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SOCIEDADES HUMANAS
Introducción a la macrosociología

Séptima edición

Gerhard Lenski
Patrick Nolan
Jean Lenski

Traductor
Jorge Alberto Velázquez Arellano
Traductor profesional

Revisor técnico
Frank Fernández-Esteva, Ph. D.
Catedrático en Antropología
Universidad Interamericana de Puerto Rico

*•

McGRAW-HILL
MÉXICO • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • LISBOA • MADRID • NUEVA YORK
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ST. LOUIS • SIDNEY • TOKIO • TORONTO
Gerente de producto: Alejandra Martínez Ávila
Supervisora de edición: Gloria Leticia Medina Vigil
Supervisor de producción: Zeferino García García

SOCIEDADES HUMANAS
Introducción a la macrosociología
Séptima edición

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,


por cualquier medio, sin autorización escrita del editor.

DERECHOS RESERVADOS © 1997 respecto a la primera edición en español por


McGRAW-HILL/INTERAMERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.
Una División de The McGraw-Hill Companies, Inc.
Cedro Núm. 512, Col. Atlampa
06450 México, D.F.
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana,
Reg. Núm. 736

ISBN 970-10-1622-X

1 1la séptima edición


Traducido de - en ingles
, dej
HUMAN SOCIETIES. An Introduction to Macrosociology
Copyright © MCMXCV, by McGraw-Hill, Inc. All rights reserved.
ISBN 0-07-037631-X

1234567890 L.I.-97 9086543217

Impreso en México Printed ¡n México

Esta obra se terminó de


imprimir en Agosto de 1997 en
Litográfica Ingramex
Centeno Núm. 162-1
Col. Granjas Esmeralda
Delegación Iztapalapa
C.P. 09810 México, D.F.
Se tiraron 5450 ejemplares
ACERCA DE LOS AUTORES

Gerhard Lenski es profesor de sociología distinguido por el alumnado en la Universi-


dad de Carolina del Norte en Chapel Hill. También es autor de The Religious Factor y
Power and Privilege. Es miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias, ex
becario Guggenheim y becario de Intercambio Docente Universitario IREX.

Patrick Nolan es profesor y jefe de sociología en la Universidad de Carolina del Sur en


Columbia. Recibió su grado de doctor en sociología en la Universidad de Temple, don-
de fue becario NDEA Título IV. Ha enseñado introducción a la sociología durante más de
dos décadas y ha publicado diversos artículos sobre macrosociología y evolución social
escritos de manera individual y en colaboración con Gerhard Lenski. Fue coautor de la
sexta edición de Sociedades humanas y autor de un Manual para el instructor y Guía de
estudio para el estudiante.

Jean Lenski fue un escritor y poeta que participó como coautor en las seis ediciones an-
teriores de Sociedades humanas, colaboró en la redacción de Power and Privilege y es el autor
de un volumen de poesía publicado en fechas recientes, Génesis: The Poetry ofjean Lenski.
En memoria de Jean Lenski, 1928-1994
CONTENIDO ABREVIADO

PREFACIO XVÍÍ

PARTE UNO FUNDAMENTOS TEÓRICOS

CAPÍTULO 1.
La situación humana 3

CAPÍTULO 2.
Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 23

CAPÍTULO 3.
La evolución de las sociedades humanas 52

CAPÍTULO 4.
Tipos de sociedades humanas 78

PARTE DOS SOCIEDADES PREINDUSTRIALES

CAPÍTULO 5.
Sociedades cazadoras y recolectoras 101

CAPÍTULO 6.
Sociedades hortícolas 135

CAPÍTULO 7.
Sociedades agrarias 175

CAPÍTULO 8.
Algunos caminos evolutivos y una breve revisión 223
Contenido abreviado

PARTE TRES SOCIEDADES INDUSTRIALES Y


SOCIEDADES EN PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN

CAPÍTULO 9.
La Revolución Industrial 239

CAPÍTULO 10.
Sociedades industriales: tecnologías y economías 272

CAPÍTULO 11.
Sociedades industriales: ideologías y gobiernos 297

CAPÍTULO 12.
Sociedades industriales: estratificación social 324

CAPÍTULO 13
Sociedades industriales: la población, la familia y el ocio 344

CAPÍTULO 14.
Sociedades en proceso de industrialización 372

CAPÍTULO 15
Experimentos sociales importantes del siglo xx: probar los límites de lo
posible 407

CAPÍTULO 16
Retrospectiva y prospectiva 427

GLOSARIO 457
APÉNDICE 465
NOTAS 469
CRÉDITOS DE ILUSTRACIONES 509
ÍNDICES 511
CONTENIDO

PREFACIO XV11

PARTE UNO FUNDAMENTOS TEÓRICOS

CAPÍTULO 1.
La situación humana 3

Sociedades humanas: su lugar en la naturaleza 6


Las sociedades como mecanismos adaptativos / Una definición de sociedades humanas
Comprensión de las sociedades humanas: suposiciones básicas 12
Las sociedades humanas y el ambiente / Sociedades humanas: su herencia genética /
Cultura: un nuevo modo de adaptación y una nueva clase de herencia
Sociedades humanas: el modelo básico 20

CAPÍTULO 2.
Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 23

Las sociedades humanas como sistemas 23


Los cinco componentes básicos de las sociedades humanas 26
Población /Cultura /Productos materiales /Organización social /Instituciones
sociales y sistemas institucionales
El sistema mundial de sociedades 51

CAPÍTULO 3.
La evolución de las sociedades humanas 52

La gran paradoja 53
Continuidad y cambio en las sociedades individuales 55
Continuidad social y cultural / Cambio social y cultural
Crecimiento y desarrollo social 66
El papel de la tecnología de subsistencia en el crecimiento y desarrollo social / El papel
de la ideología en el crecimiento y desarrollo social
Cambio en el sistema mundial de sociedades 70
Variación social y selección intersocial I Un modelo de la evolución del sistema
mundial de sociedades
La evolución sociocultural definida 75
Apéndice: Una comparación de la evolución biológica y la sociocultural 75
Xll Contenido

CAPÍTULO 4.
Tipos de sociedades humanas 78
Clasificación de las sociedades humanas 78
Tipos sociales y ambiente 81
Los tipos sociales a través de la historia 82
Eras históricas
Diferencias entre tipos de sociedades 85
Tamaño de las sociedades / Permanencia de los asentamientos / Complejidad social /
Ideología
Tipos sociales: lo que son y lo que no son 90
El determinismo tecnológico rechazado
Apéndice: Una breve historia de la sociología 94

PARTE DOS SOCIEDADES PREINDUSTRIALES


CAPÍTULO 5.
Sociedades cazadoras y recolectoras 101
Sociedades cazadoras y recolectoras del 100000 a.C. al 8000 a.C. 102
Sociedades cazadoras y recolectoras del pasado reciente 109
Población / Parentesco / La economía / El gobierno / Estratificación I Religión /
Educación /Las artes y el ocio / Vínculos tribales: lazos entre sociedades
Sociedades cazadoras y recolectoras en una perspectiva teórica 128
Evidencia arqueológica y etnográfica comparada / Un modelo de desarrollo limitado I
Las últimas sociedades cazadoras y recolectoras
Apéndice: Nuestro árbol familiar 132
*

CAPÍTULO 6.
Sociedades hortícolas 135
Causas del cambio de la caza y la recolección a la horticultura 135
La tecnología de la horticultura 137
Sociedades hortícolas simples en Asia y Europa prehistóricas 140
La primera gran revolución social
Sociedades hortícolas simples en la era moderna 147
Población y economía / La importancia continuadora del parentesco / Desarrollos en
el gobierno, la estratificación y la guerra
Sociedades hortícolas avanzadas en Asia y Europa prehistóricas 155
El cambio de la piedra a los metales / Consecuencias sociales de las herramientas y las
armas metálicas
Sociedades hortícolas avanzadas en la era moderna 162
Aumento en el tamaño y la complejidad / Desarrollo político / Sociedades hortícolas
en el sureste de Asia
Horticultura en el Nuevo Mundo: terreno de prueba para la teoría ecológica
evolutiva 167
Contenido Xlll

Las sociedades hortícolas en una perspectiva teórica 169


Apéndice: Raza y desarrollo social 173

CAPÍTULO 7.
Sociedades agrarias 175
Sociedades agrarias simples 175
Tecnología /La religión y el crecimiento del excedente económico /Población:
crecimiento del tamaño de las comunidades y las sociedades / El gobierno: crecimiento
del Estado/La economía: los primeros sistemas monetarios y el crecimiento del
comercio /Estratificación: aumento de la desigualdad /Disminución en el índice de
innovación tecnológica
Sociedades agrarias avanzadas 188
Tecnología /Población: continuación de las tendencias /La economía: aumento en la
diferenciación / El gobierno: desarrollo con tinuado del Estado / Religión: el
surgimiento de las fes universales / Parentesco: declinación de su importancia en la
sociedad / El ocio y las artes / Estratificación: aumento de la complejidad
Variaciones sobre temas agrarios 218
Las sociedades agrarias en una perspectiva teórica 221

CAPÍTULO 8.
Algunos caminos evolutivos y una breve revisión 223
Tipos sociales especializados desde el punto de vista ambiental 223
Sociedades pescadoras / Sociedades de pastoreo / Sociedades marítimas
Una breve revisión: la evolución sociocultural en la víspera de la Revolución
Industrial 232

PARTE TRES SOCIEDADES INDUSTRIALES Y


SOCIEDADES EN PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN
CAPÍTULO 9.
La Revolución Industrial 239

Causas de la Revolución Industrial 239


La acumulación de información en la era agraria /Avances en el transporte marítimo
y la conquista del Nuevo Mundo /La imprenta y la difusión de la información /
Avances en la agricultura / Un modelo de las causas de la Revolución Industrial
Una breve historia de la Revolución Industrial 247
Primera fase / Segunda fase / Tercera fase / Cuarta fase / Energía nueva, máquinas
nuevas, materiales nuevos: las innovaciones clave
Causas de la Revolución Industrial continuada 260
Mayores recursos informativos y una población más grande / Cambio de actitudes
hacia la innovación /El ascenso de la ciencia moderna /La amenaza de la guerra /
Retroalimentación ambiental / El deseo de niveles de vida aún más altos
XIV Contenido

Niveles variables de industrialización en el sistema mundial de sociedades 264


Consecuencias de la Revolución Industrial 267
Consecuencias iniciales / Consecuencias a largo plazo: una panorámica

CAPÍTULO 10.
Sociedades industriales: tecnologías y economías 272
El fundamento tecnológico de las sociedades industriales 273
Las economías de las sociedades industriales 276
La urbanización de la producción /Aumento en la productividad y en el nivel de vida /
El cambio de las industrias de trabajo intensivo a las de capital intensivo / Cambios
en la fuerza de trabajo / El surgimiento de las economías de mercado /Movimiento
hacia las economías mixtas / Evolución de la corporación moderna
Aumento de la integración económica del sistema mundial 294

CAPÍTULO 11.
Sociedades industriales: ideologías y gobiernos 297
Ideologías en las sociedades industriales 297
Religiones teístas /Nuevas ideologías seculares
Diferencias entre sociedades industriales 307
Los gobiernos de las sociedades industriales 308
La tendencia democrática /La democracia como una variable /Causas de la tendencia
democrática /Partidos políticos masivos / Grupos de interés especial /Los medios de
comunicación masiva / Conflicto y estabilidad políticos / El crecimiento del gobierno /
Burocracias gubernamentales: su expansión y transformación

CAPÍTULO 12.
Sociedades industriales: estratificación social 324
Estratificación en las sociedades industriales 324
Estratificación política /La distribución del ingreso /La distribución de la riqueza /
Estratificación ocupacional /Estratificación educativa /Estratificación racial y étnica /
Estratificación por edad y sexo
Movilidad vertical 340
Desigualdad social: dos tendencias básicas 341

CAPÍTULO 13.
Sociedades industriales: la población, la familia y el ocio 344
Población 344
Crecimiento del tamaño de las sociedades / Tendencias en la salud y la longevidad /
Disminución de los índices de natalidad e incremento de la inmigración /
Distribución de la población: el crecimiento de las poblaciones urbanas
La familia 350
Cambio en las funciones de la familia / Causas del cambio en la familia / La familia
nuclear en las sociedades industriales / El papel cambiante de las mujeres /Los
cambios en el papel de la juventud
Contenido XV

El ocio y las artes 365


Problemas y progreso 368
Las sociedades industriales desde una perspectiva teórica 369

CAPÍTULO 14.
Sociedades en proceso de industrialización 372
Tipos de sociedades en proceso de industrialización 372
Sociedades agrarias en proceso de industrialización /Sociedades hortícolas en proceso
de industrialización
Tecnología y productividad 375
El crecimiento de la población y sus consecuencias 379
Economías 382
Gobiernos 386
Estratificación social 388
Divisiones y conflictos 393
Educación 396
Ideologías antiguas y nuevas 397
Parentesco 401
La posición social de las mujeres 402
Las sociedades en proceso de industrialización desde una perspectiva
teórica 402

CAPÍTULO 15.
Experimentos sociales importantes del siglo xx: probar los límites de lo posible 407
Algunos experimentos exitosos 408
Un experimento estropeado en forma trágica 409
Algunos éxitos y éxitos parciales /Los fracasos /Resumen
Lecciones que se tienen que aprender 423

CAPÍTULO 16.
Retrospectiva y prospectiva 427
Mirar hacia atrás 427
El camino divergente /La cuestión del progreso
Mirar hacia adelante 435
Población /Los recursos naturales y el ambiente biofísica / Tecnología /Ideología /
Gobierno /Economía /El sistema mundial/Los objetivos superiores

GLOSARIO 457
APÉNDICE 465
NOTAS 469
CRÉDITOS DE ILUSTRACIONES 509
ÍNDICES
índice onomástico 511
índice temático 513
PREFACIO

Este volumen difiere de la mayoría de los libros de texto escritos para el curso
introductorio de sociología. No es una vista de conjunto de la sociedad estadounidense
contemporánea, ni una introducción estilo enciclopedia a las diferentes especialidades
que se han desarrollado dentro de la disciplina de la sociología. En vez de ello, es un
análisis comparativo e histórico de las sociedades humanas —los sistemas sociales más
grandes, más poderosos y más importantes que los humanos han creado— escrito des-
de la perspectiva de una teoría probada en forma amplia y convincente.
Sociedades humanas tiene tres objetivos básicos. El primero, es proporcionar a los
estudiantes un marco de referencia teórico global y coherente para entender a las socie-
dades humanas. Comienza, por consiguiente, con un examen de los conceptos y suposi-
ciones de su visión guiadora: la teoría ecológica evolutiva. Luego muestra cómo esta
teoría ayuda a explicar el surgimiento, desarrollo y, en algunos casos, extinción de los
tipos importantes de sociedades que han creado los humanos.
El segundo objetivo es ubicarlo en un contexto para la interpretación de las ten-
dencias recientes y el desarrollo actual. Creemos que es imperativo observar los fenó-
menos y desarrollo social contemporáneo desde una amplia perspectiva histórica y
comparativa. Con demasiada frecuencia los fenómenos sociales contemporáneos sólo son
comparados con algún ideal hipotético o dentro de una perspectiva histórica y geográfica
limitadas y estrechas. Por esta razón, se examinan las características clave de cada una de
las principales sociedades que han evolucionado a lo largo de los pasados 100 000 años
antes de considerar a las contemporáneas. Creemos que este enfoque proporciona a los
estudiantes una perspectiva nueva y estimulante sobre su propia sociedad y una mejor
comprensión de sus raíces históricas y de sus relaciones con otras sociedades en el mun-
do actual.
El tercer objetivo que perseguimos es proporcionar a los estudiantes un modelo de
cómo usar la evidencia para evaluar la validez de teorías y opiniones. Pedimos a los
estudiantes que acepten nuestros argumentos sobre las sociedades y el cambio social no
porque nos consideremos autoridades en estos temas, sino más bien porque presenta-
mos evidencia para apoyar nuestras afirmaciones. Creemos que es importante para ellos
entender el papel de la evidencia empírica en la evaluación de la verdad o de la utilidad
de opiniones e ideas respecto a la realidad (social). En este tenor, alentamos a instructo-
res y estudiantes a usar las fuentes de datos identificadas en el texto y en el Instructor's
Manual* y los exhortamos a usar estos datos para probar sus propias hipótesis acerca de
las sociedades humanas o para poner en duda las nuestras.
Este volumen es la séptima edición de Sociedades humanas y es posible que sea la
última en la que los autores originales desempeñarán un papel importante. Exhortamos a
Patrick Nolan, quien colaboró con nosotros nuevamente para esta edición, a seguir ade-
*Nota del editor: Estos materiales auxiliares sólo están disponibles en inglés para los profesores o institucio-
nes, mediante una petición por escrito dirigida a la editorial. O también es necesario ponerse en contacto
con uno de los representantes de esta casa editora.
XV111 Prefacio

lante con la búsqueda iniciada hace más de un cuarto de siglo para proporcionar a los
estudiantes una introducción grata y estimulante a los enigmas intrigantes, problemas y
maravillas de las sociedades humanas y a los logros de la sociología para explicarlos.
Ningún capítulo quedó sin cambiarse por completo en la presente edición. En al-
gunos capítulos los cambios son en gran medida estilísticos y no significativos en cuan-
to al contenido. Pero en muchos capítulos, sin embargo, hay cambios sustantivos impor-
tantes. Los capítulos acerca de las sociedades industriales se reorganizaron y renovaron
en gran medida. El capítulo 15 es nuevo por completo.
Invitamos a que hagan comentarios, y planteen sus dudas y sugerencias respecto a
Sociedades humanas. Pueden enviarlas por correo a Patrick Nolan en el Department of
Sociology, the University of South Carolina, Columbia, S.C. 29208, o por medio de
INTERNET a N050054@UNIVSCVM.CSD.SCAROLINA.EDU.

