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Introducción.
Lugar común para el magisterio hoy en día, son las escuelas normales
. De hecho, no se puede pensar en la formación de maestras y maestros,
sin relacionarla con alguna escuela normal. Sin embargo ¿sucedía lo
mismo en el pasado?, ¿cómo se formaban los maestros de ayer?, ¿en qué
momento surgieron las escuelas normales en nuestro país?; éstas y otras
dudas más son las que han guiado el presente ensayo.
Para su realización, se han tomado en cuenta dos ejes: el del arte de ser
maestra y maestro y el de su profesionalización, los cuales se inscriben en
diversos espacios geográficos. De hecho, en cada uno de estos espacios
geográficos, se construyen las instituciones educativas en diferentes
tiempos y con sus propios ritmos.
En los primeros años del México Independiente, se crearon algunos planteles escolares cuya finalidad era la
de enseñar a los niños y a algunas niñas, a leer, escribir y “hacer cuentas”, como se decía coloquialmente. Sin
embargo, poco a poco, los gobiernos locales se dieron cuenta de que era necesario formar a los futuros
maestros y maestras con objeto de tener un control sobre la instrucción pública que se impartía, de aquí que
se fundaran una serie de instituciones para cumplir con dicho objetivo.
Cabe recordar que no es sino hasta 1921 con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, que se crea
una instancia que se encargará de regir a la educación en todo el país, o sea a nivel nacional. De aquí que,
anteriormente a esta fecha, cada estado manejara su sistema educativo de manera independiente y de
acuerdo con el presupuesto que tuviera. Esta aclaración permite explicar por qué, los cien años que abarca
este ensayo, se inician en 1821 con la vida independiente de nuestro país, y terminan en 1921 con la creación
de la SEP, ya que los historiadores de la educación han considerado a esta fecha como el final de una época y
el inicio de otra. Ahora bien, antes de iniciar este camino a través de estos cien años de educación normal, es
importante detenerse un momento para realizar un breve balance sobre lo que se ha escrito al respecto, en
ningún momento se trata de un estudio completo.
La historiografía de la educación ha la zona central de nuestro país, por lo que es en ésta en donde se
privileg iado
Una serie de monografías, realizadas para conmemorar algún aniversario de las escuelas normales en nuestro
país, permiten ubicar la fundación de estas instituciones. Entre otras, se encuentran la de María Edmée
Alvarez, estudio realizado para conmemorar las bodas de oro de la escuela normal de Chihuahua; también
para conmemorar el centenario de la Escuela Normal de Durango, Nohemí Guzmán y Martha Alba García
publicaron una monografía; en lo que se refiere a Zacatecas se puede mencionar la monografía de Salvador
Vidal; en la monografía de Teodomiro Manzano, se dedica un capítulo a la fundación de la Escuela Normal
de Hidalgo; también se encuentra la de Francisco Hernández
Espinosa, quien dedica uno de los capítulos a la Escuela Normal de Colima fundada en 1884; para el estado
de Veracruz existen varias monografías entre las que podemos mencionar la de Juan Zilli y la de José
Jerónimo Reyes, quienes se refieren a la Escuela Normal Veracruzana establecida en Jalapa en el año de
1886; las monografías de Jesús Romero Flores y de Raúl Arreola, nos acercan tanto a la fundación de la
Academia de Niñas, como a de la Escuela Normal para Profesoras en Michoacán; para el estado de Jalisco
nos encontramos con dos monografías de Angélica Peregrina; para la ciudad de México se puede mencionar
la monografía de Cinosura Constantino Blancas; para el estado de Oaxaca, contamos con dos monografías de
Policarpo T. Sánchez; por otro lado, Rubén García realizó otra más para la Normal de Puebla; finalmente, se
cuenta con la de Raúl García, en donde el autor realizó un homenaje a la Escuela Normal de Tamaulipas por
su 75° aniversario. Gran parte de estas monografías se encuentran dispersas en bibliotecas, tanto del Estado
de México, como del Distrito Federal.
Finalmente, en obras generales sobre historia de la educación, se hacen referencias a algunas de estas
normales; como en las de Ernesto Meneses, Alberto Arnaut, Mílada Bazant, Engracia Loyo, Guillermo
Hernández, Luz María Deloya et al., Josefina Vázquez, Moisés González Navarro, Luz Elena Galván, y en la
que recopilaron varios autores sobre la educación en el estado de México.
En los estados, también se fundaron escuelas normales lancasterianas, como en Zacatecas, Veracruz y
Chihuahua, en 1826; y en Tamaulipas, Jalisco, Michoacán y Chiapas, en 1828. Posteriormente, se fundó la de
Nuevo León en 1842. De este modo, la primera institución que surgió en nuestro país para la formación de
los futuros preceptores (profesores) para la enseñanza elemental, partió de la iniciativa privada, sin embargo
contó con ayuda económica de los gobiernos de los estados que, además, les facilitaron antiguos ex-conventos
y otros edificios para establecer dichas escuelas.
