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INTRODUCCION ............................................................................................................................ 3
1.CRIMINOLOGIA EN MENORES. - ................................................................................................ 5
1.1. ASPECTOS JURIDICO-CRIMINOLOGICOS DEL PROBLEMA ........................................... 5
1.1.1. LA DELINCUENCIA DE MENORES Y LA PERSPECTIVA CRIMINOLÓGICA .............. 5
1.1.2. CRIMINALIDAD JUVENIL Y DERECHO DE MENORES ............................................ 5
2. TENDENCIAS DOCTRINARIAS DEL DERECHO DE MENORES ................................................ 5
3. EL MENOR “DELINCUENTE” O ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL ..................... 6
4. LIMITES DE EDAD DE LOS MENORES INFRACTORES ............................................................ 6
5. RESPONSABILIDAD E INIMPUTABILIDAD DE LOS MENORES ............................................... 7
5.1. EL DISCERNIMIENTO O CRITERIO PSICOLÓGICO.......................................................... 7
5.2. CRITERIO CRONOLÓGICO O CUANTITATIVO EN LA PRESUNCIÓN LEGAL DE LA
IMPUTABILIDAD........................................................................................................................ 7
5.3. EL CRITERIO MIXTO Y LA RESPONSABILIDAD DEL MENOR ......................................... 8
5.4. JURISDICCION ESPECIAL DE LOS ADOLESCENTES INFRACTORES ................................ 8
5.5. Factores de la Criminalidad en los Adolescentes Infractores: .................................... 9
5.6. Factores Generales de la Criminalidad de Menores.................................................... 9
5.7. Menores en Riesgo Delictivo o en Estado Predelictual ............................................. 10
6. La Criminalidad de Menores en el Perú ............................................................................. 11
7. Características de los Adolescentes Infractores Internos en «Maranga» ........................ 12
8. Prevención de la Delincuencia de Menores....................................................................... 15
8.1. Prevención General de la Criminalidad de Menores ................................................. 15
8.2. Prevención Especial de la Criminalidad de Menores ................................................ 16
8.2.1. Medidas de PREVENCION SOCIAL ...................................................................... 16
9. MEDIDAS DE PREVENCION PSICOLOGICA .......................................................................... 17
10. MEDIDAS DE PREVENCION MEDICO-BIOLOGICA........................................................... 17
10.1. Sistema, Régimen y Tratamiento Socio-Educativo de los Adolescentes Infractores
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10.2. Antecedentes del Sistema Socioeducativo de los adolescentes infractores en el
País: 18
11. EL RÉGIMEN SOCIOEDUCATIVO CERRADO .................................................................... 21
12. EL REGIMEN SOCIOEDUCATIVO ABIERTO ...................................................................... 22
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Entonces descubre la marginación que sufren las niñas cuando tratan de encontrar trabajo
callejero, es por eso que decide cortase el cabello y disfrazarse de varón. De este modo logra
insertarse en una pandilla de muchachos que cantan en los micros de Lima, protegidos, y al
mismo tiempo explotados, por un malhechor.
Por tanto, el contexto histórico, la postura política e ideológica asumida por el grupo, así como
las influencias cinematográficas, culturales y pedagógicas, conforman y determinan la propuesta
de producir un cine que cuestione la realidad y promueva, en los espectadores, la reflexión y
toma de conciencia para la búsqueda de cauces de acción en ella.
También es pertinente mencionar que los acontecimientos históricos que vivía el Perú en la
década del ´80 produjeron el insumo que fortaleció la propuesta, los objetivos y el modo de
hacer cine. Recordemos que entre 1980 y 1990, sucedieron dos gobiernos llenos de conflictos,
desempleo, violencia y protestas sociales. El gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry
(1980 -1985) significó el retorno a la Democracia, la positiva imagen de modernidad y progreso
debido a un proceso incipiente de industrialización del país. Pero, también, surgieron grupos
armados como el MRTA y Sendero Luminoso. Luego, el gobierno del presidente Alan García
Pérez (1985-1990) significó la aguda crisis económica, hubo recesión e hiperinflación,
inestabilidad laboral y creciente violencia política.
Los espectadores son expuestos a una representación casi documental de ‘las adversidades y
desdichas de los niños con los que convive Juliana, en su identidad de Julián. Cada niño tiene
una historia de violencia, abandono y abuso que contarnos. Hay escenas claves en que la cámara
enfoca directamente sus rostros y ellos nos hablan, nos interpelan. Ellos son los narradores de
su miseria. Citemos fragmentos de algunas de estas escenas:
murillo-ninos-comiendo-melon
― Moni cuenta que vino de Chanchamayo huyendo de su casa y de un padre abusivo que
golpeaba a la madre. Se une a una orquesta de música ‘Chicha’ y así es como llega a Lima.
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― Gusano cuenta que le pegaban todo el tiempo. Su madre le pegaba. Se escapa de su casa para
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― Nabo, el gringuito, dice haber nacido en Nueva York y que su padre era un jugador
(apostador). Este muere atropellado por un auto y la madre enferma. Él se vio obligado a
trabajar. Robaba en las calles para sobrevivir.
― Juliana, por ejemplo, habla con su padre enterrado en el cementerio. En una escena llena de
dramatismo, ella le reza el padre nuestro y busca consuelo ante su nicho. Allí recuerda que ha
sido víctima de la violencia de su padrastro, quien la golpeó con 27 correazos, hecho que no
olvida y la hace sufrir.
Este tipo de testimonios nos lleva a afirmar que la película parece un “trabajo de campo”, un
experimento sociológico; de pronto, lo observado deja de serlo y se revela y rebela. Más aún, al
saber que casi la mayoría de los niños que participaron como actores eran niños de la calle que
trabajaban vendiendo caramelos y cantando en los microbuses.
Los actos de revelar y rebelar son posibles por el manejo de los elementos cinematográficos que
intervienen, así como por los recursos audiovisuales, pues el guion y la interpretación de los
niños, así como el movimiento de la cámara para enfocar sus rostros mientras nos hablan, las
imágenes, la iluminación y la banda sonora sugieren otros mensajes o amplían la crítica social.
Especialmente, en esta película la música es clave.
La música complementa el mensaje de las escenas, contextualiza la época, los hechos históricos,
el movimiento caótico de la ciudad, el sentir de los adultos. Pero, especialmente, refuerza el
sentir de los niños, ya que ellos se ganan la vida cantando en los microbuses o tocando
instrumentos que han elaborado con materiales reciclados; con la basura que recogen de las
calles.
Asimismo, la música -como arte- los libera de su dolor, los une, les permite olvidar su tristeza
creando un vínculo de hermandad. Recordemos la escena en que los morenitos lloran
desconsoladamente luego de haber sido brutalmente golpeados por don Pedro. Los otros niños
reaccionan, se conmueven y empiezan a cantar y a tocar sus instrumentos. Este acto “abraza” a
los morenitos, dejan de llorar y se unen al grupo. Todos juntos empiezan a cantar.
