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Teoría Social Latinoamericana

Argumedo 2018

Trabajo Final

Universidad de Buenos Aires


1. Utilice los conceptos de Estado, democracia, Nación, identidad boliviana de García
Linera para explicar las últimas transformaciones en Bolivia.

El atraso y la pobreza existen desde tiempos inmemoriales, pueden ser atribuibles a un sin
número de motivos pero la dominación ejercida por los grandes centros del poder sobre los ,aún
más grandes territorios periféricos, que eterniza estructuralmente dicho atraso, y profundiza la
pobreza, tiene nombre propio: Colonialismo.
La Colonialidad y la modernidad están mutuamente imbricadas, esa modernidad que en lo
discursivo emana libertad e igualdad, en la vida práctica ejerce la dominación por medio del
concepto de Raza creando un orden jerárquico donde lo bueno, civilizado y desarrollado es lo
blanco y, el atraso, la barbarie y lo malo es indígena, negro o del color que guste.
La expresión más salvaje del colonialismo, a nuestro entender, es el neoliberalismo, y fueron
estas políticas que a partir de los años 80 del siglo pasado comenzaron a practicarse
rigurosamente en América latina toda. Estas políticas que hacen de la exclusión su principio
rector, que llevan a la fragmentación social con su manera particular de despolitizarlo todo y
frivolizar gran parte de la subjetividad.
Pero ¿Qué hay de los oprimidos?, ¿Hasta cuándo resisten?, ¿Cuándo se sublevan a este oprobio
de dominación descarado?, ¿Cuando se generan las condiciones materiales y cuando surge un
nuevo proyecto que los representa, los convence y los decide a nuclearse en torno a ciertas
demandas específicas que son impostergables, que los decide a renunciar al presente fuera este
el que fuera, por un futuro más promisorio?
Según Aníbal Quijano la Colonialidad nos trajo la nacionalidad y la raza como estructura de poder
que son practicadas por todos, hasta por sus víctimas. En este sentido es necesario para salir
de este patrón de poder, eliminar el concepto de raza. Es este uno de los motivos por los cuales
posar la mirada en Bolivia es esencial, un país en el cual la inmensa mayoría de la población es
indígena, y como tal fue oprimido y explotado hasta el hartazgo. Es el pueblo indígena boliviano
el que comenzó su revolución desde la propia subjetividad, desechando el concepto de raza, que
los subsume como inferiores , lo cual les permitió rebelarse dando origen a lo que creo que es
el mejor ejemplo en Latinoamérica de autodeterminación, de descolonización y de la tan añorada
soberanía.
El movimiento cocalero en Bolivia fue en las décadas de los años ochenta y noventa el centro de
resistencia al neoliberalismo, resistencia que vistió los ropajes de identidad nacional y étnica,
resistencia que también contó con la experiencia de la lucha obrera minera , por otro lado, la
presencia de bases estadounidenses en pleno territorio Boliviano en el marco de la lucha contra

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el narcotráfico, contando como siempre con la complicidad de las distintas gestiones
gubernamentales locales donde se exigía la erradicación y sustitución de los cultivos de la hojas
de coca, propiciaron el intersticio por donde se comienza a filtrar las demandas de este sector.
Es en esta Bolivia insurgente caracterizada por sus movilizaciones y levantamientos indígenas-
populares que desafiaron las relaciones de dominación y la política de exclusión social de la
inmensa mayoría, donde surge su dirigente más destacado: Evo Morales más tarde contando
con el acompañamiento de uno de los pensadores más lúcidos que posee hoy América latina:
Álvaro García Linera, es que llegaron a plantear una verdadera revolución política y simbólica
que logró derrotar al imperialismo y su expresión preferida el neoliberalismo.
Unos de los grandes méritos de Evo Morales y de García Linera es que no vieron a los indígenas
como meras asociaciones de campesinos que resisten a la modernización impostergable que
ordenaba el capitalismo, y no pensaron que con una reforma agraria aquellos indios se
convertirían en buenos ciudadanos Bolivianos. Al contrario Ellos supieron ver en el pueblo
indígena a pueblos y naciones oprimidas y que como tales aspiraba a la independencia de la
dominación de la minorías europeizantes. Estos líderes interpretaron las tensiones étnicas que
subyacían en los reclamos antiimperialistas y no se quedaron solamente en una concepción de
clase que no explicaba de forma cabal lo que estaba sucediendo en Bolivia, razón por la cual
adoptaron sus agendas de reclamos como propios y propusieron la adopción de formas más
participativas, a partir de la organización de un Estado plurinacional que corresponde de mejor
manera a aquellas sociedades multiétnicas.
Esta nueva representación étnica sumó su fuerza a los reclamos clasistas con un fuerte
componente de liberación nacional para promover un Estado más abierto e igualitario en lo étnico
y más solidario en lo social.

