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Guía

Colección Clásicos Hispánicos

Lazarillo
de Tormes
Edición: Bienvenido Morros

ATENCIÓN:
Esta muestra está realizada con las primeras pruebas, por lo tanto, es posible que en ellas
aparezcan errores que siempre se corrigen en una segundas pruebas, y que normalmente, no
aparecen en la guía editada.
Lazarillo
de Tormes

Guía Didáctica
Bienvenido Morros

galerada 1
ÍNDICE

ANÁLISIS ....................................................... 0
Estructura y sentido ........................................... 0
Temas e interpretación .......................................... 00
Personajes ....................................................... 00
Comentario de texto I ........................................... 00
Comentario de texto II .......................................... 00
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA ............................................ 00

galerada 2
A NÁLISIS

1
PRÓLOGO.
EL “CASO”, RESORTE NARRATIVO

1.1
a ¿Quién parece haber escrito la primera parte y quién la se-
gunda? ¿Quiénes son los destinatarios de cada una de ellas?
© La primera parte la escribe el autor, mientras que la segunda lo ha-
ce el protagonista de la obra, Lázaro de Tormes, y por ello una se dirige a un
público muy general y amplio, y la otra, en cambio, a una persona en con-
creto, el Su Merced que se ha interesado por un episodio de la vida de Láza-
ro.

b ¿Alberga quizá el autor del Lazarillo alguna otra intención?


¿En qué puede estribar la diferencia de lecturas de la obra
(«agradar» o «deleitar») sugerida en la p. 3?
© El autor recuerda de algún modo las dos intenciones que Horacio
propone para un texto literario, y que las considera complementarias: “delei-
tar” y “aprovechar”; nuestro anónimo, sin embargo, parece entenderlas co-
mo excluyentes, y sustituye el “aprovechar” por el “agradar”, porque incluso,
para una lectura más profunda de la obra, aspira mayormente al entreteni-
miento. Por eso, y a diferencia de Horacio, para establecer intenciones
opuestas, ha buscado dos términos sinónimos (“deleitar” y “agradar”): si
piensa en unos lectores que se limitarán a reír las anécdotas jocosas, y que
por tanto harán una lectura muy superficial del texto, también tiene en cuen-
ta a otros que, al ahondar en él, percibirán sus ambigüedades y la actitud vi-
tal tan peculiar de su protagonista, y que, al hacerlo, culminarán el proceso
de entretenimiento en toda su plenitud.

c ¿A qué género pertenece, por tanto, el Lazarillo?


© El Lazarillo pertenece al género epistolar, y ello se puede reconocer
en muchos lugares de la obra, en que se interpela a Su Merced, pero espe-
cialmente en la segunda parte del prólogo.

1.2
a ¿A qué se refiere el «caso» del último capítulo? ¿Es el mismo
que el del prólogo?
© “El caso” del último capítulo se refiere al amancebamiento de la
mujer de Lázaro con el Arcipreste de San Salvador. Es, por supuesto, el mis-
mo del prólogo.

b ¿Por qué motivo decide Lázaro narrar su vida? ¿Se trata de


una justificación del «caso» (¿en qué sentido?) o de una de-
mostración de cómo «con fuerza y maña remando» se pue-
de «salir a buen puerto» (p. 6)? Y, si admitiéramos este últi-
mo planteamiento, ¿en qué «buen puerto» se halla Lázaro
en la conclusión —o en el momento— del relato?
© Lázaro decide narrar su vida para responder cabal, pero indirecta-
mente, a Su Merced, como una clara justificación de “el caso”, sobre el que
éste le ha pedido información. Al no poder afirmar que estaba al corriente
del lío entre su mujer y su amo, ni tan siquiera que lo toleraba, porque, de
hacerlo, tendría que enfrentarse a las duras penas previstas por la ley, opta
por seleccionar los episodios de su pasado que explican mejor su actitud an-
te las acusaciones de amigos y conciudadanos contra la honestidad de su

galerada 3
mujer. Narra su vida para eludir la cárcel y el destierro, pero en esa vida se
halla la clave de “el caso”, y así se lo da a entender a Su Merced. Pero, ade-
más, pretende convencerlo, y, con él, al público en general, de que esos epi-
sodios constituyen el mejor ejemplo de quien, superando todo tipo de adver-
sidades, llega por fin a “buen puerto”. Ése planteamiento, sin embargo, es
falso, porque Lázaro, en el fondo, no ha conseguido mejor fortuna que la de
su padre, porque los dos se han casado con prostitutas.

c ¿Cómo se explica entonces su decisión de comenzar «no


[…] por el medio, sino del principio» (p. 6)?
© Si Su Merced hubiera pedido a Lázaro el currículo de toda su vida,
y no información concreta sobre un episodio de ella, éste no tendría por qué
especificar que lo comienza “del principio”.

2
ESTRUCTURA.
UNA NOVELA DE APRENDIZAJE

2.1
a ¿En qué radica básicamente la diferencia? Consúltese la «In-
troducción» (p. XXXII).
© En los tres primeros capítulos, el autor organiza la materia de una
manera muy compacta y cohesionada, mientras que en los restantes se limita
a narrarla en episodios sueltos, un tanto desvinculados entre ellos.

2.2
a ¿Quiénes son sus padres y a qué se dedican? (pp. 7-12)
© Los padres de Lázaro se llaman Tomé González y Antona Pérez, y
los dos son molineros: el padre, además, como sugiere su nombre, se dedica-
ba a robar a sus clientes, y por ello fue castigado con el destierro.

b ¿No es eso, en parte, lo que el Lázaro adulto pretende evitar


que le ocurra en el momento en que escribe? ¿Por qué? Por
otro lado, ¿qué oficio ejerce Lázaro por entonces? (p. 105)
© Sí, porque Lázaro, de reconocer a Su Merced que su mujer era la
amante del Arcipreste, podía ser condenado a diez años de galeras. Lázaro,
al final de la novela, desempeña el oficio de pregonero de Toledo, que con-
siste en “acompañar a los que padecen persecuciones por justicia” y en “de-
clarar a voces sus delitos” (105).

c Mas, ¿a quién «se arrima» y en qué se convierte? ¿En qué


contexto o circunstancias emplea Lázaro la misma expre-
sión? (p. 107) ¿Qué valor estructural tiene también, en rela-
ción con el final (p. 107), la intención de la madre de «evitar
el peligro y quitarse de malas lenguas» (p. 12)?
© La madre de Lázaro se amancebó con un mozo de mulas, de raza
musulmana y criado del “Comendador de la Magdalena” (cargo militar y re-
ligioso que obligaba a quien lo practicaba a cumplir el voto de castidad), y
pasa a ejercer la prostitución, curiosamente en un círculo muy próximo al
del señor de su amante.
Lázaro emplea la misma expresión que su madre cuando ha decidido
casarse con la manceba de su último amo, el Arcipreste de San Salvador.
Tiene el valor estructural de una clara simetría o analogía entre la situa-
ción de Antona y su hijo, entre el principio y el final de la novela. Si Antona
Pérez decide cambiar de barrio en Salamanca, es para evitar una pena mayor
que la de los azotes y acallar a las “malas lenguas” sobre su estilo de vida o
quizá sobre una posible relación con el Comendador (el castigo para mujeres
amancebadas con religiosos era bastante duro); y si Lázaro niega rotunda-
mente ante amigos y vecinos que su mujer ha cometido adulterio con el Ar-
cipreste, es para librarse de las galeras. Nuestro pregonero, sin embargo, no
ha podido escapar a las murmuraciones de sus conciudadanos (y prueba de
ello es el interés que tiene Su Merced por saber si son o no son infundadas).

galerada 4
d ¿Cuál es el episodio que abre este esquema (p. 13) y cuál lo
cierra (pp. 29-30)? ¿En qué consiste el contraste?
© El episodio que abre ese esquema es el topetazo de Lázaro con el
toro del puente de Salamanca, y el que lo cierra, el del encontronazo del cie-
go contra un poste de la plaza de Escalona.
El contraste radica en que un episodio constituye la primera lección del
maestro a su discípulo, y en que el otro, en cambio, representa la última y
más contundente del discípulo a su maestro.

e ¿Qué enseñanza encierra para Lázaro ese primer episodio y


de qué toma conciencia a partir de entonces? Cita varias fra-
ses (p. 14) que subrayen la importancia que el aprendizaje
—ya desde este momento— cobra en esta novela.
© Lázaro aprende que ha de afirmarse frente a un mundo hostil y to-
ma conciencia de su soledad en él.

f Cítense dichos elogios. Dado el desenlace del capítulo, ¿qué


función desempeña la insistencia en la astucia del amo?
© Lázaro insiste tanto en la astucia del ciego, no sólo para subrayar
las dificultades y penalidades por las que pasó estando a su servicio, sino
también para dejar claro que la asimiló a la perfección, cuando supo buscar
la ocasión idónea, un día de mucha lluvia, para ejecutar la venganza contra
él.