Comentario de la Introducción. -1
Podemos construir a través de la presente introducción que la vida de los niños y adolescentes
en la década de los 80 y 90 fueron duras por los problemas socio políticos, económicos, sociales
que generaron a través de la hiper inflación, se tenga que a preciar este tipo de problemas en el
estado peruano que hasta la actualidad no se puede controlar y mantener un equilibro para la
estabilidad de los derechos y deberes con los niños, niñas y adolescentes.
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Ronald Smith Chuquitaype Jalixto.
Juan Carlos Zambrano Flores.
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
1.CRIMINOLOGIA EN MENORES. -
1.1. ASPECTOS JURIDICO-CRIMINOLOGICOS DEL PROBLEMA
En primer lugar, hay que señalar que el problema de los menores infractores preocupa a muchas
disciplinas, y dentro de ellas principalmente a la Criminología, lo que se analizará precisamente
en este subcapítulo; asimismo, en segundo término, no podemos olvidar que desde la
perspectiva jurídica existe también una visión especial a cargo del Derecho de menores en su
vertiente “penal”, como la expresión más importante del sistema de control social de este tipo
particular de “criminalidad”.
Dentro del ámbito jurídico que se encarga de la temática de la minoridad antisocial o infractora,
existen un conjunto de temas sobre los cuales no existe consenso, entre los que destacan las
concepciones doctrinarias que orientan a este derecho, asimismo respecto a los límites de edad
de estos infractores y su capacidad, así como lo relativo a la eficacia y razón de ser de la
jurisdicción de menores, entre otros aspectos.
En el contexto actual del Derecho de menores se tiende a diferenciar dos corrientes doctrinarias:
una denominada DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR, en la que, según sus críticos, el
“menor” “deviene objeto de la protección-represión del derecho y de las políticas públicas del
Estado asistencialista”, en la que supuestamente la asistencia y protección del Estado y la
sociedad no se destina a todos los menores, sino sólo a aquellos rechazados que están en
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situación irregular.
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Una tercera vertiente puede ser la CORRIENTE CRITICA, que básicamente sigue el planteamiento
de la llamada criminología crítica. Esta perspectiva cuestiona los criterios adoptados por las
tendencias anteriores.
En cuanto a la primera denominación existen diversos puntos de vista, y uno de ellos sostiene
que es inadecuado hablar de “delincuencia de menores”, porque siendo penalmente
inimputables, su conducta infractora no llega a tipificar delito alguno, y por ello es incorrecta tal
denominación. Sin embargo, la nomenclatura de «menor delincuente», se ha venido usando en
la práctica y en la doctrina, pero entendiéndose que los principios y la actitud que orientan al
Derecho de Menores actual es de un carácter diferente al derecho penal, además creernos que
lo más importante son las medidas y principios tutelares que la guían y no el nombre adoptado.
Una de las denominaciones propuestas, para estos menores que realizan actos similares a los
delincuentes adultos, es la de “menores con trastornos de conducta” sin embargo, la misma nos
parece muy lata, incluso dentro de la psiquiatría infantil se tiende a utilizar dicha denominación,
pero abarcando diversos trastornos como la hiperactividad, la falta de atención, la timidez, los
sentimientos de rechazo, la agresividad y la delincuencia, entre otros.
Otro aspecto que requiere ser precisado dentro de esta temática es el referente a los límites de
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En suma, la experiencia legal contemporánea presenta límites variados que van en algunos casos
desde los catorce, quince, dieciséis, hasta dieciocho años de edad. Esta diversidad de criterios
respecto al límite de edad para definir al menor infractor o adulto delincuente, muestra
inconsistencia. Además, origina la paradoja de que una misma persona puede ser catalogada
como delincuente en un país y en otro ser considerado menor antisocial o “infractor”. Incluso
en un mismo país, como en el caso de México, debido a las diferencias de legislación en sus
Estados que la conforman, en que unos fijan como tope los 16 años, otros los 17 y algunos otros
los 18 años, se puede caer en el absurdo que una persona menor de 18 años que viaja por el
territorio mexicano, se convierta de imputable en inimputable y viceversa, según acota Luis
RODRIGUEZ MANZANERA (95).
Respecto a los criterios para que un joven sea considerado responsable penalmente (imputable),
se han planteado diversas alternativas, desde el discernimiento que es a fin a una valoración o
presupuesto psicológico, o bien un criterio cuantitativo (biológico), hasta una opción mixta.
Al respecto Edmundo FUCHSLOCHER decía, que “si un niño nace con un defecto orgánico que
perturba el desarrollo normal de su vida psíquica o se educa en un medio corrompido, sin ver a
su lado un ejemplo de virtud, por más inteligencia que posea es casi seguro que será un
delincuente, y si ha cometido un delito no es el discernimiento lo que importa”. Además, en
estos casos lo que primas mas es el propósito de protección y no tanto el discernimiento de su
obrar.
la decisión del legislador, y no tiene un basamento objetivo y científico para optar por dicho
La inimputabilidad del menor, en este caso, es realmente una ficción legal en cuanto considera
incapaz de responder por su acto, pero esto no debe llevarnos a pensar que un menor de 18
años de edad no tiene realmente capacidad de darse cuenta de la licitud o ilicitud de su
conducta, ya que el adolescente e incluso el niño de la segunda infancia pueden valorar su
comportamiento, pueden actuar sabiendo lo censurable que es su conducta, y sin embargo
tenerlo como aceptable si han recibido una socialización defectuosa o se han formado en un
medio antisocial, o sus condiciones materiales de existencia resultan más urgentes que las
normas morales o el deber ser abstracto.
Nosotros consideramos que la Ley de Menores sigue el criterio, de que por su desarrollo aún
inmaduro conviene someterlos a protección o medidas socioeducativas, antes que castigarlos,
y nos parece que es preferible este tipo de medidas porque una actitud punitiva tiene trasfondos
vindicativos, cuyos efectos resultan negativos a la larga. Además, como el menor está en un
proceso de desarrollo, la actitud humana y científica es la de educación o socialización y
ofrecerle la ayuda adecuada para ello. No creemos pues que al adolescente se te extrae de la
esfera penal porque no comprende o no sabe de la ilicitud de sus actos, sino porque la medida
científica y humana es la de prestarle ayuda antes que castigarlos. Incluso sostenernos que en
la criminalidad adulta debe primar la tendencia resocializadora y no la de castigo.
