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CARLOS JAVIER

GONZÁLEZ GONZÁLEZ

"Xipe Tótec
GUERRA y REGENERACIÓN
DEL MAíz EN LA RELIGIÓN MEXICA

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA


E HISTORIA
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición: 2011

González González, Carlos Javier.

Xipe Tótec. Guerra y regeneración del maíz en la religión mexica / íNDICE


Carlos Javier González González. - México: FCE, INAH, 2011

456 p. : iluso ; 21 x 14 cm - (Colee. Antropología)


Agradecimien tos 11
ISBN: 978-607-484-181-7

l. Xipe Tótec (Deidad azteca) 2. Indios de México - Aztecas - Introducción 13


Religión y mitos 3. México - Antropología - Aztecas 1. Ser. 11. t.

LC F1219.1 Dewey 305.897 4 G644x 1. Antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica


y entre los mexicas 25
La antigüedad de Xipe Tótec y su culto
en Mesoamérica 26
El origen de Xipe Tótec y su culto según
las fuentes documentales 68
La antigüedad del sacrificio gladiatorio en las
fuentes documentales 82
Antecedentes de Xipe Tótec y su culto
entre los mexicas 86
Consideraciones sobre este capítulo 102
D. R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia
Córdoba 45, col. Roma, 06700, México, D. F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx B. Escenarios del culto a Xipe Tótec
en Mexico-Tenochtitlan 109
D. R. © Fondo de Cultura Económica Escenarios en el contorno de la ciudad 110
Carretera Picacho Ajusco 227, 14738, México, D. F.
Escenarios en el recinto sagrado principal 127
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com Consideraciones sobre este capítulo 182
www.fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55)5227-4672; fax (55)5227-4694
lB. El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual en la transferencia del poder de Tula a
fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los Mexico-Tenochtitlan 185
derechos. El papel de Xipe Tótec y del origen
ISBN 978-607-484-181-7 de tlacaxipehualiztli durante los últimos
tiempos de Tula, según las fuentes
Impreso en México • Printed in Mexico documentales 187

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8 íNDICE íNDICE 9

Relaciones entre el culto de Xipe Tótec Sacrificios de cautivos de guerra


y la creación mítica del sol 203 en tlacaxipehualiztli 348
El vínculo entre las fiestas de tlacaxipehualiztli El uso ritual de las pieles de los huahuantin 371
y ochpaniztli, de acuerdo con los Anales El banquete final 381
de Cuauhtitlan y su versión sobre el origen El proceso de investidura del guerrero donador 384
del "desollamiento humano" 216 Consideraciones sobre este capítulo 390
La transferencia mítica del maíz de los toltecas
a los mexicas, según la Leyenda de los Soles 227 Conclusiones 395
Consideraciones sobre este capítulo 238
Glosario 407
IV. El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan
y sus relaciones con el maíz 241 Abreviaturas 415
Ubicación temporal de tlacaxipehualiztli 244
La hipótesis de Seler: ¿renovación vegetal Bibliografía 417
o del maíz? 249
La relación simbólica de atlcahualo con la
adquisición mítica del maíz y del poder
por parte de los mexicas 252
Atlcahualo y su relación con tlacaxipehualiztli 254
Vínculos entre atlcahualo y ochpaniztli 261
El papel del maíz en el culto tenochca
de Xipe Tótec 262
Consideraciones sobre este capítulo 314

V. El culto de Xipe Tótec enTenochtitlan


y sus relaciones con la guerra 317
La temporalidad de la guerra entre los mexicas 319
Tlacaxipehualiztli y la expansión militar
de los mexicas 322
Tlacaxipehualiztli y las consagraciones
del Templo Mayor de Tenochtitlan 332
Los atavíos de Xipe Tótec como parte del ajuar
bélico del hueitlatoani 338
Desollamiento y ascenso al poder de los tlatoque 343
AGRADECIMIENTOS

La realización de este trabajo de investigación no hubiera


sido posible sin el apoyo económico y académico del Insti-
tuto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En lo
que respecta a la asesoría, revisión de borradores y constan-
te colaboración e interés en su desarrollo, tuvieron una par-
ticipación inapreciable Silvia Limón Olvera, investigadora
del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoameri-
canos de la UNAM, Alfredo López Austin, investigador emé-
rito de la UNAM, y Eduardo Matos Moctezuma, investigador
emérito del INAH, con quienes tengo una especial deuda de
gratitud por su paciencia y valiosos comentarios. Debo acla-
rar, sin embargo, que la responsabilidad con respecto a los
planteamientos vertidos en el cuerpo y las conclusiones de
esta obra es exclusivamente mía.
Debo también un agradecimiento especial a tres inves-
tigadores de la UNAM: Guilhem Olivier Durand y Berenice
Alcántara Rojas, del Instituto de Investigaciones Históricas,
y Leopoldo Valiñas Coalla, del Instituto de Investigaciones
Antropológicas, así como a otro investigador de la Universi-
dad Autónoma Metropolitana (UAM): Johannes Neurath. El
intercambio constante con ellos me permitió obtener mate-
riales muy valiosos para el trabajo que hoy presento a con-
sideración, así como comentarios y sugerencias que en mu-
cho colaboraron para darle forma. Asimismo, la asistencia
al Seminario de Cultura Náhuatl, dirigido por don Miguel
León-Portilla, alimentó sin duda el deseo y la convicción de
alcanzar la otra orilla.
Son muchas las personas que de una manera desintere-

11
12 XIPE TÓTEC

sada y gratificante me brindaron su apoyo, tanto académico


como afectivo, en el proceso de esta investigación. Afron-
tando el riesgo inherente de omitir involuntariamente algu-
nos nombres, expreso mi más profundo agradecimiento a INTRODUCCIÓN
Ramón Alvarado Jiménez, Anthony Aveni, Johanna Broda,
Alfredo Dumaine, Jesús Galindo Trejo, Miguel Ángel Gonzá-
lez Block, Yolotl González Torres, Salvador Guilliem Arro- Como ocurre con casi todas las deidades mesoamericanas,
yo, Diego Jiménez Badillo, Leonardo López Luján, Lynneth Xipe Tótec o "Nuestro señor el desollado"l es conocido fun-
Lowe, Martha Ilia Nájera Coronado, Federico Navarrete Li- damentalmente a través de las fuentes documentales pro-
nares, Ángela Ochoa, Lorenzo Ochoa Salas, Bertina Olme- ducidas durante el siglo XVI y los albores del XVII, basadas a
do Vera, Laura del Olmo Frese, Miguel Pastrana, Salvador su vez en testimonios indígenas que reflejan -con mayor o
Reyes Equiguas, Juan Alberto Román Berrelleza, Rubén Ro- menor fidelidad- cuál era la visión que de él se tenía duran-
mero Galván, Dora Sierra Carrillo y David Vallilee. te los últimos años de la era prehispánica, así como cuáles
eran las actividades de culto realizadas en su honor.
En el caso de los mexicas, objeto de estudio específico
de esta investigación, la veneración por esa deidad tuvo un
papel destacado. Tlacaxipehualiztli, la fiesta anual que le es-
taba dedicada dentro del ciclo de celebraciones rituales de
los nahuas antiguos, y cuyo nombre significa "desollamien-
to de personas", era el marco tanto para el festejo de sus
conquistas militares como para ostentar su poder, ya que
los tlatoque de otras regiones eran invitados ex profeso para
presenciar el sacrificio de los cautivos de guerra obtenidos
en campañas recién consumadas. La guerra afloraba por do-
quier en la celebración, destacando la participación de los

1 Empleo en este trabajo la traducción más difundida del nombre de


Xipe Tótec; sin embargo, es necesario aclarar que no existe acuerdo entre
los especialistas al respecto. Alfredo López Austin, por ejemplo, ha pro-
puesto la de "[Nuestro señor] el dueño de piel", que significa precisamente
lo contrario (López Austin, 1998: 119). El mismo López Austin y García
Quintana traducen Xipe Tótec como "El dueño de la piel, nuestro señor"
(en Sahagún, 2000, III: 1345), mientras Schultze Jena propone "Nuestro
señor el desollador" (citado por Broda, 1970: 243). Otras opiniones sobre
la etimología de Xipe Tótec pueden encontrarse en Chavero (1958: 392),
Robelo (1980,11: 664), Seler (1963,11: 218; 1990-1998,11: 244), Garibay K.
(1995: 177-178) y Launey (1980, II: 394).

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14 XIPE TÓTEC INTRODUCCIÓN 15

guerreros y las distinciones que muchos de ellos recibían mente, al acudir a la guerra encabezando a su ejército, el
por parte del hueitlatoani. Los testimonios de las fuentes do- monarca se investía con los ropajes y divisas del dios, hacién-
cumentales dejan claro que la solemnidad dedicada a Xipe dolo -por lo menos en el caso de Motecuhzoma II- desde
Tótec era una de las más importantes para los devotos de su primera campaña militar como gobernante, en la que de-
Huitzilopochtli. bía tomar un cautivo con el fin de consolidarse en el poder.
Al mismo tiempo, el escenario para su realización, en Finalmente, al morir, su cuerpo era ataviado con los ajuares
especial aquel que enmarcaba la ceremonia principal, el tla- de cuatro deidades, una de ellas Yohuallahuan o "el que se
huahuanaliztli ("rayamiento") o sacrificio gladiatorio, tenía embriaga de noche", uno de los nombres de Xipe Tótec. 2
una especial relevancia para las autoridades tenochcas. De A pesar de los hechos señalados, cuya claridad respecto
acuerdo con la obra de fray Diego Durán, el templo dedica- a la importancia de la deidad y la trascendencia de su fiesta
do a Xi pe Tótec se encontraba íntimamente ligado con el entre los mexicas difícilmente puede cuestionarse, una de
Templo del Sol, o Cuacuauhtin inchan, y con un patio que las opiniones comunes es que se trataba de un dios extran-
alojaba dos grandes altares de sacrificio: el temalácatl y el jero en Tenochtitlan, llegado como consecuencia de alguna
cuauhxicalli. Dicho complejo arquitectónico y escultórico, campaña militar de conquista, lo que por definición tendría
según el cronista dominico, se utilizaba en particular para que haber ocurrido después de 1430, año en que se instauró
la ejecución del tlahuahuanaliztli y de la fiesta nahui ollin, la llamada Triple Alianza y dio inicio el periodo expansio-
celebrada cada 260 días para conmemorar el nacimiento del nista del pueblo mexica. 3 La pregunta que surge es: ¿resulta
Quinto Sol. factible que el culto de una divinidad extraña en Tenochti-
No obstante su aspecto guerrero, tlacaxipehualiztli veía dan haya adquirido semejante importancia en el curso de
asimismo el desarrollo de una serie de actividades relacio- unos cuantos años?
nadas con la agricultura y, particularmente, con el maíz, la Quien puso las bases para la interpretación de Xipe Tó-
. I planta vital de Mesoamérica. En su transcurso, el cereal-y tec y su culto en Mesoamérica, al igual que para muchas
I específicamente las mazorcas seleccionadas previamente otras cuestiones relacionadas con esa macrorregión, fue el
para la siembra- era ofrendado al dios tutelar, represen- brillante investigador alemán Eduard Seler (1849-1922).
tado tanto por el sacerdote supremo de la fiesta como por Teniendo en cuenta la coincidencia de tlacaxipehualiztli con
los devotos que vestían las pieles desolladas en su honor. el equinoccio vernal, Seler consideró al dios como un numen
Asimismo, durante ese periodo era una prescr ción consu- de la primavera, e interpretó el desollamiento característico de
mir alimentos preparados con maíz sin previ" cocimiento su fiesta como una expresión simbólica de la renovación
con cal.
Por otra parte, "Nuestro señor el desollado" era un dios 2 Las dos primeras cuestiones serán expuestas en el desarrollo de este
cercano al hueitlatoani tenochca, desde su investidura y has- trabajo. Respecto a los atavíos divinos utilizados en las honras fúnebres de
ta sus honras fúnebres. Cuando un nuevo jerarca era ungido, Axayácatl, véase Durán (1967, II: 298) y Alvarado Tezozómoc (1878: 433-
434).
uno de los pocos lugares que visitaba para realizar ofrendas
1 Incluso, esta opinión se encuentra en un compendio reciente sobre
y sahumar copal hacia los cuatro rumbos del cosmos, era el religión mesoamericana, realizado por estudiosos de indudable seriedad
templo de Xipe Tótec, cuyo nombre era Yopico. Posterior- (MiIlery Taube, 1993: 188).
16 XIPETÓTEC INTRODUCCIÓN 17

!! vegetal. Dada su posición cronológica, antecediendo unos comparativo sobre la infoImación histórica y arqueológica
dos o tres meses a la llegada de las lluvias, le adjudicó tam- acerca del recinto sagrado de la antigua Mexico-Tenochti-
bién un carácter propiciatorio en relación con la siembra. tIan. Sin embargo, el trabajo con las fuentes documentales
Por otra parte, y dado que el dios compartía el rito del de- hizo resaltar cada vez más la importancia del complejo arqui-
sollamiento de víctimas con Toci!I'lazoltéotl, propuso que tectónico y escultórico al que ya me referí anterioImente, de
se trataba de una contraparte masculina de la diosa de la manera que el interés se fue enfocando en la misma propor-
Tierra y de la Luna, identificándolo con Tlaltecuhtli. 4 ción hacia la fiesta tlacaxipehualiztli y el dios que la presidía.
En cuanto a la presencia de la guerra en tlacaxipehua- Simultáneamente, el encuentro con ciertos datos que apun-
liztli y la calidad beligerante de "Nuestro señor el desolla- taban hacia una presencia temprana de Xipe Tótec en el grupo
do", Seler se remitió a la creencia mesoamericana sobre la mexica alentó la empresa de profundizar en su estudio.
necesidad de fertilizar la Tierra con la sangre de víctimas Inicialmente me propuse como objetivos principales
sacrificiales, lo que explicaría, además, por qué las deidades abordar los antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica y
de la Tierra aparecen equipadas con símbolos bélicos. Corno entre los mexicas, así corno profundizar en el problema de
complemento masculino de la diosa telúrica, Xipe Tótec sus relaciones con el poder y la guerra, considerando que
vendría a serlo tanto en el aspecto de renovación corno en esta última cuestión -corno ya lo expresé- constituía un
el de la guerra, considerando el carácter belicoso de la fiesta terreno poco explorado frente al interés de los estudiosos en
dedicada a esta última -ochpaniztli- y la equivalencia en- los nexos del numen con la vegetación. Sin embargo, y corno
tre las mujeres muertas en el parto y los combatientes que suele ocurrir, el desarrollo del trabajo implicó el refuerzo de
morían en el campo de batalla. No obstante, Seler reconoció algunos de los planteamientos vertidos en el plan original, la
una mayor dificultad para comprender esa naturaleza gue- ex:clusión de otros y, finalmente, la revelación de derroteros
rrera en el dios que nos ocupa, al que consideró sobre todo no vislumbrados al momento de elaborarlo. En dicho proce-
corno un numen de la Tierra y la cosecha. 5 so resultaron fundamentales las discusiones con mis asesores
Las opiniones de Seler encontraron eco desde un prin- principales, así corno sus valiosas opiniones y consejos, aun-
cipio entre la gran mayoría de los estudiosos, de manera que debe quedar claro que la responsabilidad de lo expresado
que tradicionalmente se ha considerado a Xipe Tótec corno en el estudio que hoy presento es exclusivamente mía.
una deidad de la vegetación, y al desollamiento de víctimas Entre otras cosas, fui cuestionado por asumir que Xipe
practicado en tlacaxipehualiztli corno la expresión simbólica T6tec era un dios de guerra, soslayando de entrada la otra
de su renovación. En cuanto al aspecto bélico del dios y su posibilidad: su eventual carácter agrícola. Corno consecuen-
periodo festivo, si bien siempre se le menciona (algo obli- cia de dicha observación, me entregué a la tarea de compen-
gado, en virtud de su evidencia), ha permanecido corno un diar la infoImación de la obra sahaguntina sobre las fiestas
problema latente, en espera de ser abordado. rituales mexicas, así corno a "perseguir' al maíz en las fuen-
La presente obra nació de lo que pretendía ser un estudio tes documentales y en la infoImación que brindan respecto
• la presencia del grano -auténtica "planta-dios" mesoame-
4A este respecto, véase Seler (1900·1901: 100-101; 1990-1998, V: 105). ricana- en las festividades prehispánicas.
5VéaseSeler(1900-1901: 101; 1990-1998, IV: 155). La exploración de esa veta resultó sorprendente. Muy
18 XIPE TÓTEC INTRODUCCIÓN 19

I!
" , pronto se hizo evidente que las relaciones entre "Nuestro jerárquica, así como examinar los vínculos de la deidad con
sefior el desollado" y el maíz erán mucho más claras que las los ritos de promoción en general, pudiéndose establecer en
consideradas en un principio, así como que lo presentado en consecuencia nuevos puntos de vista sobre sus nexos con la
el proyecto como el aspecto más estudiado del dios y su fies- figura del hueitlatoani y de éste, a su vez, con los combatien-
ta -sus nexos con la agricultura y la fertilidad- se limita- tes distinguidos en tlacaxipehualiztli.
ba, en realidad, al planteamiento original de Seler en tomo Es necesario aclarar que la distinción presentada en este
a su advocación vernal y al desollamiento como expresión libro entre las actividades de culto asociadas con Xipe Tótec,
simbólica de la renovación vegetal. tomando como base sus relaciones con el maíz o la guerra,
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La atención prestada al papel del maíz en las actividades no pretende ser excluyente ni singular; obedece, simplemen-
~ ,
de culto relacionadas con el dios lleva a establecer vínculos te, a razones de exposición. La realidad es que el cereal y
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más directos entre su advocación y el ciclo de la planta vi- la beligerancia se encontraban inextricablemente unidos
tal de Mesoamérica. Por un lado, el análisis condujo a un en dichas actividades con una fuerte carga propiciatoria,
replanteamiento de las ideas de Seler sobre la renovación convirtiéndose en una de las múltiples formas en que se
vegetal, guiado por una premisa sustentada en el papel prio- manifestaba la dualidad o polaridad del numen, reflejo -a
ritario del cereal dentro de la cosmovisión de los nahuas su vez- de la estrecha relación entre guerra y agricultura,
antiguos. Por otro lado, un seguimiento de la deidad en el como actividades igualmente generadoras de vida, en el pen-
transcurso de las fiestas rituales lo encuentra siempre inte- samiento de los nahuas antiguos. En el mismo contexto de
rrelacionado de manera significativa con el maíz y con las propiciación, dentro del tiempo ritual consagrado a "Nues-
deidades de la lluvia, de manera que su carácter propiciato- tro sefior el desollado" la planta sagrada mesoamericana se
rio y agrícola se fortalece y amplía. identificaba simbólicamente, en más de un sentido, con la
Sin embargo, el carácter notoriamente bélico del culto a figura de los guerreros que habían logrado desempefiarse
Xipe Tótec, así como la presencia sustantiva de los guerreros exitosamente. Cabe sefialar, no obstante, que si bien dichas
en tlacaxipehualiztli, continuaban siendo cuestiones insosla- relaciones fueron el objeto de interés de esta investigación,
yables. De alguna manera, agricultura y guerra -o guerra y no son las únicas atribuibles al dios.
agricultura, para evitar una jerarquización- se reunían en Una vertiente de investigación adicional, no considera-
la fiesta, por una o varias razones. La explicación de Seler, da en el proyecto original, consistió en el rastreo de Xipe
fundada en la necesidad meso americana de nutrir la Tie- Tótec en el precario corpus mítico de los antiguos mesoame-
rra con sangre para propiciar su fertilidad, aunque cierta, ricanos que ha llegado a nosotros. Esta inquietud fue des-
luce al mismo tiempo incompleta frente a la amplia gama de pertada por la enriquecedora participación en un seminario
actividades y relaciones sociales entramadas a partir de las lobre religión mexica, conducido por Guilhem Olivier. Aun-
inmolaciones rituales de los cautivos de guerra. que las expectativas no lucían muy alentadoras en un prin-
El análisis de dichas actividades y relaciones sociales cipio, dicho rastreo contribuyó a un mayor esclarecimiento
permitió profundizar en el proceso mediante el cual deter- de algunas cuestiones pertinentes para este estudio, en tanto
minados guerreros adquirían -como parte del ceremonial inciden en la importancia de tlacaxipehualiztli como reavi-
dedicado a "Nuestro sefior el desollado"- una mejor posición vación de acontecimientos míticos, en su relación indisolu-

I
I
20 XIPETÓTEC INTRODUCCIÓN 21

ble con ochpaniztli, la festividad gedicada a la diosa-Madre, prano (900-1200 d. C.).6 Por último, la información directa-
y en el significado de la secuencia litúrgica que guardaba mente relacionada con los mexicas y que es particularmente
con atlcahualo, la veintena que le precedía. reveladora, sobre todo la involucrada con la época previa a
De esta manera, el proyecto original de investigación, la fundación de Mexico-Tenochtitlan.
cuyos objetivos centrales fueron atendidos, se vio ampliado En el capítulo "Escenarios del culto a Xipe Tótec en
y enriquecido con otras cuestiones fundamentales, de ma- Mexico-Tenochtitlan" (pp. 109-183) se presenta una discu-
nera que se obtuvo como resultado un análisis más com- sión pormenorizada de los escenarios donde se desarrolla-
pleto y revelador sobre el problema que se planteó como ban las actividades religiosas relacionadas con la deidad en
objeto de estudio. Evidentemente, el tema es muy vasto y sin Mexico-Tenochtitlan. Desde luego, los más recurrentes en
duda continuará siendo abordado a través de futuros y me- las fuentes documentales son los que se encontraban en el
jores trabajos. Sin embargo, la presente entrega incluye la interior del recinto sagrado y que se analizan en la segunda
discusión de varios aspectos poco examinados hasta ahora, parte del capítulo; sin embargo, la primera parte muestra
por lo que pretende convertirse en un eslabón provechoso cuál era la situación en el perímetro de la ciudad, y muy
para el mejor conocimiento de una deidad mesoamericana en particular en la parcialidad o nauhcampan de Moyotlan,
significativa. dentro de la cual el dios parece haber tenido una importan-
cia especial. El contenido de este capítulo, por otra parte,
sirve como punto de referencia para varias de las activida-
CONTENIDO des comentadas en los capítulos "El culto de Xipe Tótec en
Tenochtitlan y sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315) Y
El capítulo "Antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica y fiEl culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con
entre los mexicas" (pp. 25-107) aborda, en su parte inicial, el la guerra" (pp. 317-393).
problema de la presencia del dios en Mesoamérica, utilizan- El capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiz-
do sobre todo la información arqueológica. Sin pretender tli en la transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenoch-
ser exhaustiva, la discusión se enfoca sobre todo hacia la titlan" (pp. 185-239) es resultado del estudio realizado en
cuestión relativa a la probable antigüedad de la deidad, de tomo a la presencia del numen o de su rito específico, el
particular importancia para este estudio, limitándose a las tlacaxipehualiztli o "desollamiento de personas", en los rela-
áreas mesoamericanas en donde se han reportado o discuti- tos míticos de origen prehispánico que nos es posible cono-
do datos pertinentes. En su parte complementaria se expo- cer. Los ejemplos, es cierto, son muy escasos. Sin embargo,
nen los antecedentes del culto a la deidad dentro del grupo algunos son ricos en contenido por sí mismos y, por otro
mexica. En primer término, las concepciones indígenas que lado, su cotejo con otros relatos en los que no aparece ca-
nos es posible conocer sobre el origen de Xipe Tótec, prácti- balmente el dios, pero que se ve autorizado por una seme-
camente todas contenidas en la obra de fray Bernardino de janza mutua evidente, permitió acrecentar su estudio. De
Sahagún. En seguida, los testimonios de las fuentes docu-
I
I mentales sobre la antigüedad de la ceremonia principal de 6 Salvo indicación, las fechas prehispánicas utilizadas en este trabajo
tlacaxipehualiztli, los cuales se remontan al Posclásico Tem- le basan en las proporcionadas por López Austin y López Luján (1996).
1
22 XIPE TÓTEC INTRODUCCIÓN 23

esa manera, pudieron distinguirse tres temas o cuestiones con Xipe Tótec,7 y 5) la presencia del dios en otras tres vein-
principales que implican la presencia o participación de la tenas: etzalcualiztli, hueitecuhflhuitl y ochpaniztli. Esto úl-
deidad: 1) la caída de Tula, 2) la creación del Quinto Sol, timo, desde luego, en virtud de que en ellas se encuentra
y 3) el origen de su culto como consecuencia del sacrifi- igualmente vinculado con el maíz o con las deidades de la
"1
cio y desollamiento de la diosa-Madre, manifestación de los lluvia y del agua.
vínculos indisolubles que existían entre su fiesta y ochpa- El capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus
niztli. Un cuarto tema, el de la transferencia del maíz tolte- relaciones con la guerra" (pp. 317-393) refleja los resulta-
ca hacia los mexicas -con todo lo que implica-, se analiza dos obtenidos mediante la exploración de los vínculos entre
también, en cuanto coadyuva a comprender el significado esos dos fenómenos. La discusión inicia con el problema de
de atlcahualo, la veintena que precedía a tlacaxipehualiztli la relación temporal entre tlacaxipehualiztli y la actividad
temporal y litúrgicamente. El contenido de este capítulo, bélica, cuestión que incidía en su calidad de escenario para
por otra parte, constituye una base para varios asuntos vi- el festejo de conquistas militares y su consiguiente mención
tales discutidos en los dos que lo suceden: la importancia como tal en algunas fuentes documentales. Prosigue con la
simbólica de tlacaxipehualiztli, su situación de continuidad utilización hecha por el hueitlatoani de sus atavíos para co-
respecto a atlcahualo, y su condición de polaridad en rela- mandar a su ejército, práctica que parece haber tenido rela-
ción con ochpaniztli. ción con uno de los ritos implicados en el proceso de inves-
En el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan tidura de un nuevo gobernante, y concluye con el análisis de
y sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315) se exponen las las inmolaciones rituales de cautivos realizadas en la fiesta,
relaciones más significativas entre las actividades de culto prestando especial atención al tratamiento mortuorio de las
presididas por la deidad, y el maíz. Aunque se consideró víctimas y el empleo de sus despojos, sobre todo de las pieles
con prioridad la veintena dedicada al dios, se prestó igual desolladas. El examen realizado revela la existencia de un
atención a las que guardaban una mayor relación con ella, nexo entre dicho tratamiento post mórtem y el ascenso de
en virtud de su vecindad cronológica. Asimismo, se realizó los guerreros dentro de la jerarquía militar de los mexicas,
un seguimiento del numen a través del ciclo festivo com- cuestión que parece imbricarse con la ofrenda de semillas
pleto, encontrando nexos significativos y coherentes con el de maíz en una acción propiciatoria relacionada con la co-
papel que desempeñaba dentro del periodo relacionado di- .echa venidera. Asimismo, permite ahondar en la participa-
rectamente con él. El capítulo comprende la discusión de ción de Xipe Tótec dentro de otros ritos de promoción.
varias cuestiones: a) la ubicación de tlacaxipehualiztli res-
pecto al año solar y, por ende, en tomo al ciclo agrícola de
temporal; b) un replanteamiento de la hipótesis de Seler
respecto a la eventualrdación entre el dios y la renovación
vegetal; e) la relación de atlcahualo con la transferencia mí-
tica del maíz tolteca a los mexicas, así corno de la propia
7 Por varias razones, las cuales se exponen precisamente en este capí-
veintena con tlacaxipehualiztli y con ochpaniztli; 4) el papel tulo, considero que dicho ciclo festivo abarcaba los 40 días de las veintenas
del maíz dentro del ciclo festivo directamente relacionado ,t.cruipehualiztli y t01.oztontli.
1. ANTECEDENTES DE XIPE TÓTEC
EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS

UNO DE LOS GRANDES enigmas asociados con Xipe Tótec es


el que atañe a su antigüedad en Mesoamérica, el cual sue-
le vincularse con el de la adscripción geográfica de su ori-
gen. Aunque por el momento no sea factible llegar a con-
clusiones definitivas en ninguno de los dos casos, la amplia
distribución que alcanzó el culto de la deidad durante la
última etapa de la era prehispánica permite asignarle, en
principio, una considerable profundidad cronológica (Ni-
!!
cholson, 1972; 1976: 165). Es pertinente, en consecuencia,
iniciar este estudio con una exposición sumaria y crítica de
las argumentaciones emitidas en tomo al problema, siem-
pre y cuando atañan a los vestigios materiales producidos
por los antiguos pueblos mesoamericanos.
En virtud de la inobjetable importancia y diseminación
,eográfica de Xipe Tótéc durante el Posclásico Tardío (1200-
1521 d. C.), el interés de la discusión se dirigirá sobre todo
hacia los periodos que le precedieron dentro del curso histó-
rico mesoamericano. El objetivo será tratar de dejar cimen-
tado sobre bases arqueológicas el problema en la macroárea
que encauza nuestro interés, así como el relativo a los an-
tecedentes de la deidad en la región específica donde cris-
talizaría la sociedad mexica durante los siglos previos a la
conquista española. Aunque escasos, los datos disponibles
-aunados a la información de carácter documental- con-
tribuirán para aclarar, en el transcurso de este trabajo, que
la veneración por "Nuestro señor el desollado" en Mexico-
Tenochtitlan se encontraba lejos de ser un fenómeno nove-
doso y extraño.

2S
26 XIPE T6TEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 27

LA ANTIGÜEDAD DE )(¡PE T6TEC y SU CULTO EN MESOAMÉRICA

El periodo Preclásico

En términos generales, las propuestas sobre la probable


presencia de Xipe Tótec en el Preclásico mesoamericano
se fundamentan en una de sus características iconográficas
tardías: la línea o franja , casi siempre curva, que le cruza
el rostro sobre la mejilla hasta llegar al párpado inferior,
prolongándose hacia la frente por encima del ojo (figura 1).
Los informantes de Sahagún se refieren a este rasgo como
mixzolichiuhtícac, apreciable claramente en la ilustración Figura 3. Códice Nuttall, 35 . Figura 4. Códice Borbónico , 24.
correspondiente del Códice Matritense del Real Palacio (figu-
ra 2). Miguel León-Portilla traduce el nombre como "rostro
pintado color de codorniz" (en Sahagún, 1958 : 128-129). 1 cual se basa en una máscara de cobre procedente de Mi-
En opinión de Hermann Beyer, dicho atributo corres- 'hoacán (Beyer, 1965: 348-349). La franja aparece asociada
ponde a las costuras que unían la porción frontal del rostro 'n algunas pictografías con la piel que es vestida y no con
desollado de la víctima con las dos porciones laterales, para la de quien la viste, siendo posible que en algunos casos se
~iguiera el procedimiento inferido por el estudioso alemán.
Re ultan especialmente ilustrativos, a este respecto, los
',j 'mplos de los códices Nuttall y Borbónico (figuras 3 y 4).
En el caso de los olmecas, Michael D. Cae sostiene que
I( s cuatro rostros incisos en los hombros y rodillas de la
's ultura conocida como "El señor de las Limas" permi-
Il'n identificar a otras tantas deidades mesoamericanas,
'Iltre ellas Xi pe Tótec, quien estaría representado por un
P '1" onaje con una franja que, naciendo en la parte posterior
I ' la cabeza, tuerce hacia arriba sobre la mejilla y remata
'11 la parte superior, pasando en su camino por el ojo (Cae,
I 68: 111) (figura 5). Cae interpreta de igual manera a dos
I \ las cabezas estudiadas e identificadas por Miguel Cova-
I !"ubias como el dios de la lluvia de los olmecas; se trata de

do rostros de perfil con bandas que cruzan sus ojos (Cae,


Figura l. Códice Borgia, 25. Detalle F1JUl'll 2. Códice Matritense del 1 8: 148-149) (figuras 6 y 7).
del rostro de Xipe Tótec. &al Palacio. Xipe Tótec. Respecto al valle de Oaxaca, Alfonso' Caso interpretó
28 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 29

Flpra 6. Dios de la lluvia Fl...... 7. Dios de la lluvia


Figura S. Xipe Tótec representado en "El Seí\or de las Limas". según Coe. según Coe ..

como Xipe Tótec a un componente iconográfico que apare-


ce en algunas estelas zapotecas y al cual llamó "Glifo P". Si
bien la relación entre dicho componente y el dios fue pro-
puesta y discutida por el investigador en varios trabajos,
llama la atención el hecho de que al definirlo inicialmente,
en una obra en la que se esmeró en explicar los glifos za-
potecas relacionándolos con deidades o símbolos mexicas
y mayas, lo describió escuetamente en dos líneas como "un
rostro humano, con una pintura facial a rayas" (Caso, 1928:
42) (figuras 8 y 9).
Posteriormente, Caso se refirió al Glifo P 'c omo un in-
dudable signo de día y lo asoció cronológicamente con las
fases l y II de Monte Albán, las cuales debían considerarse
previas y formativas respecto a la verdadera cultura zapo-
teca, cuyo florecimiento ocurriría a partir de la fase lIlA laura 8. El Glifo P en la Estela 5
(Caso, 1947: 6, 11). De acuerdo con las dataciones aceptadas de Monte Albán.
Figura 9. El Glifo P en la Estela 13
en la actualidad para esa gran urbe del valle oaxaqueño, las
de Monte A1bán.
fases l y II abarcaron desde 500 a. C. hasta 250 d. C., es decir,
la última etapa del Preclásico y el inicio del Clásico (López
30 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 31

Figura 11. Códice Borgia. 52. Cintéotl.

Figura 10. Códice Borgia. 53. Ehécatl-Quetzalcóatl.


11 .. de un solo rasgo que se encuentra en regiones muy aleja-
Austin y López Luján, 1996: 86). Como puede apreciarse, d IS de Mesoamérica, llegando quizá hasta Argentina (Caso
el argumento es equiparable al utilizado por Cae, ya que se mal, 1952: 249, 260).
basa en la presencia de rayas verticales que pasan por el ojo, Los esposos Vaillant, quienes excavaron en el valle de
o bien de líneas que cruzan el rostro (CasQ, 1947: 17). Morclos hacia 1930, relacionan una cabecita de cerámica
La objeción más importante que puede hacerse a las 4111 Xipe Tótec, dado que presenta los ojos y la boca señala-

propuestas de Coe y de Caso es que -como acertadamente ,11IN por huecos o aberturas circulares, de forma semejante
lo señaló H. B. Nicholson-la línea o franja facial que pasa ,1 lus representaciones tardías del dios (Vaillant y Vaillant,
por el ojo no es un rasgo iconográfico exclusivo de Xipe Tó- I I 4: 54) (figura 12). La pieza fue adquirida por una colec-
tec, puesto que la presentan otras deidades como Ehécatl- 4111i ta local y por lo tanto carece de contexto arqueológico;
Quetzalcóatl y Cintéotl en el C6dice Borgia (figuras 10 y 11). 111) bstante, los autores la relacionan con la fase Gualupi-
o la deidad solar equivalente a Tonatiuh en los códices mix- I t 11 debido a su parecido con los materiales excavados, lo
tecos (Nicholson, 1972: 214-215; 1976: 165; 2000: 74). Karl '1" , 1 ubicaría cronológicamente entre 600 a. C. y, 150 d. C.
A. Taube identifica como el dios olmeca del me.. ' a la ima- (V I¡lJant y VaiUant, 1934: 127, tabla 6).' En este caso, la pro-
gen propuesta por Coe como "Nuestro señor el desollado" Ptl,'sla se hace con base en una característica morfológica
(Taube, 2000: 305-306). El mismo Caso -junto con Ignacio
Bemal- expresó una ambigüedad al manifestarse seguro, I n la tabla citada. los Vaillant sitúan la fase Gualupita II iniciando
por un lado, de la presencia de Xipe Tótec en Monte Albán 1 1"41i1ll'lamente con la fase Ticomán Temprano (o Ticomán 1) y finalizando
14111' las fases Teotihuacan 1 y 11 (Tzacualli y Miccaotli. respectivamente).
y JI tomando como indicador el Glifo P, mientras, por otro, 1.1 I~' ' hamientos mencionados en este caso se ajustan al cuadro presenta-
reconoce como limitada la identificación de la deidad a par- .1. por Tolstoy (1978: 245. figura 9.2).
32 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 33

el origen de la piel. No cabe duda que el atavío más caracte-


rCstico de las figuras en referencia consiste de piel humana y
generalmente de mujer, es decir de la vestidura ritual vincula-
da en las religiones mesoamericanas con el culto de Xipe Tótec
(Feuchtwanger, 1972: 69; cursivas mías).

Aun concediendo el hecho de que las figurillas a las que


lude sean masculinas, y que efectivamente vistan una piel
humana, el autor confunde por completo las cosas. Como
VI l· 'mas a lo largo de este estudio, si algo distinguía a las
1\ timas que eran ofrecidas a Xipe Tótec en su fiesta es que
1 In del género masculino, siendo la mayoria de ellos gue-
Figura 12. Cabecita del Valle de Morelos reportada 111'1 capturados en el campo de batalla. El culto que se
por Vaillant y Vaillant (1934). I 1acterizaba por el sacrificio y desollamiento de mujeres en
I I I o clásico Tardío era el d~ la diosa-Madre, representada
que ha sido utilizada, a partir de Eduard Seler, para argumen- pOI Toci, Teteu Innan o Tlazoltéotl-Ixcuina, algunos de los
tar la presencia de "Nuestro señor el desollado" desde la época 1IIIIllbres adjudicados a esa deidad.
temprana de Teotihuacan, cuestión que -como veremos más
adelante- ha encontrado oposición por parte de algunos es-
tudiosos.
Por último, Feuchtwanger argumenta que las figurillas
masculinas encontradas en ofrendas funerarias de Tlatilco y
otros sitios similares portan siempre alguna prenda, a dife-
rencia de las femeninas. Entre ellas, de acuerdo con el autor,
se distingue un grupo compuesto por ejemplares que por-
tan disfraces cuya finalidad era esconder y transformar a su
portador; los materiales utilizados para confeccionar dichos
disfraces habrian consistido en pieles y vegetales (Feucht-
war'ger, 1972: 69). Entre sus ilustraciones presenta un caso
de interés, ya que efectivamente parece tener marcados tan-
to los senos como los genitales masculinos (figura 13). Sin
embargo, veamos lo que dice textualmente acerca de las fi-
gurillas que discute:

En casi todas las piezas los senos femeninos definen aún más I11 Ul'8 13. Figurilla de Tlatilco presentada por Feuchtwanger (1972).
34 XIPE TÓTEC NTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 35

En suma, aunque algunas propuestas resultan sugeren-


tes, no existen hasta la fecha indicadores claros sobre la
presencia de Xipe Tótec en el Preclásico mesoamericano. Si
bien algunos datos de la antropología física apuntan hacia
una probable práctica del desollamiento ritual en dicho pe-
riodo (cf. Pijoan y Pastrana, 1989), su existencia no ha sido
confirmada y, por otro lado, tampoco era -como será discu-
tido posteriormente en este trabajo- una práctica exclusiva
del culto a "Nuestro señor el desollado".

El periodo Clásico
Figura 14. Cabeéita teotihuacana con máscara.
Teotihuacan

En la segunda década del siglo xx, Seler planteó la posible pl"111 'nte exhiben los tres vanos (Seler, 1990-1998, VI: 207)
existencia en Teotihuacan de un culto relacionado con el de (l1~lIra 15 y 16).2 Posteriormente, Pedro Armillas mostró
Xipe Tótec, considerando que una serie de cabezas de figu- !l1I1' lus diferencias notadas por Seler obedecían a una se-
rillas cerámicas, así como una figurilla completa que per- I 111' 11 'ia evolutiva: mientras las más abstractas se ubican en
tenecía a su colección particular -todas ellas obtenidas en 1, fases Teotihuacan I y II (50 a. C.-200 d. C.), en la tran-
Teotihuacan y en los alrededores de Azcapotzalco- eviden- 1, le In entre el Preclásico y el Clásico mesoamericanos, las
ciaban la práctica del desollamiento ritual; la misma razón 111,1"; r alistas corresponden a la fase Teotihuacan III (200-
lo llevó a hacer extensiva esa posible relación hacia la diosa fI!) 1. C.), y por consiguiente al periodo Clásico (Armillas,
Teteu Innan ("La madre de los dioses"), en virtud de que su 11) 4; 1991: 114; c( Tolstoy, 1978: 245, figura 9.2). Es facti-
culto también se caracterizaba por el desollamiento de vícti- 11, l\le a esta última fase deban asignarse dos interesantes
mas (Seler, 1912: 196; 1990-1998, VI: 207). 1 1¡'lIlpJOS localizados por Tozzer en Azcapotzalco, los cuales

El estudioso berlinés denominó al conjunto de piezas hll'ro n adjudicados por él, en su momento, a la cultura tol-
como el "rostro enmascarado", puesto que llevan una más- 11'1 I Toz:z:er, 1921: 42) (figura 17).
cara o un trozo de piel sobre el rostro. La ausencia de indi- La propuesta de Seler fue seguida de inmediato por Be-
cación para la nariz haría más evidente lo anterior, así como I 1', lien analizó una gran lápida teotihuacana de piedra
el hecho de que la careta presenta tres cavidades circulares,
dos para los ojos y otra mayor para la boca (figura 14). Seler
indicó, asimismo, que ciertos ejemplares hechos con mayor J I hecho de que varias de las cabecitas mostrdran haber sido pinta-
11'1 ('01) pigmento amarillo reforzó la propuesta del investigador, puesto
cuidado muestran claramente los ojos, los dientes o la boca '1111' s ' I rala del color con que aparecen las pieles desolladas en documentos
del portador a través de las cavidades, mientras otros sim- 1'10 1011.1' ricos (Seler, 1912: 196).
36 XIPE TOTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 37

Figura 15. Cabecita


localizada por Seler.

Figura 18. Lápida teotihuacana con rostro labrado.

on un rostro labrado de tales características (figura 18), así


I 1I1n0 por otros autores posteriormente (Beyer, 1979: 169-
170; Noguera, 1935: 42; Caso y Bernal, 1952: 249; Séjourné,
1~ 9: 97-99; Caso, 1967b: 269-270; 1993: 69). Ya que algunas
,1, las figurillas presentan una especie de vendaje en el tó-
I I Y otras partes del cuerpo (figura 19), Laurette Séjourné
I I:/. una deducción poco afortunada que Caso dio por bue-
11' más adelante, un tanto forzadamente: "El rollo que cruza
Figura 16. Cabecita localizada por Seler.
I pecho debe simbolizar la piel de un desollado porque es-
111. Xipes no están revestidos de ningún despojo" (Séjourné,
1'> 9: 99; cf. Caso, 1967b: 269) .
Otros investigadores, sin embargo, han mostrado reser-
IS respecto al que finalmente fue bautizado como "El dios
dI' la máscara" teotihuacano. Sigvald Linné, sin ampliar la
di. 'usión, manifestó dudas respecto a que Xipe Tótec se en-
IH\lrara dentro del panteón venerado en la "Ciudad de los
,lIwes" (Linné, 1942: 167-168, 181). Armillas, por su parte,
l' r mite al elenco de atavíos y atributos que caracteriza-

Figura 17. Cabecitas localizadas por Tozzer I .n al dios en las étapas tardías de Mesoamérica, hacien-
en Azcapotzalco. dI) notar que no se encuentran presentes en las cabecitas y
38 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 39

() re el riesgo que conlleva atribuir el mismo significado


tormas similares surgidas en distintas épocas y lugares de
M's américa. Considerando que el dominio de la experien-
11, simbólica es sumamente propenso a la transformación,
w'stiona las propuestas que suponen la existenéia de una
111 11' ada continuidad entre el arte teotihuacano y el mexi-
I , a pesar de mediar entre ellos un intervalo de ocho siglos
( '\1 ler, 1967: 11).4 Por las razones expuestas, el autor evita
I 1 'ar a las formas teotihuacanas los nombres de deidades
11 .hl1as y utiliza, en el caso que nos interesa, el de "cabezas
1111 i rtas" o el de figura "desollada" (Kubler, 1967: 7, 12),5
iguiendo a Kubler, Von Winning cuestiona el hecho mis-
11111 de que las figurillas y cabecitas englobadas bajo la deno-
111 JI ción "Dios de la máscara" constituyan la imagen de una
IIvinidad. En su opinión, la ausencia de representaciones su-
\'. 'n otros medios de mayor formato o alcance es un indi-
Figura 19, Figurillas teotihuacanas con máscara y "vendajes" en el .dor de que su culto no tuvo un carácter institucionalizado,
cuerpo. , . iendo de importancia para la jerarquía sacerdotal teo-
Ilhu cana (Winning, 19876.' 1: 147),6 Frente a este hecho, y
figurillas de referencia, y añade un argumento que hoy en IlIIsiderando la imposibilidad de comprobar que el "Dios
día no es sostenible: el culto de Xipe Tótec no habría tenido 1 1\ máscara" sea el antecesor directo de Xipe Tótec, el in-
cabida dentro del contexto religioso de Teotihuacan, ya que • I igador se inclina a pensar en que se trata de un icono o
"nada de lo que sabemos de [Teotihuacan] indica la prác- 111 \ en de culto cuya función se ignora y que desapareció
tica de sacrificios cruentos" (Armillas, 1991: 114-115).3 No IUI la misma Teotihuacan (Winning, 1987,1: 149).
obstante, la primera objeción de Armillas se liga, de alguna
manera, con la argumentación crítica que otros tres autores
han emitido en torno a esta cuestión: George Kubler, Hasso 4 Séjoumé constituye quizás el ejemplo más claro de este cuestiona-
von Winning y Sue Scott. 11111 litOhecho por Kubler. Según dicha autora, Teotihuacan era de filiación
Kubler, tomando como modelo los planteamientos de Pa- IlIIlIu y entre ella y la Tenochtitlan del Posclásico Tardío existía un estre-
I hu parentesco, de manera que en sus conclusiones expresa: "¿Qué se ase-
nofsky acerca del arte de la Alta y la Baja Edad Media, advier- 1111'1' más, en toda Mesoamérica, al panteón azteca, tal como aparece en el
11 e Borbónico, que el teotihuacano?" (Séjoumé, 1959: 205).
3 Cabrera Castro (1999: 523-533) ofrece un excelente resumen de los ~ Traduzco del inglés: "shrouded heads" y "'flayed' figure", respectiva-
conocimientos actuales sobre la práctica del sacrificio humano en Teoti- IIU'"t.
huacan. El autor señala que a pesar de existir datos al respecto desde las 6 Cabe recordar, no obstante, el caso de la lápida teotihuacana anali-
primeras excavaciones practicadas en ese sitio, no fue sino hasta tiempos I dll por Beyer (1979: 169-170), cuyas dimensiones son 96 cm de altura y
recientes que se le prestó atención al problema. ti 'm de ancho (figura 18).
j'~
¡

XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 41


40

Van Winning pone en entredicho también una imagen Kubler y Van Winning, no da concesiones. En opinión de
fragmentaria de pintura mural recuperada por Séjoumé en la autora, el rostro teotihuacano con máscara no tiene ab-
Zacuala, e interpretada por su descubridora y por Caso como solutamente ninguna conexión con la imagen posclásica de
la cabeza de Xipe Tótec (Séjoumé, 1959: 22; Caso, 1967b: "Nuestro sefior el desollado" (Scott, 1993: 34). Por un lado,
269) (figura 20). Independientemente de que Séjoumé, en se adhiere a la opinión de Van Winning respecto a su carác-
el lugar recién citado, asienta que la cabeza está "encerrada ter de icono cronológieamente circunscrito a la existencia de
en un círculo de trece piedras preciosas", cuando en reali- Teotihuacan y, por otro, se remite a la presencia del mismo
dad sólo se aprecian ocho motivos, la argumentación de Van elemento en la región de Cotzumalhuapa, Guatemala, plas-
Winning se enfoca hacia tres detalles del rostro: la nariz se mado en elementos de piedra labrada asociados al complejo
indica claramente, la boca está bien modelada con los labios del juego de pelota y que representan, según las evidencias,
y los dientes marcados, y los ojos se encuentran cerrados, practicantes del juego o una insignia relacionada con ellos;7
razones por las cuales --concluye- no puede tratarse de de esta manera, nos dice, la imagen podría haber funciona-
una imagen de "Nuestro sefior el desollado" (Winning, 1987, do como un distintivo de filiación social (Scott, 1993: 48-49).
1: 148). Sin embargo, es necesario aclarar que el único deta- Aunque reconoce que no hay evidencias de una relación del
lle atípico, en dado caso, sería el de la boca, puesto que las rostro con máscara y el juego de pelota en Teotihuacan, afir-
efigies del dios normalmente cuentan con nariz y en varios ma -simultáneamente- que tampoco existen en absoluto
casos presentan los ojos cerrados (figuras 34 y 38). respecto a una eventual evolución de ese motivo que hubie-
Por último, la crítica de Scott en tomo a la identidad ra conducido hacia la iconografía posclásica de Xipe Tótec
propuesta entre las figurillas teotihuacanas con máscara y (Scott, 1993: 49).
la deidad conocida por los nahuas del Posclásico como Xipe Frente a esta oleada de críticas en tomo a la identifica-
Tótec, guiada por los principios metodológicos sentados por ción entre el "Dios de la máscara" teotihuacano y Xipe Tótec,
fundamentadas y dignas de consideración en varios aspec-
tos, un hallazgo reciente viene a aportar nuevos elementos
de juicio para el problema en discusión. 8 En una estructura
de la Plaza Central de Xalla, en Teotihuacan, se encontró

7 En opinión de Taube, los cintos y vendajes que muestran algunas de


Iu figurillas teotihuacanas enmascaradas podrían ser protecciones para el
Juego de pelota, al igual que la máscara (figura 14). El autor señala que esta
"Itlma a veces presenta aspecto de red, como en el caso de los jugadores
d. pelota de Dainzú (Taube, 1988b: 118). No obstante, en otro lugar Taube
acepta el rostro plasmado en pintura mural y recuperado por Séjoumé en
Zacuala, Teotihuacan (figura 20), como auténtica representación de Xipe
Tótec (Taube, 1992: 107).
8 En un trabajo reciente, Aurélie Couvreur realiza una interesante apo-
Iolla sobre la presencia del culto a Xipe Tótec en Teotihuacan (Couvreur,
Figura 20. Pintura mural recuperada por Séjoumé en Zacuala. 2004-2005, 1: 262-284).
42 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRTCA y ENTRE LOS MEXICAS 43

la con "Nuestro señor el desollado" , en Oaxaca y en el área


maya (López Luján et al. , 2006) . Cabría añadir, igualmente,
la presencia de un grafito en el Templo II de Tikal, dentro
1'1 Clásico maya, con la imagen de un personaje atado a
lo postes en un cadalso que se ve sometido -todo parece
indicarlo aSÍ- a un sacrificio consumado por un dardo, tal
v 'Z una lanza o una flecha exagerada en sus dimensiones.
T 'obert Maler, quien publicó el grafito, compara la escena
'on la del tlacacaliliztli ilustrado por el Códice Nuttall (Ma-
IL',.., 1911: 60; CN: 84) (figuras 21 y 22) . No obstante, el sacri-
ti ' j por flechamiento o tlacacaliliztli no era una ceremonia
,'. ']usiva del culto a Xipe Tótec, cuestión que será discutida
'11 las consideraciones sobre este capítulo.

Figura 21. Grafito del Templo II de TIkal.

una escultura antropomorfa en piedra de gran formato que


representa a un individuo erguido, cuyo pie derecho y muslo
izquierdo son penetrados por sendas flechas trabajadas en
bajorrelieve; el contexto del hallazgo cuenta con dataciones
arqueomagnéticas que permiten ubicarlo hacia 550 d. C., en
la transición entre las fases Xolalpan y Metepec. Con base
en lo anterior, así como en el hecho de que la efigie tiene los
ojos rojos y presenta líneas negras verticales en el rostro,
los autores del hallazgo concluyen que se trata de la ima-
gen de un cautivo sacrificado mediante el tlacacaliliztli 9 o
flechamiento, uno de los rituales de sacrificio tradicional-
mente relacionados con Xipe Tótec; un apoyo adicional para
su propuesta es la presencia de esos atributos faciales en
representaciones del periodo Clásico que han sido vincula-

9 En la presente obra adopto para el nombre de esta ceremonia sa-


crificialla grafía del texto náhuatl de los Anales de Cuauhtitlan (Bierhorst,
1992b: 15). Illgura 22. Códice Nuttall , 84. tlacacaliliztli o sacrificio por flechamiento.
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 45
44

Aunque Taube no lo puntualiza, es de señalarse también la


El área maya
presencia, en el rostro de Tikal, de las franjas dobles que
En el área maya, y en contextos del periodo Clásico, se han descienden de la frente para cruzar los ojos y proseguir so-
localizado algunas imágenes de rostros que han sido aso- bre las mejillas.
ciadas con el culto de Xipe Tótec, o más bien de una deidad En Copán, un rostro enmascarado perteneciente a la
equivalente en esa región, en virtud de su semejanza con Estela D fue interpretado por Tatiana Proskouriakoff como
las representaciones conocidas del dios correspondientes al un individuo que viste una piel desollada, equiparable a las
Posclásico del centro de México. Al mismo tiempo, se ha representaciones mexicas de Xipe Tótec; la autora se refiere
intentado relacionar dichos hallazgos con la clasificación de a la pieza como un ejemplo típico dentro del corpus escultó-
deidades mayas del Posclásico realizada por Paul Schellhas, rico del Clásico maya (Proskouriakoff, 1950: 58) (figura 24).
problema que será discutido más adelante. Claude Baudez, en un ensayo enfocado hacia el problema
Taube, quien no reconoce al "rostro enmascarado" teo- del sacrificio humano en el mismo sitio durante el Clásico
tihuacano como imagen de "Nuestro señor el desollado", Tardío,' así como la forma en que dicha práctica fue regis-
aunque sí lo hace en el caso del rostro de Zacuala localizado trada en el arte público monumental, se detiene a discutir
por Séjoumé (véase la nota 7), establece una similitud entre .1 caso de la Estela 3. En ella aparecen dos rostros: uno con
este último y la figura plasmada en una vasija encontrada tocado de tres bandas anudadas, con una mano que le cubre
en el Entierro 10 de Tikal, cuyo fechamiento corresponde a l. mandíbula y con una línea doble que va desde la frente
cr.
450 d. C. (figura 23; Coe, 1967: 102). En ambos casos, nos basta la mejilla, cruzando su ojo cerrado (figura 25, izquier-
dice el autor, los labios se abren con amplitud para exponer
los dientes, tratamiento que podría aludir al marcado ajuste ,

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entre la piel desollada y la del portador (Taube, 1992: 107).

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Figura 24. Rostro de la Estela D de Copán,


Figura 23. Vasija localizada en el Entierro 10 de Tikal.
46 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 47

(Hemández Reyes, 1980) (figura 26a-e).1° Otro ejemplo es


un fragmento de estuco esculpido localizado en El Palacio,
al cual Schele y Mathews se refieren como un escudo de la
dinastía "rostro desollado" (Schele y Mathews, 1979: núm.
71; cf. Taube, 1992: 107) (figura 27).
Todos, o la mayoría de esos rostros, presentan un moti-
VO punteado alrededor o a los lados de la boca. Taube opina
que en el caso del fragmento de estuco recién citado dicho
motivo semeja claramente la marca de una mano extendida,
explicación que se vería confirmada -siguiendo al mismo
autor- por el glifo del sarcófago encontrado en el Templo
de las Inscripciones (Taube, 1992: 107-108) (figura 26d).
Por su parte, Hemández Reyes, quien a su vez se basa en
una apreciación de Beyer respecto a la iconografía de Xipe
Tótec, considera que se trata de los pliegues de la piel de-
lollada ya seca, lo que parece menos probable (Hemández
Figura 25. Rostros de la Estela 3 de Copán.
Reyes, 1980: 400, 403; er.
Beyer, 1965: 350-351). Es conve-
niente señalar que los rostros de Palenque, a diferencia de
da y centro); el otro rostro tiene la mitad de la cara pintada los de Copán, carecen de las líneas verticales asociadas con
de negro y presenta la misma línea doble que pasa por su les ojos, cuestión que en opinión del mismo Hemández Re-
ojo, el cual -explica el autor- en este caso se encuentra yes podría obedecer a que fueron pintadas y se borraron con
abierto (Baudez, 1985: 204) (figura 25, derecha). Con base .1 tiempo (Hemández Reyes, 1980: 400).
en este último atributo, Baudez identifica ambos rostros con La identificación hecha por Baudez entre los rostros de
el dios Q, derivado de la clasificación de deidades mayas ela- la Estela 3 de Copán y el dios Q remite a la clasificación de
borada por Schellhas y que fue equiparado por este autor y cleldades realizada por Schellhas, a partir de los tres códi-
por Eric Thompson con Xipe Tótec, según veremos en breve ces mayas prehispánicos que se conocen (Schellhas, 1904).11
(Baudez, 1985: 204, 210). Ichellhas decidió aplicar una designación alfabética a las
Rostros que parecen evidenciar la práctica del deso- deidades que identifica, en virtud de las incongruencias en-
llamiento humano durante el Clásico maya hah sido loca- tre los testimonios sobre la religión indígena escritos por
lizados en Palenque, formando parte de ofrendas entrega- autores españoles y las imágenes contenidas en los códices,
das a personajes que posiblemente atraviesan por un rito de al1 como porque las conjeturas respecto a su significado
entronización, como en los casos del Tablero del Palacio y
del Tablero de los Esclavos, o bien a manera de glifos como 10 Aunque Hernández Reyes presenta otros posibles casos, la discusión
en el mismo Tablero del Palacio, en el sarcófago del Tem- .. limita aquí a los que resultan más claros.
11 Se trata de los códices Dresden, Tro-Cortesiano y Peresiano.
plo de las Inscripciones y en el Panel 2 de Dumbarton Oaks
48 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 49

a b It'sultan muy dudosas (Schellhas, 1904: 8). Taube añade la


Illultiplicidad de nombres que se aplicaban a muchas de las
ti 'Idades mayas como otra de las razones por las que el siste-
IIl1l de Schellhas ha resultado conveniente (Taube, 1992: 6).
Schellhas asoció originalmente a su dios F con el Xipe
'Iotec de los mexicas, considerándolo una deidad de la gue-
\ 1'11 Y los sacrificios humanos, esto último en función de que
'parece en las pictografías junto con el dios de la muerte
(dio A en su clasificación), asociado con las inmolaciones
h actividad bélica (Schellhas, 1904: 26, 27). Su marca ca-
\ , 'lcrística, de acuerdo con el autor, es una sola línea negra
111\ ' desciende perpendicularmente por el rostro en la zona
d,'1 jo, marca que comparte con Xipe Tótec; sin embargo,
I'h 'llhas (1904: 26) señala la existencia de variantes en la
e d IllI'ma como se presenta dicha marca, recurriendo a cinco
111. genes distintas para ilustrarlas. Posteriormente, Thomp-

e Figura 26. Rostros de Palenque


posiblemente asociados con
desollamiento humano: a)
ofrenda en el Tablero del Palacio;
b) ofrenda en el Tablero de los
Esclavos; e) glifo en el Tablero
del Palacio; d) glifo en el r
sarcófago del Templo de las
Inscripciones; e) glifo en el Panel
2 de Dumbarton Oaks. Figura 27. Fragmento de estuco localizado en El Palacio.
50 XI PE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 51

I Ir con el cuchillo sacrificial, por lo que el mayista inglés


aunando a lo anterior la marca facial de la deidad- no
dudó en relacionarlo con Xipe Tótec (Thompson, 1950: 87,
1 1-132).13
Taube, sin embargo, no concuerda con Schellhas y
'I'hompson respecto a la identificación del dios Q como una
Vt rsión maya de Xipe Tótec. Sus principales argumentos son
I , ausencia de indicaciones claras en cuanto a que vista una
p '1 humana y el hecho de que no tiene la boca abierta, como
el urre con las verdaderas representaciones de "Nuestro se-
o el desollado" (Taube, 1992: 110). A partir de un detallado
ludio iconográfico de esa deidad maya, concluye que es-
I ,,'la mucho más relacionada con Tezcatlipoca-Itztlacoliu-
hqui-Ixquimilli como dios del pedernal, del frío y del casti-
11, pudiendo haberse derivado de ese numen del centro de
Figura 28. El dios Q en el Códice Ira-Cartesiano, 84c (izquierda) M xico(1992: 108-112, 120, 146).14 Aunque Taube considera
yen el Códice Dresden, 6b (derecha). 1111 )bable la existencia de un dios desollado en el área maya
durante el periodo Clásico, tomando como base los rostros
son hizo ver que Schellhas confundió dos dioses distintos 1)mentados anteriormente, se declara suspicaz en relación
clasificándolos con la letra F, por lo cual propuso llamarlos Q u identidad con el dios Q (Taube, 1992: 107-108).
y R; Thompson aclara, además, que si bien Schellhas incluyó En cuanto a la clara presencia de Xipe Tótec y su culto
una pictografía correspondiente al dios R para ilustrar a su 11 1 área maya con posterioridad al periodo Clásico, testifi-
dios F, la descripción textual del investigador alemán se ajus- 1 tanto por materiales arqueológicos como por las fuen-
ta a las características del dios Q (Thompson, 1950: 131).12 , ~ documentales, Taube opina --como varios otros auto-
De acuerdo con Thompson, el dios Q se distingue por I ~- que obedeció a la incursión de grupos procedentes del
una línea curva que nace en la frente, pasa a través del ojo t IIlro de México (Taube, 1992: 121-122; ef. Andrews, 1970;
o inmediatamente detrás de él, y finaliza bajo la oreja (figu- I'hompson, 1957; Landa, 1986: 51).15 Lo anterior obligaría,
ra 28). A diferencia del dios R, asociado con el numen del
maíz y de carácter benévolo, el dios Q estaba estrechamente
asociado con la muerte y el sacrificio humano, en particu- 13 En cuanto a la relación entre Xipe Tótec y el cuchillo sacrificial,
el capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehuali'l.tli en la trans-
I I 11 ia del poder de Tula a Mexico-Tenochtitlan" (pp. 185-239).
14 Guilhem Olivier se manifiesta de acuerdo con la identificación pro-

12 La clasificación original de Schellhas termina con la letra P. De ma- 11111 la por Taube (Olivier, 2000a: 338-340).
nera más reciente, Taube explica que en realidad Schellhas confundió tres l' Se han encontrado claros ejemplos de la deidad en el Posclásico
deidades al definir a su dios F, por lo cual agrega el dios ~ a los dioses Q y ti El Salvador, lo cual se ha atribuido a la incursión de grupos pipiles o
R propuestos por Thompson (Taube, 1992: 50) . In hluntes del náhuatl, del tlapa'neco, o en general de grupos originados en
52 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 53

en consecuencia, a plantear una transformación del dios y


del ritual asociado con él en caso de aceptar su existencia
previa en esa región, o bien a reconsiderar las manifestacio-
nes del desollamiento en el Clásico maya sobre otras bases.
Volveré más adelante a esta cuestión.

El valle de Oaxaca

He dejado intencionalmente al final la cuestión de los an-


tecedentes de Xipe Tótec en el periodo Clásico de Oaxaca,
en virtud de que parecen ser más claros que en los casos de
Teotihuacan y del área maya. Lo anterior se debe, en parte,
a las fructíferas exploraciones arqueológicas realizadas por
Caso durante la década de los treinta del siglo pasado y, por 11igura 29. Urna propuesta pOr Caso y Bemal comp imagen temprana
otro lado, a la presencia de algunos elementos iconográficos de Xipe Tótec.
que sin duda se relacionan con la deidad, según la conoce-
mos a partir de sus manifestaciones posclásicas. mal, 1952: 250; cf Tolstoy, 1978: 268).16 Sin embargo,
Páginas atrás se discutió ya la propuesta de Caso, según I Independienterpente de que en el lugar citado los autores
la cual existiría una relación entre el Glifo P y Xipe Tótec, d· laran las diferencias estilísticas entre dicha urna y las re-
fundada en la presencia de un rostro con pintura facial a ra- PI ' entativas de Monte Albán, la realidad es que los atribu-
yas, y cómo dicha relación remontaría la historia de la dei- los lipo en que basan su identificación con la deidad resultan
dad en Monte Albán hasta el final del periodo Preclásico y el dlldosos: un tatuaje con forma de voluta bajo los ojos "que
inicio del Clásico. Sin embargo, también hicimos ver que el 1 . 'uerda la línea vertical que pasa por el ojo de Xipe", y dos
mismo investigador reconoció las limitaciones implícitas en 11l0fios terminados en puntas cónicas situados en los ante-
dicha identificación. hmzos (Caso y Bernal, 1952: 250) (figura 29).
De acuerdo con Caso y Bernal, la urna más antigua "en No obstante lo anterior, debe señalarse que en el corpus
la que aparece un dios que podríamos llamar Xipe" se ubica Ir ICO de las lápidas pertenecientes al Montículo J de Monte
en la que llaman "época de Transición", es decir, entre las Aloán, pertenecientes a la fase Il (ca. 200 a. C.-250 d. C.), se
fases Il y lIlA de Monte Albán, hacia 170-275 d. C. (Caso I 11 uentran cabezas humanas que fueron interpretadas por

as como imágenes de los señores conquistados y muertos


por las huestes locales (Caso, 1947: 27-28). Entre ellas, algu-
regiones centrales mesoamericanas, en el área ocupada actualmente por
16 López Austin y López Luján (1996: 121) fechan el inicio de la fase
ese país centroamericano (Boggs. 1944: 4; Longyear, 1966: 143-144, 152;
Sharer, 1978,3: 211; Spinden, 1924: 545; Casasola, 1975: 147). lilA de Monte Albán en 250 d . C.
54 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 55

Figura 30. Cabezas talladas en lápidas del Montículo J de Monte Albán.

Figura 31. Urna localizada en la Tumba 103 de Monte Albán.


nas muestran la línea facial que cruza el ojo combinada con
tocados u orejeras terminados en forma de cola de golondri- 1111 brasero procedente de la Tumba 58, depositada en las
na,17 reuniéndose de esa manera dos atributos presentes en postrimerías de la misma fase lIIB, hacia 800 d. C. (Caso y
las representaciones posclásicas de Xipe Tótec (Caso, 1947: ''''rnal, 1952: 254). Ambos ejemplares fueron interpretados
21-22) (figura 30). Por otra parte -y de ser cierta la interpre- 1" Inmediato por Caso como imágenes de Xipe Tótec (Caso,
tación de Caso-- es de señalarse que el rito de "Nuestro señor I'H : 74; 1935: 20).
el desollado", durante los últimos siglos de la era prehispáni- La urna de la Tumba 103 es notoriamente más rica en
ca, incluía el sacrificio de los guerreros enemigos más distin- ti l ' nografía que el brasero de la Tumba 58, con la ventaja

guidos y de algunos tlatoque (HTCh: 27v, 49v, 184-185, 229). ti I '¡onal de que conservaba gran parte de su policromía al
Dos piezas recuperadas por Caso en Monte Albán a tra- l ' I alizada (figura 31). Es necesario destacar varios atri-

vés de excavaciones arqueológicas, en particular, merecen luto, todos ellos señaladoS'desde un principio por su descu-
atención en este estudio. La primera es una urna localiza- 111 d r: IX 1) el rostro claramente enfundado en una máscara
da en la Tumba 103, la cual data del inicio de la fase llIB, l' l. l da, la cual sólo deja visibles los ojos y la boca de su
hacia 600 d. C. (Caso y Bernal, 1952: 252). La segunda es 1"" l'ldor; 2) el tocado está conformado por largas plumas de
17 Caso sólo hace mención de las orejeras. 1M Véase Caso (1938: 74) .
56 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 57

color verde; 3) en diversas partes del cuerpo muestra un ele- de "Nuestro señor el desollado", en épocas tardías, era la
mento por completo equiparable al característico yopitzontli t1.apocuéitl o "falda de zapote", hecha con hojas del árbol
del Xipe Tótec tardío, compuesto por un elemento cónico de zapote o bien con plumas de quetzal que las simulaban
central flanqueado por sendos pares de tiras;19 4) lleva una (Sahagún, 1953-1982, Libro, 1: 40; Libro 8: 33),22 cuestión
especie de falda decorada; 5) en la mano izquierda sujeta que otorga especial significación a la presencia de una falda
por los cabellos la cabeza de un decapitado, y 6) el perso- en la urna de la Tumba 103. La cabeza decapitada tiene co-
naje se encuentra sentado en un banco a la usanza europea. herencia con la identificación del personaje hecha por Caso
Como atributo adicional puede mencionarse el bastón que no sólo porque las víctimas ofrecidas a Xipe Tótec en su fies-
ase con su mano derecha, interpretado por Caso como un ta eran decapitadas post mórtem, sino también porque en
bastón de sonajas o chicahuaztli (Caso, 1938: 74). ella se realizaba una danza en la que sacerdotes ataviados
Las características mencionadas encuentran lugar, si como deidades -junto con sacrificadores y guerreros que
nos atenemos a lo que sabemos del dios y su fiesta a través habían ofrecido enemigos cautivos en sacrificio-- bailaban
de los testimonios arqueológicos y documentales del Posclá- llevando en una mano la cabeza de alguna de las víctimas,
sico Tardío mesoamericano. La morfología del atuendo fa- .ujetándola por los cabellos (Sahagún, 1953-1982, Libro 2:
cial, desde luego, no requiere de mayor comentario, aunque 54-55; 2000, 1: 184). Por último, la postura del personaje,
cabe añadir que su color es el ocre, empleado comúnmente .entado en un banco a la usanza europea, se relaciona con
para representar la piel desollada en documentos pictográfi- otra característica de la fiesta dedicada al dios en Tenochti-
cos. El elemento cónico con tiras ya fue calificado más arri- tlan y que parece haber sido exclusiva de ella: los sacerdotes
ba. El tocado remite al penacho llamado tlauhquecholtzontli que representaban a los dioses -entre ellos el principal, que
("cabellera de quecholli rojo o tlauhquéchol"), con el cual representaba a Xipe Tótec- eran sentados en asientos fabri-
aparece Xipe Tótec en los códices Borbónico, Tonalámatl de oados con madera de zapote blanco, llamados tzapoicpalli
Aubin, Magliabecchiano, Vaticano 3738 y Tudela, entre otros ("asiento o icpalli de zapote"; ef. Durán, 1967,11: 173; Saha-
(figuras 39, 66, 68, 69, 80 y 84).20 Es de notar que en los ca- IÓn, 2000, 11: 842). A este respecto, es conveniente señalar
sos referidos las plumas de quetzal emergen de una hilada lo dicho por Caso y Bernal acerca de que a partir de la fase
inferior de plumas bermejas de quecholli (de ahí el nombre IIIB Xipe Tótec no aparece sentado a la oriental, como es
del tocado), detalle que también está presente en la pieza lo común en las urnas zapotecas, sino de pie o sentado a la
en discusión, al menos atendiendo a su forma. 21 Uno de los .uropea (Caso y Berna!, 1952: 252, 373-374).
atavíos más característicos -y probablemente exclusivo-- El brasero de la Tumba 58, por su parte, exhibe también
.1 rostro característico de "Nuestro señor el desollado", con
19 Este atributo se encuentra en la frente, bajo la nariz, en los brazos,
loa ojos y la boca circulares, aunado al motivo en forma de
en los antebrazos y en las rodillas.
de golondrina que se encuentra en las orejeras y en el
20 En el Códice Telleriano-Remensis también aparece con él, bajo su . fflt1xtlatl (figura 32). Sujeta con la mano izquierda, igualmen-
advocación de Itztapaltótec (figura 72). .., la cabeza de un decapitado y porta un collar compuesto
21 Al describir la urna, Caso se refiere al elemento inferior del tocado
como "bandas amarillas decoradas con discos" que sujetan las plumas de
quetzal (Caso, 1938: 74). 33 Véanse las últimas ilustraciones citadas.
58 XI PE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 59

El periodo Pos clásico Temprano

N contamos hasta ahora con datos sobre el paradero de ·


"Nuestro señor el desollado" durante el periodo Epiclásico,
('uya máxima extensión cronológica abarcó del año 650 al
1000 d. C. (López Austin y López Luján, 1996: 161). Cabe
III 'ncionar, tal vez, el hallazgo de valiosos braseros de cerá-
111 ¡ a y piedra en la gruta de Balankanché, Yucatán, el cual
j 11 ' relacionado por Andrews con los cultos de Tláloc y de
¡pe Tótec, en el segundo caso tomando en consideración
qu algunas de las figuras labradas en los ejemplares pétreos
I presentan guerreros con lo que parece ser una máscara de

Figura 32. Brasero localizado en la Tumba 58 de Monte Albán.

por maxilares humanos, interpretados en su momento como


conchas por Caso y Bernal (1952: 255). Es de señalarse que
en su interior se encontraron varios cráneos cremados de
codorniz, ave emblemática de Xipe Tótec (Caso, 1935: 21;
cf. Seler, 1963, 1: 128). Sahagún menciona que sus plumas
formaban parte del atavío del dios y, por otra parte, recuér-
dese que de acuerdo con el mismo autor su pintura facial
característica se llamaba mixzolichiuhtfcac, "rostro pintado
color de codorniz" (Sahagún 2000, II: 841; 1958: 128-129).
De esta manera en Monte Albán, entre ca. 600 y 800 d. C.,
durante la etapa final del periodo Clásico, encontramos los
atributos fundamentales de Xipe Tótec plasmados en imáge-
nes fabricadas por quienes la habitaban en aquel entonces.
Haciendo a un lado la discusión en cuanto a si las urnas
zapotecas representan deidades, o ancestros venerados, lu-
ciendo atavíos y atributos que los relacionaban con fuerzas
sobrenaturales (cf. Marcus, 1983; Scott, 1993: 43-44), lo re-
levante para este estudio es que el concepto de la deidad se
encuentra patente en los ejemplares discutidos. ,ll,ura 33. Ilustración de figura labrada con máscara de piel en el rostro.
60 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 61

piel en el rostro (Andrews, 1970: 32) (figura 33).23 Andrews


atribuyó la presencia de dichos materiales a la instauración
de una hegemonía tolteca en la región, producto de la llega-
da de grupos provenientes del altiplano central mesoameri-
cano, estimando su depósito entre los años 800 Y 900 d. C.
(Andrews, 1970: 56-57,67,69). No obstante, Cobean y Mas-
tache consideran que las piezas cerámicas de Balankanché
son muy semejantes a los componentes de la Fase Tollan de
Tula, fechada por ellos mismos entre 950 y 1150 01200 d. C.,
es decir, dentro del Posclásico Temprano (Cobean y Masta-
che, 1989: tabla 5.2, 46).24
Es indispensable hacer referencia a la efigie cerámica
de Xipe Tótec localizada por Linné hacia 1932 en Xolalpan,
Teotihuacan (figura 34), no sólo por la importancia de la
pieza, sino ante todo porque su encuentro fue producto de
excavaciones arqueológicas controladas, lo que permite co-
nocer el contexto que la rodeaba. A través de su exploración,
el arqueólogo sueco encontró una serie de entierros acom-
pañados por ofrendas de cerámica y situados entre la super-
ficie actual y el piso de las construcciones teotihuacanas del
periodo Clásico; la cerámica asociada pertenecía a la cultu- Figura 34. Efigie de Xipe Tótec localizada en Xolalpan, Teotihuacan.
ra Mazapa, recién descubierta y tipificada en aquel entonces
por George C. Vaillant (Linné, 1934: 75). La condición es- , 'onc1uir que ambas culturas o periodos se encontraban
tratigráfica de los entierros, evidencia de que sus deposita- dl'slindadas entre sí (Linné, 1934: 75).25
dores no tuvieron conocimiento de las ruinas subyacentes, La imagen que nos ocupa fue encontrada a una pro-
así como el hecho de que la cerámica Mazapa no muestra I!lndidad un poco menor que la de uno de dichos entierros
la adopción de rasgos teotihuacanos, llevó al investigador I f 1It1 pletamente fragmentada y dispersa en un área de casi

('Js metros cuadrados. Las condiciones del hallazgo y de la


23 Andrews plantea también que algunos de los rostros de Tláloc plas-
1'1 'za llevaron a Linné a la suposición de que debió haber-
mados en braseros de cerámica están cubiertos por una piel desollada, aun-
( 1 ('ncontrado de pie en un espacio abierto, o en el interior
que ello parece bastante dudoso a juzgar por las ilustraciones que ofrece
como ejemplos (Andrews, 1970: 19). di' alguna edificación, así como que habría sido "matada"
24 A lo anterior debe agregarse el hecho de que el proceso de disgre-
gación de los grandes centros del Clásico en el área maya se desfasó tem-
2' ~s. de señalarse la observación de Linné {1934: 75) respecto a que
poralmente respecto al centro de México, de manera que la mayoría de los
mayistas omiten llamar Epiclásico a ese periodo, prefiriendo los nombres 1" v'. tIglOS producían la impresión de que la cultura Mazapa tuvo una
de Clásico Tardío o Terminal (López Austin y López Luján, 1996: 163). ,1111" Ión breve.
62 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 63

ritualmente mediante un golpe en el pecho; esto último, a o con tiras a los lados -el yopitzontli- ya sea en el labio
partir de que la porción central del tórax se encontró tan superior como nariguera, o sujeto a los brazos y a las rodi-
astillada que resultó imposible reintegrarla (Linné, 1934: 83- llas mediante una cinta. Sin embargo, llama la atención en
84). La datación relativa de la efigie no ofreció dudas para el p rticular la presencia de la tzapoeuéitl o "falda de zapote",
estudioso: su sola ubicación, aunada a la asociación de sus 'Jaramente indicada en la cintura a manera de faja. Aunque
fragmentos con tiestos de la típica cerámica Mazapa, la vin- no puntualizó su relación con ese atavío característico de
culan incuestionablemente con esa cultura (1934: 84).26 En "Nuestro señor el desollado", Linné infirió correctamente
cuanto a su cronología absoluta, Linné recurrió a la opinión 1 aspecto foliáceo de sus componentes, anotando también
de Vaillant, quien le comunicó en una carta que el complejo qu~ el motivo tenía restos de color verde-azulado y que la
Mazapa debía situarse entre 1200 y 1300 d. C. (Linné, 1934: ti ~dad aparece con una prenda similar en algunos códices
76). No obstante, y a pesar de que el Clásico Tardío y el Pos- (Lmné, 1934: 85).28 Por encima de la tzapoeuéitl cae al frente
clásico Temprano del centro de México siguen contándose 1 extremo de un máxtlatl, lo que recuerda la descripción
entre los periodos cuya secuencia cultural es menos conoci- h cha por fray Diego Durán de la figura mexica pétrea de
da (ef. Cobean, 1990: 23), el tipo predominante de cerámica 1pe Tótec: "Tenía puesto un solemne y galán braguero que
Mazapa encontrado por Linné, conocido desde hace algún p recia salir por entre el cuero de hombre que tenía ves~ido"
tiempo como "Tolteca Rojo sobre Bayo", así como los co- ( urán, 1967,1: 96).
nocimientos actuales sobre las seriaciones cerámicas de la Su mano derecha sujeta un vaso con pedestal en for-
cuenca de México, permiten precisar un poco más la tem- 111 de garra de murciélago. Este detalle, característico de
poralidad de nuestra pieza, retrayéndola hacia la primera I región oaxaqueña, así como la aparición de numerosos
parte de la Segunda Fase Intermedia de William Sanders y '1 gmentos de vasos del mismo tipo y de otros materiales
colegas, la cual abarca de 950 a 1150 d. C. (Sanders et al., ciados con esa área en el contexto de sus excavaciones
1979: 461-463, 465).27 Es decir, y de acuerdo con la propues- hl leron suponer a Linné que Xipe Tótec y su culto llegaro~
ta cronológica de Alfredo López Austin y Leonardo López 1 cuenca de México procedentes de Oaxaca (Linné, 1934:
Luján (1996: 178), nos encontraríamos en el despertar del 6). Caso y Bemal, quienes proponen una probable vincula-
Posclásico Temprano. . n entre "Nuestro señor el desollado" y el dios murciélago
La efigie ostenta algunos de los elementos iconográficos n la cosmovisión de los antiguos zapotecos, concuerdan
que caracterizaron a las representaciones del J ios durante . ,n la interpretación hecha por Linné (Caso y Bemal, 1952:
los siglos previos a la conquista española, come el atavío de ,257). En el antebrazo izquierdo la efigie porta un obje-
piel humana en el cuerpo y en el rostro, y el elel ... :nto cóni- l., uadrado a manera de escudo, lo que de ser así --como
l. apunta Linné- constituiría una divergencia respecto a
26 Un elemento de juicio adicional, aunque Linné no le otorgue un I lmágenes tradicionales de ese elemento;29 no obstante, la
valor cronológico, es la observación hecha por él mismo respecto a que
la materia prima de la efigie es idéntica a la de las cerámicas tipo Mazapa
(Linné, 1934: 86). . ~: Véase, como ejemplo, el caso del Tonaldmatl de Aubin (figura 66).
27 El tipo "Tolteca Rojo sobre Bayo" es llamado Toltec rul-on-.b uff por Los dos escud~ más característicos de Xipe Tótec eran circulares: el
los autores de lengua inglesa. ""lIuayo o tlauhtehutlacachiuhqui, decorado con círculos concéntricos ro-
XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESO AMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 65
64

Figura 35. El .vopitzontli o "cabellera de Yopi", tocado característico


de Xipe Tótec.

forma y posición de la mano permiten inferir que original-


mente asía un objeto cilíndrico, quizás el bastón de sonajas
o chicahuaztli propio de la deidad (Linné, 1934: 85-86).30
Por último, el adorno sobre la cabeza, compuesto por
tres conos centrales y otras tantas tiras laterales que termi-
nan en punta, recuerda o preludia al yopitzontli, uno de los igura 36. Estela 1 de Tula (Fotografía cortesía de Alfredo Dumaine).
tocados característicos de la deidad (figura 35). Al mismo
tiempo, es muy semejante al que se observa en el relieve de \1 n guerrero, como el posible retrato de algún gobernante de
la Estela 1 de Tula coronando a un personaje, y cuyas tiras se Tula, o bien como una eventual representación de Topiltzin
encuentran recortadas en sus extremos con la forma de cola uetzaleóatl (Castillo Tejero y Dumaine, 1986: 225; Jiménez
de golondrina (figura 36). Esta última pieza presenta ele- I reía, 1998: 477; Mastache et al., 2002: 106). .
mentos semejantes en el brazo derecho, en las rodillas, en el En lo que concierne a la presencia arqueológica de Xipe
faldellín y posiblemente, también, en el extremo superior de T lec en la cuenca de México, dentro del espacio temporal
un objeto alargado que sujeta con su mano izquierda, razón ('omprendido entre el Clásico y el Posclásico Tardío, el caso de
por la cual fue etiquetada por Nicholson como una imagen 1\ imagen cerámica recuperada en Xolalpan podría no ser el
portadora de algunas insignias de Xipe Tótec (Nicholson, \lllico. Existen otras dos efigies, también de cerámica, locali-
1971a: 108). El mismo ejemplar ha sido interpretado como I"ldas -respectivamente- en Coatlinchan, Tetzcoco, y en San
Mateo Tezoquipan, dentro del actual municipio de Chaleo, Es-
I ,1 de México (figuras 37 y 38). Por desgracia, en ambos casos
jos y blancos, y otro dividido en tres secciones con distinta decoración (Seler, ,ül han podido tejerse conjeturas en cuanto a su cronología
1990-1998, II: 38, 92; III: 49) véase, entre otras, las figuras 39, 59,67 Y68) .
30 El chicahuaztli de Xipe Tótec puede apreciarse, entre otras, en las
11 lravés de procedimientos indirectos. El ejemplar d~ Coatlin-
figuras 2, 58, 63, 64, 68 Y 80, Sin embargo, no era un atributo exclusivo I IHtn fue localizado fortuitamente en el interior de una cueva
de ese dios, puesto que lo portan varias deidades masculinas y femeninas 1m ' ia el final del siglo XIX,'fragmentado y con huellas aparentes
asociadas con la agricultura y la fertilidad; véase, por ejemplo, el caso de
,l' s metimiento al fuego; Saville, quien realizó el reporte ori-
Cintéotl en la figura 11,
XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 67
66

Figura 38. Efigie de Xipe Tótec rescatada en San Mateo Tezoquipan,


Chalco.

