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PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL”:

ORÍGENES, DEFINICIONES Y PROBLEMÁTICAS

Pablo Camus Gayan

Pensamiento Crítico
Revista Electrónica de Historia
N°1, 2001
PENSAMIENTO CRÍTICO 2
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL”:


ORÍGENES, DEFINICIONES Y PROBLEMÁTICAS1

Pablo Camus Gayan2

Abstract

This articles seeks to establish what conditions have permitted the rise and
consolidation of what is known as "environmental history". Together with
this, the main conceptual and methodological approaches towards this
subject are defined. Furthermore, the most representative research trends
are established, emphasizing those that refer to the relationship between
men and forests.

1.- Introducción

La preservación del medio ambiente se ha convertido en uno de los ejes principales de la


problemática del desarrollo socioeconómico tanto en Chile como en los demás países americanos,
europeos y asiáticos. El efecto invernadero, el fenómeno de la lluvia ácida, la disminución y los
agujeros en la capa de ozono, la sobreexplotación de las aguas subterráneas y superficiales, la
deforestación de extensas zonas de selvas tropicales, la contaminación provocada por la
agricultura química y las actividades industriales, la amenaza radiactiva, el agotamiento de los
recursos naturales, la disminución de la biodiversidad silvestre del planeta son algunas de las
manifestaciones de una preocupación ecológica que no ha distinguido clases, razas, religiones,
naciones o estados.

1
Este artículo ha sido escrito en el contexto del Proyecto ECOS CONICYT C99HO2 « Las relaciones entre actores
institucionales y territorios. Un estudio comparativo entre Chile y Francia ».
2
Doctor en Historia Pontificia Universidad Católica de Chile, Doctor en Etudes sur l’Amérique Latine, Universidad de
Toulouse II, Le Mirail, Francia. Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de
Chile.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 3

La importancia que ha adquirido la temática ambiental en el ámbito planetario nos ha


motivado ha estudiar cuál a sido el aporte de los historiadores al debate sobre las relaciones entre
desarrollo y medio ambiente. En este sentido nos preguntamos ¿ha surgido en las últimas décadas
una historia ambiental? ¿Que hay de nuevo en sus planteamientos? ¿Cuales son las problemáticas
que aborda? ¿Tiene algún sentido el concepto de historia ambiental? Por lo tanto el objetivo de
este artículo es analizar los alcances y consecuencias que la emergencia de la denominada crisis
ecológica ha tenido sobre el curso de las investigaciones de historiadores de Estados Unidos y
Europa.

2.- Emergencia de la problemática ambiental

En el pensamiento humano el análisis de las interacciones entre hombre y naturaleza ha


estado vigente desde la antigüedad. Reflexiones sobre el orden natural como un designio divino o
bien sobre la influencia del medio ambiente en la sociedad y del hombre como agente modificador
de la naturaleza encontramos hasta en los mitos sumerios. En los escritos de pensadores griegos y
romanos también aparecen por ejemplo distintas observaciones sobre los efectos del lugar en la
formación del carácter de los pueblos.
En la antigüedad, Panecio, Posidonio, Cicerón y los autores herméticos fueron quienes más
se acercaron a dar una interpretación teleológica a los cambios en el medio natural producidos por
el hombre. La misión del hombre en la tierra consistía en perfeccionar el orden diseñado por Dios.
Ese era su puesto en el plan celestial. Los logros en irrigación, drenaje, minería, agricultura y cría
de animales eran percibidos como un complemento del orden divino. El hombre se concebía a sí
mismo como un colaborador de Dios en la superintendencia de la tierra3.
En la edad media cristiana, si hubo una idea dominante fue que el hombre, bendecido con la
facultad de trabajar, ayudaba a Dios y a sí mismo en la mejora de un hogar terrenal, aunque en la
teología cristiana la tierra era solamente una estación de tránsito. No obstante, la razón más
imperiosa para justificar la observación y el estudio de la naturaleza era que este tipo de
investigaciones conducía a una mejor comprensión de la idea general del designio divino. Formaba
parte de las pruebas de su existencia, de su plan de un mundo como designio y de la verdad de la
religión cristiana4.
En la época moderna esta visión del hombre como administrador de la tierra no ha cambiado
mayormente. Las desecaciones y el rescate de tierras, la construcción de polders en Holanda, la
desecación de pantanos en Inglaterra, el control del curso de los ríos, el drenaje de tierras
pantanosas en Italia y el manejo de marismas, estanques y lagos en Francia, eran una muestra del

3
Glacken, Clarence, Huellas en la playa de Rodas. Ediciones del Serbal, Barcelona, España, 1996, p.163.
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dominio del hombre sobre la naturaleza. Esta percepción se pone de manifiesto por ejemplo en la
obra del Conde Georges Buffon quien en el siglo XVIII subrayaba, con una visión teleológica de las
relaciones hombre naturaleza, la fuerza y el poder de la creatividad humana para ordenar el medio
ambiente y perfeccionar la obra de Dios. A juicio de Buffon “la naturaleza salvaje es horrible y letal,
soy yo y únicamente yo quien puede convertirla en grata y habitable.” Desecad las marismas,
decía, haced que las aguas estancadas corran por regatos y canales, despejad los bosques viejos
por el fuego o el hierro, en su lugar haced pastizales y campos arables para que el buey abra sus
surcos, de modo que “una nueva naturaleza salga de sus manos” 5.
Sin embargo, en el siglo XIX y aún antes, comenzó a acumularse un gran número de
pruebas inconfundibles que indicaban que el hombre había operado cambios no deseados en la
naturaleza. Si se talaban bosques demasiado rápido, si la deforestación iba seguida por torrentes y
erosión de suelo, no parecía que se estuviese cumpliendo adecuadamente el papel de
administrador del medio natural. Más bien el hombre con su dominio desenfrenado del entorno
estaba desafiando la voluntad divina y el plan reservado para la naturaleza. Diversos autores como
Fraas, Liebig y Surrel subrayaron el rol del hombre como agente transformador de la naturaleza y
denunciaron los efectos catastróficos de la deforestación6. El libro de Georges Perkins Marsh, El
Hombre y la Naturaleza, publicado en 1864, es una de las primeras síntesis de este tipo de
reflexiones más pesimistas y críticas de la acción del hombre sobre el medio ambiente7.
Se desarrollaron, asimismo, diversas disciplinas centradas en el estudio de las formaciones
terrestres como la orografía en 1823, la paleontología en 1834, la petrografía en 1842, geotermia
en 1865, orogenia en 1868 y estatigrafía en 18738. También con relación a los estudios sobre los
fenómenos biológicos y a la ecología como ciencia. En 1866, el naturalista alemán Ernesto
Haeckel, intentando reorganizar la biología en crisis después de la aparición en 1859 de El origen
de las especies de Charles Darwin, planteó su conocida definición de ecología como la ciencia del
hábitat o de las especies en su ambiente y con ello se sitúa el origen de esta disciplina científica9.
Posteriormente, el 12 de abril de 1913 en el Departamento de Botánica de la Universidad de

4
Ibíd., p.186.
5
Buffon, Georges: Historia Natural, vol 12, 1764, pp.85-86, 95-96.
6
Raumolin, Jussi: « L’homme et la destrucction des ressources naturelles : la Raubwirtschaft au tournant du siècle ». En:
Annales, julio-agosto de 1984, p.799. Todas las traducciones del francés al español fueron realizadas por el autor del
articulo. La indicación de la obra y la pagina permitirá acceder al original a todos los lectores que lo deseen.
7
Marsh, Georges Perkins : Man and Nature or Physical geography as modified by human action. Edited by David
Lowenthal. Originally published in 1864. Copyright John Harvard Library, 1965, 471 pp. Sobre la importancia atribuida al
libro de Marsh ver: B.L. Turner II : The earth as transformed by human action. Cambridge University Press, United
Kingdom, 1990, p.3-4.
8
Luginbuhl, Yves : « Nature, paysage, environnement, obscurs objets du désir de totalité ». En : Robic, Marie-Claire : Du
milieu a l’environnement. Pratiques et représentations du rapport homme/nature depuis la Renaissance. Económica, Paris,
1992, p.32.
9
Matagne, Patrick : Aux origine de l’ecologie : les naturalistes en France de 1800 a 1914. Paris, Éditions de CTHS, 1999,
p.105-106. Ver asimismo : Deléage, Jean Paul : Histoire de l’écologie. Une science del homme et de la nature. Éditions la
Découverte, Paris, France, 1991, p.64, et Di Castri, Francesco : « L’écologie : naissance d’une science de l’homme et de la
nature ». En : Hérodote, 3er trimestre 1982, Nº26, p.67-77.
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Londres tiene su reunión inaugural la primera sociedad ecológica del mundo denominada British
Ecological Society10. En noviembre del mismo año se organizó en Berna una conferencia
internacional para la protección de la naturaleza11. También a principios de siglo XX destacaron los
conservacionistas norteamericanos Gifford Pinchot, John Muir y el presidente Theodore
Roosevelt12. Sin embargo, como se ha señalado, el estudio del medio natural ha interesado al
hombre desde las épocas más remotas. Por ello, en 1927, Charles Elton, considerado
unánimemente como el fundador de la ecología animal, inicia el primer capítulo de su obra Animal
Ecology con la siguiente advertencia “ecología es un nuevo nombre para un sujeto muy antiguo” 13.
No obstante la continuidad de este tipo de estudios, sólo a partir de la segunda mitad del
siglo XX, las investigaciones respecto de las relaciones hombre naturaleza alcanzaron una
importancia más gravitante y generalizada, especialmente luego de la creación de la bomba
atómica14, difundiéndose rápidamente a las diversas disciplinas del conocimiento e investigación
humanas. La problemática ecológica dejó de preocupar sólo a naturalistas, biólogos, zoólogos y
botánicos. Después de Hiroshima y Nagasaki fue claro que el hombre se había convertido en una
fuerza geológica planetaria. El manejo de la energía nuclear se instauró como un instrumento
estratégico de las relaciones internacionales y de la seguridad global marcada por la inseguridad
de la Guerra Fría. Los equilibrios de la biosfera y de las relaciones hombre, naturaleza y sociedad
urbana se transformaron en una problemática que intentó ser abordada desde otras disciplinas
como el urbanismo, la arquitectura, la sociología y la economía, entre otras. De la ecología se
derivó, entonces, al medio ambiente ampliándose el concepto hacia los componentes económicos,
sociales, políticos, culturales y construidos del entorno humano.
En los años setenta del siglo XX, por la amplia campaña de difusión pública que obtuvo, un
hito importante en la expansión de la idea de deterioro ambiental del planeta lo constituye el
informe Los límites del crecimiento realizado por Donnella Meadows, Dennis Meadows, Jorgen
Randers y William Beherens del Massachusetts Institute of Tecnology, MIT, por encargo del
denominado Club de Roma, una agrupación de personalidades de todas las culturas preocupadas
por el futuro del planeta15. De acuerdo con este controvertido estudio, el crecimiento exponencial

