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INDICE

INTRODUCCION ............................................................................................................................ 3
1.CRIMINOLOGIA EN MENORES. - ................................................................................................ 5
1.1. ASPECTOS JURIDICO-CRIMINOLOGICOS DEL PROBLEMA ........................................... 5
1.1.1. LA DELINCUENCIA DE MENORES Y LA PERSPECTIVA CRIMINOLÓGICA .............. 5
1.1.2. CRIMINALIDAD JUVENIL Y DERECHO DE MENORES ............................................ 5
2. TENDENCIAS DOCTRINARIAS DEL DERECHO DE MENORES ................................................ 5
3. EL MENOR “DELINCUENTE” O ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL ..................... 6
4. LIMITES DE EDAD DE LOS MENORES INFRACTORES ............................................................ 6
5. RESPONSABILIDAD E INIMPUTABILIDAD DE LOS MENORES ............................................... 7
5.1. EL DISCERNIMIENTO O CRITERIO PSICOLÓGICO.......................................................... 7
5.2. CRITERIO CRONOLÓGICO O CUANTITATIVO EN LA PRESUNCIÓN LEGAL DE LA
IMPUTABILIDAD........................................................................................................................ 7
5.3. EL CRITERIO MIXTO Y LA RESPONSABILIDAD DEL MENOR ......................................... 8
5.4. JURISDICCION ESPECIAL DE LOS ADOLESCENTES INFRACTORES ................................ 8
5.5. Factores de la Criminalidad en los Adolescentes Infractores: .................................... 9
5.6. Factores Generales de la Criminalidad de Menores.................................................... 9
5.7. Menores en Riesgo Delictivo o en Estado Predelictual ............................................. 10
6. La Criminalidad de Menores en el Perú ............................................................................. 11
7. Características de los Adolescentes Infractores Internos en «Maranga» ........................ 12
8. Prevención de la Delincuencia de Menores....................................................................... 15
8.1. Prevención General de la Criminalidad de Menores ................................................. 15
8.2. Prevención Especial de la Criminalidad de Menores ................................................ 16
8.2.1. Medidas de PREVENCION SOCIAL ...................................................................... 16
9. MEDIDAS DE PREVENCION PSICOLOGICA .......................................................................... 17
10. MEDIDAS DE PREVENCION MEDICO-BIOLOGICA........................................................... 17
10.1. Sistema, Régimen y Tratamiento Socio-Educativo de los Adolescentes Infractores
18
10.2. Antecedentes del Sistema Socioeducativo de los adolescentes infractores en el
País: 18
11. EL RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO CERRADO .................................................................... 21
12. EL REGIMEN SOCIOEDUCATIVO ABIERTO ...................................................................... 22
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13. RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO SEMI-INSTITUCIONAL...................................................... 23


14. RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO EN LIBERTAD ................................................................... 23
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
15. OTRAS MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS ............................................................................ 24
16. TRATAMIENTO EDUCACIONAL ....................................................................................... 25
17. TRATAMIENTO LABORAL ................................................................................................ 26
18. TRATAMIENTO PSICOTERAPEUTICO .............................................................................. 26
19. TRATAMIENTO MEDICO ................................................................................................. 27

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RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO


CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
INTRODUCCION
Vamos a aportar en el presente trabajo monográfico la vida de Juliana que es una niña de 13
años que escapa de su casa debido a los maltratos recibidos de parte de su padrastro. Una vez
en las calles de Lima, se enfrenta a la dura lucha por sobrevivir.

Entonces descubre la marginación que sufren las niñas cuando tratan de encontrar trabajo
callejero, es por eso que decide cortase el cabello y disfrazarse de varón. De este modo logra
insertarse en una pandilla de muchachos que cantan en los micros de Lima, protegidos, y al
mismo tiempo explotados, por un malhechor.

El temperamento rebelde y la fuerza femenina de Juliana la llevan a liderar una revolución


infantil.

Por tanto, el contexto histórico, la postura política e ideológica asumida por el grupo, así como
las influencias cinematográficas, culturales y pedagógicas, conforman y determinan la propuesta
de producir un cine que cuestione la realidad y promueva, en los espectadores, la reflexión y
toma de conciencia para la búsqueda de cauces de acción en ella.

También es pertinente mencionar que los acontecimientos históricos que vivía el Perú en la
década del ´80 produjeron el insumo que fortaleció la propuesta, los objetivos y el modo de
hacer cine. Recordemos que entre 1980 y 1990, sucedieron dos gobiernos llenos de conflictos,
desempleo, violencia y protestas sociales. El gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry
(1980 -1985) significó el retorno a la Democracia, la positiva imagen de modernidad y progreso
debido a un proceso incipiente de industrialización del país. Pero, también, surgieron grupos
armados como el MRTA y Sendero Luminoso. Luego, el gobierno del presidente Alan García
Pérez (1985-1990) significó la aguda crisis económica, hubo recesión e hiperinflación,
inestabilidad laboral y creciente violencia política.

Tomando en consideración la información reseñada y volviendo a las preguntas planteadas:


¿Qué nos está transmitiendo el Director? y ¿qué nos dice el guion?, cabe mencionar que ‘Juliana’
se produjo en 1988 y se exhibe en los cines en febrero de 1989, convirtiéndose en un éxito de
taquilla pues asistieron 600 mil espectadores a las salas de cine limeñas. Justo, en el penúltimo
año de gobierno del presidente García; es decir, exactamente cuando el contexto de la crisis
económica, social y política era insostenible.

Los espectadores son expuestos a una representación casi documental de ‘las adversidades y
desdichas de los niños con los que convive Juliana, en su identidad de Julián. Cada niño tiene
una historia de violencia, abandono y abuso que contarnos. Hay escenas claves en que la cámara
enfoca directamente sus rostros y ellos nos hablan, nos interpelan. Ellos son los narradores de
su miseria. Citemos fragmentos de algunas de estas escenas:

murillo-ninos-comiendo-melon

“Niños comiendo uvas y melón” (1645 – 1650) Bartolomé Esteban Murillo.

― Moni cuenta que vino de Chanchamayo huyendo de su casa y de un padre abusivo que
golpeaba a la madre. Se une a una orquesta de música ‘Chicha’ y así es como llega a Lima.
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― Gusano cuenta que le pegaban todo el tiempo. Su madre le pegaba. Se escapa de su casa para
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evitar que lo golpeen, pero en la calle también le pegan.

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― Los morenitos, los hermanos Pelé y Arañita, cuentan que vinieron de Chincha. No mencionan
porqué huyeron, pero se insinúa que hicieron algo grave. Ellos manifiestan que son víctimas del
racismo.

― Nabo, el gringuito, dice haber nacido en Nueva York y que su padre era un jugador
(apostador). Este muere atropellado por un auto y la madre enferma. Él se vio obligado a
trabajar. Robaba en las calles para sobrevivir.

― Juliana, por ejemplo, habla con su padre enterrado en el cementerio. En una escena llena de
dramatismo, ella le reza el padre nuestro y busca consuelo ante su nicho. Allí recuerda que ha
sido víctima de la violencia de su padrastro, quien la golpeó con 27 correazos, hecho que no
olvida y la hace sufrir.

Este tipo de testimonios nos lleva a afirmar que la película parece un “trabajo de campo”, un
experimento sociológico; de pronto, lo observado deja de serlo y se revela y rebela. Más aún, al
saber que casi la mayoría de los niños que participaron como actores eran niños de la calle que
trabajaban vendiendo caramelos y cantando en los microbuses.

Los actos de revelar y rebelar son posibles por el manejo de los elementos cinematográficos que
intervienen, así como por los recursos audiovisuales, pues el guion y la interpretación de los
niños, así como el movimiento de la cámara para enfocar sus rostros mientras nos hablan, las
imágenes, la iluminación y la banda sonora sugieren otros mensajes o amplían la crítica social.
Especialmente, en esta película la música es clave.

La música complementa el mensaje de las escenas, contextualiza la época, los hechos históricos,
el movimiento caótico de la ciudad, el sentir de los adultos. Pero, especialmente, refuerza el
sentir de los niños, ya que ellos se ganan la vida cantando en los microbuses o tocando
instrumentos que han elaborado con materiales reciclados; con la basura que recogen de las
calles.

Asimismo, la música -como arte- los libera de su dolor, los une, les permite olvidar su tristeza
creando un vínculo de hermandad. Recordemos la escena en que los morenitos lloran
desconsoladamente luego de haber sido brutalmente golpeados por don Pedro. Los otros niños
reaccionan, se conmueven y empiezan a cantar y a tocar sus instrumentos. Este acto “abraza” a
los morenitos, dejan de llorar y se unen al grupo. Todos juntos empiezan a cantar.

Comentario de la Introducción. -1

Podemos construir a través de la presente introducción que la vida de los niños y adolescentes
en la década de los 80 y 90 fueron duras por los problemas socio políticos, económicos, sociales
que generaron a través de la hiper inflación, se tenga que a preciar este tipo de problemas en el
estado peruano que hasta la actualidad no se puede controlar y mantener un equilibro para la
estabilidad de los derechos y deberes con los niños, niñas y adolescentes.
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Ronald Smith Chuquitaype Jalixto.
Juan Carlos Zambrano Flores.
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
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1.CRIMINOLOGIA EN MENORES. -
1.1. ASPECTOS JURIDICO-CRIMINOLOGICOS DEL PROBLEMA

En primer lugar, hay que señalar que el problema de los menores infractores preocupa a muchas
disciplinas, y dentro de ellas principalmente a la Criminología, lo que se analizará precisamente
en este subcapítulo; asimismo, en segundo término, no podemos olvidar que desde la
perspectiva jurídica existe también una visión especial a cargo del Derecho de menores en su
vertiente “penal”, como la expresión más importante del sistema de control social de este tipo
particular de “criminalidad”.

1.1.1. LA DELINCUENCIA DE MENORES Y LA PERSPECTIVA CRIMINOLÓGICA

Tradicionalmente el objeto de la criminología ha estado centrado en el estudio explicativo de la


delincuencia, sin embargo, en el devenir criminológico se fueron considerando una variedad de
problemas no estrictamente penales, pero que si tenían algún grado de incidencia dentro de la
criminogénesis. De dicho modo, desde una perspectiva más amplia, se abarcaron los fenómenos
de conducta antisocial, entre los que destacan la minoridad infractora, la prostitución y la
toxicomanía, no sólo en cuanto pueden constituir condiciones criminógenas, sino también como
problemas de conducta desviada o antisocial no delictivas, que requieren de una visión
explicativa integral o interdisciplinaria.