La Compañía Lancasteriana cubrió un largo período, de 1822 a 1890. A pesar de que en su última etapa ya
no fue tan efectiva, es importante reconocer su continuidad en medio de los problemas tanto políticos como
económicos, que vivió nuestro país durante el siglo XIX. Fue en esas Normales y con el sistema de enseñanza
mutua, que se formaron varios de los preceptores decimonónicos. Sobre este sistema, José María Luis Mora
comentaba que no había logrado “fundar ni sostener el número de escuelas que había deseado, pero su avance
había sido notable”. Las escuelas se multiplicaron, por lo que este mismo ideólogo afirmaba que, durante los
primeros años del México independiente, “la enseñanza primaria no se perfeccionó gran cosa, pero se
difundió asombrosamente por toda la República”.
Al iniciarse la década de 1870, el magisterio mexicano llevaba ya una larga trayectoria. Su formación se había
realizado por medio de las escuelas lancasterianas, o bien por medio de la práctica con otros maestros. Era
como un “oficio”, como un “arte de ser maestra y maestro”. De aquí la importancia del inicio de esta
profesionalización del magisterio.
Dominique Julia se hace la siguiente pregunta en relación con la profesionalización de los docentes: ¿cuáles
son los saberes y costumbres requeridos a un futuro enseñante? Es esta inquietud la que guiará este inciso.
Ahora bien, durante la República Restaurada y el Porfiriato, nos dice Arnaut, el magisterio "se expandió y
creció cualitativamente", además de que "dejó de ser una profesión casi libre para convertirse en una
profesión de estado". Las escuelas normales, entonces, se preocuparon tanto por las "materias pedagógicas",
como por cómo enseñarlas. Este hecho llevó a una transformación de su "identidad profesional". De este
modo, las normales fundadas a partir del porfiriato e, incluso, algunas de ellas algunos años antes, se
empeñaron en que uno de los principales saberes debería de ser el de la pedagogía.
Durante el régimen de Díaz y sobre todo después de los Congresos de Instrucción Pública (1889 y 1890), se
deseaba que fueran los cursos pedaógicos y, en especial los de carácter práctico, el "eje que estructurara los
programas de estas
normales ".
Durante el porfiriato, comenta González Navarro, el número de escuelas normales aumentó de 12 en 1878, a
26 en 1907; tres de estas eran de mujeres y "se cuadruplicaron tres décadas después". Aclara que no todos los
estados contaban con escuelas normales, ya que algunos tenían la carrera del magisterio pero se seguía en los
institutos o colegios. Se refiere también a otros estados que, como Baja California, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos
y Quintana Roo, "no dieron en ninguna forma esa enseñanza".
De hecho la fundación de estas escuelas normales fue muy irregular, ya que cada estado tenía sus propios
tiempos y ritmos. De aquí que, en ocasiones se formara a los docentes por medio de secundarias, escuelas
superiores, liceos o academias, Era frecuente que las escuelas normales formaran parte de algún instituto
literario, o bien de algún colegio de educación superior. De aquí que todas estas instituciones en donde se
formaba el magisterio, se inscribieran dentro de este camino hacia la "profesión de estado". En este apartado
se darán algunos datos de su fundación, de acuerdo con los datos obtenidos, lo cual no significa que no
existieran en aquellos estados que no se mencionarán. Hasta ahora se cuenta con información sobre una
escuela secundaria de niñas, un instituto de niñas, dos liceos uno de varones y otro de niñas, tres academias,
un colegio de estudios superiores, tres institutos literarios, una escuela de artes y oficios, y quince escuelas
normales. A continuación se dará un breve panorama de cada una de estas instituciones de acuerdo con los
diferentes espacios y con los diversos tiempos en que se fundaron.
Fundación del Instituto de Niñas en Durango.- Este Instituto se fundó en 1870. En él, se estudiaba
para ser Profesora de Instrucción Primaria, también se impartían estudios comerciales y de telegrafista. Las
niñas que deseaban llegar a ser profesoras, deberían tener una edad mínima de 11 años. Las materias que se
cursaban eran las siguientes: tejidos, bordados, flores y música, todas estas materias las impartían varias
maestras; y las de gramática castellana, francés, aritmética y dibujo, impartidas por maestros. Como se ve
por las materias impartidas, hasta ese momento todavía no se estudiaba la de pedagogía .
Es interesante hacer notar que, cuando al Instituto de Niñas se le dio la categoría de Escuela Normal, cambió
su plan de estudios. Aparecieron dos materias importantes que, de hecho sólo cursaban los maestros de 1ª y
2ª clase, que eran las de conocer los métodos que se utilizaban en Europa y América y la de la Enseñanza
Objetiva . Podemos decir que este es el inicio de las clases de pedagogía ya que no hay que olvidar que el
origen del desarrollo de la pedagogía en nuestro país es europeo. Así el conocimiento de estos métodos,
permitía que el futuro maestro/a se fuera introduciendo en diversas teorías pedagógicas. Una de ellas, que
en ese momento estaba de moda en Europa era la que en Alemania y Francia se conocía con el nombre de
"lecciones de cosas", y en Inglaterra y Estados Unidos, con el de "enseñanza objetiva". De este modo, nos
encontramos con otro momento dentro de la formación del magisterio, en donde los maestros/as tenían que
aprender un método de enseñanza y, además, practicarlo. De aquí la importancia de las prácticas pedagógicas
que llevaban a cabo en algún momento de su carrera.
