Está en la página 1de 2

Discurso alusivo a Dia de muertos.

En México, cada pueblo, cada región, tiene sus propias tradiciones, sus propios
usos y costumbres. Pero si hay una tradición que encontramos en cada uno de
ellos, es sin lugar a dudas, la celebración del Día de Muertos. Es en ésta, en
la que cada familia se prepara para recibir a las almas de los seres queridos
que han abandonado esta vida.
La muerte ha sido en todas las culturas y a través de la historia, un evento que
invita a la reflexión, a rituales, a ceremonias, a la búsqueda de respuestas, que
causa temor, admiración e incertidumbre. Las culturas prehispánicas
compartían la creencia de que existe una entidad anímica e inmortal que da
conciencia al ser humano y que después de la muerte continúa su camino en
el mundo de los muertos, donde sigue necesitando de utensilios, herramientas
y alimentos.

A su llegada, los españoles adoptaron algunas tradiciones indígenas y las


mezclaron con las europeas, dando como resultado una rica tradición que
prevalece en nuestra época.

En estos días llamados también de Todos los Santos o de los Fieles Difuntos,
se cree que las almas tienen permiso para venir al mundo terrenal a visitar a
sus seres queridos; son como huéspedes distinguidos a los que se les festeja y
se les llena de atenciones.

El día 1 de noviembre es dedicado a las almas de los difuntos niños y el día 2 a


las almas de los difuntos adultos. Se acostumbra poner una ofrenda, con el
objetivo de atraer a sus espíritus para que, por unas horas, convivan de nuevo
con su familia y disfruten de lo que en vida les gustaba comer.

El Día de Muertos puede ser una oportunidad para que padres e hijos se den a
la tarea de poner la ofrenda y pasar un rato agradable en familia, mientras se
les explica a los más pequeños en qué consiste esta tradición tan arraigada en
México y reconocida internacionalmente.

Es importante explicar a los niños el valor de nuestras tradiciones y en este


caso marcar la diferencia con el Halloween, que es sólo un festejo extranjero,
donde los niños se disfrazan con atuendos alusivos a brujas y fantasmas, y
salen a pedir dulces a las calles.

Para que puedas poner una ofrenda y explicar a tus pequeños su significado, te
damos algunos de los principales elementos:

Hay que comenzar buscando un lugar en la casa para ubicar la ofrenda, que
generalmente se pone sobre una mesa, la cual simboliza el cielo.
El Retrato de la persona recordada: es un elemento esencial para saber a
quién está dedicada la ofrenda.

Agua: Sirve para que las ánimas que llegan cansadas de su largo viaje,
puedan mitigar su sed.

Sal: Poner un poco de este elemento en un plato es para que las almas
visitantes se purifiquen.

Las velas o veladoras: Su flama guía a los difuntos a la casa de sus


familiares, además de significar luz y esperanza.

El copal y/o incienso: Se usan para alejar a los malos espíritus y que el alma
pueda entrar sin ningún peligro.

Las flores: Por lo general se ponen tres tipos, alhelí y nube que significan
pureza, y el cempasúchil que significan riqueza; de esta última flor se hace un
camino con sus pétalos para que el alma lo siga y llegue a la ofrenda.

El pan: Regularmente se adorna con tiras de la misma pasta, las cuales


representan los huesos; sobre éstos se coloca una "Lágrima", que simboliza el
cráneo humano.

La comida y bebida: Se pone la comida y bebida que más le gustó en vida al


difunto.

En esta festividad, es obligado visitar las tumbas de los difuntos para


limpiarlas y arreglarlas con flores y veladoras. Esta visita, es una muestra
más de la riqueza y diversidad de la tradición, pues en algunos lugares, es
costumbre colocar una ofrenda sobre el sepulcro y pasar allí la noche en vela
con la familia reunida.
La celebración de Día de Muertos varía de región a región, de pueblo a pueblo,
pero todos tienen un principio común: la familia se reúne para dar la
bienvenida a las ánimas, colocar los altares y las ofrendas, visitar el
cementerio y arreglar las tumbas, asistir a los oficios religiosos, despedir a los
visitantes y sentarse a la mesa para compartir los alimentos, que tras haber
sido levantada la ofrenda, han perdido su aroma y sabor, pues los difuntos se
han llevado su esencia.

También podría gustarte