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La globalización de la Amazonía:

una perspectiva andina


Guillaume Fontaine1
Profesor-investigador de Flacso-Ecuador

Email: gfontaine@flacso.org.ec

Resumen
En este artículo presentamos el contexto histórico, social, político y económico que enmarca a
la cuenca amazónica contemporánea, desde la perspectiva de los países andinos. En la intro-
ducción recordamos algunos datos básicos sobre la situación geográfica y demográfica de la
región. Luego presentamos las principales etapas de la ocupación humana del espacio amazó-
nico, desde la Conquista hasta la irrupción del capitalismo. Dedicamos la segunda parte a la
internacionalización de la agenda amazónica, en particular a través de la conservación del
medio ambiente y de la cooperación. Concluimos con un breve comentario sobre el papel de
los actores sociales en el futuro de la región.

Palabras clave: Amazonía, desarrollo, colonización, integración, pueblos indígenas, ONG.

Abstract
In this paper we present the historical, social, political and economical context in which the
Amazon basin is to be considered, from an andean perspective. In the introduction we review
a few basic facts about the geografic and demografic state of the region. Then we present the
main steps of the human ocupation of the amazon area, from the Conquest to the irruption of
capitalism. The second part is dedicated to the internationalization of the amazon agenda,
especially throughout the conservation of the environment and the cooperation. We conclude
with a short comment on the role of social actors in the region´s future.

Keywords: Amazon, development, colonization, integration, indigenous peoples, NGO.

1 Una versión anterior y más extensa de este artículo fue publicada como “La Globalisation de l´Amazonie: une pers-
pective andine”, en F. Bustamante, G. Fontaine, H. Ibarra Crespo, M. Romero Cevallos, J. Sánchez Parga, J. Schuldt,
2004, Dépendance et démocratie en Amérique Andine, Brusela, Colophon Editions, pp. 11-29. Agradezco a Marc
Saint-Upéry por hacerse cargo de la traducción.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 25, Quito, mayo 2006, pp. 25-36
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
Guillaume Fontaine

La dimensión andina de la Amazonía región, y se concentra mayoritariamente en


zonas urbanas: la tasa de población urbana

L
a cuenca amazónica abarca cerca de 7,3 alcanza el 68,1% en Brasil, seguido por
millones de km2, repartidos entre Venezuela (64,8%), Bolivia (59,9%), Perú
nueve países: Brasil, Bolivia, (56%), Colombia (45,4%) y Ecuador
Colombia, Ec u a d o r, Perú, Venezuela, la (28,3%). Ahí también, el peso de Brasil es
Guyana, Surinam y la Guayana francesa2. preponderante, con más de 21 millones de
Desde la Cumbre de la Tierra de Río de habitantes (12,1% de la población nacional)
Janeiro (en 1992) está considerada como un repartidos entre nueve Estados: Acre, Amapá,
espacio privilegiado para observar los fenó- A m a zonas, Pará, Rondonia, Roraima,
menos vinculados a la globalización. Tal es el Maranhao, Mato Grosso y Tocantins. Sin
caso, en particular, de la integración regional embargo, Bolivia es el país más amazónico de
(especialmente por medio del Tratado de la región: los departamentos del Beni, Pando
Cooperación Amazónica –TCA-), de las polí- y Santa Cruz, así como las “tierras bajas” de
ticas de conservación de los espacios natura- Chuquisaca, La Paz, Cochabamba y Tarija
les, de la inserción creciente en los mercados reúnen 33,1% de la población nacional (2,8
mundiales de materias primas (minerales, millones de personas). Cerca de 10% de la
hidrocarburos, madera, etc.), de productos población peruana (2,4 millones de personas)
agrícolas (como la soya y la palma africana) o vive en los cinco departamentos amazónicos
de servicios (como el turismo). (Amazonas, Loreto, Ma d re de Dios, Sa n
Los estudios amazónicos se concentran Martín y Ucayali). En Colombia, 5,4% de la
generalmente en el análisis de Brasil, que población (2,3 millones de personas) vive en
cubre más o menos dos tercios de la superficie los seis departamentos amazónicos (Ama-
total (67,8%), seguido por Perú (13 %), zonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putu-
Bolivia (11,2%), Colombia (5,5%), Ecuador mayo y Vaupés) o los cuatro departamentos
(1,7%), Ve n ezuela (0,7%), Surinam, la de la cuenca del Orinoco (Arauca, Casanare,
Guayana francesa y Guayana (0,1%). Si n Meta y Vichada). En el Ecuador, 4,9% de la
embargo, la perspectiva de los países andinos población (600 mil personas) ocupa las pro-
es crucial para la región, en particular por el vincias amazónicas de Sucumbíos, Orellana,
interés estratégico de sus recursos naturales y Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora
la importancia relativa de la Amazonía en la Chinchipe. En fin, 0,4% de la población
s u p e rficie del territorio nacional. De hecho, el venezolana (100 mil personas) se concentra
bosque amazónico constituye la mayor part e en el Estado de Amazonas (Perz et.al.
del territorio en Bolivia y en el Perú (75% del 2003:18-21, PNUD 2003:251-252).
territorio nacional), es relativamente impor- Al igual que en Brasil, la integración
tante en el Ecuador (45%) y en Colombia administrativa y económica de la Amazonía
(36%), y marginal en Ve n ezuela (5,8%) (Cfr. andina no empezó a consolidarse sino hasta la
TCA 1991:13, Perz et. al. 2003 :15-16). segunda mitad del siglo XX. Sin embargo,
La población de la cuenca amazónica hay muchas razones para pensar que jugará
representa hoy cerca de 30 millones de perso- un papel central en la geopolítica de la región
nas, o sea el 10% de los habitantes de la en las próximas décadas. Este artículo analiza
los retos y las dimensiones de esta evolución.
En una primera parte, presentaré las princi-
2 Seguimos aquí la demarcación de Perz et.al. (2003),
que coincide con los datos del TCA (1991) y excluye pales etapas de la ocupación del espacio ama-
el delta del Orinoco. zónico desde la conquista hispano-portugue-

