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3.1.

Efectos de la fibra dietética en las enfermedades gastrointestinales y sistémicas

Desde la publicación de los trabajos de Burkitt y Trowell, diversos estudios


epidemiológicos, han llamado la atención sobre los beneficios que el consumo habitual
de fibra tiene sobre distintas enfermedades.

Estreñimiento

El consumo de fibra mejora el estreñimiento leve y moderado, debido al incremento de


la masa fecal. Esto es así tanto con la fibra soluble como con la insoluble. La fibra
insoluble, poco fermentable, es la que aumenta en mayor grado la masa fecal debido a
los restos de fibra no digeridos y a su capacidad para retener agua. La fibra soluble, y en
general fermentable, aumenta la biomasa bacteriana y la retención de agua.

El aumento del volumen fecal y el consiguiente estiramiento de la pared intestinal,


estimulan los mecanoreceptores y se producen los reflejos de propulsión y evacuación.
Las sales biliares y los ácidos grasos de cadena corta también estimulan la motilidad y
aceleran el tiempo de tránsito intestinal. Los gases producidos en la fermentación
aumentan la masa fecal al quedar atrapados en el contenido intestinal e impulsan la
masa fecal al actuar como bomba de propulsión. En caso de estreñimiento severo la
fibra puede ser a veces contraproducente, como en pacientes con lesiones de médula
espinal o tránsito especialmente lento.

Diarrea
La fibra altamente fermentable, con la producción de AGCC, implica que al ser
absorbidos se arrastre también sodio y agua. Esto se ha demostrado útil en los casos de
diarrea, contribuyendo así mismo al mantenimiento de la función de barrera intestinal.
En ocasiones, con la toma de antibióticos, se rompe el equilibrio entre los diferentes
tipos de bacterias del intestino causando un descenso de los lactobacilos y
bifidobacterias. Éstos son los que protegen de la colonización por patógenos,
produciéndose infecciones por gérmenes oportunistas (fundamentalmente Clostridium
difficile) provocando diarrea.

Parece que el asociar a la dieta fibra fermentable, esencialmente FOS e inulina, juega un
papel importante a la hora de controlar este tipo de diarrea. Asimismo, tanto en este tipo
de diarrea como en las provocadas por virus y esencialmente la producida por rotavirus
en niños, el uso de probióticos, microorganismos vivos no patógenos, que tienen un
impacto significativo en la composición de la microflora intestinal tanto cualitativa
como cuantitativamente y que pueden inhibir el crecimiento de la flora patógena, han
demostrado efectos tanto preventivos como terapéuticos.

Cáncer colorrectal

Burkitt describió una asociación inversa entre el consumo de fibra y el riesgo de cáncer
de colon al comparar los patrones de alimentación en Inglaterra y África oriental41.
Desde esa época se han realizado múltiples estudios con resultados a veces
contradictorios.

En el Nurses Health Study, con 88.757 mujeres de 34 a 59 años seguidas durante


dieciséis años, no se encontró asociación entre la ingesta de fibra dietética y el riesgo de
cáncer colorrectal. Aunque, si con el elevado consumo de carnes y grasa. El European
Propective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), estudio de ámbito mundial
que incluyó casi 520.000 personas con un seguimiento durante seis años, relacionó
inversamente la toma de fibra en dosis alta con la incidencia de cáncer de intestino
grueso, donde el mayor efecto correspondía al colon izquierdo y el menor al recto. En
una reciente revisión de Cochrane, se analizan cinco estudios con 4.349 pacientes no
encontrándose pruebas que sugieran que una mayor ingesta de fibra dietética reduzca la
incidencia o recurrencia de pólipos adenomatosos en un periodo de dos a cuatro años.
Inicialmente se consideró que los efectos sobre el bolo fecal y la velocidad de tránsito
intestinal que provocaba la fibra, podían ser la causa de su beneficio. Pero actualmente,
existen cada vez más pruebas de que los AGCC y en especial el butirato, son los que
pueden tener una función protectora por sus efectos sobre la proliferación celular, la
apoptosis y la expresión genética. Por otra parte, la fibra se sabe que tiene capacidad de
fijar los ácidos biliares evitando su conversión en ácidos biliares secundarios, algunos
de los cuales se considera procarcinógenos. También es conocido el hecho de que al
disminuir el pH del colon se inhibe la actividad del enzima 7-α-hidroxilasa que
convierte los ácidos biliares primarios en secundarios.