La efigie de San Mateo Tezoquipan, por su parte, fue


traída en fragmentos por un excavador inexperto antes de
i rllervenir el arqueólogo que realizó el rescate de esa pieza,
Figura 37. Efigie de Xipe Tótec procedente de Coatlinchan, TetzcocO. ,sf corno de otra gran figura cerámica del dios murciéla-
ro en noviembre de 1990. El rescate, lamentablemente, no
girial del hallazgo, interpretó la pieza corno la representación liT jó otros materiales pertinentes para inferir la época de

de un guerrero acolhua (Saville, 1897).31 Años después, Linné, "U depósito (Hinojosa, 1990).32 Es de sumo interés, no obs-

basándose en una colección de cerámica Mazapa obtenida por IiInte, encontrar nuevamente la asociación entre Xipe Tótec
Roberto Wdtlaner cerca del sitio, sugirió una temporalidad '1 quiróptero, así corno la presencia en el contexto de una
equivalente de la efigie, propuesta que fue seguida a su vez por m no que sujetaba una cabeza por los cabellos, aunque este
Vaillant (Linné, 1934: 86; Vaillant, 1988: 69; cj: Scott, 1993: 37- .'dtimo fragmento fue saqueado por un lugareño y no pudo
38). Curiosamente, una pieza muy semejante fue encontrada l'!" rescatado por el especialista (Hinojosa, 1990: 16).

en Chalchuapa, El Salvador, aunque el hallazgo tampoco fue Con base en la exposición presentada hasta aquí, pue-
producto de una excavación controlada y su datación se esti- I . concluirse que, a partir de los materiales arqueológicos
mó con base en la propuesta de Linné y Vaillant recién citada, 'onocidos hasta la fecha, los vestigios más antiguos e in-
en virtud del parecido entre ambas figuras (Boggs, 1944: 4). on lrovertibles del dios que motiva esta obra, llamado Xipe

31 Posteriormente, Beyer aclaró que se trata de u.na imagen de Xipe 32 La cédula de la pieza, actualmente exhibida en el Museo del Templo
MllyOl~ le otorga un fechamiento aproximado de 700 d. C.
Tótec (Beyer, 1965).
XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 69
68

Tótec por los grupos nahuas del Posclásico Tardío, se en- que, si bien limita aún más el panorama, es de gran impor-
cuentran en Monte Albán dentro de la última fase del perio- tancia para el tema específico de esta investigación, en tanto
do Clásico, hacia el año 600 d. C. La urna encontrada en la refleja parcialmente la concepción que respecto al origen o
Tumba 103 por Caso resulta una pieza clave, puesto que en procedencia de la deidad se tenía al interior de ese grupO.33
ella se reúnen varios de los atavíos y atributos que caracte- Esa fuente nos dice, por un lado, que Tótec, el Tezcatlipo-
rizaron al numen en las postrimerias de la era prehispánica. a Rojo o Tlatlauhqui Tezcatlipoca, era el dios de los yopime,
No obstante, esa misma complejidad iconográfica constitu- habitantes de la región de Yopitzinco, quienes se llamaban
ye un indicio de que no se trata de una manifestación tem- también tlapanecas puesto que se pintaban el cuerpo de co-
prana de la deidad, por lo que parece razonable asignar una I r rojo, en razón del color de su dios (Sahagún, 1953-1982,
mayor antigüedad a su gestación. Además de lo anterior, en Libro, 10: 187; cr.
2000, II: 969-970).34 Por otro lado, afirma
el marco de este estudio es necesario destacar la presencia que Xipe Tótec era "El dios del anáhuatl [o del redondel del
de "Nuestro señor el desollado" en el Pos clásico Temprano \gua]"35 o la deidad de los zapotecas (1953-1982, Libro, 1:
de la cuenca de México, testificada por la efigie localizada en 9).36 El texto castellano correspondiente del Códice Floren-
Xolalpan y para la cual contamos -al igual que en el caso I¡no dice que era venerado por los habitantes de la costa, así
de la urna zapoteca recién mencionada- con el dictamen • mo que tuvo su origen "en Tzapotlan, pueblo de Xalixco"
enriquecedor del registro arqueológico. Puede plantearse, ( ahagún, 2000, 1: 99).
en consecuencia, que Xipe Tótec era una deidad con raíces Si bien en lo que concierne al verdadero origen de la
ancestrales en Mesoamérica y que merodeaba, al menos con ti idad no se puede otorgar un certificado de validez a nin-
cuatro siglos de anticipación, la región en donde a la postre una de las dos afirmaciones, sí es factible suponer que res-
se desarrollaria el escenario histórico de Mexico-Tenochti- I nden a la importancia que tenía su culto en determinadas
I • iones poco antes de la Conquista, así como a los vínculos
tlan. Esta conclusión es vital para varias cuestiones que se-
rán discutidas en lo que resta de este capítulo y se verá, a su
vez, robustecida por esa misma discusión. 33 Considero parcial ese reflejo, puesto que no es admisible extender
III 'h concepción a los mexicas en general, en virtud de la gran heteroge-
111 dad étnica de Tenochtitlan (cf. López Austin, 1998: 113; Zantwijk, 1985).
1'111' otra parte, conviene recordar que algunos de los informantes de Saha-
EL ORIGEN DE X!PE TÚTEC y SU CULTO Iln eran de origen tlatelolca,
SEGÚN LAS FUENTES DOCUMENTALES 34 López Austin, quien traduce tlapanecas como "los originarios del
1'1 r, Rojo", hace notar que esa identificación entre el color del dios y el de la
Itlmura corporal de su devotos constituye un ejemplo de la mutua apropia-
Los documentos históricos, en particular los escritos, transo I Ic~n existente entre los dioses tutelares mesoamericanos y sus protegidos
miten una muy pequeña parte -pinceladas. podria decir- (1 P z Austin, 1998: 52).
se- de la visión indígena que se tenía en el Posclásico Tardío ) Anaoatl iteouh en el texto original (Sahagún, 1953-82, Libro 1: 39).
'11 lro lugar, Sahagún se refiere al dios como Anáhuatl Itécuh ("El sefior
(1200-1521 d. C.) sobre el origen y adscripción geográfica, di 1I dondel del agua") (Sahagún 2000, 11: 696).
o étnica, de Xipe Tótec, esto último como dios tutelar. Los I El intérprete del Códice Vaticano 3738 coincide con esta última ver-
testimonios en este sentido se restringen a 10 dicho por in- 1, 11, al anotar que Xipe era uno de los dioses de los zapotecas (CV3738:
(IV, 165). .
formantes mexicas a fray Bernardino de Sahagún, cuestión
70 XIPE T6TEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 71

particulares que se le atribuían con el árbol y el fruto del jan ver que la zona tlapaneca tuvo una significativa ocupa-
zapote, cuestión que será retomada más adelante. ión desde el periodo Clásico (200-800 d. C.), así como que
'o ese tiempo tenía relaciones con la cuenca de México y
on la región oaxaqueña donde, como vimos anteriormente,
El dios de los tlapanecas '1 dios se muestra arqueológicamente con mayor claridad
(Jiménez García, 2002: 389-390).
Respecto a los tlapanecas, identificados por el Códice Flo- De esta manera, los materiales arqueológicos de la re-
rentino con lus yopis o yopime, es muy probable que la fi- 'ióo tlapaneca dejan ver que "Nuestro señor el desollado"
gura de Xipe Tótec haya tenido una particular importancia r rmaba parte de la tradición religiosa local, sumándose a
en la región de Tlapan (el actual Tlapa, Guerrero), según I testimonios documentales y toponímicos, y contribu-
varias evidencias. Como lo ha señalado Anne-Marie Vié- y ndo simultáneamente a explicar por qué los mexicas in-
Wohrer, los vestigios del dios en la toponimia guerrerense 1" rmantes de Sahagún se refirieron a los tlapanecas como
son más cuantiosos y evidentes que en cualquier otra región I votos de Xipe Tótec. En cuanto a los yopis o yopime, e
meso americana (Vié-Wohrer, 2002: 533). Por su parte, el Có- ndependientemente de su grado de afinidad con los tlapa-
dice Azoyú 1 -además de mostrar dichos vestigios toponí- 11 'cas,37 su identificación con el dios es indudable, en tanto
micos- deja ver que los antiguos gobernantes tlapanecas ¡ue Yopi era otro nombre de "Nuestro señor el desollado",
eran investidos con las funciones de Xipe Tótec y de Tláloc- , mo será discutido en otros espacios de esta obra.
Jaguar (Vega Sosa, 1991: 77, 104). Galarza, a través de su
estudio del Lienzo 1 de Chiepetlan, documento de probable
origen prehispánico, llega a la conclusión de que ese lugar El "dios del anáhuatl"
-cuyo nombre actual es una corrupción de Xipetlan, "El
lugar de Xipe"- era un importante centro de culto del dios, Otro testimonio de Sahagún, el que identifica a Xipe Tótec
asociado con un control religioso ejercido por los mexicas ,,'Orno "dios del anáhuatl" o "Señor del redondel del agua",
en la región limítrofe con los yopis, sus eternos e irreducti- ,~{ como deidad de los habitantes de la costa y de los za-
bles enemigos (Galarza, 1972: 41-42,62). Jlotecas, podría no estar en conflicto con el referente a los
Aunque la Montaña de Guerrero, región donde se en- 11 panecas, como parece a primera vista. Con el fin de pon-
cuentra Tlapa, continúa siendo la menos conocida de ese es- 1'rar la discusión, conviene precisar el contexto en que ocu-
tado mexicano desde el punto de vista arqueológico (cf Sch- 11 ' cada una de las dos afirmaciones hechas por la fuente:
midt y Litvak, 1986: 31-34), a partir de datos recientes puede IIl¡entras la de los yopime, o tlapanecas, como devotos de
establecerse en ella la presencia de Xipe Tótec por lo menos In deidad forma parte de un capítulo dedicado a "todas las
desde el Pos clásico Temprano (900-1200 d. C.), manifestada
a través de esculturas estilo ñuiñe con sus atributos, y que
tal vez evidencian una influencia de la Mixteca Baja oaxa- J7 La identificación entre los yopis o yopime y los tlapanecas sigue sien-
,Iel materia de discusión. sobre todo porque los registros coloniales acerca
queña en la Montaña guerrerense (Jiménez García, 2002: el I S yopis son muy escasos en cuanto a sus costumbres, y nulos respecto
391,392). Asimismo, las características de algunos sitios de- 11 ti lengua (er. Barlow, 1992: 156-158; HaIVey, 1971: 612).
72 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 73

generaciones que a esta tierra han venido a poblar", y de ahí


tal vez el carácter tutelar que se otorga a la deidad, la que
ahora nos ocupa se encuentra en otro capítulo, consagrado
específicamente al dios (Sahagún, 2000, II: 949-979; 2000,
1: 99-100; 1953-1982, Libro, 1: 39-40).
La designación náhuatl de Xipe Tótec como "dios del
anáhuatl" parece encontrar sentido en la versión castella-
na del Códice Florentino, cuando dice que "era honrado de
aquellos que viVÍan a la orilla de la mar" (Sahagún, 2000,
1: 99). De acuerdo con Seler, el anáhuatl era, para los anti-
guos mexicanos, el disco o anillo de agua que rodeaba a la
Tierra, concebida esta última -a su vez- como un gran
disco (Seler, 1990-1998, V: 3). Aunque es posible que se haya
atribuido a la superficie terrestre una forma rectangular,
ello no invalida la creencia en el carácter circundante de
las aguas marinas, así como que éstas se elevaban en sus
confines, convirtiéndose en los muros que sostenían al cielo
(López Austin, 1996, 1: 65).
Además de otras fuentes, Seler debe haber tomado en
cuenta especialmente el testimonio de Juan Bautista de Po-
mar sobre el pectoral de Tezcatlipoca, llamado anáhuatl, y
su significado: "[ ... ] un joyel de oro q[ue] significaba el mun-
do, a lo menos hasta los fines de la tierra donde terminaban Figura 39. Códice Borbónico, 14.
con la mar, porq[ue], hasta aquí, entendían ellos q[ue] era el
espacio y término dél" (Pomar, 1986: 54). 1 agua", expresa la relación de "Nuestro señor el desolla-
No obstante, aunque el anáhuatl como atavío es una lo" con Tezcatlipoca y, por otro lado, podría vincularse con
de las características de Tezcatlipoca, no le era exclusivo 'J carácter guerrero que algunas fuentes le atribuyen (Po-
dentro del panteón mesoamericano. Xipe Tótec es, precisa- 111ar, ~ 986: 62, 63; CV3738: 8r, 26v, 79, 165; c{ Velázquez
mente, uno de los dioses que lo portan: así lo confirma el astro, 2000: 169-170).
Códice Borbónico, donde aparece con él bajo su advocación En relación con lo expuesto en los párrafos precedentes,
del Tezcatlipoca Rojo (figura 39). De acuerdo con Velázquez 's necesario mencionar el caso de cuingo, la fiesta tarasca
Castro, el anáhuatl era un atributo propio de los guerreros 'quivalente de tlacaxipehualiztli,3K en la cual también se ce-
estelares, relacionado con la guerra y la muerte gloriosa en
sacrificio (Velázquez Castro, 2000: 167), de manera que su 38 En tomo a esta equivalencia, véase Seler (1990-1998, IV: 54, 59-60),
designación como "dios del anáhuatl", o "señor del redondel (uso (J967a: 242) y Kirchhoff(1971: 208).
74 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 75

lebraba un rito de sacrificio por combate y los sacerdotes punto de vista mexica -y tal vez de los nahuas antiguos del
participantes en la ceremonia estaban consagrados al "dios entro de México en general-, a los pueblos que habitaban
. del mar" (RM: 158). La fuente, por desgracia, no proporciona en las franjas costeras, De acuerdo con Durán, los mexicas,
el nombre indígena de dicho dios, aunque el dato llevó a Se- tlaxcaltecas, cholultecas, huexotzincas y tliliuhquitepecas se
ler a proponer una relación entre su advocación y la de Xipe nombraban a sí mismos chichimecas, mientras "a las demás
Tótec como "dios del anáhuatl" (Seler, 1990-1998, IV: 59). naciones -mixtecas, zapotecas, huastecas y todas las demás
Cabe preguntarse, como mera conjetura, si podría haber que estaban en las costas- las tenían en lugar que nosotros
existido alguna relación entre esa concepción de Xipe Tótec tenemos a los moros o turcos o gentiles o a los judíos [ .. ,]"
como señor de las aguas que circundaban la Tierra, el ca- (Durán, 1967, JI: 449).40
rácter de éstas como sostén del cielo, y la creencia en el dios Por otro lado, es pertinente considerar el sentido literal
-expresada por las glosas del Códice Vaticano 3738- como del gentilicio como "habitante (u originario) de Tzapotlan
guía hacia el cielo de los guerreros muertos heroicamente: 39 ('El lugar del zapote')", en virtud de la relación clara y parti-
ular que existía entre Xipe Tótec y el zapote, especialmen-
y en las fiestas que hacían a este Tótec, como veremos más te el llamado zapote blanco o Casimiroa edulis. Aunque he
adelante, vestían los hombres pieles de hombres que habían abordado esta cuestión en otro trabajo (González González,
matado en la guerra, y así bailaban y festejaban su día porque 2004), pueden señalarse aquí las evidencias más conspicuas
de éste decían que habían tenido las guerras [, .. ] Tenían a éste s bre dicha relación: 1) la tzapocuéitl, o "falda de zapote",
en grandísima veneración. Pero dicen que él fue el principio de . mo uno de los atavíos más característicos del dios (Sa-
abrirles el camino del cielo, porque tenían este error [ .. ,] que hagún, 1953-82, Libro, 1: 40); aparece con ella en un buen
sólo aquellos que morían en la guerra iban al cielo (CV3738 : número de pictografías;41 2) utilización de hojas de zapote,
8r,79). clurante la celebración de tlacaxipehualiztli, para ofrendar
mazorcas de maíz, para sentar en ellas a los xipeme cuan-
<.1 visitaban las casas, así como para aderezar el escenario

El dios de los zapo tecas d l tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio (Durán, 1967, 1:


7; Sahagún, 2000, 1: 99; Alvarado Tezozómoc, 1878: 321), y
La mención de "Nuestro señor el desollad ~ " -f)mo dios de i) utilización de madera y hojas de zapote, también en tlacaxi-
los zapotecas (tzapoteca in vel inteuh catea) • .lecha por el JI hualiztli, para fabricar en lo alto del templo de Xipe Tótec
texto primario del Códice Florentino (Sahagúl 1953-1982, \l n lugar llamado Tzapocalli ("casa de zapote"), del cual des-

Libro 1: 39), presenta al menos dos vertientes u.~ análisis. (' 'ndían los dioses -representados por sacerdotes- para
Por un lado, se presenta una coincidencia e reiteración res- lu'e enciar el tlahuahuanaliztli. Con los mismos materiales
pecto a la relación entre el dios y los litoralt:.~ ya que el gen-
tilicio "zapoteca" era uno de los que designaban, desde el
40 Seler señala que el difrasismo in tzapotécatl, in anahuácatl ("los za-
Ilcltcas, los de la costa") es de uso común en los textos nahuas antiguos
39 Es decir, el ilhulcatl tonatiuh o "Cielo del Sol", corno es mencionado " -ler, 1990·98, I1: 245) .
en la misma fuente (cf. López Austin, 1996,1: 62-63). 41 Como ejemplos, véanse las figuras 39,66, 68, 69,77,80 Y 84,
76 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 77

se elaboraban los asientos en que descansaban los "dioses"


dentro del Tzapocalli (Durán, 1967, II: 173).42
Dicha relación con el zapote, hasta donde puede saber-
se, era exclusiva de Xipe Tótec. Es muy factible, desde luego,
que la diosa Tzaputlatena o Tzapotlatenan ("La madre de
Tzapotlan"), mencionada por Sahagún, la haya tenido igual-
mente y, al mismo tiempo, se haya encontrado vinculada
con "Nuestro señor el desollado"; de hecho, González Torres
asocia ambas deidades puesto que la versión del franciscano
les atribuye un lugar de origen común: Tzapotlan (González
Torres, 2006: 148; cf. Sahagún, 2000, 1: 78, 99). Aunque la
información acerca de Tzapotlatenan es muy escasa, existen
algunos indicios adicionales respecto a su presunta relación
con Xipe Tótec: el chicahuaztli también formaba parte de
sus atavíos y el ungüento óxitl, del cual se le consideraba
inventora y cuyos tratantes eran devotos suyos, era medici-
nal contra algunos padecimientos de la piel (Sahagún, 1953-
1982, Libro, 1: 17; 2000, 1: 78; Muñoz Camargo, 1998: 273).43 Figura 40. Códice Nuttall, 33.

De acuerdo con Johanna Broda, los atavíos de Tzapotla-


tenan y la relación de la diosa con enfermedades dérmicas < utora anota en otro lugar (1971: 256, n. 8) que la asociación
como la sama y las bubas la vinculan estrechamente con cJ Xipe Tótec con los padecimientos de la piel constituye un
los tlaloque (Broda, 1971: 311-312). Sin embargo, la misma Indicio más de los nexos entre este dios y los del agua y la
r 'rtilidad, de manera que podría hablarse, en dado caso, de
l' 'ladones entre esa tríada de deidades. A lo anterior, puede
42 Es Durán, precisamente, quien informa que "Todos los asentaderos agregarse, la evidencia pictográfica del Códice Nuttall, donde
con que este día [tlacaxipehualiztli] se asentaban hablan de ser hechos de "Nuestro señor el desollado" aparece portando la máscara y
hojas de zapotes blancos [ ... ] y no de otra cosa" (Durán, 1967,1: 244). Los
orfebres de Tenochtitlan ataviaban a un sacerdote como Xipe Tótec en tÜl- 1..1 orejeras del dios de la lluvia (CN: 33) (figura 40).
caxipehualiztli y, además de ponerle la tzapocuéitl, le proporcionaban asien- Como se comentó anteriormente, Sahagún puntuali-
tos de zapote o tzapoicpalli (Sahagún, 2000, 11: 841-842). Según Tezozómoc, r.a que Xipe Tótec tuvo su origen en ''Tzapotlan, pueblo de
los tlatoque foráneos invitados por el hueitÜltoani para presenciar el desa-
rrollo de tlacaxipehualiztli eran situados, con ese fin, en un lugar llamado lixco" (Sahagún, 2000, 1: 99).44 Existen datos, tanto en
también TzapocaIli (Alvarado Tezozómoc, 1878: 621-622).
43 De acuerdo con el mismo Sahagún, el óxitl era aplicado a los xoloitz- 44 Dicha aseveración, como muchas otras que no aparecen como ta-
cuintli pequeños con el fin de que se les cayera el pelo y su cuerpo quedara II'~ n los textos nahuas recabados por el franciscano, deben ser produc-
liso (Sahagún 2000, III: 998). Como veremos a lo largo de este trabajo, se 141 de comunicaciones verbales que recibió de sus informantes, o bien de
le atribuían a Xipe Tótec ciertos padecimientos de la piel y los ojos (cf Sa- li S amanuenses. Véase la nota 27 del capítulo "El culto de Xipe Tótec en
hagún, 2000, 1: 99). n'lIochtitlan y sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315) .
XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRlCA y ENTRE LOS MEXICAS 79
78

fuentes documentales como de carácter arqueológico, que


apuntan hacia una importancia del culto a Xipe Tótec en el
Zapotlan jalisciense (hoy día Ciudad Guzmán); la Relación
de Zapotlan, por ejemplo, nos dice al responder a la pregun-
ta relativa a las adoraciones, ritos y costumbres que allí se
tenían:

y [dicen] q[ue] tenían por dios a UNA PIEDRA [ .. .] y la sacrifi-


caban algunos indios q[ue] tomaban en la guerra, y los abrían
por el corazón y, con la sangre, untaban la piedra q[ue] tenían
por dios. Y, hecho esto, los desollaban, y el cuero henchían
de paja y bailaban alrededor dél. y comían la carne humana
(Flores, 1986a: 391-392).

Además, no se trata de un ejemplo aislado, puesto que


en Tuxpan -población muy cercana a Zapotlan- también
se practicaba el desollamiento de víctimas:

Y tenían, por dios, a LOS CIELOS, Y q[ue] había ocho cielos;


y [dicen] q[ue] algunos se holgaban [de] q[ue] los matasen, y
con las mejores vestiduras q[ue] tenían: decían q[ue] se que-
rían ir al cielo a servir al Sol; y q[ue). después de muertos, los
quitaban las ropas, y los desollaban y asaban y se los comían
(Flores, 1986b: 386).

Por otra parte, en el área de Ciudad Guzmán se han Figura 41. Figurillas encontradas en Ciudad Guzmán
encontrado figurillas que representan personajes ataviados Jalisco (tomada de Schondube, 1994.1ám. 111). .

con pieles humanas y que se encuentran actualmente en


el museo local (Schondube, 1994: 312-313; ef. Vié-Wohrer, I la de "Nuestro señor el desollado" y en la cual se desollaba
1999,1: 102) (figura 41). En virtud de que algunas de ellas II víctimas femeninas. Tomando en cuenta lo anterior, así

son femeninas, Schondube (1994: 315) muestra sus reservas 'omo la presencia de ejemplares masculinos, es posible que
en cuanto a asociarlas directamente con el culto '4e Xipe IIIs figurillas reflejen la presencia de ambos cultos en la re-
Tótec; sin embargo, el desollamiento era característico tanto ¡ n (e( Nicholson, 1989: 111).
de tlaeaxipehualiztli como de oehpaniz.tli, la fiesta dedicada Desde luego, no puede tomarse el dato de Sahagún so-
a la figura de la diosa-Madre, paralela en más de un sentido h .. \ el Zapotlan jalisciense como una prueba del verdadero
80 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 81

origen de Xipe Tótec. Resulta más congruente, en dado caso, 'ult~ de Xi pe Tótec parece haber tenido una especial impor-
suponer una relación del dios con los lugares cuyo nombre tancIa, en la opinión del investigador alemán (Seler, 1990-
deriva del zapote, tomando como base la particular identifi- 1998, IV: 240; cf III: 98). Seler se basó en la obra de Antonio
cación que existía entre el numen y dicha planta. 45 Un ejem- d Herr.era y, en última instancia, en la Relación geográfica
plo equiparable es el de Zaachila, cuyo nombre náhuatl era TeotItlan (del Camino), localizado a poca distancia de
Teotzapotlan ("Lugar del zapote divino [o del diosn, yen oxcatlán y cuyo texto evidencia claramente la importancia
donde parece haber gobernado una dinastía especialmente local de tlacaxipehualiztli (Castañeda, 1984; cf Nicholson,
vinculada con Xipe Tótec (Seler, 1990-1998, IV: 70-71). 1955: 121). La localización de un temalácatl en Tehuacán
n efecto, viene a reforzar los vínculos de esa región con eÍ
'ulto de Xipe Tótec (Nicholson, 1955).
Cozcatlan y Tula como cuna de la fiesta tenochca En cuanto a la mención de Tula como origen de la cele-
de Xipe Tótec I ració~ ten?chca de tlacaxipehualiztli, es probable que tenga
su exphcacIón en la asociación establecida durante el Pos-
Los Memoriales de fray Toribio de Benavente, o Motolinia, clásico Tardío (1200-1521 d. C.) entre la figura de Xi pe Tótec
asientan que la fiesta tlacaxipehualiztli no fue traída a la .Y los últimos tiempos de Tollan, cuestión que posiblemente
cuenca de México por los mexicas, sino que la tomaron de s • relacionó con la importancia adquirida por dicha fiesta
Cozcatlan y Tula ("Cuzcatan y Tula") (Motolinia, 1996: 170). 'n Tenochtitlan, y que será abordada con mayor amplitud
En el caso de Cozcatlan, debe mencionarse que los músi- 'n el capítulo "El,papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli
cos y cantores encargados de interpretar el temalaculcf!tl o ('n la transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenochtitlan"
"Canto del temalácatl" en la versión tenochca de tlacaxipe- (pp. 185-239) de esta obra.
hualiztli, recibían el nombre de cozcatecas (Sahagún, 1953- El testimonio de los Memoriales de Motolinia segura-
1982, Libro 2: 52).46
Lo anterior llevó a Seler a pensar que el gentilicio aludía
al actual Coxcatlán, Puebla, situado en una región donde el

45 Siguiendo el mismo principio, es posible conceptualizar a Tzapo-


dan -así como a su gentilicio correspondiente, tzapoteca- en un sentido
ecuménico vinculado con Xipe Tótec. Kirchhoff, por ejemplo, recabó 'una
lista tan amplia de topónimos derivados del zapote en la actual regiónja-
lisciense, que se inclinó a creer en la existencia de preferencias nominacio-
nales ajenas a la presencia real de esa planta (Kirchhoff, 2002 : 160). Aun
así, la escueta mención del Zapodan de Jalisco como cuna del dios, en una
obra recabada a través de informantes mexicas, no deja de sorprender. No
obstante, Ixdilxóchitl aporta datos de particular interés que podrían ligarse
con esta cuestión, y que serán discutidos en breve.
46 Es Tezozómoc quien proporciona el dato sobre el nombre del canto
que se interpretaba durante la realización del llamado sacrificio gladiatorio
(Alvarado Tezozómoc, 1878: 416). Figura 42. Códice NuttaU, 83 .
82 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 83

mente se enmarca dentro de un cúmulo de declaraciones


indígenas que pretendían obtener una exculpación en lo
concerniente a los sacrificios humanos; en las fuentes docu-
mentales, sobran ejemplos en los que -a diferencia del caso
que se comenta- otros grupos adjudicaron a los mexicas el
origen de dicha práctica ritual. A este respecto, y suponien-
do que el texto de los Memoriales de Motolinia tuvo como
fuente a informantes mexicas, es importante señalar que
los cozcatecas aparecen en el Códice Florentino como uno
de los pueblos enemigos que eran invitados a presenciar la
celebración de tlacaxipehualiztli en Tenochtitlan (Sahagún,
1953-1982, Libro 2: 55). Figura 43. Códice Becker 1, 10.

mento más inmediato para rebatirlo sería el de la presencia


LA ANTIGÜEDAD DEL SACRIFICIO GLADlATORlO ! ' la ceremonia en Tenochtitlan, al menos desde los tiempos
EN LAS FUENTES DOCUMENTALES d Chimalpopoca (r. ca. 1414-1427), cuestión que será discu-
tida en breve. No obstante, existen varios otros que veremos
Algunas fuentes, tanto pictográficas como escritas, arrojan l'n eguida.
información en tomo a la antigüedad mínima del tlahua- Probablemente los testimonios que remiten su existencia
huanaliztli o sacrificio gladiatorio, ceremonia principal de \ una mayor antigüedad son los brindados por los códices
tlacaxipehualiztli, así como respecto al papel social que ad- Nullall y Becker 1, donde se ilustra el sacrificio gladiatorio de
quirió, por lo menos desde el Posclásico Temprano (900- p 'r onajes mixtecos prominentes (CN: 83; CB-I: 10) (figuras
1200 d. C.). Dicho papel. por cierto, no parece haber dife- 42 y 43). En ambos casos, los hechos ocurrieron en el año
rido sustancialmente del que tuvo entre los mexicas, dada 1050 d. C. y se asocian -de acuerdo con los documentos- a
su relación con conquistas mili tares y con el sacrificio de ,'on !lictos militares o conquistas (Nowotny, 1964: 13; Caso,
personajes distinguidos. !lJ 6, 1: 75).
Según Durán, su invención corrió a cargo de Tlacaélel, En la Historia tolteca-chichimeca , el tlahuahuanaliztli
el cihuacóatl mexica, durante la época del primer Motecuh- 'parece también como acción consumadora de conquistas
zoma (r. 1440-1469) (Durán, 1967,11: 171). Sin embargo, en IlIilitares desde el Posclásico Temprano (900-1200 d . C.), al
este caso el fraile dominico se encuentra muy alejado de la '11 1que el sacrificio mediante flechamiento o tlacacaliliztli.
verdad, cuestión atribuible a la fuente -o fuentes- indíge-
nas que utilizó, es decir, la hipotética Crónica X. 47 El argu- I,"v en día; Robelt H. Barlow se refilió a tal documento como la Crónica X
CIIIII'low, 1945). Los textos que delivan directamen te de la Crónica X son la
1fI ~ /() ria de Durán (1967, t. II) Y la Crónica Mexicana de Hemando Alvarado
47 Algunas fuentes documentales presentan claras coincidencias en su II -,I)z moc (1878); indirectamente, delivan también el Manuscrito Tovar o
contenido, evidenciando que abrevaron de un mismo documento extraviado ( ', ,1/ ' Ramírez (1878) y el Libro VII de la obra de Joseph de Acosta (1979) .
XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 85
84

Según la fuente, en el año 1174 d. C.los chichimecas cuauh-


linchantlacas, recién llegados a la región de Cholula, derro-
taron a los enemigos de los tolteca-chichimecas, quienes a
u vez controlaban esa gran ciudad mesoamericana;48 cuatro
de los tlatoque vencidos fueron sacrificados: uno de ellos por
flechamiento, y los restantes por "rayamiento" (HTC: 27v,
184-185) (figura 44). Es de señalarse que los sacrificadores
lambién ostentaban el cargo de tlatoque, así como que los
guerreros cuauhtinchantlacas fueron recompensados con
mujeres y tierras donde asentarse, hechos que perduraron
amo la historia fundacional de Cuauhtinchan (HTC: 186ss;
Reyes García, 1988: 97).
Los hechos son presentados como motivo para la insta-
lación de un cuauhtemalácatl en Cholula, cuya utilización
r> rduró hasta la Conquista, ya que la misma fuente consig~
n el "rayamiento" de un pilli cholulteca pocos años antes de
I llegada de los españoles (HTC: 49v, 229). Paul Kirchhoff
l nsideró los testimonios de la Historia tolteca-chichimeca
• mo una clara referencia al culto local de Xipe Tótec, cues-
t Ión que se ve reforzada por la existencia de un sitio llamado
ipecalco ("En la casa de Xipe") dentro de la cabecera colo-
111 1de Santa María Quauhtlan, de acuerdo con los libros de
I utizo de Cholula (Kirchhoff, 1967: 7,9; HTC: 245, cuadro 7).
Por último, existen evidencias sobre la presencia, en la
l U nca de México y por lo menos hacia las postrimerías del
I lo XIII, de un grupo que tenía como una de sus prácticas
Iltuales fundamentales el uso del temalácatl como altar de
, orificios. Se trata de los nonohualcas teotlixcas tlacochcal-
l • o tlacochcalcas, con los cuales --como veremos poste-
I lormente- entablaron relaciones los mexicas.
En cualquier caso, lo que interesa destacar por el mo-
111 ' oto es que, de acuerdo con las fuentes documentales, la
l :
. ' ." ',
~~Los enemigos de los tolteca-chichimecas eran los olmeca-xicalancas
Figura 44. Historia tolteca chichimeca, 28r. (. f, rchhoff, 1940: 96-97).
ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 87
86 XIPE TÓTEC

ceremonia principal de la fiesta de Xipe Tótec, conocida en lA etapa de la peregrinación


lengua náhuatl como tlahuahuanaliztli Y bautizada por los
peninsulares del siglo XVI como sacrificio gladiatorio, era Algunas fuentes documentales aportan información acerca
celebrada en regiones aledañas a la cuenca de México por de los antecedentes de Xipe Tótec dentro del grupo mexica,
lo menos desde el Pos clásico Temprano (900-1200 d. C.), remitiéndolos a la época de la peregrinación que los condujo
formando parte del bagaje cultural de los pueblos que ha- hacia la cuenca de México. De acuerdo con dichas fuentes,
bitaban el centro de México. Lo anterior es congruente con uno de los siete barrios o calpultin que partieron de Aztlan-
el registro arqueológico y su testimonio en cuanto a la pre- hicomóztoc fue el de Yopico. Es posible, incluso, que dicho
sencia del dios en el área de Teotihuacan, durante el mismo 'alpulli haya ocupado un lugar preponderante, si se consi-
Posclásico Temprano, como lo evidencia la efigie localizada dera que es el primero en ser mencionado por los textos de
r ferencia (Durán, 1967, II: 28-29; Alvarado Tezozómoc,
por Saville.
1992: 14-15,26; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1991: 25).
Según la Crónica mexicáyotl, en su trayecto migratorio
ANTECEDENTES DE X!PE TÓTEC y SU CULTO distintos calpultin erigían templos a sus dioses en los lu-
ENTRE LOS MEXlCAS ares donde se asentaban: "y donde permanecían mucho
li mpo, hacían templo, ahí erigían la casa de su dios Huitzi-
Entre otras cosas, en las páginas anteriores se ha aclarado la 1 pochtli, y también los demás que los guiaban, los dioses de
presencia del culto a "Nuestro señor el desollado" en el ám- lo que se llamaban siete calpullis."49
bito geográfico donde se asentarían los mexicas para desa- Durán se refiere al dios tutelar del calpulli Yopico como
rrollar el último gran centro urbano y político de Mesoamé- Yopican teuctli; sin embargo, los nombres que menciona en
rica. Ahora, se expondrán y discutirán datos de las fuentes -1 aso de los otros seis dioses peregrinantes incorporan el
documentales que hablan a favor de su presencia temprana 1 los calpultin que señoreaban, por lo que el dato no nos
en el grupo, en contra de lo que ha sido afirmado en ocasio- di 'e mucho (Durán, 1967, II: 29).
nes respecto a una eventual "importación" de la deidad y su No obstante, la relación con Xipe Tótec es clara, debido
complejo cultual, como consecuencia de conquistas milita- I la coincidencia entre el nombre del calpulli -cuyo signi-

res posteriores a 1430 d. C. (cf. Garibay K., 1995: 178-180; Ii 'ado es "El lugar de Yopi"_sO y el del templo que estaba
Heyden, 1986). Además de patentizar esa existencia pre- l'on agrado tanto a "Nuestro señor el desollado" como a la
matura de Xipe Tótec entre los mexicas, los datos expresan
49Versión castellana de Federico Navarrete Linares (2000: 187). El
también que las entidades sociales protegidas por el dios 1I\l(t original, según paleografía de Adrián León, dice: "auh icana cenca
reclamaban haber desempeñado un papel destacado en los 111/1' ahuaya, moteocaltiaya oncan quiquetzque inical initeouh in Huitzilopo-
primeros tiempos de Mexico-Tenochtitlan. I Irlll, auh caoc no cequintinin quinhualhuicac inin teohuan inic mitohua in
,11/- me calpolli [ .. .]" (Alvarado Tezozómoc, 1992: 26).
'0 León-Portilla, probablemente influenciado por Garibay --{!uien
" 11\ Ideraba a Xipe Tótec como un dios extraí'lo o extranjero para los mexi-
111 - , tradujo Yopico como "en el lugar de Yopi, el extranjero" (en Saha-
111, 1958: 105, n. 64).
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 89
88

celebración de tlacaxipehualiztli, según lo asientan clara- integrante del grupo mexica peregrinante de acuerdo con
mente Sahagún y Durán (Sahagún, 2000, 1: 178, 181-182, las fuentes citadas anteriormente, lo veneraba como su dios
278; Durán, 1967, JI: 173). Sahagún, además, enumera al tutelar o calpultéotl. Si bien esto último ya había sido seña-
Yopico Calmécac y al Yopico Tzompantli como inmuebles lado por Carlos Martínez Marín (1963: 179), las precisiones
relacionados particularmente con tlacaxipehualiztli y aclara on necesarias en virtud de los planteamientos que serán
que el sacerdote encargado del templo Yopico era el Xipe Yo- vertidos en breve sobre la antigüedad del culto a Xipe Tótec
pico teuhua (Sahagún, 2000, 1: 278, 291). Su texto primario, ntre los mexicas.
significativamente, designa en una ocasión a dicho templo Martínez Marín, en el lugar recién citado, también iden-
como "el templo de Yopitli" o "templo de Yopi".51 tifica a los integrantes de ese calpulli Yopico con los yopis,
Es probable que Yopi haya sido el nombre del numen antiguos habitantes de la actual costa de Guerrero, cuestión
como calpultéotl. Durán, al referirse al templo Yopico visi- por demás lícita. Lo que sí resulta riesgoso, en mi opinión,
tado por Tízoc durante su proceso de entronización, lo ca- hacer extensivas a la etnia de los yopis, en general, las
racteriza como residencia de "un dios que llamaban Yopi" r ferencias sobre el origen de dicha entidad como parte del
(Durán, 1967, JI: 302). Dicho templo, como lo he planteado , nglomerado humano que inició su peregrinación en Az-
en otro lugar, debe haber sido el que se hallaba en el nauh- tlan-Chicomóf toc, según ha sido sugerido por algunos au-
campan tenochca de Moyotlan y que estaba a cargo de las tres (Vié-Wohrer, 2002: 535; Meza Herrera, 1986: 392). Es
entidades sociales protegidas directamente por Xipe Tótec mucho más factible que los integrantes del calpulli Yopico
(González González, 2005). Finalmente, uno de los elemen- t nochca, como parte de un proceso de integración, hayan
tos más característicos del atavío del dios, el gorro o tocado l' clamado para sí un origen análogo al de las demás agru-

cónico con tiras de extremos bifurcados, recibía el nombre I ciones con las que -finalmente- habían llegado a corn-
de yopitzontli, "cabellera [o penacho] de Yopi"; Durán, de Il rtir un territorio.
hecho, lo traduce como "cabellera del dios Yopi" (Durán, En relación con lo anterior, es el momento de retomar
1967, JI: 277). Dicho elemento se empleaba como glifo re- \hora la extraña y, aparentemente, aislada mención del Za-
presentativo de tlacaxipehualiztli y de lugares cuyo nombre potlan jalisciense como lugar de origen de Xipe Tótec, trans-
contenía el de Xipe, prueba de que era su emblema por ex- mitida por Sahagún. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, como se
celencia (Vié-Wohrer, 1999, JI: lám. AS!). dijo en la nota 45, aporta datos de particular interés que, por
De esta manera, no puede haber dudas en cuanto a que un lado, atenúan la singularidad de la afirmación del fran-
Yopi era otro nombre de Xipe Tótec, tal y como lo supu- llano y, por otro, permiten sospechar que en la cuenca de
so Caso (19S6: 13),52 ni respecto a que el calpulli Yopico, M xico, hacia el final de la era prehispánica, circularon cier-
1 IS versiones que remitían el origen de los mexicas -y de
1.1 r s grupos- a esa región occidental mesoamericana, pre-
51 El texto dice a la letra: "in icpac teucalli yopitli, yopiteucalli" (Saha-

gún, 1953-1982, Libro 2: 58).


52 El mismo Caso, junto con Bernal, consideraron que Yopi era el nom-
bre con que los mexicas designaban a "Nuestro sei'\.or el desollado" al con- 1111v cablo náhuatl, por lo que resulta más viable la propuesta planteada
cebirlo como oriundo de la tierra de los yopitzincas o tlapanecas (Caso y 11 J párrafo precedente, es decir, que haya sido el nombre aplicado al dios
IIUI u propios protegidos.
Bernal, 1952: 249). Sin embargo, es sumamente improbable que Yopi sea
90 XI PE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 91

sentándolos al mismo tiempo como portadores del culto al [ ... ] y fue con [su familia] por las tierras del reino de Michhua-
Tezcatlipoca Rojo, una de las advocaciones de Xipe Tótec. can hasta la provincia de Aztlan como está referido: el cual
De acuerdo con dicho cronista, cuando en el Acolhua- estando allí murió, y entró en su lugar Ozelopan [ ... ] el cual
can gobernaba Techotlalatzin, hijo de Ouinatzin, llegaron a acordándose de la tierra de sus pasados, acordó de venir a ella,
esa región cuatro grupos que eran "gentes de la nación Tul- trayendo consigo a todos los de su nación, que ya se llamaban
teca de delante de Xalisco, gente muy sabia [ ... ]"; los grupos Mezitin, que los acaudillaban, juntamente con Izcahui Cuex-
en cuestión eran los mexicas, los colhuas, los huitznahuas y pálatl Yopi y según otros Aztlal y Acatl [ ... ] CAlva Ixtlilxóchitl,
los tepanecas (Alva Ixtlilxóchitl, 1965,1: 139).53 Más adelan- 1965,11: 62).
te, Ixtlilxóchitl refiere que dichos grupos "Trajeron consigo
muchos ritos, ídolos y ceremonias, entre los cuales fueron Encontramos ahora que uno de los líderes de los meci-
Tezcatlipuca, ídolo principal de Texcuco y Tlatlauhquitezca- tin procedentes de Aztlan, el de Xalixco, en esa peregrina-
tlipuca" (1965,1: 140). ción de retomo, tenía incorporado a su nombre el del dios
En otro lugar, la misma fuente retoma de alguna mane- tutelar del calpulli Yopico, es decir, Xipe Tótec.
ra la cuestión, situando los hechos en tiempos de Ouinatzin, De esta manera, la confrontación entre las referencias
padre de Techotlalatzin e hijo de Tlotzin, y dice: obre el calpulli Yopico como una entidad que partió de Az-
tlan-Chicomóztoc formando parte del grupo mexica, sobre
En este mismo año que murió Tlotzin entraron los mexicanos I Zapotlan jalisciense como lugar originario de Xipe Tótec,
en la parte y lugar donde está ahora la ciudad de Mexico [ ... ] y la versión transmitida por Ixtlilxóchitl, en la que los mexi-
después de haber peregrinado muchos años en diversas tierras cas o mecitin llegan (o regresan) de un Aztlan situado en Xa-
y provincias, habiendo estado en la de Aztlan, desde donde se lixco, portando el culto del Tezcatlipoca Rojo y con uno de
volvieron, que es en lo último de Xalixco CAlva Ixtlilxóchitl, sus líderes ostentando el nombre de Yopi, autoriza a supo-
1965, II: 62). ner -como se dijo líneas atrás-la existencia de un sustrato
omún en todas ellas, de manera que parecen compartir un
Como puede verse, el pasaje insinúa una peregrinación mismo origen. 54
circular en la que Aztlan aparece como el punto de retorno. Más adelante, cuando se discuta el papel de la fracción
<En efecto, Ixtlilxóchitl explica a continuación que los recién
llegados eran del linaje de los toltecas y descendientes de un 54 De igual manera, autoriza a suponer que en este caso se trata del
tal "Huetzitin", quien había escapado "con su gente y fami- " 'zcatlipoca Rojo bajo su advocación de Xipe Tótec. Torquemada, al señalar
lia" cuando los toltecas fueron destruidos en Chapultepec, y 111 multiplicidad de versiones sobre el origen de los antiguos habitantes de
prosigue así: 1, Nueva España, en particular de los mexicas y acolhuas, afirma que "una
,'osa se ha de tener por infalible, y es que todos concuerdan en que son ad-
v'J1edizos, y que su origen es de hacia aquellas partes de Jalixco, que es al
IlOniente respecto de México [ .. .)" (Torquemada, 1943,1: 31). Asimismo, uno
53 Ixtlilxóchitl se refiere a los mexicas como los "Metzitin, que son los ,1, los nombres con los que Cristóbal del Castillo identifica el lugar donde
primeros Mexicanos [ ... ]"; aunque el cronista ubica los hechos en 1301 , IIIUriÓ y transmitió Huitzilopochtli ("Huitzilópoch") sus últimas ordenanzas
según Chimalpain, Techotlalatzin señoreó el Acolhuacan de 1331 a 1399 o 11 1 meci/in es el de Huei Mollan Xallixco, ubicándolo "hacia donde se pone
1400 (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 19jna: 83, lIS, n. 179). (,1 1" (Castillo, 1991 : 141ss., 157).
92 XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 93

encabezada por el calpulli Yopico en el proceso fundacional principales rasgos culturales. Cuando llegaron a la región de
de Mexico-Tenochtitlan, veremos que los portadores de esa Chalco en 1307, es decir, muy poco después de su estadía en
tradición reclamaban para sí, igualmente, un papel de pri- Chapultepec: "[ ... ] establecieron su téchcatl, su temalácatl
mer orden en dicho proceso. sobre los que mataban a los cautivos allí en Xinpacoyan ~
Xaltícpac", (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 37).
De acuerdo con Navarrete Linares (2000: 426), es posi-
La relación de los mexicas con los tlacochcalcas ble que exista una identificación entre los tlacochcalcas y
el nonohualca Timal, quien realizó conquistas en Cuauhná-
Durante su estancia en Chapultepec, en el ocaso del siglo huac y luego llegó a Chapultepec para erigir dos cuauhxica-
XIII,los mexicas entablaron contacto con los nonohualcas Ilis consagrados a su dios, según los Anales de l1atelolco (AT:
teotlixcas tlacochcalcas, o simplemente tlacochcalcas, gru- 61).55 El autor, quien sostiene la tesis de que los mexicas tu-
po que posteriormente estableció su residencia definitiva vieron la intención de fundar su establecimiento definitivo
en la región de Chalco, adoptando el nombre postrero de en Chapultepec, y que el sacrificio de Cópil habría tenido la
tlalmanalcas chalcas (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1991: finalidad de legitimar esa acción, considera que los devotos
141,67; 2003a: 5; 2003b: 75). Es posible, no obstante, que la de Huitzilopochtli habrían recibido así "dos bienes cultura-
relación entre ambos grupos haya tenido una mayor anti- I de gran valor [es deciJ~ - los cuauhxicallis referidos] para
güedad, si damos crédito a Chimalpain en cuanto a que los u fundación en Chapultepec" (Navarrete Linares 2000'
tlacochcalcas se establecieron durante algún tiempo en Tula 42 6. ) 56
Como lo señala el mismo investigador, algunas '
fuen-•
antes de llegar a Chapultepec, así como que en su trayecto t hacen coincidir una vez más a ambos grupos posterior-
migratorio hacia ese importante centro pasaron por Cuixté- mente, en el lugar llamado Tlapitzahuayan, lo que refuerza
cad Icayan o Cuextécatl Ichocayan, punto relevante también -1 planteamiento sobre la existencia de relaciones entre ellos
en la peregrinación mexica hacia la cuenca de México (Chi- (Navarrete Linares, 2000: 445-446).
malpain Cuauhtlehuanitzin, 1991: 125, 137; 2003a: 23, 27). Un testimonio de Jacinto de la Serna, quien creyó que la
En opinión de Kirchhoff, los tlacochcalcas de Chimalpain ran cantidad de dioses invocados por los indígenas era el
podrían ser los mismos chalca-tlacochcalcas que -según los
"- N d 'ed
o eJa ser'mteresante que los Anales de nate/oleo hagan referen-
Anales de Cuauhtitlan- arribaron a Chalco en 1168 d. C., Y
(' ~ dos c~~uhxicallis, en virtud de que --como veremos en otro lugar-los
asimismo los chalmecas que, de acuerdo con Diego Muñoz Itl "leas utihza~an dos grandes altares de sacrificio en la ceremonia principal
Camargo, se establecieron en ese lugar abandonando una mi- ,1 la fiesta de Xlpe Tótec. González Aparicio registro un lugar llamado Nono-
gración compartida con los olmecas y xicalancas (Kirchhoff, huaico (Nonoalco), en las cercanías de Chapultepec, en su Plano reconstructi-
1940: 98; Bierhorst, 1992a: 45; Muñoz Camargo, 1998: 71). de;:
I't> región de T~ochtitlan (?<>nzález Aparicio, 1973: plano, e-XV),
Navarrete Lmares consIdera que Timal se identifica con los tlacoch-
Retomando al historiador chalca, lo importante para el ('I\J~s, ~n.. virtud de que comparte el gentilicio, su dios es descrito como
caso que nos ocupa es que los dacochcalcas tenían como 11/\ bruJO, lo que podrla indi,car u~ correspondencia con Tezcatlipoca, y
1'lIe to que los tlacochcalcas mCUI'SlOnaron efectivamente en la región de
dios tutelar al Tezcatlipoca Rojo (Chimalpain Cuauhtle- (11 uhnáhuac (Navarrete Linares, 2000: 426), Podría agregarse, en mi opi-
huanitzin, 2003a: 5; 2003b: 77), y también que el uso del 1116n, que TImal tenía por protectora a la lluvia, de igual manera que el dios
temalácatl como altar de sacrificios constituía uno de sus 1I los tlacochcalcas (AT: 61; ChimaIpain Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 9),
ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 95
XIPE TÓTEC
94

La fundación de Mexico-Tenochtitlan (ca. 1325 d. C.)


resultado de la convivencia de una multiplicidad de naciones,
parece referirse a los lazos políticos y religiosos entablados
Los datos de algunas fuentes sobre el proceso fundacional
por los mexicas con los tlacochcalcas o tlalmanalcas chalcas:
de Mexico-Tenochtitlan, relacionados con otros que se re-
[ oo.] porque tenían por costumbre [ ... ] que cuando venía algu-
fieren a la ciudad ya constituida, permiten proponer que la
na nación a poblar de nuevo entre la que ya estaba poblada, los
fracción del grupo mexica protegida por Xipe Tótec desem-
unos recibían por dios al que traían los que venían de nuevo,
peñó un papel relevante en los inicios de la urbe, o al menos
ue reclamaba haberlo tenido. Los mismos datos, por otra
y éstos en recompensa veneraban por su dios al que tenían
los ya poblados, y así es tradición, que los mexicanos, que vi-
parte, apuntan hacia un desarrollo gradual del asentamien-
l ,en contraposición con el punto de vista tradicional sobre
nieron a poblar a esta tierra después de los tlalmanalcas reci-
la ocurrencia de una sola instauración.
bieron por dios a Tezcatlipucca , dios de los de Tlalmanalco, Y
Es de sobra conocida la historia de Cópil, el sobrino de
estos tuvieron por dios a Huitzilopochtli, dios de los mexicanos
Iluitzilopochtli que, buscando vengar a su madre Malinalxó-
[ ... ] (Serna, 1953: 63).
-hitl, enfrentó a los mexicas cuando se hallaban en Chapul-
En cuanto a la identidad del Tezcatlipoca Rojo venerado l 'pec, siendo derrotado y sacrificado por estos últimos a
manos de su líder Cuauhtlequetzqui. Su corazón, arrojado
por los tlacochca1cas, es probable que se haya tratado de Ca-
maxtli, ya que Durán y Alvarado Tezozómoc se refieren a él l. r el victimario entre los tulares, desempeñaría un papel
fundamental en la fundación de Tenochtitlan, puesto que de
como el dios de los chalcas y este último, además, lo relacio-
! I brotó el tunal sobre el que más tarde se posaría el águila-
na específicamente con Tlalmanalco (Dumn, 1967, II: 141-
Iluitzilopochtli para indicar el lugar preciso donde la ciudad
142; Alvarado Tezozómoc, 1878: 293, 296-297; cf. Olivier,
2004: 181). Además de ser un dios pluvial (véase la nota 56) ti bía ser edificada (Dumn, 1967, II: 37-38; Alvarado Tezo-
, moc, 1992: 39-44; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1991:
también era guerrero, puesto que acompañaba a sus prote-
gidos al campo de batalla (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, -133; HMP: 225-227; AT: 59-61).
De acuerdo con Durán, el corazón de Cópil "fue a caer
1997a: 163).51 1 11 un lugar que agora llaman Tlacocomoco" (Durán, 1967,
No obstante, y aunque el complejo ritual asociado con
Xipe Tótec debe haber formado parte del bagaje cultural de 11 : 8). Según la Crónica mexicáyotl -fuente que otorga a
los mexicas con anterioridad a su estancia en Chapultepec, ll 'luhtlequetzqui el cargo de teomama y le llama también
lUlUhcóatl-, el líder recibió instrucciones de Huitzilopoch-
esa relación con los tlacochca1cas Ysu empleo del temalácatl
1I para internarse entre los tules, con el fin de buscar un
constituye otro antecedente de la familiaridad d .... : ~po con
la ceremonia por excelencia de la fiesta dedicada a "Nuestro I ' P 'late, pararse sobre él y arrojar el corazón de Cópil; la
r . ra, prosigue el texto, "fue a caer dentro del tular, del
señor el desollado". I rdzal [ .. .] y ahora llamamos Tlalcocomocco a donde se
1'" ) de pie Cuauhcóatl cuando vino a arrojar el corazón"
~7 Como veremos en el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan ( Iv ,rado Tezozómoc, 1992: 44).
y sus relaciones con la guerra" (pp. 241 -315), Xipe Tótec acompañaba al iguiendo a la misma fuente, el tepetate o "estera de
ejército mexica representado por el hueitlatoani .
96 XIPE TÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 97

piedra" sobre el que se paró Cuauhtlequetzqui -es decir, [ ... ] trajo una piedra muy grande, para los sacrificios, la cual
"Tlalcocomocco"- sirvió como estación de descanso a Quet- puso en el barrio de Tlalcocomoco, sobre la cual mataban, y
zalcóatl durante su marcha hacia Tlillan Tlapallan, yen él sacrificaban los que eran ofrecidos, en sacrificio, a los demo-
se encontraban los dos asientos o icpallis del dios, uno rojo nios, y la digladiatoria. Era esta piedra redonda, y grande, la-
y otro negro (Alvarado Tezozómoc, 1992: 43). López Austin brada toda a la redonda, con grande artificio, y agujereada por
utiliza este pasaje de la Crónica mexicáyotl como ejemplo medio, por donde corría la sangre de los cuerpos, que sobre
sobre la presencia de los pares de oposición -en este caso ella cortaban (Torquemada, 1943,1: 126).
la oscuridad y la luz- en las hierofanías fundacionales, ya
que los icpallis de dos colores señalan el lugar donde sería En concordancia con Torquemada, Chimalpain afirma
erigida la ciudad (López Austin, 1994: 91-92). que en el año 11 calli o "casa" (1425) "se colocó el temalácatl
Graulich, autor que también hace notar la carga simbó- n Tlalcocomoco" (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1997a:
lica del relato, lo enmarca en el contexto de las tradiciones L31);59 los "Anales de don Gabriel de Ayrua" (uno de los do-
cuya finalidad era presentar a los mexicas como herederos 'umentos utilizados por Chimalpain) son aún más explíci-
legítimos del poder de Tollan (Graulich, 1988: 242; 2000: t s, ya que incluyen al templo de "Yopícatl" como parte de
240, n. 101). En continuidad con esto último, y con la ocu- la ceremonia de consagración, presentando además el acon-
rrencia de estos hechos durante la estancia de los mexicas l cimiento como origen de una conflagración bélica contra
en Chapultepec, es importante mencionar que este lugar Chalco:
fue, de acuerdo con Jiménez Moreno, la última capital tolte-
ca (citado por Broda, 1978: 108). Año 11 Casa 1425 años. En él estrenaron el teocalli de Yopíca-
Como veremos con mayor detalle en el siguiente capítu- ti, allí en Tlalcocomocco. Y les hicieron encargo, [una] piedra
lo, Tlalcocomoco y Yopico -la entidad protegida por Xipe iban a venir a agarrar; los chalcas no pudieron hacerlo, por eso
Tótec- eran calpultin vecinos en la Tenochtitlan ya confor- empezó la guerra, por eso allá hicieron la guerra, porque el te-
mada, encontrándose ambos en su parcialidad sudoeste, mallácatl debía ser esculpido (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin,
llamada Moyotlan. Sin embargo, Tlalcocomoco era mucho 1997b, 1: 230).60
más que un simple calpulli vecino de Yopico. Significativa-
mente, era la localidad que alojaba al templo periférico de
'9 Torquemada afirma que Chimalpopoca murió a los 13 años de ha-
"Nuestro señor del desollado" y su inseparable temalácat-l, el I 'r iniciado su mandato (Torquemada, 1943,1: 106); considerando que el
ara circular de piedra donde se realizaba el tlahuahuanaliztli I \ er hueitlatoani tenochca falleció en 1427, el décimo primer año en que
o sacrificio gladiatorio. 58 I ronista ubica la ·instalación del temalácatl en Tlalcocomoco correspon-
1I rfa a 1425, coincidiendo en la fecha con Chimalpain.
En efecto, fray Juan de Torquemada nos dice que Chi- 60 "xi. calli xihuitl, 1425. años ypan in nican yn quichallique y yopicatl
malpopoca, durante el undécimo año de su reinado: I ( allí yn oncan tlalcocomocco. yhuan quintequiuhtica tetl quihuallanaz-
'r'l/a yn chaTea amo huel quichiuhque yc peuh y yaoyotl yc ompa yaot[i]que
~8 Le llamo "periférico" en relación con el templo Yopico consagrado \'/Il/nlpa temallacatl moximazquia." La versión al castellano es de Berenice
a Xipe Tótec en el recinto sagrado principal de Tenochtitlan, cuya probable I tintara Rojas. La Séptima relación de Chimalpain dice que en 1425 los
ubicación se discute en el capítulo "Escenarios del culto de Xipe Tótec en l/l/fOque chalcas dejaron de obedecer a los mexicas y de enviarles lo que
HII liaban (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 93).
Mexico-Tenochtitlan" (pp. 109-183).
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 99
98

Volviendo a la relación entre Tlalcocomoco Y el desti-


no del corazón de Cópil, de acuerdo con ciertas fuentes los
mexicas (o por lo menos una fracción del grupo) se estable-
cieron en Tlalcocomoco después de abandonar Chapultepec
y antes de la fundación "oficial" de Tenochtitlan.61 Según
Chimalpain, fue el primer lugar al que se dirigieron desde
el "Cerro del chapulín", tras ser atacados por los tenancas
en 1285: "Y una vez que mataron a Cuauhtlequetzqui los
del gran Teotenanco, y ya que los mexica partieron de in-
mediato fueron a llegar a Tlalcocomocco [ ... ]" (Chimalpain
Cuauhtlehuanitzin, 1991: 135).
Los Anales de Cuauhtitlan, por su parte, ubican el sitio
y derrota de los mexicas en Chapultepec varios años antes, Figura 45. Codex Mexicanus 23-24, XXXVIII.
cr.
en 1240 (AC: 18-22; Bierhorst, 1992a: 47-48). No obstante,
agregan que en 1244 el señor de Culhuacan, Chalchiuhtlató-
nac, les permitió asentarse en Tizapan, así como que casi 30 abandonaron Chapultepec y se trasladaron a TlaIcoco-
años después, en 1273, fueron trasladados a Tlalcocomoco !TI co de acuerdo con Chimalpain, estableciendo además un
por orden de Tziuhtecatzin, quien ya para entonces era el 11 xo directo e inmediato entre la muerte del agresor y el

tlatoani de los culhuas (AC: 22, 23; cf. Bierhorst, 1992a: 54, lanzamiento de su corazón desde TlaIcocomoco (Alvarado
56). Sin precisar la fecha, el documento dice que posterior- 'zozómoc, 1992: 44-45). La misma fecha es señalada por
mente los culhuas fueron a Tlalcocomoco para intentar con- ·1 Codex Mexicanus 23-24, documento que además ilustra
quistar a los mexicas, resultando derrotados y sacrificados h aptura de C6pil y lo presenta portando el característico
por éstos (AC: 23; cr.
Bierhorst, 1992a: 56). vopitzontli de Xipe Tótec (CM 23-24: XXXVIII) (figura 45).62
Los Anales de Cuauhtitlan, la otra fuente que relaciona a
Al mismo tiempo, existen coincidencias que podrían re-
sultar significativas entre estos acontecimientos y algunas de lo. mexicas con Tlalcocomoco, omite mencionar a C6pil en
las fechas relacionadas con la muerte de C6pil. La Crónica torno a los eventos de Chapultepec.63 No obstante, es con-
mexicáyotlla sitúa en 1285, el mismo año en que los mexi-
62 En relación con esta imagen, López Austin considera probable que
1.1 mismo nombre de Cópil -significando "Gorro" o "Tocado"- haga re-
61 Un gran número de fuentes documentales sitúan la fundación de Te- IM'ncia alyopitzontli de Xipe Tótec (López Austin, 1998: 110). El mismo
nochtitlan en el área de Teopan, el nauhcampan o parcialidad sudeste de la tlllor, por otro lado, hace notar la calidad divina del personaje en su enrren-
ciudad llamada San Pablo en la época colonial, tras haber sido expulsados huniento con Cuauhtlequetzqui, el representante de Huitzilopochtli (López
los me;Ucas de Culhuacan (Durán, 1967,11: 44; HMP: 226-227; CA: 39; Chi- AlIslin. 1998: 121).
malpain Cuauhtlehuanitzin, 1997a: 77-81; Alvarado Tezozómoc, 1878: 231; 63 De acuerdo con Navarrete Linares, ello podria deberse a que sus

1992: 62-68; CAz: 196-197, Lám. XII; Alva Ixtlilxóchitl l 1965, 1: 118; Torque- 1IIIIores manejaron tradiciones ajenas a los mexicas, o bien a que conside-
mada, 1943, 1: 289). Con base en esa información, C:;:~o propuso que allí IIIlon irrelevante la historia del personaje (Navarrete Linares, 2000: 439).
tuvo lugar la fundación de la capital mexica (Caso, 1956: 18-19). "01' lra parte, aunque Caso incluyó a la Tira de Tepechpan entre los docu-
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 101
100

veniente recürdar que ubica el trasladü del grupü a dichü las fuentes apuntan hacia Teüpan -la parcialidad sudeste de
lugar en 1273 y que después, sin fecha precisa, anüta que ~lí Tenüchtitlan- cümü el escenariü de la fundación ".oficial",
derrotaron Y sacrificaron a guerrerüs culhuas. Lü antenür, ya que la distancia cümprendida entre esta última y Tlalco-
tal parece, encuentra similitud cün ütrüs relatüs en lüs que cümüco (unos 1700 metros) habría resultadü inalcanzable
el cürazón de un distinguidü guerrerü de Culhuacan apare- para el brazü de Cuauhtlequetzqui (Caso, 1956: 18).
ce cümü .ofrenda fundaciünal del primer templü de Tenü- N.o .obstante, e independientemente de señalar (en rela-
chtitlan (HMP: 227; CA: 41; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, ión con la interpretación de Casü) que las narraciünes rela-
1997a: 77).64 LÓpez Austin, de hechü, equipara el sacrificiü tivas a la fundación de la ciudad se encuentran impregnadas
de Cópil y el del guerrerü culhua cümü rituales previüs de la de una fuerte carga mítica, cünsiderü que las evidencias pre-
fundación (López Austin, 1998: 86). . entadas en este estudiü acerca de Tlalcocümocü cümü sede
De esta manera Tlalcücümücü, la sede del templü pen- del templü periféricü de Xipe Tótec, así cümü su carácter de
féricü de Xipe Tótec en Tenochtitlan, aparece en las fuentes sentamientü prematurü en el área ocupada finalmente pür
de referencia comü un asentamientü mexica de avanzada, Mexico-Tenochtitlan, muestran que se trata del mis mü lugar
pür 1.0 menüs para una parte del grupü, entre su estadía en mencionadü pür algunas versiünes comü escenariü vincula-
Chapultepec y la fundación ".oficial" de la ciudad. Pür .otra con los inicios de la urbe. 65
parte, la referencia recién cümentada respectü a ese lugar
cümü etapa en el viaje final de Quetzalcóatl, a pesar de su 65 Existen datos suplementarios que fortalecen la importancia de Mo-
carácter simbólicü -o tal vez precisamente pür ello- cüns- vollan durante los primeros tiempos de la gran ciudad y, con ella, de Xipe
'I'ótec y sus protegidos. Los Anales de Juan Bautista se refieren a un lugar
tituye ütrü indiciü acerca de su crünülügía temprana. .
(1 esa parcialidad llamado "Tlalcocomocco Atlixocan" y, al mismo tiem-
Casü, interpretandü cün excesiva literalidad la vers1ón p ,informan que en Atlixocan exisúa un lugar llamado Temalacatitlan, "El
de la Crónica mexicáyotl sübre el destinü del cürazón de Có- 1" ar del temalácatl" (Reyes Garcfa 2001 : 313; Reyes Garcfa et al., 1996:
pil cünsidero dudüsü que el Tlalcocümücü menciünadü allí 100), Chimalpain y la Crónica mexicáyotl también mencionan a Atlixocan
'omo uno de los lugares tocados por los mexicas tras haber salido de Cha-
cü~ü platafürma para su lanzamiento cürrespündiera cün el Illltepec (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1991: 135; Alvarado Tezozómoc,
calpulli situadü en Müyütlan, en virtud de que la mayüría de 1 92: 45). Según la Historia de los mexicanos por sus pinturas, los mexicas
111 ron directamente de Chapultepec a un lugar llamado TIachtonco ("TIa-
mentos que mencionan a Tlalcocomoco, el lugar que aparece allí es una I'h ·tongo"), al cual sitúa "donde agora está San Lázaro, junto al tiánguez
población ajena a la ciudad de Tenochtitlan Y lleva por nombre Tlacomolco 111 los mexicanos", refiriéndose al área frontera de lo que fue el tecpan de
ID Juan (Moyotlan), donde se encontraba el mercado de los indfgenas
(Caso, 1956: 12; TI, 1978,1: 97). .
64 De acuerdo con el Códice Aubin, el guerrero culhua se llamaba Chl- 111 1 siglo XVi (HMP: 223; Cervantes de Salazar, 1993: 69-70). Significati-
chilcuáhuitl ("Árbol rojo") y, según Chimalpain, Chichilcuauhtli ("Aguila Vilmente, Tlachtonco era el lugar desde el cual Motecuhzoma II pretendió
roja"). En opinión de Rudolf van Zantwijk, Xomímitl-el gue~ro o lí?er 1".lr al Cincalco ataviado como Xipe Tótec en la vfspera de la conquista es-
mexica que dio muerte al guerrero culhua, de acuerdo con las versIOnes Cl~­ 11IIIIola y, por otro lado, de acuerdO con la misma Historia de los mexicanos
das-- pertenecía al calpulli Yopico (Zantwijk, .1985; 207): P~r muy atractIvo ,,,,r liS pinturas, fue allí donde quedó enterrada la ca~za de Cópil tras su
que resulte ese planteamiento para nuestra diSCUSIón, dIfícilmente en~uen­ lu,.ificio, detalle que relaciona simbólicamente a ese emplazamiento con
tra sustento en las fuentes documentales, con mayor razón cuando Chi~al­ 1111 ocomoco (HMP: 224; Durán, 1967, 11: 495-496; Alvarado Tezozómoc,
pain y la Crónica mexicáyotl incluyen a Xomfmitl entre los lí~eres me:u cas 11478: 675-678). Por último,las versiones de Durán y Tezozómoc sobre el
que se asentaron en Tlatelolco, tras la fundación de Tenochtitlan (Chimal- Inl nto de fuga de Motecuhzoma 11 hacia el Cincalco no sólo relacionan
pain Cuauhtlehuanitzin, 1997b, 11: 61 ; Alvarado Tezoz6moc, 1992: 76). 'I'Inchtonco -como la Historia de los mexicanos por sus pinturas- con
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAM~RICA y ENTRE LOS MEXlCAS 103
102

Una vez expuestos los testimonios de las fuentes referi- estelas de Copán. No obstante, conviene hacer algunas pre-
das, es factible proponer que la avanzada mexica ocupante isiones a este respecto.
de Tlalcocomoco, así como de otros lugares que llegarían a Si bien es indudable que el desollamiento de víctimas
formar parte del nauhcampan tenochca de Moyotlan, debe onstituía la actividad medulaf en la fiesta dedicada a Xipe
haber sido la encabezada por el calpulli Yopico. Parece re- Tótec, cuyo nombre era precisamente tlacaxipehualiztli, "De-
velador también, a este respecto, que en la ciudad confor- ollamiento de personas", no es menos evidente que adqui-
mada tanto el recinto religioso de la parcialidad como su ría una importancia equiparable en ochpaniztli, el periodo
entidad '1íder" se encontraran en su área central, mientras t stivo consagrado a la diosa-Madre, Tlazoltéotl-Ixcuina. De
el templo de Xipe Tótec -tal vez el más importante dentro hecho, desde el punto de vista del mito -como veremos en
de ella- permaneció en su lugar prístino, probablemente .\ capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en
como indicador físico y simbólico de sus orígenes. 66 \ transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenochtitlan"
(pp. 185-239) de este estudio- el sacrificio y despojo de la
piel sufrido por esta última fue la acción que dio origen a
CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPíTULO
"Nuestro sefior el desollado" y al tlacaxipehualiztli. De esta
manera, la sola presencia de esa práctica ritual no consti-
En el desarrollo de este capítulo se abordó el problema re- tuye un testimonio sobre la existencia del dios. Tal vez la
lativo a la presencia de Xipe Tótec en la historia mesoame- mejor muestra sobre la validez de este planteamiento es la
ricana anterior al periodo Posclásico Tardío. Parecen claras di cusión relativa al área maya que fue comentada en este
las evidencias respecto a la práctica del rito del desollamien- . pítulo: por un lado, se reconocen las plausibles pruebas
to humano durante el Clásico. En Teotihuacan, sobre todo, obre el desollamiento en el periodo Clásico y sobre esa base
en el caso del fragmento mural encontrado por Séjoumé en • admite o se supone la participación del numen; por otro
Zacuala, puesto que las imágenes delll~mado "dios de la I do, frente a las evidencias aun más claras de la existencia
máscara" han sido objeto de una polémica cuyos argumen- d 1 rito durante el Posclásico Tardío,67 se recurre a la in-
tos hacen difícil tomar partido, por lo menos a quien esto 'ursión de grupos procedentes del centro de México para
escribe. En el área maya se encuentran los rostros recupe- ,,\icarla. Por ello, en su momento expresé que la admisión
rados en Palenque y, posiblemente, aquellos incluidos en las I1 1 dios -o de un equivalente suyo- entre los mayas del
1 ' ico invalida per se la explicación de su presencia posclá-
l ' como consecuencia de una influencia foránea, y obliga
Chapultepec, sino que también lo vinculan con Atlixocan (Durán, 1967, I1: ncelar alguna de ambas propuestas o a pensar en la mo-
493-494; A1varado Tezozómoc, 1878: 678) . ,Illi ación histórica o readaptación de una actividad ritual
66 De acuerdo con Motolinia, los mexicas pasaron directamente de
Chapultepec a Tenochtitlan (Motolinia, 1996: 124). Cabe preguntarse, aho- I I ·xistente.
ra, si el franciscano no habrá recogido alguna tradición afín con los da- Respecto a la proyección sistemática hacia el pasado del
tos que, según se han venido exponiendo, apuntan hacia una ocupación
temprana en lo que llegaría a ser el sector sudoeste de la capital mexica.
Respecto a la ubicación específica e importancia del templo Yopico de Tla!-
cocomoco, véase González González (2005). ni Aeste respecto, véase la descripción de fray Diego de Landa (1986: 51).
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAM~RICA y ENTRE LOS MEXICAS 105
104

panteón mexica o mesoamericano del Posclásico, las obje- parte ·de la liturgia de ·ochpaniztli en dos lugares distintos
ciones de Kubler son fundadas. Como él lo expresa, el cam- de su obra, afirmando con igual distinción que era sacrificio
po de la experiencia simbólica es marcadamente proclive para honrar a Chicomecóatl y a Toci (Durán, 1967, 1: 140; 11:
a la transformación, de igual forma que lo es en primera 463-464); el mismo Durán y Motoli'nia la relacionan direc-
instancia -habría que agregar- el de las relaciones socia- tamente con Camaxtli, dios de la caza (Durán, 1967,11: 142,
les donde se origina. Empeñarse en demostrar la presencia 147; Motolinia, 1941: 69-70); por último, los Anales de Cuauh-
remota de una deidad, tomando corno punto de partida las titlan la enlazan míticamente con la región Huasteca, con
características y la liturgia mediante las cuales se manifes- las Ixcuinanme -desdoblamientos de Tlazoltéotl-Ixcuina-
taba en vísperas de la Conquista, desde luego implica ries- y con la fiesta de izcalli, consagrada al dios ígneo (AC: 13).69
gos. Con mayor razón cuando dicha demostración pretende Frente a lo expresado, es conveniente hacer hincapié en
sustentarse en el frágil apoyo de un rasgo aislado, trátese del -1 dinamismo propio de la vida religiosa mesoamericana y
rostro enmascarado o de líneas pintadas en la faz. En este 'n la evolución diferencial que caracterizó su desarrollo. Ló-
sentido, es conveniente reiterar la importancia de la urna p z Austin ha señalado lo importante que es considerar esa
recuperada por Caso en la Tumba 103 de Monte Albán, en ualidad mutante del complejo religioso, determinada por
tanto exhibe un conjunto de atributos claramente relaciona- u condición de hecho histórico, así como los diversos rit-
dos con la iconografía y el culto tardío de Xipe Tótec. mos de transformación que experimentan sus componentes
Por otra parte, las evidencias registradas en Teotihuacan ( ópez Austin, 1994: 11). Acabamos de ver, por otra parte, el
yen Tikal sobre el tlacacaliliztli o sacrificio por flechamiento, " rácter polisémico de una ceremonia, no sólo en lo que se
sin duda importantes, conducen no obstante a plantear ad- l' fiere a su relación con diversos periodos festivos y advoca-

vertencias similares. Si bien es indudable la vinculación que iones divinas, sino también en su connotación como acto
existía entre dicha ceremonia y el culto de Xipe Tótec, según rificial o punitivo, todo ello dentro de un c~ntexto sin-
lo muestran documentos como los códices NuttaU y Becker J, 'r6nico. Sería necesario disponer de una cantidad mayor de
o la Historia tolteca-chichimeca (CN: 83-84; CB-]: 10; HTCh : 'videncias para verificar su relación con una deidad deter-
27v, 184-185) (figuras 22, 43 Y 44), tampoco le era exclusiva minada en el pasado, y lo mismo puede concluirse respecto
y estaba igualmente relacionada con los cultos de la diosa- los que no pasan de ser rasgos iconográficos aislados y en
Madre, de Mixcóatl-Camaxtli Y del dios del fuego. Las fuen- muchos casos sensibles a la polémica.
tes documentales parecen entramparse en su plasticidad Otro aspecto destacable en la exposición de este capítu-
ritual: Sahagún la omite por completo en su libro segundo, lo es la clara presencia de Xipe Tótec en la cuenca de Méxi-
C) durante el Posclásico Temprano (900-1200 d. C.), aunque
dedicado a las fiestas religiosas;68 Durán la describe como
acle luego no debe descartarse una mayor antigüedad del
68 No ~bstante, el franciscano se refiere al flechamiento como uno
de los medios para llegar a morar al "Cielo del Sol" o Tonatiuh ilhu(cac ,
como destino de los nacidos bajo el signo ce calli (1 casa) -lo mismo que 69 Sin duda, el mito revivía en ese lugar; pues Motolinia describe la

el tlahuahuanaliztli o "sacrificio gladiatorio"-, y como procedimiento de I bración cuatrienal de izcalli en Cuauhtitlan, con la realización especta-
castigo para quienes cometían faltas carnales o de embriaguez (Sahagún, IIlur del tlacacaliliztli, el sacrificio y desollamiento de dos doncellas, y una
1953-1982, Libro 3: 49; Libro 4: 93; 2000, 1: 339; II: 956). IUII)r sionante matanza de codornices (Motolinia, 1996: 189-190).
XIPETÓTEC ANTECEDENTES EN MESOAMÉRICA y ENTRE LOS MEXICAS 107
106

numen en esta región. Algunas fuentes pictográficas y escri- ralmente tales versiones, considerando lo oscura que resulta
tas registran la celebración del tlahuahuanaliztli o sacrifi- en particular esa etapa histórica de los seguidores de Hui-
cio gladiatorio, ceremonia estelar de la festividad dedicada tzilopochtli. No obstante, su relación con la atribución del
a "Nuestro señor el desollado", entre los siglos XI y XIII de origen de Xipe Tótec en Zapotlan, Xalixco, mencionada por
nuestra era -dentro del mismo periodo Posclásico Tempra- Sahagún, y con ciertos datos proporcionados por Alva Ixtlil-
no-- en el área mixteca, en el valle poblano-tlaxcalteca Y en xóchitl, parecen apuntar hacia la existencia de una tradición
la cuenca de México. Los datos anteriores, tomados en con- común vinculada con quienes eran protegidos del dios y ha-
junto, indican que el culto de Xipe Tótec no era ajeno ni no- bitaron en la cuenca de México durante los tiempos previos
vedoso dentro del ámbito geográfico, político y cronológico la conquista española. Al mismo tiempo, dicha tradición
en que los mexicas se desenvolvieron, para finalmente dar parece haber tenido su sede, en el caso de Tenochtitlan, en
inicio a lo que llegaría a ser la urbe más poderosa de Meso- la parcialidad de Moyotlan, no sólo porque en ella residían
américa durante la mayor parte del siglo xv y las primeras I s integrantes del calpulli Yopico, sino porque dentro de
u territorio se encontraba un importante templo consagra-
dos décadas del XVI.
Algunos de los escasos testimonios arqueológicos de la d a Xipe Tótec, el cual funcionaba por lo menos desde la
deidad en la cuenca de México, situados en el intervalo que poca de Chimalpopoca. Finalmente, ciertos datos indican
separa a los periodos Clásico Y Posclásico Tardío -la efigie ue Moyotlan podría haber sido un asentamiento mexica de
excavada en Xolalpan por Linné y la encontrada en Tezoqui- vanzada y que desempeñó un papel de especial importan-
pan- acusan relaciones con el área zapo teca, tanto en sus ' la durante la gestación de la gran ciudad, ligándose signifi-
rasgos estilísticos como en sus manifiestas relaciones con 'ativamente con la historia de Cópil, el malogrado sobrino
el complejo simbólico del murciélago, siendo posible que ti Huitzilopochtli. Es evidente, entonces, que lejos de haber
su figura y su culto hayan arribado a esta región lacustre Ido un dios extranjero en el territorio tenochca, "Nuestro
provenientes de Oaxaca, tal vez como consecuencia de las 'f\or el desollado" se encontraba enraizado en una de las
movilizaciones demográficas que sucedieron a la caída de I urcialidades prístinas de la urbe, lo cual, por cierto, podría
1\0 ser ajeno a la especial devoción de la que llegó a ser obje-
los grandes centros del periodo Clásico. Sea como fuere, ello
ocurrió varios siglos antes de lo que, según algunos autores, In por parte de los últimos hueitlatoque mexicas.
habría constituido una importación hecha por los mexicas
durante la segunda mitad del siglo xv. Es posible, también,
que las tradiciones indígenas tardías de la cuenca de Méxi-
co, empeñadas en situar en otros lugares el origen de Xipe
Tótec, o en asignar su tutela a grupos ajenos, deriven en últi-
ma instancia de esa condición fuereña inicial del dios.
Algunas versiones sobre la peregrinación mexica men-
cionan al calpulli Yopico, entidad protegida por "Nuestro
señor el desollado", entre los que iniciaron la marcha desde
Aztlan. Desde luego, debe tenerse cuidado en no tomar lite-
n. ESCENARIOS DEL CULTO A XIPE TÓTEC
EN MEXICO-TENOCHTITLAN

"NUESTRO seftor el desollado" tenía varios lugares de culto


n Mexico-Tenochtitlan. Ya se mencionó en el capítulo pre-
edente la existencia de un templo y un temalácatl dedicados
él en el calpulli Tlalcocomoco, cuestión que será discutida
on mayor amplitud en las siguientes páginas. Sin embar-
, el escenario principal de tlacaxipehualiztli, por lo menos
c.J de la época de Motecuhzoma 1, fue el recinto sagrado
, otral de la ciudad.
Uno de los objetivos de este capítulo será ubicar dicho
s enario dentro de ese complejo ceremonial, consideran-
\ que se trataba de un conjunto de edificaciones relacio-
11' das entre sí. Afortunadamente, las fuentes documentales
hiben coherencia a este respecto, por lo que será posible
1'\ ntear conclusiones firmes respecto a su ubicación gene-
I a\, como espero mostrar en la discusión. Asimismo, puede
U lantarse que su emplazamiento respondía al carácter es-
I tacular de la fiesta, así como a la importancia política
I1II llegó a adquirir para las autoridades mexicas.
Si bien la mayoría de los lugares que serán tratados es-
I h o consagrados a Xipe Tótec, la lista incluye también
1\ 'Itas localidades que, no obstante estar dedicadas a otras
1, Idades, tenían un papel importante en actividades de cul-
I u I lacionadas con el dios, o en las que éste resultaba iovo-
I "'I'ado. Tal es el caso, por ejemplo, del Apétlac, ubicado en
I T mplo Mayor de Tenochtitlan, o del Tecanman, recinto
I dlcado al dios del fuego y que se hallaba en las inmedia-
I 11\ del recinto sagrado.

109
ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXico-TENOCHTITLAN 111
XIPETÓTEC
110

las otras dos direcciones sus límites resultan menos preci-


ESCENARIOS EN EL CONTORNO DE LA CIUDAD sos, ~a que corresponden a los de la ciudad misma, aunque
el mIsmo autor propone las calles de Doctor Lavista y Lucas
La primera parte de este capítulo aborda el problema relati- Alamán hacia el sur, y la de Abraham González o Versalles
vo a los escenarios de culto relacionados con Xipe Tótec en hacia el poniente (1956: 10).
el contorno o periferia de Mexico-Tenochtitlan. El análisis Como vimos en el capítulo anterior, la parcialidad de
conduce en primera instancia al área de la ciudad donde Moyotlan estaba especialmente vinculada con Xipe Tótec,
su -devoción era más patente y que, por fortuna, puede ser obre todo por la presencia en ella de un importante templo
claramente definida Y ubicada dentro de la configuración y al~ar de sacrificios dedicados a él, así como del calpulli
urbana actual. De ahí, la información disponible nos lleva al YOpICO, cuyo nombre evidencia su devoción' particular hacia
Totecco, santuario consagrado al dios y cuya importancia se e e dios. Asimismo, pudimos apreciar que ciertas versiones
.ve resaltada por el hecho de haberse encontrado en lo que torgan ~ ~i~ho calpulli una importancia especial, en tan-
fue, probablemente, uno de los ejes de trazo fundamentales to grupo ImcIador de la peregrinación desde Aztlan-Chico-
de la ciudad. Además de formar parte del elenco de lugares móztoc, mientras Moyotlan en general aparece --':mediante
utilizados en tlacaxipehualiztli, el Totecco entraba también la concatenación de datos históricos dispersos- como una
en funciones durante la veintena etzalcualiztli, cuestión re- ntidad prístina de Mexico-Tenochtitlan.
levante para el tema sobre la presencia de "Nuestro señor
el desollado" en las fiestas rituales de los mexicas, mismo
que será abordado en el capítulo "El culto de Xipe Tótec en El calpulli Yopico
Tenochtitlan Y sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315) de
este estudio. Finalmente, encontramos al Tecanman, locali- El barrio o calpulli Yopico, perteneciente al nauhcampan de
dad controlada directamente por el hueitlatoani Y que des- M yotlan, se llamó del Espíritu Santo durante la época co-
empeñaba un papel importante en el proceso de distinción I, )Ojal. Según Caso, sus límites conforme a la ciudad actual
de los guerreros destacados en tlacaxipehualiztli. Irían la plaza de San Juan al norte, la calle del Buen Tono
I riente, la de Arcos de Belén al sur, y una línea que iría de
I plaza de ~an Juan hasta la de Malpica al poniente (Caso,
La parcialidad o nauhcampan de Mn~'otlan I 56: 13). Sm embargo, tal parece que en el siglo XVI se ex-
I ndía por lo menos unos 200 metros más hacia el norte
La parcialidad de Moyotlan -llamada San Ju . . 1. en la épo- 111 s un Acta de Cabildo de 1593 consigna ,la indemnizació~
ca colonial- era una de las cuatro grandes paTl_.~lidades o 111 e pagó por sus casas a algunos habitantes de ese barrio
nauhcampan de Mexico-Tenochtitlan, conformando su cua- 111 motivo de la apertura de una nueva calle que partía deí
drante sudoeste. Caso señaló sus límites hacia el norte y ha- I t do norte del Hospital Real de Indios, calle que corres-
cia el oriente, tomando como base primordial las dos gran- IUlld actualmente a la de Victoria. 1
des calzadas prehispánicas de Tlacopan e Itztapalapan: en
el mismo orden, las actuales calles de Tacuba y Pino Suárez I 1 Acta de Cabildo en cuestión es la del primero de abril; respecto a
con sus respectivas prolongaciones (Caso, 1956: 10). Hacia
XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 113
112

Es muy probable que esa entidad haya sido residencia on excepción de "Nuestro señor el desollado" y los orfebres
del gremio de los orfebres, en virtud de la tutela que sobre (plateros y aurífices), encuentran sustento en ellas. A conti-
ellos ejercía Xipe Tótec, así como por la importancia espe- nuación, se comenta brevemente cada caso.
cial que tenía la celebración de tlacaxipehualiztli para ellos 1) Los xochimanque. Monzón cita a Torquemada, quien
y para el calpulli Yopico (Sahagún, 2000, 1: 186; II: 841); sin dice que en la fiesta tozoztontli los floristas o "xochiman-
embargo, hasta ahora no disponemos de datos más feha- ques" hacían fiesta a su diosa "Cohuatlicue, o Cohuatlan-
cientes al respecto. Un caso con el cual puede establecerse t na", ofreciendo ramilletes de flores en el templo Yopico
una comparación es el de Azcapotzalco, donde habitaba una (Torquemada, 1943, I1: 254). Sin embargo, Sahagún, fuente
corporación de orfebres especialmente apreciada por Mote- c.I la que abrevó Torquemada, dice que los xochimanque o
cuhzoma I1, ya que el dios patrono de ese lugar era Oton- "maestros de hacer flores" hacían fiesta a su diosa Coatlicue
tecuhtli, advocación del dios del fuego que también estaba Coatlantonan, y que los habitantes del barrio Coatlan, pro-
relacionado con el trabajo del oro (Díaz del Castillo, 1989: gidos de esa diosa, ofrecían tamales en su templo (Saha-
253; Sahagún, 1997: 123; cf. Carrasco 1950: 158). Este dato, (m, 2000, 1: 139, 186). Su texto náhuatl asienta, asimismo,
al mismo tiempo, se suma a una serie de indicios sobre la es- que esa diosa era venerada por los integrantes del calpulli
2 oatlan (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 57).
trecha relación que existía entre Xipe Tótec y el dios ígneo.
Si para la especialización más probable de los integran- 2) Los tratantes de agua. Monzón los incluye puesto que
f n protegidos por Chalchiuhtlicue y considera, como ya
tes del calpulli Yopico sólo contamos con referencias vagas
e indirectas, llama la atención la gran cantidad de oficios y dijo, que esta era una deidad del calpulli Yopico. Sus citas
(In muy confusas; por un lado, se remite a los capítulos diez
deidades tutelares que Arturo Monzón le asigna en su clási-
co trabajo sobre el calpulli en Tenochtidan. El investigador Vdieciocho del libro 1 de Sahagún, en los cuales ni la diosa
menciona, como oficios, los de plateros, aurífices, xochi- 111 los tratantes de agua son mencionados (Sahagún, 2000, 1:
manques, tratantes de agua, Señores y "Reyes", señalando 7 , 99-100). Suponiendo la existencia de un error tipográfi-
también a la entidad como sede de un calmécac; en cuanto el, podría haber aludido al capítulo once, dedicado precisa-

a las divinidades que lo protegían, Monzón se refiere a Xipe 111 nte a Chalchiuhtlicue, aunque nada autoriza en el texto
Tótec, Coatlicue, Coatlantonan, Chalchiuhtlicue, Tlá10c y Jl ra relacionarla con el calpulli Yopico (2000, 1: 80-81). Por
1111 lado, cita los capítulos primero y decimonono del libro
Tequiztlimayáhuel (Monzón, 1949: 50).
Una revisión minuciosa de las fuentes citadas por Mon- 11 d Sahagún, dedicados a la descripción sucinta de la fiesta
zón, acudiendo para ello a la edición de la obra de Sahagún ,,'/cahualo y a la decimacuarta fiesta movible, dedicada por
que utilizó (Sahagún, 1938), deja ver que ninguno de ellos, 11, tratantes de agua a Chalchiuhtlicue, pero tampoco hay
I 'Uos información que permita vincularlos con la entidad
111 nos interesa (Sahagún, 2000, 1: 135-136, 173).
la identificación de la calle. véase también a Marroqui (1900. III: 739-741).
Para su trabajo. Caso se basó en la localización de los barrios hecha por ) Señores y "Reyes". La cita de Monzón lleva nuevamente
Antonio de Alzate en 1789. I . \pítulo diez del libro II de Sahagún, dedicado a las cihua-
2 A este respecto. véase en particular el capítulo "El cu.lto de Xipe Tó·
1"rJl/tin, por lo que se reitera la existencia de un error tipográ-
tec en Tenochtidan y sus relaciones con la guerra" (pp. 317·393) de este
111 t) en realidad debió remitir al capítulo once,. donde dice
estudio.
114 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 115

que los Seftores y reyes veneraban a Chalchiuhtlicue (Saha- 6) Tequiztlimayáhuel. Monzón cita a Torquemada (1943,
gún, 2000, 1: 81). Sin embargo, debe rechazarse esa prop~es­ II: 153), quien dice que una deidad con tal nombre era sacri-
ta, por las mismas razones expuestas en el numeral antenor. ficada en el templo Yopico. Sin embargo, Torquemada leyó
4) El calmdcac. Monzón cita a Sahagún y a Torquemada. defectuosamente la información de Sahagún sobre el sacri-
En el primer caso, se trata del capítulo primero del libro ficio de representantes divinos de Tequitzin y Mayáhuel en
II la versión ,breve de atlcahualo, donde no existe mención ese templo, durante la celebración de tlacaxipehualiztli (Sa-
al~na de \ID calmécac en Yopico, y de l~ descripción.de l~s hagún, 1953-1982, Libro 2: 188).4 Además, de aceptar el ar-
edificios noveno a decimotercero del recmto sagrado mclUI- gumento estaríamos obligados a considerar también como
da en el apéndice del mismo libro, entre los cuales sólo hay deidades particulares del calpulli Yopico a Huitzilopochtli,
dos calmécac: el Tlillancalmécac, dedicado a Cihuacóatl, y Quetzalcóatl, Macuilx6chitl, Chililico, Tlacahuepan e Ixtlil-
el México Calmécac, consagrado a Tláloc (Sahagún 2000, 1: ton, cuyo sacrificio y desollamiento en el templo de Xipe Tó-
135-136,273-274). Es posible, nuevamente, la existencia de lec es descrito por Durán, junto con el de Mayáhuel, como
un error tipogiáfico y que el autor se haya referido, en rea- parte de la fiesta dedicada al dios (Durán, 1967,1: 97).5
lidad, al Yopico Calmécac mencionado por Sahagún (2000, En relación con el cuadro donde Monzón presenta sus
1: 278); sin embargo, nada permite afirmar que se haya tra- propuestas en tomo a las ocupaciones y deidades atribuibles
tado de un inmueble ubicado fuera del recinto sagrado de varios calpultin tenochcas, y en el cual-desde luego- se
Tenochtitlan. En el caso de Torquemada, precisamente, la ncuentran las recién comentadas, ya López Austin había
cita de Monzón conduce a un pasaje en donde el cronista h cho notar que la excesiva cantidad de oficios mencionados
menciona al Yopico Calmécac como edificio adyacent~ al dificulta establecer una delimitación entre ellos, así como
templo Yopico, pero debe tratarse nuevamente del recmto que parece incluir demasiadas deidades en el caso de cada
sagrado, ya que Torquemada se basó en Sahagún (Torque- ntidad (Monzón, 1949: 50-51; López Austin, 1998: 66).
mada, 1943,11: 153). De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, sólo puede de-
5) 11áloc. Monzón cita el final del segundo capítulo d~l irse con certeza que el dios tutelar del calpulli Yopico era
libro 11 de Sahagún y el inicio del tercero, donde se descn- ipe Tótec, y que probablemente los orfebres formaban par-
ben las actividades del primer día de tozoztontli. La fuen- I . de su componente humano. Es de lamentarse, porque tal
te dice que hacían fiesta a Tláloc sacrificando niftos. e~ ~os Ituación impide establecer relaciones entre nuestro dios
montes, para mencionar después que se ofrecían pnmlclas V tros númenes del panteón mexica, al menos en el con-
de flores en el templo Yopico (Sahagún, 2000, 1: 138-139).
Sin embargo, los sacrificios de niftos formaban parte de una • De hecho, es dudoso que Tequitzin sea el nombre de una deidad.
secuencia que abarcaba las primeras cuatro veintenas del Ón-Portilla (en Sahagún, 1958: 105, n. 65) traduce el vocablo como "Ofi-
I lo" y opina que alude al desempeño del sacerdote encargado del templo de
afta rituaI,3 por lo que no es válido proponer a Tláloc como II)() Tótec; por su parte, López Austin (1965: 92) lo traduce como "cargo",
dios del cal1Julli Yopico con base en dicha información. quizás en el mismo sentido. Anderson y Dibble (en Sahagún 1953-1982,
Ilh 2: 188, n. 4) proponen que podria ser una corrupción de Izquitécatl,
1111111 bre de uno de los dioses del pulque, lo cual parece poco probable.
J A este respecto, véase Sahagún (2000, 1: 141-142) y Motolinia (1996: , Esta cuestión será discutida con mayor amplitud en el "El culto de
170,193-194). p Tótec en Tenochtitlan y'sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315).
116 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 117

texto de la entidad específica que le rendía culto dentro de El templo Yopico de Tlalcocomoco
Mexico-Tenochtitlan. No obstante, es conveniente señalar
que el patronazgo de "Nuestro seftor el desollado" sobre los egún la reconstrucción de Caso recién explicada, Tlalcoco-
orlebres pennite relacionarlo -al menos- con dos deida- moco habría tenido una configuración marcadamente alar-
des, además del ya mencionado Otontecuhtli: Quetzalcóatl, ada de norte a sur, complicando en apariencia cualquier
quien aparece como inventor o introductor de la orlebrería, intento por buscar cuál era la ubicación aproximada del
y Xochiquétzal, patrona de los plateros (Sahagún, 2000, 1: Impla dedicado a Xipe Tótec que resguardaba. Sin embar-
308; Mendieta, 1980: 92; Durán, 1967, 1: 152).6 , afortunadamente existen datos y apreciaciones que per-
miten sustentar una hipótesis razonable al respecto.
Como fue explicado en el capítulo "Antecedentes de Xipe
El calpulli Tlalcocomoco . tec en Mesoamérica y entre los mexicas" (pp. 25-107),
't rquemada es uno de los cronistas que dan testimonio de
Como vimos en el capítulo "Antecedentes de Xipe Tótec en la instalación de un temalácatl en Tlalcocomoco, a iniciativa
Mesoamérica y entre los mexicas" (pp. 25-107), existen cla- I \ Chimalpopoca, el tercer hueitlatoani mexica. El francis-
ros testimonios en las fuentes documentales sobre la exis- 'uno Agustín de Vetancurt, quien escribía hacia el final del
tencia de un templo dedicado a "Nuestro señor el desollado" si lo XVII Y siguió claramente a Torquemada en esa noticia,
en el calpulli Tlalcocomoco de la parcialidad tenochca de ti rrega no obstante un dato del mayor interés al decir que
Moyotlan, así como de que estaba acompañado por un tema- -1 referido altar de sacrificios fue colocado "en el barrio de
lácatl, el escenario del tlahuahuanaliztli o sacrificio gladia- TI lcocomoco, que es hoy en la Cruz Vidriada de los caños,
torio dedicado a ese dios. De igual manera, se presentaron jllnto al hospicio de Belén, que llaman Guazango" (Vetan- .
datos que sugieren el papel relevante desempeftado por ese 'urt, 1870-1871, 1: 286). El mismo Vetancurt, por otra parte,
calpulli, así como por Moyotlan en general, durante el inicio
del desarrollo urbano de Tenochtitlan.
Durante la época colonial, Tlalcocomoco agregó a su
nombre el de su advocación cristiana: La Ascensión. De
acuerdo con Caso, si lo situáramos en la moderna ciudad de
México quedaría limitado al norte por la calle de Arcos de
Belén, al oriente por la de Gabriel Hemández, al poniente
por la de Balderas, y al sur por una línea transversal que po-
siblemente llegaría hasta la actual calle de Doctor Bemard
(Caso, 1956: 12).