10
Sheail, John : Seventy five years in ecology : The British Ecological Society, Londres, Oxford, Blackwell Scientific
Publications, 1987, p.40.
11
Sarasin, Paul : Rapport à la conférence internationale de protection de la nature. Berna, 17-19 de novembre de 1913.
12
Worster, Donald: « The Vulnerable Earth ». En: Worster, Donald: The ends of the earth. Perspectives on Environmental
History. Cambridge University Press, United, Stated of América, 1988, p.16. Duban, Francois :
er
« L’écologisme américain : des mythes fondateurs de la nation aux aspirations planétaires ». En : Herodote, 1 trimestre
2001, Nº10, p. 55-86.
13
Elton, Charles : Animal Ecology, Londres, Sidgzick et Jacson, 1927, p.1.
14
Donald Worster, entre otros, estima que la «era de la ecología » comienza en 1942 con el lanzamiento del proyecto
Manhattan que culmina el 16 de julio de 1945 con la explosión de la primera bomba atómica en el desierto de Nuevo
México, cerca de Alamogordo. Worster, Donald : Nature’s Economy, 1977. Traducido al francés como Les pionniers de
l’écologie. Une histoire des idées écologiques. Editiones Sang de la terre, Paris, 1992, p.365.
15
« Présentation par le Club de Rome ». En : Donnella Meadows, Dennis Meadows, Jorgen Randers y William Beherens :
Rapport sur les limites a la croissance. Fayard, France, 1972, p.135.
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experimentado por la economía mundial no podía continuar indefinidamente sin poner el riesgo la
supervivencia del planeta. Una salida a la catástrofe general era impulsar un “alto al crecimiento”16.
Si bien la idea de crecimiento cero fue duramente criticada y caracterizada como una versión
ecológica del Apocalipsis o como un “neomalthusianismo con computador”, aludiendo a la
concepción de los modelos matemáticos empleados17, es reconocido que el mérito del informe
Meadows se encuentra en haber despertado un amplio debate público18 como asimismo en haber
masificado la conciencia de la humanidad sobre la “fragilidad del planeta” y los riesgos y problemas
ambientales derivados de un crecimiento económico sin consideración con el soporte ambiental
que lo sustenta19. Sin embargo, como respuesta a la versión apocalíptica de las relaciones del
hombre con el ambiente y a la crisis ecológica, los no maltusianos planteaban que el ser humano
tenía la capacidad de vencer, por la sola técnica, los problemas físicos y los efectos destructores
que provocaba la contaminación de la biosfera.
Reconociendo la gravedad de la situación y lo complejo del desafío, después de la reunión
de Founex en 1971, las Naciones Unidas organizó en junio de 1972, en Estocolmo, la primera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo que concluyó con el
establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El informe oficial de
la Conferencia de Estocolmo denominado Only One Earth, realizado por Barbara Ward y Rene
Dubos, con la colaboración de un comité compuesto por 152 consejeros de 58 países, subrayaba
con insistencia la necesidad de una toma de conciencia de la responsabilidad colectiva de proteger
nuestro futuro. Posteriormente en la década de los ochenta, bajo la presidencia de Gro Brundtland,
la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó un informe denominado
“Nuestro Futuro Común” o “Informe Brundtland”, en el que se propuso oficialmente el concepto de
Desarrollo Sustentable, al sostener, básicamente, que el desarrollo económico y el medio ambiente
no necesariamente son incompatibles sino más bien son complementarios. Finalmente, en la
Cumbre de Río de Janeiro por el medio ambiente y el desarrollo organizada en junio de 1992 se
planteó el concepto de desarrollo sustentable para el siglo siguiente a través de la Agenda 21 como
“un programa de acción bajo la forma de recomendaciones”20. Tiene 500 páginas y 40 capítulos
que cubren tópicos tales como cloacas, océanos, atmósfera, desertificación, pobreza, residuos
radiactivos y tóxicos, biodiversidad y población.

16
Corresponde al título de la versión del informe Meadows para el público masivo, sin las ecuaciones del modelo. Ver :
Delaunay, Janine : Halte a la Croissance. Enquête sur le club de Rome. Fayard, Francia, 1972.
17
Théry, Daniel: « Critique du modèle (limites a la croissance) ». En: Annales, 29º année, Nº3, mayo-junio, 1974, p.668. Ver
asimismo: Sauvy, Alfred: Croissance zéro ? Paris, Ed. Calmann-Levy, 1973.
18
Cole, Hugh et.al.: L’antimalthus. Une critique de « Halte a la Croissance ». Éditions du Seuil, Paris, France, 1974, p.23.
19
Iglesias, Enrique: « De Estocolmo a Río ». En : Medio Ambiente y Urbanización: Cumbre de la Tierra. Año 10, Nº40,
Septiembre de 1992, p.43.
20
Sachs, Ignacy: L’écodéveloppment. Stratégies pour le XXI siècle. Syros, Paris, 1997, p.65.
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3.- Precursores de la historiografía ambiental.

El estudio de las relaciones hombre y su medio ambiente tiene muy antiguos precursores.
Como se ha señalado la problemática no es nueva aunque si es muy actual. En el ámbito de la
historiografía contemporánea, los trabajos de la escuela de los Annales han sido citados como un
origen por prácticamente la unanimidad de los autores dedicados a los temas ambientales21. El libro
“La tierra y la evolución humana”, publicado en 1922 por Lucien Febvre22, es una obra pionera que
en los años setenta y aún hoy en día mantiene una sorprendente actualidad23. En esta obra,
reteniendo el pensamiento de Vidal de la Blanche, Febvre discute los alcances del determinismo
natural, propuesto por la geografía de Frédéric Ratzel, en contraposición al posibilismo cultural, que
subraya la facultad del hombre para remontar las dificultades y riesgos que le impone el medio
ambiente. Marc Bloch, por su parte, en “ Les caractéres originaux de l’histoire rurale française ”,
insistió en el papel de la geografía en las formas de producción desde la baja edad media hasta la
revolución francesa, describiendo tres grandes tipos de paisajes rurales y de civilizaciones
agrarias, el open field, al norte de la Loire, el type méridional, al sur y el bocage24 al oeste25.
Fernand Braudel, siguiendo las enseñanzas de su amigo y maestro Lucien Febvre26, propuso
en su notable trabajo sobre el mediterráneo en la época de Felipe II, el medio ambiente no como
un telón de fondo sino como una parte constitutiva de los estudios históricos, especialmente de
aquellas investigaciones que prestaban su atención no a los eventos sino a los ciclos que se
reiteraban constantemente en el tiempo y que denominó la larga duración (la longue durée). En su
obra sobre el mediterráneo, heredero de las ideas de Febvre, Braudel argumentó en contra del
determinismo geográfico y en favor del posibilismo, una idea que da a la naturaleza un papel como
agente de la historia, pero en interrelación con las actividades humanas. Para Fernand Braudel los
tiempos largos de la naturaleza o “capas de historia lenta” se entrelazaban con las duraciones,
algunas completamente breves, de la historia de los eventos humanos27. La naturaleza pasaba a
ser, entonces, un agente activo de la historia.

21
Worster, Donald: « Doing Environmental History ». En: The Ends of de Earth. Perspectives on modern environmental
history. Cambridge, 1988, pp. 290-291. Bertrand, Georges: « Pour une histoire écologique de la France Rurale ». En:
Duby, Georges: Histoire de la France Rurale. Éditions du Seuil, Paris, France, 1975, p. 39-43. Desplat, Christian: « Pour
une histoire des risques naturels dans les Pyrénées occidentales » françaises sous l’ancien régime ». En: Benassar,
Bartolomé: Les catastrophes naturelles dans l’Europe médiévale et moderne. Presses Universitaires du Mirail. Toulouse,
France, 1993, p.115. Beinart, William: “The night of the jackal: Sheep, pastures and predators in the Cape”. En: Past &
Present, Nº158, febrero de 1998, p. 172-173.
22
Febvre, Lucien: La terre et l’évolution humaine. Paris, France, 1922.
23
Sachs Ignacy: « Environnement et styles de développement ». En: Annales, mayo-junio, 1974
24
El termino francés « Bocage » se refiere al paisaje rural donde los campos son bordeados por cercos vivos.
25
Bloch, Marc: Les caractéres originaux de l’histoire rurale française. Armand Colin, Paris, 1988.
26
Bourdé, Guy et Hervé Martin : Les ecoles historiques. Éditions du Seuil, 1983, p.229-230.
27
Braudel, Fernand: « La longue durée ». Annales, Nº 12, octubre diciembre, 1958.
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Prosiguiendo con el interés de la Escuela de los Annales por el estudio de las relaciones del
hombre con el medio natural, Emmanuel Le Roy Ladurie realizó una serie de estudios en los que
intentó determinar la influencia del clima y sus variaciones en la historia de la humanidad28. En sus
trabajos, Le Roy Ladurie pretende superar las formas más bien subjetivas, anecdóticas y
tradicionales de investigar las fluctuaciones del clima, es decir a través de las percepciones del
clima escritas en las fuentes documentales: sequías, heladas, lluvias, inundaciones, por medio de
las cuales, por ejemplo, Elsworth Huntington explicaba que la caída del imperio romano se debía a
una desviación de la ruta de los ciclones y por un desecamiento de las tierras mediterráneas29. En
consecuencia junto al estudio fundado en la explotación de documentos de archivos, es decir el
“oficio del historiador”30, propiamente tal, adhiere a una investigación interdisciplinaria que
considere el método dendroclimatológico, o estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, y
fenológico, o estudio de las fechas anuales de floración y maduración de los vegetales, pues estos
métodos permitirían establecer series climáticas de carácter científico. En este sentido, en sus tesis
cuantitativistas sobre la historia del clima y del medio ambiente Le Roy Ladurie llegó a proponer
una historia sin hombres y sin sociedades31. Así en la introducción a Histoire du climat depuis l’an
mil plantea que se había impuesto progresivamente una perspectiva: la de un clima estudiado
históricamente por si mismo, y no solamente por sus incidencias humanas o ecológicas32.
En la presentación de la Revista Annales, correspondiente a mayo-junio de 1974, dedicada
especialmente a “Historia y Medio Ambiente”, Emmanuel Le Roy Ladurie señalaba que la

“historia del medio ambiente reagrupa los temas más antiguos y más nuevos
de la historiografía contemporánea: la evolución de epidemias y del clima, dos
factores integrantes del ecosistema humano; la serie de calamidades naturales
agravadas por la imprevisión o incluso por la absurda “buena voluntad” de la
colonización; la destrucción de la naturaleza, provocada por el desarrollo

