizar cuando ambas partes tienen algo qué ofrecer. No veo qué pueda tener usted que
sea de mi interés.
E
Usted es hombre ¿verdad?
J
No lo dude.
E
¿Le parezco atractiva?
J
No está mal.
E
¿Le gusto?
J
No se mueva tanto o tendré que apretar más los lazos.
E
Sé que le gusto. He visto cómo me mira.
J
¿Hasta dónde sería capaz de llegar para que yo la suelte?
E
Negociemos.
J
Hable pues.
E
Tóqueme.

9
J
¿Le gusta?
E
Tóqueme y no hable.
J
No sirve. Quiero que me hable.
E
Tome mi cuerpo. Es suyo. Cójalo pero no hable.
J
Yo quiero que sea usted la que hable. Nárreme todo lo que le hago. Dígame que le excitan mis manos sucias
trepando por su vagina. Dígame cómo ama limpiar el barro de las uñas de mis pies con su lengua. Cuénteme
cómo la costra que cubre...
E
Cállese.
Silencio.
Cállese, por favor.
J
¿Si ve? Usted no tiene nada para ofrecerme.
E
Hagamos un trato, por favor.
J
Cállese. Cállese y tranquilícese.

Metal (ESTE CUADRO NO VA)


E
El acero bajo mi piel. Me rasga. Separa aquello que fue tejido por Dios. O por no sé quién. Por el deseo de
mis padres. Por la ansiedad del alcohol en una noche fogosa. No sé. El acero entra. Es una caricia
profunda. Es tocar más adentro. Más allá. Pero sólo arranca la piel. Minuciosamente. Son manos expertas.
Es un cuchillo. Es un escalpelo, es una navaja, es un bisturí. Es cualquier cosa. Es un trozo de metal que se
introduce en mí. Ligeramente. Que separa el tejido en dos. No me afecta los signos vitales. No me va a
eliminar. Es un mimo interior. Me contempla los músculos. Se pasea sobre ellos sin penetrarlos. Sin
rasgarlos. Se toma su tiempo. Deambula por mis formas sin atentar contra ellas. Sólo las despoja de sus
vestiduras. Siento el aire. Que por primera vez me toca adentro. Es extraño. Es fuerte. Es una sensación
eléctrica. Me sobrecoge por un instante. Pienso que voy a perder el conocimiento pero no lo hago. No
sucede. No me desmayo. No me hubiera importado hacerlo. Estaría bien. No todos los días el aire entra a
mi cuerpo por otro lado que no sean las vías respiratorias. No todos los días la corriente se mete en mí y
soba la fibra viva de mis músculos. Me hubiera podido desmayar y hubiera estado bien. No habría sido
inoportuno. Es natural, supongo. Me relajo. Siento que puedo acostumbrarme a vivir así. Que puedo
esperar. Que puedo crecer una nueva piel. Que puede salir un callo protector. Alguna rugosidad podrá nacer
nuevamente para proteger aquello que debe ser protegido. Aquello que no debe estar expuesto. Aquello que
debe oler mal. No sé a qué huele. Pienso en el olor de un músculo. No lo imagino. Debe oler a carne. De
animal. De animal cualquiera. De vaca. De cerdo. De perro. No me gusta el olor de la carne cruda. Me
gusta la carne chamuscada. Dura de morder. Carne que tumbe dientes. Carne que rompa encías. Quiero
que pare. No quiero seguir. Estoy exhausta. Quiero descansar. No me pueden culpar. Es una experiencia
fuerte. Que lo descascaren a uno. Con un trozo de metal. Oxidado. O limpio. No sé. No me importa. Pero
que lo descascaren a uno mientras uno siente ese cuerpo extraño. Ese punzón que arranca. Que parte. Que
divide. Que escinde. Que lo despellejen a uno mientras uno piensa si se desmaya o no. Si resiste o no.
10
Mientras uno piensa que puede acostumbrarse. A vivir así. En carne viva. Con la fibra expuesta. Y travesea
uno con ideas. Enrarecidas. Y en ese estado es fácil pensar en Dios. En otras cosas igualmente
inmateriales. Igualmente lejanas. Como el día de mi nacimiento. No lo recuerdo. Pero sé que ahora, si hago
el esfuerzo, puedo lograrlo. Estoy segura que si me concentro podré ver ese cuerpecito entero deslizándose
penosamente por el cuello uterino de mi madre. Con la piel entera. Intacta. Dicen que son siete años los que
tarda la piel en regenerar sus células por completo. Yo no sé. No creo que pueda esperar tanto tiempo. No
sé si... Porque no creo que... Estoy cansada. Estoy pensando en desmayarme. Otra vez. En desmayarme.
Creo que sí. Que esta vez sí. Es en serio. Pienso desmayarme.

