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SOBRE LOS MAESTROS Y LAS FUENTES DE RENÉ GUÉNON

Pedro Vela

Uno de los reproches que habitualmente se le dirigieron y se le dirigen aún a


René Guénon, tanto desde el mundo académico como desde el de sus más encarnizados
detractores (ámbitos que no dejaron en su momento, ni dejan todavía de coincidir en
algunas ocasiones), es el de que, presuntamente, se considerase eximido de aclarar sus
fuentes o de especificar cualquier tipo de filiación a su respecto. En este sentido, suele
citarse una frase, ya célebre, que escribió en la revista Le Voile d’Isis allá por los años
30 del pasado siglo:

No tenemos porqué informar al público de nuestras verdaderas fuentes... éstas no


1
comportan en absoluto referencias .

Intentaremos discernir a continuación, por un lado, la naturaleza y las posibles


causas de esa declaración tan perentoria, displicente incluso, porqué no decirlo, y
constataremos, por otro, que, a pesar de todo, actualmente poseemos bastante más
información de la que se podría pensar a primera vista acerca de las fuentes de René
Guénon, tanto escritas como orales. Quizá lo más curioso será comprobar también que
sus críticos contemporáneos, a poco que se hubieran tomado la molestia de indagar en
los lugares adecuados, habrían caído en la cuenta de que mucha de esa información o,
en todo caso, su parte sin duda más determinante, la proporcionó el propio criticado de
su puño y letra, no sólo en el ámbito privado de su correspondencia personal,
seguramente inaccesible para muchos, sino públicamente en sus libros, artículos y
reseñas. Sea como fuere, siempre es posible que, a día de hoy, algunos de los que
todavía se dedican a la invectiva cómoda por causa de esa supuesta “ocultación de
fuentes”, no hayan leído tal información o, habiéndola leído, no la han creído o,
simplemente, no la han entendido, cosa esta última que desgraciadamente suele ser
mucho más habitual de lo que parece.

Ex Oriente Lux

Empecemos por constatar lo que el propio Guénon tiene que decir acerca del
origen oriental de sus conocimientos, es cierto que de forma genérica y sin dar detalles:

... como no tenemos la pretensión de haber alcanzado por nuestra cuenta y sin
ninguna ayuda las ideas que sabemos que son verdaderas, estimamos que es
bueno decir por quién nos han sido transmitidas, tanto más cuanto que así
indicamos a otros hacia dónde pueden dirigirse igualmente para encontrarlas; y,
de hecho, es exclusivamente a los orientales a quienes debemos estas ideas.

1
Le Voile d’Isis, Noviembre de 1932, p. 734. Citada por Paul Chacornac en La vida simple de René
Guénon, Ediciones Obelisco, Barcelona, 1987, p. 108 y recopilada en René Guénon, Comptes rendus,
Éditions Traditionnelles, París, 1973, p. 130.
(...)

Saber que ciertas ideas nos han sido proporcionadas por los orientales, es una
verdad de hecho; eso importa menos que comprender esas ideas y reconocer que
son verdaderas en sí mismas; y, si nos hubieran llegado de otra parte, no
veríamos en ello una razón para descartarlas a priori; pero, puesto que no hemos
encontrado en ninguna parte de Occidente el equivalente de esas ideas orientales,
2
estimamos que conviene decirlo.

Estos “orientales”, al parecer, instruyeron a Guénon sobre tres formas


tradicionales: el Hinduismo, el Taoísmo y el Islam. Así lo testimonia Paul Chacornac,
el que fuera editor de los Études Traditionnelles y primer biógrafo de René Guénon3:

... el primer artículo [de Guénon] aparecido en La Gnose [titulado “El Demiurgo”,
bajo la firma “Palingénius”] denotaba un conocimiento muy seguro de la metafísica
4
védica, esto era en Noviembre de 1909 .

(...)

Por otra parte, sabemos que Guénon no estudió las doctrinas y lenguas orientales
de manera libresca.Tenemos a este respecto su testimonio categórico. En 1934,
un francés atraído por los escritos de René Guénon y en relación personal con él,
el Sr. André Préau, publicaba en el número de abril de la revista Jayakarnacataka,
editada en la India, en Dawar, un artículo consagrado a Guénon titulado
“Connaissance Orientale et recherche Occidental” (...) sabemos de forma cierta
que el texto de este artículo fue comunicado a René Guénon antes de su
publicación. El Sr. Préau había escrito en primer lugar, y según informes
anteriores, que era gracias a la enseñanza oral de los orientales a lo que Guénon
debía sus conocimientos de las doctrinas de la India y del esoterismo islámico. Al
texto que se le había comunicado, Guénon añadió de su puño y letra “...y del
Taoísmo”, completando y confirmando a la vez lo que el Sr. Préau había escrito.