La refundación del Estado

Creemos que la forma más sintética de explicar la transformación que se llevó adelante en Bolivia
es el concepto que acuñó René Zavaleta Mercado y que García Linera lo toma como propio en
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el discurso que pronuncia en el acto de posesión presidencial en 2010.
Dice Zavaleta Mercado “El Estado aparente, ilusorio, es aquel que no logra condensar la totalidad

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de la sociedad, solamente representa a un pedazo privilegiado de ella; no logra articular la
territorialidad de Estado y solamente representa y unifica fragmentos aislados del territorio
patrio”.
Un Estado aparente es aquel que gobierna para unos pocos, es aquel que deja grandes
extensiones de tierra sin presencia del Estado, es aquel que ignora, o peor aún, combate la
idiosincrasia de sus habitantes, es aquel que solamente mira al exterior sin tener consideración
alguna por lo que sucede en su interior, es el Estado de los grandes negocios para unas pocas
familias de alta alcurnia y es la desidia con el grueso de la población –especialmente la indígena.
Un Estado aparente es aquel que basa su economía en la exportación de recursos naturales,
previamente privatizados. Es mantener el status colonial, que es lo mismo que renunciar
deliberadamente a ser soberano. Éste es el Estado que supo tener Bolivia hasta el año 2005.
El hecho fundamental que sucedió por esos días es que el pueblo indígena se auto convenció
que podía tomar las riendas de sus decisiones, que era necesario movilizarse, haciendo valer
que son la inmensa mayoría del pueblo, consolidando la fuerza social necesaria para lograr su
objetivo. Fue importante el hecho que irradiaran su causa a otros sectores de la sociedad, para
que estos tomen estos principios como propios, y puedan acompañar al pueblo indígena es su
cruzada, fortaleciendo su poder de lucha.
En definitiva se logró articular un bloque sólido, si se quiere hegemónico, donde estaban
representadas todas las clases laboriosas del país, cuyo horizonte era la soberanía política y
estatal. Este bloque mayoritario que tanto padeció y también luchó contra las políticas del
neoliberalismo exigían algunos puntos básicos: Nacionalizar los recursos naturales, Asamblea
Constituyente, indianizar el Estado y soberanía política.
Los problemas que acarrean los sectores populares siempre son vistos por los clases dominantes
como de imposible resolución, nos hacen creer e incluso apoyar, que las cosas son como son y
que siempre así fueron, naturalizando de esta manera la desigualdad, la pobreza, la dominación
y finalmente la atroz dependencia a lo que nos someten, los grandes Países centrales. Pero la
realidad es que, en un principio solo es necesario la voluntad política para modificar lo
establecido, que es necesario poder pensarse como soberano, exigir lo común como propio
(nacional) y administrarlo para el bien general. Se trata de correr el velo con el que nos vienen
cubriendo desde hace siglos, de asumirse independiente y pensarse en clave latinoamericana.
Es claro que no se trata solamente de una cuestión de voluntarismo, que los grandes imperios
que hacen sus frondosos negocios esquilmando los recursos naturales de américa latina no se
van a quedar de brazos cruzados. Pero sí es un principio pensarse latinoamericano, pensarse
soberano, pensarse digno y libre.