Al respecto podernos. recordar que en una investigación que realizamos en 1969(110), sobre el
juicio moral en los adolescentes infractores del Instituto de Menores, más conocido como
“Maranga”, comparándolos con un grupo de control de escolares no infractores y de estratos
sociales equivalentes, se halló que el tipo de apreciación moral no presentaba diferencias
notables entre los jóvenes infractores y lo no infractores, observándose en los resultados que
los llamados “juicios desaprobatorios” de los actos injustos o inmorales, eran bastante altos en
ambos grupos, con ligera ventaja de los no antisociales, lo que refleja que en ambos casos estos
menores tenían una apreciación valorativa similar de lo que es considerado injusto o inmoral. A
la inversa, las apreciaciones o “juicios aprobatorios” de conductas injustas o inmorales,
escasamente llegaban a un promedio de casi dos respuestas en cada grupo, dentro de un total
de quince preguntas, lo que significa que a nivel valoral o “teórico” no avalaban situaciones
inmorales o injustas, lo que a su vez reflejaba, una contradicción notable en el grupo de
antisociales, que precisamente, estaban bajo régimen institucionalizado o cerrado, por labor
cometido una variedad de hechos antisociales o moralmente desaprobatorios, no obstante
comprender que eran hechos negativos.
Al margen de las objeciones o limitaciones a esta jurisdicción especial, debemos señalar que en
nuestro país tiene dos instancias Primero el Juzgado de Familia, antes denominado Juzgado de
Menores luego Juzgado del Niño, y Adolescente, y una segunda instancia que es Sala de Familia
de la Corte Superior.
Considerando que en los capítulos precedentes se han comentado con cierta amplitud los
diversos factores de la criminalidad y el comportamiento antisocial, en este acápite agregaremos
sólo algunas anotaciones específicas.
Los estudios más antiguos de estos factores genéricos, acostumbraban clasificarlos en Factores
endógenos o individuales y Factores exógenos o externos, dándose el caso que algunos
estudiosos consideraban primordialmente un solo factor y otros a los dos grupos de condiciones.
Entre algunos de los tratadistas que tomaban en cuenta ambos factores genéricos de la
criminalidad de menores, estaban Fernando ABELLO (01), Eugenio CUELLO (22), José de las
HERAS (29), María LAVALLE (65), Manuel PACHECO (87), Alfredo SIVORI (105), entre otros
tantos. En el trabajo de un autor nacional de la década del sesenta, Pablo UCEDA PAREDES
(1965), se siguen estos mismos lineamientos en la etiología de este problema, el mismo que
manifestaba que “algunos investigadores consideran al factor exógeno, al medio circundante,
corno factor determinante o prevalente en la génesis del delito, en tanta que otros, como los
biólogos, antropólogos, psiquiatras y psicólogos, sostienen que el factor endógeno biológico es
prevalente». Admitiendo dicho autor a los dos factores.
Nosotros sostenernos desde 1966 (108), y reiteradamente en trabajos posteriores (1968, 1970,
1974), que los factores de la criminalidad en los menores e incluso en adultos, son de carácter
SOCIO-PSICO-BIOLOGICO (109) (110) (111), con el acento en las condiciones económico-
sociales, cuyo análisis fue materia de los capítulos anteriores y cuya visión integral
presentaremos en el último capítulo de este libro. Es necesario aclarar, sin embargo, que el
punto de vista de los factores múltiples es también aceptado por W. MIDDENDORF en su
“Criminología de la Juventud”, y otros autores contemporáneos, aunque no son claros en
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Luis JIMÉNEZ DE ASUA decía que el “estado peligroso es la muy relevante probabilidad de un
sujeto para convertirse en autor de delitos o para cometer nuevas infracciones” (60). Concepto
amplio, que abarcaba a las personas que sin haber cometido delito algunos tienen la
probabilidad de cometerlo (predelictual), y que también incluye a los sujetos que anteriormente
han cometido un delito, y que su situación actual hace prever que vuelva a cometerlos (post
delictual). No entramos a la discusión sobre la validez o no de la teoría del estado peligro: que
es cuestionada porque vulnera el principio de la legalidad, sobre todo en el caso de los adultos,
yendo contra la tipicidad penal, aunque sin embargo tiene algunas formas de aplicación en otras
experiencias con la China, en la que se admite lo que se llama la “sanción correccional”, así como
en las leyes de peligrosidad social de España.
Los llamados “niños de la calle”, algunos de los cuales son huérfanos desamparados, así como
aquellos que son abandonados por sus padres, y otros que más bien han abandonado su familia
debido a las condiciones de vida insoportable, muchas veces hostil y frustrante. En
consecuencia, estos niños viven fuera de un hogar y por su propia cuenta, sin recibir afecto ni la
orientación adecuada, circunstancias que pueden favorecer el riesgo de delinquir.
Algunos de estos menores se dedican a pequeños hurtos y en otros casos forman batidas para
realizar robos, o bien se dedican a oficios que por su propio carácter los pone en riesgo de caer
en actos antisociales Dentro de este ámbito se hallan lo que en el medio de Lima fueron
denominados, varias décadas atrás, “pájaros fruteros”, y, cine vivían en las inmediaciones de los
mercados, hurtando generalmente frutas, y que en los últimos lustros deambulan en diversas
zonas de la ciudad pernoctando prácticamente en la intemperie. A estos menores, en la doctrina
se tiende a llamarlos “niños de la calle”, y en nuestra realidad el argot popular les ha dado el
apelativo de “pirañitas”.
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Hace más de cinco décadas atrás, Abelardo ITURRIAGA, especialista chileno, decía que «los niños
abandonados tienen un aspecto general deprimido, humilde. Están mal nutridos, a veces
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presentan enfermedades contagiosas (...). Todos presentan un retardo escolar notable (...). Pero
Los “niños en la calle”. Dentro de este grupo se cuentan los menores que deambulan en la calle,
por no tener control familiar. Asimismo, que trabajan en la calle, realizando diversas tareas
durante determinadas lloras, sea como vendedores ambulantes, limpiando carros. Lustrando
zapatos, entre otras actividades, y que al término de su jornada: retornan generalmente a su
hogar. Asimismo, los escolares que “hacer novillos”, que no asisten reiteradamente a la escuela,
y que por el hecho de frecuentar otros lugares en el lapso que deben estar en clases, se hallan
también en urea condición propicia para caer en alguna forma de conducta infractora. En el
estudio hecho por NACIONES UNIDAS ya citado, se decía que «una elevada proporción de
delincuentes siguió durante tres años escolares antes de cometer verdaderos delitos, la práctica
tic hacer novillos, por lo cual este tipo de ausentismo escolar puede ser un síntoma de conducta
predelincuente”.
