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El endoso de una letra de cambio consiste en la transmisión del título a otra persona.

El
endoso es el acto de cambio por el que el poseedor de la letra (pasa a ser el endosante)
se la transmite a otra persona (se le llama endosatario), quien pasa a ser legítimo
beneficiario de la misma. Para poder realizar un endoso es necesario que sea una letra
de cambio “a la orden”. En caso de especificarse una letra de cambio “no a la orden”, el
librador no podrá endosarla a otra persona. Además, no existe el endoso parcial, es
decir, transmitir una parte de la letra. Cuando se hace un endoso, se hace de la letra de
cambio completa. El endosatario pasa a ser el endosante y así sucesivamente. Es
imprescindible que aparezca la firma del endosante para que la operación sea válida. Por
último, la letra de cambio se debe poner a nombre de un titular en concreto, de lo
contrario se endosa “al portador” y la podrá cobrar el que la presente.

El aval de una letra de cambio funciona como una garantía de pago. Puede ser total o
parcial, es decir, que se asegure la totalidad o parte de la letra de cambio. El aval lo
puede presentar uno de los firmantes de la letra o un tercero. Debe especificarse la
operación en la propia letra o en su suplemento, pero no en un documento separado. Se
expresa mediante las palabras “por aval” o algo similar y lo firma el avalista. Éste tiene
la misma responsabilidad que el avalado en caso de impago de la letra de cambio.

El aval es una garantía cambiaria para pagar la letra de cambio que se hace a favor de
un obligado directo (aceptante) o en vía de regreso. Por tanto se trata de un acto escrito
en la letra de cambio por el que un tercero se obliga al pago de ella, en todo o en parte,
bien cuando la letra no se paga o cuando no paga un concreto obligado cambiario. La
letra se puede garantizar mediante un contrato de fianza o mediante aval cambiario, el
primero es un documento independiente de la propia letra y el aval tiene que ir
plasmado en el documento de la letra para que efectivamente sea un aval cambiario.

Se deduce también la existencia del aval cuando una persona, que no sean ni librador ni
librado, estampa su firma en el anverso del documento. Es imprescindible expresar la
persona del avalado, aunque si este dato se omite se entiende avalado al aceptante, y si
no hay aceptación al librador. El aval puede prestarse en cualquier momento incluso
vencida la letra y negado su pago. También se puede firmar antes de que exista la
obligación cambiaria, si bien queda subordinada su validez a la firma del librador o del
obligado cambiario.

En cuanto a sus efectos, el aval garantiza que la letra de cambio se va a pagar, el tenedor
de la letra de cambio cuando cualquiera de las personas obligadas no satisface el
crédito, puede dirigirse inmediatamente contra el avalista. Sin embargo el avalista no
podrá oponerse a la acción cambiaria más excepciones derivadas de sus circunstancias
personalísimas o de defectos formales tanto del aval como de la letra de cambio
garantizada. Si el avalista expresó que avala a una persona determinada, una vez pagada
la letra podrá dirigirse contra el avalado y contra todos los responsables frente a él, Art.
37 ,ley cambiaria y del cheque.

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