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4 BIBLIOTECA 01. GASPAR Y ROIG.

el conocimiento de la historia colonial de Espaiia• mí pesar de las ocasiones que ofrece para pintar carac-
Lejos de pensar esclusivameul.e en sus propios pro- téres, referir incidentes extraños y poéticos, y esce-
vectos literarios , siempre estaha i dispuesto a prestar nas pintorescas, no proporciona al historiador lamas
su auxilio y su simpatía á los de otros. Realzaban su ventajas corno la historia de Méjico. Verdad es que
reputaciou cuino erudito las altas prendas que le pocos asuntos pueden compararse con este para los
adornaban como hombre, su benevolencia , la senci- fines del historiador ó del poeta. En él el desarrollo
llez de sus costumbres, y su moralidad á toda prue- natural de la historia se amolda exactamente á lo que
ba. Mucho es lo que yo le debo, porque desde que exigen las reglas mas diversas del arte. La conquista
publiqué mi primera obra histórica. hasta la íntima del pais es el gran objeto que siempre está presente
semana de su vida , siempre lic recibido pruebas del en la mente le! autor. Desde que los españoles des-
sincero y útil interes que le inspiraba la contanuacion embarcan por primera vez en el territorio , Rus avel]-
de mis trabajos, y en este instante bahtito con tanta turas posteriores, sus negociaciones y batallas , su
mas satisfaccion este elogio á sus merecimientos; retirada terrible, sus nuevos esfuerzos y el sitio final,
cuanto que no puede sospecharse en él la intenciou todo contribuye á preparar este gran resultado, hasta
de adular. que con la toma de la capital termina la larga serie de
'famhien debo incluir en la lista de los que me han los acontecimientos. En la marcha de los sucesos,
suministrado materiales aMr. Ternaux-Compaus, tan todo camina de frente hacia este término. Es un poe-
conocido por su fiel y elegante traduccion francesa de ma épico magnífico, en que la unidad de interes es
los manuscritos de Muñoz, y á mi amigo D. Pascual perfecta.
Gavangos , quien bajo el modesto título de Iraduc- En la CoNQuis rA DEL PEnú la accion , á lo menos en
cioi, ira publicado un comentario tan agudo coleo cuanto á lo relativo á la calda de los Incas, concluye
erudito sobre la historia hispano-árabe , colocándose mucho antes que termine la narracion. Ocupan el res-
en primera línea en aquel difícil departamento de la to las terribles luchas ci+iles de los conquistadores,
república de las letras que lían ilustrado los trabajos luchas que por su misma naturaleza no pueden agru-
de un liasdeu, de un Casiri y de un Conde. parse alrededor de un punto central de interes. Para
A los materiales que estas fuentes me han propor- alcanzar este último objeto, debernos traspasar el lí-
ciona lo , he añadido algunos manuscritos importan- mite establecido en la inmediata caída del imperio
tes sacados de la biblioteca del Escorial. Estos, que peruano. La conquista de los- indígenas no es mas
se refieren principalmente á las antiguas institucio- que el primer paso , á que debe seguir la derrota de
nes del Perú, formaban parte de la magnífica colee– los españoles rebeldes, Basta que se establece la su-
cion de lord Kingsborough, que, por desgracia , ha I premacia de la corona de una manera permanente en
tenido la misma suerte que casi todas las colecciones el pais. Hasta este período no se puede considerar
literarias, y se ha dispersado por todas partes desde • como completa la adquisicion de aquel imperio tras-
la muerte de su noble autor. Me ha proporcionado es- atlántico , y, lijando la vista en este punto mas re-
tos manuscritos el activo bibi ógrafo Mr. O. Rich, moto, se verá que los pasos sucesivos de la narracion
que reside actualmente en Londres. Por fin , no debo conducen á un gran resultado único, y que se con-
olvidarme en otra línea de los servicios que me ha serva esa unidad de interes, que casi es tan esencial
hecho el erudito bibliotecario del ateneo de Boston, en la composicion histórica como en la dramática.
mi amigo Mr. Charles Folsom, cuyo saber en materias Hasta qué punto se ha conseguido esto en la presente
gramaticales, y en la diccion castiza y propiedad del historia , es cosa que abandono al juicio del lector.
idioma ingles, me han servido para corregir muchas No tengo noticia de que ningun español haya com-
Pallas en que labia incurrido al componer tanto esta puesto historia alguna de la conquista del Perú , fun-
como mis obras anteriores. daría en documentos originales , que pueda aspirar á
Disponiendo de todos estos diferentes manantiales, ponerse al lado de la CONQUISTA DE MÉJICO, por Solís,
he acumulado una gran cantidad de manuscritos tau como obra clásica. Los ingleses deben una ele gran
auténticos como variados , concesiones reales y de- mérito a la puma de Roberisou, cuyo magnífico bos-
cretos, instruciones de la corte, cartas del emperador quejo ocupa el espacio que le corresponde en su gran
á los principales oficiales de las colonias, archivos obra sobre América. Mi objeto ha sido presentar al
municipales, diario; personales y apuntes, y una lector la misma historia con todos sus poéticos por-
gran masa de correspondencia particular de los prin- menores; no simplemente retratar los rasgos caracte-
cipales actores que desempeñaron un papel en este rísticos de la conquista , sino realzar los perfiles con
drama turbulento. Quizás este mismo estallo de tur- un colorido animador, de modo que presente una
bulencia del pais fue lo que.contribuyó tí hacer mas minuciosa y fiel pintura de aquellos tiempos. Con
frecuente la correspondencia entre los empleados co- este objeto al componer esta obra me líe aprovechado
loniales y el gobie: uo de la metrópoli. Pero , sea cual lo mas posible de lo, materiales manuscritos que po-
fuere la causa , la culeccion de materiales manuscritos seo ; lie dejado que los actores hablen- personalmente
que se refieren al Perú , es mucho mas amplia y mas lo mas posible, y sobre todo he sacado mucho partido
completa que laque se refiere ti Méjico ; de modo que de sus cartas, porque en nada es mas probable que
apenas hay rineoo oscuro en el camino del descubri- se descubra el coraznn que en la libertad de la corres-
dor sobre el cual no basa arrojado alguna luz la cor- pondencia privada. Ile hecho amplios estractosde es-
respondencia escrita cae la época. Quizás utas bien tos documentos en las notas , tanto para apoyar el
tiene que quejarse el historiador del I maAnnAs DES testo, como para dar publicidad á esas producciones
iucnrissEs, porque en la multiplicidad de testimonios de los eminentes capitanes y estadistas de aquella
contradictorios , no siempre es lócil sorprender la época, producciones que los mismos españoles no co-
verdad , así como la multiplicidad de los rayos ele luz nocen.
que se cruzan unos á otros deslumbran y confunden lar. Amédée Pichot, en su prólogo á la traduccion
la vista del espectador. francesa de la CONQUISTA DE MÉaico, infiere del plan
La presente historia se funda en el mismo plan ge- de la composicion que debo haber estudiado cuidado-
neral que la de la CONQUISTA DE MÉJICO. En un libro de samente l:rsescritos de su compatriota Mr. de Bacan-
introduccion he tratado de presentar de bulto las ins- te. El agudo crítico no nao hace mas que justicia al
tituciones de los Incas, para que el lector conociese suponer que rae son familiares los principios de la
el carácter y la condicion de esa raza estraordinaria teoría histórica de aquel escritor, tan hábilmente
antes de entrar en la historia de su conquista yavasa- presentada en su prólogo á sus DUQUES DE BonGO\n.
llamiento. Los denlas libros contienen la relacion de Y he hervido motivos para admirar la destreza con
la conquista; y aquí el asunto, debemos confet arlo, que él mismo ilustra su teoría, construyendo eón los
LA CONQUISTA DEL PEDIS.
toscos materiales de una época remota un monumen- nido , si fuese posible, hiciese las veces del ojo. Tomé
to del genio que nos trasporta rápidamente al cen- un secretario que ene leía los diferentes documentos,
tro mismo de los siglos feudales; y esto sin aquellas y con el tiempo me acostumbré de tal modo al sonido
incongruencias que generalmente afean las obras de de los diversos idiomas estranjeros (con algunos de
antigüedad hechas eu nuestros días. Del mismo modo los cuales me Babia familiarizado en mis viajes á otros
he tratado de delinear la espresion característica de paises), que pude comprender su lectura sin mucha
una época distante, y presentarla con toda la lozanía dificultad. A medida que esta adelantaba, iba vo dic..
y aniruacion de la vida. Pero me he separado del plan tando numerosas notas; y cuando estas se hubieron
del historiador frauces en una cosa muy importante: aumentado de una manera considerable, me las vol-
he dejado en pie el andamiaje despues de haber com- vieron á leer repetidas veces, hasta que comprendí
pletado el edificio. En otras palabras, he dejado ver suficientemente su contenido para componer mi his-
al lector los trámites por los cuales he llegado á mis toria con estos materiales. Las mismas notas forma-
consecuencias. En lu g ar de exigirle que crea en mi ron una coleccion necesaria para ilustrar y apoyar el
versiou de la historia bajo mi palabra, he tratado de testo.
manifestarle las razones de mifé. Con abundantes ci- Pero aun quedaba otra dificultad en el trabajo me-
tas de los originales que me sirven de testo , y con al- cánico de escribir que me fatigaba estraordinaria-
gunas noticias críticas de ellos para esplicarles las mente la vista. Vencióse esta por medio de uno de
influencias á que estaban sometidos , he tratado de esos aparatos para escribir que usan los ciegos, me-
colocarlo en una posicion en que pueda juzgar por sí, diante el cual podia trasladar mis pensamientos al
y aun enmendar ó contradecir los juicios del historia- papel sin el auxilio de la vista, y con igual facilidad
dor, si así lo cree conveniente. A lo menos por este sin luz ó con ella. Las letras que así formaba se ase-
sistema podrá calcular la gran dificultad que existe mejaban mucho á los geroglíficos; pero mi secretario
para llegar al conocimiento de la verdad entre el con- se adiestró en el arte de desenmarañarlos, y pudo
flicto de las contradicciones, y aprenderá á tener po- trasladarse una copia para el impresor, con un nú-
ca confianza en aquellos escritores que hablan de los mero no muy exagerado de inevitables errores. He
misterios de lo pasado con lo que Fontenelle llama descrito con tal minuciosidad este procedimiento,
aun grado horrible de certeza, » espíritu el mas porque se ha manifestado mucha curiosidad repeti-
opuesto á la verdadera filosofía de la historia. das veces por saber mi MODUS OPERANDI en medio de
Sin embargo, debe confesarse que el historiador mis privaciones, y quizás su conocimiento podrá ser
que refiere los acontecimientos de un siglo pasado, útil á otros que se encuentren en el mismo caso.
disfruta de algunas grandes ventajas en el hecho de Aunque me animaba el progreso visible de mi obra,
poseer materiales manuscritos; ya que los testimo- era este necesariamente lento. Pero con el tiempo se
nios de amigos, rivales y enemigos se equilibran unos disminuyó la tendencia hácia la inflamacion, y se
á otros. Otra ventaja no menor consiste en contem- afirmó mas y mas la fuerza del ojo. Por fin se resta-
plar el curso general de los acontecimientos como bleció hasta el punto de permitirme leer varias horas
ocurrieron realmente, lo que forma el mejor comen- durante el dia, aunque mis trabajos de esta_ manera
tario sobre los verdaderos motivos de los diferentes terminaban necesariamente antes de la noche. Ni
actores. El actor, empeñado en el calor del combate, nunca pude privarme de los servicios de un secreta-
ve limitado su juicio por el círculo que lo rodea, al rio, ni abandonar el uso del aparato para escribir;
paso que lo ciegan el polvo y el humo de la lucha; porque, al reyes de lo que generalmente sucede, el
mientras que el espectador, cuya mirada recorre el escribir es para mi vista una tarea mas difícil que la
campo desde mas distancia y desde un punto mas de leer , observacion sin embargo que no se aplica á
elevado, aunque para él los objetos individuales no la lectura de los manuscritos; y por consiguiente pa-
aparezcan en todo su brillo, abarca en una mirada ra poder revisar con todo cuidado mi trabajo, hice
todas las operaciones del campo. Aunque parezca esto imprimir un ejemplar de la Historia de Fernando é
una paradoja, tan probable es que el escritor futuro Isabel para mi uso, antes de enviarla á la prensa para
descubra la verdad apoyado en testimonios contem- su publicacion. Tal corno la he referido era la mejo-
poráneos, como que la refieran los contemporáneos ría de mi salud mientras preparaba la CONQUISTA DE
mismos. Mil ico, y satisfecho al verme elevado casi al nivel
Antes de terminar estas observaciones, permítase- del resto de mi especie, apenas envidiaba la superior
me añadir otras de un carácter personal. En varias felicidad de los que podían prolongar sus estudios
revistas estranjeras de mis escritos, se ha dicho que hasta las altas horas de la noche.
el autor de ellos era ciego ; y mas de una vez se roe Pero he esperimentado otro cambio en los dos
ha atribuido el mérito de haber perdido la vista al es- últimos años. La vista de mi ojo se ha ido poco
cribir mi primera historia. Cuando he descubierto á poco debilitando, mientras que se ha aumentado de
estas relaciones erróneas. me he apresurado á rec- tal mane-a la sensibilidad del nervio, quedurante va-
tificarlas. Pero la presente ocasion es la mejor para rías semanas del año pasado no he abierto un libro, y
hacerlo; y lo deseo tanto mas, cuanto que se me fi- por término medio puedo decir que solo he disfruta-
gura que mis propias observaciones en los prólogos do de la visa á razon de una hora por día. Ni puedo
de mis anteriores historias han dado origen á esta animarme á mí mismo con la engañadora esperanza
equivocacion. de que, gastado corno se encuentra este órgano por
Mientras que estaba en la universidad, tuve un haber quizas abusado de él, pueda volver nunca á su
accidente en un ojo que privó de la vista á este órgano. estado de juventud ó servirme de mucho en mis es-
A poco tiempo fue atacado el otro de una in flamacion tudios literarios de aquí en adelante. No sé si tendré
tan aguda, que durante algun tiempo tampoco veia bastante ánimo para entrar con semejante impedimen-
con él; y aunque despues se curó, quedó el órgano to, como lo habia pensado , en un campo Días vasto
en tan mal estado, que sufro en él una debilidad per- de estudios históricos. Quizás la costumbre , v el
manente, ademas (le haberme visto posteriormente deseo natural de seguir la carrera que líe emprendido
dos veces privado ele su uso para leer y escribir du- tanto tiempo ha , me obligarán á hacerlo, .a que la
rante varios años. En uno de estos últimos períodos esperiencia me ha probado que no es imposible.
fue cuando recibí de Madrid los materiales para mí Por esta relacion, tal vez demasiado larga, el lector
que tenga alguna curiosidad en esta materia , conce-
historia de los reyes Católicos; y en mi triste condi- birá basta dónde llegan los obstáculos que se me opo-
cion, rodeado por mis tesoros trasatlánticos, me veia
nen en mis trabajos históricos. Fácilmente se conce-
como un hombre que perece de hambre en medio de
la mayor abundancia. En este estado resolv que el derá que no han sido leves , si se considera que solo
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TOMO 1.
6 BIBLIOTECA DE GASPAR Y R01G.

he podido hacer uso de un ojo, y no constantemente, la historia, Es cierto, sin embargo, que habla gran
y que durante una gran parte del tiempo rnc he visto desproporcion entre su longitud y su anchura (1).
enteramente privado de él. Sin embargo , las dificul- Es muy notable el aspecto topográfico del pais. Una
tades que he tenido que vencer son muy inferiores á faja de tierra, cuyo ancho raras veces pasa de veinte
las que asedian á un hombre enteramente ciego. No leguas, corre en la direccion de la costa, y está en-
conozco historiador alguno que viva hoy r • que pueda cerrada en toda su estension, por una cadena colosal
aspirar á la gloria de haber vencido tales obstáculos, de montañas, que, partiendo del estrecho de Ma;a-
sino es el autor (le LA CONQUIS(A DI. INGLATt.RRA Poa llanes, llega á su mayor elevacion, que es en verdad
LOS NORMANDOS, el cual , como él dice con tanta sensi-
la mayor del continente americano, hácia los diez y
bilidady belleza, «se ha hecho amigo de la oscuri- siete grados de latitud Sur (2), y , despues de cruzar
dad;» y d una profunda filosofía que no necesita mas la línea, y gradualmente, declina en alturas de poca
luz que la que viene de adentro, reune una capacidad importancia. , al entrar en el istmo de Panamá. Tal es
para el estudio de estensas y variadas investigaciones, la famosa cordillera de los Andes, ó «montañas de
que exigiría la mas severa aplicacion por parte del cobre (3) ,» como las l l aman los naturales, aunque
que quisiese seguir esta carrera.. con mas razon po,lrian llamarse «montañas de oro.»
Espero que el lector no atribuirá estas largas ob- Dispuestas muchas veces en una sola línea , mas fre-
servaciones á un ridículo egoísmo , sino á su verda- cuentemente en dos ó tres, que corren paralelas en-
dera causa, es decir, al deseo de corregir algunas tre sí, ó en sentido oblicuo, parecen una continua ca-
equivocaciones á que quizás sin quererlo he dado dena, vistas desde el Océano. Los estupendos volcanes
origen yo mismo, y que ha hecho que algunos me que el habitante de las llanuras mira corno masas so-
atribuyan la gloria, poco grata á mis sentimientos, ya litarias é independientes; parecen al navegante otros
que no es merecida , de haber vencido los obstáculos tantos picos del mismo vasto y magnífico sistema. En
Incalculables que sirven (le impedimento á la carrera tan inmensa escala ha trabajado la naturaleza,en aque-
de un hombre enteramente ciego. llas regiones, que solo desde una gran distancia pue-
Boston 2 de abril du 1847. de el espectador comprender de algun modo la elacion
de las diversas partes que forman aquel asombroso
conjunto. Pocas obras han salido de la mano de la na-
turaleza capaces de producir impresiones tan subli-
LIBRO PRIMERO, mes, corno el aspecto de esta costa, cuando se desar-
rolla gradualmenteá los ojos del marinero en lasa guas
INTBODlICCION. distantes del Pacífico, cuando se enseñorean monta-
ñas sobre montañas, y el Chimborazo, con su esplén-
OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE LA CIVILIZACION dido dosel de nieve, resplandeciendo sobre las nu-
DE LOS INCAS.
bes ,corona el Lodo como una diadema celestial (4).
El aspecto esterior del pais no parece muy favora-
ble á las operaciones de la agricultura , ni á las comu-
CAPITULO PRIMERO. nicaciones interiores. La faja arenosa que corre por
Aspecto físico del pais. — Origen de la civilizacion pe- la costa, donde nunca llueve, no recibe mas hume-
ruana. — Imperio de los Incas. — Familia Real.— dad que la que le suministran unos pacos y escasos
Nobleza. arroyos, ofreciendo un notable contraste con los vas-
tos volúmenes de agua que se desprenden de las la-
De las numerosas naciones que ocupaban el gran deras orientales hácia el Atlántico. Ni son mas aptas
continente americano cuando los europeos lo descu- para el cultivo las faldas de la sierra, corladas por
brieron , las mas adelantadas en poder y en cultura hondos precipicios, y masas destrozadas de pórfido
eran , sin duda, las de Méjico y Perú. Pero , aunque y granito, ni sus mas altas regiones . , envueltas en
se asemejaban en el grado de civilizacion á que hablan nieve que nunca se derrite bajo el sol ardiente del
subido, esta civilizacion era de diferente carácter en Ecuador ,y sí solo por la accion desoladora de los
cada una de ellas , y el observador filosófico de la es- fuegos volcánicos. Los derrumbaderos, los furiosos
pecie humana puede sentir una curiosidad natural torrentes ,y las quebradas intransitables, rasgos ca-
en la averiguacion de las varias transiciones por las racterísticos de esta reglen escabrosa, parecen obs-
cuales pasaron aquellos dos pueblos, en sus esfuerzos táculos insuperables á toda coruuuicacion entre las
para salir del estado de barbárie,y alcanzar una po-
sicion mas elevada en la escala de la humanidad. En (1) Sarmiento, Relacion, MS. capítulo LXV.—Cieza de
otra obra que he publicado, procuré describir las ins- Leon, Crónica del Perú (Amberes, 1554) cap. XLI.—Garci-
tituciones y el carácter de los antiguos mejicanos, y lasso de la Vega, Comentarios Reales (Lisboa, 1609), parte I,
la historia de su conquista por los españoles. En esta lib. I, cap. VIII.
voy á tratar de los peruanos; y si su historia presenta Segun este último escritor, la mayor anchura del imperio
anomalías menos estriñas, y contrastes menos nota- no pasaba de 120 leguas. Pero la Geografía de Garcilasso es
bles que la de los aztecas, no será menos interesante harto incorrecta.
(2) Malle-Ruin afirma que las mas altas cimas de la cordi-
al lector la grata pintura que ofrece de un gobierno llera están bajo el Ecuador (Geografía Universal, lib. LXXXVI).
bien arreglado, y de los hábitos modestos y laborio- Pero de observaciones y medidas posteriores resulta que son
sos que se introdujeron bajo el dominio patriarcal de todavía mas elevadas las que se encuentran entre los grados
los Incas. quince y diez y siete de latitud Sur, donde el Nevado de So-
El imperio del Perú, en la época de la invasion es- rata levanta su arrogante cúpula á la altura de 25,250 pies,
pañola , se estendia por la costa del Pacífico, desde el el Illimani á la de 24,507.
segundo grado , poco mas ó menos, de latitud Norte, (3) A lo menos la voz anta, de donde se cree que provie-
hasta el treinta y siete de latitud Sur; línea que des- ne la etimología de Andes, significa cobre en lengúa perua-
na. Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. V, cap. XV.
criben actualmente los límües occidentales de las re- (4) Humboldt, Vues des Cordilléres et Monumensdes peu-
públicas modernas del Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. ples indigénes de i'Amérique (París, 1810), p. 106. Malte-
Su anchura no puede ser determinada con exactitud, Brum, lib. LXXXVIII.
porque, aunque totalmente limitada al Oeste por el Los pocos bosquejos que Mr. de Humboldt ha dado de los
Gran Océano, hácia el Este se dilataba en varias partes paisages de la cordillera, y que descubren la mano de un
mucho oras allá de los montes, hasta los confines de gran pintor y de un filósofo, nos fuerzan á deplorar que no
las tribus bárbaras, cuya exacta siluacion no es cono- nos haya comunicado el resultado de sus observaciones en
cida, y cuyos nombres han sido borrados del mapa de esta interesante region tan menudamente como lo ha hecho
con respecto á Méjico.
LA CONQt11S'FA DEL PERtJ. Ar

diversas partes de su dilatado territorio. Cuando el en los misterios del hilado y del tejido. Aquellas gen-
viajero aterrado se remonta por aquellas veredas aéreas tes sencillas se mostraron dóciles á los mensajeros del
en vano procura medir con la vista la profundidad de cielo, y congregándose en gran número, echaron los
las enormes aberturas que desgarran la cadena de los cimientos de la ciudad del Cuzco. Las mismas sábias
montes. Y sin embargo , la industria, ó por mejor de- y benévolas máximas que dirijieron la conducta de los
. cir, el genio de los indios ha sido bastante para sobre- primeros Incas (5) , descendieron á sus sucesores , y
pujar todos los obstáculos de la naturaleza (I). bajo el suave dominio de aquellos monarcas, la na-
Por un sistema juicioso de acequias y acueductos cion se esparció gradualmen te por la ancha superficie
subterráneos, las llanuras de la costa estériles por sí, de las llanuras altas, y se hizo muy superior á las tri-
recibian copiosos raudales, que las cubrian ele ferti- bus, que la rodeaban. Tal es la grata pintura del ori-
lidad y hermosura. Se construían terrados en los cos- gen de la monarquía peruana , como se ha hecho fa-
tados mas pendientes de la cordillera, y como sus di- miliar á los lectores europeos, en virtud de la relacion
ferentes elevaciones producian el mismo efecto que la de Garcilasso de la Vega descendiente de la familia
mudanza de latitud, ofrecían en regular graduacion imperial de los Incas (o.
toda variedad de formas vegetales, desde los lozanos Pero esta tradicion es una de las muchas que corren
frutos de los trópicos, hasta los productos templados entre los indios peruanos, y probablemente no la mas
del clima del Norte. Los llamas, que son las ovejas del recibida y propagada. Otra leyenda habla de ciertos
Perú, vagaban en rebaños, bajo la custodia de sus hombres blancos y barbudos que, habiendo salido de
pastores en los páramos helados que cubren las cres- las orillas del lago de Titicaca, adquirieron un gran
tas de los montes, mucho mas arriba de los límites ascendiente en los habitantes, y les hicieron conocer
del cultivo. Una poblacion industriosa establecida en los beneficios de la civilizacion. Esta especie nos re-
las elevadas llanuras , y las ciudades y villas, espar- cuerda la tradicion que existe entre los aztecas acer-
cidas entre huertas y espaciosos jardines, parecían ca de Quelzalcoatl , la deidad buena, que, revestida
suspensas en el aire, ensenore:índose sobre la region del mismo aspecto esterior, descendió á la gran lla.
ordinaria de las nubes (2). Manteníense las relaciones nura, viniendo del Este, para desempeñar una mi-
ele pueblo á pueblo, por medio de los .grandes cami- sien no menos benévola y favorable á ,'os naturales. La
nos que atravesaban las gargantas de los montes, y analogía entre estas dos tradiciones es tanto mas no-
abrian fáciles comunicaciones entre la capital y las table , cuanto que no hay la menor señal de comuni-
mas remotas estremidades dei imperio. cacion entre las dos naciones, ni la menor prueba do
La civilizacion peruana tuvo su nacimiento en el que haya jamas sabido una de otra (7).
valle del Cuzco, que es la region central del Perú, Estos estraordinarios sucesos ocurrieron, segun la
como su nombre lo indica (3). El origen del imperio opinion comuu, cerca de cuatrocientos años antes de
peruano, como el de casi todas las naciones, se pier- la llegada de los españoles, es decir, en los primeros
de en las tinieblas de la fábula, la cual se presen- años del siglo sir (8). Pero por muy popular y grata
ta con tanta oscuridad en el principio de aquella á la ima inaciou que sea la leyenda de Manco Capac,
historia, como en el de los primeros anales de todos poca rellexion se necesita para conocer su improba-
los pueblos del mundo antiguo y del moderno. Segun bilidad , aun cuando se la despoje de todo ingrediente
las tradiciones mas familiares á los europeos, hubo sobrenatural. Existen todavía en las orillas del lago
un tiempo en que las antiguas razas del continente de Titicaca vastas ruinas, las cuales, en opinion de
americano estaban envueltas en deplorable barbarie; los peruanos mismos, son mas antiguas que la su-
cuando adoraban casi todos los objetos de la natu- puesta llegada de los Incas, y les han servido de
. raleza sin distincion , cuando la guerra era su ocu-
pacion , y los manjares de sus festines , la carne
de sus cautivos. El sol , gran antorcha padre de la so, Com. Real, parte I, lib.IV, cap. 1.) La identidad de esta
voz con la que se usa en Europa en eI mismo sentido, es una
humanidad, compadecido de tanta degradacion , en- coincidencia curiosa. No lo es menos la de la voz correspon-
vió á dos de sus hijos, Manco Capas, y Mama Oello, diente papa, que, en el antiguo lenguaje de Méjico, denota
para congregar los naturales en habitaciones, y un sacerdote de alta gerarqufa. Las dos voces abrazan el sen-
enseñarles las artes de la vida civilizada. Aquella ce- tido de la relacion paterna en la mas amplia estension que la
lestial pareja, hermano y hermana , y al mismo tiem- dan la mayor parte de los lenguajes europeos. La palabranoes
po marido y mujer, atravesaron las altas llanuras que de origen moderno: los griegos y los romanos le daban la mis-
ma significacion 64e dice Nausicaa hablando con
rodean el lago de Titicaca, por los diez y siete grados su padre con una sencillez de estilo, que ha parecido dema-
de latitud Sur. Llevaban consigo una cuña de oro, y siada á los tr aductores modernos.
debían lijar su residencia en el sitio en que aquel sa- (5) Inca significa rey ú señor. Capeo significa grande ó
grado emblema penetrase sin esfuerzo en la tierra. A poderoso. Se aplicaron estos dictados á los suceso res de Man-
poco de haber entrado en el valle del Cuzco, se descu- co , del mismo modo que el epíteto Yupanqui, significa rico
brió el sitio indicado para la ejecucioi del milagro, en todas las virtudes, se agregó al nombre propio de algu-
nos Incas. (Cieza de Leon. Crónica, cap. XII. Garcilasso,
pues la cuña penetró en la tierra, y desapareció pura Com. Real, parte 1, lib. II, cap. XVII.) Las buenas cualida-
siempre. • Allí establecieron los hijos del sol su resi- des denotadas por los dictados de la mayor parte de los mo-
dencia, Y pronto empezaron á emprender su benéfica narcas peruanos, son sin duda testimonios honoríficos de las
tarea con los groseros habitantes del país. Marco Ca- que poseían, aunque no libres de toda sospecha de adulacion.
pac enseñaba á los homnbres las artes de la agricultura, (6) Com. Real, parte I, lib. I, cap. IX—XVI.
y Mama Oello (4) iniciaba á las personas de su sexo (7) Estas varias y pueriles tradiciones, se encuentran, en
Oudegardo, Relacion segunda, MS.— Sarmiento, Relacion
MS. cap. 1.—Cieza de Leon, Crónica, cap. CV.—Conquista
y poblacion del Perú, MS.—Declaracmon de los presidentes
(1) «Estas quebradas, dice Mr. de Humboldt en su acos- y oidores de la Audiencia Real del Perú, MS., autoridades
tumbrado estilo de comparaciones, son tales, que si el Vesu- contemporáneas á la conquista. La historia de los hombres
bio ó el Puy de Dome estuviesen en el fondo , sus cumbres barbados se encuentra en la mayor parte de las leyendas.
no se elevarían sobre el nivel de las bases de las montañas
vecinas.» Vue des Cordilléres, p. 9. (8) Algunos escritores atr asan esta fecha hasta 500 y 550
años antes de la invasion española. (Balboa, Histoire du Pérou,
(2) Las llanuras de Quito están á la altura de nueve á diez citan. I.—Velasco, Histoire du Royaume de Quito, torno I,
mil pies sobre el nivel del mar. (Véase Condamine , Journal
d'un voyage á l'Equateur, París, 1751 , p. 48.) Otros valles pág. 81.) Estas dos autoridades se citan en la obra, Relations
et mémoires originaus poni servir á l'Ilistoire de la Decou-
y llanuras de este vasto grupo de montañas tienen todavía verte de l'Amérique , por Ternaux-Camparas. París, 1840.)
mas elevacion. En el informe de la Real Audiencia del Perú, la época Se
(5) Cuzco, segun Garcilasso, significa ombligo en el len- fija en 200 años antes de la conquista. Dec, de la Audiencia
guaje de los Locas. Com. Real, parte I, lib. I, cap. XVIII.
Real, MS.
(4) Mama, significa madre en lengua peruana. (Garcilas-
EIo tGTÜCA PE GASPAR Y ROIG.

modelo para su arquitectura (4). La fecha de esta pañola (4). Desde luego los progresos de los peruanos
parecen haber sido muy lentos , y casi imperceptibles.
llegada es tambien i rreconciliable con los sucesos Valiéndose de una política templada y prudente, poco
posteriores. No hay relacion alguna que haga men-
cn;,r mas que de trece príncipes antes de la conquista. á poco atrajeron á su dominio las vecinas tribus á
Mas este número es demasiado pequeño para haber medida que estas se convencian mas y mas de los be-
llenado un espacio de cuatrocientos años, y, cuando neficios que consigo trae un gobierno justo y bien or-
mas, supondría, segun cálculos probables, una fecha ganizado. Creciendo su fuerza, confiaron mas direc-
tamente en su apoyo; pero adelantando siempre á
de dos siglos y medio á la fundacion del imperio; y
esta antigüedad no tiene nada de iucreible, debiendo cubierto de los benéficos pretestos inventados por sus
tenerse presente que no precede mas que en medio predecesores, llevaban la paz y la civilizacion en la
siglo, á la supuesta fundacion de la capital de Méjico. punta de la espada. Las naciones bárbaras del pais,
La ficcion de Manco Capac, y de su hermana y espo- sin elemento alguno de cohesion entre ellas, cayeron
sa, se inventó, sin duda ; en tiempos posteriores, para una tras otra bajo las armas victoriosas de los Incas.
lisonjear la vanidad de los monarcas peruanos, y Sin embargo, hasta mediados del siglo XV, el famoso
para dar otra sancion á su autoridad, derivándola Topa Inca Yupanqui, abuelo del monarca que ocupa-
de un origen celeste. ba el trono cuando llegaron los españoles, no atrave-
Hay motivos para creer que existia en el Perú una só con sus ejércitos el terrible desierto de Atacama, y
raza civilizada antes de la época de los Incas; y, en penetrando en la region meridional de Chile, fijó los
conformidad con la mayor parte de las tradiciones, límites permanentes de sus dominios en el rio Maule.
podemos lijar su origen en las inmediaciones del lago Su hijo, Huayna Capac, con una ambicion y un ta-
de Titicaca (2); deducciou fuertemente confirmada lento militar dignos de su padre, marchó á lo largo
por los magestuosos restos de arquitectura que se ven de las cordilleras hácia el Norte, y llevando sus con-
en sus orillas, despues del trascurso de tantas gene- quistas mas allá del Ecuador, agregó el poderoso rei-
raciones. Qué raza era esta, y de donde provenia, no de Quito al imperio del Perú (5).
son cuestiones que ofrecen un tema seductor á las Entre tanto la- antigua ciudad del Cuzco habia ido
investigaciones del anticuario. Pero es region oscu- gradualmente creciendo en riqueza y poblacion, hasta
rísima, colocada mas allá de los dominios de la his- que habia llegado á ser la digna metrópoli de una
toria (3). monarquía grande y floreciente. Estaba situada en un
Las mismas tinieblas que rodean el origen de los hermoso valle en una region elevada de la alta llanura
Incas continúan ofuscando la série de sus anales, y que á hallarse en los Alpes, hubiera estado sepultada
tan imperfectos eran los recursos de los peruanos, y entre nieves eternas, pero que en los trópicos disfruta-
tau confusas y contradictorias sus tradiciones, que el ba de una temperatura suave y saludable. Hácia el Nor-
historiador no encuentra terreno firme en que apo- te la protegia una elevada montaña, ramal de la gran
yarse antes del siglo que precedió á la conquista es- cordillera ; y atravesaba la ciudad un rio, ó mas bien
riachuelo, con puentes de madera cubiertos de pie-
(4) «Otras cosas ay mas que decir deste Tiaguanaco, que dras pesadas que proporcionaban fáciles medios de
passo por no detenerme : concluyendo que yo para mí tengo comunicacion entre ambas orillas. Las calles eran
esta antigualla por la mas antigua de todo el Perú. Y assi se largas y angostas; las casas bajas, y las de las clases
tiene que antes que los Ingas reinassen con muchos tiempos mas pobres estaban construidas con barro y cañas.
estavan hechos algunos edificios destos: porque yo be oydo
afirmar á indios que los Ingas hicieron los edificios grandes
Pero el Cuzco, era la mansion real, y contenia las
1. amplias moradas de la alta nobleza; y los macizos
del Cuzco por la forma que vieron tener la muralla pared
r; que se vee en este pueblo.» (Cieza de Leon, Cron., capítu- fragmentos que aun existen incorporados en muchos
lo CV.) Véase tambien á Garcilasso (Cm». Real, parte I, de los edificios modernos, prueban el tamaño y la so-
lib. III, cap. I), en donde se hallará una descripciou de estas
ruinas, tomada de un eclesiástico, el cual refiere de ellas
cosas harto maravillosas. Herrera menciona otras ruinas de la
misma antigüedad tradicional. (Historia general de los hechos plenamente la aventurada consecuencia del autor. Todo hom-
de los castellanos en las islas y tierra firme dei mar Océano bre investigador debe desear con Humboldt «que algun sabio
(Madrid, 1750) doc. VI, lib. VI, cap. IX.) M'Culloh, en sus viajero visite las orillas del lago de Titicaca, el distrito del
sensatas reflexiones sobre el origen de la civilizacion peruana, Callao, y las elevadas llanuras de Tia guanaco, teatro de la
cita, con la autoridad de Garcilasso de la Vega, el famoso antigua civilizacion americana.» (Vues des Cordilléres, p. 199.)
templo de Pachacamac, no lejos de Lima , como ejemplo de Y sin embargo, los monumentos de arquitectura de los indí-
arquitectura anterior á la de los Incas. (Hesearches Philoso- genas descubiertos hasta ahora, han suministrado pocos ma-
pineal and antiquarian , concernin thc aboriginal History of teriales para construir el puente que atraviese el oscuroabis-
América Baltimore, 1829, pág. 405.) Si esto es cierto, pue- mo que aun separa al mundo antiguo del nuevo.
de servir de contirmacion á lo que en el testo decimos. Pero (4) Mucho menos de un siglo en verdad. Garcilasso y Sar-
M'Culloh ha caido en un error, á que lo ha conducido su gula, miento, por ejemplo, los dos escritores antiguos de mas re-
Ricaut, traductor de Gareilasso, pues este no habla del tem- putacion, apenas coinciden en un punto al hablar de los
plo como si existiese antes del tiempo de los Incas, sino antes antiguos príncipes perrianos; segun el primero la corona baja
que los Incas conquistasen el pais. Com. Real, p. I, lib. VI, pacilicamente de sucesor en sucesor de una dinastía que no
cap. XXX. se interrumpe; mientras que el otro adorna su narracion con
`I Entre olrasautoridades relativas á esta tradicion, véa- multitud de conspiraciones, destronamientos y revoluciones,
se á Sarmiento, Relacion MS. cap. IIl y IV.—Herrera, His- de esas que brillan en las páginas de la historia de los paises
toria Gen., doc. V, lib. 111, cap. Vl.—Conq. y Pobl. del Perú, mas bárbaros, y por desgracia de los mas civilizados tambien.
1S.—Lárate, Historia del descubrimiento y conquista dei Si añadimos á estos los diferentes autores contemporáneos y
Perú, lib. 1, cap. X, apud Barcia, Histo riadores primitivos del siguiente siglo, que han tratado de los anales peruanos,
de las Indias Occidentales (Madrid, 1749) ton]. 111. En casi se encuentra tal conflicto de contradicciones, que el criterio
todas las tradiciones, se da el nombre de Mane,: Capac al se pierde y se convierte en conjetura. Felizmente esta falta
fundador de la monarquía peruana, aunque con mucha dis- de seguridad en los acontecimientos históricos no se estiende
crepancia con respecto á su historia y carácter. á la historia de las artes y de las instituciones que existían
(5) Mr. Ranking, de quien puede decirse que cuando los españoles llegaron.
(5) Sarmiento, Relacion MS., cap. LVII—LXIV.—Con-
Resuelve dificultades quista y Pob. del Perú , MS. — Velasco, Hist. de Quito,
Las mas ásperas y oscuras, p. 59.—Dec. de la Aud. Real MS.—Garcilasso, Com. Real,
Con tanta facilidad, parte 1, cap. XVlil—XIX, li b . VIII, cap. V—VIII.
Como ensartar una aguja, Este último historiador y otros varios atribuyen la conquis-
cree que «es muy probable que el primer Inca del Perú fuese ta de Chile á Yupanqui, padre de Topa Inca. Las hazañas de
hijo del Gran Kan Kublai.»(Investigaciones históricas sobre ambos monarcas se hallan tan entrelazadas unas con otras,
la conquista del Perú, efe,, por los Mogoles (Londres, 1827), por las relaciones de los diferentes analistas, que en cierto
, 179.) Iáts coincidencias sun curiosas, aunque n0 auteriÑai modo se confundo su identidad personal,
LA CONQUISTA DEL PERÚ. .
lidez de los antiguos (i)-; con!ribuian á la salubridad ellos ni la hoja de un cuchillo (5). El tamaño de algu-
de la ciudad grandes y espaciosas plazas, en que una nos de estos trozos era inmenso, pues los 'labia de
poblacion numerosa de la ciudad y ele las provincias treinta y ocho pies de largo, diez y'ocho de ancho,
remotas se reunía para celebrarlas grandes funciones con seis de espesor (6).
de. su religion. Porque el Cuzco era la Ciudad San- 'Nos llenamos de asombro al considerar que el pue-
ta (2) , y cl gran templo del Sol, al que acudian pece blo que sacaba estas masas enormes de las canteras
grillos desde los mas remotos límites del imperio, era y les daba forma, ignoraba el uso del hierro; que
el edilicio mas magnífico del nuevo mundo, y quizás las traia de canteras que se hallaban á una distancia
.no habria otro en el antiguo que pudieracourparár- de cuatro á quince leguas (7) , sin auxilio de grandes
sele- en la riqueza de sus adornos. cuadrúpedos, atravesando nos y barrancos., y que
liácia el Norte-, en la sierra ó áspera elevacion de las levantaba hasta su encumbrada posicion en la
que ya hemos hablado, eáistia una gran fortaleza, sierra, y finalmente las colocaba con la mas escrupu-
cuyos restos excitan hoy por su tamaño la admiracion losa exactitud sin conocer, las -herramientas y maqui-
del viajero (3). Defendíala por el lado de la ciudad naria de' los europeos. Dícese que veinte mil'hombres
una sola muralla muy gruesa de mil:doscientos pies se ocuparon en la construccion de este gran edificio,
de estension, si bien hubiera bastado para su defensa 'y que tardaron en hacerlo cincuenta años (8). Sea de
por esa parte el precipicio natural que existid. Por el esto lo que fuere, descubrimos aquí la accion de un
otro lado, por donde era mas fácil el ataque, la'de- despotismo que disponia absolutamente del caudal.
fendian dos murallas circulares de la misma estension y de la vida de sus vasallos, y q u e por suave que
que_ la anterior. Estaban separadas á gran distancia fuese en su carácter general , no daba mas precio
una de otra y de la fortaleza, y en los intervalos es- á _estos vasallos cuando estaban empleados en sil
taba levantadla la tierra de modo que las murallas servicio, que á los animales cuyo trabajo desempe-
formaban - un parapeto para las tropas que habían de ñaban.
defenderlas en caso'deataque. 'La fortaleza se'compo- La fortaleza del Cuzco no era mas que una parte
nia de tres torres separadas unas de otras, Una estaba de un vasto sistema'de fortificaciones establecido por
destinada al Inca, y se hallaba alhajada mas bien con los Incas en toda la estensioú de sus dominios. Este
todo el esplendor que correspondía. á la recicl.encia sistema desempeñaba un papel muy importante en su
real, que á lo que debla ser un puesto militar. Las política militar; pero antes que hablemos de este,
otras dos estaban ocupadas por la guarnicion, com- conviene que presentemos al lector un cuadro de sus
puesta de nobles peruanos, y mandada por un oficial instituciones civiles y Ie demos algunas ideas sobre
de la sangré real, porque la posicion era demasiado su sistema de gobierno.
importante para confiarla á manos subalternas. Hlibia El cetro de los Incas, si hemos de creer lo-que dice-
escavaciones -debajo de las torres, y varias galerías su historiador, bajó ensucesion no interrumpida de
subterrátfeas'estaban e, comunicacion con la ciudad padres á hijos durante todo el período en que existió
y con los palacios del Inca (4). su dinastía. Sea de esto lo que fuere, parece probable
La fortaleza ,-las múrallas y las galerías eran -todas que el derecho de sucesion perteneciese al hijo ma-
de piedra; pero los grandes trozos no estaban colo- yor de la Coya, ó reina legítima, como la llamaban
cados en capas sucesivas, sino dispuestos de tal para-distinguirla de la multitud de concubinas que
manera que las piedras chicas ocupaban los inters- poseía el soberano (9). Distinguíase ademas la reina,
ticios que dejaban las grandes. El aspecto de la obra 1- lo menos en los últimos reinados, por la circuns-
era rústico, porque las piedras no estaban pulimen- tancia de ser escojida entre las hermanas del Inca,
tadas sino en los bordes, en que el trabajo era esqu i- arreglo que, por repugnante que sea ü los sentimien-
sito ; y aunque no empleaban ninguna - especie de tos de las naciones civilizadas, era muy agradable á
argamasa , los, diferentes trozos estaban tan admira- los peruanos •porquc les aseguraba un heredero de la.
blemente unidos, que era imposible introducir entre corona perteneciente á la raza pura que ]labia venido
del cielo ,.sin mezcla alguna con el barro de los demos
(1) Garcilasso, Com. Real, lib. VII, -cap. VIII—XI.—Cícza mortales (10)..
de Leon, Crónica, cap. XCII.
«El Cuzco tulio gran manera y calidad, clenio ser fundada (5) Ibid. ubi supra.— Inscripciones, Medallas, Templos,
por gente de gran ser. Auia grandes calles, sabio que eran Edificios, Antigüedades y Monumentos del Perú, MS. Este
angostas, y las casas hechas de piedra pura con tan lindas manuscrito, que antes pertenecía al Dr. Itobertson, y que
junturas, que illustra el antiguedad del edilicio, pues estauan ahora está en el Museo Botánico, es obra de un autor desco-
piedras tan grandes muy bien assentadas.» (Ibid., ubi supra.) nocido, probablemente de la época de Carlos 1II, época que,
Compárese con esto lo que dice Miller de la ciudad segun hoy como observa el agudo erudito que me ha proporcionado la
existe. «Las paredes de muchas de las casas no han experi- copia, era amas notable el espíritu ele sana crítica en los Insto-.
mentado cambio alguno durante siglos. El gran tamaño de riadores españoles.
las-piedras,'Iai variedad de sus formas, y el trabajo inimita- (6) Acosta, Historia natural y moral de las Indias, lib. VI,
ble que en ellas se descubre, dan á la ciudad aquel aspecto cap. XIV.—El mismo midió las piedras. —Véase tambieu
interesante de antigüedad y poesía que llena el ánimo de Garcilasso, Com. Real, lugar citado.
agradable, aunque triste veneracion.» Memorias del general (7) Cieza de Leon, Crónica , cap. XCIIL—Ondegardo,
Miller, al servicio de la república del Perú (Londres, 18'29, Rel. seg., MS. Segun dicen, aun se ven centenares de tro-
segunda ed.) , tom. II, p. 2d5. zos de granito por concluir en una cantera cerca del Cuzco.
(2) c;La imperial ciudad de Cozco, que la aclocaban los in- (8) Sarmiento, Relacion, MS., cap. XLVIII.—Ondegar-
dios corno á cosa sa g rada.» Garcilasso., Com. Real, part. I, do, ltel. seg. MS.—Garcilasso , Com. Real: parte 1, libro
lib. III, cap. X\.—Tambien Ondegardo, Rel. seg. , MS. VII, cap. XXVIII
(5) Véase entre oirás las Memorias de Miller antes citadas, Los españoles, no sabiendo cómo esplicar la ejecueion de
tan gran obra con medios al parecer tau pequeños, la atribu-
que contienen una desrrip e inn nniy interesante del Cuzco mo- yen, con su natural desenfado, al demonio; opiniou que Gar-
derno (ton]. It p. _d5 e si_'.). [,ion ; que recorrió el pais á
cilasso se manifiesta muy dispuesto á apoyar. El autor de las
mediados d .. 1--ī a?, no pone Ji i t » i 1.1; esm esiones `.ntigüed ;r.^'s y Menn•uentos clel Perú , 115. , rebate esta .
de su acial 'acíou. 'Viaje á la Airé ica del Sur, lib. VII, capi-
tulo XII. opinion ^o:; toda la seriedad que el caso es la
(9) Sar:iíie:110 , P ion, 11S_, cap. VII. — GareiIasso,
(4) Betanzas, Suma y narrician de los Iiras, MS. capí-
Com. Real , parle 1, 1 b 1, cap. XX1'I.
tuloXrl.--Ga;ciias;o, Com. Real, parte I, lib VII, capitu- Acosta dice que el hermano mayor del Inca media con
lo XXVII X iX. pre 1 e ,cili ai b o (b VI, cap XII) r)uí;, s co.i •uudiu la
La dciuo ira ta de /a io 'a':' i e m e.'md) en cuanto se con-
Sumó la rolqu. ,;.t, regio f ot elo es amargas a mas de ros.umbre azteca con :a p .;. ,a. En el i t Jeme de Latea'
',uliencia se dice que su.ed`a el hermano cuando no Babia
un español ilustrado , cava x- 03 sin einbae;'o fue impotente hijo. Dec. cto la Ana. Real, MS.
'contra el espíritu de avaricia y de tiranía. Véase Sarmiento, El soror et coiljux.—Segun Garcilasso, el heredero
(1.0)
Relacion MS., cap. XLVIII,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
11
la antigua ceremonia de calzar las espuelas al caba- ejércitos y generalmente los mandaba en persona.
llero cristiano. Entonces se les permitía ceñirse la Imponia contribuciones, hacia leyes, .y nombraba
faja en la cintura, que correspondía á la toga virilis los jueces que habian de administrarlas, á. quienes
de los romanos, y que significaba que ya habian lle- privaba de sus destinos cuando lo juzgaba conve-
gado á la edad de la virilidad. Adornábanles la cabeza niente. El era la fuente y el manantial de todo ; del
con guirnaldas de flores que, en sus varios colores, rango, del poder, de la riqueza. En una palabra, co-
encerraban el sentido emblemático de que la cle- mo • lo espresa la célebre frase del déspota europeo,
mencia y la bondad deben adornar el carácter de todo «él mismo era el Estado (5).»
guerrero valiente , y mezclábanse con las flores al- El Inca, considerándose como un ser superior, ro-
gunas hojas de siemprevivas para significar que estas deaba su existencia de una majestad y pompa bien
virtudes vivirian eternamente (1). Ademas de esto se calculadas para deslumbrar á su pueblo. Su traje era
añadia en la cabeza del príncipe una especie de venda de la lana mas fina de vicuña, teñido con colores bri-
con borlas de color amarillo, tejida con la finísima llantes, y adornado profusamenle con oro y piedras
lana de la vicuña, rque le ceñía la frente como insig- preciosas. Ceñíale la cabeza un turbante de muchos
nia peculiar al heredero de la corona. Presentábanse colores llamado el llautu (6); y una venda con borlas,
en seguida todos los nobles Incas, y empezando por como la que usaba el príncipe, pero de color rojo,
los parientes mas inmediatos, todos se arrodillaban con dos plumas de un pájaro curioso y raro llamado
delante del príncipe y le hacian pleito homenaje como el coraquengue que salian de ella, eran las insignias
sucesor al trono. Por fin toda la reunion se dirigia á pertenecientes á la dignidad soberana. Ilallábanse los
la gran plaza de la capital, donde con cantos, bailes pájaros que producian estas plumas en una region
y otras diversiones públicas terminaba el importante desierta de la montaña, y como se reservaban esclu-
ceremonial del huaraco (2). sivamente para la produccion de estas regias insig-
La semejanza de este ceremonial con el que se ob- nias, se imponía la pena de muerte al que los mataba.
servaba al recibir en la órden de caballería á un caba- Cada monarca sucesivo tomaba dos plumas nuevas,.
llero cristiano en los siglos feudales, no sorprenderá y sus crédulos súbditos creian firmemente que jamas
tanto al lector si recuerda que la misma analogía se habían existido mas que dos individuos de esta espe-
encuentra en las instituciones de otros pueblos mas ó cie para proporcionar su sencillo adorno á la diadema
menos civilizados; y que es natural que las naciones de los Incas (7).
que se dedican principalmente al estudio del arte de Aunque el monarca peruano se hallaba á una dis-
la guerra señalen el período en que termina su carre- tancia tan inmensa de sus súbditos, algunas veces
ra preparatoria con semejantes ceremonias caracte- tenia la condescendencia de mezclarse con ellos, y
rísticas. cuidaba de examinar personalmente la condicion de
Despues de haber pasado por estas pruebas, se las clases inferiores. Presidio algunas de las festivi-
consideraba al heredero como digno de tomar asiento dades religiosas, y en estas ocasiones daba á la no-
entre los consejeros de su padre, y ó se le empleaba bleza grandes convites, en que siguiendo la moda de
en puestos de confianza en lo interior, 6 lo que era naciones mas civilizadas , brindaba por la salud de
mas general, se le enviaba á espediciones remotas aquellos á quienes mas quería (8).
para que practicase en el campo de batalla las leccio-
nes que hasta entonces habla estudiado tan solo en real y la sacerdotal en el Perú, Io que prueba que no sucedia
simulacros bélicos. Ejecutaba sus primeras campañas esto siempre como dice Carll. Mas adelante veremos que la
bajo la direccion de los célebres generales que habian Posicion que ocupaba el gran sacerdote era muy encumbrada
encanecido al servicio de su padre; hasta que, cre- y muy independiente.: «El sacerdocio y el imperio estaban se-
ciendo en añosy en esperiencia, se le daba á éI mis- parados en Méjico; pero en el Perú estaban reunidos, como
mo el mando para que, como Huayna Capac, el vás- sucede en el Tibet y en la China, y como sncedió en Roma
cuando Augusto echó las bases del imperio asimilándole el sa-
tago último y el mas ilustre de su familia, llevase cerdocio ó la dignidad de Soberano Pontífice.» Lettres Ame-
triunfante el estandarte del arco-iris, enseña, de su ricaines (Paris, 1788), trad. fraile., tom I. let. VII.
dinastía, mas allá de las fronteras hasta las tribus (5) «Porque el Inga clava' á entender que era hijo del Sol,
mas remotas de la puna , ó llanura elevada. con este título se hacia adorar, i governava principalmente
El gobierno del Perú era despótico templado en su en tanto grado que nadie se le atrevia; i su palabra era ley,
carácter, pero puro y absoluto en su forma. El mo- i nadie osaba ir contra su palabra ni voluntad : aunque ho-
biese de matar cien mill indios, no havia ninguno en su reino
narca se hallaba colocado á una distancia inmensa de que le osase decir que no lo hiciese.» Conquista y Poblacion
sus súbditos. Hasta los mas encumbrados de la no- del Pirú, MS.
bleza inca, que creian descender del mismo origen (6) Nota del traductor. Creemos que en esta parte
divino que el soberano , no se atrevian á presentarse Mr. Prescott padece una lijeraequivocacion.En algunas colee
delante de él sino descalzos y cargados con un ligero ciones de antigüedades peruanas que nosotros mismos hemos
bulto en señal de sumision (3). Corno representante visto en el Perú y en Bolivia, se conservan unas fajas de oro
puro muy flexible, como de pulgada y media de ancho y va-
del Sol , era el gefe del órden sacerdotal, y presidia ra y media de largo, que segun la tradicion generalmente re-
las fiestas religiosas mas importantes (4). Levantaba cibida en el pais, era la verdadera insignia de la dignidad real.
Estas fajas 6 cintas son sumamente escasas y se encuentran
(1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib VI, cap. XXVII. con las momias de sepulcros que parecen haber contenido in-
(2) Ibid., part. I, lib. VI, cap. XXIV y XXVII. dividuos de la familia real. Todos los sepulcros de indios anti-
Segun Fernandez los candidatos vestian una camisa blanca guos se llaman en aquel país huatas, y todos ellos contienen
eón cosa que se asemejaba á una cruz bordada en el pecho. muchascuriosidades, entre ellas algunas de gran valor intrín-
Historia del Perú (Sevilla, 1571), parte II, lib. III, cap. VI. seco, como idolillos y adornos de oro puro.
Podemos figurarnos que estamos tratando de una ceremonia (7) Cieza de Leon, Crónica, cap. CXIV. — Garcilasso;
Com. Real, parte I,lib. I, cap. XXII; lib. VI, cap. XXVIII.
caballeresca de la edad media. lib. VI, cap. XII.
(3) Zárate, Conq. del Perú, lib. I, cap. V1.—Sarmiento, Acosta,
(8) Sorprende encontrar entre los indios americanos esta
Relacion, MS., cap. VII. costumbre social y amistosa de nuestros sajones, algo decaída
«Porque verdaderamente á lo que yo he averiguado toda hoy dia, gracias á las caprichosas innovaciones de la moda.
la pretension de los Ingas fue una subjeccion en toda la gente, Garcilasso trata con mucha estension de las ceremonias.que
qual yo nunca he oido decir de ninguna otra nacion en tanto se observaban en la mesa real. (Com. Real, parte I, lib. VI,
grado, que por mui principal que un señor fuese, dende que XXIII.) Las únicas horas de comer eran las ocho 6 las
entrava cerca del Cuzco en cierta señal que eslava puesta en cap.
nueve de la mañana, y cuando se ponia el sol, lo que ocurria'
cada camino de cuatro que hai, havia dende allí de venir car- casi á la misma hora en todas lasestaciones en la latitud
gado hasta la presencia del Irga, y allí dejava la carga y ha- del Cuzco. El historiador de los Incas confiesa que aunque co-
cia su obediencia.» Ondegardo, Relacion primera, MS. mian poco, solian beber mas de lo regular, prolongando á ve-
(4) Solo en una 'de estas fiestas seamalgaban la autoridad
1 4 BIBLIOTECA DE GASP, R 1" ROIG.

to es que no hay hecho alguno mas completamente estaban sentados en sillas de oro con las cabezas in-
probado por los mismos conquistadores , que estaban clinadas al suelo y las manos tranquilamente cruzadas
en la mejor situacion para juzgar, y que no tenían sobre el pecho. Sus rostros conservaban su natural
motivo alguno para faltar á la verdad. Los poetas ita- color oscuro, menos espuesto á cambios que el color
lianos, en sus espléndidas pinturas de los jardines de mas sonrosado de una cara europea ; y su cabello,
Alcina y de Morgana, se acercaron á la verdad mas negro como azabache, ó plateado por la edad, perma-
de lo que creian necia lo mismo que durante su existencia. Se aseme-
Pero crecerá de punto nuestra sorpresa si reflexio- jaban á un grupo solemne de adoradores, abismados
namos que toda la riqueza que poseia el monarca pe- en el silencio de la devocion ; tan bien se conservaban
ruano no consistia mas que en lo que él mismo había las formas y el aspecto de la vida. Los peruanos tuvie-
acumulado para sí. Nada debia á la herencia de sus ron tan buen éxito como los egipcios en esos misera-
predecesores. Cuando moria un Inca se abandonaban bles esfuerzos para perpetuar la existencia del cuerpo
sus palacios ; todos sus tesoros , con la escepcion de mas allá de los límites que le ha señalado la naturale-
los que se aplicaban á su entierro , sus muebles y sus za (5).
vestidos, se quedaban como él los dejó , y sus nume- Otra ilusion mas estraña aun consistia en el respeto
rosas residencias se cerraban para siempre. El nuevo que seguian tributando á estos restos inanimados
soberano tenia que proveerse de nuevas cosas para como si estuviesen llenos de vida. Una de las casas
sostener el lujo de su posicion. La razon en que esta pertenecientes á un Inca difunto se conservaba abier-
costumbre se fundaba era la creencia popular de que ta y ocupada por su guardia y servidumbre con toda
el alma del monarca difunto volvería despues de algun la pompa correspondiente á la dignidad real. En cier-
tiempo á animar de nuevo su cuerpo en la tierra, y tas festividades se sacaban con gran ceremonia los
deseaban que encontrase todas las cosas á que habia cuerpos respetados de los monarcas á la plaza mayor
estado acostumbrado durante su vida en el mismo es- de la capital. Los capitanes de las guardias de los res-
tado en que las dejara (f ). pectivos Incas, invitaban á los diferentes nobles y
Cuando un Inca moria, ó, como decían ellos, «cuan- oficiales de la córte, y se daban convites en nombre
do volvia á ser llamado á la mansion de su padre, el de sus amos, en que se desplegaba toda la profusa
Sol (2), n celebrábanse sus funerales con gran pom- magnificencia de sus tesoros; y, segun dice un anti-
pa y solemnidad. Estraíansele al cuerpo los intestinos guo cronista, ninguna ciudad del mundo vió jamas
y se depositaban en el templo de Tampu, como á unas tal acumulacion de plata, oro y alhajas como la que
cinco leguas de la capital. Enterrábase con él una se veia en la gran plaza del Cuzco en esta ocasion (6).
gran cantidad de sus alhajas y plata labrada, y sobre Servian el banquete los criados de las respectivas ser-
su tumba se inmolaba gran número de sus criados y vidumbres, y los convidados comían en presencia del
concubinas favoritas, habiendo caso en que, segun real cadáver con la misma etiqueta que si hubiese
se dice, llegó á mil el número de las víctimas (3 ). presidido el festin el monarca vivo (7 ).
Algunos de ellos manifestaban la natural repugnancia La nobleza del Perú consistia de dos órdenes ; la
al sacrificio que se ve algunas veces en la India entre primera ,y sin comparacion la mas importante, era
las víctimas de una supersticion semejante. Pero es- la de los Incas que, preciándose de descender del
tos eran sin duda los criados mas subalternos , ya que mismo tronco que su soberano, vivian por decirlo así,
á las mujeres se las ha visto en mas de una ocasion en el reflejo de la luz de su gloria. Como los monarcas
tratar de suicidarse cuando se les ha impedido probar peruanos se aprovechaban muy estensamente del de-
su fidelidad por medio de este acto de martirio conyu- recho de la poligamia, dejando familias de ciento y
gal. Seguia á esta triste ceremonia un luto generalJen aun de doscientos hijos ( 8 ) , los nobles de la sangre
todo el imperio. Durante un año se reunía el pueblo,
con intervalos señalados, para renovar las espresio- (5) Ondegardo, Rel. prim. MS.—Garcilasso, Com. Real,
nes de su dolor; se hacian procesiones en que se des- parte I, lib. V, cap. XXIX.
plegaba la bandera del difunto monarca ; confiábase Los peruanos escondieron estas momias de sus soberanos
despues de la conquista, para que no las profanasen los espa-
á poetas y trovadores el cuidado de referir y conser- ñoles con sus insultos. Ondegardo, siendo corregidor de Cuz-
var la relacion de sus hazañas ,y repetíanse estas can- co, descubrió cinco de ellas, tres hombres y dos mujeres. Las
ciones en las grandes festividades en presencia del primeras eran los cuerpos de Viracocha, del gran Tupac Inca
monarca , estimulando así á los vivos con el ejemplo Yupanqui y de su hijo Huayna Capar. Garcilasso las vió en
glorioso de los muertos (4). 1560. Vestian el traje real, sin mas insignia que el llaucu en
Despues de embalsamado con mucha destreza el la cabeza. Estaban sentadas y segun él mismo dice, en un es-
cuerpo del Inca, se le trasladaba al gran templo del tado tan perfecto de conservacion , que no les faltaba ni un
pelo de las cejas. Al llevarlas por la calle, cubiertas con man-
Sol en el Cuzco. Allí el monarca peruano , al entrar tas, los indios se hincaban de rodillas en serial de respeto, con
en el santuario terrible, podia contemplar las efigies muchas lágrimas ysuspiros; y se enternecieron aun mas cuan-
de sus regios predecesores colocadas en dos filas do vieron que algunos españoles se descubrían al pasar los
opuestas , los hombres á la derecha , y sus esposas á restos mortales de los que fueron monarcas. (Ibid. ubi supra.)
la izquierda del gran luminar que brillaba en oro re- Posteriormente se llevaron los cuerpos á Lima; y el padre
fulgente en las paredes del templo. Los cuerpos reves- Acosta que los vió allí unos veinte años despues, dice que aun
tidos con el ropaje real que acostumbraban á llevar, estaban perfectamente conservados.
(6) «Tenemos por muy cierto, que ni en Jerusalen, Ro-
ma, ni en Persia, ni en ninguna parte del inundo, por ningu-
na república ni reyde él, se juntaba en un lugar tanta rique-
(i) Acosta, lib. VI, capítulo XII.—Garcilasso, Com. Real, za de metales de oro y plata y pedrería como en esta plaza de
parte I, lib. VI, cap. IV. Cuzco, cuando estas fiestas y otras semejantes se hacían. »
(2) Los aztecas tambien creian que el alma del guerrero Sarmiento, Relacion, MS., cap. XXVII.
que moria en batalla iba á acompañar al sol en su ^irillante (7) Id., Relacion, MS. , cap. VIII—XXVII.—Ondegar-
curso por la esfera. (Véase Conquista de Mejico, lib. I, capí- do, Rel. segunda, MS.
tulo III.) Sin embargo, no se honraba así la memoria de todos los
(3) Conq. y Pob. del Pirú, DIS. —Acosta, libro V, capi- príncipes, sino de aquellos que habían sido grandes y buenos,
tulo VI. de quienes Sarmiento dice, «los que habiendo sido en vida
Cuatro mil víctimas de estas, segun Sarmiento, lo que es buenos y valerosos, generosos con los indios en hacerles mer-
quizás una exageracion, adornaron los funerales de Huayna cedes, perdonadores de injurias, porque áestos talescanoniza-
Capas, el último de los Incas antes de la llegada de los espa- ban en su ceguedad por santos y honraban sushuesos sin en-
ñoles. Relacion, MS. , cap. LXV. tender que las ánimas ardian en los infiernos, y creían que
(4) Cieza de Leon, Crónica, capítulo LXII.—Garcilasso, estaban en el cielo.» Ibid, úbi, supra.
Com. Real, parte I, lib. VI, cap. V.—Sarmiento, Relacion, (8) Garcilasso dice que mas de trescientos. (Com. Real,
MS., cap. VIII.
parte I, lib. III, cap. XIX.) El hecho, aunque algo sorpreu-
LA CONQUISTA DEL PERÚ. t5 .
real, aunque se conocían por tales solamente susdes- al soberano por los, 'lazos de la sangre tenian simpa-
cendientes en la línea masculina, llegaban á ser con tías comunes, y.en gran parte intereses idénticos.
el tiempo muy 'numerosos (i ). Dividíanse en' varias Distinguiéndose por un traje y unas insignias peculia-
lineas, cada una de las cuales buscaba su origen en res , como igualmente por el nacimiento y el idioma,
un individuo de la dinastía real, aunque todas termi- del resto de la nacion , no se confundia jamas con' las
naban en el divino fundador del imperio: otras tribus y naciones incórporadas en la gran monar-
Distinguíanse por muchos privilegios importantes; quía peruana. Despues del trascurso de siglos , con-
usaban un traje particular; hablaban, si hemos de servaba aun su individualidad como un pueblo pe-
creer lo que dicen los cronistas, un dialecto que les culiar y separado. Era relativamente á las razas
era peculiar (2) , y se aplicaba á su manutencion la conquistadas del país lo que.los romanos á. las bárba-
mejor parte de las propiedades públicas. Casi todos ras tríbus del imperio, ó los normandos á los antiguos
ellos vivían en la córte, cerca de la persona del prín- habitantes de las islas brilÚnicas. Agrupada alrededor
cipe, tomando parte en sus consejos, y comiendo con del trono, formaba una falange invencible que lo de-
él, ó recibiendo sus alimentos de su mesa. Solo á el los fendia, lo mismo de las conspiraciones secretas, que
podian conferirse las altas dignidades del sacerdocio. de la abierta insurreccion. Aunque viVia principal-
Confiábaseles el mando de los ejércitos , el de las guar- mente en la capital, tambien sus indíviduos'estaban
niciones remotas ,y el de las provincias, y en una distribuidos por todo el país en todos los altos destinos
pa abra, á ellos perteuecian todos los empleos de con- y en todos los puestos militares fortificados; estable-
lin aza y de lucro (3 ). Hasta las leyes, que general- ciendo así líneas de comunicaciou con la córte, que
mente eran muy severas, no parecen haber sido he- proporcionaban al soberano medios para obrar simul-
chas para ellos; y el pueblo , revistiendo á toda esa táneamente y con buen efecto en las regiones reas re-
órden de nobleza de una parte del sagrado carácter motas de su territorio. Los nobles ademas poseían una
que perteuecia al soberano, creia que un noble Inca preeminencia intelectual que los realzaba á los ojos
era incapaz de cometer un crimen (4 ). del pueblo tanto como su rango mismo. Realmente
La otra órden de nobleza era la de los curacas, ca- puede decirse que esta era la base primera dé su au-
ciques de las naciones conquistadas ó sus descendien- toridad. Los cráneos de la raza inca manifiestan una
tes. Generalmente el gobierno les confirmaba su posi- superioridad indudable sobre las denlas razas del pais
cion; pero exigía que visitasen de cuando en cuando en cuanto á la estension de la inteligencia (7); y no
la capital, y que dejasen educar en ella -á sus hijos puede dudarse tampoco que este fue el origen de
como rehenes que respondian de su lealtad. No es fá- aquella civilizacion particular y de aquella•política
cil definir la naturaleza ó la estension de sus privile- social que hizo á la monarquía peruana superior á to-
gios. Poseían mas ó menos poder segun la estension dos los denlas estados de la América del Sur. De dón-
de sus patrimonios y el número de sus vasallos. Su de vino esta raza notable ,y cuál -fue, su historia pri-
autoridad se trasmitía generalmente de padre á hijo, mitiva, son cuestiones que pertenecen á esa catego-
aunque á veces el pueblo elegia el sucesor (5 ). No ría de misterios que descubrimos tan á menudo en los
ocupaban los empleos mas elevados del estado, ni los anales del nuevo mundo, y que aun no han podido
que estaban mas próximos á la persona del monarca, disipar ni el tiempo ni los esfuerzos de los anti-
como los nobles de sangre. Su autoridad segun pare- cuarios. _ -
ce , era generalmente local , y siempre subordinada á
la jurisdiccion territorial de los gobernadores de las CAPITULO II.
provincias que pertenecian á la órden de los Incas (6). Ordenes del estado — Administracion de justicia. — Dí-
La nobleza inca era en realidad la que constituia la vision de las tierras. — Rentas y regist ro. — Caminos
verdadera fuerza de la monarquía peruana. Ligada reales y postas. — Táctica- militar y política. .
dente, no es increible, si como IIuayna Capac, encerraban Si nos sorprende el aspecto original y peculiar de
setecientas mujeresensu serrallo. Véase Sarmiento Rel., MS., lo que puede llamarse-lt aristocracia peruana, mucho
capitulo VII. mas sorprendidos quedaremos al descender á las ín-
(1) Garcilasso habla de una clase de Incas por privilegio, fimas clases sociales, y al contemplar lo artificial del
á quienes se permitía usar el nombre y disfrutar de muchas carácter de sus instituciones, taxi artificiales como las
de las inmunidades de la sangre real, aunque solo descendían de la antigua Esparta, y , aunque por diferentes mo-
de los grandes vasallos que sirvieron á las órdenes de Manco tivos, tan repugnantes como. ellas á los principios
Capac. (Com. Real, parte I, lib. I, cap. XXII.) Desearíamos
encontrar la menor confirmacion de este hecho importante
esenciales de la naturaleza humana. Las leyes de Li-
á que alude Garcilasso con mucha frecuencia. curgo, sin embargo, estaban destinadas á un estado
(2) «Los Incas tuvieron otra lengua particular que habla- pequeño, mientras que las del Perú, aunque tenian
ban entre ellos que no la entendian los demas indios, ni les la misma alaicacion al principio, parecian poseer,
era licito aprenderla, como lenguaje divino. Esta, me escriben como la tienda mágica del cuento árabe ,una facultad
del Perú que se ha perdido totalmente ; porque como pereció indefinida de espansion, y se acomodaban igualmente
la república particular de los Incas, pereció tambien el len- á la situacion floreciente del imperio, y á los primeros
guaje de ellos.» (Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VII, ca- pasos de su carrera. En esta notable adaptacion a]
pítulo I.)
(3) «Una sola gente hallo yo que era exenta, que eran los cambio de. crcunstancias, vemos la prueba de un
Iugas del Cuzco y por allí alrededo r de ambas parcialidades, ingenio que indica un adelanto no pequeño de civilí-
porque estos no solo no pagaban tributo, pero aun comino de zacion.
lo que traian al Inga de todo él reino y estos eran por la mayor El nombre de Perú no era conocido á los naturales.
parte los gobernadores en todo el reino ; y por donde quiera Fue dado al pais por los españoles, y, segun se dice,
que iban se les hacia mucha honra.» Ondegardo Bel. prime- nació de una equivocacion del nombreindio deario M.
ra, MS.
(4) Garcilasso, Con Real, parte I, lib. II, cap. XV.
(5) En este 'caso , segun parece, se presentaba el sucesor (7) La importante obra del Dr. Morton contiene varios di-
al Inca para que lo confirmase. (Dec. de la' Aud. Real, MS.) serios del cráneo Inca y del cráneo coman peruano , probando
Otras veces el Inca mismo escoe•ia el sucesor entre los hijos del que el ángulo facial en el primero, aunque no mu y grande; era
difunto curaca. En una palabra, segun Ondegardo , no habla mucho mayor que el segundo, que era estrao•dinariamcnte
regla alguna de sneesion que no pudiera anular la voluntadso- chato y escaso de carácter intelectual. Crauia Americana. (Fi-.
berana del Inca. Rel. prima., MS. bidcilla, 1Sbl.)
(6) Garcilasso, Con. Beal, parte I, lib. IV,cap. X.—Sar- (8) Pelu, segun Garcilasso, era el nombre indio de -rio, y
fue pronunciado por uno de los naturales al responder á una
miento, llelaciol , M. S. , cap. XI.—Dec. de la Aud. Real, pregunta que le hicieron los espailoles, quienes creyeron que
MS .—Cieza de Leon , Crónica, cap. XCIII.—Conquista y
era el nombre del pais. (Can. Real; parte 1, lib. í, cap. VI. )
Pub. del Pila), MS.
R1I11.IOTEC.t pE CASCAR Y Rlllc.
10
Sea de esto lo que fuere, lo cierto es ene los nato ra- tras que los mas 'elevados temían basta cierto punto
lesno ter flit otro epíteto p ara riesit;uar • la gran colee- autoridad en materias de p olítica. I'or (di mo , todo
ciou de tribus y ilaciones re un lis tajo el cetro de los el imperio estaba rlivirlidO en secciones ó departa-
Incas, qi.rc el de Tur • ant nsuytt, ú «las cuatro partes mentos de diez mil habitantes, cado uno de los cuales
del Inundo (,i ).» l:s'o no sorprenderá á un ciudada- tenia un gobernador de la nr.bleza Inca que mandaba
no de los Estados•Unidosgue no tiene 1015 nombre á !OS curaras y otros empleados subalternos del dis-
para clasificarse ente las n a ciones que el que toma de trito. Había bu-tibien tribunales de justicia, que se
tina de las parles del mando (2). El reino, conforme componían de magistrados, en cada una de las ciu-
su nombre lo indica, estaba dividido en cuatro parles, dades ó pueblos, con Pirisdiccion en materia de deli-
cada 111111 de las cualesse di4ti i i la de la otra por un tos leves , al paso que los de carácter mas grave se -
título diferente, y á cada una de las cuales ileg if a nao sometían á jueces su periores, que eran generalmente
de los cuatro grandes ea tui i nos que pi dio u del Cuzco, lis gobernadores de los distritos. Estos jueces reci-
capital ó centro ale 1'1 monarquía peruana. La ciudad bían su autoridad y su apoyo de la corona, que los
estaba igualmente rlie¡.1 da cn cuatro barrios; y las nombraba y separaba segun su voluntad. Tenian
diferentes razas que se rennida allí de los puntos dis- obligacion de sentenciar todo pleito en cinco Bias,
tantes del reino, vivian en el barrio mas próximo á contados desde aquel en que se Babia sometido á su
sus provincias respectivas. Todas seguían usando su decision, y no habla apelacion de un tribunal á otro.
traje peculiar, de modo que era fácil saber su origen; Sin embargo se adoptaban importantes precauciones
el unisino órden y sistema ale arreg l a de la variarla para asegurar la rectitud de la justicia. Una comision
poblacion que existía en la capital, exist.iaigualmente ale visitadores recorria el reino de cuando en cuando
en las grandes provincias del imperio. La en pit.al efec- para tomar informes sobre el carácter y conducta de
tivamente era una copia en miniatura del imperio en los magistrados , y cualquier descuido ó infraccion
general (3). • del deber se castigaba de una manera ejemplar. Tam-
Al frente de cada una ele las cuatro grandes pro- bien se exigua á los tribunales inferiores que diesen
vincias balda un virey ó gobernador que la regia con mensualmente cuenta de sus actos á los superiores ,y
el auxilio de uno ó mas consejos para los varios de- estos á su vez la daban á los vireves; de modo que el
parlamentos. Estos vireyes solian residir de cuando monarca, sentado en el centro de sus dominios, po-
en cuando en la capital, donde coustitnian una espe- día dirigir la vista á sus estremidades mas remotas,
cie de consejo (le estado del Inca (1). Toda la nacion y revisar y rectificar cualquier abuso que hubiese en
estaba dividida en décadas, ó cuerpos pequeños de la administracion de justicia (6).
diez individuos; y de cada diez hombres . uno era el Las leyes eran pocas y sulnamente.severas. Casi
gefe de los demos, y á é! !e tocaba ver que disfrutasen todas se aplicaban á asuntos criminales. Pocas leyes
los otros de los derecuos é inmunidades que les cor- de otra clase necesitaba una nacion que tenia poco
respondían, solicitar el apo d o del gobierno en su fa- comercio, ningun dinero, y casi nada que pudiera
vor cuando fuese necesario , y entregar los crimina- llamarse propiedad fija. Los crímenes de robo, adul-
les á la justicia. Estimulálra'os á cumplir con este terio y asesinato se castigaban can la pena capital,
ultimo deber una ley que, en caso de negligencia, aunque se disponía saldan-tenle la admision de cir-
les iinpouia la misma pena que llabria esperirnentado cunstancias atenuantes que pndian mitigar el cas-
el criminal. Bajo la amenaza constante de esta ley, es tigo (7). Tarnbien se castigaban con la muerte la
probable que el magistrado peruano no se durmiese blasfemia contra el Sol y las maldiciones al inca, crí-
á menudo en su puesto H. menes que en realidad y enian á ser idénticos. Quitar
Uividíase ademas el pueblo en cuerpos de cincuen- los linderos de las propiedades, variar el curso del
ta , ciento, quinientos y mil, cada uno ccn sa ge l b agua para regar la tierra propia á espensas de la age-
que tenia el mando general de los inferiores, mien- na , y quemar una casa, eran delitos que tambien se
ri
castigaban con mucha severidad. Quemar un puerto
^ Estos errores han dado origen a muchos nombres de lugares, era delito de muerte. El Inca no consentia que se
tanto en la América del Norte como en la del Sur. Montesinos opusiese obstáculo alguno á aquellas facilidades de
sin embargo niega que exista semejante voz para significar contunicacion tan esenciales al mantenimiento del
rio. (Mem. Antiguas, IIS., lib. cap. II.) Segun este escritor el órden pírblico. En caso de rebelion de una ciudad ó
Perú era el antiguo Ophir de donde Salomon sacó tantos tesoros; de una provincia , se la asolaba y esterminaba á sus
y que por una traasicion muy natural se convirtió con el tiem-
po en Phirú, Pirú , Perú. El primer libro de las Memorias, habitantes. La insurreccion contra el «Hijo del Sol,»
que comprende de treinta ydos capítulos, está dedicado á este era el mayor de todos los crímenes (S).
precioso descubrimiento.
{ 1) Ondegardo, Bel. prior. , â 1S. t Garcilasso, Com. Real, (65 Der. de la And. •Real, MS.—Ondegarclo, Ref. princ.
parte I, lib. Il, cap. XI. y sig.—MS.—Garcilasso, Cona. Real,part. I, lib. II, capí-
(2) Sin embargo, un americano puede alimentar su vani- tulo^ XI—XIV.—Montesinos, ?fem. Antiguas, MS. , lib. II,
dad con la idea de que le ha sido concedido el nombre de una cap. VI.
parte del mundo habitada por tantas naciones civilizadas. Las noticias que nos clan los autores antiguos de los tribu-
(3) Garcilasso, parte I, cap. IX—X.—Cieza de Leon, Cró- nales peruanos, son Huy escasas y poro satísiactorias. hasta
nica, cap. XCIII. la ardiente u uagivacion de Garcilasso flaquea y no alcanza á
La capital sé hallaba dividida ademas en dos partes , la su- salvar el vicio.
perior y la inferior, lo que segun dicen indicaba el origen di- (7) Oncicgrirdo, Bel. princ., BIS. —Berrera, Ilist. Gene-
ferente ale la poblacion.'farubien existía esta divisioa en las ral , der. V. lib. IV, cap. 111.
ciudades interiores. Ondegardo, Bel. segunda, MS. El robo se casti gaba con menos severidad si el que lo había
(4) Der. de la aud. Real, 1115.—Garcilasso, Com. Real, cometido lo necesitaba realmente para subsistir. Es circuns-
parte I, lib. II, clip. XV. tancia muy particular que la lry peruana no establecía dil'e-
/le sacado de Carcilosso esta noticia sobre los consejos. renri:ī alguna cutre la fnrnilisarotr y el adulterio, pass que
Garcilasso colma muchos varios que dejaron abiertos sus com- ambos se casti gaban ron 10 pena de mocete. Sin embargo, no
pa;leros de trabajos. Es dndnso que en todos les casos estas es- parece que estaba . en uso esta ley, mesto que se estrbiecil nr,
1tícaciones que suplen los varios puedan resistir al tiempo tan ó á la ancuns ce 1 • eraban, prostitutas en los arrabales de las
bien romo el resto de la obra. ciadar'm. \'(ase Garcüa s o, Cola. Real, parle I, libro IV,
(5) Ucr. de la And. Rea!,MS.—M)ntesinos, Mnm. An- rap. XX\IV.
ti_uas, 1115. , lib. 11, capilliio VI.— Ō nde;ardo Reactor (R) Sarmiento, Relarinn, MS., can. X\111.
prior., MS. ,,Y des trillare entre ello s llamaban' nnueves , y e s ta pala-
Esta division de tos peruanos es sumamente análoga á la de bra es la cuas alri_iada de talas cuantas pueden derir :í un
los sajones en centenares y decenas. Pero la ley sajona era indio del Piró, que quiere decir traidor á su señor.» (Conq.
mucho mas humana, porque solo imponía una multa al distrito y poi) . del Pire , MS.) «En las rebeliones y alzamientos se
en el caso de escaparse el criminal. hicieron los castigos tau ásperos, que apunas veces asolaron
LA CONQUISTA bEL rEnú. 17
La severidad y sencillez del código peruano pare- taba el territorio de la monarquía; pero la proporcion
cen indicar un estado social poco adelantado , que variaba segun la cantidad de pobladores, y la mayor
tenia poco complicados intereses y pocas relaciones ó menor cantidad de terreno que se necesitaba para
de aquellas que pertenecen á una sociedad civilizada, su sustento (4).
estado en que aun no se habia desarrollado bastante Los productos de las tierras pertenecientes al Sol,
la ciencia ele la legislacion para economizar los pade- se aplicaban á la conservacion de los templos y al sos-
cimientos humanos, acomodando proporcionalmente tenimiento de las costosas ceremonias del culto pe-
los penas á los crímenes. Pero debemos considerar ruano y de su inmenso sacerdocio. Los de las que
las instituciones peruanas desde un punto de vista pertenecían al Inca, servian para sostener el lujo de
muy diferente de aquel en que estudiamos las de otras la dignidad real, y para alimentar los innumerables
naciones. Las leyes emanaban del soberano, y ese so- individuos que componian su servidumbre y sus pa-
berano tenia una mision divina, y era de naturaleza rientes, ademas de pagar todas las atenciones del go-
divina. Violar la ley no era tan solo insultar la ma- bierno. El resto de las tierras se dividia, pr capita,
jestad del trono, sino cometer un sacrilegio. Así en partes iguales entre el pueblo. La ley mandaba,
considerado, el menor delito merecia la pena de como mas adelante veremos, que llegado á cierta
muerte, el mas grave no podio incurrir en pena edad todo peruano se casase. Cuando ocurría esto,
mayor (1). Sin embargo, en la aplicacion de sus cas- el pueblo 6 distrito en que vivía le proporcionaba una
tigos no desplegaban una crueldad inútil, y no se casa, que construida con pobres materiales, se hacia
prolongaban los padecimientos de las víctimas por á poca costa. En seguida se le señalaba cierta canti-
medio de esos tormentos ingeniosos tau comunes dad de tierra suficiente para su mantenimiento y el
entre las naciones bárbaras (2). de su mujer. Concedíasele otro trozo ademas por cada
Estas disposiciones legislativas podrán parecernos hijo, siendo la cantidad que se daba para un hijo va-
muy defectuosas, aun comparadas con las de las ra- ron , doble de la que correspondia pera una bija. La
zas semi-civilizadas de Anahuac, donde existia una divisiou del suelo se renovaba cada año, y la parte
graduaciou de tribunales, y en que el derecho de de cada cual se aumentaba ó se disminuía segun el
apelacion de unos á otros daba bastante seguridad á número de individuos de su familia (5). El mismo
la justicia. Pero en un pais como el Perú, donde ape- arreglo se observaba en lo tocante á los curacas,
nas se conocían mas causas que las criminales, el de- con la diferencia de que se les asignaba un terre-
recho de apelacion no era tan importante. La ley era no correspondiente á la superior dignidad de su
sencilla , su aplicacion fácil; y cuando el juez era rango (6).
recio, tan probable era que la causa se decidiese con- No se puede imaginar una ley agraria mas eficaz y
forme á justicia en la primera como en la segunda mas completa que esta. En otros países en que se ha
instancia. La inspeccion de los visitadores y el in- adoptado una ley de esta especie, su accion ha cedido
forme mensual de los tribunales, eran garantías no con el tiempo al curso natural de los acontecimien-
despreciables de integridad. La ley que exigia una tos, y ya por la superior inteligencia y economía de
sentencia dentro del quinto dia, pareceria poco apli- uno, ya por la prodigalidad de otros, se han des-
cable á la complicacion y litigio embarazoso de un arrollado las acostumbradas vicisitudes de la fortuna,
tribunal moderno. Pero en las sencillas cuestiones y han vuelto las cosas á su natural desigualdad. Hasta
sometidas á un juez peruano, la dilacion hubiera sido la férrea ley de Licurgo dejó de obrar despues de al-
cosa por denlas inútil . ; y los españoles, que conocen gun tiempo, y se desvaneció ante la influencia del
bien los males que traen consigo los pleitos intermi- lujo y de la avaricia. Lo que mas se acerca á la cons-
nables, eu que el que triunfa queda con demasiada titucion peruana es quizas la de la antigua Judea,
frecuencia arruinado, celebran mucho esta justicia donde en el gran jubileo nacional, que ocurria al ter-
rápida y económica (3). minar cada medio siglo, las haciendas volvian á sus
Las disposiciones fiscales de los Incas y las le; es primitivos propietarios. Pero existia en el Perú esta
relativas á la propiedad, son los rasgos mas notables importante diferencia , que no solo terminaba la pro-
de la política peruana. 'Todo el territorio del imperio piedad , si así podía llamarse , con el tiño, sino que
estaba dividido en tres partes, una para el Sol , otra durante este período el poseedor no tenia el derecho
para el Inca , y la última para el pueblo. No se sabe á
punto lijo cual de las tres era la mayor. Las propor-
(4) Acosta, lib. VI, cap. XV.—Garcilasso, Com. Real,
ciones variaban mucho en las diferentes provincias. parte I, lib. V, cap. I.
La distribucion se hacia segura el mismo principio «Si estas partes fuesen iguales, ó cuál fuese mayor, yo lo
general , á medida que cada conquista nueva numen- he procurado averiguar; y en unas es diferente de otras; y
finalmente yo tengo entendido que se hacia conforme á la
las provincias de todos los varones de edad, sin quedar nin- disposicion de la tierra y á la calidad de los indios.» Ondegar-
guno.» Oudegardo. Rel. prior., MS. do, Rel. prim., MS.
(1) «El castigo era riguroso, que por la mayor parte era (5) Oudegardo, Rel. prior., MS. —Garcilasso, Com. Real,
de muerte, por liviano que fuese el delito; porque decían que parte 1, lib. , cap. II.
no los castigaban por el delito que habian hecho, no por la La cantidad que se concedía á dos recien casados, segun
ofensa apena, sino por haber quebrantado el mandamiento, Garcilasso, subia á fanega y inedia de tierra. Adjudicábase
y rompido la palabra del Inca., que lo respetaban corno á igual cantidad por cada hijo varon que nacía, y la mitad por
cada hembra. La fanega era aquella cantidad de tierra que
Deis.» Garcilassu, Com. Real, parte I, lib. II, cap. XII.
podía sembrarse con cien libras de mala. En el fértil territo-
(2) Uno de los castigos mas comunes para culpas leves,
consistía en llevar una piedra á cuestas. Como observa muy rio del Perú esto era muy suficiente para una familia.
bien Mr. Culloch, un castigo en que no se impone roas pade- (6) Ibid, par. I, lib. V, cap. III.
Es cosa muy singular que al paso que se habla tanto
cimiento que el que resulta de la vergüenza, prueba sensibi-
del monarca Inca, se diga tan poca cosa de la nobleza, de
lidad y civilizacion. Investigaciones, p. 361. sus estados, ó del derecho en virtud del cual los poseian. Su
(3) La real audiencia del Perú en tiempo de Felipe II, y historiador nos dice que disfrutaban de las mejores tierras en
no puede haber en esta materia autoridad mas competente, cualquier punto en que residiesen, ademas de la parte que
aprueba de una manera enfática la economía y la eficacia de les correspondia en las del Sol y en las del Inca , corno lujos
la administracion de la justicia entre los Incas. «De suerte del uno y parientes del otro. Tambien nos dice que recibnan
que los vicios eran bien castigados, y la gente estaba bien sus provisiones de la mesa real cuando residían en la córte
sujeta y obediente; y aunque en las dichas penas había esce-
(lib. VI, cap. III). Pero todo esto es sumamente vago. El que
so, redundaba en buen gobierno y policía suya, mediante estudia la historia descubre muy pronto que pocas noticias
ella eran aumentados.... Porque los indios alababan la gober- exactas puede sacar sobre las instituciones de un siglo y de
nacion del higa, y aun los espaiioles que algo alcanzan de
un pueblo bárbaros, de las obras de los analistas contempo-
ella, es porque todas las cosas susodichas se determinaban
ráneos.
sin hacerles costas,» Dec. de la Acá. Real, MS,
h1Ef.IOTECA DP GASPAR it01ó.
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de enagenar ó de aumentar sus posesiones. El tér- mente minuciosos , y estaban concebidos con tal sa-
mino del breve plazo le encontraba exactamente en gacidad, que escitaron la admiracion de los españo-
la misma posicion en qué estaba al principio. Parece les, aunque estos sabian cómo se manejaban los
que este estado de cosas debia ser incompatible con grandes rebaños de merinos trashumantes de su pro-
el amor á la posesion , ó con ese deseo de mejorarla pio pais (4).
que es natural al propietario permanente. Pero la En la estacion oportuna se esquilaba al ganado , y
operacion práctica de la ley parece haber producido se depositaba la lana en los almacenes públicos. En
los resultados contrarios; y es probable que bajo la seguida se repartia á las familias en cantidad sufi-
influencia de esa aticion al órden y de esa aversion á ciente segun sus necesidades , y se entregaba ú la
los cambios que formaban los rasgos característicos parte femenina, cuyos individuos conocían muy bien
de las instituciones peruanas, cada nueva reparticion el arte de hilar y tejer. Cuando este trabajo se Labia
del territorio confirmase la posesion del que lo ocu- concluido, y la familia se hallaba provista de trajes
paba, y la posesion de un ano se convirtiese en po- groseros pero abrigados, acomodados al clima frio
sesion para toda la vida. de las montañas, porque en la parte caliente el algo-
Todo el territorio estaba cultivado por el pueblo. don, repartido igualmente por la corona, se usaba
Primeramente se atendia á las tierras pertenecientes hasta cierto punto en lugar de la lana , se exigia al
al Sol. En seguida se labraban las tierras de los an- pueblo que trabajase para el Inca. Primeramente se
cianos , de los enfermos, de las viudas ,y de los determinaba en el Cuzco la cantidad de paño que se
huérfanos y de los soldados que se hallaban en servi- necesitaba, y la calidad y especie de tejido. En se-
cio activo; en fin, de todos aquellos que por sus do- guida se repartía el trabajo entre las diferentes pro-
lencias físicas, ó por cualquiera otra causa, no po- vincias. Ciertos oficiales nombrados con este objeto,
dían atender á sus propios intereses. Despues de esto cuidaban de la distribucion de la lana para que se
se permitia al pueblo que cultivase sus propias tierras, confiase la manufactura de los diferentes objetos á las
cada cual la suya; pero con la obligacion general de personas mas inteligentes en la materia (5). Ni ter-
ayudar á sus vecinos cuando cualquiera circunstan- minaba aquí su acojan, sino que visitaban despues
cia lo exigiese, como por ejemplo la carga de una de cuando en cuando las casas para que el trabajo se
familia numerosa (1). Por último, cultivaban las ejecutase bien. Esta inquisicinn doméstica no se li-
tierras del Inca. Esto se hacia con gran ceremonia por mitaba á los trabajos que se ejecutaban para el Inca,
todo el pueblo en masa. Al romper el día lo convoca- sino que se aplicaba tambien al que se hacia para las
ban desde alguna torre ó elevacion próxima, y todos diferentes familias ; y se cuidaba de que cada cual
los habitantes del distrito , hombres, mujeres y ni- usase los materiales de que se le Labia provisto de la
ños, se presentaban con sus mejores trajes, y cu- manera mas conveniente, de modo que nadie care-
biertos con todos sus adornos, como si fuesen á asis- ciese de la ropa necesaria (6). Estas. tareas domésti-
tir á alguna gran festividad. Desempeñaban las faenas cas pertenecian é todas las mujeres de la familia.
del die con el mayor regocijo, entonando sus cantos 1)ábase ocupaeion á todas, desde la niña de cinco
populares que recordaban los hechos heróicos de los años hasta la anciana matrona cuyas enfermedades
Incas, amoldando sus movimientos á la medida del no le impedian manejar una rueca. A ninguno se per-
cauto, á que generalmente servia de estribillo la pa- mitia en el Perú que comiese pan sin ganarlo con el
labra hailli, que significaba triunfo. Estos cantos na- sudor de su frente, á no ser los decrépitos y los en-
cionales eran agradables y dulces, y gustaron mucho fermos. La ociosidad era un crimen á los ojos de la
á los españoles. Muchas canciones peruanas acomo- ley, y como tal se castigaba severamente, mientras
daron ellos á su música despues de la conquista, que la actividad y la laboriosidad se recompensaban
canciones que los desgraciados indígenas escucharian y estimulaban públicamente con premios (7).
sin duda con melancólica satisfaccion , ya que les re- Las mismas reglas se observaban en cuanto á las
cordaban las épocas pasadas en que se deslizaba tran- demas necesidades del gobierno. Todas las minas que
quila su existencia bajo el cetro de los Incas (2). encerraba el territorio pertenecian al Inca. Esplotá-
En lo relativo á las diferentes manufacturas del banse esclusivamente para su uso por personas acos-
pais, reglan los mismos principios que en lo tocante tumbradas á esta clase de trabajo , y eseojidas entre
á los productos agrícolas. Los rebaños de llamas ó los habitantes de los distritos en que existian las mi-
carneros peruanos, pertenecian esclusivamente al nas (8). Todo peruano de clase humilde era agricul-
Sol y al Inca (3). Su número era inmenso. Estaban tor, y con las escepciones que liemos enumerado ya,
esparcidos en todas las provincias, especialmente en de todos se esperaba que proveyesen á su subsistencia
las regiones mas frias del pais, donde se confiaban al
cuidado de pastores muy esperimentados, quienes los (4) Véase especialmente la relacion del licenciado Onde-
conducian a los diferentes pastos segun el cambio de gardo, que entra en mas pormenores que los demas escrito-
estacion. Envíabase todos los años una gran cantidad res contemporáneos sobre el modo de manejar los rebaños en
de llamas á la capital para el consumo de la córle, y el Perú. Rel. seg. , MS.
para las festividades religiosas y los sacrificios. Pero (5) Ondegardo, Rel. prior. y seg., MSS.
La manufactura de telas para el Inca incluía la de las que
estos no eran mas que los machos, y no se permitia se destinaban á los numerosos individuos de la sangre real,
matará las hembras. Los reglamentos establecidos que usaban trajes mucho mas finos que los que se permitía
para el cuidado y la crin de los rebaños eran suma usará los demas peruanos. Garcilasso, Com. Real, parte I,
lib. V, cap. VI.
(f) Garcilasso refiere que Huayna Capac ahorcó á un indio (6) Ondegardo, Rel. seg., MS. —Acosta, lib. VI, capí-
porque labró la tierra de un curaca, pariente cercano suyo, tulo XV.
antes que la de los pobres. El cadalso se colocó en las mismas (7) Ondegardo, Rel. seg. , MS.—Garcillasso, Com. Real,
tierras del curaca. Ibid., parte I, lib. V, cap. II. part. I, lib. V, cap. XI.
(2) Garcilasso, part. I, lib. V, cap. I—III.—Ondegardo, ( 8) Garcilasso nos quiere hacer creer que el oro y la plata
Rel. seg. , MS. de los Incas procedian de los curacas, que se lo enviaban de
(5) Ondegardo, Rel. prim., MS. regalo como sus grandes vasallos. (Com. Real, parte I, lib. V,
Sin embargo, el soberano sabia recompensar á algun gefe cap. VII.) Esta noticia improbable está en contradiccion con
principal, y á veces á algun hombre del pueblo que le hu- el informe de la Real Audiencia, MS. , con Sarmiento (Rela-
biese prestado algun servicio, concediéndole un número pe- cion, MS., cap. XV), y con Ondegardo (Red. prim., MS.).
queño de flamas, pero jamas muchas. Estos propietarios no Todos ellos dicen que las minas eran propiedad esclusiva del
podían matarlos ni venderlos, sino que pasaban á sus herede- gobierno, y que se esplotaban esclusivamente en provecho de
ros como cualquiera otra clase de propiedad. Esta estraña él. De este depósito salian los metales preciosos en grandes
costumbre fue origen de innumerables pleitos despues de la
cantidades en forma de regalos á los señores principales, y
conquista, !bid,, ubi supra, aun mas para el adorno de 100 templos,
LA CONQUIST A DEL PERÚ.
por medio de la agricultura. Sin embargo, una pe- 19
quena parte de la poblacion conocía las artes mecá- ficiente para atenderá las necesidades de su propia
nicas , algunas de estas de la clase mas elegante que familia. Segun la opinion de un ilustrado escritor es-
se consagra á la produccion de objetos de adorno pariol, era imposible mejorar el sistema de distribu-
lujo. Estos objetos se destinaban casi esclusivamente cion; tan perfectamente acomodado estaba á la con-
al soberano y á su córte; pero se exigía la ocupacion dicion y al bienestar del . artesano (7). Parece que el
de un número de hombres mucho mas estenso para gobierno siempre tenia presente en sus reglamentos
la ejecucion de las grandes obras públicas que cu la necesidad de cuidar de la salud de los trabajadores,
brian la superficie del pais. La naturaleza y la esten- y con tal tino lo arreglaba, que los trabajos mas pe-
sion de los servicios que se exigian se señalaban en nosos y mas mal sanos no les causaban detrimento
el Cuzco por empleados que conocían perfectamente alguno en su salud; contraste notable con su condi-
los recursos del pais y el carácter de los habitantes cion posterior cuando cayeron bajo el dominio de
de las diferentes provincias (.). España (8).
Estas noticias se reunían por medio de un sistema Una parte de los productos agrícolas y fabriles se
trasportaba al Cuzco para atender á las necesidades
admirab le que apenas tiene ejemplo en los anales de inmediatas del Inca y de su córte. Pero la mayor
un pueblo semi-civilizado. Se llevaba un registro de
todos los nacimientos y defunciones que ocurrian en parte con mucho se almacenaba en depósitos espar-
toda la esteusion del pais, y cada afilo se enviaba al cidos en las diferentes provincias. Estos grandes edi-
ficios, construidos con piedra, se dividian en dos
gobierno un censo de toda la poblacion por medio de partes, una para el Sol y otra para el Inca, aunque
los quipus , invencion curiosa que mas adelante espli- parece que la mayor de las dos perlenecia al soberano.
caremos (2). De cuando en cuando se hacia un exa- Una disposicion muy sabia determinaba que todo
men general del territorio , del cual resultaba una déficit en las contribuciones del Inca se pudiese cu-
relacion completa de la clase de tierras, de su ferti- brir con lo que encerraban los graneros del Sol (9).
lidad, de la naturaleza de sus productos, tanto en la Pero pocas veces podia ocurrir semejante necesidad;
agricultura como en la mineria ; en una palabra , de y la economía del gobierno producia por lo regular
todo lo que constituia los recursos físicos del im- un gran sobrante en los almacenes del soberano, que
perio (3). Con estos pormenores estadísticos á su dis- se trasladaba luego á un tercer órden de almacenes,
posrcion, fácil era para el gobierno, despues de de- destinados á alimentar al pueblo en épocas de esca-
terminar la suma de las necesidades , distribuir el sez, y algunas veces á proporcionar socorros á indi-
trabajo entre las diferentes provincias que mejor po- viduos sumidos en la miseria por sus enfermedades
dian desempeñarlo. La obligacion de repartir el tra- ó sus desgracias, lo cual justifica en cierto modo lo
bajo correspondia á las autoridades locales, y se cui- que dice un documento español, á saber; que una
daba mucho de que al paso que se confiase á las manos gran parte de las rentas del Inca volvía despues por
mas esperimeutadas, no hubiese desproporcion en uno ú otro conducto á manos del pueblo (10). En es-
lo que se señalaba á cada uno (4). tos almacenes en -ontraron los españoles cuando lle-
Las diferentes provincias del pais producian hom- garon, grandes acopios de los diferentes productos y
bres útiles para diversos empleos, los cuales, como manufacturas del pais, maiz, coca, quinua (11), te-
mas adelante veremos, se trasmitían de padres á hi- jidos de lana y algodon de la calidad mas fina , con
jos. Así por ejemplo los habitantes de un distrito eran vasos y utensilios de oro, plata y cobre; en una pa-
los mas á propósito para el trabajo de las minas , los labra , de todos los objetos de lujo ó de utilidad que
de otro los mejores artífices para obras de metales y producian las artes peruanas (12). Los almacenes de
de madera, y así de los demas (5). El gobierno pro-
porcionaba los materiales al artesano, y á ninguno (7) aY tambien se tenia cuenta que el trabajo que pasaban
se le exigía que destinase al servicio del Estado mas fuese moderado, y con el menos riesgo que fuese posible....
que una parte de su tiempo, segun se estipulaba. Su- Era tanta la órden que tuvieron estos indios, que á miparecer,
cediale luego otro para trabajar durante un período aunque mucho se piense en ello, seria dificultoso mejorarla
igual ; y debemos observar que todos los que estaban conocida su condicion y costumbres.» Ondegardo, Rel. prime-
trabajando en servicio del gobierno , tanto en las ra , MS.
faenas de la agricultura como en todas las densas, se (8) La esplotacion de las minas, segun el presidente del
Consejo de Indias , estaba de tal manera arreglada , que
mantenian durante todo el tiempo á espeusas de ninguno sentia su peso, ni mucho menos contribuia á acortar
aquel (o), Por medio de esta rotacion constante de la vida del trabajador. (Sarmiento, Relacion MS., cap. XV.)
trabajo se intentaba conseguir que ninguno estuviese Esta confesion es muy franca para un español.'
sobrecargado, y que cada hombre tuviese tiempo su- (9) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. V, cap. XXXIV.
—Ondegardo, Rel. prior. , MS.
(1) Garcilasso, Com. Real, parte 1, lib. V, Cap. XIII— «E así esta parte del higa no hay duda sino que de todas
XVI. —Ondegardo, Rel. princ. y seg. , MSS. tres era la mayor, y en los depósitos se parece bien, que yo
visité muchos en diferentes partes, é son mayores é mas largos
(2) Montesinos, Mem. Antiguas, MS. lib. II, cap. IV.
que no los de su religion sin comparacion.» Idem, Rel, segun-
—Pedro Pizarro, Relacion del Descubrimiento y Conquista
de los reinos del Perú, MS. • da , MS.
«Cada provincia, en fin del ario, mandaba asentar en los ponla (10) « Todos los dichos tributos y servicios que el Inga ím-
y llevaba como dicho es, eran con color y para efecto
quipos, por la cuenta de sus nudos, todos los hombres que del gobierno y pro comun de todos, así como lo que se ponia
habian muerto en ella en aquel ario, y por el consiguiente en depósitos todo se convertia y distribuia entre los mismos
los que habían nacido, y por principio del ario que entraba,
naturales.» Dec. de la Aud. Real. , MS.
venían con los quipos al Cuzco.» Sarmiento, Relacion ,MS., es la hoja de un árbol
cap. XVI. (II) Nota del traductor. La coca
que mascan los indios, y sin cuyo uso, hasta el día, es impo-
(3) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. II, cap. XIV. sible hacerles trabajar. Cultivase en las regiones cálidas del
(4) Ondegardo, Rel. prim. , MS.—Sarmiento , Relacion, interior, y es tan apreciada por su fácil despacho y su gran
MS., cap. XV. y tener oro viene á ser casi lo mismo
« Presupuesta y entendida la dicha division que el Inga consumo, que tener cocaquinua es una semilla mucilaginosa,
para el comerciante. La
tenia hecha de su gente,y órden que tenia puesta en el go- muy agradable al paladar, y que se cultiva en los terrenos
vierno de ella era muy fácil haverla en la division y cobran-
za de los dichos tributos; porque era claro y cierto lo que á mas estériles.
(12) Acosta , lib. VI, cap. XV.
cada uno rabia sin que hubiese desigualdad ni engaño.» Der. los conquistadores, «los de-
«No podré decir,» dice uno de
de(( la Real Audiencia, MS. pósitos. Vide de ropas y de lodos géneros de ropas y vestidos
Re(5) Sarmiento, Relacion, MS. , cap. XV.—Ondegardo, que en este reino se hacían y usavan que faltava tiempo para
segunda, 115, muchos
vello y
(0) Ondeganlo, Relacion prim., MS.—Garcilasso , Com. depósitos de^barretas cíeobre c
para las minas, y de costales y
Real, parte 1, lib. V, cap. V.
20 BIBLIOTECA DE GASPAR Y RolG,

grano , en particular , hubieran bastado para el con- me tarea penosa y triste , sabiendo que por útiles
sumo de muchos años en los distritos adyacentes (1). que sean sus esfuerzos al Estado , nada le produ-
Tod _s los años hacían un inventario de los diferentes cenáe1.
productos del pais y de los puntos productores los Pero esta es ]a parte sombría de la pintura. Si
empleados de la corona, y luego lo consignaban en ningun hombre podía llegar á ser rico en el Perú,
sus re T istros los quipucamaya .^ con asombrosa regu- tampoco ninguno podia llegar á ser pobre. Ningun
laridad y exactitud. Estos registros se trasmitiau á pródigo podía gastar sus haberes en ruidosas diver-
la capital y se sometian al inca, que así podia con una siones y en lujo. Ningun atrevido especulador podia
sola ojeada abrazar todos los resultados de la indus- arruinar á su familia con especulaciones aventura-
tria nacional, y ver hasta qué punto correspoudian da. El objeto constante de la ley era establecer un
con las necesidades del gobierno (2). trabajo "Iranquilo y prudente manejo de los nego-
Tales son algunas de las particularidades alas nota- cios. No se toleraban mendigos en el Perú. Cuando
bles de las instrucciones peruanas en lo relativo á la un hombre quedaba reducido á la pobreza por sus
propiedad, segun el testimonio de autores, que aun- desgracias, que jamas pocha ser por su culpa, la ma-
que se contradicen en los pormenores, estau confor- no de la ley acudia á suministrarle socorro ; no el
mes en los rasgos principales. Estas instituciones socorro mezquino de la caridad particular, ni ese que
son realmente tau notables , que apenas se puede derraman gota á gota los fingidos depósitos de la ca-
creer que se hubiesen puesto en práctica en toda la ridad pública en ciertos paises, sino un socorro gene-
estensiou de uu gran imperio, y durante un largo roso y abundante que no humillaba al que era objeto
período de años. Sin embargo, prueba este hecho el de él y que lo colocaba al nivel de sus denlas paisa-
irrecusable testimonio de los españoles que desem- nos (5).
bocaron eu el Perú en tiempo oportuno para verlas Ningun hombre podía ser rico ni pobre en el Perú;
funcionar; algunos de ellos, hombres que habian al- pero todos podían disfrutar y disfrutaban de lo nece-
canzado altos puestos en la magistratura, fueron co- sario. La ambicion , la avaricia, la aficion á cambiar
misionados por el gobierno español para hacer inves- de objetos, el descontento, todas las pasiones que
tigaciones sobre el estado del pais bajo el cetro de mas agitan á les hombres, no encontraban abrigo en
sus antiguos dominadores. el corazon del peruano. La misma condicion de su
Las contribuciones que se imponiari al pueblo pe- existencia parecía oponerse al cambio. Recorría el
ruano parecen haber sido bastante considerables. mismo círculo que sus padres habian recorrido antes
Sobre ellos recaía esclusivamente la carga de soste- que él, y e!a que habian de seguirle sus hijos. La
ner á su propia clase si no á todas las denlas del Esta- política de los Incas consistia en infundir en sus súb-
do. Los individuos de la familia real, la alta nobleza, ditos un espíritu de obediencia pasiva y de tranqui-
hasta los funcionarios públicos, y el numeroso cuer- lidad , una conformidad completa en el órden de co-
po del sacerdocio, todos estaban libres de contribu- sas establecido. En esta parte alcanzaron un éxito
ciones (3). El pago de todos los gastos del gobierno completo. Los primeros españoles que visitaron el
recaia en el pueblo. Sin embargo , esto no se dife- pais aseguran enfáticamente que ningun gobierno
rencia mucho del órden de cosas existente. en otros podia ser mas acomodado á la índole del pueblo, y
tiempos en casi toda Europa , donde las varias clases que ningun pueblo podia parecer mas satisfecho con
privilegiadas exigian, es verdad que no siempre con su suerte , ni mas amante de su gobierno (6).
buen éxito, que se las eximiese de sostener una parte Los que desconfien de las relaciones sobre la indus-
de las cargas públicas. La gran desventaja relativa tria peruana, pueden disipar sus dudas recorriendo
del peruano, era que jamas podia mejorar su condi- el pais en que floreció. El viajero encuentra aun, es-
cion e Sus trabajos eran para otros mas bien que para pecialmente en las regiones centrales de las llanuras
sí mismo. Por industrioso que fuese no podia aumen- elevadas, muchos vestigios de otra época ; restos
tar un ápice á sus posesiones, ni subir en lo mas mí- de templos, palacios, fortalezas, montañas terraple-
nimo en la escala social. No sentia el gran estímulo nadas, grandes caminos militares, acueductos yotras
del trabajo, que es el deseo de hacer mas agradable obras públicas, que, sea cual fuere el grado de cien-
nuestra condicion. La gran ley del progreso humano cia que se descubra en su ejecucion , lo asombran
no le alcanzaba. Como nacia , así estaba destinada á por su número, por el aspecto macizo de los mate-
morir. Ni á su tiempo mismo podia considerarlo co- riales, y por la grandeza del plan. Entre ellas quizá
mo suyo. Sin climero, con escasa propiedad ele cual- las mas notables son los grandes caminos , cuyos
quier clase que fuese, ni pagaba sus contribuciones restos se conservan aun bastante bien para atestiguar
en frutos (4). No es estraño, pues, que el gobierno su antigua magnificencia. Muchos de estos caminos
considerase la pereza como un crimen. Era un cri- atravesaban diferentes partes del reino; pero los mas
men contra el Estado, pues que en cierto modo per- considerables eran los dos que se estendian desde
der el tiempo era defraudar el tesoro. El peruano,
trabajando toda su vida para otros, podia comparar-
Íi se al presidiario que todos los dias desempeña la mis- (5) «Era tanta la órden que tenia en todos sus reinos y
provincias, que no consentia haber ningun indio pobre ni
menesteroso, porque habia órden y formas para ello sin que
sogas, de vasos de palo y platos de oro y plata que aquí se los pueblos recibiesen vexacion ni molestia, porque el higa
halló era cosa de espanto.» Pedro Pizarro, Descub. y Con- lo suplía de sus tributos.» (Con. y Pob. del Perú, MS.) El
quista, MS. licenciado Ondegardo no ve mas que una invencion de Satanás
(1) Para diez años algunas veces, si hemos de crer á On- en estas disposiciones de las leyes peruanas, en virtud de las
degardo, que tenia medios para informarse bien. « E ami cuales los ancianos, los enfermos y los pobres quedaban en
cuando no era menester se estaba en los depósitos é habia cierto modo independientes de sus hijos y de sus parientes
algunas veces comida de diez años.... Los cuales todos se ha- mas cercanos, en quienes hahrian descansado naturalmente
llaron llenos, cuando llegaron los espafioles, desto y de todas las á no ser por esta invencion. No hay mejor medio de endurecer
cosas necesarias para la vida humana.» Rel. seg. , MS. el corazon, segun él, que el separarlo así de las simpatías de
(`3 ) Oudegardo, Rel. prior., MS. la humanidad, y opina que ninguna circunstancia ha sido tan
«Por tanta órden é cuenta que seria dificultoso creerlo ni poderosa como esta para oponer obstáculos al desarrollo del
darlo á entender como ellos lo tienen en su cuenta é por regis- cristianismo entre los natur ales. (Ref. seg. , MS.) Estas ideas
tros e por menudo lo manifestaron que se pudiera por estenso.» son ingeniosas; pero en un país como el Perú , donde el pue-
Idem, Rel. seg., MS. blo no tenia propiedad , parece que no podia haber mas alter-
(3) Garcilasso, Com. Real, parte 1, lib. V, cap. XV. nativa para los supernumerarios que la de recibir socorros del
([) «Solo el trabajo de las personas era el tributo que se gobierno ó morirse de hambre.
daba, porque ellos no poseian otra cosa.» Ondegardo, Rela- (6) Acosta, lib. VI, cap. X1I—XV. Sarmiento, Relacion
cion prior., t11S. MS. , cap. X.
LA CONQUISTA DSL PERÚ. t
Quito al Cuzco, y que, partiendo otra vez de la ca-. mas terrible para el que se miraba sus p endido sobre
pital, cont.inuabanen ladireccion del Surhácía Chile. un 'oscuro abismo en que hervian las aguris á una
Uno de estos caminos'atravesaba la gran llanura inmensa profundidad. Y sin embargo, los peruanos
elevada, y el otro corria por las tierras bajas y ori- pasaban por estas ligeras y frágiles cousl.ruccienessin
llas del Océano. La construccion del primero fue temor alguno, y los españoles las han conservado en
la mas dificil por la especie de terreno que atravesa- aquellos ríos en que la profundidad ó la impetuosidad
ba. Pasaba por ásperas sierras de nieve; rabia leguas de la corriente baria imposible la ar'licacion de los
enteras de galerías abiertas en la pena viva ; atrave- medios ordinarios para establecer comunicacion en-
saba los ríos por medio de puentes que se mecían tre las dos orillas. Los rios mas anchos y mas tran-
suspendidos en el aire; ascendir t los precipicios por quilos se atravesaban en balsas, especie de embarca-
medio de escalinatas corladas en la piedra ; cruza- don que aun usan mucho los naturales, en que se
ba barrancos de espantosa profundidad en sólidas aplican las velas. Este es el único ejemptar de nave-
paredes de ladrillos que rellenaban el hueco ; en una g acion algun tanto perfeccionada que se haya en–
palabra, combatia y vencía todas aquellas grandes di- con tracio entre los indios de América (3). •
licultades que existen en las regiones montañosas, y El otro gran camino de los Incas iba por la region
que bien hubieran podido asustar al mas atrevido llana que inedia entra los Andes y el Océano. Estaba
ingeniero civil de nuestros tiempos. Calcúlase la es- construido de una manera muy diferente, como lo
tension del camino, de que no quedan mas que frag- exigia la naturaleza del terreno, que era en general
mentos esparcidos, en rail y quinientas á dos mil bajo y en gran parte arenoso. Levantábase el camino
millas; y en toda su estensiou se elevaban columnas sobre un alto terraplen de tierra , sostenido á cada
de piedra como las que se usan en Europa para se- lado por un parapeto ó pared; y toda la estension de
ñalar las distancias; con intervalos fi j os de poco mas ambos lados estaba cubierta de árboles y arbustos
de una legua. Su anchura apenas pasaba de veinte olorosos, que deleitaban los sentidos del viajero con
pies (1). Componíase de grandes losas de piedra, su perfume, y lo refrescaban con su sombra, tan
cubiertas, á lo menos en algunas partes, con una agradable bajo el ardiente sol de los trópicos. En las •
mezcla bituminosa, á que eI tiempo bahía dado una partes de desierto arenoso que atravesaba de criando
dureza superior á la de la piedra misma. I-n apunas en cuando, donde la ligereza y la movilidad.del suelo
partes donde se han colmado los barrancos con obra no podian sostener un camino, introducíanse gran-
de albañilería, los torrentes de las montañas, soca- des estacas eu la tierra, muchas de las cuales pueden
vando-la obra durante tantos siglos, han traspasado versa aun, para indicar el curso del camino al-via-
poco á poco la base ; pero á pesar de esto , tal es . la jero (4).
cohesion de los materiales, que ha permanecido fir– En toda, la longitud de estos caminos se habían
me la base superior, atravesando aun el valle como construido posadas ó tambos, como los llaman, á dis-
si fuera un arco (2) tancia de unas diez ó doce millas unos de otros, espe-
Sobre algunas de las corrientes mas rápidas era cialmente destinados para el descanso del Inca y de
preciso construir puentes suspendidos , como los lla- su comitiva, y de los que viajaban con un carácter
man, y que se componían de las sólidas libras delma- oficial. Pocos viajeros de otra clase Babia -en el Perú.
buey, ó del mimbre de aquel pais, que es sumamente Algunos de estos edificios tenian grandes dimensiones
tenaz y fuerte. Con estos mimbres se tejían unos ca- y se componian de una fortaleza, cuarteles y otras
bles que podían tener el grueso del cuerpo de un obras militares, que ocupaban una gran .estension de
hombre. Estas inmensas cuerdas suspendidas sobre terreno ,y que estaban rodeadas por un parapeto de
el agua, pasaban por unos agujeros abiertos en unos piedra. Indudablemente su objeto era dar alojamien-
grandes estribos de piedra construidos en las orillas to á las tropas imperiales cuando atravesaban el pais.
opuestas del río, donde se aseguraban con el peso de El cuidado de la conservacion de los grandes caminos
fuertes maderos. Varios de estos cables monstruosos correspoudia rí los distritos por donde pasaban, y siem-
unidos formaban un puente, que cubierto con tablas, pre se empleaba en ellos un número considerable de
bien asegurado y defendido por una barandilla de les trabajadores para atender á su composicion. Esto era
mismos materiales, ofrecia un paso seguro al viajero. sumamente fácil en un país en que no se viajaba mas
La longitud de este puente aéreo, que pasaba á veces que á pie; aunque se dice que los caminos estriban
de doscientos pies, y el no estar sujeto mas que por tan perfectamente hechos, que un carruaje hubiera
dos estremidades, le daban una inclinaciou alarman- podido correr por su superíieie con la misma seguri-
te hácia. el centro, mientras que el movimiento que dad que en las grandes carreteras de Europa (5). Sir,
le comunicaba el viajero producia una oscilacion aun embargo, en una regio,' en que los elementos del
fuego y del agua están siempre activamente ocupados
(I) Der. de la Aud. Real, MS. en ala obra ele destruccion , debieron desmoronarse
«Este camino, hecho por valles hondos y por sierras altas, gradualmente en cuanto les faltó un cuidado cons-
por montes de nieve, por tremendales de agua,y por peña tante. Tal ha sido su suerte en manos ele los conquis-
viva, junto á rios furiosos por estas partes, y bailano y empe- tadores españoles, que no cuidaron de aplicar el ad-
drado por las laderas, bien sacado por las sierras, desechado mirable sistema adoptado por los Incas para su.
por las peñas, socavarlo por junto rí los rios sus paredes , entre conservacion. Pero los fragmentos rotos que aun sub-
nieves con escalones y descanso, por todas partes limpio, bar-
rido, descombrado, lleno de aposentos, de depósitos de teso- (5) Garcilasso, Com. Real, parte 1, lib. III, cap. VII.
ros, de templos del Sol , de postas que habia en este camino.»
Sarmiento , Itelacion, .11ti., cap. LX. En tiembla se encontrara una descripcioa detallada de
(2) « On avait comide les vides et les ravins par de grandes estos lii i en tos coll a ) aun se ven en diferentes partes del Perú.
(Vues des Cordilléres, p. 250 y sig.) Steveson ha dado una.
masses ele, ni a t,, uu terie. Les torrents, qui desr_cndent des fian- descripcioa muy minuciosa - ^ambicu de las balsas. (Residencia
teursapeesde pluiesabondanl es , avaica, itrecusé les eu: lroits en ilindelea , tomo 11, p. 222 y sig.
les moins solides, et s'etaient thave une voie sons le cheurin, (I) Cieza de Lcon, Crónica, cap. IX.—Relacion del pri-
le laissant ainsi suspendo en l'air, coui u re un pool, t'ait rl'unc mer descubrimiento de la costa y ruar del Sur, Aló.
acule pidee.» (Velasco, llist. de Quito, t. I, p. 20(1.) Este
l(sle dora n icnto anónimo de amo de los primeros conquista-
escritor halda de sus observac i ones personales, Habiendo exa- dores ronliene una des , ripeion minuciosa, y probablemente
minado y medido diferentes partes del camino mí fines del siglo fidedigna de ambos caminos, que cl escritor vio cid toda su
pasado. Véase Cn el ajtbd)i ' Ofrnt. 2 una deseriprion
muy
gloria, y que colora entre Las grandes maravillas del mundo.
animada de esta obra nia i iidir,a : la Lindura de los obsLirolos di) ltel icion dei primer dcsrnb. , !115. —Cieza de Leen,
gafe hubo que vencer para ejecutarla , se hallará en un es- Crónica, cap. \\\1'IL—Ltiralc, Cona. del Perú, libro 1,
trado d e In obra de Sarniie lao que vi()el camino eu tiempo ;b, cap \I.--Garcila sso , Com. Real, parte 1 , lib. IX, cap. XIII.
los lunas.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y nOIG.
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sisten, como los de los grandes caminos romanos es- Por medio de estas sabias invenciones de los Incas
parcidos por toda Europa , prueban su grandeza pri- r las partes mas remotas del vasto imperio del Perú se
mitiva, y han merecido los elogios de un juicioso ponían en íntimo contacto unas con otras. Y mientras
viajero, no muy pródigo en general de alabanzas, que que las capitales de la cristiandad, separarlas sola-
dice que «los caminos de los Incas deben clasificarse mente por algunos centenares de mil las, permanecía u
entre las obras mas útiles y estupendas que en cual- tan estranas entre sí como si las hubieran separarlo
quier tiempo haya construido la mano del hom- los mares; las grandes capitales del Cuzco y de Quito
bre (1).» estaban en correspondencia constante por medio de
Un nuevo adelanto hicieron los soberanos del Perú sus magníficos caminos. Las noticias. de las numero-
en el sistema de comunicaciones que establecieron sas provincias se trasmitian en alas del viento á la
en sus dominios, introduciendo las postas del mismo metrópoli peruana, gran foco en que se reunian to-
modo que se conocian entre los aztecas. Sin embargo, das las líneas de comunicacion. No podia ocurrir un
las postas peruanas, establecidas en todos los grandes movimiento de insurrecciou, ni una invasion de la
caminos que conducían á la capital, estaban fundadas mas remota frontera, sin que la noticia se comunicase
en un plan mas vasto que el que regia en Méjico. En en el acto á la capital ; y al instante se ponían en mar-
toda la estension de estos caminos se habia construi- cha los ejércitos imperiales pór los magníficos cami-
do edificios pequeños, ádistancia de cinco millas uno' nos del pais para restablecer el órden. Tan admirables
de otro (2) , en cada uno de los cuales se hallaba es- eran las disposiciones adoptadas por los déspotas
tacionado cierto número de correos, ó chasquis co- americanos para mantener la tranquilidad en toda la
mo los llamaban en su idioma, para trasportar los estension de sus dominios. Esto nos recuerda las ins-
despachos del gobierno (3). Estos despachos eran ó tituciones análogas (le la antigua Roma cuando ba-
verbales, ó se transmitían por medio de los quipos, é jo el imperio de los Cesares era señora de medio
iban á veces acompañados con un hilo del cenidor mundo.
rojo que cubria la frente del inca, y que se miraba Uno de los principales objetos de los grandes cami-
con el mismo respeto y suurision que el anillo de un nos era facilitar las comunicaciones militares. For-
despota oriental (4). maban un ramo importante de su política militar que
Los chasquis vestían un traje particular que indi- es tan digno de ser estudiado corno el de la muni-
caba su profesion. Se les educaba para este oficio y cipal
se les escogia por su rapidez y fidelidad. Como la dis- A pesar de las protestas pacíficas de ]os Incas , y de
tancia que cada correo tenia que recorrer era corta, la tendencia pacifica en realidad de sus instituciones
y como tenia tiempo dct. sobra para descansar en 1a, domésticas, siempre estaban en estado de guerra.
estaciones, salvaban la distancia con gran.velocidad, Por medio de la guerra habian ensanchado gradual-
y las noticias se llevaban por los caminos á razon de mente su mezquino territorio hasta convertirlo en un
ciento cincuenta millas por dia. El empleo de los chas- poderoso império..Cuando esto se hubo verificado, la
quis no se limitaba á trasmitir noticias y comunica- capital, segura en su posicion centrar, no se vió ya
ciones oficiales. Con mucha frecuencia trasportaban espuesta al choque de esos movimientos militares, y
varios objetos para el consumo de'la córte; y por este el pais disfrutó de las ventajas de la tranquilidad y el
medio el pescado del remoto Océano., frutas, caza, y órden. Pero por mas tranquilo que estuviese en el
diferentes, productos de las cálidas regiones de la centro, la historia nó hablaba de un solo reinado en
costa, llegaban á la capital en buen estado, y se ser- que el pais no estuviese en guerra con algunas de las
vian frescos á la mesa real. (5). Es muy nótable que bárbaras naciones fronterizas. La religion ofrecia un
esta importante institucion fuese conocida en Méjico pretesto plausible para las agresiones constantes , y
yen el Perú al mismo tiempo sin que hubiese comu- disfrazaba probablemente á los ojos' de los Incas y á
nicacion entre ambos paises; y que se haya encon- los de sus súbditos la sed de conquista que era el mó-
trado establecida en dos naciones bárbaras del nuevo vil de la guerra •; corno los discípulos de Malcoma que
mundo mucho antes que se adoptase entre las nacio- llevaban la espada en una mano y en la otra el Alco-
nes civilizadas de Europa (6). • rán , los Incas del Perú no ofrecian mas alternativa
que el culto del sol ó' la guerra.
(I) «Corte Chaussée, bordee de grandes pierres de taille,
Es verdad que su fanatismo, ó su política, se pre-
peut etre comparée aux plus bolles routcs des romains que sentaba con formas menos ásperas que las que se des-
j'are vues en Italie, en France et en Espagne.... Le g ran che- cubren en los descendientes del profeta. Como el gran
mm de l'Inca , un des ouvrages les plus utiles et en méme tems luminar á que tributaban culto, obraban con mana
'des plus gigantesques que les hommes aient éxécuté.» flum- mucho mas poderosa que la fuerza (7). Trataban de.
boldt , Vues des Cordilléres, p. 294. ablandar los corazones de las tribus salvajes que los
(2) Se habla con divergencia sobre la distancia que había rodeaban, atrayéndoselas por medio de la condescen-
entre las casas dé posta; casi todos los autores dicen que no dencia y de la bondad. Lejos de provocar las hostili-
pasaba nunca de tres cuartos de legua. He preferido la opinion
de Ondegardo, que generalmente escribe con mas conciencia dades, dejaban obrar al tiempo para que produjese
y con mas conocimiento del terreno que la mayor parte de su resultado el saludable ejemplo de sus propias ins-
sus contemporáneos. tituciones, confiando en que sus vecinos menos civi-
(3) La palabra chasqui, segun Montesinos, significa «uno
que recibe una cosa. (Alero. Antiguas , MS. , cap. VII.) causado una gran impresion en el ánimo de los primeros es-
Pero Garcilasso, autoridad muy superior en lo que toca á su pañeles que recorrieron el pais , y encontramos muchos por-
propia lengua, dice que significaba «uno . que hace un cam- menores de ellas en Sarmiento, Relacion, MS., cap. XV.
bio.» Com. Real, parte I, lib. VI, cap. VIII. —Dec. de la Aud. Re ā l, MS.—Fernandez, Ilist. del Perú,
(4) «Con un hilo de esta borla, entregado á uno de aque- parte. II, lib. III, cap. V.—Conq. y Pob. del Piré, M. S.,
llos orejones; gobernavan la tierra , y proveian lo que querían y otros muchos.
con ma y or obediencia, que en ninguna provincia del mundo se El establecimiento de correos es muy antiguo entre los
ha visto tener á las provisiones de su rei.» Zárate, Conq. del chinos, y quizá mas entre los persas. (Véase Herodoto, Histo-
Perú , lib. I, cap. IX. • ria Uriana , sec. XCVIII.) Es singular que una invencion des-
(5) Sarmiento, Relacion, MS. , cap. XVIII.—Dec. de la tinada á servir á los fines de un gobierno despótico, solo haya
Aud. Real; MS. recibido su aplicacion conipleta bajo los auspicios de un sis-
Si hemos de creer lo que dice Alontesinos, serviase en la tema liberal, pues en ella tenemos el germen de este hermoso
mesa real pescado cojido fi cien leguas de la .capital, veinte y sistema de mútuas comunicaciones que une á todas las.nacio-
cuatro horas despues de sacarlo del Océano. (Mem. Antiguas, nes de la cristiandad, como si constituyesen una vasta re-
MS. , lib. II, cap. VII.) Esto es demasiado rápido para todo pública.
lo que no sea un ferro-carril. (7) . «Mas se hicieron señores al principio por mafia que
(6) La institucion de las postas peruanas parece haber por fuerza.» Ondegardo, Rel. prom., MS.
LA CONQUIS TA DEL PERÚ. 23
lizados se someterian á su cetro convencidos del iguales unos de otros cuarteles en que encontraba to-
bienestar que les aseguraria. Cuando este sistema no do lo que podia necesitar. Aun se encuentran en mu-
producia el deseado efecto, empleaban otras medidas, chas partes del pais fragmentos de obras militares
pero siempre de carácter pacífico, y trataban de construidas con pórfiro ó granito, y destinadas, se-
atraerlos á su dominio por medio de negociaciones, gun nos asegura la tradicion, á alojar al Inca y á su
de un trato conciliador, y de regalos á sus hombres ejército (4).
principales. Por fin hacian uso de todos los medios Tambien de cuando en cuando, con intervalos fijos,
tan familiares á los hombres políticos mas sutiles de se encontraban almacenes llenos de grano, armas y
una nacion civilizada para conseguir la estension de toda clase de municiones de guerra que el ejército
su imperio. Cuando todos los esfuerzos de esta clase pudiese necesitar durante su marcha. El gobierno
eran inútiles se preparaban para hacer la guerra. cuidaba escrupulosamente de que estos almacenes,
Sacaban sus soldados de todas las diferentes pro- que se surtian de los depósitos del Inca, estuviesen
vincias, aunque mas de algunas en que el carácter de siempre llenos. Cuando los españoles invadieron el
los habitantes era mas acomodado á los trabajos de país, sostuvieron durante mucho tiempo á sus ejér-
la guerra (1). Parece probable que se pudiese llamar citos con las provisiones que en ellos encontraron (5).
á las armas á todo peruano que hubiese llegado á cier- Prohibíase al soldado peruano que causase el daño
ta edad. Pero la rotacion del servicio militar y los mas leve á las propiedades de los habitantes del ter-
ejercicios periódicos que verificaban los habitantes ritorio por donde pasaba. El que violaba esta órden
de los pueblos dos ó tres veces al mes, hacia que los era castigado con la muerte (6). El trabajo del pueblo
soldados fuesen generalmente algo mas que una mi- vestia y alimentaba al soldado ,y los Incas querian
licia indisciplinada. El ejército peruano, que al prin- prudentemente que este no le hostilizase. Lejos de ser
cipio era poco considerable, llegó á ser en los últimos una contribucion sobre las faenas del agricultor, ni
tiempos del imperio con el aumento de la poblacion, aun siquiera una carga incómoda para su hospitali-
sumamente numeroso, de modo que sus monarcas, dad, los ejércitos imperiales atravesaban el pais de
segun nos aseguran los contemporáneos , podian po- un estremo á otro , sin causar mas molestia á los ha-
nerse al frente de doscientos mil hombres. En su bitantes que una procesion de pacíficos ciudadanos,
organizacion militar manifestaban la misma destreza ó una reunion de milicianos, que se citan un dia de
y el mismo respeto al órden que en las demas cosas. fiesta para divertirse con una revista.
Las tropas se dividian en cuerpos que correspondian Desde el momento en que se declaraba la guerra,
á nuestros batallones y compañías , mandadas por ofi- el monarca peruano hacia toda clase de esfuerzos para
ciales de diferente graduacion, desde el ínfimo su- reunir cuanto antes á sus tropas, para poderse anti-
balterno hasta el Inca noble que mandaba en gefe (2). cipar á los movimientos del enemigo , é impedir una
Sus armas eran las que usaban todas las naciones, combinacion con sus aliados. Por desconocer este
bárbaras ó civilizadas, antes de la invencion de la principio de combinacion militar las varias naciones
pólvora, arcos y flechas, lanzas, dardos, una especie del pais, que pudieran haber vencido con sus fuerzas
de espada corta, una hacha de combate ó partesana, confederadas, cayeron unas tras otra bajo el yugo im-
y hondas, en cuyo manejo eran muy diestros. Sus perial. Pero cuando ya estaba el Inca en campaña
lanzas y flechas estaban armadas en la estremidad con no solia manifestarse dispuesto á llevar sus ventajas
pedazos de cobre ó mas comunmente de hueso, y las hasta el. último grado, ni á colocar á su enemigo en
armas de los nobles tenian muchas veces adornos de una situacion desesperada. En cualquier estado en que
oro y de plata. Cubríanse la cabeza con cascos de ma- se hallase la guerra, estaba dispuesto á escuchar
dera ó de pieles de fieras, espléndidamente adornados proposiciones de paz; y aunque trataba de someter á
á veces con metales y piedras preciosas, y con el plu- sus enemigos llevándose sus cosechas y sitiándolos
maje brillante de los pájaros de los trópicos. Estos por hambre, no consentia que sus tropas atacasen
adornos, por supuesto, correspondian esclusivamen- cuando no era necesario ni las personas ni la propie-
te á las clases elevadas. Los soldados rasos vestian el dad. «No debemos destruirá nuestros enemigos, se
traje peculiar de sus provincias, y se ceñian la cabeza dice que esclamaba un príncipe peruano, porque pér-
con una especie de turbante de telas de diferentes co- dida nuestra seria, ya que ellos y todo lo que les per-
lores que producia un efecto alegre y animador. Sus tenece será pronto nuestro (7).» Esta era una máxima
armas defensivas se componian de un escudo y de una sábia que, como todas las de esta especie, se fundaba
túnica de algodon entretelada, á manera de la que
usaban los mejicanos. Cada compañía tenia su ban- (4) Zárate, Conq. del Perú, lib. I, cap. XL—Sarmiento
dera particular ; y el estandarte imperial, mas elevado Relacion, MS., cap. LX.
que todas las demas banderas, desplegaba la brillante Condamine habla de muchas de estas fortificaciones espar-
enseña del arco-iris , emblema de los Incas, que indi- cidas en la region que media entre Quito y Lima, que vio
caba sus pretensiones de hijos del cielo (3). durante su viaje por la América del Sur en 4737, y que des-
cribe muy minuciosamente.—Mémoires sur quelques anciens
Por medio del sistema completo de comunicacio- Monuments du Péroñ, du temps des Incas, ap. I-Iistorie de
nes establecido en el pais, bastaba poco tiempo para 1'Académie Royale de Sciences et des Belles Lettres (Ber-
reunir los reclutas de los puntos mas remotos. El lin, 4748), t. II, p. 438.
ejército se ponia bajo las órdenes de algun gefe de mu- (5) «E asi cuando, dice Ondegardo, hablandoporsu propia
cha esperiencia, individuo de familia real, ó lo que esperiencia, el señor presidente Gasea passó con la gente de
'era mas frecuente, lo mandaba el Inca en persona. La castigo de Gonzalo Pizarro por el valle de Jauja, estuvo allí
siete semanas á lo que me acuerdo, se hallaron en depósito
marcha se hacia con rapidez y con poca fatiga para el maiz de cuatro y de tres y de dos anos mas de 15 mil hanegas
soldado, porque en los caminos habia á distancias junto al camino, é allí comió la gente, y se entendió que si
fuera menester muchas mas, no faltarán en el valle en aque-
llos depósitos, conforme á la órden antigua , porque á mi cargo
(1) Ondegardo, Rel. prim., MS.—Dec. de la Audiencia
estuvo el repartirlas y hacer la cuenta para pagarlas.» Rela-
Real, MS. •
(2) Gomara , Crónica , cap. CXCV. —Conq. y Pob. del cion seg., MS.
Pirú, MS. (6) Pedro Pizarro, Descub. y Conquista, MS.— Cieza de
Leon, Crónica, cap. XLIV.—Sarmiento , Relacion , MS.,
(3) Gomara, Crónica, ubi supra.—Sarmiento, Relacion,
MS. , cap. XX.— Velasco , Historia de Quito , t. I , pági- capitulo XIV.
nas 176-179. (7) «Mandábase que en los mantenimientos y casas de los
enemigos se hiciese poco daño, diciéndoles el señor, presto
Este último escritor da un catálago minucioso de las anti- serán estos nuestros, como los que ya lo son; como esto te-
guas armas del Perú que contiene casi todo lo que usa el sol- nían conocido, procuraban que la guerra fuese la mas liviana
dado europeo, con la escepcion de las armas de fuego.— que ser pudiese.» Sarmiento, Relacion, MS., cap. XIV.
Esta omision prueba juicio en el autor.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
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modidades al gobierno en la administracion de las que habia de residir, la esfera de su accion, y hasta
diferentes provincias cuyos idiomas ignoraba. Resol- la naturaleza y calidad de esa accion misma. Dejaba
vióse, por tanto, sustituirles un idioma universal, el de ser un agente libre ; casi se podia decir que se le
Quichua, el idioma de la córte, de la capital y del
relevaba de toda responsabilidad personal.
territorio adyacente, el mas rico y mas completo de Al aplicar este estraordinario sistema , los Incas
los idiomas americanos. Enviábanse maestros á todas cuidaban del bienestar y de la comodidad del colono
las ciudades y pueblos del pais, para que instruyesen en cuanto era compatible con la ejecucion de sus de-
á todos, hasta á los de las clases mas humildes; y se signios. Mandaban que los mitimaes, corno llamaban
les hacia saber al mismo tiempo que ninguno podria á estos colonos, fuesen trasportados á los climas mas
obtener empleos de dignidad ó provecho si no sabia análogos al del lugar de su nacimiento. No se habia
hablar esta lengua. Los curacas y otros gafes que iban de llevar á los habitantes de paises fríos á las regiones
á residirá la capital, se familiarizaban con el dialecto cálidas ni vice-versa (i). Hasta se consultaban sus ha-
en sus relaciones con la córte, y al volver á su pais bituales ocupaciones, y se llevaba al pescador á las
daban el ejemplo de hablarlo entre sí. Los que con playas del Océano ó á las orillas de losrandes lagos;
ellos vivian imitaban este ejemplo ,y el quichua lle- mientras que se adjudicaban al labrador las tierras
gaba á ser poco á poco el idioma de la moda y de la mejor adaptadas al cultivo á que habia estado acos-
elegancia, así como afectaban hablar el francesnor- tumbrado toda su vida (6). Y como muchos, quizás
ntando los que á algo aspiraban en Inglaterra despues la mayor parte, consideraban la emigracion como
de la conquista. Por estos medios, mientras que cada una calamidad, el gobierno cuidaba de dar pruebas
provincia conservaba su dialecto peculiar, se estable- de un especial favor á los mitimaes, y les concedía
da un escelente medio de cornunicacion que hacia varias inmunidades y privilegios que mejoraban su
posible que los habitantes de una parte del país se condicion, y los reconciliaban en lo posible con su
entendiesen con los de las demas , y el Inca y sus re- suerte (7).
presentantes con todos. Tal era el estado de las cosas Aunque las instituciones del Perú hayan siclo mo-
en esta parle cuando llegaron los españoles. Es pre- dificadas y maduradas bajo la influencia de los sobe-
ciso confesar que la historia nos presenta pocos ejem- ranos sucesivos, todas llevan el sello del mismo
plos de una autoridad mas absoluta que la de una original, todas están vaciadas en el mismo molde.
revolucion en el idioma de un imperio al disponerlo Ensanchándose y fortaleciéndose el imperio en ca-
así el amo (l). da época sucesiva de su historia, no era en sus últi-
Poco menos notable era otro recurso de los Incas mos días mas que el desarrollo en escala mayor de
para afianzar la obediencia de sus súbditos. Cuando lo que era en miniatura en sus principios, así co-
una parte de las recientes conquistas manifestaba un mo se dice que el gérmen que encierra la bellota con-
espíritu tenaz de oposicion y ódio, se solia obligar á tiene dentro de sí mismo todas las ramificaciones del
una parte de la poblacion , por ejemplo á diez mil per- futuro monarca de los bosques. Parecia que cada Inca
sonas, á emigrar á un punto remoto del reino ocupa- sucesivo no aspiraba á mas que á seguir los pasos y á
do por vasallos de probada é indudable fidelidad. Un ejecutar los planes de su predecesor. Las grandes em-
número igual de estos se trasplantaba al territorio presas que uno acometia, las continuaba otro, y les
que liabian evacuado los emigrados; y por este cam- daba cima el que venia despues. Así, mientras que
bio la poblacion se componia de dos distintas razas, todos obraban ajustándose al mismo plan , sin ningu-
que se miraban una á otra con un recelo que servia de no de esos movimientos escéntricos ó retrógrados que
freno poderoso á cualquier tendencia revolucionaria. indican la direccion de individuos diferentes , el Es-
Con el tiempo vencia la influencia de los leales, sos- tado parecia ser regido constantemente por una sola
tenidos, como lo estaban, por la autoridad real, y mano, y proseguía magestuosamente, como si fue-
por la operacion silenciosa y lenta de las instituciones se al traves de un reinado largo y único, su gran
nacionales á que las razas estrañas se acostumbraban carrera de civilizacion y conquista.
poco a poco. Poco á poco tambien empezaban á amar El objeto final de sus instituciones era la tranquili-
á su soberano , y antes que hubiese desaparecido una dad doméstica; pero parecía que no les era lícito
generacion , las diferentes tribus se mezclaban pací- alcanzarlo sino por medio de guerras esteriores.
ficamente como individuos de la misma nacion (2). Tranquilidad en el centro de la monarquía y guerra
Sin embargo, seguian distinguiéndose las diversas en sus fronteras : tal era la condicion del Perú. Por
razas por la diferencia del traje; ya que una ley del medio de esta guerra daba ocupacion á una parte de
pais mandaba á todo ciudadano que usase el traje de sus habitantes; y conquistando y civilizando á las bár-
su provincia (3). Ni podia el colono, trasplantado baras naciones que lo rodeaban, daba seguridad á
con tan poca ceremonia, volver al distrito en que todos. El soberano Inca , por pacífico y benévolo que
nació; porque en virtud de otra ley estaba mandado fuese en su administracion interior, en la estertor
que nadie cambiase de punto de residencia sin per- era siempre guerrero y mandaba sus ejércitos en
miso (4). Quedaba establecido para toda su vida. El persona. Cada reinado sucesivo veia estenderse mas
gobierno peruano señalaba á cada hombre el lugar en las fronteras del imperio. Año tras año volvia el vic-
torioso monarca cargado de despojos, y seguido por
(1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VI, cap. XXXV; una multitud de gofos tributarios á la capital. Su
lib. VII, cap. I— lt.— Ondegardo, Rel. seg., MS.—Sar- recibimiento en ella se asemejaba al de un triunfo
miento, Relacion , MS. , cap. LV. romano. La poblacion salia en masa á victorear á su
«Aun la criatura no hubiese dejado el pecho de su madre soberano, vestida con los pintorescos trajes de las
cuando le comenzasen á mostrar la lengua que habia de saber;
y aunque al principio fue dificultoso, é muchos se pusieron diferentes provincias, llevando banderas que agita
en no querer deprender mas lenguas que las suyas propias,
los reyes pudieron tanto que salieron con su intencion , y ellos (5) «Trasmutaban de las tales provincias la cantidad de
tuvieron por bien de cumplir su mandado, y tan de veras se gente que de ella parecia convenir que saliese, á los cuales
entendió en ello que en tiempo de pocos años se savia y usaba mandaban pasar á poblar otra tierra del temple y manera de
una lengua en mas de mil y doscientas leguas.» Ibid., ca- donde salian, si fria fria, si caliente caliente, en donde les
pítulo XXI. daban tierras, y campos, y casas, tantoymas como dejaron.»
(2) Ondegardo, Rel. prior. , MS.—Fernandez, llist. del Sarmiento, Rel., MS., cap. XIX.
Perú, parte. II, lib. III, cap. XI. (6) Ondegardo, Rel. prim. , MS.
(3) Segun el padre Acosta, los Incas creian que esta ley
( 7) Aun existen, ó existian á fines del siglo pasado, estos
era de la mayor importancia para el órden y buen gobierno mitimaes en Quito, segun Velasco, distinguiéndose con este
de la monarquia. Lib. VI, cap. XVI. nombre del resto de la poblacion. Historia de Quito, tomo I,.
(4) Conq. y Poli. del Pirú, MS. p. 175.
LA CONQUISTA DEC, P ER Ú .
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ban en el aire, y cubriendo de flores el suelo que CAPITULO III.
iba á pisar el vencedor. El Inca, llevado en su silla Religion del Perú.— Deidades.—Esplendor de los tem-
de oro en hombros de sus nobles, se adelantaba en plos. — Solemnidades. — Vírgenes del sol. — Casa-
procesion solemne, bajo los arcos triunfales que en- mientos.
brian la carrera , al gran templo del Sol. Allí , sin
comitiva, porque á todos menos al soberano estaba Es un hecho muy notable que muchas, si no todas
vedada la entrada en el sagrado recinto, el victorioso las tribus salvajes que habitaban el vasto continente
príncipe, despojado de sus insignias reales, descalzo americano, por desfiguradas que estuviesen en otros
y con la mayor humildad , se acercaba al temido san- puntos sus creencias por pueriles supersticiones, ha-
tuario, y ofrecía sus sacrificios y elevaba el tributo bían llegado á la sublime concepcion de un gran es-
de su gratitud á la deidad gloriosa que presidia al píritu , del Creador del universo , que , inmaterial en
destino de los Incas. Terminada esta ceremonia , toda su propia naturaleza , no debia ser ultrajado eón nin-
la poblacion se entregaba á las diversiones; oíanse guna imagen visible, y que, ocupando todo el espa-
la música ,y los gritos de alegría , y los bailes por cio, no podía circunscribirse á las paredes de un
todos los ángulos de la capital; y las iluminaciones y templo. Pero estas elevadas ideas, tan superiores á
las hogueras celebraban la campaña victoriosa del los alcances ordinarios de la inteligencia cuando no
Inca y la agregacion de un nuevo territorio al impe- tienen guía, no parece que les inspiraron las conse-
rio (4). cuencias practicas que era de esperar; y pocas son
En estos regocijos se descubre en gran parte el las naciones americanas que manifestaron unieres en
carácter religioso que tenian • en realidad todas las la conservacion de un culto religioso , ó que encon--
guerras de los peruanos estaban marcadas con el se- traron en su fé un poderoso estímulo de accion.
llo religioso. La vida del Inca era una larga cruzada. Pero con los progresos de la civilización , se desar-
para estender el culto del Sol, para desarraigar en rollaron gradualmente ideas mas análogas á las de
las naciones bárbaras las supersticiones embrutece- naciones civilizadas; destináronse amplios medios,
doras , é imponerles los beneficios de un buen go- é instituyóse un órden separado para el servicio de
bi erno. Tal era, segun la frase favorita de nuestro la religion, en que se desplegaba un ceremonial mi-
siglo , la mision del Inca. Tambien fue la mision del nucioso y magnífico, digno de compararse en muchas
C onquistador cristiano que invadió el imperio de ese cosas con el de las naciones mas cultas de la cristian-
mismo potentado indio. La historia decidirá cuál de dad. Esto sucedia entre las naciones que habitaban
los dos cumplió mas fielmente con los deberes de su las llanuras elevadas de la América del Norte, y entre
mision. los naturales de Bogotá , Quito, y las demas re-
Sin embargo , los monarcas peruanos no manifes- giones elevadas del continente el Sur. Sucedia , so-
taban una impaciencia pueril por adquirir territorio. bre todo entre los peruanos , que atribuían un origen
Se detenian despues de una campaña y dejaban tiem- divino á los fundadores de su imperio, cuyas leyes
po para que se afianzase una conquista antes de em- todas descansaban en una sancion divina, y cuas
prender otra. En este intervalo se ocupaban en la instituciones domésticas y guerras estranjeras teman
pacífica administracion de su reino, y en esos largos por objeto conservar y propagar su fé. La religion
viajes que los ponían en contacto mas inmediato con era la base de su política, la condicion misma, por
su pueblo. Durante este tiempo tambien sus nuevos decirlo así , de su existencia social. El gobierno de
vasallos habian empezado á amoldarse á las estrañas los Incas, en sus principios esenciales, era una ver-
instituciones de sus amos. Empezaban á conocer las dadera teocracia.
verdaderas ventajas de un gobierno que los ponia al Sin embargo , aunque la religion formaba una
abrigo de los males físicos que consigo trae un esta- parte tan importante de las instituciones políticas del
do de barbarie, que les aseguraba la proteccion de pueblo , su mitclogia, esto es, las leyendas tradicio-
la persona, y una absoluta participacion de todos los nales con que afectaban esplicar los misterios del
privilegios de que disfrutaban sus conquistadores, y universo, era escesivamente mezquina y pueril. Ape-
á medida que se familiarizaban mas con las institu- nas hay una de sus tradiciones , con la escepcion de
ciones peculiares del pais, la costumbre, esa segun- la tradicion magnífica relativa á los fundadores de la
dinastía real, que merezca atencion , ó que arroje
da naturaleza, los adheria á esas instituciones con
una fuerza que estaba en razon de su misma peculia- mucha luz sobre sus propias antigüedades, ó sobre la
historia primitiva del hombre. Entre las tradiciones
ridad. Así , por grados , sin violencia , creció el gran de importancia hay una del diluvio , que les era co-
edificio del imperio peruano, compuesto de numero- men con tantas otras naciones eri todas las partes del
sas tribus independientes y aun enemigas unas de mundo, y que referian con algunas circunstancias
otras; tribus que á pesar de esto y bajo la influencia que se parecen á las de uua leyenda mejicana (2 ).
de una religion comun, del mismo idioma y del mis- Mas atencion merecen sus ideas sobre el estado
mo gobierno, se convirtieron en una sola nacion, futuro de nuestro ser. Creian en la existencia del al-
animada por un comun espíritu de amor á sus insti- ma despues de esta vida, y unían á esto la creencia
tuciones y de fidelidad absoluta á su soberano. ¡Qué de la resurreccion del cuerpo. Señalaban dos lugares
contraste entre esta condicion y la de la monarquía distintos de residencia para los buenos y para los ma-
azteca en el vecino continente, que, compuesta de los, y fijaban este último en el centro de la tierra.
los mismos materiales heterogéneos, sin principio Creían que los buenos estaban destinados á pasar una
alguno interior de cohesion, solo se mantenia unida vida deliciosa de tranquilidad y comodidad, en que se
por el terrible lazo de la fuerza! En las siguientes pá- encerraban sus mas elevadas ideas de la felicidad
ginas veremos por qué la monarquía peruana no tuvo humana. Los malos tendrian que expiar sus críme-
mejor suerte que su rival en su lucha con la civiliza-
cion europea. (2) Referían que despues del diluvio siete personas salie-
ron de una cueva en que se hablan librado de la muerte, y que
estas volvieron .í poblar la tierra. Una de las tradiciones de los
(1) Sarmiento Relacion , MS. , cap. LV.—Garcilasso, mejicanos atribuía su origen y el de las tribus aliadas á sie-
Com. Real, parte I, libro III, capítulo XI—XVII; libro VI, te personas que tambien salieron de otras tantas cuevas en
capítulo XVI. Aztla. (Conf. Acosta, lib. VI, cap. XIX; lib. VII, cap. 11.-
Ondegardo, Rel. prior, MS.) Refieren la historia del diluvio
diferentes autores con muchas variantes, en algunas de las
cuales no es difícil describir las tendencias imitadoras del con-
vertido al cristianismo.
TOMO 1.
28 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

nes por medio de un penoso trabajo que duraria si- visible mas que un solo templo, colocado en el valle
glos. Asociaban á estas ideas la creencia en un prin- que tomaba su nombre de la deidad misma y que está
cipio ó espíritu malo á quien daban el nombre de próximo á la ciudad española de Lima. Este templo
Cupay, que no trataban de hacer favorable por me- habia existido allí desde antes que dominasen al pais
dio de sacrificios, y que parece no haber sido mas los Incas, y era el gran punto de reunion de los pere-
que una personiflcacion oscura del pecado, que ejer- grinos indios que venían de los parajes mas remotos;
cía poca i nfluencia en su conducta (1). circunstancia que parece indicar que el culto de este
Esta creencia en la resurreccion del cuerpo era la gran espíritu, aunque tolerado quizás por su flexible
que los instigaba á conservar los cadáveres con tanto política, no fue establecido por los príncipes pe-
cuidado, y por un sistema sencillo que, muy diferen- ruanos (6 ).
te del embalsamamiento complicado de los egipcios, La deidad, cuyo culto inculcaban especialmente y
consistía en esponerlo á la accion del frio escesiva- que jamas dejaron de establecer en ningun punto en que
mente seco y á la delgada atmósfera de las monta- penetraron sus ejércitos; era el Sol. El era el que de
ñas (2 ). Como creian que las ocupaciones de la vida una manera especial prestdia á los destinos del hom-
futura se asemejarían mucho á las de esta, enterrra- bre, daba luz y calor á las naciones y vida al mundo
ban á los nobles difuntos con una parte de sus vesti- vejeta! ; él era al que reverenciaban como padre de
dos, con sus utensilios y á veces con sus tesoros; y su regia dinastía, como fundador del imperio; á él
terminaban la triste ceremonia sacrificando á sus mu- pertenecian los templos que existían en todas las ciu-
jeres y á sus criados favoritos , para que lo acompa- dades y en casi todos los pueblos del territorio pe-
ñasen y sirviesen en las felices regiones colocadas ruano , mientras que en sus altares humeaban los
mas allá de las nubes (3). Cunstruian grandes mon- holocaustos, forma de sacrificio peculiar á los perua-
tículos de tierra de una forma irregular, ó, lo que era nos entre las naciones semi-civilizadas del Nuevo
mas comun, oblonga, atravesados por galerías que Mundo (7).
se cortaban en ángulos rectos, para enterrar á sus Ademas del Sol, los Incas tenian otros varios ob-
muertos, cuyos cuerpos secos ó mómias han sido jetos de culto, relacionados en cierto modo con esta
descubiertos en grandes cantidades, unas veces en deidad principal. Tales eran la luna, su esposa y her-
pie, pero mas á menudo sentados en la postura co- mana, las estrellas, reverenciadas como parte de su
mun á las tribus indias de ambos continentes. Tam- celeste comitiva, aunque la mas hermosa de todas,
bien se han encontrado ú veces tesoros de mucho Venus, conocida de los peruanos bajo el nombre de
valor en estos depósitos monumentales, que han esti- Chasca, ó «el joven de la larga cabellera rizada, » era
mulado á los especuladores á hacer escavaciones re- adorada como paje del Sol, á quien acompaña tan de
petidas con la esperanza de alcanzar igual fortuna. cerca cuando nace y cuando se oculta. Tambien de-
Ha sido una lotería como la de buscar minas; pero dicaban templos al trueno y al relámpago (8) . en
los empresarios han esperitnentado mayores pérdidas quienes reconocian los temibles ministros del Sol, y
en el primer caso que en el segundo (4 ). al arco-iris, que adoraban como una hermosa ema-
Los peruanas, como otras muchas razas indias, nacion de su gloriosa deidad (9 ).
reconocen un ser supremo, creador y señor del uni- Los súbditos del Inca colocaban ademas entre sus
verso, á quien adoraban bajo los diferentes nombres deidades subalterna's varios objetos de la naturaleza,
de Pachacamac y Viracocha (5 ). No tenia este ser in- como los elementos, los vientos, la tierra, el aire,
(1) Ondegardo, Rel. seg., MS.—Gomara, Hist. de las mento para atribuir el origen de la civilizacion peruana á al-
Ind., cap. CXXIII.—Garcilasso, Com. Real, parte I, lib, II, gun viajero del antiguo continente. Conquista y Poblacion del
cap. lI—VII. Prrú , MS.
Se puede suponer que los peruanos de educacion , si así se (6) Pedro Pizarro , Descub. y Conq. , Rel. , MS. —Sar-
les puede llamar, creian que la gente baja no tenia alma, se- minto, MS., cap. XXVII.
gun lo poco que se nos dice sobre sus opiniones en cuanto á Ulloa habla dé las grandes ruinas de ladrillo que indican el
la condicion de estos en la vida futura, mientras que se habla sitio que ocupaba probablemente el templo de Pachacamac , y
con mucha estension sobre las esperanzas de las clases eleva- que prueban por su aspecto presente su antigua grandeza y
das, que, segun creian, pasarián una vida análoga á la que esplendor. Mémoires Philosóphiques, Historiques, Physiques
disfrutaban en este mundo. (Paris, 1787) , trad. fr. , pág. 78.
(2) Tal parece ser á lo menosla opinion de Garcilasso, aun- (7) A lo menos así lo dice el. Dr. M. Culloch, y no hay au-
que algunos autores hablan de materias resinosas y otras cosas toridad mas competente en materia de antigüedades peruanas.
que se usaban para embalsamar los cuerpos. El aspecto de las (Investigaciones, pág. 592.) ¿No pudo haber añadido nacio-
momias reales encontradas en el Cuzco, segun el testimonio nes bárbaras tambien?
tanto de Ondegardo como de Garcilasso, hace parecer proba- (8) El trueno, el relámpago y el rayo, se podian espresar
ble que no se empleó sustancia alguna estraña para conser- en el idioma peruano con la palabra única de illapa. De aquí
varlas. han tomado pie algunos españoles para creer que los indígenas
(3) Ondegardo, Rel., seg., MS. tenian algun cóüocimiento de la Trinidad. «El diablo robó
Este autor dice que se siguió esta costumbre aun despues de cuanto pudo» esclama Herrera con virtuosa indignacion. (His-
la conquista, y que él había salvado la vida á mas de un criado toria General, dec. V. lib. IV., cap. V.) Garcilasso reprueba
favorito que habia implorado su proteccion cuando lo iban á estas y otras presunciones ami mas aventuradas, como inven-
sacrificará los Inanes de su difunto amo. Ibid. , uhi supra. ciones de los indios convertidos, deseosos de halagar la imagi-
(4) Sin embargo, en muchos casos valia la peda hacer estas nacion de sus maestros cristianos. (Com. Real, pul. I, lib. II,
escávaciones sepulcrales. Sarmiento dice que á veces se enter- cap. V.—VI; lib. III, cap. XXI.) La impostura por una par-
raba con los señores indios una cantidad de oro equivalente á te y.la credulidad por otra, han producido una abundante
cien mil castellanos (Relacion, capítulo LVII), Las Casas, cosecha de necedades que han sido recogidas cuidadosamente
y
aunque no es la mejor autoridad tratándose de numeres, dice por el piadoso anticuario de una generacion posterior.
que veinte años despues de la conquista se hablan encontrado (9) Garcilasso dice que los cuerpos celestes eran reverencia-
cerca de Trujilo sepulcros en que habia mas de medio millon dos como cosas santas, pero no como objetos de culto. (Com. Real,
de ducados. ((Eubres, ed. par Llorente. Paris, 1822, tom. 1I, parte I, lib.11, cap. I—XXIII.); pero Ondegardo lo contra-
pág. 192.) Elbaron de Humboldt examinó el sepulcro de un dice (Reí. seg. , MS.) , y no solo él sino casi todos tos autores
príncipe peruano en la misma region del país, del cual habia que he consultado. Véase Dec. de la Aud. Real, MS. —Her-
sacado un español en 1576 una masa de oro que valia un mi- cera, Hist. General, dec. V, lib. IV, cap. IV, — tomara,
nan de duros. Vues des Cordilleres, pág. 29. Hist. de las Inda, cap. CXXI. En cierto modo tambien se con-
(5) Pachacamac significa «aquel que sostiene 4 da vida al tradice Garcilasso diciendo que personificaban los indios estos
universo. » El nombre de la gran deidad se espresaba algunas objetos, como si fueran seres vivientes, yles dedicaban templos
veces por los dos nombres ele Pachacamac y Viracocha combi- corno á tales, con sus efigies delineadas en la misma forma que
binados. ( Véase Balboa, Hist. del Perú , cap. VI.—Acosta, las del Sol en su templo. El esfuerzo que hace el historiado
lib. VI, cap. XXI.) Un antiguo español descubre en el signi- para circunscribir el culto de los Incas al Sol tan solamente, no
ficado popular de Viracocha, « espuma del mar,» un argu-
es conciliable con lo que mas adelante dice sobre la adoracion
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
19
las montañas y ríos grandes, que les infundían ideas de la clase que hemos descrito ya al hablar de otros
de sublimidad y de poder , y que segun ellos ejercían edificios públicos dP1 pais , y estaba tan bien edifica-
una in-fluencia misteriosa en los destinos del hom- do, que un español que lo vió en toda su gloria, nos
bre (1). Tambien abrigaban la creencia , parecida á asegura que solo podía recordar dos edificios en Es-
la de algunas de las antiguas escuelas filosóficas, de paña que se pudieran comparará él en lo que hace á
que todos los objetos terrestres tenían su arquetipo ó la ejecucion (5). Y sin embargo, este edificio robus-
idea, su madre, como lo espresaban enfáticamente, to y en ciertas cosas magnífico , estaba techado con
que consideraban sagrada, porque era, en cierto mo- paja.
do, su esencia espiritual (2). Pero su sistema lejos p Lo interior del templo era lo mas digno de admira-
de ceñirse aun á estos multiplicados objetos de devo- cion. Era materialmente una mina de oro. En la pa-
cion , abrazaba en sus anchos pliegues las numerosas red que daba al occidente, estaba representada la
deidades de las naciones conquistadas, cuyas imáge- imágen de la divinidad, que consistia en una cara
nes se trasportaban á la capital, donde las respectivas humana rodeada de innumerables rayos de luz que
provincias pagaban los grandes gastos, de su culto. emanaban de ella por todas partes, á la manera que
Este era un rasgo notable de la política de los Incas, suele personificarse ese mismo Sol entre nosotros.
que así podian acomodar su religion á sus intere- Esta figura estaba grabada en una plancha de oro ma-
ses (3). cizo de dimensiones enormes, profusamente salpica-
Pero el culto del Sol constituia el cuidado peculiar da de esmeraldas y piedras preciosas (6 ). Se hallaba
dedos Incas, y era el objeto de su prodigalidad. El colocada de tal modo al frente de la gran puerta que
mas antiguo de los muchos templos dedicados á esta miraba al Oriente, que los primeros rayos del Sol'
divinidad, estaba situado en una de las islas del lago daban en ella al amanecer, iluminando toda la habi-
de Titicaca , de donde se decía que habian salido los tacion con una refulgencia que parecia sobrenatural,
régios fundadores de la dinastía peruana. Por esta y que reflejaban todos los adornos de oro con que pa-
circunstancia, este santuario era objeto de una vene- redes y techos estaban incrustados por todas partes.
racion peculiar. Todo lo que le pertenecía , hasta los «El oro, segun el lenguaje figurado del pueblo, era las
grandes campos de maiz que rodeaban el templo y »lágrimas que vertia el Sol ( 7 ) , » y todo el templo en
formaban parte de sus propiedades, embebían cierto su parte interior resplandecia con bruñidas plan-
grado de su santidad. Su producto anual se distribuia chas y clavos del metal precioso. Las cornisas que ro-
entre los diferentes almacenes públicos, en pequeñas deaban las paredes del santuario, eran del mismo
cantidades á cada uno ,. cómo cosa que santificaba. costoso material; y una ancha faja ó friso de oro incrus-
los lemas objetos depositados. ¡ Feliz el hombre que tado en la piedra rodeaba todo el edificio por su parte
podia obtener aunque no fuese mas que una mazorca esterior. (8 ).
de la cosecha sagrada para su propio granero (4 )! Junto á la estructura principal había varias capi-
Sin embargo, el mas célebre de los templos perua- llas de menor dimension. Una ele ellas estaba consa-
nos, el orgullo de la capital, la maravilla del imperio, grada á la luna, la deidad que mas se veneraba des–
estaba en el Cuzco; y este, gracias á la munificencia pues del Sol, como madre de los Incas. Su efigie
de los soberanos sucesivos , se había enriquecido tan- estaba delineada lo mismo quq,, la del Sol en una gran
to, que se le daba el nombre de Coricancha, ó el lu- plancha que casi cubria uno de los lados del edificio.
gar del oro. » Consistia en un edificio principal y Pero esta plancha, así corno todos los adornos de la
varias capillas y edificios inferiores, que cubrían una capilla. , era de plata, como convenia á la pálida y
gran estension de terreno en el corazon de la ciudad, plateada luz del hermoso planeta. Habia tres capillas
rodeados completamente por un muro que , lo mismo mas, una de las cuales estaba dedicada á la multitud
que los edificios, era todo de piedra. La fábrica era de las estrellas, que formaban la brillante córte de la
hermana del Sol; otra á los terribles ministros de su
que se tributaba á Pachacamac sobre todo, y á Rimac, que venganza, el trueno y el relámpago; y la tercera al
era el gran oráculo del pueblo bajo. La mitología peruana se arco iris, cuya curva brillante adornaba las paredes
parecia probablemente á la del Indostan, que subordinaba á del edilicio con colores casi tan brillantes como los del
dos, ó cuando mas tres deidades principales, tenia una multi- arco íris verdadero. Otros varios edificios ó habitacio-
tud de otras inferiores á quienes la nacion tributaba culto re- nes aisladas, servian de residencia á los numerosos
ligioso, como personificaciones de los diferentes objetos de la
naturaleza.
(1) Ondegardo, Rel. seg. , M S.
Estos objetos consagrados se llaman huasas, palabra de in- (5) «Tenia este templo en circuito mas de cuatrocientos
finitas aplicaciones, pues que significa templo, sepulcro, cual- pasos, todo cercado de una muralla fuerte, labrado todo el
quier objeto natural notable por su tamaño ó forma , en fin edificio de cantera muy escelente de fina piedra, muy bien
una serie de significados sin límites, que por su sentido con- puesta y asentada; y algunas piedras eran muy grandes y so-
trario han producido una confuslon.incalculable en los escritos berbias; no tenían mezcla de tierra ni cal, sino con el betun
de histor iadores y viajeros. que ellos suelen hacer sus edificios; y están tan bien labradas
• (2) «La orden por donde fundaban sus huatas, que ellos estas piedras, que no se les parece mezcla ni juntura ninguna.
llamaban á las idolatrías, era porque decían, que todas criaba En toda España no he visto cosa que pueda comparar á estas
el Sol, i que Ies daba madre por madre, que mostraban á la paredes y postura de piedra, sino á la torre que llaman la Ca-
tierra, porque decian que tenia madre, i teníanle hecho su lahorra , que está junto con la puente de Córdoba, y á una
culto i sus adoratorios; i el fuego decían que tamhieii tenia obra que vi en Toledo, cuando fui á presentar la primera par-
madre, al mais i á las otras sementeras, i á las ovejas i gana- te de mi Crónica al príncipe D. Felipe.» Sarmiento, Relacion,
do decan que el vinagre della era la madre, i lo reverencia- MS. cap. XXIV.
ban i llamaban marea agua madre del vinagre : i á cada cosa (6) Conq. i Pob. delPirú, MS.—Cieza de Leon, Cróni-
adoraban destas de su manera.» Conq. iPob. el Pirú, MS. ca, cap. X , lib. XCII.— «La figura del Sol, muy grande, he-
cha de oro obrada, muy primorosamente engastada en mu-
(3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
Asi parece que lo consideraba el licenciado Ondegardo. chas piedras ricas. » Sarmiento, Relacion, MS. , cap. XXIV.
(7)• «Y al oro asimismo decian que era lágrimas que el Sol
«E los ídolos estaban en aquel halpon grande de la casa del
Sol, y cada ídolo de estos tenia su servicio y gastos y muje- lloraba.« Conq. i Pob. del Pirú , MS.
(8) Sarmiento, Relacion , MS. , cap. XXIV.—Antig. y
res; y en la casa del Sol se iban á hacer reverencia los que ve-
Monumentos del Perú, MS.
nia; de su provincia, para lo cual é sacrificios que se hacian «Cercada junto á la techumbre de una plancha de oro de
proveian de su misma tierra ordinaria é muy abundante por palmo i medio de ancho i lo mismo tenian por de dentro en ca-
la misma órden que lo hacian guando estaba en la misma pro- da bohío ó casa i aposento.' (Conq. i Pob. del Pirú, MS. )
vincia, que daba gran autoridad á mi parecer, é aun fuerza
ú estos yngas que cierto me causó gran admiracion.» Rela- palmo, « Tenia una • cita de planchas de oro, de anchor de mas de un
ensalzadas en las piedras.» Pedro Pizarro, Decub. y
tina seg. , M. S.
(4) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. III, cap. XXV. Conq., MS. 2*•
TOMO I.
30 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

sacerdotes que oficiaban en el servicio del templo (1). nuevos edificios. Sobre el mismo terreno que ocupaba
Todos los vasos, adornos y utensilios de cualquier el espléndido Coricancha, se elevó despues la mages-
clase que fuesen, que servian para usos religiosos, tuosa iglesia de Santo Domingo, uno de los edificios
eran de oro ó plata. Doce vasos inmensos de este úl- mas soberbios del Nuevo Mundo. Sementeras de maiz
timo metal estaban colocados en el suelo de la gran y de alfalfa crecen hoy en el mismo terreno en que
nave, y llenos de granos de maiz (2) ; los incensarios brillaban antes los dorados jardines del templo ;y el
para los perfumes, las fuentes que contenian el agua fraile canta hoy los oficios de la Iglesia católica en el
para los sacrificios, y la cañería subterránea por don- recinto sagrado que ocupaban antes los hijos del
de se llevaba esta á los edificios, el depósito que la Sol (4).
contenia, y hasta los instrumentos de agricultura Ademas del gran templo del Sol, existian muchos
que se usaban en los jardines del templo, todo se inferiores y casas religiosas en la capital del Perú y
componía de los mismos materiales riquísimos. Los en sus alrededores, basta el número , se g un se dice,
ardines, como los pertenecientes á los palacios rea- de trescientos 6 cuatrocientos edificios (5) • porque-
jles que hemos descrito, contenian muchos adornos el Cuzco era un lugar sagrado que se veneraba como
de oro y plata y varias imitaciones del reino vejeta]. residencia no solamente de los Incas , sino de todas
Tambien Babia allí animales ejecutados por el mismo las deidades que adoraban las variadas v heterogé-
estilo, y entre ellos el mas notable era el llama con su neas naciones del imperio. Era la ciudad querida del
vellon dorado; todo hecho con una destreza que, en Sol ; donde se conservaba en todo su esplendor el cul-
este caso, no sobrepujaba probablemente á la riqueza to del gran- luminar; donde, segun un cronista anti-
del material (3). guo, no 'labia fuente, camino ni muralla, que no en-
Si el lector no ve en esta mágica pintura mas que cerrase algun sagrado misterio (6) : y desgraciado
el colorido romanesco de un nuevo El Dorado, debe del indio noble que en alguna época de su vida MY
traer á la memoria lo que • antes hemos dicho relati- hubiese hecho su peregrinacion á la Meca del Perú.
vamente á los palacios de los Incas, y considerar que Otros templos y mansiones, religiosas se hallaban,
estas «casas del Sol», como las llamaban, era el de- esparcidas por ras provincias, y algunos encerraban
pósito comun á que' venias á confluir todas las cor- tanta magnificencia , que casi' rivalizaban con los de
rientes de beneficencia pública y particular del im- la metrópoli. Los ministros para su servicio pódian
perio. Algunas de las relaciones, en unos por la compararse en número á un ejército, pues que este
credulidad, en otros por el deseo de escitar I'a admi- número , incluyendo los funcionarios del arden sa-
racion pública, pueden ser muy exajeradas; pero en cerdotal que solo oficiaban en el Coricancha, no as-
la coincidencia de los testimonios contemporáneos, cendía á menos de cuatro mil (7).
no es fácil trazar la línea exacta que ha de seiialar la A la cabeza de todos, tanto en la capital como en.
medida de nuestro escepticismo. Cierto es que auto- las provincias, estaba el gran sacerdote ó Villac Umu,
rizan la brillante pintura que he trazado los que vie- como lo llamaban. Solo cedía en rango al Inca, y ge-
ron estos edificios en todo su orgullo, ó poco despues neralmente era elegido entre sus hermanos ó parien-
de haber sido despojados de sus riquezas por la avidez tes mas allegados. El soberano lo nombraba y su dig-
del conquistador. Muchos de los riquísimos objetos nidad era vitalicia; y él á su vez proveía todos los
fueron enterrados per los naturales, ó arrojados á los grados inferiores de su ó'raen. Esta órden era muy
ríos y á los lagos; pero bastante quedaba para com- numerosa. Los individuos de ella que oficiaban en la
probar la sin igual opulencia de estos establecimien- casa del Sol en el Cuzco , eran elegidos esclusivamen-
tos religiosos. Las cosas que por su naturaleza eran te 'entre la raza sagrada ele los Incas. Los sacerdotes
portátiles, pronto desaparecieron para satisfacer la de los templos provinciales salían de las familias de
sed de oro de los conquistadores , quienes hasta ar- los curacas ; pero el empleo de gran sacerdote en
rancaron las cornisas macizas y el friso de oro del cada distrito se reservaba á uno de sangre real. Tra-
gran templo, llenando el vacío con yeso, material mas tábase por este medio de conservar la té en toda su
barato y mas duradero que el oroya que no ofrece pureza , y - evitar la mas leve infraccion del majestuo-
tentacion á la avaricia. Aun despojados de su esplen- so ceremonial que aquella prescribía minuciosa-
dor, los venerables edificios conservaban un gran mente (8).
atractivo para los robadores, que encontraban en sus La arden sacerdotal, aúnque era numerosa, no se
muros dilapidados una inagotable cantera para sus distinguía por traje alguno diferente del resto. de la

(1) Sarmiento ,Retarion, MS. , cap. XXIV.—Garcilásso, 4 Memorias de Miller, tom. II', págs. 223-224.
Com. Real, parte I, lib. 111, cap. XXI—Pedro Pizarro,. Des- 5 Herrera, Historia General', Dec. V , libro IV , capi-
cubrimiento y Conq., MS. tulo III.
(2) « El bulto del Sol tenían mui grande de oro, i todo el «Habia en aquella ciudad y legua y media de la redonda
servicio de esta casa era de plata i oro; i tenían doce honores cuatrocientos y tantos lugares, donde se h acian sacrificios, y
de plata blanca , que dos hombres no ahrazarian cada uno cua- se gastaba mucha suma de hacienda en ellos.» Ondegardo,
drados, i eran mas altos que una buena pica, donde echaban Rel. prio., MS.
el maiz que habian de dar al Sol, segun ellos decian que co- (6) «Que aquella ciudad del Cuzco 'era casa y morada de
miese. » Couq. y Pob. del Pirú , MS. dioses, é ansi no habia en toda ella fuente , ni paso, ni pared
Como esto pudiera parecer algo duro de creer á los mas que no dixescu que tenia misterio.» Ondegardo, Relacion se-
crédulos, he preferido no echarme encima la responsabilidad gunda, MS.
de las dimensiones, y así es que no be indicado ninguna. (7) Conq. i Pob. del Piró, MS.
(3) Levinus Apollonius, fol. 38.—Garcilasso, Com. Real, Realmente formaban un ejército, si, como dice Cieza de
parte I, lib. III, cap: XXIV. — Pedro Pizarro, Descub. y Con- Leon, el número de sacerdotes y criados empleados en el fa-
quista , MS. moso templo de Bilcas, en el camino de Chile, ascendía á
«Tenias un jardín que los terrones eran pedazos de oro fi- 40,000. (Crónica, cap. LXXXIX.) Parece que todo lo que per-
no; y estaba artificiosamente sembrado de maizales los cuales tenecia á estas casas del Sol tenia dimensiones colosales; pero
eran oro, así las cañas de ello como las hojas y mazorcas;y es- en cuanto á este número, puede ser un error, y quizás de-
taban tan bien plantados que aunque hiciesen recios vientos bemos interpretarlo por cuatro mil.
no se arrancaban. Sin todo esto tenían hechas mas de veinte (8) Sarmiento, Relacion, MS., cap. XXVII.—Conq. y
ovejas de oro con sus corderos , y los pastores con sus ondas y Pob. del Pirú, MS.
cayados que las guardaban , hecho de este metal. "labia mu- Segun Garcilasso, los sacerdotes no se mantenian á espen-
cha cantidad de tinajas de oro y de plata y esmeraldas, vasos, sas de las propiedades del Sol sino cuando estaban de servicio
ollas, y todo género de vasijas, todo de oro fino. Por otras pa- en los templos. En otras épocas parece que vivian con el pro-
redes tenían esculpidas y pintadas otras mayores cosas. En ducto de sus propias tierras, que, si Garcilasso no se equivo-
fin , era uno de los ricos templos que hubo en ' el mundo,» ca, se les adjudicaban como a las denlas órdenes del Estado.
Sarmiento, Relación, MS., cap. XXIV. Com. Real, parte I, II,. V , cap: VIII.
LA COPQUIS`rA DEL PERÚ.
nacion. Ni era la única depositaria de la escasa cien– A medida que entraban por la calle del sagrada
cia del paí
s, ni le estaba confiada la educacion, ni edificio, todos se despojaban de sus sandalias, con la
aquellos deberes parroquiales, si , así se les puede lla- escepcion del Inca y su familia que lo hacían tan solo
mar, que ponen al sacerdote en contacto con la ma- al entrar norias puertas del templo, donde 1. nadie se
sa del pueblo, como sucedia en Méjico. La causa de dejaba entrar sino á estos augustos personajes (2).
esta peculiaridad puede probablemente atribuirse á Despues,de consagrar algun tiempo á sus oraciones, •
la existencia de una orden superior , como la de la el soberano seguido por su regia comitiva, volvía á•
nobleza Inca, la santidad de cuyo origen era tan su- presentarse, y s . .1 hacian preparativos para empezar
perior á los nombramientos humanos, que en cierto el sacrificio. Este, entre los peruanos, consistía en
modo absorbía toda la veneracion religiosa del pue- animales, granos, flores y olorosas gomas; algunas
blo. Efectivamente, la nobleza era la arden sagrada veces en seres humanos, y en estas ocasiones se esco-
del Estado. Muchos individuos de ella se revestian gía como víctima á un niño ó á una de las doncellas
con el carácter sacerdotal ; y sus propias insignias y mas hermosas. Pero estos sacrificios eran muy raros,
peculiares privilegios eran demasiado bien conocidos y se reservaban para celebrar algun gran aconteci-
para que se necesitasen otras señales esteriores que miento público, como una coronacion, el nacimiento
los separasen del pueblo. del heredero del trono , 6 una gran victoria. Jamas
Los deberes del sacerdote se limitaban á oficiar en terminaban con esos festines de antropófagos que
el templo. Ni siquiera asistia á él constantemente, acostumbraban los mejicanos, y muchas de las feroces
porque despues de cierto período señalado lo releva- tribus que conquistaron los Incas. Las conquistas de
ban otros hermanos de su órden, que se sucedían estos príncipes eran realmente un gran beneficio para
unos á otros por una rotaciou establecida. Su ciencia las naciones indias, aunque no fuera mas que porque
se reducia á saber las épocas de los ayunos y festivi- suprimian el canibalismo, y por la disminucion, bajo
dades de su religion, y las ceremonias que ácada uno su imperio, de los sacrificios humanos (3).
de ellos correspondian. Por frívolo que esto fuese, no En la fiesta de Raymi, elsacrificioquegeneralmen-
era fácil aprenderlo; porque el ritual de los Incas in- te se hacia era el del llama; 'y el sacerdote, despues
cluia una rutina de prácticas tan complicada y con- de abrir el cuerpo de la víctima, buscaba en las en-
fusa como las del sistema religioso quemas sobresal- trañas el anuncio de los oscuros acontecimientos del
ga en esta parte. Cada mes tenia su festividad porvenir. Si los agüeros no eran propicios, sacrificá-
particular, ó mejor dicho, sus festividades. Las cua- base otra víctima, con la esperanza de descubrir pro-
tro principales tenían relacion con el Sol, y celebra- nósticos mas consoladores. El augur peruano podría
ban los cuatro grandes períodos de su progreso anual, haber recibido una buena leccion del de Roma, que
los solsticios y equinoccios. Quizás la mas magnífica consistia en considerar como favorable todo agüero
de todas las solemnidades nacionales era la fiesta de que pudiese servir á los intereses de su pais (4).
Raymi, celebrada en el período del solsticio de vera- En seguida se encendía fuego por medio de un es-
no, cuando el sol, habiendo llegado va á la estremidad pejo cóncavo de metal bruñido, que, reuniendo los
meridional de su carrera , ,volvia aíras como para lle- rayos del sol en un foco sobre una cantidad de algodon
nar de gozo con su presencia á su pueblo escogido. seco, muy prónto lo hacia arder. Esto era esactamen-
En esta ocasion los indios nobles de todo el pais acu- te lo que se hacia en una ocasion semejante en la an-
dian en grandes multitudes á la capital para tomar tigua Roma, á lo menos bajo el reinado del piadoso.
parte en las funciones religiosas. Numa. Cuando el cielo estaba cubierto, y la deidad
.Durante los tres dias antes de la festividad se ob- tutelar se ocultaba á sus-adoradores, cosa quesecon-
servaba un ayuno general, y no se permitía encender sideraba como•de mal agüero, obtenfase el -fuego ;por
fuego en ninguna casa. Cuando llegaba el día señala- :medio de la •friccion. La llama sagrada se conlaha al.
do, el Inca y su córte, seguidos de toda la población cuidado de las vírgenes•del Sol; y si por algundes-
de la ciudad, se reunían al alba en la plaza mayor cuido se apagaba durante el año, considerábase esto
para saludar el nacimiento del Sol. Iban todos vestidos
con sus mejores trajes, y los indios nobles•rivalizaban (2( «Ningun indio coman osaba pasar por la calle del Sol
entre sí en los adornos y alhajas con que le cubrían; calzado, ni ninguno aunque fuese mui gran señor, entrava en
mientras que los doseles de brillantes plumas y es- las casas del Sol con zapatos. » Conq. i'Pob. del Pirú, MS.
pléndidas telas que llevaban los criados cubriendo las hiciesen(3) Garcilasso de la Vega niega rotundamente que los Incas
sacrificios humanos; y al contrario, sostiene que los
cabezas de sus señores, hacian parecerá la gran plaza abollan constantemente en todo pais que conquistaban y en
y á las calles , que desembocaban ene/la como cubier- que existiesen. (Conj. Real, parte I, lib. II, cap. IX. et álibi.)
tas de un vasto y magnífico toldo. Con ansia espera- Pero contradicen esplícitaniente este hecho: Sarmiento, Rela-
ban la salida de la deidad ; y apenas tocaban los pri- clon, MIS., cap. XXII.—Dec. de la Aud. Real, MS.—Mon-
meros rayos dorados las torrecillasy losmas elevados tesinos, Mem. Antiguas, MS.,lib. II, cap. VIII. —Balboa,
edificios de la ciudad, cuando un grito inmenso de 1list. du Pérou, chap. V—VIIL—Cieza de Leon, Crónica, ca-
júbilo salia de la multitud, acompañado por cánticos pitulo LXXIL—Ondegardo, Rel. seg. , MS.—Acosta, lib. V,
cap. XIX; y podría añadir á casi todos los autores antiguos de
de triunfo y por la salvaje melodía de sus bárbaros alguna autoridad, alguno de los cuales, habiendo ido al pais
instrumentos, cuyo ruido se aumentaba mas y mas a poco despues de la conquista, cuando sus primitivas institucio-
medida que el luminar brillante, levantándose sobre nes estaban aun en todo su vigor, son mas acreedores á nues-
la cadena de • montañas del Este, derramaba todo su tra confianza que el mismo Garcilasso. 'Era natural que el des-
esplendor sobre sus adoradores. Despues de las acos- cendiente de los Incas desease defenderá su raza de tan odiosa
tumbradas ceremonias de la adoracion , el Inca ofre acusacion , y debemos respetarlo si cuando se halla comprome-
tido el honor de su pais cierra voluntariamente los ojos. Debe-
cia tina libacion á la gran deidad en un vaso gigan- mos añadir en justicia al gobierno peruano que los que podian
tesco de oro, del licor fermentado del maíz ó tener mejores noticias están de acuerdo en sostener que los
del maguey, ue despues de probado por el monarca sacrificios humanos eran muy escasos en adinero y poco fre-
mismo, se repartía á sus reales parientes. Terminadas cuentes, reservándose para aquellas ocasiones cstraordinarias
estas ceremonias, la inmensa asamblea se colocaba de que se habla en el testo.
en (Balen de procesion, y se dirigia hacia el Cori- piciis (4) n Aurgurque cun esset , dicere ausus est, optirnis aus-
ea gen ī, qua; pro reipublicLe salute gererentur.» Cícero,
cancha (I). de Senectute.
Este eximen de las entrañas de los animales-con el objeto de
(1) Dec. de la Aud. Real, MS.—Sarmiento, Relacion,
adivinar el porvenir, es digno de notarse cuino ejemplo muy
MS. , cap. XXVII. singular, como no sea único, de esta práctica entre las unio-
El lector encontrarte una brillante descriprion, sin muchas
estrlvacaucias, de las fiestas ríe los peruanos en la novela de nes d o l Nuevo Mundo, aunque tau usado en el ceremonial del
sacrificio entre las naciones paganas del antiguo continente,
Marmontel intitulada los Incas. Tomo 1, cap. I— IV.
BIBLIOTECA DE GASPAR T ROIG.
nZ
una calamidad precursora de males para la Pero apenas parece necesario invocar al príncipe de
como
monarquía (1). Eu semejante caso se hacía un holo- de las tinieblas ni la intervencion de los santos para
causto de las víctimas eu los altares de la deidad. Este esplicar coincidencias que han existido en paises muy
sacriacio era el preludio de la matanza de una gran distantes de la luz del cristianismo, y basta en siglos
cantidad de llamas, pertenecientes á los rebaños del en que su luz no Babia aparecido aun al mundo. Mas
Sol, que proporcionaban un banquete no solo para el racional es atribuir esas semejanzas casuales á la
Inca y su córte, sino tambien para el pueblo que ea constitucion general del hombre, yá las necesidades
estas ocasiones se indemnizaba de la frugalidad á de su naturaleza moral (7).
que generalmente estaba condenado. Tambien se co- Otra analogía muy estraordinaria con las institu-
locaba en la mesa real un pan lino hecho con harina ciones del catolicismo, se encuentra en las vírgenes
de maíz por las vírgenes del Sol, y el Inca presidiendo del Sol, las escogidas, como las llamaban (8), y las que
el banquete, brindaba á la salud de sus principales ya hemos aludido antes. Estas eran doncellas jóvenes
nobles con grandes libaciones del licor fermentado dedicadas al servicio de su dios, que desde una edad
del país; y las diversiones del dio terminaban con muy tierna se sacaban del seno de sus familias para
bailes y música. El baile y la bebida eran los pasa- colocarlas en conventos y bajo la direccion de unas
tiempos. favoritos de los peruanos. Estas fiestas dura- matronas ancianas , á quienes daban el nombre de
ban varios dios, aunque los sacrificios terminaban el mamaconas, y que habían encanecido entre aquellas
primero.—Tal era la gran festividad del Raymi; y paredes (9). Bajo la tutela de estas maestras venera-
esta y otras fiestas por este estilo, interrumpían laru- bles las santas vírgenes se instruían en la naturaleza
tina monótona del trabajo que se imponia á las clases de sus deberes religiosos. Ocupábanse en hilar y bor-
inferiores del pueblo (2). dar, y con la finísima lana de la vicuña tegian las col-
En la distribucion ele pan y vino de esta gran festi- gaduras de los templos y los vestidos del Inca y su
vidad los ortodoxos espanoles que llegaron primero familia (10). Pero sobre todo su gran deber consistía
al pais descubrieron una notable analogía con la co- en cuidar del fuego sagrado que se había encendido
muuion cristiana (3) ; así como en la práctica de la en la festividad del Raymi. Desde el instante en que
confesion y la penitencia, que segun parece conocian entraban en el convento, se cortaban todas sus rela-
los peruanos en una forma muy irregular, creyeron ciones con el mundo, hasta con los individuos de su
ver una coincidencia con otro de los sacramentos de familia y sus amigos. Nadie sino el Inca y la coya, . ó
la Iglesia (4). Mucho gustaban los eclesiásticos de reina, podían entrar en el recinto sagrado. Cuidábase
aquella época de descubrir estas coincidencias, que escrupulosamente de su moralidad, y todos los años
consideraban como invenciones de Satanás quien tra- se en viaban visitadores á examinar estas instituciones
taba por estos medios de engañar á sus víctimas re- y á dar informes sobre el estado de su disciplina (11).
medando los sagrados ritos del cristianismo (5). ¿ Desdichada la doncella sorprendida en una intriga
Otros, siguiendo diferente camino, creían descubrir amorosa ! La terrible ley de los Incas 'labia dispuesto
en estas analogías las pruebas de que algunos de los que se la enterrase viva, que su amante fuese ahorca-
primitivos predicadores del Evangelio , quizás un do, y que se destruyese el pueblo á que pertenecia,
apóstol, habian visitado estas remotas regiones, y es- «sembrando con piedras» el terreno que ocupaba,
parcido en ellas las semillas de la verdad religiosa (ti). como para borrar hasta la memoria de su existen-
cia (12). Asombra en verdad encontrar analogía tan
(1) «Vigilemque sacraverat ignem, notable entre las iustitucioues de los indios america-
Excubias divum aaernas. u nos, de los romanos antiguos y del católico moderno.
Plutarco en su vida de Numa describe los instrumentos que La castidad y la pureza son virtudes eu la mujer que
usaban los romanos para encender el fuego sagrado, como es-
pejos cóncavos de bronce, afinque no esféricos como los perua-
parecen ser tan apreciadas en los bárbaros como por
nos o sino de forma triangular.
(..) Acosta, lib. V, cap. XXVIII.—Garcilasso, Com. Real, que realmente fuesen esos apóstoles á América. Historia de
parte I, libro VI, cap. XXIII. Quito, tomo I, págs. 89-90.
(3) Lo mas admirable, segun el Padre Acosta, en el odio y (7) Se ha ilustrado este asunto con algunos ejemplos en la
presuncion de Satanás, es que no solo falsificaba en idolatría Historia de la conquista de Méjico, tomo III, Apéndice, nú-
y sacrificios, sino tambien en ciertas ceremonias, los sacra- mero 1; ya que los mismos usos en aquel pais dieron margen á
mentos instituidos por N. S. J. C. y que usa la Iglesia, habiendo las mismas aventuradas creencias por parte de los conquista-
aspirado especialmente á imitar, en cierto modo, el sacra- dores.
mento de la comunion, que es el mas divino y el superior á to- (8) «Llamábanse Casas de escogidas, porque las escogian,
dos. Véase Acosta, lib. V, cap. XXIII. ó por linaje, ó por hermosura:» Garcilasso, Com..Real, par-
(4) Berrera, Hist. General, dec. V, lib. IV,.cap. IV.- te I, lib. 1V, cap. I.
Ondegardo , Rel. prirn. , MS. (9) Ondegardo, Rel. prim., MS.
El padre de la mentira quería tambien remedar el sacra- La voz mamacona significa « matrona; » mama, la prime-
mento de la confesion, y en sus idolatrías trataba de que se le ra parte de esta palabra compuesta, como ya lo hemos dicho,
honrase con ceremonias, muy parecidas á las que usan los quería decir madre. Véase Garcilasso , Com. Real, parte I,
cristianos; todo esto segun opinron del Padre Acosta, lib. V, lib. IV, cap. I.
cap. XXV. (10) Pedro Pizarro, Dese. yConq., MS.
(5) Cieza de Leon , no satisfecho con publicar muchas rela- (11) Dac. de la Aud. Real , MS.
ciones 'maravillosas sobre la inlluencia y aparicion de Satanás (1-?) Balboa, llist. du Pérou, chap. IX. Fernandez, Historia
en persona en las ceremonias de los indios, ha adornado su del Perú, parte II, lib. III, cap. XI.—Garcilasso, Com. Real,
obra con multitud de viñetas que representan al príncipe de parte I, lib. IV. cap. III.
las tinieblas con sus acostumbrados perfiles de rabo, uñas, etc, Segun el historidor dedos Incas, jamas ocu rrió un solo desliz
como para dar mas fuerza á las homilias del testo. El peruano en la hermandad femenina que hiciese necesaria la aplicacion
creía que su idolo era un Dios. Su conquistador cristiano creia de la terrible pena, aunque, si hubiese sucedido, el soberano,
que este ídolo era un demonio. Dificil es decir cuál de los dos segun nos lo asegura , la hubiera aplicado eu todo su rigor sin
daba pruebas mas indudables de grosera supersticion. el mas leve remordimiento. (Com. Real, parte 1, lib. IV, ca-
(G) Piedrabita, el historiador de los Muyscas, está muy pitulo III.) Otros escritores, al reves sostienen que estas vir-
convencido de que este apóstol debió ser San Bartolome, de g enes no tenian derechos muy claros á la reputacion de vesta-
quien se sabe que viajó mucho. (Couq. de Granada, parte 1, les. ( Véase Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Gomara,
lib. 1, cap. 111.) Los anticuarios uiejreiuos creen que Santo Ilist. de las Ind., cap. CXXI.) Estas acusaciones contra los
Tomás fue el encargado de la mision apostólica para el pueblo habitantes de las casas religiosas, sean cristianas ó paganas,
de Anahuac. Parecerla, pues, que estos dos apóstoles se ha- son bastante comunes. En este caso se encuentran en absolu-
blan repartido entre sí el Nuevo Mundo, á lo menos sus partes ta contradiccion con el testinibuio'inánime de casi todos los
civilizadas. Si vinieron por el estrecho de Billing, ó en haca que tuvieron mejores medios para descubrir la verdad, y pa-
recta atravesando el Atlántico, es cosa que nadie nos dice. Ve- recen especialmente improbables si consideramos el amor su-
jasco, escritor del siglo XVIII (cosa singular), apenas duda persticioso con que se miraba á los Incas,
LA CONQUI$TA ItEL PEIVó.
los hombres civilizados; sin embargo es muy diferen- hasta el punto de casarse con su propia hermana (5).
te el objeto final á que se destinaban estos habitantes Ningun casamiento era válido si se contraía sin con-
femeninos de las casas religiosas. sentimiento de los padres, y segun se dice, tambien
El gran monasterio del Cuzco se compo.ia esclu- debia consultarse la inclinacion de los contrayentes,
sivamente de doncellas de la sangre real, que ascen- aunque considerando los límites que á esta señalaba
dían, segun se dice, nada menos que á mil quinien- la edad legal, este derecho debía ser sumamente mez-
tas. En los monasterios provinciales entraban las hijas quino. Construíase una habitacion para la pareja re-
de los curacas y de los nobles de segundo órden, y cien casada á espensas del distrito, y se le entregaba
algunas veces, cuando se descubría una doncella de la cantidad de tierra señalada para su mantenimiento.
gran hermosura personal, las de las ínfimas clases del La ley del Perú cuidaba del porvenir lo mismo que
pueblo (1). Las «casas de las vírgenes del Sol» eran de lo presente. No dejaba nada al acaso. — Seguian á
unos edificios bajos de piedra, que cubrian una gran la sencilla ceremonia del casamiento fiestas generales
estension de terreno, y estaban rodeados por paredes entre los parientes de los recien casados, que duraban
muy altas, que impedian enteramente ver á sus mo- varios días; y como todos los casamientos se verifica-
radores. Las vírgenes encontraban en ellos cuanto ban en un die mismo, y como pecas familias babia
podian necesitar ;y estaban adornados con tanto lujo que no tuviesen un pariente interesado en la ceremo-
como los palacios de los Incas y los templos; porque nia , se celebraba realmente una fiesta nupcialuniver-
el gobierno les dedicaba una atencion muy especial, sal en todo el imperio (6).
como á una rueda muy importante de su sistema re- Las leyes singulares de los Incas relativas á los ma-
Iigioso (2). trimonios, son eminentemente características de la
Pero la carrera de todos estos habitantes del cláus- índole de su gobierno, que, lejos de ceñirse á los
tro no terminaba dentro de sus. muros. Aunque vír- asuntos de público interes, penetraba en los pliegues
genes del Sol, eran esposas delinca, y cuando llegaban mas íntimos de la vida doméstica , y no permitia á
á la edad conveniente se escogian las mas hermosas ningun hombre, por humilde que fuese, que obrase
para él, y las llevaban á su serrallo. El número de las por si aun en aquellos negocios personales en que
que aquí residian llegaba con el tiempo no solo á cen- nadie sino él , ó cuando mas su familia, podia estar
tenares sino á miles, y todas tenian habitacion en los interesado. Ningun peruano era demasiado bajo para
palacios que poseia el Inca en toda la estension del la vigilancia tutelar del gobierno. Ninguno era tan
pais. Cuando el monarca deseaba disníinuir este nú- encumbrado que no sintiese 'que de él dependia en
mero, la concubina cuya sociedad no le agradaba ya, todos los actos de su existencia. Su existencia misma
volvia, no á su antiguo encierro monástico, sino 'á su como individuo estaba absorbida en la de la sociedad.
propia casa; donde por humilde que hubiese sido su Sus esperanzas y sus temores, su gozo y su pesar,
origen y su condicion, se la mantenia con mucho las mas tiernas simpatías de su naturaleza , las que
fausto, y lejos de verse deshonrada por sus ante- mas naturalmente huyen ele la observancia de los
cedentes , todos la respetaban cómo á esposa del otros, todo estaba arreglado por la ley. Ni aun se le
Inca (3). permitia ser feliz á su modo. El gobierno de los Incas
Los nobles de primera clase s del Perú podían lo era el mas suave, pero tambien el mas completo de
mismo que su soberano, tener muchas 'mujeres. El los despotismos.
hombre del pueblo generalmente; ya fuese por ley,
ya por la necesidad que puede mas que ella , tenia la CAPITULO IV.
dicha de no poseer mas que 'una. El matrimonio se Educacion.—Quipus. — Astronomía. — Agricultura. —
verificaba de una manera que le daba un carácter tan Acueductos.—Guano. — Principales alimentos.
original como el de las demos instituciones del pais.
En un dia señalado del año, todos los que habian lle- «No es lícito que se «enseñen á los hijos de los plebe-
gado á la edad de contraer matrimonio, que, depen- yos las ciencias que pertenecen á los generosos y no
diendo de su aptitud para mantener una familia se mas; porque como gente baja no se eleven y enso-
fijaba en los hombres nada menos que á la edad:de berbezcan y menoscaben y apoquen la república: bás-
veinte y cuatro años, y en las mujeres á la de diez y ocho tales que aprendan los oficios de sus padres; que el
ó veinte, se reunian en la plaza mayor de sus respec- mandar y gobernar no es de plebeyos, que es hacer
tivas ciudades ó pueblos en todo el imperio á la vez. agravio al oficio y á la república , encomendársela á
El Inca presidia en persona la reunion de sus propios gente comun (7) u Tal era la máxima favorita que
parientes, y tomando por la mano á las diferentes siempre repetia Tupac Inca Yupanqui, uno de los
parejas que iban á unirse, hacia que se la diesen, y mas famosos , monarcas peruanos. Estraño parecerá
declaraba que ya eran marido y mujer. Lo mismo ha• que semejante máxima haya sido proclamada en
cian los curacas con los individuos de su clase ó de ninguna época en el Nuevo Mundo, donde las insti-
otras inferiores en sus distritos. Tal era la forma sen tuciones populares se han establecido despues en
cilla con que se contraia matrimonio en el Perú: A bases mas amplias que las conocidas hasta entonces;
ninguno se le permitia buscar mujer fuera de la Co- donde el gobierno depende enteramente del pueblo;
munidad á que pertenecía, lo que generalmente in- y donde la educación, a lo menos en la gran division
cluia á toda su parentela (4) ; ni á nadie se autorizaba del Norte del continente, tiene por objeto principal
fuera del soberano, á que faltase á las leyes de la na- preparar al pueblo para desempeñar los deberes de
turaleza, ó á lo menos álaley general de las naciones, la gobernacion. Sin embargo, esta máxima seaus- j
taba perfectamcüte á la índole de la monarquía pe-
ruana, y puede servir de clave á su política habitual;
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Cona., MS.—Garcilasso,
Com. Real, parte I, lib. IV, cap. I..
(2) Ibid., parte I, lib. IV., cap. V.- Cieza.deLeon, Cróni- (5) Fernandez, llist. del Perú, parte II, libro III, capí-
ca, cap. XLIV. tulo IX.
Esta costumbre , tan repugnante á nuestros sentimientos,
(3) Dec. de la Aud. Real, MS.— Garcilasso, Com. Real, que casi podría considerarse corno una violacion de la ley na-
parte I, lib. IV, cap. IV.— Alontesinos, Medra. Antig., MS. li- tural, no debe sin embargo considerarse como enteramente
bro II , cap. XIX. peculiar a los Incas, ya que la toleraban algunas de las nacio-
(4) Segun la letra de la ley, dice Garcilasso, ninguno Babia nes mas civilizadas de la antigííedad.
de casarse con quien no fuese de su familia. Pero esta ley estre- (fi) Ondegardo, fiel. seg., MS.,—Garcilasso, Com. Real,
cha tenia una mterpretarion muy amplia , porque segun el
mismo nos asegura , se consideraba í tofos los de una misma parte I, lib. VI, cap. XXXVI.—Dec. de la Aud. Real, MS.-
Montesinos, Memorias Antiguas, MS. lib. II, cap. VI,
ciudad , y ami provincia, como parientes. Com. MI, parte I, (7) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VIII, cap VIII.
iib. 1V, cap. VIII.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
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pues aunque velaba con solicitud incansable por sus siones de diferente clase entregadas á los almacenes
súbditos, proveia á todas sus necesidades físicas, reales. Otro enviaba la estadística de los nacimien-
cuidaba de su moralidad y manifestaba en todo el tos y muertes, de los casamientos, del número de
interes afectuoso de un padre por sus hijos, sin em- los que se hallaban en estado de servir en el ejército,
bargo, no los consideraba mas que como á niños y otros pormenores de esta clase relativos á la po-
que nunca habian de salir del estado de pupilaje, ni blacion del reino. Estos informes se remitian anual-
obrar ni pensar por sí, y cuyos deberes todos se en- mente á la capital, donde se sometian á la iuspeccion
cerraban en la obligacion de la obediencia absoluta. de otros empleados que entendian el arte de desci-
Tal era la condicion humillante del pueblo bajo el frar es tos misteriosos escritos. Así adquiriael gobierno
cetro de los Incas, mientras que las numerosas fa- una vasta coleccion de datos estadísticos preciosos;
milias de la estirpe real disfrutaban de todas las ven- y las cuerdas de variados colores, reunidas y cuida-
tajas de aquella educacion que estaba al alcance de la dosamente conservadas, constituian lo que bien po-
civilizacion del pais ; y mucho despues de la conquis- dríamos llamar los archivos nacionales (4).
ta, aun se señalaban los lugares en que habían exis- Pero aunque los quipus bastaban para todas las
tido los seminarios en que se les educaba. Estos se necesidades aritméticas de los peruanos, no podian
hallaban al cuidado de los amautas ó « sábios» que representar la multitud de ideas é imágenes que
poseian la escasa cantidad de ciencia, si ciencia po- espresa la escritura. Sin embargo, aun para esto la
día llamarse, que Babia en el Perú, y que eran los invencion no dejaba de tener su uso ; porque, ademas
únicos maestros de la juventud. Natural era que el de la representacion directa de objetos sencillos y
monarca se interesase vivamente en lainstruccion de áun de ideas abstractas dentro de un corto límite,
los hijos de la nobleza, parientes suyos. Se dice que como ya hemos dicho, era un poderoso auxilio para
muchos príncipes peruanos edificaron sus palacios la memoria por medio de la asociac,ion. El nudo ó el
cerca de las escuelas, á fin de poderlos visitar mas color peculiar indicaba de este modo lo que no podia
fácilmente y escuchar las lecciones de los amautas, representar, de la misma manera, como dice un an–
á que algunas veces daban mas autoridad comentán- tiguo escritor, que el número del mandamiento re-
dolas con un discurso propio (i ). En estas escuelas cuerda el mandamiento mismo. Así usado el quipu,
se comunicaban á los reales pupilos todos los cono- podia considerarse como el sistema mnemónico de los
cimientos que sus maestros teman, acomodándolos peruanos.
al rango que habian de ocupar durante su vida. Es- Había cronistas nombrados en cada una de las
tudiaban las leyes y los principios de üdministracion provincias principales, cuyo deber era consignar los
de un gobierno en que muchos de ellos habian de hechos mas importantes que en ellas ocurrían. A
tomar parte. Se les iniciaba en los ritos peculiares otros funcionarios de mas elevado carácter, que
de su religion, mas necesarios para aquellos que eran generalmente los amautas, se les encargaba la
habian de desempeñar los deberes sacerdotales. Tam- redaccion de la historia del imperio y de las grandes
bien aprendian á emular las hazañas de sus régios hazañas del Inca reinante ó de sus antecesores (5 ).
antecesores, escuchando las crónicas compiladas por Arreglada de este modo la narracion, solo podia
los amautas. Se les enseñaba á hablar su idioma con trasmitirse por medio de la tradicion oral; pero los
elegancia y pureza, y aprendian la misteriosa cien- quipus servian al cronista para arreglar metódica-
cia del quipus, que era el vehículo de que se ser- mente los sucesos y para refrescar su memoria. Una
vian los peruanos para comunicarse sus ideas y para vez confiada á esta la historia, se grababa en ella de
trasmitirlas á las futuras generaciones (z ). una manera indeleble por medio de la frecuente re-
El quipus era una cuerda como de dos pies de peticion. El amauta se la repetia á sus discípulos ; y
largo, compuesta de hilos de diferentes colores fuer- de este modo la historia, en parte por la tradicion
temente retorcidos y entrelazados, de la cual salla oral y en parte por medio de signos arbitrarios, fue
una multitud de hilos mas pequeños en forma de trasmitida de generacion en generacion con bastante
franja. Los hilos eran de diferentes colores y habia variedad en los pormenores, pero con un aspecto
en ellos muchos nudos; y efectivamente la palabra general de verdad en el todo.
quipu significa nudo. Los colores representaban Indudablemente los quipus peruanos suplian de
objetos tangibles.; así ; por ejemplo blanco signifi- una manera insuficiente y pobre al admirable meca-
caba plata, y amarillo, oro. Tambien indicaban al- nismo del alfabeto, que empleando,unos pocos carac-
gunas veces ideas abstractas; así blanco ggeria teres sencillos para representar sonidos en lugar de
decir paz, y rojo, guerra. Pero los quipus se usaban ideas, puede trasmitir las modificaciones mas deli-
principalmente para cálculos aritméticos. Los nudos cadas del pensamiento del hombre. La invencion pe-
servia» de números y se podían combinar de manera ruana era muy inferior á la de los geroglíficos , y aun
que representasen cualquier cantidad que se quisiese. ála de la grosera escritura de dibujos de los aztecas;
Por medio de ellos hacian. sus cálculos con mucha porque este último arte, aunque incapaz de trasmitir
rapidez , y los primeros españoles que fueron á aquel ideas abstractas, podia retratar los objetos con bas-
país atestiguan la esactitud de estos (3 ). tante esactitud. Prueba evidente de la absoluta igno-
En cada distrito habia empleados á quienes llama- rancia en que vivian una de otra las dos naciones, es
ban quipucamayus ó «conservadores de los quipus,»
cuya obligacion consistia en dl,r noticias al gobierno (4) Ondegardo manifiesta el asombro que le causa la varie-
sobre varios asuntos importantes. Uno estaba encar- dad de objetos que abrazaba este sencillo sistema, apenas
gado de las rentas, y daba parte al gobierno de la creible, segun dice, para el que no lo hubiese visto. «En aquella
cantidad de materias primeras que se distribuian ciudad se hallaron muchos viejos oficiales antiguos del Inga,
entre los trabajadores, la calidad y cantidad de los así de la religion como del gobierno, y otra cosa que no pudie-
tejidos que con ellas se.hacian, y la suma de provi– ra creer si no la viera, que por hilos y nudos se hallan figura-
das las leyes y estatutos, de lo uno como de lo otro, y las
sucesiones de los reyes y tiempo que gobernaron : y hallóse lo
(4) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VII, cap. X. que todo esto tenia á su que cargo no fue poco, y aun tube al-
El descendiente de los Incas habla de los restos, que aun se guna claridad de los estatutos que en tiempo de cada uno se
veian en su tiempo, de dos palacios de sus regios progenitores, ha bian puesto. » (Rel. prim., MS.,— Véase tambien Sar-
que habian sido construidos cerca de las escuelas, para que miento, Relacion , 1115., cap. IX.—Acosta, lib, VI, capítu-
fuese mas fácil ir á ellas. lo VIII. —Garcilasso, parte I; lib. VI, cap. VIII—IX). Aun se
(2) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. IV, cap. XIX. encuentra en algunas partes del Perú un vestigio de los qui-
(3) Conq. y Pob, del Pirú, MS.—Sarmiento, Relacion, pus, y hay pastores que llevan la cuenta de sus numerosos re-
MS., cap. IX.—Acorta, lib. VI , cap. VIII.—Garcilasso, bailas por medio de esta antigua aritmética.
parte I, lib. VI, cap. VIII.
(5) Rel. prim., MS., ubi supra.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
que no adoptase la peruana la mas leve parte del sis- 35
que se parecen poco á las severas realidades de la
tema gerogllfico de los mejicanos, y estb á pesar de vida. Los anales peruanos manifiestan síntomas de
que la existencia de la planta del maguey (agave) en los efectos de esta union, pues que están cubiertos
la América del Sur, podria haberle proporcionado el con un velo de circunstancias maravillosas hasta el
mismo material que usaban los aztecas para cons- último período , que estendiéndose ante el lector co-
truir sus mapas (1). mo una neblina, hace difícil el distinguirlos hechos
Es imposible contemplar sin gran interes los es- de la ficcion.
fuerzos hechos por diferentes naciones, al salir de la El poeta encontraba un instrumento muy útil para
barbarie, para proporcionarse algun símbolo visible sus fines en el hermoso dialecto quichua. Ya hemos
del pensamiento, ese misterioso agenteor medio del visto las singulares medidas que los Incas adoptaban
cual la inteligencia del individuo puede ponerse en para propagar su idioma por todo el imperio. Natu-
contacto y comunicacion con las de la sociedad en- ralizado de este modo en las provincias mas remotas,
tera. La falta de semejante símbolo es el mayor obstá- se enriquecia con muchas palabras y locuciones
culo que puede oponerse al progreso de la civiliza- exóticas que, bajo el influjo cortesano y el cultivo
cion, porque ¿ qué otra cosa es sino encerrar el poético, si así me es lícito llamarlo, se amalgamaban
pensamiento , que tiene los elementos de la inmorta- gradualmente, como un mosaico acabado compuesto
lidad, en el seno de su autor, ó en el del pequeño de matariales groseros y heterogéneos, hasta formar
círculo que está en contacto con él, en lugar de un todo armonioso. El quichua llegó á ser el mas
lanzarlo al mundo para que dé luz á millares de seres comprensivo ymas variado, así como el mas elegan-
humanos, y á las generaciones que aun están por te, de los dialectos de la América del Sur (3 ).
nacer? No solo es semejante símbolo un elemento Ademas de las composiciones de que hemos habla-
esencial de la civilizacion, sino que debe considerar- do, se dice que los peruanos manifestaban alguna
se como la prueba de que esa civilizacion existe; disposicion para las representaciones teatrales, y no
porque los adelantos intelectuales de un pueblo están esas estériles pantomimas que no recrean mas que
al nivel de las facilidades de comunicacion intelectual la vista, y que han servido de pasatiempo á mas de
que pósea. una nacion bárbara. Las piezas peruanas aspiraban á
Sin embargo, no debemos rebajar el verdadero los honores de la composicion dramática, sostenidas
valor del sistema peruano; ni suponer que el quipu por los caractéres y el diálogo , y fundadas algunas
era un instrumento torpe en manos de un indígena veces en argumentos de interes trágico , y otras en
práctico, como lo seria en las nuestras. Conocemos los que por su carácter ligero y social corresponden
los efectos del hábito en todas las operaciones mecá- á la comedia (4 ). En el dia no tenemos medios para
nicas, y los españoles dan repetidos testimonios de la juzgar de la ejecucion de estas piezas. Probablemente
destreza y esactitud que en esta desplegaban los pe- seria bastante grosera, como correspondía á un
ruanos. Su destreza no es mas notable que la facili- pueblo que no se Babia formado aun; pero sea lo
dad con que el hábito nos permite enterarnos del que fuere la ejecucion, el haber simplemente conce-
contenido de una página impresa, que comprende bido la idea de una diversion de esta clase es ya una
millares de caractéres separados, y como si fuera prueba de cultura que distingue de una manera
con una sola ojeada, aunque el ojo tiene que recono- honrosa á los peruanos de las lemas razas america-
cer cada letra por sí, y esto sin interrumpir la cadena nas, que no conocian mas pasatiempo que la guerra,
de los pensamientos que existe en el ánimo del lector. ó las diversiones feroces que reflejan su imágen.
No debemos despreciar la invencion del quipu si re- El carácter intelectual de los peruanos parece ha-
flexionamos que proporcionaba los medios de calcular berse inclinado mas bien hácia la cultura que á esas
que exigían los negocios de una gran nacion, y que, cualidades superiores que aseguran el buen éxito en
por insuficiente que fuese, era un instrumento que los senderos mas ásperos de la ciencia. En esto se
no auxilió poco á los que aspiraban al lauro de la quedaban muy atras de algunas otras de las naciones
literatura. semi-civilizadas del Nuevo-Mundo. Sabian algo de
El deber de compilar los anales del pais no se geometría, en lo que tocaba á su propio territorio,
confiaba esclusivamente á los amautas; una parle que ciertamente era muy estenso; y construían ma-
de él correspondia á los haravecs, ó poetas, que es- pas con líneas protuberantes para indicar los límites
cogían los asuntos mas brillantes para sus canciones, y las localidades, que tenían alguna analogía con los
compuestas para que se cantasen en las fiestas reales que antes se usaban para los ciegos. Eii la astrono-
y en la mesa del inca (2). De este modo se formó mía parecen haber hecho pocos adelantos. Dividian
una coleccion de poesía tradicional, como la de las el ano en doce meses lunares, cada uno de los cuales
baladas inglesas y los romances castellanos, por cuyo tenia su nombre propio, y se distinguia por una
medio los nombres de muchos gefes bárbaros, que festividad correspondiente (5 ). Tambien tenian se-
hubieran perecido por falta de un cronista, han sido
(5) Ondegardo, Rel. prim., MS.
trasmitidos en alas de una rústica melodía á las gene- Sarmiento se lamenta con justicia de que los españoles hu-
raciones posteriores. biesen dejado caer en desuso este dialecto, que tan útil les
Sin embargo, es lícito creer que la historia no hubiera sido en sus relaciones con las variadas tribus del im-
gana mucho en su alianza con la poesía ; porque los perio. «Y con tanto digo que fue harto beneficio para los
dominios del poeta se estienden á una region ideal españoles haber esta lengua, pues podian con ella andar por
poblada con las fantásticas formas de la imaginacion todas partes, en algunas de las cuales ya se va perdiendo.»
Rel., MS:, cap. XXI.
(1) Rel. prim., MS., ubi supra.—Dec. de la Aud. Real, Segun Velasco , los Lacas, al llegará Quito con sus legiones
MS.—Sarmiento, MS., cap. IX. conquistadoras, se sorprendieron al descubrir que allí se ha-
Sin embargo, debemos confesar que los quipus se asemejan blaba el dialecto quichua-, aunque era desconocido en una
algo á las fajas de cuentas de color ensartadas que usan las gran parte de la region intermedia; hecho singular si es cier-
tribus de la América del Norte para recordar los tratados y to. (Hist. de Quito, tom. 1, p. 185.) El autor, natural del
pais, tuvo medios de adquirir noticias muy curiosas, y en su
para otros objetos.
interesante obra establece una íntima analogía entre la cien-
(2) Dec. ríe la Aud. Real, MS. —Garcilasso, Com. Real cia y las instituciones sociales de los pueblos de Quito y del
parte 1, lib. II, cap. XXVII. Pero. Sin embargo, se nota en ella el afan de dar siempre la
La palabra haravec significa «inventor» ó «descubridor,» primacía á su propio país, y aventura á veces observaciones
y tanto por su título como por su empleo, el trovador-poeta
y hechos con una confianza no muy á propósito para conseguir
nos recuerda al trouvcre normando. Garcilasso ha traducido
una de las lijeras composiciones líricas de sus compatriotas. la de sus lectores.
Es ligera y fácil, pero una muestra sola no es base suficiente (4) Garcilasso, Com. Real, ubi supra.
para fundar un examen crítico general. (5) Ondegardo, Rel. prior., M.
38 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

medidas para la distribucion de las tierras en partes aunque el canal está destruido en parte y cegado por
iguales entre el pueblo , mientras que exigian á todo la basura y la vegetacion silvestre, aun se revela su
hombre, esceptuando á los de las clases privilegiadas, curso por varios oasis de fertilidad. Esto sucede en el
que se ocupase en su cultivo. El Inca mismo no se valle de Nasca, region fértil, colocada entre dos largos
desiertos, donde los antiguos canales de los Incas lle-
desde ñaba de darles el ejemplo. En una de las grandes gan desde una distancia desconocida por medio de un
festividades anuales se dirigia á los alrededores del
Cuzco acompañado por su córte, y en presencia de cauce que tiene de cuatro á cinco pies de profundi-
todo el pueblo abria la tierra con un arado de oro, ó dad y tres de ancho , y construido con piedras enor-
con un instrumento que hacia sus veces, consagrando mes sin mezcla alguna.
así la ocupacion del campesino como digna de los hi- Teníase especial cuidado en que todo aquel que
jos del Sol (1 ). cultivaba un terreno por donde uno de estos canales
La proteccion del gobierno á la agricultura no ter- pasaba, disfrutase de él. La ley determinaba la canti-
minaba con esta fácil ostentacion de la real condes- dad de agua que á cada cual correspondia; y unos ins-
cendencia; sino que se manifestaba en las medidas pectores reales cuidaban de la distribucion, y de que
mas eficaces para facilitar los trabajos del campesino. se aplicase el agua al riego (3 ).
Mucha parte del territorio situado á orilla del mar te- Los peruanos dieron muestras del mismo espíritu
nia el gran inconveniente de carecer de agua , pues emprendedor en sus planes para introducir el cultivo
que en él ó no llovia absolutamente ó llovia muy poco, en la parte montañosa de su territorio. Muchas de las
y los escasos riachuelos que en curso corto y rápido colinas, aunque cubiertas de buena tierra, tenian una
bajaban de las montañas, ejercian poca influencia en pendiente demasiado rápida para que se pudiesen la-
tan vasta estension de pais. Es verdad que el suelo brar. Estas las dividian en terrados, revestidos con
era en gran parte arenoso y estéril; pero muchos pun- piedras, los que iban disminuyendo gradualmente,
tos eran susceptibles de cultivo, y no necesitaban hasta llegar á la cumbre; así que al paso que la faja
mas que agua para ser maravillosamente fecundos. A inferior, ó anden, como los llamaron los españoles,
estos puntos se llevó el agua por medio de canales y rodeaba la base de la montaña y porfia contener una
acueductos subterráneos, que eran obras verdadera- gran cantidad de fanegas de tierra, la superior no al-
mente gigantescas. Componíanse de anchas losas de canzaba á contener mas que unas cuantas hileras de
piedra, perfectamente ajustadas sin mezcla alguna, cañas de maiz (4 ). Algunas de las cumbres presenta-
que por medio de compuertas dejaban salir la canti- ban tal masa de roca compacta, que despues de cortar
dad suficiente para regar las tierras por donde pasa- en ella los terrados, era preciso cubrir su superficie
ban. Algunos de estos acueductos eran sumamente de tierra antes que pudiesen servir para el cultivo.
largos. Uno que atravesaba el distrito de Condesuyu, Tal era la paciencia con que los peruanos luchaban
tenia de cuatrocientas á quinientas millas de esten- contra los obstáculos formidables que les presentaba
sion. Partian de algun lago elevado ó depósito natural su pais. Sin las herramientas y la maquinaria que
que se hallaba en el corazon de las montanas , y se au- usan los europeos, poco hubiera podido hacer cada
mentaba el caudal con ciertos intervalos por medio de individuo por sí; pero obrando en grandes masas y
otros depósitos que encontraban al paso en los decli- bajo una direccion comun, lograban coa su perseve-
ves de la sierra. En esta bajada habia á veces que rancia infatigable alcanzar resultados que los mismos
abrir un cauce en las rocas, y esto sin herramientas europeos no se hubieran atrevido á esperar (5).
de hierro; Babia que rodear las grandes montañas; Con el mismo espíritu de economía agrícola que los
atravesar ríos y pantanos; en una palabra, vencer los impulsaba á sacar á los peñascos de la sierra de su
mismos obstáculos que encontraban en la construc• triste esterelidad , escavaban el árido suelo de los va-
cien de sus gigantescos caminos. Pero los peruanos lles en busca de alguna capa de tierra en que se en-
parecian complacerse en luchar con las dificultades contrase alguna humedad natural. Estas escavaciones,
de la naturaleza. Cerca de Caxamalca existe aun un que los españoles llamaron hoyas, eran muy grandes,
tunnel ó galería que escavaron en las montañas para e incluian muchas veces un acre de tierra escavado
dar salida á las aguas de un lago cuando en la estacion hasta la profundidad de quince ó veinte pies, y rodea-
de las lluvias llegaban á un nivel que amenazaba inun- do con una pared de adobes. El fondo de esta escava-
dar el pais (2). cion se preparaba perfectamente abonándolo con una
Los conquistadores con su abandono dejaron que especie de sardina, que se pescaba en cantidades in-
se perdiesen muchas de estas útiles obras de los Incas. mensas en la costa, y luego se sembraban en él gra-
En algunos puntos aun corren las aguas en silencio nos ó legumbres (6 ).
sus conductos subterráneos, y nadie ha tratado de Los labradores peruanos conocían perfectamente
examinar y descubrir su curso y su origen. En otros, las diferentes clases de abonos, y haciau mucho uso
de ellos ; circunstancia muy rara eu las fértiles regio-
(1) Sarmiento, Relacion, MS. , cap. XVI.
Parece que tambien los nobles imitaban el ejemplo de su
nes de los trópicos, y que probablemente no existia
señor en esta gran festividad. «Pasadas todas las fiestas, en entre ninguna de las demas tribus de América. El abo-
la última llevan muchos arados de manos, los cuales antigua- no de que hacían mucho uso era el guano, precioso
mente eran de oro; y hechos los oficios, tomaba el Inga un
arado y comenzaba con él á romper la tierra, y lo mismo los (3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.—Memorias del
demas señores, para que de allí adelante en todo su señorío Gen. Miller, tom. II, p. 220.
hiciesen lo mismo; y sin que el Inga hiciese esto, no habia (4) Miller supone que estos andenes fueron el origen del
indio que osase romper la tierra, ni pensaban que produjese nombre de Andes que dieron los españoles á las cordilleras de
si el higa no la rompía primero, y esto baste cuanto li las la América del Sur. (Meu. del Gen. Miller, t. II, p. 219.)
fiestas.» Conq. y Pob. del Piré, MS. Pero este nombre es anterior á la conquista, segun Garcilasso,
(2) Sarmiento, Relacion, MS., cap. XXI.—Garcilasso, que lo deriva ele Anti, nombre de una provincia al Este del
Com. Real, parte I, lib. V, cap. XXIV. Steveson, Relacion Cuzco. (Com. Real, parte f, lib. II. cap. XI.) Anta, que
de una residencia de veinte años en la América del Sur (Lon- significaba cobre, metal que se encontraba con mucha abun-
dres, 1829), t. I, p. 412; II, páginas 173-174. dancia en algunas partes del pais, pudo haber dado su nom-
«Sacauamacequias en cabos y por partes que escosaestraña bre á la provincia, y quizás directamente á las montañas.
afirmarlo; porque las echauan por lugares altos y bajos: y por (5) Memorias del Gene Miller, ubi supra.—Garcilasso,
laderas de los cabesos y haldas de sierras que están en los Com. Real, parte I, lib. V, cap. I.
valles; y por ellos mismos atrauiessan muchas, unas por una (0) Cieza de Leon, Crónica, cap. XXIII.
parte, y otras por otra, que es gran delectacion caminar por Los restos de estas antiguas escavaciones aun escitan el
aquellos valles, porque parece que se anda entre huertas y asombro de los viajeros modernos. Véase á Steveson, Resi-
florestas llenas de frescura.» Cieza de Leon, Crónica, capí- dencia en la América del Sur, tomo I, p. 559.—Culloch,
tulo LXVI.
Investigaciones , p. 558.
LA CONQCIS TA DEL PERÚ.