28
Le Roy Ladurie, Emmanuel: « Histoire et Climat ». En : Annales, 1959. « Climat et récoltes aux XVII et XVIII siècles », En:
Annales, 1960. Histoire du climat depuis l’an mil. Flammarion, Paris, 1983. « Pour une histoire de l’environnement : la part
du climat ». En : Annales, 1970. « Le climat de la France (1776 – 1792) : séries thermiques ». Estudio publicado en
colaboración con J.P. Desaive en la obra colectiva Climat, médecins, épidémies à la fin de XVIII siècle. Paris-La Haye,
1972. “L’ historie de la pluie et de beau temps.” Estudio publicado en la obra colectiva presentada por Jacques Le Goff y
Pierre Nora: L’histoire nouvelle et ses méthodes, Gallimard, Paris, 1973.
29
Ellsworth Hugtington planteó a principios de siglo XX que las causas climáticas eran las más importantes para explicar la
ruina de las civilizaciones antiguas. Ver Le Roy Ladurie, Emmanuel: « L’Histoire sans les hommes : Le climat, nouveau
domaine de Clio ». En: Le territoire de l’historien. Ed. Gallimard, Paris, 1973, p.422.Ver : Raumolin, Jussi: « L’homme et la
destrucction des ressources naturelles : la Raubwirtschaft au tournant du siècle ». En: Annales, julio-agosto de 1984,
p.799.
30
Le Roy Ladurie, Emmanuel: Histoire du climat depuis l’an mil. Flammarion, Paris, 1983, p.73.
31
Le Roy Ladurie, Emmanuel: « L’Histoire sans les hommes : Le climat, nouveau domaine de Clio ». En: Le territoire de
l’historien. Ed. Gallimard, Paris, 1973.
32
Le Roy Ladurie, Emmanuel : Histoire du climat depuis l’an mil. Flammarion, Paris, 1983, p.9. En la pagina146 señala que
el hombre no sea necesariamente el objeto del trabajo del historiador es tambien lo que se desprende, indirectamente al
menos, de los análisis más generales de Michel Foucault : Les mots et les choses. Une archéologie des sciences
humaines. Gallimard, Paris, 1966, p.398. La primera edición del libro de Le Roy Ladurie es de 1967.
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demográfico y (o) por los predadores del sobreconsumo industrial; daños de


origen urbano e industrial, que conducen a la contaminación del aire o del agua;
obstrucción física, humana o sonora del espacio de las ciudades, el período de
urbanización galopante. En este número nosotros hemos explorado sólo algunos
de los temas precisados. No hemos tenido sin embargo la intención de ceder a los
imperativos de una moda. Hace largo tiempo los Annales se han interesado en los
problemas de una historia ecológica que concierne tanto a los paroxismos de los
contagios como a las fluctuaciones de la meteorología. Nos dedicamos al medio
ambiente a fin de arreglar los verdaderos problemas y rehusar las facilidades de
un discurso vulgarizador, es primordialmente y ante todo ser fieles a nosotros
mismos” 33.
Con esta declaración de principios, propia del debate de los setenta contra el denominado
ecologismo, Le Roy Ladurie se refería, en el fondo, a los peligros de caer en un discurso
apocalíptico y alarmista de los problemas ecológicos que afectaban a la humanidad y a la
necesidad de tratar esta problemática desde una perspectiva objetiva y científica, gran anhelo de
los Annales y de la historiografía en aquel tiempo.
No obstante, sólo en la década de los ochenta y noventa del siglo XX, la historia ambiental
se ha consolidado más oficialmente y ha adquirido mayor significación en Europa y Estados
Unidos. Por ejemplo, el historiador Magnus Mörner señalaba en 1995 que había “llegado el tiempo
para nosotros de ser profundamente conscientes de la enorme importancia histórica de los factores
ecológicos. ¿Cómo sufrieron los ecosistemas el impacto de la actividad humana? Este es por cierto
un proceso que comenzó mucho tiempo atrás. ¿Cuál fue la resistencia o adaptación a dichos
ecosistemas? ¿En que dimensión puede adaptarse el comportamiento humano a los cambios de la
naturaleza?”34.
Para el caso francés, Robert Delort estima que desde el lanzamiento en 1984-1985 de una
acción temática transformada en el Programa Científico PIREN/CNRS (Programa Interdisciplinario
de Investigación sobre el Medio Ambiente) la historia del medio ambiente y de los fenómenos
naturales ha, como se dice actualmente, “estallado”; el Congreso Internacional de Ciencias
Históricas le dio derecho de ciudadanía (1986 y 1990), se creó la asociación europea por la historia
del medio ambiente en 1987, se crearon revistas, los países comenzaron a intensificar sus
esfuerzos. Poco a poco se ha definido más precisamente esta nueva e inmensa disciplina que es la
historia del medio ambiente35.

33
Le Roy Ladurie, Emmanuel : « Histoire et Environnement. » Présentation. En : Annales, mayo-junio, 1974, p.537.
34
Mörner, Magnus: « Algunas reflexiones sobre historia y espacio ». En: Población y Sociedad, Tucumán, Argentina,
Diciembre, 1995, Nº3, p.33.
35
Delort, Robert : Pour une histoire de l’environnement. Actes du programme scientifique et du colloque de mars 1991 sur
l’histoire de l’environnement et de phénomènes naturels. CNRS Éditions, France, 1993, p.5.
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En este contexto, Jaques Le Goff, ratificando la emergencia y consolidación de la historia


ambiental como sujeto de investigación, plantea que ésta es un frente pionero de la historiografía
que ha sido abierto en la segunda mitad del siglo XX por diversos exploradores de la historia36.
Otra vertiente de investigación que está en los orígenes de la denominada historiografía
ambiental es la Environmental History, considerada como heredera de la historia de la frontera de
Frederick Jackson Turner, Walter Prescott Webb’s y James Malin37, que se ha desarrollado en los
Estados Unidos especialmente a partir de los años setenta con la toma de conciencia de los
problemas ecológicos en el ámbito planetario. Desde hace algunas décadas, Donald Worster y
Alfred Crosby son los historiadores ambientales más reconocidos de Estados Unidos y, a la vez,
son los editores de la colección Studies in Environment and History publicada por Cambridge
University Press38.
Donald Worster publicó en 1977 su obra Nature’s Economy: A History of Ecological Ideas39
en la cual explica el contexto cultural y social en el que han emergido las grandes corrientes de la
ecología, desde Linneo hasta nuestros días, agrupando el pensamiento ecológico en dos corrientes
principales: la ecología “arcadienne”, que considera al hombre como una parte de la armonía del
mundo alentándolo al amor y al respeto por la naturaleza, y la ecología “impérialiste” que intenta
crear un mundo instrumental con el fin de explotar sus recursos en beneficio del hombre40.
Por su parte, Alfred Crosby publicó en 1972 The Columbian Exchange: Biological and
Cultural Consequences of 149241 y en 1986 Ecological Imperialism: The Biological Expansion of
Europe, 900-190042, en las cuales intenta situar y explicar los procesos históricos en su contexto
ecológico al plantear que los europeos pudieron apropiarse de las zonas templadas del planeta
gracias al rápido triunfo alcanzado por las plantas, animales y gérmenes que llevaban consigo. Por
ello, para Crosby, el desplazamiento de los pueblos nativos de las zonas templadas de América,
Australia y Nueva Zelanda se habría debido más a razones biológicas o ecológicas que a la
conquista militar.

36
Delort, Robert y François Walter : Histoire de l’environnement européen. Presses Universitaires de France, Paris, 2001.
Ver prefacio de Jaques le Goff, p.5.
37
Worster, Donald: « Doing Environmental History ». En : The Ends of de Earth. Perspectives on modern environmental
history. Cambridge, 1988, p.291. Esta relación tambien la establece Williams, Michael : « The relations of environmental
history and historical geography ». En: Journal of Historical Geography, 20, 1 (1994), 3-21.
38
Martinez Alier, Juan: « Temas de historia económico ecológico ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier,
eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.25.
39
Worster, Donald: « Nature’s Economy: A History of Ecological Ideas ». Cambridge, 1977.
40
Worster, Donald: Nature’s Economy: A History of Ecological Ideas. Cambridge, 1977. Hemos consultado la traducción
francesa titulada Les pionniers de l’écologie. Une histoire des idées écologiques. Editiones Sang de la terre, Paris, 1992, p.
11.
41
Crosby, Alfred: The Columbian Exchange: Biological and Cultural Consequences of 1492. Westport, 1972.
42
Crosby, Alfred: Ecological Imperialism: The Biological Expansion of Europe, 900-1900. Cambridge, 1986.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 11

4.- ¿Qué es la Historia Ambiental?

La historia ambiental aborda una problemática tan vasta que todavía dista mucho de haber
unanimidad en torno a qué es y qué debe ser. En consecuencia, los historiadores ambientales han
definido este campo de investigación de la manera más amplia posible. La mayoría de los autores
coincide en que esta disciplina aspira a entender el pasado del hombre en su medio ambiente43.
¿Que influencia ejercen los fenómenos y catástrofes ambientales en el devenir de las sociedades?.
¿Cual es el rol que ejerce la propagación de microbios y parásitos en la historia del hombre?.
¿Cuales son las consecuencias en el curso de las civilizaciones de las transformaciones que el
hombre realiza en su ambiente?. ¿Cómo reacciona el medio ambiente ante las acciones humanas?
¿Cómo se ha transformado la idea de naturaleza en el tiempo?, son algunas de las preguntas más
frecuentes que se hacen los historiadores ambientales.
Una de las principales controversias ha sido la inclusión o no de los aspectos sociales,
culturales y construidos del ambiente en la definición del objeto de estudio. Sin embargo, en
general, se coincide en que la historia del medio ambiente se estudia en relación al hombre. Para
Worster, líder de la escuela norteamericana, con una visión más inclinada a entender el medio
ambiente como naturaleza, la finalidad principal de este campo de investigación es profundizar
nuestra comprensión de cómo los humanos han sido afectados por su ambiente natural a lo largo
del tiempo y, al revés, como ellos han impactado al ambiente y con qué resultados44. McEvoy,
también de los Estados Unidos, plantea que “la percepción fundamental de la historia ambiental es
la de considerar a la naturaleza como agente histórico y distinto, en vez de un objeto pasivo de
contemplación o un telón de fondo para los actos humanos. La naturaleza no es pasiva … es un
socio inseparable de la cultura humana en la historia del planeta”45.
En cambio, James O’Connor plantea una visión que incluye los aspectos construidos y
culturales del ambiente al señalar cómo las acciones humanas modifican la naturaleza y
construyen configuraciones espaciales, agronómicas o urbanísticas, y cómo los ambientes
naturales y culturales facilitan o limitan la actividad material humana. El suelo, el océano y la
atmósfera no sólo se han “hecho a sí mismos, a lo largo del tiempo, sino que también han sido
“hechos” en mayor o menor parte por la actividad humana46. Joachim Radkau también subraya los
aspectos humanos del ambiente al considerar que “la investigación ecológico histórica se integra

