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6-La Poesía Peruana Del Siglo XX PDF
6-La Poesía Peruana Del Siglo XX PDF
ISSN: 1577-3442
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tenden, nos pone en el terreno de la poesía en que nos hablan de las bondades de esa escri-
una situación adánica, comenzando siempre tura. Lo interesante es que nuestros puntos
de nuevo, partiendo de la nada. Vallejo es una de vista, después de una meditada lectura, ter-
mole en medio de nuestro camino literario y minan corroborando lo dicho por lectores de
su poesía tiene una fuerza y una belleza nunca otras generaciones y de otra circunstancia his-
vistas en el idioma español. Así lo reconoce tórica. Otras veces oímos un texto de forma
Jorge Eduardo Eielson en este texto: casual y sin saber de quién es, exaltamos sus
calidades. En ocasiones, leemos unos versos
No me es posible escribir y la fuerza y la profundidad de lo dicho, nos
sin recordar gana definitivamente. De ese tipo de escritor
por lo menos tu nariz padre César es César Vallejo. Los versos y las prosas que
No me es posible enterrar tu perfil salieron de su pluma son ejemplares, no sola-
César Vallejo
en una rima y nada más. El fulgor mente para la literatura del Perú, sino para la
que pone en marcha mi esqueleto literatura de la lengua española y la literatura
y tiñe mi sangre de rojo universal. Para decirlo de otro modo. Su nom-
no viene de las estrellas bre se menciona con el mismo respeto que
sino de ti padre César despiertan Quevedo o San Juan de la Cruz en
Tú que ayunabas noche y día la literatura española, Baudelaire o Rimbaud,
en este mundo pero te nutrías en la literatura francesa, Quasimodo o Unga-
de universo ¿cómo hiciste retti en la literatura italiana.
para convertir tu sollozo No es, sin embargo, César Vallejo el pri-
en pan de todos tu desesperación mer poeta de la modernidad peruana. Manuel
en agua pura? González Prada (1844-1918), uno de los escri-
tores peruanos de mayor temple y calidad, de
La literatura peruana es relativamente jo- prosa cincelada con fuego, de actitud política
ven, sobre todo si la comparamos con otras contestataria y de profundo contenido ético,
Manuel González Prada
literaturas. En diez siglos de producción que tiene un sitial de honor en el afecto de los
literaria es natural que otras comunidades peruanos es, al mismo tiempo, el iniciador de
tengan escritores de gran valía. Así ocurre en la poesía contemporánea en el Perú. Con él
la literatura italiana con Dante, en la litera- este difícil arte deja de ser un ejercicio de des-
tura inglesa con Shakespeare, en la literatura ocupados para convertirse en una actividad
española con Cervantes. En los cinco siglos compleja y riesgosa. No es azar que sea él,
en los que podemos hablar de literatura pe- junto con el poeta boliviano Ricardo Jaimes
ruana, desde el siglo XVI hasta nuestros días, Freyre (1868-1933), uno de los teóricos más
el Perú ha tenido y tiene escritores de valía, reputados de la versificación castellana. En
el primero de todos, el Inca Garcilaso de la uno de sus poemas más hermosos González
Vega, a quien también recordamos en esta Prada canta a unos caballos blancos:
temporada porque conmemoramos también
cuatrocientos años de la publicación de los Los caballos blancos
Comentarios reales. Por qué trepida la tierra
Pero, sin embargo, el escritor que mejor nos y asorda las nubes fragor estupendo?
representa ante el mundo no es el Inca Garcila- ¿Segundos titanes descuajan los montes?
so, ni es tampoco Ricardo Palma, por tantas ra- ¿Nuevos Hunos se desgalgan abortados por las nieves
zones excelente, ni lo es el magnífico José María o corre inmensa tropa de búfalos salvajes?