6Torquemada dice que Xipe Tótec era el dios de los plateros (Torque·
Figura 46. Detalle de Los maestros del arte de arquitectura,
mada, 1943,11: 252). por Pedro de Anieta y colegas (1737).
118 XIPETÚTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 119

menciona a la capilla de La Ascensión como santuario tute-


lar de Tlalcocomoco en la época colonial, dependiente de la
cabecera de San Juan (1870-1871, III: 132).
Ambos elementos, la Cruz Vidriada y la capilla de La
Ascensión, se encontraban en el extremo norte de Tlalcoco-
moco, según la delimitación de Caso, junto con el Colegio de
San Miguel de Belén, fundado en 1683; dicha área es ocu-
pada actualmente por el Centro Escolar Revolución; cons-
truido durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-
1940). El óleo titulado Los maestros del arte de arquitectura,
elaborado por Pedro de Arrieta y colegas en 1737, ilustra
tanto a la Cruz Vidriada (marcada con un número 3), como
al Colegio de San Miguel de Belén y a la capilla de La As-
censión (figura 46).7 La capilla de la Ascensión debe haber
desaparecido en el transcurso del siglo XVIII, puesto que ya
no aparece en el plano de la ciudad levantado en 1793 por
Diego García Conde.
La reunión de estos elementos y en particular la presen-
cia d~l santuario colonial del barrio, erigido seguramente Figura 47. Detalle del Plano de Charles Antoine Joubert (1769).
en su espacio religioso prehispánico, llevan a pensar que en
dicho entorno deben haberse encontrado el templo Yopico
y el ternalácatl mencionados por Chimalpain y Torquemada. PI calpulli Tzapotlan
A lo anterior puede agregarse la colindancia de esa área con
la importante vía de comunicación conocida actualmente 1)' acuerdo con Caso, el calpulli Tzapotlan -o del Santo
como Arcos de Belén, cuyo origen precortesiano parece in- ( I'i. to durante la etapa colonial- estaba limitado al nor-
dudable, así como el hallazgo de los vestigios de un juego Il' por la actual calle d~ Tacuba, hacia el oriente por la de
de pelota en sus inmediaciones (González González 2005 ; 1 () tor Mora, hacia el sur por la Avenida Juárez, y hacia el
Martos López y Pulido Méndez, 1989). pOlliente por la calle de Rosales (Caso, 1956: 10). La especial
I ,Iación entre Xipe Tótec y el zapote, así como con lugares
,uy nombre deriva de ese árbol frutal, hacen pensar que no
7 El Colegio de San Miguel de Belén se encuentra indicado mediante 1'1 casual la presencia de este calpulli en la misma parcia-
el sobrenombre popular con el que era conocido: "Las Mochas" . La Cruz "" d de Moyotlan, en la que se encontraban su templo y la
Vidriada también se aprecia en la Planta y descripción de la imperial Ciudo.d
de México en la América, de Carlos López, fechada en 1749, y es señalada ' Illidad donde residían sus protegidos, los orfebres.
mediante una leyenda en el Plan de la VilJe de Mexico, de Charles Antoine Monzón, basándose en la obra de Sahagún, dice que
Joubert, fechado en 1769 (figura 47). I , diosa que protegía a ese calpulli era Tzapotlatenan ("La
120 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 121

madre de Tzapotlan") y que allí habrían vivido quienes tra- sí lo afirma el franciscano-- a que nació en un pueblo llama-
taban con el ÚoXitl (Monzón, 1949: 51). Aunque Sahagún no do Tzapotlan (Sahagún, 2000, 1: 78),8
menciona el lugar específico en el que se le rendía culto a
Tzapotlatenan, ni el nombre del barrio donde residían los
tratantes de ÚoXitl, es posible que Monzón tenga razón, con- El calpulli Tepetitlan
siderando el nombre del numen, mismo que obedecía --esto
Existe la posibilidad de que el calpulli Tepetitlan, ubicado
por Caso (1956: 13) dentro de la parcialidad de Moyotlan,
ISlA DE TENOCHTITlAN y
TLATELOLCO. SEGÚN EL ARO. LIJIS
se especializara en el comercio. Sahagún lo menciona como
GONlÁLEZ APARICIO uno de los siete barrios donde habitaban los principales
pochtécah mexicas, los cuales eran convocados cuando al-

'\ gún miembro de su gremio estaba por emprender una expe-


dición comercial (Sahagún, 1953-82, Libro 9: 12); por des-

'~
gracia, hasta la fecha se desconoce la ubicación de los otros
eis calpultin (Acosta Saignes, 1945: 25-33).
Hay indicios también de que los comerciantes tenían una
participación significativa en las actividades de culto a Xipe T6-
lec. A partir de la época de Ahuítzotl, por lo menos, quedaron
RECINTO SAGRADO
utorizados para lucir prendas especiales durante la celebra-
DE TENOCHTlTIAN
ión de tÚ1.caxipehualiztli, como resultado de su participación
decisiva en la conquista de las provincias de Ayotlan y Aná-
huac (Sahagún, 2000, 11: 796; 1953-1982, Libro 9: 7); el templo
Yopico, por otra parte, era uno de los cinco teocallis donde los
f}ochtécah ofrendaban cuando daban un banquete para hacer

CENTRO CEREMONIAL
DETI!OPAN
tentación de su riqueza (Sahagún, 2000, 11: 819).9
En los códices Nuttall y Vindobonensis, Xipe aparece con
(TLALCOCOMOCO) UBICACiÓN
PROBABLE DEL TEMPLO
1nombre calendárico "7 lluvia" (Caso 1996, 1: 112; 11: 423).
PERlFaRlCO DE XlPI! TÓTEC anterior podría constituir otro indicio de su relación con
lo comerciantes, si tenemos en cuenta que la deidad Chi-

8 Seler propuso una posible relación de Tzapotlatenan con Tzapoti-


ARO. MÚL P(lREZ CASTlLLO ti n, poblado que se encontraba en la ribera norte del Lago de Xochimilco
( ler, 1990-1998. 11: 250; cf. González Aparicio. 1973, plano k-XIX).
9 Los otros cuatro templos donde ofrendaban eran el de Huitzilopoch-

Figura 48. Ubicación probable del templo periférico de Xipe Tótec 111. 1 de Huitznáhuac, el de Pochtlan y el de Tlamatzinco (Sahagún, 2000,
en Tenochtitlan. 11: 819).
122 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 123

conquiáhuitl (7 lluvia), de acuerdo con Sahagún, era uno 1: 205). El libro XII de Sahagún, afortunadamente, permite
de los cinco hermanos varones de Yacatecuhtli, el principal precisar aún más la ubicación del Totecco. De acuerdo con
dios de los poehtécah (Sahagún, 2000, 1: 103). Más aún, el la fuente, durante los enfrentamientos finales de la guerra de
coadjutor del sacerdote encargado del templo Pochtlan, otro conquista, en 1521, los tenochcas y tlatelolcas se encontra-
de los cinco templos donde ese gremio ofrendaba al realizar ban ya fortalecidos en Tlatelolco; describe la ubicación de al-
su banquete, ostentaba el nombre de Chiconquiáhuitl Poeh- gunos bergantines españoles, y sobre uno de ellos dice: "[ ... ]
tlan (Sahagún~ 2000, 1: 291). estaba en el barrio que se llama Totecco,lo que es cabe la
iglesia de Concepción. Estos bergantines estaban en el agua,
guardando tiempo" (Sahagún, 2000, 111: 1219).
El Toteceo Más adelante, Sahagún aclara que la iglesia de La Con-
epción se hallaba en un barrio tlatelolca llamado Amáxac,
Este lugar, cuyo nombre significa "Nuestro lugar de gobier- donde los mexicas se habían guarecido (Sahagún, 2000, 111:
no" según López Austin y García Quintana (en Sahagún, 1227-1228). Según los Anales de Tlateloleo , los defensores lle-
2000, III: 1337) o "En nuestro señor" según Garibay (en Sa- varon consigo la efigie de Huitzilopochtli del Templo Mayor
hagún, 1975: 951), es mencionado varias veces en la obra y la resguardaron en el telpoehealli de ese barrio (AT: 107).
de Sahagún. En el libro 1, al describir la escaramuza que se a misma fuente 10 menciona como escenario de su derrota
realizaba durante la fiesta tlacaxipehualiztli, la fuente dice final y narra los hechos con especial dramatismo:
que los bandos contendientes finalizaban su batalla fingida
en el lugar llamado Totecco (Sahagún, 1953-1982, Libro 1: De tal forma fueron derrotados los mexicas tlatelolcas, los cua-
39). En el libro IX alude a la misma escenificación y agrega les se vieron obligados a abandonar su ciudad. Todo acabó allá
que en el Totecco había una efigie de piedra de Xipe Tótec, en Amáxac: después ya no tuvimos escudos ni macanas, ya no
la cual lo representaba erguido (Sahagún, 1953-1982, Libro hubo nada de comer, y durante toda la noche estuvo lloviendo
9: 70). Esto último confirma su condición de lugar sagra- (AT: 117).
do dedicado a la deidad. En uno de los apéndices del libro
VIII también se describe la escaramuza, y el lugar donde Caso ubica al barrio de Amáxac en el extremo noreste
concluía es llamado allí Totectzontecontitlan, nombre que d~ la isla, como uno de los barrios de Tlatelolco, y señala
de acuerdo con Seler significa "Lugar de cráneos del dios" lIC también era conocido con los nombres de Atenantitlan
(Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 85; Seler, 1963, 1: 129). V probablemente Tequixpeuhca, puesto que hasta la fecha
El Totecco, o Totectzontecontitlan, también cumplía fun- ubsiste allí la iglesia llamada La Concepción Tequixpeuhca
ciones en la veintena etzalcualiztli, cuestión que será discuti- ( o, 1956: 36, plano 2). Es probable que también existie-
da en el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus I un embarcadero, pues Hernán Cortés -en la víspera del
relaciones con el maíz" (pp.241-315). Por el momento, baste Ito final de la guerra- ordenó que los bergantines entra-
señalar que Sahagún, al comentar su utilización en dicho
periodo festivo, lo sitúa en algún lugar ribereño de la ciudad 10 El texto n~uatl de Sahagún se refiere al Totecco como un lugar, sin
al decir que se hallaba e~ "la orilla del agua" (Sahagún, 2000, I 1111 do de bamo ocalpulli (Sahagún, 1953-1982, Libro 12: 100).
124 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 125

ran "por un lago de agua grande que se hacía entre unas ca- plano, sino de forma real mediante una calzada o camino de
sas donde estaban todas las canoas de la ciudad recogidas" tierra. 13 Fortalece el argumento planteado lo dicho por Sa-
(Cortés, 1961: 193). hagún respecto a que en la ladera occidental de Tepetzinco
Ahora bien, es de particular interés la ubicación del To- -área en la cual habría desembocado dicha calzada- se
tecco según el texto náhuatl del Códice Florentino, puesto que hallaba un oratorio llamado Tozocan, empleado para velar a
al describir la ubicación de los bergantines españoles, en el algunos de los niños sacrificados durante la veintena atlca-
pasaje correspondiente al de la versión castellana citado más hualo; de acuerdo con la descripción de la fuente, por cier-
arriba, dice que desde el lugar en donde se encontraban partía to, las víctimas eran llevadas allí por vía terrestre (Sahagún,
un camino recto que iba a Tepetzinco (Sahagún, 1953-1982, 2000,1: 177-178).
Libro 12: 100).11 Es claro que la referencia corresponde a un
camino de tierra, puesto que se emplea el sustantivo otli ("ca-
mino") y no acalotli ("camino de [o para] canoas"), utilizado El Tecanman
por la misma fuente para referirse a un canal o acequia. 12
Lo anterior, por un lado, permite asegurar que el Totec- Dentro de las actividades ceremoniales realizadas en tlacaxi-
ca se hallaba en la ribera del conjunto urbano y, por otro pehualiztli, el Tecanman aparece como el lugar donde eran
lado, refuerza o confirma la existencia de uno de los grandes ataviados los guerreros mexicas que ofrecían víctimas para
ejes de trazo de la isla de México propuestos hace algunas 1 tlahuahuanaliztli, o sacrificio gladiatorio (Sahagún, 1953-
décadas por Luis González Aparicio: el eje Los Remedios- 1982, Libro 2: 49). Como veremos en seguida, las insignias
Tepetzinco que, según el autor, unía esos dos puntos extre- que tomaban los guerreros en esa ocasión eran prestadas
mos pasando por el vértice de los principales templos de y tenían la obligación de devolverlas, probablemente en el
Tlacopan, Xochimanca, Nonohualco, Tlatelolco y Amáxac, mismo lugar. Es factible que se tratara de un santuario con-
considerando a la iglesia o capilla de La Concepción Tequix- grado al dios del fuego, ya que el sacerdote llamado Tecan-
peuhca como indicador de la ubicación de este último (Gon- trlan teuhua tenía la responsabilidad de ataviar a la víctima
zález Aparicio, 1973: 46). A partir de la información trans- lue era sacrificada representando a Xiuhtecuhtli (Sahagún,
mitida por el texto náhuatl de Sahagún, podría agregarse 1958: 93; 2000, 1: 289).
al Totecco en esa lista de lugares sagrados ubicados en el Sahagún menciona un barrio llamado Tecanman donde
eje Los Remedios-Tepetzinco, y además constatar que dicho hacía una fiesta en el transcurso de la veintena tóxcatl,
eje no se prolongaba de manera virtual desde la isla hacia dicada a Tezcatlipoca, aunque el texto náhuatl lo refiere
Tepetzinco, como lo dejó plasmado González Aparicio en su implemente como "su lugar llamado Tecanma" (Sahagún,

11 El texto náhuatl dice: "[ ... ] auh in oc centetl acalli ompa (moca in 13 El plano llamado "Derechos de pesca de Tlatelolco" u Ordenanza de
totecco: in ipan otlí tlamelahua Tepetzinco [... J". Por otra parte. se refiere C',wuhtémoc, copia de Wl documento prehispánico realizada por orden del
en más ocasiones al Totecco como uno de los lugares relacionados con los IlItlmo jerarca mexica en 1523, ilustra al menos dos caritinos que comuni-
acontecimientos finales de la guerra de conquista (Sahagún, 1953-1982, I Iban al Pen.ón de Tepetzinco con la isla de Tenochtitlan-Tlatelolco, cues-
Libro 12: 109-110). 1I 11 que se ve respaldada por planos de la época colonial (Barlow. 1989:
12 Véase a Sahagún (1953-1982. Libro 12: 109-110). I mina 1; Carballal Staedtler y Flores Hemández, 1994).
126 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 127

2000, 1: 193; 1953-1982, Libro 2: 70).14 Caso, por su parte, trecho corto y que "entraba en su casa". Su texto náhuatl es
encontró evidencias de un barrio Tecama en la parcialidad más explícito al decir que algunas veces entraba en la "Casa
o nauhcampan de (San Pablo) Teopan (Caso, 1956: 23). de las aves" [totocaleo], Y otras en el Tecanman (Sahagún,
Independientemente de la existencia de un barrio con ese 1953-1982, Libro 2: 125).
nombre en Tenochtitlan, las fuentes documentales permiten Otro argumento en favor de la asociación del Tecan-
ubicar al Tecanman que nos ocupa como parte de las casas man con las casas reales, es el carácter de préstamo con el
reales del hueitlatoani mexica, o muy próximo a ellas. que los guerreros mexicas involucrados en el "rayamiento"
Al iniciarse el ataque final a Tenochtitlan, cuestión que recibían sus insignias al final de la veintena atlcahualo, y
será ampliada más adelante, los conquistadores llegaron al probablemente en la víspera de la ceremonia sacrificial (Sa-
área de la puerta sur del recinto sagrado y emplazaron un hagún, 1953-1982, Libro 2: 46, 49; López Austin, 1967a: 18).
cañón para hacer fuego sobre ella; de acuerdo con los Anales Al tenninar la ceremonia y después de realizar su ofrenda
de Tlatelolco (AT: 107), el arma fue puesta en medio de la de sangre, los guerreros acudían al palacio para devolverlas,
calzada y dirigida hacia el camino de Tecanman con ese fin. eguramente al mismo lugar donde les habían sido entrega-
Como veremos posteriormente, de acuerdo con el testimo- das (Sahagún, 2000, 1: 183; 1953-1982, Libro 2: 54). Pueden
nio de Cortés los agresores ya habían cruzado la acequia que agregarse también, como apoyo, las evidencias presentadas
limitaba por el sur a las casas reales -misma que corría por por las fuentes documentales respecto a que el hueitlatoani
la actual calle de Corregidora- cuando instalaron el cañón; n persona era quien se encargaba de recompensar y otor-
lo que no queda claro, en el relato de los Anales de 11atelolco , gar divisas a dichos guerreros, durante la celebración de
es si al colocarlo en la calzada ya la habían cruzado, o si lo tlacaxipehualiztli (Sahagún 1953-1982, Libro 8: 84; Durán,
hicieron precisamente al realizar dicha operación. 1967,11: 174-175; Alvarado Tezozómoc, 1878: 317).
El lugar aludido por los Anales de Tlatelolco debe ser el
mismo que se menciona en la relación sahaguntina sobre
la fiesta ochpaniztli, en virtud de su estrecha asociación con ESCENARIOS EN EL RECINTO SAGRADO PRINCIPAL
la residencia del jerarca. De acuerdo con dicha relación, la
fiesta concluía con una escaramuza donde participaba el discusión en tomo a los lugares relacionados con el culto
hueitlatoani, misma que se originaba en el n~rinto sagrado y Xipe Tótec en el recinto sagrado de Mexico-Tenochtitlan
llegaba hasta el templo llamado Tocititlan, el c'.. al se encon- dividirá en dos grandes secciones. La primera se enfocará
traba cerca de la entrada meridional de Tenoch:,-itlan (Saha- h t ia las localidades cuyo tratamiento en las fuentes no re-
gún, 2000, 1: 234-235);15 es decir, las casas reale::. .,e encon: Vt la información sobre la ubicación del templo Yopico y, por
traban en el trayecto de la escaramuza y cerca de su origen. IIde, del escenario donde se realizaba el tlahuahuanaliztli,
Sahagún (2000,1: 235) dice que el soberano sólo corría un I remonia principal de la fiesta.
La segunda sección da inicio con la exposición de los da-
lo. • bre el acceso meridional del recinto, la puerta o patio
El texto original dice: "itocayocan tecantrUl [... j".
14

Es Durán quien proporciona la infonnación respecto a la ubicación


15 ( 11 luhquiyáhuac, y conducirá hacia una conclusión aproxi-
de Tocicitlan (Durán, 1967,1: 143-144, 148). 111 d del emplazamiento de esos espacios vitales, en virtud
128 XIPETÚTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 129

de que a partir de ese punto los documentos contienen da- xauhqui y sus hermanos centzonhuitznahua, antes de iniciar
tos especialmente relevantes al respecto. El análisis, según u ascenso al cerro de .Coatépec con el propósito de matar
espero mostrar, pone de manifiesto que tanto el templo del su madre, Coatlicue, empresa en la que fueron derrota-
dios como su entorno ocupaban un área privilegiada, ya que dos y masacrados por el "Colibrí de la izquierda" (Sahagún,
se encontraban ligados con la entrada del recinto que comu- 2000,1: 301)P Los lugares por los que habían pasado antes
nicaba con la Calzada de Itztapalapan. de llegar al Apétlac se encontraban igualmente represen-
tados en Tenochtitlan: el Tzompantitlan, a través del Huey
' zompantli, y el Coaxalpan ("Sobre la arena de la serpiente")
El Apétlac o "Comedero de Huitzilopochtli" mediante la plataforma del Templo Mayor, descrita también
n excepcional claridad por Sahagún: "[ ... ] un lugar que
Este lugar era el escenario de una importante ceremonia cele- s llamaba Coaxalpan, que era un espacio que había entre
brada durante la fiesta ochpaniztli, en la que -como veremos I gradas del cu y el patio abaxo, al cual espacio subía por
en el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus inco o seis gradas" (Sahagún, 2000, 1: 234).18
relaciones con el maíz" (pp. 241-315}-la figura de Xipe Tó- El carácter liminar del Apétlac, señalado por el mito al
tec desempeñaba un papel de primer orden. El texto náhuatl ui tinguirlo como la antesala fatídica de Coyolxauhqui y sus
del Códice Florentino lo llama itlacuayan diablo, nombre que Innumerables hermanos, encontraba expresión ritual en la
Sahagún tradujo como "la mesa de Huitzilopuchtli" (Saha- función que desempeñaba dentro de las ceremonias sacrificia-
gún, 1953-1982, Libro 2: 124; 2000, 1: 234). Describiendo cier- l' : era el lugar donde las víctimas eran tomadas para ser con-
tas ceremonias que se hacían en el templo de Huitzilopochtli d eidas a su inmolación, en la cúspide del templo, y asimismo
durante la fiesta panquetzaliztli, la misma fuente precisa su d nde sus cuerpos eran recogidos por sus "dueños" tras su
ubicación de manera excepcional, y nos infonna que también l rificio y despeñamiento (S~agún, 2000, 11: 838-839).19
recibía el nombre de Apétlac ("La estera del agua"): La precisión y claridad con que Sahagún ubica al Apé-
ti o itlacuayan Huitzilopochtli, permitieron a Ignacio Aleo-
[ ... ] luego descendía un sátrapa que venía metido dentro de (' 'r proponer que se había encontrado físicamente, durante
una culebra de papel [ ... ] En llegando al apétlac, que es donde I I rescate arqueológico realizado por Leopoldo Batres en la
se acaban las gradas del CU,16 que está una mesa de un encala· I nlonces llamada Calle de las Escalerillas, hoy día Repúbli-
do grande, y de allí hasta el llano del patio hay cuatro o cinco
gradas, a esta mesa llamanapétlac o itlacuayarz Huitzilopuchtli 17 El nombre del dios tutelar de los mexicas, Huitzilopochtli, ha sido
(Sahagún, 2000, 11: 838). ti .ducido tradicionalmente como "Colibrí zurdo" o "Colibrí de la izquier-
.111"; sin embargo, la traducción más correcta sería "La izquierda del coli-
111 f" (Leopoldo Valiñas Coalla, comunicación personal, 1998).
De acuerdo con el mito del nacimiento de Huitzilopo- IK Ante una eventual confusión entre el Apétlac y el Coaxalpan, es im-
chtli, el Apétlac fue el último lugar por donde pasaron Coyol- plllt nte señalar que el relato mítico en torno al nacimiento de Huitzilopoch-
11110 distingue claramente (Sahagún, 2000, 1: 301).
19 En otros lugares de su obra, Sahagún se refiere al Apétlac, situándo-
16Es decir, se acaban de acuerdo con la trayectoria descendente del l. I I 'mpre en la parte baja del templo de Huitzilopochtli (Sahagún, 2000, 1:
sacerdote. ti; 1953-1982, Libro 2: 48).
130 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 131

ca de Guatemala (Alcocer 1935: 37). Dicha propuesta ~n


mi opinión- no sólo resulta válida, sino que se ha visto con-
firmada por las excavaciones del Proyecto Templo Mayor
(1978-1982), según espero mostrar a continuación. 2o
En 1900 se construyó un colector de aguas que seguía
el trazo de las antiguas calles de Santa Teresa y la ya men-
Figura 49. Lápida encontrada en la antigua Calle de Santa Teresa,
cionada de las Escalerillas; al llegar la obra a la esquina que
en 1900. Tomada de Beyer (1955).
esa calle hacía con la de Seminario (yen la cual mudaba de
nombre), Batres decidió intervenir para realizar el rescate,
en virtud de que la construcción proseguiría hacia el ponien- analogía con otro monumento mexica, interpretó las ser-
te y estaba por llegar, según el arqueólogo, al área ocupada pientes como una representación del "cielo de Quetzalcóatl"
originalmente por el Templo Mayor de Tenochtitlan. En rea- del cielo en general, y consideró que se trataba de un gran
lidad, como sabemos hoy en día, la obra ya había rebasado altar o mesa para ofrendas (Beyer. 1955: 17-18,39).
el perímetro de dicho inmueble. Batres inició su labor el 31 A partir del informe presentado por Batres, y conoGÍendo
de agosto de ese afio, recibiendo una serie de objetos que ya la verdadera ubicación y orientación del Templo Mayor
habían sido extraídos en los días previos por los contratistas gracias a las excavaciones realizadas por Manuel Gamio en
de la obra, entre ellos una lápida rectangular labrada en sus 1913, Alcocer (vid supra) infirió que la lápida rescatada en
caras laterales, cuyas medidas son 2.38 x 1.10 x 0.23 ID (Ba- 1900 debió de haberse encontrado originalmente ai pie de la
tres, 1990: 117) (figura 49).21 . calinata del edificio, estableciendo la relación con ias refe-
Seler hizo mención de esta pieza, resaltando que su .c ara .. 'ncias sahaguntinas sobre el Apétlac, o itlacuayan Huitzilo-
superior muestra evidencias de un recubrimiento de estuco f'ochtli, y proponiendo su identificación como tal.
pintado originalmente de negro, así como que sus caras la- En 1981 , durante la primera temporada del Proyecto
terales exhiben serpientes emplumadas en relieve pintadas '~\mplo Mayor, se localizó una lápida rectangular de piedra,
de color rojo, mientras las cenefas que las enmarcan son de 'mpotrada en la plataforma del basamento correspondiente a
color azul; el investigador alemán, sin embargo, se abstu- In etapa IVb, hacia el poniente del monolito que representa a
vo de emitir opinión alguna acerca de su significado (Seler; oyolxauhqui y, por lo tanto, frente a la escalinata del templo
1990-1998,III: 183). Beyer, por su parte, estableciendo una d \ Huitzilopochtli (Matos Moctezuma, 1982: 56). La lápida,
l' hecho, forma parte del remate de la escalinata por la que se
lsciende desde el piso del recinto sagrado hpsta la plataforma
20 Francisco del Paso y Troncoso (1993: 142-143) identificó a un pe·
queño templo que aparece en la lámina 29 del Códice Borbónico como "la
1'1 inmueble, y presenta relieves con-serpientes en sus dos
mesa de Huitzilopochtli". Sin embargo. la ubicación tan precisa hecha por l'Ostados apreciables; el principal, que ve hacia el poniente,
Sahagún de ese lugar hace poco probable su propuesta; el mismo autor /10 muestra dos ofidios confrontados, mientras el que da ha-
comenta, en otro lugar. que ese era el nombr e del "recinto bajo" del templo
do el sur exhibe, en continuidad con los anteriores, un reptil
de Huitzilopochtli (Paso y Troncoso, 1993: 214).
2 1 Esta pieza se exhibe a ctualmente en la sala mexica del Museo Na· qll \ avanza de oriente a poniente (figuras 50 y 51). Las medi-
cional de Antropología. dlls de esta segunda lápida son 2.53 x 1.10 x 0.20 m. Sus seme-
132 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 133

Figura 50. Lápida encontrada en 1981 . Costado poniente. mostrando Figura 52. Lápida encontrada en 1981. Situación general.
los dos ofidios confrontados. apreciándose la oquedad inmediata a su costado sur.

lanzas iconográficas y físicas con la rescatada por Batres, así


(' mo la presencia inmediata de una oquedad hacia el sur del
lugar donde fue encontrada en 1981 (figura 52), evidencian
1
¡lIe ambas conformaban un solo elemento y, además, que Al-
l ( er dedujo correctamente su ubicación original.
De acuerdo con Saha:gún, los templos de Xiuhtecuhtli y
Mixcóatl también contaban con lugares llamados Apétlac, en
los que se preparaba a las víctimas para su inmolación du-
I ante las fiestas de xócotl huetzi y quecholli, respectivamente
(Suhagún, 2000, 1: 226, 246).22 El que nos atañe ahora, el
ti ·1templo de Huitzilopochtli, se utilizaba para quemar una
mugen de papel de la xiuhcóatl en la celebración de pan-
'111 'Izaliztli (Sahagún, 2000, II: 838), para realizar la ceremo-

22Estas referencias son coherentes con aquellas comentadas más arri-


Figura 51. Lápida encontrada en 1981 . Costado sur. mostrando un reptil hu , bre la función que tenía el Apétlac del Templo Mayor durante las
que avanza de oriente a poniente. , "1 'monias sacrificiales.
134 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOClITITLAN 135

nia ya mencionada en ochpaniztli, y ---como será ampliado El Yopico Tzompantli


en el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus
relaciones con la guerra" (pp. 317"393)- para desollar los uno de los seis tzompantlis del recinto sagrado mencio-
cuerpos de los cautivos sacrificados durante el primer dfa nados por Sahagún. Aunque debido a su nombre parece evi-
de tlacaxipehual{ztli. dente su asociación con el templo de Xipe Tótec, no está por
demás mencionar que lo lista como el quincuagésimo quin-
l edificio, inmediatamente después del Yopico Calmécac
El Yopico Calmécac (Sahagú~, 2000, 1: 278). La descripción de su texto náhuatl,
'n particular, parece implicar que en el Yopico Tzompantli
Descrito por Sahagún como el quincuagésimo cuarto edi- 'ran espetadas tanto las cabezas de los cautivos sacrifica-
ficio del recinto sagrado, es uno de los siete calmécac men- d s en el templo de Huitzilopochtli durante el primer día de
cionados en su "Relación de los edificios del gran templo de Ilacaxip,ehualiztli, como de aquellos que morían al siguiente
México".23 Según el franciscano, en el Yopico Calmécac se día, en el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio (Sahagún,
sacrificaban cautivos por la noche durante la celebración de 1953-1982, Libro 2: 189; cf. López Austin, 1965: 93).
tlacaxipehualiztli,24 y su texto náhuatlle llama también "el Aunque Sahagún no hace mención de este edificio al
Calmécac de Yohuallahuan" (Sahagún, 2000, 1: 278; López 1) rmenorizar en el desarrollo de la fiesta dedicada a "Nues-
Austin, 1965: 93).25 Torquemada, por su parte, dice que el t señor el desollado", Durán se encarga de informar que
Yopico Calmécac se encontraba junto al templo Yopico (Tor- 1 cautivos eran colocados en hilera en un lugar llamado
quemada, 1943, II: 153). Tzompantitlan antes de ser subidos al temalácatl, así como
Aunque la información directa en torno al Yopico Calmé- que sus cuerpos eran' llevados allí nuevamente tras realizar-
cac se limita a lo dicho en el párrafo precedente, pienso que el ritual de sacrificio (Durán, 1967, II: 172,277,278). Te-
Durán podría haber aludido a este lugar cuando se refiere a f.ozómoc, además de confirmar el traslado de los cuerpos
los aposentos que rodeaban al patio Cuauhxicalco, y por ende ti 1 temalácatl al Tzompantitlan, dice que los sacerdotes se
al temalácatl y al cuauhxicalli, los cuales -según el domini- l'ncargaban de desollarlos y de poner las cabezas "pegadas a
c~ eran utilizados durante la celebración de tlacaxipehua- 1\ ' paredes del templo de Buitzilopochtli" (Alvarado Tezozó-
liztli para guardar por la noche las pieles de las víctimas que ro c 1878: 323,416). Parece claro, en el último caso, que el
eran vestidas por devotos, tras la realización del tlahuahual1a- l r ni sta se refiere a la acción de espetar las cabezas decapi-

liztli o sacrificio gladiatorio (Durán, 1967,1: 99-100, 101).26 t das en el tzompantli, haciendo tabla rasa ---como en mu-
h s otros casos- de las distinciones entre los inmuebles
ql1 conformaban el recinto sagrado de Tenochtitlan.
23Citada de aquí e~ adelante como la Relación.
Es posible, no obstante, que en aquellas celebraciones de
24Cabe aclarar que estos sacrificios no son mencionados pvr SaI1agún
en su descripci6n de la fiesta. tlacaxipehualiztli en las que el número de víctimas aumenta-
25 Como se verá a lo largo de esta obra, Yohuallahuan o "El que bebe h e recurriera al Buey tzompantli y a las otras estructuras
-o se embriaga- de noche" ~uno..de los nombres de Xipe T6tec. cmejantes que había en el recinto, con el fin de poder es-
26 Véase el capítulo "El culto'ae Xipe T6tec en Tenochtitlan y sus r ela-
ciones con la guerra", pp. 317-393. I lar todas las cabezas. La descripción de Torquemada da a
136 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 137

entender que el tamaño del Yopico Tzompantli era limitado ehuatlatiloyan ("escondrijo de pieles"), lo equipara con una
(Torquemada, 1943, II: 153). cueva [óztoc] y diee que se hallaba en lo alto del templo de
Xipe Tótec (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 58).29 La ilustra-
ción de la ceremonia, donde se aprecia el templo Yopico con
El Netlatiloyan u basamento, muestra al Netlatiloyan como una cavidad en
el piso (figura 53, abajo).
Sahagún enumera al Netlatiloyan como el trigésimo octavo Durán concuerda con Sahagún en cuanto a que el Netla-
edificio del recinto sagrado de Tenochtitlan, describiéndolo tiloyan formaba parte del templo de Xipe Tótec, aunque no
como "un cu al pie del cual estaba una cueva donde ascon- en lo que respecta a su ubicación específica; según el cronista
dían los pellejos de los desollados, como está en la relación dominico, se trataba de una "bóveda o subterráneo que había
de tlacaxipehualiztli" (Sahagún, 2000, 1: 277).27 Su texto ná- al pie de las gradas [del templo Yopico]", y más adelante rei-
huatl agrega que allí eran guardados u ocultados los repre- tera que se encontraba "en el templo del ídolo Xipe y abajo
sentantes de Nanáhuatl y de Xochcuaye, aunque no aclara 1 pie de las gradas de él", agregando que "tenía una piedra
en qué fecha (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 186).28 Es im- movediza que se quitaba y ponía" (Durán, 1967,1: 100, 102).
portante aclarar que la misma fuente lo distingue de otro La condición simbólica de cueva que tenía el Netlatilo-
Netlatiloyan, descrito como el quincuagésimo nono edificio yan, así como la reiteración y seguridad con que el cronista
del recinto sagrado y utilizado para el mismo propósito du- dominico transmite su inf0rmación, hacen pensar que efec-
rante la veintena ochpaniztli (Sahagún 2000, 1: 279). tivamente se encontraba en la parte baja del templo Yopico.
Las pieles de las víctimas sacrificadas en tlacaxipehua- Cabe recordar que, de acuerdo con la tradición mesoameri-
liztli eran vestidas a lo largo de 20 días, tras lo cual eran ana, los templos eran edificados sobre manantiales o cuevas
ocultadas en el Netlatiloyan durante la veintena tozoztontli - reales o simbólicos- y que ellos mismos eran reproduc-
(Sahagún, 2000, 1: 186-187; cf. Durán, 1967,1: 100, 102). El iones metafóricas de cerros sagrados (Durán, 1967, II: 44;
texto náhuatl de Sahagún, al describir la ceremonia median- Alvarado Tezozómoc, 1878: 231; Matos Moctezuma, 1986:
te la cual se disponía de las pieles, llama también al lugar 5-80; Heyden, 1981). Por otra parte, Eduardo Matos Moc-
t 'zuma ha señalado correctamente la división de los planos
t rrestres expresada en los templos prehispánicos, así como
27 Fray Alonso de Molina traduce netlatiloyan corno "escondrijo" y Tor-
quemada corno "donde se esconden" (Molina, 1992: 7Ov, n-e; Torquemada, que los niveles inferiores, ubicados bajo la plataforma prin-
1943,11: 152). ipal, corresponderían al Mictlan o inframundo, lugar con
28 ~o obstante, es factible que haya sucedido en la celebración de na- I cual comunicaban precisamente las cuevas (Matos Moc-
hui ollin (4 movimiento), fiesta celebrada cada 260 días y que, por lo tanto, t 'zuma, 1986: 69-71).30
J>04fa caer en diversas veintenas. El mismo Sahagún dice que en esa festi-
vi<¡fad se sacrificaban dos cautivos "que llamaban la imagen del Sol Y de la
Luna" (Sahagún, 2000, 1: 273). El escenario de nahui ollin, como veremos 29 En otro lugar, el texto se refiere al Netlatiloyan con el epíteto de
más adelante, era el Cuacuauhtin inchan o Templo del Sol, que estaba es- "I4/!catlan, que según Molina significa "cosa honda y profunda" (Sahagún,
trechamente asociado con el Templo Yopico. Graulich propone que dichos 1953-1982, Libro 8: 86; Molina, 1992: 155r, n-e).
sacrificios teman lugar en panquetzaliztli, aunque considera que se trataba JO Doris Heyden (1981: 20) hace notar la calidad de cueva del Netlatilo-
de la inmolación simbólica del Sol y de la Luna (Graulich, 2000: 361), V 1\, así como su ubicación al pie del templo Yopico. A este respecto, podria
138 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 139

El Tzapocalli

A pesar de haber sido una construcción perecedera, el Tza-


pocalli o "Casa de zapote" tenía tal relevancia dentro de la
elebración de tlacaxipehualiztli que amerita ser incluido en
1 presente capítulo. Por otra parte, su discusión conduce,
una vez más, al problema de la estrecha relación entre Xipe
Tótec y el zapote.
El Tzapocalli es descrito por Durán cuando reseña el
tlacaxipehualiztli realizado en tiempos de Motecuhzoma I, y
pecíficamente el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio;
gún el cronista, se trataba de un escenario dispuesto en la
'úspide del templo Yopico con el fin de alojar, justo antes de
dar inicio a la ceremonia, a los diez sacrificadores que ejer-
'¡eron su oficio en esa ocasión, siete de los cuales portaban
\tavíos de deidades:

A los cuales, tenían hecha una ramada muy galana, de muchas


rosas y pinturas, que significaban las insignias de aquellos
dioses. Esta ramada era de una rama y hoja de un árbol que
llaman tzapot!. Y así llaman a esta ramada, zapo ti calli. Tenían
de dentro unos asientos del mismo palo del tzapotl, donde se
asentaron todos por sus antigüedades. Estaba esta ramada en
lo alto del templo en un lugar que llamaban Yopico (Durán,
1967,11: 173).31

Tezozómoc, quien aclara que los sacrificadores comi-

, ultar significativo el testimonio de los Primeros memoriales, en tomo a


tlU las pieles eran cubiertas con tierra tras su depósito (Sahagún, 1997:
11). Por otra parte, es posible que entre los mayas yucatecos ocurriera algo
mejante; Landa se refiere a quienes eran sacrificados y luego desollados,
Vdice, seguramente sin distinguir entre el destino de las pieles y los cuer-
Figura 53. El Templo Yopico (arriba) y el Netlatiloyan (abajo), según
IMI de las víctimas: "A estos sacrificados [ .. .] solían enterrar en el patio del
el Códice Florentino. I mplo, o si no, comíanselos [ ... ]" (Landa, 1986: 51).
31 Es de sen.alarse que Durán, en este caso, se refiere con el nombre de
Yllplco a la capilla que coronaba el inmueble.
140 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITI.;AN 141

sionados por Motecuhzoma 1 eran sacerdotes, confirma que para labrar sillas" (Vera, 1985: 45);33 en Tetzcoco llamaban
descansaban sobre asientos aderezados con hojas de zapote "dormilones" a los zapotes blancos (Pomar, 1986: 106). La
y agrega que el suelo circundante, así como el que rodea- relación de Quacoman, incluso, presenta al zapote blanco
ba al temalácatl, se encontraba "sembrado" con las mismas como origen de un locativo formado con el sustantivo ná-
hojas (Alvarado Tezozómoc, 1878: 321). Los orrebres, gre- huatl cochiztli, "sueño":
mio protegido por Xipe Tótec, investían como su dios a un
sacerdote en tlacaxipehualzitli y le hacían también asientos Otro sujeto [hay], que se dice Cochiztlan, [a]l cual se le puso
llamados tzapoicpalli (Sahagún, 2000,11: 842),32 este nombre por una fruta que hay en él que se llaman "zapo_
El mismo Durán especifica cuál era la clase de zapote tes blancos", que, comiéndolos, da mucho sueñ.o; y, por esta
utilizada durante la fiesta dedicada a Xipe Tótec: causa, se le puso Cochiztlan, que quiere decir en n[uest]ra len-
gua castellana "parte donde se duermen" '(Dávila Quiñ.6nez,
Todos los asentad eros con que este día [tlacaxipehualiztli] se 1987: 138-139).
asentaban habían de ser hechos de hojas de zapotes blancos.
El tzápotl es una fruta del tamaño de un membrillo, y son ver- Con base en los argumentos expuestos, es cuestionable
des de fuera y de dentro, blancos, y de las hojas de éstos hadan 1 planteamiento de Lozoya y Enríquez, quienes ponen en
asentaderos [oo.] aquel día para sentarse y no de otra cosa (Du- lela de juicio la identificación hecha por Hemández del co-
rán, 1967,1: 244; cursivas mías). hiztzápotl como el "zapote blanco", y lo hacen responsable
por haber introducido esa idea que se vería reflejada en los
Parece indudable que el cronista se refiere al cochiz- trabajos sobre herbolaria escritos durante la época colonial
tzápotl ("zapote del sueño") o zapote blanco (Casimiroa edu- (Lozoya y Enríquez, 1981: 31). Los autores se apoyan en que
lis), ya que su descripción coincide con la que hizo el pro- Pablo de la Llave y Juan Martínez Lexarza, los científicos
tomédico Francisco Hemández de dicho fruto (Hemández, mexicanos que identificaron al zapote blanco con el nombre
1959,11: 92). Las Relaciones geográficas del siglo XVI aportan de Casimiroa edulis durante la primera mitad del siglo XIX, le
datos interesantes al respecto: la de Acatlan, por ejemplo, tribuyeron el nombre indígena de iztactzápotl ("zapote blan-
además de identificar al zapote blanco como el cochiztzápotl, ") y no el de cochiztzápotl (Lozoya y Enríquez, 1981: 29).
agrega que se trata de un "árbol grande y de buena madera Sin embargo, las Relaciones geográficas -fuentes aparen-
mente no consultadas por Lozoya y Enríquez- muestran
4ue la identificación entre zapote blanco y cochiztzápotl con-
32 Motecuhzoma 11, cuando pretendió huir al Cincalco ataviado como t nida en la obra de Hemández tuvo como origen a sus infor-
Xipe Tótec, mandó aderezar el lugar desde el cual viajarla con hojas de 111 ntes;34 aunque en ellas se mencionan los zapotes blancos
zapote, e igualmente dispuso que fueran colocados varios tr.apoicpallis .
Tezozómoc, en especial, equipara el escenario con el de tlacaxipehudir.tli
diciendo que el suelo fue "sembrado" con las hojas (Alvarado Tezozómoc,
1878: 678; Durán, 1967,11: 495). Por otra parte, es pertinente recordar que, 33 Sahagún, al describir el tzapocuáhuitl ("árbol de zapote"), dice que
según Caso y Bemal, Xipe Tótec aparece sentado a la usanza europea o Ion él hacían "sillas de caderas" (Sahagún 2000, III: 1065).
de pie a partir de la fase I1IB de Monte Albán (Caso y Bernal, 1952: 252, 34 Hemández recabó su información entre 1571 y 1577, muy poco
373-374). 11 mpo antes de que se produjeran las Relaciones geogrdficas (1579-1585) .
XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITtAN 143
142

en una gran cantidad de lugares y regiones, el nombre indí- de poblado a un monte, donde salía a ver el mayor número, y
gena de iztactzápotl sólo aparece en el caso de Ahuatlan, en concurso de sus ídolos, o dioses, en el cual lugar le hacían una
el actual estado de Puebla, por lo que podría tratarse de un ramada, o choza de ramas verdes, las cuales secas, la volvían a
regionalismo, o bien de un registro aislado (Cárdenas, 1985: renovar, porque siempre estuviesen verdes. El secreto de esto
74). Por último, las propiedades medicinales atribuidas al no he podido alcanzar [ .. .] No conversaba cón nadie, ni nadie
zapote blanco o cochiztzápotl, relacionadas con padecimien- le venía a ver, porque en soledad tratase con los dioses mejor, la
tos oculares y dérmicos, refuerzan la existencia de un víncu- causa, porque ayunaba (Torquemada, 1943, 11: 212; cursivas
lo entre Xipe Tótec y esa especie (Hernández, 1959, II: 92; mías).
Vera, 1985: 50; González González, 2004: 41-42).35
Alvarado Tezozómoc (1878: 621-622) le llama también Uno de los cantos incluidos en el manuscrito Cantares
Tzapocalli al lugar donde eran aposentados los tlatoque in- mexicanos, traducido por Ángel María Garibay K. , se refie-
vitados por el jerarca tenochca a presenciar la fiesta de Xipe re sin duda -como el mismo traductor lo hizo notar- a
Tótec, y lo describe en términos muy semejantes a los que Xipe Tótec, en virtud de la relación que en él se establece
emplea Durán en el caso de la edificación donde se situaban entre la deidad a la que está dedicado y el zapote. El único
los representantes divinos en tlacaxipehualiztli; más adelan- testimonio que cita Garibay es el de Sahagún, concerniente
te veremos lo anterior con más detalle, dentro del espacio a los lechos de hojas de zapote en los que eran sentados los
dedicado al Yopicalco o Ehuacalco. xipeme en sus visitas domiciliarias durante la celebración de
Es factible suponer que el Tzapocalli descrito por Du- llacaxipehualiztli (Garibay K., 2000, 11: LXXXVI-LXXXVII;
rán, en el cual se encontraban representadas las insignias de f. Sahagún, 2000, 1: 99). No obstante, como hemos visto,
los dioses mediante flores y pinturas, constituyera la repre- las fuentes contienen bastantes ejemplos adicionales de las
sentación de algún lugar cósmico donde se congregaban las r laciones entre "Nuestro señor el desollado" y esa planta.
fuerzas divinas. En la obra de Torquemada encontramos el El canto mencionado alude, precisamente, al Tzapoca-
testimonio respecto a un lugar de penitencia sacerdotal, lo- Ili, por lo que es pertinente citarlo aquí de manera fragmen-
calizado en un cerro, que podría reflejar una creencia seme- tria:
jante; desgraciadamente, el cronista no apunta de qué eran
las ramas utilizadas en este caso, pero la semejanza con el En casa de florido zapote adornada con flores acuáticas,
Tzapocalli de tlacaxipehualiztli salta a la vista: estás tú, oh dios.
En un solio de floreciente zapote
En algunas partes de estas Indias hada el Sun~1J Sacerdote estás tú nuestro padre [ ... ]
un solemnísimo ayuno., el cual le duraba espacio de nueve, o Reluce como un sol tu tornasolada casa de zapote.
diez meses, ya las veces un año [ ... ] para este ayuno se salía tienes tu mansión en medio de flores acuáticas de jade,
en Anáhuac imperas (Garibay K. , 2000, 11: 31).36

35 Cabe agregar que varios autores han identificado al cochiztzápotl


con el zapote blanco o Casimiroa edulis (Urbina. 1903: 220-221 ; Seler. 1990- J~ El ~exto náhuatl correspondiente dice: "Xochitzapolco amalacoxo-
1998. V: 139; Dressler. 1953: 128). 1'1,10 tlmama / ye xochitzapo icpalli ipan ti ya onca / totatzin ( ) teotl [ ... ] Teo-
144 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLÁN 145

La puerta o patio Cuauhquiyáhuac cañonearon un muro para abrirle paso a los bergantines (Sa-
hagún, 1953-1982, Libro 12: 85-86; Cortés, 1961: 161-162);37
Antes de continuar discutiendo las características y situa- siguieron hacia Huitzillan (cerca del teocalli de Teopan, la
ción de los lugares que conformaban el escenario de tlacaxi- parcialidad sureste de Tenochtitlan) y allí cañonearon otro
pehualiztli y de su ceremonia central, el tlahuahuanaliztli o muro (Sahagún, 1953-1982, Libro 12: 86-87). Finalmente,
sacrificio gladiatorio, será necesario exponer lo que Sahagún llegaron al corazón de la ciudad y a las inmediaciones de las
deja ver --confrontando su obra con algunas otras fuentes- casas reales, donde volvieron a emplazar el cañón (Sahagún,
en tomo a una de las puertas del recinto sagrado, aquella 2000, III: 1213).
que ostentaba el nombre de Cuauhquiyáhuac ("La puerta del Cortés, sorprendido por el gran avance conseguido ese
águila"), en virtud de que estaba estrechamente vinculada día, dice que llegaron "hasta otra puente que está junto a la
con dicho escenario, pudiendo considerársele parte de él. plaza de los principales aposentamientos de la ciudad", y
El texto primario del Códice Florentino, al describir la agrega que "a la entrada de la plaza asestóse un tiro, y con él
matanza ordenada por Pedro de Alvarado en 1520, mencio- recibían mucho daño los enemigos, que eran tantos que no
na los nombres de las puertas del recinto sagrado: Cuauh- 'abían en ella" (Cortés, 1961: 164). Sin duda, el puente men-
quiyáhuac, Tecpantzinco, Ácatl Yiacapan y Tezcacóac (Sa- ionado por el conquistador servía para librar la gran ace-
hagún, 1953-1982, Libro 12: 55). Aunque Ignacio Alcocer quia que posteriormente adquirió el calificativo de "Real", y
propuso que el de Cuauhquiyáhuac correspondía a la puerta uyo cauce seguía el actual trazo de la calle de Corregidora.
poniente, otros autores coincidieron en considerarla como n cuanto a la plaza, se refiere a la explanada situada en el
la puerta sur, tomando como base la narración del sitio de lado sur del recinto sagrado, misma que aparece en el plano
Tenochtitlan contenida en el Libro XII de la obra sahagun- ele Tenochtitlan atribuido a él (figura 54) Y de la cual hace
tina (Alcocer, 1935: 34, 37; Seler, 1990-1998, III: 114, 121 ; mención en otros pasajes de sus Cartas de relación (Cortés
Caso, 1956: 44; Marquina, 1960: 36). 1961: 182-183, 184). Dicha plaza, desde luego, se encontra-
En efecto, Cortés -de acuerdo con dicha narración- se ba en el área ocupada hoy en día por el Zócalo y también es
trasladó con sus bergantines desde Tetzcoco hacia Acachi- mencionada por Francisco de Aguilar, uno de los conquista-
naneo para atacar la ciudad por el sur (Sahagún, 2000, IlI: d res que acompañaban a Cortés (Aguilar, 1903: 12).
1210-1211). El propio conquistador explica que para apo- Sahagún, al narrar los mismos acontecimientos, men-
yarlo en la operación encomendó a sus capitanes Pedro de ' jona el nombre de dicha plaza o patio y explicc. adefJlás la
Alvarado, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval sendas l' zón de ser del apelativo:
guarniciones en Tlacopan, Coyohuacan e Itztapalapan (Cor-
tés, 1961: 156-157). Las huestes comandadas directamente y luego se juntaron los españoles y entraron dentro dél en un
por Cortés partieron de Acachinanco (lugar donde el con- patio que se llamaba Cuauhquiyáhuac. y llevaban consigo un
quistador estableció su real) y llegaron a Xoloco, donde tiro grueso, y asestáronle. [En] Este lugar estaba una águila

cuitlatonaticac in motzintzcan tzapocal I in chalchiumalacoyoticac mochan 37 Respecto a la ubicación de Acachinanco, Xoloco y el Real de Cortés,

() I Anahuac in tontlatoa" (Garibay K., 2000. 11: 31). v a e González Aparicio (1973: 58-68).
XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 147
146

El Códice Florentino se refiere a esa construcción con


el nombre de Coacalli, "Casa de los invitados" (Sahagún,
1953-1982, Libro 12: 88).40 Es evidente, según el relato, que
Cuauhquiyáhuac era el nombre del patio situado en el área
meridional del recinto sagrado, es decir, aquella donde se
encontraban las casas reales o "casas nuevas" de Motecuh-
zoma 11, en la zona ocupada hoy en día por el Palacio Na-
cional. Los Anales de Tlatelolco también se refieren al obje-
tivo hacia el cual fue apuntado el cañ.ón con el nombre de
"Cuauhquiáhuac" (AT: 107).
El capítulo dedicado por Sahagún a la fiesta panquetza-
liztli confirma la ubicación del patio en cuestión. En dicha
fiesta, el sacerdote que representaba al dios Páinal, tras ha-
ber salido del área insular por la calzada de Nonohualco
on el fin de dirigirse hacia Tlacopan, realizaba una larga
arrera por la ribera poniente del lago de Tetzcoco y regresa-
ba a Tenochtitlan por el lado sur, pasando por Coyohuacan
Acachinanco, para llegar finalmente "a la puerta del patio
del cu de Huitzilopochtli, que se llamaba Cuauhquiáhuac"
Figura 54. Plano de Tenochtitlan atribuido a Hernán Cortés. Detalle (Sahagún 2000,1: 251).
donde se aprecia la plaza hacia el sur del recinto sagrado. Las efigies de piedra descritas por Sahagún como par-
le del patio Cuauhquiyáhuac se relacionan, en mi opinión,
de piedra grande y alta, como un estado de hombre. Y por on la ceremonia mayor de la fiesta dedicada a Xipe Tótec,
eso llamaban aquel patio Cuauhquiyáhuac. De la una parte del concretamente con los tres animales que intervenían en
águila estaba un tigre, de piedra también, y de la otra un OSO,38 .'u realización, representados por sacrificadores: el águila,
también de piedra. Y los capitanes de los indios ascondíanse 1jaguar,41 yel "Viejo lobo" (cuitlachhuehue) o simplemente
detrás de ocho columnas de piedra que allí estaban, y mucha "Lobo" (cuetlachtli) (Sahagún 1953-82, Libro 2: 50-53, 190;
otra gente estaba encima de la casa que estaba armada sobre
las columnas (Sahagún, 2000, III: 1213).39
40 La traducción del nombre es de López Austin y GaI'CÍa Quintana
( n Sahagún. 2000. III: 1257). Ángel Ma. Garibay lo traduce como "Casa de
38 El texto náhuatI de Sahagún designa a esta efigie con la palabra . peración" (en Sahagún. 1975: 922).
cuitlachtli. cuya traducción se discute más adelante (Sahagún, 1953-1982, 41 Tanto en el caso del sacrificador del tlahuahuanaliztli. como en el de

Libro 12: 88). I efigie del patio Cuauhquiyáhuac. en el texto primario del Códice Floren-
39 Según Torquemada. esas columnas se hallaban fuera del palacio del ti"o aparece el vocablo océlotl, cuya traducción correcta es "jaguar" (López
hueitlatoani y eran parte de "un nuevo edificio, que allí hacia Motecuhzu- U 'tin, comunicación personal. julio de 2003; Sahagún. 1953-1982. Libro
malO (Torquemada. 1943.1: 547). l : 51; Libro 12: 88).
148 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 149

los cautivos, a los rayados, los ayudarán los que representa-


rán alcuetlachtli, al coyote" (Castillo, 1991: 131).42
Incluso, la misma obra de Sahagún contiene argumen-
tos que cuestionan la traducción aludida. Por un lado, el
texto náhuatl del Códice Florentino designa como cuitlachtli
o cuetlachtli, a un animal cuya ilustración respectiva corres-
ponde indudablemente a un cánido (Sahagún, 1953-1982,
Libro 11: 5) (figura 55).43 Por otro lado, la ilustración de tla-
caxipehualiztli contenida en los Primeros memoriales mues-
tra, en su parte central y hacia la derecha, a un personaje
ataviado con una piel de lobo detrás del cual marcha otro
vestido como felino, y arriba de este último el que represen-
taba al águila (figura 56).
De este modo, hemos visto que la obra de Sahagún pre-
Figura SS. El cuitlachtli o cuetlachtli, según el Códice Florentin.o. enta de manera clara a la puerta o patio llamado Cuauh-
quiyáhuac en el lado sur del recinto sagrado, cuestión con-
c{ López Austin 1967a: 19-21). Aunque Sahagún tradujo firmada además por los Anales de Tlatelolco. Por otra parte,
como "oso" el vocablo cuitlachtli, utilizado por sus infor- escribe tres efigies de piedra situadas en la misma área y
mantes para designar tanto a la tercera de las efigies men- ue probablemente custodiaban el acceso al recinto, cuya
cionadas como al sacrificador que asistía a las víctimas en el relación con el tlahuahuanaliztli, y por ende con la fiesta de-
tlahuahuanaliztli, los testimonios de otras fuentes permiten dicada a Xipe Tótec, no parece casual.
cuestionar dicha traducción.
,Malina, por ejemplo, traduce cuetlachtli exclusivamente
como "lobo", mientras que para "oso" menciona un voca- El Yopicalco o Ehuacalco
blo bastante distinto: tlacamaye tecuani (Malina 1992: 26r
y 11sr, náhuatl-español). Por su parte, Juan Bautista de Po- ahagún utiliza ambos nombres para designar a este edi-
mar escribió sobre la fiesta de Xipe Tótec en Tetzcoco, y nos ficio, el sexagésimo séptimo del recinto sagrado según su
dice que, una vez atada la víctima al temalácatl: "Dábale, un
padrino q[ue] tenía en hábito de valiente, de lobo, [al] q[ue]
llamaban C[UE]TLACHTLI, q[ue] servía desto, una rodela y, con 42 "[... ]cuetlachtli coyotlipan mixeuhtiazque..... (Castillo 1991: 130) . .
43 Basándose en ciertos detalles de la descripción del cuetlachtli conte-
[ella], su macana de encina toda emplumada, pero sin nava- Il!tla en la obra de Sahagún, y al parecer ignorando, o pasando por alto la
jas" (Pomar~ 1986: 64). (1 tografia del Códice Florentino, Seler considero que se trataba del animal
Cristóbal del Castillo, por su parte, establece un símil llamado wickelbar en alemán, palabra que designa al quincajú o cuchumbí,
111 mífero cuadrúpedo, arborícola y carnívoro de cola prensil que habita en
entre el cuetlachtli y el coyote al explicar la ordenanza del ntro y Sudamérica, y cuyo nombre científico es Cercoleptes caudivolvulus
tlacatecólotl Tetzauhtéotl relativa al tlahuahuanaliztli: "y a (S ler, 1904: 768; 1990-1998, V: 195-197).
150 XI PE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 151

Relación, y respecto al cual dice: "Ésta era una casa donde se


posentaban los señores y principales que venían de lexos a
visitar este templo [el recinto sagradoJ, especialmente los de
la provincia de Anáhuac" (Sahagún, 2000, 1: 280).
Su texto náhuatl correspondiente aclara que Motecuh-
zoma 11 honraba y obsequiaba a los tlatoque invitados en el
Yopicalco dándoles mantas, collares y brazaletes preciosos
(Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 191). Debe tratarse del mis-
mo lugar desde el cual los invitados presenciaban la fiesta de
Xipe Tótec y en especial el tlahuahuanaliztli, ya que la mis-
ma fuente describe en otra parte el "sacrificio gladiatorio"
señala: "Los más principales, compuestos con las divisas
rriba dichas, estaban mirando desde las sombras o casas
donde estaban aposentados" (Sahagún, 2000, 11: 797).
La semejanza entre las funciones de este edificio y las
del Coacalli cañoneado por los españoles en el patio Cuauh-
quiyáhuac, mencionadas por Sahagún cuando describe los
diferentes recintos que conformaban el palacio del hueitla-
loani, llevan a pensar que se trataba del mismo lugar:

Había otra sala [en las casas reales] que se llamab.a coacalli.
En este lugar se aposentaban todos los .Señores forasteros que
eran amigos o enemigos del señor, los cuales venían por con-
vidados, y dábales muchas cosas ricas como mantas labradas
y mastles muy curiosos [ ... ] Lo que dice de los enemigos era
que con salvoconducto venían a ver la majestad del señor de
México y los edificios del templo y la cultura de los dioses [ ... ]
(Sahagún, 2000, 11: 760-761).

Por su parte, Durán parece aludir al mismo lugar cuan-


d se refiere a los preparativos para la "coronación" de Mo-
l cuhzoma 11:

[ ... ] hizo hacer luego en su mismo palacio real una muy curio-
Figura 56. TIacaxipehualiztli en los Primeros memoriales de Sahagún. sa sala, muy bien edificada y galana, con muchas pinturas con
152 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 153

la grandeza de México y de todas las provincias de donde eran nos lugares emparamentados y adornados de hojas de fruta de
los convidados; juntamente la hizo aderezar de asientos y de zapote, que llamaban tzapocalli con asentaderos muy supre-
esteras muy galanas, poniendo asientos particulares para los mos que llamaban Quecholycpalli [ .. .] (Alvarado Tezozómoc,
grandes señores que viniesen. 44 Y estaba este aposento edifica- 1878: 621 -622).
do por tal forma que podían gozar de las fiestas y sacrificios,
sin ser vistos de la gente de la ciudad (Durán, 1967, Il: 413). Semejante a la edificación donde eran alojados los "dio-
es" que presenciaban el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladia-
y lo mismo al detallar la consagración del Coatlan o torio, discutida ya en esta obra. En otra parte, Tezozómoc
Coateocalli dispuesta por el mismo Motecuhzoma n, coinci- parece distinguir entre un lugar llamado Ehuacalli ("yehua-
diendo además con Sahagún al describirlo como una cons- calli") y otro al que llama Tzapocalco, aunque estrechamente
trucción que se hallaba en alto: 4S relacionados entre sí y también con los tlatoque invitados
por el jerarca mexica (Alvarado Tezozómoc, 1878: 416-417).
Llegado el día de la fiesta [ ... ] vistió el rey a todos los señores Es importante hacer notar que los cabos continúan
de las ciudades enemigas y dioles grandes preseas y riquezas uniéndose. Primero, la puerta o patio Cuauhquiyáhuac con
[ ... ] Vestidos éstos y cumplido con ellos, luego fueron llevados las efigies zoomorfas alusivas al tlahuahuanaliztli; ahora, la
a una azotea que estaba frontera del templo, muy enramada onstrucción cañoneada en dicho patio, conocida con los
y cubierta, que parecía lugar de damas, con sus celosías y pa- nombres -entre otros- de Coacalli y Yopicalco, desde la
ramentos, muy toldada y llena de mucha juncia y labores de ual los tlatoque invitados por el jerarca tenochca presen-
rosas, para que desde allí gozasen del sacrificio (Durán, 1967, 'iaban esa ceremonia y otros eventos religiosos. Afortuna-
Il: 442). lamente, como veremos, aún quedan piezas para completar
·1 escenario.
Es posible también que el lugar adoptara nombres dis~
tintos de acuerdo con la ocasión, ya que los de Yopicalco
("El lugar de la casa de Yopi") y Ehuacalco ("El lugar de la El temalácatl
casa de la piel [o pieles]") aluden directamente a Xipe Tótec,
y por consiguiente a su fiesta. De acuerdo con Tezozómoc, Antes de abordar otras referencias de la probable ubicación
otro nombre que recibía el lugar era el de Tzapocalli, debido I J altar de sacrificios en el cual se escenificaba el tlahua-
también a la celebración de tlacaxipehualiztli: Ituanaliztli o sacrificio gladiatorio, es conveniente continuar
-1 análisis del relato de la obra sahaguntina acerca del ataque
Díjoles el rey [a los tlatoque invitados] que fuesen a mirar el I ' Cortés con el que dio inicio el sitio final de Tenochtitlan.
sacrificio; y fueron puestos en lugares y partes secretas y bue- Una vez cañoneado el Coacalli, es decir, la construcción
. n columnas donde se habían refugiado los defensores, el
I 'xto prosigue así: "Llevaron el tiro más adelante, hacia el pa-
44 Véase, un poco más adelante, la referencia de Tezozómoc en tomo
I lo de Huitzilopuchtli, donde estaba una grande piedra redon-
a los quecholicpalli.
45 Véase la cita textual de Sahagún en las páginas 145-146. da como muela de molino" (Sahagún, 2000, III: 1213-1214).
154 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 155

Como para disipar cualquier duda, el texto náhuatl se de Tótec, el Yopico (Sahagún 1953-1982, Libro 2: 45; cf. Ló-
refiere al nuevo emplazamiento del cañón con el nombre pez Austin, 1967a: 17). Por otra parte, al describir los mo-
de temalacatitlan, "El lugar del temalácatl" (Sahagún 1953- mentos previos al sacrificio gladiatorio dice:
1982, Libro 12: 88). Este dato confinna la proximidad física
entre la puerta sur del recinto sagrado o Cuauhquiyáhuac, [ .. .] salían de lo alto del cu que se llamaba Yopico muchos
el Coacalli o Yopicalco, y el temalácatl donde se realizaba la sacerdotes, aderezados con ornamentos que cada uno repre-
principal ceremonia de tlacaxipehualiztli. Por otra parte, es sentaba a uno de los dioses [ .. . ] Iban ordenados como en pro-
lógico suponer que los españoles deben haber situado el ca- cesión. Detrás de todos iban los cuatro, dos tigres y a dos águi-
ñón donde tuvieran un horizonte más amplio para disparar, las, que eran hombres fuertes [ ... ] yen llegando abaxo iban
frente a lo cual cobra mayor sentido el testimonio de Tor- hacia donde estaba la piedra como muela donde acuchillan
quemada acerca de la ubicación de ese importante altar de los cativos, y rodeábanla todos y sentábanse en torno della [ .. .]
sacrificios: "Esta piedra [ ... ] estaba en lo más escombmdo, y (Sahagún, 2000, 1: 181-182).
ancho del patio, en manera, que estaba patente, y dt;Scubier-
ta a todos [ ...]" (Torquemada, 1943, II: 154).46
La localización del temalácatl en el diagrama del recin-
to sagrado que fonna parte de los Primeros memoriales de
Sahagún concuerda con los datos brindados por el Códice
Florentino . En él se aprecia la gran piedra circular y la soga
ornamentada con plumas de garza cerca de la entrada me-
ridional del recinto, considerando que el Templo Mayor ve
hacia el poniente; alIado del monumento se ve, erguida, la
figura de Xipe Tótec, o tal vez de alguno de los devotos que
vestían las pieles y se ataviaban como el dios (figura 57).
Si bien Sahagún no detalla cuál era la localización del
temalácatl, su relación sobre las fiestas de las veintenas evi-
dencia que se encontraba en la parte baja del templo Yopi-
co. Por ejemplo, hacia el final de atlcahualo -veintena que
precedía a tlacaxipehualiztli- se realizaba la "presentación"
de las víctimas que serían sometidas al tlahuahuanaliztli. La
fuente dice que la ceremonia se desarrollaba en el lugar del
temalácatl, para lo cual los cautivos eran llevados al templo

46 Torquemada explica que la razón para ello era la asistencia de "no


sólo la gente inmensa del pueblo. sino casi toda la de la comarca". para
presenciar la ceremonia. ""gura 57. El recinto sagrado. según los Primeros memoriales de Sahagún.
156 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 157

Durán y Tezozómoc coinciden con Sahagún en esa es- la presencia de basamentos prehispánicos en el área, si se
trecha relación física entre el temalácatl y el templo de Xipe consideran las siguientes palabras de Torquemada respecto
Tótec, así como en localizar el altar de sacrificios en la parte a los trabajos de cimentación:
baja del templo Yopico (Durán, 1967, II: 173; Alvarado Tezo-
zómoc, 1878: 321-322,415-416,621-622). Durán ubica al te- [ .. . ] yo me acuerdo haber visto ahora treinta y cinco años [es
malácatl en un patio llamado Cuauhxicalco donde, según el decir, hacia 1570], parte de [los edificios que rodeaban al Tem-
cronista, se hallaba también otra gran piedra de sacrificios, plo Mayor] en la plaza, a la parte de la Iglesia Mayor, que me
el cuauhxicalli (Durán, 1967, 1: 98, 99-100).47 Independiente- parecían cerrillos de piedra, y tierra, los cuales fueron consu-
mente de las características de dicho patio, sobre las cuales miendo en los cimientos del edificio de Dios, y de su iglesia
se abundará más adelante, importa hacer notar ahora que nueva [ ... ] (Torquemada, 1943,11: 146).
Durán lo ubica frente a la capilla del templo de Xipe Tótec
y, al mismo tiempo, alIado de la del Cuacuauhtin inchan o En cualquier caso, la referencia de Durán conduce al
"templo del Sol" (1967, 1: 99,106), mientras sobre este últi- área central y oriente del actual atrio catedralicio, ya que la
mo dice: "Este templo del sol estaba en el mesmo lugar [en] catedral "primitiva" (construida entre 1530 y 1532) se en-
que agora edifican la Iglesia Mayor de México [ .. .]" (Durán, contraba en el ángulo noroeste del mismo, y ambas obras
1967,1: 106).48 fueron emprendidas sin impedir su funcionamiento (Tous-
Durante la época en la cual escribía Durán, se empren- aint, 1948: 18). Es decir, esa fuente primaria también sitúa
dieron dos obras de cimentación con miras a edificar una al temalácatl y su entorno inmediato en vecindad con el ac-
nueva catedral que sustituyera a la "primitiva": la primera, eso meridional del recinto sagrado, considerando la dispo-
realizada entre 1562 y 1565, quedó abandonada; la segunda, ición que tenía ese espacio vital de la ciudad prehispánica
iniciada entre 1570 y 1571, apenas emergía del terreno en n relación con los inmuebles visibles hoy en día.
1581 (Toussaint, 1948: 27-29), año en que el cronista domi- Durán también describe al Cuacuauhtin inchan, o Tem-
nico finalizó su Historia y con ella su obra completa. 49 plo del Sol, como el lugar donde se celebraba la fiesta nahui
Sin duda, Durán infirió la ubicación del "templo del Sol" oUin (4 movimiento), lo que permite establecer un paralelo
a partir del primer hallazgo de la Piedra de Tízoc, identificada 'ntre dicho templo y el Cuauhxicalco listado por Sahagún
por el cronista como el cuauhxicalli; dicho hallazgo tuvo lu- 'n su Relación cómo el octavo edificio del recinto sagrado
gar, según su propio testimonio, "en el sitio donde se edifica (Durán, 1967,1: 105-109; Sahagún, 2000, 1: 273). Este último
la Iglesia Mayor de México" (Durán, 1967,1: 100). Sin em- , distinguido por el franciscano como Huey Cuauhxicalco ,
bargo, es probable que fray Diego haya testificado también ,\ diferencia de los otros cuatro edificios del recinto que os-
I 'ntaban ese nombre, según él mismo (Sahagún, 1953-1982,
libro 2: 181). Si se compara la descripción de dicho edificio
47Cuauhxicalco significa "Lugar del cuauhxicalli". "on la de nahui ollin, salta a la vista que era el escenario de
4HEste dato de Durán, como veremos un poco más adelante, parece Sil celebración y, al mismo tiempo, que el patio Cuauhxical-
haber sido confirmado por la arqueología. ('o descrito por Durán quedó registrado por Sahagún con
49 Respecto a la cronología de la obra de Durán, véase Garibay K. (en
Durán, 1967,1: xii). ~'I nombre de Huey Cuauhxicalco, tal y como lo consideró
XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOClITITLAN 159
158

Alcocer (Sahagún, 2000, 1: 292-293; 1953-1982, Libro 2: 216- de la propia hechura q[ue] una piedra grande de molino [. ..]
(Pomar, 1986: 64).Sl
217; Alcocer 1935: 67).
Indudablemente, el "malacate de piedra" descansaba
sobre una estructura escalonada, puesto que así lo señalan La descripción del temalácatl hecha por Muñoz Camar-
tanto los textos como las pictografías de las fuentes docu· go también implica la existencia de un basamento, en este
mentales.50 Sobre el mandado hacer por Motecuhzoma 1, caso circular:
Durán dice que fue colocado sobre un "poyo alto" para que
"señorease un gran estado de hombre" (Durán, 1967, 11: [ ...] como hubiese algún prisionero de valor y cuenta, lo lle-
171); al describir el patio Cuauhxicalco, el cronista anota vaban en medio de una gran plaza, adonde tenían una rueda
que para subir a donde se encontraban los dos monolitos muy grande de más de treinta palmos de ancho de cada parte,
"había cuatro escalerillas, de a cuatro escalones cada una" y en medio de esta gran rueda otra menor, redonda que servía
(1967,1: 99). de altar, como un codo de altor del suelo [ ... ] (Muñoz Camar-
Debe remarcarse que, según la versión del fraile domi- go, 1998: 143-144).52
nico, dicho basamento escalonado o momoztli no desplan-
taba desde el piso del recinto sagrado de Tenochtitlan; en Retomando los testimonios de Durán respecto al patio
tres ocasiones menciona que se hallaba en un lugar elevado, Cuauhxicalco y sus dos monolitos, es necesario aclarar que
posiblemente la cúspide de un basamento: una, cuando se el cronista identifica como el temalácatl al monumento co-
refiere al lugar que construía Axayácatl para instalar sus dos nocido hoy día como la Piedra del Sol, mientras la llamada
"piedras", y las otras dos al explicar su relación con las ca- Piedra de Tízocfungía como cuauhxicalli. Lo anterior re-
pillas de Xipe Tótec y del "templo del Sol" (Durán, 1967, 11: ulta muy claro al leer con cuidado la historia de las dos
268; 1: 99, 106). piedras mandadas hacer por Axayácatl: la consagrada poco
El testimonio de Pomar en tomo al temalácatl de Tetz- antes de la muerte del hueitlatoani como cuauhxicalli es la
coco coincide con Durán en lo que se refiere al número de misma "piedra del Sol" descrita pbr él desde un principio
peldaños del momoztli que lo sustentaba, y por ende en su al- on una acanaladura para que la sangre escurriera, como
tura aproximada, aunque en la capital del Acolhuacan el ara ¡ara alusión a la Piedra de Tízoc (Durán, 1967,11: 268, 292-
circular parece haber estado en la parte baja -le un templo: 293). Como para disipar dudas, más adelante, al narrar las
xequias de Ahuítzotl, dice que sus cenizas fueron colocadas
Y, llegados al lugar del sacrificio, q[ue] era junto al pie del te~­ n una olla nueva, y prosigue: "[ .. .] y la enterraron junto a
plo y cúe grande, [en un sitio] llamado TEMALACA1Lc., q[ue] era
un edificio de tierrapleno, cuadrado, con escalones por todas 51 La Relación del Pueblo de Ameca describe un momoztli semejante:
partes, no más alto de cuanto se subía a él con cuatro gradas, " manda~an traer los indios que habían de ser sacrificados y subíanlos a un
de tres brazas por cada parte y, en medio, una piedra grande y Il~ de cmco gradas, donde estaba una piedra redonda y bien labrada [ .. .]"
(L Iva 1988: 36).
remta
52T' pal mos eqUlv
'alen a poco más de seis metros, mientras que
50 Respecto a las pictografías, véanse como ejemplos las figuras 43, IIn codo representa aproximadamente 42 centímetros. Las equivalencias de
11\ didas fueron tomadas de Clavijero (1979: 161, n. 22).
58 Y 59.
160 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 161

la piedra del sol, que ellos llaman cuauhxicalli, que quiere ticularmente ilustrativo al respecto: prejuzga al monumen-
decir 'jícara de águilas'. Y esta piedra es la [que] hoy día está to con esa calidad y considera que los cuauhxicallis (como
a la puerta de la Iglesia Mayor" (Durán, 1967, II: 395). la Piedra de Tízoc) deben tener forma cilíndrica por defi-
La otra piedra de Axayácatl, la que tenía esculpidas "las nición; al no encontrarla en la Piedra del Sol, plantea que
figuras de los meses y años, días y semanas", es identifica- un imponderable ocurrido durante la talla de la obra -el
da de inmediato por el cronista como aquella enterrada por desprendimiento de un gran pedazo en uno de sus costa-
orden del obispo Montúfar "en la Plaza Grande, junto a la dos- impidió a sus realizadores darle la forma proyectada
acequia", y tendría que ser -por eliminación- el temalácatl (Beyer, 1921: 6-9).
consagrado con el sacrificio de víctimas matlatzincas (Du- En realidad, es mucho más lógico y probable atribuir
rán, 1967, II: 268, 275-279). Es indispensable señalar que Jos daños apreciables en el monumento a la remoción de la
una vez realizada dicha consagración, segúri la fuente, las que fue objeto una vez consumada la conquista, al tiempo
autoridades mexicas emprendieron las obras conducentes en que estuvo expuesto durante el siglo XVI (por lo menos
a la instalación de "la piedra del Sol" (Durán, 1967, II: 268, 30. años),55 al proceso mediante el cual fue enterrado por
279).53 rden del obispo Montúfar y, finalmente, a su recuperación
Otras dos fuentes identifican a la Piedra del Sol como definitiva en las postrimerías del XVIII, exponiéndolo una vez
un temalácatl: Tezozómoc, quien para destacar las virtudes más al vandalismo. Antonio de León y Gama, además de
de los artífices prehispánicos recurre como ejemplos a "Que- informar que la Piedra del Sol fue encontrada boca abajo
tzalc6atl y Huitzilopochtli y el temalácatl, que hoy está en n 1790, indicación clara del nulo cuidado con que fue ente-
la plaza real mexicana", y Costumbres de Nueva España, la rrada en el XVI, califica también el trato que sufrió durante y
cual dice acerca del altar sobre el que se realizaba el llamado d spués de su hallazgo:
sacrificio gladiatorio: "y esta piedra hoy en día está en la pla-
za de Mexico junto a la acequia del agua cabe las casas del Por estar expuesta al público, y sin custodia alguna, no se pudo
marqués" (Alvarado Tezozómoc, 1878: 614; CNE: 40). preservar de que la gente rustica y pueril la desperfeccionase,
He considerado necesario aclarar lo anterior, en virtud y maltratase con piedras y otros instrumentos varias de sus
de que la Piedra del Sol ha sido interpretada casi siempre figuras, a más de las que padecieron al tiempo de levantarla
como un cuauhxicalli, muchas veces recurriendo a lo dicho [ ... ] (León y Gama, 1990, la. parte: 3).
por Durán como sustento. 54 El caso de Beyer resulta par-
Tal vez Seler tenga razón al afirmar que tanto el temalá-
53Esta identificación de la Piedra del Sol como el temalácatl, y de ia ('(111 como el cuauhxicalli, en un sentido genérico, pertene-
Piedra de Tfzoc como el cuauhxicalli, se ve confinnada por Durán en su
Libro de los ritos y ceremonias (Durán, 1967, 1: 100).
54 Véase al respecto Chavero (1876), Orozco y Berra (1960, 1: 149-1 SO), 55 Durán ofrece una descripción breve, aunque elocuente, de la situa-
Alcocer (1935 : 66), Beyer (1921), Nicholson (1971a) y Matos Moctezuma I I n del ~onolito durante ese tiempo: "La una de las cuales [piedras] vimos
(1992: 34-35). Seler; por su parte, hizo notar correctamente la identifica- 11111 ' ho tiempo en la Plaza Grande, junto a la acequia, donde cotidianamen-
ción hecha por Durán, aunque considera --como Orozco y Berra- que t hace un mercado, frontero de las casas reales; donde perpetuamente
la Piedra del Sol era el cuauhxicalli que el cronista ubica en el "templo del 1 cogían cantidad de negros a jugar y a cometer atroces delitos, matán-
Sol" (Seler, 1990-1998, III: 121 , 128). IIII~ unos a otros" (Durán, 1967, 1: 100).
162 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 163

cían a una misma clase de monumentos caracterizados por 173-174). La excepción respecto al procedimiento estricto,
tener la imagen del Sol en su superficie, respondiendo así a aunque no en cuanto a la utilización de dos altares, es otro
su carácter sacrificial y a la creencia profesada por sus cons- pasaje de Durán donde afirma que la víctima era trasladada
tructores sobre el destino de los guerreros que eran inmola- del temalácatl al cuauhxicalli con el fin de extraer y ofrecer
dos en ellos: el Tonatiuh ichan o "La casa del Sol"; bajo esa su corazón (1967, 1: 98).
premisa, el estudioso alemán consideró inútil la discusión Resulta muy cuestionable, en mi opinión, la interpreta-
sobre cuál de los dos nombres debía aplicarse en el caso de ción de la Piedra del Sol como el cuauhxicalli consagrado
la Piedra de Tízoc (Seler, 1990-1998, III: 81-83). por Axayácatl poco antes de morir, no sólo porque el tes-
Aun así, la terminología misma abre nuevas puertas para timonio de Durán haya sido tergiversado casi siempre por
la discusión: el nombre de temalácatl ("Malacate [o huso] de quienes la han sostenido, y porque al mismo tiempo -como
piedra") alude a la forma circular del monumento,56 mien- ya lo he señalado- el cronista dominico y otras fuentes la
tras el de cuauhxicalli ("Jícara [o vasija] de águilas") hace identifiquen como un temalácatl. Es dudosa, sobre todo,
referencia a una cualidad de recipiente, independientemen- porque dicho monumento carece de la cavidad que -por
te de sus connotaciones simbólicas. A pesar de tratarse de definición- debería tener, cuestión señalada hace ya bas-
un ejemplo aislado, el nombre de tlahuahuanaltetl ("Piedra tante tiempo por Enrique Juan Palacios (1924: 7,21).
del rayamiento"), aplicado al escenario del tlahuahuanaliztli En cualquier caso, y si es que realmente fungió como
por Cristóbal del Castillo,57 obliga a reconsiderar la cuestión altar de sacrificios humanos, la Piedra del Sol podría haber
y a pensar en que, haciendo a un lado el simbolismo solar sido el escenario del tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiato-
que los habría identificado, existían grandes altares de sacri- río, 58 pero no del dep6sito de los corazones de las víctimas
ficio distinguibles a partir de su función específica. de los sacrificios por degüello y desangramiento descritos
Frente a lo anterior, resulta conveniente señalar que tan- por las fuentes documentales. Recientemente, Felipe Salís
to el texto náhuatl del Códice Florentino como Durán des- propuso que los tres grandes monolitos mexicas conocidos
criben el empleo de dos grandes piedras de sacrificio en la 'umplían simultáneamente ambas funciones (Solís Olguín,
celebración del tlahuahuanaliztli: una donde se realizaba el 1992; 2000). Tal propuesta, en mi opinión, resultaJactible
combate ritual, así como el sacrificio de la víctima, y otra en n el caso de la Piedra de Tízoc y del monolito localizado en
la que era depositado el corazón tras haber ofrecido su vaho 1988 bajo el Antiguo Palacio del Arzobispado, puesto que
al Sol (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 53; Durán, 1967, II: presentan una cavidad, pero no en el de la Piedra del SoJ.59

58 La perforación que originalmente tenía el rostro de la deidad central


56 Son elocuentes, a este respecto, las traducciones que del nombre d 1monolito a la altura de los pómulos nasales, interpretada siempre como
hacen Durán y Torquemada, respectivamente, como "rueda de piedra" y lIía para una hipotética nariguera, bien podría haber servido para sujetar
"Piedra redonda" (Durán, 1967, 1: 98; Torquemada, 1943, 11: 154). 111 'oga utilizada en el sacrificio gladiatorio.
57 El cronista no sólo aplica el nombre: 10 distingue respecto al de 59 Aunque la propuesta del autor sin duda es sugerente, no concuerdo
terrullácatl al decir: "ihuan in chirrullotlauh mecayotiezque in itech in tlahu- , n él cuando dice basarse en una lectura cuidadosa de la obra de Durán
ahuanaltetl temalacachtli [. .- ]", traducido por Navarrete Linares como "y ( Ifs Olgufn, 2000: 35). Una lectura de tal naturaleza, como lo he mostra-
las cañas de sus escudos estarán atadas a la piedra de raya miento, la piedra do en esta disertación, no puede conducir más que a la presencia de dos
circular" (en Castillo, 1991: 130-131). 111 dras o las cuales son diferenciadas por la fuente tanto descriptiva, como
164 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO·TENOCHTITLAN 165

Para concluir, la localización aproximada del temalácatl, bro 2: 183, 193). Respecto al Tlacochcalco Cuauhquiyáhuac,
de acuerdo con las fuentes documentales que brindan infor- aunque Sahagún no menCiona que allí se guardara anna-
mación al respecto, concuerda en términos generales con mento, Andrés de Tapia -uno de los capitanes de Cortés-
la de los otros lugares relacionados con la celebración de afinna que el recinto sagrado tenía cuatro puertas orientadas
tlacaxipehualiztli, según se ha venido discutiendo. Por últi- a los puntos cardinales, existiendo en cada una de ellas "un
mo, debe mencionarse desde ahora el hallazgo in situ -en aposento grande, alto, lleno de annas" (Tapia, 1980: 583). Co-
1988- de un gran monolito circular, con la importancia que inciden en ello Torquemada y Francisco López de Gómara
ello reviste para nuestro tema; los detalles sobre dicho ha- (Torquemada, 1943,11: 146; Gómara, 1954, 1I: 150).
llazgo serán comentados más adelante, cuando se discuta la Es Torquemada, precisamente, quien ubica al Tlacoch-
probable ubicación del templo Yopico. calco Cuauhquiyáhuac junto al manantial llamado Tozpálatl,
agregando que este último fue descubierto en 1582, "cavan-
do, en la Plazuela del Marqués, para cierta obra que se ha-
El Tlacochcalco Cuauhquiyáhuac ía junto a los Portales Nuevos, y estuvo descubierta hasta
1 año de 1587, el cual año se cubrió" (Torquemada, 1943,
Este edificio es descrito por Sahagún en su Relación como 11: 155). La Plaza del Marqués, llamada posteriormente "El
el sexagésimo noveno del recinto sagrado de Tenochtitlan, y Empedradillo", ocupaba el área que se encuentra hacia el
nos dice que allí se hallaba una efigie del dios Macuiltótec poniente de la catedral actual, y hacia el norte de la catedral
(Sahagún, 2000, 1: 280). Su texto náhuatl añade que se le "primitiva" según Alcocer (1935: 19; cf. Clavijero, 1979: 163;
honraba sacrificando allí cautivos de guerra cuando se en- Marroqui, 1900, 11: 326; Seler, 1990-1998, 111: 123; Marqui-
cendía el Fuego Nuevo y también cada año, en las veintenas na, 1960: 23, 90).
panquetzaliztli y tlacaxipehualiztli (Sahagún, 1953-1982, Li- Si bien es muy probable que el hallazgo del Tozpálatl re-
bro 2: 192; cf. López Austin, 1965: 98-99). istrado por Torquemada haya sido en realidad un brote del
El nombre compuesto del Tlacochcalco Cuauhquiyáhuac, manto freático provocado por la excavación que menciona,
desde luego, lo relaciona también con el acceso sur del recin- I importantelen este caso es la ubicación que hace del ma-
to sagrado. De acuerdo con Sahagún, había otros dos edifi- nantial-y por ende del TlacochcaIco Cuauhquiyáhuac- en
cios llamados l1acochcalco ("Lugar de la casa de las flechas"), 1 misma zona de la catedral, coincidiendo con los datos de
cuyos nombres compuestos indican asimismo una relación (ltras fuentes sobre los edificios que estaban asociados con
con otras tantas puertas o accesos de ese espacio religioso: la puerta sur del recinto sagrado, y con el templo de Xipe
el Tlacochcalco Acatl Yiacapan y el Tezcacóac Tlacochcalco; Tótec.
ambos fungían como depósitos de armas y como escenarios No es admisible la propuesta de Cecelia Klein (1987),
para el sacrificio de cautivos, aunque en fechas indetennina- gún la cual el Tlacochcalco Cuauhquiyáhuac se habría en-
das (Sahagún, 2000, 1: 275,281; cf. Sahagún, 1953-1982, Li- '()ntrado en el extremo norte del recinto sagrado y podría
rresponder a la llamada "Casa de las Águilas", localiza-
funcionalmente. En consecuencia la discusión, requiere del análisis minu· l· durante las excavaciones que realizó el Proyecto Templo
cioso de los ejemplares arqueológicos. Mayor entre 1978 y 1982. Por un lado, para llegar a dicha
166 XIPETÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 167

propuesta la autora parte de una premisa falsa: que ningu- la capilla coronada con el tocado característico del dios, el
na fuente documental ubica a la puerta llamada Cuauhqui- yopitzontli (figura 53, arriba).60
yáhuac en el costado sur del recinto sagrado, cuestión que Durán, por un lado, afirma que a Xipe Tótec "le tenían
--como vimos páginas atrás- se encuentra suficientemente un templo particular con toda la honra y suntuosidad posi-
testificada por los documentos. Por otro lado, e ignorando ble" (Durán, 1967,1: 95). Por otro lado, es el único cronista
por completo el dato de Torquemada sobre la localización que nos dejó una breve descripción textual del edificio:
del Tozpálatl, KIein ubica el manantial hacia el norte del
Templo Mayor, partiendo de un pasaje bastante oscuro de la Concunia al espectáculo [en tlacaxipehualiztli] toda la ciudad,
Crónica mexicáyotl que describe los prodigios presenciados al mesmo templo del ídolo en el cual se ofrecía aquel sacrificio.
por los mexicas al fundar Tenochtitlan (KIein, 1987: 309; cf. Era templo particular y vistoso, así por su altura, como por ha-
Alvarado Tezozómoc, 1992: 62-63). ber en él tantas particularidades de piedras para sacrificar. El
oratorio o aposento donde este ídolo estaba era pequeño, pero
bien y galanamente aderezado (Durán, 1967,1: 99).
El templo Yopico
Aunque por ahora no es posible señalar la ubicación pre-
Sahagún lo menciona en su Relación como el quincuagési- i a de este templo, sin duda el más importante para el tema
mo primer edificio del recinto sagrado, anotando que allí que nos incumbe, a lo largo del presente capítulo se han
se sacrificaban "esclavos" y cautivos cada año, en la fiesta presentado numerosos y claros testimonios de las fuentes
tlacaxipehualiztli (Sahagún, 2000, 1: 278). De acuerdo con d cumentales respecto al emplazamiento de los principales
su texto primario, también eran sacrificados los llamados scenarios de tlacaxipehualiztli, en relación con el recinto
Tequitzin y Mayáhuel, mientras que la principal responsabi- grado de la ciudad.
lidad del sacerdote encargado de dicho templo era disponer En mi opinión, los textos de Durán y Sahagún son espe-
lo necesario para el sacrificio de la vÍCtima que representaba 'ialmente importantes en torno a este problema. El primero
a Xipe Tótec (Sahagún, 1953-1982: 188; 1958: 105). p rque describe la estrecha relación entre el Cuacuauhtin
Resulta oportuno señalar cuáles eran las características /tI han, el temalácatl y el templo Yopico, al mismo tiempo
fundamentales de dicho templo de acuerdo con las fuentes 4 localiza al primero de ellos en el área donde se empeza-
primarias, ya que no siempre han sido tomadas en cuenta h a construir una nueva catedral durante la segunda mitad
para las propuestas reconstructivas que se han hecho. De d 1 siglo XVI. El segundo porque sitúa al temalácatl en las
acuerdo con Sahagún, Durán y Tezozómoc, el templo de Inmediaciones de la puerta sur del recinto sagrado, cerca
Xipe Tótec era un basamento piramidal con una capilla y d I área aludida por Durán. Por otra parte, debe destacarse
téchcatl de sacrificios en su parte alta (Sahagún, 2000,1: 178, Ilmbiénla íntima asociación entre el temalácatl y el templo
181-182; Durán, 1967, 11: 172-173; Alvarado Tezoz6moc,
1878: 321). Lo anterior se expresa gráficamente en el C6dice
60 Antonio Peñafiel presenta una figura de cerámica en la que Xipe
Florentino, donde aparecen cuatro guerreros sahumando ha- I I'c se encuentra en lo alto de un basamento piramidal (Peñafiel, 1890,
cia los cuatro rumbos cósmicos en su cúspide, apreciándose 11 1 m.82).
168 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 169

de Xipe Tótec, cuestión señalada por diversas fuentes y que trata del capítulo XXX de su Crónica mexicana, donde des-
además se desprende de las descripciones conocidas de la cribe una celebración de tlacaxipehualiztli en la que fueron
ceremonia del tlahuahuanaliztli. sacrificados prisioneros huastecos y para la cual, según la
Se comentó ya la presencia del temalácatl en el diagrama fuente, Motecuhzoma I y Tlacaélel mandaron hacer un nue-
del recinto sagrado de los Primeros memoriales de Sahagún, vo temalácatl (Alvarado Tezozómoc, 1878: 318-323).
así como su situación cercana al acceso sur de dicho espacio En su relato, Tezozómoc dice que el nuevo temalácatl
sagrado. Debe señalarse ahora la existencia, hacia el ponien- fue colocado en medio de "la casa y templo de Huitzilipoch-
te de ese elemento, de un templo que ve hacia el oriente-es tIt; la construcción que le sirvió de base, según el cronista,
decir, hacia el temalácatl- y presenta las características ya e hizo con escalinatas en tres de sus fachadas para que tu-
mencionadas del templo Yopico: basamento, capilla y téch- viera "tantos escalones como días el año", y dice a la letra:
catl de sacrificios, indicado este último a través de la sangre
que se derrama por la escalinata del edificio (figura 58). [ ... ] de manera, que en las tres cuadras de la subida estaban
La nómina de lugares que acompaña al dibujo incluye repartidos los escalones: la principal subida estaba frontera del
tanto al temalácatl como al yopico teocalli (Sahagún, 1997: sur, la segunda al oriente. v la tercera al Doniente, y por el nor-
119). Puesto que el inmueble en cuestión es el único que se
relaciona directamente con el "malacate de piedra", parece
indudable que se trata -como lo propuso Seler- del tem-
plo de Xipe Tótec y que por lo tanto su ubicación, según
este documento, habría sido en el sector sudoeste del re-
cinto sagrado (Seler, 1990-1998, UI: 121). Cabe aclarar que
Seler creía, equivocadamente, que el Templo Mayor estaba
orientado hacia el sur, lo que desde luego alteraría por com-
pleto la ubicación de los edificios y lugares señalados en el
diagrama (Seler, 1990-1998, IU: 117).61
Antes de discutir otras propuestas de estudiosos con-
temporáneos sobre esta cuestión, considero necesario hacer
algunos comentarios en tomo a un testimonio de Tezozó-
moc, interpretado por varios investigadores como si se tra-
tara de una descripción del Templo Mayor. 62 En mi opinión,
sin embargo, alude al templo de Xipe Tótec y su entorno. Se

61 Respecto a las investigaciones en tomo al recinto sagrado de Tenoch-


titlan, véase el excelente trabajo de Elizabeth H. Boone (1987)_
62 Véase a Orozco y Berra (1960, III: 256-257), Seler (1990-1998, III: Illgura 58. El recinto sagrado, según los Primeros memoriales de Sahagún.
117) y Lombardo de Ruiz (1973: 72-73, 130-131). Detalle invertido.
170 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 171

te estaba con tres paredes a modo de una sala que miraba para ción del temalácatl y su instalación en un "poyo alto" para
el sur [ ... ] (Alvarado Tezozómoc, 1878: 320; cursivas mías).63 "que señorease un gran estado de hombre"; luego, describe
la realización de tlacaxipehualiztli y la forma en que el huei-
Prosigue describiendo el recinto sagrado y su "cerca", tlatoani recompensaba a los sacrificadores y a los guerreros
que tenía tres puertas: que se habían distinguido. Por último, alude al desollamien-
to de las víctimas, así como a que sus pieles eran vestidas
[ ... ] dos pequeñas, que una miraba al oriente, y la otra al po- durante 20 días, y concluye diciendo:
niente, la de enmedio era más grande, y esta miraba al sur, y
allí estaba la gran plaza del mercado o tianguis, venía a quedar Pasados los veinte días, dejaban aquellos cueros hediondos
frontero del gran palacio de Moctezuma y el gran cú (1878: y enterrábanlos en una pieza del templo que había para sólo
320; cursivas mías). aqu~l efecto y así se concluía la fiesta y se concluyó el sacrifi-
cio que de los huastecas se hizo a honra de la solemnidad del
Y, finalmente, refiere la instalación del monolito: estreno de la pieza, y así concluye el capítulo que en la lengua
mexicana hallé escrito.
Acabada de labrar la gran piedra o rodesno de molino, la subie- Esta es la solemnidad que Motecuhzoma el Viejo [ ... ] hizo
ron en lo alto, y la pusieron enmedio de la gran sala, frontero al estreno de la piedra llamaba [sic] Temalacatl, que quiere de-
de la puerta principal, y del ídolo Huitzilipochtli, que este era cir "rueda de piedra" (Durán, 1967,11: 175).
labrado de piedra, arrimado a la pared, cosa que estuviera mi-
rando a la piedra, o rodesno [ ... ] (1878: 320; cursivas mías). La "pieza" del templo ~videntemente- es el Netlatilo-
an, y su estreno implica necesariamente el del templo don-
En seguida, Tezozómoc procede a deséribir la celebra- ti se hallaba, es decir, el Yopico. Por otra parte, la estrecha
ción de tlacaxipehualiztli, que según él ocurrió hacia 1454 o Ilación física entre el temalácatl y el templo de Xipe Tótec
1455, en el décimo quinto año de gobierno de Motecuhzoma 11 va a pensar que ambos deben haber sido renovados si-
l. Como parte de dicha descripción, el cronista reitera que el multáneamente como ocurrió, según vimos ya, en el calpulli
temalácatl se encontraba "frontero del gran ídolo de piedra" I Tlalcocomoco durante el reinado de Chimalpopoca.
(Alvarado Tezozómoc, 1878: 321). Parece claro que al describir la construcción con escali-
El relato de Durán sobre los mismos hechos, como casi natas en tres de sus fachadas, sobre la cual fue colocado el
siempre ocurre, resulta más claro que el de Tezozómoc (Du- It'malácatl, Tezozómoc se refiere al mismo "poyo" del que
rán, 1967, 11: 171-175). El cronista dominico no menciona habla Durán,65 aunque exagera notoriamente el número de
en ningún momento el Templo Mayor: 64 refiere la fabrica- s alones asignándoles un simbolismo calendárico. Dice,

