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ALUMNO: ___________________________________

AÑO: _______________________________________
DIVISIÓN: ___________________________________
CONSTANZA CAFFARELLI

CAZADORES DE IDENTIDAD

LUMEN
Grupo Editorial LUMEN
Buenos Aires - México
1111

Cafarelli, Constanza
Tribus urbanas : Cazadores de identidad / Constanza
- Buenos Aires : Lumen, 2008.
208 p. : il. ; 18x 18 cm.

ISBN 978-987-00-0831 -6

1. Sociología. 2. Tribus Urbanas. l. Ana Favazza, ilus. II. Título


CDD 306.1

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C~r... ('.Ji.({.... Ubic.: ............ .,.. 1
,,
Indice Agradecimientos ............................................. 9
Introducción .................................................. 11

Capítulo 1
En busca de uno mismo. La adolescencia
como etapa de la vida ..................................... 17

Capítulo 2
Tribus urbanas, cazadores de
identidad ........ .. ......... ...... .... .. ..... ........ .... ........ 39

Capítulo 3
Los pioneros: "hippies" y "rockeros" ............ 55
Dime cómo te muestras y te diré
quién eres ........................................................ 57
Los "hippies" .................................................... 'il\
Los "rockeros" ................................................. (¡()

Capítulo 4
Qué mundo tan cruel. "Punks",
"góticos" y "heavies" ..................................... 87
Los "punks" ..................................................... 89
Los"gótícos" .................................................. 101
Los "heavies" ................................................. 112

6 Constanza Caff arelli

Capítulo 5
La era del desencanto. "Indies",
"ravers", "emos"y"floggers" ...................... 131
Los "Indies" ................................................... 133
Los "Ravers" ................................................. 143
Los "Emos" .................................................... 154
Los "Floggers" ................................................ 167

Capítulo 6
Entre el parecer y el ser. Claves
para pensar el fenómeno
de las tribus urbanas ..................................... 175

Referencias bibliográficas ........................... 199


A Cristina y Carlos, mis padres.
Agradecimientos Quiero agradecer particularmente a mi amiga y
colega María Viviana, por compartir su riqueza inte-
rior, y por conectarme siempre con experiencias que
apuestan al crecimiento y a la vida.
A mis amigas Ana, Andrea, Claudia, Celina, Ma-
rita y Mirta, que saben del valor de estar cerca y
brindarse afecto. Las quiero mucho. Gracias por tan-
tas charlas, abrazos y risas.
A mi esposo Jesús, por su amor inconmensura-
ble; por su increíble capacidad de acompañar y ser
feliz con el bienestar del otro.
A mi hermano Carlos, por los momentos felices
que vivimos juntos en nuestra época de juventud, y
por los que vendrán.
A mis padres, por todo lo que me dieron, muy es-
pecialmente por aquellas cosas que son "invisibles a
los ojos".
A mis maestros, por brindarse generosamente,
por compartir su sabiduría y por enseñarme a encon-
trar las fuerzas para seguir, en los buenos tiempos y
en los más difíciles.
A mis alumnos de todos estos años, y a todos los
jóvenes que me enseñan día a día, con alegría y de-
senfado, sobre la aventura de vivir.
Introducción El presente volumen explora una cuestión que
viene concitando especialmente la atención de la
opinión pública en los últimos tiempos. Nos referi-
mos al fenómeno de las tribus urbanas.
Esta clase de manifestaciones juveniles se expan-
de y adquiere visibilidad en las ciudades de los dis-
tintos países de América latina, como también lo vie-
ne haciendo en Estados Unidos y en Europa desde
mediados del siglo XX. Se trata de grupos que se reú-
nen en torno de una visión del mundo, de cierta
ideología; de una estética (peinado, maquillaje, mo-
do de vestir) y del gusto por un determinado género
musical. Toman distancia de la sociedad, del "mun-
do adulto", y constituyen espacios de encuentro y de
contención, en los cuales comparten intereses e in-
quietudes y se brindan protección unos a otros, pre-
servándose así de un entorno que leen como penoso
y amenazante.
Desde los históricos hippies y rockeros, pasando
por los punks, heavies y góticos, hasta los actuales
indies, ravers y jloggers, y los sugestivos emos, una
vasta cantidad de agrupaciones se ha conformado,
reivindicando un postulado que, más allá de las di-
ferentes expresiones que adquiere, tiene igual con-
notación: la de manifestar la insatisfacción que les
genera a los jóvenes el modo en que el mundo se
presenta ante ellos.
14 Constanza Caff arelli

una visión del mundo compartidos. El capítulo 2


echa luz sobre el concepto de tribu urbana, ofrecien-
do algunas precisiones que nos permitan definirla y
presentando también algunos antecedentes del abor-
daje que hoy recibe.
Los capítulos 3, 4 y 5 describen diferentes tribus
urbanas, siguiendo una imaginaria línea histórica. El
capítulo 3 se refiere a los pioneros, a aquellos grupos
que pueden considerarse precursores del fenómeno
que hoy se reconoce como "tribalismo": los hippies,
verdadero movimiento social, y los rockeros. El ca-
pítulo 4 da cuenta de las particularidades de las tri-
bus de los años setenta y ochenta (punks, góticos y
heavies), mientras que el capítulo 5 caracteriza los
agrupamientos que se conformaron desde los años
noventa hasta la actualidad, en tiempos de globaliza-
ción, tecnologías y desencanto (indies, ravers, emos
y f!.oggers).
En el capítulo final, el sexto, desplegamos una se-
rie de interpretaciones acerca del significado que re-
viste el ser parte de una tribu urbana. Nuestro es-
fuerzo se dirige fundamentalmente a acompañar la
reflexión y a promover la comprensión de los adul-
tos, en el marco de un trabajo genuino y sentido por
conocer la realidad de los jóvenes, por descubrir
qué sienten y qué piensan los sujetos que están "de-
trás de la máscara".
Tribus urbanas 15

Ahora que hemos dejado en claro nuestros obje-


tivos, es hora de recorrer este apasionante y revela-
dor camino. Los invitamos a emprenderlo y a com-
partirlo.
Capitulo 1 En busca de uno
mismo. La adolescencia
como etapa de la vida
a adolescencia constituye una etapa de la vida
L en la cual los sujetos se encuentran particular-
mente involucrados en una causa: la búsqueda del sí
mismo, de la propia identidad. Se manifiestan sensi-
bles, vulnerables: es que se enfrentan a momentos
de cambio y de reorganización de lo propio, tanto de
lo interno (sus sentimientos y pensamientos) como
de lo externo (fundamentalmente, su fisonomía, su
aspecto físico). En este capítulo nos detendremos en
la caracterización de esta etapa que, como hemos
mencionado, se halla signada por fuertes movimien-
tos internos que acompañan la reconstrucción de
la identidad, es decir, el pasaje de la identidad in-
fantil hacia la identidad adulta. Podremos así com-
prender por qué los más jóvenes se expresan
de diversas maneras -por ejemplo, a
través de la música y la vestimen-
ta- y se vinculan preferentemen-
te con quienes comparten esa ex-
presión.
20 Constanza Caffarelli

Si bien el término "adolescencia" empieza a apa-


recer en la lengua inglesa, su acepción se remonta a
los romanos, para quienes ado!escere significaba "ir
creciendo", "sentirse adulto". Como señalan Obiols
y Di Segni, en términos evolutivos, la adolescencia
representa justamente una etapa de crecimiento y
tránsito hacia la adultez. Se inicia en la pubertad y
culmina con la asunción de plenas responsabilidades
y la madurez psíquica.
Erik Erikson, estudioso del tema y un clásico en
relación con éste, considera la adolescencia como un
momento en que el desarrollo físico, las habilidades
sociales y ciertos ingredientes de naturaleza cogniti-
va maduran lo suficiente como para lograr establecer
la identidad. Según este autor, la adolescencia es un
punto crítico necesario en el desarrollo, durante el
cual el sujeto acumula recursos de crecimiento, de
recuperación ante la adversidad y de diferenciación
respecto de los otros. Atravesarla implica además ha-
cer frente a cambios internos que repercuten en el
exterior -especialmente en las relaciones con los
demás-, los cuales resignifican la propia historia y
acompañan la reconstrucción de la identidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, se
define como "adolescentes" a aquellos sujetos que
tienen entre 12 y 19 años de vida. Como etapa de
desarrollo entre la infancia y la adultez, la adolescen-
Tribus urbanas 21

ciase distingue por una serie de cuestiones. A conti-


nuación se listan algunas de ellas, tomando los crite-
rios explicitados por Criado del Pozo y los especialis-
tas de la Universidad Metropolitana de Ciencias de
la Educación:

a. Durante la adolescencia varían las motiva-


ciones y los intereses.

Los adolescentes sienten que dejan de ser "niñi-


tos", y así lo manifiestan. Van abandonando los ju-
guetes, eligen cuidadosamente su ropa, se visten de
modo especial o se maquillan, pidc::n permiso para
salir por la tarde y la noche y encontrarse con su gru-
po de pares, con el que comparten p,t1stos 111usic1lcs
y una cierta estética.

b. Las relaciones interpersonales, especial-


mente las establecidas con el otro sexo, son vi-
vidas de un modo particularmente inquietante.

Las transformaciones que ven y experimentan en


su cuerpo les plantean preguntas sobre su propia se-
xualidad y sobre la sexualidad ajena. Aparecen, en
forma avasallante, sensaciones muy intensas, y quie-
ren apreciar por sí mismos hacía dónde conducen
22 Constanza Caffarelli

esas múltiples sensaciones físicas y emocionales que


los invaden. Se vuelve necesario re-conocer lo corpo-
ral para controlarlo, ya que se crece desmedida y/o
abruptamente, y resulta difícil dominar este nuevo
cuerpo.

c. Se acrecientan notoriamente su curiosidad y


su impulso sexual.

Surgen los caracteres sexuales secundarios, fun-


damentalmente el vello en brazos, piernas, pubis, y
en los varones, también en el rostro. Aquello que su-
cede en el cuerpo se encuentra bajo la influencia de
las hormonas y de los órganos sexuales, que están
maduros para funcionar: los varones suelen tener
erecciones espontáneas; las mujeres comienzan a
menstruar. En general, en la adolescencia comienza
la actividad de exploración y el intercambio sexual
con novios(as), amigos(as), "amigovios(as)'', en el
marco de relaciones más o menos estables o de en-
cuentros ocasionales. En el contexto de esta explora-
ción, también aprenden y desarrollan conductas con
las que se autosatisfacen, como la masturbación.
Tribus urbanas 23

d. Se va constituyendo y fortaleciendo el yo, lo


propio, la identidad personal.

Se van distanciando de las opiniones y los crite-


rios de los padres, para ir asumiendo paulatinamen-
te sus propios juicios y valoraciones, su propia mira-
da sobre el mundo que los rodea. Según Rojas y
otros, de la misma forma en que "la geografía de su
cuerpo se ha conmovido y cambiado, la 'pequeña
aldea' (el recorrido hecho hasta ahora de la mano
de los padres) se ensancha y se proyecta en un
mundo amplio ... y ajeno. Es la verdadera salida
(... ], la exogamia".

e. Son proclives a adoptar como líderes o refe-


rentes a ciertos personajes.

Idealizan a personajes públicos como cantantes,


actores de cine y TV, deportistas, e incluso a maes-
tros, tíos, primos y hermanos mayores y los convier-
ten en sus ídolos, en su referencia.
24 Constanza Caff arelli

f. Comienzan a plantearse metas o expectati-


vas de vida.

La capacidad de reflexionar antepone el pensa-


miento a la acción. Manifiestan un nivel de aspira-
ciones, una serie de objetivos: "Quiero vivir intensa-
mente", "Quiero graduarme en la universidad", "No
quiero estudiar", "Voy a buscar un trabajo", "Quie-
ro montar mi propio emprendimiento", "Quiero ser
artista y recorrer el mundo", "Quiero ser contador y
trabajar en la empresa de la familia".

g. Tienden a reunirse en torno de formaciones


grupales: bandas, camarillas, pandillas.

Desarrollan un fuerte sentido de la pertenencia


grupal, se sienten comprendidos y contenidos entre
pares. Se comportan de modo uniforme, de acuerdo
con las pautas que va estableciendo el conjunto y
que a su vez garantizan la pertenencia a éste y el re-
conocimiento como miembro por parte de quienes
lo integran. Por ejemplo, llevan vestimenta semejan-
te, crean palabras que sólo ellos entienden y que uti-
lizan en el seno del grupo, se cortan y tiñen el cabe-
llo de manera similar, como una forma de acreditar
su ingreso a y su membresía en la colectividad.
Tribus urbanas 25

h. Se sienten movilizados y convocados por las


injusticias y las causas sociales.

Quieren cambiar el mundo, no quieren ser mal-


tratados ni que maltraten a quienes consideran débi-
les o en desventaja. Buscan reivindicar aquellos de-
rechos que sienten que han sido vulnerados (por
ejemplo, derecho a la verdad, a la identidad, a la li-
bertad y la expresión personal) y a los sujetos que
pueden haber sido afectados por estas situaciones.

i. Al mismo tiempo, son contradictorios.

Pueden manifestarse "contra el sistema" o


"contra el consumo", y en simultáneo pedirles
a sus padres que les compren el tclc'·lo1lll mc'Jvil o la
consola de videojuegos de última tcrnología.
Como puede inferirse de los puntos hasta aquí
comentados, en el transcurso de la adolescencia se
produce un cambio significativo en la relación del jo-
ven con el medio, con el entorno. De acuerdo con lo
que queda de manifiesto en el ítem d, en general to-
man distancia del pensamiento de los otros y compa-
ran sus opiniones con las de compañeros y también
con las de los adultos. Van adquiriendo relativa obje-
tividad y capacidad de reflexión abstracta; desarro-
26 Constanza Caffarelli

llan teorías a partir de ideas no siempre ligadas a da-


tos de la realidad concreta, a objetos presentes.
Logran interpretar las pautas y normas sociales
como tales, y pueden diferenciarlas de sus propios
deseos, pareceres y fantasías.
El hecho de que los adolescentes desarrollen
su capacidad de reflexión va generándoles inte-
rrogantes y cuestionamientos respecto de sus
padres, primeros modelos de identificación y fi-
guras por excelencia de la niñez. Los adultos,
en especial los progenitores, dejamos de ser
considerados como una especie de "héroes'',
de personajes que "todo lo pueden" y "todo lo
consiguen": cae así la idealización con que cargá-
bamos.
Esta desidealización de las figuras parentales ha-
ce sentir desamparados a los más jóvenes, lo cual, a
su vez, produce un doble efecto. Por un lado, plan-
tea interrogantes respecto de los modelos de identi-
/ ficación, esto es, motiva a los adolescentes a tratar
de reconocer quién o quiénes pueden ofrecerse de
referente, de modo tal que se los ayude a moldear
ciertos aspectos de su personalidad. Por otra par-
te, se activa la pregunta respecto de la propia
identidad. Es decir que se pone en movi-
miento el joven, quien trata de responderse
"¿Quién soy?". Emprender este camino, es-
Tribus urbanas 27

ta búsqueda, los impulsa a salir del hogar, del ámbi-


to de lo conocido, e ir al encuentro de los semejan-
tes, con quienes pueden sentirse "en comunidad".
Estos pares (amigos, compañeros de estudios, de sa-
lidas o de actividades recreativas como los deportes)
pasan a ser más importantes que los referentes fami-
liares de la infancia, respecto de quienes aumenta la
distancia tanto física como afectiva. En efecto, los
padres y los demás adultos de la familia pasaremos a
tener, durante la adolescencia, un relativo protago-
nismo en la vida de los mc1s jóvenes, e incluso ire-
mos perdiendo cierto control sobre \él vida íntima de
estos últimos.
A raíz de esta dinámica que hemos dl'snito, pue-
de decirse que la adolescencia se caracu·1·iza espe-
cialmente por ser una etapa del desarrollo viLil <'11 la
que se produce un movimiento hacia ¡i,ntpo~; 1n;ís
amplios que la propia familia. Sigmuncl 1:rl~Ud deno-
minó a este trabajo desasimiento de la autoridad
de los padres.
Justamente, durante la adolescencia, se buscan
dos cosas: por una parte, modelos, figuras, represen-
tantes de la vida adulta que no tengan que ver con
madres y padres; y, por otra, la salida hacia espacios
exogámicos, es decir, la incursión fuera de la casa, de
lo hogareño, de lo propio, conocido y familiar. En es-
te sentido, es por eso que los adolescentes van tras
28 Constanza Caffarelli

el reconocimiento de su singularidad, de aquello que


los convierte en ellos mismos, en únicos y particula-
res, y también tras la construcción y la aceptación de
sus propios lugares, de territorios diferenciados de
los que suelen compartir con la familia.
Lo expresado hasta aquí permite empezar a com-
prender por qué los adolescentes van configurando
una imagen, una presentación en sociedad que sue-
le destacar diversos rasgos o características, muchas
de las cuales pueden resultar tanto simpáticas como
extrañas, preocupantes y hasta revulsivas para los
padres y demás adultos involucrados en su creci-
miento.
Los adolescentes necesitan convertirse en ellos
mismos, desarrollar su propia identidad, y ello
implica diferenciarse de lo conocido, de lo cotidia-
no, de lo que se les impone, esto es, del orden esta-
blecido (familiar, escolar, etc.), y de sus reglas, de sus
pautas. Para volverse ellos mismos, para ser capaces
de gestar esta diferenciación a la que me he referido,
resaltan ciertos rasgos y construyen una estética que
los hace visibles, reconocibles del "resto del mun-
do". Así, se visten de colores muy llamativos o del
más riguroso y absoluto negro; escuchan música fes-
tiva, estruendosa y rítmica, o bien eligen canciones
melancólicas, que hablan de la dificultad de vivir. ..
Tribus urbanas 29

La consigna es reconocerse y ser reconocido,


es decir, poner de manifiesto una serie de atributos
que les posibiliten ir respondiendo a la pregunta acer-
ca de "¿quién soy?", y encontrarse con otros que
les con.firmen esa identidad en proceso de
construcción. Para que se produzca esta confluen-
cia, este encuentro, es preciso que los jóvenes salgan
de esos espacios que les resultan habituales, cómo-
dos, protegidos. Esta salida es la que marca el acerca-
miento a los pares, a otros adolescentes, con quienes,
en general, tienen una cierta afinidad: se comparten
gustos, metas, expectativas, ideales, una visión del
mundo. Por ello decimos que los adolescentes tie-
nen una fuerte tendencia a reunirse en torno de for-
maciones grupales (ver ítem g).
Durante la adolescencia, y en el marco de estos
grupos en los que logran incluirse, los chicos experi-
mentan, exploran distintos campos de intereses, tra-
tan de encontrar aquello que satisfaga sus necesida-
des y sus deseos, y sea acorde con sus
valores. En razón de lo antedicho,
esta etapa de la vida supone la rea-
lización de una serie de tareas cuyo
horizonte es, como hemos señala-
do anteriormente, la conformación
de la identidad. Podemos resumir
dichas tareas del siguiente modo:
30 Constanza Caffarelli

~ Decidir sobre el presente educacional, y también so-


bre el futuro laboral o educativo; por ejemplo, elegir
qué modalidad tendrá la escuela secundaria (high
schoolj a la que concurrirán, si continuarán estu-
diando al finalizar la escolaridad, si buscarán un tra-
bajo, y hacia qué área se orientarán en este último
caso.

~ Bucear en sí mismos, conocerse, aceptarse, promo-


ver y cimentar la autoestima.

~ Definir su rol sexual.

~ Interiorizarse respecto de los valores y las creencias


sociales de su tiempo, y seleccionar entre ellos los
que les resulten afines y probablemente guíen su
proceder.

~ Conseguir la autonomía emocional; poder establecer


relaciones maduras con los padres, con otros adul-
tos, y también con los compañeros de igual edad y
sexo distinto.

Todo esto, que representa un trabajo interno ar-


duo y comprometido para los jóvenes, necesita un
Tribus urbanas 31

tiempo en el que se producen tanto experimenta-


ción como aprendizaje. En virtud de ello, Erik Erik-
son y otros expertos reconocen la adolescencia co-
mo un período de "moratoria psicosocial", en cuyo
transcurso los individuos tienen la oportunidad de
ensayar, vivenciar, sondear, probar, enterarse; en de-
finitiva, disponen de la oportunidad de obtener las
herramientas que les posibilitarán comprender en
qué consiste el mundo en el que viven, en cuya di-
námica tendrán que implicarse en breve.
Lo expuesto hasta aquí nos conduce a realizar
una serie de consideraciones. En primer lugar, tene-
mos que señalar que la condición de "adolescente" y
la de "joven" aparecen en el curso del siglo XX, pe-
ríodo en el cual adolescentes y jóvenes se fueron con-
virtiendo en actores reconocidos, y adquirieron un
lugar social que los distingue de los niños y, también,
de los adultos. Con anterioridad, el tránsito de la ni-
ñez a la adultez no incluía una etapa con las caracte-
rísticas referidas en el presente capítulo, y el pasaje al
mundo adulto se daba una vez que hombres y muje-
res alcanzaban de los 12 a los 14 años de edad.
Cabe recordar al respecto las historias de nues-
tros padres, abuelos o bisabuelos, quienes relataban
que a esas edades, o aun antes, ingresaban en el
mundo del trabajo. Los que habían podido recibir
educación formal, en establecimientos educativos,
32 Constanza Caff arelli

daban por terminada la escolaridad al concluir el ni-


vel primario. Los varones empezaban a desempeñar-
se como aprendices de un oficio, a cambio de una
paga modesta, mientras que las mujeres se quedaban
en el hogar, ayudando en las tareas domésticas y de-
sarrollando labores como bordado, costura, tejido,
entre otras. Esta "adultez temprana" los preparaba
para asumir y desplegar su propio proyecto familiar.
Contraían matrimonio entre los 16 y los 18 aiíos en
promedio y, a partir de entonces, sus vidas giraban
en torno del hogar y de la familia.
Como expresábamos, en el transcurso del siglo
XX -en particular, en su segunda mitad-, apare-
cen las categorías de "adolescente" y "joven", y to-
man entidad propia. En nuestra sociedad, esta cues-
tión se halla especialmente relacionada con una serie
de circunstancias históricas, tales como el gran cre-
cimiento de la población que se dio después de la
Segunda Guerra Mundial (el llamado "baby boom"),
el aumento de la expectativa de vida, el incremento
de la población que ha pasado a vivir en las ciudades
en detrimento de la que vivía en el ámbito rural, y el·
avance y la intensificación de las actividades indus-
triales.
La adolescencia como etapa de la vida, con las
particularidades que aquí le atribuimos, es producto
de una sociedad urbana e industrial. En esta última,
Tribus urbanas 33

se registran cambios demográficos, científicos y tec-


nológicos que inciden en la vida cotidiana. El más
destacado se relaciona con las modificaciones que
sufre el proceso de trabajo, que hacen que este últi-
mo pase a tener lugar en las fábricas y las oficinas, y
que quienes lo llevan a cabo sean tanto operarios co-
mo profesionales calificados, es decir, con una cierta
preparación para hacerlo.
La transformación del mundo de la produc-
ción y el trabajo ha traído aparejada, entonces,
la necesidad de gestar un tiempo de prepara-
ción, en el cual los sujetos puedan adquirir las
capacidades necesarias para desempeñarse ade-
cuadamente en él. Esto condujo a que, alrededor
de los años cincuenta, la mayor parte de las perso
nas comenzaran a ingresar en las escuelas,
en el sistema educativo formal, retrasaran
su ingreso al ámbito laboral y postcrg<1r<111
la asunción de responsabilidades de tipo

I I familiar. Este proceso de preparación para


la vida laboral es acompañado además,
como ya señalamos, por un proceso de preparación
para la vida social, en el cual el sujeto va proveyén-
dose de recursos de crecimiento.
La adolescencia constituye entonces un período
de construcción y aprendizaje, de maduración se-
xual y cognitiva, que conlleva la postergación del
34 Constanza Caffarelli

compromiso definitivo, y en el cual los chicos van


ejercitando diferentes roles para luego poder inser-
tarse en el mundo adulto. Puede decirse que los ado-
lescentes desarrollan un intenso trabajo, asociado
con el comprender, el evaluar, el definir y el elegir
entre las diversas moralidades y lógicas para pensar
el mundo y hacer en él.
El concepto de "moratoria", antes mencionado,
remite a un "hacer" y a un "definir", en un mar-
,,,.--... gen de tiempo permitido socialmente. En el
marco de esa labor, los adolescentes van asu-
miendo paulatinamente obligaciones y com-
promisos adultos, y la prórroga les permite
experimentar roles diferentes, tanto en la
realidad como en la fantasía. Para arribar a
las definiciones que ubican al joven en una
nueva etapa vital (la adultez), es necesario
atravesar un período de estas características,
previo a la toma de decisiones de mayor tras-
cendencia y al compromiso con ellas. Desde
su carácter de transitoriedad, representa un
momento necesario y saludable, que posibilita
experimentar cambios y propicia el surgimien-
to de nuevas estabilidades.
Los resultados de este tiempo de preparación, de
este proceso de aprendizaje habrán de ser, por un la-
do, el conocimiento del mundo y, por otro, un con-
Tribus urbanas 35

cepto de la propia persona, una pauta de identidad.