Arguedas, ni el estupendo Mario Vargas Llosa. No son los bárbaros, no son los titanes ni los búfalos:
Ese escritor es César Vallejo, que como ningún son los hermosos caballos blancos.
otro se ha convertido en un clásico. Esparcidas al viento las crines,
Un escritor clásico, lo ha dicho Ítalo Cal- inflamados los ojos, batiendo los ijares,
vino, viene precedido de una fama, se habla pasan y pasan en rítmico galope:
de él y a la sola mención de su nombre, una avalancha de nieve rodando por la estepa,
empatía nace en nosotros, un deseo vehemen- cortan el azul monótono del cielo
te de leerlo. Una fuerza interior nos lleva a con ondulante faja de nítida blancura.
buscar sus páginas, un deseo de confrontar Pasaron. Lejos, muy lejos, en la paz del horizonte,
La poesía peruana del siglo XX nuestras opiniones, todavía por formarse, con expira vago rumor, se extingue leve polvo.
MARCO MARTOS CARRERA otras que conocemos apodícticas y directas, Queda en la llanura, queda por vestigio,
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búsqueda de una arcadia negada casi siempre que se trató de un intento frustrado de revolu-
por las realidades que va encontrando, pero ción y que esa revolución se quiso hacer desde
atisbada en la esfera del amor. El equino que la cúpula sin la participación popular. En su
imagina, es, si se quiere, tradicional y está en poema «Balada para un caballo» Pimentel se
contraste con la especie humana: homologa con un caballo salvaje, fuera de su
medio natural, trotando en el cemento de las
A mi esposa calles, sorteando toda clase de trampas, pero Carlos Germán Belli
libre de alguna manera cuando bebe el agua
Ya valerme yo quiero pues siquiera de los ríos, rebelde cuando ve la doma de los
del corto ocio que por ventura gozo, caballos en los hipódromos, con una utopía
y publicar mis gracias en la cabeza, siempre la utopía de la felicidad,
por uniros conmigo, aunque con un fuerte sentimiento de desva-
limiento.
sin tomar vos el tiento a mi linaje,
que tan lejano al vuestro se veía Seré libre y así al menos mis guardacaballos cuidarán
bajo el ceño del látigo de mí
como del Orión al orbe. y de mi yegua
y de mi potranco.
Porque prójimos no éramos nosotros,
y en horma yo lucía de cuadrúpedo, Dice en las últimas líneas. Y va aparecien-
del hocico a la cola, do así la yegua en la poesía peruana.
exactamente un bruto. Años más tarde, en la década de 1980-
1990, en medio de un desánimo político que
Tal estado ¿qué? Por los dioses no, atraviesa a toda la sociedad peruana, algunos
ni en el materno claustro fue jamás, poetas jóvenes como Eduardo Chirinos o co-
sino a la orilla fiera mo Roger Santiváñez van construyendo una
del Betis que me helaba. poesía bastante individual que por cierto sur-
ge también en otros lugares de América, como
Mas vos llegásteis hasta el pesebre mío, en Chile, donde el poeta José Luis Martínez
Y mudado fui a vuestra ufana grey, contrasta el puro lenguaje de los pájaros que
por siempre recobrando hablan en pajarística y el opaco lenguaje de
la faz y el seso humano. los humanos que está lleno de tautologías. Un
mensaje así en poesía solo se puede explicar
De los caballos que hablan de Homero si el que lo escribe conoce algo de lingüística
y Vallejo, hemos retornado al cuadrúpedo, contemporánea. En esos años, en el Perú, Jo-
símbolo de lo bruto, aunque no deja de ser sé Antonio Mazzoti, poeta y estudioso de la
irónico que Marco Junio Bruto, uno de los literatura, escribió el siguiente texto:
asesinos de Julio César, dejara su nombre
como herencia a animales que casi siempre Yegua es la hembra del caballo
tienen nobleza. (después de una lectura de R. Jakobson)
En el Perú de los años setenta del siglo
pasado apareció un belicoso grupo de poetas Yegua es la hembra del caballo y yegua
que se bautizaron como «Hora Zero», título es mi mujer impronunciable por el resto de mis días,
de uno de los poemas de Ernesto Cardenal. [la frescura
El propósito adánico era evidente. Esos va-
tes lanzaron manifiestos que, como suele de su sudor y de sus patas duras como un diente
ocurrir, han envejecido más rápidamente que y el lomo en que cabalgo rodeado de metrallas y sirenas
sus poemas. Entre ellos hubo y hay poetas anunciando un bombardeo.
