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Lazarillo
de Tormes
Edición: Bienvenido Morros
ATENCIÓN:
Esta muestra está realizada con las primeras pruebas, por lo tanto, es posible que en ellas
aparezcan errores que siempre se corrigen en una segundas pruebas, y que normalmente, no
aparecen en la guía editada.
Lazarillo
de Tormes
Guía Didáctica
Bienvenido Morros
galerada 1
ÍNDICE
ANÁLISIS ....................................................... 0
Estructura y sentido ........................................... 0
Temas e interpretación .......................................... 00
Personajes ....................................................... 00
Comentario de texto I ........................................... 00
Comentario de texto II .......................................... 00
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA ............................................ 00
galerada 2
A NÁLISIS
1
PRÓLOGO.
EL “CASO”, RESORTE NARRATIVO
1.1
a ¿Quién parece haber escrito la primera parte y quién la se-
gunda? ¿Quiénes son los destinatarios de cada una de ellas?
© La primera parte la escribe el autor, mientras que la segunda lo ha-
ce el protagonista de la obra, Lázaro de Tormes, y por ello una se dirige a un
público muy general y amplio, y la otra, en cambio, a una persona en con-
creto, el Su Merced que se ha interesado por un episodio de la vida de Láza-
ro.
1.2
a ¿A qué se refiere el «caso» del último capítulo? ¿Es el mismo
que el del prólogo?
© “El caso” del último capítulo se refiere al amancebamiento de la
mujer de Lázaro con el Arcipreste de San Salvador. Es, por supuesto, el mis-
mo del prólogo.
galerada 3
mujer. Narra su vida para eludir la cárcel y el destierro, pero en esa vida se
halla la clave de “el caso”, y así se lo da a entender a Su Merced. Pero, ade-
más, pretende convencerlo, y, con él, al público en general, de que esos epi-
sodios constituyen el mejor ejemplo de quien, superando todo tipo de adver-
sidades, llega por fin a “buen puerto”. Ése planteamiento, sin embargo, es
falso, porque Lázaro, en el fondo, no ha conseguido mejor fortuna que la de
su padre, porque los dos se han casado con prostitutas.
2
ESTRUCTURA.
UNA NOVELA DE APRENDIZAJE
2.1
a ¿En qué radica básicamente la diferencia? Consúltese la «In-
troducción» (p. XXXII).
© En los tres primeros capítulos, el autor organiza la materia de una
manera muy compacta y cohesionada, mientras que en los restantes se limita
a narrarla en episodios sueltos, un tanto desvinculados entre ellos.
2.2
a ¿Quiénes son sus padres y a qué se dedican? (pp. 7-12)
© Los padres de Lázaro se llaman Tomé González y Antona Pérez, y
los dos son molineros: el padre, además, como sugiere su nombre, se dedica-
ba a robar a sus clientes, y por ello fue castigado con el destierro.
galerada 4
d ¿Cuál es el episodio que abre este esquema (p. 13) y cuál lo
cierra (pp. 29-30)? ¿En qué consiste el contraste?
© El episodio que abre ese esquema es el topetazo de Lázaro con el
toro del puente de Salamanca, y el que lo cierra, el del encontronazo del cie-
go contra un poste de la plaza de Escalona.
El contraste radica en que un episodio constituye la primera lección del
maestro a su discípulo, y en que el otro, en cambio, representa la última y
más contundente del discípulo a su maestro.
2.3
a ¿Cómo se organiza este tratado: en torno a varios episodios
bien diferenciados, como el primero, o en torno al desarro-
llo de un episodio central?
© El tratado II se organiza en torno a un episodio central, el del arca
donde el clérigo de Maqueda guarda sus panes, y que Lázaro intenta abrir,
por diversos procedimientos, para obtener una cuantas migajas.
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po, cómo el hambre progresiva conduce inexorablemente a
la muerte. Coméntense las alusiones (pp. 34-37 y 40).