Guénon había tenido, por lo tanto, Maestro o Maestros hindúes. Nos ha sido
imposible obtener la menor precisión sobre la identidad de ese o esos personajes
y todo lo que se puede decir con certeza, es que se trataba en todo caso de un o
de unos representantes de la Escuela Vedanta Advaita, lo que no excluye que
hubieran otras.

Lo que nos parece no menos cierto es que, por la razón arriba indicada, su
contacto con René Guénon no pudo ser posterior a 1908 o, a lo más tardar, a
principios de 1909.

(...)

En lo que concierne al Taoísmo, está permitido formular otra conjetura. Parece


ciertamente que un primer conocimiento de la metafísica extremo-oriental le llegó
5
a Guénon por el canal de Matgioi [nombre iniciático de Albert de Pouvourville] y

2
Orient et Occident, 2ª parte, cap. IV, Guy Trédaniel, París, 1987.
3
Paul Chacornac, op. cit., p. 43 y ss. Señalemos también que todos los términos entre corchetes y sin
cursiva que se encontrarán de ahora en adelante son nuestros.
4
Guénon contaba, así pues, 23 años. Sobre René Guénon y la revista La Gnose, órgano de expresión de la
Iglesia Gnóstica de Francia, aparte de lo dicho por el propio Chacornac en su mencionado libro, cf. la
introducción de Víctor Pascual a Comentarios al Arqueómetro, A.C. Meru, Barcelona, 2007.
5
Albert Puyou, Conde de Pouvourville (1862-1939) militar francés destacado en Tonkin, recibió la
iniciación taoísta de manos de Tongsang Ngûyen te Duc-Luat, “El Maestro de Sentencias”, uno de los
está permitido suponer que la enseñanza oral fue comunicada aquí [a Pouvourville
y a Guénon], por el hijo menor del “Maestro de Sentencias”, el Tong-sang Luat, el
cual vivió en Francia cierto tiempo y contribuyó a la traducción de los textos chinos
que figuran en La Voie Rationnelle y La Voie Métaphysique.

También podemos decir, no obstante sin poder precisar más, que Guénon, por el
lado Taoísta, recibió “más” de lo que había recibido Albert de Pouvourville.

Por lo que se refiere al Sufismo, estamos un poco más informados en cuanto a las
fuentes y los datos más importantes. No parece dudoso que el primer contacto de
Guénon en ese dominio fue el encuentro con ese personaje que escribió en La
Gnose bajo el nombre islámico de Abdul-Hâdi, (“el servidor del Guía”) [se trata del
pintor sueco Ivan Aguéli].

(...)

... durante su estancia en Egipto, en una época que no podemos fijar con certeza,
pero que es ciertamente anterior a 1907, Aguéli volvió a encontrar al Sheik Elish
Abder Rahman el Kébir (“El Servidor del [Dios] grande”), uno de los hombres más
célebres del Islam, hijo del restaurador del rito Malekí y él mismo un sabio
6
profundo, Sheik de una rama Shadhilí y que al mismo tiempo, en el orden
7 8
exotérico, era el jefe del Mudhat Mâliki en El Azhar . Éste le inició en el Taçawwuf
y así Ivan Aguéli se convirtió en Abdul-Hâdi y en moqqadem de su iniciador, es
decir, su representante [iniciático].

(...)

Situamos también en 1912 la vinculación de Guénon a la tradición islámica. Él


mismo es el que ha indicado la fecha de manera indirecta, en una dedicatoria de
su libro Le Symbolisme de la Croix aparecido en 1931 y que en la primera página
lleva escrito; “A la venerada memoria de Es-Sheik Abder Rahmân Elish El-Kébir, a
quien debo la primera idea de este libro. Meçr El Qâhirah 1329-1349 H.” La
9
primera de estas fechas corresponde a nuestro año 1912 y Guénon en una carta
10
debía precisar que ésa fue la fecha de su entrada en el Islam . Esto nos da lugar

