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Constructores de Otredad

El agua: recurso de poder en un barrio


periférico1

Victoria I. Casabona

L a relación de los grupos sociales con el patrimonio


ambiental está pautada por condiciones socioeconó-
micas y políticas. De allí que la inserción de los sectores
por su localización, acceso a servicios y calidad de vi-
vienda, en tanto las clases populares quedan relegadas a los
espacios peor equipados y saturados por la alta densidad
pobres urbanos en hábitats “típicos”, como son las villas poblacional y a medio ambientes contaminados y
miseria y otros asentamientos periféricos, es el producto vulnerables, será una conclusión que no tardará en
de dichos condicionantes y no la réplica de sus condicio- hacérsele evidente.
nes ambientales “naturales”. En esos espacios urbanos, el Ahora bien, el hecho de que los sectores pobres ur-
control de recursos escasos, como es el agua, se convierte banos se asienten en lo que ha pasado a ser algo así como
en lugar de construcción y refuerzo de asimetrías. Estas se su nicho ecológico típico en la ciudad (villas miseria, por
manifiestan tanto en las relaciones intravecinales como en ejemplo) no parece revelar el traslado de condiciones habi-
los vínculos entre pobladores y agentes políticos. tacionales rurales tradicionales al ámbito urbano. Y ello
dado que muchas de las familias que componen estos sec-
I tores, o bien son viejos migrantes con varios años de resi-
Si consideramos el patrimonio ambiental como el con- dencia urbana, o bien su origen campesino se remonta una
junto de derechos que tienen los hombres sobre el espacio segunda o tercera generación. Más aún, cabría puntualizar
y los recursos que conforman su medio ambiente, cabe de- ciertos contrastes importantes entre algunas estructuras y
tenernos unos instantes para reflexionar sobre las rela- funciones de las villas miseria que son justamente lo con-
ciones afectivas que, en el medio urbano, vinculan a los trario del ámbito de origen de los migrantes rurales; densí-
grupos sociales con el patrimonio ambiental. sima carga demográfica, contactos interfamiliares perma-
No escapará al observador la diversidad de medio am- nentes, baja dotación de espacio verde, patrimonio natural
bientes que conforman el heterogéneo espacio urbano y despedazado o contaminado, niveles de alta toxicidad, au-
suburbano de la ciudad de Buenos Aires. Esta diversidad sencia de un horizonte mínimo sin casas, etc. Resulta,
se plasma en espacios caracterizados no sólo por su uso di- pues, más oportuno entender la ubicación espacial de los
ferencial (residencial, comercial, industrial), sino también sectores urbanos pobres en función de los escasos recursos
por la calidad de su equipamiento en bienes y servicios, su económicos de que disponen, que les impiden instalarse
grado de contaminación y su nivel de vulnerabilidad fren- en medios de mayor calidad ambiental.
te a anomalías físicas (inundaciones, por ejemplo) de di- El hábitat no escapa al juego del mercado: no se trata
fícil predicción e impacto catastrófico, y a la propagación de un mero bien de uso sobre el cual el hombre, por su ca-
de plagas, enfermedades e incendios. Tampoco le será di- rácter de tal, puede ejercer directamente sus derechos pa-
fícil al observador determinar cómo se distribuyen los di- trimoniales. Por el contrario, el hábitat es una mercancía
ferentes sectores socioeconómicos en los espacios urbanos sometida a las reglas de la oferta y demanda. Para acceder a
desigualmente equipados. Que los grupos sociales de ma- los espacios mejor provistos es preciso entrar en el mer-
yores ingresos y riqueza ocupan las zonas más privilegiadas cado inmobiliario, afrontar el pago de la tierra y la vi-

1 Las conclusiones presentadas en este trabajo ponencia son parte de la investigación Análisis sociocultural de dos comunidades del Gran Buenos Aires:
impactos externos y autogestión, realizada por el equipo integrado por M.Sc. Mauricio Boivin, Lic. Victoria Casabona, Lic. Rosana Guber, Lic. Sofía
Tiscornia, bajo la dirección de la Ph D Esther Hermitte. Esta investigación fue financiada por la Fundación Interamericana y patrocinada por
FLACSO Programa Buenos Aires, 1983.