© Lázaro aún pasa más hambre que con su anterior amo, porque el
nuevo no sólo es avaro para con los otros, sino también para consigo, y, por
añadidura, posee la vista de un lince: nuestro protagonista, por tanto, no sa-
be muy bien qué robarle, y ha de contentarse con un arca llena de bollos de
pan. Antes de birlárselos, subraya que, después de las tres primeras semanas
al servicio del clérigo, no tenía fuerzas para estarse de pie (p. 34), y por ello,
de pura debilidad, no se decide a abandonarlo, aparte de por miedo de dar
con uno que le haga pasar más hambre (pp. 36-37).
2.4
a ¿Qué función desempeña tan insistente alusión al paso del
tiempo?
© La alusión al paso del tiempo crea una expectativa en el protagonis-
ta, y también en el lector, en torno a las posibilidades económicas y condi-
ción social del nuevo amo: una expectativa que resulta ser falsa e ilustra el
“engaño a los ojos” de que cualquiera puede ser víctima, y más si esos ojos
contemplan la realidad desde una perspectiva muy interesada (los de Lázaro
lo escudriñan todo pensando en no pasar más hambre).
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comprueba que su tercer amo no se detiene para hacer ninguna compra, y
presume que a éste no le ha gustado la mercancía y que querrá adquirirla en
otro sitio, La segunda es las once, cuando, a la salida de la catedral, siempre
a la vera de su señor, marchando a “buen paso”, va el más alegre del mundo
pensando que su nuevo señor, no compra a diario, sino al por mayor, y que,
por tanto, la comida ya estará preparada. La tercera es la una, que correspon-
de al instante en que entra en la que será su nueva casa, y en el que, sentado
en un banco de piedra, esperando comer, es objeto de preguntas por parte
de su amo. La cuarta es una hora próxima a las dos, una hora en que ya se
debía haber comido, y en la que, por no hacerlo, el protagonista empieza a
alarmarse (además no ha visto ni oído a nadie en la casa), y la alarma da pie
al desencanto, al oír a su señor que él ya ha comido y se las arregle como
pueda hasta la cena.
El comportamiento de Lázaro en ese episodio no es verosímil, porque el
muchacho, al servicio del clérigo de Maqueda, había asistido a muchos en-
tierros, y debía, por tanto, estar acostumbrado a los comentarios de las plañi-
deras y de los familiares del difunto.
La actitud de Lázaro puede resultar un tanto forzada, pero absolutamen-
te necesaria para rematar la estructura interna del relato: la identificación del
más allá, caracterizado como casa obscura, en la que nunca se come ni be-
be, con la casa del escudero sirve como clímax del tema del hambre.
c ¿En qué ocasiones los recuerda ahora el niño y con qué pro-
pósito? (pp. 56 —arcaz—, 57, 66, 69, 71 y 83)
© Lázaro recuerda en varias ocasiones a sus dos amos anteriores. Al
describir la casa del escudero, echa en falta el mobiliario imprescindible, in-
cluso “tal arcaz como el de marras”. Al oír en boca de su nuevo amo alaban-
zas sobre la templanza en el comer, no puede menos que igualarlo, al menos
en semejante opinión, con el ciego y el clérigo de Maqueda. Al mendigar
por Toledo y encarecer sus mañas en el oficio, garantía de su éxito, no puede
evitar una referencia al primer amo, y, después a los dos, al darse cuenta de
que no sólo no era mantenido por el tercero (y esa situación ya la había vivi-
do con los otros), sino que, además, tenía que mantenerlo (situación nueva
para él): y a pesar de ello, y porque sabía que no tenía ni un céntimo, el es-
cudero no despertaba en él el mismo sentimiento de aversión que los otros
dos amos.
galerada 7
do. Demuéstralo. ¿Guardará también Lázaro las apariencias
a lo largo del capítulo? ¿En qué ocasiones? ¿Se engañan amo
y criado mutuamente, o no se engañan en absoluto?
© Lázaro descubre que el escudero finge cuando éste le anuncia que
ya ha comido y que hasta la noche no volverá a hacerlo; el muchacho, ante
semejante noticia, aprende rápidamente, al persuadirle de que no tiene ham-
bre y de que siempre le han alabado su templanza en esa materia, especial-
mente los amos que ha tenido hasta entonces. Ante las mentiras de su nuevo
señor, que no había comido en toda la mañana, responde con otras de índo-
le similar, pues pretende hacerse pasar por un mozo al que no le preocupa la
alimentación.