cinco Tiensi de la China meridional, adoptando el nombre de Matgioi, que significa “ojo del día” o “Sol”
en chino. Regresó a Francia en 1894 y formó parte del movimiento ocultista. Sus obras fundamentales
son La Voie Métaphysique y La Voie Rationnelle (donde sintetiza diversas enseñanzas taoístas y traduce
el Tao-te-king) así como Les Enseignements Secrets de la Gnose, esta última en colaboración con Léon
Champrenaud. Cf. Chacornac, op. cit. cap III.
6
“Los términos ‘rama Shadhilí’ indican una rama de la organización iniciática (Tarîqah), fundada en el
siglo VII de la Hégira por el Sheij Abdul-Hasan ash Shâdili, una de las más grandes figuras espirituales
del Islam” (M. Vâlsan, “L’Islam et la fonction de René Guénon”, en Études Traditionnelles, Enero-
Febrero de 1953, p. 36)[nota de Chacornac].
7
“El término Mudhat Mâliki indica una de las cuatro escuelas jurídicas sobre las que se basa el orden
exotérico del Islam” (M. Vâlsan, idem)[nota de Chacornac].
8
La Universidad islámica de El Cairo.
9
La fecha aquí indicada no es correcta. En realidad, el año 1329 de la Hégira (es decir, de la emigración
del Profeta Muhammad de La Meca a Medina, origen temporal de la cronología islámica) se extiende del
2 de Enero al 21 de Diciembre de 1911, y el año 1349 va del 29 de Mayo de nuestro 1930 al 18 de Mayo
de 1931. Otros biógrafos de Guénon hacen remontar la fecha de su iniciación islámica a 1908 o 1909,
basados en indicaciones que el propio autor ha dado en su correspondencia. Cf. Pierre Feydel, Aperçus
historiques touchant à la fonction de René Guénon, cap. III, Archè, Milano, 2003.
10
Ignoramos a qué carta se refiere aquí Chacornac.
a pensar que René Guénon recibió poco después la barakah del Sheik Elish, por
intermedio de Abdul-Hâdi.

Con respecto a los instructores y maestros islámicos de Guénon podemos añadir


otro interesante testimonio, recientemente facilitado en un documentado artículo por
Muhammad Hassan Chadli11, que lo retrata como seguidor, en el entorno de 1931, del
Sheij Salâma Hassan ar-Râdî, cabeza visible de la tarîqah Hâmidiyya, otra rama de la
tarîqa Shâdhiliyya a la que ya pertenecía como discípulo del Sheij Elish12:

Volvamos a lo que afirmaba ‘Abd al-Halîm Mamad, futuro rector de El-Azhar, al


principio de su estudio, a propósito del Sheij ‘Abd al-Wâhid Yahyâ [nombre
islámico de René Guénon]. “Es de los que han tomado el pacto iniciático shâdilita
(al-‘ahd ash-shâdhilî). Lo tomó de la mano (‘alâ yad) del conocedor por Allâh (al-
‘arif bi-Llâh), el llorado Sheij Salâma ar-Râdî. Entre los discípulos del Sheij Salâma
ar-Râdî (¡sea sobre él la Satisfacción de Allâh!), los ancianos aún recuerdan a este
“Sheij” europeo, con vestimentas (jubba) verdes, turbante blanco, de talla
elegante, más bien delgado. Ellos aún rememoran su rostro resplandeciente de luz
(wajh al-mushriq bi-n-nûr) y de expresión angélica (samt al-malâ’kî), su caminar
digno y pausado, su manera de sentarse ante el Sheij con humildad y cuidado,
buscando cortésmente la manera de imponer silencio a quien hubiera formulado
preguntas, de forma que el Sheij pudiera proseguir sin interrupción su
conversación (doctrinal), sin limitarse a las precisiones inherentes a las preguntas
planteadas y reducidas al nivel de (simples) concepciones humanas. Era un
Shâdhilî de Occidente.”

Por último, procede traer a colación en este contexto una significativa aunque
indirecta alusión del propio Guénon a su relación personal con Seyidna El Khidr13,
figurada en una carta remitida a Ananda Coomaraswamy14:

Su estudio sobre “Khwaja Khadir” (aquí decimos “Seyidna El Khidr”) es muy


interesante, y las comparaciones que ha señalado en él son completamente
correctas desde el punto de vista simbólico; pero lo que puedo asegurarle, es que
se trata de mucho más que de simples “leyendas”. Tendría muchas cosas que
decir sobre esto, pero dudo que las escriba nunca, ya que, de hecho, este tema es
uno de los que me conciernen demasiado directamente...

11
Cf. Muhammad Hassan Chadli, Shaij Salâma Râdî. Considérations biographiques. Règles
“canoniques” de leur ordre. Sa relation avec René Guénon, en la revista francesa La Règle d’Abraham,
nº 25, Junio de 2008. Puede consultarse la traducción completa de este extenso artículo en este mismo
número de Letra y Espíritu.
12
Quizá convendría aclarar que, desde el punto de vista de su vinculación al Taçawwuf, Guénon fue
siempre, como hemos visto, discípulo (murîd) del Sheij Elish, por intermedio de su moqqadem autorizado
(Abdul-Hâdi), como consecuencia del pacto iniciático hecho li-l-irâda, que compromete al que lo realiza
a una obediencia total hacia el Sheij. Luego este segundo pacto hecho con el Sheij Salâma pertenece a la
categoría li-t-tabarruk, que permite “participar de las gracias y de la protección cuyos garantes son la
santidad del fundador y de sus sucesores”, y que no anula ni sustituye al primero, como muy bien aclara
el Sr. Chadli en su mencionado artículo.
13
Recordemos que “kh” se pronuncia como “j”. Así podemos leer El Jidr que significa, literalmente, el
“Verde”. Acerca de la figura de El Jidr y de la iniciación a él vinculada cf. Martín García, Apreciaciones
sobre la iniciación mariana, en Esoterismo Hoy, monográfico nº 1 de Letra y Espíritu, Encarte Editorial
& Arola Editors, Tarragona, 2000.
14
Carta de fecha 5 de Noviembre de 1936. Cf. René Guénon, Epistolario. Fragmentos de
correspondencia (1910-1950). Tomo I (1910-1936), A.C. Meru, Barcelona, 2009.
Para intentar comprender lo más completamente posible las implicaciones de lo
que aquí se dice, las cuales, como vamos a ver de inmediato, parecen apuntar a un
origen sumamente elevado de las influencias espirituales recibidas por René Guénon,
habría que recordar lo que señalaba Jean Reyor acerca de El Khidr en una nota
aclaratoria inserta en Initiation et Réalisation Spirituelle15:

El Khidr es la denominación dada por el esoterismo islámico al personaje anónimo


mencionado en el Qorân, sura XVIII (sura de la Caverna) y con el cual Moisés, no
obstante considerado por el Islam como enviado legiferante y "Polo" [espiritual] de
su época, aparece en una relación de subordinación. Esta subordinación se
expresa a la vez en el orden jerárquico y en el orden del Conocimiento, puesto que
el misterioso personaje es presentado como poseedor de la ciencia más
trascendente (literalmente: "la ciencia de entre Nosotros", es decir, de Allâh) y
Moisés solamente pide a dicho personaje que le enseñe una "porción" de la
enseñanza de la que es depositario.

Por otro lado, cabe añadir que fue el propio Guénon quien instruyó a Reyor sobre
este enigmático personaje en una carta de 193716, en los siguientes términos:
17
El Khidr es propiamente el Maestro de los Afrâd , que son independientes del
18
Qutb e incluso pueden no ser conocidos por él; se trata, como usted dice, de
algo más "directo", y que en cierto modo está fuera de las funciones
[iniciáticas]definidas y delimitadas [por el Qutb], por elevadas que sean; y esa es la
razón de que el número de los Afrâd sea indeterminado. Se emplea a veces esta
comparación: un príncipe, aunque no ejerza ninguna función, no deja de ser, por sí
mismo, superior a un ministro (a menos que éste no sea también príncipe, lo que
puede ocurrir, pero no es necesario); en el orden espiritual, los Afrâd son análogos
a los príncipes, y los Aqtâb a los ministros; esto no es más que una comparación,
por supuesto, pero ayuda a comprender un poco las relaciones entre unos y otros.

Recalquemos, así pues, que el Qutb o “Polo” y sus ministros (los Aqtâb)
constituyen, desde el punto de vista del esoterismo islámico, la máxima función
espiritual que gobierna y administra las vías regulares habituales de la iniciación
(tarîqat), mientras que la vía iniciática de los Afrâd (los “solitarios”) se halla bajo la
guía espiritual directa de El Khidr y, por lo tanto, al margen de la jurisdicción del Qutb.
El caso de estos últimos es, en suma, muy excepcional, y puede darse en circunstancias
que hagan imposible, a los individuos cualificados para ello, recibir la transmisión
iniciática normal19 como, por ejemplo, en ausencia de toda organización regularmente

15
Cf. René Guénon, Initiation et Réalisation spirituelle, Appendices, p. 271, nota, Éditions
Traditionnelles, París, 1998.
16
Carta de fecha 14 de marzo de 1937, citada en el mencionado apéndice y recogida también en René
Guénon, Epistolario (op. cit), Tomo II (1937-1950), A.C. Meru, Barcelona, 2009.
17
Los Afrâd (los “Solitarios”) son una categoría específica y excepcional de iniciados de alto rango, como
se verá a continuación.
18
El término Qutb significa, literalmente, “Polo”, y alude a la máxima autoridad espiritual que rige las
vías de iniciación regulares y habituales del esoterismo islámico.
19
A nuestro juicio, este contexto se refiere a una iniciación efectiva u operativa, y no solamente a una
transmisión iniciática virtual. Sobre esta diferencia cf. René Guénon, Aperçus sur l’initiation, caps. XXIX
y XXX, Éditions Traditionnelles, París, 1996.
constituida20. De este modo, el caso particular de René Guénon podría incardinarse en
ambas “jurisdicciones” iniciáticas simultáneamente, si concluimos de su mencionada
alusión que recibió efectivamente la “visita” del “misterioso personaje” coránico.