g ¿Qué otros episodios se intercalan entre los que sirven de


marco al capítulo? ¿Qué tema común presentan? ¿Qué epi-
sodio supone una inflexión en la relación entre el niño y el
ciego? ¿Qué gradación percibes entre los episodios?
© Entre los dos episodios que enmarcan el capítulo Lázaro intercala
cinco: las sangrías del fardel, el cambio de las blancas, el jarrazo de vino, el
engaño de las uvas y el hurto de la longaniza.
Los cinco episodios tienen como denominador común el tema del ham-
bre.
El episodio que marca una clara inflexión en la relación entre amo y
criado es el del jarrazo: Lázaro sabe que a poco que pueda o quiera el ciego
acabará con él, y por eso, desde ese momento, concibe el propósito de eli-
minarlo.
Los episodios, salvo el de las uvas, evolucionan hacia una actitud cada
vez más airada y violenta del ciego para con su mozo, y que se traduce en
agresiones constantes y sin motivo.

h ¿De quién había aprendido en realidad la habilidad de las


«sangrías»? (p. 8)
© Lázaro ha aprendido la habilidad de sangrar el saco del ciego de la
que exhibe su padre al hacer otro tanto con los sacos de quienes iban a mo-
ler el trigo.

i ¿En qué medida se cumple tal profecía? (p. 105)


© En la medida en que, al final de la novela, se convierte en el prego-
nero de los vinos del Arcipreste de san Salvador.

2.3
a ¿Cómo se organiza este tratado: en torno a varios episodios
bien diferenciados, como el primero, o en torno al desarro-
llo de un episodio central?
© El tratado II se organiza en torno a un episodio central, el del arca
donde el clérigo de Maqueda guarda sus panes, y que Lázaro intenta abrir,
por diversos procedimientos, para obtener una cuantas migajas.

b De hecho, ¿qué había motivado las peleas del mozo con el


ciego en el primer tratado?
© El hambre.

c ¿Qué tipo de gradación se produce en este capítulo en el te-


ma del hambre? Coméntalo con ejemplos. Nótese, al tiem-

galerada 5
po, cómo el hambre progresiva conduce inexorablemente a
la muerte. Coméntense las alusiones (pp. 34-37 y 40).
© Lázaro aún pasa más hambre que con su anterior amo, porque el
nuevo no sólo es avaro para con los otros, sino también para consigo, y, por
añadidura, posee la vista de un lince: nuestro protagonista, por tanto, no sa-
be muy bien qué robarle, y ha de contentarse con un arca llena de bollos de
pan. Antes de birlárselos, subraya que, después de las tres primeras semanas
al servicio del clérigo, no tenía fuerzas para estarse de pie (p. 34), y por ello,
de pura debilidad, no se decide a abandonarlo, aparte de por miedo de dar
con uno que le haga pasar más hambre (pp. 36-37).

d Señala y comenta las alusiones —directas o indirectas— a


uno o a otro en las pp. 32, 34, 35, 36-37, 47 y 51. ¿Qué fra-
se del segundo párrafo de este capítulo (p. 32) es todo un
símbolo, no ya sólo de la relación con el amo anterior, sino
de la progresión negativa del tema central referido?
© Lázaro alude al ciego numerosas veces: a pesar de los sentimientos
hostiles que le despierta, empieza recordando que le había enseñado el ofi-
cio de monaguillo; después, al compararlo con el clérigo, llega a la conclu-
sión de que aquél era menos avaro que éste (y eso que lo considera la “mis-
ma avaricia”), y de que a éste, a diferencia de lo que hacía con aquél, no po-
día cambiarle ninguna de las blancas que los fieles depositaban en el platillo.
Más adelante reflexiona sobre los dos amos a los que ha servido hasta ahora,
y piensa que no vale la pena probar un tercero, al prever que será mucho pe-
or que los dos anteriores. Al final, antes de echarlo a la calle, el clérigo no
puede menos que inferir que su antiguo ayudante ha sido “mozo de ciego”.
La frase, proverbial, es “Escapé del trueno y di en el relámpago”, y defi-
ne a la perfección la conciencia de Lázaro sobre el hambre que ha pasado
con el ciego y la que va pasar con el clérigo.

e ¿Qué amo es más avaro o ingenioso, el ciego o el clérigo?


¿Y cómo repercute el carácter de los amos en la evolución
del mozo? ¿Percibe éste la hipocresía del clérigo? ¿Siente al-
guna admiración o respeto por él? ¿La sentía por el ciego?
© El clérigo, como ya hemos señalado, es más avaro que el ciego, pe-
ro mucho menos ingenioso: si el segundo descubría en seguida a Lázaro en
sus hurtos, el primero, en cambio, tarda semanas en pillarlo in fraganti.
Lázaro percibe la hipocresía de su nuevo amo, porque en casa lo ve co-
mer y beber con mucha moderación y frugalidad, y encima las oye encare-
cer como virtudes importantes, pero en otros sitios en que la comida no co-
rre a su cargo, lo sorprende dándose grandes atracones. Por ello no siente
ninguna admiración por su segundo amo, mientras si se la tenía al primero,
de quien había alabado su ingenio.

f ¿Qué analogía hay entre el último episodio del primer capí-


tulo y el del segundo? ¿Hay también alguna diferencia?
© Los dos capítulos se cierran con una escena de gran violencia, que
supone la ruptura definitiva entre mozo y amo. Si en el primero, la víctima es
el amo, en el segundo, es el mozo, y si en uno, éste abandona a aquél, en el
otro sucede al revés.

2.4
a ¿Qué función desempeña tan insistente alusión al paso del
tiempo?
© La alusión al paso del tiempo crea una expectativa en el protagonis-
ta, y también en el lector, en torno a las posibilidades económicas y condi-
ción social del nuevo amo: una expectativa que resulta ser falsa e ilustra el
“engaño a los ojos” de que cualquiera puede ser víctima, y más si esos ojos
contemplan la realidad desde una perspectiva muy interesada (los de Lázaro
lo escudriñan todo pensando en no pasar más hambre).

b Anota tales alusiones (pp. 57, 60 y 75-76). ¿Es verosímil el


comportamiento de Lázaro en el episodio narrado en las
pp. 75-76? ¿Por qué? ¿O resulta quizá algo forzado para re-
matar la estructura interna del relato?
© A lo largo de la mañana, Lázaro recuerda cuatro horas muy concre-
tas. La primera es las ocho, el momento en que, al pasar por el mercado,

galerada 6
comprueba que su tercer amo no se detiene para hacer ninguna compra, y
presume que a éste no le ha gustado la mercancía y que querrá adquirirla en
otro sitio, La segunda es las once, cuando, a la salida de la catedral, siempre
a la vera de su señor, marchando a “buen paso”, va el más alegre del mundo
pensando que su nuevo señor, no compra a diario, sino al por mayor, y que,
por tanto, la comida ya estará preparada. La tercera es la una, que correspon-
de al instante en que entra en la que será su nueva casa, y en el que, sentado
en un banco de piedra, esperando comer, es objeto de preguntas por parte
de su amo. La cuarta es una hora próxima a las dos, una hora en que ya se
debía haber comido, y en la que, por no hacerlo, el protagonista empieza a
alarmarse (además no ha visto ni oído a nadie en la casa), y la alarma da pie
al desencanto, al oír a su señor que él ya ha comido y se las arregle como
pueda hasta la cena.
El comportamiento de Lázaro en ese episodio no es verosímil, porque el
muchacho, al servicio del clérigo de Maqueda, había asistido a muchos en-
tierros, y debía, por tanto, estar acostumbrado a los comentarios de las plañi-
deras y de los familiares del difunto.
La actitud de Lázaro puede resultar un tanto forzada, pero absolutamen-
te necesaria para rematar la estructura interna del relato: la identificación del
más allá, caracterizado como casa obscura, en la que nunca se come ni be-
be, con la casa del escudero sirve como clímax del tema del hambre.

c ¿En qué ocasiones los recuerda ahora el niño y con qué pro-
pósito? (pp. 56 —arcaz—, 57, 66, 69, 71 y 83)
© Lázaro recuerda en varias ocasiones a sus dos amos anteriores. Al
describir la casa del escudero, echa en falta el mobiliario imprescindible, in-
cluso “tal arcaz como el de marras”. Al oír en boca de su nuevo amo alaban-
zas sobre la templanza en el comer, no puede menos que igualarlo, al menos
en semejante opinión, con el ciego y el clérigo de Maqueda. Al mendigar
por Toledo y encarecer sus mañas en el oficio, garantía de su éxito, no puede
evitar una referencia al primer amo, y, después a los dos, al darse cuenta de
que no sólo no era mantenido por el tercero (y esa situación ya la había vivi-
do con los otros), sino que, además, tenía que mantenerlo (situación nueva
para él): y a pesar de ello, y porque sabía que no tenía ni un céntimo, el es-
cudero no despertaba en él el mismo sentimiento de aversión que los otros
dos amos.