Ello significa que los individuos han podido respon-
derse a sí mismos, al menos parcialmente, las pre-
guntas "quién soy" y "qué quiero", y además pue-
den explicitarlo con una serie de argumentos.
Ahora bien, para ir resolviendo estos interrogan-
tes, a los adolescentes se les impone una tarea adi-
cional a las ya mencionadas. Nos referimos a la ela-
boración de los tres procesos de duelo que describen
Arminda Aberastury y Mauricio Knulwl, los cuales
se suceden durante esta etapa de la vid;i: el duelo
por el cuerpo de la infancia, el duelo p111' los padres
de la infancia y el duelo por la idcntid;id i11\;1ntil.
Realizar un duelo implica sentir y ;1trav1·~;ar un
dolor intenso que, en general, aparece cuando llay
una pérdida de importancia. En los adolescentes, es
tas pérdidas se suman, ya que son muchas las cosas
que cambian y las que se deben dejar atrás para se-
guir creciendo. Se hace presente un profundo dolor
psíquico, puesto que no es sencillo aceptar las ilusio-
nes perdidas: el cuerpo de la infancia, seguro y cono-
cido, que no brindaba sobresaltos, se modifica; los
padres no son infalibles ni lo pueden todo; el sujeto
no es el centro del universo sino que debe esperar y
trabajar para satisfacer sus deseos y, además, tener
en cuenta a los otros, a quienes lo rodean.
Constanza Caffarelli

La elaboración de estos duelos, el proceso psíquico


mediante el cual se hace posible aliviar esta aflicción,
va enfrentando al adolescente a un sentimiento de
aniquilación de sí, de desintegración y de destruc-
ción de lo existente, de su realidad tanto interna co-
mo externa. Por eso los adolescentes se muestran
emocionalmente inestables, y buscan un ámbito so-
cial firme, continuo, que garantice su propia seguri··
dad. Es decir, un espacio que les permita reubicarse
en el mundo, como individuos que batallan por de-
finir y establecer su identidad personal.
Tal como señalamos, esta necesidad de cons-
truir la propia identidad los lleva a conformar y a
unirse a diferentes tipos de agrupamientos, los
mencionados "grupos de pares", donde los adoles-
centes se sienten contenidos y recuperan el senti-
miento de sí. Ser parte de una agrupación, banda,
camarilla o equipo les permite hacerse de atributos,
pensamientos y conductas en cuyo marco cobra
sentido el "ser persona", y se les facilita la compo-
sición de la propia pauta de identidad. El grupo se
constituye así en una especie de "familia en transi-
ción", donde se recrean el afecto, los intereses en
común, lo compartido.
En este cont-exto de paridad, de cercanía con el
semejante, la contradicción entre ser independiente
y no haber dejado aún de depender de los padres,
Tribus urbanas 37

entre la necesidad de un modelo y figura de identifi-


cación y la desilusión en relación con los adultos, in-
ciertos e imperfectos, parece no ser tan dramática,
ya que se produce el encuentro con otros que viven
situaciones similares.
En razón de lo antedicho, los adolescentes bus-
can reunirse, congregarse, y lo hacen en torno de afi-
nidades, ya sea de gustos, ideales, o expresiones cul-
turales y estéticas en común. Estas últimas son las
que caracterizan y diferencian a las denominadas
"tribus urbanas", es decir, a los diversos grupos de
adolescentes que los adultos observamos con cierta
perplejidad y que, sin mayores problemas, toman las
calles de nuestras ciudades y logran captar decidida-
mente nuestra atención. ¿Qué son las tribus ur-
banas? ¿Cuándo y cómo surgen? ¿Qué repre-
sentan? Daremos cuenta de las respuestas a estos
interrogantes en el próximo capítulo.
Capítulo 2 Tribus urbanas,
cazadores de identidad
n el capítulo anterior, hemos señalado que la
E adolescencia consiste en una etapa del desarro-
llo vital que se distingue por ser:

~ Transicional. En el transcurso de ella, se va produ-


ciendo el pasaje de la niricz él lit aclultrz.

~ De apresto social. Durante este período, :;1· v;111 ex-


perimentando distintos roles, y así los sujl'los Si' v;111
preparando para el ingreso a la vida 2d11lti1.

~ Enteléquica o proyectiva. Se va forjando la identi-


dad, el propio ser, la personalidad que se desplegará
y afirmará decisivamente en la madurez.

Asimismo, pusimos de manifiesto que, en esta


transición, y con el objeto de hallar una respuesta al
interrogante "quién soy", los adolescentes se apartan
42 Constanza Caff arelli

• de los adultos significativos -básicamente, el padre


y la madre- y salen del ámbito familiar y cono-
cido hacia el mundo exterior, hacia un "afuera"
lleno de desafíos y también de oportunidades.
Sin embargo, esta salida no es siempre vi-
vida con entusiasmo y alegría por los más jó-
venes, sino que, por el contrario, sienten una
relativa angustia ante lo que cambia, ante lo
desconocido y lo que está por venir.
Durante la adolescencia, se modifica el
cuerpo, se pierde la identidad infantil y se reconoce
la humanidad, la falibilidad de los padres, y cae así la
idealización de los adultos. A pesar de que comien-
za a abrirse un mundo nuevo, es mucho lo que se
pierde, y muy grande el dolor que eso conlleva. Se
vuelve necesario buscar soluciones, respuestas, un
cierto alivio a estos sufrimientos. Y entonces apare-
cen en escena los grupos de pares.
Ante la pérdida de la idealización de los adultos,
la incomprensión que sienten por parte de los padres
y la distancia que establecen en relación con ellos,
los adolescentes van conformando sus propios gru-
pos. A través de estos últimos, recrean un lugar pro-
pio, un espacio personal y social, y un sentido de
pertenencia.
Los adolescentes son, se definen a partir de la
Tribus urbanas 43

adopción de una vestimenta, un lenguaje verbal y


gestual, determinados gustos (musicales, estéticos) y
cierta ideología (percepciones, impresiones, concep-
tos, creencias, valores, modos de ver el mundo y de
moverse en él). Todo esto lo comparten con otros,
y con estos otros se identifican, coinciden en su sen-
tir y en su manera de pensar. Al decir de Maffesoli,
sociólogo francés que se ocupó del tema en las socie-
dades contemporáneas, constituyen "verdaderas co-
munidades emocionales" en las que buscan sentirse
contenidos afectivamente y escapar de la desorienta-
ción y de la soledad.
El estilo y la presentación que adoptan estas co-
munidades --fundamentalmente la ropa, el maqui-
llaje, el peinado y los accesorios- se preparan y
construyen minuciosa, afanosamente, procurando
que hagan lucir diferentes a unos grupos de otros.
Asimismo, el aspecto físico resulta un criterio deter-
minante de admisión en el conjunto. De acuerdo
con la estética y la presentación resultante, los jóve-
nes son reconocidos e integrados al grupo de pa-
res, o bien rechazados y relacionados con otras
agrupaciones o bandas, que adoptan distintos ti-
pos de atributos para sí mismos.
El énfasis en la apariencia física, y la proli-
jidad y el esmero que invierten en su carac-
terización se vinculan justamente con la bús-
44 Constanza Caff arelli

queda de identidad. Intentan que el modo en que


se muestran los diferencie del resto de las personas
-tanto de los jóvenes como de los adultos--, y van
construyendo así sus rasgos de identidad, aquellos
que les permiten empezar a contestarse ese "quién
soy" que repica incesantemente en sus cabezas.
Emos~ ravers, indies, jloggers, góticos, punks, hea-
vies, rockeros, rockabi!lies, hippies éstas son algu-
nas de las agrupaciones que reconocemos en la ac-
tualidad, y denominamos "tribus urbanas".

'"'
"'""'
Llegado este punto, cabe aclarar a qué nos referi-
mos cuando hablamos de "tribus urbanas". ¿Qué
son, en realidad? ¿Por qué se las llama de este mo-
do? .Comprender el concepto que convoca a la refle-
xión en este texto nos lleva a aproximarnos a cada
uno de los términos que lo componen.
En primer lugar, hay que señalar que uno de los
significados que la palabra tribu tiene para la Antro-
pología es la de grupos que son independientes
unos de otros, tanto en su vida social como en su
organización política; que cuentan con un número
definido de integrantes; que comparten una misma
cultura; que se ven motivados a interactuar a partir
Tribus urbanas 45

de una serie de relaciones sociales y que habitan un


territorio común, que en general les pertenece (re-
creamos aquí la definición que dan Giner y otros).
En un sentido que podríamos llamar "clásico"
-discutido dentro de la propia literatura antropoló-
gica-, e incluso como acepción corriente del térmi-
no, podemos encontrar que se continúa asimilando
las tribus a pequeñas comunidades o clanes, esto es,
a grupos unidos por fuertes lazos sociales, económi-
cos, religiosos y de parentesco.
En la actualidad, la noción de tribu vuelve a
ser utilizada como metáfora, y se la asocia a un
fenómeno que se da en el ámbito urbano, es-
to es, en la ciudad.
En las metrópolis, en las urbes de grandrs
y medianas proporciones, aunque no !'X
clusivamente en ellas, vemos que las íl)',l'll
paciones de adolescentes ganan paseos y
avenidas, se apropian de ciertos espacios y
van "marcando" sus territorios. Una calzada, una es-
quina, un barrio, un centro comercial del tipo mal! o
shopping, una plaza: de éstos y de otros lugares van
adueñándose los jóvenes y, también, se valen de
ellos como punto de encuentro.
El concepto de tribu urbana no se refiere a un fe-
nómeno absolutamente original de nuestra época, si-
Constanza Caffarelli

no que tiene un antecedente en las investigaciones


que realizó, en el curso de la década del treinta, una
corriente de la Sociología conocida como "Escuela
de Chicago". Esta última se hallaba interesada en es-
clarecer los efectos de las transformaciones que su-
fría la ciudad como resultado del avance dé la mo-
dernización industrial y, en este marco, se abocó a
estudiar las bandas juveniles callejeras.
Algunos de sus trabajos calificaron negativamen-
te a dichas bandas juveniles, y asociaron sus conduc-
tas delictivas o "desviadas" con la falta de normas y
la deficiente organización social de los emigrantes y
de otros pobladores de zonas marginales de las urbes
norteamericanas.
Sin embargo, otros estudios, como "Las pandi-
llas. Un estudio de 1.313 pandillas en Chicago"
(1929), de Frederick Thrasher, y La sociedad
de las esquinas (1943), de William Foote
Whyte, destacaron la solidaridad interna
de estos grupos, la lealtad entre sus miem-
bros, los lazos afectivos, la ayuda que se
brindaban unos a otros. Éstos constata-
ron que los jóvenes habían hecho del
grupo su familia y de la calle su terri-
torio, y en él recreaban sentimientos
positivos, de pertenencia, solidari-
dad y fidelidad. A partir de ello, crí-
Tribus urbanas 47

ticaron a quienes etiquetaban a estos jóvenes como


"desviados" o "patológicos".
En las últimas décadas, el fenómeno de las tribus
urbanas vuelve a cobrar especial relevancia. En su
versión "contemporánea", alude a grupos de jóvenes
que construyen un conjunto de reglas propias, que
les permiten distinguirse de otras agrupaciones, y
que además definen y comparten un territorio den-
tro de la ciudad, en el cual interactúan.
Según Margulis, constituyen comunidades que se
identifican a partir de ropas, peinados, accesorios,
gustos musicales, manera de hablar, lugares donde
encontrarse, ídolos comunes, expectativas en co-
mún, ilusiones compartidas. En el seno de estas co-
munidades, es posible hallar un soporte afectivo que
hace sentir seguros a los jóvenes frente a la incerti-
dumbre de la propia etapa de su desarrollo, y a las
exigencias e intromisiones del mundo adulto.
Como quedará de manifiesto en el próximo capí-
tulo, las particularidades de cada rnrnunidad varían,
pero todas ellas suelen presentar una serie de rasgos
semejantes: una caracterización física que algunos
estudiosos del tema llaman "máscara", ciertos con-
sumos (en especial, un tipo de música), y el estable-
cer una distancia en relación con el grupo social más
amplio, es decir, con los demás grupos de pares y, en
especial, con el mundo adulto.
Constanza Caffarelli

En el marco de la tribu, cada integrante compo-


ne una imagen, y desarrolla actitudes y comporta-
mientos comunes a los del resto del grupo, gracias a
los cuales deja de ser tan sólo un sujeto anónimo, pa-
ra pasar a ser alguien que pertenece a un colectivo.
De este modo, reafirma su identidad, su "ser perso-
na'', y su sentido de pertenencia a' la agrupación, el
cual, además, se refuerza al participar de experien-
cias conjuntas y de rituales; por ejemplo, fiestas,
conciertos, etcétera.
La tribu urbana funciona así como un ámbito
que congrega, que produce el encuentro con los "se-
mejantes" (los que son "como nosotros"), y que
aparta a los "diferentes" (los "otros", los que "no son
como nosotros", "los que se nos oponen").
Esta confluencia, la reunión con los pares, ayuda
a que quienes viven en la sociedad de masas, de
grandes dimensiones y en donde el encuentro inter-
personal parece ser cada vez más difícil, salgan de su
"encapsulamiento", es decir, dejen de refugiarse en
sí mismos, en su individualidad, y se fundan en la
experiencia y en la identidad que les brinda el hecho
de ser parte de una tribu.
Lo expresado nos habla de una de las contradic-
ciones que las tribus urbanas ponen de manifiesto y
de una de sus características. Por una parte, sus
Tribus urbanas 49

miembros necesitan vincularse con otros que sien-


ten y viven lo mismo que ellos, a quienes consideran
"únicos en su especie"; en razón de esto, se acercan
a un determinado agrupamiento y se incluyen en él.
Por otro, y a pesar de que cada tribu quiere se~ dife-
rente del resto de los grupos y de la sociedad toda,
se muestra uniforme: viste del mismo modo, asume
conductas y gustos similares, defiende causas de se-
mejante índole, entre otras cuestiones.
De la misma forma en que el aspecto físico -la
vestimenta y la presentación- y los gustos musica-
les diferencian a las tribus, otra de las cues-
tiones que las distinguen entre sí es el len-
guaje. En efecto, en cada grupo se utili-
zan términos que tienen un significado
preciso dentro de él, y di!fcilrnente
una persona ajena al conjunto ptH:d;i
comprenderlo. El uso de estéls "jt~rgas"
generalmente apunta a describir las
prácticas del grupo, es decir, da
cuenta de lo que cada grupo hace
cotidianamente, de las actividades
que desarrolla cuando se encuentra.
Muchas de las palabras y frases, inclu-
so, son tomadas de las letras de las can-
ciones que escuchan, escritas por sus
intérpretes favoritos, y luego utili-
50 Constanza Caffarelli

zadas para relatar situaciones cotidianas [familia-


res, escolares, barriales, etcétera). La consigna es
mantener cierta originalidad, y también evitar
ser comprendidos por los adultos o por miembros
de otras comunidades.
Además de las mencionadas, y siguiendo al so-
ciólogo francés Michel Maffesoli, podemos lis-
tar otra serie de características de las tribus
urbanas, a saber:

a. Como se ha señalado, constituyen comuni-


dades emocionales; se basan en emociones inten-
s<Js y compartidas, que pueden ser pasajeras. Los su-
jclos adoptan determinada forma de presentarse,
participan conjuntamente en actividades y adoptan
actitudes que les provocan sensaciones poderosas y
les dan cierto sentido a sus vidas. De esta manera, lo-
gran establecer lazos amistosos, contacto y comuni-
cación en una sociedad como la actual, tendiente al
aislamiento.

b. Tienen una "energía subterránea" que pi-


de ámbitos y oportunidades para expresarse.
Los más jóvenes desarrollan una serie de actividades
en las que exponen su modo de sentir y de compren-
der el mundo, tal el caso de los recitales o concier-
Tribus urbanas 51

tos, las raves o fiestas electrónicas, los torneos depor-


tivos. Con ellos responden, de alguna manera, a la
pasividad o falta de interés por el mundo que ven en
los adultos.

c. Recrean una forma particular de vincular·


se, de relacionarse, cuyo pilar es el grupo y lo que
se vive y comparte en su interior. Se hace hincapié
en las experiencias internas, las que se generan y su-
ceden dentro de la agrupación, y en los lazos que se
constituyen entre los integrantes. Es fundamental la
empatía, la proximidad, la "onda", el "feeling" entre
los sujetos.

d. Construyen tiempos y espacios en los


cuales compartir lo que se tiene en común de
un modo intenso, aunque no perma-
nente, que involucra además el contac-
to físico. En estos tiempos y espacios, la in-
teracción es potente y a la vez intermitente,
es decir que no se desarrolla de modo conti-
nuo. Los festejos tienen una duración limitada;
la cita de las tardes o las noches comienza y lle-
ga a su fin, y probablemente no concurran a
la escuela o al trabajo vestidos del mismo
modo o hablando en los códigos del grupo.
52 Constanza Caffarelli

A pesar de esto último, el sentido de pertenencia


y la cercanía tanto física como afectiva se mantienen
en cada ocasión en la que se genera el encuentro.
Las fiestas bailables y los eventos musicales son
ejemplos prototípicos, sumamente representativos
de esta clase de situaciones, en las que se intenta
contrarrestar la dispersión, la pérdida de integración
entre sujetos que ofrece hoy la sociedad.
En definitiva, podemos afirmar que las tribus ur-
banas representan un instrumento del que se valen
los jóvenes hoy para darle un significado y una cierta
intensidad a su experiencia personal; para desarrollar
lazos de afecto con otros sujetos; para encontrarse y
compartir con pares, con otros que sienten como
ellos; para elaborar su imagen social, su aspecto, la
forma en que se muestran ante los demás. Llevar
adelante este proceso le demanda al jo-
ven ir adentrándose en su propio ser,
ir conociéndose, es decir, constru-
yendo las respuestas tentativas a las
preguntas que apuntan a la identi-
dad: ¿quién soy?, ¿hacia dónde
voy?, ¿con quiénes?
Lo que estamos queriendo decir es
que las tribus urbanas ofrecen a las jóve-
nes generaciones la posibilidad de re-
crear formas de socialización, de con-
Tribus urbanas 53

fluencia y reunión, y también de conocimiento del sí


mismo. Esta manera de aprender a mirar y descubrir
lo propio y, al mismo tiempo, establecer vínculos y
relacionarse con los semejantes daría pie a la recom-
posición de solidaridades que se han perdido o afec-
tado, en particular durante las últimas décadas del si-
glo XX. Veamos entonces cómo se constituyen estos
grupos y sobre la base de qué elementos se elaboran
y componen dichas solidaridades.
Capítulo 3 Los pioneros:
"hippies" y "rockeros"
Dime ara reconocer las tribus urbanas en nuestra socie-
cómo te muestras P dad sólo hace falta poner atención. Si recorremos
y te diré las calzadas de nuestras ciudades, nos daremos cuen-
ta de que están más cerca de lo que creemos, y que
quién eres confluyen en múltiples espacios por los que transita-
mos. Las plazas, las aceras, algunas esquinas, ciertos
barrios, los shoppíngs o centros comerciales, la puer-
ta de entrada de las escuelas, los alrededores de o el
ingreso a los locales bailables ... En todos estos árnbi-
tos las diferentes tribus establecen sus territorios.
Estas agrupaciones resultan fácilmente visibles a
partir de rasgos que hemos enumerado en los capí-
tulos anteriores: la indumentaria, la estética, los có-
digos gestuales y verbales. Comparten además gustos
musicales y una ideología. En las páginas que si-
guen, describiremos a algunas de ellas, a las "histó-
ricas" y a las que van cobrando protagonismo en
tiempos más cercanos, a la luz de cuestiones tales
como las denominadas "nuevas tecnologías de la
comunicación".
Constanza Caff arelli

Estos desarrollos -los medios masivos de comu-


nicación, los computadores personales (PC), los telé-
fonos celulares e Internet, entre otros- permiten
que la información se difunda prácticamente a nivel
mundial y que la transmisión de esa información se
dé a una velocidad considerable. De este modo, las
relaciones entre los sujetos se van modificando, co-
mo también el modo en que éstos se perciben a sí
mismos y a los demás.
Emos, ravers, indies, floggers, góticos, punks,
heavies, rockeros, rockabillies, hippies ... Sobre to-
dos ellos, y sus preferencias, sus ideas y comporta-
mientos, versarán las páginas que se presentan a
continuación.