En lo que concierne a la criminalidad de los menores debemos señalar que le interesa a la


criminología desde la vertiente explicativa del problema, y a su vez por su relación y preferencia
con la criminalidad adulta, sobre todo en nuestra realidad, en la que porcentajes significativos
de “delincuentes juveniles” llegan a formar parte de la criminalidad adulta al cumplir los
dieciocho años de edad. El problema de estos menores infractores nos lleva a considerar como
necesario el análisis criminológico del mismo, lo que permitirá aportar conocimientos y plantear
alternativas para una adecuada política tutelar, dentro de una política social de mayor alcance,
que vaya más allá de las «soluciones» normativas o de simple “protección” legalista, que en
muchos casos no pasan de ser ilusiones cargadas de buenas intenciones y principios líricos.

1.1.2. CRIMINALIDAD JUVENIL Y DERECHO DE MENORES

Dentro del ámbito jurídico que se encarga de la temática de la minoridad antisocial o infractora,
existen un conjunto de temas sobre los cuales no existe consenso, entre los que destacan las
concepciones doctrinarias que orientan a este derecho, asimismo respecto a los límites de edad
de estos infractores y su capacidad, así como lo relativo a la eficacia y razón de ser de la
jurisdicción de menores, entre otros aspectos.

2. TENDENCIAS DOCTRINARIAS DEL DERECHO DE MENORES

En el contexto actual del Derecho de menores se tiende a diferenciar dos corrientes doctrinarias:
una denominada DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR, en la que, según sus críticos, el
“menor” “deviene objeto de la protección-represión del derecho y de las políticas públicas del
Estado asistencialista”, en la que supuestamente la asistencia y protección del Estado y la
sociedad no se destina a todos los menores, sino sólo a aquellos rechazados que están en
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situación irregular.
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Otra segunda corriente conocida como DOCTRINA DE PROTECCION INTEGRAL DE LOS DERECHOS
DE LA INFANCIA, se caracteriza por un cambio radical, de tal modo que la atención y protección
se destina a todos los niños y adolescentes sin distinción, además de otros aspectos. Sin
embargo, por el momento esta nueva perspectiva no pasa de ser un enunciado, porque el
cambio teórico del rótulo doctrinario no es suficiente para modificar la realidad. Más aún si
apreciamos que la vapuleada doctrina de la «situación irregular» no pudo atender
adecuadamente a un solo sector de los menores, que realmente es el más necesitado, qué vara
mágica, fuera de la buena intención de la “protección Integral”, permitirá mejorar la realidad de
todos los niños y adolescentes con la asunción de esta doctrina.

Una tercera vertiente puede ser la CORRIENTE CRITICA, que básicamente sigue el planteamiento
de la llamada criminología crítica. Esta perspectiva cuestiona los criterios adoptados por las
tendencias anteriores.

3. EL MENOR “DELINCUENTE” O ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL

En cuanto a la primera denominación existen diversos puntos de vista, y uno de ellos sostiene
que es inadecuado hablar de “delincuencia de menores”, porque siendo penalmente
inimputables, su conducta infractora no llega a tipificar delito alguno, y por ello es incorrecta tal
denominación. Sin embargo, la nomenclatura de «menor delincuente», se ha venido usando en
la práctica y en la doctrina, pero entendiéndose que los principios y la actitud que orientan al
Derecho de Menores actual es de un carácter diferente al derecho penal, además creernos que
lo más importante son las medidas y principios tutelares que la guían y no el nombre adoptado.

Una de las denominaciones propuestas, para estos menores que realizan actos similares a los
delincuentes adultos, es la de “menores con trastornos de conducta” sin embargo, la misma nos
parece muy lata, incluso dentro de la psiquiatría infantil se tiende a utilizar dicha denominación,
pero abarcando diversos trastornos como la hiperactividad, la falta de atención, la timidez, los
sentimientos de rechazo, la agresividad y la delincuencia, entre otros.

Respecto a lo último, el Derecho de menores actual, que sigue la doctrina de la PROTECCION


INTEGRAL DE LOS DERECHOS DE LA INFANCIA, emplea una variedad de denominaciones como
menor en AUTO RIESGO o PELIGRO, pero a su vez dentro de él se incluye a los niños maltratados,
a los que trabajan, a los menores o niños de la calle, a los niños en la calle, así como a los menores
infractores. No obstante, creemos necesario anotar que no siempre hay exclusión ante un
menor que trabaja y un adolescente infractor. Asimismo, se pueden dar menores en estado de
riesgo por vivir en la calle pero que no son infractores, pero no se excluye la posibilidad de que
un menor de la calle se convierta en infractor. Asimismo, es posible que un menor infractor no
haya estado en alguna de las situaciones de peligro o abandono mencionados, lo que significa
que también hay “menores infractores” que no han estado en alto riesgo.

Menores en alto riesgo y menores infractores

NIÑOS EN LA CALLE, OTROS MENORES EN RIESGO, ADOLESCENTES INFRACTORES

4. LIMITES DE EDAD DE LOS MENORES INFRACTORES

Otro aspecto que requiere ser precisado dentro de esta temática es el referente a los límites de
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edad de la “delincuencia juvenil”. En nuestra realidad legal, el límite máximo de la minoridad


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antisocial o infractora es menor a los 18 años de edad, pero en otros países se establecen topes
diferentes,

En suma, la experiencia legal contemporánea presenta límites variados que van en algunos casos
desde los catorce, quince, dieciséis, hasta dieciocho años de edad. Esta diversidad de criterios
respecto al límite de edad para definir al menor infractor o adulto delincuente, muestra
inconsistencia. Además, origina la paradoja de que una misma persona puede ser catalogada
como delincuente en un país y en otro ser considerado menor antisocial o “infractor”. Incluso
en un mismo país, como en el caso de México, debido a las diferencias de legislación en sus
Estados que la conforman, en que unos fijan como tope los 16 años, otros los 17 y algunos otros
los 18 años, se puede caer en el absurdo que una persona menor de 18 años que viaja por el
territorio mexicano, se convierta de imputable en inimputable y viceversa, según acota Luis
RODRIGUEZ MANZANERA (95).

Las edades más representadas en la delincuencia de menores son las correspondientes a la


adolescencia, y esto parece ser una tendencia dominante en muchos países (14). Al respecto
Arnold GESELL señala que la “mayoría de los jóvenes llevados a los tribunales de menores se
encuentran entre los 15 a 17 años de edad”, y la edad en que son capturados por la policía por
primera vez, entre los 13 y 15 años. Datos similares observamos en la población de infractores
internos en el Instituto de Menores conocido popularmente como “Maranga”.

5. RESPONSABILIDAD E INIMPUTABILIDAD DE LOS MENORES

Respecto a los criterios para que un joven sea considerado responsable penalmente (imputable),
se han planteado diversas alternativas, desde el discernimiento que es a fin a una valoración o
presupuesto psicológico, o bien un criterio cuantitativo (biológico), hasta una opción mixta.

5.1. EL DISCERNIMIENTO O CRITERIO PSICOLÓGICO


Como dice Alfonso REYES (96), el concepto mismo de discernimiento es complejo,
generalmente suele entendérsele como una aptitud psíquica o cierto grado de madurez
mental que permite a la persona, distinguir lo bueno y lo malo o lo lícito e ilícito, y de actuar
conforme a esa comprensión.

Al respecto Edmundo FUCHSLOCHER decía, que “si un niño nace con un defecto orgánico que
perturba el desarrollo normal de su vida psíquica o se educa en un medio corrompido, sin ver a
su lado un ejemplo de virtud, por más inteligencia que posea es casi seguro que será un
delincuente, y si ha cometido un delito no es el discernimiento lo que importa”. Además, en
estos casos lo que primas mas es el propósito de protección y no tanto el discernimiento de su
obrar.

5.2. CRITERIO CRONOLÓGICO O CUANTITATIVO EN LA PRESUNCIÓN LEGAL DE LA


IMPUTABILIDAD
Dicho criterio cuantitativo o cronológico señala una edad, por debajo del cual se considera
inimputable al menor, y encima de dicha edad es plenamente responsable o imputable
penalmente. En el caso de nuestra legislación existe un sólo limite cronológico debajo del
cual el menor es inimputable y encima del cual es responsable penalmente, o que a partir
de dicha edad adquiere la capacidad para poder comprender o no la ilicitud de su
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comportamiento. Sin embargo, tal límite cuantitativo es subjetivo y arbitrario, de acuerdo a


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la decisión del legislador, y no tiene un basamento objetivo y científico para optar por dicho

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rango de edad. Además, como ya lo hemos visto más arriba, el límite cuantitativo no es
uniforme en los diversos países, y a veces también dentro de un mismo Estado.

La inimputabilidad del menor, en este caso, es realmente una ficción legal en cuanto considera
incapaz de responder por su acto, pero esto no debe llevarnos a pensar que un menor de 18
años de edad no tiene realmente capacidad de darse cuenta de la licitud o ilicitud de su
conducta, ya que el adolescente e incluso el niño de la segunda infancia pueden valorar su
comportamiento, pueden actuar sabiendo lo censurable que es su conducta, y sin embargo
tenerlo como aceptable si han recibido una socialización defectuosa o se han formado en un
medio antisocial, o sus condiciones materiales de existencia resultan más urgentes que las
normas morales o el deber ser abstracto.

Nosotros consideramos que la Ley de Menores sigue el criterio, de que por su desarrollo aún
inmaduro conviene someterlos a protección o medidas socioeducativas, antes que castigarlos,
y nos parece que es preferible este tipo de medidas porque una actitud punitiva tiene trasfondos
vindicativos, cuyos efectos resultan negativos a la larga. Además, como el menor está en un
proceso de desarrollo, la actitud humana y científica es la de educación o socialización y
ofrecerle la ayuda adecuada para ello. No creemos pues que al adolescente se te extrae de la
esfera penal porque no comprende o no sabe de la ilicitud de sus actos, sino porque la medida
científica y humana es la de prestarle ayuda antes que castigarlos. Incluso sostenernos que en
la criminalidad adulta debe primar la tendencia resocializadora y no la de castigo.

Al respecto podernos. recordar que en una investigación que realizamos en 1969(110), sobre el
juicio moral en los adolescentes infractores del Instituto de Menores, más conocido como
“Maranga”, comparándolos con un grupo de control de escolares no infractores y de estratos
sociales equivalentes, se halló que el tipo de apreciación moral no presentaba diferencias
notables entre los jóvenes infractores y lo no infractores, observándose en los resultados que
los llamados “juicios desaprobatorios” de los actos injustos o inmorales, eran bastante altos en
ambos grupos, con ligera ventaja de los no antisociales, lo que refleja que en ambos casos estos
menores tenían una apreciación valorativa similar de lo que es considerado injusto o inmoral. A
la inversa, las apreciaciones o “juicios aprobatorios” de conductas injustas o inmorales,
escasamente llegaban a un promedio de casi dos respuestas en cada grupo, dentro de un total
de quince preguntas, lo que significa que a nivel valoral o “teórico” no avalaban situaciones
inmorales o injustas, lo que a su vez reflejaba, una contradicción notable en el grupo de
antisociales, que precisamente, estaban bajo régimen institucionalizado o cerrado, por labor
cometido una variedad de hechos antisociales o moralmente desaprobatorios, no obstante
comprender que eran hechos negativos.