43
Introducción. En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.14.
44
Worster, Donald: « Doing Environmental … Op. Cit., pp. 290-291.
45
McEvoy, Arthur : « Historia y ecología de las pesquerías del nordeste del océano pacífico.». En: Gónzalez de Molina,
Manuel y Juan Martinez Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer 11, 1993, p.190.
46
O’Connor, James: « ¿Qué es la historia ecológica? ¿por qué la historia ecologica? ». En: Ecología Política, Nº14, 1997,
p.119.
PENSAMIENTO CRÍTICO 12
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

en la investigación de la evolución a largo plazo de las condiciones de vida y reproducción


humanas. Investiga cómo el ser humano mismo ha influido en estas condiciones y cómo reaccionó
ante estas alteraciones. En este sentido, se dedica con especial atención a las acciones humanas
involuntarias, con consecuencias a largo plazo, en las que se produzcan efectos sinenérgeticos y
reacciones en cadena, junto con procesos naturales”47.
A nuestro entender la historia ambiental no es la historia de los fenómenos naturales, plantas
y animales en sí mismos o aislados de su relación con el hombre. Una erupción volcánica o un
terremoto son eventos naturales que se definen como desastres sólo si afectan al ser humano.
Animales y plantas tienen historia sólo en su interacción con los hombres. No es posible disociar
completamente la historia de los animales de la historia de los hombres, ambos constituyen un
factor ambiental y los documentos que analizamos tienen origen humano, son estudiados y
comentados por los hombres, para los hombres48. Lo que denominamos medio ambiente no es más
que una fracción de la realidad natural, construida o socio - económica captada por nuestros
sentidos. Por lo tanto el hombre puede conocer y representar el medio ambiente solamente en
relación con él. Es en consecuencia una construcción social y en este sentido su percepción y
comprensión se transforma históricamente. Contiene, entonces, los valores, creencias y
costumbres de la sociedad. Así, por ejemplo, después de siglos de destrucción del bosque por
considerarlo insano y para limpiar tierras para el desarrollo de la agricultura, la alimentación del
ganado y dotar de energía a las fundiciones, en el siglo XIX se reforestó masivamente en nombre
de la salud de los ciudadanos, la lucha contra la erosión y la corrección de torrentes. Desde este
punto de vista, la dicotomía entre hechos naturales y hechos sociales no tiene sentido. La
observación de un proceso natural está influenciada por el contexto económico y social del
observador. Para Olivier Buchsenschutz ampliar la definición de una cultura a la forma como ella
trata los animales, las plantas y el medio en la que ella vive, permite comparaciones infinitamente
más numerosas y más ricas que la historia de las batallas e incluso de las civilizaciones. Este paso,
señala, destruye los últimos restos de etnocentrismo, de la idea de una superioridad de un grupo
sobre otro o de un progreso constante49.
En los años sesenta del siglo XX se hizo cada vez más notorio el carácter dinámico y no
prognósticable del ecosistema, cuyas fronteras no se podían desligar del contexto temporal y sólo
se trazaban subjetivamente. Los tiempos de la historia lenta daban la impresión de una estabilidad
que difundía la percepción de que todas las generaciones habían tenido la misma relación con el
ambiente. No obstante, las categorías inmutables no podían rendir cuenta de los intercambios

47
Radkau, Joachim: « ¿Qué es la historia del medio ambiente? ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier,
eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.121.
48
Delort, Robert: Les animaux ont une histoire. Éditions du Seuil, Paris, France, 1984, p.81.
49
Buchsenschutz, Olivier : « Histoire et environnement, le temps retrouvé. » En : Monique Barrue Pastor y Georges Bertrand
(éditeurs) : Le temps de l’environnemet. Presses Universitaires du Mirail, Toulouse, France, 2000, p.119.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 13

entre hombre y naturaleza, pues sus modalidades se transformaban con las estructuras sociales.
Es en este sentido que el medio ambiente tiene una historia específicamente humana y que los
hombres son los sujetos creadores de su estado de naturaleza. Resulta, entonces, ineludible
plantearse la evolución histórica de una problemática ambiental para sacar conclusiones válidas
sobre la situación actual.
Otra característica que fortalece una perspectiva histórica de las relaciones hombre y medio
ambiente es que sólo en los tiempos largos es posible analizar los períodos de acumulación de
impactos negativos y positivos, como también sus efectos concretos sobre el medio ambiente. Los
primeros preparan los segundos, aunque no siempre se obtiene el efecto esperado y en otras
ocasiones el impacto es no deseado pero “inevitable” en un contexto histórico determinado.
Interesa, por lo tanto, estudiar tendencias no estados pues la situación actual sólo es explicable a
través de los procesos históricos que condujeron a ella. En efecto, ni la extendida y creciente
degradación de los ecosistemas, ni el deterioro de las condiciones de vida pueden explicarse por
simples relaciones causales lineales atemporales. Se trata por el contrario de problemas
estructurales de un sistema en el tiempo que incluye tanto el entorno físico donde se desarrolla la
producción como los grupos sociales que la producen, la economía que los rige y los factores
externos que condicionan la actividad50.
Las tensiones actuales entre la sociedad y la naturaleza tienen un origen remoto y son a la
vez el resultado cruzado de múltiples crisis acumuladas en el espacio y articuladas en distintas
escalas temporales. Ninguna civilización ha sido ecológicamente “inocente”. Actualmente no
sabemos qué pasará en la atmósfera con la intensa y progresiva acumulación de carbono de la era
industrial o con los desechos atómicos. No conocemos la capacidad de adaptación del hombre al
planeta como ecosistema global. ¿Cuáles son sus límites, resilencia y vulnerabilidad?. Se trata
muchas veces de efectos en “tiempos” que sobrepasan la vida humana y que tienen distintos
ritmos de desarrollo. Jean Paul Deleage plantea que sólo después del triunfo de la larga duración
en la reflexión histórica contemporánea la historia ambiental es concebible. Solo ella puede
articular las temporalidades sociales y ecológicas51.
Aún los eventos ambientales de corta duración temporal como las catástrofes dejan
profundas huellas en la mentalidad de una sociedad que se expresa en los actos más cotidianos de
la cultura humana. No debemos olvidar en todo caso el carácter eventual de estos hechos y por lo
tanto su profunda influencia en los tiempos a escala humana. Una mirada al pasado puede aclarar
mucho de los conflictos actuales. Los antiguos higienistas, urbanistas, ingenieros forestales y
conservadores de la naturaleza representan la historia de las preocupaciones que existen hoy en

50
Garcia, Rolando : Deterioro ambiental y pobreza en la abundancia productiva. IFIAS, México, 1988, p.15.
51
Deléage, Jean Paul: Histoire de l’écologie … Op. Cit., p.252-253.
PENSAMIENTO CRÍTICO 14
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

día. De la comprensión de sus problemáticas pueden surgir aproximaciones y respuestas a los


problemas del presente.
En este sentido hay que considerar que la historia ambiental tiene un fuerte componente
interdisciplinario. Sus relaciones con la geografía, la ecología, la biología, la economía, la
demografía y el urbanismo son estrechas y necesarias. Radkau plantea que hoy día debería
afirmarse unánimemente que el destino de la investigación ambiental depende fundamentalmente
de la capacidad interdisciplinaria de los científicos y de la colaboración entre las ciencias naturales
y humanas. No obstante, prosigue, una cierta especialización es necesaria por lo menos hasta el
punto que se comprenda el lenguaje de las distintas disciplinas y se pueda relativizar o
contextualizar en el tiempo la validez de sus resultados. El historiador del medio ambiente adquiere
su aporte, competencia e importancia en las fronteras de las disciplinas con las que se relaciona52.

5.- Temas y tesis de historia ambiental

La amplitud de las definiciones que utilizan los investigadores dedicados a la historia


ambiental permite un campo de estudio extremadamente vasto. El clima, los bosques, la pesca, el
uso de los recursos naturales en general, los sistemas energéticos y tecnológicos, las pestes y
enfermedades, los espacios rurales, la urbanización y el crecimiento demográfico, la contaminación
atmosférica, hídrica y de los suelos, los procesos erosivos, los riesgos ambientales como
terremotos, volcanismo, inundaciones y sequías son los temas más comúnmente abordados por la
historiografía ambiental.
No obstante, es posible intentar una sistematización de los diversos temas de estudio
básicamente en tres ámbitos de investigación. La primera línea, tiene el objetivo de comprender la
influencia que ejerce el medio ambiente en las estructuras mentales, económicas, sociales y
culturales de una sociedad determinada. Una de las formas que adquiere este tipo de trabajo es la
historia del clima y de los riesgos ambientales. La segunda línea de investigación intenta
comprender el impacto de las acciones humanas sobre el medio ambiente. En este caso por
ejemplo es característico el estudio de la explotación de los recursos naturales, la historia de las
ciudades y de la contaminación. Finalmente, la tercera línea se centra en las ideas y percepciones
que han orientado la concepción y las relaciones humanas con el medio ambiente, es decir el
medio ambiente en la historia de las ideas y en la historia de la ciencia.
En relación con la historia del clima, ésta ha sido ampliamente desarrollada por distintos
autores. Al comentar la evolución de las relaciones entre la escuela de los Annales y la historia

52
Radkau, Joachim: « ¿Qué es la historia del medio ambiente? ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier,
eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.123.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 15

ambiental hemos citado ya los trabajos de Emmanuel Le Roy Ladurie y su intento de establecer
series climáticas científicas con el objetivo de analizar las correlaciones entre la meteorología y las
sociedades agrícolas. En este sentido logró demostrar, por ejemplo, que los seis años lluviosos
entre 1646 y 1651 habían sido una de las causas del profundo malestar económico y social de
esos años. Más recientemente, Christian Pfister ha puesto en evidencia la importancia de las
variaciones climáticas sobre el precio de los cereales y, en general, sobre los ciclos económicos de
las sociedades preindustriales de Europa Continental hasta la construcción de los ferrocarriles.
Según Pfister, en adelante, los cambios climáticos deben ser incluidos entre las variables que
explican la revolución de los precios53.
Uno de los episodios más notables de las relaciones entre una sociedad y su clima es la
colonización de Groenlandia por los vikingos. El óptimo climático de la edad media fue
aprovechado hacia el 982 por Eric El Rojo para colonizar al oeste de Islandia las tierras que
denominó Groenlandia, el país verde. Este nombre suscitó diez siglos después un irónico
comentario de Julio Verne, quien señaló: tierra blanca habría convenido más a este país cubierto
de nieve. No obstante, en el año mil esta tierra tenía condiciones climáticas excepcionalmente
benignas, que permanecieron hasta que los últimos colonos murieron de hambre y de frío en el
siglo XV54.
Respecto de las catástrofes, Robert Delort considera que éstas han sido uno de los motores
de la historia mental, agrícola, económica y social55. Éste tipo de investigaciones permite, por
ejemplo, descubrir la representación que el hombre hace de su entorno y sus peligros. Una de las
preguntas que interesan en el estudio de los desastres es como el hombre los ha enfrentado y
como ello ha ido variando en el tiempo, lo que permite comprender los rasgos fundamentales de la
mentalidad de una época determinada. Durante siglos, las catástrofes en general y los terremotos
en particular, han sido percibidas como una manifestación directa de la cólera divina ante los
pecados del hombre. Han tenido por lo tanto el valor moralizador de un castigo en el que Dios
sanciona las faltas y la transgresión de los hombres a sus mandamientos56.
En épocas más contemporáneas, los desastres ambientales se han enfrentado desde una
óptica más racionalista, propia de los tiempos modernos, intentando prevenir o atenuar sus efectos
negativos mediante construcciones asísmicas en el caso de los terremotos, ordenamiento territorial
en el ejemplo de inundaciones, sequías y erosión de suelos e investigación biológica en el caso de