Los "hippies" El primer grupo al cual aludiremos ha sido selec-


cionado en tanto constituye un antecedente, un ger-
men que permite comenzar a pensar en las manifes-
taciones juveniles que aquí nos ocupan. Si bien existe
un cierto debate respecto de la consideración de los
hippies como tribu urbana, hemos decidido incluir-
los en el texto ya que, en su calidad de movimiento
social que involucra a la juventud, y dadas muchas
de sus características distintivas, resultan una refe-
Tribus urbanas 59

rencia que posibilita introducirnos en la cuestión


que convoca nuestro interés.
Los hippies conformaron una corriente suma-
mente relevante de oposición a la cultura dominan-
te en el curso de los años sesenta. Se enfrentaron vi-
gorosamente a las terribles derivaciones de la guerra
de Vietnam, al militarismo y al nacionalismo exacer-
bado de la época y, en general, a toda manifestación
de violencia. Se distinguían por vivir en comunidad.
Algunos de ellos mantenían una ubicación estable,
mientras que otros grupos se trasladaban de modo
constante por el territorio, fundamentalmente en el
caso de los Estados Unidos, país que vio nacer y ex-
tenderse ampliamente el movimiento.
Disentían fuertemente con léls pautas y
concepciones tradicionales de la l'\;1sl' nwrlia.
Su lema era "Paz y amor", valores qut· 1·¡·ivi11dic;1
ban fervorosamente. Tomaron incl11so cierlos
postulados teóricos del budismo, del hinduismo, y
también de las religiones de los pueblos originarios
norteamericanos.
Los hippies mantenían una distancia pru-
dencial en relación con el resto de la sociedad.
Rechazaban "el sistema", esto es, la sociedad
de consumo, el materialismo, la discri-
minación y el racismo; en definitiva, to-
6o Constanza Caffarelli

do aquello que pusiera en jaque la posibilidad de ges-


tar un mundo armonioso, libre de violencia y de en-
frentamientos entre congéneres, reyertas que consi-
deraban inútiles, inconducentes. Se sentían muy
preocupados por preservar el equilibrio de sus pro-
pias comunidades y por infundir dicho equilibrio, la
paz y el amor, a la totalidad del conjunto social. De
allf su oposición manifiesta a los valores y costum-
bres de la sociedad de entonces, atravesada por la
belicosidad y el conservadorismo. Lo antedicho nos
remite asimismo a la frase que aún
hoy sigue permitiendo que se iden-
tifique al grupo y se lo distinga de
otros: "Hagamos el amor y no la guerra."
Tribus urbanas 61

¿Cuántas veces debe un hombre levantar la mirada


antes de que pueda ver el cielo?
Sí, ¿y cuántos oídos debe un hombre tener
para escuchar a la gente llorar?
¿Cuántas muertes le tomará a él comprender
que ha muerto demasiada gente ya?
La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento ...
"Soplando en el viento",
de Bob Dylan

Todo lo que decimos es


denle una oportunidad a la paz ...
"Denle una oportunidad a la paz",
de John Lennon
62 Constanza Caff arelli

Imagina que no hay países


no es difícil de hacer;
nada por qué matar o morir
ni tampoco religión.
Imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz ...
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único.
Espero que algún día te nos unas
y el mundo será uno solo.
Imagina que no hay posesiones;
me pregunto si puedes.
Ninguna necesidad de avaricia o ansias,
una hermandad del hombre.
Imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo ...
"Imagina",
de John Lennon
Tribus urbanas

Se pregonaba la importancia del


contacto con la naturaleza tanto co-
mo la libertad del espíritu, del cuerpo y de
la mente. Creían en el amor libre. Cuestio-
naban aquellos temas que se consideraran ta-
bú; era necesario romper los dogmatismos de
la época y permitir la búsqueda y la experi-
mentación. En este tránsito, se abrieron a la
actividad y el intercambio sexual, protagoni-
zando la "revolución sexual", y se dieron
permiso para el consumo de diversas
sustancias, en especial las drogas co-
mo la marihuana, el LSD y otros aluci-
nógenos, con el objeto de alcanzar estados alterados
de conciencia. Escuchaban rock psicodólico, y tam-
bién canciones de protesta y pacifistas, aqu<'ll;1s que
denunciaban injusticias y proclamaban la 111:n·~;idiid
de unión y comprensión entre los hombr<'s y, por so·
bre todo, la necesidad de amor. Algunos de los intér-
pretes más destacados fueron The Mamas and The
Papas, Bob Dylan, John Lennon, Janis Joplin, Joan
Baez, Jimi Hendrix, The Animals, The Who, The
Doors, entre otros.
La imagen de esta tribu remitía a un cierto des-
cuido, a propósito de manifestar desacuerdo con el
consumismo. En oposición a la formalidad, los varo-
nes llevaban el cabello largo y suelto, que adornaban
Constanza Caffarelli

con vinchas, pañuelos o trozos de tela utilizados co-


mo bandanas. La ropa era generalmente suelta, de
telas livianas como sedas, gasas y bambulas: blu-
sas anchas; pantalones llamados "Oxford", tam-
bién conocidos como "de patas de elefante", de
tiro alto; faldas largas hasta los tobillos, con vuelo
y recortes, estampadas y coloridas; sandalias con
importantes plataformas de yute. Los acceso-
rios tenían preponderancia: fajas, cinturones,
las mencionadas vinchas, pequeñas carteras
que se llevaban cruzadas (las "bandoleras").
Se ornamentaban también con una gran can-
tidad de colgantes y collares, aretes y pulseras
de nácar, de cuentas de madera o de piedras,
las que remitían a la cultura de los pueblos
africanos, que vivían momentos de gran con-
vulsión en función del proceso de descoloniza-
ción sociopolítica de la década del sesenta.
Actualmente, la estética de los hippies es
mantenida por ciertos grupos de jóvenes, aun-
que en menor proporción. Son exponentes de
ello los estudiantes de carreras artísticas (Arte
Dramático, Bellas Artes, etc.) o del campo de
las ciencias humanas y sociales (Antropología,
Filosofía, etc.), quienes mantienen rasgos
característicos del atuendo: sandalias,
pantalones de jean o mezclilla gastados,
Tribus urbanas

pañuelos, blusas holgadas, bandoleras, aretes y col-


gantes con signos de la paz.
También son exponentes los artesanos, quienes
se congregan en ferias o predios abiertos en los cua-
les exponen sus trabajos y los comercializan. A estos
últimos, es posible hallarlos en una plaza, calle o ave-
nida, desplegando un paño y ofreciendo productos de
su propia manufactura a la ven ta: pulseras, anillos,
collares, cinturones, tejidos, bolsos y carteras de cue-
ro, cuadros, elementos de decoración en vidrio o ma-
dera, prendas de vestir de bambula y con el prototí-
pico estampado resultante de la .técnica del batik.
Los adolescentes de hoy no comparten la expe-
riencia social que daba sentido al movimiento hippie
en los sesenta, sino que viven otro derrotero que el
de entonces y han hallado otra modalidad de expre-
sión para manifestar lo que ello les representa. En de-
finitiva, el mundo de aquellos jóvenes no guarda de
masiados puntos de contacto con el de la juventud en
la actualidad. El hippie es hoy un personaje que
encarna las vivencias de otro tiempo, con
el que los adolescentes se identifican en
menor medida que con los miem-
bros de otras agrupaciones y del
que sólo toman elementos de su es-
tética para reciclarlos, al utilizarlos en
la composición de su imagen personal.
66 Constanza Caffarelli

Los "rockeros" Los rockeros como tribu tienen al día de hoy una
importancia social considerable, así como la tuvo el
rock como movimiento social en la historia de Occi-
dente en el siglo XX. Como asevera Urbaitel, el rock
construye lazos de identidad entre los jóvenes, como
también una demarcación entre éstos y los adultos
que no existía de modo tan explícito hasta el mo-
mento en que este género musical cobra importan-
cia y se difunde, esto es, desde los años cincuenta a
esta parte.
El rock and rol! surgió como un género musical
definido en los Estados Unidos, decíamos, en la dé-
cada del cincuenta. Sus inicios fusionan elementos
del blues, boogie woogie, y jazz con influencias de
la música folclórica apalache, gospel, countryy wes-
tern especializado. El estilo es, además, una conjun-
ción rítmica que se cimenta esencialmente sobre la
música negra.
A partir de los años sesenta, el rock and rol! se
convierte en un fenómeno cultural y musical que se
extiende alrededor del mundo, con especial llegada
al público de Occidente. Desde entonces, este ritmo
deja de representar principalmente a los mozos re-
beldes de los cincuenta, para constituirse en el géne-
ro que jalonaría la historia musical y social de las jó-
venes generaciones, hasta el mismo día de hoy.
Tribus urbanas

La clásica estética de los cultores del rock inclu-


ye pantalones y chaqueta de cuero, imagen que re-
mite a la que lucía el actor Marlon Brando en la pe-
lícula El salvaje ( The Wi!d One, 1954), filme de
ineludible referencia entre los primeros rockeros.
Otro modelo en lo que a imagen se refiere es la em-
blemática figura de James Dean en Rebelde sin cau-
sa (Rebel Without a Cause, 1955): pantalones de
jean o mezclilla, camiseta blanca, americana de
jean o mezclilla, el cabello corto adornado
por un jopo o "tupC', patillas.
Ahora bien, los dos ¡wrso11;1jcs menciona-

encuentran los cultores del rock and rol! cJjsico,


de los cincuenta y los sesenta, y por otro, se hallan
quienes se identifican con la estética y la música del
"rock en español", "rock nacional" o "rock con
ñ", esto es, las producciones de los conjuntos de
rock vernáculos, propios de los países de la re-
gión (México, Chile, Bolivia, Colombia, Uruguay,
Perú, Ecuador, Venezuela y Argentina, por mencio-
nar algunos).
Entre los primeros, solemos hallar jóvenes de
mediana edad y hasta adultos jóvenes. Sus preferen-
cias musicales incluyen rock and rol! clásico, nortea-
68 Constanza Caffarelli

mericano o inglés, rockabilly, rhythm & blues, doo


wop, entre otros géneros. Se distinguen por el peina-
do, que lleva un característico jopo o "tupé" y las pa-
tillas marcadas al estilo Elvis Presley, camisas ceñi-
das, chalecos cortos, pantalones de jean o mezclilla
con los puños recogidos, mostrando el revés de la
prenda, y americanas con inscripciones o con la in-
signia de la banda musical favorita estampada en la
espalda. Como calzado se destacan las botas tejanas
o del estilo Harley Davidson, con hebillas o punteras
de importancia. Las mujeres también usan blusas,
vaqueros con los puños doblados y botas. Las más
osadas eligen camisetas escotadas, faldas de tubo
con medias de color, zapatos de tacón y chaquetas
cortas.
La predilección por el rock and rol! de la "época
lil' oro" y su fascinación por los Estados Unidos de
los nhos cincuenta transforman a estos sujetos en un
¡•y11po un tanto nostálgico, anclado en su elección y
1·11 1111 cierto clasicismo. Muchos de ellos se transpor-
1;i11 1·11 motocicletas, objeto de culto para el rockero,
q111· v1\('lvc a remitir a las imágenes de Brando y Ja-
11ws 1kan. A los rockeros los reúne la estética y un
gusto musical. Nos dice Martín, un muchachito de
Buenos Aires (Argentina):
Tribus urbanas 69

~'[...]A nosotros nos gusta reunirnos


1r ~ª~ª hablar, para intercambiar música
[... ]A veces salimos juntos en motoci-
cleta, de viaje ... Lo que nos gusta es la
música, el rock and roll, es eso ... El rock
a lo Elvis, ¿no?, ese rock ... Pues, bueno,
diría que lo que nos une es la música,
el gusto musical. .. Después cada uno
tiene su vida, su forma de ser, de hacer
las cosas ... lmagínall' que para rebel-
des ya estamos crecidos. ¿no?, eso se lo
dejamos a los niños ... Y l:i protesta ya
fue, o sea, para nosotrm, l;1 rns;1 no
pasa por ahí. .. Eso se lo <kj;11111l'> ;1 los
punks... Somos admiradorl''.> ck 1111;1
épo~a, de u~a música que revolul·io11<·, J1
esa epoca... ~

Diferente es el caso de los adeptos al "rock en


castellano", también llamado "rock nacional" o
"rock en español", que colir~ especial relevancia y
fuerza a partir de la recuµcraci(111 de la democracia
en América latina. Quienes eligen este tipo de expre-
70 Constanza Caffarelli

siones comparten la estética del rockero tradicional


-pantalones y chaqueta de jean, camisetas con el
logotipo de la banda favorita, botas o zapatillas de lo-
na-, pero se inclinan por propuestas musicales que
dan cuenta de la realidad de sus países y de la re-
gión.
Su filosofía se vincula especialmente con la
exaltación de valores como la libertad, la justi-
cia, la igualdad, y en la mayoría de sus canciones
se expresa el derrotero social, político y econó-
mico que viene siguiendo América latina desde
los años ochenta a esta parte. En éstas se plasma
una crítica social, a modo de pronunciamiento
frente a las duras condiciones de vida que afectan
a los países de la región.
Podemos mencionar diversos ejemplos. En el ca-
so de Chile, durante los años ochenta, aparece la
banda Los Prisioneros, con un sonido que variaba
entre el new wave y el rockabilly. Uno de sus temas
más recordados, "El baile de los que sobran", refle-
jaba ya la preocupación de la juventud que, al egre-
sar de la escolaridad, se encontraba con serias difi-
cultades para proyectarse tanto en lo personal como
en lo social. ·
Tribus urbanas 71

Es otra noche más


de caminar.
Es otro fin de mes
sin novedad.
Mis amigos se quedaron, igual que tú
Este año se les acabaron, los juegos ...
Nos dijeron, cuando chicos,
jueguen a estudiar.
Los hombres son hermanos y juntos deben trabajar ...
[... ] y no fue tan verdad
porque esos juegos al final
terminaron para otros con lau rnles y futuros
y dejaron a mis amigos patea.mio piedras ...
Únanse al baile
de los que sobran.
Nadie nos va a echar jamás,
nadie nos quiso ayudar de verdad.
Hey, conozco unos cuentos
sobre el futuro.
Hey, el tiempo en que los aprendí,
fue el más seguro ...
"El baile de los que sobran",
de Los Prisioneros
72 Constanza Caffarelli

En la Argentina, una de las cuestiones que mar-


can la historia de los años ochenta y se expresan a
través del rock nacional es la condena a los regíme-
nes dictatoriales y a las terribles derivaciones de su
accionar, en particular la desaparición forzada de per-
sonas. Así queda de manifiesto en la obra de Charly
García, talentoso músico argentino cuya repercusión
superó ampliamente las fronteras nacionales.

Los amigos del barrio Los amigos del barrio


pueden desaparecer. pueden desaparecer.
Los cantores de radio Pero los dinosaurios
pueden desaparecer. van a desaparecer...
Los que están en los diarios No estoy tranquilo, mi amor.
pueden desaparecer. Hoy es sábado a la noche,
La persona que arnas un amigo está en cana.
puede desaparecer. Oh, mi amor.
Los que están en el aire Desaparece el mundo ...
pueden desaparecer en el ai1·e. "Los dinosaurios",
Los que están en la calle de Charly García
pueden desaparecer en la calle.
Tribus urbanas 73

En México, bandas como La Maldita Vecin-


dad y Los Hijos del Quinto Patio ponen de ma-
nifiesto, a partir de canciones con explfcito
contenido social, la movilización civil posterior
al terremoto que sufrió el Distrito Federal en
1985. En este marco, canciones como "Apa-
ñón", que habla de la brutalidad policial;
"Mojado", la cual alude a los riesgos a los
que se exponen los que cruzan la fron-
tera norte de México, o "Morenaza",
que describe el "caló" (argot) que usa
el mexicano de clase trabajadora para
piropear a Ja mujer, se volvieron rápida-
mente clásicas de un género que, con la
consolidación del grupo, se convirtió a su
vez en referencia nacional.
74 Constanza Caff arelli

En la noche, en la ciudad, Pues discúlpeme señor


los vatos miran pasar pero yo no soy doctor
las patrullas sin dudar, y yo echo camino aquí
buscando a quien apañar. pues no tengo un Grand Marquis.
Dentro de una Paco y Juan, Es un tipo cara de wey
alias Monstruo y El Silbar, y te burlas de la ley
recorren por quinta vez, y te vamos a enseñar
la Guerrero y la Merced. que la vas a respetar.
En la esquina ven cruzar Pégale aquí,
a la víctima ideal. pégale allá.
Juan acelera, Paco le dijo: "Espera. En un sucio callejón
Vamos a agarrar al infeliz despiertas sin recordar
como si fuera lombriz, nada de lo que pasó.
das la vuelta en U Te duelen hasta los pies,
y échale la luz." no traes chamarra,
"Vamos, Juan, no lo dejes ir no traes dinero,
que a la esquina quiere huir, no traes zapatos y ya no traes pelo.
es un tonto, míralo bien. ¡Sales de ese callejón, corriendo!
Panchito ha de ser." "Apañón",
Ey, tú, ¿qué haces aquí de La Maldita Vecindad
caminando en la calle vestido así? y Los Hijos del Quinto Patio
Tribus urbanas 75

A partir de la década del noventa, y debido al


gran crecimiento del rock en español durante la dé-
cada anterior, los grupos musicales conocidos tam-
bién como de "rock en tu idioma" se expanden de
modo notable en los diferentes países de Latinoamé-
rica. Sus seguidores toman los rasgos estéticos bási-
cos del rockero, de los que hemos dado cuenta en
los párrafos antecedentes, aunque no siempre puede
decirse que conformen tribus urbanas. Ahora
---.......... bien, existe un caso que se constituye en tor-
no del rock y que se manifiesta particular-
mente en la Argentina, el cual representa
una agrupación que reúne características
descritas en el capítulo 2. Nos referí mos a los
rolingas o cultores del rock chabón.
Éstos constituyen una tribu conformada
mayoritariamente por adolescentes fanáticos
de los Rolling Stones, quienes, además de ad-
mirar y seguir la trayectoria y la producción
musical de dicho grupo, consumen la música de
otros conjuntos de sus propios países que emulan el
estilo de la legendaria banda británica. Algunos
ejemplos de este tipo de bandas son Los Ratones Pa-
ranoicos, Intoxicados, La 25, Jóvenes Pordioseros,
Los Gardelitos y Callejeros, entre otras.
La estética de los rolingas se distingue por el fle-
quillo recto y corto, el cual intenta imitar el estilo de
Constanza Caffarelli

Mick Jagger en la década del sesenta, que se acom-


paña de cabello largo y lacio en las mujeres, y de lar-
go medio y con movimiento en los varones. Ambos
llevan pantalones sumamente ajustados, al estilo
"bombilla", pañuelos atados al c:uello y, generalmen-
te, alguna insignia de los Rolling Stones, que puede
hallarse tanto en tatuajes como en collares, colgan-
tes, mochilas, remeras, chaquetas o americanas, etc.
La vestimenta incluye superposición de camise-
tas con las mangas de distinto largo, de modo tal que
se noten es su manera de abrigarse-; jeans
gastados, o jardineros con un tirador desabrochado;
gorritas con viseras, mochilas invadidas de pins
(prendedores) alusivos al grupo; zapatillas de lona,
generalmente blancas; pañuelos, collares, y todo ti-
po de insignias con los característicos labios y lengua
rojos, el isotipo de la banda inglesa.
Muchos de los adolescentes del rock "chabón"
experimentan con drogas como la marihuana y con
el consumo de alcohol, en particular la cerveza, in-
faltable bebida que consumen profusamente a la ho-
ra de reunirse en grupos para ir a un concierto o
simplemente pasar el momento.
Tribus urbanas 77

Desde que te conocí


fuiste lo mejor para mí
eres la chica más fiel
que un hombre puede tener ...
[... ] Cuando te veo en un bar
tu cuerpo quiero abrazar
o en algún recital
tus labios quiero besar
y ya no sé qué hacer
mi mente ya no puede entender
pero no importa, mi amor
yo sólo quiero beberte ...
"La botella",
de Intoxicados

Los adolescentes de esta tribu, que se identifican


hoy básicamente con la estética del "rock chabón" o
de origen barrial, asumen una posición frente a la vi-
da que va asociada fuertemente a las experiencias
Constanza Caffarelli

personales y sociales de los jóvenes en países como


los de América latina, que se han visto atravesados
por procesos y situaciones de crisis social, económi-
ca y política en las pasadas tres décadas, es decir,
desde 1970 en adelante. Como señalan Semán y Vl-
la, la aparición y difusión del rock "chabón" a partir
de los noventa da paso a una etapa en la que adquie-
ren protagonismo músicos de sectores populares,
eclipsando parcialmente a los de sectores medios y
medio-altos como los que reinaban en el rock entre
los sesenta y los ochenta.
De este modo, el rock: "chabón." pasa a represen-
tar la expresión musical de aquellos a quienes les
apesadumbra y duele que el mundo de
sus propios padres haya dejado de existir;
se haya modificado decididamente. Estos
jóvenes recrean un lugar para ellos en el grupo
de arnigos que se encuentra en la esquina, en
la plaza del barrio o en el concierto, ya que entien-
den que la difícil situación social les ha vedado el
ingreso a otros lugares: las fábricas, las oficinas, en
definitiva, los lugares de trabajo.
Tribus urbanas 79

Cuando sale del trabajo, Homero viene pensando


que al bajar del colectivo esquivará unos autos
cruzará la avenida, se meterá en el barrio
pasará dando saludos y monedas a unos vagos ...
y dobla en el primer pasillo
y ve que va llegando
y un ascensor angosto
lo lleva a la puerta del rancho
dice que está muy cansado
y encima hoy no pagaron ...
Imposible bajarse de esta rutina
y se pregunta hasta cuándo.
Se hace difícil siendo obrero
hacerte cargo del pan, de tu esposa, tus hijos
del alquiler y algo más
y poco disfruta sus días pensando en cómo hará
si en ese empleo no pagan
.V cada vez le piden más ...
1... J Vuelve a amanecer y entre diarios y mates
ne pregunta cuánto más.
!lomera está cansado
c:ome y se quiere acostar.
80 Constanza Caffarelli

Vuelve a amanecer y entre diarios y mates


se pregunta cuánto más.
Y es así, la vida de un obrero es así,
la vida en un barrio es así
y pocos son los que van a zafar.
Y es así,
aprendemos a ser felices así.
La vida de un obrero es así
y pocos son Ion quo van a zafar ...
"Homero",
de Intoxicados

Como queda de manifiesto, las temáticas de las


canciones dan cuenta de la vida de los trabajadores
-los que continúan insertos en el mercado de tra-
bajo-- y de las experiencias de los hijos de esos
obreros, los jóvenes, que suelen padecer una cierta
marginación y que luchan por hacerse un lugar en
una sociedad que no los comprende. El dolor que to-
do esto provoca se vuelca en la expresión musical.
Con mucho de desencanto y una cuota de malestar,
que puede manifestarse de modo violento o no, se
Tribus urbanas 81

aglutinan en los espacios que les van quedando, pa-


ra compartir una cerveza o incluso solicitar a los
transeúntes una ayuda económica para abastecerse
de ella (por ejemplo, "Maestro, ¿me da un peso pa-
ra la 'birra' [cerveza]?", típica frase que se escucha
en la Argentina).
En este contexto, los cultores del rock "chabón"
reivindican cuestiones tales como la lealtad al barrio,
a los amigos y al grupo musical que es objeto de su
devoción, que vienen a ocupar el lugar de refugio
ante la adversidad y cumplen el rol de pares con
quienes identificarse y a partir de lo cual mitigar el
dolor que produce la amenaza de exclusión social.
Para muchos de ellos, "ser del rocanrof' llena un va-
cío, cubre de sentido una parte de sus vidas y gene-
ra un espacio de pertenencia. Así lo manifiestan en
sus testimonios. Dice Javier (17 años):

~ "rocanrol" es mi vida, es todo... Lo


r
1 imp~rtante es ir con las bandas ... [canta]
. "Yo te sigo a todas partes, adonde vaaasss
/cada vez te quiero mássss" ... es eso el "ro-
canrol", un sentimiento ... Es como el fút-
bol, como la madre [risas] ... Es todo e~-ia J1
vida, es todo ... " ~
82 Constanza Caffarelli

Para estos jóvenes en situación de vulnerabilidad,


la inestabilidad y la desesperanza no son tan sólo
parte de su propia experiencia, sino que han sido vi-
vidas por sus propios padres, desde la década del
ochenta. Y lo que alcanza a avizorarse en el propio
horizonte es, al decir de Kessler, la precariedad dura-
dera.
El mundo laboral en el que deben incluirse se ha
visto afectado por diversas transformaciones econó-
micas, en particular por la caída de la actividad in-
dustrial, con la consecuente pérdida de puestos de
trabajo, y por modificaciones en el modelo de orga-
nización del trabajo, que también repercutió en me-
nor cantidad de gente empleada.
De acuerdo con la destacada socióloga argen-
tina Maristella Svampa, el mundo del traba-
jo de fin de siglo no tiene otra cosa para
ofrecer que diversos grados de fragili-
dad, que se potencian en el caso de la
población joven, a la cual se considera
dispuesta a aceptar condiciones de traba-
jo sumamente precarias, por la necesidad que
viven y porque se los piensa menos problemá-
ticos que sus mayores.
Tribus urbanas 83

No me digas, no me digas mi amor,


que las cuentas ya pasan de deudor.
Los impuestos nos tiran a matar
y el dinero no parece alcanzar.
Nos quieren asesinar
con hambre y miseria.
Nos vamos a resistir
para que entiendan
que Primer Mundo
que dicen que somos
es todo una mierda ...
Viven bien sólo unos pocos
y el pobre que muera.
Recesión, desocupación.
Ya no tienen corazón.
Busquen una solución ...
"Hambruna",
de 2 Minutos
Constanza Caf fareUi

La música de esta tribu alude también, y de ma-


nera insistente, a las peleas callejeras y a un rechazo
hacia la policía, a quien consideran guardiana de los
poderosos y cómplice de la explotación que estos úl-
timos ejercen para con ellos. En toda Latinoamérica,
las fuerzas policiales han descargado su crispación
con los jóvenes de los sectores más desfavorecidos,
que han resultado víctimas de la represión y del "ga-
tillo fácil". Así se lo manifiesta expresivamente:

Un gatillo fácil siempre se puede encontrar


en una esquina, en cualquier lugar.
Por eso acordate cuando vas a salir
que en esta selva no se puede dormir.
Una bala se escapó, la tiró ese señor
que estaba justo ahí disfrazado de azul.
Gatillo fácil. .. .Ay, ay, ay, gatillo fácil. ..
"Gatillo fácil",
de 2 Minutos
Tribus urbanas SS

Carlos se dejó crecer el bigote y una nueve [milímetros] para él.


