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Un Santuario.
...
Recuperándose.
...
4:33 A.M.
4:34 A.M.
4:35 A.M.
Y entonces desaparezco.
La historia no se repetirá.
— ¿John?
—Maldita sea.
— ¡Seis!
Él resopla.
—Cómo mierda.
—Oh, sí lo sabías.
2
Vehículo de alta movilidad multipropósito
Hay dos grupos esperándonos afuera de la cabaña e
incluso en mi estado de movimiento, es fácil leer la situación
basada en la distancia entre las facciones. En el primer grupo
está nuestra gente —John, Sam, Nueve, Malcolm, y una
chica que reconozco de la cumbre telepática de Ella, pero
cuyo nombre no conozco. Detrás de ellos, separados por
unas treinta yardas, hay un contingente de personal militar
que ven nuestra nave con gran interés. Me parece que a
pesar de que los militares están trabajando junto con la
Garde, siguen estando muy al pendiente de nosotros. Juntos,
pero aparte.
Setrákus Ra.
Y yo.
Nunca he sido bueno en expresar ese tipo de
sentimientos, hablar sobre mí, mis miedos y debilidades. En
realidad, sólo hay una persona con la que me he sentido
realmente cómodo hablando de esas cosas.
Sarah.
—¿Eso es todo?
—No hay nada más que pueda hacer, Mark —le contesto
con un suspiro—. Se ha ido.
—Fuera de mi camino.
—Con ninguna…
Suspiro.
— ¿Qué?
—Voy a conseguir que nuestros amigos militares nos
presten un vehículo. Estamos a sólo unas pocas horas de
Paraíso. ¿La lleva…? —Mi voz se quiebra, y me apoyo con
una mano en el frío metal de la puerta—. ¿La llevarías a
casa?
Sam.
Está a mi lado. Al otro lado de la cama. Ya está despierto
y sentado, con los pies sobre el piso, de espaldas hacia mí.
No se ha dado cuenta de que estoy despierta todavía. Sam se
rasca el cuello y bosteza. Se quita la camisa de dormir, y lo
veo extender la mano hacia la gastada camiseta gris que
cuelga en el respaldo de una silla, se concentra y hace flotar
la camisa hacia él con telequinesis.
—Bien —murmura.
Sam se ríe.
—No, no ‘nenas’. ‘NTAL’. N-T-A-L. No sé por qué
esperaba que supieras el nuevo y flamante acrónimo que el
gobierno acaba de inventar. Significa: Nativo Terrícola
Afectado por Legados.
Se encoge de hombros.
—O de cámaras ocultas.
Sam me sonríe.
—Espero que no. De todos modos, no creo que estén lo
suficientemente organizados para espiarnos todavía.
Lo miro.
—Vaya.
Eso es bueno.
Nueve se sienta al otro lado de John, y junto a Nueve está
Ella. Sus ojos no han dejado de brillar intensamente, lo cual
está atrayendo una gran cantidad de miradas de los militares
agrupados en la habitación. Al tomar asiento, Nueve se
inclina hacia Eli
3Lite-Brite es un juguete electrónico cual fue introducido en los Estados Unidos en 1967 por la compañía Hasbro. Lite
Brite permite la formación de dibujos iluminados por medio de estaquillas de colores en un tablero negro.
—Recuérdame tener las gafas de sol a la mano cuando
estés cerca— Nueve responde.
Él es nuestro.
— ¿Estas bien?
Asiento.
Alzo las cejas y sigo en pos de él. Los tipos militares que
van y vienen por los pasillos muy iluminados nos dan a los
dos un gran rodeo. Me pregunto de cuál de los dos tendrán
más miedo.
— Hmm.
El plan que he estado formulando es un poco loco, una
gran cantidad de peligro, y, ya sabes, que no me importa
tanto como probablemente debería. Reflexiono sobre todo
lo que Adam me ha hablado de la cultura Mogadoriana, en
particular, la probabilidad de que lleguemos a una guerra
civil, una vez Setrákus Ra este muerto. Si la llevaran a cabo
entre sí, sería mucho más fácil para el resto de nosotros. ¿Y
si hubiera algo que pudiéramos hacer para acelerar ese
proceso? ¿Para hacer que los Mogs estén en las garganta del
otro antes de Setrákus Ra incluso se convierta en cenizas?
—Eres repugnante.
—Y yo —dice Ella.
— ¡Aquí vamos!
—Ella…
— ¿Qué? —dice.
Ladeo mi cabeza.
Señalo al juego.
Frunce el ceño.
— ¡No lo estaba!
— ¡Lo hiciste, Sam! —Digo, apretando su pierna. Estoy
muy contenta por él, mi sonrisa es casi del mismo tamaño
que la de él.
Eli abre sus ojos para ver la escena, con una pequeña
sonrisa en su rostro.
—Felicitaciones, Sam.
—Oops.
— ¿ESTÁS SEGURO DE QUE DEBERÍAMOS DE
HACER ESTO? — Me pregunta Nueve
Miro a Nueve.