¡ unsagratoria de un nuevo templo dedicado a Huitzilopochtli (Seler; 1990-


63Este es, precisamente, el pasaje que llevó a Seler hacia una interpre- 1998, II: 94).
tación equivocada sobre la orientación del Templo Mayor. 65 Como ya se dijo, Durán dice que para subir a donde se encontraban
64 Por esta razón, no se entiende la afirmación de Seler respecto a I 1/ 'malácall y el cuauhxicalli "había cuatro escalerillas, de a cuatro escalo-
que Durán presenta esta celebración de tlacaxipehualiz.tli como ceremonia II¡'S cada una" (Durán, 1967,1: 99).
XIPETÚTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 173
172

sin embargo, que en su lado norte se encontraba una capilla En cuanto a este último, propuso que se encontraba cerca
-las "tres paredes a modo de una sala"- orientada hacia del costado poniente de la catedral, identificándolo como el
el sur, y que en su interior estaba la efigie de piedra de una templo desde el cual se vieron atacados los españoles en la
deidad que veía hacia el temalácatl. El cronista la identifica víspera de la llamada "Noche Triste", cuando se encontra-
con Huitzilopochtli, lo cual resulta muy dudoso no sólo por- ban acuartelados en el Palacio de Axayácatl (Alcocer, 1927:
que se trata de un inmueble distinto al Templo Mayor, sino 93-94; 1935: 67).67 Este último edificio fue ubicado por el
también porque la mayoría de las fuentes coinciden en que mismo autor en la esquina de la calle de Tacuba con Empe-
la imagen del dios tutelar mexica era fabricada con masa dradillo, hoy día Monte de Piedad, extendiéndose hacia el
de amaranto. 66 Durán, no obstante, dice que la imagen de ur hasta la actual avenida Madero y hacia el poniente hasta
Xipe Tótec era de piedra y de tamaño natural (Durán, 1967, lsabella Católica (Alcacer, 1927).
1: 96), mientras el texto náhuatl de Sahagún -corno ya se En su plano reconstructivo del recinto sagrado, Alcacer
explicó- menciona la presencia de una escultura en piedra e atiene a la información de Durán y presenta al templo Yo-
de Xipe Tótec en el Totecco. pico con el patio Cuauhxicalco a sus pies, en vecindad con el
No obstante, el testimonio de Tezozómoc establece una Templo del Sol. Sin embargo, el conjunto aparece fuera del
relación directa entre la orientación de la capilla, el tema- recinto, ya que su límite poniente fue ubicado erróneamente
lácatl y la puerta sur del recinto sagrado. Su descripción por el autor al basarse en una escalinata de cuatro peldaños
enlaza también el escenario del tlahuahuanaliztli con la pla- localizada por Batres en la actual calle de Guatemala, hallaz-
za que Sahagún llama "patio Cuauhquiyáhuac", lo que no go que -según Alcocer- ocurrió a 87.5 metros de la esquina
sólo concuerda con lo dicho por otras fuentes, sino que lle- poniente de la calle de Seminario (Alcacer, 1935: 34, 37).68
va además a pensar en el conjunto completo como un foro Marquina, por su parte, confundió el texto de Durán, ya
que habría permitido la congregación de un gran número que toma su descripción del templo de Xipe Tótec -cita-
de espectadores, cumpliéndose así uno de los principales da recientemente- como si correspondiera al Cuacuauhtin
objetivos de las autoridades mexicas al celebrar la fiesta de inchan o "templo del Sol", y probablemente por ello dice,
tlacaxipehualiztli. . in justicia, que el cronista dominico no aclara la existencia
Entre los investigadores contemporáneos, sólo Alcacer d un templo particular dedicado a ese dios dentro del re-
e Ignacio Marquina han profundizado en el problema que jnto sagrado de Tenochtitlan (Marquina, 1960: 86, 89). Sin
tratamos. Alcacer hizo notar la vecindad que existía, de p rcatarse de la clara asociación establecida por el mismo
acuerdo con Durán, entre el Cuacuauhtin inchan, el patio
67 Curiosamente, Alcocer no recurrió al diagrama de los Primeros me-
Cuauhxicalco y el templo de Xipe Tótec (Alcocer, 1935: 60).
moriales para apoyar su propuesta, a pesar de haber considerado igual que
S ler al templo Yopico como el que aparece allí aliado del temalácatl (Al-
66 Ya sea porque su visión no era tan aguda como la de Durán. o por- l ' cer, 1935: 25). Alcocer; desde luego, conocía la orientación correcta del

que deseaba ensalzar su ascendencia mexica. Tezozómoc tiende a presentar '" 'mplo Mayor.
en su obra a Huitzilopochtli como protagonista de cualquier actividad de 68 Independientemente de que dicha escalinata no puede considerarse

culto. Por otra parte, Nicholson (1987: 469) ya había señalado que podria mmo indicador del limite poniente del recinto, es necesario apuntar que
haber confusión entre el Templo Mayor y el templo de Xipe Tótec en este Al ocer leyó mal a Batres, pues el hallazgo se hizo en realidad a 38 metros
relato de Tezozómoc. el la esquina mencionada (Batres, 1990: 120,167).
ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 175
174 XI PE T6TEC

Marquina revisó la propuesta de Alcacer sobre la ubi-


cación del Palacio de Axayácatl, encontrándola válida (Mar-
quina, 1960: 89-90). Sin embargo, al considerar que Durán
sólo menciona y describe al Cuacuauhtin inchan o "templo
del Sol", es ése el inmueble que ubica en el ángulo sudoeste
del recinto sagrado, con su fachada hacia el oriente y dentro
de un patio que comprende las habitaciones de los guerreros
águila y jaguar; en su reconstrucción, el límite oriental de
dicho patio es el templo de Xipe Tótec, que mira hacia el po-
niente y carece de basamento, lo que no concuerda con los
testimonios de las fuentes según se expuso más arriba. En
el centro del patio. y entre ambos templos, el autor ubica al
lemalácatl y su momoztli (Marquina, 1960: 90-91) (figura 60).
La investigación arqueológica en el Centro Histórico de
la Ciudad de México, si bien ha brindado información muy
valiosa, resulta por desgracia casi siempre parcial, en virtud
de que son excepcionales los casos en que han podido em-
prenderse proyectos formales de investigación, y aun en estos
asas se parte de circunstancias azarosas. 69 Para el problema
que nos atañe, será necesario recurrir a los trabajos realiza-
dos en el área de la Catedral Metropolitana en 1975 y 1976,
f como a los del Programa de Arqueología Urbana (PAU) que
pera de 1990 a la fecha, particularmente sus intervenciones
'o la Catedral y en el Antiguo Palacio del Arzobispado.
Figura 59. El tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio.
De 1975 a 1976 se emprendieron obras de recimenta-
según el Atlas de Durán . Ión en el principal templo católico de la ciudad, las cuales
p rmitieron realizar trabajos de rescate arqueológico. En
Uos, pudo localizarse parcialmente un basamento prehis-
Durán entre el Cuacuaulzlin inchan, el patio Cu..:uhxicalco ¡')áoico de planta cuadrangular y escalinata al oriente, cuyo
y el templo Yopico, Marquina consideró probable que el
l' do norte tiene 49 metros de largo. el cual fue identificado
teocalli de "Nuestro señor el desollado" se haya encontrado r r la coordinadora del rescate como el Templo del Sol, de-
en el "templo del Sol" descrito por Durán, pero utilizó el hldo a la presencia, en dos de sus taludes, de glifos solares
diagrama de los Primeros memoriales como apoyo para su
argumento. debido a la ubicación que allí guarda la imagen
69 Véase al respecto González González (1988: 120-124).
de Xi pe Tótec (Marquina, 1960: 89).
XI PE T6TEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 177
176

templo mexica (Solís Olguín, 1989: 10, 11; 1992: 226; Matos
Moctezuma, 1997). Los estudiosos han considerado siem-
pre que el edificio prehispánico que se encuentra bajo ese
edificio virreinal es el templo de Tezcatlipoca, basándose en
una conocida referencia de Durán (1967,1: 48). Torquemada
también menciona la presencia de un templo bajo las "ca-
sas arzobispales", si bien no aclara cuál era su advocación
(Torquemada, 1943, 1: 303).71 Varios autores coinciden en
adjudicar el monolito en cuestión a la época de Motecuhzo-
ma 1, aunque Graulich opina que debe situarse en el periodo
d Axayácatl (Pérez-Castro et al., 1989; Solís Olguín, 1989;
Matos Moctezuma, 1997; Graulich, 1992).
La intervención del PAU en el Antiguo Palacio del Ario-
bi pado, realizada en 1994, permitió profundizar en el con-
l 'xto que rodeaba al monolito. Se encontraba en un descan-
O del templo, alineado con la alfarda norte de su escalinata
Figura 60. El conjunto del Templo del Sol. según Marquina (1960).
principal, que está orientada al poniente (Matos Moctezuma,
1 77: 39) (figuras 61 y 62). Esto último constituye un dato de
con el elemento chalchfhuitl (Vega Sosa, 1979). El basamen- I \ mayor importancia, pues durante muchos años se pensó
to se encuentra exactamente bajo el Sagrario Metropolitano que la fachada de ese templo miraba hacia el norte, debido a
y coincide bastante con su planta. Si bien en. dicho rescat~ II reconstrucción hipotética hecha por Marquina (1960).72
resultó factible definir dos épocas constructivas en el edi- Recordando las dos piedras descritas por Durán en el pa-
ficio la más reciente de ellas con tres superposiciones, la I () Cuauhxicalco, Matos Moctezuma opina que frente a la al-
inte:.vención posterior del PAU dej6claro que fue reconstrui- I ,rda sur podría existir otro monolito semejante y, dadas las
do en siete ocasiones, igual que el Templo Mayor (Matos , IIracterísticas del hallazgo, piensa que el piso sobre el cual
Moctezuma el al., 1998: 17).70 ,II'S ansaba el monumento constituye la parte superior de una
Sin embargo, el hallazgo más importante para el tema dI' las etapas constructivas del inmueble, aunque deja sentada
que nos ocupa es el del monolito circular encontrado ba)o I IInbién la posibilidad de que se trate de la plataforma de des-
el Antiguo Palacio del Arzobispado en 1988, sobre todo ~or­ 1I Inte del basamento (Matos Moctezuma, 1997: 41).
que constituye el único ejemplar de ese tipo que ha Sido Este hallazgo, aunado a la información documental dis-
localizado in situ, y además asociado directamente con un
71 Francisco Cervantes de Salazar (1993 : 49-50) confirma que ya en 1554
,11' .Iacio del Arzobispado descansaba "sobre un cimiento firme y sólido".
70 Los arqueólogos del PAU también encontraron que los glifos chal- 12 Es de mencionarse que Alcocer, en su plano reconstructivo del recin-
chíhuilllocalizados en 1975-1976 fueron reutilizados por lo menos en dos 111 • rado de Tenochtitlan. presenta este templo orientado correctamente
ocasiones (Islas Domínguez. 1999: 54 l. hn. 1\ 1 poniente.
178 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 179

Fl¡ura 62. Plano de localización del monolito. Tomada de Matos


Figura 61. El monolito del Antiguo Palacio del Arzobispado. in si/u . Moctezuma (1997).
Tomada de Matos Moctezuma (1997).

cutida en el presente capítulo, confirma la relación entre el S\ avanzaba hacia el sur (hacia la actual estación Zócalo del
escenario del tlahuahuanaliztli y el acceso sur del recinto Metro) esa densidad disminuía considerablemente, lo que
sagrado de Tenochtitlan. Es posible imaginar, ahora, que al parece reflejar un espacio relativamente libre de construc-
llegar y traspasar la puerta Cuauhquiyáhuac se llegaba a un '1 nes entre los basamentos localizados bajo el Sagrario y
gran espacio abierto con un magnífico templo que veía al ,1 Antiguo Palacio del Arzobispado, en concordancia con lo
oriente a nuestra izquierda, identificado como el Templo del , puesto en el párrafo precedente (Gussinyer, 1979: 70).
Sol por Vega Sosa. y otro -no menos ostentoso- con su fa- También es necesario, para esta discusión, considerar
chada al poniente a nuestra derecha, el cual tenía integrado 1\ relación vital que guardaba el escenario principal de tla-
por lo menos un monolito circular a su estructura. I'llxipehualiztli con la residencia del hueitlatoani tenochca.
Jordi Gussinyer, basándose en observaciones hechas Partiendo de la coexistencia de las "Casas Viejas", o Palacio
durante la construcción de la línea dos del Metro, que atra- ti Axayácatl, y las "Casas Nuevas" de Motecuhzoma II a la
vesó el área del recinto sagrado de Tenochtitlan, dice que la 11 gada de los españoles, es factible pensar en que dicho es-
mayor densidad de construcciones preh ispánicas se encontró 'i.'nario haya cambiado de lugar con la "mudanza" del jerar-
en la zona próxima al Templo Mayor, mientras que conforme ' :1 máximo, trasladándose del sector sudoeste del recinto al
180 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 181

que parece haber ocupado en 1519. Desgraciadamente, así Ante tal escasez de testimonios, no queda otro camino
como las fuentes documentales contienen descripciones de- que acogerse a lo expresado por las fuentes emanadas de
talladas del palacio de Motecuhzoma 11 (Sahagún, 2000, II: La hipotética Crónica X, y pensar que el cambio de ubica-
757-762; Durán, 1967,1: 112-117), brindan muy pocas refe- ción del palacio real pudo haber ocurrido como resultado
rencias en cuanto al desarrollo histórico de ese inmueble. 73 de dicha inundación, poco antes de que Motecuhzoma II
A mi entender, sólo existen dos testimonios en las fuentes sumiera el poder. Detrás de la sorprendente historia según
documentales sobre obras constructivas relacionadas con la cual el último hueitlatoani de la era prehispánica ordenó
la residencia del hueitlatoani tenochca: el de Chimalpain, la factura de un nuevo temalácatl, iniciativa que se conver-
quien nos dice que en 1451, gobernando Motecuhzoma 1, liría en uno de los presagios nefastos sobre el final de su
varios señoríos de la cuenca de México y regiones aledañas reino, parecen asomar evidencias sobre una renovación del
se rebelaron contra los mexicas por haber sido forzados a cenario de tlacaxipehualiztli coincidente con la conquis-
trabajar en la edificación del templo de Huitzilopochtli y de la de Tlachquiyauhco, ocurrida hacia 1511 (Durán 1967,11:
"la casa del que manda" o tlahtocacalli (Chimalpain Cuauh- 479-490; Alvarado Tezozómoc 1878: 658-666; Torquemada
tlehuanitzin, 1997a: 158-159), y aquel de Tezozómoc alusivo ]943,1: 214-215).75
a las consecuencias de la grave inundación provocada por el De haberse realizado tal cambio de ubicación, como
acuecuéxatl de Ahuítzotl, en 1498: onsecuencia del traslado de la residencia real, podría haber
ambiado de lugar también alguna, o algunas, de las gran-
[ ... ] viendo los mexicanos el daño tan grande, porque hasta I s piedras sacrificiales relacionadas con el culto de Xipe
las reales casas se cayeron, que fue necesario acogerse en el , (jtec. Ello explicaría la presencia, en el nuevo escenario, de
templo de Huitzilipochtli, se vieron precisados al reparo; para ~tn monolito correspondiente a una época anterior, ya sea de
esto estacaron la Tecpan y el palacio se labró y fundó de nuevo, a Motecuhzoma 1 o de Axayácatl. Tezozómoc, por cierto, dice
costa y sudor de los forasteros, sin premio alguno: acabado de lue Axayácatl ordenó cambiar de lugar un gran monolito
. labrar el palacio, luego se dio orden para hacer las casas de los 'laborado en tiempos de Motecuhzoma 1, con el fin de insta-
señores y las de los demás mexicanos y sus comunidades, y así I lr y consagrar otro nuevo que recién había mandado hacer
poco a poco [la ciudad] se reedificó [ ... ] (Alvarado Tezozómoc, (Alvarado Tezozómoc 1878: 398). Dicho pasaje fue utilizado
1878: 567; cursivas m(as).74 pe r los encargados del rescate arqueológico del monolito
I() alizado en el Antiguo Palacio del Arzobispado para plan-
Il'ur su posible cambio de lugar en la época prehispánica
73 Según el Códice Ram(rez, cuando Acamapichtli fue ungido como ( I rez-Castro el al., 1989).
hueitlatoani "los aposentos Reales que entonces tenían [ ... ] eran bien po-
bres [ ... ]" (CR: 35).
En síntesis, resulta factible -aunque no deja de ser una
74 Durán dice al respecto: "[oo.] estaban los patios de las casas y tem- III ra especulación- que el templo Yopico se haya encon-
plos con dos palmos largos de agua cubiertos. Las casas reales y de los I rado en el sector sudoeste del recinto sagrado, tal y como
señores ya no se podían habitar [oo.] y tomaron a edificar a México, de
mejores y más curiosos y galanos edificios, porque los que tenían eran muy
antiguos y edificados por los mismos mexicanos en tiempo de su pobreza y 7' Véase el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus rela-
poco valor" (Durán, 1967,11: 381). I Ion s con la guerra", pp. 317-393.
182 XIPE TÓTEC ESCENARIOS DEL CULTO EN MEXICO-TENOCHTITLAN 183

lo muestra el diagrama de los Primeros memoriales, y que emanado de informantes y documentos ligados con esa par-
al cambiar de lugar la ceremonia del tlahuahuanaliztli haya cialidad. La jerarquía que conservó durante la época colo-
sido sustituido en parte por el templo de Tezcatlipoca que, nial temprana, por otra parte, concuerda con las versiones
según Durán, se encontraba bajo el Palacio Arzobispal. Lo que la presentan como uno de los sectores más ancestrales
anterior no necesariamente constituye una incongruencia, del conglomerado urbano de Tenochtitlan. Torquemada,
en virtud de que Xipe Tótec -en su calidad de Tlatlauhqui quien escribía hacia el ocaso del siglo XVI y el amanecer del
Tezcatlipoca- era una de las advocaciones de la deidad su- XVII, nos dice que San Juan (Moyotlan) tenía en aquel enton-
prema de los nahuas antiguos. es más población que las otras tres parcialidades juntas, así
amo que allí residía el gobernador indígena de la ciudad
(Torquemada, 1943, III: 228).
CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPíTULO La información concerniente al recinto sagrado, por
tra parte, deja en claro la importancia del espacio destina-
A lo largo de este capítulo se ha efectuado un análisis deta- do para la celebración de la fiesta dedicada a Xipe Tótec, lo
llado de los lugares relacionados con el culto de Xipe Tótec ual es coherente con la relevancia que a la misma le ator-
en Mexico-Tenochtitlan. En la primera parte se abordó la an los documentos históricos. Son claras y concordantes
cuestión en el contorno de la ciudad, entendiendo como tal la referencias sobre la ubicación de dicho espacio en el sec-
el exterior del recinto sagrado principal. La información de t r meridional del recinto, cerca del acceso que comunica-
las fuentes lleva necesariamente a la parcialidad o nauhcam- I a con el espacio abierto ocupado hoy en día por la Plaza
pan de Moyotlan, en la cual existía una devoción particular d la Constitución y, en última instancia, con la Calzada de
por el dios, cuestión evidenciada por la presencia del calpu- 1tztapalapan. Lo más probable es que su situación haya res-
lli Yopico, protegido por él, pero sobre todo porque incluía p ndido al carácter espectacular del sacrificio gladiatorio o
también a la entidad de Tlalcocomoco, donde se encontraba flahuahuanaliztli, así como a la ostentación que las autori-
su templo más relevante, sin contar el que le estaba dedi- ti des mexicas hacían de la ceremonia.
cado en el recinto sagrado central de la ciudad. Los datos
condujeron igualmente al Totecco o Totectzontecontitlan,
santuario ubicado en la ribera oriente de la ciudad y en el
área de Tlatelolco, en un lugar que parece haber sido alta-
mente significativo en tanto que se ubicaba en uno de los
principales ejes de trazo urbano, junto con otros templos de
gran relevancia. .
Los datos discutidos acrecientan la importancia de Mo-
yotlan para nuestro tema de estudio, fortaleciendo la posi-
bilidad de que las tradiciones sobre la antigüedad del culto
a Xi pe Tótec entre los mexicas, y sobre el papel de Tlalco-
comoco en el proceso fundacional de Tenochtitlan, hayan
IlI. EL PAPEL DE XIPE TÓTEC y DE TLACAXI-
PEHUALIZTLI EN LA TRANSFERENCIA DEL
PODER DE TULA A MEXICO-TENOCHTITLAN

ENTRE los muy escasos relatos míticos de los nahuas anti-


uos que han llegado hasta nosotros, la presencia constante
significativa de ciertas deidades ha permitido profundi-
zar en su estudio e interpretación, como son los casos de
Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. Los resultados, al menos, han
permitido conocer algo más sobre la forma en que fueron
'oncebidos y honrados durante los tiempos que precedie-
l' n a la conquista española (cf. Olivier, 2004: 242-292; López
Austin, 1998).
Respecto al dios que nos ocupa, su figura aparece de
manera fragmentaria -yen consecuencia dispersa- den-
11'0 de ese corpus mítico, cuestión que sin duda constituye
\Ina limitante para su estudio. No obstante, una ventaja es
.) hecho de que su presencia, o la de su culto, se restringe
a relatos que versan sobre la caída de Tula como sede de
p der político, uno de los acontecimientos que, en términos
hi tóricos, marcó el inicio del Posclásico Tardío en el centro
ti México (cf. López Austin y López Luján, 1996: 178).
La ventaja aludida consiste, por un lado, en que para
lo mexicas la Tula hidalguense -entre las varias ciudades
mundanas que emulaban la Tallan mítica- se distinguía
r mo cuna del poder,l cuestión de interés obvio para este es-
tudio, y, por otro lado, en que la existencia de otros testimo-
ni s referidos a los mismos hechos permite intentar una

I Véase López Austin y López Luján (1996: 186-187).

185
186 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 187

contextualización de los fragmentos alusivos a Xipe Tótec, origen del rito consagrado al dios, aquella presentada por los
o a tlacaxipehualiztli, con el propósito de entender un poco Anales de Cuauhtitlan, deja ver con mayor claridad los nexos
más la raíz de su importancia en Mexico-Tenochtitlan. indisolubles entre la figura de "Nuestro señor el desollado"
Desde luego, no se pretende reconstruir el papel mítico y la de la diosa-Madre, permitiendo entender aún más la re-
del dios, tarea por demás imposible con los escasos trozos de lación de polaridad entre sus fiestas particulares, tlacaxipe-
que disponemos, sino de señalar los aspectos más relevantes hualiztli y ochpaniztli, así como su situación real y simbólica
sugeridos por su presencia y de qué manera se entrelazan - adelantándome aquí a lo que será expuesto en el capítulo
con los acontecimientos generales, sin perder de vista que respecto al ejercicio de la guerra y su temporalidad.
el derrumbe de Tula es un telón de fondo omnipresente, así Por otra parte, la transferencia mítica del maíz tolteca
como que los mexicas de los siglos xv y XVI se consideraron 'n favor de los mexicas, explicada por la Leyenda de los So-
a .sí mismos los herederos directos y legítimos de la estafeta l a través de una cadena de acontecimientos iniciada por
del poder cedida por los toltecas. 1 juego de pelota concertado entre Huémac y los tlaloque,
Este problema nos lleva también al de la expresión ri- upa un lugar importante en la exposición, ya que consti-
tual que esas versiones míticas, o algunas partes de ellas, t ufa el leitmotiv ceremonial de atlcahualo, veintena que no
alcanzaban dentro del calendario festivo de los nahuas anti- ólo precedía cronológicamente a la celebración de Xipe Tó-
guos y, en nuestro caso de estudio particular, de los mexicas. t c, sino que, como será discutido en el capítulo "El culto de
Como se propondrá en lo que resta de esta obra, existía una ¡pe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con el maíz" (pp.
relación de contenido y continuidad entre las tres primeras 241-315), guardaba una estrecha relación con ella. De esta
veintenas de dicho calendario: atlcahualo, tlacaxipehualiztli manera, el maíz y la guerra se perfilan como dos factores
y tozoztontli, cuestión que desde mi punto de vista encuen- ti especial interés para abordar el problema cuya profun-
tra sustento en algunos acontecimientos presentados por los ¡¡zación motiva el presente estudio: la importancia que el
relatos como origen de la caída de Tula y, a la vez, del adve- pueblo mexica otorgaba a la fiesta y al culto dedicados a
nimiento de los mexicas como nuevos titulares del poder. 2 "Nuestro señor el desollado".
Básicamente, encontramos la instauración del tlacaxipe-
hualiztli y la aparición de Xipe Tótec inmiscuidas en la ruina
final de Tula y los toltecas, mientras, por otro lado, el dios se ~ L PAPEL DE XIPETóTEC y DEL ORIGEN DE TLACAXIPEHUAUZTU
muestra vinculado con la creación del Quinto Sol, con el ho- DURANTE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE TuLA, SEGÚN LAS FUENTES
locausto de los dioses que conllevó ese magno evento mítico, DOCUMENTALES
y con el inicio de la guerra sagrada. Al mismo tiempo, el aná-
lisis de una versión hasta ahora poco considerada sobre el 11,0 las páginas siguientes se expondrán las versiones sobre
I caso de Tula en las que Xi pe Tótec, o su complejo ri-
111 1, se encuentran presentes. Asimismo, se incluirán otras
2 En este sentido, es conveniente anotar que las fiestas de las veintenas,
on las que es posible establecer comparaciones a partir de
al menos sus ceremonias más relevantes, recreaban acontecimientos míti-
cos primigenios y mantenían su vigencia ajustándose, entre otras cosas, a I mentos comunes o paralelos, a fin de contextualizarlas
las necesidades político-religiosas de sus actores. V nriquecerlas. Como un procedimiento de exposición, se
188 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 189

presentará primero cada una de ellas, para señalar y comen- en que aquella fue la primera ocasión en que se sacrificaron
tar posteriormente dichos elementos comunes. "tiras humanas" (AC: 13; Bierhorst, 1992a: 39). Posterior-
Es conveniente aclarar que estas versiones expresan, mente, en el año 8 tochtli o 9 ácatl (caña), equivalentes a
sobre todo, el punto de vista mexica respecto a los aconte- 1058 o 1059 d. C.,4 las i.xcuinanme llegaron de la Huasteca
cimientos, ya sea porque las fuentes donde se encuentran (Cuextlan) e instituyeron el tlacacaliliztli, o sacrificio por fle-
emanan directamente de documentos o informantes identi- chamiento, inmolando a sus maridos huastecos, a quienes
ficados con ese grupo étnico, o bien porque su visión acerca previamente habían hecho cautivos (AC: 13).5 Finalmente,
del pasado se diseminó junto con el control militar y político en el año 13 ácatl o 1063 d. C., el dios Yáotl dio inicio a la
qu~ ejercieron durante la segunda mitad del siglo xv y las guerra y, paralelamente, al "desollamiento de personas" o
primeras décadas del XVI. tlacaxipehualiztli, suceso narrado así por la fuente:

[ ...] 13 acalloEntonces estuvo habiendo muchos agüeros en To-


La versión de los Anales de Cuauhtitlan llano También entonces empezó la guerra, a que dio principio
el "diablo" Yáotl. Compitieron los toltecas con los que se dicen
Los Anales de Cuauhtitlan contienen una explicación breve de Nextlalpan; y después que fueron a hacer cautivos, comen-
-aunque por demás interesante- sobre el origen de tla- zó la matanza de hombres en sacrificio: mataron los toltecas a
caxipehualiztli, a la cual se hará referencia continuamente sus cautivos. En medio de ellos anduvo a pie el "diablo" Yáotl,
en este capítulo. La fuente alude a la instauración del "de- enojándolos mucho, para que mataran hombres. Luego intro-
sollamiento de personas", como uno entre varios aconteci- dujo también el desollamiento de hombres. 6 En este tiempo
mientos que marcaron el inicio de los sacrificios humanos dedicaban los cantos sobre el despeñadero (Texcallapan). Ahí
durante los últimos años de Tula, inmolaciones que habrían por primera vez, a una mujer otomí, que en el río aderezaba
comenzado paralelamente con una hambruna de siete años hojas de maguey, la cogió y desolló y luego se vistió la piel el
en el año 7 tochtli (conejo) o 1018 d. C. (AC: 13).3 tolteca llamado Xiuhcózcatl,1 Por primera vez empezó Tótec
En esa secuencia de acontecimientos, las primeras VÍc- (el dios de ese nombre), a vestirse la piel [ ... ]8 (AC: 14).
timas sacrificadas fueron tlacateteuhtin o "tiras humanas",
mismo nombre que recibían los niños de ambos sexos sacri-
4 La ambigüedad procede del documento mismo.
ficados por los mexicas en honor de los tlaloque, durante la s Las ixcuinanme eran diosas de la carnalidad y hermanas de Tlazol-
veintena atlcahualo (Bierhorst, 1992a: 38-39; 1992b: 14; Sa- 11' t1·Ixcuina, una de las principales advocaciones de la diosa-Madre (Sa-
hagún, 1953-1982, Libro 2: 42). Los niños requeridos por los 11 1 ún, 2000, 1: 82, 84).
6 Conpehualti yn tlacaxipehualiztli, en el original (Bierhorst, 1992b: 15).
dioses fueron los mismos hijos de Huémac, quien a la sazón 7 La redacción en la versión castellana de Velázquez es ambigua, pues-
gobernaba en Tula según la fuente; el texto hace hincapié 111 que tiene dos lecturas: Yáotl desuella a la mujer otomí y Xiuhcózcatl se
'1 u piel, o bien Xiuhcózcatl realiza ambas acciones. En la versión ingle-
,1 ti Bierhorst, la primera lectura es la correcta (Bierhorst, 1992a: 40).
8 A este respecto, el Códice Vaticano 3738 dice de Xipe Tótec: "Vestían
3 Sigo aquí la reconstrucción cronológica del documento hecha por 1I ti fiesta pieles de los hombres que habían matado en la guerra, porque
Bierhorst (1992a). ,1 \'n que éste fue el primero que así se ha vestido" (CV3738 : 26v, 165).
190 XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 191

Aunque el pasaje contiene muchos elementos de inte- Xipe Tótec aparece en el relato como un gran pecador
rés, los cuales irán siendo abordados oportunamente, por que se hizo discípulo de QuetzaIcóatl y que, para redimirse,
ahora debe destacarse el nombre del lugar donde la fuente le siguió en sus ejercicios de penitencia. Posteriormente, su-
sitúa los acontecimientos: Texcallapan, "En el despeñade- bió al cerro llamado Tzatzitépetl ("Cerro del pregón") con el
ro", sitio donde Yáotl -según la versión inglesa del pasaje fin de convocar mediante gritos a los toltecas para que acu-
hecha por John Bierhorst- entonaba cantos al dar inicio dieran a hacer penitencia con él y expiar de esa manera sus
al tlacaxipehualiztli (Bierhorst, 1992a: 40). Asimismo, con- faltas (CV3738: 8r, 77). Una pictografía del códice lo ilustra
viene mencionar dos observaciones hechas por especialistas con sus atavíos característicos, posado sobre una penca de
en relación con el texto de referencia: por un lado, y dada la maguey en la cima de un cerro parlante; sobre la imagen, se
naturaleza de las acciones, Olivier opina que es difícil saber I e claramente la glosa "Tlacaxipehualliztli" (figura 63). La
si el nombre de Yáotl debe identificarse con Xipe Tótec o con fuente, además, caracteriza al dios como el iniciador de la
Tezcatlipoca, si bien hace notar la proximidad de "Nuestro guerra:
señor el desollado" -en tanto Tezcatlipoca Rojo- con la
deidad suprema de los nahuas antiguos, así como el carác- Dicen que Totec andaba vestido con una piel de hombre [ ...] y
ter de iniciador de la guerra que le otorga el Códice Vaticano en las fiestas que hacían a este Totec [ .. .] vestían los hombres
3738 (Olivier, 2004: 63-64; cf. CV3738: 8r, 79); por otro lado,
Bierhorst, considerando el nombre del escenario primigenio
del desollamiento (Texcallapan), establece correctamente
una relación con los relatos sobre el final de Tula transmiti-
dos por el Códice Florentino , mismos que serán comentados
un poco más adelante (Bierhorst, 1992a: 40, n. 86).

La versión del Códice Vaticano 3738

Este documento aborda la cuestión de los últimos años de


Tula, su caída y el papel que en dicho proceso desempeñó
QuetzaIcóatl, así como el destino final de ese hombre-Dios.
De acuerdo con la fuente, Tula tuvo principio en la cuarta
edad o Sol, y la causa de su ruina fueron los vicios en que
cayeron sus pobladores, los cuales les acarrearon terribles
hambrunas; buscando la salvación de su pueblo, Quetzal-
cóatl comenzó a edificar templos y a dedicarse a la peniten-
cia, ofreciendo su propia sangre a través del autosacrificio
(CV3738: 7r, 67). Figura 63. Códice Vaticano 3738, Sr.

b
EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 193
192 XIPETÓTEC

siete hombres ataviados con mantas (figura 64). El texto de


pieles de hombres que habían matado en la guerra, y así baila-
referencia alude a que ambas deidades, "maestros de la pe-
ban y festejaban su día porque de éste dec(an que hab{an tenido
las guerras y por lo tanto lo pintan con estas insignias de ella,
nitencia", tomaron a los niños y a la gente inocente de Tula
que se había salvado de la catástrofe, para llevarlos con ellos
es decir: una lanza, la bandera y el escudo. Tenían a éste en
y trasladarse a otros lugares. Dice en seguida:
grandísima veneración. Pero dicen que él fue el principio de
abrirles el camino del cielo, porque tenían este error, con los
[ ... ] y dicen que andando así, caminando con aquellos pueblos,
otros, que sólo aquellos que morían en la guerra iban al cielo
alcanzaron ciertas montañas, las cuales, no pudiéndolas pasar,
[ ... ] (CV3738: 8r, 77-79; cursivas mías).
fingen que las agujeraron por debajo y así pasaron. Otros dicen
que quedaron allí encerrados y que fueron transformados en
De acuerdo con la narración, mientras Xipe Tótec se en-
piedras, y otras imaginaciones semejantes (CV3738: 9r, 85).
contraba haciendo penitencia y convocando a los toltecas
en el Tzatzitépetl, soñaba a diario con una figura o cuerpo
Como puede apreciarse, existe una duda o rectificación
humano destripado que causaba repulsión entre su pueblo;
'n el texto. Desde mi punto de vista, la escena contemplada
al inquirir a los dioses sobre el significado de aquella figura
recibió como respuesta que se trataba del pecado de los tol- por los dioses en la pictografía corresponde a lo descrito en
tecas. Acto seguido, Tótec convocó a la gente de Tula para
-1 folio anterior, es decir, a la caída de los toltecas malogra-
dos "en medio de dos montañas [ ... ] que se juntaron", donde
que acudieran con sogas gruesas a fin de arrastrar la figura
y arrojarla fuera de la ciudad; una vez reunidos, los condujo
"quedaron [ .. .] sepultados hasta ahora", en virtud de que los
dos cerros se encuentran unidos, y los personajes aplastados
hasta donde se encontraba y comenzaron a jalarla. Prosigue
por ellos claramente están muertos.9 La historia según la cual
el texto:
fueron perforadas las montañas para que pudieran pasar los
[ ... ] y arrastrándola hacia atrás, cayeron todos en cierta con- 'upervivientes, sea o no una conjetura del comentarista ema-
nada de la ilustración, no corresponde en absoluto con ella.
cavidad en medio de dos montañas, las que se juntaron, y ellos
or otra parte, su transformación en piedras es un detalle
quedaron allí sepultados hasta ahora, sin salvarse ninguno de
mportante, puesto que encuentra un paralelo en la versión
ellos, salvo los niños (angelitos) inocentes, que quedaron en
del Códice Florentino, tal y como veremos en seguida.
Tulan, y así pintaban esta gente que andaba bailando y jugan-
Hasta aquí se han reseñado las versiones relativas a los
do, y el demonio andaba adelante, guiando el mitote o la dan-
liltimos tiempos de Tula en las que la figura o el rito específi-
za, y ésta fue la causa de la ruina y perdición de ellos (CV3738 :
, de Xipe Tótec aparecen claramente mencionados. A con-
8v, 83).
tinuación se presentarán otros textos que abordan la misma
'uestión y que contienen algunas semejanzas evidentes con
En el folio siguiente, 9 recto, el documento presenta
1 anteriores; aunque en ellos no se menciona a "Nuestro
una pictografía donde aparecen Quetzalcóatl y Xipe Tótec
presenciando una escena en la que algunos personajes ya-
cen aplastados por dos cerros que chocan, o que juntan sus 9 Graulich (1988: 222) coincide con este punto de vista.
cimas; detrás de los dos dioses, se encuentra un grupo de

t
194 XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 195

ado y de otras cosas notables de aquel lugar, así como de


'us vasallos. En seguida, prosigue así:

y hay una sierra que se llama Tzatzitépetl [... ] en donde pre-


gonaba un pregonero lO para llamar a los pueblos apartados,
los cuales distan más de cient leguas, que se nombra Anáhuac,
y desde allá oían y entendían el pregón, y luego con brevedad
venían a saber y oír lo que mandaba el dicho Quetzalcóatl (Sa-
Figura 64. Códice Vaticano 3738, 9r. hagún, 2000, 1: 308).

señor el desollado", en mi opinión es posible vislumbrar su Es decir, el mismo personaje identificado como Xipe Tó-
presencia -o la de su rito- a través de ciertos detalles. I e en el Códice Vaticano 3738, relacionado con el mismo
lugar: el "Cerro del pregón" o Tzatzitépetl, y además fun-
iendo como aliado o servidor de Ouetzalcóatl, aunque debe
lA. versión del Códice Florentino de Sahagún tnotarse que este capítulo pertenece a la versión o historia
di tinguible de aquella relatada por los capítulos quinto a
La mayor parte del libro 111 de la obra de Sahagún está dedi- undécimo, en la cual, como veremos en seguida, el pregone-
cada a la figura de Ouetzalcóatl, a su infortunio y salida de ro aparece al servicio de Tezcatlipoca. En cuanto al alcance
Tula, así como a varios embustes que sufrieron los toltecas tI su voz, cabe recordar que "Nuestro señor el desollado"
por parte del dios o nigromántico Titlacahuan o Tezcatlipo- ~'ra conocido también como "El Señor del anáhuatl [anillo]"
ca. Nicholson hizo notar que en dicho libro, en realidad, se nAnáhuatlltecuh (Sahagún, 2000, 11: 696).11
intercalan dos historias distintas: una dedicada a Ouetzal- Para esta discusión, interesan de manera especial los ca-
cóatl, y la otra a la caída y dispersión final de los toltecas, I (tulos séptimo y noveno, correspondientes a la historia de
girando esta última alrededor de Huémac -el gobernante Iluémac y lbS toltecas, en los que se relatan dos de los varios
postrero de Tula- como personaje principal (Nicholson, mbustes a los que fueron sometidos los habitantes de Tula
2001: 25-27). De hecho, los capítulos duodécimo a decimo- I orTitIacahuan o Tezcatlipoca (Sahagún, 2000, 1: 316, 318-
cuarto, que cierran el libro, hablan de Ouetzalcóatl y conti- 19). En el caso del capítulo séptimo, es importante señalar
núan la historia iniciada en los capítulos tercero y cuarto; '1\1 el embuste ocur:re después de que Titlacahuan, trans-
los capítulos quinto a undécimo, a manera de una inserción Iflrmado en el tohueyo que consiguió casarse con la hija de
mal colocada, interrumpen dicha historia y tratan sobre el
fin de los toltecas. 10 El texto náhuatl de la fuente identifica al personaje con el nombre

En el capítulo tercero, dedicado a Ouetzalcóatl, existe 1I I 'cpóYQtl, "pregonero" (Sahagún, 1953-1982, Libro 3: 14; Malina, 1992:
\v, n-e).
un pasaje relacionado directamente con la versión presenta- 11 Durán, quien se refiere a Topiltzin de Tollan como un advenedizo,
da por el Códice Vaticano 3738. El texto habla del personaje, 1111' que él y sus discípulos se subían a predicar a los cerros, y que sus voces
de su calidad divina en Tula, del templo que le estaba dedi- ían de dos y tres leguas, como sonido de trompeta" (Durán, 1967, 1: 10).
196 XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 197

Huémac, logró vencer en batalla a los coatepecas -eludien- seguramente adoptando una vez más su aspecto de TItlaca-
do así un plan hurdido por su suegro para que muriera- y huan o Tezcatlipoca, incitó a los toltecas para que mataran a
regresar victorioso a Thla (Sahagún, 2000, 1: 314-315). pedradas a Tlacahuepan y al muchachuelo, haciéndoles ver
Con el cuerpo aún emplumado como distinción por su que se trataba de un embuste; realizada la acción, el cuer-
12 po de Tlacahuepan comenzó a desprender un hedor tal que
victoria, TItlacahuan ordenó al pregonero del Tzatzitépetl
convocar a los forasteros para que acudieran a danzar a una provocó la muerte de muchos toltecas.
fiesta. Llegados y reunidos los convocados, el nigromántico En la conclusión del capítulo, da la impresión de que se
los llevó a un lugar llamado Texcalapa, homónimo del esce- entremezclan al menos dos versiones, en virtud de que no
nario descrito por los Anales de Cuauhtitlan en el origen del existe una ilación en la historia (Sahagún, 2000, 1: 318-319).
tlacaxipehualiztli; en dicho lugar, Titlacahuan comenzó a dan- Primero, TItlacahuan ordena o aconseja personalmente a
zar y cantar, tocando además el tambor, un huéhuetl según los toltecas llevarse el cuerpo de Tlacahuepan con el fin de
el texto primario (Sahagún 1953-1982, Libro 3: 23).n Toda lejar el peligro, tarea que no pueden realizar debido a su
la gente comenzó a bailar y cantar siguiendo a Titlacahuan, peso extraordinario. En seguida, y de manera extemporánea
desde el ocaso hasta cerca de la medianoche; como eran tan- -considerando la orden inicial y personal de Titlacahuan-
tos los que participaban, se empujaban unos a otros y mu- ntra en escena el pregonero o tecpóyotl, convocando a los
chos se despeñaron en el barranco llamado Texcalatlauhco, toltecas a que acudan con sogas para llevarse el cuerpo, re-
por cuyo fondo pasaba un río, convirtiéndose en piedras. El pitiéndose 1 'mposibilidad de moverlo y muriendo además
pasaje concluye: "y todas las veces que bailaban y danzaban muchos toltecas al reventarse las sogas con que ejecutaban
los dichos tultecas, como se empuxaban unos a otros, despe- I labor, cayendo como consecuencia unos sobre otros.
ñábanse en el dicho río" (Sahagún, 2000, 1: 316). En este punto, el texto regresa al inicio del episodio y
El capítulo noveno describe otro embuste de Titlaca- I aparece Titlacahuan; al ver que los toltecas ~o pueden
huan (Sahagún, 2000, 1: 318-319). En este caso, el nigro- rrastrar el cuerpo, les comunica que es necesario entonar
mántico se sentó en medio del mercado de Tula, cambiando un canto para lograrlo. El nigromántico, entonces, inició el
su nombre por el de Tlacahuepan o Cuéxcoch. En esa situa- 'auto y con' ello consiguieron moverlo y llevarlo a un monte
ción, puso a bailar a un "muchachuelo" en la palma de su "dando gritos y voces", posiblemente secundando el canto
mano;14 lo anterior llenó de asombro a 10s toltecas, quienes ti Titlacahuan. Sin embargo. y he aquí otra incoherencia
se arremolinaron tanto para presenciar el espectáculo, que d I relato, en virtud de que según su trama los toltecas ya
una vez más se empujaron unos a otros y muchos murie- h bían perecido, en dicho proceso las sogas se rompían y
ron "ahogados y acoceados". Luego, el mismo nigromante, lo toltecas morían como consecuencia de empujones, o de
l r unos sobre otros. 15

12 Así en el texto náhuatl (Sahagún, 1953-1982. Libro 3: 23). En el texto


castellano se lee "Tzatzitépec" (Sahagún. 2000. 1: 316).
13 El mismo texto se refiere al lugar de los hechos como Texcalapan 15 La Leyenda de los Soles contiene un pasaje paralelo. en el que los
(Sahagún. 1953-1982. Libro 3: 24). tul! cas perecen al intentar arrastrar un cuerpo pestilente llamado por la
14 Según la fuente. el "muchachuelo" era Huitzilopochtli (Sahagún. lu nte tlacanexquimilli ("envoltorio de cenizas humanas") (LS: 125-126).
2000. 1: 318). 11 cuerdo con Sahagún. los tlacanexquimilli eran "ilusiones de Tezcatlipo-
198 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 199

La versión de la Historia de los mexicanos por sus pinturas El nombre del victimario de los naturales de Tula es
corregido por Garibay K. como Tecpóyotl, "pregonero"
En este documento se narran acontecimientos ocurridos en (Garibay K., 1985: 45). Con excepción de los Anales de
Tula durante la estancia de los mexicas en ese lugar, en el Cuauhtitlan, encontramos como uno de los comunes de-
trayecto de su peregrinación (HMP: 221-222). Es importante nominadores en las versiones presentadas a este personaje,
señalar que, de acuerdo con Navarrete Linares --quien reali- identificado además como Xipe Tótec en el Códice Vaticano
zó una minuciosa investigación sobre las migraciones de los 3738. Su caracterización en la Historia de los mexicanos por
pueblos radicados en la cuenca de México en el momento us pinturas como "advenedizo" es significativa, en virtud de
de la Conquista-, entre 19 fuentes documentales que des- la conceptuación que tenían los mexicas de "Nuestro señor
criben el itinerario migratorio de los mexicas y mencionan el desollado" como una deidad foránea, según fue explicado
su escala en Tula, sólo la Historia de los mexicanos por sus en el capítulo "Antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica
pinturas refiere lo que les aconteció en ese importante lugar y entre los mexicas" (pp. 25-107).
(Navarrete Linares, 2000: 220). A este respecto, existen algunos testimonios en las fuen-
Según la fuente, al momento de llegar los mexicas, Tula tes que también parecen involucrar a Xipe Tótec en los acon-
se encontraba poblada por "los naturales de la tierra, que tecimientos finales de Tula. De acuerdo con los Anales de
eran chichimecas". Lo primero que hicieron fue edificar un Cuauhtitlan, la ruina de Huémac sobrevino porque cohabitó
templo a Huitzilopochtli con sus braseros al frente; el dios, on dos mujeres que eran, en realidad, dos dioses transfor-
entonces, comenzó a aparecerse a los naturales de Tula "en mados: el tlacatecólotl Yáotl y "el que se dice Tezcatlipoca,
figura de negro" y a llorar debajo de la tierra, presagian- que había vivido en Tzapotlan y de allá vino a engañar a
do así su muerte. Asimismo, desde cuatro años atrás una Iluémac" (AC: 12). En otra versión, relacionada claramente
anciana, nátural de Tula también, había estado entregando on la anterior, Topiltzin tenía 40 años gobernando en Tula
banderas de papel a los naturales y advirtiéndoles sobre su uando se iniciaron ciertas señales nefastas predichas por
próxima muerte. Prosigue el texto: " 1 astrólogo Hueman", señales que asimismo implicaban
transgresiones sexuales. Dice el texto:
[ ... ] y luego todos [los naturales] se iban a echar sobre la pie·
dra donde los mexicanos sacrificaban; y uno que tenía cargo ['00] el cual Topiltzin, casi a los últimos años de estos cuarenta
del templo que habían hecho en Tula, que se decía Tequipuyul, había cometido pecados muy graves, y con su mal ejemplo toda
que era advenedizo y creen era el diablo, los mataba; y antes la ciudad de Tula y las demás provincias, y ciudades, y tierras
que los mexicanos hiciesen templo, aquella piedra tenían los de Thltecas: y las señoras iban a los templos y a las ciu4ades de
de Thla por templo; y ansí fueron muertos todos los de Tula, sus santuarios [oo.] y se revolvían con los sacerdotes, y hacían
que no quedó ninguno, y quedaron señores de Tula los mexi- otros pecados graves y abominables [oo.] y los inventores de 'es-
canos (HMP: 221-222). tos pecados fueron dos hermanos, señores de diversas partes,
muy valerosos y grandes nigrománticos, que se decían, el mayor
ca" que anunciaban desastres y muerte, aunque podían ser contrarrestados Tezcatlipuca y el menor Tlatlauhquitezcatlipuca, que después los
por hombres valientes y osados (Sahagún, 2000, 1: 455-456), Thltecas los colocaron por dioses (Alva Ixtlilxóchitl, 1965, 1: 47).
200 XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 201

Parece indudable la identidad entre los dos dioses em- sus pinturas- haciéndose cargo personalmente de la inmo-
baucadores mencionados por los Anales de Cuauhtitlan y los lación de los naturales de Tula.
citados por Alva Ixtlilxóchitl. El Tezcatlipoca Rojo de esta Una de las fuentes, el Códice Vaticano 3738, identifica
última fuente equivaldría al que llegó de Tzapotlan para en- al pregonero como Xipe Tótec y lo ubica sobre el "Cerro
gañar a Huémac, según la primera. Además de la identidad del pregón" o Tzatzitépetl, vinculándolo directamente con
entre dicho aspecto de Tezcatlipoca y Xipe Tótec, su lugar de Quetzalcóatl como su discípulo; otra, el Códice Florentino,
procedencia autoriza para señalarlo como "Nuestro sedar atribuye al pregonero estar al servicio de Quetzalcóatl, por
el desollado", dadas las estrechas y particulares relaciones un lado, aunque, por otro, lo pone bajo los designios de Tez-
entre esa deidad y el zapote. Como ya se argumentó en esta catlipoca o TItlacahuan. Ya se comentó, no obstante, que
obra, es muy probable que dichas relaciones se hayan ex- esa fuente contiene al menos dos versiones distintas y a ello
presado también en el nombre del lugar de origen que se podría obedecer la ambivalencia del personaje.
atribuía al numen. 16 Dos documentos, el Códice Vaticano 3738 y los Anales de
En tomo a la cita textual de Ixtlilxóchitl presentada Cuauhtitlan, ligan a Xipe Tótec y a su rito específico, el tla-
anteriormente, y a la mención que hace de los dos tezca- caxipehualiztli o "desollamiento de personas", con el inicio
tlipocas hermanos como "señores de diversas partes [ ... ] de la guerra y de los sacrificios humanos; de hecho, es per-
que después los Tultecas los colocaron por dioses", no deja tinente señalar que los Anales de Cuauhtitlan presentan el
de ser sugerente la propuesta de Kirchhoff respecto a que ¡nicio del rito como consecuencia directa de ese nacimiento
pudiera tratarse de los sacerdotes representativos de esas del ejercicio militar. 17 Esa concepción de "Nuestro señor el
deidades, así como de los jerarcas integrantes del señorío d sollado" como detonador de la guerra, la cual desde luego
tolteca (Kirchhoff, 1955: 184-185). El mismo autor consi- no le era exclusiva, parece haberse encontrado diseminada
dera que el conjunto de testimonios documentales sobre la ntre los nahuas antiguos, si se añaden los testimonios de
confrontación entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, durante los P mar respecto a que en Tetzcoco era considerado "como
últimos tiempos de Tula, obedece a una pugna real entre los dios de las guerras" o "como dios particular de las guerras y
devotos de ambos númenes (1955: 187). h tallas" (Pomar, 1986: 62, 63).18
Es conveniente señalar ciertas coincidencias significa- El escenario de los acontecimientos en las versiones
tivas en las versiones presentadas. Todas ellas se refieren a '1ladas reviste un particular interés. Texcallapan, el lugar
los últimos tieIl3pos de Tula. En tres de ellas: la del Códice
Vaticano 3738, la del Códice Florentino y la de la Historia de
los mexicanos por sus pinturas, un personaje denominado 17 El Códice Vaticano 3738 caracteriza también a Xipe Tótec corno "el

Tecpóyotl ("pregonero") interviene en el desastre final de los ( \l rreador entristecido" (CV3738 : 26v, 165).
18 De acuerdo con Muñoz Camargo, la acción de vestir las pieles de
toltecas, en un caso --el de la Historia de los mexicanos por lo cautivos de guerra sacrificados en Tlaxcala, se hacía "en servicio del
,11,). de las batallas" (Muñoz Camargo, 1998: 167). Una carta, escrita pro-
It hl mente en 1531, se refiere a los yopis o yopime -etnia protegida por
'1) Tótec- corno un pueblo beligerante que era alentado por su dios, en
16 Olivier (2004: 266) identifica al Tlatlauhqui Tezcatlipoca menciona- 11 11 Ila época, para combatir hasta llegar a la capital de la Nueva España
do por Alva Ixtlilixóchitl corno Xipe Tótec. (I'urdo, 1939: 32).
XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 203
202

donde se originó el tlacaxipehualiztli y donde Yáotl entonaba que encabeza la imagen de Xipe Tótec sobre el Tzatzitépetl
cantos según los Anales de Cuauhtitlan, aparece como des- en el Códice Vaticano 3738 (figura 63), convocando sin duda
tino fatal para los toltecas en el Códice Florentino; sin em- a los toltecas para remover el foco del hedor, constituye otro
bargo, lo más relevante del caso es que los infortunados ha- indicio de la asociación que existía entre ese acontecimiento
bitantes de Tula murieron despeñados y transformados en postrero en la historia de Tula y la fiesta dedicada a "Nuestro
piedras como consecuencia de la danza y el canto iniciados señor el desollado".
en ese lugar por Titlacahuan (Tezcatlipoca), así como por
su excesiva aglomeración. Previamente, el pregonero a su
servicio había convocado a los forasteros para que acudie- RELACIONES ENTRE EL CULTO DE XIPE TÓTEC
sen a danzar a una fiesta, de manera que el relato del texto y LA CREACIÓN MITICA DEL SOL

sahaguntino, por un lado, los incluye de manera implícita


en el número de víctimas del despeñamiento y, por otro, per- Es muy factible que la importancia adquirida por la celebra-
mite establecer una comparación con la fiesta tenochca de ción de tlacaxipehualiztli p,a ra los mexicas se derive también
tlacaxipehualiztli, a la cual eran especialmente convocados de la relación otorgada a Xipe Tótec con acontecimientos
los t1t:ttoque de señoríos foráneos, tanto tributarios como in- míticos primigenios, concretamente con la creación del Sol
dependientes de Tenochtitlan. Finalmente, y por obvio que y el consiguiente inicio de la era actual, cuestión que proce-
resulte decirlo, es conveniente señalar que las víctimas sa- deré a exponer a continuación.
crificadas en la fiesta de Xipe Tótec, en tanto cautivos de El testimonio más evidente de la participación de la dei-
guerra eremigos, eran asimismo forasteros. dad en dichos acontecimientos, sin duda, se encuentra en
Aunque el Códice Vaticano 3738 nunca menciona el la obra de Sahagún (2000, ll: 694-697). De acuerdo con el
nombre!dellugar donde sucumbieron los toltecas siguiendo relato transmitido al franciscano por sus informantes, los
las instrucciones de Xipe Tótec, es desde luego factible esta- dioses se reunieron en Teotlihuacan con el fin de crear al
blecer una comparación con Texcalapan, tanto por la causa Sol y alumbrar al Mundo. ~anahuatzin y Tecuciztécatl se
de su muerte -el despeñamient~ como por su transfor- rrojaron ~ucesivamente al horno divino o teutexcalli, y los
mación en piedras, portento localizado por el Códice Floren- ioses se hincaron para ver por dónde saldría el dios bubo-
tino en Texcalapan, en el río del barranco Texcalatlauhco. o convertido en Sol, orientándose hacia los cuatro rumbos
Este paralelo entre ambas fuentes, así como el relato que ósmicos de acuerdo con sus presentimientos;20 finalmente,
comparten del pregonero convocando a los toltecas para
que acudieran con sogas a arrastrar fuera de Tula el cuerpo
J738, en lo que concierne a las tradiciones sobre el ocaso de Tollan, llevó a
pestilente, refuerza la existencia de un vínculo con el Texca- Paso y Troncoso a la conclusión de que se nutrieron de una fuente común
llapan de los Anales de Cuauhtitlan, cuna del "desollamiento (Paso y Troncoso, 1993: 349). Por otra parte, en cuanto a la relación entre
de personas" .19 La glosa con el nombre de tlacaxipehualiztli I aparición de la fetidez y el colapso de los toltecas, véase Olivier (2004:
l83-285).
20 Durán explica la distinta orientación de los templos y puertas del
r into sagrado de Tenochtitlan en función de esa disyuntiva de los dioses
19 Las coincidencias entre la obra de Sahagún y el Códice Vaticano (Ourán, 1967, 1: 22-23).
204 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 20S

el astro salió por el oriente, dando la razón a los dioses que


veían en esa dirección. Dice la fuente:

Dicen que los [dioses] que miraron hacia el oriente fueron


Quetzalcóatl, que también se llama Ecatl, y otro que se llama
Tótec, y por otro nombre Anáhuatl Itécuh, y por otro nombre
Tlatláhuic Tezcatlipuca; y otros que se llaman mimixcóah, que
son innumerables. Y cuatro mujeres: la una se llama Tiacapan;
la otra, Teicu; la tercera, Tlacoehua; la cuarta, Xocóyotl (Saha-
gún, 2000, 11: 696).

Como en los relatos concernientes al ocaso de Tula, en-


contramos reunidos y en colaboración a Quetzalcóatl y a
Xipe Tótec. Esta creencia, acerca de ambos dioses antici-
pando el rumbo cósmico por el cual habría de salir el Sol,
parece manifestarse también en una figurilla de cerámica
de la región de Tetzcoco, presentada por Seler (1990-1998,
V: 66, 70). En ella, puede apreciarse a una deidad sentada a
la usanza europea en lo alto de un basamento, con un gran
disco solar fungiendo como respaldo de su asiento; la fu- Figura 65. Tomada de Seler (1990-98, V: 66).
sión de Xipe Tótec y Quetzalcóatl se expresa a través de sus
atavíos principales: por un lado, la piel humana en el torso,
brazos y rostro del personaje y, por otro lado, el pectoral (1990-1998, VI: 36) tradujo este último vocablo como "Roca
ehecacózcatl o "joyel del viento" y las orejeras de voluta o I ' los dioges" u "Horno de los dioses".
epcololli (figura 65). Un indicio más se encuentra en el nombre calendárico
Otro elemento que permite relacionar la figura y la fiesta del Quinto Sol, el cual era nahui oUin o "4 movimiento"
de Xipe Tótec con los relatos míticos sobre la creación del s 'gún varias fuentes (Moreno de los Arcos, 1967). De acuer~
Sol es el nombre del lugar señalado por los Anales de Cuauh- ti con la Leyenda de los Soles, dicho nombre correspondía
titlan como escenario de la génesis del tlacaxipehualiztli: 111 día en que el Sol se puso en marcha tras haberse dete-
Texcallapan. Se mencionó ya una de sus traducciones fac- nido durante cuatro jornadas en el cielo, inmovilidad que
tibles como "En el despeñadero"; sin embargo, texcalli sig- I:\mhién es mencionada por Sahagún y por la Historia t01-
nifica también "horno", por lo que otro posible traslado de It'CQ-chichimeca (Bierhorst, 1992a: 148; Sahagún, 2000, II:
ese topónimo sería "Lugar del horno", estableciéndose así t l7; HTCh: 22v, 173-174). De acuerdo con Muñoz Camargo
un vínculo simbólico con el teutexcalli donde se consumó la (1998: 148), en Tlaxcala tenían por cierto que "cuando el
transformación portentosa de Nanahuatzin. De hecho, Seler Sol fue creado no anduvo hasta el cuarto día". El cronista
XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 207
206

Figura 67. Tomada de Seler (1990-98. II: 91).

Figura 66. 1bnaú1matl de Aubin. 14.


I 'tual. 21 Lo anterior podría contribuir a comprender la aso-
'¡ación de "Nuestro señor el desollado" con el glifo nahui
transmite una breve y curiosa versión, en la cual el dios bu- o/lin, evidente en libros adivinatorios de los nahuas antiguos
baso fue arrojado por los otros dioses al horno divino; su como el Códice Borbónico y el Tonalámatl de Aubin (CB: 14;
texto dice que, una vez transformado en Sol: "Al cuarto día fA: 14) (figuras 39 y 66). Asimismo, puede adelantarse algo
le hicieron mover y andar y hacer su curso como le hace que será expuesto con mayor detalle en el capítulo "El cuita
nauolin que quiere decir naollin cuarto movimiento porque ti . Xi pe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con la guerra"
al cuarto día comenzó a moverse y andar" (Muñoz Camar- (1 p. 317-393) de esta obra: una magna celebración de tla-
1'(/ ipehualiztli. presidida por Axayácatl, tuvo como finalidad
go, 1998: 149).
En concordancia con lo expuesto. y de acuerdo con la honrar a Xipe Tótec en su calidad de Tlatlauhqui Tezcatlipo-
secuencia de los días en el tonalpohualli de los 11.:.huas an- lll, iendo muy probable que se haya realizado en un año 13

tiguos. la transformación prodigiosa de Nanáhuatl en Sol tlmll. equivalente al de la creación del Quinto Sol. de acuer-
habría tenido lugar en un día ce océlotl o "1 jaguar". nombre lo on lo asentado por varias fuentes documentales.
calendárico del Tezcatlipoca Rojo y, además. día que inicia-
ba la segunda trecena del mismo tonalpohualli presidida por 21 Caso distingue a ce océlotl como nombre calendálico del Tezcatlipo-
QuetzaIcóatl. dándose así una vez más la reunión simbólica 11\ Rojo (o Xipe) y de Quetzalcóatl (Caso, 1961 : 92) . En cuanto a Quetzal-
de ambas deidades en torno a la génesis mítica de la era 111111 1 como regente de la segunda trecena, véase Selet (1900-1901 : 41-42).
XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 209
208

Figura 68. Codex Magliabecchiano, 9Or. Tomada de Vié-Wohrer Figura 69. Códice Vaticano 3738, 30v.
(1999, II: lám. A53a).

Por otra parte, el signo ce océlotl se encuentra asocia- Ce océlotl, asimismo, era uno de los nombres esotéricos
do con uno de los escudos característicos de Xipe Tótec en lk l cuchillo cuya función era hacer brotar el precioso líquido
la llamada "Piedra del chimalli", localizada actualmente en d ,1sacrificio, de acuerdo con el conjuro nahua para sangrar
el Museo Regional dellNAH de Cuemavaca, Morelos (figura n' 'abado por Hemando Ruiz de Alarcón durante la segunda
67). El dios aparece portando dicho escudo, dividido en tres I\litad del siglo XVlI (Ruiz de Alarcón, 1953: 154). Lo más in-
secciones, en el Tonalámall de Aubin, en el Codex MagUa- I 're ante para esta discusión, no obstante, es que el texto del
becchiano yen el Códice Vaticano 3738, tanto en la imagen lonjuro deja ver que otro apelativo de dicho cuchillo era "el
del numen mismo como en aquella donde Motecuhzoma qu ' bebe -'o se embriaga- de noche" , uno de los nombres
Xocoyotzin luce sus atavíos (figuras 66-70). Seler relacionó lho Xipe Tótec: 23 "Sacerdote Uno Tigre, / Dígnate venir. / Al

los tres elementos mostrados por el arma (los círculos con- 1111 beberás de noche" (López Austin, 2000: 161).24

céntricos, el agua con el glifo chalchfhuitl y la piel de jaguar)


con los tres primeros atavíos militares del hueitlatoani te-
dllll' que representaba al dios en tlacaxipehualizlli y que el'a, como se plan-
nochca mencionados por Sahagún, todos ellos vinculados
11'11 ~ n otro lugar dentro de esta obra, el sacerdote supremo de la fiesta, el
con "Nuestro señor el desollado" (Seler, 1990-1919, III: 49. '''/¡I/C//lahuC/17 (véase el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y
Véase el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y ti relaciones con el maíz", pp. 276-277).
21 El canto dedicado a "Nuestro señor el desollado" se llamaba, pre-
sus relaciones con la guerra", p. 343).22
1 I 1111 cnte, Xippe icuíc Totee Yoallavana o "Canto de Xippe Totec Yohualla-

hll,lIla" (Garibay K., 1995: 175, 173).


22 Dyckerhoff (1993: 140) identifica al escudo seccionado de Xipe Tótec 24 El texto náhuatl dice: TlC/nzaeazqui eeocelotl,/ tia xihuallauh:/ vequene
con el teocuitlaanahuacayo, divisa con que los orfebres investían al sacer- I/I'I/IJI/C/llalwaniz (Ruiz de Alarcón, 1953 : 154).
210 XI PE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 211

Figura 70. Motecuhzoma Xocoyotzin En continuidad con lo que se acaba de exponer, viene al
con los atavíos de Xipe Tótec. Códice caso recordar algo mencionado brevemente en el capítulo
Vaticano 3738, 83v.
"Escenarios del culto a Xipe Tótec en Mexico-Tenochtitlan"
(p. 134) de este estudio: durante la celebración de tlacaxipe-
hualiztli, de acuerdo con el texto primario del Códice Florenti-
11.0, en el Yopico Calmécac se sacrificaban cautivos de guerra
sólo por la noche, y dicho inmueble era conocido también
e mo el "Calmécac de Yohuallahuan" (López Austin, 1965:
93). El horario de esas inmolaciones no era el acostumbra-
do, ya que por lo general en las fiestas rituales de los nahuas
antiguos las víctimas masculinas eran sacrificadas en el día,
mientras las femeninas sucumbían por la noche.
Es conveniente señalar también que una de las advoca-
' iones de "Nuestro señor el desollado" era la de Itztapaltótec
("Nuestro señor losa"), y que como tal se le representaba
portando un yelmo con forma de cuchillo (figuras 71 y 72).
I tztapalt6tec era uno de los principales dioses en la región

Figura 71. Códice Borbónico, 20. Figura 72. Códice Telleriano-Remensis , 23v.
212 XI PE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 213

de Teotitlan y su nombre, según el Códice Telleriano-Remen - por el pecho". Xólotl ejerció como sacrificador y, tras vic-
sis, quería decir "pedernal o cuchillo", mientras el yelmo timar a todos sus congéneres, se mató a sí mismo. En los
significaba "espada o temor" (Castañeda, 1984: 198-199; Ni- acrificios descritos por Durán, Xipe Tótec resulta ser uno
cholson, 1971 b: 424; CTR: 23v). A partir de esta advocación, de los dioses inmolados, aunque luego era él mismo -el
Thompson (1950: 87, 132) identificó a Xipe Tótec como el Yohuallahuan o "el que se embriaga de noche"- quien se
dios del cuchillo sacrificial. 25 ncargaba de consumar la muerte de los cautivos derriba-
El ceremonial de tlacaxipehualiztli reflejaba también los dos sobre el temalácatl cuando se realizaba el "rayamiento"
vínculos entre el culto de "Nuestro señor el desollado" y los (cf. Sahagún, 2000,1: 182-183).
acontecimientos míticos que dieron origen a la era actual. El texto sahaguntino sobre la creación del Sol, en el que
Michel Graulich ha mostrado con claridad los lazos entre el mo vimos Xi pe Tótec desempeña un papel primorqial,
tlahuahuanaliztli o "rayamiento" -ceremonia medular de la difiere un poco respecto a la versión transmitida por Men-
fiesta dedicada a Xipe Tótec- y el mito de la masacre de los dieta, aunque también manifiesta semejanzas con la cele-
400 mimixcoa contenido en la Leyenda de los Soles, así como bración de tlacaxipehualiztli, si tenemos en cuenta ciertas
la relación de este último con el nacimiento u origen de la pautas de la fiesta seguidas en Acolman.
guerra sagrada (Graulich, 1979, 111: 580-625; LS: 122-123) . De acuerdo con la obra del franciscano, los dioses deci-
Es importante agregar, por otra parte, que según esa fuente uieron sacrificarse para terminar con la inmovilidad del Sol
la sangre de los mimixcoa fue utilizada para nutrir al Sol, .Y la Luna. Xólotl, quien se resistió a morir, huyó y se escon-
objetivo prioritario de la guerra instituida inmediatamente dió entre los maizales transformándose en mazorca doble;
después de su creación (LS: 123; cf. HMP: 216). sin embargo, fue hallado y volvió a huir para ocultarse en-
Siguiendo el mismo orden de ideas, es pertinente con- Ir los magueyes, convirtiéndose esta vez en maguey de dos
frontar la versión de la creación del Sol en Teotihuacan re- ·uerpos. Una vez más fue descubierto y se metió en el agua
cabada por fray Andrés de Olmos, y transmitida por fray pura mudarse en axólotl, condición en la que finalmente fue
Gerónimo de Mendieta, con el sacrificio y desollamiento de ('npturado y sacrificado (Sahagún, 2000, 11: 697).
varias deidades que -de acuerdo con Durán- precedían a En ACdlman, el día en que la piel de la víctima sacri-
la realización del mismo tlahuahuanaliztli o sacrificio gla- Ii 'ada en tlacaxipehualiztli era enterrada u "ocultada", el
diatorio (Mendieta, 1980: 79-80; Durán, 1967, 1: 97). Según hombre que la había vestido durante 20 días (y que, por lo
el relato de Mendieta, los dioses que no acertaron a saber 1\ lo, había representado a Xipe Tótec) recorría el campo
por dónde saldría el nuevo Sol fueron condenados por ello V ll'asquilaba la coronilla de aquellos a quienes encontra-
al sacrificio; finalmente, y desesperados ante la inmovilidad ha labrando sus sementeras, con lo que -según la fuente-
del astro ya nacido, decidieron "matarse y sacrificarse todos "qlledaba por esclavo"; en caso de no encontrar a nadie en
n condición, "en lugar de los cabellos que había de traer,
dor]taba pencas de maguey" (Castañeda, 1986: 227). Por
25 Graulich (1982: 241) ha sugerido que el gorro cónico de Xipe Tótec
luu lo anterior, es importante señalar también que Xólotl
(el yopilwnlli) lo transformaba en un sílex viviente, así como que sus co-
lores blanco y rojo corresponden a los de dicho material pétreo, materia I f Impartía con Xipe Tótec el apelativo calendárico de nahui

prima de los cuchillos sacrificiales. II//in (Caso, 1961: 93; Spranz, 1993: 420-421).
214 XI PE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 215

Como se dijo en el capítulo "Escenarios del culto a Xi pe la misma fuente, el oro era medicinal contra las bubas, pu-
Tótec en Mexico-Tenochtitlan" (pp. 109-183), enugar en el diendo ser ingerido como medida preventiva o bien para
que eran "ocultadas" las pieles de las víctimas sacrificadas anarlas una vez presentes; lo anterior se vinculaba directa-
en la fiesta tenochca del dios era el Netlatiloyan, cavidad que mente con Nanahuatzin en su calidad de Sol, y con la creen-
se encontraba en el templo Yopico. Señalamos, asimismo, 'ia en que el metal precioso era su excremento (Sahagún,
la condición simbólica de cueva que tenía dicho lugar, cues- 1953-1982, Libro 11: 234).
tión que lo habría convertido en un conducto de comunica- El canto dedicado a Xipe Tótec, en su primera estrofa,
ción con el inframundo, así como la existencia de un dato en parece establecer un símil entre la piel desollada y el oro:
la obra de Sahagún respecto a que en él eran depositados los
representantes de Nanáhuatl y de Xochcuaye. Aunque esto La noche se embriaga aquí.
último, por sí mismo, evidencia una relación de Xipe Tótec ¿Por qué te hacías desdeñoso?
con el dios bubas o que según el mito se transformó en Sol, ¡Inmólate ya!
existen otros indicios sobre tal relación, tanto en el carácter ¡Ropaje de oro
mismo de "Nuestro señor el desollado" como en el ceremo- revístete! (Garibay K., 1995: 175).27
nial de tlacaxipehualiztli, los cuales se exponen en seguida.
Debe recordarse, en primer término, el hecho de que De ser válido el símil, y considerando las ideas de los
Xi pe Tótec era el dios tutelar de los orfebres, quienes des- Intiguos nahuas respecto al oro y el ejercicio de la orfebre-
de luego aprovechaban el oro como una de sus principales rf , es factible pensar en que la acción de vestir las pieles de
materias primas. Lo anterior, por un lado, relaciona al dios lo cautivos sacrificados en tIacaxipehualiztli pudiera haber
una vez más con Quetzalcóatl, en tanto que este último era 'onformado un proceso de purificación, comparable en sus-
considerado como el maestro o introductor del oficio de la I Incia con el experimentado por Nanahuatzin tras arrojarse
platería u orfebrería (Sahagún, 2000, 1: 308; Mendieta, 1980: ,1 fogón divino para transitar hacia el inframundo y resur-
92; Las Casas, 1967, II: 455). Por otro lado, desde luego,
obliga a recordar el valor simbólico que los nahuas antiguos 1I 1 tenochc~, escuchó las siguientes palabras de Nezahualcóyotl, exhor-
atribuían al oro, llamándolo "[su] excremento del Sol" o to- I udolo a obedecer a Tlacaélel: "[ ... ] que [Tlacaélel] es como el platero de
natiuh (cuitI (Sahagún, 1953-1982, Libro 11: 233). que primero ha de apurar y limpiar de toda escoria lo malo, y lo bueno
• 11 (l ,
ti rlo con benevolencia [ .. ,]" (Alvarado Tezozómoc, 1878: 460),
El buen orfebre, de acuerdo con el texto primario del 27 El texto náhuatl, según la paleografía presentada por Garibay, es:
Códice Florentino, era un purificador en tanto que era capaz "Hwalli tlavana ilo.! ¿ne ica timonenequia?/ Xi ya quimotlatial teucuitlaque-
de disociar los metales y las impurezas que los acompañan ",/tl./ Xi moquentiquetl" (Garibay K., 1995: 173). Las otras versiones pu-
en su estado natural; el mal orfebre, por el contrario, no hlkodas del canto son muy semejantes en lo que concierne a las últimas
IlIt\· delaestrofa(Seler, 1963,1: 128;Sullivan, enSahagún, 1997: 146-147;
podía realizar esa labor o incluso propiciaba el deterioro de llrin, 1999: 148; Baudot, 1976: 71 ; Launey, 1980, 11: 395; Dibble y Ander-
las materias primas, razón por la cual era equiparado con 1111, n Sahagún 1953-1982, Libro 2: 240; Tena, en Barlow 1999: 272), Seler
los ladrones (Sahagún 1953-1982, Libro 10: 25-26).26 Según ""1. Idera que la metáfora de la vestimenta de oro alude a la piel ostentada
11111 ipe Tótec, aunque Garibay K. opina que se refiere más bien a la lluvia
111" tonalidades que adquiere con la luz solar (Seler; 1963, 1: 129; Garibay
26 Según la Crónica Mexicana, Ahuitzotl, apenas elegido hueitlatoani , I 95: 181).
216 XI PE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 217

gir transformado en Sol. El planteamiento se ve reforzado Algunas fuentes documentales atribuyen el origen de
por la coincidencia en el lugar para el depósito postrero del ochpaniztli y sus ceremonias al sacrificio y desollamiento de
representante humano del dios buboso y de las pieles ves- la hija del tlatoani de Culhuacan, realizado por los mexicas
tidas en honor de Xipe Tótec. 28 A este respecto, cabe men- durante la última etapa de su peregrinación, según sus pro-
cionar los comentarios de Graulich acerca de las pieles de pias tradiciones (Durán, 1967, II: 41-43, 463-464; CR : 120).
tlacaxipehualiztli como un vehículo de purificación, tanto La versión de Torquemada al respecto es particularmente
para quienes las vestían como para quienes interactuaban interesante, puesto que hace extensivo el carácter primige-
con ellos (Graulich, 1999: 312-314).29 nio del acontecimiento al "sacrificio de desollar hombres"
en general, estableciendo así un vínculo con el rito dedicado
Xi pe Tótec (Torquemada, 1943, II: 116).
EL víNCULO ENTRE LAS FIESTAS DE TLACAXIPEHUALlZTLI y Retomando el pasaje citado de los Anales de Cuauhtitlan ,
OCHPANIZTLI, DE ACUERDO CON LOS ANALES DE CUAUHTlTLAN y 'D el cual se narra el origen mítico del tlacaxipehualiztli,31
SU VERSIÓN SOBRE EL ORIGEN DEL "DESOLLAMIENTO HUMANO" debe recordarse que la primera víctima del rito fue una mu-
J r otomí que aderezaba pencas de maguey en un río, así
Varios autores han considerado a ochpaniztli, la fiesta o 'omo que su piel fue vestida por un hombre tolteca llamado
veintena dedicada a la diosa Toci o Teteu Innan -y a la Xiuhcózcatl. Es importante reiterar también que, de acuer-
diosa-Madre en general, bajo sus múltiples advocaciones-, Jo con el documento, la instauración del "desollamiento de
como una celebración "paralela" a tlacaxipehualiztli, tanto p rsonas" fue consecuencia del inicio de la guerra, de mane-
porque entre cada una de ellas transcurrían ocho veintenas, 1"1 que la mujer otomí se convierte, asimismo, en la víctima
encontrándose así en situación polar dentro del año festivo primigenia de la actividad bélica.
(compuesto por 18 veintenas), como porque en ambas el de- De entrada, es posible establecer una relación entre esa
sollamiento de víctimas era la práctica ritual distintiva. 3o mujer y la diosa-Madre bajo su aspecto de Xochiquétzal, te-
ni ndo en cuenta la Historia de los mexicanos por sus pintu-
2K Es pertinente recordar que dichas pieles eran remanentes de imáge-
ms y su anotación respecto a que esa diosa fue "la primera
nes divinas y que éstas, como lo señala L6pez Austin, constituían recipien- qll murió en la guerra, y la más esforzada de cuantas mu-
tes de la fuerza o sustancia del numen que representaban; el autor utiliza I ¡ 'ron en ella" (HMP: 215).32 Por otra parte, la acción que
como ejemplo el caso de la representante humana de Atlan Tonan, diosa de
los leprosos y los gafos, cuyo cuerpo y atavíos eran arrojados a un pozo pro-
fundo después de su sacrificio, con el fin de escapar al influjo de su fuerza y 2: 165, 172, 188) Y Graulich (2000: 327-328,405-406). Yólotl Gonzá-
a las enfermedades provocadas por ella (L6pez Austin, 1994: 33; cf. Durán , 141, Torres, además de referirse a ochpaniztli como la "contraparte" de tla-
1967,1: 137). El caso de las pieles de tlacaxipehualiztli es equiparable al an- I 1/ ~¡/Jehualiztli ,señala que ambas celebraciones se relacionaban con los
terior, máxime si se considera que el "pozo o subterráneo" al que alude Du- !'qulnoccios anuales, otoño y primavera respectivamente, así como que en
mn como destino postrero de Atlan Tonan debe haber sido el Netlatiloyan lH'hparziztli comenzaban a señorear las fuerzas femeninas de la oscuridad,
empleado para ocultar las pieles desolladas en ochparziztli, fiesta en la cual 1I marse la noche más larga que el día (González Torres, 1975: 74-75).
era sacrificada y desollada su representante (Sahagún, 2000, 1: 279, 280). 3 1 Véase la p . 189
29 En el capítulo "El culto a Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones 32 De acuerdo con el Códice Telleriarzo Remerzsis,la trecena del tonalpo-
con el maíz" (pp. 241-315) volveré a esta cuestión. 1II/IIIIi presidida por Xochiquétzal iniciaba con el día ce cuauhtli (1 águila),
30 Véase, por ejemplo, a Seler (1990-1998, N : 61, 155; V: 105), Kirchhoff 1111101 "[ ... ] era aplicado a los hombres de guerra [ ... ] para darles esfuerzo
218 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 219

la víctima realizaba en el momento de ser capturada, así de un señorío otomí al menos desde el siglo XliI, y señalada
como su identificación étnica, permiten vincularla también omo reino otomí por diversas tradiciones históricas de la
con el trabajo textil, actividad protegida por Xochiquétzal cuenca de México (AC: 14; Stresser-Péan, 1971: 587; Carras-
(Sahagún, 2000, 1: 170,353; Durán, 1967,1: 152; CTR: 22v; co, 1998: 257).
CV3738: 31v, 189). Desde luego, el vínculo entre la actividad textil y la dio-
En efecto, para definir la acción de la mujer otomí, el sa-Madre no se restringía a la figura de Xochiquétzal. Como
autor de los Anales de Cuauhtitlan emplea el verbo cima, I señala Thelma D. Sullivan (1982: 12-13), la presencia de
traducido por Molina como "Aderezar la hoja de maguey husos en los atavíos de Tlazoltéotl indica su relación con
para sacar el cerro", es decir, obtener la fibra necesaria para 'lIa y sugiere, al mismo tiempo, su patrocinio sobre quienes
el hilado (Molina, 1992: 22r, n_e).33 Por otro lado, según la la ejercían. La i,nvestigadora, sin saber que Walter Lehmann
óptica de los nahuas antiguos existía un vínculo especial en- h bía llegado con anterioridad a la misma conclusión, in-
tre las mujeres otomíes y la fibra del maguey como materia firió que Ixcuinan -el otro nombre de Tlazoltéotl- es un
prima para la elaboración de textiles, así como entre dicha v cablo huasteco que significa "Mujer algodón" o "Diosa
etnia en general y la agavácea (Sahagún, 1953-1982, Libro d I algodón" (Sullivan 1982: 12). En efecto, Toci-Tlazoltéotl
10: 180; Pomar, 1986: 111). En la obra de Sahagún, el huso o I rta un tocado con aplicaciones de algodón -además de
malacate para hilar fibra de maguey ("nequén") es mencio- lo husos- en los códices Borbónico y Telleriano-Remensis
nado como herramienta distintiva de las mujeres otomíes ( B: 13,30; CTR: 3r, 17v).34 A este respecto, vale la pena citar
(Sahagún, 2000, II: 918). p \rcialmente la descripción hecha por Durán de la efigie de
Como lo señala Jacques Galinier (1990: 622), aún está madera que representaba a Toci y que se hallaba, según el
pendiente el desciframiento etnohistórico de los nexos entre I nista, en el santuario llamado Tocititlan:
los otomíes y tlacaxipehualiztli. No obstante, parece induda-
ble que en el relato de los Anales de Cuauhtitlan se nota la Tenía una cabellera de mujer cogida a su uso y, encima de ella,
importancia que tenía el rito para ese grupo étnico: además unas guedejas de algodón, pegadas como una corona; hinca-
de la mujer victimada, Xiuhcózcatl-el tolteca que se vistió dos a lo~ lados en la mesma-..cabellera, unos husos, con sus
su piel- aparece en la misma fuente como uno de los 13 mazorcas de algodón hilado en ellos; de las puntas de estos
dignatarios establecidos poco después en Xaltocan, capital husos colgaban unos copos de algodón cardado (Durán, 1967,
[: 144).
para irse a la guerra y morir en ella, que era lo que ellos mucho deseaban,
porque por este medio iban al cielo y decían que duraban estos trece días" Por otro lado, los instrumentos del trabajo textil for-
(CTR: 22v). Según Torquemada, las "mujeres públicas" llamadas maqui ,
11 lb n parte del complejo simbólico de la mujer-guerrera.
que iban a la guerra y se arrojaban a morir en ella, tenían a Xocruquétzal
como abogada (Torquemada, 1943, I1: 299). om es bien sabido, el destino de la mujer entre los nahuas
33 El texto original dice: "ce tlacatl fihuatl otomitl tlafimaya yn atoyac" 111 ruos quedaba sellado, desde su nacimiento, mediante la
(Bierhorst, 1992b: 1S). Es pertinente mencionar que el tlacimalhuapaUi, he-
rramienta de madera utilizada para obtener la fibra del maguey, es mencio-
nada por los Primeros memoriales como una de las divisas de los guerreros 1< n un caso, de hecho, el tocado aparece como emblema de la diosa
valientes (Sahagún, 1997: 274), (IH : 12r),
220 XI PE TÓTEC E L PAPE L EN LA TRA NS FERENCIA DEL PODE R 22 1

entrega de un huso y un tzotzopaztli miniaturas, de la misma


manera que a los varones recién nacidos les eran colocados
arcos, flechas y escudos diminutos en sus manos (Motolinia,
1996: 163; Sahagún, 1953-1982, Libro 6: 201 ; Durán, 1967,1:
57; Chávez, 1986: 64).35
El tzotzopaztli , en particular, adoptaba la función de
arma en algunos casos: la diosa Ilamatecuhtli, cuya repre-
sentante humana era sacrificada en la fiesta títitl portando
atavíos guerreros,36 aparece en los códices blandiéndolo en
una mano y con un escudo en la otra (CE: 36; CTR: 6r) (fi-
guras 73 y 74). Xochiquétzal, cuyos vínculos con la guerra
y con las mujeres que morían en los campos de batalla ya
han sido comentados, aparece también esgrimiendo el tzo-
tzopaztli en el Códice Telleriano-Remensis (CTR: 22v) (figura
75). En la fiesta atemoztli , por otro lado, se le utilizaba para
sacrificar y degollar simbólicamente las imágenes de los
montes hechas con tzoalli (Sahagún, 2000, 1: 255).
Por último, en relación con el origen mítico del tlacaxi-
pehualiztli transmitido por los Anales de Cuauhtitlan, así
como con el papel desempeñado en él por la mujer otomí
especializada en el trabajo de la fibra del maguey, resulta
imprescindible citar la descripción del sacrificio de Toci que
se realizaba en ochpaniztli, de acuerdo con la versión de Du-
rán (1967, 1: 144-146). Según el dominico, la representante
de la "madre de los dioses" era entregada, siete días antes de Figura 73. Ilamatecuhtli, según el Códice Borbónico , 22v,
su sacrificio, a siete ancianas médicas o parteras que procu-
raban entretenerla y que, desde el día en que se hacían cargo
de ella: "[ ... ] le traían una carga de nequén y haciéndoselo liol a a cierta hora a cierto luga r del templo, donde hi ciese
rastrillar y lavar e hilar y componer una tela y tejer, sacán- IqueI ejercicio" (Durán, 1967, 1: 145; cursivas mías),37

35 Serna (1953 : 143) advirtió a los sacerdotes cristianos vigilar que los
indígenas no colocaran hachas (en el caso de los hombres) o instrumentos 17 De acuerdo con la descl'ipción del sacrificio v desolla mien to de Xo-
de tejer (en el de las mujeres) dentro de las mortajas de sus difuntos, Ililqllétzal hec ha po r el mismo Durán , el hó mbre -que se vestía la piel y
36 Dichos atavíos incluían, entre otros, un escudo decorado con plu-
1" [l lav íos de la víctima era do tado además con un telar; con el fi n de que
mas de águila y de garza, así como un tocado elaborado con plumas de l"l plera tejer mientras se desarrollaban otras ceremonias (Durán, 1967, I:
águila (Sahagún, 2000, 1: 257) , I ).
Xl PE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 223
222

,1L__,,"'_~h

Figura 74. Ilamatecuhtli. según el Códice Telleritmo-Remensis. 6r.