En 1891, bajo el gobierno de Juan Manuel Flores, se expidió en Durango la Ley Orgánica y Reglamentaria de
Instrucción Pública en la que, en el art. 136 se decía que los alumnos que desearan obtener el "Título de
Profesor(a) de Instrucción Primaria cursarán la clase de Pedagogía y Métodos de Enseñanza", al concluir
todos sus estudios, o al ser aprobados en el 4° año, "practicarán un año en alguna escuela primaria cuando
menos 2 horas diarias". Al avanzar el porfiriato, se refuerza la idea de inculcar la pedagogía en los futuros
maestros/as y de que cumplieran con sus "prácticas".
Fue, en el Instituto de Niñas en donde se fundó, en febrero de 1891, una escuela anexa a la clase de pedagogía
ya que se consideraba que "siendo este Instituto de donde salían las preceptoras (profesoras) para casi todas
las escuelas, tanto oficiales como no oficiales, se sentía la necesidad de que los cursantes de la clase de
pedagogía tuvieran una escuela en donde pudieran practicar". Su última directora fue la maestra Guadalupe
Revilla, hasta el año de 1916.
El Instituto de Niñas continuó funcionando con ese nombre hasta el año de 1915, en que se le cambió por el
de Instituto Juan Hernández y Marín, en recuerdo del gobernador que lo fundó. Durante el movimiento
revolucionario, varios maestros y maestras formularon un proyecto para que este Instituto cambiara de nuevo
su nombre por el de "Escuela Normal del Estado", lo que finalmente se logró en 1916.
De aquí que, a veces exista confusión sobre la fecha de fundación de la primera Escuela Normal en el estado
de Durango. De este modo aun cuando el Instituto de Niñas tenía el carácter de Escuela Normal desde
1876, su nombre no cambió sino hasta 1916.
El Liceo de Varones en Colima.- Este Liceo, abrió sus puertas por primera vez en 1874 y tuvo que
clausurarse en 1884, después de una epidemia de fiebre amarilla. Este Liceo fue una "Institución Superior
Secundaria" que se había fundado en lugar del "Colegio Civil" (1859). En este Liceo se preparaba a los futuros
maestros, quienes recibían el título de "Preceptores de Primero, Segundo o Tercer Orden", de acuerdo con la
"eficiencia de los sustentantes". Aquí estudió GREGORIO TORRES QUINTERO, quien obtuvo el título
de "Preceptor de Primer Orden" en 1883. En el año de 1884, se creo la Escuela Normal de Señoritas, en donde
se preparaba a las preceptoras y también se les asignaba el título de "Preceptora de Primero, Segundo o Tercer
Orden". En 1887 el Gobierno del estado suprimió esta escuela normal, por lo que las Escuelas Elementales
fueron las encargadas de preparar a las alumnas en el arte de ser maestra, siempre y cuando cumplieran con
el programa de estudios que había regido en la Escuela Normal. Aquéllas que no se titulaban eran las que
trabajaban como maestras en las escuelas rurales.
El Liceo de Niñas en Aguascalientes.- Este Liceo se fundó en 1878, ya que existía una preocupación por
formar a las maestras de la niñez que vivía en dicho estado. Sin embargo se dice que el principal objetivo era
el de "ofrecer educación a las señoritas", de acuerdo con las influencias extranjeras que llegaban de Inglaterra,
Alemania, Francia y Estados Unidos. Esta institución estaba inspirada por los ideales de "orden y progreso"
e influida por el pensamiento positivista de la época. Una de sus características era que los maestros no
devengaban un salario ya que su colaboración era gratuita. Su dirección quedó en manos femeninas, se decía
que debería de ser una "señora de mayor edad, disfrutar de una reputación bien sentada y no tener hijos
pequeños", era nombrada por el gobernador ante quien la Junta de Instrucción hacía sus propuestas. En
1888, se fundó la cátedra de telegrafía, con objeto de que las alumnas que no terminaran sus estudios de
normalistas, tuvieran una preparación que les permitiera conseguir un empleo. Desde su creación, recibió
todo el apoyo del gobierno del estado. En el año de 1915 se transformó en Escuela Normal del Estado, pero
siguió formando solamente a mujeres dentro del magisterio. En un principio se le presionó para que se
"descatolizara", sin embargo pronto se distanció de la ideología revolucionaria para regresar a la
"conservadora". Entre algunos de los maestros que son oriundos de este estado, se puede mencionar a
EZEQUIEL A. CHAVEZ.