Con todo, para completar la trayectoria iniciática de René Guénon que estamos
recordando de forma sumaria, conviene no olvidar su filiación iniciática de origen
propiamente occidental, aunque simbólicamente “oriental”. En efecto, como es sabido,
Guénon fue iniciado en la Francmasonería en 1907, en cuyo seno participará
activamente hasta 191721. No obstante, a nuestro juicio lo más destacable a este respecto
no es tanto lo que pudo extraer de su paso por la Orden masónica más o menos
“conocida”, sino más bien su eventual pertenencia a una organización iniciática
artesanal genuinamente “operativa” y verdaderamente “secreta”, hasta tal punto que
ninguno de sus biógrafos mencionó su paso por ella salvo cuando su existencia fue
revelada por Franz Vreede a la Logia de Estudios francesa “Villard de Honnecourt” el
29 de octubre de 1.973, más de 22 años después de la muerte de Guénon. En aquel
entonces el Sr. Vreede, amigo suyo durante más de tres décadas, explicó lo siguiente:

Guénon me precisó que era miembro de una maestría, es decir, de un grupo de


Maestros de todos los grados cuya tradición oral remontaba hasta la época
artesanal de la Masonería francesa... los grupos de Maestros, según Guénon,
decidieron mantener pura la tradición antigua. Para impedir en el futuro toda
desviación, toda divulgación y toda traición, decidieron el anonimato de sus
miembros y que en adelante no hubiese ya más estatutos ni otros documentos
escritos; tampoco candidaturas, sino aceptación de nuevos miembros por
cooptación secreta. Comprendí entonces de qué fuente auténtica tomaba Guénon
sus extensos conocimientos del ritual y de los símbolos de la tradición antigua de
los constructores de catedrales y de su ciencia geométrica, atribuida a Pitágoras,
22
sin la que el Gran Arte no podría existir .

De este modo, y en función de todos los datos que hemos reunido hasta aquí,
parece claro que tanto la influencia espiritual como la consiguiente instrucción recibida
por Guénon, ya sea de sus fuentes orientales (taoístas, hinduistas e islámicas) u
occidentales (masónicas), hay que considerarla stricto sensu como una enseñanza
iniciática y no como un conjunto de informaciones más o menos extensas de carácter
puramente teórico, por lo que el detalle sobre su origen no podía sino estar sometido al
más riguroso secreto. No es de extrañar, por tanto, lo que le manifestaba a un
corresponsal suyo en el siguiente fragmento de una de sus cartas:

Sobre la cuestión de las “fuentes” a la cual hace Vd. alusión, como no soy ni un
traidor ni un espía, y como no estoy encargado de satisfacer las curiosidades
profanas (aunque estuviesen decoradas con el título de “científicas”), nunca se

20
Cf. René Guénon, Initiation et Réalisation spirituelle, Appendices.
21
Concretamente fue iniciado en la Logia “Humanidad” nº 240, de París, perteneciente al Rito Nacional
Español y, posteriormente, al Rito de Memphis-Misraïm. También perteneció al Capítulo y Templo
“INRI” del Rito Primitivo y Original Swedemborgiano y, por último, a la Logia “Thebah” nº 347 del Rito
Escocés Antiguo y Aceptado, bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Francia. Cf. Chacornac, op.cit.,
cap. II y Pierre Feydel, op. cit., p. 107.
22
Cf. Denys Roman, René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, cap. XI, Les Éditions de
l’Oeuvre, París, 1982, citado por Joaquín Bosch, En busca de la Masonería perdida. Posibles vías para
una restauración operativa, en Masonería. La Quinta Ciencia, monográfico nº 2 de Letra y Espíritu, A.C.
Meru, Barcelona, 2007.
23
logrará hacerme decir lo que no deba ser dicho, incluso aunque debiera morir...

Sobre esto, en definitiva, no cabe albergar demasiadas dudas, sobre todo si se


tiene en cuenta que Guénon consideró siempre todo su trabajo como fruto de la “ciencia
iniciática”, que se basa no en meros desarrollos de carácter filosófico sino en la
vinculación fehaciente y personal a una tradición viva y actuante, y en la transmisión
directa de una influencia espiritual junto con la doctrina y lo medios de realización que
conlleva24.

Los Superiores Incógnitos

Ya hemos visto antes que la inspiración de René Guénon podría proceder de un


rango espiritual muy elevado, cuando menos por la vertiente del esoterismo islámico.
Ahora bien, vamos a considerar a continuación diversos indicios que apuntan hacia otra
procedencia que cabe situar, esta vez, incluso más allá de los representantes autorizados
de tal o cual forma tradicional determinada. En efecto, ¿cómo entender sino la
categórica afirmación expresada en el siguiente fragmento de su correspondencia?:

Por lo que a nosotros respecta, no pretendemos hacer ninguna innovación, puesto


que nos remitimos a una Tradición que es mucho más antigua que todas las
religiones, y no tiene que plegarse a las exigencias de la mentalidad especial de
25
tal siglo o de tal país.