Ya no vino nunca más por el bar de Irabián
y se olvidó de pelearse los dornin{1;os en la cancha.
Él sabe muy bien que una bala. un la noche en la calle espera
por él.
Ya no sos igual, ya no sos ip;w!.I.
Sos un vigilante de la Fedei·al.
Sos buchón, sos buchón.
Sos, sos buchón de la Polic1;1, Federal. ..
"Ya no sos igual",
de 2 Minutm;

Para culminar, cabe señalar dos cuestiones. Por


un lado, los miembros de esta tribu, cultores de este
tipo de música, el "rock chabón", y de la estética
descripta, no son exclusivamente adolescentes y jó-
venes de sectores populares, sino que también se in-
cluyen en ella jóvenes de clases medias. Ambos gru-
pos mantienen una actitud de oposición al sistema,
86 Constanza Caff arelli

de contestación a las injusticias del mundo social,


aunque esta respuesta no adquiere el cariz de com-
promiso político que sí tenía, por ejemplo, para los
hippies.
Por otra parte, es preciso aclarar que existen mu-
chos jóvenes que adoptan la indumentaria y la carac-
terización típica de la agrupación, y comparten el
gusto por la música rock, pero
no han transitado por expe-
riencias sociales del todo críti-
cas. Es decir que la adhesión a
la tribu se relaciona básicamente
con la estética del conjunto y la prefe-
rencia musical.
..9
,B
....
~
u
Los "punks" E 1punk es un movimiento musical de origen urba-
no que apareció a mediados de los años setenta
en Inglaterra, en un contexto de represión, margina-
ción y desempleo juvenil. Como propuesta musical,
su objetivo apunta a recuperar el espíritu del rock de
los orígenes. Como corriente sociocultural, el movi-
miento expresa el desencanto de las jóvenes genera-
ciones en los más diversos ámbitos de la vida: la po-
lítica, la religión, la familia, la educación y muchas
otras dimensiones del mundo social. Suscriben los
principios de igualdad y equidad y, si bien no tienen
una ideología política que comprenda a toda la tribu,
muchos adhieren al anarquismo y al socialismo, así
como a otras corrientes ideológicas de esta clase.
Su lema distintivo, su visión, se halla fuertemente
asociada a la consigna "no hay futuro" (no juture), en
razón de que a mediados de la década del setenta la
sociedad británica se enfrentaba a una profunda
inestabilidad. La crisis del capitalismo que se desató
a partir de 1975, sumada a otra serie de circunstan-
Constanza Caffarelli

cías socioeconómicas y políticas, habían arrojado co-


mo resultado un importante nivel de desocupación,
un crecimiento de los barrios pobres, incertidum-
bre, falta de respuestas del Estado y la perspectiva
de un horizonte muy poco promisorio para aquellos
que aún guardaban para sí sueños de realización,
los cuales habían podido cumplir las generaciones
anteriores.
En este contexto, los más jóvenes buscaron mo-
dos de manifestar su repudio en relación con un sis-
tema que los marginaba más y más cada día y que les
denegaba la chance de desarrollarse e insertarse so-
cial y laboralmente.

En 1977 espero ir al cielo.


He estado demasiado tiempo en la cola del paro y no puedo trabajar.
Peligro, extraño,
no habrá Elvis, ni Beatles o Rolling Stones en 1977.
En 1977 estás en la nada,
crees que esto no puede seguir.
Los periódicos dicen que ha mejorado
pero no importa, no estoy allí ...
"1977",
de The Clash
Tribus urbanas 91

Combatí la ley y la ley ganó ...


Desafié a la ley y la ley ganó ...
Necesitaba dinero porque no tenía un centavo.
Combatí la ley y la ley ganó ...
Abandoné a mi nena y eso se siente tan mal.
Creo que mi suerte está echada.
Ella es la mejor mltjer que he tenido.
Combatí la ley y la ley ganó ...
Desafié a la ley y la ley ganó ...
Robé a la gente con una 6 mm.
Combatí la ley y la ley ganó .. .
Desafié a la ley y la ley ganó .. .
Perdí mi nena y perdí mi diversión.
Combatí la ley y la ley ganó .. .
Desafié a la ley y la ley ganó .. .
"I fought the law",
de 'l'he Clash
92 Constanza Caffarelli

El movimiento y la tribu punk tuvieron su desa-


rrollo también en los Estados Unidos de finales de
los setenta y durante toda la dé-
cada del ochenta. Sin embargo,
el punk norteamericano toma
un carácter y un rumbo diferentes,
ya que en dicho país la situación polí-
tica y económica no revestía la gravedad
que sí vivían los británicos en aquel mo-
mento. El punk rock estadounidense estuvo
representado por la emblemática banda The Ra-
mones, para quienes oponerse a lo establecido
formaba parte de la diversión. La naturaleza fes-
tiva y menos radicalizada de esta forma de expre-
sión queda de manifiesto claramente en las letras
de sus canciones.
Tribus urbanas 93

Vagando por la Segunda Avenida


comiendo pinches de pollo.
Sólo quiero estar contigo.
Sólo quiero tener algo que hacer.
Esta noche, esta noche, esta noche, esta noche, esta noche.
Espérame, espérame.
Vagando solo, no quiero estar con nadie más.
Sólo quiero estar contigo.
Sólo quiero tener algo que hacer
esta noche.
"I just, w:1.nt to have something to do",
de The Ramones

Ey, pequeña niña, Ey, pequeña niña,


quiero ser tu novio. quiero ser tu novio.
Dulce y pequeña niña, Dulce y pequeña niña,
quiero ser tu novio. quiero ser tu novio.
¿Me amas? ¿Qué dices? Uuu uuu uuu uuu-au.
¿Me amas, nena? Quiero ser tu novio ...
¿Qué puedo yo d,ecir? "I wanna be your boyfriend",
Porque quiero ser tu novio. de The Ramones
94 Constanza Caffarelli

La apariencia es uno de los medios más notables


de los cuales los punks se valen para mostrar su dis-
conformidad ante el mundo en que viven, poniendo
en acto y a la vista de todos una protesta, una denun-
cia. Hoy día su presentación continúa simbolizando
una forma cruda, dramática de expresar dicha pro-
testa y de responder al descontento que provoca la
dinámica de la sociedad: sus problemas, sus desi-
gualdades.
La forma de presentarse incluye prendas de jean
gastadas, rasgadas, rotas, que exhiben el desprecio
por las modas; ropa de cuero negro, con profusión
de tachas; pantalones muy ajustados, con cadenas
que cuelgan; faldas de cuero cortas y rasgadas, me-
dias negras con agujeros o de red para las mujeres.
El calzado suele ser borceguíes, botas militares o
en punta, mediante cuyo uso satirizan los sím-
bolos y las jerarquías militares. En un co-
mienzo se escogían los borceguíes y la ropa
militar de fajina ya que, además de ser los
únicos accesibles por provenir de las reme-
sas de tiendas militares, denotaban una posición
alejada del anhelo de "paz" y "amor" de la gene-
ración hippie, y una actitud de oposición y lucha
contra los parámetros sociales.
Una marca poderosamente distintiva del grupo
es el cabello con crestas engominadas y de colores
Tribus urbanas 95

sumamente llamativos (verde, azul, violeta, fucsia,


rojo). También suelen llevar el pelo muy corto, aun-
que caracterizado y teñido de esta misma clase de
tonalidades. Pueden tener pintadas las uñas de las
manos de color negro. Utilizan accesorios tales co-
mo prendedores o "píns", collares de perro con "pin-
ches", del tipo cogoteras, que emulan a los de los
bulldogs, alfileres de gancho como broches o aretes.
La expresión de los punks o "punkies" ha estado
siempre apoyada en una filosofía transgresora, que
busca romper con lo convencional, liberarse de los
corsés estéticos y de la opresión, cuestionar y hasta
impugnar la autoridad. El punk no da explicaciones
y busca incomodar a lo establecido chocando, moles-
tando, convirtiéndose rn la cncamaci6n de lo "polf-
ticamente incorrecto" y oponiéndose al buen gusto
y la tradición. En un principio, el movimiento se
apoyaba fundamentalmente en una serie de actitu-
des de transgresión estética y musical (vestimenta,
peinado, etc.L a las que se sumaron conductas de
disconformidad cotidiana. Sin embargo, con el
tiempo la mera manifestación del disgusto y la pro-
vocación dieron paso a la crítica social y cultural,
así como claros posicionamientos políticos frente a
situaciones sociales que, a pesar de los años transcu-
rridos de la década del setenta a esta parte, siguen
sin resolverse.
Constanza Caffarelli

t.?DP
Policías y ladrones en las calles,
asustando a la nación con sus armas y municiones.
Policías y ladrones en las calles,
combatiendo a la nación con sus armas y municiones.
DeJ Génesis a la Revelación.
La próxima generación me escuchará
y la multitud se acrecienta día tras día.
Nadie la detiene
y todos los pacificadores se convierten en oficiales de guerra.
Escúchenme.
Policías, policías, policías y ladrones.
Policías, policías, policías y ladrones
desde el comienzo.
Policías, policías, policías y ladrones
asustando, amedrentando a la nación.
Disparando, disparando sus armas y municiones.
Policías, policías, policías y ladrones.
Policías, policías, polícías y ladrones.
Ahí vienen, ahí vienen.
La estación ha sido bombardeada.
Salgan, salgan de ahí
si no quieren ser masacrados.
"Pollees and thieves",
de The Clash
Tribus urbanas 97

Censura vieja y obsoleta


en films, revistas e historietas.
Fiestas "conchetas" y aburridas.
¿En dónde está la diversión perdida?
Represión a la vuelta de tu casa.
Represión en el kiosco de la esquina.
Represión en la panadería.
Represión veinticuatro horas al día.
Semanas largas sacrificadas.
Trabajo duro, muy poca paga.
Desocupados, no pasa nada.
¿En dónde está, bestias, la igualdad deseada?
Yo no quiero represión.
Detestamos a la represión.
Nos burlamos de la represión.
Yo no quiero represión.
"Represi(J11".
de Los Violado1•11n
98 Constanza Caffarelli

Carroña de buitres en el parlamento


discuten las alzas de su presupuesto,
aumentan el precio de los comestibles
sembrando carencia entre los humildes.
Hombre de letras, cuál es la solución
para olvidarnos de tanta corrupción.
Roba el presidente y sus secretarios,
roban los ministros y los funcionarios.
Roba el sacerdote y los empresarios,
roban los magnates y los diputados.
Ladrones, ladrones, corruptos ejemplos de la explotación.
Ladrones, ladrones, corruptos ejemplos de nuestra nación ...
Hombre de leyes, cuál es tu conclusión
si los mandatarios pagan con traición.
Roba el gobernante y sus delegados,
roban los tenientes y los licenciados.
Roba el traficante y el falsificador,
roban los policías y el procurador.
Ladrones, ladrones, corruptos ejemplos de la explotación.
Ladrones, ladrones, corruptos ejemplos de nuestra nación ...
"Corruptos",
de Espécimen
Tribus urbanas 99

En la actualidad, el movimiento punk ha perdido


cierta vigencia en algunos países latinoamericanos,
pero se mantiene vivo y sumamente activo en otros.
Los postulados que continúan definiéndolo hoy pue-
den sintetizarse del siguiente modo:

){ "Hazlo tú mismo", "hazlo a tu manera" ("Do It


Yourself"). Postulado que se mantiene del hardcore
punk de los ochenta.

){ Piensa por ti mismo.

){ Rechaza los dogmas, y no intentes hallar una única


verdad.

~ Cuestiona y transgrede todo lo establecido.

){ No sigas las modas, no actúes en conformidad con


ellas.

~ Desprecia el consumismo y desconfía de él.

El punk de la época actual se ha fortalecido ade-


más como una forma de conciencia social, como una
100 Constanza Caffarelli

especie de corriente filosófica. De este modo lo ex-


presa el Manifiesto Punk escrito por Greg Grafftn,
vocalista de la banda norteamericana Bad Religion, y
publicado en una página web sobre la agrupación
(iArww.bad-religi on. net/Espanol).

"El PUNK ES: la expresión personal de la singu-


laridad que proviene de las experiencias de crecer en
contacto con nuestra habilidad humana para razo-
nar y plantear preguntas.
El PUNK ES: un movimiento que sirve
para rebatir actitudes sociales que han sido
perpetuadas a través de la deliberada ignorancia
de la naturaleza humana.
El PUNK ES: un proceso de cuestionar y de
comprometerse a la comprensión, que resulta en
el progreso individual, y por redundancia, florece
dentro de una evolución social.
El PUNK ES: la creencia de que este mundo es lo
que hacemos de él, la verdad proviene de nuestra
comprensión de cómo son las cosas, no del ciego
apego a fórmulas acerca de cómo deberían ser.
El PUNK ES: la lucha constante contra el miedo
de las repercusiones sociales ... "
Tribus urbanas 101

La trayectoria de esta tribu en Latinoamérica ha


tomado rumbos divergentes. Era frecuente visuali-
zarlos por las calles de la región hacia fines de los se-
tenta y durante todo el transcurso de la década del
ochenta, momento en que cobraron mayor visibili-
dad al dejar de preservarse y esconderse gracias a la
apertura democrática. En México y Colombia, aún
tienen una importante presencia, y confrontan con
los "emos". En Argentina, hoy en día constituyen
grupos minoritarios, que han dejado espacio a sus
sucesores, los góticos o "darketos", y los reciente-
mente mencionados "emos". A continuación, des-
cribiremos a los primeros.

Los "góticos" Entre las tribus urbanas, los góticos representan


un movimiento que surge en Inglaterra a comienzos
de la década del ochenta, cuando toma protagonis-
mo en la escena musical justamente el denominado
"rock gótico", una derivación del post punk. Desde
ese entonces y hasta ya iniciada la década del noven-
ta se extienden por el continente europeo, en espe-
cial en países como Alemania, donde sus adeptos co-
menzaron a ser denominados "grufties" (criaturas de
las tumbas]. Paralelamente, en los Estados Unidos el
102 Constanza Caffarelli

death rock otra cara de la música gótica- se


independizaba del punk, ganaba seguidores y toma-
ba entidad propia.
El punk se encontró con un serio límite en la so-
ciedad europea una vez que entendió que no era
necesario expresar el repudio al estado de cosas de
modo tan provocador y escandaloso. Aparecieron, a
partir de entonces, grupos de jóvenes que seguían
sin estar de acuerdo con el orden establecido, pero
que proponían otro tipo de búsqueda y de manifes-
tación de su desaprobación ante éste. Surge de este
modo un movimiento que se conocerá como "punk
gótico", que toma ciertos elementos de la filosofía
punk pero les agrega oscuridad al atuendo y a la es-
tética en general y le quita contundencia y agresivi-
dad a su manera de expresarse.
Al igual que en el continente europeo, en Améri-
ca latina la composición de su imagen, la presenta-
ción que mantienen hasta hoy, recibió influencias
tanto de la estética victoriana como de la literatura
de terror de fines del siglo XVIII y principios del si-
glo XIX, y de las películas del mismo género de co-
mienzos del siglo XX. En las fiestas y reuniones de la
tribu prevalece la penumbra, ya que su visión del
mundo está signada por el desencanto, la desilusión,
la decepción.
Tribus urbanas 103

La estética gótica cumple con una regla básica e


indiscutible: la vestimenta de riguroso color negro,
que en algunos casos incluye detalles en color blan-
co y, con menor predominancia, en rojo y otros to-
nos "pasionales''. Ciertos miembros de la tribu
adoptan también las formas de vestir medieval y
vampiresca, con lo cual incorporan en su guar-
darropas prendas como los corsés, las faldas
amplias y largas, los abrigos que llegan a los
tobillos y hasta las capas, en telas como el
terciopelo, la seda o el cuero. Llevan el ca-
bello con crestas o bien con peinados o cortes
cuyos rasgos dominantes son la voluptuosidad y
la irregularidad. Entre las jóvenes, se emula la
estética de la "mujer fatal" característica de la
literatura romántica y la novela gótica. El
modelo de este estilo femenino fue tomado
del cine de las primeras décadas del siglo
XX, más precisamente de la actriz de cine
mudo Theda Bara, sobre quien se fundó el
estereotipo de mujer pálida y sensual que
emulan las féminas de la tribu gótica.
En relación con lo antedicho, podemos
señalar que, así como la vestimenta, el
maquillaje tiene una importancia nodal
como rasgo que diferencia a la tribu de
otras y que acredita la pertenencia de los
104 Constanza Caffarelli

sujetos al grupo, tanto de los hombres como de las


mujeres. Dicho maquillaje se caracteriza por recar-
gar la cara y el cuello con polvo blanco, tratando de
crear una apariencia de extrema palidez; volver lla-
mativos los ojos cubriéndolos con sombras negras u
oscuras y delinéandolos profusamente con lápiz o
crayón negro; pintar los labios intensa y desprolija-
mente con labiales de color rojo, bordó, violáceo o
borravino; pintar las uñas de las manos con esmalte
de color negro o muy oscuro. Otros elementos
que acompañan esta forma de caracterizarse son
el píercing-esto es, pequeños aretes pasantes
que se colocan en las cejas, la nariz, la lengua, la
boca, los lóbulos de las orejas en su totalidad-
y las cadenas o gargantillas.
Uno de los grupos musicales cultores de es-
te estilo, mundialmente conocido a partir del
tono de su propuesta y de su sórdida estética,
es el conjunto británico The Cure, cuyos men-
sajes alternan tanto la declaración como el de-
sengaño de amor con la recreación de las le-
yendas y cuentos góticos.
Tribus urbanas 105

No me importa si el lunes es triste,


si el martes es gris y el miércoles también.
El jueves no me preocupo por ti
pero es viernes, estoy enamorado.
El lunes puedes derrumbarte.
Martes y miércoles, rómpeme el corazón.
Ni siquiera ha comenzado el jueves
pero el viernes estoy enamorado ...
"l 1'1·iday I'm in love",
de The Cure
1o6 Constanza Caffarelli

Te diría que lo siento


si creyera que eso va a cambiar tu parecer.
Pero sé que esta vez he dicho demasiado,
he sido muy descortés.
Trato de reírme sobre ello.
Cubrirlo con mentiras.
Trato de reírme sobre ello
escondiendo las lágrimas en mis ojos.
Porque los hombres no lloran,
los hombres no lloran.
Me rendiría a tus pies
y te rogaría perdón.
Te suplicaría
pero sé que es demasiado tarde
y ahora no hay nada que pueda hacer.
Entonces trato de reírme al respecto.
Cubrirlo todo con mentiras.
Trato de reírme sobre ello
escondiendo las lágrimas en mis ojos.
Porque los hombres no lloran,
los hombres no lloran ...
"Boys don't cry",
de The Cure
Tribus urbanas 107

En sus piernas de caramelo el arácnido se acerca.


Suavemente atraviesa la sombra del sol de la tarde,
colándose por las ventanas de los muertos bendecidos,
buscando a su víctima, temblorosa en la cama,
sintiendo el miedo de la tenebrosa reunión.
¡Y de repente! ¡Un movimiento en el rincón de la habitación!
Y no ha¡y nada que pueda yo hacer ...
Reconozco con pavor
que el arácnido va a tomarme como cena esta noche ...
.. . Quédate quieto y quédate tranquilo.
No luches conmigo o te codiciaré más.
Es demasiado tarde para escapar o encender la luz.
El arácnido va a tomarme como cena esta noche ...
"Lullaby",
de The Cure

Otras bandas musicales que se inscriben entre los


representantes del rock gótico y el death rock son
Bauhaus, Siouxsie & the Banshees, Southern Death
Cult, Sex Gang Children, Alíen Sex Fiend, Christian
Death, Echo & the Bunnymen, Killing Joke, The Sis-
ters of Merey, The Mission UK y The Bolshoi.
lo8 Constanza Caff arelli

El movimiento gótico llegó a Latinoamérica


hacia mediados de los años ochenta, y se lo llamó
también "dark". El término "dark" es una pala-
bra de la lengua inglesa que significa "oscuro" y,
según los especialistas, es la denominación que
ha recibido el gótico en México y en los países de
Centro y Sudamérica para aludir al fenómeno que
venimos describiendo, tanto al género musical como
al estilo de Vida que lo acompaña.
En realidad, no se trata de dos corrientes distin-
tas. Lo que sí sucede es que muchos darks adoptan
la estética del gótico pero no adhieren a la filosofía
que sustenta al movimiento. Por ello son considera-
dos "poseurs" por los verdaderos góticos, es decir,
sujetos que usan la estética y siguen el comporta-
miento de la tribu urbana, aunque dejando de lado
por completo la ideología propia de la agrupación.
Entre los góticos de hoy, en las actuales tribus ur-
banas, podemos reconocer distintas denominaciones:
en México, Argentina, Chile, Uruguay y la mayor
parte de los países sudamericanos se los identifica
como "darks", "darkies" o "darketos"; en los Esta-
dos Unidos, reciben el nombre de "mallgoths" ("gó-
ticos de hipermercado") y "neogoths"; en Alemania
siguen siendo "grufties"; y "spooky kids" ("chicos
que causan espanto") en Gran Bretaña. Las palabras
"mini-goths" (pequeños góticos) o "baby bats" (mur-
Tribus urbanas 109

ciélagos bebé) son también utilizadas por los góticos


de habla inglesa para describir a las nuevas genera-
ciones que se incorporan a la tribu.
En los últimos años, los góticos han cobrado un
renovado protagonismo debido al espacio que gana-
ron en los medios, en especial en la televisión y el ci-
ne. Existe una relación entre personajes caracteriza-
dos con la estética gótica y los filmes y programas de
terror o "tragicómicos". Podemos mencionar como
ejemplos las películas de Tim Burton (Beetlejuíce, El
joven manos de tijera, leyenda del jinete sin ca-
beza, Sweeney Todd, cadáver de la novia, El ex-
traño mundo de Jack), que en su mayoría presentan
intérpretes o escenarios que recrean la estética góti-
ca. El animé, dibujos animados de origen japonés
para jóvenes y adultos, también tomó elementos de
la música y la cultura gótica, acercándola a un públi-
co más amplio.
Asimismo, la presencia del grupo Evanescence,
al que siguen multitudes de jovencitos desde su sur·
gimiento en el año 2000, ayudó a darle una nueva
visibilidad al gótico, aunque en su versión más co-
mercial. A pesar de su masividad, y de que quienes
gustan de esta música no pertenecen necesariamen-
te a la tribu, las letras y la estética de la agrupación
remiten al sentimiento trágico de la vida, al desgarro
romántico del siglo XIX característico del gótico.
110 Constanza Caffarelli

¿Cómo puedes ver en mis ojos


como puertas abiertas?
Llevándote hasta mi interior,
donde me he hecho tan insensible.
Sin alma mi espíritu está durmiendo en algún frío lugar
hasta que la encuentras ahí y la llevas de vuelta a casa.
(Despiértame.)
Despiértame por dentro.
CNo puedo despertar.)
Despiértame por dentro.
(Sálvame.)
Di mi nombre y sálvame de la oscuridad.
(Despiértame.)
Ordena a mi sangre que corra.
(No puedo despertar.)
Antes de acabar incompleta.
(Sálvame.) Sálvame de la nada en la que me he convertido.
Ahora que sé lo que soy sin ti.
No puedes simplemente dejarme.
Respira en mí y hazme real.
Tráeme a la vida ...
"Bring me to life",
de Evanescence
Tribus urbanas 111

Estoy tan cansada de estar aquí.