d Aunque frugalmente, ¿quién come ahora y quién ayuna? Y,


sobre todo, ¿quién alimenta a quién? ¿Se percata Lázaro de
este inaudito cambio de papeles? (p. 69) Comparado con los
dos tratados anteriores, ¿qué novedad incorpora ahora el de-
senlace de la relación entre amo y criado del final del capí-
tulo?
© Al servicio del escudero, Lázaro logra comer, porque practica la
mendicidad, mientras que su amo se pasa ocho días en ayunas (p. 73), por el
orgullo de la clase a la que pertenece, y, al final, decide tragárselo y acepta
los alimentos que le da su mozo.
Lázaro es perfectamente conciente de esa inversión de papeles, al asu-
mir la alimentación de su amo.
El escudero, seguramente al no poder afrontar el pago del alquiler de la
casa, la abandona, y con ella, a su mozo, dejándolo solo en la estacada ante
los caseros. Si Lázaro había decidido romper unilateralmente el contrato con
el ciego, y lo hace después de estrellarlo contra un pilar de piedra, si había
sido expulsado de la casa del clérigo de Maqueda, después de recibir un du-
ro porrazo en la boca, ahora debe afrontar la huida del escudero, pero sin
mediar en ella violencia de ningún tipo.

e Por otro lado, ¿en qué se distingue asimismo el escudero de


los amos anteriores? ¿Y de qué modo cambian las relaciones
entre amo y criado? ¿Siente éste por el escudero lo mismo
que por el ciego o el clérigo?
© El escudero, a diferencia del ciego y del clérigo, no escamotea nada
a Lázaro: incluso cuando gana un real, no se sabe muy bien cómo, se lo da a
él para que vaya a comprar comida. En ningún momento muestra la actitud
recelosa de los dos amos anteriores, ni lo maltrata ni física ni psicológica-
mente. Por ello Lázaro le profesa un amor y un cariño (también, lástima) que
no había podido profesar a sus dos primeros amos, a quienes odia profunda-
mente.

f ¿En qué momento descubre Lázaro que el escudero finge? La


reacción inmediata del muchacho revela que aprende rápi-

galerada 7
do. Demuéstralo. ¿Guardará también Lázaro las apariencias
a lo largo del capítulo? ¿En qué ocasiones? ¿Se engañan amo
y criado mutuamente, o no se engañan en absoluto?
© Lázaro descubre que el escudero finge cuando éste le anuncia que
ya ha comido y que hasta la noche no volverá a hacerlo; el muchacho, ante
semejante noticia, aprende rápidamente, al persuadirle de que no tiene ham-
bre y de que siempre le han alabado su templanza en esa materia, especial-
mente los amos que ha tenido hasta entonces. Ante las mentiras de su nuevo
señor, que no había comido en toda la mañana, responde con otras de índo-
le similar, pues pretende hacerse pasar por un mozo al que no le preocupa la
alimentación.
Lázaro guarda en alguna ocasión las apariencias: por ejemplo, cuando
es convidado a beber de un jarro en que ya lo ha hecho el escudero, pensan-
do que pueda tratarse de vino, lo rechaza para aparentar una moderación
que no tiene. O cuando interrogado por su amo, de no se sabe qué aclara
que respondió “lo mejor que supe” (59), dando a entender que en ningún
momento dijo la verdad.
Lázaro y el escudero no se engañan, y sólo a veces no llegan contar lo
que han hecho. Por ejemplo, el escudero deja a su nuevo mozo al cuidado
de la casa para las tareas domésticas, y le dice que va a misa. Lázaro se diri-
ge al río en busca de agua y allí descubre a su amo requebrando a las prosti-
tutas, pero no se deja ver por él, y regresa a casa para esperarlo en ella. Al
comprobar que el escudero se retasaba mucho, a eso de las dos del medio-
día, Lázaro sale a mendigar un poco de comida, y una vez la ha conseguido
vuelve de nuevo a casa, donde halla a su amo, quien le intenta hacer creer
que ya ha comido. A pesar de no darle ningún crédito, y como ya conoce al
escudero, el mozo no dice nada al respecto, ni que lo ha visto por la mañana
en el río, y le muestra lo que ha mendigado para compartirlo con él, no invi-
tándole directamente para no ofenderlo, sino sugiriéndole que el pan y la
uña de vaca están sabrosísimas.

2.5
a ¿Recuerdas si se menciona al amo o amos anteriores a lo lar-
go de los cuatro últimos capítulos? ¿Qué espacio se asigna a
cada amo? ¿Percibes alguna evolución en el protagonista?
© En los cuatro capítulos siguientes, el narrador no introduce ninguna
alusión a los amos anteriores, cuando tiene bastantes ocasiones para hacerlo.
El espacio que Lázaro dedica a esos amos es muy desigual: si al fraile de
la Merced, lo despacha en nueve líneas, al “maestro de pintar panderos” lo
hace en dos, y en seis al capellán de Toledo, mientras al buldero le consagra
unas diez páginas.
A partir de esos tratados, Lázaro ha abandonado la niñez y progresiva,
pero rápidamente, ingresa en el mundo de los adultos: pone en práctica las
enseñanzas de sus primeros amos (es capaz de sacarle el mayor rendimiento
a un mísero sueldo como aguador sólo para ahorrar lo suficiente y comprarse
la ropa adecuada para convertirse en un “hombre de bien” como el escude-
ro).

b ¿Tienen casi todos los amos alguna característica en común?


En comparación con la primera, ¿cuál es el protagonismo de
Lázaro en la segunda parte?
© Los últimos amos de Lázaro (salvo el “maestro de pintar panderos”
y el “alguacil”) tienen en común su pertenencia al estamento clerical, y to-
dos, sin excepción, se entregan a prácticas casi delictivas: si el fraile de la
Merced parece ejercer el oficio de proxeneta, el Arcipreste de San Salvador
convive con una barragana, a la que utiliza como criada; si el capellán de
Toledo recauda importantes sumas de dinero por la explotación del negocio
del agua, el buldero hace otro tanto engañando a los pobres labradores.
Lázaro queda relegado a un segundo lugar en beneficio de los amos a
quienes sirve. En el episodio del buldero, por ejemplo, se convierte en un
mero narrador y espectador de las estafas que éste lleva a cabo por los pue-
blos de la provincia de Toledo.

c ¿En qué medida ha cambiado Lázaro en este tratado?


© En la medida en que ha dejado ya de ser un pilluelo que vagabun-
deaba descalzo por las calles de los pueblos en que ha residido y en que se
ha convertido en un muchacho que se ha puesto sus primeros zapatos y ofre-
ce una imagen bastante distinta, quizá un poco más respetable y mucho me-
nos inocente.

galerada 8
d ¿Qué enseñanza ya recibida se afianza con este personaje?
© La enseñanza de que nada es lo que parece y de que la apariencia
puede ser una opción de vida especialmente tentadora (al menos si uno pre-
tende alcanzar sus objetivos).

e Señálalas y valora su función.


© Las simetrías entre el principio y el final de la novela (véase Intro-
ducción, pp. XXXII-XXXIII) demuestran que el protagonista no ha salido ni
peor ni mejor hombre que su padre, sino muy parecido a él, y que por tanto
no puede presumir, al menos de manera seria, de haber alcanzado la cumbre
de toda buena fortuna. Si algo ha conseguido con respecto a sus progenito-
res, ha sido por el proceso de degradación moral que ha experimentado al
servicio de todos sus amos.

f ¿En qué advertimos la asimilación de las enseñanzas recibi-


das? ¿Cómo calificarías la actitud de Lázaro?
© Ante la culpabilidad de su mujer, Lázaro, bien aconsejado por su
señor, ha aprendido que puede serle muy contraproducente admitirla: para
empezar, perdería los favores que ha recibido del Arcipreste, y, además, co-
rrería el riesgo de ser castigado duramente por la ley. Por eso acaba convir-
tiéndose en un personaje tan hipócrita como sus amos anteriores (especial-
mente como el escudero y el buldero), y, por añadidura, adquiere una dosis
importante de cinismo, al obstinarse en defender, de puertas afuera, la ino-
cencia de su mujer.