Reconocimientos

No es posible reconocer de manera adecuada todas nuestras deudas intelectuales en el


breve espacio del que aquí disponemos. Pero muchos de los que lean este volumen
reconocerán lo que debemos a Tomás Malthus, Carlos Darwin, Herbert Spencer, Carlos
Marx, Max Weber, Thorstein Veblen, Albert Keller, William Ogburn, V. Cordón Childe,
George Peter Murdock, R.H. Tawney, sir Julián Huxley, George Gaylord Simpson, Leslie
White, Julián Steward, Amos Hawley, Marvin Harris, William H. McNeill y Bruce
Mayhew, entre otros. Las citas que aparecen al final de este volumen deberán ser consi-
deradas como mayores reconocimientos de agradecimiento y aprecio.
Muchos científicos sociales y algunos biólogos fueron tan amables como para pro-
porcionar comentarios críticos, y sugerencias, para una o más de las siete ediciones de
Sociedades humanas hasta el momento. Los científicos sociales que colaboraron en la obra
son: BrianAldrich, Francis R. Alien, E. Jackson Baur, Rae Lesser Blumberg, Steve Borgatti,
William Brustein, Woody Carlson, Robert Carroll, William R. Catton, Jr., Ronald Cosper,
Timothy Crippen, David Featherman, Thomas Feucht, George Furniss, Walter
Goldschmidt, Robert Bates Graber, J. Patrick Gray, Gareth Gustafson, Thomas D. Hall,
Amos Hawley, Paul Heckert, John Hofley, Joan Huber, Holly Hughes, Larry Hunt, Donald
Irish, Peter Kivisto, Philip Marcus, Robert Miller, Peter Peregrine, Ross Purdy, Leo Rigsby,
Ellen Rosengarten, Norman Storer, Jacek Szmatka, Theodore H. Tsoukalas, Wout Ultee,
Charles K. Warriner, Norbert Wiley y Everett K. Wilson. Los biólogos participantes son:
Alfred E. Emerson, Richard E. Lenski y Edward O. Wilson. Hacemos extensivo nuestro
sincero agradecimiento a cada uno de ellos por sus valiosas sugerencias, pero recorda-
mos a los lectores que la responsabilidad final por el contenido sólo es nuestra.
También agradecemos a Phillip Butcher, editor en McGraw-Hill, por su apoyo y
aliento; a Jill Cordón, nuestro editor responsable, Annette Bodzin, supervisora de pro-
yecto, Edwin Hanson, quien corrigió el manuscrito, Anne Manning, editora fotográfica,
y Ben Morrison, nuestro representante de ventas local, por sus muchas contribuciones.

Gerhard Lenski
Patrick Nolan
]ean Lenski
PARTE UNO

FUNDAMENTOS
TEÓRICOS
1
La situación humana

Imaginemos un enorme álbum fotográfico lleno de retratos de la vida humana que co-
menzó hace 100 000 años. Imaginemos, también, que cada una de sus 1 000 páginas
proporciona un registro de la vida en un siglo diferente.
¿Cómo sería tener la oportunidad de estudiar un álbum así y qué se podría apren-
der de él?
Después de la emoción inicial de ver las primeras páginas con sus fotografías de la
vida en la Edad de Piedra hace mucho, mucho tiempo, es probable que se encontraran
las páginas siguientes muy repetitivas e incluso aburridas. De hecho, a lo largo de la
primera mitad del álbum y más allá, cientos de páginas estarían llenas con el mismo
tipo de ilustraciones: escenas de personas físicamente indistinguibles de nosotros mis-
mos, aunque desnudos o vestidos con pieles de animales, apiñados alrededor de foga-
tas frente a cavernas o junto a refugios toscos hechos de ramas y hojas, fabricando herra-
mientas y armas simples de piedra, madera y hueso, cazando con lanzas de madera,
buscando plantas comestibles, criando a los niños y realizando una cantidad limitada
de otras tareas básicas. Por más fascinantes que fueran las primeras de estas fotografías,
pronto se cansaría de la repetición y podría comenzar a saltarse páginas en busca de
algo nuevo y diferente.
Más o menos a la mitad del volumen, si aún se está prestando atención, se comen-
zaría a ver en forma gradual indicios ocasionales de innovación y cambio. Por ejemplo,
se podría ver por primera vez una fotografía de personas enterrando a alguien que
murió. Más adelante, se comenzaría, poco a poco, a encontrar evidencia creciente de
nuevas actividades. En forma ocasional, se podría ver una fotografía de personas pin-
tando en las paredes de las cavernas o realizando rituales extraños distintos a cualquier
cosa que se haya visto antes. Aparecerían en forma gradual otras innovaciones, en espe-
cial nuevos tipos de herramientas y armas —cucharas, sierras, agujas, arcos y flechas,
lámparas de aceite, incluso piraguas. Poco antes de la página 900, se comenzaría a ver
gente poniendo trampas a los peces y pescando con red, cosechando cereales silvestres
con hoces de piedra, tejiendo canastos, domesticando perros y ovejas salvajes y, sí, in-
cluso bebiendo cerveza.
Sin embargo, no es sino hasta las últimas cien páginas en donde se encontrarían
las primeras fotografías de personas cultivando, y se necesitarían otras veinte o treinta
páginas antes de encontrar la ilustración de una aldea real. Un poco antes de la página
950, se encontrarían imágenes de la construcción de las grandes pirámides de Egipto y,
más tarde todavía, se comenzarían a ver las primeras ilustraciones de individuos cuyos
4 Parte 1 Fundamentos teóricos

nombres reconoceríamos: Moisés en la página 967, Aristóteles en la 976, Cleopatra en la


979, Jesús en la 980, Mahoma en la 986.
Aunque serían crecientes las señales de innovación y cambio, no se encontraría
evidencia de un cambio social y cultural que se produjera a la velocidad a la que esta-
mos acostumbrados hasta llegar al final del álbum. Ahí, amontonados en las últimas
tres páginas, se vería por primera vez todo, desde la primera máquina de vapor hasta el
primer motor de jet, la primera computadora, la primera televisión y las primeras ar-
mas nucleares —todos aquellos inventos y descubrimientos que son tan importantes en
nuestra vida actual—.
Este viaje por el pasado despertaría interrogantes en la mente de una persona ana-
lítica. ¿Por qué, por ejemplo, duró tanto la Edad de Piedra? ¿Era la vida tan satisfactoria
que las personas no tenían interés en encontrar formas diferentes de hacer las cosas?
Pero, si esto fuera cierto, ¿por qué finalmente comenzaron a cambiar?
El registro histórico también plantea preguntas acerca del pasado más reciente, de
las condiciones actuales y de los años por venir. ¿Qué ha causado el explosivo
aceleramiento del índice de cambio en el pasado reciente? y, ¿debería esperarse un cam-
bio aún más rápido en los años que vienen? Si es así, ¿qué clase de mundo nos espera en
el siglo xxi que se encuentra ya a un paso de nosotros?
También hay otras cuestiones. ¿Han valido la pena todos los cambios del pasado
reciente? ¿Somos mejores hoy de lo que fueron nuestros antepasados hace un siglo o
más?, ¿o los costos han sobrepasado a los beneficios? Por último, y lo más importante de
todo, ¿podemos hacer algo para controlar el proceso de cambio y para maximizar sus
beneficios y minimizar sus costos?
Interrogantes como éstas nos obligan a reconocer cuánto nos parecemos a
astronautas mal preparados en una flota de naves espaciales, lanzados a velocidades
fantásticas en un curso que no aparece en el mapa y que está lleno de peligros desconoci-
dos. Nuestras naves son las sociedades en las que vivimos —la sociedad estadounidense,
la sociedad canadiense, la sociedad holandesa, la sociedad china, la sociedad polaca, la
sociedad nigeriana, la sociedad brasileña y todo el resto—. Cada uno de estos sistemas
sociales extraordinariamente complejos se está moviendo en forma vertiginosa hacia
reinos nuevos y desconocidos, y la mayoría de nosotros, como astronautas mal prepara-
dos, comprendemos apenas en forma limitada estos sistemas de los que depende nues-
tra supervivencia continua y nuestro bienestar.
Los presidentes, primeros ministros y otros líderes aseguran por lo general que
entienden la situación y tienen las cosas bajo firme control. Pero la reflexión de hace un
momento nos recuerda que ni ellos ni sus predecesores planearon o desearon el mundo
tal como existe en la actualidad. Como el resto de nosotros, una y otra vez han sido
atrapados desprevenidos por los cambios y desarrollos imprevistos.
En un mundo como éste, cada uno de nosotros tiene interés personal en aprender
todo lo posible acerca de la sociedad en la que vivimos y las otras con las que comparti-
mos el planeta. Pero sobre todo, necesitamos prepararnos para los cambios que se ave-
cinan.
Por fortuna no carecemos de recursos. Una rama de la ciencia moderna conocida
como sociología* ha hecho del estudio de las sociedades humanas su principal preocu-

*Para las definiciones de éste y otros términos usados en este volumen, véase el Glosario.
Capítulo 1 La situación humana 5

pación. Su objetivo básico es entender las sociedades humanas y las fuerzas que las han
hecho lo que son. Aunque muchas preguntas importantes faltan de responder, se ha he-
cho ya un considerable progreso, y el objetivo de esta obra es proporcionar un resumen,
y una introducción, de lo que se ha aprendido hasta ahora.
Gran parte del trabajo de los sociólogos se dedica al estudio de una u otra de las
muchas partes que componen las sociedades (por ejemplo, los individuos, las familias,
las comunidades, las clases) y a características y problemas específicos (por ejemplo, el
crimen, las relaciones raciales, la religión, la política). El estudio de estos componentes y
características de las sociedades es llamado en ocasiones microsociología.
La macrosociología, en contraste, se centra en las mismas sociedades humanas.
Aunque ésta, también, está interesada en los individuos, las familias, las clases, los pro-
blemas sociales y todas las otras partes y características de las sociedades, las analiza en
relación con los sistemas sociales más grandes —las sociedades— de las que forman parte. La
diferencia entre macrosociología y microsociología es casi igual a la diferencia que exis-
te entre el estudio de sistemas mecánicos complejos, como las naves espaciales, y el
estudio de una de sus partes componentes, como sus motores propulsores o sus siste-
mas de mantenimiento.
Este volumen emplea el enfoque wwcrosociológico. Su interés principal, y el foco
de su análisis, serán las sociedades humanas en sí. Esto no significa que se ignorarán sus
componentes; eso sería imposible. Significa, sin embargo, que cuando se consideren sus
partes componentes y sus diversas características se tratarán como lo que son: partes de
sistemas sociales más grandes y más inclusivos.
Es necesario señalar otras dos características de este libro. Primera, su enfoque
para el estudio de las sociedades humanas es histórico y evolutivo. En otras palabras,
examina las sociedades abarcando periodos extensos para entender los procesos críti-
cos del cambio y el desarrollo social. Más aún, la experiencia ha mostrado que cuanto
más extenso sea el tiempo que se considere, se podrán comprender mejor los procesos
de cambio básicos en la vida humana.
Segunda, nuestro enfoque para el estudio de las sociedades humanas es comparati-
vo. La comparación es la base de la ciencia. La comprensión de cualquier cosa depende
de su comparación con otras. Para entender a un chimpancé individual, por ejemplo,
los científicos lo comparan con otros chimpancés. Para entender a los chimpancés como
especie, los comparan con otros simios, y para comprender a los simios, los comparan
con otros primates y otros mamíferos. En cada comparación se observan tanto las seme-
janzas como las diferencias para inferir por qué las cosas son como son. Sólo por medio
de comparaciones repetidas es probable que se elabore una recopilación confiable de
conocimiento sobre el mundo de la naturaleza y todo lo que contiene. Esto es verdad, ya
sea que estemos interesados en comprender los átomos, las galaxias, los petirrojos, los
chimpancés —o las sociedades humanas—.
Al hacer comparaciones, la tarea más importante para los científicos es descubrir
diferencias que marquen una diferencia. En la medicina, por ejemplo, el objetivo es descu-
brir las causas reales de las enfermedades, no sólo sus síntomas. Lo mismo sucede en
otras ciencias: el objetivo es descubrir las causas de las cosas.
Esta búsqueda de las causas de las cosas conduce a la elaboración de la teoría. Las
teorías científicas son explicaciones de varios aspectos del mundo de la naturaleza; son
explicaciones de por qué las cosas son como son. Las teorías proporcionan además un
6 Parte 1 Fundamentos teóricos

conjunto coherente de principios que forman el marco de referencia básico para un cam-
po de investigación.
Una de las características más importantes de las teorías científicas es que son
refutables. Esto significa que se plantean de tal manera que se pueden comprobar y de-
mostrar que están equivocadas, si en efecto lo están. Para ser aceptada por la comuni-
dad científica, una teoría debe resistir pruebas repetidas, y se debe apoyar en un cuerpo
sustancial de observaciones que sean consistentes con su explicación de las relaciones.
A veces parece como si la ciencia sólo fuera la acumulación paciente de hechos.
Pero los hechos en sí mismos carecen de significado; no explican nada. Para los científi-
cos, la colección de hechos es el medio para un fin muy importante, a saber, el desarrollo
y prueba de teorías diseñadas para explicar algún aspecto del mundo de la naturaleza.
Nuestro estudio de las sociedades humanas en este volumen está guiado por una
teoría así: la teoría ecológica evolutiva. Como su nombre sugiere, esta teoría está interesa-
da en dos cosas. En primer lugar, en las relaciones entre las partes de las sociedades y en
las interacciones entre éstas y sus ambientes. Y en segundo lugar, en la evolución de las
sociedades; es decir, en cómo y por qué cambian, y cómo estos cambios crean diferen-
cias entre las sociedades.

SOCIEDADES HUMANAS: SU LUGAR EN LA NATURALEZA

Con frecuencia en el pasado, y aun en la actualidad, muchas personas han pensado en


las sociedades humanas como si estuvieran separadas del mundo de la naturaleza que
estudia la ciencia. Es fácil llegar a esta conclusión, ya que las sociedades industriales
modernas son como una especie de capullo gigantesco que se encuentra entre nosotros
y el ambiente que nos rodea. Como resultado, rara vez encontramos algo que no haya
sido procesado y transformado por acciones humanas. No obstante, la primera premisa
de la teoría ecológica evolutiva es que las sociedades humanas son una parte del ecosistema
global y no pueden ser entendidas de manera adecuada a menos que así se les considere en su
totalidad.1
Como muchos estudiosos han observado, el mundo de la naturaleza está
estructurado como un sistema de ruedas dentro de ruedas. Las cosas grandes están
formadas por otras más pequeñas, y éstas a su vez están formadas por cosas aún más
pequeñas. La figura 1.1 proporciona una visión muy simplificada de la estructura del
mundo de la naturaleza tal como es comprendida por la ciencia moderna. Las partícu-
las subatómicas, como los protones y los electrones, forman el nivel inferior. Éstas se
combinan de varias maneras para formar átomos, como el carbono y el radio. Los áto-
mos a su vez se organizan en moléculas, como el agua, la sal, los aminoácidos y las
proteínas. Aunque la figura 1.1 no lo muestra, las moléculas constituyen múltiples nive-
les en la jerarquía, debido a que algunas de las moléculas más simples, los aminoácidos,
por ejemplo, son las piezas de construcción que forman moléculas más complejas y más
inclusivas como las proteínas.
Una vez que se rebasa el nivel de las moléculas, se encuentra la división importan-
te entre los seres vivos y las cosas inanimadas. En vista de que nuestro interés se centra
en las sociedades humanas, no es necesario considerar todos los niveles de la materia
Capítulo 1 La situación humana

El ecosistema
global

Usted está
aquí

Organismos
pluricelulares

V
Células

Partículas
subatómicas

FIGURA 1.1 Niveles de organización en el mundo de la naturaleza.


o Parte 1 Fundamentos teóricos

inanimada. Basta señalar que la estructura aumenta de manera gradual hasta el nivel de
las galaxias gigantes que giran en el espacio y termina en el mismo universo.
Las sociedades, sin embargo, son parte del mundo biótico: son una de las maneras
en que los seres vivos están organizados. De manera más específica, son una forma de
organización que se encuentra en muchas especies de organismos pluricelulares.
Esto hace surgir la cuestión de por qué algunas especies se organizan en socieda-
des mientras que otras no.

Las sociedades como mecanismos adaptativos


El desarrollo del modo social de organización se ha considerado "uno de los grandes
pasos de la evolución, tan importante como el surgimiento de la célula, el organismo
pluricelular y el sistema vertebrado".2 En realidad, las sociedades no evolucionaron
una vez sino muchas veces, de manera independiente, y en partes muy dispersas del
reino animal. De acuerdo con el biólogo E.O. Wilson, son notables cuatro grupos de
animales, en especial con respecto al desarrollo de la organización social: 1) los
invertebrados coloniales (como los corales, las esponjas y las fragatas portuguesas); 2)
los insectos sociales (hormigas, termitas y muchas especies de avispas y abejas); 3)
muchas especies de vertebrados no humanos, en especial mamíferos, aves y peces, y
4) los humanos.3
¿Por qué tantas y tan diversas especies desarrollan este modo particular de orga-
nización? La respuesta es simple, porque el organizarse de esta manera les ayudó a
sobrevivir. En otras palabras, la socialización de la vida se volvió común en el reino
animal por la misma razón que las alas, pulmones y coloración protectora se volvieron
comunes: todos son valiosos mecanismos adaptativos.
Pero la organización social es diferente de los mecanismos adaptativos que permi-
ten a las especies realizar alguna actividad en particular —de la manera en que las alas,
por ejemplo, permiten a las criaturas volar o los pulmones les permiten intercambiar
oxígeno y otros gases con el aire. Lo que distingue a las especies sociales del resto es una
característica que tiene el potencial de ser usada en múltiples formas: una gran capaci-
dad para la cooperación.
Para aquellos que estudian el comportamiento animal, "cooperación" significa tan
sólo que los individuos de una especie determinada se asocian e interactúan entre sí
para su beneficio mutuo. Esto no significa que cooperen en todas las actividades, ni
implica una ausencia de competencia y conflicto.
Los tipos de actividades cooperativas en que participan las diversas especies so-
ciales incluyen la reproducción, el cuidado de sus crías, la obtención de alimento y la
defensa contra depredadores y otros peligros.* Algunas especies sociales dependen de
la conducta cooperativa en casi todas las áreas de la vida; otras están menos involucradas
en actividades sociales o dependen menos de ellas. Pero toda especie social se beneficia
de manera sustancial del hecho de que sus miembros estén programados genéticamente

"Incluso los animales no sociales exhiben actividad cooperativa en el área de la reproducción (es decir, se re-
producen en forma sexual). Pero una especie no se clasifica como "social" si su actividad cooperativa está
limitada a esta única, aunque importante, área.
Capítulo 1 La situación humana 9
para actuar juntos en lugar de en forma individual en la solución de al menos algunos
de sus problemas.