Los menores que consumen drogas y/o alcohol, sobre todo los habituales, por el estado de
intoxicación constante y por frecuentar ambientes negativos, se hallare también más propensos
a caer en la criminalidad. Lamentablemente muchos de los “niños de la calle”, no sólo en nuestro
país sino también en otros, además del riesgo que significa vivir al margen de un hogar, inhalan
también determinadas sustancias voladles, como el terokal en nuestro medio, no descartándose
también la ingesta de otras drogas, haciendo más problemática su situación de riesgo.
Las adolescentes que practican el meretricio, generalmente clandestino, por frecuentar medios
degradados moralmente, vivir con rufianes u otros individuos que se hallan al margen de la ley,
se encuentran en situación de riesgo para incidir en alguna forma de conducta delictiva. Sin
embargo, aunque no conectan ninguna infracción penal es igualmente de mucha preocupación
su actual estado.
Los memores dedicados a la mendicidad por su propia iniciativa u obligados por sus padres o
por otros adultos a cuyas órdenes se hallan, muchas veces simulando limitaciones físicas u otras
deficiencias, se encuentran igualmente en estado de peligro social. El hecho de realizar una
actividad en la que se burla hinchas veces la buena fe del público, con el fin de obtener una
limosna, deteriora en ellos su conducta moral.
Estas son algunas de las situaciones más importantes de riesgo en los menores. Sin embargo,
para que tales estados eclosionen en una franca conducta delictiva, tienen que darse
circunstancias contribuyentes o precipitarles favorables. Por ello, estas situaciones de riesgo,
que son las más saltantes, favorecen en muchos casos la producción de un hecho antisocial, y
en otras circunstancias no pasan de ser estados de peligro social, pero que también requieren
de atención urgente por parte de la sociedad, y que de conformidad con el Código de los Niños
y Adolescentes deben ser atendidos según el artículo 256 y sometidos a algunas de las medidas
de protección que se enumeran en el artículo 265.
tales formas de conducta antisocial y delincuencial. Sin embargo, las estadísticas al respecto no
son uniformes de acuerdo a las fuentes de donde provienen, como lo veremos más adelante, y,
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
si a esto se agrega el caso de la CIFRA OCULTA de los adolescentes infractores, de forma similar
a la llamada criminalidad oculta de los adultos, entonces las cifras de la criminalidad de menores
conocida no reflejan la magnitud real del problema.
Por lo dicho más arriba, las estadísticas de los menores que están bajo tutela institucionalizada,
en los diversos centros existentes en el país, debido a conducta infractora, nos muestran solo
parte del índice cuantitativo de dicha criminalidad, ya que probablemente la mayoría de
menores investigados por conducta delictiva, no son sometidos a medidas socioeducativas de
internamiento.
En la década del 80, los niños bajo medidas de internamiento se enviaban a los llamados Hogares
de Menores y los adolescentes infractores sometidos a dicha medida, eran remitidos a los
denominados Institutos de Menores, los mismos que también albergaban a adolescentes no
infractores por decisión de los jueces de esos años, tal como ya lo hemos anotado.
Los datos anteriores nos muestran que la cifra conocida o registrada de adolescentes
infractores, durante el año de 1995 en el Distrito Judicial de Lima, tuvo la siguiente incidencia:
fueron recibidas por el Ministerio Público 1744 denuncias de infracción de la ley penal, y de
dicha cifra sólo en 1051 casos se formalizó la denuncia de infracción penal ante el Juzgado de
Familia correspondiente. Sin embargo, es de anotar que 318 casos se hallaban todavía en
trámite de esclarecimiento, además de que en 136 causas el Fiscal Provincial respectivo adoptó
la medida de REMISION por tratarse probablemente de infracciones de escasa gravedad.
Otro dato que debemos resaltar es que las infracciones contra el patrimonio constituyen más
del 55% de los casos denunciados.
El más antiguo centro de reeducación de menores varones del país, hoy denominado Centro
Juvenil Maranga, y que a la fecha tiene 95 años de existencia, fue creado en la época de Eduardo
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López de Romaña, siendo Ministro de Justicia Lizardo Alzamos, mediante Decreto Supremo del
En agosto de 1932, luego de haber estado dirigido por personal civil durante treinta años, el
gobierno firmó tu convenio con la congregación San Juan Bautista de la Salle, por la que se
encargó a los miembros de esa entidad religiosa la dirección y administración de la Escuela,
siendo una de sus primeras disposiciones la adopción de una nueva denominación:
“Reformatorio de Menores”.
Después de casi treinta años, en enero de 1962, se finalizó el convenio entre el Gobierno y la
congregación de La Salle, volviendo su dirección nuevamente a manos laicas. En el año de 1963,
dentro de la política tutelar de cambios, se le dio un nuevo nombre, el de «Centro Piloto Nacional
de Reeducacional de Menores».
El CENTRO DE ORIENTACION JUVENIL MARANGA, es calificado por la opinión pública como una
especie de cárcel para adolescentes, ya que en muchos casos viene a ser la antesala para
transitar luego por las cárceles subhumanas que existen en nuestro país, sobre todo
«Lurigancho» y «Canto Grande» en nuestra capital.
Si nos remontamos a un trabajo que efectuáramos entre 1973 y 1974 (111), en la población de
menores que se hallaban internos en «Maranga», y de las adolescentes de «Ermelinda Carrera»,
durante el año de 1972, centrado sólo en los infractores de la ley penal, se obtuvieron resultados
que prácticamente en los años actuales no han sufrido grandes modificaciones, salvo algunas
particularidades. En el cuadro No.17 están considerados sólo los casos de menores
«delincuentes» varones, excepto en la población de mujeres que, si bien abarca también a las
infractoras, se incluyen además los casos de prostitución que no constituyen infracción penal.
En cuanto a los resultados porcentuales, tanto en varones como mujeres, hay predominio
marcado de las INFRACCIONES contra el patrimonio, que basta nuestros días se signó
manteniendo con algunas variantes propias de las circunstancias del momento. Estos resultados
sugieren, si lo correlacionamos con el lugar de procedencia de estos menores, que tales
atentados contra el patrimonio están motivados en muchos de ellos, por algunas necesidades
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primarias y secundarias insatisfechas. También los estudios en otros países, tienden a encontrar
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una tendencia mayoritaria de atentados patrimoniales lo que induce hacia una explicación de
estos comportamientos sobre la base de problemas económicos deficitarios. Asimismo,
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
debemos anotar que en los últimos años ha empezado a tener presencia una nueva forma de
conducta antisocial, que era rara en décadas pasadas, el tráfico ilícito de drogas en la que
intervienen menores de 18 años de edad, lo que realmente significa una situación de
agravamiento de las condiciones sociales y económicas que incentivan esta forma de
criminalidad nefasta.