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Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

vienda y los gastos consiguientes que implican impuestos políticas, los “intrusos” quedan a merced de su relación de
y tasas municipales, costos que se elevarán junto con la ca- fuerzas con los actores políticos que ejercen el poder. Esta
lidad del espacio urbano. Por ende, las zonas fuera de mer- relación, librada a su propio juego, ha derivado en nuestro
cado -como son las tierras fiscales- o aquellas de poco valor país en la instrumentación de dos tipos de políticas guber-
-espacios urbanos inundables, carentes de servicios, conta- namentales con respecto a los villeros. Por una parte, se
minados por basura y residuos industriales, etc.- pasan a han implementado políticas de “tolerancia” e incluso de
ser el hábitat socialmente determinado de los grupos más reconocimiento de reivindicaciones de estas poblaciones
pobres como el caso de los pobladores de las villas miseria. ilegalmente asentadas. Por la otra, (tal fue el caso de la ac-
El medio ambiente característico de estos sectores no tual dictadura militar), el Estado, armándose del argu-
constituye, pues, un hábitat natural sino que revela la re- mento de la tenencia ilícita de las tierras que ocupan los vi-
producción espacial de asimetrías socioeconómicas y polí- lleros, ha llegado al extremo de expulsar de la Capital
ticas entre estratos sociales. Federal a todo asentamiento que viole las normas de la
La relación entre grupos sociales y medio ambiente propiedad privada.
muestra un acceso desigual a hábitat de distintas “cali- Lo dicho lleva a reconocer que la única forma de ac-
dades”, que no puede comprenderse en términos de vín- ceder al derecho pleno al espacio urbano es la propiedad
culo directo y ajeno a toda producción social y, en particu- privada. E, implacablemente, quien quiera devenir pro-
lar, a toda contradicción entre entidades ideales “hombre” pietario debe entrar en el mercado de tierra y vivienda, sea
-“medio ambiente natural” (Castells, 1974:223). El ac- directamente, sea indirectamente a través de planes habi-
ceso y goce del patrimonio ambiental se tornan inteligibles tacionales encarados por el Estado. Allí se operará la selec-
en el marco de los vínculos socioeconómicos y políticos ción de los ocupantes de los diferentes hábitats. Y dado
que los grupos sociales mantienen entre sí. que bienes y servicios no están homogéneamente distri-
Siguiendo esta línea de pensamiento, debemos definir buidos en el espacio, el valor de la tierra urbana, reflejando
el significado real que cobra el patrimonio ambiental –en esta distribución desigual, determinará el patrimonio es-
este caso como derecho al espacio urbano– dentro del con- pacial de los diferentes estratos sociales.
junto de los derechos de los ciudadanos. Las desigualdades Es así como la estructura de ocupación del espacio
apuntadas más arriba, en lo que hace al acceso y disfrute de tiende a reproducir y a yuxtaponerse a la estructura social
hábitats adecuados, muestran que la institucionalización (Oszlak, op.cit 15) haciendo evidente el desigual derecho
del derecho a una vivienda ubicada en un medio digno no de los diversos sectores sociales a relacionarse con determi-
implica por sí sola el acceso y goce igualitario de las opor- nado ambiente. En definitiva, los vínculos socioeconó-
tunidades sociales y económicas asociadas a la localización micos y políticos, lugar de producción de las posiciones de
espacial. poder de los diferentes actores sociales, se constituyen en
Al referirse al derecho al espacio urbano, O. Oszlak condicionantes del patrimonio ambiental de dichos ac-
(1982:12-13) introduce una aclaración oportuna: el ejer- tores.
cicio de este derecho no implica necesariamente la pro- El hábitat o nicho ecológico es producto de relaciones
piedad privada, pues –más allá de las limitaciones del caso– históricos-sociales y no del patrimonio natural de los
también es ejercido de hecho sobre espacios ocupados ile- grupos humanos. Las desigualdades se construyen social-
galmente por intrusos asentados en villas miseria, por ejem- mente en los vínculos materiales y simbólicos que se pro-
plo. Pero en nuestra opinión, esto no debe ocultar las desi- ducen y reproducen en las relaciones concretas entre las
gualdades entre propietarios e intrusos. Las características clases sociales.
del medio en que se desarrollan las poblaciones que imple-
mentan estrategias de asentamiento “fuera de mercado” (S. II
Sigal, 1982:1554) –carencia de servicios cloacales, de agua Nos interesa ahora mostrar de qué manera el manejo y
potable, gas, viviendas precarias y hacinamiento; contami- control de los recursos ambientales se constituyen en ins-
nación y alta vulnerabilidad ambiental– están revelando un trumento de reproducción de relaciones asimétricas entre
acceso desigual al patrimonio ambiental. los habitantes de un mismo espacio urbano. Expondremos
Por otra parte, las circunstancias jurídicas en que se ha- esta hipótesis a partir de la descripción y caracterización de
llan los villeros los ubican en status diferencial ante el los vínculos que entablan diferentes actores sociales a
Estado. En tanto los propietarios están habilitados para través de la manipulación de un recurso fundamental: el
peticionar y exigir la provisión de servicios, la realización agua. Las reflexiones que siguen han sido elaboradas a
de mejoras, así como su participación en la elaboración de partir de un estudio realizado en un asentamiento perifé-

