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Introducción
Los ríos son sistemas acuáticos con un flujo unidireccional. Estos sistemas
mantienen diversos hábitats que soportan una gran variedad de organismos, que
varían en forma y función, y mantienen una amplia gama de servicios ecosistémicos
hidrológicos. Estos servicios proporcionados por los ríos varían según la compleja
dinámica hidrogeomorfológica y su relación con los procesos funcionales de la
cuenca. Los cambios en el uso del suelo en zonas de transición, donde las
funciones del ecosistema están comprometidas, afectan a una cuenca,
especialmente las cuencas cercanas o en la periferia de las áreas urbanas (Angela
et al., 2015) Los estudios desde la perspectiva de los servicios ecosistémicos
pueden proporcionar un marco útil porque nos permiten examinar completamente
los beneficios que los humanos obtienen de los sistemas socio-ecológicos
(Jujnovsky, 2012). La conservación y el manejo de los ecosistemas acuáticos que
están significativamente influenciados por las actividades urbanas requieren la
clasificación y el establecimiento de posibles sitios de referencia. Sin embargo, en
los países de América Latina, no hay políticas disponibles que describan la
identificación y evaluación de dichos sitios. Por lo tanto, este estudio representa una
propuesta para evaluar la calidad ecológica de los ríos periurbanos en las áreas /
zonas de suelos de conservación (CS) de la Ciudad de México (Caro-Borrero,
2015).
Marco teórico
Antecedentes
La provisión de agua de calidad en el área inferior de la subcuenca del río
Magdalena se ha visto seriamente comprometido por el establecimiento de
asentamientos urbanos ilegales. Una relación entre los rasgos ecológicos
biológicamente diversos y sus capacidades de respuesta fue establecido y puede
considerarse un indicador del potencial actual de los servicios ecosistémicos
hidrológicos (Angela et al., 2015). La Ciudad de México ha enfrentado graves
problemas relacionados con la escasez de agua, que han empeorado debido al
aumento de la población. La demanda de espacio ha forzado cambios en la
cobertura de la tierra, incluidas áreas de cobertura que son esenciales para la
recarga de aguas subterráneas (Jujnovsky, 2012).
Hidromorfología y calidad del hábitat
La hidromorfología es la base de cualquier sistema fluvial, ya que es un elemento
que estructura las comunidades y procesos biológicos que se dan en el sistema. La
caracterización de la calidad hidromorfológica incluye la evaluación de la estructura
física, así como el régimen de caudales asociados a los ecosistemas fluviales. El
gran número de variables que afectan a la dinámica fluvial, así como los numerosos
procesos que actúan tanto sobre el cauce, como sobre las laderas de la cuenca,
confiere a los ríos la complejidad de un sistema estructurado. Para su estudio
desempeña un papel fundamental la escala, no sólo temporal sino también espacial
(García, Carbone y Posada, 2016). La dinámica fluvial es la clave tanto del
funcionamiento como del valor ecológico, paisajístico y ambiental de los sistemas
fluviales. Es esa dinámica la que garantiza que haya un corredor ribereño, más
complejo y diverso cuanto más activos sean los procesos, y también asegura que
las biocenosis acuáticas y ribereñas se asienten, se desarrollen y se desplacen
(Ojeda et al., 2007).
El hábitat se puede concebir como el espacio que reúne las condiciones y
características físicas y biológicas necesarias para la supervivencia y reproducción
de una especie, es decir, para que una especie pueda perpetuar su presencia
(Delfín-Alfonso 2013). La clasificación y evaluación de los dos tipos de factores
reunidos (bióticos y abióticos) en las unidades de paisaje, son una medida muy
precisa para conocer la potencialidad de cada unidad de hábitat para el
mantenimiento de una especie a largo plazo, y nos proporciona un panorama claro
para el establecimiento de áreas que puedan ser potencialmente aprovechadas de
manera sustentable (Van Deelen et al. 1997). Para saber si una unidad de paisaje
es adecuada para una especie particular se debe realizar una evaluación (cualitativa
y cuantitativa) y caracterización de los atributos del hábitat; este procedimiento es el
más importante con fines de planificación y gestión del manejo de la fauna silvestre,
sin embargo no existen métodos y técnicas exclusivos para este fin. Los métodos y
técnicas utilizadas para la caracterización y evaluación del hábitat son muchos y
cada vez se genera más conocimiento y herramientas novedosas que sirven para
desarrollar otras formas de medir al hábitat (Delfín-Alfonso 2013). Tradicionalmente,
las formas de evaluar y caracterizar el hábitat de las especies se han fundamentado
en la asociación entre la presencia de especies y la composición y estructura de la
vegetación en el espacio que ocupan. No obstante, la distribución de los animales
responde a los patrones del paisaje que les rodea; por tanto, una forma de describir
el hábitat es evaluando las unidades de paisaje, su estructura, composición y el
subconjunto de elementos físicos que lo integran, ya que los organismos responden
a su entorno en múltiples escalas espaciales y temporales, y organismos diferentes
responden de manera diferente al mismo ambiente (Delfín-Alfonso 2013).