Piedad
A
Tranquilo.
J
Tiemblo.
A
Tranquilícese, aquí se va a quedar un buen rato.
J
No puedo parar de temblar.
A
Sí, al principio es así. Yo duré temblando un mes. Los temblores no me dejaban dormir. Es una cuestión
muscular. Los músculos saltan porque sí. Luego todo vuelve a la normalidad, no se preocupe.
J
Es horrible.
A
Al principio. Luego uno se acostumbra.
J
Yo no quiero acostumbrarme.
A
De todas maneras pasa, uno se acostumbra.
J
Sí pero yo no quiero.
A
Sí pero uno se acostumbra.
J
¡Que sí pero que yo no quiero!
A
Cállese. No sea terco. Cállese que si hace bulla es peor. Ellos vienen si hace bulla.
J
Tiemblo.
A
Se le rayó el disco. Yo sé que tiembla, a todos nos pasa. Cálmese. Piense en su familia.
J
Están muertos.
A
Pues entonces piense en otra cosa. Piense en Paula Andrea.
J
11
¿En quién?
A
En Paula Andrea Betancourt, la modelo paisa. A mí me tranquiliza pensar en ella.
J
Déjeme en paz.
A
Pues entonces déjeme en paz usted. Cálmese y quédese callado. Va estar aquí un buen rato. Agradezca
que está aquí y no en otro lado.
J
Cállese.
A
Yo he estado en lugares peores. Aquí se está bien. Por lo menos va a recibir las tres comidas diarias.
J
Qué consuelo, gracias, ya me calmo.
A
No sea terco, escuche, ¿oye algo?
J
No.
A
Bueno pues entonces agradezca que no oye nada, no sabe lo que es pasarse la noche en blanco oyendo
lamentos, quejidos y gritos de dolor. Eso sí es insoportable. Aquí estamos bien.
J
¿Y su familia?
A
Yo soy igual que usted, mi familia es Paula Andrea.
J
Paula Andrea está casada.
A
¿Y? Para la diferencia que nos hace.
J
Tiene razón.
A
¿Si lo ve? Cálmese. Tampoco se está tan mal aquí cuando uno se acostumbra.
J
Seguramente tiene razón, disculpe.
A
Tranquilo, yo sé que es difícil.
J
Sí, es difícil.
A
Pero mañana será otro día.
J
Sí, mañana será otro día y probablemente todo va a ser mejor.
A
No. Todo va a ser igual pero será otro día.
J…
A
Está bien. No se preocupe. Se lo aseguro. Está tan bien como siempre lo ha estado.
12
Pinchado (ESTE CUADRO NO VA)
A
Voy dejando un rastro largo. En la sangre hay glucosa. Azúcar. Para las hormigas. En el rastro rojo de mi
recorrido los insectos podrán deleitarse. Podrán seguirme a la distancia. Agradeciendo el banquete que les
proveo mientras escapo. Y la vida… Pffffffffffffffff. Desinflándome como una llanta chueca, como un balón
pinchado. Eso no cuenta para nada. Como nada nunca cuenta para nada. Voy andando apurado.
Escapando no sé de qué. No sé de quién y no me importa porque pffffffffffffffffff. Qué maravilla sentir así
cómo tantos miedos se van, deslizados entre los boquetes de mi piel. Qué bueno saber que las angustias que
cargo de tiempo atrás se van colando por el roto rugoso de mis pulmones. Y yo corro y caigo y corro y caigo
en una acrobacia interminable, en un esfuerzo fútil por retener lo que queda de mi aliento en este cuerpo roto.
Pero ya no hay nada sino el pfffffffffffffff. Ya no queda sino el pfffffffffffffff que me alienta, que me impulsa.
Porque si no fuera porque siento cómo el aire se va escapando de mi cuerpo, porque si no fuera por esta
turbina extra que descubrió el cuchillo en mi ser no podría estar corriendo como lo hago. Y ahora viajo y soy
libre y más que correr vuelo y me desplazo a una velocidad inverosímil, con los pies ligeros como trocitos de
algodón que rozan el suelo nada más. Que lo rozan pero que no lo pisan, que lo acarician, que lo dejan en el
mismo estado de siempre, que no lo alteran, que no dejan huella. Y el único rastro es el de la sangre terca
que insiste en colarse por el boquete de mi pulmón, que resbala por mi cuerpo, que se desprende de mis pies,
de mis tobillos y que va dibujando un diseño sutil en el prado, en el asfalto, en la superficie por la cual corro y
ya no me importa, ya me da lo mismo por dónde ando, ya no busco nada, ya ando por andar y nada más, por
sentir cómo pffffffffffffffff. Porque pffffffffffffff. Qué bien, qué maravilla como pfffffffffffffffff. Ah, soy libre de
verdad y la pesadez del día a día, la carga de la cotidianidad se va desapareciendo librándome de tanta piel
de muerto que se va adhiriendo al cuerpo de todos y yo me voy soltando me voy dejando ir porque sé que en
este estado que me encuentro corriendo por el mundo sin ataduras estoy mejor que nunca, así sienta cómo el
líquido rojo que he tenido embotellado toda mi vida se va regando. No me importa, sé que no me importa
porque no es importante, porque pffffffffffffff. Qué exquisitez, qué excelencia, qué fenómeno, lo recomiendo,
es algo digno, es algo hermoso. Poder andar con esta ligereza es poder entender el propósito último de las
cosas, es frisar la felicidad, es saber que ya estoy cerca de terminar los deberes, de acabar la tarea. Porque
estando aquí, pinchado como un neumático de segunda sé que no hay nada igual, porque sé que el castigo
no es estar pinchado sino estar entero, atado por el peso a esta tierra de mierda mientras yo me libero por el
agujero, mientras yo me dejo ir en estos pasos apurados y en este aliento que exhalo en doble vía: por la
nariz y por el boquete. Yo sé que todo llega. Todo se oscurece y todo acaba pero mientras tanto pffffffffffffff.
Es así. Pfffffffffffffffff. Y nada más. Pffffffffffff.

