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Este documento describe las tradiciones culturales andinas relacionadas con el chihuaco, un pájaro sagrado. Los campesinos realizaban ceremonias con el chihuaco vestido para pedir lluvia y buenas cosechas. También se cree que el chihuaco puede predecir la lluvia con su canto y que su protección es importante para la agricultura. Los ancianos enseñaban a los niños a no matar al chihuaco porque traería pobreza y enfermedad. El chihuaco juega un papel importante en las creencias andinas
Este documento describe las tradiciones culturales andinas relacionadas con el chihuaco, un pájaro sagrado. Los campesinos realizaban ceremonias con el chihuaco vestido para pedir lluvia y buenas cosechas. También se cree que el chihuaco puede predecir la lluvia con su canto y que su protección es importante para la agricultura. Los ancianos enseñaban a los niños a no matar al chihuaco porque traería pobreza y enfermedad. El chihuaco juega un papel importante en las creencias andinas
Este documento describe las tradiciones culturales andinas relacionadas con el chihuaco, un pájaro sagrado. Los campesinos realizaban ceremonias con el chihuaco vestido para pedir lluvia y buenas cosechas. También se cree que el chihuaco puede predecir la lluvia con su canto y que su protección es importante para la agricultura. Los ancianos enseñaban a los niños a no matar al chihuaco porque traería pobreza y enfermedad. El chihuaco juega un papel importante en las creencias andinas
En tiempos antiguos durante la siembra, se vestía a un “Chihuaco” como a una persona y
se le ponía en un anda para hacerlo pasear por el contorno de las chacras; seguido por una multitud de personas cantando y bailando. Zorzal o Chihuaco Fue un rito en la siembra que tenía por finalidad una buena cosecha. La ceremonia comprometía al “Chihuaco” para que rogara por la lluvia, beneficiando así a toda la humanidad. Dicen que en el periodo de la colonia, durante la intolerancia religiosa en los pueblos de la zona central, mucha gente padeció muerte y castigo por hacer esa misma ceremonia con el Zorzal o Chihuaco. En estos tiempos no hay castigos por “idolatrías”, pero hay procesos de extirpación cultural, esto hace que la gente olvide las ceremonias rituales, induciendo que los “Chihuacos” no se sientan comprometidos para que caiga la lluvia. En algunos lugares de los andes, al zorzal se les llama “Chihuaco”. En el valle de Yanamarca y el Mantaro principalmente, cuando le tratan con cariño le dicen Chihuaquito; e imitando su canto, se le reconoce como yuk-yuk. El “Chihuaco” es ave sagrada para la gente de la cultura quechua. También lo es el papamoscas, en quechua se le llama, “Quishraw” o conocido como “Ucush pishu”. Estas dos aves son veneradas debido a lo que hicieron por los campesinos respecto a la agricultura de una serie de productos. Por ellos la gente tiene variedad de cultivos para satisfacer su hambre. Asimismo, en todas partes de la sierra, la gente guarda especial consideración por el “Chihuaco” y el “Quishraw”. Ambas aves tienen una aureola de criaturas prohibidas, por los que los mayores advierten siempre a los niños que no los maten; pues si lo hacen, las personas se convertirán irremediablemente en gente pobre y menesterosa, y andarán dando pena por toda la vida, como castigo por haberle hecho daño a tales aves. Para la gente de la chacra el “Chihuaco” merece aun más respeto, pues anuncia la lluvia que necesitan las sementeras. Y, en verdad, esta ave tiene que ver mucho con el agua, como todos en la sierra saben, acostumbra a refrescar su cola remojándola en forma repetida, hecho porque la gente dice que el yuk-yuk es enfermo de wanti o sífilis. Esta es otra razón que los mayores arguyen ante los niños para que nunca intenten matar al Chihuaco, y si lo hicieran adquirirían la terrible enfermedad o simplemente nos quedaremos sin agua, sin sembrío y sin cosecha pasando hambre y miseria como en 1975, cuando pasamos hambruna y castigo; la gente tenía que rogar a tayta Dios pidiendo agua: Yacullayquita, tamiallayquita, ¡Taita miiiiooooooooooooooo! Perol llayquita, porongo llayquita ¡tayta míoooooooooooooooo¡ Ama jasallaja, ama luntullaja ¡Taita miiiooooooooooo! II Cuando se observa con detenimiento y curiosidad la vida del “Chihuaco” se descubre que efectivamente hay una estrecha relación entre esta ave, la lluvia y el agua; pero lo importante no es aquella costumbre de remojarse la cola repetidamente en las aguas de las acequias o en las del río, sino que de alguna forma, el “Chihuaco” tiene la extraña facultad de predecir a la lluvia, con pronóstico que seguramente nunca falla. El “Chihuaquito”, canta armoniosamente anunciando que va a llover, y la gente se alegra, pues con lluvia los agricultores podrán sembrar y las plantas crecer, produciendo la tierra el sustento que alimentará a los hombres durante todo el año. Por ello la gente protege y respeta al Chihuaco. Para él, la lluvia también es importante como elemento vital, pues, sin duda anhela que llueva, y cuando la lluvia es inminente se alegra y se pone nervioso cantando y saltando por los techos de las casas o volando de rama en rama en los árboles. El “Chihuaco” quiere que llueva, porque la lluvia hace que emerja de la tierra su alimento más delicioso como es la lombriz. La lluvia hace que se humedezca el suelo y se reproduzcan más lombrices. Pero el Chihuaco canta para que llueva más y mas, cuando esto sucede la tierra se vuelve muy acuosa y las lombrices se ven obligadas a flotar o aflorar en la superficie donde él que se las sabe, espera listo para comérselas. El “Chihuaquito” ruega en su canto por la lluvia. Diciendo: Llover, llover, taititu Llover, llover, taititu Según referencias de mi Madre, se encuentran una broma muy pícara en su canto, pues afirma que el zorzal canta en quechua. Warmí, surrí… chicha Maqaaá, haytaá… piyur, piyur. Que quiere decir: (Mi mujer, mi hija, preñadas; les pego, les pateo… peor, peor). Wahui, churiii… chincan. Maqaaá, hastií…piyur, piyur. (Mi mujer, mi hija se pierden, les pego, les azoto… peor, peor)
“El Cuento y la música son parte de nuestra existencia”
Grito en el Amazonas: Historia de los nativos kitchwas amazónicos ecuatorianos durante la conquista española en busca de la ciudad de la Canela y el Dorado