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Christian Quintero
El problema de los indiscernibles
Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VIII, núm. 16-17, 2007, pp. 7-19,
Universidad El Bosque
Colombia
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Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia • Vol. VIII - Nos. 16 y 17 • 2007 • Págs. 7-19
Resumen
Abstract
From an analytic point of view, this article deals with different attempts, based
on the appeal to mental experiments, to prove or refute the Principle of Identity
of Indiscernibles (PII). The text begins with a study of the Principle's conditions
of validity, and then the positions of Black, O'Connor, Hacking, Godwin, and
Wittgenstein are examined. Finally, the author presents a solution to the
problem of indiscernibles drawing from Godwin and Wittgenstein's analysis.
Key Words: principle of Identity of Indiscernibles, Max Black, D.J. O'Connor, Ian
Hacking, William Godwin, Ludwig Wittgenstein.
* Filósofo de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga-Colombia), Especialista en Filosofía de la
Ciencia de la Universidad El Bosque (Bogotá) y profesor del mismo programa.
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Otro argumento, por demás interesante, hace alusión a la posibilidad de admitir ii. S
un observador externo en un mundo posible constituido por solo dos objetos pue
que guardan relaciones perfectamente simétricas. La introducción de dicho
observador bastaría para demostrar que es posible distinguir uno del otro y De estas d
mostrar así que PII es verdadero, pues para este observador uno de los objetos compatible
estaría a su izquierda y el otro a su derecha y este hecho bastaría para mostrar conjunto de
que son diferentes. Un objeto puede llegar a tener una relación con un tercer
objeto que no tendría el otro, la relación “estar a la derecha de” o “estar a la iii. S
izquierda de”. Pero esto no significa que las esferas no compartan todas sus otro
propiedades, ya que la relación con un tercer objeto representa un cambio en el
universo, provocado por la presencia del observador. Esto significa, dice Black, Pero, si est
que dichas relaciones o propiedades no son propiedades de los objetos, sino un descripción
cambio en las condiciones iniciales del universo, un cambio que altera la 105). Lo qu
simetría del mismo. Por tanto, en un universo perfectamente simétrico no son propiedad p
posibles relaciones espaciales que impliquen la presencia de un observador. Sólo según esta
se aceptan relaciones espaciales intrínsecas, no extrínsecas. Más aun, las objeto en el
relaciones espaciales definen la simetría del universo: son propiedades de la
los atributo
configuración de éste, no de sus miembros.
única. De e
efecto, des
En este sentido, todas las relaciones espaciales son propiedades de la
mismo conj
configuración - definen la simetría (1952, pp. 162 y ss). Lo que se sostiene
entonces es que no hay nada como “estar a la derecha de” en un universo distintos A
simétrico hasta que un observador se introduzca en él. En ausencia de un propiedade
observador asimétrico, los objetos tendrían todas sus propiedades en común y ambiguos, p
PII sería verdadero. Estos argumentos ejemplifican un poco lo que pretendo “propiedad
discutir; en todos ellos se recurre a un experimento mental consistente en crear universales
un mundo posible en que el principio resulte verdadero o falso. También resulta verd
ejemplifican otro punto importante, a saber, que la validez de PII es función de
su interpretación. Todo esto,
universales
En un trabajo de notorio interés analítico, D. J. O'Connor (1954) argumenta en considera d
contra de PII de la siguiente forma. Dado un conjunto de propiedades un objeto tie
pertenecientes a un individuo y compatibles entre sí, se puede tomar cada una bien en la to
de esas propiedades y afirmar que no sólo pueden cualificar más de un objeto debe haber
sino que, dada su naturaleza de propiedades -es decir, de universales- deben ser desestima
capaces de cualificar a más de un objeto. [De esto se puede concluir que es alguna plau
posible que un conjunto de propiedades compatibles entre sí cualifique a más de individuació
un objeto, con lo cual estaríamos mostrando que PII es, al menos, posible, algo
que, sin embargo, no muestra que sea contingente, analítico y/o necesario.] Si, por otra
O'Connor lo formaliza así: entonces ex
saber, pode
i. Si cada miembro de un conjunto de propiedades S es compatible con 3 Yo agregaría
todo otro miembro de S, y si un individuo A puede tener una propiedad ciertos miembr
cualquiera P n de S, entonces A puede tener P n+1 individuación.