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sa hasta la irrupción del capitalismo en la 1541. En la misma época, Hernando de


región. La segunda parte está dedicada a los Be n a vente recorrió la región de Ma c a s ,
impactos sociales y ambientales de la coloni- Quizna y de los Pacamoros. En 1557, Salinas
zación agraria, a la convergencia de los movi- Loyola exploró el Marañón para la corona de
mientos sociales (ecologistas e indígenas) y a España, al este de Santiago de las Montañas,
la cooperación regional. donde encontró el río Pastaza y el lago
Rumicha. Desde el 1615, los portugueses for-
talecieron su presencia al este de la línea de
De una conquista a otra Tordesillas, pero las primeras tentativas de
colonización agrícola fracasaron.
La historia de la Amazonía es ante todo una En la época de la Conquista, la región
historia de conquistas y de masacres. El cho- amazónica era habitada por unos 2.000 gru-
que inicial de las poblaciones locales con pos étnicos compuestos por cerca de 7 millo-
Occidente se produjo a mediados del siglo nes de personas (TCA 1991: 31). Las prime-
XVI con la “primera mundialización” ras víctimas de la Conquista fueron los pue-
(Dollfus 1997). Sin embargo, la inserción de blos ribereños de los ríos y de los llanos inun-
la Amazonía en la globalización de los merca- dables (várzea), en particular los Omaguas y
dos sólo se hizo realidad en la segunda mitad los Tapajós, que desaparecieron completa-
del siglo XX, en particular con la apertura de mente a fines del siglo XVII. La inmensidad
los primeros grandes ejes viales y la explota- de las tierras interfluviales (tierra firme) y su
ción del petróleo y del gas natural. relativa dificultad de acceso permitieron a los
otros habitantes de la región refugiarse en
El tiempo de las misiones y de la esclavitud ellas hasta el siglo XIX. El proceso de coloni-
zación sometió a los grupos indígenas a varios
La preponderancia de Brasil en la región ama- grados de contacto o de integración, en fun-
zónica se generó desde el descubrimiento del ción del tipo de frontera colonizadora
Nuevo Mundo por los Europeos, cuando el (extractivista, esclavista, misionera, etc.), de
Papa Alejandro VI estableció una línea divi- la forma de organización socio-política del
soria entre las posesiones portuguesas y las grupo (caciquismo, bandas, sociedades triba-
españolas, a 100° de longitud al oeste de las les) y de su ubicación geográfica (Andrade
Azores, en 1493. Un año después, esta línea et.al. 1993: 141).
fue desplazada a 370° de longitud al oeste del Desde el fin del siglo XVI, se estableció el
actual Cabo Verde, en un encuentro entre los sistema de las encomiendas3, que perennizó la
representantes de las coronas de Portugal y de instalación de las misiones. Estas primeras
Castilla, en el monasterio de Tordesillas. El tentativas de re a g rupamiento de las poblacio-
“Tratado de Tordesillas” permitió así que nes indígenas por los misioneros lleva ron a
Portugal tome posesión de las tierras del una catástrofe demográfica, como los mues-
Brasil actual, descubiertas en 1500 por Pedro tran la estadísticas del gobierno de Quijos (en
Alvares Cabral. el actual Ecuador), donde la población cayó
Las primeras expediciones empezaron en de más 30.000 a 2.890 habitantes entre 1569
1538 con Gonzalo Díaz de Piñeda, a lo largo
del río Napo, en busca de oro y canela (Reeve 3 El sistema de las encomiendas instaurado en la
1987: 58-60). Después de él, vino Gonzalo Colonia consistía en dividir los indígenas en grupos al
servicio de un “encomendero” encargado de evangeli-
Pizarro (hermano de Eduardo) y Francisco de zarlos y protegerlos, a cambio de que éstos tenían que
Orellana, quien descubrió y bautizó el río en pagarle un tributo en oro, pita o alimentos.