5.3. EL CRITERIO MIXTO Y LA RESPONSABILIDAD DEL MENOR

En diversas legislaciones se sigue un criterio mixto, primero el de considerar un límite de edad


(criterio cronológico), por ejemplo 14 años, debajo del cual el menor es inimputable en todos
los casos; luego un tope de edad superior que puede ser los 18 años, más allá del cual se es
imputable. Entre los dos extremos 14 a 18 años, se debe precisar si el menor actuó o no con
discernimiento (criterio psicológico), y en función de ello será responsable o no.

5.4. JURISDICCION ESPECIAL DE LOS ADOLESCENTES INFRACTORES


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Otro aspecto importante, dentro de la temática jurídica de este problema, es el relativo a los
juzgados y tribunales de menores. Tan solo nos referiremos en forma sucinta al aspecto judicial,
que tradicionalmente se ha incluir bajo el rubro de “Tribunal de Menores”.

Al margen de las objeciones o limitaciones a esta jurisdicción especial, debemos señalar que en
nuestro país tiene dos instancias Primero el Juzgado de Familia, antes denominado Juzgado de
Menores luego Juzgado del Niño, y Adolescente, y una segunda instancia que es Sala de Familia
de la Corte Superior.

El Juzgado de Familia o de Menores, de acuerdo a la doctrina y con nuestra normatividad


vigente, tiene el apoyo de un Equipo Multidisciplinario integrado por médicos, pedagogos,
psicólogos y trabajadores sociales, encargado de realizar la evaluación interdisciplinaria del
menor infractor, para emitir un diagnóstico, el mismo que se debe llevar a efecto en el Centro
de Observación y Diagnóstico, y sobre cuya base el Juez adoptará las medidas pertinentes. Sin
embargo, este equipo no existe era en todos los distritos judiciales del país.

5.5. Factores de la Criminalidad en los Adolescentes Infractores:

Considerando que en los capítulos precedentes se han comentado con cierta amplitud los
diversos factores de la criminalidad y el comportamiento antisocial, en este acápite agregaremos
sólo algunas anotaciones específicas.

5.6. Factores Generales de la Criminalidad de Menores

Sobre las posibles condiciones que provocan o favorecen el comportamiento infractor o


antisocial de los adolescentes, o sea los factores que condicionan la “delincuencia” juvenil se ha
escrito bastante y posiblemente la bibliografía seguirá en aumento.

Los estudios más antiguos de estos factores genéricos, acostumbraban clasificarlos en Factores
endógenos o individuales y Factores exógenos o externos, dándose el caso que algunos
estudiosos consideraban primordialmente un solo factor y otros a los dos grupos de condiciones.
Entre algunos de los tratadistas que tomaban en cuenta ambos factores genéricos de la
criminalidad de menores, estaban Fernando ABELLO (01), Eugenio CUELLO (22), José de las
HERAS (29), María LAVALLE (65), Manuel PACHECO (87), Alfredo SIVORI (105), entre otros
tantos. En el trabajo de un autor nacional de la década del sesenta, Pablo UCEDA PAREDES
(1965), se siguen estos mismos lineamientos en la etiología de este problema, el mismo que
manifestaba que “algunos investigadores consideran al factor exógeno, al medio circundante,
corno factor determinante o prevalente en la génesis del delito, en tanta que otros, como los
biólogos, antropólogos, psiquiatras y psicólogos, sostienen que el factor endógeno biológico es
prevalente». Admitiendo dicho autor a los dos factores.

Nosotros sostenernos desde 1966 (108), y reiteradamente en trabajos posteriores (1968, 1970,
1974), que los factores de la criminalidad en los menores e incluso en adultos, son de carácter
SOCIO-PSICO-BIOLOGICO (109) (110) (111), con el acento en las condiciones económico-
sociales, cuyo análisis fue materia de los capítulos anteriores y cuya visión integral
presentaremos en el último capítulo de este libro. Es necesario aclarar, sin embargo, que el
punto de vista de los factores múltiples es también aceptado por W. MIDDENDORF en su
“Criminología de la Juventud”, y otros autores contemporáneos, aunque no son claros en
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precisar si el enfoque explicativo que adoptan es integral (33) (77) (120).

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Las particularidades de los factores criminógenos han sido ya analizadas en los capítulos II, III,
IV, y podemos agregar que en el caso de los menores, el factor social es de mucha importancia,
y dentro de él es enfatizado el factor familia, por diversos especialistas (11)(34)(64)(75)(99),
dadas las características de dependencia social, económica y emocional de los menores, pero
ello no significa que sea la única condición que explique la conducta antisocial o infractora, como
ya lo hemos precisado, en capítulos precedentes.

5.7. Menores en Riesgo Delictivo o en Estado Predelictual


En este acápite revisaremos algunos puntos de vista sobre lo que denominamos menores
en riesgo delictivo o estados predelictuales, que, sin ser definido, ser manifestaciones de
comportamiento infractor definido, son situaciones que muchas veces bordean o
contribuyen a su aparición. La tesis del estado predelictual puede semejarse en alguna
medida a la teoría del estado peligroso predelictivo en los adultos, que tuvo aceptación en
la primera mitad de nuestro siglo y que hoy, es cuestionada, aunque todavía se conservan
algunos criterios de dicha tesis, sobre todo en los casos de aplicación de las medidas de
seguridad sobre la base del estado peligroso post delictual.

Luis JIMÉNEZ DE ASUA decía que el “estado peligroso es la muy relevante probabilidad de un
sujeto para convertirse en autor de delitos o para cometer nuevas infracciones” (60). Concepto
amplio, que abarcaba a las personas que sin haber cometido delito algunos tienen la
probabilidad de cometerlo (predelictual), y que también incluye a los sujetos que anteriormente
han cometido un delito, y que su situación actual hace prever que vuelva a cometerlos (post
delictual). No entramos a la discusión sobre la validez o no de la teoría del estado peligro: que
es cuestionada porque vulnera el principio de la legalidad, sobre todo en el caso de los adultos,
yendo contra la tipicidad penal, aunque sin embargo tiene algunas formas de aplicación en otras
experiencias con la China, en la que se admite lo que se llama la “sanción correccional”, así como
en las leyes de peligrosidad social de España.

Al respecto, nosotros consideramos ciertos casos de NIÑOS y ADOLESCENTES ABANDONADOS


como esta situación de riesgo delictual, y entre éstos destacan los siguientes:

Los llamados “niños de la calle”, algunos de los cuales son huérfanos desamparados, así como
aquellos que son abandonados por sus padres, y otros que más bien han abandonado su familia
debido a las condiciones de vida insoportable, muchas veces hostil y frustrante. En
consecuencia, estos niños viven fuera de un hogar y por su propia cuenta, sin recibir afecto ni la
orientación adecuada, circunstancias que pueden favorecer el riesgo de delinquir.

Algunos de estos menores se dedican a pequeños hurtos y en otros casos forman batidas para
realizar robos, o bien se dedican a oficios que por su propio carácter los pone en riesgo de caer
en actos antisociales Dentro de este ámbito se hallan lo que en el medio de Lima fueron
denominados, varias décadas atrás, “pájaros fruteros”, y, cine vivían en las inmediaciones de los
mercados, hurtando generalmente frutas, y que en los últimos lustros deambulan en diversas
zonas de la ciudad pernoctando prácticamente en la intemperie. A estos menores, en la doctrina
se tiende a llamarlos “niños de la calle”, y en nuestra realidad el argot popular les ha dado el
apelativo de “pirañitas”.
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Hace más de cinco décadas atrás, Abelardo ITURRIAGA, especialista chileno, decía que «los niños
abandonados tienen un aspecto general deprimido, humilde. Están mal nutridos, a veces
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presentan enfermedades contagiosas (...). Todos presentan un retardo escolar notable (...). Pero

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dejados a su suerte, caen fácilmente en la delincuencia». Este fenómeno está vinculado
principalmente, en nuestro medio, col familias de condiciones socioeconómicas deficientes y
con otros problemas concomitantes, y se observa más en varones que en niñas.

Los “niños en la calle”. Dentro de este grupo se cuentan los menores que deambulan en la calle,
por no tener control familiar. Asimismo, que trabajan en la calle, realizando diversas tareas
durante determinadas lloras, sea como vendedores ambulantes, limpiando carros. Lustrando
zapatos, entre otras actividades, y que al término de su jornada: retornan generalmente a su
hogar. Asimismo, los escolares que “hacer novillos”, que no asisten reiteradamente a la escuela,
y que por el hecho de frecuentar otros lugares en el lapso que deben estar en clases, se hallan
también en urea condición propicia para caer en alguna forma de conducta infractora. En el
estudio hecho por NACIONES UNIDAS ya citado, se decía que «una elevada proporción de
delincuentes siguió durante tres años escolares antes de cometer verdaderos delitos, la práctica
tic hacer novillos, por lo cual este tipo de ausentismo escolar puede ser un síntoma de conducta
predelincuente”.

Los menores que consumen drogas y/o alcohol, sobre todo los habituales, por el estado de
intoxicación constante y por frecuentar ambientes negativos, se hallare también más propensos
a caer en la criminalidad. Lamentablemente muchos de los “niños de la calle”, no sólo en nuestro
país sino también en otros, además del riesgo que significa vivir al margen de un hogar, inhalan
también determinadas sustancias voladles, como el terokal en nuestro medio, no descartándose
también la ingesta de otras drogas, haciendo más problemática su situación de riesgo.

Las adolescentes que practican el meretricio, generalmente clandestino, por frecuentar medios
degradados moralmente, vivir con rufianes u otros individuos que se hallan al margen de la ley,
se encuentran en situación de riesgo para incidir en alguna forma de conducta delictiva. Sin
embargo, aunque no conectan ninguna infracción penal es igualmente de mucha preocupación
su actual estado.

Los memores dedicados a la mendicidad por su propia iniciativa u obligados por sus padres o
por otros adultos a cuyas órdenes se hallan, muchas veces simulando limitaciones físicas u otras
deficiencias, se encuentran igualmente en estado de peligro social. El hecho de realizar una
actividad en la que se burla hinchas veces la buena fe del público, con el fin de obtener una
limosna, deteriora en ellos su conducta moral.