Con respecto a los atentados sexuales se aprecia que realmente no reparamos que en muchos
casos el nivel de frecuencia delictiva real es mucho mayor, ya que no siempre todos los actos
antisociales llegan a ser descubiertos. Si observamos el caso de las jóvenes infractoras, las
multire incidentes constituyen más bien un porcentaje bajo, que escasamente llega a un tres
por ciento, constituyendo mayoritariamente menores primarias en más del 86 por ciento de
casos la problemática de los varones antisociales es más grave, ya que esa tendencia hacia la
habituación, parece que las medidas institucionales cerradas no logran el efecto esperado, por
lo que al cabo de unos pocos años, estos menores que rebasen los 18 años de edad, entrarán a
formar parte de la delincuencia adulta, lo que realmente es un hecho que merece una doble
preocupación que debe ir más allá de las medidas jurisdiccionales y tutelares, y delinearse
políticas sociales de mayor alcance para frenar el crecimiento de esta criminalidad.
Sin embargo, en un grupo de menores antisociales bajo libertad vigilada en 1983, dejados en su
propio hogar, porque precisamente sus familiares podían contribuir a su orientación, se aprecia
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un nivel de escolaridad mejor respecto a los enviados a una institución cerrada (cuadro No.20).
Mayoritariamente poseen instrucción secundaria, aunque los grados de esta escolaridad se
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concentraban sobre todo en los primeros años. Sin embargo, el volumen de menores con
Por lo apreciado, la instrucción de los infractores tiende a aglutinarse en los niveles unas altos
de primaria e inicios de la secundaria. Al respecto D.J. WEST señala que un rasgo característico
de estos menores viene a ser el escaso progreso educativo, y que este fenómeno no puede
vincularse necesariamente a un escaso nivel sino más bien a la falta de oportunidades que tienen
para lograr una adecuada elevación del status escolar.
Al lado de las acciones de tratamiento de los antisociales, se deben considerar en primer lugar
las políticas preventivas general y especial, como los procedimientos más importantes en la
lucha contra las condiciones que favorecen la criminalidad de los menores, y cuyos resultados
son más eficaces que el tratamiento del problema antisocial, ya que las medidas antes de que
surja el problema siempre darla mejores frutos que la sola terapia de un menor que ya ha caído
en la conducta delictiva.
La política tutelar preventiva, a cargo de los organismos nacionales que tienen en sus manos el
problema de la minoridad infractora, en lo que se refiere a la prevención general, no puede ser
un conjunto de acciones aisladas y fuera del contexto político y económico-social del país. Ella
supone plantear medidas de alcance a nivel de planes de desarrollo nacional, que adopten un
marco de medidas integrales e intersectoriales (salud, educación, trabajo, justicia, etc.), para
vertebrar sobre tales lineamientos un conjunto de acciones mucho más concretas para este
propósito de prevención. Asimismo, supone plantear acciones lucha cambios estructurales,
orientados a reducir o eliminar los grandes desniveles económicos y de oportunidad social que
se observa en sociedad. Si no se desenvuelven acciones en tal sentido, los problemas sociales
derivados seguirán constituyendo factores del aumento de esta criminalidad.
Al respecto las condiciones económicas deficientes que aquejan a una proporción de muestra
población, directa e indirectamente favorecen las acciones antisociales de los adolescentes e
incluso de los adultos. Influye también en el hecho de que muchos niños tengan que trabajar
para ayudar económicamente a su familia o ser el sostén de ella, como el caso de los lustrabotas,
cuidadores de carros, verdees ambulantes, entre otros, que los ponen en situación de riesgo.
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Todo esto plantea, pues, la necesidad de que se adopten acciones no solo remédiales tales o de
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tipo beneficencia, sino sobre todo medidas de fondo económico-social y, político, para alcanzar
Hemos visto ya que los sociales de la criminalidad y la conducta antisocial son múltiples,
conforme con ello las medidas de esta naturaleza deben ser también diversas. El Primer
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Crimen y Tratamiento del Delincuente,
de 1955, dedicó precisamente el Tema 5to. a la “Prevención de la delincuencia de Menores”,
centrando la temática principalmente en las variables sociales, como la comunidad, la familia, la
escuela, los servicios sociales y otros .
a) En primer lugar, dentro de la prevención particular o especial hay que tener en cuenta que
las condiciones económicas negativas tienen sus repercusiones principalmente en el hogar,
originando en gran parte una serie de problemas y conflictos intra familiares que henos visto
como criminógenos. Pablo UCEDA decía al respecto: «Un niño descuidado en el hogar y
abandonado a su destino es, si sobrevive, o un resentido social o un delincuente en potencia.
Del mismo modo un menor que frecuenta un ambiente familiar impropio para su desarrollo
físico, psíquico y moral estará predispuesto a ser autor de actividades antisociales y
delictuosas.». Por tanto, la prevención del comportamiento antisocial debe incidir en los
ambientes hogareños inadecuados o negativos, ya sea tratando de orientar a los padres a través
de una serie de acciones psicosociales, o bien sustrayendo al menor de la influencia negativa del
hogar si ese es el caso, o también tratando de subsanar o «remediar el abandono material en
que se encuentran. Gran parte de estas acciones, como ya lo señalábamos, requiere integrarse
con medidas intersectoriales, que redunden en una mejora de las familias con mayores
problemas de nuestro contexto social actual. Si con tales medidas no se pueden mejorar las
condiciones de los hogares inadecuados, se deben incentivar también medidas para acoger a
estos menores en hogares sustitutos y en escuelas hogares para los que se hallan en abandono
o en alto riesgo, y en general para aquellos menores que viven en la calle.
b) Con relaciónala comunidad o ambiente subcultural negativo, que como hemos visto
contribuye en el proceso de socialización desviado o antisocial, además de los cambios
señalados en líneas anteriores, se debe propiciar en esos núcleos sociales la formación de
centros cívicos orientados a mejorar el medio socio-ambiental, la creación de centros deportivos
y campos de recreo, para canalizar la actividad de los niños y adolescentes hacia otras acciones
y fines más positivos.
debido.
Página
Esta policía o brigada de menores colabora también en la formación de clubs Juveniles, sean
deportivas o de otra índole Junto con la policía común, y trata de evitar que estos jóvenes
dediquen sus ratos libres a actividades inadecuadas o socialmente peligrosas. En una variedad
de países existen clubs de esta naturaleza, que tienen funcionamiento exitoso, y que
contribuyen en gran parte a prevenir la conducta delictiva imputable al desempleo y el
abandono en que se hallan muchos menores. Podemos recordar al respecto, que el Segundo
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, de
1960, dedicó el segundo Tema del evento al análisis de los «Servicios Especiales de Policía para
la Prevención de la delincuencia de menores». También hay que señalar que, en nuestro medio,
la Policía especializada, está encargada de colaborar con el Juzgado de Familia, de acuerdo a lo
estipulado por el Código de los Niños y Adolescentes.