No sabemos a quién le dirigía esas explicaciones tan contundentes a la par que


sorprendentes pero, en todo caso, vamos a verlas reafirmadas en un contexto
sumamente particular. Como consecuencia de una polémica que Guénon mantuvo entre
1913 y 1914 con ciertos historiadores antimasónicos de esa época sobre la existencia
real, en la Alta Masonería europea del siglo XVIII, de los así llamados “Superiores
Incógnitos” (es decir, de un supuesto grupo o “poder central” de dirigentes ocultos
ignorados por la inmensa mayoría de masones) podemos verle, bajo el heterónimo de
Le Sphinx26, no solamente defender la existencia efectiva de tales “Superiores
Incógnitos” como seres “de carne y hueso”, sino manejar con una extraordinaria soltura
conocimientos sumamente precisos sobre su naturaleza real y su modo de actuación:

23
Carta de fecha 29/06/1932, publicada fragmentariamente en la revista Science Sacrée, nº spécial René
Guénon, recopilada asimismo en Epistolario, tomo I.
24
Cf. René Guénon, Formas tradicionales y Ciclos cósmicos, cap. Atlántida e Hiperbórea. Ediciones Vía
Directa, Valencia, 2008.
25
Carta de fecha 15/11/1910 publicada en Rivista di Studi Tradizionali, nº 87 y recogida en René
Guénon, Epistolario, tomo I.
26
Con respecto a la utilización de diferentes firmas, Guénon le explicó lo siguiente a su amigo y escritor
Luc Benoist, en una carta fechada el 17 de Junio de 1936: “cada vez que me he servido así de otras
firmas, han existido razones especiales, y eso no debe ser atribuido a R.G., no siendo tales firmas
simplemente ‘seudónimos’ a la manera ‘literaria’, sino representando, si así puede decirse, ‘entidades’
realmente distintas”. Cf. Epistolario, tomo I. Esta afirmación, quizá sorprendente a primera vista, está
relacionada con la doctrina de los estados múltiples del Ser y su simultaneidad, como le aclaraba el autor
a uno de sus contradictores, con respecto al significado simbólico de Le Sphinx (La Esfinge) en la
mencionada polémica (véase el artículo citado en la nota 30).
...los “verdaderos iniciados” son todavía más raros de lo que se piensa, pero eso
no quiere decir que no existan en absoluto, o que sólo existan “en Astral”; y
27
¿porqué, aun viviendo sobre la tierra, esos “adeptos” , en el sentido verdadero y
completo del término, no serían los verdaderos Superiores Incógnitos?

(...)

... pero ¿quién ha pretendido alguna vez que los Superiores Incógnitos, incluso “de
carne y hueso”, constituyan un “comité”, o incluso una “sociedad” en el sentido
ordinario del término?. Esta solución parece muy poco satisfactoria, por el
contrario, cuando se sabe que existen ciertas organizaciones verdaderamente
secretas, mucho más cercanas al “poder central” que no lo está la Masonería
exterior, cuyos miembros no tienen ni reuniones, ni insignias, ni diplomas, ni
medios exteriores de reconocimiento. Bien está tener respeto a los “documentos”,
pero se comprenderá que sea más bien difícil descubrir algunos “probatorios”
cuando se trata precisamente de cosas que, como escribíamos anteriormente,
28
“son de naturaleza tal que no pueden probarse mediante un documento escrito”.

... sabemos que, aun en nuestros días, tal cosa [la pérdida repentina de poderes
extraordinarios] les ha ocurrido a enviados o agentes de ciertos Superiores
Incógnitos, verdaderamente superiores y verdaderamente incógnitos: si se
comprometen o si fracasan en su misión, incluso sin haber cometido otras faltas,
todos sus poderes les son retirados de inmediato... [y en nota añade:] A buen
seguro todo esto les parecerá fabuloso a ciertos antimasones, historiadores
escrupulosamente fieles al “método positivista”, y para los que la existencia de los
Superiores Incógnitos sólo es una “pretensión masónica repleta de falsedad”; pero
tenemos nuestras razones para no suscribir ese juicio demasiado... definitivo, y
somos conscientes de no adelantar nada aquí que no sea rigurosamente exacto;
quienes sólo quieren remitirse a documentos escritos son libres de conservar
29
todas sus “convicciones”...¡negativas!.

