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La mano de la
hormiga
Los cuentos más breves del mundo y de
las literaturas hispánicas
ePub r1.2
Eumeo 25.08.14
Título original: La mano de la hormiga
Antonio Fernández Ferrer, 1990
Recopilador: Antonio Fernández Ferrer [0]
Autor de la introducción: Antonio Fernández Ferrer
Retoque de portada: Eumeo
T.
Fenouil.
Lluevo.
EL ENVIADO
EL VENGADOR
EL REGRESIVO
MI ABUELA
EL CIGARRILLO
TEOLOGÍAS Y DEMONOLOGÍAS
LA MONTAÑA
LA CUEVA DE MONTESINOS
MICROSCOPÍA
CORTESÍA DE DIOS
RARO EJEMPLO DE UN
SONÁMBULO
LA CASA ENCANTADA
EL PRESENTIMIENTO
LA MONJA Y EL RÍO
EL PENSADOR
ANTE LA ALHAMBRA
INFERNO V
DUERMEVELA
CUENTO DE HORROR
EL DIAMANTE
BÍBLICA
EL MONTE
ERRATA
Donde dice:
La maté porque era mía.
Debe decir:
La maté porque no era mía.
Max Aub.
LA UÑA
El cementerio está cerca. La uña del meñique
derecho de Pedro Pérez, enterrado ayer, empezó a
crecer tan pronto como colocaron la losa. Como el
féretro era de mala calidad (pidieron el ataúd más
barato) la garfa no tuvo dificultad para despuntar
deslizándose hacia la pared de la casa. Allí
serpenteó hasta la ventana del dormitorio, se metió
entre el montante y la peana, resbaló por el suelo
escondiéndose tras la cómoda hasta el recodo de la
pared para seguir tras la mesilla de noche y subir por
la orilla del cabecero de la cama. Casi de un salto
atravesó la garganta de Lucía, que ni ¡ay!, dijo, para
tirarse hacia la de Miguel, traspasándola.
Fue lo menos que pudo hacer el difunto: también
es cuerno la uña.
LOS FANTASMAS Y YO
SOBRE TIRANOS
LOS DOLIENTES
FRANZ KAFKA
CORRECCIÓN CINEMATOGRÁFICA
Cuando el aterrado público esperaba ver al
inmenso King-Kong tomar entre sus manazas a la
hermosa Fray Wray, el gorila con paso firme salió de
la pantalla, y pisoteando gente que no atinaba a
ponerse a salvo, buscó por las calles neoyorquinas
hasta que por fin dio con una película de Tarzán. Sin
titubeos —y sin comprar boleto—, con toda fiereza,
destrozando butacas y matando espectadores, se
introdujo en el film y una vez dentro, ansiosamente
buscó su verdadero amor: Chita.
EL FLAUTISTA ELECTRÓNICO DE
HAMELIN
EL CRIMEN PERFECTO
LO REAL Y LO IMAGINARIO
(las trampas mito-lógicas)
LA MUERTE
(y el amor a la vida)
EL AMOR
(la sique, la negatividad y la muerte)
LA NINFA RUBIA
EL ALACRÁN Y EL BAILE
EL RELOJ
NOSOTROS
EL INVISIBLE
LA ISLA INFINITA
EL ENANO
«¡Tú, a caballo!
—¿Y por qué no? ¡Tantas veces galopé
montado en el lebrel del dueño de Linlithgow!».
Balada escocesa
MI BISABUELO
EL LEÓN Y LA SERPIENTE DE
CASCABEL
UN AGENTE Y UN ASESINO
UN ANTÍDOTO
EL HOMBRE Y SU OCA
EL PAÍS Y EL PROGRESO
GRAN FINAL
UNA VIDA
POSTRIMERÍAS
UNA PESADILLA
1983
EL REENCUENTRO
Un hombre que hacía mucho tiempo que no veía
al señor K. le saludó con estas palabras:
—No ha cambiado usted nada.
—¡Oh! —exclamó el señor K., empalideciendo.
EL CORTÉS
PALACIO DE HIELO
DOLORES ZEUGMÁTICOS
CUENTO CUBANO
BALANCE
EL EXPRESO
CARTA AL JUEZ
Distinguido señor:
Llevo hasta las últimas consecuencias el precepto
de amar al prójimo como a mí mismo y ahora, cuando
he decidido suicidarme debido a malas transacciones
y a desengaños amorosos, acabo de matar a un vecino
del mismo rellano, segundo piso tercera puerta, con
perdigonada de escopeta de dos cañones disparados
a la vez. Gracias a esta fidelísima interpretación de
mi afecto a nuestros semejantes, nadie me podrá
echar en cara que ya me pueden decir misas…
EL NIÑO JORGE
Leonora Carrington.
Blaise Cendrars
EL MUERTO Y LA LUNA
LA CASA PERFECTA
HISTORIA
FLOR Y CRONOPIO
ASERRÍN ASERRÁN
CAMELLO DECLARADO
INDESEABLE
EL DICCIONARIO
Para Eva.