3
TEMAS Y PERSONAJES.
INTENCIÓN

3.1
a ¿En qué ocasiones se evidencia en el ciego el juego entre
apariencia y realidad? (pp. 15 y 17-18)
© Cuando en la iglesia reza oraciones a cambio de una limosna: para
ganársela las dice con una falsa devoción que abandona al advertir por su
criado que quien la ha dado se ha ido.

b ¿Qué le dice al muchacho (pp. 33, 35 y 42) y cómo contras-


tan sus palabras con la realidad?
© Siempre en presencia de otra persona, el clérigo saca la llave de la
despensa para dársela a su criado con la instrucción de que saboree los man-
jares que halle en ella: en realidad, poco puede saborear Lázaro, porque en
la despensa sólo hay una ristra de cebollas. A la hora de la comida, el clérigo
confiesa a su mozo que los sacerdotes han de moderarse en el comer y el be-
ber, pero en realidad, en los mortuorios, comía y bebía hasta emborracharse.
Al estar convencido de que los ratones se le comen los bodigos de pan, raya
con un cuchillo los que cree mordidos por los roedores para dar las migas a
su criado, a quien advierte que “el ratón cosa limpia es” (42).

c ¿Qué importancia tiene este tema en el caso del buldero? ¿Y


en el del arcipreste?
© En el caso del buldero es de gran importancia, porque el tema afec-
ta al modo de exponer la intriga: el lector, aunque sólo momentáneamente,
es víctima del mismo engaño que padecen los feligreses a quienes el buldero
intenta vender la bula. El episodio sirve para demostrar que nada es como
parece y que todo puede haber sucedido al revés de lo que se cuenta. Y eso,
en el caso del Arcipreste de San Salvador, es básico.

d ¿Por qué engañan todos estos personajes? ¿Tiene su compor-


tamiento relación con la sociedad de la época? ¿Parece en
algún caso norma de supervivencia? ¿Lo es en el caso de Lá-
zaro?
© El engaño en algunos personajes tiene que ver con la sociedad de la
época. El ciego y el clérigo mezquino son poco menos que figuras perennes,

galerada 9
pero el escudero, en cambio, es un prototipo social que se circunscribe a un
período muy bien acotado de nuestra historia. El tercer amo de Lázaro es un
hidalgo que empieza a dejar de serlo a partir del momento en que sus veci-
nos no lo reconocen como tal, al saludarlo con fórmulas poco apropiadas, y
que para sobrevivir como noble debe irse del pueblo y ampararse en el ano-
nimato de una gran ciudad (Toledo), donde nadie lo conoce. El engaño en
Lázaro, como en el buldero o en el escudero, es una norma de superviven-
cia: nuestro protagonista, de admitir el adulterio de su mujer, se exponía a
penas bastante graves.

e ¿De qué modo ‘magistral’ guarda el escudero las aparien-


cias? Pon varios ejemplos, sin olvidar un pequeño detalle
antológico (p. 73).
© El escudero guarda las apariencias vistiendo como los hidalgos y
llevando como ellos una espada, saliendo a la calle con un mondadientes en
la boca para dar la impresión de haber comido muy bien, etc.

f ¿En qué contrasta tal actitud con la esgrimida por Lázaro pa-
ra justificar la narración de su vida? (p. 6) ¿Suministra alguna
clave para la interpretación final de la obra?
© En que Lázaro pretende convencer a su interlocutor de que, a pesar
de sus orígenes humildísimos, pero gracias a sus esfuerzos, ha logrado un
puesto importante en la sociedad. Sí, en tanto el pregonero ofrece un elogio
burlesco de sí mismo, al concebir su situación final como un triunfo en la vi-
da.

g ¿Por qué motivo de honra (p. 78) se ve obligado el escudero


a abandonar su lugar de origen? ¿Entiende el Lázaro niño sus
razones? ¿Cómo califica la honra Lázaro? (p. 73) Y, sin em-
bargo, ¿qué actitud o valores del escudero reproduce Lázaro
al final de la obra?
© Por no tener que quitarse primero el sombrero ante un vecino suyo
de rango superior. No. Como de “negra”, en el sentido de ‘maldita’. Al apa-
rentar ser lo que no es, un marido respetable.

h ¿Por qué se niega a trabajar, incluso en la casa de un gran


señor? ¿Qué concepto del trabajo parece tener la nobleza?
(pp. 79-81) ¿Qué visión se nos ofrece de la clase social que
el escudero encarna?
© Por no hallar a ese gran señor a quien servir. Parece concebir el tra-
bajo como algo vil y propio de las clases inferiores. De una clase de parási-
tos y frívolos que viven pendientes del qué dirán.

i ¿Podría entenderse el prólogo del Lazarillo como una paro-


dia o ridiculización de la gloria? ¿Se explicaría así el anoni-
mato del libro como una garantía de esa parodia?
© Sí, porque el autor cuenta en primera persona un caso de deshonor
precisamente para reivindicar una prosperidad bastante dudosa. Sí, especial-
mente si se tiene en cuenta que el libro de alguna manera lo firma Lázaro de
Tormes.

j ¿No resulta paradójico que Lázaro pretenda alcanzar «hon-


ra» narrando un caso de deshonor? ¿Qué «fructo» (p. 4) pre-
tende obtener con el relato de su vida? ¿Es ambiguo?
© Sí. La “alabanza” por parte de quienes lo lean, y también alguna re-
compensa de carácter económico. Sí.

3.2
a ¿Qué defectos se denuncian en cada uno de los cinco ecle-
siásticos del Lazarillo?
© La avaricia, la codicia y la lujuria.

b Semejante retrato de los representantes de la iglesia, ¿se co-


rrespondía con la realidad de la época?

galerada 10
© Sí.

c ¿En qué episodios o personajes del Lazarillo podría advertir-


se la huella de un escritor erasmista?
© Especialmente en el episodio del buldero, en que no sólo se censu-
ra el tipo de engaño que practica el quinto amo de Lázaro, sino también la
clase de ceremonia en que interviene junto a todos los feligreses presentes en
la iglesia.

d ¿Hay en el Lazarillo alguna experiencia similar? ¿Qué senti-


do tiene su aparición en nuestra obra? En todo caso, ¿hay en
Lázaro alguna muestra de esa religiosidad interior?
© La experiencia mística que protagoniza el buldero al fingir un arro-
bamiento similar al que aspiraban los “alumbrados”. De parodia de semejan-
tes prácticas. No puede interpretarse como muestra de religiosidad interior la
“secreta oración” (39) que Lázaro reza para pedir a Dios que el clérigo de
Maqueda no se percate de que le han robado algún pan de su arca: su ora-
ción es “secreta” (‘dicha en voz baja’) porque no quiere que la oiga su amo.

e ¿Por qué motivo? Esa actitud de la Inquisición, ¿parece reve-


lar una mayor trascendencia del anticlericalismo de la obra?
¿Podían los inquisidores identificar la hipotética doctrina re-
ligiosa de la obra con ideas reformistas condenadas y perse-
guidas en la segunda mitad del siglo XVI?
© Por su contenido anticlerical. No necesariamente. Sí, porque solían
considerar cualquier ataque contra la iglesia de signo heterodoxo y especial-
mente luterano.

3.3
a ¿Sabrías decir a qué razones de orden económico y social se
debieron esos problemas sociales? ¿Se entiende así la apari-
ción de la figura del pícaro?
© No hay una sola, sino que son muchas y bastante complejas: la re-
volución de los precios, las sequías, el aumento de los pobres, la margina-
ción de los cristianos nuevos, la ausencia de una auténtica burguesía, etc.
No necesariamente, porque hay que tener en cuenta otro tipo de factores, en
especial de índole literaria.

b ¿En qué personajes o episodios de la obra resulta la pobreza


más lacerante?
© En el ciego, el clérigo de Maqueda y el escudero.

c ¿En qué momento se alude a esta cuestión en la obra? (p. 72)


¿Cómo reacciona Lázaro?
© En el tratado tercero, cuando Lázaro sirve al escudero. Dejando de
mendigar por las calles y buscando auxilio en unas hilanderas vecinas suyas.

d ¿Qué implicaciones morales hallas en la decisión de «arri-


marse a los buenos» (pp. 9 y 107)? Piénsese en quiénes son
los «buenos». Asimismo, la madre del muchacho le reco-
mienda «procura de ser bueno […] con buen amo te he
puesto» (p. 13), y, al final, Lázaro llama a su mujer «buena
hija» (p. 106), «buena mujer» (p. 110) y afirma estar «seguro
de su bondad» (p. 109). ¿Tiene el término bueno un sentido
moral? ¿Eran el padre y el padrastro de Lázaro «malos»?
¿Qué comentario desliza Lázaro a este propósito? (p. 11)
© De total degradación moral, porque los “buenos” son los que viven
cómodamente, sin apuros, y que por tanto pueden proporcionar a quienes
estén con ellos un estilo de vida similar. Tiene un sentido antifrástico, porque
a menudo se usa con el sentido contrario. No. Que no son peores que otros
(especialmente del estamento eclesiástico) que roban con menos motivo.

e ¿Cuándo cobra consciencia Lazarillo de su soledad? ¿Halla


afecto o solidaridad en otras personas? ¿Qué dimensión

galerada 11
aporta este tema a la novela?
© Inmediatamente después de la gran calabazada que el ciego le da
contra un toro de piedra que había en el puente de Salamanca. No. La falta
de solidaridad humana, que no es exclusiva de una época determinada.

f ¿Qué aspectos de la crítica social de la novela podrían atri-


buirse a un autor converso? ¿Qué motivos tuvieron los con-
versos para sentir esa acritud social?
© La crítica de los prejuicios del escudero, basados en el tema de la
honra; el anticlericalismo. Sentirse marginados y perseguidos por ser lo que
eran.