de valía como Enrique Verástegui o Carmen Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer
Ollé. Uno de ellos, Jorge Pimentel, ha sabido, de suave relincho a cien violines, cuatro flautas dos
mejor que otros, expresar el clima personal, [trompetas
pero al mismo tiempo colectivo que se vivió y un músico olvidado y legañoso
durante el gobierno de Juan Velasco Alva- a media barba
rado. Independientemente de las posiciones y noches de terrible soledad. La poesía peruana del siglo XX
políticas de cada quién se puede convenir en Ella se mueve por los parques hinchando sus ancas MARCO MARTOS CARRERA
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de sus versos y su capacidad de entrar de lleno ciendo un liderazgo no en el grupo inicial sino
en la acción política. Tempranamente conoci- en toda la sociedad. En vísperas de su muerte,
da por José Carlos Mariátegui, su prestigio de en 1965, escribió uno de los libros más bellos
luchadora opacó un poco su actividad litera- del siglo XX: El tacto de la araña.
ria. Finada su vida, lentamente se le empieza La poesía inicial de Sologuren y Eielson
a valorar, como una de las más importantes muestra un gran conocimiento de la tradición,
escritoras peruanas de estos tiempos difíciles. tanto de la española como, de la que viene del
Magda Portal es ahora estudiada en artículos simbolismo y del surrealismo además de la
de revistas especializadas, en tesis y en libros poesía peruana del siglo XX. Algunos de los
que le son dedicados. poemas de Detenimientos (1947) de Sologu-
La poesía peruana en el siglo XX, aparte ren o de Reinos (1945) de Eielson, continúan
del caso de Magda Portal, fue privilegio de ahora mismo estando entre los mejores de sus Blanca Varela
varones. Dos de ellos, César Vallejo y José respectivos autores.
María Eguren, copan, ellos solos, con la ca- Paralelamente a esta actividad de los poe-
lidad de sus versos, cuatro décadas de poesía tas mencionados y sin ninguna relación con
en el Perú. ella, algunos estudiantes de la Universidad
En los años cuarenta, dos jóvenes poetas, Nacional Mayor de San Marcos se agruparon
Jorge Eduardo Eielson y Sebastián Salazar bajo la denominación «Los poetas del pue-
Bondy, se reunían en los alrededores de la blo». Entre ellos figuraban Mario Florián,
Universidad de San Marcos con una incipien- Gustavo Valcárcel, Felipe Neira, Eduardo
te escritora, menor que ellos mismos. Blanca Jibaja, Guillermo Carnero H., Luis Carne-
Varela había nacido en 1926 y tenía una pro- ro Checa. Aparte de Mario Florián, el más
funda vocación literaria que desarrollaría re- destacado fue Gustavo Valcárcel, quien en
cién a partir de 1959, cuando publicó en Vera- su propia práctica poética mostró que ciertos
cruz, México, con un prólogo de Octavio Paz, decires limeños de media voz no se ajustaban
su primer libro Ese puerto existe. Se cuenta la a la verdad. Se sostenía que había una distan-
anécdota de que leyendo el poema liminar, cia muy grande entre estos jóvenes de patio
titulado Puerto Supe, Paz le preguntó a su y plazuela y Sologuren, Eielson y Salazar. A
amiga. ¿Ese puerto existe? Y como ese puerto estos últimos se les reconocía calidad poética
existía, Blanca Varela le dijo, ese puerto existe, y se les atribuía arte purismo y a los del grupo
y Paz concluyó, ese puerto existe es el título de Valcárcel se les tenía por ignaros en poesía.
del libro. Y así fue, el libro Puerto Supe se Valcárcel escribió un poemario, Confín del
transformó en Ese puerto existe, pero sin duda tiempo y de la rosa, que rendía expreso ho-
Puerto Supe también era muy hermoso. menaje, a través de varios epígrafes elegidos,
La llamada ahora generación del cincuen- a Jorge Eduardo Eielson y Martín Adán. Con
ta, evolucionó a partir de 1945. Hubo poetas ese libro Valcárcel mereció en 1948 el Premio
que genéricamente podemos llamar platóni- Nacional de Poesía. Esa distinción la había
cos como Javier Sologuren, Jorge Eduardo obtenido en 1944 Mario Florián y en 1945
Eielson y otros aristotélicos, como Sebastián Jorge Eduardo Eielson.