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y 1609 (Zárate 1993: 27). Hay que añadir a Los indígenas eran la única fuerza de tra-
esto el hecho de que la fuga de los indígenas bajo disponible, siendo a la vez barata y cali-
incitó a los encomenderos a penetrar más ficada por su conocimiento de la flora tropi-
hacia el oriente para reclutar por la fuerza a cal. Sin embargo, hay que subrayar que no
los Coronados, los Omaguas y los Abijiras del todos estaban dispuestos a venderse a los tra-
Napo, o los Maina, los Cocamas y los Jíva ros ficantes de caucho, quienes tampoco poseían
del Marañón (Do m í n g u ez y Gómez 1994: los mismos recursos que los comerciantes
18-20 y 141). Así que las misiones fuero n para endeudar a los indígenas y asegurarse
tentativas de compensar el vacío administrati- una mano de obra cautiva. En estas condicio-
vo dejado por el Estado, que había perdido el nes, el tipo de contrato en vigor era de tipo
grado fluctuante de control conquistado por jornalero, o “contrato de prestación de servi-
la burocracia real. En la segunda mitad del cios personales” (Muratorio 1998: 177-181).
siglo XIX, la participación de la Iglesia en el Cuando Julio Arana logró tomar el con-
proceso de colonización conoció un nuevo trol de sus competidores colombianos esta-
auge, en particular después de los concordatos blecidos en el Putumayo, fundando la socie-
firmados con el Vaticano, cuyo objetivo era dad Arana, Vega y Larrañaga en 1904, este
moralizar el país, crear una cohesión política sistema fue sustituido por una nueva forma
por medio de la acción eclesial, del control de de esclavitud (Domínguez y Gómez 1994:
la educación, de la cultura y de la vida diaria. 180). El escándalo fue denunciado por la
La trata de esclavos había empezado en el Sociedad Anti-Esclavista Británica en 1911.
siglo XVII con los portugueses y los españo- Lo más sorprendente es que la Iglesia
les, y después de ellos, en el siglo XVIII, con Católica pretendió no saber nada de los abu-
los holandeses y los británicos, en particular sos cometidos por la Casa Arana, a pesar de
en la región que abarca actualmente los que sacerdotes y misioneros estaban supuesta-
Llanos Orientales, el Vaupés, el Caquetá y el mente encargados de “civilizar” las poblacio-
Putumayo, donde los colonos de Guyana y de nes indígenas de la región desde unos quince
Surinam venían a abastecerse de mano de años (Bonilla 1968:96).
obra. Al inicio del siglo XIX, la aparición de Esta época no tuvo mucho impacto sobre
“nuevas” etnias, caracterizadas por su fuerte la integración de la Amazonía en la economía
movilidad, acompañó el desarrollo de la de mercado, ya que las rutas comerciales fun-
extracción de plantas como la quinquina, la cionaban ante todo hacia el interior de la
zarzaparilla, la tagua (marfil vegetal) o el cau- Cuenca Amazónica, donde se concentraba lo
cho (Zárate 1993: 27). Al igual que en el caso esencial del mercado regional e internacional
del café brasileño, el auge del caucho provocó –Iquitos, Manaus y Belém– por medio de
una recrudescencia de la esclavitud desde el una red fluvial orientada hacia los mercados
18804 en la región del Putumayo y del Napo, europeo y estadounidense. El principal bene-
en particular bajo los auspicios de los trafi- ficio lo lograron los peruanos, quienes apro-
cantes peruanos. vecharon de su avance tecnológico y de su
flota de barcos de vapor para tomar el control
de los ríos afluentes del Amazonas (los ríos
4 El caucho se volvió un recurso natural muy buscado Napo, Putumayo, Pastaza y Morona). Esta
desde 1839, con la invención de la vulcanización por dominación tecnológica y las veleidades de
Goodyear, pero sobre todo desde 1880, con la inven-
ción del neumático de válvula por John Boyd
hegemonía peruana sobre la región llevaron a
Dunlop, que antecedió el auge de la industria auto- la multiplicación de los conflictos fronterizos
móvil. (Bustamante et.al. 1991). A esta rivalidad