Una definición de sociedades humanas


Una vez que se reconoce que las sociedades humanas son mecanismos adaptativos, que
implican actividades cooperativas entre sus miembros, estamos cerca de una definición
de estas importantes entidades. Hay, sin embargo, que tomar en cuenta otra considera-
ción esencial.
Las sociedades humanas contienen muchas clases de grupos más pequeños, como
familias, comunidades, partidos políticos y grupos religiosos, y estos subgrupos tam-
bién son mecanismos adaptativos que implican actividades cooperativas entre sus miem-
bros. Por tanto, nuestra definición necesita especificar que las sociedades humanas son
grupos autónomos —grupos que no están sujetos a la autoridad política o control de
ningún grupo más grande y más inclusivo—.* En resumen, una sociedad humana es un
grupo de personas autónomo desde el punto de vista político que realiza una amplia gama de acti-
vidades cooperativas.
Es obvio que esta definición se aplica a la sociedad estadounidense, a la sociedad
rusa o a la sociedad brasileña, pero no a un sindicato estadounidense, a los judíos rusos
o a la ciudad de Río de Janeiro. Ninguno de estos últimos es autónomo; cada uno está
subordinado a la sociedad más grande de la que forma parte. Del mismo modo, la po-
blación de Alemania constituye una sociedad, pero el conjunto de personas que hablan
alemán que está disperso entre varias sociedades (por ejemplo, Alemania, Austria, Sui-
za), no lo es; la población de Arabia Saudita constituye una sociedad, pero la totalidad
de los árabes y los musulmanes no lo son.
Aveces circunstancias inusuales dificultan decidir si un grupo de personas es una
sociedad o no en un punto particular de su historia. Es más probable que surja la incer-
tidumbre cuando una sociedad pequeña es absorbida en forma gradual por una más
grande y más poderosa. Considérese a los esquimales del norte de Canadá, por ejemplo.
No hace mucho estas personas vivían en numerosos poblados pequeños, cada uno de
ellos autosuficiente en gran medida y cada uno libre de control político exterior. De
forma gradual, sin embargo, el gobierno canadiense comenzó a imponer su autoridad
sobre estos grupos. Al mismo tiempo, los esquimales se empezaron a involucrar cada
vez más en relaciones económicas con los canadienses y fueron atraídos a la compleja
red de vínculos cooperativos que es la sociedad canadiense. Debido a que estos cambios
ocurrieron despacio a lo largo de un periodo extenso, es imposible precisar cuándo un
grupo esquimal determinado dejó de ser una sociedad y se convirtió, en su lugar, en
parte de la sociedad canadiense. Pero la fecha precisa en que el equilibrio se rompió es
mucho menos importante que el patrón global de cambio que ocurre cuando las socie-
dades pequeñas son absorbidas por las grandes.**

*Es claro que la autonomía es una cuestión de grado. Por ejemplo, en la economía global actual ninguna so-
ciedad está libre por completo de las influencias económicas de otras sociedades. No obstante, todavía con-
servan una autonomía política considerable, en especial sobre sus asuntos domésticos.
"Recientemente ha habido algunos movimientos en la dirección opuesta con la obtención de una mayor in-
dependencia y autonomía de los gobiernos de Canadá y Australia de parte de los esquimales y los cree en
Canadá y los aborígenes de Australia.4 ^
10 Parte 1 Fundamentos teóricos

a)

Las sociedades evolucionaron no una


vez sino muchas veces, de manera
independiente, y en partes muy
dispersas del reino animal: a) abejas
obreras y su reina, b) corales estrella
vivos, c) un grupo de leones y d) la
sociedad Yagua en Brasil.
Capitulo 1 La situación humana 11

c)

d)
12 Parte 1 Fundamentos teóricos

COMPRENSIÓN DE LAS SOCIEDADES HUMANAS:


SUPOSICIONES BÁSICAS

El hecho de que las sociedades humanas forman parte del mundo más grande de la
naturaleza no es simplemente un truismo que se deba admitir y luego olvidar; es un
hecho fundamental que se debe considerar y tomar en cuenta en cualquier esfuerzo
serio para entenderlas. Al mismo tiempo, sin embargo, las sociedades humanas no son
tan sólo un tipo más de sociedad con unas cuantas arrugas añadidas. Por el contrario,
muchas de sus características más importantes son únicas.
Al estudiar la vida humana y las sociedades humanas, es fácil enfatizar uno de
estos aspectos de la situación humana y omitir el otro. La teoría ecológica evolutiva, es
decir, la que guía nuestro estudio de las sociedades humanas, evita que esto ocurra
comenzando con tres suposiciones básicas. Primera, debido a que las sociedades huma-
nas son parte del mundo de la naturaleza, están influidas por sus ambientes en múltiples
formas. Segunda, debido a que las sociedades humanas son parte del mundo de la natu-
raleza, sus miembros, como los miembros de todas las demás especies, están dotados
con una herencia genética que influye de manera profunda sus acciones. Tercera, esta
herencia humana permite a los miembros de las sociedades humanas —y sólo a ellos—
crear herencias cidturales, las cuales confieren a la vida humana sus cualidades únicas.
Si se omite o se ignora cualquiera de estos tres factores, nuestra comprensión de las socie-
dades humanas necesariamente será defectuosa.

Las sociedades humanas y el ambiente


Decir que toda sociedad humana depende de su ambiente y que éste influye en ella en
forma profunda hace surgir una pregunta importante. ¿Qué significa con exactitud el
término "ambiente"?
Este término se refiere a todo lo que es externo a una población específica y que tiene
cualquier efecto en ella. Por tanto, para las ballenas, los océanos y las diversas formas de
vida que contienen, junto con el aire que se encuentra encima de ellos, los barcos que allí
navegan y los desechos tóxicos que se vierten en ellos, constituyen el ambiente, del
mismo modo que la selva tropical y las innumerables especies de plantas y animales
que contiene son el ambiente de los monos.
Para una sociedad humana, el ambiente incluye cosas como el suelo, los recursos
minerales e hidrológicos, el clima, el terreno, las plantas, los animales y otras caracterís-
ticas del territorio que ocupa. Además, su ambiente incluye cualesquiera otras socieda-
des humanas con las que sus miembros entren en contacto o que la influyan de cual-
quier manera. En otras palabras, toda sociedad humana debe adaptarse no sólo a un
ambiente biofísica, sino también a un ambiente social humano. Su bienestar e incluso su
supervivencia depende de su éxito para adaptarse a ambos.
Al pensar en el ambiente, es necesario reconocer al principio que presenta tanto
oportunidades como amenazas. Es decir, al tiempo que una sociedad obtiene de su
ambiente la satisfacción de todas sus necesidades materiales para sobrevivir (como ali-
mento, agua, refugio, etc.), puede encontrar también la muerte causada por los enemi-
gos mortales que en él se albergan. Los ambientes biofísicos de algunos grupos huma-
Capítulo 1 La situación humana 13

nos han contenido muchas clases de grandes y mortales depredadores, e incluso los de
las sociedades modernas más avanzadas desde el punto de vista tecnológico continúan
albergando incontables especies de virus, bacterias, insectos y roedores dañinos. Es más,
los esfuerzos de los grupos humanos para afrontar sus ambientes pueden, a su vez,
alterarlos y crear problemas nuevos. Por ejemplo, las sociedades pueden cazar animales
valiosos hasta extinguirlos y contaminar su aire y su agua.
El ambiente social también proporciona tanto oportunidades como amenazas. El con-
tacto entre sociedades puede producir benéficos intercambios mutuos de bienes e informa-
ción, o puede producir muerte y destrucción. En la actualidad vivimos en una economía
global donde los bienes, servicios y personas literalmente fluyen alrededor del mundo, pero
tan sólo en el siglo xx cientos de millones de personas han perdido la vida, han sido heridas
o han perdido sus hogares como resultado de la guerra. E incluso cuando la guerra se ha
evitado, las sociedades pueden ser amenazadas y dañadas por otras con diferentes medios,
como la contaminación atmosférica, la competencia económica o la subversión política.

Sociedades humanas: su herencia genética


En los esfuerzos de las sociedades por afrontar los desafíos de sus ambientes, un recurso
básico ha sido siempre la enorme reserva de información contenida en los genes de sus
miembros. Porque los genes con los que cada uno de nosotros es dotado en el momento
de ser concebido contienen la información esencial para la vida misma y para todo lo
que hacemos, desde respirar y caminar, hasta aprender y comunicarnos.
Sin embargo, hasta el presente siglo, nadie sabía siquiera de la existencia de los
genes, mucho menos se imaginaba la enorme influencia que ejercen sobre todos los se-
res vivos, desde los animales unicelulares más simples, hasta los humanos. Aun en la
actualidad muchas personas no reconocen, o subestiman mucho, su importancia.
Como los biólogos han descubierto, cada especie tiene una herencia genética única.
Esta herencia es el producto de un proceso evolutivo que ha ocurrido durante más de 3
mil millones de años. Debido a ello, cada miembro de una especie está dotado con una
reserva extensa de información codificada químicamente que recibe de sus padres o padre.*
Los individuos no tienen control sobre la información almacenada en sus genes.
Pero esta información guía y moldea la vida de todos los seres vivos, de la misma forma
en que la información integrada en el diseño de una computadora moderna influye en
las operaciones que realiza, y la información almacenada en nuestros cerebros afecta a
nuestros sentimientos y nuestras acciones.
Como todas las demás especies, los humanos poseemos una herencia única y dis-
tintiva que influye en todos los aspectos de nuestras vidas. Como la información que
llevamos en el cerebro, la información almacenada en nuestros genes es un producto de la
experiencia que influye en todas las acciones subsecuentes. Sin embargo, a diferencia de
los tipos de información que aprendemos, no resulta de nuestra experiencia personal.
Más bien, es el resultado de las experiencias de incontables generaciones de nuestros
antepasados. Por medio de la interacción de los procesos biológicos de mutación,
recombinación sexual y selección natural, cada especie acumula en forma gradual su
propia reserva distintiva de información genética útil.
'Algunas especies se reproducen en forma asexual, por consiguiente, estos individuos sólo tienen un padre.
Parte 1 Fundamentos teóricos
14
Para entender la herencia genética de nuestra especie es necesario tener en mente
la naturaleza de nuestra ascendencia. Somos miembros del suborden de los antropoides
(que incluye también a los grandes simios y a los monos), el cual es parte del orden de
los primates, que forma parte de la clase de los mamíferos, la cual, a su vez, es parte de la
división de los vertebrados del reino animal. Esto significa que estamos relacionados
más íntimamente y somos más parecidos desde el punto de vista genético a otros
antropoides que al resto del orden de los primates, a otros primates que a los demás
mamíferos, al resto de la clase de los mamíferos que a los otros vertebrados, al resto de
la división de los vertebrados que a otros animales y a otros animales que a las plantas.
También significa que nuestras adaptaciones básicas se parecen más a las de los primates
y los mamíferos que a las de otras especies menos relacionadas.
Cuando nos comparamos con los otros antropoides, y en especial con nuestros
parientes más cercanos de todos, los grandes simios (por ejemplo, chimpancés y gori-
las), el rango de rasgos comunes es sorprendente. Para comenzar, están los muchos ras-
gos que tanto ellos como nosotros compartimos con la mayor parte de los demás mamí-
feros, tales como sangre caliente, vello corporal, pulmones, cuatro extremidades, un
cerebro relativamente complejo, la capacidad para aprender y comunicarnos y, en las
hembras, glándulas mamarias que secretan leche para la crianza de la descendencia.
Además, nosotros y los otros antropoides compartimos en varios grados rasgos físicos
como la postura erguida, brazos y manos flexibles, dedos separados y pulgares opues-
tos, inmadurez prolongada de la descendencia, mayor dependencia de la visión
estereoscópica en color que del olfato, así como un nivel más alto de inteligencia y seme-
janzas conductuales como la capacidad para engañarnos mutuamente, formar coalicio-
nes y jugar (véase cuadro l.l).5
No se pueden establecer comparaciones entre los humanos y otras especies sin re-
conocer el grado en que los patrones básicos de la vida humana están arraigados en
nuestro sistema genético. Porque no es sólo una cuestión de semejanzas entre nuestra
anatomía y fisiología y la de otros primates: también es cuestión de tendencias y predis-
posiciones conductuales. Si los humanos somos capaces de ser cooperativos y vivir en
CUADRO 1.1 Rasgos y tendencias en grupos de primates

• Movilidad independiente de [dedos de pies y manos]


• Un primer dedo opuesto en ambas manos y pies [pulgar, dedo gordo]
• Remplazo de las garras por uñas para apoyar las carnosidades de la última falange de cada dedo de la
mano y del pie
• Dientes y aparato digestivo adaptados a una dieta omnívora
• Una postura semierguida que permite la manipulación de la mano y proporciona una posición
favorable preparatoria para saltar
• Centro de gravedad ubicado cerca de las patas traseras
• Coordinación motora mano-ojo bien desarrollada
• Adaptaciones ópticas que incluyen la superposición de los campos visuales [lo que proporciona]
información tridimensional precisa acerca de la ubicación de objetos alimenticios y ramas de los árboles
• Órbitas óseas [que] protegen los ojos de los peligros arbóreos
• Acortamiento de la cara acompañado por reducción del hocico
• Disminución del [sentido del olfato en aquellos que tienen actividad diurna]
• En comparación con casi todos los demás mamíferos, un cerebro muy grande y complejo en relación
con el tamaño corporal

fuente: Adaptado de Monroe Strickberger, Evolution (Boston: Jones and Bartlett, 1990), p. 384.
Capítulo 1 La situación humana 15

sociedades, no se debe a que hayamos elegido ser criaturas sociales, sino a nuestra heren-
cia genética. Del mismo modo, si confiamos en el aprendizaje como un modo básico de
adaptación al mundo en que vivimos, no se debe a que hayamos decidido que era lo
mejor, ni inventamos el aprendizaje. Más bien, es una expresión de nuestra herencia de
mamíferos y primates.
El aprendizaje es el proceso por el que un organismo adquiere, mediante la experien-
cia, información con potencial para modificar el comportamiento.6 Esto significa que cuando
se trata de solucionar problemas, un animal que puede aprender no depende por comple-
to del instinto (es decir, cuenta con el repertorio conductual proporcionado por su heren-
cia genética). En vez de ello, sus propias experiencias se convierten en un factor que mol-
dea su conducta. En el caso de los humanos y de algunos primates superiores, la evolu-
ción del cerebro anterior ha alcanzado el punto en el que les es posible almacenar una
gran variedad de información que pueden aprender por discernimiento o comprensión; en
otras palabras, pueden analizar una situación en sus mentes y, por consiguiente, evitar el
lento, costoso y a menudo doloroso proceso del ensayo y error.7
El valor adaptativo de la capacidad para aprender, aumenta mucho cuando los ani-
males viven en grupos. Esto le da al individuo mayor oportunidad de observar a otros de
su clase, y de comunicarse con ellos. En efecto, los animales sociales se benefician de la
experiencia de sus semejantes tanto como de su propia experiencia personal. En conse-
cuencia, la vida social multiplica la cantidad de información disponible para la población.
En las palabras de dos destacados estudiosos de la vida de los primates: "El grupo [primate]
es el sitio del conocimiento y la información que rebasa con mucho la del miembro indivi-
dual. Es en el grupo en el que la experiencia se reúne en un fondo común."8
El valor adaptativo de la capacidad para aprender también aumenta mucho entre
los primates por la inmadurez física prolongada de sus crías. Las crías de la mayor parte
de las especies están equipadas genéticamente para defenderse a sí mismos desde el
momento del nacimiento. Para los mamíferos, sin embargo, hay un periodo durante el
cual las crías dependen del contacto continuo con uno de los padres o con ambos. En el
caso de los antropoides, este periodo de dependencia es en especial prolongado, un
hecho que está vinculado con su gran capacidad para el aprendizaje y con su dependen-
cia del modo de vida social.
Pero, ¿qué nos hace tan diferentes de aquellos simios antropoides —chimpancés y
gorilas— con quienes compartimos más del 99% de nuestros genes?9 Después de todo,
sólo nosotros construimos rascacielos, provocamos explosiones nucleares, filosofamos,
componemos sinfonías y viajamos por el espacio. La explicación es que en algún punto
de la evolución de una línea antropoide ocurrieron una serie de cambios genéticos que,
aunque pocos en cantidad, tuvieron consecuencias revolucionarias para la conducta.
Los cambios más críticos alteraron la estructura del cerebro y cambiaron el centro de la
vocalización a la neocorteza, o parte más nueva del cerebro, donde se realiza el aprendi-
zaje y se almacena la información aprendida. Por tanto, gracias a cambios genéticos
relativamente menores, nuestros antepasados remotos adquirieron la capacidad para
crear un modo de adaptación radicalmente nuevo: la cultura.*
*Éste es un ejemplo clásico de lo que se conoce como el "efecto umbral", en el que un cambio pequeño en
una cosa tiene un efecto grande en otra —como cuando alguien camina durante kilómetros bajo una lluvia
torrencial sin ninguna mejoría en su situación y luego da uno o dos pasos adicionales y entra a un edificio
en el que escapa por completo del aguacero—.
16 Parte 1 Fundamentos teóricos

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Todas las especies de mamiferos tienen marcada capacidad para el aprendizaje. Entre los antropoides, ésta
se aumenta por la prolongada inmadurez física de las crías: familia de chimpancés, con la hermana mayor
acercándose al hermano menor que está en los brazos de la mamá.