Líneas adelante, Durá n (1967, 1: 145) prosigue diciendo


que la víspera de la fiesta y, lógicamente. del sacrificio:

[ ... ] acabada la obra que aquella india había tejido. que eran
unas naguas y una camisa de nequén. llevábanla aquellas vie-
jas al tianguiz. y hacíanla sentar allí, para que vendiese aque- . Figura 7S. Xochiquétzal. según el Códice Telleriano-Remel1sis. 22v.
llo que había hilado y tejido, para denotar que la madre de los
dioses en S IL tiempo, S il ejercicio para ganar de comer era hilar y
tejer ropas de neqllén [ ... ] [cursivas mías]. aquella camisa y naguas que la india había hilado y tejido de
Il'quén [ ... ]" (Durán, 1967,1: 146).
Finalmente , el dominico aclara que e n realioó:ld la repre- Con base en los testimonios discutidos hasta aquí, re-
sentante de Toci no vendía el pmducto de su trabajo. reali - ' 1I1ta claro que la mujer otomí, presentada por los Anales
zando únicamente la ceremonia descrita. Sin embargo, con tI(, Cuauhtitlan como primera víctima de la guerra y del tla-
su habitual detallismo, fray Diego nos explica entre líneas la 1(/ ipehualiztli, no es otra sino la diosa-Madre o la diosa de

raz.ón por la cual dichas prendas no eran comerciadas: tras la Tierra. 3~ Asimismo, es importante des tacar que la misma
el sacrificio y desollamiento de la infortunada mujer, un sa-
cerdote era ataviado con su piel y, encima de ella, "le vestían l~ De acuerdo con la Relación geográfica de Meztitlan, los sacdficios
XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 225
224

existencia de Xipe Tótec, de acuerdo con la versión, habría remite de inmediato al cortejo nupcial cotidiano, en el que la
sido una consecuencia de ese sacrificio y de la instauración novia era llevada a cuestas por una matrona (Torquemada,
de la actividad bélica, estableciéndose una relación mítica 1943, 11: 276; Sahagún, 2000, 11: 585). Lo anterior resulta im-
indisoluble entre ochpaniztli y tlacaxipehualiztli, las dos fies- portante, ya que refuerza el hecho de que la complexión física
tas caracterizadas por el rito del desollamiento, así como del teccizcuacuilli tenía, ante todo, un carácter simbólico.
entre ellas y la génesis de la guerra. Es posible, asimismo, que el nombre de Xiuhcózcatllo
Por otra parte, ya que "Nuestro señor el desollado" relacione con los "elegidos" para vestir la piel de Xipe Tótec
-bajo la figura de Xiuhcózcatl- fue el primero en vestir n su fiesta, ya que cózcatl, "collar", y tocozqui, "nuestro co-
la piel de la diosa-Madre, es factible también identificarlo llar", aparecen como apelativos esotéricos para designar a
con el teccizcuacuilli ("el tonsurado del caracol grande"), sa- 1 s enfermos en los conjuros nahua~ recabados por Ruiz de
cerdote corpulento que vestía la piel desollada de Toci en Alarcón durante la primera mitad del siglo xvn (López Aus-
ochpaniztli (Sahagún, 2000, 1: 230). Esta reunión de lo mas- tin, 1967b: 17). De acuerdo con Sahagún, quienes padecían
culino y lo femenino, con evidentes implicaciones sexuales determinadas enfermedades de la piel o los ojos, atribuidas
dados el "cortejo nupcial" que precedía al sacrificio de Toci, "Nuestro señor el desollado", hacían votos para vestir su
así como la constitución física de quien recibía su piel, ex- piel durante la celebración de tlacaxipehualiztli (Sahagún,
plica de sobra el hecho de que no era sino con posterioridad 2000, 1: 99).
a su consumación cuando la diosa de la' Tierra daba a luz El papel de la diosa-Madre en el mito de la instauración
a Cintéotl-Itztlacoliuhqui, el maíz maduro, dentro de la se- d 1 tlacaxipehualiztli y su origen étnico, acorde con su dedi-
cuencia litúrgica de ochpaniztli (Sahagún, 2000, 1: 230-232; . ción al hilado y tejido de la fibra del maguey, son cuestio-
cf. Sullivan, 1976: 257-258). ti· que parecen encontrarse presentes -así sea de manera
Seler se inclinó por una razón pragmática para explicar v 'Iada- en un hecho de .armas relacionado con Axayácatl,
la robustez del teccizcuacuilli, al considerar que obedecía a y que algunas fuentes relatan a través de versiones impreg-
la acción de cargar a la representante de Toci rumbo a su sa- 11 das con tintes míticos y contradictorias en ciertos detalles.

crificio, misma que debía realizar sin tropiezos ni tambaleos N obstante: en los acontecimientos se entremezclan Xipe
(Seler, 1963, 1: 120). Sin embargo, es necesario aclarar que T tec, su fiesta, los otomíes, una anciana y un magueya1. 39
las descripciones del sacrificio hechas por Sahagún y Durán De acuerdo con los textos de referencia, Axayácatl co-
diferencian al sacerdote que cargaba a la víctima respecto al Ill ' odó personalmente una campaña militar en la región
que vestía su piel; el cronista dominico, en particular, dice 111< tlatzinca, para lo cual se vistió sus divisas de Xipe Tótec.
que este último era "uno que ya tenían señalado para ello" • ún Tezozómoc, llevaba un yopihuéhuetl que hacía sonar
(Sahagún, 2000, 1: 230; Durán, 1967, 1: 146). Torquemada, mi ntras corría,40 así como un "plumaje" o divisa llamado
de hecho, dice que era una mujer quien soportaba sobre su
espalda a la víctima durante la ceremonia sacrificial, lo que J9 En el capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relacio-
111 on la guerra" (pp. 317-393) se abordarán las implicaciones históricas
tlt • le suceso.
humanos fueron instituidos mediante la inmolación mítica de la madre de ~o Un "tambor de oro que a las espaldas llevaba" en la versión de Durán
(I'~ 7, II: 272).
los dioses (Chávez, 1986: 62) .
226 XIPETÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 227

"Tlauhquechol" [el tlauhquecholtzontli] en la cabeza (Al- la temporalidad de la guerra acatada por los devotos de Hui-
varado Tezozómoc, 1878: 404). En las acciones, el jerarca tzilopochtli.
fue herido gravemente en un muslo por un guerrero oto-
mí, llamado indistintamente en las versiones Tlilcuetzpalin,
o CuetzpaHn (Durán, 1967, II: 272; Alvarado Tezozómoc, LA TRANSFERENCIA MíTICA DEL MAíz DE LOS TOLTECAS A LOS
1878: 404-406). MEXICAS, SEGÚN LA LEYENDA DE LOS SOLES
Para nuestro caso es de interés que Tezozómoc, Du-
rán y Chimalpain coinciden en describir el escenario de La Leyenda de los Soles incluye un -relato que justifica, en
los hechos como un magueyal (Alvarado Tezozómoc, 1878: términos míticos, la forma en que los mexicas adquirieron
404; Durán, 1967, II: 272; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1 maíz y los mantenimientos y, junto con ellos, el privilegio
2003a: 143-145). Según el relato de Tezozómoc, Tlilcue- del poder perdido por los toltecas (LS: 126-127). Como lo ha
tzpalin esperó a Axayácatl encubierto por un maguey e in- ñalado Broda (1971: 258-259):
tentó quitarle el tlauhquecholtzontli tras haberlo golpeado
en el muslo, aunque fue una anciana, salida súbitamente [ ... ] en este mito se simboliza la transición del poder políti-
de otro maguey, quien logró despojarlo de la divisa para co de los toltecas a los aztecas por la adquisición del maíz:
llevársela profiriendo alaridos. De acu:!rdo con Durán y el pueblo que recibe el maíz como alimento básico, tiene el
Tezozómoc, después de esa campaña contra los matlatzin- favor de los dioses, y de esta manera dispone de los atributos
cas y una vez repuesto Axayácatl de su herida, hubo una necesarios para adquirir el poder político. Aunque el relato es
realización fastuosa de tlacaxipehualiztli en Tenochtitlan, puramente ficticio,41 refleja de manera simbólica el hecho de
siendo posible que en ella muriera sacrificado su agresor que los aztecas fueron los sucesores de los toltecas como pue-
Tlilcuetzpalin (Durán, 1967, II: 275-279; Alvarado Tezozó- blo dominante en el centro de México.
moc, 1878: 412-417).
En síntesis, la versión de los Anales de Cuauhtitlan sobre El relato ocupa la última parte del documento, conclu-
el origen del tlacaxipehualiztli manifiesta la relación intrín- V ndo la secuencia de narraciones míticas que contiene y
seca que existía entre el culto de Xipe Tótec y el de la dio- I mdo paso -por decirlo así- a una sección inconclusa, de
sa-Madre, complementando y enriqueciendo las tradiciones Irácter más bien histórico, en la que se narra muy somera-
que presentan el sacrificio de la princesa culhua a manos de 111 nte la historia de los mexicas, desde su salida de Aztlan
los mexicas como génesis del rito realizado en ochpaniztli. "1 la el reinado de Axayácatl (LS: 121-128).
El texto nos revela que, de acuerdo con la cosmovisión in- Es necesario exponer los aspectos sustanciales de dicho
dígena, la captura, inmolación y desollamiento de la proge- I lato y en especial el desenlace, mediante el cual los mexi-
nitora de los dioses dio lugar, in illo tempore, a la existencia IS adquieren ese nuevo esta tus de autoridad, en virtud de
misma tanto del dios que centraliza nuestra atención como IU \ e conmemoraban ritualmente durante la veintena atl-
de su fiesta particular. Lo anterior, como veremos en el capí-
tulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones ~IMás adelante veremos, sin embargo. que su parte final podria conte-
con la guerra" (pp. 317-393) de este estudio, se reflejaba en I I iertas rafees históricas.
228 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 229

cahualo,42 misma que precedía a la de tlacaxipehualiztli y de ellos, cuando se le presentó un sacerdote de Tláloc emer-
con la cual tenía una estrecha relación, según será expuesto giendo del agua y preguntándole si reconocía lo que esta-
en el siguiente capítulo. ba comiendo. La respuesta del tolteca adquiere una carga
ignificativa al decir: "Sí, amo nuestro, ha mucho tiempo
que nosotros lo perdimos" (LS: 126).45 El enviado de Tláloc
La confrontación entre Huémac y los tlaloque le avisa que irá a comunicárselo a su señor y se volvió a
umergir, para regresar con un brazado de mazorcas 46 y el
Según el texto de la Leyenda de los Soles, Huémac, presenta- ncargo para que el tolteca se las llevara a Huémac. No obs-
do previamente por la fuente como uno de los gobernantes tante, ese no fue el único requerimiento del dios de la lluvia:
de Tula que sucedió a Topiltzin, jugó a la pelota con los tlalo- xigía también el sacrificio de Ouetzalxotzin, la hija -aún
que apostando con ellos jades y plumas de quetzal, resultan- niña- del líder mexica Tozcuécuex, en el "Remolino precio-
do ser el ganador; sin embargo, los tlaloque, lejos de pagar so" o Pantitlan. Asimismo, Tláloc anunció, por boca de su
la apuesta convenida, le ofrecieron mazorcas de maíz verde 'misario, el final de los toltecas y el ascenso de los mexicas.
en sustitución de los jades y las brácteas del maíz en lugar Informado por el tolteca, Huémac se afligió por el final
de las plumas de quetza1. 43 Huémac, indignado, rechazó la próximo de Tula y envió mensajeros a un lugar llamado Xicó-
oferta y por ello los tlaloque condenaron a los toltecas -sus 'oc con la misión de solicitar como víctima a Ouetzalxotzin.
súbditos- a padecer cuatro años de hambre, calamidad '~ zcuécuex y los mexicas ayunaron durante cuatro días,
que dio inicio con una helada ocurrida durante la veintena tras lo cual acudieron al Pantitlan para realizar el sacrificio
tecuhahuitl. Además de sufrir por el hambre, durante ese ordenado por Tláloc; consumada la inmolación, los tlaloque
periodo los toltecas se vieron sacrificados: una anciana les presentaron ante el líder mexica y le pidieron abrir su
vendía banderas en Chapoltepecuitlapilco, y todo aquel que l' labacillo para tabaco, con el fin de colocar allí el corazón
le compraba una iba a morir en el téchcatl. d' Ouetzalxotzin, junto con. todos los mantenimientos. Al
Transcurridos los cuatro años de hambre, los tlaloque hacerlo, le dijeron: "Aquí está lo que han de comer los mexi-
reaparecieron en Chapultepec, en el momento en que los 'anos, porque ya se acabará el tolteca" (LS: 127).
jilotes44 emergían a la superficie; un tolteca se alimentaba En ese momento, según el relato, el cielo se nubló y llo-
vi durante cuatro días con sus noches, mientras la Tierra
42 Esta cuestión ya ha sido propuesta anterionnente por Eroda (1971: ,b orbía el agua. Como resultado, comenzaron a brotar to-
276,325). ti I las hierbas, el zacate y los mantenimientos; el maíz fue
43 Se trataba de maíz en pleno proceso de maduración, puesto que el
documento se refiere a él como élotl, "mazorca de maíz verde, que tiene ya
cuajados los granos", o bien la mazorca cuando "ya está fonnada [ ... ] con 4~ La traducción de Bierhorst a! inglés coincide plenamente: "O lord,
sus granos tiernos y es de comer" (Bierhorst, 1992b: 96; Molina, 1992: 28v, Ido indeed [recognize itJ. lts been a long time since we lost it" (Bierhorst,
n-e; Motolinia, 1996: 519). Según el Códice Florentino, élotl era el penúltimo I ~92a: 157). El texto náhuatl correspondiente dice así: "ca quemaca tote-
nombre que recibía la mazorca en su proceso de desarrollo, antecedien- IIIVO, ca ye huecauh [ ... ]" (Bierhorst, 1992b: 96).
do al que recibía cuando se endurecía y, tomaba amarilla: cintli (Sahagún, 46 La mayor parte de la palabra está borrada en el original, y sólo pue-
1953-1982, Libro 11 : 283-284). IIr 1 crse la e inicia!; sin embargo, tanto Velázquez como Lehmann leyeron
44 Xillotl en el documento (Bierhorst, 1992b: 96). IlItl ellotl (véase Bierhorst, 1992a: 157, n . 67).
230 XIPE TÚTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 231

sembrado por los toltecas y a los 40 días, en el año 2 ácatl, de la misma manera en que la Historia de los mexicanos por
se dio el tonacáyotl, el "mantenimiento humano". Posterior- sus pinturas describe el holocausto de los habitantes de Tula
mente, en el año 1 técpatl (pedernal), los toltecas fueron des- a manos del Tecpóyotl o "pregonero", personaje posiblemen-
truidos y Huémac entró en el Cincalco, partiendo también te relacionado con Xipe Tótec. La obra de Sahagún contiene
los mexicas del lugar llamado Xicócoc (LS: 127).47 un relato paralelo a los anteriores, donde se dice que otro
nombre de Chapoltepecuitlapilco era Huetzinco, "El lugar
de Huetzin" (Sahagún, 2000, 1: 320).48
El relato y el ocaso de los toltecas Para requerir como víctima a Quetzalxotzin, la hija in-
fanta del líder mexica Tozcuécuex, Huémac envía sus men-
Por un lado, el enfrentamiento mítico entre Huémac y los ajeros a Xicócoc. No parece ser casual que el mismo lugar,
tlaloque, así como las consecuencias derivadas de ello, en- egún los Anales de Cuauhtitlan, haya sido uno de lps esce-
cuentran ciertas relaciones con los acontecimientos finales narios a los que el mismo Huémac -exigido por los dio-
de Tula que es necesario citar, así sea brevemente. Huémac, es- llevó a sus hijos legítimos para que fuesen sacrifica-
como se mencionó en su momento, aparece en la Leyenda de dos, con el propósito de dar fin a la hambruna que asolaba
los Soles como uno de los últimos gobernantes de ese centro Tula (AC: 13). En la misma fuente, Xicócoc es mencionado
de poder; la hambruna desatada por su rechazo de la oferta t mbién como uno de los lugares donde Topiltzin Quetzal-
hecha por los tlaloque, sin duda equivale a la mencionada 'óatl hacía penitencia, y probablemente como residencia de
por los Anales de Cuauhtitlan como detonadora de los sacri- llgún linaje gobernante (AC: 8, 12).
ficios humanos y de la exigencia divina concerniente a la in- De esta manera, el enlace entre el relato contenido en la
molación de los hijos del mismo Huémac (AC: 13). Como se I~yenda de los Soles y varias tradiciones relativas a los acon-
explicó anteriormente, la secuencia de sacrificios humanos tecimientos que dieron fin a Tula, así como a su posición
iniciada con dicha hambruna condujo, en última instancia, I rcvalente en el ámbito sociopolítico del centro de México,
a la institucionalización de la guerra y del "desollamiento de l' \ ulta bastante claro. Resta considerar cómo se justifica en
personas" o tlacaxipehualiztli. I la llegada-y la legitimidad de los nuevos detentadores del
En el caso que analizamos, el de la Leyenda de los Soles, poder, es decir, el grupo mexica.
la hambruna conlleva el sacrificio de los toltecas. Si bien la
fuente no explicita una relación causal entre ambos fenó-
menos, es factible suponer su existencia. Aparece la anciana
vendiendo banderas en Chapoltepecuitlapilco y señalando,
con dicha acción, el destino fatal de los toltecas en el téchcatl,
48 Según la Crónica mexicáyotl, los mexicas fueron sitiados y derrota-
do. en Chapoltepecuitlapilco en 2 ácatl, 1299 (Alvarado Tezozómoc, 1992:
1'1-48). Por otra parte, es posible que este Huetzin se identifique con ellfder
47 Es de señalarse, desde luego, la coincidencia entre esta fecha y el h lit 'ca "Huetzitin" que fue derrotado en Chapultepec, originando una pe-
año 1 técpatl en que los mexicas iniciaron su peregrinación desde Aztlan- I I ¡nación circular que traena de regreso a la cuenca de México a los me-
Chicomóztoc-Colhuacan, según varias fuentes (CA : 20; Chimalpain Cuauh- I tll", de acuerdo con Alva Ixtlilxóchitl (1965, 11: 62. Véase el capítulo "An-
tlehuanitzin, 1993a: 3ss.; HMP: 219; Alvarado Tezozómoc, 1992: 14). 11 \ l'dentes de Xipe Tótec en Mesoamérica y entre los mexicas", pp. 25-107).
232 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 233

El relato y el surgimiento de los mexicas lugar cósmico donde se gestaba la autoridad (López Austin,
1994: 190).
Debe mencionarse, en primer término, el rechazo de Hué- Por más que su figura pueda haber sido modificada con
mac frente a la oferta de los tlaloque. Al haber preferido el paso del tiempo y con la conformación de los aconteci-
los jades y las plumas de quetzal sobre el maíz maduro y mientos históricos a arquetipos míticos,50 existen suficientes
sus brácteas el gobernante selló, de acuerdo con el relato, testimonios en las fuentes documentales como para suponer
su propio fin y el de sus súbditos, tal y como -según otra la existencia real de Tozcuécuex. Los Anales de Tlatelolco,
tradición- los tlatelolcas fueron condenados a vivir bajo por ejemplo, lo mencionan como jerarca de los mexicas du-
el yugo de los tenochcas al elegir el jade precioso, dejando rante su estancia en Tepetzinco y lo hacen responsable del
los palos para encender el fuego en poder de estos últimos sacrificio de su hija en el Pantitlan. El sacrificio, de acuerdo
(Torquemada, 1943,1: 79-80). En el caso que nos ocupa, de con dicha fuente, habría tenido como objetivo remediar el
igual manera, la decisión de Huémac conduciría en última hambre, la lepra y la sarna que sus protegidos comenzaron a
instancia a una prevalencia de los mexicas, puesto que la padecer tras dos años de residir en ese lugar (AT: 59).
calamidad detonada por él sería resuelta por estos últimos A la vez, el mismo documento consigna el traslado de
mediante el sacrificio filial ofrecido por su líder. los mexicas desde Tepetzinco hacia Chapultepec dos años
Tlá1oc, el dios de la lluvia, enVÍa a Huémac un brazado después del sacrificio, la contemporaneidad de Tozcuécuex
de mazorcas y, al mismo tiempo, le encomienda la misión con la llegada de Cópil y los acontecimientos bélicos que
de solicitar como víctima a la hija de Tozcuécuex; simul- uscitó, así como que fue reemplazado a su muerte por el
táneamente, le vaticina el fin de los toltecas y la llegada de primer Huitzilíhuitl (AT: 59-61).51 Por otra parte, también
los mexicas, todo ello realizado a través de un emisario que es probable que la situación de hambre y enfermedades su-
se sumerge y reaparece en el lago. Sin duda, este pasaje se frida por el grupo en Tepetzinco-Pantitlan haya sido real,
relaciona directamente con lo que -según otras versiones- puesto que otras fuentes la consignan (Chimalpain Cuauh-
aconteció a otro líder mexica, Axolohua, en los momentos en tlehuanitzin, 1997b, 1: 199; HM: 81).
que ocurrían las hierofanías fundacionales de Tenochtitlan: Adiciorralmente, ciertos datos refuerzan la existencia de
se sumergió en el lago para recibir la bienvenida de Tláloc un nexo simbólico de Tozcuécuex con el dios de la lluvia
dirigida a Huitzilopochtli, reconociéndolo como hijo suyo y y el Tlalocan. Uno de los documentos utilizados por Chi-
autorizándolo para establecerse en ese lugar y compartirlo malpain afirma que el líder murió sacrificado por extracción
con él (CA: 40-41; Torquemada, 1943, 1: 289-290; Chimal- de corazón a manos de Huitzilopochtli, siendo decapitado
pain Cuauhtlehuanitzin, 1997a: 75).49 En ambos casos es p steriormente (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1997b, 11:
posible distinguir, eso sí, la estatura del Tlalocan como el 57). Lo anterior, por un lado, podría ayudar a explicar su

49 Olivier hace notar la vinculación entre el relato sobre el juego de 50 A este respecto, véase López Austin (1998: 143-160).
pelota entre Huémac y los (laloque y el de la inmersión de Axolohua, así 51 Chimalpain se refiere también a Tozcuécuex como el líder mexica
como su inserción en una estrategia mexica cuya finalidad habría sido la IIU antecedió en el cargo a Huehue Huitzilíhuitl (Chimalpain Cuauhtle-
recuperación de la herencia tolteca (Olivier, 2004: 273-277) . huanitzin, 1991 : 61; 2003b: 89).
234 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 235

nombre si consideramos el texto primario del Códice Flo- mantenimientos, gracias al sacrificio de Quetzalxotzin;56 la
rentino y su explicación respecto a que Cuecuextzin era un misma fuente dice que también se llamaba Tezcacóhuatl,
apelativo divino aplicado a los tlatoque muertos (e{. López lo que podría aludir a su papel en la transmisión mítica del
Austin, 1994: 234).52 Por otro lado, y considerando también maíz a los mexicas (LS: 127). Durán describe una ceremonia
el destinatario del sacrificio filial ofrecido previamente por propiciatoria en la que dos doncellas esparcían maíz de cua-
el personaje, permite encontrar sentido a una estrofa del tro colores hacia los rumbos cósmicos antes de ser sacrifica-
"Canto de Tláloc" en la que se dice: "Con sonajas de nieblas/ das; de acuerdo con el dominico, ambas descendían "de la
es llevado al Tlalocan.l Ay, mi hermano Tozcuecuexi" (Gari- línea de reyes y generación de un gran príncipe que se llamó
bay K., 1995: 51).53 Tezcacóatl" (Durán, 1967,1: 154).
Respecto a Huémac, autores como Graulich y Olivier La carta de don Pablo Nazareo de Xaltocan, dirigida a
han señalado su relación -o asimilación- con "Nuestro Felipe n, también distingue a Huémac como ancestro signi-
señor el desollado", cuestión que se ve reflejada de manera ficativo dentro del grupo mexica. Según el documento, Hué-
especial en el relato sobre la fallida fuga hacia el Cincalco mac ("Vemactevctli") fue tatarabuelo de Motecuhzoma 1 y,
de Motecuhzoma lI, transmitida por Durán y Tezozómoc por ende, antepasado también de Motecuhzoma II (Paso y
(Graulich, 2000: 239; Olivier, 2004: 277-279). Según dicho Troncoso, 1939-1942, X: 121-122; ct: Nicholson, 2001: 275).
relato, el hueitlatoani, desesperado ante la serie de señales y Chimalpain, a su vez, asigna a Huémac un origen culhua,
pronósticos acerca del fin de sus días y de su reino, intentó mismo que reclamaba para sí el linaje gobernante de Te-
huir al mítico "Lugar de la casa de la mazorca de maíz"54 nochtitlan (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1991: 9-11); es
que era regido por Huémac, y donde además residía el mis- necesario destacar esto último, en virtud de que esa fue la
mo Xipe Tótec (Durán, 1967, lI: 491-497; Alvarado Tezozó- r rma en que los jerarcas mexicas adquirieron sangre tol-
moc, 1878: 669-681).55 lea.
Independientemente de fungir en varias tradiciones Por último, ciertos detalles en el relato de Huémac y los
como un personaje fundamental en los últimos años de Tula, Ilaloque parecen relacionarlo con acontecimientos significati-
Huémac es mencionado por la Leyenda de los Soles como v s ocurridos tardíamente al grupo mexica, en particular con
uno de los cuatro "guardianes" que acompañaron al grupo la gran hambruna desatada en la época de Motecuhzoma
mexica en la peregrinación que iniciaron tras adquirir los Ilhuicamina. Como se dijo en su momento, al rechazar Hué-
mac las mazorcas y las brácteas ofrecidas por los tlaloque,
'ayó una helada en tecuhahuitl, iniciándose un periodo de
cuatro años de hambre para los toltecas (LS: 126). Asimismo,
52 Seler, tomando como base el mismo texto sahaguntino, considera
que se trata de soberanos y guerreros que monan en batalla o en sacrificio,
ti be recordarse que la calamidad fue resuelta, a la postre,
adquiriendo por ello un carácter divino (Seler. 1990-1998, III: 270).
53 El texto náhuatl correspondiente dice: "ayauhchicavaztica I vicalo
Tlallocan I Ahvia! Nach Tozcuecuexi I niyayalizqui" (Garibay K., 1995 : 47) . 56 En la versión de Tezozómoc respecto a la fuga de Motecuhzoma II
54 Así traduce Cinca leo López Austin (1994: 191). CincaIco, el hueitlatoani mexica se refiere a Huémac como "el que anda-
I1I
55 Una versión más breve de los mismos hechos se encuentra en la obra h" ya muchos años ha en Tula, que nos trajo aquí" (Alvarado Tezozómoc,
de Cervantes de Salazar (1985: 765-766). I 78: 671).
236 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 237

mediante el sacrificio de Quetzalxotzin, por lo que existiria po que estuuo quatro años que no llovió ni apenas quedó
una imbricación entre esa hambruna padecida por los tol- cosa verde, y por aplacar al demonio del agua su dios Tlaluc
tecas y la sufrida por los mexicas en Tepetzinco, subsanada y porque lloviese, le ofre~ían aquellos quatro niños [ ... J".
igualmente con la inmolación de la hija de Tozcuécuex. Para concluir, es necesario señalar los nexos cronológi-
En cuanto a la carestía contemporánea a Motecuhzoma cos entre la gran carestía afrontada por Motecuhzoma 1, la
Ilhuicamina, según los Anales de Tlatelolco, en el año 13 calli ignición del Fuego Nuevo de 1455 y una magna celebración
(1453) cayó una helada en tecuhahuitl (AT: 91-93); durante de tlacaxipehualiztli, en la que fueron inmolados cautivos
el siguiente año, 1 tochtli (1454), dejó de llover y, finalmente, huastecos (Durán, 1967, II: 171-175; Alvarado Tezozómoc,
en 2 ácatl (1455): "[ ... ] llovió, y también entonces se ataron 1878: 318-323). Durán ubica el inicio de la campaña militar
sus años. Cuando llovió, nadie sembró maíz, chía, huauhtle mexica en la Huasteca hacia 1451 o 1452, mientras Tezozó-
o calabazas; nadie sembró, pero todo brotó, por los montes moc dice que los prisioneros obtenidos en ella fueron utili-
yen los caminos" (AT: 93). zados como mano de obra para la edificación del inmueble
Presentándose una coincidencia con la Leyenda de los que soportó al temalácatl consagrado en esa ocasión, y anota
Soles, no sólo en las fechas de la helada y de la culminación que las labores demoraron dos años (Alvarado Tezozómoc,
del problema, sino también en el carácter espontáneo del re- 1878: 318-320). Un poco más adelante, afirma que la fiesta
surgimiento vegetal. Torquemada, por su parte, recogió una realizó "reinando Huehue Moctezuma, al quinceno año
tradición semejante a la expuesta por los Anales de Tlatelolco; de su reinado en Tenuchtitlan" (1878: 323), lo cual nos ubi-
el franciscano se refiere a 1455 como un año que los mexicas aria en el año de 1455 y por lo tanto en plena hambruna,
"tenían por particular, y prodigioso", y luego agrega: s gún la mayoria de las fuentes. 57
Esta puntualización es pertinente no sólo por las coin-
[ ... ] y así lo fue, que habiendo pasado la hambre dicha, y no idencias, ya señaladas, entre la resolución de la gran ham-
habiéndose sembrado ninguna semilla, fueron muchas las runa de 1454 y la de aquella que asoló a los toltecas du-
aguas, y el año tan próspero, que las mismas tierras dieron
maíz, huauhli, chian, y frijoles, y otras muchas legumbres, con
que quedaron todos los de la Tierra muy hartos, y prospera- 57 Durán se refiere al inicio de la campaña contra la Huasteca como un

dos. Esto afirman así las historias, y pinturas de aquel tiempo 1 vento contemporáneo --o muy próximo- a una fuerte nevada ocurrida
I'n el undécimo año de gobierno de Huehue Motecuhzoma, es decir; en
[ ... ] y así se dice, que nacían estas plantas por los montes, y 1451 (Durán, 1967, II: 163). Torquemada afirma que las heladas causantes
valles, y por todas las tierras, donde jamás las había habido ti la gran hambruna cayeron en el undécimo año de Motecuhzoma, mien-
(Torquemada, 1943,1: 159). I1 as Alva Ixtlilxóchitl ubica el origen de la calamidad en 1450 (Torquemada,
1 43,1: 158; Alva Ixtlilxóchitl, 1965, II: 205). Por otra parte, la mayoria de
I \ fuentes coinciden en ubicar el inicio o el apogeo de la gran hambruna en
Por su parte, Motolinia (1996: 194), explica el origen del 1453 o 1454, aunque algunas la hacen durar dos años más y otras, tres (AC,
sacrificio de niños a Tláloc de manera que es difícil saber 1945: 52; CR, 1878: 133; HMp, 1985: 61; CTR, 1995: Fo!. 32r; Chimalpain
(lIauhtlehuanitzin, 1998,1: 395 n. 17,401 n. 20; CC, 1981 : 14-15). Torque-
si se refiere a la hambruna de 1454, o a la que precedió al
lIlacla, como ya se dijo, se refiere a 1455 -el año del Fuego Nuevo- como
sacrificio de la hija de Tozcuécuex, según las fuentes ya cita- lIIarco del resurgimiento vegetal, al igual que los Anales de Tlatelolco (Tor-
das: "Este sacrifi~io de yno~entes touo prin~ipio de vn tiem- qll mada, 1943,1: 158-159; AT: 93).
238 XIPE TÓTEC EL PAPEL EN LA TRANSFERENCIA DEL PODER 239

rante cuatro años y que conllevó, además, la entrega mítica Arcos, 1967). Por otra parte, a lo anterior cabe agregar la es-
del maíz a los mexicas. Lo es, asimismo, por la estrecha re- trecha relación física que existía entre el templo Yopico y el
lación entre atlcahualo -veintena en que se conmemoraba Cuacuauhtin inchan o Templo del Sol, escenario de la fiesta
esa entrega mítica- y tlacaxipehualiztli, cuyos nexos con el nahui oUin, tal y como se expuso en el capítulo anterior.
maíz serán discutidos en el siguiente capítulo. Dicha rela- El relato de los Anales de Cuauhtitlan acerca del origen
ción pudo haber contribuido al hincapié hecho en esa cele- del tlacaxipehualiztli es una rica veta para entender la re-
bración de la fiesta dedicada a Xipe Tótec por las tradiciones lación entre la fiesta de Xipe Tótec y ochpaniztli, así como
históricas de los mexicas, expresadas estas últimas a través entre dicho dios y la figura de la diosa-Madre. Además de
de las fuentes emanadas de la hipotética Crónica X. ayudamos a comprender el vínculo de ambas festividades
con la guerra, cuestión a la que volveré en el capítulo "El
culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con la
CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPíTULO guerra" (pp. 317-393), dicho relato contribuye a explicar la
presencia de "Nuestro señor el desollado" en una relevante
A partir del análisis realizado en este capítulo pueden seña- ceremonia de ochpaniztli que será discutida en el siguiente
larse algunas cuestiones sustanciales para nuestro tema de capítulo, y que atañía directamente al maíz.
estudio, sobre todo porque permitirán comprender de ma- Finalmente, el relato de la transferencia mítica del maíz
nera más clara la importancia que revestía para los mexicas tolteca a los mexicas, inscrito en el conjunto de versiones
la celebración dedicada a Xipe Tótec, destacando intencio- gestadas por la necesidad de sustentar una legitimidad he-
nalmente su condición de escenario para la revivificación redada de ese centro de poder precedente, es pertinente en
de acontecimientos míticos, condición que -como ya fue tanto constituía el argumento principal de la veintena que
comentado al inicio del presente capítulo- compartía con antecedía a la presidida por Xipe Tótec, y con la cual se aso-
otras fiestas rituales. iaba tanto litúrgica como simbólicamente. De esa mane-
Sobre todo, debe destacarse-la pluticipación de la dei- ra, atlcahualo y tlacaxipehualiztli conformaban un espacio
dad -según algunas fuentes-en los sucesos que pusieron ritual mediante el cual los devotos de Huitzilopochtli con-
fin a la existencia de Tula, al menos como centro de poder memoraban y reactivaban los fundamentos míticos de su
sobresaliente en la cuenca de México. Además de lo ante- autoridad.
rior, el origen de su rito específico aparece en una versión, la
de los Anales de Cuauhtitlan, como consecuencia del origen
de la guerra en un año coincidente con el de la génesis del
Quinto Sol. Es inevitable establecer un parangón con el pa-
pel otorgado a Xipe Tótec en ese magno evento mítico por
la obra de Sahagún, así como con la asociación pictográfica
entre el dios y el nombre calendárico de ese postrero as-
tro en la secuencia cosmogónica concebida por los antiguos
nahuas, de acuerdo con varias fuentes (cf. Moreno de los
Iv. EL CULTO DE XIPE TÓTEC
EN TENOCHTITLAN y SUS RELACIONES
CON EL MAÍZ

Los ESTUDIOS acerca de Xipe Tótec y su fiesta particular pre-


entan una paradoja en común: a pesar de que Seler lo con-
ideró un dios de la renovación vegetal -cuestión que será
discutida en este capítulo-- y no obstante sus relaciones con
Tláloc, evidenciadas tanto por la iconografía como por uno
de sus nombres calendáricos, "Siete lluvia",1 el aspecto agrí-
ola del numen se ha visto opacado, por decirlo así, frente a
la evidente relevancia de la guerra en tlacaxipehualiztli.
Incluso Johanna Broda, autora del estudio más com-
pleto respecto a dicha fiesta (Broda, 1970), y quien -por
lra parte- ha abordado en varios y minuciosos trabajos
·1 problema de la relación entre los ciclos agrícolas y el de
I fiestas rituales de los nahuas antiguos,2 le ha prestado
p ca atención en ese sentido. La razón, en parte, estriba en
que esa autora se ha enfocado básicamente hacia las fiestas
1 gidas por ras deidades de la lluvia y del agua en general,
y también, quizás, a que en su análisis de tlacaxipehualiztli
'uestionó seriamente las opiniones de Seler acerca del signi-
It ado agrícola del tlahuahuanaliztli, así como su propuesta
bre la existencia de una relación simbólica entre la prác-

I En el Códice Nuttall, el dios de la lluvia se encuentra claramente


111. lonado con Xipe Tótec y acompañado por el nombre calendárico 7 Llu-
viI (CN: 33) (figura 40). En el Códice Vindobonensis , Xipe se encuentra en
ll!, tro ocasiones designado como "7 Lluvia" (CV: 25, 26, 29, 33; cf. Caso,
It~ 6, 11: 423). Olivier (1997: 36) relaciona el nombre calendárico "7 Lluvia"
t un Chalchiuhtlicue.
2 Véase Broda, 1971, 1983 Y 2004.
242 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 243

tica del desollamiento y la renovación vegetal (Broda, 1970: era un fenómeno aislado dentro del calendario de fiestas
257-258,261-264). No obstante, Broda (1970: 258-261) reco- observado por los nahuas antiguos. Muchos de sus ritos ca-
noció la presencia de indicadores sobre una relación entre racterísticos conformaban un conjunto organizado cuya ex-
Xipe Tótec y la fertilidad, particularmente en el canto que plicación debe buscarse, sobre todo, a partir del curso solar
le estaba dedicado y en las actividades desarrolladas por los y su relación con los ciclos agrícolas determinados por la
devotos que vestían las pieles desolladas en su honra. temporalidad del maíz, el grano fundamental de los pueblos
En el presente capítulo se discutirá cuál era el papel del que habitaron -y habitan- el territorio mesoamericano.
maíz en las acciones de culto relacionadas con Xipe Tótec, A este respecto, es pertinente citar un comentario de
prestando atención a diversas ceremonias en que el cereal Pedro Carrasco (1979: 53) acerca de las festividades prehis-
se hallaba presente, o que tenían un carácter propiciatorio pánicas, donde plantea que dentro de una misma veintena:
respecto a su regeneración y desarrollo. Dicho papel, como "[ ... ] puede haber ceremonias destinadas a deidades dife-
se desprende del análisis efectuado, era más significativo de rentes y sin conexión necesaria entre ellas, algunas de las
lo que hasta ahora se había pensado. Por otra parte, la dis- cuales pueden iniciarse en meses [léase veintenQ,5] anterio-
tinción que se otorga a esa planta en nuestro estudio resulta res y continuarse en meses siguientes".
obligada por la decisiva importancia que tenía para los pue- En nuestro caso, es especialmente necesario aclarar las
blos mesoamericanos antiguos. relaciones entre las veintenas de atlcahualo y tlacaxipehua-
Es necesario aclarar que en el presente análisis no se liztli. La razón, por un lado, es que las existentes entre esta
consijleJ)l de manera aislada a la veintena tlacaxipehualiztli. última y la que le sucedía -tozoztontli- son tan evidentes,
Una:de las cuestiones que se intentarán mostrar en lo que que prácticamente no ameritan discusión. 4 Por otro lado
resta~ esta obra es que las veintenas de atlcahualo, tlacaxi- - y esto es lo más relevante-,.la advocación de atlcahualo y
pehualiztli y tozoztontli conformaban una tríada litúrgica u carácter propiciatorio respecto a las lluvias, así como la
encaminada, sobre todo, a la propiciación de una cosecha xpresión ceremonial que encontraba en ella la versión mí-
exitos~ y a una exaltación de la actividad militar como ins- tica de la adquisición del maíz por los mexicas, discutida en
trumento para fecundar la Tierra con el sacrificio y la sangre el capítulo artterior, parecen tener una relación significativa
de guerreros valerosos. Lo anterior se expresaba lo mismo on el papel del cereal en tlacaxipehualiztli.
a través del contenido simbólico de las principales ~eremo­ El espectro de las relaciones entre Xipe Tótec y el maíz se
nias realizadas en dichos periodos festivos, que mediante mplía, surgiendo más elementos para el presente análisis,
procesos sociales impregnados de secularidad, como era el puesto que el dios se hacía presente de manera breve, aun-
caso de la distinción y promoción de guerreros mexicas que que significativa, en otros periodos rituales vinculados espe-
habían logrado reunir los méritos suficientes. 3 cialmente con las deidades de la lluvia o del maíz, como son
Desde luego, la conexión entre esas tres veintenas, no I casos de etzalcualiztli, hueitecuhahuitl y ochpaniztli. 5

3 El papel de la guena y de lps guerreros en tlacaxipehualiztli será dis- 4 Esta cuestión, no obstante, será retomada y comentada a lo largo de
cutido en el siguiente y último capítulo ("El culto de Xipe Tótec ell-Tenoch- te capítulo.
titlan y sus relaciones con la guena", pp. 317-393). 5 Aunque ochpaniztli estaba consagrada, desde luego, a la diosa-Madre
244 XIPETÓTEC EL CULTO y' SUS RELACIONES CON EL MAíz 245

Por último, debe señalarse que se discutirán, asimismo, las correlaciones de los calendarios prehispánicos, Ranns
las aparentes relaciones entre ciertas actividades que forma- J. Prem opina que, en el caso del centro de México, las op-
ban parte del p~riodo de culto a Xipe Tótec (considerando ciones sobre cuál era el periodo inicial del año se reducen
que dicho periodo abarcaba los 40 días en que transcuman a dos posibilidades: atlcahualo o tlacaxipehualiztli (Prem,
tlacaxipehualiztli y tozoztontli), y otras que se hacían en fe- 1991: 409).7
chas próximas a él, especialmente durante la veintena huei- El mismo Sahagún dice, en un lugar, que la fiesta tla-
tozoztli. caxipehualiztli se celebraba en el primer día de la veintena,
Con base en lo expresado hasta aquí, es necesario tratar mientras en otro afirma que se hacía en el último (Sahagún,
inicialmente la cuestión relativa a la ubicación temporal de 2000,1: 136, 180). Sin embargo, las dudas se disipan al revi-
la veintena dedicada a Xipe Tótec, tanto por constituir la ar el capítulo extenso que le dedica en el libro II de su obra,
piedra angular del análisis, como porque en dicha ubica- puesto que allí se describen con detalle tres días subsecuen-
ción descansarán muchos de los juicios y conclusiones que tes que le daban fin, realizándose el tlahuahuanaliztli -ce-
se emitirán respecto al papel de la deidad en el curso de las remonia principal de la festividad- en el penúltimo de ellos
fiestas rituales celebradas en Tenochtitlan. (Sahagún, 2000, 1: 180-185; 1953-1982, Libro 2: 47-56).8
De esa manera, el inicio de la celebración coincidía prác-
ticamente con el equinoccio de primavera, en concordancia
UBICACIÓN TEMPORAL DE TlACAXIPEHUAUZTLl con lo dicho por los Memoriales de Motolinia: "Esta fiesta
rtlacaxipehualiztli] caía estando el sol en medio del Uchilo-
La veintena tlacaxipehualiztli fue registrada por Sahagún del hos que era equin~io [ ... ]" (Motolinia, 1996: 170). Durán,
22 de febrero al 13 de marzo según el calendario juliano, por su parte, la ubica el 20 y el 21 de marzo en dos lugares
es decir, del 5 al 24 de marzo de acuerdo con la corrección distintos de su obra, aunque sin duda se confunde al decir
gregoriana, vigente a partir de 1582. 6 Aunque en términos que era el primer día del "mes" o veintena (Durán, 1967, 1:
generales existe acuerdo en las fuentes respecto a dicha ubi-
cación conforme a las fechas julianas o gregorianas, lo que
no resulta tan claro en los documentos es su posición dentro 7 En el mismo trabajo, Prem rechaza la propuesta de izcalli como vein-

de la secuencia de veintenas, cuestión que ha sido debatida l na inicial, hecha por Caso (Prem, 1991: 400-401; cf Caso, 1967a: 45).
Kubler y Gibson discuten ampliamente el problema; de acuerdo con ellos,
por varios especialistas. En un estudio reciente acerca de I datos de las fuentes documentales se agrupan en tomo a dos "sistemas"
el tradiciones: el primero, transmitido por fuentes originadas en la cuenca
I México y en regiones que estuvieron sujetas a los mexicas, consideraba
Toci o Tlazoltéotl-Ixcuina, en ella ocupaba un lugar importante el naci- , atlcahualo como la primera veintena, mientras el segundo, con una di-
miento simbólico de Cintéotl-Itztlacoliuhqui, el maíz maduro (cf. Sullivan, 111 ión más amplia en Mesoamérica, daba la prioridad a tlacaxipehualiztli.
1976). on base en esas premisas, los autores plantean la posibilidad de que la
6 Las correlaciones entre las fechas julianas de Sahagún y las del ca- 1I dición de tlacaxipehualiztli haya tenido una mayor antigüedad (Kubler y
lendario gregoriano mencionadas en esta obra se apegan a las propuestas .Ibson, 1951: 52). Véase también la discusión que al respecto ofrece Paso y
por Tena (1992: tablas 2-7). Asimismo, de aquí en adelante -y salvo indi- '1 ncoso (1993: 312-315, 319).
cación-las fechas citadas para las fiestas rituales mexicas corresponderán 8 Esos tres días corresponderían, obviamente, al decimoctavo, decimo-
al calendario gregoriano. " veno y vigésimo, celebrándose el tlahuahuanaliztli en el decimonoveno.
246 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 247

95, 243).9 De acuerdo con Cervantes de Salazar (1985: 36), contaban el primer día, y de veinte en veinte días que hacían
se celebraba el 21 de marzo, "día de Sant Benicto" . sus meses contaban el año y dejaban cinco días; así que en un
En suma, existe consenso en las fuentes documentales año no tenían sino trescientos sesenta días; y del dfa que era el
en cuanto a que la fiesta tenochca dedicada a Xipe Tótec se equinoccio contaban los d(as para sus fiestas; yasí la fiesta del
realizaba hacia el final de la veintena, y cerca del 21 de mar- pan que era cuando nació Uchilobi de la pluma era cuando el
zo, lo que coincide con las fechas registradas por Sahagún, sol estaba en su declinación, y así las otras fiestas (HMP: 234;
según vimos anteriormente. Esto último tiene sentido si se cursivas mías).
considera que las pieles de las víctimas sacrificadas en ho-
nor de "Nuestro sefior el desollado" eran vestidas durante 20 Frente a la ancestral discusión en torno a la existencia
días para ser desechadas hacia la conclusión de la veintena o ausencia de un ajuste periódico del afio común mesoame-
tozoztontU, dando pie, de esa manera, al inicio de hueitozoz- ricano respecto al afio trópico,12 lvan Sprajc ha sefialado la
tU (Sahagún, 2000, 1: 187).10 importancia de los pasos equinocciales, solsticiales y ceni-
~n la capital de la Nueva Espafia, el vínculo entre tla- tales del Sol como referencias exactas y elementales para el
caxipehualiztli y el primer equinoccio anual parece haber ómputo del tiempo, por lo que propone la relación entre
perdurado durante varias décadas después de la Conquista, bservaciones astronómicas y el ciclo ritual de 260 días, o
como lo deja ver un testimonio de los Anales de Juan Bautis- tonalpohualli, como instrumento para regular el calendario
ta respecto a los indígenas que habitaban la parcialidad de agrícola mediante el registro y control de fechas significati-
(San Juan) Moyotlan: "El miércoles [19 de marzo de 1567] vas, algunas de ellas provistas de un carácter anticipatorio,
se celebró la fiesta de San José. Entonces apareció el yopi- 'n particular las vinculadas con la siembra (Sprajc, 2001 ).13
c.himalli y el yopihuehuetl, cuando resucitó Nuestro Sefior" Por otro lado, las cuantiosas evidencias acerca de la pre-
(Reyes García 2001: 167).1l cisión con que los antiguos mesoamericanos registraban y
El equinoccio vernal, según la Historia de los mexicanos
por sus pinturas, tenía una especial importancia como mar- 12 Sobre este problema véase, entre otros, Chavero (1958: 389), Seler
cador temporal para los nahuas antiguos: (1990-1998, IV: ~1-92), Thompsón (1940: 169), Caso (1967a: 63-64, 78, 250),
astillo Farreras (1971), Carrasco (1979: 54), Broda (1983: 145, 157), Tena
Contaban el año de equinoccio por Marzo cuando el sol hacía (1992: 61-68), Prem (1991: 393) y ~prajc (2001: 135-146). En particular. el
planteamiento de Graulich resulta especialmente comprometido, ya que
derecha la sombra, y luego como se sentía que el sol subía, upone una preterición consciente del ajuste calendárico por parte de los
ntiguos mesoamericanos, así como una hipotética coincidencia inicial en-
I las fiestas de las veintenas y el afl.o trópico ocurrida hacia el afl.o 682 d.
9 La confusión de Durán podrla obedecer a la notoria continuidad en- . (Graulicl), 1999: 63-87).
tre tlacaxipehualiztli y tozoztontli. 13 Sprajc (2001: 112-118) presenta y discute infonnación etnográfica

10 En Acolman ocunia algo similar, pues el donador de la víctima se que documenta la importancia del ciclo ritual de 260 días, en relación con
encargaba de enterrar públicamente la piel en el templo 20 días después de I calendario agrlcola y particulannente con el cultivo del maíz. Tedlock,
su sacrificio (Castafteda, 1986: 227). I r ejemplo, describe que entre los maya-quichés de Momostenango, Gua-
11 Ya se discutió, en los dos primeros capítulos de este estudio, la es- I mala, dicho ciclo rige el intervalo entre el fin de la siembra y el momento
pecial importancia que tuvo Xipe Tótec en la parcialidad prehispánica de n que se realiza la cosecha, existiendo una posible relación con los nueve
Moyotlan. 111 es lunares y la gestación humana (Tedlock, 1991: 184-187).
248 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 249

medían el curso anual del Sol, así como el sentido claramen- LA HIPÓTESIS DE SELER: ¿RENOVACIÓN VEGETAL O DEL MAÍZ?
te agrícola y propiciatorio de las principales ceremonias ce-
lebradas en sus fiestas periódicas, ha llevado a varios auto- La coincidencia entre tlacaxipehualiztli y el primer equinoc-
res a sospechar --o sostener-la existencia de algún método cio anual orientó la opinión de Seler acerca de Xipe Tótec
para el ajuste calendárico (Seler, 1990-1998, IV: 91-92; Cas- y su festividad, misma que ha sido generalmente aceptada
tillo F., 1971: 76-79; Carrasco, 1979: 54; Broda, 1983: 145, y retomada por otros investigadores. En esencia, el erudito
157).14 Es posible que las mismas razones-hayaIlconducido alemán consideró que se trataba de un dios de la primavera
a Caso, el principal abanderado de la posición adversa a la y de la Tierra, así como que su fiesta -caracterizada por el
intercalación de años bisiestos, a reconocer que el ajuste po- desollamiento- se relacionaba simbólicamente con la re-
dría haberse realizado mediante algún procedimiento aún novación vegetal, constituyendo un preludio de la siembra
no descubierto (Caso, 1971: 346). (Seler, 1900-1901: 100; 1990-1998, Il: 244; IlI: 244; V: 76).16
Finalmente, la labor de seguimiento del maíz en el curso Al mismo tiempo, la relación del numen con la guerra
de las fiestas rituales de los nahuas antiguos realizada para (así como con las deidades telúricas en general) se explica-
esta investigación y, en particular, dado su objeto de estudio, ría, en su opinión, por la necesidad de fertilizar la Tierra con
dentro del periodo cubierto por la tríada de atlcahualo, tla- la sangre de víctimas obtenidas mediante la actividad bélica,
caxipehualiztli y tozoztontli, muestra una relación coheren- necesidad prioritaria de acuerdo con el pensamiento de los
te de las actividades rituales realizadas en las festividades nahuas antiguos (Seler, 1900-1901: 101).
con el ciclo natural de esa planta vital y con la naturaleza Aunque la relación entre tlacaxipehualiztli y el equinoc-
propiciatoria de los ritos mesoamericanos,IS cuestión que cio vernal es manifiesta, algunos autores se han encargado
intentaré mostrar en diversos pasajes de este capítulo. En de señalar que la hipótesis de Seler respecto al desollamien-
síntesis, se asume en este trabajo que existía una plena co- to de víctimas como expresión simbólica de la renovación
rrespondencia entre el complejo ceremonial del calendario vegetal carece de sustento en las fuentes primarias, así como
festivo mesoamericano y el año trópico. que dicho rito no se restringía en Mesoamérica al culto de
Xipe Tótec (Broda, 1970: 261-262; Nicholson, 1972: 216). En
efecto, el desollamiento de víctimas caracterizaba también
14 Véase también la discusión en ~prajc (2001: 146-151). El autor,
a la fiesta o veintena ochpaniztli, dedicada a la diosa Tocil
aunque sostiene -a partir de las evidencias intrínsecas de lOS calendarios
mesoamericanos-la imposibilidad del ajuste calendárico mediante inter-
Teteu Innan! Tlazoltéotl y celebrada durante el mes de sep-
calaciones, reconoce no obstante la vinculación entre ceremonias, cambios tiembre. Con base en lo anterior, Margáin Araujo (1945: 165)
estacionales y actividades agrícolas, situación que lo lleva a proponer el cuestionó también la eventual relación del desollamiento
procedimiento de ajuste explicado más arriba. Cabe agregar que Sprajc,
para llegar a sus conclusiones en torno a la existencia de "calendarios ob-
on la primavera. 17
servacionales", sopesa cuidadosamente los trabajos y puntos de vista de
otros investigadores, cotejándolos con sus propias mediciones. 16 Entre los muchos autores que han seguido a Seler, puede mencio-
15 Como lo expresa Johanna Broda: "[ ... ] en el culto mexica no se ce- narse a Linné (1934: 85,177-178), Acosta Saignes (1950: 19), Beyer (1965 :
lebraban tanto los fenómenos acabados, dando gracias a los dioses por ha- 52), Vaillant (1988: 148), Caso (1993 : 69-70), Soustelle (1983 : 54), Gonzá-
berlos concedido, sino que la principal función de los ritos era la de provo- 1 z Torres(1975: 71)y Zantwijk (1985 : 161).
car un buen desenlace de los fenómenos deseados" (Broda, 2004: 51). 17 Yendo aún más lejos, el desollamiento de víctimas no era exclusivo
250 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 251

Tal vez debido a esos cuestionamientos, algunos autores embargo, sí parecen autorizar una relación de esa cruenta
han planteado otras alternativas. Charles Bailes, por ejem- práctica con la regeneración del maíz, como pretendo mos-
plo, en un trabajo sobre el carnaval otomí que contiene una trar en las páginas siguientes.
serie de imprecisiones respecto a los antecedentes de tla- Otro aspecto que parece haber escapado en este caso
caxipehualiztli y a su celebración, relaciona el desollamiento a la mente privilegiada del investigador alemán es que la
dedicado a Xipe Tótec con el retiro de la vegetación caduca renovación del maíz era, como continúa siéndolo, la condi-
de los campos de cultivo como acción precedente a la que- ción fundamental para la supervivencia desde el punto de
ma y siembra de los mismos (Bailes, 1971: 559-560). vista mesoamericano. Evidentemente, tanto la regeneración
Curiosamente, Taube, al parecer sin tener conocimiento del maíz como la de la vegetación se encuentran sujetas de
de la propuesta hecha por Bailes, llegó a conclusiones pa- modo inextricable al mismo fundamento vital: la llegada de
recidas al estudiar una imagen maya de sacrificio humano las lluvias. Sin embargo, el ceremonial indígena, prehispá-
en cadalso, en la cual un personaje prende fuego a la vesti- nico y contemporáneo, se encamina ante todo a propiciar el
menta de la víctim.a. Al relacionar ese tipo de sacrificio con éxito de su planta capital. En tanto renazca el maíz, todo lo
el tlacacaliliztli y con "Nuestro señor el desollado", el autor demás se dará por añadidura:
propone que simboliza la quema de los campos, como an-
tecedente de la siembra y de la llegada de las lluvias (Taube, [ ... ] el agua ayudaba a criar las sementeras y semillas que ellos
1988a: 333).18 comían, y así, en todas las fiestas de su calendario, que eran
Retomando el planteamiento de Seler, un aspecto sus- dieciocho, todo el fin de celebrarlas con tantas muertes de
tancial del problema, en mi opinión, es que asoció el de- hombres, y con tantos ayunos y derramamientos de sangre de
sollamiento de víctimas realizado en tlacaxipehualiztli con sus personas, todo se dirigía sobre pedir de comer y años prós-
la renovación vegetal en general, perdiendo de vista -en peros y conservación de la vida humana [ ... ] (Durán, 1967,1:
este caso- "las ramas, por empeñarse en ver el bosque". 171).
En efecto, las fuentes documentales no permiten sustentar
dicha asociación, como lo afirmaron Broda y Nicholson. Sin Seler tuvo razón al considerar a tlacaxipehualiztli como
uno de los sucesos religiosos que preludiaban la siembra,
de esas dos fiestas. De acuerdo con las fuentes primarias, en tepeahuitl (ce- tanto por su ubicación temporal como por el carácter de los
lebrada del 11 al 30 de octubre) se desollaba a una víctima que representa-
ba a la diosa Xochiquétzal, mientras en tecuhilhuitontli (celebrada del 13
ritos y ceremonias que la distinguían. Sin embargo, preci-
de junio al2 de julio) se hacía lo mismo con el representante de Xochipilli amente esa consideración debió llevarlo a establecer una
(Durán, 1967, 1: 155; CNE: 44). Según el Códice Ixtlilxóchitl, en x6cotl huetzi relación más directa con la producción agrícola e, inevi-
(celebrada del 12 al 31 de agosto) se desollaba la cabeza de un hombre que tablemente, con el maíz. En cualquier caso -y por fortu-
era derribado de lo alto del árbol xócotl-probablemente una personifica-
ci6n del dios del fuego- y otro hombre se la vestía para danzar frente a la na- dejó puertas abiertas para el planteamiento de nuevas
efigie de Huehuetéotl (CI: 98v, 64; cf. Cervantes de Salazar, 1985: 38). Véase propuestas.
también González Torres (2006: 274-275).
18 Debo aclarar que la presentación de estas propuestas no significa
que me adhiera a ellas. Mi intención, simplemente, es mostrar interpreta-
ciones que difieren respecto a la de Seler.
252 XIPE TÓTEC EL CULTO y SUS RELACIONES CON EL MAíz 253

LA RELACIÓN SIMBÓLICA DE ATLCAHUAW CON LA ADQUISICIÓN principio los sacrificios humanos en general, dando pie al
MíTICA DEL MAíZ Y DEL PODER POR PARTE DE LOS MEXICAS posterior inicio del tlacacaliliztli o flechamiento, así como
del tlacaxipehualiztli o "desollamiento de personas" (véase el
De acuerdo con Sahagún, la veintena atlcahualo ("El agua es capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en la
dejada") abarcaba del 13 de febrero al 4 de marzo y estaba transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenochtitlan", pp.
dedicada a los tlaloque, a Chalchiuhtlicue y a Ouetzalcóatl 188-190).
(Sahagún, 2000, 1: 135-136). Entre otros nombres, recibía De acuerdo con Sahagún, una de las niñas sacrificadas
también el de cuahuitlehua ("Se levantan los palos"); de he- por los mexicas en el transcurso de atlcahualo moría en el
cho, los Primeros memoriales y los Anales de Cuauhtitlan sólo Peñón de Tepetzinco y recibía el nombre de Ouetzálxoch,
le llaman cuahuitlehua (Sahagún, 1997: 55; AC: 29). Durán, como la hija de Tozcuécuex; el franciscano anota que el pe-
por su parte, omite llamarla atlcahualo, aunque cita el de fíón mismo era conocido también con ese nombre (Saha-
cuahuitlehua como uno entre cuatro apelativos de la veinte- gún, 2000, 1: 177). La fuente nos dice, asimismo, que los
na (Durán, 1967, 1: 239-240). tlacateteuhtin inmolados en esa veintena eran reunidos en la
En el capítulo anterior se analizó el relato de la Leyenda víspera con ciertos enfermos de la piel llamados xixioti, a fin
de los Soles acerca de la ·transferencia mítica del maíz de de conducirlos en procesión hacia los cerros donde serían
los toltecas a los mexicas, relacionándolo con testimonios sacrificados conjuntamente (Sahagún, 1953-1982, Libro 2:
de otras fuentes documentales y haciendo hincapié en su 192; 2000, 1: 281).
carácter justificativo respecto a la situación de prevalencia Estas acciones aluden, por un lado, a la hambruna y los
alcanzada por los segundos. Asimismo, se adelantó que los padecimientos dérmicos sufridos por los mexicas duran-
aspectos sustanciales y el desenlace de dicho relato encon- te su estancia en Tepetzinco, y que de acuerdo con ciertas
traban su manifestación ceremonial durante la veintena atl- fuentes -según vimos en el capítulo pasado- constituye-
cahualo. Es oportuno señalar ahora las evidencias que con- ron uno de los móviles para la oblación de Ouetzalxochtzin
ducen a tal apreciación. ofrecida por Tozcuécuex; allí mismo se señaló la relación
Entre otras actividades, en atlcahualo se sacrificaban entre las calamidades experimentadas por los mexicas y las
niños a honra de los tlaloque en cinco cerros que rodean la que preludiaron el fin de los toltecas. Por otro lado, el dato
cuenca de México, en el Peñón de Tepetzinco y en el remo- de Sahagún pemiite plantear una posible vinculación de la
lino o sumidero llamado Pantitlan; los niños, además de lle- ceremonia con Xipe Tótec, en tanto que xixioti significa "te-
var cada uno el nombre del cerro o lugar donde eran sacri- ner empeines, o sama", y la sama era una de las enfermeda-
ficados, eran conocidos genéricamente como tlacateteuhtin des dérmicas atribuidas a ese dios (Malina 1992: 160r, n-e;
o "tiras humanas" (Sahagún, 2000, 1: 176-178; 1953-1982, Sahagún, 2000, 1: 99).19
Libro 2: 42-45). Lo anterior remite al sacrificio de los hijos
de Huémac, exigido por los dioses como condición para ter-
19 La sarna es mencionada como padecimiento enviado también por
minar con la hambruna que asolaba a Tula. Recordando el TItlacahuan o Tezcatlipoca, y por Xochiquétzal (Sahagún, 2000, 1: 306,
texto de los Anales de Cuauhtitlan, las víctimas recibieron el 353). López Austin traduce xíxiotl como "empeines" (López Austin, 1969:
mismo nombre, tlacateteuhtin, y con su inmolación tuvieron 88-89).
254 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 255

Broda hizo notar que dentro del ceremonial dedicado antiguos. Las evidencias aportadas por las fuentes documen-
a las deidades de la lluvia, los nobles o pipiltin sólo partici- tales, en particular la obra de Sahagún, muestran que algu-
paban en los sacrificios de nifios, razón por la cual propone nas de las actividades rituales celebradas en ella se relacio-
una relación con la inmolación de Quetzalxochtzin y con naban con la ceremonia principal de la fiesta de Xipe Tótec,
la trascendencia política de la transferencia del maíz tolte- el sacrificio gladiatorio o tlahuahuanaliztli, constituyéndose
ca hacia los mexicas, expresada por el mito contenido en así en una antesala o camino preparatorio hacia ella. 21
la Leyenda de los Soles (Broda, 1979: 69-70). Motolinia, en Son de especial interés, a este respecto, dos actividades
particular, dice que cuando el maíz alcanzaba la altura de rituales descritas en la obra de Sahagún como parte de la
"un palmo" se sacrificaba un nifio de tres o cuatro afias en veintena atlcahualo: 1) la ceremonia llamada cuahuitlehua
los poblados donde había "sefiores y principales", e incluso mediante la cual se hacía la presentación de los huahuan~
afiade que se trataba del hijo de un principal y no de un "es_ tin o "rayados", nombre de las víctimas que eran sometidas
clavo" (Motolinia, 1996: 193). Una anotación casi inmediata al tlahuahuanaliztli; cuahuitlehua era, como ya se dijo, otro
del mismo franciscano, donde afirma que en tozoztontli (40 nombre de atlcahualo, y 2) la realización de sacrificios hu-
días después de atlcahualo) el maíz ya alcanzaba la altura de manos sobre el temalácatl, cuya descripción permite, según
la rodilla, permite suponer que su relato precedente se refie- veremos, distinguirlos de los celebrados posteriormente,
re a la veintena que ahora se analiza (Motolinia, 1996: 194). dentro de la fiesta dedicada a Xipe Tótec.
Sólo resta sefialar, teniendo en cuenta la dedicación de
atlcahualo a los tlaloque, la calidad de Tozcuécuex como re-
sidente del Tlalocan y, como tal, de intermediario entre los La ceremonia cuahuitlehua
hombres y ese lugar cósmico, expresada por el "Canto de
Tláloc" recabado por Sahagún (Seler; 1990-1998, III: 240; La ceremonia mediante la cual eran presentados los hua-
Sahagún, 1997: 134).20 De hecho, Patrick Saurin llega a la huantin es la última descrita por el texto náhuatl del Códice
conclusión -a través de un cotejo pormenorizado entre ese Florentino en el capítulo dedicado a atlcahualo, lo que lleva
texto y el ceremonial de atlcahualo- de que dicho canto suponer que tenía lugar en el último día, o hacia el final
constituye una evocación de la fiesta (Saurin, 1999: 60-64). de dicha veintena (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 45-46). De
cuerdo con la fuente, el rito tenía lugar precisamente en el
lemalácac, "en el lugar de la piedra cilíndrica",22 escenario
ATLCAHUAW y su RELACIÓN CON TLACAXIPEHUALIZTU trechamente relacionado con el templo de Xipe Tótec o
templo Yopi~o (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 45).
La veintena atlcahualo no sólo precedía temporalmente a la
de tlacaxipehualiztli en la secuencia de fiestas de los nahuas
21 De acuerdo con Graulich, el sacrificio colectivo de cautivos que se
I ealizaba en el sacrificio gladiatorio de tlacaxipehuali'ltli significaba el oca-
20 Es pertinente recordar la estrofa de dicho canto citada en el capítulo o de los toltecas y la victoria de los mexicas, cuestiones que eran anuncia-
pasado: "Con sonajas de nieblas! es llevado al Tlalocan.l Ay, mi hermano d previamente, en atlcahualo (Graulich, 1999: 306).
22 La traducción es de López Austin (1967a: 17).
Tozcuecuexi" (Garibay K., 1995: 51).
256 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 257

Los huahuantin eran sometidos, según la descripción, a zación- se hace precisamente para desprender la piel del
un simulacro de lo que sena su posterior sacrificio. Se fingía grano, es decir, para desollarlo. 24
la extracción de sus corazones utilizando, a manera de cu- Por otra parte, ya fue comentado, en el capítulo "El papel
chillos, tortillas hechas con maíz sin cal llamadas yotlaxcalli de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en la transferencia del
o yopitlaxcalli ("tortillas de Yopi") (Sahagún, 1953-1982, Li- poder de 1\11a a Mexico-Tenochtitlan" (pp. 185-239) de este
bro 2: 45). Aunque la fuente no aclara quién -o quiénes- estudio, el hecho de que uno de los nombres del dios -Yo-
realizaban esta acción, debe haberse tratado de sacerdotes. huallahuan o "El que se embriaga de noche"- se utilizaba
A continuación se les hacía aparecer cuatro veces frente a la en los conjuros nahuas del siglo xvn para designar al cuchi-
gente con atavíos de papel: alternadamente eran vestidos de llo sacrificial, así como que tal era el nombre del sacerdote
color rojo y blanco hasta que, una vez cumplidas las cuatro principal de tlacaxipehuaJiztli encargado, entre otras tareas,
apariciones, los ataviaban de color rojo -con el cual mori- de extraer el corazón de las víctimas en el tlahuahuanaJiztli
nan- agregando rayas negras pintadas con hule (Sahagún, "sacrificio gladiatorio". Es posible, entonces, que las torti-
1953-1982, Libro 2: 45; cf. López Austin, 1967a: 18). Has empleadas en la ceremonia llamada cuahuitlehua para
Los guerreros mexicas que habían capturado a los "ra- mgir el sacrificio de los huahuantin constituyan un ejemplo
yados" también participaban en la ceremonia: se pintaban -entre otros, según veremos- de la fusión entre la figura
el cuerpo de rojo y se pegaban plumas blancas de guajo- del dios y el maíz; su nombre mismo, yopitlaxcalli, autoriza
lote en brazos y piernas. Además, les eran proporcionadas la suposición. Además, puesto que el dios mismo era deso-
insignias valiosas para que bailaran con ellas la "danza de llado en la persona de las víctimas que le eran ofrecidas en
los cautivos" (momalitotiaya) e hicieran ostentación ante la l siguiente veintena, tlacaxipehuaJiztli, otro argumento a fa··
gente por haber aprehendido a un "rayado" (Sahagún, 1953- vor de la propuesta es que las yopitlaxcaJli se elaboraban con
1982, Libro 2: 45-46; López Austin, 1967a: 18). maíz "sin desollar".
En este momento es importante señalar algunas cues- Retornando a la ceremonia cuahuitlehua, resulta parti-
tiones. En cuanto a la elaboración de tortillas con maíz sin 'ularmente sugerente en lo que concierne a su significado,
cal, Durán describe la fiesta de Quetzalcóatl en Cholula y y obre todo a su posible carácter preparatorio respecto al
dice que se celebraba el 3 de febrero, fecha juliana muy magno sacrificio que era ofrecido a Xipe Tótec después, ha-
próxima a la de atlcahualo;23 de acuerdo con el dominico, 'ia el final de la veintena tlacaxipehuaJiztli, el siguiente pa-
en ella "se hacía todo el pan sin cocer el maíz con cal; salvo je del Códice Florentino, en el que además se explica su
cocido en sola agua" (Durán, 1967, 1: 66). Ante la proximi- n mbre:
dad de la fiesta llamada "desollamiento de personas", esta
coincidencia en las fuentes resulta significativa, en virtud de y por esta razón se llamaba [la fiesta] "Enhiestan el madero" :25
que el cocimiento del maíz con agua de cal - la nixtamali-

24 Más adelante veremos que a Xipe T6tec se le ofrendaban, en t1acaxi-


hualiztli, tortillas hechas también con maíz sin cocer.
23 Recuérdese, además, que Sahagún incluye a Quetzalc6atl entre las 25 "Auh inic mitoaya Cuahuitl mua" en el texto náhuatl (L6pez Austin,
deidades honradas en atlcahualo (vid supra ). 1t,l67a: 67).
258 XIPETÓTEC EL CULTO ,Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 259

Alli aparecían, allí se mostraba a todos los que serían "raya- celebrado durante la fiesta tlacaxipehualiztli, autoriza para
dos" en el lugar de la piedra cilíndrica. considerarlo como una información válida y significativa en
y de todos los que habrían de morir se decía: "Levantan el relación con nuestro tema. 27
madero para los rayados." (L6pez Austin, 1967a: 17). Ante todo, es necesario señalar la existencia de diferen-
cias sustanciales entre las ceremonias sacrificiales descritas
El texto, de acuerdo con la traducción citada, distingue en el caso de atlcahualo, respecto a la de tlacaxipehualiztli,
a ciertas víctimas que molÍan con el fin de dar sustento a de manera que puede descartarse una eventual confusión
quienes eran inmolados posteriormente, en honor de "Nues- o duplicación de testimonios por parte del autor francisca-
tro señor el desollado". La versión al inglés de las últimas no. 28 Desglosemos dichas diferencias.
líneas, realizada por Anderson y Dibble, tiene el mismo sen- 1) En atlcahualo los cautivos eran sacrificados sobre el
tido: "y de aquellos que sólo morilÍan, se decía: 'Levantan temalácatl "a honra de los mismos dioses del agua" (Saha-
palos para los rayados'" (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 45).26 gún, 2000, 1: 135). En tlacaxipehualiztli, en cambio, molÍan
Es importante este detalle, en función de las inmolaciones en honor de Xipe Tótec (2000, 1: 136).
de víctimas que -de acuerdo con la misma obra de Saha- 2) En atlcahualo, como ya se mencionó, tales sacrificios
gún- se hacían en atlcahualo sobre el temalácatl, cuestión e hacían durante todos los días de la veintena (Sahagún,
que se discute a continuación. 2000,1: 136). Por su parte, en tlacaxipehualiztli el sacrificio

27 Por otra parte, conviene recordar algo que ya fue mencionado, aun-

Sacrificios sobre el temalácatl en atlcahualo que brevemente. En la obra de Sahagún existen num'erosos detalles o adi-
iones en la versión castellana, elaborada personalmente por el francisca-
no, que no son mencionados en el texto náhuatl o primario. Por ejemplo,
Sahagún describe, en la conclusión de los dos capítulos que n el Libro Segundo se citan en castellano los nombres de algunos templos
dedica a la veintena atlcahualo o cuahuitlehua en su libro II, que no figuran en náhuatl, como el "cu de la diosa Xilonen" en el caso de
h~itecuhflhuitl (Sahagún, 2000, 1: 218; cf. Sahagún, 1953-1982, Libro 2:
la realización de sacrificios humanos sobre el temalácatl del
104). Véase tam~ién el caso de la última ceremonia de la veintena quecholli,
templo de Xipe Tótec, agregando brevemente que ~e hacían d scrita en castellano y omitida en náhuatl (Sahagún, 2000, 1: 246). Dichas
durante todos los días de ese periodo (Sahagún, 2000, 1: 135- diciones, sin duda, fueron producto del intercambio verbal de Sahagún
136, 178). A pesar de que este dato no se encuentra en el tex- on sus informantes. A este respecto, remito también a los comentarios de
irchhoff (2002 : 147) y León-Portilla (en Sahagún, 1958: 161).
to náhuatl del Códice Florentino, el análisis cuidadoso de los 28 Un detalle que revela la conciencia de Sahagún en cuanto a haber
detalles, así como su comparación con el relato de la misma d crito dos ceremonias semejantes, si bien realizadas en distintos momen-
fuente acerca del tlahuahuanali~Jli o sacrificio gladiatorio lOS, es lo que dice ~tes de describir el tlahuahuanaliztli dedicado a Xipe
Tótec: "Otro día, en amaneciendo [ ... ] acuchillaban sobre la muela otros
. ptivos, como se duo en el capitulo pasado [ ... ]" (Sahagún, 2000, 1: 181 ;
26 Traduzco del inglés: "And of those who were only to die, it was stated: I:ursivas mías). Por otra parte, Thompson distinguió -seguramente basán-
'They raise poks for the striped ones"'. Es pertinente citar la explicación ofre- d e en Sahagún- la realización de un "rayamiento" en atlcahualo; sin
cida por Durán respecto al nombre de cuahuitlehua que recibía la veinteJUl, mbargo, no se percató de sus diferencias respecto al de tlacaxipehualiztli,
a partir de una ~remonia consistente en hincar "unas varas largas, con sus puesto que lo describe recurriendo al pasaje de Sahagún relativo a este
ramas, en los barnos, junto a los sacrificaderos y por las calles" (Durán, último, y afirma que se trataba de la misma ceremonia (Thompson, 1940:
1967,1: 292). 176, 178).
260 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 261

gladiatorio tema lugar en el transcurso de un solo día (2000, o sacrificio gladiatorio dedicado a Xipe Tótec se realizaba
1: 181ss.). durante los últimos días de tlacaxipehualiztli, la presenta-
3) En atlcahualo quienes combatían contra los cautivos ción de los huahuantin descrita por el Códice Florentino ha-
sobre el temo.ldcatl eran los mismos guerreros que los ha- bría tenido lugar al menos 20 días antes de efectuarse esa
bían capturado (Sahagún, 2000, 1: 178). Quienes lo hacían magna ceremonia, por lo que parece poco probable que se
en tlacaxipehualiztli, mientras tanto, eran cuatro sacrifica- haya tratado de las mismas víctimas. Es posible, después
dores ataviados a pares como águilas y jaguares; los gue- de todo, que no exista una exclusión entre lo descrito por el
rreros cautivadores se limitaban a presenciar la ceremonia, texto primario del Códice Florentino y la ceremonia inclui-
danzando cerq del temo.ldcatl (2000,1: 181, 182). da por Sahagún en su versión castellana. De ser así, en atl-
4) En atlcahualo la extracción del corazón con que cul- cahualo se habrían realizado combates sobre el temalácatl,
minaban los sacrificios se hacía sobre el téchcatl ubicado en protagonizados por los huahuantin que eran presentados y
lo alto del templo Yopico (Sahagún, 2000, 1: 135, 178). En us cautivadores o "dueños", esto es, los guerreros mexicas
el caso de tlacaxipehualiztli, en cambio, dicha operación se que eran ungidos con atavíos e insignias en esa ceremonia.
efectuaba sobre el borde mismo del temalácatl (2000, 1: 183; Estos sacrificios, a manera de una "purificaciónn , habrían
1953-1982, Libro 2: 53). preparado o allanado el camino hacia el tlahuahuanaliztli
5) En atlcahualo los cuerpos de las víctimas eran despe- dedicado a Xipe Tótec, tal vez el acontecimiento ritual más
ñados del templo Yopico y recogidos por sus cautivadores en importante y aparatoso en el transcurso de las tres primeras
la parte baja del inmueble,29 con el fin de ser desmembrados veintenas del año ritual mexica.
. para su ingestión ritual, sin desollamiento previo (Sahagún,
2000, 1: 178). En tlacaxipehualiztli los cuerpos de los cauti-
vos sometidos al tlahuahuanaliztli eran desollados antes de ViNCULOS ENTRE ATLCAHUALO y OCHPANIZTU
ser desmembrados para el efecto (2000,1: 183).
Las diferencias son claras e indican la realización de dos Algunos detalles señalados por Sahagún evidencian la exis-
ceremonias que tenían como común denominador el esce- tencia de cieFtos vínculos entre las veintenas de atlcahualo
nario, aunque ocurrían en momentos distintos y con signi- y ochpaniztli, cuestión que reviste interés tanto por los as-
ficados diversos. Tal vez lo más 'digno de señalarse en este ctos anticipatorios de atlcahua.fo en relación con tlacaxi-
momento sea la ausencia del desollamiento en el caso de (Jehualiztli, como por la estrecha relación entre esta última
at lcahualo, en virtud de la relación directa -aunque no ex- y ochpaniztli, cuestión de la que ya se ha hablado en este
clusiva- de esa práctica mortuoria con el culto de Xipe Tó- tudio y a la cual volveremos más adelante.
tec. Lo anterior, asimismo, resulta coherente con el empleo Ya se 'dijo que los niños sacrificados en atlcahualo eran
de maíz sin cocer y sus implicacion~s recién comentadas. I unidos previamente con enfermos de la piel llamados
Por otra parte, y considerando que el tlahuahuanaliztli ¡xioti, con el fin de llevarlos en procesión hacia los lugares
n que eran inmolados. El lugar o templo donde se les reu-
29 Cabe anotar que este detalle es coherente con el empleo del téchcatl
nía era el Atempan, el cual cumplía funciones de especial
se:tlalado en el numeral anterior, confinnando así el dato, Importancia en ochpaniztli, desde el momento en que estaba
262 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 263

dedicado a la diosa tutelar de esa fiesta, Toci-Tlazoltéotl (Sa- determinadas actividades .en su desarrollo que anticipaban
hagún, 2000, 1: 281; 1953-1982, Libro 2: 122).30 El sacerdo- la ceremonia principal de tlacaxipehualiztli.
te encargado del Atempan, por otra parte, era quien reunía En lo que resta de este capítulo se discutirán aspectos
todo lo necesario para ataviar a la mujer que era sacrificada que considero especialmente relevantes en cuanto a la cues-
y desollada inicialmente en ochpaniztli como representan- tión de los nexos entre la figura de Xipe Tótec y la agricultu-
te de Toci, así como de convocar a penitencia a los jóvenes ra, sobre todo el maíz, tomando como base las veintenas que
cuecuexteca ("los diversos huastecos") que participaban en enmarcaban la mayor parte de la actividad cultual dirigida
ella (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 192, 208). Finalmente, hacia esa deidad y las cuales quedaban integradas, como
el Atempan era el sitio donde el hueitlatoani tenochca se ya ha sido expresado, dentro de un mismo complejo ritual:
reunía con los guerreros en ochpaniztli, repartiendo armas tlacaxipehualiztli y tozoztontli.
y divisas a los jóvenes que verían acción por primera vez, Asimismo, se tomarán como base ciertos datos de las
todo ello en presencia de la diosa Toci, representada por un fuentes documentales que muestran la presencia de "Nues-
sacerdote. Esto último, como veremos en el siguiente capí- tro señor el desollado" en otras tres veintenas: etzalcualiztli,
tulo, implicaba también relaciones con tlacaxipehualiztli en hueitecuhahuitl y ochpaniztli. El carácter mismo de esas
el ámbito de la temporalidad de la guerra. festividades conduce el análisis por igual camino, es decir,
lleva a conjeturar relaciones del dios con el maíz y, al mis-
mo tiempo, refuerza lo que será discutido en los casos de
EL PAPEL DEL MAÍZ EN EL CULTO TENOCHCA DE XIPE TÓTEC tlacaxipehualiztli y tozoztontli. Especialmente en lo que con-
ierne a ochpaniztli, la participación de la deidad no hace
Ya han sido expuestas, en esta obra, algunas cuestiones vi- 'ino destacar los vínculos y la polaridad entre su fiesta y la
tales de la fiesta atlcahualo: 1) su carácter propiciatorio en que era dedicada a la diosa-Madre. Sin embargo, a lo largo
relación con las lluvias, expresada sobre todo a través de de la exposición también se analizarán las posibles relacio-
su advocación hacia los tlaloque y Chalchiuhtlicue, deida- nes y afinidades entre ciertas actividades, características del
des directamente vinculadas con las aguas y el fenómeno omplejo ritual presidido por Xipe Tótec, con ceremonias
pluvial; 2) la relación simbólica que los mexicas establecían, que ocurrían en veintenas subsiguientes, en especial la de
mediante su contenido litúrgico, con una de las raíces míti- hueitozoztli. ~sta fase del análisis no sólo complementa la
cas de su poder, según la cual se fundamentaría en su distin- Infprmación concerniente a tlacaxipehualiztli y tozoztontli,
ción como herederos uel maíz tolteca y en su prioridad como Ino que permitirá comprender un poco más cuál era el pa-
realizadores del sacrificio que produjo su regeneración, y 3) pel del di!)s en relación con el ciclo del maíz.

30 En el pasaje citado. el texto primario del C6dice norentino se refiere El maíz en tlacaxipehualiztli y tozoztontli
al Atempan como la casa de Toci: "... niman ye ic yauh in ichan, in ompa
atempan ... ". El relato completo de la fiesta ochpaniztli deja ver claramente
i uno de los objetivos del presente análisis es examinar
la importancia del Atempan en su desarrollo (Sahagún, 2000. 1: 229·235;
1953-1982. Libro 2: 118-126). 1 presencia y el papel de Xipe Tótec en el ciclo de fiestas
264 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 265

rituales de los mexicas, es indudable que la veintena tla- Aspectos propiciatorios de tlacaxipehualiztli
caxipehualiztli constituye el periodo más importante a te-
ner en cuenta. Sin embargo, y como ya fue adelantado en Las fuentes documentales brindan algunos testimonios so-
esta obra, varias de las actividades significativas iniciadas bre el carácter propiciatorio de esta fiesta, o veintena, en
en dicha veintena se prolongaban en aquella que la sucedía, relación con las lluvias y la siembra. El Códice Aubin se re-
tozoztontli, de manera que se vuelve necesario y conveniente fiere a ella como xilopehualiztli o "principio de los jilotes"
para su estudio considerarlas como una unidad, asumiendo (CA: 53).32 Aunque Graulich (1999: 282, n. 3) atribuye esa
el riesgo interpretativo que conllevan sus diversas advoca- denominación a un posible error del copista, quien lo habría
ciones. Es un hecho que las fuentes documentales indican, escrito así en lugar de xipehualiztli ("desollamiento"), ése no
como espero mostrarlo a través de la exposición, la existen- parece ser el caso, desde el momento en que la fuente men-
cia de una continuidad significativa en varios de los proce- ciona otras siete fiestas prácticamente sin errores. 33
sos sociorreligiosos que animaban ese lapso de 40 días, de En el calendario cakchiquel, la primera veintena se lla-
manera que su consideración unitaria, más que un recurso maba tacaxepual o tacaxepeual, corrupción o adaptación
metodológico, viene a ser una consecuencia inevitable de la local de tlacaxipehualiztli; según el Vocabulario del francis-
realidad misma, según es descrita por los testimonios que se cano Barela, era el inicio del año y el tiempo de sembrar las
encuentran a nuestra disposición. primeras milpas (ACa, 1950: 33; Caso, 1967a: 37; Kirchhoff,
Aunque la idea de presentar una discusión exhaustiva 1971: 208).
del desarrollo de tlacaxipehualiztli y 'tozoztontli se presen- Es posible también que se atribuyera un poder vaticinador,
ta tentadora, el tratamiento de tantos detalles nos alejaría en relación con las lluvias, a las pieles desolladas en tlacaxipe-
de los aspectos que constituyen el objetivo principal de este hualiztli. La referencia más conocida, sin duda, es la del Calen-
estudio. 31 En consecuencia, en este capítulo me abocaré a dario Tovar, cuando dice que la piel era colgada en el templo
exponer las cuestiones relacionadas con la agricultura, de on la esperanza de que escurriera mucha grasa de ella:
la misma manera que en el siguiente lo haré con la guerra.
Considero, por otra parte, que existen suficientes elementos [ ... ] porque si no conia tenían por muy cierto que no había de
como para plantear la reunión, en el culto de Xipe Tótec, de haber agua aquel año y había de ser estéril y si conia jugo te-
la agricultura y la guerra como actividades igualmente ge- nían por muy cierto que había de ser año de muchas aguas fér-
neradoras de vida, en el marco de la cosmovisión mesoame- til y abundante [ ... ] y vestíase uno aquel pellejo e iba por todo
ricana. el pueblo publicando la abundancia del año futuro ganando
muchas albricias de todos porque le daban y contribuían mu-
chas mazorcas de maíz y otros dones (CT, 1951: 22).