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política se añadían intereses económicos exa- la misma época, la Amazonía boliviana supe-
cerbados por la industria extractiva: el ejérci- ró su aislamiento con la apertura de la carre-
to peruano no defendía sólo sus fronteras, tera Cochabamba-Santa Cruz (De Onis
sino también los intereses privados del cau- 1992: 26-27, 44, 55-56). En Ecuador y en
cho o de la industria petrolera. Colombia, las primeras carreteras fuero n
Alrededor de 1914, la caída mundial de abiertas a finales de los años 1960 y sobre
los precios del caucho –debido a la compe- todo en el inicio de los años 1970, al mismo
tencia de las colonias asiáticas Gran-Bretaña y tiempo que se intensificaba la exploración
Holanda– provocó la bancarrota de los prin- petrolera.
cipales barones de la Amazonía, así como ya La baja densidad poblacional de la
había pasado con la quinquina en 1884. Amazonía llevó al Estado a clasificar millones
Muchos empleados y peones de las empresas de hectáreas como “tierras baldías”. Esta
extractivas se convirtieron en campesinos, estrategia alentada por la Alianza para el
mientras sus dueños aprovechaban de la pri- Pro g reso impuso la colonización agrícola
mera colonización fomentada por el Estado como sustituto de una reforma agraria, en los
en los años 1920. La política de colonización años 1960. Para las poblaciones indígenas
dirigida por el Estado en el Ecuador y en amazónicas, esta política se puede describir
Colombia fue estimulada por la necesidad de como una “segunda conquista” (Maybury-
reforzar la presencia militar en las fronteras y Lewis 1984:130). Además, las leyes de refor-
poner fin a las incursiones frecuentes del ejér- ma agraria aprobadas en esta época son en
cito peruano. Paralelamente, los primeros tra- gran parte responsables de la deforestación de
bajos de exploración petrolera transformaron las tres décadas siguientes, ya que obligaban a
las relaciones laborales, anunciando la irrup- los campesinos a talar los árboles en la mayor
ción del capitalismo en la región. parte de sus terrenos para conseguir su legali-
zación. Esta política continuó en los años
La segunda conquista 1970-1980, con el apoyo del Banco Mundial.
Sin embargo, más allá de la influencia de las
El salto cualitativo de la colonización de la ayudas públicas, dos factores contribuyeron a
Amazonía no se dio sino hasta la segunda la deforestación: el valor especulativo de la
mitad del siglo XX, con los grandes proyectos tierra en el contexto de hiperinflación que
de agricultura y ganadería extensivas de baja caracterizó las economías latinoamericanas de
productividad. Sumándose al efecto de la la “década perdida” y las facilidades para lega-
extracción maderera, el impacto de estas acti- lizar las tierras deforestadas y convertidas en
vidades aceleró la deforestación. En Brasil, pastizales (Anderson 1990:9).
ésta siguió la apertura de la carretera Brasilia- Desde finales de los años 1960, se hizo
Belem en 1960 y de la transamazónica c l a ro que los yacimientos petro l e ros de la
Cuibá-Santarem en los años 1970. En el Cuenca Amazónica interesaban a las transna-
Perú, la primera carretera entre la costa pací- cionales estadounidenses y europeas. Esta
fica y Pucallpa, puerta de la Amazonía, se época está marcada por los primeros pasos de
abrió en 1943. La Amazonía venezolana, por la Texaco en Colombia y en Ecuador, pero
su lado, quedó en la marginalidad geográfica también por la nacionalización de la indus-
hasta finales de los años 1960, cuando Brasil tria petrolera en el Perú (1968) y en Bolivia
c o n s t ruyó la carretera del Roraima para (1967), mientras que, en 1969, Venezuela
comunicarse con la industrializada región del participaba activamente en la creación de la
Orinoco y llegar hasta la costa del Caribe. En Organización de los Países Ex p o rtadores de