Salazar Bondy, Wáshington Delgado, Alejan- En los años cincuenta emigraron Eielson,
dro Romualdo, Gonzalo Rose, y otros a los Sologuren y Blanca Varela y aparece otra
que podemos llamar sofistas, porque adoptan promoción de escritores de la misma gene-
cualquier punto de vista en su discurso poéti- ración. Uno de ellos, Alejandro Romualdo
co, como Pablo Guevara. Valle (1926) hizo, junto con Sebastián Salazar
Deteniéndonos más en el detalle podemos Bondy, una de las mejores antologías de la
decir que a principios de los años cuarenta poesía peruana. Con este hecho se prueba que
hubo un grupo conformado por Javier Solo- entre los poetas de la época hubo no solamen-
guren, cuyos primeros versos se publicaron te cordialidad sino continuidad en el trabajo
en 1939, Jorge Eduardo Eielson, Sebastián poético. Poco tiempo después que Romualdo
Salazar Bondy y Blanca Varela. Cada uno de entraron en liza literaria Carlos Germán Be-
estos poetas ha alcanzado mucha calidad y lli, Francisco Bendezú, Wáshington Delga-
se ha convertido en paradigma de entrega al do, Efraín Miranda, Leoncio Bueno, Pablo
oficio. Uno de ellos, Sebastián Salazar Bondy, Guevara, Américo Ferrari, José Ruiz Rosas,
se transformó en animador cultural, en perio- Fernando Quíspez Asín, Leopoldo Chariar- La poesía peruana del siglo XX
dista, en crítico de arte y poco a poco fue ejer- se, Yolanda Westphalen, Cecilia Bustamante, MARCO MARTOS CARRERA
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Francisco Carrillo, Manuel Velázquez, todos una legión de devotos lectores que la disfrutan
ellos poetas de reconocido talento dentro y con entusiasmo. Escribió este poema:
fuera del Perú.
Hay una leyenda falsa que habla de una Exacta dimensión
oposición y hasta de una polémica entre los
poetas llamados puros y los considerados Me gustas porque tienes el color de los patios
sociales. Machado decía no conocer la poe- de las casas tranquilas…
sía pura y eso vale para los poetas peruanos.
Un orífice como Eielson es capaz de los y más precisamente:
más desgarrados acentos en un libro como me gustas porque tienes el color de los patios
Habitación en Roma (1954), y un poeta apa- de las casas tranquilas
rentemente ensimismado como Javier Solo- cuando llega el verano…
guren puede entregarnos un poema sentido
que busca la entraña del significado del Inca Y más precisamente:
Garcilaso. Lo que hubo entre 1958 y 1959 me gustas porque tienes el color de los patios
fue una polémica entre un poeta, Alejandro de las casas tranquilas en las tardes de enero
Juan Gonzalo Rose Romualdo, que había escrito en 1958 Edición cuando llega el verano…
extraordinaria y algunos críticos como José
Miguel Oviedo o Mario Vargas Llosa, que le y más precisamente:
reprochaban a Romualdo «el sacrificio de la me gustas porque te amo.
poesía» como puede verse en la revista Lite-
ratura Nº 3 de 1959, publicación que dirigían Desde el punto de vista de la retórica y
Abelardo Oquendo, Luis Loayza y Mario de la técnica, la eficacia del poema puede
Vargas Llosa. Más allá de la hojarasca que resumirse en pocas frases: manejo diestro de
deja un enfrentamiento de circunstancias, la anáfora, en la modalidad de la anadiplosis,
los críticos se equivocaron porque en ese y conocimiento certero del ritmo en poesía,
manojo de poemas de Romualdo hay tres o aquello que Oldric Belic llama la expectati-
cuatro que merecen estar en toda antología va y la expectativa frustrada, dicho de otro
de poesía peruana. modo, la repetición rítmica y la suspensión
Reactivado en los años cincuenta el gru- de la repetición. En una época de tantos des-
po «poetas del pueblo», incorporó entre sus creimientos, la poesía de Rose se sostiene en
miembros a Juan Gonzalo Rose y a Manuel el plano de los significados, por la delicadeza
Scorza. Rose es uno de los líricos más finos de los sentimientos amorosos y la rotundidad
del siglo XX y Scorza después de haber publi- con la que son expresados.
cado tres libros de poesía, ha destacado como Han pasado poco más de cincuenta años
novelista y como animador cultural. Juan desde que estos poetas empezaron a escribir.
