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Comentario de texto literario.

Crónica de una muerte anunciada

Este fragmento pertenece al capítulo cuatro de Crónica de una muerte anunciada


(1981) de Gabriel García Márquez. Este escritor colombiano alcanza su reconocimiento
internacional al ganar el Premio Nobel de Literatura.

García Márquez es uno de los autores más representativos especialmente con Cien
años de Soledad- del “realismo mágico”, movimiento que se desarrolla en la década de los ‘50’
en Hispanoamérica, y en el que encuadra la novela cuyo fragmento es aquí objeto de análisis.
Está compuesto por numerosas anécdotas que superan lo real, llegando a lo imaginativo,
irracional. Como las misas espiritistas por el alcalde o las dos mil cartas escritas… todas estas
anécdotas están dividas en dos órdenes: lo natural y lo sobrenatural, unidas en perfecta
armonía.

El propio Gabriel García Márquez hice una unión entre lo periodístico y lo narrativo con
Crónica de una muerte anunciada, aproximándose a una novela policiaca.

En este fragmento, se aprecia el cambio de actitud de Ángela Vicario, mostrando una


actitud independiente de su madre y dueña de sí misma pero con una terrible obsesión por
Bayardo San Román. Así, ella se da cuenta que el “odio y el amor son pasiones recíprocas”.

En el texto destaca los siguientes personajes, Ángela Vicario y Bayardo San Román. Ella
es la más joven y bella de sus hermanas, y culpable del asesinato de Santiago Nasar. Al
principio no estaba enamorada de su marido, quien la desprecio por no ser virgen, pero
termina adorándolo desesperadamente.

Bayardo San Román es joven guapo y de buena familia. Él no pudo soportar la traición
de Ángela en su orgullo de hombre, pues termina derrumbado y alcoholizado, y la gente lo
cree la víctima de lo sucedido. En este fragmento reaparece despojado de su belleza y virilidad,
gordo y calvo.

En relación al tiempo, el narrador avance y retrocede en el relato; comenzando así


cuando Santiago Nasar ya está muerte y termina cuando éste muere. En este texto, nos relata
la vida de algunos personajes, como Ángela y Bayardo, muchos años después del crimen (“un
medio día de agosto…”). También, el tiempo debería responder al propio conecto de “crónica”,
pero no se puede aplicar ya que no sigue un orden lineal. Pues el tiempo de la trama es cíclica,
circular y, algunas veces de forma atomizada.

En cuanto al espacio, la obra se sitúa en un pueblo colombiano del Caribe donde la


acción se desarrolla en torno a la plaza donde se celebra la boda o en la casa de Santiago. El
autor creó un ambiente donde abundaba la pestilencia y la suciedad, pues sin duda su objetivo
era crear sentimiento de asco.

En este fragmento se observa que Ángela Vicario se va a vivir a un pueblo cercado del
Caribe pero lejos de la localización anterior.

Este autor hace uso de un narrador que relata en primera y tercera persona y se sirve
del estilo directo para profundizar aun más en la mente de los personajes. Además, utiliza un
lenguaje coloquial para las expresiones del los personajes como se aprecia en este fragmento
(“¡pero era él, carajo, era él!); además de numerosos registros poéticos como el uso de la
metáfora (“en prueba de mi amor de envío mis lágrimas”).
Gabriel García en su estilo imaginativo e irracional hace uso de la expresión hiperbólica
(“escribió una carta semanal durante media vida”), esta exageración responde al propio
realismo mágico.
En el primer párrafo se encuentra dos antítesis (“odio y amor”, “rencor feliz”) donde
Ángela Vicario muestra cierta independencia de su madre pero una obsesión hacia Bayardo San Román,
creando así sentimientos contradictorios, pues él la ha abandonado desnuda el día de su boda; sin
embargo, Ángela confunde esa obcecación sexual con el amor. En el fragmento se aprecia uno de los
temas principales de la novela: pasión amorosa. Ángela se ve expuesta a un estado de soledad debido a
su verdadera realidad y por la pasión desenfrenada hacia Bayardo San Román. Este hombre, actuando
en nombre del honor, refleja una sociedad hipócrita, como en los teatros del siglo del Oro, donde el
honor es utilizado como mecanismo de venganza para restaurar la moral colectiva.
La obra responde a una sociedad machista; no obstante, existe un trasfondo matriarcal donde se
defiende el poder y la felicidad del hombre, mientras que el papel de la mujer queda relegado en el
matrimonio. Sin embargo, el comportamiento de Ángela rompe con esta sociedad, saltándose las
normas establecidas desde el momento que decidió perder suvirginidad fuera del matrimonio y el
rechazo de su futuro marido. Un amor verdadero, luchador y paciente relacionado con un sentimiento
que es incesante durante un largo tiempo. Así refleja Gabriel García Márquez, es este pequeño fragmento,
un amor que supera el realismo. A lo largo de los siglos, la mujer se ha visto totalmente marginada del
ámbito social, categorizada como “algo que no sirve” o “algo que solo sirve para estar en casa, esperando
a su marido”. Un ejemplo claro de “maltrato psicológico”.
También, la dependencia de una mujer hacia un hombre, cuyo amor no es correspondido, es un modelo
de descalificación de menosprecio, descalificación y desvalorización de ella, o viceversa. Hecho que se
aprecia en la vida de Ángela Vicario por su gran dependencia hacia Bayardo San Román.
Continuamente, nos enteramos por medio de noticias, periódicos, redes de sucesos sobre víctimas de
maltratos psicológicos, tanto niños como adultos. En el caso de niños estudiantes, en especial los
extranjeros, son los más afectados ya que no son considerados igual que los demás, por muchas personas
racistas. Y en cuanto a los adultos, basándonos aun en las mujeres, se consideran menos importantes al
lado de un hombre. Se podría decir que esta actitud ha cambiado con los años, pero no; en países como
Afganistán o Marruecos, desacreditan la mujer justificándose por medio de una religión. Muchas
personas que criticamos esta posición no nos damos cuenta que en nuestro país sucede, prácticamente
lo mismo, pero de una manera menos destacable.

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