Reprimida por todos mis miedos infantiles.
Y si te tienes que ir
desearía que sólo te fueras
porque tu presencia todavía perdura aquí
y no me dejará sola.
Estas heridas no parecerán sanar.
Este dolor es simplemente demasiado real.
Hay demasiado que el tiempo no puede borrar.
Cuando tú llorabas yo secaba tus lágrimas.
Cuando gritabas yo luchaba contra todos tus miedos.
Y tomé tu mano a través de todos estos años.
Pero tú tienes todavía todo de mí. ..
"My immortal",
de Evanescence

Los modos de expresión y de exposición de la tri-


bu gótica no siempre han favorecido la imagen que
la mayor parte de las personas se hace de ellos. A
muchos les despiertan temor; se los suele mirar con
112 Constanza Caff arelli

resquemor e incluso con rechazo. Estas actitudes es-


tán basadas en el desconocimiento de lo que significa
ser gótico para el grupo y para cada uno de sus inte-
grantes en particular. Como afirmamos en el capítu-
lo 2, el conjunto ofrece un sentimiento de pertenen-
cia, una protección frente al entorno que se considera
amenazador y una aceptación que no siempre se
logra fuera de la tribu. Proponemos no dejar de te-
ner en cuenta estas ideas en el momento de conti-
nuar avanzando en el camino que venimos reco-
rriendo.

Los "heav1·es" Los heav1es,


· tam b.,1en conocí dos como "meta1e-
ros", constituyen un grupo que se nuclea básicamen-
te en torno del gusto musical, esto es, el culto al
heavy metal o "rock pesado".
Como género musical, el heavy metal (en espa-
t1ol, "metal pesado") emerge a comienzos de los
a11os setenta, tomando y combinando elementos del
h;ird rock, el rock and roll originario y el blues. Uno
de sus rasgos distintivos es la producción de sonidos
intensos, de alta potencia, en los que predominan las
guitarras eléctricas distorsionadas, junto con una
enérgica marcación del bajo y de la batería.
Tribus urbanas 113

El "metal" nace pocos años antes que la música


y el movimiento punk, y en el momento de su sur-
gimiento se desarrolla básicamente en los Estados
Unidos. En esta etapa fundacional, expresó una opo-
sición a la propuesta hippie centrada en la consigna
"paz y amor", así como también el descontento an-
te la sociedad y los problemas de la época. De este
modo lo atestiguan canciones tales como "War Pígs"
("Cerdos de la guerra"), compuesta en 1970 por
Black Sabbath, una de las primeras bandas del estilo.
114 Constanza Caffarelli

Generales reunidos en cantidad


como las brujas en las misas negras.
Mentes diabólicas que traman destrucción.
Hechiceros constructores de la muerte,
en los campos de batalla los cuerpos arden
mientras la máquina de la guerra sigue rodando,
muerte y odio a la humanidad,
envenenando sus cerebros lavados, ¡oh Señor, sí!
Los políticos se mantienen ocultos,
ellos sólo comienzan la guerra.
¿Para qué van a salir a luchar?
Dejan ese rol a los pobres, sí.
El tiempo dirá sobre sus mentes poderosas
haciendo guerras sólo por diversión,
tratando a las personas como peones en el ajedrez.
¡Espera a que llegue su día del Juicio Final! ¡Sí!
Ahora en la oscuridad, el mundo para de girar,
cenizas donde los cuerpos ardían,
no más cerdos de la guerra en el poder,
la mano de Dios ha dado la hora,
es el día del Juicio, Dios los está llamando,
de rodillas los cerdos de la guerra se arrastran
pidiendo misericordia por sus pecados.
Tribus urbanas 115

Satanás, riendo, despliega sus alas, ¡oh Señor, sí!


Ahora en la oscuridad, el mundo se detiene.
Mientras la máquina de la guerra todo lo quema,
no queremos más cerdos de la guerra.
La mano de Dios marcará la hora.
El día del Juicio, Dios estará llamando.
En sus rodillas, los cerdos de la guerra se arrastrarán
pidiendo misericordia por sus pecados ...
"War pigs'',
de Black Sabbath

Los heavies pueden considerarse parientes cerca-


nos de los rockeros, tanto musical como estética-
mente. En el atuendo de los metaleros se cuentan
prendas que remiten a este último grupo: los panta-
lones de cuero; los pantalones azules o negros de
jean; las chaquetas en los mismos materiales; las ca-
misetas negras con el logotipo de la banda favorita;
los chalecos ornamentados con tachas, botones e in-
signias; borceguíes, zapatillas de básquetbol, botas
116 Constanza Caffarelli

de motociclista o militares. Una de las prendas más


valoradas por los cultores del género es la camiseta
negra con la portada de un álbum del grupo preferi-
do. Algunas de ellas son más oscuras; otras son san-
guinarias, pero las hay también coloridas, con la figu-
ra de guerreros o personajes mitológicos, de fantasía,
que portan armas. Se destacan también los acceso-
t'ios: aretes, muñequeras y cogoteras con tachas y/o
pinchos, cinturones con detalles en color
plata que simulan ser balas.
Se afirma que el grupo tomó este tipo
de caracterización emulando la imagen de
Rob Halford, cantante de Judas Priest, otra
de las bandas precursoras, quien comenzó a
ataviarse cual "motorista" o "motoquero" -al
estilo del personaje Harley Davidson-- en
1978, para el lanzamiento de su álbum Hell
Bentfor Leather. Desde entonces, todo el con-
junto musical adoptó la presentación a la
que nos venimos refiriendo, tendencia a
la cual luego fueron sumándose los voca-
listas de otras bandas de renombre mun-
dial como Iron Maiden y Motür-
head. En los primeros años de la
década del ochenta, esta aparien-
cia se hallaba difundida e instalada entre los
cultores del movimiento.
Tribus urbanas 117

En el caso de las "mujeres del metal", la vestimen-


ta consiste en una versión adaptada de la ropa mascu-
lina. El color predominante en las prendas es el negro.
Los pantalones suelen ser de tipo "bombilla" en jean
o cuero, o bien de inspiración militar. Aígunas prefie-
ren las faldas de cuero, o de estampas escocesas, tal
como usaban las mujeres del movimiento punk. Lle-
van asimismo chaquetas de cuero, camisetas negras
con estampas, cinturones anchos con remaches, cogo-
teras, pulseras. maquillaje se asemeja al de las mu-
jeres del gótico, aunque no se exagera sino que, por el
contrario, se usa la menor cantidad posible.
Tanto varones como mujeres suelen llevar el ca-
bello largo, y los primeros adoptan también las pati-
llas y las barbas tupidas. La cabellera larga transmite
las ideas de poder y de energía, tan caras a la filoso-
fía heavy. Un gesto bastante común es balancear la
cabeza hacia los costados o bien hacia delante y ha-
cia atrás; agitarla al ritmo de la música, como señal
de disfrute y de aprobación de la expresión del intér-
prete que se escucha. Esta conducta dio origen a lo
que se reconoce como "headbanging" (sacudida de
cabeza), mohín muy difundido entre los miembros
de la tribu. Junto con este último, tanto la "mano
cornuta" como la "guitarra aérea" ("air guitar") son
señas que distinguen a los metaleros, y que dan
cuenta de su ritual y de su disfrute.
118 Constanza Caffarelli

pulgar. La "guitarra aérea" es un ademán


que se realiza en el marco del baile, en el
que se simula estar tocando dicho instru-
mento. Ambos indican aprobación y re-
gocijo; dan cuenta de la intensidad de
la experiencia heavy y ponen de mani-
fiesto que se la vive con emoción.
Los seguidores del heavy metal compar-
ten, por sobre todo, una filosofía de vida.
honor y la fidelidad al conjunto son valores
prácticamente irrenunciables. Su afición por
la música es af_:ompañada por una fuerte ca-
maradería, cimentada en un profundo sentimiento
de pertenencia al grupo de pares, que se mantiene
más allá de la edad. Si bien el acercamiento al con-
junto se produce durante la adolescencia, a partir de
los 13 a 15 años, el interés por el género y la ideolo-
gía vinculada a éste suelen mantenerse llegada la
edad adulta. Los convocan las reuniones multitudi-
narias con otros que rinden c.ulto al metal, en parti-
cular los conciertos y festivales. En ellos dan rienda
Tribus urbanas 119

suelta a la experiencia de "ser metalero", en la que


se pone de manifiesto la pasión que desata el género
musical, lo que él transmite y representa. Nos cuen-
ta Alberto (16):

1r
;¡==El metal es más que una música
que tú escuchas, es una forma de vi-
vir, es ... es todo ... Yo, aun cuando es-
té grande, por más que tenga hijos,
siempre voy a ser del metal... Y a mis
hijos los voy a hacer metaleros, y a los
hijos de mis hijos también ... El metal
es amistad, es gente sana, es ... son
ideales ... no es descontrol y ruido ... es
una forma de expresar lo que sientes,
la oscuridad del mundo pero también
su parte buena, que es la amistad,~l
compañerismo ... el metal es una fa-
milia, es mi familia ...

Los heavies muestran una cierta afinidad con gru-


pos tales como los rockeros, los hippies y los góticos,
con los cuales comparten valores tales como la im-
120 Constanza Caffarelli

portancia de la paz, la búsqueda de la libertad, la


concepción de la vida como claroscuro. A los punks
los une la rebelión, el rechazo al sistema, a lo insti
tuido, aunque al mismo tiempo reconocen que el
punk rock detuvo, de algún modo, la cultura meta
lera. Se enfrentan a aquellas tribus a las que atribu
yen una cierta banalidad, la ausencia de ideales y la
adhesión a los convencionalismos, ya que entienden
que "los absorbió el sistema". Mayormente los me-
taleros rechazan el consumismo.
En líneas generales, la música alterna temas de
·fantasía -leyendas, mitos, historias de hé-
roes y guerreros-- con una cierta críti-
ca social. En el curso de la
década de los ochenta, el de-
sarrollo del género musical dio pie a
la conformación de numerosos subgé-
neros: thrash metal, death metal, black
metal, power metal, metal progresivo y gothic me-
tal. Los temas sobre los que versan las letras son di-
versos, de acuerdo con el subgénero o la banda.
En el thrash metal, se alude preferentemente a la
política y a los problemas sociales. Este subgénero
fue popularizado por bandas norteamericanas como
Anthrax, Megadeth, Metallica y Slayer, los denomi-
nados "Big Four of Thrash" ("Cuatro grandes del
Thrash Metal").
Tribus urbanas 121

¿Qué quieres decir, que yo no creo en Dios?


Le hablo todos los días.
¿Qué quieres decir, que yo no sostengo el sistema?
Voy a la corte cuando tengo que hacerlo.
¿Qué quieres decir, que no llego a tiempo al trabajo?
No tengo otra cosa mejor que hacer.
¿Y qué quieres decir, que no pago mis cuentas?
¿Por qué crees que estoy en bancarrota, eh?
Si hay una salida, allí estaré.
Pero por ahora hagamos que funcione.
(. .. ) Si hay una salida, allí estaré.
Pero por ahora hagamos que esto funcione.
¿Puedes ponerle precio a la paz?
La paz ... la paz está a la venta ... ¿quién es capaz de comprarla?
La paz está a la venta... ¿quién es capaz de comprarla? ...
"Peace sells",
de Megadeth

;'

1
122 Constanza Caffarelli

t.t.::r
Tú sólo te paraste allí gritando,
temiendo que nadie te estuviese escuchando.
Dicen que la lata vacía rechina más.
El sonido de tu voz debe aliviarte
escuchando sólo lo que quieres escuchar
y sabiendo sólo lo que has escuchado.
Tú, tú estás ahogado en la tragedia.
Saliste a salvar el mundo.
Desgracia,
insistes en que el peso del mundo
debería estar en tus hombros.
Desgracia,
hay mucho más para la vida que lo que ves.
Mi amigo de la desgracia,
tú, aún parado allí gritando.
A nadie le importan esas palabras que tú dices.
Mi amigo, antes que tu voz desaparezca.
La diversión de un hombre es el infierno de otro.
Estos momentos son enviados para probar las almas de los hombres.
Pero algo anda mal en todo lo que ves.
Tú, tú te encargarás de todo.
Recuerda, a la miseria le encanta la compañía ...
"My friend of misery",
de Metallica
Tribus urbanas 123

En el death metal, las letras aluden al satanismo


y la violencia. Esta rama del movimiento se valió de
la velocidad y la agresividad del thrash y el hardco-
re. Su ejecución desborda fuerza y energía. En
sus performances, los cantantes impos-
tan un tono de voz grave, tenebroso,
matizado por sonidos guturales (los
"death metal growls"). Las guitarras
llevan la distorsión al límite, y la percu-
sión es considerablemente rápida. Dei-
• cide, Morbid Angel, Death, Obituary,
In Flames, Possessed, Arch Enemy, Ha-
te Eternal en los Estados Unidos, y Carcass,
Akercocke y Napalm Death en Gran Bretaña
son exponentes del subgénero.
124 Constanza Caffarelli

Levántate de entre los muertos.


La matanza no se detendrá hasta que salga la primera luz del día.
Te llevaremos al infierno porque te queremos esclavizar.
Tu alma se congelará del temor.
Vamos a atravesar las costras, romperemos nuestras criptas
protegidas por la vida eterna.
Daremos de baja las leyes desde nuestras escrituras satánicas.
Traeremos contiendas.
Death metal.
Gobernaremos tus ciudades, controlaremos tus pueblos.
Quedarás atrapado en tu peor pesadilla,
penetrando tus oídos con el terrible sonido.
Capturaremos tu mirada esquiva.
Lucifer se ríe, sus necesidades están satisfechas.
Las llamas están ardiendo.
Los cuerpos se están quemando, la gente está muriendo.
La tortura es el motivo por el que luchamos.
Death Metal.
Death Metal.
"Death Metal",
de Possessed
Tribus urbanas 125

La temática satánica es común también en el


black metat Muchos de estos grupos toman inspira-
ción del antiguo paganismo, promoviendo un retor-
no a los valores precristianos.

El negro es la noche, metal que luchamos.


La energía, amperios para estallar.
La energía grita, magia y sueñ.a.
Los expedientes de Satán, la primera nota.
Sonamos la campana, caos e infierno.
Metal para los maniacos puros.
Derritiendo rápido el acero, fortuna en ruedas.
Hemorragia del cerebro es la cura.
¡Para el metal negro!
(. .. ) Pongan abajo sus almas para el rock and ron de los dioses.
Dale vuelta a los amperios, ésta es noche de ¡metal negro!
Pongan abajo sus almas para el rock and ron de los dioses.
Doblez del metal diez a través del calabozo mortal.
Sementales del infierno montando a pelo y libres,
tomando nuestras ocasiones con energía cruda.
Paseo venido la noche con nosotros,
126 Constanza Caffarelli

roca difícil y lucha.


Unió mis legiones, estamos parados.
Raro difícil y salvaje para nosotros.
Da hacia arriba tu alma.
Vive para la búsqueda de la banda de Satán.
Contra la ventaja, dioses negros del metal.
Lucha para alcanzar nuestra meta.
Echa un encanto, cuerpo e infierno.
Metal negro de los dioses del rock 'n roll.
Acumulación del vapor, gritos nucleares.
Las cabezas nucleares están listas para luchar.
Aficionados de cuerpo negro, más rápidos que el sonido.
Metal nuestro, propósito en la vida.
¡Metal negro!
"Black metal",
de Cradle of Filth

Dentro del power metal, las canciones se refieren


a la fantasía. Abundan las melodías épicas. El proto-
tipo de este sonido, establecido a mediados y finales
Tribus urbanas 127

de los ochenta, lo constituyen los alemanes Hello-


ween y Running Wild. En los Estados Unidos, los
neoyorquinos Manowar y Virgin Steele fueron gru-
pos pioneros.

Cabalgando a través del valle, de los truenos y la lluvia,


la batalla recrudece, redime este dominio.
El Castillo del Edén guarda silencio allí arriba.
La oscuridad nos rodea, debemos irnos lejos.
Miro a través de los ojos del mundo.
Veo que hay un extraño entre nosotros
esperando una señal desde arriba
para conquistar el poder y la Gloria.
Ingresamos a la batalla, para encadena1· nuestra volunLaci,
marchar hacia adelante, vencer el dolor.
Entramos a la lucha con espadas de acero.
Permanecemos juntos, el secreto se revela.
( ... ) Ven a la tierra prometida.
Cierra tus ojos, yo tomaré tu mano.
Atravesaremos el río de acero.
Donde el dragón'yace sangrando ...
"The dragan lies bleeding",
de HarnrnerFall
128 Constanza Caffarelli

A partir de la década del noventa, se desarrollan


otros subgéneros, tales como el metal industrial, el
groove metal y el nu metal.
En América latina, el metal tuvo una etapa de
apogeo en los tardíos años ochenta y en la década
del noventa. La primera banda de heavy metal de La·
tinoamérica surgió en Perú en 1971, y fue Tarkus,
aún en actividad. En Argentina, el movimiento
cuenta con bandas como la legendaria Riff, Rata
Blanca, Hermética, Almafuerte, ANIMAL, Malón,
Horcas, Tren Loco.
En México, existe un movimiento creciente, con
exponentes como Castillos de Cristal, Psicofonía, Sa-
ga, Morante, Doomsday, Souls on Fire, The Legion
of Hetheria, Prohibitory, Fractalia, Pulverized, Balam
/\kab, Sargatanas, Stentor, Poder Oculto, entre otros.
En Chile se han desarrollado especialmente las
bandas de black metal, death metal y thrash metal.
Ln Venezuela, el metal se inició en los setenta con la
banda Arkangel, y hoy incluye a grupos tales como
Torre de Marfil, Tierra del Dragón, Haboryn, Serpent
C:hrist, Psicosis, Zagros, Alas Negras, Sexta Legión y
Natastor.
El movimiento musical y cultural del heavy me-
tal tuvo especial relevancia en el curso de la década
del setenta y particularmente en la década del
Tribus urbanas 129

ochenta. En Ja actualidad, se mantiene vigente en


Europa, Japón y Latinoamérica (México, Perú, Vene-
zuela, Argentina, Chile), aunque ha perdido presen-
cia en los l'.stados Unidos.
Ln
o
......
::s....
,.....,
o.
ro
u
Los "indies" Los "indies" representan una tribu que comienza
a conformarse en los tardíos años ochenta y se
organiza y desarrolla en el transcurso de la década
del noventa. Su nombre responde al apócope de "ín-
dependents" (en español, "independientes"), y hace
alusión a la autonomía de ciertos sellos discográficos
que impulsaron la música que, en ese entonces, fue
catalogada como "alternativa" a las propuestas que
la corriente comercial tenía para ofrecer a un públi-
co masivo.
Se caracterizan por mantener una postura contra-
cultural, desde la cual se rechaza el circuito comercial
y se valora la autogestión de proyectos como los dis-
cos, libros, obras teatrales, diseño de indumentaria,
etc. Desprecian los que consideran géneros fi1micos,
literarios o musicales "menores", de baja calidad, en
general producidos para el consumo masivo. Sienten
frustración y desaliento al enfrentarse a un mundo en
el que ha triunfado el "tener" por sobre el "ser", en el
que no se aprecia la calidad y el gusto por lo excelso.
134 Constanza Caffarelli

Se los identifica con una especie de "pesimismo exis-


tencial", en el que se combinan una insatisfacción de
corte depresivo que remite al movimiento punl<, y
un pacifismo y rechazo al materialismo con remi-
niscencias de las proclamas o de la filosofía hippie.
En sus inicios, a los indies se los asoció particu-
larmente con la Generación X. La denominación
"Generación X" alude a la visión del mundo de un
grupo determinado; a una actitud ante la realidad, la
cual se vincula con una serie de comportamientos.
Como expresión surgió en 1964, tratando de dar
cuenta de las conductas de ruptura de lo establecido
de algunos jóvenes británicos de la época: descreer
de Dios y la religión, no respetar a sus padres, cues-
tionar la figura de la Reina, experimentar con el se-
xo antes de contraer matrimonio.
Más tarde, esta categoría fue recuperada por Dou-
glas Coupland, escritor canadiense, quien llamó de la
misma manera a una novela que publicó en 1991. En
ella describe los avatares de los jóvenes de clase media
urbana de aquel entonces. A partir de la publicación
de la mencionada obra, la designación "Generación
X" fue utilizada para referirse a las personas nacidas
en el mundo occidental en la década del setenta y en
los tempranos años ochenta, quienes vivieron su ado-
lescencia en el transcurrir de esta misma década.
La Generación X, y dentro de ella la tribu a la que
Tribus urbanas 135

nos venimos refiriendo, fue reconocida como una


enfática cultora del "indie rock", esto es, el rock in-
dependiente. Éste comenzó a gestarse a finales de
los ochenta en la costa noroeste de los Estados Uni-
dos y tuvo especial predominancia en la escena nor-
teamericana y mundial de los noventa. Las bandas
más representativas de este movimiento son Sonic
Youth, The Smiths, My Bloody Valentine, REM, The
Jesus and Mary Chain, Pixies, The Stone Roses y
Mercury Rev, entre otros.
Los indies adhirieron también a otro fenómeno
tanto musical como cultural del momento, el grun-
ge o "sonido de Seattle", derivado del indie rock y
resultante de la fusión entre el hard rock y el punk
rock. Uno de los grupos emblemáticos de esta última
corriente fue el mítico Nirvana, como también Pearl
Jam, Alice in Chains, The Melvins, Soundgarden y
Mudhoney.
El rock independiente, y en particular el grunge,
exponen tanto la decepción de algunos jóvenes ante
una sociedad en la que ha triunfado el consumismo,
como la apatía de otros frente a tales circunstancias.
Los temas musicales del género aluden a cuestiones
tales como la alienación que produce el estado de
cosas en el mundo actual, la marginación que repre-
senta la sociedad de consumo para importantes sec-
tores de la población y la búsqueda de la libertad.
Constanza Caffarelli

A través de estas declaraciones, se intenta hacer


público el descontento para con el mundo, asunto
que vincula a los mencionados géneros musicales
tanto con los propósitos y la ideología de la Genera-
ción X como con lós de la filosofía punk.