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Bolivia es el ejemplo más significativo de cómo se puede transformar un país que nació
dependiente, en un país que toma sus decisiones de manera soberana.
Antes de explicitar la manera en que la economía Boliviana pudo ser transformada queremos
hacer mención a lo que significa que Bolivia sea un Estado plurinacional, porque para lograr la
transformación económica –imprescindible si se quiere ser un país con autodeterminación- es
necesario antes transformar el Estado, como institución que centraliza la representación de lo
social. En palabras de García Linera Estado plurinacional es: “que todos, mestizos e indígenas,
tengamos los mismos derechos, las mismas oportunidades, las mismas obligaciones, sin que por
ello tengamos que perder o esconder nuestra identidad cultural. Plurinacionalidad es ciudadanía
única como Bolivianos, sin importar el color de la piel, la vestimenta, el apellido o el idioma
materno”
El Estado plurinacional es el Estado integral que a su vez es autonomía en la cual el poder se
desconcentra en la sociedad pero al mismo tiempo ejerce su presencia a lo largo y ancho de todo
el territorio nacional. El Estado integral es una estructura económica fuerte y soberana que tiene
la capacidad de generar excedentes económicos para poder reinvertirlos en cada una de las
otras actividades económicas de los bolivianos. Es un Estado que lidera la economía en los
niveles estratégicos que generan excedente para poder distribuirlos al resto de los sectores
productivos. Este tipo de política se llama descolonización y requiere de un Estado fuerte e
integral y del acompañamiento, guía y control de todos los movimientos sociales que hicieron
este Estado posible, para llevarla adelante.
Evo Morales llegó al poder con la consigna central de nacionalizar los recursos naturales, antes
de su gestión las empresas extranjeras eran las propietarias del gas, de los ductos, de las
refinerías, del almacenaje, de los pozos, de los equipos de exploración y de la explotación. La
superficie cultivada de soja estaba en manos de extranjeros y latifundistas nacionales. La
inversión en forma de préstamos por parte del Estado a los pequeños productores era
inexistente.
Las grandes minas de estaño con sus respectivas empresas de fundición estaban también en
manos de empresas extranjeras, al igual que el estratégico sector de las telecomunicaciones.
Entre los años 2006 y 2008 se nacionalizan los recursos naturales, cambiando de manera radical
los ingresos que percibe el Estado, para ilustrar esta transformación nada mejor que los
siguientes números: el control del excedente económico que generaban la petroleras pasaron
del 27% que le correspondía al Estado al 73%; el sector minero la percepción que recibe el
Estado pasó del 35% al 75%; en el sector de telecomunicaciones se incrementó en 12 puntos
porcentuales la ganancia del Estado

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Estos cambios estructurales en la economía Boliviana, donde vimos como la participación
extranjera se reduce y la del Estado se incrementa, es lo que logra que exista un nuevo bloque
de poder liderado por el Estado y los pequeños y medianos productores. Este bloque debe
generar la mayoría del PBI del país, en la actualidad la participación del Estado en el PBI
Boliviano es alrededor del 40%. Esto se traduce lisa y llanamente en soberanía, no solo por la
generación de riqueza por parte del Estado sino principalmente por su redistribución al interior
del propio País, a sectores menos favorecidos, a reducir las desigualdades, en definitiva a
democratizar el poder económico.
Las teorías desarrollistas intentaron explicar que el atraso de la región periférica, se debía al
intercambio desigual con los centros industrializados, intercambio signado por las ventajas
comparativas que poseen los países cuyo eje económico se basa en la industria, con los países
que solo pueden exportar materias primas. El desarrollismo proponía la industrialización de la
economía agroexportadora de los países periféricos para que de esta manera se agregara valor
a sus exportaciones, mejorando los términos de intercambio y reduciendo a su vez la brecha con
los países centrales. La limitación fundamental a esta teoría fue marcada por los teóricos de la
dependencia, éstos señalan que para industrializar las economías agroexportadores de los
países periféricos son necesarios los empréstitos de los centros financieros del mundo
desarrollado y que esto nos conduce directamente al endeudamiento, aceptando condiciones
leoninas , al ingreso de empresas extranjeras que monopolizan toda actividad económica, con la
consecuencia más temprano que tarde de la agudización del atraso y de la dependencia.
A cualquier país latinoamericano le interesaría industrializar sus recursos naturales, modernizar
y tecnificar la pequeña y mediana producción urbana y rural, satisfacer y expandir el mercado
interno y exportar el excedente; pero la única manera de hacerlo es con la expansión productiva
del Estado y con la consiguiente distribución de la nueva riqueza generada. Este es el verdadero
desarrollo, no los que vienen en recetas importadas, o de la mano del capital financiero
internacional oferente y depredador, o de sesudos economistas que siempre eligen a los sectores
populares como variable de ajuste para equilibrar las cuentas que sus mismas políticas de
apertura indiscriminada desequilibraron. Políticas de ajuste y entrega de patrimonio nacional que
responde a una obediencia reverencial a las políticas que el imperialismo dicta.
Bolivia ha sabido en este mundo globalizado, encontrar un intersticio por donde le es posible
construir soberanía, a nuestro entender como lo mencionamos al principio de este escrito, lo
hace posible por la fuerte composición indígena de su pueblo que sublevado, harto de tanta
opresión, logró romper con el concepto europeizado de raza, logrando de esta manera una
primera y primordial victoria en su subjetividad, la de pensarse igual y libre, la de animarse a