Lázaro guarda en alguna ocasión las apariencias: por ejemplo, cuando
es convidado a beber de un jarro en que ya lo ha hecho el escudero, pensan-
do que pueda tratarse de vino, lo rechaza para aparentar una moderación
que no tiene. O cuando interrogado por su amo, de no se sabe qué aclara
que respondió “lo mejor que supe” (59), dando a entender que en ningún
momento dijo la verdad.
Lázaro y el escudero no se engañan, y sólo a veces no llegan contar lo
que han hecho. Por ejemplo, el escudero deja a su nuevo mozo al cuidado
de la casa para las tareas domésticas, y le dice que va a misa. Lázaro se diri-
ge al río en busca de agua y allí descubre a su amo requebrando a las prosti-
tutas, pero no se deja ver por él, y regresa a casa para esperarlo en ella. Al
comprobar que el escudero se retasaba mucho, a eso de las dos del medio-
día, Lázaro sale a mendigar un poco de comida, y una vez la ha conseguido
vuelve de nuevo a casa, donde halla a su amo, quien le intenta hacer creer
que ya ha comido. A pesar de no darle ningún crédito, y como ya conoce al
escudero, el mozo no dice nada al respecto, ni que lo ha visto por la mañana
en el río, y le muestra lo que ha mendigado para compartirlo con él, no invi-
tándole directamente para no ofenderlo, sino sugiriéndole que el pan y la
uña de vaca están sabrosísimas.
2.5
a ¿Recuerdas si se menciona al amo o amos anteriores a lo lar-
go de los cuatro últimos capítulos? ¿Qué espacio se asigna a
cada amo? ¿Percibes alguna evolución en el protagonista?
© En los cuatro capítulos siguientes, el narrador no introduce ninguna
alusión a los amos anteriores, cuando tiene bastantes ocasiones para hacerlo.
El espacio que Lázaro dedica a esos amos es muy desigual: si al fraile de
la Merced, lo despacha en nueve líneas, al “maestro de pintar panderos” lo
hace en dos, y en seis al capellán de Toledo, mientras al buldero le consagra
unas diez páginas.
A partir de esos tratados, Lázaro ha abandonado la niñez y progresiva,
pero rápidamente, ingresa en el mundo de los adultos: pone en práctica las
enseñanzas de sus primeros amos (es capaz de sacarle el mayor rendimiento
a un mísero sueldo como aguador sólo para ahorrar lo suficiente y comprarse
la ropa adecuada para convertirse en un “hombre de bien” como el escude-
ro).
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d ¿Qué enseñanza ya recibida se afianza con este personaje?
© La enseñanza de que nada es lo que parece y de que la apariencia
puede ser una opción de vida especialmente tentadora (al menos si uno pre-
tende alcanzar sus objetivos).
3
TEMAS Y PERSONAJES.
INTENCIÓN
3.1
a ¿En qué ocasiones se evidencia en el ciego el juego entre
apariencia y realidad? (pp. 15 y 17-18)
© Cuando en la iglesia reza oraciones a cambio de una limosna: para
ganársela las dice con una falsa devoción que abandona al advertir por su
criado que quien la ha dado se ha ido.
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pero el escudero, en cambio, es un prototipo social que se circunscribe a un
período muy bien acotado de nuestra historia. El tercer amo de Lázaro es un
hidalgo que empieza a dejar de serlo a partir del momento en que sus veci-
nos no lo reconocen como tal, al saludarlo con fórmulas poco apropiadas, y
que para sobrevivir como noble debe irse del pueblo y ampararse en el ano-
nimato de una gran ciudad (Toledo), donde nadie lo conoce. El engaño en
Lázaro, como en el buldero o en el escudero, es una norma de superviven-
cia: nuestro protagonista, de admitir el adulterio de su mujer, se exponía a
penas bastante graves.
f ¿En qué contrasta tal actitud con la esgrimida por Lázaro pa-
ra justificar la narración de su vida? (p. 6) ¿Suministra alguna
clave para la interpretación final de la obra?