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rico del conurbano bonaerense, en una zona de precarias Los costos que implica el “enganche” hace que los po-
condiciones urbanísticas. bladores que cuentan con escasos recursos económicos no
Sus pobladores son en su mayoría ocupantes sin título puedan adoptar esta solución. Es el caso de los ocupantes
de propiedad. Gran parte de estos se han asentado recien- de las tierras fiscales, ubicados a unos 100 metros de la red
temente en el área en cuestión como intrusos en terrenos de suministro general. La prolongación por conexiones
fiscales o de dudoso status jurídico, tras el proceso de erra- domiciliarias les resulta más costosa que a los ocupantes de
dicación de villas miseria de la Capital Federal, que llevó a los lotes cercanos a dicha red, en su mayoría “compra-
cabo el actual gobierno militar. Otros, son compradores dores”.
de los terrenos en que levantaron sus viviendas; pero di- La manera de abaratar los costos de conexión es apro-
versas irregularidades (ventas fraudulentas, indexaciones vechando un “enganche” realizado previamente por otro
exorbitantes, etc.) les han impedido concretar la escritura- vecino, acortando así la distancia a cubrir. Esto sólo es po-
ción de las tierras que ocupan. Finalmente, hay un tercer sible hacerlo con el acuerdo del dueño de la conexión clan-
sector minoritario cuya relación jurídica con los lotes en destina, quien selecciona según sus intereses y relaciones a
que se asentaron es regular. los beneficiarios de la red instalada por él. Puede negarse a
En lo que respecta a la provisión de servicios, el barrio brindar esta facilidad argumentando que si otros se suman
que nos ocupa carece totalmente de cloacas, y los desagües a su cañería disminuirá la presión del agua que llega a su
pluviales cubren sólo dos de las 23 arterias que forman su domicilio. De esta manera, quien dispone del recurso se
tejido urbano. La provisión de agua se realiza a través de halla en condiciones de pautar el acceso al mismo e im-
una red destinada al suministro por canillas públicas, sin poner condiciones de transacción –que no siempre son ex-
conexiones domiciliarias. Esta red es la única fuente de plícitas o fácilmente detectables– exigiendo ciertas reci-
agua potable, ya que las napas accesibles de la zona son sa- procidades en forma de trabajo o favores diversos, entre los
lino-alcalinas, inaptas para bebida humana. El suministro cuales debe hallarse el prestar algún tipo de apoyo.
realizado por este medio no sólo es precario por su escasa En efecto, cuando algún vecino no dispone de medios
extensión, sino que, además, es irregular en el tiempo. En para hacer un aporte monetario y solventar la conexión
verano sobre todo, la presión decrece a tal punto que las clandestina, puede colaborar trabajando en su instalación.
bocas públicas disminuyen el caudal o no dan agua. La Esto le valdrá el acceso al agua de las canillas instaladas en
única forma de obtener agua de la citada red es, entonces, el domicilio de quien pagó los materiales. O bien, se da el
mediante bombeadores. Pero, incluso estos resultan inú- caso del vecino que fue autorizado a “engancharse” en la
tiles en situaciones de demanda pico, pasando así la pobla- instalación de otro que participa en actividades deportivas,
ción a depender del reparto de agua por camiones cisterna de fomento o políticas. El apoyo a quien le brindó esa faci-
o de su distribución en sachets, medio que empleó este lidad puede manifestarse en su asociación a la organiza-
verano la municipalidad local. ción en cuestión, respaldo a su dador ante algún conflicto,
Ahora bien, deteniéndonos a considerar la situación de etc.
los distintos grupos de pobladores en lo que respecta a su Quienes no pueden afrontar el gasto de realizar sus co-
acceso a este recurso, relevamos diferencias marcadas, que nexiones domiciliarias (sea directamente a la cañería de
sirven de punto de construcción de relaciones asimétricas OSN, sea directamente aprovechado el “enganche” clan-
en el ámbito intrabarrial. Por un lado, numerosos vecinos destino de algún vecino), se hallan en una situación límite.
han realizado conexiones domiciliarias clandestinas y, me- Estos pobladores dependen de las bocas públicas que,
diante bombeadores, elevan agua a sus tanques o la re- además de funcionar sólo en ciertas épocas del año, el
servan en aljibes. Estas conexiones son realizadas general- agua que se obtiene de ellas no siempre es potable. Esto se
mente por grupos de vecinos o parientes que, compar- debe a que, para extraer agua en los momentos críticos, los
tiendo gastos y mano de obra, llevan a cabo estos vecinos cavan pozos buscando llegar directamente a las ca-
“enganches”. La situación más favorable es la de los fren- ñerías mediante conexiones provisorias. Los pozos en los
tistas2, pues las conexiones domiciliarias les insumen que éstas se realizan son depresiones donde se mezclan
menos metros de cañería. En tanto, los no frentistas deben afluentes domiciliarios líquidos, agua de lluvia e incluso
hacer recorridos de varios metros para alcanzar la red de afluentes sólidos en diversos niveles de contaminación.
distribución de OSN. Por otra parte, como la conexión provisoria no está se-