A pesar de que no existen todavía datos concluyentes, sí existe acuerdo para


recomendar, desde una edad temprana, incorporar a la dieta cantidades de fibra de 30-35
g diarios, especialmente procedente de fruta y cereales junto a otras medidas de carácter
general como las propuestas por la Sociedad Americana contra el Cáncer con la
finalidad de prevenir el cáncer colorrectal.

http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v21s2/original6.pdf

3.2.Diabetes mellitus tipo 2 y factores relacionados

Algunos estudios de cohortes muestran una asociación inversa entre la ingesta total de
fibra dietética y el riesgo de diabetes mellitus tipo 2, mientras que en otros estudios no
es así. El Instituto de Medicina de los Estados Unidos y más recientemente el Consejo
de Salud de Holanda, han revisado estos hallazgos, al igual que los estudios sobre los
factores de riesgo para la diabetes. Concluyeron que la fibra dietética total posiblemente
disminuye el riesgo de diabetes tipo 2. Es más fuerte la evidencia que la fibra dietética
de granos integrales, o tal vez el consumo de los alimentos que los contienen como un
todo, en la disminución del riesgo de diabetes tipo 2 que para la fibra dietética total.

El aumento del nivel de glucosa que se produce después de la ingestión de


carbohidratos se denomina respuesta glicémica. Los almidones que se digieren y
absorben rápidamente y otros carbohidratos derivados del almidón inducen una
respuesta glicémica elevada y rápida, la cual posteriormente produce una rápida y alta
respuesta insulínica. El concepto de índice glicémico (IG) se ha desarrollado para
clasificar a los alimentos de acuerdo a la respuesta glicémica que producen, expresada
por cantidad de alimento que contiene una cantidad estándar de carbohidratos. El IG no
se correlaciona necesariamente con el contenido de fibra dietética de un alimento. Por
ejemplo, el pan integral no tiene un IG más bajo que el pan blanco, a pesar de tener un
contenido de fibra dietética más alto, a menos que contenga granos de cereal enteros.
Además, el IG de una fruta es más bajo que el del jugo obtenido de la fruta y la fibra
adicionada tiene un efecto mucho menor sobre la reducción del IG que las paredes
celulares intactas que encapsulan a los carbohidratos digeribles. Esto indica la
importancia de la estructura intrínseca de los alimentos.

El efecto de los alimentos con granos integrales es el resultado de su más bien limitados
efectos glicémicos. La presencia de algunos tipos de fibra dietética retardan la absorción
de glucosa del intestino delgado, retrasando la elevación de la glucosa sanguínea y
bajando al máximo el nivel de la glucosa sanguínea. Esto a su vez atenúa la respuesta
insulínica, produciendo un descenso más lento de los niveles de la glucosa sanguínea.

En un meta análisis reciente de estudios de intervención en sujetos con diabetes tipo 2,


las fibras viscosas (solubles), tanto en los alimentos naturales (avenas y legumbres)
como en forma de suplementos aislados (goma guar y pectina), reducen de manera
significativa la respuesta glicémica. Los datos mecanicistas indican que verdaderamente
estas fibras viscosas retrasan el vaciamiento gástrico y la absorción de la glucosa. Por lo
tanto, por una parte las fibras viscosas parecen particularmente eficacez en disminuir la
respuesta de la glucosa e insulina y, por lo tanto, son útiles en el manejo del control
glicémico en los pacientes con diabetes. Por otra parte, en estudios prospectivos
observacionales, el contenido de fibra no viscosa de la dieta, principalmente la que se
encuentra en los granos integrales, está más cercanamente relacionada (y de manera
inversa) con el riesgo de desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.

3.3.Saciedad y peso corporal

Se publicó un estudio en el BMJ British Medical Jornal, en el cuál se establece que la


fermentación de la fibra alimentaria por las bacterias del intestino produce un
subproducto que suprime el apetito y disminuye la grasa abdominal.
¿Qué son estos subproductos?
Los subproductos de la fermentación son ácidos grasos de cadena corta, entre los que el
llamado propionato es el que tiene mayor actividad de suprimir el apetito. El propionato
estimula la liberación de las hormonas PYY y GLP-1 y realmente son estas que
suprimen el apetito.
Primera fase: Para demostrar el efecto del propionato, los investigadores prepararon un
suplemento dietético de propionato y suministraron a un grupo de 20 personas inulina
(fibra de plantas) o propionato (el subproducto de la fermentación). Permitieron al
grupo de comer en un bufet libre tanto como quisieran, observando que las personas que
habían tomado el suplemento de propionato comieronun en promedio 14% menos que
las personas que habían tomado el suplemento de inulina y tenían más cantidad de las
hormonas PYY y GLP-1 en sangre.
Segunda fase: Estudiaron a 60 adultos con sobrepeso entre 45 y 60 años, a los que
administraron un suplemento diario de 10 g de inulina o 10 g de propionato durante 6
meses. No se les recomendó ninguna dieta, sino que debían de seguir su dieta habitual.
De los 60 participantes, solamente 49 finalizaron el estudio y se observó que solamente
uno, de los que habían tomado propionato, había aumentado su peso en un 3%, en
comparación con 6 participantes que, tomando inulina, habían aumentado de peso. Pero
lo más significativo era que el propionato había sido capaz de disminuir la grasa
abdominal, bajando la cantidad de grasa total del hígado.
Los análisis de sangre revelaron que ambos suplementos, la inulina y el propionato
disminuyeron el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de diabetes, pero solamente
el propionato disminuyó el colesterol LDL y un enzima relacionado con el daño de los
tejidos de corazón e hígado.
Estos resultados evidencian la importancia de ingestión de fibra, para ser fermentada en
el intestino por los microorganismos para obtener propionato; este tiene un papel de
control de peso a través de las hormonas mencionadas que disminuyen el apetito
y evitan el aumento de peso a largo plazo.