Carga las pistolas y trae a tus amigos.


Es divertido perder y simular.
Ella está demasiado abuITida y segura.
Oh no, yo sé una palabra sucia.
¿Hola, hola, hola, estás deprimido?
Hola, hola, hola.
( ... )Aquí estamos ahora, entretennos.
Me siento estúpido y contagioso.
Aquí estamos ahora, entretennos ...
(. .. ) Soy malo en lo que hago mejor.
Y por este don me siento bendecido.
Nuestro pequeño grupo siempre ha sido
y siempre será hasta el final.
¿Hola, hola, hola, estás deprimido?
Hola, hola, hola.
Tribus urbanas 137

Con la luz fuera, es menos peligroso.


Aquí estamos ahora, entretennos.
Me siento estúpido y contagioso.
Aquí estamos ahora, entretennos ...
"Smells like teen spirit",
de Nirvana

Estoy tan contento


porque hoy he encontrado a mis amigos.
Están en mi cabeza.
Soy tan feo, pero está bien
porque también lo eres tú ...
Hemos roto nuestros espejos.
Domingo por la mañana
es todos los días por lo que a mí respecta.
Y no estoy asustado.
Enciende mi vela ofuscada
porque he encontrado a Dios.
138 Constanza Caffarelli

Hey, hey, hey.


Soy tan solitario, está bien,
me afeité la cabeza
y no estoy triste.
Y quizá sólo
me han de culpar por todo lo que he oído.
Pero no estoy seguro.
Estoy tan emocionado.
No puedo esperar para conocerte allí
pero no importa.
Estoy excitado, pero está bien.
Mi voluntad es buena.
Rey, hey, hey.
Me gusta, no me voy a derrumbar.
Te extraño, no me voy a derrumbar.
Te amo, no me voy a derrumbar.
Te mato, no me voy a derrumbar ...
"Lithium",
de Nirvana
Tribus urbanas 139

No soy como ellos pero puedo aparentarlo.


El sol se ha puesto pero tengo una luz.
El día se ha acabado pero me estoy divirtiendo.
Creo que soy imbécil o quizá sólo sea feliz.
Creo que soy feliz ...
Mi corazón se ha roto pero tengo pegamento.
Ayúdame a inhalarlo para arreglarlo juntos.
Flotaremos y nos colgaremos de las nubes.
Después bajaremos y tendremos una resaca.
Tendremos una resaca ...
Desnuda al sol, duérmete.
~
Anhela el alma, es barata. ~
IT1
Lección aprendida, deséame suerte. AJ
;t;;
Alivia la quemadura, despiértame ... r-
o
rn
"Dumb", CJ
de Nirvana Vl
'1
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(JI

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1'

'1

..
'"

1 '
140 Constanza Caffarelli

Como movimiento cultural, los indies suelen ha-


cer gala de su vanguardismo y creatividad. También
conocidos como "alternativos" o "undergrounds de
diseño", han recibido la influencia tanto de la cultu-
ra beatnik como de la "Nueva Izquierda", es decir,
un sector de la izquierda crítica nacido en los años
sesenta y conformado por jóvenes universitarios y
cultores del refinamiento estético que desestimaban
tanto la adaptación a lo establecido de la sociedad
burguesa, como la burocracia del hoy desaparecido
Estado socialista.
Su presentación incluye gafas con marcos grue-
sos y en colores llamativos -negro, rojo-, y eligen
prendas tales como las camisetas con referencias a
algunos de los grupos musicales de culto, pantalones
de jean gastados e incluso rotos, chaquetas de fajina
o viejos blazers rescatados del desuso en que caye-
ron por parte de sus padres o abuelos, zapatillas de
lona al estilo Converse o similares. El cabello se lle-
va corto y "prolijamente desarreglado", de modo tal
que parezca no haber sido preparado para lucir con
un estilo "despeinado" o "casual".
Las mujeres usan el flequillo recto, el pelo lacio y
de color negro, mientras que las prendas de vestir
guardan bastante semejanza con las de los varones.
Con su estética ambos buscan expresar la despreocu-
pación por la imagen; su rechazo al efectismo, a lo
Tribus urbanas 141

poco natural y "fabricado" de la apariencia de los


grupos a los que consideran su antítesis: los "emos",
por exceso de sentimentalismo, y los "floggers",
por su superficialidad y su apego a las modas.
A los indies los convoca un fuerte interés por la
líteratura y el arte. Entre sus autores predilectos se
hallan los del movimiento beat, esto es, William
Burroughs, Jack Kerouac, Allen Ginsberg y al-
gunos más actuales, como Paul Auster,
Chuck Palahniuk, Ian McEwan o Michel
Houellebecq. Manifiestan una inconfundi-
ble inclinación por el arte transgresor y van-
guardista: el dadaísmo, la obra de Marce!
Duchamp y el Pop Art, cuyo representante
emblemático hallan en el estadounidense
Andy Warhol.
En lo que se refiere a la creación audiovi-
sual, optan por el llamado "cine de autor", en
especial por la obra de directores como Akira
Kurosawa, Lars von Trier, Fran~ois Truffaut,
Eric Rohmer, Todd Solondz, los hermanos
Coen, Woody Allen, Jim Jarmusch; y hasta fi-
guras como Takeshi Kitano ganan reconoci-
miento entre la tribu. El festival de cine in-
dependiente Sundance (fundado y patrocina-
do por Robert Redford) es una referencia in-
discutida en lo que hace al reconocimiento de nue-
142 Constanza Caffarelli

En efecto, se consideran poseedores de la capaci-


dad para relacionarse con lo culto y para identificar
y seleccionar lo novedoso y poco convencional. Sin
embargo, parecen ignorar que el consumo y la lógi-
ca de mercado se han apropiado de su búsqueda de
lo único, lo original y exquisito, lo que está "por fue-
ra", ya que toda primicia deja de serlo apenas trans-
curridas unas semanas. De este modo, la búsqueda
Tribus urbanas 143

no se detiene; es, en algún sentido, permanente. Por


ello es que, para los estudiosos del tema, el movi-
miento indie del siglo XXI es consíderado "el consu-
mismo de la vanguardia", una estrategia del mercado
para incorporar consumidores aun desde un supuesto
desacuerdo con el sistema, e intentando tomar dis-
tancia de este último.

Los "ravers" Los ravers constituyen un grupo que se congrega


principalmente en torno del gusto por la música
electrónica y por las fiestas ("rave parties") en las
que se escucha y baila esta clase de música. En ra-
zón de ello, también se los denomina "electrónicos"
o "electros", su apócope.
El origen del término "raver" se remonta a la In-
glaterra de finales de la década del cincuenta, en la
cual designaba a sujetos que se identificaban como
entusiastas participantes de las fiestas. A partir de los
años ochenta, comienza a llamarse de este modo a
los concurrentes a eventos de larga duración y carac-
terísticas particulares, conocidos como "raves".
El sentido y la vigencia que adquiere esta catego-
ría en el curso de los años noventa son similares a los
que se les otorgaban en la década anterior: un "ra-
144 Constanza Caffarelli

ver" es el integrante de una tribu urbana que parti-


cipa asiduamente en las fiestas organizadas por la co-
munidad electrónica, que además comparte su
filosofía y el gusto por la música que se es-
cucha en ese tipo de acontecimientos.
Cuando hablamos de música electróni-
ca, nos referimos a las melodías interpreta-
das mediante aparatos electrónicos: sintetiza-
dores, mezcladoras, bandejas de discos. Ésta in-
cluye una variedad de propuestas, tales como la
música elaborada a partir de cintas magnetofó-
nicas, la que se compone en vivo -es decir, la
que se produce en tiempo real, con sintetizado-
res y otros equipos electrónicos-, la música
concreta -montada a partir de sonidos previamen-
te grabados y luego modificados-y las melodías en
las que se mezclan las posibilidades antes mencio-
nadas. Al género también se lo llama hoy "música
por computadora" o "música electroacústica".
Entre los intérpretes más reconocidos, pode-
mos mencionar a precursores como Vangelis y
Jean Michel Jarre, y a otros más actuales como De-
peche Mode, Basement Jaxx, Paul van Dyk, Armin
van Buuren, John Digweed, Above & Beyond,
Robert Miles, Daft Punk, Hernán Cattáneo,
Armand van Helden, Afrika Bambaataa, Cos-
mic Baby, Kevin Saunderson, Tiefschwarz,
Tribus urbanas 145

~
Youngsters, The Chemical Brothers, Fatboy Slim,
Portishead, Moby, Ricardo Villalobos, Underworld,
DJ Hell, The Prodigy y Gigi D'Agostino.
La tribu de los ravers o electrónicos suele ser mu-
cho más visible por la noche que durante el día. En
realidad, su territorio es la noche, y puntualmente,
las "raves". Estas últimas son fiestas que en general
congregan multitudes, de cientos a miles de personas
amantes del género musical. Se realizan en lugares
muy amplios, abiertos o cerrados. En el primer caso,
se eligen paisajes que permiten disfrutar de la natu-
raleza a los concurrentes. Si se seleccionan ámbitos
cerrados, éstos suelen ser del estilo galpón o bodega,
los cuales se ornamentan con iluminación adecuada,
del tipo láser y con profusión de flashes que se en-
cienden y apagan de manera incesante, recreando así
la psicodelia originaria de los años sesenta.
Dos de las fiestas electrónicas más renombradas,
que nuclean tanto a los "ravers" como a otros suje-
tos que no llegan a serlo, se originaron en Europa y
han tenido sendas ediciones en diferentes países la-
tinoamericanos. Nos referimos al "Love Parade" y a
"Creamfields".
"Love Parade" surge en Berlín, y se trata de una
manifestación pacífica donde la música es la princi-
pal protagonista. De ella se puede participar median-
te dos modalidades: desplazarse bailando, y seguir el
Constanza Caffarelli

camión que va tocando la música preferida, o que-


darse en un lugar y moverse al compás de los furgo-
nes con música de diferentes ritmos que van pasando
por la acera. Funciona justamente como un desfile,
al que alude su nombre mediante el vocablo anglo-
sajón "parade". Países como Chile, Venezuela y
México han repetido en varias ocasiones esta cele-
bración.
Por su parte, "Creamfields" es un festival que
cuenta con la participación de DJ (disc jockeys o
"pinchadiscos") en vivo. Se lleva a cabo anualmente
en Liverpool (Reino Unido), y es organizado desde
1998 por los responsables del club nocturno
"Cream". En México, Chile, Argentina, Brasil y Pe-
rú se efectúan, desde fines de la década del noventa,
veladas de estas características.
En estos encuentros reinan la música y el baile.
Se destacan por la duración prolongada (de 12 horas
o más; comienzan en la noche y pueden extenderse
hasta el mediodía siguiente) y por el protagonismo
del disc jockey (DJ), quien mezcla diferentes sonidos
de tipo electrónico, tanto música preelaborada como
aquella a la que le va agregando su aporte personal
en el mismo memento. Dicha música se crea habi-
tualmente con sintetizadores, y sus bases rítmicas
provienen de secuenciadores, como hemos reseñado
al comienzo de este apartado.
Tribus urbanas 147

En las fiestas electrónicas, el DJ juega un papel de


suma importancia. En muchas ocasiones, es "el artis·
ta", quien convoca, dándole relevancia al evento.
Además, resulta fundamental que, a partir de su per-
formance, todos los asistentes logren conectarse "en
una misma frecuencia", de modo tal que experimen-
ten sensaciones similares. En una rave debe reinar el
encuentro y deben desterrarse los enfrentamientos y
conflictos: todos comparten un tiempo y un espa-
cio en el cual dejar de lado las diferencias y ol-
vidar las desigualdades y los problemas per-
sonales y sociales. Durante el lapso en que
se desarrolla la fiesta, todos quienes par-
ticipan se comprometen implícita-
mente a unirse al grupo total, en un
marco de alegría y de amistad.
A los ravers los distinguen tanto sus
llamativos atuendos como los valores que
reivindican. Su filosofía puede resumirse en el eslo-
gan "PLUJ<'' (peace, love, unity and respect), sigla
que en español se traduce como "PURA" (paz, amor,
unidad y respeto). Se le otorga la autoría de este es-
logan a un joven llamado Frankie Bones, nativo de
la ciudad de Nueva York (Estados Unidos) e inicia-
dor del movimiento raver en América.
La cordialídad, la concordia, la tolerancia, el "vi-
vir y dejar vivir" son principios rectores del moví-
Constanza Caffarelli

miento. Al mismo tiempo, los motiva la búsqueda de


libertad interior y el establecimiento de una cierta
distancia para con lo penoso y adverso de la realidad.
Se muestran desinteresados por la política. Lo impor-
tante es disfrutar la expresión musical y la intensidad
del momento compartido con los compañeros del
movimiento, experiencia que se limita al tiempo y
espacio en que se lleva a cabo la fiesta, y que no sue-
le ir más allá de esta última. De esta forma dejan sen-
tada su ideología.
Tribus urbanas 149

Manifiesto Bave

Nuestro estado emocional es el éxtasis, nuestro alimento es el


amor, nuestra adicción la tecnología, nuestra religión, la música.
Nuestra opción para el futuro es el conocimiento y para nosotros
la política no existe.
Nuestra opción social es la utopía ... aun cuando sabemos que
no existirá. Pueden odiarnos o mal entendernos, pueden ser indi-
ferentes a nuestra existencia. Sólo esperamos que no se nos juz-
gue pues nosotros nunca les juzgaremos.
No somos criminales. No somos drogadictos. No estamos desilu-
sionados. No somos niños ingenuos. Somos una entidad masiva,
una aldea tribal, global, que supera cualquier ley establecida por
el hombre, así como la geografía y el tiempo en sí mismo. Somos
masivos. Somos Uno Solo.
Estamos formados del sonido mismo, del golpe lejano, estruen-
doso y distorsionado por el viento que es como el latir del corazón
materno que da calma en el vientre, éste de concreto, de acero y
cableado. Y allí, en su lecho cálido y húmedo, en la completa os-
curidad, aceptamos que somos todos iguales. No solamente ante la
oscuridad, y ante nosotros mismos, sino ante la música que se cie-
rra de golpe en nosotros y que atraviesa nuestras almas: todos
somos iguales.
Y, en algún lugar entre los 35 hz, logramos sentir la mano de
Dios a nuestras espaldas, alentándonos, empujándonos a consoli-
dar nuestras mentes, nuestros cuerpos, y nuestros espíritus.
150 Constanza Caff arelli

Guiándonos a voltear para juntar las manos con nuestros herma-


nos y elevarlas, compartiendo la alegría incontrolable que senti-
mos al crear esta burbuja mágica que puede... al menos por una
noche, protegernos de los horrores, las atrocidades y la contami-
nación del mundo exterior. Y es en este mismísimo instante que
cada uno de nosotros nace en verdad.
Nos congregamos en almacenes o edificios abandonados que la
sociedad ha desechado y les damos vida por sólo una noche. La
llenamos con un palpitar vibrante, fuerte y lleno de vida en su
forma más pura y más intensa, y en estos espacios intentamos li-
berar la incertidumbre hacia el futuro que no han podido estabi-
lizar y asegurar para el resto de nosotros. Intentamos llacer a un
lado las inhibiciones, liberarnos de los tabúes y las trabas pues-
tas por ustedes para acallar su conciencia y encontrar en ello paz.
Intentamos sobrescribir la programación establecida, con la
cual han intentado adoctrinarnos desde el momento mismo en que
nacimos. La programación que nos enseñó a odiar, que nos ense-
ña a juzgar, que dice que hay que retroceder y esconderse en el
agujero más cercano y más conveniente. Esa programación que
inclusive nos dice cómo subir escaleras, saltar a través de aros,
correr en laberintos y andar como el hámster sobre la rueda. La
programación que nos da de comer en la cuchara de brillante pla-
ta con la que intentan alimentarnos, en vez de hacerlo con nues-
tras propias manos. La programación que nos hace cerrar nues-
tras mentes, en vez de abrirlas por completo.
Hasta que el sol se levante ante nuestros ojos, revelando la rea-
lidad del mundo que han creado, bailamos ferozmente con nues-
tros hermanos y hermanas celebrando nuestra vida, nuestra cul-
tura, y los valores en los que creemos: Paz, Amor, Libertad, 'füle-
rancia, Unidad, Armonía, Expresión, Responsabilidad y Respeto.
Tribus urbanas 151

Nuestro enemigo es la ignorancia. Nuestra arma la información.


Nuestro crimen es romper y desafiar cualquier ley que intente de-
tener nuestra celebración de existencia. Así que sepan que tal vez
puedan cerrar una fiesta en cualquier noche, en alguna ciudad, en
cualquier país o continente de este hermoso planeta, más nunca
podrán cerrar la celebración entera. Pues no tienen ese poder, no
importa qué, la música nunca parará. La voluntad y el latido de
este corazón nunca se desmoronarán. La fiesta nunca terminará.
Soy un raver, y éste es mi manifiesto.

Aunque no se trata de una cuestión generalizable


a todos los ravers, es frecuente que la intensa expe·
riencia que se vive en las fiestas (el "trance") sea
acompañada por el consumo de bebidas energizan·
tes, alcohol y ciertas drogas. Entre estas últimas, la
más comúnmente utilizada es el éxtasis o "tacha"
{así llamada por la marca que tiene la pastilla), a la
que se alude en el citado Manifiesto. La incursión en
este tipo de sustancias --las bebidas con alto conte·
nido de cafeína, combinadas con alcohol y/o drogas
de diseño o psicodélicas- se relaciona con la nece·
sidad de ingresar en un plano existencial diferente,
de enajenarse y desvincularse de la realidad, lo cual
se conseguiría a partir de un consumo que tiende a
modificar el estado psicológico del sujeto.
152 Constanza Caffarelli

A diferencia de otras tribus, los ravers no pasan


todo el día caracterizados del mismo modo en que se
presentan en las fiestas. La estética que
se despliega especialmente en ellas se
considera una actividad cultural diferen-
ciada del diario vivir. Ahora bien, cuando
surge la oportunidad, la forma en que se
atavían cobra preponderancia. En el caso
de los hombres, se destacan tanto los
pantalones del estilo "baggy", muy anchos, como los
pantalones muy ajustados, de colores vibrantes. És-
tos se acompañan de camisetas apretadas y colori-
das, con brillos; gorras en todos los tonos; gafas de
marcos muy gruesos en gamas diversas, especial-
mente llamativas.
Las jóvenes utilizan vestidos del tipo "baby doll",
calzas o pantalones muy ajustados de colores brillan-
tes, con faldas superpuestas en tonalidades muy vis-
tosas, camisetas también superpuestas y lentes de
iguales características que los de los varones. El cal-
zado suele ser zapatillas de lona, del estilo Conver-
se, de modo tal que les resulte cómodo para bailar,
aunque las mujeres pueden llevar también coloridos
zapatos de altas plataformas e importantes tacones.
Las jovencitas también adoptan diferentes acceso-
rios, desde collares y brazaletes hasta hebillas de
grandes proporciones, vinchas y diademas. Los hom-
Tribus urbanas 153

bres usan el cabello corto, y las mujeres en distintos


largos. Éste puede estar coloreado con tinturas estri-
dentes, las cuales contrastan con la indumentaria y
hasta con el maquillaje, que suele ser policromático
y abundante.
Es común que los ravers adopten la moda infan-
til o fantasiosa en estos encuentros, producciones
que pueden incluso ser consideradas disfraces. Es
factible hallar personas cargando en su espalda alas
de ángel; una cola de un diablo; capas y máscaras de
superhéroes (Batman, Superman, etc.); vestidos de
princesa o alas y antena~ de mariposa. Otro de los
elementos cuyo uso comparten los ravers con otras
tribus son los tatuajes y los piercings, aretes pasantes
que se colocan en las cejas, nariz, lengua, labios, bar-
billa, pezones, etc.
Si bien la música electrónica incluye géneros di-
versos como el ambient o chillout, el breakbeat, el
dance, el disco, el downtempo, la electronic art mu-
sic, el hardcore, el house, el industrial, el minimalis-
mo, la música "jungle", el techno, el trance y la mú-
sica psicodélica, en una rave suelen combinarse sólo
algunos de los estilos mencionados. Los que más
suenan son el house, el trance, el psytrance, el pro-
gresivo, el hard techno (tecno duro), el drum and
bass (tambor y bajo), el techno, el acid techno, el
electro y el mínimal techno (tecno minimalísta). La
154 Constanza Caffarelli

temática y la velocidad de los temas que se ejecutan


van variando a lo largo de la sesión.
En los Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú y
en países europeos, la música que más se escucha en
este tipo de fiestas son el house, el trance y el pro-
gresivo. En Brasil y México, domina el psytrance,
que es un género creado en Israel.