Otra forma de caracterizar el hábitat es con la utilización de herramientas como los
Sistemas de Información Geográfica (SIG) a una escala de paisaje, esta forma de
evaluación consiste en establecer una interrelación de información de distintas
escalas espacio–temporales, combinando métodos de percepción remota
(teledetección, fotografía aérea, imágenes de satélite) con la obtención en el campo
de datos biogeográficos (Delfín-Alfonso 2013). El uso del SIG ayuda a establecer
relaciones biofísicas entre las especies y el espacio que les rodea, nos permite
medir una posible conjugación de aspectos físicos y biológicos, permite predecir y
modelar condiciones aún inexistentes, pero que, con el efecto del impacto humano
sobre el ambiente, es posible que afecten la calidad del hábitat, con lo cual permite
definir zonas prioritarias para conservación, conectividad de los paisajes y su
posible fragmentación (Delfín-Alfonso 2013).
Las características fisicoquímicas del agua como por ejemplo el pH, la temperatura
y el oxígeno disuelto, determinan que especies de macroinvertebrados habitan en
ese lugar, ya que estos organismos viven en ecosistemas con características
definidas. En general, el agua con abundante oxígeno se espera encontrar grupos
dominantes como Trichoptera, Ephemeroptera, Plecoptera y Odonata, mientras que
se encontrarían en bajas proporciones grupos de Odonata, Hemiptera y Diptera
entre otros. Cuando el agua está muy contaminada con materia orgánica y tiene
poco oxígeno se espera encontrar grupos dominantes de Oligochaeta, Diptera y
algunos moluscos (Roldán 1999).
Área de Estudio
Justificación.
Las actividades antrópicas impactan significativamente el hábitat de esta zona
debido al crecimiento demográfico de las últimas décadas. Dado que éste es un río
vivo, es de vital importancia su conservación. A través de la hidromorfología es
posible indicar la calidad del hábitat y los macroinvertebrados, como bioindicadores,
permiten determinar cualquier disminución de la calidad del medio ambiente (Roldán
1999).
Objetivo general:
Objetivos particulares:
hipótesis
El índice obtenido por la caracterización hidromorfológica mediante teledetección
corresponderá similarmente con el índice de la calidad del hábitat obtenido por la
caracterización de macroinvertebrados.
metodología
delimitación de la cuenca
levantamiento fotogramétrico
macroinvertebrados
parámetros fisicoquímicos
Se realizará la medición de los siguientes parámetros fisicoquímicos del agua: pH,
oxígeno disuelto, salinidad y temperatura. La medición de los parámetros
mencionados se realizará se realizará in situ, por medio del medidor
multiparámetros YSI 556 mps. Se medirán adicionalmente, mediante pruebas en
laboratorio, los siguientes parámetros: concentración de nitratos, nitritos,
ortofosfatos, amonio y coliformes totales.
caracterización hidromorfológica en campo
En cada punto de muestreo se realizará la medida del ancho del río, la profundidad
de los extremos y la parte media del cauce. Se realizará una prueba de velocidad en
un tramo de 10 metros arrojando una esfera de unicel mientras se mide el tiempo
en que recorre dicha distancia. Además se realizará la identificación del tipo de
sustrato y la estructura del lecho de manera visual.
Bibliografía citada
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