Como se ha venido expresando a lo largo de este trabajo, el ser humano como unidad socio-
psico-biológica; no puede ser visto desde una sola óptica, es así que además de los aspectos
sociales no deben olvidarse los factores Psicológicos que van unidos a su base biológica. Por ello,
cuando hablamos de prevención, y entre estas medidas mencionamos a las psicológicas,
estamos haciendo una división un tanto artificial de las medidas preventivas integrales que
deben adoptarse.
A todo menor, en la escuela, sobre todo, debería efectuársele evaluaciones psicológicas, para
descartar algunos trastornos de personalidad ti otras anomalías que propicien alguna forma de
conducta desviada, sobre todo de tipo violento. Al respecto en los últimos años se está viendo
mucha más violencia en los jóvenes, como en el caso de los alumnos de los Salesianos que
quemaron a un compañero . Otro aspecto que debería ser materia de evaluación, es el relativo
al nivel intelectual, con miras a orientarlo y a ayudarlo si tuviera algún grado de déficit en su
intelecto, el mismo que indirectamente a veces tiene alguna repercusión en el comportamiento
antisocial , la formación de la personalidad como la conducta del individuo están condicionados
por la esfera motivacional, que es la variable hipotética de la conducta humana que no se puede
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Para enfrentar el problema de los menores infractores existen una serie de instancias y
procedimiento que podemos diferenciarlos básicamente el SISTEMA, RÉGIMEN TRATAMIENTO
tutelar o socioeducativo.
En el Perú, si bien un derecho de menores con autonomía legislativa prácticamente nace recién
en 1962, el problema de la delincuencia juvenil preocupó desde hace tiempo. Es así que el 12 de
octubre de 1896, se fundó el primer Reformatorio para niñas en Lima, a iniciativa de sor
Ermelinda Carrera y del Valle, en el gobierno de Nicolás de Piérola. Años después, a inicios del
siglo XX, el 21 de mayo de 1902, se creó también la primera Escuela Correccional para varones
infractores.
Un lustro más tarde, en noviembre de 1977, mediante Decreto Ley No. 21993, se creó el Instituto
Nacional de Asistencia y Promoción del Menor y la Familia (INAPROMEF), y a partir de enero de
1978 todo lo referente a irregularidad social y menores abandonados pasaron bajo su
jurisdicción, dejando de pertenecer al Ministerio de Educación.
Posteriormente, mediante Decreto Legislativo No. 118 del 12 de junio de 1981, el INAPROMEF
es reemplazado por el INABIF (Instituto Nacional de Bienestar Familiar), como organismo público
descentralizado del Ministerio de Justicia, que asumió todo lo relativo a la problemática de los
menores, y dentro de ella de los adolescentes infractores. En la década del noventa, el INABIF
pasó al Ministerio de la Presidencia.
De acuerdo al Código de los Niños y Adolescentes, vigente desde el año de 2000, que asume la
doctrina de la protección integral del menor desde la concepción basta los 18 años de edad, se
estatuyó que la política de protección a los menores corresponde al SISTEMA NACIONAL DE
ATENCION INTEGRAL AL NIÑO Y EL ADOLESCENTE (Ley No. 26518), a través del ENTE RECTOR,
encargado de dirigir y formular las políticas, planes y programas de atención integral de los niños
y adolescentes, subsistiendo el INABIF como organismo ejecutor y bajo jurisdicción del
Ministerio de la Presidencia (Decreto Legislativo No.830 del 8 julio de 1996).
a. Todo lo relativo a los niños y adolescentes no infractores, bajo control del INABIF como parte
del Ministerio de la Mujer.
El SISTEMA socioeducativo de los adolescentes infractores, con organización del Estado, cumple
funciones de planificación, organización, ejecución y evaluación de las acciones desarrolladas a
nivel nacional para enfrentar este problema. Asimismo, dentro del sistema que adopta cada
país, con el objeto de solucionar esta problemática, se tienen que implementar diversos
REGIMENES tutelares, en función de la variedad de adolescentes infractores que existen en la
realidad, bajo cuyas modalidades son ubicados dichos menores, según los criterios técnicos y
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* Psicólogo
* Pedagogo
* Abogado criminólogo
* Médico.
Asimismo, debe contar con los medios técnicos imprescindibles para su labor diagnóstica.
El diagnostico individual de cada menor infractor debe abarcar por lo menos los siguientes
aspectos:
b) Examen social, según el cual su establecerán las características de su medio familiar del que
procede; medio ambiente social en que residía, experiencia laboral, así como sus antecedentes
de escolaridad, policial, judicial, entre otros;
c) Examen médico psiquiátrico, por el que se determinará su salud mental y salud en general.
El examen diagnóstico, según Julio PEÑA NUÑEZ, persigue las siguientes finalidades:
* Revelar los signos que fijan el carácter de la situación antisocial del menor.
Luego del diagnóstico y recomendaciones los menores deben ser derivados al régimen tutelar
más conveniente a su problemática individual.
sobre todo en nuestro medio, el régimen cerrado o medida de internamiento del menor. Al lado
Página
de tal régimen que debería ser excepcional, existen otros abiertos como la “Casa Hogar” u otras
afines; asimismo existen medidas o regímenes tutelares en libertad, como la “libertad asistida”
RONALD SMITH CHUQUITAYPE JALIXTO
CRIMINOLOGÍA EN MENORES
JUAN CARLOS ZAMBRANO FLORES
o libertad vigilada, la “familia sustituta” o colocación familiar, entre otras alternativas
extrainstitucionales.
Samuel GAJARDO decía que una cárcel o un reformatorio son medios ficticios e inadecuados
que, necesariamente ejercer, influencia perjudicial, contribuyendo a deformarla personalidad
psicológica del niño, que necesita los elementos reales de la vida diaria. Después, el especialista
francés Jean CHAZAL, todavía observaba los aspectos negativos de este régimen tutelar cerrado,
que no había logrado cambios sustanciales. Actualmente, al menos declarativamente, los
principios que orientan a los Centros de Reeducación, antes llamados Reformatorios o
Correccionales, propenden a la readaptación del menor a través de diversas formas de
tratamiento, y no precisamente propósitos punitivos o de enclaustramiento rígido.
En nuestro país, el régimen cerrado o medida de internación para los adolescentes infractores
de la ley penal, se ejecuta en los Institutos de menores hoy denominados Centros Juveniles., la
internación constituye una medida privativa de libertad, que se debe aplicar como último
recurso por un periodo que no debe exceder de TRES AÑOS. Además, la Internación, sólo podrá
aplicarse cuando:
a) Se trate de actos dolosos cuya pena, según el Código Penal, sea mayor de 4 años de privación
de libertad.