Cultura: un nuevo modo de adaptación


y una nueva clase de herencia
A diferencia de la herencia genética de otras especies, la nuestra nos permite crear cul-
tura.* Esto hace posible que nos adaptemos a nuestros ambientes y satisfagamos nues-
tras necesidades en formas nuevas y notablemente diversas.
Debido a que la cultura es una parte tan básica y crítica de la vida humana, nece-
sitamos entender con precisión qué es. A diferencia de la información que todas las
especies transmiten de una generación a la siguiente por medio de sus genes, la cultura
es información aprendida y transmitida de persona a persona y de generación en genera-
ción por medio de símbolos.
¿Qué son los símbolos que han establecido esta diferencia para nuestra especie?
Después de todo, los miembros de otras especies también se comunican entre sí, usando
señales para compartir información. Tanto las señales como los símbolos son transmisores
de información. Pero hay una diferencia vital: el significado de una señal está determina-

*Para evitar confusión, debe señalarse que se define cultura como símbolos compartidos más que como con-
ducta compartida (véanse las páginas 33 y 34). Por tanto, las conductas aprendidas que son compartidas y
transmitidas en muchas sociedades de primates (por ejemplo, lavar la comida) no serían clasificadas como
cultura por esta definición.
Capítulo 1 La situación humana 17

Con símbolos cada sociedad ha desarrollado su


propia herencia rica y distintiva para comple-
mentar su herencia genética: danzantes contem-
poráneos nativos de Alaska en una feria estatal
en Haines, Arkansas.

do por completo o en gran medida por la estructura genética de los individuos que la
usan; el significado del símbolo no lo está.
La mejor manera de entender esta diferencia es ver ejemplos de los dos tipos de
transmisores de información, comenzando con las señales.10 Los animales hacen señales
con movimientos, sonidos, olores, cambios de color y cosas por el estilo, y la cantidad de
información que transmiten es muy variable. El tipo más simple de señal es aquel que se
usa en un contexto único y que sólo tiene un significado posible —la esencia sexualmente
atractiva liberada por una polilla hembra, por ejemplo—. En contraste, algunas especies
son capaces de transmitir información más compleja variando la frecuencia o intensi-
dad de una señal o combinando diferentes señales en forma simultánea o en secuencia.
Por tanto, una abeja melífera exploradora regresa a su colmena y realiza la "danza del
meneo" para dirigir a sus compañeras obreras hacia la fuente de alimento que ha loca-
lizado.11 Al variar los movimientos y vibraciones que forman la danza, comunica tanta
información sobre la dirección y la distancia que permite a sus hermanas aterrizar nota-
blemente cerca del objetivo, y al mismo tiempo añade un comentario sobre la calidad
del suministro de alimento y sobre el estado del clima.
18 Parte 1 Fundamentos teóricos

En algunas especies, sobre todo aves y mamíferos, el uso de señales y la respuesta


a ellas en parte es aprendido. Las crías de ciertas especies de aves, por ejemplo, deben
aprender algunos elementos de los cantos con los que los adultos marcan su territorio.12
Nosotros también aprendemos a modificar y usar señales de origen genético en formas
diferentes. Por tanto, aprendemos a fingir que bostezamos para indicar aburrimiento.
Pero sea simple o compleja, y esté involucrado el aprendizaje o no, una señal es un
transmisor de información cuya forma básica y significado están determinados
genéticamente.
Los símbolos, en contraste, no los determina la genética. La capacidad para crear y
usar símbolos depende de la genética, pero no la forma de un símbolo y su significado. Por
tanto, un símbolo es un transmisor de información cuya forma y significado se han desarrollado
dentro de una comunidad de hablantes.
Los humanos no comparten la capacidad para crear símbolos con ninguna otra
especie. Varios tipos de animales, desde caballos de labranza, hasta focas de circo, han
sido entrenados para reconocer, responder, e incluso usar, diversos símbolos después de
un adiestramiento. Los chimpancés y los gorilas han demostrado tener una capacidad
notable a este respecto, aprendiendo a usar hasta 750 símbolos diferentes, incluso com-
binando algunos para transmitir significados más complejos.13 Ninguno de estos ani-
males, sin embargo, ha creado nunca un símbolo; es decir, jamás ha asignado de manera
deliberada significado propio a un gesto, sonido u objeto, por lo que los símbolos que
usan fueron diseñados por humanos quienes se los enseñaron. Es más, estas criaturas ni
siquiera muestran rudimentos de desarrollo del lenguaje estando en libertad.14 Así que,
aunque sus logros son impresionantes, no pueden compararse con los humanos. Porque
nosotros no sólo dominamos con rapidez el lenguaje del grupo en el que nacemos, sino
que somos capaces de concebir a una edad muy temprana símbolos nuevos e incluso
sistemas simbólicos completos. Los niños pequeños inventan nombres para sus anima-
les de felpa y en ocasiones forman "códigos secretos". Y al menos se ha documentado el
caso de unos gemelos, a los que se había considerado como retardados porque nadie
entendía su lenguaje, que demostraron haber inventado un lenguaje por completo ori-
ginal y muy complejo con el que se comunicaban entre sí.
Sólo se puede apreciar el significado de los símbolos cuando se entiende el grado
en el que éstos se han liberado de la dotación genética de nuestra especie. Tomemos el
sonido en inglés de la tercera letra del alfabeto, por ejemplo. Se usa ese sonido entre
personas que hablan inglés para referirse al acto de percibir (to see), a una jurisdicción
de obispo (see) y a un gran cuerpo de agua (sea), así como para referirse a la letra mis-
ma. Mientras tanto, las personas que hablan español usan ese sonido para decir "sí" y
"si" y las personas que hablan francés para decir "sí", "si", "sea" y "de esta manera". Es
obvio que no hay una conexión lógica entre estos diversos significados, ni tampoco nin-
guna conexión determinada genéticamente entre los significados y el sonido. Tan sólo
son usos arbitrarios adoptados por los miembros de ciertas sociedades.
Mayor evidencia de que los símbolos son determinados por sus usuarios y no por
los genes es la facilidad con la que los alteramos. Cuando las personas de habla inglesa
del siglo xni decían "Fader oure that art in heve, i-halged bee thi nome", querían decir
—de hecho decían— "Our Father who art in heaven, hallowed be Thy ñame"15 (Padre
Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre), y cuando Chaucer escribió
"Hir nose tretis, hir yen greye as glas", él pretendía decir —de hecho dijo— "Her nose
Capítulo 1 La situación humana 19

Quince maneras de decir "Te amo"


Debido a que la conexión entre los sonidos que hacen las personas y su significado es arbitrario,
diferentes lenguajes usan combinaciones diferentes de sonidos para expresar la misma idea. Por
tanto, cada lenguaje tiene su propia forma de decir "Te amo". En algunos lenguajes, la frase
varía un poco cuando una mujer se dirige a un hombre; estas variantes se muestran entre parén-
tesis.
Árabe: Ana b'hibbik (Ana b'hibbak)
Camboyano: Bon sro lanh oon
Chino: Wo ai ni
Danés: Jeg elsker Dig
Inglés: I love you
Francés: Je t'aime
Alemán: Ich liebe dich
Hebreo: Ani ohev otakh (Ani ohevet otkhah)
Hindi: Maiñtumheñ piyar karta huñ
Húngaro: Szeretlek
Italiano: Ti voglio bene
Japonés: Watakushi-wa anata-wo aishimasu
Coreano: Tangsinül sarang ha yo
Navajo: Ayór ánosh' ni
Ruso: Ya tebya liubliu
Fuente: Charles Berlitz, Native Tongues (Londres: Panther, 1984), p. 54.

well-formed, her eyes gray as glass" (Su nariz bien formada, sus ojos grises como el
cristal). Las personas de habla inglesa simplemente han alterado muchos de sus símbo-
los desde esos días. La jerga o argot se crea por un procedimiento inverso: el símbolo en
sí permanece sin cambios, pero se le da un significado nuevo. Las palabras "pasta" y
"pavos", por ejemplo, se han llegado a usar para referirse al dinero.
Aunque los símbolos lingüísticos son básicos e importantes, no son el único tipo
de símbolos que usamos. Cualquier cosa a la que los humanos le asignen un significado
se convierte en un símbolo. Por tanto, la cruz se ha convertido en símbolo del cristianis-
mo, el martillo y la hoz en símbolo del comunismo ruso. Toda nación en el mundo actual
tiene una bandera que la representa, y símbolos uniformados comunican instrucciones
de tránsito básicas en las carreteras.
Debido a que no están determinados genéticamente, los símbolos se pueden com-
binar y recombinar de innumerables maneras para formar sistemas simbólicos de fan-
tástica complejidad, sutileza y flexibilidad. Los únicos límites son impuestos por las
características físicas de quienes los usan; es decir, por la eficiencia y la capacidad del
cerebro y del sistema nervioso humanos y de la precisión de nuestros sentidos. Los
sistemas simbólicos ayudan a vencer incluso estas limitaciones. Por ejemplo, la memo-
ria de nuestra especie (es decir, su capacidad para almacenar información) se ha
incrementado en gran medida por el uso de símbolos y registros escritos.
20 Parte 1 Fundamentos teóricos

En el análisis final, la importancia de los sistemas simbólicos está no en lo que son,


sino en lo que han hecho posible que se convierta nuestra especie. Aunque todos nace-
mos dentro de la familia humana, nos volvemos humanos por completo sólo por medio
del uso de símbolos. Sin ellos, somos incapaces de desarrollar las cualidades únicas que
asociamos con la humanidad. Ya que los símbolos son algo más que un medio de comu-
nicación: son herramientas con las que pensamos y planeamos, soñamos y recordamos,
creamos y construimos, calculamos, especulamos y moralizamos.
La diferencia entre una mente humana sin símbolos y la misma mente con ellos se
describe con elocuencia en el relato de Helen Keller de su juventud.16 Ella se quedó sorda
y ciega antes de aprender a hablar. Para cuando tenía siete años de edad, después de años
sin tener una comunicación significativa con otras personas, se convirtió en algo muy pa-
recido a un animal salvaje. Entonces, una profesora talentosa, Arme Sullivan, comenzó a
tratar de comunicarse con ella deletreando las palabras en sus manos. Helen aprendió
varias palabras, pero aún no comprendía el significado real de los símbolos. Por último,
en un momento que ambas mujeres describieron más tarde en términos emotivos, Helen
se dio cuenta de pronto de que todo tenía un nombre, ¡que todo se podía comunicar con sím-
bolos! En sus propias palabras, sintió "un escalofrío por el pensamiento que regresaba". Al
fin, el mundo que existía sólo para quienes usaban símbolos comenzó a abrirse para ella.
La experiencia de la señorita Keller nos ayuda a entender por qué nuestros ante-
pasados en sus relatos de la creación vinculaban con tanta frecuencia el inicio del len-
guaje con el principio del mundo. Uno de los textos escritos más antiguos de Egipto, por
ejemplo, nos dice cómo Ptah, el creador del mundo y el más grande de los dioses, "pro-
nunció el nombre de todas las cosas" como una parte central de su acto de creación.17 El
lenguaje también figura de manera prominente en los mitos de la creación chino e hin-
dú. El libro del Génesis afirma que lo primero que hizo Adán después de ser creado fue
nombrar a todas las bestias y aves, y el Evangelio según san Juan comienza con las
líneas "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". En
forma significativa, en el griego original "verbo" era lagos, lo que no sólo significa pala-
bra, sino significado y razón. Y logos es la raíz de la palabra "lógica" y del sufijo -logia,
usado para denotar ciencia, como en biología o sociología.
El científico alemán Alejandro von Humboldt dijo una vez "Sin palabras no hay
mundo" y es cierto que el mundo humano, el mundo de las sociedades humanas, no
existiría sin palabras. Sin palabras y otros símbolos, las sociedades humanas diferirían
poco de las sociedades de otros primates, ya que carecerían de su característica más
distintiva: la cultura. Con símbolos, toda sociedad ha desarrollado su propia herencia,
rica y distintiva, para complementar su herencia genética.
En los capítulos siguientes se explorará en detalle el impacto de estas herencias
culturales y se verá cómo han influido en la vida humana. Primero, sin embargo, es
necesario unir los diversos elementos de nuestro análisis hasta este punto.

SOCIEDADES HUMANAS: EL MODELO BÁSICO

El propósito de la teoría ecológica evolutiva, como se ha expuesto, es entender por qué


las sociedades humanas son como son. Como toda teoría, comienza con ciertas suposi-
Capítulo 1 La situación humana 21

ciones. Asume que las sociedades humanas son, por un lado, parte del mundo de la
naturaleza y, al mismo tiempo, únicas en diversas formas fundamentales.
Una de las herramientas que nos pueden ayudar a analizar las sociedades y a
construir teorías sobre ellas es una técnica conocida como modelamiento, la cual expresa
las relaciones hipotéticas de causa y efecto de manera detallada y explícita. El
modelamiento nos obliga a ser precisos respecto a las relaciones involucradas en una
teoría —más precisos de lo que podríamos ser en otras cosas. Una forma de lograrlo es
construir modelos en forma de ecuaciones matemáticas que expresan estas relaciones.
Este método se usa en forma extensa en física y economía, y a veces también en sociolo-
gía. Otro método, uno que es adecuado en especial para la macrosociología, expresa las
relaciones por medio de diagramas visuales.
En los capítulos siguientes se presentarán varios modelos en forma diagramátíca
como un medio para resumir diversos aspectos de la teoría ecológica evolutiva. En vista
de que algunas de las relaciones implicadas son complejas, algunos de los modelos tam-
bién serán complejos.
Sin embargo, el primer modelo, aunque simple, es muy importante debido a que
identifica los determinantes básicos, o causas, de las características de las sociedades
humanas tal como son entendidas por la teoría ecológica evolutiva. Como indica la
figura 1.2, esta teoría afirma que todas las características de una sociedad se deben en
última instancia sólo a tres cosas: 1) la influencia de sus ambientes biofísico y social, 2) la
influencia de la herencia genética de nuestra especie y 3) la influencia de características
sociales y culturales previas de la sociedad misma. Las flechas dobles en el modelo
indican además que las sociedades humanas no sólo son afectadas por el ambiente y la
herencia genética de nuestra especie, sino que a su vez afectan a éstas.

Ambientes
biofísico y social
de una sociedad

Características
ü
Características
sociales y sociales y
culturales previas culturales de
de la sociedad una sociedad

Herencia genética
común de
nuestra especie

FIGURA 1.2 Modelo ecológico evolutivo de las determinantes que caracterizan a las sociedades humanas.
22 Parte 1 Fundamentos teóricos

En los capítulos que siguen se amplificará y se extenderá este modelo básico con
mayor detalle. En el capítulo 2, por ejemplo, se examinará el cuadro que se encuentra en
la parte de enmedio del lado derecho de la figura 1.2 para ver con exactitud cuáles son
esas características. En el capítulo 3 se expondrá por qué y cómo cambian las sociedades
humanas. Esto nos proporcionará información que utilizaremos en el capítulo 4 para
hacer un "mapa" de los tipos y variedades principales de sociedades que han evolucio-
nado en el transcurso de los últimos 100 000 años.
Desde ese punto en adelante se examinará cada uno de los tipos principales de
sociedades y se verá cómo las fuerzas del cambio han transformado a las sociedades
humanas a lo largo del curso de la historia. Durante el proceso se extenderá en forma
gradual el modelo básico incorporando en él, y en nuestra teoría, las características y
complejidades más interesantes de la vida humana.
2
Las sociedades humanas
como sistemas socioculturales

Uno de los aspectos fascinantes de las sociedades humanas es su diversidad. En cual-


quier otra especie social, a pesar de alguna variación causada por diferencias en sus
ambientes, una sociedad es notablemente parecida a la siguiente en tamaño, compleji-
dad y en las actividades de sus miembros. Esto, por supuesto, no es sorprendente, en
vista del hecho de que una sociedad también es notablemente parecida a la siguiente en
su herencia genética y de que esta herencia determina la gran mayoría de las caracterís-
ticas de la especie.
¿Por qué, entonces, las sociedades humanas, que también tienen herencias genéticas
similares, son tan diferentes entre sí en tantas formas? ¿Por qué algunas son enormes y
complejas desde el punto de vista de su organización mientras otras son pequeñas y
simples? ¿Y por qué a menudo son tan diversas las actividades de sus integrantes? ¿Por
qué, por ejemplo, los miembros de algunas sociedades son belicosos, mientras que los
miembros de otras son relativamente pacíficos? ¿Por qué algunos son tan puritanos en
cuanto a las relaciones entre los sexos mientras que otros son mucho más permisivos?
La explicación de las tremendas diferencias entre las sociedades humanas es que
su herencia genética común les permite desarrollar herencias culturales muy diferentes.
Sin sus culturas, las sociedades humanas también serían iguales en esencia. Pero con la
cultura viene un potencial extraordinario para la diversidad.
Debido a que nuestras sociedades, a diferencia de las de otras especies, tienen una
dimensión social y una cultural, los sociólogos y otros científicos sociales a menudo se
refieren a ellas como sistemas socioculturales. Esta contracción de las dos palabras en
parte es una conveniencia. Pero es más que eso: es un recordatorio de que los aspectos
sociales y culturales de la vida humana están entrelazados de manera inextricable.

LAS SOCIEDADES HUMANAS COMO SISTEMAS

El término sistema, el cual acabamos de vincular con "sociocultural" y que aparece con
frecuencia en los escritos sociológicos, es una palabra simple con un significado profun-
do. Puede ser aplicada a una gran variedad de cosas, muchas de ellas en el mundo de la
naturaleza. Hay sistemas físicos, como el sistema solar, los sistemas estelares, los siste-
24 Parte 1 Fundamentos teóricos

mas climatológicos y los sistemas de lagos y ríos. Todo organismo vivo es un sistema. Y
hay sistemas dentro de los organismos (digestivo, reproductor, etc.), sistemas de organis-
mos (poblaciones, sociedades) y sistemas que incluyen a organismos y sus ambientes
(ecosistemas). Luego están los sistemas creados por los humanos: sistemas mecánicos
(automóviles, pianos), sistemas políticos, sistemas lingüísticos, sistemas matemáticos,
sistemas de irrigación y sistemas de transportación. En cada caso, "sistema" se refiere a
una entidad formada por partes interrelacionadas.
La palabra clave en esta definición es "interrelacionadas". En las palabras de un
experto, un sistema es un "manojo de relaciones".1 Por esta razón, lo que le sucede a una
de las componentes de un sistema tiene implicaciones para las otras y para el sistema
como un todo. Demasiada cerveza en el estómago tiene repercusiones para el cerebro,
por ejemplo, al igual que la alineación de las ruedas de un sistema automotriz afecta a
su dirección. Francis Thompson, el poeta, capturó las cualidades sistémicas del mismo
universo en su línea: "No puedes mover una flor sin perturbar a una estrella."2
El significado del concepto sistema se comprende mejor, sin embargo, si nos enfo-
camos en un "manojo de relaciones" más específico y más pequeño, como el mecanismo
de un reloj. En orden de funcionamiento, esta entidad es un sistema mecánico. Cada
uno de sus componentes (engranajes, carátula, manecillas, etc.) también es una entidad
—y cada una sigue siendo una entidad aunque se desarme el mecanismo—. Pero cuando
las relaciones entre estos componentes se han destruido, la entidad que es el sistema deja
de existir. Es claro, entonces, que un sistema es más que la suma de sus partes: es la
suma de sus partes más todas las relaciones entre ellas.
Los sistemas varían mucho en el grado en que las funciones de las partes se co-
ordinan entre sí y con el funcionamiento del sistema como un conjunto. Usando esto
como criterio, los sistemas mecánicos son algunos de los sistemas más cercanos a la
"perfección" que se conocen. Considérese de nuevo el mecanismo del reloj. Cada com-
ponente existe, y cada uno funciona, para un solo propósito: el propósito para el que el
sistema existe y funciona (es decir, para marcar el paso del tiempo). Más aún, cada com-
ponente se relaciona sólo con las otras partes de su propio sistema y su operación de-
pende por completo de la operación de las demás.
No será una sorpresa, entonces, notar que, en lo que se refiere a cualidades sistémicas,
las sociedades de algunas especies se parecen más a un reloj de lo que se parecen a las
sociedades humanas. Las actividades que se realizan en el sistema social de las abejas
melíferas, por ejemplo, están coordinadas en forma tan bella como los engranajes y las
carátulas: todas sirven a los intereses del sistema (es decir, a la sociedad en su conjunto)
y demuestran una interdependencia casi total entre las partes. La herencia genética de
las abejas refleja claramente un plan detallado para un sistema social armónico.*
La situación es muy diferente en las sociedades humanas. Por una parte, la coordi-
nación entre sus partes componentes a menudo es deficiente. Por otra, sus componentes
no siempre funcionan en formas que conduzcan al bienestar del sistema en sí (es decir,
la sociedad). Por ejemplo, sus miembros son individualistas y a menudo son agresivos,
se resisten a los esfuerzos para coordinar y controlar su comportamiento y no subordi-

*Los biólogos han argumentado que esto se debe en gran medida al hecho de que como todos los miembros
de estas sociedades descienden de los mismos padres, casi todos son hermanos. Por tanto, desde un punto de
vista evolutivo, los intereses de los individuos y del grupo son indistinguibles.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 25
nan con facilidad sus necesidades a las necesidades del grupo. En resumen, un plan
genético que es muy diferente del de las abejas, pero igual de irresistible, impide que las
sociedades humanas logren el ordenamiento estricto de las relaciones que caracterizan
a algunos sistemas.
Sin embargo, debe haber suficiente cooperación entre los miembros de una socie-
dad humana, y las diversas partes deben funcionar con la suficiente suavidad como
para que las necesidades básicas del sistema puedan satisfacerse. La alternativa es la diso-
lución de ese "manojo de relaciones" que es la sociedad.
Esto crea problemas, debido a que las necesidades del sistema y las de sus miem-
bros no necesariamente son las mismas. Por ejemplo, un individuo no tiene que tener
hijos para satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia, pero una sociedad está
condenada si no produce nuevos miembros para remplazar a cada generación anterior
conforme va muriendo. Del mismo modo, los individuos pueden violar las leyes y códi-
gos morales de su sociedad y sobrevivir, incluso prosperar; pero ninguna sociedad pue-
de perdurar a menos que combata esas violaciones y mantenga a raya la conducta
antisocial y perjudicial.