Academias en la ciudad de México. Las Academias jugaron un papel muy importante tanto en la
formación del magisterio, como posteriormente en su profesionalización, sobre todo en aquéllas regiones en
donde no se habían creado escuelas normales.
Este fue el caso de la ciudad de México en donde, desde los primeros años del México independiente, existió
esta clase de Academias. En 1827 se formó una Academia de Primera Enseñanza organizada por Ignacio y
Juan Espinosa de los Monteros (padre e hijo), quienes se proponían "uniformar la enseñanza de la primera
edad". A su inauguración asistió el presidente Guadalupe Victoria. Posteriormente, la Secretaría de Justicia
e Instrucción Pública acordó, en septiembre de 1879, la creación de las Academias de Instrucción Primaria,
en las cuales se actualizaría el magisterio. Por medio de ellas se trataba de uniformarlos en métodos modernos
de enseñanza, a través de clases de pedagogía e intercambio de experiencias. Para ello, se reunirían dos veces
al mes. En 1882, la Comisión de Instrucción Pública estableció la Academia de Pedagogía, formada por los
profesores de las escuelas municipales mixtas la cual se ocuparía del "estudio del sistema objetivo y
oportunamente, de los demás ramos que comprende". Las sesiones se llevaban a cabo todas las tardes durante
una hora y se alternaban un día las profesoras y, otro, los profesores y su asistencia era obligatoria. Su
presidente fue el pedagogo Luis E. Ruiz. Su método consistía en designar a un profesor/a para que disertara
y pusiera a debate algún tema relacionado con la enseñanza objetiva. Con ello se proponían combatir la
memorización y la enseñanza de la lectura y escritura con base en el deletreo, así como actualizar a los
profesores quienes, por falta de una escuela normal, carecían de una formación pedagógica.
En 1885, se fundó una Academia Normal la cual se estableció en la llamada "Escuela Modelo" de Orizaba,
Veracruz. El profesor Enrique Laubscher tuvo a su cargo la dirección práctica, además de que impartía las
clases de aritmética, geometría y dirigía la práctica escolar; y el profesor Enrique C. Rébsamen tuvo a su cargo
la dirección científica y teórica, además de que enseñaba pedagogía, inglés y francés. De los 18 cantones,
llegaron 22 estudiantes que eran, "maestros empíricos ameritados". El curso duró 6 meses y, después,
regresaron a sus lugares de origen para dirigir las escuelas cantonales.
Hacia 1894, la Normal estaba ya integrada al Instituto Científico y Literario y así funcionó hasta su separación
en 1937. En el año de 1905 se reglamentó la creación de la Escuela Normal Mixta, mediante la Ley de
Enseñanza Normal del Estado y se expidió el Reglamento de Conferencias Pedagógicas. En 1906 cuando abrió
sus puertas esta escuela normal, en el estado de Chihuahua había "45 maestros normalistas titulados, 30 con
estudios terminados pero sin título y 310 sin estudios de normal." Esta escuela inició sus trabajos como una
parte del Instituto Científico y Literario y, por lo tanto, en el mismo edificio que ocupaba dicho Instituto.
Posteriormente, el Instituto Científico y Literario fue el encargado de formar a los futuros maestros. En
cuanto a las maestras, se formaban en la Escuela Superior de Niñas, ambas instituciones se fundaron en 1897.
Contaban con un programa de becas, por medio del cual se sostenían los estudios de primaria superior de los
becarios/as. Aquéllos/as que no pudieran continuar un año más los estudios "pedagógicos", prestaban sus
servicios en las primarias elementales de la región. De hecho, al igual que el Colegio Normal, lo que se ofrecía
era un año posprimario de pedagogía, influencia que había recibido de la Escuela Normal de Jalapa.
La "Ley de Educación Popular" de 1917, ofrecía a los maestros en servicio, un "Curso de Normal" con derecho
a obtener un título después de tres años de estudios. Este título tendía la "fuerza de un título Normalista". Sin
embargo, pocos eran los maestros que ejercían con título, como lo demuestra una encuesta realizada a 214
maestros en 1918, de los cuales sólo 29 tenían título de normalista.
La Escuela Normal de Artes y Oficios para Señoritas en el estado de México. Esta escuela se fundó
en 1891, como resultado del Asilo de Niñas y de la escuela "José Vicente Villada". Tenía varias secciones:
Párvulos, Primaria, Secundaria, Maestra de Artes y Oficios y Profesora. Las alumnas que quisieran obtener
el titulo de Profesoras de Instrucción Primaria de primera Clase, deberían estudiar durante cinco años.