3.4
a ¿Por qué presenta su vida como un ejemplo de la superación
de sus orígenes y de las circunstancias en que ha vivido?
© Porque ha superado la miseria que había padecido durante toda su
infancia.

b ¿Ha variado al menos de algún modo su situación?


© Sí, porque, para empezar, ya no pasa hambre.

c ¿Podría adscribirse el Lazarillo a esa mentalidad? ¿Corres-


ponde el punto de vista de su autor con el de la alta noble-
za? ¿Por qué?
© Perfectamente. Podría corresponder, porque el anónimo presenta a
su personaje en situación, si no idéntica, muy parecida a la de sus padres, y
con ello parece querer dar a entender que Lázaro no ha podido escapar a sus
orígenes.

d Desde esta perspectiva, ¿ha ascendido Lázaro?


© No, porque no la ha practicado.

e ¿A qué crees que es debida la ambigüedad? ¿A un conflicto


entre las ideas del narrador y del autor? ¿Quizá a la postura
escéptica del autor ante los ideales que unos (de mentalidad
medieval) y otros (los humanistas) defienden?
© A una particular visión del mundo del autor. No, porque el narrador
parece compartir el relativismo de Lázaro. Seguramente.

3.5
a ¿Qué otros episodios presentan esa misma vertiente humo-
rística? ¿Se pone de manifiesto en ellos la violencia? Anota,
en el episodio de la venganza final de Lazarillo (p. 30), los
términos con que el narrador destaca el efecto humorístico,
pese a que el ciego queda «medio muerto y hendida la ca-
beza».
© Las argucias para beberle el vino al ciego y el jarrazo con que las
paga, la burla de las uvas, el hurto de la longaniza y la consiguiente zurra, el
topetazo del ciego contra un poste. En todos, menos en la burla de las uvas.
En el comentario sobre la capacidad del ciego para oler la longaniza y su in-
capacidad para advertir la presencia del poste.

b ¿Qué detalles resultan casi escatológicos? ¿De qué recursos


expresionistas se vale Lázaro para subrayar la comicidad del
episodio?
© En el vómito de Lázaro sobre la cara de su primer amo. De cierta
exageración al describir la nariz del ciego introduciéndose en la boca del
mozo.

c ¿Cómo destaca Lázaro la gula del clérigo? ¿Resulta humorís-


tica la descripción? ¿Y la antífrasis con que se dirige al niño?
¿Con qué frase hiperbólica destaca el narrador a continua-

galerada 12
ción la «aguda vista» del clérigo?
© Utilizando la polisíndeton, con que da a la narración una rapidez
proporcional a las ansias con que el clérigo devora las diferentes partes de la
cabeza de carnero. Sí. También. “Bailábanle los ojos en el caxco como si
fueran de azogue” (34).

d ¿Qué se parodia en este último episodio? Anota las frases en


que la parodia sea manifiesta.
© La ceremonia de la eucaristía. “Tomo entre las manos...”, “comen-
celo de adorar”, “no osando recebillo”, “contemplar en aquella cara de
Dios”, etc.

e ¿De qué recurso se vale Lázaro en estos casos? (pp. 58, 62,
68-69) ¿Qué función desempeñan los apartes?
© El comentario en voz baja para poner de manifiesto las carencias y
necesidades del escudero.

f ¿Qué circunstancias pueden resultar risibles en esta situa-


ción final?
© Especialmente la del marido que tolera que su mujer le ponga los
cuernos.

4
EL GÉNERO

4.1
a ¿Se apela reiteradamente al destinatario? Anota alguna oca-
sión (por ej., en pp. 14, 15, 16, 20, 28, etc.) ¿Hay otros re-
cursos epistolares? (p. 110)
© Sí. El uso del pretérito, tanto indefinido como imperfecto, con el va-
lor de presente; la inclusión, al final del relato, de la fecha y del lugar en que
lo escribe.

b ¿De qué obras y de qué temas se trata?


© Cartas mensajeras, de diferentes autores (Pietro Aretino, Antón Fran-
cesco Doni, fray Antonio de Guevara), en las que se trata el tema de los
cuernos.

4.2
a ¿Aparece en el Lazarillo la palabra pícaro? ¿Qué rasgos de
cuantos se han apuntado tiene nuestro personaje?
© No. La de mendigo, individuo sin oficio y un poco ladrón.

b ¿Desde qué situación o circunstancia escribe Guzmán el re-


lato de su vida? ¿Qué diferencias presenta con el Lazarillo?
© Guzmán escribe su vida desde las galeras, a las que ha sido confi-
nado por diferentes delitos que cometió. En la condición de los amos a quie-
nes sirven los dos protagonistas, y en la situación final desde la que escriben
(Guzmán “en la cumbre del norte de las miserias”, Lázaro “en mi prosperi-
dad y en la cumbre de toda buena fortuna”).

c ¿Por qué cuenta su vida Guzmán? ¿A quién se dirige? ¿Es el


mismo tipo de destinatario y, por tanto, el mismo tipo de
texto que el Lazarillo?
© Para justificar su actual situación como galeote. Al lector en gene-
ral. No. El Lazarillo es una carta y el Guzmán una confesión.

d ¿Por qué empieza narrando quiénes fueron sus padres? ¿Qué


relación guarda con la circunstancia desde la que escribe?

galerada 13
© Para demostrar que la mala sangre y el vicio se heredan. Pues que
sus padres también fueron ladrones como él.

e ¿Por qué cuenta Pablos su vida? ¿Queda claro en algunos de


los pasajes aducidos allí?
© Por nada en especial. Sí.

f ¿Cuál es el destinatario de su relato?


© A una mujer, a la que unas veces llama “señora”, y otras “Vuestra
Merced”.

g ¿Cuáles son las características esenciales de la novela pica-


resca?
© La autobiografía articulada por el esquema lucianesco del servicio a
muchos amos y justificada por el estado de deshonor desde el que se escribe.

5
EL REALISMO

5.1
a ¿Por qué entonces habría de ser el Lazarillo más realista que
los libros de caballerías? (Véase el documento 4.1). ¿Concul-
caban éstos algún principio de verosimilitud o verdad?
© Porque describe una serie de cosas que ocurren o pueden ocurrir
en la realidad. No uno sino muchos: si bien los personajes, que no todos, po-
dían estar inspirados en la realidad, no las acciones que protagonizan.

b ¿Podría entenderse el Lazarillo de algún modo como una


reacción contra los libros de caballerías? ¿En qué sentido es
Lázaro una suerte de anti-héroe?
© Perfectamente. En tanto que está por debajo de la media humana y
no acomete acciones que puedan dignificarlo.

c ¿Hasta qué punto la forma autobiográfica puede dar al Laza-


rillo un mayor aire de realidad o realismo? ¿Podría contribuir
también a ello el género epistolar? ¿Por qué?
© Hasta el punto de hacer más creíble el relato. Sí, porque era un gé-
nero que introducía temas muy comunes y familiares, utilizando un lenguaje
coloquial, a la medida de las cuestiones que sus autores solían ventilar.

d ¿Qué otros recursos podrían reforzar el realismo de la obra?


© La ambientación de la obra en una geografía y tiempo conocidos
por los lectores.

5.2
a Sin embargo, ¿quién en el siglo XVI podría dar crédito a la
decisión de Lázaro de airear públicamente los devaneos de
su mujer y presentarlos como punto culminante de su ascen-
so social? ¿No delataba esta actitud que el relato no era sino
una carta ficticia?
© Nadie. Sí.

b ¿Qué actitudes o rasgos de los personajes parecen caricatu-


rescos o deformes?
© Las del clérigo de Maqueda ofreciendo pan ratonado a Lázaro, o los
huesos de la cabeza de carnero diciéndole que “mejor vida tienes que el Pa-
pa”; las del escudero saliendo a la puerta de su casa para exhibir un monda-
dientes, cuando no había comido nada, o huyendo de su pueblo natal por no
querer sacar primero el sombrero a un vecino suyo, etc.

galerada 14
6
ESTILO Y TÉCNICAS NARRATIVAS

6.1
a ¿Podrías poner algunos ejemplos de ironía o antífrasis en la
segunda parte del prólogo y en los tratados sexto y séptimo?
© En la segunda parte del prólogo, cuando Lázaro afirma haber deci-
dido contar su vida para demostrar que al final de ella ha entrado en “buen
puerto”. En el tratado VII, cuando el arcipreste asegura a Lázaro que su mujer
entra en su casa “muy a tu honra y suya” (107), o cuando el propio Lázaro
parece dispuesto a jurar que la suya “es tan buena mujer como vive dentro
de las puertas de Toledo” (109-110).