Los dispositivos mecánicos, como un re-


loj, son sistemas casi "perfectos".
26 Parte 1 Fundamentos teóricos

Ante la multiplicidad de necesidades, tanto de los individuos como de las socieda-


des, han surgido infinidad de respuestas sociales y culturales, que aunque siempre han
sido imperfectas, son fascinantes en su diversidad y complejidad.

LOS CINCO COMPONENTES BÁSICOS DE LAS SOCIEDADES


HUMANAS

Para entender cómo se desarrollaron estas respuestas sociales y culturales, es necesario


considerar los cinco componentes básicos de toda sociedad humana: 1) población, 2)
cultura, 3) productos materiales, 4) organización social y 5) instituciones sociales. Aun-
que se examinará cada uno por separado, estos componentes no se pueden aislar en la
realidad. Debido a que sólo existen interactuando unos con otros en una sociedad, es
imposible discutir cualquiera de ellos sin hacer referencia a los demás. Sin embargo, se
tratará de desenmarañar lo mejor posible.

Población
La población, el primer componente básico de la sociedad, es un término que se refiere
a los miembros de una sociedad considerados de manera colectiva. Al analizar sociedades hu-
manas, hay tres aspectos de la población que se deben tomar en cuenta: 1) las constantes
genéticas, 2) las variables genéticas y 3) las variables demográficas.

Constantes genéticas Las constantes genéticas de una población son aquellas caracte-
rísticas que reflejan la herencia genética común de nuestra especie. Como la palabra "cons-
tante" implica, estos rasgos son los mismos para cada sociedad y, para todos los propó-
sitos prácticos, son iguales de una generación a la siguiente.
Especificar los rasgos con bases genéticas que las personas de todas partes com-
parten no es una tarea fácil. Primero, simplemente no hay manera de que los científicos
puedan observar y estudiar el componente biológico de la vida humana sin influencias
culturales que se atraviesen en su camino.
El segundo problema para extraer una lista de nuestros rasgos genéticos comunes
estriba en la complejidad de la genética misma. Los científicos aún están muy lejos de
comprender por completo la materia. Una cosa que está clara, sin embargo, es que la
mayor parte de los rasgos observables —por ejemplo, una característica física o una
tendencia conductual— no es el resultado de la acción de un gene individual, sino más
bien de la interacción de varios genes diferentes. Cualquier gene individual, mientras tan-
to, generalmente no afecta a un solo rasgo individual, sino avarios rasgos diferentes. Para
complicar más el problema, la influencia de los genes en el desarrollo se puede modifi-
car por factores ambientales.
Varias ilustraciones pueden ayudar a aclarar la complejidad del problema. Prime-
ro, a pesar de muchos debates todavía no está claro si la diferencia en el desempeño de
hombres y mujeres en ciertos tipos de pruebas de aptitudes (por ejemplo, razonamiento
espacial) es el resultado de influencias culturales anteriores, de la genética o de alguna
combinación de las dos. Del mismo modo, la orientación sexual, que fue considerada
durante mucho tiempo totalmente un producto de influencias culturales, ahora se sos-
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 27

pecha que es, al menos en parte, el resultado de influencias hormonales en el feto du-
rante el embarazo. Y la esquizofrenia, el autismo y otras enfermedades mentales y emocio-
nales de las que alguna vez se culpó por completo a los padres culturalmente deficien-
tes y a otros factores culturales puede tener una base en la genética y el desarrollo fetal.3
Obviamente, hay mucho que no entendemos sobre la influencia de los genes en la
vida humana. Sin embargo, sabemos lo suficiente como para desechar la hipótesis de la ta-
bula rasa alguna vez tan popular.4 Los creadores de esta perspectiva afirmaban que las
mentes de los infantes recién nacidos eran como una pizarra en blanco, carente por
completo de contenido, y que el pensamiento y la acción humanos se debían en su tota-
lidad a influencias sociales y culturales experimentadas después del nacimiento.
Esta idea fue muy atractiva en un principio porque, de ser cierta, debería ser posible
eliminar por medio de la cuidadosa planificación social la mayor parte de los problemas del
mundo, ya que si las sociedades pueden hacer a las personas egoístas, crueles y agresivas,
también deberían ser capaces de hacerlas amables, compasivas e interesadas en los demás.
En la actualidad, sin embargo, después de más de un siglo de decepcionantes re-
sultados de los esfuerzos para alterar de manera fundamental la conducta humana, y
debido a los conocimientos proporcionados por las nuevas ciencias de la genética y la
primatología, es claro que las personas y sus sociedades están influidas en forma pro-
funda tanto por la herencia genética de nuestra especie como por sus culturas.5 Los as-
pectos desagradables de la vida humana, no menos que los atractivos, reflejan de modo
inevitable esta herencia evolutiva antigua y parecen destinados a permanecer como parte
de la escena humana por un largo tiempo futuro.*
Con estas advertencias y consideraciones en mente, ¿qué se puede decir sobre las
constantes genéticas?
Primero, iodos los humanos tienen las mismas necesidades básicas. Éstas incluyen re-
querimientos físicos obvios como la necesidad de alimento, agua, sueño, calor y oxíge-
no —necesidades que las personas deben satisfacer para sobrevivir—. Los individuos
necesitan además ser parte de alguna sociedad. Esto es importante en especial durante los
primeros años formativos: los bebés humanos nacen en un estado de inmadurez y des-
amparo extremos comparados con la mayor parte de los demás animales. De hecho,
durante el primer año su desarrollo físico incluye procesos como el crecimiento del cere-
bro y el endurecimiento de los huesos que en otros primates son parte del desarrollo
fetal.**6 La maduración de los humanos sucede a un ritmo inusualmente lento y requiere
de un periodo mucho más largo que los miembros de otras especies para alcanzar la
madurez y la mayor "autosuficiencia" que trae la edad adulta. Pero incluso como adul-
tos siguen siendo dependientes de la sociedad.
Además, hay una variedad de otros impulsos con base genética cuya satisfacción,
aunque no esencial para la supervivencia, motiva las acciones de los individuos. Éstos
*Esto no significa, por supuesto, que no puede hacerse nada respecto a los aspectos desagradables de la
conducta humana. Cada sociedad toma medidas para desalentarlos y suprimirlos, pero tanto la historia
moderna como nuestro conocimiento de la genética indican que hay límites a lo que las sociedades pueden
lograr a este respecto (por ejemplo, véase el capítulo 15).
**La razón por la que los humanos entran al mundo en este estado inmaduro se debe al parecer al tamaño
del cerebro. Al nacer el cerebro humano sólo tiene el 23% de su tamaño adulto, mientras que el de los chim-
pancés y los monos rhesus tiene el 41% y el 65%, respectivamente.7 Si los infantes humanos se desarrollaran
en el útero los meses adicionales necesarios para madurar más, el mayor tamaño de la cabeza haría imposi-
ble el nacimiento.
28 Parte 1 Fundamentos teóricos

Los bebés humanos nacen en un estado de inma-


durez y desamparo extremos comparados con la
mayor parte de los demás animales: un padre y su
hijo de un mes de nacido.

varían en importancia e intensidad de un individuo a otro y de una etapa a otra dentro


del ciclo vital. Entre ellos se cuentan el impulso sexual, la necesidad de jugar, y de expe-
riencias nuevas y la necesidad del respeto y afecto de los demás.*8
Segundo, los miembros de toda sociedad tienen los mismos recursos fisiológicos básicos
para satisfacer sus necesidades y deseos. Éstos incluyen recursos obvios como ojos, oídos,
manos, piernas, dientes, intestinos, corazón, cerebro y cosas por el estilo. El cerebro es un
recurso especialmente impresionante: nos proporciona el medio para registrar informa-
ción equivalente al contenido de un millar de colecciones de 24 volúmenes de la
Encyclopaedia Britannica y está lleno de información en forma más densa que cualquier
computadora.10 Además, estamos programados genéticamente para ejecutar en forma
automática diversas actividades (por ejemplo, la digestión, la ovulación, la circulación, el
crecimiento) y tenemos muchos reflejos y conjuntos de respuestas invaluables (por ejem-
plo, sin pensarlo, de manera automática nos retiramos cuando tocamos algo caliente).
Tercero, debido a su herencia genética los humanos están motivados para optimizar
las experiencias placenteras y minimizar las dolorosas y desagradables. Éste es un rasgo que
compartimos con el resto del mundo animal. Aunque la definición de placer y de do-
lor de un individuo se puede modificar de alguna manera por la experiencia (véase el

*Los infantes recién nacidos, por ejemplo, tienen una preferencia decidida por la variedad visual y el con-
traste en sus alrededores y una "tendencia a explorar" que se manifiesta desde el momento del nacimiento.
Los recién nacidos también tienen tanta necesidad de contacto social y de la estimulación que ésta proporcio-
na que cuando les es negado, su salud se resiente y a menudo pueden hasta morir.9
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas sorioculturales 29

quinto punto más adelante), el grado en el que esto es posible por lo general es bastan-
te limitado.
Cuarto, en sus actividades, los humanos economizan la mayor parte del tiempo, buscan-
do la devolución óptima para su gasto de recursos.11 Esto se debe a que sus necesidades y
deseos casi siempre exceden a sus recursos. Por tanto, para maximizar la satisfacción de
las necesidades y los deseos, es esencial economizar, en especial cuando los costos
involucrados son altos. La falta de observación de este principio básico sólo puede con-
ducir a la frustración, la decepción y a necesidades y deseos insatisfechos.
Quinto, ios humanos tienen una capacidad inmensa para el aprendizaje y para modificar
su conducta en respuesta a lo que aprenden. El aprendizaje no sólo es el proceso de recordar
lo que sucedió y cuándo; también es un proceso de evaluación basado en la asociación
de cosas y acontecimientos con experiencias de placer y de dolor. Los patrones de acción
que resultan dolorosos tienden a no repetirse mientras aquellos que son placenteros
tienden a reforzarse. Debido a esta notable capacidad para el aprendizaje, los humanos
disfrutan de mucha mayor libertad de las restricciones impuestas por las conductas
programadas genéticamente que restringen las vidas de la mayor parte de los animales.
Por tanto, son capaces de desarrollar patrones de acción alternativos para la mayoría de
las situaciones que los confrontan —un hecho que ha demostrado ser una bendición y
una maldición—.
Sexto, los humanos en todas partes desarrollan diversas necesidades y deseos derivados
que reflejan sus experiencias como miembros de la sociedad. Debido a que estas experiencias
varían de una sociedad a otra y de un individuo a otro dentro de una sociedad determi-
nada, también cambia la naturaleza e intensidad de nuestras necesidades derivadas.
Todos nosotros, sin embargo, tendemos a desarrollar como mínimo la necesidad o deseo
de poseer cosas, de dar y recibir afecto, de expresarnos, de ser respetados, de tener
experiencias emocionales y estéticas y de percibir orden y significado en nuestras vidas.
Séptimo, los humanos tienen la capacidad de crear y usar sistemas simbólicos y de desa-
rrollar culturas. Esta capacidad exclusiva de los humanos depende de una variedad de
atributos con base genética, incluyendo los órganos del habla como los labios, la lengua,
el paladar, los nasales y las cuerdas vocales. De igual importancia, sin embargo, son las
peculiaridades del cerebro humano, en forma específica aquellas áreas de la corteza
cerebral que controlan el habla y el pensamiento abstracto.12 La mayoría de los lingüis-
tas actuales creen que, a pesar de las múltiples diferencias entre los 3 000 idiomas hablados

FIGURA 2.1 El cerebro humano es un recurso impresionante: puede registrar tanta información como
1 000 conjuntos de 24 volúmenes de la Encyclopaedia Brítannica. Compárese el tamaño de la corteza cerebral
de los humanos con la de otros primates.

Motor Visual | Sensorial somático


• Auditivo • Olfatorio I Corteza cerebral

Musaraña Musaraña Tarsio Chimpancé Humano


terrestre arborícela
30 Parte 1 Fundamentos teóricos

que emplean los humanos, hay una sola estructura subyacente que es compartida por
todos y que forma parte de nuestra herencia genética común.13
Octavo, la herencia de nuestra especie incluye emociones y apetitos poderosos heredados
de ancestros prehumanos distantes. La estructura de nuestro cerebro refleja su larga heren-
cia evolutiva. Esto se debe a que conforme se desarrollaban componentes nuevos no se
remplazaba a los existentes, sino que se entrelazaban y se agregaban a éstos. Por tanto,
el nivel más alto, la corteza cerebral, que alberga nuestra capacidad para razonar, recubre
y se encuentra interconectada con los niveles más primitivos que albergan a nuestras
emociones. La naturaleza precisa de las relaciones entre estos componentes todavía no
se ha determinado, pero es obvio que nuestras acciones y pensamientos a menudo son
influidos poderosamente —en forma tanto positiva como negativa— por emociones como
el temor, el amor y el enojo.*14
Noveno y último, los humanos tienen un sentido muy desarrollado de sí mismos y están
muy motivados para poner sus necesidades y deseos propios antes que los de los demás, en espe-
cial cuando los premios son elevados.15 En parte, en especial al comienzo de la vida, esto es
instintivo y genético, pero también es producto del aprendizaje.** No hay dos indivi-
duos que puedan compartir exactamente el mismo conjunto de experiencias en el trans-
curso de sus vidas, y en vista de que la experiencia moldea nuestros valores y nuestras
percepciones de nosotros mismos, se vuelve inevitable una conciencia muy desarrolla-
da del yo y de la conducta que sirve a uno mismo. Conforme el reconocimiento de esto
penetra en forma gradual en nuestra conciencia, la distinción entre el yo y los demás se
hace cada vez más evidente. Mientras tanto descubrimos que las acciones que son pla-
centeras para los demás no siempre son placenteras para nosotros y viceversa.
Por tanto, el desarrollo de una distinción entre el yo y los demás es seguido pronto
por la distinción entre el interés en uno mismo y el interés de los demás. Debido a esto,
la competencia y el conflicto son endémicos en las sociedades humanas, aunque su for-
ma y naturaleza varía dependiendo de las circunstancias. Esto no nos impide cooperar
entre nosotros, en vista de que la mayoría de nosotros descubrimos desde la infancia y
primeros años de la niñez que los beneficios de la cooperación por lo general exceden a
los costos. En consecuencia, el interés bien informado en uno mismo asegura una canti-
dad sustancial de cooperación en toda sociedad humana.
Sin embargo, como muchos grandes novelistas y poetas lo han reconocido, una
gran tensión está incorporada en el tejido mismo de la vida humana: el homo sapiens es,
por naturaleza, tanto un animal social como un animal individualista y egocéntrico. Es
esto más que ninguna otra cosa lo que crea el drama en la vida humana, y las incerti-
dumbres. Y esto también es lo que justifica que uno de los primeros sociólogos definiera
a las sociedades humanas como sistemas de "cooperación antagónica".16

Variables genéticas Además del núcleo de rasgos que compartimos todos los humanos
y que forman la porción principal de la herencia genética de todos, cada uno de noso-
tros tiene además miles de genes que están ausentes, o que existen en formas algo dife-
rentes, en otros individuos. Debido a que estos genes no están distribuidos de manera
*Esto ayuda a explicar por qué la publicidad con que se anuncian, desde automóviles y cervezas, hasta políticos,
recurren tan a menudo a las emociones más que a la razón. Los publicistas están apostando millones a que las
emociones dominarán a la razón cuando las personas tengan que decidir acerca de compras y elecciones.
**La base genética de esto es obvia cuando comparamos las sociedades humanas con las sociedades de
insectos sociales.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 31

igual entre las sociedades y sus poblaciones, son aspectos variables de la herencia genética
de las sociedades humanas. Éstos incluyen el color de la piel, la textura del pelo, la
forma de los ojos, el tipo de sangre, la incidencia de la ceguera al color, la sensibilidad al
sabor y la susceptibilidad a varias enfermedades, para nombrar unos cuantos de los que
han sido identificados hasta ahora.17 El impacto directo de estas variables en la vida de
las sociedades humanas parece haber sido de importancia limitada. Sin embargo, debi-
do a las respuestas sociales y culturales a ellos, como el estereotipamiento étnico y el
prejuicio, sus efectos indirectos a menudo han sido sustanciales.
Aunque antes de la era moderna las poblaciones humanas en diferentes regiones
del mundo no tenían contacto directo entre sí y por consiguiente no pudieron cruzarse
durante largos periodos, ningún grupo humano nunca estuvo tan aislado, ni se diferen-
ció tanto genéticamente, como para convertirse en una especie separada. Sin embargo,
durante esos periodos prolongados de aislamiento, las poblaciones humanas se diferen-
ciaron genéticamente en varias formas muy visibles, como el color de la piel, el cabello
y los ojos, el tipo de cabello, la complexión corporal y la forma del rostro y de la cabeza.
Estas diferencias, que tienden a estar interrelacionadas, al final se convirtieron en la
base del concepto moderno de raza. Una raza simplemente es una parte de la población
humana en la que alguna combinación de estos rasgos muy visibles ocurre con una fre-
cuencia que se distingue en forma apreciable de la de otras partes de la población huma-
na. Las diferencias raciales, puede señalarse, se encuentran en muchas especies, no sólo
en los humanos.18
Los miembros de las sociedades modernas a menudo tienen dificultad para apre-
ciar el valor adaptativo de las características raciales, debido a que ya no dependen de
ellas para su supervivencia o bienestar. Cuando encontramos una luz solar intensa des-
agradable, por ejemplo, nos adaptamos culturalmente: creamos una sombra artificial o le
aplicamos "pigmento" artificial a nuestros ojos (lentes para el sol) y a nuestra piel (bron-
ceador). A lo largo de la mayor parte de la historia humana, sin embargo, los atributos
genéticos de una población fueron sus medios primarios para adaptarse a los peligros de
su ambiente e incluso variaciones menores en características relevantes, como la capaci-
dad para almacenar grasa corporal como un aislamiento contra el frío extremo, podrían
determinar cuáles individuos sobrevivían y cuáles no.
Esto explica por qué muchas variables genéticas, desde el color de la piel hasta la
forma del cuerpo y de la cara, no están distribuidas al azar a lo largo del planeta, sino que
ocurren en patrones geográficos discernibles.19 Por ejemplo, el pigmento en nuestra piel
determina qué tan oscura es y protege a las células subyacentes de la exposición a los
rayos ultravioleta. La piel más oscura es universal en regiones cálidas y soleadas, con la
pigmentación más fuerte de todas en el Sudán africano, donde la radiación solar es la más
intensa y constante.20 En contraste, la pigmentación ligera en países con poca luz solar
facilita la síntesis de vitamina D, que protege a una persona contra el raquitismo.21
El "gene en hoz", presente sobre todo en poblaciones de África, Medio Oriente e
India, en áreas donde ocurre una forma particularmente mortal de malaria, proporcio-
na una ilustración un tanto diferente del valor adaptativo de las variables genéticas. Un
individuo que hereda este gene de ambos padres desarrollará anemia de célula en hoz,
una enfermedad que por lo común es fatal antes de la edad adulta. Pero una cantidad
mucho mayor de personas en la población heredan el gene sólo de un padre, desarro-
llan sólo síntomas leves de la anemia y son muy resistentes a ciertas formas virulentas
32 Parte 1 Fundamentos teóricos