Llevaban cursos de pedagogía teórico práctica, metodología y legislación de instrucción primaria en el Estado
y, en el cuarto año, realizaban sus prácticas pedagógicas en la sección primaria. Para las profesoras de
Instrucción Primaria de Segunda Clase, se les exigía solamente tres años de estudios. Finalmente, el
gobernador Villada dictó una disposición con objeto de que, cada Distrito enviara a una alumna indígena,
para que estudiara durante dos años y recibiera el título de Profesora de Instrucción Primaria de Tercera
Clase. Uno de los requisitos era el que las alumnas regresaran a sus lugares de origen para ejercer el
magisterio. Durante estos dos años, también recibían cursos de pedagogía y realizaban sus prácticas
pedagógicas. q
Para ingresar a la Escuela Normal de Varones, se necesitaba una recomendación de los jefes políticos de los
partidos foráneos, no tener defectos físicos y edad de 17 a 25 años. A las mujeres que deseaban ingresar a la
Escuela Normal para Señoritas, el único requisito con el que tenían que cumplir era el de tener entre 12 y 16
años. Los hombres deberían contar con conocimientos de aritmética, gramática, moral y urbanidad, y las
mujeres sólo de gramática, moral y urbanidad. Al ingresar a la Escuela Normal, las mujeres no cursaban
gramática avanzada, ni geometría ni dibujo lineal, materias que sí se impartían a los varones. En cambio,
cursaban economía doméstica, bordado y corte de ropa interior. Tanto hombres como mujeres, podían optar
por ser maestros/as de primero, segundo o tercer orden.
Posteriormente, en la Ley de Instrucción Primaria de 1885, se decía que la carrera en ambas escuelas
normales debería realizarse en seis años, y entre las materias que estudiaban se encontraba la de pedagogía,
desde el primer año de estudios.
A finales del siglo XIX, en la Escuela Normal de Varones estudiaban 30 alumnos externos y 46 internos, y en
la Normal para Señoritas, había 77 externas y 10 internas. El estado de San Luis Potosí, además, “sostenía el
internado femenino, destinado exclusivamente a las mujeres huastecas”. Hacia 1910 el número de alumnas
en la Escuela Normal para Señoritas, aumentó a 217 ”
Escuelas Normales en Guanajuato.- En 1869, durante la República Restaurada, el gobernador de
Guanajuato, Florencio Antillón decretó oficialmente la creación de dos Escuelas Normales; una para
Señoritas y otra para Varones, las cuales abrieron sus puertas en 1871.
A partir de esa fecha, la formación del magisterio en estas normales duraba dos años, en 1873 los estudios se
ampliaron a tres y, para 1878 se deberían cursar cinco años. Además del número de materias, también se
aumentó un año más de prácticas. Los cursos eran teórico-prácticos. Entre algunos de ellos se pueden
mencionar:
a) Ortología (el arte de saber leer) y caligrafía (el arte de saber escribir.
b) Aritmética comercial y sistema métrico decimal.
c) Gramática castellana.
d) Derechos y deberes civiles.
e) Lecciones de moral, urbanización, sistema de enseñanza mutua y construcción de útiles escolares.
En la Normal para Señoritas, además, se enseñaba economía dom
éstica, corte de ropa blanca interior, corte de vestidos para niños y señoras, y bordados
La dirección se ocupaba por medio de un concurso de oposición. En la Normal para Señoritas, la primera
directora fue la profesora Francisca García (1871-1880) quien, en San Miguel de Allende, había dirigido la
Escuela Nacional de Niñas. En esta Normal se inscribieron, en 1871, 16 alumnas y, en 1873, 12 de ellas
recibieron sus títulos Otra de las directoras fue la profesora Angelina Castelazo (1888-1912), quien afirmaba
que aunque “eran pocas las materias, éstas se estudiaban a conciencia”. En cuanto a las prácticas, se
realizaban en las escuelas “primera y segunda municipales”.
Estas Normales contaron con becas para alumnos y alumnas pobres. De aquí que en la documentación existan
constancias en donde se acreditaba la “buena conducta y suma pobreza” de las y los aspirantes a obtener una
beca para poder continuar con sus estudios. En las cartas también se decía que se trataba de jóvenes que
vivían en las áreas rurales.
Con el tiempo, desapareció la Escuela Normal para Varones. Por esta razón, la formación de maestros se
impartía en el Colegio del Estado. . En 1885, durante el régimen de Porfirio Díaz se fundó una Normal
Mixta. .
Escuelas Normales en Nuevo León.- En este estado, la primera Escuela Normal fue la de Varones,
fundada en 1870, posteriormente se fundó una Escuela Normal Mixta en 1881 y una Academia de Señoritas
en 1891. Sobre la Escuela Normal Mixta, Moisés González Navarro comenta que "el éxito de esta escuela era
muy limitado: un solo alumno se había graduado en 1883, otro al año siguiente y tres en 1885; además no se
enseñaba en este plantel pedagogía..." Continúa diciendo que "Por fortuna en 1886 se adicionaron las
siguientes materias: elementos de retórica, cosmografía, física del globo, caligrafía, dibujo aplicado a la
enseñanza, y nociones elementales de física, química e historia natural". Sobre la Academia de Señoritas,
comenta que ésta se encontraba anexa a la Normal de Varones. La califica como "más próspera" y comenta
que "tres años después se transformó en la academia profesional de señoritas para la enseñanza normal, de
oficinas y telegrafía".