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resolver sus reclamos por propia mano, sin delegar en ninguna minoría ilustrada sus causas. El
liderazgo de Evo Morales y el aporte de Álvaro García Linera al movimiento indígena hicieron
posible que los reclamos que exigían, con cada vez más voces, se pudiesen canalizar
políticamente y llegaran al gobierno para ponerlos en marcha. Esto también fue posible gracias
el entorno regional que existía en ese momento, con una Unasur marcadamente progresista,
con los liderazgos de Lula en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Hugo Chávez en Venezuela.

Bolivia con la fuerza que emana del hartazgo mismo de la opresión pudo, en medio de un mundo
dominado hasta su último rincón por el capitalismo, convertirse en un país soberano, lo logró, es
cierto, con el espaldarazo de los países progresistas de Latinoamérica
Bolivia es hoy un país, que a contramano de las economías capitalistas del mundo e incluso de
economías de países progresistas, tiene una economía estable, con la inflación más baja de
Latinoamérica. Una economía que tiene como clave de su estabilidad y crecimiento, en medio
de la depresión económica mundial, la inversión, la diversificación de actividades productivas y
la justicia social mediante la redistribución de la riqueza. Es una economía que el 14% de su PBI
lo utiliza en inversión pública y que su deuda externa es solo del 20% del PBI, resumiendo es un
país autónomo. También es cierto que el apoyo de los países de la región comienza a
debilitarse, situación propiciada por el hostigamiento inclaudicable de los países dominantes que
con métodos remozados tales como, el bombardeo mediático constante o con dinero contante y
sonante generosamente distribuidos a las oposiciones neoliberales, horada la legitimidad de los
gobiernos nacionales y populares.
¿Es este nuevo realineamiento hacia la derecha solo un traspié en el largo camino a recorrer
hacia la liberación, o es una derrota más que sufren las clases subalternas a manos de los
grandes poderes económicos?; ¿Qué pueden hacer los países progresistas latinoamericanos
para asegurar sus procesos de autonomía? Para que la respuesta a la primera pregunta sea
que fue solo traspié, es impostergable repensar a Latinoamérica bajo la luz de la luz de las
políticas Bolivianas como una de las respuestas a la segunda.

3. Imagine un diálogo entre Martí y Jauretche en relación a las ideas de colonialismo, odio,
creación y nuestra América.

Arturo Jauretche: Hola estimado Don José, que gran alegria encontrarlo y poder conversar con
usted !. Hace tiempo que tenía ganas de compartir con usted algunas reflexiones que he venido

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teniendo y me gustaria mucho saber su punto de vista a este respecto. Yo que ,como siempre
digo, me subí al caballo por la derecha y me bajo por la izquierda, estoy siempre poniendo en
cuestión mis ideas y me nutro mucho del intercambio con los demás.

José Martí: Estimado Don Arturo, el sentimiento es mutuo y claro que siempre es un placer poder
tener una conversación con usted y un intercambio de ideas, ¿En que ha estado pensando
últimamente?

