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"Porque el que es muerto, justificado es del pecado." La muerte cancela todas las
obligaciones y rompe todos los vínculos. Por medio de la unión con Cristo, el creyente
ha muerto para la antigua vida, y las cadenas del pecado han sido rotas. Así como la
muerte libera al esclavo de su esclavitud, así también la muerte del cristiano, en lo que a
su antigua vida respecta, lo libera de la esclavitud del pecado. Continuando la
ilustración, diremos lo siguiente: La ley no tiene jurisdicción sobre un hombre muerto.
Sin tener en cuenta el crimen que haya cometido, una vez muerto está fuera del alcance
de la justicia humana. De igual manera, la ley de Moisés, violada con frecuencia por el
convertido, no puede arrestarle puesto que el creyente, en virtud de su comunión con
Cristo, de su vida con él, está en realidad "muerto." Rm._7:1-4; 2Co_5:14.
Pablo, que parece estar describiendo su propia experiencia pasada, nos dice que
la misma ley, que deseaba ardientemente observar o cumplir, agitaba impulsos
pecaminosos dentro de él. El resultado era una "guerra civil," en el alma. Se siente
impedido de hacer lo bueno que quiere, e impelido a hacer lo malo que odia. "Así que,
queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mi. Porque según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios: mas veo otra ley en mis miembros, que se
rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en
mis miembros." La última parte del capítulo 7 presenta evidentemente el cuadro de un
hombre bajo la ley que ha descubierto la profunda espiritualidad de esa ley, pero que al
procurar cumplirla descubre que es obstaculizado por el pecado que hay, o que habita en
él. ¿Por qué describe el Apóstol Pablo este conflicto? Para demostrar que la ley es tan
impotente para santificar como lo era para justificar.
7:14.-"¡Miserable de mí! ¡quién me librará del cuerpo de esta muerte?" Compara
Rm._6:6. Y el Apóstol Pablo, que ha estado describiendo experiencias bajo la ley,
testifica gozosamente con respecto a su experiencia bajo la gracia: "Gracias doy a Dios
(que viene la liberación) por Jesucristo nuestro Señor." Con este grito de triunfo,
comenzamos el capítulo 8, el cual es Maravilloso, y que tiene como tema dominante el
liberarse de la naturaleza pecaminosa, por el poder del Espíritu Santo.
(2) La muerte por el pecado, nuestra justificación. Cristo sufrió sobre la cruz la
sentencia de una ley violada, y sufrió esa sentencia por nosotros, y nosotros por lo tanto
somos considerados como personas que han sufrido la muerte en él. Lo que hizo para
nosotros es considerado como hecho por nosotros. 2Co_5:14; Gál._2:20. 20 Ahora ya no
vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por fe en el Hijo de
Dios, [a] quien me amó y entregó su vida para salvarme. Se nos considera legalmente o
judicialmente libres de la pena de la ley violada, si mediante la fe personal consentimos
a la transacción.
(3) Muerte al pecado, nuestra santificación Rm._6:11. Aquello que es cierto o verdadero
para nosotros, debe ser hecho una realidad en nosotros; lo que es judicial o legal., debe
ser hecho práctico; la muerte en lo que respecta a la penalidad del pecado debe de ser
seguida por la muerte en lo referente al poder del pecado. Y ésta es la obra del Espíritu
Santo. Rm._8:13. Así como la savia que asciende en el árbol hace desprender las hojas
secas que han resistido la helada y las tormentas, así también el Espíritu Santo que
habita en el hombre desaloja las imperfecciones y los hábitos de la antigua vida.
El pecado al ser dueño tiene derecho de exigir la muerte del pecador ya que con el
pecado esta también la muerte; sin embargo, Jesús no murió como pecador, es decir por
ser el pecador. Sino que con su muerte sustitutoria (como sustituto del pecador) dio al
pecado lo que le pertenece de los pecadores, cancelando asi lo que corresponde a la
paga del pecado esto lo hizo “muriendo de una vez por todas” quiere decir entonces que
si la cuenta ha sido pagada, esta también cancelada, de manera que el pecado ya no tiene
derecho alguno sobre el pecador que ha creído y por FE pertenece a Cristo; y ahora por
su resurrección (que va siempre unida a la muerte del salvador), por su resurrección la
muerte termino para siempre, porque Cristo fue hecho lo que el pecador era para que
cuando resucitase el pecador sea hecho lo que Cristo es 2Corintios 5:21. ENTONCES
DE AQUÍ EN ADELANTE EL CREYENTE VIVE SEGÚN 2Corintios, 5:16-17.
Colosenses 3: 1-10. 1Corintios 6:20.