Estas son algunas de las situaciones más importantes de riesgo en los menores. Sin embargo,
para que tales estados eclosionen en una franca conducta delictiva, tienen que darse
circunstancias contribuyentes o precipitarles favorables. Por ello, estas situaciones de riesgo,
que son las más saltantes, favorecen en muchos casos la producción de un hecho antisocial, y
en otras circunstancias no pasan de ser estados de peligro social, pero que también requieren
de atención urgente por parte de la sociedad, y que de conformidad con el Código de los Niños
y Adolescentes deben ser atendidos según el artículo 256 y sometidos a algunas de las medidas
de protección que se enumeran en el artículo 265.

6. La Criminalidad de Menores en el Perú

Dentro de este rubro, si nos referirnos a lo que se observa diariamente, respecto a la


11

criminalidad de menores y adultos, podemos apreciar que ocurre un proceso de crecimiento de


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tales formas de conducta antisocial y delincuencial. Sin embargo, las estadísticas al respecto no
son uniformes de acuerdo a las fuentes de donde provienen, como lo veremos más adelante, y,
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si a esto se agrega el caso de la CIFRA OCULTA de los adolescentes infractores, de forma similar
a la llamada criminalidad oculta de los adultos, entonces las cifras de la criminalidad de menores
conocida no reflejan la magnitud real del problema.

Por lo dicho más arriba, las estadísticas de los menores que están bajo tutela institucionalizada,
en los diversos centros existentes en el país, debido a conducta infractora, nos muestran solo
parte del índice cuantitativo de dicha criminalidad, ya que probablemente la mayoría de
menores investigados por conducta delictiva, no son sometidos a medidas socioeducativas de
internamiento.

En la década del 80, los niños bajo medidas de internamiento se enviaban a los llamados Hogares
de Menores y los adolescentes infractores sometidos a dicha medida, eran remitidos a los
denominados Institutos de Menores, los mismos que también albergaban a adolescentes no
infractores por decisión de los jueces de esos años, tal como ya lo hemos anotado.

Aproximadamente un tercio de la población de menores(niños y adolescentes), que se remitían


a las instituciones cerradas que administraba el INABIF, estaba constituida por menores no
infractores, lo que realmente resultaba una práctica irregular, que con la separación de la
administración de las entidades concerniente a los infractores a cargo del Poder Judicial, y
menores abandonados a cargo del INABIF, permitirá probablemente llevar adelante políticas
más adecuadas para cada grupo de menores problema.

Actualmente, los índices cuantitativos de adolescentes infractores que son objeto de


investigación, de acuerdo al nuevo Código de los niños y Adolescentes, podemos apreciarlo en
lo que concierne a Lima Metropolitana, en los datos que nos ofrece el Ministerio Público durante
el año de 1995.

Los datos anteriores nos muestran que la cifra conocida o registrada de adolescentes
infractores, durante el año de 1995 en el Distrito Judicial de Lima, tuvo la siguiente incidencia:
fueron recibidas por el Ministerio Público 1744 denuncias de infracción de la ley penal, y de
dicha cifra sólo en 1051 casos se formalizó la denuncia de infracción penal ante el Juzgado de
Familia correspondiente. Sin embargo, es de anotar que 318 casos se hallaban todavía en
trámite de esclarecimiento, además de que en 136 causas el Fiscal Provincial respectivo adoptó
la medida de REMISION por tratarse probablemente de infracciones de escasa gravedad.

De tales cifras se puede inferir que el volumen de adolescentes infractores denunciados no es


muy grande, sobre todo si lo comparamos con la incidencia de la criminalidad adulta. Asimismo,
si hacemos una proyección a nivel nacional, tomando como referencia que el índice de
infractores en Lima es aproximadamente el 50 por ciento de lo que ocurre en todo el país, es
probable que a nivel nacional existan aproximadamente unas 3,500 denuncias de infracción
penal, y en investigación por los Juzgados de Familia una cifra estimada de 2,100 casos anuales.

Otro dato que debemos resaltar es que las infracciones contra el patrimonio constituyen más
del 55% de los casos denunciados.

7. Características de los Adolescentes Infractores Internos en «Maranga»


12

El más antiguo centro de reeducación de menores varones del país, hoy denominado Centro
Juvenil Maranga, y que a la fecha tiene 95 años de existencia, fue creado en la época de Eduardo
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López de Romaña, siendo Ministro de Justicia Lizardo Alzamos, mediante Decreto Supremo del

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21 de mayo de 1902, con el nombre de «Escuela Correccional de Varones», habiendo tenido su
primer local en el Distrito de Surco. Su primer Director fue Francisco Aguayo, y en agosto de
1902 la Escuela recibió a sus primeros 14 alumnos, cuyas edades fluctuaban entre tos 9 y 15
años.

En agosto de 1932, luego de haber estado dirigido por personal civil durante treinta años, el
gobierno firmó tu convenio con la congregación San Juan Bautista de la Salle, por la que se
encargó a los miembros de esa entidad religiosa la dirección y administración de la Escuela,
siendo una de sus primeras disposiciones la adopción de una nueva denominación:
“Reformatorio de Menores”.

En el año de 1941 se produjo un incendio en el local del Reformatorio-ubicado en Surco, motivo


por lo que los internos fueron trasladados al local del Colegio Japonés ubicado en Jesús María,
actual centro base Teresa Gomales de Fanning, disponiéndose a su vez la edificación de un
nuevo local en San Miguel. Concluida la nueva constitución en la cuadra 17 de la avenida
costanera, fue inaugurado el 12 de julio de 1945, siendo presidente de la República don Manuel
Prado, con el nombre de “Instituto Reeducacional de Menores”.

Después de casi treinta años, en enero de 1962, se finalizó el convenio entre el Gobierno y la
congregación de La Salle, volviendo su dirección nuevamente a manos laicas. En el año de 1963,
dentro de la política tutelar de cambios, se le dio un nuevo nombre, el de «Centro Piloto Nacional
de Reeducacional de Menores».

Algunos años después, en 1970, el Centro Piloto recibió la denominación de “Instituto de


Menores No. 1”, que se mantuvo vigente durante dos décadas, y actualmente es llamado
“Centro de Orientación Juvenil Maranga”. En cuanto al personal encargado de su conducción,
durante los años 1979-1980, el Instituto de Menores No.1 estuvo dirigido por personal policial,
luego se volvió a la dirección civil, habiendo ocurrido posteriormente nuevos reajustes.

El CENTRO DE ORIENTACION JUVENIL MARANGA, es calificado por la opinión pública como una
especie de cárcel para adolescentes, ya que en muchos casos viene a ser la antesala para
transitar luego por las cárceles subhumanas que existen en nuestro país, sobre todo
«Lurigancho» y «Canto Grande» en nuestra capital.

Si nos remontamos a un trabajo que efectuáramos entre 1973 y 1974 (111), en la población de
menores que se hallaban internos en «Maranga», y de las adolescentes de «Ermelinda Carrera»,
durante el año de 1972, centrado sólo en los infractores de la ley penal, se obtuvieron resultados
que prácticamente en los años actuales no han sufrido grandes modificaciones, salvo algunas
particularidades. En el cuadro No.17 están considerados sólo los casos de menores
«delincuentes» varones, excepto en la población de mujeres que, si bien abarca también a las
infractoras, se incluyen además los casos de prostitución que no constituyen infracción penal.

En cuanto a los resultados porcentuales, tanto en varones como mujeres, hay predominio
marcado de las INFRACCIONES contra el patrimonio, que basta nuestros días se signó
manteniendo con algunas variantes propias de las circunstancias del momento. Estos resultados
sugieren, si lo correlacionamos con el lugar de procedencia de estos menores, que tales
atentados contra el patrimonio están motivados en muchos de ellos, por algunas necesidades
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primarias y secundarias insatisfechas. También los estudios en otros países, tienden a encontrar
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una tendencia mayoritaria de atentados patrimoniales lo que induce hacia una explicación de
estos comportamientos sobre la base de problemas económicos deficitarios. Asimismo,
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debemos anotar que en los últimos años ha empezado a tener presencia una nueva forma de
conducta antisocial, que era rara en décadas pasadas, el tráfico ilícito de drogas en la que
intervienen menores de 18 años de edad, lo que realmente significa una situación de
agravamiento de las condiciones sociales y económicas que incentivan esta forma de
criminalidad nefasta.

En los varones, las lesiones y homicidios, constituyen la segunda forma de comportamiento


delictivo, lo que guarda correlación con los patrones culturales de violencia y agresión que a
veces impera en los entornos subculturales de donde provienen estos menores. El bajo status
cultural, los mecanismos de socialización según pautas violentistas, así como el escaso desarrollo
del autocontrol en esta edad y la tendencia a ensalzar la figura de la fuerza y valentía del hombre,
que enfrenta sus diferencias o dificultades a través de la agresión, constituyen algunos
mecanismos psicosociales que posiblemente favorecen estas formas de conducta violenta.
Además, se observa que un porcentaje de estos infractores procede de hogares problema,
donde generalmente las interrelaciones entre los padres son hostiles y frías, y en la que el
conflicto se resuelve mediante la agresión muchas veces física, constituyendo de este modo
mecanismos de importación de tales patrones de comportamiento violento. Asimismo, hay que
considerar que cierto número, de estos adolescentes frecuentan fiestas y reuniones con cierta
periodicidad, en las que ingieren bebidas alcohólicas y/o drogas que contribuyen a la liberación
o desinhibición, de las reacciones agresivas, disminuyendo el escaso nivel de autocontrol de la
agresión, circunstancias que favorecen las acciones antisociales violentas. También hay que
señalar otra serie de variables negativas que propician estas reacciones antisociales, estando
dentro de ellas las frustraciones, con las anotaciones analizadas en el capítulo respectivo, así
como con las particularidades psicobiológicas de cada menor.

Con respecto a los atentados sexuales se aprecia que realmente no reparamos que en muchos
casos el nivel de frecuencia delictiva real es mucho mayor, ya que no siempre todos los actos
antisociales llegan a ser descubiertos. Si observamos el caso de las jóvenes infractoras, las
multire incidentes constituyen más bien un porcentaje bajo, que escasamente llega a un tres
por ciento, constituyendo mayoritariamente menores primarias en más del 86 por ciento de
casos la problemática de los varones antisociales es más grave, ya que esa tendencia hacia la
habituación, parece que las medidas institucionales cerradas no logran el efecto esperado, por
lo que al cabo de unos pocos años, estos menores que rebasen los 18 años de edad, entrarán a
formar parte de la delincuencia adulta, lo que realmente es un hecho que merece una doble
preocupación que debe ir más allá de las medidas jurisdiccionales y tutelares, y delinearse
políticas sociales de mayor alcance para frenar el crecimiento de esta criminalidad.