Arturo Jauretche: Miré, Justamente ante la avanzada del liberalismo en mí país, y como usted
bien sabe, yo aspiro al triunfo de la justicia social, en progresión ascendente con el desarrollo
económico, claro, pero logrado a medida que la liberación nacional vaya creando las
condiciones de producción y distribución de la riqueza, impedidas en nuestro país por los
factores anti -progresistas de la estructura imperial. Es decir, lograr los más altos niveles
sociales dentro del mundo a que pertenecemos, tal como las condiciones nacionales lo
permiten en cuanto se remueven los obstáculos a nuestro desarrollo y dirigir los beneficios
de ese progreso en el sentido de la sociedad y no solamente de los individuos colocados en
situación es privilegiada. Pero esto qué le digo, y que usted intuye seguramente como muy lógico,
no es posible, y no lo es porque la Argentina es un país semi-colonial, pero la dominación se
asegura desde la colonización pedagógica, y usted que es nuestro maestro en la materia, y que
ha dicho cosas tan interesantes al respecto, ¿ que se le viene a la cabeza al hablar de
colonialismo?

José Martí: Vea usted, ha utilizado la palabra pedagogía, y justamente ahi le voy a contestar yo
que creo que esa palabra es la clave de mi respuesta, pero aún más le digo, me refiero a una
pedagogía latinoamericana, y no lo es por un tema geográfico, si no por un tema geopolítico.

Se trata amigo mío de leer desde el Sur, construir una epistemología del Sur, entendiendo por
ésta “la búsqueda de conocimiento y de criterios de validez del conocimiento que otorguen
visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de las clases, los pueblos y de los grupos
sociales que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y
el capitalismo globales. Dicho todo esto, yo concibo a la escuela y al maestro en el contexto más
amplio para la sociedad, y para preparar al hombre para la vida y ponerlo en consonancia con
su pueblo y su tiempo, solo así podremos emanciparnos del colonialismo que hoy nos oprime.

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Arturo Jauretche: Mire que interesante lo que usted dice, porque yo pensaba justamente , esto,
que la mentalidad colonial enseña a pensar el mundo pero desde afuera, y no desde adentro. El
hombre de nuestra cultura no ve los fenómenos directamente sino que intenta interpretarlos a
través de su reflexión en un espejo ajeno, a diferencia del hombre común, que guiado
por su propio sentido práctico, ve el hecho y trata de interpretarlo sin otros elementos
que los de su propia realidad, ahi es donde debemos apuntar, a darle armas al hombre común
para que interprete la realidad, pero con los elementos de su propio tiempo y lugar.

José Martí: Precisamente Estimado, las ideas, son herramientas,que digo herramientas son
armas, las ideas son para conocerse y reconocerse.
¿Quiénes han de conocerse? los pueblos claro!
El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre
al ejercicio de la razón, entró desatiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a
redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón, la razón de todos en las cosas de todos,
y no la razón universitaria de uno sobre la razón campestre de otros.
El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu!

Arturo Jauretche: ¿Y cuales son a su entender maestro las consecuencias que podría generar
esta falta de conocimiento?

José Martí: Mire, Don Arturo, creo que para conocerse, pensar y crear es necesario que las
instituciones educativas estén acorde a los tiempos, ¿Cómo podemos tener gobernantes que
piensen los problemas de nuestra américa si salen con las antiparras yanquis o europeas y
pretenden gobernar a un pueblo que no conocen?¿no le parece?

Arturo Jauretche: Pero por supuesto, le cuento más, nosotros de chicos en la escuela de mi
pueblo conocíamos por la escuela el Yan - tse - kiang, el Nilo y el Danubio, pero que no teníamos
noticias oficiales del río Salado, que está ahí nomás, cerca del pago, y de las lagunas próximas,
desde la pequeña, del Tropezón, en las orillas del pueblo, donde nos bañábamos y después,
entre cigarrillo y cigarrillo, quemabamos los chuncacos que se nos habían prendido en el agua.
Ahora lo que yo creo es que hay que lograr la descolonización, que supone una gran batalla

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cultural que debemos dar! sólo por la victoria en esta contienda evitaremos que bajo la apariencia
de los valores universales se sigan introduciendo como tales los valores relativos
correspondientes sólo a un momento histórico o lugar geográfico, cuya apariencia de
universalidad surge exclusivamente del poder de expansión universal que les dan los centros
donde nacen, con la irradiación que surge de su carácter metropolitano. Tomar como absolutos
esos valores relativos es un defecto que está en la génesis de nuestra 'intelligentzia' y de ahí su
Colonialismo, ¿concuerda usted con esta idea?