Gonzalo Rose significa en la poesía peruana Algunos críticos prefieren la escritura de Jor-
del siglo XX la aparición de una voz origina- ge Eduardo Eielson, otros, la de Javier Solo-
lísima. Desde César Vallejo no había existido guren o la de Blanca Varela, o la de Wáshing-
en el rico transcurrir de la lírica nacional una ton Delgado, o la de Carlos Germán Belli, o
escritura que se afincara en el hondón de la la de Alejandro Romualdo o la de Francisco
ternura y de la tristeza más profundas. Poesía Bendezú. En todo caso les debemos agradecer
del dolor la suya, pero también de sensualidad a todos. En numerosos momentos de su his-
difuminada sobre personas y objetos amados toria el Perú tuvo poetas de gran calidad des-
y así mismo sobre la naturaleza y sus encan- de González Prada, Vallejo, Eguren, Martín
tos. Lírica que sin ninguna intermediación es Adán, Westphalen, Moro, Oquendo, Abril,
captada por el lector con empatía inmediata, pero entre ellos y sus coetáneos hubo a veces
que da la engañosa sensación de ser naturalísi- diferencias abismales. No ocurre esto con los
ma para su autor, pero que es producto no so- poetas de los años cincuenta. Nunca hubo en
lamente de una técnica depurada, sino de una el Perú antes un grupo de tanta calidad.
temprana sabiduría alcanzada por el poeta Después de este necesario paréntesis, vol-
desde su juventud y que se fue mostrando sin vamos a Blanca Varela. Si existen, como dice
prisas pero sin pausas a lo largo de décadas, Northrop Frye, poetas del cielo, del edén, de
La poesía peruana del siglo XX dejando en el Perú y en otros países de Amé- la tierra y de las cavernas, aunque algunos
MARCO MARTOS CARRERA rica Latina como México, Chile y Guatemala, como Dante, atraviesan todas las zonas, con-
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viene señalar que Blanca Varela es poeta de la esa asfixiante seda, ese pesado espacio
tierra y, principalmente, de las cavernas. Es poblado de agua y de pálidas corolas.
una poeta que excava en sus propias entrañas
y que establece un curioso contraste entre En esta costa soy el que despierta
una dicción límpida y el sentimiento exacer- entre el follaje de alas pardas,
bado de estar arrojada en el mundo. Es, si las el que ocupa esa rama vacía,
comparaciones caben, el par femenino de Paul el que no quiere ver la noche. Manuel Scorza
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temple, a la fortaleza, valores masculinos, sin La diferencia con el primer texto de la es-
duda es una variable de la sociedad patriarcal. critura de Blanca Varela es muy grande. Aho-
Lo que hay en el texto de Blanca Varela es la ra la escritora no necesita recurrir a ningún
desolación de un individuo que rompe con el recurso retórico. No intenta guarecer su vox
pasado, simbolizado por la casa de los padres bajo ropajes masculinos. Es una mujer la que
destruida, que rompe su mundo afectivo y habla, está claro. Y esta mujer tiene todas las
queda desolado, en una costa hermosa que es marcas del sufrimiento en la sociedad patriar-
como un lecho donde llora a solas. cal. Pobre, miserable, debe abortar cada luna.