MUERTA EN UN «FORD»
Yo me quería casar
con un mocito barbero,
y mis padres me querían
monjita en un monasterio…
LA RESURRECCIÓN DE LA ROSA
EL NACIMIENTO DE LA COL
NATURALEZA MUERTA
FEBEA
FÁBULA EN MINIATURA
EL PRECURSOR DE CERVANTES
EL PORVENIR DE LA HUMANIDAD
ARRORRÓ
Alina Diaconú.
Eliseo Diego
DEL VIENTO
DE LA TORRE
FANTASMAGORÍAS
Llueve, llueve
en la casa del pobre,
en la mía no llueve…
DESTINO
EL VIAJE
REALISMO
AMANTES
No pude creerlo hasta que les descubrí. Muchos
me lo habían advertido. En aquel momento ella,
asustada, dejó de maullar, pero él, que no se daba
cuenta de que les estaba mirando, todavía siguió
ladrando un rato.
PERSECUCIÓN
EN EL MAR
El mar estaba quieto en la noche que envolvía la
luna con su resplandor helado. Desde cubierta lo veía
extenderse como una infinita pradera. Todos habían
muerto y a todos los había ido arrojando por la
borda, según las instrucciones del capitán. Los que
vayáis quedando, había dicho, deshaceros
inmediatamente de los cadáveres, hay que procurar
evitar el contagio, aunque ya debe ser demasiado
tarde. Yo era un grumete en un barco a la deriva, y en
esas noches quietas aprendí a tocar la armónica y me
hice un hombre.
EL SUEÑO
EL POZO
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía
cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que
sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia
numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy
sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás
había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una
pequeña botella con un papel en su interior. Este es
un mundo como otro cualquiera, decía el mensaje.
UN CRIMEN
LA CARTA
Todas las mañanas llego a la oficina, me siento,
enciendo la lámpara, abro el portafolio y, antes de
comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga
carta donde, desde hace seis años, explico
minuciosamente las razones de mi suicidio.
EUFORIÓN
EL GRAFÓGRAFO
A Octavio Paz.
Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me
veo escribir que escribo y también puedo verme ver
que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también
viéndome que escribía. Y me veo recordando que me
veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que
escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo
haberme visto escribir que me veía escribir que
recordaba haberme visto escribir que escribía y que
escribía que escribo que escribía. También puedo
imaginarme escribiendo que ya había escrito que me
imaginaría escribiendo que había escrito que me
imaginaba escribiendo que me veo escribir que
escribo.
i. m. Julio Torri
La isla prodigiosa surgió en el horizonte como
una crátera colmada de lirios y de rosas. Hacia el
mediodía comencé a escuchar las notas inquietantes
de aquel canto mágico.
Había desoído los prudentes consejos de la diosa
y deseaba con toda mi alma descender allí. No sellé
con panal los laberintos de mis orejas ni dejé que mis
esforzados compañeros me amarraran al mástil.
Hice virar hacia la isla y pronto pude distinguir
sus voces con toda claridad. No decían nada;
solamente cantaban. Sus cuerpos relucientes se nos
mostraban como una presa magnífica.
Entonces decidí saltar sobre la borda y nadar
hasta la playa.
Y yo, oh dioses, que he bajado a las cavernas de
Hades y que he cruzado el campo de asfódelos dos
veces, me vi deparado a este destino de un viaje
lleno de peligros.
Cuando desperté en brazos de aquellos seres que
el deseo había hecho aparecer tantas veces de este
lado de mis párpados durante las largas vigías del
asedio, era presa del más agudo espanto. Lancé un
grito afilado como una jabalina.
Oh dioses, yo que iba dispuesto a naufragar en un
jardín de delicias, cambié libertad y patria por el
prestigio de la isla infame y legendaria.
Sabedlo, navegantes: el canto de las sirenas es
estúpido y monótono, su conversación aburrida e
incesante; sus cuerpos están cubiertos de escamas,
erizados de algas y sargazo. Su carne huele a
pescado.
UN PERSONAJE EN APUROS
Federico Fellini.
Macedonio Fernández
UN PACIENTE EN DISMINUCIÓN
EL ELEFANTE
UN GRAN ALIVIO
DORMIDO
Al despertar se dijo:
—Ha sido un mal sueño. Estoy fuera de la celda.
Pero estaba dormido.
CAÍ EN LA CUENTA
EN LA CABINA
COSTUMBRES
SUS FACULTADES
ABANDONA
UN SUEÑO DE JUANA
1969
EN CUALQUIER CIUDAD
ALGUIEN
TELÉFONO MÁGICO
CORTÁZAR
NAUFRAGIO
LA DISCULPA
LA FUENTE
CUIDADO
CON
EL
CORAZÓN
LA PATINADORA
Era la patinadora empedernida. Iba la primera y
salía la última.
Hasta que un día no fue al skating helado, porque
había logrado la gloria de los patinadores: morir de
pulmonía.
CHOQUE DE TRENES
EL AUTOMOVILISTA LISTO
EL DOMADOR DE FOCAS
EL CASTIGO
RELACIÓN DE UN ESCLAVO
FRAGMENTO
COCTEAU ANECDÓTICO
Nathaniel Hawthorne.
Nathaniel Hawthorne.