Referencias:
Boosting chemical by-product of dietary fiber fermentation in gut slims and
trims. BMJ-British Medical Journal.
Propionate. Anti-obesity and satiety enhancing factor? Arora T, Sharma R, Frost
G. Animal Biochemistry Division, National Dairy Research Institute, Karnal 135001,
Haryana, India.

3.4. Cardiopatia coronaria


De acuerdo al Instituto de Medicina de los Estados Unidos (2002) y también según el
Consejo de Salud de Holanda (2006), un efecto de la ingesta total de fibra sobre el
riesgo de cardiopatía coronaria es suficientemente aceptable para servir como base para
las guías de ingesta de fibra dietética. La fibra de los cereales y frutas parece ser de
particular importancia. Fibra Dietética 31 Se han propuesto varios mecanismos para
explicar el efecto protector aparente de la fibra dietética sobre el sistema cardiovascular.
Estos incluyen cambios en la absorción del colesterol y en la reabsorción de ácidos
biliares, alteraciones en la producción de lipoproteínas en el hígado y cambios en la
depuración (clearance) de lipoproteínas desde el torrente sanguíneo. Todo esto puede
dar como resultado niveles más bajos de colesterol total y LDL plasmáticos, lo cual
podría disminuir el riesgo de cardiopatía coronaria. La fibra dietética puede retrasar la
absorción de grasa y carbohidratos del intestino delgado y puede tener efectos
concomitantes sobre el metabolismo de la insulina. También puede reducir el nivel de
los triglicéridos circulantes y como resultado, reducir el riesgo de cardiopatía coronaria.

El aumento en el consumo de fibras altamente viscosas, tales como los ß-glucanos, las
pectinas y la goma guar se asocian con reducciones significativas de los niveles de
colesterol sanguíneo de sujetos normales, con sobre peso y obesos, así como también en
sujetos con hiperlipidemia. Sin embargo, los componentes de la fibra dietética como las
fibras no viscosas (por ejemplo, la fibra del trigo y la celulosa) no influyen en los
lípidos sanguíneos.

Muchos estudios de intervención en humanos han mostrado que las fibras viscosas
aisladas (ß-glucanos, salvado de avena, pectinas, goma guar y psyllium) tienen
propiedades reductoras del colesterol, pero solo si su ingesta es mucho más alta que los
niveles consumidos en las dietas más habituales. Pero, los resultados de un meta análisis
de estudios en pacientes con niveles de colesterol elevado sugirieron que un aumento en
la ingesta de los tipos de fibra dietética viscosos pueden ser útiles si se combinan con
otros cambios alimentarios como la reducción del consumo de grasa. En algunos países,
los datos se consideran lo suficientemente sólidos para permitir mensajes saludables en
los productos con avena y salvado de avena y en los Estados Unidos también para los
productos con psyllium. La suplementación de comidas normales con almidón resistente
parece no bajar los niveles de lípidos sanguíneos en ayunas o tener efectos significativos
en los lípidos sanguíneos posprandiales en sujetos normales. Sin embargo, parece
mejorar el metabolismo de los triglicéridos entre los individuos con niveles de
triglicéridos en la línea base del extremo superior del rango normal.

Los datos sobre los efectos de la inulina o los fructooligosacáridos en las


concentraciones de los lípidos sanguíneos también son inconsistentes. En algunos
estudios de corto plazo, tanto en sujetos hiperlipidémicos como en hombres jóvenes
sanos normolipidémicos, la ingesta diaria de 9 a 10 g de inulina bajó los niveles de
triglicéridos y colesterol en la sangre en los hombres normolipidémicos sanos. Sin
embargo, otros estudios en individuos sanos no mostraron tales efectos. Se han
observado resultados similares con la polidextrosa.

La ingesta de granos integrales está inversamente asociada con el riesgo de cardiopatía


tanto en hombres como en mujeres; y la ingesta de frutas y verduras está inversamente
asociada con este riesgo en las mujeres. También existe evidencia que al aumentar la
ingesta total de fibra dietética, aumentando el consumo de granos integrales, futas y
verduras, en conjunto con una dieta reducida en grasa, reduce los niveles de
triglicéridos, especialmente entre los sujetos con niveles inicialmente elevados. La base
de la evidencia para sostener que existe una influencia del consumo de granos integrales
sobre la salud del corazón se considera suficientemente sólida para que se acepten
mensajes saludables en los Estados Unidos, Reino Unido y Suecia; y en los Estados
Unidos esto es válido también para el consumo de frutas y verduras.

http://ilsi.eu/wp-content/uploads/sites/3/2016/06/CM_fibre_Spanish.pdf

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