b El uso de estas figuras, no obstante, ¿se circunscribe tan sólo


a una parte de la novela? ¿O aparecen a lo largo del relato?
Si así es, pon algún ejemplo (véase, por ej., las pp. 12-13 o
33-34 y 53).
© No. Aparecen a lo largo del relato. En el tratado I, cuando Antona
Pérez dice al ciego que Lázaro “era hijo de un buen hombre” (12), o cuando
al poco asegura a su propio hijo de haberlo puesto “con buen amo” (13).

c ¿En qué consiste ésta? (véase documento 3.1). Pon sendos


ejemplos de descripciones minuciosas y rápidas. Lee el texto
«Comenzó […] triste vida» (pp. 38-39) y explica la función
estilística de la alternancia de tiempos.
© En conseguir que el lector se represente la escena como si la estu-
viera viendo. La descripción rápida del mobiliario de la casa del escudero en
la p. 56 entre “Todo lo que yo” y “casa encantada”. Alterna el pretérito inde-
finido con el presente de indicativo para subrayar las situaciones del pasado
que más le interesa actualizar.

d Busca otros pasajes donde se produzca la misma alternancia


de tiempos verbales (pp. 92-93).
© En las págs. 66, 73, etc.

e Identifica y explica el valor expresivo de éstos y otros recur-


sos estilísticos —aunque no se empleen para obtener un
efecto cómico— en las pp. 18, 39, 89 y 109-110.
© En la pág. 39, Lázaro otorga a la expresión proverbial “en dos cre-
dos” (por ‘rápidamente’) un sentido literal (‘recé dos credos’), la
deslexicaliza, para realzar la parodia religiosa que ha ido introduciendo en
todo ese pasaje. En la pág. 89, recurre al zeugma “echador dellas”, en que
elide la palabra “bulas” por estar comprendida en “buldero”: lo hace para
llamar la atención sobre la ocupación fraudulenta de su quinto amo. Entre
las págs. 109 y 110, se vale de la ironía al jurar que la suya es tan “buena
mujer” como cualquier otra toledana (y ya se sabe que las mujeres de Toledo
no tenían demasiada buena fama, ni en esa época, ni en la de Góngora): con
semejante ironía, añade un punto aún de mayor ambigüedad a la obra.

f ¿Por qué razón necesitaba el autor del Lazarillo un lenguaje


preciso y carente de latinismos?
© Para dar a la obra una mayor verosimilitud, sobre todo teniendo en
cuenta que la carta la escribe Lázaro, de escasas letras.

g ¿Qué caracteriza el estilo «grosero»?


© En el uso de una lengua coloquial, en la que se permiten todo tipo
de palabras consideradas ‘bajas’ en la época (“narices”, “cogote”, etc), en la
inclusión de refranes, de frases hechas, de barbarismos o solecismos.

h ¿En qué capítulos de la obra se concentra el uso de refranes?


¿Por qué? Pónganse varios ejemplos.
© En los tres primeros, por reproducir diálogos y ofrecer más detalles
que en los otros. “Determinó arrimarse a los buenos por ser uno dellos” (9),

galerada 15
“Por no echar la soga tras el caldero” (12), etc.

i Compruébalo en dichas páginas. ¿Por qué los autores del


Renacimiento buscaban respaldo en esas alusiones o refe-
rencias? ¿Por qué no recurre más a ellas el anónimo autor?
© Para dar a sus razonamientos e ideas una mayor autoridad y credi-
bilidad. Porque sería muy inverosímil que lo hiciera, dada la escasa forma-
ción intelectual que Lázaro ha recibido de sus amos.

j ¿Hay alguna ocasión en que no sea así? (Recuérdese lo trata-


do en la cuestión 2.4.b).
© Sí, en el episodio en que Lázaro, al ver pasar por la calle la proce-
sión de un entierro, es víctima del pánico al creer que llevaban al muerto a
casa del escudero, simplemente por haber oído decir la viuda “Marido y se-
ñor mío, ¿adónde os llevan? ¡A la casa lóbrega y obscura, a la casa triste y
desdichada, a la casa donde nunca comen ni beben!” (76).

6.2
a ¿A qué se debe esa discordancia? ¿No asomará en la voz del
narrador la del autor real? ¿En qué sentido?
© En que el autor y personaje no tienen por qué compartir las mismas
ideas. Sí. En el sentido de que el autor real puede dejarse oír en algunas de
las intromisiones que introduce en el relato.

b Señala otro ejemplo en el texto (p. 14).


© Al sufrir el porrazo contra el toro de piedra, el Lázaro niño toma
conciencia de su soledad y de la hostilidad del mundo, pero es el Lázaro
adulto, ya con más perspectiva, quien a partir de ese episodio puede con-
cluir que el ciego fue para él una especie de padre putativo.

c Pon algunos ejemplos de intromisiones del narrador o de


apartes de Lazarillo (consulta, al efecto, las pp. 11, 32, 62-
63). ¿En qué tratado predominan y por qué? ¿Qué función
desempeñan unas y otros?
© En el tratado III, porque el narrador tiene necesidad de opinar sobre
la conducta del escudero.

d ¿Podrías justificar el cambio producido?


© Porque en esos capítulos, y especialmente en el último, Lázaro se
limita a exponer unos hechos, sobre los cuales se abstiene de opinar porque
desea que lo hagan Vuestra Merced y los lectores.

e ¿Qué te revelan de la madre (p. 13), del ciego (pp. 14 y 21)


o del clérigo (pp. 34-35) las escasas frases que pronuncian?
© De la madre, sobre todo simplicidad; del ciego, ingenio, astucia y
sentido del humor; y del clérigo de Maqueda, cinismo y sarcasmo.

f ¿Qué analogías hay entre la breve autobiografía del escude-


ro y la de Lázaro? ¿De qué se ufana el escudero (p. 79)? ¿A
qué aspira (p. 80)? ¿Cómo interpretas el comentario final del
narrador: «Desta manera lamentaba […] relación de su per-
sona valerosa» (p. 81)?
© Las dos autobiografías se presentan marcadas por el infortunio y la
adversidad, y en ellas sus autores se creen mucho más de lo que son. De te-
ner un terreno edificable a unos setenta kilómetros de Valladolid, que de es-
tar en el centro de esa ciudad valdrían mucho dinero. Servir en la casa de un
gran señor (lo llama “señor de título”). Como un comentario irónico en el
que se hace hincapié en la pretendida valía del escudero (“persona valero-
sa”).

g Busca otros casos similares (pp. 50-51).


© En el episodio del garrotazo que ha recibido del clérigo de Maque-
da, Lázaro ha de admitir que de lo que ha narrado sólo puede dar fe, porque,
al estar durmiendo, no podía ser testigo de la escena, por lo que ha oído
contar a su amo cuando ya había recuperado el sentido después de tres días

galerada 16
de estar inconsciente.

h ¿Cómo puede Lázaro saber, estando «descuidado y gozoso»


(p. 20), la forma en que el ciego deja caer el jarro? ¿Qué
otro caso se da en el segundo tratado? ¿Podría encontrarse
una explicación que no traicionara el punto de vista? (p. 50)
© Porque lo había oído contar al ciego a cuantos se habían hospeda-
do en el mismo mesón que ellos y se acercaban tras el incidente de la longa-
niza y el nabo: “Contaba el mal ciego..., y dábales cuenta una y otra vez, así
de la del jarro...” (27). También se lo había oído cuando el ciego lo explica-
ba para justificar los golpes que daba a su criado (21).
La forma en que el clérigo de Maqueda le asesta una garrotazo en los
dientes mientras él está durmiendo plácidamente. Sí (véase arriba cuestión
g).

7
COMENTARIO DE TEXTO I
a ¿Qué frase del párrafo anterior al texto que proponemos da a
entender dicha inflexión?
© “Desde aquella hora quise mal al mal ciego…”

b ¿Qué tema se plantea en el fragmento escogido? ¿A qué es-


quema estructural corresponde? Una frase del primer párrafo
sintetiza su contenido. Señálala y coméntala estilísticamente.
© El de la supervivencia del mozo sirviendo a su primer amo. El es-
quema del burlador burlado. “Considerando que, a pocos golpes tales, el
cruel ciego ahorraría de mí, quise yo ahorrar dél”. En la frase, llama la aten-
ción el uso del poliptoton.

c ¿Cómo justifica el niño su actitud? ¿Describe Lázaro al ciego


como un hombre sin sentimientos? (Véase también el párra-
fo anterior.) ¿Qué adjetivos aplica al ciego a lo largo del frag-
mento?
© Porque a partir de ese momento el ciego lo maltrata un día sí y otro
también, hubiera o no razones para ello. Lázaro considera el episodio del ja-
rrazo como un “cruel castigo”, del que el ciego se reía y burlaba en todo mo-
mento, sin reparar en el daño que había provocado, dejando a su mozo sin
dientes y haciéndole perder el sentido. “Cruel ciego”, “mal ciego”, “traidor”.

d ¿Cómo la argumenta? ¿Se trata de un motivo reiterado en el


primer capítulo? ¿Por qué?
© Al atribuirle “sentido” y “entendimiento” suficientes como para que
se diera cuenta de que él lo llevaba adrede por los peores caminos. Sí. Por-
que ése es un aspecto vital para el aprendizaje de Lázaro: del ciego ha dicho
que le dio la vida y que se lo enseñó casi todo.

e ¿Qué función cumple cada uno en el fragmento?