Considerando la variable ESCOLARIDAD de los internos de «Maranga», en los primeros años de


la década anterior, se observaron las siguientes tendencias (Cuadro No. 19), El mayor anuncio
de internos en el año 80-81 tenía instrucción primaria en un porcentaje que fluctuaba de 54 a
55 por ciento, aunque el número de infractores con escolaridad secundaria aproximadamente
estaba en un promedio de 40%.

Sin embargo, en un grupo de menores antisociales bajo libertad vigilada en 1983, dejados en su
propio hogar, porque precisamente sus familiares podían contribuir a su orientación, se aprecia
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un nivel de escolaridad mejor respecto a los enviados a una institución cerrada (cuadro No.20).
Mayoritariamente poseen instrucción secundaria, aunque los grados de esta escolaridad se
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concentraban sobre todo en los primeros años. Sin embargo, el volumen de menores con

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instrucción primaria y ausencia de escolaridad pasa del 40 por ciento, lo que constituye todavía,
una cifra alta.

Por lo apreciado, la instrucción de los infractores tiende a aglutinarse en los niveles unas altos
de primaria e inicios de la secundaria. Al respecto D.J. WEST señala que un rasgo característico
de estos menores viene a ser el escaso progreso educativo, y que este fenómeno no puede
vincularse necesariamente a un escaso nivel sino más bien a la falta de oportunidades que tienen
para lograr una adecuada elevación del status escolar.

8. Prevención de la Delincuencia de Menores

Uno de los capítulos más importantes en la problemática de la criminología de menores, es el


de la prevención de esa conducta antisocial. En cuanto se logre prevenir o neutralizar, en alguna
medida, los factores de esta criminalidad se realizará una obra de gran trascendencia. Octavio
PEREZ VICTORIA manifestaba ya, que “la prevención en términos generales, actúa directamente
sobre las causas de la criminalidad. Sobradamente conocidas son las que de manera activa y con
mayor intensidad originan el fenómeno de la delincuencia de menores. Mediante una labor de
política social bien ordenada, pueden, en gran parte, contrarrestarse, sino ser eliminadas por
completo. Desaparecidas o atenuadas las causas, se obtendrá la desaparición o cuando menos
la atenuación de los efectos. Esta es la finalidad de la prevención”

Al lado de las acciones de tratamiento de los antisociales, se deben considerar en primer lugar
las políticas preventivas general y especial, como los procedimientos más importantes en la
lucha contra las condiciones que favorecen la criminalidad de los menores, y cuyos resultados
son más eficaces que el tratamiento del problema antisocial, ya que las medidas antes de que
surja el problema siempre darla mejores frutos que la sola terapia de un menor que ya ha caído
en la conducta delictiva.

8.1. Prevención General de la Criminalidad de Menores

La política tutelar preventiva, a cargo de los organismos nacionales que tienen en sus manos el
problema de la minoridad infractora, en lo que se refiere a la prevención general, no puede ser
un conjunto de acciones aisladas y fuera del contexto político y económico-social del país. Ella
supone plantear medidas de alcance a nivel de planes de desarrollo nacional, que adopten un
marco de medidas integrales e intersectoriales (salud, educación, trabajo, justicia, etc.), para
vertebrar sobre tales lineamientos un conjunto de acciones mucho más concretas para este
propósito de prevención. Asimismo, supone plantear acciones lucha cambios estructurales,
orientados a reducir o eliminar los grandes desniveles económicos y de oportunidad social que
se observa en sociedad. Si no se desenvuelven acciones en tal sentido, los problemas sociales
derivados seguirán constituyendo factores del aumento de esta criminalidad.

Al respecto las condiciones económicas deficientes que aquejan a una proporción de muestra
población, directa e indirectamente favorecen las acciones antisociales de los adolescentes e
incluso de los adultos. Influye también en el hecho de que muchos niños tengan que trabajar
para ayudar económicamente a su familia o ser el sostén de ella, como el caso de los lustrabotas,
cuidadores de carros, verdees ambulantes, entre otros, que los ponen en situación de riesgo.
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Todo esto plantea, pues, la necesidad de que se adopten acciones no solo remédiales tales o de
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tipo beneficencia, sino sobre todo medidas de fondo económico-social y, político, para alcanzar

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una mayor justicia social y efectiva distribución de la riqueza, superando las inmensas
desigualdades económicas y sociales existentes.

8.2. Prevención Especial de la Criminalidad de Menores

Si tomamos en cuenta los grandes factores interrelacionados de la conducta humana general y


de la delictiva en particular, las medidas preventivas pueden ser acciones sociales, medidas
psicológicas y acciones médico-biológicas.

8.2.1. Medidas de PREVENCION SOCIAL

Hemos visto ya que los sociales de la criminalidad y la conducta antisocial son múltiples,
conforme con ello las medidas de esta naturaleza deben ser también diversas. El Primer
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Crimen y Tratamiento del Delincuente,
de 1955, dedicó precisamente el Tema 5to. a la “Prevención de la delincuencia de Menores”,
centrando la temática principalmente en las variables sociales, como la comunidad, la familia, la
escuela, los servicios sociales y otros .

a) En primer lugar, dentro de la prevención particular o especial hay que tener en cuenta que
las condiciones económicas negativas tienen sus repercusiones principalmente en el hogar,
originando en gran parte una serie de problemas y conflictos intra familiares que henos visto
como criminógenos. Pablo UCEDA decía al respecto: «Un niño descuidado en el hogar y
abandonado a su destino es, si sobrevive, o un resentido social o un delincuente en potencia.
Del mismo modo un menor que frecuenta un ambiente familiar impropio para su desarrollo
físico, psíquico y moral estará predispuesto a ser autor de actividades antisociales y
delictuosas.». Por tanto, la prevención del comportamiento antisocial debe incidir en los
ambientes hogareños inadecuados o negativos, ya sea tratando de orientar a los padres a través
de una serie de acciones psicosociales, o bien sustrayendo al menor de la influencia negativa del
hogar si ese es el caso, o también tratando de subsanar o «remediar el abandono material en
que se encuentran. Gran parte de estas acciones, como ya lo señalábamos, requiere integrarse
con medidas intersectoriales, que redunden en una mejora de las familias con mayores
problemas de nuestro contexto social actual. Si con tales medidas no se pueden mejorar las
condiciones de los hogares inadecuados, se deben incentivar también medidas para acoger a
estos menores en hogares sustitutos y en escuelas hogares para los que se hallan en abandono
o en alto riesgo, y en general para aquellos menores que viven en la calle.

b) Con relaciónala comunidad o ambiente subcultural negativo, que como hemos visto
contribuye en el proceso de socialización desviado o antisocial, además de los cambios
señalados en líneas anteriores, se debe propiciar en esos núcleos sociales la formación de
centros cívicos orientados a mejorar el medio socio-ambiental, la creación de centros deportivos
y campos de recreo, para canalizar la actividad de los niños y adolescentes hacia otras acciones
y fines más positivos.

c) Frente a los medios de comunicación inadecuados, las medidas preventivas aconsejan


modificarlas y quizá una de las alternativas sea por medios legales suficientes que permitan un
mayor control del libertinaje existente, así como también propiciar la comprensión necesaria los
responsables de los distintos medios de difusión, lamentablemente no actuaron con el celo
16

debido.
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d) Con respecto a las condiciones negativas tic la escuela, que tienen alguna incidencia
coadyuvante en el comportamiento antisocial es necesario plantear cambios no sólo a nivel de
docentes sino también nivel de dicha institución, que permitan un mejor grado de orientación
ayuda. a los que tienen problemas de conducta y/o aprendizaje. Hay que considerar que un
menor con graves problemas de indisciplina escolar o deficiente aprendizaje, necesita urgente
ayuda, pero si la escuela abandona, margina o expulsa del seno, prácticamente acentúa su
problema y contribuye sin quererlo al riesgo de que caiga en una conducta antisocial o agrave
su situación de alto riesgo.

e) La Policía Especializada de Menores, es una institución conformada por miembros


capacitados para llevar adelante algunos los planteamientos ya expuestos. Generalmente está
constituida por el equipo mixto, policías, varones y mujeres, encargado de participar en acciones
concretas de prevención de la criminalidad y de ocupar también, en determinados casos, de
aquellos que ya han incidido en comportamiento antisocial. Esta policía tiene una gran
importancia está bastante desarrollada en otros países.

Esta policía o brigada de menores colabora también en la formación de clubs Juveniles, sean
deportivas o de otra índole Junto con la policía común, y trata de evitar que estos jóvenes
dediquen sus ratos libres a actividades inadecuadas o socialmente peligrosas. En una variedad
de países existen clubs de esta naturaleza, que tienen funcionamiento exitoso, y que
contribuyen en gran parte a prevenir la conducta delictiva imputable al desempleo y el
abandono en que se hallan muchos menores. Podemos recordar al respecto, que el Segundo
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, de
1960, dedicó el segundo Tema del evento al análisis de los «Servicios Especiales de Policía para
la Prevención de la delincuencia de menores». También hay que señalar que, en nuestro medio,
la Policía especializada, está encargada de colaborar con el Juzgado de Familia, de acuerdo a lo
estipulado por el Código de los Niños y Adolescentes.

9. MEDIDAS DE PREVENCION PSICOLOGICA

Como se ha venido expresando a lo largo de este trabajo, el ser humano como unidad socio-
psico-biológica; no puede ser visto desde una sola óptica, es así que además de los aspectos
sociales no deben olvidarse los factores Psicológicos que van unidos a su base biológica. Por ello,
cuando hablamos de prevención, y entre estas medidas mencionamos a las psicológicas,
estamos haciendo una división un tanto artificial de las medidas preventivas integrales que
deben adoptarse.

A todo menor, en la escuela, sobre todo, debería efectuársele evaluaciones psicológicas, para
descartar algunos trastornos de personalidad ti otras anomalías que propicien alguna forma de
conducta desviada, sobre todo de tipo violento. Al respecto en los últimos años se está viendo
mucha más violencia en los jóvenes, como en el caso de los alumnos de los Salesianos que
quemaron a un compañero . Otro aspecto que debería ser materia de evaluación, es el relativo
al nivel intelectual, con miras a orientarlo y a ayudarlo si tuviera algún grado de déficit en su
intelecto, el mismo que indirectamente a veces tiene alguna repercusión en el comportamiento
antisocial , la formación de la personalidad como la conducta del individuo están condicionados
por la esfera motivacional, que es la variable hipotética de la conducta humana que no se puede
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desconocer en estos estudios psicológicos, entre otros aspectos.