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porque ocupan espacios diferentes en un mismo instante. Pero esta estrategia sostener qu
presenta al menos tres dificultades4: primero, debe discutirse si las propiedades individuo, lo
relacionales son realmente propiedades; segundo, aun si admitimos que lo son, en tanto, la
podemos apelar a la teoría de los universales de inmanentes J. O'Leary- individuo, lo
Hawthorne (1995)5 y argumentar que el hecho de que dos objetos ocupen propiedade
lugares diferentes no necesariamente implica que esos objetos sean diferentes, el conflicto
ya que puede tratarse del mismo objeto; tercero, apelar a propiedades principio ha
relacionales para demostrar la afirmación de Leibniz obliga a relativizarla, pues propiedade
entonces pasaría a ser un principio verdadero sólo de objetos espacio- de “propied
temporales, con lo cual sólo podría ser un principio contingente. Si se dice que la Indiscernib
tesis de Leibniz es universalmente verdadera, por cuanto sólo existen objetos (O'Connor,
espacio-temporales, entonces se está viciando la cuestión con un argumento ad
hoc basado en una tesis metafísica, no sólo discutible y arbitraría, sino incluso Considerem
incompatible con la consideración de las propiedades como universales. Todo t1)”. La teo
esto sólo muestra que el concepto de propiedad debe ser tan restringido que no tenga dos co
incluya las propiedades relacionales. iba a ser p
espacio-tem
Podemos ampliar esta consideración de esta forma. ¿Qué implica -se pregunta entonces la
O'Connor- considerar las propiedades relacionales (por ejemplo la propiedad de seguir analí
“ocupar el lugar tal en el momento tal” o “tener el conjunto de coordenadas (x1, presenta do
y1, z1; t1)” como propiedades? Implica que hay propiedades que, necesaria y
intrínsecamente, no satisfacen ii pues, ¿no se había sostenido que toda proposición
propiedad, por el hecho de serlo, debía ser capaz de cualificar a más de un segundo, pa
objeto? Pero una propiedad como “tener el conjunto de coordenadas (x1, y1, z1; definición, l
t1)” solamente puede cualificar a un único objeto. Esta puede considerarse una de una defi
cuarta dificultad de la estrategia que venimos examinando. Así, puede decirse una sinonim
que el rasgo que define esencialmente a una propiedad es su capacidad de 2002). Sea “
cualificar a un número indefinido de objetos, rasgo que implica que la propiedad tiempo” la
debe “ser indiferente a las ocasiones espacio-temporales de su instanciación” al mismo tie
(O'Connor, 1954, p. 106). un cuerpo d
pruebas par
Resumamos: hemos indicado que ni la identidad, ni la diferencia ni las ¿los hay? C
propiedades relacionales caen dentro del concepto de propiedad y que, contamos c
cualquiera sea el candidato a hacerlo debe satisfacer el rasgo esencial de ese esto es más
concepto, a saber, la capacidad de cualificar a un número indefinido de objetos. desde la na
tiempo” (O
Ahora, si se toma una propiedad compuesta como (x1, y1, z1; t1), es claro que, hechos pue
en tanto propiedad compuesta, sólo es predicable de un solo objeto; pero cada generalizac
miembro de este complejo es predicable de más de un objeto. Así, podemos necesarias
indiscernibl
4 Más abajo se menciona una cuarta dificultad.
5 Para este autor los universales existen esencialmente instanciados, es decir, tienen existencia espacio 6 Un punto en co
temporal; podemos decir que tienen el don de la ubicuidad o que tienen la propiedad de estar a cierta distancia es condición su
de sí mismos. Más adelante amplio esta noción. entre dicho.