© La reflexión sirve para anunciar un cambio en la relación ciego-Lá-
zaro; la narración y el diálogo presentan ese cambio como irrevocable: una
refiere los malos tratos del amo y el otro reproduce los consejos que éste re-
cibe en semejante sentido.

f ¿En qué partes dividirías el fragmento seleccionado? Argu-


menta tu opción.
© El fragmento podría dividirse en tres partes: dos narrativas, en que
Lázaro cuenta básicamente lo mismo, interrumpida por los diálogos entre el
ciego y los curiosos que recriminan a éste el mal trato dispensado a su cria-
do.

g Identifica los rasgos de estilo señalados y explica su valor


expresivo en el contexto en que aparecen. ¿Cómo explota
Lázaro el sentido del proverbio aludido?

galerada 17
© En el pasaje el anónimo usa el poliptoton (“ahorraría de mí, quise
yo ahorrar dél”, “le decía..., diciendo”), la derivación (“no daba lugar el mal-
tratamiento que el mal ciego”), el homeoptoton (“dende allí adelante me ha-
cía, que sin causa y razón me hería”), la figura etimológica (“luego contaba
el cuento”), la paronomasia (“con el cabo alto del tiento me atentaba”), el
zeugma (“Y aunque yo juraba no lo hacer por malicia, sino por no hallar me-
jor camino”), el proverbio (“a mí de quebrar un ojo por quebrar dos al que
ninguno tenía”), el paralelismo y la enumeración (“si había piedra, por ellas;
si lodo, por lo más alto”). Todas estas figuras retóricas tienden a subrayar as-
pectos del discurso que Lázaro quiere subrayar: la importancia que para él
tiene el episodio del jarrazo y los malos tratos que recibe desde ese momen-
to por parte de su amo, especialmente por guiarlo por los peores caminos. El
proverbio lo explota con una intención claramente satírica, pues lo aplica a
un ciego.

h Anota el gusto por los incisos o ramificaciones en frases su-


bordinadas dependientes de la oración principal. Ejemplifica
la tendencia a la coordinación copulativa. ¿Qué estilo confi-
guran estas características sintácticas?
© Hay inciso en la frase “considerando que, a golpes tales...”, o en
“mas no lo hice tan presto, por hacello más a mi salvo y provecho”. En todo
el párrafo, se usa la coordinación copulativa en oraciones separadas por una
pausa importante, el punto y seguido o incluso el punto y aparte: “Y aunque
yo quisiera asentar...”, “Y, si alguno...”, “Y reían mucho...”, “Y él con, aque-
llo...”. Al hacer menos marcadas esas pausas, se consigue un efecto de rapi-
dez, propio del estilo familiar y bajo de las cartas mensajeras.

i Señala en el primer párrafo —y comenta el valor expresi-


vo— bimembraciones sinonímicas, una derivación (aparte
de la ya comentada en la cuestión b) y justifica la acumula-
ción de verbos del final del párrafo. ¿En qué tiempos están y
por qué? ¿Qué expresión verbal vuelve a reiterarse de otro
modo en el último párrafo y a qué se debe?
© Bimembraciones sinonímicas (“negra trepa y cardenales”, “a mi sal-
vo y provecho”, “mal y daño”), derivación (“el maltratamiento que el mal
ciego”). Al final del párrafo, emplea el pretérito imperfecto, para provocar la
sensación de que esas acciones no terminan nunca (la de los malos tratos y
el relato del episodio de jarrazo). La expresión verbal reiterada al final del úl-
timo párrafo es “el cual siempre traía lleno de tolondrones y pelado de sus
manos”, y su repetición se debe al propósito de subrayar, y justificar, esos
malos tratos que recibe Lázaro.

j Anota la presencia de vocablos un tanto vulgares. ¿Qué tipo


de vocablos aparecen en los diálogos?
© “coscorrones”, “jarro”, “colodrillo”, “tolondrones”. Aparecen algu-
nas vocablos con formas propias de la lengua coloquial (“Mirá”, “castigal-
do”).

8
COMENTARIO DE TEXTO II
a En el episodio de la calabazada (pp. 13-14), ¿qué visión se
ofrecía del ciego y qué tema fundamental se apuntaba?
© De un personaje cruel y astuto. El de la soledad ante la hostilidad
del mundo.

b ¿Cuál es el tema del fragmento propuesto ahora?


© El del hambre.

c ¿En qué tres partes lo dividirías? Razona la respuesta.


© Una primera en que Lázaro aparece mendigando en las calles de
Toledo en busca de un nuevo amo; una segunda en que lo halla y lo sigue
hasta su casa; y una tercera en que se defraudan las expectativas que el mu-
chacho se había creado sobre ese amo.

galerada 18
d ¿Puedes describir en qué consiste? Léase la «Introducción»
(p. XXXI). ¿Qué relación tiene con el punto de vista adopta-
do por Lázaro?
© En presentar los hechos tal y como los percibió el narrador en el
momento que ocurrieron, sin aportar más información que la que tenía en-
tonces. Pues que ese “engaño a los ojos” también podría aplicarse a los suce-
sos que configuran “el caso” final; que el mundo es percibido a través de los
sentidos de Lázaro, y no de los de un narrador que lo sabe todo.

e ¿En qué estriba la diferencia?


© En que presenta al el ciego o al clérigo de Maqueda tal y como son,
astutos y míseros, desde las primeras líneas.

f ¿Qué dice de él en la frase enumerativa con que lo describe?


¿Qué función desempeña la paronomasia que en ella halla-
mos? (p. 53) ¿Con qué bimembración sinonímica subraya
poco después el aspecto del escudero? (p. 54)
© “que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y
compás en orden”. La de recalcar la manera de andar del escudero, tan uni-
forme en todos sus movimientos (“paso y compás”). “Su hábito y continen-
te”.

g ¿Qué antífrasis —todo un sarcasmo— pronuncia el escude-


ro? (p. 53)
© En decirle que Dios le había hecho la merced de encontrarlo a él.

h Señálalas. ¿Con qué intención va marcando Lázaro el trans-


curso del tiempo?
© Precisa primero que “era de mañana” cuando halló al escudero
(luego dirá que aún no eran las ocho cuando se produjo el encuentro); más
adelante nota que señor y criado estuvieron andando por la ciudad hasta las
once, hora en que entran en la catedral para oír misa; al salir de la iglesia
vuelven a andar hasta que a la una del mediodía se detienen frente a la casa
del escudero: en ella dialogan hasta las dos, y es entonces cuando el escude-
ro, tras preguntarle si había desayunado, le anuncia que no comerán hasta la
noche. Marca de ese modo el transcurso del paso del tiempo para poner de
manifiesto sus ansias por comer y por confirmar las buenas expectativas que
le había causado su tercer amo.

i ¿Qué indicios percibe y cómo los interpreta?


© El paso rápido por las plazas donde hay mercado: Lázaro cree que
en ellas el escudero no ha visto el género a su gusto; el seguir caminando
tras salir de la catedral: Lázaro sospecha que su amo debe ser de los señores
que se abastecen ‘al por mayor’. Una vez dentro de la casa espera con tal
ansiedad que le sirvan la comida que en principio no repara en el escaso
mobiliario ni en que no ha oído ningún ruido que pudiera delatar alguna ac-
tividad en las otras habitaciones.

j ¿Qué te revela del escudero? ¿Qué efecto se logra con la de-


rivación (o figura etimológica) «muy a tendido paso pasaba»?
© Que tenga que acudir alguna cita o que alguien le esté esperando
en algún lugar. El de la rapidez con que camina el escudero.

k Anota las ocasiones en que se utiliza. ¿Qué efecto estilístico


consigue el narrador con la polisíndeton?
© “A buen paso tendido comenzamos a ir por una calle abajo. Yo
iba...”, “abrió su puerta y entramos en casa... que paresce que ponía temor a
los que en ella entraban... Desque fuimos entrados...”, “luego vi mala señal,
por ser ya casi las dos y no le ver más aliento de comer”, “Todo lo que había
visto eran paredes vacías, sin ver en ella silleta”. Poner de relieve las accio-
nes que enuncian los verbos repetidos.

l ¿De qué modo afecta al muchacho el paso del tiempo y la


demora en el servicio de la comida? ¿Qué le induce a sospe-
char?
© En que despierta las sospechas sobre la naturaleza de su nuevo

galerada 19
amo. Le induce a sospechar el paso del tiempo: cuando ya son las dos, Láza-
ro recuerda con alarma que la puerta estaba cerrada, que no ha visto a nadie
en la casa y que en ella apenas hay muebles; la posterior pregunta del escu-
dero sobre si había comido y la observación inmediata de “pásate como pue-
das” le confirman que su tercer amo es al menos tan escaso como los dos
primeros.