Los "emos" Los emos son una de 1as tribus


· urbanas de apari-·
ción más reciente y, en algún sentido, más contro-
vertidas. Tanto su aspecto como algunas de sus con-
ductas llaman la atención de los adultos y despiertan
sentimientos negativos en otros grupos, que han ter-
minado por atacarlos. Veamos entonces en qué con-
siste "ser emo".
En primer lugar, debemos señalar que la denomi-
nación "emo" se remonta a un género musical que se
origina en los años ochenta, el emotional hard core
o emo-core. Si bien fue transformándose en el curso
de las últimas tres décadas, dicho género se caracte-
riza por sus letras, en las que se da cuenta de emo-
ciones variadas y de estados de ánimo fluctuantes.
Lo que se busca es transmitir al oyente estos "altos y
bajos" en el ánimo y provocarlos en él. Para ello, las
Tribus urbanas 155

melodías van cambiando su ritmo, y así alternan


explosiones de energía típicas del hardcore con
momentos de sosiego, de mayor serenidad.
En la actualidad, el término "emo" es utili-
zado para identificar a los cultores de una cierta
actitud y de ciertos patrones estéticos, esto es,
para referirse a una tribu urbana cuya filosofía
no coincide con la acepción original de la pa-
labra. Los emos son grupos de jovencitos cu-
yas edades suelen oscilar entre los 13 y los 17
años, que se distinguen por una posición me-
lancólica y por expresar sin resquemor sus
sentimientos, en especial la tristeza, la desespe-
ranza y la incomprensión que perciben por par-
te de sus mayores y de sus congéneres pertene-
cientes a otras tribus.
Se distinguen por una estética particular. En
las prendas de vestir predomina el color negro,
que es matizado con detalles en color morado,
rosa, fucsia, y tonos flúo. Hombres y mujeres
usan camisetas estampadas, pegadas al cuerpo;
pantalones de jean muy angostos y ceñidos,
del estilo "pitillo"; sudaderas ajustadas, con ca-
pucha; cintos con tachas o estrellas rosadas,
símbolo que también se lleva en los morrales o en
hebillas, adornando el cabello; colgantes con corazo-
nes rotos y pequeñas calaveras. Un accesorio infalta-
Constanza Caffarelli

ble es el píercing, en particular en cejas, naríz y la-


bios. A modo de calzado, prefieren las zapatillas del
estilo Converse en diferentes tonos o las Vans slip-
on, con un estampado a cuadros.
Una marca especialmente dístintiva de la tribu es
la forma en que se arreglan el cabello. Utilizan un
flequillo o "fleco" muy lacio, que se lleva de medio
lado y cubre un ojo o hasta esconde gran parte del
rostro. Este "fleco" permite identificar a los miem-
bros del grupo y, a la vez, le posibilita al emo prote-
gerse de la crueldad del mundo, del derredor que no
quiere ver. La tonalidad que domina en el cabello es
el negro azabache, que puede estar combinada con
algunas notas de color rosa o rojizo. El maquillaje,
por su parte, es utilizado indistintamente por
hombres y mujeres. En particular, se pintan los
ojos de color oscuro, con lápices delineadores
con los que destacan el contorno de éstos.
Tanto algunas notas del maquillaje como cier-
tos elementos de la indumentaria los emparien-
tan con los góticos o "darketos" y con los punks.
Los grupos mencionados suelen criticarlos ya
que, dicen, losemos "les han robado su estilo",
y sólo se valen de la estética para hacerse notar,
adoptando una pose que no va más allá de la imagen
que proyectan. Cierros analistas del tema, desde una
postura crítica, afirman también que los emos siguen
Tribus urbanas 157

una moda, que no representan un movimiento con


ideología propia, clara y definida, y que toman de la
estética de otras tribus lo que les agrada y lo incor-
poran a su manera de presentarse en sociedad.
Al respecto, el investigador de la Universidad Na-
cional Autónoma de México (UNAM) Héctor Casti-
llo considera que los emos forman una corriente
muy joven --entre 12 y 19 años-, y que "realmen-
te no están pensando en ser un movimiento social,
simplemente se reúnen, toman música de un lugar,
moda de otro y se dejan cierto 'look' pesimista muy
introvertido, para decir 'aquf estamos' y se mues-
tran (... ) emocionalmente inestables". El testimo-
nio de Uriel (17) refrenda lo antes dicho:

~No J1
1r no
queremos cambiar el mundo, ya
~ademashacer nada por él... ::::!21!
Lo que resulta innegable es que la tribu de los
emos logra causar un impacto estético en los otros
-fundamentalmente, nos referimos a los adultos-,
el cual da cuenta de su necesidad de ser vistos, de
ser tenidos en cuenta por los demás. Si pensamos
que se trata de sujetos muy jóvenes, en plena explo-
Constanza Caffarelli

ración del mundo; que ese mundo no se les presen-


ta como un lugar confortable, en el que pueden pro-
yectarse, y que además los adultos no suelen estar lo
suficientemente disponibles como para acompañar-
los y orientarlos en la mencionada exploración, po-
demos alegar entonces que una de las metas que
persiguen es, justamente, ser tenidos en cuenta, ad-
quirir visibilidad.
Y la estrategia de la que se valen es construir
una imagen que difícilmente pueda ser ignorada por
sus mayores, la cual acompañan de otras activida-
des que producen un fuerte impacto en los últimos,
tales como la autoagresíón. Cortarse los antebrazos
o las muñecas es la modalidad más conocida, e in-
cluso es posible hallar videos que así lo documentan
en diversos sitios de Internet (por ejemplo, en
www.youtube.com).
En relación con esta última cuestión, que alarma
a los adultos, cabe señalar que no todos los integran-
tes de la tribu se agreden a sí mismos, y mucho me-
nos quieren tomar medidas extremas, como poner
fin a sus vidas. A pesar de que se les atribuye esta ten-
dencia a atentar contra sí mismos, los propios emos
afirman que conductas como provocarse cortes en los
antebrazos constituyen solamente una forma de pro-
nunciar su disconformidad respecto del mundo en
que viven. De este modo lo relata Jazmín (15):
Tribus urbanas 159

eam==No [Jj
1r es verdad que nos queremos
mo;ir, o que nos cortamos las venas ...
Lo que sí haces es marcarte, pero un
1

poco, y si quieres; nadie te obliga ... Lo


haces para decir que sufres, o para
mostrar a tus amigos, pero no creo que
nadie llegue a matarse ... Yo no he co-
nocido a ninguna persona así, eso no es
ser emo ... La persona que se quita la vi-
da tiene problemas graves, no lo hace
por ser emo ...

Y continúa diciendo:

eam==No tenemos miedo a expresar los


r
1 ~~~timientos ...
hombres ... Yo
Ni las mujeres, ni los
que la gente cree que
tenemos depresión, o que nos pasamos
el día entero llorando, pero no, nos reu-
nimos como cualquier grupo ... No sé
por qué la gente piensa eso. Acaso,
cuando nos mira, ¿eso es todo lo que
ve? ¿O es simplemente lo que quiere
ver de nosotros?
16o Constanza Caffarelli

Muchos de aquellos que se cortan las muñecas


suelen hacerlo para exhibir las cicatrices como signo
de membresía, de pertenencia al grupo, pero tam-
bién lo hacen para drenar, para "poner afuera" de al-
gún modo el dolor que llevan dentro_ Con su estéti-
ca y sus actitudes representan la tristeza, la aflicción,
el padecimiento: su imagen remite al dolor de vivir,
y al mismo tiempo viene a expresar simbólicamente
la necesidad de "darse de baja" de esa realidad, de
renunciar a lo abrumador y poco acogedor que es el
mundo actual para los jóvenes.
El sentimentalismo está presente en todas las ma-
nifestaciones de los emos. Como expusimos al co-
mienzo, asumen una posición melancólica, que se
potencia por las características de la etapa de la vida
que atraviesan, esto es, la adolescencia. Se muestran
muy sensibles y les angustia el futuro, puesto que lo
perciben lleno de incertidumbre. Lo que importa es
el "aquí y ahora", aunque no deje de resultarles pe-
noso.
Otra de las maneras en que expresan su sentir so-
bre lo que les toca vivir, es a través de la música y el
baile. Este último constituye una especie de ritual
del grupo. Se ubican formando un cfrculo, mueven
los brazos y simulan estar peleando. Cada uno, a su
turno, va pasando al centro de la rueda. El resto de
los participantes acompaña el ritmo de la melodía
Tribus urbanas 161

con la cabeza, moviendo el cabello. Mientras dan-


zan, emiten gritos desgarradores, los que asimismo
caracterizan a uno de los subgéneros musicales: el
"screamo" (contracción que en inglés significa "gri-
to emo"}. Con ellos intentan dar cuenta de su deso-
lación y su amargura, del mismo modo en que lo ha-
cen en sus canciones los intérpretes de sus bandas
musicales favoritas.
Los grupos musicales que hoy escuchan los emos
no guardan demasiada relación con la propuesta de
los precursores, del emo-core que salió a la luz en los
Estados Unidos al comenzar la década del ochenta.
Por el contrario, los emos eligen bandas que apare-
cen reiteradamente por cadenas como MTV (Music
Television), y que se hallan consolidadas en el circui-
to comercial. Son ejemplos My Chemical
Romance, Panic! at the Disco, Fall
Out Boy y 30 Seconds to Mars.
Sus temas musicales giran en
torno de sentimientos como
la desilusión, el desamor y
una dosis nada despreciable
de angustia existencial.
162 Constanza Caffarelli

Ahora sé
que no puedo hacer que te quedes.
Pero dónde está tu corazón,
pero dónde está tu corazón,
pero dónde está tu ...
Y sé
que no hay nada que pueda decir
para cambiar esa parte,
para cambiar esa parte,
para cambiar...
Tantas
luces brillantes proyectan mi sombra.
Pero ¿puedo hablar?
Es muy difícil entenderlo.
Estoy incompleto.
Un amor tan exigente
me debilita.
Una vida tan exigente.
No puedo hablar.
No tengo miedo de seguir viviendo.
No tengo miedo de caminar solo por este mundo.
Tribus urbanas 163

Cariño, si te quedas, seré perdonado.


Nada de lo que digas me impedirá ir a casa ...
Puedes ver,
mis ojos brillan
porque estoy aquí fuera,
en el otro lado
de un espejo negro
y estoy tan débil.
Es muy dificil entenderlo.
Estoy incompleto.
Un amor tan exigente
me debilita.
No tengo miedo de seguir viviendo.
No tengo miedo de caminar solo por este mundo.
Cariño, si te quedas, seré perdonado.
Nada de lo que digas me impedirá volver a casa ...
"Famous la;;L wr>1·rl::",
de My Chemim.I Hrllll/J,rme
164 Constanza Caffarelli

¿Qué pasaría si me quebrantara,


si me riera en tu cara?
¿Qué es lo que harías?
¿Qué pasaría si me derrumbara
y no pudiera más con todo esto?
¿Qué es lo que harías?
Mátame.
Quiébrame.
Sepúltame. Sepúltame.
Estoy acabado contigo.
¿Qué pasaría si quisiera pelear,
suplicar por el resto de mi vida?
¿Qué es lo que harías?
Decías que querías más.
¿Qué es lo que esperas?
Yo no estoy huyendo de ti.
Mátame.
Quiébrame.
Sepúltame. Sepúltame.
Estoy acabado contigo.
Mírame a los ojos.
Me estás matando,
matando.
Tribus urbanas 165

Todo lo que quería era a ti.


Ven, derríbame,
derríbame.
Traté de ser diferente,
pero nada pareció cambiar.
Ahora sé,
éste es quien soy en realidad.
Huyendo de mí,
rogando por una oportunidad.
Ahora sé, éste es quien soy en realidad.
Mátame.
Quiébrame.
Sepúltame. Sepúltame.
Estoy acabado contigo.
Mírame a los ojos.
Me estás matando,
matando.
Todo lo que quería era a ti.
Ven, derríbame,
derríbame ...
"'l'he Kill",
de 30 füjeonds to Mars
166 Constanza Caffarelli

No puede decirse que la relación de losemos con


otras tribus urbanas sea de las más amables. Si bien
se consideran pacíficos y tolerantes, y manifiestan no
querer entrar en disputa con ningún grupo, suelen
ser agredidos por los punks, los darketos y los meta-
leros. Cuestiones como la androginia, el maquillaje y
la afición por la autoagresión generan rechazo por
parte de otras agrupaciones, el cual suele expresarse
con dureza en peleas callejeras.
En ocasiones estos tipos de choques son grabados
con teléfonos móviles y luego publicados en distin-
tos sitios de Internet, donde aparecen bajo la sórdida
consigna de "cómo golpear a un emo". La fachada
de fragilidad con la que se presentan pareciera ofre-

a
cer, a ciertos sujetos, una excusa para la discri-
minación y la violencia .
• Estas circunstancias nos conducen a refle-
xionar respecto del efecto que provoca el mensa-
je que transmiten los emos a través de su esté-
.----.... tica y de algunos de sus comportamientos.
La crueldad, los golpes, la agresión física,
el embate sobre el cuerpo pueden inter-
pretarse como una manera de pedirle al
otro que abandone su introspección y se
conecte con los demás, que "diga algo",
que profiera una señal. Sin embargo, el men-
saje que se espera es diferente del que se viene

l
Tribus urbanas

recibiendo por parte de los emos hasta el momento:


el mundo es problemático, oscuro, desagradable.
Es duro enfrentar el dolor que la realidad nos pro-
voca a todos, jóvenes y adultos, y no siempre estamos
dispuestos a asimilarlo. Los adultos nos atemoriza-
mos; los jóvenes de otras tribus se alborotan y hasta
enfadan ... Es esta imagen de nosotros mismos, esta
metáfora sobre la dificultad de vivir que nos devuel-
ven los emos, la que nos cuesta aceptar y hasta pen-
sar. Nuestro trabajo como adultos responsables nos
convoca a anteponer el pensamiento a la acción y a
tener en cuenta las reflexiones hasta aquí expuestas.

Los "floggers" Existe cierta polémica en torno del fenómeno


"flogger". Por un lado, se encuentran quienes los re-
conocen como una tribu urbana, mientras que, por
otro, se hallan quienes afirman que el uso de foto-
logs es tan sólo una actividad que crece y se difunde
en la era de las redes sociales. Aquí los describiremos
como tribu, en razón de que conforman un grupo
que se nuclea en un territorio -esta vez, la Web,
aunque no por ello dejan de tomar las calles-, y
también en torno de prácticas, estética, gustos e
ideas compartidos.
168 Constanza Caffarelli

Se llama "floggers" a los adolescentes que inte-


gran un movimiento originado en Argentina, el cual
está estrechamente vinculado con el uso del sitio
web gratuito "fotolog.com". En este último pueden
publicarse fotografías y textos, que en general son
comentarios de dichas fotografías. Con el térmi-
no "flogger" se designa justamente a los usua-
rios de dicha página web, los que "pastean" o
"suben" a su propio fotolog una serie de foto-
grafías y las enseñan públicamente, a aquellos
que accedan, computador mediante, a la pági-
na personal o "flag".
La popularidad de un flog se mide a par-
tir de la cantidad de "firmas" ~--es decir, comenta-
rios- que fotografías reciben a diario. Éstas sue-
len ser autorretratos, o imágenes de los adolescentes
con amigos, novios, mascotas, etc. Para los floggers,
las reglas del juego son claras: se toman las fotogra-
fías, las publican, y luego aguardan las apreciaciones
y los mensajes de otros floggers.
Esta práctica se ha popularizado entre adolescen-
tes. Entre ellos es posible encontrar dueños de álbu-
mes digitales de diferentes tipos: miembros "comu-
nes" o "gold camera" [cámara dorada), los cuales
abonan para gozar de ciertos beneficios que
ofrece el sitio. Éstos son una especie de "super-
floggers": tienen la capacidad de colgar mayor
Tribus urbanas 16g

cantidad de fotografías, y de recibir mayor número


de comentarios por día. Suelen ser los más populares
y codiciados de la comunidad. Para un miembro co-
mún, es un verdadero logro llegar a contarse entre
los contactos de un "gold", esto es, los F/F ("Friends
and Favourites". español, "amigos y favoritos").
Los "gold" representan las estrellas del firmamento
web, y entre ellos se disputan el prestigio y el mayor
reconocimiento posible por parte de los demás inte-
grantes del universo flog.
Dicho universo se rige por cifras abrumadoras. En
Argentina, país en el que surge y se desarrolla el mo-
vimiento, se cuentan 2.084.000 flogs. Los floggers
conforman una de las redes sociales más importantes
del país, muy por encima de Facebook y MySpace, y
el servidor del que aquí hablamos (fotolog.com) ocu-
pa el tercer puesto entre los sitios más vistos. En to-
do el mundo, recibe 20.000.000 de visitas al mes.
Durante 2007, fotolog.com fue designada en Lati-
noamérica como página de las tribus urbanas, debido
al ostensible crecimiento de usuarios que publican
fotografías relacionadas con éstas.
En este contexto, y para este grupo en particular,
el modo en que los adolescentes se relacionan cam-
bia decididamente. Lo que prima es la imagen, y la
conexión con los otros se produce a partir de ella y
a través de la mirada. A la prototipica pregunta por
170 Constanza Caffarelli

la identidad que tiene lugar durante la adolescencia


t'11 -¿quién soy?-, se suman interrogantes nuevos,
moldeados a la luz de los ideales de la época y de las
alternativas a las cuales los expone la tecnología:
¿soy atractivo o no lo soy? ¿Podrían los demás poner
su atención en mí? ¿Qué efecto tiene mi imagen so-
bre ellos?
Cada una de las "entradas" al flog, cada uno de
los comentarios recibidos, son parte de la respuesta a
estas cuestiones. La búsqueda de la propia identidad
se halla especialmente teñida por la búsqueda de re-
conocimiento, de aceptación, a partir de una imagen
que se vuelve pública y se comparte a escalas impen-
sadas, incluso para los propios adolescentes. La mag-
nitud de la experiencia se refleja en el propio eslogan
de fotolog.com: share your world with the world (en
español, "comparte tu mundo con el mundo").
Además de su afición por los fotologs, la tribu
comparte una estética. Su presentación se caracteri-
za por los coloridos y ajustados pantalones de jean;
las camisetas amplias, en tonos estridentes y llamati-
vos, "trenchs" o chaquetas de colores; zapatillas de
lona al estilo Converse. Son "fashionistas", seguido-
res de la última moda, y eligen las prendas de marca
que son novedad. Los varones llevan el cabello en
un largo medio, y las mujeres lo usan en distintas ex-
tensiones, con cortes que se destacan por sus formas
Tribus urbanas 171

irregulares. Lo que ambos lucen es un flequillo rec-


to o ladeado, que oculta parte de los ojos.
En términos musicales, estos adolescentes prefie-
ren la música electrónica, principalmente el techno.
Asimismo, han desarrollado una singular manera de
bailarla: el "pasito flogger". Éste consiste en exten-
der rápidamente una pierna, golpeando el suelo con
el talón, llevando mientras la otra pierna ha-
cia atrás. A continuación, se procede a
cambiar rápidamente la posición de las
piernas. Según la revista especializada Ro-
lling Stone, este paso está inspirado en el
"Melbourne Shuffle", forma de bailar arras-
trando los pies que nació en pleno auge del
acid house (años noventa) en el circuito under
australiano, y el "Tecktonik", estilo que actual-
mente está en boga en la escena europea, y que
ha llegado a países como México, Chile, Colom-
bia y Argentina.
Otra de las cuestiones que comparten los floggers
es la jerga, la forma de comunicarse y, en particular,
un determinado vocabulario. Si en sus comentarios
quieren expresar vergüenza o pudor, dicen carita ru-
borizada. Para solicitarle a otro que agregue su foto-
log como "favorito" al propio, que lo reconozca e
incluya entre sus amigos virtuales, utilizan effeame
(es decir, incorpórame a los mencionados "F/F",
172 Constanza Caffarelli

Su relación con la tecnología es fundamental, y


muy fluida. Disponen de teléfonos móviles con cá-
mara fotográfica, de cámaras digitales de fotografía,
computadores personales, notebooks o laptops. Ac-
ceden a la web desde la conexión que tienen insta-
lada en sus casas, o bien desde máquinas de alquiler
ubicadas en ciber-cafés. No pasan un día sin che-
quear su flog y sin navegar por la "red de redes",
aunque alternan el encuentro virtual con el encuen-
tro personal, que no deja de ser importante para
ellos. La consigna fundamental es conocer gente y
hacer amigos nuevos.
Los floggers despiertan preocupación en algunos
adultos, dada la exposición pública y masiva que es·
tas prácticas suponen para los adolescentes, en es-
pecial para los menores de edad. Muchos de ellos
publican fotos sugerentes, o, en algunos casos, esca·
sos de ropa, ya que en este tipo de páginas personales
no se requiere de una edad mínima para registrarse
ni cuentan con filtros que restrinjan el acceso. Sin
embargo, si se encuentran fotografías de esta clase,
Tribus urbanas 173

son eliminadas por los administradores del sitio, e


incluso puede llegar a producirse la clausura y la ba-
ja del flog.
La experiencia del fotolog implica, para los jóve-
nes, mostrarse, exponerse, compartir su espacio
privado en un territorio impersonal, abierto, relativa-
mente accesible, donde personas desconocidas emi-
ten apreciaciones sobre lo que ven. Si no se maneja
con responsabilidad, es un elemento que ofrece algu-
nos riesgos, sobre todo para los menores de edad.
El fenómeno flogger ha sido además blanco de
ciertas críticas por su supuesta frivolídad. En efecto,
desde otras tribus se los cataloga de superficiales,
narcisistas, buscadores de fama, estereotipados, afec-
tados. Sus conductas de exhibición hacen que se
burlen de ellos grupos como los emos, los
punks, los góticos o los metaleros. De
hecho, los floggers han comenzado a
despertar curiosidad y a ser vistos en oca-
sión de ciertos enfrentamientos que prota-
gonizaron con otras tribus en los alrededo-
res de los centros comerciales ("malls" o
"shoppings"), lugares en los que suelen reu-
nirse cuando lo hacen de modo personal.
Las peleas se suceden entre distintos
bandos de "floggers autoconvocados", y
174 Constanza Caffarelli

también entre floggers y "cabezas", apelativo con


que los primeros identifican a los jóvenes de sectores
más pobres, aficionados además a la música "ville-
ra". En este último caso, se manifiesta un rechazo de
los adolescentes de clase media y alta respecto de
aquellos que atraviesan situaciones desfavorables, el
cual se expresa en pleitos donde se agreden unos a
otros.
El dolor y la inquina de quienes menos tienen, y
el desprecio de quienes más tienen, terminan por
constituir un cóctel explosivo: violencia, incompren-
sión, necesidad de erradicar al otro del horizonte.
Estamos, una vez más, ante una de las posibles for-
mas de elaborar los conflictos sociales en sociedades
tan desiguales como las de América latina.
-·- e
,.....
Q)
n los capítulos precedentes, hemos caracteri-
E zado a algunas de las tribus urbanas más cono-
cidas, y también a las más visibles. En ellos nos re-·
ferimos tanto a las que, a pesar de haber perdido
protagonismo, constituyen jalones en la historia de
la sociedad occidental-esto es, los "hippies"-, co-
mo a aquellas que llaman poderosamente nuestra
atención en la actualidad, tal el caso de los "emos",
"ravers" y "floggers".
En el curso del texto, nos ocupamos de describir
los aspectos que permiten identificar a cada grupo y
diferenciarlo de los otros: estética, gustos musica-
les, lenguaje gestual y verbal, ideología y filosofía de
cada movimiento. También ofrecimos algunas inter-
pretaciones respecto del sentido que tiene la confor-
mación de estas agrupaciones, en especial para los
adolescentes y jóvenes involucrados en ellas.
En el presente capítulo, profundizaremos nues-
tras interpretaciones acerca del significado que revis-
te el ser parte de una tribu urbana. Nuestro esfuerzo
Constanza Caf farelli

se dirigirá fundamentalmente a acompañar la refle-


xión y a promover la comprensión de los adultos,
quienes nos hallamos sorprendidos y a la vez inquie-
tos ante la presencia de estos jóvenes "extraños",
con conductas "poco habituales", cuyas ideas y com-
portamientos nos cuesta desentrañar.
el capítulo 1 nos hemos referido a la expan-
sión de la educación en la década del cincuenta co-
mo una de las cuestiones que dieron fuerte impulso
a la constitución de la adolescencia en calidad de
nuevo actor social, el que además empieza a disth
guirse de los adultos al conformar espacios de en-
cuentro propios, con los grupos de pares, y cultivar
un gusto particular, fundamentalmente en relación
éon la música y la indumentaria como medios de ex-
presión.
Hacia mediados de la década del sesenta, y como
resultado de este proceso de construcción de nuevos
sujetos sociales que se ha puesto en marcha, es posi-
ble advertir valores que reivindicarán especialmente
adolescentes y jóvenes, los cuales están presentes al
día de hoy en sus demandas y en su afirmación co-
mo sujetos históricos, como decididos protagonistas
del mundo en que viven: libertad, rechazo a lo esta-
blecido y a las convenciones, pasión, expresividad y
sentimiento frente al pragmatismo, la falta de sensi-
bilidad y la comodidad e indiferencia de adultos.
Tribus urbanas 179

No es casual que, justamente en los años sesen-


ta, se registre el surgimiento de un verdadero movi-
miento social, de uno de los antecedentes o referen-
tes de las tribus urbanas: los "hippies". No es casual
tampoco que hayan sido los jóvenes quienes levanta-
ron su voz y promovieron las consignas del Mayo
Francés de 1968 ("la imaginación al poder";
"seamos realistas, pidamos lo imposible").
Desde su conformación como "colectivo so-
cial", como grupo de actores diferenciados
de los niños y, a la vez, de los adultos; los
adolescentes y jóvenes cuestionan lo insti-
tuido, formulan preguntas embarazosas,
bregan por respuestas, toman caminos al-
ternativos a los que sus padres les indi-
can ... En definitiva, experimentan, y se
muestran "políticamente incorrectos".
Asf es que causan un cierto desvelo y
una cierta preocupación en los mayores.
En efecto, la búsqueda permanente
de los íóvenes; su cuestionamiento a lo
poco satisfactoria que resulta Ja realidad; la
construcción y organización de espacios
propios, desde los cuales se manifiesta
esta disconformidad de diversas mane-
ras, han generado en los adultos perma-
nentes in ten tos por disciplinarlos y
180 Constanza Caffarelli

controlarlos, llevando incluso a que se los conside-


re díscolos, alborotadores, revoltosos, antisociales,
indisciplinados, carentes de normas, ingobernables,
desviados, patológicos e inadaptados, entre otros ca-
lificativos.
En general, las iniciativas dirigidas a los jóvenes
que se basan en concepciones como las que expusi-
mos, se caracterizan justamente por fundarse en el
control y en la imposición de una disciplina, de una
serie de normas que los más jóvenes están "natural-
mente dispuestos" a vulnerar. Sin embargo, desde
un punto de vista analítico de la problemática, cabe
señalar que para construir conjuntamente modos de
relacionarnos con los jóvenes, los adultos necesita-
mos acometer una tarea previa: necesitamos com-
prometernos en la realización de un trabajo genuino
y sentido por comprender la realidad de los jóve-
nes, la cual suele ser bastante diferente de nuestras
vivencias, y de la que estamos bastante alejados a ni-
vel generacional.
Nuestra experiencia profesional en ámbitos edu-
cativos y de atención de la salud comunitaria indica
que las relaciones entre adultos y jóvenes se encuen-
tran fuertemente atravesadas por los estereotipos
que cada grupo de edad tiene sobre el otro. Los es-
tereotipos son imágenes sociales que ciertos sujetos
construyen respecto de otros, a partir de un conjun-
Tribus urbanas 181

to de rasgos físicos, mentales y de comportamiento


que les atribuyen a éstos.
Por un lado, la construcción de dichas imágenes
se basa en la simplificación de la realidad. Es decir
que, de sus múltiples dimensiones, sólo se eligen al-
gunas, y a partir de esas pocas se pretende dar expli-
cación a un fenómeno complejo. Por otra parte, los
estereotipos suponen una generalización: todo un
conjunto se define a partir del conocimiento de algu-
nos de sus miembros, bajo el supuesto que señala
que "cuando se ha visto a uno, se ha visto a todos".
Pensamos que el análisis que aquí nos convoca
plantea la necesidad de reflexionar acerca de los es-
tereotipos implícitos en el modo en que los adultos
percibimos a los jóvenes, en el modo en que los de·
finimos, en la imagen que tenemos de ellos y en la
forma en la cual nos vinculamos con ellos. Veamos
algunas de las apreciaciones que emitimos los adul-
tos cuando nos interrogan acerca de los más jóvenes.
Dice María (44 años):

IEIMIOI
182 Constanza Caffarelli

[!.:JI ~El adolescente está en formación ...


lí es ~na persona en formación ... Por el
momento no tiene mucho que ofre-
cerle a la sociedad, ¿no es cierto?, está
creciendo ...