2 Pobladores que residen en la calle en donde está instalada la red de OSN.

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llada, el agua conducida por las cañerías se contamina con queda a cargo de ciertos pobladores, que no son elegidos
los afluentes que se filtran por sus fisuras. por la población, ni seleccionados al azar por las autori-
La inseguridad sanitaria de estas canillas públicas, su- dades. Generalmente se trata de vecinos que, en virtud de
mada a las distancias que es preciso recorrer para llegar algún canal personal u organizacional, poseen vínculos
hasta ellas cargando pesados recipientes, hacen que los ve- con el municipio local. Y estos canalizadores de este vital
cinos que disponen de su propia conexión pasen a ser un recurso se encuentran en circunstancias de favorecer dife-
medio privilegiado de acceso al agua. Por supuesto no a rencialmente a amigos, parientes o clientelas y de imponer
cualquier vecino le es autorizado el uso de la canilla pri- condiciones para una distribución preferencial del agua.
vada, y muchas más restricciones son puestas como se trata El hecho de constituirse, en virtud de sus relaciones con
de agua obtenida por medio del bombeador, como sucede agentes estatales, en canalizadores de agua, pasa a ser para
en las épocas de escasez crítica. Las contraprestaciones que los vecinos en cuestión, condición de posibilidad para
atribuyen la facilidad de acceso a la canilla de un tercero se configurar relaciones asimétricas con quienes carecen de
manifiestan en las prestaciones de diversos servicios: cui- dicho recurso, y de cuya gestión están ausentes.
dado de niños o enfermos, realización de tareas domésticas Más allá de que estos individuos cometan o no arbitra-
o mandados, respaldo ante conflictos vecinales, etc. riedades en la distribución del agua, tener en sus manos el
El hecho de poseer el recurso de una conexión propia control de este recurso los ubica en una posición de privi-
da la posibilidad de manipularlo como instrumento de legio y prestigio ante sus vecinos. De allí la importancia
poder en las relaciones vecinales. En efecto, la eventua- que cobra para los dirigentes locales desempeñar este rol
lidad de caer en desgracia con quien controla el recurso de canalizadores y que la población los visualice como
suele actuar como factor de percusión y redundar en la tales. Cuando, por ejemplo, un dirigente acompaña al ca-
aceptación de condiciones impuestas para “regalar el mión cisterna en su recorrido por el barrio, no sólo está
agua”. Pues dejar de contar con el agua de este vecino controlando la provisión del servicio, sino que también
puede resultar en grandes costos para aprovisionarse, ya está siendo reconocido como el responsable de la misma.
que las alternativas que restan son o comprarla o aguateros Capitalizar personalmente logros diversos en lo que res-
–repartidores del agua que comercializan ciertos vecinos pecta a mejoras para el barrio es doblemente crucial. Por
que disponen de conexión– o bien emprender largas cami- una parte, en el ámbito intrabarrial, se le permitirá al diri-
natas o viajes en tren hasta barrios vecinos, donde se pueda gente concitar apoyos, muchas veces de una clientela
llenar algunos bidones en una canilla pública. Esta tarea creada en virtud de la canalización direccional de los re-
tiene un elevado costo en tiempo y esfuerzo y frecuente- cursos obtenidos. Se supone que los logros capitalizados
mente la realizan los niños. por él habrán de valerle el aval de la población para
La distribución municipal por medio de camiones emprender nuevas acciones.
aguateros o por el reparto de sachets, suele también bene- Por otra parte, el dirigente podrá hacer pesar este crédito