José Martí: Claro que concuerdo, es en este sentido que ni el libro europeo, ni el libro yanqui,
han dado en la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada
año a menos. Cansados del odio inútil, de la resistencia del libro contra la lanza, la razón contra
el cirial, de la ciudad contra el campo, vea, no hay batalla entre civilización y barbarie, sino entre
falsa erudición y la naturaleza. Hay que acabar con el odio que enfrenta a los hombres contra
los libros. En Nuestra América peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición
y el odio de las razas. Frente al odio y al exterminio, enfrentados a los pensadores de lámparas
que enhebran y recalientan las razas de librería.
¡De la vereda de la vida, del respeto, la diversidad y en pie, con los ojos alegres de los
trabajadores se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos!

Arturo Jauretche: Que gusto es siempre hablar con usted maestro y que fructífero este
intercambio, debemos seguir trabajando para crear nuestra américa, y ahora ya se que la
educación es un pilar fundamental para ellos, pero no cualquier educación, si no una que ponga
el acento en los problemas americanos.

José Martí: Fue un gusto tambien para mi hablar con usted y espero que podamos entender
que la única forma de ser libre es si liberamos nuestras ideas.

4. Escribe Stavenhagen un artículo en el periódico “La jornada de México” comentando el


conflicto de la Nación Argentina por las comunidades Tehuelches y Mapuches en el
presente. Utilice los conceptos de Conflicto Étnico y Colonialismo interno.

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Cuando fui invitado por este periódico a escribir este artículo que ustedes leen con motivo de los
últimos sucesos reciente en la república a Argentina involucrando a las comunidades Tehuelches
y Mapuches, varios interrogantes se me plantearon. Me permito, antes de comenzar compartirles
el comunicado que emitieron los investigadores del Conicet este respecto.
"Los investigadores nucleados en la Sección Etnología, perteneciente al Instituto de Ciencias
Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires, repudiamos la represión llevada a cabo contra
la Pu Lof en Resistencia, en el Departamento de Cushamen, el 11 y el 12 de enero, por
Gendarmería Nacional y por la Policía de la Provincia de Chubut. Nos sumamos, de este modo,
a los múltiples comunicados de repudio realizados por comunidades y organizaciones indígenas,
investigadores, docentes y estudiantes, trabajadores del Estado, agrupaciones religiosas y
organismos de derechos humanos.

Al mismo tiempo, comunicamos nuestra preocupación, una vez más, por la recurrencia de
discursos y relatos sesgados y erróneos sobre la realidad de los pueblos indígenas actuales y
sus orígenes. Como investigadores que trabajamos con pueblos originarios de Argentina y de
otros países de América del Sur, respaldamos una parte sustancial de nuestras investigaciones
en etnografías llevadas a cabo en los territorios comunitarios y en los márgenes de las zonas
urbanas, en las que se instalaron las familias indígenas que fueron forzadas a desplazarse desde
mediados del siglo pasado.

Si bien en las últimas décadas la destrucción de sus territorios intensificó las migraciones,
también se da un proceso inverso y algunos deciden volver a la tierra. Este proceso de retorno
—al que suelen referir como "recuperaciones"— pone al descubierto el despojo territorial que
vivieron sus mayores, así como los métodos fraudulentos y violentos empleados tanto por
privados como por el propio Estado.

Numerosas investigaciones antropológicas e históricas contextualizan estos procesos de


despojo y permiten explicar por qué Benetton es hoy el mayor propietario de la Patagonia, en
tanto que la mayoría de las comunidades indígenas territoriales se encuentran en tierras
consideradas fiscales, sin títulos de propiedad comunitaria, bajo la amenaza constante de
desalojo. Por lo tanto, las "recuperaciones" no son actos terroristas ni amenazas a la seguridad
nacional, tal como sostiene el Ministerio de Seguridad de la Nación. Son llamados de atención
sobre historias silenciadas en el relato oficial de la colonización, sobre los efectos negativos de
la extranjerización de la tierra y de la intervención del capitalismo extractivista, y revelan la
continuidad de la colonialidad en el presente.