Una expresión sui géneris del internamiento, es lo que en otros países se denomina el ARRESTO
JUVENIL, que es muy breve o corto. Consiste en una internación que generalmente no supera
los SEIS DIAS, y se aplica cuando se considera conveniente por motivos educativos. Carlos
ELBERT la diferencia del «arresto prolongado», que realmente es también corto, ya que fluctúa
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Como dice VIÑAS, es una «medida de «penúltima ratio» en el intento de temperar al menor,
excitando el sentido de su responsabilidad, mediante el efecto de un impacto, sacudón o short.
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CRIMINOLOGÍA EN MENORES
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Otras variantes de régimen cerrado con propósitos médicos, pueden ser el internamiento en
Centros psiquiátricos o en Institutos de deshabituación, entre otros.
En las últimas décadas predomina la opinión, cuestionadora de este tipo de régimen cerrado,
considerando que deberían primar los establecimientos familiares abiertos, la libertad vigilada
o libertad asistida, y en casos más extremos se plantea la erradicación de este régimen. Sin
embargo, en la realidad no se puede negar que existen adolescentes infractores, que lo podrían
ser ubicados en medios abiertos o libres, porque se evadirían de tales ambientes, constituyendo
además un riesgo para los demás, lo que hace imprescindible ubicarlos en centros cerrados,
pero que deberían ser realmente socializadores y no coercitivos, con tránsito por etapa de
semilibertad, tal como lo estipula nuestro actual Código de los Niños y Adolescentes.
Una variedad de medida. tutelar no cerrada totalmente en los términos tradicionales, es lo que
algunos denominan «Reformatorios Abiertos», caracterizados por una disciplina menos rígida,
concediéndoles mayor responsabilidad a los adolescentes internos, así como la posibilidad de
salidas periódicas, y sin que el Centro tenga condiciones físicas de seguridad especial para evitar
la fuga del menor, lo que caracteriza a las entidades cerradas. Según Donald WEST, en un estudio
de Manheim y Wilkins (1955), comparando la reincidencia de menores en reformatorios
cerrados y abiertos, se halló que en los segundos tenían mayor proporción de éxito que los
cerrados.
Otra expresión de este régimen abierto es la «ESCUELA HOGAR» o Casa Hogar, de la que existen
algunas variantes según la práctica de cada país. Se diferencia sustancialmente en
infraestructura del reformatorio tradicional cerrado, en cuanto que las condiciones físicas de
construcción no están diseñadas en función de evitar la posible fuga del menor, siendo rifas bien
una edificación que no pone énfasis en las condiciones materiales de seguridad. En cuanto a
personal, debe contar necesariamente con un equipo técnico capacitado para fermentar el
ambiente de un llegar para los menores residentes. Asimismo, las normas disciplinarias deben
ser acordes a las particularidades de la casa hogar. Este régimen adopta las condiciones de una
casa familiar o pensión, en la que los adolescentes deben dedicarse a labores dentro o fuera de
ella, teniendo posibilidades de salir también con permisos.
En la Escuela Hogar o Casa Hogar se trata de generar un ambiente familiar, donde el adolescente
infractor pueda convivir en un medio favorable, sustituyendo lo que en la vida real le fue negada
por la inexistencia de sus padres o porque su hogar era inadecuado. La mayoría de autores
considera que la «Casa» debe estar dirigida por una pareja matrimonial o por dos educadores
especiales de ambos sexos, para fomentar el ambiente familiar. Asimismo, en la casa hogar, el
número de memores debe ser de 20 a 30, sin superar la cifra máxima, para poder revivir o
propiciar un clima hogareño, incentivando la solidaridad cooperación entre sus integrantes. Jean
CHAZAL decía que «es necesario que los educadores acepten unir estrechamente sus vidas a la
de los adolescentes que están a su cargo, coman con ellos, organicen con ellos veladas, celebren
juntos lasfiestas y los aniversarios. Es en estas condiciones como se obtendrá una atmósfera
familiar».
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El régimen abierto se puede desarrollar tanto en medio urbano como rural, lo que debe estar
en función de la experiencia de vida anterior de los adolescentes iniciados. La aplicación de este
Página
régimen es muy, variada en los diversos países, por ejemplo, en la Argentina existe desde
Esta modalidad no tiene mucho desarrollo, sin embargo, existen algunas variantes del régimen
de SEMIDETENCION válidas para ciertos menores infractores. Dentro de ellas podemos destacar
el «Arresto en tiempo libre» que generalmente se inicia al término de la jornada laboral de la
semana y concluye el lunes a las 6 horas. Realmente se trata de un «arresto de fin de semana»
en establecimientos especiales, recomendado para determinados jóvenes infractores.
Dentro de este tipo de régimen, el adolescente infractor es sometido a una medida que no tiene
las limitaciones del régimen cerrado o abierto, ya que no es internado era ninguna institución,
sino que la medida se cumple en libertad. Generalmente es dejado en su propio hogar o bien es
ubicado en otra familia que los pueda acoger, para vivir en condiciones «normales» bajo ciertas
reglas. Modalidades de este régimen son el Hogar sustituto, la libertad vigilada entre otras.
Es una medida recomendada luego de un diagnóstico individual previo, que delimite las
condiciones adecuadas del menor, y cuando además no tiene un hogar propio o la familia del
cual procede es muy problemática o es la que contribuye en su comportamiento infractor. En
otros términos, en este régimen el menor es ubicado en un hogar previamente seleccionado, y
que está dispuesto a acoger al adolescente infractor
En el hogar sustituto el ambiente físico viene a ser cualquier casa común y corriente, donde
habita la familia que acoge al menor. En cuanto al personal, se trata de una pareja de esposos
que deben cumplir ciertas condiciones preestablecidas, para recibir en su casa a un adolescente
infractor, contando con el apoyo o asistencia de personal especializado. Respecto a la
normatividad, el menor y los padres sustitutos deben cumplir las reglas que estatuya al respecto
el Sistema Tutelar.
El hogar encargado de recibir al adolescente infractor debe mostrar una serie de condiciones
previas, como el de ser completo, tener estabilidad emocional, idoneidad de los padres
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sustitutos, aceptarlo como un hijo más, tener ciertos conocimientos para poder orientar al
Página
b) La LIBERTAD VIGILADA o Libertad Asistida como lo denomina nuestro actual código, es otra
modalidad importante del régimen tutelar en libertad.
El Juez puede disponer la medida de ubicar al adolescente infractor bajo LIBERTAD ASISTIDA o
vigilada en su propio medio familia en consideración a sus características personales: como no
ser un riesgo social y tener un hogar adecuado. Sobre este punto decía Jorge GALLEGOS, que
esta institución se da cuando el Juez decide no internar a menor, sino dejarlo libre bajo vigilancia,
y que también se aplica esta medida cuando el menor sale de un establecimiento tutelar, en el
cual estuvo recluido. Manifestando que la primera forma es análoga a la condena condicional y
la segunda a la libertad condicional de los adultos.