53
Pfister, Christian: « Fluctuationes climatiques et prix céléaliers en Europe du XVI au XX siècle”. En: Annales, 1988, p.48.
54
Deléage, Jean Paul: Histoire de l’écologie. Une science del homme et de la nature. Éditions la Découverte, Paris, France,
1991, p.249-250. Le Roy Ladurie, Emmanuel: Histoire du climat depuis l’an mil. Paris, 1983, p.124.
55
Delort, Robert: « Avant-Propos ». En: Bennassar, Bartolomé, ed: Les catastrophes naturelles dans l’Europe médiévale et
moderne. Presses Universitaires du Mirail. Toulouse, France, 1993, p.25.
56
Ducellier, Alain: « Les tremblements de terre Balkanique au moyen âge: aspects matériels et mentaux ». En: Bennassar,
Bartolomé, ed: Les catastrophes naturelles dans l’Europe médiévale et moderne. Presses Universitaires du Mirail.
Toulouse, France, 1993, p.62. Ver para el caso de Chile: Camus, Pablo: Riesgos ambientales en Chile: Historia y gestión
PENSAMIENTO CRÍTICO 16
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

microbios, virus y parásitos, enfermedades que para McNeill deberían ocupar un lugar central en la
explicación histórica57.
Desde el punto de vista de un planteamiento de investigación orientado a mostrar los efectos
de las acciones humanas sobre el medio ambiente, una perspectiva de análisis es el modo de
utilización de los recursos58. Álvaro Díaz de la Paz considera que hasta sólo algunas décadas los
recursos naturales eran divididos en renovables y no renovables, de acuerdo con la capacidad de
regeneración del recurso. Pero, actualmente, la realidad cotidiana nos ha demostrado el
agotamiento relativo de algunas especies marinas renovables, por lo que los estudios sobre la
evolución histórica de las circunstancias de la “esquilmación”, desde una óptica ecológica, han
ganado un espacio cada vez mayor en la literatura59.
Las pesquerías, plantea Arthur McEvoy, son objeto de estudios muy interesantes para los
historiadores ambientales porque muestran la interacción de los sistemas, ecología, economía y
conocimiento. Son volátiles en el sentido ecológico, responden rápidamente a cambios naturales
como el clima, pero también a la polución, a la pesca excesiva y a los impactos humanos sobre el
agua, el suelo y la atmósfera. En sus estudios sobre las pesquerías de California plantea la
evolución típica de la utilización del recurso. Primero, una fase en la que un puñado de pioneros
descubre el potencial económico de un recurso particular y adapta la tecnología existente para
explotarlo. Entonces sigue una fase de expansión en la que otros usuarios entran rápidamente en
el negocio. Por un tiempo se obtienen grandes ganancias hasta que la presión empresarial sobre el
banco pesquero es tan grande que los pescadores no pueden sostener el nivel de capturas. El
capital armador se hunde y las insolvencias proliferan. Sin embargo, bastantes pescadores quedan
en el banco dañado evitando la regeneración biológica del mismo. El modelo histórico es pues de
destrucción cíclica y repetida de los recursos, empezando por los más valiosos y los más fáciles de
explotar y siguiendo con especies más baratas y más difíciles de regenerar60.
Jesús Giráldez en su estudio El conflicto por los nuevos artes: conservacionismo, o
conservadurismo en la pesca gallega de comienzos del siglo XX, nos demuestra los trasfondos
económicos y sociales que existen en las transformaciones del manejo de los recursos naturales y
la aparición de conflictos entre las técnicas utilizadas secularmente y las nuevas formas de
extracción de los recursos, tendientes a su industrialización a partir de la formación de un mercado

pública. Tesis para optar al grado de Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente. Instituto de Estudios
Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1996.
57
McNeill W: Le temps de la peste. Essai sur les épidémies dans l’histoire. Hachette, Paris, 1978.
58
Guha, R. y Gadgil, M: « Los hábitats en las historia de la humanidad ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez
Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.51.
59
Díaz de la Paz, Alvaro: « Ecología y pesca en canaria: Una aproximación histórica a la relación hombre recurso ». En:
Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.207.
60
McEvoy, Arthur: « Historia y ecología de las pesquerías del nordeste del océano pacífico ». En: Gónzalez de Molina,
Manuel y Juan Martinez Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, pp.192-194.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 17

abierto de la sardina y el desarrollo del concepto de mar libre, es decir a eliminar las trabas de la
economía tradicional corporativa que limitaba la libertad de acceso al recurso61.
Otra línea de investigación que tiende a plantear los impactos de la antropización sobre el
medio ambiente es la historia del crecimiento demográfico y la urbanización como un fenómeno
asociado al deterioro de la calidad de vida y a los problemas ambientales. Así por ejemplo, en una
visión un tanto apocalíptica de estos fenómenos, propia de los años de la Guerra Fría, Kevin Lynch
señalaba “imaginemos por un instante que por efectos del crecimiento de la población humana y de
la evolución de la técnica, se ha llegado a la total urbanización del globo terráqueo, que una ciudad
única cubre la superficie útil de la tierra. ¿Verdad que tal perspectiva se nos aparece como una
pesadilla?”62.
Más allá de estas visiones aterradoras, pensamos que la ciudad encierra la memoria
colectiva de sus habitantes por lo que el método histórico acaba por ser el más eficaz para
ofrecernos cualquier análisis de la ciudad ya que ella es por sí misma depositaria de la historia.
Como lo ha planteado Chueca “las ciudades, más que ligadas a la historia, son historia ellas
mismas”. La importancia de la historia en el estudio del urbanismo es que el método histórico
permite, por un lado, el estudio de la ciudad como realidad física en la que el tiempo deja sus
huellas, y, por otro, el estudio de la ciudad, más allá de su forma física, como una síntesis de las
ideologías y valores presentes en una sociedad.
Asimismo, el medio ambiente urbano es un punto de encuentro e intersección de los
entornos natural, construido y socioeconómico. Una problemática de investigación de estas
relaciones ha sido el estudio de la salud pública, el saneamiento de las ciudades y los progresos de
la medicina. Interesantes han sido los trabajos que profundizan en la noción de higienismo
decimonónico. Los desastres demográficos derivados de las pestes y epidemias, la insalubridad de
las viviendas y la falta de agua potable y alcantarillado son un verdadero ejemplo de las relaciones
entre medio ambiente y desarrollo humano. Según Horacio Capel, la tradición ambientalista se
encuentra ligada al desarrollo de la preocupación higienista, estimulada por las condiciones
ambientales de las ciudades y su repercusión en la difusión de epidemias63.
Finalmente queremos destacar aquel ámbito de investigación que se ha desarrollado en
torno a las relaciones entre medio ambiente y cultura en la historia de la humanidad. ¿Cómo se ha
interpretado en el tiempo las interacciones entre naturaleza y sociedad?. ¿Que pensaban griegos y
persas u otras civilizaciones de su relación con el medio ambiente? Una obra fundamental en este

61
Giráldez, Jesús. “El conflicto por los nuevos artes: conservacionismo, o conservadurismo en la pesca gallega de
comienzos del siglo XX”. En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier, eds.: Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993,
pp. 237-238.
62
Lynch, Kevin : La ciudad como medio ambiente. Madrid, 1965. Citado en Shunt, Walter : « Algunas reflexiones en torno a
ecología y urbanismo ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier, eds. : Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993,
pp.171-172.
PENSAMIENTO CRÍTICO 18
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

aspecto es “Huellas en la playa de Rodas. Naturaleza y cultura en el pensamiento occidental desde


la antigüedad hasta fines del siglo XVIII,” del norteamericano Clarence Glacken.
En el prefacio de su trabajo, Glacken plantea que en la historia del pensamiento occidental
los hombres han hecho de modo persistente tres preguntas relativas a la tierra habitable y sus
relaciones con la misma. La tierra, que constituye de manera obvia un medio apropiado para el
hombre y la vida orgánica en general ¿es una creación hecha con un propósito? Sus climas, su
relieve, la configuración de sus continentes ¿han influido en la naturaleza moral y social de los
individuos y en modelar el carácter y la naturaleza de la cultura humana? En el transcurso de su
larga posesión de la tierra ¿cómo la ha cambiado el hombre a partir de su hipotética condición
original? Desde el tiempo de los griegos hasta el nuestro se han dado respuestas a esas preguntas
con tanta frecuencia y de un modo tan continuo que podemos reformularlas en forma de ideas
generales: la idea del designio, la idea de la influencia del medio ambiente y la idea del hombre
como agente geográfico. Las dos primera se expresaron abundantemente en la antigüedad, la
tercera no tanto, aunque estaba implícita en muchos argumentos que reconocían el hecho evidente
de que los hombres, mediante sus artes, ciencias y técnicas, han cambiado el medio que les
rodea64.

6.- Historia del Bosque e Historia Ambiental

La madera obtenida de los árboles del bosque era uno de los recursos fundamentales de la
humanidad, hasta bien entrado el siglo XIX y aún hasta hoy. El bosque no solo producía el principal
combustible y materia prima para la fabricación de navíos, muebles, juguetes, utensilios y otros
artefactos, sino que ofrecía también terrenos de pastoreo y diversos espacios económicos para
determinados grupos sociales. La historia del bosque debe ser considerada, entonces, como un
campo de acción relevante en la investigación histórica contemporánea. ¿Cuál ha sido la gestión
de los bosques?. ¿Qué consecuencias tiene para el desarrollo socioeconómico el manejo de los
bosques?.
En una perspectiva que intentó subrayar el peligro del uso indiscriminado de los recursos
naturales y la necesidad de poner ciertos límites al crecimiento global de la economía, algunos
autores han intentado explicar el auge y la decadencia de algunas sociedades con relación al
manejo de sus bosques. En 1934, William Vogt intentó explicar la decadencia de la Civilización
Maya a través de la degradación del ecosistema forestal y del ciclo del agua que habría arruinado