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Por otro lado, tal como indica el nombre de nuestro lugar de trabajo, algunos de nuestros estudios
examinan las clasificaciones etnológicas, sus contextos de producción y las relaciones de poder
subyacentes. Coherentes con dichas investigaciones, nos vemos en la obligación de aclarar dos
enunciados fundados en el desconocimiento que, si bien son antiguos, se actualizan en estos
días.

Afirmamos, por lo tanto, que los mapuches no son araucanos de origen chileno y no exterminaron
a los tehuelches. La mayoría de los etnónimos (nombres de los pueblos indígenas) variaron entre
el siglo XVIII y el presente; algunos son nombres que se dan a sí mismos —como por ejemplo
"mapuche"— y otros fueron impuestos —como es el caso de los términos "araucano" y
"tehuelche". Vale decir que "araucanos" no es el "verdadero nombre" de los mapuche ni tampoco
es el nombre de los "antiguos mapuche"; es apenas el nombre que los españoles quisieron
darles.

Los mapuches, por otra parte, no son "indios chilenos", sino pueblos preexistentes. Esto significa
que vivían en estos territorios antes de que existieran los Estados y que había mapuches en lo
que hoy es Argentina, así como había tehuelches en lo que hoy es Chile. A su vez, las alianzas
matrimoniales entre unos y otros y los desplazamientos producidos por el avance de los Estados
sobre sus territorios dieron lugar a que muchas familias se identifiquen en el presente como
mapuche-tehuelche, tal como ocurre en la actual provincia de Chubut. Los tehuelches, por otra
parte, no "se extinguieron", sino que desde hace varios años luchan para demostrar que
continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a identificarse en el espacio
público como aonek'enk. Los responsables de su marginación e invisibilización no fueron los
mapuches, sino las políticas de colonización.

Convencidos de la importancia de evitar lecturas sesgadas de la historia y del presente, en la vía


para reparar injusticias y subordinaciones, invitamos a quienes deseen profundizar en el
conocimiento de estos temas a considerar, en primer lugar, las voces de los propios pueblos
originarios, que se expresan a través de sus organizaciones y líderes, en los medios de
comunicación y en las redes sociales.

Los invitamos también a consultar los numerosos estudios actualizados, disponibles en internet,
mediante los cuales los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) y de diversas universidades nacionales contribuimos a resolver problemas
que preocupan a nuestra sociedad".

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Entiendo que mis categorías de conflicto étnico y colonialismo interno pueden arrojar algo de luz
al respecto. En la introducción de mi trabajo la cuestión étnica hago referencia que hasta
mediados del siglo veinte, las ciencias sociales se concentraron en la formulacion de teorias de
modernizacion y de desarrollo que excluían o subestimaban el componente étnico de las
sociedades, daban por sentado que la modernización y el desarrollo económico traería consigo
el desdibujamiento de las diferencias étnicas. Lejos de que eso sucediera, en cambio mucho
grupos étnicos han entrado en conflicto.

Es importante esclarecer conceptos como Etnia, Nación, Estado, Identidad y Pueblos Indígenas,
tratando de comprender ¿cómo se forma un grupo étnico? ¿quien pertenece al mismo?
Constituyen una Nación o son una minoría dentro de ella? ¿como es la relación entre las etnias
y el Estado Nación?