Y en otra parte afirma:

Las “tras-logias” son solamente un término convencional, creado por los


antimasones, o por ciertos antimasones, para designar los talleres de los altos
grados, superpuestos a las Logias de la Masonería simbólica. Ahora bien, como
hemos dicho en un estudio precedente, “es tras los diversos sistemas (de altos
grados), y no en tal o cual de ellos, donde es posible descubrir a los ‘Superiores
Incógnitos’”; así pues, entre los “miembros de las tras-logias”, sólo se podrá
encontrar a alguno de sus agentes más o menos indirectos. Además, la cuestión
de los “Superiores Incógnitos” no está en absoluto circunscrita a la Masonería,
incluso “universal”, sino que se extiende a todas las organizaciones iniciáticas,

27
Recuérdese que un “adepto” es quien ha alcanzado el máximo grado de realización espiritual efectiva y
no un simple miembro de una organización iniciática determinada.
28
Artículo original titulado À propos des Supérierus Inconnus et de l’ “astral” publicado en La France
Antimaçonnique, número del 18 de Diciembre de 1913, bajo la firma Le Sphinx. Reeditado en la revista
Études Traditionnelles, número de Septiembre de 1952. Recopilado en René Guénon, Études sur la
Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, tomo II, Éditions Traditionnelles, París, 1992 y en la revista
Charis, Archives de l’Unicorne, número extraordinario titulado La polémique sur les “Supérieurs
Inconnus”. Les combats du Sphinx (René Guénon) avec Gustave Bord, Charles Nicoullaud et alii., Archè,
Milano, 2003, texto IX.
29
Artículo original titulado La Stricte Observance et les Supérierus Inconnus publicado en La France
Antimaçonnique, números del 20 de Noviembre y 4 de Diciembre de 1913, sin firma. Reeditado en la
revista Études Traditionnelles, número de Junio de 1952. Recopilado en René Guénon, Études sur la
Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, tomo II, y en la revista Charis, op. cit., texto VII.
sean cuales fueren; he ahí otra complicación sobre la que el Sr. Bord sin duda no
ha reflexionado.

(...)
Así, existe en la India toda una categoría de hombres bastante extraños (...), que
llevan en la mano, como signo de reconocimiento, una largo cuerno de antílope, y
que, además, presentan la particularidad de que todos poseen exactamente los
mismos rasgos. Nadie conoce los nombres de esos hombres, y a nadie se le
ocurre preguntárselos, porque todo el mundo sabe muy bien que se han liberado
de las limitaciones exteriores del nombre y la forma, que son los dos elementos
constitutivos de la individualidad vulgar. El tipo que le es común se encuentra
figurado en las esculturas de los más antiguos monumentos de la India, y, cosa
quizá más curiosa aún, hemos reconocido ese mismo tipo hasta en Europa, en
otros hombres que eran, si no precisamente los “Superiores Incógnitos”, cuando
menos agentes bastante importantes de un “poder oculto” que ejerce su acción
30
mucho más allá de las “tras-logias” de la “Masonería universal”.

Finalmente, en otro lugar Le Sphinx aclara a qué se refería exactamente con la


descripción de esos extraños hombres que acabamos de ver:

Así pues, habíamos hablado de ciertos hombres, que no solamente “existieron en


la India”, sino que existen aún actualmente, lo que nuestro contradictor no parece
haber comprendido (...). El Sr. Bord sólo ha visto “individuos de un tipo uniforme”,
¡precisamente allí donde la individualidad no cuenta para nada!. A buen seguro,
31
está en su derecho de ignorar lo que es un jivanmukta , sin embargo no puede
exigirnos que se lo expliquemos en pocas líneas; si hubiésemos debido exponer la
teoría completa de las dos clases de mukti (jivan y vidéha), y después mostrar que
sólo la primera se refiere a la cuestión que nos ocupa, para finalmente indicar las
cualificaciones requeridas para alcanzar esta mukti, así como las diferentes vías a
través de las cuales se llega a ella, no nos habrían bastado diez páginas, sino todo
32
un volumen.

Tras la lectura atenta de los textos que acabamos de citar, no podemos sino
extraer una sola consecuencia lógica: ese “poder oculto” y central al que se refiere aquí
Le Sphinx, que no sólo actúa “mucho más allá de las ‘tras-logias’ de la ‘Masonería
universal’”, sino que “se extiende a todas las organizaciones iniciáticas, sean cuales
fueren” y cuyos agentes, además, responden nada menos que a los rasgos
característicos de un jivanmukta, no puede ser otro, a fin de cuentas, que Agarttha, el
Centro espiritual supremo al que René Guénon dedicará, años más tarde, su insólito
estudio titulado El Rey del Mundo33. Por otro lado, a nuestro juicio queda claro también
que el contenido de estos textos constituye ni más ni menos que una confesión pública