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Petróleo (OPEP) (Philip 1982). Los dos cho- forma de integración, acelerada por su inser-
ques petro l e ros de los años 1970 alentaron el ción en los mercados mundiales.
financiamiento de la política de colonización
de tierras que, hasta entonces, eran de difícil
acceso. La Amazonía en la hora
En el Ec u a d o r, por ejemplo, con la cre a- de la globalización
ción de la Corporación Estatal de Petróleo
Ecuatoriano (CEPE) en 1967 (que cambió Crisis ecológica y crisis de la deuda
su nombre por Pe t roecuador en 1989), el
Estado empezó a participar directamente en Bajo el efecto combinado de la colonización
la explotación petrolera y a fomentar la masiva, la explotación comercial de la made-
migración hacia el Oriente. En 1978, la ra, la agricultura y la ganadería extensivas,
junta militar decretó una Ley de coloniza- cerca de 800.000 km2 de la cuenca amazóni-
ción de la región amazónica ecuatoriana, con ca habían desaparecido a inicios de los años
carácter especial. En otros términos, el 1990; el 68% de esta superficie se había con-
Estado impuso la colonización como una vertido en pastizales. Entre 1975 y 1989,
prioridad nacional. Sin embargo, en ausencia Brasil deforestó un área equivalente a la
de planificación, los efectos de ésta fueron superficie de Francia (560.000 km2). En el
difíciles de manejar y la carencia de asisten- Ecuador, la deforestación alcanzó un ritmo
cia técnica impidió que muchos colonos pue- anual de 2,3% en los años 1970-1980. En
dan superar obstáculos como la escasez de Colombia, pese a la creación (en 1959) de
capitales, el bajo rendimiento de las cosechas siete zonas de reserva forestal –o sea un con-
y la falta de mano de obra para asegurar un junto de 58,6 millones de hectáreas de bos-
ritmo de producción sostenido. No pudieron que–, en 1989, 12,7 millones de hectáreas
superar el estadio de la cultura de subsisten- pertenecientes a estas reservas habían sido
cia, sobre todo cuando estaban más alejados colonizadas, principalmente en la Amazonía
de las vías de comunicación, lo que dificulta- (cerca de 6 millones de hectáreas sobre 38,6
ba la posibilidad de comercializar el exc e d e n- millones) y en el valle del río Magdalena
te de su producción. En consecuencia, (cerca de 4 millones de hectáreas sobre 6
muchos de ellos perd i e ron sus tierras frente a millones) (cf. Andrade et.al 1993:41, Castaño
intereses más poderosos o las abandonaron Uribe 1993:29, TCA 1991:47, Rudel y
por el bajo nivel de productividad y la impo- Horowitz 1993:44).
sibilidad de asegurar su propia subsistencia En el nivel internacional, las presiones se
(Pichón 1993). multiplicaron para instaurar una política de
El fracaso económico de la colonización delimitación de áreas protegidas donde se
agrícola se refleja en los problemas sociales concentrarían las condiciones de reproduc-
vinculados a la emigración de los colonos y en ción de las especies animales y vegetales. Esta
el auge del cultivo de la coca, en particular en política ya se había iniciado en los años 1960,
Perú, Bolivia y Colombia, debido a la baja con la creación de una quincena de zonas de
rentabilidad de los sembríos legales. Hay que este tipo, pero no tomó una importancia real
añadir a esto los problemas provocados por la sino hasta los años 1970 (con la creación de
urbanización descontrolada. Sin embargo, en 25 zonas protegidas) y en 1980 (con la crea-
cada país, el grado de organización adminis- ción de otras 45). En 1992, año de la
trativa de la región fue consolidado y la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, la
Amazonía es ahora el escenario de una nueva cuenca amazónica contaba con un centenar

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de espacios naturales protegidos, o sea un “Estrategia para el futuro de la vida” promo-