© En que Lázaro pretende convencer a su interlocutor de que, a pesar
de sus orígenes humildísimos, pero gracias a sus esfuerzos, ha logrado un
puesto importante en la sociedad. Sí, en tanto el pregonero ofrece un elogio
burlesco de sí mismo, al concebir su situación final como un triunfo en la vi-
da.
3.2
a ¿Qué defectos se denuncian en cada uno de los cinco ecle-
siásticos del Lazarillo?
© La avaricia, la codicia y la lujuria.
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© Sí.
3.3
a ¿Sabrías decir a qué razones de orden económico y social se
debieron esos problemas sociales? ¿Se entiende así la apari-
ción de la figura del pícaro?
© No hay una sola, sino que son muchas y bastante complejas: la re-
volución de los precios, las sequías, el aumento de los pobres, la margina-
ción de los cristianos nuevos, la ausencia de una auténtica burguesía, etc.
No necesariamente, porque hay que tener en cuenta otro tipo de factores, en
especial de índole literaria.
galerada 11
aporta este tema a la novela?
© Inmediatamente después de la gran calabazada que el ciego le da
contra un toro de piedra que había en el puente de Salamanca. No. La falta
de solidaridad humana, que no es exclusiva de una época determinada.
3.4
a ¿Por qué presenta su vida como un ejemplo de la superación
de sus orígenes y de las circunstancias en que ha vivido?
© Porque ha superado la miseria que había padecido durante toda su
infancia.
3.5
a ¿Qué otros episodios presentan esa misma vertiente humo-
rística? ¿Se pone de manifiesto en ellos la violencia? Anota,
en el episodio de la venganza final de Lazarillo (p. 30), los
términos con que el narrador destaca el efecto humorístico,
pese a que el ciego queda «medio muerto y hendida la ca-
beza».
© Las argucias para beberle el vino al ciego y el jarrazo con que las
paga, la burla de las uvas, el hurto de la longaniza y la consiguiente zurra, el
topetazo del ciego contra un poste. En todos, menos en la burla de las uvas.
En el comentario sobre la capacidad del ciego para oler la longaniza y su in-
capacidad para advertir la presencia del poste.
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ción la «aguda vista» del clérigo?
© Utilizando la polisíndeton, con que da a la narración una rapidez
proporcional a las ansias con que el clérigo devora las diferentes partes de la
cabeza de carnero. Sí. También. “Bailábanle los ojos en el caxco como si
fueran de azogue” (34).
e ¿De qué recurso se vale Lázaro en estos casos? (pp. 58, 62,
68-69) ¿Qué función desempeñan los apartes?
© El comentario en voz baja para poner de manifiesto las carencias y
necesidades del escudero.
4
EL GÉNERO
4.1
a ¿Se apela reiteradamente al destinatario? Anota alguna oca-
sión (por ej., en pp. 14, 15, 16, 20, 28, etc.) ¿Hay otros re-
cursos epistolares? (p. 110)
© Sí. El uso del pretérito, tanto indefinido como imperfecto, con el va-
lor de presente; la inclusión, al final del relato, de la fecha y del lugar en que
lo escribe.
4.2
a ¿Aparece en el Lazarillo la palabra pícaro? ¿Qué rasgos de
cuantos se han apuntado tiene nuestro personaje?
© No. La de mendigo, individuo sin oficio y un poco ladrón.
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© Para demostrar que la mala sangre y el vicio se heredan. Pues que
sus padres también fueron ladrones como él.
5
EL REALISMO
5.1
a ¿Por qué entonces habría de ser el Lazarillo más realista que
los libros de caballerías? (Véase el documento 4.1). ¿Concul-
caban éstos algún principio de verosimilitud o verdad?
© Porque describe una serie de cosas que ocurren o pueden ocurrir
en la realidad. No uno sino muchos: si bien los personajes, que no todos, po-
dían estar inspirados en la realidad, no las acciones que protagonizan.