Las poblaciones humanas se diferenciaron genéticamente en muchas formas muy visibles durante periodos
prolongados cuando el cruzamiento no era posible: compárese la estatura, la complexión corporal, el tipo
de cabello y el color de la piel del esquimal con el masai de Kenya.

de malaria. Como resultado, en áreas con una incidencia elevada de malaria, el gene en
hoz ha tenido gran valor adaptativo: más individuos derivan un beneficio —resistencia
a la malaria— de los que sufren un costo, la muerte por anemia de célula en hoz, y el
rasgo, por consiguiente, persiste en la población.22
La mayor parte de las variables genéticas no son tan fáciles de identificar como las
que se han discutido hasta aquí. Esto se debe a que la mayoría de nuestras característi-
cas resulta de la acción de más de un gene y no está determinada sólo por los genes. Los
genes proporcionan el potencial, pero la realidad es determinada por la interacción de
los genes y el ambience. Para complicar las cosas, el ambiente incluye además al am-
biente intrauterino del periodo prenatal, incluso la experiencia anterior a la concepción
del espermatozoide y el óvulo. Esta interacción de la genética y el ambiente se ha ilus-
trado en forma dramática muchas veces, como en el caso de los niños judíos nacidos en
los kibbutzim israelitas y los niños japoneses nacidos en América quienes, a causa de
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 33

mejores dietas, se destacan de sus padres nacidos en los ghettos de Europa y Japón. Es
claro que la mayor parte de las características biológicas, desde la longevidad hasta la
aptitud musical, son moldeadas tanto por los genes como por el ambiente. Pero hasta
ahora, al menos, los esfuerzos para separar los dos y medir su influencia relativa han
resultado frustrantes e infructuosos.
Sin embargo, algo ha sido aclarado: la relación entre las variables genéticas racia-
les y no raciales. Se han realizado estudios, por ejemplo, de la ceguera al color y de las
características de la sangre, las cuales son variables que pueden ser identificadas con
precisión y que son afectadas en forma mínima por los factores ambientales, y cuya
frecuencia genética en una población se puede calcular en forma precisa. Cuando las
distribuciones de estos genes se grafican en forma geográfica, cruzan las líneas raciales.
Por ejemplo, la frecuencia del gene para la sangre tipo B en esencia es la misma entre los
chinos del sur, los rusos y los africanos del oeste.23 Hallazgos como estos dejan claro que
los rasgos usados para definir la raza son un conjunto en extremo limitado de variables
que no están correlacionadas en ningún grado apreciable con otras variables genéticas
que se han analizado con cuidado.

Variables demográficas Las propiedades demográficas de una población incluyen fac-


tores como su tamaño, su densidad, cómo están dispersadas o concentradas (por ejem-
plo, en qué medida sus miembros están concentrados en unas cuantas áreas o extendi-
dos de manera más uniforme a lo largo de todo su territorio), los patrones de migración
hacia adentro y hacia afuera de la sociedad, su composición en términos de edad y sexo,
y sus índices de natalidad y de mortalidad. Estas características, como ciertos grupos de
genes, varían de una sociedad a otra. Pero estas variaciones, a diferencia de la mayor
parte de las variaciones genéticas, tienen consecuencias directas, demostrables y de lar-
go alcance para las sociedades humanas.
El tamaño de la población es la más variable de las propiedades demográficas de
las sociedades humanas, las cuales han variado en número de 20 miembros o menos (en
algunas sociedades anteriores preilustradas del pasado reciente) a más de mil millones
(la población actual de China). Las variaciones en otras características demográficas a
menudo parecen insignificantes junto a estas variaciones en tamaño. Por ejemplo, dos
sociedades con poblaciones estables (es decir, que no crecen ni disminuyen de tamaño)
y con índices de mortalidad anuales de 14 por 1 000 y 40 por 1 000, respectivamente,
pueden no parecer muy diferentes. Pero esta variación en realidad significa que la espe-
ranza de vida promedio al nacer de los miembros de la primera sociedad es de setenta y
un años, y la de la segunda ¡sólo de veinticinco años!
En capítulos posteriores se tendrán ocasiones frecuentes para considerar las varia-
bles demográficas, ya que desempeñan una parte importante en la evolución de las socie-
dades humanas. En contraste, se tendrá muy poco que decir de aquí en adelante sobre las
variables genéricas discutidas en la sección anterior, en virtud de que hay pocas eviden-
cias que indiquen que hayan desempeñado un papel significativo en la evolución social.

Cultura
El segundo componente básico de todo sistema sociocultural es la cultura; es decir, los
sistemas simbólicos de una sociedad y la información que transmiten. Como se vio en el capí-
34 Parte 1 Fundamentos teóricos

tulo 1, los símbolos son transmisores de información que permiten manejar la informa-
ción en formas que son imposibles para otras criaturas. Se puede extraer más información
de una experiencia (es decir, aprender más) debido a que los símbolos nos permiten
procesos de pensamiento negados para otras especies. También podemos compartir más
información, porque los símbolos nos permiten expresar mucho de la sutileza, comple-
jidad y diversidad de nuestras experiencias. Podemos, de hecho, hacer más con la infor-
mación sea lo que sea lo que esté involucrado: para registrarla, acumularla, almacenarla,
combinarla o aplicarla, los usuarios de símbolos tienen una ventaja fantástica sobre los
usuarios de señales.
Los sistemas simbólicos y de almacenamiento de información que comprenden la
cultura de una sociedad son como un cimiento dejado por las generaciones previas.
Debido a que cada nueva generación tiene estábase sobre la cual construir, puede evitar
repetir muchas de las experiencias de generaciones anteriores. Si un grupo ya aprendió
cómo hacer y usar el fuego, o inventó el arado, o desarrolló un sistema de números, sus
miembros no necesitan repetir el lento, y a menudo difícil, proceso por el que ese ele-
mento particular de la cultura fue adquirido por primera vez. En vez de eso, pueden
enfrentar nuevos retos, los cuales pueden resultar en un enriquecimiento mayor o mo-
dificación de su cultura.
Se examinarán ambas partes básicas de la cultura con mayor detalle, comenzando
con los sistemas simbólicos.

Sistemas simbólicos Los sistemas simbólicos más básicos en cualquier sociedad son
sus lenguajes hablados* No importa cuántos otros sistemas de este tipo cree una sociedad,
éstos son los que sus miembros usan en sus procesos de pensamiento básicos y los que
soportan la mayor carga para la transmisión de información entre ellos.
En el corazón de todo lenguaje hablado hay un conjunto enorme de convenciones
sociales, o prácticas habituales, que constituyen su vocabulario y gramática. El vocabu-
lario es un conjunto de sonidos con significados vinculados a ellos, y la relación entre un
sonido y su significado está fijado en la historia de su uso por aquellos que comparten
ese lenguaje. Para aquellos que hablan español, la palabra "cama" significa un lugar
para dormir, no porque exista alguna conexión lógica o necesaria entre el sonido y la
actividad, sino porque ésta es la convención que ha evolucionado en las poblaciones de
habla hispana. Del mismo modo, las convenciones gramaticales nos dicen cómo se de-
ben combinar las palabras si han de ser significativas e inteligibles para los demás. Por
tanto, significa una cosa decir "El oso se comió a Juan", algo bastante diferente decir
"Juan se comió al oso" y nada en absoluto decir "El comió oso Juan".
Hasta que estudiamos un lenguaje extranjero, la mayoría de nosotros tiene la im-
presión de que hay algo natural —incluso inevitable— respecto a la manera en que
nuestra propia sociedad y su lenguaje separan la experiencia y el pensamiento en los
trozos de significado que llamamos palabras, y que aprender otro lenguaje sólo es cues-
tión de aprender los sonidos que otra sociedad aplica a esas mismas "unidades de expe-
riencia". Pero como saben bien las personas que están familiarizadas con dos o más
lenguajes, las palabras de un lenguaje no necesariamente tienen un equivalente en el

'Muchas sociedades tienen, o han tenido, dos o más lenguajes. Aun aquellos con un solo lenguaje con
frecuencia han tenido múltiples dialectos que eran mutuamente ininteligibles.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculrurales 35

otro. Los estadounidenses y los rusos se dieron cuenta de esto hace algunos años duran-
te las pláticas entre el presidente Kennedy y el secretario general Krushchef. Kennedy
dijo en forma repetida que los rusos no deberían interpretar mal ("miscalculate") la
voluntad e intenciones del pueblo estadounidense y cada vez que era traducida la pala-
bra "miscalculate", Krushchef se ruborizaba enojado. Kennedy se enteró más tarde que
el lenguaje ruso no tiene un equivalente preciso de esta palabra y el traductor había
empleado una palabra rusa, aplicada normalmente a un niño pequeño o a una persona
sin educación, que significaba "incapaz de contar". ¡Por supuesto Krushchef supuso
que Kennedy estaba implicando que él no era muy brillante!*24
Una razón de que los lenguajes separen la experiencia en unidades diferentes se
debe a que las experiencias de las personas que crean y usan los lenguajes son muy diferen-
tes. Por ejemplo, los gauchos, los famosos vaqueros de las praderas argentinas, distinguen
entre 200 colores diferentes de caballos, pero sólo usan cuatro palabras para referirse a
todas las plantas que conocen: pasto, paja, cardo y yuyos.26 Mientras tanto, los esquimales
usan numerosas expresiones para referirse a los diversos fenómenos que nosotros llama-
mos simplemente "nieve". Por ejemplo, distinguen entre nieve seca llevada por el viento,
nieve seca compacta adecuada para cortar en bloques y construir iglúes y nieve superfi-
cial de la corteza del hielo.**27 En otra parte del mundo, los Dugum Dani, horticultores de la
Edad de Piedra en la isla de Nueva Guinea, tienen setenta palabras diferentes que se re-
fieren a la batata, su cultivo básico,29 y en el Medio Oriente, el árabe tiene fama de tener mil
expresiones para espada, lo que indica el énfasis de esa cultura en la poesía y la insistencia
en los sinónimos y las figuras retóricas.30 El inglés es un lenguaje rico en números y unida-
des de medición, perfecto para describir y registrar datos matemáticos y científicos. En
resumen, un lenguaje refleja las necesidades, intereses y experiencias de quienes lo usan.
Otra razón por la que difieren los lenguajes en la forma en que categorizan y clasi-
fican la experiencia es la manera casual y espontánea en la que evolucionan. Considére-
se la evolución de la palabra "buró", por ejemplo. Un buró era originalmente algo hecho
de bayeta, una tela verde gruesa. Debido a que estos burós a menudo se colocaban sobre
las mesas de escritorio y en las cómodas, la palabra se extendió al final para significar el
mueble además de la tela. Más tarde, debido a que muchas oficinas de gobierno estaban
equipadas con burós o escritorios, las oficinas mismas llegaron a conocerse con ese tér-
mino (por ejemplo, el Buró Federal de Investigaciones [FBI]).31
Este proceso de cambio en el lenguaje se origina tan al azar que es improbable que
el mismo patrón ocurra en dos sociedades. Aun si dos sociedades comienzan con el
mismo lenguaje, como cuando un grupo pequeño se separa del grupo principal para
colonizar un territorio nuevo, se desarrollarán diferencias lingüísticas a menos que se
mantenga un alto nivel de comunicación entre ellos. No hay mejor ejemplo de esto en la
era moderna que las diferencias entre el español que se habla en España, México, Ar-
*En otro incidente durante la "guerra fría", las tensiones entre la Unión Soviética y Estados Unidos eran muy altas
y se enfocaban en la ciudad de Berlín, donde muchos temían que estallaría la Tercera Guerra Mundial en cualquier
momento. El presidente Kennedy, para asegurar a los ciudadanos de Berlín que él y Estados Unidos los apoyaban,
dijo: "Ich bin ein Berliner", tratando de decir "Yo soy un berlinés". Desafortunadamente, al insertar el artículo "ein"
en la oración cambió su significado ¡y lo que en realidad dijo fue "Yo soy una rosquilla de jalea"!25
"Vale la pena señalar que éstas en realidad no son palabras diferentes, sino combinaciones complejas de térmi-
nos.28 El punto que se resalta, sin embargo, simplemente es que estas diferencias en la nieve son de considerable
importancia para la vida esquimal, mientras que atraen poca atención en una sociedad que practica una tecno-
logía diferente.
36 Parte 1 Fundamentos teóricos

gentina, Cuba y Puerto Rico. Para los guatemaltecos, por ejemplo, "Hay suponte cuánto
chonte" significa "Mira cuántos policías".
Hasta aquí se ha discutido el lenguaje hablado como si fuera tan sólo un vehículo
neutral y pasivo para transmitir información. Pero como han reconocido desde hace
mucho los líderes políticos, propagandistas y publicistas, las palabras individuales a
menudo adquieren, mediante el proceso de asociación, connotaciones emocionales in-
tensas que les permiten transmitir más de lo que está expresado en sus definiciones
formales. Palabras como "comunista", "racista" y "sexista", por ejemplo, tienen tales
connotaciones negativas tan intensas para muchos estadounidenses que responden sin
pensar al contenido emocional de estos símbolos. Las palabras también pueden adqui-
rir asociaciones positivas intensas, y también se pueden usar para manipular las emo-
ciones. Por ejemplo, vincular términos del parentesco con organizaciones, como en
"Madre Rusia", "Madre Iglesia" o "Tío Sam", puede estimular cálidos sentimientos de
afecto.
Un lingüista sobresaliente de la última generación, Edward Sapir, llegó tan lejos
que afirmó que la manera en que las personas perciben la realidad "está incorporado en
gran medida en forma inconsciente en los hábitos de lenguaje del grupo" y que, como
resultado, diferentes sociedades viven en mundos distintos, "no solamente el mismo
mundo con diferentes etiquetas pegadas".32 Aunque pocos eruditos irían tan lejos, reco-
nocen que el lenguaje es una parte vital de la experiencia humana y que ayuda a deter-
minar lo que sentimos, lo que percibimos y lo que hacemos.33
Para complementar su lenguaje hablado, cada sociedad usa gestos y expresiones
faciales convencionales cuyos significados son evidentes para los miembros del grupo.
Este segundo tipo de sistema simbólico, el lenguaje corporal, no se debe confundir con las
expresiones faciales y movimientos corporales que hacemos en forma involuntaria cuan-
do tocamos algo caliente, o la manera en que nos arrugamos cuando probamos algo
amargo. Éstas son señales determinadas genéticamente. El verdadero lenguaje corporal
es simbólico, igual que las palabras, ya que la forma y significado de los gestos y expre-
siones están determinados por quienes los usan. Considérese, por ejemplo, el encogi-
miento de hombros. Varios grupos lo usan para transmitir indiferencia, incertidumbre o
ignorancia sobre el tema en cuestión, estando indicado el significado específico por el
contexto en el que se usa.34
Un tercer tipo de sistema simbólico en muchas sociedades es el lenguaje escrito, un
desarrollo relativamente reciente en la historia humana. Algunos de los registros escri-
tos más antiguos que existen en la actualidad fueron preparados hace miles de años por
autoridades de los templos en Mesopotamia para permitirles llevar un registro de las
transacciones comerciales.35 Estos sacerdotes eran administradores de los recursos de
sus dioses y cuando prestaban sus animales o granos, era imperativo lograr que regre-
saran. Aunque el sacerdote que hizo el préstamo podría morir, el dios esperaba que se le
pagara. Para seguirle la pista a la propiedad de su dios y por consiguiente evitar su ira,
la comunidad sacerdotal diseñó un sistema primitivo de escritura que implicaba una
mezcla de numerales, pictogramas e ideogramas.
La naturaleza arbitraria y simbólica de esta escritura es clara. Aun cuando un
pictograma (en esencia una pintura) era usado para representar a un toro, era una re-
presentación estilizada que excluía muchas de las características del animal que se po-
drían incluir. Es más, las mismas características se usaban de manera consistente, indi-
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 37

cando que ya se habían establecido formas convencionales de notación. Desde una fe-
cha muy antigua, el pictograma de una vasija representaba una cierta cantidad de gra-
nos, en lugar de la vasija en sí. Y por último, entre estos ejemplos antiguos de escritura
hay varios ideogramas que son símbolos "puros", en virtud de que son arbitrarios por
completo y están basados sólo en la convención. Carecen de cualquier parecido visual
con los objetos que representan, del mismo modo que el signo de dólar no guarda nin-
gún parecido con la moneda que simboliza.
Conforme se descubrieron nuevos usos para la escritura, se hicieron nuevos es-
fuerzos para traducir el lenguaje hablado a una forma escrita. Desde una fecha muy
antigua los reyes y príncipes registraban sus triunfos militares para la posteridad, los
sacerdotes sus ritos sagrados y tradiciones. Al principio, mientras se hacía clara la expe-
riencia de los sacerdotes mesopotámicos, los símbolos escritos de una sociedad sólo
podían expresar una pequeña parte de lo que era posible con símbolos hablados. De
modo gradual, sin embargo, los lenguajes escritos se desarrollaron hasta ser capaces de
transmitir la misma información que los hablados, y la escritura tomó posesión de lo
suyo como un medio de almacenar información, para la comunicación a través de las
barreras del espacio y del tiempo, y por último como un medio de expresión artística,
educación y entretenimiento.
Conforme las sociedades han adquirido más información, con frecuencia se ha
hecho necesario ir más allá de los símbolos básicos como las letras y los numerales. Por
tanto, han evolucionado nuevos sistemas simbólicos que facilitan en gran medida el
manejo de tipos de información especializados. Por ejemplo, los músicos desarrollaron
la notación musical para poder expresar la información que creaban y usaban, y los
matemáticos y científicos desarrollaron una gran variedad de sistemas simbólicos para
expresar ideas abstractas, números complejos y cosas por el estilo. Los sistemas simbó-
licos especializados que existen en la actualidad en las sociedades modernas incluyen
lenguajes para los sordos, los ciegos, ingenieros, taquígrafos, científicos de la computa-
ción y muchos otros tan numerosos como para mencionarlos.
En el curso de la historia, la importancia relativa de los tres tipos básicos de len-
guaje —corporal, hablado y escrito— se ha alterado en forma considerable. El lenguaje
corporal, incluyendo gestos y expresiones faciales simbólicos, bien pudo haber sido
dominante entre nuestros ancestros más antiguos, disminuyendo sólo cuando evolucio-