63
Capel, Horacio : « Historia de la ciencia e historia de las disciplinas científicas. Objetivos y bifurcaciones de un programa
de investigación sobre historia de la geografía ». Universidad de Barcelona, GeoCrítica, Nº84, diciembre de 1989, p.47-48.
64
Glacken, Clarence, Huellas en la playa de Rodas. Ediciones del Serbal, Barcelona, 1996, p.27.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 19

la agricultura Maya fundada por el sistema de Milpa65. Según Fairfield Osborn, en los imperios
Babilonio y Asirio, la intensa deforestación impidió detener el embancamiento y obstrucción de sus
gigantescos recursos de irrigación. En consecuencia, las civilizaciones de Mesopotamia habrían
entrado en un lento proceso de declinación que culminó con la destrucción de los canales de
irrigación en el siglo XI por los invasores mongoles66. A mediados de los años setenta, Donald
Hughes planteaba que la desforestación en Grecia y el Líbano y la invasión por el desierto de las
ciudades de Roma y Mesopotamia eran la evidencia de los maltratos de la naturaleza y la
conclusión parecía una sola: la naturaleza había tomado su revancha en la caída de las
civilizaciones67. Recogiendo esta perspectiva, más recientemente, Jean Claude Koeniguer señala
que la relativa proximidad de los macizos forestales de las grandes ciudades ha sido una de las
causas de la grandeza de las civilizaciones mediterráneas y la devastación de éstos (crisis de la
madera del IV siglo en Atica y del X siglo en el mundo árabe) una de las razones de la decadencia
de su poder68.
El historiador alemán Joachim Radkau ha planteado que hasta hace algunas décadas la
historia del bosque seguía siendo un sector desvinculado de la ciencia histórica y asentado en las
facultades y seminarios de ingeniería forestal o ecología, sin alcanzar un nivel histórico científico.
Uno de los peligros que esconde este tipo de trabajos es que se aferran a las fuentes que recogen
“la amenaza que suponía la ruina del bosque y la terrible e imperiosa necesidad de madera”69. Ante
ello, señala Radkau, es necesario intentar un análisis crítico de las fuentes que muestre con
profundidad las luchas y conflictos de interés que se esconden tras el bosque. Aún cuando no es
posible desconocer “que hubo una destrucción fatídica del bosque desde el punto de vista
ecológico cuyos efectos más inmediatos fueron la erosión y el empobrecimiento de los suelos”, la
investigación ambiental histórica debe prestar “especial atención a los largos procesos
sinenergéticos no intencionados.” Durante siglos una serie de delitos forestales de la ecología del
bosque no eran perjudiciales para el ecosistema. Cuando los campesinos dejaban en el bosque
ramas, aunque reglamentariamente debían recogerlas, beneficiaban el contenido de sustancia
nutritiva del suelo. Cuando los cazadores furtivos –los peores enemigos de los inspectores de
montes- diezmaban a los animales de caza, esto hacia que mejorara la regeneración de la

65
Vogt, William: « The agriculture of de Maya ». En : Southwest Review, 1934, vol. 19, p.65-77. En 1909 el botánico
americano O.F. Cook planteo la relación entre la agricultura intensiva y la ruina de la civilización Maya. Ver : Raumolin,
Jussi: « L’homme et la destrucction des ressources naturelles: la Raubwirtschaft au tournant du siècle ». En: Annales, julio-
agosto de 1984, p.803. Asimismo ver: Arnauld, Charlotte : « Lacs de Mexique et fôrets Mayas ». En : Monique Barrue
Pastor y Georges Bertrand (éditeurs) : Le temps de l’environnemet. Presses Universitaires du Mirail, Toulouse, France,
2000, p.523.
66
Osborn, Fairfield: La planète au pillage. Payot, Paris, 1949.
67
Hughes, Donald: Ecology in Ancient Civilizations. New México Press, USA, 1975, p.5.
68
Koeniguer, Jean Claude: « Forets, geohistoire, climats en Europe Occidentale et dans le bassin mediterraneen du Ve au
Ier Millenaire ». En: La Forêt. Actes du 113 Congrès National de Societès Savantes, Strasbourg, 1988. Editions du Comité
des Travaux Historiques et Scientifiques. Paris, 1991, p. 185.
PENSAMIENTO CRÍTICO 20
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

naturaleza. La historia del bosque, entonces, hay que descubrirla detrás de la historia de las
ordenanzas forestales y no se basa solamente en éstas y en su cumplimiento o no, sino,
fundamentalmente, en la relación de todos aquellos efectos no intencionados que modifican las
condiciones de vida del hombre70.
En Francia, en las dos últimas décadas del siglo XX los estudios sobre los bosques se han
multiplicado. Prosiguiendo el camino trazado por Michel Devèze se formó el Groupe d’Histoire des
Fôrets Françaises que preside Andrée Corvol. Se trata de una asociación interdisciplinaria de
científicos que estudia el patrimonio forestal francés y comunica al público el resultado de sus
trabajos a través de libros y coloquios. En una intensa labor, desarrollada a partir de 1980, este
grupo de investigación, ha publicado más de 15 libros de historia y más de ocho cuadernos
dedicados al estudio de los bosques. Entre las problemáticas tratadas por sus libros encontramos
el bosque y el agua, el bosque y la guerra, el bosque y las fundiciones, el bosque y la revolución, el
bosque y la ciudad, percepciones y representaciones del bosque71.
Estos estudios y otros indican que hasta fines del siglo XVIII, los límites entre bosque, campo
y praderas eran borrosos y variables. El bosque, parte integrante del sistema rural, podía ser
explotado y después transformado en lugar de pastoreo por algunos años. Inmediatamente
después de la cosecha, el barbecho y el pastoreo era habitual. El manejo del árbol predominante
era el renoval, más apropiado para la alimentación de ganado y la extracción de leña. Todo un
sistema entrecruzado de derechos y reglamentos de uso de corporaciones, de monasterios,
señoriales, reales, nacionales o comunales definían estrechamente y no sin conflictos, el acceso a
los recursos y las condiciones de su utilización. Desde el punto de vista espacial, la distinción
fundamental era, ante todo, establecida entre la propiedad familiar y comunal, colectivamente
administrada y apropiada, y sobre las cuales cada uno tenía ciertos derechos, de leña, por ejemplo.
Cazadores, carboneros, herreros, buscadores de miel y de cera, fabricantes de cenizas empleada
en la fabricación de vidrio o de jabón, recolectores de cortezas para curtir cueros eran los
habitantes más comunes del bosque desde la edad media y aun antes72.
Jean Paul Métailié ha planteado que el estudio de esta “protoindustria” relacionada a la
explotación del bosque aparece como una problemática fundamental para la historia del medio

69
Radkau, Joachim: « ¿Qué es la historia del medio ambiente? ». En: Gónzalez de Molina, Manuel y Juan Martinez Alier,
eds. : Historia y Ecologia. Ayer, 11, 1993, p.134.
70
Ibíd., pp.134-236.
71
Ver las obras colectivas del Groupe d’Histoire des Forêts Françaises: Révolution et espaces forestier. L’Harmattan, Paris,
1989. Forges et forêts, E.H.E.S.S. Paris, 1990. La forêt et l’eau. G.H.F.F., Paris, 1990. Le bois et la ville, G.H.F.F, Paris,
1991. La nature en révolution. L’Harmattan, Paris, 1993. La forêt malade. L’Harmattan, Paris, 1993. Forêt et guerre.
L’Harmattan, Paris, 1993. La forêt : perceptions et représentations L’Harmattan, Paris, 1996.
72
Le Goff, Jaques : « Le désert-forêt dans l’Occident médieval. » En : Le Goff, Jaques : L’imaginaire médiéval, Gallimard,
1985, p.67. Ver : Plaisance, Georges : « Panorama des protoindustries en France de origenes a 1850 ». En : Métailié,
Jean Paul : Protoindustries et histoire de forêts. Actes de Colloque tenu a la Maison de la Forêt, les 10 – 13 de octubre
1990. Toulouse, France, 1992, p.27-44. Fruhauf, Christian : Forêt et société. De la forêt paysanne à la forêt capitaliste en
pays de sault sous l’ancien régime. Editions du CNRS, 1980, p.63.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 21

ambiente. La intensidad y la duración de las actividades protoindustriales y los conflictos


relacionados a su administración han dejado una enorme cantidad de escritos y de vestigios in situ
que pueden ser aprovechados por historiadores, geógrafos, arqueólogos en un trabajo
interdisciplinario. En este sentido, en torno a las fundiciones. Jérome Bonhote señala que logró
realizar una interpretación ecohistórica gracias a la unión de la historia, la arqueología industrial y
los relevamientos biogeográficos de terreno73.
A fines del siglo XVIII y a principios del XIX, los conflictos por el uso de los bosques europeos
se hicieron aun más intensos. Un ejemplo de ello es la denominada Guerre des Demoiselles en el
departamento de l’Ariège en los Pirineos franceses74. La industria naciente, las minas, la
construcción naval, las ciudades en rápido crecimiento y otras actividades relacionadas al
surgimiento del Estado moderno tienen necesidad de enormes cantidades de madera para
combustible, de madera de construcción, de carbón de madera, de resina y de otros derivados. Un
sólo navío de guerra necesitaba varios millares de robles centenarios. La industria minera y la
metalurgia consumía anualmente 20.000 troncos para el apuntalamiento de las minas, 9.000 para
la construcción y 30.000 m3 de madera para combustible75. La presión que se ejerció entonces
sobre el recurso fue considerable. En este contexto, el miedo a la escasez de combustible sembró
una fiebre recurrente en el siglo XVIII, al punto que se escribieron obras que, con una visión
apocalíptica, describían la existencia de una crisis forestal y anunciaban el agotamiento del
recurso76. Indispensable y limitada, la madera era codiciada y controlada, pero, ante todo, se
buscaba aumentar la productividad del bosque. La idea surgió a mitad del siglo XVIII con los
fisiócratas y encontró su aplicación en la separación y en la especialización espacial de las
actividades. Con el fin de acrecentar los rendimientos, de optimizar la productividad del espacio y
simplificar la explotación el hombre ordenó el paisaje; la reforestación fue geométrica, los árboles
alineados y se tendió hacia la monofuncionalidad y la monoespecificidad. Desde entonces en
Holanda, Alemania, Suiza, Francia y Bélgica es sistemáticamente favorecida la forestación
homogénea con especies resinosas77.

73
Métailié, Jean Paul : Protoindustries et histoire de forêts. Actes de Colloque tenu a la Maison de la Forêt, les 10 – 13 de
octubre 1990. Toulouse, France, 1992, p.10. Benhôte, Jérome : « La génèse de la mémoire des chabonières : de la
problématique écohistorique à la démarche géographique ». En : Métailié, Jean Paul : Protoindustries et …. Op. Cit.,
p.202.
74
Dupont, René : La guerre des Demoiselles dans les forêts de l’Ariège. 1934. Baby, Francois : La guerre des Demoiselles
en Ariège, Saverdun, 1972. Fruhauf, Christian: « Administration forestière et populations dans les Pyrénées: de la
compréhension au mépris (XVIII – XIX siècles) ». En : Reveu Géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest. Tome 60,
Fasc 3, pp. 425-234, Toulouse, 1989. Fruhauf, Christian : « Dans les Pyrénées, sous l’Ancien Régime, les forestiers et le
pâturage en forêt ». En : Couret, Alain et Frédéric Oge (etudes presentées par) : Histoire et Animal. Presses de l’Institut
d’Etudes Politiques de Toulouse, 1989, pp.163-180. Angelats, Robin : « Violence forestière en montagne ». En :
Rousselle, Aline et Marie-Claude Marandet : Le paysage rural et ses acteurs. Presses Universitaires de Perpignan, 1998,
pp.363-378.
75
Rossi, Georges : L’ingérence écologique. Environnement et développement rural du nord au sud. CNRS Editions, Paris,
2000, p. 103.
76
Corvol, Andrée: L’homme et l’arbre sous l’ancien regimen. Económica, Paris, 1984, p.631.
77
Deffontaines, Pierre : L’homme et la foret. Gallimard, Paris, 1969, p.146.
PENSAMIENTO CRÍTICO 22
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