[Los jóvenes] no tienen experien-


cia ... Son inmaduros, caprichosos ...
Dependen de los padres, no se valen
por sí mismos... Algunos no se valen
hasta una edad más que avanzada, di-
cen que la adolescencia se extendió
hasta los 30 [años]. .. (Pedro, 56 años).

No sabría decir qué función cum-


plen para la sociedad ... Porque lo que
se dice producir, pues, no producen .. .
No tienen responsabilidades propias.. .
Viven del dinero que les dan sus pa-
dres... " (Juan José, 37 años).

Parece que no tienen pensamiento


propio, se guían por lo que l1ace el
amigo, o los compañeros de clase ...
Quieren lo que tienen los demás... Lo
Tribus urbanas

de ellos no importa mucho, se pierden


en la masa, en el grupo, y ellos por sí
mismos casi no cuentan ... (Alejandr;: J1
41 años). ::::!!

Éstos son algunos de los testimonios con que nos


hallamos frecuentemente en nuestro derrotero pro-
fesional. Los adultos entendemos que los jóvenes
son personas inacabadas y sin identidad en compara-
ción con nosotros mismos. Pensamos que, por hallar-
se atravesando un proceso de preparación psíquica y
social, están demasiado implicados con su propia
realidad interna y no les interesa el mundo que los
rodea.
Creemos que son seres verdadera-
mente inmaduros; que necesitan ser
asistidos; que no son capaces de sostener
un compromiso con la sociedad y mucho
menos de comprenderla. Estas percepcio-
nes se agudizan en tiempos como los ac-
tuales, donde abundan las consideraciones
respecto del desinterés y el descreimiento de
los jóvenes, especialmente en relación
con la política.
Constanza Caff arelli

Las visiones estereotipadas por parte de los adul-


tos suelen ser más poten tes cuando se refieren a ado-
lescentes y jóvenes ·que conforman tribus urbanas.
En general, estos últimos producen un impacto vi-
sual, que se funda en el modo en que construyen su
estética y se presentan ante los demás. La imagen,
en la que se destacan y hasta exageran ciertos ras-
gos, y algunos comportamientos, que resultan una
clara provocación y un mensaje de alto voltaje para
los adultos, terminan por ocasionarnos una fuerte
sensación de amenaza, de peligro latente o manifies-
to, de anormalidad, de estado alterado ...
En definitiva, remiten a una cantidad
de pensamientos e imágenes negativas,
que expresan el temor que genera el
desconocimiento de la situación. Es-
te mismo desconocimiento, esta aje-
nidad en relación con la experiencia de
los jóvenes, es la que nos conduce a los
adultos a tratar de controlarlos y de discipli-
narlos, antes de haber logrado comprender-
los. Veamos cómo se expresa el temor a lo
desconocido en los prejuicios de los adultos
respecto de las tribus urbanas.
Tribus urbanas 185

eam==No
r
1 se
entiendo por qué [los heavies]
~isten así, con tantas cadenas por
todos lados, y esos gritos que dan, es
horrible ... No parece música lo que es-
cuchan ... (Carmela, 66 años).

Esos jovencitos [los emos] no son


normales, no pueden ser normales ... Lo
harán para llamar la atención, pero. ..
¿hace falta lastimarse para eso? ... Ese
comportamiento no es de gente muy
normal. .. No le dan mucho valor a su
vida ... (Hugo, 47 años).

[A los punks] les gustan los proble-


mas. Si a ti no te gustan los problemas,
no te metes con la violencia ... (Cecilia,
46 años).

[Los ravers] quieren bailar y pasarlo


bien ... Viven de fiesta, no les importa
nada más ... Paz, amor y drogas: es to-
do lo que les importa ... (Carlos, 42
años).
186 Constanza Caffarelli

Con esos trajes y ese maquillaje [los


góticos] meten miedo ... Si los ves por
la noche, parecen delincuentes... J1
(Marta, 54 años). ::::!!!

Ante estas percepciones, las reacciones de los


adultos suelen ser las de observar con desconfianza
o preocupación, y limitar el contacto con los jóve-
nes; o bien tratar de mantenerlos bajo control, aisla-
dos o alejados, por considerarlos peligrosos para los
demás e incluso para sí mismos. Insistimos en que
asumimos este tipo de posturas desde el desconoci-
miento del significado que reviste cada tribu y el he-
cho de participar de ella, el cual suele presentarse
asociado a una mirada prejuiciosa, es decir, basada
en un juicio que anticipa la realidad, sin que se la co-
nozca.
A su del desconocimiento resulta un cierto
recelo, un cierto temor: se trata, como hemos afir-
mado, del temor a lo desconocido, el cual promueve
una respuesta rápida a la cuestión, un intento de ela-
boración que no llega a concretarse. Se antepone, de
este modo, la acción al pensamiento.
Reconocer que los adultos construimos imágenes
Tribus urbanas 187

estereotipadas en relación con los jóvenes es un pa- j [!J


so importante, que permite interrogarnos acerca de
las actitudes y comportamientos que asumimos res-
pecto de ellos. Esta interrogación posibilita a su vez
abrir la puerta al conocimiento de las nuevas genera-
ciones, de los mensajes que quieren transmitirnos y
de sus diversas formas de expresión. Y todos estos
esfuerzos aportan al desarrollo de un proceso de re-
flexión a partir del cual será posible comenzar a re-
conocer las capacidades, necesidades, habilidades y
características de las jóvenes generaciones.
Ahora bien, adolescentes y jóvenes no son indife-
rentes a la mirada estereotipada y prejuiciosa de los
adultos; la sufren, la viven con desilusión, frustra-
ción e incluso angustia. Ellos
sienten que los mayores no los
comprendemos, que los rotula-
mos y los contemplamos con
descontento. No logran enten-
der el porqué de esta mirada
censora, de desaprobación y ex-
trañeza. Escuchemos la forma
en que lo manifiestan.
188 Constanza Caffarelli

~En una tribu te acoplas si quieres,


r
1 na~ie te obliga a nada .. :, Te encuentras
con personas que piensan como tú y
que sienten como tú ... No tiene nada
de extraño ... Reunirse con amigos no
tiene nada de extraño ... (Juliana, 16
años).

Mi madre me pregunta por qué me


visto así, dice que no parezco una per-
sona normal. .. Y yo le digo que los
adultos tienen poca imaginación ... De-
cir que una persona es o no es normal
solamente por lo que viste ... Me hace
reír ... (Bruno, 17 años).

Tú ves el miedo en los rostros de los


mayores... Cuando pasas cerca de ellos,
te miran con desconfianza, esperando
que les hagas algo ... Si vamos en gru-
po, es peor ... Somos una amenaza pa-
ra la sociedad, porque llevamos cabe-
llo oscuro y aretes en la lengua...
(Brian, 19 años).
J1
:::::!I
Tribus urbanas 189

Más allá de que estén saliendo del ámbito de lo


familiar y conocido para ir componiendo de este mo-
do su propio lugar en la sociedad, los adolescentes y
jóvenes prestan especial atención a la mirada que los
adultos se construyen en relación con ellos, y les di-
rigen mensajes en los que transmiten su sentir y su
modo de ver el mundo. En situaciones como la que
nos ocupa, lo que se encuentra afectado es la deco-
dificación de dicho mensaje, la interpretación de
aquello que los jóvenes quieren comunicar, la deve-
lación del significado que tiene ese mensaje que los
más jóvenes emiten.
La dificultad de los adultos para comprender el
mensaje se relaciona, por un lado, con el peso que
tienen en nuestra sociedad ciertas expectativas res-
pecto de los jóvenes. Existe una imagen de joven a
la que podemos llamar "oficial", en la que se listan
todos aquellos rasgos y conductas que lo convierten
en "normal". Este joven legítimo es aquel que con-
densa las cualidades que, desde los sectores de po-
der, se definen como requisitos para la reproducción
del sistema.
Así, del "joven normal" se espera que cumpla
con lo establecido, que no cuestione las pautas socia-
les, que se adapte a ellas, que se apropie de ellas y
que contribuya a que los demás jóvenes asuman esas
tareas y sigan ese camino. Los medios masivos de co-
190 Constanza Caff arelli

municación y la publicidad son actualmente vehícu-


los privilegiados en la comunicación de estas expecta-
tivas. En ellas puede verse claramente cómo se hace
presente la figura de un joven "natural", vigoroso,
deseable, sonriente, exitoso, espontáneo, disfrutan-
do del "aquí y ahora", con la posibilidad de comprar
todo lo que se le ofrece y de vivir "experiencias úni-
cas" a partir de ello.
Sin dudas, la realidad de la mayoría de los jóve-
nes de Latinoamérica no se condice demasiado con
este modelo. En primera instancia, las diversas eta-
pas de la vida, entre ellas la adolescencia y la juven-
tud, no resultan tan idílicas y felices, sino que traen
aparejado un arduo y prolongado trabajo para con la
realidad interna (lo que le ocurre al sujeto) y exter-
na (la relación sujeto-mundo). En segundo lugar,
...-·- . .-· _,. los países latinoamericanos vienen atravesan-
,- .... .,. do en las últimas tres décadas graves crisis
;~1<>-•.:.;:. _- ---~ sociale~, económicas y política~, que afee-
. · ·-" -1': tan seriamente a grandes contingentes de
su población y que tiñen de una cierta ines-
tabilidad a la vida cotidiana.
En condiciones de inestabilidad ci-
vil, social, económica o política, re-
sulta sumamente difícil sentirse in-
cluido en un proyecto, considerarse
parte de él. Si se lo consigue, puede
Tribus urbanas 191

ser a costos muy elevados, o bien de modo precario.


Las condiciones sociales que viven países tales como
Colombia, México, Venezuela, Argentina, Bolivia y
Perú, nos llevan a reflexionar cuán dificultoso puede
ser sentirse relativamente seguro y considerarse una
parte importante de la sociedad.
Los jóvenes necesitan inclusión, pertenencia y re-
conocimiento: buscan, aun sin llegar a expresarlo
con palabras, una reducción de la incertidumbre.
Ahora bien, nos preguntamos dónde habrán de ha-
llarla, en contextos tan particulares como el actual.
¿Qué sucede cuando la escuela no les resulta atrac-
tiva, y muchos prefieren abandonarla? ¿Qué meca-
nismos les permitirán integrarse socialmente, si el
trabajo formal pierde terreno ante el implacable
avance del empleo informal, libre del acceso a los be-
neficios sociales? ¿Qué espacios de acción política
habrán de tomar cuando las tradicionales estructuras
partidarias pierden credibilidad y sus promesas han
sido tantas veces incumplidas?
Ante un panorama como el descrito, las jóvenes
generaciones construyen refugios, ámbitos y encla-
ves simbólicos que ellos mismos diseñan y que reco-
nocen como propios. A partir de estos espacios, re-
crean formas de expresión y participación social y
política. Aparecen en escena, entre otros dispositi-
vos, las tribus urbanas.
192 Constanza Caffarelli

Entre los doce y los catorce años, quedar excluido


es muy doloroso. El grupo de pares ofrece una alter-
nativa de inclusión, ayuda a los adolescentes a dife-
renciar sus ideas y pensamientos de las ideas y pen-
samientos de los adultos y, al mismo tiempo, les da
fuerzas mientras van atravesando el proceso de per-
der cierta protección de los padres.
En este periodo tiene lugar además un importan-
te esfuerzo, relacionado con el ser excluido o inclui-
do, con el hecho de ser relegado o ser buscado por
los demás. Las diferencias, que hasta esta edad no in-
teresaban demasiado, empiezan a pesar en las rela-
ciones. A partir de estas diferencias -·-sociales, esté-
ticas, ideológicas-, se constituyen grupos y bandas.
Las tribus les permiten establecer vínculos, pro-
veerse de un sostén, apoyarse mutuamente. Funcio-
nan como ámbito de contención afectiva, aunque no
sustituyen a la familia. Los lazos entre sus miembros
son intensos, y tienen un significado más profundo
que el que se les suele atribuir. En efecto, desde
nuestra perspectiva postulamos que los miembros de
las diversas tribus no se congregan sin tarea ni obje-
tivo, por el hecho de "estar juntos sin más".
Creemos que esta última expresión de Michel
Maffesoli, sociólogo europeo y estudioso del tema,
no da cuenta de la actividad de construcción de lo
Tribus urbanas 193

propio involucrada en este tipo de agrupamientos, y


hasta podría decirse, de "crítica cultural" que desa·
rrollan los jóvenes. Que estas actividades no sean el
objetivo fandamental del conjunto, o que su inten-
cionalidad no se haga manifiesta del mismo modo
en que se hacía en los años sesenta, setenta u
ochenta, no las exime de su carácter político: aun
así, a partir de ellas se toma posición sobre la realí·
dad, y se hace pública esa posición. Constituyen
parte de un mensaje; representan una forma de
pronunciarse ante el estado de las cosas. Exis·
te algo que adolescentes y jóvenes quieren
hacer saber a alguien: a los demás jóvenes
y, por sobre todo, a los adultos.
En la estética, en la filosofía; en las elec-
ciones, en los pronunciamientos de las tri·
bus urbanas, hay un mensaje que se quiere
transmitir. Cambian los medios, las formas,
la contundencia, la velocidad en la transmí·
sión de dicho mensaje. Sin embargo, es-
te último no deja de estar presente. Ylos
adultos, responsables por el bienestar y
desarrollo de los menores, debiéramos
hacer el intento por escucharlo y por
entenderlo.
Claro está, dicho intento no
siempre resulta un camino sencillo
194 Constanza Caffarelli

de recorrer. No se trata de mala voluntad, ni de fal·


ta de ganas. Resulta doloroso avistar en nuestros jó-
vénes las distintas expresiones del desencanto, la de-
silusión, el sufrimiento, la incertidumbre. Algunas
de ellas se escudan en la búsqueda de diversión y en
la superficialidad del apego a las modas, como los
floggers; otras optan por mostrar su enojo y rechazar
enfáticamente lo establecido, como los punks; hay
quienes emulan la oscuridad de los tiempos con su
indumentaria y su música, como los góticos, al tiem-
po que ciertas manifestaciones llegan al punto de su-
bir la apuesta con autoagresiones, como lo hacen al-
gunos emos.
Todas estas formas producen un impacto estéti-
co muy potente y muy profundo en los mayores. No
quisiéramos tener que enfrentar este padecimiento,
que se suma a nuestra propia lucha por el día a día.
No nos agrada tenerlo cerca, verlo en nuestros pro-
pios hijos, lo sentimos como una "amenaza de de-
sintegración". Y, a pesar de que sepamos que la
cuestión puede no ser tan grave como imaginamos,
e incluso pasajera, no siempre disponemos de los re-
cursos con los cuales hacerle frente. Nos angustia,
nos preocupa. No se trata de una situación agradable.
Podemos quitarle dramatismo a la cuestión si,
justamente, nos ocupamos de atribuirle un significa-
do. Tomemos como ejemplo las autoagresiones de
Tribus urbanas 195

losemos, una de las situaciones más preocupantes pa-


ra los mayores. Amenazar con morir, lastimarse o pro-
vocarse estas agresiones suele ser una forma de elabo-
rar el duelo porque se deja de ser niño (pérdida de la
condición infantil), porque se deja de tener un cuer-
po de niño (pérdida del cuerpo de la infancia) y por-
que se pierden los padres de la infancia, ésos que "to-
do lo podían" (pérdida de los padres de la infancia).
Se trata de un modo de resolver el dolor de vivir.
Desde nuestra posición, insistimos en pensar las
tribus urbanas como formas de expresar una mirada
del mundo y una posición respecto de éste. Ser inte-
grante de una tribu implica participar de un proceso
y responder a una motivación. Se trata de un doble
juego, en el cual los adolescentes intentan comuni-
car un mensaje y causar un efecto en quienes

0
~---....
los rodean, y el entorno a su vez les devuelve
una imagen, construida sobre la base de los
elementos con que cuenta para descifrar ese
mensaje.
No nos encontramos con jóvenes des-
politizados, sin interés por lo social, o
sin preocupación alguna por sus seme-
jantes. Nos hallamos ante formas dife-
rentes de reivindicar viejos ideales (justi-
cia, libertad, respeto, igualdad de posibili-
dades), utilizando medios conocidos (músi-
196 Constanza Caffarelli

ca, indumentaria) y apelando también a instrumentos


nuevos (la tecnología: teléfonos móviles, Internet,
computadores portátiles y personales, cámaras de fo-
tografía digital, entre otros dispositivos).
En este afán de trascender el desconocimiento,
comprender lo diferente y dejar de lado el prejuicio,
se nos plantea también la necesidad de poner en du-
da la afirmación que señala que estos grupos son
"bandas" de jóvenes peligrosos, imagen negativa
que los medios de comunicación alimentan con su
tratamiento, al convertirlos en un mero espectáculo
al que no se le atribuye sentido alguno. Estas
agrupaciones juveniles se asocian para for-
jar una identidad propia, y lo que intentan
es diferenciarse del entorno, especialmente
de los adultos.
Asimismo, debemos reconocer que muchas
de ellas cuentan con una producción cultural
nada despreciable: diseñan y confeccionan sus
propios atuendos, conforman grupos musicales,
crean coreografías y dramatizaciones, filman sus
propios videos, crean sus propios sitios web y des-
de allí socializan información, publican sus .propias
revistas digitales e impresas, organizan encuentros
con los pares (conciertos, festivales, conciertos, etc.).
Todos estos son ejemplos que vale la pena resca-
Tribus urbanas 197

tar, y que nos ayudan a pensar que adolescencia y


juventud no son sinónimos de violencia o de ina-
daptación sino que, por el contrario, adolescentes y
jóvenes son sujetos activos, en pleno proceso de
construcción de sí mismos, en pleno trabajo de desa-
rrollo, de interrelación con el mundo y de conoci-
miento de éste.
Parecer no es ser. Justamente, entre el "parecer"
y el "ser", las tribus urbanas como manifestaciones
expresivas nos invitan a develar qué siente y qué
piensa el joven detrás de la máscara. Se trata, pues,
de preguntarnos acerca de lo que se esconde detrás
de lo aparente, de interrogarnos respecto de lo que
se quiere decir y de aventurarnos a ocupar, imagina-
riamente, el lugar del otro. ¿Qué siente ese joven
que se viste de modo "extraño"? ¿Qué piensa sobre
el mundo en que vive? ¿Y los que visten como él,
qué creen? ¿Por qué escuchan esa música? ¿Qué sig-
nifica esa música, qué mensaje transmite? ¿Qué opi-
na sobre su familia? ¿Y sobre la escuela o sobre el
trabajo? ¿Cómo vive la relación con su grupo de
compañeros?
este contexto, creernos además que uno de
los principales desafíos que nos convocan a los adul-
tos en nuestra relación con los jóvenes es el de recu-
perar el diálogo: en primer lugar, escucharlos; hablar
con ellos para conocer sus inquietudes, ofrecerles
Constanza Caffarelli

formación y evacuar dudas, y también hablar "por-


que sí", para mantener abierto el canal de comuni-
cación y para que sepan que pueden contar con
nosotros, los adultos, cuando lo necesiten. No bur-
larnos de ellos; no descalificarlos. Valernos de la pa·
labra para transmitir significados, para manifestar
sentimientos, afectos; para compartir experiencias y
dotarlas conjuntamente de sentido.
Cuando los adolescentes tienen vínculos confia-
bles con los adultos, cuando se reconocen conecta-
dos -es decir, se sienten comprendidos, amparados
y se relacionan aceptablemente con nosotros-, se
apropian con mayor facilidad de elementos que les
permiten fortalecer su autoestima y elaborar estrate-
gias de resolución de problemas.
Diversos estudios han corroborado que los mo-
dos en que adolescentes y jóvenes se conectan con
su mundo social influyen en su salud y desarrollo y
los resguardan de asumir comportamientos de alto
riesgo. Tenemos a disposición una herramienta po-
derosa para promover esa conexión: la comunica-
ción. Para conocer lo que desconocemos, para rom-
per con nuestros prejuicios y abandonar los temores,
para dejar de anteponer la acción al pensamiento,
podemos empezar por recurrir a ella.
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