Puebla y su Escuela Normal. En este estado, desde 1873, el profesor alemán Gustavo P. Mahr, había
fundado una Escuela Normal de la Academia de profesores, en donde se impartía, entre otras, una cátedra
de pedagogía. Posteriormente, el Congreso del estado de Puebla aprobó la fundación de la Escuela Normal
para Señoritas, el 15 de septiembre de 1879. Su primera directora fue la maestra y poetisa Paz Montaño, a
quien el Ayuntamiento de la Ciudad de México le había expedido su título de profesora. En cuanto a la Escuela
Normal para Varones, ésta se fundó el 4 de enero de 1880, y su primer director fue Guillermo Prieto, a quien
se le había encargado la formación del proyecto de reglamento respectivo. Estas dos Normales se unieron el
16 de marzo de 1906, con el nombre de Instituto Normal del Estado. Su primer director fue el doctor Francisco
Bello. Entre una de las materias que se ofrecían, se encontraba la de pedagogía didáctica.
La Escuela Normal para Profesores en Oaxaca. En este estado se fundó, en 1883, la Escuela Normal
para Profesores. Hacia 1890 se estableció una primaria anexa para la "observación y práctica" de los
normalistas. En 1891, se pusieron en práctica diversos recursos metodológicos amparados por la experiencia
de Rébsamen quien había llegado al estado de Oaxaca, invitado por el gobernador, A partir de entonces, el
plan de estudios de amplió a 4 años para los de Enseñanza primaria elemental, en lugar de 3; y a 5 años para
la primaria superior, en lugar de cuatro años.
En 1892, la Normal pasó a manos del gobierno y abandonó el anterior edificio del colegio San Luis Gonzaga,
sin embargo siguió bajo la dirección del profesor Andrés Balvanera hasta el año de 1901, en que se retiró por
enfermedad. Lo sustituyó el profesor Ignacio L. Figueroa. Posteriormente ocupó diversos locales, en donde
siempre compartía espacios con otras academias y escuelas. En el año de 1907, finalmente, se le asignó para
su uso exclusivo, la casa que había pertenecido al obispado. Hacia 1909, en ese mismo espacio se fundó una
escuela primaria y otra de párvulos, para que los normalistas realizaran sus prácticas.
De esta Escuela Normal, Adolfo Dollero en 1910, decía que estaba ubicada en un edificio de dos pisos y de
“muy buena arquitectura” . La carrera, hacia 1907, duraba cinco años. Entre las asignaturas que se
estudiaban se puede mencionar la pedagogía, la cual se impartía desde el segundo año. González Navarro
comenta que “Querétaro contaba con una pequeña Escuela Normal mixta. En 1909 había en ella 46 alumnas
y 8 alumnos” . Tal vez esto se debía a que los hombres podían cursar otras carreras en el Colegio Civil del
Estado, en donde no se admitían mujeres.
La Escuela Normal para Profesores en Jalapa, Veracruz.- Esta Normal se fundó en 1886. Sus cursos
duraban tres años para los profesores de instrucción primaria elemental y cinco, para los de instrucción
primaria superior. Cada uno de los 18 Cantones, enviaba a un alumno a dicha normal, cada año. El Ejecutivo
pensionaba a siete alumnos que estudiaban para profesor de primaria superior. Se podían inscribir todos
aquéllos alumnos que cumplieran con los requisitos que marcaba su reglamento. Sin embargo, se insistía en
que " en igualdad de aptitudes entre dos o más aspirantes, se preferirá siempre el más pobre, y si en ellos
concurriesen las mismas circunstancias de aptitud, dedicación y pobreza, la suerte designará al agraciado".
Para poder ingresar se tomaba en cuenta la edad de quince años en adelante; el que tuviera "buenas
costumbres y moralidad reconocida", lo cual se demostraba con un certificado del Alcalde Municipal del lugar
de su residencia; que contara con la instrucción primaria elemental, para lo cual presentaba un examen ante
el Director de la Escuela Normal; que tuviera "buena salud y estuviera vacunado", por lo que presentaba un
certificado de un médico titulado; y "comprobar legalmente que no tenía defectos orgánicos que dificultaran
el desempeño del magisterio".
Entre algunas de las materias que se llevaban durante los tres primeros
años se puede mencionar la de pedagogía, la cual comprendía didáctica,
metodología, disciplina y legislación escolar. Los profesores de
instrucción primaria superior, deberían de estudiar, entre muchas otras
materias, la de pedagogía e historia de la pedagogía. Además, en todos
los años de ambos cursos, se realizaban "ejercicios prácticos" en la
escuela primaria anexa a la Normal; y los alumnos de tercero a quinto,
visitaban otras escuelas primarias del estado. González Navarro,
comenta que desde "los ochenta se establecieron cátedras de pedagogía
en los colegios preparatorios y en las escuelas primarias superiores
veracruzanas".