En efecto, a fines del siglo XVIII, surgieron en Alemania nuevos métodos de mantención y
explotación de los bosques que, fundados sobre la masa o volumen de madera, reemplazarán al
antiguo método basado en la superficie. Este método fundado en las “matemáticas del bosque” o
dasonomía, que significa literalmente leyes de la espesura, es una técnica que permitirá a los
ingenieros forestales calcular el volumen de madera de un sitio determinado, de prevenir la tasa de
crecimiento del bosque y de establecer un calendario de tala de árboles de acuerdo con tablas
matemáticas. El álgebra y la geometría, bases del método cartesiano de investigación, formaban la
esencia de la ciencia forestal. Los héroes fundadores de la nueva matemática del bosque, entre los
que destacan ampliamente Heinrich Cotta y Georg-Ludwig Hartig, hicieron de la silvicultura
alemana una ciencia verdaderamente rigurosa de la medida y la cuantificación. La reducción de los
bosques al análisis matemático constituyó un triunfo para la silvicultura alemana que será seguida
como ejemplo por las demás naciones hasta nuestro siglo78. Este modelo de bosques adquirió el
status de un bosque ideal donde las variables naturales y el azar fueron reducidos al mínimo. Para
Harrison reducir los bosques sólo a volúmenes cuantificables llevó a la transfiguración de los
bosques mismos. Los bosques naturales con sus árboles de especies y edades diferentes fueron
poco a poco reemplazados por bosques de aspecto uniforme, plantados en épocas fijas. El bosque
como refugio o hábitat dejaba de ser pertinente, era por esencia “inútil”79.
Desde el siglo XIX las actividades que asociaban el bosque a la agricultura y a la crianza de
animales se percibieron como un peligro para una economía productivista naciente. La
especialización de los espacios forestales cambió el conjunto de los territorios rurales y los
ingenieros forestales se transformaron en verdaderos “ordenadores del territorio”. Una variada
legislación que justificaba la forestación como el mejor medio para luchar contra la erosión y las
inundaciones, muy frecuentes en el período80, acompañó este movimiento que en el fondo
intentaba la constitución de un bosque productivo que sustituyese a un sistema agropastoral en
crisis81. En Francia, por ejemplo, los ingenieros de puentes, enfrentados a la gestión del espacio y
sus riesgos, jugaron un papel importante en esta idea que se transformó en un pensamiento
dominante a fines del siglo XIX. Ya en 1797 Jean Antoine Fabre había publicado Essai sur la
théorie de torrents et des rivieres, con el objetivo de plantear el rol de la deforestación en el origen

78
Raumoulin, Jussi : « The problem of forest-based development as illustrated by the development discussion ». University
of Helsinki, 1990, pp.23-33. Devèze, Michel : « L’ecole des eaux et forêts ». En : Devèze, Michel : La forêt et les
communautés rurales. XVI-XVIII siècles (Recueil d’articles) Publications de la Sorbonne, 1982, p.237-249. Devèze, Michel:
« Contribution à l’histoire de la forêt » russe (des origines à 1914). En: Devèze, Michel : La forêt et les …OP.Cit., p.85-102.
Richez, Jean Claude: « Science allemande et foresterie francaise. L’expérience de la rive gauche du Rhin ». En : Groupe
d’histoire des forêts francaises: Revolution et espaces forestiers. L’Harmattan, Paris, 1988, p. 232-246.
79
Harrison, Robert : Forêts. Essai sur l’imaginaire occidental. Flammarion, France, 1992, p.186-188.
80
Le Roy Ladurie plantea que el período invernal de 1840 a 1880, asociado a los glaciares más grandes de nuestro tiempo,
ha sido unos de los mas frios y humedos desde el año mil. Le Roy Ladurie, Emmanuel : Histoire du climat depuis … Op.
Cit., vol II, p. 90.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 23

de las inundaciones. No obstante, sus ideas debieron esperar cerca de cincuenta años para ser
consideradas por las políticas francesas. En 1841, otro ingeniero de puentes, Alexandre Surrel
publicó su célebre obra Étude sur les torrents de Hautes Alpes, en la que volvió a plantear la
relación entre deforestación, erosión e inundaciones. El tema asumió mayor notoriedad con las
inundaciones de 1855, 1856 y 1859, que permitieron endozar la responzabilidad de las
inundaciones a la degradación de los bosques provocada por los sistemas silvoagropastorales de
las montañas y aprobar la ley sobre “Reforestación de montañas” en 1860 y la ley sobre
“Empastado de montañas” en 186482. Posteriormente, las catastróficas inundaciones de 1875
allanaron el camino para la promulgación de la ley sobre “Restauración de los terrenos de
montaña” de 1882, que autorizó al Estado a comprar los terrenos reforestados. El período que
sigue y que concluye con los inicios de la primera guerra mundial, en 1914, ha sido denominado
como “la edad de oro de la restauración de terrenos de montañas” 83.
De acuerdo con Bernard Kalaora y Antoine Savoye, la introducción de una gestión racional,
abstracta y homogénea de poblamiento y administración forestal en Francia, tendiente a proteger
los valles de las inundaciones y los suelos de la erosión, habría significado una intervención sobre
el territorio “brutal, masiva e independiente” de los contextos locales y sus modos de subsistencia
tradicionales84.
La nueva ideología de la razón y la ciencia se enfrentaba a los prejuicios, la ignorancia y el
obscurantismo del modo de vida silvopastoral. De ahí el desprecio de los forestadores por la
mirada de los “bárbaros de las montañas y sus medios de vida arcaicos”. Por tanto, la
administración forestal debía ordenar el territorio sin preocuparse de las poblaciones de las
montañas85.
En este contexto, la reforestación masiva, que implica una profunda transformación territorial,
habría tenido una reacción frontal por parte de las poblaciones locales, las que intentaron mantener
sus costumbres pastorales ancestrales, especialmente en los ambientes mediterráneos. En el

81
Nougarède, Olivier, Denis Poupardin et Raphäel Larrére : « Le reboisement de RTM de l’Aigoual, en Cévennes : époée
dissidente ou expérience d’avant-garde ». En : Revue Géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest. Tome 59, Fasc 1, pp.
111-124, Toulouse, 1988.
82
Medidas similares fueron tomadas en Alemania y Austria en 1852, en Suiza en 1876 y en Italia en 1877. Ver : Delort,
Robert y François Walter : Histoire de l’environnement européen. Presses Universitaires de France, Paris, 2001 p.270.
83
Métailié, Jean Paul : « Lutter contre l’érosion : Le reboisement des montagnes ». En : Corvol, Andrée (Sous la direction
de) : Les sources de l’histoire de l’environnement. Le XIXe siècle. L’Hartmattan, Paris, France, 1999, p.103-105.
Ver asimismo: Corvol, Andrée : « Le discours pre-ecologiste, 1750-1850 ». En : Histoire de la Forêt du massif Central.
Publication de l’Institut d’Etudes du Massif Central, Nº30, 1987, p.148-149. Devèze, Michel: « Le reboisement des
montagnes francaises dans la seconde moitié de XIXe siècle ». En : Devèze, Michel : La forêt et les …OP.Cit., p.251-257.
Ogé Frédéric : « Les prémices de la politique de restauration des terrains en montagne ». En : Revue Géographique des
Pyrénées et du Sud-Ouest. Tome 59, Fasc 1, pp. 9-15. Gavignaud-Fontaine, Geneviève : « Usages, propriété,
environnement : les mutations du paysage rural contemporain. » En : Rousselle, Aline et Marie-Claude Marandet : Le
paysage rural et ses acteurs. Presses Universitaires de Perpignan, 1998, pp.379-405.
84
Kalaora, Bernard et Antoine Savoye: « Amenagement et menagement: le cas de la politique forestiere au XIXe siecle. »
En: La Forêt. Actes du 113 Congrès National de Societès Savantes, Strasbourg, 1988. Paris, 1991, pp.307-328.
PENSAMIENTO CRÍTICO 24
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

plano conceptual este conflicto se sostuvo en las teorías de Frédéric Le Play y su escuela de
sociología, que proponía una gestión forestal inserta en el ambiente social y económico
silvopastoral de los hombres de las montañas. Se trataría en definitiva de un conflicto de intereses
y poder entre las políticas impuestas desde arriba por el Estado y el desarrollo de las comunidades
locales y sus lógicas de subsistencia ancestrales86.
Finalmente, por la magnitud, extensión y relevancia que entrega al debate sobre la
forestación, queremos destacar, a partir de los años setenta del siglo XX, las criticas a la labor del
Fondo Forestal Nacional francés creado en 1946 con el objetivo de forestar 3 o 4 millones de
hectáreas en 20 o 30 años para ayudar a combatir el déficit nacional de especies resinosas que
incidía en el abastecimiento de celulosa, pero también para mantener una actividad económica en
las regiones afectadas por el éxodo rural y para beneficiar la conservación de los suelos87.
Paradójicamente, en este período, especialmente en los años setenta y ochenta del siglo XX,
una práctica como la forestación masiva, que inicialmente se justificó como ecológica, termina
siendo el blanco de la crítica ecologista en Francia, Alemania, España y otros países88. Así, por
ejemplo, en la segunda mitad de los años sesenta del siglo XX, Le Breton afirmaba “estamos en el
derecho de denunciar los diversos riesgos de la monoculture forestière, esa de las resinosas sobre
todo: banalización y degradación del paisaje, acidificación de suelos y baja consecutiva de la
productividad general, incidencias hidrológicas y riesgos de erosión, amplificación de la sensibilidad
de las forestaciones a fenómenos naturales o antrópicos89. Para los “Amigos del Bosque,” la Oficina
Nacional Forestal tenía un carácter industrial y comercial. Su primer objetivo era producir madera,
frente a ello planteaban la necesidad de “parar la masacre” de sustituir “arboles remarcables” por