32 De xflotl, "mazorca de maíz tierno", y pehualiztli, "comienzo o prin-


cipio" (Molina, 1992: 81r, 159r, n-e).
31 Descripciones bastante completas de tlacaxipehualiztli pueden con- 33 El texto del documento, en el lugar citado y de acuerdo con la paleo-
sultarse en Broda (1970) y Graulich (1982). Respecto a tozoztontli, véase "rafia de Dibble, menciona las siguientes fiestas: quecholli, atemoztli, tititl,
Graulich (1999: 321-326). Vlcalli, quavitleva, xillopevaliztli, ton~oztontli, veyto~oztli y toxcatl.
266 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 267

En efecto. veremos casi enseguida que una de las activi- Xipe Tótec con un claro sentido propiciatorio en tomo a la
dades significativas de la fiesta consistía en ofrendar mazor- siembra. Garibay K. y Sullivan traducen de manera muy
cas de maíz a quienes representaban a Xipe Tótec. vistiendo semejante su nombre, respectivamente, como "se siembran
las pieles de las víctimas. El de la fuente citada. sin embargo. sonajas" y "la siembra de las sonajas" (en Sahagún, 1948:
podría no ser el único ejemplo respecto a un carácter pro- 294, y 1997: 57).35 De acuerdo con Sahagún, dicha ceremo-
piciatorio de las pieles. La Relación geográfica de Ixcatlan. nia era protagonizada por los ancianos del calpulli Yopico,
población frontera de la antigua Mixteca. dice primero que quienes se sentaban durante todo el día en el templo para
en la fiesta principal se realizaban sacrificios sobre una pie- cantar y hacer sonar sus palos de sonajas, mientras la gente
dra "redonda como muela de molino". aludiendo sin duda a ofrendaba primicias de flores en el mismo santuario (Saha-
un temalácatl. ofreciendo hombres y mujeres. perros. patos y gún, 1953-1982, Libro 2: 57; 2000. 1: 186). El franciscano co-
codornices (Velázquez de Lara. 1984: 231). Posteriormente. menta lo siguiente: "Estas flores que se ofrecían eran como
como complemento a ese informe. la fuente agrega: "[ ... ] la primicias porque eran las primeras que nacían aquel año,
una [fiesta] era TLACAXIPEHUALIZTLI que quiere decir '1a fiesta y nadie osaba oler flor ninguna de aquel año hasta que se
de desollar los hombres". y. entonces. ofreeían-esclavos y los ofreciesen en el templo ya dicho las primicias de las flores"
desollaban [ ... ] y aq[ue]llos cueros los colgaban secos. como (Sahagún, 2000, 1: 186).
los de los demás animales" (Velázquez de Lara, 1984: 237). A pesar de que en la versión final del Códice Florentino
Desde luego, se trata de un documento elaborado en (yen el lugar citado) la ceremonia es descrita en el capítu-
1579, con los testimonios de informantes que difícilmente lo vigésimo segundo del libro 11, dedicado a tozoztontli, lo
pueden haber presenciado los hechos; de cualquier manera, más probable es que ayacachpixolo se realizara durante el
resulta pertinente como referencia a la acción de colgar las día que clausuraba la veintena dedicada a "Nuestro señor
pieles y, posiblemente, a que ello se hacía con el fin de dejar- 1desollado". Fundamento lo anterior a partir de que dicha
las escurrir hasta que secaran. Es factible que Durán aluda ceremonia aparece claramente integrada a tlacaxipehualiztli
a la misma costumbre al anotar, respecto a las pieles de las n los Primeros memoriales (Sahagún, 1997: 57), mientras
víctimas, que representaban deidades en la fiesta de Xipe n la multicitada versión final del Códice Florentino el texto
\fótec, y cuyo sacrificio se comentará más adelante, que eran dice con igual claridad: "En el postrero día del segundo mes,
colgadas a la postre "con mucha reverencia, de unas varas" . e llamaba tlacaxipehualiztli, hacían una fiesta que llama-
(Durán, 1967,1: 100).34 ban ayacachpixolo en el templo llamado Yopico" (Sahagún,
Por último, es necesario mencionar una ceremonia lla- 2000,1: 186).
mada ayacachpixolo, la cual se efectuaba en el templo de Un argumento adicional, como respaldo para esa ubica-
ción cronológica, es el hecho de que la descripción de ayaca-
34 Es de setialarse, en este caso, el origen de las pieles a las que alude
Durán, obtenidas de víctimas que representaban divinidades. Como vere- 35 En el caso de Thelma Sullivan, traduzco del inglés "the sowing of (he
mos en el siguiente capítulo, de acuerdo con la misma información del ro ltles ", Jiménez Moreno, por su parte, ofrece tres opciones: "guardaron
fraile dominico y la del franciscano Sahagún, era muy diferente el destino IOnajas", "son sembradas sonajas" o "se cubren de sonajas", inclinándose
de las pieles de los cautivos sometidos al tlahualuumaliztli o sacrificio gla- finalmente por la traducción de Seler, "se siembra con la sonaja" (Jiménez
diatorio. Moreno, en Sahagún, 1974: 24; cf. Seler, 1963,1: 129)
268 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 269

chpixolo aportada por los Primeros memoriales de Sahagún bondad o adversidad del ciclo agrícola venidero (Serna,
se refiere a danzas en las que participaban los habitantes en 1953: 82). Sahagún reitera, en su libro IX, las ofrendas que
general (pipiltin y macehualtin) y que se llevaban al cabo en se hacían a Xipe Tótec de las primicias de frutos y flores con
el templo y en el mercado, llevando cada uno sus sonajas, el fin de honrarlo (Sahagún, 2000, 11: 842); de acuerdo con
detalles que remiten tanto a las acciones de los ancianos del la versión del texto náhuatl correspondiente, a cargo de Ga-
calpulli tenochca de Yopico como a las danzas que tenían ribay K., se le ofrecía "todo fruto que primeramente se daba
lugar en la capital mexica durante el último día de tlacaxi- y toda flor que recientemente había abierto la corola" (en
pehualiztli, con la participación de sacerdotes, pipiltin y del Sahagún, 1975: 521).37
mismo hueitlatoani (Sahagún, 1997: 57; cf. Sahagún, 2000,
1: 184-185).
Es posible, en mi opinión, que mientras los Primeros Aspectos propiciatorios de tozoztontli
memoriales reflejan lo que ocurría en Tepepolco, localidad
secundaria donde había una mayor cohesión social y era De acuerdo con Sahagún, tozoztontli ("Pequeña velada") se
mucho más factible que toda la población se reuniera para celebraba del 25 de marzo al 13 de abril, sucediendo en la
participar en la fiesta, el Códice Florentino describa una secuencia festiva de los nahuas antiguos a tlacaxipehualiztli.
ceremonia local realizada por los habitantes del calpulli Independientemente de que en ella se continuaban varias de
tenochca protegido por Xipe Tótec y simultánea, tal vez, a las actividades rituales iniciadas en la veintena dedicada a
las danzas presididas por el hueitlatoani en el corazón de la Xipe Tótec, siguiendo con la misma fuente sus advocaciones
ciudad.36 Por otra parte, los atavíos utilizados por los par- principales eran .Tláloc y Coatlicue o Coatlantonan (Saha-
tícipes en estas últimas -tamales, tortillas, maíz tostado, gún, 2000, 1: 138, 186). En el primer caso, el franciscano se
imitaciones de huauhtli hechas con plumas rojas y tallos de refiere a la realización de una fiesta a Tláloc y a los tlaloque
maíz con mazorcas- resultan coherentes con el significado en el día inicial de la veintena, con-el sacrificio de niños en
nominal de ayacachpixolo (Sahagún, 200Q, 1: 184). diversos cerros, lo que -de ser cierto-- encontraría una re-
Por último, las ofrendas de las primici~s de flores cons- lación significativa con la ceremonia ayacachpixolo recién
tituyen otro claro indicio del carácter propiciatorio, en rela- discutida. Motolinia y el Códice Magliabecchiano consignan
ción con la siembra, de esa etapa final de tlacaxipehualiztli, igualmente el sacrificio de niños en tozoztdntli; la primera
no sólo porque, como lo dice Sahagún en la cita ya mencio- fuente puntualiza que se trataba de cuatro menores cuya
nada, eran las primeras nacidas en el año, sino porque su edad oscilaba entre los cinco y los siete años, mientras la se-
abundancia o escasez vaticinaban -respectivamente- la gunda informa que su apelativo ritual era tlacatetéhuitl (pI.
tlacateteuhtin), el mismo de las víctimas infantiles de atlca-
36 Los materiales que integran los Primeros memoriales fueron reca-
hualo (Motolinia, 1996: 194; CMag: 3Ov).
bados por Sahagún en Tepepulco, poblado que dependía de Tetzcoco en la
época prehispánica, entre 1558 y 1561. Posteriormente, reuniría en Tlate-
loleo -con informantes mexicas-- el acervo de información que plasmó en 37 Como lo expresa Couch, da la impresión de que la aparición de los
los Códices matritenses y en su obra final, el Códice Florentino, terminada primeros frutos y flores del nuevo ciclo estaba ligada estrechamente con la
hacia 1577. llegada de los xipeme a las casas de la gente (Couch, 1985: 43).
270 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 271

Los Memoriales de Motolinia coinciden en su dedica- nificado por quienes vestían las pieles de las víctimas deso-
ción a Coatlicue (equiparándola con Tonacacíhuatl), aun- lladas en la primera de esas dos fiestas o veintenas, y cuyas
que otras fuentes amplían el panorama a deidades del maíz actividades continuaban a lo largo de la segunda. Como ve-
como Chicomecóatl y Cintéotl, e incluso acuáticas como remos, dichas ofrendas tenían un carácter propiciatorio en
Chalchiuhtlicue (Motolinia, 1996: 170; CV3738: 43v; CMag: relación con la siguiente siembra, constituyendo, al mismo
3Ov). Durán, como veremos posteriormente, describe cere- tiempo, una demostración de eficacia y cumplimiento por
monias bastante significativas en las milpas hacia el final de parte de los agricultores.
la veintena.
Es pertinente señalar que en el área maya la veintena
que correspondía cronológicamente con tozoztontli recibía Ofrendas de manojos de mazorcas
el nombre de mac; de acuerdo con Landa, en ella los an-
cianos hacían fiesta en honor de Itzamná y los dioses de la Como preámbulo del tlahuahuanaliztli o sacrificio gladia-
lluvia llamados chaques; en una ceremonia que encuentra torio, Durán describe el sacrificio y desollamiento de nue-
paralelo con lo que ocurría en Tepepolco -donde se ofren- ve víctimas que representaban a un número equivalente de
daban serpientes asadas- diversos animales eran reunidos, deidades: Xipe Tótec, la "semejanza del Sol" (¿Tonatiuh?),
sacrificados y arrojados al fuego, aves entre ellos (Landa, Huitzilopochtli, Quetzalcóatl, Macuilxóchitl, Chililico, Tla-
1986: 78; cf. Sahagún, 1997: 57). cahuepan, Ixtlilton y Mayáhuel (Durán, 1967, 1: 97).38 De
De esta manera, puede decirse que tozoztontli estaba de- acuerdo con la fuente, "Nuestro señor el desollado" era re-
dicada principalmente a deidades femeninas relacionadas presentado por un 1tlacohtli de collera "purificado" que era
con la Tierra y los mantenimientos, aunque los númenes del investido como el numen 40 días antes de la celebración de
agua y la lluvia, así como el dios del maíz, no estaban au- tlacaxipehualiztli (1967, 1: 96).39 Cabe aclarar que dichos sa-
sentes. Es muy probable, dado el carácter "masculino" de crificios no son descritos por Sahagún, aunque es probable
tlacaxipehualiztli, que las advocaciones de una y otra fiesta que aluda indirectamente a uno de ellos, al mencionar la
respondan a una polaridad sexual como fuente de vida. En inmolación de Mayáhuel en el templo Yopico durante el pe-
ese contexto, resulta significativo el papel especial que te- riodo festivo dedicado a Xipe Tótec (Sahagún, 1953-1982,
nían, de acuerdo con Durán, los padres y mí\dres recientes Libro 2: 188).
en hueitozoztli, la veintena que sucedía a tozo ;tontli,. cues-
tión que será comentada un poco más adek'1te (Durán,
1967,1: 251 -252). 38 En el caso de Chililico, como comenta Broda, es muy dudoso que se
trate de una deidad, ya que de acuerdo con Sahagún ese era el nombre de
un edificio del recinto sagrado de Tenochtitlan dedicado a Quetzalcóatl; la
¡tutora sugiere que podría tratarse de un sinónimo de ese dios (Broda, 1970:
Ofrendas de ma{z a Xipe Tótec 206, n. 16; cf. Sahagún, 2000, 1: 278).
39 Broda (1970: 208) considera probable que los Memoriaks de Moto-
linia aludan al mismo tÚJ.cohtli al decir; respecto a la fiesta dedicada a Xipe
Una de las acciones más significativas de tlacaxipehualiztli Tótec: "[ ... ] hazían esta fiesta a TúztÚJ.nquitezcatlipuca , y principalmente se
y tozoztontli consistía en ofrendar maíz a Xipe Tótec, perso- compraua vn esclauo por su honrra" (Motolinia, 1996: 170).
272 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 273

Lo anterior se agregaría a los testimonios sobre la rela- dudable que el sacerdote sacrificador era el Yohuallahuan,
'ción y continuidad entre las dos primeras veintenas del año, el ministro supremo de tlacaxipehuáliztli de acuerdo con
puesto que la investidura del representante de Xipe Tótec se Durán y con Sahagún, y cuyo nombre respondía a uno de
habría realizado hacia el final de izcalli o el inicio de atlca- Jos apelativos de Xipe Tótec (Durán, 1967, II: 173; Sahagún,
hualo. El argumento se ve fortalecido por el texto primario 2000,1: 182-183).41 Con base en lo anterior, es factible supo-
del Códice Florentino, ya que en él se afirma que durante el ner que cuando se posaba en el zacapan, el sacerdote sacri-
vigésimo día de izcalli (es decir, a punto de iniciarseatlcahua- ficador lo hiciera vistiendo ya la piel y los atavíos de la vícti-
lo) se investía, en el calpulli Tzonmolco, a una víctima como ma que había representado a Xipe Tótec,42 tal y como otros
el dios del fuego -bajo el nombre de Ixcozauhqui- para ser sacerdotes lo hacían con las pieles y atavíos de las otras dei-
sacrificado en tlacaxipehualiztli (Sahagún, 1953-1982, Libro dades sacrificadas (Durán, 1967,1: 97).
2: 168). Aunque Durán no menciona al dios ígneo al listar a Sahagún describió el proceso mediante el cual los orfe-
las deidades sacrificadas antes del tlahuahuanaliztli, sí lo in- bres, gremio protegido por Xipe Tótec, dotaban a un sacer-
cluye como uno de los númenes que hacía acto de presencia dote con los atavíos, divisas y enseres indispensables para
para atestiguar la ceremonia; más aún, se refiere a él preci- representar a su dios tutelar en tlacaxipehualiztli, incluyendo
samente como Ixcozauhqui (Durán, 1967,1: 98). La concor- la piel de una víctima (Sahagún, 2000, II: 841-842). Un co-
dancia entre el franciscano y el dominico no podría ser más mentario del franciscano respecto al sacerdote, "hacían un
clara, resultando bastante factible que Durán lo haya omiti- exercicio de guerra con este Tótec", confirma que se trataba
do en su nómina de deidades sacrificadas. 40 Pomar agrega a del Yohuallahuan, puesto que el texto primario del Códice
Tezcatlipoca y a Tláloc entre los dioses que presenciaban el Florentino lo presenta como tal, presidiendo la escaramuza
"rayamiento" en Tetzcoco (Pomar 1986: 66). o batalla fingida que se realizaba como parte de la fiesta (Sa-
Consumados los sacrificios de las nueve deidades, sus hagún, 1953-1982, Libro 2: 50). Si se relaciona lo anterior
corazones eran depositados en un lugar llamado zacapan, con la distinción hecha por Durán del tlacohtli que era in-
donde finalmente"se colocaba el sacerdote sacrificador. Pro- vestido como "Nuestro señor el desollado", y posteriormen-
sigue la fuente: "[ ... ] y luego, en poniéndose allí, junto a los te sacrificado en los momentos previos al tlahuahuanaliztli
corazones, venían las ofrendas de toda la gente, los cuales o sacrificio gladiatorio, es presumible que se tratara de una
ofrecían manojos de mazorcas de las que los indios tenían
colgadas de los techos, a la manera que los españoles cuel-
gan las uvas" (Durán, 1967,1: 97). 41 En el lugar citado, Durán dice que al sumo sacerdote '1e llamaban
Youalauan y Totee" . 'Ambas fuentes coinciden también en seftalar que era el
Aquí es necesario señalar algunas cuestiones. Parece in-
encargado de extraer ¡os corazones de las víctimas en la fiesta. En opinión
de González Torres (1975: 49), debe haberse tratado de un sacerdote avan-
zado en edad, puesto que su nombre aludía a la embriaguez y sólo a los
40 A este respecto, es pertinente seflalar que Xipe Tótec y el dios del fue- neíanos les estaba permitido beber pulque.
42 Los informantes de Sahagún describieron la parafernalia que reunía
go compartían un nombre calendárico: ce itzcuintli, U1 perro" (Caso, 1961 :
88), Asimismo, ya se comentaron en esta obra los vínculos entre "Nuestr<> l sacerdote del templo Yopico para el sacrificio de esta víctima: papel, co-
seftor el desollado" y una de las advocaciones del dios ígne<>, Otontecuhtli, pa!, sandalias de hule, tinta roja para teftirlo, plumas blancas de guajolote
fundados en la relación de ambas deidades con la orlebreña_ y un manto refinado (talteetilmatU) (Sahagún, 1958: 104-105).
274 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 275

víctima ofrecida por el mismo gremio de los orlebres, quie- plió la cuestión en ese lugar. Sin embargo, dentro del capí-
nes finalmente se habrían hecho cargo de equipar al sacer- tulo dedicado a tlacaxipehualiztli en su libro respecto al ca-
dote supremo o sacrificador.43 lendario antiguo, Durán vuelve a dar cuenta de los manojos
Por otra parte, si tenemos en cuenta la estrecha rela- de mazorcas colgados, así como de su vinculación con esa
ción que existía entre Xipe Tótec y el zapote, cuestión ya fiesta y el dios que la presidía. Allí informa que se colgaban
comentada en esta obra, entonces puede afirmarse que Du- de los techos "de las mes mas hojas", que cada uno de ellos se
rán corrobora la ofrenda de las mazorcas a "Nuestro seftor llamaba ocholli, que de ese maíz "y no de otro" elaboraban
el desollado", representado por el sacerdote sacrificador, al para la fiesta tortillas retorcidas llamadas cocolli (de las cua-
agregar: "Estos manojos de mazorcas ofrecían allí [en el za- les hacían sartales para bailar con ellos),44 y que los manojos
capan]¡ las cuales las habían de poner encima de hojas de ran guardados durante todo el afto con el fin de ofrecerlos
zapotes verdes, en lo cual también había misterio y agüero, a los xipeme que visitaban las casas ataviados con las pieles
(Durán, 1967,1: 97). desolladas (Durán, 1967,1: 243).45
Más aún, es posible establecer nuevamente un símil en- El cronista agrega que en su tiempo los manojos conti-
tre la deidad y el maíz, si recordamos que los xipeme, es nuaban siendo colgados de los techos por los campesinos, y
decir, los devotos que vestían las pieles de las víctimas sa- que al escuchar la relación sobre las actividades de tlacaxi-
crificadas en tlacaxipehualiztli -transformándose así en pehualiztli cayó en la cuenta de que se trataba de una anti-
imágenes vivientes del numen- eran sentados, en las casas gua costumbre, cargada de superstición e idolatría según su
que visitaban, sobre manojos de hojas de zapote (Sahagún, óptica particular. Concluye así su relación a este respecto:
2000,1: 99). Asimismo, el Tonalámatl de Aubin, presenta a
"Nuestro seftor el desollado" sentado sobre un haz de hojas Lo cual [los manojos] guardan para solo este efecto de comerlo
de zapote (TA: 14) (figura 66). por este tiempo, fundados en aquesta malicia y mala intención
Retomando a Durán, su obra aporta información de de que ha de ser aquello que ha estado colgado en aquellos
sumo interés en relación con el papel que tenía el maíz den- manojos y no otro, aunque tengaq la troje llena de maíz. Y es
tro del culto a Xipe Tótec entre los mexicas. Después de men- el mal que desale la hora que cuelgan aquel maíz así en mano-
cionar los manojos de mazorcas que eran ofrecidos al sacer- jos, desde aquella hora está dedicado al demonio y ofrecido a
dote posado sobre el zacapan, y que se habían colgado de él para semejantes cerimonias, y de aquél han de sembrar y no
los techos "a la manera que los españoles cuelgan las uvas" , de otro (Durán, 1967,1: 243-244).46
el dominico agrega: "y antes que se me olvide, quiero avisar
que estos manojos de mazorcas así colgadas es superstición 44 De acuerdo COI) Sahagún, los sacerdotes que iniciaban lás danzas al
dí siguiente del "rayamiento" o sacrificio gladiatorio, se ataviaban -entre
e idolatría y ofrendas antiguas" (Durán, 1967, 1: 97).
Cllras cosas- con tortillas retorcidas en fonna de "S" o xonecuillaxcalli, y
Lo cual, en efecto, sólo es un aviso, puesto que no am- '(In manojos de mazorcas u ocholli (Sahagún. 1953-1982, Libro 2: 55).
4~ Durán refiere las ofrendas de mazorcas a los xipeme en otros espa-
s de su ~bra (1967,1: 101; 11: 175).
43 Durán dice, respecto a las deidades sacrificadas en t/acaxipehualiztli, 46 Ruiz de Alarcón se refiere a la misma acción y aclara que las mazor-
que eran "dioses de los principales de los barrios más sei\alados [... ]" (011- se ataban en ~cimos de siete, así como que la siembra debía iniciarse
rán, 1967,1: 97). (In esas semillas (Ruiz de Alarcón, 1953: 101-102).
276 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 277

Desde luego, lo descrito por Durán es uno de los proce-


dimientos seguidos hasta la fecha para resguardar de la hu-
medad y de animales perjudiciales el maíz que se selecciona
como semilla tras la cosecha. 47 En otras palabras, y de acuer-
do con lo expuesto por el autor del siglo XVI, la semilla era
ofrecida a Xipe Tótec desde el momento mismo en que era se-
parada, y una vez más en la fecha de su fiesta, como preludio
de la siembra. 48 Cabe adelantar que la exposición de Durán
podría verse confirmada con los datos de Sahagún sobre la
presencia de "Nuestro señor el desollado" en la fiesta ochpa-
niztli, según veremos más adelante, en este mismo capítulo.
Las ofrendas de manojos de mazorcas que, según Durán,
se hacían a Xipe Tótec en su fiesta, tanto al Yohuallahuan -el
sacerdote supremo- como a los xipeme portadores de pieles
desolladas, e igualmente su condición de semillas selecciona-
das, son hechos corroborados por otras fuentes. De acuerdo
con Sahagún, los orfebres ofrecían al sacerdote que investían
como Xipe Tótec, entre otras cosas, "manojuelas de mazorcas
de maíz que apartan para semilla" (Sahagún, 2000, II: 842).
En cuanto a los xipeme, el mismo Sahagún explica que la
gente les colgaba sartales de mazorcas al cuello durante sus
visitas domiciliarias, mientras permanecían sentados sobre
las hojas de zapote (Sahagún, 2000, 1: 99). Una pictografía Figura 76. C6dice Florentino. Xipe en visita domiciliaria.
del Códice Florentino ilustra a un xipe visitando una casa,
mientras la mujer que lo recibe le ofrece un manojo de maíz
con dos mazorcas (figura 76). Asimismo, otros documentos, Los manojos de mazorcas seleccionadas como semi-
coinciden en señalar que sus anfitriones les ofrecían los ma- 11-1 eran ofrecidos también a Chicomecóatl y Cintéotl en
nojos de mazorcas (CV3738: 43r, 205; CT, 1951: 22), o simple- //IIeitozoztli, veintena que finalizaba a principios de mayo
mente maíz (Castañeda, 1984: 199; 1986: 227).49 V ra dedicada en eSJ5ecial a esas dos deidades del maíz y
los mantenimientos; de acuerdo con Sahagún, se llevaban
47 Así ocurre en el caso de los tzeltales contemporáneos de Oxchuc I su templo "para que allí se hiciesen benditas" (Sahagún,
(Hope y Pereyra, 1982,1: 12). Véase también Rojas Rabiela (1988: 105). 000, 1: 189).50 Como lo señala Broda, dicha fiesta marcaba
48 Durán dice que también se ofreclan semillas de calabaza y frijol a
losxipeme (Durán, 1967,1: 101).
49 Véase, igualmente, la pictografía del C6dice Borb6nico correspon-
~o De acuerdo con López Austin, para que adquirieran poder germina-
diente a tlacaxipehuali'l.tli (figura 77). ,Iv!) (López Austin, 1994: 204).

In
278 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 279

el momento propicio para comenzar la siembra del maíz de fermedades, entre ellas varios padecimientos bculares (Sa-
temporal y sus ritos propiciatorios fundamentales encuen- hagún, 1953-1982, Libro 4: 127~128) ..53 En el caso específico
tran expresión actual en las festividades de la Santa Cruz, el del agricultor nacido bajo dicho signo, Sahagún explica que
3 de mayo (Broda, 1991: 476-477; 2004: 48-50). realizaba convenientemente su trabajo a lo largo de todo el
proceso de labranza y, como resultado, gozaba del fruto de
su labor. Dice al respecto: "y ansí, abundantemente coge de
Los manojos de mazorcas, la eficiencia agrícola todas maneras de legumbres y hinche su casa de todas ma-
y los padecimientos oculares neras de maíz, y cuelga por todos los maderos de su casa
sartales y manadas de mazorcas de maíz" (Sahagún, 2000,
Es muy factible que haya existido una relación entre la ac- 1: 417).
ción de ofrendar manojos de mazorcas de maíz a Xipe Tó- La fuente añade que el agricultor obsequiaba manojos
tec y ciertas creencias relativas al correcto desempeño en el de mazorcas a quienes le habían ayudado en la cosecha: los
trabajo agrícola, así como en las consecuencias que podía adornaba con sartales de mazorcas, de la misma manera
aCarrear la falta de eficiencia en las labores del campo. que se hacía con los xipeme durante sus visitas domiciliarias
De acue~o con Sahagún, se atribuían al dios enferme- (Sahagún, 1953-1982, Libro 4: 129). Es factible, entonces,
dades de la piel y de los ojos; en cuanto a las primeras, se re- que mediante la acción de ofrendar los manojos en tlacaxi-
fiere a las viruelas, las apostemas y la sarna (Sahagún, 2000, pehualiztli, el agricultor y su familia, además de propiciar el
1: 99).51 Respecto a las segundas, en la misma página, dice logro de una buena cosecha, demostraran a Xipe Tótec ha-
escuetamente: "[" .] también las enfermedades de los ojos, ber cumplido debidamente con su labor, protegiéndose así
como es el mal [".] que procede de mucho beber, y todas las de las enfermedades que el dios podía enviarles.54 Un iÍldicio
demás enfermedades que se causan en los ojos". No obstan- más acerca de esta relación entre "Nuestro señor el deso-
te, su texto náhuatl correspondiente lista ocho padecimien- llado" y la eficiencia en el trabajo agrícola lo encontramos,
tos oculares (Sahagún, 1953-1982, Libro 1: 39) ..52 en el hecho de que aparece en numerosos códices rigiendo
En otro lugar, el franciscano diserta respecto al desti- - bajo su advocación de Itztapaltótec y junto con el dios del
no que aguardaba a los nacidos bajo el signo ce tochtli (1 fuego-la vigésima trecena del tonalpohualli, iniciada pre-
conejo), e informa que por ser esmerados, trabajadores y cisamente por el signo ce tochtli (CB: 20; CTR: 23v; CV3738:
ricos vivían protegidos contra una serie de perjuicios y en- 32v; TA: 20).55'

5. La versión náhuad del Códice Florentino lista también tres pade-


cimientos: totomoniliztli, papalaniliztli y zazahuatiliztli, en ese orden (Sa-
hagún, 1953-1982, Libro 1: 39). En el Breve compendio... , no obstante, el 53 La fuente menciona seis afucciones: ixchichitinaliztli, teixcuecuepo-

franciscano optó por otras traducciones en los dos primeros casos, puesto rll, teixcatatili, teixpatzauh,. teixcacayo y tlayohuayantetlali (Sahagún, 1953-
que menciona las vejigas, las bubas y la sarna (Sahagún, 1989: 11). 1982, Libro 4: 128).
54 Además de satisfacer; por supuesto, los pnncipios de retribución y
52 Los padecimientos listados son: ixchichitinaliztli, ixtenpipixquiliztli,
ixtamazolicihuiztli, ixayauhpachihuiliztli, ixruu:apachihuiliztli, ixhuahuaci- restitución establecidos entre los hombres y los dioses (López Austin; 1994:
huiztli, ixtotolicihuiztli e ixtezcaicihuiztli. No se incluye ixcocoliztli, puesto 140).
que se refiere a las enfermedades de los ojos en general. "En los códices del Grupo Borgia ocurre lo mismo (Spranz, 1993: 352).
280 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 281

Es importante mencionar que la gestación mítica del miento", quienes aeudían a presenciar la ceremonia lleva-
maíz, encamado por Cintéotl-Itztlacoliuhqui, fue resultado ban consigo e ingerían "unas tortillas como empanadillas
de la transgresión sexual cometida por Tezcatlipoca y Xo- que hacían de maíz sin cocer", cuyo nombre era huilocpalli,
chiquétzal en Tamoanchan, así como que la comisión de "asentadero de paloma" (Sahagún, 2000, 1: 184; 1997: 56).57
faltas o descuidos en esta vida con el grano vital mesoameri- Dichas tortillas eran ofrecidas también a los xipeme cuando
cano se castigaba en el Mictlan con la extracción de los ojos acudían a las casas, junto con los manojos de mazorcas y
(Olivier, 2004: 219-220, n. 96). Además de la relación de esto unos tamales llamados tzoc6yotl (Sahagún, 1953-1982, Li-
último con lo expresado en los párrafos precedentes, podría bro 8: 85).58
asociarse igualmente con el voto que hacían quienes pade- Probablemente coincidiendo con Sahagún, Durán in-
cían alguna de las afecciones atribuidas a Xipe Tótec para forma que en la fiesta dedicada a Xipe Tótec se consumían
vestir su piel en tlacaxipehualiztli, y que participaban tam- por prescripción unos tamales de maíz amasados con miel y
. bién en la procesión que se hacía para "ocultar" o desechar frijoles (Durán, 1967,1: 10'0).59 Respecto al tzoc6yotl,
..J
el fraile
finalmente las pieles, hacia el final de la veintena tozoztontli, dominico explica que se ofrendaba en hueitozoztli -40 días
con la esperanza de sanar mediante esas acciones (Sahagún, después de tlacaxipehualiztli- y que se hacía mezclando
2000,1: 99, 186).56 Un poco más adelante se planteará la po- maíz quebrantado ("frangollado") y mal molido con semillas
sibilidad de que esos devotos pudieran haber pagado así una tostadas de huauhtli, amasando la mezcla con miel en lugar
penitencia relacionada con el maíz. de agua (Durán, 1967,1: 251). A pesar de la diferencia en los
ingredientes (frijoles en el primer caso, semillas de huauhtli
'n el segundo) es posible que se haya utilizado el mismo
Ofrendas de ma(z crudo nombre en ambas ocasiones, ya que Durán da a entender
-en el último lugar citado- que con él se aludía al tamaño
Vimos ya que en la ceremonia cuahuitlehua, realizada hacia de los tamales. Por otra parte, en cuanto a la elaboración del
el final de la veintena atlcahualo, se utilizaban tortillas he- (zoc6yotl relacionada por Durán con hueitozozotli, es conve-
chas con maíz sin cocer para simular o anticipar el sacrificio niente mencionat" la aclaración hecha por él mismo respecto
de las víctimas destinadas a Xipe Tótec, así como que dichas que tozoztontli constituía una "preparación" para esa vein-
tortillas estaban claramente consagradas al dios, puesto que l na (Durán, 1967,1: 251). Las ofrendas a los xipeme, como
su nombre era yopitlaxcalli ("tortillas de Yopi"). Asimismo,
se comentó lo significativo que puede resultar para este aná-
lisis el que el cocimiento del maíz en agua con cal se hace 57 Es pertinente citar aquí unas palabras de Durán: "y esto de comer
e midas diferentes en sus fiestas era rito y cerimonia de diferenciar los
para "desollar" sus granos, es decir, desprender su piel. manjares y comer en cada fiesta un manjar nuevo, el cual aquella fiesta
En tlacaxipehualiztli persistía el uso ritual del maíz sin p rmitía comer" (Durán, 1967, 1: 240).
cocer. Durante la celebración del tlahuahuanaliztli o "raya- 58 Este último vocablo aparece en el texto bajo su forma poseída: "it-
tocoyouh". El C6dice Vaticano 3738 también menciona la ofrenda de huiloc-
"o/li alosxipeme (CV3738: 43r; 205).
56 Al obrar así, se seguía el principio de que el dios causante de un mal 59 Los Memoriales de Motolinia también se refieren a la acción de ofren-
era quien podía retirarlo (López Austin, 1994: 172). el r tortillas de maíz con miel en tlacaxipehualiztli (Motolinia, 1996: 170).

m
282 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 283

puede desprenderse de lo ya dicho en este estudio, tenían El primer banquete ritual en tlacaxipehualiztli
lugar en el transcurso de tozoztontli.
El consumo de alimentos elaborados con maíz sin nixta- Es necesario distinguir dos categorías distintas de banquetes
malizar continúa siendo, hoy en día, un ritual característico ofrecidos por los guerreros mexicas como parte del culto a
de la siembra, como es el caso del bokix, preparado que se Xipe Tótec. La primera la componen los que tenían lugar in-
sirve a los sembradores tzotziles justo antes de comenzar mediatamente después de los sacrificios humanos ofrecidos
la labor, y que se considera como un talismán para el buen al dios, tanto los que se consumaban en el templo de Huitzi-
logro de la cosecha (Guiteras Holmes, 1996: 45). lopochtli el día en que iniciaba oficialmente su fiesta, como
La importancia y el significado de los alimentos elabora- los que se verificaban en el temalácatl durante el segundo
dos en tlacaxipehualiztli con maíz sin cocer, así como su re- día, es decir, en el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio. 61
lación simbólica con el desollamiento de víctimas y la siem- En ellos, el objetivo principal era ingerir ritualmente los
bra, se acentúan al echar un vistazo a lo que ocurría en las cuerpos de los cautivos inmolados en sacrificio.
veintenas posteriores, tomando como marco de referencia La segunda categoría, que será discutida en el siguien-
la temporalidad del maíz. te capítulo, involucraba a los guerreros que aportaban víc-
En tozoztontli, una vez realizada la ceremonia en que timas para el tlahuahuanaliztli y comprende los convites
se "ocultaban" las pieles obtenidas mediante los sacrificios efectuados tras la ceremonia mediante la cual se "oculta-
ofrecidos 20 días antes al dios, los devotos que las habían ban" o desechaban finalmente las pieles desolladas, en la
vestido se lavaban frotándose con masa de maíz combina- conclusión de la veintena tozoztontli. Como se explicará en
da con agua (Sahagún, 2000, 1: 186-187), mezcla que pre- u momento, esta última categoría de banquetes, lejos de
viamente -según los d~tos de las fuentes- constituía una diferenciarse en un plano meramente temporal respecto a
especie de tabú. En hu¡!itozoztli, veintena que sucedía a la la primera, constituía la culminación de un proceso de in-
anterior y terminaba ai comenzar mayo,6O se elaboraba un teracción social mediante el cual determinados guerreros
atole con maíz ya cocido en agua de cal, llamado aquetzalli, onseguían una promoción. 62
y se ofrendaba maíz tostado revuelto con frijoles (Sahagún, Por el momebto, nos atendremos a la primera categoría
1953-1982, Libro 2: 61; 2000, 1: 188-189). y, con particular interés, a lo dicho por Sahagún respecto al
Por último, podría ser significativo el hecho de que sólo banquete ofrecido por los guerreros que aportaban cauti-
volvía a ofrendarse maíz crudo, en forma de huilocpalli,
hasta la veintena izcalli que se celebraba de enero a febre- 61 Como se explicó en el inicio de este capítulo, la descripción de Sa-

ro, durante el intervalo entre cosecha y siembra y, al mis- hagún indica que la fiesta iniciaba en el décimo octavo día de la veintena, y
que el tlahuahuanaliztli se realizaba durante el décimo noveno.
mo tiempo, en la antesala del periodo ritual iniciado con 62 Desde luego, se hace la distinción entre ambas categorlas con base
atlcahualo. En esa ocasión, los huilocpalli eran ofrecidos al n la información de las fuentes documentales. En cuanto a la primera,
dios del fuego en su advocación de Milíntoc (Sahagún, 1953- vc!ase Sahagún (2000, 1: 181, 183); respecto 'a la segunda, véase Sahagún
1982, Libro 2: 161). (2000, 1: 187) y Castai\eda (1984: 199; 1986: 227). Cabe mencionar que
8roda (1979: 49) ya había hecho notar la distinción entre ambos convites.
Asimismo, expondré oportunamente las razones que me llevan a plantear
60 Un poco más adelante se discute esta veinteDa con mayor amplitud. I carácter restringido de la segunda categorla de banquetes.
284 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 285

vos de guerra como víctimas para los sacrificios celebrados


el primer día, en el templo de Huitzilopochtli. En cuanto a
dichas víctimas, la fuente dice: "[ ... ] los llamaban xipeme, y
por otro nombre tototecti. Lo primero quiere decir 'desolla-
dos'; lo segundo quiere decir 'los muertos a honra del dios
Tótec'" (Sahagún, 2000, 1: 180).
Sin embargo, recibían los mismos nombres quienes pos-
teriormente vestían sus pieles, lo que es un claro indicio de
que morían en calidad de representantes de Xipe Tótec, con-
virtiéndose la piel desollada en una suerte de vehículo de la
fuerza divina. A este respecto, es necesario aclarar que la víc-
tima, mediante el acto sacrificial, se separa definitivamente
del mundo profano y renace sacralizada, transformando su
naturaleza; su espíritu parte hacia el mundo divino, pero
sus despojos quedan impregnados con una carga sagrada Figura 77. Códice Borbónico , 24. Página correspondiente
(Hubert y Mauss, 1964: 35, 99).63 a tlacaxipehualiztli.
Los cuerpos de esas víctimas, una vez desollados y des-
membrados, eran ofrecidos por los guerreros mexicas que El significado preciso de tlacatlaolli es "maíz desgranado
los habían capturado a sus parientes consanguíneos, quie- de hombre", ya que entre la infinidad de nombres nahuas
nes eran invitados a sus respectivas casas con el fin de in- que recibía el maíz, tlaolli es registrado por Malina especí-
gerirlos ritualmente. 64 Al respecto dice Sahagún: "Cocían ficamente como "maíz desgranado" (Malina, 1992: 80v, e-
aquella carne con maíz, y daban a cada uno un pedazo de n). Otra fuente primaria explica, al disertar acerca del maíz:
aquella carne en una escudilla o caxete, con su caldo y su "[ .. . ] después de desgranado llámanle tlaulli" (Motolinia,
maíz cocida, y llamaban aquella comida tlacatlaolJi" (Saha- 1996: 519).65 De acuerdo con Sullivan, el vocablo tlaolli de-
gún, 2000, 1: 181). igna a los granos secos de maíz, separados de la mazorca
para ser molidos como alimento o para sembrar la nueva co-
secha, y derivaría lingüísticamente -junto con otros como
63 López Austin considera a las víctimas de tlacaxipehualiztli como una óllotl ("corazón") y yoli ("vivir, resucitar, avivar")- de ollin
categorla especial entre quienes eran ofrecidos por los nahuas antiguos en ("movimiento") (Sullivan, 1982: 29, n. 18).66
sacrificio, debido a que cedían una parte de su cuerpo -la piel- con el fin Miguel León-Portilla tradujo, del texto náhuatl del Có-
de que otro recibiera temporalmente el fuego divino de Xipe Tótec (López
Austin, 1996, 1: 435).
64 En tomo a estas actividades, Broda anota: "[oo.] todos los convites
que se hadan en el contexto ritual, tenían básicamente el mismo signi- 65 Véase también el párrafo dedicado al que vende granos de maíz (tlao-

ficado: incrementar el prestigio social de la persona o del grupo que lo Ir1Omdcac) en el Códice Florentino (Sahagún, 1953-1982, Libro 10: 65-66).
patrocinaba y fortalecer la solidaridad dentro de su propio grupo" (Broda, 66 Molina también registró tlaoyalli y tlavolli como "maíz desgranado"
1980: 85). (Molina, 1992: 1301'. n-e; 122r; n-e).
286 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 287

dice Florentino, el pasaje correspondiente a la última cita por consagrada y bendita, y la comían con tanta reverencia
mencionada: y con tantas cerimonias y melindres, como si fuera alguna
cosa celestial [oo.]" (Durán, 1967,1: 108).
[ ... ] entonces tomaban al sacrificado para llevarlo a la casa de Asimismo, es conveniente anotar que la restricción en
quien lo había hecho cautivo. Allí podrían comer de él [ ... ] Allí cuanto al consumo de maíz cocido con cal no se quebran-
calentaban cada uno una taza o molcajete donde ponía (en taba, puesto que en este caso su cocción era consecuencia
agua) granos de maíz, que llamaban tlacatlaolli, maíz desgra- de la preparación del platillo. Citando una vez más a Durán
nado de los hombres. Allí también ponían trozos de la carne pozolli era el nombre dado al maíz "cocido por sí solo" (Du~
del cautivo [ ... ] (León-Portilla, -1972: 76).67 rán, 1967,1: 172).69 La descripción, hecha por Sahagún, de
la forma en que era preparada la carne de los tlatlacohtin de
A partir de los datos mencionados es posible proponer collera.ofrecidos en sacrificio por los mercaderes en la fiesta
un símil entre el cuerpo desmembrado de la víctima y la panquetzaliztli, contribuye a aclarar esta cuestión: "Primero
mazorca desgranada, mediando el desollamiento en ambos cocían el maíz que habfan de dar juntamente con la carne.
casos. En efecto, una de las acepciones del vocablo tlaxipe- y de la carne daban poca, sobre el maíz puesta" (Sahagún,
hualli ("cosa desollada") es "mazorca de maíz deshojada" 2000, 11: 839).
(Molina, 1992: 146r, n-e). Por otra parte, en el texto náhuatl En realidad, no he hecho otra cosa sino reencontrar,
del Códice Florentino se emplea el verbo xipehua ("desollar") por otras vías, una cuestión planteada hace tiempo por
para designar el proceso de deshoje de la mazorca (Saha- Thompson:
gún, 1953-1982, Libro 11: 279).68 Entre los huicholes con-
temporáneos, la fiesta de la siembra se denomina "deshojar Como sabemos que [Xipe Tótec] estaba conectado original-
las mazorcas" (Preuss, 1998b: 160). mente con la agricultura, no parece remoto, considerando
Dicho símil atañería, igualmente, a la piel humana y a nuestro conocimiento sobre otros sacrificios simbólicos, que
las brácteas de la mazorca, así como a los trozos de carne el desollamiento de la víctima representara el deshoje del
y a los granos de maíz, estos últimos como semillas pro- maíz. Esto no ocurría cuando se levantaba la cpsecha, ya que
ductoras de vida. A este respecto, es pertinente citar lo que las mazorcas eran almacenadas con su envqltura de hojas en
dice Durán respecto a la ingestión ritual de carne humana: graneros especiales, hasta· que eran reqveridas (Thompson,
"La cual carne de todos los sacrificados tenían realmente 1940: 145; traducción mía del inglés).7o

67 El texto náhuatl correspondiente, según la paleogrdfa de Dibble y


Anderson, es: "[oo.] vmpa conana, ynic qujujca ichan, ynjc qujquazque [ oo.] 69 Sobra decir que la ingestión ritual prehispánica de las víctimas de
vmpa qujntotonaltia cecen molcaxitl in tlaolpaoaxtli, q'nmamanjliaia, ito- crificio constituye el antecedente del actual pozole.
ca tlacatlaolli, ypan ieietiuh cecen tlatectli yn jnacaio malli [ ... ]" (Sahagún, 70 El te~to original dice: "As we know that [Xipe Tótec] was originally

1953-1982, Libro 2: 49). ('onnected wlth agriculture, it does not seem improbable in view ofour knowl-
68 Los actuales nahuas de la Montaña de Guerrero denominan tlaxi- flige o{ o/her symbolic sacrifices that the flaying of the victim represented the
pehualtequitque (de tlaxipehualli y tequitque, "trabajador") a los jornaleros nwkl11g of the corno This did not talce piJJce when the crop was gathered, for
que retiran el totomostle de las milpas después de la cosecha (Hope y Perey- Ihe ears were stored with their coverings of /eaves in special granaries until
ra, 1982,1: 106: cf. Molina, 1992: 105v, n-e). rtf/uired. "
288 XIPETÚTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 289

En relación con las primeras líneas de esta cita, es ne- forma, debe suponerse que en ambos casos se consumía
cesario aclarar que Thompson consideró que si bien el cul- el preparado llamado tZacatlaolli, aunque Sahagún sólo lo
to de "Nuestro señor el desollado" tuvo un origen agrícola, mencione al exponer la ingestión ritual de las víctimas sacri-
para la época previa a la conquista española había llegado ficadas durante el primer día "oficial" de tlacaxipehualiztli.
a ser también un dios de guerra, debido a la necesidad de
capturar víctimas de sacrificio con el fin de asegurar bue-
nas cosechas (Thompson, 1940: 145).71 Sin embargo, esa La. persecuci6n del tetzómpac
opinión, la cual sin duda se sitúa en el marco de las añejas
concepciones sobre Mesoamérica como una macrorregión Sahagún describe esta actividad, o juego ritual, tal y como
caracterizada por sociedades teocráticas en el periodo Clá- e realizaba en Tenochtitlan hacia el final de la veintena to-
sico, y por sociedades militaristas en el Posclásico, debe ser zoztontli. Aunque en términos estrictos el maíz no figura en
reconsiderada hoy en día. su desarrollo -al menos en lo que concierne a la capital
Respecto a los banquetes de esta primera categoría ofre- mexica- y aparentemente tendría una implicación de gue-
cidos por los guerreros que aportaban víctimas para el tla- rra, en tanto los guerreros donadores o tlamanime 73 tenían
huahuanaliztli, Sahagún dice que el anfitrión no comía la un papel preponderante en ella, al relacionarla con lo que
carne de su cautivo, "[ ... ] porque hacía de cuenta que aque- ocurría en otros lugares, así como con testimonios de otras
lla era su misma carne, porque desde la hora que le captivó fuentes relativas a las actividades de tozoztontli, o de fechas
le tenía por hijo, y el captivo a su señor por padre [ ... ]", muy próximas a esa veintena, se revela su carácter propicia-
aunque aclara que sí comía de la carne de otros cautivos torio en torno a la planta fundamental de Mesoarrtérica.
(Sahagún, 2000, 1: 183). De acuerdo con Sahagún, tras haberse "ocultado" las
Sin embargo, considero que ese detalle no debe consi- pieles ~ lo que quedaba de ellas- en el Netlatiloyan, los
derarse como un elemento diferenciador respecto al caso guerreros donadores instalaban, en el patio de sus casas, un
discutido en las últimas páginas. Es decir, el hecho de que la bjeto llamado cuauhtzontapayolli sobre el cual colocaban
fuente señale la existencia de ese vínculo filial simbólico al los atavíos de papel utilizados por sus cautivos en el momen-
referirse a estos primeros banquetes ofrecidos por los gue- l de ser sacrificados. Según la fuente, el cuauhtzontapayolli
rreros involucrados en el tlahuahuanaliztli, o sacrificio gla- era "un globo redondo, hecho de petate, con tres piés" (Sa-
diatorio, no excluye que también haya existido en los convi- hagún, 2000, 1: 187; cf. 1953-1982, Libro 2: 59).14
tes donde se ingerían ritualmente los cuerpos de las víctimas Es importante señalar que en la fiesta izcalli celebrada
inmoladas en el templo de Huitzilopochtli. 72 En la misma
73 Es decir; los guerreros que ofrecían un cautivo en sacrificio, de lla-
71Véase Noguera (1946), quien sigue a Thompson en este punto, asl mani o tlamanani, "el que ofrece don u ofrenda", pI. tlamanime' (Molina,
como en su interpretación del desollamiento. I 92: 12Sv, n-e).
72 Sobre la fusión entre el oferente o donador de un sacrificio y la vícti· 74 Una ilustración del Códice Florentino confirma lo dicho por el texto:
ma, véase Hubert y Mauss (1964: 31-32). Olivier (2008: 276) considera que NI ella vemos que se trataba de un objeto esférico colocado sobre tres so-
el pasaje de la obra sahaguntina citado anteriormente confirma la ofrenda portes, aunque también nos permite agregar; a los atavíos de papel de las
hecha por el donador de su propia vida a través de la víctima. vfctimas, el escudo y el chicahuaztli (figura 78).

t
XI PE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 291
290

perseguían a la gente haciendo sonar sus chicahuaztlis, a la


vez que también se veían agredidos con piedras; al verlos
venir, la gente exclamaba "Ya viene 'El que lava el pelo a la
gente' [el tetz6mpac]" (Sahagún, 2000, 1: 187; López Austin,
1967a: 26). Cada tetzómpac buscaba, ante todo, capturar
hombres para quitarles sus mantas y llevarlas a la casa del
guerrero que lo había investido, donde las sacudía golpeán-
dolas con una vara en el patio. 75
En otros lugares se llevaban al cabo actividades compa-
rables a las realizadas por el tetz6mpac en Tenochtitlan. Mo-
tolinia, aunque no aclara el nombre de la festividad, escribe
que en la región de Tlaxcala sacrificaban y desollaban dos
mujeres, cuyas pieles eran vestidas por dos jóvenes ágiles
para perseguir a los pipiltin que vestían buenas mantas y
quitárselas, si es que lograban alcanzarlos (Motolinia, 1996:
218). En la fiesta sicuindiro -equivalente de ochpaniztli-
, lebrada por los tarascos antiguos,16 después de la realiza-
'ión de los sacrificios, dos sacerdotes llamados huaripitz(pe-
-ha -nombre que según la fuente significa "quitadores de
abellos"- perseguían a hombres y mujeres, buscando cor-
Flpra 78. Códice Florentino. El cuauhtzontapayoDi.
t rles los cabellos con navajillas de obsidiana para echarlos
n la sangre de las víctimas, y después al fuego; al siguiente
cada cuatro años, en la que se sacrificaban representantes día, bailaban vistiendo las pieles de los sacrificados y se em-
del dios del fuego acompañados por sus mujeres , también se briagaban durante einco días (RM: 10).
utilizaban varios cuauhtzontapayolli; en ese caso, su función Sin embargo, para esta discusión resulta de particular
era sostener los atavíos de papel de cada víctima antes de
que le fueran aplicados para su sacrificio (Sahagún, 2000, 1: 75 La fuente no precisa el género masculino de quienes eran "captura-

263-264; 1953-1982, Libro 2: 163). Aunque esto último apa- d .. por el tetzómpac ni la utilización de la vara para sacudir las mantas.
In embargo, ambos detalles pueden inferirse a partir del sustantivo tilma-
rentemente marcaría una diferencia respecto a la función tU, que designa una prenda masculina, y del verbo huihuitequi, "sacudir
de ese artefacto en el caso que nos ocupa, más adelante ve- I pa, esteras o cosa así con vara", distinguido por Molina de tzetzeloa, que
remos que no era así. IKflifica sacudir mediante zarandeo, así como cernir (López Austin, 1967a:
Tras su estancia en el cuauhtzontapayolli, los atavíos de 71; Molina, 1992: 158r, 152r, n-e).
76 En torno a la equivalencia entre sicuindiro y ochpaniztli, véase Paso
las víctimas eran impuestos por los tlamanime a jóvenes va- V'rroncoso (1887: 62), Seler(1990-98, IV: 61), Caso (1967a: 244) y Kirchhoff
lientes y de buena apariencia, con lo cual se iniciaba un jue- (1971: 215). Velásquez Gallardo traduce su nombre como "En donde desue-
go ritual en el que esos nuevos representantes de Xipe Tótec 11 n gentes" (Velásquez Gallardo, 2000: 256-257).
292 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 293

interés recordar lo que ocunia en Acolman, donde el de- ficadas en Acolman y en Teotitlan -en las que el escenario
voto que había vestido durante 20 días la piel desollada en principal eran los campos de cultivo- tenían lugar durante
tlacaxipehualiztli acudía -el mismo día en que el despojo la fase final de tozoztontli, al igual que el juego ritual del te-
era "ocultado"- a las sementeras, y trasquilaba los cabellos tzómpac en Tenochtitlan, es necesario tener en cuenta testi-
de la coronilla a quienes estuvieran trabajándolas, debiendo monios de Sahag6n y Durán acerca de la importancia de las
cortar pencas de maguey en caso de no encontrar a nadie ementeras de maíz en dicha fase, de la continuidad entre
(véase el capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehua- tozoztontli y la veintena que le sucedía, hueitozoztli, así como
liztli en la transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenoch- de ciertas actividades significativas de este último periodo.
titlan", p. 185). Durán, por un lado, nos dice que tozoztontli finalizaba
De acuerdo con la Relación geográfica de Teotitlan, donde con ceremonias cuya finalidad era "bendecir" las milpas:
ocurría algo muy semejante, los devotos recorrían el campo
hasta el mediodía, y los que resultaran trasquilados "que- En este día bendecían las sementeras los labradores e iban
daban señalados para morir, el siguiente año, sacrificados" a ellas con braseros en las manos y andaban por todas ellas
(Castañeda, 1984: 199). Estos datos deben confrontarse con echando incienso, e íbase [sic pro íbanse] al lugar donde te-
el testimonio de la Relación de Michoacán sobre el caso de nían el ídolo y dios de su sementera y allá ofrecían copal y hule
sicuindiro, y desde luego con la práctica reiterativa de cortar y comida y vino~ y con esto concluía la fiesta chica de Tozoz-
los cabellos de la coronilla a las víctimas, durante la vela- tontli (Durán, 1967,1: 249).
ción que se hacía en la víspera de su sacrificio. 77 De acuerdo
con estos testimonios, y regresando al caso de Tenochtitlan, Por otro lado, el mismo cronista dominico menciona
es probable que la función simbólica del cuauhtzontapayolli reitera la relación entre tozoztontli ("Pequeña velada") y
en tozoztontli no fuera, después de todo, tan distinta a la hueitozoztli ("Gran velada"), señalando que la primera cons-
que se le daba en la celebración cuatrienal de izcalli, ya que tituía una suerte de preparación respecto a la segunda (Du-
finalmente en ambas ocasiones era utilizado en los momen- mn, 1967,1: 247, 251, 252-253). 'P orsu parte,~ag6n alude
tos previos a la designación o presentación de víctimas para a cuatro días de ayt1no que precedían a hueitozoztli y que,
los dioses. 78 de haberse realizado en tozoztontli, expresarían también esa
Por otra parte, y considerando que las acciones esceni- ontinuidad (Sahag6n, 2000, 1: 140, 188).
Hueitozoztli, de acuerdo con Sahag6n (2000, 1: 141),
77 Sahagún describe dicha práctica en los casos de tlacaxipehualiztli, transcurría del 14 de abril al 3 de mayo, es decir, poco antes
xócotl huetzi, quecholli, panquetzaliztli, y en la celebración cuatrienal de iz- de comenzar las lluvias en el centro de México y coincidien-
caUi (Sahagún, 2000, 1: 180,225,245,250,264). Silvia Limón Olvera (2001 :
222-225) seftala que constituía una purificación previa ,al sacrificio, me-
do en su final con una de la¡ fechas más importantes actual-
diante la cual se iniciaba el proceso 'de la inmolación y ¡se preparaba a la mente para la siembra y la propiciación de las lluvias, la de
víctima para la muerte. la Santa CruZ. 79 Según la misma fuente, esa veintena estaba
78 En el siguiente capítulo se aclarará que los que interactuaban con
el tetz6mpac en Tenochtitlan sólo habrlan sido seftaladq; simbólicamente
como víctimas, vinculándose la acción más bien con el banquete final ofre- 79 En opinión de Broda (1983: 152-153), hueitozoztli iniciaba ritual-
cido por los tlamanime del tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio. mente la siembra de temporal. .,
294 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 295

dedicada a Cintéotl y Chicomecóatl, deidades del maíz y los na, 1992: 148v. n_e).81 Más adelante veremos que en hueite-
mantenimientos (Sahagún, 2000, 1: 188). cuhflhuitl se construía el estrado particular del dios del maíz
Tanto Durán como Sahagún coinciden significativamen- con el mismo tipo de cañas.
te en describir una ceremonia que se realizaba en las milpas La mención del mecóatl. en especial, permite relacionar
en hueitozoztli, y cuya relación con lo descrito por las rela- esta ceremonia con la descrita por la Relación de Acolman,
ciones geográficas de Acolman y Teotitlan resulta bastante ya que se trata de la raíz del maguey. o bien de su retoño
probable. Durán, especialmente, la presenta como uno de (Orozco y Berra, 1960,1: 273; Santamaría. 2000: 712).82 Re-
los ejemplos sobre la continuidad y relación entre tozozton- cuérdese que en Acolman si el devoto que había represen-
tli y esa veintena. Su texto dice así: tado a Xipe Tótec no encontraba ningún agricultor a quien
cortar los cabellos, debía regresar con pencas de maguey en
Hadan. pues. una cerimonia este día [hueitozoztliJ. que iban a las manos.
las sementeras. que la solemnidad pasada [es decir. tozoztontliJ Por otra parte, la relación citada de Durán deja ver un
fue como preparación de ésta y fue la punzadura pequeña. 8o a trasfondo militar en los acontecimientos; la milpa adquiría
donde santificaron las milpas y sementeras. y muy de mañ.a- el cariz de un campo de batalla, y las cañas tiernas de maíz
na. juntos en escuadrones. arremetían a estas sementeras con se transformaban en enemigos a ser capturados, tal y como
gran vocería y alarido y arrancaban de aquellas cañas de maíz ocurría con los agricultores descuidados de Acolman o de
pequeño, o grande. si lo había. una mata o dos, y con aquello Teotitlan, que como consecuencia quedaban marcados para
en las manos. unos iban al templo y echábanlo allí (Durán, morir en la siguiente celebración de tlacaxipehualiztli. En
1967.1: 252-253). este caso encontramos, nueva y claramente --como en el
caso del tlacatlaolli-, el símil entre el maíz y los guerreros
Aunque omite mencionar la actitud beligerante de los sacrificados a Xipe Tótec, así como entre este dios y Cintéotl,
partícipes, Sahagún se refiere indudablemente a la misma el numen del maíz.
acción cuando dice que en hueitozoztli "[ ... ] iban todos [los Asimismo, y en relación con la ya comentada polaridad
mancebos] por los maizales y por los campos, y traían ca- masculino-femenino que se expresaba en las advocaciones
ñas de maíz y otras yerbas que llamaban mecóatl" (Saha- de tlacaxipehualiztliy tozoztontli, resultan de particular in-
gún, 2000, 1: 188). En otro lugar, el franciscano apunta que terés ciertas afirmaciones de Durán respecto a hueitozoztli.
dichas cañas eran de maíz "[ ... ] que aún estaba pequeño, y Por un lado, el dpminico explica que esa fiesta era "una pu-
componíanlas con flores, y íbanlas a poner delante de sus rificación de las mujeres paridas", y que las que hubieren
dioses a la casa que llamaban calpulli [ ... ]" (2000, 1: 141); dado a luz en el transcurso del último año preparaban y
el texto primario del Códice Florentino designa a esas cañas realizaban ofrendas, en su mayor parte de comida (Durán,
tiernas de maíz como toctli, que significa "porreta de maíz,
antes que espigue" (Sahagún', 1953-1982, Libro 2: 62; Moli-
81 Según Motolinia, tloctli es el nombre del maíz desde que nace, "has-
ta que está en vna bra~" (Motolinia, 1996: 519).
82 Literalmente, mecóatl significa "serpiente del maguey", de metl,
80 Durán traduce tOZO'l.tontli como "punzadura pequefía" y hueito'l.oztli
como "punzadura grande" (Durán, 1967,1: 247ss.). "maguey", y cóatl, "serpiente".
296 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 297

1967,1: 251). Por otro lado, sefiala que los hombres que acu- en el juego ritual recién descrito, el guerrero donador hincaba
dían a las milpas para arrancar las cañas de maíz con acti- un madero en el patio de su casa para exhibir el fémur de su
tud beligerante eran, precisa y significativamente, los padres cautivo. El madero, sin duda el tronco desramado de algún
de esos nifios recién nacidos (1967, 1: 252). árbol,84 era conocido como tlacaxipehualizcuáhuitl, "palo del
En el mismo contexto de polaridad, esa distinción de las desollamiento de personas", puesto que distinguía a quien lo
madres y los padres que habían logrado fecundar con éxito levantaba como alguien que había ofrecido una víctima para
durante el último ciclo, difícilmente puede dejar de relacio- la fiesta de Xipe Tótec (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 59).85
narse con los sacrificios de nifios que iniciaban en atlcahualo El fémur era envuelto en papel y ataviado con una más-
y finalizaban precisamente en hueitozoztli (Sahagún, 2000, cara, recibiendo a partir de ese momento el nombre de mal-
1: 141-142; Motolinia, 1996: 170, 193-194; Broda, 2004: 49- téutl, "dios cautivo";86 se le colocaba en el madero colgándo-
50).83 De manera sorprendente, en el actual estado de Gue- lo con una soga, junto con un manojo de plumas de garza
rrero se realizan ofrendas en honor de los niftos fallecidos en (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 60; 2000, 1: 187). Una picto-
el transcurso del último año, a fin de propiciar la lluvia; las grafía del Códice Florentino, muestra al maltéutl envuelto en
ofrendas se hacen en la fiesta de la Santa Cruz, el 3 de mayo, papel y acompañado por la máscara de un guerrero con el
la misma fecha en que -de acuerdo con Sahagún- finaliza- cabello atado mediante una soga o listón, además de otros
ba la veintena hueitozoztli (Broda, 2004: 50; vid supra). detalles alusivos al banquete final que ofrecían los tlama-
En síntesis, encontramos una relación y continuidad, nime involucrados en el tlahuahuanaliztli, los cuales serán
respecto al ciclo del maíz y su conservación, en los ritos y ce- discutidos en el siguiente capítulo (figura 79).
remonias realizados durante las v~intenas de tlacaxipehua- Este rito, que sin duda era resultado de la acción militar
liztli, tozoztontli y hueitozozt#, de manera que subyacía la de los guerreros y de su consecuente aportación de víctimas
intenc;ión de propiciar una buena cosecha y, al mismo tiem- para la ceremonia medular de tlacaxipehualiztli, tenía -al
po, se asociaban los conceptos de agricultura y guerra como mismo tiempo- connotaciones agrícolas bastante claras, lo
una díada generadora y mantenedora de la vida, materiali- cual se desprende al confrontarlo con datos de otras fuentes.
zados a través de las figuras de los guerreros y el maíz. Es por esa razón qtCe se discute con mayor detalle en este
capítulo y no en el siguiente, dedicado a explorar las relacio-
nes del culto de Xipe Tótec con la guerra.
La exhibición del maltéutl El culto del maltéutl se explica, en parte, por la carga
de fuerza sagrada que impregnaba los restos de la víctima
Tras investir a su correspondiente tetzómpac, y después de
haber recibido las mantas que éste hubiera logrado arrebatar 84 Sahagún dice que se trataba de "un madero como coluna" (Saha-
gún, 2000, 1: 187).
85 El nombre aparece en forma poseída en la fuente : itlacaxipehualiz-
83 Broda ha propuesto que las canas tiernas de maíz empleadas ritual- t'uauh. Según Costumbres de Nueva España , el guerrero que ofrecía una
mente en hueitozoztli, y que --como se acaba de mencionar- eran colec- vlctima en tlacaxipehualiztli colocaba a diario una mano del cadáver sobre
tadas por hombres fecundos, eran "matas verdes del maíz de regadío para u casa, para ostentar su hazaña (CNE: 39).
atraer la fertilidad para el ciclo de temporal" (Broda, 2004: 48). 86 Así lo traducen Seler(1990-1998, V: 132) y López Austin (1996, 1: 177).
298 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 299

guerra sus mujeres tomaban los huesos de sus cautivos sa-


crificados, los envolvían en papel y los colgaban nuevamente,
con el fin de sahumarlos y propiciar la buenaventura de sus
cónyuges mediante oraciones (Durán, 1967, II: 165).88 Poste-
riormente, si el guerrero moría de muerte natural, sus armas
y vestidos eran incinerados junto con los despojos de sus cau-
tivos para protegerlo del gélido viento de navajas que enfren-
taría en su viaje al Mictlan (Sahagún, 2000, 1: 328-329).89
La Histoyre du Mechique nos brinda un testimonio im-
portante en torno a la veneración del maltéutl. De acuerdo
con esa fuente, los popolocas, quienes tenían al Sol como
dios principal, adoraban también una efigie antropomorfa de
tamaño natural que recibía el nombre de Maltéutl, traducido
por la fuente como "dios de papel";90 sus devotos le colga-
ban papeles, teñidos previamente con la sangre de un cautivo
especialmente seleccionado para el sacrificio por su valen-
tía (HduM: 13-14). El dato cobra relevancia para nosotros en
tanto las víctimas del tlahuahuanaliztli eran cautivos reserva-
dos para esa ceremonia debido a su osadía o a su jerarquía,
cuestión que será ampliada en el siguiente capítulo. Por otra
Figura 79. Códice Florentino. Exhibición del mJlltéutl. parte, parece factible, aunque Sahagún no lo diga, que los
fémures exhibidos por los tlamanime tenochcas hayan sido
envueltos con las mismas vestiduras de papel utilizadas por
como consecuencia de su contacto -establecido a través de sus víctimas -y posteriormente por los diversos tetzómpac-,
la ceremonia sacrificial- con el mundo de los dioses, fuerza mismas que deben haberse encontrado teñidas con sangre.
que era transmitida al entorno profano del oferente (Hubert
y Mauss, 1964: 35, 39-40). Asimismo, por la creencia de los
nahuas antiguos sobre la permanencia de las fuerzas vitales 88 De acuerdo con Tezozómoc, estas acciones se realizaban en el Cal-

del individuo en los huesos (López Austin, 1996,1: 177).'r\7 pulco; el autor se refiere a los malteteo (plural de rnaltéutT) como "dioses de
las guerras", y agrega que las mujeres también colgaban las mantas de sus
En cualquier caso, era una transmisión de fuerzas a lar- consortes, a las cuales llamaban Ornatl, posiblemente corrupción de 6mitl,
go plazo, ya que cuando los guerreros mexicas acudían a la "hueso" (Alvarado Tezozómoc, 1878: 539-540).
89 En el caso de los mercaderes, imposibilitados para ofrecer cautivos
de guerra en sacrificio, conservaban los atavíos y cabellos de sus víctimas
~7 Quizás el ejemplo más elocuente de esta creencia es la creación mí- "purificadas", mismos que también eran cremados cuando morían (Saha-
tica de la nueva humanidad a partir de los huesos resguardados por Mic- gún, 2000, II: 839-840).
t1antecuhtli (LS: 120-121). 90 Dieu de papier, en el original (HduM: 14) .
300 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 301

A este respecto, resulta de especial interés la imagen de huanaliztli o sacrificio gladiatorio, los dioses (representados
Xipe Tótec en el Códice Borbónico, en la cual se muestra por sacerdotes), los sacrificadores y los tlamanime escenifi-
como el Tezcatlipoca Rojo y enarbolando el maltéutl con su caban alrededor del temalácatl una danza que llevaba por
mano izquierda (CB: 14). En el extremo inferior del hueso nombre motzontecomaitotia o "bailar con las cabezas", de-
ataviado penden dos listones con los extremos en fonna de bido a que cada uno de los participantes llevaba la cabeza de
cola de golondrina, aunque sólo se aprecia completo uno de una víctima en la mano derecha, asiéndola por los cabellos
ellos (figura 39). (Sahagún, 19S3-1982, Libro 2: 54-55; 2000, 1: 184).
Las implicaciones agrícolas en el culto al maltéutl, y La costumbre acaxée de emplear un árbol de zapote
también de la guerra como actividad regeneradora de vida, para colgar los huesos de sus víctimas remite desde luego
se evidencian al examinar las costumbres de los indígenas a la relación de Xipe Tótec con esa planta, pero también al
acaxées de Durango, quienes -en los albores del siglo XVIl- empleo de un tronco de árbol en Tenochtitlan con el mismo
colgaban los huesos de sus víctimas de un árbol de zapote fin. Por último, el papel del zapote en las prácticas de los
con el fin de propiciar el éxito militar (González R., 1980: acaxées pochia haber tenido también la intención de prote-
375-376). Sin embargo, no era ese el único fin, de acuerdo ger la cosecha venidera, si consideramos que los coras con-
con el testimonio de Ávila y de Santarén sobre la misma et- temporáneos colocan ramas de zapote en las entradas de
nia, en el cual vemos que la acción conllevaba iguales inten- las casas donde hay recién nacidos, con el fin de protegerlos
ciones respecto a la cosecha: contra enfermedades (Preuss, 1998a: 107).

[ ... ] en otro pueblo allí comarcano [ ... ] hay asimismo ídolos


de piedra, idolatrías y otras cosas de huesos, con lo cual hacen Presencia de Xipe Tótec en etzalcualiztli
muchas supersticiones, porque cuando quieren sembrar maíz,
frijol u otras cosas cuelgan los dichos huesos, ídolos y calave- La veintena etzalcualiztli ("Comida de etzalli") transcurría
ras en un árbol de zapote, invocando el favor y auxilio de los del 24 de mayo al 12 de junio, es decir, justo cuando las
dichos huesos, calaveras e ídolos; siembran los primeros gra- lluvias inician nOl1Jlalmente en el centro de México (Saha-
nos de maíz y de frijol y con esto se dan las milpas y semente- gún, 2000, 1: 145). Varias fuentes coinciden en su dedicación
ras muy prósperas [ ... ] (Ávila y De Santarén, 1857: 196-197). a Tláloc, aunque Sahagún la hace extensiva a los tlaloque
en general (Sahagún, 2000, 1: 144, 199; Motolinia, 1996:
Seler hizo notar la semejanza entre varias de las prác- 171; CV3738: 45r, 213; CT: 25; CNE: 43-44). De acuerdo con
ticas rituales de los acaxées con las de los mexicas, siendo Durán, se hacía en honor de Chalchiuhcueye o Chalchiu-
la anterior una de ellas (Seler, 1990-1998, V: 143-144). En el htlicue, mientras fray Bartolomé de Las Casas dice que se
caso de tlacaxipehualiztli, también puede mencionarse que acrificaban sendos representantes del dios de la lluvia y la
los acaxées realizaban una danza para celebrar sus victorias diosa de las aguas (Durán,
, 1967,1: 171ss.; Las Casas, 1967 ,
militares, en la cual llevaban las cabezas de sus enemigos 11: 188). Aunque el maíz estaba presente en muchas de sus
vencidos en las manos, como señal de triunfo (González R., ceremonias, cabe destacar la elaboración del etzalli, alimen-
1980: 375-376). En Tenochtitlan, una vez concluido eltlahua- to hecho con maíz y frijoles que se cocían juntos y se comía
XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíZ 303
302

el día de la fiesta, dando nombre así a la veintena (Sahagún, expiatoria de faltas o descuidos relacionados con el maíz, de
1953-1982, Libro 2: 84; Durán, 1967,1: 172). igual manera que los sacerdotes de etzalcualiztli.
La presencia de "Nuestro señor el desollado" en etzal-
cualiztli se advierte por el empleo del Totecco, recinto donde
había una efigie suya de piedra y del cual nos ocupamos ya Presencia de Xipe Tótec en hueitecuhílhuitl
en el capítulo "Escenarios del culto a Xipe Tótec en Mexico-
Tenochtitlan" (pp. 109-183) de esta obra. En ese santuario De acuerdo con las fuentes documentales, hueitecuhahuitl
culminaba una procesión de sacerdotes, algunos de los cua- ("Gran fiesta de los señores") era dedicada especialmente
les acudían allí para sufrir un castigo por haberse mostrado a la diosa de las mazorcas tiernas de maíz, Xilonen, a la
descuidados con ciertas bolas de masa de maíz ofrendadas madre-Tierra en la figura de Cihuacóatl, y a la diosa de los
en una ceremonia previa, llamada netlalocazahualiztli o mantenimientos y del maíz en particular, Chicomecóatl (Sa-
"ayuno del Tlalocan". El castigo, aplicado por otros sacer- hagún, 2000, 1: 147; 1997: 60; Durán, 1967, 1: 125-127; eNE:
dotes, consistía en sumergir violenta y repetidamente en el 44-45).91 Celebrada, de acuerdo con Sahagún, del 2 al 21
agua a los culpables, hasta dejarlos semiahogados (Saha- de julio, esta fiesta ha sido interpretada como una celebra-
gún, 2000, 1: 200-201, 205). ción del maíz joven, cuestión que se ve respaldada por su
Además de encontrar una vez más a Xipe Tótec vin- dedicación al numen femenino de los jilotes, así como por
culado con el maíz y con el dios de la lluvia, las acciones el empleo de los tallos tiernos de la planta para la construc-
descritas encuentran un paralelo con la escaramuza o bata- ción del Cincalli en que era transportado Cintéotl-Xochipilli,
lla fingida que se realizaba en tlacaxipehualiztli y que tenía como se verá en seguida (Sahagún, 2000, 1: 148-149; Seler,
como protagonistas, de acuerdo con la obra de Sahagún, a 1990-1998, III: 262, 282; IV: 63; Heyden, 2001: 24).92
los xipeme que vestían las pieles de los cautivos sacrificados El único dato sobre la presencia de Xipe Tótec en hueite-
en el templo de Huitzilopochtli y al sacerdote supremo de cuhahuitl se encuentra en la pictografía del Códice Borbóni-
esa fiesta, el Yohuallahuan, así como a jóvenes guerreros co correspondiente a dicha veintena (CB: 27, derecha; figura
cuya función era provocar a los xipeme (Sahagún, 2000, 1: 80). Sin embargo, rro es de extrañar, debido a que el maíz
99, 137, 181; 1953-1982, Libro 2: 50). Dicha escaramuza
concluía, igualmente, en el Totecco (Sahagún, 1953-1982, 91 En opinión de Heyden, Xilonen ("La que vive como mazorca tierna")
Libro 9: 70). e el nojnbre descriptivo de la diosa del maíz, mientras que Chicomecóad
Es pertinente recordar, en este momento, que quienes ("Siete serpiente") sería su nombre calendárico (Heyden, 1983: 139; 2001:
padecían enfermedades enviadas por "Nuestro ,,~ñor el de- 21). Sm objetar lo anterior; los dos apelativos podrían expresar también
diferentes etapas de desarrollo del cereal: mientras Xilonen, por su nombre
sollado" hacían voto para vestir su piel en la fiesta, así como mismo, alude al maíz tierno, Chicomecóad -de acuerdo con su Cant~
que algunos de esos padecimientos -en especial los ocula- era el maíz que retornaba al Tlalocan (Garibay K., 1995: 187).
92 Broda considera que con esta veintena daba inicio la representación
res- podían ser consecuencia de un incumplimiento en sus
ultual del crecimiento y maduración del maíz, mientras López Austin opi-
labores agrícolas. Con base en lo anterior, cabe preguntarse na que su ceremonial buscaba una purificación de la cosecha, liberando
si los xipeme de esa escaramuza no habrían realizado tam- la energía de los mantenimientos frescos a través del sacrificio de Xilonen
bién, al participar en ella y acudir al Totecco, una ceremonia (Broda, 1983: 157; López Austin, 1994: 202-203).

r
304 XIPE TÚTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 30S

y Troncoso, Cintéotl se encuentra sentado sobre el Cinca-


lli o "Casa de maíz", descrito por Sahagún como el estrado
particular de ese dios; el franciscano dice que los lapida-
rios (protegidos por Cintéotl) lo hacían con tallos o cañas de
maíz tierno, "a manera de xacal", tal y como lo muestra el
códice (Paso y Troncoso, 1993: 122; Sahagún, 2000, 11: 845)
(figura 81).
El texto náhuatl correspondiente del Códice Florentino
e refiere a las cañas con las que era construido el Cincalli
con el nombre de toctli, de igual manera que las recolectadas
por jóvenes varones en hueitozoztli (Sahagún, 1953-1982, Li-
bro 9: 80). De ser correcta la propuesta de Broda respecto a
que estas últimas correspondían al ciclo de regadío (véase la

(.

Flpra 110. Códice Borb6nico. 27. Página correspondiente


a hueitecuhl7huitl.

adquiría una importancia central en ella y, como hemos vis·


to, varias ceremonias de atlcahualo, tlacaxipehualiztli y to·
zoztontli constituían un preludio de la siembra; asimismo.
vimos que uno de sus principales santuarios era el escenario
de actividades rituales vinculadas con el maíz en etzalcualiz-
tli, veintena consagrada a los dioses de la lluvia.
En la pictografía mencionada Xipe se encuentra asocia-
do con Cintéotl, el dios del maíz maduro, con el cual se rela-
cionaba -según hemos visto- en la veintena hueitozoztli, y
volvía a enlazarse, como veremos en seguida, en ochpaniztli, Figura 81. Códice Borb6nico. 27. Página correspondiente
la fiesta dedicada a la diosa-Madre. Como lo hizo notar Paso a hueitecuhilJzuitl.
306 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍz 307

nota 83), bien podría haberse tratado, en el caso de hueite- es decir, la mazorca plenamente madura, endurecida y lista
cuhahuitl, de cañas tiernas atribuible s al ciclo de temporal, para utilizarse como semilla tras su deshoje o, como lo ex-
considerando desde luego la ubicación cronológica de am- presa la lengua náhuatl, su desollamiento. 95
bas veintenas.
Todo parece indicar que la imagen de Cintéotl en el Có-
dice Borbónico tiene una equivalencia con la del folio 35 Presencia de Xipe Tótec en ochpaniztli
recto del Códice Magliabecchiano, en la que Xochipilli es lle-
vado en unas andas hechas con plantas de maíz. La lámina Ochpaniztli, "Barrimiento", se celebraba del 1 al 20 de sep-
corresponde a la fiesta tecuhilhuitontli, en la cual dicho dios tiembre de acuerdo con Sahagún (2000, 1: 154-155). En un
era sacrificado y desollado en la persona de un "esclavo", sentido general, estaba dedicada a la diosa-Madre o diosa de
previamente llevado en andas; un sacerdote se vestía la piel la Tierra, bajo varias de sus múltiples advocaciones. Si se-
de la víctima y bailaba con ella (CNE: 44).93 Cabe agregar guimos a Sahagún, en Tenochtitlan se veneraba sobre todo
que, en el caso del Códice Borbónico, Cintéotl aparece tam- a Toci ("Nuestra abuela") o Teteu Innan ("La madre de los
bién en la pictografía correspondiente a tecuhilhuitontli, si- dioses"), identificable también como Tlazoltéotl-Ixcuina.96
tuado en un tlachtli junto con otras tres deidades (CB : 27 , Sin embargo, el franciscano menciona también el sacrificio
izquierda). de representantes de Chicomecóatl, Atlan Tonan ("Nuestra
Lo anterior conduce a pensar, con todo el interés que madre del agua"), Cihuatéotl ("La diosa") y varias cihuateteo
ello reviste, en la posibilidad de que las imágenes del Códi- (Sahagún, 2000, 1: 277, 279, 280; 1953-1982, Libro 2: 189).97
ce Borbónico pudieran estar ilustrando lo descrito por Cos- Durán, además de narrar la fiesta y los sacrificios de Toci,
tumbres de Nueva España, y que en este caso el sacerdote Atlan Tonan y Chicomecóatl, describe el tlacacaliliztli -o
que se vestía la piel de la víctima no fuera ataviado como el acrificio por flechamient~ y anota que se hacía en honor
representante del dios sacrificado, sino como Xipe Tótec,94 de esta última diosa (Durán, 1967, 1: 135-149). De acuerdo
Por otra parte, el desollamiento podría estar, una vez más,
relacionado con el maíz, en tanto que Cintéotl era el cintli, 95 El Códice Florenti~o dice que Cintéotl era otro nombre del cintli y,
por otra parte, explica que cintli era el último nombre que recibía la mazor-
ca de maíz en su proceso de desarrollo, adquiriéndolo una vez que comen-
93 El texto de Costumbres de Nueva España se refiere a la fiesta como zaba a endurecerse y a tomarse amarilla (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 63;
"Techilhintzintli", defonnación de tecuhilhuitzintli, otro nombre de tecuhil- Libro 11 : 283-284; cf. Castillo Farreras, 1996: '65-66).
huitontli. Por otra parte, Sahagún, al describir la imagen de Macuilx6chitl- 96 Tlazoltéotl se traduce como "Diosa de la basura". Ixcuinan, como ya
Xochipilli, dice que "era corno un hombre desnudo que está desollado o se dijo, significa "M)ljer algodón" o "Diosa del algodón" en huasteco.
teí\ido de bennellón" (Sahagún, 2000, 1: 92). 97 El Códice Florentino da como otros nombres de Toci o Teteu Innan
904 Bertina Olmedo Vera (2008) considera que la presencia de Xipe T6- los de Tlalli Iyollo ("El corazón de la TIerra") y TemazcaIteci rLa abuela
tec en la multicitada lámina alude al desollamiento de Cintéotl-Xochipilli del Temazcal") (Sahagún, 1953-1982, Libro 1: 15). Durán, por su parte, se
descrito por Costumbres de Nueva España. Paso y Troncoso supuso que refiere también a Toci como "Madre de los dioses" y "Corazón de la TIerra"
podria estar relacionada con un eventual desollamiento de la víctima que (Durán, 1967,1: 143). Thelma Sullivan considera como otros nombres de
era sacrificada en hueitecuhahuitl representando a Xilonen (Paso y Tron- Tlazoltéotl-Ixcuina, aclarando que la lista no es completa, los de Yohualtí-
coso, 1993: 123). Sin embargo, ninguna fuente consigna que dicha víctima citl, Tonantzin, namatecuhtli, Itzpapálotl, Xochiquétzal, Cihuacóatl y Qui-
fuera desollada. laztli (Sullivan, 1982: 7).
308 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 309

con las fuentes, la mayoría de las víctimas eran desolladas: acto preparativo para el inicio de algo, cuestión que relaciona
así ocurría en el caso de Toci, Atlan Tonan, las cihuateteo y con el nacimiento simbólico de Itztlacoliuhqui-Cintéotl-Cetl
Chicomecóatl (Sahagún, 2000, 1: 230, 277, 280; 1953-1982, en ochpaniztli (Sullivan, 1976: 259-260). Asimismo,la autora
Libro 2: 189; Durán, 1967,1: 140, 146; CNE: 48-49). asigna los significados metafóricos de "guiar el camino" y
Con base en la ubicación temporal de ochpaniztli, así "preceder" al nombre de la celebración (1976: 255).100 A este
como en los ritos y ceremonias que la caracterizaban, la respecto, es ilustrativo lo dicho por Motolinia sobre la pro-
mayoría de los estudiosos la han relacionado con la cosecha cesión funeraria del cazonci tarasco, en la que sus servidores
(sea de una forma directa o anticipada), la disminución de --quienes estaban por ser sacrificados para acompaiíarlo en
las lluvias y la maduración de la mazorca del maíz (Réville, el otro mundo- marchaban adelante del bulto mortuorio,
1884: 81-82; Seler, 1990-1998, III: 46, 248; K.rickeberg, 1961 : barriéndole el camino y diciéndole: "Seiíor, por aquí as de yr;
159-160; Margáin Araujo, 1945; Sullivan, 1976: 255; Ca- myra no pierdas el camino" (Motolinia, 1996: 414).
rrasco, 1979: 56; Broda, 1983: 154; LópezAustin, 1994: 203 ; Se discutieron ampliamente, en el capítulo "El papel de
Heyden, 2001: 34). Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en la transferencia del po-
La presencia sustantiva de Cintéotl en ochpaniztli resul- der de Tula a Mexico-Tenochtitlan" (pp. 185-239), los nexos
ta significativa en relación con la pertinencia cronológica imbólicos entre ochpaniztli y la fiesta de "Nuestro seiíor el
de la fiesta. Además de interactuar con la representación de desollado", sobre todo a partir de la versión mítica acerca del
Toci en buena parte de ella, el dios del maíz maduro98 era origen del "desollamiento de personas" o tlacaxipehualiztli.
inmolado a través de dos víctimas que lo representaban en Asimismo, se ha mencionado varias veces el hecho de que
otras tantas advocaciones: el Cintéotl Blanco (Iztac Cintéotl) e les ha considerado como veintenas paralelas, tanto por su
y el Rojo (Tlatlauhqui Cintéotl), sacrificios que tenían lugar ubicación polar dentro del calendario de fiestas, como por-
en un templo llamado Xochicalco, consagrado a ese dios y que las caracterizaba el rito del desollamiento de víctimas.
a Atlan Tonan (Sahagún, 2000, 1: 230-233, 280; 1953-1982, Respecto a la presencia de Xipe Tótec, es Sahagún quien
Libro 2: 191).99 informa del sacrificio y desollamiento de víctimas mascu-
Sullivan, quien tradujo el nombre de la fiesta como "El linas en ochpaniztli, así como su dedicación a esa deidad
barrimiento del camino" (The sweeping of the way), conside- (Sahagún, 2000, 1: 232-234). De acuerdo con la fuente, se
ra que se debe interpretar en un sentido figurado, como un lrataba de cautivos de guerra sacrificados en el téchcatl del
templo de Toci; la condición de los inmolados es eviden-
l no sólo porque se refiere a ellos en dos ocasiones como
Ya se comentó;Tecientemente, este carácter de Cintéotl.
98 "captivos", sino también porque el texto náhuatl del Códice
Es conveniente anotar que si bien la fuente consigna el sacrificio de
99
las representaciones de ambos Cintéotl y de Atlan Tonan, sólo menciona el
Florentino les llama mamaltin, forma plural reduplicada de
desollamiento en el caso de esta última. De acuerdo con los Memoriales de malli, "cautivo en guerra, o cautivado" (Sahagún, 1953-1982,
Motolinia, ochpaniztli era celebrada en honor de Cintéotl con el sacrificio Libro 2: 122; Molina, 1992: 51v, n-e). Los cuatro primeros
de una mujer en cada una de las cuatro parcialidades de Tenochtitlan, en
sendos templos dedicados a ese dios (Motolinia, 1996: 172). En opinión de
Seler, (1990-1998, III: 263), Tlatlauhqui Cintéotl era otro nombre de Xochi· 100 López Austin interpreta "barrer el camino" en el mismo sentido,
pilli. como iniciar o abrir un nuevo curso (López Austin, 1985a: 308, n. 9).
310 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍZ 311

eran inmolados personalmente por el teccizcuacuilli, el sa- a sembrar sobre la gente la semilla: el maíz blanco, el maíz
cerdote corpulento, quien para esos momentos ae la fiesta amarillo, el moreno, el rojo, y la semilla de calabaza". \03
representaba ya a la diosa Toci vistiendo la piel y los atavíos Como lo sefiala López Austin, el Códice Florentino em-
de la mujer sacrificada inicialmente en su nombre. \01 plea el vocablo xinachtli, que significa explícitamente "se-
Al día siguiente de esos sacrificios, se realizaba una inte- milla", para designar los granos arrojados por los tototectin
resante ceremonia en el lugar llamado Apétlac o "Comedero (López Austin, 1994: 203; Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 124).
de Huitzilopochtli", cuya ubicación y características ya fue- Entre la gente que se apresuraba a recogerlos se encontra-
ron discutidas en el capítulo "Escenarios del culto a Xipe en ban algunas doncellas o sacerdotisas (cihuatlamacazque) de
Mexico-Tenochtitlan" (pp. 105-183). Sahagún inicia así su Chicomecóatl, cada una de las cuales llevaba a cuestas siete
descripción: mazorcas de maíz pintadas con hule derretido y envueltas
en papel; de acuerdo con Sahagún, disputaban entre ellas
y a la tarde, acabando el areito, salían los sátrapas de la diosa ("se apufieaban") por las preciosas simientes. 104 Mientras se
Chicomecóatl vestidos con los pellejos de los captivos que ha- desarrollaba la ceremonia, los chichicomecoa y las doncellas
bían muerto el día antes. A éstos llamaban tototecti. Éstos se entonaban un canto que era regido por los primeros (Saha-
subían encima un cu pequeño que [ ... ] llamaban "la mesa de gún, 2000, 1: 234; 1953-1982, Libro 2: 124). En virtud del
Huitzilopuchtli" (Sahagún, 2000, 1: 234). papel estelar de Chicomecóatl en la ceremonia, así como de
la ubicación del Apétlac en la parte baja del Templo Mayor,
El texto primario del Códice Florentino es más claro, ya conviene sefialar que, según Durán, la efigie de esa diosa
que identifica como totot~tin tanto a los cautivos sacrifica- se encontraba "alIado de la pieza del gran Huitzilopochtli"
dos como a quienes vestía:q sus pieles, tal y como ocurría en (Durán, 1967,1: 136).
tlacaxipehualiztli: "[ ... ] emergen los chichicomecoa, quienes De esta manera, no sólo encontramos presente a Xipe
representaban a los tototectin; cuando moría Toci, también T6tec en la fiesta que, como ya se ha dicho y reiterado, tenía
entonces ellos morían". 102 tantos puntos en común con la suya propia;.lo vemos, ade-
Asimismo, es muy probable que se tratara de cuatro, o más, participar en una ceremonia claramente relacionada
quizá cinco sacerdotes, quienes habrían vestido las pieles
10) Versión de López Austin al texto náhuat! del Códice Florentino: "[ ... ]
de las primeras víctimas inmoladas "personalmente" por la niman ic quihualchachayahua, quihualtetepehua, quihualceeenmana tepan,
diosa, ya que su actividad en la ceremonia consistía en es- in xinachtli: iztac t/aolli, coztic t/aolli, yáhuitl, xiuhtoctli, ihuan ayohuachtli
parcir semillas de cuatro colores de maíz, así como de ca- [. .. ]" (López Austin, 1970: 16; Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 124).
104 Las doncellas también iban adornadas con plumas en las extremi-
labaza: "[ ... ] enseguida derraman, vienen a esparcir, vienen
dades y lucían en sus rostros aplicaciones de pirita ("marcaxita"). A este
respecto, es pertinente citar un relato de los actuales mayas de las TIerras
101 Ya se propuso, en el capítulo anterior; la identificación simbólica
Altas, en el cual se explican los diferentes colores del maíz con base en los
del teecizcuacuilli con Xipe Tótec, en tanto portador primigenio de la piel distintos tonos de piel de los "espíritus del maíz", representados por cuatro
desollada de la diosa-Madre. doncellas: "[ .. .] esas cuatro seftoritas eran Spixan Ixim, los Espíritus del
102 Traducción mía del texto original: "[... ] hualquiza in chichicomeeoa Maíz. Una de ellas era blanca, y representaba el maíz amarillo. Otra, de me-
in imixiptlahuan no tototeeti: in icuac miqui toci, no icuac miqui" (Sahagún: jillas rojas, representaba el maíz rojo. La última era morena y representaba
1953-1982, Libro 2: 124). el maíz negro" (Navarrete Cáceres, 2002: 41-42).
312 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAÍZ 313

con las semillas y su poder germinativo, esparciéndolas cada a los tlaloque y con la cual tenía, según vimos, claras
sobre los devotos. Es difícil no asociar lo anterior con los relaciones. 106
comentarios de Durán sobre la dedicación de las semillas Finalmente, y respecto a la polaridad entre la fiesta de
de maíz al dios desde el momento en que las mazorcas eran Xipe Tótec y ochpaniztli, es necesario destacar que mientras
separadas y colgadas, e igualmente acerca de su espera para "Nuestro señor el desollado" era la única deidad masculina
serle ofrendadas con la llegada de tlacaxipehualiztli (véase desollada en la celebración consagrada a la diosa-Madre, en
las pp. 275-276). el caso de tlacaxipehualiztli la única diosa que se veía des-
Con base en lo expuesto hasta aquí, no concuerdo con pojada de su piel, de acuerdo con las fuentes documentales,
Graulich cuando hace extensivos los apelativos de tototectin era Mayáhuel. Sahagún, como ya se ha dicho, se refiere a su
y chichicomecoa a todas las diosas desolladas en ochpaniztli, sacrificio en el templo de Xipe Tótec, en tlacaxipehualiztli
de manera que -en su opinión- el nombre de Xipe Tótec (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 188). Durán, por su parte,
no permite distinguirlo de ellas (Graulich, 1982: 243). Los la incluye en el elenco de nueve deidades que morían como
textos de Sahagún son claros y, además, habría que recordar preámbulo a la realización del tlahuahuanaliztli, cuestión a
algo ya señalado en esta obra: el franciscano traduce toto- la que ya nos referimos (Durán, 1967, 1: 97).
tectin como lilas muertos a honra del dios Tótec': (Sahagún, Sobra decir que Mayáhuel era una de las múltiples ad-
2000, 1: 180).105 En cuanto a la extensión hecha por Graulich vocaciones de la diosa-Madre. Los innumerables dioses del
del vocablo chichicomecoa, Sahagún, como ya fue citado, se pulque -a los cuales amamantaba con igual número de pe-
refiere a ellos como lilas sátrapas de la diosa Chicomecóatl" chos~ eran sus hijos (Caso, 1993: 67). En el Códice Borbó-
y aparecen en la fiesta como personajes definidos y discer- nico aparece con un tocado idéntico al de Toci o Tlazoltéotl,
nibles en dos ocasiones: en la ceremonia que nos ocupa, y y el Códice Vaticano 3738 se refiere a ella como la madre
en otra que se realizaba previamente, donde se encargaban de Cintéotl (CB: 8; CV3738: 21r, 141).107 Pero quizá lo más
de llevar a la mujer que representaba a Toci desde el merca- significativo de su presencia en la fiesta de "Nuestro señor el
do, hasta el templo en el que era sacrificada (Graulich 1982: desollado", tratándose de la diosa que encarnaba al maguey,
243; Sahagún, 2000, 1: 230). sea la importancia d~ esa planta en los orígenes míticos del
Por otro lado, es posible encontrar también relaciones tlacaxipehualiztli, de acuerdo con lo discutido en el capítulo
de Xipe Tótec con Nanáhuatl en su calidad de desgranador anterior.
del Tonacatépetl, así como con los tlaloque, en tanto posee-
dores de los maíces de cuatro colores (LS: 121). Recuérdese lOó Conviene recordar una vez más, también, la utilización del Totec-

que -de acuerdo con Sabagún- el cuerpo de Nanáhuatl co, santuario consagrado a "Nuestro señor el desollado", en etzalcualiztli,
veintena dedicada a los tlaloque . Respecto al depósito de Nanáhuatl en el
(es decir, de alguna víctima que lo representaba) era depo- Netlatiloyan, véase el capítulo "Escenarios del culto a Xipe Tótec en Mexi-
sitado en el Netlatiloyan del templo Yopico, así como que la co-Tenochtitlan", p. 139.
veintena precedente a tlacaxipehualiztli eraatlcahualo, dedi- 107 Es conveniente anotar, a este respecto, que Toci formaba parte del
elenco de deidades presentes en tlacaxipehualiztli durante las épocas de
Motecuhzoma I y Axayácatl, de acuerdo con Durán y Tezozómoc (Durán,
IO~ López Austin y Garda Quintana traducen tototeetin como "Los Tó- 1967, II: 172; Alvarado Tezozómoc, 1878: 321, 415. Véase el capítulo "El
tec" (en Sahagún, 2000, III: 1338). ulto de Xipe Tótec y sus relaciones con la guerra", pp. 317-393).
314 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON EL MAíz 315

CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPíTULO pación en hueitecuhflhuitl y ochpaniztli, una de ellas con-
sagrada a las deidades del maíz y los mantenimientos, y la
En el presente capítulo se analizaron varias cuestiones de otra asociada al surgimiento ritual del maíz maduro, inde-
particular importancia para el estudio del papel y el signi- pendientemente de constituir -como tanto se ha reitera-
ficado que tenía el culto de Xipe Tótec entre los mexi'cas. do- una veintena paralela a tlacaxipehualiztli y en situación
Fundamentalmente se inspeccionó cuál era el papel de maíz polar con ella, tanto en un sentido temporal como simbóli-
dentro del periodo fes~ivo directamente asociado con Xipe co. En relación con esto último, los nexos entre atlcahualo
Tótec, mismo que abarcaba las veintenas de tlacaxipehualiz- y ochpaniztli cobran una especial relevancia, así en lo que
tli y tozoztontli, así como su relación y continuidad con las respecta a la situación previa de la primera en relación con
fiestas que lo sucedían de manera más directa, en especial la fiesta dedicada a Xipe Tótec, como en lo que corresponde
la de hueitozoztli. a la significativa aparición de "Nuestro señor el desollado"
Se examinaron, de igual manera, los vínculos entre di- en la segunda.
cho periodo y la veintena que le precedía, atlcahualo, par- La relación apreciada (o sospechada) por Durán entre
tiendo de la propuesta sobre su mutua integración en tor- las mazorcas seleccionadas como semilla y el dios que ana-
no de una intención propiciatoria dirigida hacia la siembra lizamos parece confirmarse si se considera, por una parte,
venidera, propuesta que se ve apoyada por la aparición, en el importante papel oblativo que adquirían en el desarrollo
tlacaxipehualiztli, de las semillas de maíz seleccionadas y su de tlacaxipehualiztli y tozoztontli, papel asociado directa-
circulación como ofrendas dedicadas a "Nuestro señor el de- mente, además, con el numen y, por otra parte, el simbolis-
sollado", así como en forma de contribuciones comunitarias mo -asociado con la adquisición mítica de las semillas del
para respaldar la promoción de guerreros meritório~. \08 maíz- de la ceremonia realizada en el Apétlac del Templo
Asimismo, se realizó un seguimiento de la ,deidad en Mayor durante la celebración de ochpaniztli, en la que parti-
el ciclo de fiestas de los nahuas antiguos, circunscrito a las cipaban sacerdotes de Chicomecóatl ataviados con pieles de
veintenas en las cuales existen testimonios de su presencia, cautivos sacrificados en honor de Xipe Tótec.
por escuetos que sean. Dicho análisis exhibe algunas cons- En resumen, encontramos constancia en las relaciones
tantes significativas que refuerzan, por un lado, ,el plantea- de la deidad con los númenes de la lluvia, del maíz y los man-
miento relativo a la comunidad litúrgica de atlcahualo con tenimientos, tanto en el periodo festivo donde se insertaba
tlacaxipehualiztli y tozoztontli, y, por otro lado, la existencia su fiesta particular como en las otras fiestas distinguibles
de relaciones estrec~ entre Xipe Tótec y el grano vital de por su presencia. Lo mismo sucede en el caso del cereal mis-
Mesoamérica. ' mo, cuyo papel en tlacaxipehualiztli y tozoztontli se muestra
En el primer caso, me refiero a la presencia del dios en en concordancia y continuidad con el carácter propiciatorio
etzalcualiztli, veintena presidida por Tláloc, o por los tlalo- de atlcahualo y presenta, además, nexos significativos y co-
que en general, mientras en el segundo aludo a su partici- herentes con ceremonias inmediatas que fueron registradas
por las fuentes en la veintena hueitozoztli, pero que se rela-
108 Esta última cuestión se discutirá con amplitud en el siguiente ca- cionan en conjunto, claramente, con una propiciación de su
pítulo. desarrollo.
V. EL CULTO DE XIPE TÓTEC
EN TENOCHTITLAN y SUS RELACIONES
CON LA GUERRA

COMO se planteó en la introducción del capítulo anterior, el


carácter notoriamente beligerante de tlacaxipehualiztli ha
relegado a segundo plano su aspecto agrícola, en lo que con-
cierne a las investigaciones modernas. Las mismas fuentes
documentales, en mi opinión, han propiciado ese enfoque
parcializado de la fiesta. Con excepción de Sahagún y Du-
rán, recopilador sistemático el primero y agudo observador
el segundo, los autores del siglo XVI y las primeras décadas
del XVII destacaron, por encima de todo, los cruentos sacri-
ficios de cautivos de guerra que tenían lugar durante su ce-
lebración.
Desde luego, las relaciones de Xipe Tótec con la guerra
no se constreñían a su fiesta. Como veremos en el capítulo
que ahora inicia, en el caso de los mexicas el dios llegó a
fundirse con la figura del hueitlatoani, cuando éste ejercía
las armas y comandaba a sus ejércitos. Asimismo, se encon-
traba presente en el ceremonial de su investidura y particu-
larmente en la captura, sacrificio y desollamiento de su pri-
mer cautivo, cuestión que se inscribe en una participación
de la deidad en los ritos de promoción en general, entre los
uales se hallaba el de algunos de los guerreros mexicas in-
volucrados en tlacaxipehualiztli.
En lo que concierne al periodo festivo directamente re-
lacionado con "Nuestro señor el desollado" en Tenochtitlan,l

I Como ya se ha argumentado, dicho periodo abarcaba las veintenas


ti tlacaxipehualiztli y tozoztontli.