total de 34 millones de hectáreas. Siguiendo vida por la UICN, el Instituto Mundial de los
la tipología de la Unión Internacional para la Recursos (WRI), la Organización de la
Conservación de la Na t u r a l eza (UICN)5, Agricultura y de la Alimentación (FAO) y la
estas áreas se subdividen en parques naciona- Organización de las Naciones Unidas para la
les o públicos (43), reservas naturales o nacio- Educación y la Cultura (UNESCO), hasta la
nales (14), reservas biológicas, ecológicas o de “Agenda XXI” presentada en Río de Janeiro
producción animal (14), refugios de vida sil- en 1992, pasando por “Nuestra propia agen-
vestre (3), estaciones ecológicas o biológicas da”, planteado por el Programa de las
(13), santuarios de fauna y flora o santuarios Naciones Unidas para el Medio Ambiente
históricos (5) y monumentos nacionales (4) (PNUMA) en 1982, o “Conservación y desa-
(Castaño Uribe 1993:41-49, 103). rrollo durable en la región Amazónica” de la
Esta tendencia estuvo acompañada por FAO a inicios de los años 1990 (TCA
dos fenómenos: la descentralización de la 1991:57-59, Castaño Uribe 1993:61-62, 87).
política ambiental y el auge espectacular del Esta situación llevó al Estado a delegar
servicio de la deuda externa; con ambos, el gran parte de sus atribuciones en materia de
Estado vio debilitada su capacidad de imple- protección del ambiente a organizaciones no
mentar su política. Hay que añadir a esto una gubernamentales (ONG) internacionales,
crisis de gobernabilidad democrática, que se directamente o por medio de sus contrapartes
manifiesta por la incapacidad del Estado de locales. Esta tendencia fue fortalecida por la
afirmar una presencia institucional en estas creación de sistemas de financiamiento inter-
regiones periféricas y un déficit patente de nacional de las áreas protegidas, en los que los
legitimidad frente a las poblaciones locales países más endeudados vieron la posibilidad
(Fontaine 2005). El fracaso de la política de de capitalizar su patrimonio natural. Así, el
conservación se hizo obvio en Colombia y Banco Mundial y algunos organismos finan-
Ecuador, cuando estos dos países se adhirie- cieros internacionales crearon el Fondo global
ron al plan “Parques en Peligro” fomentado para el medio ambiente (“Global Environ-
por Conservación de la Naturaleza (TNC) y ment Facilities”, GEF), para financiar varios
la Agencia Estadounidense de Ayuda para el proyectos alternativos a la deforestación o de
De s a r rollo Internacional (USAID). Cabe re f o restación. Al mismo tiempo, algunas
mencionar que este programa fue sólo uno ONG de conservación pensaron poder resol-
más de la larga lista de proyectos internacio- ver el problema de la deuda con la conversión
nales para salvar los bosques tropicales que se de parte de ésta en “bonos de la deuda sobre
sucedieron desde hace tres décadas: desde la la naturaleza” (“Debt-for-nature swaps”), un
sistema inaugurado en 1987 por Conser-
5 La UICN distingue diez categorías de espacios natu- vation International, que descansa en la cir-
rales. Los más representativos para la región amazóni-
ca son las reservas y los parques. Estos últimos son culación de títulos en el mercado bursátil
espacios administrados por el Estado y destinados a la secundario.
conservación de especies animales y vegetales, donde
la actividad extractiva es prohibida o regulada. Tienen
la obligación de abrigar ecosistemas vírgenes y una
La convergencia de la ecología y la etnicidad
diversidad biológica presentando un interés científico
notorio. La diferencia entre parques y reservas consis- La integración de la cuestión amazónica en la
te en el grado de control para el acceso al turismo y en
agenda de los organismos internacionales
el tipo de actividades humanas “toleradas” en estas
áreas: en general, las condiciones de definición de las acompañó un movimiento más general de
reservas son más estrictas en este aspecto. politización de la ecología, que va desde la

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creación del PNUMA, en 1972, hasta la zaciones de conservación no tomaba mucho