Este régimen tutelar no necesita de una infraestructura especia para albergar al infractor, ya
que es ubicado en su propio hogar familiar salvo el ambiente de la entidad o el Servicio
encargado de organizar y brindar la asistencia por medio de tutores o delegados de libertad
vigilada.
Respecto al personal, también se exigen determinados requisitos para ser agente o tutor
encargado de esta asistencia. Años atrás, los requisitos que exigían para ser funcionarios de
libertad vigilada en el país, según el INABIF, eran edad mínima 23 años, titulo de psicólogo,
trabajador social, sociólogo, profesor o profesión afín; experiencia mínima de dos años de
trabajo con menores; además las condiciones de una buena estabilidad. La normatividad que
regule su funcionamiento, debe ser ad hoc a este régimen y estipulado por el Sistema Tutelar.
En nuestro, medio, el código penal de 1924 estableció legalmente por vez primera esta medida,
pero prácticamente no tuvo vigencia efectiva. Por ello se considera que la libertad vigilada fue
instituida por los artículos 108 y 109 del Código de Menores de 1962, así como por el Decreto
Supremo No.241 del 21 de noviembre de 1963. Sin embargo, la aplicación real de esta medida
data aproximadamente desde agosto de 1965 en Lima y de 1966 en el Callao. En su práctica ha
recibido fundamentalmente a menores infractores primarios de entre 12 a 13 años de edad, de
uno y otro sexo, y que cumplen determinadas condiciones psico-sociales. Las
contraindicaciones, además de otras ya señaladas, para que un menor no sea recomendado a
este régimen, son «Capacidad mental deficiente, desviación psicopática o tendencia a la
esquizofrenia». No obstante, creemos que tales «contraindicaciones» son relativas.
Nuestro vigente Código de los Niños y Adolescentes, en su Artículo 232.- Prestación de Servicios
a la Comunidad. - La Prestación de Servicios a la Comunidad consiste en la realización de tareas
acordes a la aptitud del adolescente sin perjudicar su salud, escolaridad ni trabajo, por un
período máximo de seis meses; supervisados por personal técnico de la Gerencia de
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Operaciones de Centros Juveniles del Poder Judicial en coordinación con los Gobiernos Locales.
Página
* Las REPARACIONES o “Resarcimiento del daño”: Son cargas que se imponen al joven infractor,
para que mediante su propio esfuerzo repare los perjuicios o daños ocasionados.
b) Tratamiento de los Adolescentes Infractores: hemos visto que dentro del SISTEMA tutelar
existen diversos REGIMENES o, medidas tutelares, adecuadas a las múltiples características de
los adolescentes antisociales. Asimismo, dentro de cada régimen es factible emplear algunas
formas de influencia, TRATAMIENTO o «terapia» específica, en función de la individualidad de
cada menor, para ayudarlo en su reeducación o integración social.
El régimen se diferencia del tratamiento tutelar, lo que a veces es confundido, ya que algunos
estudiosos hablan por ejemplo de tratamiento de libertad vigilada, cuando realmente, se trata
de un régimen o medida tutelar dispuesto por el juez, y, dentro del cual, durante su ejecución,
el menor puede ser sometido a diversas formas de tratamiento específico, bien sea de tipo
psicológico, educacional, laboral, social, entre las mas importantes
Es obvio que los infractores analfabetos y los que tienen primaria incompleta, deben recibir
instrucción escolar, para que concluyan al menos su escolaridad primaria. En caso de menores
con escolaridad secundaria concluida o incompleta, se recomienda poner énfasis en la
educación laboral o técnica, de acuerdo a las aptitudes e inclinaciones de los adolescentes.
El tratamiento la, influencia educacional, debe abarcar no sólo la escolar común y la capacitación
laboral, sino también una pedagogía especial socializadora de patrones de conducta que tienden
a coadyuvar su proceso de integración social. Asimismo, son importantes también, charlas de
orientación especial, educación artística, física, entre otras.
Es interesante la experiencia que presenta Antonio GOMES DA COSTA en el Brasil con menores
infractores, proponiendo lo que él llama una pedagogía de la presencia y que en otros términos
la califica de una «educación emancipados». El ámbito de esa relación pedagógica «podrá ser
un programa de educación de calle, un programa comunitario de orientación socioeducativa, y
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La psicoterapia aplicable puede ser de tipo INDIVIDUAL, si los problemas emocionales de algunos
menores así lo requieren, o también puede ser psicoterapia CRUPAL si fuera posible, aunque
probablemente es la que más se emplea.
Sobre esta técnica de tratamiento, diremos que existen diversas variantes según las corrientes
psicológicas existentes. Sin embargo, la experiencia con menores delincuentes, tuvo
inicialmente un énfasis basado en la corriente psicoanalítica, y luego expresiones menos
ortodoxas, así como formas eclécticas, como las indicadas por K. FRIEDLANDER, Jullen ROUART,
Manuel SANCHEZ entre otros. Al respecto, anota WEST, que el psicoanálisis tradicional trata de
que el paciente externalice sus sentimientos y motivos profundos, pero la mayoría de menores
antisociales no percibe el problema de su conducta desde esa perspectiva, y el modelo
psicoanalítico “no en caja”, porque el conflicto del delincuente, es con la sociedad, no está
dentro de sí mismo y el lenguaje y el modo de pensar del terapeuta le resultar incomprensibles».
Este sistema presenta grandes exigencias al personal administrativo, el cual debe bajar de su
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pedestal y tolerar la familiaridad y la crítica personal por parte de unos pupilos a menudo
Página
hostiles. Una experiencia notable fue la famosa escuela de ALCHHORON en 1925 que inició sus
prácticas con jóvenes delincuentes en OberHollabru (Austria), bajo criterios de lo que hoy se
Dentro de este rubro, de amical al diagnóstico de cada menor, se puede recomendar alguna
forma d tratamiento médico si el adolescente padece alguna afección de tipo psiquiátrico o
neurológico principalmente, que tenga alguna relación directa o indirecta con su problema
delictivo. Asimismo, también requieren ayuda médica los menores con otras patologías, aunque
no guarde mayor implicancia con su problema antisocial.
Si el menor presenta problemas psiquiátricos, como alguna psicosis o neurosis u otro trastorno
mental, será recomendable su envió al centro médico especializado, y si ello no fuera factible se
le debe proporcionar la terapia psiquiátrica o psicológica respectiva Si se tras de alteraciones
orgánico cerebrales, corno epilepsia u otra forma de daño neurológico, requerirá también de
tratamiento específico correspondiente.
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MONTOYA CALLE, S. (agosto del 2015). NUEVO PROCESAL PENAL MODELO ACUSATORIO
ADVERSARIAL. PERU: SAN MARCOS E.I.R.L.
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