317
318 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 319

la guerra se manifestaba sobre todo en tres aspectos: 1) la dores y sus comunidades inmediatas, a través de las pieles
gran mayoría de las víctimas sacrificadas eran cautivos de desolladas de sus cautivos, aclarando previamente ciertas
guerra:' 2) los guerreros tenían una participación especial- diferencias significativas en el proceso de desollamiento de
mente destacada; y 3) la ceremonia principal, el tlahuahua- los cuerpos, diferencias que -todo parece indicarlo así-
naliztli, era una recreación del origen mítico de la guerra obedecían al ceremonial de promoción protagonizado por
sagrada (Graulich, 1982: 230-237; 1999: 306). quienes aportaban víctimas para el tlahuahuanaliztli o sa-
Entre ellos, nuestro interés se centrará fundamental- crificio gladiatorio. 3
mente en el tejido de relaciones sociales que se producía
alrededor del sacrificio de las víctimas y en el cual, desde
luego, los guerreros donadores tenían un papel prioritario. 2 LA TEMPORALIDAD DE LA GUERRA ENTRE LOS MEXICAS
En muchos sentidos, las actividades implicadas en dicho te-
jido adquirían un carácter propiciatorio en tomo al maíz y Aunque existían guerreros especialistas entre los mexicas,
a la futura cosecha, de manera que la actividad bélica ma- carecían de un ejército permanente. Las campañas militares
nifestaba su propia capacidad generadora de vida, más allá eran convocadas por el hueitlatoani, conformándose en esos
de ser un mero instrumento para la obtención de sangre momentos el ejército, el cual quedaba integrado mayorita-
nutriente para el Sol y la Tierra (cf. Seler, 1900-1901: 101; riamente por macehualtin y entre ellos, a su vez, predomi-
1990-1998,111: 277). Por las razones expuestas, entre otras naban los agricultores. De esta manera, la época en que se
cosas, varias de esas actividades encontraron cabida en la realizaban las campañas -por lo menos las planeadas con
exposición del capítulo precedente. antelación- era determinada, en primera instancia, por el
En las siguientes páginas se abordará la cuestión de la si- ciclo agrícola de temporal.
tuación temporal de tlacaxipehualiztli en relación con el ejer- La razón principal estribaba en que, una vez levantada
cicio de la guerra, sobre. todo en virtud del importante papel la cosecha, un mayor número de hombres quedaba dispo-
que tuvo como celebración propia de victorias militares en nible para propósitos bélicos. Sin embargo, y como acerta-
el devenir histórico de los mexicas, y también como motivo damente lo señala R6ss Hassig, influían también otros dos
para ostentar su poder frente a otros señoríos. Asimismo, y factores: la existencia, por la misma razón, de una reserva
debido a la importancia que reviste para nuestro tema, será más cuantiosa de granos que podía ser aprovechada como
necesario discutir la propuesta de López Luján (1993) en tor- bastimento y, por otro lado, las grandes dificultades que
no a una eventual utilización de la fiesta como marco para implicaba la movilización de ejércitos en la temporada de
las consagraciones del Templo Mayor de Tenochtitlan. lluvias, debido tanto a las condiciones fangosas de los te-
No obstante, la parte medular del análisis se enfocará ha- rrenos como al aumento en el caudal de los ríos, situación
cia la interacción que se establecía entre los guerreros dona- que en muchos casos los volvía intransitables (Hassig 1988:

2 Es conveniente reiterar que no fonna parte de los objetivos de este es- 3 Como se explicará en su momento, no me refiero a diferencias en la
tudio realizar una discusión minuciosa de tltJeaxipehualiztli, por lo que remi- mecánica del desollamiento, sino en lo que respecta a los lugares donde se
to una vez más a los excelentes análisis de Broda (1970) y Graulich (1982) . realizaba y el destino de las pieles obtenidas.
EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 321
320 XIPE TÓTEC

53-54).4 Por otra parte, autores como Broda, Matos Mocte- Por otra parte, aunque la temporada seca se extiende regu-
zuma y Graulich -entre otros- se han referido a la tempo- larmente hasta abril, es conveniente señalar que las labores
rada de secas como el escenario temporal prehispánico de agrícolas reclamaban la presencia de sus ejecutores con una
la guerra, al menos en lo que respecta al centro de México cierta anticipación a la siembra, teniendo en cuenta la nece-
(Broda, 1983: 156; Matos Moctezuma, 1986: 31; Graulich, sidad de preparar y tener aptos los terrenos de cultivo. 7
Al mismo tiempo la temporada bélica se interponía, por
1988: 176).5
Por otra parte, las fuentes documentales sustentan el decirlo así, entre ochpaniztli y tlacaxipehualiztli, presentán-
planteamiento. Tanto Torquemada como Francisco de las dose una coherencia con el texto de los Anales de Cuauh-
Navas coinciden en señalar que las guerras se iniciaban des- titlan analizado en el capítulo "El papel de Xipe Tótec y de
pués de realizada la cosecha (Torquemada, 1943, II: 299; de tlacaxi ehTf:aliztli en la transferencia del poder de Tula a
las Navas, 1984: 228). Otras se refieren a la veintena quecho- Mexico-Tenochtitlan" (pp. 185-239), donde el desollamien-
lli, celebrada del 31 de octubre al 19 de noviembre, como to de la diosa-Madre -consecuencia de la guerra primige-
aquella en la cual se ordenaba la guerra o se hacían prepa- nia- generó el nacimiento como deidad de "Nuestro señor
rativos para su ejecución (Motolinia, 1996: 172; CTR: 4v; CT: el desollado" y marcó, al mismo tiempo, el inicio mítico del
32).6 Torquemada y De las Navas, una vez más, nos hacen tlacaxipehualiztli .
saber que en panquetzaliztli (20 de noviembre al 9 de diciem- En consonancia con lo anterior -y así como la fiesta
bre) y en tftitl (30 de diciembre al 18 de enero), respectiva- de Xipe Tótec enmarcaba el festejo mexica de las victorias
mente, se iniciaban las guerras o se encontraban en pleno militares- ochpaniztli contenía en su liturgia una ceremo-
desarrollo (Torquemada, 1943, 11: 299; Navas, 1984: 228). nia que era, a todas luces, un preparativo para la actividad
Conforme a lo anterior, marzo y tlacaxipehualiztli suce- bélica. Se trata de una reunión que el hueitlatoani tenochca
dían, cuando menos durante tres meses, al inicio de la tem- sostenía con elementos de su ejército en el Atempan, recin-
porada idónea para la guerra. Ello explicaría, al menos en to dedicado a Toci o Teteu Innan, en la cual participaban
parte, las constantes asociaciones de las fuentes documen- guerreros experimentados y reconocidos, así como jóvenes
tales entre campañas militares y celebraciones de la fiesta. que nunca habían telilido acción, con el fin de que el jerarca
les diera armas y divisas. La reunión era testificada por la
misma diosa-Madre en la persona del teccizcuacuilli, quien'
4 El Códice Telleriano-Remensis, por ejemplo, registra que 1800 guerre- portaba ya la piel y los atavíos de la primera víctima feme-
ros -seguramente mexicas- perecieron ahogados en el río Tózac o Ató- nina que había encamado a Toci. Finalmente, los recién ar-
yac, en 1507 (CTR: 42r; cf. Quiñones Keber, 1995: 229).
5 A grandes rasgos, puede considerarse que la temporada húmeda en
mados danzaban, mientras sus madres los observaban y se
el centro de México transcurre entre los meses de mayo-junio y septiembre- cuestionaban con preocupación sobre cuál sería su destino
octubre, mientras la de secas abarca desde noviembre hasta abril. en la guerra (Sahagún, 2000, I: 233).8
6 Respecto a quecholli, Torquemada dice: "En este mes de Quecholli,
se manifestaban las mujeres públicas [ ... ] y se ofrecían al sacrificio en traje
conocido, y moderado, que eran las que iban a las guerras, con la soldades-
7 En cuanto a las labores previas a la siembra, véase a Rojas Rabiela
ca, y las llamaban Maqui, que quiere decir: las entremetidas, y se aventu-
(1988: 32-33).
raban en las batallas, y muchas de ellas se arrojaban a morir en ellas [ ... )"
g Según Serna, en ochpaniztli "hacían la lista, de toda la gente de gue-
(Torquemada, 1943, II: 299).
XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 323
322

En la versión de Durán respecto a la veintena ochpaniz- sedes"), conformada por Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan,
tli, dicha reunión tenía lugar después de que un sacerdote misma que conduciría a los devotos de Huitzilopochtli ha-
encabezaba una danza investido con la piel y atavíos de la cia la cima de su poder.
mujer sacrificada en honor de Chicomecóat1. 9 Concluido el Es precisamente a partir del periodo de Motecuhzoma
festejo, todos los participantes -se entiende que también I, quien gobernó de 1440 a 1469, que las fuentes documen-
la representación divina- entraban "en una ancha pieza" tales -en particular las emanadas de la hipotética Crónica
donde se celebraba el evento. El escenario se llamaba za- X- incrementan sus referencias respecto a la fiesta dedica-
capan , debido a que su suelo estaba cubierto con zacate; el da a Xipe Tótec, en todos los casos asociada con campañas
hueitlatoani entregaba distinciones a los pipiltin y a los gue- militares de conquista.
rreros destacados (el dominico omite mencionar a los gue- Concretamente, la encontramos mencionada en seis
rreros novicios), y finalmente la ceremonia era sucedida de ocasiones: dos en el gobierno de Motecuhzoma I, una en el
inmediato por el tlacacaliliztli o sacrificio por flechamiento de Axayácatl (r. 1469-1481) y tres en el de Motecuhzoma 11
(Durán, 1967, 1: 140). (r. 1502-1520). En algunas de ellas, la celebración de la fiesta
enmarcó la consagración de unnuevo templo Yopico o, por
lo menos, de un nuevo temalácatl, como es el caso de las tres
TLACAXIPEHUAllZTU y LA EXPANSIÓN MILITAR DE LOS MEXICAS fechas correspondientes a Motecuhzoma 1 y Axayácatl; en
otra, celebrada en 1511 durante la gestión de Motecuhzoma
En esta obra se ha mostrado ya la presencia del culto a Xipe n, es factible que también haya ocurrido una consagración.
Tótec entre los mexicas desde épocas tempranas, así como Evidentemente, la fiesta se realizaba año con año, pero
la existencia de un templo dedicado al dios -junto con su sólo en las ocasiones mencionadas fue registrada por la me-
inseparable temalácatl- en el calpulli Tlalcocomoco, el cual moria histórica indígena que ha llegado hasta nosotros, sin
probablemente se remontaba a los inicios de la ciudad y duda porque se trató de logros militares extraordinarios, o
existía, sin duda, en tiempos de Chimalpopoca, antes de la bien por su relación con dedicaciones de templos o altares
etapa expansionista de Tenochtitlan. Una noticia muy breve de sacrificio. A continuación, se presenta una síntesis de la
nos informa que los mexicas capturaban y desollaban a sus información que brindan las fuentes a este respecto.
enemigos tepanecas, seguramente en sendas celebraciones 1) Ca. 1455. Celebración de tlacaxipehualiztli con el sacri-
de tlacaxipehualiztli , durante la conflagración bélica que ficio de cautivos huastecos obtenidos en campañas militares
sostuvieron entre 1427 y 1430 (Chimalpain Cuauhtlehuani- recientes. Durán y Tezozómoc describen tanto las incursio-
tzin 1998, 1: 375). A raíz de dicho conflicto, se instauró la lla- nes bélicas como la fiesta (Durán, 1967, II: 163-175; Alvarado
mada Triple Alianza o excan tlatoloyan ("el tribunal de tres Tezozómoc, 1878: 310-323). Ambos se refieren claramente a
la elaboración y consagraciÓn de un nuevo temalácatl, aun-
rra, para ver los que habían de ir a servir, y qué oficios se les hablan de dar, que --como se discutió ampliamente en el capítulo "Escena-
y qué premios" (Serna, 1953: 188). rios del culto a Xipe Tótec en Mexico-Tenochtitlan" (pp. 109-
9 Otras fuentes consignan igualmente el sacrificio y desollamiento de
una representante de Chicomec6atl en ochpanilotli (Sahagún, 2000,1: 277 ;
183)- sus relatos permiten inferir también el estreno de un
CB : 30; CNE: 48) .
nuevo templo Yopico en el recinto sagrado de Tenochtitlan.

'2
324 XIPE TÚTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 325

2) Ca. 1458. Instalación y consagración de un nuevo tema- materiales hecha por Axayácatl para terminar el inmueble
láeatl mediante la realización del tlahuahuanaliztli con cau- que alojaría a los dos monolitos, posible alusión al conjunto
tivos de Coaixdahuaca (HMP: 230-231; Chimalpain Cuauh- formado por el Templo del Sol y el templo Yopico (Durán,
tlehuanitzin, 1997a: 163).10 Durán y Tezozómoc describen 1967,11: 268).13 Las fuentes documentales mencionan varias
el sacrificio de los coaixtlahuacas para la realización de la incursiones mexicas en territorio matlatzinca, cuyas fechas
fiesta nahui ollin y la consagración de un nuevo euauhxiealli abarcan de 1474 a 1478 01479. 14
(Durán, 1967,11: 188-193; Alvarado Tezozómoc, 1878: 338- 4) Ca. 1506. Celebración de tlaeaxipehualiztli tras una
339). Torquemada consigna el estreno de un nuevo templo campaña militar contra los señoríos de Yancuitlan y Zozo-
Yopico con cautivos de Cuauhtochco, en el curso del año que llan, en la provincia de Coaixtlahuacan (Durán, 1967, 11: 437;
siguió a la conquista de Coaixtlahuaca (Torquemada, 1943, Alvarado Tezozómoc, 1878: 614-615; Torquemada, 1943, 1:
1: 161).11 Es probable que el sometimiento de Coaixdahuaca 207-209). Se trató de una expedición punitiva, puesto que
haya requerido más de una campaña militar, ya que las fe- los locales habían vejado a mercaderes de Tetzcoco y Xochi-
chas alusivas de las fuentes oscilan entre 1458 y 1461 (Chi- milco, y realizada además, ex profeso, con el fin de obtener
malpain Cuauhtlehuanitzin 1997a: 163; AC: 52; HMP: 231). víctimas para la fiesta de Xipe Tótec (Durán, 1967, 11: 436-
3) Ca. 1479. Magna celebración de tlaeaxipehualiztli , 437). Otras fuentes consignan la caída o despoblamiento de
con el sacrificio de víctimas matlatzincas. Una vez más, Du- Zozollan en 1506. 15
rán y Tezozómoc refieren las acciones bélicas y la fiesta, la 5) Ca. 1508. Torquemada es la única fuente en consignar
cual fue dedicada, según esos autores, al Tezcatlipoca Rojo una realización de la festividad de Xipe Tótec después de
(Durán, 1967, 11: 267-279; Alvarado Tezozómoc, 1878: 398- una campaña militar contra Mictlan y Zollan. 16 La fuente
417). En ella se consagró un temaláeatl cuya factura había dice que el ejército mexica conquistó Cuauhquecholan al
sido dispuesta tiempo atrás por Axayácad, al igual que la regresar a Tenochtitlan, así como que los cautivos "fueron
de un euauhxiealli (Durán, 1967,11: 268, 277-279; Alvara- muertos en la fiesta de Tlacaxipehualiztli [oo.] yen el estrena
do Tezozómoc 412-417).12 De acuerdo con Durán, el móvil
de la conflagración contra Madatzinco fue una solicitud de t3 Hassig dice, errónea~ente, que los mensajeros enviados por Axa-
yácatl iban por materiales para el templo de Huitzilopochtli (Hassig, 1988:
184). Aguilera también se confunde y menciona "el techo del Templo Ma-
10 Según los "Anales de Don Gabriel de Ayala" , documento utilizado yor" como obra realizada en época de Axayácatl, además del asiento de los
por Chirnalpain, los coaixtlahuacas fueron "rayados" (quinhuahuanque ) en monolitos (Aguilera, 1977: 79). .
1458 (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1997b, 1: 232-233) . 14 Véase Chimalpain Cuauhtlehuanitzin (1997a: 179-183; 2003a: 143-
II Los datos de los textos históricos apuntan hacia una renovación, por 145), los Anales de Cuauhlitlan (1945 : 56-57; cf. Bierhorst, 1992a: 115-116)
aquellos afios, del complejo integrado por el Templo del Sol y el de Xipe y el Códice Aubin (1963 : 47).
Tótec, lo que no es de sorprender dada la estrecha relación entre ambos 15 Véase los Anales de Cuauhtitlan (1945: 59), el Códice Aubin (1963:

inmuebles. Por otra parte, es de señalarse la proximidad numérica de los ~I), Chimalpain Cuauhtlehuanitzin (1997a: 227) y Alva Ixtlilxóchitl (1965,
seis registros históricos de tlacaxipehuali'l.tli contenidos en las fuentes docu- 11: 309).
mentales, con las siete reconstrucciones del posible Templo del Sol localiza- 16 No debe confundirse a Zollan con Zozollan, como le ocurrió a Bar-

do bajo el Sagrario Metropolitano (cf. Matos Moctezuma el al., 1998: 17). low (1990: 119). Tanto el Códice Mendocino como los Anales de Tlatelolco
12 El cuauhxicalli se consagrarla unos dos afios después, poco antes de diferencian ambos lugares en sus respectivos listados de las conquistas rea-
morir Axayácatl (Durán, 1967,11: 290-293). lizadas por Motecuhzoma 11 (CM : 15v; AT: 99).
326 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 327

del Templo de Zonmolli [Tzonmolco]", reparado tras haber


sufrido el impacto de un rayo dos años atrás, en 1506 (Tor-
quemada, 1943,1: 211)P
6) Ca. 1511. Celebración de tlacaxipehualiztli al concluir
una campaña militar contra Tlachquiyauhco (Durán, 1967,
11: 479-483; Alvarado Tezozómoc, 1878: 660-661). Según
Durán tuvo un carácter punitivo, ya que los tlachquiyauh-
cas agredieron a los coaixtlahuacas cuando llevaban su tri-
buto a Tenochtitlan, despojándolos de su carga; las tropas
mexicas llevaban orden de obtener víctimas para realizar la
ya próxima fiesta de Xipe Tótec si los tlachquiyauhcas se
rendían con rapidez, como en efecto ocurrió (Durán, 1967,
ll: 479-481). Torquemada agrega que el sacrificio de las víc-
timas tlachquiyauhcas sirvió para consagrar dos templos
recién concluidos: el Tlamatzinco y otro al que se refiere
como "Casa de Cuauhxicali", seguramente una traducción
de Cuauhxicalco (Torquemada, 1943, 1: 215).18 Durán, en Figura 82. Glifo ca1endárico de la Piedra del Sol. Tomada de Matos
particular, relaciona el tlacaxipehualiztli en el que sucumbie- Moctezuma (1992).
ron los tlachquiyauhcas con la iniciativa de Motecuhzoma
11 para hacer un nuevo temalácatl, mismo que se convertiría 1479 mencionada en el tercer numeral, tanto por corres-
en uno de los presagios nefastos de la próxima caída de los ponder a un año 13 ácatl, como por el hincapié de Durán
mexicas (Durán, 1967,11: 484-489). Otras fuentes consignan y Tezozómoc respecto a que fue dedicada a Xipe Tótec en
la conquista de Tlachquiyauhco en 1511 (AC: 61; Chimal- su advocación del Tezcatlipoca Rojo (Durán, 1967, 11: 277;
pain Cuauhtlehuanitzin, 1997a: 229; CTR: 42v, 230).19 Alvarado Tezozómoc, '1878: 412-417). Tezozómoc, en parti-
En esta síntesis merece destacarse la celebración de ca. cular, ~mpregna con un aura de misterio su relación al re-
rerirse al Tlatlauhqui Tezcatlipoca como el "nuevo Dios no
17 Cabe aclarar que los fechamientos adjudicados a Torquemada, en
conocido" o el "ídolo nuevo Dios Tlatlauhquitezcatl" (1878:
este caso, tienen como base su afirmación respecto a que la última celebra- 414,416). Es evidente, en cualquier caso, que se trató de una
ción del Fuego Nuevo de la era prehispánica (2 ácatl, 1507) se hizo durante [echa muy especial para los mexicas.
el sexto ai10 del reinado de Motecuhzoma II (Torquemada, 1943, 1: 210) .
18 Recuérdese que, según Durán, el patio donde se encontraban el te-
De ser correcto el año de 1479 como fecha de la celebra-
malácatl y el cULluhxicalli -escenarios del tlahuahutmaliztli o sacrificio gla- ción, no era para menos. 13 ácatl, de acuerdo con los Anales
diatorio- se llamaba, precisamente, Cuauhxica1co (Durán, 1967,1: 98). de Cuauhtitlan , la Historia de los mexicanos por sus pinturas
19 Aunque el Códice Aubin sitúa la conquista en 1512, Chimalpain dice
y el glifo calendárico inscrito en la Piedra del Sol, fue el año
que los t1achquiyauhcas "perecieron" tanto en 1511 como en 1512, por lo
que es posible pensar en dos campai1as consecutivas (CA: 52; Chimalpain de la creación del Quinto Sol (AC : 5; HMP: 215-216) (figura
Cuauhtlehuanitzin, 1997a: 229). 2). Fue, además, como se dijo ya en este estudio, el año en
328 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 329

que se originó el tlacaxipehualiztli a partir del sacrificio de 231) sitúa el percance en 1477, un mayor número de regis-
la diosa-Madre (AC: 5), acontecimiento mítico cuyos nexos tros históricos coinciden en que los hechos ocurrieron en
con la creación del "Sol de movimiento" han sido también 1478 (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1997b, 1: 235; CC: 24;
analizados. Además, es conveniente recordar la asociación AC: 57, cf. Bierhors t, 1992a: 116; CTR : 37v; CA: 47; cf. Orozco
directa de Xipe Tótec con el glifo nahui oUin, nombre del y Berra, 1960, I1I: 304-305, 305 n. 35). La Séptima relación
Quinto Sol, en el Códice Borbónico y en el Tonalámatl de de Chimalpain parece ser especialmente confiable, ya que
Aubin, apareciendo en el primero de dichos documentos consigna 1478 como el año de la conquista de Xiquipilco, y
como el Tezcatlipoca Rojo (figuras 39 y 66). La relación es además anota el día en que ocurrió: 1 écatl o ehécatl, "viento"
tan evidente que resulta imprescindible dedicar unas líneas (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 143). Finalmente, el
para aclarar lo más posible la fecha de esa celebración de Codex Mexicanus 23-24 contiene una pictografía asociada
tlacaxipehualiztli . con el glifo de año 12 tochtli, correspondiente a 1478, en la
Como se dijo en la síntesis, algunas fuentes se refieren que Axayácatl aparece ataviado con un yopitzontli y comba-
a varias incursiones mexicas en la región matlatzinca en- tiendo con otro guerrero que lo golpea en una pierna; la ima-
tre 1474 y 1478, o 1479. Durán y Tezozómoc, cuyas obras gen es relacionada por Mengin con la derrota de Xiquipilco
no adoptan la forma de anales, describen los hechos como y con el enfrentamiento entre el hueitlatoani y Tlilcuetzpalin
si se hubiera tratado de una sola campaña militar, aunque (CM 23-24: LXX; -Mengin, 1952: 454-455) (figura 83).
coinciden, eso sí, en que la fiesta se celebró después de que
Axayácatl fue herido en el muslo por Tlilcuetzpalin -suceso
comentado en el capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tla-
caxipehualiztli en la transferencia del poder de Tula a Mexi-
co-Tenochtitlan" (pp. 185-239)-y, lógicamente, una vez que
el hueitlatoani hubo regresado a Tenochtitlan (Durán, 1967,
I1: 272ss.; Alvarado Tezozómoc, 1878: 404ss.).
Varias fuentes relacionan a Tlilcuetzpalin con Xiquipil-
co, señorío otomí de la región matlatzinca, y a la herida de
Axayácatl con su conquista (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin,
1997a: 181-183; 1997b, 1: 235; 2003a: 143-145; CC: 24; Tor-
quemada, 1943,1: 181).20 Por otra parte, aunque Torquema-
da -en el lugar citado- fecha la lesión del jerarca y la caída
de Xiquipilco en su sexto año de gobierno, correspondiente
a 1474, y la Historia de los mexicanos por sus pinturas (1941 :

20 Mientras Torquemada se refiere a Tlilcuetzpalin como el señor de


Xiquipilco, según Chimalpain se trataba de un macehualli (Chimalpain
Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 145). Figura 83. Codex Mexicanus 23-24, LXX,
330 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 331

Los testimonios de Torquemada y Chimalpain propor- en una planeación adelantada y calculada de esa solemni-
cionan otra pista cronológica para este problema: el prime- dad, en la cual se habrían conmemorado la génesis mítica
ro consigna el sacrificio de Tlilcuetzpalin en Tenochtitlan del Quinto Sol y del rito específico de Xipe Tótec.
cuando Axayácatl había sanado ya de la herida, y además Por otra parte, lo anterior se suma a una serie de in-
dice que el tlatoani convocó para el efecto a los otros dos tla- dicadores sobre la importancia que tuvo la veneración por
toque de la Triple Alianza y a los de los señoríos circundantes "Nuestro señor el desollado" durante el ejercicio de Axayá-
(una de las pautas seguidas en las celebraciones de tlacaxi- cad. Además de ser, como veremos un poco más adelante,
pehualiztli), así como que los sacrificios se realizaron frente el primer jerarca que las fuentes documentales exhiben por-
a las mujeres del tlatoani mexica, en virtud de que éste quiso tando los atavíos del dios al participar en campañas milita-
"mostrar su mayor grandeza" (Torquemada, 1943, I: 182). res, también fue -al parecer- quien instituyó que los huei-
Chimalpain, por su parte, después de dar su versión del tlatoque tenochcas adoptaran su imagen para perpetuarse
enfrentamiento entre Axayácatl y Tlilcuetzpalin en su Sépti- en las peñas de Chapultepec (Alvarado Tezozómoc, 1878:
ma relación, nos dice que durante el siguiente año, 13 ácatl 430; cf Nicholson, 1961: 381-382).22
(1479), los amaquemecas y los tlalmanalcas chalcas acudie- Por último, es necesario aclarar que existen otras dos
ron a Tenochtitlan con el fin de entonar para el hueitlatoani referencias breves en las fuentes documentales sobre la fac-
mexica el "canto de las mujeres chalcas" o chalcacihuacui- tura o instalación de altares de sacrificio, las cuales podrían
catl; de acuerdo con el cronista, el canto comenzó "en el pa- constituir testimonios indirectos de otras tantas celebracio-
tio de la casa de gobierno mientras Axayacatzin estaba entre nes históricas de tlacaxipehualiztli. La primera habla de un
sus mujeres en el interior de la casa" (Chimalpain Cuauhtle- temalácatl hecho por iniciativa de Tízoc (r. 1481-1486) "Al
huanitzin, 2003a: 145). Ambos autores parecen aludir a una tercer año de su gobierno", es decir, en 1483 o 1484, coinci-
misma ocasión, lo que de ser así constituiría un argumento diendo a grandes rasgos con el inicio de la construcción del
más para situar la magna celebración de tlacaxipehualiztli Templo Mayor que sería consagrado en 1487 por Ahuítzotl
que nos interesa en 13 ácatl, 1479. (AT: 43). Desde luego, es muy factible que se trate del mono-
Por lo tanto, todo parece indicar que la realización de lito conocido en la ac!tualidad como la Piedra de Tízoc. La
tlacaxipehualiztli en la cual fue consagrado el temalácatl or-
denado por Axayácatl fue algo más que el festejo de una con-
y el templo Yopico. En cuanto a la organización premeditada de la fiesta,
quista militar destacada. La anticipación con que el hueitla- es significativa la relación del fraile dominico respecto a la solicitud de
toani dispuso su talla y la del cuauhxicalli que consagraría materiales que detonó las hostilidades entre mexicas y matlatzincas: "[oo .]
poco antes de su muerte, así como la referencia de Durán envió [Axayácatl] sus mensajeros a los dos seí'lores de aquellas provincias,
haciéndoles saber cómo él había edificado unas piezas en el templo y san-
respecto a que al iniciarse las hostilidades contra los matla-
tuario para asentar las mesas de sus sacrificios y que tenía necesidad [oo .]
tzincas se construía, o ampliaba, el inmueble destinado para que luego le mandasen traer madera de cedro y de pino, para cubrirlas. No
alojar ambos monolitos,21 son factores que llevan,a pensar porque le faltase madera, pero fue consejo e industria de 11acaélel, para tener
ocasi6n y entrada para lo que pretendfan" (Durán, 1967, 11: 268; cursivas
mías).
21 Como se dijo en la síntesis previa, es factible que las palabras de 22 Lo mismo hicieron, posteriormente, Ahuítzotl y Motecuhzoma 11
Durán aludan al complejo arquitectónico integrado por el Templo del Sol (Alvarado Tezozómoc, 1878: 567-568; Nicholson, 1961 : 402-403).
332 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 333

segunda corresponde a la instalación de otro temalácatl en 1487. Aunque las fuentes aluden -en distintos momentos
1498, bajo el reinado de Ahuítzotl (r. 1486-1502), aunque la históricos de Tenochtitlan- al inicio de obras en el Templo
fuente no proporciona ningún dato adicional (Chimalpain Mayor (o templo de Huitzilopochtli), al inmueble en proceso
Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 175-177). de edificación, a conclusiones de obras, o bien a edificaciones
que se suponen terminadas,23 sólo en el caso de 1487 con-
tamos con descripciones, por fortuna bastante detalladas,
TLACAXIPEHUALIZTU y LAS CONSAGRACIONES de las ceremonias de consagración efectuadas y en ellas no
DEL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN se mencionan el desollamiento de víctimas ni la realización
del tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio (Durán, 1967,
En un interesante trabajo acerca de las ofrendas excavadas II: 333-347; Alvarado Tezozómoc, 1878: 492-520). Tomando
entre 1978 y 1991 por el Proyecto Templo Mayor, López Lu- como base dichas descripciones, resumimos a continuación
ján afirma que la solemne consagración del Templo Mayor los detalles más relevantes para esta discusión.
realizada en 1487, y presidida por Ahuítzotl, comenzó en el De acuerdo con las fuentes, los sacrificios humanos -
primer día de tlacaxipehualiztli, y va más allá al decir que el parte medular de la celebración- se prolongaron durante
principal templo de Tenochtitlan sólo era inaugurado du- cuatro días,24 participando en su consumación los tlatoque
rante dicha veintena, siendo el tlahuahuanaliztli o sacrificio de la llamada Triple Alianza, así como el cihuacóatl de Te-
gladiatorio el rito que presidía dichas ceremonias consagra- nochtitlan, cada uno en un lugar asignado (Durán, 1967, II:
torias (López Luján, 1993: 276, 281, 284). La relevancia de 344-345; Alvarado Tezozómoc, 1878: 514-517). Durán sólo
esa afirmación para nuestro tema de estudio convierte su distingue dos emplazamientos: Ahuítzotl en el Templo Ma-
discusión en algo de vital importancia.
Sin desdeñar varios argumentos presentados por el au-
23 Respecto al inicio de obras y al edificio en proceso de edificación,
tor sobre la importancia que llegó a revestir para los mexicas
véanse Durán (1967, II: 106, 133ss.), Alvarado Tezozómoc (1878: 273,
la fiesta dedicada a Xipe Tótec (1993: 279-289), considero 287ss.) los Anales de Cuauhtitúm (1945: 38) y Chimalpain Cuauhtlehua-
que la información de las fuentes documentales no permite nitzin (1997a: 153; 1998, '1: 385, 395ss.; 2003a: 133). Por lo que atañe a
apoyar su propuesta. De entrada, es necesario aclarar que conclusiones de obras y edificaciones terminadas, véase Durán (1967, II:
226ss.), Alvarado Tezozómoc (1878: 355ss.), el Códice Ram(rez (1878: 65-
López ~uján identifica, como ceremonia consagratoria del 66), Acosta (1979: 349), la Historia de los mexicanos por sus pinturas (1941:
Tempío Mayor, al tlacaxipehualiztli realizado hacia 1455 con 230), Torquemada (1943, 1: 150, 157) Y los Anales de Tlatelolco (2004: 25,
el sacrificio de cautivos huastecos (López Luján, 1993: 272- 39, 41). A las anteriores, deben agregarse las menciones sobre el inicio de la
edificación del Templo Mayor que sería consagrado en 1487: Durán (1967,
273). Sin embargo, como vimos en el capítulo "Escenarios II: 311), Alvarado Tezozómoc (1878: 451), Chimalpain Cuauhtlehuanitzin
del culto a Xipe Tótec en Mexico-Tenochtitlan" (pp_ 109-183) (1997a: 187; 2003a: 155), los Anales de Cuauhtitlan (1945: 57), la Historia
de este estudio, los textos de Durán y Tezozómoc apuntan de los mexicanos por sus pinturas (1941 : 231), Torquemada (1943,1: 185), el
Códice T~leriano-Remensis (1995 : 38v), los Anales de l1atelolco (2004: 97), el
más bien hacia el estreno de un temalácatl y del templo de-
CódifeAubin (1963 : 47), el Codexen Cruz (1981: 27-28), la Histoire mexicaine
dicado a "Nuestro señor el desollado"_ (1998: 92) y el Codex Mexicanus 23-24 (1952: LXXI; cf. Mengin, 1952: 455).
Lo más indicado, en cualquier caso, es enfocamos en la 24 Motolinia y Torquemada mencionan también que la celebración

información concerniente a la excepcional consagración de duró cuatro días (Motolinia, 1971 : 404; Torquemada, 1943, 1: 186).
334 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 335

yor, y el cihuac6atl en "la piedra del Sol" (Durán, 1967, II: por Durán que el nombre y ropajes utilizados por quien os-
344), mientras Tezozómoc aclara que el tlatoani de Tetzcoco tentaba ese cargo variaba de acuerdo con la fiesta que se
(Nezahualpilli) fungió como sacrificador "encima de la pie- solemnizaba:
dra que llaman Yopico" y el de Tlacopan "encima de la pie-
dra que estaba frontero de Huitznahuac"; en cuanto al lugar El sexto ministro, que era el que tenía oficio de matar, era te-
donde sacrificó el cihuac6atl, se refiere a él como "el bra- nido y reverenciado como supremo sacerdote, o pontífice. El
sero" o "el Cuauhxicalli" (Alvarado Tezozómoc, 1878: 515). nombre del cual era diferente, conforme a la diferencia de los
Las inmolaciones se efectuaron por extracción del corazón tiempos y las solemnidades en que sacrificaba, así como en la
y también, probablemente, por degüello (Durán, 1967, II: diferencia de sus pontificiales vestidos con que se adornaba,
345; Ah'arado Tezozómoc, 1878: 509, 515-516). El cronista cuando salía a ejercitar el oficio de su suprema dignidad (Du-
de ascendencia mexica consigna también el uso de 15 "de- rán~ 1967,1: 31).

golladeros" esparcidos por la ciudad, en los cuales también


fueron sacrificadas víctimas durante esa solemne ocasión En suma, las relaciones de Durán y Tezozómoc descri-
(Alvarado Tezozómoc, 1878: 515). ben una fiesta ecuménica en la que las deidades más im-
La fuente -o fuentes- en que abrevaron Durán y Tezo- portantes se encontraron presentes; entre ellas, desde luego,
zómoc informaba que los tres tlatoque y el cihuac6atl de Te- Xipe Tótec, tanto por el uso de su templo como escenario
nochtitlan fueron asistidos, para realizar sus funciones como destacado de inmolaciones humanas como por la presencia
sacrificadores, por sacerdotes ataviados como deidades, deta- de un sacerdote que representaba a Yohuallahuan, una de
llando además los dioses que fueron representados por ellos. us advocaciones. Sin embargo, su participación se inserta
El fraile dominico es muy específico al decir: "Con estos se- en la de una colectividad de númenes que "acudieron" para
ñores [se refiere a los tlatoque y al cihuac6atl] se vistieron celebrar el rito y seguramente, desde el punto de vista de las
muchos sacerdotes con las semejanzas de todos los dioses y autoridades mexicas, para rendir pleitesía a su dios tutelar,
diosas que había; los cuales, aunque la historia los nombra, va Huitzilopochtli.
poco a decir" (Durán, 1967, II: 344-345; cursivas mías). El objetivo central.de la solemnidad, consagrar el tem-
Afortunadamente, gracias a Tezozómoc podemos cono- plo dedicado al "Colibrí de la izquierda", así como la inves-
cer esa nómina divina que Durán soslayó: Huitzilopochtli, tidura del sacerdote principal mencionada por Tezozómoc,
Tláloc, Quetzalcóatl, Opochtli, Itzpapálotl, Apantecuhtli, Za- apuntan con preferencia haciapanquetzaliztli, la fiesta prin-
catlamatzin [¿Tlamatzíncatl?], Toci, Ixquitécatl, Chicnauhé- cipal que los mexicas dedicaban a Huitzilopochtli y por la
catl, Coatlicue y Yohuallahuan (Alvarado Tezozómoc, 1878: cual se han inclinado algunos investigadores (Caso, 1967a:
515). En otra parte, el mismo cronista menciona también 59; Graulich, 2000: 368; Zantwijk, 1985: 256). Sin embar-
a Tezcatlipoca, Chalchiuhtlicue y Mictlantecuhtli entre los go, hay otros dos argumentos que pueden añadirse a los ya
dioses representados por sacerdotes, aclarando que el sa- mencionados.
cerdote principal de la ceremonia tomó los atavíos y divi- El primero es que, de acuerdo con Durán, una vez fina-
sas de Huitzilopochtli (1878: 504-505). Este último dato de lizada la consagración del Templo Mayor, los mexicas em-
Tezozómoc es de particular importancia, ya que sabemos prendieron una campaña militar contra Teloloapan, señorío
336 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 337

del actual estado de Guerrero, en virtud de que no habían 1487 (Chimalpain Cuauhdehuanitzin, 2003a: 165). Tal día,
acudido a la celebración a pesar de haber sido convocados; de acuerdo con una reconstrucción basada en la secuencia
la campaña, según la fuente, incluyó también el sometimien- calendárica propuesta por Caso, correspondió al 26 de abril
to de Alahuizdan y Oztoman (Durán, 1967, II: 347-349). Los y cayó en la veintena hueitozoztli, lo que descartaría a tla-
cautivos obtenidos, según Durán: "[ ... ] fueron sacrificados caxipehualiztli como festividad de consagración del Templo
en la primera solemnidad que cayó después de su prisión Mayor, y validaría cualquier periodo posterior a hueitozoztli,
y el sacrificio fue el que ellos llamaban 'desollamiento de entre ellos panquetzaliztli (Tena, 1992: 104, tabla 2; cf. Caso,
hombres'" (1967, II: 349).25 1967a: 59). El mismo argumento haría válido también el
Es decir, tlacaxipehualiztli, palabra que seguramente día 4 ácatl que da Chimalpain como fecha de la magna con-
Durán tradujo del documento en que se basó, y al que fre- sagración, el cual correspondió al 11 de agosto, último de
cuentemente se refiere como "la historia". De haberse reali- la veintena tlaxochimaco (Chimalpain Cuauhtlehuanitzin,
zado la consagración del Templo Mayor en panquetzaliztli, 2003a: 165; Tena, 1992: 104, tabla 2).
es decir, el 18 de diciembre de 1487 según la interpretación En síntesis, las descripciones y datos que proporcionan
de Caso (1967a: 59), la campaña contra Teloloapan, Alahuiz- las fuentes documentales apuntan claramente a que la con-
dan y Oztoman podría haberse realizado durante los meses sagración del Templo Mayor de 1487 se realizó durante la
de enero y febrero de 1488, y los cautivos habrían sido sa- veintena panquetzaliztli, dedicada por los mexica tenochcas
crificados en la celebración de tlacaxipehualiztli correspon- a Huitzilopochdi o, en su defecto, en tlaxochimaco según el
diente a marzo de ese año. dato de Chimalpain recién mencionado, lo que no es de nin-
El segundo argumento es que una considerable cantidad guna manera descartable, ya que de acuerdo con Sahagún
de fuentes concuerdan en mencionar a los tziuhcohuacas en- los mexicas también dedicaban esa fiesta a Huitzilopochtli
tre los cautivos inmolados durante la magna consagración (Sahagún, 2000, 1: 149, 150,221-222).
del Templo Mayor, algunas de ellas destacándolos como las No obstante lo anterior, el trabajo de López Luján
víctimas principales. 26 Ahora bien, de acuerdo con la Sép- deja ver la señalada presencia de elementos relacionados
tima relación de Chimalpain, la conquista de Tziuhcóhuac iconográfica y simbólicttmente con Xipe Tótec en las ofren-
se consumó el día ce miquiztli (1 muerte) del año 8 ácatl, das del Templo Mayor (López Luján, 1996: 258-262), lo que
in duda refleja la importancia de la deidad en la vida ritual
25 Según Tezozómoc, cuando los mexicas se encontraban combatien-
de los mexicas y se explicaría, entre otras razones, a partir
do contra los oztomecas les gritaron en tono amenazante: "[ ...] aquí en de sus nexos con el origen mítico de la guerra sagrada y el
vuestras tierras os hemos de desollar y llevar vuestros cueros a México" Quinto Sol.
(Alvarado Tezozórnoc, 1878: 527).
26 Véase Sahagún (1997: 187), Durán (1967, II: 340), Alvarado Tezozó-

rnoc (1878: 517), los Anales de Cuauhtitlan (1945: 58), Chirnalpain Cuauh-
tlehuanitzin (1997a: 199; 1998, I: 407; 2003a: 165),105 Anales de 11alidolco
(2004: 97), el Códice Telleriano-Remensis (1995: 39r), Torquernada (1943,
I: 186), el Códice Aubin (1963: 47), el Codex en Cruz (1981: 29), los Anales
de Tuw. (1995: 247), la Historia Tolteca-chichimeca (l989: 226, 47v) y Alva
Ixtlilxóchitl (1965, II: 273).
338 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 339

Los ATAvíos DE XIPE TÓTEC COMO PARTE


DEL AJUAR BÉLICO DEL HUEITlATOANI

De acuerdo con Seler, los tres primeros atuendos militares


de los tlatoque mexicas mencionados por Sahagún, distin-
guidos sucesivamente por el tlauhquecholtzontli, el xiuhtoto-
tzontli y el ocelotótec, 27 son atavíos de Xipe Tótec con ligeras
variantes (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 33; Seler; 1990-
1998,111: 47-49). Todos ellos incluyen la tzapocuéitl o "falda
de zapote", elemento caracteristico y (hasta donde llegan
mis conocimientos) exclusivo de "Nuestro señor el desolla-
do", aunque en este caso estaba manufacturada con plumas
de quetzal.
El primero en la lista, identificable por el tocado tlauh-
quecholtzontli, incluía también un tambor dorado que col-
gaba de dicho tocado y era llevado por el jerarca en su espal-
da (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 33; 2000,11: 747). Aunque Figura 84. Códice rudeZa, 12r.
Seler manifestó no conocer ninguna pictografía en la que
Xipe Tótec apareciera con el tlauhquecholtzontli, lo porta actuar como líder de sus tropas. El Códice Cozcatzin y el
sin duda en el Códice Borbónico, donde se muestra como el odex Mexicanus 23-24 lo muestran de esa manera durante
Tezcatlipoca Rojo y luce, además, la tzapocuéitl (Seler; 1990- la guerra entre Tenochtitlan y Tlatelolco, ocurrida en 1473
1998,111: 47; CB: 14) (figura 39).28 (figuras 85 y 86). Varios otros textos, además, lo describen
Aunque Axayácatl no es el primer jerarca tenochca que utilizando el tlauhquecholtzontli o el yopihuéhuetl ("el tam-
las fuentes documentales relacionan con Xipe Tótec (ya he- bor de Yopi") en campa'fias de conquista (Alvarado Tezozó-
mos visto que tanto Chimalpopoca como Motecuhzoma I moc, 1878: 404; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, 1997b, II:
dedicaron sendos altares sacrificiales y templos al dios), sí 49; 2003a: 143, 151; ce: 24) .
es el primero en aparecer portando sus ropajes y divisas al Ahuítzotl continuó con esa tradición. Chimalpain nos
dice que combatió personalmente en la conquista de Tziuh-
'6huac, llevando como atavíos el xiuhtotoéhuatl, un yopi-
27 En el caso de los dos primeros atuendos, se citan aquí los nombres
transmitidos por el texto primario del C6dice Florentino. Seler se refiere a huéhuetl y un tocado de plumas verdes de quetzal (Chi-
ellos como tZaufu¡uéchol y xiuhtototótec. malpain Cuauhtlehuanitzin, 2003a: 165). Es posible que
28 El dios también aparece con el tlauhquecholtzontli en la página 27 'ste último haya sido el xiuhtototzontli, mencionado por el
del mismo códice, correspondiente a la veintena hueitecuhahuitl (figura
80), así como en las páginas 34 y 36. De igual manera lo lleva en los códices 'ódice Florencino en su relación de los atavíos militares del
Borgia, Tonalámatl de Aubin (figura 66) y Tudela (figura 84) (Vié-Wohrer, ¡;oberano mexica como el tocado que acompañaba al xiuhto-
1999, 1: 136). loéhuatl (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 33). De esta manera,
340 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 341

flpra 86. Coda Mexicanus 23-24, LXIX.

Según el testimonio del Códice Vaticano 3738, Motecuh-


Figura 85. Códice Cozcatzin , 151: zoma Xocoyotzin ostentó el atuendo de Xipe Tótec -in-
luyendo el tlauhquecholtzontli y la piel desollada- en la
el atuendo del jerarca se relacionaría tanto con el dios del onquista mexica de ToBocan y Xaltépec, en la región ma-
fuego, cuya ave compañera era el xiuhtótotl, como con Xipe llatzinca; allí se le puede ver uriido al glifo del año 9 calli,
Tótec, representado por el yopihuéhuetl. 29 quivalente a 1501 (CV~738: 83v) (figura 70). Desde luego,
n ese momento aún no ostentaba el cargo de hueitlatoani,
por lo que debe haber comandado esa empresa militar en su
2Y De acuerdo con un estudio sobre los atavíos de los tlatoque mexicas,
arácter de tlacochcálcatl o tlacatéccatl.30
Xipe Tótec -junto con Xiuhtecuhtli, y tal vez Quetzalcóatl y Tezcatlipo-
ca- formaba palte de un elenco bastante limitado de deidades cuyos ro- No obstante, siendo ya el jerarca supremo, Tezozómoc
pajes o insignias eran utilizados por el jerarca (Obregón Rodríguez, 1985 : lo describe en dos ocasiones vestido como Xi pe Tótec: la pri-
172-174). Aunque la autora aclara que realizó su investigación a partir de mera cuando emprendió su "campaña de coronación" contra
documentos pictográficos o ilustrados con pictografías, lo cierto es que las
fuentes escritas no permiten a mpliar gran cosa el panorama; como com-
plemento a lo expuesto por ella, Costumbres de Nueva España dice que el
hueitlatoani se ataviaba como Mixcóatl , otra advocación del Tezcatlipo a 30 Mientras Tezozómoc asigna a Motecuhzoma Xocoyotzin el primero

Rojo, para participar en la cacería l-itual celebrada en quecholli (eNE: SO) . de los cargos mencionados, según Chimalpain ostentaba el segundo (Al-
Sobre la utilización de los atavíos del dios del fuego por parte del hueitla- varado Tezozómoc, 1878: 572-573; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin 1997a:
toan; mexica, véase a Heyden (1972). 219; 2003a: 177).
342 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 343

Nopallan e Icpatépec, y la segunda poco después, en otra no fue muy afortunado, ya que Tlacahuepan murió en el
guerra contra Xaltépec y Cuatzontlan (Alvarado Tezoz6moc, combate y su cuerpo fue despojado de sus armas y ropas
1878: 584, 599). En el primer caso, menciona el tlauhque- por los huexotzincas, antes de ser desmembrado (Alvarado
choltzontli, así como el tamborcillo dorado trenzado con Tezozómoc, 1878: 612).
una pluma de tlauhquéchol, el bastón de sonajas -al que El hecho de que los tlatoque mexicas se vistieran como
erróneamente llama omichicahuaztli en lugar de chicahuaz- Xipe Tótec para ejercer la guerra adquiere aún más signifi-
tli- y "una rodela dorada de los costeanos", refiriéndose pro- cación, considerando que el empleo de sus atavíos militares
bablemente al escudo con círculos dorados -() teocuitlana- era exclusivo. Al respecto, algunas fuentes informan sobre la
huacayo- dado por los orfebres al sacerdote que ataviaban pena de muerte que pesaba sobre quien hurtara los atavíos
con motivo de la celebración de tlacaxipehualiztli (Sahagún, militares del hueitlatoani u osara vestir como él para partici-
1953-1982, Libro 9: 69;cf. Seler, 1990-1998,11: 38, 265).31 En par en la guerra (Motolinia, 1996: 484; Zorita, 1999,1: 356).
el segundo caso, Tezozómoc vuelve a citar el tocado hecho Según Las Casas, la prohibición se extendía también a las
con plumas de tlauhquéchol y se refiere al tamborcillo con el divisas utilizadas en danzas o fiestas y amparaba de igual
nombre de yopihuéhuetl (Alvarado Tezoz6moc, 1878: 599). forma al tlatoani tepaneca (Las Casas, 1967,11: 401).
De acuerdo con Olivier, a través de la acci6n de vestir No obstante, el ejemplo recién mencionado de Mote-
atuendos y divisas divinas, el hueitlatoani se identificaba cuhzoma Xocoyotzin utilizando los atavíos de Xipe Tótec
con "etapas" significativas en la vida de las deidades . En el antes de asumir el mando supremo, así como el de su her-
caso de Xipe Tótec, y teniendo en cuenta que el Códice Va- mano Tlacahuepan, nos hacen ver que algunos miembros
ticano 3738 se refiere a él como generador de la guerra, el del linaje gobernante quedaban exentos de la prohibici6n,
investigador francés se inclina a pensar que la acci6n del siempre y cuando hubieren alcanzado la dignidad suficien-
gobernante supremo de los mexicas revivía el inicio de la te. 32 Durán, en particular, da a entender que Tlacahuepan
guerra sagrada (Olivier, 2004: 398; cf. CV3738: 8r, 79). recibió de su hermano las divisas de Xipe Tótec junto con un
En el caso de Motecuhzoma n, es posible que se haya nuevo nombramiento (Durán, 1967,11: 433). Según la Cróni-
tratado del atuendo y las divisas empleados originalmente ca mexicáyotl y Chima~pain, Tlacahuepan tenía el cargo de
por su padre Axayácatl. Años después, de acuerdo con Du- tlacochcálcatl (Alvarado Tezozómoc, 1992: 135; Chimalpain
rán, Motecuhzoma 11 le entreg6 "la divisa del dios Tótec" Cuauhtlehuantzin,2003a: 175).33
a su hermano Tlacahuepan, quien estaba por encabezar al
ejército mexica en una "guerra florida" oxochiyáoyotl contra
Huexotzinco (Durán, 1967,11: 433). Tezoz6moc es quien de- DESOLLAMIENTO y ASCENSO AL PODER DE LOS TLATOQUE
talla que se trataba de las "armas que fueron del rey Axayá-
cat/" (Alvarado Tezozómoc, 1878: 611). El destino del ajuar Entre los mexicas, el proceso de entronización de los tlatoque
se veía confirmado mediante una campaña militar encabe-
3 1 Tezozómoc apunta, además, que Motecuhzoma 11 alentó a sus
tropas golpeando el tambor y haciendo sonar el chicahuaztli (Alvarado Te- 32 A este respecto, véase Piho, 1972: 325-326.
zozómoc, 1878: 584). 33 Chimalpain, no obstante, ubica su muerte aflos atrás, en 1495.
344 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 345

zada por el nuevo gobernante, cuyo objetivo era la obtención una fiesta a los tlatoque comarcanos, ocasión en que recibía
de cautivos para ser ofrecidos en sacrificio. De acuerdo con presentes de sus invitados y él, a su vez, les repartía man-
Sahagún, la campaña tenía lugar posteriormente a la fiesta tas;36 3) después de la fiesta, los parientes más cercanos del
de la elección -<:uya duración no era fija, según la fuen- protagonista permanecían con él hasta que llegaba el día del
te- y, al regresar, el recién ungido presidía los sacrificios sacrificio de su víctima; 4) el protagonista ayunaba durante
recompensando a los guerreros noveles (Sahagún, 2000,11: el tiempo que precedía al sacrificio del cautivo; 5) consu-
774-775). Según Durán, la fiesta duraba cuatro días y se ha- mado el sacrificio, la sangre de la víctima era vertida en un
cía precisamente con el fin de sacrificar en el último de ellos recipiente, y el protagonista mandaba rociar con ella todas
a los enemigos capturados en la campaña (Durán, 1967,11: las efigies divinas que se hallaban en el recinto sagrado; y 6)
303-311).34 Ambos autores coinciden, en que previamente a el cuerpo de la víctima era ingerido ritualmente (Motolinia,
la multicitada campaña el flamante hueitlatoani transitaba 1996: 485-487).
por un rito de investidura en el que --entre otras cosas- era Este último detalle puede inferirse a partir de las si-
presentado a la sociedad mexica (Sahagún, 2000, II: 771-
773; Durán, 1967,11: 301-302).
.
guientes palabras del. franciscano: "De la carne hazían otras
~erimonias, que por ser crueles y esta ya dichas otras quasi
Motolinia legó un valioso testimonio de la primera ac- semejantes en la primera parte y por causa de breuedad, no
ción de guerra de un nuevo tlatoani, donde nos hace saber las digo aquí" (1996: 486). En consecuencia, también puede
que su primer cautivo era sacrificado mediante extracción suponerse la realización de un segundo banquete, el cual
de corazón en lo alto de un templo y vistiendo las insignias se sumaría al mencionado en el punto 2. Por desgracia, y
del Sol; su cuerpo era despeñado, decapitado y desollado, también "por causa de breuedad", Motolinia omitió descri-
rellenándose finalmente la piel con algodón para ser colga- bir otras varias ceremonias que el ungido realizaba antes y
da en la casa del jerarca recién nombrado (Motolinia, 1996: después del sacrificio de la víctima (Motolinia, 1996: 487).37
486). Lo cierto es que sólo después de haber cumplido con el
Me interesa destacar algunos detalles en la descripción requisito de ofrecer en sacrificio a su primer cautivo conse-
de Motolinia, en virtud de que más adelante, al examinar lo guido como tlatoani, el protagonista adquiría el derecho de
que ocurría con los guerreros distinguidos en tlacaxipehua- utilizar los ornamentos, prendas y divisas correspondientes
liztli, será posible apreciar las semejanzas en ambos casos: a su nueva dignidad, tanto en la guerra como en celebracio-
1) entre el protagonista del rito y su cautivo se establecía nes especiales (Motolinia, 1996: 487).38
el lazo de paternidad simbólica;35 2) el protagonista ofrecía

36 Esta fiesta se hada después de la toma del cautivo y como preludio


34En las páginas citadas, Durán describe la campaña militar de in- a su sacrificio, de manera que la secuencia de acontecimientos presentada
vestidura realizada por Tizoc; sin embargo, también lo hace en los casos por Motolinia coincide con la asentada por Durán.
de Ahurtzotl y Motecuhzoma II, coincidiendo en todos los detalles básicos 37 Otras fuentes dan cuenta de estos hechos, aunque todas ellas abre-
(Durán, 1967, II: 318-327; 407-416). Tezoz6moc, a su vez, concuerda con varon de Motolinia y no aportan ningún dato adicional (Mendieta, 1980:
Durán (Alvarado Tezoz6moc, 1878: 440-451; 461ss., 581-596). 132-133; Zorita, 1999,1: 358-360; Torquemada, 1943, II: 541-542; G6mara,
3' Según el texto, "Llamáuanle [al cautivo] hijo del señor que lo aura 1954, II: 408).
preso y hazíanle la honrra que al mesmo señor [... ]" (Motolinia, 1996: 486). 38 Al ascender al poder, los gobernantes mayas del periodo Clásico
346 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 347

El desollamiento del primer cautivo de un nuevo tlatoani el centro del universo, ejerciendo además funciones purifi-
y, sobre todo, el uso dado al producto de esa acción ritual, cadoras, regenerativas y de sacralización (Noguez Ramírez,
evidencian que la piel conllevaba -entre otros- un valor de 1971; Limón Olvera, 2001).
trofeo, tal y como ocurría en Zapotlan, donde las pieles de No obstante, ce itzcuintli era también el principal nom-
los cautivos eran rellenadas con paja o zacate para danzar bre calendárico de Xipe Tótec, quien aparece presidiendo la
a su alrededor (Flores, 1986a: 391-392). Más adelante vere- trecena iniciada por ese signo en los códices prehispánicos
mos que dicho valor cobraba una especial importancia en del llamado Grupo Borgia, así como en el Borbónico, el Vati-
tlacaxipehualiztli, especialmente en lo que concernía a los cano 3738 y el Tonalámatl de Aubin (Spranz, 1993: 352; CB:
guerreros tenochcas involucrados en el tlahuahuanaliztli o 14; CV3738: 26v, 165; TA: 14; cf Caso, 1961: 88). En los casos
sacrificio gladiatorio. del Códice Borbónico y del Tonalámatl de Aubin, el signo ce
En otro orden de ideas, el dato aportado por Motolinia itzcuintli -además de iniciar la trecena- se encuentra di-
se sumaría a algunos otros que apuntan hacia una partici- rectamente asociado con la imagen de Xipe Tótec, junto con
pación destacada de Xipe Tótec en el proceso de entroni- los de nahui oUin y yei cuauht/i. o "3 águila" (figuras 39 y 66).
zación de los tlatoque tenochcas, los cuales se comentan a Por otra parte, el Códice Vaticano 3738 coincide con Saha-
con tinuación. gún al decir que en el día cuatro caña de esa trecena "daban
Primero, la fecha en la cual se realizaba la fiesta de la las dignidades a los príncipes del pueblo".
elección. De acuerdo con Sahagún, se escogía la trecena ini- Segundo, las referencias sobre el proceso de consagra-
ciada por el signo calendárico ce itzcuintli (1 perro), debido ción de Tízoc como hueitlatoani mencionan al templo de
a que era próspero y, además, el signo del dios del fuego; el Xipe Tótec, el Yopico, como uno de los seis lugares de culto
convite iniciaba -según la fuente- en el cuarto día de ese donde el nuevo soberano acudía para autosacrificarse me-
periodo, nahui ácatl (4 caña) (Sahagún, 2000, 1: 396).39 Sin diante punción, así como para decapitar codornices y sa-
duda, Xiuhtecuhtli era el numen con el cual la figura del humar copal hacia los cuatro rumbos del cosmos, todo ello
hueitlatoani encontraba una mayor identificación, al grado como parte del rito de investidura que sucedía de inmediato
de que la efigie del dios ígneo fabricada durante el desarro- a su elección (Durán, 1967, 11: 302; Alvarado Tezozómoc,
llo de izcaUi, una de sus fiestas, se hacía a imagen del jerarca 1878: 439).40
supremo y le eran colocados, además, sus atavíos e insignias Por último, algo que ya fue mencionado recientemente:
(Sahagún, 2000, 1: 87). Para comprender mejor este fenó- Tezozómoc describe a Motecuhzoma 11 ataviado como Xipe
meno, es importante comentar que según la cosmovisión
indígena se trataba de la deidad que ocupaba y dominaba
40 Los otros cinco lugares eran el templo de Huitzilopochtli, el cuauh-
xicalli, el TIillan (o quizás el Tlillancalco), el templo de Huitznáhuac y un
también debían capturar y ofrecer en sacrificio a un cautivo, aunque se lugar en la ribera lacustre de Tenochtitlan, probablemente uno de los ado-
ignora el momento preciso en que lo hadan dentro del proceso de su entro- ratorios llamados Ayauhcalco, dedicados a los tlaloque (Alvarado Tezozó-
nización (Schele y Miller, 1986: 110, 117). moc, 1878: 438-439; Durán, 1967, II: 301-302). En otro lugar, sostengo que
39 De acuerdo con Durán, la fiesta se realizaba en el signo ce cipactli (1 el templo de Xipe Tótec visitado por el nuevo hueitlatoani debe haber sido
lagarto), aunque como vimos anteriormente no coincide con Sahagún en la el que se encontraba en la parcialidad de Moyotlan (González González,
secuencia de los acontecimientos (Durán, 1967, II: 311, 321) 2005).
348 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 349

Tótec, precisamente, en su campaña militar de investidura diferenciados, de acuerdo con las descripciones hechas por
(Alvarado Tezozómoc, 1878: 584). En lo que resta de esta Sahagún: uno, integrado por cautivos que eran sacrificados
obra, se irá aclarando que la presencia de "Nuestro señor el durante el primer día "oficial" de la fiesta en el templo de
desollado" en los ritos de investidura de los nahuas antiguos Huitzilopochtli, y el otro conformado por quienes morían
no se limitaba al ejemplo de los tlatoque. Lo encontramos en el temalácatl, sometidos al tlahuahuanaliztli o sacrificio
igualmente en los procesos ascensionales de los tetecuhtin y gladiatorio.
los guerreros, cuestiones a las que regresaré en más de una La clarificación de dichas diferencias permitirá mostrar
ocasión, así como en el caso de los mercaderes o pochtécah, que formaban parte del proceso de promoción que determi-
quienes también visitaban su templo como parte del cere- nados guerreros experimentaban en tlacaxipehualiztli y que
monial asociado con el banquete que ofrecían cuando ha- era avalado directamente por el hueitlatoani, de acuerdo con
bían logrado acumular suficiente riqueza (Sahagún, 2000, varias fuentes. Asimismo, constituirá el punto de apoyo me-
11:819). todológico para intentar esclarecer, hasta donde sea posible,
el mecanismo mediante el cual esos guerreros distinguidos
alcanzaban una nueva posición dentro de la jerarquía mili-
SACRIFICIOS DE CAUTiVOS DE GUERRA EN TLACAXIPEHUALlZTll tar tenochca.

En el capítulo anterior se expuso la cuestión relativa al sa-


crificio de los tlatlacohtin de collera que representaban dei- El primer dfa: sacrificios en el templo de Huitzilopochtli
dades y que, de acuerdo con Durán, eran inmolados previa-
mente a la realización del tlahuahuanaliztli. Sin embargo, En Tenochtitlan, la verdadera celebración de tlacaxipehua-
la fiesta de Xipe Tótec era, sobre todo, un escenario para el liztli daba inicio en el templo de Huitzilopochtli, con el sa-
holocausto de cautivos de guerra; se ha señalado ya el ca- crificio de cautivos durante el día previo a la realización de
rácter masculino de la festividad, expresado sobre todo por la ceremonia mayor, el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladia-
el hecho de que todas las víctimas que morían en ella eran torio; esa debe ser la razón por-la cual el franciscano dice
hombres, con excepción de Mayáhuel, cuyo sacrificio es des- que la fiesta se hacía también "a honra de Huitzilopuchtli"
crito por Durán y mencionado por Sahagún. 41 (Sahagún, 2000, 1: 180-181). La noche previa, los guerreros
Más que intentar una relación detallada de la forma en donadores, o tlamanime, velaban a sus víctimas, cortándo-
que se hacían los sacrificios, mi intención es resaltar las dife- les cabellos de la coronilla a la medianoche y colocándolos
rencias en el tratamiento social que recibían los despojos de frente al fogón (Sahagún, 2000, 1: 180; 1953-1982, Libro 2:
las víctimas, considerando la existencia de dos grupos bien 47).42 La velación se realizaba en el Calpulco particular del
guerrero donador, lugar que de acuerdo con el mismo Saha-

4\ Es de señalarse, no obstante, la anotación de Sahagún (1953-1982,


Libro 2: 188) respecto a que la inmolación de Mayáhuel ocunia de día, en 42 En cuanto a las implicaciones simbólicas del corte de cabello de las
virtud de que las deidades femeninas casi siempre eran sacrificadas a la víctimas, véase la nota 77 del capítulo "El culto de Xipe Tótec en Tenochti-
medianoche. lIan y sus relaciones con el maíz" (pp. 241-315).
350 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 351

gún era "una casa grande como palacio que usaban en cada simbólica que se establecía entre el guerrero donador y la
barrio para juntarse allí a conferir los que regían el barrio" piel de su cautivo, como será expuesto más adelante. Por
(Sahagún, 1989: 20-21). otra parte, debe señalarse que las referencias al momento y
Al amanecer, los tlamanime llevaban a sus cautivos al lugar del desollamiento de estas víctimas sólo se encuentran
templo de Huitzilopochtli para ofrecerlos en sacrificio. En la en el texto castellano de Sahagún, por lo que constituyen
parte baja del edificio los entregaban a los sacerdotes, quie- otro ejemplo, entre muchos, de los detalles recabados por
nes se encargaban de subirlos tomándolos por los cabellos; el franciscano a través de un intercambio verbal con sus in-
algunos ofrecían resistencia y tenían que ser arrastrados (Sa- formantes.
hagún, 2000, 1: 180). Otros, por el contrario, daban muestras
de valor gritando el nombre de su altépetl, esperando con ello
ser reconocidos y recordados por sus coterráneos, así cOlno La prio.ridad de Huitzilopochtli y del hueitlatoani
dar honra a su lugar de origen (Sahagún, 1953-1982, Libro
2: 48). Una vez arriba, el corazón del cautivo era extraído Como acabamos de explicar, los cuerpos de los cautivos sa-
sobre el téchcatl mediante el procedimiento acostumbrado crificados en el templo de Huitzilopochtli eran recibidos por
y, finalmente, los cuerpos de las víctimas eran despeñados los cuacuacuiltin, quienes los llevaban a los calpulcos parti-
por la escalinata del templo (Sahagún, 2000, 1: 180). culares de los guerreros mexicas que los habían ofrecido en
sacrificio. Aunque ya se mencionó que la recepción y el tras-
lado de los cuerpos se hacían después de su desollamiento,
El desollamiento de las v{ctimas considero necesario, para clarificar aún más la exposición,
citar la fuente de manera textual:
Una vez despeñados, los cuerpos caían en el Apétlac o "Co-
medero de Huitzilopochtli", lugar donde eran desollados Después de desollados, los viejos llamados (:uacuacuilti lleva-
y posteriormente recogidos por unos sacerdotes llamados ban los cuerpos al calpulco, adonde el dueño del captivo había
cuacuacuiltin ("cabezas rapadas") (Sahagún, 2000, 1: 137, hecho su voto o prometimiento~ Allí le dividían y enviaban a
181; 1953-1982, Libro 2: 48). Sahagún dice con claridad que Motecuzoma un muslo para que comiese, y lo demás lo repar-
el desollamiento de este primer grupo de víctimas se efec- tían por los otros principales o parientes. íbanlo a comer a la
tuaba en la parte baja del templo de Huitzilopochtli: "Yen casa del que captivó al muerto (Sahagún, 2000, 1: 181).
sacando a cada uno dellos el corazón [ ... ] luego le echaban
por las gradas abaxo, donde estaban otros sacerdotes que El hecho de que primero se realizaran sacrificios en el
los desollaban. Esto se hacían [sic] en el cu de Huitzilopuch- templo del dios tutelar de los mexicas, así como el envío de
tli" (Sahagún, 2000,1: 180). un muslo de cada víctima al hueitlatoani, refleja la prioridad
El hecho de que estos cuerpos fueran desollados en el de Huitzilopochtli y del Estado tenochca -representado
lugar mismo del sacrificio marca una diferencia relevante por su soberano- en el logro de las conquistas militares.
respecto a las víctimas del tlahuahuanaliztli o sacrificio gla- Por un lado, es conveniente citar el texto de Castillo, donde
diatorio, particularmente en lo que concierne a la relación consignan las ordenanzas transmitidas por el tlacatecólotl
352 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 353

Tetzauhtéotl a Huitzilópoch, líder de los mecitin pere- en el Calpulco, lugar vinculado con la comunidad según se
grinantes; de acuerdo con la fuente, la primera de dichas explicó recientemente. De esa manera, habrían sido los di-
ordenanzas instruía al grupo para sacrificar a sus cautivos versos calpultin de la ciudad los que cumplían con un deber
de guerra, indicándoles los pasos a seguir: hacia su gobernante. 45 Más adelante, al exponer el caso de
las víctimas del tlahuahuanaliztli, se aclarará aún más esta
y a vuestros prisioneros de guerra [ ... ] les abriréis el pecho cuestión.
sobre la piedra de sacrificio [ ... ] y haréis ofrenda de sus co- La participación de los cuacuacuiltin como intermedia-
razones hacia el [Sol de] movimiento cuando se prenda, se rios que manipulaban los cuerpos de las víctimas constituye,
muestre su resplandor en el cielo [... ] Y cuando así lo hayáis en mi opinión, un testimonio adicional respecto a la injeren-
hecho, enseguida [lo haréis] para mí, y después para l1áloc, cia estatal directa en estos sacrificios. 46 Dicha congregación
y para todos los dioses mis amigos , que ya conocéis (Castillo, sacerdotal estaba integrada, de acuerdo con el mismo Sa-
1991: 125-127; cursivas mías).43 hagún, por:

Por otro lado, el guerrero donador, mediante la cesión [ .. .] unos ministros del templo que, en su juventud habían ser-
del muslo hecha al jerarca supremo, reconocía automática- vido en el cu y 'después de casados eran como padres de los
m ente su colaboración en la captura. En efecto, de acuerdo otros mancebos que servían en el cu, y aunque habitaban con
con Sahagún, cuando un enemigo era apresado por dos o sus mujeres tenían oficio en el cuy en la república, y acudían a
más guerreros mexicas, el cuerpo era repartido entre todos las fiestas (Sahagún, 1989: 21; cursivas mías).
los participantes: "[ ...] el que más se había señalado en este
negocio, tomaba el cuerpo del captivo, y el muslo y pierna Aunque los encontramos en las fiestas rituales de los me-
derecha; y el que era segundo tomaba el muslo y pierna iz- xicas desempeñando diversas funciones,47 interesa por el mo-
quierda [ ... ]" (Sahagún, 2000, II: 781).44 mento destacar su relación con determinadas ceremonias
Es muy factible, asimismo, que esta acción haya tenido vinculadas al aparato de gobierno. Los cuacuacuiltin parti-
un carácter más colectivo que individual, ya que -como lo
dice la fuente- el desmembramiento del cuerpo se hacía
45 Aparentemente, según el texto náhuatl de! Códice Florentino , los
miembros del calpulli manifestaban un especial interés por llevar e! muslo
43 Como lo seflala Navarrete Linares (en Castillo, 1991 : 64-65), Castillo de la víctima a las casas reales (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 49).
efectúa una reconstrucción -desde su momento histórico, ca . 1600- del 46 Como veremos más adelante, en el caso del tlahuahuanaliztli los
pacto establecido mediante dichas ordenanzas entre Tetzauhtéotl y los pe- cuerpos de las víctimas eran entregados directamente a los guerreros dona-
regrinantes, con el fin de explicar, a su manera, las características manifies- dores. Por otra parte, la entrega de lo~ cuerpos a los cuacuacuiltin contrasta
tas de los mexicas tardíos. con lo dicho por Sahagún cuando habla de los sacrificios realizados en el
44 Ateneo, seflorío tributario, estaba obligado a enviar los muslos de templo de Huitzilopochtli, en la fiestapanquetzaliztli : "y el dueflo del escla-
sus víctimas al hueitlatoani tenochca (Padilla, 1985: 34-35). Por otra parte, vo o captivo tomaba el cuerpo de su esclavo del apétlac, él por sí mismo.
y como es seflalado por López Austin, si los dioses recibían nueva vitalidad Nadie osaba tomar e! cuerpo del esclavo ajeno. Y llevábale para su casa"
gracias a la fuerza de las víctimas, el gobernante también se fortalecía y (Sahagún, 2000, II: 839).
prolongaba su vida al tomar una parte de sus cuerpos (López Austin, 1996, 47 Véase, a este respecto, a Sahagún (2000, 1: 226, 228; 1953-1982, Li-
1: 434) . bro 2: 44, 81ss., 112, liS, 122).
354 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 355

cipaban de manera especial en la recepción del hueitlatoani, El segundo día: sacrificios en el temalácatl
el ejército y sus cautivos cuando regresaban de una cam-
paña militar. Tezozómoc se refiere a ellos como "servidores La jornada que sucedía a los sacrificios en el templo de Hui-
. del templo de Huitzilopochtli", agregando que en esas oca- tzilopochtli era la de mayor intensidad en la fiesta dedicada
siones llevaban en andas al hueitlatoani y se hacían cargo, a Xipe Tótec y en la cual se realizaba su ceremonia estelar,
por órdenes del cihuacóatl, de convocar a los demás sacer- el tlahuahuanaliztli ("rayamiento") o sacrificio gladiatorio.
dotes para acudir a recibirlo (Alvarado Tezozómoc, 1878: Una vez más debo aclarar que no es mi objetivo describirla
485,531).48 o analizarla pormenorizadamente, sino enfocarme hacia el
De acuerdo con Durán, recibían a los cautivos arroján- tratamiento recibido por las víctimas que sucumbían en su
doles pedazos de tortillas previamente ofrendadas, dirigién- escenificación. 50
doles palabras de "bienvenida" con las que les anunciaban Aun así, conviene destacar una cuestión asentada por las
su inminente sacrificio, dándoles a beber pulque y, final- fuentes y que no ha sido suficientemente tenida en cuenta
mente, llevándolos al templo de Huitzilopochtli y al palacio hasta ahora: la confrontación de los textos de Durán y Tezo-
del hueitlatoani, con el fin de ofrecerlos al dios en el primer zómoc sobre las magnas celebraciones de tlaca.xipehualiztli
caso, y para que hicieran acto de sumisión en el segundo efectuadas en las épocas de Motecuhzoma 1 y de Axayácatl,
(Durán, 1967,11: 160). Esta relación es importante ya que y de éstos, a su vez, con la versión de la fiesta ofrecida por
vincula a los cuacuacuiltin con los cautivos antes de su sa- Durán en su libro acerca de los ritos y ceremonias, deja ver
crificio, mientras la descripción de tlaca.xipehualiztli hecha que el tlahuahuanaliztli experimentó modificaciones signifi-
por Sahagún los relaciona una vez más, pero habiéndose cativas con el paso del tiempo.
consumado su inmolación. En el capítulo anterior se discutieron los sacrificios pre-
Los testimonios de Tezozómo~ y Durán, aunados al en- vios al "rayamiento" descritos por Durán y en los cuales,
vío de uno de los muslos de cada víctima al hueitlatoani, de- según el cronista, morían representantes de nueve deidades
jan claro que los cuacuacuiltin fungían en tlacaxipehualiztli cuyos cuerpos eran desollados. La exposición tuvo como
como delegados del jerarca supremo, quien de esta manera base su libro acerca de los ritos-y ceremonias, mismo que
habría ejercido un control particular sobre las víctimas sa- segutamente refleja las pautas seguidas en la fiesta duran- .
crificadas durante el primer día de la fiesta, en el templo de te los tiempos cercanos a la conquista española. Al mismo
Hui tzilopochtli. 49 tiempo, es bien sabido que ese mismo registro de Durán, así
como el de Sahagún, explican que quienes ejercían la labor
de sacrificadores sobre el temalácatl eran cuatro personajes,
48 En concordancia con esta información, Sahagún dice que los CUQ-
ataviados a pares como águilas y jaguares, permaneciendo
cuacuiltin tenían autoridad para castigar a otros sacerdotes cuando no acu-
dían a su llamado (Sahagún, 2000, 1: 287 -288). 50 Los pormenores del sacrificio gladiatorio pueden consultarse en
49 Respecto a dicho control estatal sobre los cautivos ofrecidos en sa- las obras de Sahagún (2000, 1: 181-183; 1953-1982, Libro 2: 50-53), Durán
crificio, es de señalarse la existencia de una sala llamada rnalcalli en el (1967,1: 98-99; 11: 172-174,277-278), Alvarado Tezoz6moc (1878: 321-323,
palacio del hueitlatoani, en la que se les custodiaba y alimentaba (Sahagún, 415-416,622) Y Pomar (1986: 63-65). Pueden consultarse excelentes des-
2000, 11: 762). cripciones en Broda (1970: 209-218) y González Torres (2006: 229-233).
356 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 357

los representantes divinos como espectadores; el dominico, cia de cierta flexibilidad litúrgica en su realización, modi-
además, detalla que cada pareja de sacrificadores estaba je- ficándose sobre todo entre la época de Motecuhzoma 1 y
rarquizada en un "mayor" y otro "menor" (Durán, 1967, 1: Axayácatl. Puede decirse que a partir de 1479, al menos, se
98-99; Sahagún, 2000, 1: 182-183). adoptaron las pautas que la regirían hasta la llegada de los
Sin embargo, el mismo Durán nos dice en su Historia españoles, lo que podría obedecer a un mayor enfoque de
que en el tlacaxipehualiztli presidido por Motecuhzoma 1 ha- la fiesta hacia la figura del Tezcatlipoca Rojo y la creación
cia 1455, los sacerdotes ataviados como deidades cumplie- mítica del Quinto Sol, cuya relación fue comentada en el
ron como sacrificadores combatiendo contra las víctimas capítulo "El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en la
en el temalácatl (Durán, 1967, II: 172-174). Entre ellos men- transferencia del poder de Tula a México, Tenochtitlan" (pp.
ciona a un "tigre" y a un águila, pero su descripción de la 185-239).
ceremonia muestra que ocuparon un papel secundario. Por En las siguientes páginas, además de considerar el trata-
otra parte, los dioses enunciados por el dominico no con- miento post mórtem dado a las víctimas del tlahuahuanaliz-
cuerdan, estrictamente hablando, con los de su libro de los tli, el interés radicará también en el proceso de selección del
ritos y ceremonias: aunque se repiten Tótec, Huitzilopochtli que eran objeto y que no existía, por lo menos hasta donde
y Quetzalcóatl, se agregan Toci, Yopi, Opochtli (Opochtzin) las fuentes nos informan, en el caso analizado previamente,
e Itzpapálotl, y faltarían la "semejanza del Sol", Macuilxó- es decir, el de los cautivos inmolados en el templo de Huit-
chitl, Tlacahuepan, Mayáhuel, Ixtlilton y Chililico (Durán, zilopochtli. En mi opinión, dicha selección marcaba desde
1967, II: 172-174). Tezozómoc coincide con Durán, aunque un principio las diferencias manifestadas por las fuentes en
su nómina de dioses es más limitada puesto que omite a lo que respecta al manejo social de los cuerpos inmolados
Tótec y a Yopi (Alvarado Tezozómoc, 1878: 321). y, particularmente, de las pieles obtenidas a través de su de-
En tiempos de Axayácatl, de acuerdo con lo descrito por sollamiento.
Durán, los representantes divinos ya no intervenían como
sacrificadores. Menciona como tales a los jaguares y a las
águilas, ya como parejas jerarquizadas y como "señalados El tlahuahuanaliztli y la distinci6n de los guerreros
para aquel oficio" (Durán, 1967, II: 277). El dominico omite donadores
nombrar a los dioses presentes en esa ocasión, aunque Tezo-
zómoc sí lo hace; su lista coincide con la que ambos autores Como lo hizo notar Broda, la jerarquía militar entre los
dieron en el caso anterior, aunque agrega a Nappatecuhtli mexicas estaba asociada con la ofrenda de cautivos de gue-
(Alvarado Tezozómoc, 1878: 415). Es importante señalar rra en ceremonias de inmolación, así como el ascenso de
que esa fue la magna celebración de tlacaxipehualiztli de- los guerreros dentro de dicha jerarquía se veía confirmado
dicada a Xipe Tótec como el Tezcatlipoca Rojo y realizada, mediante su participación en el ritual y el costeo de fiestas
muy probablemente, en el año 13 ácatl, 1479. (Broda, 1979: 47, 71-72). En concprdancia con ello, una de
La discusión reviste interés ya que muy pocas ceremo- las peculiaridades de la celebración de tlacaxipehualiztli en
nias mesoamericanas pueden ser rastreadas en el curso del Tenochtitlan es que funcionaba como un cedazo median-
tiempo. El ejemplo del tlahuahuanaliztli ilustra la existen- te el cual ciertos guerreros obtenían distinciones del huei-

t
358 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 359

tlatoani, así como un reconocimiento público. El punto de así, se juntaron gran número de soldados y de caballeros en los
partida de ese proceso era la selección de las víctimas para lugares señalados que para cada uno estaba sefialado, según
el tlahuahuanaliztli, o sacrificio gladiatorio. A este respecto, su dignidad y manera.
es ilustrativo el siguiente pasaje de los Memoriales de Mo- Lo cual oído por Motecuhzoma --cómo todos estaban
tolinia: "Tlacaxipenalisti [ ... ] Duraua dos días y el primero juntos en sus lugares- mandó sacar grandes riquezas de sus
matauan los muchachos y el segundo en la piedra que está tesoros, de mantas, y joyas y plumas, armas y rodelas [... ] Y
dicha a los grandes [ ... ]" (Motolinia, 1996: 170). así les gratificó el trabajo que habían tomado y el contento que
Aunque en realidad no existe en la fuente ninguna refe- a los dioses habían dado [ ... ] (Durán, 1967, 11: 483; cursivas
rencia previa a "la piedra", es evidente la alusión del texto al mías).
temalácatl. Es importante la diferenciación hecha entre "los
muchachos" y "los grandes" ya que, más que tratarse de una Sin embargo,P9mar es el autor del siglo XVI que expli-
división basada en la edad, se trata de una división jerárqui- ca con mayor claridad la importancia que revestía para un
ca (cf González Torres, 2006: 231), cuestión que se aclara- guerrero ofrecer un cautivo en la principal ceremonia de
rá en seguida mediante la revisión de otros testimonios al tlacaxipehualiztli, así como la intervención del tlatoani en la
respecto. Es conveniente, asimismo, destacar que se hace selección de las víctimas. De acuerdo con él, aunque en la
la distinción entre las víctimas inmoladas el primer día (se- fiesta tóxcatl -consagrada a Tezcatlipoca- se sacrificaban
guramente en el templo de Huitzilopochtli), frente a quienes cautivos de guerra, los más esforzados eran reservados para
morían durante la segundajomada "en la piedra". el festejo de Xipe Tótec, ya que: "[ ... ] era como dios de las
Durán alude con claridad a la importancia que adquirían guerras, [a]l cual sacrificaban los más valientes prisioneros,
para las autoridades mexicas los guerreros que aportaban a fin de tener [por] famosos a los q[ue] los prendieron, con
cautivos para la realización del llamado sacrificio gladiato- diferente solemnidad q[ue] la de los otros sacrificios ordina-
rio, así como a las distinciones de que eran objeto por parte rios [ ... ]" (Pomar, 1986: 62; cursivas mías).
del jerarca supremo. Después de describir con brevedad una Un poco más adelante, Pomar nos hace saber que la "di-
celebración de tlacaxipehualiztli ocurrida en tiempos de Mo- ferente solemnidad" a la que hacía referencia era precisa-
tecuhzoma n,SI e igualmente la ceremonia de nuestro inte- mente el tlahuahuanaliztli, al cual dedica una relación pun-
rés, el fraile dominico nos dice: tual que introduce con las siguientes palabras:

[ ... ] mandó que todos los que a esta guerra habían ido de sus Al otro ídolo llamado Xipe [ ... ] hacían los sacrificios de los
vasallos, que se juntasen, especialmente aquellos que se habían indios más valientes, q[ue] se habían escogido a elección del
señalado y traído gente para aquel sacrificio con que los dioses rey, haciendo primero muchas averiguaciones y diligencias del
se habían honrado [es decir, el tlahuahuanaliztli); para lo cual esfuerzo y ánimo de cada uno, y su valentía; porq[ue], si no
se dio pregón público y se echó bando por toda la ciudad, y eran tales, no morían en el sacrificio deste ídolo [ ...] (Pomar,
1986: 63).
51 Se trata del tlacaxipehualiztli realizado hacia 1511 con el sacrificio
de víctimas tlachquiyauhcas. Véase la síntesis en la;> páginas 323-326. Indudablemente eran las implicaciones simbólicas de la
360 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 361

ceremonia misma, así como de los sacrificios divinos que (Durán, 1967,1: 113-116).52 No obstante, las restricciones
la precedían, lo que resaltaba su importancia y, al mismo concernientes a la adquisición de ese rango -así como a la
tiempo, redundaba en el esmero con el cual se escogían los jerarquía militar indígena en general- eran bastante mar-
cautivos para su escenificación. Como se expuso en el ca- cadas, si se considera lo dicho por Pomar respecto a que el
pítulo "El papel de Xipe Tótec y de tIacaxipehu,aliztli en la mismo tlatoani sólo podía utilizar las insignias de tequihua
transferencia del poder de Tula a Mexico-Tenochtitlan" (pp. en caso de serlo (Pomar, 1986: 80).
185-239), dichas implicaciones se asociaban con ciertas tra- Carrasco ya había sugerido, basándose en las palabras
diciones sobre la creación del Quinto Sol y la guerra sagrada. textuales de Pomar citadas recientemente, la posible rela-
Retomando a Pomar, su descripción del tlahuahuana- ción entre el ceremonial que rodeaba a los guerreros distin-
liztli dice que las víctimas, cuyo nombre genérico -como guidos en tlacaxipehualiztli y x6cotl huetzi con la adquisición
se explicó en el capítulo anterior- era el de huahuantin o del grado de tequihua (Carrasco, 1966: 141).53 Sin embargo,
"rayados", eran llevados en procesión hasta el temalácatl, el investigador parece no haber reparado en la participa-
cada uno de ellos flanqueado por el que lo había capturado ción de los tequihuaque como escoltas de las víctimas del
y por otro guerrero que ya había alcanzado el rango de te- "rayamiento", cuestión que desde luego fortalece el plantea-
quihua (Pomar, 1986: 63-64). Este dato es de sumo interés miento, así como algunos otros indicios que se comentan en
para nuestra discusión, pues da a entender que el donador seguida.
aspiraba a obtener el mismo grado y que su compañero de Un texto sahaguntino del Manuscrito de la Real Acade-
escolta fungía como una suerte de avalo "padrino". mia de la Historia, no incluido en la versión final del C6dice
El mismo autor, en otro lugar, explica que para lograr Florentino, indica que en la fiesta de Xipe Tótec el hueitla-
el rango de tequihua era necesario haber capturado a cua- toani otorgaba prendas distintivas, tanto a los tequihuaque
tro enemigos, y corrobora la suposición anterior al describir como a los telpochyaque, por méritos recientes en campaña
la ceremonia mediante la cual era otorgado: "[ ... ] que en- (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 87). El cargo de telpochyaqui
tonces, con ciertos padrinos y en el templo principal, ante el (pI. telpochyaque) era la antesala del de tequihua, puesto que
señor o rey, le daban la dignidad de caballería, afeitándole se requería haber capturado a tires enemigos para obtenerlo
y dándole ciertas borlas de plumas para insignia de su dig- (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 76).54
nidad y caballería" (Pomar, 1986: 85; cursivas mías).
Sahagún confirma que la captura de cuatro enemigos 52 En España, un caballero pardo era el que, sin ser noble, alcanzaba
convertía a un guerrero en tequihua (pI. tequihuaque), vo- privilegios por parte del rey. En el caso de Tlaxcala, Mufioz Camargo (1998:
cablo' que traduce como "capitán" al igual que Durán, (Sa- 87) distingue igualmente a los "caballeros pardos" respecto a los pipiltin
por nacimiento.
hagún, 1953-1982, Libro 8: 77; 2000, II: 783; Durán, 1967,1: 53 Según el documento Costumbres de Nueva España (46-47), el guerre-
67). Este último, por cierto, afirma que tanto pipiltin como ro que ofrecía una víctima para sacrificio en la fiesta xócotl huetzi (o huey
macehualtin podían alcanzar el grado, señalando ciertas miccaahuitl) hacía ostentación del fémur, tal y como ocurria en tlacaxipe-
diferencias de procedimiento y vestimenta para cada caso; hualiztli, de acuerdo con lo expuesto en el capítulo anterior.
54 Durante la celebración de la fiesta tlaxochimaco, los guerreros dan-
en lo que respecta a los macehualtin, y aplicando la termi- zaban siguiendo un estricto orden jerárquico; los telpochyaque sucedían
nología imperante en España, les llama "caballeros pardos" inmediatamente a los tequihuaque (Sahagún, 2000, 1: 222).
362 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CO N LA GUERRA 363

Otro indicio sobre la adquisición de nuevos cargos mi-


litares en tlacaxipehualiztli se encuentra en el préstamo de
insignias que el jerarca supremo otorgaba a los tlamanime
involucrados en el tlahuahuanaliztli. Como ya fue explicado
en el capítulo "Escenarios del culto a Xipe Tótec en Mexico-
Tenochtitlan" (pp. 109-183), el escenario de estas acciones
era el Tecanman, lugar estrechamente relacionado con las
casas reales y que probablemente estaba consagrado al dios
del fuego. Entre las insignias prestadas por el soberano se
encontraba el quetzalcómitl, la corona o tocado con que era
investida la efigie de Xiuhtecuhtli fabricada en izcalli, una de
las fiestas dedicadas a esa deidad (Sahagún, 1953-1982, Li-
bro 8: 84; 2000, 1: 260).55 Asimismo, se menciona la insignia
itzpapálotl, la cual era propia de los tiachcahuan, guerreros
que ya habían logrado capturar a tres enemigos (Sahagún,
1997: 271; 1953-1982, Libro 8: 76).56
A este respecto, debe recordarse la importancia del dios
del fuego en las ceremonias de investidura de los tlatoque,
así como la utilización de sus atavíos por parte de los recién Figura 87. Codex MaglÚJbecchiano . 6v.
ungidos. La importancia del ajuar de Xiuhtecuhtli dentro de
la vida ceremonial del hueitlatoani explica porqué las divisas
tenían que ser devueltas por los guerreros beneficiados en procesión, llevando los bienes recolectados por sus xipeme·';H
tlacaxipehualiztli. 57 El hecho, por otra parte, conjuga nueva- en atados hechos con mantas distintivas, entre ellas una lla-
mente al dios ígneo y a Xipe Tótec en un rito de promoción, mada nacaZ/1'linqui (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 58). De
al igual que ocurría en la entronización de los tlatoque. acuerdo con Seler, ese tipo de manta era otorgada a los gue-
En la ceremonia con la cual se disponía de las pieles de- rreros qu e habían logrado captura r a cu atro enemigos (Se-
solladas en tlacaxipehualiztli, realizada hacia la conclusión ler, 1990-1998, III: 5).59
de la veintena tozoztontli, los tlamanime encabezaban la La inferencia del erudito alemán se basa en la semejan-
za de una pictografía del Códice Magliabecchiano, donde se
55 Aunque ya fue mencionado en este trabajo, viene al caso recordar
muestra una manta con el nombre "manta de nariz muerta"
que el sacerdote llamado Tecanman teuhwz era quien se encargaba de ata-
viar a la víctima que representaba a Xiuhtecuntli (Sahagún. 1958: 93; 2000. I~ Posteriormente se discutirá esta cuestión con mayor amplitud .
1: 289). 19 Tezozómoc se refiere a las mantas "nacazmizqu i" como prendas "ve-
56 Para su descripción. véase Sahagún (2000, 11: 748). ladas de negro" y como atavío de los guerreros en retiro, o cuauhuehuetque,
57 El préstamo y devolución de las insignias. desde luego. autoriza a que acudían a recibir al hueitlatotani cuando regresaba de una campaña
suponer que permanecían bajo la custodia del jerarca supremo. militar (Al varado Tezozómoc, 1878: 444).
364 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 365

los templos y por los cal pules" y "todas las estatuas del pue-
blo",6O ni lo que dice su texto náhuatl en el sentido de que
acudía a todos los calpulcos, considerando que su número
debió ser equivalente al de los barrios o calpultin que integra-
banla ciudad (Sahagún, 2000, 1: 183; 1953-1982, Libro 2: 54).
Resulta más verosímil el que haya visitado lugares situa-
dos dentro del recinto sagrado, así como las pequeñas casas
o templos llamados calpulli que lo rodeaban y que fueron
listados como el septuagésimo octavo edificio de ese con-
junto por el franciscano (Sahagún, 2000, 1: 281). El texto ná-
huatl de la fuente se refiere a ellos con el nombre de calpulco
y explica que sirvieron de refugio a los indígenas durante la
matanza perpetrada por Alvarado en 1520, describiéndolos
como lugares de ayuno reservados para los tlatoque y para
los guerreros que ostentaban los cargos de achcauhtli y te-
quihua (Sahagún, 1953-1982, Libro 12: 56; Libro 2: 193).6\
Figura 88. Códice Mendocino, 64r. Cuando finalizaba su recorrido, el tlamani devolvía las
insignias prestadas por el hueitlatoani (Sahagún, 2000, 1:
(confusión de nacazminqui por nacazmiqui), con otra ilus- 183). Pomar, cuya relación -como vimos- aporta datos
trada en el Códice Mendocino y que es descrita por la glosa respecto a que los guerreros involucrados en el tlahuahua-
acompañante como atavío distintivo de guerreros que ha- naliztli aspiraban a obtener el rango de tequihua, describe
bían logrado consumar cuatro capturas (Seler, 1990-1998, acciones muy similares en el caso de Tetzcoco (Pomar, 1986:
IIl: 5, 60, n. 9) (figuras 87 y 88). Según Durán, cuando llegaba 65). Aunque ya se mencionó, tomando como base a Motoli-
el momento de desechar las pieles, los guerreros donadores nia, que un nuevo tlatoani ofrendaba la sangre de su primer
ya lucían las nuevas insignias otorgadas por el hueitlatoani cautivo como parte del proceso mediante el cual se entro-
como recompensa por sus hazañas (Durán, 1967, 1: 101). nizaba, conviene Citar textualmente la fuente, con el fin de
Una vez concluido el sacrificio de las víctimas en el te- clarificar que en el caso discutido ahora también nos encon-
malácatl, los tlamanime realizaban una actividad equipara- tramos frente a un rito de promoción:
ble a lo que hacía un nuevo tlatoan i como parte de su rito
de investidura: recibían una porción de la sangre de su víc- 60 Sahagún se refiere a Tenochtitlan en su obra, indistintamente, como
tima, con el fin de ofrendarla personalmente ante diversas "ciudad" o "pueblo".
imágenes divinas, ataviados con las insignias que les habían 61 En cuanto al rango de achcauhtli (pI. achcacauhtin), Sahagún lo des-

sido prestadas por el hueitlatoani en el Tecanman (Sahagún, cribe como propio de gente baja destinada a arrestar a quienes delinquían
ya ejecutar la pena de muerte, aunque por otro lado señala que para alcan-
2000,1: 183). Desde luego, no es creíble lo que dice Sahagún zarlo también se requería haber capturado a cuatro enemigos (Sahagún,
respecto a que visitaba "todas las estatuas de los dioses por 2000, 1: 220, 334, 336).
366 XI PE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 367