5.2
a Sin embargo, ¿quién en el siglo XVI podría dar crédito a la
decisión de Lázaro de airear públicamente los devaneos de
su mujer y presentarlos como punto culminante de su ascen-
so social? ¿No delataba esta actitud que el relato no era sino
una carta ficticia?
© Nadie. Sí.
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6
ESTILO Y TÉCNICAS NARRATIVAS
6.1
a ¿Podrías poner algunos ejemplos de ironía o antífrasis en la
segunda parte del prólogo y en los tratados sexto y séptimo?
© En la segunda parte del prólogo, cuando Lázaro afirma haber deci-
dido contar su vida para demostrar que al final de ella ha entrado en “buen
puerto”. En el tratado VII, cuando el arcipreste asegura a Lázaro que su mujer
entra en su casa “muy a tu honra y suya” (107), o cuando el propio Lázaro
parece dispuesto a jurar que la suya “es tan buena mujer como vive dentro
de las puertas de Toledo” (109-110).
galerada 15
“Por no echar la soga tras el caldero” (12), etc.
6.2
a ¿A qué se debe esa discordancia? ¿No asomará en la voz del
narrador la del autor real? ¿En qué sentido?
© En que el autor y personaje no tienen por qué compartir las mismas
ideas. Sí. En el sentido de que el autor real puede dejarse oír en algunas de
las intromisiones que introduce en el relato.
galerada 16
de estar inconsciente.
7
COMENTARIO DE TEXTO I
a ¿Qué frase del párrafo anterior al texto que proponemos da a
entender dicha inflexión?
© “Desde aquella hora quise mal al mal ciego…”
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© En el pasaje el anónimo usa el poliptoton (“ahorraría de mí, quise
yo ahorrar dél”, “le decía..., diciendo”), la derivación (“no daba lugar el mal-
tratamiento que el mal ciego”), el homeoptoton (“dende allí adelante me ha-
cía, que sin causa y razón me hería”), la figura etimológica (“luego contaba
el cuento”), la paronomasia (“con el cabo alto del tiento me atentaba”), el
zeugma (“Y aunque yo juraba no lo hacer por malicia, sino por no hallar me-
jor camino”), el proverbio (“a mí de quebrar un ojo por quebrar dos al que
ninguno tenía”), el paralelismo y la enumeración (“si había piedra, por ellas;
si lodo, por lo más alto”). Todas estas figuras retóricas tienden a subrayar as-
pectos del discurso que Lázaro quiere subrayar: la importancia que para él
tiene el episodio del jarrazo y los malos tratos que recibe desde ese momen-
to por parte de su amo, especialmente por guiarlo por los peores caminos. El
proverbio lo explota con una intención claramente satírica, pues lo aplica a
un ciego.
8
COMENTARIO DE TEXTO II
a En el episodio de la calabazada (pp. 13-14), ¿qué visión se
ofrecía del ciego y qué tema fundamental se apuntaba?
© De un personaje cruel y astuto. El de la soledad ante la hostilidad
del mundo.
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d ¿Puedes describir en qué consiste? Léase la «Introducción»
(p. XXXI). ¿Qué relación tiene con el punto de vista adopta-
do por Lázaro?
© En presentar los hechos tal y como los percibió el narrador en el
momento que ocurrieron, sin aportar más información que la que tenía en-
tonces. Pues que ese “engaño a los ojos” también podría aplicarse a los suce-
sos que configuran “el caso” final; que el mundo es percibido a través de los
sentidos de Lázaro, y no de los de un narrador que lo sabe todo.
galerada 19
amo. Le induce a sospechar el paso del tiempo: cuando ya son las dos, Láza-
ro recuerda con alarma que la puerta estaba cerrada, que no ha visto a nadie
en la casa y que en ella apenas hay muebles; la posterior pregunta del escu-
dero sobre si había comido y la observación inmediata de “pásate como pue-
das” le confirman que su tercer amo es al menos tan escaso como los dos
primeros.
galerada 20
—y señala la función— de derivación (p. 57) de bimembra-
ciones y paralelismos (p. 57), de zeugma (p. 55) de amplifi-
catio (dos términos sinónimos uno junto a otro, p. 55), de
homeoptoton (terminación de dos frases con un vocablo con
la misma desinencia). Anota asimismo la sencillez de los ne-
xos entre frases. ¿Predomina la coordinación o la subordina-
ción?