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egia sostener que las propiedades complejas, en general, son predicables de un solo
ades individuo, lo cual es incoherente con cierto sentido de PII, e incompatible con ii;
son, en tanto, las propiedades simples, en general, son predicables de más de un
ary- individuo, lo cual es coherente con ii y compatible con PII. Ahora, si incluso hay
upen propiedades simples capaces de una única instanciación, esto haría más agudo
ntes, el conflicto entre ii y PII. Es decir, no podemos decidir el estatus alético del
ades principio hasta tanto no hayamos desentrañado es estatus ontológico de las
pues propiedades (o, lo que es igual, hasta tanto no hayamos analizado el concepto
acio- de “propiedad”). Como dice O'Connor: “la justificación de de la Identidad de los
ue la Indiscernibles es realmente una cuestión de justificar categorías lingüísticas”
jetos (O'Connor, 1954, p. 106).
o ad
luso Consideremos ahora la expresión “tener el conjunto de coordenadas (x1, y1, z1;
Todo t1)”. La teoría de haces de universales nos dice que es posible que un objeto
e no tenga dos coordenadas espacio-temporales distintas; si esto es así, ¿por qué no
iba a ser posible que dos objetos distintos tuvieran la misma coordenada
espacio-temporal? Si interpretamos “objeto” como diciendo “objeto material”,
unta entonces la tesis de Leibniz es trivialmente verdadera, pues se tendría que
d de seguir analíticamente de la definición de “uno y el mismo objeto material”. Esto
(x1, presenta dos dificultades: primero, no se podría sostener que la tesis es
que, necesaria ya que estaría implicada por una proposición necesaria, a saber, la
toda proposición que expresa la definición de “uno y el mismo objeto material”;
e un segundo, para que dicha tesis se siguiera analítica, es decir, lógicamente de esta
, z1; definición, la misma tendría que ser una proposición analítica, pero, por tratarse
una de una definición, ya Quine ha mostrado que las definiciones, cuando no fijan
cirse una sinonimia, están basadas en ella, y por ende suponen analiticidad (Quine,
d de 2002). Sea “dos cuerpos materiales no pueden ocupar el mismo lugar al mismo
edad tiempo” la proposición R y sea “un cuerpo no puede ocupar diferentes lugares
ión” al mismo tiempo” la proposición Q. Mientras tenemos criterios para distinguir
un cuerpo de otro, ciertamente resulta más problemático encontrar criterios o
pruebas para distinguir lugares del espacio y momentos del tiempo. En verdad,
las ¿los hay? Cuando se afirman R y Q, tácitamente se está suponiendo que
que, contamos con pruebas para la mismidad y diferencia de lugares y tiempos; pero
e ese esto es más un indicio de que “hemos trasladado el locus de nuestro problema
os. desde la naturaleza de los cuerpos materiales a la naturaleza del espacio y el
tiempo” (O'Connor, 1954, p. 107). El punto aquí es que ni la experiencia ni los
que, hechos pueden apoyar reglas como Q o R; en el mejor de los casos, R y Q serían
cada generalizaciones empíricas, no definiciones. Por tanto, no son proposiciones
mos necesarias a partir de las cuales se pueda deducir la identidad de los
indiscernibles6. Hasta aquí se pueden extraer las siguientes conclusiones:
6 Un punto en contra de esta conclusión de O'Connor es que supone que el carácter empírico de un enunciado
spacio
tancia es condición suficiente para considerarlo un enunciado no necesario, algo que Kripke puso seriamente en
entre dicho.