En el año de 1888, se expidió el decreto que disponía la transformación de la Escuela Secundaria de Niñas,
en Escuela Normal de Profesoras de Instrucción Primaria. Esta institución abrió sus puertas el 1° de febrero
de 1890, bajo la dirección de la profesora Rafaela Suárez, en el mismo edificio que ocupaba la Secundaria de
Niñas (ex convento de la Encarnación), y junto a ella se encontraba una primaria y una escuela de párvulos.
Durante el discurso de inauguración, el profesor Miguel Serrano decía que esperaba que "así como el siglo
XVIII dio al hombre la libertad por medio de la educación, el XIX diera a la mujer la igualdad por medio de
ella". El currículum de esta Normal era el mismo que en 1878, sólo que ahora la carrera se cursaría en cuatro
años, en lugar de seis, y las materias que en la Secundaria de Niñas se cursaban para algunas "carreras
terminales" se eliminaron, quedando en su lugar un "curso opcional de conocimientos útiles".
Durante el periodo revolucionario, maestras y maestros de la ciudad de México tuvieron que enfrentarse a
un grave problema ya que, en 1917 Venustiano Carranza suprimió la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas
Artes, con lo cual quedó la educación en manos de los ayuntamientos. Esta medida en nada ayudó al
mejoramiento de la instrucción pública y, menos al de los maestros. Para 1919 había ya dos mil maestros de
la capital declarados en huelga, debido a que no se les había pagado durante meses. Varios grupos de obreros
y estudiantes se solidarizaron con ellos. Sin embargo, nada de esto sirvió y, finalmente, los maestros fueron
"cesados en masa". Este problema indicaba la necesidad de que existiera una Secretaría de Educación a
nivel nacional, la cual se creó en el año de 1921.
En la Escuela Normal se enseñaba, entre muchas otras materias, la de metododología general y particular de
la instrucción primaria. El plan de estudios abarcaba tres años y al terminar deberían hacer un año de
práctica, en "calidad de ayudantes y auxiliares de las escuelas públicas de la capital".
Algo interesante en este estado fue la iniciativa de fundar una carrera de "profesor rural", debido a que la
población rural era mayor que la urbana. De este modo, en septiembre de 1896, fueron dictadas las
disposiciones legales para que en la Escuela Normal también se cursara la carrera de "profesor rural o de
segunda clase" La carrera se cursaba en dos años. En el primero estudiaban, entre otras materias, la de
nociones de metodología y, en el segundo, la de dirección de escuelas. Durante los dos años practicaban tanto
en la escuela anexa, como en la de adultos. De ser aprobados, se les expedía el título de "maestro de escuelas
rurales y urbanas rurales". Su campo de trabajo, principalmente, era la dirección de las "escuelas públicas en
las afueras de todas las poblaciones, en las haciendas, en los ranchos y en los pueblos de menor categoría",
además de que también podrían cubrir las ayudantías de cualquier escuela urbana. Si continuaban con sus
estudios, podrían llegar a ser profesores.
En septiembre de 1890, se inauguró una Escuela Normal para
Profesoras, en el puerto fronterizo de Matamoros, Tamaulipas. Su
creación respondía a la necesidad que tenían "las jóvenes de contar con
un establecimiento para cultivarse, y cubrir las plazas que se necesitaban
en las escuelas de niñas que cada día aumentaban". La carrera en un
principio duraba cuatro años y, en 1892, se le aumentó un año más. Entre
otras materias, aprendían historia general de la pedagogía, además de
pedagogía que comprendía la organización y disciplina escolar. Anexa a
la Normal funcionaba la escuela "Los Angeles" en donde las alumnas de
5° realizaban sus prácticas como maestras de grupo y las de 3° y 4°, lo
hacían en calidad de auxiliares, ya que para realizar el examen
profesional, debían presentar el certificado correspondiente al
cumplimiento de las prácticas. Por otro lado, en Ciudad Victoria, Tamps.,
existía una "Academia de Señoritas" para formar profesoras de instrucción primaria. Al respecto, González
Navarro nos dice que en Tamaulipas, "también había una Escuela Normal privada para profesoras en
Matamoros, y otra oficial en la capital del Estado". De hecho, no sabemos si esta escuela normal privada
para profesoras, sea la misma de la que nos habla Raúl García en su investigación sobre la historia de la
educación en Tamaulipas, o se trate de otra escuela normal. Queda así, este punto por investigar.
Varios maestros/as que se han destacado por su labor en el magisterio, son oriundos de este estado, como:
ESTEFANÍA CASTAÑEDA, LAURO AGUIRRE y ARQUÍMIDES CABALLERO.
La Escuela Normal para Profesores en Jalisco. Como antecedente a esta escuela, se puede mencionar
que, en marzo de 1884 se publicó un Reglamento en el cuál se decía que, en ausencia de escuelas normales,
se "habilitaba a Liceos de Guadalajara", tanto de varones como de niñas, como "escuelas de enseñanza
normal" Por ello, en su plan de estudios se incluyó la cátedra de pedagogía.