—Quiero vomitar.
— ¿Mi parte?
—No es suficiente.
El me frunce el ceño.
—Pudiste agarrarme.
Nueve sonríe e imita el movimiento de mis brazos
cuando trataba de equilibrarme en el aire.
Cinco bufa.
Cinco suspira.
— ¿Cuál es esa?
¡Whoosh!
Estoy solo.
Gracias a que soy aprueba de fuego, no estoy preocupado
por que la piel de Cinco esté literalmente en llamas. La
manera en que sujeta mi cuello es lo que me preocupa.
Hago una mueca. Él quiere que deje uno de sus dedos así
para siempre ser capaz de convertir su cuerpo en piedra.
Muevo mi cabeza.
—Eso no sucederá.
Nada ocurre.
— ¿Los ven?
—Hagámoslo.
— ¿Escuchaste eso?
Al principio, no escucho nada salvo el agua. Pero después
distingo un zumbido monótono, agudo e incesante. Bizqueo
hacia el Skimmer en el río. Luce borroso, de alguna extraña
manera….
Ella no lo sabe.
—No.
— ¿En serio?
— ¿Tienes ideas?
—Creo que sí. —Adam se detiene—. Aunque, sería un
poco peligroso.
— ¿Sí?
Ellos están siendo muy valientes, pero hay mucho miedo. Ella dice.
Nosotros nacimos en una guerra, Seis. Incluso, yo tuve años para
prepararme para esta posibilidad. Ellos han tenido horas, nosotros
deberíamos protegerlos, no enviarlos a la batalla.
Como si fuera una señal. Fleur comienza a llorar
calladamente. Daniela va hacia ella y gentilmente acaricia su
espalda.
Cuando todo estaba perdido, los ancianos nos enviaron aquí para
pelear otro día. Eli responde. Setrákus Ra no quiere destruir la
tierra, quiere colonizarla, si no podemos detenerlo y fallamos. Esos
nuevos garde podrían ser la esperanza para la revolución que se avecina.
¿La Entidad pensó en los humanos a los que les concedió legados?
¿Fue por pura estúpida suerte? ¿Fueron seleccionados por su potencial?
¿La Entidad los puso en los lugares donde sabía que los
necesitábamos?
¿No lo es?
Con una larga mirada hacia Eli, camino con Sam hacia la
cabina de mando y cierro la puerta detrás de nosotros. Lexa
levanta la mirada como si una multitud hubiera entrado.
Le sonrío a Sam.
—¿Qué es esto?
—Un mapa.
—Ya sé eso. —Miro los cincuenta y algo lugares
garabateados en el mapa mundial, luego paso las páginas y
encuentro los mismos puntos reproducidos en mapas más
detallados mencionando longitud y latitud.
Mi boca se seca.
—Tú…
Les dije a todos ellos que corrieran. La voz de Ella suena clara
en mi cabeza. Debe estar leyendo mis pensamientos. Incluso
cuando sabía que ellos no lo harían, traté de convencerlos. Y, John,
¿habrías querido que esa decisión pesara sobre ti? ¿Habrías querido
escoger entre Sarah y ganar esta guerra?
—¿Lo hice?
Eli asiente y camina hacia la ventana. Se abraza a sí misma
y mira hacia afuera al lago tranquilo.
— ¿Algún consejo?
—Eso supongo.
Son suficientes.
Suficientes para abordar una nave de guerra
LA ESPERA TIENE QUE SER LA PEOR PARTE.
—Eh… Okay…
—Y entonces llegaste tú…—hago una mueca cuando sus
ojos empiezan a humedecerse— Tu estuviste ahí para mí en
los peores momentos, Seis. Siempre me has hecho reír y me
has apoyado. También me has cargado, literalmente. Solo
quiero decirte que, por mucho, tú eres mi mejor amiga.
John mira con fijeza una silla vacía en nuestra mesa. Algo
en él no lo ha dejado relajarse, ni por un par de minutos.
—¿Y Ella?
—Sí.
— ¿Y?
—Explotarlos. —lanzo.
Y entro a la cueva.
Sam está atrapado entre las cadenas. Esos gritos son sus
gritos. Un viscoso ácido negro chorrea del metal y quema
cicatrices nuevas en sus muñecas.
Luego Adam.
Marina.
Nueve.
Sarah.
— Hola, John.
Trato de mantener mí mirada lejos de la visión de Sarah,
torturada e inconsciente, que está detrás de él.
—¿Lo hacían?
—¿No?
—¿Entonces qué?
—Como dije, me recuerdas a Pittacus —Setrákus Ra
responde. Él se dirige nuevamente a Sarah, acaricia su brazo
enfermizamente azulado y sostiene las cadenas donde su
cuerpo cuelga—. Trate de mostrarle, justo como ahora te
mostraré. Quiero que sepas lo que te estás perdiendo.
— ¡John… John!
—Por favor.