En uno de sus libros posteriores Valses y El hombre adopta, en cambio disfraces, mago
otras falsas confesiones, de 1971, Blanca Varela o proxeneta, general en Bolivia o tanquista
escribe un texto que conviene contrastar con en Vietnam, o eunuco en las puertas de los
el que acabamos de leer. Es su Vals del Ánge- burdeles. Individuo que expresa en sus actos
lus. Dice: la explotación símbolo de la muerte, imagen
de la castración. La vox narradora del poema
Ve lo que has hecho de mí, la santa más pobre se compara con el alacrán en su nido, con la
del museo, la de la última sala, junto a las letrinas, la tortura desollada, el árbol bajo el hacha.
de la herida negra como un ojo bajo el seno izquierdo. La intensidad expresiva de este texto,
Ve lo que has hecho de mí, la madre que devo- pocas veces alcanzada en la poesía del Perú,
ra a sus crías, la que se traga sus lágrimas y engorda, descarnadamente denuncia a un mundo hecho
la que debe abortar en cada luna, la que sangra todos para la guerra entre países, para la confronta-
los días del año. ción de género, con ventaja aparente para el
Así te he visto vertiendo plomo derretido en varón, pero en verdad causa una degradación
las orejas inocentes, castrando bueyes, arrastrando que envuelve tanto al hombre como a la mu-
tu azucena, tu inmaculado miembro, en la sangre de jer, como se evidencia en la última línea: «Tu
los mataderos. Disfrazado de mago o de proxeneta imagen en el espejo me habla de una terrible
en la plaza de la Bastilla —Jules te llamabas ese día semejanza».
y tus besos hedían a fósforo y cebolla. De general El título del poemario y el propio título
en Bolivia, de tanquista en Vietnam, de eunuco en la del poema merecen también una breve ex-
puerta de los burdeles en la Plaza México. plicación. El vals europeo se adoptó en el
Formidable pelele frente a los tableros de con- Perú y sufrió una serie de transformaciones
trol; gran chef de la desgracia revolviendo catástrofes musicales. Pero más importante, para lo que
en la inmensa marmita celeste. Ve lo que has hecho nos interesa, es que el vals peruano tiene letra,
de mí. y esta letra es preferentemente quejumbrosa.
Aquí estoy por tu mano en esta ineludible Los más conocidos valses peruanos, los de Fe-
cámara de tortura, guiándome con sangre y con lipe Pinglo, nos hablan de amores imposibles
gemidos, ciego por obra y gracia de tu divina baba. entre un plebeyo y una aristócrata o del triste
Mira mi piel envejecida al paso de tu aliento, transcurrir de la vida en los barrios populares.
mira el tambor estéril de mi vientre que sólo conoce Cuando no es así, los valses están colmados de
el ritmo de la angustia, el golpe sordo de tu vientre nostalgia por un tiempo pasado mejor como
que hace silbar al prisionero, al feto, a la mentira. ocurre con las composiciones de Chabuca
Escucha las trompetas de tu reino. Noé naufraga Granda. Durante décadas, el vals fue el tipo
cada mañana, todo mar es terrible, todo sol es de hielo, de pieza preferida en las fiestas, tanto en las
todo cielo es de piedra. ¿Qué más quieres de mí? llamadas de sociedad como en las populares.
Quieres que ciega, irremediablemente a os- En los años setenta el vals ya había iniciado
curas deje de ser el alacrán en su nido, la tortuga su decadencia en el gusto de los peruanos.
desollada, el árbol bajo el hacha, la serpiente sin piel, Hoy mismo existe un corpus intocable de
el que vende a su madre con el primer vagido, y el valses que son los mismos desde hace treinta
que sólo es espalda y jamás frente, el que siempre tro- años. Cristalizados, son piezas de museo que
pieza, el que nace de rodillas, el viperino, el potroso, los peruanos recuerdan de cuando en cuando,
el que enterró sus piernas y está vivo, el dueño de la pero que no expresan sentimiento alguno,
otra mejilla, el que no sabe amar como a sí mismo aunque cuando fueron concebidos y cantados
porque siempre está solo. Ve lo que has hecho de mí. hayan parecido desgarradores. Cantando un
Predestinado estiércol, cieno de ojos vaciados. vals, nadie se confiesa. Un vals es necesaria-
La poesía peruana del siglo XX Tu imagen en el espejo de la feria me habla de mente una falsa confesión. Escogiendo el títu-
MARCO MARTOS CARRERA una terrible semejanza. lo Valses y otras falsas confesiones, la autora se
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