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hipotesi. Si se quiere probar que en K existen dos objetos no se puede afirmar nombres, l
esta descripción, pues ésta presupone, desde una concepción relativista del significan, p
espacio, la afirmación de que hay dos objetos. Para demostrar ésta afirmación se estrechame
tendría que demostrar la tesis substantiva de Newton acerca del espacio 5.526). El a
absoluto, o bien recurrir a un argumento distinto. Esto significa que los intentos elementales
de probar PII basados en argumentos a partir de mundos posibles deben
comprometerse con tesis filosóficas substantivas (v. gr., la existencia del espacio La posibilid
absoluto o el relativismo). Aquí el mensaje es muy claro: no puedes decir, así sin proposicion
más, “imagina un mundo con dos objetos” o “imagina un universo en el que hay que para cu
dos objetos”; se requiere un argumento para sostener que se trata de dos y no de a es un co
uno. Suponiendo
proposicion
Las consecuencias del argumento de Hacking son interesantes por sí mismas. general, con
En principio, ante la pregunta “¿Es PII analítico, es decir, necesariamente la función d
verdadero verdadero en todos los mundos posibles - o lógicamente necesario?” cualquier fu
Hacking sostiene que debe hacerse una distinción entre “en” y “acerca de” al siempre pod
afirmar esto. “Como el principio de razón suficiente, PII no es verdadero en todo en que cont
mundo posible. Es verdadero acerca de todos los mundos posibles. Es un la proposici
metaprincipio acerca de todas las descripciones posibles” (Hacking, 1975, p. completo, d
254). mismo mod
implica el p
Otra cosa. Hacking, como Strawson, insiste en que PII tiene implicaciones pueden figu
teológicas en la filosofía de Leibniz, pero, en contra de Strawson, sostiene que objetos no
PII no es una doctrina teológica. En el Tractatus se lee: “Se dijo en otro tiempo principio es
que Dios podría crearlo todo a excepción de cuanto fuera contrario a las leyes dice que, au
lógicas. De un mundo “ilógico” no podríamos decir, en rigor, qué aspecto en común” n
tendría” (Wittgenstein, 1961, 3.031). Si PII es una tal ley lógica, entonces no significa qu
podríamos decir, esto es, describir, un mundo en el que fuera falso; tampoco necesaria. E
podríamos pensar semejante mundo. Si PII es, en cambio, un metaprincipio, la (Sinn) -las p
sentencia de Wittgenstein se puede parafrasear diciendo: “No: «no podríamos contradiccio
describir un mundo en el que PII fuese falso», sino: «no deberíamos describir un
mundo en el que PII fuese falso»”. PII, en tanto que metaprincipio, no sería un ¿Por qué la p
principio ontológico, un principio acerca de cómo es, o cómo podría ser, el empírica?
mundo, sino una suerte de principio prescriptivo acerca de cómo debemos, o “materiales
deberíamos describir, nuestro mundo. los objetos y
Sachverhalte
Capítulo aparte merecen, como se ve por todo lo dicho, las afirmaciones de (según teor
Wittgenstein sobre PII. William Godwin (1982, pp. 80-82) ha sostenido que
existe una incoherencia en el Tractatus, la cual surge de ciertos requisitos del
análisis y del rechazo del principio de identidad de indiscernibles. Recordemos 9 En 5.5303 W
que en el Tractatus toda proposición es, en principio, analizable en términos de sentido (Unsin
objetos son id
funciones de verdad de proposiciones elementales. La posibilidad del análisis es sus propiedade
lo que otorga sentido a las proposiciones. Pero, al no estar compuestas de “
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las propiedades suscritas en “dos objetos tienen todas sus propiedades en Hacking, I. (1
común” sean externas o materiales pero, dado lo que dice acerca de las 256.
proposiciones con sentido y lo que dice en las proposiciones 1 y 2, la Keene, G. B. (
interpretación resulta plausible. Pero, si esto es así, si “dos objetos tienen todas O'Connor, D.
O'Leary-Haw
sus propiedades en común” tiene sentido y por tanto es empírica, dice Godwin,
Indiscernible
la identidad de los indiscernibles debe ser rechazada, y ello por razones Putnam, H. (1
puramente empíricas. Lo empíricamente cierto es que dos objetos no tienen Quine, W. V. O
todas sus propiedades en común. Se ve en qué sentido, para Godwin, hay una vista lógico. B
incoherencia: por un lado el análisis implica la identidad de los indiscernibles Russell, B.,
(dos objetos no pueden tener todas sus propiedades en común) como tesis Cambridge U
necesaria y, por otro, se rechaza el principio por ser una verdad contingente. Wittgenstein
Como dice Godwin, la posibilidad de llegar analíticamente a proposiciones Paul.
elementales implica una condición que a su vez implica la identidad de los
indiscernibles; pero la identidad de los indiscernibles debe ser rechazada
porque la identidad de indiscernibles expresa una proposición contingente, no
una proposición necesaria. ¿Por qué surge la incoherencia? Según Godwin,
surge sobre el trasfondo de cierta concepción del análisis filosófico; pero, ¿qué
rasgos de la teoría de Wittgenstein dan origen a tal concepción? Sobre ello no
dice mayor cosa.
Bibliografía
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