85
Fruhauf, Christian: « Administration forestière et populations dans les Pyrénées: de la compréhension au mépris (CVIII –
XIX siècles). » En: Revue Geographique des Pyrénées et du sud-ouest. Tome 60, fasc.3, pp.425-434, Toulouse, 1989,
p.433.
86
Kalaora, Bernard et Antoine Savoye: La forêt pacifiée, L’Harmattan, 1986. Kalaora, Bernard et Antoine Savoye:
« Amenagement et menagement: le cas de la politique forestiere au XIXe siecle ». En: La Forêt. Actes du 113 Congrès
National de Societès Savantes, Strasbourg, 1988. Editions du Comité des Travaux Historiques et Scientifiques. Paris,
1991, pp.307-328. Ver asimismo: Kalaora, Bernard : Au-delà de la nature l’environnement. L’Harmattan, Paris, France,
1998. Chevallier, P et M.J. Couailhac : « Sauvegarde des forets de montagne en France au XIXe siecle ». En: La Forêt.
Actes du 113 Congrès National de Societès Savantes, Strasbourg, 1988. Editions du Comité des Travaux Historiques et
Scientifiques. Paris, 1991, pp.334--351. Métailié, Jean Paul : « Lutter contre l’érosion : Le reboisement des montagnes ».
En : Corvol, Andrée (Sous la direction de) : Les sources de l’histoire de l’environnement. Le XIXe siècle. L’Hartmattan,
Paris, France, 1999, p.97-110.
87
Rossignol, P : « Agriculture et Foret en Montagne Noire ». En : Histoire de la Forêt du massif Central. Publication de
l’Institut d’Etudes du Massif Central, Nº30, 1987, p.124.
88
Dupuy, Michel: « Le recours aux exotiques: d’une forêt intouchable à une forêt maîtrisable ». En: Groupe d’Histoire des
Forêts Françaises: La forêt: perceptions et représentations. L’Harmattan, Paris, 1996. Arnould, Paul: « La forêt: images de
pub ? objets de mode ? ». En: Groupe d’Histoire des Forêts Françaises: La forêt : perceptions et représentations.
L’Harmattan, Paris, 1996. Moriniaux, Vincent: « Les refus de l’enrésinement en forêt domaniale dans la presse locale
(Orne) ». En: Groupe d’Histoire des Forêts Françaises: La forêt: perceptions et représentations. L’Harmattan, Paris, 1996.
Bazire, Pierre et Jean Gadant : La forêt en France. La Documentation française, Paris, 1991, p.62-63.
89
Le Breton, P : « Quelle forêt pour demain ». En: Murmures de la forêt, Milieux nº21. Citado en Raphäel Larrére et
Nougarède, Olivier: L’homme et la forêt. Découvertes, Gallimard, 1993, p.117-118.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 25

plantaciones forestales, de hacer de los bosques una fabrica de madera90. Más recientemente,
Jean Paul Besset, insistía en que los pinos acidificaban los suelos, reducían la diversidad biológica
del sotobosque, tenían un impacto negativo sobre los regimenes hídricos y fragilizaban el bosque
por su propensión a las enfermedades y a la contaminación91.
Como ejemplo de este conflicto, siguiendo el caso francés, interesa destacar el siguiente
planteamiento de Paul Arnould: “un debate de fondo que ocupa la escena forestal francesa desde
hace una treintena de años: ¿es necesario privilegiar las latifoliadas o las resinosas? Las especies
resinosas son acusadas de todos los males: grandes acidificadoras de suelo, siniestras
empobrecedoras de la flora y fauna, arruinadoras de paisajes, propagadoras de enfermedades,
promotoras de incendios, monopolizadoras de los favores y créditos del Fondo Forestal Nacional.
¿Por qué esta diabolización de las resinosas por ciertos ecologistas?”92.
Ilustrativas en esta problemática son también las fuentes anexas presentadas por Moriniaux,
donde reproduce un artículo del diario Le Perche del 14 de julio de 1973, que denuncia el
reemplazo de latifoliadas por resinosas, hecho que fue calificado por los grupos locales como un
saqueo o devastación de los bosques de Reno-Valdieu, una región de Francia93. Según Michel
Dupuy este debate sobre la utilización o no de especies resinosas no es específico de Francia, en
Alemania se ha planteado en los mismos términos, con los mismos argumentos y oponiendo a los
mismos grupos94.
Por su parte, España aprobó un Plan Nacional de Repoblación Forestal en 1939, cuyo
objetivo era conseguir la reforestación de seis millones de hectáreas de terrenos desarbolados en
cien años95. El plan estuvo en vigencia entre 1940 y 1986, período en el cual se consiguió la
repoblación de 3.383.291 hectáreas lo que significó un notable cumplimiento del programa96. En
este contexto, el uso de especies exóticas de crecimiento rápido, especialmente el pino radiata y
los eucaliptos glóbulos97, provocó descalificaciones y animadversiones similares a las ya
señaladas. Fernando Parra, por ejemplo, señalaba, en el periódico El País de Madrid, que se

90
Rambaud, Jean : « Une forêt entre ses gérants et ses amis ». En : Le Monde, 26 de junio de 1973, p.38 y Le Monde, 27
de junio de 1973, p.23.
91
Besset, Jean Paul : « La forêt qui avance et la forêt qui recule ». Le Monde, 5 de diciembre de 1996. Recopilado en :
Institute National de la Recherche Agronomique : Forêts. Les dossiers de l’environnement de l’INRA. Nº15, 1997, p.169-
170.
92
Arnould, Paul: « La forêt: images de pub ? objets de mode ? ». En: Groupe d’Histoire des Forêts Françaises: La forêt :
perceptions et représentations. L’Harmattan, Paris, 1996, p.98.
93
Moriniaux, Vincent: « Les refus de l’enrésinement en forêt domaniale dans la presse locale (Orne ) ». En: Groupe
d’Histoire des Forêts Françaises: La forêt: perceptions et représentations. L’Harmattan, Paris, 1996, p.238.
94
Dupuy, Michel: “Le recours aux exotiques: d’une forêt intouchable à une forêt maîtrisable”. En: Groupe d’Histoire des
Forêts Françaises: La forêt: perceptions et représentations. L’Harmattan, Paris, 1996, p.319.
95
Ceballos, Luis: « Plan general para la repoblación forestal de España ». En: Ministerio del Medio Ambiente: Luis Ceballos,
homenaje en su centenario. Madrid, España, 1996, p.384.
96
Ortuño Medina, F: « El plan para la repoblación forestal de España del año 1939. Análisis y Comentarios ». En: ICONA,
Madrid: Ecología, Fuera de Serie, Nº1, 1990, pp. 373-392.
97
Portillo, E: « Las repoblaciones con especies de crecimiento rápido » En: ICONA, Madrid: Ecología, Fuera de Serie, Nº1,
1990, pp. 429-436.
PENSAMIENTO CRÍTICO 26
REVISTA ELECTRÓNICA DE HISTORIA. N°1, 2001

trataba acciones que “se emprendieron y aun se emprenden so pretexto de reforestar o luchar
contra la erosión, pero que paradójicamente a sus objetivos declarados, eliminan en numerosos
casos la vegetación arbórea indígena y la sustituyen por especies foráneas para la producción
intensiva de madera”98. En este caso, uno de los tópicos más recurrentes fue la supuesta influencia
de estas repoblaciones en los incendios forestales, pues estos bosques eran “algo así como
sembrar bidones de gasolina en pleno monte”99. Según Parra en los países con clima mediterráneo,
en los que durante el verano coincidía la estación seca con las máximas temperaturas, era absurdo
calcar las reforestaciones centroeuropeas y nórdicas que eran países preadaptados a la
producción intensiva de madera pues no tenían condiciones tan propicias para el
desencadenamiento de incendios forestales. Los críticos españoles han señalado, además, la gran
influencia de la expansión de los monocultivos forestales en la aparición de plagas y
enfermedades, en la desaparición de la diversidad biológica, en el desencadenamiento de
procesos erosivos y en la alteración de los ciclos hidrológicos100.
Un ultimo ejemplo que muestra la existencia de dudas sobre los beneficios del monocultivo
de especies de crecimiento rápido es el estudio de Frédéric Durand acerca de las relaciones entre
los bosques nativos de Indonesia y las plantaciones de eucaliptos. Este autor ha planteado que si
bien las plantaciones son una oportunidad de crecimiento industrial éstas no están exentas de
riesgos ambientales. Faltarían, a su juicio, entonces, estudios para determinar con certeza sus
efectos sobre los suelos, el equilibrio ecológico y la fauna local. Incluso la FAO, señala Durand, con
una posición globalmente favorable a los proyectos de forestación con especies de crecimiento
rápido, ha reconocido que las plantaciones pueden reducir los regímenes hidrológicos y provocar
problemas económicos y sociales que deberían ser resueltos a través de la consulta con las
personas interesadas101.
Es significativo en este debate que, en enero del 2001, la diversificación forestal y el
abandono del monocultivo se aprobó como una directriz de la política comunitaria de la Unión
Europea en materia agrícola y ambiental. En adelante, se trataría de estimular la conversión de
suelos agrícolas e incluso de bosques de coníferas por especies latifoliadas para responder a la
constante demanda y escasa oferta de maderas de alto valor a través de un enfoque silvicultural

98
Parra, Fernando: « España arde y el ICONA, como siempre, llega tarde ». En: El País, 27 agosto 1985, p.18.
99
Ibid.
100
Ruiz Pérez, Manuel: « Selva Mediterránea ». En: Naturopa Nº63. Reproducido en: « Medio Ambiente y Crecimiento
Económico ». Revista de Estudios Económicos Nº2, 1990, pp. 71-76. Ver también: Arnould, Paul, Micheline Hotyat et
Laurent Simon: Les Forêts d’Europe. Édition Nathan, Paris, Francia, 1997, 413 pp. Le Clech, Bernard: Environnement et
Agriculture. Editions Synthèse Agricole, Bordeaux, Francia, 1995, 290 pp. Palma, Carlos, Miguel Angel Soto y Roque
Ortega: « Cortas a hecho en los pinares del sistema ibérico. Cuando la gestión forestal pierde el rumbo ». En : Quercus,
Cuaderno Nº170, abril, 2000.
101
Durand, Frédéric: « Les Forêts en Asie du Sud-Est. Recul et Exploitation. Le cas de l’Indonésie. » Editions L’Harmattan.
Paris, Francia, 1994, p. 82.
P. CAMUS / PERSPECTIVA DE LA “HISTORIA AMBIENTAL” 27

proclive a la sustentabilidad de los ecosistemas para la producción de maderas, generación de


empleo y bienestar, vida silvestre, producción de agua y hábitat de peces102.

7.- Conclusiones

La novedad de la historia ambiental reside en la perspectiva que nos entrega el presente con
su conciencia de la fragilidad de los ecosistemas planetarios. Esta idea se ha desarrollado
especialmente en la última mitad del siglo XX dado el manifiesto poderío de la acción humana
sobre el medio ambiente. A la vista de la gravedad de la crisis ambiental global, efectivamente ha
surgido un grupo de historiadores en Estados Unidos y Europa que se ha dedicado a estudiar las
relaciones hombre y medio ambiente en el tiempo. La historia ambiental se origina en un contexto
intelectual preciso y está evidentemente compenetrada con las preocupaciones actuales. Su
mirada al medio ambiente en el pasado se origina en las interrogantes y los métodos de
investigación de nuestra época e intenta proveer de bases sólidas para precisar las perspectivas a
futuro.
Si bien inicialmente los trabajos se concentraron en denunciar las degradaciones ecológicas
ocurridas en el pasado como un modo de reforzar la difusión de la conciencia ambiental, pronto
estos estudios también se dedicaron a intentar comprender los mecanismos por medio de los
cuales cada cultura a construido socialmente su ambiente y explicar los roles que adquieren los
distintos agentes que intervienen con sus intereses en la concepción y el manejo del ambiente,
como el Estado, la sociedad civil y los empresarios.
El concepto de medio ambiente como sistema complejo, surge ya no tan recientemente
como categoría de análisis de los fenómenos humanos. Pero hablar de historia ambiental antes de
la aparición del concepto puede ser un anacronismo. Actualmente se impone una aproximación
que considere la interacción de los elementos naturales, construidos y socioeconómicos del
ambiente en el tiempo. Situados en esta dimensión de análisis la ambición de la historia ambiental
sigue siendo, entonces, la misma de antaño: hacer una historia total.

102
Revista del Campo, « El mundo abandona el monocultivo. El equilibrio entre producción y cuidado medioambiental
impulsaría la búsqueda de nuevas alternativas forestales en Europa y EE.UU ». En: El Mercurio, Lunes 29 de enero de
2001.

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