escremento de aves marítimas que tanto ha llamado fectas, es preciso confesar que indicaban conocimien-
recientemente la atencion de los agricultores, así en tos sobre los principios de la ciencia agrícola que
Europa como en los Estados-Unidos, y cuyas propie- les dan algun derecho á ser clasificados entre los pue-
dades estimulantes y nutritivas eran perfectamente blos civilizados. Gracias á la paciencia y al saber que
apreciadas por los indios. Este guano existía en can- desplegaban en su cultivo, no Babia pulgada de ter-
tidades tan inmensas en muchos de los islotes de la reno cuya produccion no se elevase al mayor grado
costa, que formaba unas como colinas elevadas, á posible, mientras que se obligaba á los parajes mas
que dieron los conquistadores el nombre de Sierra estériles á contribuir en algo á la subsistencia del
Nevada, por el color blanco con que las cubria una pueblo. Por todas partes del territorio abundaban los
incrustacion salina. indicios de riqueza agrícola, desde los risueños valles
Los Incas adoptaron sus acostumbradas precaucio- de la costa, hasta las escalonadas pendientes de la
nes para que el agricultor pudiese disfrutar de este sierra, que elevándose en pirámides de verdura, bri-
abono importante. Destinaron las pequeñas islas de llaban con todo el esplendor de la vejetacion tro–
la costa para uso de los respectivos distritos á que se pical.
hallaban adyacentes. Cuando la isla era grande, se La formacion del pais era especialmente favorable,
distribuía entre varios distritos, y se señalaban exac- como ya lo hemos dicho, á una variedad infinita de
tamente los límites de cada division. Toda usurpacion productos, no tanto por su estension como por sus
de derechos agenos se castigaba severamente ; y ase- diferentes elevaciones, que, mas notables aun que
guraban la conservacion de las aves con penas tan se- las de Méjico, encierran todos los grados de latitud
veras como las que fulminaron en Inglaterra los tira- desde el Ecuador hasta las regiones polares. Sin em-
nos normandos para conservar su caza. A nadie se bargo , aunque la temperatura cambia en estas regio-
permitía poner el pie en la isla en la época en que las nes segun el grado de elevacion, sigue siendo casi la
aves criaban , bajo pena de muerte ; y con la misma se misma en cada punto durante todo el ano ; y los habi-
castigaba al que en cualquiera estacion matase uno de tantes no experimentan ninguna de aquellas agrada-
estos pájaros (I ). bles vicisitudes de la estacion que corresponden á las
Con estos progresos en la ciencia agrícola, era de latitudes templadas del globo. Así mientras que el ve-
suponer que los peruanos tuviesen algun conocimien- rano brilla en toda su fuerza en las ardientes regiones
to del arado, tan generalmente usado entre las nacio- del palmero y del cacao que ocupan las costas del
nes primitivas del continente oriental. Pero ni tenían Océano , se goza de una primavera perpetua en la an-
la reja de arado de hierro de Europa, ni los animales cha superficie de la llanura elevada, y las cumbres
para tirar de ella, que no se encontraron en ninguna mas altas de la cordillera están cubiertas con las nie-
parte del Nuevo-Mundo. El instrumento que usaban ves de un invierno eterno.
era una estaca fuerte y puntiaguda, atravesada por Los ileruauos sacaban de esta variedad fija de cli-
una pieza horizontal á diez ó doce pulgadas de la es- ma, si así me es lícito llamarla, el mejor partido posi-
tremidad, para que el labrador apoyase en ella el pie y ble , cultivando las producciones propias de cada
la forzase á penetrar en el suelo. Seis ú ocho hombres una; y consagraban especialmente su atencion á las
robustos se uncían á este instrumento y lo arrastraban que mas alimento podian proporcionar al hombre.
con fuerza, tirando á un tiempo y llevando el compas Así en la region inferior se encontraban la yuca y el
del movimiento con el canto de sus aires nacionales, plátano, esa planta benéfica que parece destinada á
en que los acompañaban sus mujeres que seguían el librar al hombre de la primitiva maldicion de ganar el
surco para romper los terrones con sus rastrillos. sustento con el sudor de su frente (4 ). En las partes
Como el terreno era blando, ofrecia poca resistencia; del pais en que ya no se podia cultivar el plátano, se
y la mucha práctica hacia que el labrador pudiese encontraba el maiz, la gran base alimenticia en las
romper el terreno hasta la profundidad necesaria con dos grandes divisiones del Norte y del Sur del conti-
asombrosa facilidad. Esta especie de arado era una nente americano; y 'que , despues de su esportacion
grosera invencion ; pero sumamente curiosa como al antiguo continente se estendió en él con rapidez tata
unico instrumento de su clase que se ha encontrado asombrosa, que llegó á creerse que era indígena de
entre los indígenas de América, y quizás no era muy esta parte del mundo (5). Los peruanos conocían
inferior al instrumento de palo que introdujeron en su perfectamente las diferentes maneras de preparar este
lugar los conquistadores europeos (2 ). útil vejeta! , aunque parece que no hacian pan con él
Muchas veces los Incas, despues de proporcionar mas que en las grandes festividades. Estraian ademas
agua á un distrito desierto, preparándolo así para los de su tallo una especie de miel , y hacian un licor muy
trabajos de la agricultura, trasplantaban á él una co- fuerte con el grano fermentado, de que, los az-
lonia de mitimaes que lo cultivaban con los vejetales tecas, abusaban estraordinariamente 6).
mas convenientes á la naturaleza del suelo. Mientras
que así consultaban el carácter peculiar y la capacidad (4) Humboldt demuestra las propiedades pacíficas del plá-
tano, y dice que su fuerza de produccion comparada con la
de las tierras, se proporcionaba un medio de cambiar del trigo, es como 135 á 1, y con la de la patata como 44 á 1.
sus diferentes productos á las provincias circunveci- (Essai Politique sur le Royaume de la Nouvelle Espagne . Pa-
nas , que , por la formacion del pais, variaban mucho rís , 1827, torno II, p. 389.) Es una equivocacion suponer
mas-de lo que suele suceder dentro de los mismos lí- que esta planta no era indígena de la América del Sur. La hoja
mites. Para facilitar estos cambios agrícolas , se insti- de plátano se lía encontrado muchas veces en los antiguos se-
tuian ferias, que se celebraban tres veces al mes en pulcros peruanos.
algunos de los lugares mas poblados, donde , como el (5) El nombre de ()té de Turquie es prueba del error po-
pular. Sin embargo, la rapidez con que se estendió por toda
dinero era desconocido, se hacia una especie ele co- Europa y Asia, despues del descubrimiento de América , basta
mercio por medio del cambio de los respectivos pro- para probar que no pudo ser indígena del antiguo continente
ductos. Estas ferias eran otras tantas fiestas en que y haber permanecido tanto tiempo desconocida allí.
descansaba el trabajador (3). (6) Acosta , lib. IV, cap. XVI.
Tales eran las medidas adoptadas por los Incas para La materia sacarina que contiene el tallo del maiz es mucho
mayor en las regiones tropicales que en latitudes mas septen-
el cultivo y mejora de su territorio; y aunque imper- trionales; así es que se suele ver muy á menudo á los natura-
les de aquellos mascarlos como si fueran tallos de azúcar. Una
(1 ) Acosta, lib. IV, cap, XXXVI.—Garcilasso, Com. Real,
de las clases de licor fermentado, ora, que se hacia con el
parte I , lib. V , cap. III. nnaiz, era tan fuerte , que los Incas prohibieron su uso, álo
) Garcilasso , Coin. Real. parte I, lib. V, cap. II. menos á las clases bajas. Parece que en esta materia no se
(3) Sarmiento, Relacion, MS.. cap. XIX.—Garcilasso, obedeciari sus órdenes tan escrupulosamente como en la
Con. Real, parte I, lib. VI, cap, XXXVI; lib. VII, cap. 1.--
(lemas.
Herrera, Hist. General, dec. V, lib. IV, cap. 111,
40 BIBLIOTECA DE GASPAR t Rmd.
El clima templado de la region elevada les propor- regiones del silencio eterno , cubiertos con las nieves
cionaba el maguey (Agave americana) , muchas de de los siglos (6).
cuyas estraordinarias cualidades conocían , aunque
no la mas importante de todas, como lo es la de pro- CAPITULO V.
ducir un material con que se puede hacer papel. Tam- Ganados del Perú. — Grandes Cacerías. — Manufactu-
bien era el tabaco una de las producciones de esta ras. — Habilidad mecánica. — Arquitectura.—Refle-
elevada region. Sin embargo, el uso que de el hacian riones finales.
los peruanos era diferente del de todas las demas na-
ciones de América que lo conocian, puesto que no UNA nacion que había hecho tantos progresos en
lo empleaban sino como medicina en forma de ra- la agricultura, debía naturalmente haber hecho al-
pé (1). Quizás lo reemplazaban en cuanto á sus pro- gunos tambien en las artes mecánicas, especialmente
piedades narcóticas con la coca (Erythroxytum pe- cuando, como sucedia entre los habitantes del Perú,
ruvianum) , ó cuca, como la llamaban los indígenas. su economía agrícola exigia un grado no despreciable
Este es un arbusto que crece corno hasta la altura de de destreza mecánica. Nótase en todas las naciones
un hombre. Se recogen sus hojas y se secan al sol, y que los progresos en las manufacturas tienen relacion
mezcladas luego con un poco de cal, forman una com- íntima con los progresos en la agricultura. Ambas artes
posicion que se masca , muy parecido á la hoja del be- se encaminan al mismo gran objeto de proporcionar al
tel en Oriente (2). Con una pequeña cantidad de hombre todos los elementos necesarios para su exis-
esta coca y con un puñado de rnaiz tostado, el indio tencia, para su comodidad, y en una sociedad mas
peruano de nuestra época hace sus penosos viajes dia adelantada, para sus goces; y cuando una de ellas ha
tras dia , sin cansancio ó á lo menos sin quejarse. alcanzado un grado de perfeccion que indica cierto
Hasta los alimentos mas suculentos le son menos gra- adelanto en la civilizacion, la otra debe naturalmente
tos que su predilecto narcótico. Bajo el imperio de los encontrarse en un grado corresiondiente de desarro-
Incas se dice que se reservaba esclusivamente para llo , análogo al aumento de las (emandas y de la ca-
las clases nobles. Si así era, á lo menos el pueblo ga- pacidad de semejante estado. Los súbditos de los In-
nó este goce con la conquista; y despues de aquel cas, en su paciente y tranquila consagracion á las
período llegó este á hacer un uso tan general de la ocupaciones mas humildes de la industria que los li-
coca, que este producto llegó á ser uno de los ramos gaba al suelo en que }rabian nacido, se parecian mas
mas importantes de las rentas coloniales de Espa- á las naciones orientales, corno los hindus y los chi-
ña (3). Sin embargo, con todas las agradables cuali- nos, que á los individuos de la gran familia anglo-
dades de una opiata, se dice tambien que cuando esta sajona, cuyo arrojado carácter los ha lanzado á bus-
hoja tau ponderada por los naturales se usaba con es- car la fortuna en el borrascoso Océano, y á entablar
ceso , producia todos los efectos peligrosos de la em- comercio con las regiones mas remotas del globo. Los
briaguez habitual (4 ). peruanos, aunque poseian una gran estension de cos-
Subiendo algo mas por los declives de la cordillera, ta , no tenian comercio alguno esteríor.
mas allá de los límites del maiz y de la quinua, grano Tenian á pesar de esto ventajas peculiares para la
que se parece algo al arroz, y que cultivan mucho fabricacion doméstica en un material incomparable-
los indios , se encontraba la patata ó papa, cuya in- mente superior á los que poseian las demas razas del
troduccion en Europa ha hecho época en la historia continente occidental. Sabían tejer con la correosa
de la agricultura. Ya fuese indígena del Perú, ó im- fibra del maguey una tela que, corno sucedía entre
portada de Chile, formaba el principal alimento de las los aztecas, les servia como los tejidos de hilo. El
llanuras mas elevadas en que dominaban los Incas , y algodon crecia con abundancia en el nivel bajo y ar-
su cultivo continuaba á una altura en las regiones diente de la costa ,y les proporcionaba un vestido
ecuatoriales que era muchos miles de píes superior á acomodado á las latitudes mas templadas del pais.
los límites de la nieve perpétua en las latitudes tem- Pero del llama y de los otros animales de la misma
pladas de Europa (5). Individuos silvestres de la mis- familia sacaban un vellon muy útil para los climas
ma familia se encontraban á mayor elevacion aun, y mas fríos de la region elevada, «vellon, dice un es-
crecian espontáneamente entre los raquíticos arbustos critor célebre, mucho mas apreciable que el pelo fino
que cubren las majestuosas pendientes de la cordille- del castor del Canadá, y que la lana de la brébis des
ra, hasta que gradualmente la vejetacion degeneraba Calmoucks ó de la cabra de Siria (7). n
en musgos y una yerba amarilla y corta, pajonal, que, De las cuatro variedades del carnero peruano , la
como una alfombra de oro, se estendia por la base de del llama, que es la que mejor conocemos y la mas
esos conos soberbios que se encumbraban hasta las comun, es la que menos vale por su lana. Empléasela
(1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. II, cap. XXV.
casi esclusivamente como acémila, cosa impropia al
(2) La hoja picante del betel se mezcla tambien con cal parecer de su pequeñez y de su poca fuerza , aunque
para mascarla. (Elphiustone, Historia de la India, Lon- es algo mayor que las demas variedades. Lleva un pe-
dres, 18.41 , torno I , p. 331.) La analogía de este goce social so de poco mas de cuatro arrobas, y no puede andar
en el remoto Oriente y Occidente es muy singular. mas que de tres á cuatro leguas al dia. Pero todo esto
(3) Ondegardo, Rel. seg., MS. —Acosta,lib. IV, capí-
tulo XXII.—Stevenson, Residencia en la América del Sur,
torno II, p. 63.—Cieza de Leon, Crónica, cap. XCVI. (6) Mientras que el Perú, bajo el imperio de los Incas,
(4) Un viajero (Pceppig) de quien se habla en una revista poseia estos magníficos productos indígenas, y otros muchos
menos conocidos de los europeos , carecia de otros de gran
inglesa, trata largamente de los malos efectos que produce el importancia, que, despues ele la conquista, han flo recido allí
uso habitual de la coca, y los compara á los que sufren los como si aquel fuera su terreno natural. Tales son el olivo, la
que mascan el opio. Estraño es que otros autores no hablen parra, la Higuera, el manzano, el naranjo, la cala de azú-
de esto. No recuerdo haberlo leido en ningun otro. car, etc. Ninguno de los cereales del antiguo continente se encon-
(5) Malte-Brun, lib. LXXXVI.
tró en el nuevo. El primer trigo fue importado por una señora
La patata, descubierta por los primeros que fueron á Chi- española de Trujillo, que hizo grandes esfuerzos po r disemi-
le, Perú, Nueva Granada, y ea toda la estension de las cor- narlo entre los colonos, cosa que tampoco descuidaba el go-
dilleras de la América del Sur, era desconocida en blójico, bierno, sea dicho en honra suya. El nombre de esta señora
otra prueba de que las naciones respectivas de los dos conti- era María de Escobar. La Historia , que se ocupa tanto en ce-
nentes ignoraban la existencia unas de otras. Ilumboldt, que lebrar á los azotes de la humanidad, debe complacerse en
ha consagrado mucha ateucion á la historia primitiva do este conservar el nombre de uno de sus bienhechores verdaderos.
vejetal, que ha ejercido una iullueucia tan importante en la (7) \Valton, Relacion histórica y descriptiva del carnero
sociedad europea, supone que su cultivo en Virginia, donde peruano (Londres, 1811), p. 115. La comparacion de este
fue cuuorido por los primeros colonos, se introducirla de las escritor se refiere á la lana de la vicuña, el animal de esta fa-
colonias españolas del Sur. Essai Pulitrque, tour, 11, p. 462. milia mas estimado por su vellos.
. tA COÑQIJI$TA nEL PERÚ.
4!
se halla compensado por el poco trabajo y gasto que gran cadena de la cordillera, desde el Ecuador basta
ocasiona en su manejo y manutenciou. El llama en- los límites del Sur de Patagonia. Y como estos límites
cuentra un fácil alineado en la yerba raquítica que señalan el territorio en que vive el carnero peruano,
crece en los costados y punas, ó llanuras elevadas de que nunca pasa al Norte de la línea, no parece impro-
las cordilleras. La estructura de su estómago, como bable que esta planta misteriosa y pequeña sea tan
la del camello, Ie permite pasarse sin beber durante importante para su existencia , que su falta sea la
semanas enteras y aun meses. Su pezuña esponjosa, principal razon que le haya impedido penetrar en
armada por la naturaleza con un especie de garra para las latitudes del Norte de Quito y la Nueva Gra-
que pueda sostenerse en la nieve, jamás necesita her- nada (4).
radura, y la carga que lleva, descansa segura en su Mas aunque vagaban . asisin dueño por los ilimita-
lecho, de lana, sin necesidad de cincha ó aparejo. Los dos desiertos de las cordilleras, jamas se permitia al
llamas viajan en recuas de quinientos y aun de mil, y campesino peruano que cazase estos animales silves-
así, aunque cada individuo . 11eva poco, la totalidad es tres, que estaban protegidos por leyes tan severas co-
muy considerable. Toda la caravana anda á su paso mo los ricos ganados que pastaban en los mas culti-
regular, pasando la noche al aíre libre sin que la tem- vados declives de la regios elevada. La caza de las
peratura mas fria le cause daño alguno, y caminando montañas y bosques era tan propiedad del gobierno,
en órden admirable obedeciendo á la voz del conduc- como si hubiese estado encerrada en un parque ó en
tor. Solo cuando lo cargan demasiado se niega- á un redil (5). Solo se permitia cazar los animales sil-
moverse este animal , y entonces ni los golpes ni vestres en ciertas ocasiones señaladas, en, las grandes
los halagos pueden inducirlo á que se levante cacerías que sé celebraban una año dañobajo la su-
del suelo. Tan obstinado en sostener sus derechos perintendencia general del Inca ó de sus principales
es en esta ocasion, como dócil y manso generalmen- oficiales. Estás cacerías no se repetian en la misma
te (1). parte del pais sino una vez cada cuatro años, á fin de
La aplicación de los animales domésticos al trabajo dar tiempo á que los animales se repusiesen dele. des.
distinguia á los peruanos de las demas razas del nue- truccion causada en ellas. En la época señalada todos
vo mundo. Esta economía del trabajo humano susti- los que vivian en el distrito yen sus alrededores, mu-
tuyéndole el del animal, es un grande elemento de chas veces hasta el número de cincuenta ó sesenta mil
civilizacion, que solo cede en importancia al que con hombres (6) , se distribuian alrededor de manera que
la maquinaria suple á ambos. Sin embargo, parece formasen un cordon inmenso que abrazase toda la es-
que los antiguos peruanos hacian menos caso de esta tension del territorio en que se iba acezar. Estos hom-
parte dé la utilidad del llama que sus conquistadores bres.iban armados con palos largos y lanzas, con los
españoles, y que le'apreciaban especialmente, lo mis- cuales hacían salir la caza de toda especie que se
mo que á los ciernas animales de su clase, por su ve- ocultaba en los bosques, en los valles y las montañas,
Don. El gobierno, segun ya lo hemos dicho, poseia matando sin cornpasion á las fieras ,y arreando á los
rebaños inmensos de este ganado mayor, como lo demas animales', que eran principalmente venados
llamaron los españoles , y del ganado menor, ,ó alpa- del pais, huanacos y vicuñas, hácia el centro del vasto
cas, confiados al cuidado de pastores que los condu- círculo, hasta que estrechándose este por grados, se
cian de una parte á otra del pais, segun los cambios concentraban los tímidos habitantes del bosque en
de la estacion. Estos viajes estaban arreglados con alguna espaciosa llanura donde el cazador pudiese
toda la exactitud con que el código de la Atesta deter- examinar cómodamente ásus víctimas, que no tenían
minaba los de los grandes rebaños trashumantes de ni donde ocultarse, ni punto alguno por el cual pu-
merinos en España ; y los conquistadores cuando diesen huir.
desembarcaron en el Perú, se sorprendieron al ver Matáhanse entonces los venados machos y algunas
una raza de animales tan parecida á la de su propio de las clases mas ordinarias de carneros peruanos; sus
pais en propiedades y hábitos y sometida á un siste- pieles se conservaban para los varios objetos útiles
ma de legislacion que parecía copiado del de la Pe- que con ellas se hacían generalmente, y su carne,
nínsula (2). cortada en tajadas muy delgadas, se distribuía al pue-
Pero la mejor clase de lana era producto no de es- blo , que lo convertía en charqui, la carne seca del
tos animales domésticos, sino de las otras dos espe- pais que constituia el único alimento animal, como
cies, el huanaco y la vicuña, que vivian libres en las despues ha constituido el principal de las clases bajas
heladas cumbres de las cordilleras; donde era bastan- en el Perú (7).
te comun verlos trepar por los picos cubiertos de nie- Pero no se mataba á la mayor parte de las vicu-
ve en que no existe ningun ser animado, esceptuando ñas, que solían llegar hasta treinta ó cuarenta mil,
al condor, el ave gigantesca de los Andes, cuyas am- sino que despues de esquilarlas cuidadosamente, se
plias alas se remuutan por la atmósfera hasta la al- les dejaba escapar y volver á sus pastos solitarios
tura de mas de veinte mil pies sobre el nivel del de las montañas. La lapa ,.que así se recogia sede,
mar (3). positaba en los almacenes reales , para repartirla
En estas ásperas praderas el rebaño sin redil en- despues en época oportuna al pueblo. La mas ordi-
cuentra un alimento abundante en el ichu, especie de naria se convertía en vestidos para su propio uso, y la
yerba que se encuentra en toda la estension de la mas fina era para el Inca; porque á nadie mas que á
(1) Walton, Relacion histórica, etc., p. 25 y sig. Garci- (4) Ichea, llamado en la «Flora Peruana» Jarava; clase,
lasso, Com. Real, parte I, lib. VIII, cap. XVI.—Acosta, li- álonandria Digynia. Véase 1Valton, p. 17.
bro IV, cap. XLI. (5) Ondegardo, Rel. prior., MS.
Llama, segun Garcilasso de la Vega, es una palabra pe- (6) A veces se reunían cien mil hombres cuando el Inca
ruana que significa rebano. (Ibid., ubi supra.) Los peruanos cazaba en persona, si hemos de creer lo que dice Sarmiento:
no sacaban leche de sus animales domésticos, ni creo que «De donde habiéndese ya juntado cincuenta ó sesenta mi/
ninguna otra tribu del continente americano usase este ali- personas, ó cien mil si mandado les era.» Relacion, MS.,
mento. cap. X1I1.
(2) El juicioso Ondegardo recomienda enfáticamente la (7) Helacion, ubi supra.
adopcion de muchas de estas leyes al gobierno espai,ol, consi- Nota del traductor. Ahora se hace este charqui en Amé-
derándolas como perfectamente adaptadas á las necesidades de rica con carne de vaca, se conoce bajo este nombre en la
los indígenas. «En esto de los ganados paresció haber hecho mayor parle del continente y se esporta en grandes cantida-
muchas constituriones ea diferentes tiempos, é algunas tau des á la isla de Cuba bajo el nombre de tasajo. En Chile y en
útiles é provechosas para su conservariou, que conveudria Buenos-:'.ires se usa mucho mas que en el Perú, donde está
que Cambien se guardasen agora.» Rel. seg., MS. muy distante de poderse considerar como el principal alimento
(3) Malle-I3run, lib. LXXXVI. de las clases. bajas.
4/ BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

un noble Inca era permitido usar los tejidos linos de ruanos debia inclinarlos mas á la imitacion que á la
lana de vicuña (1). inveucion ; á la delicadeza y exactitud de los porme-
Los peruanos manifestaban mucha destreza en la nores, mas bien que á las formas atrevidas.y 'e la her-
manufactura de diferentes objetos para la casa del so- mosura y grandeza del plan.
berano de este delicado material , hoy bastante cono- Que ejecutasen tundas' estas obras difíciles con las
cido en Europa. Hacíanse con él pañolones, vestidos, herramientas que poseian, es cosa realmente maravi-
y otras prendas del traje del monarca, y alfombras, llosa. Comparativamente era fácil fundir y aun labrar
colchas y colgaduras para los palacios imperiales y las sustancias met,^licas, Io que bacian con admirable
los templos. El tejido era igual por ambos lados (2); destreza. Pero que hubiesen dado pruebas de la mis-
su delicadeza era tal , que tenia el brillo de la seda; y ma facilidad al cortar las sustancias mas duras, como
el esplendor de sus colores escitó la admiracion y la esmeraldas y otras piedras preciosas, es cosa que no
envidia del fabricante europeo (3). Los peruanos ha- admite fácil esplicacion. Sacaban grandes cantidades
cian tambien otro tejido muy fuerte y duradero mez- de esmeraldas de los estériles distritos de Atacaron y es-
clando el pelo de otros animales con la lana , y erah ta materia inflexible parece haber sido tan dúctil en ma-
muy diestros en los hermosos tejidos de plumas, aun- nos del artista peruano, como si se hubiera compuesto
que les daban menos valor que los mejicanos por la de cera (8). A pesar de esto los naturales no co nocian
gran superioridad de los materiales de que disponian el uso del hierro, aunque • era sumamente abundante
para otras telas (4). en el pais (9). Las herramientas que usaban eran de
Ni era menor en otros ramos la destreza mecánica piedra, y mas generalmente de cobre. Pero el material
de los indígenas. Todo hombre en el Perú tenia obli- en que confiaban para la ejecucion de sus trabajos
gacion de saber todas las artes esenciales á la como- mas difíciles, se formaba combinando una cantidad
didad doméstica. No se necesitaba un largo aprendi- muy pequeña de estaño con cobre (10). Parece que
zaje para esto cuando eran tan pocas las necesidades esta composicion daba al metal una dureza poco in-
de los sencillos labradores súbditos de los Incas. Pero ferior á la del acero. Con su auxilio el artista peruano
si esto hubiese sido todo, indicarla adelantos muy no solamente daba forma al pórliro y al granito, sino
escasos en las artes. (labia, ademas, ciertos indivi- que con su.paciencia incansable llevaba á cabo obras
duos, á quienes se enseñaba cuidadosamente y se que los europeos no se hubieran atrevido á empren-
acostumbraba á aquellas ocupaciones que satisfacen der. Entre los restos de los monumentos de Canaz se
las exigencias de las clases acomódalas de la sociedad. ven unas argollas sueltas que atraviesan los libios de
Estas ocupaciones, como todas las deliras artes y ofi- animales , y se mueven en todo sentido , siendo así
cios en el Perú, se trasmitiari constantemente de que argollas y cabeza todo ello se compone de un solo
padresá hijos (5). La division de castas, en este parti- y único trozo rle granito (: 1). Es digno de observacion
cular, era tan exacta como la que existia en Egipto ó en que los egipcios, los mejicanos y los peruanos, en sus
el Hindostan. Si este órden es contrario á la origina- adelantos hácia la civilizacion , no hubiesen nunca
lidad ó al desarrollo del talento peculiar del individuo, descubierto el uso del hierro , que abundaba en sus
á lo menos conduce á una fácil y acabada ejecucion, respectivos paises; y que cada uno de esos tres pue-
familiarizando al artista con la práctica de su arte blos, sin conocimiento de los otros, hubiese encon-
desde la infancia (6). trado una cosa que suplia su falta en una composicion
En los almacenes reales yen las huatas ó sepulcros curiosa de metales que casi daba á sus herramientas
de los Incas, se han encontrado muchas muestras de el templo del acero (12); secreto que ha perdido, ó por
trabajos curiosos y complicados. Entre estos hay vasos mejor decir, que jamas ha, descubierto el europeo
de oro y plata, pulseras, collares, y otros adornos para civilizado.
la persona; utensilios de toda clase, algunos de barro Ya he hablado de la gran cantidad de oro y plata
fino, y muchos mas de cobre; espejos de una piedra que se converl.ia en diferentes objetos de elegancia y
dura y pulimentada ó de plata bruñirla, con una gran utilidad para los Incas; aunque en realidad esta can-
variedad de otros objetos, muchas veces de forma tidad era poco considerable si se compara con lo que
grotesca, que prueban tanto ingenio como gusto é in- hubieran podido producir los tesoros minerales que
vencion (7). El carácter de la inteligencia de los pe- encerraba el territorio, y con lo que despues ha sa-
cado de él la avaricia mas sagaz y menos escrupulosa
(1) Sarmiento , Rel. , MS. , loc. cit.—Cieza de Leon, del europeo y sus descendientes. Los Incas sacaban su
Crónica, cap. LXXXL—Garcilasso. Com. Real, p. 1, lib. VI, oro de los depósitos de los ríos. Tambien se sacaba
cap. VI.•
(2) Acosta, lib. IV, cap. XLI. conservó en el real tesoro de Quito una coleccion de adornos
5) «Ropas finísimas para los reyes, que lo eran tanto macizos de oro admirablemente trabajados; Pero cuando él
que parecian de sarga de seda, y con colores tan perfectos fue á examinarlos, supo que se acababan de convertir en
cuanto se puede afirmar.» Sarmiento, Relaciou, MS. , ca- barras, para. ser trasportadas á Cartagena de Indias, que á
pitulo XIII. la sazon se hallaba sitiada por los ingleses. El arte de la guer-
(4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS. ra no puede florecer sino á espensas de todas las demas artes.
«Ropa finísima para los señores Ingas de lana de las vicu- (8) Tenian turquesas tambien, hubieran podido tener
nias. I cierto fue tan prima esta ropa, como aurán visto en perlas, á no ser por la blandura d corazon de los Incas, que
Espaiia : por alguna que allá fue luego que se ganó este reino. no querian arriesgar la vida de sus súbditos en pesca tan pe-
Los vestidos destos Irgas eran camisetas fiesta ropa , veas po- ligrosa. A to •menos así lo asegura Garcilasso, Coin. Real,
bladas de argenteria de oro, otras de esmeraldas y piedras parte I, lib. VIII, cap. XXIII.
preciosas: y algunas de plumas de aues; otras de solamente (9) «No tenian Herramientas de hierro ni acero.» . Onde-
la manta. Para hacer estas ropas, tuuieron y tienen tan seg.
gardo, .Rel. seg. , Hist. General, lec. V,
perfetos colores de carmesí , azul , amarillo , negro , y de lib. IV,, cap. IV.
otras suertes, que verdaderamente tienen ventaja á las de (10) Humboldt llevó á Europa una de estas herramientas
España.» Cieza de Leon , Crónica, cap. CXIV. metálicas, un escoplo que se encontró en una mina de plata
(5) Ondegardo , Rel. prim. y seg. , MSS. —Garcilasso, abierta por los Incas no lejos del Cuzco. Analizándola se en-
Com. Real, parte I, lib. V, cap. VII—IX—XIII. contró que contenia 0,94 de cobre, y 0,06 de estra go. Véase
(6) A lo menos tal era la opinion de los egipcios, que
atribulan á este arreglo de castas al origen de su particular Vues des Cordilléres, p. 117.
(11) Sea de esto lo que fuere, dice M. de la Condamine,
destreza en las artes. Véase iiodoro, Sic., lib. I, sec. LXXIV. helaos visto en algunas otras ruinas adornos del mismo grani-
(7) Llloa , Not. Aruer.,ent. 21.— Pedro Pizarro, Descu- to representando hocicos de animales, en 'cuyas narices per-
bridor v Com., MS.—Cieza de Leon, Crónica, cap, CXIV. foradadas habla argollas de la misma piedra que se movían.
—Couüamine, Mém. ap. Hist. de 1'Acad. Royale de Berlin, Mein. ap. Hist. de 1'Arad. Royale de Berlin , t. II, p. 452.
tomo 11, pp. 454-456,
(1-2) Véase la Historia de la conquista de Méjico, libro I,
Este ultimo escritor dice que durante mucho tiempo se cap. V.
LA CONQUISTA DEL PERI'i.
43
en grandes cantidades el metal de las minas del valle truian de pórfiro 6 granito, y muy á menudo de ladri-
de Curimayo al Nordeste de Caxamalca, y de otros llo ó adobe. Este, que se formaba de trozos ó cuadrados
puntos diferentes; y las minas de plata de Porco, es- de dimensiones mucho mayores que las de nuestro la-
pecialmente, les producian una cantidad considerable drillo , se hacia con una tierra pegajosa mezclada con
de ese mineral. Sin embargo, no trataban de penetrar yerbas correosas ,y adquiria tal dureza con los años,
en las entrañas de la tierra abriendo un pozo , sino que era insensible á las tormentas y al sol, mas irre-
que escavaban simplemente una caverna en el decli- sistible aun, de los trópicos (5). Las paredes eran
ve de la montaña, ó cuando mas, seguian una veta ho- muy gruesas , pero bajas , y pocas veces se elevaban
rizontal á una profundidad muy corta. Tambien igno- á mas de doce ó catorce pies. Pocas veces hablan los
raban los mejores medios de separar el metal precioso escritores de edificios que tuviesen mas de un piso (6).
de la escoria con que está unido , y no teniau idea al- Las habitaciones no tenían comunicacion unas con
guna de las virtudes del azogue, mineral bastante otras ,y generalmente daban todas á un patio; y co-
abundante en el Perú, como amalgama para efectuar mo no teman ventanas ni aberturas que las reempla-
la descomposicion (t ). Fundian los metales en hornos zasen, toda la luz esterior tenia que entrar por la
que construian en las posiciones mas elevadas y mas puerta. El hueco de estas se hacia de tal modo que
sin abrigo, para aprovecharse do los fuertes vientos los lados se acercaban uno á otro por la parte superior
de las montanas. Ea fin, los súbditos de los Incas, con de tal manera que el dintel era mucho mas estrecho
toda su paciente perseverancia hicieron poco mas que el umbral , peculiaridad que tambien se encuen-
que penetrar la costra, la cáscara esterior, si así pue- tra en la arquitectura egipcia. La mayor parte de los
de llamarse, que cubria las cavernas de oro que se techos ha desaparecido con el trascurso del tiempo.
ocultan en las tenebrosas profundidades de los Andes. Algunos existen aun en los edificios menos importan-
Sin embargo , lo que reco g ieron en la superficie era tes, y tienen una forma de campana muy singular,
mas que suficiente para todas sus necesidades , por- hecha con una composicion de tierra y piedrecitas.
que no formaban un pueblo mercantil , ni sabian lo Créese, sin embargo, que generalmente secomponian
que era dinero (2). En esto se diferenciaban de los de materiales menos duraderos, de madera y paja.
antiguos mejicanos, que tenian una especie de mone- Es indudable que algunos de los edificios mas impor-
da corriente de determinado valor. Pero en una cosa tantes de piedra estaban techados con paja. Muchos
eran superiores á sus rivales americanos, ya que usa- parecen haber sido construidos sin el auxilio de mez-
ban el peso para determinar la cantidad de sus Iner- cla alguna; y algunos escritores sostienen que los
cancías, cosa enteramente ignorada por los aztecas. peruanos no conocian ninguna especie de mezcla para
Este hecho está comprobado por el descubrimiento de construir sus edilicios (7). Pero en los instersticios
balanzas de plata ; arregladas con perfecta exactitud, de algunos de estos se ha descubierto una tierra dura
en algunos sepulcros de los Incas (3). mezclada con cal que une á las piedras ; y en otros
Pero la mejor prueba de la civilizacion de un pue- en que lo bien ajustado de los grandes trozos de pie-
blo, á lo menos tan segura corno cualquiera otra, se- dra no deja lugar al material mas ordinario, el ojo del
gun se deduce de sus artes mecánicas, estriba en su anticuario ha visto los restos de una cola bituminosa
arquitectura, que presenta un campo tan noble al des- muy fina tan dura como la misma roca (8).
arrollo de lo bello y de lo grande ,y que al mismo Obsérvase la mayor sencillez en la construccion de
tiempo está tan íntimamente enlazada con las como- los edilicios, que generalmente carecen de todo ador-
didades esenciales de la vida. No hay objeto alguno no esterior; aunque en ;algunos las enormes piedras
en que mas se prodiguen los recursos de los ricos, ó tienen una forma convexa muy regular, y están adap-
que estimule mas enérgicamente la invencion del ar- tadas unas á otras con tan ad:nirable esactitud, que
tista. El pintor y el escultor pueden desplegar su ge- á n o ser por las estriaduras seria imposible descubrir
nio individual en creaciones de primer órden; pero la línea de union. En otros la piedra está en bruto,
los grandes monumentos del gusto y de la magnifi- como se sacó de la cantera, con las formas mas irre-
cencia arquitectónica son los que llevan el sello pecu- gulares, pero con los bordes perfectamente trabajados
liar del genio de la nacion. El griego , el egipcio , el y unidos unos con otros. No hay vestigios de co-
árabe, el gótico; ¡cuánta luz no dan estos géneros lumnas ni de arcos, aunque existen opiniones contra-
diferentes sobre el carácter y condicion de los pueblos dictorias sobre este último punto. Pero es indudable
que los han usado 1 Los monumentos de la China, del que aunque. se hayan acercado algo á este sistema de
Hindostan y de la América del centro , todos indican
un período en que no se habla llegado á la madurez, perficie de los Andes, en una estension de mas de cuatrocien-
en que la imaginaciou no estaba disciplinada por el tas leguas , desde mil hasta cuatro mil metros de elevacion
estudio,y que por tanto en sus mejores resultados sobre el nivel del Océano. Parece que un solo arquitecto ha
solo descubren esas aspiraciones mal encaminadas construido este gran número de monumentos.» Vues des
hacia lo bello que pertenecen á los pueblos semi- Cordilléres, p. 187.
(5) Ulloa, que examinó cuidadosamente estos ladrillos,
civilizados. dice que puede haber en su composicion algun secreto hoy
La arquitectura peruana, que tambien llevaba en perdido; tan superior es le parecen en muchas cosas á los que
sí los rasgos característicos generales de un estado im- nosotros hacemos. Not. Amer. , ent. XX.
perfecto de civilizacion , tenia sin embargo su carác- (6) Ibid., ubi supra.
ter peculiar; y tan uniforme era este carácter, que los (7) Entre otros véase •Acosta, lib. VI, cap. XV.—Robert-
edilicios de' todo el pais parecian haber sido fundidos son, Historia de América (Londres, 1796), t. III, p. 215.
todos en el mismo molde (4). Generalmente se cuns- (8) Ondegardo,Relacion seg. , MS.— Úlloa, Not. Amer.,
ent. XXI.
Humboldt, que analizó el mortero usado en los antiguos
('1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VIII, cap. XXV. edilicios de Caunar, dice que es una verdadera mezcla, com-
puesta de piedrecitas y una marga arcillosa. (Vues des Co •di-
(2) Ibid., parte I, , lib. V , cap. VII; lib. VI, cap. VIII. Iléres , p. 116.) El padre Velasco se entusiasma al contemplar
—Ondegardo, Relacion II , MS. «una especie de mezcla casi imperceptible,» compuesta de
Esto, que pareció increible á Bonaparte de la pequeña isla
cal y de una sustancia bituminosa parecida a la cola , que se
de Loo Choo, era aun mas estraordinarro en un imperio grande
incorporaba con las piedras hasta el punto dé unirlas como si
y floreciente como el Perú, y el pais por cierto que conte- compusiesen una sola masa, y sin que pudiese descubrirse
nía en sus entrañas los tesoros que hablan de dar algun dia sino despues de un exámen escrupuloso. Esta composicion
á Europa la base de su inmensa circulacion metálica. glutinosa, mezclada con piedrecitas, hacia una especie de
(5) Ulloa, Not. Amer., ent. XXI.
(4) Es observacion de Humboldt. «Lnposible es examinar camino ,nacadarxizado que usaban mucho los Incas,que
era tan duro y casi tan pulido como el mármol. Hist. de Quito,
con atencion un solo edilicio del tiempo de los Incas sin reco-
tomo I, páginas 126-128.
nocer el mismo tipo en todos los definas que existen en la su-
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROTO.
44
construecion por la mayor ó menor inclinacio o de los
chos mas en regiones del país mucho menos frecuen-
tadas. Esperarnos que algun din serán examinados
muros, los arquitectos peruanos desconocian entera-
mente el verdadero principio del arco circular que con tan buen éxito y á impulsos de un espíritu tan
descansa en su llave (1). emprendedor como el del que ha esplorado las sole-
Lo que caracteriza la arquitectura de los Incas, se- dades de la América del Centro y de Yucatan.
gun un eminente viajero , es «la sencillez , la sime- No puedo terminar este ana.lísisde las instituciones
tría y la solidez (2). n Parecerá poco filosófico con- peruanas sin hacer algunas observaciones sobre su
denar la moda peculiar de una nacion como falta de carácter general y su tendencia, que, si contienen
gusto, porque las reglas en que su gusto se apoya no alguna repeticion de observaciones anteriores, espe-
son las nuestras. Sin embargo, hay en lacoust.ruccion ro que se roe perdonará en gracia del deseo que abri-
de los edificios peruanos una incongruencia que in- go de dejar grabada en el ánimo del lector una pin-
dica un saber muy imperfecto aun un lo tocante á los tura esacta y consistente en todas sus partes. En este
primeros principios de la arquitectura. Mientras que exámen no puede dejar de sorprendernos la falta ab-
arreglaban escrupulosa y artísticamente sus grandes soluta de analogía que existe entre estas instituciones
masas de pórfiro y de granito, eran incapaces de y las (le los aztecas, la otra gran nacion que estaba
empalmar sus maderas, y en su ignorancia del hier- al frente de la civilizacion en el continente occidental,
ro, no conocian mejor medio de sujetar sus vigas que y cuyo imperio en la parte del Norte fue tan notable
atarlas con cuerdas de maguey. Resultado de esta corno el de los Incas en la del Sur. Ambas naciones se
misma incongruencia era que el edificio que estaba establecieron en la regios elevada, y empezaron su
cubierto con paja, y sin una ventana para recibir la carrera de conquistas en épocas quizás no muy sepa-
luz, resplandecía por dentro con tapicerías de oro y radas una de otra (4). Y es digno de notarse que en
lata . Tales son las contradicciones de un pueblo América la region elevada que está al pie de las cuna-
P bres de las grandes cadenas de montañas fuese elegida
atrasado en que apenas empiezan las artes á desarro-
llarse. No seria difícil encontrar ejemplos análogos en para asiento de la civilizacion en ambos hemisferios.
la arquitectura y disposicion doméstica de los anglo- Muy diferente era la política que siguieron las dos
sajones, y aun posteriormente de los normandos. razas en su carrera militar. Los aztecas animados por
Sin embargo, los edificios de los Incas se acomoda- el espíritu mas feroz, haciau una guerra de estermi-
ban al carácter del clima,y eran muy á propósito para nio, señalando los triunfos con el sacrificio de heca-
resistir á estas terribles convulsiones de la tierra de tombes de cautivos; mientras que los Incas, aunque
los volcanes. La sabiduría de su sistema está compro- seguian la carrera conquistadora con igual tenacidad,
bada por el número de esos edificios que aun subsiste, preferiau una política mas suave, sustituyendo á la
mientras que las construcciones mas modernas de los violencia la negociacion y la intriga, y tratando á sus
conquistadores están sepultados en ruinas. Es verdad antagonistas de modo que no se entorpeciesen sus re-
que esos mismos conquistadores han hecho mas daño cursos futuros, y que viniesen al seno del imperio
álos antiguos y venerables edificios, en su ciego y como amigos y no como adversarios.
supersticioso atan por buscar tesoros ocultos, que los Su política con las naciones conquistadas presen-
mismos terremotos (3). Pero aun subsisten bastantes tabaun contraste no menos notable con la que seguian
monumentos de esta clase pera dar estímulo á las in- los aztecas. Los vasallos mejicanos estaban agobiados
vestigaciones del anticuario. Hasta ahora no se ha con contribuciones escesivas y conscripciones mili-
examinado, por decirlo así, mas que los que están á la tares. Para nada se pensaba en su bienestar, y el úni-
vista, y segun testimonio de los viajeros existen mu- co límite á la opresion era la fuerza del sufrimiento.
Se les sujetaba por medio de fortalezas y guarniciones,
(1) Condainine. Mear. ap. de l'Acad. Royale de Berlin, y constantemente se les hacia sentir que no forma-
tomo II, p. 448.—Ant. y Monumentos del Perú, ,MS.—
Herrera, Hist. General, dee. V, lib. IV, cap. IV.—Acosta,
ban parte de la nacion, sino que se les subyugaba so-
lib. VI, cap. XIV.—Ulloa, Viaje á la América del Sur, t. I, lameute como a pueblo conquistado. Los Incas, al
p.4Ü9.—Ondegardo, Rel. seg., MS. re yes, concediau en el acto á sus nuevos súbditos to-
(2) «Sencillez, simetría y solidez; hé aquí los tres rasgos dos los derechos que disfrutaba el resto de la nacion;
caracteriscos que distinguen de una manera ventajosa á todos y aunque los obligaban. á conformarse á las leyes y
los edilicios peruanos.» Humboldt. , Vues des Cprdilléres, usos del imperio, velaban por su seguridad personal
p. 115. y por su bienestar con paternal cuidado. Así ligada
(3) El autor anónimo de las Anlig. y Monumentos del Perú,
MS., nos da de segunda mano una de esas tradiciones dora- por los lazos del interes comuu, la heterogénea po-
das que en épocas antiguas daban estimulo al espíritu aven- blaciou se sentía animada de un sentimiento, comun
turero. El cree que ea este caso la tradicion es digna de cré- tanibieu, de lealtad, que daba mayor fuerza y estabi-
dito. El lector juzgará. lidad al imperio á medida que se estendian sus límites
« Es un hecho, dice, bien probado y generalmente creido mientras que las varias tribus que fueron sometiéndose
que en la fortaleza del Cuzco existe un salon secreto donde sesucesivamente al cetro mejicano, sujetas solo por el
oculta 'un inmenso tesoro, que consiste en las estatuas de orolazo .de la fuerza, estaban di-puestas á separarse eu
d!.. todos los Incas. Vive aun una señora, doña María de Es-
cuanto esa fuerza desapareciese. En la política de las
q uivel, la mujer del último inca , que visitó este salon, y yo
le he oído referir cómo la llevaron á verlo. dos naciones se descul,rin el principio del miedo en
«Don Carlos, el marido de esta señora, no vivía con el lujocontraste con el principio del amor.
y esplendor digno de su elevarlo ran g o. bofia María se lo echa- Los rasgos característicos de sus sistemas religio-
ba algunas veces en cara, declarando que Babia sido engaña- sos tam]rie;i eran totalmente distintos. Todo el piloten
da al casarse con un pobre indio bajo el título pormaiso tic azteca participaba mas ó menos del espíritu sangui-
Inca. Repitió esto tan á menudo, que D. Carlos esclamó una
noche: Señora, ¿quereis saber si soy pobre ó rico? Ya vereis
nario del te rrible dios de la guerra que en él presidia
que ningun noble ni rey del inundo tiene tesoro mas rico que y su frívolo ceremonial casi siempre terminaba con
Yo. Tapándole en seguida los ojos con un pañuelo, le hizo dar sacrificios humanos y orgías de caníbales. Pero los ri-
tos de los peruanos pertenecían á un culto mas espi-
dos ó tres vueltas, y cogiéndola por la mano le hizo correr una
distancia corta antes de quitarle el pañuelo. Al abrir ella los ritual ; porque el culto que se acerca toas al del Crea-
ojos ¡cuál fué su sorpresa! No habia andado arriba de dos- dor, es el de los cuerpos celestiales que al recorrer
cientos pasos, habia bajado unos pocos escalones, y se en- sus brillanteá órbitas parecen ser los símbolos mas
contraba en un gran salon cuadrangular, donde, colocadas en gloriosos de su bondad y de su poder.
bancos alrededor de la pared, vió' las estatuas de los Incas,
cada una del tamaño como de un niño de doce años, y todas En las artes mecánicas mas pequeñas, ambos pue-
de oro macizo. Tamhien vió muchos vasos de oro y plata; en blos poseyeron una destreza admirable; pero en la
una palabra, segun ella decia, era uno de los tesoros mas
magníficos del mundo entero.» (4) Ante, cap. I.
LA CONQUISTA DEL PERÚ,
45
construccion de obras públicas importantes, de cami- dominio se fundaba en la fuerza física, en los recur-
nós, acueductos, canales, y en la agricultura en todos sos esteriores del gobierno. La autoridad del Inca
sus pormenores, á los peruanos corresponde la supe– podia compararse con la del papa en la época de su
rioridad. Estraño es que estos se quedasen tan atras gran poder, cuando la cristiandad temblaba ante los
de sus rivales en sus esfuerzos por alcanzar un ade– rayos del Vaticano , y el sucesor de San Pedro apoya-
lanto intelectual mas elevado, especialmente en la ba el pie en la cerviz de los príncipes. Pero la auto–
ciencia astronómica , y en el arte de comunicar el ridad del papa se fundaba en la. opinion. Su poder
pensamiento por medio de símbolos visibles. Cuando temporal era nulo. El imperio de los Incas descansa-
consideramos la superioridad de los Incas en todos ba en ambos. Era una teocracia mas fuerte en su ac-
los demas adelantos, su inferioridad á los aztecas en cion que la de los judíos; porque aunque la sancion
estos ramos particulares solo puede esplicarse supo- de la ley pudiese ser tan enérgica en el caso de estos
viendo que estos sacasen su ciencia de la raza que los como en el de los peruanos, laesplicaba un legislador
precedió en el pais, de aquella raza misteriosa cuyo humano, siervo y representante de la divinidad. Pero
origen y cuyo fin se ocultan igualmente al investiga– el Inca . era á un tiempo mismo el legislador y la ley.
dor, pero que quizás, huyendo de sus feroces invaso- No era simplemente el representante de la divinidad,
res, buscó asilo en aquellas regiones de Centro Amé- ó como el papa su vice–gerente, sino queer'á la divi-
rica los restos de cuya arquitectura nos enseñan hoy nidad misma. La infraccion de sus órdenes era un
los monumentos mas agradables de la civilizacion de sacrilegio. Jamas hubo sistema de gobierno apoyado
los indios. Con esta raza mas culta, con la que parece por sancion tan terrible, ó que obrase tan completa
que tenian alguna semejanza los peruanos en su or- mente en sus súbditos ; porqué alcanzaba no sola-
ganizacion moral é intelectual, es con la que debe mente á los actos visibles, sino á la conducta parti-
comparárseles. Si se hubiera dejado alimperio de los cular, á las palabras, á los pensamientos mismos de
Incas estenderse al paso rápido con que iba adelan- los vasallos.
taudo en la época de la conquista española, quizás No auxiliaba en poco á la eficacia del gobierno el
ambas razas hubieran llegado á chocar ó á unirse una que debajo del soberano hubiese un órden de nobles
con otra. hereditarios que reconocían el mismo origen divino,
Los mejicanos y los peruanos, tan diferentes en el y que colocados á una gran distancia de él, eran sin
carácter de su civilizacion peculiar, ignoraban, se- embargo infinitamente superiores al resto de la na-
gun todas las probabilidades , la existencia unos de cion, no solo por su linage, sino tambien , segun pa–
otros ;y parece estraño que durante la continuacion rece, por su naturaleza intelectual. Estos eran los
simultánea de sus imperios no hubiesen atravesado depositarios esclusivos del poder, y como su larga
el espacio que separaba á las dos naciones algunas de educacion hereditaria los habia familiarizado con sus
esas semillas de las ciencias y de las artes que pasan deberes y asegurádoles la deferencia implícita de la
de una manera tau imperceptible de uu pueblo á otro. multitud eran agentes activos y útiles para ejecutar
Entre tanto ofrecen un ejemplo interesante de los ca- las medidas del gobierno. Todo lo que ocurria en la
minos opuestos que puede seguir la inteligencia hu- vasta estension del imperio, tan perfecto era el siste-
mana en sus esfuerzos por salir de las tinieblas á la ma de comunicaciones, pasaba , por decirlo así , en
luz de la civilizacion. revista ante los ojos del monarca, y mil brazos arma-
Como mas de una vez he observado, se descubren dos con una autoridad irresistible, estaban en todas
mas puntos de analogía entre las instituciones perua- partes dispuestos á, ejecutar sus órdenes. ¿No éra es-
nas y algunos de los gobiernos despóticos del Asia en te, como antes lo hemos dicho, el mas opresor de los
su parte mas oriental; esos gobiernos en que el des- despotismos y al mismo tiempo el mas suave?
potisrno se presenta bajo formas mas templadas, y Era el mas suave por la circunstancia misma de
donde todo el pueblo, bajo el mando patriarcal de su que era tan infinitamente elevado el rango delmonar-
soberano, parece no componer mas que una inmensa ca, y la humilde, ó mejor dicho supersticiosa sumision
familia. Tales son los chinos, por ejemplo , á quienes á su voluntad hacia inútil todo medio de coaccion
se parecian los peruanos en su obediencia implícita para que esta voluntad se ejecutase. La gran masa
á la autoridad, en su carácter suave aunque algun del pueblo apareceria á los ojos del monarca como
tanto terco, en la cuidadosa observacion de las for- poco superior ála condicion de las bestias, y formada
mas, en su respeto á los usos antiguos, en su destre- para suministrarle á él placeres. Pero por su misma
za en pequeños trabajos, en su tendencia mas bien á impotencia, miraba á sus súbditos con sentimientos
la imitacion que á la invencin, y en su invencible de compasion, como los que pudiera esperimentar
paciencia que suplia en ellos la falta de un espíritu un amo bondadoso en favor de los animales confiados
mas audaz para la ejecucion de grandes empresas (1). á su cuidado, ó para hacer justicia al carácter bené-
Otra analogía aun mas estrecha puede descubrirse volo que se atribuye á muchos de los Incas, como los
con los naturales del Hindostan en cuanto á su divi- de un padre hacia sus hijos cuya tierna edad les im-
sion en castas, su adoracion á los cuerpos celestes y pide aun mirar por sí. Las leyes tenían por objeto
á los elementos de la naturaleza, y su conocimiento especial defenderles y asegurarles su bienestar. No se
de los principios científicos de la agricultura. Tam– permitia ocupar al pueblo en trabajos que pudieran
bien se parecian bastante á los antiguos egipcios en ser nocivos á su salud, ni se le agobiaba (i triste con-
los mismos puntos, como igualmente en aquellas ideas traste con su destino posterior !) con tareas impues-
sobre una existencia futura que los incitaba á dar tas , demasiado pesadas para su fuerza. Jamas eran
tanta importancia f: la conservacion del cuerpo. las clases bajas víctimas del robo público ó particular,
Pero en vano buscaremos en la historia de Oriente y una prevision benévola, velaba cuidadosamente por
nada que se parezca al predominio absoluto que ejer- sus necesidades, y provena á su subsistencia durante
cian los hacas en sus súbditos. En el Oriente este pre- su estado de salud. El gobierno de los Incas, por ar-
bitrario que fuese en sus formas, era verdaderamente
(1) El conde Carli se ha divertido en señalar los diferentes patriarcal en su espíritu.
puntos de semejanza que existen entre los chinos y los peala- Todo esto es muy poco satisfactorio para la digni-
nos. El emperador de la China se llama hijo del cielo ó del dad de la naturaleza humana. Lo que tenia el pueblo
sol. Tamnien manejaba un arado una vez al año en presencia se le concedia como un favor, no como un derecho.
del pueblo, en prueba del respeto con que miraba á la agri- Cuando una nacion se sometia al cetro de los Incas,
cultura. Se señalaban los solsticios y equinoccios para deter- resignaba todos sus derechos personales, hasta los
minar los períodos de las festividades religiosas. Son muy derechos mas caros al género humano. Con esta poli-
curiosas estas coincidencias. Lettres amerrcaines, tomo ll, tica estraordinaria, adelantado en muchos ramos de
PP. 7-8.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
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la cultura social, diestro en las manufacturas y cien- Ya sabe el lector cuáles eran las numerosas medi-
tífico en la agricultura, ese pueblo, como ya liemos das que 'adoptaban contra la pobreza; y estas eran
visto, carecía de moneda. No tenia nada que pudiera tan perfectas, que en toda la vasta estension del terri-
llamarse propiedad. Los súbditos no podian seguir torio, estéril en muchas partes , no habla un solo
oficio alguno, ni ocuparse en ninguna clase de traba- hombre, por humilde que fuese su condicion, que
jo ó di version que no estuviese especialmente señala- careciese de alimento y de vestido. El hambre, azote
do por la ley. No podían cambiar de lugar de residen- tan coman en las demas naciones americanas, tan
cia ni aun de traje, sin licencia del gobierno. Ni aun coman tambien en aquella época en todos los paises
podian ejercer la libertad que se concede á los mas de la Europa civilizada, era un mal desconocido en
abyectos en otros paises , la de escoger sus propias los dominios del Inca.
mujeres. El espíritu imperioso del despotismo no les Los primeros españoles ilustrados que fueron al
permitia ser dichosos ni desgraciados sino por los trá- Perú, admirados del aspecto general de prosperidad
mites que señalaba la ley. El libre albedrío, ese dere- y abundancia y del asombroso órden que reinaba en
cho innato y precioso de todo ser humano, había sido todo, no ponen límites á la espresion de su sorpresa.
abolirlo en el Perú. Segun ellos , era imposible inventar mejor sistema
El asombroso mecanismo de la política peruana de gobierno para aquel pueblo. Satisfecho con su
solo pudo resultar de la autoridad combinada de la condicion, libre de vicios, como dice un hombre
opinion y del poder efectivo hasta un esceso desco- eminente de aquella época, el carácter blando y dócil
nocido en ninguna época de la historia del hombre. del pueblo peruano hubiera facilitado estraordinaria-
Pero que se hubiera aplicado con tan buen éxito, y mente la enseñanza del cristianismo , si el amor á la
que hubiera durado tanto, en oposicion á los gustos, conversion, en lugar del del oro, hubiera animado
á las preocupaciones y aun fi los principios mismos de el pecho de los conquistadores (3). Y un filósofo de
nuestra naturaleza, es una prueba elocuente de gue época posterior, enardecido al contemplar la pintura
en general se administró el gobierno con sabiduría y que había creado su propia imaginacion de la pú-
templanza. blica prosperidad y de la dicha doméstica de que se
Es buen ejemplo de la política generalmente segui- disfrutaba bajo los Incas, declara que «el hombre
da por los Incas para prevenir los males que hubieran moral en eI Perú era infinitamente superior al euro-
podido turbar el órden de cosas existente, las medidas peo (4).»
que adoptaban contra la ociosidad y la pobreza. En Sin embargo, estos resultados se concilian difícil-
estos dos males reconocían sabiamente las dos gran- mente con la teoría del gobierno que he tratado de
des causas de la tendencia al desórden en una pobla- analizar. Donde no hay libre albedrío , no puede ha-
cion numerosa. La actividad del pueblo se aseguraba ber moralidad. Donde no hay tentacion, pocos dere-
no solamente por sus ocupaciones forzosas en sus chos puede haber á llamarse virtuoso. Donde la ley
propias pertenencias yen sus casas, sino por la cons- dispone rigorosamente la rutina, á la ley y no al
truccion de esas grandes obras públicas que cubrian hombre pertenece el mérito de la conducta. Si es el
toda la superficie del pais, y que aun en su decaden- mejor gobierno aquel que menos se siente, el que
cia nos dicen lo que fueron en su primitiva grandeza usurpa menos parte de la libertad natural del súbdito,
y esplendor. Aun mas nos asombrará descubrir que la parte esencial á la conservacion de la subordinacion
el gobierno en su política aumentaba mucho las gran- civil , entonces de todas las clases de gobierno inven-
des dificultades de estas obras, bastante insuperables tadas por el hombre la de los peruanos es la que me-
al parecer en sí, si se coLsidera la imperfeccion de las nos derecho tiene á nuestra admiracion.
herramientas y la falta de maquinaria. Los conquis- No es fácil comprender el espíritu verdadero y toda
tadores españoles nos aseguran quelosregiosedilichas la significacion de instituciones tan opuestas á las
de Quito se construyeron con grandes masas de piedra de una república libre, donde cada hombre, por hu-
muchas de las cuales fueron llevadas por el mismo milde que sea su condicion , puede aspirar á los em-
camino de las montañas desde el Cuzco, mediando pleos mas elevados, puede escojer su propia carrera,
algunos centenares de leguas entre ambas poblacio-
nes (1). La gran plaza de la capital estaba rellena tender en ello, porque la plaza es grande, y no tiene número
hasta una profundidad considerable de arena del mar, las cargas que en ella entraron; y la costa por lo mas cerca
traida con un trabajo increible por las ásperas pen- está mas de noventa leguas á lo qve creo, y cierto yo me
dientes de las cordilleras desde las remotas playas del satisfice, porque todos dicen que aquel género de arena no lo
hay hasta la costa.» Rel. seg., MS.
Océano pacífico (2). La ley peruana consideraba al (3) «Y si Dios permitiera que tuvieran quien con celo de
trabajo no solo como un medio sino como un fin. cristiandad, y no con ramo de codicia, en lo pasado les die-
ra entera noticia de nuestra sagrada religion, era gente en
(1)) «Era muy principal intento que la gente no holgase, quien bien imprimiera, segun vemos por lo que ahora con la
que daba causa á que despues que los Ingas estuvieron en paz buena órden que hay se obra.» Sarmiento, Rel. MS. , ca-
hacer traer de Quito al Cuzco piedra que venia de provincia pítulo XXII.
provincia para hacer casas para sí ó para el Sol en gran canti- Pero el testimonio mas enfático en favor de aquel pueblo
dad, y del Cuzco llevalla a Quito para el mismo efeto.... y es el de Mando Sierra Lejesema, el último de los primitivos
así de estas cosas hacian los Ingas muchas de poco provecho y conquistadores del Perú, y que se había establecido allí. En
de escesivo trabajo en qué traian ocupadas las provincias ordi- el preámbulo de su testamento, hecho, como él dice, para
nariamente, y en fin, el trabajo era causa de su conserva- aliviar su conciencia al tiempo de morir, declara que toda la
cion.» Ondegardo, Relacion prim., MS.—Tambien Antig. y poblacion, bajo el dominio de los Incas, se distinguia por su
Monumentos del Perú, MS. sobriedad y amor al trabajo; que el robo era una cosa desco-
(2) Esta fue luego al pie de la letra arena de oro, porque nocida; que lejos de haber corrupcion en las costumbres, no
Ondegardo dice que siendo gobernador del Cuzco hizo desen- existía una sola prostituta en el pais; que todo se hacia con
terrar de esta arena una gran cantidad de rasos de oro y otros' el mayor órden y la mas completa sumision á la autoridad.
adornos que allí habían ocultado los indígenas. «Que toda Este panegírico es demasiado absoluto tratándose de una na-
aquella plaza del Cuzco le sacaron la tierra propia, y se llevó clon entera, y es lícito sospechar que las punzadas del remor-
á otras partes por cosa de gran estima , é la hincheron de dimiento al recordar el mal trato que él mismo daria á los
arena de la costa de la mar, como hasta dos palmos y medio indígenas, serian el estímulo que tendría el moribundo vete-
en algunas partes, mas sembraron por toda ella muchos vasos rano para elogiarlos algo mas de lo que merecian. Sin emnar-
de oro é plata , é ovejuelas é hombrecillos pequeños de lo mis- go, este testimonio, partiendo de semejante hombre y en
mo, lo cual se ha sacado en mucha cantidad, que todo lo he- semejante momento, es demasiado importante y demasiado
mos visto; desta arena estaba toda la plaza cuando yo fui á honroso á los peruanos, para que el historiador deje de con-
gobernar aquella ciudad; é si fue verdad que aquella se trajo signarlo en sus páginas, y por consiguiente inserto este do-
de ellos, afirman é tienen puestos en sus registros, paresceme cumento original en el Apéndice núm. 4.
que sea ansí, que toda la tierra junta tuvo necesidad de en- (4) Carii, Lettres Américaines, tomo I, p. 215..
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
47
y abrirse á su modo paso á la fortuna; donde la luz te americano, y quizás mucho mas que esas mismas
del saber en lugar de concentrarse en unos pocos es- clases en la mayor parte de los paises de la Europa
cogidos, se estiende por todas partes como la luz del feudal. Bajo su cetro, las clases altas habían hecho
día, lo mismo para el pobre que para el rico ; donde en muchas artes adelantos que eran dignos de una
la rivalidad entre hombre y hombre despierta una nacion civilizada. Se habían echado las bases de un
emulacion generosa que saca al talento de su estado gobierno de órden que , en un siglo de robo y saqueo,
latente y estimula la energía hasta el último grado aseguraba á sus súbditos los incalculables beneficios
posible; donde la independencia inspira un senti- de la paz y de la seguridad. Gracias á la política
miento de confianza en si mismo, desconocido al tí- constante de los Incas, muchas de las tribus salvajes
mido súbdito del poder despótico; donde , en una pa- de los bosques fueron poco á poco sacadas de sus
labra, el gobierno se ha hecho para el hombre, no guaridas, y atraidas al seno de la civilizacion; y con
corno en el Perú, donde el hombre solo parecia haber estos materiales se construyó un imperio floreciente
sido hecho para el gobierno. El Nuevo Mundo es el y poblado, como no se encontró otro eu ninguna otra
teatro en que estos dos sistemas políticos, tan opues- parte del continente americano. El defecto de este
tos en su carácter, se han desarrollado. El imperio gobierno era un esceso de refinamiento en la legisla-
de los Incas pasó sin dejar un rastro de su existencia. cion, el último defecto, ciertamente, que se hubiera
El otro gran esperimento se está verificando aun , el podido esperar entre los indígenas de América.
esperimento que ha de resolver el problema, tanto
tiempo refutado en el antiguo continente, de la apti- NOTA. No he creído necesario estender los límites
tud del pueblo para gobernarse á sí mismo. ¡Desgra- de esta introduccion añadiéndole una investigaciou
ciada humanidad si el esperimento falla? sobre el origen de la civilizacion peruana, como la
El testimonio de los conquistadores españoles no es que he agregado á la historia de Méjico. Es indudable
uniforme en cuanto á la influencia favorable que las que la historia peruana sugiere puntos de analogía
instituciones peruanas ejercian en el carácter del con algunas naciones orientales , algunos de los cua-
pueblo. Dícese que los placeres á que tenían una les están indicados en breves palabras en las páginas
aficion desenfrenada eran el baile y la bebida. Como anteriores; aunque se consignan estas analogías como
los esclavos y siervos de otros paises, cuya posicion pruebas no de su origen comun , sino de las coinci-
los escluia de ocupaciones mas nobles y mas serias, dencias que pueden surgir naturalmente entre dife-
buscaban una indemnizacion en diversiones frívolas rentes naciones que se encuentran en la misma fase
y sensuales. Perezosos, lujuriosos, y cínicos, son de civilizacion. Estas coincidencias no son ni tan nu-
los epítetos que les da uno que los vió en la época de merosas ni tan notables como las que presenta la
la conquista, pero cuya pluma no era muy favorable historia azteca. La correspondencia que ofrece la
al indio (1). Verdad es que el espíritu de independen- ciencia astronómica de los mejicanos tiene por sí sola
cia no podía ser muy enérgico en un pueblo que no mas importancia que todas las demas. Sin embargo,
tenia propiedad alguna en el territorio, ni derechos la luz de la analogía que sacamos de las instituciones
personales que defender; y la facilidad con que cedió de los Incas, parece señalar hacia la misma direccion;
al invasor castellano calculando en todo su valor su y corno la investigacion podia ofrecer pocos datos
inferioridad comparativa, indica una deplorable falta que confirmasen, y mucho menos que refutasen las
de aquel sentimiento patriótico que considera en poco opiniones que he manifestado en la historia de Méjico,
la vida cuando se trata de la libertad. he creído que lo mejor era no fatigar al lector con re-
Pero no debemos juzgar con demasiada severidad peticiones.
al desgraciado indígena porque se anonadó ante Ja
civilizacion del europeo; no debemos desconocer la SAR143IENT0 Y ONDEGARDO.
verdadera magnitud de los resultados que alcanzó el
gobierno de los Incas; no debemos olvidar que bajo Los dos escritores de quienes mas datos he sacado
su mando el hombre mas humilde del pueblo disfru- para la precedente introduccion á mi obra son Juan
taba mucho mas bienestar personal , y estaba mas de Sarmiento y el licenciado Ondegardo. Del primero
libre de padecimientos físicos que las clases corres- no he podido alcanzar mas noticias que las que con-
pondientes en todas las demas naciones del continen- tienen sus propios escritos. En el título de su ma-
nuscrito se le llama presidente del consejo de Indias,
empleo de altísima importancia, que indica tanta
(1) «Eran muy dados á la lujuria y al beber, tenían ac- gravedad en el escritor y tantos medios de adquirir
ceso carnal con las hermanas y las mujeres de sus padres noticias, que sus opiniones sobre asuntos ultramari-
corno no fuesen sus mismas madres, y aun algunos Babia que
con ellas mismas lo hacían y ansí mismo con sus hijas. Estando nos son dignas de la mayor consideracion.
borrachos tocaban algunos en el pecado nefando, emborrachá- Estos medios se ampliaron mucho con motivo del
banse muy á menudo , y estando borrachos todo lo que el de- viaje que hizo Sarmiento á las colonias durante la
monio les traia á la voluntad Inician. Eran esto. orejones muy administracion de Gasea. Habiendo formado el plan
soberbios y presuntuosos.... Tenian otras muchas maldades de escribir una historia de las antiguas instituciones
iue por ser muchas no las digo.» Pedro Pizarro, Descub. y del Perú, pasó al Cuzco, segun él mismo dice, en
L ong. , 1V1S. 1550, y allí obtuve de los mismos indígenas los ma-
Estas acusaciones generales del rudo conquistador mani- teriales para su narracion. Su posicion le permitia
fiestan una ignoracia demasiado grosera de las instituciones
de aquella nacion para que merezcan mucha confianza en lo
obtener las mas auténticas noticias, y de los labios
relativo al carácter de esta.
mismos de los nobles Incas, los mas instruidos de la
Nota del traductor. Por mas que diga Prescott, la pintura raza conquistada, recojió las tradiciones de sus ins-
que hace Pizarro está tan perfectamente de acuerdo con lo tituciones y de su historia nacional. Los quipus, co-
que hoy pasa desgraciadamente, que lleva en sí el carácter mo hemos dicho, constituian un sistema de mnemó-
de la mas estricta verdad. Es público y notorio en muchas nica que exigía una atencion constante, y muy
partes del Perú que en las orgías que celebran los indios en inferior fi los geroglíficos mejicanos. Solo mediante
los días de festividades religiosas, en que, sea dicho de paso, un estudio asiduo podían servir para los fines de la
mezclan aun muchas prácticas de su antigua idolatría con el historia; y este estudio se abandonó tanto despues de
semi-catolicismo que se les ha impuesto, se cometen los hor-
rores mas increibles y mas repugnantes á los instintos de la la conquista, que los anales del pais hubieran pere-
naturaleza humana. Esto es tan comun, que la práctica ha cido con la generacion que era su única depositaria,
establecido ya una fórmula para que el indio se confiese de si no hubiera sido por los esfuerzos de algunos hom-
estos pecados horribles , y cuando el cura oye decir:
acúsovae, bres inteligentes y estudiosos como Sarmiento, que
Padre, que me equivoqué, no necesita mas esplicac i on para conocieron en este periodo crítico la importancia de
saber de lo que se trata.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
50
violencia producia hombres sabios y buenos, que se iioz , quien, sin embargo , se equivocaba tan pocas
negaban á hacer causa comun con la canalla corrom- veces.
pida que los rodeaba. Estas mismas memorias contie-
nen pruebas abundantes de los constantes esfuerzos
que hizo el gobierno colonial, desde la época del buen LIBRO II.
virey Mendoza en adelante, para proteger y asegu-
rar el beneficio de una legislacion templada é los des- DESCUBRIMIENTO DEL DER ār.
dichados indígenas. Pero los rudos conquistadores y
los colonos, cuyo corazon no se ablandaba sino con CAPITULO PRIMERO.
el contacto del oro, oponian un obstáculo formidable Ciencia antigua y ciencia moderna. — Arte de la nave--
á los adelantos. gacion.—llescubrimientos maritimos.—Intrepidez de
Los escritos de Ondegardo están libres de esa su- los es iañoles.—Sus posesiones en el Nuevo Mundo.—
persticion que es el humillante rasgo característico Rumores acerca del Perú.
de la época; supersticion que se manifestaba en la
credulidad con que se recibia todo lo maravilloso; SEA cual fuere la diferencia de opinion que existia

ya fuese en historias cristianas ó paganas; porque entre el mérito comparativo de los antiguos y de los
la credulidad descubria tan fácilmente el brazo del modernos en las artes en la poesía, en la elocuencia
Todopoderoso en las primeras, como la interveucion y en todo lo que depende de la imaginacion, no hay
directa de Satanás en las segundas. Esta fácil creen- duda alguna que en las ciencias los modernos les lle-
cia en una agencia espiritual, ya fuese para lo malo ó van una inmensa ventaja. Y no podía ser de otro mo-
para lo bueno , es lo que constituye uno de los rasgos do. En los primeros siglos del mundo, como en los
mas notables en los escritos del siglo xvi. Nada puede primeros períodos de la vida, existia la frescura del
ser mas repugnante al verdadero espíritu de la inves- primer albor de la existencia, cuando todo lo que
tigacion filosófica, ni mas irreconciliable con el cri- descubria la vista estaba revestido con la brillantez
terio racional. Lejos de manifestar debilidad seme- de la novedad; cuando los sentidos, que la familiari-
jante, Ondegardo escribe con claridad como hombre dad no habia embotado aun, tenias mas sensibilidad
de negocios, apreciando las cosas segun lo que valen, para concebir lo bello; y la inteligencia, bajo el influ-
y sometiéndolas á la regla sencilla del sentido comun. jo de un provechoso gusto natural , no estaba perver-
Siempre tiene la vista lija en el objeto principal de su tida con las teorías filosóficas, cuando la sencillez
argumento , sin estraviarse, como los charlatanes estaba indispensablemente unida con la belleza, y la
cronistas de aquella época , en mil episódios inco- imaginacion epicúrea, empalagada con la repeticion,
nexos , que confunden al lector y no conducen á nada. aun no había empezado á buscar el estímulo en lo fan-
Las memorias de Ondegardo tratan no solamente tástico y lo caprichoso. Las regiones de la fantasía
de las antigüedades de la nacion, sino de su condi- estaban por descubrir, y ni sus mas hermosas flores
cion intelectual y de los mejores medíos de corregir habian sido cogidas ni su belleza mancillada por el
los numerosos males que la aquejaban bajo el férreo áspero contacto de los que fingian cultivarlas. Las
cetro de los conquistadores. Las indicaciones que alas del genio no estaban atadas á la tierra por las re-
hace están llenas de sabiduría ,y de una política mi- glas frias y convencionaies de la crítica , sino que se
sericordiosa que aspiraba á conciliar los intereses del le permitia emprender su vuelo por toda la inmensa
gobierno con la prosperidad y la dicha del menor de estension de lo creado.
los vasallos. Así mientras que sus contemporáneos Pero con la ciencia no era lo mismo. Ningun genio,
se ilustraban con sus observaciones sobre el estado de por privilegiado que fuese, podía crear hechos, y
los negocios, el historiador de una época posterior no apenas descubrirlos siquiera. Era preciso recojerlos
debe estarle menos agradecido por las noticias que le con penosísimo trabajo, á fuerza de escrupulosas
da sobre lo pasado. Herrera consultó mucho su ma- observaciones y esperimentos. El genio, es verdad,
nuscrito, y el lector al recorrer las páginas del eru- podía combinar estos hechos y darles nueva forma,
dito historiador de las Indias, ignora que está disfru- y sacar de su combinacion nuevas é importantes con-
tando de las investigaciones de Ondegardo. Así sus secuencias; y en este procedimiento casi podía rivali-
apreciables Relaciones sirvieron para la ilustracion de zar en originalidad con las creaciones del poeta y
las generaciones futuras, aunque jamas recibieron del artista. Pero si los pasos progresivos de la ciencia
los honores de la impresion. Debo la copia que poseo, son lentos por necesidad, tambien son seguros : no
como igualmente la de la obra de Sarmiento, al acti- hay movimiento retrógrado en sus dominios. Las ar-
vo bibliógrafo 11 Ir. Rich; ambas formaban parte de la tes pueden decaer; puede enmudecer la musa; un
magnífica coleccion de lord Kingsborough, nombre letargo moral puede embargar las facultades de una
digno de memoria eterna por los infatigables esfuer- nacion ; la nacion misma puede desaparecer y no de-
zos que hizo para ilustrar las antigüedades de Amé- jar tras sí mas que la memoria de su existencia; pero
rica. las riquezas que la ciencia ha atesorado no desapare-
Debemos observar que los manuscritos de Onde- cen jamas. A medida que salen á la escena otras na-
gardo no llevan su firma; pero contienen alusiones á ciones y se levantan nuevas formas de civilizacion,
varios sucesos de la vida del autor que prueban hasta los monumentos de la imaginacion y del arte, pro-
la evidencia que son obra suya. En el archivo de Si- ductos de períodos mas remotos, se opondrán como
mancas existe una copia duplicada de su Relacion un obstáculo en la carrera de las mejoras y del pro-
primera, aunque como la del Escorial no tiene el greso. No se puede edificar sobre ellos, ocupan el
nombre del autor. Muñoz se la atribuye á Gabriel de terreno que quisieran cubrir los nuevos aspirantes á
Rojas, uno de los mas distinguidos conquistadores. la inmortalidad. Es preciso hacer toda la obra de nue-
Este es un error palpable ; porque el autor del manus- vo; y otras formas de belleza, ya mas elevadas, ya
crito prueba que es Ondegardo, declarando, en su inferiores en la escala del mérito, pero diferentes de
contestacion al quinto interrogatorio, que él fue las anteriores, tienen que brotar para ocupar un pues-
quien descubrió las mómias de los Incas eu el Cuzco; to á su lado, pero en la ciencia cada piedra que se ha
hecho atribuido espresamente, tanto por Acosta, co- colocado queda enteramente como base para colocar
mo por Garcilasso, al licenciado Polo de Ondegardo otra. La generacion que sigue emprende la obra por
cuando era corregidor de aquella ciudad. Si los eru- donde la dejó la anterior. No hay movimiento retró-
ditos de Madrid incluyesen alguna vez estas Relacio- grado. Una nacion individualmente puede retroce-
nes en la publicacion de importantes manuscritos,
der, pero á pesar de esto la ciencia adelanta. Cada
deben tener cuidado de no incurrir en el error de 111u- paso que se ha dado facilita mas y mas la subida para
LA CO Qtn5TA DEL PER D.
los que vienen en pos; cada paso conduce al paciente pulsos naturales á los hombres libres; y las pequeztas
investigador de la verdad mas y mas alto hácia el repúblicas del Mediterráneo y del Báitico lanzaron
cielo, y a medida que sube se desarrollan ante sus sus enjambres de marinos á un comercia, provechoso,
ojos un horizonte mas vasto, y nuevas y mas esplén- que unió á todos los diferentes paises aparecidos en
didas regiones del universo. las orillas de los mares europeos.
La geografía participó de esa oscuridad é incerti- • Pero los adelantos que se hicieron en el arte de la
dumbre que reinaban en todos los domas departa navega c ion . el cálculo mas esacto del tiempo, y so-
mentos de la ciencia en los primeros siglos del mun- bre todo el descubrimiento de la polaridad , de la
do. El eouocimiento de-la tierra solo podía resultar. aguja magnética , contribuyeron mucho á desarrollar
de un tráfico estenso; y.el comercio se funda en ne- los conocimientos geográficos. En lugar de deslizarse
cesidades artificiales y en una ilustrada curiosidad, tímidamente por la costa, ó de ceñir sus navegacio-
que apenas son compatibles con lacondicion humana. nes al estrecho círculo de un mar interior, el viajero
En la infancia de las naciones, ocupadas las diferen- pudo ya desplegar atrevidamente sus velas en el Océa-
tes tribus con sus feudos domésticos , tenían pocas no, seguro de que tenia un guia a su disposicion que
ocasiones de vagar mas allá de la cadena de monta- dirigiria su buque con tino inerreble al traves de la
ñas ó del ancho rio que formaba el límite natural de inmensa soledad. La conciencia de este poder enca-
su territorio. Verdad es, segun se dice, que los feni- minó el pensamiento á otra direccion; yel marino em-
cios navegaron mas allá de las columnas de Hércules, pezó ábuscar seriamente otra viaá las islas perfumadas
y que penetraron en el gran Océano atlántico. Pero de los mares indios de donde se traian las especerías,
las aventuras de estos antiguos viajeros pertenecen á distinto del que seguían las caravanas orientales que
las leyendas místicas de la antigüedad; y traspasan tenían que atrav sar todo el continente asiático. Las
hasta una distancia inmensa los límites de los datos naciones á quienes tocaba naturalmente el espíritu
históricos auténticos. - emprendedor en esta crisis, eran España y Portugal,
Los griegos, llenos de viveza y amigos de aventu- colocadas, por decirlo así, en los puestos avanzados
ras , diestros en las artes mecánicas, tedian muchas del continente europeo , y dominando el gran teatro
de las cualidades de buenos navegantes, y efectiva- de los descubrimientos futuros.
mente recorrieron completamente y con mucha au- Ambos paises conocieron los deberes de su nueva
dácia su pequeño mar Mediterráneo. Pero las con- i posicion. La corona de Portugal, hizo constantes es-
qu stas de Alejandro hicieron mas para estender los fuerzos en todo el siglo xv para descubrir un pasaje
límites de la ciencia geográfica, y dieron á conocer al océano índico , rodeando la estremidad meridional
los paises remotos dei Oriente. Sin embargo , la mar- del Afeita ; aunque tan tímida era. la navegacion,
cha del conquistador es lenta comparada con l•del que cada nuevo cabo se convertia en una barrera
viajero sin trabas. Los romanos fueron aun menos fnrmidab'e y no fue sino á fines del siglo cuando el
emprendedores que los griegos, menos mercantiles atrevido Diaz dió enteramente la vuelta al cabo de las
en su carácter. Sus contribuciones al saber geográfico tormentas como él lo llamó , pero al que Juan I1 dió
crecieron con la lenta adquisicion de territorio. Pero con mas feliz pronóstico el nombre de cabo de Buena
su sistema era centralizador en sus tendencias; yen lu- Esperanza. Pero antes que Vasco de Gama se hubiese
gar de tomar una direccion esterior y buscar nuevos aprovechado de este descubrimiento para desplegar
descubrimientos mas allá de lo conocido,. cada frac- sus velas Inicia los mares de las Indias, España entró
cion del vasto imperio se volvía hácia la capital, como en su gloriosa carrera, y envió á Colon al Occi-
su cabeza y su punto central de atraccion. E° conquis- dente.
tador romano seguía su carrera por tierra, no por el El fin que se proponia el gran navegante, no era
mar, y el mar es el gran camino de las naciones, el otro que el (le descubrir un camino á la India, pero
verdadero elemento del descubrider. Los romanos no no por el Este, sino por el Oeste. No esperaba encon-
formaban un pueblo marítimo. Al terminar el impe- trarse con un continente al paso; y despues de repetidos
rio, se podia decir que la' ciencia geográfica no se viajes permaneció en su error primitivo , muriendo,
estendia mas que al conocimiento de Europa, y esto como es sabido , en la creencia de que lo que habia
no en su division mas septentrional , juntamente con alcanzado en sus navegaciones era la costa oriental
una parte de Asia y Africa,. al paso que notenian idea de Asia. El mismo objeto fue el que dirigió las em-
alguna de uu mundo occidental, sino es la que podían presas marítimas de los que siguieron la ruta trazada
colegir de la feliz prediccion del poeta (1). por el Almirante, y el descubrimiento de un estrecho
Vino en pos de esto la edad media, la edad de las que condujese al Océano índico, era el estribillo de
tinieblas corno la llaman, aunque en sus tinieblas se todas las órdenes del gobierno , y el fin de muchas
maduraron aquellas semillas del saber que, con el espediciones á diferentes puntos del nuevo continen-
tiempo , hablan de brotar en nuevas y espléndidas te, que parecia estenderse como un inmenso leviatan,
formas de civilizacion. La orgauizacion de la sociedad de un polo á otro. El descubrimiento de un paso á las
llegó á ser mas favorable á la ciencia geográfica. 'En Indias es el verdadero motivo que esplica todas las
lugar de un imperio de dimensiones exageradas, su- empresas iba/taimas del siglo xv y de la primera mi-
mido en el letargo, oprimiéndolo todo con sd peso bid del xvr. Era la gran idea predominante que daba
colosal , Europa se vió dividida en muchas naciones impulso al carácter emprendedor del siglo.
independientes , muchas de las cuales, adoptando No es fácil comprender en la época actual el impul-
formas liberales de gobierno, sintieron todos los üü- so qué dió á Europa el descubrimiento de América.
No fue la adquisicron gradual de un territorio limí-
trofe de una provincia , de un reino, lo que se alcan-
(t) La conocida prediccion de Séneca en su Medea , es zó; fue un Mundo Nuevo que abrió de repente sus
guizas la profecía fortuita mas notable de que hay m^nioria.
Porque no anuncia una simple estension de las partes conoci- puertas al europeo. Las razas de animales, los tesoros
das del globo con tan asombrosa confianza, sino la existencia minerales, las formas del mundo vejelul, y los aspec-
de un Nuevo Mundo mas allá de los mares, que descubrirían tos variados de la naturaleza , el hombre, por fin, en
los siglos venideros. las diferentes fases de la civilizacion, llenaron el áni-
a Quihus Oceanus
mo de una multitud de ideas enteramente nuevas,
Vincula reruni laxet, el ingens que cambiaron el curso de la corriente habitual del
Patead tellus, Typhisque Novas pensamiento y lo estimularon á conjeturas indefinidas:
Detegat Orbes.» it ansia de rsplorar los secretos maravillosos del
Aquí se descubre mas bien el acierto feliz del filósofo que el
nuevo.hemisfer• io llegó á ser tan activa, que las ciu-
del poeta.
dades principales de España casi llegaron á despo-
TOMO 1.
BIBLIOTECA nE GASPAR Y ROIG.

blarse ,á medida que los emi g rados se acumulaban á multitud de pecados, que se los ocultaba á él mismo.
la orilla del mar para ir á probar fortuna (!). Era un 1 El castellano, demasiado orgulloso para ser hipócri-
mundo de ilusiones novelescas el que se ebria ; por- ta, cometió mascrucldadea en nonrnbredela religion,
que , cualquiera que fuese la suerte i,el aventurero, lo que las que cometieron jamas los p. garzos idólat ras ó
que contaba al volver tenia un colorido tan novetesco, los fanáticos musulmane s . El quemar á un inl¡el era.
que estimula'-ia mas y roas la ardiente imaeinacion de un saiirillujo grato al cielo , v la conversion de los que
sus compatriotas, y daba pasto á los sentimientos sobrevivían cerro easah.{ áuiüliamente los pecarlo: oías
quiméricos de un siglo de caballería andarte ; y era imperdonrib ! es. Triste y humillante coesideracion es
grande el bite/es con que se escuchaban cuentos de que el espíritu mas feroz de iatolerancira , el del in-
vas amazonas, que parcelan rea huir las leyendas clá- quisidor en cuanto á lo doméstico, y el del cruzado
sicas de la antigüedad, historias de los giwurtescos en cuanto á lo esterior, baya emanado de la religion
Patagones, y brillantes pinturas de Cm Tl Durado, que predicaba paz en la tierra y amor entre todos los
donde la arena se companna de piedras preciosas, y hominres.
donde se sacaban de los ríos con redes de pescas pie- ¡Qué contraste presentan estos hijos del mediodía
dras de oro del tamaño de huevos. de le Europa con la raza anglo-sajona que se derramó
Pero estos aventureros no eran impostores, sino por la gran division dr1 Norte del herni- ferioocciden-
víctimas de su credulidad y de su imaginacon, corno tal! El principio de al-cion en estos hombres no era
lo prueba rl caráctere^trafal rio de sus cm l n • esaa, y la avaricia , ni el pretesto del proselitismo, sino la
sus espedicioues en busca de la mágica fuente de la independenca , la independencia religiosa y política.
Salud, del templo de oro de Dohovba, de los sepul- Para asegurar estos lenclicios, se cootental.,an con
cros de oro de Zenu; porque siempre estaba el oro ganar la subsistencia á fuerza de privaciones y de Ira-
flotando ante su vista estraviada, y el nombre de Cas- f ajo. Nada pechan al suelo que no fuese el interes le-
tilla de Oro, la mas mal sana y pobre reglen del gítimo de este trabajo. No había para ellos visiones
Istmo, presentaba esperanzas brilla ntes al infeliz doradas que cubriesen au carrera con un velo enga-
eu.igrado, que con demasiada frecuencia encontraba ñador, y que los impul+ase á caminar á troves de
en vez de oro un sepulcro. mares de sangre para echar por tierra huna inocente
En esta rrg`on encantada , todos los accesorios dinastía (2). Quedaban salisfechos con el progreso
contribuían á mantener la ilr.siun. Los sencill 's natu- lento pero constante de su sistema social. Sutriau con
rales , con sus cuerpos sin defensa y sus groseras paciencia las privaciones de la soledad, regando el
armas, no podían hacer frente al guerrero europeo, arel de la libertad con sus lágrimas y con el sudor de
cubierto de hierro de la cabeza á los pies. La despro- su fren t e , hasta que echó hondas raices en la tierra
porcaon entre los cunrbatieetes era tan grande como y encumbró sus ramas hasta el cielo; mientras que
aquella de que nos hablan los libros de caballería , en las sociedades del continente vecino, brotando repen-
que la lanza de un buen caballero ele ri ;ala centena- tinamente en todo el esplendor de la vejetaciorr de los
res de enemigos á cada Lote. Las peligros que rodea-. trópicos, manifestaron, aun en sus principios, los
ban al aventurero , y los padecimientos que tenia que indudables síntomas de la decadencia.
suf r ir, apenas eran inferiores á los que acosaban al Parece que la Providencia ordenó especialmente
cabal l ero andante. El hambre, la sed, el cansancio, que el descubrimiento ele las dos grandes divisiones
las emanaciones mortifares de los terrenos pantano- del hemisferio americano tocase en suerte á las dos
sos, con sus innumerables enjambres de venenosos razas que mas elementos tenían para conquistarlas y
insectos, el frio de las montañas, el salca'cinador de culrinizarlas. Así la seccion del Nurte fue señalada á
los trópicos ; tales eran los enemigos del caballero que la raza anglo sajora,cusos hábitos de luden y de tra-
iba á bu-car fortuna al Nuevo 5lundc. Era la realidad bajo encontraban un vasto campo en que desarrollarse
de lit novela. La vida del aventurero español consti- bajo su cielo mas frio y en su suelo menos feraz;
tuía un capítulo mas, y uo ele los menosestraordina- mientras que la parte del Sur, con sus ricas produc-
rios, en lis crónicas de la caba l l ería anda nte. ciones tropicales y sus tesoros de riqueza mineral,
El carácter del guerrero se revestia en cierto módo ofrecían el premio mas seductor para es+imular las
del colorido exagerado que se atribuía á sus hazañas. facultades emprendedores del español. ¡ Cuan dife-
Orgulloso y 'vatio, inflamado por las pomposas espe- rente hubiera podido ser el resultado si el buque de
ranzas de su porvenir , y con una invencible confianza Colon hubiera inclinado su rumbo ma a al Norte, corno
en sus propios recursos, níugun peligro podio des- él lo pensó durante alguu tiempo , y hubiese desem-
corazonarlo , así como ninguu tral,aje lo podio. censar. barcado su puñado die aventureros en las playas de lo
Al contrario, cuanto mayor era el peligro , mayores que es hoy Amerara
eran sus encantos ; porque se deleitaba en obrar á A impulsos de ese espíritu (le empresas marítimas
impul -o de grandes estímulos, y la empresa sin ries- que agitaba á teclas las naciones europeas eu el siglo
g
o caricia de la espuela novelesca iudisprrsable pera xvi, se esp i ará toda la estension del inmenso conti-
dr esperta
su energía. Pero en los motivos que tenia nente en menos de treinta años. desde Labrador hasta
para obrar, se unezr.Ieban cíe una manera e . traña las la Tierra del Fuego; y en 1521 , el portugés ala galle-
influencias mezquinas con las aspiraciones Irías no- nes, ncVcga indo bajo la bandera española , resolvió el
blcs, y lo temporal con lo espiritual. El Oro era el problema del estrecho , y encontró mi paso occiden-
estímulo y la recompensa , y al correr tres él su no- tal , buscado durante tanto tiempo, á las islas de la
tunden inflexible pocas veces vacilaba ante los me- India , con gran asombro de los portugueses, que ha-
dios. Su valor estaba mancillado por la crueldad, biendo emprendido el camino en la opuesta direccion,
crueldad que, por estre g o que ¡parezca, dependía
tanto de su avaricia como de su religion; religion, es
decir, como se entendia en aquel siglo: la religion (2) Nota del traductor. Y nosotros podemos añadir:
del cruzado. Era el manto cómodo que cubría una po qué contraste tan lnuuillan ta presentan los howbres del tiem-
de Penn con sus de g enerados descendientes! Aquellos, co-
ioo Prescott dice , no qúerian mas que libertad civil y religio-
(1) El embajador veneciano, Andrea Navagiero, que viajó sa,
por Espata en 1525, poco mas ú menos en el periodo corres- y trabajo; estos, impulsados por una ambicion mezquina,
dr;pojan de su territorio á urca nacion que no partía hacerles
pondiente al principio de nuestra narracion, habla de la fiebre da7no, y todo .por el ansia del ovo y por la sed de conquista.
general en favor ele la emigracion. Particularmente Sevilla, Si la colouizacion española fue efímera porque no tenia mas
ese gran punto de partida, tenia tal falta de habitantes que,
chjeto que el oro ni mas pretesto que el proselitismo ¿qué se-
como él dice., parece que la ciudad Babia quedado casiesclusi- rá la dominacion ando-americana en Méjico, ya que no tiene
vamente en manos de las mujeres. Viaggio falto iu Spagna pretesto siquiera, ni mas que las minas de Potosi, el oro de
(Vinegia, 1.463), MI. 15.
las iglesias y los pingües territorios de las Conformas?
LA CONQUISTA DEL PEA*,
se encontraron cara á cara con sus rivales en los an- mediacion una estension indefinida para sus descu-
típodas. Pero mientras que toda la costa oriental del brimientos, con los cuales cada pequeño potentado
continente americano estaba esplorada , y colonizada pogia aumentar su territorio, y enriquecerse á sí y á
su parte central , y aun despues de la brillante con- sus al legados. Esta disposicion política era la que me-
quista de Méjico, todavía no se había levantado el jor convenía á los fines de la corona, porque presen-
velo que ocultaba las doradas playas del Pacífico. taba un estímulo perpetuo al espíritu emprendedor.
De cuando en cuando habían llegado á nidos de los Viviendo así en sus propios dominio,, á gran distan-
españoles rumores vagos sobre paises situados en el cia de la metrópoli, estos gefes militares eran en
remoto occidente, en que abundaba el metal que tan- cierto modo vireyes, y con demasiada frecuencia hi-
to ambicionaban; pero la primera noticia clara que cieron un uso tiránico del poder que poseían ; tiránico
tuvieron del Perú fue hácia el año de 1511, cuando para los indígenas y tambien para sus compatriotas.
Vasco Nuñez de Balboa, el descubridor del mar del Era consecuencia natural e indispensable cuando
Sur, estaba pesando algun oro que !labia recogido hombres de clase humilde ,y no preparados por la
entre los indígenas. Un jóven cacique de los indios educacion para el desempeño de sus destinos, aseen-
que estaba presente, dió un puñetazo á la balanza, y dian repentinamente á ejercer una autoridad breve
esparciendo el brillante metal por el suelo de la habi- sin duda, pero sin responsabilidad de ninguna clase.
tacion , esclamó : e Si esto es lo que tanto apreciais Solo despues que la esperiencia hubo hecho tocar
que estais dispuestos á abandonar vuestros remotos algunos tristes resultados, se adoptaron medidas
.paises y aun á arriesgar vuestras vidas por alcanzar- para sujetar á estos tiranuelos por la accion de tribu-
lo, yo os puedo decir dónde está una nacion dónde se nales regularizados, ó audiencias reales, como las
come y se bebe en platos y vasos de oro , y dónde el llamaban, que compuestas de hombres de respeto y
oro es tan barato como el hierro entre vosotros.» Poco de saber, interponían el brazo de la ley, ó á lo menos
tiempo despues de recibir esta ' sorprendente noticia, el acento de la reconvencion, para proteger tanto al
Balboa llevó á cabo la formidable aventura de escalar colono como al indígena.
la muralla montañosa que separa á los dos gigantes- Entre los gobernadores coloniales que debieron su
cos océanos uno de otro ,y entonces, armado con empleo al rango que tenian en su pais, se contaba á
espada y. broquel , se lanzó á las aguas del Pacífico, y don Pedro Arias de Avila, ó Pedrarias, como se le
esclamó con el verdadero espíritu caballeresco , que llama comunmente. Estaba casado con una hija de
«tomaba posesion de este mar desconocido con todo doña Beatriz de Bobadilla, la célebre marquesa de
lo que contenía para el rey de España , yque defende- Moya , muy conocida como amiga de Isabel la Católi-
ria sus derechos contra todos los que se atreviesen *4 ca. Era hombre de alguna esperiencia militar y de
negarlos, ya fuesen cristianos ya infieles (1).» ¡ Todo carácter muy enérgico. Pero, como despues se vió,
el ancho continente P las risueñas islas que bañan las era de genio malévolo; y las bajas cualidades que qui-
olas del mardel Sur l Poco comprendía el atrevido ca- zás no se hubieran notado en la oscuridad de la vida
ballero toda la estension, todo el significado de su privada, resaltaron, y quizás fueron crearlas en parte
magnífica jactancia. por su encumbramiento repentino al poder; así como
En este punto recibió noticias mas esplícit.as del los rayos del sol obran benéficamente en un suelo ge-
imperio peruano, oyó referir pormenores de su civi- neroso, y lo estimulan á la produccion, mientras que
lizacion, y se le enseñaron dibujos del llama, que á solo sacan del pantano vapores pestilentes y dañinos.
los ojos de los europeos , pareció ser una especie de Dióse á este hombre el mando del territorio llamado
camello árabe. Pero aunque dirigió el rumbo de su Castilla del Oro, el terreno escogido por Nuñez de
carabela hácia esas regiones del oro, y aun adelanté Balboa para teatro de sus descubrimientos. El buen
sus descubrimientos hasta unas veinte leguas al Sur éxito de este dió origen á los celos de su superior,
del Golfo de San Miguel , la aventura no le estaba re- porque á los ojos de Pedrarias era un crimen hacer
servada. El ilustre descubridor estaba destinado á ser grandes servicios. La historia trágica de este caba-
víctima de esos celos miserables con que ion espíritu llero pertenece á un periodo algo anterior que el que
pequeño contempla las proezas de uno de primer nos ocupa. Ha sido referida por plumas mas diestras
órd n. que la mia, y aunque breve, forma uno de los mas
Las posesiones coloniales de España estaban divi- brillantes trozos en los anales de los conquistadores
didas en una multitud de gobiernos pequeños, que se americanos (2).
conferían á veces á favoritos cortesanos, aunque co- Pero aunque Pedrarias estaba dispuesto á cortar la
mo en esta época primitiva eran muy arduos los de- carrera gloriosa de su rival , no desconoc i a las conse-
cuencias gloriosas de sus descubrimientos. Desde
beres de semejantes destinos , se reservaban con mas luego conoció que Darien era punto poco á propúsito
frecuencia para hombres emprendedores y de algun para servir de base á las espediciones del Pacifico, y
talento. Colon, en virtud de su tratado con la corona, conformándose con la idea primitiva de Balboa, en
tenia jurisdiccion en los territorios descubiertos por
1518 hizo trasladar su naciente capital desde las pla-
él , en que se incluian a l gunas de las islas princi- ^as del Atlántico al sitio que antes ocupaba Panamá,
pales, y algunos puntos del continente. Esta jurisdic-
cion se diferenciaba de la de otros funcionarios, por- un poco mas al Este de la ciudad que hoy tiene este
que era hereditaria; privilegio qu e al cabo e consideró nombre (3). Este lugar malsano, cementerio de mu-
como demasiado importante para un súbdito, y se
permutó , por consiguiente , por un título y una pen- (2) Las memorables aventuras de Vasco Nuñez de Balboa
han sido referidas por Quintana ( Españoles célebres, tomo II)
sion. Estos gobiernos coloniales se multiplicaron con y por irving en sus Compañeros de Colon.—Es raro que la li-
el aumento de los dominios, y por el ano de 1524, da de un solo individuo haya dado asunto á dos escritos tan ele-
que es cuando propiamente comienza nuestra narra- gantes, publicados casi al mismo tiempo en dos idiomas dis-
cion , estaban esparcidos en las islas , en la estension tintos, y sin comunicac.ion alguna entre los autores.
de Istmo de Darien , en la vasta region de tierra firme, (3) La córte dió órdenes positivas á Pedrarias para que
formase un establecimiento en el golfo de San Miguel, de
y en las recientes conquistas de Mé .l ico. Algunos de acuerdo con la indicacion de Vasco Nuñez, que decía que era
estos gobiernos no tenían grandes dimensiones. el punto mas favorable para los descubrimientos y tráfico en el
Otros, como el de Méjico, tenia(' tanta estension co- Sur. « El asiento que se oviese de hacer en el golfo de San Mi-
mo uu reino ; y á casi todos se les señalaba en su in- guel en la mar del Sur debe ser en el puerto que mejor se ha-
llase y mas convenible para la contratacion de aquel golfo,
porque segun lo que Vasco Nuñez escribe, seria muy necesa-
{1) Iíerrera, Hist. general, des. L, lib. X, cap. I1.—Quin- rio que allí haya algunos navíos, asi para descubrir las cosas
tana, Vidas de Españoles célebres (Madrid, 1830), tomo II, de (golfo y de la comarca de él, como para la contratacion de
página.44. 34
TOMO I.
54 BIBLIOTECA nñ GASPAR Y ROIG.
chos desgraciados colonos , estaba perfectamente si- conquista del Perú el mismo puesto eminente que
tuado para el gran objeto de las expediciones maríti- Cortés en la de Méjico, será necesario referir breve-
mas ; y el puerto, por su posicion central , era el mente su vida.
mejor punto de partida para esas espediciones, ya se
dirigiesen al Norte ya al Sur, que habían de exami- CAPITULO II.
nar la inmensa estension de costa que baña el Océano Francisco Pizarro.—Su juventud..—Primera espedicion
del Sur. Sin embargo en esta n ueva y favorable posi- al Sur.—Desventuras de los viajeros.—Encuentros
cion, pasaron algunos años antes que el rumbo del peligrosos.—Vuelta á Panamá.—Espedicion de Al-
descubrimiento tomase la direcciou del Perú. Todos majo.
los esfuerzos se dirigían esclusivainente al Norte, ó (1524-1525..)
mas bien al Occidente , obedeciendo las órdenes del
gobierno, que siempre anteponia á todo el deseo de FRANCISCO Pizarro nació en Trujillo, ciudad de Es-
descubrir un estrecho que, segun se suponia, debía tremadura en España. La época de su nacimiento es
cortar por algun punto el prolongado Istmo. Se hacia incierta ; pero probablemente fue hácia 4474 (2). Era
armamento tras armamento con este quimérico fin; hijo natural ,y no debe sorprendernos que sus padres
y Pedrarias veiti es tenderse mas y mas todos los años no se cuidasen mucho de perpetuar la fecha de su
sus dominios sin sacar grandes ventajas de sus adqui- nacimiento. Pocos g ustan de consignar el testimonio
siciones. Veragua, Costa Rica, Nicaragua fueron de sus faltas. Su padre, Gonzalo Pizarro, era coronel
sucesivamente ocupadas, y sus valientes caballeros de infantería, y sirvió con alguna distincion en las
se abrieron paso al traves de bosques y montañas y campañas italianas bajo las órdenes del Gran Ca pitan,
de tribus guerreras de salvages, hasta que en Hon- y luego en las guerras de Navarra. Su madre , Fran-
duras se encontraron cori los compañeros de Cortés, cisca Gonzalez , era mujer de humilde condicion en la
los conquistadores de Méjico , que habían descendido ciudad de Trujillo (3).
de la gran llanura elevada del Norte á las regiones de Poco se sabe de los primeros años de nuestro héroe,
Centro América, completando así el descubrimiento yaun eso poco no siempre es digno de fé. Segun unos,
de esta tierra salv aje y misteriosa. sus padres lo abandonaron, dejándolo como espósito
Hasta 1522 no se envió una espedicion formal y á la puerta de una de las iglesias principales de la
organizada hácia el Sur de Panamá, bajo las órdenes ciudad. Añádese que hubiera muerto á no haberle
de Pascual de Andagoya, caballero muy distinguido 'dado de mamar una puerca (4 ), nodriza mas impro-
de la Colonia. Pero este gefe solo penetró hasta el bable aun que la que se señala á Rómulo. La histo-
Puerto de Piñas, límite de los descubrimientos de ria de los primeros años de hombres que despues
Balboa, cuando el mal estado de su salud le obligó á se han hecho famosos, lo mismo que la historia pri-
embarcarse de nuevo y abandonar su empresa en su mitiva de las naciones, ofrece un campo fértil á la
origen mismo (4): invencion.
Entre tanto seguian llegando á oidos de los españo- Parece cierto que' el jóven Pizarro fue poco atendi-
les, é inflamando su imaginacion, noticias de la civi- do por sus padres, y que se confió su educacion á la
lizacioti y de la riqueza de una nacion poderosa del naturaleza. No se le enseñó á leer ni á escribir, y su
Sur; y parece estraordinario que se tardase tanto en principal ocupacion fue la de porquerizo. Pero este
enviar espediciones en esa direccion. Pero la posiciou sistema de vida no convenia al carácter ardiente de
exacta y la distancia de este reino encantado eran Pizarro cuando creció en años, y oyó referir las noti-
solo Objeto de conjetura. La gran regios intermedia cias del Nuevo-Mundo, tan seductoras para la juven-
. estaba ocupada por razas salvajes y belicosas ; y la tud ,y que eran el asunto principal de todas las con-
poca esperiencia que ya habian adquirido los marinos versaciones. Comunicósele el entusiasmo popular, y
españoles de la vecina costa y de sus habitantes, y aun se aprovechó de un momento oportuno para abando-
mas lo tempestuoso de los mares, porque habian he- nar su innoble empleo y escaparse á Sevilla , puerto
cho sus espediciones en las peores épocas del año, en que se embarcaban los aventureros españoles para
aumentaba las dificultades aparentes de la empresa, irá buscar fortuna al Occidente. Pocos de estos po-
y hacia retroceder hasta á sus intrépidos corazones. dian abandonar su patria con menos motivo de pesar
Tal era el estado de las opiniones en la pequeña que Pizarro (5 ).
ciudad de Panamá durante algunos años despues . de
su fundacion. Entre tan lo, la deslumbradora coriquis- (2) Los pocos escritores que se aventuran á fijar la época
del nacimiento de Pizarro lo hacen de una manera tan vaga y
ta de Méjico dió nuevo estímulo al deseo ardiente de contradictoria, que tenemos poca confianza en sus datos. Ver-
hacer nuevos descubrimientos, y en 4524 se encon- dad es que Herrera dice terminantemente que tenia 63 anos
traron tres hombres en la Colonia en quienes el espí- cuando murió, en 1541. (Hist. General, dec. VI, lib. X, ca-
ritu aventurero triunfó de todas las dermis conside- pitulo VI.) Esto fijaria la época de su nacimiento en 4478. Pe-
raciones de dificultad y peligro que impedian el ro Garcilasso de la Vega asegura que tenia mas de cincuenta
adelanto de la empresa. Uno de ellos fue elegido por 'años en 1525. (Com. Real, parte II, lib. I, cap. I.) Segun esto
su carácter y por su aptitud para llevarla á cabo. Este habria nacido antes de 4475. Pizarro y Orellana que, como pa-
hombre era Francisco Pizarro ;y como ocupó en la riente del conquistador, tenia motivos para estar bien infor-
mado, dice que tenia cincuenta y cuatro años en la misma fe-
cha de 1525. (Varones ilustres del Nuevo Mundo, Madrid
rescates de las otras cosas necesarias al buen proveimiento de 1639, pág. 128.) Pero en la época de su muerte dice que te-
aquello: é para que estos navíos aprovechen es menester que nia cerca de ochenta años (pág. 185 )."Considerando esto como
se hagan allá.» Capítulo de Carta escrita por el rey Católico á una exageracion destinada á producir efecto en la circunstan-
Pedrarias Dávila, ap. Navarrete, Coleccion de los Viajes y tancia particular en que se usa, admitiendo la exactitud del
Descubrimientos (Madrid, 1829) , tomo 111, núm. 3. dato anterior, la época de su ncimiento viene á ser la que da-
(4) Segun Montesinos, Andagoya se lastimó mucho de re- mos en el testo. Esto lo hace algo viejo para emprender la con-
sultas de una caida de caballo estando desplegando su habili- quista de un imperio ; pero Colon tenia aun mas edad criando
dad de ginete ante los asombrados iudigenas (Anales del Perú, emprendió su carrera.
•MS., año 1524). Pero el adelantado en una relacion de sus (3) Xerez, Conquista del Perú; ap. Barcia, tomo III, pági-
descubrimientos escrita por él mismo no dice nada de este ac- na 197.—Zárate Conq. del Perú, lib.•I, cap. I. —Pizarro y
cidente, y tribuye su enfermedad á haberse caído al agua, Orellana , Varones ilustres, pág. 128.
en que por poco se ahogó, enfermedad que tardó mucho (4) «Nació en Trujillo, y echáronlo á la puerta de una igle-
tiempo en curarse. Esta esplicacion de su vuelta era sin duda sia, mamó una puerca ciertos dias, no se hallando quien le qui-
mas agradable 5 su vanidad que la generahvente recibida. Este siese dar leche. » Gomara, Hist. de las Indias, cap. CXLIV.
documento, importante por ser obra de uno de los primitivos (5) Segun el comendador Pizarro 'y Orellana , Francisco Pi-.
descubridores; se conserva en los archivos de Sevilla, fue zarco sirvió, siendo aun niño ,.con su padre en las guerras de
publicado por Navarrete, Coleccion, tomo TII, atún 7. Italia; y despues con Colon y otros ilustres descubridores en el
tA cot tj sz'A DFI. PERÚ.
5
No sabemos en qué anp ocurrió este suceso impor- And agōya volvió de su espedicion incompleta al Sur
tante de su vida. La primera vez que oímos hablar de de Panamá, trayendo noticias mucho mas ámplias
él en el Nuevo-Mundo, es en la Española, en 1610, que hasta entonces se habían recibido de la opulen-
donde sentó plaza en la espedicion á Uraba en Tierra cia y grandeza de los paises situados al Sur (3 ). Esto
Firme, bajo las órdenes de Alonso de Ojeda, cuyo coincidia con los momentos en que estaban haciendo
carácter y hazañas no encuentran con qué comparar- su impresion en el espíritu público las brillantes
se sino es en las páginas de Cervantes. llaman Cor- hazañas de Cortés, que daban un nuevo estímulo al
tés, cuya madre se llamaba Pizarro, y segun se dice espíritu aventurero. Las espediciones hacia el Sur
era parienta del padre de Francisco, estaca entonces llegaron á ser el objeto favorito de los cálculos y de
en Santo Domingo, y se disponia á marchar en la las conversaciones entre los colonos ele Panamá. Pero
espedicion de Ojeda cosa que no pudo realizar por como la region del oro se hallaba (letras de la inmen-
haberse lastimado lijeramente un pie. Si se hubiera sa cortina de las cordilleras, aun estaba envuelta en
ido, la caída del imperio azteca se hubiera retardado profunda oscuridad. No podia formarse idea alguna
por algun tiempo, y quizás el cetro de Motezuma se de su verdadera distancia; y los padecimientos y di
hubiera trasmitido pacíficamente á su posteridad. ficultacles que habían •esperimentaclo los pocos nave-
Pizarro fue, como los demas, víctima de las desgrac'as gantes que habían seguido ese rumbo, daban un
que. sufrió la colonia de Ojeda, y su discreciott inspiró aspecto sombrío á la empresa, que hasta entonces
tal confianza á su gefe, que este le dejó el mando del Babia retraido 5 los mas animosos de tomar parte en
establecimiento cuando tuvo 'que ir en busca de pro- ella. No resulta de niugun dalo que Pizarro manifes-
visiones á las islas. El lugarteniente siguió en su tase mas ardor que los demas; ni era tal el estado de
puesto peligroso por espacio de unos dos meses . es- sus fondos que pudiese concebir esperanzas de buen •
perando á que la muerte hubiera disminuido lo bas- éxito sin grandes auxilios por parte de otros. Encon-
tante la colonia para que fuera posible embarcar tró este auxilio en otros dos individuos de la colonia,
sus miserables restos. en el buquecillo que les que- que desempeñaron uu papel demasiado importante'
daba (1). en los acontecimientos posteriores para que no hable-
Despues de esto lo encontramos asociado á Balboa, mos de ellos en particular.
eI descubridor del Pacífico, y cooperando con este Uno de ellos, Diego de Almagro , era un soldado
al establecimiento de la colonia de Darien. Tuvo la de fortuna, probablemente de alguna mas edad que
gloria de acompañar á este intrépido español en su Pizarro, aunque poco se sabe de su nacimiento, y
terrible marcha al traves de las montañas , y de ser aun está en duda el lugar en que ocurrió. Supónese
por tanto uno de Los primeros europeos cuyos ojos que nació en la ciudad de Almagro, en Castilla la •
se . deleitaron con la vista, prometida tanto tiempo Nueva, de donde, por falta de origen mas claro,
antes, del mar del Sur. se deduce su nombre; puesto que, lo mismo que
Despues de la muerte prematura de su gefe , Pizar- Pizarra, era espósito (4). Pocos pormenores se'sa-
ro se adhirió á Pedrarías, y este gobernador lo ocu- ben de, él hasta el actuai_período de nuestra historia;
pó 'en varias espediciones militares, que, si no le porque era uno de aquellos á quienes la fermentacion
producían mucho; á lo menos le acostumbraban á de las épocas turbulentas lanzan de una vez á la su-
esas privaciones y peligros que habían de salir al paso perficie , menos dichosos en esto quizas que si per-
del futuro conquistador del Perú. maneciesen en su oscuridad primitiva. En su carrera
En 4515 se le destinó can otro militar llamado militar, Almagro había alcanzado la reputacien de
Morales para atravesar el Istmo y comerciar con los soldado valiente. Era de carácter franco •y generoso,
naturales en las playas del Pacífico. Allí mientras que algo atropellado y violento en sus pasiones; pero,
estaba ocupado en recoger su botín de oro y perlas como les sucede á los hombres de temperamento san--
de las próximas islas, sin duda recorria con la vista guíneo, despues del primer estallido no era difícil
la línea prolongada de costas hasta que terminaba en apaciguarlo. trn una palabra, tenia todas las cualida-
el horizonte, y se inflamaba su imaginacion con la des y los defectos de un hombre honrado, á quien
idea de que algun dia podria ir á conquistar las mis- no ha modificado mejorándolo la disciplina de la pri-•
teriosas regiones situadas mas allá de las montaras. mera educacion ó el dominio de sí mismo.
Al 'trasladarse el asiento del gobierno al traves del El otro era llenando de Luque, eclesiástico espa-
Istmo á Panamá, Pizarro acompañó á Pedrarias, y ñol, que desempeiiaba las funciones de cura en Pa-
su nombre fue notable entre los que estendieron la. namá , y que antes habia sido maestre escuela en ..
línea de la conquista aI Norte, luchando con las beli- la catedral de Darien. Parece haber sido hombre de
cosas tribus de Veragua. Pero por gloriosas que singular prudencia y conocimiento del mundo, y por •
fuesen estas espediciones , le producían poco oro.; y sus cualidades respetables habia logrado ejercer
á la edad de cincuenta años el capitan Pizarro se en- mucha influencia en la pequeña sociedad á que per-
contró en posesion solamente de un trozo de tierra tenecia , y manejar fondos que hacian que su coo-
malsana cerca de la capital , y de un repartimiento peracion fuese esencial al buen éxito de la em-
de indios proporcionado al valor de sus servicios presa.
militares (2). El Nuevo-Mundo era una lotería , en Convfnose entre las tres socios que los dos mili-
que eran tan escasos los premios grandes, que casi
todas las probabilidades estaban contra el jugador ,y (3) Andagoya dice que obtuvo, mientras estuvo en Birú•,
á pesar de esto estaba dispuesto el jugador á aventu- noticias muy ci r cunstanciadas del imperio de los Incas por me-
dio de unos traficantes que recorrían el pais. «En esta provin-
rar su salud , su fortuna, y aun muchas veces su cia supe y hube relacion, ansi de los señores como de merca-
honor mismo. deres é interpretes que ellos tenian, de toda la costa de todo lo
Tal era la situacion de Pizarro cuando en 1522 que despues se ha visto hasta el Cuzco, particularmente de
cada provincia la manera y gente de ella, porque estos alcan-
Nuevo Mundo, cuyo buen éxito atribuye el autor modestamen- zaban por via de mercaduria mucha tierra. » Navarrete, Co-
te, como causa principal, al valor de su pariente. Varones leccion, tomo III , n(n 7.,
ilustres, pág. 487. (4) « Decia él que era de Almagro ,» dice Pedro Pizarro que . •
lo conocía mucho. Rel. del Descub. y Conq. de los reinos del
( 4) Pizarro y Orellana, Varones ilustres, págs. 121-128. Perú MS.—Véase tambicn Zárate, Conq, del Perú , lib. 1,•
—Herrera ,Hist. Gen ., clec. I, lib. VII, cap. XIV. —Monte- cap. I. —Gomara, Hist, de las Incl., cap. CXLI.=Pizarro y
sinos, Anales, MS., aTió 1540. Orellana, Varones ilustres, pág. 211.
(2) «Teniendo su casa, y hacienda, y repartimiento de El último escritor confiesa que no eran conocidos los padres
indios, como uno de los principales de la tierra, porque siem- do Almargro; peroariade que sus primeras hazañas prueban lo.
pre lo fue. » Xerez, Conq. del Perú , ap. Barcia i tomo III, pá-
gina 79, ilustre de su cuna, Prueba que vale poco por cierto,
^(7 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

tares contribuirian con su pequeño haber al costeo clon hácia el Sur, y hay que temer el peligro adicio,
de los gastos del.arrnamento, pero Luque fue el que nal de las tempestades que recorren la costa. Pero los
proporcionó la mayor parte de los fondos. Pizarro aventureros nu entendian esto. Despues de tocar en
habla de tomar el mando de la espedicion, y á Alma- la isla de las Perlas, punto de arribada frecuente á
gro tocaba equipar y surtir de víveres á los buques. pocas leguas de Panamá, Pizarro se dirigió al troves
Los sócios obtuvieron fácilmente el consentimiento del golfo de San Miguel , y puso el rumio casi al Sur
del gobernador para llevará cabo su empresa. Despues bácia el puerto de Piñas , punta de tie r ra en la pro-
de la vuelta de Audagoya, él babía proyectado otra vincia de Biruquete, que señalaba el límite del viaje
espedicion; pero el que habia de encargarse de ella de Audagoya. Antes de su partida Pizarro habia obte-
murió antes de tiempo. No sabemos qué razou hubo nido todas las noticias que podía dar este sobre el
para que no realizase su plan primitivo, confiando pais y sobre la direccion que habia de tomar. Pero la
el negocio á un capítan de tanta esperiencia corno esperiencia del mismo Andagoya habia sido dema-
Pizarro. No le disgustaba probablemente que otros siado escasa para que pidiese ser muy útil á Pi-
pagasen las costas, con tal de que á él le tocase una zarro.
buena parte de bis utilidades. No descuidó esta parte Doblando el puerto de Piñas, el buquecillo entró
en las estipulaciones (1 ). en el río Birú, y la mala aplicacion de este nombre
Auxiliado de esta manera con los fondos de Luque fue, segun creen algunos, lo que (lió origen al del
y con el consentimiento del gobernador, Almagro imperio de los Incas (4 ). Despues de navegar por
no tardó mucho en• hacer sus preparativos para el este rio unas dos leguas, Pizarro mandó fondear, y
viaje. Compráronse dos buques pequeños , el mayor desembarcando todas sus fuerzas, esceptuando á los
de los cuales habia sido construido por Balboa para marineros, procedió al frente de ellas á esplorar el
emprender en persona esta misma espedicion. Desde pais. El terreno era un vasto pantano en que las fuer-
su muerte habia permanecido desmantelado en •el tes lluvias babian dejado innumerables charcos de agua
puertode Panamá. Recorriósele lo mejor que se pudo, estancada, y el fango no ofrecia punto de apoyo al
y se le-puso en disposicion de salir al mar, mientras pie del viajero. Este triste pantano estaba rodeado de
que se metían á bordo las provisiones y pertrechos bosques, al traves de cuya espesa vejetacion y de la
con una prontitud que hacia mas honor al celo de enredada maleza que la cubria, penetraban con mu-
Almagro que á su prevision. cha dificultad ; y saliendo por fin de ellos, se encon-
Mayores dificultades había que vencer para en- traron en una region montañosa, de carácter tan áspe-
contrar el suficiente número de hombres; porque ro y llena de tantas piedras, que les cortaba los pies
las espediciones en aquella direcciou babian suscita- hasta el hueso, y el soldado cansado, con la carga
do una desconfianza que era muy difícil vencer. Pero de su pesada malla ó del justillo de algodon espesa-
había muchos ociosos en la colonia que habian veni- mente entretelado, apenas podia arrastrar un pie tras
do en busca de fortuna, y estaban dispuestos á bus- otro. El calor á veces era insoportable; y cansados y
carla aun al traves de los mayores peligros. Con estos hambrientos se tiraban al suelo exhaustos y sin fuer-
materiales reunió Almagro un cuerpo como de unos zas. Tal fue el ominoso principio de la espedicion al
cien hombres (2), y estando todo dispuesto Pizar- Perú.
ro tomó el mando, y levando anclas, salió del pe- Pizarro , sin embargo , no se descorazonaba , y tra-
queño puerto de Panamá á mediados de noviembre taba de reanimar el valor de los suyos, rogándoles
de 1524. Almagro debia salir despues de él en otro que no se desanimasen por dificultades que un cera-
buque menor, en cuanto este se hallase listo (3 ). zon intrépido sobrepuja siempre sin duda alguna, y
La época del año era la peor que porfia elegirse les recordaba al mismo tiempo el premio de abun-
para el viaje, porque era la estaciou de las lluvias, dante oro reservado para los que perseverasen en la
cuando los vientos contrarios se oponen á la navega- empresa. Pero fácil era conocer que no habia nada
que esperar permaneciendo en esta triste region. Vol-
(1) «Así que estos tres compañeros ya dichos acordaron de viendo pues á su buque, lo dejaron deslizarse con la
yr á conquistar esta provincia ya dicha. Puesconsultandolo con corriente y proseguir su rumbo hácia el Sur en el
Pedro Arias de Avila que 1. la sazón era gobernador en Tier- gran Océano.
ra Firme , vino en ello haziendo compañia con los dichos com- Despues de costear algunas leguas, Pizarro echó
pañeros con condicion que Pedro Arias no habia de contribuir
entonces con ningun dinero ni otra cosa sino de lo que se ha- el ancla en un paraje de aspecto no muy halagüeño,
llase en la tierra de lo que á él le cupiese por virtud de la com- donde embarcó leña y agua. Luego, dirigiéndose un
pañía dealli se pagasen los gastos que á él le cupiesen. Los tres poco mas hácia alta mar, continuó su rumbo tráela el
compañeros vinieron en ello por a y er esta licencia, porque de Sur. Pero en esto fue contrariado por una serie de
otra manera no la alcanzaran.„ (Pedro Pizarro, Descubrimien- tormentas, acompañadas por truenos espantosos y
to y Conq., M5.) Andagoya sin embargo afirma que el go- torrentes de lluvia como no se ven sino en las tem-
bernador estaba tan interesado corno los demas, tomando cada
uno sobre si la cuarta parte de los gastos. (Navarrete, Colec- pestades terribles de los trópicos. El mar estaba en-
ción, torno III, nihil 7.) Pero sea cual fuere la parte de Pedra- furecido , y levantando sus espumosas montañas
rias importa poco, puesto que la cedió antes que la espedicion amenazaba á cada momento tragarse el buquecillo,
hubiese dado utilidad alguna. que hacia agua por todas sus costuras. Durante diez
(2) Herrera, el histo r iador mas popular de estos aconteci- dias los desgraciados viajeros fueron juguete de las
mientos, calcula que no acompañaron á Pizarro mas que ochen- olas, y solo merced á esfuerzos constantes, los es-
ta hombres. Pero todaslas deinas autoridades que he consultado fuerzos de la desesperacion, lograron impedir que su
dicen que llegaban á mas de ciento. El P. Navarro, contempo-
ráneo y que residió en Lima, dice que eran 129. Relacion su- fragil buque se fuese á pique. Para aumento de des-
maria de la entrada de los españoles en el Perú, MS. grac. rrs, empezaron á escasear las provisiones y so-
(3) Existe la acostumbrada divergencia entre los autores bre todo el agua, de la cual solo tenian unos pocos
sobre la fecha de la espedicion. Casi todos la fijan en 1525. Yo barriles; porque Almagro habia contado con que de
he seguido áXerez, secretario de Pizarro, cuya narracion se cuando en cuando renovarian sus escasas provisiones
publicó diez años despues del viaje, y quien en tan corto in- en la costa. Toda su carne estaba consumida , y que-
tervalo de tiempó no pudo olvidarla fecha de acontecimiento daron reducidos á la racion miserable de dos mazor-
tan memorable. (Véase su conquista del Perú, ap. Barcia, to-
mo III, pág. 179.) cas diarias de maíz para cada hombre.
Parece que no deja duda en esto la eapitulacion de Pizarro Combatidos de este modo por el hambre y por los
con la corona, que yo no habla examinado hasta despues de elementos, los desgraciados viajeros se dieron por
escribir lo que precede. En este documento, fechado en julio
de 1529, se habla de la primera espedicion como cosa que ha-
bia ocurrido unos cinco anos antes. (Véase Apéndices núm 7.) (4) Zárate, Conq. del Perú, lib. I, cap. I.---Herrera.
Hist. general, dec. III, lib. Vt, cap. VIII,
LA CONQUISTA DEL PERÚ, 5,7
muy satisfechos con volverse aíras y con encontrar• el de su triste posicion. El oficial á quien se confió este
último puerto en que ha bien hecho provision de anua servicio se llamaba Montenegro; el cual llevándose
y leña. Sin embargo , nada era mas desconsolador cerca de la irritad de la gente , y despues de recibir
que el aspecto del ¡vais. Era bajo y pantanoso, lo mis- las rnsta • ucciones pie Pizarro, se hizo inmediatamente
mo que el deseml uarcadero anterior; mientras que á la vela y se dirigió hacia la indicada isla.
los espesísinros bosques , cuya profundidad no 'india En cuanto se fue el buque , Pi/iarro trató de exami-
penetrar la vista, se e.._tendiau maro una pantalla por nar e! país y ver si lrrnlia encontrar alguna pnblaciou
la costa con una longitud al parecer inlerminable. En de indios enfilo! pudiese procurarse provisiones para
vano trataron los causados españoles ole recorrer los su gente. Pero sus esfuerzos fuer in inút.ils, porque
senderos ele este complicado laberinto, en que las rro se descubrió el mas leve rastro de habitacion hu-
enredaderas y las lianas, que brotan t oil tal esplendor mana; si bien con ea denso é impenetrable follaje de
en una alrnósfera cálida y húmeda, se hablan enre- las regiones ecuatoriales podiau bastar alguna` varas
dado en los colosales troncos efe los árboles, y hablan de distancia para ocultar á una ciudad. Los únicos
formado un tejido (ale no se porfia penetrar sirio con recursos para alimentarse que quedaban á los desdi-
el hacha. Entre tanto apenas cesaba de caer la lluvia, chados aventureros, eran recoger de cuando en cuan-
y el suelo cubierto de hojas y saturado de humedad, do algunos mariscos en la costa, ca.rer las hojas
parecia huir resbalándose bajo sus pes. amargas del palmero, ó las yerbas malsanas desa-
Triste y desconsolador era el aspecto de estos gris gradables que crecian en el bosque. Algunas de estas
ques sombríos, en que las emanaciones de la solire- eran tan venenosas, que los que las condal) se hin-
cargada superficie envenenaban el aire, y parecian chaban y sufrían los roas agudos dolores. Otros pO• e-
no consentir el desarrollo le la existencia, escepluan- ferian el hambre á estos miserab l es alimentos , desfa-
do sin embargo la ele los millones de insectos cuyas II ciara con la debilidad y se morian die inedia. A pesar
relucientes alas brillaban corno chispas de fuego en de todo esto su intrépido gefc se esforzaba por con-
todas las aberturas del bosque. Basta la creacion servar su esp- danza y por adelantar los abatidos áni-
bruta parecía haber huido de este punto fatal, en que mos de sus Compañeros. fr„nc-,meute con ellos
los aventureros no vieron animales ni pájaros de nin- susescasas provisiones, era i nea u isable en sus esfuerzos
gunur clase. El silencio reinaba sin iuterrupcion en el para proporcionarles alimentos, fi los eulei daos
corazon de estas tristes soledades; á lo menos el úni- él mi s mo y mandó que se cunstru n e en cuarteles para
co ruido que se escuchaba era elle la lluvia al caer so- que estos á lo menos estuviesen al abrigo ele laos llu-
bre las bolas, y el de los pasos de los desconsolados vias de la e-lacion. Gracias á esta simpatía que ma-
aventureros (1 ). n ifestaba hácia sus compañeros , adquirió tu ca in-
Enteramente desanimados por el aspecto del pais, fluencia inmensa sobre ellos que el ejercicio de su
los españoles empezaron á comprender que no ha- auturid d uo hubiera alcanzado nunca, á lo menos
blan ganado orarla roer venir 11 tierra, v empezaron en estas apuradas circunstancias.
lambiera á temer seriamente que se mooriricn de ham- • l)ia tras dia y semana tras semana halda pasado
breen una region que no Irroducia oras fruto que unas ya , y no se !rabian recibido noticias del buque que
bayas desagradables que recogían algunas veces en el ¡rabia de traer socorro á los aventureros. En vano es-
bosque. Quejábanse al voces de su suerte desgraciada,- tendian sus miradas por el vasto Océano en busca de
acusando á su cranandarite como autor de todas sus sus amigas. Ni un 'mino se descubría en el horizonte
desdichas, porque los habla engañado p meriendo- de la azulada. l l anura , don, e no se aventuraba la ca-
les una fierra encantada, que parecia huir roas y noa del salvaje y donde aun no se babia desplegado la
mas á medida que adelantaban e los. Inútil era, de- blanca vela dei europeo. Los que al principio hablan
cian , luchar con Ira el de: tino, y lo que mas couve- resistido con valor á todas las contrariedades, se en-
nia era tratar de volver á Panamá á tiempo para sal- tregaban ahora á la. desesperacion al contemplarse
var la viola, en ,lugar de aguardar en aquel sitio á abandonados por sus compatriotas en estas desiertas
morirse de hambre. y tristes playas, y decaían á influjo de aquel doloroso
Pero Pizarro estaba dispuesto á combatir males y sentimiento que oprime y seca el corazou. Alas de
desgracias aun mayores que estas antes de volver á. veinte de los que componian la pequeña partida ha-
Panamá con su crédito arruinado , y para ser objeto blan muerto ya, y los que sobrevivid') parecian próxi-
de la burla general como visionario que había .inci- mos á seguirlos en rápida suresion ( ).
taiÍo á otros á embarcare en una empresa que él no Eu esta crisis vinieron á decir á Pizarro haberse
Babia tenido valor suficiente para llevar á cabo. La descubierto una luz al Iraves de una remota abertura
ocasiou presente contenía su ú n'eaesperanza. Volver del bosque. Recibió estar notica con alegría difícil de
era arruinarse para siempre. Empleó, pues, todos describir, puesto que le anunciaba la proximidad de
los argumentos que el amor propio herido y la ava- alguna poblacion;-y colocándose al frente de una pe-
ricia le podian suministrar para disuadirá los suyos queña partida, se dirigió al punto indicado para re-
de su propósito; les hizo v,r que estas eran las des conocerlo. No fue chasqueado por cierto , porque
tracias naturales que encontraba siempre el descu- despues de salvar penosamente una espesa estension
nridor en su carrera , y les recordó las brillantes Irar- de monte bajo y follaje, des%ubrió un desmonte en
zartas de sus compatriotas en otras regiones, y lis que estaba situado un pueblecillo de indios. Los tí-
noticias repetidas que ellos mismos habían recibido midos habitantes, al ver la repentina aparicion de
de los ricos paises de la costa de que les seria facif hombres tau estraños , abandona , un espantados sus
apoderarse sin cuas que un poco de constancia y de chuzas; y lanzándose á ellas los hambrientos españo-
valor. Sin embargo, cuino sus necesidades eran. ur- les, se apoderaron con ansia ele lo que contenían,
gentes, resolvió r uvíar el buque á la isla de las Per-. que eran alimentos compuestos en su mayor parte de
las, para que tragese ásu gente un nuevo surtido de maíz y cocos. Este socorro , aunque pequeño, era de-
masiado oportuno para que no los llenase de gozo.
provisiones con que pul iesen marchar adelante con
Los asombrados indígenas no les ofrecieron resis-
nueva y mejor esperanza- La distancia no era muy
grande , y pocos días 'rabian de bastar para sacarlos tencia alguna. Pero recobrando su confianza al ver
que no se les hacia daño alguno , se acercaron á loa
blancos y les preguntaron que por qué no se quedaban
(I) Xerez , Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, 1)4. 180. en su pais y cultivaban sus tierras , en lugar de andar
—Rebelo') del primer descub., :11S.—Monlesinos, Auafes,
MS. aíro 1132i3. —Zárate, Couq. del Perú, lib. 1, cap. i.- (2) Ibid , ubi supra.—Rel. del primer descub., MS,
Gareilasso, Com. Real, parte 11, lib I, cap. VII, —Berrera Xerez, Conq. del Perú, ubi supra,
Ilist, general, dcc. 111, lib. VI, cap. VIII.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y BOIG.
lis
vagando y robando á los que nunca les hablan hecho corno si estuviese temeroso de que se le escapase
daño alguno (1). Sea cual fuere su modo de pensar alguna fértil region ó alguna mina pingüe sí hubiese
sobre la cuestion de derecho, parece probable que la mas leve iuterseccion en la linea que examinaba.
Sin embargo no debernos echar eu olvido que aunque
en aquel momento pensasen los españoles que hubie-
nosotros sabemos perfectamente el punto adonde
ran hecho muy bien en observar la conducta que les
aconsejaban los indios, Pero los salvajes llevaban en iba Pizarro porque co ī ocemos muy bien la tnpogra-
fia de aquellos pai::es, él iba enteramente á ciegas,
sus personas adornos de oro aunque groseramente
trabajados. Estos adornos eran la mejor coutestacion sin un mapa siquiera que lo guiase, sin conocer
posible á su pregunta. El cebo del oro era lo que ha- aquellos mares ni tener idea alguna de sus costas y
bia impulsado al aventurero español á abandonar su aun sin mas idea del objeto que buscaba que la noti-
hermosa patria para luchar con los peligros del de- cia que tenia de un pais en que abundaba el oro , y
sierto. Estos indios contirinaron las noticias que ya que estaba colocado en algun lugar bácia el Sur. Era
hahian recibido Pizarro y los suyos sobre un rico y dar cazad un El Dorado, fiándose en pruebas poco
poderoso imperio que se hallaba situarlo mas al Sur, mas auténticas y creibles que las que sirvieron de
anadiendo que á diez alas de distancia al tra ves de base á. tantas empresas quiméricas en esta tierra de
las montañas existia un monarca poderoso , cuyos maravillas. Solo el buen éxito, que es el mejor argu-
dominios hahian sido invadidos por otro mas pode- mento para el vulgo, pudo conseguir que no se ta-
roso aun, y que era hijo del Sol (2). Quizas aludirian chasen de absurdas las espediciones de Pizarro.
á la invasion de Quito por el valiente Inca Huayna Gobernando siempre hacia el Sur, y despues de
Capac, que ocurrió pocos años antes de la espedi- una corta travesía, Pizarro se encontró en frente d e
cien de Pizarro. un territorio abierto, ó á lo menos no tan cargado de
Por fin , despues de trascurridas seis semanas, los bosques , que iba subiendo por grados á medida que
españoles descubrieron con alegría difícil de expli- se retiraba de la costa. Desembarcó con algunos hom-
car que volvia el buque en que se habian marchado bres ,y penetrando un poco en lo interior encontró
sus compañeros, y poco despues Montenegro entró un pueblecillo de indios. Sus habitantes lo hahian
en el puerto con una ámplia provision de bastírnentos abandonado al acercarse los invasores, refugiándose
para sus hambrientos compatriotas. Grande fue su en las montañas; y entrando los españoles en sus so-
horror al contemplar el aspecto de estos. Sus ros- litarias chozas; encontraron allí un buen acopio de
tros enflaquecidos, sus cuerpos debilitados por el Maíz y de otros alimentos, y groseros adornos de oro
hambre y las enfermedades, hacino que apenas_ los de mucho valor. El alimento no era mas necesario
conociesen sus antiguos compañeros. Moiteuegre para sus cuerpos que la vista del oro de cuando en
atribuyó su tardanza á los vientos contrarios y al vial cuando para. estimular su apetito aventurero. Sin
tiempo; y él tarnbien tenia que referir una triste his- embargo , encontraron un espectáculo que los llenó
toria de los trabajos que el hambre les habla hecho de horror.-Vieron que entre los alimentos que se es-
pasar á él y á los suyos en su travesía á la isla de las taban preparando en el fuego, había carne humana
Perlas.—Los sucesos minuciosos como los que aca- dispuesta para el horrible festin de los bárbaros. Los
bamos de contar son los que nos hacen comprender españoles, creyendo que habian encontrado una tribu
toda la estension de los padecimientos que tenia que de caribes, la única raza de aquella parte del Nuevo
sufrir el aventurero español en la gran obra de sus Mundo de quien se sabia que era antropófaga, huye-
descubrimientos. ron precipitadamente á su buque (3). No estaban ya
Restablecidos con los sólidos alimentos de que du- empedernidos por la costumbre de ver este triste es-
rante tanto tiempo habian estado privados, los es-. pectáculo como lo estaban los conquistadores de
pañoles , con esa elasticidad propia de hombres Méjico.
acostumbrados á una vida vagamunda y rodeada de El tiempo, que hasta entonces habia sido favorable,
peligros, olvidaron sus desgracias pasadas en su empezó á volverse borrascoso con fuertes chubascos,
ansia por llevar adelante su empresa. Volviendo, y con incesantes truenos y relámpagos; y la lluvia,
pues, á bordo de su buque, Pizarro se despidió del corno sucede siempre en estas tormentas de los tró-
teatro de tantos padecimientos , que infamó con el picos, cala no tanto en gotas como en raudales no
nombre oportuno de Puerto del Hambre , y desplegó interrumpidos de agua. Sin embargo los españoles
de nuevo sus velas ante la favorable brisa que le im- prefirieron espnnerse á la furia del terrible elemento
pulsaba hacia el Sur. -que permanecer en la escena de tan brutales prepara-
Si se hubiera aventurado á salir de una vez á alta tives. Pero la furia de la tormenta amainó poco á
mar, en lugar de recorrer la costa poco hospitalaria poco, y el buquecillo siguió su curso por la costa
en que basta en' onces habla encontrado tan poca re- hasta encontrarse al frente de una lengua de tierra á
compensa á sus afanes, podria haberse ahorrado la que Pizarro dió el nombre de Punta Quemada, yen
repeticion de incómodas aventuras, y alcanzado por que mandó fondear. La orilla estaba cubierta cou una
un camino mas corto el lugar de su destino. Pero 'el ancha faja de una especie de nopales, cuyas largas
marino español recorría fi tientas estas desconocidas !atices se entrelazaban unas con otras, y formaban
costas, y desembarcaba siempre que podia hacerlo, una especie de enverjado sub-marino que hacia difí-
cil la aproxirnacion del buque. Viendo varias calles
(1) «Porque decian á los castellanos que por qué no som- abiertas en este bosque espeso, Pizarro calculó que
braban y cogían sin andar tomando los bastimentos agenos, el pais debla estar habitado, y desembarcó con la
pasando tantos trabajos.» Herrera, Hist. general, loc. cit.
(2) «Dióles noticia •el viejo por medio del lengua, como anaor parte de su fuerza para esplorar lo interior.
diez soles de allí habia un rey muy poderoso yendo por es;,e- Ap nas hubo penetrado algo mas de una legua,
sas montañas, y que otro mas poderoso hijo del Sol habla ve- cuando se verilieó su conjetura con el descubrimiento
nido de milagro á quitarle el reino sobre que tenian muy san- de una ciudad de indios, algo mayor que las que
grientas batallas.» (Montesinos, Anales, MS., año <.l.23.) hasta entonces habian visto colocada en la falda de
La conquista de Quito por Huayna Capad ocurrió Mal de uu monte y bien defendida por medio de empaliza-
treinta años antes de este periodo de nuestra historia. Pero los das. Los habitantes, se gun costumbre, la habian
p ormenores de esta revolmion, su época exacta ó el sitio en
abandonado; pero dejando en sus habitaciones pro-
que ocurrió, eran cosas que sin duda comprenderían muy va-
gamente las naciones salvajes de los alrededores de Panamá;
y su alusion á estas cosas en un dialecto desconocido no seria (3) «Y en las ollas de la'coniida, que estaban al fuego,
tampoco muy clara para los viajeros españoles , que mas entre la carne que sacaban habia pies y manos de hombres,
bien entenderian estos pormenores por señas'que por pa- de donde conocieron que aquellos indios eran caribes.» Herre-
labras, ra, Hist, general, der. 111, lib, VIII, cap, XI.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
visiones abundantes y algunas frioleras de oro que 59
fo, y algunos de los mas audaces se acercaron á él
los españoles no vacilaron en apropiarse. La lijera para acabarlo. Pero Pizarro volvió á ponerse en pie
barca de Pizarro Babia sufrido mucho coa los fuertes en un momento, y matando á dos con su mano vigo-
vientos á que habia estado espuesta recientemente, rosa, mantuvo á los demas á respetuosa distancia
de manera que era peligroso seguir el viaje sin comí mientras que acudian sus soldados á defenderlo.
ponerla mas completamente de lo que lo permitia Asombrados los bárbaros al ver tanto valor, empe-
esta triste costa. Por tanto determinó enviar su buque zaron á vacilar, cuando llegando oportunamente
con unos pocos hombres á Panamá para que allr lo Montenegro, y atacándolos por retaguardia , los puse
carenasen, y entre tanto estableció sus cuarteles en en completa dispersion; y abandonando el campo, se
esta posicion tan favorable á la defensa. Pero ante retiraron como pudieron á las guaridas de las monta-
todas cosas envió á Montenegro con un pequ lío des- ñas. El campo estaba cubierto con sus muertos; pero
tacamento á reconocer el país , y si fuese posible, á fa victoria costó muy cara, pues murieron dos espa-
entablar relaciones con los indigenas. ñoles más y hubo muchos heridos.
Estos perteuecian á una raza belicosa. Habian Reunióse entonces un consejo de guerra. La posi-
abandonado sus habitaciones para poner á sus muje- cion habia perdido toda su belleza para los españoles,
res é hijos en lugar seguro ; pero no hablan perdido que aquí habian encontrado por primera vez resis-
de vista los movimientos de los invasores, y cuando tencia desde que habian emprendido su espedicion.
vieron divididas sus fuerzas, resolvieron caer sobre Era necesario colocar á los heridos en algun paraje
ambas una despues de otra, y antes que se pudiesen seguro donde se les pudiese curar. Sin embargo, no
prestar socorro mútilo. Por consiguiente , en cuanto era prudente ir mas adelante, considerando el mal
Montenegro hubo penetrado en los desfiladeros de las estado del buque. Por último, se resolvió volver y
elevadas colinas que salen hácia esta parte de la costa dar parte al gobernador de todo lo ocurrido; y aunque
corno espolones de las Cordilleras, los guerreros in- no se habían realizado las magníficas esperanzas de
dios salieron repentinamente de su emboscada, y los aventureros, Pizarro creía que se habia hecho lo
dispararon una nube de flechas y otros proyectiles bastante para probar la importancia de la empresa , y
que oscurecieron el aire, estremeciendo al mismo para asegurar el apoyo de Pedrarias en su continua-
tiempo los bosques con su agudo grito de guerra. cion (2).
Los españoles, asombrados al aspecto de estos salva- Sin embargo , hacíase muy duro á Pizarro presen-
jes con los cuerpos desnudos y pintados de colores tarse al gobernador en el estado presente de la em-
brillantes, blandiendo sus armas al deslizarse entre presa. Determinó, pues, desembarcar con la mayor
los árboles y el monte bajo que cerraba el desfiladero, parte de su gente en Chicamá, lugar situado en
se quedaron sorprendidos y confusos, y por un mo- Tierra Firme, á poca distancia al Oeste de Panamá.
mento en el mas completo desórden. Tres de ellos Desde este punto , á que llegó sin mas dificultades ni
quedaron muertos y varios heridos. Pero recobrán- peligros, despachó á su buque, y en él á su tesorero
dose muy pronto, devolvieron la descarga del ene- Nicolás de Ribera , con todo el oro que se habia re-
migo con sus ballestas, porque parece que las tropas cojido, y con instrucciones para dar al gobernador
de Pizarro no tenían armas de fuego en esta espedi- un informe detallado y completo de sus descubri-
cion , y cargando luego con intrepidez , y con espada mientos y del resultado de la espedicion.
en mano , lograron ponerlos en fuga , hacia las mon- Mientras estas cosas pasaban , Almagro , el compa-
tañas. Sin embargo , solo consiguieron hacerles cam- ñero de Pizarro, se habia ocupado activamente en
biar el teatro de sus operaciones ,y que fuesen á disponer otro buque para la espedicion en el puerto
atacar á Pizarro antes que su lugarteniente pudiera de Panamá, mas solo mucho tiempo despues de la
prestarle auxilio. marcha de su compañero estuvo preparado á seguir-
Aprovechándose de su superior conocimiento de lo. Auxiliado por Luque, al fin logró equipar una pe-
los senderos de las montañas, llegaron al cuartel ge- queña carabela y embarcar un cuerpo de sesenta á
neral del comandante mucho antes que Montenegro, setenta aventureros , casi todos de la clase mas ínfima
que Babia emprendido una marcha retrógrada en la de la colonia. Dióse á la vela y siguió el rumbo de su
misma direccion. Y saliendo de los bosques , los in- compañero, con la intencion de alcanzarlo lo mas
trépidos salvajes saludaron á la guarnicion española pronto posible. Mediante una señal en que antes ha-
con una lluvia de dardos y flechas, algunas de las bian convenido y que hacían en la corteza de los ár-
cuales se abrieron paso por las junturas de la cota de boles, pudo reconocer todos los puntos en que habia
malla y de los petos entretelados. Mas Pizarro era estado Pizarro, Puerto de Piñas, Puerto del Hambre,
soldado de' demasiada esperiencia para dejarse cojer Pueblo Quemado; tocando sucesivamente en todos
desprevenido. Reuniendo á su gente, determinó no los puntos del litoral esplorados por sus compatriotas,
recibir el asalto al abrigo de sus muros, sino hacer aunque en mucho menos tiempo. En el último punto
una salida y atacar al enemigo en su propio terreno. indicado , fue recibido por los fieros naturales con las
Los bárbaros que se habian acercado mucho á las mismas demostraciones hostiles que habia sufrido
obras de defensa, se retiraron en cuanto salieron los Pizarro , aunque en este encuentro no se atrevieron
españoles como un torrente, llevando á su cabeza al los indígenas á salir de sus obras defensivas. Pero
intrépido ca pitan; pero volviendo luego á la carga exasperóse tanto el ardor de Almagro con este obs-
con ferocidad admirable , dirigieron todos sus tiros á táculo, que espada en mano tomó ppo asalto el pue-
Pizarro, en quien por su atrevimiento y aire de auto- blo, incendió la empalizada y las habitaciones, é hizo
ridad reconocian al gefe , y lanzándole millares de huir á los bosques á los miserables habitantes.
proyectiles, lograron causarle, á pesar de su arma- Su victoria le costó cara. Herido con un dardo en
dura, nada menos que siete heridas (1). la cabeza, prodújole esto una inflamacion en un ojo,_
Rechazado por la furia del ataque dirigido contra que despues de grandes padecimientos, perdió ente-
su persona, el capitan español se retiraba por el de- ramente. A pesar de esto el intrépido aventurero no
vaciló en proseguir su viaje, y despues de tocar en
clive de la colina, defendiéndose como mejor poma diferentes puntos de la costa, algunos de los cuales
con su espada y su broquel, cuando resbaló y cayó lo recompensaron con un considerable botín de oro,
al suelo. El enemigo lanzó un alarido feroz de triun- llegó á la embocadura del Rio de San Juan , que está
como al cuarto grado de latitud Norte. Sorpreudióle
(1) Naharro, Helador! samaria , MS.—Xerez, conq. del la hermosura del rio, y lo cultivado de sus márgenes,
Perú, ap. Barcia, tomo III, pág. 180.—Zárate, Conquista
Kru, lib. 1, cap. 1.—Balboa, Historia del Perú, capi- ( 2) Herrera, Hist. general, dee. III, lib. VIII, cap. XI.-
tulo XV. lerez, ubi supra.
69 r333LIOTECA OE GASPAR T ReTP:
tancia que el que Babia desempeñado hasta entonces.
a g uardaban la ocasion oportuna para brotar en una Vivió, como hemos dicho, pocos afros mas, dejando
abundante cosecha de discordia 1). tras sí la reputacion poco . envidiable del que con
Pedrarias había estado inieresado al principio en la
empresa, á lo menos en cuanto á estipular una parte pasiones desenfrenadas tiene un espíritu pusilánime.
en las ganancias, aunque, segun parece, no había Sin embargo desplegó cierta energía de carácter, ó
contribuido con un solo maravedí á los gastos. Por para hablar con mas esactitud, una impetuosidad de
fin se consiguió de él que reanudase á todos sus de- propósito que pudo haber conducido á buenos resul-
rechos á participar en las ganancias. Pero en su mo- tados si hubiera sido impulsada por buen camino.
do de hacer esto, manifestó un espíritu mercenario Por desgracia era tal su falta de prudenria que la di-
mas propio de un mercachifle que de un alto em- reccion que seguía pocas veces era útil ni para él ni
pleado de la corona. Estipuló que los asociados le para su pais.
asegurasen la suma de mil pesos de oro en pago de Arregladas todas las dificultades con el goberna-
su consentimiento, y ellos aceptaron inmediatamente dor, y obtenido su permiso para la ernpresa, los con-
su proposicion con tal de verse libres de sus preten- federados no perdieron tiempo en hacer los necesarios
siones. ¡ Por tan insignificante suma ro abandonó 0 preparativos. Su primer paso fue celebrar el contra-
parte del rico despojo de los Incas ( 2) . g - to memorable que sirvió de base á sus disposiciones
bernador no era profeta. Su avaricia era de aquellas futuras; y co pio en él aparece el nombre de Pizarro,
cuyas mezquinas proporciones contribuyen á su pro- parece probable que este hubiese pasado á Panamá en
pia destruccion. 1-labia sacrificado al caballero Bal- cuanto estuvo seguro de las resoluciones favorables
boa cuando este le estaba preparando la conquista del de Pedrarias (4). El documento, despues de invocar
Perú; y ahora hubiera querido ahogar el espíritu de la manera mas solemne los nombres de la Santísi-
emprendedor que se dirigía á los mismos fines en Pi- ma - Trinidad y de la Virgen, declara que como los
zarro y sus compañeros. contratantes tenias plenos poderes para descubrir y
Poco despues de esto, es decir, en el siguiente año, someter los paises y provincias situados al Sur del
sucedióle en el gobierno don Pedro de los Rios, natu- golfo , pertenecientes al imperio del Perú ,y como
ral de.Córdoba. La política del gobierno español con- Fernando de Luque había adelantado los fondospara
sistía en no dejar que sus representantes en las colo- la empresa en barras de oro hasta el valor de veinte
nias permaneciesen bastante tiempo para hacerse mil pesos, se comprometían mútuamente á dividir
formidables por su autoridad (3). Ademas tenía mu- por partes iguales entre sí todo el territorio conquis-
chos motivos particulares de disgusto contra Pedra- tado. Esta estipulacion se repite muchas veces, espe-
rias. El funcionario con que se le reemplazaba llevaba cialmente en lo tocante á Luque, quien segun se de-
ámplias instrucciones para el bien de la colonia, y clara, tendría derecho ála tercera parte de todas ras
especialmente de los naturales, cuya conversion al tierras, repartimientos, tesoros de toda clase, oro,
catolicismo se prescrihia.como el primero de los de- plata y piedras preciosas, y á una tercera parte igual-
beres de la autoridad, y cuya libertad personal se mente de todos los vasallos, rentas y emolumentos
aseguraba de una manera indudable como leales va- que resultasen de las concesiones que pudiera hacer
sallos de la corona. Debe hacerse al gobierno español la corona á cualquiera de sus dos compañeros milita-
la justicia de confesar , que en todas sus disposiciones res, y todo para sí y sus herederos ó representantes.
parecia guiado por una política muy humana y muy Los dos capitanes se comprometieron solemne-
condescendiente, si bien la avaricia del colono y la mente á consagrarse de una manera esclusiva á la
caprichosa crueldad del conquistador frustraban dicha empresa hasta que se llevase á buen fin; y en
constantemente sus'buenos deseos. Los pocos años caso de que faltasen á su compromiso, se obligaban á
que aun vivió Pedrariaslos invirtió en rencillas mise- reembolsar á Luque sus adelantos, para lo cual em-
rables, tanto personales como públicas; porque aun peñaban todos sus bienes; conviniendo ademas en
siguió empleado, aunque en destino de menor impor- que esta declaracion bastaba para la ejecucion de la
sentencia contra ellos, como si fuese disposicion de
(4) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág 180. un tribunal de justicia.
—Montesinos, Anales, aíro 1526.—Herrera, Ilist. general, Los comandantes Pizarro y Almagro, juraron en
dcc. III, lib. VIII, cap. XII.
(2) Tal es la relacion de Oviedo que presenció la entrevis-
nombre de Dios y por los santos Evangelios ejecutar
ta entre el gobernador y Almagro, cuando se discutieron los lo que prometían, haciendo el juramento sobre el mi-
pormenores de la coinpensacion. El diálogo, que es muy di- sal en el cual trazaron con sus propias manos el sa-
vertido 'y que refiere muy bien el antiguo cronista s'e encon- grado emblema de la cruz. Para dar mas fuerza al
trará en el Apéndice, núm. 5. En la Relacion que tantas contrato, el padre Luque administró el sacramento
veces lee citado de uno de los conquistadores del Pecó , se da de la Eucaristía á los contratantes, dividiendo la hos-
otra version de este asunto, segun la cual Pedrarias abando-
nó voluntariamente la sociedad disgustado por las pocas pro-
tia entres partes, una para cada uno, mientras que
babilidades de buen éxito. «Vueltos con la dicha gente é Pa- los espectadores , dice un historiador, se enternecían
namá, destrozados y gastados que ya no tenian haciendas pa- al ver la solemne ceremonia con que se consagraban
ra tornar con provisiones y gentes que todo lo habiaugastado, estos hombres voluntariamente á un sacrificio que
el dicho Pedrarias de Avila les dijo, que ya él no queria mas parecía poco menos que locura (5).
hacer compañia con ellos en los gastos de la armada, que si Este documento, que tiene la fecha del 10 de mar-
ellos querían volver ii su costa, que lo hiciesen; y ansi como zo de 1526 , fue firmado por Luque, sirviendo de
gente que habla perdido todo lo que tenia y tanto halda tra-
bajado, acordaron de tornar é proseguir su jornada y dar fin testigos tres ciudadanos respetables de Panamá, uno
á las vicias y haciendas que les quedaban, ó descubrir aque- de los cuales firmó por Pizarro y otro por Almagro;
lla tierra, y ciertamente ello tuvieron grande constancia y pues que ninguno de los dos, como del documento
ánimo.» Relacion del primer dcscnb., MS. resulta, sabia escribir su propio nombre (6).
(5) El agudo Mártir habla de esta política. «De mutandis
nanrgae plerisque gubernatoribus , ne Tonga minis imperio (4) En oposicion á casi todos los escritores, pero no al jui-
asuetudine inselescant, cogitatur, qui pr,ecipipue non fuerint cioso Quintana , melle conformado con Montesinos, colocando
provinciarunr domitores , de hisce ducibus namque aliaratii la celebracion del contrato al principio ele la segunda y no de
ponderatur.» (De Orbe Novo, Parisii, 1587, pág. 498.) Es la primera espedicion. Este arreglo coincide con la fecha del
lástima que este filósofo que tan ardientemente se interesaba instrumento mismo, que ademas nadie copia iza extenso, de
en las noticias sucesivas de las diferentes partes del Nuevo los antiguos autores que yo he consultado, sino Montesinos.
Mundo, hubiese muerto antes que la existencia del imperio (5) Véase este instrumento singular en Montesinos. (Ana-
de los Incas, hubiese llegado á conocimiento de los europeos. les, MS., ario 1526.) Lo he copiado en el Apéndice, mime-
Vivió lo bastante para hablar de las maravillas de Méjico, 'ro 6.
pero no de las de Cuzco. (6) Véanse algunas investigaciones sobre el-hecho, negado
LA CONQÚiSTA DEL PERÚ
l'al fue elsingularcontrato con quetres individuos fechado el 6 de agosto de 1531 (3).l licenciado Es-
oscuros se repartieron tranquilamente entre sí unim- pinosa era un funcionario de categoría, que habla si-
perio, de cuy estension , poder y recursos, de cuya do alcalde primero en Darien, y que despues habia
posicrou, de cuya existencia misma no tenian esacto representado un papel principal en la conquista y co-
y seguro conocimiento. La manera positiva con que lonizacion de Tierra Firme. Era muy considerado
hablan de. la magnitud del imperio, de su abundante por su rango y por su carácter;y -es particular que
riqueza, cosas tan esnctas como se probó despues tan poco se sepa sobre el modo en que se ejecn tó un
aun que tan poco sabían de ellas, forma un notable coniralo tan solemne en lo relativo á él. Como suce-
contraste con el escepticismo general y con la indi- dió en el caso de Colon , es probable que la inespera-
ferencia que casi todo el mundo manifestaba en Pa- dauragnitud de los resultados irnpidó que se cum-
namá (1). pliese fiel yescrupulosamer,te laestipulacionprimitiva
El tono religioso de este documento es uno -de sus y sin embargo, por el mismo motivo apenas se puede
rasgos mas singulares, especialmente si lo ponemos poner en duda que los veinte mil pesos del atrevido
en contraste con la política cruel que siguieron los especulador le diesen un magnífico retorno. Ni tam-
mismos hombres que lo firmaron en sucunqu isla del poco el digno vicario de Panamá, como mas adelante
pais. «En el nombre ele un Dios de paz, dice el ilus- lo dirá la historia, quedó sin recompensa.
tre historiador de América, ratificaron un contrato Habiendo completado estas disposiciones prelimi-
cuyo objeto era saquear y derramar sangre huma- nares, los tres socios no perdieron tiempo en hacer
na (2). » Esta observacion parece muy justa. Sin em- sus preparativos para el viaje. Compráronse dos bu-
bargo, al criticar lo que se hace, lo mismo que lo que ques mayores y mucho mejores en todo quelos que
se escribe, debemos tener muy presente el espíritu se habian empleado en la ocasion anterior. Se hicie-
de la época. La imvocacion del cielo era natural, ron provisiones en escala mayor que antes, como lo
cuando en parte era religioso el fin de la empresa. dictaba -la esperiencia, y se pregonó públicamente
La religion formaba, á lo menos en teoría, el prelesto una «espediciou al Perú» para que acudiesen los
de las conquistas de los españoles en el Nuevo Mun- que quisiesen tomar parte en ella. Pero los escépti-
do. Que se mezclaron motivos viles con estos otros cos habitantes de Panamá no se dieron mucha prisa
elevados, y en diferentes proporciones segun el ca- en acudir. De cerca ate doscientos hombres que ha-
rácter de los individuos, es cosa que nadie negará. Y bian ido . á la espedicion primera, apenas quedaban
pocos son los . que se han propuesto á sí mismos una las dos terceras partes (4). Esta terrible mortandad,
larga carrera de accion sin mezcla de algun motivo y el aspecto miserable, pobre y enfermizo de los que
vulgar y personal, fama, honores ó riqueza. Sin em- sobrevivian, hablaban con elocuencia mayor que las
bargo, que la religion nos da la clave de las cruzadas promesas pomposas y los magníficos planes que pre-
americanas, por mal que estas se ejecutasen, es evi- sentaban los aventureros. A pesar de esto habia hom-
dente en la historia de su origen ; eir la sancion que bres en Panamá colocados en situacion tan desespe-
les dió públicamente el gefe de la Iglesia; en la multi- rada, que cualquier cambio les parecia una esperanza
tud de misioneros voluntarios que siguieron los pasos para mejorar de condicion. Tambien la mayor parte
de los conquistadores para recoger la pingüe cosecha de los que fueron por primera vez, cosa rara, prefe-
de las almas; en las reiteradas instrucciones de la rían seguir la aventura y no abandonarla, porque en
corona, cuyo gran objeto era la conversion de los in- ella creían entrever la luz de un porvenir mas agra-
dígenas; en esos hechos supersticiosos de la misma dable. Con estos elementos los capitanes lograron
soldadesca empedernida, que por mas que se atribu- alistar unos ciento y sesenta hombres, que hacian en
yan al fanatismo, eran demasiado sinceros para que todo toma fuerza muy pequeña para la conquista de un
puedan admitir la acusacionde- hipocresía. Realmen- imperio. Tarebien se compraron algunos caballos, y
te fue una cruz de fuego la que se paseó por ese des- un surtido de municiones y pertrechos militares me-
graciado país, abrasándolo y consumiéndolo en su jores que los que en la espedicion anterior se llevaron
terrible carrera ; pero al cubo era la cruz, el signo aunque siempre en pequeña cantidad. Considerando
de la redencon del hombre, el único signo mediante el buen mo. tadu de sus fondos esto no -se explica sino
el cual podían salvarse las generaciones venidera, cle por la dificultad de encontrar estos objetos en Pana-
la eterna perdicion. má, ciudad recieu fundada y en la remota costa del
Es un hecho mu y notable, y que hasta ahora no ha Pacífico, y á la cual no se podía llegar sirio atrave-
sido descubierto por el historiador, que el padre sando la difícil barrera que ofmecian las montañas,
Luque no era la verdadera parle en este contrato, lo que hacia sumamente difícil el transporte de objetos
sino que representaba á otro que colocaba en sus voluminosos. Tarrrhien es probable que en aque-
manos los fondos necesarios para la empresa. Esto llas circunstancias fuera casi imposible adquirir par-
resulta de un instrumento firmado por Luque y cer- te de los pequeños recursos que poseia, porque Cam-
tificado por el mismo escribano que preparo el con- bien el gobernador estaba haciendo los preparativos
trato original. Este instrumento declara que toda la de su propia espedicion alnorte.
suma de veinte mil pesos adelantada para la espedi- Con estos escasos pertrechos, los dos capitanes,
cion lo fue por el l icenciado Gaspar de Espinosa, cada cual en su buque, volvieron fisalir de Panamá,
que se hallaba entonces en Panamá ; que Luque obró dirigidos por Bartolomé Ruiz, piloto de sagacidad y
solamente como agente suyo y autorizado per el, y resolucion , que tenia mucha esperiencia en la nave
que por consiguiente el dicho Espinosa, y solo el,
tenia derecho á la tercera parte de las ganancias y ad- (3) El instrumento que contiene esta singular revelacion
quisiciones que resultasen de la conquista de! Perú. está copiado en un manuscrito que intitula Noticia general
Este instrumento, atestiguado por tres persenas, una del Peró, Tierra Firme y Chile ,por Francisco Lopez de Cer-
de las cuales fue testigo del contrato original , está vantes, empleado de hacienda en las colonias. El MS. que an-
tes se conservaba en la biblioteca del gran colejio de Cuenca,
en Salamanca, re halla ahora en la biblioteca real de Madrid.
Quintana estracta el pasaje en sus Españoles célebres, tomo II,
por algunos, de la ignorancia de Pizarro en el arte de escri-
bir, en el lib. Vi, cap. V de esta historia. Apéndice, niun 2, nota.
(4) «Con ciento y diez hombres salió de Panamá, y fué
(1) Por un juego de palabras se dió al padre Laque el epí- donde estaba el capitan Pizarro con otros cincuenta de low
teto de loco, que le mereció su actividad en esta empresa.
prime os ciento y diez que con él salieron y de los seten-
Oviedo lo llama padre Laque ó loco, como si fueran sinóni-
mos. Historia de las Indias, Islas é Tierra Firme del mar Océa- ta que el capitan Almagro llevó cuando le fué á buscar,
que los ciento y treinta ya eran muertos. n Xerez, Conquislri
no MS., parte 111, lib. VIII, cap. I. del Pera, ap, Barcia, tomo 1ll,pág. 180,
(2) Itobertson, América, tomo Ill, pág.5,
64 eteLIO-PECA DL GASPAR Y note,.

gacion del mar del Sur. Era natural de Minguer, en c í a la aplicacion ele las velos mí la navegación. Al
Andalucía , criadero fecundo aunque pequeño de em- acercarse, descubrió que era una grande enrbarca-
presas marítimas, que tantos niarmueros proporcionó cion, ó por mejor decir una balsa , que con-isba de
á Colon pura sus primeros viajes. Sin tocar en los un gran número de vigas de una madera ligera y
puntos intermedios de la costa , que no ofrecían ali- porosa, fuertemente atarlas unas á otras, y roa un
ciente alguno á los viajeros, navegaron roas mar li gero suelo de cañas por encima á molo de cubierta.
adentro , gobernando hacia el río de San Juan , el Da i s mástiles ú a pdos gruesos, colocados en el centro
último límite que Iral,ia alcanzado A!n, ro. L.; esta- del buque, sostenían una gran vela cuadrada dealgo-
cion habla sido mejor escogida que en la ocasion an- rlmn , mientras que un grosero timon y una especie
terior, y encontrando vientos favorables negaron en da quilla hecha con una tabla encajada entre los ma-
pocos días al lugar de su destino. Entrando por la deros, facilitaban al marino el que diese dlirecrion á
embocadura del rio, vieron que sus orillas reta+ an esta clase de buque, que seguía su curso Sin In ayuda
cubiertas de habitaciones de indios , y desembarcan- del remo (2). La sencilla construccion de esta má-
do Pizarro con a l gunos soldados , logro sorprender quina flotante bastaba para las necesidades de los
un pueblo, y llevarse un boliu considerable de ador- indígenas, y tambien les ha bastado basta la época
nos de oro que se encontraron en las chozas, junta- presente; porque la balsa, con su pequeña choza
mente con algunos naturales (1). en medio , aun se usa para trasportar pasajeros y
Entusiasmados con el buen éxito , los dos geles equipajes n a'gunosrios, yen algunos puntos de esta
calcularon que al contemplar tan ricos despojos aun parte de la inste del continente Sur americano.
tal rapidez adquiridos, los aventureros de Panamá Al atracar la balsa al buque, Ruiz encontró en ella
no polrian resistir al deseo de acudirá su bandera; varios indios, tanto hombres como mujeres, algunos
y corno cada día senlian mas y mas la necesidad de engalanados con ricos adornos, y ademas muchos
tener fuerzas mayores para poder luchar con la mayor objetos de plata y oro trabajados con singu l ar des-
poblacion del pais que iban á invadir, resolv ; óse que treza,que llevaban mí diferentes puntos de la costa
Alrmrgro volviese con el tesoro y procurase refuerzos, para traficar con ellos. Pero lo que mas llamó su
mientras que el piloto Ruiz con el otro buque re- atencion fue el tejido de lana de que se componían
conocia la costa hacia el Sur, y recngia todas las algunos de sus trajes. Era un tejido muy lino, deli-
noticias que pudiera para determinar sus pasos fuiu- cadamente bordado con figuras ele pájaros y ¡loes, y
ros. Przar• o , con lo restante de sus fuerzas , dehia teñido con colores brillantes. Tamben vió en el bote
permanecer cerca del rio , puesto que los prisioneros una balanza para pesar los melales p reciosos ( ). Su
Indios le aseguraron que á corta distancia en lo inte- asombro al contemplar estas pruebas de destreza y
rior habla una region abierta y cultivada , en que él civiliza.cion, tan superior á todo lo que hasta enton-
y los suyos encontrarían todo lo necesario para vivir ces'rabia visto en el pais , creció ronsiderablemeute
con comodidad. Este plan se puso en obra inmedia- con las noticias que recogió de estos indios. Dos de
tamente. Pero nosotros seguiremos antes que á ellos venían de Tumbez: puerto peruano que estaba
los demas al intrépido piloto en su crucero hacia algunos grados mas al Sur, y le dieron á entender
el Sur. que cerca de esta parte habla grandes rebaños de los
Siguiendo la costa del gran continente, con vien- animales que producían esta lana , y que el oro y la
tos favorables todavía, el primer lugar en que Iiuiz plata eran casi tan comunes como la madera en los
echó el ancla fue en la pequeña isla del Gallo, como palacios de su monarca. Los españoles escuchaban
á dos grados Norte. Los habitantes, que no eran nu- con inesplicable infieres noticias que tan de ,.cuerdo
merosos, estaban preparados para recibirlo de una estaban con sus oras ardientes deseos. Aunque en
manera hostil, porque las noticias de los invasores parte temiendo que hubiese exageracion en el relato,
los habiau precedido en el país, y aun habían llegado Ruiz resolvió detener á algunos de estos indios , in-
á este punto aislado. Corno el objeto de Ruiz era clusos los de Tumbez, para que repitiesen la historia
esplorar y no conquistar, no quiso enredarse en hos- maravillosa á su gefe y al mismo tiempo para que
tilidades con los indígenas; y así, abandonando su aprendiendo el castellano , pudiesen mas adelante
proyecto de desembarcar, dióse á la vela y recorrió servir de intérpretes en los tratos con sus com a-
la costa hasta el punto que hoy se llama bahía de triotas. A los otros les permitió proseguir en su viaje
San Mateo. Ei pais que, á medida que avanzaba, se- sin mas interrupcion. Siguiendo despees su rumbo
gula dando indicios de un cultivo mejor y de una el prudente piloto, sin tocar en ningun otro punto
poblacion mas considerable que lo que hasta ahora de la costa, llegó á la altura ele la punta de Pasado,
habían visto, estaba cubierto en las orillas de espec- como medio grado al Sur, teniendo la gloria de ser
tadores, que no parecían tener miedo ni ser hostiles. el primer europeo que navegando con este rumbo en
Perrna.neniau en pie contemplando la nave de los el Pacífico , cruzó la línea. equinoccial. Este fue, el
blancos cuando esta cortaba suavemente las aguas limite de sus descubrimientos; al llegar á él, viró de
cristalinas ale la bahía , figurándose, dice un autor bordo , y gobernando al Norte , logró despues de una
antiguo , que era un ser misterioso bajado del cielo. ausencia de algunas semanas, fondear eu el pun-
Sin permanecer en esta costa amiga lo suficiente
para dese¡` uñar á los sencillos naturales , Ruiz , ale- (2) «Traía sus mástiles y antenas de muy fina madera y
jándose de la costa entró en alta ruar; pero no 'rabia velas de algodon del mismo talle de manera que los nuestros
navegado mucho tiempo en esta direecion, cuando navíos.» Relacion de los primeros descub. de F. Pizarro y
lo sorprendió descubrir un buque que con la dis- Diego de Alurrgro, sacada del códice núm. 120 de la Biblio-
tancia parecía una gran carabela , pero atravesada teca imperial de Viena, MS.
por una vela muy grande que la arrastraba lenta- (3) En una corta relacion de esta espedicion, escrita al
mente por !a superficie del agua. El antiguo marine- parecer en la época en que se hizo ó poco despues, se espe-
cifican menudamente todos los objetos que se encontraron en
ro se confundia al contemplar semejante fenómeno la balsa. «Espejos guarnecidos de la dicha plata, y tazas y
porque estaba seguro de que ninguna nave europea otras vasijas para beber; tratan muchas mantas de lana y de
porira haber llegado antes que él á estas latitudes, y algodon , y camisasy aljubas, y atareares, y otras muchas ro-
ninguna nacron india de las hasta entonces descu- pas, todo lo oras de ello muy labrado de labores muy ricas de
biertas, ni aun la civilizada nacion mejicana, cono- colores de grana, y carmesí, y azul, y amarillo, y de todas
otras colores de diversas maneras de labores y figuras de aves
y animales, y pescados, y árboles; y tratan unos pesos chi-
(1) Ibid. págs. 180, 181.—Naharro, relacion sumiría, quitos de pesar oro como hechura de romana ,y otras muchas
MS.--Zá p ate, Conq. del Perú, lib. I, cap. L—Herrera, cosas.» Relacion sacada de la Biblioteca imperial de Vie-
Hist. general, dec. lIi, lib, VIII, cap XIII, na, MS.
LA dONQn1S1A br.L IEk[l. ég
to en que habia dejado á Pizarra y á sus compa- la noticia de sus brillantes descúbrimientos; y poco
ñeros (1 ). despues entró Almagro en el puerto con su buque
Y ya era tiempo que lo hiciese; porque el ánimo cargado de provisiones y con un refuerzo considera-
de esa pequeña fuerza desfallecía ya ante los peligros ble de voluntarios. El via j e de este gefe había sido
á que se habia visto expuesta. Encuanto se fueron sus próspero y feliz. Cuando llegó á Panamá encontró el
buques, Pizarro emprendió su marcha al interior, gobierno en manos de don Pedro de los Ríos, y no
con la esperanza de encontrar la deliciosa campiña se atrevió á desembarcar hasta obtener del padre Lu-
que le habian prometido los naturales. Pero á cada que alguna 'noticia sobre las opiniones del nueto go-
paso parecía mas y mas espeso el bosque, y los árbo- bernador relativamente á ellos. Halló que estas eran
les se elevaban á una altura gigantesca que él no bastante favorables, porque el gobernador tenia ins-
los habia visto nunca, ui en estas feraces regi„nes trucciones particulares para llevar á cabo lo pactado
donde la naturaleza obra tan en grande (2 ). A medi- por su predecesor con los sócios. Al saber la llegada
da que avanzaba encontraba colinas y mas colinas de Alma g ro, bajó al puerto para felicitarlo ,y para
unas detras de otras, corno si fueran olas del mismo asegurarle que estaba dispuesto á favorecer en todo
mar que iban á reunirse á la barrera colosal de los la ejecucíon de sus planes. Felizmente poco antes de
Andes, cuyas nevadas cumbres se vejan elevadas esta época, habia llegado á Panamá un pequeño cuer-
sobre las nubes, y estendidas corno una cortina de po de aventureros m ilitares desde la metrópoli, ar-
bruñida plata que parecía unir al cielo con la diendoen deseos de hacer fortuna en el Nuevo-Mundo.
tierra. Estos tragaban el cebo de oro con mas ansia y mucha
Al atravesar estas colinas cubiertas de bosques, mas facilidad que los antiguos y cautos colonos; y
los cansados aventureros solían encontrarse al borde con ellos y con algunos otros ociosos que habla en
de quebradas de espantosa profundidad , donde las la ciudad, Almagro se encontró al frente de un re-
emanaciones de un suelo húmedo salian como un fuerzo de á lo menos ochenta hombres, con los cua-
vapor mortífero en medio del incienso de las olorosas les, despues de haber embarcado provisiones y per-
flores, que revestían la sima con la mas asombrosa trechos, se rió á la vela para el rio de San Juan.
variedad de matices. Los pájaros, especialmente de la • La llegada de los nuevos reclutas , ansiosos por
familia de los loros, remedaban esta fantástica varie- llevar adelante la espediciou, el cambio agradable
dad de la naturaleza con tintas tan brillantes como producido en sus circunstancias por las nuevas y
los del reino vegetal. Vejan sobre sus cabezas milla- abundantes provisiones, y las brillantes pinturas de
res de monos, que les hacían gestos y parecian los las riquezas que iban á encontar en el Sur, produje-
espíritus diabólicos de estas soledades, mientras que ron su efecto en los abatirlos ánimos de los que con
reptiles horrorosos, engendrados en la fangosa pro- Pizarro estaban. Sus recientes trabajosyprivaciones
fundidad de las aguas estancadas, se acumulaban se olvidaron muy pronto, y con la animacion é in-
alrededor de ellos. Aquí se veia el boa gigantesco, constancia características al aventurero, exigian tan
enlazando sus pliegues colosales en el tronco de un enérgicamente á su comandante que siguiese el viaje
árbol , de modo que apenas se le distinguia del tron- emprendido , como antes habian solicitado que lo
co hasta que estaba próximo á lanzarse á su presa; abandonase. Aprovechándose de estos buenos deseos,
allí los caimanes estaban tomando el sol á orillas de los capitanes se embarcaron, y guiados por el vete-
los ríos, ó deslizándose por debajo de la superficie rano piloto, se dirigieron por el mismo rumbo que
del agua, se apoderaban de su incauta víctima antes este habia seguido poco antes.
que esta lo sintiese (3). Muchos españoles perecie- Pero se habia dejado pasar la estacion favorable,
ron miserablemente por estos medios , y otros fueron que en estas latitudes dura muy pocos meses, para
asesinados por los naturales, que vigilaban escrupu- hacer un viaje al Sur. El viento soplaba constante-
losamente sus movimientos y se aprovechaban de mente hacia el Norte, y una fuerte corriente no lejos
cualquiera ocasion para atacarlos con ventaja. Ca- de la playa, seguia la misma direccion. Los vientos
torce hombres de los de Pizarro fueron cogidos de se convertían muy á menudo en tempestades, y los
una vez en una canoa que encalló en las márgenes de desgraciados viajeros estuvieron siendo juguete-de
un Iio (4). las olas durante muchos dias, en medio de las tor-
El hambre vino luego á aumentar la lista de sus mentas mas horribles de truenos y relámpagos, hasta
desgracias, y grande fue la dificultad que esperime'r- que por último encontraron un puerto seguro en la
taron para encontrar algo que comer en los bosques. isla del Gallo, visitada antes por Ruiz. Corno ahora
A veces encontraban patatas silvestres, cocos, ó en eran demasiado numerosos para temer un ataque, las
la playa el espeso fruto del mango. Pero la orilla del tripulaciones desembarcaron , y como no esperimen-
mar era mas insoportable que los bosques, por los tarou incomodidad alguna por parte de los indíge-
enjambres de mosquitos que obligaban á los desgra- nas, permanecieron en la isla dos semanas, recor-
ciados aventureros á sepultar sus cuerpos hasta la riendo sus averiados bugries, y descansando de las
cara en la arena. En esta estremidad de padecimien- penalidades de la uavegacion. Despues, emprendien-
tos solo pensaban en volverse; y todos sus planes de do de nuevo su viaje, gobernaron hácia el Sur hasta
avaricia y de ambicion , esceptuando á Pizarro y a que llegaron á la bahía de San Mateo. Al recorrer la
otros pocos espíritus indomables, desaparecían ante costa esperirnentaron el mismo asombro que antes
el deseo ele volver á Panamá. habia esperimentado Ruiz, viendo que el pais mani-
En esta crisis fue cuando volvió el piloto Ruiz con festaba por todas partes en su aspecto general y en el
de sus habitantes, pruebas de un grado mas elevado
(1) Jerez, Conq. del Perú, tomo III, pág. 181.—Rela- de civilizador). Por todas partes se velan los resul-
clon sacada de la Biblioteca imperial de Viena, MS.—Herrera tados del cultivo. Tambien el aspecto natural de la
Ilist, general, dec. III, lib. VIII, cap. XIII. costa era mas halagüeño; porque en lugar del labe-
Uno de los autores dice que estuvieron sesenta días en este ¿ásperas ralees penetran
viaje. Siento no poder señalar la fecha exacta de los aconte- rinto eterno de mangles cuyas
cimientos en estas primeras espediciones. Pero la cronología por debajo del agua como para envolver en una red al
no era cosa digna. de la atencion de estos antiguos cronistas viaj ero desprevenido , las orillas bajas del mar esta-
que parecen creer que porque ellos conservan en la memoria ban cubiertas de magestuosus árboles de ébano, de
todas las fechas recientes debe suceder lo 'Mimo á los denlas. una especie de caoba, y otras maderas duras, las
(9.) «Todo era montañas, con árboles hasta el cielo.» Her- mas susceptibles de tornar un barniz brillante y va-
rera , Hist. general. ubi supra. riado. La madera-del sándalo, y muchos árboles oloro-
(3 Herrera , Ilist. general, ubi supra. sos de nombres desconocidos, derramaban sus gratos
(4) Ihid., loe. cit.—Gomara, Hist. de las lnd., cap. CVIII.
--Naharro, Relacion sainaría , MS. perfumes por el aire, no en una atmósfera impreg-