30
Cf. Le Sphinx, artículo original titulado L’énigme, en La France Antimaçonnique, nº 5, del 29 de Enero
de 1914, pp. 51-60; recopilado y reeditado en Charis, op. cit., texto XI.
31
Por lo demás, no todos los jivanmuktas responden a nuestra descripción, que sólo se aplica a una
cierta categoría de ellos; sus marcas exteriores dependen necesariamente de la vía iniciática a la que se
vinculan. [nota de Le Sphinx].
32
Cf. Le Sphinx, Dernière réponse à M. Bord, artículo original en La France Antimaçonnique nº del 7 de
mayo de 1914, pp. 220-226; recopilado y reeditado en Charis, op. cit., texto XIX. La explicación a la que
se alude en el texto la desarrolló Guénon en su ensayo El hombre y su devenir según el Vêdanta.
33
Cf. Le Roi du Monde, primera edición en Charles Bosse, París, 1927; Gallimard, París, 1995,
traducción española en Ediciones Paidós, Barcelona, 2003.
en toda regla, de puño y letra del propio René Guénon (que en aquella época no se
identificaba aún así), en la que afirma taxativamente que “reconoció” personalmente
esos “rasgos característicos” en determinados hombres, con los cuales no sería
demasiado descabellado suponer que mantuvo alguna clase de contacto directo “en
Europa”, contacto cuya naturaleza no es difícil de imaginar.

Por lo demás, la situación geográfica de esta relación tampoco podía ser otra
puesto que, como es sabido, Guénon jamás llegó a viajar a la India y menos aún en esa
época de su vida. Recordemos que esto lo escribe entre 1913 y 1914, a la edad de 26-27
años, cuando prácticamente acababa de contraer matrimonio y vivía con su joven
esposa en París, en un modesto apartamento de la Île-Sant-Louis, muy cerca de la
catedral de Nôtre-Dâme34. Sea como fuere, desde cuándo y por cuánto tiempo mantuvo
contacto con esos “agentes bastante importantes” de Agarttha en Europa (incluso nos
aventuramos a decir que en París o sus cercanías) no lo podemos saber a ciencia cierta
con los datos que poseemos hasta ahora, pero muy probablemente haya que remontarse,
cuando menos, al entorno de 1910, fecha en la que, como también hemos visto
anteriormente, se remitía, aunque quizá ahora sería más exacto decir, cuando
manifestaba su vinculación personal y directa a una Tradición “más antigua que todas
las religiones”, que no puede ser otra, evidentemente, que la Tradición Primordial,
cuyo origen no es otro, de nuevo, que Agarttha, donde se mantiene incólume por toda
la duración del Manvântara35.

Para concluir tan solo añadiremos que, desde nuestro punto de vista, es bastante
inverosímil pensar que alguien que a lo largo de toda su extensa obra no sólo ha
demostrado una impresionante coherencia así como una seriedad y un rigor doctrinal
extraordinarios, sino que además ha sostenido con total firmeza que

... no afirmamos nada gratuitamente, y tenemos consciencia de tener al menos, a


falta de muchos otros méritos, el de no hablar nunca de nada que no
36
conozcamos

se ponga simplemente a mentir o a exagerar inopinadamente a la hora de explicar,


aunque sea de forma más o menos indirecta, cuál es el verdadero origen de la doctrina
en la que se fundamentan sus exposiciones. De hecho, no tenemos absolutamente
ningún motivo hasta el momento para acusar de superchería, patología mental,
imaginación desbordada, deshonestidad manifiesta, estafa intelectual o de simple mala
fe a René Guénon, por fabulosas, extrañas o increíbles que puedan parecer algunas de
sus afirmaciones, sobre todo teniendo en cuenta los parámetros de pensamiento
habituales del caos moderno. Más bien todo lo contrario, malgré tout. Pero tampoco
pretendemos convencer a nadie de nada, nos limitamos a exponer los hechos y datos a

34
Guénon se casó por el rito católico el 17 de Julio de 1912 con Berthe Loury en Lémeré (cerca de
Chinon) y el matrimonio instaló su residencia en el mencionado apartamento del nº 51 de la rue Sant-
Louis-en-l’Île de París, en el cual Guénon ya vivía de soltero desde 1904 y en el que residió durante 25
años. Por lo demás, puede añadirse que precisamente en 1913 falleció Jean-Baptiste Guénon, su padre.
Cf. Pierre Feydel, op. cit. pp. 105 y 116.
35
A este respecto cf. el ya citado El Rey del Mundo así como Estudios sobre el Hinduismo, cap XI
(Sanâtana Dharma), Ediciones Vía Directa, Valencia, 2007.
36
Orient et Occident, 2ª parte, cap. IV.
nuestro alcance tal cual los conocemos y entendemos (algunos de los cuales, dicho sea
de paso y salvo error por nuestra parte, es la primera vez que se publican en lengua
española) permitiéndonos ofrecer nuestras propias conclusiones. Pero como todo el
mundo es libre de defender otras posturas, incluso diametralmente opuestas a las
nuestras, lo único que modestamente podemos hacer es recomendar el estudio
pormenorizado de la obra de René Guénon y que cada cual, como nosotros hemos
hecho aquí, extraiga las consecuencias que crea convenientes.

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