Cumbre de la Tierra de 1992. Esta cumbre en cuenta el problema de la pobreza o de la
quiso marcar un cambio en la formulación distribución desigual de las tierras agrícolas.
del problema ambiental con la noción de A veces, esta estrategia agudizaba las divisio-
“d e s a r rollo sostenible”, definida en el nes entre las poblaciones locales afectadas por
“Informe Brundtland” (1987) como el desa- la delimitación de las áreas protegidas y los
rrollo que satisface las necesidades del presen- gobiernos, provocando conflictos agrarios
te sin comprometer para las generaciones (Colchester 1994:20). A mediados de los
venideras la posibilidad de satisfacer sus pro- años 1980, eso llevó a la Coordinación de las
pias necesidades. Organizaciones Indígenas de la Cu e n c a
Para las organizaciones ecologistas, los ecó- Amazónico (COICA) a presionar a estas
logos y los economistas, la cuestión es más ONG y a los organismos multilaterales para
compleja: de hecho, se puede distinguir al que tomen en cuenta la opinión de las orga-
menos tres líneas de interpretación del con- nizaciones indígenas en el manejo ambiental,
cepto de “d e s a r rollo sostenible”. La primera y en particular en la política de conservación.
privilegia la participación de las comunidades Hubo cierta convergencia entre esta lógica
locales en el desarrollo, fomentando la peque- y la del Estado, que tuvo que enfrentarse con
ña agricultura y considerando que los mode- la imposibilidad de administrar los parques y
los de desarrollo alternativo deben ser adapta- las reservas naturales delimitadas en los años
dos a la heterogeneidad de la Amazonía. La de crecimiento o más tarde. Cuando estalló la
segunda privilegia la dimensión económica de crisis de la deuda, el peso económico de esta
los recursos naturales y trata de calcular el responsabilidad se volvió insoportable. En
valor del “capital natural” o “capital ecológi- otros términos, al igual que en la delimitación
co” en términos de costos y beneficios exter- de los territorios étnicos, la lógica de los
nalizados. La tercera privilegia la conservación movimientos sociales y la lógica del Estado se
de los ecosistemas y trata de maximizar el uso reforzaron mutuamente para definir espacios
de la biomasa y limitar la deforestación por de poder descentralizados. En este contexto,
medio de programas agroforestales en la esca- el “saber indígena”, cuyo reconocimiento y
la local (Becker 1994:174-176, Colchester y valorización por parte del Estado están insti-
Lohmann 1993:62). Estas divergencias teóri- gados por la Convención sobre la Biodivers-
cas se encuentran en el abanico de las posicio- idad, está llamado a jugar un papel creciente
nes defendidas por las ONG ecologistas. Más en la legitimación de las organizaciones étni-
allá del objetivo común de defender el cas amazónicas. Por eso mismo, se vuelve el
ambiente, y pese a que comparten una visión punto de convergencia de estas organizacio-
común sobre la necesidad de la descentraliza- nes con las organizaciones ecologistas
ción de las políticas ambientales y de la coo- (Fontaine 2003:333-338).
peración con los actores locales, éstas últimas
presentan un gran diversidad de perf i l e s , Del TCA a la OTCA
tanto por el origen de su financiamiento
como por las tácticas o estrategias que desean Frente a la internacionalización de la protec-
implementar (Fontaine 2003:322-332). ción de la Amazonía, los países de la cuenca
Esta diversidad tiene consecuencias sobre amazónica reaccionaron el 3 de julio de 1978
el tratamiento socio-económico de la cues- en Brasilia con la firma del Tratado de
tión ambiental. En efecto, hasta los años Cooperación Amazónica (TCA). El objetivo
1990, la estrategia institucional de las organi- explícito era la promoción del desarro l l o