66 BIBLIOTECA DE GASPAR Y note.
nada de corrupcion vegetal, sino .por las brisas pu- dn cuerpo mas formidable se reunió en la playa,
ras del Océano, que llevaban en sus alas perfumes y hasta el número, segun dicen los españoles, de á lo
salud al mismo tiempo. De cuando en cuando se menos diez mil guerreros, aparentemente ansiosos
velan anchos campos de tierras cultivadas, y repe- de atacar á los invasores. Pizarro que desembarcó
chos de las colinas cubiertos con el amarillo maiz y con parte de los suyos esperando poder entablar una
patata, ó en nivel mas bajo con magníficos plantíos conferencia noudo evitar enteramente las hostilida-
de cacao (1). des; y quizás lo hubieran pasado muy vial los españo-
Los pueblos eran mas y mas numerosos; y cuando les, perseguidos con ardor por un enemigo infinita-
los buques anclaron en el puerto de Tacamez, los mente superior en número, á no ser por un accidente
españoles pudieron ver una ciudad de mas de mil burlesco que , como refieren los historiadores, sufrió
casas, arregladas en calles, y con una poblacion uno de los ginetes. Este consistió en una cuida de
numerosa apiñada alrededor de ella ea los arraba- caballo, que asombró de tal manera á los bárbaros
les (2). Los hombres y mujeres ostentaban en sus que no esperaban semejante division de lo que pare-
personas muchos adornos de oro y piedras preciosas, cía un solo y único cuerpo, que llenos de consterna-
cosa que parecerá singular considerando que los In- cion se retiraron y abrieron paso á los cristianos
cas del Perú se reservaban Ml monopolio de estas para que volviesen á sus buques (5).
piedras para si y para las nobles á quienes se digna- En estas circunstancias se celebró un consejo de
ban concederlas. Pero aunque los españoles habian guerra. Era evidente que las fuerzas de los españo-
alcanzado ya los límites esteriores del imperio pe- les no bastaban para luchar con un cuerpo de indí-
ruano, no era el Perú lo que velan, sino Quito y genas tan numeroso y tan bien preparado ; y aunque
aquella parte de este pais recieu sometido al cetro de venciesen aquí, no podian abrigar la esperanza de
los Incas, donde no era posible que el opresor siste- abrirse paso por medio del torrente de guerreros
ma de los déspotas americanos hubiese borrado aun que acudiria á entorpecer su marcha, porque el
los antiguos usos del pueblo. Ademas el pais adya- pais parecía mas y mas poblado á medida que ade-
cente era especialmente abundante en oro, que lava- lantaban, y descubrian numerosas ciudades y pue-
do de la arena de los arroyos, aun constituye una de blos nuevos, cada vez que descubrian mas tierra ó
las principales producciones de Barbacoas. Aquí -que doblaban un cabo. Segun opinion de algunos,
tambien estaba el hermoso río de las Esmeraldas, los de menos corazou, couvenia abandonar la em-
llamado así por las minas de esta piedra preciosa presa de una vez, como superior á sus fuerzas. Pero
que existian en sus márgenes y con que los monar- Almagro consideró este asunto bajo un punto de
cas indios enriquecian sus tesoros (3 ). vista diferente. Volver, decía, -in haber hecho.nada,
Los españoles contemplabancondeleite estas prue- era vergonzoso, era su ruina. Casi todos ellos habian
bas indudables de riqueza, y vieron en el cultivo dejado acreedores en Panamá, que esperaban su pago
admirable del territorio una agradable seguridad de de los frutos de laespedicion. Volver era entregarse á
que por fin habian llegado al pais que tanto tiempo. discrecion en sus manos, irá la cárcel. Mejor erava-
habian estado contemplando revestido de tan brillan- gar como hombres libres, aunque fuera en el desierto,
tes, pero tamhien de tau remotos colores. Pero aquí que yacer con grillos en los calabozos de Panamá ( ).
tambien tenian que verse chasqueados por el espíritu Lo que debian hacer, segun él,era lo que hablan hecho
belicoso del pueblo, que, conociendo su propia fuer- recientemente. Pizarro podría encontrar algun lugar
za, no se sentía intimidado por el invasor. Al contra- cómodo en que permanecer con parte de la fuerza,
rio, muchas canoas cargadas de guerreros abando- mientras que él volviera á Panamá en busca de re-
naron la playa, llevando una ensena de oro, dieron fuerzos. Las noticias que ahora podian dar sobre las
vueltas al rededor de los buques desafiándolos con riquezas del pais, darian un colorido muy diferente
sus miradas, y cuando las persiguieron se refugiaron á la espedicion , y no podrían dejar de atraer á sus
fácilmente en tierra (4). banderas cuantos voluntarios necesitasen.
Pero por preciosos que fuesen estos consejos, no
(1) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia ,tomo III, pág. 181 eran enteramente agradables al otro comandante, á
—Rel. sacada de la biblioteca imperial de Viena, MS.—Nahar- quien no gustaba el papel que le tocaba siempre de
ro, Rel. sumaria, MS.—Montesinos, Anales, MS. , aüo 1526. quedarse en los bosques y pantanos de este país sal-
—Zárate, Conq. del Perú, lib. I, cap. I. —Relacion del pri-
mer descub., MS. vaje. Esto, respondió Pizarro, era muy cómodo para
(2) El secretario de Pizarro dice que una de las ciudades los que pasaban agradablemente el tiempo corriendo
conten g a tres mil casas. «En esta tierra habia muchos mante- de un punto á otro en su buque, ó cómodamente
nimientos, y la gente tenia muy buena órden de vivir, los abrigados en un pais abundante como lo era Pana-
pueblos con sus calles y plazas : pueblo habia que tenia mas má; pero era todo lo contrario para los que quedaban
de tres mil casas, y otros habia menores.» Conq. del Perú, detras en el desierto, desfallecidos y muriéndose de
ap. Barcia, torno III, pág. 181.
(3) Steveson que viajó por esta parte de la costa en los hambre (7 ). A esto contestó Almagro con algun ca-
primeros años de este siglo, habla mucho de sus tesoros mi-
nerales y vejetales. La mina de esmeraldas próxima al rio de avisarlos en manera que no les pudiese enojar, y así dieron
este nombre, tan famosa en otros tiempos, estará ahora cer- vuelta hacia á su pueblo y los navíos no los pudieron tomar
rada por una supersticion mas propia'del tiempo de los Incas. porque se metieron en los bajos junto á la tierra.» Relacion
«Jamás la visité, dice el viajero, gracias al temor superticioso sacada de la Biblioteca imperial de Viena, MS.
de los naturales, que me asegu r aron que estaba encantada, y (5) «Al tiempo del romper los unos con los otros, uno de
que la guardaba un enorme dragon, que vomitaba truenos y aquellos de caballo cayó del caballo abajo; y como los indios
relámpagos contra todos los que se atrevian á ir rio arriba.» vieron dividirse aquel animal en dos partes, teniendo por cier-
Residencia, etc. to que todo era una cosa, fue tanto el miedo que tuvieron,
(4) «Salieron á los dichos navíos catorce canoas grandes con que volvieron las espaldas dando voces á los suyos, diciendo
muchos indios, dos armados de oro y plata, y trahian en la que se habia hecho dos, haciendo admiracion de ello : lo cual
una canoa un estandarte y encima de él un bolto de un mu- no fue sin misterio; porque á no acaescer esto se presume
cho de sio de oro ('), y dieron una vuelta á los navíos por que mataran todos los cristianos.» (Relacion del primer des-
cubrimiento, MS.) Este modo de esplicar el terror pánico de
() Nota del traductor. Todas la g citas que hace Prescott de los bárbaros es tan digno de fé como la aparicion del apóstol
este manuscrito están plegados de errores, quiza por ti:•ber si •
Santiago en circunstancias análogas, de que tantas veces ha-
do copiado por estruylero. liemos tratado de corregir algunos;
pero confesamos pie el que liemos subrayado es ab,olutamnente blan los historiadores de estas guerras.
ininteligible. Lo peor es que esta palabra bollo, que es quizas (6) «No era bien volver pobres, á pedir limosna, y morir
bulto, ha hecho creer al autor que el estandurt, de los indios en las cárceles, los que tenían deudas.» Herrera, Hist. gene-
era una máscara de oro, sin duda por la analogía ral, dec. III, lib. X, cap. II.
con la pa-
labra italiana voleo.
(7) a Como íba y venia en los navíos, adonde no le faltaba
LA CONQUISTA DEL PERÚ):
lor, manifestándose dispuesto á tomar el mando de 87
los valientes que se quisieran quedar con él si Pizar- nada avaricia de sus gefes. Pero estos eran bastante
astutos para frustrar las consecuencias de este paso,
ro lo rehusaba. Poco á poco iba creciendo el tono y Almagro lo consiguió apoderápdose de todas las
amenazador de esta disputa ,y pronto hubieran pa cartas y cortando así todo medio de eomunicacion
sado de las palabras á los golpes, porque echando entre los desconten os y sus amigos. Sin embargo,
mano á sus espadas ya iban atacarse uno á .otra, no consiguió enteramente su objeto, porque un sol
cuando el tesorero Ribera, auxiliado por el piloto dado llamado Sarabia, natural de Trujillo, tuvo la in-
Ruiz, logró apaciguarlos. Pocos esfuerzos se nece- geniosa idea de encerrar su carta en un ovillo de al-
sitaban por parte de estos dos consejeros mas templa- godon , que debía llevarse á Panamá como muestra
dos para convencer á los gefes de lo absurdo de una de los productos del pais, y ser entregado á la esposa
conducta que hubiera puesto inmediatamente térmi- del gobernador (á)..
no á la espedicion de una manera poco honrosa para La carta , que iba firmada por varios de los solda-
los que la habían proyectado. Por consiguiente se dos descontentos ademas de Sarabia, pintaba con co-
celebró una reconciliacion, suficiente, á lo menos lores.sombríos las miserias de su condicion, acusaba
en lo esterior, para que los dos gefes pudiesen obrar á los dos gefes de ser autores de todo esto, y rogaba
de acuerdo. Adoptóse, pues, el plan de Almagro; y á las autoridades de Panamá que interviniesen en-
solo se pensó ya en buscar el lugar mas conveniente viando un buque que los sacase de este triste lugar,
y seguro para establecer el cuartel de Pizarro. si es .que algunos sobrevivian á los horrores de su
Ocupáronse varios dios en tocar en diferentes pun-` encierro. La epístola terminaba con una cuarteta es-
tos de la costa, volviendo por el camino que habian crita por Sarabia en que se pintaba á los dos gefes
seguido antes; pero parecia que en todos ellos se como sócios en una carnicería, ocupándose el uno
habian alarmado los naturales y estaban alerta , pre- en traer el ganado y el otro en degollarlo. lié aquí
sentando un aspecto amenazador y aun formidable esta cuarteta que llegó á tener cierta popularidad en-
considerando su número. No les era lícito ni pensar tre los colonos :
en la reglen mas al Norte, con sus pantanos mortífe-
ros y sus bosques, y donde la naturaleza hace una « Pues señor gobernador,
guerra mas terrible que el hombre. En esta indicision, Mírelo bien por entero,
se resolvieron en favor de la pequeña isla del Gallo; Que allá va el recogedor,
porque al cabo, por su distancia de la orilla y lo es- Y acá queda el carnicero (4).»
caso de sus pobladores, era el punto mas á propósitó
para ellos en su triste condicion (1 ). CAPITULO IV.
Pero apenas se supo la determinacion adoptada
por los dos capitanes, cuando empezaron ,á manifes- Indignacion del gobernador. — Severa resolucion de
tar su disgusto los aventureros que los seguian, es- Pizarro. — Continuacion del viaje.—Aspe; •to brillante
pecialmente los que habian de quedarse en la isla de Tumbez. — Descubrimientos en la costa. — Vuelta
con Pizarro. Esclaniaban que por qué habla de lle- á Panamá. —Pizarro se embarca para España.
várseles á ese oscuro lugar á morir de hambre; que (1527— 1528.)
toda la espedicion desde el principio hasta el fin ha-
bia sido un engaño; que los paises de oro de que se Poco despues de.marcharse Almagro, Pizarro des-
les habia hablado parecian huir delante de ellos á me- pachó el buque que le quedaba bajo pretexto de que
dida que avanzaban; y el poco oro que hablan tenido necesitaba que se le compusiese en Panamá. Proba-
la dicha de recoger habia sido enviado á Panamá blemente se libró así de una parte de su gente cuyas
para inducir á otros tontos á seguir su ejemplo. ¿Y- tendencias á la insurreccion le servian de obstáculo
qué habian conseguido en pago de sus padecimien- en su posicion desgraciada, y de quien estaba tanto
tos? Los únicos tesoros que les quedaban eran sus mas dispuesto á separarse, cuanto que era muy di-
arcos y sus flechas, y ahora se les iba á dejar morir fícil encontrar alimentos en el estéril punto que
en esta triste isla, sin tener siquiera un palmo de ocupaba.
tierra consagrada para depositar en ella sus hue- Grande fue el desaliento que la vuelta de Almagro
sos (2). y de los suyos produjo en Panamá; porque la carta,
En este estado de exasperacion, algunos de los sol- trasmitida subrepticiamente en el ovillo de algodon,
dados escribieron á sus parientes y amigos, dándoles cayó en las manos á que estaba destinada , y su con-
parte de su deplorable condicion , y quejándose de la tenido se esparció por todas partes coa la acostum-
fria indiferencia con que se les sacrificaba á la obsti- brada exageracion. El abatido y triste aspecto de los
aventureros., era bastante desanimador en sí , y
vitualla, no padecia la miseria de la hambre, y otras angus- pronto se llegó á creer generalmente que los pocos
tias que tenias , y ponían á todos en estrema congoja.» (Her- malhadados aventureros que aun sobrevivian de la
rera, Hist. general, lec. III, lib. X, cap. II.) Los caballeros espedicion, habian sido detenidos por Pizarro contra
de Cortés, y de Pizarro, por maravillosas que fueran sus ha- su vo'untad , para terminar sus días con 'su desen-
zañas, se quedan muy atras de aquellos caballeros andantes gañado gefe en aquel triste islote.
de quienes habla el poeta Butler en su poema de Hudibras, y Don Pedro de bis Rios, el gobernador, se enfureció
que, segun él, como no pastasen en los campos que atravesaban,
no se sabe lo que comerían , porque la historia no habla jamas
hasta tal punto coa el resultado que la espedicion ha-
(le que llevasen provisiones, lo que parecía indicar que los bia tenido, y con las muertes que habia cansado, dis-
estómagos no les servían mas que para batirse. minu vendo otro tanto la poblacion de la colonia, que
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Relacion sa- se negó resueltamente á escuchar las súplicas de Lu-
cada de la Biblioteca imperial de Viena, MS.—Naharro, Re- que y de Almagro que aun solicitaban su apoyo;
lacion sumaria, MS.—/•árate, Conq. del Perú, lib. I, capí- burlóse de sus ardientes esperanzas para el porvenir,
tulo I.—Herrera, Hist. general, dec. III, lib. X, cap. II. y por fin, resolvió enviar un oficial á la isla del Gallo,
Estuvo muy desgraciado Pizarro en esto de mantenerse
siempre en las costas del Norte, y en no navegar de una vez
mas hácia el Sur. Dampier dice que en estos paises llueve sin (5) Metierom en nn ovillo de algodon una carta firmada de
cesar, mientras que sus tristes bosques y el carácter feroz de muchos en que sumariamente daban cuenta de las hambres,
los indigenas hacian que fuesen poco conocidos aun en la épo- muertes y desnudez que padecian, y que era cosa de risa to-
ca en que él escribió. Véanse sus Viajes y Aventuras (Lón- do, pues las riquezas se habían convertido en flechas, y no
dres, 1776), tomo I, cap. XIV. había otra cosa.» Montesínos, Anales, MS., año 1527.
(4) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia tomo III, pág. 181.
(2) «Miserablemente morir adonde aun nobabia lugar sa-
—Naharrp, Relacion sumaria, MS. —Balboa ,IIist. del Perú,
grado para sepultura (le sus cuerpos.» IIerrera, Hist. gene-
cap. XV. 1ontellinos, Anales, MS., año 1527,
ral, dec. III, lib. X,cap. III.
BIBLIOTECA DE GASPAR ' ROIC.
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órdenes para traerá todos los españoles que aun
bres de esta pequeña partida. «Estos fueron los trece
Con
conservaban la existencia en su triste mansion. Des de la fama, dice un cronista antiguo con entusiasmo
-pacháronseimdt buqescont- y singular elocuencia. Estos los que cercados de los
jeto , bajo el mando de un caballero llamado Tafur, mayores trabajos que pudo el mundo ofrecer á hom-
natural de Córdoba. bres, y los que estando mas para esperar la muerte
Entre tanto Pizarro y los suyos estaban sufriendo que las riquezas que se les prometían , todo lo pos-
todas las miserias que eran de esperar del lugar es- pusieron re la honra, y siguieron á su ca pitan y cau-
téril en que se hallaban encerrados. Nada tenias que dillo para ejemplo de lealtad en lo futuro (4).»
temer de los indígenas, porque estos hallan abando- Pero este hecho no produjo admiracion alguna en
nado la isla en cuanto la ocuparon los españoles; el ánimo de Tafur, quien lo consideró como incalifi-
pero ten ian que sufrir el hambre aun en mayor grado cable desobediencia á las órdenes del gobernador, y
que durante su permanencia en los bosques del ve- poco menos que como una locura que iba fi ser causa
cino continente. Su alimento principal consistia en de la muerte de todos los que se inician culpables de
cangrejos y otros escasos mariscos que recogian en ella. El se negó A ser cómplice dejando uno de sus
las playas. Los truenos los. relámpagos no cesaban buques á los aventureros para que siguiesen su viaje,
un instante, porque era la estacion de las lluvias, y
y aun fue muy difícil conseguir de él que les dejase
siempre estaba inundada la desdichada isla. Así , me- una parte de las provisiones que para ellos había
dio desnudos, y muriéndose de hambre, pocos había traido. Esto no influyó en lo mas mínimo en su de-
en aquella pequeña hueste que no sintiesen apagado terminacion, y la pequeña partida, despidiéndose de
el espíritu emprendedor que antes los animaba, ni sus camaradas que se volvian á Panamá, no vaciló
que aspirasen á un término mas feliz de sus desgra- un instante en permanecer fiel á su propósito de se-
cias que el que consistia en volver á Panamá. La lle- guir la suerte de su comandante (5).
gada de Talur con sus dos buques, bien surtidos de Ejerce un poderoso influjo en la imaginacion el es-
provisiones, fue, pues, saludada con todo el entu- pectáculo de este puñado de . valientes consagrándose
siasmo que esperunentarra la tripulacion de un buque así á una arriesgada empresa, tan superior á sus
náufrago al recibir un inesperado socorro; y el único fuerzas, y al parecer como la mas exajerada que re-
pensamiento, despues de satisfacer las inmediatas cuerden los anales fabulosos de la caballería andante.
exigencias del hambre, era embarcarse y abandonar Una docena de hombres, sin alimentos, sin vestido,
para siempre aquella isla odiada, casi sin armas, sin conocer el pais que iban á buscar,
Pero por el mismo buque recibió Pizarro cartas de sin buque para trasportarlos, se quedaban así en una
sus dos socios, Luque y Almagro, en que le rogaban roca solitaria en medio del Océano con el. fin de lle-
que á pesar de todo no perdiese las esperanzas , sino var adelante una cruzada contra un poderoso imperio
que permaneciese firme en su primer propósito. Vol- jugando sus vidas en el éxito. ¿Qué se podrá encon-
verse en estas circunstancias era matar para siempre trar en las leyendas de la caballería que sobrepuje á
la espedicion ; y ellos se comprometían solemnemente esto? Este era el momento de la crisis para la suerte
si permanecía firme en su puesto, á enviarle dentro de Pizarro. Momentos hay en la vida del hombre que
de poco cuanto pudiese necesitar para llevar la em- segun se abandonen ó se aprovechen , así deciden del
presa adelante (4). destino futuro (6). Si hubiera vacilado Pizarro en su
Un rayo de esperanza bastaba al intrépido espíritu enérgico propósito y cedido ante las tentaciones que
de Pizarro. Parece que en ninguna época habla él le ofrecia la ocasion para salir él y los suyos de la di-
pensado ni por un momento en volver. Si abrigó esta fícil posicion en que se encontraban, su nombre es-
idea, bastaron para disiparla las palabras de estímulo taría hoy sepultado en el olvido, y la conquista del
que recibia, y se dispuso á seguir esponiéndose á Perú hubiera quedado para otros y mas felices aven-
todos los peligros del hecho en que había aventurado tureros. Pero su constancia estaba al nivel de las ne-
toda su existencia y todo su porvenir. Sabia sin em- cesidades de la ocasion ; y la conducta que en ella
bargo que las promesas y las reconvenciones valdrían observó probaba su aptitud para el puesto peligroso
poco con los suyos; y probablemente se cuidaba poco que labia admitido, é inspiró á los demas una con-
de ganarse á los mas tímidos que mirando siempre fianza en él que era la mas segura garantía de buen
hácia aíras, serian la rémora de sus futuros movi- éxito.
mientos. Pero él anunció su propósito de una manera En el buque en que volvió Tafur y los que se sepa-
enérjica y lacónica, característica de un hombre raron de la espedicion , se fué tambien con el consen-
mas acostumbrado á obrar que á hablar, y muy bien miento de sus compañeros, el piloto Ruiz, con el
calculada para hacer impresion en sus rudos com-
pañeros. Estos nombres no pueden omitirse en una historia de la con-
Sacando su puñal, trazó una línea en la arena de quista del Perú. Eran : Bartolomé Ruiz, Cristóbal de Peralta,
Este á Oeste. Luego volviéndose hacia el Sur dijo: Pedro de Cancha, Domin g o de Soria Luce, Nicolas de Ribera,
«camaradas y amigos, esta parte es la de la muerte, Francisco de Cuellar, Alonso de Molina, Pedro Alcon, Carera
de los trabaj os, de las hambres , de la desnudez, de de Jerez, Anton de Carrion, Alonso Briceño, Martin de Paz y
Juan de la Torre.
los aguaceros y desamparos; la otra la del gusto. Por (h) Montesinos, Anales, MS., ailo.1527.
aquí se va á Panamá á ser pobres; por allá al Perú á (5) Zárate, Conq. del Perú, lib. 1, cap. II.—Montesinos,
ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que Anales, MS., año 1537.—Naharro,Relacion sumaria. MS.-
mas bien le estuviere (a).» Diciendo esto, pasó él Berrera , dec. III, lib. X, cap. III.
lis. raya. Siguiéroule el valiente piloto Ruiz , y luego (6) Boiardo espresa esta observacion vulgar con admira-
Pedro de Caudia, griego, natural de la isla de Can- ble elegancia, cuando representa á Pinaldocojiendo á la For-
dia. Once mas cruzaron sucesivamente la raya mani- tuna, bajo el disfraz de la caprichosa hada Morgana, por la
melena. No disgustará al aficionado refrescar la memoria con
festando así que estaban dispuestos á seguir á todo la siguiente octava.
trance á su gel'e (3). La lima ha conservado los nom
«Chi cerca in questomodo a yer tesoro
(1) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia , tomo III, pág. 489. O diletto, é piacere, honore, estato,
—Zárate, Conq. del Perú, lib. I, cap. II.—Montesinos, Ponga la mano á questa chioma d'oro,
Anales, MS., aíro 1527.—Berrera, Bist. general, dec. III. Ch'io porto in fronte, e lo faró beato;
lib. X, cap. III.—laharro, Rel. sumaria, MS. Ma guando ha in deslío si facto lavoro,
(2) Montesinos, Anales, MS., año 1527. Non prenda indugio, che'l tenipo passato
(3) Los nombres de estos trece leales compañeros han Perdutto e tutto, e non ritorna mal,
sido conservados en la capitulacion hecha con la corona dos Ed io mi vollo, e lui lascio con quai.»
años despues, documento en que se hace jusMpia á S lealtad. Orlando Innamorato, lib.II, canto VIII,
LA cOYQUISTá> DEL PERÚ.
objeto de cooperar con Luque y Almagro en sus es- , Itios tomó el 89
fuerzos para obtener nuevos auxilios. mando, traia instrucciones para euxi-
' liará Pizarro en su empresa; y ahaedunarlo ahora
Poco despees de haberse marcharlo los buques, sería frustrar la última esperanza sic buen
éxito
Pizarro determino abaudonar el punto que ocupaba, echar sobre sus hombros la responsabilidad de'la
que tau pocos alicientes ofrecía , y en que ahora po- ( muerte de los hombres intrépidos que lo acompañ
dria verse espuesto á los ataques de los habitantes ; ban. Estas observaciones por fin produjeron aln
gua-
indígenas, que podrían animar e a volver en cuanto ` electo en el ánimo del gobernador, y consintió con
supieseu cuan pocos eran los blancos que quedair u. r epugnancia en enviar un buque á la isla de Gorgo-
Los españoles, pues, en virtud de sus órdenes cons- mi, pero sin mas hombres que los estrictamente ue-
tru •yerou una especie de bote grosero ó balsa , en i cesarios para su tripulacion, y con la órden positiva
que lograron trasportarse á la pequeña isla de Gor- á Pizarro de que estuviese de vuelta en Panamá antes
gona, veinte y cinco leguas al Norte del punto en que de seis meses, fueran cuales fuesen los resultados
residían. Estaba colorada á unas cinco leguas del futuros de su espedicion.
continente y no tenia habitantes. Su posicion era algo Conseguida la sa ,cion del Gobierno, los dos socios
mas ventajosa que la de la isla del Gallo; porque es- no perdieron tiempo en alistar un pequeño buque con
taba mas elevada sobre el nivel del mar, y se hallaba provisiones , armas y pertrechos, y eu despacharlo á.
en parle cubierta de bosque en que hai;itaba una es- la isla. Los desgraciados habitantes de esta , que ya
pede de faisan , y la liebre ó conejo del pais, de la habian ocupado durante siete meses (3), apenas
modo que los españoles con sus ballestas • lograban podíancreer lo que vejan cuando descubrieron las
reunir una caetidad bastante considerable de caza: blancas velas de sus amigos que dirigian el rumbo
Las frescas fuentes que brotaban de la peña viva les hacia ellos. Y aunque cuando el buque ancló tuvo Pi-
proporcionaban agua abundante, aunque las lluvias zarro el sentimiento de saber que no le trajo refuer-
que calan sin cesar les probaban que no habla riesgo zos, sin embargo, lo recibió con alegría, porque le
de morirse de sed. Abrigáronse de esta incomodidad proporcionaba los medios de resolver el granro-
ea algunas malas chozas que construyeron; aunque blema de la existencia de un rico imperio en el Sur,
aquí, lo mismo que ea su residen la anterior, sofrían abriendo así el camino para su fulera conquista. Dos
la incomodidad un menos insoportable de los insectos de los suyos estaban tan e: ferinos, que se resolvió
venenosos, que se multiplicebau sin cuento con las dejarlos al cuidado de algunos de los indios amigos
exhalaciones pútridas del suelo. En esta triste man- que lo habian acompañado todo el Lempo que estuvo
siou Pizarro no omitió medio alguno para reanimar en la isla, y recogerlos á la vuelta. Llevando consigo
el espíritu abatido de sus compañeros. Tunas las ma- el resto de sus audaces compaferos y los naturales
ñatas se rezaba, y por la tarde se desempeñaban de Tumbez, se embarcó despidiéndose del infierno,
otros deberes religiosos, guardándose escrupulosa- como lo llamaban los españoles, que habla sido tea-
mente las fiestas de la Iglesia; y el comandante sa es- tro de santos padecimientos , pero ta:mhien de una
forzaba en todo lo posible para alar • un carácter reli- resolucion t er heróica y ten inflexible (4).
gioso á su empresa, y pura inspirar á sus rudos Todos el os volvieron á llenarse de lisonjera espe-
compañeros confianza en la proteccion del cielo que rama al verse de nueve embarcados bajo la direc-
los sustendria en medio ' le todas sus dificultades (i) cien del buen pilo'o Ruiz, quien, siguiendo las ins-
En esta incómoda residencia , su principal ocupa- tracciones de los indios, se propuse gobernar hacia
cion consislia en examinar constantemente la monrí- Tumbez, con lo cual llegarla] de una vez al imperio
tuna estension del Océano , para descubrir el primer de oro de los Incas, al Dorado que hacia tanto tiempo
indicio del socorro que esperaban. Pero muchos tris- que estaban persiguiendo. Pasando cerca de la triste
tes meses se deslizaron y no se presentaba el apele- isla del Gallo , de que tenían tantos motivos para
cirio socorro. Por todas partes no se ven mas que la acordarse, se dirigieron mas al Oeste, hasta que de-
líquida limita, escepto por el Oriente, donde las he- cubrieron la punta de Tacumez, cerca de la cual ha-
ladas crestas de los Ancles heridas por el ardiente bian desembarcado en su viaje anterior. No tocaron
sol del Ecuadore resplandecían como una línea de en uinguu punto de la cesta, sino que siguieron cons-
fuego en toda la esten,ion del gran continente. Cala tanternente su rumbo, á pesar de los grandes obstá-
punto que asomaba en el horizonte remoto , se exa- cu'os que les oponian las corrientes y el viento , que
minaba cuida bale ],ente, y las masas de yerbas marí- con pocas variaciones sopló siempre del Sur. Feliz-
timas ó los maderos que solia arrastrar la corriente, mente el viento era ligero , y como el tiempo era fa-
se convertían en su i tea ginacion ea el deseado buque, vorable , su viaje, aunque lento , no fue incómodo.
hasta que, abatidos por sus repetidas egeivecacio- En pocos días descubrieron el cabo Pasado, límite de
nes, la esperanza se convirtió en duda y la duda en la nevegacion anterior del piloto ; y cruzando la línea
desesperacion (2). la lijera nave penetró en esos mares desconocidos
Entre tanto el buque de Tafur habla llegado al que janras hablan sido surcados hasta entonces por
puerto de Panamá. La noticia que trajo de la obsti- quillas europeas. Observaron que la costa modificaba
uaciou infex•ble de Pizarro y de sus compañeros, grradualnreute su aspecto áspero y elevado, &cli-
lleni de itdignacion al gobernador. No podia consi- nimio suavemente orina la p l aya y estendiétdose en
derar este hecho sino corno un suicidio, v se a : negó llanuras arenosas, interrumpidas en algunas partes
resueltamente á prestar meas socorros á hombres que por campos de incomparable fertilidad y hermosura.,
parecian decididos á lanzarse al precipicio con los mientras que las blancas chozas de los iedigeaias que
ojos abiertos. Pero Laque y Almagro permanecieron brillaban en la orilla del mar, y el humo que se ele-
fieles á su compromiso. Hicieron presente al gobcr- vaba cerca de las colinas remotas, indicaban la ere-
nador que si lar cene lucia de su compañero era enjuta- cilla polalacion del vais.
den'e., á lo menos su fin era servir á la corona y Ile- Por fin , veinte días despees de haber salirlo de la
van adelante la brin obra del descubrimiento. Cuando isla la atrevida nave dobló la punta de Santa Elena y
resbaló mansamente por las anuas del hermoso golfo
(1) «Cada mairana ciaban gracias á Dios; á las tardes de- de Guayaquil. En esta parte del pais abundaban las
clan la salve, y otros m'aiones por las lloras : sabia] las fies- (5) «Estuvieron con estos trabajos con igualdad de ánin.o
tas , y tenias cuenta con los viernes v dominaos.» Ilerrera, siete meses.» Montesinos, Anales, MS., alío 1527.
Hin. general, der. III, 1'.r. X, cap. lll.
(2) «Al rabo de muchos rlias aguardando, estaban tan an- (4) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barca, tomo 111, pági-
gustiados, que, los salvajes que se harían bien dentro de la na 182.—Montesiuos, Anales, MS., ario 4a27.—Naharro,
omera, Ilist. general, II elacion sumaria, MS. — Herrera, Ilist. general, dec. III,
mar, les asnería qa.e era el novio.» l
lib. X, ca IV.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
dec. 111, lib. X, cap. IV.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y I101G,
70
ciudades y los pueblos, aunque la inmensa cadena das de plátanos, yucas, maiz, batatas, piñas, COCOS,
de las cordilleras, levantándose bruscamente desde y otros ricos productos del fértil valle de Tumbez.
la costa, soto dejaba una faja angosta ele verle esnie- Tambien iba caza y pescado, con algunos llamas de
ralda, por la cual serpenteaban numerosos arroyos, que Pizarro habla ,isto antes groseros dibujos, per-
derramando fertilidad por todas partes. tenecientes á Balboa , pero que ahora vela por pri-
Los viajeros se encontraban ahora al frente de al- mera vez vivos. Examinó este curioso animal , el car-
gunas de las elevaciones mas estupendas de esta nero peruano , ó corno In llamaron los es añoles, el
magnífica cadena de montañas: el Chúnborazo, con «pequeño camello de los indios,» con mucho interes,
su cumbre ancha y redonda, que se eleva cuino el admirando mucho la mezcla de la lana y pelo que
domo de los Andes, y el Cotopi.xi, con su cono des- daba á los indígenas materiales para sus 'tejidos.
lumbrador de blanca nieve, que no sufre alteracion En aquel momento estaba por casualidad en Tum-
ninguna sino es por la accion de su propio fuego vol- bez un noble indio, ú oreja , que así, como ya lo he
cánico, porque esta montaña es el aras terrible de los dicho , llamaban los españoles á los individuos de
volcanes de América, y se encontraba en tremenda esta clase con motivo de los disformes adornes de
actividad en una época no muy remota pie aquella á oro que llevaban en las orejas. Manifestó gran curio-
que se refiere nuestra narracion. Satisfechos con las sidad por ver á los maravillosos estranjeros, y con
pruebas de civilizaeion que descubrian á cada legua este objeto fué 1. bordo. Fácil era conocer la superio-
ridad de su rango por la mejor calidad de su traje,
q ue avanzaban , los españoles por fin fondearon en como igualmente por la deferencia con que le trata-
la isla de Santa Clara, que está á la entrada de la
bahía de Tumbez (:). ban los demas, y por consiguiente lo recibió Pizarro
Este lugar no estaba habitado, pero fue recouncido con la mayor consideracion. Enseñóle las diferentes
por los indios como un punto ,í que solían acudir los partes del buque , esplicárrdole el uso de tobo lo que
belicosos habitantes de la próxima isla de la Puná le llamaba a at.enciou, y respondiendo lo mejor que
para celebrar su culto y sus sacrificios. Los españo- podia á sus numerosas preguntas por medio de los
les encontraron aquí algunos pedacitos de oro grose- intérpretes indios. Lo que especialmente quería sa-
ramente trabajados en diferentes formas, y que pro- ber el gelb peruano , era de dórele y para qué habían
bablemente .se dedicaban á las divinidades indias. venido Pizarro y los suyos á estas playas. El capitan
Llenáronse de esperanzas sus corazones en este lugar español res pondió que era vasallo de un grau prín-
cuando los naturales les aseguraron que encontrariau cipe el mas poderoso del inundo, y que habia venido
mucha abundancia del mismo metal en Tumbez. á este pais para asegurar la 1 gitirrra sapremacia de
Al dia siguiente empezaron á navegar por la bahía su soberano en él. Ademas venia para sacar á los ha-
con rumbo á este lugar. Al aproximarse vieron una bitantes de las tinieblas de la incredulidad en que
ciudad muy grande, con muchos edilicios al parecer ahora vagaban á ciegas. Ellos adoraban un espíritu
de piedra y cal, colocada en el centro de un fértil impuro que entregaría sus almas á la perdicion eter-
caer l o, que parecia haber sido arrancarlo á la esteri- na; él les cornunicaria el conocimiento del verdadero
lidad del pais que lo rodeaba por medio de un riego y único Dios Jesucristo , porque quien creia en él se
minucioso y bien entendido. Cuando aun estaba á salvaba eternamente (2).
bastante distancia de la orilla, Pizarro vió que se di- El príncipe indio escuchó todo esto con profunda
rigian hácia él varias balsas, que segun despues se atencron y aparente asombro , pero no respondió
vió iban cargadas de guerreros que se dirigian á una nada. Verdad es que ni él ni los intérpretes tenían
espediciou contra la isla de Puuá. Aproximándose á ideas muy claras sobre las doctrinas que se les reve-
la flotilla india, invitó á algunos de los gefes á que laban tan de repente. Quizás no creia que hubiese
pasasen á bordo de su buque. Los peruanos examina- otro potentado en la tierra mas poderoso que el Inca;
ron con asombro todo lo que veiau , y especialmente ninguno á lo menos que tuviese mas derecho que él á
á sus compatriotas, á quienes no esperaban encon- sus propios dominios , y tambien es muy posi;,ie que
trar en lugar semej ante. Estos les contaron como ha- no estuviese dispuesto á confesar que el gran luminar
bien caido en manos de los estranjeros, de quienes á quien adoraba era inferior aI Dios de los españoles.
dijeron que pertenecían ú una raza maravillosa de Pero sean cuales fueren las ideas que pasasen en
seres, que no habían venido para hacerles daño, sino aquel momento por el ánimo del peruano, no les dió
para conocer el pais y á sus habitantes. El gefe es- eepresion, sino que se encerró en un silencio dis-
pañol confirmó esta relacion, y persuadió á los indios creto, sin tratar de refutar ó de convencer á su an-
á que se volviesen en sus balsas á tierra y que refirie- tegnista cristiano.
sen lo que habían visto y oido á sus compatriotas, Quedóse á bordo del buque hasta la hora de comer,
rog `ndoles al mismo tiempo que le procurasen provi- y comió con los españoles , manifestando la sat.isfrc-
siones para su buque, porque deseaba entablar rela- clon que le causaban los estraños guisos, y especial-
ciones amistosas con los indígenas. mente el vino, que dijo ser muy superior á los licores
Los habitantes de Tumbez se habian acumulado fermentados de su pais. Al despedirse, rogó cortes-
en la playa , y estaban coutemplaudo con inesplicable mente á los españoles que visitasen á Tumbez, y
asombro el castillo flotante que, habiendo echado el Pizarro al separarse le regaló, entre otras cosas, una
ancla, se bat :laceaba muellemente en las aguas de su hacha que le habia causado mucha admiraciou; por-
puerto. Escucharon con suma curiosidad la relacion que el uso del hierro, corno ya hemos visto, era tan
de sus compatriotas , y al instante comunicaron la desconocido á los peruanos como á los mejicanos.
noticia al curaca ó gobernador del distrito, quien Al dio siguiente el capitan español envió á uno de
figurándose que los estranjeros debían ser seres de los suyos llamado Alonso de :Molina, á tierra , acom-
un órden superior, se preparó para concederles in- pañado por uu negro que había venido en el buque
mediatamente lo que le habian pedido. Poco despues de Pa iaruá, con un regalo para el curaca, compuesto
salian con direccion al buque muchas balsas carga- de cerdos y gallinas, que no eran animales indígenas
del Nuevo Muudo. Por la tarde volvió su emisario con
(1) Segun Garcilasso trascurrieron dos arios entre la salida nuevas provisiones de frutas y vejetales que el pueblo
de Gorgona y la llegada á Tumbez. (Com. Real, parte II, li-
bro I, cap. XI.) Este grosero error cronológico no es muy co-
(2) En el testo se abrevia algun tanto el discurso del pre-
man ni aun en las narraciones de estos sucesos, en que es dicador militar, que refiere con toda esteusion Herrera, His-
tan dificil fijar una fecha esacta, en medio del silencio, mas toria general, ]lec. III, lib. X , cap. IV. — Visase tambien
bien que de las contradicciones, de los escritores contemporá- Moutesinos , Anales, MS. , ario 1527.—Conq. i Pobl. del Pirú,
neos, como si los acontecimientos hubieran ocurrido antes del MS. —Naharro, Relacion sumaria, MS.—Relacion del pri-
diluvio.
mer descub. , MS.
L. CONQUISTA DEL PERÚ.
71
amigo enviaba á los estranjeros. Molina tenia que En seguida le dieron las mismas ruchas de corte-
contar un cuento maravilloso. Al desembarcar, lo sía y hospitalidad que habian dado á Molina; y la
rodearon los naturales, que manifestaron el mayor descripcion que dió á su vuelta de las maravillas que
asombro al ver su vestido, su color blanco, y sus habia vis tono tedia en nada á la de su predecesor La
crecidas barbas. Las mujeres sobre todo dieron prue- fortaleza, que estaba rodeada por tila triple muralla,
bas de la mayor curiosidad, y parecia que Molina tenia una fuerte guarnicion. Del templo dijo que es-
habia quedado completamente seducido por sus en- taba al pie de la letra entapizado con planchas de
cantos y por sus agradables maneras. Probablemente oro y plata. Al lado de este edificio había una especie
manifestó su satisfaccion con su conducta, puesto que de convento perteneciente á las que se destinaban á
lo incitaron á que se quedase, prometiéndole que en esposas del Inca, que manifestaron mucha curiosidad
este caso le proporcionarian para esposa una hermosa por ver al estranjero. No se dice si esta curiosidad se
mujer. satisfizo ; pero Candia dió una descripcion de los jar-
La sorpresa del pueblo fue igualmente estraordina- dines del convento en que entró, y dijo que estaban
ria al contemplar el color de su oscuro compañero. llenos de imitaciones de frutas y vejetales, todos de
No podian creer que fuese natural, y trataban de qui- plata y oro puro (6 ). Tambien habia visto muchos
tarle el tinte imaginario haciéndole que se lavase. artistas trabajando y cuyo único deber parecia con-
Como el africano sufria todo esto con buen humor, sistir en preparar estos espléndidos adornos para los
desplegando al mismo tiempo sus blancos dientes, edificios religiosos.
se divirtieron mucho (1). No eran menos superiores Quizas las noticias de Candia serian algo exajera-
á su comprension los animales; y cuando cantó ,el das (7 ). Era natural que hombres que salian de un
gallo, la gente sencilla empezó á dar palmadas, pre- desierto triste y monótono en que habian estado se-
guntando que qué era lo que decía (2). Estaban tan pultados durante los últimos siete meses, se entusias-
confundidos con cosas para ellos tan nuevas, que pa- masen con las pruebas de civilizacion que descubrían
recian incapaces de distinguir á los hombres de los en la costa peruana. Pero Tumbez era una ciudad
animales. favorita de los príncipes peruanos. Era el punto mas
Acompañaron luego á Molina á la residencia del importante en la frontera del Norte del imperio con-
curaca, que vivia con gran lujo, con porteros que tiguo á la reciente adquisicion de Quito. El gran Tu-
custodiaban sus puertas, y con una gran cantidad pac Yupanqui habia construido allí una gran fortale-
de vasijas de oro y plata en que le servían de córner. za, y habia poblado el pais con una colonia de mitimaes.
I)espues lo llevaron á diferentes puntos de la ciudad El templo y la casa que ocupaban las vírgenes del
india, y vió entre otras cosas una fortaleza construida Sol, habian sido construidos por Huayna Capac, y
con piedras sin labrar, que aunque baja, cubria una ambos habian sido generosamente dotados por él se-
gran estension de tierra (3 ). Cerca de esta habia un gun las necesidades suntuosas de los establecimien-
templo, y la descripcion que hizo el español de sus tos religiosos del Perú. La ciudad estaba bien surtida
adornos de oro y plata pareció tan estravagante, que de agua por medio de numerosos acueductos , y el
Pizarro, desconfiando de su relacion, resolvió en- fértil valle en cuyo seno yacia, y el Océano que baña-
ví.ar al dia siguiente un emisario mas discreto y mas ba sus playas, producian abundantes medíos de sub-
digno de confianza (4 ). sistencia para una poblacion numerosa. Pero la ava-
La persona que para esto se escojió fue Pedro de ricia de los españoles despues de la conquista, no
Candia, el griego de quien ya hemos hablado como tardó en despojar á este lugar de su gloria; y en me-
de uno de los primeros que se mostró dispuesto á nos de medio siglo despues de este plazo fatal, el
seguir la suerte de su gef'e. Enviósele á tierra, con lugar que ocuparon sus torres y sus templos solo se
armadura completa de malla , como correspondia á conocia por las ruinas inmensas que cubrian el
un buen caballero, con la espada al costado y el ar- suelo (8).
cabuz al hombro. Los indios se sorprendieron mas
al verlo que cuando habian contemplado á Molina, y Pero don Pedro era buen católico y puso en el lomo del ani-
quedaban como deslumbrados cuando reverberaba el mal la cruz que llevaba al cuello; y el tigre, olvidando en el
sol en su brillante armadura y en sus demas arreos acto su natur aleza feroz, se tendió á los pies del caballero, y
militares. Mucho habian oido hablarásus compatrio- empezó á juguetear alrededor de él como un gatillo. Los in-
dios, mas asombrados que antes, no dudaron de la santidad
tas que venían á bordo del buque, de ese formidable de su huésped , y lo llevaron en hombros y en triunfo al tem-
arcabuz, y suplicaron á Candia que lo « hiciese ha- plo.—Varios escritores contemporáneos refieren esta anécdota
«blar.» Para complacerlos colocó él á cierta distancia como cosa corriente y sin vacilar en lo mas mínimo. (Véase
una tabla que le sirviese de blanco ,y apuntando cui- Naliarro, Relacion sumaria, MS.— Herrera , Hist. general,
dadosamente, disparó. La llamarada de la pólvora y dec. III, lib. X, cap. V.—Cieza de Leon, Crónica, cap. LIV.
el estampido del tiro, acompañado por el ruido que —Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. I, cap. XII.) Este
último autor recibiria quizas esta version del hijo del mismo
hizo la tabla al volar hecha mil fragmentos, llenaron Candia, con quien nos dice que estuvo en la escuela.
á los indígenas de espanto. Algunos cayeron al suelo (6) «Que habia visto un jardin donde las yerbas eran de
cubriéndose la cara con las manos, y otros se acerca- oro imitando en un todo á las naturales; árboles con frutas de
ron al caballero con sentimientos de temor que des- lo mismo, y otras muchas cosas de este modo, con que afi-
aparecieron poco á poco al contemplar la espresion cionó grandemente á sus compañeros á esta conquista.» /don-
risueña de su fisonomía (5 ). tesinos, Anales, año 1527.
(7) Esta relacion no ha sido bien acogida por el antiguo
conquistador que tan fr menudo hemos citado en estas páginas,
(1) «No se cansaban de mirarle, hacíanle lavar, para ver quien dice que cuando luego visitaron á Tumbez los españo-
si se le quitaba la tinta negra, y él lo hacia de buena gana, les vieron que las noticias de Candia eran una mentira desde el
riéndose y mostrando sus dientes blancos.» Herrera, Histo-
principo al fin, esceptuando el templo, en que todo era verdad,
ria general, dec. III, lib. X, cap. V. aunque confiesa el veterano que lo que faltaba en Tumbez estaba
(2) Ibid., ubi supra. mas que indemnizado por la magnificencia de otros lugares del
(3) «Cerca del sofia estar una fortaleza muy fuerte y de imperio que no se habian visitado aun. «Lo cual fue mentira;
linda obra hecha por los Ingas reyes de cuzco y señores de porque despues que todos los españoles entramos en ella, se
todo el Perú... Ya está el edilicio de esta fortaleza muy gasta- vió por vista de ojos haber mentido en todo, salvo en lo del
do y deshecho : mas no para que deje de dar muestra de lo templo, que este era cosa de ver, aunque mucho mas de lo
mucho que fue. » Cieza de Leon , Crónica, cap. IV. que aquel encareció , lo que faltó en esta ciudad , se halló des-
(4) Conq. i Pob. del Pirú,MS.—Herre ra, Ilist. general, pues en otras que Muchas leguas mas adelante se descubrie-
loc. cit.—'tárate, Conq. del Perú, lib. 1, cap. II.
ron.» Relacion ilél pr imer descub. , MS.
(5) Dicese ademas que los indios, deseosos de probar aun (8) Cieza de Leon, que atravesó esta parte del pais en
mas la naturaleza sobrehumana del caballero español, le sol-
taron un ti g re que guardaban encerrado en la fortaleza real.
1518, habla de lós destrozos que la mano del conquistador ha-
BIBLIOTECA DE OAPAR Y a ilr.
7i
los trópicos; mientras que un admirable sistema'de les, singular prueba de delicadeza y de cunsideracion
riego, por medio de acueductos y canales, precia á los olas leves temores de sus convidados.
estenderse cómo una red por la superficie del país, y Pizarro se encontró con que se habian hecho pre-
cubría de lozana vejetacion al desierto mismo. En parativos. para recibirlo con una sencilla hospitalidad
muchos de los puntos en que desembarcaron vieron que indicaba cierto grado de buen gusto. Habían
el gran camino de los Incas que atravesaba la costa, construido grandes enrarnadas entrelazadas con flo-
y qua sí á veces se perilla en medio de la movediza res y arbustos olorosos que inundaban el aire con un
arena en que no se podía sostener ningun camino, perfume delicioso ; y se habla preparado un banquete
Cambien se converlia en una ancha y sólida calzada abuudantisimo en viandas preparadas al estilo culi-
en los terrenos mas firmes. Semejante disposiciou nario del Perú, con frutas y vegetales de apetitoso
para las comunicaciones interiores, constituía en si aspecto y agradables al paladar, aunque los españo-
sola un monumento, no pequeño, de civilizacion y les ignoraban sus nombres y su naturaleza. Termina-
de poder. da la comida se divirtió á los huéspedes con música
Siguiendo siempre su derrotero hacia el Sur, pasó y baile, ejecutados por una companíade jóvenes de
Pizarro por la altura del punto en que había de exis- ambos sexos, sencillamente vestidos, que desplega-
tir la floreciente ciudad de Trujillo, fundada por él ron en su diversion nacional favorita toda la agilidad
mismo pocos años despues, y llegó al puerto de San- y gracia de que eran capaces. Antes de marcharse
ta. Estaba este en la orilla de un ancho y hermoso rio; Pizarro manifestó á la amable peruana los motivos de
pero el pais que le rodeaba era tan sumamente árido, su visita al Perú, en los mismos términos que lo ha-
que los peruanos lo usaban mucho para sus sepul- bia hecho en otras ocasiones, y terminó desplegando
turas, porque la tierra era muy favorable á la con- el estandarte real de Castilla, que había traido á tier-
servacion de sus mómias. Tan numerosas eran aquí ra , rogándole á ella y á sus sirvientes que lo enarbo-
efectivamente las !macas indias, que mas bien podía lasen en señal de sumision á su soberano. Sometién-
considerarse este punto como la mansion de los muer- ronse á esto con mucha alegría y buen humor,
tos que como la de los vivos (i ). riéndose durante toda la ceremonia, corno alce el
Habiendo llegado ya á cerca de los nueve grados cronista ,y haciendo ver que tenian.una idea suina-
de latitud Sur, los compañeros de Pizarro le suplica- mente confusa de lo séria que era. Pizarro se conten-
ron que no prosiguiese el viaje mas allá. Bastante y tó con este testimonio esterior de homenaje á su
mas que bastante se habia hecho, decian, para pro- rey, y se volvió á bordo muy satisfecho del convite,
bar la existencia y señalar la posicion de un gran im- y meditando quizas sobre el mejor medio de devol-
perio indio que habian estado buscando durante tanto verlo mas adelante por medio de la conquista y la con-
tiempo. Pero con sus escasas fuerzas no podían apro- version del pais.
vecharse del descubrimiento. Todo , pues, lo que les El gefe español no se olvidó tampoco de tocar en
quedaba por hacer, era volverse y manifestar al go- Tumbez en su viaje de vuelta. Aquí algunos de los
bernador de Panamá el buen éxito de su espedicion. suyos, seducidos por el aire de bienestar que por to-
Pizarro cedió á tan justa demanda. Ya habia adelan- das partes reinaba y por las maneras del pueblo, ma-
tado diez grados mas qué todos los navegantes ante- nifestaron el deseo de quedarse, creyendo sin duda
riores en estas mares del Sur, y en lugar del triste que mas valia vivir donde pasarian por personas de
aspecto que hasta entonces habia presentado su suer- importancia que volver á su oscura condicion en Pa-
te, calculaba que ya le era lícito volver en triunfo á namá. Uno' de estos fue Alonso de Molina, el mismo
referir lo hecho á sus compatriotas. Sin vacilar, pues, que había desembarcado antes que nadie en este
se preparó á volver por el mismo camino, y volvió á puerto, y á quien hablan cautivado los encantos de
poner el rumbo al Norte. las bellezas indias. Pizarro accedió á sus deseos, pen-
De camino tocó en varios puntos en que antes ha- sando que no estaria de mas encontrar á su vuelta al-
bla desembarcado. En uno de estos, llamado por los gunos de sus compañeros que supiesen el idioma y
españoles Santa Cruz, habia sido convidado á ir á conociesen las costumbres de los naturales. Tambien
tierra por una peruana de alto rango, y él habla pro- le permitieron que se llevase en su buque dos ó tres
metido visitarla á su vuelta. Apenas hubo fondeado peruanos con el mismo fin de aprender el español.
el buque enfrente del pueblo donde ella vivia , cuando Lino de ellos, á quien los españoles llamaban Felípillo,
se fué á bordo con una numerosa comitiva de criados. hace un papel bastante importante en la historia de
Pizarro la recibió con el mayor respeto , y cuando los futuros acontecimientos.
volvió á desembarcar le regaló algunas frioleras de Al salir de Tumbez los aventureros gobernaron en
mucho valor á los ojos de una princesa india, y esta línea recta para Panamá , tocando de paso en la in-
le rogó que le devolviese la visita con algunos de los fausta isla de Gorgona para recojer á los dos compa-
.suyos, comprometiéndose á enviar á bordo cierto nú- ñeros que allí hablan dejado demasiado enfermos pa-
mero de individuos que como rehenes_respondiesen ra que los pudiesen acompañar. Uno habia muerto,
del buen trato que se daria á los españoles en tierra. y embarcando al otro , Pizarro y sus pocos pero va-
Pizarro le aseguró que la franca confianza que habia lientes compañeros prosiguieron su viaje; y despues
manifestado probaba que no era necesaria semejante de una ausencia de á lo menos diez y ocho meses,
garantía. Sin embargo apenas hubo isado su bote al volvieron á anclar seguros en el puerto do Pana-
día siguiente para ir á tierra, cuando algunos de los má (2).
principales del lugar vinieron á bordo para consti- Grande fue, como era de esperar, la sensacion que
tuirse prisioneros durante la ausencia de los españo- produjo su llegada. Pocos habia , aun entre los mas
era lo que le habia incitado á venir de su remoto pais. «Sin optimistas de sus amigos, que no creyesen que ha-
blan pagado hacia poco tiempo su temeridad con la
haber querido recibir el oro , plata y perlas que les ofrecieron,
á lin de que conociesen no era codicia, sino deseo de su bienvida, ya perdiéndola á influjo del clima malsano, ya
el que les habia traido de tan lejanas tierras á las suyas.» por las flechas de los indios, ya en fin, en la silencio-
Relacion sumaria , MS. sa y vasta tumba del Océano. Su alegría fue pues
(1) « Lo que mas me admiró quanda.passé por este valle, grande en proporcion de su anterior abatimiento
fue ver la muchedumbre que tienen de sepolturas, y q ue por
todas las sierras y secadales en los altos del valle , ay número
grande de apartados, hechos á su usanza, todos cubiertas de (9) Conq. i Pob. del Pirú, MS.— Montesinos, Anales,
huessos de muertos. De manera une lo que ay en este valle MS., año i528.—Naharro, Relacion sumaria, MS.—Pedro
mas que ver, es las sepolturas délos muertos, y los campos Pizarro, Descub. y Conq., MS. Herrera Hist. general, dé-
que labraron siendo vivos.» Cieza de Lean, Crúnica, capi- cada IV, lib. II, cap. VI, VII.—Relacion del primer des-
lulo LXX.
cubrimiento, MS.
tÁ CONOUI5TA DEL PERé?.
cuando vieron volder á los viajeros, no solo llenos de confiase la negociaciori al licenciado Corral; funcio-
salud, sino con indudables noticias sobre los hermo- nario público muy respetable, que estaba á punto de
sos paises que tanto tiempo habian huido de ellos. embarcarse para la madre patria adonde iba por asun-
Fué un momento de orgullosa satisfacciou para los tos de público interes. Pero á esta se opuso enérgi-
tres sócios que, á pesar de las calumnias, á pesar de camente Almagro. Nadie, segun él, podia desempe-
la mofa de que eran objeto , y á pesar de cuantos obs- ñar tan bien la mision como la persona mas interesada
táculos les habian opuesto la desconfianza de sus en ella. El tenia una alta opinion de la prudencia de
amigos ó la frialdad del gobierno, habian persevera- Pizarro, de su discernimiento, de la c+lma y de la re-
dor en su gran empresa hasta probar de una manera flexion con qué juzgaba los negocios (2). Conocia lo
indudable la verdad de lo que hasta entonces se había bastante á su compañero para estar seguro de que no
considerado como una quimérica ilusion. Desgracia lo abandonaria su presencia de ánimo, aun en las pa-
es de aquellos espíritus atrevidos que conciben una ra él nuevas circunstancias én que se encontraria eh
idea demasiado vasta para que pueda comprenderla la córte, y que por ser nuevas le serian embarazosas
su generacion , ó á lo menos para que se aventure á tambien. Nadie, decía, podia referir la historia de
llevarla á cabo., el ser considerados como hombres sus aventuras con tan buen efecto como el hombre
que suenan y ven visiones. Tal había sido la suerte que en ellas había hecho el primer papel. Nadie po-
de Luque y . de sus compañeros. La existencia de un dia pintar tan bien los padecimientos y sacrificios sin
rico imperio indio en el Sur que para ellos que habian ejemplo á que se habian sometido; nadie podía con-
estudiado durante largo tiempo esta idea y que ha- tar con tanta energía lo que se había hecho, lo que
bian recogido todos sus argumentos que le eran fa- quedaba por hacer, y esplicar el auxilio que se ne-
vorables, había llegado á ser una cosa absolutamente cesitaba para este fin. Terminó Almagro su discurso,
indudable , era objeto de burla para sus compatriotas, con su franqueza característica estimulando enérgi-
que la- consideraban como una de aquellas fantasmas camente fi su compañero á que aceptase la mision.
creadas por la imaginacion, que se convierten en ai- Pizarro sintió toda la fuerza de las razones de Al-
re en cuanto se trata de abrazarlas; al paso que se magro ,y aunque con franca repugnancia . , accedió á
consideraba como locos á los que aventuraban sus una resolucion que era menos grata á su gusto , que
caudales en tan disparatada empresa. Pero ya habia una espedicion á los desiertos. Pero Luque aceptó
llegado, lentamente y al traves de muchos trabajos este arreglo con mas dificultad. «Plegue á Dios, hijos,
y sacrificios , la hora de su triunfo.` esclamó el eclesiástico, que no os hurteis la bendi-
Sin:embargo, el gobernador Pedro de los Rios no cion el uno al otro, que yo todavía holgaria que á lo
parecia, ni aun en estas circunstancias, muy conven- menos fuérades entrambos (3).» Pizarro se compro-
cido de la magnitud del . descubrimiento, ó quizas lo metió á mirar por los intereses de sus compañeros
desanimaba su misma magnitud. Cuando los sócios, como por los suyos propios; pero es claro que Luque
mas confiados ya, solicitaron su apoyo , respondió no confiaba ciegamente en él.
fríamente, segun dice un historiador, que «no en- Algunas dificultades hubo para reunir los fondos
tendia de despoblar su gobernacion para que se fue- necesarios á fin de que el enviado pudiera presentarse
sen á poblar nuevas tierras , muriendo en tal deman- como convenía en la córte; tan bajo se hallaba el cré-
da mas gente de la que habia muerto, cebando á los dito de los sócios , y.tan poca confianza se tenia aun
hombres con la muestra de las ovejas, oro y plata en los resultados de sus descubrimientos magníficos.
que habian traido (1).» Por fin lograron reunirse mil y quinientos pesos de
Descorazonados con semejante repulsa del único oro , y Pizarro, en la primavera de 1528, se despidió
punto de donde podian esperar un eficaz auxilio, los de Panamá, acompasado por Pedro de Candia (4).
confederados, sin fondos, ycasi exhausto su crédito Llevóse consigo algunos de los indígenas y dos ó tres
con los esfuerzos anteriores, no sabian ya qué hacer. llamas, varios tegidos curiosos de lana, muchos ador-
Y sín embargo, detenerse en este punto ¿qué otra nos y vasos de plata y oro , como muestras de la ci-
cosa era sino abandonar la rica mina que ellos habian vilizacion del pais, y documentos que habian de
abierto con sus sacrificios y con su perseverancia pa- comprobar la verdad de su maravilloso relato.
ra que otros la esplotasen ú su sabor? En este estre-
mo la fértil imaginacion de Luque propuso el único
remedio aplicable á las circunstancias. Consistia este
en apelar á la corona misma. Nadie estaba mas inte- GARCILASSO DE LA VEGA,
resado que ella en el resultado de la espedicion; por-
que en realidad para el gobierno se hacían los descu- De todos los que han escrito sobre la antigua his-
brimientosy para el gobierno se habia de conquistar toria del Perú, ninguno ha alcanzado tanta celebri-
el pais. Solo el góbierno podia proporcionar los me- dad, ni ha sido tan citado por los historiadores pos-
dios necesarios, y era mas natural que considerase teriores, corno el Inca Garcilasso de la Vega. Nació
el asunto bajo un punto de vista mas úmplio y mas en el Cuzco en 1540, y era mestizo, es decir, de raza
generoso que un empleado subalterno en las colo- mezclada, siendo su padre europeo y su madre in-
nias. dia. Su padre Garcilasso de la Vega pertenecía á aque-
Pero ¿ quién tenia las prendas necesarias para ha- lla ilustre familia cuyos hechos, tanto en las letras
cerse cargo de esta delicada mision? Luque estaba como en las armas , dieron tanto lustre al pe-
encadenado por sus deberes eclesiásticos en Pana- ríodo mas magnífico de la historia de España. Fue al
má; y sus sócios , soldados ignorantes, entendian me- Perú con Pedro de Alvarado poco despues de verifi-
jor los deberes de la campana que los negocios de la cada la conquista por Pizarro. Garcílasso se adhirió á
córte. Alma gro, tosco aunque algun tanto pomposo este gefe, y despues ele su muerte siguió la varia
en su manera de hablar, de estatura pequeña, de fac- fortuna de su hermano Gonzalo, siendo siempre fiel
ciones poco agradables, mucho mas desfigurado con á este durante todo el período de su rebelion hasta
la pérdida de un ojo , no era tan á propósito para la
mision como su compañero de armas , que tema una (r) «E por pura importunacion de Almagro cúpole á Pi-
zarro, porque siempre Almagro le tuvo respeto, é deseó hon-
presencia agradable y que imponia respeto , que ha- rarle.» Oviedo, Hist, general de las Indias, MS., parte III,
blaba bien ,y aun con elocuencia, á pesar de todos lib. VIII, cap. 1.
los defectos de su educacion, cuando se i nteresaba en Herrera, Hist. general, dee. IV, ib. III, cap. I.
So
(f) «Juntáronle mil y quinientos pesos de oro , que dió de
el asunto. Sin embargo, el eclesiástico opinó que se
buena voluntad don Fernando de Luque,» Montesinos, Ana-
(! ) Herrera }lista general, dec. IV, lib. III, cap. I. les, MS,, atto 15:8,
4^
TOMO I,
' rillILTOTECA DE GASPAR v norc.

su derrota en Xaquixaguana, cuando Garcilasso si- La primera parte de los Comentarios Reales trata,
g uió el ejemplo de los domas facciosos, y se pasó al
corno ya Iremos dicho, de la historia antigua del pais,
enemigo. Pero esta prueba de lealtad , aunque le li- presentado un cuadro completo de su civlhzacion ba-
bró la vida , fue demasiado tardía para salvarle la jo el cetro de los Incas, mucho mas comple t o que el
honra y acreditarlo con el partido victorioso; y la des- de todos los demas historiadores. La madre de Garci-
confianza que inspiró por la parte que tuvo en la re- lasso no tenia mas que diez años de edad cuando as-
belion , fue fatal para su fortuna en adelante, y segun cendió á mas bien usurpó el trono ; como dice el par-
parece basta para la. de su hijo. tido del Cuzco, su primo Atalruallpa. Tuvo la dicha
La madre del historiador pertenecia á la familia de librarse de la matanza que, segun el cronista, su-
real del Pera. Era sobrina de Huayna Capac y nieta frió toda la parentela ,y siguió viviendo con su her-
del celebre Tueac Inca Yupanqui. Garcilasso , al mis- mano en la antigua ca pis al despues de la conquista.
mo tiempo que manifiesta su satisfaccion porque Sus conversaciones se referian naturalmente O los
corre por sus venas la sangre del civilizado europeo, buenos tiempos del mando del inca que adornados
siente mucho orgullo al considerar que desciende de por los gratos sentimientos que les inspiraban , no
la real dinastía del Perú ; y daba prueba de esto al perderían dada cle su brillante colorido vistos al [ra-
combinar con su apellido el título que distinguia á y es del prisma de lo pasado. El jóven Garcilasso es-
los príncipes peruanos, firináudose siempre Garci- cuchaba con ardiente infieres las historias en que se
lasso inca de la Vega. referia la magnificen c ia y las proezas de sus reales
Pasó Garcilasso sus primeros años en el pais de su antecesores, y aunque no hizo uso de ellas entonces,
nacimiento, donde fue educado en la religion cató- se grabaron profundamente en su memoria y allí se
lica, y aprendió cuanto podía aprenderse en medio atesoraron para salir en otra ocasion. Cuando des-
del constante ruido de las armas y de las discordias pues de trascurridos muchos años, se disponia en
civiles. En 1560 , habiendo cumplido veinte años, se Córdoba O escribir la historia de su pais; escribió á
mar, hó de América, y desde entonces vivió en Espa- sus antiguos compañeros y discípulos de la familia
ña. En la península tornó servicio, y fue capital) en Inca, para obtener mas noticias que las que estaban
le guerra contra los moriscos, y despues ú las órde- á su alcance en España sobre varias materias de in-
nes de don Juan de Austria. Aunque se portó honro- teres histórico. En su juventud habla ti isto las anti-
samente en su carrera, no parece habe-quedado muy guas ceremonias Rv usos de sus compatriotas , enten-
satisfecho con la recompensa que el gobierno dió á día la ciencia del quipos y conocía n.urhas de las
sus servicios. La traiciou del padre influia en la suer- primitivas tradiciones del pais. Con el auxilio que
te del hijo, y Garcilasso nos asegura que esta cir- ahora le proporcionaron sus parientes del Perú , se
cunstancia hizo inútiles todos sus esfuerzos por re- familiarizó-con la historia de la gran raza Inca y de
cobrar la vasta herencia de propiedad territorial sus instituciones nacionales hasta un punto á que na-
perteneciente á su madre, y que labia sido confiscada die hubiera podido llegar, á menos que no se hubiese
en provr cho de la corona. Tales eran las preocupa- educado en el pais, hablando el mismo idioma, y
ciones contra él, refiere el mismo, que -no pudo re- sintiendo correr en las venas la misma sangre india.
cobrar sus derechos, y abandonó el ejército tan pobre Garcilasso, en una palabra, era el representante de
y con tantas deudas, que no creyó conveniente volver la raza conquistada; y es claro que debe dar á su
á presentarse en la córte, silo que determinó reti- pintura un colorido muy diferente del que le daban
rarse á una oscura soledad en que pudiese pasar el los conquistadores.
resto de sus dias, desengañado dei inundo y de sus Esto es lo• que hasta cierto punto sucede; y esta
vanidades. circunstancia nos proporciona un medio de compara-
La escena de esta oscura soledad , no era, como cion que por sí solo bastaría á dar un gran valor á
pudiera creerlo el lector' engañado por este tono de sus obras como guía para llegar al conocimiento de
resignacion tilosófica , el riocnn de alguna selva soli- la verdad histórica Pero Garcilasso escribió en una
taria , sino la ciudad de Córdoba , alegre córte en edad avanzada, cuando ya la historia habia sido re-
otro tiempo de la ciencia musulmana y entonces re- ferida muy O menudo por autores españoles. Natural-
sidencia de una numerosa y activa poblacion. Aquí mente trató con mucha consideracion á hombres
se dedicó nuestro filósofo á sus trabajos literarios, altamente nobles tanto por su saber como por su
tanto mas dulces y consoladores á su ánimo afligido, posicion social. Su objeto al escribir, segun dice, no
cuanto que tenían por objeto referir las ya ajadas glo- era tanto añadir por su parte nada nuevo , como cor-
rias de su patria, y presentarlas en todo su primitivo regir los errores y equivocaciones en que aquellos
esplendor á sus compatriotas adoptivos, y no tengo habian incurrido por su ignorancia del idioma y de
motivo, dice en su prefacio a su relacion de la Flori- las costumbres del pueblo peruano. Pero en realidad
da, para quejarme de que la fortuna no se me ha pasa mucho - mas adelante ; y el vasto acopio de noti-
mostrado l'averable, ya que esta circunstancia me ha cias que ha reumido es un depósito de 'que trabaja-
abierto la carrera de las letras , eu que espero -alcan- dores portentosos en el misma campo han sacado
zar fama mas vasta y mas duradera que la que pudie- abundantes materiales. El e-cribe con todo su cora-
ra proporcionarme la mundana prosperidad. zon, é ilustra todos los asuntos que toca con tal va-
En 1609 publicó la primera parte de su gran obra, riedad y riqueza de pormenores, que no deja nada
los Comentarios Reales, consagrada á la historia de que desear á la curiosidad mas nimia. La diferencia
su pais bajo el reinado de los incas; y en 1616, po• que existe entre sus comentarios y las relaciones de -
cos meses antes de morir, concluyó la segunda parte los escritores europeos, es la misma que hay entre
que abraza la historia de la conquista, que se publicó leer una obra en el original y leerla en una ,pálida tra-
en Córdoba el año siguiente. El cronista que así ter- duccion. Los escritos de Garcilasso son una emana-
minó sus trabajos con su vida, murió á la edad de nacion del espíritu indio.
sesenta y seis anos. Dejó una cantidad de dinero Sin embargo sus comentarios dan lugar a una gra-
muy considerable para que se invirtiese en misas por ve duda, y una que se deduce naturalmente de su
su alma, prolt•ando así que la miseria de que se la- posicion. Dirigiéndose al alto culto europeo, deseaba
mentaba no se ha de tomar al pie de la letra. Enter- presentar las antiguas glorias de su pueblo , y aun de
rósele en la catedrad de Córdoba, eu una capilla que la raza Inca, en su punto de vista mas imponente.
lleva el nombre de Garcilasso; y se puso en su sepul- Este fue sin duda alguna el gran estímulo que tuvo
cro una inscripciou en que consta el respeto con que para escribir ya que no le habia dado elementos para
se le miraba tanto por su carácter como por
sus tra- ello su anterior educacion , por buena que fuese para
bajos literarios.
la época atrasada en que vivía, Garcilasso escribió
LA CONQUISTA DEL PEnt5. 77
pues para alcanzar un objeto particular. Se presentó ciado así sin arte, es lo que constituye una de las
como ahogado de sus desdichados compatriotas, de- grandes escelencias de este cronista antiguo y pinto-
fendiendo la causa de esa raza degradada ante el tri- resco. En escritos de esta clase es en los que podemos
bunal de la posteridad. El tono exagerado de paneí- tratar de encontrar el espíritu y la forma del siglo.
rico que de esto naturalmente resulta , se descubre Los documentos públicos corroidos por el tiempo, la
á cada página. Retrata un estado social que á un correspondencia oficial , son cosas útiles , indispen-
escritor utópico pareceria exagerado. Sus remos an- sables á la historia. Constituyen la armazon en que
tecesores se convierten en modelo de todas las per- esta ha de descansar; el esqueleto' de hechos que le
fecciones imaginables, y vuelve á nacer el siglo de dan fuerza y señalan sus dimensiones. Pero son tan
oro para una nacion que, mientras que arde la guer- inútiles como los huesos secos de ese esqueleto si no
ra del proselitismo en sus fronteras , disfruta inte- la revisten la forma y el traje de la humanidad, y si
riormente todos los beneficios de la paz y de la no respira el espíritu del siglo. Mucho debemos al
tranquilidad. Hasta el esplendor material de la mo- anticuario que con esactitud y paciencia forma las
narquía , ya. por sí bastante grande en esta tierra dé anchas y sólidas bases de la verdad histórica; y no
oro, se convierte bajo la ardiente pluma del cro- menos al filósofo analizador que presenta al hombre
nista indio, en las deslumbradoras ilusiones de un con el traje de su vida pública, al hombre con más-
cuento de hadas. cara ; pero no por esto debemos negar nuestra grati-
Sin embargo hay un fondo de verdad en sus relatos tud á hombres como Garcilasso • y como muchos
incoherentes, y haremos al historiador indio la jus- novelistas de la edad inedia , que presentan el espejo
ticia de creer que él estaba mu y persuadido de la á la humanidad, y hacen reflejaren él las interiorida-
verdad de todas las cosas maravillosas que contaba. des de la vida, lo grande y lo bajo, lo hermoso y lo
No hay credulidad comparable. á la del recien conver- contrahecho, con todos sus accidentes naturales y
tido al cristianismo. En las tinieblas del paganismo con todo su legítimo colorido. Como obra artística,
se han debilitado sus ojos, y cuando los abre á la luz quizas se creerá que un trabajo de esta especie no
de la verdad no tienen la suficiente fuerza para cal- merece siquiera los honores de la crítica; pero aun-
cular las exactas proporciones de los objetos , ni para que desafíe las reglas del arte en la composicion , no
distinguir lo verdadero de lo imaginario. Garcilasso, por esto viola los principios del gusto; porqúe se con-
es verdad, no habia sido convertido, ya que desde su forma al espíritu del siglo en que se escribió. Y. el
infancia se le educó en la religion católica; pero es- mismo crítico que lo condena apoyado en los severos
taba rodeado de convertidos y neófitos , hombres de principios del arte, encontrará un encanto en su sen-
su misma raza , quienes despues de practicar toda su cillez que le obligará á volver á bojear sus páginas
vida los ritos del paganismo, entraban por primera mientrasique deje á un lado olvidadas composiciones
vez en el seno de la Iglesia. Oyó las lecciones del mi- mas clásicas y correctas.
sionero ; aprendió de él á creer implícitamente en las Esta obra adquirió tanta popularidad, que fue tra-
maravillosas leyendas de los santos ,y las no menos .ducida al ingles por Sir Paul Ricaut, é impresa en
maravillosas relaciones' de sus propias victorias, que Lóndres en 7688. Se conoce que el traductor no en-
habia alcanzado en sus combates espirituales para tendia una palabra del original , y así es que su obra
propagar la fé. Así, acostumbrado'desde su infancia á está plagada de los mas ridículos errores. Pero aun
estas exigenéias de la credulidad .; su razón perdió la así , tan interesante es el original , que esta malísima
facultad celeste de distinguir la verdad del error, y version gozó de mucho favor con el público ingles.
llegó á familiarizarse tanto con los milagros , que los
milagros dejaron de ser para él milagrosos.
Pero á pesar de lo mucho que por estas razones de-
bemos eliminar de sus crónicas „siempre hay en lo LIBRO III.
que dice un germen de verdad que no es difícil des-.
cubrir, y aun. despojarle de. los fantásticos adornos CONQUISTA DEL PERU.
que lo cubren; y despues de conceder mucho á las
exajeraciones de la vanidad nacional , encentraretrios CAPITULO PRIMERO.
gran abundancia de datos legítimos relativamente á
as antigüedades del pais, que en vano ,. buscaríamos Recibimiento de Pizarro en la córte.—Su capitulacion
en los escritos del europeo. con la corona.—Visita el lugar de su nacimiento.—:Su
La obra de Garcilasso refleja laimágen del siglo en regreso al Nuevo Mundo.—Disensiones con Alma-
ue vivió. Dirígese á la imaginacion mas bien que ála gro.—Su tercera espedicion.—Aventuras en la cos-
qrazon fria. Nos deslumbra con el espectáculo brillan-' ta.—Batallas en la isla de Puna. •
te que siempre presenta, y nos deleita con la abun- (1528-1531.)
dancia de pormenores divertidos y chistes animados'
que salpican sus páginas. La historia de la accion P^ zÁRRO y su oficial, despues de atravesar el Istmo,
alterna perpetuamente con discusiones sobre asuntos se embarcaron en nombre de Dios para la metrópoli,
que ilustran su curso, de. manera que se interrumpe y despues de un viaje muy bueno, llegaron á Sevilla
la monotonía de la -narracion,y el lector se siente á principios del verano de 1528. Sucedió que se ha-
aliviado de un modo agradable. Esto sucede en la pri- llaba entonces en aquel punto un hombre muy cono-
mera parte de su .̀ gran obra. En la segunda ya no ha- cido en la historia de las aventuras de los españoles
bia lugar para - tales discusiones.; pero ha suplido con el nombre del bachiller Enciso. ..ahia tenido
su falta con recuerdos, anécdotas personales, aven- parte muy activa en la colonizacion de Tierra Firme,
turas, incidentes y una multitud de pormenores y era acreedor de algunos de los primeros colonos de
triviales , á lo menos á los ojos de los pedantes , que Darien , cucuyo número se contaba Pizarro. Inme-
los historiadores se han inclinado demasiado á menu- diatamente que este desembarcó, prendiósele á soli-
do á apartar de sí cono indignos de la magestad de la citud de Enciso por el pago de la deuda. Pizarro, que
Babia huido de su pais como un pobre aventurero,
histori a. Vemos á los actores de este gran drama con sin familia ni hogar , despues de una ausencia de mas
su traje de todos los dios, nos enteramó.s de sus há- de veinte años pasados casi todos en medio de pade-
bil os personales , escuchamos sus dichos familiares, cimientos y trabajos sin ejemplo, se vió alojado en
y en una palabra , recogemos esas bagateles que una cárcel á su vuelta. Este era el principio de aquella
reunidas constituyen la vida y el carácter de las per- carrera brillante que, segun lo pensaba él, le abria
sonas. los brazos en su pais. Este hecho causó una indigna-
Esta confusion de lo grande y de lo pequeño, mez-
TOMO 1.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIO.
78
cion general; y apenas supo la córte su llegada á la Hallábase al mismo tiempo en la córte otro hombre
Península, y el gran objeto de su mision, cuando se que 'labia venido del Nuevo Mundo á un negocio
despachó la árdea para que se le pusiera en libertad, idéntico , pero cuyas espléndidas hazañas le habian
con permiso de proseguir inmediatamente su viaje. dado ya un nombre que oscurecia la naciente reputa-
Pizarro encontró al emperado r en Toledo, de que cion de Pizarro. Este hombre era Hernan Cortés, el
debía salir muy pronto á fin de embarcarse para Italia. conquistador de Méjico. Habia venido á Europa á po-
España no era la residencia favorita de Carlos V en la ner un imperio á los píes de su soberano , y á pedirle
primera época de su reinado. Ahora se encontraba en justicia para sus agravios y recompensa para sus
aquel periodo de él en que estaba disfrutando de toda servicios. Hallábase al fin de su carrera, así cono se
la gloria de sus triunfos contra su intrépido rival encontraba Pizarro al principio de la su y a ; el con-
frances, á quien habia vencido y tomado prisionero quistador del Norte y el del Sur eran los dos hombres
en Pavía; y el vencedor se preparaba en estos mo- escogidos por la Providencia para derribar las mas
mentos á pasar á Italia para recibir la corona impe- poderosas dinastías americanas, y para abrir las do-
rial de manos del soberano pontífice. Embriagado con radas puertas que hablan de dejar pasar el torrente
sus triunfos y con su elevacion al trono aleman, Car- de los tesoros de América á las arcas de España.
los hacia poco caso de su reino hereditario, ya que su A pesar de la recomendacion del emperador, los
ambicion le abria carrera tan brillante en el ancho asuntos de Pizarro no salian de ese paso lento que es
campo de la política europea. Hasta ahora 'labia reci- propio de toda clase de negocios en la córte de Casti-
bido utilidades demasiado cortas de sus posesiones lla. Vió que sus escasos recursos poco á poco se iban
trasatlánticas para concederles toda la atencion que agotando con los gastos que le imponia su posicion;
merecían. Pero al hacerle presente la conquista de é hizo presente que como no se adoptase pronto-una
Méjico y las brillantes esperanzas relativas al conti- determrnacion relativa á su demanda , por favorable
nente del Sur, conoció su importancia como elemen- que aquella pudiese ser luego , seria demasiado tarde
tos que podrían proporcionarle los medios necesarios para él y ya no le seria lícito aprovecharse de sus
para llevar adelante sus ambiciosas y costosísimas ventajas. La reina, por consiguiente, que se babia
empresas. encargado del asunto cuando marchó su marido, lo
Pizarro, pues, que había venido ahora á conven- despachó de una vez , y el 26 de julio de 15''9 se cele-
cer el real ánimo con pruebas palpables de la verdad bró la memorable capitulacioia que indicaba y conte-
de los rumores sobre un pais de oro que de cuando nia los poderes y privilegios de Pizarro.
en cuando habian llegado ü. Castilla , fue recibido con El celebre instrumento aseguraba á este gefe el
suma condescendencia y bondad por el emperador. derecho de descubrimienio y conquista de la provin-
Carlos examinó muy minuciosamente los diferentes cia del Perú ,.ó Nueva. Castilla (como se llamó al pais,
objetos que su súbdito le presentaba. Lo que le inte- así como á Méjico se habla dado el nombre de Nueva
resó especialmente fue el llama, tan notable como la España) hasta la distancia de doscientas leguas al Sur
única acémila que hasta entonces se babia descubierto de Santiago. Se le debian conferir el título y dignidad
en el nuevo Continente ; y los delicados tejidos fabri- de gobernador y capital] general de la provincia, jun-
cados con su lana, le daban mucho mas valor á los tamente con los de•adelantado y alguacil mayor para
ojos del monarca sagaz, que el mérito que pudiera te- toda su vida , con un sueldo de setecientos veinte y
ner el animal aplicado al trabajo. Pero las muestras cinco maravedís, y obligacion de mantener á ciertos
de objetos de oro y de plata, y la historia maravillosa oficiales y servidores correspondientes á la dignidad
que referia Pizarro de la abundancia de metales pre- de su rango. Concediósele el derecho de construir
ciosos debieron satisfacer hasta las últimas exijencias ciertas fortalezas, con absoluto gobierno de ellas ; se-
del apetito real. ñalar encomiendas de indios, con las restricciones
Pizarro, lejos de sentirse cortado por su nueva que indicaba la ley; y en fin, el ejercicio de casi
posicion, conservó su acostumbrada calma y sangre todas las prerogativas anejas á la autoridad de un
fria , y manifestó en sus tratos aquel decoro y aun virey.
dignidad que son naturales al castellano. Hablaba en A su compañero Almagro se le nombró comandan-
estilo sencillo y respetuoso, pero con la sinceridad te de la fortaleza de Tumbez, con una renta anual de
enérgica y elocuencia natural del que ha sido actor trescientos mil maravedfs, y ademas con el rango y
en las escenas que describe, y que sabe que de la im- privilegios de hidalgo. El reverendo padre Luque re-
presion que haga en su auditorio depende su suerte cibió la recompensa de sus servicios en el obispado
futura. Todos escuchaban con interes sumo la histo- de Tumbez , y Cambien se le declaró protector de los
ria de sus estraordinarias a%enturas por mar y tierra, indios del Perú. Señalósele el sueldo anual de rail
sus incursiones en los bosques , ó en los tristes y ducados, que, corno todos los denlas sueldos y re-
pestíferos pantanos de la costa , sin alimento , casi sin compensas contenidas en la capitulacion, habian de
vestido, con los pies destrozados y sangrientos á cada salir de las rentas del pais conquistado.
paso que daban, disminuido el número de sus pocos Ni se olvidó tampoco á los partícipes subalternos
compañeros por las enfermedades y la muerte, y sin de la espedicion. Ruiz recibió el título de gran piloto
embargo, siguiendo sus planes con valor invencible del Océano del Sur, con un amplio sueldo; á Candia
para estender el imperio de Castilla, y el nombre y el se le dió el mando de la artillería; y á los once com-
poder de su soberano. Pero cuando pintó su situacion pañeros mas de la isla desierta , se les creó hidalgos
solitaria en la triste isla, abandonado por el gobierno y caballeros, confiriéndoles cierto rango municipal,
y por todo el mundo menos por un puñado de coni- todo por supuesto en esperanzas.
paneros consagrados enteramente á él, arrancó lá- Tambien se adoptaron algunas disposiciones libe-
grimas, empresa no muy fácil, á su régío auditorio. rales para estimular la emigracion á aquel pais. Exi-
Al marcharse de Toledo, Carlos confió los asuntos de mióse é los nuevos pobladores de algunas de las
su vasallo á la consideracion del consejo de Indias, contribuciones mas pesadas, aunque usuales, como
recomendándolos de la manera mas favorable (1). la alcabala, ó modificáronseconsiderablemente en su
favor. Los derechos que correspondían á la corona en
(1) Pedro Pizarro, Descub. yConq. , MS. —Naharro, Re-
los metales preciosos que seestraian de las minas, se
lacion sumaria, MS.—Conq. i Pob. del Piré, MS. redugeron al principio á la décima parte , en lugar de
«Hablaba tan bien en la materia, que se llevó los aplausos la quinta que se les imponia cuando se ganaban por
y atencion. en Toledo donde el emperado r estaba; dióle au- cambios ó saqueo.
diencia con mucho gusto, tratólo amoroso y oyóle tierno, es- los trece compañeros en la isla en medio de los trabajos.»
pecialmente cuando le hizo relac_ion de su consistencia y de Montesinos, Anales, MS., alto 1528.
LA CONQUISTA DEL PEittJ: X10
Mandóse esprésamente a Pizarro que observase los hacia mucho tiempo én mas de una de las colonias
reglamentos vigentes para el buen gobierno y pro- americanas, en que habia suscitado rivalidades y aun
teccion de los indígenas; y se le exigió que llevase muertes (3). Pizarro, pues, viendo que no se hacia
consigo cierto número de eclesiásticos; con quienes caso de sus razones, no tuvo mas alternativa que rea-
habia' de aconsejarse durante la conquista del pais, y sumir los empleos en su persona, ó dejar que se
cuyos esfuerzos debían consagrarse al servicio y con- malograse la espedicion. Esta esplicacion del nego-
version de.los indios, mientras que por otra parte se cio no ha sido sanciónada por otros historiadores
prohibia severísimamente á los abogados y escriba- contemporáneos. Los temores manifestados por Lu-
nos que pusiesen el pie en las nuevas colonias , con- que cuando Pizarro se encargó de la mision, funda-
siderándose que su ominosa presencia no era buen dos sin duda en el conocimiento de su carácter, nos
agüero para la armonía y tranquilidad de sus habi- inclinan á no dar entero crédito á la vindicacion de
tantes. su conducta ,y nuestra desconfianza crecerá á medi-
Pizarro á su vez se obligaba á levantar, dentro de da que sepamos los hechos de su carrera posterior.
seis meses después de la fecha del documento, una La virtud de Pizarro no era de las que no ceden á la
fuerza bien equipada para el servicio de doscientos y tentacion , aunque esta fuese mucho mas pequeña
cincuenta hombres , ciento de los cuales podia sacar que la que ahora encontraba en su camino.
de las colonias ; y el gobierno se comprometía á pro- El dicho aventurero recibió tambien la merced del
porcionarle algunos leves recursos para la compra de hábito de Santiago (4) ; y se le autorizó á hacer una
artillería y pertrechos militares. Finalmente, debía innovacion importante en su escudo de armas, por-
prepararse en seis meses después de su vuelta á Pana- que por parte de su padre tenia derecho á ellas. El
má á salir de aquel puerto y á embarcarse en su es- águila negra y las dos columnas, blasonadas en las
pedicion (1). armas reales, se incorporaron á lbs de los Pizarros;
Tales son algunos de los puntos principales de esta una ciudad india, con un buque á lo lejos y el llama
capitulacion, por medio de la cual el gobierno espa- del Perú, revelaban el teatro y el carácter de sus ha-
ñol , con ¡apolítica sagaz que observaba en semejantes zañas ; mientras que anunciaba la leyenda que bajo
ocasiones, estimulaba las esperanzas ambiciosas del los auspicios de Carlos, y por medio del trabajo, in-
aventurero con títulos pomposos, y amplias prome- genio y recursos de Pizarro , se habia descubierto el
sas de recompensas que dependían del buen éxito; pais y reducido á la tranquilidad; lo que indicaba
pero se abstenía cuidadosamente de aventurar lo mas modestamente sus hechos pasados y lo que aun ocul-
. mínimo en el resultado de la empresa. Tenia cuidado taba en su seno el porvenir (5)
de recoger los frutos de su trabajo , pero no pagar su Arreglados todos estos puntos de una manera satis-
coste. factoria para Pizarro, salió de Toledo para Trujillo,
Una circunstancia que no puede dejar de notarse en el lugar de su nacimiento, en Estremadura; donde
estos tratos es que mientras que los empleos elevados creyó roas probable encontrar reclutas para su nueva
y lucrativos se acumulaban en Pizarro, casi se es- empresa, y donde sin duda satisfacia su vanidad pre-
cluia á Almagro su compañero que, si no se habla sentarse en el estado próspero, ó á lo menos lleno de
visto espuesto á tantos trabajos y riesgos personales, esperanzas, de su situacion presente. Si alguna vez es
á lo menos habia llevado á medias con él el peso de la perdonable la vanidad, es sin duda alguna cuando la
empresa, y con sus esfuerzos en otra direccion habia vemos en un hombre que, nacido en la oscuridad,
contribuido esencialmente á su buen éxito. Almagro sin familia, sin apoyo y sin amigos que le favorezcan,
habia cedido voluntariamente el puesto de honor á solo por medio de sus propios recursos venció todos
su socio ; pero hablase estipulado cuando Pizarro sa- los obstáculos que la naturaleza y las circunstancias
lió para España, que al paso que solicitase el empleo habian colocado en su carrera. Tal era la posicion de
de gobernador y capitan general para sí, obtuviese el Pizarro cuando volvió á visitar el lugar de su naci-
de adelantado para su compañero. Igualmente se ha- miento, donde hasta entonces no se le habia conside-
bia comprometido á pedir el obispado de Tumbez rado mas que como un pobre huérfano desterrado, sin
para el cura de Panamá, y el empleo de alguacil ma- hogar que lo abrigase, sin padre que lo reconociese,
yor para el piloto Ruiz. En cuanto al obispado cum- sin amigos que le diesen proteccion. Pero ahora en-
plió su palabra, porque no era posible que el soldado contró amigos y personas dispuestas á seguirlo , y
absorbiese tambien la mitra del prelado; pero en muchos que aspiraban á probar su parentesco con él,
cuanto á los demas empleos , en lugar de repartirlos y á asociarse á su destino futuro. Entre estos habia
segun se habia convenido , los concentró todos en su cuatro hermanos. Tres de ellos, lo mismo que él, eran
persona. Sin embargo, hablando de los deseos de sus ilegítimos, y uno de estos, llamado Francisco Martin
amigos fue, cuando antes de salir de Panamá, habia de Alcántara, era hermano suyo por parte de madre;
prometido solemnemente mirar por todos, como lo los otros dos, Gonzalo y Juan Pizarro, descendian
prescribían la justicia y la lealtad (2). del padre. Todos eran pobres, y tan orgullosos como
El cronista militar Pedro Pizarro, sostiene que pobres, dice Oviedo, que los habia visto; « é tan sin
efectivamente su pariente solicitó con toda eficacia el hacienda como deseosos de alcanzarla (6).»
empleo en favor de Almagro; pero que se lo negó el (3) «Y don Francisco Pizarro pidió, conforme á lo que lle-
gobierno por la rezan de que empleos de tan gran im- vaba capitulado y ordenado con sus compañeros ya dichos , y
portancia no podian confiarse á distintos individuos. en el consejo se le respondió que no habia lugar de dar gober-
Los malos efectos de la separacion se habian sentido nacion á dos compañeros, á causa de que en Santa Marta se ha-
bia dado así á dos compañeros y el uno había muerto alotro...
Pues pedido, como digo, muchas veces por don Francisco Pi-
(1) Este notable documento , que antes estaba en los ar- zarro se les hiciese merced á ambos compañeros , se le respon-
chivos de Simancas y ahora cu el archivo general de las In- dió la pidiese para sí, sino que se daria á otro, y visto que no
dias en Sevilla, fue copiado para la rica coleccion de don Mar- habia lugar lo que pedía y quería , pidió se le hiciese la mer-
tin Fernandez de Navarrete, á cuya bondad debo la copia que ced á él, y ansi se le hizo.» Descub: y Conq., MS.
poseo.—Lo traslado por entero en el Apéndice núm. 7. (4) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág 182.
(`?) «Al [in se capituló que Francisco Pizarro negociase la —Oviedo , Hist. de las Indias, MS., parte III, lib. XVIII,
gobernacion para sí, para Diego de Almagro el adelantamien- cap. I. —Caro de Torres , Hist. de las órdenes militares
to, y para Reinando de Luque el obispado, y para Bartolomé (ed. Madrid, 1629) , pág. 113.
Ruiz el alguacilazgo mayor; y mercedes para los que queda- (5) «Caroli Ciesaris auspicio, et labore, ingenio, ac im-
ban vivos de los trece compañeros, afirmando siempre Fran- pensa Duris Pisarro inventa , el pacta.» Herrera, Hist. gene.,
cisco Pizarra que todo lo quería para ellos, y prometiendo que ral, clec. IV, lib. VI, cap. V.
negociaría lealmente y sin ninguna cautela.» Herrera, Histo- (6) Oviedo, Hist, de las Indias, MS., parte III, lib. VIII,
ria general, dcc. IV , lib. III, capítulo 1. cap. .
90 BIBLIOTECA DE GASPAR Y AOtG.

El otro hermano, que era el mayor, llamábase Her- por su parte, con el pretesto que lbs demas se habian
nando, y era legítimo, dice el mismo escritor cáus- ido con Pizarro en su buque. Lo cierto es que no
tico, tanto en la soberbia como en la cuna. Sus fac- se pusieron mas obstáculos á Reinando, y que se le
ciones eran feas y aun desagradables; pero era de permitió seguir su viaje, en que, como estaba con-
buena estatura, y, como su hermano Francisco, te- venido, se reunió con su hermano en la Gomera.
nia una presencia imponente (1). En su carácter com- Después de Un viaje feliz, los aventureros llegaron
binaba todos los peores defectos del castellano. Era á .la costa del :Norte del gran continente del Sur, y
escesivamente celoso, rencoroso; no solo cuando se fondearon en el puerto de Santa Marta. Aquí recibie-
trataba de una afrenta, sino del mas leve desaíre, ron tau desconsoladoras noticias sobre el pais á que
é implacable en su resentimiento. Era resuelto en sus se dirigían, de bosques llenos de insectos y de ser-
medidas, y tenia pocos escrúpulos en cuanto á su pientes venenosas; de caimanes colosales que hormi-
ejecucion. Ni el mas leve asomo de compasion dete- gueaban en las márgenes de los ríos, y de trabajos y
nia su brazo. Su arrogancia era tal, que siempre es- peligros tan superiores á los que habian imaginado,
taba lastimando el amor propio de los que estaban al que varios soldados de Pizarro desertaron; y consi-
lado de él, creando así una mala voluntad que sin ne- derando su gefe que no convenia permanecer mas
cesidad alguna multiplicaba los obstáculos que tenia tiempo en lugar tau•poco favorable; se dió de una vez
que combatir. En esto se diferenciaba de su hermano á la vela para Nombre de Dios.
Francisco, cuyos modales corteses suavizaban las di- Poco despues de llegar á este punto vinieron á ver-
ficultades, y le aseguraban la confianza y la coopera- lo sus dos sócios, Luque y Almagro, que habían he-
cion de los demas en sus empresas. Por desgracia los cho el viaje al traves de las montañas con el único ob-
malos consejos de Hernando ejercian en su hermano jeto de saber de su boca misma y con toda esactitud
una influencia que desvirtuaba las ventajas que podián los verdaderos pormenores de la capitulacion de la
sacarse de su singular aptitud para los negocios. corona. Grande fue, como era de esperar, el disgusto
A pesar del interes general que las aventuras de de Almagro al saber el resultado de lo que conside-
Pizarro escitaban en su pais, no encontró este en él raba corno intrigas pérfidas de su compañero. Así es,
todas las facilidades que esperaba para cumplir con las esclarnó, corno habeis tratado á un amigo que ha par-
condiciones de la capitulacion en lo tocante al núme- tido con vos todós los riesgos y todos los gastos de la
ro de gente que habia de levantar. Aquellos á quienes empresa; y esto á pesar de habernos prometido solem-
mas asombraba su narracion no eran siempre los que nementeal marchar que miraríais por los intereses de
mas se inclinaban á seguirlo en la continuacion de vuestros sócios como por los vuestros mismos. ¿Có-
ella. Tenian miedo á los trabajos sin ejemplo que mo habeis podido consentir en que así se me deshon-
amenazaban al. aventurero en aquellos paises; y escu- re á los ojos del mundo con tan miserable compensa-
chaban con visible incredulidad las espléndidas rela- cion, que parece apreciar mis servicios corno nulos
ciones de los templos dorados y de los jardines de comparados con los vuestros (3) ?
Tumbez, en que creian descubrir el colorido de la Pizarro le contestó asegurándole que habia hecho
imagínacion con el fin de atraer reclutas á sus bande- lealmente toda clase de esfuerzos para satisfacer sus
ra. Dícese que Pizarro no hubiera podido reunir los deseos, pero que el gobierno se habia negado á con-
fondos que necesitaba, á no haber sido por el oportú- fiar á manos distintas facultades que tenian tantos pun-
no auxilio de Cortés, natural de Estremadura corno tos de contacto entre sí. No habia tenido- mas alterna-
él, su compañero de armas en sus primeros tiempos, tiva que aceptarlo todo para sí ó rehusarlo todo; y trató
y, segun dicen, su pariente (2). Nadie estaba en mejor de mitigar el disgusto de Almagro diciéndole que bas-
situacionpara darla mano á otro aventurero, y quizás tante grande era el pais para la ambicion de los dos,
nadie tenia mas simpatía por él, ni mayor confianza en y que en realidad sus facultades le pertenecian lo
el éxito de su empresa que el que hacia tan poco mismo que á él porque todo lo que Pizarro tuviese
tiempo que habia recorrido con tanta gloria las faces estaba á la disposicion de su amigo como si fuese co-
de una carrera igual. sa propia. Pero estas palabras amables no bastaron á
Hablan trascurrido los seis meses señalados por la satisfacer al qúe se creia injuriado; y ambos capitanes
capitulacion, y Pizarro habia reunido alguna menos volvieron poco despues á Panamá con sentimientos
gente que la estipulada , y con ella estaba preparán- de despego, ó quizás de hostilidad, que no eran de
dose á embarcar en Sevilla en tres buques que tenía buen agüero para la empresa.
á su disposicion; pero antes de estar enteramente Sin embargo Almagro tenia un carácter generoso,
listo recibió noticias de que algunos empleados dei y hubiera quizás quedado satisfecho con las concesio-
consejo de Indias pensaban examinar el estado de sus nes políticas de su rival, á. no ser por la intervencion
buques, y averiguar hasta qué punto habia cumplido de Hernando Pizarro que, desde el primer momento
lo pactado. en que se vieron, manifestó poco•respeto al veterano,
Pízarro , pues, sin pérdida de tiempo , temeroso de respeto que no inspiraba por cierto su estatura dimi-
que si se sabia la verdad se malograse la espedicion nuta ,y que lo consideraba con particular a.version
en su gérmen, se dió á la vela en el acto, y pasan- como impedimento en la carrera 'de su hermano.
do la barra de San Lúcar en enero de 1530, gobernó Los amigos de Almagro, y eran muchos los que le
para la isla de la Gomera, una de las Canarias, donde habian adquirido sus maneras francas y generosas,
mandó á su hermano Herrando, á quien confió los de- estaban tan disgustados como él con la conducta so-
mas buques , que se le reuniesen. berbia de su nuevo aliado. Decian en alta voz que ya
Apenas se hubo marchado, cuando llegó la comi- bastaba con ser- víctima.de la perfidia de Pizarro, y
sion investigadora; y cuando se quejó de la escasez no verse ademas espuesto á l'os insultos de su familia
de hombres, se la engañó, quizás voluntariamente que ahora había venido á medrar eón los despojos de
la conquista que pertenecian á su gefe. La disputa
(1) La pintura que de él hace Oviedo no le es muy favo- llegó á tal punto de irritacion, que Almagro declaró
rable y escribe como quien conocía demasiado bien el original. que pensaba llevar adelante la espedicion sin el auxi-
«E de todos ellos el Herrando Pizarro solo era legitimo , é mas lio de su compañero, y llegó á entablar negociaciones.
legitimado en la soberbia; hombre de alta estatura é grueso;
la lengua é los labios gordos, é la punta de la nariz con sobra-
para la compra de buques.á fin de ejecutarla así. Pero
da carne é encendida, y este fue el desavenidor y estorbador afortunadamente llegaron en aquella época de Santo
del sosiego de todos y en especial de los dos viejos compañeros Domingo Luque y , e1 licenciado Espinosa, é interpu-
Francisco Pizarro é Diego de Almagro.» Hist. de las Indias. •
MS., ubi supra.
(2) Pizarro y Orellana , Varones ilustres , pág. 143, (3) Herrera, Hist. general, dec. IV, lib, VII, cap, IX,—
Pedro Pizarro, Descub. y Gonq. , MS,
LA CONQUISTA DEL PERÚ,
S
Sieron su mediacion para reparar una desavenencia lemnemente la b ndicion del cielo en favor de su em.
cuyo término había de ser la ruina de sus proyectos, presa , Pizarro y los suyos se fueron á bordo de -sus
y la destruccion probable de los mas interesados en buques, y en los primeros dios de enero de 1531,
que tuviese éxito feliz. Gracias&ellos, se celebró al salió aquel hombre singular del puerto de Panamá á
cabo una reconciliador.' aparente, consintiendo Pi- emprender su tercera y última espedicion para la
zarro en abandonar su empleo de adelantado en favor conquista del Perú.
de su rival, y prometiendo enviar al emperador un • Su intencion era gobernar en línea recta para Tum-
memorial para que le confirmase la posesiona cosa bez, - que desplegó tan magníficos tesoros en su viaje
que, como es fácil descubrir, no estaba in u de acuer- anterior. Pero los vientos de proa y las corrientes
do con lo que Pizarro lrabia dicho antes sobre las in- frustraron su plan; y deepues de una navegacion de
tenciones de la corona al conferirle este empleo. Ade- tre p e dios, mucho mas corta de lo que se acostum-
mas debia pedir un gobierno separado para su sócio braba antes, su pequeña escuadra fondeó en el puerto
en cuanto fuese dueño de la regios que le habla sido üo San Maleo, como á un grado al Norte de la línea.
señalada; y se con prometia á no solicitar empleo al- Aqui Pizarro, despues de consultarlo con sus olida.
guno para sus hermanos hasta que Almagro estuviese les, resolvió desembarcar sus fuerzas y seguir el viaje
satifecho con lo que se le diese. Por fin , ralificóse y por tierra á lo largo de la costa, mientras que los bu-
contirmóse de la manera mas solemne el anterior con- ques seguían su rumbo tí una distancia conveniente
trato relativo á la division de los despojos en tres de la orilla. •
partes iguales, que se habian de repartir entre los .La marcha del pequeño ejército fue escesivamente
tres sócios primitivos. La reconciliecion de este modo penosa; porque constantemente se hallaba cortado'el
efectuada convenia al objeto inmediato de permitirles camino por arroyos que, hinchados por las lluvias
emprender de acuerdo la espedicioo. Pero no era mas del invierno, se convertiarr en su embocadura en
que una cicatriz muy leve la que cubría la herida, anchas lagunas. Pizarro, -que ya tenia algun leve co-
que, profunda y enconada por dentro no esperaba mas nocimiento_ del pais, iba de guie y de comandante á
que un nuevo motivo de irrita cion, para abrirse con un tiemgo mismo. Siempre estaba dispuesto á pres-
violencia mas fatal que nunca (1). tar su auxilio donde se necesitaba, eslimul,inrlo á los
- No se perdió después de esto un solo instante en suyos á que vadeasen ó pasasen á nado los torren les
preparar el viaje, que era sin embargo muy poco po- corno mejor pudiesen, y animando á los abatidos con
pular entre los colonos de Panamá, porque estos sa- el ejemplo de su alegría y de su indomable valor.
lan demasiado bien los trabajos que se hablan sufri- Por liu llegaron á un ca<erío muy poblado, ó mas
do en las anteriores espediciones para querer tomar bien una ciudad, en la provincia de Coa que. Los es-
parte en otra, á pesar del rico cebo que se les presen- pañoles sorprendieron inmediatamente este punto , y
taba. Algunos de los que compusieron la anterior es- los habitantes, sin tratar de del'e:.derse siquiera, bu-
pedicion se convinieron á seguir la aventura hasta su yerou aterrados á los próximos bosques, dejando en
término; y se recogieron algunos dispersos roas de la manos de los invasores sus efectos que tenias mucho
provincia de Nicaragua, colonia que, como lo obser- -mas valor de lo que se esperaba. Los invasores, como
varemos de paso, era una rama de la de Panamá. Pe- dice con candor inimitable uno de los conquistadores,
ro Pizarro aumentó muy poco las fuerzas que consigo cayeron sobre ellos antes que estuviesen prevenidos,
hal da traido de. España , aunque el cuerpo que porque de estarlo no se hubiera encontrado en el pue-
ahora mand+ha estaba mejor provisto de armas, mu- blo tanto oro y piedras preciosas (4 ). S, , gun otro es-
niciones y de equipo en general que sus antiguos com- critor, los indios se quedaron voluntariamente en su
pañeros de aventuras. El número total de estas fuerzas pueblo, porque como no habiau hecho daño alguno á
no pasaba de ciento ochenta hombres, con veintisiete blancos, se lisonjeaban con la esperanza ele que nin-
caballos para la caballería. Hablase proporcionado guno se les baria, y que solo hab la corro los extranje-
tres buques, dos de ellos de buen tamaño, porque los ros un cambio de servicios mútuus ( 5 ); esperanza
que lo trajeron de Europa tenias que quedarse al otro que se fundaba quizas en la buena opinion que habían
lado del Istrno en Nombre de Dios; armamento en_to- dejado antes los españoles, pero que ahora vieron de-
do muy corto ciertamente para la conquista de un im- fraudada de un modo muy desagradable los sencillos
perio , y muy inferior á lo pactado con la corona. Con indí4enas.
él sin embargo se proponia el intrépido gefe empezar Penetrando en las desiertas chozas, los invasores
SUS operaciones, confiando en su buena estrella, y encontraron, ademas de tejidos de varias clases y
en los esfuerzos de Al magro, que debia quedarse en alimentos mny agradables en medio del hambre que
Panamá por alror•a, para reur:ir refuerzos (2). estaban sufriendo, una gran cantidad de adornes tos-
El dia de San Juan Evangelista se bendijeron el es- camente trabajados de oro, y plata, juntamente con
tandarte real y la bandera de la compañía en la iglesia muchas piedras preciosas; porque esta era la reg'on
catedral de Panamá, predicó un serrnon en presen- de las esmeraldas , donde abundaban estas. Una de las
cia del pr'queño ejército Fr. Juan de Vargas, uno de esmeraldas que cayó en manos de Pizarro, era del ta-
los dominicos destinados á la rnisiou del Perú , se maño de un huevo de paloma. Por de-gracia sus ig-
celebró una misa , y se administró el sacramento de la norantes compañeros no couocian el valor de su
cornuniun á todos los soldados que iban á tornar parte presa , y destrozaron muchas piedras preciosas ma-
en la guerra coutra los intieles (3). Invocada así so- chacándolas á martillazos (6 ). Dkese que quien los

(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.—Naharro, Re- las banderas y estandarte real dia de San Juan Evangelista de
lacion sumaria, MS.—Montesinos, Anales, MS. , año 1529.- dicho ario de 1550 , y que todos los soldados confesasen y co-
Relacion del primerdescub., MS.—Zárate, Conq. del Perú, mulgasen en el convento de nuestra Señora de la Merced, dia
lib. I, cap. 1I1.—Oviedo Hist. de las Indias, MS., parte III, de los Inocentes en la misa cantada que celebró con toda so-
lemnidad y sermon que predicó el P. Presentado P r. Juan de
lib. VIII, cap. I. Vargas, uno de los cinco religiosos que en cumplimiento de la
Parece que en el fondo 'labia poca concordia entre los con-
federados. « El padre Luque, compañero de estos capitanes, obediencia de sus prelados y órden del emperador pasaban a
dice Oviedo, con cuya hacienda hicieron ellos sus hechos, la conquista.» Naharro, Relacion sumaria , MS.
puesto que el uno é el otro se lo pagaron con ingratitud, se- (4) «Pues llegados á este pueblo de Coaque dieron de sú-
bito sin sabello la gente del, porque si estuvieran avisados no
gun á mí me lo escribió el mismo electo de su mano. » Ibi- se tomara la cantidad ole oro y esmeraldas que en el se toma-
den , loe. cit. ron.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
(?) El calculo numérico varía segun costumbre. Yo sitio la
opinion del secretario de Pizarro , Xerez, Conquista del Perú, (5) Ilerrera, Hist. general, doc. I\ , lib. VII, cap. IX.
. (6) Relacion del primer descub., MS,—Zacate, Cont. del
ap. Barcia, tomo IIi, pág. 1189. Perú , lib. I, cap. IV,
(3) « El que habiendo hecho bendecir en la iglesia mayor
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
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indujo á obrar así, fue uno de los misioneros domi- tal punto que las desmayadas tropas casi se ahogaban
nicos llamado Fray Heginaldo de Pedraza; quien les de calor. Para aumentar sus desgracias , atacó al pe-
hizo creer que este era el modo de conocer si eran queño ejército una singular enfermedad epidémica.
esmeraldas verdaderas, porque las legítimas no se Tomaba. la forma de úlceras, ó mas bien de horribles
romperían. Obsérvese sin embargo, que el buen pa- berrugas de gran tamaño que cubrían el cuerpo , y
dre no sometió las que á él le tocaron ó esta ingenio- cuando se abrian con lanceta, como sucedió en algu-
sa prueba'; como de resultas de ella bajó considera- nos, echaban tal cantidad de sangre que de sus re-
blemente el valor de unas piedras que consideraban sultas moría el enfermo. Varios murieron de esta
como vidries de color, el padre se llevó consigo una horrible enfermedad, tan rápida en su ataque, acom-
gran coleccion de ellas á Panamá (1). pañada de tal desfallecimiento de fuerzas, que los
El oro y la plata que se Babia robado en las chozas que se acostaban buenos de boche, ama necian sin po-
de los indígenas, se reunió y depositó en un montoa der siquiera llevarse la mano á la cabeza (5). Esta
comun, del cual se dedujo la quinta parte para la co- epidemia, que se presentó por primera vez durante
rona, y en seguida Pizarro distribuyó el resto en la esta invasron, y que no duró mucho despues dé ter-
proporcion convenida, entre los oficiales y soldados minada, se estendió por todo el pais, y fue tan fatal
de su ejército. Este fue el sistema constante que se en sus ataques para el indígena como para el blan-
observó durante la conquista. Los invasores tenían co (6 ). Fue una de esas plagas que el ángel destruc-
todos parte en una especulacion comun; su interes tor que sigue los pasos del conquistador, derrama en
en ella era comun., y si se hubiera dejado á cada cual su ira en medio de las desgraciadas naciones.
saquear por su propia cuenta, se hubiera dado már- • En su marcha pocas veces esperimentaron los es-
gen á la insubordinacion y á constantes disputas. A pañoles resistencia ni incomodidad por las hostilida-
todos pues se mandó bajo pena de muerte que entre- des de los habitantes, que aleccionados por el ejemplo
gasen lo que habian cogido, ya fuese por saqueo ya de Coaque, huían con sus efectos a los bosques y á
por cambios, para reunirlo á la masa comun; y todos las montañas mas próximas..Nadie salla á felicitar á
estaban demasiado interesados en la ejecucion de la los estranjeros y á ofrecerles los auxilios de la hospi-
pena para dejar nieguna esperanza de librarse de ella talidad, como sucedió en su último viaje á este pais,
al que tuviese la desgracia de violar la ley (2). porque ya no se consideraba á los blancos como seres
Pizarro; con su acostumbrada política, envió á Pa- superiores bajados del cielo, sino como azotes des-
namá una gran cantidad de oro, hasta el valor nada tructores, que, invulnerables á los ataques de los in-
menos que de veinte mil castellanos, suponiendo que dios, iban montados en animales feroces , mas rápidos
á la vista de este tesoro tan rápidamente adquirido, que el viento, y llevaban armas que esparcian el fue-
se desvanecerian las dudas de los que vacilaban y los go y la ruina por todas partes. Tales eran las noticias
incitaría á'reunirseá su bandera (3). No se equivocó de los invasores que ahora circulaban , y que prece-
en este juicio. Como dice devotamente uno de los con- diéndolos por todas partes , les cerraban los corazo-
quistadores , «fueren á dar en un pueblo que se decia nes, si no las puertas de los indios. Exhaustos por el
Coaque , que fuese . nuestro Señor servido topasen cansancio del viaje y por las enfermedades, y desani-
con él, porque con lo que en él se halló se acreditó mados por la pobreza del pais, que ahora no'com-
la tierra y vino gente á ella (4). » • pensabá con nada sus trabajos. , los soldados de Pi-
Habiendo dejado algun descanso á su tropa , Pizar- zarro maldecian la hora en que se alistaron bajo su
ro prosiguió su marcha por la costa, pero no ya acom- bandera, y particularmente los de Nicaragua, dice
pañado por los buques, que habian vuelto á Panamá el cronista antiguo, trayendo á la memorialamausion
en busca de reclutas. A medida que adelsntaba en- agradable de aquel rico país, solo suspiraban por
contraba euel camino fajas arenosas, removidas por volver. al paraíso de Mahoma que habian abandona=
los vientos, y: que cegaban á los soldados , al paso do (7).
que presentaban á los de caballo y de á pie un piso En esta situacion recibió la trapa algun consuelo
vacilante y traidor. El reflejo del sol era insoportable; al descubrir un buque que venia de Panamá, que les
y sus rayos verticales, cayendo á plomo con fuerza traia más provisiones, y ademas el tesorero real, el
intensa en las armaduras de hierro y en los justillos veedor é inspector, el contralor, y otros altos fun-
entretelados de espeso algodon , los encendía hasta cionarios nombrados por la corona para que acompa-
ñasen ál os conquistadores. Pizarro los habia dejado
« A lo que se ha entendido, en las esmeraldas ovo gran yer- en España , do resultas de su marcha brusca y repen-
ro y torpedad en algunas personas por no conoscellas , aunque tina ; y al saber esto el consejo de Indias, mandó ins-
quieren decir que algunos que las conoscieron las guardaron. trucciones á Panamá para que no se permitiese la sa-
Pero finalmente muchos vbieron esmeraldas de mucho valor; lida de aquel puerto de la espedicion. Pero el gobierno
vnos las probaban en yunques, dándolas con martillos, dizien- español, mas sabio y mas prudente, revocó la órden,
do que si era esmeralda no se quebrarla; otros las' desprecia- y solo exigió á los funcionarios que activasen su par-
ban , diziendo que era vidrio.» Pedro Pizarro , Descub. y Con-
quista., MS. • ' tida, y. fueran sin pérdida de tiempo á ocupar su
(1) Pedro Pizarro Descub. y Conq. , MS.—Herrera, His- puesto en la espedicion.
toria general, dec. IV, lib. VII, cap. 1X. Los españoles en su marcha habián llegado ya has-
(2) «Los españoles las recoxieron y juntaron el oro y la ta Puerto Viejo. Allí se les reunió' otro pequeño re-
plata, porque así estaba mandado y ordenado, so pena de la fuerzo de unos treinta hombres, mandados por un
vida el que otra cosa hiciese , porque todos lo habían de traer oficial llamado Belalcazar, que posteriormente subió
á monton para que de allí el gobernador lo repartiese , dando
á cada uno conforme á su persona y méritos de servicios ; y
á grandes puestos_y distincion en.este servicio. Mu-
esta órdén se guardó en toda esta tierra en la conquista de chos de los compañeros de Pizarro hubieran deseado
ella, y al que se hallare oro ó plata escondido muriera por detenerse en este punto y establecer en él una colo-
ello, y deste modo nadie osó escondello.» Pedro Pizarro, nia. Pero el gefe peonaba mas en conquistar que en
Descub. y Conq. , MS.
(3) Elbotin fue grande en verdad, si como dice Pedro Pi- (5) Nanarro, Relacion sumaria , MS. — Pedro Pizarro,
zarro, uno de los conquistadores que lo vieron, valía 200,000 Descub. y.Conq., MS.—Montesinos, Anales, MS., año 1530.
castellanos de oró. «Aquí se halló mucha chaquira de oro y (6) Garcilasso, Con]. Real, parte II, lib. 1, cap. XV.
de plata, muchas coronas hechas de oro, á manera de impe- (7) «Aunque ellos no ninguno por haber venido, porque
riales; y otras muchas piezas en que se evaluó montar mas de como habian dejado el paraiso de Mahoma que era Nicaragua
doscientos mil castellanos.» (Descub. y Conq., MS.) Nahárro, y hallaron la isla alzada y falta de comidas y la mayor parte de
Montesinos y Herrera se contentan con deci r que envió en los la gente enferma y no oro ni plata como otras hablan hallado,
buques á Panamá veinte mil castellanos. • algunos y todos se holgaran volver .adonde- habían venido.»
(4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS,
Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS,
L.1 CONQUISTA DEL Prnd.
gJ
colonizar, á lo menos en aquellos primeros tiempos; loe , aunque aumenta poco los grados de probabilidad
'y se proponia, corno primer paso, apoderarse de el testimonio de los intérpretes enemigos. Lo cierto
Tumbez, que consideraba como la puerta del impe- es que Pizarro se convenció de que la conspiracion
rio peruano. Prosiguiendo por consiguiente su mar- existia; y sin vacilar un instante, entregó sus desgra-
-cha hasta las costas de lo que ahora se llama el golfo ciados prisioneros, que eran' diez ó clo'e, , en manos
de Guayaquil, llegó al frente de la pequeña isla de de sus rivales de Tumbez, á quienes estallan ruuy le-
Puná, situada no á gran distancia del puerto de jos de inspirar compasion, y que por consiguiente los
T umbez; y pensó que esta isla le ofreceria un punto mataron en el acto en su presencia (2 ).
conveniente para acampar hasta que lo tuviese todo Enfurecidos con este ultraje, los habitantes de Puná
dispuesto para apoderarse de la ciudad india. acudieron á las armas, y con furiosos gritos y con las
Las disposiciones de los naturales parecieron ser amenazas mas salvajes de la desesperacion ,'atacaron
muy favorables á su propósito. No hacia mucho tiem- inmediatamente el campamento de los españoles. El
po que se encontraba en aquellos parajes, cuando número estaba sin comparacion alguna en favor de
una diputacion de los indígenas, presidida por el ca- ellos, porque tenian algunos miles de combatientes.
'cique, pasó al continente en sus balsas para invitar á Pero la superioridad mas decisiva de la disciplina y
los espanoles á trasladarse á su territorio. Pero los de las armas, estaba por parte de sus contrarios; y
intérpretes indios de Tumbez, que habian vuelto con cuando los indios se lanzaban al ataque en masas con-
Pizarro de España , y que seguían en su servicio , le fusas y desordenadas, los castellanos los recibian im-
dijeron 'que. se pusiese en guardia contra la meditada pasibles en sus largas picas, ó los diezmaban con
traicion de los asleños, á quienes acusaron de querer descargas de fusilería. Por sus cuerpos indefensos
deshacerse de los espanoles cortando las cuerdas que penetraban muy fácilmente las agudas espadas de los
sujetaban los maderos de las balsas y dejándolos así españoles; y poniéndose Hernando Pizarro á la cabeza
perecer en las olas. Sin embargo, el cacique, cuando de la caballería, cargó á los enemigos con valor y au-
Pizarra lo acusó de haber meditado tan pérfido pro- dacia, y los dispersó completamente por los campos
yecto , lo negó con aire de tanta sinceridad.é inocen- hasta que aterrados por el terrible aspecto de los gi-
cia, que sin vacilar mas el español se confió á él con fletes cubiertos de acero, y por el estampido atrona-
los suyos, y todos fueron trasportados cori seguridad dor y los relámpagos que lanzaban las armas de fuego,
completa á la isla. los fugitivos se refugiaron en lo mas profundo de sus
Aquí fueron recibidos los españoles con mucha bosques. Sin embargo, si hemos de creerá los vence-
hospitalidad, y las tropas encontraron cómodo aloja- dores, el triunfo se debió en parte á la intervencion
miento. Satisfechos con su situacion , Pizarro deter- del cielo; porque se vió en los airesor encima de los
minó permanecer en ella hasta que hubiera pasado la combat.ientesá San Miguel luchando con el enemigo
fuerza de la estacion de las aguas , época en que espe- del hombre, y alentando á los cristianos con su ejem-
raba recibir refuerzos que pusiesen mas elementos plo (3).
en su mano para penetrar en el imperio del Inca. No pasaron de tres ó cuatro los españoles que pe-
La isla que está en la embocadura del rio de Gua- recieron en este combate; pero hubo muchos heridos
yaquil tiene unas ocho leguas de largo y cuatro de y entre ellos Hernando Pizarro , que fue herido de
ancho en su parte mas ancha , y en aquella época es- mucha consideracion en una pierna con una javelina
taba cubierta en parte con. una arboleda magnífica. Ni terminó aquí la guerra; porque los implacables
Pero otra muy considerable estaba Cultivada , y ha- isleños aprovechándose de la noche ó de cualquiera.
bía en ella plantíos de cacao, de batata y de los dife- descuido de los invasores, siempre estaban listos á
rentes productos de los climas tropicales , que proba- salir de sus guaridas y á atacar el campamento ene-
ban conocimientos agrícolas y amor al trabajo en migo , mientras que sorprendiendo á sus partidas
la poblacion. Era esta una raza muy belicosa; que sueltas y destruyendo sus víveres , lo tenían en un
Babia recibido de sus enemigos peruanos la califica- estado de perpetua alarma.
cion de pérfida. Quizás no teudrian mas razon qué En esta desagradable situacion Pizarra vió con
los habitantes del Perú los historiadores romanos gusto la llegada de dos buques á la isla. Estos traían
para infamará sus enemigos cartagineses con el mis- un refuerzo que consist.ia en cien voluntarios y ade-
mo epíteto: Los isleños, audaces é independientes, mas caballos para la caballería. Mandábalo Hernando
opusieron una tenaz resistencia á las armas del Inca; de Soto, capitan que adquirió mucha celebridad pos
y aunque por fin habian cedido, siempre habían esta- teriormente por el descubrimiento del Misisipi, que
do en disputas , á veces acompañadas de sangrientas aun arrastra su magestuosa corriente sobre el sitio
hostilidades, con sus vecinos de Tumbez. en que está enterrado, digno monumento para sus
Apenas supieron estos últimos la llegada de Pizar- cenizas, así como lo es de su fama (4).
ro á la isla,.cuando, confiando sin duda en sus anti-
guas relaciones amistosas con él, pasaron en gran (2) «Y el marques don Francisco Pizarro, por tenellos per
amigos y estuhiesen de paz quando allá passasen, les dió al
número á su campamento. La presencia de sus riva- gunos principales, los cuales ellos mataban en presencia de
les aborrecidos no fue nada grata á los celosos habi- los españoles, cortándoles las cabezas por el cogote.» Pedro
tantes de Puná, al paso que la prolongada permanen- Pizarra, Descub. y Conq., MS.
cia de los blancos no podio dejar de serles onerosa. (3) La ciudad de San Miguel fue así llamada par Pizarra en
En su conducta anterior aun no hacian alarde de memoria de este acontecimiento, y algunos creen que la exis-
sentimientos amistosos; pero los intérpretes de Pi- tencia de semejante ciudad es prueba suficiente de la verdad
zarro volvieron á ponerlo en guardia contra la perfidia del milagro.—«En la batalla de Puná vieron muchos, ya de
los indios , ya de los nuestros, que habia en el aire otros dos
proverbial de los isleños. Suscitadas ya sus sospe- campos, uno acaudillado por el arcángel San Miguel con espa-
chas, supo el comandante español quo algunos gefes da y rodela, y otro por Luzbel y sus secuaces, mas apena s
se habian reunido para deliberar sobre un plan de in- cantaron los castellanos la victoria, huyeron los diablos, y
surreccion. No queriendo esperar á que reventase la formando un gran torveilino de viento, se oyeron en el aire
mina, rodeó el punto de reunion con sus soldados, y unas terribles voces que decían : ¿Vencístenos, Miguel, ven=
se apoderó de los gefes sospechosos. Segun un escri- vístenos ! De aquí torné don Francisco Pizarro tanta devocion al
arcángel, que prometió llamar la primera ciudad que funda-
tor, confesaron su culpa (I ). Esto está lejos de ser se de su nombre, cumpliólo así, como veremos adelante.»
positivo, ni tampoco lo es que meditasen un levanta- Montesinos,.Anales, MS., año 4530.
miento. Sin embargo, el hecho en sí no es ímproba- (4) Refieren con mas ó menos estension los sucesos ocurrir
dos en Puná, Naharro, Helarían sumaria, MS.—Conquista y
Pob. del Perú, MS.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—
(1) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo 1II, pá-
Montesinos, Anales, MS. , ubi supra.—Relacion del primer
gina 183.
46 l iliunvEci DE GASPAR Y R0IG.
puesto aquel pais volcánico, hiciesen en ellos iniis zarro á Puná (4). Las noticias de su muerte espar-
impresion que la acostumbrada ; y que los fenómenos cieron el dolor y la consternacion en todo el imperio;
que solo se hubieran considerado como estraorclina- porque aunque duró é inexorable con los rebeldes y
rios en las épocas de seguridad política, se interpre- el enemigo obstinado, era un monarca valiente y
tasen ahora por el supersticioso adivino comodecre- magnánimo, y legisló con la amplitud de miras de un
tos celestiales por cuyo m:dio el Dios de los Incas príncipe que consideraba toda la estension de sus
anunciaba la caida de su imperio. dominios como igualmente acreedora á su cuidado y
Huayna Capac tenia segun costumbre de los prín- vigilancia.. El pueblo de Quito lisonjeado por las prue-
cipes peruanos, una multitud de concubinas que .le bas que le había dado de preferencia, residiendo
dieron una numerosa posteridad. El heredero de la constantemente en aquel pais y hermoseando su ca-
corona, el hijo de su mujer lejítima y hermana, se lla- pital, se llenó de luto á su muerte; y sus súbditos del
maba Huascar (1). En la'época histórica de que aho- Cuzco, envanecidos con las glorias que sus armas y
ra nos ocupamos, habia cumplido unos treinta años. su talento habian dado á su patria, no lo miraban con
Despues del heredero aparente seguia en el árdea ríe menos admiracion (5). Mientras que los mas inteli-
sucesion Manco Capac, hijo de otra esposa prima del gentes y mas tímidos en ambos paises miraban con
monarca, príncipe jóven que desempeñará un papel recelo el porvenir, cuando el cetro del imperio en
importante en nuestra historia futura. Pero el mas vez de ser manejado por la esperiencia de la edad iba
querido de los hijos del Inca era Atalíuallpa. Su ma- á dividirse entre príncipes rivales , naturalmente ce-
dre era hija del último Scyri de Quito, que habia losos uno de otro y por su edad espuestos necesaria-
muerto de dolor , segun se de la , poco despues de mente á la maléfica influencia de astutos y ambiciosos
conquistado su reino por Huayna Capac. La prince- consejeros, el pueblo manifestaba su dolor con las
sa era hermosa, y el Inca, ya fuese para satisfacer su honras sin ejemplo que dedicaba á la memoria del
pasion , ya , como dicen los peruanos , por indemni- monarca difunto. Su corazon se dejó en Quito ,y su
zarla ele la ruina de sus padres, la recibió entre sus cuerpo embalsamado , segun la costumbre del pais,
concubinas. Los historiadores de Quito aseguran que fue trasportado al Cuzco para ocupar su puesto en el
era su legítima esposa ; pero este honor, segun las gran templo del Sol al lado de los restos de sus régios
costumbres del imperio, se reservaba á las donde- antecesores.' Sus funerales se celebraron con esplen-
has ríe Ja sangre Inca. • dor sangriento en ambas capitales de su dilatado ter-
Huayna Capac pasó los últimos años de su vida en ritorio, y dícese que algunos miles de sus concubinas
su nuevo reino de Quito. Por consiguiente, Atalíuall- imperiales ; con numerosos empleados de su palacio,
pa se educó á su vista, lo acompañó en su infancia manifestaron su dolor ó su supersticion sacrificándo-
en todas sus campañas, durmiendo en la misma tien- le sus vidas, á: fin de acompañar á su señor difunto
da que su padre y comiendo en el mismo plato (2 ). á las. brillantes mansiones del Sol (6 ).
La viveza del niño, su valor y su generosidad, sedu- Durante casi cinco años despues de la muerte de
jeron hasta tal punto el amor del anciano monarca, Huayna Capac, los hermanos reinaron cada cual en
que resolvió separarse de las costumbres establecidas su parte del imperio sin desconfianza uno de otro, ó
en su reino , y dividir el imperio entre él'y su herma- á lo menos sin hacerse la guerra. Parecia como que
no mayor Huascar. En en el lecho de la muerte con- iba á quedar completamente satisfecho el deseo de su
vocó á su alrededor los altos funcionarios de la coro- padre, y que ambos estados iban á mantener sus res-
na, y les declaró que era su voluntad que el reino de pectivas integridad é independencia , como si jamas
Quito pasase á Alahuallpa, quien en cierto modo po- hubiesen estado unidos. Pero con las muchas causas
día tener derecho á él como dominio de sus antepa- de recelo y de descontento que existian, y conos en-
sados. Dió el resto del imperio á Huascar , y mandó, jambres de aduladores cortesanos que esperaban me-
á los dos hermanos que consintiesen en este arreglo, drar fomentando estos sentimientos, fácil era prever
v que viviesen en paz y amistad uno con otro. Esta que semejante tranquilidad no podia durar mucho.
fue la última 'determinacion que adoptó el heróico Ni hubiera durado tanto á no ser por el carác-
monarca , é indudablemente la menos política de to- ter, bondadoso de Huascar, que era el . único que
da su vida; con su último aliento derribó las leyes tenia motivos de queja. Tenia cuatro ó cinco años
fundamentales del imperio ,y mientras que recomen- mas que su hermano , y no cabe duda alguna sobre su
'daba la concordia á los herederos de su autoridad, valor, pero era un príncipe generoso y pacífico, y
les dejaba en la division de esta las semillas de una quizás si se le hubiera abandonado á si mismo, se
discordia inevitable (3 ). hubiera sometido á un arreglo que, por desagradable
Parece probable que su muerte ocurrió á fines que fuese, era. la voluntad de su padre que ahora se
de 1525 , siete años apenas antes de la llegada de Pi- hallaba en el cielo. Pero Atahuallpa era de tempera-
mento muy distinto ; belicoso, ambicioso y atrevido;
(I) Ilrraecar en el dialecto quichua, significa cable. Es
muy singular el motivo que hizo que se aplicase al heredero
• de la corona. Huayna Capac celebró el nacimiento del príncipe (4) La fecha exacta de este acontecimiento, aunque tan
con una fiesta en que lizo bailar á sus nobles agarrados á una próximo á la conquista, es dudosa. Balboa, contemporáneo
cadena de oro macizo. La cadena tenia setecientos pies de lar- de los conquistadores, y que escribió en Quito, donde el Inca
go, y sus eslabones eran casi bastante grandes para abrazar murió, la fija en 1525. (Hist. del Perú, cap. XIV.) Velasco,
da muñeca del brazo. (Véase Zárate, Conq. del Perú, libro I, otro habitante del mismo punto, despues de investigar y exa-
cap. XIV.—Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. IX, cap. I.) minar diferentes relaciones, llega al mismo resultado. (Histo-
Este último escritor dice que supo esto por un tío suyo Inca ria de Quito, tomo I, pág. 252.) El doctor Robertson, despues
• que parece haber-sido muy aficionado á lo sobrenatural y ma- de decirnos que Huayna Capac, murió en 1529, vuelve á. ha-
ravilloso, aunque no demasiado, segun parece, para los que blar de este• acontecimiento como si hubiese ocurrido en 1527.
le escuchaban, pues este cuento ha sido inmediatamente pro- (Conf. América, vol. I11, págs. 25, 381.) Los que están acos-
hijado por casi todos los escritores espa īioles, tanto de aquel tumbrados á verse confundidos con los enredos cronológicos de
siglo como del que siguió. los cronistas antiguos; no se sorprenderán al descubrir de
(2) a Atabalipa era bien quisto de los capitanes viejos de su cuando en cuando estos errores en un escritor que tienen que
padre y de los soldados, porque anduvo en la guerra en su tornar á esos cronistas por guiar de sus escritos.
niñez , y porque él en vida le mostró tanto amor que no le de- , (5) No se puede poner en duda la popularidad de este mo-
jaba comer otra cosa que lo que él le daba de su plato, Sar- narca con la parte femenina de sus súbditos, si, como dice el
miento , Relacion MS., capítulo LXVI.. historiador de los Incas, jamas negó á mujer alguna , sea de
(3) Oviedo, Hist. de las Indias, MS. , parte I , lib. VIII, ca- la edad ó condicion que fuese, cualquier favor que solicitase
pítulo IX.—Zárate, Conq. del Perú, lib. I., cap. XII.—Sar- de él. Com. Real, parte I, lib. VIII, cap. VII.
miento, Relacion , MS., cap. LXV. —Xerez , Conq. del Perú, (0) Sarmiento, Relacion, MS., cap. LXV.—Herrera,
ap. Barcia, tomo III, pág: 201. Hist. general, dec. V, lib. VIII, cap. XVII.
LA CONQUISTA DEL PERA.
87
siempre estaba empeñado en espediciones destinadas ra de esterminio hizó al atravesar todo el distrito re.
á estender los límites de su territorio, aunque su as- belde de Cañaris. En algunos lugares dicen que las
tuta política lo inclinaba á no aumentar sus conquistas mujeres y los niños salian en triste procesion, con
en la direccion del pais perteneciente 6. su régio herma- palmas on las manos, para implorar su misericordia;
no. Su espíritu inquieto causaba, sin embargo, alguna pero el vengativo vencedor, sordo á sus ruegos, asoló
alarma en la córte del Cuzco, y Huascar por fin, envió el pais á sangre y fuego, sin perdonará hombre al.
un embajador á Atahuallpa para reconvenirlo por su guuo capaz de llevar armas que cayese en sus ma-
ambicion, y para exigirle que le hiciese pleito home- nos(2).
naje por su reino de Quito. Las desgracias de Cañaris aterraron á los enemigas
Esto es segun algunos escritores; segun otros pa- do Atahuallpa ; y todas las ciudades iban abriendo sus
rece que la causa inmediata dele disputa consistió en puertas al vencedor que marchaba triunfante hacia la
que Huascar reclamó el territorio de Tumebamba, capital peruana. Sus armas esperimentaron un lijero
que poseia su hermano, como parte de su herencia rey es al frente de la isla de Puná , cuyos intrépidos
paterni..Importa poco cuál fuese el motivo ostensible guerreros defendían la causa de su hermano - y des-
do la disputa entre personas colocadas por las cir- pues de perder algunos dias en este punto, Atahuallpa
cunstanciasen tan falsa posicion respectivamente una dejó la lucha en manos de los antiguos enemigos de
á otra, que tarde ó temprano la lucha entre ellas era aquellos , los de Tumbez , que desde el principio se
inevitable. habian adherido á su partido, y siguió su marcha,
El principio, y en general todo el curso de las hos- avanzando hasta Caxamalca , como siete grados al
tilidades que no tardaron en estallar entre los dos Sur. Aquí se detuvo con un destacamento de sus
hermanos, se refieren con increíble divergencia, fuerzas, enviando al cuerpo principal bajo el mando
tanto mas estraordinaria, cuanto que estos sucesos de sus dos generales en línea recta al Cuzco. Prefería
ocurrieron poco antes de la invasion de los españo- no adelantar mas en el territorio enemigo en que una
les. Unos dicen que en su primer encuentro con las derrota podria serle fatal; y estableciéndose eu Caxa
tropas del Cuzco , Atahuallpa fue derrotado y cayó malta podia sostener á sus generales en caso de ocur-
prisionero cerca de Tumebamba, residencia favorita rir un reyes, ó en el peor caso posible asegurar su
de su padre en el antiguo territorio de Quito y en el retirada á Quito hasta que estuviese en estado de
distrito de Cañaris. Recobróse de este desastre esca- emprender de nuevo las hostilidades.
páudose de su encierro, y volviéndose á su capital, Avanzando los dos comandantes 6. marchas forza-
donde muy pronto se encontró al frente de un ejerci- das, llegaron por fin fi cruzar el rio Apurimac , y
to muy numeroso, mandado por los capitanes mas acamparon a corta distancia de la capital del Perú.
valientes y mas esperimentados del imperio. Las ma- Entre tanto Huascar no permanecia ocioso. Al recibir
' neras francas del jóven Atahuallpa lo habian hecho noticias de la derrota de su ejército en Ambato , hizo
muy popular entre los soldados, con los que, como grandes esfuerzos para levantar tropas en todo el pais,
ya hemos visto , habia servido en mas de una campa- Dícese que por consejo de sus sacerdotes , los conse-
' na durante la vida de su padre. Estas tropas eran la jeros menos competentes en época de peligro, deter-
flor del gran ejército del Inca, y algunos habian en- minó esperar á que el enemigo se acercase á su capi-
canecido en la larga carrera militar de este, que los tal; y hasta que este llegó á pocas leguas del Cuzco,
dejó en el Norte, donde fácilmente trasladaron su el Inca volviendo á consultar á los sacerdotes, no
obediencia al jóven soberano de Quito. Mandábanlas salió á presentarle la batalla.
dos oficiales de mucha consideracion ,.ambos de gran Los dos ejércitos se avistaron en la llanura de Qui-
esperiencia en asuntos militares, y que póseian toda paypan , cerca de la metrópoli india. En cuanto al
la confianza del último Inca. Uno de ellos se llamaba número de las tropas, hay la acostumbrada divergen-
Quizquiz; el otro , que era tio por parte de madre de cia en los escritores ; pero las de Atahuallpa tenían
Atahuallpa , se llamaba Challcuchina. una gran superioridad de disciplina y esperieneia,
Guiado por guerreros de tanta esperiencia , el jó- porque una gran parte de las de Huascar se componía
ven monarca se puso al frente de su ejército y dirigió de gente bisoña recien reclutada en los alrededores.
su marcha hácia el Sur. Apenas habia llegado á Ani- Ambos ejércitos pelearon sin embargo con la deses-
bato, como 6. sesenta millas de su capital, cuando se peracion del que sabe que juega el todo por el todo.
encontró con un numeroso ejército que contra él en- Ya no se disputaba una provincia, sino un imperio.
viaba su hermano, bajo las órdenes de un gefe distin- Las tropas de Atahuallpa, embriagadas con sus recien-
guido de la familia Inca. Siguióse un combate san- tes triunfos, peleaban con la confianza que da la
griento , que duró la mayor parte del dia ; y el teatro superioridad ; mientras que los leales vasallos del Inca
de esta batalla fue la falda del colosal Chimborazo (I). daban pruebas de esa lealtad absoluta de hombres
Atahuallpa triunfó, y los peruanos fueron derrota- que no piensan en su propia vida cuando sirven á su
dos con gran matanza y con pérdida de su gefe. El señor.
príncipe de Quito se aprovechó de este triunfo para La batalla duró con el mayor encarnizamiento des-
proseguir su marcha, hasta que llegó á las puertas de que amaneció hasta el anochecer; y la tierra esta-
dé Tumebamba, ciudad que, lo mismo que todo el ba cubierta de montones de muertos y moribundos
distrito de Cañaris, aunque dependencia antigua de cuyos huesos quedaban aun sobre el campo de batalla
Quito, se habia declarado por su rival en esta lucha. mucho despues de la conquista de los españoles. Por
Entrando en la ciudad cautiva como conquistador, fin la fortuna se declaró en favor de Atahuallpa, ó
pasó á cuchillo á sus habitantes y la arrasó, con to-
dos sus suntuosos edificios , algunos de los cuales (2) «Cuentan muchos indios á quien yo lo oí, que por
habian sido construidos por su padre. La misma guer. amansar su ira , mandaron á un escuadren grande de niños y
á otro de hombres de toda edad, que saliesen basta las ricas
(1) Garcilasso sostiene que no hubo mas que insignifican- andas donde venia con gran pompa , llevando en las manos ra-
tes escaramuzas antes de la accion decisiva en las llanu r as del mos verdes y hojas de palma, y que le pidiesen la gracia y
Cuzco. Pero el licenciado Sarmiento que, segun nos dice, re- amistad suya para el pueblo, sin mirar la injuria pasada , y
que en tantos clamores se lo suplicaron y con tanta humildad,
cogió la historia de estos acontecimientos de boca de los que que bastara á quebrantar corazones de piedra; mas poca im-
tuvieron parte en ellos, recorrió el campo de batalla de Am- presion hicieron en el cruel Atabalipa , porque dicen que
bato cuando aun estaba la tierra cubierta ron los huesos de mandó á sus capitanes y gentes que matasen á todos aquellos
los muertos. «Yo he pasado por este pueblo y he visto el lu- que habían venido, lo cual fue hecho, no perdonando sino á
gar donde dicen que esta batalla se dió, y cierto segun hai la
algunos niños y á las mujeres sagradas del templo.» Sarmien-
osamenta debieron aun de morir mas gente de lo que cuen- to, Relacion, MS., cap. LXX,
tan.» Relacion, MS., cap. LXIX.
SS BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROTO,

mas bien se obtuvieron los acostumbrados resultados riormente muchos escritores castellanos sin vacilar
do la disciplina superior y de la esperieneia. Las filas en lo mas mínimo. Pero un tejido de atrocidades de
del Inca cedieron por todos lados , y se introdujo en esta especie sin provocacion por parte de lis víctimas,
ellas el mas espantoso desórden. Los vencedores per- es demasiado repugnante á los principios de la natu-
siguieron de cerca á los fugitivos. Huascar mismo raleza humana, y hasta al sentido comun , para que
entre estos trató de escaparse con unos mil hombres les demos crédito sin mas seguridad que el dicho de
que permanecían alrededor de su persona. Pero el Garcilasso.
real fugitivo fue descubierto antes que abandonase el • Los anales do las naciones semi-civilizadas prue-
campo, su pequeña falanje fue envuelta por un nú- ban por desgracia que mas de una vez se 11;1 tratado
mero infinito de adversarios, y casi todos los que la de estinguir por estos medios una raza odiada , quo
componian perecieron defendiendo al Inca. Huascar habaa escitado los celos de un tirano ; aunque seme-
fue hecho prisionero, y los victoriosos geles marcha- .lante tentativa es tan quimérica casi como lo seria la
ren al instante á su capital, de que tomaron posesiou de estirpar alguna planta particular, cuyas semillas
en nombre de su soberano (1). han sido trasportadas á todos los rincones del pais en
Estos sucesos ocurrían en la primavera de 4 532, alas del viento. Pero si realmente trató Atahuallpa
pocos meses antes que desembarcasen los españoles. de esterrnivar la raza Inca , ¿ cómo es que el mismo
Las noticias de su triunfo y de- la prision de su des- historiador confiesa que setenta años despues de la
graciado hermano, llegaron á oídos de Atahuallpa en supuesta matanza existian cerca de seiscientos des-
Caxamalca. Al instante dió órden para que se tratase cendientes de la raza pura por cuyas venas corría la
rí Huascar con él respeto debido á, su rango , pero que sangre real (4)? ¿ Por qué esta matanza, en lugar de
se le trasladase á la gran fortaleza de Xauxa y que fuese ceñirse - á las ramas- legítimas del tronco real, que
estrictamente guardado allí. Pero uo terminaron aqui tenían aras derechos á la corona que el usurpador, se
sus órdenes, si hemos de creer lo que dice Garcilasso estendió á todos los que estuviesen enlazados con él,
de la Vega, que era de la raza Inca, y sobrino por aun en el grado mas remoto? ¿ Por qué incluyó á las
parte de madre del gran Huayna Capac. ancianas y á las doncellas , y por qué se las sometió á
Segun este autor, Atahuallpa invitó á todos los no- tormentos tan refinados y su pérfluos, cuando es evi-
bles Incas esparcidos por todo el pais, á que se reu- dente que unos seres tan impotentes nada podrian
niesen en el Cuzco, á fin de deliberar sobre los me- hacer que escitasen los celos del tirano? ¿Por qué,
dios mas oportunos para dividir el imperio entre él y cuando se sacrificaron tantos á una vaga aprension
su hermano, Cuando estuvieron reunidos en la capi- de riesgo futuro , se dejó vivir á su rival Huascas
tal , los rodeó la soldadesca de Quilo , y fueron todos á su hermano menor Manco Capac, los dos hombres
asesinados sin compasion. El objeto de este pérfido de quienes mas tenia que temer el vencedor? ¿ Por
crimen fue estermivar toda la real familia, cada uno qué en fina ninguno de los que escribieron medio
de cuyos individuos podía probar mejor derecho á la siglo antes que Garcilasso refieren suceso semejan-
corona que el ilegítimo Atahuallpa. Pero no paró aquí te (5)?
la matanza. Los hijos ilegítimos como él , hermanos Que Atahuallpa cometiese escesos, y abusase de
de padre del mónstruo , todos en fin los que tenían los derechos de la conquista por medio de algunos
sangre inca en las venas, fueron esterminados : y con actos gratuitos de crueldad, es fácil de creer , porque
un apetito sanguinario, sin ejemplo ni aun en los ana- ninguno que recuerde la conducta que observó en
les del imperio romano ó de la república francesa, Cañaris, que sus apologistas mismos no niegan (6),
hizo matar á todas las mujeres de la familia real, sus podrá dudar que tenia su parle completa de aquel
tics, sobrinas y primas, y esto con los mas crueles y espíritu vengativo que pertenece á
refinados tormentos. Para aumentar la satisfaccion Esos hijos del Sol-, almas de fuego,
que le inspiraban las ejecuciones, muchas de ellas
se verificaron en presencia del mismo Huascar á quien Para quienes virtud es la venganza.
se obligó así á ser testigo del asesinato de sus propias Pero hay una gran diferencia entre estos y las atro-
mujeres y hermanas , que en su dolor y en su agonía cidades monstruosas y sin provocacion que se le irn-
le suplicaban en vano que las protegiese (2). putan, y que indicarian una naturaleza diabólica,
Esto es á lo que se refiere el historiador de los que no podemos aceptar bajo la palabra de un hom-
Incas, fiado, segun nos asegura, en lo que le conta- bre de partido indio, enemi g o mortal de su familia,
ron su madre y su tio, quienes siendo niños en aque- y cuya relacion ha sitio repetirla por algunos cronistas
lla época, tuvieron la dicha de hallarse entre los españoles, quienes exagerando natural mente las atro-
pocos que se libraron de la matanza general de su fa- cidades de Atahuallpa, tratan de paliar algun tanto
milia (3) ; y tal es la relacion que han repetido poste- la conducta cruel que con él observaron sus compa-
triotas europeos.
(1) Cieza de Leon, Crónica, cap. LXXVII.—Oviedo, His-
toria de las Indias, MS., parte III, lib. VIii, capítulo IX.- (4) Esto resulta de una peticion en que solicitaban ciertas
Xerez, Conquista dei Perú, ap. Barcia , tomo III, pág. 202. inmunidades. remitida á España en 1603, y firmada por qui-
--Zárate, Conquista del Perú, lib. I, cap. XIf.—Sarmiento, nientos sesenta y siete indios de la raza real de los Incas.
Relacion, MS,, cap. CXX,—Pedro Pizarro , Descub, y Con- (Ibid., parte III, lib. IX, cap. XI.) Oviedo dice que Iluayna
quista, MS. Capee dejó cien hijos é hijas; y que la mayor parte de ellos
(2) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. IX, cap. XXXV vivían aun cuando él escribía. Hist. de las Indias, MS., par-
—XXXIX. te ¡II, lib. VIIi, cap. iX.
«Alas mujeres, hermanas, tias, sobrinas, primas herma- (5) En vano he buscado alguna conlirmacion de este cuen-
nas y madrastras de Atahuallpa, colgaban de los árboles y de to en Oviedo, Sarmiento, Xerez, Cieza de Leon, Zárate Pe-
muchas horcas muy altas que hicieron : á unas colgaron de dro Pizarro, Guiara , que todos vivían en aquella época, y
los cabellos, á otras por debajo de los brazos, y á otras de otras tenían á su disposicion todos los medios posibles de averiguar
maneras feas, que por la honestidad se callan : dábanles sus la verdad ; y todos, debernos añadir , estaban dispuestos á
hijuelos, que los tuviesen en brazos; teníanlos hasta que se hacer severa justicia á • las malas propensiones del monarca
les caian y aporreaban. » (Ibid. , cap. XXXVII.) Esta varie- indio.
dad en torturas indica invencion en el autor , ó mas probable- (6) Nin guno de los apologistas de Atahuallpa se atreve á
mente en su tío, el Incá viejo, que le referiría sin duda estas tanto como el padre Velasco, que en el entusiasmo de su leal-
carnicerías dignas de Barba-azul. tad póstuma al monarca.de Quito, llega á considerar la ma-
(3) «Las crueldades que Atahuallpa en los de la sangre
tanza de los Ca īiaris como un castigo muy justo de sus delitos.
real hizo, diré de relacion de mi madre, y de un hermano su- «Si tos autores de que acabo de hablar se hubieran visto en
yo , que se llamó don Fernando Ihiallpa Tupac Inca Yupanqui, las mismas circunstancias de Atahuallpa, y hubieran sufrido
que entonces eran niños de diez años,» lbid. , parte I, lib. IX, tantas ofensas y traiciones, no creo que hubieran obrado de
cap. XIV, otra manera,» Hist, de Quito, tomo I, pág. 253,
i.A CONQUISTA DEL PERÚ;
80
La noticia de la gran victoria llegó muy pronto á desaliento á los conquistadores_,' porque hasta los
Caxamalca; y grande y ruidosa fue la alegría que nuevos reclutas , que jamas habian estado en esta
produjo, no solo en el campamento de Atahuallpa costa, habian oido referir los cuentos maravillosos
sino en la ciudad y en sus alrededores; porque todos de los tesoros de Tumbez , y abrigaban la seguridad
acudian ahora á porfia á congratular al vencedor y á de encontrar aquí ricos despojos que los recompen-
prestarle homenaje. El príncipe de Quito no vaciló sasen de sus fatigas. Pero el oro del Perú se aseme-
ya en tomar la borla encarnada, diadema de los Incas. jaba á un fantasma engañador, que despues de ha-
Su triunfo era completo. Rabia vencido á sus enemi- cerse seguir por los conquistadores al traves de
gos en su propio territorio ; se había apoderado de su trabajos y padecimientos, desaparecia en cuanto estos
capital; habia humillado á su rival, y conquistado el querian abrazarlo.
antiguo cetro de los hijos del Sol. Pero la hora de su 'Pizarro despachó una corta partida en persecucion
triunfo estaba destinada á ser la de su mayor humi- de los fugitivos;y despues de algunas ligeras esca-
llacion. Atahuallpa no tenia el don de profeta, y no ramuzas se apoderó esta de algunos de los naturales,
habia leido lo que estaba escrito en el cielo. El pe- entre los cuales la casualidad quiso que se hallase el
queño punto que el ojo perspicaz de su padre habia curaca del lugar. Traído ante la presencia de Pizarro,
descubierto en los remotos límites del horizonte, negó haber tenido participacion alguna en las hos-
aunque poco visible para Atahuallpa, que estaba em- tilidades que habian sufrido los blancos, atribuyén-
peñado en una lucha mortal con su hermano, se dolas á una fraccion rebelde de su pueblo ,y manifes-
habia levantado ya hasta el zenit, estendiéndose mas tando sus deseos de entregar á los criminales á la
y mas hasta que envolvió en su oscuridad á todo el justicia de los conquistadores si podian ser habidos.
firmamento , y preparándose á estallar en truenos y Esplicó el desmantelamiento de la ciudad por las lar-
relámpagos sobre la desgraciada nacion. gas guerras que habia -tenido con las tribus feroces
de Puná , que al fin habian logrado apoderarse de
CAPITULO III. ella, obligando á los habitantes á refugiarse en los
Los españoles desembarcan en Tumbez.—Pizarro reco- bosques y montañas. El Inca, cuya causa defendían,
noce el pais.-Fundacion de San Miguel.—Marcha á estaba demasiado ocupado con sus propias guerras
lo interior.—Embajada del Inca.—Aventuras del viaje. para defenderlos de sus enemigos.
—Llegada al pie de los Andes. No sabemos si Pizarro creyó lo que el cacique dijo
4532. en su defensa. Sin embargo, disimuló sus sospechas,
y como el señor indio prometió obediendia en su
DEJAMOS á los españoles en la isla de Puná, prepa- nombre yen el de sus vasallos, el general español con-
rándose á desembarcar en el vecino continente por sintió en que no se volviese á hablar de este negocio.
parte de Tumbez. Este puerto estaba a pocas leguas Parece que en esta ocasion conoció por vez primera
de distancia, y Pizarro , con la mayor parte de los la necesidad de atraerse el amor del pueblo en cuyo
suyos, hizo la. travesía en sus bosques , mientras que territorio habia penetrado á pesar de la inmensa des-
algunos pocos se quedaron detras para trasportar los proporcion numérica. Quizas los escesos que habian
equipajes del gefe y los pertrechos militares en algu- cometido los españoles en los primeros pasos de la
nas de las balsas de los indios. Una de estas embar- espedicion , fueron causa de que perdiese el pueblo
caciones que primero tocó en tierra, fue rodeada de Tumbez la confianza que tenia en ellos, y lo que
por los indígenas , y tres personas que eu ella se ha- les incitó á estas traidoras represalias.
llaban fueron arrebatadas á los vecinos bosques y Pizarro preguntó á los naturales que ahora, bajo
asesinadas allí. Los indios se apoderaron en seguida promesa de impunidad, venían al campamento, qué
de otra de las balsas que contenía el equipaje perso- habia sido de los dos españoles que entre ellos dejó
nal de Pizarro ; pero como los hombres que la de- en su espedicion primera. Las repuestas que le die-
fendían pedían á gritos socorro , llegaron estos á ron fueron oscuras y contradictorias. Algunos decian
oidos de Hernando Pizarro , que con unos cuantos que habian muerto de una enfermedad epidémica;
ginetes habia desembarcado cerca de aquel punto. otros que habian perecido en la guerra con los de la
Entre el lugar donde este se hallaba y aquel en que Puná ; y otros por fin indicaron que habian perdido
estaba la partida atacada tan vigorosamente por los la vida de resulta ,, de un ultraje hecho á las mujeres
indios, mediaba un ancho trozo de tierra pantanosa. indias. Fue imposible averiguar la verdad; pero lo
La marea estaba baja ,y el fondo era blando y peli- último no era lo menos probable. Sin embargo, sea
groso. Pero olvidándose de todos los peligros, el va- cual fuere la causa, lo cierto es que habian perecido.
liente caballero metió espuelas á su caballo, y pene- Esta noticia aumentó el desaliento de los españoles,
trando con los suyos en la fangosa profundidad, con que no pudo disiparse ni con las brillantes pinturas
el fango hasta las sillas, echaron á correr, hasta que que les hicieron los indígenas de la riqueza del pais,
cayeron en medio de los enemigos, que aterrados y del esplendor y magnificencia del soberano en su
por la estraña apariciou de los ginetes, huyeron con remota capital mas allá de las montañas. Ni fue posi-
precipitacion y sin la mas leve resistencia á los bos- ble convencerlos de la autenticidad de un pedazo de
ques. papel escrito que entregó á Pizarro un indio á quien
No es fácil esplicar esta conducta por parte de los se lo había dado uno de los dos españoles que se que-
naturales de Tumbez, considerando las amistosas daron en el país. «Sea quien fuere, decía el escrito,
relaciones que tuvieron con los españoles en su visita el que desembarque en este país, sepa que contiene
anterior, renovadas posteriormente eu la Puná. Pero mas plata y oro que hierro hay en Vizcaya.» Cuando
mayor fue el asombro de Pizarro cuando al entrar se enseñó este papel á los soldados, dió pábulo á sus
en la ciudad la encontró no solamente desierta, sino, burlas solamente, porque creyeron que era una in-
con la escepcion de unos pocos edificios , enteramente genio sa invencion de su capitan destinada á alimentar
destruida. Cuatro ó cinco de las casas particulares el fuego de sus esperanzas quiméricas (2).
mas fuertes , el gran templo y la fortaleza, y estas «Aunque lo del templo del Sol en que ellos adoran era cosa
muy deterioradas y sin vestigios de sus adornos inte- de ver, porque tenias grandes edificios, y todo él por dentro
riores, éra lo único que existía para indicar el punto y de fuera pintado de grandes pinturas y ricos matices de co-
donde la ciudad estuvo , y para dar testimonio de su lores, porque los hay en aquella tierra.,» Relacion del primer
antiguo esplendor (1). Esta lúgubre escena llenó de descubrinnento, MS.
(2) En cuanto á todo lo ocurrido en Tumbez, véase Pedro
tomo III, pági- Pizarro, Descubrimiento y Conquista, MS.—Oviedo, Histo-
( 1) Xerez, Coüq. del Perú, ap. Barcia, ria de las Indias, MS, , parte III, lib. VIII, cap. I. —helacion
na 4 85 ,
90 BIBLIOTECA nB GASPAR Y BOIG.
Pizarro vió ahora que no convenia á sus planes cruzado por mas de una corriente que abre comu-
permanecer mas tiempo en este lugar, en que el ocio nicaclon con el Océano. A este punto mandó pues
fomentaria el descontento en sus filas, á menos que que fuera por mar la gente que en Tumbez habia de-
no se estimulasen los ánimos con la novedad ó con jado; y en cuanto llegó, empezaron á hacerse prepa-
una vida de actividad incesante. Sin embargo, de- rativos sumamente activos para edificar la ciudad de
seaba adquirir noticias mas positivas que las que lla una manera conveniente á las necesidades de la co-
bia recogido hasta entonces sobre la condicion actual lonia. Procuróse madera de los próximos bosques.
del imperio peruano, sobre sus fuerzas y recursos, Sacáronse piedras de las canteras, y poco á poco se
sobre el monarca que reinaba en él , y sobre la pre- vieron crecer los edificios, algunos de los cuales, si
sente situacion de este. Tamhien deseaba, antes de no aspiraban á la elegancia, eran cuando menos sóli-
adoptar medida decisiva alguna para penetrar en el dos. Entre otros se construyó una iglesia , un alma-
pais, encontrar algun lugar oportuno para fundar cen para los efectos públicos, una sala de justicia , y
una colonia, que le proporcionase un medio para una fortaleza. Organizóse un ayuntamiento, que con-
sostener relaciones constantes con Panamá, y un lu- sistia, de regidores , alcaldes y los acostumbrados
gar seguro á que él mismo pudiera retirarse en caso empleados municipales. Repartióse el territorio ad-
de derrota. yacente entre los pobladores, y á cada colono se le
Resolvio , pues , dejar parte de sus fuerzas en señaló cierto número de indígenas para que lo ayu-
Tumbez, incluyendo á los que por el estado de su dasen en sus trabajos ; porque como dice el secreta-
salud eran menos aptos para soportar las fatigas de rio de Pizarro , los vecinos, sin ayuda y servicios de
la campaña , y con el resto hacer una escursion á lo los naturales, no se podian sostener, ni poblarse el
interior y reconocer el pais antes de formar su plan pueblo... A esta causa, con acuerdo del religioso y
de operaciones. Salió con este fin á principios de ma- de los oficiales, que les pareció convenir así al servi-
yo de 4532 , y caminando él por la region mas llana, cio de Dios y bien de los naturales, el gobernador
envió al mismo tiempo un corto destacamento á las depositó los caciques . ti indios en los vecinos de este
órdenes de Hernando de Soto á esplotar las faldas de pueblo , porque los ayudasen á sostener , y los cris-
la vasta sierra. tianos los doctrinasen en nuestra santa fé, conforme
Conservó durante toda esta marcha una disciplina á los mandamientos de Su Magestad (3).
severa , mandando á sus soldados que se abstuviesen Habiendo adoptado todas estas disposiciones con
de toda agresion, y castigando la desobediencia de tan benévola solicitud por el bien estar de los que aun
la manera mas rápida y vigorosa (4). Los indígenas yacian en las tinieblas del paganismo , Pizarro dió á
pocas veces hacianresiste;:da. Cuando lo intentaban, su ciudad naciente el nombre de San Miguel, en re-
pronto se les sometia , y Pizarro lejos de adoptar me- conocimiento del singular servicio que le !labia hecho
didas vengativas, aceptaba gustoso las primeras de- ese santo en sus batallas con los indios de la Puná.
mostraciones de la sumision. Con esta política liberal Posteriormente se descubrió que era tan malsano el
y tolerante, pronto adquirió entre los habitantes fa- punto que se habia escogido para fundar la ciudad,
ma que borró la impresion desagradable producida que se abandonó por otro mas saludable eta las már-
por las primeras operaciones de la espedicion. Al atra- genes del hermoso Piura. Esta ciudad coaserva aun
vesar los poblados caseríos que cubrian la region alguna importancia por sus manufacturas, aunque
llana que Inedia entre la cordillera del Océano , los está muy decaída de su antiguo esplendor ; pero el
indígenas lo recibian con rústica hospitalidad , y nombre de San Miguel de Piura que lleva, recuerda
proporcionaban á sus tropas buenos alojamientos y, aun la fundacion de la primera colonia europea en el
provisiones abundantes, que costaban poco en el pro- imperio de los Incas.
lífico suelo de la tierra caliente. Por todas partes ha- Antes de abandonar la nueva colonia para empren-
cia proclamar Pizarro que venia en nombre del santo der su espedicion, mandó Pizarro fundir todos los
vicario de Dios y del soberano de España , exigiendo adornos de oro y plata que habia recogido en dife-
la obediencia de los habitantes para convertirse en rentes puntos del pais, formando de todo ello una
verdaderos hijos de la Iglesia ,y en vasallos de su masa, de la cual se dedujo la quinta parte para la co-
amo y señor. Y como el pueblo sencillo no se oponia rona. El resto pertenecia á las tropas, pero él las
en lo mas mínimo á una fórmula de que no compren- convencia que debian abandonarlo por ahora , pro-
dian una sola sílaba, se les reconocia como fieles metiendo que se lo indemnizarian con los primeros
súbditos de la corona de Castilla, y se consignaba su despojos que cayesen en sus manos (4). Con estos
sumision, ó lo que fácilmente se consideraba como fondos y otros objetos recogidos en el curso de la cam-
tal, con todos los requisitos legales (2). paña, volvió á enviar sus buques á Panamá. El oro se
Despues de invertir tres ó cuatro semanas en reco- aplicó al pago de los propietarios de los buques y de
nocer el pais, Pizarro creyó que el punto mas conve- los que habían provisto de víveres á la espedicion.
niente para establecer su nueva colonia, era el rico El haber persuadido tan fácilmente á su gente á que
valle de Tangarala, á treintaleguas al Sur de Tumbez, abandonase la posesion presente por las contingencias
futuras, prueba que el espíritu de empresa habia vuel-
del primer descub.,MS.—Herrera, His general ,dec.IV. to á retoñar entra los aventureros, y que volvian á
lib. IX, cap. II.—Xerez, Conq. del Perú , ap. Barcia, torno 1II, confiar plenamente en los resultados.
pág. 485. En su última marcha, el comandante español ha-
(4) «Mandó el gobernador por pregon é so graves penas bia recogido datos muy importantes sobre el estado
que no les fuese hecha fuerza ni descortesía , é que se les del reino. Habia sabido el éxito á la lucha entre los
hiciese muy bien tratamiento por los españoles é sus criados.»
Oviedo, llist. de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, capí- hermanos Incas, y que el vencedor se encontraba por
tulo II. entonces acampado con su ejército á la distancia tan
(2) «E mandáhales notificar ó dar á entender con los len-
guas el requerimiento que Su 111agestad mandaba que se les (3) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pá-
haga á los indios para traerlos en conocimiento de nuestra gina 487."
santa fé católica, y requiriéndoles con la paz, é que obedez- Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Conq. y Pob. del
can á la Iglesia apostólica de Roma, é en lo temporal den la Perú, MS.—Cieza de Leon, Cronica, cap. LV.—Relacion
obediencia á Su Magestad é á los reyes sus sucesores en los del primer descub., MS.
reynos de Castilla y de Leon; respondieron que asi lo querían (4) «E sacado el quinto para Su Magestad, lo restante que
é birlan , guardarian é cumplirian enteramente : é el gober-
perteneció al ejército de la conquista, el gobernador lo tomó
nador los recibió por tales vasallos de Sus Magestades por auto prestado de los compañeros para se lo pagar del primero oro
público de notarios. » Oviedo, Hist, de las Indias, MS,, ubi que se hobiere.» Oviedo, Hist. de las Indias, MS, parte III, Li-
supra.
bro VIII, cap. II,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
91
solo de diez ó doce dias de marcha de San Miguel. Lo cion se confió al contador Antonio Navarro (1). Po-
que se le refirió de la opulencia y poder de aquel mo- niéndose eu seguida al frente de sus tropas, penetró
narca y de su gran capital del Sur , correspondia per- audazmente en el corazon del pais, en la direccion
fectamente con los rumores que antes se habian re- que lo 'labia de conducir, segun le habian dicho, al
cibido; y contenia por tanto una parte que hacia campamento del Inca. Atrevida empresa era por cier-
vacilar la confianza de los invasores, y otra que esti- to aventurarse así con un puñado de combatientes 6.
mulaba su sed de oro. penetrar en el corazon de un poderoso imperio, pre-
Pizarro hubiera visto con gusto llegar un refuerzo sentarse cara á cara ante el monarca peruano en su
para su pequeño ejército, por pequeño que fuese'; y campamento mismo, rodeado por la flor de su ejér-
por esta razon retardó su espedicion durante varias cito victorioso. Pizarro habia esperimentado ya mas
semanas. Pero no llegaba refuerzo alguno ;y como no de una vez cuán difícil era contrarestar las tribus sal-
recibió noticia de sus sócios , creyó que mayor vajes del Norte , tan inferiores en número y fuerza á
cion seria probablemente mas peligrosa que cualquier las legiones disciplinadas del Perú. Pero lo peligroso
riesgo que pudiese encontrar en su marcha, que la del juego, lo imprevisto de los resultados, eran,
inacciou enjendraria el descontento ,y que la fuerza como repetidas veces lo he observado, las circuns-
y el espíritu del soldado se agotarian bajo la influencia tancias que constituían la mayor parte de su mé-
enervadora de un clima de los trópicos. Sin embargo rito á los ojos del español. Las brillantes hazañas
la fuerza que mandaba, y que. en todo subia á menos de sus compatriotas en circunstancias análogas , con
de doscientos hombres , • despues de dejar cincuenta tan escasos medios, le inspiraban confianza en su
para guarnicion de la nueva colonia, parecía dema- buena estrella, y esta confianza . era ya una gran ga-
siado insignificante para la conquista de un imperio. rantía de buen éxito. Si hubiera vacilado un solo ins-
Verdad es que bien hubiera podido , en lugar de mar- tante; sise hubiera detenido á calcular las probabili-
char contra el Inca, dirigirse hácia el Sur á la rica dades, hubiera perdido su causa irremisiblemente;
capital del Cuzco. Pero esto no hubiera sido mas que
retardar algun tanto el momento decisivo. Porque
p orque la desproporcion era demasiado gigantesca
para luchat con ella racionalmente. Lo único que la
¿en qué punto del imperio podia esperar poner el pié, podia vencer era el 'espíritu caballeresco.
sin que en él lo alcanzase el brazo de su dueño? Con Despues de cruzar las mansas aguas del Piura, el
semejante conducta, ademas hubiera probado que pequeño ejército siguió marchando por una region
no confiaba en sí mismo. Hubiera desvirtuado esa llana, cortada de cuando en cuando por arroyos que
creencia en su valor invencible que hasta entonces bajaban de la cordillera. El pais estaba cubierto en
habia tratada de infundir en los naturales, y que era parte por bosques compuestos por árboles gigantes-
uno de los grandes resortes secretos de su poder, po- cos , y atravesado en otras por cadenas de monteci-
der que sometía mas enérjicaineute á la opinion que llos estériles que parecian como las raíces de los An-
el simple espectáculo del número y la aplicacion de dos, y que dividian 6. esta región en valles retirados,
la fuerza física. Y lo peor de todo seria que semejan- de singular hermosura. El suelo, aunque pocas veces
te conducta hubiera disminuido la confianza que en lo regaba el agua de las nubes, era naturalmente rico
él yen sí mismas tenian sus tropas. Esto hubiera sido y donde quiera que habia humedad , come en las
paralizar el brazo derecho de la empresa, y no se de- márgenes de los arroyos, estaba esmaltado con el
bla pensar en ello. verde mas brillante. Ademas, la industria de los ha-
Pero al paso que Pizarro 'labia resuelto marchar bitantes habia sacado 'el mayor partido posible de es-
hácia lo interior, es dudoso que tuviese un plan bien tos arroyos, y veíanse en todas direcciones los cana-
combinado y definitivo de operaciones. En esta época les y acueductos que cruzaban la parte baja, como
tan remota de la suya, no tenemos datos para averi- una inmensa red , y que esparcian por todas partes la
guar sus intenciones , á no ser los que se deducen de fertilidad y la hermosura. Inundaban el aire los olores
sus he hos. Por desgracia no sabia escribir, y no ha mas gratos, que despedian las flores, y por todas par-
dejado historia alguna que nos dé luz en cuanto á sus tes se deleitaba la vista con el espectáculo de huertas,
motivos, como los inapreciables comentarios de Cor- llenas de árboles frutales desconocidos y de'campos
tés. Su secretario y algunos de sus compañeros de ar- cubiertos de amarillo grano y de ricos vegetales de
mas, han referido sus hazañas como pormenores; pe- toda especie que abundan en los ardientes climas del
ro no tenían medios de descubrir los motivos que lo Ecuador. Los españoles se encontraban en medio de
conducian á ellas. una nacion que había perfeccionado la agricultura
Es posible que el general español, aun desde los hasta un punto muy superior á todo lo que hasta en-
primeros dias de su residencia en. San Miguel , medi- tonces se había visto en el continente americano; y
tase algun golpe de mano atrevido y ventajoso, que, al atravesar este paraíso de abundancia, su condicion
como el de Cortés cuando se llevó á su cuartel al formaba un agradable contraste con lo que antes ha-
monarca Azteca, llenase de terror al pueblo, é incli- bían sufrido en la triste soledad de los bosques.
nase de una vez la balanza en su favor. Sin embargo Por todas partes tambien fueron recibidos con hos-
mas probable es que por ahora solo pensase presen- pitalidad y confianza por los sencillos habitantes; lo
tarse al Inca, como representante pacífico de otro que sin duda debian en gran parte á su inofensiva
monarca, y desarmar por medio de estas demostra- conducta. Cada español parecía saber perfectamente
ciones amistosas cualquier sentimiento de hostilidad que su única esperanza de triunfo consistía en conci-
y aun de sospecha. Hallándose una vez en contacto liarse la buena opinion de los habitantes, entre los
con el príncipe indio, las circunstancias servirian de cuales se habian lanzado con tan poca reflexion. En
casi todos los pueblos ,y toda ciudad algo grande,
norma á su conducta. siempre encontraban alguna fortaleza ó posada real
El 24 de setiembre de 1532, cinco meses despues destinada para los viajes del Inca, cuyos amplios salo-
de haber desembarcado en Tumbez , Pizarro salió al nes ofrecian alojamiento sobrado para las tropas, á
frente de su pequeña falange de aventureros por las
puertas de San Miguel, habiendo dejado mandado á espensas del mismo gobierno que iban á derribar (•?).
Al quinto dia despues de haber salido de San Mi-
los colonos que-tratasen á sus vasallos indios con hu-
manidad, y que se portasen de modo que se atrajesen (1) Xerez, Conq. del Pera, ap. Barcia, tomo I11, p. 187.
la buena voluntad ele las vecinas tribus. Su propia —Pedro Pizarro, llcscub. y Comí., MS.—Oviedo, Hist. de
existencia, y con ella la seguridad del ejército y el las Indias, MS. parte 111, lib. VIII, cap. X.
(3) Oviedo, Hist. de las Indias, MS. parte III, lib. VIII,
buen éxito de la empresa , de esto dependía. En San cap. 1V.—Naharro, Relacion sumaria, MS.—Conq. y Fobia—
Miguel debian quedarse el tesorero real, el veedor, y citar del Perú, MS.—Relaciou de primer descubrimiento, MS,
otros oficiales de la corona ; y el mando de la guarnr-
GASPAR Y BOIG.
92 BIBLIOTECA DE

i. uel, Pizarro hizo alto en uno de esos valles delicio- posibles. Pizarro, por otra parte abrió la puerta á los
sos para dar descanso á sus tropas, y para pasarles descontentos y facilitó su separacion. Ambos juzga-
una revista. Su número subia en todo á ciento setenta ron con exactitud en sus respectivas y peculiares cir-
y siete hombres, de los cuales setenta y siete eran de cunstancias, y ambos obtuvieron el éxito mas feliz.
caballería. En todo su ejército no había mas que tres Sintiéndose mas fuerte, que no debilitado, con su
arcabúceros, y algunos ballesteros, que en todo no pérdida, Pizarro volvió á emprender su marcha, y al
pasaban de veinte hombres (1 ). Las tropas estaban segundo dia llegó á un pueblo llamado Zaran, colo-
regularmente equipadas y en buen estado. Pero el cado en un rico valle en medio de las montañas. AI-
ojo vigilante del gefe observó con inquietud que á pe- gunos de sus habitantes habian sido reclutados para
sar del entusiasmo general que manifestaban los su- aumentar el ejército de Atahuallpa. Durante su mar-
yos por la causa, algunos habia entre ellos en quie- cha los españoles tuvieron repetidas pruebas de lo
nes fermentaba ya el descontento, y que aunque aun opresor del sistema del Inca, que habla casi despo-
no lo manifestaban abiertamente, estaban lejos de blado algunos de los valles para reforzar su ejército.
dar pruebas de su acostumbrada actividad. Conoció El curaca de la ciudad india á que llegó Pizarro., lo
que si se propagaba esta peligrosa influencia, seria la recibió con bondad y hospitalidad, y las tropas, se-
ruina de la espedicion, y determinó esterminar la gun costumbre, encontraron sobrado alojamiento en
gangrena de una vez, á cualquier costa, antes que uno de los tambos reales que habia en los lugares
inficionase todo el sistema. Con este objeto adoptó principales (4). •
una resolucion estraordinaria. Sin embargo los españoles no descubrian señal al-
Reuniendo sus soldados, les dijo que sus negocios guna que les indicase su aproximacion al campamen-
habían llegado ya á un periodo de crisis que exigia la to real, aunque ya habla pasado mas tiempo del que
aplicacíon de todo su valor para vencerla. Que nin- al principio se creyó necesario para llegar á él. Poco
gun hombre debia pensar en proseguir la espedicion, antes de entrar en Zaran, Pizarro habia nido decir
si no pensaba hacerlo con todo su corazon, ó si abri- que existia una guarnicion peruana en un lugar lla-
gaba la mas leve duda de su buen éxito. Que si algu- mado Casas, situado entre las montañas, y no muy
no se arrepentía de haber tomado palie en ella, no distante del punto que ocupaba ahora. Inmediata–
era aun demasiado tarde para que se volviese. Que mente despachó un pequeño destacamento hacia
San Miguel tenia una guarnicion muy corta, y que no aquella direccion , bajo las órdenes de Hernando de
estaria de mas reforzarla. Que por fin los que quisie- Soto, para que reconociese el terreno, y le tragese
sen podían volverse á esta colonia, donde tendrian noticias sobre el estado de las cosas, mientras que él
derecho á la misma cantidad de tierra y de vasallos lo esperaría en Zaran con el grueso de las fuerzas.
indios que se habian repartido á los nuevos poblado- Pasaron días y hasta una semana entera sin recibir
res; pero que él por su parte, ya fuesen muchos ó noticias' de Hernando de Soto, y por .fin empezaba
pocos los que se atraviesen á seguirlo, proseguiria la Pizarro á alarmarse seriamente cuando en la mañana
aventura hasta llevarla á cabo (2). del octavo dia volvió Soto trayendo consigo un em-
Ciertamente esta era una propuesta muy notable en bajador del Inca. Este era un personage de alto rango
boca de un gefe que ignoraba hasta qué punto hubie- y lo acompañaban varios de inferior condicion. Ba-
se cundido el descontento en sus filas, y que no podia bia encontrado á los españoles en Casas., y ahora vol-
desprenderse de un solo hombre de sus fuerzas, de- via con ellos, para desempeñar la comision de su so-
masiado escasas ya para la empresa que acometian. berano y entregar un regalo de este al.gefe español.
Sin embargo insistiendo en las necesidades de la pe- El presente consistia en dos fuentes de piedra hechas
queña colonia de San Miguel , ofreció un preteslo de- en forma de fortaleza, en algunos tegidos de lana muy
cente á los descontentos para que se separasen, é hizo finos, bordados de oro y plata, y unos patos secos de
desaparecer el obstáculo de la vergüenza y el pundo- una clase particular que pulverizados lbs usaban los
nor que aun podia obligarles á permanecer en su nobles peruanos como perfume (5). El embajador in-
campo. Pero á pesar de la libertad ofrecida de este dio estaba encargado tambien de saludar. á los espa-
modo, pocos fueron, en todos nueve, los que se apro- ñoles en nombre de su amo, quien los invitaba á irlo
vecharon del permiso del general. Cuatro de estos á ver en su campamento de las montañas (6).
eran infantes y cinco de caballería. Todos los demas Pizarro comprendió muy bien que el objeto del
declararon enérgicamente que estaban resueltos á se- Inca al enviarle esta visita diplomática mas que hon-
guir á su intrépido ca pitan ; y si se notaban algunas rarlo era averiguar la fuerza y condicion de los inva-
voces mas débiles que otras en las aclamaciones ge- sores. Pero agradábale mucho la embajada, y disímu-
nerales, estas á lo menos habian perdido el derecho
de quejarse en adelante, ya que voluntariamente ha- (4) Conq. i Pob. del Pirú, MS.
bian renunciado á la retirada que se les ofrecia (3), (5) «Dos fortalezas, á manera de fuente; figuradas en
E! golpe del sagaz capitan produjo los mejores efectos. piedra, coi que beba, y dos cargas de patos secos, desollados,
Con él arrancó los pocos gérmenes de descontento para que hechos polvo se sahume con ellos, porque así se usa
que existian, y que pudieran haber fermentado en se- entre los señores de su tierra : y que le enviaba á decir que él
tiene voluntad de su amigo, y esperalle de paz en Caxamalca.0
creto hasta que toda la masa se hubiera inficionado Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, temo lII, pág. 1.89.
con el espíritu de sedicion. Cortés habia forzado á los (6) Pedro Pizarra, Descub. y Conq., MS.—Oviedo, Histo-
hombres á marchar con decision, quemando sus na- toria de las Indias, MS. , parte III, lib. VIII, cap. III.—Re-
ves, y cortando así los únicos medios de retirada lacion del primer descubrimiento, MS.—Xerez, Conq. del Pe-.
rú, ap. Barcia, tomo III, pág. 189.
Garcilasso, nos dice que el enviado de Atahuallpa habló á
(1) Hay menos divergencia entre los autores en este nú- Pizarro de la manera mas humilde, llamándole hijo del Sol y
mero que los de otros acontecimientos. La escasez de los hom- del gran Dios Viracocha. Añade que venia cargado con una
bres daba menos lugar á la duda. Ningun escritor dice llegasen asombrosa cantidad de presentes, de toda clase de caza, viva
á doscientos. Yo he adoptado el del secretario Xerez (Con- y muerta, de vasos de plata y oro, .de ;smeraldas, turque-
quista del Perú, a.p. Barcia, tomo III, pág. 187), á quien si- sas, etc., etc. ; todo lo necesario para componer el capítulo
gue Oviedo (Hist. de las Indias, MS., parte III, lib. I, ca- mas brillante de las mil y una noches. (Com. Real, parte. II,
pitulo III), yel juicioso Herrera (Hist. general, dec. V, lib. I, cap. XIX. ) Es muy raro que ninguno de los conquista-
lib. 1 , cap. 11). dores haga la menor alusion á esto; y eso que estaban muy
(2) Oviedo, Hist. de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, alerta en tratándose de semejantes bocados. No puede dejarse
cap. III.
de sospechar que el tio viejo se burlaba á espensas de su so-
3) Oviedo, brino; y, como despues se ha visto, á espensas de casi todos
Ihst dee. Y, lib. 1, cap. II iS. Xeorez, iGong. del Pe- los lectores, que reciben como si fueran hechos históricos
rú, ap. Barcia, tomo I11, pág. 187. los cuentos de hadas del Inca.
LA colsoins TA DEL FEítIT.
já ei conocimiento que tenia de su verdadero fin. De Caxas, Solo habla pasado á la ciudad vecina de
Mandó que se tratase al peruanolo mejor posible, y le Guancabamba, mucho mayor, mas poblada y mejor
manifestó toda la deferencia, dice uno de los conquis- construida que aquella. Muchas de las casas, en lugar
tadores , que se debia al embajador de tan gran de estar construidas con barro cocido al sol, eran de
monarca (I). Pizarro le rogó que prolongase su visi- piedra sólida tan perfectamente ajustada que era im-
ta durante algunos dias ; pero el embajador no acce- posible descubrir la línea de union. Un río atravesa-
dió á esta demanda, y aprovechó el tiempo de su ba la ciudad; y tenia un puente; y el gran camino de
permanencia lo mejor que pudo recogiendo noticias los Incas que atravesaba este distrito, era muy supe-
sobre el uso de todos los objetos estraños que veia, rior al que los españoles habian visto en la costa. Es-
como igualmente sobre lo que se proponian los blan- taba elevado en algunas partes como una calzada,
cos al visitar el pais, y el punto de donde venian. enlosado con grandres piedras cuadradas, y á cada
El capitan español satisfizo su curiosidad en todas lado tenia una hilera de árboles que proporcionaba
estas materias. Las relaciones con los naturales, de- una agradable sombra á los viajeros, corriendo por
bemos recordarlo, se rnantenian por medio de los dos los mismos corrientes de agua en acueductos para
jóvenes que habian acompañado á los conquistadores aliviar su sed. De trecho en trecho descubriantambien
cuando estos volvieron del viaje anterior. Pizarro se unas casitas que, segun les digeron, servian para alo-
los habia llevado á España, y como se habla esmera- jará los viajeros, que de esta manera podian atrave-
do mucho en hacerles aprender el castellano, servian sar de un estremo á otro el territorio sin inconvenien-
ahora de intérpretes, y por su medio se entenrlian te (4). En otro punto vieron uno de aquellos almacenes
perfectamente los españoles con los indígenas. Sus destinados al ejército, llenos de provisiones y de pren-
servicios fueron de la mayor utilidad, y el gefe espa- das de vestuario; y á la entrada de la ciudad habla
ñol recogió los Mejores frutos de su prevision (2). un edificio de piedra, en que se hallaba un empleado
Al marcharse el mensajero peruano, Pizarro le re- en recaudar los derechos correspondientes á ciertos
galó un gorro de paño encarnado, algunas bagatelas artículos que entraban ó salían de la poblacion (5).
de vidrio y otros juguetes que con este objeto habia Estas noticias de Soto no solo confirmaron todo lo
traido de Castilla. Encargó al enviado que digese ásu que los españoles sabían del imperio indio, sino que
señor que los españoles eran súbditos de un príncipe les dieron una idea mucho mas elevada de sus recur-
poderoso que residía mas allá del mar; que habian sos y de su gobierno; idea que hubiera muerto toda
oído hablar mucho de la fama de las victorias de Ata- esperanza en corazones menos lheróicos que los
huallpa,:y venian á tributarle respeto y á ofrecerle suyos.
sus servicios auxiliándolo con sus armas contr a sus Pizarro, antes de abandonar el punto que ocupaba
enemigos; y por fin que le asegurase que p o se deten- despachó un correo á San Miguel, con noticias de
drian en el camino mas.de lo necesario, antes de com- sus movimientos, y remitiendo al mismo tiempo los
parecer ante él. regalos del loca, y otros objetos adquiridos en dite=
Pizarro recibió en seguida de Soto la relacion com- rentes puntos durante la marcha. La destreza de que
pleta de su reciente espedicion. Al entrar en Caxas daban testimonio algunos de los tegidos, causó gran
habla encontrado á los habitantes armados y al pare- admiracion cuando se enviaron á Castilla. Sobretodo,
cer dispuestos á interceptarle el paso. Pero pronto los se declaró que los tegidos finos de lana con sus ricos
convenció de sus intenciones pacíficas, y abandonan- bordados eran comparables á la sella, de la cual no
do su actitud amenazadora, recibieron á los españoles era fácil distinguirlos. Probablemente eran de la de•
con la misma cortesía que se les habia manifestado licadísima lana de la vicuña, de gue.i,a ' ta entonces
casi en todas partes durante su marcha. no se habia visto muestra alguna en Europa (6).
Aquí encontró Soto uno de los funcionarios-de la Habiendo ya averiguado cuál era el camino mas
corona ocupado en recaudar los tributos para el go- corto para Caxamalca, la Cajamarca de ahora, Pizar-
bierno. Por este supo que el Inca estaba acampado ro volvió á emprender su marcha tomando una direc-
con un gran ejército en Caxamalca, ciudad conside- cion casi recta bácia el Sur. La primera poblacion de
rable situada al otro lado de la cordillera, disfrutando alguna importancia en que se detuvo, fue Motupe,
de los baños calientes surtidos por manantiales que agradablemente situada en un rico valle, entre coli-
hacian y aun hacen hoy á este lugar famoso en el nas de poca elevacion que se agrupan al rededor de
Perú. Tambien recogió este gefe español muchas no- la base de las cordilleras. Este punto habia sido aban-
ticias importantes relativas á los recursos y á la polí- donado por su curaca, que con trescientos de sus
tica general del gobierno, al esplendor con que vivan guerreros 'labia ido á reunirse al ejército del Inca.
el Inca, y á la inflexible -severidad con que se hacia Aquí, á pesar de sus deseos de apresurar la marcha,
obedecer la ley en todas partes. Esto lo pudo observar el general español se detuvo cuatro dias. Esta deten-
personalmente, porque al entrar en un pueblo vió á cion solo puede esplicarsc por la esperanza que abri-
varios indios ahorcados por los pies, á quienes se ha-
bia castigado por haber violado el asilo de las vírge- mandó matar, porque uno de ellos entró en la casa de las mu-
nes del Sol, que tenian un convento por aquellos al- jeres á dormir con una; al qua!, y a todos los porteros que
rededores (3). consintieron, ahorcó.» Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia,
tomo III, pág.188.
(1) «Y mandó que le diesen de comerá él y á los que con (4) c Van por este camino caries (le agua, de donde los ca-
él venían, y todo lo que hubiesen menester, y fuesen bien minantes beben, traidos de sus nacimientos de otras partes;
aposentados, como embajadores de tan gran serien » Xerez, y á cada jornada una casa á manera de venta, donde se apo-
Conq. del Perú . ap. Barcia tomo III, pág. 189. sentan los que van é vienen.» Oviedo, Historia de las Indias,
(2) «Los indios de la tierra se entendian muy bien con MS., parte III, lib. VIiI, cap. 111.
los españoles, porque aquellos mochachos indios, que en el (5) «A la entrada de este camino, en el pueblo de Cajas
descubrimiento de la tierra Pizarro truxo á España, enten- está una casa al principio de una puente, donde reside un
dian muy bien nuestra lengua, y los tenia allí, con los cuales guarda que recibe el portazgo de todos los que van é vienen, é
se entendia muy bien con todos los naturales de la tierra.» paganlo en la mismo cosa que llevan, y ninguno puede sacar
(Relacion del primer descub. , MS.) Sin embargo, es una carga del pueblo si no la mete. Y esta costumbre es allí anti-
prueba de los ridiculos errores en que los conquistadores in- gua.» Oviedo Histor ia de las Indias, MS., ubi supra.
currian de continuo, el que el secretario de Pizarro cónfunde (6) Piezas de lana de la tierra, que era cosa mucho de ver
constantemente el nombre del Inca con el de su capital. A segun su primor é gentileza; é no se sabian determinar si era
seda ó lana segun su fineza, con muchas labores y figuras de
IIuayna Capee le llama siempre el viejo Cuzco, y á su hijo oro de martillo de tal manera asentado en la ropa que era cosa
Huascar el jóven Cuzco. de maravilla.» Oviedo, Historia de las Indias, íS., parte 111,
(3) a A la entrada del pueblo habia ciertos indios ahorca- lib, VIII, capítulo IV,
os de los pies ; y supo de este principal que Atabalisa los
14 13[BLIOTECA bE GASPAR v hora.

gasa aun de recibir refuerzos antes de atravesar la Adoptadas estas precauciones, el cauto general
cordillera. Sin embargo, estos no parecieron; yade- volvió á emprender su marcha, y al cabo de tres dios
lantando al traves de un pais en que las llanuras are- llegó á la base del gran baluarte de montañas, det.ras
nosas estaban entrecortadas de cuando en cuando por del cual se hallaba la antigua ciudad de Caxamalca.
anchos campos de verdura, regadas por corrientes Delante de él se levantaban los Andes estupendos,
naturales y con mas abundancia aun por canales ar- roca sobre roca, con sus faldas cubiertas de bosques
tificiales, las tropas llegaron por fin á orillas de un rio. siempre verdes , variados de trecho en trecho por ter-
Este era ancho y profundo, y la rapidez de la corrien- raplenes escalonados de tierra cultivada, con la cho-
te ofrecia grandes i nconvenientes al pasage. Pizarro, za del campesino agarrada á su quebrada pendiente,
temeroso de que le disputasen este paso los indígenas y con sus crestas cubiertas de nieve en.que reflejaban
desde la orilla opuesta, mandó á su hermano Hernan- los rayos del sol á una elevacion inmensa, presentan-
do que lo atravesase con un corto destacamento de do en conjunto un caos de silvestre hermosura y
noche, y se apoderase de un punto de desembarco magnificencia con que no puede compararse nada de
seguro para el resto de las tropas. Al romper el dia lo que se ve en .otros paises montañosos. Al traves de
Pizarro hizo preparativos para atravesar la corriente, esta formidable barrera, por un laberinto de pasos
cortando árbolesde los bosques que tenia cerca de sí, que un puñado de hombres bastaba á defender contra
y formando una especie de puente flotante, por el un ejército entero, tenian ahora que emprender su
cual, antes de anochecer habian pasado todos los marcha las tropas. A la derecha se vela un camino
aventureros á pie enjuto, con los caballos nadando llano y ancho, guarnecido de árboles sombríos, por
guiados por las bridas. Fue un dia de mucho trabajo el cual cabían dos carruajes de frente. Era uno de los
en que tomó una parte no pequeña Pizarro en perso - grandes caminos que iban á parar al Cuzco, y con su
na, quien esforzándose lo mismo que un simple sol- comodidad parecía convidar al cansado guerrero á
dado, estimulaba al mismo tiempo con sus palabras á que lo escogiese en vez de los peligrosos desfiladeros
todos los demas. de las montañas. Muchos por consiguiente opinaban
Al llegar á la orilla opuesta supieron por sus com- que el ejército debia marchar por ese camino , y aban-
pañeros que la gente del pais, lejos de oponerles re- donar el primitivo pensamiento de ir á Caxamalca.
sistencia, habia huido aterrada. Habiendo cogido á Pero no lo pensaba así Pizarro.
uno de ellos, y presentado á Hernando Pizarro se Los españoles, decia, habían anunciado por todas
negó é. contestar á las preguntas que se le hicieron partes que querian visitar al Inca en su campamento.
sobre el Inca y su ejército, hasta que se le hizo dar Este propósito había sido comunicado al mismo Inca.
tormento, y entonces declaró que Atahuallpa. estaba Seguir ahora otro camino era esponerse á que los
acampado con toda su fuerza, en tres divisiones se- tuviesen por unos cobardes, y á que Atahuallpa los
paradas , que ocupaban la parte elevada y las llanuras mirase con desprecio. No quedaba mas alternativa
de Caxamalca. Anadió ademas que el Inca sabia que que marchar en línea recta al troves de la sierra á su
se acercaban los españoles y que era corto su núme- campamento. Que todos, decia el intrépido capitan,
ro, y que los estaba atrayendo hacia su campamento cobren ánimo y avancen como buenos soldados, sin
para tenerlos mas completamente en su poder. arredrarse por lo escaso del número; porque en los
Cuando Hernando refirió esto á su hermano, le grandes riesgos, siempre combate Dios con los su-
causó gran inquietud. Sin embargo, á medida que yos; y no dudeis que él humillará la soberbia del
disminuia la timidez de los campesinos , empezaron pagarlo , y lo traerá al conocimiento de la verdadera
estos á mezclarse con la tropa, entre otros el cura- fé, el gran objeto y fin de la conquista (2).
ca, 6 principal personaje del ugar. Este habia visto Pizarro, como Cortés, tenia mucha de esa eloe.
por sus ojos el campamento del Inca, y aseguró al cuencia franca y varonil que llega al corazon del sol-
general que Atahuallpa se hallaba en la ciudad forti- dado mas que la retórica mas culta y mas que los
ficada de Guamachuco, como á veinte ó mas leguas discursos peinados. Él era soldado tambien, y espe-
al Sur de Caxamalca, con un ejército compuesto á lo rimentaba las mismas sensaciones que los demas; sus
menos de cincuenta mil hombres. mismas esperanzas; sus alegrías y su abatimiento.
Estas noticias contradictorias causaron muchas La educacion y el rango no habian intervenido para
perplejidades á Pizarro; y propuso á uno de los in- evitar que simpatizase con el mas ínfimo de sus com-
dios que lo habian acompasado durante una gran pañeros. Todas las cuerdas de su corazon vibraban
parte de la marcha que pasase como espía al campa- unísonas con las de sus soldados, y la conciencia de
mento del Inca, y le trajese noticias sobre su verdadera esta verdad le daba un absoluto poder sobre ellos.
situacion ,y en todo lo posible de sus intenciones con «Guiadnos, gritaron todos cuando él hubo terminado
respecto á los españoles. Pero el indio se negó resuel- su corta pero ardiente arenga; guiadnos por donde
tamente á ocuparse en tan peligroso servicio, aun- os parezca mas conveniente. Os seguiremos con buena
que declaró que estaba dispuesto á ir como agente voluntad, y ya viereis cómo sabemos cumplir con
autorizado del gefe español. nuestra obligacion en servicio de Dios y del rey (3).»
Pizarro accedió á esta proposicion, y encargó á su Ya no había indecision. Ya no pensaban todos mas
enviado que manifestase al Inca que iba marchando que en pasar inmediatamente las cordilleras.
con roda la rapidez posible para llegar adonde él se
hallaba. Habia ademas de manifestar al monarca que descub,, MS.-^Xerez, Conq. del Pirú, ap. Barcia, tomo III,
los españoles se habian portado constantemente con pág. 190.
suma moderacion con sus súbditos al atravesar su (2) aQue todos se animasen y.esforzasen á hacer como de
territorio, asegurándole que venian con la plena con- ellos esperaba y como buenos españoles lo suelen hacer, e
fianza de encontrar en él los mismos sentimientos que no les pusiese temor la multitud que se decia que habia
amistosos. Encargóse ademas especialmente al en- de gente, ni el poco número de los cristianos; que aun menos
fuesen é mayor el ejército contrario, la ayuda de Dios es mu-
viado que observase si los pasos difíciles del camino cho mayor, y en las mayores necesidades socor re y favorece
estaban defendidos , ó si se descubriau algunos pre- á los suyos, para desbaratar y abajar la soberbia de los infie-
parativos de carácter hostil. Estas últimas noticias les , é traerlos en conocimiento de nuestra santa fé católica.»
habia de comunicárselas al general por medio de dos Oviedo, Hist. de las Indias, MS., parte III, libro VIII, ca=
6 tres rápidos mensajeros que lo debían acompañar pitulo IV.
en su mision (1). (3) «Todos dijeron que fuese por el camino que quisiese,
y viese que mas convenía, que todos le seguirian con buena
(1) Oviedo, Hist. de las Indias MS., arte III, bé VIII, voluntad é obra al tiempo del defecto, y ,vería lo que cada
li
celo1 V,=Cona, i Pob. del Pirú t IS,- Relacion del primer
uno de ellos haria en servicio de Dios e de Su Magestad.v
Ibid., MS,, loe,.cit,
L.1 COYQUIST 1 DE!, PERÚ.
95
CAPITULO 1V. sólida, la parte inferior escawada en la peña viva, y
Paso dificil de los Andes.—Embajadas deAtahuallpa.— toda la obra ejecutada con destreza no inferior á la
Los españoles llegan á Caxamalca.—Em p ajada 'del del arquitecto europeo (1).
Inca.—Entrevista con el Inca.—Abatimiento de los Aquí se alojó Pizarro para pasar la noche. Sin es-
españoles. • perar á que llegase la retaguardia volvió á emprender
(1532.) su marcha al dia siguiente, penetrando mas y mas en
los intrincados desfiladeros de la sierra.. El clima ha-
AQUELLA noche celebró Pizarro un consejo con sus bía ido cambiando por grados, y los hombres y los
principales oficiales, y en él se determinó que él caballos, especialmente estos, sufrian mucho por
mandase la vanguardia, compuesta de cuarenta ca- efecto del frío, por la razon sobre todo de haber esta-
ballos y sesenta infantes , para reconocer el terreno; do acostumbrados durante tanto tiempo á los ardien-
mientras que el resto de la fuerza, mandada por su tes climas de los trópicos (2). Tainbien habia cambiado
hermano Hernando, ocuparia su actual posicion el carácter de la vegetacion ; y los árboles magníficos
hasta nueva órden. que cubrían la parte baja del pais habían poco á poco
Al amanecer ya se hallaban el general español y su cedido el puesto á los tristes bosques de pinos, y á
destacamento sobre las armas, y preparados á hacer medida que subian mas, á la raquítica vegetacion de
frente á las dificultades de la sierra. Estas fueron ma- innumerables plantas alpinas, cuya áspera naturaleza
yores aun de lo que se 'labia previsto. El sendero se encontraba una temperatura que le convenia en la
habia abierto de la manera mas conveniente al rede- frígida atmósfera de las regiones mas elevadas, Estas
dor de los ásperos costados de los precipicios que tristes soledades parecian haber sido casi enteramen-
formaban las montañas, para evitar del mejor modo te abandonadas por la creacion bruta lo mismo que
posible los impedimentos naturales qué presentaba la por el hombre. De cuando en cuándo se veia á la ágil
superficie. Pero por necesidad era tan pendiente en vicuña, en su estado de libertad natural, mirando
algunos puntos, que la caballería tenia que desmon- hácia abajo desde el encumbrado pico adonde no se
tar, subiendo como mejor podia, y llevando á los atrevia .á acercarse el cazador. Pero en lugar de los
caballos por la brida. Tambien en muchos puntos don- brillantes pájaros que animaban la oscuridad de los
de alguna roca inmensa estaba suspendida sobre el bosques de los trópicos, les aventureros no velan
camino , este pasaba por la estremidad misma del ahora mas que al ave gigantesca de los Anclesel
precipicio; y el viajero tenia que caminar por el es- condor, que cerniéndose en los aires á una elevacion
trecho lomo de una piedra, que apenas era bastante inmensa, seguia con melancólicos gritos la marcha
ancho para que pasase un solo caballo de frente, y en del ejército , como si el instinto lo guiase por el sen-
que un solo paso falso lo precipitaria á millares de dero de la sangre y de la carnicería.
pies al fondo del horrible abismo. Los ásperos sende- Por fin llegaron á la cumbre de la cordillera, don-
ros de la sierra, practicables para el indio medio des- de esta se estiende en una inmensa y árida llanura,
nudo, y aun para la mula firme y circunspecta, en que apenas hay vestigios de vegetacion , á no ser
animal que parece haber sido creado para los caminos el pajonal, yerba seca y amarilla, que vista desde
de la cordillera, eran formidables parados hombres abajo ciñendo la base de los picos cubiertos de nieve,
armados y cubiertos con sus pesadas cotas de malla. é iluminado su color amarillo con los rayos de un ar-,
Las tremendas quebradas, tan horribles en esta cade- diente sol, parece un engarce de oro que abraza pi-
na de montes, parecian bostezar, como si los Andes náculos de plata pura. La tierra era estéril, como
se hubieran abierto con alguna terrible convulsion, sucede en los distritos minerales, y ya se acercaban á
descubriendo trozos inmensos de la roca primitiva en las antes famosas minas de oro de Caxamalca. Aquí
sus costados, cubierta en parte por la vegetacion es- se detuvo Pizarro para esperar á la retaguardia. El
pontánea de los siglos; mientras que sus tenebrosas aire era penetrante y frio ; y los soldados estendiendo
simas ofrecían un lecho á los torrentes que, naciendo sus tiendas de campaña, encendiendo fuegos, y agru-
en el corazon de la sierra , se abhian paso gradual- pándose unos junto á otros, trataban de buscar un
mente, y se estendian por las sábanas y verdes va- descanso necesario despues de su fatigosa marcha (3).
lles de la tierra caliente en su marcha hácia el gran No habiau permanecido mucho tiempo en este pun-
Océano. to , cuando llegó un mensajero que era uno de los
En muchos de estos pasos se descubrian facilidades que habían acompañado al comisionado indio envia-
para una encarnizada defensa, y los españoles, al do por Pizarro á Atahuallpa. Dijo al general que no
penetrar por los desfiladeros de las rocas, miraban habia enemigos en el camino, y que venia y llegaría
por todas partes temerosos de levantar algun enemi- en breve al campamento español una embajada del
go oculto en su emboscada. Creció de punto este te- Inca. Pizarro despachó al instante otro emisario para
mor cuando en la cumbre de una garganta estrecha y que la retaguardia apresurase su marcha , porque no
pendiente en que se hallaban emperrados, descubrie- quería que el enviado peruano lo encontrase con tan
ron una gran obra que se asemejaba á una fortaleza corto número de parciales. El resto del ejército no se
y que parecia amenazar y desafiará los invasores. Al hallaba muy distante y poco despues llegó al campa-
acercarse á este edificio, que era todo de piedra, y mento.
que dominaba un ángulo del camino, casi esperaban
ver aparecer en sus almenas los guerreros peruanos, (1) «Tan ancha la cerca corno cualquiera fortaleza de Espa-
ña, con sus puertas : que si en essa tierra oviese los maestros
y recibir en sus escudos una tormenta de proyectiles; y herramientas de España; no pudiera ser mejor labrada la
porque estaba en posicion tan fuerte , que un puñado cerca.» Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, torno III, pági-
cle hombres valerosos hubieran podido desde ella dis- na 199.
putar el paso á ún ejército entero. Pero tuvieron la (2) «Es tanto el frio que hace en esta sierra ,.que como.
satisfaccion de descubrir que este edificio no estaba los.'caballos venian hechos al calor que en los valles hacia,
habitado; y mucho se reanimaron al convencerse de algunos de ellos se resfriaren.» Xerez,. Conq. del Perú,
que el monarca indio no pensaba en oponer impedi- .ap. Barcia, torno III, pág. 191.
(5) «E aposentáronse los españoles en sus todos ó pabe-
mentos á su marcha, pues si lo hubiera querido esta llones de algodon de la tierra que llevaban, é haciendo fue-
era fácil ocasion para hacerlo con buen éxito. gos para defenderse del mucho frio que en aquella sierra ha-
Pizarro mandó inmediatamente órdenes á su her- ce, porque sin ellos no se pudieran valer sin padecer mucho
mano para que lo siguiese sin tardanza; y después de trabajo, y segun á los cristianos les pareció, yaun corno era
dar nigua descanso á su gente, prosiguió su penosa lo cierto, no podía haber mas frío en parte de España en in-
vierno.» Oviedo, Hist. de las Indias, MS,, parte 111, lib. VIII,
subida llegando al anochecer á otra fortaleza mas
fuerte aun que la anterior. Era tóda de mampostería cap. 1V.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
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mo copos de nieve, en una estension al parecer de
rabo hácia el campamento indio, Labia una plaza ca-
varias millas. «Y eran tantas las tiendas, esclama uno si triangular, de estension inmensa, rodeada por edi-
de los conquistadores, que parecian, que cierto nos ficios bajos. Estos consistian en grandes salones , con
puso harto espanto , porque no pensábamos que in- puertas muy anchas que comunicaban con la plaza.
dios pudiesen tener tan soberbia estancia, ni tantas Probablemente su objeto seria servir de cuarteles á
tiendas, ni tan á punto, lo cual hasta allí en las Indias los soldados del Inca (4). En la estremidad de la
nunca se vió, que nos causó á todos los españoles plaza mirando al campo había una fortaleza de pie-
hasta confusion y temor aunque no convenia mostrar- dra , con una escalera por la parte de la ciudad y
se, ni menos volver atras, porque si alguna flaque- una entrada particular por el lado de los arrabales.
za en nosotros sintieran, los mismos indios, que lle- Otra fortaleza habia ademas en el terreno elevado
vábamos nos mataran, y ansí con animoso semblante, que dominaba á la ciudad, de piedra tambien , y ro-
despues de haber muy bien atalayado el pueblo y deada por tres murallas circulares, ó mas bien una
tiendas que he dicho, abajamos por el valle abajo y sola muralla que la rodeaba en forma de espiral. Era
entramos en el pueblo de Caxamalca (4). n un punto sumamente fuerte, y la obra indicaba mas
No sabemos cuáles serian los sentimientos del mo- conocimiento del arte de la albañilería y de la ciencia
narca peruano, cuando descubrió la cabal g ata mar- arquitectónica de la nacion, que todo lo que habian
cial de los cristianos, que con banderas despegadas y visto los españoles hasta entonces (5).
con brillantes cotas en que reflejaba el sol, saha de Era ya una hora muy avanzada de la tarde del 15
las oscuras sinuosidades de la sierra y se adelantaba de noviembre de 1532, cuando los conquistadores
con aspecto hostil por el magnífico territorio que na- entraron en Caxamalca. El tiempo que habia sido
die habia pisado hasta entonces mas que el indio. hermoso durante el dia amenazaba ahora tormen-
Puede ser, como algunos dicen, que el Inca hubiese ta ,y haciendo al mismo tiempo mas frio del acostum-
atraido de intento á los aventureros al corazon de su brado, empezó á llover y á caer granizo (6). Pizarro,
populoso imperio, para envolverlos con sus legiones sin embargo , tenia tal ansia por averiguar las in-
y apoderarse con mas facilidad de sus propiedades y tenciones del Inca, que determinó enviar ea el acto
de sus personas (2). ¿O era un sentimiento natural de mismo una embajada á su campamento. Escogió pa-
la curiosidad, confiando en sus promesas amistosas, ra esto á Hernando de Soto con quince ginetes; pero
l o que le habia impulsado á dejarlos venir, sin inten- despues que este hubo marchado, considerando ese
tar resistencia alguna, á su presencia ? De todos mo- número como muy pequeño para el caso de que hubiese
dos , difícil es creer que tuviese tal confianza en sí alguna demostracion hostil por parte de los indios,
mismo , que no mirase con temor á los misteriosos mandó á su hermano Ilernando que lo siguiese con
estranjeros, que viniendo de un mundo desconocido, veinte caballos mas. Este capitan y otro de su partida,
y con tan estrañas facultades, se hablan abierto paso nos han dejado una relacion de esta escursion pri-
al traves de las montañas y los valles, á despecho de mera (7).
cuantos obstáculos les podian oponer los hombres y Entre la ciudad y el campamento imperial había
la naturaleza. una calzada construida con mucha solidez al traves
Entre tanto Pizarro , formando su pequeño cuerpo de los campos intermedios. Por esta galopó rápida-
en tres divisiones, marchó hácia adelante con paso mente la caballería , y antes de haber andado una le-
mas mesurado y en órden de batalla por los declives gua, llegó al frente del campamento peruano, donde
que conducian á la ciudad peruana. Al acercarse, na- se estendia por el suave declive de las montañas. Las
die salió á recibirlo y penetró por la ciudad sin encon- lanzas de los guerreros estaban clavadas en tierra de
trar un solo ser viviente, ni oir mas ruidos que el eco Imite de sus tiendas, y los soldados indios habian
de los pasos de sus compañeros. salido de ellas para contemplar en silencio y con
Era una ciudad de bastante consideracion, que asombro la partida cristiana, que con ruido de armas
contenia unos diez mil habitantes, algo mas proba- y de trompetas pasaba rápidamente junto á ellos,
blemente que la poblacion que contiene hoy á la ciu- como alguna terrible aparicion, en alas del viento.
dad moderna de Cajamarca (3). La mayor parte de las El destacamento llegó en breve á un ancho pero
casas estaban construidas con arcilla endurecida al poco profundo arroyo , que serpenteando por la pra-
sol, y los techos de paja, ó madera. Algunas de las dera, formaba una de las defensas del campamento
casas principales eran de piedra , y habia en la ciudad del Inca. Atravesábalo un puente de madera, pero
un convento de las virjenes del Sol, y un templo de- desconfiando de su solidez los ginetes, prefirieron
dicado á la misma deidad tutelar, y este se Hallaba pasar el rio á vado ,y sin dificultad llegaron á la orilla
oculto entre las profundas sombras de un bosquecillo opuesta. Un batallon de guerreros indios estaba for-
en los alrededores de la ciudad. En el barrio que mi mado en la otra estremidad del puente, pero no cau-

