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La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición

fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la pureza de la
religión católica en sus reinos

Escudo de la Inquisición española. A ambos lados de la cruz, la espada simboliza el trato a los
herejes, la rama de olivo la reconciliación con los arrepentidos

La Inquisición española estaba bajo el control directo de la monarquía. No se abolió


definitivamente hasta 1834, durante el reinado de Isabel II.

Durante la Edad Media, se había producido una convivencia relativamente pacífica entre
cristianos, judíos y musulmanes.

a finales del siglo XIV hubo en algunos lugares de España una ola de violencia antijudía

en Sevilla fueron asesinados cientos de judíos, y se destruyó por completo la aljama

Una de las consecuencias de estos disturbios fue la conversión masiva de judíos. Esto provocó
mucho recelo de los cristianos viejos hacia los cristianos nuevos, que ahora podían acceder a
puestos importantes dentro de la corte.

Causas

 la unidad religiosa
 Acabar con la poderosa minoría judeoconversa
 Financiación económica

El dominico sevillano Alonso de Ojeda convenció a la reina Isabel, de prácticas judaizantes


entre los conversos andaluces. Para descubrir y acabar con los falsos conversos, los Reyes
Católicos decidieron que se introdujera la Inquisición en Castilla, y pidieron al Papa Sixto IV su
consentimiento, en 1478 y en 1483, nombrando a Torquemada inquisidor general de Aragón,
Valencia y Cataluña

Entre 1480 a 1530 hubo una intensa persecución de los judeoconversos. Se calcula que
aproximadamente 2000 personas fueron ejecutadas.

La expulsión de los judíos y la persecución de los judeoconversos


El 31 de marzo de 1492, apenas tres meses después de la conquista del reino nazarí de
Granada, los Reyes Católicos promulgaron el Decreto de la Alhambra sobre expulsión de los
judíos de todos sus reinos. Se daba a los súbditos judíos de plazo hasta el 31 de julio de ese
mismo año para elegir entre aceptar el bautismo o abandonar definitivamente el país, aunque
les permitía llevarse todas sus propiedades, siempre que no fueran en oro, plata o dinero.
Muchos judíos abandonaron España. Los historiadores de la época dan cifras elevadísimas
(Juan de Mariana habla de 800 000 personas. Sin embargo, hoy se cree que de una población
aproximada de 80 000 judíos, aproximadamente la mitad —unos 40 000 emigraron.

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