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10. MEDIDAS DE PREVENCION MEDICO-BIOLOGICA

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Importantes sobre todo los de tipo psiquiátrico neurológico. Las psiquiatras tendrían por
misión detectar trastornos mentales, sean incipientes o ya manifiestos en algunos menores,
y que requieran de una terapia especializada, ya que en caso contrario pueden tener alguna
influencia que acompaña el orden criminológico en determinados menores. Asimismo,
deben detectarse los problemas comiciales para su tratamiento aporto y evitar o atenuar su
progresión, que puede contribuir a la producción trastornos del comportamiento que si no
son tratados pueden desarrollar problemas conducta, sobre todo en la escuela. También los
casos orgánico-cerebrales de otro tipo, que tienen repercusión variada en el
comportamiento de menor, requieren de un diagnóstico preciso para adoptar las medidas
curativo-preventivas.

10.1. Sistema, Régimen y Tratamiento Socio-Educativo de los Adolescentes Infractores

Para enfrentar el problema de los menores infractores existen una serie de instancias y
procedimiento que podemos diferenciarlos básicamente el SISTEMA, RÉGIMEN TRATAMIENTO
tutelar o socioeducativo.

10.2. Antecedentes del Sistema Socioeducativo de los adolescentes infractores en el País:

En el Perú, si bien un derecho de menores con autonomía legislativa prácticamente nace recién
en 1962, el problema de la delincuencia juvenil preocupó desde hace tiempo. Es así que el 12 de
octubre de 1896, se fundó el primer Reformatorio para niñas en Lima, a iniciativa de sor
Ermelinda Carrera y del Valle, en el gobierno de Nicolás de Piérola. Años después, a inicios del
siglo XX, el 21 de mayo de 1902, se creó también la primera Escuela Correccional para varones
infractores.

En el Código del Niño y el Adolescente en el Libro IV se Tipifica la administración de justicia


especializada del niño y el adolescente. pero además en dicho Código se establece la atención
del niño y adolescente las instituciones familiares, la adopción etc. en la capital de la República
Se organice un Juzgado de menores, y en las provincias la jurisdicción la debía asumir un Juez
Civil. El primer Tribunal de Menores fue en 1924.

Posterior a la creación del Tribunal de Menores se conformó el CONSEJO NACIONAL DE


MENORES, como organismo de asesoría mutua y apoyo, lo que repercutió en la orientación que
se dio al sistema tutelar de menores.

Antes de 1962 el control de los menores antisociales, estuvo a cargo de la dependencia


encargada de los centros carcelarios del país, la Dirección. General de Establecimientos Penales
y de Tutela, como parte del Ministerio de Justicia. Recién en 1964 el problema de los menores
infractores y abandonados se independiza de la Dirección de Penales, y se crea la Dirección
General de Asistencia Social y Tutela en dicho ministerio, con su organismo técnico el Consejo
Nacional de Menores, entidad que prácticamente dio origen al Sistema Tutelar de Menores del
País. Dicha Dirección funcionó a partir de 1965 con un presupuesto propio, bajo cuya jurisdicción
quedó todo lo referente a los menores infractores y en peligro moral y/o material.

Años después, en diciembre de 1969, al desactivarse el Ministerio de Justicia, la Dirección de


Asistencia y de Tutela de Menores pasó a depender del Ministerio de Salud, convirtiéndose al
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Consejo Nacional de Menores en un organismo consultivo de dicho Ministerio, iniciándose


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también una reorganización de todos los centros tutelares del país.

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En 1972, conforme al Decreto Ley No. 19326 (Ley de Educación), todos los centros de tutela del
país pasaron a la Dirección de Educación Especial, Arca de Irregularidad Social del Ministerio de
Educación.

Un lustro más tarde, en noviembre de 1977, mediante Decreto Ley No. 21993, se creó el Instituto
Nacional de Asistencia y Promoción del Menor y la Familia (INAPROMEF), y a partir de enero de
1978 todo lo referente a irregularidad social y menores abandonados pasaron bajo su
jurisdicción, dejando de pertenecer al Ministerio de Educación.

Posteriormente, mediante Decreto Legislativo No. 118 del 12 de junio de 1981, el INAPROMEF
es reemplazado por el INABIF (Instituto Nacional de Bienestar Familiar), como organismo público
descentralizado del Ministerio de Justicia, que asumió todo lo relativo a la problemática de los
menores, y dentro de ella de los adolescentes infractores. En la década del noventa, el INABIF
pasó al Ministerio de la Presidencia.

De acuerdo al Código de los Niños y Adolescentes, vigente desde el año de 2000, que asume la
doctrina de la protección integral del menor desde la concepción basta los 18 años de edad, se
estatuyó que la política de protección a los menores corresponde al SISTEMA NACIONAL DE
ATENCION INTEGRAL AL NIÑO Y EL ADOLESCENTE (Ley No. 26518), a través del ENTE RECTOR,
encargado de dirigir y formular las políticas, planes y programas de atención integral de los niños
y adolescentes, subsistiendo el INABIF como organismo ejecutor y bajo jurisdicción del
Ministerio de la Presidencia (Decreto Legislativo No.830 del 8 julio de 1996).

Recientemente, el 25 de octubre de 1996, al crearse mediante el Decreto Legislativo No.866 el


MINISTERIO DE PROMOCION DE LA MUJERY DEL DESARROLLO HUMANO, se transfirió el INABIF
a dicho Ministerio, como un organismo público descentralizado. Sin embargo, en la Cuarta
Disposición Complementaria de dicho Decreto Legislativo, se dispuso que todo lo relativo a los
adolescentes infractores de la ley, penal pasaranal PODER JUDICIAL, bajo jurisdicción de la
Secretaria Ejecutiva de la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, separando de este modo dos
ámbitos respecto a los niños y adolescentes:

a. Todo lo relativo a los niños y adolescentes no infractores, bajo control del INABIF como parte
del Ministerio de la Mujer.

b. Todo lo concerniente a los adolescentes infractores de la ley penal, a cargo de la Secretaría


Ejecutiva de la Comisión Ejecutiva del PODER JUDICIAL.

B. EL SISTEMA SOCIOEDUCATIVO DE LOS ADOLESCENTES INFRACTORES: Generalmente en toda


sociedad existe un SISTEMA u organización estatal encargado de dirigir todo concerniente a la
problemática de los menores infractores de la ley penal el mismo que tiene un sustento legal.

El SISTEMA socioeducativo de los adolescentes infractores, con organización del Estado, cumple
funciones de planificación, organización, ejecución y evaluación de las acciones desarrolladas a
nivel nacional para enfrentar este problema. Asimismo, dentro del sistema que adopta cada
país, con el objeto de solucionar esta problemática, se tienen que implementar diversos
REGIMENES tutelares, en función de la variedad de adolescentes infractores que existen en la
realidad, bajo cuyas modalidades son ubicados dichos menores, según los criterios técnicos y
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judiciales respectivos. A su vez, dentro tutelar que veremos más adelante.


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Centros de Observación y Diagnóstico: Dentro del desarrollo del derecho de los menores
abandonados y delincuentes, se ha delineado también la necesidad de que antes que se emita
una decisión judicial, respecto de la medida o el régimen tutelar recomendable para cada menor,
se tenga como elemento de referencia imprescindible el informe técnico o DIAGNOSTICO
integral a cargo de un equipo interdisciplinario. Esto generó a su vez la necesidad de una entidad
que se conoce como CENTRO DE OBSERVACIÓN o sea una institución en la que el adolescente
imputado de un hecho delictivo, debe ser estudiado previamente ponen equipo
multidisciplinario dentro de un periodo corto, para que emita un diagnóstico integral y las
recomendaciones sobre las acciones adecuadas al caso. Teniendo como base dicho informe, se
emite la decisión judicial de ubicarlo bajo determinado régimen o medida “socio-educativa”
según nuestro Código de los Niños y Adolescentes. Estos centros de observación deben tener
un personal especializado en menores infractores, de carácter interdisciplinario y que debe estar
constituido por lo menos por el siguiente equipo:

* Psicólogo

* Trabajador (a) Social

* Pedagogo

* Abogado criminólogo

* Médico.

Asimismo, debe contar con los medios técnicos imprescindibles para su labor diagnóstica.

El diagnostico individual de cada menor infractor debe abarcar por lo menos los siguientes
aspectos:

a) Examen psicológico, mediante el cual se determinarán sus características de personalidad,


nivel intelectual, intereses y si tiene trastornos psicopatológicos, etc.

b) Examen social, según el cual su establecerán las características de su medio familiar del que
procede; medio ambiente social en que residía, experiencia laboral, así como sus antecedentes
de escolaridad, policial, judicial, entre otros;

c) Examen médico psiquiátrico, por el que se determinará su salud mental y salud en general.

El examen diagnóstico, según Julio PEÑA NUÑEZ, persigue las siguientes finalidades:

* Revelar los signos que fijan el carácter de la situación antisocial del menor.

* Clasificar al menor de acuerdo con los signos detectados, y

* Sentar las bases del procedimiento destinado a tratar el comportamiento antisocial.

Luego del diagnóstico y recomendaciones los menores deben ser derivados al régimen tutelar
más conveniente a su problemática individual.

C. Regímenes Socioeducativos o Tutelares: Dentro de los REGIMENES socioeducativos,


equivalentes en parte a los regímenes penitenciarios de los adultos, tiene un peso importante,
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sobre todo en nuestro medio, el régimen cerrado o medida de internamiento del menor. Al lado
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de tal régimen que debería ser excepcional, existen otros abiertos como la “Casa Hogar” u otras
afines; asimismo existen medidas o regímenes tutelares en libertad, como la “libertad asistida”
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o libertad vigilada, la “familia sustituta” o colocación familiar, entre otras alternativas
extrainstitucionales.

Cada régimen se diferencia de los demás, en cuanto a las condiciones de la infraestructura,


personal encargado y normatividad que la regula.

11. EL RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO CERRADO

La medida de internamiento supone una ejecución tutelar cerrada o institucionalizada. La


expresión física del régimen o medida cerrada es la construcción de una Escuela, Instituto o
Centro de reeducación, que tradicionalmente ha puesto énfasis en las condiciones de seguridad
material para evitar la evasión del menor interno. Este régimen debe contar con un personal
adecuado para tales condiciones, así como con un reglamento o normatividad que regule la vida
interior de la institución.