En el año de 1892, el gobierno de Jalisco invitó a Enrique C. Rébsamen para que fuera él quien dirigiera los
trabajos para la creación de la Escuela Normal en ese estado. Rébsamen presentó un proyecto y, finalmente,
el 1° de noviembre de 1892 apareció el decreto por el que se creaba la Escuela Normal de Profesores, la cual
formaría profesores de instrucción primaria, elemental y superior. Contaba con un plantel anexo para facilitar
la práctica de los normalistas. La carrera de "preceptor de instrucción primaria elemental" se realizaría en
cuatro años, y la de "preceptor de primaria superior", en cinco años. Entre muchas otras materias, cursaban
la de pedagogía y, desde el segundo año, realizaban sus prácticas profesionales en la escuela anexa.
En enero de 1904, se suprimió el Liceo de Niñas y sus alumnas pasaron a formar parte de la nueva Escuela
Normal Mixta, en donde se formarían tanto a los futuros maestros como a las futuras maestras. La idea de
juntar a los estudiantes normalistas de ambos sexos se debió a la "baja inscripción varonil en la carrera". Con
este cambio, los profesores/as de instrucción primaria superior deberían cursar seis años. Entre algunas de
las materias que se estudiaban se menciona la de pedagogía y la de metodología aplicada. Entre los requisitos
para el ingreso a la Normal Mixta se requería una edad mínima de 14 años, buena salud, estar vacunado, "no
tener defecto orgánico que dificultara el ejercicio del magisterio" y haber terminado la instrucción primaria
superior. Esta Normal Mixta cerró sus puertas en septiembre de 1911 y, de nuevo, se dividió en dos Escuelas
Normales, una para Profesores y otra para Profesoras. Esto se debió a la baja asistencia de alumnas, por el
"carácter mixto" de la institución. Durante el periodo revolucionario, ambas escuelas normales continuaron
trabajando de manera separada. Uno de los maestros oriundos de este estado fue BASILIO VADILLO.
La Escuela Normal Mixta de Coahuila.- En este estado, el profesor Andrés Osuna, quien había
estudiado y había impartido clases en escuelas metodistas tanto de Laredo en Texas, como de Monterrey, fue
el fundador y director de esta Escuela Normal Mixta. Se fundó en 1894 y, a decir de Moisés González Navarro,
"cartorce años después contó con un buen edifico, el segundo del país; en sus tres lustros de existencia
produjo 270 profesores". Entre los maestros oriundos de este estado se puede mencionar a DAVID G.
BERLANGA.
Hidalgo y la Escuela Normal para Profesores. En la breve información con que se cuenta para este
estado, se afirma que en la Ley del 14 de noviembre de 1898, la Instrucción Pública se dividía en: Primaria
Elemental, primaria Superior y Normal para Profesores. Hacia el año de 1900, existían 697 maestros que
atendían a las 627 escuelas primarias del estado. Entre los maestros oriundos de ese estado se puede
mencionar a RAMON G. BONFIL.
Las Escuelas Normales en Michoacán. Como antecedente de la Escuela Normal para Profesoras en este
estado, se puede mencionar la creación de una Academia de Niñas en 1886, con el fin de que funcionara como
un "plantel educativo para Señoritas". Posteriormente, en el año de 1901, la profesora Elodia Romo Viuda de
Adalid quien venía de la ciudad de México, tomó la dirección de la Academia de Niñas y fundó, con ayuda del
gobierno, una Escuela Práctica Pedagógica. En ella, las alumnas de la Academia de Niñas hacían su práctica
de las "cátedras de pedagogía y metodología", ya que fue la maestra Elodia Romo quien impulsó el estudio de
la pedagogía moderna. Finalmente, esta Academia de Niñas se transformó en la Escuela Normal para
Señoritas en el año de 1915. En ese mismo año, también se fundó la Escuela Normal para Profesores.
Anteriormente a su creación, los maestros se formaban, durante tres años, en el Colegio de San Nicolás de
Hidalgo en donde se cursaba, entre otras, una materia de pedagogía.
Entre algunos de los maestros oriundos de este estado, se pueden mencionar a JESUS ROMERO FLORES
y a ISIDRO CASTILLO.
Fundación de la Escuela Normal Mixta en Colima.- En 1917, el profesor Basilio Vadillo oriundo de
Zapotitlán, Jalisco, al ver que era necesario capacitar mejor a los jóvenes que deseaban dedicarse al
magisterio, fundó "en forma definitiva la Escuela Normal Mixta" Este breve comentario nos muestra las
vicisitudes por las que pasaron tanto las instituciones en donde se formaba a los futuros maestros, como las
escuelas normales en el estado de Colima Sobre este estado, González Navarro nos comenta que "Pese a su
pequeñez y a carecer de una escuela normal propiamente dicha, Colima habilitó una escuela primaria
superior con tal carácter, y por centenares se contaron los profesores colimenses que ejercieron la docencia a
lo largo del Pacífico". Entre algunos de los maestros oriundos de Colima, se pueden mencionar a
RAFAELA SUAREZ, y ENRIQUE CORONA MORFÍN.