m ¿Con qué importante tema se desea conectar esta descrip-


ción de la casa, y cuándo se alude a él de nuevo en el frag-
mento escogido y en el resto del capítulo?
© El tema de la muerte por hambre. “No le ver más aliento de comer
que a un muerto”, “consideraba... ni sentir arriba ni abajo pasas de viva per-
sona por la casa”. Hay nuevas alusiones al tema en las págs. 57, 60, 71, 72,
74, 75 y 76.

n ¿Con qué frases, en construcción anafórica y paralelística, vis-


lumbra Lázaro su destino, anudándolo con el pasado? ¿Tiene
algún sentido el que la enumeración se componga de tres
miembros y el último vaya precedido de «finalmente»? ¿Con
qué alusión, anterior a la conversación sobre la comida, ha-
bía intuido Lázaro esa continuidad de su destino? (p. 56)
© “Allí se me representaron de nuevo…; allí se me vino a la memoria
la consideración… Finalmente, allí lloré mi trabajosa vida”. Sí, porque tres
son los capítulos en que se ha tratado el tema del hambre. Con alusión al si-
lencio del escudero y a la nula actividad en la casa, relativa a los preparati-
vos de la comida.

o ¿Qué trascendencia personal tiene la reacción del mucha-


cho y cómo se relaciona con el «caso»?
© Lázaro sabe sobreponerse a la adversidad, disimulando la congoja
que le crea la pobreza de su nuevo amo. En “el caso” adoptará una actitud
semejante: disimulará lo mejor que sabe la contrariedad de saberse un mari-
do cornudo.

p ¿Con qué antífrasis —aunque puede tomarse en sentido lite-


ral: coméntese— le contesta Lázaro a su amo?
© “Deso me podré yo alabar entre todos mis iguales, por de mejor
garganta, y ansí fui yo loado della fasta hoy día de los amos que yo he teni-
do”. Es irónico, porque Lázaro, al menos desde el punto de vista de sus
amos, ha sido alabado por todo lo contrario (todos ellos lo han tratado de
glotón por robarles la comida): a no ser claro, que tomemos “por de mejor
garganta”, no ‘por el más sobrio en comer’, sino ‘por el que come más y me-
jor’.

q Señala unas y otro y comenta su función.


© El narrador introduce reflexiones hechas desde el punto de vista del
Lázaro niño: todas esas reflexiones tienden a interpretar las decisiones del es-
cudero. El aparte lo intercala cuando ha descubierto que su nuevo amo es
tan escaso como los dos primeros.

r ¿En qué momento se menciona al destinatario del escrito?


¿Qué función cumple tal alusión?
© Precisamente en ese aparte (56). Cerrar la incertidumbre que el na-
rrador había creado en los lectores sobre la condición de su tercer amo.

s ¿Qué valor expresivo y qué posible sentido podría atribuirse


a la derivación «manos limpias» y «muy limpiamente so-
plando»?
© Esa derivación contribuye a recalcar una de las obsesiones del es-
cudero: por el aseo personal y por la limpieza de sangre.

t ¿Por qué inquiere «muy por extenso» por su procedencia?


© Quizá porque no tiene nada que hacer y porque puede estar preo-
cupado, dada la obsesión señalada, por los orígenes de su nuevo criado (si es
cristiano viejo o nuevo).

u Aparte de los casos ya señalados, anota algún otro ejemplo

galerada 20
—y señala la función— de derivación (p. 57) de bimembra-
ciones y paralelismos (p. 57), de zeugma (p. 55) de amplifi-
catio (dos términos sinónimos uno junto a otro, p. 55), de
homeoptoton (terminación de dos frases con un vocablo con
la misma desinencia). Anota asimismo la sencillez de los ne-
xos entre frases. ¿Predomina la coordinación o la subordina-
ción?
© La poliptoton (“¡Maldita tanta medicina y bondad como aquestos
mis amos que yo hallo hallan en el hambre!”), la derivación (“torné a llorar
mis trabajos... Finalmente, lloré mi trabajosa vida”), el zeugma (“ante la cual
mi amo se paró, y yo con él”), el paralelismo (“allí se me representaron...; allí
se me ve vino a la memoria... Finalmente, allí lloré...”), la bimembración
(“tanta medicina y bondad”, “mi trabajosa vida pasada y mi cercana muerte
venidera”, “aquél era desventurado y mísero”, etc), la amplificatio (“entrada
lóbrega y obscura”), la homeoptoton (“que debía ser mi nuevo amo que se
proveía en junto, y que ya la comida estaría a punto...”). Todas las figuras se-
ñaladas dan relevancia a diferentes aspectos del enunciado: las especulacio-
nes de Lázaro sobre el modo de abastecerse de su amo, puestas en relación
con los preparativos de una comida que el mozo cree inminente; las reflexio-
nes de Lázaro sobre la frugalidad que sus amos pretenden imponerle; los ca-
lificativos que dedica a la casa en que se acentuará la adversidad, etc. Predo-
minan las frases paratácticas frente a las hipotácticas, la coordinación frente
a la subordinación.

9
TRADICIÓN E INNOVACIÓN

9.1
a ¿Por qué? ¿En qué cultura y en qué época está documenta-
do? Consúltese la «Introducción» (pp. XXII-XXV). Señala
otros casos en el Lazarillo de influencia claramente literaria.
¿Cuáles son los textos que los inspiran?
© Porque la anécdota aparece en un texto árabe del siglo XV y en
otro, en que mezcla el castellano y el latín, del siglo XVI. La primera comida
de Lázaro en casa del escudero, consistente en las respuestas que el mozo da
a su nuevo amo, parece inspirarse en la cena “solis fabulis” que Milón ofrece
a Lucio la noche de su llegada. Los “mañosos artificios” que practica el bul-
dero proceden de las tretas usadas por maleantes para explotar la credulidad
del vulgo en el Novelino de Masuccio o en Speculum cerretanorum de Teseo
Pini.

9.2
a ¿Ilustra tal comportamiento el de Lázaro para con su primer
amo? ¿Introduce el autor del Lazarillo algún comportamien-
to que no esté descrito en el texto de fray Luis de Escobar?
© Sí. El del intercambio de unas monedas por otras de mayor valor.

b ¿Qué elementos de ese lance parecen estar presentes en el


pasaje de fray Luis de Escobar? Intenta establecer relaciones
y diferencias con respecto a nuestra novela.
© Lázaro, al igual que el mozo de fray Luis de Escobar, obliga a saltar
al ciego ante un falso charco o arroyo. A diferencia del texto de fray Luis, Lá-
zaro coloca a su amo frente a un pilar o poste de piedra contra el que preten-
de estrellarlo para causarle un daño importante; después del encontronazo se
ríe de su amo y sale corriendo. En esa huida del criado, cuando el ciego más
lo necesita, el Lazarillo presenta otra concordancia con el texto de fray Luis.
En él sin embargo se enumeran en términos muy generales tretas que en
nuestra novela aparecen como episodios independientes: el del jarro de vino
que el mozo bebe, el de las uvas que come de tres en tres y el de la longani-
za que le birla ante sus narices. Esos tres episodios están de alguna manera
comprendidos o forman parte de la treta de ‘tomarle el mejor bocado del
plato’.

galerada 21
c Comenta las coincidencias de esos textos con el avaro cléri-
go de Maqueda del Lazarillo.
© El clérigo de Maqueda coincide plenamente con los tres religiosos
avaros de quienes hablan estos tres autores. Al igual que el primero, el de
Melchor Cano, el segundo amo de Lázaro guarda celosamente las dos llaves
que tiene: la del arcaz no la deja nunca y la de la habitación del primer piso
la da siempre cuando recibe alguna visita, para presumir de liberal ante los
concurrentes. Al igual que el segundo, el de Antonio de Segovia, sólo reparte
los bodigos de pan cuando los cree mordidos por un ratón. Y al igual que el
tercero, el de López de Yanguas, come y bebe como nunca en los convites.

9.3
a Trata de indentificarla en el Lazarillo. ¿Qué función desem-
peña la inserción de este chiste en el plan del autor?
© Esa anécdota la introduce el narrador al principio de la novela al
hablar de su hermanito, de raza negra, que se asusta al ver a su padre. Láza-
ro la inserta en un punto del relato que cobra especial relevancia para enten-
der “el caso”: ante la cara de horror de su hermanastro, hace decir al padre
“¡Hideputa!’, expresión que pone de manifiesto la relación de amanceba-
miento entre él y la madre, Antona Pérez, una relación que se repite entre la
mujer del narrador y el Arcipreste en cuya casa ella sigue sirviendo.

galerada 22

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