Felisberto Hernández
Felisberto Hernández.
Felisberto Hernández.
José Gilberto Hernández Ramírez
EL CAZADOR DE SIRENAS
LA BAILARINA
EL RECTO
ALTA NOCHE
DIOS
EL SUEÑO Y LA VIGILIA
EL HOMBRE INVISIBLE
INDECISIÓN
HASTA EL INFINITO
EL JUICIO
ENDIVIAS VIOLETA
Steglitz
Franz Kafka.
LA FOSA DE BABEL
Franz Kafka.
EL GUARDIÁN
Franz Kafka.
EL TIGRE
Franz Kafka.
OPCIONES
Franz Kafka.
CUATRO REFLEXIONES
LA PARTIDA
LA CIUDAD
Laura Krauz.
Isidore Ducasse
EUSTACE
ABNEGACIÓN
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
G. C. Lichtenberg, Aforismos.
Ricardo Lindo
HOJA DE PAPEL
LA PROFECÍA
EL MILAGRO
PARADISO
PLENILUNIO
CIEN
A PROPÓSITO DE UN TEMA DE
BLAKE
Luis Maristany.
José Martí
NI
GÉNESIS
EL ESPEJO
A Domingo Rueda
Vi cómo elevaba el cañón hacia su sien y corrí a
impedírselo; y lo habría logrado si no me hubiera
dirigido hacia el espejo.
ABRETESÉSAMO
CUENTO
que me contó una vez mi hija Adriana
fastidiada de que le pidiera un cuento.
EL HACEDOR DE LLUVIA
EL MAPA ECUMÉNICO
LA SEQUÍA
LOS CERDOS
A Julio Cortázar
EL SUEÑO SOÑADO
EL SUEÑO SOÑADO
LOS VIAJEROS
Un pasajero, a otro:
—Disculpe, caballero, mi reloj se ha parado.
¿Qué hora tiene Ud?
—Oh, lo siento; el mío se ha parado también.
—¿Por casualidad… a las 8.17?
—Sí, a las 8.17.
—Entonces ocurrió, ciertamente.
—Sí. A esa hora.
Álvaro Menén Desleal, En el vientre del pájaro (13
brevicuentos para leer en el avión).
ROMANCE
LÁZARO DE BETANIA
EL BUITRE VIEJO
LA MANAZA INFORME
EL MONSTRUO DE LA ESCALERA
DISTRAERSE
LA CUCARACHA SOÑADORA
LA OVEJA NEGRA
EL SALTO CUALITATIVO
HISTORIA FANTÁSTICA
LA OTRA TORRE
En el terreno de cuatro metros por cuatro
construyo desde el principio de los tiempos una Torre
con todos los materiales posibles: piedra, cemento,
hierro, ladrillo, vidrio, madera, adobe, paja y,
principalmente, saliva; en lo más alto y coronándola,
levantaré un antepecho de marfil, de un metro veinte
de altura.
En la base se agitan esperando todos los idiomas:
sánscrito, arameo, hebreo, griego, latín, español,
italiano, francés, portugués, árabe, alemán, inglés,
que en su oportunidad habrán de subir por entre
retortas y alambiques hasta la cima, en donde un faro
de tres milímetros de diámetro girará mezclándolos y
convirtiéndolos en uno solo. Desde ahí, a partir de un
momento dado, emitiré por el resto de los tiempos
una única palabra:
—Auxilio.
DESPERTARES CONCÉNTRICOS
LA VENUS DE MILO
EXILIO
AMOR
FENÓMENO
PENSAMIENTOS EN EL SÓTANO
INFORMACIÓN
EL HOGAR
CASTILLO EN EL AIRE
EL REPTANTE ALEGRE
SUEÑO TRIANGULAR
EN EL INSOMNIO
Virgilio Piñera.
EL INFIERNO
UNIÓN INDESTRUCTIBLE
Virgilio Piñera.
LA MONTAÑA
Virgilio Piñera.
DIVERSIONES
ALEGRÍA
DESCONFIANZA
LA RANA
LÚNULAS
LA BIBLIA
NOCTURNO
RANCHO DE PRISIONEROS
DIÓGENES
REALEZA
LA BESTIA
LA ÚLTIMA CENA
RATO DE ESPERA
DIOS
Louis Scutenaire.
Mercedes Soriano
Mercedes Soriano.
Jacques Sternberg
EL OTRO
EL LETRERO
EL CARNICERO
LA TIMIDEZ
LA CONFUSIÓN
EL DESFASE
EL VEGETAL
EL REGRESO
LA PÉRDIDA
DOCE: LA VÍCTIMA EN LA
ALFOMBRA
LA PERSONALIDAD
EL PROGRAMA
LA HERENCIA
EL ACCIDENTE
LA JUSTICIA PERSIGUIENDO EL
CRIMEN
A CIRCE
MUJERES
LA HUMILDAD PREMIADA
NOCHE MEXICANA
Julio Torri.
Julio Torri.
LITERATURA
LA MEJOR LIMOSNA
POBREZA
LA BÚSQUEDA
CUENTO
LOS PRONOMBRES Y LA
IDENTIDAD
EL UBICUO