(1) Relacion del primer descubrimiento, MS. (4) Carta de Hernando Pizarro, ap. Oviedo, Hist. de las
(9) Esta era indudablemente la opinion del conquistador Indias, MS., parte III, lib. VIII, cap. XV.—Xerez, Conq.
que tanto liemos citado, y cuyo manuscrito imperfecto con- del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág. 195.
tiene los datos que dan mas luz en esta parte de nuestra his- (5) «Fuerzas son, que entre indios no se han visto tales.»
toria. «Teniéndonos en muy poco., y no haciendo cuenta que Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág. 195.-
-190 hombres le habían de ofender, dió lugar y consintió pa- Relacion del primer descub., MS.
sásemos por aquel paso y por otros muchos tan malos como (6) «Desde á poco rato comenzó á llover y caer granizo.»
él, porque realmente, á lo que despues se supo y averiguó, (Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia , tomo III, pág. 195.)
su intencion era vernos, y preguntarnos de dónde veníamos, Caxamalca en el dialecto indio significa : «lu gar de hielo,»
y quién nos habia echado allí, y qué quedamos. Porque era porque la temperatura, aunque generalmente suave y agra-
muy sabio y discreto, y aunque sin luz ni escriptura, dable., suele variar á veces por efecto de los helados vientos
amigo de saber, y de sutil entendimiento; y despues de del Este, muy perniciosos á la vegetacion. Stevenson, Resi-
holgádose con nosotros, tomarnos los caballos y las cosas que dencia en la América del Sur; tomo II, pág. 129.
á él mas la aplacían y sacrificar á los demos. » Relacion del (7) Carta de Hernando Pizarro, MS.
primer descub. , MS. La carta de Hernando Pizarro, dirigida á la Real Audiencia
muy de Santo Doiningo, da una relacion completa de los estraor-
clad a,) sube ó Stevenson,
hace unoslitr
treinta aīiou á unos siete mil Binarios acontecimientos contenidos en este y en el siguiente
habitantes. Este inteligente viajero hace una descripcion muy capítulo, en que este conquistador-tuvo una parte muy prin-
animada de la ciudad, en que residió algun tiempo, y que cipal. Concediendo su parte correspondiente á la parcialidad
parece haber mirado con especial predileccion. Probablemen- inevitable en uno de los principales actores de las escenas que
te hoy no ocupa el rango relativo que tenia en tiempo de los se describen, no puede haber mejor testimonio. El infatiga-
Incas. Residencia en la América del Sur, tomo II, pág. 131. ble Oviedo, que vivió en Santo Domingo, conoció su impor-
LA CONQUISTA DEL PERÚ,
saron la menor molestia á los españoles; y estos te- los que le acompañaban , se acercaron lentamente09á
nían órdenes severas de Pizarra , casi inútiles en sus caballo para colocarse al frente del loca; y el prime-
actuales circunstancias, para tratar con cortesía á ro , haciéndole no. respetuoso saludo , pero sin des-
los naturales. Uno de los indios indicó el punto en montar, elijo 4.Atahua lla que venia corno embajador
que se hallaba el Inca (4). de su hermano , comandante de los españoles . á po-
Era este un patio abierto, con un lijero edificio ó ner en-su conocimiento que habia l l egado á Caza-
casa de recreo en el centro, rodeada de corredores malea. Anuucióle que eran súbditos de un poderoso
que por detras miraban á un jardin. Las paredes es- príncipe que vivid mas allá del Océano, y que venían
taban cubiertas con una especie de estuco brillante, atraídos por la fama de sus grandes victorias á ofre-
blanco y de color, y en el espacio abierto delante del cerle sus servicios, y € comunicarle las doctrinas de
edificio, habia un estanque ó bañadera de piedra, á la verdadera fé que ellos profesaban; é invitóle ade-
que venian á parar acueductos que lo surtiau de agua mas eu nombre cle su ;;efe á. que pasase á visitar á los
caliente y fria (2). Una especie de tina de piedra la- españoles en su residencia actual.
brada, quizas construida posteriormente, aun se : co- A todo esto el tica no contestó una sola palabra, ni
noce en equel punto_ bajo el nombre de «baño del aun hizo un gesto que pudiese indicar que quedaba
Inca (3).» El patio estaba lleno de indios nobles, ves- euteradc, aunque se lo tradujo todo Felipillo, uno de
tidos con brillantes trajes, sirviendo al monarca, Y los intérpretes de que hemos hablado ya. El Inca
de mujeres de la casa real. En medio de esta reueion guardó un silencio absoluto, y permaneció con los
no era difícil distinguir la persona ele Atabuallpa, ojos fijos en tierra; pero uno de sus nobles, que se
aunque su traje era mas sencillo que el de sus corte- hallaba en pie á su lado, contestó: «Bien está (5).»
sanos. Pero le caía sobre la frente la borla encarnada, Esta era una situacien muy embarazosa para los es-
distintivo muy conocido de los monarcas peruanos, pañoles, que Parceiau ahora tau distantes de saber
y que este no Babia usado hasta des pues de la der- cuáles eran las verdaderas intenciones del monarca
rota de su hermano Huasear. Estaba sentado en rtn peruano relativamente á ellos , como , cuando se halla-
banco bajo ó almohadon, poco mas ó menos segun la ban al otro lado de las montañas.
costumbre morisca, y sus nobles y oficiales princi- Pero lieruanclo Pizarro volvió á hablar en términos
pales se hallaban en pie al rededor de él , con gran corteses y respetuosos, suplicando al Inca que con-
ceremonia, ocupando puestos segun su rango (4). testase él mismo, y les hiciese saber cuál era su, yo-
Los españoles miraban con mucha curiosidad al Juntad (6). Atabuallpa entonces volvió la cabeza son-
príncipe de cuya crueldad y astucia ]rabian oído ha- riéndose para mirarle ,y le contestó segun uno de. los
blar tanto , y cuyo valor le ]labia asegurado la pose- testigos de la escena: « Decid á ese capitan que os
sion del imperio. Pero en su fisonomía no se conocia euvia acá, que yo estoy en ayuno, y le acabo mañana
el rastr o ni de esas feroces pasiones ni de la sagaci- por la mañana; que en bebiendo una vez, yo iré con
dad que se le ha atribuido; y aunque en su compor- algunos de estos irriecipales mios á verme con él;
tamiento se notaba la gravedad y la conciencia del que en tanto él se aposente en esas casas que están
poder que tan bien sientan á un soberano, parecia en la plaza que son comunes á todos, y que no entren
haber desterrado toda clase de espresion de sus fac- en otra ninguna hasta que yo vaya, que yo mandaré
ciones, conservando tan solo la apatía tan caracte- lo que se ha de hacer (7).»
rística de las razas americanas. En la ocasion presente Soto , que , como antes hemos dicho, presenciaba
esto debió ser, á lo 'menos en parte, fingido. Porque esta entrevista , era el mejor montado y quizás el
es imposible que el príncipe indio no .hubiera con- mejor quede de la falanje conquistadora. Observan-
templado con interes y curiosidad un espect_iculo tan do que Atabuallpa examinaba con algun interes elfo-
estraño, y en cierto modo, tan aterrador, como el goso caballo que tenia delante tascando el freno y
que ofrecian estos misteriosos estranjeros, y para el pateando con la-impaciencia natural de un caballo de
cual ninguna descripcion anterior podia haberlo pre- b atal'.a,-el español le metió espuela y le dió rienda ,y
parado. echó á correr á todo escape por la llanura; luego re-
Hernando Pizarro y Soto, solo con dos ó tres de volviendo. y haciendo describir varios círculos á su
caballo, desplegó todos los hermosos movimientos de
este y su propia des.treza; por lid, parándolo repenti-
tanela, y felizmente incorporó el documento en su gran obra, namente en su carrera , casi hizo descansar al animal
Hist. de las Indias; MS., parte III, lib. VIII, cap. XV.—El sobre su cuarto trasero, tau cerca de la persona del
autor anónimo de la Relacion del primer descub., MS., tam- luna, que parte de la espuma del brioso animal sal-
bien fué con esta partida. picó su traje. i'ero Atabuallpa sostenia la misma com-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—Carta de Her-
nando Pizarro, MS. po, tura marmórea que antes , aunque algunos de sus
(2) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pá- soldados junto á quienes pasó Soto en su carrera, se
gina 202. asustaron tanto que huyeron despavoridos; timidez
«Y al estanque venian dos caños de agua, uno caliente y que les costó muy caro, si es cierto, como aseguran
otro frio, y allí se templaba la una con la otra, para cuando los españoles, que Atabuallpa les hizo quitar la vida
el señor se quería bañar ó sus mujeres, que otra persona no aquella noche misma por haber manifestado debi-
osaba entrar en él so pena de la vida.» Pedro Pizarro, Des-
cubrimiento y Conq. , MS.
(5) Stevenson, Residencia en la America del Sur, tomo II,
pág. 164. (5) «Las cuales por él oídas, con ser su iuclinaciou pre-
guntarnos y saber dónde veníamos, y qué queríamos, y ver
(4) Xerez, Conq. del Pecó, ap. Barcia, tomo III, pági-
nuestras personas y caballos, lobo tanta serenidad en el ros-
na 196.— Carta de Reinando Pizarro, MS. tro , y tanta gravedad en su persona, que no quiso responder
1:1 conquistador anónimo á quien tantas veces he citado y palabra á lo que-se le decid, salvo (fue unseñorde aquellos que
que fue testigo presencial de todo esto, describe el aspecto del estaban par de él respondía : bien está.» Relacion del primer
monarca peruano en len g uaje animado aunque sencillo. «Lle-
gados al patio de la dicha casa que tenia delante de ella, vi- descub., MS.
mos estar en medio de gran muchedumbre de indios asentado (6) «Visto por el dicho Hernando Pizarro que él no habla-
ba, y que aquella tercera persona respondia de suyo, tornó
aquel gran señor Atab ā lipa (de quien tanta noticia y tantas á suplicar que él hablase por su boca y le respondiese lo que
cosas nos habían dicho) con una corona en la cabeza y una quisiese.» Relacion del primer descub., MS.
borla que le salía delta y le cubria toda la frente, la cual era
(7) Ibid., MS., ubi supra.
la insignia real, sentado en una sillecita muy ba j a del suelo., En esta singular entrevista he seguido la relacion del ea-
come las turcos y mo r os acostumbran sentarse, el cual estaba baliero que acompañó á }tornando Pizarro, prefiriendo á la
con tanta magestad y aparato cual nunca se ha visto jaulas, de este, porque se da á si mismo un aire fanfarroa poco crei-
porque estaba cercado de mas de seiscientos señores de su
tierra. « Helador' del primer descub., MS.
ble, y se atribuye una conducta demasiado u*a gestuosa.
TOMO t.
100 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG

lidad tan indecorosa en presencia de !os estranje- les (u)? El soldado español obraba á impulsos de la
ros (1), doble influencia del espíritu caballeresco y del entu-
En seguida los criados del monarca ofrecieron al- siasmo religioso. Este último era el mas eficaz en la
gunas cosas de comer á los españoles que estos no hora del peligro; y Pizarro que entendia bien el ca-
aceptaron porque no querian desmontar. Poro sí be- rácter de la gente que tenia que manejar, presen-
bieron un poco de chicha, servida en vasos de oro de tando la empresa bajo el carácter de una cruzada,
un tamaño estraordinario , por las bellezas del harem reanimó el fuego entrellas cenizas del entusiasmo en
imperial (2). Despidiéndose despues respetuosaoren- las pechos de sus soldados y restableció en ellos su
te, los españoles volvieron á Caxamalca haciendo decaído ardor.
muchas y tristes reflexiones sobre lo que hablan Llamó, pues, á consejo á sus ofio. iales para discu-
visto; sobre el estado y opulencia del monarca indio; tir el plan de operaciones ó mas bien para proponer-
sobre la fuerza de su armamento militar; sobre su les el proyecto estraordinario cuya ejecucion había
equipo p erfecto ,y la aparente disciplina que en sus decidido. Era este armar una celada al Inca, y co-
filas se notaba; todo lo que parecia denotar un grado jerle prisionero á la faz de todo su ejército., proyecto
mucho mayor de civilizacion, ypor consiguiente de peligrosísimo y como se deja_ conocer, casi desespe-
poder, que cuanto habían visto en las regiones bajas rado: Pero tambien eran desesperadas las circuns-
del pais. Al poner todo esto en contraste con lo pe- tancias en que los españoles se hallaban. A cualquiera
queño de su propia fuerza , demasiado avanzada parte que se volviesen veíanse amenazados de los
ahora para que le pudiesen llegar socorros y .refuer- mas terribles riesgos; y valía mas arrostrarlos con
zos, conocieron que no habian obrado con pruden- valor que retroceder ante ellos cuando no había me-
cia lanzándose al centro de tan formidable imperio, dio de evitarlos.
y estaban llenos de tristes presentimientos pera el Para huir era ya demasiado tarde. ¿Adónde ha-
porvenir (3). Pronto se comunicó á sus camaradas bian de huir? A la primera señal de retirada caeria
del campamento su espíritu de abatimiento, que no sobre ellos todo el ejército del Inca. Sus pasos serian
disminuyó ciertamente cuando, habiendo anoche- contados por un enemigo mucho mas conocedor que
cido, vieron encenderse los fuegos de los peruanos, ellos mismos de las escabrosidades de la sierra, el
que cubrian e] declive de la montaña ;y que, segun cual-ocupando las 'salidas podria cercarles-por todos
uno de los conquistadores, eran tan numerosos como lados ;ademas a- te movimiento retrógrado disminuí-
las estrellas del cielo (4). ria la confianza y por consiguiente la fuerza del ejér-
Sin embargo Labia un corazon en el seno de aque- cito español al mismo tiempo que doblaria la de su
lla pequeña hueste en que no lograban penetrar ni el enemigo.
abatimiento ni el tornar. Este era el de Pizarra , que Pues permanecer largo tiempo en la inaccion, en
al reves estaba lleno de satisfaccion al ver que por la. posicion que los españoles ocupaban, parecia igual-
lin !labial] llegado las cosas á la crisis que él había mente peligroso. Aun suponiendo que Atahuallpa
ansiado durante tanto tiempo. Vió la necesidad de fuese amigo de los cristianos, no podían estos confiar
dar pábulo á un sentimiento análogo en los suyos, en que perseverase en su amist::d. La familiaridad
sin lo cual todo se fobia perdido; y así , sin revelar con los blancos destruiria pronto la idea de que fuesen
sus planes, habló con .sus soldados y les suplicó que seres. sóbrenaturales y aun la de que fuesen de natu-
no desmayasen en • semejante cire . unstancia,. cuando raleza superior á la suya. Su. corto número le inspira-
ya se encontraban frente á . frnte con :el enemigo ria desprecio : sus 01)111°1 i-sus armas. .y su ostentoso
que tan constantemente'habianhüsendo.: Rogóies'que aparato seriarī un cebo para el •bárbaro monarca, y
confiasen 'en su propio valgr'y en eL auxilio de aquella• cuando supiese que et iba en su mano aniquilw á
Providencia que ,los-habia.salvado en• tantas pruebas- sus poseedores, no tardaría. en. encontrar pretesto
. terribles: en esa.Providencia . que no los abandoearia para .ello. : Uno bueno se le ofreció -ya . en las medidas
ahora. Y. sí 'la -ventaja. del- número,_ per - grande que_ arbitrarias de los conquistadores yen-su. marcha por
fuese, estaba en favor del enemigo, ¿qué importaba' sus dominios.
si el :brazo de Dios estaba -en favor de los españo- ¿Pero qué motivó tenian para lisonjearse de .que
(1) • Pedro Pizarro, descula:, y Gong:, MS..---Re1. del pri- el Inca les fuese favorable ? Era iur príncipe astuto y
merdéscub:, MS.. . • - nada escrupuloso , y •si las noticias que con frecuen-
«Y algunos .indios, con miedo , se desviaron de la carrera, cia habían recibido en el - camino eran ciertas, siein-
por lo cual Atabalipa los hizo luego matar.» (7.árate, Con- pre habia mirado con malos ojos la llegada de los
quista del . Perú, lib: II, cap. IV.)—Xerez dice que elmismo españoles :.apenas era posible que hubiese hecho otra
Atah uallpa confesó este hecho en conversacion con los españoles cosa: sus mensajes de amistad no habian tenido mas
cuando estaba prisionero.—E1 caballo de Soto debia cierta- objeto que engañarlos para que cruzaran las monta-
mente asustará los indios, si, como asegura Balboa, salvaba
uu espacio de veinte pies en un salto, y esto llevando un gi-
ña s donde con al auxilio de sus guerreros podría fá-
nete cubierto de armadora. Historia del Perú, cap. XXII. cilmente destruirlos Estaban pues envueltos en las
(2) Relacion del primer descubrimiento, MS.— Xerez, redes que cl sagaz monarca les había tendido.
Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág. 196. Asi su (cuico remedio era volver contra el Inca los
(3) «Heel-.o esto y visto y atalayado la grandeza del ejér- artificios con que habia engañado á los españoles y
cito, y las tiendas que era bien de ver, nos volvimos adonde cogerle si era posible en sus propias redes. No habia
el dicho capitana nos estaba esperando, harto espantados de tiempo que perder ; porque de un dia á otro podian
lo que habíamos visto, hablando y tomando entre nosotros
muchos acuerdos y opiniones de lo que se debia hacer, es- volver las victoriosas legiones que acababan de ven-
tando todos con mucho temor ser tan pocos, y estar tau me- cer en el Sur, haciendo así mas grande la desigual-
tidos en la tierra donde no podi,uuos ser socorridos.» (Rela- dad númerica entre el ejército del Inca y los espa-
ciona del primer descub., MS.) Pedro Pizarro tiene bastante ñoles.
franqueza para confesar la cousternacion de los españoles.. Sin embargo combatir á Atalivallpaen campo abier-
(Descula. y Conq.) El miedo era una sensacion muy estraña to era muy arriesgado, y_ aunque la victoria coronase
para el soldado español. Pero si no lo esperimentaba en oca- sus esfuerzos, no era probable que una persona tan
sion semejante, debia parecen-se á aquel intrépido c āballero
que, como decia Carlos V, « nunca se hubiera atrevido á importante corno la del Inca cayese en poder de los
despavilar una luz con los dedos.» veucedores. La invitacion que habia aceptado de visi-
(44) «Mecimos la guardia de la plaza, de donde se veian los tarles en sus reales les proporcionaba el medio mejor de
fuegos del ejército de los indios, lo cual era cosa espantable, asegurar la deseada presa. Ni parecia tan desesperado
que como estaban en-mía ladera la mayor parte, y tan juntos
unos le otros, no parecía sino un cielo muy estrellado:» Rela-
taban del primer descula. , MS.
(5) Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III,p ág. 197.
—Naharro, Relacron sumaria , MS.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
el plan considerando las grandes ventajas que ofrecian 101
necer en sus puestos hasta la llegada del Inca. Cuando
el carácter y las armas de los invasores y lo inesperado este entrase en la gran plaza, debian mantenerse es-
que seria el ataque. La sola circunstancia de obrar condidos y en observacion hasta que diese la señal
siguiendo un plan concertado compensaría la desi- que seria un tiro de arcabuz; entonces con grandes
gualdad del número. Pero no era necesario admitir gritos de guerra debian salir de los edificios, caer es-
toda la fuerza de los indios en la ciudad antes del ata- pada en mano sobre los peruanos y apoderarse de la
que; y una vez asegurada la persona del Inca, sus persona del leca. La situacion de los vastos salones al
tropas sorprendidas por tan estraño acont eci miento, mismo nivel de la plaza parecia muv á propósito para
fuesen pocas ó muchas, no tendrían ánimo para se- un golpe de teatro. Pizarro e.ncargb muy particular-
guir resistiendo; y con el Inca en su poder Pizarro mente á sus tropas el órden y la obediencia á los su-
podía dictar leyes al imperio. periores, y que no hubiese confusion en el crítico
En este atrevido proyecto del gefe español era fácil momento , porque todo dependía de que obrasen
ver que habia querido imitarla brillante hazaña de Cor- con órden, serenidad y prontitud (1).
tes cuando prendió al monarca azteca en su capital. Despues cuidó el gafe español de que las armas de
Pero esta prision no se hizo con violencia, ó á lo me- sus tropas estuviesen en buen estado y de que los pre-
nos con abierta violencia, y recibió la sancion, aun- tales de los caballos llevasen campanillas para que
que fuese obligada , del monarca mismo. Tambien e- aumentaran con su ruido la consternacion de los in-
verdad, que los resultados en aquel caso no justifica- dios. Diéronse tambien á las tropas abundantes provi-
ban la repeticion del esperimento; porque el pueblo se siones de boca para que nada faltase al buen éxito de
levantó en masa contra el príncipe y contra sus rap- la empresa. Adoptadas estas disposiciones, los ecle-
tores; pero de esto habia sido causa en parte la indis- siásticos que iban en la espedicion celebraron una
crecion de estos últimos. El esperimento en su éxito misa con gran solemnidad invocando al Dios de las
final fue bueno , y si Pizarro podia apoderarse de la batallas para que estendiese su escudo protector so-
persona de Atalivallpa, para lo denlas confiaba en su bre los soldados que iban á pelear por ensanchar los
propia discrecion. La prisiou del Inca serviria por límites del imperio de la cruz ; y todos con gran estu-
lo menos para sacarle de la crítica situacion en que siasmo cantaron el Exurge Domine «(Levántate ó Se-
se encontraba, poniendo en su poder una prenda ines- ñor y juzga tu propia causa) (a). » Parecian una reu-
timable de seguridad; y si desde luego no podía hacer ilion de mártires dispuestos á dar su vidas en defensa
que el monarca aceptase sus condiciones, la llegada de la fé, y no una licenciosa banda de aventureros
de refuerzos de España le facilitarla en breve los me- meditando uno de los actos mas atroces de perfidia
dios de imponérselas. que recuerda la historia. Sin embargo, cualesquiera
Concertados sus planes para el siguiente dia se di- que fuesen los vicios de los caballeros castellanos , no
solvió el consejo y Pizarro se ocupó en proveer á la tenían el de la hipocresía. Estaban convencidos de que
seguridad de su gente durante la noche. Las avenidas peleaban por la cruz, y esta conviccion, exaltada co-
de la poblacion se hallaban en estado de defensa; pu- mo lo era en aquel momento, no les dejaba conside-
siéronse centinelas en diferentes puntos y especial- rar los viles motivos que con el otro mas importante
mente en lo alto de la fortaleza, desde donde debían se mezclaban para animarlos á la empresa. Los solda-
observar la posiciou del enemigo para dar cuenta de dos de Pizarro, inflamados de este modo de religioso
cualquier movimiento con que amenazase turbar ardor, esperaban con ánimo impaciente la llegada del
aquella noche la tranquilidad de los españoles. Torna- Inca ; y su gafe vió con satisfaccion que en la hora
das estas precauciones, el gefe y sus oficiales se retira- crítica sus soldados no faltarian á lo que debían á su
ron á los puntos designados, pero no á dormir. Por capitan y á sí mismos.
lo menos no debieron de dormir mucho los que esta- Ya era muy entrado el dia cuando se observó mo-
ban enterados del plan que habia de ejecutarse á la vimiento en el campo peruano, donde se hacían gran-
mañana siguiente, mañana que había de decidir de su des preparativos para acercarse á los reales cristia-
suerte coronando sus proyectos ambiciosos con el nos con toda ostentacion y ceremonia. Recibióse un
éxito mas feliz ó arruinándolos para siempre. mensaje de AtahuaFpa informando al gefe español que
iria á visitarle armado con sus guerreros de la misma
CAPITULO V. manera que los españoles habían ido á su campo en
la noche precedente. La noticia no era muy agrada-
Plan temerario de Pizarro. — Atahuallpa visita á los ble para Pizarro, aunque probablemente no tenia
españoles. — Matanza horrible. — El Inca prisionero.
— Conducta de los conquistadores. — Magnificas pro- motivos para esperar lo contrario. Mas oponerse al
mesas del Inca. — Muere lluascar. deseo de Atahuallpa habría sido manifestar descon-
1532. fianza y darle á entender en cierto modo sus designios.
Manifestó por tanto su satisfaccion, asegurando aJ Inca
DISIPÁRONSE las sombras de la noche y el sol se que de cualquier modo que viniese le recibiría 'como
levantó brillante en la mañana del inmediato dia, el amigo y hermano (3).
mas memorable en los anales del Perú. Era el sábado
16 de noviembre de 1532. El agudo sonido de la trom- (1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Relacion del
peta llamó á los españoles á las armas al romper el primer descubrimiento, MS.—Xerez, Conquista del Perú, ap.
Barcia, tomo 111, p. 197 — Carta de Hernando. Pizarro, MS,
alba, y Pizarro dándoles en breves razones cuenta de —Oviedo, llist. de las Indias, MS., parte 111,libro VIII, ca-
su plan de ataque, tomó las disposiciones necesarias pítulo VII.
al efecto. (2) «Los eclesiásticos i religiosos se ocuparon toda aque-
La plaza, segun se ha dicho en el anterior capítulo, lla noche en oracion, pidiendo á Dios el mas conveniente su-
estaba defendida por sus tres lados por filas de peque- ceso á su sagrado servicio, exaltacion de la fé, i salvacion de
ños edilicios que consistían en espaciosos salones, con tanto número de almas , derramando muchas lágrimas i sangre
en las disciplinas que tomaron. Francisco Pizarro animó ú
anchas puertas de salida. En ellos colocó la caballería
los soldados con una muy cristiana plática que les hizo:
en dos divisiones, una á las órdenes de su hermano con que, i asegurarles los eclesiásticos de parte de Dios y de su
Hernando y otra á las de Soto. Situó la infantería en madre Santisilea la victoria, amanecieron todos muy deseosos
otro edificio, reservándose veinte hombres escocidos de dar la batalla, diciendo á voces, «Exurge Domine, et judi-
para acudir con ellos adonde el caso lo exigiese. Pe- ca causam Mana.» Naharro, Relacion sumaria MS.
dro de Candia con unos cuantos soldados y la artille- (3) El gobernador respondió : Dí á tu señor que venga en
ría, comprendíendose bajo este imponente nombre hora buena como quisiere, quede la manera que viniere lo re-
cibiré como amigo y hermano. Xerez, Conq. del Perú, ap. Bar-
dos per uenas piezas llamadas falcouetes, se estable- III, pág. 197—Oviedo, Hist. de las Indias. MS,,
ció en fu fortaleza, Todos recibieron Orden de perma- cia, tomo
TOMO 1.
102 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

Ya era medio día cuando la comitiva de la indios prefería pasar la noche en Caxamalca. Al mismo tiem-
se puso en marcha, ocupando larga estension de la po mandó que se preparase alojamiento para él y su
gran calzada. Al frente de todos veuia gran multitud comitiva en uno de los grandes edilicios de piedra que
de criadoscuyo oficio parecía ser limpiar el camino por tener la figura de una serpiente esculpida en la
de la menor particula de escombros. Por cima de toda pared se llamaba la casa de la serpiente (6). Ninguna
la tropa sobresalia el Inca, llevado en los hombros de noticia podia haber sido mas agradable que esta para
sus principales nobles, mientras otros de la misma los españoles. No parecia sino que el monarca indio
categoría marchaban á los lados de su litera, desple- anhelaba precipitarse en el lazo que se le habia pre-
gando tan brillantes ornamentos eh sus personas que, parado. El fanático Ilero no pudo dejar de ver en
seguu el dicho de uno de los conquistadores , reíucian esto el dedo de la Providencia.
como el sol (1). Pero la mayor parte de las tropas del Es difícil esplicar esta conducta indecisa de Ata-
Inca, estaban formadas en los campos á uno y otro huallpa, tan diferente de. lo que podia esperarse del
lado del camino ó esparcidas por los anchos prados carácter resuelto y audaz que la historia le atribuye.
hasta perderse de vista (2). No hay duda en que hizo su visita á los blancos con
Cuando la real comitiva llegó á cosa de media mi- completa buena fé; si bien Pizarro tenia acaso razon
lla de la ciudad, lizo alto, y Pizarro vió con sor- en pensar que . aquellas muestras de amistad tenían
presa que Atahuallpa se preparaba para plantar sus un cimiento muy poco sólido. Hay pocos motivos pa-
tiendas como si quisiera fijar allí su campamento.A ra suponer que desconfiase de la sinceridad de los es-
poco tiempo llegó un mensajero para anunciar á los traujeros: de otro modo no se habría propuesto sin
españoles que el Inca ocuparía aquella noche el sitio necesidad vi,itarles desarmado. Su primer propósito
en que sehahia detenido, y que á la mañana siguien- de venir con toda su fuerza tuvo sin duda por objeto
te hacia su entrada en la ciudad. desplegar toda , su pompa real y tal vez mostrar mayor
Esta noticia disgustó mucho á Pizarro, que par- respeto á los españoles; pero cuando consintió en
ticipaba de la impaciencia general de su gente, al aceptar su hospitalidad ypasar la noche en sus reales,
ver la poca celeridad con que se movian los pe- no quiso llevar gran número de sus soldados armados
ruanos. Las tropas habían estado sobre las armas y prefirió visitarles de una manera que indicase que
desde el amanecer, las de caballería sobre sus caba- tema.entera confianza en su buena fé. Tenia un man-
llos, las de infantería en sus puestos, esperando en do demasiado absoluto en su propio imperio para sos-
silencio la llegada del Inca. Profunda calma reinaba pechar con facilid-ad un ataque á su persona; acaso
en toda la ciudad , interrumpida solamente de cuando no comprendia que el corto número de hombres reu-
en cuando por el grito del cendnela que desde lo mas nidos en Caxammlca tuviese la audacia de pensar apo-
alto de la fortaleza anunciaba los • movimientos del derarse de un poderoso monarca en medio de su vic-
ejército indio. Pizarro sabia perfectamente que nada torioso ejército. No conocia el carácter español.
era mas peligroso para el valor y constancia del sol- Poco faltaba para ponerse el sol cuando la vanguar-
dado que la prolongada inaccion en una situacion dia de la comitiva real entró por las puertas de la ciu-
crítica como aquella ;y temia que el ardor de sus tro- dad. Primero venían algunos centenares de criados
pas se evaporase sucediéndole aquella sensacion ner- empleados en limpiar el camino dé cualquier obstá-
viosa, natural aun en las almas de los mas valientes culo y en cantar himnos de triunfo que en nues-
en tales crisis, yque sino es temor está muy . cerca de tros oídos, dice uno de los conquistadores , sonaban
serlo (3). Respondió por tanto rogando áAtahuallpa cual si no fuesen camiones del infierno (7). Des
que cambiase de propósito; y añadiendo que tenia -puesgianotrcmñísdei frnt
preparadptodo lo necesario para recibirle y obsequiar- clases y vestidos con libreas diferentes. Algunos ves-
le y que le esperaba á cenar aquella noche (4). Dan una tela vistosa }Manca y colorada coma las ca-
Este mensaje hizo mudar al Inca de intencion y le-. sas de un agedrez (8). Otros iban vestidos solamente
vantando sus tiendas volvió á emprender su marcha, de blanco con martillos ó mazas de plata y cobre en las
avisando primero al general que dejarla en aquel pun- mallos (9); y los guardias del inmediato servicio del
to á la mayor parte de sus guerreros y entraría en la príncipe se distinguían por su rica librea azul y pro-
plaza solo con algunos de ellos y sin armas (5), pues lusion de ornamentos de alegres colores, indicando su
categoría cae nobles los largos pendientes que colgaban
parte III, libro VIII, capítulo VII.—Carta de Hernando Pi- de sus orejas.
zarro, MS.
(1) «Hera tanta la patenería que traian de oro y plata, Sobresaliendo por cima de sus vasallos venia el
que hera cosa estrai a lo que reluzia con el sol. » Pedro Pizar- Inca Alahuallpa sobre unas andas en que habia una
ro, Descub. y Conq. MS. especie de trono de oro Macizo de inestimable va-
(2) El antiguo conquistador tantas veces citado, el número lor (10). El palanquin estaba cubierto con las brillan-
de gue reros peruanos le pareció no bajar de 50,000; «mas tes plumas de pájaros tropicales y guarnecido de cha-
de cincentamil que tenia de guerra.» (Relacion del primer pas de oro y plata.(11). Los adornos-del monarca-eran
descub. , MS.
El secretario de Pizarro que los vió acampados le parecieron mucho mas ricos que los de la noche precedente.
como unos50,000. (Xerez; Conq: del Perú, ap. Barcia, to- Colgaba de su cuello un collar de esmeraldas de bri-
mo III , pág. 196.) Por mas grato que sea á la imaginacion fi- llaut.ezy tamaño estraordinario (12). En su pelo corlo
jarse en un número preciso, es muy difícil hacerlo al calcular
el de las tropas irregulares y tumultuosas que componen una é hondas, é bolsas con piedras. Carta de Iernando Pizar-
bárbara hueste. ro, M1S.
(3) Pedro Pizarro dice que un espía indio informó á Ata- (6) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pá-
hualipa de que los blancos estaban reunidos en las grandes giva 19ī .
cuadras de la plaza en gran consternacion (llenos de miedo), (7) Re lacion- īlelprimer descirb. , MS.
«lo cual no era enteramente inexacto,» añade el caballero. (8) Idem, MIS.
Descub. y Conq. , MS. (9) Idem, MS.
(4) Pedro Pizarro, Descuh. y Conq., MS. (10) «El asiento que traia sobre las andas era un tablon de
«Asentados sus toldos , envió á decir al gobernador (lúe ya oro que pesó un quintal de oro, segun dicen los historiadores
era tarde, que él quería dormir allí que por la mañana venia. 25,000 pesos ó ducados.» Naharro, Relacion sumaria, MS.
El gobernador le envió á decir que viniese luego, porque le (11) «Luego venia mucha gente con armaduras, patenas y
esperaba á cenar, é que no habla de cenar hasta que fuese. coronas de oro y plata :.entre estos venia Atabaliva, en una
Carta de Hernando Pizarro , MS. litera, aforrada de pluma de papagaios, de muchas colores,
(5) «El quería venir luego, é que venia sin armas. E lue- guarnecida de chapas de oro y plata.» Xerez, Conquista del
go Atabaliva se movió para venir, é dejó allí la gente con las Perú, ap. Barcia , tomo 1II, pág. 198.
armas, é llevó consigo hasta cinco ó seis mil indios sin armas, (12) Pedro Pizárro , Descub. y Conq, , MS,
salvo que debajo de las camisetas traian unas porras pequeñas «Venia la persona de Atabaliva, la cual traian ochenta se-
LA CnNQLISTA.DEL PERÚ.
llevaba adornos de oro y sobre sus sienes caía la borla enviado á sus vasallos desde tan lejos y cruzando los 103
del Inca era grave magestuoso;
imperial El aspecto
y desde su elevada posicion miraba á la multitud con mares, y por lo mismo quiero tratarle como hermano.
aire de compostura como hombre a costumbrado á si trata dealdar
Respecto papa de quien me habíais, debe chochear
reinos que no le pertenecen: en cuanto
mandar.
á mi religion , no quiero cambiarla : vuestro Dios se-
Al entrar las primeras filas de la procesion en la gun dices, fue condenado á muerte por los mismos
gran plaza, que segun dice un antiguo cronista, era hombres á quienes habia creado; pero el mio, aña-
mas grande que ninguna de Espana, se abrieron á dió señalando á su deidad que entonces se hundía de-
derecha á izquierda para dejar paso á la comiti7a real. tras-de las montañas, el mio vive aun en los cielos y
Todo se hizo con admirable órden: Permitióse al mo- desde allí vela sobre sus hijos (3).»
narca atravesar la plaza en silencio y ni un solo espa- Despues preguntó á. Valverde con qué autoridad le.
ñol se dejo ver. Luego que entraron cinco ó seis mil decía aquellas cosas, á lo cual respondió el fraile,
indios Atahuallpa mandó hacer alto, y dirigiendo á mostrándole el libro que tenia en la mano. Tomóle
todas partes. curiosas miradas preguntó : ¿dónde Atahuallpa, volvió algunas páginas, é irritado sin
están los estranjeros? duda por el insulto que habia recibido le arrojó en
En aquel momento fray Vicente de Valverde , reli- tierra lejos de sí-esclamando: eDí á tus compañeros
gioso Dominico , capellan de. Pizarro, y despues obis- que me darán cuenta de sus acciones en mis domi-
po de Cuzco, salió con su Breviario, 6, segun otros di- nios, y que no me iré de aquí sin haber obtenidole-
cen, con la Biblia en una mano yun crucifijo en la otra, na satisfaccion de los agravios que me han hecho (4).
y acercándose al Inca le dijo que venia por órden de Altamente escandalizado el fraile del ultraje hecho
su gefe á explicarle las doctrinas dé la.verdadera fé, al sagrado libro, le alzó del suelo y corrió á informar
para cuyo fin los españoles habian venido á su pais á Pizarro de lo que el Inca habia hecho, esclamando al
desde tan distantes climas. Despues pasó á explicarle mismo tiempo: «¿ no veis que mientras estamos aquí
lo mas claramente que pudo el misterio de la Trini- gastando tiempo en hablar con este perro lleno de so-
dad, y remontándose en seguida á la creacion del berbia, se llenan los campos de indios? Salid á él que
hombre, habló de su caída, de su redencion por Je- yo os absuelvo .(5). Pizarro vió que habia llegado la
sucristo, de la crucifixion y de la ascension del Sal- hora. Agitó una leandera blanca en el aire, que era la
vador á los cielos despues de haber dejado al apóstol señal convenida: partió el fatal tiro de la fortaleza, y
San Pedro por vicario suyo en la tierra. Díjole como entonces saliendo el capitan y sus oficiales á la plaza,
las facultades dadas por Jesucristo á su vicario habian lanzaron el antiguo grito de guerra.» i Santiago y á
sido trasmitidas á los sucesores de aquel apóstol, hom- ellos I el cual fue respondido por el grito de comba-
bres sábios y virtuosos que bajo el título de papas te de todos y cada uno de los españoles que se halla-
ejercian autoridad sobre todos los tronos y potentados ban en la ciudad, saliendo impetuosamente de los
de la tierra. Manifest.óle que uno de los últimos papas grandes salones en .que estaban ocultos é invadiendo
habia comisionado al emperador español, monarca el la plaza caballería é infantería en columna cerrada y
mas poderoso del mundo, para conquistar y conver- arrojándose en medie de la muchedumbre de indios.
tir á los naturales de aquel hemisferio occidental; y Estos, cogidos de sorpresa, aturdidos por el ruido
que 'su general Francisco Pizarro habia. venido para de la artillería y arcabucería, cuyos ecos zumbaban
ejecutar tan importante comision; concluyendo con como el trueno en los edificios, y cegados por el hu-
rogarle que le recibiese afectuosamente; que abjura- mo que en sulfúreas columnas se estendia por la pla-
se los errores de su fé y abrazase la de los cristianos, za, se llenaron d; terror y no sabian adonde huir
única que podia salvar su alma; y que se reconociese para librarse de la ruina que creian cercana. Nobles
tributario del emperador Carlos V, que en todo caso y plebeyos cayeron á los pies de los caballos cuyos
le auxiliaria y protejería como á leal vasallo (4). ginetes repartian golpes-á derecha é izquierda sin
Es dudoso que Atahuallpa se hiciese cargo cíe nin- perdonar á nadie, mientras sus espadas brillando al
guno de los curiosos argumentos con que el religioso
quiso establecer una relaciori entre Pizarro y San Pe- (3) Véase el Apdndide núm 8, donde el lector encontrará
dro; aunque debió de concebir nociones muy incor- estractos originales de varios manuscritos de aquel tiempo . re-
rectas acerca de la Trinidad si, como dice Garcilasso, ferentesAlgunas
á la captura de Atahuallpa.
relaciones describen el discurso del Inca en
(4)
el intérprete Felipillo le esplicó este misterio dicién- términos mucho mas insultantes para. los españoles (véase
dole que los cristianos creian en tres dioses y un Dios Apéndice núm. 8); pero en ocasiones tan críticas no se puede
que hacian cuatro (2). Pero es indudable que corra- saber con exactitud el lenguaje que se usara. Segun algunas
prendió perfectamente que el objeto del discurso era autoridades, Atahuallpa dejó caer el libro por' casualidad. (Mon-
persuadirle que debía renunciar á su cetro y recono- tesinos, Anales, MS., año de 1533. Balboa,Hist. del Perú, ca-
pitulo XXII.) Pero el testimonio de los que estaban presentes,
cerla supremacía de otro.
Centellearon los ojos del monarca indio, y su oscu- segun ha llegado hasta nosotros, está de acuerdo eón los que
decimos en el testo. Y sí habló con el calor que se atribuye,
ro ceño se oscureció mas al contestar : « no quiero es mas probable que arrojase el libro que no que se le ca-
ser tributario de ningun hombre, yo soy mas que yese.
ningun príncipe de la tierra: vuestro emperador pue- (5) «Visto esto . por el frayle y lo poco que aprovechaban
de ser un gran príncipe, no lo dudo, pues veo que ha Sus palabras, tomó su libro y abajó su cabeza y fuese para
donde estaba el dicho Pizarro, y dijolel ¿no veis lo que pasa ?
ñores en hombros, todos bestidos de una librea azul muy rica, ¿para qué estais en comedimientos-y requerimientos con este
y él bestia su persona muy ricamente ; con su corona en la ca- perro, lleno de soberbia, que vienen los campos llenos de indios?
Salid í él que yo os absuelvo.» (Relacion del primer descubri-
beza, y al cuello un collar de esmeraldas grandes.» Relacion
miento, MS.) El historiador hubiera sido mas parco en atribuir
del primer descub. , MS. conducta tan diabólica al padre Valverde si no hubiera tenido
(1) Montesinos dice que Valverde leyó al Inca la fórmula
usada por íos españoles en sus conquistas (Anales, MS. , año pruebas de ella. Dos . de• los conquistadores presentes, Pedro
Pizarro y Xerez, dicen solamente que el fraile refi rió al gober-
15'53); pero esta fórmula , aunque bastante absurda , no com-
nador el ultraje hecho al sagrado libro , pero Eterna !ido Pizar-
prendia todo el discurso teológico que hizo el capellan en aque- ro y el autor de la relacion del primer descubrimiento, ambos
lla ocasion. Sin embargo, no es imposible que la leyera..Yo testigos de vista, y Naharró, Zárate, Gomara, Balboa, Her-
he seguido la relacion de Naharro que recogió sus informes de rera , y el Inca Titucussi Yupanqui , los cuales tomaron sus no-
los mismos actores de aquella tragedia, y cuya minuciosa re- ticias de personas que presenciaron los hechos, cuentan este
lacion esta corroborada por cl testimonio mas generalmente con poca diferencia segun se refiere mi el teste. Sin embargo,
admitido de los filos Pizarras y del secretario Xerez. Oviedo adapta la relacion de Xerez, y Garcilasso pretende pro-
(?) « Por dezir Dios trino y uno, dixo Dios tres Y 11110 son bar q nc Valverde no trató de escitar las pasiones de sus com-
cuatro, sumando los números por (busca. entender.» Com. Real,
pañeros.
parte 11, lib. I, cap. XXIII.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y BO1G.
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través de la espesa nube de humo, introducían el sus soldados , cuya herida fue la única recibieron los
desaliento en los corazones de los desdichados indios, españoles en la accion (4).
que por la primera vez veían las terribles maniobras Entonces la pelea se renovó con mas furor en torno
de la caballería. Así es que no hicieron resistencia, ni de la regia litera, la cual se bamboleaba cada vez mas
tampoco tenian armas con que hacerla. Ni tenían me- hasta que al fin, muertos muchos de los nobles que la
dio de escapar porque la entrada de la plaza estaba cer- sostenían cayó; y el Inca se hubiera dado un gran
rada por los cuerpos muertos de los que habían pere- golpe en el suelo si Pizarro y algunos de los suyos no
cido haciendo vanos esfuerzos para huir; y tal era la hubieran acudido á sostenerle en sus brazos. La borla
agonía de los vivos en el terrible ataque de los agre- imperial fue inmediatamente arrancada de sus sie-
sores, que una gran multitud de indios en sus esfuer- nes por un soldado llamado Estete (5), y el desgra-
zos convulsivos rompieron por medio de una tapia de ciado monarca fue trasladado á un edificio inmediato
piedras y barro seco y abrieron un boquete de mas de donde se le puso en custodia con la mayor vigilancia.
cien pasos, por el cual se salieron al campo, perse- Cesó entonces toda tentativa de resistencia. Esten-
guidos todavía por la caballería que, saltando por ci- dióse la noticia de la captura del Inca por la ciudad y
ma de los escombros de le tapia derribada , cayó so- y por los campos : disolvióse el encanto que podia
bre la retaguardia de los fugitivos matando á muchos mantener unidos á los peruanos y cada uno pensó so-
y dispersándolos en todas direcciones (I). lh.mente en su propia salvacion. Cundió tambien la
Entre tanto el combate ó mas bien la mortandad alarma entre los soldados acampados en las inmedia-
continuaba con ardor en torno del Inca cuya persona ciones, los cuales al saber la fatal nueva dieron á huir
era el gran objeto del ataque. Sus fieles nobles ponién- por todos lados perseguidos por los españoles que en
dose á su alrededor, se arrojaban á contener é los el calor del triunfo se mostraron sin misericordia. Al
agresores, y cuando no podían arrancarles de sus si– fin la noche, mas piadosa que los hombres , tendió su
Das les ofrecían sus pechos por blanco á sus venganzas amigo manto sobre los fugitivos, y las diversas tropas
y por escudo de su querido soberano. Dicen algunas de Pizarro se reunieron otra vez al toque de trompeta
autoridades que llevaban armas ocultas halo los vesti- en la sangrienta plaza de Caxamalca.
dos. Sí así fue, de poco les sirvieron, pues nadie dice Del número de muertos se habla como es costum-
que echasen mano de ellas (2). Pero los animales bre con gran discrepancia. El secretario de Pizarro
mas tímidos se defienden cuando se ven acorralados; dice que murieron dos mil indios (6). Un descen-
y si los indios no lo hicieron en aquel caso, es prueba diente de los Incas, autoridad mas segura que la de
de que no tenían armas con que defenderse. Sin em- Garcilasso, calcula el número de muertos en diez
bargo, continuaron conteniendo á la caballería, asién- mil (7). La verdad se encuentra generalmente entre
dose de los caballos para inutilizar su ímpetu, y cuan-
do uno cala otro ocupaba su lugar con una lealtad
verdaderamente patética. (4) Cualquiera que sea la discrepancia- que sobre otros
puntos exista entre los escritores castellanos, todos concuerdan
El monarca indio aturdido y cercado vió caer á su en elhecho notable que ningun español, escepto el general, salió
alrededor á sus mas fieles vasallos sin comprender herido en aquella ocasion. Pizarra vió en esto un motivo sa-
apenas lo que le pasaba. La litera en que iba andaba tisfactorio para considerar á los españoles en aquel dia como
de aquí para allá segun los agresores acometían por protegidos especialmente por la Providencia. Véase Xerez,
un lado ó por otro; y él contemplaba aquel espectá- Conq. del Perú, ap. Barcia , tomo III, pág. 199.
culo de desolacion como el marinero solitario , que (5) Miguel Estete, el cual la conservó por mucho tiempo
acosado en su barca por los furiosos elementos ve bri- como un trofeo de la hazaña, segun dice Garcilasso de la Vega
(Com. Real parte II, lib. I, cap. XXVII), autoridad indiferen-
llar los relámpagos y oye retumbar los truenos á su te á todo en esta parte de su historia. Este escritor popular,
alrededor con la conviccion de que nada puede hacer cuya obra por su superior conocimiento de las instituciones del
para evitar su suerte. Al fin los españoles cansados de pais, ha obtenido mayor crédito aun en lo relativo á la con-
su obra de destruccion y viendo que las sombras de la quista que las relaciones de los conquistadores mismos, se en-
noche se aumentaban , empezaron á temer que la re- tregó á las inspiraciones de su imaginacion poética con imper-
gia presa despues de tantos esfuerzos se les escapase; donable estension al hablar de la captura de Atahuallpa. Segun
y algunos caballeros intentaron á la desesperada con- él, Atahuallpa trató á los invasores desde el principio con gran
cluir de una vez quitando la vida á Atahuallpa. Pero deferencia corro á descendientes de Viracocha, los cuales, se-
gun sus oráculos, habían de venir y reinar sobre la tierra.
Pizarro, que estaba cerca de su persona, gritó con Pero si en efecto el Inca les hubiese tributado este lisonjero
voz ostentosa: «El que estime en algo su vida , que homenaje, no era posible que hubiese dejado de llegar á no-
se guarde de tocar al Inca (3); n y estendiendo el bra- ticia de los conquistadores. Garcilasso habia leido los comen-
zo para protejerle fue herido en la mano por uno de tarlos de Cortés, segun él mismo nos dice; y es probable que
lo que refiere con algun fundamento aquel general respecto á
una supersticion semejante entre los aztecas, le sugiriese la
(1) Pedro Pizarro, Descuh. y Conq., MS.—Xerez Con- idea de inventar un sentimiento igual entre los peruanos, con
quista del Perú, ap. Barcia, tomo Ill, pág. 194.—Carta de lo cual al paso que lisonjeaba la vanidad de los españoles, vin-
Llenando. Pizarró, MS.—Oviedo, I-list. de las Indias, MS. par- dicaba en cierto modo á sus paisanos de la acusacron de cobar-
te III, lib. VIII, cap. VI1.—Relacion del primer descubri- día en que incurrieron por su pronta sumision á los vencedores,
miento, MS.—Zárate, Conq. del Peru, MS. , lib. II, cap. V. pues aunque habrian podido resistirá los hombres, hubiera
—lnstruccion del Inca Titucussi Yupanqui , MS. sido locura oponerse á los decretos del cielo. Sin embargo, la
(2) El autor de la relacion del primer descubrimiento dice
poética version de Garcilasso es tan agradable á la imagina-
que algunos llevaban arcos y flechas, y que otros iban arma- cion que siempre ha encontrado favor en la mayoría de los lec-
dos con martillos ó mazas de plata y cobre las cuales sin em- tores. -
bargo podían estar destinadas mas para ornamento que para (6) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pa-
servirse de ellas en el combate. —Pedro Pizarro y algunos es- gina 199.
critores posteriores dicen que los indios llevaban correas para (7) « Los mataron á todos con los caballos, con espadas,
atar á los blancos que prctendian hacer cautivos. Tanto Her-
con arcabuces, como quieñ mata ovejas, sin hacerles nadie
nando Pizarro como el secretario Yuca, convienen en que las resistencia, que no se escaparon de mas de diez mil doscien-
únicas armas que tenian las llevaban ocultas bajo los vestidos; tos.» Instruc. del Inca Titucussi, MS.
pero corno no dicen que hiciesen uso de ellas, y corno el Inca Este documento, que se compone de doscientas páginas en
anunció que iba sin armas, puede dudarse de la verdad de es- folio, está firmado por un peruano Inca, nieto del gran Iluayna
ta asercion , y aun se la puede tener por inexacta. Todas las Capar.., y nieto por consiguiente de Atahuallpa. Fue escrito
autoridades, sin escepcion, convienen en que no hubo resis- en 1570'y destinado á presentar á S. M. Felipe II, la g reclama-
tencia.
(3) El marques dió voces diciendo : «Nadie hiera al indio ciones de Titucussi y de los individuos de su familia. En este
memorial el solicitante aprovecha la ocasion de recapitular al-
so pena de la vida. n Pedro Pizarro, Desdubrirniento y Con- gunos de los principales sucesos de los últimos años del impe-
quista, MS.
rio, y su escrito aunque capaz por su prolijidad de cansar la
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
los estremos. La matanza fue incesante, pues ningun lbs
entonces treinta años de edad. Era bien formarlo y
obstáculo se le opuso. Y que no hubiese res:.stencia mas robusto de lo que ordinariamente se veía entre
no parecerá estraño si se considera que las des- sus paisanos. Su frente era ancha y su rostro podria
graciadas víctimas estaban sin armas y que debian haberse llamado hermoso, si los ojos sanguinolentos
hallarse confusos y aterrorizados por el estraño é im- que tenia no hubiesen dado una espresion feroz á sus
ponente espectáculo que tan de improviso é inespe- facciones. Era resuelto en su lenguaje, grave en sus
radamente hubieron-de presenciar.. «¿Qué maravilla, maneras, y para con sus vasallos duro hasta la se-
dijo un antiguo Inca á un español que lo repite , qué veridad, si bien con los españoles se mostró afable
maravilla que nuestros paisanos se aturdiesen, si vejan permitiéndose algunas veces conversaciones chis-
la sangre correr como agua, y al Inca, cuya persona tosas (5).
todos adoramos, cogido y aprisionado por un puñado Trató Pizarro con mucha consideracion á su regio
de hombres (1)?» Sin embargo, aunque la matanza fue cautivo y procuró aligerar, ya que no podia disipar,
incesante, fue Cambien de corta duracion; pues suce- la tristeza que á despecho de su aparente conformidad
dió en el tiempo que media entre el principio y fin del se advertia en el monarca. Aconsejóle que no se deja-
crepúsculo que en los trópicos no escede de inedia se abatir por los reveses, porque la misma suerte que
hora, corto período, en verdad, si bien suficiente él habían tenido todos los príncipes que habian opues-
para que en él se decidiese de la suerte del Perú y ca- to resistencia á los blancos. Díjole que habian llegado
yese la dinastía de los Incas. ú aquel pais para proclamar el evangelio , la religion
Aquella noche Pizarro cumplió la promesa que h ā- de Jesucristo y que no er.a maravilla que venciesen,
bia hecho al Inca de cenar con él. Sirvióseel banquete pues que el escudo de Dios les protegia, que el cielo
en una de las cuadras que hacian frente á la gran pla- había permitido que quedara humillado el orgullo
za, teatro pocas horas antes de la accion, y que toda- de Atahuallpa por haberse manifestado hostil á los
vía estaba cubierta de los cadáveres de los vasallos del españoles , y por el ultraje que habla hecho al sagrado
Inca. Sentóse el cautivo monarca inmediato á su ven- libro; pero que le suplicaba tuviese ánimo y confiase
cedor. Parecia no comprender laestension de su des- en el, porque los españoles eran una raza generosa que
gracia; ó si la comprendió manifestó sorprendente solo liacian guerra á los que se les oponian , y se mos-
fortaleza. «Estas son vicisitudes de la guerra» di- traban clementes con los que se les sometían(6). Ata-
jo (2) ; y si hemos de dar crédito á los españoles, ma- huallpa debió quedar convencido con este discurso de
nifestó su admiracion por la destreza con que habian que la matanza, de aquel dia no.probaba nada contra
logrado hacerle prisionero en medio de sus tropas (: ). esta ponderada clemencia.
Añadió que Labia tenido noticia de los movimientos Antes de retirarse á descansar dirigió Pizarro á sus
de los blancos desde el momento en que desembarca- tropas un breve discurso sobre la situacion en que se
ron; mas que por lo insignificante de su número'la- encontraban. Cuando.supo que ni un solo hombre ha-
bia menospreciado su fuerza, no dudando que con las bía salido herido, mandó que se ofreciesen acciones
suyas superiores podria fácilmente abrumarlos y ven- de gracias á la Providencia por tan gran milagro;
cerlos á su llegada á Caxamalca; y que deseando ver pues sin su proteccion nunca podrian haber vencido
por sí mismo qué clase de hombres eran, les Babia tan fácilmente á tantos enemigos ; por lo cual creía
dejado cruzar las montañas, pensando elegir los que que Dios Labia conservado sus vidas para mayores
leparecieran para su servicio, apoderarse de sus mara- cosas. Díjoles tambien que si querian vencer en todo,
villosas armas y caballos y dar muerte los lemas (4). debian poner mucho de su parte, pues estaban en el
Es probable que tal fuese el propósito de Atahuall- centro de un poderoso reino, cercados de enemigos
pa ; con esto se esplica el que no ocupase los pasos profundamente adictos á su soberano natural, que de-
de la montaña que tan buenos puntos de defensa le bían estar siempre alerta y preparados á cualquiera
ofrecian contra los invasores. Pero no es tan probable hora para dejar el sueño cuando la trompeta les llama-
que un príncipe tan astuto como parece haber sido, se á sus puestos (7). Habiendo despues colocado sus
segun el testimonio general de los conquistadores, centinelas, establecido una fuerte guardia en la habi-
descubriese sin razon ni motivo sus ocultas intencio- tacion tic Atahuallpa . y tornado todas las precauciones
nes. La conversacion con el Inca, fije tenida por me- de activo y prudente capitan, se retiró á descansar; y si
dio del intérprete Felipillo, así llamado porque Labia realmente estaba convencido de que en las sangrien-
tornado nombre cristiano, jóveu malicioso, que se= tas escenas del dia había peleado solo por el triunfo de
gun parece no tenia buena voluntad á Atahuallpa, y la cruz, debió de dormir sin duda con sueño mas
cuyas interpretaciones fácilmente eran admitidas por profundo que en la noche anterior á la captura del
los conquistadores, deseosos, de encontrar pretestos Inca.
para sus sangrientas represalias. A la mañana siguiente el primer cuidado del gefe
Atahuallpa, segun en otra parte se ha dicho, tenia español fue mandar que se limpiase la ciudad de todas
sus impurezas, y los prisioneros, que Labia muchos,
paciencia de Felipe II, es de mucho valor como documento his- se emplearon en retirar los muertos y darles decente
tórico procedente de un individuo de la familia del Perú. sepultura. Despues despachó una partida como de
(1) Segun Naharro, no asombró tanto á los indios el es- treinta caballos al campamento últimamente ocupado
truendo y el ímpetu del ataque de los españoles, aunque fue
tal que el cielo se venia.abajo;como :una terrible apariefun que ior.-AtalmaII pa . einlos baños, para tornar posesion del
sepresentó en el aire durante-la matanza. Consistia esta -en una botin y dispersar los restos de las fuerzas peruanas
mujer y un niño, á cuyo lado estaba un hombre vestido de que todavía se mantenían alrededor de la plaza. Antes
blanco sobre un caballo de batalla color ele leche (sin cruda el de medio dia llegó el destacamento con una gran
valiente Santiago), el cual con su brillante espada cargó sobre multitud de indios hombres y . mujeres, y_ entre estas,
la hueste infiel é imposibilitó su resistencia. - La existencia de muchas de las-esposas y criadas del Iuca. Los espa-
este milagro la apoya el buen padre con el testimonio de otras ñoles no habian encontrarlo resistencia, porque los
tres de su órden que se hallaron presentes en la accion y oye-
guerreros peruanos, aunque tan superiores en nume-
ron la noticia de boca de muchos indios. Relacion suma-
ro , aunque ocupaban tan esceleutes posiciones y
ria, MS.
(2) «Diciendo que era uso de guerra vencer y ser vencido. (5) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pá-
Berrera, Hist. general, lec. V; lib. II, cap. XII.
gina 203.
(3) «Haciendo admiracion de la traza que tenia hecha.» (6) «Nosotros usamos de piedad con nuestros enemigos
Relacion del primer descub. , MS, vencidos, y no hacemos guerra sino á los que nos la hacen, y
(4) «Y en mi opinion, añade el conquistador que refiere es- pudiéndolos destruir no lo hacemos, antes los perdonamos,»
to discurso, tenia buenas razones para creer que podria ha- Xercz, Cola'. del Perú , ap. Barcia, pág. 199.
cerio, pues solo la milagrosa intervencion del cielo podiaha-
(7) Idem.—PedroPizarro, Descub, y Coaq,, MS,
bernos salvado.» ídem, MS,
106 BIBLIOTECA D E GASPAR Y RC-WG.

aunque eran todos jóvenes y dispuestos (la mayor unas sobre otras desde el suelo hasta los mismos te-
-parte de las fuerzas veteranas estaban en el Sur con chos da los edilicios; y habia tantas, que despues de
los generales del Inca), perdieron el ánimo desde el haberse provisto cada soldado de todo lo que quiso,
momento en que supieron la cautividad de su señor. todavía no se conocia la disminucion (6).
No teeian tampoco quien les guiase, porque no reco- De buena gana hubiera Pizsrro dirigido inmedia-
nocian mas autoridad que la del hijo del Sol ; y pare- tamente su marcha sobre la capital del Perú; pero la
cían detenidos por una especie de invisible hechizo distancia era grande y su fuerza pequeña, la cual to-
cerca del sitio de su psision, mirando con supersti- davía habría tenido que reducirse, pues el Inca nece-
cioso temor á los blancos que [labial, tenido bastante sitaba'guardia; y el gefeespa'ñol ternia penetrar mas
audacia para acometer tal empresa (1). adentro en . un imperio hostil tan poblado y y podero-
El número de los prisioneros indios era tan grande, so y con presa de tal valor en sus manos. Esperaba
que algunos de los conquistadores fueron de opinion pues con gran impaciencia refuerzos de las colonias;
que se les debia matará todos, ó por lo menos cor- y despachó un correo á San Miguel para anunciar sus
tarles las manos, así para evitar que se entregasen á recientes triunfos y averiguar si habían llegado tro-
actos de violencia, como para infundir terror en los pas de Panamá. Entre tanto era pleó su gente en hacer
dermis de su inician (2). Esta proposicion provino sin de Caxamalca un pueblo propio de cristianos erigien-
duda de la soldadesca mas baja y feroz, pero el babar- do una iglesia, ó tal vez destinando á este uso algun
se hecho muestra qué clase de elementos entraban en edilicio indio; en esta iglesia decían misa todos los
la composicion de las tropas de l'izarro. El gefe la dias los padres dominicos con gran solemnidad. Se
desheclró desde luego por no menos impolítica que reconstru yeron tantbien las destrozadas tapias de la
cruel y envió á los indios á sus respectivos haga- ciudad, dándoles mas fortaleza de la que antes te-
res, asegurándoles que á ninguno se les baria daño rcian, y en breve desapareció hasta el menor rastro
mientras no hiciesen resistencia á. los blancos. Que- def huracan que poco antes la halda asolado.
dáronse sin embargo los conquistadores con sufieien- No tardó Atuhuallpa en descubrir entre la ostenta-
te número de ellos para su servicio, y en este punto cion de religioso celo que haeian sus vencedores, un
se proveyeron con tal abundancia, que el soldado oculto apetito, mas poderoso en muchos de ellos que
mas inferior tenia tantos criados como hubiera podi- el iuteres de la religion ó de su ambicion. Era este la
do tener el noble mas rico y gastador (3). sed de oro , de la cual determinó aprovecharse para
Los españoles encontraron inmensos rebaños de conseguir su libertad, cosa importante y que no de-
llamas custodiados por sus correspondientes pastores bia dilatarse segun la crítica situacion en que se ha-
en las inmediaciones de los baños y destinados para llaban sus negocios. Su. hermano Huascar desde su
el consumo de la córte. A muchos de ellos se les dejó derrota habia sido detenido como prisionero á las ór-
vagar por sus montañas, aunque Pizarro mandó re- denes del vencedor. Dalla base entonces en Audamar-
servar considerable número para el uso de su ejército. ca, á poca distancia de Caxamalca, y Atahuallpa te-
No fueron pocos, en efecto, los que se reservaron si, mia con fundamento, que Huesear cuando supiese su
como uno de los conquistadores dice, se mataban ca- prision hallase fácilmente medios de corromper á sus
da dia ciento y cincuenta cabezas (4). Lo cierto es, guardias, de escaparse y de ponerse á la cabeza del
que los españoles los destruían con tan poca previ imperio, sin rival ya que se lo disputase.
sion, que á los pocos años los soberbios rebaños man- Con la esperanza pues, de efectuar su propósito
tenidos con tanto cuidado por el gobierno peruano apelando á la avaricia de sus vencedores, dijo un dia
babian casi desaparecido de la tierra (5)." á Pizarra que si quería darle libertad, él se obligaba
La partida enviada á saquear la quinta del Inca á cubrir de oro todo el piso del aposento en que esta-
trajo un rico henil' en plata y oro que consistía prin- ban. Los que se hallaban presentes le oyeron con in-
cipalmente en vajilla, cuyas piezas admiraron mu- crédula sonrisa ; y el Inca viendo que no recibia res-
cho á los españoles por su tamaño y peso. Estas y puesta , añadió con cierto énfasis que no solamente
unas grandes esmeraldas halladas en el mismo sitio, cubriría el suelo sino que llenariael cuarto hasta que
juntamente con las preciosas alhajas encontradas en el tiro llegase á su altura; y empinándose sobre las
los cadáveres de los indios nobles que habien pereci- puntas de los pies hizo una señal con la mano en la
do en la mál.anza, fueron puestas en lugar seguro pared todo lo mas alto que pudo. Asombráronse los
para ser despues repartidas. Eu Cltxatnalca encontra- circunstantes y considerando sus promesas como efec-
ron tan bien las tropas almacenes llenos de géneros to de la loca jactancia de un hombre que por conse-
tanto de algodon como de lana , 'muy superiores á los guir su libertad no reparaba en el significado de sus
que hasta entonces hablan visto, así por la finura de palabras. Pero Pizarro quedó muy perplejo, al paso
su tejido como por. la destreza con que estaban casa- que habla ido internándose en el pais, mucho de lo
dos los colores. Estas piezas de tela estaban puestas que habia visto ytodo lo que habia oido confirmaba las
maravillosas noticias recibidas acerca de las riquezas
(1) Desde aquel tiempo, dice Ondegardo, los españoles que del Perú. El mismo Atahuallpa le habia hecho la mas
hasta entonces habían sido designados con el titulo de barbu- magnífica pintura de las riquezas de la capital, donde
dos, fueron llamados por los indígenas Viracochas, creyén- los techos de los templos estaban chapeados de oro,
doles protegidos por la divinidad. El pueblo de Cuzco, que las paredes colgadas de tapicería, y el pavimento he-
no tenia buena voluntad al cautivo Inca, miraba á los estran- cho de baldosas del mismo precioso metal. Aunque
cros, dice el autor, cono enviados por Viracocha mismo. estas relaciones fuesen ejageradas, algun fundamen-
( Rel.
., prior Esto nos
MS.) recuerda la s
upersticion , 6 mas to debían tener, y de todos modos era bueno acceder
bien la poética ilusion de los antiguos griegos que creían que
los estran ,jeros eran enviados de Jápiter. á la proposicion del Inca porque así se recogía todo
IIpós yáp Ato l aaty á,ravzes Una re. OATz. t;. v. 57. el oro de que podia disponer y se evitaba que lo sa-
(2) Algunos fueron de opinion que matasen á todos los queasen ó escondiesen los indios. Accedió por tanto á
hombres de guerra &les cortasen las manos. Xerez, Conq. del la oferta de Atalivallpa, y timarlo una línea encarna-
Perú, ap. Barcia, torno III, pág. 200. da en la pared á la altura que el Inca habia indicado,
(3) «Cada español de los que allí ivan tomaron para sí muy
hizo que un escribano tornase nota de los términos en
gran cantidad, tanto que corno andava todo á rienda suelta,
havia español que tenia doscientas piezas de indios y indias (6) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, pie
de servicio.» Conq. y Pob. del Perú, MS. gina 200.
(4) «Se matan cada dia ciento cincuenta.» Xerez, Con-
«Todas estas cosas de tiendas y ropas de lana y algodon eran
quista del Perú; ap Barcia , tomo III, pág. ?02, en tan eran cantidad, que á mi parecer fueran menester mu-
(5) r,ieza de Leon, Crónica, cap.
fiel, seg., MS,
LXXX, —Ondegardo, chos navíos en que cupieran,» Relacion del primer descubri-
miento, MS,
LA CONQUISTA DEL PERÚ. i07-
que se habia hecho y aceptado la proposic ion. El apó-
Pizarro no despreció la oportunidad
sento era de unos diez y siete pies de ancho por vein-de comunicar las verdades de la revela que se le ofrecía
te y dos de largo y la línea que se tiró en las paredes sionero, y tanto él como su capellan el padre c i on á su pri
Valver-
marcaba una altura de nueve pies (1). Este espacio de trabajaron en esta buena obra. Oyoles Atahuallpa
habia de llenarse de oro en inteligencia de que el me- con serenidad y aparente atencion. Pero nada pare.
tal no habia de ser fundido y trasformado en barras, ció conmoverle mas que el argumento con que el gefe
sino que había de tener la forma original de los artí- militar terminó su discurso, á saber, que no podio
culos manufacturados, para que el Inca tuviese el ser verdadero el dios á quien Atahuallpa adoraba,
benefic.o del hueco que pudieran ocupar. Se convino pues habia consentido que cayese en manos de sus
tambien en que se llenase dos veces de plata y en la enemigos. El infeliz monarca reconoció la fuerza de
misma manera el cuarto inmediato que era de mas este argumento diciendo que en efecto su deidad le
pequeñas dimensiones; el Inca pidió dos meses de tér- había abandonado en el momento-en que mas necesi-
mino para cumplir este contrato (2). taba de su amparo (I).
No bien se hizo este pacto, despachó el Inca correos Sin embargo , su conducta para con su hermano
á Cuzco y á otras principales ciudades del reino con Huascar en aquel tiempo prueba claramente que
órden de trasladar sin pérdida de tiempo á Caxamalca cualquiera que fuese el respeto que tuviera á sus
todos los ornamentos y utensilios de oro de los reales maestros, las doctrinas del cristianismo hicieron po-
palacios, de los templos y de los demos edificios pú- ca impresion en su ánimo. No bien tuvo Huascar no-
blicos. Entre tanto, continuó viviendo entre los es- ticia de la prision de su rival y del gran rescate que
pañoles, tratado con el respeto debido á su categoría habia ofrecido por su libertad, hizo, como Atahuallpa
y gozando de toda la libertad compatible con la segu- había previsto, los mayores esfuerzos para recobrar
ridad de su persona. Aunque no se le permitia salir la suya, y envió ó trató de enviar un mensaje al capi-
afuera, podia pasearse suelto en sus propias habitacio- tan español diciéndole, que él pagaría un rescate mu-
nes bajo la celosa vigilancia de una guardia que sabia cho mayor del que Atahuallpa le había prometido; el
demasiado el valor del cautivo para demostrarse ne- cual no, habiendo residido nunca en Cuzco ignoraba la
gligente. Concediósele támbien la sociedad de sus suma de tesoros que en aquella ciudad habia y donde
mujeres favoritas, y Pizarro tuvo cuidado de que no estaban depositados.
se violase el sagrado de sus interioridades domésti- Tuvo aviso secreto de esto Ata huallpa por las per-
cas. Sus vasallos tenían libre acceso hasta el soberano sonas encargadas de. la custodia de su hermano : y
y. todos los dias recibia visitas de indios nobles que sus celos escitados por la noticia se aumentaron mas
iban á ofrecerle presentes y á manifestarle el senti- con la declaracion de Pizarro de que intentaba traer á
miento que les causaba su desgracia. Entalesocasio- Huascar á Caxamalca donde examinaria por sí mismo
nes aun los vasallos de mas poder y categoría no lle- la controversia y determinaría cuál de los dos tenia
gaban á su presencia sin haberse quitado primero las mas derecho al cetro de los Incas. Pizarro conoció
sandalias y llevando peso en las espaldas en señal de desde luego las ventajas que la-competencia entre los
respeto y sumision. Los españoles miraban con cu- dos hermanos le podria proporcionar poniendo el
riosidad estos actos de homenaje ó mas bien de servil peso de su espada en la balanza para que se inclinase
humillacion por un lado y el aire de completa indife- del modo que mas cuenta le tuviera. El partido que
rencia con que eran acogidos como cosa ordinaria y por su nombramiento empúñase el cetro seria un
comun por otro; y se formaban alta idea del carácter instrumento con el cual podría hacer su gusto mucho
de un príncipe que aun en aquella apurada situacion mas eficazmente que en su propio nombre. Todos
podia inspirar tales sentimientos de respeto á sus súb- saben que esta fue la política seguida por Eduardo I
ditos. Tantos acudian á verle y tal adhesion le mos- en los asuntos de Escocia , y por muchos otros mo-
traban que al fin los vencedores comenzaron á abri- narcas antes y despues; y aunque tales ejemplos no
gar sospechas (3). debían ser familiares á un soldado ignorante, Pizarro
tenia una percepcion demasiado viva para necesitar,
(1) He adoptado las dimensiones que cita el secretario Xe á lo menos en este punto, las lecciones de la historia.
rez. (Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pág. 202.) Segun Mucho asustó á Atahuallpa la determinacion del
Reinando Pizarro el aposento era de nueve pies de alto, treinta gefe español de resolver la contienda entre los dos
y cinco de largo y diez y siete ó diez y ocho de ancho. (Carta, rivales ; porque temía que, prescindiendo de las razo -
MS.) Los cálculos mas moderados dan todavía bastantes di- nes que militasen por su hermano, la decision seria
mensiones al aposento.
Stevenson dice que vieron una gran pieza, parte del anti- probablemente en favor de este, cuyo carácter suave
guo palacio, y entonces residencia del cacique Astopilla, don- y flexible harian de él un instrumento muy conve-
de el malhadado Inca estuvo prisionero; y añade que todavía niente en manos de los conquistadores. Así sin mas
estaba visible la línea trazada en la pared. (Residencia en la vacilar determinó que con la muerte de Huascardesa-
América del Sur, tomo II, pág. 103.) El Perú abunda en res- pareciese para siempre la causa de sus celos.
tos tan antiguos como la conquista; y no es estraño que se ha- Sus órdenes fueron ejecutadas inmediatamente, y
ya conservado la memoria de un sitio tan notable como este, el desgraciado príncipe fue ahogado, segun se dice,
si bien no sea un recuerdo que los españoles estimen en mu- en el rio de Andamarca, prediciendo al morir que los
cho conservar.
(2) Es notabe la uniformidad con que cuentan los antiguos
blancos vengarian su muerte y que su rival no le so-
cronistas los hechos contenidos en este párrafo. (Conf. , Pedro breviria mucho tiempo (5). Así pereció el desgracia-
Pizarro, Descub. y Conq. , MS.—Carta de peinando Pizarro,
MS.—Xerez, Conq. del Perú, ap Barcia, ut supra.—Nahar- sumaria, MS.—Zárate, Conquista del Pérú, libro II, capí-
ro, Relacion sumaria , MS.—Zára e, Conq. del Perú, lib. II, tulo VI.
cap. IV.—Gomara, Ilist. de las Indias, cap. LX1V. Berrera (.4) «1 mas dijo Atabalipa, que estaba espantado de lo que
el gobernador le habia dicho: que bien conocía que aquel que
Hist. general, dec. V, cap. I.) hablaba en su ídolo no es Dios verdadero, pues tan poco le
Tanto Naharro como Berrera dicen terminantemente que
Pizarro prometió al Inca su libertad si cumplia las condiciones aiudó.» Xerez Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III,
del pacto. Esto no lo confirman los demas cronistas, si bien pág. 203.
(5) Los historiadores no están de acuerdo ni en el sitio ni
no dicen que el general español desechase tales condiciones.
en la manera en que se dió muerte á Iluascar. Todos con-
Y como segun todos los autores Pizarro escitó á su prisionero
vienen, sin embargo, en que murió de muerte violenta por ór-
á que cumpliese el contrato por su parte , debió de darle á en- den ele su hermano. Conf. , Herrera , Ilist. general , dec. V,
tender implícita si rio esplicitamente que él le cumplirla por
lib. III, cap. II.—Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, t. III,
la suya. Es ademas improbable que el Inca se hubiese deshe- pág. 201.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Naharro,
cho de sus tesoros si no hubiera contado con que el contrato Relacion sumada ,MS.—Zárate, Conq. del Perú, lib. II, ca-
se habia de llevar 1 debido efecto. pítulo VL—Instruc. del Inca Titucusei, MS.
(5) Relacion del primer descub. , MS.—Naharro , Relacion
110 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

tivos devotos, «sagaz concierto, dice un antiguo es- magnitud de los rebaños de llamas que pacian la me-
critor , con el cual el grande enemigo del género nuda yerba que crece en las elevadas regiones de los
humano se aseguraba doble cosecha de almas (1).» Andes ; algunos estaban recogidos en cercados; pero
Pero el templo de Pachacamac continuaba mante- generalmente pacian en libertad bajo la custodia de
niendo su ascendiente ,y los oráculos que se daban sus pastores indios; y los conquistadores supieron
desde su oscura y misteriosa gruta no tenian menos entonces que aquellos animales eran guardados con
reputacion entre los naturales de Tavantinsuya (6 tanto cuidado corno los merinos de su pais y sus emi-
sean las cuatro partes del mundo, segun se llamaba al graciones arregladas con tanto esmero como las de
Perú por los Incas) que los oráculos de Delfos entre aquellos (4).
los antiguos griegos. Hacíanse peregrinaciones á Las pendientes de las montañas estaban cubiertas
aquel sagrado sitio desde las regiones mas distantes, de chozas y poblaciones, algunas de grande est.ension;
y la ciudad de Pachacamac era para los peruanos lo y el pais presentaba por todas partes señales de un
que la Meca para los mahometanos 6 Cholula para el cultivo muy adelantado. Veíanse campos de trigo in-
pueblo de Analivac. El santuario de la deidad enri- dio en todos sus diferentes grados de desarrollo, des-
quecido con los tributos de los peregrinos, llegó á de la tierna y verde paja hasta la amarilla y madura
ser uno de los mas opulentos de la tierra, y Atahuall- espiga. Al paso que los españoles descendian á los
pa, deseoso de reunir su rescate lo mas pronto po- profundos valles que dividen las crestas de las cordi-
sible, aconsejó á Pizarro que enviase un destacamen- lleras, se veian rodeados de la vegetacion de un clima
to en aquella direccion para apoderarse de los tesoros mas cálido, vegetacion que deleitaba los sentidos con
antes de que pudiesen ocultarlos los sacerdotes del el alegre espectáculo de mil brillantes colores y la
templo. deliciosa percepcion de mil esquisitos perfumes. Por
Ofrecia este viaje muchas dificultades. El camino todas partes la feracidad natural del suelo estaba es-
corría en sus dos terceras partes á lo largo de las cor- timulada por un sistema cuidadoso de riego, en que
dilleras y de trecho en trecho le iuterrumpian las estaban aprovechadas todas las aguas que descendian
crestas de las montañas que presentaban obstáculos de los Andes, y el terreno de las montañas estaba
no pequeños de vencer. Afortunadamente en la otra adornado de jardines y huertos que ostentaban fru-
parte tenian los viajeros el beneficio del gran camino tos de todas latitudes. Los españoles no se cansaban
de Cuzco, y «nada en la cristiandad, esclama Hernan- de admirar la industria con que los indígenas habian
do Pizarro, iguala á la magnificencia de este camino aprovechado la bondad natural del suelo ó suplido á
que atraviesa la sierra (2).» En algunos puntos los la falta de la naturaleza donde esta no había sido tan
lomos de roca eran tan pendientes que se habian fa- pródiga de sus beneficios.
bricado escalones en ellos para los viajeros; y aunque Ya fuese por órden del Inaa ó ya por el temor que
el camino estaba protegido a los lados por fuertes ba- en todo el pais habian infundido las hazañas de los
laustradas ó parapetos de piedra, costaba gran difi- conquistadores, lo cierto es que fueron estos recibi-
cultad á los caballos subir por él. Cortábanle tambien dos con benévola hospitalidad en todos los puntos
muchas corrientes sobre las cuales se habian cons- por donde pasaron, dándoseles alojamientos y distri-
truido puentes de madera y algunos de piedra; aun- buyéndoseles de cuando en cuando abundantes pro-
que á veces las aguas que se desprendían de las mon- visiones sacadas de bien surtidos almacenes ;y en
tañas formaban tan furiosos torrentes que el' único algunas ciudades salian los habitantes á. recibirles
medio de pasarlos eran los flexibles puentes de mim- cantando y bailando y cuando se volvían a poner en
bre, en cuyo método estaban muy poco esperimenta- marcha les daban un número suficiente de indios de
dos los españoles. Estos puentes estaban asegurados carga para que les Ilevasen sus equipages (u).
en cada orilla á fuertes pilares de piedra ; pero como Al fin despues de algunas semanas de viaje, penoso
habian sido construidos para sostener un peso no á pesar de todos estos alivios, llegó Hernando Pizarro
mayor que el de un hombre y un llama, y como en la delante de la ciudad de Pachacamac. Era esta muy
apariencia eran escesivamente frágiles, los españoles populosa y de edificios sólidamente construidos mu-
temian aventurarse á pasar por ellos con sus caballos. chos de ellos. El templo de la deidad tutelar era un
La esperiencia, sin embargo, les mostró en breve que vasto edificio de piedra, ó mas bien un conjunto de
eran capaces de sostener mucho mayor peso ; y si bien edificios que agrupados alrededor de una colina có-
causaban vértigos el ruido del torrente y la vista del nica, mas parecían una fortaleza que un templo. Pe-
abismo en que aquel se precipita , abismo que era á ro, aunque las paredes eran de piedra, el techo se
veces de cien pies ó mas de profundidad, toda la caba- componía"de delgada paja, cosa muy comun en paises
llería pasó sin el menor accidente. En estos puentes donde nunca ó pocas veces llueve , y donde por con-
teman los indios varias personas cuyo oficio era re- siguiente solo es necesario resguardarse de los rayos
caudar los derechos que el gobierno exigía de todos del sol.
los pasajeros (3). Al presentarse Hernando Pizarro á la entrada mas
Admiráronse los españoles de ver el número y la pequena del templo le impidieron el paso los guardias
de la puerta; pero esclamando que «no habia venido
(1) «El demonio Pachacama, alegre con este concierto, de tan lejos para que le detuviese el brazo de un sa-
afirman que mostraua en sus respuestas gran contento : pues cerdote indio» forzó el paso y seguido de su gente,
con lo uno y lo otro era él seruido , y quedavan las ánimas de
los simples malauenturados presas en su poder.» Cieza de
Leon, Crónica, cap. LXXII. (4) Una chistosa errata de imprenta hay en el pasage re-
(2) «El camino de las sierras es cosa de ver, porque en ferente á esta espedicion en la escelente traduccion de Xerez,
verdad en tierra tan fragosa , en la cristiandad no se han visto hecha por Mr. Ternauv-Compans. «On trouue sur tolde la
tan hermosos caminos, toda la mayor parte de calzada.» Car- route beaucoup de rones , de lamas.» (Relacion de la Con-
ta, MS. quéte du Péroe, pág. 157.) La sustitucion de la palabra porcs
lo tienen puentes piedra por pares podria inducir al lector á suponer erradamente que
dera.En
) uirio grande,+ qu
q Y era uycaudal
caudaloso émuYgdegran- Babia cerdos en el Perú, antes de la conquista.
de, que pasamos dos veces, hallamos puentes de red: que es (5) Carta de Hernando Pizarro, MS. —Estete , ap. Barcia,
cosa maravillosa de ver : pasamos por ellas los caballos. Tie- tomo III, págs. 206 y 207. Relacion del primer descubrimien-
nen en cada pasage dos puentes, la una por donde pasa la gen- to, MS.
te comun, la otra por donde pasa el señor de la tierra 6 sus Tanto el autor últimamente citado como Estete, veedor ó
capitanes : esta tienen siempre cerrada, é indios que la guar- inspector real, acompañaron á Hernando Pizarro en esta espe-
dan, esos indios cobran portazgos de los que pasan.» Carta dicion, y fueron por consiguiente testigos oculares de lo que
de Hernando Pizarro, MS.—Relacion del primer descubri- refieren. El secretario Xerez reunió la narracion de Estete á
miento, MS.
la suya.
LA CONQUISTA DEL PERÚ,
111
subió la galería circular que conducia á una platafor-
Pero el gefe español no estaba tan absorto en sus
ma en la cima del monte, en uno de cuyos estrernos tareas espira tuales que dejase de cuidar de los ner;n-
habla una especie de capilla. Este era el santuario de cios temporales que le habinn llevado á aquel sit n.
la venerada deidad. La puerta estaba guarnecida con Vió con gran sentimiento que habia llegarlo' demasia-
• adornos de cristal y con turquesas y pedacitos de co- do tarde y que los sacerdotes dePachacamac, infor-
ral (1). Allí trataron de nuevo los indios de disuadir mados del objeto de su mision, habito) puesto á buen
á Hernando Pizarro de sd prop6sito de violar el sa- recaudo la mayor parte del oro, y marehádose con él
grado recinto, cuando en aquel momento la convul- antes de su llegada. Despues se descubrió una gran
sion de un terremoto que hizo temblar hasta los ci- ca rrtidad del tesoro enterrada en las inmediaciones (ti).
mientos del antiguo templo aterior i zó tanto á. los Sin embargo, lo pee se encontró fue bastante, pues
indígenas, así á los que acompañaban á Pizarra como no bajó de ocho mil castellanos, suma que en nlro
á los demas habitantes de la ciudad, que todos hu- tiempo les hubiera parecido bastante compensa,:ion
yeron espantados, no dudando que su adorada deidad de las grandes fatigas de su viaje ; pero ya ellos se
sepultaria á los invasores bajo las ruinas del edificio habían familiarizado con el oro y su inraginacion exal-
ó les consumiria con sus ra y os. Pero semejante terror tada con las avetduras novelescas que les iban suce-
no tuvo entrada en los pechos de !os conquistadores, diendo, se formaba visiones que todo el oro del Perú
convencidas como estaban de que en aquel caso por apena; hubiera podido realizar.
lo menos servían verdaderamente la causa de la fé. Un premio obtuvo no obstante Hernando-en su es-
Pizarro y su gente echaron abajo la puerta y en- pedieion, que vino á consolarle de la. pérdid La le su
traron ; pero en vez de h=llar un salon lleno dw oro y tesoro. Mientras estaba en Pacharamac supo que el
de piedras preciosas, dones de los devotos da.. Pilcha- cacique indio Chalcuchima se hallaba con grandes
cornac, segun ellos se imaginaban , se encontraron fuerzas en las inmediaciones de Xauxa, ciuilad de al-
en un cuarto ó mas bien en una cueva pequeña y os- guna con ideraeion situada á gran distancia entre
cura, cuyo piso y paredes exhalaban los mas repug- las montañas. Este cacique , pariente fume-halo de
nantes olores corno los que salen de un matadero. Alalmal l pa, era el mas esperto ele sus generales y jun-
Era el sitio . de los sacrificios. Descubrieron, sin em• tamente con Qmizquíz que entonces se hallaba en
bargo, unas cuantas piezas de oro y algunas esmeraldas Cuzco, habla alcanzado en el Sur las victorias que
en el suelo ; y luego que sus ojos se acesturnbruron habinn elevado rl Inca sobre el trono. Por su cuna,
un poco á la oscuridad distinguieron en el rincon mas sus talentos y su grande esperiencia no tenia superior
apartado del aposento la figura del ídolo. Era este un en el reino; y Pizarra ~ocia cuán importante era
rnónstruo construido de madera, de forma rara y con asegurar su persona. Viendo que el nrihle indio rehu-
cabeza semejante á la del hombre. Tal era el dios por saba verse con él á su vuelta, determinó marchar des-
cuyos labios Satanás habla dictado los famosos orá- de luego .í Xauxa y apoderarse del gefe-en sus mismos
culos que desde tan antiguo tenian engañados á sus reales. Este proyecto , considerando la enorme desi-
ylevotos -(2). gualdadi numérica de ambos ejércitos, parecia d eses-
Los españoles indignados arrancaron el ídolo de su per • do aun piara los españoles; pero los triunfos les
nicho y le sacaren al aire libre donde le hicieron mil habían inspirado tal confianza, que apenas creian que
pedazos. Despues se purificó aquel lugar y se puso en pudiese salirles mil ninguna empresa.
él una cruz hecha de piedra y yeso. A los pocos anos El camino á traes de las montañas presentaba ma-
las paredes del templo fueron derribadas por los es- yores dificultades que el primero por rinde habinn
pañoles que hallaron conveniente aquel sitio para fa- llegado, y á estos seañadian, reepectoá la caballería,
bricar en él sus edificios; pero la cruz todavía perma- que se ha Han gastarlo las herraduras de los caballos
neció estendiendo sus anchos brazos sobre las ruinas; y los cascos die los animales padecian mucho en aquel
permanecía . donde fue plantada ,.en el centro mismo terreno pedregoso y áspero. No había hierro á mono,
del alcázar de la idolatría, y mientras lodo alrededor solo rabia plata y oro, y en semejante situac•ion se
se habla convertido en ruinas ella proclamaba los apnivecharon de éstos metales ,'haciendo Pizarro
triunfos permanentes de la fé. herrar á toda la caballería con herraduras de plata
Los sencillos indios viendo que el cielo no tenia que, hechas por los fundidores indios, llenaron tan
rayos para los conquistadores T que su dios no !labia bien su objeto que este precioso metal sustituyó al
podido evitar la profanacion de sir santuario, fueron hierro durante el resto de la marcha (6).
volviendo poco á poco y rindieron homenaje 4. loses- Xauxa era una ciudad grande y populosa, si bien
tranjeros á quienes ya miraban con supersticioso te- apenas es creíble la asercion de los conquistadores
mor. Pizarra quiso aprovecharse de esto para apar- que dicen que se reunien habitualmente en la plaza
tarles si ere posible de su idolatría ; y aunque no era principal cien mil personas (7). El gefe peruano es-
predicador, segun él mismo nos dice, les dirigió un taba acampado á pocas orillas de la ciudad con un
discurso sin duda tan edificante como era de esperar ejército que , segun los cálculos comunes, ascendía á
de la boca de un soldado (3) ; y en conclusion les en- treinta y. cinco mil hombres. Gran dificultad costó
señó la cruz como un talisman inestimable para li-
brarlos en adelante de las maquinaciones del demo- (5) «Y anclando los tiempos el capitan Rodrigo Orgoñez y
nio (4). Francisco de Godoy y otros sacaron gran suma de oro y plata
de los enterraunientos. Y aun se presume y tiene por cierto
(I) «Esta puerta era muy tejida de diversas cosas de cora- que ay mucho mas; pero cuino no se sabe dónde está enter-
les y turquesas y cristales y otras cosas.»—Relacion del pri- rado, se pierde.» Cieza de Leon. Crónica, cap. LXXII.
mer descub., MS. (6) «Hicieron hacer Irerrage de herradu r as é clavos para
sus caballos de plata , los cuales hiciéronlos cien indios fundi-
(2) «Aquel era Pachacama, el cual les sanaba de sus en- dores muy buenos é cuantos quisieron de ellos, con el cual
fermedades, y á lo que allí se entendió, el demonio aparecia
herrage andubieron dos meses.» (Oviedo, Aist. de las Indias,
en aquella cueva á los sacerdotes y hablaba con ellos, y estos
MS. ;parte I1I, lib. VII, cap. Xvl.) El autor de la relarion
entr aban con las peticiones y ofrendas de los que venían en del primer desruh. , MS., dice que herraron los caballos con
romería ; que es cierto que de todo el señorío de Ataba'ipa plata y cobre, y otro de los conquistadores asegura que usa-
iban allí, como los moros y turcos van á la casa de Meca.» ron oro y plata. (Relatione d'un capitano spagnuolo. ap. Ra-
Relacion del primer descub., MS.—Estete, ap. Barcia t. III, muslo, Navigationi et Viaggi, venetia 1655, tomo III, f(5-
pá g . 209. leo 3761.) Pero todos convienen en lo de la plata.
(3) «E á falta de predicador les hice mi sermon, dicien- (7) «Era mucha la gente de aquel pueblo y de sus comar-
do el engaño en que vivian.»—Carta de Iíernando Pizar- cas, que al parecer de los españoles se juntaban cada dia en la
ro, MS. plaza principal cien mil personas.» Estete, ap. Barcia, t, III,
(.1) Id., MS.—Relaciondel primer descub., MS,—Estete,
pág, 230,
ap, Barcia, tomo 11I, pág. 209,
112 RIRLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

hacerle consentir en una entrevista con Pizarro; este plata, y su traje, del que cambiaba á menudo, se
le habló cortesmentey le instó para que volviese con componía de lana de Vicuña tan fina que parecia seda.
él al campo castellano en Caxanialca , diciéndole que Algunas veces se ponia tambien una túnica de pieles
tal era la órden del Inca. Desde la captura de su sobe- de murciélagos tan blanda y lustrosa como terciope-
rano había permanecido Chalcuchima incierto del lo. Ceñia su cabeza el Llautu, especie de turbante ó
p lanque habia de seguir. La captura del Inca he- chal de lana de tejido muy delicado y doblado en plie-
cha de una manera tan repentina y misteriosa por gues de varios colores britlán tes , continuaba lambían
una raza de seres que parecían caídos de las nubes y llevando rodeada á las sienes la borla imperial cuyos
en el momento mismo de sus triunfos, le tenla com- hilos encarnados entremezclados de hilos de oro des--
pletamente asombrado, yni habia concebido proyec- ceo (lían hasta taparle en parte los ojos. La imagen de
to alguno para rescatará Ataluallpa, ni sabia á punto la soberanía tenia todavía atractivo para él aun cuan-
fijo si el que concibiese seria ó no aceptable al sobe- do en realidad habia desaparecido. Ninguno ponia
rano. Determinó pues cumplir la órden que de su usar vestido ni utensilio que hubiese pertenecido fi un
parte le daba Pizarw, porque de Iodos modos desea- soberano riel Perú. Cuando este los desechaba eran
ba tener una entrevista con. Atahuallpa,y Pizarro depositados cuidadosamente en una caja destinada al
consiguió su fin sin necesidad de apelar á medios vio- efecto , y despues quemados con ella. Hubiera sido
lentos para ello. El gefe bárbaro cuando llegó á pre- un sacrilegio aplicará usos vulgares lo que el contac-
sencia del blanco pareció asombrado de su superior to del Inca habia hecho sagrado (3).
genio del mismo modo que el animal salvaje tiembla Poco despues de la llegada de las tropas enviadas á
ante la mirada lija del cazador. Pachacamac á fines de mayo, volvieron los tres emi-
Llegó Chalcuchima escoltado de numerosa hueste sarios de Cuzco. Su mision había tenido muy buen
conducido en sus andas en hombros de sus vasallos; resultado. Merced á las órdenes del Inca y al respe-
y acompañando á los españoles á su vuelta por el tuoso temor que los blancos inspiraban en el pais,
pais, recibió en todas partes de los habitantes home- habían sido bien recibidos en todas partes. Los natu-
najes que solo tributaban al favorito de un monarca, rales les habían llevado en las hamacas ó andas del
Sin embargo , toda su pompa se desvaneció al entrar país; y como habian ido hasta la capital por la gran
á presencia del Inca fi quien se acercó con los pies calzada imperial en que estaban apostados de distan-
desnudos y llevando en las espaldas una ligera carga cia en distancia indios de carga, hicieron el viaje de
que tomó de un criado suyo. Al aproximarse levantó mas de seiscientas millas, no solo sin molestia, sino
el anciano guerrero las manos al cielo y exclamó: con lujosa comodidad. Atravesaron muchas ciudades
<«Sí yo hubiera estado aquí no habria sucedido esto;» populosas, y en todas encontraron á los sencillos in-
despues arrodillándose, besó las manos y los pies á dios dispuestos á venerarles como á seres de superior
su soberano y los bañó con sus lágrimas. Atahuallpa naturaleza. En el Cuzco fueron recibidos con regoci-
por su parte no manifestó la menor emocion ni dió jos públicos, se les alojó suntuosamente y los obse-
otra señal del contento que debía causarle la presen- quiosos habitantes se . esmeraron en satisfacer todas
cia de su consejero favorito, mas que el darle la sus necesidades y prevenir todos sus deseos.
bienvenida. La frialdad del monarca contrastaba sin• Las noticias que trajeron de la capital confirmaron
gularmeute con la leal sensibilidad del vasallo (1). cuanto Pizarro habia oido acerca de la riqueza y po-
La categoría del Inca le colocaba á una distancia blacion de aquella ciudad. Aunque habían permane-
enorme hasta del mas elevado y orgulloso de sus va- cido mas de una semana en ella , no la habían visto
sallos; y los españoles tuvieron repetidas ocasiones toda. Vieron sin embargo el gran templo del Sol que
de admirar el ascendiente que aun en su desgracia estaba absolutamente cubierto de planchas de oro. Pe-
tenia sobre su pueblo y la veneracion con que sus netraron en lo interior y vieron los cadáveres embal-
súbditos se le acercaban. Pedro Pizarro refiere una samados de los reyes sentados cada uno en su silla
entrevista que presenció entre Atahuallpa y uno de chapeada de oro y cubiertos de vestiduras llenas de
sus grandes, el cual habia obtenido licencia para vi- adornos. Los españoles tuvieron el buen gusto de res-
sitar un punto distante del pais con la condicion de petarlos segun les habia aconsejado el Inca , pero exi-
que volviese para cierto dia determinado. Delúvose gieron que las planchas, de oro que guarnecían las
un poco de tiempo mas, y al entrar á presencia de paredes se quitasen todas. Los peruanos obedecieron
Atahuallpa con un corto don propiciatorio, sus rodi- con repugnancia la órden de su soberano para despo-
llas temblaban, tanto que, segun dice el cronista, pa- jar de sus riquezas el templo nacional que todos los
recia que iba á caer en tierra. Sin embargo, su sobe- habitantes de la ciudad miraban con particular orgu-
rano le recibió con bondad y le despidió sin dirijirle llo y veneracion. Con menos repugnancia consintie-
la menor palabra de reprension (2). ron en entregar los conquistadores los adornos de
Atahuallpa en su prision continuaba tratado por algunos otros edificios ,. en los cuales el oro , teniendo
los españoles con el mismo respeto que al principio. mucha parte de liga, era de menos valor (4).
Ensen<íronle el juego de los dados y el mas dificulto- • El número de planchas que quitaron del templó del
so aun del agedrez, en el cual el monarca cautivo Sol no bajó de setecientas, y aunque probablemente
llegó á adiestrarse y gustaba de entretener con_ él el no eran de gran espesor, los• autores las comparan
tedio de la prision. Respecto á sus.vasallos, mantenia en tamaño fi la tapa de una arca de diez ó doce pulga-
en todo lo posible su gravedad y-ceremonia. Era ser- das de liuda (5). Rodeaba el edificio una.;ornisa de
vido por sus esposas y por las mujeres de su harem, oro puro , pero tan fuertemente encajada en . la piedra,
las cuales, segun costumbre, le servian á la mesa y que por fortuna resistió á todos los esfuerzos de los
desempeñaban los demas oficios domésticos cerca de
su persona. Ea la antecámara tenia Una guardia de
indios nobles, que nunca entraban á su presencia (3) Esta relacion de las costumbres personales de Ata-
huallpa está tomada de Pedro Pizarro que le vio con frecuen-
sin ser llamados, y cuando lo eran se sometian á las cia eh su prision , y por ser tan curiosa narracion muy poco
mas humillantes ceremonias que se imponiau hasta conocida, he estractado el original en el Apéndice nú-
al mas poderoso. El servicio de su mesa era de oro y mero 9.
(4) Rel. d'un capitano spagn. , ap. Ramusio, tomo III, fó-
leo 375.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq , MS.—Herrera,
(1) Pedro Pizarro, Descub. , y Conq. MS.. Hist. general, dec, V, lib, II, cap. XII—XIII.
«Cosa semejante, esalama Estete, no se habia visto desde
(5) «Y de las chapas de oro -que esta casa tema quitaron
el descubrimiento de las Indias.» Estete, ap. Barcia, tom. III, setecientas planchas... á manera de tablas de cajas de tres y
pág. 251.
(9) Pedro Pizarro, Descub, y Gong. MS. cuatro palmos de largo,» Xerez, Comí. del Perú r ap, Barcia,
tomo III, pág. 232,
LA CONQUISTA DEL PER*. .11á
despojadores, Quejábanse estos de la falta de diligen- ñeros; manifestaron grande admiraclon v asombro
cia que mostraban los indios en la obra de destruc- cuando llegó á su conocimiento una mudanza tan
cion, y decia.n que había otros puntos en la ciudad que rápida en la suerte de Pizarro que parecía poco me-
conten g an edificios abundantes en oro y plata y que
nos que verificada por arte mágica. A! mismo tiempo
no se los habían dejado ver. En realidad su mision, le avisaron algunos de los colonos, que no se liase de
que en si misma era de las mas desagradables, se hizo Pizarro ni se pusiera en sus manos, pues sabian que
odiosa por la manera con que la ejecutaron. Los emi- no le tenia buena voluntad..
sarios eran hombres de baja esfera; y envanecidos con Poco despues de la llegada de Almagro á San Mi-
los honores que les tributaban los indígenas, creían guel , se recibió noticia de ella en Caxamalca ,y una
merecerlos despreciaban á los pobres indios como nota reservada de su secretario Perez , informando á
á una raza i ncomparablemente inferior á la europea; Pizarro que su Ocio no había venido con propósito de
y no solo mostraron la mas repugnante avaricia, sino auxiliarle en la empresa , sino con intencion de esta.
que trataron á los mas elevados señores con grosera blecer un gobierno independiente. Parece que ambos
insolencia, en la cual se escedieron tanto, segun se capitanes estaban rodeados de hombres de espíritu
dice, que violaron el secreto de los conventos ultra- mezquino y turbulento que procuraban desavenirlos
jando los sentimientos religiosos de los peruanos con creyendo sin duda encontrar su propio provecho en
sus escandalosos amores con las vírgenes del sol. la enemistad recíproca de sus gefes. Sin embargo
Tanto exasperó esta conducta á los habitantes del por entonces se frustraron sus maliciosas maquina-
Cuzco, que les hubieran maltratado á no impedírselo ciones.
su habitual reverencia al Inca, en cuyo nombre ve- Gran•sati»faccion causó á Pizarro la llegada de tan
nian los españoles. Así recogieron todo el oro que fue considerable refuerzo, que le proporcionaba medios -
necesario para satisfacer la codicia de sus indignos de aumentar su fortuna y seguir adelante en la con-
visitantes y librarse de ellos lo mas pronto posible (1). quista del pais. Hizo poco caso de la comunicacion
Grande error fue en Pizarro enviar á tales hombres : del secretario Perez; pues cualquiera que fuese el
aun entre su gente babia otras personas que como se primitivo designio de Almagro , sabia que la rica
vid despues, tenian alguna idea del respeto que se vena que había abierto en el pais le aseguraria su
debian á sí propias, ya que no respetasen á los in- cooperacion para csplotarla. Tuvo por tanto la mag-
dios. nanimidad , porque magnanimidad hay en desatender
Los mensajeros se llevaron consigo ademas de la las sugestiones de una rivalidad mezquina por seguir
plata, doscientas cargas de oro (2) , importante au- los consejos de una sana política , de - enviar un men-
mento á lo que ya liabia presentado Atahuallpa ; y si saje á su antiguo compañero invitándole con muchas
bien el tesoro todavía distaba mucho de Ileg> r á la protestas de amistad á que fuese á Caxamalca. Alma-
cantidad señalada, el monarca vió con satisfaccion gro , que era de carácter franco é indolente , recibió
que se acercaba el tiempo de completar su rescate. la comunicacion con las mismas muestras de cordia-
Poco antes de estos sucesos ocurrió uno que cam- lidad con que estaba hecha. Y sin detenerse mas que
bió la situacion de los españoles, y tuvo desfavorable el tiempo necesario para los precisos preparativos,
influencia en la suerte del Inca. Fue este la llegada de dirigió su marcha á lo interior. Pero antes de salir de
Almagro á Caxamalca con gran refuerzo de tropas. San Miguel habiendo sabido la doble conducta de su
Almagro despues de grandes esfuerzos habla logrado secretario, recompensó su traicion ahorcándole en
armar tres bajeles y reunir ciento cincuenta hombres, el mismo sitio (3 ).
con los cuales se había embarcado desde Panamá. á. Almagro llegó ;i Caxamalca á mediados de febrero
últimos del año anterior. En su viaje se le 'labia reu- de 1533. Los soldados de Pizarro salieron á recibir á
nido una pequeña fuerza procedente de Nicaragua, sus compañeros ,y los dos capitanes se abrazaron con
de modo que su ejército se componía de ciento cin- muchas muestras de cordial satisfaccion ; diérorse
cuenta infantes y cincuenta caballos , bien provistos al olvido todas las pasadas desavenencias, y tanto uno
de municiones ale guerra. Dirigía sus bajeles el anti- como otro se manifestaron dispuestos á auxiliarse
guo piloto Ruiz , pero despues de haber llegado á la mútuamente en la brillante c<Trrera que la conquista
bahía de San Mateo navegó lentamente á lo largo de de aquel imperio les ofrecía.
la costa detenido por los vientos y corrientes y espe- Una persona ha bt iaen Caxamalca en quien la llega-
rimentan do todos los desagradables incidentes que da de los españoles produjo muy diferente imp`esion;
trae consigo una larga navegacion. No'habia podido es ta persona era Atahnnllpa , el cual no solamente
saber noticia alguna de Piz •.rro,y - tan desanimados vió en los recien llegados ora nube de langostas que
estaban sus soldados, muchos de los cuales eran in- iba á devorar su desgraciado país, sino que conoció
espertos aventureros , que cuando llegaron á Puerto que multiplicándose de tal modo el número de sus
Viajo propusieron abandonar la espedicion y volverse enemigos, se disminuian las probabilidades ele reco-
desde luego á Panamá. Por fortuna, un individuo del brar su libertad d de conservarla si llegaba á poderla
pequeño escuadro» que Almagro había enviado á recobrar. Una pequeña circunstancia, insignificante
Tunibez, trajo noticias de Pizarro y de la colonia que en sí misma , pero á. la cual !a superst.icien ciaba un
•habia fundado en San Miguel ; y animado con estas aspecto formidable , vino en aquel tiempo á hacer mas
nuevas el caballero español, prosiguió su viaje v lo- triste su situacion.
gró por último , á fines de diciembre de 1532 , llegar Algunos soldados vieron en el cielo una especie de
sano y salvo con toda su gente al establecimiento es- meteoro ó cometa, y se lo enseñaron á Atalinallpa.
pañol. El monarca le estuvo mirando fijamente por espacio
Ahí supo la marcha de Pizarro por las montañas, de algunos rninnlos, y des p ues con aíre de descon-
la captura del loca, y poco despues el enorme rescate suelo esclamó, que se había visto en los aires una
ofrecido por su libertad, y tanto él como sus compa- señalseinejanta poco tiempo antes de la muerte de su
padre Huavna Capee (4). Desde aquel dia se apoderó
de él una profunda tristeza presintiendo y temiendo
(1) Her rera, Hist. general, ubi supra.
(2) Así se espresa el secretario : «Y vinieron doscientas (5) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Xerez, Con-
cargas de oro y veinte y cinco de plata.» (Xerez, Conq. del
quista del Perú, ap. Barcia, tomo Iii, piles. 204 y 205.—Re-
Perú, ap. Barcia, ubi supra.) Estas cargas llevaban cuatro
lacion sumaria, MS.—Conq. y Pob. del Perú, MS.—Relacinn
indios. «Cargas de paligueres que las traen quatro indios.» primer desrnb., MS.—Herrera, Hist. general, dee. V,
La signiticacion de pan(/' /te p es que no es palabra española, del
es dudosa. 'fernaux-Compaes supone bastante ingeniosamen- lib. iII, cap. 1.
(4) Red. d'un capítano spagn. ap. Ramusio, t. III, fol. 377.
te que debía signilicar algo semejante á palaugeire, con la —Cieza de Leon, Crónica, cap. LXV.
cual tiene mucha semejanza.
1I4 BIBLIOTECA DE GASPAR y RoiG.

alguna próxima desgracia. Así es como en las ocas i0 Antes de destruir estas muestras del arte indio se
nes de peligro se aumentan considerablemente la per- deterrni.nó enviar algunas, que luego habían de de-
cepcion del alma y de los sentidos, y la menor dife- ducirse del quinto real, al emperador para que sir-
rencia en el curso regular de la naturaleza, diferencia viesen como ejemplo del ingenio y habilidad de los in.
que en tiempos ordinarios apenas hubiera sido nota- dios y del mucho valor de la conquista. Eligiéronse
da, á los ojos de las personas supersticiosas aparece las mejores, que valdrian unos cien mil ducados, y
como nuncio fatal de alguna desgracia, cual si el fe- Hernando Pizarra fue nombrado para llevarlas á Es-
nómeno estuviese directa ó indirectamente relaciona- paña, el cual llevaba tambieu encargo de presentarse
do con el destino particular del individuo. á Cárlos, y al mismo tiempo que le entregase los te-
soros le diese cuenta de los sucesos de los conquista-
CAPITULO VII. dores y pidiera que se les diesen mas facultades y se
Inmenso valor de las riquezas.--Su division entre las les elevase á superior categoría. No habla en el ejér-
tropas.—Rumores de alzamiento.—Causa del Inca.— cito quien pudiese de, empeñar mejor esta mision
Su ejecucion.—Reflexiones. que Hernando Pizarro por su destreza y conoci-
4533. miento de los negocios, y nadie tampoco podía abo-
gar con mejor efecto por la causa de los conquista-
LA llegada de Alrnagro hizo variar considerable- dores en la altiva córte castellana. Pero otras razones
mente los cálculos de Pizarro , pues le ponia en si- influyeron en su eleccion en aquel caso.
tuacion de volverá emprendor las operaciones activas Todavía hervía en su pecho la celosa furia que en
y llevar adelante su conquista. El único obstáculo otro tiempo alimentara contra Almagro; la llegada de
para sus proyectos era el rescate del Inca cuya llega- este,gefe al campamento le habla causado un disgus-
da habian esperado los españoles con paciencia hasta to que no trató de ocultar. Mirábale como sí hubiera
que con la vuelta de los emisarios del Cuzco se au- venido á participar del fruto de la victoria y á defrau-
mentó grandemente el tesoro, si bien no había llega- dar á su hermano de la gloria que legítimamente le
do aun al límite estipulado. Pero ya su avaricia aca- correspondía. En vende contestar al cordial saludo de
bó con su paciencia y les hizo reclamar altamente la Almagro en su primera entrevista , se había manteni-
inmediata reparticion del oro. Esperar mas hubiera do en arrogante y profundo silencio. Mucho desagra-
sido esponerse á un ataque de los enemigos á quienes dó á su hermano Francisco esta conducta que podia
no dejaria de atraer tau buen cebo. Mientras no se renovar-la antigua enemistad, y para evitar sus con-
contase el tesoro nadie sobria su valor ni la-parte de secuencias hizo que Hernando le acompañase al campo
él que le tocase. Era mejor distribuirlo y que cada de Almagro y le diese alguna disculpa de su descorte-
uno poseyese y defendiese lo suyo. Ademas algunos se sía (2 ). Mas á pesar de esta apariencia de reconcilia-
hallaban dispuestos á volver á su tierra y a llevarse cion, el general quiso aprovechar la oportunidad de
su parte de botin á punto donde pudieran tenerlo se- apartar á su hermano del teatro de las operaciones
guro; si bien estos eran pocos, pues la mayor parte donde su espíritu turbulento perjudicaba por un lado
solo deseaban salir de Casamalca y marchar directa- á su causa mas de lo que por otro la servian sus emi-
mente al Cuzco , creyendo que en la capital encontra- nentes prendas militares (3).
rían mas oro del que podrían adquirir prolongando Coufióse á los plateros indios el encargo de fundir
su permanencia en aquel sitio ; y juzgando que no el metal, cotillo cual se les obligó a deshacer lo que con
habla tiempo que perder para evitar que los habitan- sus propias manos habian hecho. Trabajaron dia y
tes ocultasen sus tesoros segun ya se sabia que inten- noche, pero tanta era la cantidad que debian fundir,
taban hacerlo. que gastaron en ello un mes entero. Cuando todo
Esta última consideracion fue la que mas especial- quedó reducido á barras de igual valor , se procedió
mente movió á Pizarro , conociendo que sin poseer la á verificar el peso en presencia de los inspectores rea-
capital no podria enseñorearse del imperio. Así sin les. La suma total del oro se halló que era un millon
mas dilacion determinó hacer la distrihucion del te- trescientos veinte y seis mil quinientos treinta y nue-
soro. e ve pesos de 'oro , lo cual teniendo presente el mayor
Sin embargo antes era necesario reducirlo á barras valor de la moneda en el siglo xvi, vendria á equiva-
de igual tamaño ; peso y calidad, porque el botín se ler en el actual á cerca de tres millones y medio de
componia de infinita variedad de artículos en los cua- libras esterlinas ó poco menos de quince millones y
les el oro tenia diversos grados de pureza. Estos ar- medio de duros (4 ). Calculóse la cantidad de plata en
tículos eran copas, jarros, bandejas, vasos de todas
formas y tamaños, ornamentos y utensilios de. los
templos y reales palacios, tablas y planchas para el (2) Herrera, Historia general, dec. V, lib. II, cap. III.
adorno de los edificios públicos, y curiosas imitacio- (5) Segun Oviedo se determinó que del rescate del Inca tu-
nes de diferentes plantas y animales. Entre las plantas viese Hernando una parte mucho mayor de la que le corres-
la mas preciosa imitacíon era la que figuraba el maiz dia, con la esperanza de que viéndose tan rico no quisiese
con su dorado grano cubierto de anchas hojas de volver mas al Perú. «Trabajaron de le embiar rico por quitarle
plata, de las cuales colgaba una rica borla de hilos de entre ellos, y porque yendo muy rico como fué no tubiese
del mismo metal precioso. Tambien era muy de ad- voluntad- de tornar á aquellas partes.» Historia de las In-
mirar - una fuente con su brillante chorro de Oro y pá- dias, MS., parte Ilt, lib. VIII, cap. XVI.
(4) Acta de reparticion del rescate de Atahuallpa, iMS.-
jaros y animales de la misma materia jugando en las Xerez, Com. del Perú, ap. Barcia tomo III, pág. 252.
a g uas de su taza. La delicadeza del trabajo de algunos Para reducir las sumas mencionadas en esta obra, me he
objetos y la belleza y naturalidad del dibujo cautiva- aprovechado, como hice en la Historia de la conquista de Mé-
ron la admirador] , de jueces mejores que los ignoran- jico, de los trabajos del señor Clemencia, antiguo secretario
tes conquistadors del Perú (1 ). de la Real Academia de la Historia de Madrid. Este eminente
literato, en el tomo sesto de las Memorias de la Academia,
(1) Relatione de Pedro Sancho, ap. Ramusio, Viaggi, to- preparado enteramente por él, ha incluido un labori!so ensa-
rno 111, fol. 599.—Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, yo sobre el valor de la moneda en el reinado de Fernando é
torno IIIpáb. 235.—Zárate, Conquista del Perú, lib, II, ca- Isabel. Aunque este período (el final del siglo xv) es un poco
pitulo VII. anterior al de la conquista del Perú , los cálculos del señor Cle-
Oviedo vió en Santo Domingo los objetos que IIernando Pi- mencia se acercan suficientemente á la verdad, pues todavía
carro llevaba á Castilla , y se estiende largamente en la pintu- el valor de la moneda española no se habla modificado gran
ra de varios vasos de oro tino muy bien trabajados y ricamen- rosa por el influjo de los metales preciosos del Nuevo Mundo,
te adornados, cuya cabida era de doce pulgadas de altura por influjo que despues fue tan grande.
treinta de c i
lib. VIII, cap,rcunferencia. Hist. de las Indias, MS. , parte III, Para averiguar el valor de la moneda en una edad remota,
XVI. tenemos que considerar primero su valor específico, esto es,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
cincuenta y un mil seiscientos diez mareos. La histo- Almagro desistieran de sus pretensiones, recibiendo
ria no ofrece ejemplo de semejante botín todo en me- en cambio una pequeña suma que se estipuló ,y que
tal precioso y reducible corno era á dinero cóntante, procurarían grangearse por sí mismos su fortunaen la
ganado por una pequeña tropa de aventureros como nueva carrera que i.enian abierta.
eran los conquistadores del Perú. El gran objeto de Arreglado así amistosamente este delicado negvicio,
las espediciones españolas en el Nuevo Mundo fue el Pizru• ro preparó con toda 'solemnidad la distribucion
oro; y es notable que tan completamente lo lograsen. del botín. Reunieronse las tropas en la gran plaza y
¡ Si hubieran seguido las huellas de los ingleses, fran- el gefe español «con todo temor de Dios» dice el acta,
ceses ú holandeses en el continente del Norte , cuán invocó el auxilio del cielo para ejecutar aquel acto
distinto hubiera sido el resultado ! Es igualmente no- concienzuda y justamente •(1 ). La invocacion pue-
table que la riqueza tan repentinamente adquirida, de parecer un poco inoportuna siendo como era para
apartándoles de las fuentes menos copiosas pero mas distribuir unos despojos tan sin derecho adquiridos;
seguras y permanentes de la prosperidad nacional, se s in embargo , es cierto que considerando la magestad
les escapó al fin de las manos constituyéndoles en una del tesoro y la facultad que se abrogó Pizarro de re-
de las naciones mas pobres de la cristiandad. partirlo entre todos, segun los respectivos méritos
Suscitóse entonces una nueva dificultad en la repar- de cada uno, pocos actos de su vida envolvían mas
ticion del tesoro. Los soldados de Almagro • reclama- responsabilidad; pues de aquella decision suya podia
ron su parte, y corno eran tantos ó por mejor decir, decirse que dependía la fortuna de cada uno de sus
eran mas que los que formaban el pequeño ejército soldados, la pobreza ó la independencia durante el
de Pizarro, su participacion disminuia considerable- resto de sus dias.
mente la suerte de cada uno. «Verdad es, decian, que Dedújose primero el quinto real incluyendo •los
no nos hemos hallado en la captura del inca , pero en presentes remitidos ya á España. La parte que tomó
cambio os hemos ayudado á guardarle y á defender el Pizarro ascendió á cincuenta y siete mil doscientos
tesoro, yen la actualidad os damos medios ele prose- veinte y dos pesos de oro y dos mil trescientos cin-
guir y asegurar vuestras conquistas.Nuestracausaes cuenta marcos de plata. Tomó ademas la gran silla ó
comun y por tanto la ganancia debe serlo Cambien.» trono del Inca , toda de oro macizo y valuada en vein-
Pero este modo de considerar el asunto no era muy del te y cinco mil pesos de oro. A su hermano Hernando dió
gusto de los soldados de Pizarro, los cuales alegaban treinta y un mil ochocientos pesos de oro y dos mil
que Atahuallpa labia hecho el contrato esclusivarnente trescientos cincuenta marcos de plata. Soto recibió
con ellos; que ellos habian capturado al Inca, aseguran- quince mil setecientos cuarenta pesos de oro y sete-
do el rescate y corrido solos los riesgos de la empresa, cientos veinte y cuatro marcos de. plata. Muchos de
y que no estaban dispuestos por lo mismo á dividir el los restantes caballeros que eran sesenta , recibieron
fruto de ella con todos los que despues viniesen. No cada uno ocho mil ochocientos pesos de oro y tres-
podia negarse que este razonamiento era fuerte, y al cientos sesenta y dos marcos de plata, aunque algu-
fin se convino entre los capitanes que los soldados de nos tuvieron mas y unos pocos recibieron mucho
menos. La infantería se componia de ciento cinco
el que se deriva del peso, pureza, etc., del metal, circunstan- hombres. Casi la quinta parte ele ellos recibieron cada
cias que pueden fácilmente determinarse. En segundo lugar uno cuatro mil cuatrocientos cuarenta pesos de oro y
debemos averiguar el valor comercial ó comparativo del dine- ciento ochenta marcos de plata . la mitad de la parte
ro, es decir, el valor que resulte de la comparacion entre la
suma de artículos que antiguamente podian comprarse con una
que tocó á los soldados de caballería. Los restantes
cantidad dada y los que pueden comprarse en los actuales recibieron una cuarta parte menos, aunque aquí
tiempos. Esta última investigacion es muy embarazosa por la tambien hubo escepciones y algunos tuvieron que
dificultad de encontar un artículo que pueda tomarse comó contentarse con una porcion mucho menor del bo-
tipo verdadero del valor. El trigo, por su uso y cultivo gene- tín (2).
ral , ha sido comunmente elegido por los economistas como ti- La nueva iglesia de San Francisco , primer templo
po, y Clemencin le ha adoptado en sus cálculos, procurando cristiano del Perú, fue dotada con dos mil doscientos
averiguar el valor de las principales monedas en circulacion veinte pesos de oro. La suma asignada á los soldados
en el tiempo de los reyes católicos. No hace mencion en su tra-
tado del peso de oro, por cuya denominacion, con preferen-
de Almagro no fue escesiva si, como se cuenta, no
cia a otra alguna se designaban las sumas á principios del si- pasó de veinte mil pesos (3); y la reservada para los
glo xvr ; pero declara el valor específico y comercial del colonos de San Miguel, que ascendia solamente á
castellano , que , segun el testimonio comun de varios escri- quince mil pesos fue pequeñísima (4). Habia 'entre
tores antiguos, como Oviedo, Herrera y Xerez, equivalía pre- ellos ciertos soldados , que al principio ele la espedi-
cisamente al peso de oro. Segun sus cálculos parece que el clon , como recordará el lector, abandonaron la mar-
valor específico del castellano, que él reduce á reales, es igual cha y, volvieron á San Miguel. Estos ciertamente
á tres dollars , siete centésimas de nuestra moneda (1), y el tenían poco derecho á que se contase con ellos en la
valor nominal mas de cuatro veces mayor, ó sean dos libras,
doce chelines y seis peniques, moneda esterlina (2). Adoptan- reparticion del botín. Pero la mayor parte de los colo-
do este valor como el mas aproximado al del peso de oro en la (1) «Segun Dios nuestro Señor le diere á entender tenien-
primera parte del siglo xvr, el lector podrá comparar fácil- su conciencia, y para lo mejor hacer pedia el ayuda de Dios
mente por sí mismo el valor que teniau en aquel tiempo las nuestro Señor , e invocó el auxilio divino.» Acta de reparticion
sumas mencionadas en estas páginas, muchas de las cuales del rescate , MS.
están espresadas con aquella denominad«. (2) En el Acta de reparticion del rescate, intrumento re-
Me he detenido mas en estas particula r idades, porque en mi dactado y firmado por el escribano real , están los pormenores
primera obra me limité á calcular el valor comercial de la mo- de la distribucion. Este documento, que es por tanto autoridad
neda , el cual siendo mayor que el especifico, fundado en la incuestionable, se halla entre los manuscritos que se nie faci-
calidad y peso del metal, j uzgó un ingenioso corresponsal, que litaron de la coleccion de Muñoz.
daba al lector una idea exagerada de las sumas mencionadas (3) «Se diese á la gente que vino con el capitan Diego de
en la historia. Pero ore parece que este valor comparativo ó Almagro, para ayuda á pagar sus deudasy fletes, y suplir algunas
comercial es el único que importa saber al lector, pues le indi- necesidades que traían veinte mil pesos.» (Acta de repartieron
co cuánto puede comprar con una suma dada, dando asi á co- del rescate, MS.) Herrera dice que se dieron cien mil pesos
nocer el verdadero valor de ella, y adoptando por conversion á la gente ele Almagro. Hist. general, dei. V, lib. III.) Pero
el principio de la antigua máxima : esto no corista en el Acta.
¿Mal is worltt in any tihng, (4) «En treinta personas que quedaron en la ciudad de San
But so muelt mottey as'twill bring? (5) Miguel de Pirara dolientes y otros que no vinieron ni se hallaron
en la prision de Atahuallpa y torna del oro, porque algunos son
(1) Sesenta y un r.». catorce unar.Iv'edis. (N, del Trad ) pobres y otros tienen necesidad, señalaba quince mil pesos
(2) Doscientos cincuenta y cuatro rs. de oro para los repartir su señoría entre las dichas personas,»
(3) No vale mas una cosa Id., MS,
Que el dinero que produce,
116 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

nos eran inválidos cuya salud se había deteriorado tiempo para reunirla. De todos modos el rescate ha-
por electo de sus anteriores fatigas, y que todavía con bía sido magnífico y tal como nunca le ]rabia pagado
animo esforzado y entusiasta , prestaron buenos ser: príncipe ni potentado alguno.
viejos el' su puesto militar de la costa; y no es fácil Estas consideraciones esponia Atahuallpa fi mu-
esp!icar por qué motivo perdieron el derecho á mas chos de los caballeros, y especialmente á Hernando de
amplia remuueracion. Solo con quien tenia mas familiaridad que con Pizar-
Nadase dice en la reparticion del mismo Al magro, ro. Soto habló de la demanda de Atahuallpa á su ca-
el cual, segun los términos del primitivo contrato, pitin; pero este dió una respuesta evasiva sin descu-
podia reclamar una parte igual é la de su :,ocio. Tam- brir las negras intenciones que iban germinando en
poco se dice nada de Laque el otro compañero. A este su mente (4). Poco tiempo después hizo que el escri-
en verdad no le aprovechaban ya los tesoros munda- bano preparase un instrumento público en el cual
nos, pues Labia muerto poco antes de la partida de eximia al [oca de toda llueva obligacion respecto al
Almagro de Panamá (1) sin haber llegado á saber el rescate ; y mandó que fuese este documento pública-
éxi to completo de una empresa que á no ser por sus mente pregonado, declarando al mismo tiempo que
esfuerzos nunca hubiera llegado á feliz término , sin la seguridad de los españoles exigía que el Inca per-
tener noticia tampoco de las hazañas ni de los críme- maneciera prisionero hasta que aquellos recibiesen
nes de Pizarro. Pero el licenciado Espinosa, á quien nu3vos refuerzos (5).
representaba, vivía aun en Santo Domingo y Luque Entre tanto comenzaron otra vez á correr rumores
le había legado esplicitamente sus derechos. Sin em- entre los soldados del ataque que, segun se suponia,
bargo, en cosas que sucedieron en tiempos tan remo- meditaban los indios. Todos repetian estos rumores
tos no es seguro el fallo que se pronuncia fundándose y con la repeticion iba tomando mas crédito la noti-
en testimonios puramente negativos, y debe admi- cia. Deciase que en Quito, patria de Atahuallpa, se
tirse corno fuerte presunciou en favor de la equidad estaba reuniendo un inmenso ejército, y que treinta
con que Pizarro debió de hacer el reparto, la circuns- mil caribes estaban ya er g camino para aumentar sus
tancia de no haber llegado hasta nosotros ninguna lilas (6). Los primitivos españoles suponian que los
queja de los que á él se hallaron presentes ni de los caribes estaban diseminados indistintamente en los
cronistas contemporáneos (2). diferentes puntos de América, y les atribuian todos
Terminada la reparticiún del tesoro, parecia que los horrores propios de una raza (le caníbales.
ya río se presentaba obstáculo para proseguir las No es fácil describir el origen de estos rumores. En
operaciones activas y emprender la marcha al Cuzco. el campo español 'labia considerable número de in-
¿Pero qué había de hacerse con Atahuallpa? Parare- dios que pertenecían al partido de Huascar y que por
solver esta cuestion, lo mas expedito era para los tanto eran enemigos de Atahuallpa. Pero el mas en-
conquistadores lo mas justo (3) ; darle libertad seria carnizado de todos era Felipillo, el intérprete de
dársela á su mas peligroso enemigo, á uu hombre Tuuibez ya citado en esta historia. Este jóven Labia
cuyo nacimiento y categoría terminan alrededor suyo concebido una pasion ó mas bien habia sido descu-
á toda la uacion y pondrían en su mano todos los re- bierto en una intriga con una de las concubinas del
cursos y resortes del gobierno, á una persona en Iin, rey (7). Esta intriga habia llegado á oídos de Ata-
cuyas palabras por sí solas serian capaces de dirigir huallpa, el cual lo sintió sobremanera diciendo «que
toda la energía de su pueblo contra los españoles y le era mas doloroso todavía que su prision, el ultraje
dilatar por mucho tiempo, si no frustrar completa- que le 'labia hecho una persona de tau baja esfera (8)
mente, la conquista del pais. Sin embargo tenerle y que por la ley peruana se espiaban tales insultos no
cautivo ofrecía casi tantas dificultades; pues la guar- solo con la muerte del criminal, sino con la de toda
da de tau importante presa exigia nruclia gente, lo su familia y parientes (9).» Pero Felipillo era una
cual era forzoso que disminu ese grandemente el persona demasiado importante en aquella empresa
ejército ; y con todo eso todavía no se evitaba el peli- para que los españoles le tratasen de aquella manera,
gro de que el prisionero fuese rescatado en los peligro- ni ellos juzgaron grande la ofensa, si es cierto que
sos pasos de las montañas.
En esto el Inca reclamaba altamente su libertad. Sin (4) «Y como no ahondaban los designios que tenia, le re-
embargo todavía no habia completado el pago de la plicaban, pero él respondia que iba mirando en ello.» Herrera,
cantidad estipulada para el rescate, y puede dudarse Hist. general, dec. V, lib. 111, cap. IV.
que al lin hubiera logrado completarlo si se conside- (5) «Falta quella fusione, íl Gobernatore Pace vn atto in-
nanzr al notara, nel quale liberaua il cacique Atabalipa et l'ab-
ran las dificultades que opouian los encargados de la solueua della promessa et parola che haueua data a gli spag-
custodia de los templos, los cuales parcelan mas dis- nuoli che lo presore della casa d'oro c'haueua lar concessa, il
puestos á ocultar sus tesoros que á despojar de ellos á quale fece publicar publicamente á suon di trombe nella piazza
los sagrados edilicios para satisfacer la codicia de los di quella cité di Caxamalca.» (Pedro Sancho, Rel. ap. Ramu-
estraujeros. Tuvo tarnbien el monarca indio la des- sio, tomo III, fol. 599.) Esta autoridad es innegable, por lo
gracia de que grao parte del oro y el de mejor calidad menos cuando refiere algo contra los conquistadores, pues la
consistia en planchas ó tablas aplastadas que, aunque Relamion la escribrió uno de los secretarios de Pizarro con au-
de mucho valor, por su forma compacta, hacían po- torizacion y á la vista del general y de sus principales ofi-
ciales.
co bulto. Pero se habia ya realizado una cantidad (6) «De la gente natural de Quito vienen doscientos mil
inmensa, y el Inca podia alegar que habria sido ma- hombres de guerra y treinta mil caribes que comen carne Hu-
yor si la impaciencia de los españoles hubiese dado mana.» Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, pági-
na 235.—Pedro Sancho, Relacion, ap. Ramusio, ubi supra.
(7) «Pues estando así atravesose un demonio de una lengua
(1) 11lontesinos, Anales, íMS., año 1553. que se dezia Ffelipillo, uno de los muchachos que el marques
(2) El capital'español varias veces citado, que nos dice que avia llevado á España, que al presente hera lengua y andava
fue uno de los nombrados para guardar el tesoro, se queja sin enamorado de una muger de Atabalipa.» Pedro Pizarro, Des-
embargo de que no entraron ea la distribucion una gran canti- cubrimiento y Conq., MS.
dad de vasos de oro y otros artículos, y añade que esta fue una Del amor y malignidad de Felipillo, cuya existencia segun
injusticia palpable hecha á honrados conquistadores que lo ha- Quintana se apoya principalmente en el dicho de Garcilasso
bian ganado todo con sus fatigas y trabajos. (Rel d'un capitana (Españoles célebres, tomo II, pág. 210 nota) , hablan tambien
spagn. , ap. Ramusio, tomo 111, fols. 578 y 379.) El escritor muy esplicltamente Zárate, Naharro, Gomara Balboa, todos
en toda su relacion manifiesta muy á las claras el mezquino y ellos contemporáneos, aunque no testigos de vista como Pedro
codicioso espíritu que animaba á los aventureros del Perú. Pizarra.
(3) «Y esto tenia porusto, pues era provechoso.» Tales
(8) «Diciendo que sentía mas aquel desacato que su pri-
son los sentimientos que Herrera atribuye á Pizarra. Hist. ge- sion.»
peral, Zárate, del Perú, ab, II, cap. VII.
dec. V, lib, 111, cap. IV. (9) ,, oe, cit.
LA CONQUISTA DEL PERT3.
habían cometido el mismo delito (1) Sin embargo 111
losas en la eleccion de medios ]rara destruir
Felipillo supo en breve la irritacion del Inca contra de su temor: O yéronse murmullos me la causa
él , y desde aquel momento le miró con odio mortal. zclados con ter-
ribles amenazas contra el Inca como autor de estas
Por desgracia encontró amplios medios de satisfacer maquinaciones. Muchos pedían su muerte como ne-
sus malas pasiones. cesaria para la seguridad del ejército; y entre estos
Los rumores relativos á la sublevacion entre los in- los mas violentos eran Almagro y sus s ecuaces ,
dios señalaban á Atahuallpa como autor de ella. To- que
no habiendo presenciado la captura de Atahuallpa,
móse declaracion á Challcuchima sobre este punto, no les causaba lástima su sivacion; le miraban como
pero dijo. que estaba ignorante de que su señor tuvie- un obstáculo á su fortuna y ardían en deseos de pe-
se tal designio y que creía que lo calumniaban. En netrar en el pais ya que tan poco habian participado
seguida Pizarro habló del asunto al Inca repitiéndole del oro de Caxamalca. Acompañábanles Requelme el
los rumores que circulaban y aparentando creerlos. tesorero y los denlas comisionados regios á quienes
«¿Qué traidor' es esa, dijo el general, que meditas Pizarro habia dejado en San Miguel para no tener
contra mí, contra mí que te he tratado siempre con quien espiase sus movimientos; pero ellos habían ve-
consideracion confiando en tus palabras como en las nido al campamento con Almagro y cxigian la muerte
de un hermano?» «¿Burlaste conmigo?» contestó el del Inca como indispensable para la tranquilidad del
Inca, que tal vez no habia notado semejante confian- país y para los intereses de la corona (5).
za : «siempre me hablas cosas de burlas. ¿Qué parte A estas terribles sugestiones no dió nidos Pizarro,
somos yo y toda mi gente para enojar á tan valientes ó aparentó no darlos, mostrando visible repugnancia
hombres como vosotros? No me digas esas burlas (2),» en sacrificar á su prisionero (6). En esta repugnan-
« Esto, continúa el secretario de Pizarro, lo dijo en cia habia pocos que le acompañasen, y entre ellos
tono el mas reposado y natural, sonriéndose mientras estaba Hernando de Soto que consideraba semejante
pronunciaba estas palabras para disimular su false- sacrificio como injusto por no estar probado el crimen
dad, de modo que los espanoles que se las oyeron de Atahuallpa. En este estado de cosas , el gefe espa-
estaban espantados de. ver en un hombre bárbaro tan- ñol determinó enviar un corto destacamento á Gua-
ta prudencia (3).» machucho para reconocer el pais y averiguar el
Pero no era con prudencia como Atahuallpa con- fundamento que tenian los rumores de instirreccion.
testó entonces á Pizarro sino con el convencimiento Dió á Soto el mando _de este destacamento, el cual,
de su inocencia, segun despues demostraron los como la distancia no era grande, debia estar de vuel-
acontecimientos. Sin embargo el Inca conoció fácil- ta dentro de pocos Bias.
mente las causas y tal vez las consecuencias de la acu- Despues de la partida de Soto la agitacion entre
sacion. Vió la profunda sirria que se abria á sus pies; los soldados en vez de disminuirse aumentó tanto,
estaba rodeado de estranjeros de ningunó de los cua- que Pizarro no pudiendo resistir sus importunidades
les podía esperar consejo ó proteccion. La vida de un consintió en que se formase causa á Atahuallpa. Era
monarca cautivo es generalmente corta, y Atahuallpa ciertamente decoroso y mas seguro guardar las for-
debió de hacerse cargo de esta verdad cuando pensa- mas de un juicio. Organizóse un tribunal que presi-
se en Huascar. Deploró entonces amargamente la dieron como jueces los dos capitanes Pizarro y Alma-
ausencia de Hernando Pizarro, pues por mas estraño gro. Nombróse un fiscal y dióse al prisionero un
que parezca , la sivacion del regio cautivo habia con- defensor.
movido el altivo córazon dengue], y habia hecho que Los cargos que se articulaban contra el Inca redac-
le tratasen con alguna deferencia • que le granjeó_ la tados en forma de interrogatorio eran doce. Los mas
estimacion , .y - la confianza del Inca. Sin embargo-este inrportantes eran queliahia usurpado la corona y ase-
no perdió tiempo para procurar disipar las sospechas sinado -á su hermano Huascar; que •había disipado
del general y convencerle de su inocencia.. u ¿No soy, las rentas.públicas desde la conquista del pais por los
dijo á Pizarro, un pobre cautivo en tus mallos? ¿Có- espanoles dotando con ellas á sus. parientes y á sus
mo puedo abrigar los designios que me atribuyes sa- favoritos; que habia cometido los crímenes de-idola-
biendo_ que seria ;1 0 la primera víctima de la insurrec-. tría y adulterio viviendo públicamente casado con
-• cion? Poco conoces á mis vasallos si piensas que muchas mujeres; por último que había tratado de
habían de moverse .sin órden raid, .pues si, yos no lo sublevará sus vasallos contra los españoles .(7).
quiero, añadió hiperbólicamente, ni las aves volaran Estos cargos Alelaos de los cuales se referían á las
en mi tierra (4).» costumbres del pais ó á las relaciones personales del
Pero estas protestas de inocencia produjeron poco Inca sobre las cuales los conquistadores españoles no
efecto en las tropas entre quienes la noticia de un tenian jurisdiccion alguna, son tau absurdos que
levantamiento general de los indios continuaba de
hora en hora ganando'crédito. Decíase que se habia (5) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Relacion del
primer descub. ,MS.-Pedro Sancho, Rel. , ap. Ramusio, to-
reunido ya un gran ejército en Guanrachuche, á me- mo 111, fol. 400.
nos de cien millas del campamento y que de un ins- Estos se hallaban presentes en el campó.
tante á otro debia esperarse el ataque. El tesoro q ue (6) «Aunque contra voluntad del dicho governador que
los españoles hablan adquirido era un cebo tentador; nunca estuvo en ello.» Relación del . primer descub. MS.-
así la alarma crecia con el ternos de psrderlo. Doblo- Pedro Pizarro , Descub. y Conq., MS.—Pedro Sancho, Rela-
ronse las patrullas, apercibióse la caballería teniendo cion, ap. Ranrusio, ubi supra.
siempre á los caballos ensillados y puestos los frenos; (7) Garcilasso específica los cargos que se hicieron al Inca.
(Com. Real , parte II, lib. I, cap. XXXVII.) De desear hubie-
la infantería dormía sin dejar las armas ; Pizarro ron- ra sido que alguno ele lbs autores en esta tragedia los hubiese
daba de cuando en cuando para cuidar de que todos especificado. Pero Garcilasso podia tener sobre este punto.los
los centinelas estuviesen en sus puestos ; en bn el pe- mejores informes , y como no hay motivo para que fuese Me-
queño ejército español se hallaba preparado para re- sado, puede dársele crédito en el presente caso. El hecho de
sistir al ataque que se esperaba por ni mentas. haberse formado causa contra el monarca indio, está esplíci-
Los que I unen miedo no suelen ser muy escrupu- ta,riente reconocido por varios escrito r es contempor áneos, como
Gomara , Oviedo y Pedro Sancho. Oviedo califica el proceso de
«mal ideado y peor escrito, inventado por un clérigo turbu-
(1) E le hahian tomado sus mujeres é repartídolas en su lento y sin principios, loor un ignorante escribano sin concien-
presencia é usaban de ellas de sus adulterios.» Oviedo, Histo-
ria de las Indias, MS., parte lii, lib. VIII, cap. XXII. cia , y por otros de la misma estofa cómplices en esta infanmiia.»
(llist. de las Indias, MS., parte III, lib. V III, cap. XXIÜ.)
(2) Xerez , Conquista del . Pei• ii, ap. Barcia, tomo 111, pá- Muchas autoridades convienen en los dos principales cargos, a
gina 234. saber : el asesinato de huasca,. y la corrspiracion contra los es-
(3) Ibid. , loc. cit. pañoles.
(4) Zátaté,
Conquista del Perú , lib. 11, cap. VII.
114 BIBLIOTECA fr. GASPAR Y ROIC.
provocarán la risa si ya no escitan un sentimiento n as maní lesló gran pesadumbre y angustia, pues á pesar
profundo. El último era el único importante en seme- de que de algun tiempo á aquella parte habla mirado
jante causa , y su debilidad puede inferirse del cuida- como probable que le condenaran á muerte, y así lo
do que se puso en añadirle los (lemas. La simple hidria indicado á los que le odeaban, siempre la pro-
r

enuuciaciou de ellos muestra suficientemente que es- babilidad de un acontecimiento de esta especie es
taba decretada la suerte d I leca. muy diferente de la realidad, mucho rnas cuando
Examináronse varios testigos indios, y sus decla- esta realidad se presenta tan rápida y repentinamente
raciones al pasar por la iuterpretaciou de Feliplilo cuino entonces. Por un momento la certeza de su des-
dícese que recibieron cuando era necesario un colo- tino debilitó su ánimo y le hizo esclamar con lágrimas
rido muy diferente del que les era propio. Proul.o en los ojos ; «¿ Qué he hecho yo', qué han hecho mis
concluyó el examen de los testigos, al cual, segun hijos para merecer tal suerte? Y sobre todo ¿qué he-
asegura uno de los secretarios de Pizarro, siguió una mos hecho para merecerla de tus manos, añadió
acalorada discusion respecto á las ventajas ó desven- dirigiéndose á Pizarro, cuando tú no has encontrado
tajas que resulta rian de la muerte de Atahuallpa (1). filas que amistad y afecto en mi pueblo, cuando he
La cuestion era de conveniencia. Halleeele culpado, repartido contigo mis tesoros , cuando de mí no has
no sabemos si de todos los crímenes que se le atri- recibido sino beneficios?» Despues en el tono mas
bulan, y fue sentenciado al ser quemado vivo en la patético suplicó que le perdonasen la vida, prome-
gran plaza de Caxamalca; sentencia que debla poner- tiendo dar todas las garantías que se le exigiesen para
se en ejecucion aquella misma noche , síu esperar la seguridad de cada español de los que courponian el
siquiera la vuelta de Soto, cayos Mona es pudrían ejército, y ofreciendo doble rescate del que habla,
poner en su punto la verdad ó la falsedad de los ru- pagado si se le chiba tiempo para reunirle (4).
mores relativas á la insurrCcciun ile los indios. Como Ea testigo ocular asegura que Pizarro se manifestó
se desease obtener la a probacion del padre Valverde, visiblemente afectado al separarse del Inca, á cuyos
se le presentó una copia de la sentencia para que la ruegos no pocha acceder oponiéndose á la voluntad
firmase, lo cual hizo sin vacilar, declarando que «en del ejército y a su propia convicciou de lo que exigía
suopiuiou el inca merecia en todo caso la muerte (2).» la seguridad del paais (5). Atahuallpa, viendo que no
Hubo sin embargo algunos en aquel tribunal rlrili- porfia hacer que el conquistador desistiese de su pro-
tar que se opusieroar a estas medidas arbitrarias, pósito, recobró su hat itual serenidad, y desde aquel
considerándolas coreo una insigne ingratitud fi los fa- momento se sometió á su destino con el valor de un
vores recibidos del Inca , cl cual has : a entonces solo guerrero indio.
agravios lrabia tenido en pago. Declararon que eran Publicóse la sentencia del Inca á son de trompeta
insuficientes para condenarle los testimonios que de- en la gran plaza de Caxamalca ; y dos horas despues
ponian en su contra, y negaron que el I ribunal tuviese de puesto el sol, los soldados se reunieron en ella con
autoridad para sentenciar á un príncipe soberano en antorchas para presenciar la ejecucion. Era el 29 de
el eent o de sus propios dominios, pues en caso de agosto de 1533. Atahuallpa salió encadenado á pie
haberle de formar causa debia ser enviado á España y para el lugar del suplicio, pues le ha bien puesto gri-
juzgado ante el emperador , único que tenia Llenita– llos-desde el 'nomen l.oenque los rumores de próximo
des para decidir de su suerte. ataque habían introducido la agitacion eu el ejército.
Mas la grao mayoría, que era de diez contra uno, El padre Vicente de Valverde iba á su lado procuran-
respondió á estas objeccinnes declarando que estaba do consolarle y en lo posible persuadirle é que en su
convenc.,ida del crimen de Atabuailpa, y que tomaba úlí.irna hora abjurase de sus creencias supersticiosas
sobre sí la responsabilidad de su castigo; que se en- y abrazase la religiou de los vencedores; porque que-
viaría ti Castilla un informe ]minucioso de los proce- ría salvar el alma de su víctima en el otro inundo de
dimientos, y que el emperador sabria quienes.eruu la terrible espiaciou á que tan espontáneamente Babia
los fieles servidores de la corona y quiénes sus ene- condenado á su cuerpo en este. -
migos. ha diputa se fue acalorando de tal modo, que Durante la prision de Atahuallpa el padre Valverde
estuvo ó pique de producir mi violento rompimiento; Ie habla espuesto repetidas veces las doctrinas del
pero al fin la minoría , convencida de que la resist.en- cristianismo , y el monarca indio !labia manifestado
cia era inútil , hubo de guardar silencio , y aunque aro mucha penetraciou para comprender los discursos de
se dio por satisfecha, se limitó é formular una pro- su maest re o. Pero estos no habían introducido en su
testa escrita contra aquellos procedí ni.entos que de- alma la conviccion , y aunque el Inca los- escuchaba
biau dejar una indeleble mancha sobre los nombres con paciencia, no se manifestaba dispuesto á renun-
de los que en ellos tuvieron luirlo (3). ciar á la fe de sus padre El dominico en aquella ho-
Cuando el inca recibió nutilicucien de la sentencia ra solemne hizo cl - último esfuerzo, y cuando Ataa-
livallpa estuvo atado al lugar del suplicio teniendo
(1) «Dopoo l'essersi multo disputato, et ragionato del danno alrededor los haces que-trabian de incendiar su pira
et villa che savia poluto auuenire per il vi»ere o morire di Ata- funeral, Valverde levantando en alto la cruz, le rogó
balip ā , fu risoluto che si facesse piustitra di luí.» (Pedro San- que la abrazase y se' dejara bautizar , prometiendo
dio, Rel., ap. Ramusio, tomo III, fol 400.) Este es el len-
que si lo hcia, se conmutarla la terrible sentencia
guaje de un escritor, órgano del mismo Pizarro. Segun él , el
cónclave que agitó esta «cuestion do conveniencia ,» se com- de hoguera en la mas suave dei garrote (6).
ponía de «oficiales de la corona y del ejército, cierto doctor en El dc•diclaado monarca preguntó si era verdad lo
leves que casualmente se encontraba allí, y el reverendo pa- que se le decía , y confirmado por Pizarro , consintió
dre Vicente de Valverde.» en abjurar su reiigiorr y recibir el bautismo. Pract.i-
(2) «Respondió que firmarla, que era bastante para que el cese la ceremonia por el padre Valverde y el neófito
Irga fuese condenado á muerte , porque aun en lo esterior qui- recibió el nombre de Juan de Atahuallpa, en honor de
sieron justificar su_ intento.» lierrera, Iüst. general, doc. V.
Hl, cap. IV. (4) Pedro Pizarro, Descub. y Cong., MS.—Herrera, his-
(3) Garcilasso ha conservado los nombres de los que tan toria general, doc. V, lib. III, cap. IV.—Zárate, Conq. del
a nimosa aunque tan ineficazmente se opusieron á la voz popu- Perú , lib. II, caló. VII.
lar que pedia ī r muerte del Inca (Com. Real., par te II , lib. I, (5) «Yo, dice Pedro Pizarro , vide llorar al marcques de pe-
cap. XXXVIII.) Tuvieron razon sin duda en negar el derecho sar por no podelle dar la vida, porque cierto terno los requi-
de semejante tribunal para formar causa á un príncipe inde- rinueutos y el riesgo que avia en la tierra si le soltava.»—Des-
pendiente como era el Inca del Perú ; pero no iban tan funda- cubrimiento y Conq., MS. -
dos en suponer que su soberano el emperador tenia mejor de- ((r ) Xcrez , Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo III, p. 234.
recho. Vattcl (lib. II, capítulo IV) vitupera espresamente este —Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—Conq. i Pob. del Pi-
pretendido juicio de Atahuallpa , considerándole como un ul- ríi, MS.—Pedro Sancho, Relacion, ap. Ramusio, tomo III,
traje manifiesto á la ley de las naciones. fol. 400,
LA CONQUISTA DEL PERÚ. 119
San Juan Bautista, en cuyo dia se verificó aquel su-
ceso (1). ser-su amigo. Sin embargo ,"al principio su conducta
Atahuallpa manifestó su deseo de que fuesen tras- con ellos habia sido amistosa y benévola, y ellos se la
ladados sus restos á Quito su patria para que fuesen pagaron con la prision , el despojo y la muerte.
conservados con los de sus antecesores por línea ma- El cuerpo del Inca permaneció en el sitio de la eje-
terna. Despues volviéndose á Pizarro, le suplicó como cucion toda la noche. A la mañana siguiente le tras-
último favor, que tuviese compasion de sus jóvenes ladaron á la iglesia de San Franciscodonde se
celebraron sus exequias con gran solemnidad. Pizar-
hijos y les recibiese bajo su proteccion y amparo. ro y los principales caballeros asistieron de luto, y las
¿No había entre aquella terrible tropa que le rodeaba tropas escucharon con devota atencion el oficio de
mngun otro á quien pudiese encomendar la protec- difuntos que celebró el padre Valverde (5). Interrum-
cien de sus descendientes? Tal vez pensó que ningu- pieron la ceremonia muchos gritos y sollozos que se
no podria protejerlos mejor, y que tan solemnes oyeron á las puertas de la iglesia, la cuales abrién-
deseos manifestados en aquella hora postrera serian dose de repente, dieron entrada á un gran número de
respetados aun por el mismo gefe de los conquistado- indias esposas y hermanas del difunto ; que invadien-
res. Luego, recobrando su serenidad estóica que por do la gran nave, rodearon el cuerpo diciendo, que no
un momento le 'labia abandonado , se sometió tran- era aquel el modo de celebrar los funerales de un Inca,
quilo á su suerte mientras los españoles que le rodea- y declarando su intencion de sacrificarse sobre su
ban entonaban el credo por la salvacion de su alma (2). tumba y acompañarle al pais de los espíritus. Los
Así pereció el último de los Incas como si fuera un vil circunstantes ofendidos de este loco proceder, mani-
malhechor. festaron á las invasoras que Atahuallpa habia muerto
Ya he hablado de la persona y cualidades de Ata- cristiano ,y que el Dios de los cristanos aborrecia ta-
huallpa. Tenia hermosa presencia, aunque le hacia les sacrificios. Despues las intimaron que se saliesen
desagradable cierta espresion de ferocidad. Su cuer- de la iglesia, y muchas de ellas al retirarse se suici-
po era musculoso y bien proporcionado ; su aire .ma- daron con la vana esperanza de acompañar á su ama-
gestuoso, y sus maneras, mientras estuvo en el campo do señor en las brillantes mansiones del Sol (6).
español, tenían cierto grado de refinamiento, tanto Los restos de Atahuallpa, no obstante la súplica
mas interesante, cuanto que se mezclaba con él un que habia hecho este monarca, fueron depositados
poco de melancolía. Acúsanle de haber sido cruel en en el cementerio de San Francisco (7). Pero se dice
la guerra, y sanguinario en la venganza (3). Tal vez que desde allí, luego que los españoles salieron de
será así, pero el pincel de un enemigo suele sobrecar- Caxamalca, los trasladaron los indios secretamente á
gar demasiado las sombras del retrato. Concédenle Quito. Los colonos que en tiempos posteriores se es-
haber sido animoso, magnánimo y liberal (4); todos tablecieron, suponían que se habian enterrado con el
convienen en que mostró singular penetracion y rá- cuerpo algunos tesoros; pero se hicieron escavacio-
pida percepcion ; sus hazañas como guerrero, ponian nes, y ni tesoros ni cuerpo se encontró (8).
fuera de duda su valor, y la mayor prueba de él es la Uno ó dos dias despues de estos trágicos aconteci-
repugnancia que mostraron los espanoles á devolverle 'mientos, volvió Hernando de Soto de su espedicion.
la libertad. Temíanle como enemigo, y le habían he- Grandes fueron su indignacion y asombro cuando
cho demasiados agravios para confiar en que pudiera supo lo que se habia hecho en su ausencia. Buscó
inmediatamente á Pizarro y le encontró, dice el cro-
(1) Velasco, Hist. de Quito, tomo I, pág. 472. nista, cubierto con un gran sombrero de fieltro por
(2) «Ma guando se lo vidde appressare per douer esser mor- luto, calado hasta los ojos y dando en su traje y en
t.o, disse che raccomandaua al gouernatore i suoi piccioli sus maneras señales de mucho sentimiento (9). eHa-
ligliaoli, che volesse tenersegli appresso, et con queste vltime beis obrado con mucha imprudencia y temeridad, le
parole, et dicendo per l'anima sua li spagnuoli che erano dijo Soto bruscamente, lo que se decia de Atahuallpa
all'intorno il Credo, fu subito affogato.» Pedro Sancho, Rela-
cion, ap: Ramusio, tomo. III, fui. 599. era una infame calumnia , no 'labia enemigos en
Xerez, conquista del Perú, ap. Barcia, torno III , pág. 234. Guamachucho ni señales de subievacion entre Ios in-
—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Naharro, Rel. su- dios. Todo lo he encontrado tranquilo y en todo el
maria, MS.—Conq. i Pob. del Piré , MS.—Relacion del pri- camino me han recibido con demostraciones de buena
mer descubrimiento, MS. Zárate, Conq. del Perú, lib II, ca-
pítulo VII.
La muerte de Atahuallpa tiene muchos puntos de semejanza (5) El secretario Sancho piensa que los peruanos debian
con la de Caupolican, el gran gefe araucano, segun se descri- haber considerado aquellos honores fúnebres como amplia
be en el poema épico é histórico de Ercilla. Ambos abrazaron compensacion de los agravios que pudiera haber recibido Ata-
la religion de sus vencedores en el suplicio, aunque Caupolican huallpa, pues le elevaban al nivel de los españoles. Ibidem,
fue menos afortunado que Atahuallpa, pues su conversion no loc. cit.
le libró de los tormentos del género terrible de muerte á que (6) Relacion del primer descub., MS.
fue condenado. Fue empalado y asaetado. Los ingeniosos ver- Véase el Apéndice núm. 10, donde he insertado originales
sos de Ercilla pintan con fidelidad el carácter de los primeros varias noticias contemporáneas sobre la ejecucion de Ata-
aventureros, en quienes se unía el fanatismo del cruzado con huallpa , noticias que por hallarse en manuscritos no era muy
la crueldad del conquistador, y tienen tanta analogía con el fácil que las poseyesen ni aun los mismos españoles.
punto de que voy tratando, que de buena gana insertaria aquí (7) «Oi dicen los indios que está su sepulcro junto á una
el pasaje si no fuese demasiado largo. Véase la Araucana, par- cruz de piedra blanca en el cementerio del convento de San
Francisco.» Montesinos, Anales, MS. , año 1505.
te II, canto XXIV.
(5) «Así pagó la pena de sus errores y crueldades, dice (8) Oviedo, Hist. de las Indias, MS.. parte III, lib. VIII,
Xerez, pues era, segun todos convienen , el hombre mas san- cap. XXII.
Segun Stevenson, en la capilla perteneciente á la cárcel
guinario que ha tenido el mundo, no importándosele arrasar
pública que en otro tiempo formó parte del palacio, el altar
toda una ciudad hasta los cimientos por la mas leve ofensa, y
estriba sobre una piedra, en la cual los españoles dieron gar-
haciendo matará miles de personas por la falta de una sola.»
rote á Atahuallpa, y bajo la cual le sepultaron. (Residencia
(Conq. del Perú , ap. Barcia , tomo III, pág. 254.) Xerez era en la América del Sur, tomo II, pág. 163.) Montesinos, que
secretario particular de Pizarro. Sancho que le sucedió en el escribió mas de un siglo despues de la conquista, nos dice
mismo destino cuando Xerez partió para España, rinde un que todavía se veían manchas de sangre en la ancha losa de
tributo mas decoroso á la memoria del Inca, y dice que cree la prision de Caxamalca donde Atahuallpa fue decapitado.
«que Dios le recibió en su gloria , pues murió arrepentido de (Anales, MS. , año 1534.) Es casi imposible llevar mas allá
sus pecados y en la verdadera fé de cristiano.» Pedro Sancho,
la ignorancia y la credulidad.
Bel. , ap. Ramusio, tomo III, fol. 399. (9) «Halláronle mostrando mucho sentimiento con un gran
(4) «El era muy regalado y muy señor» dice Pizarro. (Des- sombrero de fieltro puesto en la cabeza por luto é muy calado
cubrimiento y Conquista, MS.) «Muy dispuesto, sabio, am- sobre los ojos.» Oviedo, Ilist. de las Indias, MS., parte III,
iuoso, franco,» dice Guiara. (Ilist. de las Indias, capítu-
lib. VIII, cap. XXII.
lo CXVI11.)
99 I3mLIOTECt DE GASPAR Y 10:G.

ilion pública. Los primeros declaran osadamente que cante sin sucesor cierto, sino que se dió á entender
la conveniencia, sino necesidad, había exigirlo aque- á los peruanos , que una mano mas fuerte que la de
ll a muerte, y censuran en términos nada mesurados, sus Incas habia empuñado el cetro, y que la dinastía.
el carácter de la desgraciada víctima (1). Los últimos, de los hijos del Sol había desaparecido para siempre.
por otra parte, al paso que atenúan los errores riel Siguieron á esta conviccion sus naturales conse-
Inca y hacen justicia á su buena fé, condenan sin re- cuencias. Alteróse el órden admirable de las antiguas
serva la conducta de los conquistadores , sobre la instituciones tan luego como desapareció la autoridad
cual dicen que el cielo puso el sello ele su reprobacion que las protegía y vigilaba. Los indios, rotos los fre-
haciendo que todos ellos tuviesen un fin temprano y nos poderosos que hasta entonces los habían sujetado,
miserable (2). La sentencia de los contemporáneos se entregaron á los mayores escesos. Hubo pueblos
ha sido ratificada por la posteridad (3) ; y la persecu- quemados, templos y palacios saqueados y los tesoros
cian de Atahuallpa es considerada con justicia como que contenian fueron robados ú ocultados. El oro y
una mancha indeleble sobre las. armas españolas en la plata adquirieron importancia á los ojos de los pe-
el Nuevo'Mundo. ruanos luego que estos vieron la que tenían á los ojos
de sus conquistadores ; y los metales preciosos que
CAPITULO VIII. antes no servias sino para objetos de pompa y osten-
t.acion ó para el adorno de los templos, fueron reco-
Desórdenes en cl Perú.—Viaje al Cuzco.—Encuentro gidos y enterrados en las cuevas y en los bosques, de
con los peruanos.—Chalcuchima muere en las llamas.
—Llegada al Cuzco.—Descri peje n de la ciudad.—Ri- tal modo, que se afirma que lo escondido escedió es
quezas que se encontraron. mucho á lo que cayó en manos de los españoles (6).
1533-1534.
Las provincias remotas del imperio sacudieron el
yugo de los hncas. Sus grandes capitanes á la cabeza
EL Inca del Perú era el soberano de aquel imperio de distantes ejércitos se alzaron con ellas. Rumínavi,
en un sentido particular. Recibía de sus vasallos una gefe que mandaba en las fronteras de Quito , intentó
obediencia mas implícita que uiugun otro déspota; segregar aquel reino del imperio peruano, y restable-.
por q ue su autoridad alcanzaba hasta lo mas secreto cer su antigua independencia. En una palabra, el
de la conduela individual, hasta los pensamientos del pais se hallaba en ese estado.en que lo antiguo va
individuo. Era reverenciado como un ser sobrehu- desapareciendo sin que el nuevo órden de cosas haya
mano (4). No solamente era cabeza del Estado , sino podido establecerse todavía, es decir, en un estado
l.ambien el punto donde se concentraban todas sus de revolucion.
instituciones y la piedra fundamental de la fábrica -Los autores de la revolucion, Pizarro y su gente,
política que debia arruinarse por su propio peso permanecian entre tanto ea Caxamalca. Pero el pri–
cuando esta faltara. Así sucedió en la muerte de Ata- mer paso del gefe español fue nombrar sucesor á Ata-
huallpa (3), con la cual, no solo quedó el trono va- livallpa; pues era mas fácil gobernará nombre de la
autoridad venerada á que tan acostumbrados estaban
(1) Ya he referido los insultantes epítetos con que habla
los indios, y no era difícil encontrar un sucesor á
Xerez de la crueldad del Inca. Esta narracion fue impresa en -aquel soberano. El legítimo heredero de la corona
España en 154, un año despues de la ejecucion. «El sober- era un hijo segundo de Huayna Capas llamado Man-
bio tirano, dice el otro secretario Sancho, hubiera pagado las co, hermano carnal del desgraciado Huasca:. Pero
bondades y buen tratamiento que recibió del gobernador y de Pízarro no sabia en qué disposicion se hallaba este
todos nosotros con la misma moneda en que sabia pagar á sus príncipe respecto á los españoles ,y por consiguiente
propios súbditos sin falta alguna de su . parte, esto es, hacién- no tuvo escrúpulo en preferir á él un hermano de
doles dar muerte.» (Pedro Sancho, Rel., ap. Ramusio, t. III, Atahuallpa y presentarle á los nobles indios como su
fol. 599; ) «Merecía morir, dice el antiguo conquistador espa-
ñol antes citado, y todo el país se regocijó aI saber que le ha- futuro Inca. Ninguna noticia tenernos acerca del ca-
bíamos quitado de en medio.» Rel. d'un capitano spagnuolo, rácter del jóven Toparca, que probablemente se re-
ap. Ramusio, tomo III . , fol. 577. signó sin repugnancia á un destino, que aunque hu-
(9.) «Las demostraciones que despues se vieron bien, ma- millante bajo ciertos puntos de vista, era mas elevado
nifiestan io muy injusta que fue... puesto que todos cuantos del que podia esperar en -el órden natural de los su-
entendieron en ella tuvieron después muy desastradas muer- cesos. Ohserváronse en cuanto lo permitían las cir-
tes.» (\abarro, Relacion sumaria, MS.) Gomara usa de un
lenguaje casi idéntico. «No al que reprehender á los que le
cunstancias, las ceremonias ordinarias de la corona–
mataron, pues el tiempo y sus pecados los castigaron despues; cima que se usaban en el Perú; el jóven Inca vió ceñidas
ea todos ellos acabaron mal.» (IIist. de las Ind. , cap. CXVIII.) sus sienes con la borla imperial por la mano de su
Segun el primero de estos escritores, F elipillo pagó sus crí- conquistador., y-recibió el homenaje de sus vasallos
menes poco tiempo despues, siendo ahorcado por órden de Al- peruanos, los cuales se le tributaron con tanta menor
magro en la espedicion á Chile, donde, como algunos dicen, repugnancia, cuanto que la mayor parte de los que
«confesó haber variado el sentido de las declaraciones, supo- se hallaban en eI campamento pertenecían á la faccion
niendo que eran contra Atahuallpa las que se dirigian á mani-
festar su inocencia.» Oviedo, generalmente dispuesto á escu- de Quito. Dirigieron despues todos ansiosamente sus
sar lor escesos de sus compatriotas , condena tambien su pensamientos al Cuzco, del cual circulaban las mas
conducta en la muerte del Inca (véase el Apéndice núm. 10), sorprendentes noticias entre los soidados, así como
muerte que, dice otro contemporáneo, «llena de compasion á de sus templos y palacios reales que se decia resplan-
todo el que tiene una chispa de humanidad en su pecho.» Con- decian con oro y plata. Con la imaginacion así exal-
quista i Pob. del Pirú, MS.
(5) De esto da et mas eminente ejemplo Quintana en su vi-
da de Pizarro (Españoles célebres, tomo II), en la cual el es- lib. VIII, cap. XVI.) Sin embargo, he preferido seguir la au-
critor elevándose sobre las nieblas de las preocupaciones na- toridad de Garcilasso que, como peruano y cercano pariente
cionales que á menudo ofuscan la vista de sus compatriotas, del Inca, debia de estar mejor informado. «Mis compatriotas,
sostienen con mano imparcial la balanza de la crítica histórica, dice, pretendian que los gallos que los españoles llevaron al
y condena decididamente la conducta. de los autores de aque- Perú cuando cantaban pronunciaban el nombre de Atahuallpa,
llas escenas funestas. y yo y otros muchachos indios cuando íbamos á la escuela nos
(4) Tal era el respetuoso temor que se tenia al Inca, dice entreteníamos en remedados.» Com. Real, parte I, lib, IX,
Pizarro, que no necesitaba sino mandarlo para que un peruano cap. XXIII.
se lanzase á un precipicio, se ahorcase ó pusiese fin á su vida (6) «Que lo que el Inca dió á los españoles, dijo uno de los
del modo que se lo mandara. Descub. y Conq., MS. nobles indios, `Abenalcázar, conquistador de Quito, era como
(5) Oviedo nos dice que el verdadero nom bre del Inca era un grano de maiz comparado con los montones que tenia de-
Atabaliva, y que los españoles le pronunciaban mal porque lante.» (Oviedo , IIist. de las Indias, MS., parte III, lib. VIII,
se
cuidaban mas de apoderarse de los tesoros que de 'saber el cap. XXII.) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS., Relacion
nombre de su propietario. (llist. ele las Indias, MS. , parte III, del primer descub., MS.
LA CONQUISTA DEL PERÚ
lada, Pizarro y toda su tropa, que se componia de 123
granos y otros artículos en las p r incipales ciudades ,
cerca de quinientos hombres, de los c)iales como una destinados para los ejércitos indios. Así los españoles
tercera parle eran de caballería , salieron
• á principios se aprovecharon de la prudente prevision del gobier-
de setiembre de Caxamalca, lugar para siempre me- no peruano.
morable por haber sido teatro de una de las mas es- Despues de haber atravesado varias poblaciones
traías y sanguinarias escenas que recuerda la historia. pequenas y otras de alguna nota de las cuales las
Todas iban con grande entusiasmo, los de Pizarro principales eran Guamachucho y Guanuco, Pizarro
con la esperanza de doblar sus riquezas y los de Al- y su gente al cabo de algun tiempo de fatigosa mar-
magro con la de adquirir otras tantas como habian cha llegaron á la vista del rico valle de Xuuxa. La
adquirido los primeros conquistadores (1). El jóven marcha aunque incómoda no les habia hecho padecer
Inca y el antiguo gefe Cliallcuchima les acompañaron demasiado, escoplo al cruzar las erizadas cuestas
en sus literas servidos por numeroso séquito de va- de las cordilleras que obstruian el camino, asperezas
sallos, y caminando con tanta osteuta.cion y ceremo- que hacian resaltar la hermosura de los valles engas-
nia como si se hallaran en verdadera posesion del tados como perlas en aquella elevada region. Al pasar
poder (2). la montaña les in ' omodó bastante el frío; pues para
Tomaron el gran camino de los Incas que se esten- que la marcha fuese mas rápida se habian dejado
dia entre las elevadas regiones de las cordilleras hasta arras todo el bagaje superfluo y no llevaban consigo
el Cuzco. Era este un camino casi uniforme aunque ni aun tiendas (7). Los fríos vientos de las montañas
construido en unas partes con mas y en otras con me- penetraban el espeso arnés de los soldados; pero los
nos cuidado segun la naturaleza del terreno (3). Unas pobres indios, vestidos mas ligeramente y acostum-
veces cruzaba llanos y halagüeños valles que ofrecian brados al clima de los trópicos padecieron mucho.
pocos obstáculos al viajero; otras seguía el curso de El español parecía tener cierta osadía de cuerpo co-
un torrente que descendía una montaña é iba á mo la que tenia de alma, que le hacia casi no sentir
estrellarse en la base de alguna enorme roca dejando los rigores del clima.
un pequeño especie donde podía fijarse el pie; otras No les molestaron enemigos en su marcha ; pero
en fin donde la sierra era tan fragosa que parecia im- mas de una vez encontraron vestigios de ellos en
posible pasar adelante, el camino , , acomodado á las pueblecitos inmediatos y en arruinados puentes. De
sinuosidades naturales del terreno, iba costeando las cuando en cuando habian llegado á oidos de Pizarro
eminencias que hubiera sido imposible subir en línea rumores relativos á guerreros que le seguían las hue-
recta (4). llas; de cuando en cuando tambien se habian visto
Pero aunque construida con gran destreza presen- pequeñas tropas de indios como oscuras nubes al
taba graves obstáculos al paso de la caballería. En la estremo del horizonte , que se desvanecían al acer-
montaña habia abiertos escalones; pero las puntas de carse los españoles; sin embargo, al llegar á Xauxa
roca lastimaban los cascos de los caballos; y aunque estas nubes se reunieron formando una negra masa
los ginetes se apeaban y les llevaban por la brida, pa- de guerreros en la opuesta orilla del rio que atravesa-
decían mucho en los esfuerzos que hacían para apo- ba el valle.
yar los pies (5). El camino estaba construido para Adelantáronse los españoles hacia el rio que au-
el hombre y para el ligero pie del llama; y el único mentado con las nieves era entonces ele considerable
animal de carga que mas fácilmente podía pasar por anchura, aunque no muy profundo. El puente habia
él era la sagaz y segura mula, de que los españoles no sido destruido; pero los conquistadores sin vacilarse
se habian aun provisto. Por una singular casualidad arrojaron resueltamente al agua y nadando y vadean-
la España era el pais que producia mayor número de do como mejor pudieron llegaron á la orilla opuesta.
mulas; y así en breve se proveyeron los conquista- Desconcertados los indios con este movimiento que
dores de los animales que parecen haber sido cria- no habian previsto, pues fiaban en la defensa (pie les
dos para atravesar los pasos dificultosos de las cordi- ofrecía el rio, tomaron la fuga despues de haber he-
lleras. cho un impotente disparo de sus armas arrojadizas.
Otro obstáculo de los que á menudo se les presen- El miedo dió alas á los fugitivos; pero el caballo y su
taban eran los torrentes profundos que furiosos se gineta eran mas ligeros y los vencedores tomaron san-
precipitaban de los Andes. Sobre estos torrentes ha- grienta venganza de sus enemigos por haberse atre-
bia puentes colgantes de mimbre, frágil material que, vido aun á pensar en la resistencia.
al cabo de tiempo, roto por los pesados pies de la ca- Xauxa era una ciudad muy considerable de la cual
ballería, aumentó con los agujeros que en él se hi- ya hemos dado noticia al hablar de la visita que la
cieron los peligros y dificultades del paso. En tales hizo llenando Pizarro. Estaba situada en medio de
ocasiones los españoles continuaban su camino atra- un verde valle fertilizado por mil pequeños arroyue-
vesando los ríos en balsas y llevando á los caballos á los que el industrioso agricultor indio hacia salir del
gran rio que atravesaba mansamente los prados. En
nado por la brida (6). ella había varios edificios grandes de piedra tosca y un
En toda la estension del camino hallaron estable- templo de alguna nota en tiempo de los Incas. Pero el
cidas casas de posta á distancias regulares para al- fuerte brazo del padre Valverde y de sus compatrio-
bergar á los correos del gobierno; y almacenes de tas derribó en breve los ídolos de su elevado puesto
y puso en su lugar las imágenes de la Virgen y del
(I ) Los primeros conquistadores, segun Garcilasso , fue-
ron muy honrados y respetados por los que llegaron despues, niño.
aunque en general eran hombres de menos consideracion y En Xauxa se propuso Pizarro hacer alto por algu-
fortuna que estos últimos. Com. Real, parte I, lib. VII, ca- nos días y fuudar una colonia española. Creía favora-
pítulo IX. ble la posicion para tener en jaque á los indios de la
(`?) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—Naharro, Rela- montaña para establecer al mismo tiempo fáciles
cion sumaria, MS.—Pedro Sancho, Rel. , ap. Ramusio, to- comunicaciones con la costa. Entre tanto determinó
mo III, fol. 400, enviar adelante á Solo con un destacamento de se-
(5) «Va todo el camino de una traza y anchura hecho á
senta caballos para reconocer el pais y recomponer
mano,» Relacion riel primer descuh. , MS.
(4) «En muchas partes viendo lo que está delante parece
los puentes desu nidos por el enemigo (8).
cosa imposible poderlo pasar.» Relacion del primer descubri-
(7) «La notte dormirono tutti in quella campagna, senza
miento, MS. coperlo alcuno, copra la neue ne pur hebber souuenunento di
(5) Pedro Sancho, Relacion , ap. Ramusio, tomo III, fó- legue ne da mangiare.» Pedro Sancho, Rel., ap. Ramusio,
lio •104. tomo III, fol 401.
(6 Ibid. , ubi supra.—Relacion del primer descubrimien- (8) Carta de la justicia y regimienta de la liudad de Xauxa,
to MS.
TOMO I,
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
124
de la fuerza del brazo que la manejaba (1). Tambien
El activo Soto salió inmediatamente para cumplir
su comisiou, pero encontró grandes obstáculos en habían muerto algunos caballos , cuya perdida fue ca-
su marcha. Las huellas del enemigo eran mas fre- si tau sentida coma la de los giuetes, por los grandes
cuentes á medida que avanzaba. Encontró irueblos gastos yrliticeltadesquese origina hau para trasladarlos
quemados, puentes destruirlos, pesadas piedras y á aquellas distantes regiones. Pocos fueren los hom-
grandes árboles en medio del canino para Impedir bres y caballos que salieron ilesos de la aceion y los
la marcha de la caballería. Al llegar cerca de 13i leas, aliados indios padecieron todavía mucho mas.
ciudad importante en otro tiempo aunque ahora borra- Segur la pertinacia y cierto,órden que reinaron en
da del mapa, tuvo que ssos!eeer una seria escaramuza el ataque, parecia este haber sido dirigirlo por alguu
con los indios en un desfiladero , la cual le costó la gefe de esperieucia militar, 1.al vez por el indio Q► uiz-
vida de dos ó tres de sus soldados. La pérdida no fue quiz, que, sepan se decia , andaba recorriendo las
grande ; pero cualquiera pérdida hacia reusacion en inmediaciones del Cuzco con fuerzas considerables.
los españoles por lo poco acostumbrados que estaban No obstante, las causas racionales que habla para
de algun tiempo á aquella parte á que se les opusiese temer el resultado del combate del dia siguiente, So-
to , como gefe d ., dirimo esforzada, procuró reaeimor
resistencia.
Continuando mas adelente el espitan español cruzó á su gente. Dijoles que si hablan Trecho frente al eue-
el rio Abancay y las caudalosas aguas del Apurimac; migo cuando los caballos estaban causados y sus pro-
y al llegar cerca de la sierra ale Vricaconga supo que pias fuerzas casi exhautas, seria mucho reas fácil
un cuerpo considerable de indios le esperaba en los vencerle despues de restauradas con el descanso de
peligrosos pasos de la montaña. La sierra estaba á al- una noche; y añadió que, «confiaba en el Todopo-
gunas leguas del Cuzco; y Soto, deseoso de llegar deroso que nunca abandonaría á sus fieles servidores
al otro lado de ella antes de que anocheciese, preci- ea aquel estrenio. e Los sucesos justificaron despues
pitó incautamente la marcha de sus causados caballos. la confianza de Soto en este oportuno socorro.
Luego que hubo penetrado completamente entre las De cuando eu cuando en su marcha había enviado
rocas ydesfiladeros, una ~latid avisos á Pizarro noticiándole la situaciun amenaza-
saliendo al parecer de las cavernas y espesura de la dora del pa.is, y al liu, este gefe seriamente alarmado,
sierra llenaron el aire de gritos guerreros, y como temió quia Soto fuese arrullado por las fuerzas supe-
si fueran un torrente de sus montañas, cayeron so- riores del enemigo. Para evitarlo destacó en su auxi-
bre los invasores mientras estos su bien t rabajosainente lio á Al nagro con casi todo el resto de la caballería
los escalones abiertos en el camino. Hombres y caba- sin darle infantería para que pudiese caminar mas de
llos quedaron trastornados con la furia del ataque, y prisa. Este activo gefe se adelantó á marchas forza-
]os que marchaban los primeros retrocediendo sobre rles, estimulado por las noticias que recibía en el
los que iban detras esparcieron la ruina y la coul.ler- dañino , y tuvo la fortuna de Llegar al pie de la sierra
nacion en las filas. Ea vano procuró Soto restablecer de Vilcasouga en la misma noche de la acción.
el órden y si posible fuera tomar la ofensiva. Las ar- Sabedor-del combate que acababa de darse siguió
mas arrojadizas cegaban y aturdian á los caballos arbalau te sin querer dar d, scanso á los caballosil pesar
los indios desesperados se colgaban de sus piernas de que estaban fatigados en estreno) con la larga mar-
para evitar que siguiesen subiendo por el camino cha. La noche era muy oscura, y Almagro temeroso
abierto en la roca. Sato vió que si no llegaba á una de tropezar con el campamento enemigo y deseoso al
plataforma que había á cierta distancia, todo se per- mismo tiempo de informar á Soto de su llegada,
día. Animando pues á su gente con el antiguo grito mandó tocarlas trompetas, cuyos acentos penetrando
de combate que siempre llegaba al corazón del espa- por los destiladeros de las montañas despertaron á
ñol , hundió las espuelas en los Irijares de su cansado les soldarlos de Solo, sonando ea sus oídos como la
corcel, y sostenido animosamente por su tropa se ha- reas armoniosa música. A ellos reapoadieron con sus
brió paso entre la densa nube de guerreros dispersán- cornetas y pronto tuvieron la satisfaccion de abrazar
dolos á derecha é izquierda y logrado al fin llegar á á sus libertadores (2).
la ancha plataforma. Crende fue el desaliento de las huestes peruanas
Allí como de consentimiento mútilo suspendieron cuando con la luz riel dia descubrieron el nuevo re-
ambas partes el ataque por algunos instantes.•Corria fuerzo con que se habian aumentado las Lilas de los
un riachuelo por aquella llanura en el cual los espa- españoles. Era inútil pelear con un enemigo, cuyas
ñoles abrevaron sus caballos; y habiendo recobrado fuerzas aumentaban á medida de su necesidad, y que
los animales aliento , Soto y su gente dieron una carga parecía tener el poder de multiplicarse cuando le.
desesperada á los indios. Estos la sostuvieron imper- convenia. Así sin intentar nuevo combate se aprove-
térritos y el resultado del combate era todavía dudoso charon de la espesa nicl:la que cubría las colinas
cuando las sombras de la noche haciéndose por mo- inferiores para efectuar su retirada y dejar á los es-
mentos mas espesas separaron á los combatientes. pañoles franco el paso. Entonces los dos gefes conti-
Los españoles y los indios se retiraron entonces á nuaron su marcha hasta que salieron con sus tropas
sus respectivos campus, conservando sus puestos á de la sierra , y tomando posicion segura se propusie-
tiro de ballesta unos de otros, de mudo riñe las voces ron esperar en ella la llegada de Pizarro (3).
de los guerreros de ambas parles podian claramente
Entre tanto, el comandante en gefe continuaba
ser oidas en el silencio de la noche. Pero eran muy en Xnuxu gran du unan te alarmado por los avisos que
diferentes las reflexiones que se p actan en ca da una
recibía acerca del estado del pais. Su empresa hasta
de las huestes i los indios ;alindados con su triunfo entonces había encontrarlo tan pocas dificultades,
momentáneo esperabau eón confianza el día para que no estaba mas preparado que su teniente á la re-
completarlo; los españoles por su parte estaban pro-
sistencia abierta de los indios. No comprendía tal vez
porcionalmente desanimados ; uo hablan •
previsto tal que el carácter unas pacífico puede al fin irritarse con
espíritu de resistencia en un enemigo hasta entonces
tau pacífico. Varios hombres hablan muerto en la pe- (1) Pedro Sancho, Retado , ap. Ramusio, tomo 1II,
lea; nao de resultas de un gol pe que le dió uu perua- fol. 403.
no con su hacha de armas y que le abrió la cabeza (3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , 1115.—Ilerrera, his-
hasta la barba , indicio del buen temple del arma y toria gen. dec. V, lib. V, cap. III.
(3) El encuentro de Soto con los indios le refieren con mas
ó menos pormenores Pedro Sancho, Bel., ap. Remusio, to-
MS.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Conq. i Pob. del mo III, fol. 103.—Conq. i Pob. dei Pirír, MS.—Relacion del
Pirú, MS.—berrera, Ilist. Gen., déc. V, lib. IV, cap. X.- primerdescub., MS.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.,
llelacien del primer descub. , 1HS.
todos los cuales pertenecían al ejército.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
la opresion, y que la muerte del Inca, á quien los in- aquellos sities imagníficos que tan á menudol25 se
dios miraban con tanto respeto y venerncierr , ;india encuentran co p io enclavados en medio de los An-
ser uu estímulo. poderoso para sacarles de su apatía. des, y cuya belleza resaltaba mas por el contraste
Las noticias que despues recibió de la retirada de que hacia coa los cerros fragosos que le rodeaban.
los peruanos le llenaron por tanto de satisfaccion , y Atravesábale un rio, que regando el suelo mantenía
mandó que se dijesen misas y se diesen gracias al en él una alfombra perpetua de ' verdor y la rica y
cielo, «que se habla mostrado tan propicio á los cris- lozana vegetacion lo daba el aspecto de un jardin cul-
tianos en toda aquella grande empresa.» El español tivarlo. La hermosura del sitio y su temple delicioso
fue siempre un cruzado. Era en el siglo xvi lo que le hacían muy á propósito para residencia de los no-
Corazon de Leora y sus valientes caballeros eran en el bles peruanos , los cuales tenian en las laderas de
siglo xu, con la diferencia de que estos peleaban por los montes casas de campo , que les proporciona-
la cruz y por, la gloria, y el español por el oro y por ban agradable mausion durante los calores del es-
la cruz. El espíritu caballeresco se había resfriado un
tío (5). Sin embargo, el centro del valle estaba desfi-
poco ante el espíritu mercantil ; pero el fuego del gurado por un pantano de cierta estension producido
entusiasmo religioso todavía ardia tan vivo bajo la por las frecuentes avenidas del rio, pero la industria
cota de malla del conquistador de América, como de los arquitectos indios habla construido un sólido
ardió en otro tiempo bajo la armadura de hierro del arrecife de grandes piedras, unido con el camino
soldado de Palestina. real que atravesaba en tecla su latitud el pantano (6).
Parecia probable que alguna persona de autoridad En este valle hizo alto Pizarro por algunos días.
hubiese organiiado ó á lo menos ordenado la resis- para dar descanso á sus tropas y municionarlas en.
tencia de los indios, y las sospechas recaaeron sobre los bien p r ovislos almacenes de !os Ir a c as. Su primer
el cautivo gefe Challcuchima, el cual fue acusado de acto fue formar causa á Challcuchima , sí causa
mantener correspondencia secreta con su confede- puede llamarse un procedimiento en que la sentencia
rado Quizquiz. Pizarro pasó á verse con el noble in- se dió la mano con la acusación. No sabemos de qué
dio, y acusándole de autor de la conspiracion, le naturaleza eran los testimonios que se alegaron en su
echó en cara, cómo antes habla hecho con el Inca, contra , solo sí que fueron suficientes para que los
su ingratitud con los españoles que tan generosa- capitanes españoles le declarasen culpado. Ni es en-
mente le hablan tratado, y concluyó asegurándole teramente iucreihle que Cha 1lcucirin,a hubiese esti-
que si no hacia que los peruanos depusiesen las ar- mulado secretamente la iusurreccion del pueblo para
mas y se sómetiesen inmediatamente, le baria que- alcanzar su libertad y la de su pais. Fue condenado
mar vivo tau luego corno llegasen al campamento de á ser quemado vivo en aquel sitio,'« sentencia, dice
Almagro (l). Herrera, que pareció á algunos demasiado cruel,
El gefe indio escuchó esta terrible amenaza con la pero los que se rigen por ra y ones de alta política no
mayor serenidad. Negó haber tenido comunicarion atienden á ninguna otra (7). ;, No sabemos por qué
ninguna ron . sus compatriotas , y dijo , que hallán- adoptaban los españoles con preferencia este método
dose prisionero no poda, mientras lo estuviese, ha- , cruel de ejecucion, á no ser que fuese porque el in-
cer que se sometieran. Despues guardó un obstinado dio era infiel, y el fuego desde muy antiguo parece
silencio y Pizarro no le volvió á hablar del asun- haber sido considerado el elemento reas á propósito
to (.), pero le sometió á la custodia de una fuerte para dar muerte á los infieles corno tipo de la inestin-
guardia y mandó ponerle grillos, procedimiento de guible llama que les esperaba en las regiones infer-
mal agüero , pues hacia sido el precursor de la nales.
muerte de Atahuallpa. El padre Valverde acompañó al gefe peruano al
Antes de salir de Xauxa sucedió una desgracia á patíbulo, el cual presenció ansioso de aprovechar
los españoles con la . muerte de su hechura el jóven aquellos terribles momentos para conseguir la con-
Inca Toparca. Las sospechas recayeron tambien so- version de la víctima. Pintóle con sombríos colores el
bre Challcuchima á quien ya atribuían los españoles terrible destino del infiel, á quien solo las aguas del
todo lo malo, que les sucedía (3). Sintió mucho Pi- bautismo podian proporcionar las inefables glorias
zarro esta muerte, pues perdia con ella la oportuni- del Paraíso (8). No parece que le prometiera conmu-
dad de cubrir sus actos futuros con aquella•sombra tacion'atguna de la pena en este mundo. Pero sus
de soberanía (4)-. argumentos se dirigian á un corazon de bronce, y el
Pizarro consideró lo mas prudente, no aventurarse indio respondió fríamente , « que nó entendía la reli-
á perder sus . tesoros llevándolos consigo; y los dejó gion de los blancos (9). » Debe perdonársele que no
por tanto en• Xauxa bajo la custodia de cuarenta sol- comprendie s e las bellezas de una fé que segun se ha
dados que se quedaron allí de guarnicion. Ningun visto le produjo tan amargos frutos. En medio de sus
acontecimiento de importancia ocurrió en el camino, tormentos mostró el valor característico del indio
y reunidas las fuerzas de Pizarro con las de Almagro americano, cuya facultad de sufrir triunfa del poder
y Soto , penetraron en el valle de Xaquixaguama á de persecucion de sus enemigos, y murió invocando
unas cinco leguas del Cuzco. Era este valle uno de el nombre de Pachacamac. Sus propios soldados
reunieron los haces para alimentar .las llamas que le
consumieron (10).
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Pedro Sancho, Poco despues de este trágico acontecimiento, sor-
Rel., ap. Rannisio, • tomo 111, fol. 406.
(2) 'bid., ubí supra. prendió á Pizarro la visita de un noble peruano que
(3) Segun la carta dirigida al emperador por el ayunta-
miento de Xauxa, parece que ni aun las tropas llegaron á con-
vencerse del crimen de Challcuchima. «Público fue, aunque (5) «Aula en este valle muy sumptuoso aposentos y ricos,
adonde los señores del Cuzco salían á tomar sus placeres .y so-
dello no ubo averiguacion ni certenidad, que el capitan Cha-
lazos.» Cieza de Leon, Crónica, cap. XCI.
liconiman le abia dado ierbas í á beber con que mu r ió.» Carta
de la Just. y Reg. de Xauxa, MS. (6) Cieza de Lean, Crónica, cap. XCI.
(7) Iliet. general, clec. V, lib. VI. cap. III.
(4) Segun Velasco, Toparca, á quien llama por otro nom-
bre, rasgó con desprecio la diadema que le diera Pizarro , y (8) Pedro Sancho, Relacion, ap. Ramusio, tomo III, fó-
murió de dolor á las pocas semanas. (1-list. de Quito, tomo 1, leo 406.
(9) lbid. , loc. cit.
Pá g . 377.) Este escritor , que era un jesuita de Quito, parece (10) !bid., loc. cit.—Pedro Pizarro, Descubrimiento Con-
que se creas obligado á defenderá Atahuallpa y su familia,
como si espresamente se le hubiese encomendado su defensa. quista , MS.
El manuscrito del antiguo oonqurstador está muy deterio-
Sus testimonios, cuando consien te en presentar algunos, raras rado en este pasage, y gran parte de su narracion está com-
veces vienen en apoyo de sus dichos, de modo que puedan
pletamente borrada.
inspirarnrnos confianza en su exactitud.
TOMO I.
DE GASPAR Y 'MG.
126 BIBLIOTECA

llegó al campamento con gran ceremonia y can nu- calles de la capital, al paso que la sólida tierra tem-
meroso y brillante séquito. Era el jóven Príncipe blaba bajo los pesados pies de los caballos.
Manco , hermano del malhadado Huascar, y legítimo
El gefe espa€rol se encaminó directamente á la plaza
heredero .le la corona. Conducido ante el f;efe espa- principal. Estaba esta rodeada de varias filas de edi-
ñol, anunció sus prettensioues al trono, y reclamó la licios bajos, entre los cuales !rabia algunos palacios
proteccion de los estranjeros. Dícese que había pen- de los Incas. Uno de ellos levantado por Iluayna Ca-
sado en oponerles resistencia con las arenas y que pan, estaba coronado de una torre, y el piso bajo
habia fomentado el entusiasmo de los indios para que ocupado por uno ó dos de aquellos inmensos salones
atacasen á los españoles en su marcha; pero que semejantes á los de Caxarnalca, donde los nobles pe-
viendo que era ineficaz la resistencia . , habia adoptado ruanos celebraban sus fiestas cuando el mal estado
aquel partido que le aconsejaba la política, no obs- del tiempo no les permitia celebrarlas en olio sitio.
tante el gran descontento que su proyecto habia es- Estos edificios podian servir muy bien de cuarteles
para las tropas; sin embargo , en las primeras sema-
citado entre los mas resuellos geles de la nobleza. nas los soldados perman=ciuron bajo sus tiendas en
Sea de esto lo que fuere, Pizarro escuchó sus preten-
siones con singular contento , porque vió en este la gran plaza con los caballos alados á suinmediaciou,
nuevo vástago del verdadero tronco real un instru- y dispuestos á rechazar cualquier movimiento hostil
mento mas eficaz para su propósito que el que pu- de los habitantes (4).
diera haber encontrado en la familia de Quito, á la La capital de los Incas aunque muy inferior á El
cual, los peruanos tenían poca aticion. Recibió pues Dorado, que tanto habia escitado la crédula fantasía
al jóven con gran cordialidad , y no vaciló en asegu- de los españoles , los llenó de admiracion por la her-
rarle que habia sido enviado á aquel pais por su amo mosura de sus edilicios, la estension y regularidad
el soberano de Castilla , para apoyar las pretensiones de sus calles y el }mea órden y el aspecto de comodi-
de I-Inascar á la corona ; y castigar la usurpacion de dad y aun de lujo que se observaba en su numerosa
su rival (1). pūb •.ácirn. Esta ciudad era muy superior en Lodo á
En seguida , llevando consigo al príncipe indio cuantas lial,ian visto hasta entonces en el Nuevo
continuó su marcha. Fue esta interrumpida por algu- Mundo. Uno ríe los conquistadores calcula su pobla-
nas horas por una partida de peruanos que le espe- ciou en doscientos mil habitantes, y la de los arra-
raba en la inmediata sierra. Al llegar á. ella, hubo bales en muchos aras (5). No tengo noticia de que
una animada escaramuza en que los indio., se porta- ningun otro escritor confirme esta relacion. Pero
ron con gran valor, é hicieron alguu daño ,í los espa- aunque parezca exagerada, es lo cierto que el Cuzco
ñoles; pero estos al fin les dispersaron y forzaron el era la metrópoli de un grande imperio, residencia de
paso del desfiladero ., y el enemigo no se cuidó de se- la córle y de la nobleza principal, frecuentada por los
guirlos en campo abierto. mas hábiles mecánicos y artesanos de toda especie
Era ya muy entrada la tarde cuando los conquista- que en ella encontraban amplios medios de ejercer
dores llegaron á vista del Cuzco (2). El sol poniente sus oficios , guarnecida por una tropa numerosa, y
dirigia sus rayos casi horizontales sobre la ciudait finalmente punto de reunion de todos los que emigra-
imperial donde tantos altares se elevaban en su hon- ban de las denlas provincias. Los puntos de donde
ra. Las filas de bajos edificios, que miradas al traves esta heterogénea poblacion procedía, estaban indica-
de sus rayos parecian otras tantas líneas de plateada dos en sus trajes particulares y especialmente en los
luz , llenaban el fondo del valle v los puntos menos adornos de la cabeza , que tan raras veces se encuen-
elevados de las montañas, cuyas formas magestuosas tran en el indio americano: y que con sus variados
y sombrias, parecian querer tender un oscuro velo colores daban un aspecto pintoresco á los grupos y
sobre la ciudad, como para protejerla de la profana- masas de gente que circulaban por las calles. El ór-
cion que le amenazaba. Era tan tarde, que Pizarro den y e! decoro que se observaban en aquella reunion
resolvió diferir su entrada hasta la mariana siguiente. multiforme de gentes eran una prueba de la excelente
Aquella noche se estableció una guardia vigilante policía de la capital, donde los únicos sonidos que
en el campamento, y los soldados durmieron sobre turbaban el repuso de los españoles eran los de las
las armas; pero no les molestó el enemigo, y á la fiestas y danzas que los indios con feliz insensibilidad
mañana del dia siguiente, 15 de noviembre de 1533, prolongaban constantemente hasta una hora avan-
se preparó Pizarro para hacer su entrada en la capi- zada de la noche (6).
'tal del imperio peruano (3). Los mejores edificios, y habia muchos de esta cla-
Formóse el ejército en tres divisiones, de las cua- se, eran de piedra ó con fachadas de piedra (7). Entre
les la del centro ó batalla, como se llamaba, iba á las los principales se contaban los palacios de los monar-
órdenes de Pizarro. Los arrabales estaban llenos de
innumerable multitud de indios que 'labia n sali d o ele (4) Pedro Sancho, Rel., ap. Ramusio, tomo III, fol 407.
la ciudad y de los pueblos inmediatos para presen- —Garcilasso, Com. Peal, parte I, lib XII, cap. X.—Relacion
ciar aquel ostentoso y para ellos sorprendente espec- del primer descub. , MS.
(5) «Esta ciudad era múy grande ymuypopulosadegrandes
táculo. Todos miraban con ardiente curiosidad á los edificios y comarcas, cuando los espaaoles entraron la primera
estranjeros , cuyas terribles hazañas habia publicado vez en ella havia gran cantidad de gente, seria pueblo de mas
la fama por los puntos mas remotos del •imperio. de cuarenta mil vecinos solamente lo que tomaba la ciudad,
Contemplaban con asombro sus resplandecientes ar- que arravalles y comarca en derredor del Cuzco á diez ó doce
mas y sus blancos rostros que parecian proclamarlos leguas, creo io que havia doscientos mil indios, porque esto
verdaderos hijos del Sol, y escuchaban con miste- era lo mas poblado de todos estos reinos.» (Conq. i Pob. del
rioso temor el sonido de la trompeta, cu r as prolon- Piró, MS.) Se culcula que el vecino representa generalmente
cinco individuos. Sin embargo, el padre Valverde en una
gadas notas'se estendian en alas del viento por las carta escrita pocos afros despues de estos sucesos, dice que la
ciudad tenia solamente de tres á cuatro mil casas en tiempo
(1) Pedro Sancho, Rel., ap. Ramusio, tomo III, fól. 406.
de la. ocupacion , y los arrabales diez y nueve ó veinte mil.
—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS. (Carta a! emperador, MS. , 20 de marzo de 1559.) Es posible
(2) «Y dos horas antes que el sol se pusiese, llegaron á que no tomase en cuenta sino las casas mejores, no contando
vista de la ciudad de Cuzco.» Relacion del primer descubri- las caballas de barró, ó mas bien cobertizos, que formaban
miento, MS.
una gran parte de las poblaciones peruanas.
ber cuant (6) «rieran tantos los atambores que de noche se pian por
la entradas. Peno no puede ha autoridades para a de-
temin rla que la relacion de Pedro Sancho todas partes bailando y cantando y bebiendo, que toda la
y la carta de los mayor parte de la noche se les pasava en esto cotidianamen-
magistrados de Xauxa. Estas son las que he seguido en el te.» Pedro Pizarro. Descub. y Conq., MS.
texto.
(7) «La maggior parte di queste case sono di pietra , et
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
127
eas) pues corno cada soberano construía para sí uno El edificio mas suntuoso del Cuzco en tiempo de
nuevo, aunque no eran muy elevados, cubrian una los Incas era indudablemente el gran templo dedicado
gran estension de terreno. Las paredes de algunos al Sol cubierto todo de chapas de oro, como ya se ha
estaban labradas o pintadas de colores 'vivos y las dicho ,y rodeado de conventos y dormitorios para los
puertas , segun dice un escritor, eran Pn algunos de sacerdotes , con sus jardines y vastos parterres res-
mármol de colores (1). «En e delicado labrado de plandecientes de oro. Los conquistadores se habian
las piedras, dice uno de los conquistadores , los in- ya llevado todos los ornamentos esteriores; pero el
dios escedian con mucho á los españoles, aunque los friso de oro que estaba engastado en las piedras cir-
tejados de sus edificios en vez de tejas teman paja, cundaba todavía el edificio principal. Es probable
si bien colocada con mucho artificio y primor (2). El que las relaciones acerca de la riqueza del templo
clima ardiente del Cuzco no exigia otra materia mas que tanto eseitaba la avaricia de los españoles fuesen
sólida para defenderse del mal tiempo. demasiado exageradas ; pero si no lo eran , los indios
El edificio mas importante era la fortaleza, situada debieron ocultar muchos tesoros en parte tan segura
sobre una roca sólida que se alzaba orgullosa sobre que los invasores no pudieron descubrirlos. Sin em-
toda la ciudad. Era de piedras cortadas y trabajarlas bargo, todavía quedaba mucho no solo en el gran
con tanto arte , que era imposible descubrir la línea templo del Sol sino en la inmensa multitud de tem-
de union entre unas y otras ; y las avenidas estaban plos inferiores que había en la capital.
defendidas por tres parapetos semicirculares com- Pizarro al entrar en el Cuzco dió una órden prohi-
puestos de masas de roca tau enormes que los ase- biendo á sus soldados hacer daño alguno á los edili-
mejaban á la obra de arquitectura que los maestros cios de los habitantes (6). Pero los palacios eran mu-
en el arte conocen con el nombre de ciclopea. Eleva- chos, y las tropas no perdieron tiempo en saquearlos
base hasta una altura estraordinaria para un edilicio así corno á los templos cuyos adornos interiores les
peruano; y desde su mayor elevaciou ce descubría dieron un botín considerable. Despojaron de sus jo-
una perspectiva magnífica, en que el agreste aspecto yas y ricos ornamentos á. las regias momias que repo-
de la montaña con sus rocas , bosques y torrentes, saban en el templo de Coricancha. Indignados contra
el floreciente verdor del valle y la brillante ciudad que los habitantes que baldan ocultado sus tesoros dieron
ocupaba el primer término , formaban un armonioso á muchos tormento para arrancarles la confesion del
y admirable conjunto bajo el oscuro azul del cielo de sitio en que los tenian (7). Profanaron los sepulcros
los trópicos. en que los peruanos solían depositar sus efectos mas
Las calles eran largas y estrechas y estaban dis- preciosos y obligaron á la tumba á entregarles los
puestas con perfecta regularidad cortándose unas á cuerpos que ocultaba. Nada se libró de la esploracion
otras en ángulos rectos; y de la gran plaza salian de los rapaces conquistadores, los cuales tropezaron
cuatro calles principales que iban á parar á los cuatro casualmente tambien con una mina de riqueza que
grandes caminos del imperio. Esta plaza y muchas los recompensó de su trabajo.
calles de la ciudad estaban empedradas con pequeñas En una caverna cerca de la ciudad encontraron
guijas (3). Por el centro ele la ciudad pasaba un rio gran número de vasos de oro puro ricamente graba-
cristalino ó mas bien canal , cuyas orillas en una es- dos con figuras de serpientes , langostas y otros ani-
tension de veinte leguas estaban fabricadas de pie- males. Entre ellos se hallaron asimismo cuatro llamas
dra (4); y sobre él había puentes construidos tembien de oro y diez ó doce estatuas de mujeres unas de oro
de anchas losas que proporcionaban fácil comunica- y otras de plata «que solamente el verlas, dice uno
cioa entre los diferentes barrios de la capital (5). de los conquistadores con cierto candor, daba verda-
deramente gran salisfaccion. n El oro era probable-
l'altre himno la metá de la faccrota di pietra.» Pedro Sancho,
Rel., ap. Ram., t. III, fol. 413. mente de poco espesor; pues las figuras tenian todas
(1) «Che so p o le principali della cittá dipinte et lauorato- el tamaño natural; y muchas de ellas fueron reserva-
re, et di pietra; et la mi l-líos d'sse é la casa di Guainacaba, das para el quinto real y enviadas á España en la
cacique vecchic, et la porta d'essea é di marmo blanco et rosco misma forma Hl que se hallaron (S). Los almacenes
et d'altri colorí.» ((bid. , ubi supra.) Los edificios eran gene- estaban llenos de curiosas telas unas teñidas de vis-
ralmente de piedra coman. Lo que los españoles tuvieron por tosos colores, otras de algodon y de pluma, sandalias
mármol, s ria prohablemente pórfiro, con el cual estaba y chinelas de oro y plata y vestidos compuestos ente-
mezclada la piedra de las canteras inmediatas. rame.nte de cuentas de oro (9). El maiz y otros ar-
(2) «Todo labrado de piedra muy prima, que cierto toda tículos de alimento de que laminen estaban llenos los
la cantidad de esta cihdad hace gran ventaja á la de España,
aunque carecen de teja, que todas las casas, si no es la for-
almacenes fueron despreciados por los españoles
taleza, que era hecha de azoteas, son cubiertas de paja, aun- atentos solo por entonces á satisfacer su sed de
que tan aria-lamente puesta que parece bien.» Rel. del primer
descub., MS.
(3) Pedro Sancho, Relacion, ap. Ramusio, tomo III, ubi bajo el dominio de los Incas. Pero los hechos aquí referidos
están sacados en su mayor parte de otras fuentes, y era in-
supra. evitable alguna repeticion para dar un idea distinta de la ca-
Es digno de citarse un pasaje de la carta de la justicia de
Xauxa, pues confirma apoyándose en las mejores autoridades, pital.
(6) «Pues mandó el marques dar un pregon que ningun es-
algunos de los interesantes pormenores mencionados en el pañol fuese á entrar en las casas de los naturales ni tomalles
testo. «Esta cihdad es la mejor é maior que en la tierra se ha nada.» Pedro Pizarro, Resentí. y Conq., 11S.
visto, y aun en Indias; é decimos á V. M. que tau hermosa y
( ī ) Gomara. Ilist. de las Indias, cap. CXXIII.
de tan buenos edificios que en España seria muy de ver; tie- (4) «Et fra l'altre cosse singolari, era vedes can ttro cas-
ne las calles por mucho roncierto empedradas de guijas peque- tran di fino oro molla gramil et 16 ú 12 statue di elnnne, della
ñas todas, las mas de las casas son de señores principales he- crandezza dclie dime di que' p Oaese, tulle loro lino, cosi bclle
chas de cantería. Está en no» ladera (le un zerro, en el cual et bcn falte come se fossero vine... Hueste fui ciarte nel
sobre el pueblo está una fortaleza un,y• bien obrada de cante- quinto rice tocara á S.M.» (Pedro Sancho, Bel. ap. ltanmsio,
ría, tan de ver que por españoles que han andado reinos es- tomo 111. Ci. 4.09.) «Muchas ligaras de oro y plana enteras,
traños dicen no halles visto otro edilicio igual al della.» Carta hecha la forma de una mujer, y el del taoiaf:e delia, muy bien
de la Jun. y Re g rdeXa oía , MS. labradas.» Relarion del primer desruh., AIS.
(4) «Un rio riel cual baja por medio de la cihdad y desde (9) «Aria ansi mismo otras muchas plumas de diferentes
que nace, mas de veinte leguas por aquel valle abajo donde colores para este efecto ele hacer ropas que vestían los señores
hay muchas poblaciones va enlosado todo por suelo, y las y señoras y no otro en los tiempos de sus fiestas; aria Cam-
varraneas de una parte y do ora echas de_ materia labrada, bien mantas hechas de chaqui r a , de oro y ,le plata , que fiera
cosa nunca vista ni oida.» Mariela del primer descubrimien- veas quentecitas muy delicadas, que precia cosa de 1.51'8.1110
to, MS. ver su hechura.» Pedro Pizarro, Descubrimiento y Conquis-
(fi) El lector recordará en este capítulo algunas repeticio- ta , MS.
nes de lo que ya he dicho en la introducciou acerca del Cuzco
GASPAR Y ROIG.
128 BIBLIOTECA DE

oro (4). Pero despues llegó un tiempo en que el grano que tal vez por su grande hermosura 6 por cualquiera
otra raznn no fue fundida con los demas 'ornamentos -
hubiera sido de mucho mas valor. El jugador perdió esta rica presa en una sola noche,
Sin embargo la suma de riquezas encontradas en de donde vino el proverbio español : juega el sol antes
la capital no igualó á las grandes esperanzas que se
hablan formado los españoles, si bien el déficit lo su• que amanezca (6).
plió el saqueo que hicieron en varios puntos durante El efecto de tal superabundancia de metales pre-
su marcha. En uno por ejemplo , encontraron diez ciosos se dejó sentir inmediatamente en los precios.
tablas ó barras de plata macizas, cada una de las Los artículos mas comunes costaban sumas exorbi-
cuales tenia veinte pies de largo, uno de ancho y tantes: una mano de papel valia diez pesos de oro,
dos 6 tres pulgadas de grueso. Estas tablas estaban una botella de vino sesenta, una espada cuarenta ó
destinadas para adornar la habitacion de un noble cincuenta, una capa ciento y algunas veces mas, un
par de zapatos valia treinta ó cuarenta. pesos de oro,
Inca (2)
De todo el tesoro se hizo un fondo comun como en y gro se compraba un buen caballo por menos de dos
Caxamalca; y despues de haber separado para la co- mil quinientos (7). Otros artículos subieron todavía á
rona algunas de las cosas de mas valor y hermosura roas altos precios, segun que bajaba el valor del oro
se entregó el resto á los fundidores indios para que y la plata que . los representaban. En suma , el oro y
hiciesen barras de igual peso. Ilízose esta division del la pl,. La parcelan ser en el Cuzco las únicas cosas que
botin bajo los mismos principios que la anterior. no eran riqueza. hubo sin embargo algunos soldados
Eran en todo cuatrocientos ochenta soldados, inclu- prudentes que se volvieron á su pais contentos con la
sos los de la guarnicion de Xauxa, los cuales debian ganancia que habian hecho y en él sus riquezas les
percibir tambien su parte, siendo la de los de 1. caba- dieron con,ideracion é independencia y escitaron la
llo doble que la de los infantes. Los que se hallaron envidia de sus compatriotas estimulándoles á buscar
presentes á la division calculan de diversos modos el fortuna por las mismas vías.
importe total del botín. Unos afirman que fue mucho
mayor que el del rescate de Ataltuallpa; otros por el
contrario aseguran que fue menor. Pedro Pizarro LIBRO III^
dice que cada soldado de á caballo llevó seis mil pe-
sos de oro y cada uno de los de infantería la mitad (3); Conquista del Peru.--Continuaeion.
aunque Pizarro hizo como la otra. vez alguna dife-
rencia en la r eparticion segun la categoría de los in- CAPITULO IX.
dividuos y los servicios que hablan prestado. Pero
Sancho, notario real y secretario de [`izarro, calcula Coronacion del nuevo Inca. — Arreglos municipales.—
Terrible marcha de Alvarado.—Entrevista con Pizar-
el total botín en mucho menos, pues dice que no ro.—Ir undacion de Lima.—Llegada de Hernando Pf-
pasó de quinientos ochenta mil doscientos pesos de zarro á España.—Sensacion en la córte.—Desavenen-
oro, y doscientos quince mil (narcos de plata . (4). No cias entre Almagro y los Pizarros. •
teniendo (latos oficiales es imposible determinar cuál 1534-1535.
de estas dos relaciones es la exacta; pero debe te-
nerse presente que la de Sancho está lirmada por Pi Er. primer cuidado del gefe españa despues de la
zarro y por el tesorero Riquelme,y por consiguiente division del botiu fue poner á Manco erg el trono y
que esta manifiesta sin duda alguna por lo menos lo hacer que le reconociesen sus compatriotas. Presen-
que los conquistadores dijeron al emperador. tótes este príncipe corno su futuro soberano, hijo le-
Pero sea cualquiera de estas relacioues la exacta, gítimo de Huayna Capac y verdadero heredero del
el tesoro adquirido en el Cuzco, unido al que obtu- cetro peruano. Este anuncio fue recibido con entu-
vieron en Caxamalca, polla haber satisfecho los de- siasmo por el pueblo que amaba la memoria de su
seos del mas avaro. El influjo repentino de tauta.ri- ilustre padre y se complacia de ser gobernado toda-
queza e , y esta en forma tan fácil de traspnr Lar, en una via por un monarca de la antigua rama del Cuzco.
tropa de incansables aventureros poco acostumbrados Nada se perdonó para conservar la ilusión del pue-
á poseer caudal, produjo sus naturales efectos dán- b'o indio. Ubserváronse escrupulosamente las cere-
doles medios de entregarse al juego, pasion tan monias de la coronacion ; eljlóven príncipeguardó las
fuerte y tau comían entre los espairules que se la vigilias y los ayunos prescritos; y en el dia señalado
puede considerar como un vicio nacional (5). Per- los nobles y el pueblo y toda la tropa española se reu-
díanse y volvíanse á ganar en un mismo dia riquezas nieron en la gran plaza del Cuzco para terminar la
bastantes para hacer a sus propietarios independien- ceremonia. El padre Valverde celebró . públicamente
tes' por toda su vida; y mas de un jugador desespe- la misa, y el Inca Manco recibió la diadema del Perú,
rado se vió por un desgraciado golpe de dados ó corte no de manos del gran sacerdote de su nación sino de
de baraja despojado en pocas horas del -fruto de años las de su conquistador Pizarro. Despues.los señores
de fatiga y obligado á empezar de nuevo su obra de indios prestaron su obediencia en la forma acostum-
rapacidad. Entre estos se hace mencion de un sol- brada; y luego el notario real leyó en altavoz un do-
dado de caballería llamado Leguizano, á quien habla cumento en que se aseguraba la supremacía de la
tocado en suerte la imagen del Sol elevándose sobre corona de Castilla y se exigió de todos los presentes
una lámina de oro. bruirido que se Babia hallado en que rindieran homenaje á su autoridad. Esplicado
las paredes en un lugar oculto del gran templo , y este documento por un intérprete, se verificó la cere-
monia del homenaje por cada una de las clases pre-
(1) Ondegardo , Rel. prim., MS. • sentes saludando á la bandera de Castilla dos ó tres
(2) «Pues andando yo buscando mahiz ó otras cosas para veces con la mano. En seguida Manco . brindó con
comer, acaso entré en un bullo donde hallé estos tablones de Pizarro en una copa de oro llena de chispeante chicha,
plata qua; tengo dicho que heran hasta diez, y de largo te- y el gefe español despues de haber abrazado cordial-
man veinte pies y de anchor de uno y de gordor de tres dedos, mente al nuevo monarca, dió la se rial lasirompetas
di noticia de•lo al marques y él y todos los demas que con el las cuales anunciaron la conclusion de la ceremo-
estavan entraron á vello.» Pedro Pizarro, Descub. y Con-
quista, MS.
(3) Descub. y. Conq. , MS. vo Mundo, donde desgraciadamente es en efecto la pasion del
(4)
leo 409.Pedro Sancho, Relacion, ap. Ramusio; tomo III, Po- juego la que domina á nuestros hermanos.
(6) •Garcilasso, Com. Real, parte 1; lib. III, cap. XX.
( g ) Nota del traductor. ( 7) Xerez, Conquista del Perír, ap. Barcia, tomo II1, pa-
eervacton se ha propuesto sin El autor para hacer esta ob-
duda por tipo el español de Nue- gina 233.
LA CONQUISTA DEL PERÚ. ^3
nia (I). Pero sus sonidos no eran los sonidos del
triunfo sino de la humillacion porque anunciaban ocie nadar (5). Ambos títulos tenia por concesion régia.
los esl.raneros habían hollado los salones del palacio No descuidó tampoco Pizarro los intereses de la
de los Incas; que la ceremonia de la coronacion era religion. El padre Valverde, cuyo n ombramiento de
una miserable farsa; que el príncipe mismo era solo obispo del Cuzco recibió poco despues la sancion del
un instrumento en manos de su conquistador, yque papa , se preparó á desempeñar las funciones de su
la gloría de los hijos del Sol habia desaparecido para ministerio. Eliióse un sitio para la catedral de su
siempre. diócesis, que dese frente á la plaza; en su conse-
Sin embargo el pueblo se dejó llevar fácilmente de cuencia se levantó un espacioso monasterio sobre las
sus ilusiones y se apresuró á aceptar esta imagen de ruinas de la espléndida casa del Sol; construyéronse
las paredes con las antiguas piedras; erigióse el altar
su antigua independencia. El advenimiento del jóven en el sitio donde antes brillaba la reluciente imá gen
monarca al trono fue solemnizado con las fiestas y de la deidad peruana, y los frailes de Santo Domingo
regocijos de costumbre. Sacáronse á la plaza con vinieron á habitar los c l áusiros del templo indio (6).
gran pompa las momias de sus regios antepasados, Para que la metamórfosis fuese completa, en la casa
cubiertas de los ornamentos que se les hablan dejado de las Vírgenes del Sol se estableció un convento de
y servidas por numeroso séquito que desempeñaba monjas católicas (7). Iglesias y monasterios cristianos
para con ellas todos los oficios que hubieran desem- fueron sustitu y endo á los antiguos templos , y algu-
peñado para con los vivos. Cada uno cielos cadáveres nos de estos que se libraron de la destruccion, fueron
fue colocado en su silla delante de la mesa del ban- sin embargo despojados de sus insignias gentílicas y
quete, privada ¡ ala ! de la magnífica vajilla que en otro puestos bajo la proteccion de la cruz.
tiempo respl;uidi cia en ella cuando se ce l ebraban es- Los padres de Santo Domingo, los hermanos de la
tas grandes festividades. Los convidados bebieron re- órden de la Merced y otros misioneros empezaron á
petidas veces en honor de los ilustres difuntos ; des- trabajar en la santa obra de la conversion. Ya hemos
pues comenzaron las danzas y las demostraciones de visto que Pizarro recibió órden de la corona para lle-
regocijo en la plaza, que se prolongaron hasta hora var consigo cierto número de estos santos varones;
avanzada y en las cuales, noche tras noche continuó y cada buque que habla irlo l legando despues había
aquella ilu s a poblacion entregándose á su alegría, traido ún refuerzo de ecle c iást¡coz. No eran todos
como si los conquistadores 'lose hubiesen apoderado como el obispo del Cuzco tan fanáticos que cerraren
de la capital (2). ¡ Qué contraste con los aztecas en la su corazmi á toda clase de simpatía para con losdes-
conquista de Méjico ! dichados indios (8). Babia muchos de singular hu-
Despues trató Pizarro de organizar el gobierno mildad que seguiau las huellas del conquistador para
municipal del Cuzco dándole la forma que tenia en esparcir las semillas de la verdad espiritual y que con
las ciuiades de su pais. Nombráronse dos alcaldes y celo desinteresado se dedicaban á la propagacion del
ocho regidores, y entre estos últimos á los hermanos Evani olio. Así sus piadosas tareas probaron que eran
de Pizarro, Gonzalo y Juan. Todos juraron su oficio los verdaderos soldados de la cruz, y demostraron
con gran solemnidad el 2 t de marzo de 1534 en pre- que no habiansido vanas las decla raciones ostentosas
sencia de españoles y peruanos y en la plaza pública; de cp+e el objeto de la espedicion era llevarla bandera
como si con esta ceremonia quisiera Pizarro anunciar de Cristo entre las naciones gentiles.
á los indios que si bien conservaban una imagen de Los esfuerzos hechos para convertir á los gentiles,
sus antiguas instituciones, el verdadero poder deliia son un rasgo característico y honroso de la conquista
estar de allí en adelante en manos de los conquistado- española. Los puritanos, con igual celo religioso, han
res (3). Invitó á los españoles á establecerse (llaciu- hecho comparativamente menos por la conversion de
dad con grandes ofertas de tierras y casas, para lo los indios, contentándose segun parece con haber
cual le daban medios suficientes los muchos palacios adquirido el inestimable privilegio de adorar á Dios
y edificios de los Incas ; y mas de un caballero que en á su modo. Otros aventureros que han ocupado el
su patria era tan pobre que no tenia sitio dondedes• Nuevo Mundo, no haciendo por sí mismos gran caso
cansar, se vió propietario de una espaciosa mansion de la religion, no se han mostrado muy solícitos por
capaz de dar abrigo á la comitiva de un príncipe (4). difundirla entre los salvajes. Pero los misioneros es-
Desde esta época, dice un antiguo cronista, Pizarro, pañ eles, desde el principio hasta el fin, han mostrado
que basta entonces habia sido distinguido con el tí- profundo interes en el bienestar espiritual de losná-
tulo militar de capital general , tomó el de gober- turales. Bajo sus auspicios se levantaron magníficas
iglesias, se fundaron escuelas para la instruccion ele-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Cono,., MS.—Pedro Sancho, mental , y se adoptaron todos los medios rácionaies
Rel. , ap. Ramusio, tomo III, fól. 407. para difundir el conocimiento de las verdades religio-
(2) Pedro Pizarro, Descub. y Cono,., MS. sas; al mismo tiempo que cada uno de los misioneros
«Luego por la maüana iba el enterramiento donde estaban penetraba solo por remotas casi inaccesibles regio-
cada uno por Arden embalsamados cong o es dicho, y asentados
en sus sillas, y con mucha veneracion y respeto, todos por (5) Montesinos, Anales. a īao 1534.
órden los saraban de alli y los trahian A la ciudad , teniendo (6) Garcilasso, Com. Real, parle I, lib. IiI, cap. XX;
cada uno su litera, y hombres ron su librea , que le trajesen, lib. VI . cap. XI. Naharro, Relacion sumaria ,MS.
y ansi desta manera todo el servicio y aderezos como si esta- (7) Ulloa, Viaje á la América del Sur, libro VII, capí-
hiera vivo.» Relacion del primer descub. , MS. tulo XII.
(5) Pedro Sancho, Rel., ap. Ramusio, tomo IiI, fol 409. Las monjas indias, dice el autor de la Relacion del primer
—Montesinos, Anales, AIS. , ario 1554.—Acta de la fundacion Descub., avivian castamente y de santa manera.»—«Su cas-
del Cuzco, MS. tidad era fumidad, dice Pedro Pizarro, pues tenían constantes
Este instrumento, que pertenece á la coleccion de Muñoz, amores con los ministros del templo.» (Descub. y Cono,. MS.)
contiene los nombres no solamente de los magistrados, sino ¿Cuál es la verdad? Entre aserciones tan contradictorias de-
tambien ele los vecinos que formaron la primera poblacion de bemos aceptar la mas favorable á los peruanos. Las preocupa-
la capital cristiana. • ciones de los conquistadores no se desmintieron en este punto.
(4) Acta de la fundacion del Cuzco, MS.—Pedro Pizarro, (8) Debemos hacer al padre Valverde la justicia de decir
Descub. y Conquista , M5.—Garcilasso, Com. Real, parte I, que no es este el lenguaje con que hablan de él los ignorantes
lib. VII, cap. I\ y sig. soldados de la Conquista. La justicia de Xauxa en una comu-
Cuando un edilicio era demasiado estenso , como su^erlia nicacion A la córte representa al dominico como «persona de
con algunos templos y palacios, se le adjudicaba A dos ó tres mucho ejemplo y doctrina, y con quien todos los españoles
de los conquistadores para que lo repartiesen entre si. Garci- han tenido mucho consuelo.» (Carta de la Just. y Reg. de
Xauxa , MS.) Sin embargo, todo esto no es incompatible con
lasso , que describe la ciudad segun se hallaba poco despues de
la conquista, cita con mucha prolijidad los nombres de taba- un alto grado de insensibilidad para con los indios y de indi-
Aleroc entre quienes fueron distribuidos los edificios. ferencia respecto á sus naturales derechos.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROTO.
430 la fuerza mas formidable y mas bien equipada que
nes ó reuniz sus discípulos indios en comunidades
como hizo el honrado Las Casas en Cumaná, ó como hasta entonces se habia presentado en los mares del
hicieron los jesuitas en California y Paraguli. En to- Sur (2).
Aunque esta era evidentemente una invasion del
dos tiempos el animoso ec'esiístico espanol estaba territorio concedido á Pizarro por la corona , Alvara-
pronto á levantar su voz contra la crueldad de los do determinó marchar inmediatamente sobre Quito,
conquistadores y contra la avaricia no menos des- y tomando un guia indio se propuso seguir el camino
tructora de los colonos; y cuando sus reclamaciones directo á traves de las 'nonti has, paso de estrema di-
eran inútiles, como sucedía muchas veces, todavía se
dedicaban a consolar al desdichado indio, á enseñar- ficultad aun en la estacion mas favorable.
le á resignarse á su suerte y á iluminar su oscuro Despues de haber cruzado el rio Dable, su guía se
entendimiento con la revelacion de una existencia le desertó dejándole encerrado en las intrincadas ma-
mas santa y mas feliz.—Al recorrer las páginas san- lezas de la sierra. A medida que iba penetrando mas
grientas ele la historia colonial española, busto es,y y mas en las elevadas regiones del invierno, iba vién-
al mismo tiempo satisfactorio, observar que la misma dose rodeado de hielo y nieve, contra los cuales sus
nacion de cuyo seno salió el endurecido conquistador soldados, procedentes todos del cálido clima de Goa-
envió asimismo al misionero para desempeñar la temala, estaban muy poco prevenidos. Segun iba
obra de la beneficencia y difundir la luz de la civili- haciéndose mas intenso el frio, muchos de ellos lle-
zacion cristiana por las regiones mas apartadas del gaban á entumecerse de tal modo, que les era impo-
Nuevo Mundo. sible marchar. La infantería, que porprecision tenia
Durante la permanencia en Cuzco del gobernador, que hacer ejercicio, lo pasó mejor, pero muchos de
como le llamaremos de aquí en adelante, recibió re- los soldados de caballería se quedaron helados sobre
petidos partes sobre la. reunion de considerables fuer- sus caballos, y los indios, todavía mas sensibles al
zas en las inmediaciones á las órdenes de Quizquiz, frío, perecieron á centenares. Los españoles agrupa-
uno de los generales de Atahuallpa. A consecuencia dos en torno del escaso fuego que podian haber á las
de estas noticias destacó á Almagro con una pequeña manos, y casi sin alimento alguno, pasaban la noche
fuerza de caballería y un gran cuerpo de indios esperando en taciturno silencio la luz del dia, pero la
mandados por el Inca Manco, para dispersar al ene- luz del dia no les traia consuelo alguno en aquellas
migo y, si fuera posible, hacer prisionero á su gefe. desiertas montañas, y solo les revelaba mas claramen-
Manco se manifestó tanto mas dispuesto á tomar par- te la estension de su desgracia. Su marcha al traves
te en la espedicion, cuanto que esta se dirigía contra de los Puertos Nevados y la lucha que sostuvieron
soldados de Quito y contra su gefe, los cuales no le con los elementos podía conocerse por los fracmentos
tenian buena voluntad. Hubo algunos sérios encuen- de vestidos , los arneses rotos, los adornos de oro y
tros, y el ejército de Quito se retiró sobre Xauxa cerca otros objetos de valor, fruto de anteriores rapiñas,
de cuya ciudad un combate general decidió la suerte de por los cadáveres de los que morian, ó por los cuer-
la guerra con la completa derrota de los indios. Quiz- pos ele los que menos afortunados eran abandonados
quiz huyó á las elevadas llanuras de Quito, donde to- a morir solos en aquellas asperezas. En cuanto á los
davía hizo frente con ánimo esforzado á las fuerzas caballos sus cadáveres no calentaron mucho el suelo,
españolas que habla en aquel distrito, hasta que al fin pues inmediatamente que morian eran devorados ca-
sus propios soldados cansados de tan largas é inútiles si crudos por las tropas, que como los hambrientos
hostilidades le mataron á sangre fria (1). Así pereció conderes que á bandadas se cernian sobre sus cabe-
el último de los dos grandesgenerales de Atahuallpa, zas, se arrojaban sobre el objeto mas repugnante con
los cuales, si su nacion hubiera estado animada de tal que pudiese satisfacer su necesidad.
un espíritu igual al suyo, habrian mantenido por lar- Alvarado deseoso de asegurar el botin que había
go tiempo la independencia de su patria contra Su caído en sus manos al principio de su marcha, invitó
invasor. á su gente á tomar el oro que quisiesen del fondo co-
Poco tiempo despues de estos acontecimientos el man reservando solamente el quinto real. Pero ellos
gobernador español hallándose en el Cuzco tuvo no- respondieron con sonrisa despreciativa y melancóli-
ticia de un suceso mucho mas alarmante para él que ca que el alimento era el único oro que necesitaban.
las hostilidades de los indios. Fue este la llegada á la Sin embargo, en aquel estremo que al parecer debia
costa de gran número de españoles mandados por disolver hasta los lazos de la naturaleza, se vieron al-
Pedro de Alvarado, valiente capitan que á las órde- gunos ejemplos patéticos de afecto y de amistad; hu-
nes de Cortés habia adquirido tanta fama en la guerra bo soldados que perdieron sus vidas por socorrer á
de Méjico: Alvarado despues de haber contraido un sus compañeros ,y parientes y esposos (porque al-
brillante casamiento en España, al cual estaba llama- gunos de los caballeros iban acompañados de sus
do por su cuna y por su categoría militar , habla mujeres) que en vez de procurar su propia salvacion
vuelto á su gobierno de Goatemala, donde las magní- prefirieron quedarse y perecer en las nieves con los
ficas relaciones que diariamente recibia de las con- objetos de su cariño.
quistas de Pizarro, escitaron su avaricia. Supo que Para colmo de desgracias el aire se llenó por mu-
estas conquistas se habían limitado al Perú , y que la chos dias de espesas nubes de partículas de tierra y
parte del Norte donde estaba el reino de Quito , an- cenizas que cegaban á los hombres y hacian la respi-
tigua residencia de Atahuallpa, y sin duda, principal racion en estremo dificultosa (3). Este fenómeno
depósito de sus tesoros , permanecia aun intacta. parece probable que fue efecto de una erupcion del
Aparentando pues considerar este pais como fuera de distante Cotopaxi que á doce leguas al Sudeste de
la jurisdiccion del gobernador, hizo que ta gran flota Quito levanta su cabeza colosal y perfectamente có-
que destinaba á las islas de la Especia tomase la di-
nica mucho mas allá de los límites de las eternas nie-
receion de la América del Sur, y en marzo de 1534 ves, siendo el mas magnífico y terrible de los volcanes
desembarcó en - la bahía de Caracas con quinientos
soldados, de los cuales la mitad eran de caballería,
todos muy provistos de armas y municiones. Era esta (2) Los historiadores difieren respecto al número delossol-
dados de Alvarado. Pero segun una informacion legal hecha en
(1) Pedro Pitarro, doscub. y Conq. , MS. — Naharro, Goatemala eran 500, de los cuales 230 eran ele caballería,-
Informacion hecha en Santiago. Set.15 de 1436, MS.
Re . sumaria, MS.—Oviedo, IIist. de las Indias, MS., par- (3) ,,Empezó á llover tierra de los cielos, dice Oviedo, que
te lit, lib. VIII, cap. XX.—Pedro Sancho, Relacion, ap. Ra- cegaba á los hombres y á los caballos, de tal suerte que los
ulusio, tomo III, fol. 4 08.—Relacion del
to , MS, primer descuhrimien árboles y arbustos estaban llenos de polvo.» Iüst. de las In-
dias, MS., parte III, lib, VIII, cap. XX,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
531
de América (I), el cual en la época de la espedicion pasado por allí antes que él y que despues de todos
de Alvarado se hallaba en estado cleerupcion. Primer sus trabajos y fatigas se encontraba con que otros le.
caso de esta especie de que se tiene noticia, aunque hablan precedido en la empresa contra Quito. Preci-
sin duda no fue el primero (2). Desde aquella época so es decir algunas palabras para esplicar este punto.
ha tenido frecuentes conmociones, despidiendo tor- Cuando Pizarro salió de Caxamalca, conociendo la •
rentes de llama hasta la altura de media milla, vomi- creciente importancia de San Miguel , único puerto
tando cataratas de lava que han destruido ciudades y que había entonces para entrar en el pais, comisionó
villas en su carrera, y haciendo temblar el suelo con á una persona en quien tenia gran confianza con
truenos subterráneos que aun á la distancia de mas de el objeto de que se encargase del mando de la colo-
cien leguas sonaban como disparos de artillería (3). nia. Esta persona era Sebastian Benalcázar, caballe-
Los soldados de Alvarado ignorantes de la causa del ro que despues elevó su nombre hasta la primera lí-
fenómeno, pues caminaban sobre nieve, cosa que nea entre los conquistadores de la América del Sur
nunca habían visto , y en una atmósfera cargada de por su valor, inteligencia y crueldad. Pero apenas
cenizas, quedaron espantados con la confusioo de los Benalcázar llegó á su gobierno, recibió como Alvara-
elementos, confusiou que parecia decretada á propó- do tales noticias de las riquezas de Quito, que resolvió
sito por la naturaleza para destruirlos. Algunos de con la fuerza de su mando, aunque sin órden para
aquellos hombres eran soldados de Cortés, endureci- ello, emprender su reduccion.
dos por muchas y penosas marchas y por muchos y A la cabeza pues, de unos ciento cuarenta solda-
encarnizados combates con los aztecas. Pero entonces dos entre caballería é infantería yun cuerpo conside-
confesaron que aquella guerra de los elementos era rable de indios auxiliares, marchó subiendo la ancha
mas terrible que todo. cordillera de los Andes por el punto donde se estiende
Por fin Alvarado despues de padecimientos que aun por la elevada planicie de Quito y por un camino mas
el mas duro probablemente no habria sufrido por seguro y mas corto que el que despues llevó Alvara-
muchos dias mas, salió de Puertos Nevados y llegó á do. En las llanuras deRiobamba encontró al general
una elevada llanura que se estiende á la altura de mas indio Ruminabi, con el cual sostuvo varios ataques
de nueve mil pies sobre el Océano en las inmediacio- de éxito dudoso, hasta que al fin la ciencia militar de-
nes de Riobamba. Pero una cuarta parte de su valien- cidió la victoria como la decide cuando el valor es
te ejército se Labia quedado á servir de pasto al con- por ambas partes igual; y Benalcázar vencedor 'dolió
dar en la intrincada sierra con la mayor parte, dos el estandarte de Castilla sobre las antiguas torres de
mil por lo menos, de los indios auxiliares. Atahuallpa. La ciudad, en honor del general Fran-
Grau número de caballos habian perecido tambien cisco Pizarro, fue llamada San Francisco de Quito;
y tanto los caballos como los hombres que se libra- pero grande fue la mortificacion del invasor cuando
ron, quedaron mas ó menos estenuados por el frio y halló que los rumores relativos a lasriquezas . que con- _
los muchos padecimientos. Tal fue el terrible paso de tenia eran falsos, ó los indios las habian escondido,
los Puertos Nevados de que he hecho ligera mencion pues la ciudad fue el único fruto de sus victorias, es
como un episodio de la conquista del Perú, pero cuya decir, la concha sin la perla que constituia su valor.
narracion en todos sus pormenores ,.aunque la mar- Estando Benalcázar devorando su disgusto como me-
cha duró muy pocas semanas, daria mejor idea de las jor podía, recibió la noticia de la aproximacion de su
dificultades que encontraron los españoles que volú- superior Almagro (5).
menes enteros de las relaciones ordinarias (4). No bien . 11egaron al Cuzco las nuevas de la espedi-
Cuando Alvarado despues de haber dado algunos cion de Alvarado, salió Almagro de aquella ciudad
dias de descanso á sus fatigadas tropas, emprendió con una corta fuerza para San Miguel, proponiéndose
de nuevo su marcha por la llanura, quedó admirado tomar allí la necesaria y marchar en seguida contra
al ver impresas en el suelo huellas de herraduras. los invasores. Grande fue su asombro al llegar á San
Era pues evidente que soldados españoles habían Miguel, cuando supo la partida del gobernador de la
colonia: Dudando de su lealtad y aconsejándose sola-
(1) Garcilasso dice que la lluvia de cenizas procedia del mente del espíritu animoso y aventurero propio de la
volean de Quito. (Com. Real, pate II, lib. II, cap. II.) Cieza juventud, aunque su cuerpo estaba debilitado por los
de Leon dice únicamente que procedia de uno de los volcanes achaques de la edad, no vaciló en seguirá Benalcá-
de aquella region. (Crónica, cap. XII.) Ninguno de ellos espe- zar al traves de las montañas.
cifica el nombre. Ilumbolt acepta la opinion comun de que era Con su acostumbrada energía el intrépido veterano,
el Cotopaxi.—Investigaciones, tomo I, pág. 125.
(2) Segun una tradicion popular entre los indios, un gran superando todas las dificultades que encontró en su
fracmento de pórfiro que estaba cerca de la base del cono, marcha, llegó en pocas semanas con su pequeño ejér-
fue arrrojado por el volean en una erupcion que ocurrió en el cito á las elevadas llanuras que se estendian alrededor
momento de la muerte de Atahuallpa. Pero esta tradicion ape- de la ciudad india de Riobamba , no sin verse obliga-
nas puede pasar por verídica en esta historia. do á sostener encarnizados combates con los indíge-
(3) De esta formidable montarla da una estensa relacion nas, cuyo valor y perseverancia formaban un contraste
Mr. Humboldt (Investigaciones, tomo I, págs. 118 y sig.), y muy notable con la apatía de los peruanos. Pero no
otra todavía mas circunstanciada Condamine. (Voyage á I'E-
quateur, págs. 48, 56, 156, 160.) Este último filósofo hu-
estaba apagado el sagrado fuego en los pechos de es-
biera escalado las paredes casi perpendiculares del volean si tos últimos; era solamente que no habla llegado el
hubiese encontrado alguno que se hubiera atrevido á acom- momento de manifestarse.
pa ū arle. En Riobamba, Almagro se reunió con el goberna-
(4) La mas completa y animada narracion que hay de la dor de San Miguel, el cual protestó, tal vez sincera-
marcha de Alvarado es la de Berrera que imitó en su descrip- mente, que ningun motivo desleal le había llevado á
cion el estilo de Tito Livio en la de la marcha de Anibal por emprender su espedicion. Reforzadas de este modo
los Alpes (Hist. general, der. V, lib. VI, cap. I, II, VIII, sus tropas, esperó tranquilamente Almagro la llega-
IX.) Véanse tambien Pedro Pizarro, Descuh. y Conq. , MS.—
Oviedo, TIist. de las Indias, MS. , parte III, lib. VIII, capí- de de Alvarado. Eran las tropas de este muy superio-
tulo XX, y la carta de Pedro de Alvárado al emperador, fecha res en número y calidad á las de su rival, si bien no
en San Miguel, á 15 de enero de 1555, MS. se hallaban tan en estado de pelear. Al encontrarse
Alvardo en la carta arriba citada, que se conserva en la co- frente á frente en las dilatadas llanuras de Riobamba
leccion de illu ū oz, esplica al emperador con no poco descaro
los motivos de su espedicion. En este documento describe (5) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Herrera, His-
muy lijeramente su marcha, pues su objeto principal era ha- general, dcc. V., lib. IV, cap. XVIII; lib. VI, cap. V,
blar de las negociaciones con Almagro, y hacer insinuaciones toria
VE—Oviedo, Hist. de las Indias, MS. parte, III, lib. VIII,
dirigidas á combatir la politica que se;;uian les conquista-
.lores. :a t, , XIX.—Carta de Benalcázar, MS.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y RO1G.
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despues gobernador por la corona. Allí empezó á zándose unas a otras en ángulos rectos y bastante
abrir cimientos mas profundos para consolidar el po- apartados para dejar ancho espacio para j ardines y
der de los españoles y adelantar hácia el Norte la línea plazas públicas. Diósele una forma triangular tenien-
de sus conquistas. El Cuzco, la antigua capital de la do el rio por base, cuyas aguas llevadas por acueduc-
monarquía india, se habla sometido. Los ejércitos tos ele piedra debian atravesar las principales calles y
de Ataluiallpa hablan sido derrotados y dispersados. facilitar el riego de los jardines de las casas.
El imperio de los Incas estaba disuelto ,y el príncipe No bien decidió el gobernador el sitio y el plan de
que llevaba la diadema peruana no era mas que una la ciudad , comenzó con su característica energía las
sombra de rey, que un instrumento del conquistador. operaciones. Reuniéronse indios de mas de cien mi-
El primer acto del gobernador fue determinar el llas á la redonda para ayudar á la obra; los españoles
sitio donde habla de edificarse la futura capital de se dedicaron con vigor á esta tarea bajo la vigilancia
aquel vasto imperio colonial. El Cuzco,.poblacion re- de su gefe; cambióse la espada por el instrumento del
tirada entre montañas, estaba demasiado lejos de la artesano, convirtióse el campo en un enjambre de di-
costa para capital de un pueblo comerciante. El pe- ligentes trabajadores, y á los sonidos de la guerra
queño establecimiento de San Miguel estaba demasia- reemplazaron los rumores de una bulliciosa pobla-
do al Norte. Era de desear alguna posicion mas central cion. La estensa plaza debla estar formada por la ca-
de las que fácilmente podian encontrarse en alguno tedral, el palacio del virey, el del ayuntamiento y
de los fértiles valles á orillas del Pacífico, por ejemplo otros edificios públicos cuyos cimientos se echaron
el de Pachacamac que Pizarro ocupaba entonces. Pe- en tan grande escala y con tanta solidez que desafia-
ro examinado con mas detencion este punto, se pre- ron despues los ataques del tiempo y en algunos ca-
firió el inmediato valle de Rimac que se estendia hácia sos hasta los mas violen tos terremotos que en diferen-
el Norte, y cuyo nombre, que significa en lengua tes épocas han convertido en ruinas parte de aquella
quichua uno que habla, procedía de un célebre ídolo hermosa capital (3).
que tenia un templo muy frecuentado de los indios a Entre tanto Almagro, el mariscal, como le llaman
causa de los oráculos que en él se daban. Por este va- comunmente los cronistas de aquel tiempo, había
lle corria un ancho rio que como una grande arteria marchado al Cuzco enviado por Pizarro para encar-
suministraba por efecto de la industria de los indios garse del mando de aquella capital y con instrucciones
mil pequeñas venas que fertilizaban los hermosos para emprender por sí mismo ó por medio de sus ca-
prados. pitanes la conquista de los paises situados hácia el
En sus riberas fijó Pizarro el sitio de su nueva ca- Sur y que formaban parte de Chile. Almagro desde su
pital , á poco menos de dos leguas de su nacimiento, llegada á Caxamalca parecia haber moderado su sen-
donde se estendia formando un cómodo puerto para timiento con Pizarro , ó por lo menos habla procurado
el comercio que el ojo profético del fundador vió que ocultarlo y consentido en servir á sus órdenes obede-
}labia de cubrir sus aguas en alguna época, y no muy ciendo al emperador que así lo habla dispuesto. En
distante. La situacion central de aquel punto le hacia sus comunicaciones Babia tenido tambien la magna-
á propósito para residencia del virey, pues desde él nimidad de hacer honrosa mencion de Pizarro citán-
podia fácilmente comunicarse con los diferentes dis- dole como gefe deseoso de promover los intereses del
tritos del país, y vigilar de cerca los movimientosde gobierno. Sin embargo no se fió de él tanto que des-
sus vasallos indios. El clima era delicioso, y aunque cuidase la precaucion de enviar un confidente que
á solos doce grados al Sur de la línea, templaban tan- recordarse sus servicios en la espedicion que empren-
to el aire las tibias brisas que generalmente se levan- dió Hernando Pizarro para la madre patria.
tan del Pacífico ó de las opuestas cordilleras, que el Este, despues de haber tocado en Santo Domingo,
calor era allí menos sensible que en los puntos del llegó sin novedad á Sevilla en enero de 1534. Ademas
continente situados á igual latitud. Nunca llovía en del quinto real llevaba consigo por valor de medio
la costa; pero corregía esta sequedad una nube de millon de pesos en oro, y una gran cantidad de plata,
vapores que en los meses de verano se estendia como propia de aventureros particulares, algunos de los
una cortina sobre el valle protegiéndole de los rayos cuales satisfechos con sus ganancias se liabian vuelto
del sol de los trópicos y destilando imperceptiblemen- á España en el mismo buque que él. La aduana se lle-
te una humedad refrigerante que vestia los campos nó de sólidas barras, vasos de diferentes figuras,
del mas brillante verdor. imitaciones de animales, flores, fuentes y otros obje-
Dióse por nombre á la naciente capital Ciudad de tos ejecutados con mas ó menos habilidad y todos de
los Reyes en honor de la fiesta de la Epifanía, pues oro puro, con gran asombro de los espectadores que
fue el 6 de enero de 1535 cuando, segun se dice, fue de las poblaciones inmediatas vinieron en gran nú-
fundada, ó mas probablemente cuando se determinó mero fi contemplar las maravillosas producciones del
el sitio que había de tener, porque la construccion arte indio (4). Muchas de estas eran propiedad de la
parece haberse verificado doce años despues (1). Pero corona; y Hernando Pizarro, despues de una corta
el nombre castellano cesó de estar en uso aun en tiem- estancia en Sevilla, eligió algunas de las mejores y se
po de la primera generacion, y fue reemplazado por partió para Calatayud donde estaba el emperador y
el de Lima que es una corrupeion del nombre primi- donde se habían reunido las córtes de Aragon.
tivo indio de Rimac (2). -Inmediatamente fue admitido á presencia del rey
El plan para su construccion era muy regular. Las en audiencia particular. Estaba Hernando mas fami-
calles debían ser mucho mas anchas que las de las liarizado con las córtes que ninguno de sus hermanos,
ciudades españolas; y perfectamente alineadas cru- y sus modales, cuando se hallaba en situaciones en
que necesitaba dominar la natural arrogancia de su
(1) Esto dice Quintana, siguiendo la autoridad que él lla- carácter, tenian gracia y aun atractivo. Refirió en to-
ma segura, del padre Bernabé Cobo, en su libro titulado Fun- no respetuoso las arriesgadas aventuras de su hermano
dacion de Lima. Españoles célebres, tomo II, pág. 250,
nota. (3) Montesinos, Anales, MS., año 1535.
(2) Los manuscritos de los antiguos conquistadores de- Los restos del palacio de Pizarro pueden descubrirse aun
< muestran cuán desde el principio se corrompió el nombre en el Callejon de Patateros, segun dice Stevenson, autor
primitivo indio en el de Lima. «Y el marques se passó á Lima cuyo libro es el que da mejores notirias de Lima entre todos
y fundó la ciudad de los rreyes que agora es.» (Pedro Pizar- los modernos que he consultado. Residencia en la América
ro, Descub. y Conq.) «Asimismo ordenaron que se pasasen el del Sur, tomo II, cap. VIII.
pueblo que tenian en Xauxa poblado á este valle de Linia don- (4) Ilerrera, Hist. general, doc. V, lib. VI, cap. XIII.—
de agora es esta ciudad de los rreyes y aquí se pobló.» Con- Lista de toda lo que Remando Pizarro trajo del Perú, ap. MS.
quista i I'ob. del Piró, MS.
de Muñoz.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
438
y de la pequeña tropa que le seguia, las fatigas que únicamente estaban seguros era de las dificultades de
Iabian sufrido, las dificultades que habian superado, la empresa; y de la desconfianza con que miraban sus
la captura del Inca peruano y su magnífico rescate. resultados fue buena prueba el pequeño número de
No habló de la muerte del desgraciado príncipe por- aventureros que se prestaron á seguirle y el ser estos
que no tenia aun noticia de este trágico suceso que de la mas baja ralea.
ocurrió despues de su partida del Perú. Esteudióse Pero las promesas de Pizarro se habian realizado
en la pintura ele la fertilidad del suelo, ele la civiliza- ya. No eran relaciones ele riquezas-las que reclamaban
cien del pueblo y de sus adelantos en varias artes el crédito de los españoles; era el oro mismo desple-
mecánicas; en prueba de lo cual presentó las telas de gado con profusion ante sus ojos. Todas las miradas
lana y algodon y los ricos ornamentos de oro y plata se volvieron entonces hácia el Occidente. El gastador
que llevaba. Los ojos del monarca brillaron de alegría perdido vió en el Nuevo Mundo el medio de rehacer
al contemplar aquellos metales preciosos. Era dema- su fortuna tan pronto como la habia arruinado; el
siado sagaz para no conocer has ventajas de la con- mercader, en vez de buscar los preciosos artículos
quista de un pais tan rico en recursos agrícolas; pero del Oriente convirtió su atencion en direccion opues-
las rentas procedentes de estos recursos, debian ne- ta prometiéndose mayores ganancias en unos paises
cesariamente irse aumentando con lentitud y tardar donde las cosas mas comunes se pagaban á tan exorbi-
mucho en llegar á sus manos; nada tenia pues de es- tantes precios; el soldado deseoso de ganar gloria y
traño que oyese con mas satisfaccion la noticia de las riquezas con la punta de su lanza, pensó encontrar
riquezas minerales encontradas por Pizarro, porque vasto campo para sus proezas en las altas llanuras de
la lluvia de oro que tan inesperadamente caía sobre los Andes. Hernando Pizarro vió que su hermano ha-
él le proporcionaba el medio inmediato de llenar el bia juzgado acertadamente concediendo el permiso
tesoro imperial agotado á causa de sus proyectos am- de volver á su pais á todos los que lo solicitaran, se-
biciosos. guro de que las riquezas que en España mostrasen
No opuso dificultad por tanto en concederlo que el llevarían á sus banderas diez hombres por cada uno
afortunado aventurero le pedía. Todas las anteriores de los que las abandonaban.
concesiones hechas á Francisco Pizarro y á sus aso- En poco tiempo se vió Hernando á la cabeza de
ciados fueron confirmadas de la manera mas amplia; una de las mas numerosas y bien surtidas escuadras
y los límites de la jurisdiccion del gobernador fueron que probablemente habían salido de las costas de Es-
estendidos hasta setenta leguas mas allá hácia el Sur. paña desde la gran flota de Ovando en tiempo de
No quedaron olvidados tampoco los servicios de Al- Fernando é Isabel. Poco mas afortunada que aquella
magro, el cual recibió facultades para descubrir y fue esta otra escuadra, pees apenas habia salido al
ocupar el pais hasta una distancia de doscientas le- mar cuando una violenta tempestad la obligó á reti-
guas empezando desde el limite meridional del terri- rare de nuevo al puerto para remediar sus averías.
torio de Pizarro (I). Cárlos, para mayor prueba de Al fin logró cruzar el Océano y llegó con felicidad al
su satisfaccion , se dignó ademas dirigir una carta á pequeño puerto de Nombre de Dios. Pero no se ha-
los dos gefes cumplimentándolos por sus proezas y bían hecho preparativos para su llegada, y como Her-
dándoles gracias por sus servicios. Este acto de jus- nando tuviera que detenerse allí algun tiempo antes
ticia para con Almagro hubiera sido altamente hon- de poder pasar los montes, sus tropas padecieron
roso á Hernando Pizarro, considerando la enemistad mucho á causa de la escasez de víveres, la cual fue
que reinaba entre ellos, si no le hubiera hecho ne- tanta que hasta las cosas mas dañosas llegaron á ser-
cesario la presencia de los agentes del mariscal en la virles ele alimento , y muchos gastaron sus pequeños
córte ; los cuales como ya se ha dicho estaban prontos ahorros para procurarse una miserable subsistencia:
á suplir cualquiera falta que notasen en la relacion Las enfermedades como sucede de ordinario siguie-
del enviado. ron inmediatamente al hambre, y muchos de los des-
Este, como es fácil presumir, no quedó sin recom- dichados aventureros, no pudiendo resistir los ardo-
pensa de la régia bondad. Diósele alojamiento como res del clima á que no estaban acostumbrados,
individuo de la córte; se le hizo caballero de Santiago, perecieron á las puertas mismas del pais adonde iban
una de las órdenes mas estimadas de España; recibió á buscar fortuna.
facultades para armar una escuadra y tomar el man- Esta es la historia de la mayor parte de las empre-
do de ella; y se mandó á los oficiales de la corona en sas de los españoles. Unos pacos, mas venturosos
Sevilla que le auxiliasen en sus proyectos y facilitasen que los demas, encuentran inesperadamente alguna
su embarco para las Indias (2). rica presa, y centenares de ellos atraidos por la for-
La llegada de Hernando Pizarro á España; y las tuna de los primeros se apresuran á seguir el mismo
descripciones que sus compañeros de viaje hicieron camino. Pero la rica presa que estaba en la superficie
del Perú, causaron entre los españoles una sensacion ha desaparecido ya en manos de los que la descubrie-
tal como no se liabia visto nunca desde el primer via- ron, y los que vienen despues tienen que ganar sus
je de Colon. El descubrimiento del Nuevo Mundo les riquezas á fuerza de largos y penosos trabajos. Mu-
había dado esperanzas de poseer infinitas riquezas, chos, perdido el ánimo y el dinero vuelven disgusta-
esperanzas cuya falsedad habian demostrado casi to- dos á su pais natal, otros no quieren volver y mueren
das las expediciones hechas despues. La conquista de desesperados encontrando su tumba donde pensaban
Méjico, aunque escila la admiracion general como encontrar riquezas.
hazaña brillante y maravillosa , no habia producido Sin embargo no sucedió así con todos los que si-
aun los resultados positivos y materiales que se ha- guieron á Hernando Pizarro. Muchos de ellos cruza-
bian pronosticado. Así las magníficas promesas de ron con él el Istmo de Panamá y llegaron á tiempo al
Francisco Pizarro en su reciente visita al país no ha- Perú donde ea las vicisitudes de las contiendas revo-
llaron crédito entre sus compatriotas á quienes los lucionarias algunos alcanzaron puestos de provecho
repetidos chascos habian hecho incrédulos. De lo que y distincion. Uno de los primeros que llegaron al Perú
fue un emisario enviado por los agentes de Almagro
(I) El pais que debia ocupar Ahnaaro recibió en la real para auunc;arle las importantes concesiones que le
concesion el nombre de Nueva Toledo, así como de Pizarro habia hecho la corona. Almagro recibió la noticia
habia recibido el de Nueva Castilla. Pero esta tentativa para justamente al hacer su entrada en el Cuzco, donde
cambiar el nombre indio fue tan ineficaz como la primera, y 'fue recibido con todo respeto por Juan y Gonzalo Pi-
el antiguo nombre de Chile designa todavía la estrecha lengua zarro que en cumplimiento de las órdenes de su her-
de fértil tierra entre los Andes y el Océano que se estiende mano le entregaron inmediatamente el gobierno de la
hasta el Sur del gran continente. capital. Pero Almagro se envaneció muchísimo al
(2) Ilerr., loca cit.
136 BrBLrOTECA DE GASPAR Y ROJO.

