Está en la página 1de 2

En México, la lucha revolucionaria pretendía terminar con la oligarquía

porfirista.
Los compromisos de los caudillos militares con las clases trabajadoras,
permitieron el surgimiento del nuevo Estado Mexicano legitimado por la
Constitución de 1917. Obregón sabía que estaba condicionado a su capacidad
para resolver los problemas entre las clases sociales existentes y además, con
los distintos caudillos militares, a pesar de que Obregón compartía los ideales
de Madero y Carranza en relación a la propiedad privada con tendencia hacia
el
capitalismo sostenido por las clases medias.

Obregón pudo imponer su autoridad sobre los miembros menores de la


coalición, debido a que era el jefe militar de más prestigio y pudo resolver los
problemas antagónicos a través de la “conciliación de clases”, que le permitió
cimentar el poder político camino a la reconstrucción nacional. La base del
poder de Calles fue diferente, su dominio no se basó en su posición militar
como Obregón, sino en su capacidad para coordinar los intereses del nuevo
grupo gobernante por medio de gestionar las alianzas con los líderes sindicales
de la época, haciéndolos colaborar en su política a cambio de privilegios y
beneficios, que en ocasiones, le correspondían a los trabajadores y que
finalmente éstos, constituyeron el instrumento que reafirmaba al hombre fuerte
de la política nacional, camino a la Institucionalización.

Plan de agua prieta y rebelión de la Huertista.1

Para finales de 1919, el presidente Carranza había exhortado a políticos y


militares para que pospusieran la campaña electoral, dadas las condiciones del
país de falta de paz y todas las consecuencias que la constitución de 1917 trajo
consigo; aún así, Álvaro Obregón lanzó su candidatura criticando fuertemente
al
gobierno de Carranza. La contienda electoral se llevaría a cabo entre Pablo
González, Álvaro Obregón e Ignacio Bonillas, este último apoyado por el propio
Carranza.

En abril de 1920, en Sonora se produce un conflicto con el gobierno federal en


el
cual se disputan la propiedad de las aguas del Río Sonora, el gobernador
Adolfo de la Huerta pidió que se diera la revocación correspondiente, pero el
gobierno federal envió a Manuel M. Diéguez para que se cumplieran las
disposiciones emitidas

Ante estos acontecimientos, el Gobierno del Estado lanzó un manifiesto en el

1
Gerardo Suzan La posrevolución 1917-1940. México 2000 Edit. Nostra Ediciones. Pág. 15
que se calificaba al gobierno de Carranza como despótico, dictador y traidor a
la
revolución. Se le acusaba de pretender imponer a Ignacio Bonillas como su
sucesor, atacando políticamente a Álvaro Obregón.

Ante estas circunstancias, Adolfo de la Huerta fue designado jefe del Ejército
Liberal Constitucionalista y para el 23 de abril de 1920 se hace público el PLAN
DE AGUA PRIETA, iniciándose la rebelión contra Carranza, plan que fue
apoyado
por gran parte de los Estados del País, ocasionando que el presidente
Carranza
abandonara la capital el 7 de mayo de 1920, plaza que fue tomada por los
sublevados: Pablo González, Jacinto Treviño y Jesús Guajardo, entre otros.
En tanto, Carranza se dirigió al puerto de Veracruz, pero en Puebla fueron
destruidas las vías férreas teniendo que continuar a caballo hasta
Tlaxcalantongo, donde encontraría la muerte el 21 de mayo de 1920, con ello,
la
etapa armada de la revolución llega su fin.

Rebelión de la Huertista

Estos hechos se llevaron a cabo mientras se convocaba a la sucesión


presidencial de 1923, en que Obregón terminaba su mandato presidencial
durante el periodo 1920-1924. Plutarco Elías Calles fue designado candidato
presidencial, situación con la cual Adolfo de la Huerta no estuvo de acuerdo y
se
pronuncia contra el gobierno de Obregón, de nueva cuenta se presentan
rebeliones en el país. De la Huerta renuncia a su puesto administrativo para ser
candidato a la presidencia de la República por el partido Cooperativista,
causando una gran división en el ámbito político del país, una lucha por el
poder
presidencial entre Huertistas y Callistas, pero Obregón a través del ejército
derrotó a los sublevados.

La reconstrucción del país sería uno de los retos más importantes para el
gobierno de Álvaro Obregón en su periodo de 1920-1924, pero desde luego
para
poder lograrlo había que restablecer la paz y la reconciliación nacional, a través
de una verdadera reconstrucción y planeación de los principales sectores
productivos del país, ya que se enfrentaban graves problemas; como la
insuficiente circulación monetaria, la carestía, escasez y especulación de los
principales productos alimenticios y de consumo, mismo que impedían el
crecimiento y desarrollo nacional.

También podría gustarte