En este caso, el adolescente, bajo esta medida socioeducativa o régimen es internado en un


Centro o Instituto de Reeducación, sacándolo de su medio familiar y social. Originalmente estos
centros que se llamaban reformatorios, casi no tuvieron diferencias de los centros carcelarios
de adultos, pero en los últimos tiempos trata de adquirir una nueva orientación, pero en la
práctica muchas veces no logra cristalizar, quedando los cambios sólo a nivel enunciativo.

Samuel GAJARDO decía que una cárcel o un reformatorio son medios ficticios e inadecuados
que, necesariamente ejercer, influencia perjudicial, contribuyendo a deformarla personalidad
psicológica del niño, que necesita los elementos reales de la vida diaria. Después, el especialista
francés Jean CHAZAL, todavía observaba los aspectos negativos de este régimen tutelar cerrado,
que no había logrado cambios sustanciales. Actualmente, al menos declarativamente, los
principios que orientan a los Centros de Reeducación, antes llamados Reformatorios o
Correccionales, propenden a la readaptación del menor a través de diversas formas de
tratamiento, y no precisamente propósitos punitivos o de enclaustramiento rígido.

En nuestro país, el régimen cerrado o medida de internación para los adolescentes infractores
de la ley penal, se ejecuta en los Institutos de menores hoy denominados Centros Juveniles., la
internación constituye una medida privativa de libertad, que se debe aplicar como último
recurso por un periodo que no debe exceder de TRES AÑOS. Además, la Internación, sólo podrá
aplicarse cuando:

a) Se trate de actos dolosos cuya pena, según el Código Penal, sea mayor de 4 años de privación
de libertad.

b) Por reiteración en la comisión de otras infracciones graves.

c) Por incumplimiento injustificado y reiterado de la medida socioeducativa impuesta


anteriormente.

Una expresión sui géneris del internamiento, es lo que en otros países se denomina el ARRESTO
JUVENIL, que es muy breve o corto. Consiste en una internación que generalmente no supera
los SEIS DIAS, y se aplica cuando se considera conveniente por motivos educativos. Carlos
ELBERT la diferencia del «arresto prolongado», que realmente es también corto, ya que fluctúa
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de una semana hasta un máximo de cuatro, que se cumple en establecimientos especiales.


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Como dice VIÑAS, es una «medida de «penúltima ratio» en el intento de temperar al menor,
excitando el sentido de su responsabilidad, mediante el efecto de un impacto, sacudón o short.
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Otras variantes de régimen cerrado con propósitos médicos, pueden ser el internamiento en
Centros psiquiátricos o en Institutos de deshabituación, entre otros.

En las últimas décadas predomina la opinión, cuestionadora de este tipo de régimen cerrado,
considerando que deberían primar los establecimientos familiares abiertos, la libertad vigilada
o libertad asistida, y en casos más extremos se plantea la erradicación de este régimen. Sin
embargo, en la realidad no se puede negar que existen adolescentes infractores, que lo podrían
ser ubicados en medios abiertos o libres, porque se evadirían de tales ambientes, constituyendo
además un riesgo para los demás, lo que hace imprescindible ubicarlos en centros cerrados,
pero que deberían ser realmente socializadores y no coercitivos, con tránsito por etapa de
semilibertad, tal como lo estipula nuestro actual Código de los Niños y Adolescentes.

12. EL REGIMEN SOCIOEDUCATIVO ABIERTO

Una variedad de medida. tutelar no cerrada totalmente en los términos tradicionales, es lo que
algunos denominan «Reformatorios Abiertos», caracterizados por una disciplina menos rígida,
concediéndoles mayor responsabilidad a los adolescentes internos, así como la posibilidad de
salidas periódicas, y sin que el Centro tenga condiciones físicas de seguridad especial para evitar
la fuga del menor, lo que caracteriza a las entidades cerradas. Según Donald WEST, en un estudio
de Manheim y Wilkins (1955), comparando la reincidencia de menores en reformatorios
cerrados y abiertos, se halló que en los segundos tenían mayor proporción de éxito que los
cerrados.

Otra expresión de este régimen abierto es la «ESCUELA HOGAR» o Casa Hogar, de la que existen
algunas variantes según la práctica de cada país. Se diferencia sustancialmente en
infraestructura del reformatorio tradicional cerrado, en cuanto que las condiciones físicas de
construcción no están diseñadas en función de evitar la posible fuga del menor, siendo rifas bien
una edificación que no pone énfasis en las condiciones materiales de seguridad. En cuanto a
personal, debe contar necesariamente con un equipo técnico capacitado para fermentar el
ambiente de un llegar para los menores residentes. Asimismo, las normas disciplinarias deben
ser acordes a las particularidades de la casa hogar. Este régimen adopta las condiciones de una
casa familiar o pensión, en la que los adolescentes deben dedicarse a labores dentro o fuera de
ella, teniendo posibilidades de salir también con permisos.

En la Escuela Hogar o Casa Hogar se trata de generar un ambiente familiar, donde el adolescente
infractor pueda convivir en un medio favorable, sustituyendo lo que en la vida real le fue negada
por la inexistencia de sus padres o porque su hogar era inadecuado. La mayoría de autores
considera que la «Casa» debe estar dirigida por una pareja matrimonial o por dos educadores
especiales de ambos sexos, para fomentar el ambiente familiar. Asimismo, en la casa hogar, el
número de memores debe ser de 20 a 30, sin superar la cifra máxima, para poder revivir o
propiciar un clima hogareño, incentivando la solidaridad cooperación entre sus integrantes. Jean
CHAZAL decía que «es necesario que los educadores acepten unir estrechamente sus vidas a la
de los adolescentes que están a su cargo, coman con ellos, organicen con ellos veladas, celebren
juntos lasfiestas y los aniversarios. Es en estas condiciones como se obtendrá una atmósfera
familiar».
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El régimen abierto se puede desarrollar tanto en medio urbano como rural, lo que debe estar
en función de la experiencia de vida anterior de los adolescentes iniciados. La aplicación de este
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régimen es muy, variada en los diversos países, por ejemplo, en la Argentina existe desde

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décadas atrás Precisamente carona memoria antigua de esas Instituciones se dice: «La
organización de nuestros establecimientos se hace en el más riguroso sistema familiar. Si el
abandono o la delincuencia son, a menudo, consecuencia de crisis de familia, lógico es que
organicemos nuestras escuelas en forma tal que Compense esa vida familiar deficiente que ha
tenido y que cuando sea indispensable retirar a un niño de su llegar, le formemos otro que
reemplace al propio».

Este régimen de Escuela Hogar es recomendable igualmente, para determinados menores en


situación de riesgo delictivo que carecen de llegar y que no son adecuados para un hogar
sustituto, con el propósito de prevenir que Incidan en conductas infractoras de la ley penal.

13. RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO SEMI-INSTITUCIONAL

Esta modalidad no tiene mucho desarrollo, sin embargo, existen algunas variantes del régimen
de SEMIDETENCION válidas para ciertos menores infractores. Dentro de ellas podemos destacar
el «Arresto en tiempo libre» que generalmente se inicia al término de la jornada laboral de la
semana y concluye el lunes a las 6 horas. Realmente se trata de un «arresto de fin de semana»
en establecimientos especiales, recomendado para determinados jóvenes infractores.

14. RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO EN LIBERTAD

Dentro de este tipo de régimen, el adolescente infractor es sometido a una medida que no tiene
las limitaciones del régimen cerrado o abierto, ya que no es internado era ninguna institución,
sino que la medida se cumple en libertad. Generalmente es dejado en su propio hogar o bien es
ubicado en otra familia que los pueda acoger, para vivir en condiciones «normales» bajo ciertas
reglas. Modalidades de este régimen son el Hogar sustituto, la libertad vigilada entre otras.

a) EL HOGAR SUSTITUTO, es llamado también Colocación Familiar o «Acomodo familiar» según


M. RASSEKH-ARDJOMAND. Nuestro Código de los Niños y Adolescentes, está en el libro III en el
Titulo II

Es una medida recomendada luego de un diagnóstico individual previo, que delimite las
condiciones adecuadas del menor, y cuando además no tiene un hogar propio o la familia del
cual procede es muy problemática o es la que contribuye en su comportamiento infractor. En
otros términos, en este régimen el menor es ubicado en un hogar previamente seleccionado, y
que está dispuesto a acoger al adolescente infractor

En el hogar sustituto el ambiente físico viene a ser cualquier casa común y corriente, donde
habita la familia que acoge al menor. En cuanto al personal, se trata de una pareja de esposos
que deben cumplir ciertas condiciones preestablecidas, para recibir en su casa a un adolescente
infractor, contando con el apoyo o asistencia de personal especializado. Respecto a la
normatividad, el menor y los padres sustitutos deben cumplir las reglas que estatuya al respecto
el Sistema Tutelar.

El hogar encargado de recibir al adolescente infractor debe mostrar una serie de condiciones
previas, como el de ser completo, tener estabilidad emocional, idoneidad de los padres
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sustitutos, aceptarlo como un hijo más, tener ciertos conocimientos para poder orientar al
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adolescente infractor, entre los principales requisitos.

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Por otro lado, estos hogares preferentemente deben fabricar un perímetro lo suficientemente
cercano al centro sociopsicológico, que debe estar conformado por personal calificado para
ejercer tutoría continua sobre estas familias.

b) La LIBERTAD VIGILADA o Libertad Asistida como lo denomina nuestro actual código, es otra
modalidad importante del régimen tutelar en libertad.

El Juez puede disponer la medida de ubicar al adolescente infractor bajo LIBERTAD ASISTIDA o
vigilada en su propio medio familia en consideración a sus características personales: como no
ser un riesgo social y tener un hogar adecuado. Sobre este punto decía Jorge GALLEGOS, que
esta institución se da cuando el Juez decide no internar a menor, sino dejarlo libre bajo vigilancia,
y que también se aplica esta medida cuando el menor sale de un establecimiento tutelar, en el
cual estuvo recluido. Manifestando que la primera forma es análoga a la condena condicional y
la segunda a la libertad condicional de los adultos.

Este régimen tutelar no necesita de una infraestructura especia para albergar al infractor, ya
que es ubicado en su propio hogar familiar salvo el ambiente de la entidad o el Servicio
encargado de organizar y brindar la asistencia por medio de tutores o delegados de libertad
vigilada.

Respecto al personal, también se exigen determinados requisitos para ser agente o tutor
encargado de esta asistencia. Años atrás, los requisitos que exigían para ser funcionarios de
libertad vigilada en el país, según el INABIF, eran edad mínima 23 años, titulo de psicólogo,
trabajador social, sociólogo, profesor o profesión afín; experiencia mínima de dos años de
trabajo con menores; además las condiciones de una buena estabilidad. La normatividad que
regule su funcionamiento, debe ser ad hoc a este régimen y estipulado por el Sistema Tutelar.