verse colocado por su soberano en un mando inde- Al recibir la noticia de las fatales consecuencias de
pendiente del hombre que tan profundamente le ha- sus mandatos se puso Pizarro en marcha á toda pri-
bia agraviado ; y así declaró que en el ejercicio cte la t osie`r a-
autoridad en que se hallaba constituido no recorocia ser ales de júbilo por loe indioscasí cornornpor
ya superior. En estas ideas de altivez le confirmaron ñoles mas moderados deseosos de evitar la inminente
varios de. sus soldados insistiendo en que el Cuco lukha. Lo primero que hizo el gobernador fue visitar
caía hácia el Sur ,len territorio concedido á Pizarro, y á Alrna gro , ú quien abrazó con aparente cordialidad,
que purconsiguiente estaba comprendido en el suyo. y sin manifestar resentimiento alguno preguntó la
Entre los que sostenian estas ideas habia muchos de causa de aquellos disturbios. A esto contestó el ma-
los que llegaron con Al varado, gente que, aunque de riscal echando la culpa de todo á los hermanos de
mejor condicion que los soldados de Pizarro, estaban Píz ā rro ; pero aunque el gobernador les reconvino
muchísimo menos disciplinados y que bajo el mando con alguna aspereza por su violencia , pronto se vió
de aquel gefe poco escrupuloso habian adquiridas un que se porra de su parte, y los peligros de una séria
espíritu de desenfrenada licencia (1). Estos no tenían desavenencia entre los dos sóeios se hicieron mayo-
consideracion ninguna con los indios; y no (-enteritos res que nunca. Afortiruadamente evité por entonces
con lo; edilicios públicos si apoderaban cuando les un rompimiento la intervencion de amigos comunes
parecia de los particulares, a propióudose sin ceremo- que en aquellas circunstancias mostraron mas discre-
nia cuanto contenían , y mostrando en suma tau poco cien que sus capitanes. Con su auxilio se efectuó por
respeto á las personas y á las propiedades como si la último una reconciliacion sobre las bases, con cor-
plaza hubiera sido tomada por asalto (2). ta diferencia, del pacto que anteriormente tenían
blicntras pasaban estos acontecimientos en la anti- hecho.
gua capital del Perú, el gobernador continuaba en Acordóse que su amistad continuaría siempre in-
Lima, donde le alarmaron mucho las noticias que re- violable ; y en un articulo , que no hace demasiado
cibió de los nuevos honores concedidos á su socio. horror á ninguna de las partes, se estipuló que nin-
No sabia que había sido estendida su propia jurisdic- guno de elles hablaria mal del otro ni baria insinua-
cion hasta setenta leguas mas hacia el Sur, y sospe- ciones malévolas respecto á él especialmente en sus
chaba lo mismo que Almagro, que la capital de los comunicaciones al emperador, y que ninguno se
Incas no había de estar comprendida en los límites de comunicarla con el gobierno sin el conocimiento del
su territorio. Vió todo el mal que podía resultarle de otro ; por último, convinieron ambos en que los gas-
que tan opulenta ciudad cayese en manos de su rival, tos y beneficios de los ulteriores descubrimientos se-
dándole de este modo medios abundantes para satis- rian repartirlos entre los dos por partes iguales.
facer su codicia y la de sus soldados; y conoció que invocóse la ira del cielo con las mas solemnes irnpre-
en tales circunstancias no era seguro permitir que caciones contra aquel que violase este pacto, rogando
Almagro tomase posesion de un poder á que todavía al Todopoderoso que le castigase con la pérdida de su
no tenia legítimamente derecho; porque los pliegos vida en este mundo y con la eterna perdicion en el
que coutenra la coucesioü se hallaban aun en Panamá otro (4). Ambas partes se obligaron al cumplimiento
en poder de Ilernando, y lo único que Babia llegado de este contrato con solemne juramente pronunciado
al Perú era un estrado de ellos. ante los Sacramentos en manos del padre Bartolomé
Por tanto, envió sin pérdida de tiempo instruccio- de Segovia que concluyó la ceremonia celebrando la
nes al Cuzco para que sus hermanos volviesen á en- misa. De todo lo cual , con los articulos del convenio
cargarse del . gobierno , y prohibió á Almagro el se formalizó testimonio público ante es c ribano y mu-
desempeñar sus funciones fundándose en que debién- chos testigos, á 12 de junio de 1535 (5).
dose recibir despues sus credenciales no seria deco- Así estos dos antiguos compañeros despues de ha-
roso que al tiempo de recibirlas se hallase ya en ber roto los lazos de la amistad y del honor quisieron
posesion de su puesto. Por último , le invitaba á que ligarse mútuamente con los sagrados vínculos de la
emprendiese sin demora su espedicion al Sur. religiou , medida de cuya ineficacia deberla haberles
Pero ni al mariscal ni á sus amigos les agradaba la convencido el mero hecho de ser necesario recurrir
idea de dejar una autoridad que ya miraban como á ella.
suya de derecho. Los Pizarros por otra parte la recla- Poco despues de arregladas sus desavenencias , el
maban con obstinacion. La disputa se fue acalorando; mariscal levantó bandera para Chile, y muchos,
cada partido tenia sus defensores; la ciudad se divi- atraidos por sus maneras populares, y por su genero-
dió eu fracciones y el ayuntamiento , los soldados y sidad que casi ra y aba en prodigalidad, se alistaron
hasta la poblacion india se adhirieron á uno y otro de con gusto. en la empresa confiados en hallar todavía
los bandos que se disputaban el poder. Ya iban á lle- mat ores riquezas que ]as que habian encontrado en
varse las cosas al estremo y á decidirse la contienda el Perú. Dos indios, el uno Paullo Topa, hermano
por medio de la violencia y de la efusion de san- del Inca Manco, y el otro Villac Urnu, gran sacerdote
gre, cuando Pizarro se presentó entre los conten- de la nacion , fueron enviados de l ante con tres espa-
dientes (3).
única para preparar el camino al pequeño ejército.
(1) En punto á disciplina presentaban estos soldados un Púsose despues en marcha un destacamento de cien-
notable contraste con los conquistadores del Perú, si hemos to cincuenta hombres á las órdenes de un oficial lla-
de creer á Pedro Pizarro, el cual asegura que sus compaireros mado Saavedra. Almagro se quedó detras á reunir
no se hubierais propasado á tornar una mazorca sir licencia de mas reclutas; pero antes de completar el número de
su gefe. «Que los que pasarnos con el marques á la conquista
no ovo hombre que osase tomar una mazorca de mahiz sin estos que pensaba llevar , emprendió su marcha, no
licencia.» Descub. y Conq. , MS. creyéndose seguro con sus cortas fuerzas al lado de
(2) «Se entraron de paz en la ciudad del Cuzco i los salie-
ron todos los naturales á rescibir i los tomaron la ciudad con torra general, doc. V, lib. VIII, cap. VI.—Conq. i Pob. del
todo guamo g avia de dentro llenas las casas de mucha ropa Pirú, MS.
i algunas oro i plata i otras muchas cosas, i las que no esta- (4) «E suplicamos á su infinita bondad que á cualquier de
ban bien llenas las cocinan de lo que tomaban de las denlas nos que fuere cu contrario de lo así convenido, con todo rigor
casas de la dicha ciudad, sin pensar que en ello ¡sacian ofensa de justicia permita la perdicion de su ánima, lin y vial acava-
alguna divina ni humana, i porque esta es una cosa larga i miento de su vida, destruccion y perdimientos de su l'amila,
casi incomprehensible, lis dexaré al juicio de quien mas en- honras y hacienda.» Capituiacion entre Pizarro y Almagro 12
tiende, aunque en el dairo rescibido por parte de los natura- de junio de 1555 , MS.
les cerca (leste artículo yo sé harto por mis pecados que no (5) Este notable documento, cuyo original existe en el ar-
quisiera saber ni haver visto.» Couq. i Pob. del Pirú, MS. chivo de Sirnancas, se encuentra integro en el Apéndice nú-
(3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Ilerrera, His- mero 11.
LA CONQUISTA DEI. ¡'citó. 437
Pizarro (1). El resto de sus tropas debia seguirle tonces los peruanos habían mostrado un carácter dó-
luego que se reuniese. - cil y sumiso que inspiraba á los conquistadores dema-
Desembarazado ya de la presencia de su rival, vol- siado desprecio para darles ocasion de temer. Hablan
vió el gobernador inmediatamente á la costa para mirado impasibles la usurpacion de los invasores, la
continuar sus proyectos de arreglo del pais. Ademas ejecucion de un monarca, el nombramiento de otro
de la principal ciudad de Los Reyes, fundó otras á para ocupar el trono vacante, los templos despojados
orillas del Pacifico , destinadas á ser con el tiempo de sus tesoros , su capital y su pais presa de los espa-
emporios florecientes del comercio. La mas impor. ñoles que se los repartían entre sí; pero á escepeion
tante de estas recibió el nombre de Truxillo en honor de algunas escaramuzas en los pasos de las montañas,
del pueblo de su nacimiento, y fue establecida en el ni un solo golpe ¡rabian dado en defensa de sus dere-
sitio ya indicado por Almagro (2 ). Hizo tarnbien mu chos. ¡ Y sin embargo aquella era una nacion que ba-
chos repartimientos así de tierras como de indios hía entendido sus conquistas por una gran parte del
entre sus soldados en In forma que acostumbraban los continente !
conquistadores españoles (3) ; aunque la ignorancia Pizarro en su carrera, aunque nada le detenia para
de los verdaderos recursos del pais produjo resulta- llevar á cabo sus proyectos, no se ¡.rabia entregado á
dos diferentes de los que se habia propuesto, pues aquellos actos superfluos de crueldad que tantas ve-
en muchos casos el territorio mas pequeño, á causa ces mancharon las armas de sus cornpu triutas en otros
de los tesoros que enterraba en su seno llegó á ser puntos del continente, y que en pocos años esterad-
el de mas valor (4). naron casi toda una poblacion en Hispaniola. Habitt
Pero nada llamó tanto la atencion de Pizarro como dado un gran golpe con la captura de Afahuallpa y
la construccion de la metrópoli de Lima, y de tal parecía contar con él para inspirar terror á . los indios,
modo apresuró la obra, y tan bien fue secundado por no creyendo necesarios otros nuevos. Habia aparen-
la multitud de trabajal•res que servianásus órdenes, tado tarnbien cierto respeto á las instituciones del
que tuvo la satisfaccion de ver ú 'su naciente capital país ,y reemplazado al monarca á quien había dado
con sus grandiosos edificios y magníficos jardines muerte con otro de la dinastía legítima. Sin embargo,
muy próxima ásucompleta construccion. Es satisfac- esto no era mas que un pretesto. El reino habia espe-
torio contemplar bajo un punto de vista mas agrada- rirnenlado la revolucion mas completa. Sus antiguas
ble el carácter de aquel tosco soldado, ocupado en instituciones estaban destruidas. Su aristocracia de
remediar los estragos de la guerra y en echar los fuu- origen divino habia descendido casi hasta el nivel
darnentos de un imperio mas civilizado que el que del pueblo. Este era siervo delos conquistadores. Sus
acababa de destruir. Esta ocupacion pacífica formaba edilicios en la capital, á lo menos desde la llegada de
contraste con la vida de agitacion incesante que hasta los oficiales de Alvarado, hablan pasado á manos de
entonces habia llevado, y parecía adoptarse mejor á las tropas. Los templos se hablan convertido en cua-
su edad ya madura que naturalmente le convidaba al dras y los palacios reales eu cuarteles. La santidad de
reposo. Si hemos de creer tarnbien á sus cronistas, la, casas religiosas habia sido violada. Millares denra-
no huiro ocupacion de todas las que tuvo én su car- tronas y doncellas que aunque erradas en sus creencias
rera que mas placer le diese. Es lo cierto queninguna viviau eu casta reclusion en establecimientos con-
ha sido mirada con mas satisfaccion por la posteridad; ventuales; liabian sido lanzadas de sus retiros vinien -
y entre el dolor y la desolacion que Pizarro y sus do á ser presa de la licenciosa soldadesca (5). Una es-
soldados llevaron á la tierra de los Incas, Lima, la posa favorita del jóven loca habia sido seducida por
hermosa ciudad de Los Reyes , sobrevive aun como los oficiales castellanos; y el laca mismo tratado con
la obra mas gloriosa de su creacion, como la perla
mas hermosa de las del Pacífico. quales fueron por noticias que ni él savia lo que dava ni na-
die lo que rescibia sino á tiento i á poco mas u menos, i así
CAPITULO X. muchos que pensaron que se les lava puco se hallaron con
mucho ial contrario.» Undegardo, Rol. prior., MS.
Evasion del Inca. — Vuelta de Hernando Pizarro. — Su- (5) Esto dice el autor de la Conquista i Publacion del Pi-
blevacion de los peruanos. — Sitio é incendio del Cuz- rú, escritor contemporaneo que describe lo que viú lo mismo
co. — Situacion precaria de los españoles. ,Asalto de que lo que supo por relaciones de otros. Varias circunstancias,
la fortaleza.—Desaliento de Pizarro. —El Inca levan- especialmente la honrada rudignacion que manifiesta al hablar
ta el sitio. de los escesos de los conquistadores, inducen á creer que era
1535-1536. eclesiástico, uno de aquellos hombres probos que irguieron la
cruel espedicion con un objeto de amor y de misericordia. Es
Sr la ausencia de su rival Almagro dejó á Pizarro de suponer tanrbien que su credulidad la haga exagerar á ve-
por este lado libre de toda inquietud, por otro vió ces los escesos de sus compatriotas.
Segun él eran seis mil las mujeres de calidad que yivian en
inesperadamente amenazada su autoridad. El nuevo los conventos del Cuzco, servidas cada una por quince 6 vein-
enemigo era la poblaciou indígena del pais. Hasta en- te criadas, y muchas de las cuales que no perecieron en la
(1) «El adelantado Almagro despues que se vido en el Cuz- guerra tuvieron mas desdichada suerte, pues fueron victimas
co descarnado de su gente temió al marques no le prendiese de la prostitucion. Este pasaje es tan notable y el manuscri-
por las alteraciones pasadas que havia tenido con sus hernia- to tan raro, que voy á citarle original.
«De estas señoras de Cuzco es cierto de tener grande sen-
nos corno ya hemos dicho, í dicen que por ser avisado dello
tomó la posta i se fué al pueblo de Paria donde eslava su ca- timiento el que tuviese alguna humanidad en el pecho, que
en tiempo de la prosperidad del Cuzco cuando los españoles
pitan Saávedra.» Cónq. i Pob. del Fil .(' , MS.
entraron en él havia grand cantidad de señoras que tenida sus
(2) Carta de Francisco Pizarro al señor de Molina, MS.
casas i sus asientos muy quietas i sosegadas i vivran muy po-
(3) Tengo á la vista dos copias de concesiones de enco- liticaniente r como muy bellas mujeres, cada sonora acompa-
miendas hechas por Pizarro, la una en lama en 1534. y la
da con quince ú veinte mujeres, que tenia de servicio en su
otra en el Cuzco eh 7309. En ellas se recomienda enfática-
casa bien traidas i aderezadas, i r.o salian menos desto i con
mente á los colonos la instruccion religiosa y el buzo trato de
grand onestidad i gravedad i atablo á su usanza, e, s á la
sus indios. Pero cuán ineficaces fueron estas recomendaciones
cantidad destas señoras principales creo yo que que
puede inferirse de las lamentaciones del escritor anónimo y avia mas de seis mil sin las de servicio que creo yo oras de
contemporáneo repetidas veces citado, el cual dice que «des- veinte mil mujeres sin las de servicio y marnacones, que eran
de entonces se estendió entre los indios la pestilencia de la las que andavan como beatas y donde á dos años casi no se
servidumbre personal, é igualmente desastrosa para el alma, allava en el Cuzco i su tierra, sino cada qual i qua! porque
así del amo corno del esclavo.» (Conq. i Pob. del Pirú, MS.)
Este honrado movimiento de indignacion , que no era de es- muchas mu r ieron en la guerra que lruvo r las otras vinieron
perar en un tosco conquistador, es probablemente de algun las mas á ser malas mujeres. El Señorperdone á quien fue la
eclesiástico. causa desto i á quien no la remedió pudiendo.» Conq. i 1'o-
(4) «El marques hizo encomiendas en los españoles , las blacion del Pirú, MS,
138 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROTG.

desdeñosa indiferencia vió que no era mas que un El nuevo marques resolvió no poner en posesion
pobre dependiente, si no un instrumento en manos por entonces al mariscal de su territorio . y estimu-
de sus conquistadores. larle á que se empeñase mas y mas en la conquista
Sin embargo, el Inca Manco era hombre de elevado de Chile para distraer su atencion del Cuzco cuya
espíritu y animoso corazou , tal que pudiera haber capital sin embargo , segun le aseguraba su hermano,
sostenido la Coulparacioir con el mas valiente: y altivo estaba comprendida en el territorio que nuevamente
de sus antecesores en los. mejores dias del imperio. se le agregaba. Para asegurar mas esta importante
Ofendido profundamente con las humillaciones á qee.. presa envió á Hernando á que tomase en sus manos
estaba espuesto, reclamó repetidas veces de Pizarra las riendas del gobierno , por ser entre sus hermanos
que le restituyese al verdadero ejercicio del podes asi aquel en cuyos talentos y esperiencia tenia mas con-
como á la ostentacion de él. Pero Pizarro con respues- fianza.
tas evasivas desestimó una reclamacion tan incornpa- Hernando , á pesar de sus arrogantes maneras con
tibie con sus proyectos ambiciosos, ú por mejor de- sus compatriotas , babia manifestado mas que ordina-
cir, con la política de España, y el jóven Inca y sus ria simpatía para con los indios. había sido amigo de
nobles tuvieron que deaurar sus agravios en secreto Atalruallpa; y tanto que segun se decía, si él hubiera
y esperar pacientemente la hora de la venganza. estado en Caxamalca en aquella ocasion, habría evi-
Las disensiones eutre los españoles les parecieron tado su suplicio. Manifestó entonces la misma amis-
ocasion oportuna para sublevarse. Los gefes peruanos tosa disposicion para con su sucesor Manco , mandó
tuvieron muchas conferencias sobre este punto , y el ponerle en libertad y poco á poco le fue dando su con-
gran sacerdote Villac Umu encareció la necesidad de fianza. El astuto indio se aprovechó cle su libertad
levantarse tan luego como Almagro hubiese retirado para madurar sus planes de levantamiento , pero lo
sus fuerzas de la capital , pues entonces les seria mas hizo con tanta cautela que Hernando no tuvo de ellos
fácil atacando á los invasores á la vez en los varios la menor sospecha. El secreto y el silencio son cuali-
puntos distantes unos de otros que ocupaban en fado dades características del americano y casi tan inva-
elpais, arroltar• los con sus superiores fuerzas y sacudir riables como el color particular de su piel. Manco
su aborrecido yugo antes que la llegada de nuevas descubrió al conquistador la existencia de varios te-
tropas les encerrase para siempre en las redes de sus soros y los sitios donde habían sido ocultados; y cuan-
compatriotas. Formóse un plan para el levantamiento do hubo ganado su confianza estimuló mas su codicia
general , y con arreglo á él nombró el Inca al gran hablándole de una estatua de oro puro que represen-
sacerdote para-que acompañaseá Al magro en su mar- taba á su padre Huayna Capac y pidiéndole licencia
cha, á bu de que se ases urase de la cooperacion de para traerla de la cueva donde estaba depositada en
los indios del pais y volviese despues secretamente, las asperezas de los vecinos Andes. Hernando cegado
como lo Irizo, para tomar parte en la insurreccion. por su avaricia consintió en la partida del Inca.
Para llevar á cabo sus proyectos se hizo necesario Envió con él á dos soldados españoles , menos para
que el Inca Manco saliese de la ca.p:.tal y se presenta- guardarle que para que le ayudasen en el objeto de su
se entre su pueblo. No encontró Manco dificultad para espedicion. Pasó una semana y no volvió ni se tuvo
retirarse del Cuzco donde su presencia apeles era. no- noticia alguna suya. Hernando conoció oitonces su
tada de los españoles que altivos y confiados badal error, y mucho mas cuando vió confirmadas sus sos-
caso de su poder nominal. 'Pero en la capital pechas por las relaciones desfavorables que le hicie-
había un cuerpo de indios aliados mas celoso de sus ron sus aliados indios. Sin pérdida de tiempo envió á
mo vimientos. Eran estos indios de la tribu de Cañares, su hermano Juan á la cabeza de sesenta caballos en
raza guerrera del Norte, sometida hacia poco tiempo busca del príncipe peruano con órden de prenderle
por los Incas, y que por tanto no simpatizaban con otra vez y llevarle á la capital.
ellos ni con sus instituciones. Se hallaban unos mil de Juan Pizarro con sus soldados bien armados atra-
ellos en el Cuzco, y habiendo concebido alguna sos- vesó en breve las inmediaciones del Cuzco sin descu-
pecha de los proyectos del Inca , vigilaron sus movi- brir vestigios del fugitivo. Halló el pais notablemente
mientos y dieron parte de su ausencia á Juan Pizarro. desierto y silencioso, hasta que al acercarse á las
Este salió inmediatamente á la cabeza de una pe- montañas que circundan el valle de Yucay, como á
queña fuerza de caballería en persecucion del fugitivo; seis leguas de la ciudad , encontró á los dos españo-
y fue tan afortunado que logró descubrirlo en un es- les que habian acompañado fi Manco , los cuales le di-
peso cañaveral donde haliia. procurado ocultarse á geron que solo podría apoderarse de él abriéndose
poca distancia de la ciudad. Manco fue preso , llevado paso con la punta de la espada, pues las poblaciones
al Cuzco y encerrado en la fortaleza con una fuerte estaban todas sublevadas y el Inca á su cabeza se pre-
guardia. La cuuspiracion parecía ya terminada y na- paraba á. marchar sobre la capital. Sin embargo Man-
da quedaba á los desgraciados peruanos sino lamentar co no les había hecho daño alguno en sus personas,
sus muertas esperanzas'y manifestar su desconsuelo antes bien les había concedido el permiso de volverse
en lastimeras baladas qi e recordaban la cautividad á sus filas.
de su laca y la caída de la regia estirpe (1 ). Pizarro halló plenamente confirmada esta relacion
Mientras estas cosas sucedian , Hernando Pizarro al llegar al r ío Yucay, en cuya opuesta orilla vió for-
volvió á la ciudad de Los Reyes trayendo consigo la mados los batallones indios en numero de muchos
real concebion en que se daba estension á las facul- miles . que con su jóven Inca á la cabeza se prepara-
tades de su hermano y se señalaba el territorio que ban á disputarle el paso. Parecia sin embargo que no
correspondia á Almagro. Trajo tambien . la real pa- creían demasiado fuerte su posicion pues como de
tente confiriendo á Francisco Pizarro el título de costumbre habian puesto el río entre ellos y sus ene-
marques de los Atacillos (una provincia del Perú). migos. No detuvo á los españoles este obstáculo. El
Asi fue colocado el feliz, aventurero en las lilas de la or- río aunque profundo era est^echo; y arroja:rdese á
gullosa aristocracias. de Castilla , de cu yos individuos él nadaron coi sus caballos hasta la otra orilla entre
pocos podían jactarse (si á jactarse se Hubieran atre- una tempestad de piedras y flechas que caían espesas
vido) de descender de tan humilde origen, así como corno granizo sobre sus arneses 'y que alguna que
pocos podían justificar el suyo con mayores servicios otra vez encontraban algun punto vulicrrable , si bien
hechos ála corona. las heridas que hacían servían solo para estimular á
los españoles á mas desesperados esfuerzos. Los in-
(1)'Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Herrera, I-Iis- dios retrocedieron al saltar en tierra sus enemigos;
toria general, lee. V , lib. VIII, cap, I, II.---Couq. iPob. del pero sin darles tiempo para que se Lrmaseu, con un
pirú, MS.—Zárate, Conq. del Poro, lib, II, cap. 111. ardor que hasta entonces no habian desplegado vol-
LA CONQUISTA DEI. PERÓ. 139
vieron á la carga y los rodearon por todas partes con Sin pérdida de tiempo comenzó su retirada, atra-
sus numerosas tropas. La batalla entonces se hizo en- vesó de nuevo el valle teatro de la anterior batalla,
carnizada. Muchos de los indios iban armados con pasó á nado el rio Yucy, y conl.r amarcliando rápida-
lanzas cuyas puntas eran de cobre templado hasta mente seguirlo ríe cerca por su vic.tor;aso enemigo que
darle la dureza del acero y con grandes mazas ó ha- celebraba su victoria con canciones ó u p as bien gritos
chas de armas del mismo metal. Sus armas defensi- de triunfo, llegó antes de anochecer á la vista de la
vas eran tambien bajo muchos conceptos escelentes capi ta l.
y consis t ían en fuertes cotas de algodon acolchadas, El espectáculo que entonces se presentó á sus ojos
escudos cubiertos de pieles y cascos ricamente ador- era muy diferente del que habia visto al salir del Cuz-
nados con oro y joyas, y algunos hechos como los de co pocos días antes. Todos los alrededores de la ciu-
los mejicanos figurando cabezas fantásticas de móns- dad hasta donde podia alc a nzar la vista estaban ocu-
truos con largas filas de dientes v cuyas bocas se ha- pados por una poderosa hueste de indios, que segun
brian horriblemente sobre el rostro del guerrero (1). el cálculo de uno pie los conquistadores compondrían
Todo el ejército tenia un aspecto de ferocidad mar- el número de doscientos mil guerreros (2). Las os-
cial y peleaba con mucha mas disciplina que la que curas líneas de los batallones indios se estendian
hasta entonces habian visto los españoles en aquel hasta las mismas crestas de las montañas, y todo al
pais. rededor no €e velan mas que banderas y cimeras
La pequeña tropa de ginetes sorprendida por el ondeantes de losgefe:s con ricas armaduras de plumas
furioso ataque de los indios se vió al principio un tan- que á los que hablan servido ú las órdenes de Cortés
to desordenada; pero al fin animándose mútuamente les recordaban el traje militar de los aztecas. Sobre
con el antiguo grito de guerra de «Santiago,» for- toda aquella multitud se elevaba un bosque de largas
maron una sólida columna y cargaron atrevidamente lanzas y hachas con filos de cobre, que moviéndose
sobre las mas espesas filas de los enemigos. Estos, acá y allá en desordenada confusion heridas por los
incapaces de sostener el choque, cedieron ó fueron rayos del sol poniente resplandecian como la luz que
atropellados por los caballos ó ponlas lanzas de los gi- refleja en el oscura y turbado Océano. Era la primera
netes. Sin embargo su fuga se hizo con cierto órden; vez que los españoles velan un ejército indio en toda
y de cuando en cuando volvian caras para disparar su imponente actitud , un ejército tal como el que los
una granizada de flechas ó para dar furiosos golpes Incas conducían á las batallas cuando la bandera del
con sus hachas ó clavas. En una palabra , peleaba ca- Sol se pasealn i triunfante sobre la tierra.
da uno como si supiese que le miraba el Inca. Los esforzados corazones ole los españoles, si por
Era ya tarde cuando abandonaron el llano y se re- un momento les desalentó semejante espectáculo,
tiraron á la espesura de las elevadas colinas que rodean pronto recobraron su valor, y estrechando sus filas
el hermoso valle de Yucay. Juan Pizarro y su peque- se prepararon á abrirse paso por medio de la sitiadora
ño ejército acamparon ea el llano á la falda de las hueste. Pero el enemigo parecía querer evitar su en-
montañas. Habia vencido como de costumbre á una cuentro, y retrocediendo'á medida que se a p roxima-
multitud inmensa; pero nunca habia visto batalla mas ban, les de j ó libre la entrada de la capital. Probable-
bien disputada, y su victoria le habia costado la pér- mente los peruanos querían que cayesen cuantas
dida de algunos hombres y caballos, muchos heridos víctimas fuese posible en las redes que tenían tendi-
y otros muchos rendidos por las fatigas del dia.. Sin das convencidos ele que cuanto mayor fuera el núme-
embargo confiaba en que la severa leccion que habia ro de sus enemigos mas pronto sentirian estos los
dado al enemigo, cuya matan e a fue grande, acabaria horrores del hambre (3).
con su resistencia. Pero se engañaba. Hernando Pizarro recibió á su hermano con no pe-
A la mañana siguiente grande fue su desaliento al queña satisfaccion , pues le traía un importante re-
ver los pasos de las montañas llenos de oscuras líneas fuerzo á su gente, la cual toda unida no pasaba sin
de guerreros que se estendian hasta perderse de vista embargo de doscientos hombres entre infantes y ca-
en las profundidades ole la sierra, mientras masas ballos (4) ademas ole unos mil indios auxiliares,
enormes de enemiges estaban reunidas cual negras fuerza insignificante euconrparacion de la innumera-
nubes sobre las cimas de los montes dispuestos á ble similitud de enemigos que hormigueba á las puer-
descargar su furia sobre los invasores. El terreno, tas de la ciudad. Los españoles 'pasaron la noche con
desfavorable para las maniobras de la caballería ofre- la ma y or angustia esperando con el recelo que era
cia grandes ventajas á los peruanos, los cuales desde natural la llegada del dia. Comenzó el sitio del Cuzco
su elevada posicion dominaban grandes rocas y des- á principios de febrero de 4536, sitio memorable
cargaban una lluvia de armas arrojadizas sobre la donde se hicieron los aras heróicus esfuerzos de valor
cabeza de los españoles.. Juan Pizarro no quiso pe- por parte de los indios y de los europeos, y donde
netrar mas adelante en el peligroso desfiladero; y las dos razas luviero,r los mas morales encuentros
aunque dió repetidas cargas al enemigo y le hizo re- que hasta entonces habían ocurrido en la conquista
tirar causándole considerable pérdida., la segunda del Perú.
noche le cogió con los hombres y caballos cansados y La multitud de los enemigos parecia no menos
heridos y teniendo tan poco adelantado el objeto de su formidable durante la. noche que con la luz del dia;
espedicion como en la noche anterior. Hallándose en vefanse grandes é innumerables fuegos en todo el
esta embarazosa situacion despues de uno ó dos días valle y ee Iras crestas de los montes 'y tan espesos, dice
mas, gastados en inútiles hostilidades, le sorprendió un testigo de vista, como las estrellas del cielo en
u n meusage de su hermano mandándole volver con unja clara noche de verano (5 ). Antes que la luz que
toda su gente al Cuzco que estaba sitiado por el ene- despedian estos fuegos hubiese empalidecido ante la
migo.
(2) «Pues junta toda la gente qucl yaga aria embiado á
juntar que á lo que se entendió y los indios dixeron , fueron
(4) «Es gente , dice Oviedo , muy belicosa é muy diestra; dozientus mil indios de guerra los que vinieron á poner este
sus armas picas, é ondas, porras é alabardas de plata é oro é
cerco.z Pedro Pizarro, láescub. y Conq. , MS.
cobre.» (Ilist. de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, capi-
tulo XVII.) Jerez hace una buena descripciou de las armas (3) Pedro Pizarro, Irescub. y Cor:q asta, MS.—Conquista
de los peruanos. (Conq. del Pcrú, ap. Barcia, tomo III, pági- iPob, del Piró . , MS.—Herrera, historia general, dec. V, li-
leo VII, cap. IV.—Gomara, Historia de las Lidias, capítu-
na 200.) El padre Velasco ha a īradidootras muchas al catalo- lo CXYS I 11.
go de las que cita aquel escritor. Segun él, usanan espadas
de cobre, puñales y otras araras europeas. (Hist. de Quito,
(4) «Y los pocos espa ū oies que beramos aun no dozientos
todos.» Pedro Zizarro , Uusrub. y Conq. , BIS.
torno 1, págs. 178, 180.) No insiste en que les fuesen cono-
(5) «Pues de noche heran tantos tus fuegos que no pare-
cidas las arrias de fuego antes de la conquista.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
110
con furia, y por la noche sus efectos fueron aun mas
claridad de la mañana, despertó á los españoles el
dolorosos, pues al lúgubre resplandor de las llamas
horrible clamoreo de caracoles, trompetas y afílales
los desgraciados españoles pudiere leer la consterna-
acompañados de feroces gritos de guerra que lanza-
clon pintada en los rostros macilentos de cada uno de
ban los bárbaros á tiempo de disparar granizadas de
sus compañeros, mientras en los arrabales y en las
armas de todas formas. Muchas de estas armas caían
alturas que rodeaban la ciudad veían la innumerable
sin hacer daño dentro de la ciudad; pero otras ofre-
multitud de los sitiadores que con gozo diabólico con-
cian un peligro mas serio, pues eran flechas encen-
didas y piedras hechas ascua envueltas en algodones templaban su obra de destruccion. Dominando la
impregnados de alguna sustancia beturniuosa que ciudad hacia el Norte se levantaba la cenicienta for-
describiendo largos rastros de luz en el aire calan taleza que eón el resp l andor de las llamas parecía roja
sobre los techos de los edilicios y les incendiaban en y que se asemejaba á un disforme gigante mirando
un momento (1 ). Los techos , aun los de los mejores las ruinas de la hermosa ciudad que ya no habia de
edificios, eran de paja, y ardían con tanta facilidad protejer. Mas distante se distinguian Cambien las for-
como si fueran de yesca. En un momento estalló el mas sombrías de los Andes remontándose en solitaria
incendio en los mas opuestos barrios de la ciudad; grandeza hasta las regiones del eterno silencio, don-
el cual comunicándose con rapidez al maderaje inte- de ya no podia oirse el feroz y horrible tumulto de
rior de los edilicios , levantaba. anchas lenguas de los guerreros que se agitaban en sus faldas.
llama que mezcladas con humo subían hasta los cie- Tal era la esteusion de la ciudad que pasaron mu-
los iluminando con horribles resplandores todos los chos dial antes que la furia del fuego se estinguiese.
objetos. La atmósfera enrarecida aumentó la impe- Tomes y templos , cabañas, palacios y edificios par-
tuosidad del viento , que estendiendo las llamas las ticulares quedaron consumidos por las llamas. Por
propagaba de habitacion en habitacion hasta que todo fortuna entre otros se salvaron del incendio la mag-
el gran edilicio conmovido por el huracan , se hundia nífica casa del Sol y el inmediato convento de las vír-
con un estruendo semejante á los bramidos de un vol- genes, cuya posiciou aislada ofrecía el medio de con-
ean. Hízose el calor intenso y las nubes de humo que servarlos , medio de que los indios por motivos de
como un negro pálio cubrian la ciudad, sofocaban y piedad quisieron aprovecharse (4). Toda la mitad de
casi privaban de la vista eu aquellos barrios adonde aquella capital que por tan largo tiempo habia sido la
eran llevadas por el viento (2). metrópoli de la civilizacion de Occidente, el orgullo
Los-españoles estaban acampados en la gran plaza, de los Incas y la. brillante níansion de su deidad tute-
parte de ellos debajo de todos, y otros en las salas del lar, fue reducida á cenizas por las manos de sus mis-
Inca Viracocha, cuyo edilicio estaba situado sobre mos hijos. En cierto modo, sin embargo , podia servir
el terreno que despues ocupó la catedral. Tres veces á estos de consuelo la consideracion de que ardía so-
durante aquel terrible diese incendió el techo de aquel bre las cabezas de sus conquistadores, sobre sus tro-
edificio; pero aunque no se hicieron esfuerzos para feos y sobre sus tumbas.
apagar el fuego , este se estinguió por si mismo sin Durante el largo período del incendio los españoles
hacer mucho daño. Atribuyóse este milragro ala bien no hicieron tentativa alguna para apagar las llamas,
aventurada Virgen á quien varios caballeros cristia- pues hubieran sido inútiles sus esfuerzos. Sin em-
nos vieron distintamente en los aires sobre el sitio en bargo, no se sometieron dócilmente á los ataques del
que delria levantarse el templo dedicado á su culto (3). enemigo , ante; bien de cuando en cuando hacían sa-
Afortunadamente el ancho espacio que habia por lidas para rechazarlos. Pero los trozos de edificio y
todos lados entre el pequeño ejército de llenando y los escombros que obstruiau el terreno, presentaban
los edificios de la ciudad separaba a los españoles del grandes obstáculos para los movimientos de la caba-
teatro del incendio, proporcionándoles un medio de llería; y cuando por los esfuerzos de la infantería y
preservacionsenejante al que emplea el cazador ame- de los aliados indios quedaba en parte desembara-
ricano que procura rodearse de una circunferencia de zado el paso, los peruanos plantaban estacas y cons-
terreno incendiado cuando le sorprende alguna con- truían barricadas que ofrecían los mismos obstáculos
Ilagracion en los prados. Todo el día contiuuó el fuego á su marcha (5) ; y el destruir estos obstáculos era

(4) Garcilasso, Com. Real, parte II, libro II, cap.XXIV.


cia sino un cielo muy sereno lleno de estrellas.» Pedro Pizar- El padre Valverde, obispo del Cuzco, que tan señalada
ro , Descub. y Conq. , MS. parte tuvo en la captura de Atahuallpa se hallaba ausente
(1) «Unas piedras redondas y hechallas en el fuego y ha- del pais en aquella época, pero volvió al año siguiente; y en
zellas asqua enbolvianlas en vnos algodones y poniéndolas en una carta al emperador establece el contraste entre la condi-
hondas las tiravan á las casas donde no alcanzaban á poner cion floreciente de la capital cuando salió de ella y el estado
fuego con las manos, y ansi nos queuavan las casas sin en- en que la encontró despues, despojada así de sus hermosos
tendello. Otras veces con flechas encendidas tirándolas á las arrabales como de sus antiguas glorias. «Si no hubiera sabido
casas que cuino liaran de paja luego se encendian.» Pedro Pi- el paraje en que estaba situada la ciudad, dice, no la hu-
zarro, Descub. y Conq. , MS. • biera reconocido.» Este pasaje es demasiado notable para
(2) «I era tanto el humo que casi los oviera de Bogar i pa- omitirlo. La carta original existe en el archivo de Simancas.
saron grand trabajo por esta causa i sino fuera porque de la .—«Certifico á V. Al que sino me acordara del sitio desta ciu-
una parte de la plaza no havia casas y estaba desconorado no dad yo no la conosciera , á lo menos por los edificios y pueblos
puedieran escapar porque si por todas partes les diera el humo della; porque cuando el gobernador don Francisco Pizarro en-
i el calor siendo tan grande pasaran travajo, pero la Divina tró aquí y entré yo con él estaba este valle tan hermoso en
Providencia lo estorvó.» Conquista i Pob. del Pirú, MS. edificios y poblaziou que en torno ternia que era cosa de ad-
(3) El templo fue dedicado á nuestra Señora de la Asun- miracion vello, porque aunque la ciudad en sí no ternia mas
cima. La aparicion de la Virgen fue manifiesta no solo á los de 3 ó 4000 casas, ternia en torno quasi á vista 19 ó 20,000;
cristianos sino tambien á los guerreros indios, muchos de los la fortaleza que eslava sobre la ciudad parescia desde aparte
cuales refirieron el suceso á Garcillasso de la Vega, en cuya una muy gran fortaleza de las de España : a g ora la mayor par-
pluma lo maravilloso nunca perdia nada de su brillantez. te de la ciudad está toda derribada y quemada; la fortaleza
(Com. Real, parte II, lib. II, cap. XXV.) Tamhien lo atesti- no tiene quasi nada enhiesso; todos los pueblos de alderredor
gua el padre Costa , que llegó al pais cuarenta años despues no tienen sino las paredes que por maravilla al casa cubierta.
d e este suceso. (Lib. VII, cap. XXVII.) Ambos escritores ha-
La cosa que mas contentamiento me dió en esta ciudad fue la
blan del oportuno auxilio que dió á los españoles el apóstol iglesia, que para en Indias es arto buena cosa, aunque segun
Santiago, el cual con su escudo, desplegando la divisa de su la riqueza á havido en esta tierra pudiera ser mas semejante
Orden militar yarmado con su flamante espada, se precipita- al templo de Salomon.» Carta del obispo fray Vicente de Val-
ba con su caballo blanco sobre las unas espesas filas del ene- verde al emperador, MS., 20 de mazo de 1539.
mino. Siempre contaban los españoles con el auxilio de su (5) Pedro Pizarro, Descub. y Conq, ,MS.
santo patron cuando su presencia era necesaria, dignas vin- «Los indios ganaron cl Cuzco casi todo fiesta manera que
dice norias
en ganando la calle hivan haciendo una pared para que los ca-
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
444
obra de tiempo y de no poco peligro, pues los traba- Pero los Pizarros, Rojas y algunos otros de los
jadores estaban espuestos á todos los tiros del ene- principales gefes rechazaron semejante proyecto, di-
migo y el ojo del peruano era certero. Cuando al fin ciendo que les cubriria de deshonra (3) ; que el Cuzco
quedaba libre el paso para !a caballería , los españoles habla sido el gran premio por que hablan peleado;
se lanzaban con irresistible impetuosidad sobre sus que era la antigua capital del imperio, que aunque
enemigos, los cuales, retrocediendo en desórden, reducida á cenizas volvería á levantarse sobre sus
eran atropellados por los caballos ó atrave : alas cen ruinas tan gloriosa corno en otro tiempo ; que todos
las lanzas de los ginetes. La matanza en estas ocasio- tenian fijos en ellos los ojos como sus defensores; que
nes era grande; pero los indios no por eso se desani- su retirada inspiraría confianza al enemigo, decidiría
maban, y mientras con nuevos refuerzos arrostraban la suerte de sus compatriotas en todo el pais ; por úl-
de frente el ataque de los españoles, otros ocultán- timo que aquel era un puesto de honor y que debían
dose entre las ruinas_ introducian 0 1 desórden en ras morir en él antes que abandonarlo.
filas de sus enemigos atacándoles por los flancos. Los No parecía en efecto que hubiese alternativa al-
peruanos eran diestros eu el manejo del arco y de la guna , porque todas las salidas estaban cortadas por
honda : estos encuentros costaban á los españoles, á un enemigo que conocia perfectamente el país y que
pesar ele la superioridad de sus arinas, roas vidas de estaba posesionado de todos los pasos difíciles. Pero
las que en su apurada situaciou les conviniera per- este estado-de cosas no podía ser duradero, ni á la
der, y la pérdida de un- español no se compensaba larga porlian los indios disputar la victoria á los blan-
con la de diez hombres qse podiuu matar al enemigo. cos. El espíritu de iosurreccion debla irse estin-
Tambien usaron entonces los peruanos con buen éxito guiendo por sí mismo: el gran ejército de los indios
una arma particular de los americanos del Sur. Esta no podría menos de diso l verse, no estando aquellos
arma era el lazo que arrojaban diestramente sobre el aeostuurbrados ú las privaciones y fatigas de una
ginete f, ti las piernas del caballo , haciendo de este larga campaña. De las colonias deberian de Un mo-
modo que ambos viniesen á tierra. Mas de un espa- mento á otro llegar refuerzos, y si los castellanos
ñol cayó en ruanos del enemigo con este ardid (I). continuaban sosteniéndose por el tiempo ele una es-
Así los españoles acosados por todas partes , dur- tacion , debían ser socorridos por sus compatriotas,
miendo sobre las armas , con os caballos alados á su que no les dejarian nunca morir como fieras en las
inmediacion, prontos para pelear á todas horas, no montañas.
tenian dr'scan s o ni de día ni de noche. Para mayor Las animosas palabras y la bizarra conducta de los
embarazo, el fuerte que dominaba la ciudad, y espe- gefes avivaron el entusiasmo en el corazon de los es-
cialmente !a gran plaza en que estaban acuartelados, pañoles, porque el corazon del 'español fácilmente
labia tenido tan poca guaruicion á-causa de la gran respondia al llamamiento del honor, si no al de la hu-
confianza con que se 'rabian contado exentos de todo manidad. Todos pues prometieron seguir al lado de
riesgo , que al acercarse los peruanos había sido su capitan hasta el último trance. Pero si querían
abandona lo sin resistencia y estaba ocupado por una permanecer por mas tiempo en la posicion en que se
fuerte tropa ríe enemigos, los cuales desde su elevada hallaban, era absolutamente preciso desalojar al ene-
posicion lanzaban sobre los sitiados de cuando en migo de la fortaleza; y antes de intentar esta em-
cuándo todo género de armas arrojadizas, aumen- presa peligrosa, llenando Pizarro resolvió dar un
tando así su confnsion y sus recelos. Entonces la- golpe al enemigo capaz de retraerle de nuevos ata-
mentó amargamente el ca pitan la imprudente segu- ques á sus cuarteles.
ridad que le había hecho despreciar una posicion tan Comunicó el proyecto á sus oficiales, y formando
importante. su pequeña tropa en tres divisiones, las puso á las
Su precaria situacion se agravaba con los rumores órdenes de su hermano Gonzalo, de Gabriel de Ho-
que diariamente llegaban á sus oídos acerca del es- jas, oficial en quien tenia gran confianza , y de ller-
tado del pais. Decíase que la sublevacion era general; nan Ponce de Leon. Envió delante á los indios auxi-
que los españoles que habitaban en haciendas nida- liares para desembarazar de escombros el terreno, y
das baldan perecido á manos de los indios; que Lima, despues las tres divisiones salieron simultáneamente
Truxillo y las principales ciudades estaban sitiadas y por los tres puntos principales que conducian al
próximas á caer en manos del enemigo ; que los pe- campo de los sitiadores. Las avanzadas que eucontra«
ruanos se habían posesionado de todos los pasos, y ron al paso fueron fácilmente derrotadas, y las tres
que cortadas de este modo las comunicaciones, no divisiones cayendo luego impetuosamente sobre las
era do esperar socorro alguno de los españoles de la desordenadas líneas de los peruanos , les cogieron
costa. Tales eran los funestos rumores (que si bien completamente de sorpresa. Por algunos momentos
eran exagerados tenian en realidad rlc•:nasiado funda- la resistencia fue débil y la matanza terrible; pero los
mento) que penetraban en la ciudad.desde el campo indios se fueron despues poco á poco rehaciendo, y
de los sitiadores; y para darlos mator crédito , los formándose con cierto órden , volvieron á la pelea
indios arrojaron á la plaza ocho ó diez cabezas hu- con el valor de hombres acostumbrados ya á los peli-
mana-1 , en cuyos sangrientos rostros los españoles gros. Entonces combatieron cuerpo ú cuerpo con sus.
reconocieron con horror las fisonomías de sus com- hachas y mazas chapeadas de cobre, mientras una
patriotas que antes habitaban retirados en sus tier- granizada de dardos, piedras y flechas caia sobre los
ras (2). bien defendidos cuerpos de los españoles.
Desanimados con estos horrores muchos opinaban Los bárbaros mostraron en esta ocasion mas disci-
que debla abandonarse la posicion que ocupaban por plina de la que era de esperar ; lo cual se atribuye á
insostenible y proponian abrirse paso hasta la costa varios españoles , que habiendo sido generosamente
con sus buenas espadas. Había en este proyecto cierta perdonados por el Inca, le dieron algunas lecciones
audacia , halagüeña para el espíritu aventurero (Tdt en el arte de la guerra. Tuinhieri habían aprendido
castellano. Mejor es, deciun , perecer como hombres los peruanos á manejar con cierta destreza las armas
peleando por las vidas , que morir ignouriuiossrnetal.e de los conquistadores; los españoles vieron á muchos
como zorras ahumadas en sus cuevas por el c.:zador. de ellos con escudos, yelmos y espadas de fabrica

(ñ) «Pues Versando Picarro nunca estuvo en el'o y les


vallas ni loas españoles no los pudiesen romper.» Conq. i Po- respondia que tüdos aviamos de morir y no desamparar el
blacion del Pirú, 111S. Cuzco. duutávanse á estas consultas Ilernando Pizarro y sus
(1) Ibid. , 11'é.—berrera, Ilist. general. clec. V, lib. VIII, hermanos Gravi l de Rojas, Reunan ['once de Leon , el Time-
cap. IV. sorero Riquelme.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
(2) Ibid., ubi supra.—Conq. i Pob. del Pirú, MS.
1 42 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

europea y aun á algunos montados en caballos que en el centro del muro; pero estaba cerrada con pesa-
hablan quitado á los blancos (1). Especialmente fue das piedras que parecian formar una sola y misma
de notar el jóven Inca que vestido á la moda europea, obra con el resto de la fábrica. El separar aquellas
montado en un caballo ele batalla que manejaba con enormes masas sin que la guarnicion lo echase de ver
gran destreza, y llevando una larga lanza en la mano, era solo asunto de tiempo, pues los indios, que raras
guiaba á sus tropas al combate. La prontitud con que veces peleaban de noche, no estaban enterados en el
los peruanos adoptaron la táctica superior y las ar- arte de la guerra lo suficiente para proveer á su segu-
mas de los conquistadores, supone en ellos un grado ridad por medio de centinelas que evitasen las sor-
de civilizacion mayor que el que hablan alcanzado presas. Terminada la operacion, Juan Pizarro y su
los aztecas, los cuales en su larga lucha con los espa- valiente tropa penetraron á caballo por la puerta y se
ñoles, jamas pudieron dominar el terror que les ins- adelantaron hacia el segundo parapeto.
piraba el caballo hasta el punto de montarle. Pero sus movimientos no fueron ejecutados con
Pero pocos dias ó pocas semanas de esperiencia no tanto secreto que dejasen de ser advertidos por el
eran bastantes para familiarizarlos con armas y mu- enemigo ,y así encontraron en la parte inferior un
cho menos con táctica, tan distintas de las suyas, enjambre de guerreros que al acercarse los españoles
Así el combate en esta ocasion, aunque sostenido con descargaron una lluvia de flechas, obligándoles á
ardor, no duró mucho. Despues de una animada lu- hacer. alto. Juan Pizarro conociendo que no habia
cha , en que los indios se arrojaban impávidos sobre tiempo que perder, mandó que la mitad de su gente
los gineles procurando arrancarles de sus sillas, se se apease, y poniéndose á la cabeza se preparó á
vieron obligados á ceder el campo ante las repetidas abrir otra brecha en las fortificaciones. focos dias
cargas de los españoles. Muchos fueron atropellados antes habla sido herido en la quijada, y notando que
por los caballos, otros heridos con las anchas espadas el yelmo hacia mas dolorosa su herida, se le quitó
españolas, mientras los arcabuceros sosteniendo á la fiándose del escudo para protejer la cabeza (4). En
caballería Inician un nutrido fuego que diezmaba terri- esta situacion y al frente de sus soldados les animaba
blemente la retaguardia de los fugitivos. Al fin el á terminar la obra de demolicion á pesar ele la tem-
gafe castellano, saciado de matanza y esperando qu e pestad de flechas, piedras y dardos que descargaban
aquella leccion bastaría para que el enemigo no vol- sobre ellos con furia capaz de estremecer al mas
viera por entonces á incomodarle, retiró las tropas á fuerte corazon. Las buenas cotas de malla no siem-
los cuarteles de la capital (2). pre bastaban para proteger á los españoles; pero
En seguida trató de recobrar la ciudadela. La em- otros ocupaban el lugar de los que caían, hasta que
presa era peligrosa: la fortaleza dominaba la parte abierta brecha, penetró por ella la caballería atrope-
del Norte de la ciudad y estaba situada sobre una 'laudo y destrozando á cuantos hiciere n resistencia.
alta roca bastante escarpada para ser considerada Abandonando el parapeto, el enemigo se refugió
como inaccesible por aquel punto, en el cual sola- precipitadamente en una especie de plataforma 6 ter-
mente la defendia un simple muro. Por la parte del rado dominado por la torre principal, y desde allí
campo era mas fácil el acceso, pero estaba protegida descargó nuevas granizadas de flechas contra los es-
por dos muros semicirculares de unos mil doscientos pañoles, mientras la guarnicion de la fortaleza dejaba
pies de estension cada uno y de grande espesor, cons- caer sobre sus cabezas enormes maderos y fragmen-
truidos con piedras macizas, ó mas bien rocas, pues- tos de rica. Juan Pizarro que iba de los primeros
tas uuas sobre otras sin mezcla alguna que las uniese, saltó al terrado animando á su gente con la voz y con
y formando una especie de obra rústica. El terreno el egemplo; pero en aquel momento, cayendo una
entre estas dos líneas de defensa tenía el declive su- gran piedra sobre su cabeza, que no estaba entonces
ficiente para que la guarnicion, protegida por sus protegida por el escudo , dió con él en el suelo. Des-
parapetos, pudiese descargar sus flechas sobre los de allí el intrépido gefe continuó escitando con su
sitiadores. Pasado el muro interior se encontraba la voz á los soldados hasta que se apoderaron del ter-
fortaleza, compuesta de tres fuertes torres, una de rado y pasaron á cuchillo á sus míseros defensores.
grande altura, de la cual y de una de las mas peque- Despues, aumentándose demasiado sus dolores, fue
ñas estaba posesionado el enemigo bajo el mando de preciso bajarlo á la ciudad, donde á pesar de los es-
un Inca noble, guerrero de probado esfuerzo y dis- fuerzos que se-hicieron para salvar su vida, murió á
puesto á defenderse hasta el último estremo. los quince dias entre horribles padecimientos (5).
Hernando Pizarro confió esta peligrosa empresa á Para decir que era valiente, basta decir que era Pi-
su hermano Juan, en cuyo pecho ardía el espíritu zarro ; pero lo que mas constituye su gloria era que
aventurero de uno de aquellos caballeros errantes sabia templar el valor con la benevolencia. Su carác-
que nos pintan las novelas. Como la fortaleza debia ter parecía en alto grado apacible por el contraste
ser acometida por la parte del campo, y como para que formaba con el de sus hermanos ,y sus modales
esto era preciso atravesar los pasos difíciles de la le habían grangeado el afecto de todo el ejército. Ra-
montaña, fue necesario llamar la atencion del ene- bia servido en la conquista del Perú desde el princi-
migo hacia otro punto. Poco antes de ponerse el sol, pio, y ningun nombre entre los conquistadores está
Juan Pizarro salió de la ciudad con un cuerpo esco- menos deslustrado que el suyo por la mancha ele
gido de caballería y tomó una direccion opuesta á la crueldad , ni mas acrisolado por las cualidades de
del fuerte, para que el ejército enemigo creyese que leal y valiente caballero que le adornaban (6).
su objeto era forrajear. Pero contramarchando en se-
creto luego que llegó la noche, hallé afortunadamente
los pasos de la montaña abandonados y llegó al muro (4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS:
esterior de la fortaleza sin ser sentido de la guarni- (5) «Y estando batallando con ellos para echallos de alli
cion (3). Joan Pitarro se descuidó de cubrirse la cabeza con la adarga
ycon las muchas pedradas que Gravan le acertaron vna en la
La entrada era una estrecha abertura practicada eabeca que le quebraron los cascos y dende á quince dias mu-
rió delta herida, y ansi herido estuvo forcejando con los in-
(1) Herrera afirma que los peruanos usaron contra los con- dios y españoles hasta que se ganó este terrado, y ganado
quistadores de sus mismas armas de fuego, obligando á los le abajaron al Cuzco.), Pedro Pizarro, Descubrimiento y Con-
prisioneros á poner en su órden los mosquetes y fabricar pól- quista , MS.
vora para ellos. Ilist. Gen., dec.V,lib. VIII, cap. V, VI. (6) «Itera valiente, dice Pedro Pizarro, y muy animoso,
(2) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.—Conq. i Pobla- gentil hombre, magnánimo y afable.» (Descub. y Conq. MS.)
cion del Pnu, MS.—Herrera, Hist. general, dec. V, lib. VIII, Zárate termina la relacion de su muerte con este breve pane-
cap. 1V , V. gírico :—«Fue gran pérdida en la tierra, porque era Juan pi_
(5) Conq. i Pob. del Viril, MS. carro muy valiente; y esperrmentado en las guerras de los
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
1-i 3'
Aunque Hernando Pizarro sintió profundamente á su suerte. Estaban convencidos de que el goberna-
la desgracia de su hermano , conoció que debia apro- dor no habria dejado de hacer todos los esfuerzos po-
vecharse sin pérdida de tiempo de las ventajas con- sibles para librarlos de su desesperada posicion. Era,
seguidas. Así , dejando el mando de la ciudad á pues, probable que sus tentativas no hubiesen tenido
Gonzalo, se puso á la cabeza de los combatientes y buen éxito, que se hallase en una situacion idéntica
estrechó con vigor el sitio de la fortaleza. Una de las y acaso que fuese ya con todos los suyos víctima del
torres se rindió despues de corta resistencia. La otra, furor de los insurgentes. Asaltóbales entonces el ter-
la mas formidable de las clos, se defendia aun bajo la rible pensamiento de si estarian solos en aquella
direccion del valiente Inca que la mandaba. Era este tierra, lejos de todo socorro humano y destinados á
hombre de formas atléticas y se le veía recorrer las perecer entre las montañas á manos de los bárbaros.
almenas armado de coraza y escudo españoles y blan- Sin embargo, la situacion de las cosas, aunque
diendo una enorme maza guarnecida de puntas ó cla- triste en estremo, no era tan desesperada corrió la
vos de cobre, con cuya arma terrible derribaba á imaginacion de los sitiados en el Cuzco la pintaba. La
todos los que intentaban forzar el paso hasta lo inte- insurreccion , en efecto , habia sido general , á lo me-
rior de la fortaleza. Dícese que mató con su propia nos en los puntos del pais ocupados por los españoles,
mano á varios de sus secuaces que proponian la reu- y tan bien concertada, que estalló casi simultánea-
dicion. llenando Pizarro se preparó para tomar la mente, y los conquistadores que vivían confiadamente
torre por asalto. Plantóronse escalas en los muros, en sus tierras, fueron asesinados en número de al-
pero no bien llegaba un español al estremo superior gunos centenares. Un ejército indio se presentó de-
cuando caía precipitado y herido por el arma terrible lante de Xauxa, y otro considerable ocupó el valle de
del guerrero indio. Su actividad era igual á su fuerza Rimas y puso sitio á Lima. Pero el pais que rodeaba
y parecia hallarse en todos los puntos en el momento esta capital era abierto y llano, y muy favorable por
en que su presencia era necesaria. tanto para las maniobras de la caballería. Pizarro, no
Tanto valor llenó de admiracion al gefe español, bien se vió amenazado por aquella multitud hostil,
porque Pizarro era capaz de admirar el valor aunque envió contra los peruanos la fuerza suficiente para
fuese en un enemigo. Dió órden para que no se le ponerlos prontamente en fuga como se ejecutó , y
hiciese daño y se le cogiese vivo si era posible (1). aprovechándose de esta ventaja logró castigarlos tan
Pero esto no era fácil. Al fin, habiéndose plantado severamente, que si bien continuaron manifestándose
gran número de escalas contra la torre, los españoles en las lejanas cumbres y cortando las comunicacio-
la asaltaron por muchos puntos á la vez ,y penetrando nes con el interior, no se atrevieron á pasar al otro
dentro del recinto arrollaron á todos los combatientes lado del Rimac.
que todavía hicieron una sombra de resistencia. Pero Las noticias que entonces recibió Pizarro acerca
el gefe Inca no debía ser hecho prisionero : viendo la del estado del pais le llenaron de zozobra. Temia
resistencia ineficaz, se subió sobre una almena, ar- particularmente la suerte que podía haber cabido á
rojó lejos de sí la clava, se envolvió en su manto y se la guarnicion del Cuzco, é hizo repetidos esfuerzos
precipitó desde aquella altura (2). Murió como un para socorrer aquella capital. Envió en diferentes
romano de los tiempos antiguos. Habia dado el ul- ocasiones cuatro distintos destacamentos compuestos
timo golpe en defensa de la libertad de su pais y no en su totalidad de mas de cuatrocientos hombres y
quería sobrevivir á su deshonra. El gefe castellano mandados por algunos de sus mas valientes oficiales;
dejó una corta guarnicion para asegurar su con- pero ninguno consiguió llegar al punto de su destino.
quista y volvió en triunfo á sus cuarteles. Los astutos indios les dejaban adelantarse por lo in-
Pasábanse semanas tras semanas y ningun socorro terior del pais hasta que habian penetrado bastante
venia á los sitiados. Ya empezaban á sentir la escasez en los intrincados pasos de las cordilleras; entonces
de víveres. Afortunadamente los arroyos que corrian les envolvian con sus superiores fuerzas, y ocupando
por el centro de la ciudad les proveían de agua; pero las alturas, descargaban sobre ellos una lluvia de ar-
aunque habian economizado lo posible sus recursos, mas arrojadizas, ó les aplastaban bajo las rocas que
habíanse ya consumido las provisiones, y hacia algun hacían rodar desde sus montañas. De algunos desta-
tiempo que solo se alimentaban con la escasa porcion camentos no quedó un solo hombre con vida, y de
da grano que podían recoger de los almacenes arrui- otros solo algunos pocos fugitivos volvieron á Lima
nados ó del botin que alcanzaban en alguna sali- con la noticia de su sangrienta derrota (4).
da (3). Este último recurso presentaba no pocas difi- La consternacion de Pizarro no tenia límites. Aco-
cultades , porque cada espedicion ocasionaba un sábanle los mas tristes presentimientos sobre la suerte
encarnizado combate con los enemigos, el cual cos- de los españoles dispersos en todo el pais, y aun du-
taba la vida á bastante número de españoles y á mu- daba que él mismo pudiera mantenerse en su posi-
ehísimo6 indios aliados. Esta pérdida tenia una ven- cion sin auxilio estertor. Despachó un buque á la
taja, la de disminuir el número de bocas, pero era inmediata colonia de Truxillo, con órden para que
tan corto el ole los sitiados, que una pérdida, por los colonos abandonasen aquel punto con todos sus
pequeña que fuese, aumentaba considerablemente efectos y fuesen á reunirse con él á Lima. Afortuna-
las dificultades para la defensa de los que sobre- damente no se adoptó esta medida. Muchos de los
vivian. suyos querían aprovecharse de los buques anclados
Como Osaban los meses sin que los sitiados tu- en el puerto para huir y refugiarse en Panamá; pero
viesen noticia alguna de sus compatriotas, se au- Pizarro no quiso dar oídos á estos consejos egoístas
mentaron los recelos que habian concebido respecto que envolvian la perdicion y el abandono de los va-
lientes que quedaban en el interior, y que todavía
esperaban de él proteccion y ayuda; y para frustrar
indios, i bien quisto,i amado de todos.» Conq. del Pirú, lib. III,
cap. III.
(1) «Y mandó Ilernando Pizarro á los españoles que subian (4) Zárate, Conq. del Perú, lib. IV, cap. V.— Perrera,
que no matasen á este indio sino que se lo tomasen á vida, Iiíst. gen. dec. V, lib. VIII, cap. V.—Garcilasso, Com. Real,
.jurando de no matalle si lo avia vivo.» Pedro Pizarro, Des- parte II, cap. XXVIII.
cubrimiento y Conq. , MS. Segun el historiador de los Incas, murieron en estas espe-
(2) «Visto este orejera que se lo avian ganado y le avian diciones cuatrocientos sesenta españoles. Cieza de Lean calcu-
tomado por dos ó tres partes el fuerte , arrojando las armas la el número de cristianos que perecieron en esta insurreceion
se tapó la caveca y el rostro con la manta y se arrojó del cubo en setecientos, y añade que muchos de ellos fueron muertos
abajo mas de cien estados y ansi se hizo pedazos. A IIernando ron mucha crueldad. (Crónica, cap. LXXXI.) Este cálculo,.
considerando la estension y el espíritu de la sub'.evacícm, no
Picarro te pesó mucho por no tomalle á vida.» Ibid. , MS.
(a) Garcilasso, Com. Real, parte 11, lib. 11. cap. XXIV. parece exagerado.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIC,
146
Pero Hernando Pizarro no se contentó con mante- dia; y Hernando aprovechándose de la oscuridad de
nerse á la defensiva, sino que imaginó dar un golpe la noche, envió delante la infantería y los bagajes,
atrevido para poner fin de una vez á la guerra. Fue tomó el mando del centro, y confió la retaguardia á
este capturar al Inca Manco, a quien esperaba sor- su hermano Gonzalo. Cruzóse de nuevo el rio sin ac-
prender en sus reales de Tambo. cidente, aunque el enemigo confiando en su fuerza
Para este servicio eligió unos ochenta de sus me- salió de sus parapetos y siguió á los españoles inco-
jores caballos con un pequeño cuerpo de infantes , y modándoles con repetidas descargas de flechas. Mas
dando un largo rodeo por los desfiladeros menos fre- de una vez les estrecharon tanto que Gonzalo Pizarro
cuentados de la montana llegó delante de Tambo sin y su caballería se vieron obligados á volver caras y á
ser notado por el enemigo. Pero encontró la plaza dar desesperadas cargas que castigaban su atrevi-
mas fortificada de lo que creia. El palacio, ó mas miento y paralizaban por algun tiempo la persecu-
bien el fuerte de los Incas, estaba situado en una cion. Pero el enemigo , victorioso todavía, continuó
elevada eminencia, cuyos escarpados lados, por el picando la retaguardia de los españoles hasta que
punto á que se aproximaron los españoles, estaban estos salieron de los desfiladeros y llegaron á dar
cortados en mesetas defendidas por fuertes muros de vista á los ennegrecidos muros de la capital. Este fue
piedra y adobes (1). Por aquel sitio la plaza era ines- el último triunfo del Inca (5).
pugnable. Por el lado opuesto que miraba hacia el
Yucay, el terreno descendía en gradual declive hasta
la Ilanura en que corre aquel rio por una márgen es-
trecha pero de mucha profundidad (2). Este era el
punto mas susceptible de ataque.
Los españoles cruzando la corriente con gran difi- ENTRE los manuscritos que debo á la generosidad
cultad comenzaron á subir el glacis haciendo el menor del ilustre escritor español señor Navarrete, el mas
ruido posible. La luz de la mañana apenas blanqueaba notable de los que tienen relacion con esta historia es
la cima de las montañas, y Pizarro al acercarse á las la obra de Pedro Pizarro titulada Relaciones del des-
defensas esteriores , que como en la fortaleza del Cuz- cubrimiento y conquista de los reinos del Perú. Mas
co consistian en un parapeto de piedra de gran mag- parece que de este importante documento solo se ha
nitud construido alrededor del recinto, apresuró el conservado una copia, cuya existencia era poco co-
paso confiando encontrar á la guarnicion sepultada nocida hasta que cayó en manos del señor Navarrete,
todavía en el sueño. Pero millares de ojos estaban si bien no se ocultó á las investigaciones del infatiga-
fijos eii él ; y así que los españoles llegaron á tiro de ble Herrera, como lo prueba la mencion que hace de
flecha, levantáronse de repente detras del parapeto varios incidentes , algunos de los cuales se refieren á
multitud de oscuras formas, mientras que el Inca á la persona del mismo Pedro Pizarro y que no podían
caballo y con una lanza en la mano dir:gia las opera- haber llegado á noticia del historiador de las Indias
ciones de sus tropas (3). Al mismo tiempo se oscure- por ningun otro conducto. Este manuscrito se ha
ció el aire con innumerables piedras, javelinas y fle- dado últimamente al público como parte de la inesti-
chas y caian como un huracan sobre las tropas mable coleccion de documentos históricos que ahora
mientras las vecinas montañas retumbaban con el se está publicando en Madrid bajo auspicios que con-
salvaje grito de guerra del enemigo. Los españoles, fio asegurarán su éxito. Pero como el impreso no ha
cogidos de sorpresa, y muchos de ellos gravemente llegado á mis manos sino cuando la presente obra es-
heridos, se desordenaron, y aunque inmediatamente taba muy adelantada, he preferido valerme del ejem-
volvieron á estrechar sus filas é hicieron dos tentati- plar manuscrito para lo poco que quedaba de mi
vas para renovar el asalto, se vieron por último obli- historia como lo hacia hecho desde el principio de
gados á retroceder, no pudiendo resistir la violencia ella.
de la tempestad. Para aumento de confusion el terreno Nada , de que yo tenga noticia, se sabe respecto al
mas bajo adonde se retiraban estaba inundado por autor, sino lo que puede deducirse de las noticias que
las aguas del rio, pues los indios abriendo las com- ,él mismo da incidentalmente en su historia. Era na-
puertas le habían hecho salir de madre (4) No era po- tural de Toledo, en Estremadura (6) , provincia fér-
sible ya sostenerse en aquella posicion. Celebróse un til en aventureros que pasaron al Nuevo Mundo, y de
consejo de guerra y se decidió abandonar el ataque la cual emigró tambien la familia de Francisco Pi-
como desesperado y retirarse en el mejor órden po- zarro unida con la de Pedro por vínIulos de parentes-
sible. co. Cuando Francisco Pizarro pasó á la conquista del
En estos vanos esfuerzos se Babia gastado todo el Perú, despues de haber recibido autorizacion del em-
perador en 1529, Pedro Pizarro, que tenia entonces
mas, de algunos de los cuales fue el héroe. Cuenta tambien quince años, le acompañó en calidad de paje. Tres
un acto de crueldad que hace poco favor á su gefe Hernando años estuvo al servicio particular de su gefe, y des-
Pizarro, el cual, dice, que despues de un reñido combate hi-
zo cortar las manos á sus prisioneros, y así mutilados les pues continuó siguiendo su bandera como soldado de
dió libertad. ( Descub. y Conq., MS.) Los cronistas refieren fortuna. Hallóse presente en muchos de los memo-
pocas atrocidades de esta especie, y es de creer que fuesen rables acontecimientos de la conquista , y parece
escepciones de la política general de los conquistadores en esta que poseyó en alto grado la confianza de su capitan,
invasion. que le empleó en comisiones difíciles, en las cuales
(1) «Tambo tan fortalescido que hera cosa de grima, por- dió pruebas de serenidad y valor. Verdad es que sobre
que el assiento donde tambo está es muy fuerte ,de andenes este punto hay que creerle bajo su palabra; pero
muy altos y de muy gran canterías fortalescidos.» Pedro
Pizarro, Conq., MS. cuenta sus hazañas con aire de sinceridad y sin ha-
(2) «El rio de Yueay ques grande por aquella parte va muy cer ningun esfuerzo estraordinario para colocarse en
angosto y hondo.» Pedro Pizarro, Descubrimiento y Con- lugar que no le corresponda; habla de sí propio en
quista, MS. tercera persona; y como su manuscrito no estaba
(3) «Parecia el Inga á caballo entre su gente, con su lanza destinado solamente á la posteridad sino tambien á
en la mano.» Herrera, Historia general, dec. V , lib. VIII, los contemporáneos, no es probable que se aventurase
cap. VII.
(4)) «Pues hechos dos ó tres acometimientos á tomar este (5) Ibid., MS.—Herrera, Hist. general, dec. V, lib. VIII,
pueblo , tantas vezes nos hizieron bolver dando de manos. cap. VII.
Ansi estuvimos todos este dia hasta puesta de sol; los indios (6) Nota del traductor. O el autor ha cometido aquí un
sin entendello nos hechavau el rrio en el llano donde estáva- error geográfico, ó ha querido decir que Pedro Pizarro nació
mos , y de aguardar mas perescieramos aquí todos.» Pedro Pi- en Toledo de una familia oriunda de Estremadura. Sin embar-
zarro, Descub. y Conq., MS.
go, si lo ha querido decir, no lo ha dicho.
LA CONQUISTA DEL PERÚ..
á prodigarse escesivas alabanzas, cuando el fraude 447
descartaria mas de lo que debieraydaria en un error.
podía tan fácilmente ser conocido. Pizarro no solamente es independiente, sino á ve-
Despues de la conquista nuestro autor siguió la ces cáustico al condenar la conducta de sus gefes,
suerte de su gefe y se halló á su lado en todos los dis- lo -cual sucede especialmente en los casos en que las
turbios que acaecieron , hasta que habiendo sido ase- medidas de estos eran desfavorables á sus particula-
sinado Francisco Pizarro, se retiró á Arequipa para res intereses ó á los del ejército. Respecto á los des-
gozar tranquilamente del repartimiénto de tierras é graciados indígenas no tiene con ellos mas conside-
• indios que le tocaron como recompensa de sus servi- racion que la que tenían los antiguos judíos con los
cios. Hallábase en aquel punto cuando estalló la gran filisteos , á quienes miraban como destinados á morir
rebelion de Gonzalo Pizarro ; pero quiso ser fiel á su al tilo de sus espadas, y cuyas propiedades creían ser-
juramento y prefirió , segun nos dice , faltar á lo que les debidas como legítima herencia. El duro conquis-
debia á su nombre y á su linaje por no faltar á lo que tador trataba sin compasion al infiel. •
debia á su lealtad. Gonzalo en venganza, se apoderó Pizarro era el representante del siglo en que vivia.
de sus propiedades y se hubiera dejado llevar á ma- Sin embargo, no merece el siglo tanta deshonra, pues
yores demasías contra él cuando le tuvo en sus ma nos si bien en parte Pizarro le representaba, representaba
en Lima, á no haber sido por la iMervencion de su mas verdaderamente el espíritu de los fieros soldados
segundo, el famoso Francisco de Carbajal, á quien que destruyeron la dinastía de los Incas. No era sola-
el cronista habia tenido en una ocasion la fortuna de mente un cruzarlo que peleaba porestender el impe-
prestar un servicio importante. Este Carb•a ,jal interce- rio de la cruz sobre las naciones salvajes; tambien su
dió para salvarle la vida en dos ocasiones; pero en la grande objeto era adquirir oro ; por él ,juzgaba del
segunda le dijo con frialdad :. eningun hombre tiene valor de la conquista , y él era la recompensa á que
derecho mas .que á una vida; y si volveis á caer en aspiraba en cambio de una vida de trabajos y peligros.
mis manos por tercera vez, Dios solo podrá concede- El aventurero del Perú alimentaba su tosca y munda-
ros otra. » Por fortuna Pizarro no se vió en el caso de na imaginacion mas bien con doradas visiones que
esperimentar el efecto de esta amenaza. Despues de. con visiones de gloria ,y menos de • gloria celestial.
la pacilicacion del pais se retiró de nuevo á Arequipa; Pizarro no se elevó sobre los de su raza ni bajo el pun-
mas por el tono resentido de sus observaciones se ad- to de vista intelectual, ni bajo el punto de vista
vierte que no se le reinstaló plenamente en el goce de moral. De su historia no se deduce que tuviese
las posesiones que habia sacrificado por su lealtad al gran penetracion ni mucho vigor dé comprensión:
gobierno. Las últimas noticias que tenémos de él son es la obra de un soldado- que refiere sencillamente
de 1 a7i , fecha en que da por concluida su historia. lbs hechos sangrientos que la componen. Su va-
La narracion de Pedro Pizarro comprende todo el lor consiste en que las escenas están narradas por
tiempo de la conquista; desde la primera espedicion uno de los actores ; y esto para el historiador moder-
que salió de Panamá hasta las turbulencias que si- no la hace mas preciosa que las mejores producciones
guieron á la partida del presidente Guaca. La primera de segunda mano. Es el tosco mineral que sometido
parte de la obra se funda en el testimonio de otros, y al procedimiento regular de refinamiento y purifica-
en realidad no todos los hecho. que comprende pue- clon puede recibir el sello que le hace apto para la
den ser admitidos como evidentes. Pero todo lo que circulacion general.
sigue á la vuelta de Francisco Pizarro de Castilla en Otra autoridad., á quien-algunas veces me líe refe-
suma , todo Da que constituye la conquista del pais, rido , y cuyos trabajos todavía yacen manuscritos, es
puede decirse que es producto de su propia dbserva- el licenciado Fernandó Illontesinos,• el reverso en to-
cion como testigo y como actor: Esto da á su narra- dos conceptos del cronista militar de quien acabo de
cion un mérito, á que literariamente no puede aspirar. hacer mencion. Montesinos floreció como cosa de un
Pedro Pizarro era soldado ; y probablemente. tendria siglo despues de la conquista, y el valor de sus es-
tan poca educacion corno ea general tienen líos que critos corno autoridad para hechos históricos depen-
desde su juventud han cursado la ruda escuela de las de esclusivamente de la mejor oportunidad que tuvo
armas, la menos á propósito del rnundopara los pro- para consultar documentos originales. Pero en esto
gresos intelectuales y morales. Tenia sin embargo la sus ventajas eran grandes. Fue enviado dos veces al
suficiente sensatez para no aspirar á una perfeceion Perú con un empleo que le obligó á visitar las dife-
que no le era dado conseguir. No se advierte en su rentes partes del pais; y en el desempeño de sus dos
crónica el menor deseo de alcanzar la gloria de. buen comisiones empleó quince años, de modo que al paso
.escritor; no hay en ella ninguno de . esos adornos afec- que su posicion le daba acceso á los archivos colonia-
tados que solo sirven para hacer mas patente la po- les y á los depósitos literarios, pocha comprobar sus
breza de recursos del que echa mano de ellos. Su ob- investigaciones con alguna estension mediante su ob-
jeto fuesirnplemerte referir la historia de la conquista servaeion del pais.
tal como la habla presenciado; y corno para su narra- Resultado de ellas fueron sus dos obras históricas
clon solo necesitaba hechos, no palabras, dejó las tituladas, la una Memorias antiguas historiales del
pal abras para aquellos que habiendo llegado al campo Perú, y la otra Anales, citadas algunas veces en estas
despues de recogida la cosecha, solo podían recoger páginas. La primera comienza desde los primeros
lo que otros habían dejado. tiempos de la historia del pais, tiempos en realidad
La siluacion de Pizarro dehia.esponerle necesaria- demasiado antiguos, pues se remon tan hasta el dilu-
mente á las influencias de partido y dar cierto aire de vio. La primera parte de ella está principalmente des-
parcialidad á su narracion. No es difícil, en efecto, de- tinada a demostrar la identidad del Perú con el do-
terminar bajo qué bandera se habia alistado. Escribe rado Otir del tiempo de Salomon. Esta hipótesis, que
como hombre de partido, pero como hombre honrado no es origival ee el autor, puede ciar una nocion bas-
que en los hechos que refiere no se a parta del juicio tante esacta de su carácter. En el curso de su obra
corre cto sino lo que necesariamente debia apartarse si.;ue la línea de los príncipes Incas, cuyas hazañas y
el que tenia su opin ion formada de antemano. No in- nórnbres no coinciden con el catálogo de Garcilasso;
tenta inclinar la conviccion del lector mas á un lado circunstancia , sin embargo , que está muy lejos de
que á otro , ni menos procura desnaturalizar los he- probar su inesaclitud. Pero el que lea los absurdos
chos. Cree evidentemente lo que dice, y esto es todo cuentos re yerulos en el grave tuno peculiar de Monte-
lo que se puede apetecer. Nosotros podemos ahora sinos participaba en gran manera
que de la credulidad
descartar lo que es efecto de la natural influencia de y aficion á lo maravilloso prirpias de siglos menos
su posicion ; pero si hubiese sido mas imparcial toda- ilustrados, no vacilará en darlos el crédito que me-
vía, el critico moderno al suponer en él parcialidad, recen.
7*
TOMO 1,
148 BIBLIOTECA DE GASPAr'. Y ROIG.

Lo mismo se advierte en sus Anales, dedicados miembros. Otros cegaron á consecuencia de la re•
esclusivamente á referir la historia de la conquista. verberaciou ele la nieve que reflejaba los rayos de un
Aquí en verdad el autor, después de haber remonta- so! intolerablemente brillante en la delgada atmósfera
do su vuelo por nebulosas regiones, desciende á de aquellas elevadas regiones. El hambre vino, como
tierra firme, donde no son rle esperar groseras faltas de costumbre, en pos de esta série de calamidades;
de verdad, ó por lo menos de verosimilitud. Pero el porque en aquellas tristes soledades no se advertia
que tenga ocasion de comparar su historia con la de vegetacion que pudiera bastar para el alimento del
los escritores contemporáneos, encontrará frecuen- hombre, ni se vela ser alguno viviente,.fi escepcion
tes motivos de desconfiar de ella. Sin embargo, Mon- tan solo del gran pájaro de los Andes, que se cernía
tesinos tiene un mérito , y es el ele haber tenido á la sobre sus cabezas, esperando el banquete que le pro-
vista en sus esten .sas investigaciones muchos iostru- porcionaban con frecuencia el gran número de des-
mentos originales, algunos de los cuales ha trasladado graciados indios, que incapaces de resistir con sus
á sus páginas, que con dificultad habrian podido en- tenues vestiduras á los rigores del clima , perecian en
contrarse en otra parte. el camino. Tanto llegó á acosarlos el hambre, que los
Algunos de sus ilustrados compatriotas han reco- miserables que sobreviviau se alimentaban de los
meuriarlo sus escritos como producto de diligentes cuerpos muertos de sus compatriotas, mientras los
investigaciones y minuciosos informes; pero mt pro- españoles se sostenian de los cadáveres de sus caba-
pia esperiemcia no rne conduce á ponerlos en elevado llos, que se quedaban helados enlos desfiladeros de la
lugar corno testimonios históricos, pues no me pare- montaña (I). Tales fueron las terribles penalidades
cen dignos de grande elogio ni por la esactitudl de los que la naturaleza impuso á los que tan precipitada-
hechos ni por la s a gacidad de las reflexiones. El espí- mente se introdujeron en sus mas solitarios y salvajes
ritu de fria indiferencia con que mira los padecimien- distritos.
tos de los indígenas es odioso, y tiene menos disculpa Pero sus padecimientos no inclinaban el ánimo de
en un escritor del siglo xvn que tmdria en uno de los españoles á la compasion con los débiles indios.
los primitivos conquistadores, cuyas pasiones esta- Por todas.partes dejaban huellas de su paso en caba-
ban inflamadas por largas y constante- hostilidades. ñas desiertas y quemadas, á cuyos habitantes obli-
Mr. Ternaux Compans ha traducido las Memorias an- g iban á hacer el servicio de bestias de carga : los
tiguas con su acostumbrarla elegancia y precision en indios eran encadenados en cuadrillas de diez ó doce,
su coleccion (le documentos originales relativos á la y ni la; enfermedades, ni la debilidad del cuerpo es-
historia del Nuevo Mundo. En su prólogo promete cusaban al desgraciado cautivo de llenar su parte en
trasladar mas adelante los Anales : no sé si lo habrá el trabajo cornun. ASI algunos crian muertos de fa-
hecho; pero creo que e te es„ elen te traductor encon- tiga sobre sus mismas cadenas (2). Los soldados de
trará materia mejor para sus trabajos en algunos de Alvarado fueron , segun se dice , mas crueles que los
los manuscritos que posee, pertenecientes á la rica de Pizarro; y el lector recordará que mucha de la
coleccion de Muñoz. gente que llevaba Almagro se reclutó de entre elos.
Cuéntase que este gefe miró con disgusto semejantes
atrocidades , é hizo cuanto pudo por reprimirlas;
LIBRO IV. pero no dió muy buen ejemplo con su conducta, si es
verdad lo que se le atribuye de haber mandado que–
GUERRAS CIVILE S IDE LOS CONOIiI9TA n mar vivos á treinta gefes indios para castigar la
DOMES. muerte de tres de los suyos (3). El curazon se estre-
mece con la relacion de tales atrocidades perpetradas
con un pueblo inofensivo, ó que, por lo menos, no
CAPITULO PRIMERO. tenia otro crimen mas que el defender demasiado bien
Marcha de Almagro á Chile.—Padecimientos de sus tro- su propio territorio.
pas. — Vuelve y se apodera del Cuzco. — Accion de En la posesion de una fuerza superior hay , bajo el
Abancay. — Gaspar de Espinosa.—Almagro sale del punto de vista moral , algo de peligroso para e! po-
Cuzco.—Negociaciones cori Pizarro. seedor. El europeo con sus cualidades y su fuerza
4535-1537. inmensamente superiores, puesto en contacto con el
MIENTRAS ocurrían los acontecimientos menciona-
(1) Herrera, Hist. general, dec. V, lib. X, cap. 1-111.—
dos en el capítulo anterior, el mariscal Almagro esta-
Oviedo, Hist. de las indias, MS., parte III, lib. IX, cap. IV.
ba ocupado en su memorable esped icion á Chile. Rabia —Conq. i Pob. dei Piró, MS. .
salido , como hemos visto, con sola una parte de sus (2) Conq. i Pub. del Pirú, MS.
fuerzas, dejando á su teniente para que le siguiese El autor de esta narracion debió haber sido de esta espe-
con el resto. En las primeras jornadas se aprovechó dicion, pues habla como testigo presencial. Los pobres indios,
del gran camino militar de los Incas, que se estendia tenían á lo menos un amigo en el campo cristiano. «I si en el
á lo lejos por la llanura Inicia el Sur ; pero al acercar- real havia algun español que era buen rancheados i cruel i
se ;t Chile se encontró empeñarlo en los desfiladeros mataba muchos indios teníanle por buen hombre i en Brand
reputacion i el que era inclinado á hacer bien i hacer buenos
de las montañas, donde ningun vestigio de camino tratamientos á los naturales i los favoresia no era tenido en
se descubria. Allí irnpedian su marcha todos los obs- tau buena estima, he apuntado esto que vi por mis ojos i
táculos propios de la aspereza y escabrosidad de las en que por mis pecados anduve porque entiendan los que
cordilleras : profttudosy es .arpados barrancos, ca- esto leyeren que de la manera que aqui di g o y con mayores
yos lados rodeaba un estrecho sendero, capaz sola- crueldades harto se hizo esta jornada i descubrimiento de
mente para cabras , y que subía serpenteando hasta Chile.»
.las alturas que dominaban aquellos horrendos preci- (3) «I para castigarlos por la muerte destos tres españoles
juntólosen un aposento donde estaba aposentado i mandó ca-
picios; ríos que caían con furia por los declives de vulgar la gente de cavallo i la de pie que guardasen las
las montañas formando espantosas cataratas y hun- puertas i todos estuviesen apercividos i los prendió i en con-
diéndose en el profundo abismo ; negros bosques de clusion hizo quemad mas de treinta señores vivos atados cada
pinos, que parecian no tener fin ,y despues largos uno á su palo.» (Conq. i Poh. del Piró, MS.) Oviedo, que
páramos sin el menor arbusto que pudiera poner á siempre manifiesta en sus escritos el duro carácter del colono,
cubierto al atrevido viajero de la brisa penetrante que disculpa este acto con la vieja escasa cle la necesidad :—fue
despedian las heladas cimas de la sierra. necesario este castigo, dice , y añade"que despues de verifi-
cado se podia enviar un mensajero ele un etremo á otro del
El frio era tan intenso, que muchos perdieron las pais sin temor de que le maltratasen. Hist, de las Indias, MS.
uñas de los dedos, los dedos mismos, y á veces los
parte IIi, lib. IX, cap. IV.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
hombre semicivilizado, le considera como un ser 149
nores de su marcha. Desanimado por las dificultades
poco mejor que el bruto, y nacido igualmente para que ofrecia el paso de los montes, tomó, á lo largo de •
su servicio. Cree que tiene un derecho natural á su la costa, el camino que atraviesa el gran desierto de
obediencia, y que esta obediencia debe medirse, no Atacama. Al cruzar aquellas terribles soledades, que
por las facultades del bárbaro, sino por la voluntad seest.ienden por espacio de cerca de cien leguas hasta
del conquistador. La resistencia entonces llega á ser los límites septentrionales detChile, soledades en que
un crimen que solo puede lavarse con la sangre de la apenas una hoja verde viene á reanimar al fatigado
víctima. Tales crueldades no se limitaban á los espa- viajero, esperimentaron Almagro y sus tropas tantos
ñoles : donde quiera que sellan puesto en contacto el trabajos, aunque de diversa especie, como los que
hombre civilizado y el salvaje , así en Oriente como sufrieron en el paso de las cordilleras. En realidad no
en Occidente, la historia de la conquista ha sido es- se encontraria en la época actual un gefe que se aven-
crita muchas veces con sangre. turase á conducir su ejército á traves de aquella esté-
Desde el agreste caos de montañas salieron los es- ril reglen. Pero los españoles del siglo xv i tenían una
pañoles al verde valle de Coquimbo, como á unos fuerza ele cuerpo y una viveza de espíritu tales, que
treinta grados de latitud Sur. Allí hicieron alto para les habian despreciar toda clase de obstáculos , justi-
descansar en tan abundantes llanuras , despues de las ficando así las palabras jactanciosas del historiador,
fatigas y padecimientos sin ejemplo que habian pa- que dice que peleaban «en un tiempo con los eneini-
sado. Entre-tanto Almagro despachó á un oficial, con gos, con los elementos i con la hambre (3). »
una fuerte avanzada , para examinar el pais hacia el Despues de atravesar el terrible desierto, llegó Al-
Sur; y poco despues tuvo la satisfaccion de ver llegar magro ala antigua ciudad de Arequipa, áúnas sesenta
el resto de sus fuerzas á las órdenes de su teniente leguas del Cuzco. Allí supo con asombro la insurrec-
Rodrigo de Ordoñez, persona notable é íntimamente cion de los peruanos, y que el jóven lúca Manco per-
ligada con la suerte futura de Almagro. manecia aun con fuerzas formidables á no larga
Era Ordoñez natural de Oropesa; habia estado en distancia de la capi t al. Babia tenido en 'otro tiempo
las guerras de Italia , y tenia el grado de Alferez en el amistosas relaciones con el príncipe peruano, y re-
ejército del condestable de Borbon, en el famoso sa- solvió, por tanto, antes de emprender nada, enviar
queo de Roma. Buena escuela era aquella para apren- una embajada á su campo y arreglar una entrevista
der el arte militar y endurecer el corazon, precavién- con él en las inmediaciones del Cuzco.
dole de la sensibilidad que generalmente se tiene en Los emisarios de Almagro fueron bien recibidos
vista de los padecimientos humanos. Era esceiente por el Iuca, el cual alegó sus motivos de queja contra
soldado, fiel á su gefe , activo, impávido é inflexible los Pizarros, y designó el valle de Yucay para la con-
en la ejecucion de sus órdenes. Sus servicios llamaron ferencia con el mariscal. El gefe español volvió, pues,
la atencion de la córte, y poco despues ele aquella á emprender su marcha, y tomando la mitad de sus
época fue elevado á la categoría de mariscal de la fuerzas, cuyo total ascendiaá poco menos dequinien-
Nueva Toledo. Pero su carácter le hacia probable- tos hombres, se presentó en el punto señalado mien-
mente mas á propósito para papel de ejecutor subor- tras el resto de sus tropas establecia sus cuarteles en
dinado, que para un empleo de mas grave responsa- Urcos, á seis leguas de la capital (4). Los españoles
bilidad. del Cuzco, sorprendidos por la aparicion de este nue-
Almagro recibió tambien el real decreto confirién- vo cuerpo de tropas en Jas inmediaciones . de la ciu-
dole sus nuevos poderes y iurisdiccion territorial. Los dad, cuando supieron su procedencia, dudaron si de-
Pizarros habian detenido este decreto hasta el último bían temer ó esperar ele ellos. Herrando Pizarro salió
momento. Las tropas de, Almagro , disgustadas ya de de la ciudad con una corta fuerza, y acercándose á
su penosa é inútil marcha, clamaban porque se em- Uros supo, con no poco disgusto, la intencion de
prendiese la retirada. Decian que el Cuzco cata dentro Almagro de sostener sus pretensiones al Cuzco, Pero
de los límites de su gobierno ,y que era mejor tomar aunque muy inferior en fuerza á su rival, determinó
posesion de sus cómodos cuarteles, que vagar como oponerle resistencia.
proscriptos por aquellas terribles asperezas. Repre- Entre tanto los peruanos, que habian sido testigos
sentaban á su gefe , que solamente así podria mirar de la conferencia entre los soldados de los opuestos
por los intereses de su hijo don Diego. Este era un campos, sospecharon que se habian puesto de acuer-
hijo natural de Almagro , á quien su padre quería con do para apoderarse del Inca. Comunicaron su sospe-
delirio, amor justificado mas que de costumbre por cha á Manco, y este, participando de los mismos sen-
las cualidades y grandes esperanzas del jóven. timientos , ó tal vez meditando sorprender á los
Despues dedos meses de ausencia , el oficial envia- españoles, cayó repentinamente sobre ellos en el valle
do á esplorar el pais volvió con noticias poco satisfac- de Yucay, con un cuerpo de quince mil hombres.
torias respecto á las regiones al Sur de Chile. Para Pero los veteranos de Chile estaban demasiado acos-
que un territorio ofreciese ventajas al castellano era tumbrados á la táctica india para dejarse sorprender;
preciso que estuviese cuajado de oro (1). Había pene- y aunque se siguió un reñido encuentro que duró mas
trado hasta unas cien leguas, probablemente hasta de una hora, yen el cual ca y ó muerto el caballo que
los límites de las conquistas de los Incas sobre el rio montaba Ordoñez, los indios fueron finalmente recha-
Maule (2). Afortunadamente los españoles se habian zados con gran pérdida, y el Inca quedó tan desani-
mado con este golpe, que no se atrevió, por entonces,
detenido antes de entrar en la tierra de Arauco, don-
de poco despues !labia de correrá torrentes la sangre á molestar de nuevo á los españoles (5).
Alma gro, reuniéndose despues con la division que
de sus compatriotas, y culos habitantes todavía man- 'labia dejado en Urcos, no encontró y • a impedimento
tienen una orgullosa independencia entre la humilla- para sus operaciones sobre el Cuzco. En vió desde
cien general de las razas indias que los rodean. luego una embajada al ayuntamiento, exigiendo se le
Almagro accedió , pues, con poca repugnancia á reconociese cuino gobernador, y presentando copia
las repetidas importunidades de sus soldados, y vol- de las credenciales que habla recibido de la córte.
vió caras al Norte. No hay para qué referir los porme- Pero la cuestion de jurisdiccion no era fácil de arre-
(1) Este es el lenguaje de un escritor espaliol : «corno no le (5) Herrera , Hist. general, dec. Y, lib. X, cap. II.
parecía bien la tierra por no ser quijada de oro.» Conq. i Po- (4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Conq. i d el
blacion del PHI, MS. Pirú, MS.—Oviedo, Ilist. de las Indias, MS. parte 11I, l i-
(2) Segun Oviedo, ciento cincuenta leguas, y cerca, coino bro IX, cap. VI.
le dijeron, del fin del mundo. (Hist. de las lndias, MS., part.III, (5) Zárate, Conquista del Perú, lib. III, cap. IV.—Con-
lib. IX, cap. V.) No son de esperar grandes nociones de geo- quista i del Piré, MS., parte III, lib. VIII, cap. XXI.
grafía en los toscos soldados de América. 7 #*
T01110 I.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
150
glar, pues dependia del conocimiento de las verdade- jarniento de Hernando Pizarro. Habitaba este con su
ras paralelas de latitud, conocimiento que nc era hermano Gonzalo uno de los salones construidos por
los Incas para las diversiones públicas, cuyas inmen-
p r obable tuviesen los toscos soldados de Pizarro. El sas puertas daban á la plaza. Veinte soldados le guar-
real decreto ponla bajo la jurisdiccion de Almagro ñ
necian, los cuales al abrirse las puertas con violencia
todo el país situado d doscienta s setenta leguas 1 Sur
sa lieron valerosamente á la defensa de su capitan. Si-
del rio de Santiago á uñ grado y veinte minutos Nor-
te del Ecuador. Doscientas setenta leguas en el Meri- guióse una encarnizada lucha en que algunos perdie-
diano, segunnuestramealad a , hubieran terminado los ron la vida, hasta que al fin Orgoñez irritado al ver la
límites en un grado antes del Cuzco, y apenas hubie- obstinacion de los sitiados puso fuego al inflamante
ran comprendido la ciudad de Lima. Pero las leguas techo del edificio. Las llamas se estendierou con ra-
españolas de diez y siete y media por grado (1) hu- pidez por todo él y las vigas inflamadas cayendo so-
bieran estendido los límites meridionales de la . luris- bre las cabezas de sus defensores obligaron á Her-
diccion de Pizarro á cerca de medio grado mas allá de nando á ceder aunque con repugnancia y á rendirse
la capital de los Incas, la cual de este modo recoja á discrecion. Apenas habian salido los españoles del
dentro del término de aquella jurisdiccion (9.). Sin edificio se hundió todo el techo con terrible esta-
embargo, la línea de division cala tan cerca del terre- llido (5).
no disputado , que racionalmente podia dudarse del Dueño Almagro del Cuzco, mandó encerrará los
resultado verdadero no habiéndose hecho minuciosas Pizarros en sitio seguro con otros quince ó veinte de
investigaciones científicas para obtenerlo, á pesar de los principales caballeros. No parece que ejerciese
que cada una de las partes aseguraba , como sucede ningun acto de violencia contra los habitantes á es-
siempre en tales casos, que sus pretensiones eran cla- cepcion de los necesarios para consolidar su autori-
ras é incuestionables (3). dad (6). Dió el gobierno de la ciudad á Gabriel de
Las autoridades del Cuzco, al recibir laint.imacion Rojas, uno de los mejores oiiciales de Pizarro; y el
de Almagro, no queriendo indisponerse cen ninguna ayuntamiento, convencido ya de la validez de sus
de las partes contendientes, aplazaron la resolucion pretensiones, no tuvo ningun escrúpulo en reconocer
hasta oir el consejo (lo cual prometieron hacer en sus derechos á la posesion de la ciudad.
breve) de ciertos pilotos mejor instruidos que ellas El primer acto de Almagro despues de la toma de
mismas acerca dele posicion del rio de Santiago. En- la capital, fue enviar un mensaje á Alonso de Alvara-
tre tanto se arregló una tregua, y cada una de las do anunciándole su entrada en el Cuzco y exigiendo
partes prometió solemnemente abstenerse de medi- de él obediencia corno legítimo señor. Alvarado esta-
das hostiles y permanecer pacíficamente en sus cuar- ba acampado con quinientos hombres entre infantería
teles respectivos. y caballería en Xauxa á. unas trece leguas de la capi-
El tiempo se puso entonces frio y lluvioso ; ylos tal. Habia sido enviarlo algunos meses antes para so-
soldados de .Almagro, descontentos con su posicion correr al Cuzco, pero inmotivada, y segun se vió des-
é inundados por las aguas , no tardaron en descubrir graciadamente para la capital del Perú, se detuvo en
que I Iernando Pizarro se ocupaba activamente en Xauxa con el pretesto de proteger aquel estableci-
fortificarse dentro de la ciudad á pesar de lo pactado. miento y sus in rnediacionescon ira los insurgen tes (7).
Supieron tambien con desaliento que una gran fuerza En aquella ocasion se manifestó leal á su gefe, y cuan-
enviada por el gobernador de Lima á las órdenes de do los enviados de Almagro llegaron al campamento,
Alonso de Alvarado se habla puesto en marcha para les hizo prender y dió aviso de lo que pasaba al go-
socorrer al Cuzco. Entonces esclamaron que estaban bernador de Lima.
vendidos, que la tregua no 'labia sido mas que un ar- Ofendido Almagro de la prision de sus emisarios,
tificio para asegurar su inaccion hasta la llegada de se preparó á marchar contra Alonso de Alvarado y á
los refuerzos que se esperaban ; y en este estado de adoptar medidas mas eficaces para conseguirsu suml-
escitacion no les fue difícil persuadir á su gefe, de- sion. Su segundo Orgoñez le instó fuertemente antes
masiado dispuesto á dejarse llevar de los violentos de su partida para que hiciese cortar la cabeza á los
consejeros que le rodeaban, que debla violar el trata- Pizarros, alegando que mientras existiesen nunca es-
do y tomar posesion de la capital (4). tarja la suya segura, y concluyendo con el proverbio
A la sombra de una oscura y tempestuosa noche el español de que «el muerto no mordia (8). » Pero el
8 de abril de 4537 , entró Almagro en la plaza sin mariscal, aunque detestaba á Hernando, se opuso á
oposicion, se hizo dueño de la iglesia principal, esta- tan violenta medida. Ademas de estas consideracio-
bleció fuertes avanzadas de caballería en todas las nes tenia presente el afecto que todavía conservaba á
avenidas para evitar una sorpresa y despachó á Or- su antiguo sócio Francisco Pizarro y no quería rom-
goñez con un cuerpo de infantería para forzar el alo- per para siempre los lazos que les unian. Contentán-
(1) «Contando diez i siete leguas i media por grado.» Her- dose, pues, con poner á les presos bajo la custodiada
rera, Hist. general, clec. VI, lib. III, cap. V. una leerte guardia en uno,de los edificios pertene-
(2) El gobierno procuró de antemano evitar toda disputa cientes á la casa del Sol, salió á la cabeza de sus fuer-
sobre los limites de las respectivas jurisdicciones. El lenguaje zas en busca de Alvarado,
de la real concesion daba lu g ar á interpretaciones diversas;
pero ya en 9536 fue enviado á Lima Fr. Tomás de Berlanga, (5) Carta de Espinal!, Tesorero de N. Toledo, 15 de junio,
obispo de Tierra Firme, con plenos poderes para arreglar la 1559.—Conquista i Pub. del Pirú, MS.—Pedro Pizarro, Des-
cuestion de limites, fijando la latitud del rio de Santiago y cubrimiento y Conq. Hist. de las Indias, MS., parte IIi, li-
midiendo doscientas setenta leguas al Sur sobre el Meridiano. bro VIII, cap. XXI.
Pero Pizarro. teniendo ocupado á Almagro en su espedicion á (6) Así aparece del testimonio general; pero Pedro Pizarro
Chile , no quiso resucitar la cuestion, y el obispo se volvió re que era del bando opuesto, y fue preso por Almagro, le acusa
infecte á su diócesis muy dis g ustada del gobernador. Herrera; de haberles arrebatado los caballos y otras cosas. Descub. y
Historia general, dec. VI, lis. III, cap. I. Conq., MS.
(5) «Todos aseguran, dice Oviedo en una carta al empera- (7) Picado, secretario de Pizarro, tenia una encomienda en
dor , que el Cuzco cae dentro del territorio de Almagro.» Ovie- las inmediacionas, y Alvarado que le debla favores persona-
do era, probablemente, la persona mejor informada sobre les, se detuvo allí , segun parece, á instigacion s>e?ya. (Herre-
estos asuntos que 'labia en las colonias. Sin embargo estaba ra, llist. Gen, dec. V, lib. VIII, cap VIL) Alvarado era un
en un error. Carta desde Santo Domingo, MS. , 25 de octubre buen oficial, y poseyó toda la confianza de los Pizarros, así
de 1559. antes como despues de estos sucesos. Debemos, pues suponer
(4) Uvatedice que Almagro al entrar en la capital no en- que su conducta tenia alguna otra esplicacion que no ha llega-
entro señal alguna de los designios imputados á Hernando, y do á nuestra noticia.
esclamo que habia sido engauado. No es estraño que fuese (8) Herrera, Historia general, dec. VI, lib. II, capítu-
demasiado crédulo en este punto. lo VIII,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
151
Habia tomado este posicion al otro lado del rio de cibió las nuevas de la vuelta de Almagro , de la toma
Ab aucay, colocándose con el grueso de su pequeño del Cuzco, y de la prision de sus hermanos
ejército en frente de un puente que atravesaba sus rá-
pidas aguas, mientras un fuerte destacamento de sus de que pudiera recobrarse de la sorpresa que le cau-
saron, supo la derrota y captura de Alvarado. Lleno
tropas ocupaba una eminencia que dominaba un va- de consternacion con los rápidos triunfos de su rival,
do á cierta distancia en direcciou de la corriente. Pe- volvió á toda prisa á Lima, y la puso en el mejor es-
ro en este destacamento habia un caballero de gran tado de defensa para que pudiese resistir á los movi-
consideracion en el ejército, llamado Pedro de Ler- mientos hostiles que juzgaba se dirigian contra aque-
ma, el cual por cierto pique con su comandante, re- lla capital. Entre tanto lejos de dar rienda suelta á un
suelto á hacerle traicion, habia entrado en corres- impotente resentimiento ni de proferir queja alguna
pondencia con el opuesto bando. Por su consejo contra su compañero, se con tentó con lamentarse de
Almagro al llegar á la orilla del rio estableció sus que Almagro hubiese recurrido á tan violentas me-
fuerzas junto al puente frente de las de Alvarado co- didas para el arreglo de su disputa, y esto segun de-
mo preparándose á forzar el paso, y concentrando de cia , menos por consideraciones personales que por
este modo sobre aquel punto la atencion de su ad- el perjuicio que podian sufrir los intereses de la co-
versario. Pero cuando ya estuvo bien entrada la noche rona (3).
destacó una gran fuerza á las órdenes de Orgoñez Así mientras se ocupaba activamente en hacer pre-
para pasar el vado y operar de acuerdo con Lerma. parativos de guerra, no omitió el probar el efecto de
Orgoñez ejecutó su cornisiou con su acostumbrada las negociaciones. Envió una embajada al Cuzco,
prontitud: cruzó el vado, aunque la corriente era compuesta de varias personas, en cuya discrecion
tan rápida que muchos de sus soldados fueron arre- tenia la mayor confianza y á la cabeza de las cuales
batados por ella y perecieron en las aguas. El mismo puso á Espinosa como el mas interesado en que se
recibió una grave herida en la boca al saltar á la efectuase un arreglo amistoso.
opuesta orilla, pero sin arredrarse por este contra- El licenciado Espinosa á su llegada no encontró á
tiempo, animó á su gente y cayó con furia sobre el Almagro tau favorablemente dispuesto para un arre-
enemigo. Pronto se le unieron Lerma y los soldados glo como él lo hubiera deseado. Enorgullecido con
que este habia sobornado, y entonces los de Alvara- sus recientes triunfos, aspiraba no solo á la posesion
do, no pudiendo distinguir los amigos de los adversa. del Cuzco, sino tambien á la de la misma Lima como
rios, se vieron en confusion completa. parte de su jurisdiccion. En vano Espinosa, con to-
Entre tanto Alvarado alarmado con el ruido del dos los argumentos que su prudencia porfia sugerir-
ataque por aquel punto, se apresuró á ir en auxilio de le, le manifestó la conveniencia de moderar sus pre-
su tropa; pero Almagro , aprovechando la ocasion tensiones : Almagro no quiso abandonar de modo
forzó el paso del puente, dispersó el pequeño cuerpo alguno las que tenia sobre el Cuzco, y declaró que
de tropas que habia quedado defendiéndole, y cayen- estaba dispuesto á defenderlas aun á peligro de su
do despues sobre la retaguardia de Alvarado logró vida. El licenciado replicó friamente con aquel signi-
cerrarle por todas partes. No duró mucho la pelea, ficativo proverbio castellano : «el vencido vencido, y
porque el desgraciado gafe, no sabiendo de quién el vencedor perdido. »
liarse, hubo de rendirse con las fuerzasque le !rabian No sabemos qué influencia podrian haber tenido
permanecido fieles. Tal fue la batalla de Abancay, los templados argumentos de Espinosa en la acalora-
llamada así por el rio en cuyas márgenesse dió el 12 da iniaginacion del soldado; mas por desgracia ter-
de julio de 1537. Nunca se ha conseguido á menos minó repentinamente la negociaciou la muerte del li-
costa victoria mas completa; y Almagro volvió en cenciado, ocurrida inesperadamente, y ( cosa estraña
triunfo al Cuzco con una cuerda de prisioneros ape- en aquellos tiempos) sin que fuese atribuida al ve-
nas inferior en número á su propio ejército (1). neno (4). En la fermentacion en que estaban los áni-
Mientras ocurrian los sucesos referidos eii las ante- mos fue esta gran pérdida para ambas partes, porque
riores páginas, Francisco Pizarro continuaba en Li- Espinosa unía á la influencia que tienen siempre los
ma, esperando ansiosamente la llegada delos refuerzos consejos prudentes y moderados un interes mayor
que Babia pedido y que debian ponerle en disposicion que el de ningun otro en que fuesen seguidos.
de marchar en auxilio de la apurada capital de los In- El nombre de Espinosa es memorable en la historia
cas. El llamamiento que habia hecho á sus amigos por estar relacionado desde el principio con la espe-
no quedó sin respuesta. Entre otros llegó un cuerpo dicion al Perú , la cual á no ser por la oportuna,
de doscientos cincuenta hombres mandados por el aunque secreta aplicacion de sus fondos, no habria
licenciado Gaspar de Espinosa, el cual, segun recor- podido entonces llevarse á cabo. Habla residido mu-
dará el lector, era uno de los primitivos sócios que cho tiempo en las colonias españolas de Tierra Firme
acometieron la empresa de la conquista del Perú. Ha- y Panamá, donde desempeñ, varios destinos, ya co-
bia dejado su residencia de Panamá y venia en per- mo funcionario legal, presidiendo los tribunales de
sona por la primera vez á reanimar la decaida fortuna justicia (5), ya como eficaz director en las primeras
de sus confederados. Pizarro recibió tambien un bu- especliciones de conquista y descubrimiento. En tan
que cargado de víveres, municiones y otras cosas complicadas funciones adquirió alta reputacion de
necesarias ademas de un rico guardaropa, todo lo probidad, inteligencia y valor, y su muerte en la pre-
cual le enviaba Cortés el conquistador de Méjico, que sente crisis fue sin duda alguna el acontecimiento
quería prestar su generoso apoyo á su pariente eu la mas desgraciado que podía sobrevenir al pais.
Abaudonóse toda tentativa de negociacion : y Al-
llora de la necesidad (2).
Salió, pues, el gobernador de Lima con una fuerza magro anunció su propósito de bajar hasta la costa y
de cuatrocientos cincuenta hombres, la mitad de ca-
ballería, y emprendió su marcha Inicia la capital de (5) Herrera, Historia general, clec. VI, lib. 11, capitu-
los locas. No se habia adelantado mucho cuando re- lo VIL
Carta de Pizarro al obispo de Tierra Firme, MS .—Her-
(4)
rera, Ilist. general, dec. VI, lib. 11, cap. XXIII.—Carta de
(1) Carta de Francisco Pizarro al obispo de Tierra Fir- Espinal!, MS.
me, MS., 28 de agosto, 1559.—Pedro Pizarro, Desrub. y
Conq., MS.—Oviedo, Hist. de las Indias, MS. , ubi supra. (5) Se hizo algo odioso por haber presidido el tribunal que
condenó al desgraciado Vasco Nuñez de Balboa. Pero debe
—Conquista i Pob. del Piró,MS. —Carta de Espinall, MS. confesarse que hizo grandes esfuerzos para evitar los proce-
(_-) «Fernando Cortés enrabió con Rudrigo de Grijalva en
dimientos ti r ánicos de Pedrarias, y que recomendó fuerte-
un propio navío sino desde la Nueva España muchas armas, urente la cornpasion para con el preso. Véase Herrera, Histo-
tiros , jaeces, aderezos, vestidos de seda, i vna ropa de mar- ria general, dec. 11, lib. II, cap. XXI—XXII.
tas.» Domara, Ilist. de las Indias , cap. CXXXVI,
112 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROLO.

establecer una colonia y un puerto para sí, desde el partes se acordó someter el arreglo de la disputa al
cual intentaba renovar las negociaciones despues de arbitrio de un solo individuo que fue fray Francisco
haber asegurado los medios indispensables de comu- de Bobadilla, religioso de la órden de la Merced. Es-
nicacion con la madre patria. Antes de salir del Cuz- te, aunque vivia en Lima, y por esta circunstancia
co, envió á Orgoiiez con un fuerte destacamento P odia suponérsele bajo la influencia de Pizarro; tenia
contra el Inca, para no dejar la capital espuesta con tal reputacion de integridad, que inclinó á Almagro
su ausencia á nuevas molestias por este lado. á confiarle esclusivamente el arreglo de la cuestion.
Pero el Inca, desanimado con su última derrota, é Orgoñez , sin embargo , como de carácter mas duro
incapaz acaso de reunir las suficientes fuerzas para que su gefe, no participó de esta implícita confianza
oponer resistencia, abandonó su fortaleza de Tambo, en la imparcialidad del fraile (2).
y se retiró á las montañas. Orgoñez le persiguió con Celebróse entre ambos gefes una conferencia en
vigor de colina en valle, hasta que el regio fugitivo, Mala en 13 de noviembre de 1537; pero la conducta
abandonado de los suyos y acompañado sola mente de de cada uno de ellos para con el otro fue muy distinta
una de sus mujeres, se refugió en las remotas esca- de la que habían observado en sus anteriores entre-
brosidades de los Andes (1). vistas. Almagro, quitándose el sombrero, se adelantó
De nuevo Orgoñez antes de dejar la capital instó á con su acostumbrada franqueza á saludará su antiguo
su gefe para que mandase dar muerte á los Pizarros camarada; mas Pizarro, devolviéndole apenas el sa-
ymarchase desde luego sobre Lima, diciéndole que ludo, le preguntó con altivez, por qué había invadido
con este paso decisivo pondría término á la guerra y su ciudad del Cuzco y aprisionado á sus hermanos.
se libraría para siempre de las insidiosas maquina- Esto hizo que su socio le contestase en el mismo tono
ciones de sus enemigos. Pero entre tanto los lierma- y la discusion se convirtió en una série de recrimi-
nos cautivos habían hallado un n uevo amigo. Era es- naciones, hasta que Almagro, advirtiendo ó creyen-
te don Diego de Alvarado, hermano de aquel Pedro, do advertir que uno de los concurrentes le hacia se-
que segun hemos dicho en el anterior capitulo, man- ñas de que se preparaba una traicion contra él, salió
dó la desgraciada espedicion á Quito. Despues de la bruscamente de la estancia, montó á caballo y se vol-
partida de Alvarado había seguido la suerte de Alma- vió á galope á sus cuarteles dé Chincha (3). 'La con-
gro, á quien había acompañado á Chile, y como era ferencia, corno podia presumirse atendido el acalo-
de alto nacimiento y poseía algunas cualidades ver- ramiento de los ánimos, terminó ensanchando la
daderamente nobles, gozaba de merecido ascendien- herida que estaba destinada á curar. El fraile aban-
te sobre su gefe. Visitaba con frecuencia á Hernando donado enteramente á sí mismo, dió su sentencia
Pizarro en su prision , donde para ahuyentar el despues de alguna deliberacion, decidiendo que se
tedio se entreteniau en jugar. Jugaban fuerte, y Al- enviase un buque con un diestro piloto para deter-
varado perdió la enorme suma de ochenta mil caste- minar la latitud exacta del rio de Santiago, límite
llanos de oro. Estaba pronto á pagar su deuda ; pero septentrional del territorio de Pizarro, por el cual
Hernando Pizarro se negó decididamente á recibir el debían arreglarse todas las medidas. Entre tanto Al-
dinero, política generosidad con la cual se ganó un magro debia entregar el Cuzco y poner en Iibertad á
importante abogado en los consejos de Almagro ,y Hernando con la condícion de que este saliese para
que entonces le sirvió de poderoso auxilio. Alvarado España en el término de seis semanas. Ambas partes
hizo presente al mariscal que una medida corno la debido asimismo retirarse dentro de sus límites reco-
que Orgoñez proponia no solo seria mirada con hor- nocidos y suspender las hostilidades (4).
ror por sus soldados, sino que le arruinaria en la Esta sentencia, altamente satisfactoria para Pizar-
córte por la indiguacion que en ella debia escitar. ro, fue recibida por la gente de Almagro con la indig-
Cuando Almagro cedió á estos consejos, que en rea- nacion y desprecio que pueden suponerse. Gritaron
lidad eran los mas adecuados .á su carácter, Orgoñez que hahian sido vendidos por su general, debilitado
manifestó gran sentimiento , y declaró que Ilegaria como estaba por la edad y los achaques; que sus ene-
tiempo en que se arrepentiría de esta mal entendida migos iban á ocupar el Cuzco y sus deliciosos sitios
lenidad. «Un Pizarro, dí.l o, jamas perdona una inju- mientras ellos tenian que volver á las estériles aspe-
ria, y la que estos han recibido de Almagro es dema- rezas de Charcas. Poco pensaban que bajo estertor
siado grave para que la perdonen.» i Palabras profé- tan pobre se ocultaban los ricos tesoros del Potosí.
ticas Acusaron al árbitro de ser un mercenario del gober-
Al salir del Cuzco el mariscal dió órden para que nador, yentre las tropas se oyeron murmullos, esti-
Gonzalo Pizarro y los demas presos fuesen guarda- mulados por Orgoñez, pidiendo la cabeza de Hernan-
dos estrechamente, y se llevó consigo á Herrando do. Nunca se encontr ó este en mayor peligro; pero
con fuerte escolta. Despues, bajando rápidamente la.
costa, llegó á finos de agosto al deleitoso valle de (2) Carta de Gutierrez al emperador, PS.,10 de febrero,
Chincha. Allí se ocupó en echar los fundamentos de 1559.—Carta de Espinal', PS.—Oviedo, Historia de las In-
una ciudad que debla llevar su propio nombre y ser- dias., MS., ubi supra.—Herrera, Hist. general, dec. IV, lib.'',
vir como de contrapeso á la ciudad de los Reyes, de- cap. Vlll—XIV.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.-
safiando de este modo á su rival dentro de su territo- Zara te , Conq. del Peru, lib. III, cap. VIII.—Naharro, Itela-
cion sumaria, MS.
rio mismo. Estando ocupado en esto , recibió la (5) Dijose que Gonzalo Pizarro estaba embarcado con fuer-
desagradable noticia de que Gonzalo Pizarro, Alonso zas considerables en las inmediaciones para apoderarse del
de Alvarado y los demas presos habían sobornado á mariscal, y que este tuvo aviso del peligro por un honrado
sus guardias y fugádose del Cuzco, y poco despues caballero del opuesto bando que repitió el dístico de un anti-
supo que habían llegado con seguridad al campo de guo romance :
Pizarro. Tiempo es, el caballero,
Mucho le enojaron tales nuevas, aumentando su Tiempo es de andar de aquí.
irritacion las insuivaciones de Orgoñez sobre su mal (Herrera, Hist. general, clec. VI, Iib. III, cap. IV.) Pedro Pi-
entendida lenidad; y se hubiera dejado llevar á algu- zarro, tia por cierto este designio atribuido á Gonzalo, y dice
na medida estrema con herrando á no haberse dis- que no se puso en ejecucion porque lo evitó el gobernador , el
traido su atencion por las negociaciones que Pizarro cual, segun nos afirma el cronista con sencillez y aplomo edi-
entabló de nuevo. ficantes, era hombre escrupuloso en el cumplimiento de su
Despues- de varías comunicaciones entre ambas palabra. «Porque el marquez Don Francisco Pizarro hera hom-
bre que guardava mucho su palabra.»—Descub. y Conquis-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—Conq. i Pob, del ta,(4)
MS.
Pirú , MS. Pedro Pizarro, Descub, y Gong., M S.---Carta de Es-
pinall, MS,
LA CONOEISIA DEL PERtJ.
su ángel de guarda bajo la forma de Alvarado se i ra- 153
terpuso de nuevo para protegerlo. Su cautiv;dad fue gociaciones se habia ocupado activamente en hacer
una serie de sentencias de muerte suspendidas luego preparativos militares. habia logrado reunir una
que se dictaban' (1). fuerza mucho mas considerable que la de su rival,
sacando gente de va rios'untos , pero la mayor parte
Sin embargo, su hermano el gobernador no se ma-
nifestaba dispuesto á abandonarlo á su suerte. Por el de ella familiarizarla con el servicio de las armas. Dis-
contrario, para obtener su libertad estaba pronto tí puesto ya todo anunció que por ser demasiado viejo
hacer toda clase de concesiones. Las concesiones, en para encargarse de la direccion de la guerra, enco-
efecto, cuestan poco á los que no están en ánimo de mendaba este deberá sus hermanos, y como medida
cumplirlas. Despues de algunas negociaciones preli- justificada por la necesidad, absolvió á Hernando de
minares se dió otra sentencia mas equitativa, ó por lo sus compromisos con Almagro. Hernando con noble
menos mas satisfactoria para los desconten os. Sus pertinacia se manifestó dispuesto á cumplir sus pro-
principales artículos fueron que hasta la llegada de mesas; pero al fin cedió, aunque con repugnancia, á
instrucciones definitivas de Castilla, la ciudad del los órdenes de su hermano, creyendo que la fidelidad
que debía á la corona exigia imperiosamente este sa-
Cuzco y su territorio, con tinuarian en poder de Al- crificio (4).
magro; y que Hernando Pizarro seria puesto en li-
bertad, con la condiciou antes estipulada de salir del En seguida el gobernador avisó á Almagro que el
pais en el término de seis semanas. Cuando se le co- tratado estaba roto y le intimó que abandonase sus
pretensiones al Cuzco y se retirase dentro de su ter-
municaron á Orgoñez los artículos de este convenio, ritorio reconocido, declarando que de lo contrario
manifestó su opinton sobre ellos, pasándose la roano caeria sobre su cabeza la responsabilidad de las con-
por la garganta y escla mando que su fidelidad le habia
de cortar la cabeza (2). secuencias que pudieran sobrevenir.
Almagro , que descansaba en completa seguridad,
Almagro para honrar mas á. su prisionero le visitó conoció entonces el yerro que habia cometido, y re-
en persona, y le anunció que desde aquel momento cordó aunque tarde , los consejos de su segundo. Ha-
estaba libre, y que «esperaba a l mismo tiempo que se blase cuiup'do la primera parle de la prediccion ; ¿y
darian al olvido las pasadas diferencias para no acor- qué podia impedir que se cum pliese la última? Para
darse de allí en adelante sino de su antigua amistad.» aumento de desgracia se hallaba en aquella ocasion
Hernando contestó con aparente cordialidad que «por aquejado de una grave enfermedad, consecuencia de
su parte no deseaba otra cosa.» Despues juró de la escesos juveniles, que le halda quitado las fuerzas
manera mas solemne, y empeñando su palabra de ca- haciéndole incapaz de todo ejercicio mental y corpo-
ballero ( este lazo era tal vez roas fuerte para él que el ral (5 ).
del juramento ), que cumpliría fielmente con las es- En tau desesperada situacion , confió la direccion
tipulaciones del tratado. En seguida fue conducido de los negocios ú Orgoñez, en cu y a lealtad y valor
por el mariscal á sus cuarteles, donde se le dió una podia fiarse completamente. El primer acto de Orgo-
comida á que asistieron los principales oficiales . ; y ñez fue apoderarse de los pasos del Guai!ára, cadena
por último, varios de estos con Diego de Almagro, el de montes que circunda el valle de Zangalla, donde
hijo del mariscal, le acompañaron hasta su campo Almagro tenia entonces establecidos sus reales. Pero
que se habia trasladado á la inmediata poblaciou de sin duda por alguna error de cálculo no llegaron á
Mala. Allí su escolta recibió una acogida cordial de tiempo las tropas destinadas á guarnecer los pasos , y
parte del gobernador, que les colmó de atenciones, su activo enemigo , atravesando los peligrosos desfi-
especialmente al hijo de su antiguo sócio ; y tal fue laderos , ganó sin obstáculo el otro lado de la sierra,
la relacion que á su vuelta hicieron todos del modo en la cual pocha haber sido atacado con ventaja por
conque habian sido recibidos, que no quedó á Alma- fuerzas muy inferiores. La fortuna iba abandonando
gro la menor duda de que todas las pasarlas contien- á Almagro.
das se habian dado al olvido (3). No conocía á Pi- Pensó entonces este gefe en el Cuzco y quiso tomar
zarro. posesiou de la capital antes de que pudiese llegar á
ella el enemigo. Demasiado débil para montar á ca-
CAPITULO II. ballo hubo de ser trasladado en litera; y cuando llegó
Cuzco — á la antigua ciudad de Bilcás, no lejos de Guamanga,
Primera guerra civil. — Almagro se retira al
su enfermedad se agravó de tal modo que se vió obli-
Batalla de las Salinas.—Crueldad ele los conquistado-
res.—Proceso y ejecucion de Almagro.—Su carácter. gado á hacer alto
y detenerse allí tres semanas.
Entre tanto el gobernador y sus hermanos, despues
1537-4538. de atravesar los pasos del Guaitara, bajaron al valle
APENAS los oficiales de Almagro habian salido de de leas, donde Pizarro se detuvo bastante tiempo
los cuarteles del gobernador, cuando este, reuniendo para ordenar sus tropas y completar los preparativos
su pequeño ej ército, reca pi tuló breve men te los muchos de la campaña. Despues, despidiéndose de su ejérci-
agravios que habia recibido de su rival, la torna de la to, volvió á Lima, y segun había anunciado, enco-
capital, la prision de sus hermanos , el ataque y der- mendó la prosecucmon de la guerra á sus hermanos
rota de sus tropas; y concluyó declarando, congran par ser mas jóvenes y mas activos. Poco despues de
aprobacion de su auditorio, que habla llagado la ho- su salida de leas, Herniando caminó por la costa hasta
ra de la venganza. Durante todo el tiempo de las ne- llegar á Nasca, proponiéndose penetrar. en el puis por
un rodeo á fin de burlar la vigilancia del enemigo
(1) Espinall, tesorero de Almagro, dice que el fraile probó que podia haberle molestado mucho en alguno de los
con este fallo que era un verdadero demonio (Carta al empe- pasos de las cordilleras. Almagro pAr su desgracia,
rador, MS.), y Oviedo, juez mas desapasionado, aunque no
le condena, cita las palabras de un caballero, que dije que
«no se habia pronunciado sentencia tan iujusia desde los tiem- (4) Herrera, Historia general, dec. VI, lib. III, capítu-
pos de Poncio Pi lato.» Hist. de las Indias, MS., parte III, li- lo X.
bro VIII, cap. XXI. (5) «Cayó enfermo i estuvo malo á punto de muerte de
bubas i dolores.» (Carta de Espinall, MS.) Calamidad grande
(2) «I tomando la barba con la mano izquierda, con la de- fue que viniese á sufrir en aquellas circunstancias criticas el
recha hico serial de cortarse la cabeza, diciendo : Orgoriez,
castigo de los pecados cometidos en su mocedad, pero
Orgoñez , por el amistad de don Diego de Almagro te han de
cortar esta.» Herrera, Ilist. general, dec. VI, lib. III, ca- Del vicio que nos domina
pítulo IX. 1-Ia hecho, por justa sentencia,
(5) Ibid., loc. cit.—Carta de Gutierrez, MS.—Pedro Pi- La Divina Providencia
li- El móvil de nuestra ruina.
z arro , Descub, y Conq., MS.—Zárate, Conq. del Perú,
bro III, cap. IX.
GASPAR Y ROIO.
154 11113LTOTECA DE
importancia al drama , yen este drama sangriento se
no adoptó este plan de Operaciones que le daba tan iba á decidir de la posesion ale un imperio.
manifiesta ventaja, y Herrando, sin otro impedimen- Pasó la noche en silencio no interrumpido ni aun
to mas que el que ofrecia naturalmente el terreno,
por la numerosa multitud que cubria las colinas in-
llegó á últimos de abril de 4533 á las inmediaciones mediatas. Ni los soldados de los opuestos campos,
del Cuzco. aunque se hallaban á distancia en que podiau oírse
Pero Almagro se hallaba ya en posesion de aquella
capital, adonde habla llegado diez días antes .. Reunió unos á otros y á pesar de que corria la misma sangre
en sus venas , iutentaron la menor comunicaclon
un consejo de guerra para deliberar acerca de las entre sí. Tan mortal era el ódio con que se mira-
medidas que debían adoptarse. Algunos opinaron que
debía defenderse la ciudad á todo trance. Almagro ban-(4).
hubiera probado de buena gana el éxito de las nego- Salió el sol brillante como de costumbre en aquel
ciaciones; pero Orgoñez replicó bruscarnente:—«Es hermoso clima el sábado 26 de abril de 4533 ( 5) y
demasiado tarde : !lidieis dado libertad á Herniando mucho antes de que sus rayos se entendiesen por la
Pizarro, y ya no os queda otro recurso sino el de pe- llanura, las trompetas de Hernando Pizarro llamaron
lear. » Prevaleció por último la opiniou de Orgonez á sus tropas á las armas. Sus fuerzas aseen dian á
que era la de salir y dar la batalla en la llanura. El unos setecientos hombres de distintas procedencias.
mariscal, imposibilitado por su enfermedad para to- Los unos eran veteranos de Pizarro; otros hablan ser-
mar el mando, lo confió á su fiel teniente , el cual vido á las órdenes de Alonso de Al varado y retírádose
reuniendo sus fuerzas salió de la ciudad ,y tomó po- á Lima despues de su derrota ; otros en fin habían
sicion en las Salinas á menos de una legua de distan- llegado de las islas y muchos hablan hecho mas de
cia del Cuzco. Tornaba su nombre este sitio ile ciertos una trabajosa marcha en las campañas contra los in-
pozos ó tinas destinados á la preparacion ele la sal dios y se hablan encontrado en frecuentes y sangrien-
que se obteuia naturalmente en las cercanías. La elec- tas batallas. La caballería era inferior en número á la
cion del terreno era desacertada pues por su escabro- de Almagro; pero esta inferioridad estaba compensa-
sidad- opouia obstáculosá la libre accion de la caba- da con la fuerza superior de la infantería , compuesta
llería, en la cual consistia la principal fuerza ele en parte de un cuerpo bien equipado de arcabuceros
Almagro. Pero Orguñez, aunque instado repetidas venirlos de Santo Domingo con armas construidas por
veces por sus oficiales para que saliese á campo abier- un método mas perfecto introducido nuevamente de
to , persistió en mantener su posicion como la roas Flandes. Estas armas eran de gran calibre y se carga-
favorable para la defensa , pues su frente estaba pro- ban con dos balas unidas entre sí por medio de una
tegido por un pantano y por un riachuelo que se es- caclenillá de hierro. Eran en verdad armas toscas com-
tendia por la llanura. El total de sus fuerzas ascendía paradas con los fusiles modernos ; pero en manos
á quinientos hombres, mas de la mitad de caballería. acostumbradas á usarlas eran grandes instrumentos
Su infantería no tenia las suficientes armas de fuego; de destruccion (6 ).
á falta de estas, los soldados iban armados de largas Hernando Pizarro formó su gente en el mismo ór-
picas. Tenia tambien seis cañoncitos y falconetes, den de batalla que había presentado su enemigo, co-
como se llamaban, los cuales , con la caballería en-dos locando la infantería en el centro y la caballería en los
divisiones iguales , colocó en los flancos de la infan- flancos. Dió el mando de uno de los cuerpos de esta
tería, y así preparado esperó tranquilamente la rien- arma á Alonso de Alvarado, y él se encargó de man-
da del enemigo. dar el otro. La infantería la puso á las órdenes de su
No tardar ou mucho en aparecer por los desfiladeros hermano Gonzalo , sostenido por Pedro de Valdivia,
de la montaña las brillantes armas y banderas de los el futuro héroe de Arauco, cuya desastrosa historia
españoles que marchaban á las órdenes de Ilarnantio firma el argumento de un romance así como el de la
Pizarro. Adelantáronse estas tropas en buen Orden, y crónica,
corno hombres cuyo paso firme y seguro anunciaba Dijese una misa, como si los españoles, en vez de
que no habían sufrido fatiga en la marcha y que es- disponerse á lavar sus manos en la sangre de sus com-
taban dispuestos para el combate. Avanzaron lenta- patriotas, se dispusiesen á pelear en favor de la fe.
mente por la llanura , é hicieron alto en la orilla del Despues Hernando Pizarro dirigió una breve aloma-
riachuelo que cubria el frente de Orgoñez. Allí Her- clon á sus soldados. Habló de las injurias personales
nando sentó sus reales; y por haberse puesto el sol, que él y su familia habian recibido de Almagro ; re-
se decidió á pasar la uocheen aquel sitio, proponién- cordó á los soldados de su hermano que el C uzco les
dose diferir el combate hasta el alba (4 ). habla sido arrebatado; 'procuró infundir en los de
Hablase estendido prodigiosamente por todo el Al varado deseos de vengar la derrota de Abancay, y
pais el rumor de la próxima batalla ; y las montañas señalando á todos la metrópoli Inca, que resplande-
y las cimas de las rocas inmediatas estaban cubiertas cia con los ra yos del sol saliente, les dijo que allí es-
de multitud de indios ansiosos de contemplar el agra- taba el premio de la victoria. El ejército respondió á
dable espectáculo de una accion, en que cualquiera á este discurso con aclamaciones, y dada la señal,
que fuese el vencedor, la derrota baria de caer sobre Gonzalo Pizarro atravesó el rio á la cabeza de un ba-
sus enemigos (2). Tanabien las mujeres y niños de tallón de infantería. La corriente ni era ancha ni pro-
los españoles, poseidos de la mas profunda ansiedad. funda, y los soldados no encontraron dificultad para
habian salido del Cuzco para ser testigos del mortal llegar á la opuesta orilla, pues el pantano inmediato
combate en que sus hermanos y parientes iban á dis- impedia que la 'caballería enemiga se aproximase.
putarse el dominio del pais (3 ). El número total de
combatientes era insignificante, aunque mas consi- (4) «1 fué cosa de notar que se estuvieron toda la noche,
derable que el que ordinariamente entraba en accion sin que nadie de la vea i otra parte pensase en mover de paz:
tanta era la ira i aborrecimiento de ambas partes.» Ibid. , ca-
en las guerras de América ; pero no es el número de pítulo VI.
los actores sino la magnitud de la escena lo que da (5) En el sitio de la batalla se erigió despues una iglesia
dedicada á San Lázaro, en la cual fueron enterrados los cuer-
(1) Carta de Gutierrez, MS.—Pedro Pizarro, Descub. y pos de los muertos en la accion. Esta circunstancia con luce
Couq., MS.—Herrera, Historia general, dec. VI, lib. IV, á Garcilasso á suponer que se (lió la accion el sábado 6, día
cap. I. — V.—Carta de Espinal!, MS.—Zárate. Conq. del Pe- despues de la fiesta de San Lázaro, y no el 26 como comen-
rú, lib. IIÍ, cap. X—XI.— Garcilasso, Com. Real, parte II, mente se refiere. Com. Real, parte II, lib. 11, cap. XXXVIII.
cap. XXXVI—XXXVII. Véase tambien á Montesinos, autoridad indiferente para
(`?) [terrera, Historia general, dec. VI, lib. IV, capítu- todo.
lo V—VI.
(6) Zárate, Conq. del Perú, lib. III, cap. VIII.--Garci-
(3) lbid. , ubi supra. lasso, Cona. Real, parte II, lib. II, cap. XXXVI.

LA CONQUISTA DEL PERÚ.


Pero al atravesar este pantano , los cañones de Or g 955
ñez jugaron con éxito, int o• La batalla había durado mas de una hora, y la for-
roduciendo el desórden en tuna se declaraba contra el partido de Almagro. Muer-
las primeras
medio de su filas.
gente,Gonzalo
a
y Valdivia-se arrojaron en to Orgoñez , se aumentó la confusion entre sus solda-
menazando á unos, animando á dos. La infantería, no pudiendo resistir el fuego de
otros, y al fin consiguieron sacar las tropas adelante los arcabuceros, se desbandó refugiándose detras de
sobre terreno firme. Allí los arcabuceros, destacán- los muros de piedra que se elevaban en diversos pun-
dose del resto de la infantería, se apoderaron de una tos del campo. Pedro de Lerma, despues de haber
pequeña eminencia, desde donde á
su vez abrieron procurado en vano reunir su caballería, se dirigió
un nutrido fuego sobre los de Orgoñez , desorde- con todo el ímpetu de su caballo contra Hernando Pi-
nando las filas de los alabarderos, y molestando zarco , contra quien tenia resentimiento personal.
considerablemente la caballería que formaba en los Pizarro le esperó : las lanzas de ambos caballeros se
flancos.
cruzaron : la de Hernando atravesó el muslo de su ad-
Entreentanto
drones una Hernando
columna, á, reuniendo sus dos escua- versario , y la de Lerma rozando el arzon de la silla de
cubierto de este bien soste- Hernando , chocó con tal fuerza en su armadura , que
nido fuego, atravesó el rio y eI pantano, y llegando á rompiendo las junturas de la cota de malla le hirió le-
terreno firme, cargó sobre el enemigo. Orgoñez, cuya vemente sobre la ingle, y obligó al caballo ti enea-
infantería estaba ya muy diezmada, adelantó la ca- britarse. Pero la confusion de la batalla separó en
g allería, reunió como su adversario los dos escuadro- breye 5 Ios combatientes, y en el tumulto fue des-
nes en un solo cuerpo ,y á todo galope salió al en- montado Lerma y quedó en el campo cubierto de he-
cuentro de hlernando. El choque fue terrible. Los ridas (3).
enjambres de espectadores indios que llenaban las al- Despues de esto apenas hubo orden n4 resistencia
turas circunvecinas le saludaron con un diabólico entre los soldados de Almagro, los cuales huyeron á
grito de alegría que dominando el ruido del combate toda prisa al Cuzco, y feliz el que obtuvo cuartel
fue á perderse en ecos distantes entre las monta- cuando le pidió. El mismo Almagro, demasiado dé-
ñas (1) . bil para permanecer largo tiempo á caballo , se Babia
La accion fue reñida porque no era entre los blan- metido en litera, y desde una altura inmediata mira-
cos y los indefensos indios, sino entre españoles y ba la batalla contemplando sus fluctuaciones con el
españoles : ambos partidos se animaban á la pelea Iteres de un hombre que de su éxito tenia pendientes
con los gritos de el rey y•Álrnagro ó el rey y Pizarro, el honor, la fortuna y la misma vida. Con agonía in-
mientras combatian con un rencor con el cual no tie- decible vió á sus fieles soldados, despues de un reñi-
ne comparacion la antipatía nacional, rencor tanto do combate, derrotados por sus contrarios, hasta
mas fuerte cuanto mayor habia sido la fuerza de los que persuadido de que no quedaba esperanza de vic-
lazos que acababan de romperse. toria consiguió montar en una anula y buscó un asilo
En esta sangrienta accion cumplió Orgoiiez plena- momentáneo en la fortaleza del Cuzco. Allí fue segui-
mente con su deber peleando como hombre para do en breve, preso y llevado en triunfo á la capital,
quien los campos de batalla son el elemento natural. donde á pesar de su enfermedad se le cargó de hier-
Viendo á un caballero que por el color de la túnica ros , y se le encerró en el mismo edificio en que habia
que cubria su armadura supuso erróneamente ser tenido presos á los Pizarros.
hlernando Pizarro , le cargó á todo galope y le derribó La accion no duró dos horas completas. Del nú-
con su lanza. A otro atravesó de parte á parte de la mero de los muertos se habla con variedad; pero pro-
misma manera, y á otro mató con la espada en el bablemente no bajó de ciento cincuenta ( uno de los
momento en que daba el grito prematuro de ¡ victo- combatientes dice que fue de doscientos) (4), núme-
ria ! Pero mientras hacia estas proezas dignas de un ro escesivo si se considera lo corto del tiempo y ele
paladín de romance, recibió una herida de una doble las fuerzas que tomaron parte en el combate. Nada se
bala de arcabuz que , penetrando por la visera , le habla de los heridos. Las heridas eran cosa ordinaria
pasó rozando por la frente y le privó por un momento y natural en un caballero. Dícese que Pedro de Ler-
de sentido. Antes de que pudiese volver en sí le ma- ma recibió diez y siete, y aun fue retirado vivo del
taron el caballo; y aunque despues de haber caido campo de batalla. Los que principalmente esperimen-
logró desembarazarse de los estribos, se encontró taron pérdidas fueron los soldados de Almagro; pues
rodeado y acosado por multitud de enemigos. Negán- la matanza no se limitó al tiempo de la accion, y era
dose todavía entregar su espada, preguntó si no ha- tanta la animosidad de los dos partidos que muchos
bia entre aquella gente algun caballero á quien pu- fueron muertos á sangre fria, como Orgohez, despues
diese rendirse. Presentósele como tal un soldado lla- de rendidos y prisioneros. El mismo Pedro de Ler-
mado Fuentes, criado de Pizarro; Orgoñez le entregó ma, tendido en el lecho del dolor en el alojamiento de
la espada, y el infame sacando su daga la hundió en un amigo suyo del Cuzco, fue visitado por un solda-
el corazon de su indefenso prisionero. Despues la ca- do llamado Samaniego, á quien habia castigado en
beza separada del tronco fue puesta en una pica y lle- cierta ocasion por un acto ele desobediencia. Este en-
vada cual sangriento trofeo á la gran plaza del Cuzco tró en el cuarto solitario del herido, se sentó á su ca-
como si fuese la cabeza de un traidor (2). Así pereció
(5) Herrera, Hist. general, ubi supra.—Garcilasso, Co-
como leal un caballero tan decidido en el consejo y
m
tan valienta en la accion como el primero que haya He anando Pizarroo llevaba sobre la armadura una túnica de
atravesado las playas de América. terciopelo color de naranja, segun refiere Garcilasso, y antes
de la batalla hizo advertir á Orgoriez de esta circunstancia
(4) Herrera, IIist. general, decc, VI, lib. IV, cap. VI.— para que pudiese distinguirle, entre los demas. Pero un ca-
Pedro Pizarro, descub, y Conq., MS.—Carta de Espinall, MS. ballero de los de Hernando llevaba tambien los mismos colo-
res, lo cual parece que fue lo que causó el error de Orgoñez.
-Zárate, Conq. del Perú, lib. III, cap. XI.
Todo lo que se refiere á esta batalla, la disposicion de las (4) «Murieron en esta batalla de las Salinas casi dozientos
fuerzas, la naturaleza del terreno, la manera del ataque lo hombres de una parte y de otra.» ca (Pedro
culan Pizarro,
en menosDescub. y
la pérdida.
refieren los historiadores con tanta variedad y confusion como Conq., MS.) Muchas autoridades :m «Si^uie-
si hubiese sido un combate entre dos grandes ejércitos el que El tesorero Espinall, partidario de Almagro, dice •
bres de cada parte. Parece ron alcanzmataran á los hombresrendidos é desarmados,
o se lvis-
solo fue entre un puñado de ho eor a
que en ningunabatalla.
una es mas dificil hallar la verdad que en por tés quitar las armas los mataran si presto no se lasaa-
un caballo un Huy Di z vi-
el campo n, é trayendo á las ancas de
(2) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.--Herrera, His v mataron,
toria general ubi supra.—Zárate, Conq. del Perú, ubi taran m as dé ciento é cincuenta hombre »d Cait . MS.. mas
supra.
lb' S BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

de S. M. ; el haber entrado en conspiraciones con el das sus cuentas con Pizarro , aun se hallaban en po-
Inca; y finalmente, el haber desposeído de la ciudad der de este gefe muchos bienes que le pertenecían.
del Cuzco al gobernador nombrado por la corona. Con este político legado esperaba asegurar la protec-
Por estos cargos fue condenado á muerte como trai- cíon del emperador para su hijo y uu exámen minu-
dor, debiéndosele cortar la cabeza en la plaza públi- cioso de la conducta de su enemigo.
ca. Quiénes fueron los jueces ó cuál el tribunal que La noticia de la sentencia de Almagro produjo
le condenó no lo sabemos, pero en realidad todo el sensacion profunda entre los habitantes del Cuzco. A
juicio fue una burla, si juicio puede llamarse aquel todos sorprendió que un hombre investido de una
en que el acusado está completamente ignorante de autoridad provisional y limitada se atreviese á formar
la acusacion. causa á una persona de la categoría de Almagro. Po-
Notificósele la sentencia por medio de un fraile cos hubo que no recordasen algun acto de generosi-
comisionado al afecto. El desdichado Almagro, que dad ó benevolencia del desdichado veterano, y aun á
todo este tiempo habia estado, por decirlo así, dur- los que habian proporcionado materiales para la
miendo al borde de un precipicio, no pudo al prin- acusacion, sorprendidos por el trágico resultado que
cipio comprender la naturaleza de su situacion. Re- ofrecian, se les oyó acusar ele tiránica la conducta de
cobrándose, sin embargo, del primer susto dijo: Hernando. Algunos de los principales caballeros, y
«que era imposible que se le luciese tal agravio y entre ellos Diego de Alvarado, á cuya intercesion,
que no quería creerlo ; » y suplicó á Hernando Pizar- como hemos visto, debió Hernando Pizarro su vida
ro que le concediese una entrevista. Hernando, á quien cuando estaba prisionero , se presentaron á él para
no desagradaba presenciar la agonía de su cautivo, disuadirle de tan arbitrario y arroz proceder. Todo
consintió en ello ,y Almagro, abatido ya por sus. fue en vano : sin embargo , sus reclamaciones produ-
desgracias, se humilló hasta el punto de pedirle la vi- jeron el efecto de que se cambiase el modo de ejecu-
da con las mas encarecidas súplicas. Recordóle sus cíon, y que esta fuese en la prisiones vez de verificarse
antiguas relaciones con su hermano , y los favores en la plaza pública (3).
que le habia hecho, así como á su familia en los pri- En el dia señalado se formó en la plaza un fuerte
meros años de su carrera : habló de sus reconocidos piquete de arcabuceros, y se doblaron las guardias á
servicios al pais, y suplicó á su enemigo «que perdo- las inmediaciones de las casas donde habitaban los
nase sus canas y no privase de la poca vida que le principales partidarios de Almagro. El ejecutor, se-
quedaba á un hombre de quien nada tenia ya que te- guido de un eclesiástico, entró ocultamente en la
mer.» A esto contestó Hernando friamente que «estra- prision,y el desgraciado Almagro, despues de ha-
ñaba ver á Almagro portarse de una manera tan poco berse confesado y recibido el sacramento de la comu-
digna de un valiente caballero; que su suerte no era nion, se sometió sin resistencia á la pena de garrote.
peor que la de otros muchos soldados que habian I Así murió oscuramente en el lúgubre silencio de un
muerto antes que él , y que pues debla á Dios la gra- calabozo el héroe de cien batallas ! Su cadáver fue
cia de haber nacido cristiano, estaba obligado á em- llevado á la plaza , donde en cumplimiento de la sen-
plear los momentos que le quedaban en mirar por su tencia se le separó la cabeza del cuerpo. Un heraldo
alma (1).» anunció en alta voz la naturaleza de los crímenes por
No por eso guardó silencio Almagro. Ponderó el que habia sido sentenciado; los restos mortales fue-
servicio que habia hecho al mismo Hernando; díjole ron conducidos á la casa de su amigo Hernan Ponce
«que bien triste era la recompensa que le ofrecia por de Leon , y al siguiente dia se le trasladó con toda la
haberle perdonado la vida en ocasion reciente y en solemnidad debida á la iglesia de nuestra Señora de
circunstancias idénticas cuando una y otra vez los la Merced. Entre los principales del duelo se hallaban
que le rodeaban le habian aconsejado que se la quita- tainbien los Pizarros. No dejó de notarse que su her-
se;» y concluyó amenazándole con la venganza del mano habia honrado de un modo semejante la memo-
emperador, que no dejaria impune semejante ultraje ria de Atahuallpa (4).
hecho á una persona que tan señalados servicios ha- Almagro en la época de su muerte no pasaba pro-
bia prestado á S. M. Todo fue en vano : Hernando bablemente de setenta años de edad ; pero es difí-
terminó bruscamente la conferencia, replicando que cil fijar esta circunstancia con esactitud, porque
«su suerte era inevitable y que debla prepararse para Almagro era expósito, y como tal la historia de su
sufrirla (2).» infancia está envuelta en la oscuridad (5). Tenia por
Almagro, viendo que no hacían impresion sus pa- naturaleza muchas cualidades escelentes; y sus de-
labras en el férreo corazon de su vencedor, pensó fectos, que no eran pocos, estaban regularmente
sériamente en el arreglo de sus negocios. Segun los disculpados por las circunstancias de su situacion.
términos de la real concesion , estaba autorizado para Porque cuando se trata de calificar un yerro ¿cuán
nombrar sucesor. En su consecuencia designó como atenuantes no son las circunstancias de expósito, sin
tal á su hijo, y nombró á Diego de Alvarado, en cu- padres, sin amigos, sin maestros que le dirijan en su
ya integridad tenia gran confianza, administrador infancia, pobre barquilla arrojada en el Océano de
del territorio, durante la menor edad de aquel. Dejó
por heredero de todas sus propiedades y posesiones Carta de Espinall, MS.—Montesínos, Anales, MS.
en el Perú, de cualquiera clase que fuesen, á su amo año(3)153`;.
el emperador, afirmándole que no estando arregla= El obispo Valverde, segun él mismo asegura al emperador,
se presentó á Francisco Pizarro en Lima, y reclamó se hicie-
(1) «I que pues tuvo tanta gracia de Dios que le higo se contra toda violencia al mariscal, diciéndole que su deber
christiano, ordenase su alma i temiese á Dios. » IIerrera, exigia imperiosamente que marchase su persona al Cuzco y le
Hist. general, dec. VI, lib. V, cap. I. pusiese inmediatamente en libertad. «Era un asunto dema-
(2) Herrera, Hist. general, ubí supra.—El mariscal apeló siado grave, añade justamente, para confiarlo á terceras
de la sentencia de sus jueces á la corona, suplicando á su ven- personas.» (Carta al emperador.) El tesorero Espinall, que
cedor (dice el tesorero Espinall en su carta al emperador) en entonces se hallaba en el Cuzco, hizo tambien esfuerzos,
términos que hubieran movido á compasion él corazon de un aunque sin fruto, para disuadir á Hernando de su propósito.
infiel. «De la qual el dicho adelantado apeló para ante V. M. i (4) Carta de Espinall, MS. — Herrera, Historia general,
le rogó que por amor de Dios hincado de rodillas le otorgase loc. cit.—Carta de Valverde al emperador, MS.—Carta de
el apelacion, diciéndole que mirase sus canas é vejez á quan- Gutierrez, MS.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq. ,MS.-
ta habia servido á V. M. i que él habia sido el primer escalon Montesinos, Anales, MS., año de 1538.
para que él i sus hermanos subiesen en el estado en que esta- No se dice la fecha de la ejecucion de Almagro; omision es-
an, i diciéndole otras muchas palabras de dolor é compasion tralla por cierto, pero poco importante, pues el suceso debió
roe despues de muerto supe que dilo, que á Sualquier hom- verificarse á muy luego de dada la sentencia.
bre, aunque infiel, moviera á piedad.» Carta, MS.
(5) Ante, tomo I, pág. 125.
LA CONQUISTA DEL PERUS.
la vida, y flotando entre rocas y escollos, sin una 159

mano amiga que se estienda para mostrarle el rumbo por hombres mas acostumbrados á gobernar á los
6 para salvarla ! El nombre de espósito es una dis-
demasque á gobernarse á sí mismos. Sino se suscitan
antes motivos de discordia, es seguro que se susci-
culpa de muchas, de muchísimas faltas que se come- tarán cuando llegue el caso de repartir el botin. Pero
ten en edad avanzada (4 ).
habia razones particulares que hacían imposible la
Era hombre-de pasiones fuertes y no muy acostum- buena inteligencia entre estos dos asociados , porque
brado á dominarlas (2) ; pero habitualmente no era el carácter franco, ardiente y confiado de Almagro
vengativo ni cruel. Ya he hablado de una atrocidad no se avenía con la política fria y astuta de Pizarro,
que cometió con los indígenas; pero de semejante in- y siempre que sus intereses estuvieron en oposicion
sensibilidad para con los indios participaban muchos el primero fue engañado por el segundo.
de los españoles mas instruidos. Sin embargo, los
indios por conviccion propia dieron testimonio de su A pesar de todo, puede atribuirse á culpa del mis-
mo Almagro la catástrofe que terminó su existencia.
ordinaria humanidad declarando que entre los blan- Cometió en efecto dos yerros capitales. El primero
cos no habilita tenido mejor amigo que él (3). En fue tomar posesion del Cuzco por medio de las ar-
realidad, lejos de ser vengativo era clemente, y ce- mas. No era este el modo de determinar la línea divi-
día pronto á los consejos de los denlas. Esta facilidad soria : esta debia haber sido objeto de una sentencia
en ceder, que era el resultado de su bien intencio- de árbitros ,y si en árbitros no habia confianza, de
nada credulidad, le hizo muchas veces víctima de una apelacion á la corona. Pero una vez tomadas las
astutos engañadores, y mostraba ciertamente que ca- armas, no debia haber recurrido á las negociaciones
recia de esa confianza en sí mismo propia de los lroin- y mucho menos á las negociaciones con Pizarro. Este
bres de gran energía de carácter. Sin embargo, su fue su segundo y grande error. Conocía bastante á
genio abierto y su generosidad le granjearon popula- Pizarro para saber que no debia liarse de él. Se fió
ridad entre sus soldados. Era tan generoso que co- sin embargo y pagó su confianza con la vida.
munmente rayaba en pródigo. Cuando entró en la
campaña de Chile prestó cien mil ducados de oro á
los caballeros mas pobres para que se equipasen, y CAPITULO III.
despues les perdonó la deuda (4 ). Era tambien gas- Pizarra visita de nuevo al Cuzco. —Hernando vuelve á
tador hasta la ostentacion ; pero su estravagancia no Castilla. — Su larga prision. — Comisionado enviado
le perjudidaba entre los aventureros del ejército'con al Perú.—Hostilidades con el Inca. — Activa admi-
nistracion de Pizarro.—Gonzalo Pizarra.
quienes la prodigalidad es mas popular que una es-
tricta y bien calculada economía. 4539-1540.
Era buen soldado , prudente y cuidadoso en sus Erg marques Francisco Pizarro volvió , como.bernos
planes, paciente é intrépido en la ejecucion. Su cuer- visto, á Lima cuando su hermano salió en persecu-
po estaba cubierto de cicatrices de heridas recibidas cion de Almagro. Allí esperó coa ansia el resultado de
en las batallas , de modo _que la natural fealdad de su la campaña, y al recibir la agradable noticia de la
persona se habia convertido casi en deformidad. victoria cíe las Salinas, hizo inmediatamente sus pre-
No debe juzgársele por su última campaña, cuando parativos para marchar al Cuzco. En Xauxa, sin em-
abatido por la enfermedad cedió al genio superior de bargo , le detuvo largo tiempo el desórden en que se
su rival . sino por muchas espediciones por tierra y Hallaba el pais y mucho mas su repugnancia á entrar
por mar para la conquista del Perú y del remoto Chi- en la capital del Perú mientras estaba pendiente la
le. Sin embargo , puede dudarse que poseyese aque- causa de Almagro.
llas cualidades poco comunes, ya corno guerrero, ya En Xauxa recibió á Diego, el hijo del mariscal, que
corno hombre particular , que en circunstancias or- había sido enviado á la costa por Hernando Pizarro.
dinarias son capaces de distinguir á una persona en- Acosaban al jóven los mas tristes presentimientos
tre las denlas. Era uno de los tres, ó por mejor decir respecto á la suerte de su padre, y suplicó al gober-
de los dos sócios, que tuvieron la fortuna y la gloria nador no permitiese que por su hermano se cometie-
de hacer uno de los mas portentosos descubrimientos se ningun acto de violencia contra el autor de sus
del mundo occidental ; y su nombre participa en gran dias. Pizarro, despues de recibirá Diego con aparen-
manera del crédito que logró el de Pizarro, porque te bondad, le dijo que cobrase ánimo, que no se lelia-
si bien no acompañó á este gefe en sus peligrosas es- ria ninguu daño (5) ; y añadió, que esKrabarenovar
pediciones , contribuyó tanto corno él á su buen éxi- en breve los lazos de su antigua amistad. El jóven,
lo con sus esfuerzos en las colonias. consolado con estas palabras ,tomó el camino de Li-
Sin embargo , su conexion con Pizarro apenas ma, donde por órden de Pizarro fue recibido en su
puede considerarse que fuese una circunstancia casa y tratado como hijo.
afortunada en su carrera. La nailon entre dos indivi- Las mismas promesas respecto á la seguridad del
duos para descubrir y conquistar no es fácil que sea mariscal hizo el gobernador al obispo Valverde y á
muy • escrupulosamente observada, especialmente algunos de los principales caballeros que se interesa-
ron en favor del preso ( 6). Todavía detuvo Pizarro
por mas tiempo su marcha á la capital ; y cuando la
(4) Montesinos, á falta de mejor genealogía, dice : «Era volvió á emprender, apenas habia pasado el río de •
hi j o de sus grandes hechos, y tales han sido los padres de
muchos héroes famosos.» (Anales, MS. , año de 4558.) Apu- Abancay, recibió las nuevas de la muerte de su rival.
rado debia verse un castellano no pudiendo sacar algo pareci- Manifestó sorprenderse mucho can la noticia; todo su
do á genealogía, aunque fuese un tanto oscura. cuerpo se agitó y permaneció por algunos instantes
(2) «fiera un hombre muy 'profano, de muy mala lengua, con los ojoslijos en tierra, dando señales de la mayor
que en enojándose tratava muy mal á todos los que con él emocion (7).
andavan aunque fuesen caballeros.» (Descub. y Conq. , MS.)
Este retrato es de mano de un enemigo. (5) «I dilo que no tuviese ninguna pena, porque no con-
que de él
(3) Los indios lloraban amargamente, diciendo, q sentiría que su padre fuese muerto.» Herrera, Ilist. general,
nunca recibieron mal tratamiento. dec. VI, lib. VI, cap. 111.
(4) Si liemos de dar crédito á Herrera, distribuyó ciento (6) «Que lo liarla así como la decía, i su deseo no era otro
ochenta cargas de plata y veinte de oro entre sus soldados. silbo ver el Reino en paz; i que eu lo que tocaba al adelanta-
«Mandó sacar de su posada mas de ciento y ochenta cargas de do, perdiese cuidado, que bolberia á tener el antigua amis-
plata i veinte de oro, i las repartió.» (Dec. V, lib VII-, capí- tad con él.» Herrera, Ilistoria general, dec. VI, lib. IV, ca-
tulo 1X.) Una carga era lo que un hombre podía llevar con pítulo IX.
facilidad. Semejante asercion se resiste á nuestra credulidad (7) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
pero es dificil señalar los límites de nuestra credulidad en lo Derramó muchas lágrimas, segun dice Herrera, el cual
que concierne á esta tierra de oro.
4s() BiBLIOTECA DE GASPAR Y Ro1G.
Esto es lo que dicen sus amigos ; pero lo mas pro- conducta de su hermano, y muchos se vieron redu-
bable es que estuviese perfectamente enterado de lo cidos á tal estado de pobreza que, demasiado altivos
que pasaba en el Cuzco. Dícese que cuando terminó para esporier su miseria ií la vista de sus vencedores,
la causa, recibió un mensaje de Hernando , consul- se retiraron de la ciudad y buscaron asilo eu los veci-
tándole sóbre lo que debia hacerse con el preso , y nos montes ( 7 ).
que respoe dió en breves palabras «que hiciese de Remuneró á sus hermanos tan ámpljamenle, que
»manera que el Adelantado no tus pusiese en mas al- estiló la murmarac l on de sus mismos partidarios.
borotos (I ). » Dícese ta ni bien que Hernando, aco- Nombró á Gonzalo para el mando de una gran fuerza
sado despues ponla irrit.acion que produjo la muerte destinada á operar contra los indios de Charcas, pue-
de Almagro, se escudó con las instrucciones que ase- blo guerrero que ocupaba el territorio asignado por
guraba haber recibido del gobernador (2 ). Lo cierto la corona á Almagro. Gonzalo encontró obstivada re-
es que Pizarro, durante su larga residencia en Xau- siatencia en ellos; pero despues de algunos combates
xa, estuvo en constante comunicado!' con el Cuzco; reñidos, logró someter aquella provincia. Fue recom-
y que si, como le aconsejó con repelidas instancias pensado juntamente con I-Iernando, que le ayudó en
Valverde (3) , hubiera apresurado su marcha, podría la conquista, con, un estenso territorio en las inme-
fácilmente haber evitado la consuma ion de la cat: s- diaciones de Porco , cuyas productivas minas habian
trufe. Como general en gefe, la suerte de Almagro sido en parle laboreadas era tiempo de los Incas. Este
estaba en sus manos; y por mas que sus partidarios territorio conaprendia. parte de las colinas argentífe-
aseguren su inocencia , el juicio imparcial de la his- ras del Potosí que tantos tesoros han dado despues á
toria le hace responsable, juntamente con Hernaudo, Europa. Hernando conoció cuánto podia producir el
de la muerte de su sócio. terreno y comenzó á trabajar las minas en mayor es-
Ni en su ulterior conducta mostró que le pesase en cala que la adoptada hasta entonces, aunque no pare-
manera alguna de lo que se habia hecho. Entró en el ce que intentase penetrar en los ricos filones del Po-
Cuzco, dice un testigo presencial, entre el ruido de toaí (4). Todavía debían trascurrir algunos años antes
trompetas y chirimías á la cabeza de sus caballeros, que los españoles descubriesen las canteras de plata
vestido con el rico traje que le había enviado Cortés, que ocultaban los senos de aquellos montes (9).
y con el gozoso y altivo continente de un vence- La gran ocu l ,aciou de Hernando era entonces reu-
dor (4 ). Cuando Diego de Al varado se dirigió á él nir una cantidad suficiente de riquezas para marchar
para reclamar el gobierno de las provincias del Sur, con ellas á España. Cerca de un año había trascurrido
en nombre del jóven Almagro, cuyo padre, como he- desde la muerte de Almagro, y ya era tiempo de que
mos visto, le habia encomendado á su prot.eccion, volviera á Castilla y se presentase en la córte , donde
respondió que «el mariscal por su rehelion habia Diego de Alvarado y otros amigos del mariscal , que
» perdido todo derecho al gobierno. » Y cuando Alva- hacia tieml.o habian salido del Perú, soslenian indus-
rado volvió á instarle sobre el asunto, terminó brus- triosamente las reclamaciones del jóven Almagro y
camente la conversacion , declarando («fue su terrí- pedían repara clon de los agravios hechos á su padre.
»torio se estenrlia por todas partes hasta Flandes (5),» Pero Hernando confiaba en su oro para desvanecer las
queriendo sin duda con esta jactanciosa salida mani- acusaciones que se suscitasen contra él.
festar que no sufriria rival en !as costas del Perú. Antes de su partida aconsejó á su hermano que se
Por esto habla mandado recientemente relevar á guardase de « los hombres de Chile,» como se llama-
Benalcázar, el conquistador de Quito, de quien le han los soldados de Altriagro , porque eran hom-
habian informado que aspiraba á constituir un go- bres desesperados que en nada repararian para
bierno independiente. El emisario de Pizarro llevaba vengarse. Díjole que no les permitiera reunirse, en
órden para llevar al culpado á Lima; pero Benalcá- cualquier aaúrriero que fuese, á distancia de cin-
zar, despues de haber seguido su victoriosa carrera cuenta leguas de su persona; porque si lo hacia, su
bácia el Norte, volvió á Castilla á solicitar del empe- condescendencia le seria fatal. Por último, le reco-
rador el galardon de sus hazañas. mendó mucho que se rodease de una fuerte guardia,
Illostróse tambien Pizarro estrirordinariamente in- añadiendo : « porque no estaré yo aquí para velar por
sensible á las quejas de los agraviados indios que in- » vos. » Pero el gobernador se burló de estos que él
vocaban su proteccion, y trató á los soldados de llamaba vanos temores de su hermano , y le dijo que
Almagro con manifiesto desprecio, confiscando las no temiese por su vida , pues e cada cabello de los
tierras de los geles y dándolas sin ceremonia á sus » soldados de Almagro era una garantía de su seguri-
propios partidarios. Hernando con actos de liberalidad » dad (I 0). » No conocia como Hernando el carácter
habia procurado atraer á su partido á algunos del de sus enemigos.
bando opuesto, pero ellos no quisieron aceptar nada
de un hombre, cuyas manos estaban manchadas con le, y ofrecidoles Baria repartimientos y no lo havian aceptado
la sangre de su gefe (6). El gobernador no imitó la ni querido.» Pedro Pizarro, Descub. yConq., MS.
(7) «Viéndolos oy en dio muertos de ambre , fechos peda-
evidentemente cree muy en ellas. Ibid., dec. IV, lib. VI, zos é adeudados, andando por los montes desesperados por
cap. VII.—Conf., V, cap. I no parecer ante gentes, porque no tienen otra cosa que se
(1) Herrera, dec. VI, lib. VI, cap. VII.—«De todo esto, vestir sino ropa de los indios , ni dineros con que lo comprar.»
dice Espinall, fue sabido!' el dicho gobernador Pizarro á lo que Carta de Espinall, MS.
mi juicio i el de otros que en ello quisieron mirar alcanzo.» (8) «Con la quietud, escribe Fernando Pizarro al empera-
Carta de Espinall, MS. dor, questa tierra agora tiene han descubierto i descubren
(`?) Herrera, Hist. general, dec. VI, lib.' V, cap. I.—El cada dia los vecinos muchas minas ricas de oro i plata, de
testimonio de Herrera, es casi el de un contemporáneo, pues quintos y rentas reales de V. M. cada dia se le ofrecen de
segun él mismo nos dice tomó sus noticias de ta correspon- que hacer cara á todo el mundo.» Carta al emperador, MS.,
dencia de los conquistadores y de los datos que los propios hi- Puerto Viejo 6 de julio de 1559.
jos de estos le suministraron. Lib. VI , cap. VII. (9) Carta.de Carbajal al emperador, MS., del Cuzco 3 de
(3) Carta de Valverde al emperador, MS. nov. de 1b39.—Pedro Pizarro, besad), y Conq., Montesinos,
(4) «En este medio tiempo vinoá la dicha cibdad de Cuzco
el g obernador don Francisro Pizarro, el cual entró con trom- Anuales, MS. , ario de 1539.
Bien conocida es la historia de la manera en que se descu-
petas i chirimías vestido con ropa de martas, que fue el luto brieron las minas de Potosí por un indio, que arrancando un
Con que entró.» Carta de Espinal/. MS. arbusto encontró muchos glóbulos de plata aderidos á las raí-
(5) Carta de Espinall, MS.—«Mur asneramante le respon- ces. No se registró la mina hasta 1545. Acosta da noticia de
dió el gobernador, diciendo que su gobernacion no tenia tér- ella en el lib. IV, cap. VI.
mino, i que llegaba hasta Flandes.» Herrera, Hist. general, (10) Herrera, Hist. general, dec. VI, lib. VI, cap. X.-
dec. VI, lib. VI , cap. VII.
Zárate, Conq. del Párú, lib. III, cap. Xll,— Gomara, Hist. de
(s) «Avia querido hacer amigos de los principales de Chi- las Indias, cap. CXLII.
tA CONQUIStA •DEL PEltú.
161
lmbarcóse llenando poco tiempo despues en Lima habiendo decaido considerablemente su espíritu, lle-
en el verano de 1539. No tomó la ruta de Panamá, gó entonces á ser un objeto de piedad mas bien que
porque habia oido que las autoridades intentaban de- de indignacion. Raras veces, y mucho mas en Castilla,
tenerle allí. Dió un rodeo por Méjico; desembarcó en se ha hecho tan plenamente justicia contra culpados
la bahía de Tehuantepec, y al pasar el estrecho que de tan alta categoría (5).
divide los grandes Océanos fue preso y conducido á Herrando sobrellevó su larga prision con una
la capital. Pero el vire), Mendoza no se consideró con igualdad de ánimo que si hubiera estado fundada en
facultades para detenerlo y le permitió embarcarse en sanos principios le habria granjeado el respeto gene-
Veracruz y continuar su viaje. Todavía no consideró ral. Vió morir unos tras otros á sus hermanos y pa-
prudente aventurarse á entrar en España sin recibir rientes de quienes esperaba auxilio y consuelo; vió
nuevos avisos; y en su consecuencia se dirigió á una una parte de sus bienes confiscada,ypor conservar la
de las Azores, donde permaneció hasta que pudo en- otra se halló envuelto en un costoso litigio (6) ; vió
trar en comunicaciou con la madre patria. Tenia su fama oscurecida, su carrera terminada antes de
amigos poderosos en la córte, y estos le animaron á tiempo y su persona desterrada, por decirlo así, en el
que se presentase al emperador. Tomó su consejo centro de su propio país : y sin embargo , todo lo su-
poco. tiempo despues llegó sin novedad á las playasy frió con ánimo constante y valeroso. Aunque ya era
españolas (1). muy viejo cuando fue puesto en libertad , todavía so-
La córte estaba en Valladolid : Hernando hizo su brevivió muchos años, pues no murió hasta la edad
entrada en esta capital con gran pompa y desplegan- estraordinaria de ciento (7). Vivió el tiempo sufi-
do todas sus riquezas de la India, pero halló una aco- ciente para ver á amigos, rivales y enemigos todos
gida mas fria de la que se habia figurarlo (2). Esto lo llamados antes que él ante el tribunal de Dios.
debió principalmente á Diego de Alvarado, que resi- Su carácter es bajo muchos conceptos digno de no-
día allí entonces, y que como caballero de noble es- tarse. Era el mayor de los hermanos , con los cuales
tirpe y grandes relaciones, tenia considerableinfluen- solo tenia parentesco por parte de padre, porque era
cia. Eu otro tiempo, segun hemos visto, había hijo legítimo y de ilustre familia tambien por línea
salvado mas de una vez con su oportuna intervenciou materna. En su temprana edad recibió buena educa-
la vida de Herrando, y habia consentido en la con- cion para lo que daban de sí los tiempos. Siendo to-
donacion que este le hizo de una gran cantidad de di- davía muy jóven fue llevado por su padre á Italia,
nero. Pero todo lo había olvidado ante el recuerdo donde aprendió el arte de la guerra á las órdenes del
del agravio hecho á su general; y fiel á la confianza gran capitan. Es poco conocida su historia despues
que este en la hora de su muerte habia depositado en que volvió á España ; pero cuando su hermano se abrió
él , habia vuelto á España para vindicar los derechos tan brillante carrera con el descubrimiento del Pe-
del Alrnagro. rú, Herrando consintió en tomar parte en sus aven-
Mas aunque Hernando fue recibido al principio con
Mas turas.
frialdad, su presencia y la version que dió de la con- Su hermano Francisco le tenia mucha deferencia,
tienda con Ahnagro, unidas á los dorados argumen- no solo por ser hermano mayor, sino por su superior
tos que repartió con mano pródiga, detuvieron la educacion y su conocimiento de los negocios. Era de
corriente de indignacion, y la opiuion de los jueces percepcion pronta, de grandes recursos y de gran vi-
pareció por un momento en suspenso. Alvarado mas gor de accion. Aunque valeroso , era precavido , y sus
acostumbrado á la pronta y decisiva accion de un consejos, cuando no les inspiraba la pasion eran pru-
campamento que á las tortuosas intrigas de una cór- dentes y racionales. Pero tenia otros vicios que con-
te , se irritó al ver tal dilacion y citó á Hernando para trabalanceaban sus buenas cualidades. Su ambicion
arreglar su disputa en singular combate. Pero su y avaricia eran insaciables; era altanero hasta con sus
prudente adversario no tenia el menor deseo de es- iguales é implacable en sus venganzas. Así, en lu-
poner su causa á semejante prueba y. el negocio ter- gar de auxiliar á su hermano en la conquista, fue
minó prontamente con la muerte del mismo Alvarado, el mal genio que oscureció su carrera. Desde el prin-
acaecida cinco dial despues del desafio , muerte tan cipio concibió un desprecio inmotivado Hacia Alma–
oportuna que naturalmente sugirió la sospecha de gro , á quien miraba como el rival de su hermano, en
haber sido efecto de un veneno (3). vez de considerarlo como lo que era, el fiel compañe-
Sin embargo, no por eso se desvanecieron total- ro de su fortuna. Tratóle con altivez ,y con sus in-
mente las acusaciones : eran demasiado arbitrarias trigas en la córte halló medio de hacerle sensibles
las medidas tomadas por Herniando y demasiado gra- agravios. Cayó en sus manos y estuvo á pique de pa-
ve el ul`raje hecho al sentimiento público para que garlos con la vida. Esto no pudo olvidarlo y aguardó
pudiera quedar sin castigo. Así , aunque no se le im- con calina la hora de la venganza. Sin embargo; la
puso sentencia alguna formal, fue encarcelado en la ejecucion de Almagro fue el acto mas impohtico;
fortaleza de Medina del Campo , donde se le detuvo
por espacio de veinte años, hasta que pasada ya casi diente promovido por el nieto de Hernando en vindicacion del
una generacion y habiendo el tiempo corrido su suave título de marques en 1625.
velo sobre los hechos anteriores, se le permitió vivir (5) Naharro, Relacion sumaria, MS.—Pizarro y Orellana.
en libertad (4) Pero siendo ya anciano y achacoso, y Varones ilustres, p. 341.—Montesinos, Anuales, MS., año
de 1559.—Gomara, Hist, de los Ind. , cap. CXLII.
«No consienta vuestra señoría que se junten diez juntos en (6) Caro de Torres copia una real cédula relativa al laboreo
de las minas argentíferas de Porco, todavía poseídas por Her-
cincuenta leguas alr ededor de donde vuestra señoría estuvie-
re, porque si los dexa juntar le han de matar. Si á vuestra nando Pizarro en 155, y otro documento casi de la misma
señoría matan, yo negociaré mal y de vuestra señnria no que- fecha que halda de haber recibido Hernando diez mil ducados
dará memoria. Estas palabras dilo Hernando Pizarro altas por la Ilota del Perú. (Historia de Ordenes Militares, Madrid,
que todos le oyrnos. Y abrazando al marques se partió y se 1639, pág. 144.) El nieto de Hernando fue creado por Feli-
fué.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS. pe IV, marques de la conquista, y obtuvo una gran pension
(1) Carta de herrando Pizarro M emperador, MS.—Herrera del gobierno. Pizarro y Orellana, Varones ilustres, pág . , 342,
Hist@ General, dec. VI, lib. VI, cap. X.—Moutesinos, Anna- y Discurso, pág. 72.
(7) «Mu tos da, Jupiter, anuos,» el mayor bien, segun
les, MS., año de 1539. Pizarro y Orellana, que puede conceder el cielo. «Dióle Dios
(2) Gomara , llist. de las Ind. , cap. CXLIII. Diego de , por todo eI premio mayor desta vida, pues fué tan larga , que
(5) «Pero todo lo atajó la repentina muerte de
Alvarado, que sucedió luego en cinco dias, no sín sospecha de ' escedió de cien anos.» (Varones ilustres, pág. 342.) Segun la
veneno.» Herrera, Historia general, dec. VI, líb. VIII, ca- ; misma autoridad, que es un tanto parcial, Hernando murió,
pitillo IX.como habia vivido, en olor de Santidad. «Viniendo á apren-
espe- 1 der á morir y saber morir, cuando llegó la muerte.»
(4) Quintana establece esta fecha apoyándose en un
162 BIBLIOTECA DE G ASPAR Y ROIG.

porque rara vez puede satisfacerse impunemente una La guerra civil que últimamente habia asolado el
mala pasion. Pensó sobornar á los jueces con el oro pais ,'labia introducido en los negocios tal desarre-
del Perú. Rabia estudiado las debilidades del corazon glo, que la agitador' continuaba aun despues de ha-
humano , y de ellas esperaba aprovecharse. Afortuna- ber cesado la causa largo tiempo hacia. Esto sucedia
damente se engañó. Vengóse en efecto; pero la hora especialmente entre los indios. En la violenta trasla-
de su venganza fue la de su ruina. cion de los repartimientos de un dueño á otro, los
El estado de desórden eu que se hallaba el Perú era pobres indios apenas sabian á qué amo obedecer; y
tal que exigia la inmediata iutervencion del gobierno. las terribles coutiendas que se originaban entre los
Entre la general licencia que predominaba, los dere- gefes rivales, les dejaban igualmente en duda acerca
chos del indio y los del español eran igualmente ho- de quiénes fuesen los que disponian de ;as tierras.
llados. El asunto, sin embargo, ofrecia grandes difi- Respecto á la autoridad de un soberano comun y su-
cultades; porque la autoridad de Pizarro se hallaba perior á todos al otro lado de los mares, todavía la
firmemente establecida en el pais, y este demasiado miraban con mayor desconfianza : ¿ pues qué autori-
lejos de Castilla para ser fácilmente vigilado desde la dad era esta que no podia hacerse obedecer ni aun de
metrópoli. Pizarro ademas era hombre de no fácil sus propios vasallos? ( 3) El Inca Manco no tardó en
acceso , seguro de su propia fuerza, incapaz de sufrir aprovecharse de estos sentimientos , y dejando la os-
in tervencion alguna, y dotado de un carácter irrita- cura soledad de los Andes, se estableció con fuerzas
ble, que se inllamaria á la menor señal de descon- considerables en las montañas situadas entre el Cuzco
fianza de parte del gobierno. No convenia enviar una y la costa. Desde su retiro hacia frecuentes escursio-
comision para suspenderle del ejercicio de su auto- nes á las' plantaciones inmediatas, destruyendo las
ridad hasta investigar su conducta, corno se habia casas, dando muerte á. los habitantes y llevándose los
hecho con Cortés y con otros grandes capitanes de ganados. Otras veces caia sobre los viajeros que ca-
América, en cuya arraigada lealtad confiaba entera- minaban solos ó en pequeñas caravanas procedentes
mente la corona: Era de temer que la lealtad de Pi- de la costa y les mataba, dicen sus enemigos, hacién-
zarro no tuviese las raices suficientes para resistir los doles padecer crueles tormentos. Varios destacamen-
primeros movimientos de su impetuoso carácter; y no tos fueron enviados contra él de tiempo en tiempo,
le faltaba gente turbulenta, que en caso estremo le pero sin fruto. De unos se salvó, á otros derrotó , y
habria aconsejado que se desentendiese de toda obli- en una ocasion destruyó una partida de treinta sin
gacion á la corona y fundase para sí un gobierno in- dejar uno solo (4 ).
dependiente. Por fin Pizarro creyó necesario enviar á su her-
Era necesario, pues, enviar una persona que po- mano Gonzalo con grandes fuerzas contra el Inca. El
seyese en cierto modo un poder superior ó á lo me- valiente indio salió muchas veces al encuentro de su
nos igual al del peligroso gefe; pero que ostensible- enemigo eu las asperezas de las cordilleras, y aunque
mente le estuviese subordinada. El elegido para esta comunmente era derrotado, y á veces con gran pér-
delicada comi,:ion fue el licenciado Vaca de Castro, dida, se reponia con asombrosa facilidad, porque
magistrado de la real audiencia de Valladolid, juez siempre lograba escaparse y le eran tan fieles sus
instruido, hombre íntegro y prudente, y aunque no soldados, que á pesar de la persecucion constante
educado en el ejeréicio de las armas, de bastante que se le hizo y de las emboscadas que se le prepara-
destreza y conocimiento de mundo para aprovecharse ron, siempre encontró un asilo seguro en las secretas
de los recursos de los demas. escabrosidades de la sierra.
Las precauciones con que se le dió esta comision, Viendo Pizarro que nada podia conseguir por la
muestran la perplejidad ea que se hallaba el.gobier- fuerza, procuró probar el efecto de las negociaciones
no. Debia presentarse á Pizarro en clase de comisio- pacíficas, y envió al Inca un mensaje en su nombre
nado regio, para consultarle sobre reparacion de y en el del obispo del Cuzco, á quien el príncipe pe-
agravios, especialmente respecto á los desgraciados ruano respetaba mucho, invitándole á entrar en tra-
indios; para tornar de acuerdo con él las medidas tos (5). Manco vino en ello, é indicó, como habia he-
convenientes, á fin de evitar ulteriores males; y so- cho antes con Almagro, para punto de reunion el valle
bre todo para enterarse del estado del pais en todos de Yucay. Presentóse allí el gobernador el dia seña-
los ramos y enviar una relacion esacta de todo á la lado, y para tener propicio al bárbaro monarca, le
córte de Castilla. Pero en caso de morir Pizarro de- envió un rico presente por mano de un esclavo africa-
bía presentar su nombramiento de gobernador y re- no. Este esclavo encontró en el camino una partida
clamar en nombre del rey obediencia de todas las au- de la gente del Inca, los cuales, no se sabe si porór-
toridades del pais. Los acontecimientos mostraron den de su señor ó sin ella, le asesinaron cruelmente y
despues la sabiduría con que se habla previsto esta se volvieron con el bo tin á sus cuarteles. Pizarro ven-
última contingencia (1). gó este ultraje con otro todavía mas atroz.
El licenciado Vaca de Castro dejó su pacífica resi-
dencia de Valladolid y se embarcó en Sevilla en el (3) «Piensan que les mienten los que acá les dicen que al
otoño de 1540, y despues de un incómodo viaje por un gran señor en Castilla, viendo que acá pelean unos capi-
el Atlántico, atravesó el Istmo, y acosado en el Pací- tanes contra otros; y piensan que no haí otro rei sino aquel
co por una série de tempestades en que estuvo á pun- que venze al olmo, porque acá, entrellos no se acostumbra que
un capitan pelee contra otro , estando , entramb os de-
to de abismarse su frágil barco, hubo de arribar casi bajo de un señor.» Carta de Valverde al emperador. MS.
como náufrago al puerto septentrional de Buena (4) Herrera, Hist. general, dec. VI, lib. VI, cap. VII.—
Ventura (2). El estado de los asuntos del pais exigia Pedro Pizarro, Descubrimiento y Conq,; MS.---Carta de Es-
ya su presencia. pinal', MS.—Carta de Valverde al emperador, MS.
(5) El Inca se negó á conferenciar con el obispo diciendo
(1) Pedro Pizarro, Deseub. y Conq., MS.—Gomara, His-
que le habia visto tributos respecto á Pizarro quitándoseles el
toria de las Indias, cap. CXLVI.—Herrera, Hist. general, sombrero, lo cual, segun él, probaba inferioridad, y por
dec. VI. lib. VIII, cap. IX.—Montesinos, Anuales, MS., año tanto no podria protegerle contra el gobernador. El pasaje
de 1541J.
en que esto se refiere es curioso. «Preguntando á indios del
Este último escritor ve nada menos que un «misterio divino» Inca que audava alzado, que si sabe el Inca que yo sol ve-
en esta prevision del gobierno, tan singularmente justificada nido á la tierra en nombre de S. M. para defendellos, dixo
por los sucesos. «Prevencion del gran espirito del rey, no sin que mui bién lo sabia ; y preguntandoqueporqué no se be-
misterio.» Ubi supra.
(2) O de la Mala Ventura corno le llama Pedro Pizarro. nia á mí de paz, dixo el indio que dezia el Inca que porque yo
cuando vine liize la mocha al gobernador, que quiere decir
Buena Vtan
«Tuvo mal viaje en la mar que libo de desembarcar en la
entura, aunque yo la llamo Ma ll a.» Descubrimiento y
que le quité el bonete ; que no quería venir á mí de paz , que
Coaq., M5, él que no habia de venir de paz sino áunoque viniese de Casti-
lla que no hiziere la mocha al gobernador, porque be paresze
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
Entre los prisioneros indios se hallaba una de las 18 3
mujeres del Inca, jóven y hermosa, á quien se decia del Perú, y adoptó medidas para facilitar el tráfico
interior. Fomentó la industria en todos sus ramos,
que aquel monarca amaba mucho. El gobernador protegiendo particularmente la a gr icultura, y ha-
mandó que se la desnudase y se la atase á un úr- ciendo llevar simientes de diferentes granos europeos,
bol, y despues en presencia de sus tropas la hizo los cuales en corlo tiempo tuvo la satisfaeeion d ver
azotar con varas y asaetear hasta que murió. La
desgraciada víctima sufrió la ejecucion de la senten- creer lozanos en un pais donde la variedad del suelo
y del clima presenta terreno á propósito para casi
cia con sorprendente fortaleza. No quiso pedir merced todos los pr o ductos (,l). Sobre todo promovió el labo-
á quien sabia que no habla de concedérsela, y ni una reo de las minas, que ya empezabaná dartalesrique-
queja y apenas un gemido se le escapó durante sus
terribles tormentos. Los duros conquistadores que- zas, que los artículos mas comunes de la vida subie-
daron asombrados al ver tanta resisteuciaen una mu- ron á precios exorbitantes ,y los metales preciosos
eran los únicos objetos que parecían de poco valor.
jer delicada ,y manifestaron su admiracion, al paso Pero estos pronto cambiaron de manos y pasaron á
que condenaron la crueldad de su gefe... en lo íntimo la madre patria , donde se (levaron á su verdadero
de sus corazones (1). Sin embargo, la constancia en nivel al entrar en la circulacion general de Europa.
medio de los tormentos mas atroces que la crueldad Los españoles vieron que al fin habían encontrado la
humana puede imponer, es el rasgo característico de tierra en cuya busca hablan andado tanto tiempo, la
casi todas las razas de América. tierra del oro y de la plata. Vinieron a) pais emigrados
Pizarro entonces adoptó como el medio mas eficaz en gran número, y e-tendiéndose por su superficie
para cortar estos desórdenes entre los indios, el fun- formaron con su creciente poblacion la mas eficaz
dar establecimientos en el corazon de los paises desa- barrera contra los derechos de los verdaderos pro-
fectos. Estos establecimientos , que recibieron el pietarios del terreno (4).
nombre pomposo de ciudades, podian ser considera- Fortalecido Pizarro con la llegada de nuevos aven-
dos como colonias militares. Componíanse dealgu- tureros, pudo ya fijar su atencion en puntos mas re-
nas casas, comunmente fabricadas de piedra, varios motos del pais. Envió á Pedro de Valdivia á su
edilicios públicos, y á veces una fortaleza. Organizá- memorable espedicion de Chile , y señaló á su her-
ronse ayuntamientos, y se dió al mismo tiempo es- mano Gonzalo el territorio de Quito con instrucciones
tímulo á la colonizacion , dándose grandes reparti- para explorar las comarcas desconocidas del Este,
mientos de tierra con cierto número de vasallos indios donde segun se recia se criaba el árbol de la canela.
á cada colono. Los soldados que así se establecieron Como este gefe que hasta ahora ha desempeñado un
iban acompañados de sus mujeres y familias , pues p..pel secundario en la conquista va de aquí en ade-
parece que las mujeres castellanas, en el ardor de su lante á desempeñar uno de los mas principales, no
cariño conyugal ú en el deseo de aventuras romances- será fuera del caso dar a l guna noticia de él.
cas, siguieron á sus maridos á pesar de los obstáculos Poco se sabe acerca de los primeros a fi o s de su vida,
que oponía la debilidad de su sexo. Así se levantó porque tuvo el mismo orígen oscuro qué Francisco,
rápidamente en aquellas soledades una gran pobla- y parece haber debido tan poco como él al cuidado
cíon que ademas de proteger el territorio circunve- de sus padres. Abrazó desde muy jóven la carrera de
cino, servia de depósito comercial para el pais y pro- soldado, carrera á la cual todo hombre, ya fuese caba-
porcionaba fuerza armada dispuesta en todo caso llero ó vagamundo en aquella edad de hierro, se sen-
para mantener el órden público. tia mas que á otra alguna inclinado cuando se le de-
Tal fue la ciudad de Guamanga situada en mitad jaba seguir su voluntad. En ella se distinguió en
del camino entre el 'Cuzco y Lima, y que servia per- breve por su destreza en ejercicios marciales. Era
fectamente para asegurar las comunicaciones con la escelente ginete, y cuando pasó al Nuevo Mundo se
costa (2). Fundóse tarnbien otra poblacion en el dis- le tenia por la mejor lanza del Perú (5).
trito minero de Charcas bajo el nombre de villa de la En talento y en estension de miras era inferior á
Plata, que en efecto es el adecuado que porfia dársele, sus hermanos. Tampoco dió pruebas de poseer la
y Pizarro al recorrer las playas del mar del Sur, dan- misma política fria y astuta; pero era igualmente
do un rodeo Inicia Lima, echó los fundamentos de la esforzado, y tan poco escrupuloso como ellos en la
ciudad de Arequipa que despues ha adquirido tanta ejecucion de sus medidas. Tenia gallarda presencia,
celebridad comercial. amables facciones, aire franco y marcial y genio
Vuelto otra vez á su favorita capita] de Lima, halló abierto y confiado que le granjeaba la voluntad de
e] gobernador abundante ocupacion en arreglar los sus tropas. Su espíritu era elevado y aventurero, y
asuntos municipale"sy en proveer á las necesidades tenia el importante don de inspirará los demas las
de su creciente poblacion. No por eso se olvidaba de mismas ideas, asegurando por este medio el éxito de
los nuevos establecimientos sobre el Pacífico. Dió es- casi todas su- empresas. Era un escelente guerrillero
tímulo al comercio con las remotas colonias del Norte y admirable gefe para espediciones difíciles ó de éxi-
to dudoso; pero no tenia In capacidad de un gran ge-
á él que este lo podrá defender if4r lo que ha hecho y no
neral y mucho menos la que se necesita para dirigir
otro.» Carta de Valverde al emperador, MS.
(1) A lo menos debemos presumir que así lo hicieron, pues los negocios civiles. Fue desgracia suya que se viese
le condenan abiertamente en sus narraciones. Cito á Pedro Pi- llamado á ocupar ambos empleos.
zarro que es de los menos dispuestos á criticar con severidad
la conducta de su general. «Se tomó una mujer de mango yn- (3) «I con que la comentaba á haver en aquellas tierras
ga que él quería mucho y se guardó, creyendo que por ella cosecha de trigo, cevada i otras muchas cosas de Castilla.» ller-
saldria de paz. Esta mujer mandó matar el marquen despues rera , Hist. general, dec. VI, lib. X, cap. II.
en Yucay, haziendola varear con varas y flechar con flechas (4) Carta de Carbajal al emperador, MS.—Montesinos.
por una burla que mango vnga le hizo que arlui contaré, y Annales, MS., años de 1539 y 4511.—Pedro Pizarro, Des-
entendiendo yo que por esta crueldad y otra hermana del yoga cubrimiento y Conq. , MS.—Herrera , Ilist. gen. , dec. VI,
que mandó mataren Lima guando los indios pusieron cerco lib. VII, cap. I.—Cieza de Leen, crónica, capítulo CXXVI,
sobrelta que se llamaba Acarpay, me paresce á mí que nues-
et alibi.
tro Señor le castigó en el fin que tuvo.» Descub. y Conquis- (5) El caballero Pizarro y Orellana nos da noticias biográ-
ta, MS. ficas de cada uno de sus hermanos. No se necesita mucha
(? ) Ciezá de Leon pondcra la estraordinaria belleza y soli- perspicacia para descubrir en ellas que la sangre de los Pi-
dez de los edificios de Guamanga. «En la qual han edificadoras zarros corría en las venas del escritor basta la§ yemas de los
ma y ores y mejores casas que ay en todo el Perú, todas de dedos. Sin embargo, los hechos que refiere son menos sos-
piedra, ladrillo y teja, con grandes torres : de manera que pechosos que las consecuencias que deduce.
no faltan aposentos. La placa está llana y bien grande.» Crd-
nica, cap. LXXXVII.
i64 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

CAPITULO IV. venganza contra los invasores de sus montuosas sole-


dades. Por mas de seis semanas continuó el diluvio
Espedicion de Gonzalo Pizarro.—Paso por las montañas. sin parar, y los aventureros sin tener donde abrigar.
—Descubrimiento del rio Napo. — lncreibles padeci- se, mojados y abrumados de fatiga, apenas podian
mientos.—Orellana baja por el rio de las Amazonas.
_—Desesperacion de los espanoles.—vuelta de los que
arrastrarlos píes por aquel suelo quebrado y saturado
sobreviven á Quito.
de humedad. Al fin, despues de algunos meses de
trabajoso viaje, en que tuvieron que cruzar muchos
1540-1542.
pantanos y torrentes llegaron á las Canelas. Vieron
GONZALO Pizarro recibió la noticia de su nombra-
los árboles que tenían esta preciosa corteza entender-
miento para el gobierno de Quito con manifiesto pla- se en dilatados bosques ; pero por mas que este fue-
cer, no tanto por la posesion de aquella antigua pro- se un importante artículo de comercio en regiones
vincia india, cuanto por el campo que se le abria para accesibles, en aquellas lejanas tierras podio servir de
hacer descubrimientos por el Oriente, es decir, por muy poco á los espedicionarios. Sin embargo, por las
aquella tierra fabulosa de las especias, que por tanto tribus errantes de indios salvajes que encontraron en
tiempo Babia cautivado la imaginacion de los con- el camiuo tuvieron noticia de que á diez dios de dis-
quistadores. Marchó, pues, sin dilacion á su gobier- tancia se hallaba una tierra rica y fructífera, abundan-
no, y no tardó en inflamar los pechos de sus soldados te en oro y habitada por naciones populosas. Gonzalo
con el mismo entusiasmo que ardia en el suyo. En Pizarro !labia ya llegado á los límites prescritos para
poco tiempo reunió trescientos cincuenta españoles su espedicion ; pero estas noticias reanimaron sus es-
y cuatro mil indios, ciento cincuenta de los primeros peranzas, y resolvió seguir adelante. Mejor hubiera
montados, y todos equipados del modo mejor posible sido para él y para su gente darse por contentos y
para la empresa. Para precaverse contra el hambre, volver aíras.
hizo uu gran acopio de provisiones, y una inmensa Continuando la marcha observaron que el pais se
piara de cerdos le seguía á retaguardia (1). estendia en anchas sábanas terminadas por bosques
Comenzaba el año de 1540 cuando Gonzalo Pizar- inmensos, que parcelan llegar hasta los mismos bor-
ro emprendió su célebre espedicion. La primera par- des del horizonte. Allí vieron árboles de esa enorme
te del viaje ofreció comparativamente pocas dificulta- corpulencia que solo se encuentra en las regiones
des; los españoles se hallaban aun en la tierra de los equinocciales. Algunos eran de tal magnitud que diez
Incas, y los desórdenes del Perú no se hablan senti- y seis hombres con los brazos estendidos apenas po-
do en aquella distante provincia, donde el pueblo dian abrazarlos (3). El tronco ademas estaba cubier-
sencillo vivía como en lus tiempos primitivos cuando to de espesas enredaderas y vides parásitas, que es-
era gobernado por los hijos del Sol. Pero cambió la tendiéndose de árbol en árbol en festones de vistosos
escena al entrar en el territorio de Quixos, donde los color es, les vestían de una cubierta hermosa á la vis-
habitantes y el clima parecian de otra especie. El ta, pero que formaba una red impenetrable. Los es-
pais estaba atravesado por las elevadas cordilleras de perticionarios se veian á cada momento obligados á.
los Andes, y los aventureros se vieron pronto encer- abrirse paso con las hachas, y sus vestidos, podridos
rados en el laberinto intrincado de sus desfiladeros. ya por efecto de las incesantes lluvias á que habían
Conforme iban subiendo á mas elevadas regiones, los estado espuestos , se rasgaban fácilmente al penetrar
helados vientos que recorrian los lados de las cordi- entre los arbustos y zarzas y colgaban á pedazos de
lleras, enturnecian sus miembros, y muchos indios sus cuerpos (4). Las provisiones deterioradas por el
encontraron su sepultura en aquellas frias asperezas. agua, se hablan acabado hacia tiempo, y en cuanto
Tambien al cruzar la formidable barrera de los Andes al ganado que llevaban consigo, parte se habia consu-
esperimeutaron uno de los tremendos terremotos que mido y parte se habla escapado en los bosques y des-
en aquellas volcánicas regiones hacen temblar con filaderos de las montañas. Habían sacado tambien de
tanta frecuencia las montañas, hasta en sus mismas Quito unos rail perros , muchos de ellos de presa,
bases. Una vez se abrió la tierra á impulso de las ter- acostumbrados á acometer á los desgraciados indios.
ribles convulsiones de la naturaleza; de la sima salie- Matáronlos sin escrúpulo; pero sus miserables cuer-
ron torrentes de vapor sulfúreo, y una aldea de unas pos no proporcionaban sino muy escaso alimento á los
quinientas casas se hundió en aquel espantoso famélicos aventureros; y cuando se acabaron hubieron
abismo (2). de atenerse á las yerbas y peligrosas raices que po-
Al bajar las vertientes orientales cambió el clima, y dian recoger en los bosques (5).
al paso que descendían á nivel mas inferior, reempla- (5) Calculando en seis pies la longitud de los brazos del
zaba al frio un calor sofocante ,y fuertes aguaceros hombre estendidos, hacen noventa y seis de circunferencia ó
acompañados de truenos y relámpagos inundaban las treinta y dos de diámetro; es decir, mucho mas de lo que
gargantas de las sierras, de donde se desprendian en tiene el árbol mas grande de los conocidos en Europa. Sin em-
torrentes sobre las cabezas de los espedicionarios casi bargo, esta corpulencia es todavía menor que la del famoso
sin cesar ni de dia ni de noche; como si las ofendidas gigante de los bosques que Humboldt encontró en la provincia
deidades de aquellos sitios hubieran querido tomar de Oaxaca, y que segun la exacta medida de este viajero en
1559 tenia ciento doce pies de circunferencia medido á la al-
tura de cuatro pies del suelo. Probablemente los es-
(1) Herrera, Ilist. general, dec. VI, lib. VIII, cap. VI- pañoles med,rian tambien los árboles á esta altura.
VII.—Garcilasso, Com. Real, parlo II, lib. III, cap. II.- (4) Molina en su comedia, «Las Amazonas en las Indias,»
Zárate , Conq. del Perú, lib. IV, cap. 1—I1.—Gomara, His- ha dedicado unas doce columnas de redondillas á referir los
toria de las Indias, cap. CRLiII. — Montesinos, Anuales, padecimientos de sus compatriotas en aquella espedicion. El
año 1h59.—Los historiadores difieren en cuanto al número poeta contaba con la paciencia de su auditorio. Los siguientes
de las fuerzas de Gonzalo, así en hombres como en c a ballos versos describen la miserable situacion á que la lluvia ince-
y en cerdos. Estos, segun Herrera , no bajaban de cinco mil, sante redujo á los españoles :
provision de tocino demasiado abundante para tan corta fuer- «Sin que el sol en este tiempo
za, pues los indios comían solo maiz tostado ó coca que co- Su cara ver nos permita,
munmente constituía su único alimento en los mas largos Ni las nubes taberneras
viajes. Cesen de echarnos encima
(?) Zárate dice que fueron precisamente quinientas casas. Diluvios inagotables,
«Sobrevino un tan gran terremoto, con temblor, i tempestad Que hasta el alma nos bautizan.
de agua i relámpagos , y raros, i grandes truenos, que abrién- Cayeron los mas enfermos,
dose la tierra por ronchas partes, se hundieron quinientas Porque la ropa podrida
casas.» (Conq. del Perú, lib. IV, cap. II.) Nada mas satis- Con el eterno agua va
factorio para el lector que el número preciso y redondo; y sin Nos dejó en las carnes vivas.
embargo nada esómenos digno de crédito. (5) Capitulacion con Orellana, MS. — Pedro Pizarro
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
lis
Al fin estenuados de hambre y fatiga llegaron al Poco ganaron los aventureros en el cambio. El pais
ancho Napo, uno de los grandes ríos tributarios del presentaba el mismo aspecto de sconsolador, y las
de las Amazonas, y que si bien es de tercero ó cuarto orillas del rio estaban cubiertas de gigantescos árbo-
órden entre los de América, podria pasar por uno de les ó franjeadas de impenetrable maleza. Las tribus
los de primera magnitud en el antiguo mundo. Su de indios que alguna vez encontraban en aquellos sal-
vista alegró todos los corazones, pues esperaban que vejes desiertos eran feroces y enemigas y sostenían
costeando sus orillas encontrarían un camino mas con ellos perpétuas escaramuzas. Dijéronles sin em-
seguro y practicable. Despues de haber caminado bargo algunos que bajando el rio y á distancia de po-
por sus márgenes un largo espacio, cercados de ma- cos días de camino cncoutrarian un pais fértil ; y los
leza y espesura, por donde no podían penetrar sino españoles continuaron su penoso viaje , siempre es-
á fuerza de brazos ; y despues de haber casi agotado perando y siempre engañados, pues la prometida
las suyas en este ca p rino, llegaron á punto desde donde tierra, semejante al arco iris, huía de:ante de ellos á
se oia un gran ruido semejante á un trueno subterrá- medida que avanzaban.
neo. El rio allí desencadei•ando su furia corria sobre Al lit- agotadas las fuerzas y el sufrimiento resolvió
una pendiente con espantosa velocidad basta el bor- Gonzalo coust •"uir uu barco bastante grande paralle-
de de una magnífica catarata, desde donde se preci- var á los mas débiles y los bagajes. Los árboles les
pitaba entre inmensas columnas de espuma hasta proporcionaron madera : las herraduras de los caba-
profundidad tal que á los atónitos aventureros les pa- llos que !rabian muerto en el camino, ya de muerte
reció de m i l doscientos pies (I). El espantoso ruido natural ya para servir de alimento á sus dueños,
que ya hablan empezado á oir desde seis leguas de fueron convertidas en clavos; la goma que destilaban
distancia formaba un imponente contraste con el los árboles hizo el oficio ele brea; y los andrajosos
triste silencio de los bosques inmediatos. Los duros vestidos de los so'dados sirvieron corno estopa. Era
guerreros no pudieron eximirse de un movimiento de obra difícil, pero Gonzalo animó á su gente al traba-
terror al contemplar aquella escena. Ni una canoa jo y dió el ejemplo tornando parte en sus tareas. Al
surcaba las aguas, ni se veia un ser viviente á escep- cabo de dos meses quedó concluido un bergantin tos-
cion del enorme boa y del pesado 'aligador tendidos co, pero fuerte y suficiente para conducir la mitad de
á la orilla de las aguas. Los árboles entendiendo sus la tropa. Era el primer barco europeo que había flo-
magníficas ramas que se elevaban hasta las nubes; tado en aquellas aguas.
el rio corriendo en su madre ele piedra como habla Gonzalo dió el atando de este barco á Francisco de
corrido por espacio de siglos ; la soledad y el silencio Orellana, caballero de Trujillo, en cuyo valor, adhe-
de la escena, interrumpido solamente por elestruen- sion creía poder confiar. Las tropas volvieron á em-
do de la cascada y por el lánguido murmullo ele los prender la marcha, siguiendo siempre el curso del rio
bosques; todo parecía mostrarse á los aventureros en y llevando el bergantin inmediato á la orilla; y cuan-
el mismo agreste y primitivo estado en que salió de do teniau que subiralguna áspera pendiente ó cuando
manos del Criador. eucontraban un terreno impracticable , el barco
A cierta distancia por cima y debajo de la catarata transportaba fr los soldados mas débiles. Así camina-
el rio estrechaba tanto sus márgenes que apenas ha- ron trabajosamente por espacio de muchas semanas
bla entre una y otra veinte pies de longitud. Los atravesando las espantosas soledades por donde cor-
aventureros, vivamente apremiados por el hambre, re el Napo. Ya no quedaban hacia mucho tiempo ni
determinaron arrostrar el peligro de pasará la opues- vestigios de provisiones; ya habian devorado el últi-
ta orilla, esperando encontrar un pais que les pro- mo caballo. Para mitigar los rigores del hambre se
porcionase medíos de subsistencia. Coustruyóse un veían obligados á comer las correas y el cuero de las
frágil puente, poniendo grandes troncos de árboles sillas. Los bosques apenas les ofrecían algunas raíces
sobre las rocas, donde estaa, como si alguna convul- y frutas de que alimentarse; así tenían á dicha cuan-
sion de la naturaleza las hubiera separado, se almiar.' do encontraban casualmente sapos , culebras y otros
formando dos paredes perpeudculares, entre las reptiles con que aplacar su necesidad (2).
cueles y á muchos centenares de pies de profundidad Tambiee allí tuvieron noticias de un rico distrito
pasaba el rio. Sobre este aéreo camino consiguieron habitado por una inicio') populosa, donde el Napo
pasar hombres y caballos sin que se perdiese mas que desembocaba en un rio aun mayor que corria liácia el
uno de aquellos, el cual habiéndose descuidado en Oriente. Este distri'o se hallaba corno siempre ádis-
mirar abajo, fue acometido de un vértigo , se resbaló tenc.ia de algunos dias de camino. Gonzalo Pizarro
y cayó en las olas que se agitaban embravecidas un lo resolvió entonces hacer alto donde se encontraba y
profundo del abismo. enviar á Orellana con el bergantin hasta la emboca-
dura para que se proporcionase provisiones, con las
Descubrimiento y Conq., MS.—Gomara, IIist.de las indias., cuales pudiese volver y poner á las tropasensituacion
cap. CXLIII.—Tárate Conq. del Perra, lib. IV, cap. Ii.—tier- de continuar la marcha. En consecuencia Orellana,
rera, Ilist. gen., dec. VI, lib. VIII, cap. VI—VII.—Garci- llevando consigo cincuenta soldados, se apartó hasta
lasso, Com. Real, parte II, lib. Iii, ca;:. II. el medio del rio, y su barco impelido por la rápida
Este último escritor dice que obtuvo sus informes de los I corriente partió como una flecha, perdiéndose intne-
labios de muchos que se hallaron en 'a espedicion. El lector
puede estar seguro de que la narracion no ha perdido riada
eliatament.e de vista.
Pasaron dios y días semanas Iras semanas y el
al pasar por mano de Garcilasso.
(1) «Al cabo de este largo camino hallaron que el río hacia bergantin ro volvía, ni , los españoles velan la menor
vn salto de una peña de mas de dos c ientas bracas ele alto :que mancha en las aguas al tender la vista inicia el punto
Razia tan gran ruedo, que lo oyeron mas de seys leguas an- mas lejano donde la línea de luz se perdi,: calas oscu-
tes . que llegasen á él.» (Garrilasso, Com. Real, parte II, ras sombras del follaje que festoneaban las orillas del
lib. II i, cap. II1.) Los viajeros modernas, de los cuales posos rio. Euv'itironce destacamentos que estuvieron
han penetrado en estas regiones agrestes, nada dicen que sentes muchos días; pero volvieron sin noticia algu-
pueda confirmar ni refutar la existencia de esta estupenda ca-
tarata. La altura que se la atribuye, aunque dos veces mayor (2) «Yermas y rayzes y fruta silucstre , sapos y culebras, y
que la que tiene segun la medida de Ilionbotdt la gran cata- otras matas sabandijas, si las a iea por aqueilas montañas, que
rata ile Tertuendama en el Bogotá (la mas alta de América todo !es tracia buen estómago á los españoles; que peones
segun se cree G eneralmente), no es tan g rande sin embargo y, a con la falta de cosas tan viles.» Cero. Real, parte II,
roan-ala algunos torrente; de Suiza. Con todo, no puedo lib. I11, cap. IV.—Capitula clon con Orellana. 11S.—Herrera,
darse crédito con seguridad al cálculo de los españoles, porque Ilist. general, dec. VI, lib. VIII, cap. VIL—Zárate Conq. del
en el triste estado en que se encontraban lo sublime y lo ter- Perú, lib.IV, cap. III—IV. Gomara, Hist. de las Indias, ca-
rible producía en ellos una impr • esiof acaso exa gerada de lo i pitido CXLIII.
que veían.
466 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROiG.

