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SOBRE LAS MUJERES CONVERSAS EN EL SIGLO XVI

La conversión es la acción de cambiar de una religión a otra, en este

caso se habla de la conversión al cristianismo. En 1391 existió un

“problema converso” que comenzó por las matanzas de judíos en

España; esto tuvo como consecuencia 250 o 300 mil conversos a

finales del siglo XV. Debido a esta gran cantidad de conversiones la

comunidad Judía se vio mermada hasta llegar a una cuarta parte de

su población, además de cambiar su lugar de residencia,

dispersándose en las comunidades rurales, y su cultura. Esto continuó

en declive hasta la expulsión Judía de España en 1492, lo que

consolido la unión de la iglesia y el estado.

De la mano de la expulsión, en 1449, se inició en España una nueva

forma de “discriminación” en la que se excluía a los nuevos conversos

de derechos que cualquier ciudadano tenía como era el ostentar un

oficio o cargo público. Llevando al límite este pensamiento, en 1478,

los Reyes Católicos pidieron al Papa la incursión de la Inquisición.

La Inquisición tomo como directriz el hecho de que hubiera tantas

conversiones en tan poco tiempo ya que no concordaba que siendo la

fe el más grande don se pudiera renunciar a él tan fácil. Esta


inquisición también sirvió a los intereses de la corona manteniendo un

orden moral y ortodoxo. De 1480 a 1530 fueron procesadas alrededor

de 45000 personas de las cuales el 90 por ciento eran conversos del

judaísmo.

Dentro de estos números las mujeres conversas juegan un gran papel,

ya que eran ellas las más perseguidas por la Inquisición. Según datos

recolectados por Jean Pierre Dedieu en Toledo, el mayor número de

mujeres conversas del judaísmo procesadas fue entre 1561 y 1620.

Según datos recolectados por Carrasco en Toledo había más mujeres

conversas del judaísmo entre 26 y 35 años.

Estos datos revelan la conciencia que tenía la Inquisición sobre la

influencia de las mujeres en la familia para promover el judaísmo.

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