Es tiempo de irnos.
Esa es Seis, al lado mío, su voz baja para que los demás
no escuchen. Adam permanece unos metros detrás de ella,
todavía en la rampa.
México.
— ¿Estas bien?
—Estoy bien —digo y me contengo telepáticamente,
cerrando mi mente. Necesito más práctica con muchos de
estos poderes, pero no hay tiempo para eso.
—Perdón —digo.
No necesito ayuda.
Sarah.
“—Sí.
— ¿Qué es eso?
John asiente.
—¿Qué? —responde.
—Entonces vamos.
—Yo…no. Sí. No lo sé
—Si gracias.
—Lo sé.
Mark James.
—Mark…
—Ellos me… me… obligaron...
Nada funciona.
—El…
—Sin embargo creo que solo se puede usar una sola vez
—concluye Adam.
Y no se detienen.
—Sam, háblame.
Sarah.
Telequinesia.
Espera.
No me veo. No puedo ver mis manos, mis brazos, mi…
Somos invisibles.
Excepto que allí esta Ran. Por suerte, Nigel tropieza hacia
atrás en ella. Ella lo agarra por el pescuezo y lo arroja abajo
en un pasillo contiguo. Con una mirada de despedida a mí,
Ran hace lo que le dije. Ella corre, empujando a Nigel herido
a medida que va, justo por delante de otra de las bolas de
fuego de Phiri Dun - Ra.
—¿Quién…?
Me da una abertura.
—Oye.
—John!
—Cállate, Goode.
—Maldición, hombre.
—Bien.
Es probablemente lo mejor.
Una vez más Lexa nos lleva al norte de las Cataratas del
Niagara. El viaje es tranquilo y sombrío, todo el mundo está
demasiado cansado o pensando demasiado, para decir
mucho. John cae dormido por lo que debe ser la primera vez
en varios días, Marina está junto a él, con los ojos atraídos
por la herida en su cuello que desafía su capacidad de
curación. Cinco decidió no ir en la nave, sino volar junto a
ella, una decisión con la que creo que todo el mundo está
agradecido.
Sam y Malcolm utilizan el tiempo para llamar a la mamá
de Sam. Es una conversación entre lágrimas, una que trato
de no escuchar a escondidas. Al otro lado de la nave, frente a
mí, Nueve llama mi atención.
Los maté a todos, así que solo nos queda esperar que
nada se quede sin baterías o explote.
—Claro
Es el momento.
—Okay…—Adam dice.
—Okay.
Me hago invisible.
—Abran fuego.
Estamos en camino.
—GANA DE ALGO DE ALTURA, REX,— DICE
ADAM. —Quiero sobrevolar por encima de ellos. ¿Está
bien para ti, Seis?-
Y empezamos a caer.
Estamos cayendo.
— ¿Sí?
El Anubis se tambalea.
Está cayendo.
Cinco salta hacia Seis y Adam, los agarra a cada uno con
un brazo carnoso, y los conduce volando hacia la salida. Se
vuelven invisibles antes de salir fuera de los confines de la
nave. Cinco es un volador habilidoso; tengo que confiar en
que él los va a llevar a salvo por encima de la masa de Mogs
y conseguir dejarlos en la entrada.
— ¿Donde--?
—La vi
— ¿Por qué…?— él sacude la cabeza. –Él le prometió a
los Mogs, me prometió a mí, nuevos legados. ¿Quién querría
algo como eso?
Fuerza bruta.
—Rex no lo hizo.
Adam grita.
—Pero…
Prioridades. Sacrificios.
Detenemos a Phiri Dun-Ra aquí. Nos aseguramos de que
los demás no tengan ninguna sorpresa aguardando detrás de
ellos.
—Hazme el honor.
—Primitivo,— gruñe.
O la de Seis.
Maldición.
—….¿qué?
Resiste, John.
El bombardeo ha empezado.
Gracias Sam.
—Ugh. . .
— ¿DUST? ¿ADAM?
— ¡Seis!
Él no se mueve.
Terminare esto.
Tiene miedo.
John jadea.
— ¿Sarah. . .? — él susurra.
No me importa la compañía.
—Sí.
Tomo la caja.
—Estoy aquí.
Resoplo.
Fft-fft.
—John.
—No quieres que ella tenga que vivir aquí —le digo.
Hay algunas cosas para las que aún no estoy listo. Esa es
una de ellos. La otra también está aquí.
Malcolm es Henri.
Hoy no.
En su viaje por Europa, Seis y Sam han llegado hasta
Montenegro cuando me pongo al corriente con ellos. Están
acampando en una parte aislada de Playa Jaz. Incluso por la
noche, el agua brilla como el cristal, las olas de color púrpura
junto con las colinas cercanas crean un impresionante
contraste.
Estoy feliz por ellos —la forma en que han viajado, todo
lo que han visto en un año— y, al mismo tiempo, mi
corazón duele porque no he sido yo el que lo ha hecho.
—¿Y?
Trago saliva.