Da de sus camaradas. No pudiendo permanecer por


de las furiosas corrientes (?), y aun tuvo que arros-
mas tiempo en la incertidumbre, ni siéndoles tampo- trar otro peligro mas grande que fueron los ataques
co posible mantenerse en aquel sitio, Gonzalo y sus de las tribus guerreras que habitaban las orillas del
hambrientos soldados, determinaron seguir adelante rio. Estas tribus caian sobre la puco numerosa tropa
hasta encontrar la confluencia de Los dos ríos. Dos de Orellana siempre que intentaba saltar en tierra, y
meses tardaron en llegar al término de este terrible le seguia en canoas, vigilándole por espacio de mu-
viaje ( dos meses tardaron los que no perecieron en chas anillas. Al fin desembocó en el Océano y se diri-
el camino) aunque la distancia uzo era probablemente gio á la isla de Cuba gua; desde allí pasó á E.paña, se
mayor ele doscientas leguas; y al cabo de este tiempo presentó en la córte y refirió las.circunstancias de su
llegaron al punto tan deeado, donde el Napo desem- viaje, las naciones de amazonas que había encon-
boca en el río de las Amazonas, rio el mas mages- trado en las orillas del rio, El Dorado que segun sus
tuoso da los de América ,y que alimentado por mil noticias existía en las inmediaciones, y otras maravi-
tributarios corre hacia el Océano en un espacio de llas, producto de su ínvencion mas bien que de las
centenares de millas por el centro del gran conti- exageraciones de una crédula fantasía. Los que le es-
nente. cucharon creyeron fácilmente los cuentos del viaje-
Pero no hallaron noticia alguna de Orellana, y el ro; y en 'una edad de prodigios, cuando cada dia se
pais, aunque mas populoso que el que acababan de iban aclarando nuevos misterios del Oriente y del
atravesar, presentaba el mismo aspecto desconsola- Occidente, bien puede perdouárseles el no haber
dor, y estaba abatido por una raza de indios aun sabido trazar la verdadera línea entre la . novela y la
mas feroz. Abandonaron pues la esperanza de reco- realidad (3).
brar á sus compañeros, suponiendo que hablan pe- No encontró, pues, dificultad en obtener la comí-
recido ele hambre ó á manos de los indios. Al lin se sion cíe conquistar y colonizar los reinos que habla
disiparon sus dudas con la aparicion de un blanco descubierto, y en breve se vió á la cabeza de quinien-
que vagaba medio desnudo por los bosques, y en cu- tos hombres dispuestos á participar de los peligros y
yo descarnado semblantereconocieron las facciones de beneficios de la espedicion. Pero ni él ni su país de-
uno de sus compatriotas, llamado Sanchez de Var- Mata aprovecharse de ellos. El murió en la travesía,
gas, caballero de ilustre linaje, y muy estimado en el y las tierras regadas por el rio de las Amazonas caye-
ejército. Este tenia que referir una historia lamen- ron en. poder de Portugal. El desgraciado navegante
table. no gozó ni aun del honor que todos alcanzaban de
Orellana, impelido por la rápida corriente del Na- dar su nombre a las aguas que descubrían; solamente
po, Labia llegado en menos de tres tilas al punto de tuvo la estéril gloria del descubrimiento, gloria que
confluencia con las Amazonas, recorriendo en este seguramente no compensa las circunstancias de ini-
breve espació de tiempo la distancia que G onzalo Pi- quidad con que , se.llevó á cabo aquella empresa (4).
zarroy su gente habian tardado dos meses en recor- Uno de los que acompañaban á Orellana Lizo fuerte
rer. Rabia visto que el pais era completamente diver- oposicion á sus proyectos corno contrarios á las le-
so de lo que se le Labia dicho, y lejos de conseguir yes . de la humanidad y del honor. Este fue Sanchez
auxilios para sus compañeros , apenas Labia podido tle,Varga.s; y el' cruel gel'e se vengó de él abandonán-
obtener subsistencias para sí mismo. .No le 1iabia dole á su' suerte en aquella desolada region, donde
sido posible volver por dónde Labia caminado con–, fue hallado por sus compañeros. (5).
tra la corriente del rio, y el yiaje por tierra se le ha-
bia presentado bajo un aspecto no menos formidable (9,). Condamine, que en 1744 bajó al rio de las Amazonas,
En este terrible dilema, una idea iluminó sil mento habla con estension de •los .peligros y dificultades en que
que fue lanzar el barco al rio de las Amazonas y ba- se vió envuelto durante su nayegacion, la cual dice que es
..demasiado dificultosa para emprenderla sin un diestro. piloto.
jar por él hasta su embocadura. De este modo se pro- 'Véase su Relatian abrégée d'un iTogage foit daos t'inté-
metía visitar las ricas 'y Populosas naciones que se rieur de l'Amérigue -naéridionale. (Maestriclit, 1778.)
gua los indios cubrían sus orillas, salir al grande (a ) En tiempos posteriores no ha sido fácil tampoco sea-
Océano, pisar á las islas inmediatas y volver á España lar esta.e,actá línea con toda la luz'de los descubrimientos mo-
á reclamar la gloria y el gíilardou del descubrimiento. dernos. Condamine, despues ae una cuidadosa investigación
La idea fue aceptada con entusiasmo . por sus negli- considera. que hay buenas razones para creer en la existencia
gentes compañeros, que al paso que ansiaban salir de de un pueblo de mujéres armadas que habitaron en otro tiem-
po las orillas del rio de las Amazonas, aunque en la actualidad
aquella situacion penosa, se animaban con la perspec- han desaparecido. Dificil seria probar lo contrario, pero es
tiva de nuevas y sorprendentes aventuras, porque ja mas dificil este hecho si se consideran los obstácúlos que se
alicion á lo maravilloso era. el último sentimiento que oponen á que la tal sociedad de mujeres se ` perpetuara. Vaya-
se estinguia en el pecho del caballero castellano. Po- ge dans l'Amérigae rnéridionale, pág. 99 v sig. -
co se cuidaban de sus desgraciados compañeros , á (4) «Su crimen está en cierto'modo contra)ialanceado por
quienes iban á abandonar en aquellas soledades (4). la gloria de haberse arriesgado en una navegador' cerca de
No es este el lugar de referir los pormenores de la dos mil leguas entre naciones desconocidas en un barco cons-
estraarlinaria espedicion de Orellana. Su empresa truido de prisa con madera verde, por manos inexpertas , sin
provisiones, sin brújula ni piloto.» (Robertson , América,
tuvo feliz éxito ; pero es maravilloso que se salara ed. de Londres, 1796.) El historiador de América no tiene en
del naufragio en la arriesgada y desconocida nave- este caso la balanza de la moral cori mano tan firme como de
gacion de aquel rio. Muchas veces el buque estuvo á costumbre. Segun un moralista no muy severo, no hay triunfo
punto de ser despedazado entre las rocas y en medio. por brillante que sea que pueda canonizar el crimen.
(5) Espedicion mas notable que la de Orellana fue la que em-
prendió y llevó á cabo una delicada.mujer, llamada madama
(1) La narracion de Vargas la confirma el mismo Orellana Godin, que en 1769 bajó por el riode las Amazonas en una lan-
segun aparece de la real coucesion que se le hizo á su vuelta cha hasta su embocadura. Acompa īiáronla siete personas, en-
á Castilla. Este documento se ha conservado entero en la co- tre ellas dos hermanos suyos y dos criadas. La lancha naufragó,
leccion de manuscritos de Muñoz. y madama Godin, habiéndose salvado casi por milagro, inten-
«Ilaviendo vos ido con ciertos compañeros un rio abajo á tó con su gente hacer-el resto del camino á pie. Violes á todos
buscar comida, con la corriente fuisteis metidos por el dicho perecer unos tras otros de hambre y enfermedad, hasta que
rio mas de doscientas le g uas, donde no pudisteis dar la buena quedó sola en aquellos terribles bosques. '1'odavia, como la
é por esta necesidad é por la mucha noticia que tuvisteis de la Señora en el Comus de Milton , pudo sa varse de tantos peli-
grandeza á riqueza de la tierra , posponiendo vuestro peligro gros; y despues de indecibles padecimientos, hab , endo encon-
sin interes ninguno por servirá S. Al., os aventurasteis á sa- trado algunos indios compasivos, fue conducida por ellos á un
ber lo que habla en aquellas provincias, é ansi descubristeis establecimiento frances. Aunque jóven, el terror y los traba-
é haltásteis grandes poblaciones.» Capitulacion de Orella- jos que sufrió la volvieron el cabello completamente blanco.
na, Ab.
Una carta de su marido á M. de la Condamine contiene los
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
467
Los españoles escucharon con horror la relacion dios de vencerlas. Su único alimento eran las escasas
de Vargas, y la sangre se les heló en las venas al con- frutas que podían recoger en los bosques, 6 lo que
templarse abandonados en aquellas remotas soleda- por fortuna encontraban en algun aduar abandonado,
des, y privados del único medio de salvacion. Hicie- ó lo que por violencia arrancaban de manos de los
ron un esfuerzo para g su viaje, siguiendo
proseuir indios. Algunos enfermaron y murieron en el camino,
la rnárgen del rio; pero al cabo de algunos dias de fa- porque no habla quien les socorriera. El estremo de
tigosa marcha, les faltaron las fuerzas y el ánimo , y la miseria les habia hecho egoistas y mas de un pobre
se abandonaron á la desesperacion. • soldado se vió abandonado á su suerte, destinado á
Entonces fue cuando se manifestaron en todo su morir solo en los bosques ó mal probablemente á ser
brillo las cualidades de Gonzalo Pizarro como gefe el devorado vivo por los animales feroces.
mas á propósito para los casos desesperados y de pe- Al fin en junio de 4542 despues de mas de un año
ligro. SI seguian adelante no tenian esperanza de consumido en su marcha retrógrada, Gonzalo y su
salvarse; permanecer donde estaban, sin alimento ni cansada gente llegaron á las elevadas llanuras que se
ropa, sin defensa contra los animales feroces de los estienden á las inmediaciones de Quito. ¡ Pero cuán
bosques ni contra los indios mas feroces aun, era im- diferente era su aspecto de aquel con que salieron por
posible. Solamente un medio quedaba, y era volver á las puertas de la capital dos años y medio antes, os-
Quito. Pero la idea de volver á Quito les recordaba tentando sus atavíos militares, su orgullo y sus altas
todos los trabajos pasados, trabajos que podian muy y novelescas esperanzas! Volvian sin caballos; sus
bien calcular y que apenas podian sufrirse ni aun en armas se habian roto ó tomado ; en vez de vestiduras
la imaginacion. Estaban por lo menos á cuatrocientas colgaban de sus cuerpos pieles de animales feroces;
leguas de distancia de aquella capital, y mas de un sus largos y enmarañados cabellos caian en desórden
ano habia trascurrido desde que emprendieran su sobre los hombros; sus rostros estaban quemados y
penosa peregrinacion. ¿Cómo arrostrar de nuevo los ennegrecidos por el sol de los trópicos; sus cuerpos
mismos peligros? (4) consumidos por el hambre y desfigurados por dolo-
Sin embargo, no habia alternativa. Gonzalo pro- rosas cicatrices; y como si la parte moral hubiera
curó reanimar á su gente hablándoles de la invenci- desaparecido , quedando solo , por decirlo así , la
ble constancia que hasta entonces habían desplegado cápsula donde habia estado encerrado el cuerpo,
y exhortándoles á continuar mostrándose dignos del marchaban lentamente, semejantes á una tropa de
nombre de castellanos. Hízoles presente la gloria que horribles espectros. De los cuatro mil indios que ha-
para siempre se granjearian por tan heróica empresa bian salido en la espedicion mas de la mitad habian
cuando llegasen á su pais, y declaró que pensaba muerto; y de los españoles solo ochenta, muchos de
llevarles por otro camino donde no podrian menos de ellos con achaques incurables, volvieron á Quito (2).
encontrar alguna de las abundantes regiones de que Los pocos habitantes cristianos de aquella capital
tanto se les ]labia hablado. Algo era ya saber que con sus mujeres é hijos salieron á recibir á sus com-
cada paso que daban les acercaba mas á su patria, y patriotas; les proporcionaron todos los alimentos y
como este era al cabo el único medio de salvacion recursos que estaban en su mano; y al escuchar la
que tenian, debian prepararse á arrostrar como hom- triste relacion de sus padecimientos mezclaron sus
bres los obstáculos que se les opusieran. Por último lágrimas con las de los aventureros. Despues todos
les dijo que el espíritu sostenia al cuerpo, y que las entraron en la capital, donde su primer acto ( sea
dificultades á que se oponia un espíritu firme estaban dicho en honra suya) fue dirigirse en procesion á la
ya medio vencidas. iglesia á dar gracias al Omnipotente por su milagrosa
Los soldados escucharon con ansia estas palabras conservaciou en tan largo y peligroso viaje (3). Tal
de consuelo y de entusiasmo. La confianza en su gefe fue el término de la espedicion al rito de las Amazo-
reemplazó en sus pechos á la desesperacion. Conocie- nas, espedicion que por los riesgos y penalidades
ron la fuerza de sus razones, y Como fiaban en sus que la acompañaron, su larga duracion y la constan-
promesas, se reanimó en ellos el orgullo del antiguo cia con que fueron sufridos, se conserva tal vez libre
honor castellano, y todos participaron mas ó menos de toda mancha en los anales de los descubrimientos
del generoso entusiasmo de Gonzalo. No desmerecia americanos.
este por cierto la adhesion que le manifestaban. Desde
la primera hora de la espedicion se habia impuesto CAPITULO V.
las mismas privaciones que sus soldados. Lejos de Faccion de Almagro. — Su desesperada situacion. —
prevalerse de suposicion, habia igualado su suerte Conspiracion contra Francisco Pizarro.—Asesinato
con la de los mas pobres, satisfaciendo las necesi- de Pizarro.—Actos de los conspiradores.— Carácter
dades de los enfermos , reanimando á los débiles, de Pizarro.
repartiendo sus escasas provisiones con los ham- 4 541.
brientos, sufriendo como uno de tantos las fatigas y
CUANDO Gonzalo Pizarro llegó á Quito, recibió la
penalidades de la marcha, y mostrándose siempre
tan fiel compañero como buen capitan. Así en aquella noticia de un acontecimiento, que mostraba que su
espedicion al rio de las Amazonas habia sido mas fa-
hora suprema recogió los frutos de su conducta. tal á sus intereses de lo que él se habia imaginado.
No cansaré á los lectores refiriendo los padeci- Durante su ausencia se habia verificado una revolu-
mientos de los españoles en su marcha retrógrada
hácia Quito. Tomaron un camino mas al norte que el (2) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.—Zárate, Con-
que liabian llevado , y aunque encontraron menos di- quista del Perú, lib. IV, cap. V.—Gomara , Hist. de las Ja-
ficultades, padecieron mas porque tenían menos me- dias, cap. CXLIII.—Garcilasso, Com. Real, parte II, li-
bro Ill, cap. XV.—Herrera Hist. general, der. VII, lib. III,
pormenores de esta estraordinaria historia , referidos de un cap. XIV.
Este último escritor al terminar la historia de la espedicion
modo tan sencillo y candoroso que atrae nuestra confianza.
hace un panegírico del valor y constancia de sus compatrio-
Voyage dans l'Amérique méridionale, pág. 529 y sig. tas, panegírico que es preciso reconocer que era bien me-
(4) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. III, cap. V.—
Herrera, Hist. general, dec. VI, lib. VlIL—Zárate, Conquis- recido.
«Finalmente Gonzalo Picarro entró en el Quito, triunfando
ta del Perú, lib. VIII, cap. V.—Gomara, Hist. de las Indias, del valor i sufrimiento, i de la constancia, recto é inmutable
cap. CXLIII. vigor del ánimo, pues hombres humanos no se hallan haver
No es de esperar de unos hombres que vagaban por aque- tanto sufrido , ni padecido- tantas desventuras.» Ibid. , ubi
llos lejanos bosques un cómputo esacto del tiempo ni de la
distancia, faltos como estábamos de los medios necesarios para supra.
(5) Zárate, Conq. del Perú , lib. IV, cap. V.
hacer observaciones correctas sobre este punto.
I 7 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

mas padecían, no tenian la filosofía suficiente para Entre los conspiradores hubo, sin embargo , uno
despreciarla (1). que sintiendo remordimientos de conciencia por la
Al fin desanimados por la tardanza de Vaca de Cas- parte que le tocaba en el hecho, alivió su corazon re-
tro, y mas aun por la reciente noticia de su naufra- velando todo el plan á su confesor. Este , sin pérdida
gio, no esperando ya alcanzar de una autoridad legí- de momento se lo refirió á Picado, el cual comunicó
tima la reparacion de sus agravios, determinaron la noticia é Pizarro. Pero, cosa estraña, semejante
tomársela por sus propias manos y de uno en otro noticia no hizo mas impresion en el ánimo del gober-
proyecto vinieron á la desesperada resolucion de ase- nador que los demas rumores vagos que habian lle-
sinar á Pizarro. Señalaron para esto el domingo 26 gado frecuentemente á sus oidos. «Este clérigo , dijo,
de junio de 1541. Los conjurados en número de diez obispado quiere (5).» No obstante habló del caso al
juez Velazgnez, el cual en vez de mandar prender á
y ocho ó veinte, debian reunirse en la casa de Alma-
los conspiradores y adoptar las medidas necesarias
gyrocuando
, situada en la plaza mayor cerca de la catedral,
el gobernador volviese de misa salir y ase- para averiguar la verdad, se mostró tan infatuado co-
si narlo er. la calle. Una bandera blanca, desplegada mo Pizarro y le respondió que podia estar sin recelo,
al mismo tiempo desde una alta ventana de la casa, pues mientras tuviese la vara de la justicia en la mano,
debía servir de señal para que el resto de los conspi- nadie se atreveria á hacerle daño (6). A pesar de tan-
radores acudiese en auxilio de los inmediatamente ta confianza, para evitar todo peligro, se juzgó pru-
encargados de la ejecucion del hecho (2). dente que Pizarro se abstuviese de ir á misa el domingo
Apenas es posible que se ocultase este plan á Al- y permaneciese en casa so pretesto de indisposicion.
magro, pues que su propia casa debía ser el punto cle En el dia señalado Rada y sus compañeros se reu-
reunion. Sin embargo, no está probado que se hallase nieron en casa de Almagro y esperaron con ansia la
complicado en el complot (3). Era en verdad dema- llora en que el gobernador debía salir á la iglesia.
siado jóven para tomar una parte principal en él. Los Pero grande fue su consternacion cuando supieron
escritores contemporáneos le representan como man- que no había salido y que &e habia quedado en su alo-
cebo que promelia mucho ,.aunque por desgracia no jamiento, segun se decía, por estar enfermo. No du-
estaba colocado en situacion favorable para desplegar dando que se habia descubierto la conjuracion, cre-
sus buenas cualidades. Era hijo de una india de Pa- yeron inevitable su ruina, y esto sin gozar del triste
namá, pero desde muy niño habia seguido la vida consuelo de haber dado el golpe que pudiera condu-
activa de su padre , á quien se parecia mucho , tanto cirles á ella. En esta perplejidad unos opinaron por
en el carácter franco y generoso, como en la violen- dispersarse, esperando que Pizarro estaría ignorante
cia de sus pasiones. Su juventud é inesperiencia le de sus designios; pero la mayoría determinó llevar
hacian poco á propósito para dirigir á los suyos en las adelante la conjuracion, atacándole en su propia
circunstancias difíciles en que_ se hallaba : así es que casa. Abrieron, pues, las puertas y salieron gritando
no obraba casi nunca por inspiracion propia, vinien- á les domas «que les siguiesen 6 de lo contrario pro-
do á ser poco mas que un maniquí de sus partida- cl amarian en alta voz el objeto que les habia reunido.»
rios (4). No hubo mas vacilacion , y todos se precipitaron á la
El mas sobresaliente de. sus consejeros era Juan de calle con Rada á la cabeza gritando ¡ viva el rey !
Herrada ó Rada, como se decía comunmente , caba- muera el tirano ! (7)
llero de familia respetable; pero que habiendo senta- Era la hora de comer, que en los primitivos tiem-
do plaza de soldado desde muy jóven se habia elevado pos de las colonias espanolas solia hacerse á las doce.
gradualmente á los mas altos puestos del ejército, Sin embargo, mucha gente atraida por los gritos de
debiendo solo su elevacion á sus talentos militares. los conjurados , salió á la plaza para saber la causa.
En aquella época era ya bastante anciano; pero aun «Van á matar al marques,» dijeron algunos con frial-
no se (labia estinguido en su pecho el fuego de la ,ju- dad : ces é Picado á quien quieren matar,» replicaron
ventud y ardia en deseos de vengar los agravios he- otros; pero ni uno solo salió en su defensa. El poder
chos á su anti guo general. Parecía en cierto modo de Pizarro no habia echado raices en el corazou del
haber depositado en el hijo la adhesion que siempre pueblo.
habia tenido al padre ,y segun las apariencias, mas A tiempo de atravesar la plaza los conjurados, uno
bien en beneficio del jóven Almagro que en el suyo de ellos dió un rodeo para evitar un charco que en-
propio, aconsejó el atrevido plan y se preparó para contró en el camino. «i Cómo !» esclamó Rada, ¡vamos
ponerse a la cabeza de los que le habian de ejecutar. á bañarnos en sangre humana y rehusais mojaros los
pies en agua!» Y le mandó que se volviera á su casa .
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS. — Garcilasso, La anécdota es signiticati •ra (8).
Com. Real, parte II, lib. 1I1, cap. VL—Herrera, Hist. gene-. El palacio del gobernador estaba situado en la par-
ral, doc. VI, lib. X. cap. II.
Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.—Montesinos,
Annales, MS., año de 1644.—Zárate, Conq. del Perú, li- (5) «Pues un dia antes un sacerdote clérico llamado Renco
bro IV, cap. VI. fue de noche y avissó á Picado el secreptario ydíxole : «Maña-
(5)) Esto parece que está contradicho por la carta del mis- na domingo cuando el marquez saliere á misa tienen concer-
mo Almagro á la audiencia de Panamá, en la cual dice que él tado los de Chile de matar al marquez y á vos y á sus ami-
y sus partidarios desesperados con tan intolerables injurias gos. Esto me á dicho vno en conlession para que os venga á
habían resuelto aplicar por sí mismos el remedio ent r ando en avisar.» Pues savido esto Picado se fué luego y lo contó al
casa del gobernador y apoderándose de su persona. (Véase la niarquez, y el le respondió : «Ese.clérigo obispado quiere.»
carta original, Apéndice núm. XII.) Sin embargo, en las re- Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.,
laciones completas que los escritores nos han dado de estos (6) El Juan Velazqucz le dijo : «No tema vuestra señoría
hechos, no se encuentra el nombre de Almagre entre los que que mientras yo tuviere esta vara en la mano nadie se atre-
tornaron parte activa en el trágico drama. La carta solo decla- verá.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.
ra que su intento era entrar en la conspiracion; pero simple- (7) Herrera, Hist. general, doc. VI, lib. X, cap. VI.—
mente para prender á Pizarro, no para matarlo; declaracion Pedro Pizarro, Descub.y Conq., MS.—Zárate, Conq. del
á la cual no dará mucho crédito el que lea la historia de los Perú, lib. IV, cap. VIII.—Naliarro, Rel. sumaria, MS.—
sucesos. Carta del maestro Martin de Arauco, MS. , '15 de julio
(4) «Mancebo virtuoso, i de grande ánimo, i bien enseña- de 1511.
do : a especialmente se havia exercitado mucho en cavalgar (8) «Gomez Perez, por haver allí agua derramada de una
á caballo, de ambas sillas, qual hacia con mucha gracia i acequia, rodeó algun tanto por no mojarse : reparó en ello
destreca; i tambien en esrivir i leer, lo qual hacia mas libe- Juan de Rada, y Mitrándose atrevido por el agua le dijo: ¿Va-
ralmente, i mejor delo que requeriasu profesion. De este tenia mos á bañarnos en sangre humana y rehusais mojaros los pies
cargo como aio Iuan de Herrada.» Zárate, Conq. del Perú en agua? Ea, volveos. Hízolo volver y no asistió al hecho.»
Lb. 1V , cap. VI. Montesinos, Annales; MS., año de-511.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
te opuesta de la plaza. Pasábase á• él por dos patios. 471
La entrada del primero estaba protegida por una ma- 'Al fin Pizarro, no pudiendo en la precipitacion del
ciza puerta , capaz de resistirá cien hombres ó mas; momento ajustarse las correas de la coraza, la arrojó
lejos de sí, y rodeándose la capa al brazo tomó su es-
pero la habian dejado abierta , y loslanz
agresores, aí l- pada y salió en auxilio de su hermano. Ya era tarde:
dose al patio interior dando su tremendo grito de Alcántara debilitado con la pérdida de sangre cayó
combate se encontraron en él con dos criados. Mata- muy luego en tierra. Pizarro se Precipitó Sobre los
ron á uno y el otro se entró huyendo en la casa y gri- agresores como un leon sorprendido en su cueva y
tando «¡Socorro, socorro, los de Chile vienen á repartió sus gol pes con tal rapidez y fuerza, como si
matar al marques!»
la edad no tuviese poder para endurecer sus miem-
Pizarro estaba á la sazon comiendo, ó lo que es mas bros. « ¡ Cómo ! gritó , traidores ¿ habeis venido á
probable acababa de comer. Hallábase rodeado de matarme en mi propia casa ? Los conspiradores re-
unos cuantos amigos, que despues de misa hahian trocedieron un momento al ver caer á dos de ellos
acudido segun parece á informarse del estado de sn bajo la espada de Pizarro ; pero en breve se reanima-
salud, y algunos de los cuales se .hahian quedado ron y validos de sus superiores fuerzas se batían con
á comer con él. Entre estos estaban Martinez de Al- gran ventaja relevándose unos a otros en el ataque.
cántara, hermano de Pizarro por parte ele madre, el El apo ento en que peleaban era estrecho y el com-
juez Velazriuez , el obispo e l ecto de Quito y varios ca- bate halla dorado ya bastantes m i nutos cuando los
balleros principales de Lima hasta el níimero de dos pages de Pizarro ca y eron á su lado. Entonces Ra-
quince ó veinte. Algunos alarmados ron los gritos da imp.teienle e c clamó : «¡Qué tardanza es esta!
que resonaban en el patio, salieron del comedor y ¡ Acabemos con el tirano!» Y cociendo en brazos á
bajaron hasta el primer tramo de la escalera para ave- uno de sus compañero llamado Ni-rvaez, le arrojó
riguar• la causa. No bien se informaron de ella por contra el marques. Pizarro en el mismo instante se
las esclamaciones del criado, se retiraron prec i pita- agarró con él y le atravesó con su espada; pero en
damente á lo interior de la casa , y no queriendo aquel momento recibió una herido en la garganta,
arrostrar desarmados , ó,mal armados como estaban titubeó y casó al me t o mientras Rada y lis demas
los mas de ellos, la tempestad que amenazaba , se sa- conspiradores le hunilian sus espadas eri el cuerpo.
lieron á un corredor y desde al l í se de c colcaron al jar- « ¡ Jesus ! esclamó el moribundo, y trazando con el
din sin haberse el menor daño. Velazquez el juez, dedo una cruz en el sangriento suelo inclinó la cabe-
para poder hacer uso de las manos en la bajada , se za para besarla. Entonces un golpe-mas benigno que
puso la vara de la justicia en la boca , «cuidando así, los domas puso fin á su existencia (2).
dice con mucha gracia un cronista antiguo, de no Los conspiradores, consumada la catástrofe, salie-
quebrantar la palabra que dió de que no sucederia ren corriendo á la calley blandiendo sus sangrientas
nada á•Pizarro mientras él • tuviese la vara de la justi- armas gritaron : «¡ Ya es muerto el tirano : las leyes
cia en la mano (1).» están restablecidas : viva el rey nuestro señor y su
Entre tanto el marques, noticioso del tumulto, gobernador Almagro 1» Los de Chile atraidos por
mandó áFrancisco de Chaves, oficial que poseia toda gritos que les eran tan agradables salieron rle todas
su confianza y que se hallaba la antesala, que cer- parles-;í unirse á la bandera de Rada, el cual se ha-
rase la puerta ele la escalera , mientras él con su her- lló en breve á la cabeza de cerca de trescientos hom-
mano Alcántara se ponian las armaduras Si esta or- bres, todos armados y preparados á sostener su auto-
den dada con serenidad completa hubiera sido con ridad. Estableció , e guardia en las casas de los
la misma obedecida , todos se habrian salvado ; por- principales partidarios del difunto gobernador y sus
que podria haberse guardado fácilmente la entrada personas fueron reducidas á prision. La ca g a de Pi-
aun contra fuerzas superiores , hasta que 'hubieran zarro y la de su secretario Picado fueron entregadas
llegado auxilios á Pizarro á consecuencia de la rela- al pillaje, y en la del primero encontraron los cons-
cion de los que habian huido. Pero desgraciadamente piradores abundante ho'in en oro y plata. Picado se
Chaves, desobedeciendo á su gefe, dejó la puerta refugió en casa del tesorero Riquelne; pero descu-
entreabierta é intentó entrar en conferencias con los bierto su retiro, segun algunos por las miradas, sino
conspiradores. Estos, que habian llegado al final de por las palabras del mismo tesorero, le sacaron de él
la escalera, cortaron el debate arrojando por ella á y le pusieron en prision segura (3). Toda la ciudad
Chaves despues de haberle atravesado el cuerpo de (?) tárate, Conq. del Perú, lib. IV, cap. VIIL—Naharro,
una estocada. Por un momento encontraron resis- Relacion sumaría, MS.—Pedro Pizarro, Descuh. y Conquis-
tencia en los sirvientes del muerto; pero en breve se ta , MS.,—Tlerrera, Ilist. general, dec. V'I, lib. X, cap. VI.
desembarazaron de ellos y penetraron en lo interior —Carta de la justicia y rea imiento de la ciudad de los Re-
gritando : «¿Dónde está el marques? ¡ Muera el ti- yes, MS., 15 de julio de 1541.—Carta del maestro Martín de
rano !» Arauco, MS.—Carta de fray Vicente de Valverde desde Tuna-
hez MS.—Gomara, Ilist. de las Indias , ubi supra.—Mon-
Martinez de Alcántara, que estaba en la sala inme- tesinos, Annales, MS. , año de 1541.
diata ayudando á su hermano á ponerse la coraza, no Pizarra 'olor parece no tener duda de que su pariente
bien conoció que los conjurados se habian apodera- murió en olor de santidad. «Allí le acabaron les traidores
do de la antesala, salió asistido de dos jóvenes pages enemi os, dándole cruelísimas heridas, con rime acabó el .tulio
de Pizarro y de uno ó dos caballeros de servicio y g
César espa īiol. estando tan en sí, que pudiendo confesion con
procuró contener á los agresores. Siguióse á esto un gran acto de contricion , haziendo la serial de la cruz con su
combate desesperado. Diéronse golpes fatales por misma sangre y besándola murió.» Varones ilustres , pági-
ambas parles : dos de los conspiradores cayeron na 186.
Segun un escritor, el golpe mortal se le dió un soldado lla-
muertos en el sitio, y Alcántara y sus valientes com- mado Dorre an, el cual cuando Pizarro estaba en el suelo,
pañeros estaban llenos de heridas. le dió en lagparte posterior de la cabeza con una ,jarra que
tomó de la mesa. (Herrera. Hist. general, der.. VI, lib. X,
(1) «En lo cual no parece haver quebrantado su palabra, cap. VI.) Es estraordinario como, a pesar del tumulto y con-
porque despees huiendo ( como adelante se dirá ) al tiempo fusinn de la escena, concuerdan entre sí las diferentes rela-
que quisieron matar al marques, se p echó de una ventana ciones de esta catástrofe, si bien difieren en algunos porme-
abajo á la huerta llevando la vara en la boca.» Zárate, Con- nores de poca monta.
quista del Perú, lib. IV, cap. VIL—Pedro Pizarro, Descu- (5) «No se olvidaron de buscar á Antonio Picado, y iendo
brimiento y Conq., MS.—Naharro, Relacion sumaria. MS.— en casa del tesorero Alonso niquelme él mismo iba diciendo:
«No sé adonde esté el señor Picado ,» y con los ojos le mostra-
Carta del maestro Dtartin de Arauco, MS.—Carta de fray Vi-
ba, i le hallaron debajo de la cama.» Tlerrera, Hist. general,
cente de Valverde á la audiencia de Panamá , MS., desde
Tumbez,15 de noviembre de 1541.—Gomara, Hist. de las In- clec' . VI, lib. X, cap. VII.
Poco despues de este suceso encontrarnos el nombre de Ri-
dias , cap. CXLV. 8
TOü10 I.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
I 72
se llenó de consternacion viendo grupos de gente ar– fecha de su nacimiento (3). Permaneció siempre sol-
mada recorrer las calles tumultuOs U fleO te yen todas tcro; pero de una princesa india de sangre real, hija
direcciones; y los que no pertenecían al bando de ele At,ilruallpa y nieta del gran Iluayna Capee, tuvo
Almagro temían ser envueltos en la proscripcion. Tau una hija y un hijo. Ambos le sobrevivieron ; pero el
grande fue el desórden que reuniéndose los padres hijo no llegó á la edad viril. Su madre des l ,ues de la.
de la Merced, salieron eu solemne procesion con el muerte de Pizarro se casó con un caballee() español
Santísimo Sacramento con la esperanza de calmar de llamado Amanero, y se trasladó con él rí España. Su
este modo las pasiones de la multitud. bija Francisca la acompañó y se casó despues con su
Pero ni Rada ni sus compañeros cometieron mas tio llenando Pizarro, preso á la sazon en la Mota de
actos de violencia que prender á unas cuantas perso- Medina. Ni el Titula ni los estados del marques Fran-
nas sospechosas y apoderarse de todos los caballos y cisco Pizarro pasaron á su descendencia ilegítima.
armas que encontraron. lutimóse des pues al ayunta- Pero en la tercera goneracion, en el reinado de Feli-
miento que reconociera la autoridad de Almagro , y pe IV se restableció el título en favor de don Juan
los que se negaron á ello fueron separados sin cere- Fernando Pizarro, quien en atencion á los servicios
monia de sus empleos y reemplazados por otros de la de su antecesor fue creado marques de la Conquista
faccion de Chile. Así los derechos que alegaba Alma- y recibió una gran pension del gobierno. Sus descen-
gro fueron reconocidos y el jóven paseando las calles dientes que llevan el mismo título de nobleza se en-
á caballo, escoltado por un cuerpo de caballeros bien cueutrantodavía, segun se dice, en Trujillo en Estre-
armados, fue proclamado á son de clarines gobernador madura, tierra natal^de los Pizarras (4).
y capitan general del Perú. Ya he, descrito en oIro lugar la persona de Pizarro.
Entre tanto los destrozados cuerpos de Pizarro y Era de alta estatura, bien proporcionado y ele aspec-
de sus fieles servidores habian quedado tendidos en to no desagradable. Criado en los campos, sin el me-
el pavimento y cubiertos de sangre. Algunos propu- nor barniz de córte, su aire era marcial y como de un
sieron que se llevase el 'de Pizarro á la plaza del mer- hombre acostumbrado al mando. Pero sus maneras
cado y se fijase su cabeza en la horca; pero otros aunque no finas, no mostraban embarazo ni rustici-
aconsejaron secretamente á Almagro y obtuvieron de dad, y cuando le con venia eran agradables y hasta
él que cediese á las instancias de sus amigos y per- insinuantes. La prueba de ello es la impresion favo-
mitiese su entierro. Ved ticóse este secreta y precipi- rable que produjo despues de su segunda espedicion
tadamente por temor de una interrupcion eu el mo- en la ceremoniosa córte de Castilla, á pesar de ser es-
mento de la ceremonia. Un fiel servido-r y su esposa, traño á sus formalidades y usos.
asistidos de unos cuantos criados negros envolvieron Distinto en esto de muchos de sus compatriotas no
el cuerpo en una sábana de algcdou y le llevaron á la era aficionado al lujo, antes le miraba como cosa mo-
catedral. Cavóse una sepultura en el rincon mas os- lesta. El traje que mas comunmente llevaba en oca-
curo ; digéronse las oraciones á toda prisa y en secre- siones en que tenia que presentarse al público , con-
to ; y al débil resplandor de unas cuantas ]rachas su- sistia en una capa negra , un sombrero blanco y
ministradas por aquellos humildes servidores, los zapatos del mismo color : estos últimos dícese que
restos de Pizarro envueltos en su sangriento sudario los llevaba por imitar al gran capitan , cuyo carácter
fueron depositados en la madre tierra. Tal fue el mi- habia aprendido á admirar desde luego en Italia, pero
serable fin del conquistador del Perú, del hombre que con el cual ciertamente tenia el suyo muy débil se-
pocas horas antes dominaba todo el pais con tan ab- mejanza (5).
soluto poder como el de los Incas. Sorprendido á la Era sale-lo en la comida y bebida, y comunmente
luz del dia, en. el centro de su capital, en medio de se levantaba antes del alba. Era tambien puntual en
los que habían sido sus compañeros de armas partí- la asistencia á los negocios é incansable para el tra-
cipes de sus triunfos y de sus beneficios, pereció co- bajo : como muchos compatriotas suyos, amigo del
mo un miserable proscripto; y para usar del expre- juego, y poco mirado respecto á la calidad de aque-
sivo lenguaje del cronista, ano hubo nadie que le llos con quienes jugaba, aunque cuando su contrario
digese : Dios te perdone (I). n
no tenia qué perder, él se dejaba ganar , modo de
Pocos años despues, cuando se hubo restablecido obligar muy recomendado por un escritor castellano
la tranquilidad en el pais, loa restos de Pizarro fueron por su delicadeza (6). -
colocados en un suntuoso féretro y depositados bajo Aunque avaro para gastar, no atesoraba. Sus
un monumento en una parte visible de la catedral; grandes tesoros, mayores probablemente de los que
y en 1607 cuando el tiempo habia ya tendido su be-
néfico velo sobre Io pasado y la memoria délos yerros (3) Ante, tomo I, pág. 1`?2, nota I.
y de los crímenes se habia borrado ante el recuerdo (4) MS. de Caravantes.—Quintana, Españoles célebres,
de los grandes servicios hechos á la corona con la es- tomo TI, pág. 417. — Véase tambien el Discurso Legal y
tension de su imperio colonial, sus huesos fueron Político que unió Pizarro y Orellana á su voluminosa obra,
trasladados á la nueva catedral paraque reposasen al y en el cual se sostienen las reclamaciones de Pizarro. Es
lado de los de Mendoza, el sábio ireyy digno vdel una especie de memorial dirigido á Felipe IV en favr de los
Perú (2). descendientes de Pizarro, en el cual el escritor, despues 'de
Pizarro no tenia probablemente mas de sesenta y hab;ar délos multiplicados servicios riel conquistador, demues-
tra cuán poco se ha aprovechado su posteridad de las conce-
cinco años de edad cuando murió ; debe sin embar siones que aquel debió á la munificencia de la corona. El ar-
go tenerse presente que esta conjeturaes aventurada, gumento del consejo produjo sus efectos.
puebs no existe documento auténtico respecto á la (5) Gomara , Ilist. de las Indias, cap. CXLIV. — Zárate,
Couq. del Perú, lib. IV, cap. IX.—El retrato de Pizarra en
quelme entre los individuos del ayuntamiento de Lima, lo que el palacio de los Vireyes de Lima le representa en traje de
prueba que juzgó conveniente adherirse, á lo menos por en- caballero con capa de marta y. espada. Cada entrepaño de la
tonces, álacausa de Almagro. espaciosa sala de los Vireyes estaba reservado para el re-
(1). «Murió pidiendo coafesion, y haciendo la cruz sin que trato de uno de. ellos. La larga lila está completa desde Pizar-
nadie dijese, ¡Dios te perdone!» Gomera Ilist. de las Indias, ro hasta Pezueta; y es un hecho curioso que hace notar Ste-
cap. CXLIV. venson, que acababa de llenarse cl último hueco cuando la
MS. de Caravantes. —Zárate, Con q, del Perú, lib. IV, revolucion vino á echar por tierra el dominio de los vireyes.
cap. VIII.—Carta del maestro Martin de Arauco, MS.—Carta (Véase Residencia en la América del Sur, pág. 223.) Lo mis-
de fray Vicente de Valverde desde Tumhez, 1118, mo sucedió en Venecia. donde, si mi memoria no me es infiel,
se acababa de llenar ef último nicho reservado para la efigie
(2) «Sus huesos encerrados en una casa guarnecida de del Dux cuando fue derribada la antigua aristocracia. La coin-
terciopelo morado con passamanos de oro que yo
de Caravantes. , he visto.» MS. cidencia es singular.
(G) Gaseilasso, Com. Real, parte II, libre III, cap. IX.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
173
jamas han tocado en suerte á un aventurero (1) se aquel tiempo; aun las de personas de mayor categoría
disiparon en su mayor parte en sus empresas , en encontrarán las mas de ellas escritas en una letra (pie
sus obras de arquitectura y en sus planes de mejora- baria muy poco honor á un muchacho de la escuela
miento público, planes que en un pais donde el oro en los actuales tiempos.
y la plata podia decirse que habian perdido su valor Pizarro, aunque atrevido en la accion y firme en su
á causa de su abundancia, absorbian una increíble propósito, del cual difícilmente podia disuadírsele,
cantidad de dinero. Aunque P1 en cierto modo consi- solia detenerse mucho antes de tomar una decision
deraba todo el pais como suyo yle distribuía libre- definitiva ; lo cual le daba una apariencia de irreso–
mente entre sus capitanes , es cierto que la regia lucion estraña á su carácter (7). Quizá el conocer es-
concesion de un gran territorio con veinte mil escla- to le hizo adoptar la costumbre de contestar desde
vos que le hizo la corona, jamas fue llevada á efecto, luego : «no,» á los que iban á pedirle algun favor y
ni sus herederos se aprovecharon nunca de ella (2).. despuesá sus anchas refl sobre lo que lehabian
Para un hombre de la activa energía de Pizarro la pedid.° y concedía lo que creía deber conceder. Era
inaccion era el mayor mal_ La escitacion del juego en esto el reves de su compañero Almagro, del cual
era en cierto modo necesaria para un espíritu acos- se observaba que siempre decía «sí,» pero pocas ve-
tumbrado á los estimulantes de la guerra yde las pe- ces curnplia su palabra ; rasgo característico del ge-
ligrosas aventuras.. Su alma tosca no 'labia jamas nio confiado y negligente de este gefe que se guiaba
saboreado recreos mas puros é intelectuales. El pobre mas bien que por sistema por los impulsos de su co-
espósito no Babia recibido lecciones ni de leer ni de razon (8).
escribir. Algunos aseguran que sabia ambas cosas, Casi inútil es hablar del valor de un hombre que
pero está averiguado lo contrario por el testimonio seguía la carrera de Pizarro. En,efecto, el valor era
de autoridades irrecusables (3). Montesinos dice en cualidad muy comun entre los aventurerosespañoles,
efecto que Pizarro en su primer viaje trató de apren- porque el peligro era su elemento. Pero poseia algo
der á leer ; pero que no consintiéndolo la viveza de mas que el mero .valor animal, y era la constancia de
su carácter, se contentó con aprender á escribir su propósito tan profundamente arraigada en él, queno
nombre (4). Pero Montesinos no era historiador con- podian conmoverla las mas furiosas tempestades de
temporáneo : Pedro Pizarro, su compañero de ar- la fortuna ; esa inflexible constancia que formaba la
mas, nos dice espresamente que no sabia escribir ni esencia de su carácter, y que era al mismo tiempo el
leer (5) y Zárate, otro contemporáneo, muy relacio- secreto de sus triunfos. Pruebas notables de ella dió
nado con los conquistadores, confirma este aserto, y en su primera espedicion entre los húmedos panta-
añade que Pizarro no sabia ni aun firmar (6). Su nos de Choco. Vió á sus compañeros sucumbir en
secretorio Picado firmaba por él en sus últimos años, derredor suyo á impulso de la enfermedad, destruidos
y el gobernador hacia solamente la rúbrica acostum- por un enemigo invisible y sin poder dar un golpe en
brada á los lados de su nombre. Esto se ve en los ins- su defensa, y sin embargo su ánimo no desmayó , ni
trumentos que yo he examinado , en los cuales su retrocedió en su empresa.
nombre, escrito probablemente por su secretario, ó Hay algo que oprime la imaginacion en esta lucha
el título de marqués que en los últimos tiempos reem- contra la naturaleza. En el combate entre hombre y
plazó á su nombre, tienen á cada lado una rúbrica hombre el ánimo se complace viendo que las condi-
ejecutada de una manera tan tosca, como si fuera he- ciones son iguales; pero en la guerra con los ele-
cha por la mano de un cavador. Sin embargo, no de- mentos conocemos que por mas valor que mostramos
bemos juzgar de este defecto bajo el punto de vista en la lucha no tenemos poder para resistir. Ni nos
del siglo en que vivimos, siglo de ilustracion general, anima la esperanza de adquirir gloria en tal contien-
á lo menos en nuestro afortunado pais. El arte de leer da, porque en el caprichoso juicio que se forma de
y escribir, ahora tan universalmente estendido, era la gloría humana el sufrir en silencio las privaciones
en el siglo xvi propio de una refinada esucacion ; y por penosas que sean, es poco en comparacion de los
todos los que consulten las memorias autógrafas de ostentosos trofeos de la victoria. El laurel del héroe,
¡ triste cosa es para la humanidad! crece mas en los
(1) i tuvo mas aro i plata que otro ningun español campos de batalla.
de cuantos han pasado á Indias ni que ninguno de cuantos ca•• El ánimo inflexible de Pizarro se manifestó con
pitanes han sido por el mundo.» Gomara, Hist. de las Indias, mas energía aun cuando en la pequeña isla del Gallo
cap. CXLIV. trazó en la arena la línea que debia separarle, con el
(2) MS. de Caravantes. — Pizarro y Orellana, Discurso
Leg. y Pol., ap. Varones ilustres. —Gonzalo Pizarro cuando puñado de hombres que le seguian , de su pais y del
fue hecho prisionero por el presidente Gasea, le retó á que se- mundo civilizado. Confiaba en que su constancia Ba-
ñalase un punto cualquiera del pus donde se hubiese llevado ria fortaleza á los débiles y agruparia en derredor su-
á efecto la real concesion de territorio hecha á su hermano. yo á todos aquellos valientes para ayudarle en su
Véase Garcilasso, Com. Real, parte If, lib. V, cap. XXXVI. empresa. Fiábase en el porvenir y no erró en sus cál-
(3) lis estraño que persona tan esperta como Muñoz haya culos. Este fue un acto cle heroismo, al cual solo fal-
caido en este error. En una de las cartas de Pizarro encuen-
tro la siguiente nota autógrafa de este eminente escritor:
taba un motivo mas noble para constituir un acto de
Carta de Francisco Pizarro, su letra y buena letra.
verdadera moral sublime.
(4) «En este viaje trató Pizarro de aprender á leer : no le Todavía desplegó la misma cualidad de carácter,
dió su viveza lugar á ello; contentóse solo con saber firmar, aunque de un modo menos notable, cuando desem-
de lo que se reía Almagro, y decia que firmar sin saber leer barcando en la costa y habiendo sabido la verdadera
era lo mismo que recibir herida sin poder darla. En adelante fuerza y civilizacion de los Incas, persistió en inter-
firmó siempre por sí y por Almagro su secretario.» Montesi- narse en el pais á la cabeza de un cuerpo que no lle-
nos Anuales, MS., año de 1525.
(5) «Porque el marquez don Francisco Picarro como no
savia leer ni eserivir...a Pedro Pizarro, Descub. y Conquis- (7) Esta tardanza en decidirse ha lecho dudar á Herrera
ta , MS. completamente de su resolucion ; juicio que contradicen todos
(6) «Siendo personas, dice el autor hablando de Pizarro y los hechos de la historia. «Porque , aunque era astuto i reca-
Almagro, no solamente no leidas, sino que todo punto no sa- tado, por la maior parte fue de ánimo suspenso y no rnui re-
bias leer, ni aun firmar, que en ellos fue causa de gran de- soluto.» Hist. general, dec. V, lib. VII, cap. XIII.
fecto... Fue el marques tan confiado de sus criados y amigos, (8) «Tenia por costumbre de quando algo le pedían decir
que tonos los despachos que hacia, así de governacion corno siempre de no. Esto deziaélquehacia por no faltarásupaiabra;
de repartimiento de indios, libraba haciendo él dos señales, y no obstante que decia no, correspondia con hazer lo que le
en medio de las cuales Antonio Picado, su secretario, firmaba pedian no aviendo inconveniente... don Diego de Almagro hera
el nombre de Francisco Picarro.» Zárate, Conq. del Perú, 4 la eQntra, que á todos dezia, sí, y con pocos lo cumplía.»
lib. IV, cap. IX. Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
TOMO I. 844
BTBLiOTECA DE GASPAR Y AOIG.
174
gaba á doscientos hombres. En esto indudablemente dancia, y e l carácter de la nacion, dulcificado bajo la
se propuso seguir el ejemplo de Cortés, tan contagio- influencia de la forma de supersticion mas suave y
mas inocente, estaba perfectamente preparado para
so para los ánimos aventureros de aquel tiempo , y
especialmente para Pizarro , empeñado como estaba recibir una civilizacion cristiana y mas sublime.
en una empresa semejante. Sin embargo, el peligro Pero lejos de introducirla, Pizarro entregó las razas
á que se espuso Pizarro fue mucho mas grande que conquistadas al dominio de su brutal soldadesca; los
el que tuvo que arrostrar el conquistador de Méjico, sagrados eláustros fueron abandonados á su lascivia,
cuyas fuerzas eran casi triples, al paso que el terror y las ciudades y aldeas entradas á saco; los desgra-
que inspiraba el nombre del Inca, terror justificado ciados indios fueron repartidos como esclavos para
trabajar en las minas en beneficio de sus vencedores;
por los resultado s , estaba tan estendido entre los los rebaños quedaron diseminados y estúpidamente
peruanos como entre los aztecas.
Imitando tambien el mismo noble modelo, ideó destruidos; disipáronse las riquezas encerradas en
Pizarro la captura de Atahuallna. Pero las situacio- los graneros ; los ingeniosos procedimientos para
nes de ambos capitanes eran tan diversas como lo fue mejorar el cultivo ca yeron en desuso, y el paraiso
el modo ccn que se ejecutaron estos actos de violen- quedó convertido en desierto. En vez de aprovechar-
cia. La cruel matanza que se hizo de los peruanos, se de las antiguas formas de civilizacion, prefirió
se asemejó mas que otra cosa á la que perpetró Alva- Pizarro borrar de aquella tierra hasta el menor ves-
rado en Méjico, y habría tenido tan desastrosas con- tigio y sobre sus ruinas levantar las instituciones de
secuencias, si el carácter peruano hubiera sido tan su pais. Sin embargo, estas instituciones hicieron
fiero como el de los aztecas (1). Pero el golpe que poco en favor del pobre indio , preso en cadenas de
escitó la irritaciorr de estos últimos hasta la locura, hierro. Poco le importaba que las riberas del Pacífi-
amilanó los ánimos pacíficos de los peruanos. Fue un co se cubriesen de ciudades y pueblos, depósitos de
golpe atrevido, que por haber dejado tanto á la ca- un comercio floreciente : él no Babia de participar de
sualidad apenas merece nombre de golpe político. los productos : era un estranjero en la tierra de sus
Cuando Pizarro desembarcó en el país, le encontró padres.
dividido por una lucha en que se disputaba la coro- La religion del peruano que le dirigia á adorar
na. Parecia que estaba en su interes escilar un parti- esa gloriosa luminaria que es la mejor representante
do contra el otro, declarándose despues en favor del del poder y beneficencia del Criador, es tal vez la
que mas le conviniera. En vez de esto recurrió á un forma mas pura de supersticion que ha existido entre
acto audaz de violencia que confundió á los dos par- los hombres. Sin embargo, apenasen el nuevo órden
tidos. Su carrera posterior no presenta muestra al- de cosas y por medio del caritativo celo de los misio-
guna de la profunda política que desplegó Cortés neros penetraron algunos rayos de mas noble fé entre
cuando reunió bajo su bandera naciones desunidas las tinieblas que oscurecian el alma del indio. El
entre sí y las dirigió contra el enemigo comun. To- mismo Pizarro no puede ser tachado de haber mos-
davía tuvo menos oportunidad de desplegar la táctica trado exagerada solicitud por la propagacion de la fé.
y admirable estrategia de su rival. Cortés sujetó sus No era fanático como Cortés. El fanatismo es la per-
operaciones militares á los principios que sirven de version del principio religioso ; pero en Pizarro era
norma á un gran capitan que manda una poderosa el principio mismo el que faltaba. La conversion de
hueste. Pizarro aparece solamente como un aventu- los infieles era uno de los motivos que predominaron
rero, un caballero andante afortunado. De un solo en Cortés para emprender su espedicion. No era una
golpe destruyó el encanto que por tanto tiempo habia vana jactancia : hubiera sacrificado su vida por este
conservado el pais ba j o el dominio de los Incas. Que- objeto en cualquiera ocasion, y mas de una vez por
dó el encanto destruido y la aérea fábrica del impe- su indiscreto celo puso en peligro su vida y el éxito
rio, construida sobre la supersticion de muchos si- de la empresa. Su gran propósito era purificar la
glos, se desvaneció al contacto de la realidad. Pero tierra de las brutales abominaciones de los aztecas
esto fue una fortuna, mas bien que el resultado deun sustituyendo á ellas la religion de Jesus. Esto dabaá
cálculo político. la espedicion el carácter de una cruzada; es la mejor
Pizarro era eminentemente pérfido,y nada mas apología de la conquista, y atrae, masque otra algu-
opuesto á la sana política. Un acto de perfidia plena- na consideracion, nuestra simpatía en favor de los
mente averiguado viene á ser la ruina de su autor. conquistadores.
El hombre que permite que los denlas desconfien de Pero los motivos principales que guiaron á Pizarro,
su buena fé, se desprende de la mejor base para sus á lo menos segun el , juicio humano puede deducirlos,
futuras operaciones. ¿Quién á sabiendas querrá edi- fueron la avaricia y la ambicion. Los benévolos mi-
ficar sobre arena movediza? Con la pérfida conducta sioneros le siguieron en verdad en su carrera para
que observó con Almagro, se enagenó Pizarro los esparcir las semillas de la verdad espiritual, y el go-
ánimos de los españoles. Con el pérfido tratamiento bierno español dirigió como de costumbre su bené-
que dió á Atahuallpa y despues al inca Manco, dis- fica legislacion á la conversion de los indígenas. Pero
gustó á los peruanos. El nombre de Pizarro llegó á lo que principalmente movió á Pizarro y sus secuaces
ser sinónimo de perfidia. Almagro se vengó con una en la conquista fue la sed de oro. Este era el verda-
guerra civil ; Maneo con una insurreccion que estu- dero estímulo de su trabajo, el premio de la perfidia
vo á pique de costar á Pizarro su poder. La guerra y el mas precioso galardon de sus victorias. Esto dió
civil terminó en una conspiracion que le costó la un carácter bajo y mercenario ú la empresa; y cuando
vida. Tales fueron los frutos de su política. Pizarro compararnos la feroz codicia de los conquistadores
puede ser considerado como hombre astuto , pero con las apacibles é inofensivas maneras de los venci-
no como hombre político, segun se han complacido dos, n uestra. simpatía, y aun la simpatía de los espa-
muchas veces en pintarle sus compatriotas. ñoles, está necesariamente del lado del indio.
Cuando tomó posesion del Cuzco halló un pais ade- Pero como no hay pintura que no tenga su parte
lantado en las artes de la civilizacion • in til.ucioues de luz, haciendo justicia á Pizarro no debernos in-
bajo las cuales el pueblo vivia tranquilo y seguro ; las sistir esclusivameute en las facciones oscuras de su
montañas y las llanuras elevadas estaban cubiertas de retrato. No ha tenido España un hijo á quien deba
Forrados; los valles reverdecían con los frutos de una mas obligaciones por la estendion que dió á su im-
ilustrada agricultura; los graneros y almacenes es- perio; pues su mano conquistó para ella la mas rica
taban atestados; todo el pais se regocijaba en la abun- de las joyas indias que resplandecieron un tiempo en
su imperial diadema. Cuando contemplamos los pe-
(',1) Véase la Conquista de Méjico, lib. 1V, cap. VIII. ligros quearrostró, las fatigas que con tanta pacien-
LA CONQUISTA DEL PER17.
1 75
cia sufrió, los increibles obstáculos que superó , los Como se ha dicho en uno de los capítulos anterio-
magníficos resultados que consiguió con su solobra- res, Vaca de Castro habia sido enviado por la córte
zo sin auxilio del gobierno, aunque no puede tenér- de España para cooperar con Pizarro al restableci-
sele por hombre grande ni bueno en toda laestension miento de la tranquilidad del pais, y con facultades
de la palabra, no es posible dejar de considerarle para tomar el mando en caso de muerte del goberna-
corno hombre muy estraordinario. dor. Despues de una larga y tempestuosa travesía
Tampoco podernos sin injusticia omitir para ate- desembarcó en la primavera de 1541 en el puerto de
nuar sus yerros, el hacernos cargo de las circunstan- Buena Ventura ; y disgustado de los peligros del
cias de su edad primera ; porque, como Almagro, mar, prefirió continuar su molesto viaje por tierra.
era hijo del pecado y del dolor, arrojado al mundo Pero estaba tan debilitado por las incomodidades que
casi desde su nacimiento para que en él buscase habla sufrido , que tardó tres meses bien completos
fortuna como pudiera. En su tierna edad debia reci- en llegar á Popayan, donde recibió la sorprendente
bir las impresiones que le comunicasen aquellos en noticia de la muerte de Pizarro. Esta era la contin-
cuya sociedad vivia. ¿ Y cuándo le toca al pobre es- gencia tan juiciosamente p revista en sus instruccio-
pósito caer en manos de personas entendidas y vir- nes. Sin embargo , las dificultades de su situacion le
tuosas? Tocóle vivir entre la licencia de un campa- pusieron en una perplej idad dolorosa. Eraestraujeroen
mento en la escuela de la rapiña, con personas cuya aquella tierra, con imperfectos conocimientos acerca
única ley era la espada, y que miraban al desgracia- del pais, sin fue r za armada que le protegiese, sin pe-
do indio y á sus propiedades como un despojo legí- ricia militar ele que poder aprovecharse en caso ne-
timo. cesario. Nada sabia respecto al grado de influencia
¿Quién no se estremece al pensar lo que podria que tenia Almagro; nada tampoco acerca de la esten-
haber sido, educado en semejante escuela ? La gran- sion y fuerza de la insurreccion ; nada en fin de las
deza del crimen no es una prueba clara de la crimi- disposiciones del pueblo entre el cual se hallaba.
nalidad del agente. La historia debe hablar del pri- En tal conflicto un ánimo débil habria seguido el
mero para recordarle corno un aviso al género parecer de los que le aconsejaban que se volviese á
humano ; pero solo aquel que conoce el corazon Panamá y esperase allí hasta reunir fuerza suficiente
de los hombres, la fuerza de la tentacion y los medios para presentarse de nuevo y hacer cara con ventaja á
de resistirla, es el que puede determinar la medida del los insur g entes. Pero el valeroso corazon de Vaca de
delito. Castro rehusó dar un paso que habría probado su in-
competencia para el puesto que se le habia confe-
CAPITULO VI. rido. Tenia confianza en sus propios recursos y en la
influencia de la comision en virtud de la cual iba á
Movimientos de los conspiradores. — Se adelanta Vaca obrar. Confiaba sobre todo en la habitual lealtad de
de Castro. — Actos de Almagro.— Marcha del gober-
nador. — Las fuerzas de ambos se aproximan — San- los españoles, y despues de meditarlo maduramente,
grientas llanuras de Chupas. — Conducta de Vaca de determinó seguir adelante y fiar á los sucesos el cum-
Castro, plimiento del objeto de su mision.
1541-1543. Corfirmólé en su próposito la carta que recibió de
Alvarado ;y sin mas dilacion continuó su marcha á
EL primer acto de los conspiradores, despues de Quito. Allí fue bien recibido por el segundo de Gon-
asegurar la posesion de la capital, fue enviar emisa- zalo Pizarro, que gobernaba el pais durante la ausea-
rios á las diferentes ciudades para proclamar la revo- cia de su gefe, ocupado, como hemos visto, en la
lucion que acababa de verificarse y exigir el recono- espedicion al rio de las A mazonas. Reuniósele tam-
cimiento de Almagro como gobernador del Perú. En bien Benalcázar, el conquistador de Quito, con una
aquellos puntos como Trujill o y Arequipa, donde la corta fuerza ,y le ofreció auxiliarle personalmente
intirnacion iba sostenida por una fuerza militar, fue en la prosecucion de su empresa. Entonces presentó
sin mucha dificultad obedecida. Pero en otras pobla- la real cédula que le autorizaba para tomar el mando
ciones tuvo mas frío asentimiento y en algunas la en el caso de que Pizarro muriese, y declaró que ha-
órden fue recibida con desprecio. En el Cuzco, punto biendo llegado este caso, era su intencion ejercer
el mas importante despues de Lima , un número con- la autoridad que se le habia coufcrido. Al mismo
siderable de partidarios de Almagro aseguró el triun- tiempo envió emisarios á las principales ciudades,
fo de su bando, deponiendo de sus empleos á los exigiendo le obedeciesen como á legítimo represen-
magistrados de opinion contraria, y reemplazándolos tante de la corona , teniendo cuidado de elegir para
cou otros de carácter mas acomodaticio. Pero los lea- este servicio personas discretas y de prestigio entre
les habitantes de la ciudad , disgustados de seme- los ciudadanos; y despues continuó lentamente su
jante proceder enviaron á buscar secretamente á uno marcha hacia el Sur (2).
de los capitanes de Pizarro llamado Alvarez de Hol- Quería de este modo dar tiempo á que sus intima-
guiri ; y este entrando en la ciudad depuso á los nue- ciones produjesen efecto y á que se calmase la fer-
vos dignatarios y redujo á la obediencia la antigua mentacion causada por los últimos estraordinarios
capital. sucesos. Confiaba en la lealtad que hacia que el es-
Los conspiradores experimentaron una oposicion pañol se sometiese siempre, escepto en casos estre-
todavía mas enérgica de parte de Alonso de Al varado, mos, á las decisiones de la autoridad real; y aunque
uno ele los principales capitanes de Pizarro (derro- las pasiones del momento podían haber alterado en
tadocomo recordará el lector, por Almagro el padre cierto modo estos sentimientos populares, creía po-
en el puente de Abancay) y cine entonces se hallaba der fácilmente dar al pueblo la recta direccion y de-
en el Norte con unos doscientos hombres de escelente
tropa. Este oficiall-al recibir la noticia del asesinato (2) Berrera, Hist. general, dec. VI, lib. X, cap. IV.—
de su gefe , escribió inmediata mente al licenciado Carta de Benalcázar al emperador desde Calí, MS., 20 de,se-
Vaca de Castro, participándole el estado de los nego- tiembre de 1542.
cios en el Perú , é instándole para que apresurase su Benalcázar aconsejó á Vaca de Castro que tomase solamen-
te el titulo de juez y no el de gobernador que podria poner en
marcha hacia el Sur (1). conflicto sus pretensiones con las que sustentaba Almagro á
la parte del pais, conocida con el nombre de Nueva Toledoy
(1) Zárate, Conq. del Perú , lib. IV , cap. XIII.—Herrera, que le habia le g ado su padre. «Porque yo le avisé muchas
veces no entrase en la tierra corno governador, sino como juez
llist. general, dee. VI, lib. X, cap. VII.—Declaracion de de V. M. que venia á desagraviar á los agraviados, porque
Uscategui, MS.—Carta del maestro ,llartin de Arauco, MS.—
todos le recibirian de buena gana.» Ubi supra.
Carta de fray Vicente de Valverde, desde Tumbez, MS.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y BOIG.
176
volverle sus hábitos de obediencia. No calculaba mal mente toda la suya en su defensa. Caractéres seme-
en esto; porque estaba tan arraigado el principio de jantes no eran raros en el siglo xvi (3).
lealtad en el antiguo español, que solamente han po- deLos partidarios de Almagro , habiéndose provisto
fondos , se proveyeron tambien sin el menor es-
dido conmoverle siglos enteros de opresion y tiranía.
Triste es, aunque no estraño, que el largo tiempo crúpulo de caballos y armas de toda especie, apro-
pasado bajo un mal gobierno no le haya dado aun piándose los que pudieron hallar en la ciudad : lo cual
hicieron con tanto menor repugnancia, cuanto que
suliciencia para elegir uno bueno.
Mientras pasaban estos acontecimientos en el Nor- la mayor parte de los habitantes no les manifestaba
te , el partido de Almagro en Lima se iba robuste- buena voluntad. Mientras se ocupaban en esto, reci-
ciendo de dia en din; porque ademas de los que bió Almagro la noticia de que Holguin había salido
desde el principio se habian declarado abiertamente del Cuzco con cerca de trescientos hombres y con el
en favor de su padre, se adhirieron espontáneamente objeto de efectuar su union con Alvarado que se ha-
al nuevo órden de cosas otros que por diversos mo- llaba en el Norte. Era importante para Almagro im-
tivos se hallaban disgustados de Pizarro. pedir esta union. Si la política de Vaca de Castro era
El primer acto del jóven beueral , ó mas bien de el dilatar las operaciones, claro está que la de Alma-
Rada, que dirigia sus movimientos , fue asegurar las gro debia consistir en acelerarlas y traer lo mas
provisiones necesarias para los soldados, muchos de pronto posible las cosas á una solucion definitiva;
los cuales, habiendo sufrido una larga indigencia, marchar primero contra Holguin á quien fácilmente
no estaban de modo alguno aptos para el servicio. podria vencer con sus fuerzas superiores y despues
Reuniéronse fondos considerables echándose sobre terminar la lucha con la derrota , todavía mas fácil,
los de la corona, que tenia el tesorero en su poder. de Alvarado, cuando el nuevo gobernador estuviese
Picado , el secretario de Pizarro , fue sacado de la en cierto modo en sus manos. Habria sido fácil der-
prision é interrogado acerca del sitio donde este ha- rotar en detall todos estos cuerpos de tropas , que si
bía depositado sus tesoros; pero aunque fue puesto llegaban á reunirse presentarian un ejército formi-
á cuestion de tormento, no quiso, ó lo que es mas dable. Era demasiado atroz el proceder con que Al-
probable, no pudo dar noticia alguna sobre este pun- magro y los suyos se habian declarado en oposicion
to; y los conspiradores, que tenian una larga cuenta contra el gobierno; era demasiado directo el golpe
de injurias que arreglar con él, terminaron los pro- dado á la real autoridad , para que los perpetradores
cedimientos cortándole públicamente la cabeza en la de aquel acto pudiesen lisonjearse con la esperanza
gran plaza de Lima (1). del perdon. El único medio de salvacion que les res-
Valverde, el obispo del Cuzco, segun él mismo taba era seguir adelante en la revuelta, y alcanzando
asegura, intervino en su favor, pero en vano. Es sin- repetirlos triunfos ponerse en una situacion tan for-
gular que las últimas veces que este fanático prelado midable que llegara á dar cuidado al gobierno; pues
aparece en la escena sea con el benévolo carácter de el temor á un vasallo demasiado poderosó hubiera
intercesor (2). Poco tiempo despues se le permitió arrancado concesiones que jamas se habrian hecho á
embarcarse en Lima con el juez Velazquez y algunos sus ruegos.
otros partidarios de Pizarro. Tenemos de él una Pero Almagro y los suyos no se atrevieron á po-
carta fecha en Tumbez en noviembre de 1541 ; y. casi nerse en abierta rebelion con la corona. Rabian acu-
inmediatamente despues-de haberla escrito cayó en dido á la rebelion, no porque la deseaban, sino por-
manos de los indios y con sus compañeros fue ase= que no habían encontrado- otro medio de conseguir
sinado en Puna ; muerte violenta que con bastante su objeto. Querian solamente vengar los agravios
frecuencia terminaba la carrera del aventurero ame- personales que habian recibido de Pizarro, pero no
ricano. Valverde era un fraile dominico que, como intentaban desafiar la autoridad real. Así cuando al-
el padre Olmedo respecto á Cortés, habla estado al guno de los mas resueltos de estos que siguen imper-
lado del gefe de la espedicion durante todo el tiempo térritos las cosas hasta en sus últimas consecuencias,
de ella. Pero no siempre como el'buen Olmedo usó propusieron marchar desde luego contra Vaca de
de su influencia para detener el brazo levantado del Castro y terminar la contienda con un golpe atrevido,
guerrero. A lo menos no es este el aspecto bajo el la proposicion fue casi universalmente desechada, y
cual se presenta en la terrible matanza de Caxamalca. solo al cabo de un largo debate se adoptó la resolu-
Sin embargo, algunos autores contemporáneos dicen cion de dirigirse contra Holguin é impedir su reu-
que despues de instalado en su obispado fue incan- nion con Alonso de Alvarado.
sable en su celo por convertir á los indios y mejorar Apenas 'labia Almagro emprendido su marcha so-
su condicion; y su correspondencia con el gobierno bre Xauxa , donde se proponia presentarla batalla á
desde este período, muestra gran solicitud por tan su enemigo , le ocurrió la gran desgracia de la
laudables objetos. Educado en la severa escuela de la muerte de Juan de Rada. Era este hombre de edad
disciplina monástica, que con frecuencia cierra el algo avanzada y las últimas acaloradas escenas en
corazon á la caridad comun de la vida , no podia, que 'labia tenido la parte mas principal habian dado
como el buen padre Las Casas, elevarse sobre sús un golpe mortal á su constitucion, ya debilitada por
fanáticos principios, y siguiendo el espíritu de es- una vida de estraordinarias fatigas. Con su muerte
cuela creyó que la santidad del fin justificaba los me- esperimentó Almagro una pérdida inmensa, porque
dios por repugnantes que en sí mismos fuesen. Sin ademas ríe la sincera adhesion que Rada le profesaba,
embargo, este hombre que tan sin reparo alguno ha- era por su larga esperiencia y su carácter prudente,
bia derramado la sangre de los pobres indios por ase- aunque animoso, el mas á propósito de todo el ejér-
gurar el triunfo de su fé , habría vertido espontánea- cito para conducirle á puerto seguro entre el borras-
(1) Pedro Pizarro Descuh. y Couq. , MS.—Carta de Barrio coso mar en que se había dejado embarcar.
Nuevo, MS.—Carta de fray Vicente de Valverde desde Tum- Despues de Rada los dos caballeros que 'labia de
bez ,MS.
(2) «Siendo informado que andavan ordenando la muerte
(3) «Que el señor obispo fray Vicente de Valverde , como
á Antonio Picado, secretario del marquesque tenian preso, persona que jamas ha tenido fin ni celo al servicio de Dios ni
luí á don Diego é á su capitan general Joan de Herrada é á menos en la conversion de los naturales en los poner é doc-
todos sus capitanes, i les puse , delante el servicio de Dios y trinar en las cosas de nuestra santa fée católica, ni menos en
de S. M. i que bastase en lo fecho por respeto de Dios, hu- entender en la paz é sosiego tiestos reynos, sino á sus intere-
millándome 5. sus pies por que no lo matasen : i no bastó , que ses propios, dando mal ejemplo á todos.» (Carta de Almagre
luego dende á pocos días lo sacaron á la plaza desta ciudad á la Audiencia de Panamá, MS., 8 de nov. de 1511.) Debe
donde le cortaron la cabeza.» Carta de fray Vicente de Val- tenerse presente que el autor de esta carta era enemigo per-
verde desde Tumbez, MS.
sonal del obispo.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
mas consideracion y de mas altas pretensiones eran 177
Cristóbal de Sotelo y Carda de Alvarado ; ambos do- cias en que desgraciadamente su suerte le habia
colocado.
tados de gran pericia militar, pero el último de genio Ocupóse inmediatamente en proveer á las necesi-
audaz y presuntuoso parecido en cierto modo al de dades de sus tropas y en poner á todos y cada ímo cl e
aquel capitan de su mismo nombre que adquirió mu-
sus soldados en el mejor estado para sostener la pró-
cho mayor fama bajo las banderas de Cortés. Desgra- xima campaña. Llenó su tesoro con gran cantidad de
ciadamente se despertaron los celos entre ambos plata que sacó de las minas de La Plata. El azufre,
oficiales , celos tan comunes entre españoles que que se ohtenia en abundancia en las inmediacioneá
pueden mirarse como un rasgo del carácter nacional; del Cuzco, le suministró buen material para la fabri-
celos que so fundan en un falso principio de honor cacion de pólvora. Mandó construir cañones, algunos
que ha sido siempre fecundo en facciones lo mismo de gran calibre, bajo la inspeccion de Pedro de Can-
en las monarquías que en las repúblicas. dia, el griego que, segun recordará el lector, fue el
Esta era una gran desgracia para Almagro , cuya primero que llegó al pais con Pizarro, y que con al-
inesperiencia le hacia necesitar el apoyo de los demas gunos de sus compatriotas levantinos, segun les lla-
y que en el estado ele agitaciom en que se hallaba el maban, estaba perfectamente instruido en esta clase
pais , apenas sabia en quién buscar este apoyo. Con de fabricacion. Babo su direccion se hicieron armas
motivo de la dilacion que ocasionaron estas disensio- de fuego, corazas y yelmos de una mezcla de plata y
nes, su pequeño ejército no llegó al valle de Xauxa cobre (3), y de tan escelente calidad, que segun dice
hasta despues que el enemigo había pasado por él. un veterano de aquel tiempo, podían competir con
Almagro le siguió de cerca dejando (letras los bagajes los construirlos en las fábricas de Milan (4). Ademas
y la artillería para poder marchar mas deprisa. Pero recibió Almagro un auxilio tan oportuno como ines-
la ocasion se había ya perdido. Los ríos, aumentados perado, procedente del Inca blanco, el cual detes-
con las lluvias del oto īro, dificultaban la persecucion, tando la memoria de Pizarro, trataba de renovar con
y aunque sus tropas ligeras dieron alcance á unos el jóven Almagro los amistosos lazos que le habian
cuantos rezagados, Holguin logró co .ducir sus fuer- unido á su padre, lazos que tal vez estaba dispuesto
zas por los peligrosos pasos de las montañas y verifi- á estrechar teniendo en consideracion la sangre pe-
car su reunion con Alonso de Alvarado cerca del ruana que corria en las venas del jóven capitan. De
puerto septentrional de /tintura. él obtuvo Almagro una gran cantidad de espadas,
Frustrado su objeto ; Almagro se preparó para lanzas, armas y armaduras ele toda especie, la ma-
marchar sobre el Cuzco ( capital que consideraba yor parte de ellas tomadas por el Inca en el memora-
como comprendida en su jurisdiccion) para tomar ble sitio del Cuzco. Tambien recibió la agradable
posesion de ella y hacersus preparativos á fin de salir promesa de que el Inca le auxiliaría con un refuerzo
de nuevo al encuentro de su adversario. Sotelo, que de tropas indias cuando abriese la campaña.
fue enviado delante con una corta tuerza, no halló Antes, sin embargo, de apelar definitivamente á
oposicion alguna en los indefensos habitantes , y las armas , resolvió Almagro probar el efecto de las
puso otra vez el gobierno de la ciudad en manos de negociaciones con el nuevo gobernador. En el verano
los de Chile. Poco despues su jóven capitan se pre- de 1542 le envió una embajada á Lima, donde se ha-
sentó á la cabeza de sus batallones y estableció sus llaba , manifestándole lo sensible que le era tomar las
cuarteles de invierno en la capital del imperio Inca. armas contra un empleado de la corona. Decíale ade-
Allí los celos de los capitanes rivales se •convirtie- mas que su único deseo era vindicar sus derechos,
ron en abierta lucha , que terminó con la muerte de asegurando la posesion de la Nueva Toledo que le
Sotelo, traidoramente asesinado en su propia habi- correspnndia por legado de su padre, y de cuya he-
tada' por Gaici l do Alvarado. Esta atrocidad irritó rencia habia sido injustamente escluido por Pizarro:
tanto mas á Almagro, cuanto que sintiéndose dema- añadía que no disputaba al gobernador su autoridad
siado débil para castigar al agresor, hubo de disimu- sobre la Nueva Castilla corno pais asignado al mar-
lar su resentimiento por entonces , y aparentar tra- ques; por último, proponia que cada una de las par-
tarle con mas favor y distinciones. Pero no se engañó tes con endientes permaneciese en los límites de su
Alvarado respecto á lo que significaba esta conducta; respectivo territorio hasta que la córte de España les
sabia que había fallado á la confianza de su general; hiciese saber su determinacion. A esta comunicacion,
y para evitar el daño que pudiera hacerle , urdió redactada en términos respetuosos, no recibió res-
una conspiracion contra él. Almagro , incitado por puesta alguna.
la necesidad de la propia defensa, imitó el ejemplo Frustradas sus esperanzas de pacífico arreglo co-
de su oficial entrando en su casa con unos cuantos noció ya el jóven capitan la necesidad de apelar á la
hombres armados que le dejaron muerto ea el si- suerte de las armas. Reunió sus tropas, y antes de
tio (1). salir de la capital íes hizo una buena arenga. Protestó
Este proceder irregular tuvo las mejores conse- que el paso que él y sus valientes compañeros iban á
cuencias. Los sediciosos planes de Alvarado perecie- dar no era un acto de rebelion contra la corona, sino
ron con él: las semillas de insuburdiunciou quedaron un acto á que se velan obligados por la conducta del
destruidas, y desde aquel mornelllo Alulagro no ha- mismo gobernador. Dijo que la comisiou encomen-
lló sino ciega obediencia y leal apoyo en sus soldados. dada á este no le daba autoridad sobre el territorio de
Desde entonces su carácter pareció esperimentar un la Nueva Toledo, cedido á su pudre y que su padre
notable cambio: fióse menos de los otros que de sí le habia dejado en herencia; que si Vaca de Castro,
mismo, y desplegó recursos que no podian preverse traspasando sus facultades les obligaba á romper las
hostilidades, la sangre que se derramase caeria sobre
en un jóven de sus años , porque apenas tendría
veinte y dos (2). La energía y previsión que ma-
nifestó no obstante su juventud, demostraron que (3) «Y demas de esto hizo armas para la gente de su real,
habia sabido colocarse á La altura de las circunstan— g 11C l ío las tenia, de pasta de plata i cobre mezclado, de que
salen muy• buenos coseletes: lloviendo corregido demas desto
todas !asumas de la tierra; de manera que el que menos ar-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS.— Zárate, Con- mas tenia entre su gente, era cota i coracinas ó coselete, i
quista del Perú , lib. IV , cap. X —XIV. — Domara, Ilist.de
celadas de la misma parte que los indios hacen diestramente
las Indias, cap. CXLVII.— Ueclaraciou de Uscategui, MS.—
por muestras de Milan.» Zárate Conq. del Perú, lib. IV, ca-
Carta de Barrio huevo, MS. — p errera, Historia general,
dec. VI; lib. X , cap. XIII, clec. VII, lib. IIt, eap• 1—V. pitulo XIV
(4) «nombres de armas con tan buenas celadas borgoliiesas
(2) «Hico loas que su edad requería , porque seria de como se hacen en hilan.» Carta de Ventura Beltran al empe-
edad de veinte i dos años.» Zárate, Conq. del Perú , lib. VI,
i rador, MS. desde Vilcas, 8 de octubre de 1542.
cap. XX.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
178
cieron desde luego su autoridad, si bien no mani-
la cabeza de aquel , no sobre las suyas. «Con el ase- festaron grandes deseos de correr con él los azares de
sinato de Pizarro, coutiouó, no tiernos hecho mas la próxima lucha.
que tornar por nosotros mismos la J usticia que por Despues de haberse detenido largo tiempo en cada
otros se nos negaba. n Lo mismo sucede ahora res- uno de estos puntos, volvió á emprender su marcha
pecto á la lucha que vamos á emprender contra el y llegó al campo de Alonso de Alvarado en Huaura á
nuevo gobernador: « somos tan fieles y leales súbdi- principios de 15 t2. Holguin habia establecido sus
tos de la corona como él. » Por último, exhortó á los reales á alguna distancia de los de su rival ; porque
soldados á que se agrupasen con ánimo firme y re-
suelto brazo alrededor suyo , pues que en la próxima se habia suscitado como de costumbre la rivalidad
contienda todos estaban igualmente interesados. entre estos capitanes, aspirando ambos al mando su-
Su auditorio no fue imseusible á este discurso..Po- premo de capitan general del ejército. El empleo de
cos habia que no conociesen que su suerte estaba gobernador que ejercia Vaca de Castro parecia que
ligada indisolublemente á la de su capitau; y como incluia el de general en gefe de las fuerzas; pero
tenían poco que esperar del austero carácter del go- como. el-licenciado no habia seguido . otra carrera que
bernador, se unieron mas y mas á la causa de soló- la de las leyes, cualquiera que fuese la autoridad que
ven gefe, que ademas de poseer las cualidades popu- se abrogase en materias civiles , los dos capitanes es-
lares de su padre, escitaba aquella simpatía propia peraban que resignaria en sus manos el mando mi-
de su edad y de las circunstancias de su situados]. litar. Conocian muy poco el carácter de Vaca de
Así los oficiales y soldados poniendo las manos sobre Castro..
la cruz colocada en un aliar dispuesto al afecto, ju- Aunque no poseia mas conocimientos en el arte de
raron repetidas veces arrostrar toda clase de peligros la guerra que los que tenian todos los caballeros en
con Almagre y permanecerle fieles hasta el último aquella edad marcial, conoció que confesar su igno-
trance. rancia y encomendar á otras manos la direccion de
En punto á fuerzas no se habla robustecido gran los negocios militares habria sido disminuir consi-
cosa desde su salida de Lima. Todas sus tropas ascen- derablemente su autoridad, si ya no inspirar des-
derian á poco mas de quinientas hombres; pero en- precio inicia ella en los espíritus turbulentos entre
tre ellos estaban los veteranos de su padre, aguerri- quienes se hallaba. Tenia sagacidad y genio, y con-
dos en mas de una campaña contra los indios. Tenia fiaba en que podría suplir sus faltas con la experien-
unos doscientos caballos, muchos de ellos cubiertos cia ele los ciernas. Su empleo le permitia disponer de
completamente de malla , circunstancia no muy co- los hombres mas aptos del pais, y ayudado de sus
rnil!) en aquellas guerras, en que un coleto forrado consejos se sentía con suficiencia para adoptar un
de algodou era la única armadura del guerrero-Su plan de operaciones y llevarlo decididamente á cabo.
infantería formada de alabarda±ros y arcabuceros , es- Conoció ademas que el único medio , de destruir la
taba perfectamente armada. Pero su principal fuerza rivalidad entrelos dos capitanes en aquella crísis era
cousistia en la artillería, compuesta de diez y seis tomar para sí el empleo que causaba la disension.
piezas, o ho de grue<o calibre y ocho 1'alconetes, Sin • embargo acercóse con cautela á sus ambiciosos
Como se llamaban: todas las cuates, formraban, dice oficiales ; y las amonestaciones que les dirigió por
un testigo presencial, uu hermoso parque «suficiente medio de personas juiciosas de las que mas íntima-
para hacer batería en el castillo de Búrgos (1). » Eu mente les trataban , produjeron tan buen resultado,
suma el pequeiro ej ército, aunque no imponente por que ambos renunciaron en su favor á todas sus pre-
su número, era disciplinado, tan apto como el que tensiones. Holguin, el mas díscolo de los dos, pasó á
mas para pelear en los campos del Perú ,y desde visitarle al campo mismo de su rival, donde el go-
luego mucho mejor que Magullo de los que .Almagro bernador tuvo la, satisfaccion de-reconciliarle coñ
el padre ó Pizarr•) condujeron en-sus conquistas. Po- Alonso de Alvarado. Esto demuestra cierta habilidad,
niénrdose, pues, jóven á la cabeza de su valiente porque la enemistad de ambos habia ya llegado al -
tropa, salió del Cuzco á mediados del verano de 1542 puuto de producir un desafío.
-y-dirigió su marcha -hacia la costa, esperando enema En seguida envió Vaca de Castro la mayor . parte
trar al enemigo (2). de su fuerza en direccion de Xauxa, mientras él á la
Mientras pasabas estos sucesos, Vaca de Castro, cabeza de un pequeño -cuerpo se encaminaba á Lima.
á quien hemos de j ado en Quito el año anterior, se A1li fue recibido con vivas demostraciones de gozo
adelantaba lentamente Inicia el Sur. Su primer acto por los habitantes , en lo general parciales de Picar-
despu s de salir de aquella ciudad indicaba la resolu- ro , como el mas firme y constante protector de su
cien de mo comprometerse a nada con los asesinos de capital ; los cuales después de la partida de Almagre
Pizarro. Bemulcázar, el distinguido oficial de quien se habían apresurado á espulsar del ayuntamiento á
he dicho que fue de los primeros en adherirse á su sus hechoras y á sacudir el yugo de su autoridad.
causa, habla protegido y facilitado la fuga á uno de Con tan favorables disposiciones, el gobernador no
los principales conspiradores, amigo sino personal. halló dificultad en obtener de los habitantes mas ricos
Vaca de Castro indignado de su proceder, uo quiso un considerable empréstito; pero no lue tan afortu-
escuchar esplicaciones y mandó á Bemalcázar que se nado al principio en sus pedidos de armas y caballos,
volviese á.su distrito de Popayau. Atrevido paso fue porque los de Chile habilita hecho ya demasiado fiel-
este , en el estado precario en que sé hallaban sus mente la recoleccion de semejante cosecha. Sin em-
asuntos. bargo, habiendo prolongado su residencia por algun
Prosiguió el gobernador su marcha, siendo•bien tiempo eu la capital, consiguió antes de salir de ella
recibido del pueblo eu el camino; y cuando entró en importantes auxilios tanto eu armas como en muni-
las ciudades de San Miguel y de Trujillo fue acogido ciones, y logró aumentar sus fuerzas con un cuerpo
con leal entusiasmo por los habitantes, que recono- bastante considerable de reclutas (3). •
Mientras se ocupaba en esto recibió la noticia de
(1) • «El artillería hera suficiente' para hacer batería en el que el enemigo habia salido del Cuzco y marchaba
castillo de Búrgos.r, Dicho del capitan Francisco de Carvajal hacia la costa. Saliendo, pues, de Lima con sus fie-
sobre la pregunta 38 de la informado!'hecha en el Cuzco en les partidarios, tomó la vuelta de Xauxa, punto de-
18.43 a favor de Vaca de Castro, 1IS.
(2) Pedro Pizarro , Descub. y Conq. , MS.—Declaracion de
Uscalegui, MS.—Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. II, ca- (5) Declarador] de Uscategui, MS.—Pedro Pizarro, Des-
pítulo XIII. Carta del cabildo de Arequipa al emperador, San cubrimiento y Conq., MS.—Herrera , Hist. general, clec. VII,
Joan da la Frontera 24 de setiembre de 1542, MS.—Berrera, lib. I, cap. I. — Carta de Barrio Nuevo, MS, — Carta de
Hist. general, dec. VII, lib. III, cap, 1—U. Benalcázar al emperador, MS,
LA CONQUISTA DEL PERÚ
signado para la reunion de sus fuerzas. Allí las reunió 179
en efecto, y halló que aséendian á unos setecientos no dejaria de utilizar sus servicios cuando la ocasion
lo exigiese. El activo caballero quedó muy disgustado
hombres. La caballería, en la cual consistía su fuerza con esta repulsa (3).
principal, era superior en número á la de su contra- Despues recibió el gobernador noticias respecto á
rio ; pero no estaba tan bien armada ni montada. los movimientos de Alma gro que le hicieron suponer
Componlase de muchos caballeros de noble linaje, que este se preparaba á ocupar á Guamanga, punto
de soldados espertos, y de algunos que teniendo muy fortificado á mas de treinta leguas de Xauxa(4).
grandes intereses en juego por poseer vastas porcio- Ansioso de asegurar la posesion de esta plaza, levantó
nes de terreno en el pais, habían accedido al llama- el campo, y á marchas forzadas hechas de manera
miento del gobierno y se habian alistado en sus ban- tan irregular que le hubieran puesto en gran conflicto
deras (1). Su infantería, ademas del número compe- si su enemigo hubiera estado cerca para aprovecharse
tente de alabardas, tenia bastantes armas de fuego;
de la ocasion, consiguió anticiparse á Almagro y en-
pero la artillería se componía solamente de tres ó trar en Guamanga cuando su enemigo se hallaba en
cuatro falconetes mal montados. No obstante estos Bilcas, á diez leguas de distancia.
defectos, el ejército real, si tan insignificante fuerza En Gua manga Vaca de Castro recibió otra emba-
puede merecer este nombre, era tan superior en nú- jada de Alrnagro, proponiéndole en sustancia lo mis-
mero al de Almagro, que calculadas las ventajas y mo que en la primera. El jóven gefe lamentaba las
desventajas de ambos lados la partida no podia pare- hostilidades que iban á romperse entre hermanos, y
cer tan desigual (2). proponia un arreglo sobre las mismas bases que he-
El lector acostumbrado á las grandes masas em- mos dicho. A estas proposiciones condescendió ya el
pleadas en las guerras europeas, se sonreirá tal vez gobernador en dar respuesta ; y por ella podria infe-
al contemplar las escasas fuerzas de los españoles. rirse que se compadecia en cierto modo de la juven-
Pero en el Nuevo Mundo, donde una inumerable tud e inesperiencia de Almagro, que quería hacer
hueste de indios entraba por muy poco en la balanza, una distincion entre él y los principales conspirado-
quinientos europeos bien equipados eran considera- res, con tal que pudiese separarle de los intereses de
dos como un cuerpo formidable. Ningun ejército has- estos; pero es mas probable que intentó solo entre-
ta el período de que vamos hablando Babia llegado á tener á su enemigo con la apariencia de una negocia-
contar mil hombres. Pero no es el número, como ya cion para ganar tiempo, á firl de corromper la fideli-
líe dicho otra vez, el que da importancia á una ac- dad de sus tropas.
cion, sino las consecuencias que esta trae consigo, la Insistió en que Almagro disolviese su ejército y le
magnitud de la escena y la destreza y valor de los ac- entregase todos aquellos que estaban inmediatamente
tores. Cuanto mas limitados son los medios, mayor complicados en el asesinato de Pizarro , prometién-
debe ser la ciencia que se necesita para emplearlos; dole que con estas condiciones el gobierno olvidaria
así olvidando la pobreza de los materiales, fijamos su traicion, y volvería á gozar del favor regio. Di–
nuestra atencion en la conducta de los actores y en cese que con esta mision envió Vaca de Castro á un
la grandeza de los resultados. español disfrazado de indio con instrucciones para
Hallándose Vaca de Castro en . Xauxa; recibió una comunicarse con ciertos oficiales de Almagro , y ha-
embajada de Gonzalo Pizarro vuelto ya de su espedi- cer, si era posible, que le abandonasen y volviesen á
cion á las « Tierras de las Canelas, » por medio de la la obediencia del gobierno. Desgraciadamente se des-
cual le ofrecia sus servicios en la próxima - lucha. La cubrió el disfraz del emisario, el cual fue preso y
respuesta del gobernador indicaba que no habia aban- sometido al tormento; confesó el hecho y fue ahor-
donado la esperanza de entrar en negociaciones con cado como espía.
_Almagro, con tal que fuese sin comprometer la au- Almagro dió cuenta á sus capitanes del estado de
toridad real. Considerando que atendida la igualdad las negociaciones. Las condiciones propuestas por
de las fuerzas beligerantes el éxito era muy dudoso, el gobernador eran tales, que ningun hombre que
queda tal vez evitar el estremo de una batalla, y sabia tuviese la menor sombra de honor podía aceptarlas
que la presencia en su campo de Pizarro, ésto es, del ni por un momento; y la indignacion de Alma gro y
odioso enemigo de los de Almagro, escitaria en sus de los suyos se aumentó al notar la doblez de su ene-
pechos tal desconfianza, que frustraria toda tentativa migo que ponia en práctica tan insidiosos manejos
de amistoso arreglo. Quizá también el gobernador no mientras ostensiblemente entraba en francas y leales
queda apresurarse á introducir en sus consejos un negociaciones. Temerosos acaso de que las tentados
hombre de espíritu tan turbulento. Contestó, pues, ras ofertas de su antagonista llegasen á vencer la
á Gonzalo dándole gracias por la prontitud con que constancia de los mas débiles, pidieron á Almagro
habia acudido á ofrecerle auxilio; pero rehusándolo que rompiese toda negociacionles condujese in-
cortesmente, y aconsejándole que permaneciese en mediatamente contra el enemigo (5).
su provincia para descansar de las fatigas de su pe- Entre tanto el gobernador, viendo que el terreno
nosa espedicion. Al mismo tiempo le aseguraba que quebrado que rodeaba á Guamanga era desfavorable
para la caballería, en la cual tenia su mayor con-
(1) El a y untamiento de Arequipa , muchos de cuyos indi-
fianza, sacó sus fuerzas á las tierras bajas conocidas
viduos se hallaron en el ejército, reciclad enérgicamente una con el nombre de llanuras de Chupas. Era entonces
conpensacion en favor de estos por haberles obligado á dejar la estacion tempestuosa del año , y por espacio de
sus tierras y tomar las armas por órden del gobierno. Segun muchos dias la tormenta tronó con furia entre aque-
decian, su patriótico ejemplo no seria muchas veces seguido llas colinas, descargando en el valle y sobre las mise-
si no se les daba una recompensa proporcionada. Este docu- rables tiendas de los soldados tanta abundancia de
mento , importante por sus pormenores históricos, se halla lluvia y nieve, que todos se vieron en breve empapa-
inserto en el Apéndice núm. XIII. dos hasta los huesos, y estuvieron á punto de perecer
(i?) Pedro Pizarro Descub. y Conq., 111.S.—Zárate, Con-
quista del Perú, lib. IV, cap. XV. — Carta de Barrio Nue-
vo, MS. — Carbajal refiere la manera política con que su ge-
fe reclutaba gente para su servicio pagándoles con promesas (3) Zárate, Conq. del Perú, lib. IV , cap. XV.
y buenas palabras cuando no tenia dinero que darles. «Dando (4) Cieza de Leon, Crónica, cap. LXXXV.
á unos dinero é á otros armas i caballos, i á otros palabras, (5) Dicho el capitan Francisco de Carbajal sobre la infor-
i á otros promesas, i á otros graciosas respuestas de lo que macion hecha en el Cuzco en 1513 en favor de Vaca de Cas-
con él negociaban , para tenerlos á todos muy contentos i pues- tr o, MS. — Zárate, Conquista del Perú, lib. IV, cap. XVI.
— Herrera, Hist. general, clec. VII, lib. 111, cap. VIII. —
tos en el servicio de S. M. cuando fuese menester.» Dicho del
Carta de Ventura Beltran, MS. — Gomara, llist. de las In-
capitan Francisco de Carbajal sobre la informacion hecha en
dias, cap. CXLIX.
el Cuzco en 1543, á favor de Vaca de Castro, MS.
{ g) nfBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

Tornó , pues , el consejo de Francisco de CarbajaI que el campo la inútil artillería; y se dió orden á la ca-
le propuso guiar las tropas por-un rodeo seguro. Esta ballería para que cargase. Sonaron las trompetas , y
es la primera ocasion en que aparece el nombre de los valientes caballeros dando el grito de carga y hun-
este veterano en las guerras de América, en las cuales diendo las espuelas en los hijares de sus caballos, se
adquirió despues tan triste celebridad. Habia llegado lanzaron á todo galope contra el enemigo.
al pais despues de cuarenta años de campañas en Eu- Mas le hubiera valido á Almagro permanecer firme
ropa, donde habia estudiado el arte militar en la es- en un puesto que tantas ventajas le daba. Pero esci-
cuela del Gran Capitan Gonzalo de Córdoba. Aunque tado por un falso pundonor, juzgó indigno de un ca-
de edad muy avanzada, tenia todo el valor y energía ballero valiente esperar el ataque á la defensiva ;y
indomable de la juventud, y sus hechos mostraron mandando á su gente que cargase, los escuadrones
que habla sabido aprovecharse de las lecciones reci- enemigos avanzando rápidamente uno contra otro, se
bidas bajo el mando de tan gran general. encontraron en medio del camino en la llanura. El
Aprovechándose, pues, de un camino circular que choque fue terrible. Hombres y caballos titubearon
rodeaba las colinas, condujo sus tropas de tal modo, en fuerza del galope. Las lanzas volaron hechas asti-
que hasta que se hallaron casi encima del enemigo llas) 3 , y los soldados sacando las espadas ó echando
estuvieron protegidas por el terreno intermedio. En mano de las mazas , aunque algunos de los del
la marcha fue acometido su flanco izquierdo por los ejército real solo iban armados con una hacha comun,
batallones indios al mando de Paullo, hermano del pelearon con toda la furia que engendran las guerras
Inca Manco; pero un cuerpo de arcabuceros dirigió civiles. Era aquella una lucha terrible, no solamente
contra ellos un fuego bien nutrido que libró pronto de hombre contra hombre, sino, para valerme de las
á los españoles de este obstáculo. Cuando al fin las propias palabras de un testigo presencial, de hermano
tropas reales subiendo á la cima de la eminencia vol- contra hermano y de amigo contra amigo (4). Nadie
vieron á encontrarse enfrente de las líneas de Alma- pedia cuartel, porque el golpe que había sido bas-
gro, la artillería jugó contra ellos con sangriento tante fuerte para romper los mas estrechos lazos del
efecto. Hubo un momento, sin embargo, en que sin parentesco había roto tambien los de la humanidad.
saberse la causa, se dirigieron los cañones á un punto Las escelen tes armas de los de Almagro contrabalan-
que aunque presentaba un buen blanco, la mayor cearon la superioridad del número de sus enemigos;
parte de los tiros pasaban sobre las cabezas de los pero los del ejército real consiguieron alguna ventaja
enemigos. No está averiguado si esto fue efecto de dirigiendo sus golpes-á los caballos en vez de diri-
-traicion ó solamente de torpeza. La artillería estaba girlos á los cuerpos armados de sus contrarios.
á las órdenes de Pedro de Candia, que segun recor- Entre tanta la infantería sostenía por ambas partes
dará el lector fue uno de los trece que tan valiente- un vivo fuego de arcabuz que producía efecto así en
mente se pusieron al lado de Pizarro en la isla del las filas respectivas como en las de caballería.Pero la
Gallo, y que habia peleado con aquel capitan durante artillería gruesa de Almagro, bien dirigida esta vez,
toda la conquista. Despues, habiéndose disgustado hacia horrible estrago en las columnas de infantería
de él, tomó partido por Almagro; pero tal vez la real que se iban adelantando. Estas no pudiendo ya
muerte de su antiguo gefe habia desvanecido su re- sufrirlo, empezaban á retroceder, cuando Francisco
sentimiento y deseaba volver á sus primitivas bande- de Carbajal lanzándose á la cabeza de todos, gritó :
ras. Dícese, á lo menos, que por aquel tiempo estaba ¡ Mengua y baldon para el que ceda! yo soy un blan-
en correspondencia con Vaca de Castro, y el mismo co doble mejor para el enemigo que ninguno de vos-
Almagro parece que se convenció de su traicion, otros. D Era en efecto hombre corpulento : y arrojando
porque despues de haberle reconvenido en vano por de sí el acerado yelmo y la coraza para no tener ven-
su conducta, le atravesó con su espada, dejándole taja alguna sobre sus soldados, se quedó armado á la
muerto en el campo. Despues, lanzándose él mismo ligera con su coleto de algodon. Despues blandiendo
i uno de los cañones, le dió nueva direccion, y con su partesana, se entró atrevidamente por entre las
tan buen éxito , que el tiro echó por tierra á muchos columnas de fuego y humo que brotaban los caño-
soldados de la caballería enemiga (1). nes, y seguido entre una lluvia de balas por los mas
El fuego se hizo entonces mas mortífero para las valientes de sus tropas, se lanzó sobre los artilleros y
tropas reales : una descarga barrió toda una lila de la se hizo dueño de las piezas.
infantería, y aunque las otras se adelantaron veloz- Las sombras de la noche habían empezado ya á
mente á llenar los huecos, no pudiendo los soldados entenderse cada vez mas espesas sobre el campo , y
sufrir el fuego vivo que se les hacia, llamaron á gran- todavía la mortal contienda continuaba en la oscuri-
des gritos a la caballería, que habia hecho alto por dad, distinguiéndose Ios partidos por las divisas ro-
un momento , para que apresurase su marcha (2 ). jas ó blancas y por los gritos de : ¡Vaca de Castro y
Causaba la dilacion el deseo de Carbajal de adelantar el rey ! ¡ Almagro y el rey ! si bien ambos invocaban
sus cañones para oponerlos .á los del enemigo. Pero el auxilio del apóstol Santiago. Holguin, que mandaba
inmediatamente se abandonó este designio : dejóse en la izquierda de los realistas, habia muerto al principio
de la accion, atravesado de dos balas de arcabuz. Ha-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Zárate, Con- bíase hecho notable por la rica túnica de terciopelo
quista del Perú, lib. 1V, cap. XVII, XIX. — Naharro, Re- blanco que llevaba sobre la armadura. Sin embargo,
lacion sumaria, MS. — FIerrera, Hist. general, dec. VII, todavía un valiente cuerpo de caballería mantuvo el
lib. III, cap. XI. —Dicho del capitan Francisco de Carbajal
sobre la informacion hecha en el Cuzco en 1545 en favor de
Vaca de Castro, MS. — Carta del Cabildo de Arequipa al em- (5) «Se encorltraron de suerte que casi todas las lascas
perador, MS. — Carta de Ventura Beltran, MS.—Declara- quebraron, quedando muchos muertos, i caldos de ambas par-
don de Uscategui, MS.—Gomara,^ Historia de las Indias., ca- tes.» (Zárate Conq. del Perú, lib. IV, cap. 1.) Zárate escribe
pítulo CXLIX. — Segun Garcilasso, cuyos cañones siempre en esta ocasion con el espíritu y energía de Tucidides. No se
producen mas efecto que los de cualquier otro escritor, diez halló en la batalla; pero llegó al pais al año siguiente y supo
y siete hombres murieron de esta maravillosa descarga. todos sus pormenores por las personas mejor informadas, con
Com. Real, parte II, lib. III, cap. XVI. quienes su posicion le daba fácil acceso.
(2) Segun Zárate los oficiales hicieron marchar con la (4) Este es el lenguaje de los mismos vencedores, que en
punta de la espada á sus soldados para que llenasen los huecos su carta al emperador comparan la accion de Chupas á la gran
que hablan dejado sus compañeros muertos. «Porque vn tiro batalla de Rávena. «Fue tan reñida i porfiada , que despues
llevó toda una hilera é hizo abrir el escuadron, i los capita- de la de Rávena, no se á visto entre tan poca gente mas cruel
nes pusieron gran diligencia en hacerlo cerrar, amenacando batalla, donde hermanos áhermanos, ni deudos á deudos, ni
de muerte a los soldados con las espadas desenvainadas, i se amigos á amigos no se davan vida uno á otro.» Carta del ca-
cerró.» Conq. del Perú, lib. IV,,cap. I. b:ido de Arequipa al emperador, MS.
LA CONQUISTA DEL PERI) •
Campo con tanta firmeza en aquella ala, que los sol- 1$3
dados de Almagro no pudieron adelantar un paso (1). muertos, poniéndoséles y uniéndose en la persecu-
No sucedió lo mismo en la derecha, donde manda- cion á las tropas de Vaca de Castro.
ba Alonso de Alvarado. Acometióle Almagro en per- Este al fin, temiendo algun accidente desagrada-
sona, que peleaba con un valor digno de su nombre. ble , y que los fugitivos ; reuniéndose de nuevo en la
El jóven general intentó con repetidas cargas arrollar oscuridad pudiesen causar alguna pérdida (i sus per-
los escuadrones de su enemigo, peor montados y peor seguidores, mandó tocar las trompetas y llamó á los
armados que los suyos. Alvarado se resistió con in- dispersos soldados bajo sus banderas. Toda la noche
domable valor; pero su fuerza se habia debilitado, permanecieron sobre las armas en el campo, teatro
como hemos visto , antes de la batalla con la reserva pocas horas antes de ruido y confusion ,y entonces
que tuvo que dar al gobernador, y acosado por el sumido eu un triste silencio que interrumpían sola-
número superior de su adversario, que le habla ya mente los ayes de los heridos y moribundos. Los in-
ganado dos estandartes, iba poco á poco perdiendo dios que durante la batalla se hablan mantenido como
una negra nube en las cimas de los montes , contem-
terreno. «Prended, pero no mateis, n gritaba el ge- plando con sombría satisfaceion el estrago de sus ene-
neroso jó ven , creyéndose seguro de la victoria (2).
Pero en este momento crítico, Vaca de Castro, que migos, se aprovecharon entonces de las tinieblas para
bajar á la llanura como una manada de famélicos lo-
con su reserva ocupaba una altura que dominaba el bos, donde despojaron de sus vestiduras los cuerpos
campo de batalla, conoció que habia llegado la oca- de los españoles muertos, y aun de aquellos que,
sion de tomar parte en la lucha. Largo tiempo sus aunque vivos, incapaces de defenderse, se habian
ojos penetrando entre el humo de los cañones y arca- arrastrado hasta ocultarse entre las matas.
buces habian seguido los movimientos de los comba- A la mañana siguiente Vaca de Castro dió órden
tientes : y á cada momento recibia noticias del estado para que los heridos (los que no habian muerto de
en que se hallaba la accion. No vaciló, pues, y man- resultas de la fria humedad de la noche) fuesen enco-
dando á su gente que le siguiera, se arrojó osada- mendados al cuidado de los cirujanos, y que varios
mente en ella en lo mas reñido de la pelea para socor- clérigos administrasen confesiou y absolucion á los
rer á su esforzado oficial. La llegada de un nuevo moribundos. Abriéronse cuatro grandes fosas en que
cuerpo de tropas frescas dió otro giro al combate (3). se enterraron indistintamente los cuerpos de los
Auirnáronse los soldados de Alvarado y estrecharon muertos tanto de un partido como de otro. Pero los
sus filas. Los de Almagro, aunque arrollados al prin- restos de Alvarez de Holguin y de algunos caballeros
cipio por el ímpetu del ataque, se repusieron en de distiucion fueron trasladados á Guamanga para
breve y volvieron contra sus enemigos. Trece de los enterrarlos con la solemnidad correspondiente á su
caballeros de Vaca de Castro cayeron exánimes de sus clase ; y las rotas banderas ganadas á sus vencidos
caballos. Pero este era el último esfuerzo de los de compatriotas, ondearon sobre sus monumentos como
Almagro. La fuerza, aunque no el valor, les había tristes trofeos de la victoria_
abandonado. Retrocedieron, pues, en todas direc- El número de los muertos se calcula con variedad,
ciones, y confundiéndose en la oscuridad caballería, desde trescientos á quinientos por ambas partes (5).
infantería y artillería, se atropellaron unos á otros por Los vencedores por efecto del fuego de cañoo que su-
huir de la persecucion de sus enemigos. Almagro in- frieron antes de la batalla, tuvieron mas pérdida que
tentó detenerlos; hizo milagros de valor, dice un tes- los de Almagro en la derrota que siguió despues. El
tigo ocular, pero fue arrollado por el ímpetu de los número de los heridos fue aun mayor, y la mitad ó
que retrocedían , y aunque parecía buscar la muerte mas de los de Almagro que salieron ilesos de la ac-
segun el desembarazo con que esponia su persona al cion, cayeron prisioneros. Muchos en efecto lograron
peligro, no_ recibió una sola herida. . escaparse á Guamanga y refugiarse en las iglesias y
Otros hubo de su ejército , y entre ellos un ,jóven monasterios; pero fueron arrancados de su asilo y
llamado Gerónimo de Al varado , que se negaron obs- conducidos á prisiou. Su valiente gefe seguido sola-
tinadamente á abandonar el campo de-batalla, y gri- mente de unos pocos soldados, se retiró al Cuzco,
tando : ¡ Nosotros asesinarnos á Pizarro, nosotros ma- donde inmediatamente fue preso por los mismos ma-
tamos al tirano ! se.arrojarou sobre las lanzas de sus gistrados á quienes él habia colocado al frente del
vencedores , prefiriendo la Muerte En el campo á la gobierno de la ciudad (6).
ignominia del patíbulo (4). En Guamanga Vaca de Castro nombró una comi-
Eran las nueve cuando cesó la batalla, aunque á sion presidida por el licenciado ,le- la Gama para juz-
intervalos se oyó todavía el fuego en el campo á hora gar á los prisioneros; y In justicia no quedó satisfecha
muy avanzada; cuando alguna partida errante de fu- hasta despues de haber sido condenados cuarenta á
gitivos era alcanzada por sus perseguidores. Sin em- muerte y ot r os treinta á destierro, algunos de estos
Largo, muchos lograron escaparse favorecidos por la con pérdida de uno ó mas de sus miembros (7). Tan
oscuridad de la noche, y de otros se dice que trataron (5) Zárate le fija en trescientos. Garcílasso y Uscategui,
de eludir la persecucion de un modo mas singular, que era del partido de Almagro, le hacen subir á quinientos.
que fue arrancando los distintivos (le sus enemigos (0) Los pormenores de la accion están tomados de Pedro
Pizarro, Descub. y Conq. MS. — Carta de Ventura Beltran,
MS. —Zárate, Conq. del Perú, lib. IV, cap. XVII, XX.-
(1) Se peleó con tan igual ardor por ambas partes, dice Naharro, Relacion sumaria , MS.—Dicho del capitan Fran-
Beltran, que por mucho tiempo fue dudoso á qué lado se in- cisco de Carbajal sobre la inforinacion hecha en el Cuzco en
elinaria la victoria. «I la batalla estuvo muy gran rato en pe- 4315 á favor de Vaca de Castro, MS.—Carta del Cabildo
so, sin conoscerse victoria de la una parte á la otra.» Carta de Arequipa al emperador, MS. — Carta de Barrio Nue-
vo, MS.—Gomara, Ilist. de las Indias, cap. CXLIX.—Garci-
de Ventura Beltran , MS. lasso , Com. Real , parte II, lib. 111, cap. XV, XVIII.-
(.9) «Gritaba: ¡Victoria! i decia prender i no matar.» Her-
rera , Historia general, clec. VII, lib. I11, cap. X1. Declaracion de Uscategui , MS.
- Muchos de estos escritores estuvieron presentes en la ac-
(3) La carta del ayuntamiento de Arequipa ebugia al go cion, y ra r as veces pueden sacarse los pormenores de una ba-
bernador por-haber decidido con este movimiento la suerte de
talla de testimonios mas auténticos. El que estudie la historia
la batalla y manifiesta admiracion por el arrojo que desplegó
no se sorprenderla de que hubiese en estos detalles la mayor
y que no era de esperar en un hombre de su edad y profesión.
discrepancia.
Véase el Apéndice núm. XIII. (7) Declaracion de Uscategui, MS.—Carta de Ventura Bel-
(4) «Se arrojaron en los enemigos como desesperados, hi- trae , MS.—Zárate , Conquista del Perú, lib. IV , cap. XXI.
rieron á todas partes, diciendo cada uno por su nombre : «Yo —Los leales habitantes de Arequipa parece que quedaron
soi Fulano, que maté al marques, i así anduvieron hasta que muy contentos de estas ejecuciones. «Y si la noche, dicen, no
los hicieron pedacos,» Zárate, Conq. del Perú, lib. IV, ca- cerrara tan presto; V. M. quedara bien satisfecho de esto
pitulo XIX.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROlG.
1S4
severas represalias han sido demasiado frecuentes mente de que despues de la muerte de su hermano no
entre españoles en sus contiendas civiles: y es estraño se le hubiese encomendado el gobierno del pais, y
que tan ciegamente se lancen á ellas siendo tan triste segun se decid, estaba formando planes para apode-
la suerte de los vencidos (1). rarse de él. Vaca de Castro sabia perfectamente que
Desde el teatro de esta sangrienta tragedia pasó el no fallarían malos consejeros que instasen á Gonzalo
gobernador al Cuzco, donde entró á la cabeza de sus Pizarro á dar este paso desesperado; y deseando es-
victoriosos batallones con toda la pompa y aparato tinguir las últimas chispas de insurreccion antes que
militar de un vencedor. En su modo de vivir Vaca de produjesen un incendio, agitadas por tan turbulentos
Castro mantenía cierta ostentacion , de que algunos ánimos, envió una fuerza considerable á Lima para
se burlaban, comparánd ola con las reformas econó- guarnecer aquella capital , mandando al mismo tiem-
micas que despues introdujo en las rentas (2). Pero po á Gonzalo Pizarro que se le presentase en el
su objeto era con estas formas esteriores producir Cuzco.
efecto en la generalidad del pueblo, y no quería des- No creyó este prudente desobedecer la órden; y
aprovechar ningun medio de (lar autoridad á su em- poco despues entró en la capital Inca á la cabeza de
pleo de gobernador. Su primer acto fue decidir de la un cuerpo de caballeros bien armados. Admitirlo in-
suerte de su prisionero Almagro. Reunióse para esto medialainente á presencia del gobernador, este man-
un consejo de guerra : algunos opinaron por que se dó retirar su guardia, diciendo que nada tenia que
perdonase la vida al desgraciado gefe en considera clon temer de un caballero tan valiente y leal como Pizar-
d su juventud y á la gran provocacion que había re- ro. Despues le hizo varias preguntas respecto á sus
cibido; pero la mayoría dijo que no podia hacerse últimas aventuras en las Canelas, y le manifestó gran
tal merced al gefe ele los rebeldes, y que su muerte interes al oir sus estraordinariosparlecimientos. Tuvo
era indispensable para asegurar de un modo perma- cuidado de no escitar sus sospechas aludiendo á sus
nente la tranquilidad del pass. ambiciosos planes , y concluyó aconsejándole, que
Cuando Almagro fue conducido al sitio de la eje- ya que estaba restablecida la tranquilidad del pais,
cucion en la gran plaza del Cuzco, donde su padre se retirase á buscar el reposo, que tanto necesitaba,
habia sido ejecutado pocos años antes, manifestó la en sus productivas haciendas de Charcas. Gonzalo
mayor serenidad , si bien cuando el heraldo proclamó Pizarro, no encontrando motivos para reñir en la
en alta voz que Babia merecido la suerte de los trai- tibieza y política del gobernador, y probablemente
dores, negó con indignacion que lo fuese. No apeló á conociendo que , á lo menos por entonces, no tenia
la misericordia de sus jueces; solamente-les pidió que suficiente fuerza para oponérsele, juzgó prudente
sus huesos fuesen depositados al lado de los de su tomar su consejo y retirarse á la Plata , donde se ocu-
infeliz padre (3). pó en laborear aquellas ricas minas , que en breve le
Pocos nombres ha habido en la historia mas des- pusieron en estado de acometer una empresa de mas
graciados que el de Almagro. Sin embargo, la muerte importancia que ninguna de las que hasta entonces
del hijo escila mas profunda simpatía que la del pa- habia llevado á cabo (4).
dre, y esto no solo por su juventud, sino por las cir- Vaca de Castro, desembarazado así de su formi-
cunstancias particulares de su situacion. Poseia mu- dable competidor, se ocupó entonces en organizar el
chas de las buenas cualidades del viejo Almagro; pais. Empezó por el ejército, parte del cual 'rabia ya
tenia un carácter franco y varonil, y sus maneras disuelto; pero aun quedaban muchos caballeros que
de soldado estaban suavizadas por el refinamiento de instaban porque se les diese la recompensa propor-
una educacion mejor que la que se adquiere entre la cionada á sus servicios. Nq rebajaban ellos la impor-
licencia de los campos. Su carrera, aunque corta, da- tancia de estos, y el gobernador se consideró afortu-
ba indicios de un gran talento, que solo necesitaba nado en verse libre de sus importunidades empleán-
un buen teatro donde des::: ollars.e. Pero era el hijo dolos en distantes espediciones, 11111 de las cuales fue
de la desgracia, y la mañana de su vida estuvo siem- la esploracion del pais regado por el gran río de la
pre encapotada de negras nubes. Si su carácter, na- Plata. Sin una ocupacion como esta, los turbulentos
turalmente benigno, mostró á veces algunas centellas ánimos de los altivos caballeros pronto hubieran pues-
del vengativo furor propio de la raza india, alguna to de nuevo el pais en fermentacion.
escusa debe hallar no solamente en su sangre, si- Despues se ocupó Vaca de Castro en dar leyes para
no tambien en las circunstancias de su situacion. el mejor gobierno de la colonia. Atendió con espe-
Habia recibido muchos agravios, y si la conspiracion cial cuidado á la pohlacion india y estableció escuelas
puede justificarse alguna vez, es sin duda en un caso para enseñarles la doctrina cristiana. Dictó tambien
semejante, en que desesperado por los ultrajes he- varias medidas para librarles de las esaccioues de los
chos á él y á su padre, no podia obtener reparacion conquistadores ., y animó á los pobres indios á trasla-
del único de quien tema derecho á reclamarla. Con dar su residencia á las ciudades de los blancos. Mandó
él se estinguió el nombre de Almagro, y la faccion de á los caciques que proveyesen de víveres los tambos
Chile, que por tanto tiempo fue el terror del pais, ó posadas que hubiese en su jurisdiccion, con lo cual
desapareció para siempre. quitó á los españoles un pretesto para el robo y faci-
Mientras ocurrian estos acontecimientos en el Cuz- lité al mismo tiempo considerablemente el tráfico.
co supo el gobernador que Gonzalo Pizarro habla Vigiló con gran cuidado la adnriiiistracion de las ren-
llegado á Lima, donde se mostraba muy descontento tas que ha-bian sido dilapidadas en los últimos distur-
del estado de las cosas en el Perú. Quejábase alta- bios, y en muchos casos disminuyó los repartimientos
traidores; pero lo que no se pudo entonces hacer, ahora el que le parecian escesivos. Este último acto le atrajo
governador lo hace, descuartizando cada dia á los que se es- el odio de los que de él fueron objeto; pero sus medi-
caparon.» Véase el Apéndice núm. XIiI. das eran tan justas é imparciales, que la opinion pú-
(1) Nota del traductor. El traductor, Free, y los he- blica le apoyó plenamente (5).
chos de esta historia lo prueban suficientemente, que la san- En realidad la conducta de Vaca de Castro desde
gre de los vencidos mantiene siempre vivo el germen de las el momento de su llegada al pais fue tal que se gran-
discordias civiles. Lo estrado, [mes, seria que lis represalias jeó el respeto de todos y demostró su competencia
tuviesen el efecto que el autor supone que debían tener.
(2) Herrera, Historia general, der. VII, lib. IV. capí-
tulo 1.
(3) Pedro Pizarro , Descub. y Conq. , MS. —Zárate, Con- (4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Herrera, His-
toria general, dei,. VII, lib. VI, cap. II, lib. IV cap. III.-
quista del Perú, lib. IV, cap. XXI.—Naharro Relacion su- Zárate, Conq. del Perú ,lib. IV, cap: XXII.
maria, MS.—
Cap. I, Herrera, Historia general. der. VII, lib. VI, (5) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—IIerrera, His-
toria gen., clec, VII, lib. VI, cap. II,
LA CONQtiiSVA Da PERÚ.
para el difícil cargo que se le había conferido. Sin 185
fondos, sin tropas, al desembarcar 'labia hallado el pañolas de América, les hizo continuar despues de
la conquista viviendo en el pais conquistado y mez-
pais en completa anarquía ; y sin embargo con su va- clándose en las poblaciones con los blancos; forman-
lor y habilidad Babia logrado adquirir suficiente fuer- do en esto un contraste notable con los primitivos
za para sofocar la insurreccion. Aunque no era solda- indios de la América del Norte, que retrocediendo al.
do, habia mostrado indomable espíritu y presencia contacto de la civilizacion, se fueron retirando mas
de ánimo en el momento de la accion y hecho sus y masá medida que esta se adelantaba, hasta ocultar-
preparativos militares tan previsora y discretamente se en lo mas profundo de sus espesos bosques. Pero
que escitó la admiracion de los mas espertos vete- los americanos del Sur hablan recibido de antemano
ranos. instituciones propias de una legislacion mas refinada
Si abusó, como pudiera creerse, de la victoria que la que podia aplicarse á los salvajes habitantes de
mostrándose cruel con los vencidos, tambien debe las florestas; y si el soberano hubiera dirigido en
admitirse que no le movió á ello motivo alguno per- persona sus conquistas no habria consentido que uña
sonal. Era uri jurisconsulto muy partidario de las parte tan considerable de sus vasallos fuese necia-
reales prerogativas; consideraba la rebelion como mente sacrificada á la codicia y crueldad del puñado
crimen imperdonable, y si su carácter austero era de aventureros que les habia subyugado.
inexorable en la administracion de justicia, tambien Mas el encargo de someter el pais habia sido por
hay que tener en cuenta que vivia en una edad de desgracia encomendado á manos de individuos irres-
hierro, en que la misericordia raras veces templaba ponsables, soldados de fortuna, aventureros desespe-
el rigor de la ley. rados que entraron en la empresa como en un juego,
Ea sus demas disposiciones para el arreglo del pais proponiéndose jugar sin el menor escrúpulo y con
mostró igual imparcialidad é ilustracion. Los colonos solo el objeto de ganar de cualquier modo que fuese.
conocieron perfectamente los beneficios de su admi- Como del gobierno apenas recibían auxilio, debian
nistracion é hicieron el mejor elogio de sus servicios, sus triunfos solamente á su valor, y así se persuadie-
dirigiendo peticiones á Castilla para que continuase ron de que el derecho de conquista estinguia todos
en el gobierno del Perú (1) . Por desgracia no era esta los derechos anteriores de los desgraciados indígenas.
la política que se habia propuesto seguir la córte de Las tierras y las personas fueron repartidas entre los
España. vencedores como legítimos despojos de la victoria, y
cada dia se perpetraban atentados de que la humani-
CAPITULO VII. dad se estremece.
Abusos de los conquistadores.—Código para las colo- Estos atentados, aunque en ninguna parte se co-
nias.—Gran escitacion en el Perú.—El virey. Blasco metian en tan terrible escala como en las islas, donde
Nuñez.—Su severa Politica.-Oposicion que le hace en pocos años habian aniquilado casi toda la pobla-
Gonzalo Pizarro. cion india, eran sin embargo de suficiente magnitud
1543-1544. en el Perú, para atraer la venganza del cielo sobre
las cabezas de sus autores • y el indio podía ver que
ANTES de continuar la narracion de los sucesos del no se habia dilatado mucho esta venganza cuando
Perú , debemos dar una ojeada á la metrópoli , donde contemplaba á sus opresores destrozándose sobre sus
ocurrían importantes cambios respecto € la adminis- miserables despojos y volviendo las armas contra sí
tracion de las colonias. mismos. El Perú, como ya he dicho, fue subyugado
Carlos Y desde su subida al trono de España Babia por aventureros, en su mayor parle de mas baja y
tenido ocupada su atencion con los acontecimientos mas feroz ralea que los que siguieron las banderas de
políticos de Europa, donde se abria á su ambicion Cortés. El carácter de los soldados se asemejaba en
un teatro mas vasto que el que podian ofrecerle las cierto modo al de sus capitanes en las respectivas
guerras con príncipes bárbaros en el Nuevo Mundo. empresas. Fue esto una fatalidad para los Incas; por-
Aquí sin embargo un imperio, casi oculto hasta en- que los indomables soldados de Pizarro eran mas
tonces , se habia levantado y crecido hasta adquirir á propósito para combatir contra los fieros aztecas que
dimensiones mayores que las de sus dominios euro- contra los afeminados y mas civilizados peruanos.
peos, y estaba -destinado á llegar á ser todavía mas Embriagados con la posesiou de un poder á que no
opulento que estos. Habíase, en verdad, bosquejado estaban acostumbrados ,y sin la menor idea de la
un plan de gobierno, dictándose de cuando en cuan- responsabilidad que envolvia su situacion de dueños
do algunas le es para el arreglo de las colonias; pero del pais, se entregaron con frecuencia á satisfacer
y con frecuencia acomodadas, menos
estas leyes eran todos los caprichos que su fantasía ó su crueldad les
al interes de las colonias mismas que al de la metró- dictaban. Muchas veces, dice un testigo nada sospe-
poli ,y aun las veces que se dirigian á promover el choso, he visto á españoles, largo tiempo despues de
bienestar de las colonias eran mal ejecutadas, porque la conquista, entretenerse en cazar indios con perros
la voz de la autoridad, aunque fuertemente proclamada carniceros por mera diversion 6 para adiestrar á los
en España, se apagaba frecuentemente en débiles perros (2). La licencia no tenia límites : las doncellas
ecos antes que cruzase los mares. eran arrancadas sin escrúpulo de los brazos de sus
Este estado de cosas, y aun el modo con que en el familias para satisfacer las pasiones de sus brutales
principio se adquirieron los territorios españoles del conquistadores (3). Las sagradas casas de las vírge-
Nuevo Mundo eran fatales tanto para las razas con- nes del Sol fueron abiertas y violadas, y el caballero
quistadas como para sus vencedores. Si las provincias español llenó su harem de multitud de jóvenes indias,
ganadas por los españoles hubiesen sido fruto de una
pacífica adquisicion, de negociaciones ó de cambios;
ó si se hubiera hecho la conquista bajo la inmediata (2) «Españoles hai que crian perros carniceros i los ave-
direccion del gobierno , los intereses de los indios zan á matar indios, lo cual procuran á las veces por pasatiem-
hubieran sido mas cuidadosamente protegidos. La po, y ver si lo hacen bien los perros.» Relacion que dió el
provisor Morales sobre las cosas que convenían probarse en el
superior civilizacion de los indios en las colonias es-
Perú, MS.
(3) «Que las justicias dan cédulas de Anaconas que por
otros términos los hacen esclavos á vivir contra su voluntad,
(1) «I así lo escrivieron al rei la ciudad del Cuzco, la villa diciendo : Por la presente damos licencia á vos Fulano para
la de Plata, i otras comunidades, suplicándole que los dexase que os podas servir de tal indio ó de tal india, é sacar don-
por gobernador á Vaca de Castro , como persona que procedía de quiera que lo hallaredes.» Relacion del provisor Mora-
con rectitud i que ya entendia el govierno de aquellos reinos.»
Herrera, Hist. general, dec. VII, lib. VI, cap. II. les, MS.
i86 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

la media luna y no la inmaculada cruz fuese cabo contagiarse con el general espíritu de licencia;
como si
el símbolo de su bandera (1). y las comunidades religiosas que pasaban una vida
Pero la pasion dominante del español era la sed cómoda en las tierras cultivadas por sus esclavos in-
de oro. Por alcanzarlo no perdonaba trabajo ni fatiga, dios, pensaban menos en la salvajon de sus almas que
y era cruel en el que exigia de su esclavo indio. Por en aprovecharse del trabajo de sus cuerpos (0).
desgracia el Peru abundaba en minas que recompen- Sin embargo no faltaban hombres buenos é ilustra-
saban copiosamente sus faenas, y para laborearlas, la dos que de cuando en cuando levantaban su voz enér-
vida humana era lo último que entraba en el cálculo gica contra los abusos, y llevaban sus quejas hasta
de los conquistadores. En tiempo de los Incas jamas los pies del trono. Debe hacerse tambien al gobierno
se consentia que el peruano estuviese ocioso; pero el la justicia de confesar que mostró gran solicitud por
trabajo que se le imponía era siempre proporcionado obtener cuantos informes podia, ya por sus depen-
á sus fuerzas. Tenia su tiempo de descanso y alimen- dientes , ya por comisionados enviados espresamente
to, y estaba bien protegido contra la inclemencia de al efecto, y cuyas voluminosas comunicaciones arro-
las estaciones. Su seguridad personal era tambien jan un torrente de luz sobre la condicion interior
objeto de todos los cuidados del gobierno. Pero los del pais y suministran los mejores datos al historia-
españoles, al paso que exigian del indio trabajos su- dor (7). Pero era mas fácil obtener informes que
periores á sus fuerzas, le privaban de los medios de aprovecharse de ellos.
repararlas cuando se hallaban agotadas. Las benéficas En 1544 Carlos V, que habia estado muy ocupado
leyes de los Incas cayeron en desuso : vaciáronse los con los negocios de Alemania , volvió á sus dominios
graneros; consumiéronse los ganados en opíparos españoles, donde llamó fuertemente su atencion el
festines, matándolos para satisfacer un capricho epi- estado de las colonias. Varias Nlaciones le fueron
cúreo , y mas de un llama fue destruido solamente presentadas sobre este punto; pero ninguna escitó
por comerle los sesos, regalado manjar muy del gusto tanto su real conciencia como la de Las Casas, des-.
de los españoles (2). Tan incansable era el espíritu de pues obispo de Chiapa. Este digno eclesiástico, que
destruccion despues de la conquista, dice Ondegardo, había consagrado toda su vida á las caritativas tareas
el sabio gobernador del Cuzco , que en cuatro años que le granjearon el honroso título de Protector de
murieron mas de estos animales que en cuatrocien- los indios , acababa de escribir su célebre tratado so-
tos en tiempo de los Incas (3). Los rebaños, antes bre la Destruccion de las Indias, el registro mas no-
tan numerosos en las elevadas llanuras, quedaron table que hay tal vez de las maldades humanas, pero
reducidos á un escaso número que se habia refugiado que por desgracia pierde mucho de su efecto por la
en las asperezas ele los Andes • y el pobre indio, sin credulidad del escritor y por su conocida tendencia á
alimento, sin la lana que le daba abrigo, erraba medio exagerar.
muerto de hambre y desnudo por los campos. No En 1542 Las Casas puso su manuscrito en manos
cupo mejor suerte aun á los que habían auxiliado á del soberano, y en el mismo año se reunió una junta
los españoles en la conquista, y mas de un Inca noble en Valladolid, compuesta principalmente de juris-
se vió obligado á mendigar su sustento en las tierras consultos y teólogos , con el objeto de formar un sis-
que en otro tiempo habia gobernado; y si alguna tema de legislacion para el arreglo de las colonias.
vez incitado por la necesidad llegaba á hurtar alguna Las Casas se presentó á esta junta con un discurso
cosa de lo que á los conquistadores sobraba, espia- bien preparado, del cual solamente una parte se ha
ba muy pronto esta accion con una muerte mise- dado al público. En él sentaba como proposicion fun-
rable (4). damental que los indios eran por la ley de la natura-
Verdad es que habia hombres compasivos, misio- leza libres; que como vasallos de la corona tenian de-
neros fieles á su vocacion, que trabajaban con ardiente recho á su proteccion y debian ser declarados libres
celo en la conversiou espiritual del indio, y que sen- desde entonces, sin escepcion y para siempre (3).
sibles á sus desgracias hubieran interpuesto volunta- «Tomó su divina Majestad por instrumento doce solos reli-
riamente su brazo para escudarle contra sus opreso- giosos pobres, descalzos i desconocidos, cinquo del órden de
res (5) ; pero muchos de-estos eclesiásticos soban al la Merced, quatro de Predicadores i tres de San Francisco;
obraron lo mismo que los doce apóstoles en la conversion de
(4) «Es general el vicio del amancebamientocon indias, y todo el vniverso mundo.» Naharro, Rel. Sumaria, MS.
' algunos tienen cantidad dellas como en serrallo.» Ibid. , MS. (6) «Todos los conventos de Dominicos y Mercenarios tie-
(2) «Muchos españoles han muerto i matan increible can- nen repartimientos. Ninguno dellos ha dotrinado ni converti-
tidad de ovejas por comer solo los sesos, hacer pasteles del do un indio. Procuran sacar dellos cvanto pueden trabajarles
tuétano i candelas de la grasa. De'ai hambre general.» He- en grangerías; con esto i con otras limosnas enriquecen. ¡Mal
lados del provisor Morales, MS. ejemplo! Ademas convendrá no pasen frailes, sino precedien-
(3) «Se puede afirmar que hicieron mas daño los españo- do diligente exámen de vida i doctrina.» (Relacion de las co-
les con solos quatro años que el Inga en quatrocientos.» On- sas que S. M. debe proveer para-los reynos del Perú, envia-
degardo, Rel. seg., MS. da desde los Reyes á la córte por ellicenciado Marte! Santoyo,
(4) «Ahora no tienen que comer ni donde sembrar, i así de quien va firmada en principios de 1542, MS.) Este aserto
van áá hurtalto como solían, delito por que han aorcado á mu- del licenciado muestra el cuadro por un lado diferente del de
chos.» Rel. del provisor Morales, MS. ,Naharro. Sin embargo, los de ambos no son incompatibles.
Esta y alguna de las citas precedentes, como el lector ve- La naturaleza humana tiene su luz y sus sombras.
rá, han sido tomadas del manuscrito del bachiller Luis de (7) Tengo en mi poder muchos de estos Memoriales ó Re-.
Morales ,- que vivió diez y ocho ó veinte años en el Cuzco; y laciones como se llamaban, redactados por residentes en con-
en 1541 , por el tiempo de la llegada de Vaca de Castro al testados á las preguntas propuestas por el gobierno. Estas
Perú, preparó un Memorial diri g ido al gobierno que com- preguntas, aunque su principal objeto era averiguar los abu-
prendia ciento nueve capítulos. En él trata de la situados del sos existentes é invitar á que se propusiera el remedio, ver-
pais y de los remedios que su caritativo celo le suger!a. Las san muchas veces sobre las leyes y costumbres de los antiguos
notas del emperador puestas al margen muestran que la córte Incas. Las respuestas, por tanto, son de gran valor para las
lo examinó con atencion. No hay razon, á lo menos que yo investigaciones históricas. El mas importante de los documen-
sepa, para desconfiar del testimonio de este escritor, y Mu- tos que poseo es el escrito por Ondegardo, gobernador del
ñoz ha dado algunos estrados notables del memorial en su Cuzco, que comprende cerca de cuatrocientas páginas en fó-
inestimable coleccion. lio, y que en otro tiempo formó parte de la rica coleccion de
(5) El padre Naharro da noticia de doce misioneros, al- Lord Kingsborouh. Es imposible recorrer estas concienzudas
gunos de su órden, cuyos celosos afanes y milagros en 'la relaciones sin convencerse profundamente del celó con que
conversion de los indios juzga dignos de comparacion con los procuró la corona averiguar los abusos introducidos en el go-
de los doce apóstoles de la cristiandad. Es sensible que la his- bierno interior de las colonias, y del sincero propósito que
toria, al paso que recuerda los nombres de tantos persegui- tenia de remediarlos. Por desgracia michas veces los mismos
dores de los pobres infieles, haya olnitido los de sus bienhe- colonos no secundaron tan laudable intento.
chores. (8) Otro obispo, tambien dominico, pero que.se parecia
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
187
Sosténia esta proposicion con gran variedad de ar - nos de tenerlos por negligencia ó crueldad; los fun-
gumeutos , muchos de los cuales han sido presenta- cionarios públicos y empleados del gobiet no; los ecle-
dos despues en la misma causa por los amigos de la siásticos y comunidades religiosas, y últimamente
humanidad. Hablaba en seguida de la urgencia de ( cláusula que podia comprender á infinitos) los
adoptar tales disposiciones mostrando que sin la in- habian tomado una parte criminal en las luchas entre que
tervencion del gobierno la raza india seria gradual- Almagro y Pizarro.
mente esterminada por la opresion sistemática de los Se ordenó asimismo que los indios fuesen tratados
españoles , y por último sostenía que- si los indios, con moderacion; que no se les obligara á trabajar
segun se aseguraba , no trabajaban á no ser que á ello donde no quisiesen , y que donde fuese necesario por
se les obligase por la fuerza, todavía los blancos esta- circunstancias particulares, recibiesen por su trabajo
ban mas interesados en cultivar la tierra por sí mis- una regular recompensacion. Decretóse que como los
mos ; y que si no podían hacerlo . esta circunstancia repartimientos de tierra eran escesivos se redujesen
no les daba derecho sobre el indio, porque la ley de enciertos casos, y que los propietarios que se hubie-
Dios prohibe hacer el mal , aunque de él haya de re- sen hecho culpados de abuso notorio de sus esclavos
sultar el bien (1). Esta elevada moral debe tenerse perdiesen completamente sus tierras.
presente que salía de los lábios de un dominico del Como el Perú ¡labia mostrado siempre un espíritu
siglo xvi , de un fraile de la órden que fundó la inqui- de insubordinacion que requería de parte de las au-
sicion y en el mismo pais en que este terrible tribunal toridades una intervencion reas vigorosa que en las
ejercía su actividad mayor (2). demas colonias, se resolvió enviar un virey á aquel
Los argumentos de Las Casas encontraron toda la pais , el cual desplegase una ostentador) y fuese in-
oposicion que era de esperar del egoísmo , del fana- vestido de tales facultades que pudieran representar
tismo y de la indiferencia. Fueron tambien combati- dignamente al soberano. Debia acompañarle tainbien
dos por algunas personas de ideas justas y benévolas, una real audiencia, compuesta de cuatro jueces con
que si bien admitían la esactitud general de sus ra- estensa jurisdiccion tanto en lo criminal como en los
zonamientos y simpatizaban profundamente con los civil, los cuales, ademas de ejercer las funciones de
desgraciados indios, temida que el plan de reforma tribunal de justicia, debian constituir una especie de
produjese mayores males que los que se trataba de consejo para auxiliar al vire y en el gobierno. La au-
corregir. Pero Las Casas era un amigo decidido de la diencia de Panamá quedó disuelta en este arreglo, y
libertad : atrincherábase fuertemente en el terreno el nuevo tribunal con la córte del virey debía estable-
del derecho natural, y, como algunos reformistas de cerse en Los Reyes ó Lima, como empezó á llamarse
nuestros dias , no se cuidaba de calcular las conse- desde entonces la metrópoli del imperio español en
cuencias de aplicar el principio en toda su estension. el. Pacífico (3).
Su ardiente elocuencia, inspirada por su generoso Tales eran los principales artículos de este notable
amor á la humanidad y fortificada por un cúmulo de código, que tocando á las mas delicadas relaciones
hechos que no era fácil contradecir, prevaleció en el de la sociedad, destruia los fundamentos de la pro-
ánimo de su auditorio : y el resultado de las delibera- piedad , y de una plumada convertia en libre una na-
ciones fue la redaccion de un código de leyes, código, cion de esclavos. Poca prevision se necesitaba para
sin embargo, que lejos de limitarse á satisfacer las adivinar que en las remotas regiones de América,
necesidades de la pohlacion india, hacia tambien donde los colonos habian estado siempre acostumbra-
particular referencia á la poblacion.europea y á los dos á una licencia ilimitada, una reforma tau salu-
trastornos que habían alterado el pais, y era aplica- dable en sus puntos esenciales, solo á costa de una
ble generalmente á todas las colonias de América. revolucion podria llevarse en breve tiempo á cabo.
Solo será necesario citar aquí alguna de las leyes que Sin embargo, el código recibió la sancion del empe-
tenian mas inmediata relacion con el Perú. rador en el mismo año, y en noviembre de 1543 fue
Los indios fueron declarados fieles y leales vasallos publicado en Madrid (4).
de la corona y su libertad plenamente reconocida. Sin No bien se supo su contenido, se enviaron muchas
embargo, para mantener inviolable la garantía que cartas en que los amigos de los colonos les participa-
daba el gobierno á los conquistadores, se acordó que ban las noticias, las cuales corrieron toda la tierra
los que legalmente poseyesen esclavos, pudiesen con- con la rapidez del rayo desde Méjico á Chile. Asustá-
servarlos; pero á la muerte ele los actuales propieta- ronse todos con la perspectiva de la ruina que les
rios debian aquellos volver á la corona. amenazaba. En el Perú particularmente, apenas 'labia
Establecióse ademas que no pudiesen en ningun uno que pudiera lisonjearse de no estar comprendido
caso tener esclavos los que se habian mostrado indig- en la ley. Pocos eran Jos quexto habian tomado parte,
en una ocasionó en otra, en las guerras civiles entre
muy poco á Las Casas, reclama de una manera mas enfática Al magro y Pizarro ,y menos los que no estuviesen
la perpetua emancipacion de los indios. Este es uno de los comprendidos en alguna de las insidiosas cláusulas
objetos principales de una comunicacion ya citada del P. Val- que parecian estendidas como una red para envol-
verde al gobierno, comunicarlo!' cuyas ideas generales ha- verlos.
cen mas honor á su humanidad que algunas de las escenas de . Todo el pais se puso en conmocion. Juntáronse los
esta historia en que fue actor. «A V. M representarán allá hombres tumultuosamente en las calles y plazas, y
los conquistadores muchos servicios, dándolos por causa para al publicarse los artículos del código eran recibidos
que los dexe servir de los indios corno de esclavos; V. M. se con gritos y silbidos universales. o ¿Es este, decian,
los tiene muy bien pagados en los provechos que han avido
desta tierra , i no los ha de pagar en hazer á sus vasallos es- el fruto de todos nuestros trabajos? ¿para esto hemos
clavos.» Carta de Valverde al emperador, MS. derramado á torrentes nuestra sangre? ¡Ahora que
(1) «La loi de Dieu défand de faire le mal pour qu'il ne
résulte du bien.» Q?
uvres de Las Casas, Evéque de Chiapa,
trad.^ por Llorente (París 1822), tomo 1, pág.251. (3) Las cláusulas de este célebre código se encuentran con
mas ó menos (generalmente menos) estension en varios es-
(-) Es coincidencia curiosa que este argumento de Las Ca-
sas haya sido publicado por primera vez (aunque en lengua es- critos contemporáneos. Herrera las da in estenso, Hist. ge-
tranjera) por un secretario de la inquisicion, como era Llo- neral, dec. Vil, lib. VI, cap. Y.
rente. El original todavía permanece en manuscrito. Es (4) Las Casas apresuró esta sancion dirigiéndose á la con-
ciencia del rey y representándole que la Santa Sede concedia
singular que estas obras que contienen las ideas de tan gran el demcho de conquista á los soberanos españoles con la es-
filántropo sobre materias de tal interes para la humanidad, alusiva condicion de convertir á los infieles, y que el Omni-
no hayan sido con mas frecuencia consultadas, ó á lo menos ci- potente le tomaria en cuenta el tiempo que innecesariamente
tadas , por los que despues siguieron sus huellas. Son un ar- se tardase en cumplir esta condicion. tuvres de Las Casas,
senal del que pueden sacarse muchas armas útiles á la buena ubi supra.
causa.
188 BIBLIOTECA DE GASPAR T ROIG.

estamos inútiles á fuerza de trabajos y fatigas nos de- riese palabras sediciosas, y le impusieran un castigo
proporcionado á su delito. Con esta firme y modera-
jan al fin de la campaña tan pobres corno estábamos al da conducta se contuvieron un tanto los furores del
principio! ¿ Es este el modo que tiene el gobierno de
recompensarnos por haberle conquistado un imperio? populacho y hubo algun tiempo de calma, en el cual
¿ Qué ha hecho el gobierno para ayudarnos en la con- todos esperaban con ansia la llegada del virey (2).
La persona elegida para este empleo importante
quista? Lo que tenernos lo hemos ganado con nues- fue un caballero de Avila llamado Blasco Nuñez Vela,
tras espadas, y con las mismas sabremos defenderlo.»
Despues los cansados veteranos , levantándose la de antigua familia, de hermosa presencia, aunque
manga mostraban los desnudos brazos ó esponian á algo avanzado en años, y reputado por valiente y de-
la vista del público los pechos, enseñando sus cica- voto. Habia desempeñado varios destinos de respon-
trices como el mejor título para la posesion de sus sabilidad á satisfaccion de Cárlos V, por quien era
nombrado ahora virey del Perú. Esta eleccion no hi-
estados (1). zo honor al discernimiento dél monarca.
El gobernador Vaca. de Castro vió con la mas pro-
funda inquietud la tempestad que por todas partes se Parece estraño que no se confiriese este importan-
iba formando. Hallábase en el mismo centro de la te empleo á Vaca de Castro que ya se hallaba en el
escitacion , porque el Cuzco, habitado por una po- pais , y que se había mostrado siempre apto para
blacion mista y sin ley, estaba tan internado en las desempeñarlo. Pero desde que se le dió la mision
montañas, que tenia menos relaciones con la metró- para el Perú había habido una série de asesinatos,
poli, y por consiguiente estaba mucho menos sujeto insurrecciones y guerras civiles capaces de arruinar
á su influencia que las grandes ciudades de la costa. á la desgraciada colonia; y aunque su acertada ad-
El pueblo invocó al gobernador para que leprotegiese ministracion habla puesto las cosas en órden, las co-
contra la tiranía de la córte; pero Vaca de Castro municaciones de España con las Indias eran tan tar-
procuró calmar la agitacion de los colonos, repre- días, que aun no se sabian en la madre patria todos
sentándoles que las medidas violentas solo tenderiau los resultados de su política. Por otra parte , como
á frustar el objeto que deseaban conseguir. Aconse- se trataba de hacer importantes innovaciones en el
jóles, pues, que nombrasen diputados para que re- gobierno, se creyó preferible enviar á uno que no tu-
presentasen una peticion á la corona manifestando la viese que luchar con resentimientos personales, y
impracticabilidad del nuevo plan de reforma y supli- que procediendo directamente de la córte, revestido
cando su revocaciou;y rogóles encarecidamente que de facultades estraordinarias, pudiera presentarse
tuviesen paciencia hasta la llegada del virey, del cual con mayor autoridad de la que tendría otro á quien
acaso podría conseguirse que suspendiera la ejecu- el pueblo se había acostumbrado á ver en un empleo
cion del código hasta recibir nuevas instrucciones de inferior. El monarca, sin embargo, escribió de su
Castilla. propia mano una carta á Vaca de Castro en que le
Pero no era fácil calmar la tempestad ; y el pueblo daba gracias por sus servicios pasados y le Mandaba
empezó ya á volver los ojos en busca de algunos cu- que después de auxiliar al nuevo virey con los infor-
yos intereses y simpatía fuesen comunes con los su- mes fruto de su larga esperiencia, volviese á Castilla
yos, y cuya posicion en el pais pudiera proporcionar- á ocupar su asiento en el consejo. Enviáronse tam-
le proteccion. La persona en quien naturalmente bien cartas de la misma especie á los leales colonos
fijaron su eleccion en esta crisis fue Gonzalo Pizarro, que liabian apoyado al gobernador en los últimos dis-
el último que quedaba en el Perú de aquella familia turbios del pais. Provisto de ellas y de las malhada-
que Babia mandado los ejércitos de la conquista; ca- das ordenanzas se embarcó Blasco Nuñez en San Lú-
ballero cuyas maneras afables y populares le habian car el 3 de noviembre de 1545 acompañado de los
atraido el favor de la generalidad. Vióse, pues, rodea- cuatro jueces de la audiencia y de un numeroso sé-
do de gentes que le suplicaban que interpusiese en quito para que pudiese presentarse con la ostenta-
su favor su influencia con el gobierno y leslibrasedel clon correspondiente á su alta categoría (3).
rigor de las nuevas ordenanzas. A mediados del siguiente enero de 1644, despues
Gonzalo Pizarro.se hallaba en Charcas muy ocu- de una navegacion feliz , desembarcó el virey en
pado en esplorar las ricas minas del Potosí , cuyas Nombre de Dios, donde encontró un buque cargado
fuentes, acabadas de descubrir entonces, liabian de de plata y dispuesto á darse á la vela para España.
derramar en breve tales torrentes de plata sobre Eu- Su primer acto fue embargar este buqueánombre del
ropa. Aunque satisfecho de que se apelase á su pro- gobierno por contener productos del trabajo de es-
teccioa quena, como cauto, proveerse de los medios clavos. Despues de esta medida estraordinaria, adop-
necesarios para la empresa antes de comenzarla ; y si tada en oposicion al dictámen de la audiencia, cruzó
bien en secreto escitaba á los descontentos , no se el istmo de Panamá. Allí dió una muestra de su fu-
comprometió prematuramente tomando parte en tura política haciendo que trescientos indios del Perú
niugun movimiento revolucionario. Por aquel tiempo que habían llevado á aquel punto sus propietarios, fue-
recibió cartas de Vaca de Castro , cuyo ojo vigilante sen puestos en libertad y restituidos á su pais. Esta
seguia todas las fases de la agitacion, en que le roga- medida violenta causó gran sensacion en la ciudad y
ba y rogaba á sus amigos no se dejasen seducir por encontró tambien fuerte oposicion en la audiencia.
planes violentos de reforma hasta el punto de faltar Suplicáronle los jueces que no empezase tan precipi-
á la lealtad debida al gobierno. Ademas el gobernador tadamente á ejecutar su comision, sino que esperase
para contener estos movimientos de desórden, man- hasta llegar á la colonia y se tomase el tiempo nece-
dó á los alcaldes que prendiesen á todo el que proli- sario para adquirir algunos informes respecto al
pais y al estado de los ánimos en el pueblo. Pero
i) Carta de Gonzalo Pizarro á Pedro Valdivia, MS. , des- Blasco Nuñez replicó friamente que d!labia venido
de Los Reyes 31 de Oct. de 148.—Zárate, Conq. del Perú, no para interpretarlas leyes ni discutirsu convenien-
lib. V, cap. 1.—Herrera, Hist. general, dec. VII, lib. VI. cia, sino para ejecutarlas, y que las ejecutaria á la
cap. X—Xl.
Benalcázar en una carta á Cárlos V dirige una série de in- (2) Benalcázar, ubi supra. —Zárate, Conq. del Perú, ubi
vectivas contra las ordenanzas, de las cuales dice que despo- supra.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Carta de
jando á los dueños de esclavos reducirian inevitablewnte el Gonzalo Pizarro á ValdiviaM, S.—Montesinos, Annales, MS.
pais á la miseria. Benalcázar era un conquistador, y de los año 1543.
mas respetables. Su carta es una buena muestra de los ar- (3) Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.—Herrera,
gumer;os de su partido sobre este punto en contestacion á los Historia general, dec. VII, lib. VI, capítulo IX.—Fernan-
de Las Casas. Carta de Benalcázar ,MS., desde Cali, 20 de dez, Historia del Perú, parte I, lib.1, capitulo IV— Zára-
diciembre de 1544. te , MS.
LA CONQUISTA DEL PER1.
letra, cualesquiera que fuesen las con secuencias (t ).» 1739
Esta respuesta y el tono áspero en que fue dada ter- habia tomado parte mas principal que él en la uer-
ra civil con Almagro el padre? Y aun se decia
minaron desde luego el debate, porque los jueces (un-
vieron que era inútil discutir con un hombre que que podio ser efecto de exageracion) que el virey ha-
consideraba toda, oposicion con g o una tentativa para bia anunciado que tratarla á Pizarro como culpado
en la batalla de las Salinas (3). Sin embargo, no ha-
apartarle de su obligacion y cuyas ideas de deber es-
cluian todo ejercicio discrecional de autoridad, aun bia en el ¡mis una persona que tuviese tantos intere-
cuando el bien público lo exigiese. ses ni tanto que perder con la revolucion. Abando-
El virey, dejando la audiencia en Panamá por ha- nado así por el gobierno, creyó que era ya tiempo de
cuidar de sus negocios por sí propio.
larse enfermo uno de sus individuos, continuó su
camino y costeando las orillas del Pacífico desem- Reunió, pues, diez y ocho ó veinte caballeros de
barcó el 4 ole marzo en Tunlbez. Recibiéroule muy aquellos en quienes tenia mas confianza, y tomando
bien aquellos leales habitantes : su autoridad fue pú- una gran nulidad de plata sacada de las minas,
blicamente proclamada, y el pueblo quedó asombrado aceptó la invitacion de presentarse en el Cuzco. Al
de la nstentaeion y magnificencia que desplegó y que acercarse á la ciudad encontró un numeroso cuerpo
fueron tales que jamas se hablan visto en el Perú. de habitantes que salia á recibirle, haciendo resonar
el aire con sus gritos y saludándole con'el títúlo de
Aprovechó Blasco Nuñez la primera ocasion para dar procurador general del Perú. Este título fue inme-
una muestra ole su ulterior política dando libertad á diatamente confirmado por el ayuntamiento de la
un gran número de esclavos indios, á htst.i:ncia de ciudad , el cual le invitó á presidir una diputacion
sus caciques. Despues continuó por tierra su viaje en que (fobia enviarse á Lima para esponer sus quejas al
direccion al Sur , y manifestó su determinacion de virey y solicitar la suspension de las ordenanzas.
conformarse estrictamente con la letra de las orde- Pero se habia encendido en el pecho de Pizarro la
nanzas, haciendo que su equipaje fuese llevado por llama de la ambicion. Vióse fuertemente apoyado por
mulas donde esto era practicable ; y donde fue abso- el afecto popular y desde la posicion mas elevada en
lutamente necesario valerse de los indios, dispuso que entonces se hallaba, sus deseos tomaron un vuelo
que se les pagasen bien sus servicios (2). roas alto y mas ilimitado. Sin embargo, si abrigó una
Todo el pais se llenó de consternacion al saber la ambicion criminal, la ocultó cuidadosamente á todos
conducta del virey y , sus conversaciones, bien públi- y tal vez á sí propio. El único objeto á que aspiraba,
cas, que circularon rápidamente aunque tal vez re- segun decia, eea el bien del pueblo (4), frase sospe-
feridas con exageracion. Celebráronse de nuevo reu- chosa, que generalmente significa el bien del iudivi-
niones en las ciudades. Discutióse la conveniencia de duo. Pidió entonces permiso para organizar una fuer-
oponerse á su viaje ,y una diputacion de vecinos del za armada y tomar el título de ca pitan general. Sus
Cuzco, que se hallaban entonces en Lima, instó re- fines, segun aseguraba, eran completamente pacíficos;
petidas veces al pueblo á que le cerrase las puertas pero seria imprudente, sin estar fuertemente prote-
de la capital. Pero Vaca de Castro, á la primera noti- gido, presentarse con semejante peticionáuu hombre
cia de la llegada próxima del virey había salido del de carácter tan impaciente y arbitrario como el virey.
Cuzco para Lima, y aunque con alguna dificultad, El ayuntamiento del Cuzco se negó al principio á con-
pudo recabar de los habitantes que continuasen dan- ceder facultades que de tal modo escedian de sus le-
do muestras de su lealtad, recibiendo al nuevo gober- gítimas atribuciones; pero Pizarro declaró que en
nador con los honores correspondientes, y confiasen caso de formal negativa renunciaría el título de pro-
en que despues de examinadas las cosas con mas de- curador; y los esfuerzos de sus partidarios apoyados
tenimiento, aplazaría la ejecucion de la ley hasta por el pueblo vencieron al fin los escrúpulos de los
nueva decision de la corona. magistrados, los cuales concedieron al ambicioso gafe
Sin embargo, la gran mayoría de los españoles, el mando militar á que aspiraba. Pizarro lo aceptó,
segun lo que ya hablan oído, ten.ian escasa confianza asegurando modestamente que lo hacia «solo porque
en el alivio que pudiera ofrecerles el virey. Dirigié- en ello se prometía servir los intereses del rey, de las
ronse, pues, mas encarecidamente que nunca Gon- Indias, y sobre todo del Perú (5). »
zalo Pizarro, sobre el cual llovieron cartas y peticiones
de todas partes invitándole é tomar el cargo de pro- CAPITULO VIII.
tector de la colonia. Tales peticiones encontraron es- Llegada del virey á Lima.—Gonzalo Pizarro sale del
ta vez mas favorable respuesta que en la primera Cuzco.—Muerte del Inca Manco.—Conducta impru-
ocasion. dente del virey.—Es preso y destituido por la audien-
Babia en efecto muchos motivos para que Gonzalo cia.—Gonzalo Pizarro es proclamado gobernador del
Perú.
Pizarro se pusiese en movimiento. A su familia debla 1544.
principalmente España la estension de su imperio
colonial, y se seetia fuertemente agraviado de que no MIENTRAS ecurrian los acontecimientos referidos
se hubiera puesto en sus manos el gobierno de aque- en las anteriores páginas , Blasco Nuñez continuaba
llos dominios. Así lo habia sentido á la llegada de Va- su viaje á Lima. Pero la irritacion que su conducta
ca de Castro, y mucho mas debia aumentarse el sen- habia causado ya en los ánimos de los colonos , se
timiento de su agravio al ver el nombramiento de un mostró en la fria acogida que encontró en el camino
nuevo virey, que indicaba que la política de la coro- (5) «Que así me la havia de cortar á mí i á todos los que
na era escluir á su familia ole la direccion de los ne- havian leido notablemente, como él decia , culpados en la ba-
gocios. Su hermano llenando continuaba to.lavía en talla de las Salinas i en las diferencias de Almagro, i que una
su prision y él iba á ser sacrificado como la principal tierra corno esta no era justo que estuviese en poder de gente
víctima de las fatales ordenanzas : porque ¿ quien tan baza. que llamaba él á los tiesta tierra porqueros i arrie-
ros (aludiendo al origen de loa Pizarras) sino que estuviese
toda en la corona real.» Carta de Gonzalo Pizarro á Valdi-
(1) «Estas y otras cosas le dixo el licenciado Zárate, que
no fueron al gusto del virey : antes se enojó mucho por ello y via, MS.
respondió con alguna aspereza , jurando que aula de executar (4) «Diciendo que no quería nada para sí, sino para el
beneficio universal, i que por todos habia de palier todas sus
las o• denancas como en ellas se contenia , sin esperar para tuercas.» berrera, Historia general, doc. VII, lib. VII, ca-
ello términos algunos ni dilaciones.» Fernandez, Historia del
pitillo XX.
P eda'', parte I, lib. I, cap. VI. (5) «Aceptelo por ver que en ello hacia servicio á Dios í
(-) Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. VI.—Fernan-
á S. M. i gran bien á esta t i erra i generalmente á todas las
dez, Historia del Perú , ubi supra.—Carta de Gonzalo Pi- Indias. Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.
zarro á Valdivia, MS. — Montesinos, Anuales, 11S., año líerrera, Historiageneral, (lee.VII, lib, VIII, cap. XIX-.
e 1514.
GASPAR Y ROIG.
190 RIRLIOTECA DE

y en la escasez de alojamientos y provisiones que se sale participándole las facultades estraordinarias de


prepararon . para él y su séquito. En uno de-los plin- ¡ que estaba investido, y mandándole que disolviese sus
tos de descanso halló sobre la puerta de su bahitacion fuerzas. Creia tal vez que una mera palabra suya has-
esta inscripcion de malagüero : «A quien me vinie- tarja para sofocar la rebeliorr. Pero se necesitaba mas
re á quitar mi hacienda, quitarle he la vida (1). n Es- que una palabra para desbandar la férrea soldadesca
ta amenaza, sin embargo, ni le intimidó ni le hizo del Pú.er
variar de propósito,y -continuó su viaje hacía la ca- En tre tanto Gonzalo Pizarro se ocupaba activa-
pital, cuyos habitantes , precedidos de Vaca de Cas- mente en reunir su ejército. Su primer paso fue sacar
tro y de las autoridades municipales, salieron á reci- de Guamanga diez y seis piezas de artillería, enviadas
birle. Entró con gran oste,niacioe bajo un palio de allí por Vaca de Castro, que en el estado de agitacion
paño carmesí con fuertes varas de plala que llevaron en que se hallaba el país , no habla querido dejar en
los individuos de ayuntamiento. Un caballero con una el inquieto pueblo del Cuzco semejantes instrumen-
maza, emblema de autoridad , cabalgaba delante de tos de destruccion. Gonzalo, que no tenia escrúpulos
él; y despues de haber pronunciado el juramento de para servirse de los indios, se apropió seis mil de es-
Costumbre en la sala de consejo, la comitiva se diri- tos para que trasladasen este tren á travesde las mon-
gió á la catedral, donde se cantó un Te Deum, siendo tañas (5).
en seguida instalado B l asco Nuñez en su nueva dig- Con sus esfuerzos y los de sus amigos , el activo
nidad de virey del Perú (2). gefe reunió pronto un ejército de cerca de cuatro-
Su primer acto fue anunciar su determinacion cientos hombres, que si no era muy imponente por
respecto á las ordenanzas. No tenia facultad de sus- entonces, confiaba en que llegaría á serlo á medida
pender su ejecucion; debla cumplir la comision que que bajase hacia la costa, por el aumento que recibí-
se le habla confiado; pero ofrecía unir sus ruegos á ría en las ciudades y aldeas que encontrara al paso.
los de los colonos en un memorial al emperador soli- Gastáronse todos sus fondos en equipar las tropas y
citando la revocacion de uu código que ya creía no proveerlas para la marcha : y para suplir la falta de
ser conveniente ni 6 los intereses del pais ni á los de recursos no tuvo escrúpulo en apoderarse del real
la corona (3). Con esta opinion sobre el asunto, pare- tesoro, puesto que segun decia era para invertirlo en
cerá estriño que Blasco Nuñez no hubiese tomado objetos de interes público. Con este oportuno auxilio
sobre sí la respons+bilidad . de suspender la ejecucion sus tropas bien montadas y completamente equipadas,
de la ley hasta que . el soberano se convenciese de las estuvieron en breve en estado de presentarse en el
inevitables. consecuencias que resultarían de llevarla campo ; y despues de dirigirles una corta arenga, en
á cabo. El bajá de lun déspota turco que se hubiese que tuvo cuidado de insistir sobre el carácter pacífi-
permitido semejante cosa en favor-de los intereses de co de su empresa, un tanto-en contradiccion can sus
su señor, podía en verdad contar con recibir el cor- preparativos militares, salió por las puertas de la ca-
don ó el puñal. Pero el ejemplo de Mendoza, el pru- pital.
dente virey de Méj ico , que adoptó esta medida en Antes de dejar el Cuzco habla recibido un impor-
circunstancias semejantes y precisamente en la mis- tante refuerzo en la persona de Francisco de Carba-
ma época, deberia haberle probado su conveniencia jal , el veterano que tuvo parte tan principal en la
en aquel caso. Mendoza suspendió las ordenanzas batalla de Chupas. Hallábaseen Charcas cuando lle-
hasta que la corona se enterase dedos resultados que gó al Perú la noticia de las ordenanzas, é inmediata-
iban á producir, y así se salvó Méjico de-una revolu= mente resolvió abandonar el pais y volver á España,
cion (4). Pero Blasco Nuñez no tenia la prudencia de convencido de que el Nuevo Mundo no seria ya para
Mendoza. él la tierra que Babia buscado, las doradas Indias.
Los temores del público estaban , pues, muy lejos Redujo, pues, todos sus efectos á dinero y se prepa-
de calmarse. Formáronse secretos planes en Lima ró á embarcarse en el primer buque que se le presen-
que estendieron sus ramificaciones á las denlas ciu- tase. Pero no se le ofrecía oportunidad y tenia pocas
dades. No desconfió, sin embargo, el vire y, y cuando esperanzas de burlar la vigilancia del virey. Sin em-
le informaron de los preparativos de Gonzalo Pizar- bargo, aunque Gonzalo Pizarro le ofreció un mando
ro, no adoptó otra medida mas que enviarle un men- á sus órdenes en la espedicion, el veterano lo rehusó
diciendo, que ya tenia ochenta años, y que solo desea-
XX.—Zárate, Conq. del Perú, líb. V, cap. 1V—VIIL- ba volver á su casa y pasar con sosiego el resto de
Fernandez, Hist. del Perú, parte I, lib. I, cap. VIIL—filon- sus dias (6). Mas le hubiera valido persistir en su-ne-
tesinos, Annales, MS., año de 1544. gativa. Pero al fin accedió á los ruegos de su amigo,
(1) Herrera, Historia general, dec. VII, lib. VII, capítu- y el corto tiempo que le quedó de vida fue todavía mas
lo XVIII. que suficiente para manchar su memoria con perpe-
(`.) «Entró en la ciudad de Lima á 17 de mayo de 1544: tua infamia.
salióle á recibir todo el pueblo á pie y á caballo dos tiros de
ballesta del pueblo, y á la entrada de la cibdad estaba un
Poco despues de su salida del Cuzco supo Pizarro
arco triunfal de verde con las armas de España, y las de la la muerte del Inca Manco, el cual fue asesinado por
misma cibdad ; estábanle esperando el regimiento y justi- una partida de españoles dela faccion de Almagro, que
cia, y oficiales del rey con ropas largas hasta los pies, de despues de la derrota de su jóven capitan se habían
carmesí, y un palio del mesmo carmesí, aforrado en lo mesmo, refugiado en el campo indio. Ellos en cambio fueron
con ocho baras guarnecidas de plata, y tomáronle debajo to- todos muertos por los peruanos. Es imposible deter-
dos á pie , cada regidor y justicia con una vara del palio, y el minar quién tuvo la culpa de la contienda, pues nin-
virey en su caballo con las mazas delante : tomáronle jura-
mento en un libro misal, y juró de las guardar y cumplir to- guno de los que se hallaron en ella pudo salvarse
das sus libertades y provisiones de S. M. ; y luego fueron desta para contarlo (7).
manera hasta la iglesia , salieron los clérigos con la cruz á la La muerte de Manco Inca , segun se le llamaba
puerta , y le metieron dentro cantando Te Deum laudanuus, comunmente, es un suceso que no debe ser pasado
y despues que vbo dicho su oracion fué con el cabildo y toda en silencio en la historia peruana; porque fue el úl-
la cibdad á su palacio, donde fue recibido y hizo un parla- timo de su raza que puede decirse que estuvo anima-
mento breve en que contentó á toda la gente.» Relacion de
los sucesos del Perú desde que entró el virey Blasco Nuñez,
do del heróico espíritu de los antiguos Incas. Aun-
acaecidos en mar y tierra, MS.
(3) «Porque llanamente él confesaba que así para su ma- 5) Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. ViII.
(5)
gestad como para aquellos reinos, eran perjudiciales.» Zára- (6) Herrera, Historia general, dec. VII, lib. VII, capí-
te, Conq. del Perú, lib. V, cap. V. tulo XXII.
(4) Fernandez, Historia del Perú, parte I, lib. capitu- (7) Pedro Pizarro, Descub. y .Conq., MS -Garcilasso,
los II—V,
Com. Real, parte II, lib. IV, cap. VII.
LA COSQUSTA DEL PERÚ•
que colocado en el trono por Pizarro lejos de continua. • 191
siendo un mero instrumento en sus manos, mostró en zos abiertos por los habitantes, muchos de los cuales
breve que no estaba dispuesto á hacer que su suerte se apresuraron á alistarse en sus banderas, pues ha-
dependiese de la voluntad de sus vencedores. Aun biendo oido hablar en todas partes del carácter in-
flexible del virey, temblaban por sus p r opiedades (1).
cuando las antiguas instituciones del pais se desplo- Blasco Nuñez empezó ya á convencerse de que se
maban alrededor suyo, todavía luchó valientemente hallaba en una posicion crítica. Antes de que se con-
como Guatimocin, el último de los aztecas, para evi- sumase la traicion de Puelles 'labia recibido algunas
tar su caida ó enterrar á sus opresores entre las rui- noticias vagas respecto á las intenciones de este ofi-
nas del imperio. Con su ataque ala capital del Cuzco, cial. Aunque apenas las daba crédito, destacó á uno
en el cual la mayor parte de ella fue demolida, dió de los suyos llamado Diaz con una fuerza para impe-
un golpe terrible á las armas de Pizarro y por un dir la desercion de Puelles; pero aunque aquel em-
momento la suerte de los conquistadores estuvo en prendió con buen deseo su mision, le persuadieron
suspenso en la balanza del destino. Aunque derrota- poco despues que debia seguir el ejemplo de su ca-
do al fin por la ciencia superior de su adversario, marada y con la mayor parte de su gente se pasó a l
todavía siguió mostrando el mismo indomable espíri- enemigo. En las guerras civiles de aquel infeliz pais
tu que en otro tiempo. Retiróse á las asperezas de se cambiaba de partido tan frecuentemente, que la des-
sus montañas, de donde saliendo cuando la ocasion lealtad á sus gefes casi dejó de ser una mancha en el
se le ofrecia, caía sobre las caravanas de caminantes honor de un caballero. Sin embargo, todos, cual-
y sobre las pequeñas partidas de guerreros, y cuando quiera que fuese el partido en q ue se hallaran afilia-
sobrevenía la guerra civil acudia .á ponerse del lado dos , proclamaban altamente su lealtad á la corona.
del mas débil, prolongando así la lucha de sus ene- Blasco Nuñez, viendo que los suyos y los que mas
migos y alimentando su venganza con la contempla- adhesion á su causa habian aparentado le hacian trai-
cion de sus calamidades. Cambiando constantemente cion, comenzó . á sospechar de todos los que le rodea-
de residencia, supo eludir la persecucion entre los ban. Por desgracia sus sospechas recayeron en algu-
desfiladeros de las cordilleras, y ya errando al rede- nos de los que mas confianza podian inspirarle. Entre
dor de las ciudades , ya emboscándose á la inmedia- estos se hallaba su predecesor Vaca de Castro. El an-
cion de los caminos, hizo que su nombre llegase á ser tiguo gobernador, en la delicada posicion en que se
el terror de los españoles. Muchas veces le, dirigieron hallaba colocado, se habia conducido con honradez é
estos proposiciones de acomodamiento, y cada gober- integridad perfectas: I-Iabia hablado francamente al
nador, hasta Blasco Nuñez, había llevado instrucio- virey, y no le hubiera estado mal á Blasco Nuñez
nes de la córte para atraerse por cualquier medio al haberse aprovechado de sus instruccipnes. Pero Blas-
formidable guerrero. Pero Manco no creia en las pro- co Nuñez, infatuado con la importancia de su em-
mesas de los blancos, y prefirió conservar su salvaje pleo , presumia por otra parte demasiado de su
independencia en las montañas con los pocos valien- superior sabiduría para admitir los consejos de su
tes que le seguían, á la ignominia de vivir esclavo en esperto predecesor, y sospechó que este mantenia
el país que en otro tiempo reconoció por soberanos á correspondencia secreta con sus enemigos del Cuzco,
sus antecesores. sospecha que no parece haber tenido mas fundamento
La muerte del Inca hizo desaparecer uno de los que la amistad personal que como era sabido , pro-
grandes pretestos de los preparativos militares de fesaba Vaca de Castro á algunos de ellos. Sin embargo
Pizarro; pero en este ejerció, como puede suponerse, para Blasco Nuñez, sospechar era convencerse, y
muy .poca- influencia. Mas sintió la desercion de al- mandó prender á Vaca de Castro y conducirle á un
gunos_de sus soldados que le abandonaron en los pri- buque anclado en el puerto. Esta medida violenta fue
meros.dias de su marcha. Varios caballeros del Cuz- seguida de la prision de otros muchos caballeros
co , asombrados al ver la ninguna ceremonia con que probablemente por sospechas asímismo mal funda-
Gonzalo Pizarro 'labia echado mano de los caudales das (2).
públicos, y asustados del aspecto belicoso que iban Fijó en seguida su atencion en el enemigo. No obs-
tomando los negocios, empezaron á conocer que se tante haberse frustrado ya una vez la esperanza de
hallaban en el camino de la rebelion. Muchos de ellos, obtener algo por medio de las negociaciones, no des-
inclusos algunos de los principales de la ciudad, se esperó de conseguirlo la segunda, y envió á Gonzalo
retiraron del ejército y se apresuraron á presentarse Pizarro otra embajjada, presidida por el obispo de
en Lima y á ofrecer sus servicios al virey. Las tropas Cuzco, prometiendo una amnistía general y haciendo
se desanimaron con esta desercion, y aun Pizarro á Gonzalo algunas proposiciones mas halagüeñas.
titubeó un momento en su propósito y pensó en re- Pero esta embajada , al paso que anunció la debilidad
tirarse con cincuenta de los suyos á Charcas para en- del virey, tuvo el mismo mal éxito que la primera (3),
trar desde allí en negociaciones con el gobierno. Pero Blasco Nuñez se preparó entonces vigorosamente
un poco de reflexion y las amonestaciones del valiente para la guerra, su primer cuidado fue poner la capi-
Carbajal, que jamas retrocedía en la empresa una tal en estado de defensa aumentando las fortificacio-
vez comenzada, le convencieron de que ya había ido nes y construyendo barricadas en las calles. Mandó
demasiado lejos para poder volverse aíras y que su despues hacer un alistamiento general de los habi-
único medio de salvacion estaba en seguir adelante. tantes y llamó tropas de las ciudades inmediatas, lla-
Tranquilizáronle algunas manifestaciones mas de- mamiento á que no se apresuraron estas demasiado á
cididas que poco despues recibió de la opinion pú- responder. Una escuadra de ocho á diez buques estaba
blica. Un oficial llamado Puelles, que mandaba en
Guanuco, se le unió con algunos caballos que le había (1) Fernandez, Hist. del Perú, parte I, lib. I, cap. XIV.
confiado el virey. A esta defeccion siguieron otras, —Zárate. Conq. del Perú, lib. V, cap. IX—X.—Herrera,
y Gonzalo al descender de las elevadas llanuras del Hist. general, dec. VII, lib. VIII, cap. V—IX. —Carta de
Cuzco vió gradualmente aumentarse sus fuerzas has- Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.—Relacion de los sucesos
ta llegar á componer un número casi doble del que del Perú, MS.
(2) Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. III.—Pedro Pi-
tenian cuando salió de la capital india. zarro, Descub. y Conq. MS.—Fernandez, Híst. del Perú,
Al atravesar con mas libre paso los sangrientos parte I , lib. I. cap. X.
campos de Chupas , Carbajal le enseñó los diversos (,3) El obispo Loaysa fue despojado de sus despachos, y no
sitios que habían sido teatro del combate, y Pizarro se le permitió entrar en el campo para que su presencia no
podia haber encontrado materia para tristes reflexio- tentase la constancia de los soldados. (Relacion de los suce-
nes si hubiera meditado sobre la suerte destinada á sos del Perú.) Este pasaje ocupa mas aprecio del que merece
en la mayor parte delo3 escritos.
los rebeldes. En Guamanga fue recibido con los bra-
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
194
reunieron fuerza armada para que les protegiese, y en dole la revolucion que se habia verificado y la sus-
el mismo dia dieron un decreto mandando prender al pension de las ordenanzas. Decíanle, ademas, que el
gran objeto de su rnision estaba ya cumplido , y que
virey.
Lo que Blasco Nuñez no se habia cuidado de hacer habiéndose organizado un nuevo gobierno le invitaban
lo hicieron los oidores. Salieron á la cabeza de su á mostrar su obediencia, disolviendo su ejército y re-
gente, cuyo número, aunque corto al principio, espe- tirándose á gozar tranquilo y seguro de sus hacien-
raban que se aumentase con los que encontraran al das. La exigencia hecha á una persona que se hallaba
paso, y de este modo se dirigieron al palacio del virey en la posicion de Pizarro era muyatrevida, aunque
gritando; «¡ libertad libertad ! ¡ viva el rey ! ¡ viva la envuelta en términos corteses y en frases lisonjeras.
audiencia!)) Empezaba entonces á amanecer, y los Era querer espantar al águila en el momento mismo
habitantes, despertados al ruido, corrieron á los de irá lanzarse sobre su presa. Sin embargo, si Pi-
balcones y ventanas, y sabiendo el objeto del movi- zarro hubiera desmayado en su propósito , le habria
miento, algunos tomaron sus armas y se unieron á afirmado en él su esforzado teniente. «No mostreis
él, mientras las mujeres, agitando sus pañuelos debilidad, le dijo, cuando tan cerca estamos de ase-
aplaudían la revolucion. gurar el golpe. Todos vuestros pasos han sido felices
Cuando la turba llegó enfrente del palacio del vi- hasta ahora; no teneis mas que alargar la mano para
rey, hizo alto por un momento, incierta del partido tomar el gobierno y todos os seguirán.» El encargado
c-ue debía tomar. El virey dió órden para hacer fuego por los jueces de presentar el mensaje á Pizarro , vol-
¿esde las ventanas, y una descarga de balas pasó vió con esta respuesta : « que la voluntad del pueblo
sobre sus cabezas siu tocará nadie. Entonces la mayor era que Gonzalo Pizarro se encargase del gobierno del
parte de los criados del virey, con muchos de sus país, y que si la audiencia no le daba desde luego la
oficiales, inclusos algunos de los que se habian mos- investidura de gobernador, entregaría la ciudad al
trado mas solícitos-por su seguridad personal, se saqueo (3).»
unieron abiertamente al populacho , y el palacio fue Los magistrados quedaron consternados al oir esta
invadido y saqueado. Blasco Nuiiez, abandonado de contestacion decisiva. Sin embargo, no resolviéndose
todos, escepto de unos cuantos migos fieles, nó opuso todavía á renunciar, fueron á pedir consejo á Vaca de
resistencia; se rindió á los agresores, fue conducido Castro , que se hallaba aun detenido . á bordo de uno
ante los jueces, y por ellos confinado en una estrecha de los buques. Pero Vaca de Castro debía muy poco
prision. Los habitantes, gozosos del éxito del movi- á sus sucesores para que quisiera esponer por ellos
miento, dieron un banquete á los soldados, y el asun- su vida desconcertando los planes de Pizarro, y así
to concluyó sin que se perdiese una sola vida. Nunca guardó un discreto silencio, dejando la decision del
hubo revolucion menos sangrienta (1 ). asunto á la sabiduría de la audiencia.
Lo primero que hicieron los jueces fue disponer Entre tanto Carbajal fue enviado á la ciudad para
del preso. Enviósele con fuerte guardia á una isla apresurar las deliberaciones. Llegó de noche seguido
inmediata, hasta que se decidiese lo que debia hacer- solamente de unos cuantos soldados y mostrando en es-
se con él. Despues fue depuesto de su .empleo, esta- to el desprecio que hacia del poder de los jueces. Su
bleciéndose un gobierno provisional compuesto de los primer acto fue sacar de sus camas y poner en prisiou
individuos de la audiencia y presidido por Cepeda, á un gran número de caballeros del Cuzco, los mis-
cuyo primer acto fue suspender la ejecucion de las mos que, como he dicho antes, habían abandonado
odiadas ordenanzas hasta recibir instrucciones de las filas de Pizarro á su salida de aquella capital.
lo córte. Decidióse tambien enviar á Blasco Nuñez á Mientras la audiencia dudaba aun del medio que de-
España acompañado de un oidor encargado de espli- bia adoptar, Carbajal hizo subir en mulas á tres de
car al gobierno el carácter de los últimos disturbios y sus presos, personas de consideracion y riqueza, y
justificarlas medidas adoptadas por la audiencia. Este les trasladó escoltados por la ciudad hasta los arraba-
acuerdo fue puesto al momento en ejecucion; eligióse les, donde concediélüdoles solo un breve espacio de
al licenciado Alvarez para acompañar al virey, y este tiempo para que se confesasen, les hizo ahorcar á
desgraciado, despues de haber estado muchos dias todos de las ramas de un árbol. El mismo dirigió la
en la isla desierta con escaso alimento y espuesto á ejecucion, y se mofó de una de las víctimas, dicién-
todas las inclemencias del tiempo, hubo de empren- dole; « que en consideracion á su alta clase tendria
der su viaje á Panamá (2). el privilegio de elegir la rama de que habia de ser
Quedaba todavía un formidable adversario en Gon- ahorcado (4).» Dícese que el feroz Carbajal hubiera
zalo Pizarro, que se habia adelantado ya hasta Xauxa, ido aun mas adelante en sus ejecuciones, á no haber
á unas noventas millas de Lima. Allí hizo alto ,y en- recibido órdenes contrarias de su gefe. Pero bastante
tre tanto en Lima gran número de habitantes se pre- se hizo para avivar las deliberaciones de la audiencia,
paraban á unirse á sus banderas, prefiriendo servir cuyos individuos conocieron que en manos tan poco
a sus órdenes á quedar sometidos á la autoridad que escrupulosas sus vidas estaban pendientes de un hilo.
se habia abrogado la audiencia. Los jueces, que ha- Enviaron, pues, sin mas dilacion un mensaje á Gon-
bian saboreado las dulzuras del gobierno por dema- zalo Pizarro invitándole á entrar en la ciudad y clec/a-
siado corto tiempo para que les agradase renunciar á rando que la seguridad del pais y el bien general
ellas, se decidieron al fin , despues de muchas dila- exigian que se pusiesen en sus manos las riendas del
ciones, á enviar un mensaje al procurador, anuncián- gobierno (5 ).
(•1) Belacion de los sucesos del Perú , MS. — Relacion anó- (3) Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. XIII.
nima, MS.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS.— Fernan- Se necesitaba cierto valor para llevar el mensaje de la au-
dez, IIist. del Perú, parte I, lib. I , cap. XIX. — Zárate, diencia á Gonzalo Pizarro y á sus fieros soldados. El historia-
Conq. del Perú, lib. V, cap. XI.—Carta de Gonzalo Pizarro dor Zárate fue el que desempeñó esta comision, no muy á
á Valdivia, MS.— Gonzalo Pizarro deduce devotamente de gusto suyo segun parece. Sin embargo , salió ileso del peli-
esto que la revolucion fue obra de la mano de Dios para el gro, y ha dado en su crónica una relacion completa de este
bien del pais. «E hízose sin que muriese un hombre, ni fuese asunto. - - - -
herido, como obra que Dios la guiava para bien desta tierra.» (4) «Le quería dar su muerte con una preeminencia seña-
Carta, MS. , ubi supra.
lada , que escogiese en qual de las ramas de aquel árbol que-
(2) Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia.—Relacion de los ría que le colgasen.» Zárate, Gong. del Perú, lib. V, capítu-
sucesos del Perú, MS.
lo XIII.—Relacion anónima, MS. — Fernandez, parte I,
La historia de la captura del virey está muy bien referida lib. I, eap. XXV.
por el autor de este último manuscrito; el cual, en este caso (5) Segun Gonzalo Pizarro, la audiencia hizo esta invita-
á lo menos, se inclina como debe en favor de Blasco Nuñez, don obedeciendo á las exigencias de los representantes de las
aunque era su' adversario.
ciudades.—«Y á está sazon llegué á Lima ; i todos: los procu-
LA CONQUISTA DEL PEDU.
Pizarro, que rabia llegado ya á media legua de 5
distancia de la capital, entró inmediatamente en ella y confiscarles los bienes (4). Despues se dedicó á'j$es -
el 28 de octubre de 1544, con todo el aparato guer- tablecer su autoridad sobre mas firmes bases. Llenó
de partidarios suyos el ayuntamiento de Lima; envió
rero. Toda su fuerza llegaba á cerca de mil doscientos á sus tenientes á encargarse del mundo de las princi-
españoles, ademas de algunos miles de indios que pales ciudades; é hizo construir galeras en Arequipa
iban á vanguardia conduciendo la artillería (9). Des- para asegurar el dominio de los mares; y puso sus
pues de los indios iban los alabarderos y arcabuceros
tropas en el mejor estado posible para prepararse á
formando un cuerpo de infantería formidable para cualquier evento.
un ejercito colonial; y últimamente la caballería, á La real audiencia existia solo de nombre, porque
cuya cabeza marchaba el mismo Pizarro sobre un el nuevo gobernador absorbió prontamente todas sus
magnífico caballo brillantemente enjaezado. Iba Gon- facultades, deseando poner la administracion en el
zalo completamente armado , y sobre su armadura mismo pie en que se hallaba en tiempo del marques
ondeaba una túnica ricamente bordada y una capa su hermano. La audiencia, en efecto, tenia necesa-
carmesí llena de brillantes adornos, los cuales real- riamente que aniquilarse; atendida la posicion de sus
zaban la gallardía y el aire marcial de su persona (2). individuos. Alvarez habla sido enviado con el virey
Delante de él iba el estandarte real de Castilla; porque á Castilla; Cepeda, el mas ambicioso de todos, viendo
todos, realistas ó rebeldes, peleaban siempre bajo frustrados sus planes, se contentaba con ser mero
esta enseña. A la derecha acompañaba á este emble- instrumento en manos del gefe militar que le había
ma de lealtad una bandera con las armas del Cuzco, destituido; Zárate, el tercerjuez, se hallaba detenido
y á la izquierda otra con las armas concedidas por la en su casa por una enfermedad mortal (5); y á Te-
corona á la casa de los Pizarras. Al pasar la marcial jada, que era el cuarto, se proponía Gonzalo enviarlo
comitiva por las calles de Lima, rasgaron el aire á Castilla con una relacion de los últimos sucesos di-
multitud de aclamaciones que sa!ian del pueblo y de rigida á justificar su conducta á los ojos del empera-
los espectadores asomados á las ventanas. De cuando dor. A e»te propósito se opuso Carbajal , diciendo
en cuando .se oia el estampido del cañon, y las cam- bruscamente á Gonzalo, a que había ido demasiado
panas de la ciudad (las que había dejado el virey) lejos para esperar favor de la corona, y que mejor
tocaban un alegre son como celebrando una victoria. baria en bar su justiticacion á las lanzas y á los arca-
Los jueces de' la audiencia tomaron á Gonzalo el buces (6).»
juramento de costumbre , - proclamándole gobernador Pero. de repente desapareció del puerto el buque
y capitan general del Perú, hasta que pudiera saberse que debia trasladar á Tejada á Espana. Era el mismo
en este punto la voluntad de S. M. El nuevo goberna- en que Vaca de Castro. estaba preso. Este, no que-
dor se alojó en el palacio de su hermano, en el cual riendo fiarse de una persona cuyas proposiciones ba
aun se velan las manchas de su sangre. Fiestas, cor- bia él rechazado en otro tiempo con tan poca cere-
ridas de toros y torneos alegraron la ceremonia de la monia, y convencido ademas de que su presencia de
inauguracion; prolongándose por muchos dias y en- nada servia en una tierra donde no tenia autoridad
tregándose el pueblo al mayor recocijo como si hu- legítima, persuadió al capitán á que le llevase á Pa-
biera comenzado para el Perú un nuevo y mas favo- namá. Despues cruzó el istmo y se embarcó para Es-
rable órden de cosas (3). paña. Habianle ya precedido rumores de su llegada, y
no fallaban cargos contra él suscitados por algunos
CAPITULO IX. de aquellos á quienes su administracion Labia des-
contentado. Fue acusado de haber adoptado medidas
Medidas de Gonzalo Pizarro. —Evasion de Vaca de Cas- violentas y arbitrarias sin consideracion á los dere-
tro.—Reaparicion del virey.—Su desastrosa retirada. chos del colono ni á los del indio ; y principalmente
— Su derrota y su muerte. — Gonzalo Pizarro dueño
del Perú. de haberse apropiado los caudales públicos y de vol-
1544-1546.
ver con los cofres llenos de riquezas. Este último era
un crí men imperdonable.
EL primer acto de la administracion de Gonzalo No bien puso el pie en su pais fue preso y condu-
Pizarro fue mandar prender á los que habían tomado cido á la fortaleza de Arévalo; y aunque despues le
una parte masactiva contra él en los últimos distur- trasladaron á mejor prision y le trataron con las con-
bios. A muchos condenó á muerte, pero despues sideraciones debidas á su clase, todavía no dejó de
conmutó la sentencia, y se contentó con desterrarlos pasar doce años detenido como preso de Estado,
que fue lo que tardaron los tribunales de Castilla en
radores de las eihdades destos reynos suplicaron al audiencia pronunciar sentencia á su favor. Al fin fue absuelto
me hiciesen gobernador para resistir los robos á fuerzas que de todos los cargos suscitados contra él; lejos de pro-
Blasco uiiez audava laciendo, i para tener la tierra en justi- barse. que habla usurpado los caudales públicos, se
cia hasta que S. M. proveyese lo que mas á su real servicio probó que no habla vuelto á España mas rico que
convenia. Los nydores, visto que así convenia al servicio de cuando se salió ole ella ; le pusieron , pues, en liber-
Dios i de S. M. i al bien destos reinos, etc.» (Carta cle Gon- tad devolviéndole sus honores y dignidades; volvió á
zalo Pizarro á Valdivia, 111S.) Pero la relacion Pizarro res-
pecto á este punto debe recibirse con mas deconti,nza que la
ocupar su silla en el consejo , y gozó el resto de sus
ordinaria. `u carta dirigida al célebre conquistador de Chile dias de la consideracion á que sus méritos le hacian
contiene una relacion completa del origen y progresos de la acreedor (7 ). El mejor elogio de su entendida ad-
rebelion; es la mejor vindicacion de su conductalique puede
hallarse, y como contrapeso á lo que dijeron sus enemigos es
pítulo XVI—XIX.—Relacion de los sucesos del Perú, MS.—
tambien de inestimable valor para el historiador.
(1) El autor de la Relacion anónima dice que empleó doce Montesinos, Annales, MS., año de 1544.
mil indios en este servicio. Pero este autor, aunque vivía en (4) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS. —Este honrado
militar fue mas leal á su rey que á su pariente. Por lo menos
las colonias enaquel tiempo, habla muchas veces sin funda- no se adhirió al partido de Gonzalo , y fue uno de los que es-
mento alguno, y no puede merecer nuestra confianza. tuvieron á pique de ser ahorcados por este motivo. Parece que
(21 «Y él arruado y coi una capa de grana cubierta con nunra profesó gran estimación á su pariente.
muchas guarniciones cíe oro, é con sa y o de brocado sobre las (5) No debe confundirse ú Zárate el juez con Zárate el
armas.»-Relacion de los sucesos del Perú, MS.—Zacate, historiador, el cual pasó al Perú con la audiencia en clase de
Conq. del Perú, b. V , cap. XI11, contador, habiendo desempeñado antes el empleo de secre-
(3) Para las precedentes pág iras respecto á Gonzalo Pi- tario del consejo en L• spaña.
zarro , véanse: Relacion anónima, MS.—Fernandez,Histo- (G) Ganara, Historia de las Indias, cap. CLXXII.—Gar-
ria del Perú, parte 1 , cap. XXV.— Pedro Pizarro, Descub. y cilasso, Com. Real, parte II, lib. IV, cap. XXI.
Conq., MS.—Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, b15.— (1) 'Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. XV,—Relacion
Zárate, loc. cit. - Herrera, Hist, gen., doc. VII, lib. VIII, ca-
TOMO I,
GASPAR Y ROIG.
nifLCOTECA DE
ig^ niciones, pero al parecer llenos de entusiasmo por sil
ministracion fueron las turbulencias que su sucesor causa. Hallándose, pues, con suficiente fuerza para
escitó en el pais. La nacion fue conociendo gradual- comenzar las operaciones activas, salió contra algu-
mente el valor de sus servicios, aunque debe confe- nos de los capitanes de Pizarro que se hallaban en las
sarse que el modo con que fueron recompensados por inmediaciones , sobre los cuales obtuvo ventajas de-
el gobierno no da una idea muy elevada de la gratitud cisivas que renovaron su confianza lisonjeándole con
de los reyes. la idea de restablecer pronto su ascendiente en el
Todavra esperimentó Pizarro un disgusto mayor
del que le causaba la fuga de Vaca de Castro , con la vis (1).
pais estaba entre tanto ocioso Gonzalo Pizarro. Rabia
vuelta de Blasco Nuñez. Apenas se Babia apartado de vigilado con ansiedad los movimientos del virey y lle-
la orilla el buque que le couducia á España, el juez gó á convencerse al cabo de que 'labia llegado el mo-
Alvarez, ya por remordimientos, ó ya por temor de mento de obrar y de vencerle, so pena de esponerse
las consecuenci a s de volver con el virey á su pais, se á ser vencido por su formidable rival. Dejó, pues,
presentó á Blasco Nuñez y le dijo que estaba en liber-
tad. Al mismo tiempo se disculpó de la parte que La- una fuerte guaruicion en Lima á las órdenes de un
bia tenido en su prision atribuyéndola al deseo de fiel capitán, y despues de haber enviado por tierra
salvarle la vida y de sacarle de su peligrosa situacion. á Trujillo unos seiscientos hombres, se embarcó para
Despues puso el buque á su disposicion y le aseguró el mismo punto el 4 de marzo de 1545, el mismo dia
que le llevada adonde quisiese. en que el virey salió de Quito.
El virey , cualquiera que fuese el grado de crédito En Trujillo se puso á la cabeza de su pequeño ejér-
que diera á las esplicaciones del juez, se apresuró á cito, y tomó sin pérdida de tiempo la vuelta de San
aprovecharse de la oferta. Su altivez se sublevaba Miguel. Blasco Nuñez, deseoso de terminar en breve
ante la idea de volver á España en desgracia sin ha- la contienda,queria salirle al encuentro y darle la ba-
ber podido cumplir ninguno de los objetos de su mi- talla; pero sus soldados, la mayor parte jóvenes é
sion. Determinó por tanto probar otra vez fortuna en inespertos , reunidos apresuradamente, se intimida-
el pais ,y su única duda era sobre el punto que habia ron al oir el nombre de Pizarro é insistieron fuerte-
de elegir para reunir eu torno suyo á sus partidarios. mente en que les llevase á un pais mas elevado donde
Eu Panamá podía estar seguro mientras invocaba el pudieran ser reforzados por Benalcázar. Así el des-
auxilio de Nicaragua y otras colonias del Norte : pero graciado virey semejante al ginete que no puede su-
estolabria sido abandonar del todo su gobierno y tal jetar su caballo fue llevado precipitadamente en di-
confe•ion de debilidad produciria mal efecto en sus reccion contraria á sus deseos. Era destino de Blasco
partidarios del Perú. Decidióse pues á dirigirse á Qui- Nuñez ver frustrados sus proyectos así por sus amigos
to, cuya capital al mismo tiempo que se hallaba den- como por sus enemigos.
tro de su jurisdiccion , estaba bastante apartada del Al. llegar Gonzalo Pizarra delante de San Miguel
teatro de las últimas turbulencias para darle tiempo tuvo el disgusto de saber que su enemigo ya no estaba
á reunir sus tropas y hacer frente á sus enemigos. allí. Sin entrar en la ciudad apresuró el paso, y atra-
Con este propósito desembarcó con su comitiva en vesando un valle de alguna estension llegó á la falda
Tumbez á mediados de octubre de 1544. Al saltar en de una cordillera en que Blasco Nuñez acababa de en-
tierra publicó un manifiesto participando á los habi- trar p ocas horas antes. Era muy entrada la tarde;
tantes el violento proceder de Gonzalo Pizarro y su pero Pizarro conociendo cuánto le importaba la cele-
gente; denunciándolos como traidores á su rey ,y ridad, envió delante á Carbajal con un cuerpo de
exhortando á todos los fieles súbditos de S. hl. á que tropas ligeras para alcanzar á los fugitivos; Carbajal
acudiesen á su lado para ayudarle á sostener la auto- con sus cortas fuerzas logró penetrar entre las mon-
ridad real. El llamamiento uo quedó sin respuesta , y tañ.s y alcanzó á media noche á las tropas del virey
aunque poco á poco fueron legando de San Miguel, que estaban sepultadas en el sueño. Sorprendidas es-
de Puerto Viejo ydeotras ciudades de la costa, volun- tas al oir la trompeta , que ¡ cosa estraña! tocó im-
tarias que animaron el corazon del virey con la con- prudentemente el enemigo (2), se levantaron con el vi-
viccion de que el sentimiento de lealtad no estaba es- rey á la cabeza , montaron en los caballos, tomaron los
tinguido aun en los pechos españoles. arcabuces, é hicieron tal descarga contra los agreso-
Pero mientras se ocupaba en estos preparativos res, que Carbajal desconcertado , creó n prudente re-
recibió noticia de la llegada á la costa de uno de los tirarse vista la inferioridad de sus fuerzas. El virey
capitanes de Pizarro con fuerza superior á la suya. le siguió hasta que temiendo alguna emboscada en
Estas noticias eran exageradas ; pero Blasco Nuñez, la oscuridad de la noche , se retiró tambien dejando
sin tomar: e tiempo para averiguar la verdad, abando- á su enemigo que se reuniese con el cuerpo de ejér-
nó su posicion de Turnbez y con toda la velocidad que cito de Pizarro.
le fue posible atravesando un pais silvestre y monta- Esta conducta d.e Carbajal que por su descuido dejó
ñoso medio enterrado eu nieve, se dirigió á Quito. que se le escapase la presa de entre las manos es ines-
Esta capital, situada al estremo septentrional de la plrcable y forma un singular contraste con la pruden-
provincia no era punto favorable para la reunion de cia y vigilancia que habitualmente habia sabido des-
sus partidarios; así despues de haber permanecido en plegar en su carrera de soldado. Si la falta hubiera
ella hasta que Benalcázar, el leal comandante de Po- sido cometida por otro capitán, le habria cortado la
payan, le aseguró que le auxiliarla con todas sus
fuerzas en la. próxima campaña, hizo una rápida con- (1) Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS. — Zárate,
tramarcha hácia la costa y tomó posicion en la ciudad Conq. del Perú, lib. V, cap. XIV—XV.—Herrera, Hist. ge-
de San Miguel. Este era un punto á propósito para neral, dec. VII, lib. VIII, cap. XIX—XX.—Relacion anó-
sus designios pues la ciudad, ademas de estar situada nima, MS. — Fernandez Hist. del Perú, parte I, lib. 1, ca-
en el gran camino que costeaba las orillas del Pací- pitulo X\IIL—Relacion de los sucesos del Pera, MS. — El
fico , era el principal depósito del comercio con Pana- autor de este último documento habla del grande entusiasmo
má y con el Norte. por la corona que existía en varias ciudades, y hace mencion
Allí levantó su bandera , yen pocas semanas se ha- tambien de los rumores que corrían acerca de una invasion
lló á la cabeza de cerca de quinientos hombres entre de los indios contra el Cuzco. El escritor pertenecía al partido
caballería é infantería, mal provistos de armas y tau- de Blasco Nuñez, y la facilidad con que los desterradom creen
los rumores que les son favorables es proverbial.
(2) «Mas Francisco de Caruajal que los yua siguiendo lle-
anónima , MS. — Relacion de los sucesos del Perú, MS. - gó cuatro horas de la noche á donde estauan : y con vna
Montesinos, Annales, MS., año de 1545. — trompeta que lleuaua les tocó arma : y sentido por el virey
aria del Perú, parte 1, 11. 1, cap. XXVIII. Fernandez, IIis - se levantó luego el primero.» Fernandez Hist. del Perú,
parte 1, lib. 1, cap. XL,
LA CONQUISTA DEL PERÚ. 197
cabeza; pero Pizarro aunque muy i ncomodado, co-
nocia demasiado el valor de sus servicios y su bien Los padecimientos de Pizarro y su gente eran poco
probada {adhesion para indisponerse con él. Ansioso menos qué los del virey , aunque estos los mitigaban
Carbajal de reparar su yerro, se puso otra vez á la cuanto podian los habitantes del pais que con admi-
cabeza de un cuerpo de tropas ligeras con instruccio- rable instinto sabian distinguir cuál era el mas fuerte
nes para picar la retaguardia al enemigo , cortarle los y por consiguiente el mas temible. Pero aun así lo
víveres y fatigarle todo lo posible hasta la llegada de que tuvieron que sufrir fue mucho : fue una repeti-
Pizarro (1). cion de las terribles escenas de la espedicion al rio de
Mas el virey se Babia aprovechado de aquella dila- las Amazonas. Preciso es confesar que los soldados
cion para adelantar gran trecho á sus adversarios. El de la conquista compraron muy caros sus triunfos:
camino que seguia atravesaba el valle de Cazos, dis- mas Sin embargo, el virey tenia. un motivo de inquietud
trito inculto y que ofrecia poca subsistencia así para grande tal vez que el procedente de los padeci-
mientos físicos ; y era la desconfianza con que miraba
los hombres como para los caballos. Dia tras día sus á sus partidarios. I-Iabia muchos principales caballeros
tropas continuaron su marcha por aquella árida re- de su séquito , de quienes sospechaba que mantenian
gion corlada por barrancos y rocas que aumentaban correspondencia con el enemigo y aun que tenian el
considerablemente las fatigas del camino. Su princi- designio de entregarle en sus manos. Estaba tan con-
pal sustento era maiz tostado, que aunque formaba vencido de ello , que durante la marcha hizo dar
comunmente el alimento de los indios cuando cami- muerte á dos de estos oficiales, cuyos cuerpos aban-
naban, no era tenido en grande estima por los espa- donados en el camino, vistos por el soldado le anun-
ñoles : añadíanse á esta poco sustanciosa comida las ciaron que en aquellas tremendas soledades tenia to-
yerbas que podian encontrar á los lados del camino, davía otros enemigos de quienes guardarse, ademas
y que á falta de mejores utensilios tenian que cocer del que venia á retaguardia (6).
en las celadas (2). Carbajal entre tanto les seguia tan Otro caballero, que era segundo del virey, fue
de cerca, que se apoderó de sus equipajes, de sus ejecutado, despues de un examen mas formal de su
municiones y algunas veces de sus mulas. El infati- causa, en el primer punto donde el ejército hizo alto.
gable guerrero les iba siempre á los alcances de dia y Es imposible, habiendo pasado tanto tiempo, deter-
de noche sin dejarles un momento de reposo, de tal minar ahora el fundamento que pudiesen tener las
modo que no desplegaban las: iendas, ni quitaban sospechas de Blasco Nuñez. Las opiniones de los
las sillas á los caballos , tli les dejaban del diestro ; y contemporáneos son varías (7). En épocas de agita-
apenas el fatigaao soldado cerraba sus párpados, oia cion política, la opinion del escritor está generalmente
el grito de alarma que le anunciaba que el enemigo determinada por la del partido á que pertenece. Juz-
estaba encima (3). gando por el carácter de Blasco Nuñez , desconfiado é
Al fin los partidarios de Blasco Nuñez rendidos de irritable, podemos suponer que obró sin suficiente
cansancio llegaron al despoblado de Paltos que se es- causa. Pero contra esta consideracion milita la facili-
tiende hácia el Norte en un espacio desierto de mu- dad con que sus partidarios, cuyo afecto parece que
chas leguas. El terreno, cortado por muchos arroyos, no se granjeó mucho , le abandonaron al menor reyes
tiene el aspecto de un gran tremedal, y hombres y de fortuna. De todos modos, fundadas ó infundadas
caballos tenian que aventurarse á pasar por las aguas las sospechas , el efecto en el ánimo del virey era el
encharcadas, costeando unas veces con dificultad el mismo : con un enemigo á retaguardia, á quien no
pantano y otras viéndose obligados á abrirse paso en- se atrevía á combatir; con soldados en quienes no
tre los arbustos que entrelazaban sus espesas ramas. osaba confiar, la copa de sus infortunios estaba casi
Los cansados caballos, sin mas alimento que el que llena.
podian hallar al paso ele la maleza, quedaban muchas Por último salió á terreno firme, y pasando por
veces sin poder seguir adelante y eran abandonados á Tomebamba volvió á entrar en su capital de Quito.
morir en el camino despues'cle haber sído desjarreta- Pero la acogida que encontró no fue tan cordial como
dos para que no pudiesen servir al enemigo, aunque la que en la primera ocasion'labia tenido. Volvía co-
mas frecuentemente servian para aplacar con sus mi- mo fugitivo, perseguido por un enemigo formidable;
serables cuerpos el hambre de sus dueños (4). Mu- y pronto tuvo motivo de conocer que el mejor medio
chos soldados cayeron en el camino muertos de fatiga para recibir auxilio es no tener necesidad de él.
y hambre y otros se quedaron en los bosques no pu- Limpiando, pues, de sus zapatos el polvo de la
diendo seguir la marcha. Y desdichado del que reza- desleal ciudad, cuyo supersticioso pueblo temía los
gándose caía en poder de Carbajal,y mucho mas si agüeros que repetidas veces habian anunciado su
había pertenecido antes al partido de Pizarro. Solo la próxima ruina (8), el desgraciado virey continuó su
sospecha de traicion bastaba para que aquel inexora-
ble soldado (5) . le condenase á perder la vida. (6) Los afligidos soldados, que por el cansancio de los ca-
ballos iban á pie con terrible angustia, por la persecucion de
los enemigos que iban cerca i por la fatiga de la hambre,
(1) Fernandez , ubi supra. — Herrera, Historia general, guando vieron los cuerpos de los dos capitanes muertos en
clec. VII, lib. IX , cap. XXII.—Garcilasso, Corn. Real, li- aquel camino, quedaron atónitos.» Herrera Hist. general,
bro IV, cap. XXVI. clec. VII, lib. IX, cap. XXV.
(2) «Caminando, pues , comiendo algunas yerbas, que (7) Fernandez, escritor leal y bastante amigo del virey,
cocino en las celadas, guando paraban á dar aliento á los ca- despues de decir que los oficiales á quienes mandó matar le
ballos.» Herrera , Historia general , dec. VII, lib. IX, capí- habian servido hasta entonces con sus vidas y haciendas, ter-
tulo XXIV. mina sus comentarios sobre el hecho con la prudente re-
él.
(3) «I sin que en todo el camino los vnos ni los otros qui- flexion de que eran diversos los juicios formados acerca de
tasen las sillas á los caballos. Aunque en este caso estaba mas «Sobre estas muertes uno en el Perú varios y contrarios juy-
alerta la gente del visorci, porque si algun pequeiio rato de ' zios y opiniones de culpa v de descargo.» (Hist. del- Perú,
la noche reposaban era vestidos i teniendo siempre los caba- parte I, lib. I, cap. XLI.) Gomara dice determinadamente
llos del cabestro, sin esperar á poner toldos, ni O aderecar que todos los condenaron. (Historia de las Indias, capítu-
las otras formas que se suelen tener para atarlos caballos de lo CXLVII.) La opinion mas general parece haber sido con-
noche.» Tárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. XXIX. tra el virey.
(8) Algunos de estos agüeros que cita el historiador, por
(4) «I en causándose el caballo, le desjarretaba i le dexa- ejemplo
ba porque sus contrarios no se aprovechasen de él.» Zárate, el aullido de perros, no eran por cierto milagros,
«En esta lamentable i angustiosa partida, muchos afirmaron
loe. cit. haver visto por el aire muchos cometas, i que quadrillas de
(5) «A no haber sido por Gonzalo Pizarro , dice Fernan-
dez , muchos mas hubieran sido ahorcados por Carbajal, el perros andaban por las calles dando grandes y temerosos gin-
'lides, i los hombres andavan asombrados i fuera de sí.» Her-
cual decia cbanceúndose que de los enemigos los menos.»
Hist. del Perú, parte I, lib. I, cap. XL. rera, Historia general, dec. VII, lib. Y . cap, IV.
TOMO I.
i 98 BIBLIOTECA DE GACPAf v aoic.