© La poliptoton (“¡Maldita tanta medicina y bondad como aquestos
mis amos que yo hallo hallan en el hambre!”), la derivación (“torné a llorar
mis trabajos... Finalmente, lloré mi trabajosa vida”), el zeugma (“ante la cual
mi amo se paró, y yo con él”), el paralelismo (“allí se me representaron...; allí
se me ve vino a la memoria... Finalmente, allí lloré...”), la bimembración
(“tanta medicina y bondad”, “mi trabajosa vida pasada y mi cercana muerte
venidera”, “aquél era desventurado y mísero”, etc), la amplificatio (“entrada
lóbrega y obscura”), la homeoptoton (“que debía ser mi nuevo amo que se
proveía en junto, y que ya la comida estaría a punto...”). Todas las figuras se-
ñaladas dan relevancia a diferentes aspectos del enunciado: las especulacio-
nes de Lázaro sobre el modo de abastecerse de su amo, puestas en relación
con los preparativos de una comida que el mozo cree inminente; las reflexio-
nes de Lázaro sobre la frugalidad que sus amos pretenden imponerle; los ca-
lificativos que dedica a la casa en que se acentuará la adversidad, etc. Predo-
minan las frases paratácticas frente a las hipotácticas, la coordinación frente
a la subordinación.
9
TRADICIÓN E INNOVACIÓN
9.1
a ¿Por qué? ¿En qué cultura y en qué época está documenta-
do? Consúltese la «Introducción» (pp. XXII-XXV). Señala
otros casos en el Lazarillo de influencia claramente literaria.
¿Cuáles son los textos que los inspiran?
© Porque la anécdota aparece en un texto árabe del siglo XV y en
otro, en que mezcla el castellano y el latín, del siglo XVI. La primera comida
de Lázaro en casa del escudero, consistente en las respuestas que el mozo da
a su nuevo amo, parece inspirarse en la cena “solis fabulis” que Milón ofrece
a Lucio la noche de su llegada. Los “mañosos artificios” que practica el bul-
dero proceden de las tretas usadas por maleantes para explotar la credulidad
del vulgo en el Novelino de Masuccio o en Speculum cerretanorum de Teseo
Pini.
9.2
a ¿Ilustra tal comportamiento el de Lázaro para con su primer
amo? ¿Introduce el autor del Lazarillo algún comportamien-
to que no esté descrito en el texto de fray Luis de Escobar?
© Sí. El del intercambio de unas monedas por otras de mayor valor.
galerada 21
c Comenta las coincidencias de esos textos con el avaro cléri-
go de Maqueda del Lazarillo.
© El clérigo de Maqueda coincide plenamente con los tres religiosos
avaros de quienes hablan estos tres autores. Al igual que el primero, el de
Melchor Cano, el segundo amo de Lázaro guarda celosamente las dos llaves
que tiene: la del arcaz no la deja nunca y la de la habitación del primer piso
la da siempre cuando recibe alguna visita, para presumir de liberal ante los
concurrentes. Al igual que el segundo, el de Antonio de Segovia, sólo reparte
los bodigos de pan cuando los cree mordidos por un ratón. Y al igual que el
tercero, el de López de Yanguas, come y bebe como nunca en los convites.
9.3
a Trata de indentificarla en el Lazarillo. ¿Qué función desem-
peña la inserción de este chiste en el plan del autor?
© Esa anécdota la introduce el narrador al principio de la novela al
hablar de su hermanito, de raza negra, que se asusta al ver a su padre. Láza-
ro la inserta en un punto del relato que cobra especial relevancia para enten-
der “el caso”: ante la cara de horror de su hermanastro, hace decir al padre
“¡Hideputa!’, expresión que pone de manifiesto la relación de amanceba-
miento entre él y la madre, Antona Pérez, una relación que se repite entre la
mujer del narrador y el Arcipreste en cuya casa ella sigue sirviendo.
galerada 22