13
Favor
E
¿Me hacés un favor?
J
¿Qué?
E
¿Pero me lo hacés?
J
Depende.
E
Decime si me lo hacés primero.
J
Si puedo, claro.
E
Callate.
J
¿Ese era el favor?
E
Sí.
J
No puedo hacerlo.
E
Callate, maricón.
J
No puedo.
E
Callate o te quiebro, hijueputa.
J
Vos no vas a quebrar a nadie no seás pendeja.
E
En serio, o te callás o te quiebro.
J
Mirá, mi amor, yo tengo dos tetas: una de sangre y otra de leche. Vos ahora estás prendida de la de leche, no
forcés mucho las cosas porque te saco la de sangre.
E
No, parce, póngase serio, qué es esa maricada de las tetas. Vos lo que sos es un marica y te vas callando.
J
Tan bravita pues.
E
Más de lo que podés creer.
J
Qué miedo.
E
Pues más te vale.
J
Bostezo.
E
Callate.
14
J
Me callo pero antes te digo algo. ¿Vos sabés vos qué sos? Vos sos un hijueputa títere. Una pendeja que
dispara sin preguntar, un malparido monigote de carne y huesos que lo único que sabe es obedecer órdenes y
no rechistar porque no tiene con qué hacerlo. De cerebro te dieron un maíz tostado. Un maíz tostado y
podrido. Pendeja.
E
No pues qué insulto. Qué patético sos. Entonces vos sí pensás. Y si pensás tanto y diferís de lo que el resto
creemos ¿por qué estás aquí?
J

E
¿Viste? Silencio. No sabés qué decir.
J

E
Cobarde.
Maricón.
J
No respondo sólo porque me pediste silencio. No más.
E
Ajá.
J
Lo que yo pienso es que tiene que haber otra cosa. Lo que yo pienso es que no es posible seguir como lo
estamos haciendo. Lo que yo pienso es que una guerra se gana o se pierde pero no se mantiene durante
vidas enteras en un letargo soporífero que termina acabando la resistencia de todos sin llegar a nada. Lo que
yo pienso es que tantos inocentes que han…
E
¿Inocentes? En este hijueputa país nunca habido ni un solo hijueputa inocente, marica. Callate. Vos sabés
que aquí desde la cuna uno sale culpable.
J
¿Sabés qué? Callate. Vos también. Callate que no vamos a llegar a nada.
E
Me parece bien. Callémonos.
J
Me parece bien. Callémonos.

Cali 2003 – París 2005

15

También podría gustarte