camino hácia Pastos, en la jurisdiccion de Benalcá- ' ces y lanzas (3). El que está familiarizado con la bis-
zar. Pizarro y sus tropas entraron en Quito poco toda' de estos tiempos se sorprende de verla prontitud
tiempo despues, disgustados de que, ú pesar de toda con que los aventureros españoles se poniant desem-
su diligencia, el enemi g o eludiese todavía su persecu- renpeñar varios oficios y artes que comunmente requie-
cion. Mandó hacer alto Pizarro solo para dar un corto largo aprendizaje, desplegando la destreza tan
respiro á su gente, y jurando que habla de alcanzar necesaria á los que se establecen en un pais recien
al virey, aunque tuviese que seguirle hasta el mar descubierto, donde cada individuo tiene que ser, por
del Norte (1), continua su marcha. En Pastos estuvo decirlo así, su propio artesano. Pero este estado de
ya á punto de conseguir su objeto. Su vanguardia cosas, aunque favorable al ingenio del artista , no es
encontró á Blasco Nuñez al hacer alto á la orilla muy propicio para el adelantamiento del arfe, y ape-
opuesta de un riachuelo. Los soldados de Pizarro, nas puede dudarse que las armas hechas por los sol-
rendidos de fatiga y de calor, se tendieron sobre la dados de Blasco Nuñez fueran de tosca é imperfecta
márgen del agua para apagar su ardiente sed; y hu- construccion.
biera sido facil á las tropas del virey , que ya hablan Corno-pasaban semanas Iras semanas sin resultado
tomado algun descanso , y eran superiores en nímne- alguno, Gonzalo Pizarro , aunque dotado de toda la
ro, derrotar á sus enemigos. Pero Blasco Nuñez no paciencia de un soldado español , empezó á inquietar-
pudo llevar sus soldados al combate. Rabian huido se al ver la prolongada estancia de Blasco Nuñez en el
por tanto tiempo delante del . enemigo, que su sola Norte, y recurrió á la estratagema para obligarle á
vista les llenó de terror pánico ; y así hubieran ellos salir de su retiro. Salió, pues, de Quito con la mayor
vuelto caras contra éi como puede volverlas la liebre parte de, sus fuerzas, diciendo que se dirigía al Sur
contra los galgos que la persiguen. Convencidos de á socorrer a Carbajal , y dejando en la ciudad una
que la seguridad estaba en la fuga y no en el combate, guarniciou á las órdenes ele Puelles, el mismo que
solo se aprovecharon del cansancio de sus persegui- había abandonarlo ]a causa del virey en otro tiempo.
dores para apresurar su retirada. Tuvo cuidado de que estas noticias llegasen á oidos
Gonzalo Pizarro continuó el alcance algunas leguas del enemigo , y el artificio produjo el efecto que de-
mas allá de Pastos, hasta que hallándose mas lejos de, seaba. El virey saliendo de Popayan en enero de 1546,
lo que deseaba, y dentro del territorio de Beualcázar, se dirigió rápidamente Inicia el Sur ; pero antes que
y no queriendo atacar con desventaja á este formida- llegase al punto de su de-tino vió el lazo en que habla
ble capitan, mandó hacer alto, y despues de un breve caído. Comunicó el hecho á sus ofrciales;.pero la di-
descanso dispuso la retirada y contra marchó rápida- lacion le habia hecho ya padecer mucho , y su único
mente á Quito, no obstante sus bravatas ele que se- deseo era terminar con un combate la lucha con Pi-
guirla al virey hasta el mar del Norte. En Quito se z arro.
ocupó en reanimar el espíritu de sus desmayadas tro- Este , entre tanto , por medio de sus espías estaba
pas y en robustecerse con nuevos refuerzos que au- perfectamente informado de los movimientos del vi-
mentaron considerablemente el número de sus gentes, rey. Al saber su partida de Popnyan, volvió á Quilo,
aunque se disminuyó despues , porque Carbajal tuvo se reunió con Puel l es,y saliendo otra vez de la capi-
que marchar con parte de ellas á sofocar una insur- tal tomó una fuerte posicion á tres leguas mas al Norte,
reccion que se supo habia estallado en el Sur. A la en un terreno elevado que dominaba un rio, cuyas
cabeza de esta insurreccion se hallaba Diego Centeno, aguas el enemigo tenia necesariamente que atrave-
uno de los oficiales de Pizarro, encargado por este sar. Llegó este poco despues, y Blasco Nuñez, viendo
del mando de La Plata , con cuyos habitantes se su- próxima la noche, hizo alto en la orilla opuesta del
blevó y levantó bandera por la corona. Pizarro, con rio. Ilallábase tan cerca de los reales de Pizarro que
el resto de sus fuerzas, determinó permanecer en se oian distintamente en los opuestos campos las vo-
Quito y aguardar á que el virey volviese á entrar en ces ele los centinelas, los cuales se saludaban mútua-
sus dominios, como el tigre agazapado junto a una mente con el epíteto de o traidores ». Ya hemos visto
fuente en la espesura aguarda con impaciencia la lle- que ere estas guerras civiles cada partido reclamaba
gada de sus víctimas. para sí el mérito esclusivo de la lealtad (t).
Entre tanto Blasco Nuñez habia continuado su re- Pero Benalcázar conoció pronto que la posicion de
tirada hasta Popayan, capital de la provincia de Be- Pizarro era demasiado fuerte para ser atacada con
nalcázar. Allí fue recibido amistosamente por el pue- probabilidades de buen éxito. Propuso, pues , al vi-
blo , y sus tropas, reducidas por la desercion y las rey hacer marchar secretamente sus fuerzas aquella
enfermedades á una quinta parto de su primitivo nú- noche, y rodeando la colina caer sobre la retaguardia
mero, descansaron de las fatigas estraordinarias de del enemigo , que por aquella parte debía estar me-
una marcha de mas de doscientas leguas (2). Poco nos preparado para recibirlos. El consejo fue apro-
despues se le reunió Cabrera, teniente de Benalcázar, bado, y no bien la oscuridad de la noche hizo desa-
con un gran refuerzo , á que siguió en breve Benalcá- parecer al enemigo ele la vista de su contrario, dejando
zar mismo. Sus fuerzas, entonces, llegaron á com- hogueras encendidas para engañar á Pizarro , Blasco
pletar el número de cuatrocientos hombres, muchos Ncnrcz levantó el campo y comenzó su marcha circu-
de ellos bien acondicionados é instruidos en la escuela lar en direccion de Quito. Pero ya fuese que los gulas
de las guerras americanas. Sus soldados , sin embar- no supieran el camino, ya que le estraviasen á propó-
go, carecian de armas y municiones ; y para remediar sito, el resultado fue, que hallándose con un terreno
esta falta hizo construir fraguas para fabricar a.rctilm- impracticable, se vió obligado á rodear tanto, que
amaneció antes de que pudiese llegar al punto de ata-
(4) Ibid., ubi supra. que. Viendo que no era posible contar ya con una
(2) Esta retirada de Blasco Nuñez puede indudablemente sorpresa , apresuró su marcha á Quito , adonde llega-
compararse, si no en duracion, á lo menos en magnitud de ron hombres y caballos fatigados por una marcha de
p adecimientos, con cualquiera de las espedicioies del Nuevo
Mundo, escepto solamente la de Gonzalo Pizarro al rio de (3) «Proveió que se tragese alli todo el hierro que se pu-
las Amazonas. Los pormenores de ella se hallarán con mas do
hacer en la provincia , i buscó maestros i hico aderecar
ó menos eatension en Zárate, Conquista del Perú, lib. V,
fraguas, í en breve tiempo se forjaron en ellas doscientos ar-
capítulo XIX — XXIX. — Carta de Gonzalo Pizarro Valdi- cabuces, con todos sus aparejos.» Zárate, Conq. del Perú,
via, MS: —Berrera, IIist. general, dec. VII , lib. IX, capi- lib. V, cap. XXXIV.
tulo XX—X X V I.—Fernandez, Aist. del Perú, parte I, li-
(1) «Que se llegaron á hablar los corredores de ambas
broI, cap. XL y sig.—Itelacion de los sucesos del Perú, MS.- partes, llamándose traidores los unos á los otros, fundando
Relacion aninima, MS. — Montesinos, Arenales, MS., año que cada vno sustentaba la voz del reí, i así estuvieron toda
de 15.15.
aquella noche aguardando.» Zárate, ubi supra,
LA CONQUISTA DEL PEIIIJ.
ocho le g 199
uas, desde un punto que por camino directo órden de batalla. Un pequeño cuerpo de arcabuceros
no distaba apenas tres de aquella capital. Fue este un se estableció á vanguardia para empezar el combate.
fatal error por estar tan próximo al combate (1).
El resto de los arcabuces fue distribuido entre las
Ralló el virey la capital casi disierta de hombres; filas de los alabarderos que ocupaban el centropro-
porque todos se habían unido á las banderas de Pi- tegidas por los flancos por la caballería, dividida en
zarro, imbuidos del espíritu general de desafecciou dos escuadrones iguales. Ascendia el número de ca-
y considerando á este gefe como el único que podía bellos á unos
ciento cuarenta , númcao poco Inferior
protegerlos contra el rigor de las opresoras ordenan- al ele Pizarro, aunque el total de las fuerzas del virey,
zas. Pizarro era el representante de la opinion del menor de cuatrocientos, apenas pasaba de la mitad
pueblo. Conmovido con esta deserciou el desgraciado de las que tenia su rival. A la derecha y enfrente
virey levantó las manos al cielo y esclamó : «¡Así del estandarte real Blasco Nuñez con trece caballos
abandonas , Señor, á tus servidores ! » Las mujeres escogidos ocupó su puesto preparándose para dirigir
y niños salieron á recibirle y en vano le ofrecieron el el claque.
alimento de que manifiestamente necesitaba , pie- Pizarro habla formado sus tropas con arreglo al
guntándole al mismo tiempo : o¿por qué había ido órden adoptado por su adversario. El total de estas
allí ú morir ?» Sus soldados, mas indiferentes que él, era de setecientos hombres bien disciplinados, en
entraron en las casas
de los habitantes y se apropiaron buen estado, y mandados por los mejores oficiales
cuanto pudieron haber á las manos para saciar su del Perú (5). Como no obstante la superioridad de sus
hambre.
fuerzas, Pizarro no parecía inclinado a abandonar su
Benalcázar, conociendo que era una temeridad dar posicion, Blasco Nuñez dió la órden de avanzar. Los
la batalla ea aquella situacion, aconsejó al virey que arcabuceros comenzaron la accion, y en pocos mo-
probase el efecto de las negociaciones, y se ofreció á mentos estendiéadose por el campo densas nubes de
ir en persona al campo enemigo y estipular si era humo oscurecieron todos los objetos, pues era ya
posible un arreglo con Pizarro. Pero Blasco Nuñez, tarde cuando la accion empezó y el día iba rápida-
aunque desanimado por un momento , habia recobra- mente declinando.
do ya su invencible constancia y respondió con alli- La infantería enristrando sus lanzas se adelantó
vez : «No Inty que fiarse de traidores : vamos á coto- cubierta por el humo, y pronto se empeñó una san-
batir, no á parlamentar, y debemos cumplir con grienta lucha entre las opuestas filas de alabarderos.
nuestro deber como buenos y leales. Yo os prometo Luego vinieron las cargos de caballería. La del virey,
que la primera lanza que se rompa en los enemi g os á pesar del momentáneo desórden que produjeron los
sea la mía (2). » tiros de los arcabuceros de Pizarro , muy superiores
Despues convocó sus tropas y les dirigió una aren- en número á sus enemigos, fue dirigida con tal vigor,
ga preparatoria para la marcha. «Todos sois valientes, que la caballería enemiga se vió obligada á detenerse
dijo , y leales á vuestro soberano. Por mi parte la vida y luego á retroceder. Pero retrocedió para volver con
me importa poco en tratándose de cumplir con lo que mas violencia sobre sus contrarios; y arrojándose
debo á mi rey. Pero no desconfiemos del buen éxito. contra ellos como una inmensa ola, los arrolló preci-
El español, peleando por una buena causa ha sabido pitadamente por la pendiente hombres y caballos en
vencer mayores dificultades que las presentes. Cona- desórden. Estos sin embargo se rehicieron á su vez
batimos por la justicia, por la causa do Dios, por la animados por los gritos y desesperados esfuerzos de
causa de Dios (3). » Los soldados , inflamados de ge- sus oficiales. Rompiéronse las lanzas y pelearon ma-
neroso-ardor respondieron con vivas que penetraron no á mano con las espadas y hachas entrelazadas en
hasta el corazon del infeliz virey, poco acostumbrado horrible confusion. Mas el comba te no duró mucho;
á estas manifestaciones de entusiasmo. pues aunque las fuerzas eran casi iguales en número
El 18 de enero de 15 l6 Blasco Nuñez salió á la ca- por ambas parles, la caballería del virey, fatigada por
bezo de su pequeño ejército de la antigua ciudad de la penosa marcha de la noche anterior, no podia com-
Quito. Al llegar á un cuarto de legua (4) de la ciudad petir coa la de su antagonista (o). Pronto se cubrió
dió vista al enemigo l'orinando en la cresta de unas el campo con sus cuerpos, y hombres y caballos,
elevadas tierras que en suave pendiente ascendían muertos y moribundos, cayeron hacinadosunosso-
desde las llanuras de Añaquito. Gonzalo Pizarro, bre otros. Cabrera , el valeroso teniente de Benalcá-
grandemente disgustado al saber por la mañana la zar fue muerto , y Benalcázar mismo cayó cubierta
partida del virey , había levantado el campo y em- de heridas bajo los pies de su caballo y fue dejado por
prendido su marcha á lá capital , resuelto ú no dejar muerto en el campo. Alvarez el oidor quedó mortal-
que esta vez se le escapase el enemigo. mente herido. Tanto él como su colega Cepeda estu-
Las tropas del virey hicieron alto y formaron en vieron en la accion aunque en opuestas lilas y pelearon
como si hubiesen silo educados para lo guerra y no
(I) Véanse Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. XXXIV para la pacifica profesioo de ahogados.
—XXXV.— Gomara, Hist. de las lidias, cap. CLXVIL— Blasco Nuñez y sus compañeros mantuvieron vale-
Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia , MS. — Montesinos,
Annales,MS., año de 1546. — Fernandez, liist. del Perú, ros:unente el campo en el ala derecha. El virey cum-
Alió su palabra siendo el primero en romper lanzas
parte 1,1ib. I, cap. L—LII.
Ilerrera en su uarracion de estos hechos ha caldo en una con el enemigo y dirigiendo un buen golpe á un ca-
conl'usioa estra īra de fechas, fijando la época de la entrada del bollero llamado Alonso rle Montalvo, a quien arrojó
virey en Quito en el 10 de enero, y la batalla cori Pizarro de la silla. Pero al fin fue arrollado por el número,
nueve dias despucs. (Ilist. general, dec. VIII, lib. I, capí- como sus compañeros uno tras otro cayeron á su
y
yo h e c dióu ea dSde ene- lado,
segun Fernandez
roto eg La odasllas autoridades quedó casi sin proteccion.
p Ya estaba herido,
ro. segun todas las autoridades que yo he consultado, se.ve- , 1
rificó en la larde del mismo día en que el virey entró en Quito. Cuando un golpe de hacha que le dió un soldado en
Ilerrera, aunque su obra está arreglada por cl sistema crono- la cabeza le derribó aturdido del caballo. Si hubiera
lógico de anales, no es intachable respeto á fechas. Quintana (5) Respecto al total de fuerzas por ambas partes se ha-
hace ver muchos anacronismos notables de este historiador
en el primer período do la conquista del Perú. (Españoles bla, cono es costumbre, con variedad; pero esta variedad
es mucho mas notable al tratarse de una accion en que era
célebr,s, tomo 11, Apéndice núm. 7.)
(?) Fernandez,. Historia del Perú , parte I , lib. I, cap i- tan corto el número de combatientes. Yo me conformo con lo
que dicen los escritores mas bien enterados. Pizarro calcula la
Lulo 1,11I.
(5) «Quede Dios es la causa, de Dios es la causa, de Dios fuerza de su adversario en cuatrocientos cincuenta hombres,
uista del Perú, libro V, capitu- y la suya en seiscientos, cálculo que hace creible la relama
es la cansa.» Zárate, Con q
lo XXXV. que se (la en el testo.
(1) Carta ele Gonzalo Pizarro tí Valdivia, MS. (0) (la en , Conq. del Perú , lib. V, cap. XXXV.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
200

sido conocido tal vez habria caído vivo en manos de de ne hacer otra vez armas contra Pizarro. A sus tro-
sus'enemigos. Pero llevaba una camiseta india de al- pas se les invitó á entrar al servicio riel vencedor, el
godon sobre la armadura, que cubria las insignias cual sin embargo nunca les mostró fa confianza. que
de la órden militar de Santiago y otros distintivos mostraba á sus antiguos partidarios. Manii'estóse
de su clase (I). tambien muy enojado por las injurias hechas al virey,
Fue sin embargo reconocido despues por uno de cuyos destrozados restos mandó fuesen sepultados en
los soldados de Pizarro, que probablemente habria la catedral de Quito con todos los honores debidos á
servido en otro tiempo bajo su bandera. Este soldado su categoría, y el mismo presidió el duelo vestirlo de
inmediatamente se le mostró al licenciado Carbajal, luto. Como se ve era costumbre de los Pizarros asis-
hermano de aquel á quien, corno recordará el lector, tir de esta manera á los funerales de sus víctimas (5).
Blasco Nuñez habia dado muerte con tanta impruden- Tal fue el , triste fin de Blasco Nuñez Vela , primer
cia en el palacio de Lima. El licenciado se había uni- virey del Perú. No hacia aun dos años que labia des-
do despues á Pizarro, y con muchos parientes suyos embarcado en el Perú; dos años de continuos desas-
labia jurado vengarse del virey. Asi inmediatamente tres y desdichas. Estas pueden imputarse parte á las
se dirigió á él, le echó en cara el asesinato de su circunstancias y parte á su carácter. Comisionado
hermano, é iba á apearse para darle el golpe mortal para la ejecucion de una ley opresora y odiosa , care-
con su propia mano, cuando llegó Pizarro, y afeán- cia de facultades discrecionales para ello (6) : sin em-
dole este acto corno degradante , mandó á un es- bargo , todos tienen derecho hasta cierto punto de
clavo negro que iba con él que cortase al virey la ca- usar de tales facultades cuando ven palpablemente lo
beza ; lo cual el negro ejecutó de un solo golpe de su absurdo que seria ejecutar una comision que por las
sable, mientras el infeliz Blasco Nuñez, tal vez mo- circunstancias en que se encuentra el pais ha de pro-
ribundo en aquel momento , levantaba los ojos al cie- ducir resultados contrarios al objeto que se desea.
lo y recihia el golpe fatal sin proferir una sola pala- Pero se necesita sagacidad para determinar si existen
bra (2). La cabeza fue luego clavada en una pica , y ó no estas circunstancias y cierto valor moral para
hubo algunos tan brutalmente crueles que le arranca- tornar sobre sí la responsabilidad de obrar con arreglo
ron los pelos de su barba blanca y los pusieron en sus á ellas. En semejante crisis es donde se dan á cono-
gorras como espantosos trofeos de la victoria (3). Es- cer. los caracteres. Atreverse á desobedecer, y esto
ta se labia decidido por Pizarro : sin embargo la convenciéndose de que el desobedecer es obligacion,
infantería del virey todavía se sostuvo valientemente es para una alma pequeña una paradoja casi incom-
teniendo á raya por algun tiempo con sus alabardas á prensible. Desgraciadamenio Blasco Nuñez era un
la caballería enemiga, hasta que diezmada por el pedante orgulloso, hombre de miras estrechas que
fuego de los arcabuces no pudo resistir mas el ímpetu jamas podio. creerse autorizado para separarse de la
de las cargas, y desordenadas sus columnas se dis- letra de la ley. Envanecido ademas con su breve au-
persó completamente. La persecucion no fue larga toridad , consideró la oposicion á las ordenanzas como
ni sangrienta, porque sobrevino la noche, y Pizarro traicion á su persona, y así identificándose con su
haciendo tocar las trompetas reunió de nuevo á su comision, sus sentimientos personales tuvieron tanta
gente. parte en su. conducta como los sentimientos patrió-
Aunque la accion duró poco, cerca de una tercera ticos.
parte de las tropas del virey labia perecido en ella. Ni su carácter era tal que pudiera mitigar el ódio
La pérdida de Pizarro fue corta (4). Muchos de los contra sus medidas y reconciliar -al pueblo con la
vencidos se refugiaron en las iglesias de Quito; pero ejecucion de ellas; antes bien presentaba un mani-
fueron arrancados de su asilo , algunos (probable- fiesto contraste con el de su rival. Pizarro era de ma-
mente los que habían servido antes con Pizarro) sen- neras francas y caballerosas, y su generosa confianza
tenciados á muerte y otros desterrados á Chile. La en sus partidarios le hacia popular entre ellos, ce-
mayor parle fueron perdonados por el vencedor. Be- gando su juicio y dando á la peor causa las apariencias
nalcázar, que se restableció de sus heridas , obtuvo de la mejor. Blasco Nuñez, por el contrario, irritable
permiso para volver á su gobierno, con la condicion y desconfiado se colocaba en una falsa posicion con
todos aquellos que se le acercaban, porque su carác-
(1) «Vistióse este traje, dice Garcilasso de la Vega, para ter creaba una atmósfera de desconfianza á su alrede-
no tener mejor suerte que un soldado cualquiera y sufrir lo dor que mataba toda 'especie de afectos. Su primer
que cupiese á todos los demas.» (Com. Real, parte II, li- paso fue enagena •se la voluntad de los individuos de
bro IV, cap. XXXIV.) Pizarro no cree que tuviese tan mag- la audiencia, enviados para obrar de acuerdo eón él;
nánima inteneion, y dice que tomó este disfraz para poder
escapar mejor no siendo conocido. Debe confesarse que ge- (5) Para obtener pormenores sobre la batalla de Añaquito,
neralmente este es el motivo que induce á disfrazarse. de que la mayor parte de los autores dan muy preve cuenta,
«I Blasco Nuñez puso mucha diligencia por poder huirse si pu- véanse: Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.—Gomara,
diera, porque venia vestido con una camiseta de indios, por Ilist de las Indias , cap. CLXX. — Herrera,. Hist. general,
no ser conocido, i no quiso Dios, porque pagase quantos rama- clec. VIII, lib. I. cap. I — III.—Pedro Pizarro, Descub. y
les por su causase havian hecho.» Carta de Gonzalo Pizarro Conq., MS.—Zárate, Conq. del Perú, lib. V, cap. XXXV.
á Valdivia, MS. —Montesinos, Annales, MS., año de 1546.—Garcilasso,
(2) Fernandez, Hist. del Perú, parte I, lib. I, cap. LIV. Com. Real, parte II, lib. 1V, cap. XXXIII—XXXV.—Fer-
—Zárate, Conq. del Perú, lib. V , cap. XXXV. nandez, Ilist. del Perú. parte 1, lib. I, cap. LIII—LIV.
«Mandó á un negro que traia que le cortase la cabeza, i Gonzalo Pizarro parece considerar la batalla como una espe-
en todo esto no se conoció flaqueza en el visorrey, ni habló cie de juicio de Dios, en que el cielo señaló con la victoria de
palabra, ni hito mas movimiento que alzar los ojos al cielo, qué parte estaba la razon. Sus observaciones son edificantes.
dando muestras de mucha christiaudad.» Herrera , Ilist. ge- «Por donde parecerá claramente que nuestro Señor fue servi-
neral, dec. VIII, lib. I, cap. III. • do que este se viniese á meter en las manos para quitarnos
(3) «Aviendo algunos capitanes y personas arrancado y
de tantos cuidados, i que pagase cuantos males habla fecho
pelado algunas de sus blancas y leales baruas para traer por en la tierra, la qual quedó tau sosegada i tan en paz i servi-
empresa; y Juan de la Torre las trazo despues públicamente cio de S. M. como lo estuvo en tiempo del marques mi herma-
por la ciudad de los Reyes.» Fernandez, Hist. del Perú, par- no.»—Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.
te I , lib. I, cap. LIV. (6) Las reflexiones de Garcilasso sobre este punto son
(4) Como de costumbre los autores no están de acuerdo en
bastante imparciales. «Así acabó este buen cauallero , por
el número de muertos y heridos que hubo en esta accion. AI querer porfiar tanto en la execucion de lo que ni á su rey ni á
gunos hacen subir la pérdida del virey á doscientos hombres, aquel reyno conuenia, donde se causaron tantas muertes y
y Gonzalo Pizarro dice que la suya fue de siete muertos y muy daños de españoles y de indios : aunque no tuvo tanta culpa
pocos heridos. Pero cuán raro es que los que han tomado como se le atribuye, porque llevó preciso mandato de lo que
parte en una accion den fiel cuenta de sus pérdidas ! hizo.» Com. Real arte II, lib. IV, cap. XXXIV.
LA CONQUISTA DEL PERTJ
5i bien ellos tuvieron tambien su parte de culpa, pues

20
eran tan laxos como el virey severo en la'interp'reta- Al fin , en julio de t 546 , el nuevo gobernador se
despidió de su ciudad de Quito, y dejando en ella su–
cion de la ley (1). Despues se enajenó la voluntad del ficiente guarnicion á las órdenes del oficial Puelles,
pueblo , ultrajando á los que iba á gobernar. Ultima– emprendió su marcha bácia el Sur. Fue esta marcha
mente disgustó á sus amigos y á muchos les convirtió triunfal, siendo recibido en todas partes con entu-
en enemigos; de modo que en la última lucha en que siasmo por el pueblo. En Trujillo los vecinos salieron
peleó por su poder y por su existencia se vió obligado en corporacion á darle la bienvenida, y el clero cantó
á buscar el apoyo de un estraño. Sin embargo, en el ant ífonas en su honor, llamándole e victorioso prín-
catálogo de sus cualidades, uo debernos pasar en cipe,» y robando al Omnipotente «conservase sus
silencio sus virtudes. Dos tenia que no pueden negar- dias y le hiciese dichoso y bienaventurado ( 5).» En
sele : una lealtad tanto mas brillante cuanto mas ge- Lima se hizo una proposicion para derribar algunos
neral era la desercion en derredor suyo, y una cons- edificios y abrir para su entrada una nueva calle que
tancia en la desgracia bastante para granjearle el llevase despues su nombre. Pero Pizarro con mucha
respeto hasta de sus enemigos. Pero concediendo política se negó á admitir este tributo de lisonja ,y
todo cuanto puede concederse á sti mérito, es casi prefirió modestamente entrar por la vía acostumbra-
indudable que no podía haberse encontrado en Casti- da. Organizóse luego una procesion de vecinos, sol-
lla una persona mas incompetente para el cargo que dados y clero, y Pizarro hizo su entrada en la capi-
se le confirió (2). tal, llevando las riendas de su caballo dos capitanes á
La noticia de la victoria de Añaquito fue recibida pie, y cabalgando á su lado el arzobispo de . Lirna y
con júbilo general en la capital inmediata; todas las los obispos del Cuzco, Quito y Bogotá, el último de
ciudades del Perú la consideraron corno el golpe de los cuales habla ido á la capital Lara consagrarse. La;
gracia para las aborrecidas ordenanzas, y el nombre calles estaban llenas de rama j e, las casas colgadas de
de Gonzalo Pizarro resonó de un estreno á otro del vistosos tapices, y en la carrera se erigieron varios
pais como el de un libertador. Este permaneció en arcos lriuufales en honra del vencedor. Todos los
Quito durante la estacion de las lluvias , dividiendo balcones, ventanas y azoteas estaban cubiertos de
su tiempo entre los placeres Jicencio:,os del inquieto espectadores que le saludaban con estrepitosos vivas
aventurero y el cuidado de los muchos negocios que y aclamaciones, dándole los títulos de «libertador y
tenia que despachar corno gobernador de un estado. protector del pueblo. » Echarme las campanas á
Su administracion se manchó con muchos menos ac- vuelo, como en su primera entrada en la capital, y
tos de violencia de los que debían esperarse, atendi- entre el sonido de una alegre música , el ruido de las
das las circunstancias de su situacion. Mientras es- campanas y los vivas populares se dirigió Gonzalo al
tuvo ausente Carbajal, su consejero, en quien por palacio de su hermano. El Perú habia vuelto á manos
desgracia puso ilimitada confianza, Gonzalo no san- de la familia de los Pizarros (6).
cionó sentencia alguna de muerte sino precediendo De los diversos puntos del pais llegaron despues
siempre las formas legales (3). Recompensó á sus diputados para presentar al gobernador las felicita-
partidarios con nuevas concesiones de tierra ,y envió ciones (le sus respectivas ciudades ; y rada uno se
á otros á espediciones, no muy distantes , sin em- apresuró á hacer valer sus derechos por los servicios
bargo, para poder hacerlos volver cuando conviniera. que habia prestado á la revolucion. Al mismo tiempo
Dictó varias disposiciones para el bienestar de los recibió Pizarro la grata noticia del triunfo de sus ar-
indios, algunas de ellas especialmente dirigidas á ins- mas en el Sur. Diego Centeno, como ya hemos dicho,
truirles en el cristianismo. Tuvo gran cuidado en la habla levantado allí el estandarte de la rebelion , 6
fiel recaudaciou de los derechcs reales, instando á por mejor decir el de la l:altad á su soberano ; bebie-
los colonos para que los pagasen , á lin de atraerse la se apoderado de La Plata y hecho cundir el espíritu
buena voluntad de la corona y obtener la revocacion de insurreccion por toda la vasta provincia de Char-
de las ordenanzas. Su administracion , en suma, fue ca, . Carbajal, que fue enviado contra él desde Quito,
tan bien dirigida, que hasta el austero Gasca, su pasó por Lima, llegó al Cuzco, y tornando allí algu-
sucesor , hubo de confesar « que fue un buen gobier- nos refuerzos se dirigió rápidamente al distrito suble-
no para ser de un tirano (4).» vado. Centeno, no atreviéndose á combatir en campo
abierto con tan formidable adalid, se retiró con sus
tropas á la espesura de la sierra. Carbajal le persiguió
(1) Blasco Nuñez caracterizaba á los cuatro jueces de la con la obstinecion de un perro de presa por montes y
audiencia de una manera mas concisa que lisonjera. «Decía desiertos, por bosques y barrancos peligrosos, sin
muchas veces Blasco Nuñez que le havian dado el emperador
y su consejo de las Indias vn moco, vn loco, vn necio, vn
dejarle respirar ni de dio ni de noche. Este veterano
tonto por oidores, que así lo havian hecho como ellos eran. ele ochenta años de edad, comiendo, bebiendo y dur-
Moco era Cepeda i llamaba loco á Juan Alvarez i necio á Te- miendo sobre el caballo , vió á sus soldados cansarse
jada , que no sabia latín.» Gomara, Hist. de las Indias, capí- unos tras otros mientras él seguia la pista del ene-
tulo CLXXi. migo como el salvaje cazador de Bürger, corno si
(2) Los hechos relativos á Blasco Nuñez Vela se apoyan estuviese dotado de un cuerpo sobrenatural incapaz
principalmente en la autoridad de escritores de su partido, de fatiga. Durante esta terrible persecucion, que
algunos de las cuales escribieron después de su vuelta á Cas- continuó por reas de doscientas leguas en un pais
tilla. Por consiguiente era natural que se inclinasen mas al
lado del verdaderd representante de la corona que en favor
salvaje, Centeno se vió abandonado de la mayor
de un rebelde. En efecto, la única voz que se levanta decidi- parle de sus parciales. Los que calan en manos de
damente en favor de Pizarro es la suya propia, autoridad Carbajal eran condenados inmediatamente á muerte,
bastante sospechosa. Pero con ludo este prestigio su favor, porque este inexorable gefe no tenia compasion para
la administracion de Blasco Nuñez, segun el testimonio uni- •
versal, fue una serie no interrumpida de desaciertos, y hay
poco que nos interese en la historia de ese hombre , si se dez, escribió á instancias de la córte : Gomara, aunque se
esceptúan su desventura sin igual y la firmeza con que la hallaba en la córte, esc!7bió por entretenerse: asi la alaban-
za de Gomara es menos sospechosa que la censura de Fer-
sobrellevó.
(3) «Nunca Picarro en ausencia de Francisco Carvajal, su nandez.
maestre de campo, mató ni consintió matar español sin que (5) «Victorioso príncipe, hágate Dios dichoso i bienaven-
turado, él te mantenga i te conserve.» Berrera, Hist. gene-
todos los mas de su consejo lo aprobasen, i entonces con pro- ral. alee. VIII , lib. II , cap. IX.
ceso en forma de derecho, i confesados primero.» Gomara,
(6) Para los pormenores de esta entrada véanse :
Pedro
Ifist. de las Indias, cap. CLXXIL Pízarro, Descuh. y Conq. , MS.—Ilerrera, Historia general,
(4) Ibid. , ubi supra.—Fernande z hace una pintura me- dec. Vlli,11b. II, cap. 1X.—Zárate, Conq. del Perú, lib. VI,
nos favorable de la administracion de Gonzalo. (llist. del Pe- cap. V.--Carta de Gonzalo Pizarro áValdivia, MS.
rú, parte I, lib. I, cap. L1V; lib. II, cap. XXIII.) Fcrnan-
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG,
202
al verse elevado desde una humilde condicion al mas
10S que habian hecho traicion á • su partido (1). Al alto puesto del país, se embriagase algun tanto con
tin, Centeno con un puñado de los suyos llegó á las la posesion del poder y tratase con altanería á los
orillas del Pacífico ; y al , dispersándose todos, tra- que entes babia tratado con respeto. Pero uno de los
taron de ponerse en salvo cada cual por su camino. que le vieron frecuentemente en la época de su pros-
El gefe se refugló en una cueva de la montaña, adon-
de secretamente le llevaba el alimento un curaca peridad nos asegura que no era así , y que continuó
indio, hasta que llegó la época de que volviese á des- mostrando la misma franqueza y marcialidad que an-
plegar el estandarte de la Insurrección (e ). tes de su elevacion, departiendo en términos familia-
Carbajal , despues de algunos otros movimientos res con sus compañeras y desplegando las mismas
decisivos que consolidaron el domieío de Pizarro en cualidades que le hablan granjeado el afecto del pue-
el Sur, volvió en triunfo á La Plata. Allí se ocupó en blo (5).
laborear las ricas minas del Potosí; de las cuales una Sea de esto lo que fuere, es lo cierto aue no faltó
vena, recientemente abierta, prometia dar produc• quien le aconsejase que se separase de la obediencia
debida á lo corona y constituyese para sí un gobierno
tos todavía mas ricos que los que hasta entonces se
habían alcanzado en Mé j ico yen el Perú (3); y pronto independiente. Uno de los que este.consejo le dieron
se halló en estado de enviar grandes remesas ó Lima, fue Carbajal , cuyo atrevido espíritu jamas dejaba de
deduciendo un premio no escaso de comision, por- seguir las cosas hasta sus últimas consecuencias.
que la codicia de Carbajal corría parejas con su «En realidad, ya lo habeis hecho así , le dijo : llabeis
crueldad. tomado las armas contra el virey; le habeis arrojado
Nadie disputaba ya á Gonzalo Pizarro la posesion del país, le habeis derrotado y Muerto en una batalla:
del Perú. Desde Quito hasta !as fronteras septentrio- ¿cómo podeis esperar. favor, ni aun misericordia de
nales de Chile todo el pais reconocia su autoridad. la corona? llabeis ido demasiado lejos para deteneros
Su escuadra recorria triunfante las aguas del Pacífico ó retroceder. Debeis continuar con osadía adelante
y sostenia su dominacion en todas las ciudades y al- y proclamaros rey : el pueblo y el ejército os apoya-
deas de la costa. Su almirante Hinojosa, oficial va- rón. n Y se dice que concluyó aconsejándole que se
liente y entendido, le babia asegurado la posesion de casase con la Coya , princesa india , representante
Panamá , y atravesando el istmo obtuvo despues que de los Incas , para que así las dos razas pudieran vi-
se reconociese su poder en Nombre de Dios, llave vir tranquilas bajo un cetro comun (6 )..
principal de las comunicaciones con Europa. Sus El consejo del atrevido guerrero era tal vez el mas
fuerzas estaban bajo un pie escelente, contándose político que podia darse á Pizarro en aquellas cir-
entre ellas la flor de los guerreros que habian pelea- cunstancias ; porque su posicion era muy semejante
do á las órdenes de su hermano y que se apresuraron á la de un hombre que descuidadamente hubiese tre-
á adherirse á la bandera de un Pizarro; y el torrente pado hasta la mitad de un resbaladizo precipicio,
de riqueza que desprendían las minas del Potosí le hallándose demasiado lejos para bajar con seguridad,
proporcionaba tantos recursos como pudiera tener un pero sin tener apoyo sólido en aquel sitio; el único
monarca de Europa. recurso de este hombre seria seguir trepando hasta
El nuevo gobernador comenzó entonces á desplegar llegar á la cima. Pero Gonzalo Pizarro no se atrevió
una osieniacion correspondiente á su magnífica for- á declararse en abierta rcbelion. No obstante la cri-
tuna. Rodeábale una guardia de ochenta soldados; minal carrera á que se babia dejado arrastrar última-
comía siempre en público, y no bajaban comunmente mente , el sentimiento de lealtad que abrigaba su pe-
de ciento los convidados que se sentaban á su mesa. cho estaba en él profundamente arraigado. Aunque
Dícese tambien que llegó á establecer una etiqueta había tomado las armas contra las órdenes y los mi-
regia, dando su mano á besar, y no permitiendo que nistros de su soberano, no se senlia con fuerzas para
nadie, cualquiera que fuese su categoría, se sentara levantar su espada contra el,soberano mismo. Como
en su presencia (-t). Esto, sin embargo, lo niegan Macbeih y otros muchos caracteres menos nobles,
otros. No seria estrello que un hombre vano como quería
Pizarro, de superficial é indisciplinada inteligencia, Ganar en su injusto juego;
Pero jugar lealmente.
(1) «Poblando los arboles con sus cuerpos,» dice Fernan dez
aludiendo al modo que este feroz capitan tenia de ahorcar a Y por agradable qua. fuese para su vanidad la idea
sus prisioneros colgándoles de las ramas. de un cetro, y por oías fácil que se lo pintase su itna-
• (2) Para la espedicion de Carbajal véanse : Herrera, His- ginacion , no tuvo la audacia ,y tal vez podernos de-
toria general, dee. VIII, lib. I, cap. IX y sig. — Zárate, cir la criminal ambiciou, de estender la mano para
Conq del Perú, lib. VI, cap. I. —Garcilasso, Com. Real, cojerlo.
parte II, lib. IV, cap. XXVIII—XXIX—XXXVI—XXXIX. Aun en aquel momento, cuando le aconsejaban que
—Fernandez, Hist. del Perú , parte I, lib. II, cap. 1 y sig.—
Carta de Gonzalo Pizarro á Valdiivia, 141S. adoptase esta resolucion desesperada, estaba prepa-
Es imposible dar en una pá g ina ú dos idea esacta de las
fatigas estraordinarias que sufrió Cabajal y de los grandes (5) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. IV, cap. XLiI.
peligros á que se esposo, no solo ele parte del enemigo, sino Garcilasso tuvo ocasiones de enterarse personalmente del
de parle de .su misma gente, de cuyas fuerzas abusó en la modo de vivir de Gonzalo Priárro, porque cuando nulo era
persecuciou. Unas y otros rivalizan con los del célebre Scan- algunas veces, segun nos dice, admitido á su mesa. Esta
derberg y con los del coronel Boone, el héroe de Iaenlurky, cortesía, tan rara en los conquistadores, con un individua de
y aun fueron mas admirables que estos, porque el capital' es- la raza india , produjo su efecto en el historiador de 1 s incas,
pa7íol babia llegado á una edad en que generalmente nues- el cual pinta á Gonzalo Pizarro con colores mas favorables que
tras facultades pierden su energía y buscan el reposo. Pero la mayor parte de sus compatriotas.
el cuerpo del veterano parecía tan insensible corno su alma. (6) Molina lía escrito urca escena de muy buen efecto . en-
(5) El filon nuevamente descubierto en el Potosí. era tan tre Carbajal y Pizarro en su comedia Las Amazonas.en las
rico, que casi quedaron desiertas las otras minas para labo- Indias, donde se tema alguna licencio poética en el homena-
rear esta. (Zárate, Conq. del Perú, lib. IV, cap. IV.) Dice je que tributa al modesto mérito de . Gonzalo. El mismo Julio
Garcilasso, como muestra del efecto que hizo en el pais esta César no fue mas magnánimo que Pizarro, segun le pinta el
repentina riqueza, que en aquella época una herradura de poeta en éstos versos :
hierro llegó á valer casi su peso en plata. Com. Real, par-
te I, lib. VIII, cap. XXIV. Sepa mi rey, sepa Espaiía,
(á.) «Traia Qué Muero por no ofenderla,
guarda
llo -que le acompañaba de ochenta alabarderosi otros de caba- :Pan fácil de conservarla, . •
mi i la en su presencia ninguno se sen-
taba, i Que pierdo 'por no agraviada,
á mui pocos
rú ,lib VI, cap. V. quitaba la gorra,» Zárate, Conq. 'del Pe- Cuanto infame en poseerla,
Una corona ofrecida,»
LA CONQUISTA DEL PERÚ •
raudo una mision para España con el objeto de justi- 203
ficar su conducta, solicitar una amnistía de lo pasado historiador dió esplicaciones muypoco satisfacto-
y la confirmacion de su autoridad, como sucesor de rias. Esta es una gran falta que hace que sus obras
su hermano, en el gobierno del Perú. Pizarro no supo para el historiador moderno que busca la verdad des-
ver en el porvenir lo que vió el ojo sereno y profético nuda sean de mucho menos valor que las de cualquier
de Carbajal. - otro cronista mas humilde, pero tambien mas escru-
puloso.
Otra autoridad he citado en esta historia y es la de
Entre las noticias biográficas de los autoresque Gonzalo Fernandez de Oviedo, de quien he hablado
han escrito sobre las colonias españolas , no debe en otro lugar. El lector que quiera satisfacer mas
omitirse ciertamente el nombre de Ilerrera, que es ámpliamente su curiosidad me permitirá que me re-
quien mas que otro alguno ha trabajado en este vasto fiera á la noticia crítica de su vida y escritos que dí
campo. La relacion de los sucesos del Perú ocupa el en el postscriptum del libro cuarto de la Conquista
de Méjico. Su historia del Perú forma parte de su
lugar que le corresponde en su grande obra titulada grande obra titulada : Natural é general historia de
Historia general de las Indias , segun el plan crono- las Indias y está comprendida en los libros XLVI y
lógico á que se halla arreglada. Pero corno no sugie- XLVII de su manuscrito, estendiéndose desde el des-
re reflexiones distintas de las que se deducen de las embarco de Pizarro en Tumbez hasta la vuelta de
demas partes de la obra, me tomaré la libertad de Almagro de Chile, y abrazando todo lo que propia-
remitir al lector al postscriptum del libro tercero de mente puede llamarse conquista del pais. Su estilo,
la Conquista de Méjico, donde hablo con estension correspondiente al resto de la obra, no ofrece para la
de ella y de su entendido autor. crítica observaciones diferentes de las que ya he he-
-Otro de los cronistas á quien he citado frecuente- cho en otro lugar sobre el carácter general de sus es-
mente en el curso de esta narracion, es Francisco critos.
Lopez de Gomara. Tambien encontrará el lector no- Este eminente personaje fue á la vez erudito y cor-
ticias relativas á este autor, en el postscriptum del tesano. Vivió mucho tiempo en la córte donde estuvo
libro quinto de la Conquista de Méjico. Pero como relacionado con personas de la mayor distincion; pero
mis observaciones sobre sus escritos se limitan en tambien pasó gran parte de su vida en las colonias, y
esta obra á la Crónica de Nuera España, bueno será á los datos que habia adquirido de boca de los domas,
añadir aquí algunas reflexiones sobre su Historia de pudo añadir el fruto de su esperiencia personal. Su
las Indias, trabajo mas importante y en que la histo- curiosidad infatigable se estendia á todos los ramos
ria del Perú ocupa una parte muy principal. de las ciencias naturales, así como á la historia públi-
La Historia de las Indias tiene por objeto dar en ca y privada de los colonos. Era á la vez su Plinio y
una breve narracion el cuadro de todas las conquis- su Tácito. Sus obras abundan en pinturas de carac-
tas que habían hecho los españoles en las islas y en teres delineados con desembarazo y animacion. Sus
el continente americano hasta mediados del siglo xvi. reflexiones son picantes , y á veces se remontan á un
Paraesto.Gomara, aunque no parece que haya estado tono filosófico mas superior á las preocupaciones de
en el Nuevo Mundo, se hallaba en situacion de adqui- su siglo; y el curso de su historia está agradable-
rir los mejores informes. Estaba bien relacionado mente interrumpido por infinidad de anécdotas per-
con los principales personajes de šu tiempo , y de sus sonales, que permiten examinar profunda, aunque
labios recogió los pormenores para su historia, al rápidamente, el carácter de los individuos que pone
paso que , viviendo en la córte podia saber la impre- en accion.
sion que hacian los sucesos que iban ocurriendo en Con estas eminentes cualidades y con su respetable
aquellos que eran mas competentes para formar juicio posicion social, es estraño que por tan largo tiempo ha-
acerca de ellos. Así pudo introducir en su obra mu- yan permanecido inéditos tantos escritos suyos, como
chos detalles interesantes que no se encuentran en son la gran Historia de las Indias y sus curiosas
otros escritos de la misma época. Sus investigacio- Quincuagenas. Esto debe atribuirse en parte al capri-
nes no se limitaron meramente á los actos de los con- cho de la fortuna , pues la historia mas de una vez
quistadores, sino que se estendieron á los recursos estuvo en vísperas de publicarse, y aun se dice que
generales de los paises que se proponia describir y preparada para entrar en prensa. Sin embargo , tiene
especialmente á su aspecto físico y á sus produccio- graves defectos que pueden haber contribuido á. que
nes. El plan de su obra no menos que su diccion no se haya dado á luz. En su estilo cortado y episódi-
muestran que habia cultivado las letras y era práctico co de composicion, parece mas bien una coleccion de
en el arte de la composicion. En vez de la naturalidad, notas para una grande historia, que la historia mis-
agradable pero pueril, de los antiguos cronistas mili- ma. Puede ser considerada como comentarios , y en
tares, Gomara al hablar de los diversos sucesos em- este concepto sus páginas son muy estimables y á ellas
plea la crítica picante y aguda del hombre de mundo, han recurrido frecuentemente muchos escritores,
y sus descripciones están hechas con aquella elo- que se han apropiado con poco escrúpulo las palabras
cuente concision que forma notable contraste con los del antiguo cronista , sin el menor reconocimiento al
largos y pesados párrafos de los clérigos analistas. autor.
Estas dotes literarias, unidas á la creencia general y Es lástima que Oviedo haya mostrado mas solici-
fundada de que el escritor poseia los mejores datos, tud en referirnos lo que era nuevo, que en averiguar
han librado sus producciones del olvido en que co- lo que de esto era verdad. Entre sus buenas cualida-
munmente caen las obras manuscritas y leproporcio- des apenas se encuentra la esactitud histórica. Y sin
naron en su tiempo la saf isfaccion de ver mas de una embargo, esto tiene su disculpa hasta cierto punto
edicion de ellas. Su obra sin embargo no lleva el ma- en el hecho, ya mencionado, de que sus escritos, mas
or sello de autenticidad. El autor admite fácilmente bien que el carácter de composiciones acabadas, tie-
en sus páginas relaciones que no están apoyadas en nen el de notas sueltas, en las cuales tanto rumores
como hechos, y aun los rumores mas contradictorios,
te s timonios contemporáneos , y lo hace, no por cre- están apuntados sin órden alguno, formando una
dulidad, porque mas bien era incrédulo, sino porque
al parecer le faltaba el verdadero espíritu de investi- masa heterogénea de materiales, que el discreto his-
gacion histórica. En su mismo tiempo se le tachó de toriador puede aprovechar muy bien para levantar
descuidado en sus asertos ( para usar de la frase mas una fábrica simétrica sobre fundamentos mas fuertes
templada) ; y Garcilasso nos dice que cuando algunos y sólidos.
caballeros peruanos le exigieron rectificase algunos Otro autor digno de mencíon particular es Pedro
errores que en agravio de ellos 'labia cometido, el Cieza de Leon. C rónica del Perú podia llr narse
BIBLIOTECA DE GASP'Ati Y noic.
206
y se hiciesen todas las concesiones políticas que bas- debia examinar la situacion de los tribunales de jus-
taran á convencer á los insurgentes de que estaba en ticia y hacienda de todo el territorio, y tenia autori-
su interes así como en su obligacion volver á la obe- dad para reformar los abusos que encontrase. Fue
prueba de gran consideracion que se confiriese se-
diencia de la corona. mejante cargo á Gasea, pues para ello fue preciso se-
Pero presentarse ante el pueblo en aquel estado de
pararse del uso establecido (y esto en una nacion
agitacion y hacer tales concesiones sin comprometer muy apegada á sus usos), que era dar este cargo á
demasiado la dignidad ni la autoridad permanente de
la corona, era asunto delicado, cuyo buen éxito de- uno que fuese natural de la corona de Aragon (3).
pendia enteramente del carácter del enviado que se Gasca ejecutó su comision con independencia y
eligiese. Despues de maduras deliberaciones, se cre- habilidad. Mientras se ocupaba en ella, el pueblo de
yó que la persona mas competente para este cargo Valencia se llenó de consternacion al saberla proyec-
seria un eclesiástico , llamado Pedro de la Gasea, tada invasion de los franceses y turcos , que manda-
nombre, quemas brillante por el contraste con aque- dos por el temible Barbarroja amenazaban la costa y
llos lúgubres tiempos en que primero apareció, relu- las inmediatas islas Baleares. Temíase generalmente
ce todavía con igual esplendor despues del trascur- que con este motivo se sublevase la poblacion moris-
so de siglos. ca; y los oficiales españoles que mandaban en aquel
Pedro de la Gasea nació probablemente á fines del punto, careciendo de buques que les protegieran,
siglo xv en un pequeño pueblo de Castilla llamado el desconfiaban de poder resistir con fruto al enemigo.
Barco de Avila. Procedia por ambas lineas de anti- En estas circunstancias de terror general solo Gasea
guo y noble linaje, bien antiguo por cierto, si como se presentó tranquilo y sereno. Afeó á los gefes su
aseguran sus biógrafos descendía de Casca, uno de desconfianza antimilitar; les animó á confiar en la
los conspiradores contra Julio César (1). Habiendo lealtad de los moriscos, y les aconsejó que inmedia-
tenido la desgracia de perderá su padre en edad tem- tamente levantasen fortificaciones en las playas. A
prana, fue puesto por su tio en el famoso seminario consecuencia de esto fue nombrado individuo de una
de Alcalá de Henares fundado por el gran Jimenez de comision para dirigir las obras y levantar tropas para
Cisneros. Allí hizo rápidos progresosen los estudios, la defensa de la córte ;y tan fielmente desempeñó su
especialmente en los de su profesion y al fin recibió cargo, que Barbarroja, despues de algunas tentativas
el grado de maestro de teología. ineficaces para desembarcar, fue rechazado en todos
El jóven Gasea descubrió, sin embargo, otros ta- los puntos y hubo de abandonar la empresa como
lentos ademas de los que exigia su sagrado ministerio: desesperada. El honor principal de esta resistencia
La guerra de las comunidades asolaba entonces el corresponde á Gasea, que dirigió la construccion de
pais , y las autoridades de su colegio se mostraban las obras de defensa y que pudo contribuir con una
dispuestas á tomar parte en favor de la causa popular. gran parte de los fondos necesarios por efecto de las
Pero Gasea, poniéndose á la cabeza de una fuerza ar- reformas económicas que introdujo en la administra-
mada, se apoderó de una de las puertas de la ciudad cion del reino de Valencia (4).
y con el auxilio de las tropas reales conservó la po- En esta época, es decir, á últimos de 1545, fue
blacion bajo el dominio de la corona. Probablemente cuando el consejo de Felipe le eligió como la perso-
el vigilante soberano no olvidó despues esta muestra na mas competente para desempeñar aquella mision
de lealtad (2). peligrosa en el Perú (5). Su carácter, en efecto, pa-
• Desde Alcalá pasó Gasea á Salamanca, donde se recía muy á propósito para la empresa. Habia dado
distinguió por su habilidad en las disputas escolásti- durante toda su vida las mayores muestras de lealtad;
cas y obtuvo los mas altos honores académicos en á sus modales suaves é insinuantes reunia la mas in-
aquella antigua universidad, madre fecunda del saber trépida resolucion ; y aunque su aspecto era humilde,
y del ingenio. Despues se le confió el manejo de va- como convenia á su profesion, estaba lejos de ser ab-
rios asuntos eclesiásticos de importancia y fue nom- yecto, porque la conviccion de la rectitud de sus in-
brado individo del consejo de la Inquisicion. tenciones le sostenía y le granjeaba el respeto de
En 1540 fue enviado como tal inquisidor á Valen- todos aquellos con quienes trataba. Era ademas vivo
cia para examinar ciertos casos de heregía. Hallábanse en sus percepciones, conocia bastante el corazon
estos envueltos en la mayor oscuridad, y aunque en humano, y aunque educado para la vida eclesiástica
su investigacion tuvo el auxilio de muchos juriscon- tenia tantos conocimientos en los negocios civiles y
sultos eminentes, fue comision esta que le ocupó cer- aun en la ciencia militar como pudieran exigirse de
ca de dos años. En tan difícil materia mostró tanta un hombre criado en las córtes yen los campos.
penetracion y tan completa imparcialidad, que los No vaciló, pues, el consejo en recomendarle uná-
estados de Valencia le nombraron visitador de aquel nimemente al emperador, pidiendo la aprobacion de
reino, empleo de alta responsabilidad y que exigia este nombramiento. Cárlos habia observado atenta-
grau discrecion en la persona que « le ocupase, pues mente la conducta de Gasea, y en especial el modo
con que habia dirigido los procedimientos judiciales
(1) «Pasando á Espa la vinieron á tierra de Avila y quedó contra los hereges de Valencia (6). Desde luego co-
del nombre dellos el lugar y familia de Gasea; mudándose por
la afinidad de la pronunciacion que hay entre las dos letras (3) «Era tanta la opinion que en Valencia tenian de la
consonantes c y g el nombre de Casca en Gasca.» Ilist. de integridad y prudencia de Gasea, que en las córtes de Non-
don Pedro Gasea, MS.— En Castilla la semejanza de nombres zon los Estados de aquel reyno le pidieron por visitador contra
es un clavo bastante fuerte para colgar de él una genea- la costumbre y fuero de aquel reyno, que no puede serio sino
logia. el que fuere natural de la corona de Aragon , y consintiendo
(2) He tomado las' principales noticias de los primeros años que aquel fuero se derogase, el emperador lo concedió á ins-
de la vida de Gasea de una biografía manuscrita compuesta en tancia y peticion dellos.» IIist. de don Pedro Gasca , MS. ^n
1546 durante-la vida de este prelado. No se dice el nombre (4) «Que parece cierto, dice su entusiasta biógrafo, que
del autor, el cual parece que habla por conocimiento perso- por disposicion divina vino á Hallarse Gasea entonces en b,
nal; pero la obra debe ser de algun erudito, y está escrita con ciudád de Valencia, para remedio de aquel reyno y islas de
ciertas pretensiones de elegancia. El manuscrito original for- Mallorca, Menorca é Ibiza, segun la órden , prevencion y-di-
ma parte de la estimable coluden de don Pascual de Gayan- ligencia que en la defensa contra las armas del turco y Francia
gos , de Madrid; y es de mucho valor por la luz que arroja tuvo, y las provisiones que para ello hizo.» Ilist. de don Pe-
sobre los primeros arios de la carrera de Gasea, época de que dro Gasea , MS.
los historiadores españoles no han hablado una palabra. Sen- (5) «Finalmente quiso enviar una oveja, pues un leon no
sible es que el autor no continuase su obra mas allá del perío- aprovechó, y así escogió al licenciado Pedro Gasea.» Gomara,
do en que el objeto de ella fue elegido para desemperlar su Ilist. de las Indias, cap. CLXXIV.
mision en el Perú.
(6) Gasea hizo lo que el autor llama una breve y compra-

.LA CONQUISTA »EL PERÚ.


meló que era - el hombre que necesitaba para aquel
noc 207
Gasea adoptó el consejo, é inm ediatamenteescribió
casoo éinmediatamente
inmediatam Ir escribió de su propio pu-
á su soberano , que entonces se hallaba en Flandes,
ño, manifestándole su satisfaccion por aquel nombra- esponiendo sus ideas en los términos mas esplícitos.
miento, y anunciándole que en prueba de que le creia Pero Cirios no era tan tenaz, ó á lo menos tan celoso
digno de él pensaba presentarle para una de las sillas de su au oxidad como sus ministros ; hacia demasia-
episcopales á la sazon vacar,t.es. do tiempo que era poderoso para tener semejantes
Gasea aceptó su nueva mision sin vacilar, y pre- celos; y antes de muchos años, oprimido por el peso
sentándose en Valladolid recibio las instrucciones del de su poder, debia resignarle enteramente en las ma-
gobiernorespecto al plan deconducta que debiaseguir. nos de su hijo. Su sagaz talento comprendió ademas
Estas instrucciones eran benignas y conciliados ra en fácilmente las dificultades de la posicion de Gasea; y
perfecta consonancia con su benévolo carácter (I). conoció que en aquella crisis extraordinaria solo las
Pero aunque le satisfizo el tono paternal de ellas, medidas estraordinarias podían dar fruto. Cedió
consideró las facu'tades que se le daban como insufi- pues, á la fuerza de los argumentos de su vasallo , y
cientes para su objeto, porque el gobierno español, en 16 de febrero de 1546 le escribió otra carta de
inspirado de un espíritu de desconfianza, limitaba aprobacion, anunciándole su voluntad de conferirle
comunmente la autoridad que concedia á sus altos todos los poderes que habla pedido.
empleados coloniales, cuya distancia de la patria le Gasea debía llevar el título de presidente de la real
daba: motivo particular de recelo. Gasea vió que en audiencia; pero bajo este simple título debia estar á
cualquier ea soestraordinarioaíimprevisto tendria que la cabeza de todos los departamentos en la colonia, así
pedir nuevas instrucciones, lo cual traeria consigo civiles como militares y judiciales. Podia hacer nue-
una gran dilacion, precisamente cuando la prontitud vos repartimientos y confirmar los ya hechos ; decla-
era esencial al buen éxito de la empresa. Hizo ademas rar la guerra, levantar tropas, nombrar los indivi-
presente al consejo que la córte, por su distancia del duos que quisiera para toda clase de empleos ó
teatro de los sucesos, seria del todo incompetente pa- separarlos segun su voluntad. Estaba tainbien auto-
ra juzgar de la conveniencia de las medidas que de- rizado para ejercer la real prerogativa de perdonar
bieran adoptarse. Debia, pues, enviarse á uno en los delitos, y especialmente para conceder una am-
quien el rey tuviese entera confianza, y que fuese nistía á todos los complicados en la rebelion, sin es-
investido de los poderesnecesarios para lodo evento, cepcion alguna, al mismo tiempo que debia procla-
poderes no solamente para decidir qué medida fuese mar desde luego la revocacion de las odiadas
mejor, sino para ponerla inmediatamente en ejecu- ordenanzas. Estas dos últimas medidas puede decir-
cion. Pidió, por consiguiente, ir al Perú, no solo co- se que formaban la base de todas sus operaciones.
mo representante del soberano, sino revestido de to- Como á los eclesiásticos no alcanzaba el brazo se-
da la autoridad del mismo mellaren. «No siendo así, glar, y sin embargo con frecuencia fomentaban des-
dijo, mi mision tendria un éxito contrario del que se órdenes en las colonias, Gasea recibió facultad para
busca. Por mi parle, añadió, no quiero sueldo ni re- desterrar del Perú á cuantos le pareciese oportuno; y
compensa de ninguna especie : con mis hábitos y mi respecto al virey podia tambieu enviarle á España si
breviario espero llevar á cabo la empresa que se me el bien del pais exigía esta medida. Conforme él mis-
confia (2). Enfermo como estoy, el reposo de - mi casa mo lo 'labia propuesto, no debia recibir estipendio
seria mas agradable que esta arriesgada mision; pe- alguno; pero el gobierno le dió letra abierta sobre to-
ro la acepto con gusto por obedecer á mi rey; y si das las tesorerías de Panamá y del Perú, y el empera-
como es probable no puedo ya volver á ver á mi pa- dor le remitió cartas para las principales autoridades,
tria, tendré á lo menos el consuelo de haber hecho no solo del Perú, sino de Méjico y de las colonias in-
cuanto ha estado de mi parle por servir sus intere- mediatas, mandando que se le diesen todo género de
ses (3).n auxilios; y últimamente, fuéronle entregadas cédu-
Los individuos del consejo, aunque escucharon con las en blanco con la firma real , para que las llenase
admiracion las desinteresadas manifestaciones de conforme lo creyera conveniente (4).
Gasea, se asombraron del atrevimiento de su deman- Al pasa que la concesion de tan ilimitados poderes
da. No desconfiaban de la pureza de sus intenciones, escitaba en Gasea los mas vivos sentimientos de gra-
que estaban al abrigo de toda sospecha ; pero las fa- titud para con su soberano , que así confiaba en él,
cultades que pedía eran tan superiores a las que has- parece, y esto es mas estraorchnanio, que no desper-
ta entonces se habían dacio á los vircyes en las colonias tó la envidia de los cortesanos. Conocían estos que
que no se creyeron ellos competentes para concedér- el buen eclesiástico no' Babia solicitado tales poderes
selas. Ni aun se atrevieron á solicitarlas del empera- para sí;y aun algunos, lejos de tenerle envidia, de-
dor, y aconsejaron á Gasea que por sí mismo se diri- seaban que antes de su partida fuese nombrado obispo,
giese al monarca y le manifestase los fundamentos segun se le 'labia prometido, pensando que así lleva-
que tenia para hacer tan extraordinaria peticion. ria mayor autoridad que presentándose como simple
clérigo, y temiendo que elmismo Gasea quedase dis-
diosa relacion cíe los procedimientos al emperador, al cual gustado si no se le daba este nombramiento. Mas el
llamó tanto la atencion el escrito, que dedicó á su lectura toda nuevo presidente se apresuró á desvanecer estos re-
una tarde, ni obstante que su hijo Felipe le esperaba para celos. «Los honores me servirán de poco, dijo, en el
asistirá una fiesta, -prueba irrefragable, segun el autor, de
su celo por la fé—«Queriendo entender muy de raíz todo lo pais adonde voy, y seria manifiestamente injusto
que pasaba, como príncipe tan celoso que era de las cosas de
conferirme un cargo de la Iglesia no pudiendo rlesem
la relígion.« t. de don Pedro Gasea, MS. peñarlo por tener que residir en tan lejanas tierras.
(I) El manuscrito de Caravantes es el único, entre todas Si no volviese, continuó, el remordimiento de haber
las obras que he consultado, que traslada in esfenso estas aceptado un destino con cuyas obligaciones no bu-
instituciones, cuyo tono patriarcal hace mucho honor al go- biera podido cumplir, atormentarla sin cesar mis
• bierno. últimos instantes (í).v Esta política repugnancia en
(.') «De suerte quejuzgíassen que la mas fuerca que llena-
ua era su óbito de clérigo y breuiario.» Fernandez, Hist. del (1) Zárate, Conq. del Perú, lib. VI, cap. VI. —Herrera,
Perú, parte I, lib. II, cap. XVI. Hist. general, clec. VIII, lib. I, cap a te I lib. I cap.
(5) MS. de Caravantes—Hist. de don Pedro Gasea, MS.— , aaavan-
Fernandez, Historiadel Perú-, parte I, lib. II, cap. XXVII. tes.-=Fernandez, Hist. del Perú, p
—XVIII. — tomara, Hist. de las Indias, cap. CLXXIV.-
—XVI/. Hist. de don Pedro Gasea , MS.
-Aunque no para sí, Gasea solicitó del monarca un favor, (5) «Especialmente si allá muriese ó le matassen : que en-
que fue el nombramiento de su hermano, eminente juriscon-
sulto, para una plaza de magistrado vacante en uno de los tonces de nada le podría ser buena , sinocuenta
para partir desta vi-
que daua de la
da con mas congoxa y pena de la poca
tribunales de Castilla.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ame.
/OS
aceptar la mitra ha pasado á ser proverbio. Pero no un pobre eclesiástico, sin fuerza armada, casi sin
habla afectacion en ella ,y los amigos de Gasea, ce- gente que le auxiliara, y que al parecer solo iba para
diendo á sus argumentos, no volvieron á instarle so- desempeñar una mision de indulto. Así, no bien tu-
vo noticia del carácter del enviado y de su mision, se
bre el asunto. preparó para recibirlo con todos los honores debidos
El nuevo presidente hizo sus preparativos de mar-
cha. Estos fueron pocos y sencillos: debía acompañarle á su clase, y salió á la cabeza de sus soldados, segui-
una comitiva poco numerosa, entre cuyos individuos do de muchos eclesiásticos residentes en aquella po-
el mas notable era Alonso de Alvarado, el valiente blacion. Nada había en la persona de Gasea, y mucho
capitan que, como el lector recordará, Labia servido menos en su humilde traje clerical y en su modesto
tanto tiempo á las órdenes de Francisco Pizarro. Eu séquito, que pudiese inspirar al vulgo sentimientos
los últimos años Alvarado habla fijado su residencia de temor ó reverencia. En efecto , su apariencia po-
en la córte, y ahora, á instancias de Gasea, le acom- bre y la de su corta comitiva, tan diferentes de la
pañaba al Perú, donde su presencia podia facilitar acostumbrada pompa con que se presentaban los vi-
las negociaciones con los insurgentes, al paso que su reyes en las Indias, escitaron algun desprecio entre la
pericia militar pocha ser muy útil si se necesitaba ruda soldadesca que no tuvo escrúpulo en proferir
apelar á las armas (1). Despues de la indispensable ciertos chistes desvergonzados de modo que los oyera
detencion para aprestar la pequeña escuadra, el 26 de el mismo presidente (3). « Si este es el gobernador
mayo de 1546 el presidente y su comitiva se embar- que S. M. nos envia, esclamaron algunos, poco cui-
caron en San Lúcar para el Nuevo Mundo. dado debe dar á Pizarro.»
Despues de un viaje próspero, y no muy largo para Mas el presidente, lejos de exasperarse al oir tales
aquellos tiempos, desembarcaron á mediados de julio desvergüenzas ni de mostrar resentimiento á sus au-
en el puerto de Santa Marta, donde recibieron las tores, las sufrió con la mayor humildad, y solamen-
sorprendentes noticias de la batalla de Añaquito, de te se mostró mas agradecido á los eclesiásticos sus
la derrota y muerte del virey, y del establecimiento hermanos que con sus respetuosos ademanes pare-
en el pais del poder absoluto de Gonzalo Pizarro. cian desear tributarle toda clase de homenajes.
Aunque estos sucesos habian ocurrido muchos meses Pero aunque las maneras de Gasea pareciesen
antes ele la salida de Gasea de España, eran tan imper- vulgares y humildes, Mejía en su primera entrevista
fectas las comunicaciones que aun no se tenia noticia con él descubrió al momento que no trataba con nin-
de ellos en la córte. guna pefsona vulgar. El presiden te, despues de haber
El ánimo del presidente se llenó de desconsuelo al esplicado con brevedad la naturaleza de su comision,
reflexionar que los insurgentes, despues de un acl.o le dijo que Labia venido como mensajero de pazy que
tan atroz como la muerte del virey, desesperados de por medio de medidas pacíficas era como pensaba
encontrar perdon en el gobierno, no retrocederian desempeñar con buen éxito su encargo. Despues ha-
ante ninguna de las consecuencias desu crimen. Cui- bló en general de las facultades de que estaba reves-
dó, por tanto, de divulgar que la fecha de su nombra- tido, dijo que tenia autoridad para perdonar á todos
miento era posterior á la de la fatal batalla, y que es- sin escepcion y manifestó su propósito de proclamar
taba facultado para conceder amnistía completa de la revocacion de las ordenanzas. Añadió que de este
todos los delitos hasta entonces cometidos contra el modo el objeto de la revolucion estaba cumplido : que
gobierno (t). resistir por mas tiempo al gobierno seria declararse
Sin embargo, bajo cierto punto de vista podia con- en abierta rebelion sin motivo alguno, y concluyó
siderarse la muerte de Blasco Nuñez como una cir- exhortando á Mejía en nombre de su lealtad y patrio-
cunstancia favorable para el arreglo del pais. Sí hu- tismo á que le ayudase á sosegar las turbulenciasdel
biera vivido hasta la llegada de Gasea, este habria pais y á traerle de nuevo á la obediencia á la corona.
encontrado un gran obstáculo para su mision en la El cándido y conciliador lenguaje del presidente,
necesidad de obrar de concierto con una persona tan tan diverso del tono arrogante de Blasco Nuñez y del
generalmente aborrecida en la colonia ó se habria austero porte de Vaca de Castro, hizo manifiesta im-
visto en la dura precision de enviarle á España. Ade- presion en Mejía; el cual reconoció la fuerza de sus
mas, segun todas las probabilidades, seriaahora mas razonamientos y se lisonjeó de que Gonzalo Pizarro
fácil traer á los insurgentes á la razon, ya que esta la reconoceria tambien. Aunque adicto á este gefe,
animosidad personal debia naturalmente concluir en era leal de corazon, y como la mayor parte de los de
el sepulcro de su enemigo. su bando, Labia sido arrastrado á la rebelion mas
Gasca estaba perplejo para decidir por qué punto bien por la fuerza de las circunstancias que por la de
intentarla entrar en el Perú. Todos los puertos esta- su voluntad. No le disgustaba, pues, volver á su fi-
ban en poder de Pizarro y al cuidado de sus capita- delidad primera , ya que tan buena ocasion se le
nes, los cuales tenian severas instrucciones para in- ofrecia para hacerlo con ,eguridad y para granjearse
terceptar todas las comunicaciones con España y el favor del rey, y 'así lo manifestó al presidente pro-
detener á los comisionados de la córte hasta saber la metiéndole su eficaz cooperacion en la buena obra de
resolucion de su gefe respecto á ellos. Decidióse al fin la reforma (4).
á pasar á. Nombre de. Dios, punto custodiado por una Fue esle un socorro importante para Gasea ; pero
fuerte guaruicion á las órdenes de Hernan Mejia, ofi- era aun de mas importancia asegurar la obediencia
cial á quien, como persona en cuya adhesion podia de Hinojosa, gobernador del Panamá, en cuyo puer-
confiar enteramente, Labia encomendado Gonzalo la to estaba la escuadra de Pizarro, compuesta de vein-
guarda de esta importante puerta de sus dominios. te y dos buques. No era fácil, sin embargo, entablar
Si Gasea se hubiera presentado delante de aquel relaciones con este oficial. Era persona de carácter
punto en actitud amenazadora, con aparato militar ó mucho mas elevado que el que comunmente tenian
desplegando alguna ostentacion oficial que hubiese los turbulentos aventureros del Nuevo Mundo; era
despertado las sospechas de Hernan, seguramente
no le hubiera sido fácil efectuar su desembarco. Pero (3) «Especialmente muchos de los soldados, que estaban
Mejía no vió ningun motivo de recelo en la llegada de desacatados, 7 decian palabras feas y desuergoncadas. A lo
cual el presidente (viendo que era necessario) hazia las ore-
prouision que auia aceptado.« Fernandez, ist. del Perú, jas sordas.» Fernandez , Hist. del Perú, parte I, lib. II,
parte I, lib. 1I, cap. XVIII. cap. XXIII.
(1) De este Alvarado, desciende la noble familia de los (4) Fernandez, Hist. del Perú.—Carta de Gonzalo Pi-
condes de Villamor en España. MS. de Caravantes. zarro á Valdivia.—Montesinos, Annales, MS. , aíro de 1546.
( 1 1 Fernandez, Historia del Perú, parte I, lib. II, capi-
tulo XXI. —Zárate, Conq. del Perú, lib. VI, cap. VI. —Berrera, His-
toria general, dec. VIII, lib. II, cap, Y,
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
ademas adicto á los intereses de Pizarro , y este le 209
habia dado una gran muestra de confianza encar- La carta del emperador _estaba concebida en los
términos- mas benévolos y co nciliadores. Lejos -de
gándole el mando de su armada y de Panamá, llave echarle en cara su rebeliou, aparentaba cónsiderár
de sus territorios sobre el Pacífico. - • su conducta como efecto de las cir cunstancias en que
El presidente envió primero á Mejía y á Alonso de se habia visto , y especialmente de la obstioacion del
Alvarado para que le preparasen el camino , instru- virey Blasco Nuñez en negará los colonos el impres-
yendo á Hinojosa del objeto de su misión. El les si- criptible derecho depeticion. Nada decid por donde
guió poco despues, y fue recibido por aquel gefe con pudiera colegirse si su intención era confirmar á Pi-
las mayores muestras de respeto. Pero aunque oyó zarro en el mando ó separarle de él, y solamente le
con deferencia las amonestaciones de Gasea, no pu- anunciaba que Gasea le declararia su real voluntad
dieron estas producir en su ánimo el efecto que ha- y que debia cooperar con este eclesiástico al resta-
bían producido en el de Mejía; y concluyó rogando blecimiento de la tranquilidad del pais.
al presidente le mostrase sus poderes, y preguntán- La carta de Gasea estaba vaciada en el mismo
dole si se estendian á confirmará Pizarro en un pues- molde político. Hacíale presente, sin embargo, que
to á que estaba llamado, no solo por sus servicios !rabian cesado las circunstancias que hasta entonces
sino por el voto popular. habian dirigido su conducta; que nada quedaba ya
Cuestion dificultosa era esta. Semejante concesion que reclamar y que solo faltaba que él y los suyos,
habria sido demasiado humillante para la corona; apresurándose á volver á la obediencia del rey, mos-
pero confesarla así abiertamente en aquellas circuns- trasen su lealtad y la sinceridad de sus intenciones.
tancias y a un capitan tan adicto á Pizarro , habría Decíale ademas que hasta entonces habia estado en
sido frustrar toda tentativa de ulteriores negociacio- hostilidad contra el virey, y el pueblo le habia apo-
nes. El presidente eludió pues la pregunta diciendo yarlo por ser contra un enemigo comun ; que si pro-
simplemente que no habia llegado aun el caso de longaba la lucha , su enemigo seria ya el soberano , y
presentar sus poderes; pero que Hinojosa podia estar el pueblo seguramente no le apoyarla; por lo cual le
seguro de que le autorizaban para conceder amplias exhortaba, en nombre de su honor de caballero y de
recompensas á todos los servidores leales de su su deber de leal vasallo, á respetar la autoridad real
pais (1). y á no provocar una guerra ,.que probarla al mundo
No quedó satisfecho Hinojosa eón esta respuesta, que su conducta anterior había sitio dictada, mas
é inmediatamente escribió á- Pizarro, anunciándole bien por ambicione personal, que por motivos pa-
la llegada de Gasea y el objeto de su mision, y decla- trióticos:
rándole al mismo tiempo que estaba convencido de A. esta carta, de grande estension y concebida en
Ore el presidente no llevaba autori fiad . para confir- términos corteses y lisonjeros para la persona á quien
marle en el gobierno. Pero antes de la-salida del bu- iba dirigida, acompañaba otra mucho mas concisa
que que debia llevar esta carta, se ganó Gasea los para Cepeda, el intrigante abogado - que, como Gasea
servicios de un fraile dominico que pasaba en él á una no ignoraba, tenia el mayor influjo sobre Pizarro en
de las ciudades de la costa,- al cual proveyó de ma- ausencia de Carbajal, que entonces se ocupaba en re-
nifiestos y alocuciones anunciando el objeto de su cojer los ricos produ ctos de las minas nuevamente des-
llegada á aquel pais, la abolicion de las ordenanzas y cubiertas del Potosí (2). En esta epístola aparentaba
la amplia amnistía que estaba autorizado para conce- Gasea cierta deferencia al artero político como indivi-
der á todos los que volviesen á la . obediencia á la duo de la real audiencia y le consultaba sobre el mejor
corona. Escribió tambieu por este conducto á los pre- medio de llenar las vacantes de aquel cuerpo.
lados y corporaciones de las diferentes ciudades, ex- Entregáronse estas comunicaciones á un caballero
hortando á los primeros á que le ayudasen á introdu- llamado Paniagua, fiel partidario del presidente y
cir el espíritu de lealtad y subordinacion entre el uno de los que le habian acompañado desde Castilla,
pueblo, y anunciando á las segundas su propósito de el cual llevó tanibien manifiestos y cartas como los
consultarlas sobre la adopcion de varias medidas efi- que se habian confiado al dominico con órden de dis-
caces para el bienestar del pais. Estos papeles se tribuirlos secretamente en Lima antes de que saliese
comprometió el dominico á repartir por si mismo en de aquella capital (3).
las principales ciudades de la colonia; y cumplió fiel- Pasaron semanas y meses y el presidente pperma-
mente su promesa , aunque no sin riesgo de su vida. necia aun en Panamá, donde, cortadas cuidadosa-
Muchas de las semillas así esparcidas podían caer en mente como estaban sus comunicaciones con el Perú,
terreno estéril, pero Gasea esperaba que la mayor podia decirse que se hallaba detenido como una espe-
parte echarla raíces en el corazon del pueblo y esperó cie de prisionero de Estado. Entre tanto, así él corno
con paciencia á que diesen su fruto. Hinojosa, aguardaban con ansia la llegada de algun
Entre tanto, aunque no habia conseguido desvane• enviado ele Pizarro, que les indicase el modo con que
cer los escrúpulos de Hinojosa, sus corteses maneras habla recibido este gefe la noticia de la mision del
y sus discursos persuasivos é insinuantes produjeron presidente. El gobernador de Panamá no desconocia
visible efecto .en otros individuos con quienes tenia la peligrosa posicion en que se hallaba colocado, ni
diarias relaciones. Muchos , y entre ellos algunos de lo absurdo que seria provocar una lucha con la córte
los principales caballeros de Panamá y de la escua- de Castilla. Pero tenia cierta repugnancia (no muy
dra, manifestaron espresamente su deseo de unirse a comun entre los caballeros del Peru) á abandonar á
la causa real y auxiliar al presidente para sostenerla.
(2) «El licenciado Cepeda que tengo yo ahora por tenien-
Gasea se aprovechó de su cooperacion para abrir co- te, de quien yo hago mucho caso i le quiero mucho.» Carta
municaciones con las autoridades de Goatemala y de Gonzalo Pizarro á Valdivia, MS.
Méjico, á quienes participó el objeto de su comision, (5) Pueden verse las cartas de que habla el testo en Zárate,
intimándoles que cortasen todas sus relaciones con Conq. del Perú, lib. VI, cap. VII, y en Fernandez, Ilist. del
los insurgentes de la costa del Perú. Logró tambien Perú , parte I, lib. II, cap. XXIX—XXX. La del presidente
del gobernador de Panamá que le proporcionase me- tiene muchas páginas, ocupando gran parte de ella varias
dio de entrar en comunicacion con el mismo Gonzalo citas y ejemplos hi:tróricos para demostrar lo absurdo y crimi-
nal de una rebeliou contra la autoridad regia. La siguiente
Pizarro , i' despachó un buque á Lima con una carta sentencia con que concluye da una idea esacta del tono benig-
del emperador y otra suya para aquel gefe. no de esta homilia. «Nuestro Seííor por su infinita bondad
alumbre á vuestra merced , y á todos los denlas para que acier-
ten á hacer en este negocio lo que conuiene á sus almas, hon-
(I) Fernandez , Ilist. del Perú, parte II, lib. I, capitu- ras, vidas y haziendas : y guarde en su santo servicio la
lo XXXV.— Zárate, Conq. del Perú, lib. VI, cap. VII.—
MS. de Caravantes. ilustre persona. de vuestra merced. »
2 jp DE
BIBLIOTECA GASPAR Y ROIG.

su gefe que tanto se fiaba de él. Esperaba, sin em- creto, iba minando su fuerza como un canal subter-
bargo, que Pizarro aprovecharia la ocasion que se !e ráneo socava los cimientos de un magnífico edificio,
ofrecía de ponerse y poner al pais en un estado de que se levanta orgulloso con el terreno que ocupa y
seguridad permanente. con la duracion que promete.
Varios caballeros de los que hablan prestado su Pero aunque Gonzalo Pizarro no pudiese prever
adhesion á Gasea , irritados con lo que llamaban obs- este resultado , vió lo bastante para conocer que lo
tinacion de Hinojosa, propusieron al presidente apo- mas seguro seria espulsar al presidente del Perú. La
derarse de su persona y tomar posesion de la armada; noticia de su llegada apresuró ademas la ejecucion
pero Gasea desechó desde luego la oferta diciendo de su primitivo intento de enviar un mensaje á Es-
que su mision era de paz ,y que no quería deshon- paña para justificar su conducta y solicitar del rey
rarla con ningun acto de violencia. Respetó tambien la confirmacion de su autoridad. Eligió para esta mi-
los escrúpulos de Hinojosa, sabiendo que hombre ele sion á Lorenzo de Aldana , caballero discreto y va-
tal pundonor, una vez atraído por nobles medios, liente que posaia su confianza por ser uno de sus mas
seria mucho mas fiel á sus intereses que vencido por celosos partidarios. Este Babia desempeñado varios
fuerza 6 por engaño. Pensó que podia aguardar con destinos importantes á las órdenes de Gonzalo , el
confianza la oca sion oportuna. Esto era po'.ítico y al cual debía en parte sus triunfos 6. la sagacidad con
mismo tiempo honroso; bien es verdad que la polí- que sabia escoger sus agentes.
tica y la honradez siempre van juntas. Uniéronse á Aldana para esta comision uno ó dos
Entre tanto solian llegar de tiempo en tiempo per- caballeros y el obispo de Lima, como mas á propó-
sonas de Lima y de las ciudades inmediatas que da- sito por su posicion para influir en la córte en favor
ban noticias ele Pizarro, noticias que variaban segun de Pizarro. Llevaban los comisionados, ademas de
el carácter y la situacion de los individuos. Unos de- las comunicaciones dirigidas al gobierno, una carta
cian que se ganaba todos los corazones con su genio de _los habitantes de Lima para Gasca, en la cual des-
abierto y la politica profusion con que , no obstante pues de felicitarle cortesmente por su llegada, le
su sed ele riquezas, distribuia repartimientos y favo- anunciaban su sentimiento de que hubiese llegado
res entre sus partidarios. Otros aseguraban que go- demasiado tarde , pues los desórdenes .habían cesado
bernaba con arbitrariedad y violencia, y que los veci- con la caída del virey y el pais reposaba tranquilo
nos de Lima estaban llenos de terror y desconfianza. bajo el gobierno de Pizarro. Decíale ademas que
Todos convenian, sin embargo, en que su poder se había salido una embajada para Castilla, no con cl
apoyaba sobré bases demasiado sólidas para ser des- objeto de solicitar perdon, porque no habían delin-
truidas; y opinaban que si el presidente iba á Lima quido (4) , sino para pedir al amparador que confir-
ó tendria que consentir en ser instrumento de Pizar- mase a Pizarro en el gobierno , como el que mas lo
ro, confirmándole en el gobierno, ó espondria á merecia por sus virtudes (5). Por último le manifes-
grave riesgo su vida (1). taban que su presencia solo serviria para renovar los
Es evidente que Gonzalo, aunque segun dicen sus pasados disturbios; y le daban á entender que sus
amigos no descuidase los negocios públicos, tenia tentativas para desembarcar en el Perú podrian cos-
tiem po para en tregarse libremente al goce de aquellos tarle la vida. El lenguaje de este singular documento
placeres que rodean á un soldado de fortuna en la era mas respetuoso de lo que podia inferirse por su
hora de su triunfo. Era objeto de adulaciones y ho- contenido. Tenia la fecha del 14 de octubre de 1546
menajes: hasta los mismos que le odiaban le hacían y estaba firmado por setenta de los principales veci-
la córte, pues los que no le amaban tenian bastantes nos de la ciudad. Es probable que le dictase Cepeda,
motivos para temerle yse conmemoraban sus haza- cuya mano se advierte en la mayor parte de las intri-
ñas en romances y coplas en que se fe comparaba (lo gas de la pequeña córte de Pizarro. Dícese tambien,
cual no estaba lejos de ser cierto) con los mas esfor- aunque la autoridad es un tanto cuestionable, que
zados paladines de la caballería (z). Aldana recibió instrucciones de Pizarro para ofrecer
Entre tanta adulacion, la copa del placer destinada cincuenta mil pesos de oro al presidente porque se
á los lábios de Pizarro tenia una gota de amargura, volviese á Castilla; y que en caso de negativa se pen-
que daba su sabor ó todo lo demas ; porque á pesar saba en adoptar un medio mas eficaz y tenebroso
de la confianza que aparentaba en público, esperaba para desembarazarse de su presencia (6).
con viva ansiedad la llegada de noticias que le instru-
yesen del aspecto bajo el cual se consideraba su con-
ducta por el gobierno de España, como lo probaban un clerigo de buena reputacion que sin recompensa, é inspira-
do del verdadero, espíritu de un misionero, rabia pasado al Pe-
sus esquisitas precauciones para guardar las costas rú para arreglar los negocios del pais. «Dicen ques mui buen
y detener á los emisarios de la córte. Supo, pues, christiauo i hombre de buena vida i clerigo, i dicen que vie-
con no leve disgusto por la carta de Hinojosa, el des- ne á estas partes con buena inte.cion i no quiso salario nin-
embarco del presidente Gasea y el objeto de su rni- guno del rey sino venir para poner paz en estos reynos con
sion, si bien su descontento se mitigó cuando le in- sus cristiandades.» Carta de Gonzalo Pizarro á Valdivia, DiS.
formaron-de que el nuevo enviado llegaba sin aparato (4) «Porque perdon ninguno de nosotros le pide, porque
militar, sin pompa alguna oficial que pudiese impo- no entendemos que hemos errado, sino seruido á su auges-
tad, conservando nuestros derechos, que por sis leyes reales
ner al vulgo, y sosamente, por decirlo así , con el á sus vasallos es permitido.» I'ernandez, llist. del Perú, par-
hábito humilde de un misionero (3). Pizarro no po- te I, lib. II, cap. XXXIII.
dia adivinar que bajo este esterior modesto se ocul- (5) «Porque él por sus virtudes es muy amado de tocaos;
taba un poder moral , mas fuerte que sus batallones y tenido por padre del Perú., Ibi ., ubi supra.
forrados de acero, y que obrando silenciosamente en (ti) Fernandez, Ilist. del Perú.—Herrera, Ilist. general,
la opinion pública, tanto mas seguro c uant o mas te- dec. VIII, libro II, cap. X.—Zárate Conq. del Perú, li-
bro VI, cap. VIII.—Gomara , Historia de las Indias., capítu-
lo CLXXVII. —Montesincs, Anuales, MS., año de 4546. .
(1) Fernandez , lIist. del Perú , parte I, lib. II, capilu- Pizarro en su ca r ta a Valdivia le da cuenta de esta indica-
tulo XXVII.— Herrera, flist. general, dec. VIII, lib. II, ca- don hecha á Gasea , el cual, con toda su reputacion de san-
pítulo VI. -MS. de Caravantes.
to, dice que era el hombre mas mañoso que laalna en toda
(52) «Y con esto, estatua siempre en fiestas y regocijo, hol- España, y que ahora iba para enviar le á él á Castilla por re-
gando mucho que le diesen músicas, cantando romances y co- compensa ele sus 1ales servirios, «Y agora que yo tema puesta
plas de todo lo que aula hecho : encarescie q do sus hazañas y esta tierra en sosiego cmbiava su parte al de la Gasca, que
victorias. En lo qual mucho se deleytaua corno hombre de aunque arriba digo que es un. santo , es un hombre el mas
gruesso e ntendimiento.» Fernandez, His. del Perú, parte I,
lib. 11, cap. XXXII. mañoso que havia en toda España á mas sabio, é así venia
(3) Gonzalo en su carta á por presidente é governador é todo cuanto él quiera ; é para
Valdivia habla de Gasca como de poderme enviar á mi á España , i al cabo de dos años que an-
LA CONQUISTA DEL PERt7.
Aldana provisto de sus despachos salió inmediata- 211
los servicios de los oficiales mas hábiles del pais y
mente para Panamá. Por el supo el gobernador el es-
tado de la opinion en los conse j os de Pizarro y oyó volvia contra Pizarro los mismos brazos en que prin-
cipalmente se apoyaba. Así se llevó á cabo esta
con sentimiento al enviado manifestar su conviccion
grande obra , sin violencia ni fraude, solo por la pa-
de que ni este gefe ni sus partidarios admilirian ave-
ciencia y prevision de Gasea. Así reco rr ió los frutos
nimiento alguno que no le confirmase en el gobierno
de una y otra y ya podia confiar fund adamente en
del Perú (1).
que llegarla á dar feliz cima á su mision.
Aldana fue luego admitido á audiencia por el pre-
sidente, audiencia que tuvo resultados muy diversos
de los que tuvieron las conferencias con Hinojosa, CAPITULO II.
porque el enviado de Pizarro no estaba armado de Gasca reune sus fuerzas. — Desercion en las filas de los
aquella inflexibilidad que había dado al gobernador partidarios de Pizarro..— Este refuerza sus tropas.-
de Panamá fuerzas para resistir á Iodos los argumen- Agitacion en Lima. — Pizarro abandona la ciudad.-
tos. Supo con sorpresa cuáles eran las facultades de Gasca sale de Panamá. — Sangrienta batalla de
IIuarina.
Gasea y que las regias concesiones comprendian á
todos los insurgentes. Rabia acometido con Pizarro 1547.
una empresa desesperada pero cuyo éxito 'labia sido No bien se vió Gasca en posesion de Panamá y de
feliz. La colonia en justicia no podia pedir mas; y la escuadra , trató de adoptar un rumbo de política
aunque adicto de corazon á su gefe, no se creyó obli- mas decisivo que el que había seguirlo hasta enton-
gado por ningun principio de honor á tomar parte ces. Levantó gente y reunió provisiones por todas
con él y solo por satisfacer su ambicion , en una lu- partes. Cuidó de pagar los salarios atrasados á los
cha terrible contra la corona, lucha que inevitable. soldados y prometió amplias recompensas para lo fu-
mente deberia causar su ruina. Abandonó por tanto turo ; pues aunque cuidaba de que sus gastos perso-
la mision que se le ¡labia encomendado para Castilla nales fuesen los menos posibles, no escaseaba gasto
y que probablemente no era muy de su gusto, y alguno cuando se trataba del bien público. Hallán-
anunció su propósito de aceptar el perdon ofrecido dose exhausta la tesorería, obtuvo empréstitos sobre
por el gobierno y cooperar con el presidente al arre- el crédito del gobierno y los vecinos ricos de Pa-
glo de los asuntos del Perú. Debe Hacérsele la justicia namá , fiándose en su buena fé, le adelantaron los
de añadir que escribió á Pizarro participándole la fondos necesarios. Despues remitió cartas á las au-
resolucion que habla tomado y exhortándole con vi- toridades de Goatemala y Méjico pidiendo su auxilio
vas instancias á que siguiese su ejemplo. para llevar adelante las hostilidades si necesario
La influencia de este paso dado por persona tan fuese, contra los insurgentes, y ordenó del mismo
importante como Aldana, unida seguramente á la modo á Iienalcázar, que mandaba las provincias si-
conviccion de q ee no podia ya esperarse que Pizarro tuadas al norte del Perú, para que al desembarcar en
mudase de parecer, y al temor que empezó á conce- este pais se le reuniese con toda la fuerza que
bir Hinojosa de que la dilacion pudiera serle fatal, pudiera.
vencieron al fin sus escrúpulos y le decidieron á po- El pueblo de Panamá manifestó el mayor entu-
ner la escuadra á las órdenes de Gasca. Separó pre- siasmo, ocupándose en aprestar la escuadra para el
viamente de sus empleos á algunos de los mas obsti- viaje ; y prela,los y gefes no se desdeñaron de mostrar
nados partidarios de Pizarr o , y el 19 de noviembre su lealtad tomando parte en las maniobras con los
de 4546 él y sus capitanes presentaron la dimision de soldados y marineros (3). Sin embargo, antes de su
los suyos en manos del presidente. Despues prestaron partida resolvió Casca enviar una pequeña escuadra
juramento de fidelidad á Castilla; proclamóse por un de cuatro buques á las órdenes de Aldana para cru-
heraldo desde un tablado construido en la plaza de la zar por delante de Lima con instrucciones para pro-
ciudad un completo perdon de todas las fallas pasa- teger á los adictos á la causa real y recibirlos en caso
das; y luego el presidente, saludándoles como fieles necesario á bordó de sus buques. Dióle tambien co-
y leales vasallos de la corona les devolvió sus diver- pias autorizadas de sus poderes para que las remitiese
sos empleos. Desplegóce entonces á bordo de la es- á Pizarro, á fin de que este conociera que aun era
cuadra la bandera real de España, que anunciaba tiempo de volver á la obediencia del rey, antes que se
que Pizarro 'labia perdido para siempre este baluarte cerrasen para él les puertas de la misericordia (4).
de su poder (2). Mientras ocurrian estos acontecimientos las cartas
La devolucíon de sus cargos á los capitanes insur- y proclamas de Gasca iban produciendo su efecto en
gentes fue un acto político de Gasca que le aseguraba el Perú. Poca sagacidad se necesitaba para conocer
que el pais en su gran mayoría, aseguradas ya las
dávamos fuera de nuestras casas quería el rey darme este pa- personas y las propiedades, nada tenia que ganar con
go, mas yo con todos los cavalleros deste reyno le embiáva- la revolucion. Por fortuna el interes y el deber mili-
mos á decir que se vaya, sino que liaremos con él como con taban en esta ocasion en las mismas filas; y el antiguo
'llano Nuñez.» Carta de Gonzalo izarro á Valdivia, MS. sentimiento de lealtad, resfriado por algun tiempo,
(1) Con la mision de Aldana á Castilla, Pizarro termina la pero no estinguido, se reanimó en el corazon del
importaute carta tantas veces citada en estas páginas, y pueblo. No se manifestó sin embargo desde luego
que como puede supone rse presenta los mejores argumen tos
que militan en favor de su conducta. Es un hecho curioso que por ningun acto esplícito, pues bajo un régimen des-
Valdivia, el conquistador de Chile, á quien esta epístola iba pftico y militar los hombres apenas se atreven á pen-
dirigida, poco despues de haberla recibido abrazase abierta- sar y mucho menos á comunicar á otros sus pensa-
mente la causa de Gasea , y que sus tropas fo r masen parte de mientos. Pero los cambios de la opinion publica,
las fuerzas que combatieron cont r a Pizarro en la batalla de como los de la atmósfera comienzan á efectuarse poco
Iluarina. ¡Tal era el amigo en quien Gonzalo confiaba! á poco é imperceptiblemente, y se hacen luego sentir
(2) Pedro Pizarro, Dcscub. y Gong., MS.— Z Trate, Con-
quista del Perú, lib. VI, cap. IX.—Fernandez, Historia del
Perú, parte I, lib. II, capítulos XXXVIII—XLII.—Goma- (3) «Y ponla sus fuerzas con tanta llaneza y obediencia,
que los obispos y clérigos y los capitanes y mas principales
ra, Historia de las Indias, cap. CLXXVIII.—MS. de Ca- personas eran los que primero echauan mano y tirauan de las
ravantes. gumenas y cables de los nauíos para h s sacar á la costa.»
Garcilasso de la Vega , cuya parcialidad por Pizarro forma Fernaudcz, Hist. del Perú, parte II, lib. I, cap. LXX.
gran contraste con las opiniones desfavorablesque forman de
su conduela la mayor parte de los demas escritores , nl hablar (4) Ibid. , uhi supra — Montesinos, An palos , MS., año
de 13í.0.—tomara, Itist. de las Indias, cap. CLXXVIII.-
de estos hechos parece poco dispuesto á elogiar la lealtad que Zárate, Conq. del Perú, lib. Vi, cap. IX.—Herrera, Histo-
se manifiesta sacrificando á un bienhechor. Com. Real, par- ria general, dec. VIII, lib. IIi, cap. III,
te Ii, lib. V, cap. IV.
RIBLIOTECA DE GASPAR Y 110iG.
2 2
cada vez mas, hasta que por una especie de secreta que entrase en una lucha desesperada con la corona;
simpatía se estienden á los mas remotos puntos del y adoptó la opinion de Cepeda. La oferta de gracia
pais. Algunas señales de semejante cambio se perci- fue desechada, y así rompió el último lazo que le
bieron en Lima, á pesar de las precauciones tonadas ligaba á su pais , declarándose en el mero hecho
para que no se propagase la noticia de la mision que rebelde (G).
llevaba el presidente Gasca al Perú. El mismo Pi- Poco despues de la partida de Paniagua recibió
zarro advirtió estos síntomas de descontento, aunque Pizarro la noticia de la defeccion de Aldana é Hino-
eran tan débiles que el ojo mas esparto no podía dis- josa y de la entrega de la escuadra, en que tantas su-
tinguir en ellos las-señales de la próxima tempestad. mas había gastado ,. como principal baluarte de su
Sus fieles partidarios le presentaron varias de las poder. Tan funesta nueva fue seguida de otras de la
proclamas del presidente; y Carbajal, que'labia sido misma especie relativas á la defeccion de algunos ca-
llamado del Potosí, declaró: «que etari mas de te- balleros principales del Norte y 'al asesinato de Fue-
mer aquellas cartas que las lanza; del rey de Casti- lles, el fiel teniente á quien 'labia confiado el gobierno
lla (1).» Sin embargo, Pizarro no perdió ni por un de Quito. A poco tiempo vió tambien amenazada su
momento la confianza en sus fuerzas, pues con una autoridad - por la parte opuesta, esto es, por el Cuico;
armada corno la que tenia en Panamá á su devocion porque Centeno, el gafa realista , que corno el lector
creía poder desafiar á cualquier enemigo que se acer- recordará se había refugiado huyendo de Carbajal, en
case á sus costas. Tenia entera confianza . en la fideli- una cueva cerca de Arequipa, salió de su retiro, donde
dad de Hinojosa. había estado un año, y al saber la llegada de Gasca
A esta sazon llegó Paniagua á Lima con las cartas levantó de nuevo el estandarte real. Despues reu-
del emperador y de Gasca para Pizarro, las cuales niendo un corto número de partidarios y cayendo de
este presentó inmediatamente á sus fieles consejeros noche sobre el Cuzco, se hizo dueño de esta capital,
Carbajal y Cepeda, pidiéndoles su opinion sobre el derrotó á la guarnicion que la custodiaba y proclamó
asunto. Era aquella la crisis del destino de Pizarro. en ella la autoridad del emperador. Poco despues;
Carbajal, cuya sagaz penetracion com p rendió al marchando á la provincia de Charcas,, se le unió el
momento la naturaleza de la posicion en que-se halla- oficial de Pizarro que mandaba en La Plata, y sus
ban, opinó por que se aceptase la real gracia en los fuerzas combinadas , en número de mil hombres, to-
términos propuestos, y manifestó cuán importante le maron posicion á orillas del lago de Titicaca, donde
parecia diciendo que «él enladrillaría con ladrillos de ambos se proponían aguardar la ocasion de presentar
oro y plata el camino por donde hubiese de pasar el la batalla á su antiguo gafe.
portador de ella (2). Cepeda fue de diferente pare- La clesercion de aquellos en quienes mas confianza
cer. Era juez. de la real audiencia, y'labia sido envia- tenia Pizarro y las fatales noticias de tan repetidas
do al Perú como inmediato consejero de Blasco Nu- pérdidas, llenaron su corazon de amargura. No per-
ñez. Pero se -había declarado y combatido contra el dió el tiempo sin embargo en inútiles recriminacio-
virey, y podia decirse que la sangre de este teñía aun nes ni quejas, sino que inmediatamente se puso á
sus vestiduras. ¿Qué gracia podía, pues, esperar? hacer preparativos para resistir á la tempestad con
Por mas respeto que pudiera mostrarse á la letra de toda la energía que le caracterizaba. Escribió en pri-
la real cédula de perdon, siempre bajo el cetro de Cas- mer lugar ú los capitanes con cuya fidelidad contaba
tilla viviria como un hombre desacreditado. Instó por todavía, mandándoles que estuviesen prontos con sus
tanto á Pizarro para que desechara las ofertas de tropas para acudir eii su auxilio al menor aviso , re-
Gasca, diciendo que la costarían el gobierno; que cordándoles las obligaciones que le debiau, y dicién-
aquel humilde clérigo no era persona tan sencilla co- dolesque sus intereses eran unos mismos, y que la
mo le parecia, sino un profundo político (3) que • sa- autorización que llevaba el presidente, habiendo sido
bia perfectamente lo que debla prometer, y que una dada antes de que•llegase á España la noticia de la
vez dueño del país,. sabría tambien cómo debía cum- batalla de Añaquito,.no podia entenderse á perdonar
plir lo prometido: • á los complicados en . la muerte del virey (7).
Ni los argumentos, ni los sarcasmos, de Cepeda.cón- Empleó igual actividad para reforzar sus tropas en
- vencieron . á Carbajal, y habiéndose acalorado la dis- la capital y. ponerlas en estado de salir á campana; y
p uta, Cepeda atribuyó el consejo de su opositor á las de . este modo no tardó en verse á la cabeza de unos
sugestiones del miedo, suposicíoii Necia cuya false- mil hombres magníficamente equipados. de todo, muy.
dad demostraban los altos hechos de toda la vida del bien armados, y segun un antiguo escritor,' «tan lu-
valiente veterano. Sin embargo , Carbajal no insistió cidos como . los que mas pueden Haberse visto en Ita-
mas en sus consejos, viendo que tampoco agradaban lia,» desplegando en la escelencia de sus armas, en
á Pizarro, y se contentó con observar friamenne que el lujo de los uniformes y jaeces una magnificencia
no le gustaba la rebelion ; pero que tenia tan buen que solamente podia costearse con la plata del
pescuezo para una soga como otro cualquiera; y que Perú (8). Cada compañía tenia una nueva bandera
no pudiendo ya vivir mucho , el asunto en realidad
era para él de poca importancia (4). (6) MS. de Caravantes.—Segun Garcilasso , Paniagua
Pizarro, aguijado por su grande ambicion que le llevaba instrucciones secretas del presidente facultándole para
aconsejaba saltar por . todos los obstáculos (5), no confirmar á Piz:: rro en el gobierno, en caso que lo creyere
quiso dar oidos á las razones que se opnnian á necesario para la conservamon de la autoridad real, «no im-
portando que fuese el diablo quien gobernase, con tal que el
pais continuara bajo la dominacion de la corona,» como decia
(1) Fernandez, Historia del Perú, parte I, lib. II, capí- Paniagua, que continuó en el Perú despues de estos sucesos.
tulo XLV. (Com. Real, parte II, lib. V, cap. V.) Es posible. Pero es.
(2) «Y le enladrillen los caminos por do viniere con bar- mas probable que un hombre crédulo como Garcilasso incur-
ras de plata y tejos de oro.» Garcilasso, Com. Real, parte II, riese en error, que no que Carlos V diese tal muestra de im-
lib. V, cap. V. becilidad ó que el elegido por Gasca hubiese faltarlo tan indis-
(3) «Que no le enuiaban por hombre sencillo y llano, cretamente a su confianza.
sino de grandes cautelas, astucias , falsedades y engaños.» (7) Pedro Pizarro. Descub. y Conq., MS.—Zúrate, Con-
Ibid.. lec. cit. quista del Perú, lib, VI, cap. XI—X11. — Fernandez, His-
(4) «Por lo demas, guando acaezca otra cosa, ya yo he vi- toria del Perú, parte I, lib. II capítulos XLV—XLIX.-
nido muchos arios, y tengo tan 'buen palmo de pescuefo para Montesinos, Annales, MS.., año de 1547.
la soga como cada uno de vuesas mercedes.» Garcilasso, Co- (8) «Mil hombres tambien armados i aderecados como se
mentario Real, parte II, lib. V, cap. V. han visto en Italia, en la mayor prosperidad, po rque ningu-
(5) «Loca luciferina soheruia» llama Fernandez, a la am- no havia demas de las armas que no llevase calcas y jubon de
bicion de Gonzalo. (Historia del Perú, parte I, lib. II, capí- seda, i muchos de tela de oro i de brocado, i otros bordados
tulo XV.)
i recamados de oro i plata, i con mucha chaperia de oro ipor
tA tot°1 tn A Df L PERÚ
de colores Con sti distintivo particular; algunas lle- 2d3
vaban las iniciales y armas de Pizarro , y una ó dos ro se lo había apropiado : ahora se apoderó de los
tenían encima una corona corno para indicar audaz- cuños , rompió los sellos reales, é hizo acuñar mone-
mente la altura á que su gefe podia elevarse (1). da de baja ley adornada con su cifra (7).
Entre los capitanes mas notables en aquella oca- En este triste período el abogado Cepeda urdió una
sion se hallaba Cepeda , que , segun las palabras de un solemne farsa para dar á los ojos del vulgo una espe-
escritor de su tiempo, « olvidado de lo que convenia cie de sancion legal á la causa rebelde. Hizo escribir
á sus letras y profesion y oficio de oidor, salió en un proceso contra Gasca, Hinojosa y Aldana , en que
calzas, jubon y cuero de muchos recamados y gorra estos , como acusados y convictos de traicion contra
con plumas (2).» Pero el guerrero á quien Pizarro el gobierno existente del Perú, eran condenados á
encomendó principalmente el cuidado de organizar muerte. Presentó despues este proceso á varios ju-
sus batallones fue el veterano Carbajal, quehabiaes- risconsultos de la capital invitándoles á firmar la sen-
tencia. Pero los invitados no quisieron comprometer-
tudiado el arte de la guerra en la escuela dedos me– se inevit ablemeu te poniendo sus nombres en semejante
ares capitanes de Europa, y cuya vida aventurera emejante
papel , y se negaron diciendo que solo serviria para
abía sido un comentario práctico de las lecciones destruir toda probabilidad de que alguno de los acu–
recibidas en su primera época. En su brazo se apoyaba sados volviese á las banderas que hada abandonado,
especialmente Gonzalo en la hora del peligro; ¡feliz si se hallaba .dispuesto á hacerlo. Así Cepeda fue el
él si antes hubiera sabido aprovecharse de sus con- único que firmó el documento. Carbajal ridiculizó
sejos! semejantes procedimientos.—«¿ Qué objeto tiene
Para dar una idea del lujo con que estaban equipa- vuestro proceso? dijo á Cepeda.—Evitar dilaciones,
das las tropas de Gonzalo, bastará decir que trató de contestó este para que, si se les coje , puedan ser eje-
proveer de un caballo á cada uno de sus arcabuceros. cutados inmediatamente.—Yo creia, repuso Carha-
Los gastos que hizo fueron enormes, Dícese que los jal , que ese proceso tenia alguna virtud para matarlos
preparativos para la campaña le costaron un millon como un rayo. Yo os prometo que si alguno de ellos
de pesos de oro, y los sueldos de los caballeros y aun cae el mis manos no necesitaré de vuestra sentencia
de los simples soldados eran tan escesivos que solo en para hacerlos morir (8). »
un país de plata como el Perú podian verse (3). Mientras se instruía esta causa llegó la noticia de
Cuando se le acabaron los fondos suplió esta falta, que la escuadra de Aldana se hallaba en el puerto de
ya imponiendo ciertos tributos á los vecinos ricos de Callao. Aldana habia salido de Panamá á mediados
Lima por eximirlos del servicio de las armas , ya por de febrero de 1547. A su paso desembarcó en Truji-
medio de empréstitos forzosos y ya por otros arbitrios llo, cuyos habitantes le recibieron con entusiasmo,
de exaccion militar (4). Dícese que desde aquel tiem- proclamando su surnision á la autoridad real. Al mis-
po su carácter esperímentó un cambio visible (5) , ha- mo tiempo recibió mensajes de varios capitanes de
ciéndose mas violento en sus pasiones, menos sufrido Pizarro, que se hallaban en el interior, anunciándole
cuando le contradecian y mas cruel y licencioso. La que volvian á su deber y que estaban dispuestos á
causa desesperada que acababa de abrazar le hacia prestar su cooperacion al presidente. Aldana señaló
ser indeferente á las consecuencias de sus acciones. á Caxamalca como punto de reunion donde debían
Aunque naturalmente franco y confiado, la frecuente concentrar sus fuerzas y esperar el desembarco de
defeccion de sus partidarios llenó su alma de recelos Gasca. Despues continuó su viaje á Lima.
y sospechas. No sabia de quién fiarse, y al que se No bien supo Pizarro que se acercaba, temeroso
mostraba tibio amigo, óera acusado como tal, le tra- del mal efecto que pudiera producir su llegada y de
taba como enemigo declarado. En Lima reinaba la que fuesen seducidos muchos de sus parciales, se sa-
mayor consternado!).
consternado!).Nadie se atrevia á liarse de su lió de la ciudad y acampó con las tropas como á una
vecino : unos ocultaban sus efectos; otros procuraban legua de distancia de Lima y dos de la costa, en cuyo
eludir la vigilancia de los centinelas y se escondian punto estableció una guardia para interceptar toda
en los cercanos bosques y montañas (6). No se per-- clase de comunicaciones con los buques. Antes de
mida entrar ni salir de la ciudad sin especial licencia; dejar la capital, Cepeda recurrió á un espediente con
el comercio y las comunicaciones con las denlas ciu- el cual esperaba atraer todavía mas 6. los habitantes
dades estaban paralizados. Ya hacia tiempo que el en favor de Pizarro. Reunió á todos los vecinos y les
quinto real dejaba de remitirse á Castilla, pues Pizar- dirigió una estudiada arenga ponderando los servicios
del gobernador y la seguridad de que el pais habia
los sombreros, especialmente por frascos y cazas de arcabu-
gozado bajo su mando. Despues les dijo que cada uno
ces.» Zara te, Conq. del Perú, lib. IV, cap. XI.
de ellos era libre para escoger lo que mas le convi-
(1) Ibid., uhi supra. —Algunos autores aseguran que Pi- niese, ó bien quedarse bajo la proteccion de Pizarro,
zarro estaba en aquella época haciendo preparativos para su ó bien irá prestar obediencia á su enemigo. Escitóles
coronacion, y que habia despachado órdenes á las dilerentes á decir su optnion, aña die ndo que el que quisiese
ciudades para que enviasen comisionados que asistiesen á ella. continuar bajo la administrucion de Pizarro, dehia
«Quería apresurar su coronacion, y para ello despachó cartas prestar juramento de fidelidad á su causa , y tener por
á todas las ciudades del Perú.» (Montesinos Anuales, MS. año
de 1547.) Pero es poco probable que en aquella crisis tuviese
tan ciega confianza en los colonos que meditase un paso tan (7) Relacion anónima, MS.—Montesinos, Annales, año
de 1547.— «Assi mismo echó Gonzalo Pif erro á toda la plata
aventurado. Los historiaderes realistas no son muy escrupu-
losos en admitir todos los rumores que pueden desacreditará que ,astava y distribuya su marca, que era una G rebuelta
con una P, y pregonó que so pena de muerte todos recibies-
un rebelde. sen por plata fina la que tuuiese aquella marca , sin ensayo
(2) Fernandez, Aistoria del Perú, parte I , lib. II, capí- ni otra diligencia alguna. Y desta suerte hizo pasar mucha
tulo. LXII. plata rae ley baja por fina.» Fernandez, Ilist. del Perú, par-
(3) Fernandez, Ilist. del Perú, ubisupra. —Zárate, Con-
quista del Perú, lib. VI, cap. XL— p errera, Ilist. general, te 1, lib. II, cap. LXII.
dec. VIII, lib. III, cap. V. — Montesinos , Annales, año (8) «Rióse mucho entonces Caruajal y dixo, que segun
auia hecho la instancia, que auia entendido que la justicia
de 1547. como rayo aula de yr luego fi justiciarlos Y decia que si él
(4) Fernandez, parle I, lib. II, cap. LXII.—Montesinos, los tuuiesse presos, no se le darla un clavo por su sentencia
Anuales, ario de 1547. ni firmas.» (Fernandez ,Ilist. del Perú, parte 1, lib. II, capí-
(5) Gomara, Hist. de las Indias, cap. CLXXII. tulo LV.) Entre los jurisconsultos de Lima que con tanta in-
((i) «Andava la gente tan asombrada con el temor de la dependencia se resistieron á firmar el papel que les presenta-
muerte, que no se podian entender, ni tenian ánimo para ba Cepeda, se hal aba el licenciado Polo de Oudegardo,
huir; i algunos que hallaron mejor aparejo, se escondieron persona de mucha discrecion y una de las mejores autoridades
por los cañaverales y cuevas , enterrando sus haciendas.» Zá-
pate, Conq. dgl Perú, lib. VI, cap. XY;
para el estudio de las antiguas instituciones de los Incas,
Z BIBLIOTECA DE GASPAR Y DDIG.

seguro que si le violaba, le costaria la vida (I). Nadie Pero el abandono de los suyos hizo reas profunda
hubo que viendo su cabeza en la boca del lean se atre- impresion en Pizarro, cuyo helor no tenia límites al
viese á negar la obediencia á Pizarro, y tornos pres- contemplar el lujoso y valiente ejército , con el cual
taron el juramento prescrito, que el licenciado les pensaba ser invencible., desvaneciéndose corno la
tomó en la forma mas solemne é imponente. Carbajal niebla de la mañana. Confundido por la traicion de
como de costumbre puso en ridículo todos estos ac- aquellos en quienes mas confianza habia tenido , no
tos.—«¿Cuánto tiempo, preguntó al su compañero, sabia á quién volver los ojos ni qué partido tomar.
pensais que durarán esos juramentos? Luego que Era evidente que sin pérdida de tiempo debla aban-
hayamos salido de aquí, el primer viento que sople donar aquel campamento peligroso : pero ¿adónde
de'la costa se los llevará.» Pronto debía verificarse su dirigir sus pasos? En el Norte las grandes ciudades
predicciou. habian abandonado su causa, y el presidente se ha-
Entre tanto Aldana echó el ancla en el puerto, don- bia ya puesto en marcha contra él; y en el Sur, Cen-
de no habia buque alguno de los insurgentes que le teno , con una fuerza doble que la suya guardaba los
molestase, pues cinco que tenian habian sido quema- desfiladeros de las montañas. En estas circunstancias,
dos poco tiempo antes, por consejo de Cepeda y en se resolvió por fin á ocupar á Arequipa , puerto que
ausencia de Carbajal , con el objeto de que los habi- se conservaba aun fiel á su causa, y donde podía per-
tantes no pudiesen abandonar la ciudad. El veterano manecer hasta que adoptase el plan de operaciones
á su vuelta deploró amargamente este acto, diciendo que mas le cona Micra.
á Pizarro que habia quemado sus ángeles de guar- Despues de una marcha penosa, pero rápida, llegó
da (2). Ciertamente que los buques, mandados por á aquella ciudad, donde en breve se le unió el refuer-
semejante gefe, habrian sostenido muy bien la causa zo que habia destacado para recobrar el Cuzco. Pero
de Pizarro; pero la estrella de este iba declinando tci había sido la desercion en ambos cuerpos, aun-
hacia su ocaso. que en el de Pizarra se habia disminuido mucho des-
El primer acto de Aldana fue remitir á su antiguo de que se separó de las inmediaciones de Lima, que
gefe copia de los poderes de Gasea, que Pizarro ras- el total de sus fuerzas no pasaba de quinientos hom-
gó indignado tan luego corno la recibió. Despues LI- bres, es decir, de la mitad del número que hacia poco
dana, por medio de sus agentes, hizo circular entre tiempo se había reunido en la capital. A tan precaria
los habitantes , y aun entre los soldarlos ded campa- Situacion se hallaba reducirlo el hombre que breves
mento las proclamas del presidente, que no tardaron dios antes había dominarlo como señor absoluto en el
en producir su efecto. Pocos eran los que hablan te- Perú. No se desanirnó sin. embargo Pizarro, antes
nido noticia del verdadero objeto de la alisaran de Gas- bien la agitacion-de la marcha y la distancia de Lima
ca, ni de la estension de sus facultades, ni de la le devolvieron su esfuerzo y parte de su primitiva
generosidad con que el gobierno trataba cae conciliarse confianza. «La desgracia, esclamó, nos enseña quié-
los ánimos. Asustados la mayor parte al considerar la nes son nuestros amigos; pero con solo diez que me
desesperada siluacion á que se hablan dejado arras queden espero conquistar de nuevo el Perú (5).»
trar, solo pensaron en salir de ella del mejor modo No hiera las fuerzas rebeldes se retiraron de las in-
posible y con menos peligro. Unos se escaparon por mediaciones de Lima , los habitantes de esta ciudad,
la noche de! campamento, burlando la vigilancia de sin cuidarse, como Carbajal habia predich, de su
los centinelas, y refugiándose á bordo de los buques. juramento de fidelidad á Pizarro, abrieron las puer-
Varios fueron sorprendidos en su fuga y no hallaron tas á Aldana, el cual tomó posesion de aquel punto
cuartel en manos de Carbajal y de sus desapiadados importante en nombre de Gasea. Este entre tanto ha-
ministros; pero donde el espíritu de desafeccion se ha bía salido con toda su escuadra de Panamá el 10 de
propagado , nunca faltan medios de evasion. abril de 1547. La primera parte de su viaje fue prós-
Los fugitivos, viendo cortada la retirada de Lima pera , pero en breve se vió detenido por contrarias
y de la vecina costa, se ocultaron en los bosques y corrientes, y el tiempo se puso crudo y tempestuoso.
montañas, esperando oportunidad para dirigirse á La borrasca continuaba un día y otro; alborotóse el
Trujillo y á otros puertos distantes; y lan contagioso mar y la escuadra era llevada acá y allá por las furio-
fue el ejemplo, que mas de una vez ocurrió que se sas olas que se levantaban como montañas, cual si
unieran á los desertores los mismos soldados enviados quisiesen competir con las de la region que limita-
para perseguirlos. Uno de los que se escaparon fue el ban. La lluvia caía á torrentes y los relámpagos eran
licenciado Carbajal, aquel caballero cuyo hermano tan continuados que los buques (para usar del len-
habia sido muerto en Lima por Blasco Nuñez y que se guaje del cronista) parecia que estaban en llamas (6).
vengó manchando sus manos con la sangre del virey. Desanimáronse los mas osados marineros , y consi-
Nadie podia desconfiar de conseguir su perdona al ver derando infructuoso luchar contra los elementos
que una persona tan comprometida abrazaba la cau- pidieron á. gritos volver al continente , y que se apla-
sa real; así el ejemplo del licenciado Carbajal fue el zase el viaje para estacion mas favorable.
mas desastroso para Pizarro (3). Pero el presidente veia en esto la ruina de su causa
El veterano Carbajal, que para todo tenia prepara- y la de los fieles vasallos del rey que se hablan com-
do un chiste, y aun para los sucesos que mas le prometido á auxiliar su desembarco. «Quiero morir,
disgustaban, cuando supo la descreían de sus cam- dijo, pero no volver aíras;» y despreciando las amo-
paneros se entretuvo en cantar el siguiente estribillo: nestaciones de sus Inas tímidos compañeros insistió
«Estos mis cabellicos , madre , en que en los intervalos que dejaba la tempestad se
Dos á dos me los lleva el aire (4).» hiciese fuerza de vela cuanto se pudiera •(7). Entre
(1) Pedro Pizarro, Descnb. y Conq.—I+ernandez, Histo-
ria del Perú, parte I, lib.It, cap. LXI—Montesinos, Anua- (5) «Aunque siempre dixo que con diez amigos que le que-
les, MS., ano de 1517.—Zárate, Conq. del Perú, lib, VI, dasen havia de conservarse i conquistar de nuevo el Perú : tan-
cap. XI—XIV. ta era su saña ó su sobervia.» Gouiara, Hist. de las Indias,
(2) «Entre otras cosas dixo á Gonzalo Picarro : Vuesa Se- loc. cit.
üoría mandó quemar cinco ángeles que tenia en su puerto pa- (6) «Y los truenos y relámpagos eran tantos y tales, que
ra guarda y defensa de la Costa del Perú.» Garcilasso, par- siempre parecía que estauan en Ilamas_y que sobre ellos.ve-
te II, lib. V. cap. VI. pian rayos (que en todas aquellas partes caen. muchos).» (Per-
(5) Pedro Pizarro, Desrub. y Conq. MS.—Gomera, His- . nandez , Hist. del Perú, parte 1, lib. II, cap. LXXI.) El ani-
toria de las Indias, cap. CLXXX.—Fernandez,Hist. del Pe- alado colorido que el antiguo cronista da á esta escena,
rú, parte I, lib. II, cap. LXlll—LXV.—Zárate, Conq. del • prueba que estaba familiarizado con estas tempestades tropi-
Perú, lib. VI, cap. XV—XVI. cales, del Pacifico.
(4) Gomara, Hist de las Indias, cap. CLXXX. (7) «Y con io poco que en aquella sazon el presidente esti-

LA CONQUISTA DEL PEtká.
tanto para distraer álos marineros de la consideracion iJ
del p eligroen que estaban se entretuvo
Entre tanto Pizarro, á quien tiernos dejado en Are-
p arse oshabia decidido, despues de muchas refle-
algunos de losqestraños
Itretuvoenes
fenómenostic que1 presentaba
quipa, el
borrascoso Océano y que les habian llenado de su= xiones , á evacuar el Perú, y pasar á Chile, en cuyo
persticioso terror (1). territorio, fuera de la Jurisdiccion del presidente,
señales á los buques paraTm e cada uno esperaba encontrar asilo seguro. Allí podria reunir la
como mejor pudiese se dirigiera á la isla de Gorgona. fuerza suficiente para emprender de nuevo las opera-
Allí fueron llegando uno tras otro sin escepcion, aun- ciones activas y reconquistar sus dominios, luego que
que todos masó menos averiados. El presidente esperó el voluble pueblo se hubiera cansado de su nuevo go-
á que se calmase un poco la furia de los elementos, y bernador, lo cual no tardaría en suceder. Tales eran
con mejor tiempo se embarcó para Manta, desde don- los cálculos del gefe insurgente. ¿Pero cómo efectuar
de continuó su viaje á Turnbez, en cuyo puerto echó su determinacion estando los desfiladeros por donde
el ancla el 13 de junio. En todas partes fue recibido tenia que pasar tomados por Centeno con una fuerza
con entusiasmo, y los habitantes parecían ansiosos
doble mas numerosa que la suya? Decidió recurrir á
de borrar el recuerdo de lo pasado con promesas de las negociaciones, porque Centeno habia servido ti
fidelidad á toda prueba para lo futuro. Gasea recibió sus los
órdenes en otro tiempo y aun habia sido uno de
que mas le habian instado para que tomase el car-
tambien muchas cartas de felicitaeion de caballeros
residentes en el interior, muchos de los cuales habian go de procurador. Adelantándose, pues, en direc-
cion del lago de Titicaca, en cuyas inmediaciones
servido en otro tiempo en el partido de Pizarro. A es- habia Centeno elegido su campo, despachó un emi-
tas cartas dió cortes respuesta agradeciendo las ofer- sario á sus reales para abrir la negociacion. Dirigióle
tas de auxilio que le hacían y señalando á Caxamalca una comunicacion hablándole de las amistosas rela-
como punto general de reuiiion. ciones que en otro tiempo habian existido entre am-
A este mismo punto envió á Hinojosa luego que bos, recordándole que en una ocasion particular le
desembarcó con las fuerzas de tierra, ordenándole habia perdonado la vida, á pesar de haber conspirado
que tomase el mando de la gente allí reunida y pasase contra él ; diciéndole que no estaba resentido por su
ájuntarse con .él á Xauxa, donde habia determinado última conducta, que no iba á pelear contra él ; que
establecer su cuartel general por ser territorio rico y su propósito era abandonar el Perú, y que el único
abundante y hallarse en posicion central á propósito favor que tenia que pedirá su antiguo amigo era que
para operar con ventaja contra el enemigo. le dejase atravesar libremente las montañas.
Despues salió de Tumbez á la cabeza de un peque- A esta comunicacion respondió Centeno en térmi-
ño destacamento de caballería por el camino llano que nos tan corteses como los que ]labia usado el mismo
sigue la costa hácia Trujillo. En esta leal ciudad se Pizarro. Decíale que estaba pronto á servirá su anti-
detuvo algunos dias, y luego atravesando la cadena guo gefe en todo lo que fuese compatible con su ho-
de montañas que se estiende al Sudeste, entró en el nor y con la obediencia que debia al soberano ; pero
fértil valle da Xauxa. Allí le esperaban los refuerzos que habiendo tomado las armas en favor de la causa
del Norte y de las principales ciudades de la costa; y real no podia sin faltar á su obligacion acceder á lo
poco despues recibió un mensaje de Centeno, parti- que le pedia; que no obstante, si Pizarro quería liar-
cipándole que tenia guardados los desfiladeros por se de su buena fe, él le empeñaba su palabra de honor
donde Gonzalo Pizarro se preparaba á huir del pais y de influir todo lo posible con el gobierno para que se
que este gefe insurgente caeria pronto en sus manos. le hiciesen las mismas concesiones que se habian he-
Mucha alegría causaron en el campo real estas no- cho á los demas. Gonzalo oyó con sonrisa de desprecio
ticias. La guerra, pues, estaba terminada, y esto sin las corteses promesas de su antiguo compañero, y
que el presidente hubiese tenido que levantar su es- arrancando la carta de manos de su secretario, la
pada contra un solo español. Varios de sus consejeros arrojó indignado lejos de sí. No tenia otro recurso
le propusieron que disolviese la mayor parte de sus mas que apelar á las armas (3).
tropas, como costosas y ya innecesarias. Pero el pre- Levantó el campo inmediatamente y dirigió su
sidente tenia demasiada prudencia para debilitar así marcha á las orillas del lago de Titicaca, donde esta-
sus fuerzas antes de estar seguro de la victoria. Con- ba acampado su rival. Recurrió sin embargo a una
sintió sin embargo en dar órdenes para que no le estratagema para evitar si era posible la batalla. En-
fuesen ya enviados los refuerzos pedidos á Méjico y vió sus batidores en diferente direccion de la que
á las colonias inmediatas, pues que le bastaba para pensaba tomar, y despues apresuró su marcha hacía
triunfar del enemigo el apoyo de los leales habitantes lluarina, pequeña ciudad situada al Sudeste del lago
del pais. No obstante, concentró sus fuerzas en Xau- de Titicaca, cuyas márgenes, cuna de la primitiva
xa, estableció su cuartel general en esta ciudad segun civilizacion de los Incas, debian resonar en breve con
lo habia pensado y resolvió aguardar noticias de las el ruido de una mortal contienda entre sus mas civi-
operaciones de Centeno en el Sur. El resultado fue lizados conquistadores.
Pero Centeno supo por un aviso secreto los movi-
distinto del que esperaba (2). mientos de Pizarro, y cambiando de posicion, ocupó
otra no lejos de lluariría el mismo tija en que Gonzalo
mamila vida si no auia de hacer la jornada , y e] gran desseo ]legó á este punto. Aquella tarde se avistaron los cen-
que tenia de hacerla, se puso contra ellos diziendo que qual- tinelas de uno y otro campo, y las fuerzas rivales
quiera que le tocase en abaxar vela le costarla la vida.» Fer-
nandez, parte I, lib. II, cap. LXXI.
descansando sobre las armas se prepararon para com-
(1) Las luces fosfóricas que algunas veces se ven en el batir á la mañana siguiente.
mar durante la tempestad, aparecieron entonces sobre los Era el 26 de octubre de 15 . 17 cuando los dos gefes,
mástiles y jarcias del buque en que iba el presidente, el cual, habiendo formado sus tropas en órden de batalla, se
segun Fernandez , entretuvo á los marineros esplica ndoles el adelantaron á encontrarse en las llanuras de Huarina.
fenómeno y diciéndoles las fábulas á que habia dado origen El terreno, defendido por un lado por una colina de
en la antigua mitología. Esta pequeña anécdota nos da la
clave de la popularidad que tenia Gasca aun entre las clases rir datos y pormenores que no pueden encontrararse en nin-
mas humildes. cun otro, sobre los principales actores de aquellas escenas
(2) Para las anteriores páginas, véanse : Pizarro, Descu- turbulentas. Su obra, todavía manuscrita , que existía antes
brimiento y Conq.MS. — Zárate, Conq. del Perú, lib. VII, en los archivos de la universidad de Salamanca , ha sido tras-
cap. I.—Herrera, Ilist. general, doc. VIII, lib. III, cap. XIV ladada á la biblioteca real de Madrid.
y sig. —Fernandez, IIist. del Perú, parte I, lib.II, capítu- (3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. MS. — Garciiasso.
lulo LXXI—LXXVII.—MS. de Caravantes. Com. Real, parte 11, lib. V, cap. XVI—'!.árate, Conq. del
Este último escritor, que ocupó un destino importante en
Perú , lib. VII.
las oficinas de Hacienda de la colonia , tuvo ocasion de adqui-
218 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

hombres y caballos, y atropellándolos , dice un his- vas, incitó al fin el ejemplo de la infantería, y poseida
toriador, como si fueran un rebaño de ovejas (1). de un terror pánico abandonó el campo.
Estos recobrándose con gran dificultad del primer Pizarro y unos cuantos caballeros que habian que-
golpe trataron de ordenar sus filas y pelear con mas dado hábiles siguieron el alcance hasta corta distan-
ventaja. cia, porque tampoco se hallaban en estado ni en nú-
Pero Pizarro no pudo volverá ganar el terreno que mero suficiente para continuar por mucho tiempo la
habia perdido , y su caballería fue derrotada por to- persecucion. La victoria fue completa, y el gefe in-
das partes. Hubo muchos muertos y heridos por am- surgente tomó posesion de las abandonadas tiendas
bos lados, y el campo quedó cubierto de cadáveres de del enemigo, donde halló un inmenso botin en pla-
hombres y caballos. La pérdida de los de Pizarro fue ta (4), y las mesas dispuestas para la comida de las
mucho mayor, y casi todos los que escaparon con tropas de Centeno luego que volviesen de la batalla.
vida se vieron obligados á rendirse prisioneros. Ce- • Tanta era la confianza que tenian en su triunfo ! La
peda, que peleaba con la furia de la desesperacion, comida sirvió ahora para los vencedores , que tal es
recibió un sablazo en la cara que le obligó á ceder el la suerte de la guerra. La accion fue en efecto decisi-
campo (2). Pizarro, despues de haber visto caer al va , y Gonzalo Pizarro al recorrer el campo cubierto
lado su o á sus mejores y mas valientes caballeros , se de cadáveres se santiguó muchas veces esclamando:
y rodeado de tres ó cuatro enemigos. Desem-
encontró «¡ Jesus , Jesus , qué victoria!»
barazándose de ellos puso espuelas á su caballo , y el No menos de trescientos cincuenta de los de Cen-
noble animal, aunque desangrándose por una grave teno quedaron muertos, y el número de heridos fue
herida en las ancas, dejó en breve atras á todos sus mucho mayor, calculándose que mas de ciento de
perseguidores, escepto á uno que le detuvo cogién- estos murieron por haber quedado aquella noche á
dole por la brida. Mal lo hubiera pasado entonces la intemperie; pues aunque el clima en aquella ele-
Gonzalo si con una ligera hacha de combate , que lle- vada regios es templado, los vientos de la noche que
vaba colgada al lado, no hubiera dado tal golpe en la soplan de las montañas son fríos y penetrantes , y
cabeza del caballo de su enemigo, que le hizo caer, muchos infelices heridos que bien cuidados podian
y obligó al caballero á soltar la rienda del suyo. En- haberse restablecido, amanecieron muertos de frio
tre tanto algunos arcabuceros, viendo el peligro de al dia siguiente. No alcanzó Pizarro esta victoria sin
Pizarro, corrieron en su auxilio, mataron á los dos gran pérdida por su parte, pues quedaron en el cam-
caballeros que habian quedado atras y acababan de po mas de ciento de los suyos. Sus cadáveres estaban
llegar sobre él , y obligaron á los demas á huir (3 ). hacinados en la parte de terreno que habia ocupado íl
La derrota de la caballería fue completa , y Pizarro la caballería, donde el combate fue mas encarnizado.
consideró la jornada como perdida al oir las trompetas En aquel estrecho espacio se encontraron tambien los
del enemigo entonar el toque de victoria. Pero apenas cuerpos de mas de cien caballos , la mayor parte de
se habia estinguido el eco de estos sonidos, cuando los cuales, así como sus ginetes , muertos tambien,
se oyeron en el campo opuesto. La infantería de Cen- pertenecian al ejército vencedor. Esta fue la batall a
teno habia sido derrotada, como hemos visto , y ar- mas cruel que habia ensangrentado hasta entonces
rojada lejos del campo ; su caballería del ala derecha el suelo del Perú (5).
habia cargado sobre la izquierda de Carbajal com- La gloria de la jornada ( triste gloria por cierto)
puesta de alabarderos y arcabuceros entremezclados. corresponde casi enteramente á Carbajal y á su bizar-
Los caballos salieron á todo escape contra esta for- ra infantería. Las juiciosas disposiciones del vetera-
midable falange; pero no pudieron romper aquella no y la escelente disciplina é indomable valor de sus
densa nube erizada de alabardas sostenidas por las soldados recobraron el ascendiente en la batalla cuan-
fuertes manos de los soldados que firmes é imper- do esta estaba casi perdida por la caballería, y ase-
térritos se mantenian en sus puestos, al mismo tiem- guraron la victoria.
po que los arcabucerós que formaban á su retaguar- Carbajal, infatigable siempre, siguió el alcance de
dia molestaban al enemigo con un terrible fuego. los enemigos con la gente que estaba en disposicion
Viendo la brecha impracticable la caballería rodeó en de acompañarle, y los desgraciados fugitivos que ca-
desorden los flancos de la falange y se unió á reta- yeron en sus manos, muchos de los cuales habian
guardia de esta con el victorioso escuadron de Cente- sido traidores á la causa de Pizarro, fueron inmedia-
.o. Reunidos ambos cuerpos intentaron una nueva tamente ejecutados. Así su crueldad con los indefen- •

carga contra la infantería de Carbajal; pero hizo dar sos prisioneros empañó los laureles ganados en el '11i,
media vuelta á su gente y ejecutada la maniobra con campo, combatiendo contra hombres valientes y ar-
la prontitud y disciplina de soldados bien instruidos, mados como él. Centeno, mas afortunado, logró es-
la retaguardia quedó convertida en frente, oponién- caparse. Viendo perdida la batalla, salió de su litera,
dose á la carga el mismo bosque de alabardas, mien- se arrojó sobre un caballo, y no obstante su enferme- ,r1^
tras el incesante fuego de los arcabuces castigaba la dad, aguijado por el temor-de la triste suerte que le
audacia de la caballería, la cual, cansada y comple- p ^.
tamente desanimada con el mal éxito de sus tentati-
(4) «El botin, segun • Fernandez , no bajó de un millon
cuatrocientos mil pesos. «El saco que vuo fue grande : que se i^ail
(1) «Los de Diego Centeno, como yuan con la pujanga de dixo ser de mas de vn millon y quatrocientos mil pesos.»
vna carrera larga , llevaron á los de Gongalo Pigarro de en- (Historia del Perú, parte I, lib. 1I. cap. LXXIX.) El cálculo
cuentro, y los tropellaron como si fueran ouejas, y cayeron es muy exagerado : pero nos hemos ido familiarizando tanto
cauallos y caualleros.» Garcilasso, Com. Real, parte II, con las doradas maravillas del Perú que, come el lector de ll`lu
lib. V, cap. XIX. las Mil y una Noches, nos hacemos demasiado crédulos para
(2) El sabiazo que recibió Cepeda, le abrió de arriba aba- recurrir á la medida comun de las probabilidades. ,411
jo la nariz; y la cicatriz que luego le quedó era tan horrible, (5) «La mas sangrienta batalla que vuo en el Perú.» Fer-
que hubo de cubrirla con un parche , segun nos dice Garci- nandez, Hist. del Perú, parte I, lib. II, cap. LXXIX.—Las
lasso, que le vió muchas veces en el Cuzco. relaciones de esta batalla son, como de costumbre, discrepan-
( 3) Segun muchas autoridades, el caballo de Pizarro no tes, y el historiador tiene que conciliar los estrenos segun
solo quedó herido, sino muerto en el combate, supliendo esta pueda. Pero en lo general hay conformidad en los puntos
falta su amigo Garcilasso de la Vega, que le hizo subir en el principales. Todos convienen en considerarla como la mas san- :'yv11

suyo. Este oportuno auxilio dado al rebelde perjudicó despues grienta que se ha dado entre españoles en el Perú, y en atri-
at generoso caballero, á quien sus enemigos se lo echaron en buir á Carbajal el mérito de la victoria. Ademas de Garcilasso ti
cara como un crimen. Su hijo, el historiador, niega decidida- y Fernandez , •véanse : Pedro Pizarro (este se halló en la ac-
mente el hecho , y parece deseoso de librar á su padre de esta ^+r^o
honr osa imputacion , que perjudicó á ambos para sus ulterio- cien); Zárate, lib. VIII, cap. 111.—Herrera, clec. VIII, li-
res adelantos. bro, 1V, cap. Il.—Gomara, cap. CLXXXI.—Montesinos,
Anuales, abo de 4547. 4!^
LA CONQUISTA DEL PERÚ. 229
esperaba si caía prisionero , logró penetrar en lave nada para lo futuro resolvió permanecer en el Cuzco
tina sierra, donde burló la vigilancia de sus enemi- y esperar tranquilamente á que una nueva y última
gos , y como un ciervo herido y seguidode cerca , se batalla decidiese cuál de los dos debía ser dueño del
salvó internándose en las fragosiades de los bos- Perú.
ques, hasta que por rodeos y casi milagrosamente
pudo llegar á Lima. El obispo del Cuzco , que llegó CAPITULO III.
tatnbien, aunque por distinta parte, no fue menos
afortunado en salvarse de las manos de Carbajal, Desaliento en el campo de Gasca.—Sus cuarteles de in-
pues como habia sido antes partidario de Ihizarro , á vierno.—Continúa su marcha.—Atraviesa el Apuri-
mac.—Conducta de Pizarro en el Cuzco.—Acampa
juzgar por el poco respeto que generalmente mostra- cerca de la ciudad.—Derrota de Xaquixaguana.
ba el veterano á los de su hábito, es probable que no
hubiera tenido el menor escrúpulo en sentenciarle á 1547 —1548.
horca como si hubiera sido el mas humilde de los MIENTRAS ocurrian los sucesos mencionados en el
soldados contrarios (1). capítulo anterior había permanecido Gasea en Xauxa
Al día siguiente de la accion Gonzalo Pizarro hizo esperando nuevas noticias de Centeno, casi seguro
dar sepultura comun á los cuerpos de los soldados de de que le participariun la total derrota de los rebel-
su bando y del contrario, que aun yacian uno al lado des. Grande fue por tanto su desaliento al saber el
de otro en el mismo sitio donde habian empeñado la éxito del fatal combate de Huarina y que los realistas
mortal contienda. Los caballeros de distíncion (por- se habian dispersado ante la espada de Pizarro, des-
que la nobleza no debia ser olvidada en el sepulcro) apareciendo el comandante como una sombra y no
fueron trasladados á la iglesia de Huarina, poblacion sabiéndose absolutamente su paradero (3 ).
que dió su nombre á esta batalla, donde se les enter- Esta noticia esparció entre los soldados una cons-
ró con la solemnidad correspondiente; pero en tiem- ternacion proporcionada á su primitiva confianza : ya
pos posteriores sus restos fueron trasladados á la ca- creian que era temeridad inútil luchar con un hom-
tedral de la Paz y colocados en un mausoleo erigido bre al parecer protegido por una especie de magia
en aquel punto por medio de una suscricion general; que le hacia invencible contra los mayores enemigos.
porque pocos eran los que no habian tenido que llo- El presidente, aunque era grande su desaliento,
rar la pérdida de algun amigo ó pariente en aquella procuró ocultarlo con cuidado y reanimar el espíritu
fatal jornada. abatido de los suyos. Decia que por haberse fiado
El vencedor se aprovechó entonces de su triunfo demasiado de sus fuerzas habia castigado el cielo su
para enviar destacamentos á Arequipa, La Plata y presuncion; pero que siempre sucedía que la Provi-
otras ciudades situadas en aquella parte del pais, á dencia, cuando determinaba abatir al criminal, le
fin de levantar fondos y tropas para continuarla guer- dejaba elevarse á la mayor altura posible para que
ra. Sus pérdidas quedaron superabundantemente su caída fuese despues mayor.
compensadas con el número de los vencidos que se Mientras Gasea procuraba de este modo tranquili-
avinieron á servir bajo sus banderas. Despues, reu- zar á los supersticiosos y á los tímidos, se aplicó con
niendo sus fuerzas dirigió la marcha al Cuzco, cuya su acostumbrada energía á reparar los perjuicios que
capital habla sido en otro tiempo muy adicta á su había hecho á su causa la derrota de Huarina. Envió
causa, aunque últimamente se habia manifestado á Lima un destacamento á las órdenes de A!varacio,
leal á la corona, merced á los esfuerzos de unos po- para recoger á los realistas que se habían refugiado
cos realistas. allí despues de la batalla, sacar los cañones de los
Allí los habitantes se prepararon para recibirle en buques y trasladarlos al cuartel general. Otro cuer-
triunfo, levantando arcos en las calles y celebrando po de tropas salió en direccion de Guamanga, á se-
con músicas su victoria. Pero Pizarro, mas discreto, senta leguas del Cuzco con igual objeto de proteger á
rehusó los honores de la ovacion, mientras el pais los fugitivos y tambien con el de evitar que los ca-
estuviese en manos de sus enemigos , y enviando de- ciques del pais suministrasen provisiones al ejército
lante la mayor parte de sus tropas, entró en la ciudad insurgente del Cuzco. Despues, como el número de
á pie escoltado por un corto séquito de amigos y ha- sus tropas era considerablemente mayor que el que
bitantes , y se dirigió á la catedral , donde se cantó podía reunir su adversario , determinó Gasea levan-
un Te Deumén acciou de gracias por su victoria. En tar sin mas dilacion el campo y marchar sobre la ca-
seguida se retiró á su alojamiento anunciando su in- pital de los Incas (4 ).
tencion de establecer por entonces sus reales en la Saliendo, pues, de Xauxa el 29 de diciembre de 1547,
venerable capital de los Incas (2 ). pasó por Guamanga y despues de una marcha mas pe-
Ya no volvió á pensar Pizarro en su proyecto de nosa que de ordinario por la inclemencia del tiempo y
retirada á Chile, porque su reciente triunfo habia el mal estado de los caminos, entró en la provincia
inflamado su pecho con nuevas esperanzas, y confia- de Anda guaylas. Era este un pais fértil y hermoso y
ba en que producirla igual efecto en el ánimo vaci- como siguiendo el camino adelante tendria que inter-
lante de aquellos cuya fidelidad era combatida por el narse en una fragosa sierra apenas practicable en tiem-
po de invierno, resolvió Gasea fijar allí sus reales
temor de arruinarse y de que Pizarro no tuviese ha-
bilidad para vencer al presidente. Ya, segun él, po- hasta que mejorase el tiempo ; y habiendo caldo en-
dían haberse convencido los mas tímidos de que su
estrella brillaba todavía esplendente. Así, sin recelar tY salió á la ciudad de los Reyes, sin que Carbajalnii
(3)
alguno de los suyos supiese por donde fue, sino que parecí&
encantamiento.» Garcilasso , Com. Real, parte 11, lib. V, ca-
(1) Pedro Pizarro, Descub. y Comí. MS.—Fernandez,
Hist. del Perú, ubi supra.—Zárate, lib. VII, cap. 111. Gar- pítulo. XXII.
cilasso , Com. Real, parte II, lib. V, cap. XX[—XXII. (4) Gasea, segun Ordegardo, sostuvo su ejército durante
su permanencia en Xauza , con los depósitos de grano que
(2) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V, cap. XXVII. habia en el valle, donde encontró . maiz suficiente para el
—Pedro Pizarro, Descub. yConq., MS.—Zárate, Conq. del consumo de muchos arios. No deja de ser estraiio que estos,
Perü. lib. VII, cap. III. depósitos hubiesen sido por tanto tiempo respetados por los-
Garcilasso de la Vega, que entonces era un niño, presenció
hambrientos conquistadores. «Cuando el serio: . Presidente
la entrada de Pizarro en el Cuzco. Escribe, pues, por lo que con la gente de castigo de Gonzalo Pizarro por el
vió, aunque lo hace despues de un intervalo de muchos años. Gasea ass ó
valle de Jauja, estuvo allí siete semanas, á lo que me acuer-
En atencion á la clase de su padre, tenia fácil la entrada en do, y se bailaron en depósito maiz de cuatro y de tres y de-
el palacio de Pizarro, y esta parte de su historia merece la dos arios mas de 15,000 hanegas junto al camino é allí comió
consideracion debida no solamente á un contemporáneo, pina la gente.» Ondegardo, Rel. seg.,
á us testigo ocular.
TOMO 1.
2 20 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG,

fermos muchos soldados á consecuencia de las conti- Gasea, que no ostentaba mas conocimiento en
nuas lluvias, estableció un hospital de campaña y vi- asuntos militares del que realmente poseía, dió el
sitó con su acostumbrada bondad á los enfermos, mando de sus fuerzas á Hinojosa y nombró segundo
remediando sus necesidades y ganando sus corazones al mariscal Alvarado. Valdivia, que llegó despues de
con la simpatía que les mostraba (1). adoptadas estas disposiciones, aceptó un mando de
Entre tanto las tropas reales se aumentaban con coronel, con la condicion de ser consultado y emplea-
la llegada continua de refuerzos, porque no obstante do en todos los casos de entidad (5). Arreglado ya
la sensacion que Rabia producido en todo el pais la todo , el presidente levantó el campo en marzo de 15 iS
primera noticia de la victoria de Pizarro , un poco de y tomó la vtfelta del Cuzco.
reflexion convenció al pueblo de que la causa realis- El primer obstáculo que encontró en el camino fue
ta era la mas fuerte y debía prevalecer al fin. Con es- el rio Abancay , cuyo puente habia sido cortado por
tos refuerzos llegaron tambien varios de los mas dis- el enemigo; mas como no habia fuerza que le moles-
tinguidos capitanes del pais. Centeno , restablecido tase eu la opuesta orilla, el ejército no tardó en pre-
ya de su enfermedad y ardiendo en deseos de vengar parar un nuevo puente y en cruzar el rio que por
su última derrota, se unió al presidente con los sol- aquella parte presentaba un aspecto nada formidable.
dados que había reunido en Lima. Benalcázar, el El camino se internaba despues en una region mon-
conquistador de Quito, que como el lector recordará tnosa, en que los bosques precipicios y barrancos se
habia sido vencido con Blasco Nuñez en el Norte, lle- mezclaban confusamente con alguno que otro valle
gó con otro destacamento y poco despues le siguió retirado , cuya verde alfombra resplandecia como una
Valdivia, el famoso conquistador de Chile, que ha- isla fértil y hermosa entre las agitadas olas del bor-
biendo vuelto al Perú á reclutar gente para su espe- rascoso Océano. Las atrevidas crestas de los Andes,
dicion y sabiendo el estado del pais, se Babia adherido elevándose hasta esconderse en las nubes, estaban
sin vacilar al partido del presidente, no obstante que cubiertas de nieve, que bajando por los lados de la
iba á combatir á su antiguo amigo y compañero Gon- montaña daba á los vientos que soplaban en su super-
zalo Pizarro. La llegada de este último aliado causó ficie una frialdad tan penetrante, que entumecía los
general regocijo en el campo, porque Valdivia, amaes- miembros de hombres y caballos. Los caminos en
trado en las guerras de Italia, era tenido por el mejor aquellas regiones eran por algunas partes tan estre-
soldado del Perú; y Gasea le cumplimentó diciendo chos y estaban tan cortados por barrancos que á ve-
que mas estimaba su persona que un refuerzo de ces casi no pocha pasar por ellos la caballería. Los
ochocientos hombres (2 ). ginetes se vieron obligados á apearse y el presidente
Ademas de estos auxiliares guerreros acompañaba con todos los demas continuaron el camino á pie:
al presidente una comitiva de eclesiásticos y emplea- camino tan peligroso que aun en tiempos posteriores
dos civiles tal como pocas veces se habia visto en los no ha sido cosa rara ver áuna mula, fe pesar de la se-
marciales campos del Perú. Entre ellos se hallaban guridad de sus pies, caer precipitada con su carga
los obispos del Cuzco, Quito y Lima , los cuatro ge- de plata en algun abismo de centenares de varas de
les de la nueva audiencia y un considerable número profundidad (6 ).
de clérigos y frailes misioneros ( 3 ) , los cuales, aun- Estos obstáculos retardaron la marcha de tal modo,
que sirviesen de poco para reforzar el ejército en una que las tropas rara vez caminaron mas de dos leguas
batalla, daban con su presencia á la causa que de- al dia (7). Por fortuna ladistanciaque tenian que re-
fendían cierta autoridad y cierto carácter sagrado que corrrer no era grande y mas recelo que este camino
producían sus efectos en el ánimo de las tropas. infundia al presidente el paso del Apurimac, al cual
Los rigores del invierno comenzaron entonces á se iban acercando. Este rio , uno delos mas formida-
ceder ante la suave influencia de la primavera , que bles tributarios del de las Amazonas , precipita su an-
se adelanta mucho en aquellas regiones tropicales, cha corriente entre las gargantas de las cordilleras
solo por su elevacion templadas. Gasea, despues de que se elevan á uno y otro lado como inmensas mu-
tres meses de deteucion en Andaguaylas, preparó su rallas de roca, presentando una barrera natural, fá-
gente para la marcha definitiva sobre el Cuzco (4). cil de defender contra fuerzas muy superiores. Gasea
El número de sus tropas apenas bajaba de dos mil antes de su partida de Andaguaylas supo que Pizarro
hombres, siendo la mayor fuerza europea que hasta habia destruido todos los puentes sobre este rio. En-
entonces se habia reunido en el Perú. Cerca de la mi- vió, pues , esploradores á sus márgenes , fe fin de ele-
tad de ellos llevaban armas de fuego; y la infantería gir el sitio mas á propósito para restablecer las co-
era mas útil que la caballería en los paises montaño- municaciones con la opuesta orilla.
sos que iban á atravesar. Pero la caballería era tam- Escogióse un punto cerca de la aldea india de Co-
bien numerosa, y la artillería se componia de once tapampa, á unas nueve leguas del Cuzco; porque el
cañones de grueso calibre. Las tropas iban bien equi- rio, aunque rápido y turbulento, por estar comprimi-
padas y disciplinadas, bien provistas de armas y mu- do en aquella parte dentro de mas estrechos límites,
niciones y mandadas por oficiales á cuyos nombres no tenia menos de doscientos pasos de anchura, lo
estaba unido el recuerdo de las hazañas mas memo- cual era una distancia bastante considerable. Diéron-
rables ejecutadas en el Nuevo Mundo. En suma, to- se órdenes para reunir en las inmediaciones la mayor
dos los que se tomaban algun interes por el bienestar
del pais militaban bajo las banderas del presidente, es de mas valor que el ordinario para los acontecimientos sub-
formando un contraste notable con los turbulentos siguientes.
aventureros que servian en las filas de Pizarro. (5) Valdivia dice que se le confió el mando de todo el ejér-
cito. «Luego me dió él la autoridad toda que traia de parte
de V. M. para en los casos tocantes á la guerra, 1 me encar-
(1) Zárate, Conq. del Perú, lib. VII, cap. IV.—Fernan-
gó todo el exército, i le puso bajo de mi mano rogando i pi-
dez , Hist. del Perú, parte I, lib. II, cap. LXXXII—LXXXV.
diendo por merced de su parte á todos aquellos caballeros,
—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.—Cieza de Lean,
capitanes é gente de guerra , i de la de V. M. mandándoles me
cap. XC.
(2) A lo menos así lo asegura Valdivia en su carta al em- obedesciesen en todo lo que les mandare acerca de la guerra,
i cumpliesen mis mandamientos como los suyos.» (Carta de
perador. «Y dixo de público que estimara mas mi persona que Valdivia, MS.) Pero otras autoridades aseguran con mas pro-
á los mejores ochocientos hombres de guerra que le pudieran babilidad lo que va referido en el testo. Debe confesarse que
venir aquella hora.» Carta de Valdivia, MS.
Valdivia nada deja de decir por modestia : toda su carta está
(5) Zárate, MS.
escrita en un tono de jactancia que seria estraño aun en el
(4) Cieza de Leon, Crónica, cap. XC.—El antiguo cro- mas vanidoso hidalgo de Castilla.
nista, ó mas bien geógrafo, Cieza de Leon, se halló en esta (6) Cieza de Leon, Crónica, cap. XCI,
campaña, segun nos dice; así su testimonio, siempre bueno, (7) MS. de Caravantes.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
Y2!
cantidad de materiales tan pronto como fuese posible, gunas partes á una altura de muchos miles de pies-
yal mismo tiempo para distraer al enemigo y obligar- Esta cuesta, aunque no toda, era preciso subirla .
le á dividir sus fuerzas en caso de que intentara hacer Las dificultades del terreno , cortado por horriblea
resistencia, se mandaron reunir tambien, aunque en barrancos é interceptado por maleza, ;se aumenta-
porciones mas pequeñas , materiales de la misma cla- ban estraordinariamente con la oscuridad de la p o-
se, en otros tres puntos inmediatos al rio. El oficial che, y los soldados, al emprender lentamente la su-
destacado en Cota patri tenia instrucciones para no bida, temian a cada paso dar en una emboscada, para
empezar la construccion del puente hasta que llegase las cuales el terreno era tan favorable. Mas de una
la fuerza suficiente para acelerar la obra y asegurar vez la falsa noticia de que el enemigo estaba encima
su buen éxito.
les llenó de terror pánico. Pero Hinojosa y Valdivia
Tral.ábase de construir uno de esos puentes de sus- estaban allípara restablecer el órden en las filas y
pension que, como el lector recordará, usaban anti- 'animar á su gente, hasta que al fin, antes de rapar el
guameute los Incas, y que se usan todavía para aíra- día , los osados caballeros y sus tropas llegaron á la
vesar los profundos y turbulentos ríos de la América cima por donde atravesaba el camino y esperaron allí
del Sur. Háceuse de Mimbres unidos y retorcidos hasta al presidente. No tardó este mucho, y en la mañana
formar enormes cables que se atan a uno v otro lado del siguiente dia los realistas se hallaron en número
del rio ;í grandes postes de piedra , ó donde es posi- suficiente para desafiar á sus enemigos.
ble á la roca natural. Sobre estos cables se colocan Efectuóse el paso del rio con menos pérdida de la
trasversalmente varias tablas, y así queda hecho un que podia esperarse, atendidas la oscuridad de la no-
puente que, aunque ligero y frágil en apariencia por che y la mucha gente que cargó sobre el puenta col-
estar suspendido á veces á muchos cientos de pies gente. Algunos, sin embargo, cayeron al agua y se
sobre el abismo, proporciona un paso bastante segu- ahogaron, y mas de sesenta caballos al pasar á nado
ro á los hombres y aun á la artillería (1). fueron arrebatados por la corriente y estrellados con-
No obstante las órdenes perentorias de Gasea, el tra las rocas (3 ). Todavía se necesitaba dar tiempo
oficial encargado de reunir materiales para la cons- a que pasasen el tren de artillería y loe carros; y el
truccion del puente, deseoso de llevarse el honor de presidente acampó en la fuerte posicion que ocupaba
completar él solo la obra , la comenzó desde luego. para aguardar su llegada y dar á las tropas el desean-
Disgustado el presidente, hubo de apresurar su mar- so de que tanto habido menester despues de sus es-
cha para proteger la construccion con todas sus fuer- traordinarias fatigas. En este punto le dejaremos para
zas ; pero mientras estaba empeñado en aquel babe- informar al lector del estado de las cosas en el ejérci-
rinto de montes, le llegó la noticia de que una partida to insurgente y de la causa de su estraíia negligencia
enemiga Babia destruido la parte de puente ya hecho, en guardar los desfiladeros del A purimac (4 ).
corlando los cables de la opuesta orilla. A consecuen- Desde que Pizarro ocupó el Cuzco, habia vivido
cia de esta noticia se adelantó Valdivia con doscientos entre los placeres en medio de sus compañeros y sin
arcabuceros, mientras el cuerpo principal del ejérci- cuidarse de nada, como soldado de fortuna en los
to le seguia con toda la celeridad posible. tiempos de prosperidad, gozando de lo presente y
Al hogar Valdivia al rio , vió que la interrupcion mirando tan poco al porvenir como si la corona del
habia sido causada por unos veinte soldados de Pizar- Perú estuviera ya irrevocablemente fija en sus sienes.
ro auxiliados por un numeroso cuerpo de indios. Carbajal se conducía de otro modo. Consideraba la
Proveyóse, pues , ele balsas, ó barcas chatas del pais, victoria ele Huarina como el principio, no como el fin
y por este medio pasó con su gente al otro lado sin de la lucha en que se disputaba el im erio peruano,
oposicion. El enemigo , desconcertado con la llegada y con actividad infatigable se ocupaba en mejorar
de semejante fuerza , se retiró á toda prisa al Cuzco cada dia mas la condicion de sus tropas para conser-
para dar la noticia á Gonzalo Pizarro. Entre tanto var sus ventajas. Al romper el alba se le veía montado
Valdivia conociendo la importancia de cada momento en su mula, con el traje y apariencia de 'un simple
en semejante crisis, aceleró la obra con el mayor vi- soldado, recorrer los diferentes barrios de la capital,
gor. Toda la noche continuaron la tarea sus cansadas ya inspeccionando la fábrica de armas, ya visitando
tropas, y ya estaba muy adelantada cuando el presi- los almacenes militares, ya haciendo maniobrar su
dente con sus batallones, saliendo de los desfiladeros gente, porque era siempre muy solícito en mantener
de la montaña, se presentó al salir el sol, en la orilla la mas estricta disciplina (5). Su espíritu incansable
o uesta. parecia no encontrar placer sino en la accion ince-
p Dióse poco tiempo de descanso, porque todos co- sante; viviendo , como habia vivido siempre, en eI
nocian que el éxito de la empresa dependía principal- torbellino de aventuras militares, no tenia aficion á
mente del corto intervalo que les daba su descuidado nada que no fuese útil para la guerra, y en una ciu-
enemigo. El presidente y los principales caballeros dad solo veía los elementos para un campo militar
tomaron parte en los trabajos como simples solda- bien organizada.
dos (2) ; y antes de las diez de la noche tuvo Gasea la (3) «Aquel dia pasaron mas de quatrocientos hombres, líe-
satisfaccion de ver el puente tan bien asegurado, que varado los caballos á nado, encima de ellos atadas sus armas
las primeras filas del ejército , desembarazadas de los i arcabaces, i así se perdieron mas de sesenta caballos, que
bagajes, podian arriesgarse á cruzarlo. Poco tiempo con la corriente grande se desataron, i luego daban en veas
bastó para que pasasen varios centenares de hom- peñas, donde se hacian pedales, sin darles lugar el ímpetu
del rio á que pudiesen nadar.» Zárate, Conq. del Perú, li-
bres á la otra orilla. Pero allí se presentó á las tro- bro VII,
cap. V.—Gomara, Historia de las Indias, capítu-
Das una nueva dificultad no menos formidable que
la del rio. Desde la margen de este se elevaba el ter- 10 (4) Ibid., ubi supra.—Fernandez, Hist. del Perú, par-
reno casi en línea perpendicular hasta l l egar por al- te I, lib. II, cap. LXXXVII.—Zárate. Conq. del Perú, li-
bro VII, cap. V.—Pedro Pizarro, Descub. y Gong. MS.
(1) Fernandez, Hist. del Perú, parte I, lib. II, capitu- MS. de Caravantes.—Carta de Valdivia, MS.—Cieza de
tulo LXXXVI—LXXXVIL—Zárate, Conq. del Perú, lib. VII, Lean , Crónica , capítulo CXI. — Relamen del Lie. Gas-
cap. V.—Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS. — MS. de ca , MS.
(5) «Andana siempre en una mula crescida de color entre •
Caravantes.—Carta de Valdivia, ,MS.—Relacion del Lic. Gas- pardo y bermejo, yo no le ví en otra caualgadura en todo el
ca MS
(2) «La gente que estaua de la vna parte y 'e la otra to- tiempo que estuuo en el Cezco antes de la batalla de Sac
das tirauan y trabajauan al poner y apretar de las criznejas. sahuana. Era tan continuo y diligente en srlieitar lo que á su
conuenia, que á todas horas del dia y de la noche le-
sin que el presidente ni obispos, ni otra persona quisiese te -1 topauan sus soldados haziendo su oficio y los apenas.» Garei--

raer priuilegio para dexar de trabajar.» Fernandez, Ilist. del
Peru, parle I, lib. II, cap. LXXXYII,
lasso, Com. Real, parte I, lib. V, cap. XXVQ.,
TOMO 11
I3113LIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
222
Con tales sentimientos, era natural que le disgus defender el paso del rio. «Eso corre de mi cuenta,
tase la conducta de su gefe, el cual le declaró su in dijo, y pido ser empleado en este servicio. venme
tencion de permanecer en el Cuzco`, y cuando el ene- cien hombres escogidos, y yo me obligo á defender
migo se adelantase presentarle la batalla. Carbajal le el paso contra un ejército, y á traer al capellan (nom-
dió un consejo muy diferente. No tenia plena con- bre que se daba al presidente en el campo rebelde)
fianza en la lealtad de los partidarios de Pizarro, y prisionero al Cuzco (2). » «No quiero separaros, pa-
menos en la de los que antes habían seguido la bao dre contestó Gonzalo dirigiéndose á Carbajal con este
dera de Centeno. Estos, que eran unos trescientos, afectuoso epíteto que le daba comunmenta (3), no
se habian visto en cierto modo compelidos á alistarse quiero separaros tau lejos de mi persona ; » y dió la
en las filas de Pizarro y no manifestaban gran entu- cornision áJuan de Acota, jóven caballero que le era
siasmo por su causa. El veterano instó é su gefe para muy adicto, y habia dado manifiestas pruebas de va-
que los enviase á todos á sus casas, diciendo que era lar en mas de una ocasian, pero que , como se vió
mucho mejor presentarse eu batalla con un puñado despues, carecía absolutamente de las cualidades ve-
de fieles soldados que con una hueste numerosa de cesarlas para llevar á cabo una empresa de tanta im-
falsos amigos y tímidos corazones. portancia. Este reunió doscientos arcabuceros rnon-
Creia ademas Carbajal que Pizarro no tenia sufi- lados, y despues de haber recibido muchos y muy
cientes fuerzas para presentar batalla á su rival, apo- sanos consejos de Carbajal, salió para su espedicion.
yado como estaba este por los mejores capitanes del
v Pero en breve olvidó las instrucciones del veterano,
Perú, y le aconsejó por Cauto, que abandonase el y tardó tanto en vencer las dificultades del camino,
Cuzco llevándose consigo los tesoros, provisiones y que á pesar de no haber sino nueve leguas de distan-
víveres de toda especie que en cualquier modo pudie- cia, encontró á su llegada construido el puente y
ran servir para las necesidades del ejército realista, establecida ya al otro lacto una fuerza enemiga tan
cuyos soldados, encontrando á su llegada un pais po- numerosa que 'no creyó prudente atacarla. Proyectó
bre yexhausto, en vez del rico botín que se proune- una emboscada de noche; pero su designio fue des
-tian,sedgurlvico.Pza,entrubpodser,ycntóoeiars
tanto, podria refugiarse con su gente en las monta- á distancia segura y enviar por refuerzos al Cuzco.
ñas inmediatas, donde, conociendo como conocia el Trescientos hombres fueron inmediatamente desta-
terreno, le seria fácil burlar la persecucion del ene- catos en su auxilio; pero cuando llegaron , ya el ene-
migó; y si este perseveraba en ella, disminuido con migo habia tomado posesion con bastante fuerza de
la desercion el número de sus soldados, pociria ha- la cresta de la eminencia. Se habia perdido la ocasiona
llarse oportunidad de acometerle con ventaja etilos y el desconsolado caballero hubo de volverse á toda
desfiladeros. Tal fue el prudente consejo del anciano prisa al Cuzco , donde dió cuenta á su gefe del mal
guerrero; pero no agradó á su orgulloso gefe, el cual, resultado de la empresa (4).
antes que volver la espalda á su enemigo, preferia La única cuestion que habia ya que decidir era la
correr el riesgo de un desigual combate. relativa al sitio donde Gonzalo Pizarro debería pre-
Ni se mostró Pizarro mas favorable á una propo- sentar la batalla. Determinó abandonar la capital y
sicion que se dice le hizo Cepeda para que se apro• esperar á sus contrarios en el vecino valle de Xa-
vechase de su último triunfo á fin de entrar en nego- quixaguana, situado á cinco leguas de distancia, y en
ciaciones con Gasca. Semejante consejo en un hombre el cual, corno el lector recordará, Francisco Pizarro,
que poco antes habia deshechado todas las proposi- en su primera ocupaciou del Cuzco, hizo quemar al
eiones del presidente, solo porfia proceder de la con- general peruano Challcucliima. Este valle, rodeado
viccion de que la reciente victoria ponia á Pizarro en por la elevada muralla de los Andes, estaba en su
un terreno mas ventajoso ) para' alcanzar condiciones mayor parte cubierto de hermoso verdor que presen-
mejores que las que le habían sido ofrecidas. Acaso taba muchos puntos de vista pintorescos; y por lo
tambien la esperiencia le había hecho desconfiar de templado y benigno de su clima habia sido residencia
la fidelidad de los soldados de Pizarro , ó de la capa- favorita de los nobles indios, muchas de cuyas quintas
cidad de este para sacarlos á salvo en aquella crisis. cubrian todavía las laderas de los montes. De uno de
Pero cualesquiera que fuesen los motivos que impul- estos salia un rio, ó mas bien arroyo , no muy ancho,
saran al solapado consejero, Pizarro no hizo caso y el terreno inmediato á sus márgenes estaba tan hú-
del consejo, y aun se mostró resentido cuando Cepecla medo y cenagosa, que parecia un pantano.
le instó de nuevo sobre el asunto. De todas las luchas, Allí llegó el gefe rebelde despues de una incómoda
ya con indios, ya con europeos, por muchos que hu- marcha por caminos difíciles de atravesar para los
biesen sido los obstáculos, habia salido siempre vic- carros y cañones. Sus fuerzas ascendían á nueve-
torioso. No debia, pues, desanimarse por primera
vez; y resolvió permanecer en el Cuzco y arriesgar
el éxito de una batalla. Había en el peligro a l go que (2) «Paresceme vuestra señoría se vaya á la vuelta de
cautivaba su ánimo atrevido y caballeresco. En esta collao y me deje cien hombres, los que yo escogiere, que yo
opinion le confirmaron tambien algunos de los caba- me iré á vista desde capellan, que ansi llamaba él al presi-
lleros que habian seguido su suerte basta entonces, dente.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS.
(3) Garcilasso, Com. Real, parte 11, lib. V, cap. XXXI.
jóvenes y turbulentos aventureros que, como él, pro - (4) Pedro Pizarro Descub. y Conq. MS. — Fernandez,
ícela arriesgarlo todo solo á un golpe de dados, á Ilist. del Perú, parte I, lib. 11, cap. LXXXVIII.—Zárate,
seguir la prudente , y segun dedal' ellos, tímida po- Conq. del Perú, lib. VII, cap. V.—Carta de Vadivia, MS.
lítica de consejeros mas graves. Tales eran los con- La carta de Valdivia al emperador, fechada en la Concep-
sejos que iban á determinar la futura conducta de Pi- cion , fue escrita dos años despues de los sucesos arriba referi-
zarro (1). dos. Se reduce principalmente .á dar cuenta de sus conquistas
En esta situacion llegó al Cuzco la noticia de que en Chile; y su campaña á las órdenes de Gasea en su visita al
un destacamento del enemigo habia pasado el Apu- Perú forma solo aria especie de brillante episodio. La copia
que yo poseo de esta carta, cuyo original existe en el archi-
rimacy se ocupaba en restablecer el puente. Carba• vo de Simancas, tiene unas setenta páginas en folio. Este es
jal opinó desde luego que era absolutamente necesario uno de esos documentos históricos de la clase de comunicacio-
nes y correspondencia de los gobernadores coloniales, que por
(1) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V, cap. XXVII. lo minucioso de sus detalles y lo bien informado de sus auto-
--Gomara, Hist. de las indias, cap. CLXXXI1.—Fernandea, res son del mayor valor. Los despachos dirigidos á la corte
Hist. del Perú, parte I, lib. II, cap. LX'XXVIII. particularmente, pueden compararse con las célebres Rela-
«Finalmente Gongalo Pigarro dijo que quería prodar su zioni que hacían los embajadores venecianos á su república,
ventura; pues siempre auia sido vencedor y jamas vencido.»
'bid., ubi supra. y que por fortuna se están publicando ahora en Florencia bajo
los auspicios del ilustrado editor Alberi,

LA CONQUISTA DEL PERÚ.