Con la sangre que del corazón salía, rrociauan o ensangren- ficio, con q[ue] hadan menos famosos a los q[ue] los habían
tauan a las quatro partes del templo, e la otra sange cogfan- vencido; de manera q[ue, en] tanto cuanto más esfuerzo y áni-
la en vn vaso e ymbiáuanala al señor, el qual mandaua que mo mostraban peleando en este sacrificio, tanto más fama de
ITo~iasen con ella a todos ydolos de los templos que estaua en valientes cobraban los q[ue] en la guerra los habían vencido y
el patio, en hazimiento de gracias por la victoria que le avían preso, y traído al sacrificio (Pomar, 1986: 65).
dado, y por ellos, y mediante su fabor aufa alcan~ado (Moto-
linia, 1996: 486). Esto explica porqué el tlamani tenochca danzaba y se
mantenía atento cerca del temalácatl, mientras su cautivo
Por último, el comportamiento de la víctima sometida al era sometido al tlahuahuanaliztli (Sahagún, 2000, 1: 182).
tlahuahuanaliztli redundaba en un mayor o menor prestigio Sin embargo, las fuentes no nos hacen saber si las conse-
para su captor. Diversas fuentes hacen hincapié en el hecho cuencias consistían simplemente en una mayor o menor
de que mientras algunas víctimas hacían gala de valor y fie- fama pública, o si bien implicaban la adquisición de un ma-
reza, logrando cansar o herir a varios de los sacrificadores, yor o menor rango, con las distinciones correspondientes.
otros se entregaban inmediatamente a su destino sin ofrecer
resistencia (Sahagún, 2000, 1: 183;' 11: 797; Durán, 1967,11:
173-174; Pomar, 1986: 65). Durán, por ejemplo, dice que al- El hueitlatoani tenochca como personificación de Xipe Tótec
gunos lograban desatarse: "[ ... ] y, en viéndose sueltos, arre- en tlacaxipehualiztli
metían al contrario y allí se mataban el uno al otro, y esto
acontecía cuando el preso era persona de cuenta y que había Al día siguiente del t!ahuahuanaliztli se realizaban danzas
sido capitán en la guerra donde había sido cautivado" (Du- multitudinarias en las casas reales, con la participación de
rán, 1967, 1: 99). los t!atoque de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan, es decir, la
Este testimonio del dominico coincide con el de los infor- llamada "Triple Alianza". El evento era iniciado al alba por sa-
mantes de Sahagún, según el cual la jerarquía de la víctima cerdotes, quienes eran sustituidos después del mediodía por
condicionaba su actitud: si era un guerrero distinguido o tiá- los t!atoque y los pipiltin, encar~ados de danzar hasta el ocaso
cauh, quizá lograría enfrentarse a tres o cuatro de los sacrifi- frente a las casas reales. El hueitlatoani marchaba al frente,
cadores, pero si no era tal, se entregaba sin pelear en el tema- flanqueado por el jerarca de Tetzcoco a su derecha, y por el de
lácatl (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 84).62 Sin embargo, es Tlacopan a su izquierda (Sahagún, 2000, 1: 184-185).
Pomar quien explica con mayor claridad que dicho compor- Aunque Sahagún no lo haya detallado, su compañero
tamiento podía enaltecer o disminuir al guerrero donador: de orden, Motolinia, se encargó de registrar que el soberano
mexica danzaba en tlacaxipehualizti ataviado con la piel de
Hallóse q[ue] muchos [ ... ] luego se rendían a la muerte y sacri- una víctima especialmente seleccionada para él:

y como todos o los más sacrificados eran esclauos o tomados


En otro lugar, el texto primario de Sahagún dice que el cautivo que
62
se entregaba sin oponer resistencia era desannado y el sacrificador lo "ra-
en la guerra en México para este día [tlacaxipehualiztliJ, guar-
yaba" de inmediato (López Austin, 1967a: 20). daban algunos de los pressos en la guerra que fuese señor o
368 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 369

principal. y aquél desollaban para Moctefuma, el gran señor celebración cuatrienal de izcalli, ocasión en que encabezaba
de México, [en] el qual cuero baylauan. Y esto yban a ver como la danza llamada netecuhitotilo, que era exclusiva para él y
cosa de maravilla, y en los otros pueblos no se lo vestían los los pipiltin (Sahagún, 2000, 1: 216, 234, 264-265; 1953-1982,
señores, sino otros prin9ipales (Motolinia, 1996: 187).63 Libro 2: 124; eNE: 52) .65
En cuanto a ochpaniztli, la fiesta paralela a la que nos
Desde luego, es posible afirmar que el cautivo seleccio- ocupa, es importante señalar que el jerarca danzaba tras ha-
nado para el gobernante era el de mayor jerarquía entre ber otorgado insignias y armas a los guerreros distinguidps
ellos, así como que era inmolado sobre el temalácatl. 64 Las y a los novicios, como preparativo para la guerra; en dicho
últimas líneas del texto citado sugieren que la acción era baile los participantes hacían ostentación de sus insignias
una prerrogativa del hueitlatoani tenochca frente a otros tla- (Sahagún, 2000, 1: 233; 1953-1982, Libro 2: 124; De la Serna,
toque, lo cual podría guardar relación con la transmisión 1953: 188). Como contraste, en tlacaxipehualiztli -como se
de fuerza divina implícita en ella (cf. López Austin, 1996,1: ha venido exponiendo a lo largo de este estudio- recom-
435); Torquemada, quien debe haber leído la información pensaba a los que se habían distinguido en las campañas
de Motolinia, agrega: "Este acto, y manera de vestidura, di- recién concluidas.
cen, que usó aquel famoso, y excelente Rey Motecuhzuma
en alguna fiesta, y no debió de ser él sólo, sino que debió de
venir la costumbre de más atrás, de otros sus antepasados El desollamiento de las v(ctimas del tlahuahuanaliztli
[ ... ]" (Torquemada, 1943, II: 119).
Por otro lado, el hecho de que el hueitlatoani danzara en Después de haber ofrendado la sangre de la víctima y ha-
la fiesta de Xi pe Tótec le otorgaba a ésta una importancia es- ber devuelto las insignias que le habían sido prestadas por
pecial, ya que no era algo usual: lo hacía en hueitecuhflhuitl el hueitlatoani, el guerrero donador se encargaba de llevar el
("algunas veces"), en ochpaniztli, en ({till y en la solemne cuerp066 al Calpulco en donde lo había velado la víspera del
tlahuahuanaliztli, lugar donde era desollado. Pero dejemos
63 Vale la pena complementar este pasaje con su equivalente de la
que sea el propio Sahagún quiep lo explique:
Historia de los indios ... , del mismo cronista: "De aquellos que sacrificaban
desollaban algunos [ ... ] y como todos los sacrificados o eran esclavos o Habiendo visitado todas las estatuas del pueblo, y habiéndoles
tomados en la guerra, en México para este día guardaban alguno de los pre- dado a gustar la sangre del su captivo, iba luego al palacio real
sos en la guerra, que fuese señor o persona principal, y a aquel desollaban
para vestir el cuero de él el gran señor de México Motecuzoma, el cual con a descomponerse, y el cuerpo de su captivo llevábale a la casa
aquel cuero vestido bailaba con mucha gravedad [ ... ] y esto iban muchos a que llamaban calpulco, donde había tenido la vigilia la noche
ver como cosa de gran maravilla, porque en los otros pueblos no se vestían antes, y allí les [sic] desollaban (Sahagún, 2000, 1: 183).
los señores los cueros de los desollados, sino otros principales" (Motolinia,
1941: 45). Véase también Las Casas (1967, 11: 188)y Gómara (1954,11: 410-
411), quienes sin duda tomaron la información de Motolinia. 65 En el caso de izcalli, el soberano danzaba vistiendo varios ornamen-

64 Es conveniente destacar que las danzas en que participaba el jerarca tos característicos del atavío de Xiuhtecuhtli (Limón Olvera, 2001: 151).
se realizaban al día siguiente del tlahuahuanaliztli, así como que la Historia 66 De acuerdo con Durán, los cuerpos de las víctimas del tlahuahuana-

tolteca-chichimeca consigna el sacrificio en "rayamiento" tanto de tlatoqUiJ . liztli eran llevados al tzompantli, donde eran reclamados por sus captores
como de pipiltin (Sahagún, 2000, 1: 184-185; HTCh: 27v, 49v, 184-185,229). (Durán, 1967,11: 278).
XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 371
370

Mediante esta acción se establecía otra diferencia sustan- Por otra parte, debe recordarse a los cautivos sacrifica-
cial entre las víctimas inmoladas el primer día en el templo de dos durante el primer día y que eran desrpeqtb,rados en los
Huitzilopochtli y los huahuantin, puesto que los cuerpos de calpulcos, ya que quizás en ese caso se establecía el mismo
estos últimos eran recibidos directamente por sus "duefios", tipo de reivindicación colectiva, aunque dirigida en ese caso
sin mediar los cuacuacuiltin, y su desollamiento ocurría en a los cuerpos previamente despojados de su piel. Al mismo
el espacio comunitario de cada uno de los guerreros donado- tiempo, el hecho reforzaría la suposición planteada, en la
res. 67 Esa diferencia seguramente estaba en consonancia con discusión correspondiente, respecto a que la acción de en-
la especial selección previa de los cautivos destinados al sacri- viarle un muslo de la víctima al hueitlatoani implicaba en
ficio gladiatorio y constituía, al mismo tiempo, un motivo más realidad a todo el calpulli del guerrero donador.
de prestigio para sus captores, quienes de esa manera podían
disponer de las pieles de sus víctimas en su propio territorio.
En la acción que seguía a las ya citadas, el texto de Sahagún EL uso RITUAL DE LAS PIELES DE LOS HUAHUANTIN
permite inferir otra cuestión vital para el análisis que realiza-
mos: "De allí [del calpulco] llevaba al cuerpo desollado a su Quedaron ya sefialadas las diferencias entre el tratamiento
casa. Allí le dividía y hacía presentes de la carne a sus superio- post mortem de los cautivos que morían en el templo de Hui-
res, amigos y parientes" (Sahagún, 2000, 1: 183).68 tzilopochtli y el de los que sucumbían en el tlahuahuanaliztli
Es decir, la piel permanecía en el local comunitario, o sacrificio gladiatorio. Pasemos ahora a analizar las activi-
mientras el tlamani disponía del cuerpo a título personal. dades desarrolladas por quienes vestían las pieles de estos
Esto es importante puesto que parece indicar un reclamo últimos, así como la forma en que dichas acciones se inscri-
de posesión del calpulli respecto a la piel, cuestión que se ve bían en lo que -considero- era un proceso de promoción
fortalecida por un pasaje de la fuente subsecuente a los an- asociado con los guerreros que los habían ofrecido en sacri-
teriores y que será discutido un poco más adelante. En cual- ficio. Será necesario discutir, en primera instancia, algunas
quier caso, a través del despojo se establecía, como iremos cuestiones en tomo a la relación: entre ellos y las pieles de
viendo, un sistema de derechos y obligaciones en el cual la sus víctimas, en virtud de que constituyen el cimiento de lo
~

posición central era ocupada por el tlamani, y que segura- que será" expuesto posteriormente.
mente se inscribía en su proceso de ascenso dentro de la
jerarquía militar mexica.
El guerrero donador como custodio de la piel

67 Como se explicó en su momento, el desollamiento de las víctimas Después de describir el traslado del cuerpo de la víctima in-
del primer día se realizaba en el lugar mismo del sacrificio, es decir, en el molada en el tlahuahuanaliztli, así como su desollamiento
Apétlac del templo de Huitzilopochtli.
68 El texto náhuatl del Códice Florentino coincide cabalmente con el
en el Calpulco particular del guerrero mexica que lo había
castellano, en los dos pasajes citados (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 54). ofrecido en sacrificio y. finalmente, su desmembramiento en
Según Pomar, los guerreros buscaban obsequiar la carne de sus víctimas a la casa de este último, a fin de realizar el banquete ritual con
personas distinguidas -pipiltin y pochtécah- con el fin de recibir a cambio
bienes de prestigio (Pomar. 1986: 63) . su carne, Sahagún anota algo que resulta de la mayor im-
372 XIPE TÓTEC EL CULTQ y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 373

portancia, en tanto confirma la distinción de los huahuantin Trasladado así el texto, se encuentra más en conso-
como víctimas, así como la de los tlamanime que los habían nancia .con el hecho de que los cuerpos de los huahuantin
aportado para la realización del sacrificio gladiatorio: eran desollados en el Calpulco, el lugar comunitario, como
se explicó anteriormente. De ese modo, el guerrero habría
El pellejo del captivo era del que le había captivado, y él le fungido como custodio de un bien colectivo, adquiriendo,
prestaba a otros para que le vistiesen y anduviesen por las ca- no obstante, el privilegio de poder disponer de él, como lo
lles con él, como con cabeza de lobo. Y todos le daban alguna expresa claramente el pasaje citado. El planteamiento se ve
cosa al que lo llevaba vestido, y él lo daba todo al dueño del pe- reforzado por la explicación de la fuente sobre el uso, tam-
llejo, el cual lo dividía entre aquellos que le habían traído vesti- bién colectivo, de cada una de las pieles.
do como le parecía (Sahagún, 2000, 1: 184; cursivas mías). Asimismo, podemos damos cuenta de que a través de
la piel se establecía un sistema de obligaciones, dentro del
Las palabras en cursivas de la cita pretenden destacar el cual los guerreros donadores figuraban c.0mo centro de cap-
hecho de que cada piel era vestida por una colectividad. El tación y redistribución de bienes,71 de manera que el rol de
texto primario de la fuente es bastante más claro al respecto, los que vestían las pieles no parece haber sido el de "limos-
así como en lo que concierne al tiempo que duraba esta ac- neros", como es calificado por varias fuentes, incluyendo a
tividad: "[El tlamani] anda prestándosela a la gente durante Sahagún. Volveré en seguida a esta cuestión.
veinte días. Durante ellos, se mendigaba, se turnaban para Durán coincide con Sahagún en lo que concierne al do-
usarla al vestirla durante un día" (Sahagún, en Valiñas Coa- minio ejercido por los tlamanime sobre las pieles de sus cau-
lla, s. f.).69 tivos, así como en el uso colectivo de estas últimas. Por un
Por otra parte, la primera frase del texto castellano, "El lado, el fraile dominico describe las actividades con las cua-
pellejo del captivo era del que le había captivado", amerita les concluía el tlahuahuanaliztli, y nos dice a continuación:
ser analizada. La traducción de Sahagún conlleva un con- "Luego otro día de mañana iban algunos a pedir al dueño de
cepto europeo de propiedad que no resulta ser el más apro- los que se habían desollado aquel cuero prestado, para pedir
piado para la realidad mesoamericana. El texto primario limosna con él, y el dueño mandaba se les prestase" (Durán,
dice "Auh yn ieoaio qujmopialtiaia in tlamanj", implicando 1967,1: 100; cursivas mías).
el verbo pialtia que es traducido por Malina como "deposi- Por otro lado, explica primero que en los aposentos que
tar o dar a guardar algo a otro" (Sahagún, 1953-1982, Libro rodeaban al patio Cuauhxicalco "guardaban los cueros de
2: 54; Malina, 1992: 81v, n-e). De manera que, tal parece, los que desollaban por cuarenta días" (1967, 1: 100)72 y, más
habría sido más adecuado traducir "El pellejo del cautivo
era custodiado por el que le había cautivado" .70
71 En referencia a este papel de los tlarnan ime, el texto primario del Có-
dice Florentino dice qujtlaiecultia yn jieoauh, "De este modo sp piel le sirve"
69 El texto dice: "qujtetlaneuhtitinemj, cempoalilhujtl ipan tlatlaeoalo,
(Valiñas Coalla, s. f.; cf. Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 54).
nepapatlalo, yn onneaqujlo cemjlhujtl [ .. .]". La paleografía de Valiñas Coalla 72 Durán es confuso respecto al periodo en que eran utilizadas las
coincide plenamente con la de Dibble y Anderson (Sahagún, 1953-1982, pieles desolladas en tlacaxipehualiztli. En este caso, es probable que haya
Libro 2: 54). querido ser congruente con lo que dice un poco más adelante, en relación a
70 O bien, "La piel [del cautivo] la cuidabaeltlarnani" (ValiftasCoalla, s.f.).
que las ceremonias con las cuales se desechaban los despojos, una vez con-
374 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 375

adelante, se refiere a las actividades de los xipeme asentan- acompañaban jóvenes que les ayudaban a llevar lo que les
do: "Estos que pedían esta limosna, cada noche eran obliga- daban y les avisaban sobre la eventual proximidad de otro
dos a llevar el cuero al templo, donde se había de guardar en xipe, pues si se llegaban a encontrar comenzaban a reñir en-
los aposentos que para ello estaban diputados, donde cada tre sí (Durán, 1967,1: 101).73 En el mismo lugar, el cronista
mañana acudían los que habían de pedir, por ellos" (Durán, dice que cuando visitaban casas de pipiltin recibían cosas de
1967,1: 101; cursivas mías). mayor valor como mantas, prendas de vestir, plumas y jo-
No obstante, respecto a la interacción entre los xipeme yas. Como ya se comentó también, cada piel era vestida por
y los tlamanime la versión de Durán es confusa. De acuerdo varios devotos y el guerrero donador concentraba los bienes
con él, lo que era recolectado por los primeros se concen- recibidos, con el fin de redistribuirlos después.
traba en el templo y después, transcurridos los 20 días de Práctjcamente todas las fuentes que describen esta acti-
acopio: "[ ... ] había el limosnero de partir de toda la ofrenda vidad se refieren a los xipeme en cuestión como mendigos o
[ ... ] que se había recogido con el dueño del esclavo, cuyo limosneros (Sahagún, 2000, 1: 99; Durán, 1967,1: 100-l01;
cuero había pedido, y con esto remediaban muchos pobres 11: 175,466; Pomar, 1986: 65; CR: 120). Las relaciones de Du-
su necesidad" (Durán, 1967, 1: 101). rán y del Códice Ramírez reflejan concepciones cristianas al
Vemos así que Durán invierte la versión de Sahagún, po- decir -respectivamente- que lo recolectado "iba al templo
niendo.en la persona del xipe la autoridad para disponer de y allí se juntaba [ ... ] y con esto remediaban muchos pobres
lo recolectado, lo que resulta incongruente en virtud de que él su necesidad", y que "en este tiempo juntaban estos que así
mismo -como vimos- reconoce al tlamani como el "dueño" andaban mucha limosna, la cual se gastaba en cosas necesa-
de la piel. Con base en el dominio ejercido sobre el despojo, rias al culto de sus dioses" (Durán, 1967,1: 101; CR: 120).
el cual admiten tanto Sahagún como Durán, debe tomarse Sin embargo, por lo que se ha discutido hasta aquí, la
como válida la explicación del franciscano, según la cual era situación se muestra muy diferente. Ni los xipeme guardaban
el guerrero quien concentraba y repartía los bienes reunidos. para sí lo que la gente les daba, ni lo hacia tampoco el tlama-
ni, quien redistribuía los bienes al final del proceso.74 Para
designar esta actividad, el texto,náhuatl del Códice Florentino
La recolección de bienes de los xipeme emplea el verbo tlatlaehuia,15 el cual Malina traduce -junto
con tlatlayehuia- como "mendigar" (Sahagún, 1953-1982,
Ya se ha mencionado en este estudio que los portadores de Libro 2: 54; Malina, 1992: 137v, n-e). No obstante, debe men-
pieles, o xipeme, visitaban las casas y recibían diversos obse- cionarse que en el mismo Vocabulario de Malina, tlatlayehuia
quios, destacando los manojos de mazorcas de maíz y otros
productos elaborados con el grano, así como semillas de va- 73 Curiosamente, aunque SahagÚfi no menciona este detalle, una pic-
rios cultígenos. De acuerdo con Durán, no iban solos: los tografía del Códice Florentino muestra a un xipe visitando una casa, acom-
pañado por un joven que lleva cosas en un atado (figura 76).
74 Más adelante se plantea la posibilidad de que lo recolectado por los
cluidas las visitas domiciliarias de los xipeme, se prolongaban por otros 20
días (Durán, 1967,1: 101). En otra parte, sin embargo, es claro en cuanto a xipeme fuera consumido en el banquete final ofrecido por el tlamani que les
que la actividad de recolección duraba 20 días y concluía rápidamente con había prestado la piel.
75 El verbo aparece en el texto con la forma pasiva "tlatlaehualo".
la ocultación de las pieles en el Netlatiloyan (Durán, 1967, II: 175).
376 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 377

aparece también con el significado de "demandar de puerta monia, así como el contexto general de la fiesta, considera
en puerta, o de tienda en tienda" (Molina, 1992: 37r, e-n). que se trataba de representantes de Tláloc y establece una
Tomando como base la información de las fuentes discu- comparación entre dicha actividad y la realizada por los xi-
tida hasta este momento, en particular la de Sahagún, consi- peme en tlacaxipehualiztli (Broda, 1971: 287-288).
dero que el sentido correcto del verbo tlatlaehuia en el texto Por último, y aunque se trate de una región alejada del
del Códice Florentino sería el de "demandar [o pedir] de puer- centro de México, viene al caso mencionar la respuesta que
ta en puerta", sin la connotación mendicante que algunas dieron los caciques y ancianos nicaraos a fray Francisco de
fuentes le atribuyen. La mejor prueba de ello es que -valga Bobadilla cuando éste les inquirió sobre la forma en que
la reiteración- eran los guerreros donadores quienes acopia- -,según él- pedían limosna los indígenas:
ban y redistribuían los bienes recolectados por los xipeme.
Encontramos testimonios más acordes con lo anterior, No piden por amor de Dios, ni di~en sino dadme esto, que lo hé
en la misma obra de Durán y en el Códice Ram{rez. El pri- menester, é dánselo porque diga bien de quien se lo dá, é assi se
mero nos dice que "Por la cual limosna había un agüero: que ha~e. Y essos pobres no van á pedir á todos, sino á quien creen
a nadie habían de llegar a pedir que les dejase de dar, poco que les dará lo que piden [ ... ] (Fernández de Oviedo 1945, XI:
o mucho, alguna cosa" (Durán, 1967, 1: 101). La segunda 97; cursivas originales).
fuente, por su parte, comenta:
En realidad, es mucho más factible que la actividad re-
Este [el xipe] andaba por toda.. las casas y mercados de las ciu- colectora de los xipeme constituyera un ejemplo de acumu-
dades, cantando y bailando, y habíanle de ofrecer todos, y el lación de bienes cuyo propósito era incrementar el prestigio
que no ofrecía le daba con un canto del pellejo por el rostro, del protagonista, en este caso el guerrero donador, fenóme-
untándole con aquella sangre que tenía cuajada [ .. . ] (CR: 120). no que ocurre con variantes en un sinnúmero de sociedades
preindustriales y que implica la participación complaciente
Como apoyo para esta argumentación, puede mencio- de la comunidad que rodea al beneficiario del proceso (Her-
narse una actividad comparable que tenía lugar durante la skovits, 1974: 411-429).
veintena etzalcualiztli. En ese caso, grupos de personas iban Por otra parte, Vié-Wohrer considera que las relaciones
bailando y cantando de casa en casa, pidiendo a sus dueños entre tlacaxipehualiztli y las tradiciones de los grupos cazado-
que compartieran el etzalli, comida hecha especialmente res llevan a pensar que en estas últimas podrían encontrarse
para esa fiesta. Sahagún transmite el estribillo que se decía los orígenes de ese complejo ritual, cuestión que por cierto
con el canto, el cual denota una exigencia en la acción: "Si ya había sido vislumbrada por Acosta Saignes (Vié-Wohrer,
no me das el arruz [el etzalliJ, agujerarte he la casa" (Saha- 1999,1: 103-105; Acosta Saignes, 1950: 30). De acuerdo con
gún, 2009, 1: 204; 1953-1982, Libro 2: 84). Durán también la autora, las comunidades de cazadores fundamentan su
describe la actividad e informa que los visitantes decían actividad en un principio de reciprocidad con su entorno
"Dadme de vuestro etzalli", coincidiendo en el tono de de- natural, el cual se manifiesta en una serie de rasgos cuyo
manda (Durán, 1967,1: 261). Broda, teniendo en cuenta la propósito sería atenuar o contrarrestar las consecuencias
riJ.anera en que se ataviaban los participantes para esa cere- que podría acarrear la muerte cruenta de la presa; entre esos
378 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 379

rasgos, varios se encontraban presentes en tlacaxipehualiztli: colonial: entre ellos, el que lograba cazar un venado era con-
la reserva de los huesos del animal como garantía para su re- siderado como un benefactor, puesto que renunciaba a pro-
producción, el ayuno, la mortificación, la abstinencia sexual bar su carne, aunque con su acción proporcionaba alimento
y la abstención, por parte del cazador, de consumir la carne para toda su comunidad. No obstante, recibía como trofeos
de su propia presa (Vié-Wohrer, 1999,1: 103). la piel del animal y sus astas (Valdés, 1995: 63, 83-84).
En el caso de los mexicas, nos encontramos frente a En el caso que se expone, al parecer la aportación de la
una sociedad claramente estratificada, en la cual existía víctima hecha por el guerrero donador le confería el dere-
una distinción fundamental entre el grupo gobernante, los cho de recibir bienes y, simultáneamente, imponía sobre su
pipiltin, que controlaba los recursos económicos -sobre calpulli la obligación de otorgárselos. Sin embargo, como la
todo la tierra y el tributo- y los comunes o macehualtin, piel era ante todo un bien colectivo (de ahí que el desolla-
sujetos a los primeros mediante el pago de rentas o tributos miento se realizara en el Calpulco), no podía retenerlos y de-
(cf. Carrasco, 1971: 350). No obstante, varios de los prin- bía devolverlos finalmente a la comunidad. Como veremos
cipios bajo los cuales operan las sociedades igualitarias de más adelante, es posible que dicha devolución se efectuara
cazadores-recolectores, a partir de las cuales (dicho sea de a través del banquete final que el guerrero ofrecía a sus veci-
paso) se desarrollaron las complejas formaciones sociales nos de barrio. Sin embargo, es conveniente discutir primero
mesoamericanas encontradas por los españoles en el siglo algunas evidencias en tomo al papel que desempeñaban los
XVI, seguían teniendo vigencia en su vida económica y ritual. calpultin en la fiesta de Xipe Tótec, en virtud de que parecen
Por ello, el planteamiento de Vié-Wohrer tiene pertinencia reforzar los planteamientos recién expuestos.
y por ello también resulta factible agregar que el valor y el
uso otorgados a las pieles de las víctimas sacrificadas en el
tlahuahuanaliztli se asocian, de igual manera con prácticas El papel de los calpultin en la recolección de los xipeme
y conceptos propios de grupos cazadores.
Elman R. Service ha señalado que los conceptos de Es sobre todo Durán quien brinda datos a este respecto, ra-
obligación y deber resultan más aptos para expresar las re- zón por la cual es importante recordar su coincidencia con
laciones económicas que se crean entre los miembros de las Sahagún respecto a la utilización colectiva de la piel. Por un
sociedades cazadoras-recolectoras (Service, 1979: 26-27). El lado, el fraile dominico anota que el número de xipeme co-
de regalo, empleado por varios antropólogos para caracte- rrespondía con el de los barrios que integraban la ciudad76
rizar dichas relaciones, tendría -siguiendo a Service- un y, por otro lado, asienta:
matiz de caridad o gratitud que no refleja adecuadamente
la realidad de esas sociedades. De esa manera, cuando un
76 Durán maneja una cjfra de 20 o 25 'limosneros", y por ende de ba-
cazador obtiene una presa y cumple con su obligación de rrios, cifra que se antoja muy baja puesto que Caso identifica 61 barrios anti-
compartirla, demandará de sus beneficiarios el crédito co- guos en Tenochtidan, a los cuales habria que agregar los que desaparecieron
rrespondiente (Service, 1979: 33-34). Como ejemplo de lo durante el siglo XVi, como resultado de la delimitación de la traza exclusiva
para residentes españoles (Durán, 1967,1: 100-101 ; Caso, 1956). Es decir, o
anterior, puede mencionarse el caso de los cuachichiles, Durán yerra ostensiblemente en cuanto al número de calpultin que integra-
quienes habitaron en el valle de Saltillo durante el periodo ban la ciudad, o en realidad no participaban todos ellos en estas actividades.
380 XIPE TÓTEC EL CULTO Y S US RELACIONES CON LA GUERRA 381

Los cuales (limosneros) no se habían de encontrar en parte de que, al seleccionar las víctimas para el tlahuahuanaliztli,
ninguna, ni en casa, ni en calle, ni en encrucijada, porque si se se buscaba que cada uno de los calpultin tena hca LuvJ -
topaban en alguna parte, arremetían el uno contra el otro, y se ra representado en la ceremonia, o por lo men J qu
habían de pelear y pugnar de romperse el cuero el uno al otro encontraran aptos para ello, al contar entre su mi mb
y los vestidos, lo cual era estatuto y ordenanza de los templos con algún guerrero de méritos suficientes. 78
(Durán, 1967,1: 101).77

Parece claro que Durán se refiere a los templos de cada EL BANQUETE FINAL
uno de los calpultin en donde se desempeñaban los xipeme.
Para sugerirlo, me baso en lo que dice el mismo autor pá- En el capítulo anterior se aclaró la distinción entre los pri-
ginas atrás, al explicar la participación de los barrios en los meros banquetes ofrecidos por los guerreros donadores o
preparativos de tlacaxipehualiztli: "Los cuales barrios eran tlamanime de tlacaxipehualiztli, los cuales se realizaban in-
como parroquias y así tenían sus nombres y advocación de mediatamente después de las inmolaciones y cuyo objetivo
ídolo, con su casa particular que servía de solo iglesia de era consumir ritualmente los cuerpos de las víctimas, tanto
r
aquel barrio [ ... (Durán, 1967,1: 96). los sacrificados en el templo de Huitzilopochtli como en el
Además, debe recordarse que, de acuerdo con el domi- tlahuahuanaliztli, frente a los segundos, celebrados al finali-
nico, todo lo que recibían los xipeme "iba al templo y allí zar la recolección de bienes a cargo de los xipeme y después
se juntaba", siendo también en ese lugar donde finalmen- de haber "ocultado" las pieles en el Netlatiloyan, durante la
( te, al cabo de los 20 días de recolección, se distribuían los conclusión de la veintena tozoztontli.
bienes reunidos (Durán, 1967,1: 101). Con base en lo ante- Por otra parte, varias de las cuestiones discutidas en este
rior, es posible suponer que el "estatuto y ordenanza de los capítulo llevan a considerar que estos segundos banquetes
templos" que regía el comportamiento de los recolectores eran ofrecidos exclusivamente por los guerreros involucra-
buscara proteger el derecho territorial de cada uno de los dos en el sacrificio gladiatorio: 1) la selección especial de
tlamanime, circunscrito a su calpulli de residencia. víctimas para esa ceremonia, t>asada en su mayor jerarquía
Desde luego, la gama de suposiciones puede ampliarse, y valor; 2) las distinciones de que eran objeto sus captores;
aunque difícilmente las fuentes documentales permitirían 3) las diferencias en el tratamiento post mortem de los cuer-
sustentarlas. Sólo quisiera asentar una, tal vez la más facti- pos y, de manera muy especial, el lugar donde eran desolla-
ble considerando lo expuesto por Sahagún en tomo al trata-
miento dado a los cadáveres de los huahuantin, así como las
78 Clendinnen afirma, citando a Sahagún, que un calpulli alcanzaba el
implicaciones territoriales sugeridas por la explicación de privilegio de ofrecer una víctima distinguida en el tlahuahuanaliztli a razón
Durán sobre la conducta de los xipeme: surge la impresión de cada cuatrocientos enemigos capturados por sus integrantes (Clendin-
nen 1991 : 91). Sin embargo, el pasaje aludido por la autora se refiere en
77 Sahagún describe algo semejante en el caso de la fiesta hueitozoztli: realidad a que los cautivos, despUés de una campaila militar de la "Triple
jóvenes y sacerdotes iban de casa en casa pidiendo "limosna" y lo hacían Alianza", eran contados en grupos de cuatrocientos y se determinaba cuán-
por separado, ya que si llegaban a coincidir en alguna, comenzaban a dis- tos les correspondían a TenochtitIan, a Tlatelolco, y a los demás señoríos
putar (Sahagún, 1953-1982, Libro 2: 62). que hubieren participado en la campaila (Sahagún, 1953-1982, Libro 8: 73).
382 XIPETÚTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 383

dos, y 4) la relación que se establecía entre el guerrero y su Como se adelantó en el capítulo precedente, la ilustra-
comunidad, a través de la piel obtenida por él. ción del Códice Florentino correspondiente al maltéutl - os-
Como complemento a lo anterior, más adelante se argu- tentado por los guerreros cuando celebraban este segundo
mentará la posible relevancia de estos segundos banquetes banquete- contiene algunos detalles de interés que permi-
como corolario de un proceso de promoción militar. Mientras ten enriquecer la presente discusión. En el lado izquierdo se
tanto, procedamos a analizar sus características principales. encuentra, como ya se dijo, el fémur ataviado con papel y la
El convite se hacía en la casa del guerrero donador, quien máscara que le era colocada. Sin embargo, en el lado dere-
invitaba /la sus parientes y amigos, ya los de su barrio" (Sa- cho se aprecian tres hombres sentados sobre esteras, cada
hagún, 2000,1: 187). Es muy probable, aunque Sahagún no uno acompañado por una cesta con tamales y sujetando una
lo detalle, que entre los invitados se encontraran los que se caña de humo con la mano derecha (figura 79).
habían desempeñado como sus xipeme. Se celebraba, ade- Se trata, sin duda, de invitados al banquete, cuya impor-
más, el mismo día en que el guerrero colgaba el maltéutl en tancia y autoridad son señaladas por las esteras que les sir-
su casa; de hecho, la fuente dice -en el lugar citado-- que ven de asiento. Aunque el texto correspondiente de la fuente
lo hacía en presencia de los invitados. no describe estos detalles, en otra parte Sahagún se encarga
La Relación geográfica de Acolman, además de aclarar de explicamos que los mercaderes, cuando ofrecían un ban-
que en la celebración local de tlacaxipehualiztli se establecía quete con el cual buscaban hacer ostentación de riqueza,
la misma interrelación que en Tenochtitlan entre el guerrero daban a sus invitados -entre otras cosas- cañas de humo
donador y quien vestía la piel de la victima,79 expresa clara- que debían sujetar con la mano derecha,81 tal y como apa-
mente que en este segundo y último banquete se consumía recen en la pictografía de referencia, así como cestas o chi-
lo que era recolectado por el xipe: quihuites con tamales que tomaban con la mano izquierda
(Sahagún, 2000, II: 818).
y pedía limosna, y le ofrecían maíz y HUAUHTLI y otras cosas, Por último, las actividades del tetzómpac, comentadas
las cuales se daban al s[eñ]or que había sido de la persona también en el capítulo anterior, se relacionaban igualmente
sacrificada. Y éste, veinte días después del sacrificio, tomaba con este banquete. A través ~e su comparación con lo que
el cuero desollado y, en el cu do estaba el ídolo, lo enterraba ocurría en otros lugares, vimos que al tomar las mantas de
públicam[en]te, y convidaba a todos los principales el día del los hombres que encontraba en su camino, el tetzómpac te-
entierro y comían la limosna que se había juntado (Castañeda, nochca los señalaba simbólicamente como futuras VÍCtimas
1986: 227).80 para la celebración de tlacaxipehualiztli.
Hasta donde nos informan las fuentes, quienes se veían
privados de sus mantas por el tetzómpac en Tenochtitlan no
79 Aunque el texto de la fuente se refiere al sacrificado como "esclavo",
anota que su cuerpo era despefiado por las gradas del templo, tratamiento
reservado para los cautivos de guerra (Castañeda, 1986: 227; cf. Motolinia, de los cuerpos y explicita que se trataba de "los indios que habían cautivado
1996: 186). en todo el afio" (Castafieda. 1984: 198-199).
80 En Teotitlan, igualmente, lo recolectado por los xiperne se consumía 81 De acuerdo con la fuente, esta acción reproducía la de sujetar el
en un banquete. Su Relación geográfica también consigna el despefiamiento átlatl para lanzar los dardos (Sahagún, 1953-1982, Libro 9: 34).
384 XI PE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUE RRA 385

eran sacrificados un año después. Sin embargo, es posible vos que sacrificar, por donde alcanzaba renombre de valeroso,
que a través de ese juego ritual adquirieran el derecho para convidando y haciendo banquete con la carne de aquel hom-
asistir al banquete ofrecido por el guerrero donador. Lleva bre que había traído para ofrenda a su dios a todos los señores
a pensar lo anterior el hecho de que en otros casos, el de la y principales, dándole por ello insignias grandes y privilegios
fiesta xócotl huetzi en la misma Tenochtitlan y el de panquet- [ ... ] (Durán, 1967,1: 68).
zaliztli en Tetzcoco, los invitados a los banquetes celebrados
por los captores de víctimas les daban mantas y otros bienes Sin duda, la cita se refiere al que, en nuestro tema de
a sus anfitriones, como retribución (eNE: 47; Pomar, 1986: interés, era el primer banquete ofrecido por los guerreros oe
63). En el caso que nos ocupa, por el contrario, no se hace tlacaxipehualiztli, tanto los captores de las víctimas sacrifi-
mención a una acción de tal naturaleza, quizá porque las cadas en el templo de Huitzilopochtli como de los que eran
mantas tomadas por el tetzómpac cubrían ese requisito. 82 inmolados en el tlahuahuanaliztli. Desgraciadamente, yen
contraste con las extensas relaciones que nos legó acerca
de los convites y ceremonias realizados por los pochtécah
EL PROCESO DE INVESTIDURA DEL GUERRERO DONADOR que lograban acumular riqueza, Sahagún no proporciona
mayores datos en cuanto al proceso que debían transitar los
Como lo ha comentado Carrasco, las ceremonias de inves- guerreros para alcanzar los diversos grados existentes den-
tidura en el México prehispánico tenían ciertas característi- tro de la jerarquía militar, aparte del número de guerreros
cas en común, independientemente del título o grado que se enemigos que requerían capturar para ello (Sahagún, 2000,
pretendiera alcanzar. El estudioso se refiere a un periodo de 1: 334; 11: 781-783).83
abstinencias y servicios en el templo, así como a erogaciones Es precisamente esa carencia de información lo que
en banquetes y repartos de bienes (Carrasco, 1966: 141). otorga importancia especial a los datos que las fuentes do-
Durán, autor citado por Carrasco en su argumentación, cumentales aportan, de una forma fragmentaria, en tomo
asienta que tal era el procedimiento en el caso de sacerdotes al ceremonial dedicado a Xipe Tótec. Tomando como base
y mercaderes o pochtécah CDurán, 1967,1: 67-68). Sin em- el pasaje recién citado de la Relación geográfica de ,Acolman,
bargo, fugazmente, el fraile dominico hace referencia a los donde se dice que lo recolectado por el xipe se consumía en
guerreros en relación con estos últimos: un banquete realizado después de haber enterrado la piel,
considero que el segundo banquete ofrecido por los tlamani-
Así eran estos indios mercaderes que adquiriendo hacienda y me tenochcas involucrados en el sacrifiéio gladiatorio tenía,
alcanzando esclavos, que poder sacrificar a este su dios, luego entre otros propósitos, el de redistribuir lo que había logrado
era reputado entre los magnates de la tierra. Y era la causa reunir durante 20 días por medio de la piel de su víctima.
porque, así como el valeroso soldado traía de la guerra cauti- Las referencias de las fuentes documentales sobre ce-
remonias de promoción social, además de las ya discutidas

82 Broda interpret~ esta acción del tetzómpac como un "derecho de


83 En cuanto a los convites y ceremonias ofrecidos por los pochtécah,
robar" que era, dentro del contexto ritual, una forma de redistribución o de
pago (Broda, 1979: 55). véase Sahagún (2000, 11: 817-840).
386 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 387

en el caso de la entronización de los tlatoque, se limitan a [oo .] i alli [en su casa] le imponian ayuno cotidiano á pan i agua
la adquisición del rango de tecuhtli (pI. tetecuhtin) entre los hasta tanto tiempo que buscase mas mantas i mas hacienda
nahuas antiguos que poblaban la región de Puebla-Tlaxcala que les pudiese dar i ofrecer i hacer fiestas. i hasta tanto que
(Motolinia, 1996: 469-474; Carrasco, 1966: 134-139; Muñoz lo buscase 6 lo hurtase 6 robase á sus Mazeguales no havia de
Camargo, 1998: 87-89).84 En particular, Motolinia y el in- dexar de ayunar. ' i havia algunos que non podian tan presto
teresante documento publicado por Carrasco -referente a allegar tanta cantidad i les durava el ayuno sin dispensacion
los nahuas llamados por los mexicas tlatepotzca o tramon- un año [oo.] (Carrasco. 1966: 136).86
tanos- dejan ver que el candidato a tecuhtli, o sus padres,
reunían con antelación un caudal que permitiera costear el Como vemos, el documento dice que la fuente de ese
proceso, así como la realización de convites ofrecidos por el nuevo acopio de bienes eran los macehualtin o macehua-
aspirante, tanto al inicio como al final de su investidura. 85 les ligados al futuro tecuhtli. Una vez que lograba reunir lo
Sin embargo, una diferencia importante entre ambas suficiente, lo comunicaba a los sacerdotes, iniciándose la
relaciones, misma que adquiere relevancia para esta dis- fase final del proceso. La imagen de Camaxtli era llevada
cusión, radica en que Motolinia únicamente menciona la al calpulli del candidato, donde se le honraba con ofrendas
intervención de los padres del candidato en la reunión del y danzas. Prosigue el texto: "[oo.] i despues havia grandes
caudal necesario para sufragar ambos convites, mientras el combites, y destribuia el cuitado de Taqutle todo lo que ha-
documento referente los nahuas tramontanos alude a dos via allegado i hurtado á sus Mazeguales, i despues de comer
banquetes en la primera etapa del proceso, en los que el as- bolvia al Templo [oo.]" (Carrasco, 1966: 137).
pirante gastaba lo que había conseguido reunir previamen- Después de diversas ceremonias y un baño ritual, el as-
te, y luego a la imposición de un ayuno que se prolongaba pirante ofrecía ("si le havia quedado algo") nuevos convites
hasta que pudiera volver a juntar bienes para encontrarse, y repartía mantas. Por último, se le investía como Xipe Tó-
una vez más, en condiciones de ofrecer nuevos convites. La tec en el templo de Tezcatlipoca y Camaxtli, acción con la
fuente lo explica de la siguiente manera: cual recibía finalmente el nombre.de tecuhtli. 87 El documen-
to concluye:

84 Otras fuentes transcriben, total o parcialmente. el texto de Motolinia 86 Motolinia señala. igualmente. que tras la horadación de la nariz y
(Mendieta. 1980: 156-161; Las Casas. 1967.1: 350-353; Torquemada. 1943. otras ceremonias seguía un periodo de penitencia del candidato que duraba
II: 361-363; Zorita. 1999.1: 327-328). por lo menos un año. aunque podía extenderse hasta dos (Motolinia. 1996:
8~ En el caso de Motolinia. no es del todo clara la realización del convite 470). De acuerdo con Muñoz Camargo. durante ese ayuno o penitencia cica-
inicial; sin embargo. parece asomar en un pasaje de la fuente relativo a los trizaban las heridas del aspirante. de manera que al terminarlo ya estaba en
primeros días de penitencia y ayuno del candidato: "Yansí el nueuo caualle- condiciones de portar sus nuevas insignias (Muñoz Camargo. 1998: 89).
ro desnudo se yva a vna de las salas y aposento [ ...] llamado l1amcazcacalco. 87 En ese momento. según el documento. perdía los nombres de Mo-
para comen~r allí su penitencia. Y ansí humillado se asentaua en la tierra tecuhzauhque y Nácxitl que le habían sido impuestos al inicio del proceso.
hasta la noche [ ... ] Toda la otra gente se asentaua a comer de rregozijo. y en después de la horadación nasal y los dos primeros convites (cf. Carrasco.
comiendo se yvan. quedándose el señor nueuo haziendo penitencia" (Mo- 1966: 136). Por otra parte. y en tomo a la elección de un día 1 perro o 1 la-
tolinia. 1996: 470). Muñoz Camargo. por su parte. se limita a decir que el garto para celebrar la investidura de un nuevo hueitlatoani, Caso encuentra
protagonista "hada muy solemnes fiestas y costosas". pero no dice cómo las en los códices mixtecos que la ceremonia para otorgar el rango de tecuhtli
costeaba. ni en qué momento se hadan (Muñoz Camargo. 1')98: 88). debía efectuarse en un día con el numeral uno (Caso. 1996. 1: 82).
388 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 389

[ ... ] i venian los cuitados de los parientes suyos i sus Mazegua- recibido y asistido por cinco sacerdotes de otros tantos dio-
les, i sobre que todo lo que havia dado i gastado havia salido ses: Camaxtli, Tezcatlipoca, Topantecuhtli ("Topantecutle"),
dellos, tomavanle á ofrecer á él de todo lo que tenian porque "Amochutle" y Xipe ("Chipe"), y hasta su culminación, en la
no le havia quedado nada, porque havian piedad del i porque que el aspirante -como se dijo anteriormente- era atavia-
se lo tomara él sino se lo dieran (Carrasco, 1966: 138). do como "Nuestro sefior el desollado" para recibir la digni-
dad anhelada (Carrasco, 1966: 135, 138).88 De esta manera,
Tal y como esta fuente expone el desarrollo del proceso, tenemos al dios objeto de este estudio involucrado en tres
los primeros banquetes ofrecidos por el aspirante eran sol- tipos de investidura: la de los tlatoque, la de los tetecuhtin,
ventados a título personal, recurriendo a lo que su familia y la de una nueva investidura militar, posiblemente con el
o él mismo reunían con anticipación; sin embargo, a partir grado mínimo de tequihua, testimoniada a través del pro-
de ese momento se requería una contribución de la comu- ceso vivido por los tlamanime relacionados con la ceremo-
nidad. Como lo expresó Carrasco, el documento destaca la nia principal de tlacaxipehualiztli. Como fue sefialado hace
participación colectiva de los sujetos de un tecuhtli en el tiempo por Nicholson, la relación especial del dios con la
ceremonial de investidura, y al mismo tiempo comprueba guerra y con el valor de los guerreros en el campo de batalla
la acumulación y redistribución de bienes en las ocasiones lo sefialan como un patrón idóneo para los tetecuhtin, pro-
ceremoniales (Carrasco, 1976: 24). puesta que se ve fortalecida por la utilización de sus atavíos
Por cierto, parece contradictorio que los macehualtin , e insignias para la actividad bélica, en el caso de los hueitla-
tras haber sufrido un "hurto" por parte del candidato a te- toque tenochcas, así como en el momento decisivo del rito
cuhtli, llegaran a sentir piedad por él posteriormente. Como mediante el cual surgía un nuevo dignatario tlatepotzca (Ni-
en el caso de las actividades de los xipeme, interpretadas casi cholson, 1967: 90).89
siempre como mendicidad por las fuentes, parece que nos El caso expuesto por el documento sobre los nahuas
encontramos frente a otro ejemplo de tergiversación de los tramontanos, publicado por Carrasco, es comparable al que
hechos, producida por una injerencia de conceptos euro- hemos venido analizando, ya que el protagonista recibía
peos. Es más factible que, como parte de esa ceremonia de bienes o aportaciones de su ,comunidad inmediata, mismos
investidura, se estableciera un sistema de derechos y obli- que se veía obligado a devolver mediante la celebración de
gaciones entre el aspirante a tecuhtli y los integrantes de su uno o más convites. Es posible que los guerreros de tlacaxi-
comunidad particular. Ello explicaría la frase final: "i por- pehualiztli gastaran un caudal reunido de antemano en el
que se lo tomara él sino se lo dieran". Tal y como lo expresó
Broda, las acciones asociadas con la celebración de convites 88 Según Vié-Wohrer, el aspirante a tecuht1i se vestía la piel y los atavíos

reflejan, más que una oposición, una interacción entre los deXipe Tótec (Vié-Wohrer; 1999,1: 105), Desde el momento en que era una
"prenda" fundamental en las representaciones del dios, es posible que el
pipiltin y los macehualtin pertenecientes a un mismo calpulli protagonista de la ceremonia haya vestido una piel, aunque en el documen-
(Broda, 1979: 51). to no hace mención de ella ni de sacrificio alguno conducente a obtenerla.
89 En el trabajo citado, Nicholson propone la posible relación entre
Por supuesto, no puede dejar de destacarse la presencia
un distintivo de autoridad "caracterlstico de los tlaxcaltecas -una banda
de Xipe Tótec en el proceso. Ello ocurría desde su inicio, trenzada rojiblanca utilizada como tocadcr- y los atavíos de Xipe Tótec
cuando el candidato a tecuhtli era llevado al templo para ser (Nicholson, 1967: 90-91, 96),
390 XIPE TÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 391

primer banquete ritual, cuando ofrecían a sus invitados la "natural" de la guerra, es decir, entre la cosecha del maíz y
carne de sus víctimas, y que la colecta realizada por los xi- la subsiguiente siembra. Asimismo, vendría a cerrar cohe-
peme los pusiera, hacia el final de la veintena tozoztontli, en rentemente el ciclo iniciado en ochpaniztli con la entrega de
condiciones de realizar el segundo banquete y alcanzar así armas hecha por el hueitlatoani a los guerreros noveles.
su nueva dignidad. Es necesario aclarar que si el análisis se enfocó, a partir
La duración de este proceso, aparentemente mucho me- de un cierto momento, hacia el caso de los tlamanime invo-
nor que el del rango de tecuhtli, se explicaría por una diferen- lucrados en el tlahuahuanaliztli y a la relación que se esta-
cia jerárquica. Los tetecuhtin, de acuerdo con López Austin, blecía entre ellos y sus comunidades por medio de las pieles
eran funcionarios estatales que encabezaban los asuntos del de sus víctimas, ello se debe a que las fuentes mismas llevan
gobierno central en los diversos calpultin, entre otras cosas a hacer esa distinción. Sahagún describe el fenómeno una
controlando las cuestiones tributarias (López Austin, 1985b: vez consumado el sacrificio gladiatorio, resultando muy cla-
209-210,214). Por su parte, Rounds considera que se trata- ra su alusión a los guerreros que ofrendaban víctimas para
ba de un cargo fundamentalmente político, si bien cumplían su realización, así como a los cuerpos de estos últimos. Du-
funciones de diversa índole (militares entre ellas), y plantea rán, como vimos, ignora por completo los sacrificios en el
la hipótesis de que habrían sido, en épocas tempranas del templo de Huitzilopochtli, por lo que su narración en tomo
grupo mexica, los líderes de los calpultin (Rounds, 1979). al dominio sobre las pieles adquirido por los guerreros y al
uso colectivo de ellas, así como a la interrelación estableci-
da entre "propietarios" y usuarios de los despojos, atañe sin
CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPITuLO duda a quienes se involucraban en la ceremonia principal
dedicada a Xipe Tótec.
De esta manera, realizando un seguimiento detallado de la No pretendo afirmar -en el trabajo de las fuentes do-
manipulación postmortem efectuada con los cuerpos de los cumentales resulta muy aventurado descartar algo- que
cautivos sacrificados en tlacaxipehualiztli, se han podido se- no pudiera haber ocurrido algo semejante en el caso de las
ñalar ciertas diferencias fundamentales, las cuales, con mu- pieles obtenidas mediante el desollamiento de las víctimas
cha probabilidad, formaban parte de un proceso de promo- sacrificadas en el templo de Huitzilopochtli. Sahagún, por
ción experimentado por los guerreros mexicas involucrados una parte, nos dice que eran vestidas por devotos que par-
en el tlahuahuanaliztli o sacrificio gladiatorio. ticipaban en una escaramuza o batalla fingida realizada al
Independientemente de que la distinción de guerreros siguiente día, justo antes de dar inicio el tlahuahuanaliztli, y
tenía lugar en el transcurso de otras fiestas rituales mexi- por otra parte afirma que esos mismos xipeme, al terminar el
cas,90 lo ocurrido en tlacaxipehualiztli -según el análisis juego ritual, iban a visitar las casas para recibir "limosnas"
desarrollado en este estudio- adquiere sentido si recorda- de sus moradores (Sahagún, 2000, 1: 99, 181). Sin embargo,
mos que esa festividad tenía lugar al terminar el periodo jamás menciona cuál era el destino de los bienes que reci-
bían ni qué carácter tenía su relación con los guerreros que
90 Debe recordarse que, al menos en el caso de x6cotl huetzi, existen
habían ofrecido a esos cautivos en sacrificio.
indicios sobre algún tipo de ceremonial de promoción de guerreros. Deben considerarse en especial dos factores respecto a
392 XIPETÓTEC EL CULTO Y SUS RELACIONES CON LA GUERRA 393

lo anterior: 1) el desollamiento de esas víctimas en el Apét- de maíz y otros cultígenos mediante el cual alcanzaban una
lac del Templo Mayor y la entrega de los cuerpos a los cua- nueva dignidad, estableciéndose una asociación de carácter
cuacuiltin llevan a suponer una separación entre los tlama- simpático entre el ascenso de los guerreros más fuertes y el
nime y las pieles de sus cautivos,91 planteamiento que se ve arribo del maíz escogido como simiente al escenario de una
reforzado por la utilización de los diversos calpulcos para nueva cosecha, asociación que habría tenido una intención
el desmembramiento de esos cuerpos, convirtiéndose éstos predominantemente propiciatoria.
-y no sus pieles, como en el caso de los huahuantin- en los Por último, es necesario hacer referencia a un plantea-
objetos del reclamo comunitario, y 2) no existe referencia miento hecho hace ya tiempo por Broda, según el cual ha-
alguna respecto a que los guerreros que donaban víctimas bría existido poca conexión entre el tlahuahuanaliztli y las
durante el primer día ofrecieran un segundo banquete para actividades domiciliarias de los xipeme, dando la impresión
consumir lo recolectado por el (o los) que vestían la piel de de ser una ceremonia añadida tardíamente y más relaciona-
su cautivo. da con los intereses políticos de los estamentos dominantes
La información sobre procedimientos de promoción so- que con el núcleo religioso de tlacaxipehualiztli, expresado
cial relacionados con distintos estamentos (los tlatoque, los este último a través de lo que ocurría en los barrios o calpul-
tetecuhtin y los guerreros, en este último caso develada a par- tin de la ciudad (Broda, 1970: 235, 264-265).
tir de lo que ocurría en la fiesta y el ceremonial específicos En contra de lo anterior, y sin negar la existencia de inte-
de Xipe Tótec) esclarece la importancia que dentro de ellos reses políticos muy particulares tanto alrededor de la fiesta
tenía la figura del numen y que compartía con el dios del como de su ceremonia principal, el seguimiento realizado en
fuego, sin duda por tratarse de los dos regentes principales esta obra muestra la existencia de una integración plena en-
del signo ce itzcuintli, favorable para quienes asumían posi- tre ese rito sacrificial y la vida comunitaria de Tenochtitlan,
ciones de mando (cf. Sahagún, 2000, 1: 396-397). Frente a lo evidenciada por la relación que se establecía entre el guerre-
anterior, conviene recordar algo que fue comentado en el ca- ro donador y su calpulli de residencia, precisamente a través
pítu19 "Antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica y entre de los devotos a quienes prestaba la piel de su víctima.
los mexicas" (pp. 25-107): de acuerdo con el Códice Azoyú I ,
los antiguos gobernantes de los tlapanecas, pueblo protegi-
do por "Nuestro señor el desollado", eran investidos con sus
funciones y las de Tláloc-Jaguar. Algo digno de destacarse
es que en tlacaxipehualiztli los guerreros mexicas donado-
res, por medio de las pieles de sus víctimas, revivificaban
al dios para activar un sistema de circulación de semillas

91 Esta separación podría interpretarse corno una renuncia, como otra


manifestación de la prioridad del Estado mexica sobre esas víctimas, o bien
como una falta de méritos suficientes por parte del guerrero. cuestiones
que. desde luego. no son excluyentes.
CONCLUSIONES

En el desarrollo de esta obra se han tratado varia cue -


tiones relevantes en tomo al culto de Xipe Tótec entre los
mexicas. Sus resultados permiten tener mejores bases para
comprender la importancia que tenía la celebración de tla-
caxipehualiztli en Tenochtitlan, así como para ahondar en
la polaridad agrícola y bélica del dios. Asimismo, el análi-
sis realizado conduce a un replanteamiento de la hipótesis
de Seler sobre el supuesto vínculo entre el desollamiento de
víctimas practicado en esa fiesta y la renovación vegetal.
Con el fin de explicar la relevancia alcanzada por la fes-
tividad entre los devotos de Huitzilopochtli, debe conside-
rarse en primer término que "Nuestro señor el desollado"
no era una deidad extraña ni novedosa para ellos. Indepen-
dientemente de los datos arqueológicos y documentales que
corroboran lo contrario, y que fueron expuestos oportuna-
mente, las opiniones vertidas en ese sentido parten -ya
sea de manera explícita o implícita- de un punto de vista
muy dudoso, según el cual los méxicas habrían adoptado
tardíamente el sustrato cultural mesoamericano. 1 Dicha vi-
sión se encuentra expresada con claridad en las siguientes
líneas:

Al construir su imperio por la guerra, la diplomacia y el comercio,


los aztecas se encontraron en relaciones estrechas con muchos
grupos étnicos aborigenes, cuyas divinidades, mitos, rituales y

1 Ese punto de vista se vio seriamente cuestionado hace más de cuatro


décadas, a partir de los planteamientos hechos por Martfnez Marfn (1963).
Véase también López Austin (1990).

395
396 XIPE TÓTEC CONCLUSIONES 397

creencias pronto adoptaron. Su religión parecía una síntesis que tríad~ festiva inicial-atlcahualo , tlacaxipehualiztli y tozoz-
reunía los rasgos de diferentes culturas (Soustelle, 1983: 43). tontlt- respecto a la cosecha venidera y a la regeneración de
la vida en general. y por la conmemoración de la creación
Xipe Tótec fonnaba parte del elenco de divinidades ve- del Quinto Sol, realizada en tlacaxipehualiztli mediante el
neradas en la cuenca de México, al menos desde el periodo sacrificio colectivo de representantes divinos y la escenifica-
Posclásico Temprano. Ciertas tradiciones de origen mexica ción del tlahuahuanaliztli como reactivación simbólica de la
lo incluyen entre los dioses peregrinan tes, y su importancia guerra sagrada. En un sentido, las ceremonias de atlcahua-
al interior del grupo se aprecia desde el momento en que lo cumplían el objetivo de encauzar el arribo oportuno de
Tlalcocomoco,la sede de su templo periférico, aparece como las lluvias, condición sine qua non para la reproducción del
escenario de acontecimientos significativos en los inicios de ~aíz, mientras en otro revitalizaban la llegada del grano,
Tenochtitlan. Aun cuando es muy factible que las versiones Junto con la del poder, a manos de los mexicas, enlazándose
transmisoras de esos hechos se hayan originado dentro de la así con el reinicio ritual de la era que -según su propio
parcialidad o nauhcampan de Moyotlan, ello no invalida el punto de vista-les pertenecía.
certificado de antigüedad que otorgan al dios en la ciudad. El papel del maíz en el periodo de culto asociado di-
Cabe señalar, como un problema digno de profundizarse, rectamente con Xi pe Tótec, como se dijo en su momento,
la existencia eventual de nexos entre el linaje gobernante resulta haber sido más significativo de lo anticipado inicial-
tenochca y dicha parcialidad. mente; por otra parte, dicho papel. confrontado con ciertas
La participación del dios en los relatos de carácter mí- ceremonias que tenían lugar en la veintena subsiguiente a
tico lo relacionan fundamentalmente con dos eventos com- ese periodo, hueitozoztli, 2 presenta una continuidad cohe-
plementarios y, a la vez, de una trascendencia especial para rente con el ciclo vital de la planta sagrada mesoamericana.
los mexicas: por un lado, el ocaso de Tula con la correlati- La presencia del dios en otras fiestas rituales, asimismo, for-
va ruina de los toltecas, y por otro la génesis de la era del talece sus nexos con el cereal, puesto que invariablemente
Quinto Sol, en la cual los seguidores de Huitzilopochtli lle- se muestra asociado con él o con deidades que lo represen-
garon a imponer sus condiciones. De hecho, los Anales de taban, así como con los dioses de la lluvia; al mismo tiempo,
Cuauhtitlan presentan el origen del tlacaxipehualiztli, y del los resultados de esta fase del análisis penniten contrape-
dios mismo, como sucesos concatenados -geográfica y cro- sar la fuerte carga bélica de tlacaxipehualiztli y afinnar que,
nológicamente- con esos eventos. Cabe recordar, asimis- después de todo, la interpretación hecha por Seler del dios
mo, el carácter simbólico de Tlalcocomoco como etapa de como numen de la Tierra y la renovación vegetal no entra en
Quetzalcóatl en su marcha hacia Tlillan Tlapallan, tras la conflicto con ella.
caída de Tula. Sin embargo, a la luz de la indagación sobre las relacio-
Con base en lo anterior, la expresión litúrgica de la tradi- nes entre "Nuestro señor el desollado" y el maíz, la hipóte-
ción sobre la adquisición mexica del maíz tolteca que tenía
lugar en atlcahualo, veintena que precedía al periodo cultual
2 Debe ~eco~ars~ que el periodo de culto de Xipe Tótec, según se plan-
dedicado aXipe Tótec, no parece haber sido circunstancial de- tea e.n ~ta investigación, abarcaba los 40 días de las veintenas tlacaxipe-
bido a una doble razón: por el carácter propiciatorio de la huall'ltlz y tozo'ltontli .
398 XIPE TÓTEC CONCLUSIONES 399

sis del ilustre investigador alemán luce demasiado amplia. hecho con la carne de las víctimas para posibilitar su inges-
Teniendo en cuenta los datos de las fuentes documentales tión ritual: tlacatlaolli, "maíz desgranado de hombre [o de
sobre la reaparición en tlacaxipehualiztli de las mazorcas los hombres]".
reservadas como semilla tras la última cosecha, sobre su No obstante, existen otros indicios que favorecen la in-
ofrenda a Xipe Tótec, y en torno al lugar primario que ocu- terpretación propuesta. Aparentemente el desollamiento se
paba el cereal en la cosmovisión mesoamericana, considero asociaba con la madurez del maíz, situación que lo pone
más objetivo plantear la existencia de un nexo entre la dei- en condiciones de ser utilizado como semilla. El caso de
dad y la regeneración de esa planta primordial. tlacaxipehualiztli resulta claro en ese sentido: era una fiesta
Respecto al desollamiento y su connotación simbólica, q~e antecedía a la siembra, yen ella ocupaban un lugar pro-
es posible también la presencia de una asociación con la mmente las mazorcas que los agricultores habían reservado
"planta-dios" de los nahuas antiguos. Algunas cuestiones con ese fin .3
que inducen dicha interpretación ya fueron mencionadas El de ochpaniztli, la otra fiesta caracterizada por el de-
en el cuerpo de esta investigación, aunque vale la pena re- sollamiento de víctimas, constituye un ejemplo adicional.
cordarlas aquí. Como ya se ha comentado varias veces, dicha festividad era
1) La elaboración, consumo y ofrenda a Xipe Tótec, du- la celebración de la diosa-Madre, aunque a la vez -o, más
rante el desarrollo de tlacaxipehualiztli, de alimentos prepa- bien, de manera concomitante- en ella se recreaba ritual-
rados con maíz crudo, es decir, sin haber desprendido la piel mente el surgimiento del maíz maduro, en la figura de Cin-
del grano. Los registros de las fuentes indican que era una téotl-Itztlacoliuhqui. Entre los sacrificios que se realizaban
prescripción característica de esa fiesta y que no volvía a en ochpaniztli y que conllevaban el desollamiento de la vícti-
presentarse hasta la veintena izcalli, en forma de ofrendas ma, se encuentra el de la representante humana de Chicome-
al dios del fuego. cóatl. En opinión de López Austin, gracias a esa inmolación
2) El símil entre Xipe Tótec y las yopitlaxcalli, género el corazón de la cosecha regresaba a su fuente, es decir, el
de tortillas elaboradas con maíz crudo, utilizadas como cu- Tlalocan, puesto que liberaba la esencia divina aprisionada
chillos simbólicos en la ceremonia cuahuitlehua, hacia la en la materia pesada de los seres mundanos tras la creación
conclusión de la veintena atlcahualo. Dicho símil se basa en del mundo (López Austin, 1994: 168-169,203-204).4 Lo an-
el nombre de las tortillas, en la designación esotérica del
cuchillo sacrificial (equivalente a uno de los apelativos de
3 Conviene recordar aquí dos cuestiones: uno de los significados de
"Nuestro señor el desollado"), y en el hecho de que el dios tl~ipehualli ("cosa desollada") alude a la mazorca deshojada, y los actuales
estaba por ser desollado en su fiesta. hUlcholes llaman a su fiesta de la siembra "deshojar las mazorcas" (Molina
3) Otro símil, esta vez entre los cuerpos desmembra- 1992: 146r, n-e; Preuss, 1998b: 160). '
4 López Austin se basa también en una referencia de Sahagún, según
dos de los cautivos sacrificados en tlacaxipehualiztli y el la cual tras la cosecha las mazorcas de maíz eran depositadas ritualmente
desgranamiento de las mazorcas de maíz, procedimiento en las trojes porque eran los "corazones" de esos depósitos (Sahagún, 2000,
indispensable para obtener la semilla. En ambos casos, el 1: ~41), así co~o en el"co~ltenido del Canto de Chicomec6atl recabado por
desollamiento constituye un paso previo. En este caso, la el ilustre francIscano: ¡SIete Mazorcas ... ya levántate,! despierta ...! ¡Ah es
nuestra Madre!! Tú nos dejarás huérfanos:/ tú te vas ya a tu casa el Tlalo-
comparación se fundamenta en el nombre del preparado can" (Garibay K., 1995: 187).
400 XIPE TÓTEC CONCLUSIONES 401

terior llama la atención en virtud de que la misma diosa del Garibay K. (1985: 110) corrigió el segundo nombre como
maíz y los mantenimientos era sacrificada bajo su aspecto "Xochipili", es más probable que se trate de Xochiquétza1. 6
de Xilonen (el maíz tierno) durante la fiesta hueiteeuhílhuitl, El desollamiento de la diosa-Madre, precisamente en
60 días antes de oehpaniztli, y ninguna fuente registra su de- la figura de Xochiquétzal, se asociaba una vez más con el
sollamiento (Sahagún, 2000, 1: 219; 1953-1982, Libro 2: 105; maíz en una secuencia ceremonial descrita por Durán como
Durán, 1967,1: 127, 266-267; CMag: 35v).5 parte de hueipachtli o tepeahuitl, fiesta celebrada hacia el
Desde luego, debe recordarse la fusión que ocurría en- final de octubre y en relación directa con la cosecha del ci-
tre Xipe Tótec y Chicomecóatl durante la ceremonia reali- ICJO agrícola de temporal (ef. Broda, 1983: 155). De acuerdo
zada en el Apétlac del Templo Mayor, identificable a través ton el autor dominico, primero se realizaba una ceremonia
del empleo de las pieles de los tototeetin por parte de los muy semejante a la que tenía lugar en el Apétlac del Tem-
sacerdotes particulares de esa diosa, o ehiehicomecoa, así plo Mayor en ochpaniztli: dos doncellas y cuatro sacerdotes
como que dicha amalgama permitía el arribo de la semilla se subían en el cuauhxicalli para que las jóvenes esparcie-
del maíz manifestada en cuatro colores, con la correlativa ran maíces de cuatro colores hacia los equivalentes rum-
alusión a los rumbos cósmicos. bos cósmicos, mientras la gente se apresuraba a recogerlos
La concomitancia entre el festejo de la diosa-Madre y "para tener semilla de aquel maíz bendito". Finalmente, las
el surgimiento del maíz maduro se infiere, desde luego, a doncellas eran sacrificadas por extracción de corazón, como
partir del papel ejercido por esa deidad como madre o con- preámbulo a la inmolación y desollamiento de Xochiquétzal
sorte de la planta sagrada. Se mencionó, en el cuerpo de este (Durán, 1967,1: 154-155).7
trabajo, que Mayáhuel era concebida como madre de Cin- Volviendo al caso de tlacaxipehualiztli y teniendo en
téotl (CV3738: 21r, 141); asimismo, bajo la advocación de cuenta los puntos recién recordados, así como los aspectos
Xochiquétzal podía aparecer como cónyuge de Piltzintecu- propiciatorios de la fiesta en torno a la cosecha venidera, es
htli, el padre del mismo Cintéotl, o como esposa de este últi- posible proponer una equivalencia simbólica entre las ma-
mo, confundiéndose además con Tonacacíhuatl, la diosa de zorcas previamente seleccionadas como semilla y los cau-
los mantenimientos (HMP: 215; CV3738: Bv, 31v, 109, 189; tivos sacrificados en el tlahuahuanaliztli, en los siguientes
CTR: 8r, 22v). Según la Histoyre du Mechique, el maíz fue términos: las primeras requieren ser desolladas (deshojadas)
creado mediante la unión de un dios, llamado "Pieciutentli" para poder proporcionar sus granos, los cuales regenerarán
por el traductor del documento original, con una diosa cuyo
nombre transcribió como "Choquijceli" (HduM: 31). Aunque
6 Cabe citar una precisión de Olivier a este respecto: "Sabemos que
Tezcatlipoca es el principal culpable de Tamoanchan, el dios que sedujo, a
veces bajo el nombre de Piltzintecuhtli, o bajo la forma de un coyote, o de
5 Costumbres de Nueva España se refiere a la deidad sacrificada en un zopilote, a una diosa llamada Xochiquétzal, Tlazoltéotl, Cihuacóatl o
hueitecuhahuitl como Chicomecóatl, aunque tampoco menciona desolla- Itzpapálotl. El fruto de esta unión fue el dios del maíz y de Venus, Cintéotl-
miento y dice que el cuerpo de la víctima era colocado en una caja (CNE: Itztlacoliuhqui [... ]" (Olivier, 2000b: 104).
44-45). Cabe señalar que el mismo documento registra el sacrificio y deso- 7 En opinión de Graulich, las ceremonias descritas por Durán corres-

llamiento de una diosa a la que llama "chiconcovail", posiblemente Chico- pondían a la fiesta atamalcualiztli, emparentada simbólicamente con ochpa-
mecóatl, en ochpaniztli (CNE: 48-49). niztli y relacionada igualmente con la renovación del maíz (Graulich, 2001).
402 XIPE TÓTEC CONCLUSIONES 403

en nuevas mazorcas cubiertas con brácteas/piel. Los segun- Adicionalmente, y con el fin de fortalecer el plantea-
dos, seleccionados también como los más fuertes, eran de- miento sobre la equivalencia simbólica entre el desolla-
sollados y con sus cuerpos (es decir, la mazorca) se prepa- miento de los cautivos y el de las mazorcas, conviene recor-
raba el tlacatlaolli; sus pieles eran utilizadas para revestir a dar y agregar algunos ejemplos que ilustran cómo el maíz
nuevas mazorcas, los xipeme, quienes fungían como inter- adquiría la naturaleza de un guerrero en el transcurso de
mediarios en el ascenso social de los guerreros donadores o las fiestas rituales de los nahuas antiguos. Vimos cómo, en
tlamanime. De esa manera se habría propiciado que el maíz hueitozoztli, las cañas tiernas del cereal eran arrancadas con
creciera como un guerrero exitoso, fuerte y cubierto con una actitud beligerante por hombres jóvenes que habían logrado
nueva piel. procrear con éxito durante el último ciclo, estableciéndose
Frente a lo anterior, cobra relevancia el parangón ex- un símil aparente con las víctimas inmoladas en tlacaxipe-
presado por el Canto de Xipe Tótec entre la germinación hualiztli. En ochpaniztli, la máscara que le era aplicada al
triunfante del maíz y el nacimiento de un nuevo guerrero representante de Cintéotl-Itztlacoliuhqui (el maíz maduro
valeroso o capitán de guerra: recién nacido dela diosa-Madre), llam~da mexayácatl y fa-
bricada con la piel del muslo de Toci, era llevada finalmente
Yo soy la Mata tierna del Maíz: a un campo de batalla, tal y como se hacía con el cordón
Una esmeralda es mi corazón: umbilical de los varones recién nacidos para propiciar su
El oro del agua veré! buen futuro como guerreros (Sahagún, 2000, 1: 232-233; 11:
Mi vida se refrescará: 619). Por último, en la fiesta quecholli se rendía tributo a
El hombre primerizo se robustece: los guerreros muertos en batalla ataviando cañas de maíz
¡nació el que manda en la guerra! (Garibay K., 1995: 175).8 con sus escudos, mantas y bragueros o máxtlatl; las cañas
debían tener nueve nudos y se amaban también con papeles
8 De acuerdo con Seler, "El capitán de guerra, yauhtlatoáquetl, de cuyo
nacimiento se habla [ ...] es naturalmente el mafz que se ha vuelto duro y
maduro [...]" (Seler, 1963,1: 129). Por otra parte, existe coincidencia en la suis la jeune tige de ma'is/ mon coeur est de jade liquide! je vais aller voir
gran mayorfa de las traducciones del canto cons ultadas para este estudio: l'or liquide! et mon coeur sera soulagé! Pour son premier combat l'homme
"Puede ser que vaya yo a languidecer,! que perezca yo, la mata tierna de prend des forces! il est né un grand chef de guerre" (Launey, 1980, II: 395);
mafz.! Piedra preciosa verde es mi corazón.! Pero lo veré transformado en "Let me take pleasure! Let me not perish! 1 am the tender coml Of jade is
oro;! estaré satisfecho! tan luego como esté duro (maduro);! entonces habrá my heart made! Tlle gold (of rain) fU see/ My heart will be refreshedl The
nacido el capitán de guerra" (Seler, 1963, 1: 128-129); "Let me go, let me fledgling man grow firrnI The man of war be born" (Dibble y Anderson,
perish.! I am the green stalk of maize;! my heart is a precious green stone. en Sahagún, 1953·1982, Libro 2: 240); "Que no perezca yo,! tierna planta
I shalllook at the gold;! My heart will repose.! The leader is hardened.! The de maíz.l De jade es mi corazón,! mas lo veré de oro.! Me alegraré cuando
war lord's been born" (Sullivan, en Sahagún, 1997: 146-147); "Mon dieu maduren/los primeros jilotes.! ¡Ha nacido el valiente guerrero!" (Tena, en
agite le visage au bout de l'epi de fa~on désordennée.! Vénérable tendre Barlow, 1999: 272). La única versión que no concuerda con las anteriores
tige de malS, du cóté de tes montagnes,! ton dieu vient te regarder. (Mon es la de Konrad Theodor Preuss: «Pues bien, voy hacia allá, voy hacia la
coeur) s'apaisera.! Le seigneur, celui qui va le premier, devient ferme, un muerte, yo, la deplorable noche. Una esmeralda es mi corazón (que en el
chef de guerre est né" (Saurin 1999: 148); "J'aimerais me réjouir, j'aimerais sacrificio me será arrancado).! Ahora veré el oro (del sol); (a través de cuyo
ne pas périr,! je suis le jeune Mals;! mon coeur va se rafraíchir,!l'homme qui brillo ha de morir la noche). Mi dolor (por la muerte de la noche) cederá.
part au combat pour la premi~re fois prend des forces,!le chef de guerre ¡El dios se tomó duro (viejo)! (la noche, las estrellas). El jefe de guerra ha
est né!" (Baudot, 1976: 71); "Je veux y aller! meme si je l;sque de périr! je nacido (el S<l})! » (Preuss, 2008: 97).
404 XIPETÚTEC
CONCLUSIONES 405

y un colibrl muerto (Sahagún, 2000, 1: 243); dado que esto se del desarrollo de su fiesta, el dios, revitalizado por los gue-
hacía en la época de cosecha (quecholli se celebraba del 31 rreros exitosos que aportaban las pieles de sus víctimas, re-
de octubre al 19 de noviembre), debe haberse tratado de los cibía las semillas del grano con el fin de propiciar y fortale-
tallos recién retirados de las milpas tras haber cumplido su · cer su capacidad regeneradora, a la vez que abrla el camino
ciclo natural, lo cual resulta sumamente significativo. de sus promotores hacia una nueva y mayor jerarquía. A
La discusión se presta para señalar uno, entre muchos pesar de que en esta obra hubieron de distinguirse ambos
campos de investigación sobre el mundo mesoamericano, aspectos con fines metodológicos, lo cierto es que se encon-
que ameritan ser abordados: el de la situación del maíz den- traban inexorablemente enlazados en el periodo festivo de
tro de las fiestas religiosas coincidentes con el intervalo tem- la deidad. No obstante, el seguimiento de "Nuestro señor
poral que mediaba entre la cosecha del ciclo de temporal el desollado" a lo largo del ciclo de fiestas rituales de los
y la siembra subsiguiente. Un ejemplo basta para mostrar mexicas fortalece sus vínculos con el maíz y las deidades
la importancia ritual de ese periodo: durante la veintena t{- agrlcolas, de manera que la aparente predominancia de la
titl, celebrada en enero, se prendía fuego a una estructura guerra en tlacaxipehualiztli pudiera responder a un propósi-
de madera que simulaba un granero y llevaba el nombre de to de mayor prioridad: la regeneración de la planta sagrada
"la troxe de la diosa Ilamatecuhtli" (Sahagún, 2000, 1: 165, de Mesoamérica y, por ende, de la vida.
258). El hecho, aunado a que IlamatecuhtÍi o Cozcámiauh
era una diosa anciana y a que t{titl antecedía a izcalli, la
veintena consagrada al también anciano dios del fuego, pa-
rece establecer una relación con el maíz viejo y su renova-
ción anual (Broda, 1983: 156; Limón Olvera, 2001: 132).9 La
pertinencia de ese campo de investigación atañerla también
al fenómeno de la guerra, ya que -como se expuso en este
estudio-- el intermedio entre cosecha y siembra del ciclo
agrícola de temporal era el tiempo primordial para la activi-
dad bélica, cuestión que se reflejaba en la actividad religio-
sa y evidencia la existencia de un campo semántico común
para la agricultura y la milicia.
Guerra y agricultura se reunían, en el culto de Xipe Tó-
tec, como actividades igualmente generadoras de vida, den-
tro del marco de la cosmovisión mesoamericana. A través

9 Es oportuno recordar aquí algo ya dicho en el texto y reiterado en es·


tas consideraciones finales: las ofrendas de bocadillos elaborados con maíz
crudo, prescripción particular de tÚJca.xipehuali'l.tli, no volvían a presentar·
se sino hasta i'l.calli.
GLOSARIO 1

Achcauhtli (pI. achcacauhtin). "El primero, el principal".a


Cargo militar.
Acuecuéxatl. "Agua traviesa".b Manantial que estaba ubica-
do en la región de Coyohuacan y del cual Ahuítzotl pre-
tendió llevar agua a Tenochtitlan en 1498, provocando
un desastre.
Altépetl. "Agua cerro".a Difrasismo que significa "poblado".
Anahuayo. "Que tiene círculos o un motivo formado por
círculos".c Uno de los escudos característicos de Xipe
Tótec.
Aquetzalli. Lit. "Pluma preciosa de agua".d Malina lo traduce
como "acequia de agua, que no corre a tiempos".
Atamalcualiztli. "Comida de tamales de agua".a Nombre de
una fiesta ritual que se celebraba cada ocho años, de
acuerdo con S~hagún.
Atemoztli. "Descenso del agua".a Nombre de una de las vein-
tenas y fiestas rituales. De acuerdo con Sahagún, se ce-
lebraba del 10 al 29 de diciembre. 2

I En este glosario se incluyen las voces nahuas cuya traducción o sig-


nificado no es aclarada en el texto de esta obra.
a Traducción de Alfredo López Austin y Josefina Garc{a Quintana.
b Traducción de Ángel María Garibay K.
e Traducción de Alexis Wirnmer.
d Traducción de Carlos Javier González González.
e Traducción de Alfredo López Austin.
f Traducción de Thelma Sullivan.
g Traducción de Federico Navarrete L~es .
2 Al igual que en el texto de esta obra, las fechas de las fiestas rituales
mexicas proporcionadas por Sahagún han sido corregidas del calendario

407
408 XIPETÚTEC GLOSARIO 409

Atlatl. Nombre dellanzadardos, utilizado como arma o bien Cihuateteo. "Las diosas".a Equivalentes a las cihuapipiltin.
como instrumento de caza. Cuacuauhtin inchan. "Hogar de las diversas águilas".d Nom-
Axólotl. "El transformista del agua'!.a Ajolote. bre del Templo del Sol, según fray Diego Durán.
Calmécac . "En la hilera de casas". aTemplo escuela al que acu- Cuauhtemalácatl. "Malacate de piedra de águilas".d
dían sobre todo los hijos de los nobles o pipiltin (véase). Cuauhtzontapayolli. "Pelota de follaje fibroso".e
Calpulli (pI. calpultin). Malina lo traduce como "casa o sala Huauhtli. Amaranto.
grande, o barrio". Designaba sobre todo a un grupo so- Huehue. Molina lo traduce como "viejo o anciano". En el
cial con lazos de parentesco o profesión que habitaba en caso de Huehue Huitzilíhuitl, se antepone como califi-
un territorio común. cativo para distinguir a ese personaje con respecto al
Calpultéotl (pI. calpulteteo). "Dios del calpulli (véase)".d Huitzilíhuitl que fue segundo tlatoani de Tenochtitlan
Calpultin . Véase calpulli. tras su fundación. En el caso de Huehue Motecuhzoma
Centzonhuitznahua. "Los cuatrocientos surianos".a Nombre (Ilhuicamina o 1), se antepone para distinguirlo con res-
de los innumerables hermanos de Huitzilopochtli que pecto a Motecuhzoma Xocoyotzin o II.
combatieron contra él junto a Coyolxauhqui, según el Huéhuetl. Tambor de forma vertical.
mito sobre el nacimiento del dios tutelar de los mexi- Hueipachtli. "Heno grande".d Otro nombre de la fiesta o
caso veintena tepeflhuitl (véase).
ChalchOzuitl. "La que ha sido perforada".a Nombre que se Hueitlatoani (pI. hueitlatoque). "Gran tlatoani (véase)".d Tí-
daba a las cuentas de piedra verde fina, aunque también tulo reservado para el Señor de Tenochtitlan, en tanto
tenía el sentido genérico o metafórico de "precioso". cabeza de la llamada "Triple Alianza", integrada por Te-
Chicahuaztli. "El que tomará fuerza" .a Nombre del bastón nochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan.
de sonajas o báculo con el que aparece Xipe Tótec en Huey miccaflhuitl. "Gran fiesta de los muertos". d Otro nom-
múltiples pictografías. bre de la fiesta o veintena xócotl huetzi (véase).
Chichicomecoa. Pluralización de Chicomecóatl. Nombre de Huey tzompantli. "Gran tzompantli (véase)".d Nombre dado
un grupo de sacerdotes o divinidades. al tzompantli principal del recinto sagrado de Tenochti-
Chimalli. Nombre del escudo o rodela utilizado en el ejerci- tlan, para distinguirlo de otros inmuebles que también
cio militar. llevaban ese nombre y cumplían funciones semejantes.
Cihuacóatl. "La mujer serpiente". a Uno de los nombres de Itzpapálotl. "Mariposa de obsidiana".a Nombre de una dei-
la diosa-Madre o diosa de la Tierra, y también del fun- dad, así como de una divisa o insignia militar.
cionario tenochca con mayor autoridad después del tla- IxayauhpachihuiliztlP "Excrescencia nebulosa de los ojos".e
toani . Padecimiento ocular.
Cihuapipiltin. "Las nobles".a Mujeres deificadas tras morir
en el parto. 3 En cuanto a los padecimientos oculares mencionados en el texto,
sólo se incluyen en este glosario los que han sido traducidos por algún
especialista reconocido, así como un caso (teixpatzauh) en el que me atrevo
juliano al gregoriano. Por otra parte, en este glosario sólo se incluyen fe- a proponer una traducción basada en los registros del Vocabulario de fray
chas festivas que no son mencionadas en el texto. Alonso de Molina.
410 XIPETÓTEC GLOSARIO 411

Ixhuahuacihuiztli. "Marchitamiento o secamiento de los Netecuhitotilo. "Se baila señorialmente".a


ojos [Withering of the eyes J". f Padecimiento ocular. Ocelotótec. "Nuestro señor ocelote (?)".a De acuerdo con una
Ixnacapachihuiliztli. "Excrescencia carnosa de los ojos".e comunicación personal reciente de López Austin> lo co-
Padecimiento ocular. rrecto sería "Nuestro señor jaguar".
Ixtamazolicihuiztli. "Apiñamiento del sapo en los ojos".e Pa- Ocholli. Molina lo traduce como "colgajo de uvas, o de cosa
decimiento ocular. semejante" .
Ixtezcaicihuiztli. "Formación de espejos en los ojos" u "ojos Omichicahuaztli. "El alentador de hueso" (?).a Instrumento
vidriosos".c Padecimiento ocular. musical que consistía en un hueso largo con incisiones,
Ixtotolicihuiztli. Lit. "Excrescencia ocular de la pava", "Cata- al cual se hacía sonar mediante frotación, de manera
ratas".c Padecimiento ocular. semejante al güiro antillano.
/zcalli. "Vida" o "Crecimiento".a Una de las fiestas o veintenas 6xitl. Ungüento de trementina.
dedicadas a Xiuhtecuhtli, el dios del fuego. De acuerdo con Panquetzaliztli. "Levantamiento de banderas".a Fiesta o vein-
Sahagún, se celebraba del 19 de enero al 7 de febrero. tena que los mexicas dedicaban a su dios tutelar, Huitzi-
Macehualli (pI. macehualtin). "Merecido, el que los dioses lopochtli.
merecieron".b Nombre genérico para los hombres y mu- Papalaniliztli. Molina traduce el sustantivo papalani como
jeres comunes, de clase baja. "persona llena de llagas" y el verbo papalani como "estar
Malcalli. "Casa de cautivos".a lleno de llagas". López Austin traduce palaniliztli como
Máxtlatl. Nombre de la prenda de vestir masculina que cu- "infección". Padecimiento dérmico.
bría los órganos genitales y el ano. Pilli (pI. pipiltin). Lit. "Hijo".a Noble, perteneciente a la clase
Mecitin. Nombre arcaico de los mexicas; la grafía está co- alta que detentaba los cargos superiores en la sociedad
rrompida, ya que debería ser mexihtin, forma gentilicia mexica.
pluralizada de Mexihtli o Méxih, uno de los líderes pere- Pochtécah (s. pochtécatl). "El del lugar de la ceiba".a Comer-
grinantes divinizados por el grupo. ciante profesional.
Mexayácatl. "Máscara de muslo".a Quecholicpalli. "Asientos de quecholli (véase)".a
Mimixcoa. "Los de Mixcóatl".a Nombre genérico para una Quecholli. "Cuello de hule (?)".a Fiesta o veintena dedicada
colectividad innumerable de dioses celestes vinculados al dios de la caza, Mixcóatl. Asimismo era nombre apli-
con el dios de la caza, y partícipes en un relato mítico cado a algunas aves de plumaje muy apreciado, entre
contenido en la Leyenda de los Soles. ellas Ajaia ajaia, garza espátula, espátula rosada o cu-
Momoztli. Nombre dado a los altares u oratorios de baja al- charón.
tura, o bien ubicados en las encrucijadas. Quetzalcómitl. "Jarro de plumas preciosas".a
Nacazminqui. "Dividido en diagonal".c Tecanman. "En la boca".b
Nauhcampan. "Cuartel".\! La cuarta parte en que se divide Téchcatl. "Algodón pétreo (?)".a Piedra vertical que se halla-
un todo, puesto que la ciudad de Mexico-Tenochtitlan se ba en la cúspide de los templos, sobre la cual se disponía
dividía en cuatro grandes nauhcampan, barrios o par- a la víctima para extraerle el corazón.
cialidades. Tecpan. "Casa de gobiemo".a
412 XIPE TÓTEC GLOSARIO 413

Tecuhahuitl. "Fiesta de los señores".d Otro nombre de la fies- Tlacochcálcatl. "El de la casa de las flechas".a Uno de los dos
ta o veintena hueitecuhahuitl. cargos militares de mayor importancia.
Tecuhilhuitontli. "Pequeña fiesta de los señores".a Fiesta o Tlacohtli (pI. tlacohtin, tlatlacohtin). Persona que por haber
veintena dedicada a Huixtocíhuatl, diosa de la sal, y a cometido delitos, o bien por voluntad propia movida
los dioses de la lluvia. por necesidad, adquiría un estado de servidumbre con
Teixpatzauh . "Ojo quebrado".d Traducción basada en la refe- respecto a otra. Casi siempre se trataba de macehualtin
rencia de Molina sobre ixpatzahua como "quebrárseme (véase) y los españoles, erróneamente, les llamaron "es-
el ojo". Debe aludir a la pérdida de un ojo, puesto que la clavos". El tlacohtli de collera era el que se veía desahu-
misma fuente traduce ixpatzauhqui como "tuerto". ciado por haber acumulado tres amonestaciones o tras-
Telpochcalli . "La casa de los jóvenes".a Templo escuela al que pasos sucesivos, ante lo cual debía intentar huir, so pena
acudían los hijos de la gente común o macehualtin (véa- de verse sometido al sacrificio en caso de no lograrlo.
se). Tlaloque. Nombre genérico de los dioses de la lluvia.
Telpochyaqui (pI. telpochyaque). "Joven que ya ha ido [a la Tlatoani (pI. tlatoque) . "El que gobiema".a Nombre de la
guerra]".a Cargo militar. autoridad suprema de un poblado, región o señorío.
Teocalli . "Casa del dios".d Nombre dado a los templos. Tlauhquéchol. "Quecholli (véase) brillante".a Nombre reser-
Teocuitlanahuacayo. "Que tiene círculos de oro". e vado para el ave Ajaia ajaia , garza espátula, espátula
Teomama (pI. teomamaque). "Cargador del dios".d Nombre rosada o cucharón, cuyo plumaje era especialmente
dado al encargado de portar el envoltorio con reliquias apreciado. También se le conocía como teoquecholli,
sagradas de algún dios durante la peregrinación mexica. "Quecholli de los dioses".d
Tepeahuitl. "La fiesta de los montes".a Fiesta o veintena de- Tlauhtehuilacachiuhqui. "Con círculos rojos".c Otro nombre
dicada a los dioses de la lluvia bajo su advocación de del escudo anahuayo (véase).
cerros. Tlaxochimaco. "Son dadas las flores".a Fiesta o veintena de-
Tequihua (pI. tequihuaque). "El que tiene cargo".a Cargo mi- dicada por los mexicas a Huitzilopochtli. De acuerdo con
litar. Sahagún, se celebraba del 23 de julio al 11 de agosto.
Tiácauh. "El que va delante".a Guerrero distinguido. Tohueyo. Molina lo traduce como "advenedizo, o extranjero".
Tiachcahuan (s. tiáchcauh). "El mayor" "el que precede".a
I
Toltectilmatli. "Manta tolteca".d
Cargo militar. Tonalpohualli. "Cuenta de los destinos". d Periodo de 260 días
Tltitl. "Contracción (?)".a Fiesta o veintena dedicada a la dio- contados mediante un sistema estructurado en trecenas,
sa Ilamatecuhtli. el cual combinaba veinte signos con trece numerales'
Tlacatéccatl. "El del lugar del gobierno de los hombres".a cada trecena era regida por una pareja de deidades, ;
Uno de los dos cargos militares de mayor importancia. cada día podía tener un carácter fasto, nefasto o indi-
Tlacatecólotl. Lit. "Hombre búho".g Nombre dado en la épo- ferente.
ca prehispánica a un tipo particular de hechicero que Totomoniliztli. "Formación de ampollas".e Padecimiento
tenía, entre otras facultades, la de comunicarse con las dérmico.
fuerzas divinas. Tóxcatl. "Sequedad (?)".a Fiesta o veintena dedicada a Tez-
414 XIPE TÓTEC

catlipoca. Se celebraba del 4 al 23 de mayo, de acuerdo


con Sahagún.
Tzoalli. Masa hecha con bledos y miel.
Tzompantli . "Hileras de cabezas".a Edificio en el que se colo-
caban las cabezas de las víctimas sacrificadas, espetadas
ABREVIATURAS
en varas.
Tzotzopaztli. Herramienta de madera utilizada en ~l telar.
ACa = Anales de los Cakchiqueles
Molina lo describe como "palo ancho como cuchIlla con
AC = Anales de Cuauhtitlan
que tupen y aprietan la tela que se teje".
AT = Anales de Tlatelolco
Úxitl. Véase óxitl.
ATu = Anales de Tula
Xipeme. "Los xipes".a
CA = Códice Aubin
Xiuhcóatl. "La serpiente de turquesa" o "La serpiente de
CAz = Códice Azcatitlan
fuego".a Insignia portada por Huitzilopochtli. Según el
CB = Códice Borbónico
mito que narra el nacimiento de ese dios, fue el arma
CB-I = Códice Becker I
con la cual derrotó a su hermana Coyolxauhqui y a los
CC = Codex en Cruz
centzonhuitznahua (véase).
CCoz = Códice Cozcatzin
Xiuhtotoéhuatl. "Piel de xiuht6totl (véase)".a
CI = Códice Ixtlilxóchitl
Xiuhtótotl. "Ave de fuego".a Ave compañera o emblemática
CM = Códice Mendocino
del dios del fuego, Xiuhtecuhtli. Identificada como Ca-
CMag = Codex Magliabecchiano
tinga amabilis.
CN = Códice Nuttall
Xiuhtototzontli. "Cabellera [o penacho] de xiuhtótotl (véa-
CNE = Costumbres de Nueva España
se ) " .d
CM 23-24 = Codex Mexicanus 23-24
Xócotl huetzi. "Cae el fruto".a Una de las fiestas o veintenas
CR = Códice Ram(rez
dedicadas a Xiuhtecuhtli, el dios del fuego.
CT = Calendario Tovar
Xoloitzcuintli. "Perro bufón (?)".a Perro, posiblemente Canis
CTR = Códice Telleriano-Remensis
americanus, Caribaeus.
CV = Códice Vindobonensis
Yopichimalli. "El escudo de YOpi".d
CV3738 = Códice Vaticano 3738, Códice Vaticano A o Códice
Zacapan. "So b re eIzaca
t" e .d
Ríos
Zazahuatiliztli. "Roña".e Padecimiento dérmico.
HduM = Histoyre du Mechique
HM = Histoire Mexicaine
HMP = Historia de los mexicanos por sus pinturas
HTCh = Historia tolteca-chichimeca
LS = Leyenda de los Soles
PI = Procesos de indios
RM = Relación de Michoacán

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se terminó de imprimir enjulio de 2011
en los talleres gráficos del Instituto Nacional
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Producción: Dirección de Publicaciones
de la Coordinación Nacional de Difusión.

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