Puntualmente en lo que refiere a la relación entre el Estado y las etnias, el paradigma indigenista
de mediados del siglo pasado ha perimido, como ustedes saben yo forme parte de ese
movimiento en el cual las políticas estatales intervienen sobre las comunidades indígenas, hablan
por ellas. En épocas de reafirmación del Estado nacional se solapaba la cuestión étnica, el
desarrollo de un cultura homogeneizante en cada país obturaba la discusión sobre las
diferencias. Junto al cambio de siglo se producen nuevas teorías en las ciencias sociales, en las
cuales humildemente formo parte. Los nuevos aires indican que la integración nacional ocurrirá
a partir de un proceso subjetivo el que la diversidad de condiciones étnicas se consideren parte
de una comunidad supranacional. La Nación es siempre un proyecto hegemónico, es un proyecto
homogeneizador sobre una multidiversidad étnica, no existe la Nación unívoca étnicamente. El
Estado Nación es siempre multiétnico, razón por la cual durante el proceso político de su
formación y maduración impusieron una cultura nacional por sobre las etnias. La cuestión aquí
no es quedarse con la imposición que no hace otra cosa que legitimar el poder político,por lo
tanto la idea de identidad nacional siempre es etnocéntrica, porque la elabora el sector dominante
en concordancia a su propio reflejo.

Según mi parecer el problema radica en que la relación hegemónica de la cultura nacional y los
sectores subalternos invisibiliza la existencia de conflictos étnicos.

Defino conflicto étnico como “una confrontación colocada entre contendientes que se identifican
como diferentes” , pero el problema no es esa diferencia sino el significado que se le otorga. La
diferencia origina conflictos en tanto se le adjudica significados específicos. Lo conflictivo no es
la diversidad per se, sino la construcción simbólica que se realiza de Ella. esta construcción está

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ligada a proceso de formación de lo nacional , porque la Nación en sí misma es un proceso de
significantes. El Estado nacional en américa latina sirvió para sostener esos significados
diferenciadores sosteniendo de esta manera los mecanismos de exclusión de las clases
subordinadas, identificando a las mismas como un obstáculo para el desarrollo.

Otra categoría interesante para pensar estos problemas es la de colonialismo interno, las
relaciones de dominio y explotación que mantiene el Estado Nación con los grupos subalternos
cuadra dentro de este concepto.

Las clases o grupos dominantes nativos , representados en América Latina por los sectores
criollos, ejercen un control colonial sobre el resto de los grupos sociales preexistentes a la
formación del Estado Nación . de esta forma ,se configura una estructura social colonial en donde
los sectores hegemónicos dominan culturalmente y explotan materialmente a los pueblos
indígenas, reproduciendo internamente las dinámicas coloniales globales asociadas a
modadlidadesespecificas de acumulacion de capital. De la misma forma en que las áreas
desarrolladas del planeta mantienen en el subdesarrollo a los países periféricos , las clases
dominantes criollas mantendrían en el subdesarrollo a los sectores dominados dentro del ámbito
nacional. Así fenómenos propios del capitalismo internacional como la formación de áreas
periféricas marginalizadas proveedoras de materias primas y mano de obra, que dependen
estructuralmente de los centros económicos y políticos, se producirían a escala internacional
como un reflejo local de los patrones del colonialismo imperial (externo) En este sentido, los
patrones de diferenciación social no se restringen al ámbito exclusivo de las clases sociales
como en los países del Primer Mundo, ya que bajo el manto del colonialismo interno las
jerarquías sociales estarían también organizadas por distinciones étnicas y raciales que
justificaría la existencia del estructura social colonial, es por ello que los análisis de clases
sociales utilizados para explorar las realidades latinoamericanas serían insuficientes para dar
cuenta de las dinámicas internas de las ex colonias. Estos pensamientos los puse en papel en
el año 1969 y como pueden ver aún conservan su vigencia.

¿Cómo podemos encontrar la salida a este conflicto? Ese Estado que tiene un rol tan importante
en la construcción de la Nación, ese Estado que no sabe lidiar con la diversidad étnica y tiene
terror a la autodeterminación es el mismo que con sus intervenciones agudiza las diferencias y
la desigualdad. Debe el Estado Nacional reconstruirse desde otras premisas, aceptar e
incorporar las diferencias, reordenar las relaciones políticas y sociales en profundidad y
comenzar a transitar el camino de la plurinacionalidad.

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Bibliografía

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Wainsztok, Carla, José Martí precursor de la pedagogía nuestroamericana.Revista Ensayos
Pedagógicos. Volumen VI, N° 2. Julio-Diciembre. 2011
Jauretche, Arturo, Los profetas del odio y La yapa. La colonización pedagógica, Peña Lillo
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