ficiar en forma desigual al vecindario. En primer lugar, interno ante agentes políticos –Estado, partidos, grupos de
las familias ubicadas en las calles más cercanas a las dos oposición o instancias administrativas– externos al barrio,
únicas arterias asfaltadas, cuyas tierras son las de mayor para atraer y negociar su apoyo. Su carta de transacción será
valor para el mercado y por ende sólo excepcionalmente su influencia sobre el vecindario, que le permitirá movilizar
están ocupadas por intrusos, son las que tienen más posi- a la población, orientar sus preferencias políticas y controlar
bilidades de recibir agua de los camiones municipales. Y sus cursos de acción. Poner de relieve el valor que cobra el
ello dado que muchas veces los camiones cisternas no control y canalización de recursos y la capitalización per-
llegan a internarse en calles más alejadas del asfalto. La re- sonal de los logros por parte de los dirigentes, no elimina la
gularidad del suministro por este medio, así como la can- importancia de los acuerdos político-ideológicos en la in-
tidad de agua dejada en los diferentes domicilios, de- fluencia interna y externa que los mismos lleguen a tener.
pende generalmente de las propinas que reciban los en- Lo dicho hasta aquí pretende mostrar de qué manera el
cargados de la distribución. En definitiva, el agua es control de un recurso fundamental como el agua da lugar a
vendida a los mejores compradores: comerciantes, pe- manipulaciones que van tejiendo sutiles redes de poder.
queños talleres, familias de mayores recursos. Estas numerosas redes micro, dentro de las cuales los dese-
El reparto de agua en sachets puede parecer una me- quilibrios se transforman en asimetrías, son la réplica desa-
dida más ecuánime, ya que estos son descargados en domi- gregada de la relación del barrio en su conjunto con res-
cilios de vecinos o locales de organizaciones vecinales, cu- pecto al Estado. En efecto, la categorización del área anali-
briendo así diferentes áreas del barrio. Su distribución zada como zona inundable y las irregularidades en el

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asentamiento así como en el pago de tasas por servicios Es así como las situaciones de carencia y precariedad se
que no se prestan o se prestan de manera deficiente, son constituyen en espacios de transacción y penetración. Y su
utilizados por el Estado como argumento para justificar el mantenimiento brinda el punto de tensión a partir del
mantenimiento de condiciones de equipamiento como las cual pueden estructurarse campañas de crédito político. El
descriptas y el rechazo o postergación de reivindicaciones Estado encuentra en dichos puntos apoyos para condi-
vecinales. Pero también los agentes gubernamentales en- cionar maniobras políticas; en tanto los partidos políticos
cuentran la manera de capitalizar políticamente estas dife- erigen sus campañas sobre esas tensiones. A unos y otros
rencias. Pues se ha dado el caso de funcionarios que “to- les serán de vital importancia las redes clientelísticas cons-
leran” la realización de conexiones clandestinas, suminis- truidas no sólo sobre la base de acuerdos ideológico-polí-
tran materiales para su ejecución o bien se avienen a dictar ticos, sino también en base a la direccionalidad de
resoluciones para efectuar obras, siempre y cuando les sea canalización de los recursos.
asegurado el apoyo político por parte de la población be-
neficiaria.

Bibliografía

CASTELLS, M., La cuestión urbana, Siglo XXI, Madrid, SIGAL, S., Marginalidad espacial, Estado y ciudadanía en
1974. Revista Mexicana de Sociología, Vol. XLIII, Nº 4,
OSZLAK, O., El derecho al espacio urbano, Cedes, Buenos oct.-dic., 1981.
Aires, 1982. (Ed. min.).

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