Los dos lados de una tablilla de arcilla encontrada en Irak, que contiene
una de las escrituras más antiguas conocida (alrededor de 3500 a.C).
Incluye símbolos para cabeza, mano, pie, trilladora y varios numerales.
38 Parte 1 Fundamentos teóricos

no el habla verdadera. Luego, hasta un momento bastante reciente, los símbolos hablados
permanecieron como el principal medio para transmitir la información de una persona
a otra y de una generación a la siguiente. Con la invención de la imprenta y la
diseminación subsecuente de capacidad para leer y escribir, el lenguaje escrito incrementó
en forma constante su importancia relativa, en gran parte debido a que podía vencer el
espacio y el tiempo, las barreras históricas para la comunicación. Durante el último
siglo, gracias a dispositivos como el teléfono, la radio, las películas y la televisión, el
lenguaje hablado también ha vencido esas barreras, alterando una vez más el equilibrio.
Y en el más reciente y más dramático desarrollo de todos, se ha creado una gran varie-
dad de lenguajes para las computadoras, que les permiten manejar fantásticas cantida-
des de información de diversos tipos. Sin embargo, más trascendental que estos cam-
bios en la importancia relativa de los diferentes tipos de lenguaje, es la tendencia predo-
minante que ha persistido desde los primeros tiempos prehistóricos: la expansión conti-
nua de los sistemas simbólicos antiguos y la creación de otros nuevos ha incrementado en forma
constante la capacidad de las sociedades humanas para manejar la información.

Información La información cultural es conocimiento adquirido por medio de la experien-


cia y transmitido por medio de símbolos. La información de una sociedad es, en efecto, un
producto de su experiencia: su experiencia en el pasado remoto y en el pasado reciente;
su experiencia con su ambiente y consigo misma. No es necesario decir que ninguna
cultura de ninguna sociedad conserva toda la experiencia de cada miembro a lo largo
de su historia entera. Más bien, una sociedad recoge lo que sus miembros más influyen-
tes consideran valioso e intentan conservarlo.
Debido a que cada sociedad tiene un pasado único, cada cultura es única. Se pue-
de decir esto de otra manera: de la experiencia diversa surge información diversa. Esto
significa que las sociedades humanas no sólo tienen cantidades diferentes de informa-
ción sobre un tema determinado; con frecuencia tienen también "hechos" diferentes. En
vista de que sabemos que los sentidos y el intelecto humanos son limitados y falibles,
esto no debe sorprendernos. Incluso los "hechos" científicos innegables a menudo se
deben revisar a la luz de investigaciones posteriores.
Sin embargo, la información cultural no está limitada a las clases de ideas cuya
verdad o precisión es capaz de ser probada o desaprobada. Incluye la percepción total
de la realidad de un grupo: sus ideas acerca de lo que es real, lo que es cierto, lo que es
bueno, lo que es bello, lo que es importante, lo que es posible. Cuando se discutieron los
sistemas simbólicos, se vio que ellos también están tan arraigados en la experiencia
subjetiva que incluso los símbolos individuales pueden volverse "unidades de expe-
riencia" —esto explica por qué una palabra como "madre" puede estar tan cargada
emocionalmente. También se vio que el tipo de información transmitida por los siste-
mas simbólicos varía desde datos históricos y estadísticos hasta conceptos de deidad,
actitudes hacia Jos caballos y las plantas, características de la nieve, inclinaciones poéti-
cas, incluso la música misma. La información cultural incluye, en forma bastante literal,
todo lo que los humanos son capaces de experimentar y de convertir en forma simbólica.
Debido a que todas las sociedades humanas tienen ciertas clases fundamentales
de experiencias en común, debido a que todos sus miembros tienen las mismas necesi-
dades básicas que satisfacer y debido a que todas las sociedades tienen las mismas nece-
sidades de sistema, todas las culturas incluyen información sobre ciertos temas básicos:
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 39

Todas las culturas contienen información creada sólo para satisfacer necesidades activadas e intensificadas
por la cultura, como la necesidad de la expresión artística y los rituales sociales: danzantes balineses reali-
zan la danza drama sagrada de La bruja y el dragón.

• Toda cultura tiene una reserva sustancial de información sobre el ambiente biofísico
al que la sociedad se debe adaptar, incluyendo su vida vegetal y animal, sus suelos y
terrenos, sus recursos minerales y suministro de agua, su clima y condiciones meteo-
rológicas.
• Toda cultura incluye información sobre el ambiente social del grupo, las otras socie-
dades humanas con las que el grupo tiene contacto.
• Toda cultura contiene información sobre la sociedad misma: su origen, sus personas,
sus héroes, su historia.
• Toda cultura contiene información que busca explicar las causas últimas de las cosas
y los sucesos.
• Toda cultura tiene información que permite a los miembros enfrentar problemas re-
currentes, desde alimentarse a sí mismos hasta resolver conflictos intragrupales.
• Toda cultura contiene información que guía a los individuos para hacer juicios sobre
lo que es bueno, sobre lo que es correcto y sobre lo que es bello.
• Toda cultura tiene información creada sólo para satisfacer las necesidades activadas
e intensificadas por la cultura, como el deseo de la expresión artística, por ejemplo, o
del ritual.

Aunque esta lista no es ni exhaustiva ni detallada, transmite un poco de la ampli-


tud de la cultura.
40 Parte 1 Fundamentos teóricos

Gran parte de la información contenida en las culturas es de naturaleza ideológica y


resulta de los esfuerzos para dar sentido a la experiencia humana.36 Ya que ideología es
información que se emplea para interpretar la experiencia y ayudar a ordenar la vida social. Debi-
do a que los humanos son usuarios de símbolos y fruto de la cultura, la vida puede ser
abrumadora. Pensamos, sentimos, esperamos, disfrutamos y sufrimos como no puede
hacerlo ninguna otra criatura. Imaginamos lo que no podemos conocer y anhelamos lo
que puede no existir. Vivimos en forma simultánea en tres mundos: el pasado, el presente
y el futuro. Sólo nosotros, al parecer, vivimos nuestras vidas conscientes de que la muerte
es inevitable. Para dificultar más las cosas, creamos para nosotros una profusión de alter-
nativas culturales, frente a las cuales nuestra herencia genética es una guía inadecuada.
No nos debe sorprender, por consiguiente, que como individuos necesitemos ayuda para
interpretar la experiencia, hallar significado y hacer elecciones. Y, como se ha visto, las
sociedades necesitan ayuda para regular y ordenar su vida colectiva.
El cristianismo medieval es un buen ejemplo de una ideología general muy desa-
rrollada, del tipo que responde a casi todas estas necesidades individuales y sociales. En
su centro estaba la visión de un universo habitado por muchas clases de seres espiritua-
les (serafines, querubines, humanos, demonios, diablos, etc.) en su gran mayoría bajo el

El cristianismo medieval es un buen ejem-


plo de una ideología general muy desarro-
llada.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas sodoculturales 41

dominio de Dios. Dios era percibido como el rey sobre todos los reyes terrenales, pero
debido a que su autoridad fue desafiada por Satanás, el príncipe del mal, las personas
se enfrentaron con la elección de a quién servir. Aquellos que eligieron a Dios (quien al
final prevalecería) fueron obligados a aceptar las doctrinas de la Iglesia y someterse a su
código de moralidad. Este último obligaba a los cristianos a ser tolerantes entre sí, ho-
nestos, puros, trabajadores, monógamos (mejor aún, célibes), obedientes a todas las au-
toridades y regulares en sus devociones y adoración. En vista de que nadie podía adhe-
rirse a la perfección a estos requisitos, la Iglesia proporcionó oportunidades para que las
personas confesaran sus pecados, hicieran penitencia y obtuvieran la absolución.
Cuando se observa de cerca el cristianismo medieval se encuentran los tres ele-
mentos básicos que forman toda ideología. Primero, hay un sistema de creencias acerca
de la clase de mundo que habitamos. Segundo, hay un sistema de valores morales genera-
les que emanan de esas creencias o son justificados por ellas. Por último, hay un sistema
de normas que aplican esos valores generales a situaciones específicas y explican cómo
tienen que actuar los miembros del grupo en diversas circunstancias, lo que deben y lo
que no deben hacer.
Hay dos tipos de normas básicos en toda sociedad, y han evolucionado de mane-
ras muy diferentes. Algunas son parte de códigos de conducta oficiales o legales que
son impuestos por una autoridad, como un gobierno, una iglesia u otra organización.
Nos referimos a estas normas como leyes, regulaciones o reglas, y en ocasiones son acom-
pañadas por declaraciones explícitas de las sanciones que se usarán para castigar a quie-
nes las violen. Una ordenanza de la ciudad, por ejemplo, puede especificar una multa
de $25 por tirar basura en las calles o en las aceras.
En contraste, muchas normas son informales y no son oficiales, y las violaciones a
ellas no son sancionadas en forma oficial. Por tanto, cada sociedad y cada subgrupo en
una sociedad, desde corporaciones hasta familias, tienen muchas reglas informales, o
costumbres, que definen la conducta aceptable e inaceptable de los miembros. Las cos-
tumbres se aplican a cosas tan diversas como los modos de vestir, los estilos de peinado,
la preparación de los alimentos, la selección de cónyuges, la realización de diversas
tareas, la gramática apropiada y las actitudes hacia los niños o los ancianos —para nom-
brar sólo unas cuantas. Estas normas informales son tan importantes para el
moldeamiento de la conducta como las más formales. Las normas y sus sanciones rela-
cionadas (es decir, recompensas y castigos) son componentes básicos de todo sistema de
control social.
A veces es difícil determinar, o incluso imaginar, cómo se originaron ciertos ele-
mentos de la ideología o qué pueden decirnos sobre la experiencia pasada de una socie-
dad. Esto sucede, por ejemplo, con una de las creencias centrales del hinduismo, la creen-
cia en la santidad de la vaca. El recuadro insertado explica cómo esta creencia al parecer
extraña ha ayudado a los miembros de la sociedad india, durante siglos, a afrontar algu-
nos de sus problemas básicos y recurrentes en una forma muy adaptativa.
En sociedades muy pequeñas, por lo general todos los miembros tienen creencias
y valores comunes. Sin embargo, en sociedades más grandes y complejas, esto rara vez
sucede. Las personas en diferentes grupos ocupacionales, diferentes tipos de comuni-
dades y diferentes clases tienen intereses distintos y experiencias diferentes, y éstas de
manera inevitable conducen a creencias, valores y normas diferentes. No con poca fre-
cuencia estas diferencias causan conflictos entre las personas involucradas. En casos
42 Parte 1 Fundamentos teóricos

Las vacas sagradas de India: el valor adaptativo de una ideología


En una sociedad donde decenas de millones de personas se duermen con hambre todas las
noches, los devotos hindúes, que constituyen la gran mayoría de la población de India, no soña-
rían con matar a ninguna de las 54 millones de vacas del país. Para un hindú, incluso matar a un
ser humano no se considera un sacrilegio tan grande como matar a una vaca.
Marvin Harris, un destacado proponente de la teoría ecológica evolutiva, examinó esta
aparente paradoja en un esfuerzo por encontrar una explicación racional. Rechazaba la opinión
de que una ideología evoluciona de manera arbitraria, sin relación con el resto de la vida social
o con las experiencias pasadas de sus miembros. Más bien, sospechaba que cualquier creencia
que haya sido tan difundida y tan persistente como el tabú indio contra la matanza de vacas
para alimentarse debía tener un valor adaptativo importante para la sociedad.
En un volumen titulado Cows, Pigs, Wars and Witches: The Riddles of Culture, Harris reportó
los resultados de un análisis de este tema. Encontró que la vaca es de enorme valor económico
para los miembros de la sociedad india. La vaca de un campesino es, en efecto, una fábrica que
proporciona alimento (leche, mantequilla), fertilizante, combustible para cocinar (el estiércol
seco es excelente para este propósito, porque produce un calor bajo y limpio), material de
revestimiento para el suelo (una pasta de estiércol y agua se endurece para formar una superfi-
cie suave que resiste al polvo y se puede limpiar barriéndola) y, lo más importante de todo,
bueyes para halar el arado del campesino. Harris encontró además que menos del 20 por ciento
del alimento consumido por el ganado indio es comestible para los humanos. En resumen, la
vaca convierte sustancias de poco valor para el campesino en productos muy valiosos.
Aunque los campesinos indios reconocen que una vaca viva y productiva es mucho más
valiosa para ellos y para sus hijos que la misma vaca consumida como alimento, sería natural
para ellos ignorar este hecho cuando están desesperados por el hambre. El tabú religioso contra
matar vacas es un mecanismo poderoso cultural que ayuda a proteger a estos animales aun en
épocas de hambruna y, por consiguiente, preserva un recurso invaluable. En resumen, la con-
cepción del hinduismo de la vaca como algo sagrado está basada en la experiencia de inconta-
bles generaciones del pueblo indio y continúa sirviéndoles bien.

extremos, como en el moderno Líbano y en Estados Unidos en la época de la Guerra


Civil, tales conflictos pueden amenazar la existencia misma de una sociedad.
Otro cuerpo de información crucial en toda cultura es la tecnología. Ésta es informa-
ción sobre la manera de usar los recursos materiales del ambiente para satisfacer necesidades i/
deseos humanos. Comparada con la ideología, la tecnología parece bastante prosaica y
carente de interés. Los historiadores y científicos sociales han tendido a ignorarla,37 y
hasta fechas recientes las personas rara vez habían llegado a las manos sobre los méritos
relativos de diferentes tecnologías. Como se verá en los siguientes capítulos, sin embar-
go, la influencia de la información tecnológica en el curso de la historia y en el proceso
de cambio y desarrollo social ha sido en gran medida desproporcionado al reconocimien-
to que por lo común se le ha dado.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 43

La concepción del hinduismo de la vaca como algo sagrado está basada en la experiencia de incontables
generaciones del pueblo indio y continúa sirviéndoles bien.

En toda sociedad, un componente grande de la información tecnológica se refiere


al alimento: dónde y cómo sembrarlo u obtenerlo y cómo procesarlo para su consumo o
almacenamiento. También hay información sobre los otros recursos materiales disponi-
bles para la sociedad y cómo se pueden convertir en formas útiles, en combustible para
calentar, cocinar y otros propósitos; en ropa y abrigo; en herramientas, armas, ador-
nos, casas, fábricas, juguetes y otras cosas que el grupo o sus miembros necesitan o
valoran.
Debido a que tiende a crearse un cuerpo distintivo de información en respuesta a
cada conjunto de necesidades humanas, a veces se habla de varias tecnologías en la
misma sociedad, como una tecnología militar o una tecnología de las comunicaciones.
A menudo, sin embargo, se habla en singular de la tecnología de una sociedad, debido
a que hay una unidad subyacente para esta reserva de información. Los principios de la
metalurgia, por ejemplo, se usan en casi todas las áreas de actividad tecnológica en una
sociedad industrial moderna.

Productos materiales
El tercer componente de las sociedades humanas consiste en las cosas que se producen u
obtienen por medio del comercio. Estos productos de la tecnología van desde artículos pe-
recederos que se consumen dentro de días o incluso horas, como sucede con muchos
alimentos, hasta cosas que perduran por siglos, como las pirámides, catedrales y enva-
ses de plástico. Varían, también, de objetos utilitarios como martillos y casas hasta ar-
tículos frivolos como chicles y trompos.
La energía es con facilidad el producto más vital de la actividad social, en vista de
que sin un insumo continuo de ella, toda la actividad se detendría: ¡incluso el pensa-
miento requiere de energía! El alimento es la fuente básica de energía. En las sociedades
44 Parte 1 Fundamentos teóricos

actuales los recursos energéticos del alimento se complementan con la energía que se
obtiene de los animales, del viento y el agua y, en las sociedades industriales modernas,
de fuentes minerales (carbón, petróleo, gas natural y uranio).
Muchos de los productos materiales del trabajo humano son destinados sólo para
el consumo. Algunos, sin embargo, se crean para facilitar la producción de otros pro-
ductos. Éstos son conocidos como bienes de capital y determinan en forma importante la
riqueza de una sociedad. Cuantos más bienes de capital posee una sociedad, más bienes
es capaz de producir.
Los primeros bienes de capital fueron herramientas y armas simples hechas de
piedra, madera y hueso que permitieron a nuestros antepasados producir elementos
esenciales como fuego, comida, refugio y más herramientas y armas. Más tarde, confor-
me aumentó la reserva de información cultural y se pudo disponer de nuevos recursos
ambientales, el carácter de las herramientas cambió. Los metales se volvieron importan-
tes en especial porque combinaban la fuerza y la durabilidad con la maleabilidad. Con
la domesticación de animales se creó un nuevo tipo de bienes de capital importante. En
épocas más recientes, se han creado bienes de capital nuevos y enormemente producti-
vos en forma de grandes complejos industriales que utilizan máquinas e instrumentos
complicados que son impulsados por las formas inanimadas de energía recién descu-
biertas.