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armónico de los países miembros por medio neamente, los países del TCA habían intensi-
de acciones conjuntas y en el respeto de la ficado sus esfuerzos para adoptar una posición
soberanía nacional. Además, según el artículo común frente a los organismos internaciona-
primero del Tratado, los países miembros se les, eso hasta la cumbre de Río en 1992. En
comprometían a fomentar la preservación, la particular, hicieron hincapié en la “deuda eco-
conservación y el uso racional de los recursos lógica de los países industrializados” y en la
naturales de su territorio. Esta disposición necesidad de un apoyo financiero de los paí-
estuvo reiterada en las varias reuniones suce- ses ricos a sus políticas ambientales.
sivas de sus ministros de Re l a c i o n e s Más allá del lenguaje técnico-científico, el
Exteriores, entre otras la de Quito en 1989 discurso sobre el desarrollo sostenible no
(Carrera de la Torre 1993:253-254). Sin em- toma en cuenta la dimensión económica del
bargo, en ausencia de un marco definido para problema, lo que reduce su alcance real.
la consultación y la armonización de los pla- Además, la contradicción entre los criterios
nes de desarrollo entre los países miembros, la que orientan la formulación de las políticas
cooperación regional fue insignificante hasta de desarrollo sostenible hace que las decisio-
el segundo quinquenio de los años 1980, al nes tomen la forma de peticiones de princi-
igual que las condiciones de esta cooperación, pios o de declaraciones reiterativas sin real
en particular en materia de uso de las aguas implicación de un organismo que, sin embar-
internacionales y de políticas de inversión. go, fue creado para implementar tales políti-
Esta situación cambió, cuando la política cas al nivel regional. Por lo tanto, esta contra-
internacional en materia de medio ambiente dicción limita el alcance de la argumentación
empezó a ejercer presiones sobre el modelo de de algunos autores que sugieren que la políti-
d e s a r rollo brasileño. En part i c u l a r, desde el ca de desarrollo de la Amazonía ya está deli-
1986, el Banco Interamericano de De s a r rollo neada por los programas y los proyectos
(BID) y el Banco Mundial sometieron sus adoptados en el marco del TCA (Carrera de
préstamos a criterios de desarrollo sostenible, la Torre 1993:263). Sobre todo, con esta
obligando a Brasil a reconsiderar su política hipótesis, se presupone que la delegación de
de deforestación. En 1989, el Presidente José poder a este organismo sea completa y le per-
Sarney organizó una cumbre presidencial en mita tomar decisiones en modo autoritario,
Manaus, en la que el Presidente colombiano lo que fortalecería su funcionamiento antide-
Virgilio Ba rco propuso la institución de mocrático (Bustamante 1993:179). En defi-
comisiones permanentes especiales para los nitiva, todo contribuye para hacer del TCA
recursos naturales, el ambiente y los asuntos un organismo que se caracteriza por un dis-
indígenas. Esta propuesta tuvo consecuencias curso crítico sobre las prioridades y las alter-
en la práctica, y al mismo tiempo el papel de nativas del desarrollo en Amazonía, tratándo-
la secretaría pro tempore fue fort a l e c i d o. La se sin embargo de un discurso cuyas conse-
internacionalización de la cuestión ambiental cuencias empíricas se ven limitadas por las
llevó al fortalecimiento de la comisión espe- condiciones de su creación (Kre m l i n g
cial del ambiente respecto a las otras cinco 1997:83 y 97-98).
comisiones. Dicha comisión fue encargada de
implementar siete de los 52 programas defini-
6 Zonificación ecológica y económica de la Amazonía,
dos en 19926 (Castaño Uribe 1993:15). En ecología, biodiversidad y poblaciones, fauna silvestra,
1993, la secretaría pro tempore elaboró una recursos hidrobiológicos, explotación de los recursos
propuesta de política regional para el uso sus- forestales, planificación y gestión de los espacios pro-
tegidos, metodología de evaluación de los impactos
tentable de los recursos forestales. Simultá-
ecológicos, e investigación aplicada al ambiente.

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La creación de la Organización del TCA evolución demuestra que los movimientos


(OTCA), anunciada en 1998 y efectivizada sociales tienen una incidencia crucial en las
en marzo del 2003, dotada de una personali- condiciones en las que se toman las decisio-
dad jurídica internacional y de una secretaría nes de política pública.
general con sede en Brasilia, no modifica esta Por cierto, el concepto de “desarrollo sos-
situación en lo fundamental. En el plan estra- tenible” popularizado por el “Informe
tégico 2004-2012, el capítulo “Integración y Brundtland” y la “Declaración de Río” no es
competitividad regional” atribuye una impor- una panacea universal. Su interpre t a c i ó n
tancia crucial a la “Iniciativa para la integra- queda sometida a divergencias ideológicas
ción regional de Sudamérica” (IIRSA), lanza- notorias entre movimientos ecologistas e
da en el 2000 por 12 gobiernos de indigenistas y actores institucionales y econó-
Sudamérica, con el apoyo del BID, de la micos. Sin embargo, expresa claramente la
Corporación Andina de Fomento (CAF) y necesidad de repensar las modalidades del
del Fondo para el desarrollo de la Cuenca del d e s a r rollo, completando este sustantivo
Plata (FONPLATA) (OTCA 2004:14). Este –cuyas numerosas connotaciones perversas
“corredor de desarrollo” compuesto por siete para las sociedades dependientes amenazaban
ejes viales y dos ejes fluviales está considerado de transformarlo en cascarón vacío– con un
por la secretaría general de la organización adjetivo que vuelve a dar toda su importancia
como un instrumento de integración del al largo plazo, incluso al muy largo plazo. Eso
mercado intra-amazónico (con la libre circu- vale en particular para el desarrollo de la acti-
lación en los ríos de la región). Sin embargo, vidad petrolera, que financió la integración
varios grupos ecologistas ven en ello una de de la Amazonía en los mercados mundiales
las más graves amenazas para la conservación sin mejorar mucho las condiciones de vida de
de la biodiversidad de la región (Cfr. Delgado las poblaciones locales, y eso a costa de una
Ramos 2004:10, AA.VV., s.d.). contaminación crónica y de la aceleración de
la deforestación.

Conclusión
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de la región amazónica, hasta ahora poco gobiernos y las instituciones financieras
deseosos de hacer del TCA un instrumento internacionales de la infraestructura regio-
de integración de las políticas públicas. Esta nal de Sudamérica (IIRSA). Otra integra-

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