En nuestro, medio, el código penal de 1924 estableció legalmente por vez primera esta medida,
pero prácticamente no tuvo vigencia efectiva. Por ello se considera que la libertad vigilada fue
instituida por los artículos 108 y 109 del Código de Menores de 1962, así como por el Decreto
Supremo No.241 del 21 de noviembre de 1963. Sin embargo, la aplicación real de esta medida
data aproximadamente desde agosto de 1965 en Lima y de 1966 en el Callao. En su práctica ha
recibido fundamentalmente a menores infractores primarios de entre 12 a 13 años de edad, de
uno y otro sexo, y que cumplen determinadas condiciones psico-sociales. Las
contraindicaciones, además de otras ya señaladas, para que un menor no sea recomendado a
este régimen, son «Capacidad mental deficiente, desviación psicopática o tendencia a la
esquizofrenia». No obstante, creemos que tales «contraindicaciones» son relativas.

c) La PRESTACION DE SERVICIOS A LA COMUNIDAD: Otra alternativa que evita el internamiento


o privación de la libertad del adolescente infractor, es la medida de «Prestación de Servicios a la
Comunidad», que es un régimen extrainstitucional o en libertad que pone énfasis en una
modalidad de laborterapia.

Nuestro vigente Código de los Niños y Adolescentes, en su Artículo 232.- Prestación de Servicios
a la Comunidad. - La Prestación de Servicios a la Comunidad consiste en la realización de tareas
acordes a la aptitud del adolescente sin perjudicar su salud, escolaridad ni trabajo, por un
período máximo de seis meses; supervisados por personal técnico de la Gerencia de
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Operaciones de Centros Juveniles del Poder Judicial en coordinación con los Gobiernos Locales.
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15. OTRAS MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS

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Con la amplia experiencia tutelar se han desarrollado otras modalidades o medidas especiales,
cono la reparación del daño, la amonestación entre otras.

* Las REPARACIONES o “Resarcimiento del daño”: Son cargas que se imponen al joven infractor,
para que mediante su propio esfuerzo repare los perjuicios o daños ocasionados.

a) La AMONESTACION: Es una medida de carácter moral por la que el juez amonesta


severamente al menor y a sus padres o responsables, haciéndoles notar la ilicitud de su
conducta, lo grave de ella y sus consecuencias negativas. Puede aplicarse también,
conjuntamente con otras medidas.

En nuestro Código de los Niños y Adolescentes en el Artículo 231.- Amonestación. - La


Amonestación consiste en la recriminación al adolescente y a sus padres o responsables.

b) Tratamiento de los Adolescentes Infractores: hemos visto que dentro del SISTEMA tutelar
existen diversos REGIMENES o, medidas tutelares, adecuadas a las múltiples características de
los adolescentes antisociales. Asimismo, dentro de cada régimen es factible emplear algunas
formas de influencia, TRATAMIENTO o «terapia» específica, en función de la individualidad de
cada menor, para ayudarlo en su reeducación o integración social.

El régimen se diferencia del tratamiento tutelar, lo que a veces es confundido, ya que algunos
estudiosos hablan por ejemplo de tratamiento de libertad vigilada, cuando realmente, se trata
de un régimen o medida tutelar dispuesto por el juez, y, dentro del cual, durante su ejecución,
el menor puede ser sometido a diversas formas de tratamiento específico, bien sea de tipo
psicológico, educacional, laboral, social, entre las mas importantes

16. TRATAMIENTO EDUCACIONAL

La educación común, técnica o laboral u otra especial, es un procedimiento importante para


propiciar la readaptación o socialización del adolescente infractor. Él menor delincuente, bien
sea ubicado en un régimen cerrado, abierto o libre, debería recibir algún tipo de tratamiento
educativo o pedagógico en función de sus necesidades individuales y según las condiciones que
permita cada régimen tutelar.

Es obvio que los infractores analfabetos y los que tienen primaria incompleta, deben recibir
instrucción escolar, para que concluyan al menos su escolaridad primaria. En caso de menores
con escolaridad secundaria concluida o incompleta, se recomienda poner énfasis en la
educación laboral o técnica, de acuerdo a las aptitudes e inclinaciones de los adolescentes.

El tratamiento la, influencia educacional, debe abarcar no sólo la escolar común y la capacitación
laboral, sino también una pedagogía especial socializadora de patrones de conducta que tienden
a coadyuvar su proceso de integración social. Asimismo, son importantes también, charlas de
orientación especial, educación artística, física, entre otras.

Es interesante la experiencia que presenta Antonio GOMES DA COSTA en el Brasil con menores
infractores, proponiendo lo que él llama una pedagogía de la presencia y que en otros términos
la califica de una «educación emancipados». El ámbito de esa relación pedagógica «podrá ser
un programa de educación de calle, un programa comunitario de orientación socioeducativa, y
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de preparación para el trabajo, un programa de libertad asistida institucional o comunitaria, un


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centro de defensa jurídico y social, un establecimiento para atención, en un régimen de


privación o restricción de la libertad
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17. TRATAMIENTO LABORAL

La rehabilitación social puede incentivarse también mediante la ergoterapia, del adolescente


infractor, el mismo que en muchos casos puede haber caído en alguna forma de
comportamiento delictivo por estar en el ocio. La actividad laboral, que debe ser congruente
con la educación técnica, tiene que orientarse en base a las habilidades e inclinaciones
vocacionales del menor, para que tal proceso tenga efectos positivos. El trabajo o labor que
ejecuten los adolescentes en parte del día, debe ser acorde con el tipo de institución o régimen
en que se hallen, pudiendo ser trabajo de tipo agropecuario, industrial, senil-industrial,
artesanal, entre los más importantes.

Al lado de la laborterapia o ergoterapia, considerarnos que la LUDOTER-APIA puede también


contribuir a su socialización, sobre todo si la menor muestra hostilidad a la interrelación o falta
de solidaridad. Si el joven tiene Inclinación por algún deporte, mediante la práctica de esta
actividad, durante algunas horas de la semana, se puede ayudar a su integración social, que
aprenda, a respetar ciertas reglas, así como cooperación gripal, entre otros aspectos
importantes para su socialización.

18. TRATAMIENTO PSICOTERAPEUTICO

Posiblemente un número importante de adolescentes infractores de la ley penal, requieren


alguna forma de psicoterapia o al menos orientación psicológica, para contribuir a su
readaptación o integración social.

La psicoterapia aplicable puede ser de tipo INDIVIDUAL, si los problemas emocionales de algunos
menores así lo requieren, o también puede ser psicoterapia CRUPAL si fuera posible, aunque
probablemente es la que más se emplea.

Sobre esta técnica de tratamiento, diremos que existen diversas variantes según las corrientes
psicológicas existentes. Sin embargo, la experiencia con menores delincuentes, tuvo
inicialmente un énfasis basado en la corriente psicoanalítica, y luego expresiones menos
ortodoxas, así como formas eclécticas, como las indicadas por K. FRIEDLANDER, Jullen ROUART,
Manuel SANCHEZ entre otros. Al respecto, anota WEST, que el psicoanálisis tradicional trata de
que el paciente externalice sus sentimientos y motivos profundos, pero la mayoría de menores
antisociales no percibe el problema de su conducta desde esa perspectiva, y el modelo
psicoanalítico “no en caja”, porque el conflicto del delincuente, es con la sociedad, no está
dentro de sí mismo y el lenguaje y el modo de pensar del terapeuta le resultar incomprensibles».

Desde la vertiente de la psicoterapia de grupo, la práctica conocida como «COMUNIDAD


TERAPEUTICA», se ha experimentado sobre todo en regímenes cerrados como abiertos. La
organización de una pequeña comunidad, en la vida cotidiana, como un grupo terapéutico, el]
el que los participantes aprendan progresivamente a superar sus errores, sin perjudicarse a sí
mismos ni a los demás, es el propósito de una Comunidad Terapéutica, y precisamente los
institutos o centros de reeducación tren servido en algunos casos para intentar esta experiencia.

Este sistema presenta grandes exigencias al personal administrativo, el cual debe bajar de su
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pedestal y tolerar la familiaridad y la crítica personal por parte de unos pupilos a menudo
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hostiles. Una experiencia notable fue la famosa escuela de ALCHHORON en 1925 que inició sus
prácticas con jóvenes delincuentes en OberHollabru (Austria), bajo criterios de lo que hoy se

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denomina comunidad terapéutica, con resultados positivos. El caso de la comunidad terapéutica
de COTTAG en los Estados Unidos no tuvo éxito. Aparte de tal modalidad, se emplea también
bastante las técnicas de DINÁMICA DE GRUPOS, para ayudar en el proceso de readaptación de
los menores infractores.

19. TRATAMIENTO MEDICO

Dentro de este rubro, de amical al diagnóstico de cada menor, se puede recomendar alguna
forma d tratamiento médico si el adolescente padece alguna afección de tipo psiquiátrico o
neurológico principalmente, que tenga alguna relación directa o indirecta con su problema
delictivo. Asimismo, también requieren ayuda médica los menores con otras patologías, aunque
no guarde mayor implicancia con su problema antisocial.

Si el menor presenta problemas psiquiátricos, como alguna psicosis o neurosis u otro trastorno
mental, será recomendable su envió al centro médico especializado, y si ello no fuera factible se
le debe proporcionar la terapia psiquiátrica o psicológica respectiva Si se tras de alteraciones
orgánico cerebrales, corno epilepsia u otra forma de daño neurológico, requerirá también de
tratamiento específico correspondiente.

Décadas atrás, algunos psiquiatras franceses que estudiaron a menores delincuentes, de


acuerdo a la terminología que empleaban por eso época, concebían la existencia de niños
«perversos», lo que en la vertiente psiquiátrica alemana de ese entonces se denominaban
«psicópatas» Dichos psiquiatras, como G.AMADO(04), Georges HEUYE, MICHAUX , afirmaban
que parte de estos menores «perversos» eran incorregibles, y recomendaban la psicocirugía
como alternativa para tales casos, sobre todo Heuyer y Michaux. Actualmente estos
adolescentes son clasificados dentro del grupo de TRASTORNOS DE PERSONALIDAD, del tipo
antisocial o disocial, que es la nomenclatura moderna al respecto. El tratamiento indicado hoy,
para estos casos, es principalmente psicosocial, no recomendándose el aborde quirúrgico,
porque como afirman FREDMAN y colaboradores, está contraindicada para cerebros en
desarrollo, y además porque las esperanzas en tal tipo de tratamiento no son alentadoras
actualmente.

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CONCLUSIONES

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