Organización social
El cuarto componente de toda sociedad es la red de relaciones entre sus miembros. Estas
relaciones permiten a los miembros satisfacer tanto sus propias necesidades como las

Los productos materiales de la cultura que se usan para producir otros bienes son conocidos como bienes
de capital: una planta manufacturera de papel en el río Penobscot cerca de Bangor, Maine.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 45

de la sociedad en su conjunto. El último incluye la necesidad de remplazar a los miem-


bros que mueren o dejan el grupo y de equipar a sus sucesores con las habilidades nece-
sarias para hacerlos miembros productivos y contribuyentes del grupo; la necesidad de
producir y distribuir bienes y servicios esenciales; la necesidad de contener los conflic-
tos dentro del grupo de modo que las relaciones vitales se puedan mantener, y la nece-
sidad de proteger a los miembros de amenazas externas, ya sea que provengan del am-
biente biofísico o de otras sociedades humanas.
Los sistemas de organización social son influidos en cierto grado por las diferen-
cias biológicas entre los miembros. Las relaciones sociales en todas las sociedades de
mamíferos, por ejemplo, están organizadas para tomar en cuenta las diferencias de edad
y sexo. Las sociedades humanas, sin embargo, rara vez se detienen ahí. En la mayor
parte de los casos van mucho más allá, al desarrollar complicadas redes de parentesco y
otros arreglos sociales complejos que reflejan influencias culturales. Por tanto, cuando
pensamos en organización social se debe pensar en ella como un producto de la
interacción de la cultura y las personas. '
Individuos Toda sociedad debe afrontar una rotación constante de sus miembros. Los
miembros antiguos mueren y son remplazados con infantes recién nacidos.* Esto crea
un problema importante: aunque estos infantes tengan los mismos recursos genéticos
básicos que los individuos que murieron, carecen de sus recursos culturales. En otras
palabras, ninguno de ellos conoce nada sobre la reserva de información de su sociedad
en asuntos que van desde la religión hasta la tecnología. Todo lo deben aprender. Para
ponerlo de otra manera, los "reclutas" ignorantes e inexpertos deben ser transformados
de algún modo en personas productivas y responsables que puedan trabajar coopera-
tivamente con otros y que hagan una contribución al bienestar del grupo.
El medio por el que las sociedades hacen esto se conoce como proceso de socializa-
ción. Éste es un proceso complejo que comienza tan pronto como el infante es capaz de
discernir que sus acciones generan reacciones en los demás y que algunas de estas reac-
ciones son placenteras mientras que otras no. A veces estas reacciones son esfuerzos
conscientes y deliberados de los padres y otras para influir o entrenar al niño. Pero a
menudo son simplemente respuestas espontáneas no planeadas —como la respuesta,
por ejemplo, de padres cansados que son despertados en forma repetida por un bebé
caprichoso—.
Con el tiempo, aun los niños muy pequeños comienzan a anticipar las respuestas
de otras personas y a ajustar su conducta en consecuencia. En este punto, comienzan a
absorber la cultura de su sociedad y a internalizar sus normas y valores. Este proceso
continúa a lo largo de la vida del individuo y llega a incluir la adquisición consciente de
numerosas habilidades que pueden variar desde cepillarse los dientes hasta programar
computadoras.
El proceso de socialización nunca tiene un éxito completo en ninguna sociedad. La
"preocupación por sí mismo" que forma parte de nuestra herencia genética, junto con la
naturaleza individualizadora del aprendizaje, se combinan para limitar el grado en el
que las personas son capaces de subordinar sus intereses personales a los de la socie-
*En diversos grados, la rotación de los miembros también incluye a individuos que migran de una sociedad
a otra. Sin embargo, la emigración y la inmigración no alteran la naturaleza básica del problema de la rota-
ción de miembros que se analiza en esta sección.
46 Parte 1 Fundamentos teóricos

dad. Todos nosotros somos capaces de racionalizar al menos algunas violaciones de las
normas de nuestra sociedad. ("Sólo fue una pequeña mentira blanca." "Todos exceden
el límite de velocidad aquí.")
La mayor parte del tiempo, sin embargo, casi todos los individuos, para el mo-
mento en que alcanzan la edad adulta, se conforman con las normas de su sociedad, en
parte debido al deseo de obtener las recompensas y evitar las penas que pueden espe-
rarse, y en parte porque terminan por aceptar las normas de su sociedad como propias.
En resumen, se han convertido en miembros contribuyentes de su sociedad, en indivi-
duos capaces de cumplir con sus deberes y conocer sus responsabilidades.

Categorías sociales, papeles y posición social Se espera que los individuos que ocupan
posiciones en una estructura social cumplan diversos papeles sociales. Estos papeles
surgen y se desarrollan en respuesta a necesidades y problemas recurrentes en las socie-
dades. Los niños pequeños, por ejemplo, requieren cuidado y atención y los papeles de
madre y padre han evolucionado en respuesta a esta necesidad. En sociedades grandes
y complejas, hay una necesidad continua de liderazgo político, y una variedad de pape-
les, que van desde miembro del consejo escolar hasta presidente o primer ministro, se
han desarrollado en respuesta.
Los papeles en la sociedad, como los papeles en el teatro, tienen expectativas y reque-
rimientos conductuales distintivos ligados a ellos.3S Por tanto, del mismo modo en que una
mujer puede desempeñar el papel de Julieta en el escenario, así puede "desempeñar"
los papeles de esposa, madre y doctora en su hogar y en la comunidad. En ambos casos,
las personas esperan que ella actúe en ciertas formas y no en otras, simplemente por los
papeles que ocupa. Cuando cumple con esas expectativas, es aplaudida o recompensa-
da. Cuando no las cumple, es criticada o algo peor.
Los requerimientos y expectativas conductuales que se vinculan con los papeles
de la "vida real" son las normas que se discutieron en la página 41. Como se vio enton-
ces, pueden ser bastante formales, como las leyes que prohiben el robo y el asesinato, o
pueden ser informales, como las expectativas de los vecinos respecto al mantenimiento
de la propiedad. Pueden implicar cuestiones morales fundamentales o pueden implicar
las minucias de la etiqueta. Las normas también varían en su alcance. Algunas se apli-
can a todos, como la ley que prohibe la bigamia en Estados Unidos; otras se aplican sólo
a unos cuantos, como las reglas que rigen la conducta de los miembros del parlamento
canadiense.
Como se verá en capítulos posteriores, los papeles cambian cuando cambian las
sociedades. Se agregan papeles nuevos y desaparecen los antiguos. Aun cuando los pape-
les persistan, a menudo cambia su contenido. Por tanto, antes del desarrollo de la tecnolo-
gía moderna, la alimentación de los infantes era un trabajo exclusivo de las mujeres. En la
actualidad, ésta es una responsabilidad a menudo compartida con los hombres.
También es importante reconocer que los papeles difieren en gran medida con
respecto al prestigio u honor social que se les concede. Por ejemplo, las personas de
sociedades industriales tienen en mayor estimación el papel ocupacional de médico que
el de mecánico automotriz.39 Los cazadores exitosos y los buenos narradores de histo-
. rias se tienen en alta consideración en las sociedades cazadoras y recolectoras. Se hace
referencia a estas clasificaciones como posiciones sociales y, como se verá más tarde, las
diferencias de posición social motivan de manera importante a las personas a ocupar
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas sodoculturales 47

ciertos papeles en las sociedades y pueden afectar su acceso a recursos sociales escasos
y valorados.

Grupos En la mayor parte de las sociedades, los individuos están organizados en una
variedad de unidades a las que llamamos grupos. Éstos van de las unidades familiares
pequeñas y camarillas a entidades corporativas gigantescas de varios tipos. En el uso
popular, el término "grupo" se aplica con frecuencia a cualquier reunión de personas,
sin importar sus otras características. Los sociólogos, sin embargo, limitan el término a
una reunión cuyos miembros 1) cooperan para satisfacer necesidades comunes o complementa-
rías, 2) tienen normas compartidas y 3) tienen un sentido de identidad común.
Como esta definición sugiere, las reuniones humanas difieren en su grado de
"grupabilidad". Mientras que algunas reuniones califican en forma clara como grupos
(por ejemplo, los Testigos de Jehová) y otras no son grupos con la misma claridad (por
ejemplo, todos los pelirrojos en Estados Unidos), muchas están en el límite (por ejemplo,
los estadounidenses descendientes de irlandeses). Este último ejemplo nos recuerda que
el grado de "grupabilidad" de una reunión no es fijo en forma permanente. Las reunio-
nes pueden reunir la mayoría de las cualidades de un grupo o pueden perder algunas.
Sus miembros pueden llegar a trabajar juntos en forma más cercana; desarrollar normas
nuevas, más fuertes y compartidas de manera más general, y adquirir un mayor sentido

Los papeles en la sociedad son como los


papeles en el teatro: ambos tienen expec-
tativas conductuales distintivas vincula-
das a ellos. Escena del balcón de Romeo
y Julieta de Shakespeare.
48 Parte 1 Fundamentos teóricos

de identidad común; o puede ocurrir exactamente lo opuesto, como ha sucedido con los
estadounidenses descendientes de irlandeses durante los últimos cien años.
Aun después de excluir reuniones como los pelirrojos, el concepto de "grupo"
todavía incluye tal variedad de organizaciones que es necesario diferenciarlas. La for-
ma más familiar de hacerlo es a partir de la función básica que cumplen en la sociedad.
Por tanto, diferenciamos entre familias, iglesias, escuelas, partidos políticos y así en
forma sucesiva.
Los sociólogos también han encontrado útil diferenciar entre grupos con base en
su tamaño y la intensidad de los vínculos sociales entre sus miembros. Los grupos pe-
queños en los que hay relaciones cara a cara de una naturaleza muy íntima y personal
son conocidos como grupos primarios. Los grupos primarios son de dos tipos básicos,
familias y camarillas. En otras palabras, están organizados alrededor de vínculos ya sea
de parentesco o de amistad. Los grupos más grandes y más impersonales son conocidos
como grupos secundarios.

Clases La desigualdad es un hecho de la vida en toda sociedad humana. Siempre algu-


nos individuos controlan más que otros los recursos de la sociedad y disfrutan más que
ellos su parte de los beneficios. Sin embargo, las sociedades humanas difieren mucho en
el grado de desigualdad presente entre sus miembros. En algunas es mínima, en otras es
enorme. En sociedades más grandes y complejas, donde la desigualdad siempre es sus-
tancial, los individuos pueden estar divididos en clases, o estratos, con base en su rela-
ción con los diversos recursos sociales y culturales, como cargos políticos, riqueza, habi-
lidades ocupacionales, educación y situación legal (por ejemplo, personas libres contra
esclavos). En conjunto, todas las clases en una dimensión determinada constituyen un
sistema de clases.40
Los sociólogos y otros estudiosos a menudo encuentran que basta con distinguir
entre los estratos alto, medio y bajo de una sociedad. Para algunos propósitos, sin em-
bargo, se requiere hacer distinciones más precisas. Por tanto, al discutir las sociedades
del pasado, a menudo se distingue entre nobles y plebeyos o entre personas libres y
esclavos. Del mismo modo, al analizar las sociedades contemporáneas, es frecuente que
se haga referencia a la clase obrera, la clase profesional, las élites políticas y otras. En
cada caso la clase o estrato es definido con base en algún atributo importante (por ejem-
plo, la situación legal, el tipo de trabajo, la educación) que es el mismo para todos los miem-
bros de la clase y que influye en su acceso al poder, al privilegio y al prestigio.

Estratificación Vistas en conjunto, todas las posiciones sociales y sistemas de clases de


una sociedad constituyen un sistema de estratificación. Y, como se verá en los capítulos
siguientes, los sistemas de estratificación varían de forma dramática en diversas e im-
portantes maneras. Por ejemplo, en algunas sociedades las diferencias en riqueza, po-
der y prestigio entre los que están en la parte superior y en la parte inferior del sistema
de estratificación son muy pequeñas, mientras que en otras son bastante grandes. En
algunas la mayoría de la gente está concentrada cerca de la parte inferior, mientras que
en otras la mayoría está en el rango intermedio. En algunas las personas que son privi-
legiadas con respecto a una dimensión de desigualdad son privilegiadas con respecto a
todas las dimensiones, mientras que en otras, las personas que están arriba en una di-
mensión pueden estar en medio o cerca de abajo en las demás.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas sodoculturales 49

No es sorprendente que la estratificación sea una de las fuentes principales de


conflicto dentro de las sociedades. Ningún sistema de distribución puede satisfacer a
todos, en vista de que es obvio que no hay una forma "correcta" o "justa" para distribuir
el poder, el privilegio y el prestigio. Por ejemplo, es igual de razonable afirmar que un
producto determinado se debe distribuir con base en 1) cuánto lo necesita una persona,
2) cuánto esfuerzo invirtió una persona para producirlo o 3) con cuánta habilidad con-
tribuye una persona para producirlo, para nombrar sólo tres de las posibilidades.
Aun si los miembros de una sociedad emplearan sólo uno de estos principios para
asignar sus recompensas, todavía se podrían presentar las disputas. Si los miembros
aplicaran el principio del esfuerzo, por ejemplo, éste se tendría que medir y comparar.
¿Se debería calcular por las horas pasadas en el trabajo, por los pies libras de energía
consumida o por lo intenso que lo realiza la persona? O, si el grupo usara el criterio de
la habilidad, tendrían que medir y comparar habilidades tan distintas como las de una
enfermera, un programador de computadoras y un diplomático. En resumen, es obvio
que no hay una manera "correcta" de asignar las recompensas en las sociedades huma-
nas y, por consiguiente, es casi inevitable el surgimiento de conflictos originados en las
reglas y los resultados de la distribución.
Debido a los sistemas de estratificación, no todos tienen una voz igual en la toma
de decisiones dentro de las sociedades. Por el contrario, en muchas unos cuantos indivi-
duos tienen más influencia en las políticas sociales que otros. Es necesario tener esto
presente siempre que se analicen las políticas y acciones de esas sociedades: mientras
los líderes toman decisiones a nombre y en representación de la sociedad entera, la
mayoría de los miembros de esa sociedad por lo general nunca ha sido consultada. Esto
ocurre incluso en sociedades con sistemas políticos representativos pluripartidistas y
elecciones libres.

Instituciones sociales y sistemas institucionales


Las instituciones sociales y los sistemas institucionales son el último de los cinco com-
ponentes básicos de las sociedades humanas. Éstas difieren de los otros componentes
que se han considerado en un aspecto importante: son combinaciones de los otros cuatro.
En otras palabras, reúnen a la población, la cultura, los productos materiales de la cultu-
ra y la organización social (véase la figura 2.2).
Un sociólogo británico describió una vez a las instituciones sociales como "res-
puestas congeladas a cuestiones fundamentales".41 Aunque es una exageración llamar-
las respuestas "congeladas", las instituciones son elementos duraderos y persistentes
de los sistemas socioculturales. Para propósitos de definición, se puede pensar en ellas
como respuestas duraderas a problemas importantes y persistentes.
Una razón para su durabilidad es que su valor para la sociedad se imprime en los
individuos a una edad temprana. Por tanto, crecemos pensando en ellas como naturales
e inevitables. Otra razón para su durabilidad es que los diferentes elementos de los
sistemas institucionales están entrelazados de manera intrincada y a menudo es impo-
sible cambiar un elemento sin tener que cambiar muchos otros, lo que aumenta en for-
ma importante el costo del cambio.
Todas las sociedades desarrollan numerosas "respuestas duraderas". Entre las que
se encuentran en las sociedades industriales modernas se pueden enumerar: el matri-
50 Parte 1 Fundamentos teóricos

Otros
Parentesco \ /Economía

Educación / \ Religión

FIGURA 2.2 Relaciones entre los componentes básicos de las


sociedades humanas. Cada sistema institucional importante re-
úne a las personas, la cultura, los productos materiales de la
cultura y la organización social.

Las instituciones son respuestas duraderas a problemas importantes y persistentes: juicio por jurado en
Inglaterra, Tribunal Central Criminal, Oíd Bailey.
Capítulo 2 Las sociedades humanas como sistemas socioculturales 51

monio, el sistema judicial, las elecciones por voto secreto, la propiedad privada, la reli-
gión y el derecho a la privacía.
Para muchos propósitos, a los sociólogos les interesan menos las instituciones so-
ciales específicas que los sistemas institucionales. Como el nombre lo implica, los siste-
mas institucionales sonsistemas de instituciones interrelacionadas. Cinco de dichos sistemas
son de importancia crucial en el estudio de las sociedades humanas, y gran parte de
nuestro análisis en capítulos posteriores, en especial en los capítulos 5 a 15, estará orga-
nizado alrededor de ellos.
El primero es el parentesco, el cual estructura cosas como las obligaciones y responsa-
bilidades entre parientes, las opciones matrimoniales y las relaciones entre cónyuges. El
segundo es la economía, que se centra en la producción y distribución de bienes valorados
en una sociedad. El tercero es la política, la cual se enfoca a la distribución del poder y la
toma de decisiones colectivas. El cuarto es la religión, creencias y prácticas sociales respec-
to a cosas consideradas sagradas. El quinto, y último, es la educación, que es el sistema que
prepara a las personas para asumir papeles productivos en la sociedad.
Estos son como rebanadas grandes del "pastel" sociocultural. Cada uno proporcio-
na respuestas a un conjunto de importantes problemas interrelacionados y persistentes
que confronta toda sociedad. El parentesco es el más antiguo de estos sistemas, pero to-
dos han existido durante miles de años y al parecer es probable que continúen existiendo
mientras duren las sociedades.

EL SISTEMA MUNDIAL DE SOCIEDADES

Antes de concluir esta discusión de las sociedades humanas como sistemas


socioculturales, es necesario considerar un sistema más. Toda sociedad humana es, en sí
misma, parte de un sistema sociocultural más grande y más inclusivo que los sociólogos
han llamado sistema mundial de sociedades.
Alo largo de la historia las sociedades humanas han establecido y mantenido rela-
ciones entre sí. Han intercambiado embajadores, realizado intercambios y comercio,
enviado misioneros, traducido libros, exigido tributo y en innumerables formas desa-
rrollado y mantenido una red de vínculos sociales y culturales. Durante gran parte del
pasado, los vínculos directos estuvieron limitados a sociedades vecinas, en vista de que
las relaciones directas con sociedades distantes no eran posibles. Pero aun entonces exis-
tían las relaciones indirectas. La sociedad A mantenía vínculos con la sociedad B, la cual,
a su vez, mantenía vínculos con la sociedad C, y así en forma sucesiva a lo largo de todo
el sistema. Ninguna sociedad estuvo nunca separada por completo del sistema mundial
de sociedades por mucho tiempo, en vista de que incluso las sociedades más aisladas
tuvieron contactos ocasionales con otras. Con los avances en la transportación y en la
comunicación durante los últimos 5 000 años, aumentaron en gran medida las relacio-
nes entre sociedades y permitieron el establecimiento de relaciones directas entre socie-
dades muy distantes entre sí. Como resultado, el sistema mundial de sociedades ha
crecido y se ha vuelto más complejo al grado de ejercer una influencia cada vez mayor
en la vida de las sociedades individuales.

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