^^3
cientos hombres con unas seis piezas de artillería. parte del pais, desconociendo sus intereses, se mani-
Era este un buen c
erpo de ejército y muy cliscipli- testaban muy favorables á la causa de Pizarro. u
nado, pues había tenido la mejor escuela que podía El ejército real avivando el paso se apresuró á ba-
hallarse en el Perú. Pero era desgracia le Pizarro que jar por las vertientes de la sierra ; y no obstante los
su ejército se compusiese, en parte á lo menos, de esfuerzos de sus oficiales se adelantó tan en desórden,
hombres en cuya adhesiou no pocha tener confianza, escogiendo cada soldado el camino que mejor le pa-
v ni el valor ni la pericia del gefe podian suplir esta recia, que sus columnas dispersas presentaron mas
falta.
f
de un punto vulnerable al enemigo, y no se hubiera
Al entrar en el valle, eligió Pizarro la parte orien- efectuado la ha jada sin pérdida considerable, si
tal de él, hacia el Cuzco, como el mejor sitio parra es- a Pizarro
es la
rtillería de hubi e estado situada en alguna
tablecer su ca mpamento. Atravesaba esta parte el de las favorables posiciones que ofrecia el terreno.
riachuelo arriba mencionado ; y Pizarro situó su Pero Pizarro lejos de hacer tentativa alguna para im-
ejército de manera que uno de los estreu,os del campo pedir que se acercase el presidente, se obstinó en
se apoyaba sobre la barrera natural formada par las permanecer en la fuerte posicion que ocupaba, con-
rocas de la montaña, que en aquel punto se elevaban lia do en que sus enemigos no vacilarían en asal-
n

casi perpendicularmente, y el otro estaba protegido tarta de la misma manera que lo hablan hecho en
por el rio. Así, al paso que apenas era posible neo- I-luarina (3).
meterle por los flancos, estos obstáculos naturales Sin embargo, no se descuidé en destacar un cuer-
estrechaban tanto el frente, que no hubiera sido fácil po de arcabuceros para tomar un cerro inmediato
en aquella direccion derrotarle por muy superior que que en poder lguna del enemigo podía causarmo a
fuese el número de sus enemigos. A retaguardia que- lestia á su campo , al paso que en el suyo dominaría
daban abiertas las comunicaciones con el Cuzco por mas inmediatamente m el terreno que iba á ocupar el
cuyo medio se obteniau provisiones con facilidad. Se- ejército realista. Pero, advirt endo Hinojosa esta lila-
guro en esta fuerte posicion , resolvió Pizarro aguar- nrobra, envió un fuerte destacamento de arcabuceros
dar pacientemente el ataque (I ). reales que rechazaron á los rebeldes, y despues de
Entre tanto el ejército real habla subido las cuestas una corta escaramuza tomaron posesion de la altura.
de las cordilleras, y al final del tercer dio el presidente Aprovechóse luego de este triunfo para colocar en la
habla tenido la satisfaccion de verse rodeado de todas cima una pequeña batería, con la cual, aunque la
sus fuerzas inclusos sus cañones y bagajes. Luego distancia era grande para hacer mucho daño, logró
que dió el descanso suficiente á las tropas, continuó que penetrasen algunos tiros en el campo enemigo.
'su camino, y el ejército todo se adelantó con la con- Un tiro mató dos hombres, uno de ellos paje de Pi-
fianza de acabar pronto con el tirano, que llamaban así zorro , matando al mismo tiempo el caballo que este
á Pizarro. La marcha fue lenta al principio porque el tenia por la brida. Pizarro entonces mandó plegar
terreno era igualmente dificultoso : sin embargo , no las tiendas, considerando que presentaban un blanco
tardó el presidente en saber que su contrario habla demasiado marcado para la artillería enemiga (4).
escogido posicion en el inmediato valle de Xaquixa- Entre tanto las tropas del presidente habiau bajado
guana. Poco despues dos frailes enviados por Gonzalo al valle, y así que llegaron al llano , sus oficiales las
se presentaron en el ejército real con el designio opa- formaron en línea. El terreno que ocupaba el ejército
rente de examinar los poderes que la corona había real estaba un poco mas bajo que el del enemigo,
dado á Gasca. Pero habiendo dado su conducta moti- cuyas baterías despedían de cuando en cuando algu-
tivos para sospechar que fuesen espías, se les arrestó nos tiros que pasaban sobre las cabezas de las tropas
y no se les permitió volver al campo de Pizarro. No realistas. Un desertor de los de Centeno informó al
obstante Gasca despachó un emisario al gefe rebelde, presidente que Pizarro se estaba preparando para dar
prometiéndole de nuevo el perdon en caso de que un ataque por la noche. A consecuencia de esta noti-
depusiera las armas y se sometiera. Semejante acto cia mandó Gasca que todas sus fuerzas se formasen
de generosidad en aquella ocasion y cuando debla en batalla y estuviesen dispuestas para rechazar toda
creer, como creia probablemente, que la victoria tentativa del enemigo. Pero si el gefe insurgente me-
era suya, hace mucho honor á Gasea; y es lástima ditó en efecto un ataque nocturno, es lo cierto que
que el hecho no tenga en su apoyo la mejor autori- rio lo llevó á cabo, y segun se dice abandonó este
dad2 . designio por desconfianza en sus tropas y por temor
Despues de un par de dias de marcha la vanguar- de que en la oscuridad se le pasaran á los contrarios.
dia de los realistas se encontró de repente con las Si esto es verdad, debió conocer entonces, aunque
avanzadas de los rebeldes, cuya vista había impedido tarde, cuán sano era el consejo que le habla dado Car-
hasta entonces una espesa niebla; y se trabó entre bajal. El desgraciado Pizarro se hallaba en la sima-
ambas partes una tijera escaramuza. Al fin en la mas- cinta de un arrogante y osado caballero que corriese
g ana del 8 de abril, el ejército real al llegar á la al combate en un caballo de batalla, cuyas vacilantes
cresta de la elevada cadena que circunda el delicioso piernas amenazaran doblarse á cada paso y dejar al
valle de Xaquixaguana, divisó mas abajo y en el lado ginete en manos de sus enemigos.
opuesto las brillantes filas enemigas, con sus blancos Las tropas del presidente permanecieron sobre las
de aves silvestres armas la mayor parte de la noche, aunque el aire de
pabellones, que parecían bandadas
anidando entre las rocas de la montaña. Mas lejos
vieron una numerosa hueste de guerreros indios con 3 «Salió á Xaquixaguana con toda su gente y allí nos
(3)
n alto
sus trajes de mil colores; porque los indios en esta mo ar yóc erto nuestro Señor le cegó el ntendimiento, porque
si nos aguardaran al pie de la bajada, hicieran mucho daño á
-
Carta de Valdivia, MS.—Garcilasso, Com. Real, par- nosotros. Retiráronse á un llano junto á una ciénaga, cre
(1) m
te II, lib. V. cap. XXXIII—XXXIV.—Pedro Pizarro, Des- yendo que nuestro campo allí les acoetiera y con la ventaja
cubrimiento y Conq. MS.—Gomara, I1ist. de las Indias, que nos tenían del puesto nos vencieran.,
.—Racion Pedro Pizarro,
,MS.—Carta de Va di ia, MS.
capítulo CLXXXV.—Feruandez, Ilist, del Perú, parte I, li- Deseub. Gasea v
l CnMS.
bro II, cap. ',XXXVIII. muchas pelotas dieron en medio de la gente,
(4) «P„r•'que
q
(2) Nada dicen acerca de él los una variaeion en los y una deltas mató junto á Gonzalo Pizarro vn criado su yo que
escritores que se hallaron
presentes. Solo se encuentran con al g
pormenores, en Zárate (lib. VII, cap. VI) y en Gomara (ca- se estaca armando y mató otro hombre y vn cauallo, que
bos podrán creer que el puso grande alteracron en el campo, y abatieron todas las
pitillo CLXXXV) : sin embargo, mo r v toldos.» Fernandez , Ilist. del Perú, parte I, lib. II,
testimonio positivo de estos dos autores los pesa mas contera-
restantes que el I tiendas
cap. LXXXIX.—Carta de Valdivia, M. —Relucían del
negativo que presentan con su silencio iii Lic. Gasca, 1415,
poráneos.
BIBLIOTECA DE G ASPAR Y ROmG.
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la montaña era tan penetrante que con dificultad po- galope por la llanura. Sus soldados le contemplaron
dian tener las lanzas en las manos (I). Pero antes que al principio con asombro no sospechando el motivo
el sol hubiese dorado los picos mas altos ele la sierra que le guiaba, hasta que continuando su carrera en
direccion de las líneas enemigas, se hizo su traicion
se pusieron ambos campos en movimiento , ocupán-
dose con actividad en los preparativos del combate. manifiesta. Varios salieron en su persecucion y entre
El ejército real tenia formada su infantería en dos ellos uno mejor montado que Cepeda, el cual llevaba
batallones, uno para atacar de frente y el otro para un caballo de poca fuerza y velocidad, casi inútil
operar si era posible por el flanco del enemigo. Estos para aquella crítica maniobra y abrumado ademas
batallones estaban protegidos por caballería formada con el peso de las maletas que su ambicioso ginete le
en las dos alas y en la retaguardia, quedando una habia cargado. Así al llegar al terreno pantanoso
reserva de caballería y arcabuceros para acudir adon- que mediaba entre los dos ejércitos retardó conside-
de el caso lo exigiera. Tomáronse estas disposiciones
rablemente el paso (5). Los que perseguian á Cepeda
con tanto acierto que arrancaron elogios del veterano fueron rápidamente ganando terreno entre tanto, y
Carbajal, que esclamó : «Seguramente el diablo ó el caballero de que arriba he hablado llegó bastante
Valdivia está entre ellos , » elogio innegable á este cerca para poder arrojar al fugitivo una lanza que le
último, pues Carbajal no sabia que en efecto estuviese hirió en el ,iruslo, atravesó el costado del caballo y
en el campo (2 ). dió en tierra con ambos. Mal lo hubiera pasado el li-
Gasea dejando la direccion de la batalla á sus ofi- cenciado en este caso , si unos cuantos caballos del
ciales se retiró á retaguardia con su séquito de cléri- ejército real, viendo lo que pasaba, no hubieran salido
gos y licenciados. Estos últimos no tensan como su á escape á su socorro. Estos hicieron huir á los per-
rebelde colega Cepeda la ambicion de romper una seguidores y sacando á Cepeda del pantano le condu-
lanza en el combate. jeron á presencia de Gasea.
Gonzalo Pizarro formó su gente como lo habia he- El presidente le recibió con la mayor satisfaccion,
cho en las llanuras de Huarina, solo que el mayor tanta que segun un antiguo cronista no tuvo reparo
número de caballos que en esta ocasion tenia, le en manifestarla besándole-en la megilla (u ). La anéc-
puso en disposicion de cubrir ambos flancos de su in- dota apenas puede conciliarse con el carácter y re-
fantería. Pero su mayor confianza la tenia en los ar- laciones de cada uno de estos dos hombres ni con la
cabuceros. Ordenadas ya las lilas, las recorrió á caba- conducta subsiguiente de Gasea. Este sin embargo
llo exhortando á su gente á cumplir con su deber reconoció todo el valor de su presa y el efecto que su
como valientes y como verdaderos soldados de la desercion en ocasion semejante podia producir en el
Conquista. Iba Pizarro, como de costumbre, magní- ánimo de los rebeldes. El movimiento ele Cepeda, tan
ficamente armado con una armadura completa de inesperado de los de su partido, fue efecto de previa
finísimo acero esmaltado de oro y un soberbio casco deliberacion , pues se dice que habia prometido se-
de lo mismo (3). Atontaba un caballo castaño de gran cretamente al prior de Arequipa, que se hallaba en el
fuerza y viveza, y al verle recorrer á galope la línea campo realista, que si no podía reducir á Gonzalo Pi-
blandiendo su lanza y ostentando su gallardía se hu- zarro á aceptar el perdon ofrecido, abandonaría su
biera creido contemplar en él una personificacion causa (7). La ocasion que el astuto consejero eligió
bastante buena del genio de la caballería. Para com- para hacerlo fue la mas fatal á los intereses de su
pletar sus disposiciones dió á Cepeda el mando de la gafe.
infantería; pues parece que el licenciado tuvo mas El ejemplo de Ceperla fue contagioso. Garcilaso de
parte que Carbajal en la direccion de sus asuntos ó á la Vega; padre del historiador, caballero de antiguo
lo menos en los últimos preparativos militares. Car- linaje, y probablemente de mayor consideracion que
bajal ó disgustado de la conducta de su gafe , ó por ningun otro en el ejército de Pizarro, puso espuelas
desconfianza , que se dice no trató de ocultar en el al caballo al mismo tiempo que el licenciado y se pasó
éxito de aquellas operaciones, no quiso cargar con la al enemigo. Diez ó doce arcabuceros siguieron la
responsabilidad do dirigirlas y prefirió entrar en ac- misma direccion y lograron ponerse bajo la proteccion
cion como simple caballero (4). Pero Cepeda, como de las avanzadas realistas.
despues se vió, no fue menos pronto en adivinar la Pizarro quedó estupefacto al ver la desercion, en
próxima ruina. tan crítica coyuntura, de aquellos en quienes mas
Luego que recibió las órdenes de Pizarro se ade- confiaba. Por un momento permaneció anonadado.
lantó como para elegir el terreno que debian ocupar El terreno en que estaba parecia hundirse bajo sus
sus tropas , y al hacerlo desapareció por algunos pies. En tal situacion conoció que cada minuto que
instantes detras del ángulo saliente de una roca. pasara antes de comennzar el ataque le seria fatal. No
Pronto apareció de nuevo y se le vió correr á todo se atrevió á esperar el asalto, como tenia pensado, en
la fuerte posicion que ocupaba, y dió inmediatamente
(1) «Y así estuvo el campo toda la noche en arma, desar- la órden de avanzar. Hinojosa, notando los movi-
madas las tiendas, padesciendo muy gran frio, que no podian mientos del enemigo, mandó tambien que se adelan-
tener las langas en las manos.» Zárate, Conq. del Perú, li- tasen sus tropas. Al momento las guerrillas y arcabu-
bro VII, cap. VI. ceros situados en los flancos se adelantaron con
(2) «Y assi quando vió Francisco de Caruajal el campo rapidez ; la artillería se preparó para abrir el fuego y
real, pareciéndole que los esquadrones venian bien ordena- «todo el ejército, dice en su relacion el presidente,
dos, dijo Valdiuia está en la tierra y rige el campo ó el dia- se puso en movimiento con paso bien concertado y
blo.» Fernandez, Historia del Perú, parte I, lib. II, capítu-
lo LXXXIX.—Reaacion del Lic. Gasea, MS. — Carta de entera determinacion (8) .»
Valdivia, MS.— Gomara, Ilist. de las Indias, cap. CLXXXV.
—Zárate, Conq. del Perú, libro VII, cap. VI.—Garcilasso, (5) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V, cap. XXXV.
Com. Real, parte II, lib. V, cap. XXXIV.—Pedro Pizarro, (6) «Gasta abracó i besó en el carrillo á Cepeda, aunque
Descub. T Comí., MS. lo llevaba encenagado, teniendo por vencido á Pizarro con su
(3) «Iba muy galas i gentil hombre sobre vn poderoso ca- falta.» Gornara, Hist. de las Indias, cap. CLXXXV.
ballo castaño, armado de cota i coracinas ricas con una sobre (7) «Ca segun pareció, Cepeda lo huyo avisado con Fray
ropa de raso bien golpeada i un capacete de oro en la cabega Antonio de Castro , prior de Santo Domingo en Arequipa, que
con su barbote de lo mismo.» Gomara, Hist. de las Indias, si Picarro noquisiesse concierto ninguno, él se pasarla al ser-
cap. CLXXXV.
(4) «Porque el maesse de campo Francisco de Caruajal, vicio del emperador á tiempo que le deshiciesse.» Gomara,
Hist. de las Indias , cap. CLXXXV.
como hombre desdeñado de que Goncalo Picarro no huu īesse (8) «Visto por Gonzalo Pizarro i Carvajal, su maestre de
querido seguir su parecer y consejo (dándose ya por vencido) campo que se les iva gente procuraron de caminar en su ór-
no quiso hacer oficio de maesse.»
den hacia el campo de S. M. , i viendo esto los lados i sobre-
LA CONQUISTA DEL PERÚ. 225
Perode
lumia. antes que se disparase
arcabuceros, el primer
compuesta pr tiro, una co- recia tener derecho al gobierno.» A esto replicó
incipalmente de Gasea en tono todavía mas severo : «Vuestro berma-
soldados de Centeno, abandonó su puesto y marchó no , es cierto , conquistó el pais ; y por eso el empe-
directamente á unirse al enemiga. Un escuadron de rador tuvo á bien levantaron á él y á vos del polvo. El
caballería
pb.
enviado para perseguirlos siguió su ejem- vivió y murió como súbdito fiel y leal y esto hace to-
El presidente entonces mandó á sus soldados que davía mas odiosa vuestra ingratitud para con el sobe-
hiciesen alto, no queriendo derramar sangre sin ue- rano.» Despues, viendo que Pizarro iba á contestar
cesidad,
por ya que la hueste rebelde se iba deshaciendo de nuevo, terminó bruscamente la conferencia, man-
sí misma.
dando que fuese conducido á prision y guardado con
Los partidarios fieles de Pizarro se llenaron de ter- vig ilancia . Encomendaronler á la, ,
custodia de Centeno
ror pánico al verse así entregados con su gefe en ma^ que habia pedido este encargo, no por un deseo in
nos del enemigo. Inútil era ya la resistencia. Unos noble de venganza, pues parece que era generoso,
arrojaron las armas y huyeron en direccion del Cuz- sino con el honrado propósito de prestar al prisionero
co; otros se refugiaron en la montaña y algunos , cru- todos los consuelos que pudiese. Así Pizarro ; aunque
zando el espacio que les separaba del ejército real, se tenido en estrecha.guarda fue tratado con la defe–
rindieron prisioneros, esperando que todavía fuese renda debida á su case, y obtuvo de Centeno cuanto
tiempo para alcanzar el prometido perdon. Los alía- quiso escepto su libertad (4).
dos indios , viendo el desaliento de los espafioles fue- En este naufragio general de su fortuna, Francisco
ron los primeros en abandonar el campo (1). de Carbajal no libró mejor que su gefe. Al ver á los
Pizarro en medio de la desercion general se encon- soldados abandonar sus puestos y pasarse al enemi-
tró solo con unos cuantos caballeros que tuvieron á go unos tras otros, comenzó á entonar su cancion
mengua huir. Confundido con tan inesperado re yes favorita :
de fortuna, el desgraciado gefe apenas podia com- « Estos mis cabellicos, madre. »
prender su situacion. «¿Qué liaremos?» dijo á Pero cuando vió casi desierto el campo y que los
Acosta que era uno de los que se habían quedado con mas valientes desaparecían como el humo, conoció
él : « Arremeter al enemigo , respondió el valiente que era ya tiempo de pensar en su propia salvada].
soldado , y morir como romanos. » «Mejor es morir Sabia que no habia perdon para él; y así poniendo
como cristianos,» repuso el gefe, y se adelantó en di- espuelas al caballo, echó á huir con toda la velocidad
reccion del ejército real (2 ). que pudo. Cruzó el rio, que, como ya se ha dicho,
Apenas habia andado unas cuantas varas, se encon- atravesaba el campo; pero al saltar á la orilla opues-
tró con un oficial realista, é quien despues de pre- ta, que era alta y pedregosa, su caballo, ya viejo y
guutarle su nombre , y clase , entregó la espada y se oprimida por el peso del ginete, que era alto y cor-
rindió prisionero. El oficial , gozoso con tal presa le pulento, se deslizó y cayó con él en el agua. Antes
condujo inmediatamente á presencia de Gasea. Ha- que Carbajal pudiera desembarazarse de los estorbos
llábase este fi caballo rodeado de sus capitanes, algu- que le impedían salir á la orilla, fue preso por algu-
nos de los cuales, al renconocer al cautivo tuvieron la nos de sus propios soldados, que esperando á este
atencion de retirarse para no presenciar su humilla- precio hacer las paces con el vencedor; se apresura-
cion (3 ). Aun el mejor ele ellos, por mas convencido ron á llevarle al cuartel general.
que estuviese de que habia obrado bien , debia sentir Pronto se aumentó su escolta con gran número de
algun remordimiento al ver el estado á que habia re- soldados del ejército realista, algunos de los cuales
ducido su desercion á su bienhechor. tenían largas cuentas que ajustar con él, y no con-
Pizarro se mantuvo á caballo ; pero al acercarse teutos con llenarle de injurias y maldiciones, le ame-
hizo una respetuosa inclinacion al presidente, el cual nazaban con actos de violencia personal ,que Carbajal,
le contestó con un frio saludo, y dirigiéndose á él lejos de temer, parecia mas bien provocar, por ser
con severidad le preguntó : ¿ por qué habia puesto al este el medio mas espedito y mejor para acabar con
pais en tal confusion , levantando el estandarte de la su vida (a). Cuando se acercó á los reales del presi-
rebelion, matando al virey, usurpando el gobierno y denle, Centeno, que se hallaba cerca, reconvino á
rechazando obstinadamente las ofertas de gracia que la tumultuosa soldadesca y la obligó á apartarse. Car-
repetidas veces se le habian hecho? baja], al verlo, preguntó en tono respetuoso á quién
Gonzalo procuró justificarse, atribuyendo la suerte debia aquella cortes proteccion, á lo cual su antiguo
del virey á su errada conducta , y su usurpacion , co- companero contestó : « ¿ No me conoce vuestra mer-
mo Gasea la llamaba, ft la libre eleccion del pueblo y ced? soy Diego Centeno.» «Perdone vuestra merced,
de la audiencia. « Mi familia fue, dijo , quien conquis- dijo el veterano en tono sarcástico, aludiendo á su
tó el país; y como representante de ella aquí, ine pa. fuga de Charcas y á su reciente derrota de Huarina,
como siempre vi a su merced de espaldas, ahora te-
niéndole de cara no le conocía (6).»
salientes del exército real se empezaron á llegar ¿ellos iá dis- Entre los que acompañaban al presidente se halla-
parar en ellos, i lo mesuro hizo la artilleria; i todo el campo,
con paso bien concertado i entera determinacion, se llegó á (4) Fernandez, Historia del Perú, parte I, lib, II, capí-
ellos.» Relacion del Lic. Gasca, MS.
(1) «Los indios que tenia!' los enemigos, que diz que eran tulo XC.
Los historiadores refieren con alguna variedad el diálogo
mucha cantidad huyeron muy á furia.» (Relac. del Lic. Gas- entre (lasca y su prisionero. Véanse : Gomara, Hist. de las
ca , MS.) Se hallarán pormenores mas ó menos minuciosos en: Indias, cap. CLX'XXV.—Garcilasso, Com. Real, parte II,
Carta de Valdivia, MS.—Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V , cap. XXXVI.— Relacion del Lic. Gasca, MS.
lib. V, cap. XXXV.—Pedro Pizarro, Descuh. y Conq., MS.- (;;) «Luego llevaron ante] dicho Licenciado á Carvajal,
Guillara , Hist. de las Indias, cap. CLXX\V.—Feruandcz, maestre de campo del dicho Pizarro, i tan cercado de gentes
IIist. del Perú, parte 1, lib. II, cap. XC.—Zárate, Conq. del que del bavian sido ofendidas que le querian matar, el qua:
Perú , lib. Vil , cap. VIL—Herrera, IIist. general, dec. VIII, diz que mostrava que olgara que le mataranalfi.» Relacion de.
lib. IV, cap. XVI. Lic. Gasca, MS.
(2) «Goncalo Pizarro boluiendo el rostro á Juan de Ar.,os- (6) «Diego Centeno reprehendia mucho á los que le offen-
ta, que estaua cerca del, le dixo : ¿Qué haremos hermano dian. Por lo qual Caruajal le miró y le dixo : senior ¿quién es
ean? Acosta, presumiendo mas de valiente que de discreto, stra rüerced que tanta merced me hace? a lo cual Centeno
respondió
uuos : se īior,
romanos.
arremetamos, y muramos como los anti- -eue
Conealo Picarro dilo : mejor es morir como respondió: Qué, ¿no conoce vuestra merced a Diego Centeno?
cristianos.» Garcilasso, Cren. Real. parte II, lib. V, capan-Dixo entonces Caruajal: Por Dios, señor, que como siempre de ca-
merced de
lo XX\VL-Láratc, Conquista del Perú. lib. VII, capítu- rano le conoc del perút, parte I, lib. II
lo v l I. ^ C. Xc.
(3) Garcilasso, Com. Real, ubi supra.
@A5rAn v nolc.
^?6 BIBLIOTECA PE

ha el obispo del Cuzco, el cual, segun recordará el fuese vencido por la fuerza moral , que por la brutal
de las armas. Semejante victoria estaba mas en armo-
lector, se había hallado tambien en la derrota de Hua- nía con el benévolo carácter del vencedor y con su
rina. Su hermano habia sido hecho prisionero por
Carbajal en la fuga, y ahorcado inmediatamente por causa. Fue el triunfo del órden y el mejor homenaje
este cruel gefe, que, como hemos visto, no respe- á la ley y á la justicia.
taba á nadie. El obispo le reconvino por la muerte de
su hermano, é irritado con sus frias respuestas, tuvo CAPITULO IV.
la poca generosidad de darle un bofeton. Carbajal no Ejecucion de Carbajal.—Gonzalo Pizarre es decapitado.
hizo la menor tentativa de resistencia, ni contestó —Despojos de la victoria.—Sábiasreformas de Gasea.
una palabra á las preguntas que en seguida le dirigió —Vuelve á España.—Su muerte y su carácter.
Gasea, sino que mirando con altivez á su alrededor se 1 548-1550.
mantuvo en desdeñoso silencio. El presidente, viendo
que nada podia sacar de él , mandó que le tuviesen, EnA necesario decidir de la suerte de los prisione-
con Acosta y otros caballeros que se habian rendido, ros; y en consecuencia Alonso de Alvarado y el li-
en estrecha prision hasta que se decidiera de su cenciado Cianea, uno de los nuevos individuos de la
suerte (I). audiencia, fueron nombrados para instruir el proceso.
inmediatamente despues envió Gasea un oficial al La comision no exigia largo tiempo : el crimen de los
Cuzco para evitar quesus partidarios cometiesen es– presos era demasiado manifiesto, pues se les habla
cesas á consecuencia de la última victoria, si victoria cogido con las armas ea la mano. Fueron, pues, sen-
podia llamarse aquella en que no se habia dado un tenciados todos á muerte con confiscacion de bienes
solo golpe. Todos los efectos que pertenecian á los en provecho de la corona. Gonzalo Pizarro debia ser
vencidos, tiendas, armas, municiones y pertrechos decapitado y Carbajal arrastrado y descuartizado. No
militares cayó en poder de los vencedores. El campo hubo misericordia para quien no la habia tenido de
de Pizarro estaba bien provisto, y fue de oportuno los demas. Hablóse de diferir la ejecucion hasta la
auxilio al ejército realista, que habia consumido ya llegada de las tropas que estaban en el Cuzco; pero
casi todas sus provisiones. Se encontró ademas con- el temor de los disturbios que pudieran escitar los
siderable botin en plata yen dinero, porque la mayor amigos de Pizarro determinó al presidenteá llevará
parte de los soldados de Pizarro (cosa muy commn en efecto la sentencia al siguiente dia y en el campo de
aquellos tiempos de revueltas) llevaban á la guerra batalla (4).
todas sus riquezas, no creyéndolas seguras en nin. Cuando se le hizo saber su suerte á Carbajal, es-
guna parte. Cuéntase una anécdota de un soldado de cuchó la notificacion con su habitual indiferencia.
Gasea, que viendo una mula corriendo por el campo «No pueden hacer mas que matarme,» dijo como si ya
cargada con un gran fardo, la cogió y subió sobre se hubiese conformado con su destino (5). Durante
ella despues de haber arrojado la carga, suponiendo el dia muchos le visitaron, algunos por echarle en
que fuese alguna armadura G cosa de poco valor. cara sus crueldades y los mas por la curiosidad de ver
Otro soldado mas discreto recogió el fardo, y halló al cruel guerrero que habia hecho su nombre tan
que contenia muchos miles de ducados de oro. ¡Suer- terrible en todo el país. Carbajal se prestó voluntaria-
te de la Guerra ! (2) mente á hablar con ellos, aunque lo hacia con aque-
Así terminó la batalla , ó mas bien derrota de Xa- llas salidas mordaces con que acostumbraba á entre-
quixaguana. El número de muertos y heridos, por- tenerse á espensas de sus interlocutores. Entre los
que algunos sucumbieron en la persecucion, no fue que le visitaron habia un caballero de poca nota á
grande. Segun la mayor parte de los autores, no pasó quien parece que habia perdonado la vida en otro
de quince soldados rebeldes muertos, y un solo rea- tiempo. Este le manifestó su ardiente deseo de ser-
lista, y este, por descuido de su compañero (3). virle; y como continuase importunándole con sus
Nunca hubo victoria mas barata, ni terminó una tan protestas, Carbajal le interrumpió diciendo : « ¿ Y
sangrienta y cruel rebelion á precio de menos sangre. qué servicio podeis hacerme ? ¿ darme la libertad? Si
Ganóse la batalla no tanto por la fuerza de los vence- no podeis hacer esto, no podeis servirme en nada. Si
dores cuanto por la debilidad de los vencidos, los como decis os perdoné la vida, fue probablemente
cuales se dispersaron por sí mismos no creyéndose porque no creí que merecia la pena de quitárosla.»
bastante segures para resistir. El brazo á que la justi- Algunas personas piadosas le instaron para que
cia de la causa no ciaba fortaleza, fue impotente en viese á un eclesiástico, aunque no fuera mas que
el momento del combate : mas satisfactorio es que por descargar su conciencia antes de dejar él mundo.
«¿Y para qué? dijo Carbajal : no tengo nada de que
(l) Ibid. , ubi supra. acusarme como no sea de una deuda con una bode-
Debe advertirse que Garcilasso, que conocia personal- gonera de Sevilla, á quien me olvidé de pagar medio
mente al obispo ele Cuzco, duda que cometiese al acto indeco- real al salir ele España (6).»
roso que le imputa Fernandez , y dice que por su carácter era
incapaz de tal cosa. Com. Real, parte II, lib. V, capí- Fue llevado al suplicio en un seron, ó mas bien en
tulo XXXIX. un cesto, arrastrado por dos mulas. Atáronle los bra-
(2) Zárate, Conq. del Perú, lib. VII, cap. VIII. zos y como le empujasen para que entrara en aquel
(3) «Temióse que en esta batalla mDriria mucha gente miserable vehículo donde apenas cabía, dijo : «Niño
de ambas partes por haver en ellas mill y cuatrocientos ar- en cuna y viejo en cuna (7).» No obstante la repug-
cabuceros , i seiscientos de caballo i mucho número de pique-
ros i diez i ocho piezas de artillería; pero plugo á Dios que
nancia que habia mostrado á confesarse, le acompa-
solo murió un hombre del campo de S. M. i quince de los ñaron muchos eclesiásticos, y uno de ellos le instó
contrarios como está dicho.» Relacion del Lic. Gasea , MS. repetidas veces para que diera alguna muestra de
I1ludoz supone que el manuscrito á que se acaba de hacer
referencia fue escrito, ó mas bien dictado por Gasea á su se- (4) El e j emplar manuscrito de la Historia de Zárate inser-
cretario. El original se conserva en Suvancas, sin fecha y en ta íntegra ejempla
sentencia de Gonzalo Pizarro, la cual el autor
letra del siglo XVI. Se reduce principalmente á referir la ba- Omitió en la impresion; pero el lector curioso la encontrará
talla y los sucesos que con ella tuvieron inmediata conexion, original en el Apéndice, núm. XIV.
y aunque muy en breve, cada aserto suyo es precioso por ve- (5) Ba sta matar.» Fernandez, 1E51. del Perú, parte I,
nir de tan alto origen. Alcedo, en su Biblioteca America- lib. II, «ca p. XCI.
na, BIS. , inserta el título de una obra que atribuye á la plu- (6) «En esso no tengo que confesar : porque juro á tal que
ma de Gasea y que parece ser una relacion de los sucesos de
su adminisiracion. El titulo es Historia del Perú y sic paci- no tengo otro cargo sino medio real que dcuo en Seuilla á vna
>'"ieacion, 1576, en fólio. No he podido dar con esta obra bodegonera de la puerta del Arenal, del tiempo que passé á
ni Indias.» Ibid., ubi supra.
en ninguna otra parte he visto la menor alusion en ella. (7) Ibid., ubi supra..
LA CONQUISTA DEL PER(. 22,E
arrepentimiento en aquella hora solemne, aunque no
fuera mas que repitiendo Pater Noster y Ave Mar.a. víctimas son apenas increibles. Por honor de la hu-
Carbajal, para librarse de sus im portunidades, repi- manidad debemos pensar que los historiadores _la-
tió friamente las palabras Pater Noster y Ave Marta. han exagerado mucho; pero el haber dado lugar á tas
Despues guardó un obstinado silencio y murió como les exageraciones es suficiente para deshonrar su
habla vivido, con su sonrisa burlona y sarcástica en nombre (4).
los labios (1). Dícese que tenia un diabólico placer en presenciar
Francisco de Carbajal era uno de los caracteres mas los padecimientos de sus víctimas, y en la hora de la
estraordinarios de aquellos tenebrosos y revueltos ejecucion solia dirigirles horribles chistes que les
tiempos; el mas estraordinario por sus años, pues Inician mas amargo el trance. Tenia vena, si así pue-
cuando murió tenia ochenta y cuatro; edad en pelas de llamarse, y daba rienda suelta á su locuacidad en
facultades del cuerpo, y afortunadamente tambien las cualquiera ocasion. Los soldados conservaron mu-
pasiones están por lo general amortiguadas; edad en chas de sus agudezas; pero son en su mayor parte de
un carácter mordaz y repulsivo, como procedentes
que, segun las ingeniosas palabras de un moralista
frances, «nos lisonjeamos 'de que vamos dejando de una irnaginacion familiarizada con el lado débil y
nuestros vicios, cuando por el contrario son nuestros miserable de la humanidad y que de todos descon-
vicios los que nos dejan (2). » Pero la llama de la ju- fiaba. Tenía dichos agudos para todo, así para la des-
ventud ardía aun voraz é inestinguible en el pecho de gracia de los demas como para la suya. Miraba la vida
Carbajal. como una comedia, aunque mas de una vez hizo de
ella una tragedia.
La fecha de su nacimiento nos remonta hasta me-
diados del siglo xv, antes de los tiempos de Fernando Debe concedérsele una virtud, la fidelidad á su
é Isabel. Era de oscura familia , y nació segun se dice partido, y esta le hizo menos tolerante con la perfidia
en Arévalo. Por espacio de cuarenta años sirvió en de los demas, porque nunca manifestó compasion á
los renegados. Esta constante fidelidad, donde seme-
las guerras de Italia á las órdenes de los mas ilustres jante virtud era tan rara, atrae á Carbajal cierto res-
capitanes de la época, Gonzalo de Córdova, Navarro y peto (5).
los Colonas. Era alferez en la batalla de Rávena; se ha- Como militar ocupa Carbajal un lugar elevado en-
lló en la captura de Francisco I , en Pavía , y siguió la tre los soldados del Nuevo Mundo. Era estricto y aun
bandera del malhadado Borbon en el saco de Roma. En severo en mantener la disciplina ; por eso sus compa-
esta ocasion no pudo alcanzar mas botín que los pape- ñeros no le amaban mucho. Puede dudarse que tu-
les de una escribanía que guardó pensando que podria viera genio para las combinaciones militares en gran-
ingeniarse para que le valieran dinero. Así fue en de escala; mas para los ardides y combinaciones de
efecto, pues el escribano tuvo que rescatarlos á un guerrilla no tenia igual. Pronto , activo y perseveran-
precio que habilitó al aventurero para cruzar los ma- te, no conocia el peligro ni la fatiga, y despues de
res hasta Méjico y buscar fortuna en el Nuevo Mundo. muchos dias pasados sobre la silla del caballo parecia
Cuando la insurreccion de los peruanos fue enviado no apreciar en nada la comodidad de la cama (6).
en auxilio de Francisco Pizarro , el cual le remuneró Conocia perfectamente todos los desfiladeros de la
concediéndole algunas tierras en el Cuzcó. Allí per- montaña, y eran tales la sagacidad y recursos que
maneció algunos años empleado en aumentar sus desplegaba en sus espediciones, que el vulgo creia
rentas, pues la codicia era una de sus pasiones domi- que tenia algun diablo familiar (7). Con carácter tan
nantes. Ala llegada de Vaca de Castro le encontramos estraordinario , con fuerzas que le duraron mucho
prestando buenos servicios bajo la bandera de la au- mas de lo que comunmente duran en los hombres, y
toridad real; y al estallar la gran rebelion de Gonzalo con pasiones tan vivas en quien se hallaba al borde
Pizarro redujo todos sus bienes á dinero y se preparó del sepulcro, no es estraño que se layan referido de
para volver á Castilla. Parecia que pronosticaba que él cosas fabulosas, y que su nombre inspirase un se-
su permanencia en el Perú le habia de ser fatal. Pero creto terror como el de una especie de.ser sobrenatu-
aunque hizo todos los esfuerzos posibles para salir ral , de demonio de los Andes.
del pais, fueron infructuosos, porque el virey habia Muy diferentes fueron las circunstancias que acom-
embargado los buques (3). Se quedó, pues, y como pañaron los últimos momentos de Pizarro. A peticion
hemos visto, se alistó, aunque con repugnancia, en
las banderas de Pizarro. Era su sino. (4) De trescientos cuarenta ejecuciones, segun Fernandez,
trescientas fueron dispuestas por Carbajal. (Historia del Perú,
La vida tumultuosa en que entró entonces despertó parte 1, lib. II, cap. XCI.) Zárate hace subir el número de
todas las pasiones que dormian en su alma, tal vez estas ejecuciones á quinientas. (Conq. del Perú, lib. VII, ca-
sin él saberlo : la crueldad, la avaricia, la venganza. pítulo I.) Esta discrepancia muestra cuán poco se debe confiar
En la guerra con sus compatriotas halló ancho campo en la esactitud de semejantes cálculos.
donde satisfacerlas , porque la guerra civil ya se sabe (5) La fidelidad es una de las muchas virtudes que le atri-
buye Garcilasso, el cual considera muchas de las anécdotas
que es la mas sanguinaria y feroz de todas. Las atro- que acerca de la crueldad y avaricia del veterano circulaban,
cidades cometidas por Carbajal y el número de sus como invenciones de sus enemigos. E! cronista Inca era uu
niño cuando Gonzalo y sus partidarios ocuparon e! Cuzco ; y
agradeció el buen trato que de ellos recibió, debido sin duda
á la posicion de su padre en el ejército rebelde, delineando
(1) «Murió como gentil, á lo que dicen, que yo no le sus retratos con los colores con que se presentaron á su jóven
quise ver, que ansi le di la palabra de no vele ; mas á la pos- imaginario». Pero el mismo Garcilasso, ya viejo, ha citado va-
trer vez que habló llevándole á matar le decia el sacerdote rios casos de atrocidad personal en la carrera de Carbajal que
que con él iba que se encomendase á Dios y dijese el Pater no se avienen bien con las aserciones que hace respecto á su
Noster y el Ave María, y dicen, que dijo, Pater Noster, Ave
María y que no dijo otra palabra.» Pedro Pizarro, Descub. y carácter.
(6) «Fue maior sufridor de trabajos que requería su edad,
Gong., MS. porque á maravilla se quitaba las armas ni de día ni de noche:
(3) Si mal no me acuerdo , esta retlexion se encuentra en i guando era necesario tampoco se acostaba, ni dormía mas
ese admirable digesto de la sabiduría humana titulado «Los de gaanto recostado en una silla se le cansaba la mano en que
Caracteres» de La Bruyére. arrimaba la cabeca.» Zárate, Conq. del Perú, lib. V, capí-
(3) Pedro Pizarro asegura que Carbajal hízc esfuerzos pa- tulo XIV.
ra dejar el pais, en los cuales fue auxiliado, aunque ineficaz- (7) Pedro Pizarro, que profesaba cierta amistad á Carba-
mente, por el mismo cronista, que entonces se hallaba en jal, reasume su carácter en estas pocas palabras. «Era mui
amistosas relaciones con él. La guerra civil separó á estos discreptamentei a gusto de los que le
len g uaz : hablaba mui
antiguos compaūeros; pero Carbajal no olvidó las obligaciones oían : era hombre sagaz, cruel, bien entendido en la guerra...
que decia á Pedro Pizarro , antes se las pagó , eximiéndole en Este Carbajal era tan sabio, que decian tenia familiar.» Des-
dos diferentes ocasiones de la suerte general de los prisione- cubrimiento y Conq., MS.
ros q ue caían en sus manos.
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROTO.
230
dria haberlo esplicado mejor por un principio general inentable tragedia levantó el campo y marchó con
de la naturaleza humana, por la presuncion alimen- todo su ejército al Cuzco, donde aquel político pue-
tada con los triunfos, por la demencia, como dice el blo le recibió con el mismo entusiasmo que poco an-
proverbio romano, ó mas bien griego, con que los dio- tes habia mostrado á su rival. Allí encontró muchos
ses ciegan el entendimiento de los hombres á quie- soldados del ejército rebelde que se habian refugiado
nes quieren perder (l). en la ciudad despues de la derrota, y que inmediata-
Gonzalo no tenia otra educacion sino la que habia mente habian sido reducidos á prision. Mandó que se
adquirido en la dura escuela de la guerra. No tenia les formase causa : los principales, en número de diez
tampoco mucho de esa ciencia que nace del ingenio ó doce , fueron ejecutados y los lemas desterrados ó
natural y del examen del corazon. En esto fue interior enviados á galeras. Pronunciáronse las mismas sen-
á sus hermanos, aunque les igualó en ambicion. Si tencias rigorosas contra los que hablan huido y no
hubiera tenido la décima parte de la sagacidad de habían sido capturados y las propiedades de todos
aquellos, no habría persistido locamente en su rebe- ellos fueron confiscadas. Estos bienes debian servir
lion despues de la llegada de Gasca. Antes de esta para recompensar á los leales (3). Parecerá ya dema-
época representaba al pueblo : los intereses de uno y siada la severidad ; pero Gasca quería que probasen
otro estaban unidos. Tenia su apoyo, porque luchaba todo el rigor de la justicia los que tantas veces habian
por la reparacion de sus agravios. Pero cuando el go- desechado sus ofertas de gracia. La lenidad era in-
bierno los reparó no habia por qué luchar. Desde en- fructuosa con el duro y rebelde soldado que apenas
tonces combatió por sí mismo : el pueblo no tenía reconocia la existencia del gobierno sino cuando sen-
parte ni interes en la contienda. Sin una simpatía tía su rigor.
comun que les ligara, ¿ qué estraño es que el pueblo Un nuevo deber llamó luego la atencion del presi-
le abandonase cual las hojas que lleva el viento de- dente; el de recompensar j sus fieles partidarios,
jándole espuesto solo y desnudo tronco á la furia de la deber, como se vió despues, no menos dificultoso de
tempestad? cumplir que el de castigar á los criminales. Los soli-
Cepeda , mas criminal que Pizarro, pues tenia edu- citantes eran muchos, pues todo el que, por decirlo
cacion é inteligencia superiores, que empleó única- así,.habia levantado un dedo en favor del gobierno,
mente para perderá su gefe, no le sobrevivió largo pedía su recompensa ; y repetian sus demandas con
tiempo. Había pasado al Perú con un empleo de alta tan importuno clamoreo, que tenian perplejo al buen
responsabilidad. Su primer paso habia sido hacer presidente y le ocupaban todo su tiempo.
traicion al virey á quien estaba encargado de auxiliar; Disgustado Gasca de un estado de cosas tan poco
el segundo hacer traicion á la audiencia á cuyos actos provechoso al país, resolvió librarse de una vez de
debia cooperar; y el Ultimo hacer traicion al gefe á tales molestias retirándose al valle de Guaynarima,
quien mas aparentaba servir. Toda su carrera habia á unas doce leguas de la ciudad, para meditar allí con
sido una série de traiciones. Su vida fue una serie no sosiego un sistema de recompensas proporcionado al
interrumpida de perfidias. mérito de cada cual. Acompañáronle solamente su
Cuando se rindió, muchos caballeros disgustados secretario y Loaysa, entonces arzobispo de Lima,
de su cínica apostasía trataron de persuadir á Gasca hombre sensato y muy versado en los asuntos del
para que le condenase á muerte con su gefe; pero e 1 país. En este retiro permaneció tres meses examinan-
presidente se negó á ello en consideracion al senalado do cuidadosamente las diversas reclamaciones, y se-
servicio que con sudesercion habia hecho á la corona. ñalando las recompensas segun los respectivos ser-
Sin embargo fue puesto en prision y enviado á Casti- vicios. Debe advertirse que por lo general se
lla, donde se le formó causa por crimen de alta trai- concedian los repartimientos de por vida solamente,
cion. Defendióse bien, y como tenia amigos en la y que á la muerte del poseedor volvian á la corona,
córte, es probable que hubiera sido absuelto ; pero la cual podia concederlos á otro , ó conservarlos se-
murió en la cárcel antes de que terminara la causa. gun su voluntad.
Fue esta una justicia retributiva que no siempre se Luego que Gasca completó su ardua tarea, deter-
encuentra en los asuntos de este mundo (2). minó retirarse á Lima dejando al arzobispo el docu-
Otros tambien de los que habian sido los primeros mento en que estaban consignadas las recompensas
en abandonar la causa de Pizarro murieron al cabo para que lo comunicase al ejército. No obstante el
de corto tiempo. El valiente Centeno y el licenciado esquisito cuidado con que habia procurado hacer una
Carbajal, que desertaron Cerca de Lima y militaban distribucion equitativa, conocia Gasca que era impo-
bajo la bandera real en el campo de Xaquixaguana, sible satisfacer las demandas de los envidiosos é irri-
murieron un año despues que Pizarro. Hinojosa fue tables soldados, cada uno de los cuales estaba siempre
asesinado á los dos anos, y su antiguo compañero dispuesto á exagerar sus servicios y á rebajar los
Valdivia, despues de haber ejecutado en Chile mu- agenos;y así no quiso esponerse á importunidades y
chas y brillantes hazañas que dieron el mas glorioso quejas que no habian de servir mas que para inco-
tema para la musa épica de Castilla , fue muerto por modarle.
los invencibles guerreros de Arauco. Los manes de Luego que marchó, el arzobispo convocó á las tro-
Pizarro quedaron ampliamente vengados. pas en la catedral para informarlas del contenido de
Acosté y otros tres ó cuatro caballeros que se rin- la cédula de reparticion que se le habia confiado.
dieron con Gonzalo recibieron tambien la muerte con Ante todo se predicó un sermon por el digno domini-
su gefe; y Gasca, á la mañana que siguió á esta la- co prior de Arequipa, en el cual el reverendo padre
se estendió en exhortaciones para que cada uno tu-
tenia bastante, sino que deuia de ser sobra de influencia de viese la virtud de contentarse con su suerte; recordó
signos y planetas que le cegauan y forraban á que pusiesse la la obligacion que todos tenían ele obedecerá sus su-
garganta al cuchillo.» Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V, periores y la locura y criminalidad de resistir á los
cap. XXXIII. mandatos de las autoridades constituidas; y dijo en
(1) « brav Si p aíiio,v c pl aopo-vij xaxá fin cuanto creyó que podría inspirar conformidad y
T óv vovvv eó.La ,Fe wp¿ítov. u
buenos deseos á su auditorio.
Euripides, Fragmentos Leyóse despues desde el púlpito una carta del pre-
(2) El astuto legista preparó tan especiosos argumentos
para su justilicacion, que Illescas, el célebre historiador de
los papas, declara que nadie que los lea atentamente puede (3) Pedro Pizarro, Descub. y Conq. , MS. — Fernandez.
dejar de convencerse de la inocencia de Cepeda y de su cons- Hist. del Perú, parte I, lib. II, cap. XCI.—Carta de Valdi-
tante lealtad á la corona. Véase el pasaje citado por Gar- via, MS.— Zárate, Cona. del Perú, lib. VII, cap. VIIf.-
cilasso en su Com. Real , parte II ,lib. VI, cap. X. Relacion del Lic. Gasea , MS.
sidente dirigida á los oficiales y soldados LA CONQUISTA DEL PERÚ.
deleié ;i 231,
En esta empezaba Gasea manifestando brevemente murmullo general de deseprobecion. Aun los que
las dificultades de su
obra, debidas á la limitada su- ganaban por él mas de lo que habian esperado que-
ma de recompensas de que podia disponer, y al gran daron descontentos, comparando su situacion con la
número de servicios de los re de sus compañeros, á quienes juzgaban mejor remu-
clamantes. Luego decí a
que habia examinado el asunto con el mayor cuida- nerados en proporcion á sus méritos. Irritóles prin-
do y procurado señalar á cada uno su parte segun cipalmente la preferencia dada á los antiguos partida-
sus méritos sin p reocupacion ni parcialidad; que ha- rios de Gonzalo Pizarro , como Hinojosa, Centeno y
bría caido ind udablemente en errores, pero que es- Aldana, sobre los que habian permanecido siempre
perabaque sus tropas se los escusarian cuando reflexio- fieles á la corona. Algun fundamento habia para esta
nasen que habia hecho para evitarlos todo lo yue preferencia, porque ninguno habia prestado servicios
estaba al alcance de su pobre entendimiento. que tan importantes para sofocar la rebelion, y estos ser-
creia le harían todos la justicia de reconocer que no vicios eran los que Gasease habia propuesto premiar.
habia tenido influencia en su ánimo motivo alguno de Dar recompensa, simplemente por su lealtad, á todos
interes personal. Despues elogiaba con énfasis los y cada uno de los que se habian mostrado leales, ha-
servicios que habian prestado á la buena causa y bria sido dividir el donativo en fraccionestan.peque-
concluia haciendo fervientes votos por su futura ñas que apenas hubieran servido de provecho á nin-
guno (5).
prosperidad. Esta carta estaba fechada en Guaynari-
ma á 17 de agosto de 1548, y firmada simplemente Sin embargo, en vano el arzobispo, secundado por
el licenciado Gasea (1). algunos de los principales caballeros , trató de infun-
dir mas conformidad en la multitud. Esta insistió en
En seguida el arzobispo leyó el papel que contenia
que se anulase el acta de reparticion yse formara otra
las recompensas concedidas por el presidente. La
sobre bases mas equitativas, amenazando con que si
renta anual de las haciendas que iban á distribuirse el presidente no les hacia justicia ellos se la tomarian
ascendia á ciento treinta y cinco mil pesos ensaya-
dos (2), cantidad considerable si se atiende al valor
por sus manos. El descontento, fomentado por algu-
nas personas malévolas que pensaban medrar con él,
de la moneda en aquellaépoca; pero no para el Perú, llegó á punto de convertirse casi en motin , y no se
donde el dinero era el objeto que menos valia (3). apaciguó hasta que el comandante de la fuerza del
Los repartimientos variaban en valor desde ciento Cuzco sentenció á uno de los alborotadores principa-
á tres mil quinientos pesos de renta anual ;y todos les á muerte y desterró á otros muchos. Los férreos
estaban al parecer graduados con la mayor precision soldados de la conquista necesitaban una mano de
segun el mérito de las partes. El número de pensio- hierro para dirigirlos.
nados fue de unos doscientos cincuenta, porque para Entre tanto el presidente habia continuado su via-
dar á todos no habia, ni los servicios de la mayor je á Lima, siendo recibido en todas partes por el
parte eran dignos de semejante muestra de conside- pueblo con un entusiasmo tanto mas grato á su cora-
racion (4). zon, cuanto que estaba seguro de haberlo merecido.
Este documento produjo el efecto previsto por Gas- Al acercarse á la capital los leales habitantes le pre-
ca en aquella gente que habia concebido las espe- pararon una magnífica recepcion. Todo el pueblo
ranzas mas exageradas ; y fue recibido con un salió á su encuentro fuera de puertas precedido de las
autoridades, con Aldana, como corregiuor, á la cabe-
(1) MS. de .Caravantes.—Pedro Pizarro , Descub. y Con- za. Gasea iba montado en una mula y vestido con sus
quista, MS.—Zárate. Conq. del Perú, lib. VII, cap. IX.- hábitos de eclesiástico. A su derecha, y sobre un ca-
Fernandez, Hist. del Perú, parte 1, lib.I1, cap. XCII. ballo ricamente enjaezado , iba el sello real en una
(3) El peso ensayado, segun Garcilasso, valía un quinto caja con curiosos engastes y ricos adornos. Los indi-
mas que el ducado castellano. Com. Real, parte II, lib. VI, viduos del ayuntamiento sostenian sobre su cabeza
cap. III.
(3) «Entre los cavalleros capitanes y soldados que le ayu-
un brillante palio de brocado, y ellos iban descubier-
daron en esta ocasion repartió el presidente Pedro de la Gas- tos y vestidos de terciopelo carmesí. Alegres cuadri-
ea 135,000 pesos ensayados de renta que estaban y aces, y no llas de danzantes vestidos con fantásticos trajes de
un millon y tantos mil pesos como dice Diego Fernandez, que seda de vistosos colores seguian la procesion espar-
escrivió en Palencia estas alteraciones, y de quien lo tomó ciendo flores y cantando versos en honor del presi-
Antonio de Herrera : y porque esta ocasion fue la segunda en dente. Cada cuadrilla representaba una de las dife-
que los beneméritos del Pirú fundan con rocen los servicios rentes ciudades de la colonia , y todos llevaban
de sus pasados, porque mediante esta batalla aseguró la co- leyendas ó motes en verso en los sombreros, ponde-
rona de Castilla las provincias mas ricas que tiene en Auréri- rando su lealtad á la corona, y mostrando (en honor
ca, pondré sus nombres para que se conserbe con certeza su
memoria como parece en el auto original que proveyó en el
de la verdad debe decirse) mucha mas lealtad en su
asiento de Guainarima cerca,dela ciudad del Cuzco en diez y composicion que mérito poético (6). De este modo.
siete de agosto de 1548, que está en los archivos del govier- sin toque de tambores, ni ruido de artillería, ni apa
no.» MS. de Caravantes. rato alguno guerrero, hizo el buen presidente su pa-
La suma mencionada en el testo es mucho menor de la que cífica entrada en la ciudad de Los Reyes, saludado
citan Garcilasso, Fernandez, Zárate y todos los domas es- por las aclamaciones del pueblo que le llamaba Padre
critores; ninguno de los cuales la hace bajar de un millon de Restaurador y Pacificador del pass (7).
Pesos. Pero Caravantes, de q,ien he tomado esta noticia, co-
p ia el acta original de reparticion que se conservó en los ar-
chivos reales. Sin embargo, Garrilasso de la Vega dehia estar (5 ) El presidente halló un medio ingenioso de remunerar
á muchos de sus partidarios, que fue casarlos ron las viudas
bien informado del valor de estos repartimientos, que segun de los caballeros ricos que habian muerto en la guerra. En
él, escedian con mucho á la cantidad en que les tasaba el acta. este arreglo politico no parece que se consultase la inca
Asi, por ejemplo, dice, que Hinojosa obtuvo por su parte de de las interesadas. Véase Garcilasso, Com. Real, p n e II,,
tierras y ricas minas de Gonzalo Pizarro que se le asignaron,
lib. VI, cap. 111.
una renta anual que no bajó de doscientos mil pesos, al paso
(6) Fernandez ha recogido estas flores de poesia colonial,
que Aldana, el licenciado Carbajal y otros no sacaron de sus que prueban que los conquistado r es eran mas diestros en la
estados mas que de diez mil á cincuenta mil pesos anuales. espada que en la pluma. Hist. de Perú, parte I, lib. II, ca-
(Ibid., ubi supra.) Es imposible conciliar estas monstruosas pitulo XLIII.
discrepancias. No ha habido cantidad escesiva para la credu- (7) «Fue recibimiento mui solemne con universal alegría
lidad del antiguo cronista, y la imaginacion del lector queda del pueblo, por verse libre de tiranos; í toda la g ente á voces
tan aturdida con las riquezas de este Dorado que es dificil bendecía al Presidente i le llamaban Padre, Restaurador
ajustar su fé á ninguna escala de probabilidades. Pacificador, dando gracias á Dios por haver vengado las inju-
(4) Caravantes traslada del acta original un catálogo rias hechas á su Divina `yf ad.» Herrera, Hist. general,
completo de pensionados con las rentas asignadas de cada lst
dee. VIII, lib. IV, cap.
Uno,

232 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

Mas por grato que le fuese este homenaje, no era Ademas de estas reformas, Gasea introdujo muchas
Gasea hombre que gastaba el tiempo en inútiles va- en el gobierno municipal delas ciudades, y otras aun
nidades. Pensó desde luego en los medios de destruir mas importantes, en el manejo de los fondos públicos
los gérmenes de desórden que con tanta facilidad y en el modo de llevar las cuentas. Con estos y otros
brotaban en aquel fructífero suelo, y de asentar la au- cambios en la economía interior de la colonia asentó
toridad del gobierno sobre una base permanente. En la administracion sobre una nueva base, y facilitó
virtud de su empleo presidía la audiencia, que era el en gran manera á sus sucesores el camino para cons-
gran tribunal judicial y aun ejecutivo de la colonia; tituir un gobierno mas solido y ordenado. Como me-
dedicóse, pues, con empeño á despachar los muchos dida final para asegurar el reposo del pais despues
negocios que se habian acumulado durante los ulti- de su marcha, envió á algunos de los caballeros mas
mes disturbios. El desarreglo en que se hallaba la ambiciosos á espediciones distantes, confiando en que
propiedad daba abundante motivo para litigios; mas allí podrían dar rienda suelta á su espíritu inquieto
afortunadamente la nueva audiencia se componía de y turbulento sin perjuicio de la tranquilidad de la co-
jueces rectos y entendidos que trabajaron con dili- lonia así como á veces las nieblas que se han desva-
gencia cooperando con su presidente á remediar el necido con la influencia del sol se condensanyforman
daño causado por el mal gobierno de sus predece- tempestad cuando el sol se pone (3).
sores. Gasea habla permanecido ya mas de quince meses
Tampoco abandonó Gasea á los indios , antes bien en Lima, y cerca de tres años habian trascurrido
se ocupó con sumo cuidado en resolver este dificil desde su entrada en el Perú. En este tiempo había
problema : cuál era el medio mejor, mas adecuado llevado á cabo el grande objeto de su mision. Al des-
y practicable para mejorar su condicion. Envió va- embarcar halló la colonia en estado de anarquía , ó
rios comisionados en clase de visitadores á los diver- mas bien de rebelion organizada bajo la direccion de
sos puntos del pais para inspeccionar las ene amiendas un gefe poderoso y popular. Sin fondos ni fuerza ar-
y averiguar el trato que se daba á los indios, confe- mada que le auxiliase , se proporcionó los primeros
renciando no solo con los propietarios sino con los por el crédito que logró granjearse, y la segunda por
mismos. naturales. Debían tambien examinarla natu- medio de persuasivos argumentos dirigidos á las
raleza y estension de los tributos que pagaban en los personas á quienes su rival la labia encomendado.
primitivos tiempos como vasallos de los Incas (1). Así volvió las armas de su rival contra él mismo.
De este modo se obtuvo una gran copia de datos, Apelando con paciencia y perseverancia á la razon,
que puso á Gasea en situacion de plantear , con el cambió los sentimientos del pueblo, y sin derramar
auxilio de unajunta de eclesiásticos yjurisconsultos, una gota de sangre leal, sofocó una rebelion que
un sistema uniforme de contribuciónes para los in- amenazaba á España con la pérdida de la mas rica de
dios, mas ligero aun del que pesaba sobre ellos en sus provincias. Castigó á los criminales, y con sus
tiempo de los príncipes peruanos. De buena gana despojos halló medio de premiar á los fieles. Fomen-
habria el presiden te relevado á las razas conquistadas tó los recursos del pais de modo que pudo pagar el
de las obligaciones del servicio personal; pero con- grande empréstito que habla negociado con los co–
siderando el asunto maduramente, juzgó esta medi- merciantes de la colonia para losastos de la guerra
da impracticable en el estado en que se hallaba el y que pasaba de nuevecientos mil pesos de oro (4).
pais, pues los colonos, especialmente en las regiones Ademas con su economía ahorró millon y medio de
tropicales, tenían necesidad de valerse de los indios ducados para el gobierno que hacia algunos años no
para los trabajos, y los indios, segun la esperiencia recibía nada del Perú, y se propuso llevar á España
habia demostrado, no trabajaban nunca como no se este aceptable tesoro para aumentar el caudal de las
les obligase á ello. Limitó sin embargo el servicio de arcas reales (5). Todo esto lo hizo sin coste,comisian,
modo que no podía exigirse sin gran precision, y así. salario ni descuento alguno para la corona, salvo el
moderó considerablemente el tributo personal. A de su frugal mantenimiento (0). El pais se hallaba
niugun peruano se le podia obligar á que pasase de tranquilo ; Gasea Babia terminado su obra ,y podia
un clima á que estaba acostumbrado á otro diferen- ya satisfacer e! natural deseo de volver á su patria.
te : cambios que frecuentemente habian dado ori- Antes de su partida arregló la distribucion de
gen á grandes perjuicios y enfermedades en los pa- aquellos repartimientos que durante el año anterior
sados tiempos. De este modo la condicion de los l'ahian vuelto á la corona por muerte de sus posee-
indios, aunque no llegó á ser tal como la deseaba la dores. La vida era corta en el Perú , pues los que vi-
ardiente filantropía de Las Casas, se mejoró mucho vian por la espada, si por ella no morian , eran con
mas de lo que era compatible con las codiciosas exi- frecuencia víctimas de los penosos incidentes de su
gencias de los colonos ; y fue necesaria toda la firme-
za de la audiencia para llevar efecto disposiciones platicó mas este nombre de esclavos, si no que la libertad fue
tan desagradables para estos últimos. Mas al fin se general por todo el reino.» Herrera, Hist. general, dec. VIII,
cumplieron : la esclavitud, en el sentido mas odioso lib. V, cap. VII.
de esta palabra, no fue tolerada ya en el Perú : la pa- (3) MS. de Caravantes. —Gomara, Hist. de las Indias,
labra «esclavo» no fue reconocida como compatible cap. CLXXXVII.—Fernandez, Hist. del Perú, parte I, li-
II ,, cap. XCIII—XCV.—.tárate, Conq. del Perú, li-
con las instituciones, y el historiador de las indias se bro
bro VII, cap. X.
jacta orgullosamente de que todos los vasallos indios (4) «Recogió tanta suma de dinero, que pagó novecien-
podían aspirar á la•categoría de hombres libres (2). tos mil pesos de oro que se halló haver gastado desde el dia
que entró en Panamá hasta que se acabó la guerra, los qua-
les tomó prestados.» Herrera , Hist. general, dec. VIII, li-
(1) «El Presidente Gasea mandó visitar todas las provin- bro V, cap. VII.— Zárate, Conquista del Perú, lib. VII,
cias y repartimientos deste reyno, nombrando para ello per- cap. X.
sonas de autoridad, y de quien • se tenia entendido que te- (5) «Aviendo pagado el Presidente las costas de' la guer-
man coáoscimiento de las tierras que se les encargavan, que ra , que fueron muchas, remitió á S. M. y lo llevó consi-
ha de ser la principal calidad que se ha ele buscar en la per- go 264,422 marcos de plata que á seis ducados, valieron
sona á quien se comete semejante negocio despues que sea 1.686,532 ducados.» MS. de Caravantes.
cristiano ; lo segundo se les dió instruccion de lo que hanian (6) «No tubo ni quiso salario el Presidente Gasea sino cé-
de averiguar que fueron muchas cosas : el número, las ha- dula para que á un mayordomo sayo diesen los oficiales reales
ciendas, los tratos y grangerias, la cantidad de la gente y de lo necesario de la real hacienda, que como parece de los qua-
sus tierras y comarcas y lo que clavan de tributo.» Ordegar- dernos de su gasto fue muy moderado.» (MS. de Caravantes.)
do, Rel prim., MS.
Gasea parece que fue muy esaeto en llevar la cuenta de sus
(2) «El presidente i el audiencia dieron tales órdenes; que
gastos personales desde el tiempo en que se embarcó para la
este negocio se asentó de manera que para adelante no se colonia.

LA CONQUISTA DE L PE IiÚ.
carrera de aventuras. Muchos fueron los p r e t d
en iera - tras ladarse con el tesoro á España,
tes para esta nueva bondad del gobierno y entre ellos felicidad, entrando en Sevilla al cabo adonde de porollegó
mas con
de
algunos de los que hablan quedado descontentos en
la primera reparticion. Gasea se vió asaltado de soli cuatro años de su salida del mismo puerto (3).
citudes y aun de rec Grande fue la sensacion que causó enr todo el pais
onvenciones hechas en lenguaje su llegada. Apenas se podía creer que en tan corto
no muy respetuoso; pero estas no podían turbar su plazo se hubieran conseguido resultados tan
igualdad de ánimo. Escuchaba con paciencia y res- tantas por un solo hombre, por un pobre eclesiástico, impor-
pondia á todos en el suave y apacible tono mas á pro- que, sin auxilio del gobierno, y por decirlo así, con
pósito para calmar sus pasiones; «en lo cual , dice su sola fuerza, habia sofocado una rebelion quepor
un antiguo escritor (1) hizo mas que vencer y ganar tanto tiempo habia desafiado las armas de España.
todo aquel imperio, que fue vencerse á sí propio.»
El emperador se hallaba en Flandes. Mucha •satis-
Un incidente ocurrió la víspera de su partida, pa- faccion le causó la noticia del éxito completo de la
laico en sí mismo yhonroso para los que en él tuvie- misiou de Gasea, y no menor la llegada del tesoro
ron parte. Los caciques indios de las cercanías, agra- que aquel traia consigo, porque las cajas reales, que
decidos á los grandes beneficios que habia hecho á raras veces rebosaban, se hallaban entonces exhaus-
su pueblo, le ofrecieron una gran cantidad de plata, tas á consecuencia de los recientes disturbios de Ale
-comuestradnio.PerGas -mni.Cárloescbómdiatnlpres
gó á recibirla , aunque al hacerlo dió un gran senti- mandándole que se presentase en la córte para saber
m i ento á los peruanos que temieron haberle desagra- de sus propios labios los resultados de su espedicion.
dado involuntariamente.
Gasea, en consecuencia , seguido de numeroso sé-
Muchos de los principales colonos, tambien con el quito de nobles y caballeros ( porque ¿quién no rin-
deseo de mostrarle su gratitud, le enviaron, despues de homenaje á aquel tí quien el rey se complace en
de embarcado , un magnífico donativo ele cincuenta honrar?) se embarcó en Barcelona, y despues de un
mil castellanos de oro, diciéndole que habiendo ya viaje favorable llegó á Flandes y se presentó en la
salido del Perú no tenia motivo alguno para rehusar córte. .
el presente. Pero Gasea estaba tan decidido entonces El soberano, que apreciaba en todo su valor sus
como antes á no aceptarlo , y respondió que habia servicios, le recibió del modo mas lisonjero para él,
ido al pais para servir al rey y asegurar la paz á los y poco despues le elevó á la silla episcopal de Polen-
habitantes, y que ya que con el favor del cielo lo ha- cia , recompensa la mas adecuada á su carácter y
bia conseguido , no quería deshonrar su causa con servicios. Allí permaneció hasta 4561 , en que fue
un acto que pudiera dar origen á que se sospechase promovido á la vaciante de Sigüenza. El resto de sus
de la pureza de sus intenciones. No obstante su rae- días los pasó pacíficamente en el cumplimiento [le sus
gativa los colonos consiguieron poner secretamente ¡ funciones episcopales honrado por su rey y gozando
á bordo del buque en que iba veinte mil castellanos I de la admiracion y respeto de sus compatriotas (4 ).
de oro, con la idea de que una vez en España y ter- 1 En su retiro fue todavía consultado por el gobier-
minada su mision se desvanecerían sus escrúpulos. 1 no en materias de importancia relativas á las Indias.
Gasea aceptó enefectoel donativo pensando que seria 1 Renováronse los desórdenes de aquel infeliz país,
ya un desaire á los colonos rehusarlo ; pero luego 1 aunque en escala mucho menor, poco despues de la
que supo la residencia de los parientes de estos lo f partida del presidente, causados por el descontento
distribuyó entre los mas necesitados (2). que habían producido los repartimientos y por la
Arreglados ya sus asuntos encomendó el gobierno constancia de la audiencia en llevar á cabo las res-
hasta la llegada de un virey á sus fieles colegas de la fricciones relativas al servicio personal de los indios.
real audiencia; y en enero de 1550 se embarcó con el Pero estos desórdenes se a paciguaron al cabo de muy
real tesoro y se dirigió con una escuadra á Panamá. i pocos años bajo el sabio gobierno de los Mendozas,
Acompañáronle hasta la playa multitud de habitantes dos vireyes sucesivos de esta ilustre casa que ha (lado
caballeros y pueblo, personas de todas edades y con- tantos hijos útiles á España , .y que continuaron la
1

diciones que salieron á ver por última vez á su bien- templada, pero resuelta política de que Gasea habia
hechor y siguieron con los ojos fijos en el buque has- dado el ejemplo. Curáronse•luego de un modo por-
ta que desapareció. 1 manente las antiguas llagas del país; y la paz y la
Su viaje fue feliz, y t principios de marzo llegó á 1 prosperidad devueltas al Perú, unidas á la conviccion
Panamá. Allí se de tuvo sola mente el tiempo necesario de los beneficios que habian producido s :s tareas,
para reunir mulas y caballos que pudiesen llevar el debieron llenar de satisfaccion , como llenaron de
tesoro por los montes, pues sabía que aquella parle j gloria, los últimos años de la vida del presidente.
del país abundaba en gente feroz y codiciosa que sa- Cusca murió en Valladolid, á últimos de noviem-
hiendo la riqueza que conducia podría cometer con bre de 1567, en una edad que probablemente no pa-
él algun acto de violencia. Despues cruzó el fragoso suba del término que el escritor sagrado fija á la
istmo, y al cabo de una penosa marcha llegó sin no- existencia humana (5). Fue enterrado en la iglesia
de Santa María Magilalena, que haljiaheclio construir
vedad á Nombre de Dios. porque ape- y dotado libremente. Su monumento, coronado por
Los sucesos justificaron sus temores;or
nas hacía tres días que habia salido dePana má. una. una efigie que le representa en hábito sacerdotal,
horda de bandidos, despues de haber asesinado al existe todavía en el mismo sitio, donde atrae la ad-
obispo de Goatemala , entró en aquel punto con el rniracion del viajero por la belleza de su ejecucion.
designio de matar á Gasca y apoderarse del tesoro. (5) MS. de Caravantes.—Gomara, Ilist. de las Indias,
No bien su p o esta noticia , con su habitual energía cap. CLX\XI11.—Fernandez, Ilist. del Perú, parte II, li-
levanto fuerzas y se preparó á marchar en auxilio cíe bro ' I cap. X, Conq. delVIII, Perú, lib. VII, cap. XIII.—Herre-
la ciudad invadida. Pero la fortuna , ó por mejor de- ca , Ilist. general, dec.p ra.—,MS. lib. VI, cap. XVII.
de Caravantes.— Gomara,
(4) Ibid., ubi su
cir la Providencia, le favoreció allí como en todasIlist. de las Indias, cap. CLXXXII.—Fernandez, Ilist. del
partes; y la víspera de su partida supo que los mero- Perú, Parte II. lib. I, cap. X —Zárale Gong. del Perú, li-
deudores habian sido alcanzadosor los habitantes y VII, cap.
derrotados con gran perdida. Disolvió, pues, SUS tro br(5) he podido encontrar relacion alguna que diga en
pus y armó una flota de diez y nueve buques para qué ano nació Gasca ; pero en una insrripcion puesta sobre su
istia de la iglesia de la Ma gdalena en Valla-
retrato en la saca • nta y un
(í) Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. VI, cap. VII. i años. Esto estáeperfectamente de s acuerdo cons la edad que
i b. II, cap
(2) Fernandez, historia del Perú, parte I, l podria tener cuando estudiaba en Salamanca en 1522.
tolo XCV .
BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.
234
Sobre la tumba, como trofeos de su memorable espe- genio , siendo al mismo tiempo mas indispensable
dicion al Perú, se pusieron las banderas que tomó á que el genio mismo en un hombre que tiene en sus
Gonzalo Pizarro en el campo de Xaquixaguana (1). manos la suerte de sus semejantes. En Gasca las di-
Las banderas se han convertido despues en polvo con versas cualidades estaban combinadas con tal armo-
los restos del que dormía debajo de ellas; pero la nía que no habia lugar para el esceso. Parecía que
memoria de sus actos durará eternamente (2). las unas arreglaban los movimientos de las otras. Al
Gasca tenia aspecto vulgar y figura no muy agra- paso que su humanidad le decia cuáles eran las ne-
dable. Era feo ,y desproporcionado; sus piernas eran cesidades de sus semejantes, la razón le enseñaba
demasiado largas para su cuerpo : así cuando monta- basta qué punto podian satisfacerse y el medio mejor
ba á caballo parecía tener una estatura mucho mas de efectuarlo. No gastaba su fuerza en planes iluso-
corta de la que realmente tenia (3). Su traje era hu- rios de filantropía como Las Casas, pero tampoco te-
milde, sus maneras sencillas y su presencia nada nia en cuenta la política egoista de los colonos. Aspi-
imponente; pero tratado mas de cerca, su conversa- raba al mayor bien, pero al mayor bien practicable.
cion tenia un encanto que borraba toda impresion Para conseguir su objeto rechazó igualmente los
desfavorable y ganaba el corazon de su auditorio. medios violentos y el fraude. Confió en la fuerza de
Su carácter está ya suficientemente delineado en la persuasion, y el origen de su poder fue la confian-
la historia que hemos dado de su vida. Presentaba za que llegó á inspirar su integridad. Entre las ca-
una combinacion de cualidades que por lo general se lumnias que hacen circular los partidos, ninguna
neutralizan mútuamente , pero que en él estaban imputacion se dirigió á la integridad de Gasca (4).
mezcladas en tal proporcion que aumentaban su No es maravilla que virtud tan rara fuese tan estima-
energía. Era amable , pero resuelto ; intrépido por da en el Perú.
naturaleza, pero mas aficionarlo á emplear el arte de Hay hombres cuyo carácter es tan á propósito para
la política que el de la guerra; frugal en sus gastos las crisis particulares en que se presentan, que pare-
personales y económico en los públicos; pero poco cen especialmente designados por la Providencia para
amigo de adquirir riquezas para sí, y de liberalidad dominarlas. Tales fueron Washington en lo., Estados
inagotable cuando el bien general lo exigía; benévo- Unidos y Gasca en el Perú. Podemos concebir que
lo y compasivo, aunque severo con el culpado impe- haya hombres de cualidades mas altas á lo menos en
nitente; humilde en su aspecto, pero con esa dósis la parte intelectual. Pero la maravillosa conformidad
de amor propio que nace de la rectitud de las inten- de su carácter con las exigencias de su situacion ; la
ciones; modesto y sin pretensiones, pero incapaz de perfecta habilidad con que supieron elegir los medios
retroceder ante las mas dificultosas empresas; defe- mas conducentes para conseguir el fin que se propo-
rente con los demas, sin dejar de confiar principal- nian son las que constituyen el secreto de sus triun-
mente en sí propio; reflexivo en sus movimientos, fos. Ellas hicieron á Gasca sofocar gloriosamente la
paciente para aguardar la ocasion , pero cuando esta revolucion, y á Washington, aun mas gloriosamente,
se presentaba, atrevido, pronto y enérgico. llevarla á cabo.
No era hombre de genio en el sentido que vulgar- La conducta de Gasca, cuando llegó á las colonias,
mente se da á esta palabra. A lo menos no parece que da la idea mas esacta de su carácter. Si hubiese lle-
ninguna de sus facultades intelectuales tuviese un gado con aparato militar ú ostentando autoridad,
estraerdinario desarrollo mayor que el que se en- todos los corazones y todas las manos se le habrian
cuentra en los demas hombres. No era gran escritor, cerrado. Pero el humilde eclesiástico no escitó temo-
ni gran orador, ni gran general , ni pretendía serlo. res, y sus enemigos quedaron ya desarmados antes
Encomendó el cuidado de los negocios de la guerra á de que hubiera empezado á marchar contra ellos. Si
los militares, el de los negocios de la iglesia á los Gasca, impaciente con la obstinacion de Hinojosa,
eclesiásticos, y el de los negocios civiles y judiciales hubiera dado oidos á las sugestiones de los que le
á los individuos de la audiencia. Pero tenía un pro- aconsejaban su captura, habria puesto su causa en
fundo conocimiento de los caractéres, y cualquiera peligro por esta prematura ostentacion de violencia;
que fuese el empleo, siempre le proveia en el mas ap• pero prefirió sáhiamente ganarse el apoyo de su ene-
to. Hizo mas : supo asegurarse la fidelidad de sus migo por medio de la persuasion.
agentes; presidió á sus deliberaciones, dictó la línea De la misma manera supo aguardar la ocasion
general de política que debian seguir é infundió en oportuna para hacer su entrada en el Perú. Esperó á
ellos un espíritu de unidad en sus planes que les hizo que sus comunicaciónes hubiesen producido efecto
cooperar al cumplimiento del gran objeto que seitabia en el ánimo del pueblo ,y cuidó de no introducir la
propuesto. hoz en el campo hasta que el grano estuviese madu-
Una de las cualidades mas notables en su carácter ro. De este modo adonde quiera que fué halló todo
era la sensatez, que es la que mejor puede suplir al preparado para su llegada, y cuando puso el pie en
(1) «Murió en Valladolid, donde mandó enterrar su cuer-
el 1'erí1, el país era ya suyo.
po en la iglesia de la advocacion de la Magdalena, que hizo Ocupados hasta ahora con caractéres de hombres
edificar en aquella ciudad, donde se pusieron las banderas ignorantes y turbulentos, es satisfactorio insistir en
que ganó á Gonzalo Pizarro.» MS. de Caravantes. la pintura de uno como el de Gasca. En la larga pro-
(2) La memoria de sus hechos no ha quedado enteramen- cesion que lía pasado ante nuestros ojos, solo liemos
te al cuidado del historiador. No hace mucho tiempo que el visto al caballero forrado de hierro, blandiendo su
carácter y administracion de Gasca fueron objeto de un elo- sangrienta lanza, montado en su caballo de batalla y
cuente panegírico, pronunciado por uno de los mas distingui- destrozando indios ó combatiendo contra sus amigos
dos individuos del parlamento ingles. (Véase el discurso de
lord Brougham sobre el mal trato de las colonias norte-ame- y hermanos ; fiero , arrogante , cruel , escitado por la
ricanas, febrero 1838.) El ilustrado español moderno que sed del oro ó por el deseo, poco mas honroso , de
contemple con dolor los escesos cometidos por sus compa trio- una bastarda gloria. Mezcladas con estas cualidades
tas en el siglo XVI en el Nuevo Mundo, puede sentir un hon-
rado orgullo al ver que entre hombres de tan ciego espíritu la naturaleza le negó de las dotes del cuerpo se lo dobló en
se hallaba uno en quien la generacioa actual se puede fijar las del ánimo. Garcilasso, Com. Real, parte II, lib. V, ca-
con complacencia como en el modelo mas brillante de la inte- pítulo II.
gridad y de la sabiduría. (4) «Fue tan recatado y estrenado en esta virtud, que
(3) «Era muy pequeño de cuerpo con estraña hechura,
puesto que de muchos quedó mal quisto guando del Perú se
que de la cintura abajo tenia tanto cuerpo como cualquiera partió para España por el repartimiento que hizo; con todo
hombre alto, y de la cintura al hombro no tenia vna tercia. esso jamas nadie dijo del ni sospechó que en esto ni en otra
Andando á camilo parescia aun mas pequeño de lo que era, cosa se vuiese mouido por codicia,» Fernandez , Hist. del Pe-
porque todo era piernas : de rostro era muy feo; pero lo que rú, parte I, lib. II, cap. XCV.
LA CONQUISTA DEL PRIVO. 231
hemos visto
balleresco y tambien
romántico centellas de aquel
de los siglos carácter
heróicos - cho y que no dejaba de ser arriesgada. Desde enton-
dé Es-
paño.; pero con algunas escepciones honrosas era la ces raras veces hallarnos su nombre entre los actores
escoria de los caballeros españoles la que pasó al de las agitadas escenas que siguieron. Probablemen-
Perú á servir bajo la bandera de los Pizarros. Al fin te no tomó mas parte en los sucesos que la que in-
de esta larga fila de acerados guerreros vemos ú un dispensablemente exigian sus cir cunstancias; pero
pobre y humilde misionero llegando al pais para des- sus observaciones desfavorables á Gonzalo Pizarro,
empeñar una mision de misericordia y proclamando indican que aunque desaprobó la conducta del virey,
la paz en todas partes. No anuncia su llegada la trom- estuvo muy lejos de aprobar la criminal ambicion de
pa guerrera, ni los lamentos de los heridos y mori- su rival. Los tiempos eran ciertamente poco propicios
bundos marcan sus huellas. Los medios que emplea para la ejecucion de las reformas que Zárate habla
están en perfecta armonía con el fin á que aspira: llevado encargo de plantearen el Perú. Pero mostró
sus armas son los argumentos y la suave persuasion; tanto celo por los intereses de la corona, que el em-
es la razon á la que quiere vencer, no al cuerpo: perador á su vuelta le dió una prueba de su satisfac-
cion nombrándole superintendente de la hacienda en
adelantan su camino por medio de la conviccion, no Flandes.
por la violencia : es una victoria moral la que quiere Poco despues de su llegada al Perú parece que fue
mas poderosa, y por fortuna mas sólida que la que cuando concibió la idea de informará sus compatrio-
consigue el sangriento conquistador ; y al alcanzar tas de los estraordinarios sucesos que pasaban en la
tranquila é imperceptiblemente, digárnoslo así, estos colonia, sucesos que ademas presentaban notables
grandes resultados, nos recuerda la manera pausada pasajes al estudio del historiador. Aunque recogió
é insensible con que la naturaleza efectúa sus gran- notas y diarios, segun nos dice, para este fin , no se
des cambios en el mundo material, cambios que su b- atrevió fi aprovecharse de ellos hasta su vuelta á Cas-
sisten cuando la furia del huracan ha pasado y se han tilla; porque « haber empezado, dice, la historia en
olvidado ya sus estragos. el Perú, habría sido lo bastante para poner mi vida en
Con la mision de Gasea termina la historia de la peligro; porque cierto capitan llamado Francisco de
conquista del Perú. La conquista en realidad finaliza Carbal al amenazaba que se vengaría tlelque fuese
cuando sofocada la insurreccion peruana, la fuerza, bastante temerario para intentar la relacion de sus
si no el espíritu de la raza india, queda aniquilada hazañas , las cuales mas que recordarse y escribirse
para siempre. Pero el lector debia tener una curiosi- merecian condenarse ú eterno olvido.» En este ca-
dad natural de seguir basta el fin la suerte de la no- pitan el lector reconocerá fácilmente al veterano
table familia que conquistó el pais. Ni la historia de maestre de campo do Gonzalo.
la invasion seria completa, sin una noticia de las A su vuelta á España Zárate se ocupó en componer
guerras civiles á que dió origen; la cual sirve ade- su obra. Primero pensó limitarse á referir los acon-
mas de comentario moral á los acontecimientos pre- tecimientos que siguieron á la llegada de Blasco Nu-
cedentes, mostrando que tarde ó temprano , y aun en ñez , pero pronto conoció que para que estos fuesen
esta vida las consecuencias de la satisfaccion de pa- inteligibles tenia que remontarse basta se origen. Es-
siones fieras y desenfrenadas vienen á caer sobre la tendió por tanto mas su plan y empezando por el
cabeza del criminal. descubrimiento del Perú, presentó un cuadro com-
Verdad es que á la partida de Gasea se renovaron pleto de la conquista y subsiguiente ocupacion del
los desórdenes del pais. Las aguas hahian estado de- pais, y terminó su narracion con la rnision de Gasea.
masiado agitadas para sosegarse de repente; pero Para la primera parte de su historia se refirió á las
fueron gradualmente calmándose bajo la templada relaciones de los que figuraron mas principalmente
administracion de sus sucesores, que supieron como en los sucesos, siendo mas breve al contar estos que
cuerdos aprovecharse de su política y ejemplo. Así al referir aquellos de que fue á un tiempo actor y es-
!a influencia del digno presidente duró aun despues pectador, y eu los cuales, consideradas las ventajas
de haberse él retirado de la escena de sus tareas ,y el de su posicion para adquirir informes, su testimonio
Perú, hasta entonces tan alterado, continuó gozan- es del mayor valor.
do del mismo reposo que gozaban las demas provin- Alcedo en su Biblioteca Americana dice que «la
cias del imperio colonial de España. Con la mision de obra de Zárate contiene mucho bueno, pero que no
Gasea, pues, el historiador de la conquista se permi- merece el dictado de esacta. a Escribió en efecto bajo
te dar por terminada su obra, como el viajero que, la influencia del espíritu de partido que necesariamen-
habiendo recorrido largo tiempo horribles bosques y te separa un tanto á los mejores ánimos de sus natu-
peligrosos desfiladeros sale al fin á una hermosa lla- rales inclinaciones ; y esto debemos tenerlo en cuenta
al leer su narracion. Pero no aparece en ella intencion
nura que presenta el risueño aspecto de la tranquili- alguna de desfigurar la verdad por favorecer su cau-
dad yde la paz. sa, y la proporcion que tenia para beber en las me-
j
ores fuentes hace que se encuentren en su obra por-
muchas menores que no pudieron adquirir otros cronistas.
Agustin de Zárate , autoridad respetable y Hállase ademas su relacion sazonada con reflexiones
veces citada en la última parte de esta obra, era y comentarios regulares que ilustran algunos pasa-
contador de Mercedes en Castilta.•Ocupó este empleo jes oscuros de aquel período fecundo en aconteci-
por espacio de quince años , al cabo de los cuales fue mientos. Sín embar g o por su estilo no puede aspirar
enviado al Perú para examinar el estado de la hacien- demasiado al embargo lauro la elegancia y de la correccion;
da colonial , desorganizada á consecuencia de los re- al paso que sus sentencias llegan á tener á veces
cientes disturbios , é introducir en ella el órden po- aquella estension fastidiosa é interminable que dis-
sible. tingue las gárrulas composiciones de los cronistas
Zárate salió , pues , con el séquito del virey Blasco medianos de los siglos antiguos.
Nuñez y por las pasiones imprudentes de este se en- Las personalidades en que necesariamente había
contró muy lue g o encerrado en el laberinto de las de incurrir en semejante obra lucieron desistir al au-
discordias civiles. En la guerra que siguió á la llega- tor de su publicacion á lo menos durante su vida.
da del virey permaneció con la audiencia, y el acer- «El celoso caballero castellano, dice, mira con in-
carse Gonzalo Pizarro á Lima , le encontramos en dignado(' la censura por mas leve que sea y aun la
por los alabanza raras veces le parece bastante para lo que
aquella capital de donde salió comisionad o
jueces para intimar al gefe insurgente que disolviese él merece.» Así manifiesta estar convencido de que
sus tropas y volviese fi sus estados. El historiador obran sabiamente aquellos que conservan en manus-
ejecutó esta comision, que parece no le agradó mu•
256 BIBLIOTECA DE GASPAR Y amo.
critos las historias de su tiempo hasta que haya pasado mas favorable, hace muy escasa justicia al opuesto
la generacion cuya susceptibilidad puede afectarse bando. No era posible ciertamente que un escritor
con ellas. Su manuscrito, sin embargo, fue presen- pensionado por la corona disculpase la rebelion; pero
tado al emperador y fue tan recomendado por el hay siempre circunstancias atenuantes que, aunque
soberano , que Zárate , cobrando ánimo consintió condenemos el crimen , pueden servir para mitigar
en darlo á la prensa. Apareció , pues , en Amberes nuestra indignacion contra los criminales; y estas
en 1555, en octava, y 1577 se hizo en Sevilla una circunstancias no se encuentran en las páginas de
segunda edicion en folio. Despues ha sido incorpora- Fernandez. Es desgracia para el historiador de tales
do en la preciosa coleccion de Barcia, y cualquiera sucesos que sea tan difícil encontrar un escritor dis-
que fuese la indignacion ó desagrado que escitase en- puesto á hacer justicia al rebelde vencido. El Inca
tre sus contemporáneos , ya porque se viesen censu- Garcilasso, sin embargo, no se ha desdeñado de Ira-
rados, ya porque no hallasen en sus páginas los elo- cerla en el caso de Gonzalo Pizarro; y aun Garuara
gios que creyeron merecer, es lo cierto que la obra aunque vivia á la sombra, ó mas bien al sol de la
de Zárate ocupa un lugar permanente entre las mas córte, ha aventurado algunas veces una protesta ge-
respetables autoridades para la historia de aquel nerosa en su favor:
tiempo. La comision dada á Fernandez le puso ea disposi-
El nombre de Zárate naturalmente recuerda el de clon de adquirir los mejores datos , á lo menos por
Fernandez, porque ambos trabajaron en el mismo la parte tocante al gobierno , pues ademas de la co-
campo histórico. Diego Fernandez de Palencia, ó el municacion personal que tuvo con los gefes realistas,
Palentino, segun comunmente se le llamaba, pasó al pudo leer su correspondencia , diarios y comunica-
Perú y sirvió como particular en el ejército real le- ciones oficiales. Aproyeclióse bien de esta oportu-
vantado para reprimir la insurreccion que estalló nidad , y su nai-racion , tomando la historia de la
despues de la vuelta de Gasca á Castilla. Entre sus rebelion desde su origen, continúa hasta su estincion
ocupaciones militares halló tiempo para recoger ma- final y hasta el término de la administracion de Gas-
teriales para la historia de aquel período , para cuya ca. Así la primera parte de su obra vino á terminar
composicion fue instado ademas por el virey Mendo- en el principio de la segunda, y el todo presentaba
za, marques de Cañete, que segun el mismo autor un cuadro completo de los disturbios del pais hasta
nos dice,' le nombró cronista del Perú. Esta muestra que se introdujo un nuevo órden de cosas restable-
de confianza eii su capacidad literaria prueba mayo- ciéndose de un modo permanente la tranquilidad.
res dotes en Fernandez de lasque se infieren de la hu- La diccion es bastante llana sin aspirar á bellezas
milde posicion tue ocupaba. Con el fruto de sus in- retóricas fuera del alcance del autor, ni guardar el
vestigaciones el soldado cronista volvió á España , y carácter sencillo de crónica. Las sentencias están ar-
al cabo de cierto tiempo completó su historia de la regladas con mas arte que en la mayor parte de las
insurreccion €le Giron. pesadas composiciones de aquel tiempo ; y aunque
El presidente del consejo de Indias vió el manuscri- no se advierten pretensiones de erudicion ni de lilo-
to y quedó tan complacido con su lectura que escitó sofía, la corriente de los sucesos sigue su curso de
al autor á que escribiese de la misma manera la his- una manera ordenada, bastante prolija, es cierto,
toria de la rebelion de Gonzalo Pizarro y de la admi- pero dejando una . impresion clara é inteligible en el
nistracion de Gasca. El historiador fue ademas esti- ánimo del lector. Ninguna historia de aquella época
mulado, segun dice en su dedicatoria á Felipe IJ, puede compararse con esta eu la abundancia de por-
por la promesa de una recompensa de parte de este menores; y á ella han acudido historiadores mas mo-
monarca cuando. terminase sus trabajos; promesa dernos como faca le inagotable para llenar sus páginas,
muy conveniente y política, pero que inevitablemen- circunstancia que es por sí sola bastante testimonio
te sugiere la idea de una influencia no enteramente de la general 'fidelidad y de la copia de detalles de la
favorable á la severa imparcialidad histórica. Esta narracion. La crónica de Fernandez, así arreglada
idea no está en efecto en desacuerdo con la verdad; en dos partes bajo el título de Historia del Perú, fue
porque al paso que la narracion de Fernandez pre- dada á luz envicia del autor en Sevilla en 1571 , en un
senta con estudio la causa del rey bajo el aspecto tomo en folio que era el tamaño del manuscrito.

1„

r• LV .

• .^.
LA CONQUISTA DEL PERÚ.
23?

APÉNDICES.
16'1YJ1iI. I. —Véate la pág. 12. 10411il. II.— Véasé la pág. 21.
Descripclon de los viajes de los Incas : estractada de la Noticia del gran camino construido por los Incas en la
relacion de Sarmiento, MS. llanura de Quito al Cuzco : estractada de la relacion
de Sarmiento, MS.
(El manuscrito que ha sido copiado de la coleccion
de Lord Ifingsborough, se halla en la biblioteca del UNA de las cosas de que yo mas me admiré , con-
Escorial. ) templando y notando las cosas de estos reynos, fué
pensar cómo y de qué manera se pudieron hacer ca-
QUANDO en tiempo de paz salían los Ingas ó visitar
su reyno, cuentan que iban por él con grand mages- minos tan grandes y sovervios como por él vemos,
que fuerzas de hombres bastaran á lo hacer, y con.
r
tad, sentados en ricas andas armadas sobre unos pa-
los lisos largos, de madera escelente, engastados en qué herramientas instrumentos pudieron allanar.
oro y . argenteria; y de las andas salían dos arcos al- los montes y quebrantar las peñas para hacerlos tan
anchos y buenos como están; porque me parece que
tos hechos de oro, engastados en piedras preciosas. si el Emperador quisiese mandar hacer otro camino
Caían unas mantas algo largas por todas las andas, real como el que bá del Quito al Cuzco, ó sale del
de tal manera que las cubrían todas ; y si no era que- Cuzco para ir á Chile, ciertamente creo, con todo su
riendo el que iba dentro, no podia ser visto, ni alza- poder, para elfo no fuese poderoso ni fuerzas dehom-
ban las mantas si no era cuando entraba y salia, tanta bres lo pudiesen hacer, sino fuese con la órden tan
era su estimacion; y para quede entrase aire y él pu- grande que para ello los in gas mandaron que hubiese:
diese ver el camino, havia en las mantas hechos al- porque si fuera camino de cinquenta leguas, ó de
gunos agujeros hechos por todas partes. En estas ciento ó de doscientas, es de creer que aunque la,
andas halda riqueza, y en algunas estaba esculpido tierra fuera mas áspera, no se tubiera en mucho con
el sol y la luna, y en otras unas culebras grandes en- buena diligencia hacerlo; mas estos eran tan largos
dadas y unos como bastones que las atravesaban. que havia alguno que tenia mas de mil y cíen leguas,
Esto trahian por encima por armas, y estas anclas las todo hecho por sierras tan grandes y espantosas que
llevaban en ombros de los señores, los mayores y por algunas partes mirando abajo se quitaba la vista,
mas principales del reyno, y aquel quemas con ellas y algunas de estas sierras derechas y llenas de pie-
andaba, aquel se tenia por mas onrado y por mas fa- dras , tanto que era menester cavar por las laderas en
borecido. En rededor de las andas, á la ila , iba la piedra viva para hacer el camino ancho y llano, todo
guardia del Rey con los arqueros y alabarderos , y lo cual hacían con fuego y con sus picos; por otras
delante iban cinco mil honderos , y detras venian lugares havia subidas tau altas y ásperas, que ha-
otros tantos lanceros con sits capitanes, y por los la- ciendo entre medio de ellos algunos descanses anchos
dos del camino y por el rnesmo camino iban corredo- para el reposo de la gente; en otros lugares habla
res lides, descubriendo lo que había, y avisando la montones de nieve que eran mas de temer, y estos
ida del Señor, y acudía tanta gente por lo ver, que no en un lugar sino en muchas partes, y no así corno
parecia que todos los cerros y laderas estaba lleno de quiera sino que no bá ponderado ni encarecido como
ella, y todos le davan las vendiciones, alzando alari- ello es, ni como lo bemos, y por estas nieves, y por
dos, y grita grande á su usanza, llamándole, Ancha donde 'labia montañas de árboles y céspedes lo ha-
atunapo indichiri campa capalla apatuco pacha cam- cian llano y empedrado si menester fuese. Los que
ba baila Yulley! que en nuestra lengua dirá, «¡Muy leyeren este libro y hubieren estado en el Perú, mi-
grande y poderoso Señor, hijo del Sol, tú solo eres ren el camino que bá desde Lima á Xauxa por las
Señor! ¡todo el mundo te oya en verdad !» Y sin esto sierras tan ásperas ele Guayacoire y por las montañas
le decian otras cosas mas altas, tanto que poco faltaba nevadas de Pavacaca, y entenderán los que á ellos lo
para le adorar por Dios. Todo el camino iban hidios o y eren si es mas lo que ellos vieron que no lo que yo
]l impiándolo, de tal manera que ni yerba ni piedra escribo.
no parecia, sino todo limpio y barrido. Andaba cada
dia cuatro leguas, ó lo que él quería. Paraba lo que era :NÚM. III. — Véase la pág. 25.
servido, para entender el estado de su reyno ; oia
alegremente á los que con-quejas le venian, reme- Política que observaban los Incas en sus conquistas:
MS.
diando, y castigando á quien hacia injusticias. Los noticia tomada de la relacion de Sarmiento,
que con ellos iban no se desmandaban á nada ni pa-
lian un paso del camino. Los naturales proveian á lo UNA de las cosas que mas se tiene embidi,a á estos
n ecesario, sin lo cual lo havia tan cumplido en los Señores, es entender quan bien supieron conquistar
tan grandes tierras y ponerlas con su prudencia en
depósitos que sobraba; y ninguna cosa faltaba. Por tanta razon como los Españoles las hallaron guando
donde iba salían muchos hombres y mujeres y mu- por ellos fué descubierto este reyno, y que o
chachos á servir personalmente en lo que les era sea así muchas vezes me acuerdo yo estando en algu-
mandado, y para llebar las cargas : los de un pueblo na provincia indómita fuera de estosreynos oir luego
las llebaban hasta otro, de donde los unos las toma- á los mesmos Españoles yo aseguro que si los Ingas
ban y los otros las dejaban; y como era un dia y anduvieran por aquí que otra cosa fuera esto, es decir
cuando mucho dos, no lo sentian, ni de ello recivian
agravio ninguno. Pues yendo el Señor de esta mane- no conquistara n los Ingas como lo otro que supieran
por manera que quanto á esto, co-
servir y tributar,
ra, c aminaba por su tierra el tiempo que le placía, nozida está la ventaja que nos hacen pues con su ór-
viendo por sus ojos lo que pasaba , y proveyendo 10 multipli-
clen, las gentes vivían con ella y creman en
q u e e ntendia que convenía , que todo era cosas gran- cacion y de las provincias estériles hacían fértiles y
des é importantes ; lo cual hecho, daba la huella al abundantes en tanta manera y por tan galana órden
Cuzco, principal ciudad de todo su imperio.
t^34 BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

.como se dirá , siempre procuraron de hacer por bien competencias ni dejar su amistad, antes gtlerian ser
las cosas y no por mal en el comienzo de los negocios; sus amigos como lo so-,i los comarcanos suyos ; y di-
despees algunos Ingas hicieron grandes castigos en ciéndoles esto, dábanles algunas mujeres hermosas
muchas partes, pero antes todos afirman que fue y presas ricas de lana ó de metal de oro. Con estas
grande con la benevolencia y arnicicia que procura- dádivas y buenas palabras havia las voluntades de
ban el atraer á su servicio estas gentes. Ellos salian todos , de tal manera que sin ningun temor los hui-
del Cuzco con su gente y aparato de guerra y cami- dos á los montes se bol vian á sus casas , y ,todos de-
naban con grande concierto hasta cerca de donde ha- jaban las armas , y el que mas veces veiá al Inga se
vian de ir y querian conquistar , donde muy bas- tenia por mas bien aventurado y dichoso. Los Seño-
tantemente se informaban del poder que tenian los ríos nunca los tiraban á los naturales, á todos man-
enemigos, y de las ayudas que podrian tener, y de daban unos y otros que por Dios adorasen el Sol; sus
qué parte les podrian venir favores y por qué cami- demas religiones y costumbres no se las prohivian,
no; y esto entendido por ellos, procuraban por las pero mandabanles que se gobernaran por las leyes y
vias á ellos posibles estorvar que no fuesen socorri- costumbres que se gobernaban en el Cuzco, y que
dos ora con dones grandes que hacian, ora con resis- todos hablasen en la lengua general, y puesto gover-
tencias que ponían, entendiendo, sin esto de mandar nador por el Señor con guarniciones de gente de
hacer sus fuertes, los cuales eran en cerro ó ladera g uerra, parten para lo de adelante. Y si estas pro-
hechos en ellos ciertas cercas altas y largas, con su vincias eran grandes luego se entendía en edificar
puerta cada una, porque perdida la una pudiesen pa- un templo del Sol, y colocar las mugeres que ponían
sarse á la otra, y ele la otra hasta lo. mas alto; y em- en los demas, y hacer palacios para los Señores, y
biaban esanchas de los confederados para marcar la cobraban por los tributos que havian de pagar sin
tierra y ver los caminos y conocer del arte que esta- llevarles nada demasiado ni agraviarles en cosa nin-
ban aguardando y por donde bavia mas manteni- guna , encaminándoles en su policio y en que supie-
miento, sabiendo por el camino que havian de llevar sen hacer edificios y traer ropas largas y vivir con-
y la orden con que havian de ir, embiábales mensa- certadamente en sus pueblos ; á los quales si algo les
jeros propios con los quales les ernbiaba á decir , que faltaba de que tubiosen necesidad, eran provehidos y
él los quería tener por parientes v aliados, por tanto enseñados como lo havian de sembrar y beneficiar.
que con buen ánimo y corazon alegre se saliesen á lo De tal manera se hacia esto que sabemos en muchos
recevir y recevirlo en su provincia , para que en ella lugares que no havia maíz , tenello despues sobrado,
le sea dada la obediencia como én las demas, y por- y en todo lo demas andaban como salvajes mal ves-
que lo hagan con voluntad, ernbiaba presentes á los tidos y descalzos, y desde que conocieron á estos Se-
Señores naturales, y con esto y con otras buenas ñores usaron de camisetas lares y mantas y las HM -
maneras que tenia entraron en muchas tierras sin genes lo mismo y de otras buenas cosas, tanto que
guerra, en las quales mandaban á la gente de guerra para siempre hebra memoria de todo. Y en el collas y
que con él iba que no hiciesen daño ni injuria ningu- en otras partes mandó pasar mitimaes á la sierra de
nani robo nifuerza. Y si en tal provincia no havia los Andes para que sembrasen maiz y coca y otras
mantenimiento, mandaba que de otra parte se pro- frutas y raizes de todos los pueblos la cantidad com-
veyese, porque á los nuebamente venidos á su servi- beniente, los cuales con sus mugeres vivian siempre
cio. río les pareciese desde luego p;;sado su piando y en aquella parte , donde sembraban y cojian tanto de
conocimiento, y el conocerle y aborrecerle fuese en lo que digo que se sentia poco la falta por traer mu-
un tiempo; y si en alguna de estas provincias no ha- cho de estas partes y no haber pueblo ninguno por
via ganado, mandaba luego que les diese por cuenta pequeño que fuese que no tubiese de estos mitimaes.
tantas Mil cabezas, lo cual mandaban gire mirasen Adelante trataremos girantas suertes havia de estos
mucho y con ello multiplicasen para proberse de lana mitimaes, y hacían los unos y entendian los otros.
para sus ropas, y que no fuesen osados de comer ni
matar ninguna cría por los años y tiempos que les se- NÚM. Iār . — Véase la pág. 413.
ñalaba; y si baria ganado y tenían de otra cosa falta,
era ]o mismo; y si estaban en collados y arenales, Estracto del testamento y última voluntad de Mancio
bien les hacia entender con buenas palabras que hi- Sierra Lejesema, MS.
ciesen pueblos y casas ea lo mas llano de las sierras y (El siguiente es el preámbulo del testamento de un
laderas ; y corno muchos no eran diestros en cultibar soldado de la conquista llamado Lejesema. Es una es..
las tierras, abecabanles como lo habían de hacer, pecie de confesion para descargar la conciencia del
imponiéndoles en que supiesen sacar acequias y re- escritor que pensaba espiar sus pecados con este since-
gar con ellas los campos : en todo los havian de pro ro aunque tardío tributo al mérito de los vencidos.
veer tan concertadamente, que cuando entraba por Como la obra en que está es muy rara, he estractado
amistad alguno de los Ingas en provincias de estas, todo el preámbulo.)
en brebe tiempo quedaba tal que parecia otra, y los Verdadera confesion y protestacion en artículo de
naturales le daban la obediencia , consintiendo que muerte hecha por uno de los primeros españoles con-
sus delegados quedasen en ellos ,y ]o mismo los miti- quistadores del Perú, nombrado Mando Sierra Lee-
maes; en otras muchas que entraron de guerra y por sema, con su testamento otorgado en la ciudad del
fuerza de armas, mandábase que en los manteñi- Cuzco, el din 15 de setiembre de 1589, ante Geróni-
mientos y casas de los enemigos se hiciese poco daño, mo Sanchez de Quesada, escribano público : la cual
diciéndoles el Señor, « Presto seran estos nuestros la trae el P. Fr. Antonio Calaucha, del órden de er-
estos como los que ya lo son. » Como esto tenian co- mitaños de San Agustin, en la crónica de su religion
nocido , procuraban que la guerra fuese la mas livia- en el libro I, capítulo XV, foto 98, y es del tenor
na que ser pudiese , no embargante que en muchos siguiente :---
lugares se dieron grandes batallas, porque todavía. «Primeramente antes de empezar dicho mi testa-
los naturales de ellos querían consérvarse en la liver- mento, declaro que ha muchos que yo he deseado
tad antigua sin perder sus costumbres y religion por tener orden de advertir á la CatolicaMagestad del Rey
tomar otras estranas; mas durando la guerra siem- Don Felipe, nuestro Señor, viendo cuan Catolico y
pre havian los Ingas lo mejor, y vencidos no los des- Cristian]simo es, y cuan zeloso del servicio de Dios
trufan de nuebo, antes mandaban restituir los presos nuestro Señor, por lo que toca al descargo de mi ani-
si algunos havia y el despojo y ponerlos en posesion ma, á causa de haber sido yo mucho parte en descu-
de sus haciendas y señorío , amonestándoles que no brimiento, conquista y población de estos reynos,
quieran ser locos en tener contra su persona real cuando los quitamos á los que eran Señores Ingas y

LA C OCQti157.1 l tL PÉnt.
los X39
poseian, y regían como suyos propios, y los pu- buido vuestra señoría á la empresa, aunque nosotros
limos
tienda debajo de la Catolica,
Su Magestad corona real, corona,
que los dich que en- hemos perdido en ella nuestra hacienda y crédito,
tenían gobernados de tal manera, quetodos en os
i
Irgas los porque hemos astado ya cerca de quinc e mil
ellos
no babia un ladron ni hombre vicioso, ni hombre bo l- llanos de oro. Pizarro y los suyos se hallara ahora mea en
gazán, ni una muger adúltera ni mala; grande apuro y necesitan provisiones y un refuerzo
ni se permitia de gente esforzada. Si no se le envia pronto nos arrui-
entre ellos ni gente de mal vivir en lo moral ; que los naremos todos y no podrá llevarse á cabo nuestra glo-
hombres tenias sus ocupaciones honestas y provecho- riosa empresa de que justamente se esperan tan
sas; y que los montes y minas, pastos, caza y madera, brillantes resultados. Se llevará cuenta exacta de los
y todo genero de aprovechamientos, estaba goberna- gastos para que cada uno participe de los productos
do y repartido de suerte que cada uno conocía y tenia del descubrimiento en proporcion de lo que hubiere
su hacienda sin que otro alguno se la ocupase u to- puesto para.él. 'Vuestra señoría está unido con noso-
mase, ni sobre ello habian pieytos; y que las cosas de tros en la empresa y
no tiene derecho á hacernos per-
guerra, aunque eran muchas, no impedían á las del uer el tiempo y arruinarnos; pero si quiere separarse
comercio, ni estas á las cosas de la labranza ó culti- de la compañía y romper el contrato , pague la parte
var de las tierras, ni otra cosa alguna; y que en todo, que le corresponde en lo gastado y deje el asunto por
desde lo mayor hasta lo mas menudo, tenia su órden nuestra cuenta.
y concierto ron mucho acierto : y que los Irgas eran A esta propuesta Pedrarias contestó indignado:
tenidos y obedecidos y respetados de sus subditos Segun el tono de altivez que tomais cualquiera creería
como gente muy capaz y de mucho gobierno, y que que mi poder ha concluido; pero ó yo he de perder el
lo mismo eran sus gobernadores y capitanes; y que co- empleo que tengo ó vuestra insolencia será castigada.
mo en estos hallamos la fuerza y el mando y la resis- Me res.pondereis de las vidas de los cristianos que han
tencia para poderlos sugetar é oprimir al servicio de pereci do por vuestra obstinacion y la de Pizarro. Ya
Dios nuestro Señor, y quitarles su tierra y ponerla vereis cornomse hace justicia para castigar todos estos
debajo de la real corona, fué necesario quitarles total- disturbios y muertes, y esto antes de que salgais de
mente y mando y los bienes como se los quitamos á Panamá.
fuerza de armas : y que mediante haberlo permitido Concedo, dijo Alma. ro , que hay un juez omnipo-
Dios nuestro Señor nos fué posible sugetar este reyno tente, ante
tribunal cuyo
debemos presentarnos á dar
de tanta multitud de gente y riqueza y de Señores los cuenta de los vivos así como de los muertos ;y yo no
hicimos siervos tan sujetos como se ve : y que entien- dejaré de hacerlo, pues he recibido de vuestra seño-
da Su Magestad que el intento que me mueve á hacer ría una nota para enviarla inmediatamente á Pizarro,
esta relacion es por descargo de mi conciencia, y por manifestando la gratitud con que S. M. el emperador
hallarme culpado en ello, pues babemos destruido mira nuestros servicios. Pague vuestra senoría si
con nuestro mal exemplo gente de tanto gobierno co- quiere gozar de los frutos de la empresa, ya que ni
mo eran estos naturales, y tan quitados de cometer suda ni trabaja para alcanzarlos, ni ha dado siquiera
delitos ni escesos así hombres como mugeres, tanto la tercera parte de lo que prometió dar cuando se hl-
por el Indio cien mil pesos de oro y plata en su casa, zo el contrato , pues todos vuestros gastos no pasan
y otros indios dejaban abierta y puesta una escoba ó de tres miserables pesos. Pero si pre eris dejar nues-
un palo pequeño atravesado en la puerta para señal tra compañía os perdonaremos la mitad de lo que nos
de que no estaba allí su dueño , y con esto segun su debeis«
costumbre no podia entrar nadie adentro, ni tomar Pedrarias con amarga sonrisa contestó : No os
cosa de las que allí habia; y cuando ellos vieron que arruinaría el darme cuatro mil pesos por renunciar
nosotros poníamos puertas y llaves en nuestras casas, mi parte.
entendieron que era de miedo de ellos, porque no nos Por adelantar tan feliz suceso, repuso Almagro, os
matasen , pero no porque creyesen que ninguno to- perdonaremos toda la deuda, aunque es arruinarnos;
mase ni hurtase á otro su hacienda; y así cuando pero ponemos nuestra fortuna en manos de Dios.
vieron que había entre nosotros ladrones y hombres Aunque Pedrarias se encontraba así libre de una
que incitaban á pecado á sus mugeres y lijas, nos deuda que no bajaba de cuatro á cinco mil pesos no
tubieron en poco ; y han venido á tal rotura en ofen- quedó satisfecho y preguntó : «¿Qué mas me dareis?o
sa de Dios estos naturales por el mal exemplo que les Almagro disgustado dijo : Daré trescientos pesos,
hemos dado en todo , que aquel estremo de no hacer aunque juro á Dios que no tengo tal cantidad ; perola
cosa mala se ha convertido en que hoy ninguna ó po- pediré prestada por librarme esta molestia.
cas hacen buenas, y requieren remedio , y esto toca «Me dareis dos mil.»
«Quinientos es lo mas que ofrezco.»
á su Magestad, para que descargue su conciencia, y «Me dareis mil y tantos.»
se suplico
lo advierte, Y con es-
to á mipues
Diosnome
soyperdone;
parte para mas.
y mueveme á «Sean mil pesos, gritó el ca pitan con furia, aunque
decirlo porque soy el postrero que muere de todos los no los tengo; pero ya encontraré quien me fie para el
descubridores y conquistadores , que como es notorio pago.» Pedrarias se dió por satisfecho con este arreglo; y
ya no hay ninguno , sino yo solo en este reyno, ni
fuera de elcon esto ha ro lo que qpuedo
p para des- se firmó unlos
parte en contrato renunciando
productos el gobernador
de la espedicion su
con la condi-
g
cargo de mi conciencia.» cion de recibir mil pesos. Yo fuí uno de los testigos
que firmaron este documento, por el cual Pedrarias
NT tIttl. Y. — Véase la pág. 62. renunció todos sus intereses en el Perú en Almag-o
y sus compañer o s abandonando la empresa y perdien-
Entrevista entre Almagro y Pedrarias en que este re- do por su pequeñez de alma los ricos tesoros que co-
funda su parte de beneficios en el descubrimien to mo es bien sabido pudo adquirir en el imperio de los
dal Perú. Tornada de la Historia general de Oviedo,
parte 1I, cap. XXIII. Incas.
En febrero de 15`, 7 tuve algunas cuentas que ajus- 62.
NUM. i.—Véase la pág.
tar con Pedrarias, y con este objeto fui muchas veces
á su casa. Estando en ella un día, entró Almagro y Contrato entre PizarroAnales 111S. año de 1516 etado de
dijo : vuestra señoría sabe que La contratado con
F rancisco Pizarro, con don Ferrando de Luque el (Este memorab l
e documento entre tres aventureros
maestrescuela y conmigo el armar una espedicion pa- para ej. descubrim ie nto y particion de un im¡erio se
ra el descubrimiento del Perú. Pero nada ha contrl-
KIRi.1UTECA DE GASPAR Y RUIG.
242
hiciésedes á la vela destos nuestros reinos para con-
11 EJLI. VII. — V éa.-e la pág. 56. tinuar la dicha poblaciou é conquista, los cuales vos
Capitulacion entre la reina y Francisco Pizarro, MS., fe- han de ser pagados de las rentas y derechos á nos
cha en Toledo julio 26 de 1529. pertenecientes en la dicha tierra que ansi habeis de
poblar, del cual salario liabais de pagar en cada un
(La copia de este documento la debo á don Martini. año un alcalde mayor, diez escuderos, é treinta peo-
Fernandez de Navarrete, 'último director de la Aca- nes, é mi medico, é un boticario, el cual salario vos
demia de la Historia en Madrid. Aunque bastante lar- ha de ser pagado por los nuestros oficiales de la di-
go es de no menor importancia que el anterior por ser cha tierra.
corno él el fundamento de la empresa de Pizarra y de OTROS! : Vos hacemos merced de título de nuestro
sus colegas.) adelantado de la dicha provincia del Perú, é ansi
LA REINA — Por cuanto vos el capitan Francisco
mismo del oficio de alguacil mayor della todo ello
Pizarro, vecino de tierra firme, llamada Castilla del por los días de vuestra vida.
Oro , por vos y en nombre del venerable P. don Fer- OTROSI : Vos doy licencia para que con parecer y
nando de Luque, maestre escuela y provisor de la acuerdo de los dichos nuestros oficiales podais hacer
iglesia del Darien, sede vacanse, que es eu la dicha en las dichas tierras é provincias del Pera hasta cua-
Castilla del Oro, y el capitan Diego de Almagro, ve- tro fortalezas en las partes y lugares que mas conven-
cino de la ciudad de Panamá , nos hicisteis relaciou, gan, parescieudoá vos é á los dichos nuestros oficia-
que vos é los dichos vuestros compañeros, con deseo les ser necesarias para guarda é pacificacion de la
de nos servir é del bien é acrecentamiento de nuestra dicha tierra , é vos haré merced de las tenencias de-
corona real, puede haber cinco años, poco mas ó llas, para vos, é para los herederos é subcesores
menos, que con licencia é parecer de Pedrarias Dávila vuestros, uno en pos de otro, con salario de setenta
nuestro gobernador é capitan general que fue de la y cinco mil maravedis en cada un año por cada una
dicha tierra firme, tomastes cargo de ir á conquistar de las dichas fortalezas, que ansi estuvieren hechas,
descubrir é pacificar, é poblar por la costa del mar las cuales habeis de hacer á vuestra costa, sin que
del Sur de la dicha tierra á la parte de Levante, á nos, ni los reyes que despu es de nos vinieren seamos
vuestra costa é de los dichos vuestros compañeros, obligados á vos lo pagar al tiempo que asi gastaredes,
todo lo mas que por aquella parte pudieredes, é hi- salvo dende en cinco años despues de acabada la for-
cisteis para ello dos navíos é un bergantiii en la dicha taleza, pagándoos en cada un año de los dichos cinco
costa, en que así esto por se haber de pasar la jarcia años la quinta parte de lo que se montare el dicho los
é aparejos necesarios al dicho viaje é armada desde' gastos, de los frutos de la dicha tierra.
el Nombre de Dios que es la costa del Norte , á la otra OTaosr : Vos hacemos merced para ayuda á vuestra
costa del Sur, como con la gente é otras cosas nece- costa de mil ducados en cada un año por los dias de
sarias al dicho viaje, é tornar á rehacer la dicha ar- vuestra vida de las rentas de las dichas tierras.
mada, gastasteis mucha suma de pesos de oro, é OTausi : Es nuestra merced, acatando la buena vi-
fuisteis á hacer é hicisteis el dicho descubrimiento, da é doctrina de la persona de dicho don Fernando
donde pasastes muchos peligros e trabajo á causa de de Luque, de le presentar á nuestro muy Sancto Pa-
lo cual os dejó toda la gente que con vos iba en una dre por obispo de la ciudad de Tumbes , que es en
isla despoblada con solos trece hombres que no vos la dicha provincia, y gobernacion del Perú, con li-
quisieron dejar, y que con ellos y con el socorro que mite é diciones que por nos con autoridad apostólica
de navíos é gente vos hizo el dicho capitan Diego de serán señalados ; y entre tanto que vienen las bulas
Almagro, pasastes de la dicha isla é descubristes las de dicho obispado , le hacemos protector universal de
tierras é provincias del Perú ó ciudad de Tumbes en todos los Indios de dicha provincia, con salario de
que habeis gastado vos é los dichos vuestros compa- mill ducados en cada uu año , pagado de nuestras ren-
neros mas de treinta mil pesos de oro , é que con el tas de la dicha tierra entre tanto que hay diezmos
deseo que teneis de nos servir queríades continuar la eclesiásticos de que se pueda pagar.
dicha conquista é poblaciou á vuestra costa é misiou, OTnosl : Por cuanto nos liabedes por vos en el di-
sin que en ningun tiempo seamos obligados á vos pagar cho-nombre vos hiciese merced de algunos vasallos
ni satisfacer los gastos que en ello hiciéredes mas de en las dichas tierras, é al presente lo dejamos de ha-
lo que en esta capitulacion vos fuese otorgado, é me cer por no tener entera relacion de ellas, es nuestra
suplicas teesé pedisteis por merced vos mandase enco- merced que, entre tanto que informados proveamos
mendar la conquista de las dichas tierras, é vos con- en ello lo que á nuestro servicio é á la enmienda é
cediese é otorgase las mercedes, é con las condiciones satisfaccion de vuestrostrahajos é servicios conviene,
que de suso serán contenidas; sobre lo cual yo mandé tengais la veintena parte de los pechos que nos tu-
tomar con vos el asiento y capitulacion siguiente. viéremos en cada un año en la dicha tierra, con tal
Primeramente doy licencia y facultad á vos el dicho que no esceda de mil y quinientos ducados, los mil
capitan Francisco Pizarro, para que por nos y en para el dicho capitan Pizarro, é los quinientos para
nuestro nombre de la corona real de Castilla, podais el dicho Diego de Almagro.
continuar el dicho descubrimiento, conquista, y po- OTnosi : Hacemos merced al dicho capitan Diego
blaciou de la dicha provincia del Perú, fasta ¿cien- de Almagro de la tenencia de la fortaleza que hay ú
tas leguas de tierra por la misma costa, las cuales obiese en la dicha ciudad de Tumbes, que es en la
dichas ducientas leguas comienzan desde el pueblo dicha provincia del Perú, con salario de cien mill ma-
que en lengua de Indios se dice Tenumpuela, é des- ravedís cada un año con mas ducientos mill marave-
pues le llamasteis Santiago, hasta llegar al pueblo de dís cada un año de ayuda de costa, todo pagado de
Chincha que puede haber las dichas ducientas leguas las rentas de la dicha tierra , de las cuales ha de
de costa, poco mas ó menos. gozar, desde el dio que vos el dicho Francisco Pi-
ITEM : Entendiendo ser cumplidero al servicio de
zarro Ilegaredes á la dicha tierra, aunque el dicho
Dios nuestro Señor y nuestro, y por honrar vuestra capitan Almagro se quede en Panamá ó en otra parte
persona, é por vos Hacer merced, prometemos de que le convenga ; é le haremos hoine hijodalgo para
vos hacer nuestro gobernador é capitan general de que goce de las honras é preeminencias que los ' gi-
toda la dicha provincia del Perú, é tierras y pueblos mes hijodalgo pueden y deben gozar en todas las In-
que al presente hay é adelante hubiere en todas las dias, islas é tierra firme del mar occeano.
dichas ducientas leguas , por todos los días de vuestra OTRost : Mandamos que las dichas haciendas, é
vida, con salario de setecientos é veinte y cinco mil tierras é solares que teneis en tierra firme, llamada
maravedis cada año Contados desde el día que vos
Castilla del Oro, é vos estan dadas como á vecino de
LA CÜ QL1STA DEL PERÚ. 243
ella, las tengais é goceis, é hagáis de ello lo que Flores , que en tal caso no seais tenudo e obligado á
quisiéredes e por bien tuviéredes, conforme á lo que nos pagar por razon de ello los dichos ducientos mili
tenemos concedido á los vecinos de la dicha tierra maravedis, e que se quede para nos la dicha isla, co-
firme; é en lo que toca á los Indios e naborias que te- roo agora la tenemos.
neis e vos estan encomendados, es nuestra merced ITEM : Acatando lo mucho que han servido en el di-
e voluntad e mandarnos que los tengais e goceis e cho viage e descubrimiento Bartolomé Ruiz, Cristo-
sirvais de ellos, e que no vos serán quitados ni remo- bal de Peralta, e Pedro de Caudia, e Domingo de So-
vidos por el tiempo que nuestra voluntad fuere. ria Luce, e Nicolás de Ribera, e Francisco de Cuellar;
OTRosi : Concedemos á. los que fueren á poblar e Alonso de Molina, e Pedro Alsun, e García de Jerez,
dicha tierra que en los seis años primeros siguientes e Antuu de Carrion , e Alonso Briceño, e Martiu de
desde el día de la data de esta en adelante , que del Paz , e Joan de la 'Torre, e porque vos me lo suplicas-
oro que se cogiere en las minas nos paguen el diezmo teis e pedistes por merced, es nuestra merced e vo-
y cumplidos los dichos seis años paguen el noveno, e Imitad de les hacer merced, como por la , presente vos
ansi descendiendo en cada un año hasta llegar al la hacemos á los que de ellos no son idalgos, que sean
quinto : pero del oro e otras cosas que se obiesen de idalgos notorios de solar conocido eu aquellas partes,
rescatar, o cabalgadas, e en otra cualquier manera, e que en ellas e en todas las nuestras tedias , islas y
desde luego nos han de pagar el quinto de todo ello, tierra firme del ruar Océano, gocen de las preemi-
OTROS! : Franqueamos a los vecinos de la dicha nencias e libertades, e otras cosas de que gozan, y
tierra, por los dichos seis años, y mas, y cuanto fue- deben ser guardados los hijosdatgo notorios ue solar
re nuestra voluntad de almolarilargo de todo lo que conocido dentro nuestros reinos, e á los que de los
llevaren para proveirniento é provision de sus casas, susodichos son idalgos, que sean caballeros de es-
con tanto que no sea para lo vender, e de lo que ven- purlas doradas, dando primero la informaciou que
dieren ellos e otras cualesquier personas, mercade- en tal caso se requiere.
res é tratantes, ansi mesmo los franquearnos por dos trua : Vos hacemos merced de veinte y cinco ve-
años tan-solamente. guas e otros tantos caballos de los que nos tenemos
luan, : Prometemos que por termino de diez años, eu la isla de Jamaica, e no las abiendo cuando las pi-
e mas adelante hasta que otra cosa mandemos en con- diéredes, no seamos tenudos al precio de ellas, ni de
trario , no impornemos á los vecinos de las dichas otra cosa por la razon de ellas.
tierras alcabalas ni otro tributo alguno. OTRO.! : Os hacemos merced de trescientos mill
ITEM : Concedemos á los dichos vecinos e poblado maravedis pagados en Castilla del oro para el adine-
res que les sean dadas por vos los solares y tierras ria é munieron que habeis ele llevar á la dicha provin-
convenientes á sus personas conforme á lo que se ha cia del Perú, llevando fe de los nuestros oficiales de
hecho e hace en la dicha isla Española; e ausimismo la casa de Sevilla de las cosas que ansi comprastes, e
os daremos poder para que en nuestro nombre du- de lo que vos costó, contando el interese e cambio
rante el tiempi de vuestra gobernacion, hagáis la en- de ello, e mas os liaré merced de otros ducientos du-
comieuda de los Indios de la dicha tierra, guardando cados pagados en Castilla del oro para ayuda al acar-
en ella las instrucciones e ordenanzas que vos serán reto de la dicha artillería e municiones e otras cosas
dada.vuestras desde el Nombre de Dios á la dicha mar del
ITEM : A suplicacion vuestra hacernos nuestro pilo- Sur.
to mayor de la mar del Sur á Bartolomé Ruiz, con OTROS! : Vos daremos licencia, como por la pre•
setenta y cinco mill maravedís de salario en cada un sente vos la damos, para que destos nuestros reynos,
año , pagados de la renta de la dicha tierra, de los é del reino de Portugal e islas de Cabo Verde , e den-
cuales ha de gozar desde el dia que le fuere entregado de, vos, e quien vuestro poder hubiere , quisiéredes
el título que de ello le mandaremos dar, e en las es- e por bien tuviéredes, podais pasare paseis á la dicha
pallas se asentará el juramento e solemnidad que ha tierra de vuestra goberuacion cincuenta esclavos ve-
de hacer ante vos e otorgado ante escribano. Asimis- gros en que haya al menos el tercio de hembras, li-
mo daremos titulo de escribano de número e del con- bres de todos derechos á nos pertenecientes, con tan-
sedo de dicha ciudad de Tumbes, á un hijo de dielro to que si los dejáredes e parte de ellos eu la isla
Bartolomé Ruiz, siendo hábil e suficiente para ello. Española, San Joan , Cuba, Santiago, e en Castilla
OTaosi : Somos contentos e nos place que vos el del Oro, e en otra parte alguna los que de ellos ansi
dicho capitan Pizarra, cuanto nuestra merced é y o- dejáredes, sean perdidos e aplicados, e por la pre-
luntad fuere, tengais la gobernacion e administracion sente los aplicamos á nuestra cámara e fisco.
de los Indios de la nuestra isla de Flores, que es cerca OTROS! : Que haremos merced y limosna al hospi-
de Panamá é goceis para vos e para quien vos quisié- tal que se hiciese en la dicha tierra , para ayuda al
redes de todos los aprovechamientos que hobiere en remedio de los pobres que allá fueren, de cien mill
la dicha isla, asi de tierras como de solares, e mon- maravedís librados en las penas aplicadas de la cá ma-
tes , e arboles, e mineros, e"pesqueria de perlas, con ra de dicha tierra. Ansimismo a vuestro pedimento
tanto que seais obligado por razon de ello a dar a nos e consentimiento de los primeros pobladores de la
e a nuestros oficiales de Castilla del oro en cada un dicha tierra, decimos que haremos merced, como
año de los que ansi fuere nuestra voluntad que vos la por la presente la hacemos, á los hospitales de la di-
tengais, ducientos mill maravedis, é mas el quinto cha tierra de los derechos de la escubilla e relaves
de todo el oro e perlas que en cualquier manera e por que hubiere en las fundiciones que en ella se hiele-
cualesquier personas se sacare en la dicha isla de Flo- ren , e de ello mandaremos dar nuestra provision en
res sin descuento alguno , con tanto que los dichos forma.
Indios de la dicha isla de Flores no los podais ocupar OTROS] : Decimos que mandaremos, e por la pre-
en la pesquería de las perlas, ni en las minas del oro, sente mandamos , que hayan y residan en la ciudad
ni en otros metales, sino en las otras grangerias e de Panamá, e donde vos fuere mandado , un carpiu-
aprovechamientos de la dicha tierra , para provision tero e un calafate, e cada uno de ellos tenga de sa-
y mantenimiento de la dicha vuestra armada , e de lario treinta mili maravedís en cada un año dende que
ras que adelante obiéredes de hacer para la dicha comenzaren a residir en la dicha ciudad, o donde,
tierra; e permitimos que si vos el dicho Francisco como dicho es, vos les manda redes ; a los cuales les
Pizarro llegado á Castilla del Oro, dentro de dos roe- manearemos pagar por los nuestros oficiales de la
ses luego siguientes , declarades ante el dicho nues- dicha tierra de vuestra gobernacion cuando nuestra
tro gobernador é juez de residencia que alli estovie-merced y voluntad fuere.
re, que no os querais encurg,+r de ta dicha isla de ITEM : Que VOS mandaremos d ii# ',CStra rirol'is:Qn
TOMA r,

LA c(NQL'rsTA DEL PERÚ.


ced, a vos
tierra; e aelospohladores
e para ,jecucion e c u e tratantes en la dicha tornándole á decir que mirase lo que Dios mandaba,
mandaremos dar nuestras cartas mplimiento
e pr de ello , vos lo cual estaba en aquel libro que llevaba en la ; h a ll „
ovisiones parti- es cripto, admirainlose á mi parecer mas ele la es-
cudares que convengan e menester sea ,
+, obligludoos cri t rtura , que de lo escripto en ella : le pidió
el libro,
vos el dicho cbpitan Pizarro primeramente ante es- y le ahrió y ojeó , mira ndole el molde y la órden dél;
criban!) público de guardar é cumplir lo con tiini lo en y despues de visto , le arrojó por entre la gente con
este asiento que ti vostoca como dicho es. Fecha en mucha ira, el rostro muy encarnizado , diciendo,
Toledo á 26 de julio de 1520 anos. Yo LA REINA.— «
Por mandado de S. M.—Juan Vazquez. Decidles á esos que vengan acá , que no pasaré ele
» aqui hasta que me den cuenta ysatisfagan y paguen
» lo que han hecho en la tierra.» Visto esto por el
10TU1VI. VIII. -- Véase la pág. 103. Frayle y lo poco que aprovechaban sus palabras, to-
mó su libro, y ahajó su cabeza, y fuese para donde
. Noticias contemporáneas de la captura
p de Atahuallpa.
p esta ha el dilo Pizarro, casi corriendo y dijole «¿No
» veis lo que nasa? ¿nara que estais en comedimientos
(Como la captura del Inca fue uno de las mas me- » v'reg r rerirnientos con este perro lleno de soberbia,
moro •s , así como de los ara, inicuos actos de la a que vi.'nen los campos llenos de indios? ¡Salid á el!
conquista, he creido del ca.o citar las t^ • sti+nios, tue
no q ue a yo os absuelvo.» Y ansi acabadas de la s testas
afortunadamente poseo, de varios de los que se llalla- palabrasque fue todo en un instante, tocan las león
eón presentes.) petas, y'parte de su posada con toda la gente de a
pieque
ue con él estaba diciendo « ¡Santiago á ellos!»
y asi salimos todos á aquella vaz á una, porque todas
RELACION DEL PRIMER DESCUBRIMIENTO DE LA COSTA Y
aque l las casas que salino á la plaza teman muchas
MAR DEL SUR, MS.
puertas, y parece que se hahian fecho a aquel propo-
ito. En arremetiendo los de á caballoyrompiendo
A la hora ríe las cuatro comienzan á carpinarpor su por el'os todo fné uno , que sin matar sino solo un
calzada adelante derecho adonde noso tras estab,unos, negro de nuestra parte, fueron todos desbaratados y
y á las cinco ó poco mas llegó á la puerta de la ciu Arabalip•t preso , y la gente puesta en buida , aunque
dad , quedando todos los campos cubiertos de gente, no pudieron huir del tropel, porque la puerta por do
m
y así coenzaroa . á entrar por la plaza hasta trescien- hahian entrado era pequeña y con la turbacion no
tos hombres como mozos despuelas con . sus arcos y p rilian salir; y visto los traseros cuan lejos tenian la
flechas en las manos cantando un cantar no dada gra- aroxnla y remedio de huir, arrimaronse dos ó tres
cioso para los quedooyarnos, antes espantoso p rrilue mil•dellos á un lienso de pared, y dieron con él á
parecía cosa infernal ,y dieron una vuelta á aquella tierra , el cual salió al campo, porque por aquella par-
mezquita amagando al suelo con las manos á limpiar te no habla casas, y ansi tubierou camino ,.ne g ó pa-
lo que por el estaba, de lo cual h rbia poca necesid id ra huir; y los escuadrones de gente que baldan que-
porque los del pu e b'o le tenias bien barrido para dado en el campo sin entrar en el pueblo, como vieron
cuando entrase. Acabada de dar su vuelta pasaron huir y dar alaridos, los mas dellos fueron desbarata-
todo; juntos , y entró otro escuadron de hasta mil das y se pusieron en huida, que era cosa harto de
hombres con picas s i n yerros , tostadas las puntas, ver qua ua valle de cuatro ó cinco leguas todo iba
todos de una librea de coloras, digo que la.de los pri- cuajado ríe gente. En esto vino la noche muy presto,
meros era blan •a y colorada, corno las casas de un v la gente se recogió y Atabalipa se puso ea una casa
ax e drez. Entrado eÍ segundo escuadron entró el ter- de piedra que era el templo del Sol , y asi se pasó
cero de otra librea , todo; con martillos en las enanos aquella noche con gran regocijo y placer de la vi-
de cobre y plata, que es una arma que ellos t.iene:,: toria que nuestro Señor nos habla dado, poniendo
y ansi de esta manera entraron ea la dicha plaza In u- mu -ho recala) en hacer guardia á la persona de Ata-
chos señores principales, que venian en medio de los Indina, para que no volviesen á tomarnosle. Cierto
delanteros y de la persona de Atibalipa. Detras des- fué permision de Dios y gradd acertamiento guiado
tos, ea una litera muy rica, los cabos de los m ideribs por su mano, porque si este din no se prendiera, con
cubiertos de plata, venia la persona de Atabal ipa, la la soberbia que trabia, aquella noche fueramos todos
cual traían o tienta señores en hombros, todos ves- asolarlos por ser tan pocos, como tengo dicho, y
tilos de una librea azul muy rica, y él vestido su ellos tantos.
persona muy ricamente con su corona en la cabeza, y •
al cuello un collar de esmeraldas grandes, y sentarlo PEDRO PIZARRO, DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE LOS
en la litera en una silla muy pequeña con un cr.xiu REYNOS DEL PERÚ, MS.
muy rico. En llegando al medio, le la plaza paró, lle-
vando descubierto el medio cuerpo de fuera; y toda - Pues de s pues de haber comido, que acavaría á ho-
la guerra que estaba en la plaza le tenian en medio, re de missa ma y or , einpeeó á levantar su gente y á
estando dentro hasta seis o siete mil h rinbres. Como venirse hazla Caxam 11sa. Hechos sus esquadrones
el vio que ninguna persona s tia á el ni parecia, tubo que cubrían los campos, y el metido en veas andas
lante del dos mil In-
creido, y así lo confe s ó despues de preso, que nos empego á caminar, viniendo de
habiarnos escondido de miedo de ver su poder; y dió dios que le barrían el camino por donde venia cami-
una voz y dijo, «¿Don te estan esto.?» A la cua l salió nardo , y la gente de guerra la mitad de un lado y la
del aposento del dicho gobernador Pizarro el Padre mirad de otro por los campos sin entrar en camino.
Fray Vicente de Valverde, de la orden de los Predi- Traia ausí mestno al señor de Chincha consigo en unas
cado res, que despues fue obispo de aquel l a tierra andas, que parescia á los su y os cossa de admiracion,
con la bribia en la mano y 'coa él una lengua y asi porque ningun Indio , por señor principal que fuese,
llegaron por entre la gente á poder hablar con avia ele parescer delante del sino fuese con una carga
junto s
Atahalipa , al cual le comenzó á decir cosas de la sa- á cuestas y descalzo : pues era tanta la pateneria que
que nuestro Señor Je;u-Christo traian d'oro y plata, que era cossa estraiia, lo que re-
grada escriptura, y
mandaba que entre los suyos no hubiese guerra ni lucia coro el sol. Venian ansi mesmo delante de Ata-
discordia, sino torio paz, y que el en su nombre ansi balipa muchos Indios cantando y danzando. Tardo-
se lo pedía y requería; pues habia quedado de tratar se este señor en andar esta media legua que ay dende
della el dia antes, y de venir solo sin gente de guer- los baños á donde el estaba basta Caxamalca , dende
ra. A las cuales palabras y otras muchas que el Fray- ora de missa mayor, como diga, hasta tres oras an-
te le dijo , el estuvo callando sin 'volver respuesta; y tes que anochesciese. Pues llegada la gente á la puer_
nln BIBLIOTECA DE GASPAR v Rnl(S.

ta de la plaza, empacaron ti entrar los esquadrones CARTA DE HERNANDO PIZARRO, AP, OVIEDO, HISTORIA

ron grandes cantares, y ansi entrando ocuparon to- GENERAL DE LAS INDIAS, MS., LID. XL\I, CAP. XV.

da la plaza por todas partes. Visto el Alarguez Don


Francisco Picarro que. Atahalipa venia ya junto á la Venia en unas andas, é delante de él hasta tres-
plaza, envió al Padre Fr. Vicente de Valverde, pri- cientos 6 cuatrocientos indios, con camisetas de li-
mero obispo del Cuzco, v ; Remando de Aldana, un brea, limpiando las pajas del camino, é cantando, é
buen soldado , y í Don Martinillo Lengua , que fue- el en medio de la otra gente, que eran caciques é
sen á habl ar á Atahalipa, y á requerille de parte de principales , é los mas principales caciques le traian
Dios v del Rey se suhjetase á la ley de nuestro Señor en los hombros; é entrando en la plaza subieron doce
Jesu:Cristo, y el servicio de S. Mag. , y que el Mar- ó quince Indios en una fortaleza que alli estaba, é to-
quez le tendría en lugar de hermano, y nn con s enti- marnnla á manera de posesion con bandera puesta en
ria le hiziesen enojo ni daño en su tierra. Pues llega- una lanza. Entrando hasta la mitad de la plaza reparó
do que fue el padre á las andas donde Atahalipa venia, allí, é salió un fraile dominico, que estaba con el
le habloy le dixo á lo que iva , y le predicó cosas de Gobernador, á hablarle de su parte; que el Goberna-
nuestra sancta ffee, declarandoselas la lengua. Lleva- dor le esperaba en su aposento, que le fuese á hablar;
va el padre un breviario en las manos donde leya lo é dijole como era sacerdote, é que era embiado por
que le p redicaba : el Atabalipa se lo pidió y el cerrado el Emperador para que le enseñase las cosas de la fe
se lo dio , v como le tuvo en las manos y no supo abri- si quisiesen ser Cristianos; é mostroles un libro que
lle, arrojole al suelo. Llamó el Aldana que se llegase llevaba en las manos, é dijole que aquel libro era de
á el v le diese la espada , y el Allana la sacó y se la las cosas de. Dios : é el Atahaliva pidió el libro, é erro-
mostró, pero no se la quiso dar. Pues pasado lo di- jole en el suelo é dijo. « Yo no pasare de aquí hasta.
ebn, el Atahalipa les dixo que se fuesen para vellacos que .me deis todo lo que ha beis tomado en mi tierra.
ladrones, y que los habia de matar á todos. Pues que yo bien se quien sois vosotros y en lo que andais.»
oydo esto, el padre se bnlvio y tonto al Marquez lo E levan tose en las andas, é habló á su gente, é obo
que le avía pasado; y el Atabalipa entro en la plaza murmullo entre ellos llamando á la gente que tenían
con todo su trono que traya, y el señor de Chincha las armas : é el fraile fué al Gobernador é díjole que
tras del. Desque ovieron entrado y vieron que no pa- que hacia, que va no estaba la cosa en tiempo de es-
rescia Español ninguno, preguntó á sus capitanes, perar mas : el Gobernador me lo embió á decir : yo
«;, Donde estan estos cristianos que no parescen?» tenia concertado con el capítan de la artillería, que
Ellas le dixeron , o Señor estan escondidos Ele miedo.» haciéndole una seña dis parasen los tiros, é con la
Pues visto el Marquez Don Francisco Picarro las dos gente que oyendolos saliesen todos á un tiempo; é
andas no conosciendo grial Mera la de Atabalipa, cómo así se hizo, é como los Indios estaban sin armas,
mando á Joan Picarro su hermano fuese con los peo- fueron desbaratados sin peligro de ningun cristiano.
nes que tenia á la una y el yria á la otra. Pues man- los que traian las andas, é los caciques que venían al
dado esto, hizieron la señal al Candia, el cual soltó rededor del , nunca lo desampararon hasta que todos
el tiro, y en soltandolo tocaron las trompetas ,y sa- murieron alrededor del. El Gobernador salió é tomó á
lieron los de acavallo de tropel, el Alarguez con los Atahaliva, é por defenderle le dió un Cristiano uua
de á pie, como está dicho, tras dellos, de manera cuchillada en una mano. La gente siguió el alcance
que , con el estruendo del tiro y las trompetas y el hasta donde estaban los Indios con armas; no se ha-
tropel de los cavallos con los cascaveles , los Indios se lló en ellos resistencia alguna, porque ya era noche.
embararon y se cortaron. Los Españoles dieron en I3ecogiéronse todos al pueblo, donde el Gobernador
ellos v empe garon á matar, y fue tanto el miedo que quedaba.
los Indios ovieron, que por huir, no pudiendo salir
por la puerta , derribaron vn lienzo de vna pared de
la cerca de la plaza de largo de mas de dos mil passos INTUYE. IX. —Véase la pág. 412.
y de mas de un estado. Los de acavallo fueron en su
seguimiento hasta los baños, donde hizieron grande Noticia de las costumbres personales de Atahuallpa es-
estrago, y hizieran mas sino les anoscheciera. Pues tractada del MS. de Pedro Pizarro.
holviendo á Don Franci=co.Pigarro y á su hermano
salieron corno eslava dicho con la gente de á pie : el (Esta minuciosa relacion de la persona y costum-
Marquez fué á llar con las andas de Atabalipa, y el bres del cautivo Inca es de las mas auténticas que
hermano con el señor de Chincha, al cual mataron pueden darse, pues procede de la pluma de quien tuvo ++;+

al li en las andas; y lo mismo fuera de Atabalipa , sino la mejor oportunidad de hacer observaciones persona-
se hallara el Marquez allí, porque no podían deriva- les durante.la prision del monarca. El manuscrito de .r
Ile de las andas , que aunque mata v an los Indios que Pizarro es uno de los que últimamente han dado á luz
las tenían, se metian luego otros de reffresco á sus- los ilustrado., académicos Salvá y Baranda.)
tentallas, y de esta manera estuvieron un gran rato
(forcejeando y matando Indios y de cansados un Es- Este Atabalipa ya dicho hera Indio bien dispuesto,
pañol tiró una cuchillada para matalle y el Marquez de buena persona, de medianas carnes, no grueso
Don Francisco Picarro se la rreparó y del rreparo le demasiado, hermosso de rostro ,y grave en el , los
birio en la mano al Alarguez el Español queriendo dar ojos encarnizados, muy temido de los suyos. (Acuér-
al Atahalipa, á cuya causa dio botes, diciendo, «¡Na- dome que el señor de Guardas le pidió licencia para yr
» die hiera al Indio, so pena de la vida!» Entendido á ver su tierra, y se la dió, dándole tiempo en que p

esto, aguijaron siete ó ocho Españoles y asieron de fuese y viniese limitado. Tardose algo mas, y cuando `tal
un borde de las andas, y haciendo fuerca las trastor- bolvió, estando yo presente, llegó con un presente `ily
naron á un lado y ansi fué preso el Atabalipa ,y el de fruta de la tierra, y llegado que fue á su presen-
Alarguez le llevó á un aposento y alai le puso guardas cia empegó á temblar en tanta manera que no se po-
que le guardavan de dia y de noche. Pues venida la dia tener en los pies. El Atabalipa aleó la cabeza un
noche los Españoles se r6oxieron todos y dieron mu- poquito y sonrriéndose le hizo seña que se ffuese).
chas gracias á nuestro Señor por las mercedes que
Quando le sacaron á matar, toda la gente que habla
les habia hecho y muy contentos en tener presso al en la plaza de los naturales, que avía harto, se pos-
Señor, porque á no prendelle no se ganara la tierra traron por tierra , dexandose caer en el suelo como
corno se ganó. Borrachos. Este Indio se servia de sus mujeres por
la borden que tengo ya dicha, sirviéndole una her-
mana diez dias ó ocho con mucha cantidad de hijas
LA CUNQGISTA DEL PERÚ.
de señores que á estas hermanas servian, mudándose de allí avia tomado vn vestido delseñor; é yo ore
de ocho á ocho días. Estas estavan siempre con el para guntandole que que tenian aquellas petacas, me n,
serville, que Indio no entrava donde el eslava. Tenia tro algunas en que tenían todo aquello que Atabalipa os-
muchos caciques consigo : estos estavan afuera en vn avia tocado con las manos, y avia estado de pies y
patio, yen llamando alguno entrava descalzo y donde vestidos que el avia desechado ; eu vnas los junclui-
el estava : y si venia y
fuera parte, avía de entrar líos que le hechavan delante á los pies g
descalzo y cargado con una carga; y quando su capi en otras los guessos de las carnes ó avesuando comía;
que comia,
tan Challicuchima vino con Hernando Pi
d carro y le que el avia tocado con las manos; en otras los
entro á ver, entro así como digo con una carga y des- de las mazorcas de matriz que avia toma rnaslos
calzo y se hecho á sus pies y llorando se los beso. Ell nos; en otras las rropas que liavia des o en sus rn
pechado; linal- a-
Atabalipa con rostro senero le dixo, «Seas bien venido mente todo aquello que el avia tocado. l'reguntelee,
alli, Challicuchima;» queriendo dezir, « Seas bien que para que tenian aquello allí? Respondieronme,
venido Challicuchima.» Este Indio se ponla en laca- que para quernallo, porque cada año quemavau todo
veza unos llantos, que son vnas trencas hechas de la- esto, porque lo que tocavan los señores que heran
nas de colores, de grosor de medio dedo y de anchor hijos del sol, se havia de quemar y hazer seuiza y he-
de vno; hecho desto vna manera de corona y no con cha p
o por el ayre, que nadie avía de tocar á. ello. Y
puntas sirio redonda , de anchor de vna mano, que en guarda desto estava vn principal con Indios, que
encaxaha en la caveza, y en la frente vna borla cos lo ,uardava y rrecoxia de las mujeres que les servían.
sida en este llanto, de anchor de vna mano, poco m as, Estos señores dormían en el suelo en unos colchones
de lana muy ffina de grana, cortada muy ygual, me- grandes de algodou: tenian viras ffrecaclas grandes de
tida por unos cañutitos de oro muy sotilmente hasta lana con que se cubijabau : y no e visto en lodo este
la mitad : esta lana hera hilada, y de los cañutos Piru Indio semejante á este Atabalipa , ni de su foro-
abajo destorcida, que era lo que caga en la frente; cidad ni autoridad.
que los cañutitos de oro hera quanto tomavan todo
el llanto ya dicho. Cayale esta borla hasta encima de
las cejas, de vn dedo de grosor que le t.omava toda la IQ'>Z'lY• X.— i'éaselapág. 1 i 9.
frente y todos estos Señores andaban tresquilados y
los orejones como á sobre peine. Vestian ropa muy Relaciones contemporáneas de la ejecucion de Ata
delgada y muy blanda ellos y sus hermanas que te- huallpa.
nian por mujeres, y sus deudos orejones principales,
que se la davan los señores y todos los demas vestían (Las siguientes relaciones son de testigos presencia-
ropa basta. Poniase este señor la manta por encima les; porque Oviedo, aunque no estuvo presente, reco-
de la caveca y atabasela debajo de la barba, tapan- gió los pormmores de los que presenciaron el hecho.)
doce las orejas : esto traía el por tapar una oreja que
tenia rompida, que cuando le prendieron los de Giras- PEDRO PIZARRO , DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL
car se la quebraron. Bestiase este señor ropas muy PERÚ, MS.
delicadas. Estando un día comiendo, questas señoras
ya dichas le Ilevavan la comida y se la ponian delante Acordaron pues los oficiales y Almagro que Ata-
de vnos juncos verdes muy delgados y pequeños. Es- balipa muriese, tr,taudo entre si que muerto Ataba-
taba sentado este Señor en vn duo de madera, de lipa se acababa el auto hecho acerca del tesoro. Pues
altor de poco mas de un palmo : este duo era de iría- dixeron al Marquez Don Francisco Picarro que no
dera colorada muy liuda y tenianle siempre tapado convenia que Atabalipa biviese; porque si se soltava,
con vna manta muy delgada , aunque st.uviese el sen- S. Mag. perdería la tierra y es todos los serian
español
tado en el. Estos juncos ya dichos le tendían siempre muertos;y á la verdad si esto no fuera tratado con
delante quando quería comer, y allí le ponían todos malicia, como esta dicho, tenian razon , porque hera
los manjares en oro, plata, y barro, y el que á el imposible soltándose poder ganar la tierra. Pues el
apetescia seña lava se lo truxesen y t.omandolo vna Marquez no quiso venir en ello. Visto esto los oficiales
señora destas dichas se lo tenia en la mano mientras hiziéronle muchos requerimientos poniéndole el ser-
comia. Pues estando un día fiesta manera comiendo vicio de S. Mag. por delante. Pues estando así atra-
y yo presente, llevando una tajada del manjar á la vesose un demonio de vna lengua, que se dezia Ffeli-
boca, le cayo vna gota en el vestido que tenia puesto, pillo , uno de los muchachos que el Marquez havia
y dando de mano á la India se levanto y entro á su llevado á España, que al presente era lengua, y an-
aposento a vestir otro vestido, y buelto sacó vestida dava enamorado de una mujer de Atabalipa, por
vna camiseta y vna manta (pardo oscuro). Llegando- avella hizo entender al Marquen que Atabalipa hazla
me yo pues á el le tente la manta que hera mas blanda gran junta de gente para matar los españoles en Caxas.
que seda y dixele, «Ynga, de que es este vestido tan Pues sabido el Marquen prendió á Challicuchirna que
blando?» El me dijo , es de unos pajaros que andan estaba suelto y preguntandole por esta gente que de-
de noche en Puerto Viejo y en Tumbez, que muerden zia la lengua se juntavan, aunque negaba y de-
á los Indios.» Venido á aclararse, dixo que era de pe- zia que no, el Ffelipillo dezia á la contra trastornando
lo de murcielagos. Diciendole, que de donde se podría las palabras dezian á quien se preguntaba este casco.
_ o? dixo,«Aquellos perros de Pues el Marquen Don Francisco Picarro acordó em-
juntar
Tumbez tanto
y demurcielag
Puerto Viejo qu avían de hazer sino biar á Soto á Caxas á saver si se havia alli alguna jun-
an_ ta de gente porque cierto el Marquez no quisiera
tomar de estos para hazer ropa á mi padre?» y es y los oficiales la yda de
si questos murcielagos de aquellas partes muerden de matalle. Pues visto Almagro
es y á cavallos y sacan Soto apretaron al Marquez con muchos rrequerilnien-
noche á los Indios, y á Espano t que s
tanta sangre gres cossa de misterio, y ansi se averi- tos, y la lengua vinieron á co parte al al u dava que sus
guo ser ve tido de lana de murciéla g o, y ansi hera la rretrucos,co eI marquen a rí1 muy zeluso
g' uera
color como delios del vestido que en Puerto Viejo y riese Atabalipa, porque y ansi le hicieron temer, y
en Tumbez y
sus comarcas ay gran cantidad delios. del servicio de S. Ma muerte á Atabalipa,
Pues acontescio un dia que viniendose á quemar un contra su voluntad sentencio á s de muerto a
Indio que un Español totnava unos vestidos de Ata- m ndando le i e sen t ga r s las , y despu mujeres.
r quien quemasenenten estos
halipa, l M rquez me mandó fuesse yo á sabe - os
hera s se or es i dava.
hera y llamar al Español para castigallo. El Indio me Cierto pocsasll - del sin n le r
llevo á vn buido , donde havia gran cantidad de
diciendorne quepeca-
esta elido, pue Pues el Atabalipa lloraba y dezia que
sentencia.
cas, porque) Español va hera ydo ,
BI
13L107LCA IlE GASPAR Y Bola.
2t8
no le matasen que no abria indio en la tierra que se les se les respondió, que Atabalipa halda muerto co -
menease sin su mandato, y que presso le tenían que mo cristiano y corno tal le hacían aquel oficio, que
de que temían? y que lo hablan por oro y plata, que no se había de hacer lo que ellos pedían que era
el daría dos tanto de lo que avia mandado. Yo vide muy mal hecho y contra Cristiandad ; que se fuesen
llorar al Marquez de pesar por no podeile dar la vida; de allí ,y no les estorbasen , y se le dejasen enterrar,
porque cierto temio los requerimientos y el rriesgo y ansi se fueron á sus aposentos ,se ahorcaron
que avia en la tierra si se soltava. Este Atabalipa Ba- todos ellos y ellas. Las cosas que pasaron estos Atas,
bia hecho entender á sus mugeres é Indios que si no y los extremos y llantos de la gente son muy largas
le quemaban el cuerpo, aunque le matasen avia de y. prolijas, y por eso no se dirán aquí.
bolver á ellos; que el sol su padre le rresucit.aria. Pues
sacandole á dar garrote á la plaza, el Padre Fray Vi- OVIEDO, HISTORIA GENE:.AL DE LAS INDIAS, MS. , LIBRO
cente de Balverde ya dicho le predicó diziendole se XLVI, CAP. XXII.
tornase Cristiano : y el dixo que si el se tornava Cris-
tiano ; si le quemarían ; y dixeronle que no : y dixo Cuando el marques don Francisco Pizarro tubo
preso al gran Rey Atabaliva, le aconsejaron hombres
que pues no le avian de quemar que quería ser bap-
tizado, y ansi Fray Vicente le haptizo y le dieron gar- faltos de buen entendimiento, que le matase, ó el obo
rote, y otro dia le enterraron en la yglesia que en gana, porque como se vieron cargados de oro pare-
Caxamalca teniamos los españoles. Esto se hizo antes croles que muerto aquel señor lo podian mas á su
que Soto bolviese á dar aviso de lo que le pera man- salvo en España donde quisiesen , é dejando la tierra
dado; y cuando vino trazo por nueva no a y er visto y que asimismo serian mas parte á sustener en ella
nada ni a y er nada, de que al Marquez le pesó mucho sin aquel escrupuloso impedimento, que no conser-
de avene muerto, y al Soto mucho mas, porque dezia vandose la vida de un príncipe tan grande é tan temi-
el , y tenia rrazon , que mejor ffuera embialle á Es- do é acatado de sus naturales, y en todas aquellas
paña y que el se obligara á ponello en la mar : y cier- partes ; é la esperiencia ha mostrado cuan mal acor-
to esto fuera lo mejor que con este Indio se pudiera dado ó mal fecho fue todo lo que contra Atabaliva se
hacer, porque quedar en la tierra no convenia. Tam- hizo despues de su prision en le quitar la vida, con lo
bien se entendió que no biviera muchos días, aunque cual demas de deservirse Dios quitaron al emperador
le embiara, porque el hera muy regalado y muy nuestro señor, é á los mismos españoles que en
Señor. aquellas partes se hallaron, y á los que en España
quedaron, que entonces vivianyálos que aora viven
RELACION DEL PRIMER DESCUBRIMIENTO DE LA COSTA Y é nacerán innumerables tesoros que aquel principe
MAR DEL SUR, MS. les diera ; é ninguno de sus vasallos se mobiera ni al-
terara corno se alteraron é revelaron en faltando su
Dando forma como se llevaria Atabalipa de cami- persona. Notorio es que el gobernador le aseguró la
no, y que guardia se le pondria, y consultando y tra- vida, y sin que le diese tal seguro el se le tenia pues
tando si seriamos parte para defender en aquellos uingun capitan puede disponer sin licencia de su
pasos malos y ríos si nos le quisiesen tomar los su- Rey y señor de la persona del principe que tiene pre-
yos. Comenzóse á dezir y á certificar entre los Indios, so, suyo es de derecho, cuando mas que Atabaliva
que el mandaba venir grand multitud de gente sobre dijo al marques, que si algun cristiano matasen los
nosotros : esta nueva se fué encendiendo tanto, que indios ó le hiciesen el menor daño del mundo que
se tomó informacion de muchos señores de la tierra, creyese que por su mandado lo baría, y que cuando
que todos á una dijeron que era verdad, que el man- eso fuese lo matase ó hiciese del lo que quisiese ; e
daba venir sobre nosotros para que le salvasen, y nos que tratandole bien el le chaparía las paredes de plata
matasen si pudiesen, y que estaba toda la gente en i' le allanaría las sierras e los montes, é le daría á el,
cierta provincia ayuntada que ya venia de camino. é á los cristianos cuanto oro quisiesen, é que desto no
Tomada esta informacion, juntáronse el dicho Go- tubiese duda alguna ;y en pago de sus ofrecimientos
bernador y Almagro y los oficiales de S. Mag., no encendidas pajas se las ponían en los pies ardiendo,
estando ahí Demando Pizarro, porque era ya partido porque digese que traicion era la que tenia ordenada
para España con alguna parte del quinto de. S. Mag., contra los cristianos, é inventando é fabricando con-
y á darle noticia y nueva de lo acaecido; y resumie- tra el falsedades, le levantaron que los quería matar,
ronse, aunque contra voluntad del dicho Gobernador é todo aquello fue rodeado por malos é por la inad-
que nunca estubo bien en ello, que Atabalipa, pues vertencia é mal consejo del gobernador, é comenzaron
quebrantaba la paz ,y quería hacer traicione y trabar á le hacer proceso mal compuesto y peor escrito, se-
gentes para matar los Cristianos muriese, porque con yendo uno de los adalides, un inquieto, desasosegado
su muerte cesaría todo, y se allanaria la tierra : á lo é deshonesto clérigo, é un escribano falto deconcien-
cual hubo contrarios pareceres, y la mas de la gente cia é de mala habilidad y otros tales que en la maldad
se puso á defender que no maniese; al cabo insis- concurrieron é así mal fundado el libelo se concluyó
tiendo mucho en su muerte el dicho capitan Almagro á sabor de dañados paladares, como se dijo en el ca-
y dando muchas razones porque debía morir, el fué pítulo catorce, no acordandose que les habían en-
muerto, aunque para el no fué muerte sino vida, por- eh ido las casas de oro é plata é le habian tomado sus
que murió Cristiano y es de creer que se fue al Cielo. mujeres é repartídolas en su presencia é usaban de
Publicado por toda la tierra su muerte, la gente co- ellas en sus adulterios, é en lo que les placia á aque-
nluli y de pueblos venian donde el dicho Gobernador llos aquian las dieron; y como les parecio á los cul-
estaba á dar la obediencia á S. Mag. pero los capita- pados que tales ofensas no eran de olvidar, é que
nes y gente de guerra que estaban en Xauxa y en el merecian que el Atabaliva . les diese la recompensa
Cuzco, antes se rehicieron y no quisieron venir de como sus obras eran, asentoseles en el animo un te-
paz. Aqui acaecio la cosa mas estraña que se ha visto mor é enemistad con él entrañable; é por salir de tal
en el mundo , que yo ví por mis ojos, y fué: que es- cuidado é sospecha le ordenaron la muertepor aquello
tando en la iglesia cantando el oficio de difuntos á que él no hizo ni pensó; y de ver aquesto algunos
Atabalipa, llegaron ciertas señoras hermanas y mu- españoles comedidos a quien pesaba que tau grande
geres suyas y otros privados con grand estruendo, deservicio se hiciese á Dios y al emperador nuestro
tai que impidieron el oficio, y dijeron que les hiciesen señor ; y aunque tan grande ingratitud se perpetraba,
aquella fiesta mucho mayor, porque era costumbre, é tan señalada maldad se cometia, como matar á un
cuando el grand señor moría, que todos aquellos que príncipe tan grande sin culpa. E viendo que le traiau
bien le querian se enterrasen vivos con el : á los cua- á colacion sus delitos ó . crueldades pasadas, que el
LA CONQUISTA DEL reaté. 249
!labia usado entre sus indios y enemigos en el tiempo dos, S. M. Católica tubo por bien de conceder á mi el
pasado, de lo cual ninguno era juez, sino Dios; que-
riendo saber la verdad é por excusar tan notorios da- dicho don Francisco Pizarro la govern acion Al estos
anchos reynos, y á mi el dichoDiego
de
Don Die de demagro
ños como se esperaban que habían de proceder-ma- la govern a cion de la prov incia To ledo, de las quales
tando a quel señor, se ofrecieron cinco hidalgos de ir mercedes que su real liberalidad liemos recevido,
en persona á saber y ver si venia aquella gente de
guerra que los falsos inventores é sus mentirosas es- resulta tan nueba obligacion , que perpetulmente
pias publicaban, á dar en los cristianos; en fin el go- nuestras vidas y patrimoniosy de los que de nos
bernador ( que tambien se puede creer que era enga- descendieren en su real servicio, se gasten y consu-
man; y para que esto mas seguro y mejor efecto ha-
ñado) lo olio por bien ; é fueron el capitan Remando ya, y la confianza de S. M. por nuestra parte no fa-
de Soto, el capitan Rodrigo Orgaiz, é Pedro Ortiz, é llezca , renunciando la ley que cerca de los tales
Miguel de Estete, é Lope Velez á ver esos enemigos
juramentos dispone, prometemos é juramos, en pre-
que decian que venían; é el gobernador les dió una sencia de Dios nuestro Señor, ante cuyo acatamien-
guia ó espia, que decia sabia donde estaban; é á dos to estamos, de guardar y cumplir bien y enteramen-
dias de camino se despeño la guia de un risco, que lo te, y sin cabtela ni otro entendimiento alguno, lo
supo hacer muy bien el diablo para que el daño fuese espre.sado y contenido en los capitulas siguientes : é
mayor; pero aquellos cinco de caballo que he dicho suplicamos á su infinita bondad, que á cualquier que
pasaron adelante hasta que llegaron donde se decian fuere en contrario de lo así convenido, con todo ri-
que habian de hallar el egercito contrario, é no halla- gor de justicia permita la perdicion de su ánima, fin
ron hombre de guerra ni con armas algunas, sino to- y mal acavamiento de su vida, destruicion y perdi-
dos de paz; é aunque no iban mas que esos pocos cris- miento de su familia, lionrras y hacienda , porque
tianos que es dicho , les hicieron mucha fiesta por corno quebrantador de su fee , la cual el uno al otro
donde andubieron, é les dieron todo lo que les pidie- y el otro nos damos , y no temerosos de su acata-
ron de lo que tenian para ellos é sus criados, é indios miento, reciva del tal justa venganza. Y lo que por
de servicio que llevaban ; por manera que viendo que parte de cada uno de nosotros juramos y prometemos
era burla, é muy notoria mentira é falsedad palpable, es lo siguiente : —
se tornaron á Cajamalca donde el gobernador estaba, Primeramente, que nuestra amistad é compañia
el cual ya Babia hecho morir al príncipe Atabaliva, se se conserve mantenga para en adelante con aquel
que la historia lo ha contado; é como llegaron al go- amor y voluntad que hasta el dia presente entre nos-
bernador hallaronle mostrando mucho sentimiento otros ha habido no la alterando ni quebrantando por
con un gran sombrero de fieltro puesto en la cabeza algunos intereses, cobdicias, ni ambicion de cuales-
por luto é muy calado sobre los ojos, é le digeron: quiera honrras é oficios, sino que hermanablemente
«Señor, muy mal lo ha lecho vuestra Señoría y fuera entre nosotros se comunique é seamos parcioneros
justo que fueramos atendidos, para que supierades en todo el bien que Dios nuestro Señor nos quiera
que es muy gran traicion la que se le levantó á Ata- hacer.
baliva , porque ningun hombre de guerra hay en el Otrosi : Decimos, so cargo del juramento é prome-
campo, ni le hallamos, sino todo de paz, é muy buen sa que hacemos, que ninguno de nosotros calumniará
tratamiento que se nos hizo en todo lo que babemos ni procurará cosa alguna que en daño ó menos cabo
andado.» El gobernador respondió é les dijo. « Ya de su lionrra, vida y hacienda al otro pueda subceder
veo que me han engañado.» Desde á pocos dias de ni venir, ni dello será cabsa por vías directas ni in-
sabida esta verdad, é murmurándose de la crueldad directas, por si propio ni por otra persona tacita ni
que con aquel príncipe se usó, vinieron á malas pala- espresamente cabsandolo ni permitiéndolo , antes
bras el gobernador y Fr. Vicente de Valverde, y el procurara todo bien y lionrra y trabajará de se lo
tesorero Riquelme, é cada uno de ellos decia que el llegar y adquirir ,y evitando todas perdidas y daños
otro lo Babia fecho , é se desmintieron unos á otros que se le pueden recrecer, no siendo de la otra parte
muchas veces, oyendo muchos su rencilla. avisado.
Otrosí : juramos de mantener , guardar y cumplir
lo que entre nosotros está capitulado , á lo cual al
10 U n. XI. — Véase la pág. 136. presente nos referimos, é que por via ó causa, ni ma-
ña alguna ninguno de nosotros vena en contrario ni
Contrato entre Pizarra y Almagro, MS., fechado en el en quebrantamiento dello , ni hará diligencia pro-
Cuzco á 12 de junio de 1555. testacion ni reclamacion alguna, é que si alguna
oviere fecho, se aparta ó desiste della ó la renuncia
(Este documento en que dos célebres capitanes se li- so cargo del dicho juramento.
gan con solemne juramento á la obediencia de lo que los Otrosí : Juramos que juntamente ambos á dos, y
principios mas comunes de honradez les mandan no uno sin el otro , informaremos y escribiremos á
obEervar, da una idea demasiado esacta de los S. M. las cosas que segun nuestro parecer mejor á su
hombres . y de la época, para que deje de insertorse real servicio convengan, suplicandole, iuformandole
aqui. El original está en el archivo de Siínancas.) de todo aquello con que mas su Catolicaconcieucia se
descargue, y estas provincias y reynos mas y me j or
Nos don Francisco Pizarro, Adelantado, Cipitan se conserven y gobiernen , y que no habrá relacion
general, y Gobernador por S. M. en estos reynos de particular por ninguno de nosotros hecha en fraude é
cabtela y con intento de dañar y empecer al otro, pro-
la Nueva Castilla, é don Diego de Almagro asimismo curando para si , posponiendo el servicio de nuestro
Gobernador por S. M. en la provincia de Toledo , de-
cirnos : que porque mediante la íntima amistad y Señor Dios y de S. M. , y en quebrantamiento de
nuestra amistad y compañia , y asimismo no permiti-
compañia que entre nosotros con tanto amor ha per- rá que sea hecho por otra cualquier persona, dicho
manecido, y queriéndolo Dios nuestro Señor hacer, ni comunicado, ni lo permita ni consienta, sino que
ha sido parte y cabsa que el Emperador é Rey nues- todo se haga manifiestamente entre ambos, porque
tro Señor haya recibido señalados servicios con la se conozca mejor el celo que de servir 1 S. M. lene-
conquista, sujeccion, é ploblacion destas provincias mos, pues de nuestra amistad é compañia tanta con-
y tierras, é trayendo á la conversion y camino de fianza ha mostrado.
nuestra santa fee Católica tanta muchedumbre de liem : Juramos que todos los provechos é intereses
infieles, é confiando S. M. que durante nuestra amis- que se nos recrecieren así dre los que yo Don Francisco
tad y compañia su real patrimonio será acrecentado, é Pizarra oviere y adquiriere en esta gobernacion por
asi por tener este intento como por los servicios pasa-
IilfLlOTECA DE GACPAR Q Rn'G.
t 50
cualquiera via y cabsas , como los otros que yo Don sus scrvicioa pnr manera que del ni de mi había me-
Diego de Almagro he de haber en la conquista y des- moria. I como la enemistad quel Marqués me tenia é
cubrimiento que en nombre y por mandado de S. M. á todos mis amigos écriarlos fuese tan cruel í. mortal,
hago, lo traeremos manifiestamente á monton y co- i sobre mi sucediese, quiso efetualla, por la medida
llacion, por manera que la compañia que en este ca- con que la usó con mi padre, estando siguro en mi
so tenemos hecha permanezca, y en ella no haya fraude casa, gimiendo mi necesidad, e-perando el remedio
cahtela, ni engaño alguno, é que los gastes que por i mercedes que de S. M. era razon que yo alcanzase,
ambos é cualquier de nos se obieren de ha • er se haga mui confiado de gozarlas, ha dendo á S. M. servicios
moderada y discretamente conforme, y proveyendo á como yo lo deseo, fui informado quel Marqués trata-
la necessidacl que se ofreciere, evitando lo escesivo y ba mi prendimiento i fin , determinado no quedase en
su perflub, socorriendo y proveyendo á lo necesario. el mundo quien la 'muerte de mi padre le pidiese, i
Todo lo alai segun en la forma que dicho es'r.a , es acordandome que para darsela hallaron testigos á su
nuestra voluntad de lo asi guardar y cumplir so cargo voluntad, asi como los hallaron para mí, por manera
del juramento rjue asi tenemos fecho, poniendo á nues- que padre i hijo fueran por un juicio juzgados. Por
tro Señor Dins, por juez y ásu gloriosa Madre Santa Ma- no dejar mi vida en alve Irio tan diaholico i desatina-
ría con todos los Santos por testigos; y porque sea no- do, temiendo le muerte, determinado de morir de-
torio á tódos los que aquí juramos y prometemos, lo fendiendo mi vida i honra , con los criados de mi pa-
firmamos. de nuestros nombres, siendo presentes por dre i amigos, acordé de entrar en su casa' y prenderle
te s ti r oS el Licenciado llenando Caldera, Teniente Ge- para excusar mayores daños, pues el ,juez de S. M. a
neral de , Gobernador en estos , por el dicho venia i á cada uno hiriera jur ticia; i el Marques como
Señor Governador, é Francisc Pineda, capellan de persona culpada en la defensa de su prision é persona
Su Señoría, é Anionio Picado, su secretario, é An- armada para ello hizo tanto que por desdicha suya fué
tonió Tellez de GuzMan y el Doctor Diego de Loaisa; herido de vna herida de que murió luego, i puesto
el qual dicho juramento fue fechó en la gran cihdad que como hijo de padre á quien el había muerto le po-
del Cuzco en la casa del dicho Gobernador Don Diego día recivir por venganza, me pesó tan estrañameute
Dalmagro; estando diciendo misa el Padre Bhrto'orne qué todos'conocieron en mi mur gran diferencia, y por
de Segovia, c'erigo, despees de dicho el pate''lioxter, ver- qüe estaba tan poderoso i acatado como era razon
poniendo los dichos goyernador'es la.a manos deréla'as üo • ibvo hombre, viendolo en mitad del dia que echa-
encima del ara consagrada a_'l 2 ! de `Thmno de''1á35! sé -ruano' á espada para a", uda suya ni despues hay
ños.h rancisco P17 irro — El Adelantado DwPho¡ Prora re'que por el responda: parece que se hizo por
Dalmagro Testigos, el Licencia ii Í:it rtñan,ido'Cal jinhib tl?`Dios i por su voluntad, porque mi deseo no
I I ,^n „
dora. — Antonio Tellez Gtiza'n.' m erla éi'n'largo • que se estendiese é mas de conservar
Yo Antonio Picado; esci'fWn- de : lit ; dhy'irée' mi vida en tanto aquel juez llegava. E como vi el he-
que fui testigo y me halle prf0eute al diclrojurá;the)i-j cho procuré antes que la cosa mas se encendiese en
to é solemnidad fecho por I7s dlcb es Goitérrhadores `y el pueb!io; i que cesasen é secucion de prisiones de
yo saqué este traslado del original que:queda eñ'mi personas que ambas opiniones habían siguido, ques-
poder como ' Secretario dél Señor "Gdhérbadb't Dan tfaban-afrentadas, i cesasen crueldades, é hubiese jus-
Francisco Pi7i! rrb, en' fea tle 'lb 'cualfirfrlé lí.t{i íibm tibiar que lb estorvase é castigase, é se tomase cabeza
bre. Fecho en la gr a n'eibdad de í 1cd`á 'chal dial que en n imbre de S. M. hiciese justicia é governase
mes de'Julio de'1a,J5 aí"ids' ti tddo IPicado;'léstcrr. la tierra. Pareciendo á la república é comunidad de
bano de S.M , .;>.ilr .Jí,,r ar ..,_
,.rO'.1.., ;:NI- fi P,Irü e t a sbu.1r1
s'ir'Cihdad é oficiales de S. M. que por los servicios de
- .
;r7 Otra• í, i ti 1 tialyidre é per haver él descubierto é ganado esta
10U11I. ^CIJ,. tr.Ose, Iápógl1,6.9 , 11 ,q ti&i'ra. me pertenecia mas justamente que á otro la go-
'bz'rnacion della, me pidieron por Gob Tnador i den-
1':::í: 9 f il ! kmfil°d¡ !
tro'de dos horas consultado é negociado con el cabil-
-Carta del jóven Alma gro a l !real -Mi miel 'dé`!Priba- a;
do, fuí recibido en amor i conformidad de toda la
MS , desde los Reyes ( Lime)lárrlu:detagoetroadeulú41.
re ublica. Asi quedó todo en paz, i tan asentados i
al: i, a,-:li .,r
serenos los animos de todos, que no ho yo mdanza,
( Es precioso.ste.documento.por
e s erlame jor d
ie- i todo está pacífico, i todos los pueblos en la misma
culpa (le la conducta de su autor, y,aenT ndó en, cuen- conformidad i justicia que han estado, i con el ayu-
ta su posicion, la mejor relacion, :rle sus actos. El da de D'os se asentará cada dia la paz tan bien que de
original,, que copió 211uñoz en su,colcccion.;se conser- todos sea obedecida por señora, i S. M. será tambien
va en el archivo de Simnancas.) ' servido como es razon , como se deve : porque aca-
vedas con las opiniones , é parcialidades , é yo é to-
Miri magníficos Señores, — Ya Vs. Mrds. havran dos pretendemos la poblacion de la tierra y el descu-
sabido el estado en que he estado despues que fué brimiento della, porque los tiempos pasados que se
delta vida el Adelantado Den Diego de Almagro mi han gastado ten!mal con alborotos que se han ofreci-
pulre, qué Dios tenga en el cielo, 1 como quedé de- do , é descuidos que ha habido ; agora se ganen é se
bajo de lavara del Marques Don Francisco Pizarro; alcancen i cobren, y con este presu p uesto esten
i creo y o que pues son notorias las molestias i malos Vs. Mrds. ciertos que está el Perú en sosiego, i que
tratamientos que me hicieron , i la necesidad en que las riquezas se descubrirán é irán á poder de S. M.
me tenían á vn rincon de mi casa, sin tener otro mas acrecentadas é multiplicadas que hasta aqui , ni
remedio que el de S. M. , á quien ocurri que me hebra mas pasion ni movimiento sino toda quietud,
lo diese como señor agradecido , de quien yo lo amando el servicio de S. M. i su obediencia, aprove-
esperaba pagando los servicios tan grandes que chando sus reales rentas. Suplico á Vs. Mrds., pues
mi padre le hizo de tan gran ganancia é acre- el caso parece que lo hizo Dios i no los hombres, ni
centamiento para su real corona , no hay ne- yo lo quise asi como Dios lo (rizo por su juicio secre-
cesidad de contarlas, i por eso no las contaré, to , é como tengo dicho la tierra esta sosegada, i todos
i dejaré lo pasado i vendré á dar á Vs. Mrds. cuenta en paz, Vs. Mrds. por el presente manden suspender
de lo presente, é dire que aunque me llegaba al alma cualquiera novedad, pues la tierra se conservará co-
verme tan afligido, acordándome del mandamiento mo está é será S. M. mui servido, é despues que to-
e ne mi padre me dejó que amase el servicio de S. M.
das las gentes que no timen vecindades las tengan,
i quest rva en poder de mis enemigos ; rufria mas de é otros vayan á poblar é descubrir, podrán proveer
lo que mi juicio bastava, en especial ver cada dia lo que conviniere, i es tiempo que la tierra Españoles
quien á mi padre quitó la vida, i hablan escurecido i naturales no recivan mas alteracion , pues-no pre-
LA CON'UISTI DEL PERÚ
tenden sino sosiego i quietud , i poblar la tierra i ser-
vir á S. M., porque col este deseo todos estamos i es- para .nosotros.
aotros, Visto esto el Governador sacó su real
taremos, i de otra manera crean Vs. Mrds. quede deste pueblo i caminó contra ellos dos leguas, donde
nuevo la tierra se revuelve 4 inquieta, porque de las supo que los traidores estaban á tres, en un asiento
i;: cosas pasadas vnos i otros han pretendido cada vno fuerte i comodo para su artilleria. El governador
su fin, é sino descansan de los trabajos que han pade- acordó de los guardar allí, donde le tomó la voz, por-
cido con tontas persecuciones de buena ni de mala que era llano y lugar fuerte al nuestro propositn, Co-
perdiendose no terno S. M. delta cuenta, é los natu- mo esto vieron los traidores, sábado que se contaron
rales se destruirian é no asentarán en sus casas é pe- diez i seis de setiembre, se levantaron de.donde esta-
recerán mas de los que han perecido; é conservar ban , i caminaron por lo alto de la sierra i vinieron una
estos é conservar la tierra i los vecinos y moradores legua de nosotros, i sus corredores vinieron á ver
delta todo es vno. I pues en tanta conformidad vo ten- nuestro asiento. Luego el Governador provio que por
go la tierra é con voluntad de todos fui elegido por una inedia loma fuese un capitan con cincuenta arca-
Governador, porque mas obediencia liaya é la justicia 'bureros, i otros con cincuenta lanzas á tomar lo alto,
mas acatado sea , i entiendan que fine han de acatar y i sucedió tambien que sin ningun riesgo se tomó , i
obedecer en tanto que S'. M. otra cosa manda, por- luego todo el exerciln de V. M. lo subio. Visto esto,
que de lo pasado yo le emhio aviso, suplico á Vs. Mrds. los enemigos, que estarian tres quartos de legua, pro-
curaron de buscar campo donde nos dar la batalla, i
manden despachar dese Audiencia Real vna cedula asi le tornaron á su propnsito i asentaron su artillería
para que todos me obedezcan i tengan por gover- i concertaron sus esquadrones, que eran ducientos i
nador, por que asi mas sosegados ternán todos los treinta de caballo, en que venían cinquenta hombres
animos, i mas i mejor se hará el s ervicio de S. M. , i de armas; la infantería eran ducientos arcabuceros i
terná mas paz la tierra, é confundirse han las volun- ciento i cincuenta piqueros, todos tan lucidos é bien
tades que se quisieren levantar contra esto; é sino lo armados, que de Milan no pudieran salir mejor ade-
mandasen Vs. Mrds. proveer en tanto que S. M. de- rezarlos : el artillería eran seis medias culebrinas de
clara su real voluntad , podria ser que por parle de diez á doce pies de largo , que echavan de bateria
alguna gente que por acá nunca fallan mas amigos de una naranja : tenian mas otros seis tiros medianos
pasiones que de razon , que se levantase algun esea n- todos de fruslera , tan bien aderezados i con tanta
dalo de que Dios i S. M. fuesen mas deservidos. Nues- municion , que mas parecía artillería de Italia que no
tro Señor las mui ma gnificas personas de Vs. Mrds. de indias. El governador vista su desverguenza la
guarde tan prosperamente como desean. DestosReves gente mui en órden, despues de llover hecho los ra-
414de julio de1541 años. Beso las manos de Vs. Mrds., zonami e ntos que convenían , diciendonos que' viese-
Don Diego de Almagro. mos la desverguenza que los traidores tenían i el gran
desacato á la corona real , caminó á ellos , i llegando
10117 31. XIII.— Véase la pág. 183. á tiro donde su artillería podía alcanzar jugó luego
en nosotros, que la nuestra por ser mui pequeña é
Carta del ayuntamiento de Arequipa al Emperador , ir caminando, no nos podimos aprovechar delta de
desde San Juan de la Frontera á 24 de setiembre ninguna cosa , y así la dejamos por popa. Matarnos
de 1542. lijan antes que llegasemos á romper con ellos mas de
30 hombres, i siempre con este daño que rescehia-
(Los valerosos vecinos de Arequipa dieron eficaz mos, caminamos hasta nos poner á tiro de arcabuz,
ayuda al gobernador en su contienda con Almagro y donde de una parte i de otra jugaron i se hizo de
su carta firmada por el ayuntamiento es uno de los amas partes arto daño , i lo mas presto que nos fue
documentos mas auténticos para'a historia de esta posible porque su artilleria aun nos echaba algunas
guerra civil. El original existe en el archivo de Si- pelotas en nuestros esquadrones; cerramos con ellos,
mancas.) donde duró la batalla de lanzas, porras y espadas
mas de una grande hora; fue tan reñida i porfiada
S. C. C. M.—Aunque de otros muchos terná V. M. que despues de la de Rel,ena no se ha visto entre tan
aviso de la vitoria que en ventura de V. M. i buena poca gente mas cruel batalla, donde hermanos á
diligencia i animo del Governador vaca de Castro se hermanos, ni deudos á deudos, ni amigos á amigos
ovo del tirano Don Diego de Almagree é sus secuazes, no se davan vida uno á otro. Finalmente como líe-
nosotros el cabildo i vecinos de Arequipa le queremos vasemos la justicia de nuestra parte , nuestro Señor
tambien dar, porque como quien se halló en el peli- en ventura de V. M. nos (lió vitoria , i en el denuedo
gro , podremos contar.de la verdad como pasó. con que acometió el Governador Baca de Castro el
Desde Xauxa hicimos relacion á V. M. de todo lo cual estaba sobresaliente con treinta de cavallo, ar-
sucedido hasta entonces, í de los preparamientos quel mado en blanco con una ropilla de brocado sobre las
Governador tenia proveídos para la guerra de allí. Sa- armas con su encomienda descubierta en los pechos,
lió con toda la gente en órden i se vino á esta cibdad contra el qual estaban conjurados muchos de los trai-
de San Joan de la Frontera, donde tuvimos nuevas dores pero él como cavallero se les mostró i defendió
romo el traidor de Don Diego de Almagro esteva en tan bien que para hombre de su edad y profesion,
estamos espantados de lo que hizo i trabajo como
la provincia de Bilcas 9 que es ouze leguas fiesta cib- rompio con sus sobresalientes, luego desampararon
dad , que venia determinado con su dañada intencion el campo y conseguimos gloriosa vitoria,la qual es-
á darnos la batalla. En este comedio vino Lope Dia- mero
quez del real de los traidores , i di() al gobernador Lu y o harto dudosa, porque si eramos enynuartille-
ciento mas que ellos, en escoger el campo
una carta de Don Diego, i otra de doze capitanes mui ria i hombres de armas i arcabuzes nos tensan dobla-
desvergonzados de fieros i amenazas; í el governador, da ventaja. Fué bien sangrienta de entramas parles,
con zelo de que no obiese tantas muertes entre los va- i sí la noche no cerrara tan presto,
sallos de V. M. corno siempre fue su intento de ganar bien satisfecho destos traidores; pero ln M. ra
q queda
el juego por mafia, acordó de tornarles á enbiar al di- pudo entonces hacer, ahora el Governador lo hace,
cho Lope Idliaquez i á Diego de Mercado Filiar de la desquartizando cada ¡tia á los que se escaparon.
nueva Toledo , para ver si los podían reducir i atraer rieron en la bata'la de los nuestros eler capitanAl-
P
hl servicio de V. M. , i fueron tan mal rescibidos que varez Holguin i otros sesenta cavalleros i hidalgos; i
guando escaparon con las vidas se tuvieron-por bien están heridos de muerte Gomez de Tordoya iP el ca-
l ibrados. La respuesta que le dieron fué que no que- p itan
eranzures i otros mas de ciento. De los trai-
non obedecer las provisiones reales de V. M. sino dores murieron ciento e cinquenta, y mas de otros
darle la batalla, i luego alzaron su real, i caminaron
GASPAR Y ROIG.
BIBLIOTECA DE
252 mentos á anunciar su propósito de publicar todo e l
tantos endor; presos están mas de ciento y pinguen- manuscrito. )
ta. Don Diego i otros tres capitanes se escaparon.
Cada ora se traen presos : esperamo s que un día se Vista é entendida por nos el mariscal Francisco de
habrá Don Diego á las manos porque los Indios corno Alharac_o , maestre de campo (leste real exercito, el
villanos de Italia los matan y traen presos. V. M. Licenciado Andres de Ci a uca, oidor- de S. M. deseos
tenga esta vitoria en gran servicio porque puede reinos. é subdelegados por el muy ilustre señor el Li-
creer que agora se acabó de ganar esta tierra i p o- cenciado Pedro de la Gasea, del consejo de S. M. de
nerla debaxo del cetro real de V. M. i que esta ha sido la santa Inquisicion , presidente destos reinos é pro-
verdadera conquista y pa ificacinn delta , i asi es vincias del Perú,.para lo infra escripto, la notoriedad
justo que V. M. como gratisimn nrincipe gratifique y de los muchos graves é atroces delitos que Gonzalo
haga merced- s á los que se la dieron ; y al Governa- Pizarro ha cometido é consentido cometer á los que
dor Baca de Castro perpetuarle en ella en entramas
le han se guido, despues orle estos reinos ha yenido
governaciones no dividiendo n . da dallas porque no. el visorrev B as -o Nuñez Vela, en deservicioédesaca-
hai otra batalla ; i á los soldarlos y vecinos que Pn to de S. M é de su premin'ncia é corona real, é con-
ella se hallaron, remunerarles sus trabajos y perdi-
das que han rescihido por reducir estos reinos á la tra la na rural oh t iaacinn ,, fidelidad que como u vasa-
corona real de V. M. , i mandando castigar á los ve- llo tenia édebia á su rev éseñrrrnatural, é depersonas
cinos qne oyendo la voz real de V. M. se queda ron en particulares, los cuales por ser tan notoriosdel dicho
sus casas grangeando sus repartimientos i haciendas, no se requiere Orden ni tela de juicio, mayormente
que mu -hosde los dichos delitos con s ta por confesion
porque gran sin ju s ticia seria, sacra M., que hn i vien- de dicho Gonzalo Pizarro é la notoriedad por la in-
de nosotros á nuestras casas pobres i man cos de guer-
ra de mas de un añn , hallasemos á los que se queda- formacion que se ha tomado, é que cnmhiene para la
ron sanos i salvos i ricos i qu e á ellos no se les diese pacificacion destos reino: é exemn'o con brevedad
pena ní á nosotros premio ni galardon, í e,to seria hacer justicia dei dicho Gonzalo Pizarro.
ocasion para que si otra vez °vie s e otra reholinn en Fallamos atento lo susodicho junta la disposirion
esta tierra óen otra no acudiesen al servicio de V. M. del derecho , que debemos declarar é declaramos el
corno seria razen y somos obligados: Todos tenemos dicho Gonzalo Pizarro `rabercometido crimen laesae
por cierto, quel Governador Baca dP"Cástre'lñ h rá maiestatis contra la corona real de España en todos
asi , i que en nombre de V5 M. á Ios'ene' ►e hárt srvi- los 'grados é causas en derecho contenidas despees
do hará mercedes i á'lii c 'gtie nii -acddierrin á se'.rvir á que é. estos reinos vino el Virey B'asco Nuñez Vela,
V. M. castigarhr 5 ''C - 1.)31:'•pl'AS''t.ndrv,`pnderos° é a s i le decla ramos é condenamos al dicho Gonzalo
acreciente la villa de V. M., dandele visoria contra Pizarro por traidor, é ha ver incurrido él é sus descen-
sus enemigos , porque sea a reseentada su santa lee, dientes, nacidosdespues que] cmnetih este di••hn cri-
amen. De San Joan de la frontera á 2 t de seo'iemhre men é traicion los por línea masculina hasta la se-
de 1542 anos $asan ha nY rrjhS i pie "de V'^1^', cifré gunda generaeion•épor la femenina hasta la primera,
leales vasallos.'=llern1ndn ar a'SilyI Pedro Pi'9nr- en la infamia é inahilidad é inahilidades, ó corma tal
ro — Lucas l4láñitiez, -Vo tner de l P riS',' ''1`f•,r'n;a n- condenamos al dicho Gonzalo Pizarro en pena de
do de Ih rē Lene^ : ¢fauno, r Jc{ n flA' A rVec, muerte natural, la qual le mandarnos que sea dada
- ea la forma si g uiente : que sea sacado de la origina
Juan Flores, — Juan Ram►re , 121 Alfin^n i3bPite,
— Melchior de Cervantes— liartin Loan , — Juan en questá cavallern en una mula de silla atados pies é
Crespo,—Franciscd`Pihtb '=Alonso Rodriguez Pi- manos, é traído públicamente por esté real . de S. M.
cado. con voz de pre gonero que manifieste su delito , sea
llevado al tablado que por nuestro mandato esta fecho
iOT Ú Dif :7 *V. - 7e se luí ` 226 `' en este real, é allí sea apeado é cortada la cabeza por
-el ` pescuezo, é despues de muerta naturalmente,
Senteneiá ' dé Gdiirallo Pi 7 atro eni Yagnxxágnana á : i9 de mandamos que la dicha cabeza sea llevada tila ciudad
abril ek 1548:"'. de Los Reyes.romn ciudad mas principaLdestos rei-
nos, sea ..puesta é clavarla en el rollo de la dicha
( Este documento está tomado del manuscrito ori- ciudad con un retulo de letra gruesa que diga, «Esta.
ginal de la historia 'al Zár(áie que se conserva en ea es la cabeza del traidor de Gonzalo Pizarro, que se
archivo de Simancas. Muñoz ha hecho de él varias hizo justicia del en el valle de Aquixaguan , donde
estrados para mostrar que la . historia impresa de 'lió la batalla campal contra el estandarte real; que-
Zárate ha sufrido consirirabies alterac i ones tanto en riendo defender su traicion é tiranía; ninguno sea
tos hechos como en el estilo. El ej mplar impreso está osado de la quitardeaqui so penade muerte'natural.»
preparado con mas consideraciones : varias circuns- E mandamos que las casas quel dicho. Pizarro tiene
tancias, demasiado claramente detalladas en el ori en la ciudad del Cuzco Sean derribadas por los
ginal , están suprimidas, y el estilo y disposicion de cimientos é aradas• de sal ; é á donde agora es la
la o'•ra muestran una mono mas fastidiosa y prácti- puerta •sea puesto un letrero en un pilar, que diga,
ca. Estas circunstancias han conducido á Muñoz á «Estas casas eran de Gonzalo Pizarro, las cuales fue-
suponer que la crónica antes de su pubticacion faé so ron mandadas derrocar por traidor, é ninguna per-
la revision de algunos escritores Mas esprri --metidaá sona sea osado deltas tornar á hacer y edit i car sin li-
mentados, y una correspondencia que despues halló cencia espresade S. Ni. , so pena de muerte natural.»
en el Escorial entre Z árale y Florian de Ocampo, le E condenaroosle mas en perdimiento de todas sus
hace inferir que el último hizo este servicio al prime- bienes, de cualquier • calidad que sean é le pertenez-
ro. Pero por mas que pueda haber ganado la obra im- can, los piales aplicamos á la camara é fisco de S. M.
presa comocompo -icion literaria, como libro de refe-
rencia y autoridad es mejor La manuscrita , que pare-
é en todas las otras penas que contra los tales están
ins t ituidas. E por esta nuestra sentencia. definitiva
ce no tiene tanta penetracion., ó á lo menos que no se juzs.arnos é asi lo pronunciarnos é manrlamosen estos
calc,tlaron tanto las cons--cuencias. Así su valor para escritos é por ellos.—Alonso de Albarado; el Li-
la historia conduce á Muñoz en una nota á sus frag- cenciado Cianea:

FIN DE LOS APÉNDICES.


INDICE

DE LOS CAPITULOS DE ESTA OBRA.

LIBRO PRIMERO. CAPITULO II.

INTRODUCCION. — OBSERVACIONES PRELIMINA- Francisco Pizarro. —Su juventud. —Primera NI


espedicion al Sur.— Desventuras de los vla-
RES SOBRE LA CIVILIZACION DE LOS INCAS. j e ros.--;;Eucúeutros peligrosos„ - Vuelta á
i)ánamá.Espedicion de Almagro. . . .: 54
.. . ;,.,:,::.• ...
CAPITULO PRIMERO.
^áii• , ; ;, ; CAPITULO. III:
Aspecto físico del pais.—Origende la civiliza-
Cnntp,atáfamosq,';Se únda espedicion.-Ruiz
clon peruana.— Imperio de los Incas. — Fa-
milla real.—Nobleza ,esplora la costa—ráÍidades de Pizarro eg.
I q s,b9sques.-Wegacjá de nuevos recJutas.--
Nuev,ós descúhrrqriepi tps ydesás tres. -. Pazar-
CAPITULO II. ro @p la Iála del Gallo ,: .
Ordenes del Estado. —Administracion de justi-
cia.— Divisiou de las tierras.—Rentas y re- , l : :;, ;,CAPITULO(lV.•
gistro.—Caminos reales y postas. — Táctica
militar y política 15
Indignacion del gobernador.—Severa resolu-
cion de Piaarro.-Cuutiouacipn..dej-viaje.—
A9ecto brillante de Túmbez.'=Descubriknien-
CAPITULO III. tos cuja —,, Yuelta d,Pan;lm4,•-,Piz,ar-
Religion del Perú.— Deidades. —Esplendor de ro se embarca pá•ra Éapapa, .; ". . . ^ . . 67

los templos. — Solemnidades.—Vírgenes del


sol.—Casamientos 27
LIBRO III.
CAPITULO IV.
CONQUISTA DEL PERÚ.
Educacion. —Quipos.—A s tronomía.—Agricu l
Guano. — Principales-tura.—Acedos CAPITULO PRIMERO.
alimentos 33
Recibimiento de Pizarro en la córte. —Su ca-
CAPITULO V. pul ulaciou con la corona. — Visita el lugar de
su nacimieutu.—Su regreso al Nuevo Mundo.
Ganados del Perú. — Grandes cacerías. —Manu- —Disensiones con Almagro. — Su tercera
facturas. —Habilidad mecánica.—Arquite c espedicion.—Rico botin tornado á los indios.
finales. -tura.—Reflxions 40 —Batallas en la isla de Puuá 77

CAPITULO II.
LIBRO II. de la conquista.—Reinado de
Perú en la época
Buayna Capac.—Los hermanos del Inca.
DESCUBRIMIENTO DEL PERÚ.
Disputas sobre el imperio.— Triunfo y cruel-
84
dades de Atahuallpa
CAPITULO PRDiERO.
CAPITULO III.
Ciencia antigua y ciencia moderna. — Arme de la
navegai • iun. — De ,:cu hritn ientoQ marí t.imos.- Los españoles desembarcan en
Tumbez.—Pi-
Intrepidez de los españoles.—Sus posesiones San
zarru reconoce el país.—Fuudacion de
en el Nuevo Mundo. —Rumores acerca del 50
Miguel.—Marcha á lo interior.—Embajada
Perú

INDICE.
Pág. tug.
del Inca. —Aventuras del viaje 7---Llegada al de los conquistadores. —Proceso y e j ccucion
pie de los Andes. • 89 de Almagro. —Su carácter 153

CAPITULO III.
CAPITULO IV.
Pizarro visita de nuevo al Cuzco. —Iernando
Paso difícil de los Andes. — Embajadas de A ta-
huallpa. —Los españoles llegan á Caxarnalca. á Castilla. —Su larga prision. —Comisibuado
—Embajada al Inca.—Entrevista con el Inca. enviado al Perú.—hostilidades con el loca.-
—Abatimiento de los españoles 95 Activa administracion de Pizarro. —Gonzalo
Pizarro 15^
CAPITULO V.
CAPITULO IV.
Plan temerario de Pizarro.—Atahuallpa visita
á los españoles.—Matanza horrible.—El Inca Espedicion de Gonzalo Pizarro. — Paso por las
prisionero.—Conducta de los conquistadores. montañas. —Descubrimiento del rio Napo.-
Increíbles padecimientos. — Orellana baja por
— Magníficas promesas del Inca. — Muerte de
el rio de las Amazonas. — Desesperacion de
Huascar 401
los españoles.—Vuelta de los que sobreviven
CAPITULO V4. á Quito 16 I

Llegada del oro del rescate. —Visita á Pachaca- CAPITULO V.


mac.—Demolicion del ídolo. — El general
favorito del Inca. —Vida del Inca en su cau- Faccion deAlmagro.--Su desesperada situarían.
tiverio.—Conducta de los enviados al Cuzco. — Conspiracion contra Francisco Pizarro.-
— Llegada de Almagro 108 Asesinato de Pizarro. —Actos de los conspira-
dores. — Carácter de Pizarro. . , . 4 67
CAPITULO VII.
CAPITULO VI.
Inmenso valor de las riquezas, —Su division
entre las tropas.—Rumores de alzamiento.— Movimientos de los conspiradores. —Se adelan-
Causa del inca.—Su ejecucion.—Reflexio- ta Vaca de Castro. — Actos de Milagro.—
nés 414 Marcha del gobernador. — Las fuerzas de am-
bos se aproximan.—Sangrientas 1 a p uras de
CAPITULO VIII. Chupas.—Conducta de laca de Castro ,. . 175

Desórdenes en el Perú.—Viaje al Cuzco. —En- CAPITULO NII.


cuentro con los peruanos. Challcuchima
muerte en las llamas. —Llegada al Cuzco.— Abusos' de los conquistadores. _ Código para
Descripcion de la ciudad. —Rique,,as que . se las colonias.— Gran escitacion en el Perú.—
encontraron . . . . . . 4 22 El virey Blasco Nuñez. —Su severa política.
—Oposicion que le hace Gonzalo Pizarro. . 185
CAPITULO IX.
CAPITULO VIII.
Coronacion del nuevo Inca. — Arreglos munici-
pales.—Terrible marcha de Alvarado. —En- Llegada del Virey á Lima. — Gonzalo Pizarro -
trevista con Pizarro. —Fundacion de Lima. sale del Cuzco.—Muerte del Inca Manco.—
-Llegada de Hernando Pizarro á España.- Conducta imprudente del vírey. — Es preso y
Sensacion en la córte.—Desavenencias entre destituido por la audiencia. —Gonzalo Pizar-
Almagro y los Pizarros 128 roes proclamado gobernador del Perú . . 189

CAPITULO X. CAPITULO IX.

Evasion del Inca.—Vuelta de Hernando Pizarro. Medidas de Gonzalo Pizarro.—Evasion de Vaca


— Sublevacion de los peruanos. — Sitio é in- de Castro.—Reaparicion del virey.— Su de-
cendio del Cuzco: --Situacion precaria de los sastrosa retirada. —Su derrota y su muerte.
españoles.— Asalto de la fortaleza. —Desa- —Gonzalo Pizarro dueño del Perú . . . . 175
liento de Pizarro.-- El Inca levanta el sitio. 137

LIBRO Y.
LII3RO IV,
ARREGLO DEL PAIS.
GUERRAS CIVILES DE LOS CONQUISTADORES,
CAPITULO PRIMERO.

CAPITULO PRIMERO. Gran sensacion en España.—Pedro de Gasca.


Marcha de Almagro á Chile.—Padecimientos de —Primera época de su vida.—Su mision al
sus tropas. — Vuelve y se apodera del Cuzco. Perú.—Su política conducta. -=Sus ofertas
--Accion de Abancay, —Gaspar de Espinosa. á Pizarro. - Gana la escuadra 205
—Almagre sale del Cuzco.—Negociaciones
con Pizarro . .. , , , , , , , , 448 CAPITULO II.
Gasea reune sus fuerzas.—Desercion en las fi-
CAPITULO II. las de los partidarios de Pizarro. -- Este
refuerza sus tropas..--- Agitacion en Lima.
Primera guerra civil. — Almagro se retira al
—Pizarro abandona la ciudad. — Gasca sale
Cuzco. —Batalla de las Salinas, — Crueldad
de Panamá. —Sangrieigta laatglla de Huárina. 211
ti
VOCABULARIO ALFABETICO
DE LA

HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ


POR

GUILLERMO 11. PRESCOTT.


La página en que figura el vocablo está indicada por el número árabe,
y la columna por el romatia.
A. Audiencias, 53, u.
Abancay, 124, r; 151, r ; 220, u. Audiencia de Panamá, 187, u.
Acosta, Juan de , 222, u ; 224, u ; 226, 1 • 230, ► . Audiencia real, 187, r; 1•92.
Adelantado, título de, 242, u. Ayuno regio, 97, u.
Adivinos, 37, i.
Agricultura peruana, 7, i; 37,u ; 3 , 39, .
1 Balanzas peruanas, 43, iB. .
Aguja, punta de la, 73, 1. 8
Balboa, 55, 1.
Alcántara, Francisco, Martin de, 79, tr. Balsas de navegacion, 04, u.
Alcedo, 235, 11. Barbacoas (lugar), 66, r.
Alcon, Pedro, 68, u. Barco de Avila ( pueblo), 206, r.
Aldana, don Hernando de, 246, t. Batallas, 70, n; 83, r.
Aldana, Lorenzo de, 210, u; 211, 213, u; 214, Bayas (fruto), 57, r.
231, u. Belalcázar,82, ti.
Alguacil mayor, título de, 242, u. Benalcázar,Sebastiande 131, u; 133, n; 160,
Aligador, 165,1. 175, ti; 178,1; 196, r; 198
' 1. 200; 220, 1.
Almagro, Diego de, 55, u; 56, 1; 59,11; 60 á 69, 1; Biblioteca americana, 235, ir.
75, u; 78, n; 8o, TI; 81, r; 113, 117, II; 121, r; Bilcas (ciudad), 124,1; 153, u.
424, u; 431, II; 132, i; 134, u; 135, 136, 148 á Bilcas (provincia), 251, ► .
159; 239 á 242 ; 247 á 251. Birú (rio), 56, 11.
Almagro, don Diego, 149,1; 153, i; 456, II; 158, i; Blanco (cabo), 72, 11.
159, ir; 168, 469, 172, i; 476, 979, 181 á 184, 1; Blasco Nuñez Vela, 138,113194,1; 196 á 200; 252, n.
250,251,1;252, r. Boas, 65, 1; 165, r.
Alson, Pedro, 243, ir. Bobadilla, Fr. Francisco de, 152, u.
Alvarado, Alonso de, 133, u; 150, 151, 1; 154, rt; Bogotá (poblaciou ), 201, I1.
1 75, r ; 180, 182, r ; 208,1; 209, r; 219, u; 220,1; Briceño, Alonso, 68, 1I ; 243, u.
236, u. Buena-Ventura, puerto de, 162, r.
Alvarado, don Diego de, 152,1; 153, i; 158, 160, C.
161, t. Cabo verde, islas del, 243, ti.
Alvarado, Francisco de, 252, u. Cabrera, 199, u.
Alvarado, García de, 177, r. Cacao, 66, u ; 83, 1.
Alvarado, '1erónirno de, 183, 1. Cacerías en el Perú, 41, u.
Alvarado, Pedro de, 130 á 133, ► . Calaucha, P. Fr. Antonio, 238, u.
Alvarez de Holguin, 175, r; 177, I; 178, rr; 180, u; Caldera, Hernando, 250, 1.
182, u ; 183, Ir. Calendario peruano, 35, u.
Alvarez Holguin Per, 251, II. Caimanes, 65, i.
Alvarez Licenciado, 194, 1; '195, u ; 196, i; 199, u. Caminos en el Perú, 7,1; 20, ir ; 123, r ; 237, H.
Amautas ( súbios), 10, r; 34, i. Candia, Pedro, 68, 71, 76, rr; 78,1r; 177, 11; 182, i;
Amazonas, rio de las, 166, r. 243, u ; 246, 1.
Ambato (lugar) 87, ir. Canelas, 164, 11.
América, su descubrimiento, 51, u. Cariares, tribu de, 138, 1.
Ampuero, 72, r. Cariares, distrito de, 87, i.
Anaconas, cédulas de, 185,11. Capitulacion entre el gobierno y Pizarro, 78, rr.
Anales, 147, ti; 148, 1, Capitulacion entre la reina yFrancisco Pizarro, 242, I.
Andagoya, Pascual de, 54, r ; 55, u. Caracas, bahía de, 130, r.
Andaguaylas, provincia de, 219, u. Carbajal, Francisco de, 147, 1; 182, 1; 190, i; 191, r;
Andes, los, 6, u ; 38, n ; 75, r. 194, u á 198; 201, 202, 212 á 214, r; 216 á 218;
Añaquito, llanuras de, 199, r. 221, q ; 222, 224 á 227.
Apurimac (rio), 87, it; 124, r, 220, 11. Carbajal, licenciado, 200,1; 211, 1; 230, 1.
Arcabuces, 154,11. Cárlos ',emperador, 78, i; 155, i; 185, 1 ; 186, u;
Arequipa (ciudad), 147,1; 149, 11; 103, I. 205,i; 207, n; 233, u.
Arequipa (puesto), 244, rr. Carrion, Anton de, 68, u; 243, u.
Arévalo (fortaleza), 195, 1. Carta del ayuntamiento de Arequipa al emperador,
Arias de Avila, I?,edro, 53, u ; V. Pedrarias. 251.
Armas peruanas, 23, 1. Carta de Hernando Pizarro, 246, u.
Arquitectura peruana, 43. Carta de los de Lima á Gasea, 210, ir.
Artes y oficios en el Perú, 42, I. Carta deljjóven Almagro á la real audiencia de Pana-
Arves, Juan de, 252, 1. má, 250.
Arzobispo de Lima, 201,11. Castilla del Oro, 242, I; 243, H.
Astronomía en el Perú, 36. Castillo, lernando del, 249, i; 241, a.
Atabalipa, V. Atahuallpa. Caxamalca (ciudad), 98, r.
Atacama, desierto de, 8, u; 149, n. Caxamalca, valle de, 97.
Atabuallpa, 76, u ; 86 á 88; 99,1; 101, u; 102 á 106; Caxas (lugar), 92.
109, 412, 1; 113, 416 á 119; 225 á 248. Censos de poblarJon, 25, r.
Centeno, Diego, 198, 1; 201, n; 202,1; 212, 11;215
Aucaes (traidores), 16, 11. 1.198,220 i; 2 9 5, u; 228, r; 229,1; 230, a
Audamarca (lugar), 106, u.
VOCABULARIO ALFABÉTICO.

Cepeda, 192,11; 194,1; 195, u ; 199, 11; 209, u; 212 Estandarte peruano, 23, 1.
Estete, Miguel, 104, u; 249, 1.
á 214 . 219, 1 • 222 1 . 224, 230, 1. Etiqueta en la córte de A Fhualpa, 247.
1, Andrés,
Cianea, licenciado u;u. 252,
221
Cieza de Leon, 203, u; 204. Fac-símilede las dos firmas de Francisco Pizarro241.
Civilizacion peruana; 7, i.
Caoque, provincia de, 8 í Ir. Felipe
P II, 203,> r.
q ' P 'Feli P,Illo 74, II; 99 1r • 105, I . 116 u; 117 1 • 118,1;
Coca (hoja de un árbol ), 19, u.
Cocos, 65, 1; 70, 11. 247,1.
Código de las Indias, 187. Fenicios, 5I, 1.
Colon, 51, i; 53, 1. Ferias, 39, 1.
Colonias de Ultramar, 53. Fernandez de Navarrete, don Martin, 3, i ; 242, i.
Comentarios reales, 76 y 77. Fernandez de Oviedo, Ganzalo, 203, u.
Comunidades religiosas, 185, n. Fernandez Palencia, Diego, 236.
Condor, , 41, 1; 95, ir. Fernaux-Compans, Mr. , 4, 1.
Conquistadores, sus abusos, 186, u. Flores, Juan, 252, I.
Conquistas de los Incas, 22, 11; 23, i ; 237, u ; 238. Flores ( isla.) , 243.
Contrato entre Pizarro y Almagro, 249. Fortificacion peruana, 9, r.
Contrato entre Pizarro, Almagro y Luque, 240. Fuentes (soldado ), 155, 1.
Contribuciones en el Perú, 20,1. Funerales regios, 14,1.
Coquimbo, valle de, 149, 1. G.
Coraquenque
C (pájaro), 11, 11. Gallo, Isla del, 64, i; 67.
Coricancha ó lugar del oro, 29. García de Jerez, 68, 11; 243, u.
Corral, licenciado, 75, u. Garcilaso de la Vega, 224, ir; 75 á 77.
Cortés, Hernan, 78, 11; 80, 1. Gasea, Pedro de la, 206 á 211; 214, 215, 219, II; 220,
Costa-rica, 54, r. 223 á 226; 230 á 234; 252, ir.
Catapampa, aldea de, 220•, ir. Gayangos, don Pascual, 4,1.
Cotapaxi (volean), 70, i; 130, 1r-. Geografía política del Perú, 16, ,.
Coya (reina legítima), 9, u. Goatemala, 209,1.
Coya (princesa), 202, 11. Gobierno peruano, 11, i.
Crónica del Peru, 203, 204. Gomera, isla de la, 80,1.
Cronología peruana, 37,1. Gomez de Leon, 252, 1.
Cuba, 243, II. Gomez Perez, 170, ir.
Cuca (arbusto), 40,1. Gomez de Tordoya, 251, u.
Cuellar, Francisco de, 68, II ; 243, ir. Gorgona, isla, 69, 1.
Cultivo en el Perú, 18, I. Gorgona, puerto, 215, 1.
Cupay (espíritu malo), 28, r: Griegos, 51, 1.
Curaca gobernador de distrito) 70, 1. Guaitara, montes de, 153, ir.
Curaca (órden de nobleza), 15, 1. Guamacliuco, 94,1; 96, 1; 123, u.
Cuzco, ciudad del, 7,11; 8, u; 226, 127. Guamanga, 163, i ; 179, u; 190, u; 219,Ir.
Cuzco, valle del, 7,1. Guancabamba, 93, u.
Ch. Guano, 38, u.
Chalcuchima, 111, II; 112, 1; 117,1; 123, r; 125, Guanuco, 123, u; 191, r.
127. Guyaquil (golfo) 69, u; 83, 1.
Challcuchina, 87, 1. Guayaquil (río), 83, ' 1.
Charcas, 152, n. Guaylas, señor de, 246, u.
Charqui (alimento), 41, ir. Guaynarrma, 230,i.
Chasca, Vénus peruana, 28, u: H.
Chasquis ó correo, 22, 1. Hambre, puerto del, 58, i.
Chives, Francisco de, 171, I, Haravecs ( poetas) peruanos, 35, 1_
Chiapa (poblacion ), 186, n. Haurina ( ciudad), 215, u:
Chicamá, 59, ,r. Haurina, iglesia de, 219, i.
Chicha (bebida), 96, 11. Herramientas peruanas, 42, u.
Chimborazo, 6, u; 70, i. Herrera, 203, 1.
Chincha (pueblo), 242, i. Hinojosa, 202, .I; 208 á 211 ; 215,1; 220, u; 2z1, ir;
Chincha, señor de, 245, 246, r. 223, u; 224, 11; 230, 1.
Chincha valle de, 152, i. Historia general de las Indias, 203; i.
Chupas, 'llanuras de, 179, 1. Historia dé'las Indias, 203.
D. Historia del Perú, 236, u.
Dable (rio ), 130, i. Hospitales de Ultramar, 243, ti.
Descripcion de los viajes de los Incas, 237, I. Hoyas, 38, ir.
Destruccion de las Indias (manuscrito), 186, u. Huacas (indios), 71, 1.
Diaz, 51, 1; 191, u. Huacas (objetos consagrados), 29,1.
E. Iluanaco (animal), 41, 1.
Ebano, 65, uI. Huanaco (ceremonia), 10, 41, 1.
Educacion militar en el Perú, 10, i. Huascar, 86, 87, 88, 106,11.; 107.
Educacion del sucesor al trono, 10, 11 1 Huayna Capac, 8, Ii; '71, u ; 84,1-; 83, 86 ,1..
Enciso, Bachiller, 77, u. . Huaura, puerto de, 177, 1.
Epidemia, 82, u. I
Esclavitud en la hidia, 187, t. leas, valle de, 153, ti.
Esclavos negros, 243, ir. Ichu (yerba), 41, 1.
Esmeraldas, 8f, u. Idiomas en el Perú, 25, u.
Esmeraldas, rio de las, 60, i. Illapa (trueno y relámpago), 28, u.
Española, isla, 243, ir. Incas, 7, u; 14, II; 122, 1.
Espinosa, Gaspar de, 63, 151. Industriaperuana, 40, u.
Espinosa, licenciado, 80, u. Inhumaciones, 28,1.
VOCABULARIO ALFABÉTICO.
Instituciones civiles peruanas, 9, u. Nueva Toledo, 251 , 1.
Isabel la Católica, 242.
O.
J. Obispos del Cuzco, Quito, Bogotá , Lima y Goatema-
Jamáica, 243, u.
Justicia, administracion de, 16. la, 201 , 1r; 220, 1; 226,1; 233, 1.
Ojeda, Alonso de, 55, I.
K. Ondegardo • 49 1.
Kingsboroull, lord, 4, 1. Ordonez, Rodrigo de, 149,1. -
L. Orejones, 70, u.
Las-Casas, P. , 186, li ; 187, 1. Orellana, Francisco de, 165, II; 166., 1.
Legislacion peruana, 16, n. Orgaiz, Rodrigo, 249, 1.
Lengua, don Martinillo, 246, I. Orgoñez, 150 á 155.
Lerma, Pedro de, 151, I; 155, n; 156, 1. O. Bien ,Mr.,4,1.
Lima, 134, 1. Oro, 42,11;43,I;95,u;243,1.
Loaisa, Diego de, 250, u. Ortiz, Pedro, 243, 1.
Loaysa arzobispo de Lima, 230, u. Oviedo (historiador), 239, 248, II.
Lope de Alarcon, 252, I.
Lope Diaquez, 251, r. P.
Lope Velez, 249, 1. Pachacamac (dios) , 28 , ,.
Lopez de Gomara, Francisco, 203, u. Pachacamac (ciudad) , 109, u ; 133, 1.
Luque, Hernando do, 55, u; 56, r; 59, u; 61,1; Paica, puerto de, 72, u.
62, u ; 67, u; 68, 1 ; 69, i; 75, 78,11; 80, u; 116,1; Pájaros, 65,1.
240, 241, 242. Pajonal (yerba), 40, I; 95, 11.
Ll. Palacios peruanos , 12.
Llama, el (animal), 40, u; 70, 11. Paltos, despoblado de, 197, I.
Llanta (distintivo), 11, 11 ; 112, 11. Panamá (ciudad) , 243 , u.
M. Panamá (lugar), 53, II.
Mala ( poblacion), 152, u. Panes , Juan de, 141 , II.
Maguey, 401. Paniagua, 209, 1r 212, r.
Maiz, 39, II; 66, i; 70, II. Pasado, punta de, 64, u.
Mamaconas (matronas), 3-2, u. Pastos (lugar), 198, 1.
Mama Oello ( hijo dr 1 sol), 7, I. Patata, 40, i; 66, 1.
Manejo, sierra Lejesema, 238, II; 239, 1. Patos, 92, 11.
Manco Capac (hijo del sol), 7, i. Paullo, Topa, 136, 11; 182, r.
Manco Capac (príncipe peruano), 86, i;88, u; 122,11. Paz , Martín de, 68, n; 243, Ir.
Manco (Inca), 1 6, 1; 128, U; 130,1; 132, n; 138, Paz, catedral de la, 219, r.
1'9, u; 152,1; 162, u; 177, II; '190, 11. Pedrarias , 53, I1; 55, r; 61, I; 62, 242, r; 239.
Mangles (vejeta!), 65, u. Pedraza, Fr. Reginaldo de, 82 , 1.
Mango, Fruto del, 65, r. Peralta , Cristóbal de, 68 , u; 243, u.
Manuscritos referentes á la conquista, 237, 238, Peranzures, capitan, 251, u.
239, 245 á 252. Perez, 113, u.
Martínez de Alcántara, 471 , u, Perlas, islas de las, 56 , 11.
Martinez, Lucas, 252, r. Perú, su geografía , 6 ; su etimología, 15, II.
Matrimonios en el Perú, 33, u. Picado, Antonio, 169, 170,11;171, u; 176,1; 250, I.
Mejía, Hernan, 208, 209, 1. Pineda, Francisco, 250, I.
Méjico, 209, r. Piñas (fruto), 70, 11.
Memorias antiguas historiales del Perú, 147, u; Piñas (puerto), 54,1; 56, u.
448,1. Piura, rio, 90,11.
Mendoza, virey, 1 61 , 1; 190 , 1. Pizarro, Francisco, 54 á 59, 62 á 75, 77 á 84, 88 á
Mercado, Diego de, 251, 1. 06, 98, 400 á 109, 413 á 119, 121 á 130, 132 á
Militar, organizacion en el Perú , 23 , 1. 134, 136 á 438, 143, 146, 151 á 153, 159 y 160,
Misioneros, 186, 1. 462 y163, 468, 174 á 174, 240 á 250.
Misiones, 129, u. Pizarro, Francisca, 172, 11.
Mitimaes (colonos), 26, u; 39, 1. Pizarro, Gonzalo, 79, u; 129, i; 135, u; 136, i;
Michos peruanos, 7, 1. 141, n ; 146,1; 147, i; -150, I; 152, i; 154,n;
Mitología peruana, 27, u. 155, 160, 162 á 467, i; 169,1; 184, 188 á 191,
Molina, Alonso de, 68, u; 70, ri; 74, 11; 243, 11. 193 á 202, 210, 212 1. 215, 217 á 219, i; 221 á
226, 228 á 230, u; 252.
Momias, 28, 1. Pizarro, Hernando, 80, 83, u; 89, 1; 94, 1; 95, 98
Monos, 65, 1. á101,409,u;1.141,114,11;134,11;135,138á
Montalvo, Alonso de, 199, u. 143, 145, u; 146, 150, 152 á 158, 160, 161,
Montenegro, 57, 11; 58, 1; 59.
Montesinos, licenciado, Fernando, 1 .47, u; 148, I; 189, r.
Pizarro, Juan, 79, n; 129; 1; 135, u; 136, 1; 138,
173, 1. 139, 142, 246,1.
Morales, 55, 1. Pizarro, don Juan Hernando, 172, 11.
Motupe (poblacion), 93, 11. Pizarro, Pedro, 79,1; 128, r; 146, 11; 147,1; 173,
Moya, condesa de, 53, rr.
r; 245 á 248, 252.
Murciélagos , lana de, 247 , I. Plata (mineral), 43, 1.
N.
Plata, villa de la, 163, T.
Napo (rio) , 165,1. Plátanos, 39, u; 70, II.
Narvaez, 171,11. Ponce de Lean, Hernan, 141 , ir; 158, 11.
Nasca (lugar) , 453 , u. Popayan, ciudad de, 175, 11; 198, u.
Natural é general historia de las Indias, 203, u. Porco, minas de, 460, n.
Navarro, Antonio, 91, Ir. Potosí, minas del, 160, u; 488,1; 202, I.
Nicaragua, provincia de, 51, i; 81, r. Polygamia, 33, 1.
Nobleza peruana 14, 11. Presidente de la real Audiencia, cargo de, 207, u..
o), 84 , 1; 435,11; 188, u.
Nombre de Dios (puert
VOCABULARIO ALFArIETICJ.
Propiedad territorial, 17, i; pecuaria, 18,1; mine- 50 1,28, 11.
ra, 18, n. Solano, 216, u.
Puelles, 491,1; 198,1; 201,1; 212, u. Soria Luce, Domingo de, 68, u; 243, n.
Puentes colgantes, 21, t ; 221 , 1. Sotelo, Cristóbal de, 177,1.
Puerto-Viejo (ciudad) , 82 , n; 496 , r• Soto, Hernando de, 83, 1I; 89, 90,1; 92, u ; 93 , r;
Puertos Nevados, 430, u. 98,n; 99, 101,1; 116, u; 417, n; 119, 1t; 123
Puná, isla de, 70,1; 83 ti; 124, 247, 11, 249, 1.
Q. Suarezde Carbajal, 492, u; 493.
Quemada, Punta, 38, u. T.
Quichua (idioma) , 26, I. Tabaco, 40, 1.
Quincuagenas , 203, 11. Tacamez (puerto), 66, 1.
Quinua (vegetal), 19, n; 40, 1. Tacumez (punta) , 69, u.
Quipucamayus, 20,1; 34,1. Tafur, 68, 69, 1.
Quipus, 19, i; 34, 1. Tambos (posadas), 42, 1; 24 , u ; 92 , u.
Quiro, Alvaro del, 241 , ti. Tambo (fortaleza), 445,i; 116, I.
Quito, 8, u;66,i;131,u. Tampu, templo de, 44, 1.
Quixos, territorio de, 464, t. Taugarala , valle de, 90, 1.
Quizquiz, 87, 1; 124,n; 430, t. Tavantinsuya (Perú) , 110 , 1.
R. Tehuantepec (bahía), 161 , 1.
Rada ,Juan de, 170,1; 1 71 , u; 172, 1; 176. Tejada, 195, u.
Ramírez, Juan, 252, 1. Tejidos, 42, i; 64, u.
Ragmi (fiesta), 34, u.' Téllez de Guzman, Antonio, 250, 1.
Rehenes, 25. Templos, 30, n, 74 , u.
Relacicln del descubrimiento de la costa y mar del Tenumpuela (pueblo), 242, r.
Sur, 245. Titicaca (lago), 8, i; 212, u.
Relaciones del descubrimiento y conquista de los rei- Tolson, Mr. Charles, 4, 1.
nos del Perú, 446, u. Topa, Inca, Yupanqui, 8, 11.
Religion peruana , 27, u; 28, 29, t. Toparca, 122, u; 125, t.
Repartimientos, 162, 11; 187, u; 233, u. Torre, Hernando de la, 252,.1.
Reyes, ciudad do los, 134, r. Torre, Juan de la, 68, u; 243, it.
Ribera, Nicolás de, 59,11; 67,1; 68, n; 243, u., Trujillo (poblacion), 74, t ; 137, 1 ; 193, ti.
Riego, sistema de, 7, t; 38, 1. Tumbez (poblacion), 70, 74, u; 89, I; 90, 242.
Riinac, valle de, 134,1. Tumbez (puerto de), 64, u; 215, t.
Riobamba, 431. Tumebamba, ciudad de , 87,, u.
Ríos, Pedro de los, 62, r; 65, u; 67, u; 75, t. Tupac Yupanqui, 71, it; 84, u.
Riquelme, 117, u; 474 , 11; 249, u. U.
Rolas, Gabriel, 141, n. Urcos, 149, ir.
Romanos, 51 , 1. V.
Ruiz, Bartolomé , 63,11; 64, 67 á 70, 78, u; 113, 1; Vacada Castro, 162, 1; 475, u; 178á 185, 188, 190
243. 491, u; 194 á 196, 251,252 ,
Ruiz , Domingo , 2 1 7 , 1. Valdivia, Pedro de , 154, II; i55, 163, u; 220, 221,
Ruminabi, 131,11. 224,1;230,1.
S. Valencia, 206.
Saavedra, 136, u. Valverde, Fr. Vicente de, 103, i; 107 , n. 118, 119,
Sacerdotes peruanos, 30, u. ir; 125,u; 128,11; 429,n;245, 246,248,1;249,1.
Sacrificios, 31,'1. Valverde Obispo, 159, i1; 176, 1.
Salinas, 154, 1. Vallejo, Juan de, 241 , it.
Samaniego, 455 , 11. Vargas, Fr. Juan de, 81, r.
Sanchez de Quesada, Gerónimo, 238, u. Vasco de Gama, 51, a.
Sanchez de Vargas, 166, 1. Vasco Nuñez de Balboa , 5 1.
Sándalo, 65, ti. Vazquez, Juan, 245, t.
San Juan de la Frontera (ciudad) , 251, 1. Velazquez, Juez, 169,1; 170, u; 174 , 176, t.
San Juan (poblacion), 243 , u. Veragua, 54,1.
San Juan (rlo), 59, u. Vicuña (animal), 41, 1. 95, u.
San Lúcar , barra de, 80 , ,. Vicuña, lana de, 11.
San Mateo bahía), 64, i; 65, u. Vilcaconga, sierra de , 121, r.
San Mateo puerto), 81,11. Villac Umu, 30, u; 136 , ti; 438 , I.
San Miguel (ciudad), 83, u; 90, u; 196, 1. Viracocha, 24, ,.
San Miguel (golfo), 53, r; 56, u. Virey, cargo de, 187, 11.
San Miguel e Piura, 90, u. Vírgenes del Sol, 32, it.
Santa, Puerto de, 74 ,1. Visitador de Valencia, 206.
Santa Clara (isla) , 70, 1.
Santa Cruz, 74, i. X.
Santa Elenapunta) , 69, u. Xaquixaguana, 125,1; 222, ti; 252.
Santa Marta (puerto), 80, u; 208, 1. Xauxa (ciudad) , 114 , u ; 132, n.
Santiago, 243, u. Xauxa (fortaleza) , 88 , 1.
Sarabia, 67, u. Xauxa (valle), 123, ti.
Sarmiento, 47, u. Y.
Segri, 86, 1. Yuca (vegetal) , 39, tr; 70, n.
Sechuza, llanuras de, 72, n. Yucay (valle), 43, u; 138, II.
Segovia, P. Bartolomé de, 136, u; 250, r. Yucay (rio), 138, n.
Sequizano , 128,,. Z.
Seminario de Alcalá de Henares, 206, t. Zangalla, 103, 11.
Sentencia de Gonzalo Pizarro, 252. Zaran (pueblo), 92, u.
Silva, Hernando de, 252,1. Zárate , licenciado, 473, II; 189,1; 495, n.
Zárate, Agustin de, 235, 236, 1.
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